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CONTRACTUALISMO POLÍTICO DE JOHN LOCKE: UN PACTO LIBERAL

Para Locke, el origen y la legitimación del Estado también son fruto de un pacto entre los
individuos que forman la sociedad. Ahora bien, este contrato, mediante el cual no se legitima
el Estado, no comporta la renuncia a los derechos personales ni la justificación del
absolutismo. En Locke, el contrato social se concreta de esta manera:

El Estado de naturaleza. Para Locke, en el Estado, además de disfrutar de libertad y de


igualdad, los hombres poseen derechos naturales: derecho a la subsistencia, a la propiedad, a
la integridad física… Pero siempre existe el riesgo de que haya individuos que no respeten los
derechos naturales de los demás

El pacto: con la intención de asegurar el cumplimiento de estos derechos, los hombres libres
pactan su incorporación a la sociedad y la creación de la autoridad. Según Locke, cuando los
hombres se deciden a constituir la sociedad, no renuncian a sus derechos transfiriéndolos al
soberano, sino lo que hacen es otorgar a los gobernantes el poder necesario para que los
protejan. Por tanto, tras el pacto las personas mantienen todos los derechos que les
corresponden por naturaleza, pero ahora los ciudadanos se comprometen a reconocer al
poder político, cuya función principal es garantizar tales derechos, sancionando a aquellos que
los incumplan.

El Estado liberal: de este pacto surge el Estado. Los gobernantes están al servicio de los
individuos, ya que estos renuncian a parte de su libertad para que que la autoridad proteja sus
derechos. En el caso de que el soberano no cumpla esta función el pueblo tiene derecho a la
insurrección y a la anulación del pacto. No obstante, Locke mantiene para el monarca, en caso
de producirse una situación excepcional, el derecho de prerrogativa: el rey puede incumplir
una ley si advierte que de ello se va a derivar un mayor beneficio para el pueblo.

SEPARACIÓN DE PODERES

Uno de los puntos clave para evitar el absolutismo real, es según Locke, la división de poderes.
El poder no puede concentrarse en unas únicas manos, porque este sería el camino más rápido
hacia hacia el abuso y la corrupción. Locke sostiene que en cualquier sistema político pueden
distinguirse tres tipos de poder: el poder legislativo, en el cual el Parlamento elabora las leyes,
el poder ejecutivo en el cual el monarca aplica las leyes y sanciona su incumplimiento, y el
poder federativo, en el cual se establecen las alianzas y rupturas con otros Estados.

LIBERALISMO POLÍTICO

Para Locke, el Estado que sale del pacto es un Estado Liberal que tiene que proteger derechos.
Esos derechos son siempre tres: vida, libertad y propiedad. Locke asegurará que en un
principio todo era común, porque Dios, al crear el mundo, dio la tierra a todos sin distinción
(edén o paraíso terrenal). Pero después, cuando el hombre fue expulsado del paraíso y debe
cultivar la tierra con el sudor de su trabajo, Locke asegura que la propiedad privada es un
derecho natural porque son los frutos del esfuerzo del trabajo de uno mismo. No obstante,
también le pondrá límites a la propiedad privada: no se podrá acaparar, a sabiendas de que el
otro se encuentra sin nada, y tampoco se podrán acumular cosas que se estropeen.

Locke asegurará que todo individuo siempre será propietario de su fuerza de trabajo.
Cosiderará el trabajo como un factor inherente a la personalidad del individuo. Además, el
Estado tiene que respetar el Gobierno de la Ley. Todos los Gobiernos tienen que estar
limitados, porque sino siempre se violará la propiedad privada. La mejor forma de limitar el
Estado es sometiéndola a la ley, es decir, el Gobierno tiene que estar sometido por la
Constitución. La ley teóricamente la hará el pueblo, la Constitución será expresión de la
soberanía popular. Defenderá la separación Iglesia/Estado. Locke exigirá que el individuo sea
libre moralmente. No obstante, pondrá dos límites claros: no se podrá ser ateo, ni católico.

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