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Chao amor te dejo con tus libros. Gatos.

Para Sandra Bravo.

¡Rodrigo!, ¡Rodrigoooo!, en el sartén dejó dos huevos fritos, y un poco de frijol, me


tengo que ir al trabajo, no querrás que te sirva en la cama el desayuno, verdad, ¡verdad!
nos vemos luego. —¡Si amor ve con toda mi luz, hoy! /Hoy, como nunca, me enamoras y
me entristeces; /si queda en mí una lágrima, yo la excito a que lave /nuestras dos
lobregueces. —¡Qué diablos!— Cuando será el día que trabajará, hace diecisiete años, me
había prometido que trabajaría; y cuando despertó Rodrigo seguía en el sofá— ¡Hay
maldito cuento para todo aplica—!

Aspiraba con él a tener una vida holgada, tener una casa en el campo, y otra cerca del
mar— ¡nada quiero!— o por lo menos una casa bastante amplia, quizás, tres coches, tres
hijo, claro uno para los hijos cuando se dirijan al colegio, el mayor me contara que le gusta
una chica dela secundaria; ¡por dios que hare cuando por casualidad lo descubra en su días
felices! ¡malvado Internet!, Rodrigo me tiene que ayudar son cosas de hombres, por eso es
su padre; no sé…quizás lo lleve con alguna chica… ya me imagino los problemas que
medaran, y cuando por primera vez llegue borracho—¡Aureliano!, dios bendito, ¡qué
hiciste chamaco del demonio!, le daré la tunda de su vida, eso que ni que, o dejo de
llamarme María Azucena Balbuena, y de pronto se casara, pero eso sí, se tiene que fijar en
una buena mujer, de eso yo me encargo.

Vaya que rápido pasa el tiempo, dentro de tres meses, cumplimos diecisiete años, y
tres de noviazgo; en un principio creí que en muy poco tiempo se le olvidaría la idea loca
de vivir como escritor, pero a la fecha no ha publicado ningún libro , lo poco que sé, es que
escribe en un block electrónico de Madrid, y como toda mujer en un principio me gustaba
la idea de cómo observaba la vida, las cosas del hombre, y la filosofía, en ese tiempo era
un joven de muy buen ver, su cabellera risada larga, su jovial gesto, me daba mucha risa,
incluso oírlo decir que no encontraba trabajo, era lindo en un principio verlo ir, y venir con
una carpeta bajo el brazo, y casi siempre borracho era lindo.
Para mí todo eso era nuevo, algo que aun no entiendo, todo eso de lo que él, y su
fracasado amigo hablan; ¡qué diablos!, y que pendeja manteniéndoles sus vicios a los dos,
¡diablos! Gabriel es como si fuera el querido de Rodrigo; y si fuera cierto tanto amor se
tiene, que es eso de mariconear cuando leen poesía; ese infeliz incapaz de sostener una
relación fue el culpable: que si no sé qué cosa, que para allá, y más allá, que ahora al revés,
o desde arriba, y es por eso que: Madame Bobary, Ana Karenina sus dos heroínas que por
sus ideales tanto aman ¡ par putonas!

Rodrigo en estos tiempos en que se ha convertido; es una bola de masa, un bulto,


dijera mi abuela que en paz descansé: fíjense qué tipo de hombres agarran, los hay
borrachos, mujeriegos, los peores son: pitudos, no trabajan ni en la cama, para todo tienen
hueva, y como le encantan los chismes de mujeres, incluso opina, ¡qué vergüenza con mis
amigas! No digo que sea una mala persona, me tratan bien, pero es algo más que eso, no
sé, me parece que no es un hombre completo, o yo no fui la mujer ideal para él ¡por dios
Rodrigo es, es, como un eunuco! ¡Qué cosas dices Azucena, del que fue el amor de tu
vida! ¡!el amor de mi mida lo fue él!, ¡no hubo alguien más!, nunca llego la primavera.
¡ Azucena! quizás, sí pero nunca lo supe, y a veces como hoy, y siempre pienso en ese
muchacho de la preparatoria, que habrá sido de él, que Dios lo bendiga; todo acaba, es
amor lo que siento por él, resignación por mí, por mis años— no, no digas eso Azucena, ya
se pasara esa mala idea, ¡espero!. Lo que no entiendo es por qué afirma, que el círculo de
escritores sureños no le da la oportunidad, de participar en algo… no sé en qué cosa, afirma
él que en el norte tienen más posibilidad de publicar, los escritores, tienen mejor
economía, es cierto que el sueldo mínimo es el doble que el nuestro, quizás puede ser, en
realidad no tienen mucha expectativa, para empezar no tiene amistad con el círculo
literario sureño, que yo recuerde solamente una vez lo vi leer en público y hasta eso, el
público estaba en el relajo, en definitiva, todos esos artificios lo llevaron a…, ¡y si lo dejo!
Pero de qué va a vivir Rodrigo, no sabe hacer nada, y ni en la cama, ¡por dios Azucena! que
cosas dices, —buscando la excusa del sexo— Y él ¡que pensara! verdaderamente me ama,
se marchara de casa… no, no creó. Él vive el ensueño de que algún día ganara el nobel; ¡la
pura vida de Pablo Neruda! Es tan fácil soñar, necesario para el alma, para los Mexicanos a
que le… que nos queda después de todo. Reconozco que tiene el poder para enganchar a los
demás, me consta que con gran admiración en los bares sujetos lo escuchan hablar, pero no
sé, será acaso que le dan por su lado; siempre pagamos la cuenta, bueno más bien yo.

Nunca hizo el esfuerzo por dar clases, me sigue diciendo aún que no es importante, y
que los mejores en la materia la impartieran, y no él, ¡qué extraña moral! en parte lo
entiendo, porque es verdad, hay mucho inútiles en cualquier trabajo, y sin embargo, pueden
ser nuestros jefes, así es México con más razón sur también, nunca entendió, quizás, con
suerte le hubiera ido mejor en otro país. Una vez logre conversarlo que diese clases, y lo
hizo fue tan solo un mes, y salió con que los chico no entendían nada, que y no les
importaba más que los yotuberos , ¡quizás lo tachaban de loco!, que pena por él, además,
siempre se quejaba que el sueldo no era nada, que prefiere dar clases en las cantinas, y no
me entendía, que con sus ahorros podríamos comprar una casa más grande , y no esta
mendiga casa de infonavit, que aún no termino de pagarlo. En un principio me gustaba que
me leyera algunos poemas, algunos cuentos después de hacer el amor, pero ahora nada de
eso, qué importancia tendría que él me leyese nuevamente, con lo que comentan de algún
ensayo mientras defeca, y fuma con eso basta.

No sé pero últimamente verlo todos los días, acostado en el sofá como un gato perezoso
que marca su huella, me incitan a que llene la cubeta con agua, y dejárselo caer— ¡fuera
haraganería!— me parece que siempre viví con un tullido, estoy harta de encontrar
libros, libros que yo mismo compre, corchos, y colillas de cigarro en cualquier lugar de la
casa ¡ puuto Rodrigo que hiciste de mi vida!

. Mi rostro ha cambiado bastante, mi busto se ha caído, que si una estría, que de


pronto me duele… que si se adelantas o se retrasa mi… ¡haay Azucena casi se te va la vida!
—necesito ver al médico— No creo que a estas alturas alguien me proponga matrimonia, si
por lo menos me hubiera dado un hijo, pero ni eso, él no puede, como dicen en mi pueblo
es: “ un marrano chiclan”. Abandonarlo, no es mala la idea, pero quién se fijarán en mí,
tendría que abandonarlo ¡a la voz de ya urge!, si por lo menos él regresara a casa a las
cuatro de la tarde , justo en el momento que yo regreso dela empresa, que me riñera en las
tardes, que no le gustase la comida, que amorosamente preparo, pero él haría el esfuerzo
por comerlo, y yo lo sabría, le gritaría a él, él a mí, ¡que sea un hombre!, pero esté cabrón,
ni el excremento de los gatos quiere tirarlos, y si tengo un amante, no, no-.. Quizás se
vuelva más conchudo, y le dé por escribir nuevamente poesía, como la… ya me imagino
que me saldrá con el cuento que el engaño revitaliza el amor.

Comentarios

Ideas 1 sobre que comenta las mujeres en la oficina, que le molesta aúna mujer cuando
hablan de su parejas

Ideas 2 ella observa el panorama de la ciudad, lo social, lleva la comida saluda a Rodrigo
dialogo dormir otra vez el trabajo

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