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Una otoscopia

Article in FMC - Formación Médica Continuada en Atención Primaria · December 2004

DOI: 10.1016/S1134-2072(04)76125-3

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2 authors:

Juan M. Espinosa-Sánchez Robert Castillo

Hospital Universitario Virgen de las Nieves Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
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C
¿ ómo se hace?

Una otoscopia
R. Castillo Castilloa y J.M. Espinosa Sánchezb
aMédico de Familia. Distrito Sanitario Jaén-Norte. Jaén. bEspecialista en Otorrinolaringología. Hospital San Agustín. Linares. Jaén. España.

L a otoscopia es una técnica exploratoria que busca signos

que complementen la orientación diagnóstica que nos
sugieren los síntomas recogidos en la anamnesis. Existen di-
rar. Así, se alinea el CAE con nuestro eje visual; de otro mo-
do se visualizaría la pared posterior del CAE (fig. 1).

ferentes métodos para explorar el oído. El habitual en aten-

ción primaria es el empleo del otoscopio eléctrico, objeto de
nuestra atención. La importancia de la otoscopia para el mé-
dico de familia viene dada porque es una técnica de explora-
ción sencilla, rápida y asequible que permite, en gran núme-
ro de casos, el diagnóstico de los problemas más frecuentes
del oído externo y medio. Cuidar algunos detalles ayudará a
mejorar las características de la prueba.
Características del otoscopio
Un otoscopio eléctrico consta de 2 partes: el cabezal y el mango.
El cabezal contiene una lente de varios aumentos y una bombi-
lla. Lo ideal es que la bombilla sea halógena, ya que proporciona
una luz fría, intensa, blanca y brillante, que permite visualizar
los verdaderos colores del tímpano, sin alteraciones. Igualmente
son preferibles los otoscopios en los que la luz se transmita a tra-
vés de fibra óptica, de forma circunferencial. De este modo, no
sólo se obtiene una iluminación uniforme, sin sombras, sino que
también es más sencillo maniobrar con un instrumento a través
del otoscopio (para limpiar de cerumen o extraer cuerpos extra-
ños). La lente desplazable también resulta imprescindible para
poder introducir un instrumento a través del otoscopio. El man-
go contiene las baterías, que pueden ser pilas convencionales, al-
calinas o baterías recargables de níquel cadmio.
En cuanto a los espéculos, se debe emplear el de mayor
diámetro posible y de una longitud adecuada. Habitualmen-
te, se emplean espéculos de 2,5 mm de diámetro en lactantes
y de 4 mm en el resto de pacientes.
Posición del explorador
El médico se ha de situar a la misma altura que el paciente
para que el ojo del explorador se encuentre en el mismo pla-
no horizontal que el oído del enfermo; de otro modo se vería
más el techo o el suelo del CAE. El otoscopio se sujeta entre
los dedos índice y pulgar, de modo similar a como se agarra
un útil de escritura, apoyando los otros 3 dedos en la mejilla
del paciente. Se sujeta el otoscopio con la mano derecha pa-
ra explorar un oído derecho y se cambia el otoscopio de ma-
no al dirigirnos al otro oído. Con la otra mano se tracciona
del pabellón hacia arriba y atrás; de esta forma se corrigen
las curvaturas anatómicas del CAE, rectificándolo para po-
der visualizar el tímpano. En lactantes, basta con traccionar
hacia atrás.
Recomendamos comenzar la exploración por el oído sa-
no, lo que dará confianza al paciente, permitirá la compara-
ción con el oído enfermo y evitará la contaminación.
El espéculo se debe introducir menos de 2 cm, lentamente
y mirando a través de la lente, lo que nos permitirá valorar

Posición del paciente

El conducto auditivo externo (CAE) se dispone anatómica-

mente de fuera adentro y de atrás adelante; por ello, se soli-
cita al paciente, que habitualmente está sentado, que gire la Figura 1. Correcta posición del paciente y el profesional, y correcta
sujeción del otoscopio.
cabeza hacia el hombro contrario al oído que se va a explo-

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las paredes del CAE y evitar alcanzar la porción ósea del
CAE, que es especialmente dolorosa.
Sistemática exploratoria
La otoscopia debe ser una exploración ordenada y sistemática.
Es un error frecuente dirigir nuestra atención de forma inme-
diata y exclusiva al tímpano. Hay que comenzar inspeccio-
nando el área periauricular y el pabellón. Así, se podrá detec-
tar una malformación congénita, un eccema o una neoplasia.
A continuación, se palpará la punta de la apófisis mastoides,
si se sospecha una mastoiditis. El dolor que aparece al presio-
nar sobre el trago o al traccionar del pabellón es indicativo de
una otitis externa difusa, salvo en el caso del lactante, que su-
giere una otitis media aguda. Después comienza la otoscopia
propiamente dicha. Se explorará el meato auditivo externo, el
CAE (techo, suelo, pared anterior y pared posterior) y final-
mente la membrana timpánica, que consta de 2 porciones cla-
ramente diferenciadas: la pars fláccida y la pars tensa. Si se
traza una línea imaginaria sobre el mango del martillo y se
prolonga se puede dividir el tímpano en 2 mitades. Trazando
otra línea por el umbo, perpendicular a la anterior, la pars ten-
sa se divide en 4 cuadrantes (anterosuperior, anteroinferior,
posterosuperior y posteroinferior), lo que es útil para describir
la localización de las lesiones en la historia clínica o en los
documentos de interconsultas. Es fundamental no obviar la
exploración de ninguno de los 4 cuadrantes ni de la pars flác-
cida. Cabe recordar que el diámetro del espéculo más habitual
suele ser de unos 4 mm y que el tímpano tiene un diámetro de
entre 8 y 12 mm, lo que obliga a realizar un recorrido por los
distintos cuadrantes para realizar una valoración completa.
El objetivo primordial de la otoscopia para el médico de
familia es distinguir si la membrana timpánica es normal o
está alterada, y en tal caso reconocer los signos de altera-
ciones más frecuentes. Para lograr este objetivo propone-
mos 2 etapas: en primer lugar, identificar las referencias
anatómicas básicas, y en segundo lugar, valorar 5 caracte-
rísticas de la membrana timpánica.
1. Identificación de referencias anatómicas básicas de la
membrana timpánica (fig. 2): 1) pars fláccida; 2) pars tensa;
3) apófisis corta del martillo; 4) mango del martillo; 5) om-
bligo o umbo; 6) anillo fibroso, y 7) triángulo luminoso. Es-
tas 7 estructuras anatómicas están presentes y deben recono-
cerse en toda membrana timpánica normal. La referencia
principal para orientarnos es el mango del martillo.
2. Valorar características de la membrana timpánica:
– Integridad. La membrana timpánica normal debe estar
íntegra. Una perforación es una alteración de la integridad
de la membrana timpánica en la que existe una solución de
continuidad en las 3 capas que la constituyen.
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Castillo Castillo R, et al. Una otoscopia
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Figura 2. Se distinguen los diferentes relieves osiculares y las refe-
rencias anatómicas normales.
– Posición. La membrana timpánica se dispone de forma
oblicua y ligeramente cóncava en el fondo del conducto auditivo
externo. El punto de máxima concavidad se conoce como om-
bligo o umbo, y corresponde al extremo del mango del martillo.
En el otro extremo del mango se sitúa la apófisis corta del marti-
llo, que aparece visible pero no prominente. A esta posición nor-
mal de la membrana timpánica se denomina neutra. Los trastor-
nos de la posición son el abombamiento y la retracción.
– Coloración. La membrana timpánica normal tiene una
coloración gris perlado algo brillante, que puede verse alte-
rada por un proceso patológico subyacente. Se identifican
3 tipos de alteraciones de la coloración timpánica: rojo, ca-
racterístico de otitis media aguda (OMA); azulado, debido al
contenido hemático en la caja, por traumatismo o a la exis-
tencia de un tumor del glomus, y amarillo-anaranjado, pro-
pio de la otitis media serosa.
– Translucencia. La membrana timpánica es translúcida,
y deja vislumbrar el contenido de la caja timpánica, así co-
mo algunas de sus estructuras anatómicas. Se puede alterar
por exceso (opacificación), como sucede con las placas de
miringoesclerosis o por defecto (transparencia), caso de las
áreas diméricas.
– Movilidad. La maniobra de Valsalva, a la vez que se
realiza la otoscopia, es útil para el médico de familia a la ho-
ra de diferenciar un área dimérica de una perforación, ya que
aprecia la movilidad de la membrana.
Cuando se identifican las 7 referencias anatómicas bási-
cas, con su apariencia y localización normal, y no se detec-
tan alteraciones en las características valoradas, se puede
afirmar que la exploración es normal.
Bibliografía general
Tapia Risueño M. Atlas de otoscopia. Madrid: Ergon, 2003.
Wormarld PJ, Browning GG. Otoscopy, a structured approach. San Diego:
Singular Publishing Group, 1996.
FMC 2004;11(6):306-7 307