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PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE
EMPRESAS VIRTUAL.
Estimados estudiantes, a continuació n, les presento el siguiente caso de la vida real, por
favor leerlo de una manera bien detenida y responder las preguntas que se enuncian a
continuació n:
Si las ciencias y las letras tienen su Nobel, las matemá ticas tienen su Abel. Al contrario
de lo que sugiere la leyenda mil veces difundida, el sueco Alfred Nobel no vetó las
matemáticas de sus premios a causa de ningún asunto de celos, sino que simplemente
las omitió, como hizo con muchas otras disciplinas. Pero los matemáticos cuentan con
su galardón equivalente, que de hecho se propuso como respuesta a la omisión de los
Nobel y que, por pura coincidencia de apellidos, se parece hasta en el nombre. Aunque
en poco más: mientras que el anciano Nobel dejó una cuantiosa fortuna que le permitió
instituir sus premios, el homenaje de la Academia Noruega de las Ciencias y las Letras
a Niels Henrik Abel, el matemático más prominente de aquel país recuerda a una mente
prodigiosa que murió joven y en la indigencia.
Quien por entonces hubiese echado un vistazo a uno de los cuadernos con los que Abel
(5 de agosto de 1802 – 6 de abril de 1829) recibía sus primeras enseñanzas en casa,
manuscritos por su propio padre, tal vez no le habría augurado un gran futuro en
matemáticas a quien aprendía con una tabla de sumas en la que se leía: “1 + 0 = 0”. Y
ello a pesar de que el padre, un pastor protestante rural, al parecer se tomó un interés
notablemente mayor en la educación de Niels y sus cinco hermanos y hermanas que su
madre, quien según la propia web del premio Abel era alcohólica, y “más feliz en
fiestas y compañía festiva”.
Holmboe descubrió el matemático brillante que Abel llevaba dentro y fue clave en
orientar su carrera, impartiéndole clases particulares y guiando sus lecturas. Pero esto
no le abriría al joven alumno un futuro fácil: en aquel tiempo y lugar las enseñanzas
clásicas eran las que primaban, y en la Universidad de Christiania no había una carrera
de matemáticas. Y si Abel era un prodigio con los números, en cambio el resto de sus
calificaciones eran mediocres.
Por fin en 1825 Abel pudo emprender su gran viaje europeo, en el que planeaba
conocer al gran Carl Friedrich Gauss en Gotinga —quien había despreciado su trabajo
al primer vistazo— para después radicarse en París. Pero en lugar de esto se dirigió a
Berlín, donde estableció una fructífera simbiosis con August Leopold Crelle: este
comenzaba a publicar su revista de matemáticas, que gracias a los trabajos de Abel se
alzó como una de las publicaciones más reputadas de su campo. Finalmente, el joven
matemático alcanzó su meta parisina, pero allí las cosas no fueron como esperaba. Su
trabajo, el más productivo de su carrera, fue ignorado. Y en lugar de aplausos, recibió
un diagnóstico mortal: tuberculosis.
Su fundador fue Alfred Nobel. Alfred Nobel quien fue un químico e ingeniero
sueco nacido en Estocolmo en 1833.
Fuente: https://plataforma.bucaramanga.upb.edu.co
3. ¿En que momento se vislumbra el talento que tiene Abel para las
matemáticas?
¡Animo muchachos!