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Home (/cprieto/) Biografías de matemáticos: A-E (/cprieto/biografias-de-matematicos-a-e) Abel, Niels

Abel, Niels

Niels Henrik Abel. Nació el 5 de agosto de 1802 en Frindöe, Noruega, y murió el 6 de abril de 1829 en Froland, Noruega.  Su vida estuvo dominada por la pobreza, por lo
que comenzamos poniendo esto en contexto echando un breve vistazo a los problemas políticos que condujeron a problemas económicos en Noruega.  

A fines del siglo xviii, Noruega era parte de Dinamarca y los daneses trataron de permanecer neutrales durante las guerras napoleónicas.  Sin embargo, un tratado de
neutralidad en 1794 fue considerado por Gran Bretaña como un acto agresivo y en 1801 la flota británica destruyó casi toda la flota danesa en una batalla en la Bahía de
Copenhague. No obstante, Dinamarca-Noruega evitó guerras hasta 1807, cuando Gran Bretaña tuvo temores de que la flota danesa fuese utilizada por los franceses
para invadir.  Usando la filosofía de que no hay mejor defensa que el ataque, los ingleses atacaron y capturaron toda la flota danesa en octubre de 1807.

Dinamarca se unió a la alianza británica.  Las potencias continentales bloquearon Gran Bretaña y como represalia, Gran Bretaña bloqueó Noruega.  Este bloqueo fue
catastrófico al evitar sus exportaciones forestales, que en buena parte iban hacia Inglaterra, así como al evitar las importaciones de grano desde Dinamarca.  Esto
ocasionó una crisis económica en Noruega que llevó al pueblo a una hambruna y a extremos de pobreza.  En 1813, Suecia atacó a Dinamarca por el sur y, por el tratado
de Kiel, Dinamarca le cedió Noruega a Suecia.  Un intento independentista de Noruega unos meses después, hizo que Suecia atacara a Noruega, en julio de 1814. 
Suecia aumentó su control sobre Noruega estableciendo un autogobierno interno completo para Noruega, con sede en Christiania (la actual Oslo).  En estos tiempos
difíciles creció Abel en Gjerstad, al sureste de Noruega.

El padre de Abel, Sören Georg Abel, tenía un grado en teología y filología y el abuelo era ministro protestante en Gjerstad. Sören
Abel era un nacionalista noruego, políticamente activo en el movimiento por la independencia de Noruega.  Sören Abel se casó
con Ane Marie Simonson, hija de un mercader y naviero, que fue designado ministro en Finnoy. Niels Abel, el segundo de siete
hijos, tenía un año de edad cuando murió su abuelo y su padre  fue designado para reemplazarlo como ministro en Gjerstad. Fue
en esa localidad donde Abel creció, con las enseñanzas de su padre en la vicaría, hasta que cumplió trece años de edad.  Sin
embargo, estos fueron los trece años de crisis económica en Noruega descritos antes, y los padres de Abel no estaban en
posibilidades de alimentar bien a la familia.  Los problemas no eran enteramente de carácter político [14]:

El padre [de Ab el] prob ab lemente era alcohólico y su madre fue acusada de tener una moral laxa.

Sin embargo, el padre de Abel fue importante en la política de Noruega y, después de que Suecia obtuvo el control sobre
Noruega, en 1814, se involucró en la redacción de la nueva constitución noruega, pues era miembro del Storting, o sea, el cuerpo
legislativo del país. En 1815 Abel y su hermano mayor fueron enviados a la escuela catedralicia en Christiania.  Al fundarse la
Universidad de Christiania, ésta se llevó a los Buenos maestros de la escuela catedralicia para formar su personal académico al
abrirse a la enseñanza en 1813. Por lo tanto, la que había sido una buena escuela, estaba en mala forma cuando Abel ingresó.
Decepcionado por la mala escuela, no resultó ser más que un alumno mediano con algún talento para las matemáticas y la física.

Cuando el nuevo maestro de matemáticas, Bernt Holmboë, se integró a la escuela en 1817, las cosas cambiaron decididamente para Abel.  El maestro de matemáticas
anterior había sido expulsado por haber castigado tan severamente a un niño que lo mató.  Abel comenzó a estudiar libros de matemáticas de nivel universitario, y al año
de que llegó Holmboë, Abel ya leía las obras de Euler, Newton, Lalande y d'Alembert. Holmboë estaba convencido del gran talento de Abel, y lo animó a que tambien
estudiara los trabajos de Lagrange y Laplace. Sin embargo, en 1820 la tragedia invadió a la familia Abel al morir el padre.

El padre de Abel había acabado su carrera política en desgracia al hacer cargos falsos contra sus colegas del Storting después de su reelección a es cuerpo en 1818.
Su hábito de beber en exceso también contribuyó a su expulsión, lo cual atribuló profundamente a la familia a su muerte.  Ya no hubo dinero para permitir que Abel
concluyera su instrucción escolar ni que ingresara a estudiar en la Universidad y, para colmo, Abel se quedó con la responsabilidad de mantener a su madre y su familia.

Holmboë logró que Abel obtuviera una beca para quedarse en la escuela.  Más adelante pudo ingresar a la Universidad de Christiania en 1821, a los diez años de su
fundación.  Holmboë hizo una colecta de dinero entre sus colegas para que Abel pudiera estudiar en la Universidad, donde se graduó en 1822.  Durante su último año de
estudio, Abel empezó a trabajar en la solución de ecuaciones de quinto grado por radicales.  Pensó había resuelto la ecuación de quinto grado en 1821 y envió un artículo
al matemático danés Ferdinand Degen, para que se publicara por la Real Sociedad de Copenhague.   Degen le pidió a Abel que diera un ejemplo numérico de su
método, y al tratar de hacerlo, Abel descubrió un error en su artículo. Degen le dio algunos consejos importantes a Abel que lo pusieron a trabajar en un área de las
matemáticas [2]:

... cuyo desarrollo tendría mayores consecuencias para el análisis y la mecánica. Me refiero a las integrales elípticas. Un investigador serio con la formación adecuada
para la investigación de este tipo de ninguna manera se limitaría a las muchas b ellas propiedades de estas notab ilísimas funciones, sino que podría descub rir un
estrecho de Magallanes, que lo conduciría a grandes extensiones de un tremendo océano de análisis.

En la Universidad de Christiania Abel encontró quien lo apoyara en el profesor de astronomía, Christopher Hansteen, quien le proporcionó apoyo tanto financiero como
moral. La esposa de Hansteen empezó a cuidar a Abel como si fuera su propio hijo. En 1823 Abel publicó artículos sobre ecuaciones funcionales e integrales en una
nueva revista científica puesta en marcha por Hansteen. En el tercer artículo de Abel, Las soluciones de algunos prob lemas por medio de integrales definidas dio la
primera solución de una ecuación integral
Abel obtuvo una pequeña subvención para visitar a Degen y a otros matemáticos en Copenhague. Estando allí, conoció a Christine Kemp, quien poco después se
convirtió en su prometida. Al volver a Christiania, Abel trató de que la Universidad de Christiania le diera una mayor subvención para que pudiera visitar a los mejores
matemáticos de Alemania y Francia. Como él no hablaba francés ni alemán, y, en parte para ahorrar dinero, obtuvo una subvención para permanecer en Christiania
durante dos años, y así tener la oportunidad de adquirir fluidez en estos idiomas antes de viajar. Abel comenzó a trabajar de nuevo en las ecuaciones de quinto grado y en
1824, demostró la imposibilidad de resolver la ecuación general de quinto grado por radicales. Publicó la obra en francés y por su propia cuenta ya que quería llevar
consigo un trabajo impresionante cuando fuera de viaje. Ayoub escribe en [6]:

Eligió un folleto como la forma más rápida de tenerlo en prensa, y con el fin de ahorrar en los gastos de impresión, redujo la prueb a para que cupiera en medio folio [seis
páginas].

Para entonces, Abel parece haber conocido algo de la obra de Ruffini, pues había estudiado el trabajo de Cauchy de 1815 cuando era estudiante y en este artículo hay
una referencia al trabajo de Ruffini. El artículo de Abel de 1824 comienza diciendo ([6]):  

Los geómetras han intentado mucho ob tener la solución general de las ecuaciones algeb raicas, y varios de ellos han tratado de demostrar la imposib ilidad.  Pero, si no
me equivoco, no lo han logrado hasta ahora.

Abel envió este folleto a varios matemáticos, incluido Gauss, a quien habían tratado de visitar en Göttingen durante sus viajes. En agosto de 1825 Abel recibió una beca
del gobierno noruego que le permitía viajar al extranjero y, después de tomarse un mes en arreglar sus asuntos, partió hacia el continente con cuatro amigos.  Visitó
primero a algunos matemáticos en Noruega y Dinamarca. Al llegar a Copenhague, Abel se encontró con que Degen había muerto y cambió de opinión acerca de aceptar
el consejo de Hansteen de ir directamente a París, y prefirió no viajar solo y permanecer con sus amigos, que iban a ir a Berlín. Escribió en una carta posterior ([7]):

Ahora estoy en un estado en el que no puedo soportar la soledad. Solo, estoy deprimido, irritab le, y tengo pocas ganas de trab ajar.

En Copenhague, uno de los matemáticos de allí le dio a Abel una carta de presentación para Crelle. Abel conoció a Crelle en Berlín y ambos se hicieron grandes amigos.
Esto resultó ser la parte más útil de todo el viaje de Abel, en particular, ya que Crelle estaba a punto de comenzar a publicar una revista dedicada a la investigación
matemática. Abel se sintió alentado por Crelle para escribir una versión más clara de su trabajo sobre la insolubilidad de las ecuaciones de quinto grado, lo que dio lugar
al artículo Recherches sur les fonctions elliptiques, que fue publicado en 1827 en el primer volumen del Crelle Journal, junto con otros seis artículos de Abel. Durante su
estancia en Berlín, Abel se enteró de que la plaza de profesor de matemáticas en la Universidad de Christiania, la única universidad de Noruega, se la habían dado a
Holmboë.  Sin perspectivas de un puesto universitario en Noruega, Abel comenzó a preocuparse por su futuro.

El Crelle Journal siguió siendo una fuente de trabajos de Abel, quien comenzó a trabajar para colocar el análisis matemático sobre una base rigurosa.  Le escribió a
Holmboë de Berlín [2]:

Mis ojos se han ab ierto en la forma más sorprendente. Si usted hace caso omiso de los casos más simples, hay en todas las matemáticas ni una sola serie infinita cuya
suma haya sido determinada rigurosamente. En otras palab ras, las partes más importantes de las matemáticas están ahí sin ningún fundamento. Es cierto que la mayor
parte de ellas es válida, lo que resulta muy sorprendente. Me cuesta encontrar una razón para ello; es un prob lema sumamente interesante.

Abel había tenido la intención de viajar con Crelle a París y pasando a visitar a Gauss en Göttingen en el camino. Sin embargo, Abel recibió la noticia de que Gauss no
estaba dispuesto a aceptar su trabajo sobre la insolubilidad de las ecuaciones de quinto grado, por lo que decidió que sería mejor no ir a Göttingen.  No está claro por
qué Gauss asumió esa actitud hacia el trabajo de Abel, ya que ciertamente nunca lo leyó - el documento fue encontrado sin abrir después de la muerte de Gauss. Ayoub
da dos posibles razones [6]:

... la primera posib ilidad es que Gauss mismo hub iera demostrado el resultado por sí mismo y estab a dispuesto a permitir que Ab el tuviera el crédito. ... La otra
explicación es que él no le dab a gran importancia a la solub ilidad por radicales ...

La segunda de estas explicaciones parece la más probable, sobre todo porque Gauss había escrito en su tesis de 1801 que la solución de una ecuación algebraica no
era mejor que la elaboración de un símbolo de la raíz de la ecuación y decir que la ecuación tenía una raíz igual al símbolo.

Crelle fue detenido en Berlín y no pudo viajar con Abel a París. Por lo tanto, Abel no fue directamente a París, sino que prefirió volver a viajar con sus amigos de Noruega
al norte de Italia antes de cruzar los Alpes hacia Francia. En París, Abel se sintió decepcionado al ver que había poco interés en su trabajo. Le volvió a escribir a Holmboe
([7]):

Los franceses son mucho más reservados con los extranjeros que los alemanes. Es muy difícil ganarse su amistad, y no me atrevo a insistir en mis pretensiones más allá;
a final de cuentas, cada principiante tenía gran dificultad para poder hacerse notar aquí. Acab o de terminar un extenso tratado sob re cierta clase de funciones
trascendentes para presentarlo al Instituto el próximo lunes.  Se lo mostré al señor Cauchy, pero apenas se dignó a echarle una ojeada.

El contenido y la importancia de este tratado de Abel se describe en [2]:

Se trata de la suma de las integrales de una función algeb raica dada. El teorema de Ab el afirma que cualquier suma tal, puede ser expresada como un número fijo p de
estas integrales, con argumentos de integración que son funciones algeb raicas de los argumentos originales. El número mínimo p es el género de la función algeb raica, y
ésta es la primera aparición de esta cantidad fundamental. El teorema de Ab el es una amplia generalización de la relación de Euler para integrales elípticas.

Fueron designados dos árbitros, Cauchy y Legendre, para revisar el artículo y Abel permaneció en París durante algunos meses [14]:

... demacrado, triste, cansado y constantemente preocupado. ... sólo podía darse el lujo de hacer una comida al día.

Publicó diversos artículos, principalmente sobre los resultados que ya había escrito para Crelles Journal; luego, sin dinero y con precaria salud, volvió a Berlín a finales
de 1826. En Berlín, Abel pidió dinero prestado y continuó trabajando en las funciones elípticas. Escribió un artículo en el que [2]:

... transformó radicalmente la teoría de las integrales elípticas a la teoría de las funciones elípticas mediante el uso de sus funciones inversas ...

Crelle trató de convencer a Abel de que se quedase en Berlín hasta que pudiera encontrar un puesto académico para él, e incluso le ofreció la dirección del Crelles
Journal. Sin embargo, Abel quería llegar a casa y para entonces ya estaba fuertemente endeudado. Llegó a Christiania en mayo de 1827, donde la universidad le ofreció
una pequeña cantidad de dinero, asegurándose el derecho de deducirlo del monto correspondiente de cualquier futuro sueldo que ganase. Para hacer un poco más de
dinero, Abel asesoró a escolares y su prometida se empleó como institutriz con los amigos de la familia de Abel en Froland.

Hansteen recibió una importante subvención para investigar el campo magnético de la Tierra en Siberia, por lo que se requería un sustituto para enseñar en la
Universidad y también en la Academia Militar. Abel fue nombrado para este puesto, mejorando un poco su situación.
En 1828 le fue mostrado a Abel un artículo de Jacobi sobre transformaciones de las integrales elípticas. Abel rápidamente demostró que los resultados de Jacobi eran
consecuencia de los suyos propios y, para este efecto, añadió una nota a la segunda parte de su obra más importante sobre las funciones elípticas. Había estado
trabajando de nuevo en la solución algebraica de ecuaciones, con el objetivo de resolver el problema de qué ecuaciones eran solubles por radicales (el problema que
Galois resolvió unos años más tarde). Dejó esto lado para competir con Jacobi en la teoría de las funciones elípticas, escribiendo rápidamente varios artículos sobre el
tema.

Legendre vió las nuevas ideas en los artículos que Abel y Jacobi estaban escribiendo y dijo ([2]):  

Con estas ob ras, ustedes dos serán colocados en la categoría de los más destacados analistas de nuestro tiempo.

Abel siguió produciendo matemáticas de alta calidad, mientras su salud seguía deteriorándose. Pasó en Froland las vacaciones de verano de 1828 con su prometida. La
obra maestra que había presentado a la Academia de París parecía haberse perdido, por lo que volvió a escribir el resultado principal [3]:

El artículo tenía sólo dos b reves páginas, pero de todas sus muchas ob ras, quizás sea ésta la más conmovedora.   Lo tituló simplemente "Un teorema": no tenía
introducción, no contenía comentarios superfluos, tampoco aplicaciones. Fue un espléndido monumento en sus simples líneas - el teorema principal de su memoria de
París, formulado en unas cuantas palab ras.

Abel viajó en trineo a Froland para visitar de nuevo a su prometida en la Navidad de 1828. Cayó gravemente enfermo en el viaje en trineo, y a pesar de una mejora que les
permitió disfrutar de la Navidad, pronto volvió a caer gravemente enfermo. Al ser informado Crelle, éste redobló sus esfuerzos para obtener una cita para Abel en Berlín.
Tuvo éxito y le escribió a Abel el 8 de abril de 1829 para darle las buenas noticias. Ya fue demasiado tarde; Abel ya había fallecido. Ore [3], describe sus últimos días: --

... la deb ilidad y la tos aumentab an y sólo podía estar fuera de la cama por algunos minutos mientras se la arreglab an. De vez en cuando intentab a trab ajar en sus
matemáticas, pero ya no podía escrib ir. A veces vivía en el pasado, hab lando de su pob reza y de la b ondad Fru Hansteen. Siempre fue amab le y paciente. ...

Soportó su peor agonía durante la noche del  5 de ab ril.  Hacia la mañana se tranquilizó un poco y casi al mediodía, a las once de la mañana, expiró su último suspiro.

Después de su muerte, en 1830, después de mucho buscar, Cauchy encontró su memoria de París.  Se imprimió en 1841, pero extrañamente volvió a desaparecer y no
se encontró hasta 1952 cuando apareció en Florencia. También después de su muerte se encontró otra obra inédita de Abel sobre la solución algebraica de ecuaciones.
De hecho, en una carta que Abel le había escrito a Crelle el 18 de octubre de 1828 escribió el teorema [13]:

Si cada tres raíces de una ecuación irreducib le de grado primo están relacionadas entre sí de tal manera que una de ellas se puede expresar de forma racional en
términos de los otros dos, entonces la ecuación es solub le por radicales.

Este resultado es esencialmente idéntico al dado por Galois en su famosa memoria de 1830. En este mismo año 1830 la Academia de París concedió Abel y a Jacobi el
Gran Premio por su destacada labor.

J J O'Connor and E F Rob ertson

Referencias para Niels Abel

1. O Ore, Biography in Dictionary of Scientific Biography (New York 1970-1990).

2. Biography in Encyclopaedia Britannica. [Disponible en la red]

Libros:

1. O Ore, Niels Henrik Ab el, Mathematician Extraordinary (New York, 1974).


2. H Wussing, Abel, in H Wussing and W Arnold, Biographien b edeutender Mathematiker (Berlin, 1983).

Artículos:

1. K E Aubert, Niels Henrik Abel (Norwegian), Normat 4 (1979), 129-140, 171.

2. R G Ayoub, Paolo Ruffini's Contributions to the Quintic, Archive for History of Exact Science 23 (1980), 253-277.
3. E T Bell, Men of Mathematics (New York, 1986), 307-326.

4. V Brun, Niels Henrik Abel : Neue biographische Funde, J. Reine Angew. Math. 193 (1954), 239-249.

5. L Garding, Abel and solvable equations of prime degree (Swedish), Normat 40 (1) (1992), 1-13, 56.
6. L Garding and C Skau, Niels Henrik Abel and solvable equations, Arch. Hist. Exact Sci. 48 (1) (1994), 81-103.

7. D Harkin, The scientific contributions of Niels-Henrik Abel (1802-1829) and Sophus Lie (1842-1899),Norsk Mat. Tidsskr. 32 (1950), 68-78.
8. K-R Biermann, Ein unbekanntes Schreiben von N H Abel an A L Crelle, Nordisk Mat. Tidskr 15 (1967), 25-32.

9. M I Rosen, Niels Henrik Abel and the equation of the fifth degree, Amer. Math. Monthly 102 (1995), 495-505.

10. D Stander, Makers of modern mathematics : Niels Henrik Abel, Bull. Inst. Math. Appl. 23 (6-7) (1987), 107-109.

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