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¿Qué es literatura?

Por Gabriela Pardo Machett’s

Parece una pregunta fácil de responder, pero lo cierto es que es todo un


ornitorrinco.

Digo ornitorrinco, recordando una definición compleja que hizo alguna vez Juan
Villoro sobre la crónica. Que es una y a la vez ninguna, que es relato y es ensayo;
cuento novelado; reportaje de teatro…y otros tantos.

Asimismo es la literatura, un cúmulo indefinible de ideas, que no acaba de tomar


forma.

Parafraseando a Terry Eagleton, en su texto “¿Qué es literatura?” (1983), entendí


que históricamente, se ha intentado definir la palabra, pero no se ha podido, o si
se ha hecho se trata de una definición hueca e insatisfactoria. Algunos la han
tomado por su carácter novelístico o “imaginario”, o por su empleo característico
de la lengua, pero de ser así, “literatura” se limitaría a un extrañamiento del
lenguaje, algo que bien puede suceder en otros aspectos de la vida e incluso en
conversaciones cotidianas.

Siguiendo con el recorrido, los formalistas rusos examinaron a literatura como si


de una máquina se tratara, llegando al punto de afirmar que es la forma la que
motiva al contenido, y no al revés, y restando importancia al carácter humano,
pasional si se quiere, que se esconde (o no tanto) detrás de una obra.

Ahora bien, literatura podría ser aquello que leemos para pasar el rato o que
carece de fin práctico (o pragmático), pero no, porque hay literatura que sí sirve,
y en todo caso, ¿quién decide qué sirve y que no sirve en literatura?

Finalmente, dice Eagleton, la gente denomina literatura a los escritos que le


parecen buenos, o a una forma de escribir curiosa. En primera instancia yo estoy
de acuerdo con esa definición, pero entonces hay que tener en cuenta dos cosas:

1. Si la literatura se define a partir de juicios de valor, entonces la literatura


objetiva no existe.
2. Si existen, y existirán siempre, distintas valoraciones de lo que es o no
literatura. Esto en grupos, en subgrupos y a nivel individual. No obstante,
estas valoraciones no son gratuitas, y vienen dadas por el contexto
histórico y social que rodea al sujeto, en ese momento. Por la ideología,
diría Marx, y las relaciones invisibles (o no tanto) de poder que se tejen a
través de la historia.

En todo caso y para concluir, no pensemos en literatura como una cualidad o un


conjunto de cualidades específicas. Mejor pensemos en el ornitorrinco de
Villoro, en el revoltijo de emociones que genera un texto, y en su contexto…en
cómo este cambia a una persona, y en cómo esta se apropia del texto. Puede que
le guste hoy… quizás mañana no, pero al menos disfruta su mala literatura.

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