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V IG I L IA D E PE N TEC O ST É S 2 0 2 3

E SQ UE MA
7:00 pm Bienvenida
7:20 pm Lectio Divina
8:00 pm Descanso y alabanzas
8: 30 pm Oración al Espíritu Santo
9:30 pm Descanso y Alabanzas
10:00 pm Santa Misa
11:00 pm Despedida

L EC TI O D IV I NA
PRIMER PASO: INVOCAC IÓN AL ESPÍRITU SANT O

S E G U N D O P A S O : LE C T U R A D E LA P A LA B R A
Del Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-13
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del
cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se
encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron
sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay
bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírlos hablar
cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: «¿Es que no son galileos todos
estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros los oímos en nuestra propia lengua
nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia,
Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y
prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios.»
Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros: «¿Qué significa esto?» Otros en
cambio decían riéndose: «¡Están llenos de mosto!»
Palabra de Dios.
T E R C E R P A S O : C O M P R E N S I Ó N D E LA P A LA B R A E S C U C H A D A
A) ORIGEN Y COMPRENSIÓN DE LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
Nuestra fiesta de Pentecostés, como la pascua, tiene su origen en la religión judía. Para los judíos
del primer siglo había tres fiestas principales; cada una de estas fiestas era considerada tan

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importante que valía la pena hacer la peregrinación, del lugar donde vivieran, a Jerusalén para
celebrarlas, de tal forma que la ciudad se llenaba de judíos devotos llegados de todas partes del
mundo para vivirlas. Estas tres fiestas eran:
1) EL PESAJ (La Pascua): Celebra la liberación de la esclavitud y de la muerte.
2) EL SUKKOT (Las Tiendas): Es la fiesta que da gracias a Dios por los dones recibidos durante
los 40 años en el desierto y por los primeros frutos obtenidos en la tierra prometida.
3) EL SHAVOUT (Pentecostés): Originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía
lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23, 15-211; Dt 16, 9).
Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés que recibió más tarde.
Según Ex 34, 222 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar
la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha
a su sazón, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Shiván, equivalente a
nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por
la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta
fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley. Así pues, en la fiesta de pentecostés, se daba
gracias a Dios por la cosecha recibida y por la que vendrá y, también, para agradecer la
purificación y santificación que Dios daba mediante la ley que había dado a su pueblo por
mano de Moisés.
De este modo podríamos decir que la manifestación del Espíritu Santo en la Iglesia es el fruto de
Cristo resucitado.
En nuestra fiesta de Pentecostés damos gracias al Padre Eterno por la salvación que Cristo a
realizado en nuestro favor y, al mismo tiempo, lo bendecimos por los nuevos frutos de santidad
con los que Espíritu Santo nos consagra y nos envía.
B) REUNIDOS EN UN MISMO LUGAR
Después de la ascensión de nuestro Señor Jesucristo, la Iglesia, la cual estaba constituida por los
apóstoles y los discípulos, se reunían en la casa donde vivían los apóstoles (cfr. Hch 1, 13). En ese

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Lv 23, 15-21: “Contarán siete semanas enteras a partir del día siguiente al sábado, desde el día en que habrán
llevado la gavilla de la ofrenda mecida; hasta el día siguiente al séptimo sábado, contarán cincuenta días y entonces
ofrecerán a Yahveh una oblación nueva.
Llevarán de sus casas como ofrenda mecida dos panes, hechos con dos décimas de flor de harina y cocidos con
levadura, como primicias para Yahveh. Juntamente con el pan ofrecerán a Yahveh siete corderos de un año, sin
defecto, un novillo y dos carneros: serán el holocausto para Yahveh además de su ofrenda y sus libaciones, como
manjar abrasado de calmante aroma para Yahveh.
Ofrecerán también un macho cabrío como sacrificio por el pecado, y dos corderos de un año como sacrificio de
comunión.
El sacerdote los mecerá como ofrenda ante Yahveh, juntamente con el pan de las primicias y con los dos corderos;
serán consagrados a Yahveh y pertenecerán al sacerdote. Ese mismo día convocarán una reunión sagrada; la
celebrarán y no harán ningún trabajo servil. Decreto perpetuo será éste de generación en generación dondequiera
que habiten.”
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Ex 34, 22: “Celebrarás la fiesta de las Semanas: la de las primicias de la siega del trigo, y también la fiesta de la
recolección al final del año.”
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lugar todos ellos perseveraban en la oración y la vida de comunión, acompañados por María, la
madre de Jesús (Hch 1, 14). Esta primera Iglesia estaba integrada por no más de 120 personas
(cfr. Hch 1, 15).
Cuando el texto nos dice que “estaban todos reunidos en un mismo lugar”, debemos entender
que la totalidad de la Iglesia se encontraba, en oración, en esa casa: Los 120, apóstoles y
discípulos, acompañados por la Virgen María.
Este aspecto es importante si tomamos en cuenta lo sucedido con el apóstol Tomás (Jn 20, 24-
29): El día de la resurrección Tomás no estaba junto con los demás, por esto no puede ver a Jesús.
Para poder ver a Jesús y despejar su incredulidad tiene que esperar ocho días y estar reunido con
todos los hermanos (cfr. Jn 20, 26) para ser testigo de la resurrección y transformar su
incredulidad en adoración: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28).
Así pues, la presencia de Dios se experimenta en el contexto de Iglesia, es decir, en la reunión de
todos los discípulos para la oración. La plenitud de la comunión con Dios y la participación de sus
bienes se da en unión con la Iglesia.
C) EL RUIDO DE UNA RÁFAGA DE VIENTO
Podemos entenderlo como un fuerte viento, como el de un huracán. En la Sagrada Escritura este
elemento tiene diversos significados:
ES EL ELEMENTO QUE DA VIDA:

 Gn 1, 2: La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de
Dios aleteaba por encima de las aguas.
 Gn 2, 7: Entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices
aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
LA PRESENCIA DE DIOS SE DEJA SENTIR A TRAVÉS DEL VIENTO:

 Gn 3, 8: Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a
la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre
los árboles del jardín.
 1Re 19, 12-13: Después del temblor, fuego, pero no estaba Yahveh en el fuego. Después
del fuego, el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió
y se puso a la entrada de la cueva. Le fue dirigida una voz que le dijo: «¿Qué haces aquí,
Elías?»
MUCHAS VECES, POR LA ACCIÓN DEL VIENTO, DIOS SALVA:

 Gn 8, 1: Se acordó Dios de Noé y de todos los animales y de los ganados que con él estaban
en el arca. Dios hizo pasar un viento sobre la tierra y las aguas decrecieron.
 Ex 10, 19: Yahveh hizo que soplara con gran violencia un viento del mar que se llevó la
langosta y la echó al mar de Suf. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto.
 Ex 14, 21: Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahveh hizo soplar durante toda la
noche un fuerte viento del Este que secó el mar, y se dividieron las aguas.

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 Num 11, 31: Se alzó un viento, enviado por Yahveh, que hizo pasar codornices del lado del
mar, y las extendió sobre el campamento, en una extensión de una jornada de camino a
uno y otro lado alrededor del campamento, y a una altura de dos codos por encima del
suelo.
 Is 4, 4: Cuando haya lavado el Señor la inmundicia de las hijas de Sión, y las manchas de
sangre de Jerusalén haya limpiado del interior de ella con viento justiciero y viento
abrasador,
Asi que mediante el viento Dios da vida, se manifiesta y salva. El viento es un signo de la acción
salvadora y de la presencia de Dios.
D) LENGUAS COMO DE FUEGO
Asi como el viento, en la Sagrada Escritura el fuego aparece como un elemento de muchos
significados:
POR EL FUEGO DIOS PURIFICA AL MUNDO DE LA MALDAD Y LA INIQUIDAD:

 Gn 19, 24: Entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte
de Yahveh.
CON EL FUEGO DIOS PROTEGE A SU PUEBLO:

 Ex 13, 21-22: Yahveh iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el
camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen
marchar de día y de noche. No se apartó del pueblo ni la columna de nube por el día, ni la
columna de fuego por la noche.
POR EL FUEGO DIOS SANTIFICA LO QUE LE PERTENECE:

 Lev 1, 17: Abrirá el ave entre las alas, sin llegar a partirla; y la quemará en el altar, encima
de la leña colocado sobre el fuego. Es un holocausto, un manjar abrasado de calmante
aroma para Yahveh.
 Lev 3, 5: Los hijos de Aarón lo quemarán en el altar encima del holocausto que está sobre
la leña, que está encima del fuego. Será un manjar abrasado de calmante aroma para
Yahveh.
Y TAMBIÉN, MEDIANTE EL FUEGO, DIOS MANIFIESTA SU PRESENCIA Y SU PODER:

 Ex 3,2: El ángel de Yahveh se le apareció en forma de llama de fuego, en medio de una


zarza. Vio que la zarza estaba ardiendo, pero que la zarza no se consumía.
 Ex 19, 18: Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahveh había descendido sobre él en el
fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia.
 Lev 9, 24: Salió fuego de la presencia de Yahveh que consumió el holocausto y las partes
grasas puestas sobre el altar. Todo el pueblo al verlo prorrumpió en gritos de júbilo y cayó
rostro en tierra.
 1Re 18, 23-24. 36-38: Que se nos den dos novillos; que elijan un novillo para ellos, que los
despedacen y lo pongan sobre la leña, pero que no pongan fuego. Yo prepararé el otro
novillo y lo pondré sobre la leña, pero no pondré fuego. Invocaréis el nombre de vuestro
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dios; yo invocaré el nombre de Yahveh. Y el dios que responda por el fuego, ése es Dios.»
Todo el pueblo respondió: «¡Está bien!». (…) A la hora en que se presenta la ofrenda, se
acercó el profeta Elías y dijo: «Yahveh, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa
hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado
todas estas cosas. Respóndeme, Yahveh, respóndeme, y que todo este pueblo sepa que
tú, Yahveh, eres Dios que conviertes sus corazones.» Cayó el fuego de Yahveh que devoró
el holocausto y la leña, y lamió el agua de las zanjas.
Con el fuego Dios purifica, protege, santifica y muestra su presencia y su poder.
E) QUEDARON TODOS LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO
Con la presencia del Espíritu Santo la Iglesia de Cristo es purificada, protegida, guiada y santificada
para que, por ella, la presencia y el poder de Dios se manifiesten al mundo entero para que,
recibiendo la nueva vida en el Espíritu, Dios salve al mundo, lo purifique y lo santifique.
F) HABÍA EN JERUSALÉN HOMBRES PIADOSOS VENIDOS DE TODAS PARTES DEL MUNDO
En el siguiente mapa, de los viajes de San Pablo, podremos encontrar la mayoría de las ciudades
que se mencionan en el texto que estamos meditando:

El autor sagrado prácticamente nos dice que en ese lugar y en ese momento estaba presente el
mundo entero para ser testigos de la presencia y el poder de Dios que se manifiesta en su Iglesia,
la cual sale a anunciar a todos los hombres, de todos los pueblos, las obras maravillosas que el
Padre realizó en Cristo, Señor nuestro.

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G) LAS MARAVILLAS DE DIOS SON PROCLAMADAS PARA TODAS LAS PERSONAS
El texto nos deja bien claro que el mundo, representado por los judíos venidos de todas partes
del mundo que habían llegado a Jerusalén para celebrar la fiesta de pentecostés, se quedó
asombrado por lo que veían: Un grupo de Galileos proclamando, en diversos idiomas, las
maravillas de Dios. Pero ¿por qué se asombran?
LOS QUE HABLAN SON GALILEOS

Galilea es una región del norte del país de Israel. En


ella vivían judíos, pero que estaban rodeados por
pueblos paganos y lejos de Jerusalén, el centro
religioso y de espiritualidad judía. Asi que los galileos
no eran tan observantes ni tan escrupulosos en
cuanto a las observancias religiosas, a comparación
de los judíos de Judea. De hecho, desde tiempos
antiguos ya se le llamaba “Galilea de los gentiles” (cf
Is 8, 23 y Mt 4, 15). En su gran mayoría los galileos
eran pescadores y campesinos, por esto tenían fama
de rudos e incultos, pero leales y sinceros.
Aquí cabe recordar las palabras de San Pablo: “Pero
llevamos este tesoro en recipientes de barro para
que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es
de Dios y no de nosotros.” (2Co 4, 7).
LOS QUE ESCUCHAN SON JUDÍOS VENIDOS DE
TODAS PARTES DEL MUNDO CONOCIDO

Ahora sabemos por qué los judíos visitantes se


asombran que estos galileos, hombres no muy religiosos e incultos, sean capaces de hablarles de
Dios, de su acción y de su presencia, en el idioma al que cada uno pertenece.
El Espíritu Santo es quien capacita a la Iglesia para que el mundo entero pueda escuchar el
mensaje de la salvación que el Padre nos ha dado en Jesucristo, su Hijo y Señor nuestro, porque
la voluntad de Dios es “(…) que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la
verdad” (1Ti 2, 4).
EN PENTECOSTÉS DIOS RECONSTRUYE LO PERDIDO EN BABEL

Recordemos el episodio de la torre de Babel (Gn 11, 2-9) cuando los hombres, llenos de orgullo,
quisieron llegar al cielo por sus propias habilidades, sin contar con Dios. Ante este acto de
soberbia Dios trajo la confusión haciendo que los hombres hablaran diferentes idiomas y no se
entendieran entre ellos y resultando esto en la división de la humanidad
En aquel Pentecostés tenemos reunido al mundo entero, no para revelarse contra Dios, sino para
agradecerle y bendecirlo por sus dones. Con la manifestación del Espíritu Santo, Dios Padre vuelve
a unirnos entre nosotros mismos para experimentar sus maravillas y alabar su nombre glorioso

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en acción de gracias por Jesucristo en su Iglesia, a la cual la ha convertido en instrumento de
salvación para todo el mundo.
C U A R T O P A S O : M E D I T A C I Ó N D E LA P A LA B R A
Ahora nos tomemos un tiempo personal para repasar la lectura y revisar alguno de los datos ex-
puestos que nos haya llamado más la atención.
¿Qué es lo que esta palabra me dice para mi vida? A continuación, recordamos algunos elementos
que pudieran ayudarnos a nuestra meditación.
Q U IN T O P A S O : O R A C I Ó N A P A R T I R D E LA P A LA B R A
Comencemos a orar como el Espíritu nos impulse. Abre tu mente y tu corazón y no tengas miedo
a dejarte llevar por donde el Santo Espíritu te quiera llevar.
S E X T O P A S O : C O N T E M P L A C I Ó N D E LA V O LU N T A D D E D I O S
¿Qué quiere Dios de mí? ¿Qué es lo que el Espíritu me ha mostrado?

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