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PREFACIO

Hemos decidido publicar este Manual de la Constitución Reformada para ofrecer en un texto
actualizado del mejor modo que nos es posible, la visión completa de la constitución que nos rige
desde el 24 de agosto de 1994.
Hay consenso en que un Manual debe ser breve y claro. Esta pauta nos es difícil en el caso,
porque fundamentalmente militan dos aspectos: por un lado, la brevedad y la claridad no deben
sacrificar explicaciones que, sobre todo para los estudiantes, hacen más comprensible lo que el
autor quiere transmitir; por otro lado, todo lo que hemos considerados factible suprimir queda
necesariamente reemplazado por las modificaciones surgidas en la reforma constitucional.
MANUAL DE LA Por ende, este nuevo Manual conserva muchos contenidos del Tratado Elemental que en sus
tomos I y II habíamos puesto al día en 1993, y añade los que la mencionada reforma obliga a
incorporar.
Esperamos no defraudar, con este primer tomo, a cuantos tomen en sus manos este libro.
CONSTITUCION EL AUTOR
REFORMADA - CONSTITUCIÓN FEDERAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
- INSTRUMENTOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL:
 Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
GERMAN J. BIDART CAMPOS  Declaración Universal de Derechos Humanos
 Convención Americana sobre Derechos Humanos
 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo
 Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio
 Convención Internacional sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial
 Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
 Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes
TOMO I  Convención sobre los Derechos del Niño
 Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad (aprobada por Ley 24.584 y con jerarquía constitucional otorgada por Ley 25.778)
 Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (aprobada por Ley
24.556 y con jerarquía constitucional otorgada por Ley 24.820).
(Ed. Ediar, Buenos Aires)
CAPÍTULO I necesariamente justa (puede ser injusta), bastándonos que tenga dirección relacional al valor justicia (o sea, que
de ella pueda predicarse que es justa o injusta).
LA ESTRUCTURA, EL CONTENIDO Y LAS FUENTES a) Las conductas que interesan a la dimensión sociológica del derecho constitucional son las
DEL DERECHO CONSTITUCIONAL conductas (justas o injustas), que se consideran “modelo”. ¿Qué significa “conducta-modelo”?
Significa una conducta que se considera y propone como “modelo” para ser imitada o repetida en
I. EL TRIALISMO EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL. - El orden de conductas, o dimensión sociológica. - El casos análogos futuros, o que tiene aptitud para ello. El ser “modelo” implica que se la reputa
orden de normas, o dimensión normativa o normológica. - El orden del valor, o dimensión dikelógica. - II. EL “ejemplar” (que adquiere “ejemplaridad”) para obtener “seguimiento” (imitación o repetición) en
DERECHO CONSTITUCIONAL FORMAL Y MATERIAL. - La constitución formal. - La constitución material. - El
situaciones similares.
bloque de constitucionalidad. - La fuerza normativa de la constitución. - La coincidencia, discrepancia u
oposición entre la constitución formal y la constitución material. - III. LAS FUENTES. - Las fuentes formales y Las conductas que no alcanzan a cobrar ejemplaridad, no forman parte del orden de
materiales. - Las fuentes del derecho constitucional argentino. - El derecho espontáneo. - El derecho judicial. - conductas, pero sí de la realidad constitucional.
Las fuentes en relación con la validez y la vigencia. - La interrelación de vigencia y validez. - El derecho
internacional público. - Las fuentes históricas. b) Las conductas ejemplares tienen vigencia sociológica. Se generalizan con aptitud para
servir de modelo y para reiterarse en otros casos similares. La vigencia sociológica es equivalente
a “derecho vigente”.
I. EL TRIALISMO EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL c) El orden de conductas ejemplares tiene también naturaleza temporal. Ello quiere decir que
“aquí” y “ahora” funciona, en tiempo presente y actual (no “ha sido” ni “será” sino que “es”).
1. — El derecho constitucional o derecho de la constitución es una parte del mundo jurídico. Este carácter presente y actual coincide con la vigencia sociológica que lo hace ser “derecho
Empleamos la locución “mundo jurídico” como equivalente de la voz “derecho”. La palabra vigente”.
“derecho” origina, muchas veces, polémica, según la posición iusfilosófica que se adopte. En d) “Derecho positivo” equivale a “derecho vigente” (sociológica-mente).
primer lugar, el debate se traba entre quienes dicen que el orden jurídico que no es justo, no es
derecho; en tanto otros decimos que hay —o puede haber— un derecho que sea injusto, sin perder e) Si “derecho constitucional positivo” es igual a “derecho constitucional vigente
por eso su juridicidad. En segundo lugar, hay quienes definen al derecho como un conjunto o sociológicamente”, el derecho constitucional positivo y vigente es lo que llamamos la constitución
material o real, es decir, la que funciona y se aplica actualmente, en presente.
sistema de normas, en tanto otros resaltamos en primer lugar al derecho como realidad compuesta
por conductas humanas en relación de alteridad social. Con la locución mundo jurídico
designamos, esquivando esa discusión, al fenómeno jurídico que nos resulta real y perceptible. El orden de normas, o dimensión normativa o normológica
Mundo jurídico es, entonces, una realidad a la que calificamos con los adjetivos de humana y 6. — El orden normativo se compone de normas.
social. Este mundo jurídico se integra o compone con tres ámbitos, dimensiones, u órdenes: el de
La norma es la captación lógica de un reparto por parte de un tercero neutral.
las conductas, el de las normas y el del valor. Al primero lo llamamos dimensión sociológica; al
segundo, dimensión normativa o normoló-gica; y al tercero, dimensión dikelógica (porque “dike”
La norma describe conductas, y es un ente lógico.
quiere decir “justicia”).
7. — Las normas pueden estar formuladas expresamente, o no estarlo. La formulación expresa más difundida
2. — La “juridicidad” que predicamos de este mundo —o del derecho— proviene de la es la escritura (normas escritas), pudiendo no obstante existir normas formuladas expresamente sin estar escritas
relación necesaria que se da entre él y el valor justicia: el mundo jurídico jamás es neutro o —por ej.: las que se grabaran en un disco magnetofónico—. Por ser la escritura la manera habitual de formulación
indiferente al valor justicia, sino que siempre —sea justo o sea injusto— guarda dirección y expresa, hablamos normalmente de normas escritas, o de derecho escrito.
vinculación hacia aquel valor y con aquel valor. Hay también normas no escritas o no formuladas expresamente. Tradicionalmente se las ha llamado
consuetudinarias.
El orden de conductas, o dimensión sociológica
El orden del valor, o dimensión dikelógica
3. — El orden de las conductas nos presenta conductas, es decir, comportamientos humanos.
Conducta es algo que hacemos los hombres. Esta conducta lleva a cabo un reparto. 8. — Por fin, tenemos el orden del valor. El valor más importante y excelso en el mundo
jurídico es la justicia.
Un reparto es, en el sentido más simple del término, una adjudicación o distribución. ¿De qué? ¿Qué es lo que
se adjudica o distribuye en un reparto? Se adjudica potencia e impotencia. Potencia es, en una aproximación El valor es objetivo y trascendente, porque no es creado ni inventado por los hombres, sino únicamente
sumamente simplificada, todo lo que significa beneficio o ventaja. Impotencia es lo contrario: todo lo que significa descubierto y conocido por los hombres. Por este carácter direccional y relacional hacia el hombre, el valor vale o
una carga o un perjuicio. (Normativamente, a la “potencia” se la suele ver como derecho, y a la “impotencia” es valor para el hombre. Descubierto y conocido el valor por el hombre, el hombre realiza o puede realizar el
como deber u obligación.) valor temporalmente.
4. — Cuando el legislador impone una contribución, realiza un reparto; o sea cumple una conducta de reparto. El valor no es autoejecutorio, lo que en otros términos significa que el valor no se realiza solo,
En ese reparto adjudica a los contribuyentes la “impotencia” de pagar el impuesto, y al fisco, la “potencia” de ni lleva a cabo repartos, ni distribuye nada a nadie. El valor señala desde su deber-ser-ideal o
recau-darlo. Cuando el constituyente reconoce el derecho de asociación, cumple una conducta de reparto. En ese
deber ser puro cómo deben ser las conductas. Este deber ser ideal equivale a la “valencia
reparto, adjudica a todos los hombres la “potencia” de formar una o varias asociaciones, de administrarlas, de
obtener el reconocimiento estatal de las mismas, etc., y adjudica también al estado y a los otros hombres — intrínseca” del valor. El valor vale por sí mismo y por sí solo, y vale aunque no se realice con
recíprocamente— la “impotencia” de no impedir la formación de la asociación, de reconocerla, etcétera. signo positivo en el mundo jurídico.
5. — Las conductas de reparto constituyen la realidad fundamental del mundo jurídico, El deber ser ideal o puro del valor justicia es un deber ser dikelógico (porque dikelogía es la
dentro del cual integran un orden: el orden (o dimensión) sociológico. ciencia de la justicia).
De alguna manera, retrocedemos a la vieja noción de que el derecho es “res” (cosa): “ipsa res iusta”, la misma 9. — Hay quienes sostienen que el único valor jurídico es la justicia; otros, al contrario,
cosa justa, según los escolásticos. Sólo que nosotros no exigimos que esa cosa (que es conducta humana) sea postulan que existe un plexo o conjunto de valores jurídicos, a los que encabeza y preside la
justicia. Entre esos otros valores podemos citar la libertad, la cooperación, la solidaridad, el 13. — El contenido del derecho constitucional es más estrecho o más amplio según la
orden, la seguridad, la paz, el desarrollo, etc.; y cabe decir que el mismo bien común y el poder perspectiva que se adopta.
son también valores. Todos ellos se hallan en corriente circulatoria, y los más inferiores (o menos a) Si usamos la del derecho constitucional formal, decimos que tal contenido está dado
valiosos) sirven de apoyo a los superiores (o más valiosos). también formalmente por la constitución escrita o codificada; y en los estados donde ella no
existe, por las normas constitucionales dispersas que tiene formulación también escrita.
Conviene advertir que los valores tienen su contravalor o su disvalor; así, “justicia-injusticia”; “seguridad-
inseguridad”, etc. A veces, un valor tiene en contraposición más de un disvalor; el valor poder tiene, por defecto, b) Si empleamos la perspectiva del derecho constitucional material, el contenido se vuelve
el disvalor anarquía, y por exceso el disvalor opresión (o absolutismo, o autoritarismo, o totalitarismo). mucho más abundante. No nos encasillamos en el texto de la constitución formal, sino que nos
Los valores jurídicos son, a la vez, en el campo del derecho constitucional, valores políticos, porque guardan desplazamos a la dimensión sociológica.
relación con el estado, con la politicidad, con la organización política que llamamos estado.
Los valores jurídicos no son el techo último. Aunque lo sean en el mundo jurídico, ellos deben propender a 14. — Una vez que tenemos los dos ángulos de perspectiva, hemos de averiguar cuál es la
un valor ético que es más elevado todavía que la misma justicia, y es el valor “personalidad” propio de todo ser materia o el contenido del derecho constitucional material.
humano o de la persona humana, a cuyo desarrollo y crecimiento en plenitud se enderezan el derecho y la política. La materia o el contenido están dados por dos grandes ámbitos o partes: a) la que se refiere al
El valor “personalidad” sirve de orientación y de base al estado democrático, que respeta y promueve la poder, sus órganos, sus funciones, y las relaciones entre órganos y funciones; b) la que se refiere
dignidad del hombre. al modo de situación política de los hombres en el estado, sea en las relaciones del hombre con el
propio estado, sea en las relaciones con los demás hombres.
10. — El valor no es histórico, pero sí es histórico su ingreso a una comunidad. La base o el
La primera parte se llama parte orgánica, o “derecho constitucional del poder”. La segunda
“sustrato” en que el valor se apoya y toma encarnadura histórica es la conducta humana y, de
se llama parte dogmática, y en el constitucionalismo moderno (que define la situación política del
alguna manera, también el conjunto cultural de ideas, creencias, representaciones y valoraciones
hombre por el reconocimiento de su libertad y sus derechos) se puede llamar también “derecho
sociales.
constitucional de la libertad”.
11. — El deber ser ideal del valor es un deber ser ideal valente (que vale) y exigente (que exige). Cuando las
conductas realizan el valor con signo positivo, decimos que en el mundo jurídico se fenomeniza una La constitución formal
manifestación, que es la realización actual de la justicia (con toda la limitación e imperfección del obrar humano).
Cuando el valor no se realiza con signo positivo, hay una injusticia (signo negativo). Tal injusticia engendra un 15. — El derecho constitucional formal se maneja con una constitución también formal. Si la
“deber de actuar” para suprimirla, no bien alguien está en condiciones de obrar para que esa injusticia pensamos en su tipo clásico de constitución escrita o codificada, podemos describirla conforme a
desaparezca. las siguientes características:
Esto demuestra que el valor penetra al ámbito del mundo jurídico o derecho positivo, y que no queda sin
a) La constitución es una ley.
contacto con él. Además, con el mismo valor valoramos como justas o injustas a las conductas y a las normas que
forman los otros dos sectores del mundo jurídico, y que se convierten en el material estimativo del valor (lo que el b) Por ser la ley suprema, se la considera como super ley.
valor valora). c) Esa ley es escrita.
d) La formulación escrita está codificada, cerrada, o reunida en un texto único y
II. EL DERECHO CONSTITUCIONAL FORMAL Y MATERIAL sistematizado.
e) Por su origen, se diferencia de las leyes ordinarias o comunes en cuanto es producto de un
12. — Cualquiera que desea conocer cómo es el régimen político de un estado, no se poder constituyente que, también formalmente, aparece elaborándola.
conforma con leer su constitución escrita o formal (si es que la tiene). Ambiciona saber si esa
constitución funciona, se aplica, se cumple; o si, al contrario, está deformada en la práctica, o es De este esquema deducimos que la constitución formal pone el acento fundamentalmente en el aspecto
sistemáticamente violada en todo o en parte; se preocupa por indagar qué otros contenidos normativo.
constitucionales han ingresado a la dimensión sociológica a través de diferentes fuentes: la
costumbre, el derecho internacional, la legislación, la jurisprudencia. La constitución material
En una palabra, tiene la certeza de que el texto de la constitución sólo le arrimará normas
escritas, pero sin darle el dato acerca de su vigencia sociológica, de su aplicación. Esto tendrá que 16. — El derecho constitucional material remite a la dimensión sociológica, y utiliza el
buscarlo en la dimensión sociológica. concepto de constitución material, o real, que equivale también al de régimen político o sistema
político.
Es claro que la referencia a la constitución escrita, cuando la hay, es importante, para tener noticia de si el Si buscamos sinónimos, decimos que la constitución material es la constitución vigente y
régimen político se ajusta o no a ella; es decir, si la constitución material le proporciona vigencia sociológica, o eficaz (derecho constitucional positivo) de un estado, “aquí” y “ahora” en tiempo presente. Una
discrepa con sus normas.
constitución es material cuando tiene vigencia sociológica, actualidad y positividad.
Si acaso pensamos en un estado donde la constitución escrita funciona con exactitud y
La constitución material se atiene, fundamentalmente, al fenómeno de la vigencia sociológica,
fidelidad, tampoco podemos agotar nuestro análisis en ella, porque así sólo llegaremos al
a diferencia de la formal que, primariamente, destaca la normatividad.
resultado parcial de saber que las normas escritas de esa constitución se cumplen. Pero ¿no hay
otros contenidos en la constitución material, que exceden a la formal, y que provienen de fuentes
distintas? Los hay, y de nuevo hay que hallarlos en la dimensión sociológica.
El bloque de constitucionalidad
Por fin, todo el material que el investigador encuentra en la dimensión sociológica y en la
normativa suele normalmente ser colocado por él bajo estimativa o valoración, para enunciar su 17. — Aunque no está demasiado trabajado en la doctrina constitucional argentina, pero sí en
justicia o su injusticia, para relacionarlo con los valores jurídicos, para emitir un juicio de valor. el derecho comparado, el bloque de constitucionalidad resulta interesante.
Por bloque de constitucionalidad puede entenderse, según cada sistema en cada estado, un
conjunto normativo que parte de la cons-titución, y que añade y contiene disposiciones, principios
y valores que son materialmente constitucionales fuera del texto de la consti-tución escrita. Suele 20. — La constitución material o el derecho constitucional mate-rial son siempre más amplios
situarse en ese bloque a los tratados interna-cionales, al derecho consuetudinario, a la que la constitución formal o el derecho constitucional formal. Y eso aunque pensemos la hipótesis
jurisprudencia, etcétera. de que la constitución material y la formal coincidan.
El bloque de constitucionalidad así integrado sirve para acoplar elementos útiles en la ¿Por qué? Porque aunque se dé esta coincidencia, con ella sólo queremos señalar el hecho de que la
constitución formal tiene vigencia sociológica, funciona y se aplica con eficacia. Pero la constitución material la
interpretación de la constitución, y en la integración de los vacíos normativos de la misma. excede porque en ella siempre hay contenidos incorporados al margen y fuera de la formal, por la actividad de
diversas fuentes que estudiaremos después.
En el derecho constitucional argentino después de la reforma de 1994, damos por alojados en el bloque de
constitucionalidad a los tratados internacionales de derechos humanos a que hace referencia el art. 75 inc. 22 (ver
Cap. V, nº 9). III. LAS FUENTES
La fuerza normativa de la constitución Las fuentes formales y materiales
18. — La constitución formal o escrita es jurídica, es normativa, contiene normas jurídicas. 21. — La palabra “fuentes” del derecho es multívoca. Muchos distinguen las fuentes de “las
Por eso cabe decir que es “derecho”: el derecho de la constitución. normas” (o del orden normativo) y las fuentes “materiales”. Nosotros abordaremos la dualidad
De esta juridicidad que se predica de todo el texto constitucional —incluido su preámbulo y (fuentes del orden normativo, y fuentes del derecho constitucional material).
sus disposiciones transitorias— se desprende la llamada fuerza normativa. La constitución posee a) Fuentes de las normas puede significar:
en sí misma fuerza o vigor normativos, lo que significa que es exigible, obligatoria, aplicable y a’) la “manifestación” o “constancia” de la norma, por la que sabemos que en el orden
vinculante. Y lo es para todos, para los gobernantes y para los particulares. normativo “hay” una norma; en este sentido, la fuente parece ser la misma norma;
La fuerza normativa del derecho de la constitución no quiere decir que sus normas consigan por sí solas y a”) el “acto de creación” o de establecimiento de la norma;
automáticamente el cumplimiento debido. Las normas por sí mismas no disponen de tal capacidad para lograr que a’’’) el conjunto de ideas, valoraciones, normas, realidades, etc., que sirve de inspiración para
las conductas se ajusten a la descripción que de ellas hacen aquellas normas, pero su fuerza normativa obliga a que el contenido de la norma.
se adopten todos los condicionamientos necesarios —de toda clase— para alcanzar ese resultado.
b) Fuentes del derecho constitucional material, en cambio, alude a todo canal o carril por el
En suma, la fuerza normativa está en las normas del derecho de la constitución, pero se dirige a realizarse en
la dimensión sociológica de las conductas. Es decir, apunta a alcanzar la efectividad de las normas escritas en la
cual ingresa y se incorpora —o emigra— un contenido en la constitución material; todo cuanto en
vigencia sociológica. ella encontramos proviene de una fuente que engendra un derecho vigente en la dimensión
La coincidencia, discrepancia u oposición entre la sociológica (no una norma sin aplicación ni eficacia).
constitución formal y la constitución material
Con este enfoque es fácil admitir que el derecho constitucional material recibe, o puede recibir, contenidos
reales de diversas fuentes: de la misma constitución formal, cuando ella funciona y se cumple; de leyes con
19. — La constitución material puede coincidir con la constitución formal. Ello acontece contenido constitucional en igual caso; de tratados internacionales en las mismas condiciones; del derecho no
cuando la constitución formal tiene vigencia sociológica, funciona, y se aplica. escrito (consuetudinario y espontáneo); del derecho judicial, etc.; el derecho internacional no contractual (es
La constitución material puede no coincidir con la constitución formal en todo o en parte. Ello decir, surgido de la costumbre, y no de tratados y convenciones) funciona también como fuente del derecho
acontece cuando la constitución formal, total o parcialmente, no tiene vigencia sociológica, ni constitucional material.
funciona, ni se aplica.
Las fuentes del derecho constitucional argentino
Una constitución formal o parte de ella puede no tener vigencia actual porque la tuvo y la
perdió; o puede no haberla adquirido nunca (todo ello por violación ejemplarizada o por desuso). 22. — Aplicando el esquema hasta aquí elaborado al derecho constitucional argentino,
Cuando la constitución formal, en todo o en parte, no tiene vigencia, hay siempre una constitución observamos que nuestro estado tiene una constitución formal: la de 1853 con sus ulteriores
material vigente que es la constitución real que funciona y se aplica. reformas de 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994.
(Descartamos la reforma de 1949 porque quedó sin vigencia con la proclama revolucionaria de 1956; y la
Todo estado tiene su constitución material, porque está “constituido” u organizado de una
enmienda transitoria de 1972, porque agotó su plazo máximo de aplicación.)
manera determinada. En los estados que carecen de constitución formal, hay por ello, siempre y
necesariamente, una constitución material.
Por consiguiente, decimos que en el orden de las fuentes formales o de constancia, la primera
fuente es la propia constitución formal.
Dichos estados pueden tener:
a) Un conjunto de leyes de contenido constitucional que, por no estar codificadas o reunidas, se llaman, pese A ella añadimos:
a estar escritas: “constitución no escrita”. Modernamente, se ha preferido usar la terminología de “constitución a) Normas escritas dispersas, como lo son las leyes dictadas por el congreso (ordinarias en
dispersa”, por oposición a la codificada o escrita. (Para que estas leyes formen parte de la constitución material es cuanto a origen y forma) que regulan materia constitucional; a título de ejemplo, señalamos la ley
menester que tengan vigencia sociológica, o funcionamiento.)
de acefalía, la de ministerios, la de partidos políticos, la electoral, la de amparo, la de
b) Simultáneamente con esa constitución dispersa, un orden de conductas ejemplares, descriptas y captadas expropiación, la de ciudadanía, etc. Las llamamos “leyes constitucionales” (por su materia o
lógicamente como normas no escritas (derecho no escrito o consuetudinario).
contenido).
c) Exclusivamente un orden de conductas de reparto ejemplares, descriptas y captadas lógicamente como
normas no escritas. La reforma de 1994, que ha dado a la constitución una textura muy abierta, derivó
Es difícil que un estado sin constitución formal muestre únicamente el fenómeno de los incisos a) y c). En
expresamente al congreso la competencia para dictar numerosas leyes de complementación,
general, tienen leyes constitucionales dispersas, más derecho no escrito. determinación o reglamentación de normas constitucionales.
b) Tratados internacionales, como los que versan sobre derechos humanos, sobre la
integración a organizaciones supraestatales, el Acuerdo de 1966 con la Santa Sede, la Convención
de Viena sobre derecho de los tratados, etcétera.
La reforma constitucional de 1994 ha introducido una importante modificación en este Fuera de él, podemos mencionar como normas no escritas: a) la que establece que el congreso cumple sus
ámbito, cuando el art. 75 inc. 22 reconoce a determinados tratados de derechos humanos la misma funciones dictando leyes, aunque muchas de esas funciones no tengan naturaleza legislativa; b) la que establece
jerarquía de la constitución. que no se convoca a nuevas elecciones para designar vicepresidente cuando la vicepresidencia queda vacante por
sucesión presidencial del vicepresidente; c) la que entre 1928 y 1958 establece que se elige nuevo vicepresidente
cuando la vicepresidencia queda vacante por causas distintas a la asunción del poder ejecutivo por el
El derecho espontáneo vicepresidente; d) la mayor parte de las vigentes en períodos de facto (disolución del congreso, ejercicio de sus
facultades por el presidente de facto, destitución de jueces por el presidente de facto, etc.).
23. — Al derecho no escrito lo venimos llamando hasta ahora, para conservar la denominación tradicional, Por uso contrario o por desuso, normas de la constitución escrita no tuvieron o no tienen vigencia
derecho consuetudinario. Esta terminología proviene de atribuir a la costumbre carácter de fuente material. sociológica; hasta la reforma de 1994, no la tuvo la que exigía permiso del congreso para que el presidente de la
Trabajado el tema en el derecho privado, se ha exigido para el reconocimiento del derecho consuetudinario república saliera de la capital federal (esta norma se eliminó del texto en 1994); siguen sin tener vigencia
una serie de condiciones: a) muchos casos análogos; b) repetición o frecuencia de conductas análogas en casos sociológica las normas que fijan una renta anual para ser presidente, vicepresidente y senador, y las que prevén el
similares durante mucho tiempo; c) el “animus” o convicción de su obligatoriedad. juicio por jurados.
En el derecho constitucional material nos topamos a veces con un derecho no escrito que responde a esa
tipología consuetudinaria. No sería difícil admitir que buena parte de la constitución no escrita o dispersa de Gran Hemos asimismo de prestar atención a otro fenómeno que tiene su origen en el derecho no
Bretaña es consuetudinaria. escrito (espontáneo o consuetudinario). Se produce cuando, sin que claramente pueda sostenerse
En otras muchas situaciones, la fuente material es creadora de derecho constitucional con que una conducta ejemplarizada viola una norma de la constitución escrita, le imprime mediante
modalidades que no responden al tipo privatista del derecho consuetudinario. Una o pocas la llamada mutación por interpretación (ver Cap. II, nº 38 c) una modalidad en su funcionamiento
conductas, durante un lapso breve, engendran o pueden engendrar derecho constitucional. que no surge directamente de la misma norma.
¿Cómo? ¿Por qué? La respuesta exige un resumen rápido de su caracterización. Un ejemplo —ya citado— es el ejercicio de todas las competencias del congreso mediante el dictado de leyes,
La conducta que, desde su origen o posteriormente, se torna en modelo y se ejemplariza, por aunque el contenido de los actos no siempre sea legislativo en sentido material; otro, hasta la reforma de 1994, la
la pauta o el criterio de valor que lleva adosados, sabemos que por el seguimiento o la viabilidad intervención federal a una provincia tanto por decreto del poder ejecutivo, como por el congreso.
de seguimiento es una conducta vigente, que tiene vigencia sociológica. Si la ejemplaridad
funciona en poco tiempo, o a través de un lapso prolongado, o si proviene de una sola conducta, 26. — Debe quedar bien aclarado que cuando el derecho espontáneo opuesto a la constitución
de pocas o de mu-chas, no interesa. Basta que exista. Cuando existe, podemos captar lógicamente formal priva a ésta de vigencia sociológica en la parte respectiva, la norma de la constitución for-
como norma general la descripción de la conducta ejemplarizada. La normatividad extralegal o mal subsiste en el orden normológico y mantiene su capacidad de recuperar vigencia sociológica,
no escrita aparece rápidamente. no bien se desplace la ejemplaridad de la conducta infractoria. Es decir que no queda “derogada”
ni su-primida.
¿De dónde viene la aceleración del proceso? Es muy simple. De que habitualmente las conductas que se
ejemplarizan, no obstante ser conductas individuales cumplidas por hombres, tienen como autores a hombres con El poder judicial, cuando interviene con declaraciones de inconstituciona-lidad, es un instrumento para
una calidad muy especial: la de ser titulares o detentadores del poder, a quienes en el orden de las normas impedir que las violaciones a la constitución for-mal adquieran ejemplaridad y, por ende, para impedir que decaiga
visualizamos como órganos del poder o del estado. El uso y ejercicio del poder permite que esas conductas se la vigen-cia sociológica de la misma constitución. Puede también, en un momento dado, lograr que esa vigencia
socialicen y generalicen muy pronto, se erijan en modelo, tengan aptitud de incitar al seguimiento o a la imitación, sociológica extraviada se recobre.
y se revistan de ejemplaridad.
El derecho judicial
Para denotar con más precisión la naturaleza del fenómeno de aceleración en la fuente
material, preferimos hablar de derecho espontáneo, y reservar el adjetivo consuetudinario para los 27. — El derecho judicial funciona como fuente a través de un proceso similar al del derecho
casos clásicos de mucha frecuencia y largo tiempo. espontáneo. La diferencia radica en que la conducta es cumplida por uno o varios hombres que
administran justicia —o sea, que en el orden de normas visualizamos como órganos del poder
24. — El derecho espontáneo —al igual que el consuetudinario— puede ser enfocado desde el triple ángulo judicial (jueces). Esa conducta es la que lleva a cabo el juez al resolver una causa. La norma
de la costumbre secundum legem, praeter legem, y contra legem. individual que describe el reparto del caso es la sentencia.
La primera se da cuando la norma escrita remite a ella; la segunda, cuando la costumbre viene a cubrir o La conducta de reparto cumplida al sentenciar una causa puede actuar como modelo, provocar
completar la insuficiencia o inexistencia de normas escritas; la tercera, cuando la costumbre es violatoria de la
norma escrita.
seguimiento, ejemplarizarse, y servir de precedente para resolver en el futuro casos semejantes en
igual sentido. Con ello, la sentencia se proyecta más allá del caso y se generaliza
Aplicando el esquema al derecho constitucional, vemos fundamentalmente al derecho espontáneo o
consuetudinario en un doble posible funcionamiento: a) sin oponerse a la constitución, en cuyo caso puede espontáneamente por imitación. La norma individual se generaliza.
proporcionar vigencias constitucionales que completan, rellenan y exceden a la constitución formal; b)
contrariando a la constitución. El derecho judicial nos obliga a preguntarnos si sus normas están o no formuladas expresamente por escrito.
Las sentencias como normas individuales tienen esa forma de constancia. Pero la norma general que extraemos
En este último caso, la ejemplaridad de las conductas infractorias, al adquirir vigencia sociológica, priva de
por proyección de la sentencia ejemplarizada, no está escrita como tal norma general.
vigencia sociológica a la constitución formal en la parte violada.
Con nuestra terminología decimos que el derecho espontáneo o consuetudinario puede crear derecho
28. — La creación de derecho constitucional material por vía de fuente judicial cuenta con un
constitucional material en oposición al formal, destituyendo a este último de vigencia sociológica, pero sin
validez. factor decisivo: el control judicial de constitucionalidad, sobre todo cuando está a cargo de la
Corte Suprema de Justicia. Observamos que sus sentencias: a) obtienen seguimiento habitual por
25. — En nuestro derecho constitucional hay numerosos ejemplos de esta fuente material del derecho el propio tribunal, que reitera sus precedentes; b) obtienen similar seguimiento por parte de
espontáneo. Así, de conductas ejemplarizadas captamos la existencia de normas no escritas de derecho tribunales inferiores; c) originan muchas veces la reforma o derogación de normas que la Corte
espontáneo, como las siguientes: a) cuando el congreso declara la necesidad de la reforma constitucional trabaja declaró inconstitucionales; d) sirven de pauta a normas futuras del derecho escrito.
con cada una de sus cámaras reunidas separadamente (pero podría ejemplarizar la conducta de hacerlo con ambas
reunidas en asamblea); b) en la misma ocasión, el acto declarativo toma forma de ley (sin ser en su esencia Nuestro derecho constitucional ofrece multiplicidad de normas del derecho judicial. Rastreando solamente
función legislativa); c) el quórum de dos tercios de votos favorables se computa sobre la totalidad de los miembros algunas, citamos: a) la que establece que las llamadas cuestiones políticas no son judiciables por los tribunales; b)
de cada cámara por separado; d) la convención especial que toma a su cargo la reforma se compone de miembros la que establece que la actividad jurisdiccional de la administración pública requiere ulterior control judicial
elegidos por el cuerpo electoral. Todo ello es derecho espontáneo en torno del art. 30 de la constitución. suficiente; c) la que establece que la doble instancia no es requisito constitucional del debido proceso o de la
defensa en juicio; d) la que establece que los jueces tienen que calificar judicialmente la huelga cuando resuelven del derecho engendrado; c) ejemplaridad generalizada del mismo. A esta formulación corresponde nuestro
litigios laborales derivados de una huelga; e) la que establece que los actos y las medidas en ejecución del estado principio sobre la llamada “norma de habilitación”.
de sitio, que inciden en derechos y libertades están sujetos a control judicial de razonabilidad, etc. Buena parte del c) La “convalidación” a que nos referimos en el inciso anterior no impide que, en un momento dado, la
derecho espontáneo en materia de doctrina de facto ha recibido también consagración por parte del derecho infracción originaria que privó de vigencia sociológica y de validez a la parte conculcada de la constitución
judicial. formal, sea descalificada como inconstitucional mediante el control de constitucionalidad, y que de ahí en más se
Aparte de estas normas judiciales proponemos solamente tres contenidos fundamentales de nuestro derecho restaure la vigencia sociológica y la validez de la constitución formal en la parte que había quedado desplazada.
constitucional material surgidos del derecho judicial elaborado por la Corte: a) la creación jurisprudencial del d) Cuando con el afán de priorizar y dejar inmune al derecho escrito se dice que la “costumbre contra legem”
amparo, desde 1957 hasta la legislación de 1966 y1967; b) la elaboración de los contenidos del derecho de (derecho consuetudinario o espontáneo) no “deroga” a la constitución escrita, lo que en realidad se está
propiedad en sentido constitucional; c) la elaboración de la doctrina sobre arbitrariedad de las sentencias. expresando es que, a pesar de privarla de vigencia sociológica, deja “puestas” e intactas a las normas transgredidas
dentro del orden normológico; o sea, permanecen en la “letra” de la constitución con vigencia normológica.
29. — No nos debe sorprender que el derecho judicial cambie, a veces diametralmente, o con frecuencia, y
sustituya una interpretación jurisprudencial por otra, a partir de una sentencia que se ejemplariza. Además, siempre podrá acusarse, en principio, como inválido —aunque vigente sociológicamente— al
derecho surgido en oposición a la constitución.
Esta movilidad no obsta a decir que mientras una norma de él mantiene su vigencia sociológica, ése es el
derecho judicial vigente. Lo que ocurre es que tal vigencia puede perderse o sustituirse cuando se opera un sesgo
distinto en el derecho judicial, provocado por la ejemplarización de sentencias posteriores que generalizan una El derecho internacional público
interpretación diferente.
También aparece el mismo fenómeno en el derecho espontáneo, y en el derecho legislado; en éste, una ley
33. — El derecho internacional público se divide en contractual (o sea, derivado de tratados
puede, de un momento para otro, modificar o suplantar al derecho escrito anterior. y convenciones) y no contractual (o sea, consuetudinario, al que se suele llamar “derecho de
gentes”). La relación entre derecho internacional y derecho interno en orden al tema de las fuentes
Las fuentes en relación con la validez y la vigencia da lugar a dos posturas fundamentales: el monismo y el dualismo.
30. — Conviene puntualizar primero algunas acepciones de las palabras validez y vigencia. Monismo y dualismo procuran explicar el modo de penetración o incorporación del derecho internacional en
el derecho interno. Por eso decimos que se trata de un problema referido a las fuentes. La cuestión de la jerarquía
En tanto del valor como deber ser ideal predicamos la “valencia” (el valor vale), del derecho positivo se entre derecho internacional y derecho interno aparece en segundo término.
puede predicar la “validez”.
Primero hay que resolver cómo se incorpora el primero al segundo, y luego, qué lugar ocupa en el derecho
La validez como cualidad posible del derecho positivo proviene de su ajuste o conformidad a los valores interno el derecho internacional incorporado.
jurídicos puros, especialmente al valor justicia. El derecho positivo justo goza de validez, en tanto el derecho
positivo injusto (que sigue siendo derecho), es inválido, o carece de validez, aunque tenga vigencia sociológica.
El monismo afirma que entre derecho internacional y derecho interno existe unidad de orden
Cuando la constitución es justa, la validez del derecho infraconstitucional se tiene por cierta si se adecua a la
jurídico y, por ende, unidad en el sistema de fuentes. Las fuentes del derecho internacional son
constitución, pues a través de ésta viene a realizar el valor justicia.
automáticamente y por sí mismas fuentes del derecho interno, con lo cual el derecho internacional
penetra y se incorpora directamente en el derecho interno.
31. — A la vigencia la podemos desdoblar para hablar de: a) una vigencia normológica; b)
una vigencia sociológica. Normalmente, cuando se emplea el término vigencia sin calificativo El dualismo afirma que hay dualidad de órdenes jurídicos, e incomunicación entre ambos.
alguno, se suele aludir a la vigencia sociológica. Cada uno posee su propio sistema de fuentes, con lo que las fuentes del derecho internacional no
funcionan directamente como fuentes del derecho interno. Para que se opere la incorporación del
a) La vigencia normológica es la de las normas (u orden normativo), y consiste en que una
primero al segundo, hace falta que una fuente interna dé recepción al derecho internacional. La
norma sea “puesta” en el mundo jurídico, y permanezca en él sin un acto formal de derogación,
fuente de derecho interno hace de colador o filtro para dejar pasar al derecho internacional, y en
abrogación, eliminación o supresión.
ese tránsito produce la novación o conversión del derecho internacional en derecho interno.
b) La vigencia sociológica se da en la dimensión sociológica del mundo jurídico, y requiere la
conducta ejemplarizada y la norma descriptiva (escrita o no escrita) con funcionamiento y En materia de derecho internacional consuetudinario, no hay mayor inconveniente por parte de los estados en
eficacia. aceptar el monismo. En cambio, en materia de derecho internacional contractual, el dualismo sigue jugando una
influencia muy marcada.
La interrelación de vigencia y validez
34. — Nuestra constitución se ocupa de los tratados en numerosos artículos (27, 31, 43, 75
32. — El problema de la vigencia sociológica se conecta con el de la validez del derecho. No todo derecho incisos 22, 23 y 24, 99 inc. 11, 116). Al derecho internacional consuetudinario no hace referencia,
que posee vigencia sociológica es válido. En el derecho constitucional argentino decimos que, además de la salvo la mención marginal del derecho de gentes en el art. 118; pero hay leyes que aluden a él: ya
vigencia sociológica que lo hace ser derecho positivo, hace falta: a) conformidad con la constitución escrita y, a la ley 48 estableció que la Corte Suprema debía proceder en las causas de su competencia
través de ella; b) concordancia con los valores jurídicos, especialmente con el valor justicia.
originaria concernientes a embajadores, etc., de acuerdo al derecho de gentes. El decreto ley
a) El derecho contrario a la constitución formal que, pese a esa oposición, tiene vigencia sociológica, quita 1285/58 ha repetido el principio para las mismas causas, en las que la Corte interviene “del modo
dicha vigencia a la constitución formal en la parte infringida.
que una Corte de justicia puede proceder con arreglo al derecho de gentes”. Y para corroborar que
La pérdida de vigencia sociológica —total o parcial— de la constitución formal, apareja la pérdida de la nuestro país no descarta el derecho internacional consuetudinario, observamos que el art. 21 de la
validez. Ello es claro si partimos de la idea de que la validez es una cualidad del derecho positivo, y si por falta de
vigencia sociológica el derecho positivo deja de ser “positivo”, desaparece el sustrato jurídico (apoyo) de la
ley 48, al enunciar las normas que deben aplicar los jueces y tribunales federales, cita
validez. separadamente a los “tratados internacionales” y a los “principios del derecho de gentes”,
Esto no impide que las normas de la constitución que pierden vigencia sociológica, y con ella su validez
remitiendo con esta última terminología al derecho internacional no contractual o
como derecho positivo, puedan recobrar aquella vigencia cuando empiecen a funcionar. Esto es posible porque consuetudinario.
siempre mantienen la aptitud para ser aplicadas, y porque siguen “puestas” en el texto constitucional (u orden
normológico). 35. — En el mecanismo clásico de celebración de los tratados ha-llamos diversas etapas, que
b) ¿Se puede admitir la validez del derecho que ha cobrado vigencia sociológica en contra de la constitución nuestro derecho constitucional regula:
formal? Cabe decir que se “convalida” o adquiere validez si concurren todas las siguientes condiciones: a) a) la negociación, a cargo del poder ejecutivo;
imposibilidad de alegar la infracción, o resultado inexitoso del alegato producido; b) justicia material intrínseca
b) la firma, también a cargo del poder ejecutivo;
c) la aprobación del tratado por el congreso (si en vez de aprobación hay rechazo, el proceso Dijo la Corte que un tratado internacional constitucionalmente celebrado, incluyendo su
no sigue adelante); ratificación internacional, es orgánicamente federal y es “ley suprema de la nación”, con lo que, a
d) la ratificación del tratado en sede internacional, a cargo del poder ejecutivo. nuestro juicio, dio por cierto que para ingresar al derecho interno no hace falta que después de la
ratificación internacional por el poder ejecutivo se dicte una ley.
36. — La vigencia del tratado en el orden internacional arranca normalmente de la
ratificación. La ratificación es un acto de declaración de voluntad de los estados ratificantes, en el Es más, en el caso citado la Corte sostuvo que el mentado art. 14 del Pacto de San José de
sentido de tener al tratado como de cumplimiento obligatorio. Costa Rica es operativo.
37. — En la constitución argentina debemos interpretar si su solución es monista o dualista. 41. — Es muy importante adelantar un tema posterior que trataremos al abordar la relación del derecho
internacional con la constitución. En el derecho internacional rige el principio básico de su prelación sobre todo
El monismo dice que, cumplida la ratificación, el tratado queda incorporado automática y el derecho interno, y aunque ello hace referencia a la supremacía y no a las fuentes, hay que tenerlo en cuenta,
directamente al derecho interno argentino. El dualismo, en cambio, afirma que después de la porque si nuestra constitución presta recepción a la fuente de derecho internacional, lo lógico y coherente sería, a
ratificación hace falta una ley del congreso que dé recepción al tratado y que lo incorpore al nuestro criterio, que en orden a la supremacía lo hiciera asumiendo la prioridad, cosa que no acontece, como lo
derecho interno, donde adquiere calidad de ley (o sea, pierde la de tratado). veremos después (cap. V, nº 17).
Para el dualismo, el congreso protagonizaría dos intervenciones: una al aprobar el tratado antes de su Las fuentes históricas
ratificación; otra, después de ratificado, para incorporarlo al derecho interno.
42. — Podemos dividir las fuentes históricas en tres clases: a) fuentes ideológicas o
Hay razones para reconocer que nuestra constitución es monista. Por un lado, ella no doctrinarias, que son el conjunto de ideas, doctrinas y creencias que gravitó sobre el constituyente
establece en ninguna parte que haga falta una ley de recepción después de la ratificación del para componer el complejo cultural de la constitución; b) fuentes normativas (o del derecho
tratado. Por otra parte, el art. 31 brinda un buen argumento: en su orden de prelación se cita a la constitucional escrito), que son los textos y las normas previos a 1853-1860 que sirvieron de
propia constitución, a las leyes del congreso, y a los “tratados”; la mención separada de los inspiración y antecedente al articulado de la constitución; c) fuentes instrumentales, que apuntan
“tratados” y de las “leyes” significa que los tratados ingresan al derecho interno como tratados, o al proceso político-jurídico que condujo al establecimiento de la constitución, y que dan noticia de
sea sin perder su naturaleza y sin necesidad de una ley de incorporación; si fuera menester dicha cómo, por qué, y cuándo, se incorporan a ella sus contenidos fundamentales.
ley, sería redundante citar a los tratados separadamente de las leyes, puesto que la ley de La ideología, los principios fundamentales, las normas, los contenidos de la constitución,
recepción o incorporación los convertiría en “ley”, y los dejaría com-prendidos y subsumidos en tienen —como la constitución toda— una génesis histórica. Han surgido de alguna parte, y han
la mención de las “leyes” del congreso. entrado de algún modo en la constitución. Tal es el tema de las fuentes históricas, que nos lleva al
Observamos, por fin, que el art. 116 vuelve a citar a los tratados separadamente de las leyes. hontanar donde el constituyente se inspiró, y a los cauces que utilizó para plasmar positivamente,
desde y con esas fuentes históricas, nuestra constitución.
38. — La solución monista no queda perturbada ni desmentida cuando se encara el caso de tratados que no En primer término, cabe señalar que pese a las influencias recibidas desde afuera —o sea, a
son autoejecutorios u operativos.
las fuentes extranjeras—, la constitución asume una solución propia, que no es copia ni adopción
Un tratado puede ser operativo o ser programático. Depende de la formu-lación de sus normas. Ejemplo de automática de modelos foráneos, sino en todo caso una imitación que acomoda lo extraño a lo
tratado operativo (self-executing) sería el que dispusiera: “los estados partes establecen que la jornada de trabajo
en las minas no excederá de cinco horas”. Ejemplo de tratado programático sería el que dispusiera: “los estados
vernáculo.
partes se comprometen a adoptar medidas en su derecho interno para reducir a cinco horas la jornada de trabajo Por una parte, la base ideológica e institucional española con que se maneja la Revolución de
en las minas”. Mayo permanece como fermento que conduce en 1853 a la organización constitucional. Por otro
El primer tratado fija directamente el horario laboral, y se vuelve automáti-ca y directamente aplicativo en el lado, la emancipación acuña desde 1810 algunas pautas fundamentales que componen el ideario
derecho interno. El segundo no, porque sola-mente consigna una obligación de los estados-parte para limitar ese de Mayo.
horario, lo cual torna necesario que adopten medidas al respecto en su derecho interno.
Desde Estados Unidos de Norteamérica nos llega el rol de ejemplaridad de su constitución de
Que el tratado programático requiera de ley para que se cumplan sus previsiones en el derecho interno sólo 1787. La república y el federalismo nos sirven de inspiración, pero se institucionalizan en forma
significa que no es operativo, y que demanda su complementación normativa. De ningún modo significa que la ley
interna “reglamentaria” sea una “fuente interna de recepción” del tratado. autóctona.
Los ensayos constitucionales desde 1810 hasta la constitución de 1826 —cuya cita no nos
39. — En el caso “Merck Química Argentina c/Gobierno Nacional”, fallado en 1948, nuestra Corte Suprema incumbe ahora— hicieron también su aporte, cuajando en el proyecto elaborado por Alberdi en las
sostuvo que monismo significa supremacía del derecho internacional sobre la constitución, y dualismo, “Bases”. Ideológicamente, es factor de primer orden el pensamiento de la generación de 1837
supremacía de la constitución sobre el derecho internacional. Tal criterio definitorio, seguido por algunos expresado en las palabras simbólicas del Dogma Socialista, y el ideario oriental formulado
internacionalistas, no es el que nosotros hemos acogido; monismo y dualismo no se enredan en torno de un
principalmente por Artigas.
problema de supremacía, sino de unidad o dualidad de orden jurídico y de los sistemas de fuentes.
Hecha la distinción por la Corte, el tribunal siguió diciendo que en tiempos de paz nuestro estado es dualista, 43. — El proceso constitucional argentino que confluye a la constitución de 1853 se compone a través de la
porque impone la supremacía de la constitución por encima de los tratados, pero que en tiempos de guerra nuestro interinfluencia del medio, del hombre y de la ideología.
estado es monista, porque coloca a los tratados por encima de la constitución.
a) En el medio (influencia mesológica) ubicamos a las ciudades, a las provincias y a Buenos Aires. Las
El enfoque de la Corte, adoptando una solución para época de paz y otra para época bélica, deriva de suponer ciudades dan origen a zonas que, con el tiempo, demarcarán las jurisdicciones provinciales. Y las provincias
que estando prevista la guerra en nuestra constitución, está también habilitado el derecho internacional de guerra librarán su lucha por su existencia y supervivencia política, para asegurar su personalidad histórica en un sistema
con todas sus soluciones, y marginada la aplicación de la constitución en las partes que se opongan o no coincidan federal. Buenos Aires, por fin, actuará como polo centralizador y unificante, para atraer como por un plano
con el derecho internacional de guerra. inclinado, hacia la unidad de un solo estado, a las catorce provincias mesológicamente susceptibles de entrar en su
radio de acción.
40. — Una indagación útil en el actual derecho judicial de la Corte Suprema la proporcionó la b) Estas influencias del medio se intercalarán con las del hombre. El hombre dará a la vida, a las ideas, a las
sentencia dictada el 7 de julio de 1992 en el caso “Ekmekdjian c/Sofovich”, en el que se disputaba costumbres de cada provincia, un estilo sociológico y cultural propio, que será la razón de ser de las autonomías
el derecho de réplica previsto en un tratado internacional (art. 14 del Pacto de San José de Costa locales. El hombre será el pueblo, serán los caudillos, será Artigas.
Rica). La tesis que extraemos del fallo favorece y acoge el monismo, en cuanto da por c) Del hombre situado en el medio surgirá la ideología. Sin la fuerza ideológica, el medio y el hombre
incorporado el tratado a nuestro orden interno después de cumplidas las etapas para su formación. hubieran sido estériles, no hubieran llegado por sí solos a la coyuntura constitucional de 1853. La ideología de
emancipación, de democracia, de gobierno republicano, de federalismo, germinó en una estructura constitucional
pensada y creada por el hombre en un medio físico y geográfico. 4. — Se puede decir que el tipo historicista y el tipo sociológico se apartan (total o parcialmente) de la
La disposición e interinfluencia de los elementos humanos, ideológicos y mesológicos fue lograda por los planificación racional y abstracta, porque ven a la constitución como un producto del medio social, o sea, como
pactos interprovinciales. El proceso pactista o contractual fue el cauce a través del cual se preparó e instrumentó constitución material.
la organización constitucional de las provincias que tuvieron a Buenos Aires como foco territorial y vínculo físico
de integración. Las clases de constitución
El primer antecedente de los pactos preexistentes con gravitación importante es la Convención de la Provincia
Oriental del Uruguay, celebrada el 19 de abril de 1813 entre Artigas y Rondeau. Podemos mencionar luego el 5. — Entre las clases de constitución involucramos:
Tratado del Pilar, la Liga de Avalos, el pacto de Benegas, el Tratado del Cuadrilátero y el pacto Federal de 1827.
a) la escrita, formal o codificada, que se caracteriza por la reunión sistemática de las normas
En relación más inmediata con la constitución hallamos en 1831 el Pacto Federal, y en 1852 el Acuerdo de San
Nicolás. Un último pacto, el de San José de Flores de 1859, facilitará el ingreso de Buenos Aires a la federación. expresamente formuladas en un cuerpo unitario;
b) la no escrita o dispersa, que carece de dicha unidad, y puede ser: b’) totalmente no escrita;
CAPÍTULO II b”) parcialmente no escrita, y parcialmente escrita en normas dispersas; b’’’) totalmente escrita en
normas dispersas. El tipo más frecuente de constitución no escrita es el mencionado en el
LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN subinciso b”);
c) la constitución formal, definida en el inc. a) por la forma externa de la codificación
I. LOS TIPOS Y LA CLASIFICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES. - Los tres tipos puros. - Las clases de normativa;
constitución. - II. LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN FORMAL ARGENTINA. - Su caracterización general. - El
preámbulo. - El orden normativo de la constitución formal. Normas “operativas” y “programáticas”. Normas d) la constitución material, que es la vigente y real en la dimensión sociológica del tiempo
que no son susceptibles de reglamentación. - III. LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN ARGENTINA DESPUÉS DE presente, como modo de estructura y ordenación de un régimen;
LA REFORMA DE 1994. - ¿Es una “nueva” constitución? - El techo ideológico. - La vigencia normológica de las
e) la constitución rígida es la que, surgida de un poder constituyente formal, no se puede
normas no reformadas. - ¿Las leyes complementarias sólo pueden dictarse una vez? - La rigidez. - Las
cláusulas transitorias. - IV. LA DINÁMICA DE LA CONSTITUCIÓN. - La constitución en la movilidad del régimen modificar sino mediante procedimientos diferentes a los de la legislación común; la rigidez puede
político. El reflejo de las normas de la constitución formal en la constitución material. - Las consistir fundamentalmente en que: e’) debe seguirse un procedimiento especial a cargo de un
mutaciones constitucionales. órgano también especial que hace la reforma; o sea que procedimiento y órgano reformatorios
difieren de los legislativos comunes; a este tipo de rigidez se le llama orgánico; e”) basta seguir un
procedimiento especial a cargo del mismo órgano legislativo (parlamento o congreso); o sea que
I. LOS TIPOS Y LA CLASIFICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES el procedimiento es distinto al de la legislación común, pero el órgano es el mismo; a este tipo de
rigidez más benigno se lo denomina rigidez por procedimiento agravado, o rigidez formal;
Los tres tipos puros f) la constitución flexible es la que admite su enmienda mediante el mismo mecanismo
empleado para la legislación común; por eso, en las constituciones flexibles o elásticas suele
1. — Para comprender la tipología de nuestra constitución, necesitamos hacer previamente un breve esquema
de los tipos y las clases de constitución que manejan la doctrina y el derecho comparado. decirse que falta la distinción entre poder constituyente y poder constituido, porque el poder
legislativo está habilitado para modificar la constitución como si fuera una ley común. Sin
Encontramos un tipo racional-normativo, cuya caracterización puede lograrse de la siguiente forma:
embargo, los demás órganos de poder distintos del legislativo carecen de esa competencia, por lo
a) define a la constitución como conjunto de normas, fundamentalmente escritas, y reunidas en un cuerpo
que cabe decir que quedan subordinados a la constitución y que, respecto de ellos, ésta no es
codificado;
flexible;
b) piensa y elabora a la constitución como una planificación racional, o sea, suponiendo que la razón humana
es capaz de ordenar constitucionalmente a la comunidad y al estado; g) la constitución se considera pétrea si además de ser escrita y rígida se declara irreformable;
c) profesa la creencia en la fuerza estructurada de la ley, es decir, en que las normas son el principio no parece posible hablar de una constitución totalmente pétrea, debiendo reservarse el concepto
ordenador del régimen constitucional y de que tienen en sí mismas, y en su pura fuerza normativa, la eficacia para para algunos contenidos de la constitución que no son susceptibles de reforma, o de alteración, o
conseguir que la realidad sea tal como las normas la describen; de supresión. Sin embargo, sería viable reputar a una constitución íntegramente pétrea durante los
d) la constitución es un esquema racional de organización, un plan o programa formulado con pretensión de períodos de tiempo en que su reforma está prohibida. Los contenidos pétreos pueden estar
subsumir toda la dinámica del régimen político en las previsiones normativas. expresamente establecidos, o surgir implícitamente;
El tipo racional-normativo propende a obtener: racionalidad, seguridad, estabilidad. Tales efectos se h) la constitución es otorgada cuando un órgano estatal la concede o establece
consideran el resultado de la planificación predeterminada en las normas. unilateralmente;
El tipo racional-normativo se supone apto para servir con validez general a todos los estados y para todos los
i) la constitución es pactada cuando deriva de un acuerdo, compromiso o transacción entre un
tiempos. Históricamente, responde a la época del constitucionalismo moderno o clásico, iniciado a fines del siglo
XVIII. órgano estatal y la comunidad, o un sector de ella;
El tipo racional-normativo apunta fundamentalmente a la constitución formal. j) la constitución es impuesta cuando se la supone emanada del poder constituyente radicado
en el pueblo, y surgida de un mecanismo formal en ejercicio del mismo poder.
2. — El tipo historicista, en oposición al racional normativo, responde a la idea de que cada constitución es el
producto de una cierta tradición en una sociedad determinada, que se prolonga desde el pasado y se consolida
hasta y en el presente. Cada comunidad, cada estado, tiene “su” constitución así surgida y formada. La II. LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN FORMAL ARGENTINA
constitución no se elabora ni se escribe racionalmente, la constitución es algo propio y singular de cada régimen.
Por eso descarta la generalidad y la racionalidad del tipo racional-normativo, para quedarse con lo individual, lo Su caracterización general
particular, lo concreto.
3. — El tipo sociológico contempla la dimensión sociológica presente. Diríamos que enfoca a la constitución
6. — La constitución argentina de 1853 —a la que llamamos constitución histórica o
material tal cual funciona “hoy” en cada sociedad, como derecho con vigencia actual, en presente. No le preocupa fundacional— es escrita o codificada, por lo que corresponde a la categoría de constitución
que la vigencia sociológica provenga o no de una línea precedente de tradición histórica, o que sea reciente. formal.
Así como el tipo historicista pone el acento en la legitimidad de la constitución a través del tiempo y del Surgió en 1853 de un acto constituyente originario y se completó con otro de igual naturaleza
pasado, el sociológico encara la vigencia sociológica de la constitución material presente. en 1860, al integrarse la provincia de Buenos Aires a la federación que, en la primera fecha, se
formó solamente con trece. Es, entonces, una constitución nueva u originaria, que dio nacimiento Si bien la jurisprudencia de nuestra Corte advierte que el preámbulo no puede ser invocado para ensanchar los
a la República Argentina. poderes del estado, ni confiere “per se” poder alguno, ni es fuente de poderes implícitos, no podemos dejar de
admitir que suministra un valioso elemento de interpretación. La propia Corte ha dicho de algunas de sus
Tomó del tipo racional-normativo la pretensión de planificar hacia el futuro nuestro régimen cláusulas (por ej., la de “afianzar la justicia”) que son operativas, y les ha dado aplicación directa en sus
político, pero el constituyente no la elaboró con puras abstracciones mentales ni con un sentencias.
racionalismo apriorístico, sino todo lo contrario. Tuvo un sentido realista de compromiso con
todos los elementos de la estructura social de su época: cultura, religión, tradición, ideologías, 11. — El preámbulo no ha de ser tomado como literatura vana, porque los fines, principios y valores que
creencias, factores geográficos y mesológicos, etc. enuncia en su proyecto obligan a gobernantes y a gobernados a convertirlos en realidad dentro del régimen
político.
Es importante y necesario hacer historia política y constitucional de todo el proceso que desembocó en la Por otra parte, esos mismos fines y valores mantienen permanente actualidad, son aptos para encarnarse en
constitución de 1853-1860 para comprender cuál ha sido su “por qué” y su “razón histórica” y, con ello, dar por nuestra sociedad contemporánea, y además gozan de suficiente consenso por parte de la misma sociedad.
cierto que constituir un nuevo estado estuvo muy lejos de crearlo de la nada y de prescindir de su génesis. Diríamos, por eso, que goza de legitimidad sociológica.
7. — La constitución argentina amalgama también —por eso— algunos caracteres del tipo 12. — La primera definición que encontramos en el preámbulo acoge el principio de que el
tradicional-historicista, porque plasmó contenidos que ya estaban afincados en la comunidad poder constituyente reside en el pueblo. “Nos los representantes del pueblo…”. De inmediato
social que la preexistía, y los legitimó a título de la continuidad y permanencia que acusaban en la cuando dice “por voluntad y elección de las provincias…”, reconoce la preexistencia histórica de
estructura social. De todo un repertorio de ideas, principios y realidades que la tradición histórica las provincias. Ambas alusiones permiten coincidir en que el sujeto primario de nuestro poder
prolongaba —por lo menos desde 1810—, nuestra constitución consolidó implícitamente constituyente ha sido el pueblo “de las provincias” o, en otros términos, el pueblo diversificado
determinados contenidos a los que atribuimos carácter pétreo. en las unidades políticas provincianas que antecedieron al estado federal.
La mención al “cumplimiento de pactos preexistentes” da razón de una fuente instrumental a
Decir que hay contenidos pétreos en nuestra constitución significa afirmar que mientras se mantenga la través de la cual se arribó al acto constituyente.
fisonomía de nuestra comunidad y mientras la estructura social subyacente siga siendo fundamentalmente la
misma, dichos contenidos no podrán ser válidamente alterados o abolidos por ninguna reforma constitucional.
Podrán, acaso, ser objeto de modificación y reforma, pero no de destrucción o supresión. 13. — De inmediato, cuando consigna que la constitución se establece “con el objeto de…”,
el enunciado abarcador de seis fines, bienes o valores, condensa la ideología de la constitución y
Entre los contenidos pétreos citamos: a) la democracia como forma de estado, basada en el el proyecto político que ella estructura: a) unión nacional; b) justicia; c) paz interior; d) defensa
respeto y reconocimiento de la dignidad del hombre, de su libertad y de sus derechos; b) el común; e) bienestar general; f) libertad.
federalismo como forma de estado, que descentraliza al poder con base territorial; c) la forma a) Constituir la unión nacional significaba, al tiempo de la constitución, formar la unidad
republicana de gobierno, como opuesta a la monarquía; d) la confesionalidad del estado, como federativa con las provincias preexistentes; o dicho de otro modo, dar nacimiento a un estado
reconocimiento de la Iglesia Católica en cuanto persona de derecho público. (federal) que hasta entonces no existía. Pero ese objetivo inmediato mantiene y recobra su
propuesta para el presente, en cuanto se dirige a perfeccionar ahora y siempre el sistema
8. — En la constitución argentina reconocemos también una ideología que le infunde un originariamente creado, y a cohesionar la unidad social (que no significa uniformidad opuesta al
espíritu intangible. Todo régimen, toda constitución y toda política tienen su ideología, o si se pluralismo).
quiere evitar el término, sus ideales operantes, su idea de derecho, su filosofía política o su techo b) Afianzar la justicia es reconocerla como valor cúspide del mundo jurídico-político. No se
ideológico. Creencias, principios, pautas fundamentales que significan una toma de posición trata solamente de la administración de justicia que está a cargo del poder judicial, ni del valor
valorativa, forman un sistema ideológico que vertebra, inspira y moviliza a toda constitución. justicia que dicho poder está llamado a realizar. Abarca a la justicia como valor que exige de las
conductas de gobernantes y gobernados la cualidad de ser justas. La Corte ha dicho que esta
La ideología constitucional se conecta: a) con el orden del valor en la dimensión dikelógica, ya que la cláusula es operativa, y que obliga a todo el gobierno federal.
fórmula ideológica que proyecta e inspira los fines del estado toma al valor como orientación desde su deber ser c) Consolidar la paz interior fue también, a la fecha de la constitución, un propósito tendiente
ideal, y hace valoraciones —o sea, juicios de valor—, así como las hace para escoger las soluciones que a dichos
fines se encaminan; b) con el orden de las conductas (o dimensión sociológica), ya que las ideas, los principios y a evitar y suprimir las luchas civiles, y a encauzar los disensos dentro del régimen político. Puede
los valores encarnan y se realizan en el régimen político —o sea, la ideología está organizando al régimen—; c) haber adversarios, pero no enemigos. Hoy se actualiza significando la recomposición de la unidad
con el orden normativo, en cuanto la constitución formal descri-be las pautas ideológicas, los fines del estado, etc., social, de la convivencia tranquila, del orden estable, de la reconciliación.
en la dimensión normoló-gica. d) Proveer a la defensa común no es sólo ni prioritariamente aludir a la defensa bélica. La
comprende, pero la excede en mucho. El adjetivo “común” indica que debe defenderse todo lo
9. — La reforma de 1994, con haber impreso a la constitución de 1853-1860 una fisonomía que hace al conjunto social, lo que es “común” a la comunidad; en primer lugar, defender la
en muchos aspectos distinta a la del texto originario (es más extensa, más abierta en sus normas, propia constitución, y con ella, los derechos personales, los valores de nuestra sociedad, las
más detallista en algunas) no nos hace hablar de una “nueva constitución”, porque entendemos provincias, la población, el mismo estado democrático, el federalismo.
que ha mantenido —aunque ampliado— el eje vertebral primitivo de principios, valores, derechos e) Promover el bienestar general es tender al bien común público; la Corte ha dicho que el
y pautas, sin alterar el contenido esencial originario, no obstante las numerosas enmiendas que le bienestar general del preámbulo coincide con el bien común de la filosofía clásica. Este bienestar
introdujo. Ver nº 27. contiene a la prosperidad, al progreso, al desarrollo, con todos sus ingredientes materiales e
El preámbulo inmateriales que abastecen la buena convivencia humana social. Es el “estar bien” o “vivir-bien”
los hombres en la convivencia compartida en la sociedad políticamente organizada.
10. — Con referencia a la ideología y a los principios fundamentales de la constitución, f) Asegurar los beneficios de la libertad presupone que la libertad es un bien que rinde
debemos traer a colación el preámbulo. beneficio. La libertad es un valor primordial, como que define a la esencia del sistema
El preámbulo contiene y condensa las decisiones políticas fundamentales, las pautas del democrático. Exige erradicar el totalitarismo, y respetar la dignidad del hombre como persona,
régimen, los fines y objetivos, los valores y principios propugnados, el esquema del plan o más sus derechos individuales. La libertad forma un circuito con la justicia: sin libertad no hay
programa propuesto por el constituyente. justicia, y sin justicia no hay libertad.
Por otra parte, todos estos objetivos, que son fines, bienes y valores, se hallan en reciprocidad: unos reglamentadas por otra norma. La operatividad no impide esa reglamentación: solamente no la
coadyuvan a que se realicen los otros. exige como imprescindible.
b) Normas programáticas son, como lo indica el adjetivo, las que proponen un programa y,
14. — Cuando el preámbulo enuncia: “para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los
por ende, son incompletas, viéndose requeridas de otra norma ulterior que las reglamente y les
hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”, hemos de interpretar varias cosas:
permita funcionar plenamente. Se suele decir que son de aplicación diferida, hasta que aquella
a) una pretensión de durar y permanecer hacia y en el futuro; b) una indicación de que los fines y
norma posterior las complete. Y ello no es así porque, de serlo, se plantea un serio problema en
valores de su proyecto político deben realizarse ya y ahora, en cada presente, para “nosotros”, los
relación con la supremacía de la constitución. En efecto: si se dice que una norma programática
que convivimos “hoy”, sin perjuicio de su prolongación para los que nos sucedan en el tiempo; el
contenida en la constitución no puede funcionar hasta que los órganos de poder la reglamentan
futuro no relega ni amputa al presente; c) una apertura humanista y universal de hospitalidad a los
mediante otra norma derivada más precisa, parece que la supremacía de la constitución queda
extranjeros.
postergada, bloqueada o relegada hasta que el órgano del poder actúa; y si acaso no actúa, la falta
de reglamentación de la norma programática enerva aquella misma supremacía.
15. — Finalmente viene la invocación a Dios, “fuente de toda razón y justicia”. Para el
constituyente, la medida de lo razonable y de lo justo proviene de Dios; los valores que el Tan compleja cuestión nos obliga a decir, sumariamente, que la existencia de las normas
preámbulo contiene hunden su raíz última en Dios, Sumo Bien. Nuestro régimen no es ateo ni programáticas no viola, por sí sola, la supremacía de la constitución. (Por eso, no descartamos el
neutro, sino teísta. Y el patrón o standard para el derecho positivo justo es el derecho natural (o concepto de norma programática como admisible en el derecho constitucional.) Lo que sí
valor justicia). aclaramos es que la inactividad de los órganos del poder que omiten reglamentar mediante normas
más precisas a las normas programáticas de la constitución, es inconstitucional por omisión.
16. — La enunciación de los valores contenidos expresamente en el preámbulo no niega ni desconoce a otros,
que podemos considerar incluidos implícitamente, como el orden, la cooperación, la solidaridad, etc. Como principio, se ha de interpretar que las normas de la constitución que declaran derechos personales
fundamentales, son operativas, y deben ser aplicadas aunque carezcan de reglamentación. Esta pauta fue expuesta
17. — El preámbulo comparte la fuerza normativa de la constitución, y como síntesis que es, por la Corte Suprema al fallar en 1957 el caso “Siri”, sobre amparo, en el que deparó la vía procesal sumaria de
protección, sin reglamentación legal que la regulara, para tutelar la libertad de expresión a través de la prensa.
no agota el arsenal de pautas, principios y valores que luego se completan en el articulado integral
del texto constitucional.
22. — El problema más arduo se suscita —por eso— cuando nos preguntamos si antes de su
reglamentación las normas programáticas de la constitución que declaran derechos personales
El orden normativo de la constitución formal
pueden ser: a) invocadas por los titulares de esos derechos; b) aplicadas por los jueces.
18. — La constitución formal es normativa, es derecho. Le hemos llamado el “derecho de la Una primera respuesta negativa afronta así la cuestión: a’) los titulares de tales derechos no
constitución”. Por ende, en su texto encontramos un conjunto codificado de normas, desde el pueden invocar la norma programática para pretender el reconocimiento o el ejercicio del derecho
preámbulo hasta las cláusulas transitorias, pasando por todo el articulado. y, por ende, no tienen acción disponible; b’) los jueces no pueden aplicarlas si los titulares
invocan sus derechos, porque la división de poderes les impide suplir la ausencia de ley
reglamentaria de la norma programática.
19. — Hay doctrina que afirma (por ej., Vanossi) que todas las normas de la constitución son normas de
competencia, y no sólo las que organizan al poder y prevén los actos de los mismos. En tal sentido, también se A ambas respuestas negativas replicamos en sentido opuesto: a”) los titulares de derechos
contempla a las normas que declaran derechos y garantías como normas de competencia, en cuanto significan declarados en normas programáticas pueden invocarlos judicialmente, alegando que la omisión de
limitaciones o deberes para los órganos de poder (omitir, dar o hacer algo en relación con los titulares de derechos ley reglamentaria se convierte, después de un lapso razonable, en omisión inconstitucional (el
y garantías). congreso, al no dictar la ley reglamentaria, viola la constitución porque frustra el funcionamiento
Preferimos, más bien, con independencia de la divisoria tradicional en una parte orgánica y otra dogmática, de la norma programática y del derecho que ella contiene); b”) los jueces pueden acoger ese
afirmar que en cualquiera de ambas los principios, los valores y las normas que toman en consideración a la alegato, y declarar que hay inconstitucionalidad por omisión, la que ha de recibir remedio en
persona humana, confieren a ésta la centralidad que es fundamento y núcleo de toda la constitución. causa judiciable mediante integración de la carencia de norma legal (laguna legislativa), haciendo
Visualizar en la normativa de la constitución, como panorama común a todo su texto, a todas las normas aplicación directa de la norma programática constitucional que acusa esa carencia reglamentaria;
como normas de competencia puede dejar la impresión de que aquella centralidad situada en la persona se esfuma, ello significa que la sentencia ha de crear, “para el caso” a resolver, una norma individual que
para resaltar, en cambio, al poder.
tome en cuenta a la norma constitucional programática, y que supla la falta de ley reglamentaria a
20. — Las normas de la constitución pueden ser consideradas asimismo como indisponibles o disponibles. través de la integración del orden legal lagunoso.
Las primeras impiden disponer discrecio-nalmente de ellas; como ejemplo, valga las referentes a la formación y
composición de los órganos de poder, al deber de respeto de los derechos personales, etc. Las segundas dejan su La inconstitucionalidad por omisión ha sido recogida en la constitución de la provincia de Río Negro de 1988,
cumplimiento a discreción de los destinatarios; por ejemplo, las que facultan a establecer impuestos (sin que en su art. 207 arbitra soluciones mediante acción judicial.
obligación de establecerlos), o la del art. 35 que libra opción para el uso de los nombres oficiales del estado.
En las normas disponibles no hemos de entender que está ausente la fuerza normativa que impera su 23. — Es interesante también hacer aplicable una pauta que surge de la jurisprudencia del
obligatoriedad, porque ésta se advierte en cuanto impiden que las facultades potestativas se ejerzan por un órgano Tribunal Constitucional de España para sostener que cuando una norma de la constitución
al que no se les ha discernido, o que se transfieran a otro, o que se trabe su uso. Vinculan, además y siempre, en necesita desarrollo legislativo y éste no ha sido suministrado por el legislador, la norma
cuanto la disponibilidad no permitir que, al utilizarla, se pueda violar el plexo de principios, valores y derechos. constitucional tiene —por lo menos y mientras tanto— un contenido esencial que siempre es
aplicable y siempre debe ser aplicado.
Normas “operativas” y “programáticas”
24. — Además, en ese mismo intervalo, las normas programáticas surten los siguientes
21. — La clasificación más atractiva es la que distingue normas operativas y normas efectos: a) impiden que se dicten normas opuestas, a las que, en todo caso, convierten en
programáticas. inconstitucionales; b) la falta de vigencia sociológica (por desuso o por no reglamentación en
a) Normas operativas (o autosuficientes, o autoaplicativas), son las que por su naturaleza y tiempo razonable) no les quita la vigencia normológica, cuya subsistencia permite aplicarlas en
formulación ofrecen aplicabilidad y funcionamiento inmediatos y directos, sin necesidad de ser cualquier momento; c) sirven como pautas de interpretación para aplicar el derecho vigente.
En consecuencia: a’) sería inconstitucional —por ej.— una ley que prohibiera la participación en las 28. — Este único complejo normativo no suprimió, ni alteró, ni cambió el techo ideológico
ganancias; b’) el congreso puede en cualquier momento dictar la ley de juicio por jurados; c’) un tribunal puede originario. Las añadiduras y actualizaciones que innegablemente ha recibido se integran al
utilizar la norma sobre condiciones dignas y equitativas de trabajo para considerar que hay conducta patronal históricamente primitivo, acentuándole los rasgos del constitucionalismo social y conservando su
injuriosa para el trabajador al que se lo obliga a prestar servicios en un lugar pequeño sin ventilación.
eje de principios y valores.
25. — Hay cláusulas programáticas que, por su formulación, dejan plazo al congreso para que Si acaso se supone que estos agregados componen un nuevo techo ideológico, hay que afirmar que al no
las reglamente; en tanto otras demuestran que el constituyente ha impuesto el deber de haber dos constituciones sino una sola —la reformada— la nueva vertiente se unifica en un único techo ideológico
reglamentación inmediata. con el heredado de 1853-1860.
La diferencia se advierte si se coteja la redacción del art. 118 con la del art. 14 bis. El art. 118 dice que los La vigencia normológica de las normas no reformadas
juicios criminales se terminarán por jurados “luego que se establezca en la república esta institución”. La frase
permite inferir que la voluntad del constituyente consiente dilatar el funcionamiento del jurado hasta que el
29. — Con respecto a las normas del texto anterior a la reforma que, después de ésta, subsisten en su versión
congreso lo implante, cuando lo considere oportuno. En cambio, si se lee el art. 14 bis, se observa que los verbos
originaria, tampoco creemos admisible sostener que han sido “puestas” nuevamente y por segunda vez en la
que emplea no dejan margen para que el congreso postergue a su arbitrio la reglamentación que complete sus constitución por la convención constituyente que, en 1994, las retuvo incólumes.
cláusulas programáticas; en efecto, allí se ordena, con una impera-tividad sin plazo, que las leyes “asegurarán”
tales derechos, que la ley “esta-blecerá” tales cosas, que el estado “otorgará” los beneficios de la seguridad so-cial. El texto “ordenado” de la constitución reformada surgió de la “reordenación” que se le introdujo a raíz de las
La demora, en estos supuestos, consuma la inconstitucionalidad por omisión legislativa reglamentaria. enmiendas, pero las normas anteriores que no tuvieron enmiendas (porque tampoco la convención recibió
competencia para efectuarlas cuando el congreso declaró la necesidad de la reforma por ley 24.309) conservan su
vigencia normológica originaria a partir de la fecha en que el respectivo autor las insertó a la constitución (1853,
Normas que no son susceptibles de reglamentación 1860, 1866, 1898, 1957).
26. — Vale comentar que hay normas de la constitución que implícitamente prohíben su ¿Las leyes complementarias sólo pueden dictarse una vez?
reglamentación en ciertos aspectos. Así: a) la competencia originaria y exclusiva de la Corte en el
art. 116 no puede ser ampliada ni disminuida por ley; b) no se puede añadir requisitos y 30. — Ya adelantamos que el texto surgido de la reforma es extenso y con muchas cláusulas abiertas. Que
condiciones a los establecidos taxativamente por la constitución para ejercer funciones cuyo son abiertas significa —en comparación con la constitución histórica— que numerosas normas exigen ser
desempeño tiene asignado los recaudos de elegibilidad o designación (presidente y vicepresidente “cerradas” en su desembocadura mediante ley del congreso, porque el constituyente solamente dejó trazado un
de la república, diputados, senadores, jueces de la Corte); c) los funcionarios pasibles de juicio esquema global que necesita completarse. A veces, hasta han sido escasos los parámetros que las normas
político no pueden ser ampliados por ley; d) la causal de mal desempeño para el juicio político no constitucionales nuevas proporcionan al legislador.
admite ser reglamentada por una ley que establezca en qué supuestos se debe tener por Por esta fisonomía, algunos autores interpretan que la reforma constitucional quedó inconclusa, lo que deja
configurada; e) la opción para salir del país, que prevé el art. 23, no puede quedar sujeta a normas margen a que las leyes que deben dictarse para darle desarrollo complementario puedan reputarse como leyes
orgánicas, a tenor de la terminología que explícitamente emplean algunas constituciones extranjeras para calificar
que establezcan condiciones, plazos, formalidades, etc.
a determinados ámbitos de la legislación.
Toda la serie de leyes requeridas por este fenómeno de la textura abierta de la constitución reformada, habilita
III. LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN ARGENTINA al congreso para dictarlas más de una vez, o sea, para ir introduciendo innovaciones o reemplazos en la primera
DESPUÉS DE LA REFORMA DE 1994 legislación reglamentaria posterior a la reforma.
No obstante, a algún sector de la doctrina se le ha creado el interrogante acerca de si la primera ley que
¿Es una “nueva” constitución? reglamenta a cada norma constitucional abierta queda definitivamente impedida de modificaciones o sustituciones
ulteriores. Personalmente creemos que no.
27. — Realizada la reforma de la constitución en 1994, se hace conveniente averiguar si ha
cambiado la tipología que presentaba antes. Hay diversidad de opiniones al respecto, y con el La rigidez
margen de las dudas que ello suscita, arriesgamos la nuestra propia.
31. — Quizá el perfil tipológico que más induce a la duda es el de la rigidez de la
Lo primero que hemos de reiterar es que no estamos ante una constitución nueva sino ante
constitución.
una constitución reformada (ver nº 9).
Después de la reforma ¿sigue siendo rígida nuestra constitución, o no?
El texto que entró a regir el 24 de agosto de 1994 no aclara demasiado el tema, porque a veces alude a esta El test para la indagación remite a varios aspectos.
“reforma” y otras a “esta constitución”, pero no podemos estancarnos solamente en el vocabulario utilizado. Lo
a) En primer lugar, la ya aludida textura abierta de las normas nuevas hace decir a algunos
que ocurre es que, al ser extensas las enmiendas, el texto ha sufrido a partir de su art. 35 un cambio de numeración
en el articulado, y fue el conjunto íntegro lo que, unitariamente, se publicó oficialmente en forma reordenada y se que:
puso en vigor. a’) a raíz de las leyes reglamentarias que deben completar a las normas de la constitución, el
congreso ha recibido “por delegación” una porción de poder constituyente; o que:
En él hallamos: a”) nos hallamos ante un poder constituyente compartido entre la convención de 1994 y el
a) normas anteriores que permanecen intactas; congreso que, después, “cierra” mediante leyes la apertura de las normas constitucionales
b) normas que fueron modificadas; incompletas.
c) normas nuevas, b) En segundo lugar, se dirige la atención a los tratados internacionales sobre derechos
más: humanos aludidos en el art. 75 inc. 22 de la constitución, y se afirma que los que directamente han
recibido jerarquía constitucional pueden desaparecer de nuestro derecho interno a través del
d) desaparición normológica de normas que fueron suprimidas. trámite de su denuncia internacional, a tenor del trámite previsto en el citado inc. 22; y que
además hay otros que sin estar incluidos en su listado son susceptibles de alcanzar jerarquía
El techo ideológico constitucional después de la reforma mediante el trámite especial allí señalado. Ambos supuestos
dan pie en esta interpreta-ción para sostener que órganos del poder constituido (poder ejecu-tivo y
congreso) tienen competencia “constituyente” para decidir sobre la jerarquía constitucional de los
tratados de derechos humanos. La constitución en la movilidad del régimen político
32. — Vamos a responder a estos interrogantes con nuestro punto de vista. 35. — La dinámica constitucional puede ser enfocada desde dos ángulos: a) en relación con la
La sensación de que, al menos parcialmente, la rigidez de nuestra constitución según su art. constitución material; b) en relación con la constitución formal.
30 —que no ha tenido cambio alguno en su “letra”— ha sufrido implícitamente desde la reforma La constitución material equivale a un régimen político, y régimen denota movilidad y
de 1994, admite descartarse. proceso. La vigencia sociológica de la constitución material es la que expresa la actualidad
Un argumento a utilizar para ello es el siguiente: el constituyente de 1994 optó por conferir a permanente de la misma, que transcurre y se realiza en la dimensión sociológica; como jamás le
algunas normas nuevas la ya mencionada textura abierta —o muy abierta— que reclama falta al estado una constitución material, y ésta es dinámica, cabe decir que el estado “está siendo”
legislación complementaria. Con ello, hizo más amplio el poder “consti-tuido” del congreso para lo que a cada momento “es” en la vigencia de su derecho constitucional material.
dictar, como competencia suya (no constituyente) todas las leyes necesarias para “cerrar” esas La constitución formal argentina tiene pretensión de dinamismo, porque encierra la aspiración
aperturas. y la exigencia de adquirir vigencia sociológica en la constitución material, de realizarse, de
funcionar. Esto se enlaza con su futuridad y su permanencia, que explicamos al tratar el
Además, en la medida en que cada una de esas leyes requieran un procedimiento legislativo agravado en preámbulo (ver nº 14). También con la fuerza normativa (ver cap. I, nº 18).
relación con el resto de la legislación común, se puede pensar que la rigidez de la constitución (en el supuesto de
afirmarse la delegación de poder constituyente al congreso, o el carácter compartido de su ejercicio entre el Hablar de la dinámica de la constitución, tanto de la formal como de la material, nos reenvía
congreso y la convención) se ha debilitado pero no reemplazado lisa y llanamente por la flexibilidad. nuevamente a verificar comparativamente en qué medida la constitución formal tiene vigencia
sociológica en la material, o no; cuáles son las desfiguraciones, violaciones, o coincidencias, y a
En todo caso, proponemos sostener que se mantiene la rigidez dispuesta en el art. 30, y se le través de qué fuentes se producen todos estos fenómenos.
ha acoplado un procedimiento menos rígido a cargo del congreso en todas las cláusulas
constitucionales que remiten a leyes a dictarse con quórum agravado o especificado para cada El reflejo de las normas de la constitución formal en la constitución material
caso.
36. — Las normas de la constitución formal así vistas en la dimensión sociológica de la constitución material
Si se extremara la duda, la cuestión llevaría a decir que, de haberse perdido la rigidez en brindan un vasto panorama, algunos de cuyos perfiles son los siguientes: a) hay algunas que tienen vigencia
algunos ámbitos de la constitución, la eventual flexibilidad sería parcial (solamente en esos sociológica, es decir, que son eficaces y se cumplen o aplican; b) hay otras que pasan por el fenómeno de
ámbitos), subsistiendo en el resto la rigidez emanada del art. 30. mutaciones constitucionales, que en seguida analizaremos; c) hay algunas que son programáticas y se hallan
bloqueadas por omisión reglamentaria; d) en este supuesto, los derechos que esas normas pueden reconocer suelen
Para culminar, preferimos apostar a que el principio de rigidez de nuestra constitución,
quedar sin posibilidad de ejercicio, porque el derecho judicial es renuente a suplir la omisión legislativa.
aunque acaso haya adquirido alguna fisonomía distinta y atenuada, sigue adscripto a su tipología.
Cada una de estas situaciones puede ser permanente, o tener una duración transitoria. Lo importante radica en
Dicho negativamente: la constitución no se ha transformado en flexible.
reiterar que, a nuestro juicio, las normas de la constitución formal mantienen su vigencia normológica mientras no
son objeto de reforma (supresión, sustitución, modificación, etc.) y que, por ende, cualquiera sea el reflejo de que
33. — En orden a los tratados de derechos humanos del art. 75 inc. 22, nuestro criterio se pueden ser objeto en la constitución material, conservan la supremacía que da pie para su aplicación inmediata.
refuerza cuando, con toda seguridad personal, aseveramos que el revestir jerarquía constitucional
no los hace formar parte del texto de la constitución, porque están fuera de ella, aunque
Las mutaciones constitucionales
compartiendo su misma supremacía, situados en lo que denominamos el bloque de
constitucionalidad (ver cap. I, nº 17). 37. — Para entender las llamadas “mutaciones” como fenómenos de la dinámica
constitucional, hay que volver a confrontar la constitución material con la formal. Las mutaciones
Las cláusulas transitorias son cambios y transformaciones reales que se operan en la constitución material, sin que se
produzca modificación alguna en el texto de la constitución formal. Dicho de otra manera, el
34. — El texto de la constitución reformada contiene, al final, diecisiete disposiciones o orden normativo de la constitución formal permanece intacto mientras la constitución material
cláusulas transitorias. acusa una transformación respecto de la formal.
Hemos de recalcar que tales cláusulas que, en todo caso, aluden a nociones de temporalidad,
forman parte de la constitución y tienen su mismo rango, su misma fuerza, su misma Cuando el cambio se incorpora mediante reforma a la constitución formal, ya no cabe hablar, a partir del
obligatoriedad, su misma vinculatoriedad. momento de tal reforma, de mutación constitucional, sino precisamente de “reforma” o enmienda.
No se hallan en un plano inferior, ni más débil que el resto del articulado. Se advierte bien con la disposición 38. — Las transformaciones mutativas a que nos venimos refiriendo pueden acontecer, en una
17, que para nosotros reviste definitividad y permanencia, cuando afirma que el texto ordenado sancionado por la gruesa tipología, de la siguiente manera:
convención reemplaza al anterior.
a) La primera mutación es la mutación por adición. En ella, se incorpora o agrega a la
constitución material un contenido nuevo que carece de norma previsora en la constitución
Por consiguiente, la constitución actual —toda ella con idéntica jerarquía normativa— se
integra con: formal.
a) el preámbulo, Un ejemplo típico lo encontramos en el derecho constitucional argentino con los partidos políticos, sobre los
b) 129 artículos (que son 130 porque subsiste intercalado en su sanción de 1957 el art. 14 bis), cuales la constitución antes de la reforma de 1994 carecía de norma expresa, y que hallaron recepción en la
y constitución material por fuente de derecho espontáneo, de ley, y de derecho judicial.
c) 17 disposiciones denominadas “transitorias”. b) La segunda mutación es la mutación por sustracción, que presenta el fenómeno inverso al
anterior. Se produce cuando normas de la constitución formal que prosiguen incorporadas a ella (o
III. LA DINÁMICA DE LA CONSTITUCIÓN
sea, con vigencia normológica), pierden vigencia sociológica, o no llegan a alcanzarla en la b’) la constitución es —toda ella— jurídica (el “derecho de la constitución”) y tiene fuerza o
constitución material. vigor normativos;
c) la constitución contiene, en su conjunto normativo, principios y valores, que irradian su
Podemos proponer dos ejemplos: b’) entre el Acuerdo con la Santa Sede de 1966 y la reforma de 1994 (que proyección a todo el orden jurídico infraconstitucional;
suprimió las normas sobre patronato, pase y admi-sión de órdenes religiosas) dichas normas perdieron vigencia
sociológica en virtud del citado Acuerdo; b”) el juicio por jurados nunca adquirió vigencia sociológica porque d) las normas de la constitución suelen tener generalidad y apertura como para habilitar
tampoco el congreso dictó la legislación de desarrollo para aplicarlo. opciones y realizaciones múltiples en su interpretación y aplicación;
e) la constitución proporciona un parámetro o canon objetivo, en virtud del cual toda
c) La tercera mutación es la mutación por interpretación. En ella, las normas de la interpretación, toda aplicación y todo control han de movilizarse dentro de ese marco y no fuera
constitución formal adquieren un modo de vigencia sociológica que no coincide exactamente con de él; en este sentido, se dice que es indisponible;
la norma escrita en su formulación expresa.
f) la constitución es jurídica, por lo que su interpretación también es siempre un operativo
Un ejemplo encontramos en la distribución de competencias entre el estado federal y las provincias, en jurídico, aunque deba computar factores extrajurídicos —de tipo histórico, cultural, económico,
materia de derecho procesal; la constitución formal reserva a las provincias la facultad de dictar leyes procesales
para sus jurisdicciones respectivas, no obstante lo cual, interpretando las competencias del estado federal en el social, etc.— y aunque deba también prever los efectos que surtirá la misma interpretación;
campo de las relaciones internacionales, los tratados internacionales sobre derecho procesal que ratifica el estado g) por ser norma jurídica, la constitución tiene fuerza normativa que la hace aplicable,
federal en uso de su personalidad internacional, incorporan al derecho interno argentino (con aplicación exigible y obligatoria;
obligatoria en las jurisdicciones provinciales), normas de derecho procesal que el congreso no podría dictar con
ese alcance. h) toda norma de la constitución sobre derechos de la persona humana, aunque requiera
desarrollo legislativo, tiene como mínimo y mientras la ley de desarrollo no se dicta, un contenido
d) La cuarta mutación es la desconstitucionalización. Se produce cuando toda la constitución esencial que es aplicable siempre;
formal, o una parte importante de ella, pierden vigencia sociológica, a raíz de cualquier fuente que i) desde la reforma constitucional de 1994, todos los instrumentos internacionales de
la hace decaer al introducir contenidos opuestos. derechos humanos que surgen del art. 75 inc. 22 tienen la misma jerarquía de la constitución, y
por ende les son aplicables las mismas pautas que hemos enunciado en los incisos a) a h).
En el derecho comparado, se cita el caso de la constitución alemana de Weimar, de 1919 que, sin ser
reformada ni derogada, fue sustituida por una constitución material divergente durante el régimen La interpretación “de” la constitución y “desde” la constitución
nacionalsocialista.
2. — Se puede hacer un desdoblamiento de la interpretación constitucional en: a)
39. — Algunas mutaciones pueden ser violatorias de la constitución formal, y otras pueden interpretación “de” la constitución; b) interpretación “desde” la constitución.
no serlo. Hay que observar, en cada caso, si representan oposición o deformación, respecto de la
La interpretación “de” la constitución toma en cuenta las normas de la constitución formal;
constitución formal, o si al contrario se ubican en una zona donde la permisión o la interpretación
diríamos que las interpreta en sí mismas, y en su plano.
de la constitución formal dejan margen para considerarlas compatibles con ella.
La interpretación “desde” la constitución desciende hacia abajo, o sea, hacia el plano
Por último, también resulta de interés, cuando se detectan mutaciones, indagar cuál es la fuente del derecho infraconstitucional. Empieza valiéndose de la interpretación “de” la constitución y, una vez que la
constitucional que les da origen. ha efectuado, la proyecta a las normas inferiores a la constitución y la utiliza para interpretar,
“desde” la constitución, todo el resto del orden jurídico derivado.
CAPÍTULO III
Esta noción de una interpretación “de” la constitución, y una interpretación “desde” la constitución se vuelve
importante cuando se vincula el tema de la interpretación constitucional con el del control constitucional. En
LA INTERPRETACIÓN Y LA INTEGRACIÓN
efecto, cuando en función de control se averigua si normas inferiores a la constitución están o no de acuerdo con
DE LA CONSTITUCIÓN ella, es fácil comprender que en la comparación entre normas infraconstitucionales y normas de la constitución se
hace imprescindible —primero— interpretar la o las normas de la constitución y, de ahí en más, desplazarse
I. LA INTERPRETACIÓN. - Algunas pautas preliminares. - La interpretación “de” la constitución y “desde” la “desde” la constitución hacia la o las normas inferiores cuya interpretación congruente con la constitución requiere
constitución. - Qué es interpretar. Las clases de interpretación. - II. LA INTEGRACIÓN. - La carencia de normas. haber transitado antes todo el recorrido que, de modo desdoblado, acabamos de sintetizar.
Los mecanismos de integración. - La relación de confluencia entre integración e interpretación. - La carencia
dikelógica de normas y la supremacía de la constitución. Las leyes injustas. - III. LAS PAUTAS DE LA
INTERPRETACIÓN. - IV. Qué es interpretar
LA INTERPRETACIÓN, Y EL CONTROL CONSTITUCIONAL. - Sus relaciones.
3. — La interpretación constitucional significa la interpretación de las normas que componen
la constitución formal, así como de las normas que, fuera de ella, tienen naturaleza o contenido
I. LA INTERPRETACIÓN constitucional. La interpretación busca desentrañar el sentido de la descripción efectuada por el
autor de la norma; ello supone dos cosas: a) que el intérprete retrocede mentalmente al momento
Algunas pautas preliminares de creación de la norma, y a la voluntad creadora en igual momento; b) que el intérprete confronta
el sentido que a la norma le asigna la comunidad actual con el sentido que le atribuyó el autor.
1. — Para penetrar en el tema de la interpretación conviene adoptar una previa visión
panorámica de la constitución que, entre otras pautas, puede tomar en cuenta las siguientes: La interpretación puede realizarse con un mero fin especulativo de conocimiento, o con un fin práctico de
aplicación de las normas. Lo primero hacemos cuando estudiamos. Lo segundo, cuando repartidores estatales o
a) la constitución formal es un conjunto o complejo normativo (unidad sistemática de varias particulares deben dar solución a un caso real o reparto en virtud de las normas de la constitución.
normas) que obliga a correlacionar y coordinar unas con otras;
b) la supremacía de la constitución se proyecta a todo el orden jurídico infraconstitucional y La norma tiene un autor, y ese autor tiene una voluntad sicofí-sica.
lo subordina a ella;
La voluntad es del autor de la norma —hombre— y no de la norma —ente lógico—. Es esa voluntad real o La carencia de normas
histórica del autor de la norma, la que tiene que desentrañar el intérprete. Y es esa misma voluntad la que debe ser
realmente respetada cuando el intérprete hace funcionar la norma. 8. — Hemos de pasar ahora al supuesto en que no hay norma. Para ello damos por cierto que
en el área de las fuentes formales encontramos vacíos, huecos o lagunas. El orden de normas es
Las clases de interpretación lagunoso. Ello quiere decir que hay carencia de normas, y a tal carencia la calificamos como
“histórica”, porque es el autor de las normas quien omitió formular una o varias.
4. — Se denomina interpretación literal la que, valiéndose del método gramatical, procura
conocer el sentido lingüístico de las palabras que la norma emplea. Decir que el orden de normas tiene vacíos o lagunas es muy compatible con la teoría egológica en cuanto ésta
admite que es materialmente imposible cubrir la vida humana en su totalidad con normaciones, y que la cantidad
Un ejemplo elocuente de interpretación literal con método gramatical hallamos en el art. 75 de la de normas positivas está sumamente restringida.
constitución, donde se consigna el verbo “arreglar” en tres oportunidades, y en ocasión de delimitarse las
competencias del congreso: arreglar el pago de la deuda, arreglar los correos, y arreglar los límites del estado. El intérprete debe, entonces, crear una norma con la cual salvar la omisión de norma y
En cada una de estas veces, la palabra “arreglar” nos da la pauta de que hace falta un acuerdo entre partes, y rellenar la laguna. Este proceso de fabricación o elaboración de normas que cubren el orden
de que no es posible una solución unilateral. El tecnicismo del autor de la constitución salta a la vista, ya que normativo lagunoso se denomina integración.
después de usar el verbo “arreglar” para referirse a los límites internacionales, lo cambia y echa mano del verbo
“fijar” para referirse a los interprovinciales. Como siempre es posible integrar el orden normativo, decimos que el mundo jurídico en su
plenitud es hermético.
5. — La interpretación literal, con ser útil, impide detenerse en ella. Hay que dar el salto a la
voluntad histórica del autor de la norma, a fin de descubrir lo que quiso ese autor. Tal es la 9. — Además de la carencia histórica de normas, podemos pensar otro tipo de carencia.
interpretación histórica. Supongamos que hay norma, que la voluntad del autor no ha sido insuficiente como en el caso de
las lagunas referidas, pero que la norma que hay nos parece injusta, y que por su injusticia
Puede ocurrir que la norma no refleje bien esa voluntad, y que el intérprete se encuentre con una divergencia queremos prescindir de ella y no aplicarla. Esto se llama carencia dikelógica de norma: la
entre lo que quiso formular el autor de la norma, y lo que realmente formuló. Tal discrepancia entre lo gramatical ausencia de norma proviene de descartar la norma injusta. También en este supuesto hay que
y lo histórico nos conduce a hablar de norma infiel; la infidelidad radica en que la descripción que la norma hace, integrar el orden normativo creando una norma justa que reemplace a la injusta que se margina.
no coincide con la voluntad del autor. Al contrario, la norma es fiel si describe con acierto esa misma voluntad.
Volvemos a repetir que de surgir la discrepancia apuntada, el intérprete debe preferir la voluntad real e Los mecanismos de integración
histórica del autor, a la formulación hecha en la norma; o sea, ha de prevalecer la interpretación histórica sobre la
literal. Si la norma dice más de lo que quiso describir la voluntad de su autor, la interpretación ha de achicar o
encoger la norma, para ajustarla a la voluntad del autor; esto se llama interpretación restrictiva. Si la norma dice 10. — La integración se lleva a cabo de dos maneras: a) cuando acudimos a soluciones del
menos de lo que quiso describir la voluntad de su autor, la interpretación ha de ensanchar la norma, también para propio orden normativo existente —o sea a la justicia formal— hablamos de autointegración; b)
acomodarla a la voluntad del autor; esto se llama interpretación extensiva. cuando la solución se encuentra fuera del propio orden normativo, recurriendo a la justicia
En tales casos, se advierte que la interpretación histórica toma en cuenta el fin propuesto y querido por el material —diríamos: al deber ser ideal del valor— hablamos de heterointegración.
autor de la norma; se trata de ensamblar —por eso— la interpretación finalista. La autointegración se maneja con la analogía y con la remisión a los principios generales del
Nos parece hallar un ejemplo de interpretación restrictiva frente a la norma que impone el refrendo mismo orden normativo que debe integrarse. La heterointegración prescinde del orden normativo
ministerial de los actos del presidente de la república (art. 100); literalmente, interpretaríamos que todos esos actos y salta a la justicia material.
requieren refrendo; históricamente, en cambio, creemos que la voluntad del autor ha sido eximir de refrendo
algunos actos presidenciales personalísimos —por ej.: su renuncia—.
La autointegración y la heterointegración son utilizables tanto frente a la carencia histórica como a la carencia
Un caso de interpretación extensiva descubriríamos en la norma del art. 73, que impide a los gobernadores de dikelógica de normas. Primero hay que acudir siempre a la autointegración, y sólo cuando el recurso fracasa, saltar
provincia ser miembros del congreso por la provincia de su mando. Es menester ampliar la norma para dar cabida a la heterointegración.
a la voluntad del autor, que suponemos ha sido la de prohibir que un gobernador sea miembro del congreso no
sólo por su provincia, sino por cualquier otra. 11. — Por fin, sin encuadrar ni en la autointegración ni en la heterointe-gración, cabe decir que la
interpretación y la integración constitucionales pueden desentrañar el sentido de las normas o colmar las lagunas
6. — La Corte Suprema tiene dicho que “por encima de lo que las leyes parecen decir literalmente, es propio mediante el recurso al derecho extranjero. En la interpretación e integración de nuestra constitución, autores y
de la interpretación indagar lo que ellas dicen jurídicamente y que en esta indagación no cabe prescindir de las jurisprudencia reenvían a menudo al derecho constitucional norteamericano. Un viejo ejemplo lo hallamos en
palabras de la ley, pero tampoco atenerse rigurosamente a ellas cuando la interpretación razonable y sistemática materia de control judicial de constitucionalidad.
así lo requiriere”. También afirmó, que “la primera regla de interpretación de las leyes es dar pleno efecto a la
intención del legislador, computando la totalidad de sus preceptos de manera que armonicen con el ordenamiento La relación de confluencia entre integración e interpretación
jurídico restante y con los principios y garantías de la constitución”.
El respeto fiel a la voluntad del autor de las normas no impide la interpretación dinámica de la constitución, 12. — Bien que interpretación e integración difieren, no hay que desconectarlas, porque
que también fue querida por su voluntad. siempre que se lleva a cabo la integración de carencias normativas (tanto históricas como
7. — Hasta acá hemos supuesto que hay normas, y que dichas normas tienen formulación expresa —o sea,
dikelógicas) se traba un nexo con la interpretación.
normalmente, escrita—. Sería el caso de nuestra constitución formal, y de todas las normas de contenido En efecto, cuando se descubre la ausencia de norma para deter-minado caso concreto, la
constitucional que están fuera de dicha constitución. Es en este ámbito del derecho escrito donde más se ha integración que se endereza a colmar el vacío mediante la elaboración de una norma sucedánea
trabajado la interpretación. Pero ello no significa que deba descartársela en el derecho no escrito; el derecho que resuelva el citado caso, debe confluir a “interpretar” si esa norma sustitutiva de la que falta
espontáneo y el derecho judicial, en el cual hay normas no formuladas expresamente, proporcionan materia a la
guarda congruencia con la constitución, o no. Ade-más, para dilucidar tales extremos, también
interpretación, bien que erizando el terreno de mayores dificultades, precisamente porque la falta de formulación
expresa de la norma traba el análisis literal y la búsqueda de la voluntad del autor. hay que hacer interpretación “de la constitución”, porque no se puede saber si la norma fabricada
mediante la integración es compatible con la constitución sin conocer, a la vez, el sentido de la
constitución en la parte de ésta que se relaciona con la carencia normativa que se integra, y con la
II. LA INTEGRACIÓN norma que se crea en su reemplazo.
Cuando encaramos la carencia dikelógica de norma y descartamos la aplicación de una norma Interpretar la voluntad del autor como inmutable y detenida en la época originaria de la constitución es atentar
existente por su injusticia, la interpretación también aparece. En primer lugar, no se puede valorar contra la propia voluntad de futuro y de perduración con que el autor la ha plasmado.
una norma como injusta si antes no se la interpreta, ya que de tal interpretación emerge la Quiere decir que mientras no incurramos en contradicción con la constitución, ella misma habilita y asume su
aprehensión de su injusticia. En segundo término, cuando desaplicada la norma injusta se integra propia interpretación e integración dinámica, histórica, progresiva y flexible. Esta regla se liga, en alguna medida,
la carencia que de ese modo se provoca, la cuestión funciona de modo equivalente al caso de con la anterior.
integración de la carencia histórica de norma, en la que ya vimos la conexión entre integración e El cambio de valoraciones sociales puede servir como criterio de interpretación dinámica, y hasta para
interpretación. engendrar una inconstitucionalidad sobreviniente en normas que, a partir de cierto momento, pugnan frontalmente
con esas nuevas valoraciones circulantes en la sociedad. Pero esta hipótesis ha de manejarse con suma prudencia y
mucha objetividad. Entendemos que un simple cambio en esas valoraciones —de por sí difusas— no habilita para
La carencia dikelógica de normas y la supremacía de la constitución dar por consumada una inconstitucionalidad sobreviniente en torno de una determinada cuestión cuando sobre ésta
nos falta alguna pauta definitoria y clara en la constitución. Un ejemplo lo dilucida. Es viable interpretar que
13. — Como principio general, podemos decir que si aceptamos la supremacía de la constitución formal, no existiendo en la constitución una pauta de tipo favorable sobre la igualdad, se vuelven inconstitucionales las
es fácil admitir en ella casos de carencia dikelógica de normas. En efecto, si la constitución formal contiene una normas que chocan con los contenidos que nuevas valoraciones sociales consideran exigibles e incorporados a la
norma, no podemos dejar de aplicarla porque nos parezca injusta, ni elaborar la norma sustitutiva mediante el salto igualdad (ver cap. V, nº 37 d).
a la justicia material. Sustituir una norma existente en la constitución y provocar la carencia dikelógica de norma
porque a la que existe se la margina a causa de su injusticia, parece, prima facie, sublevación contra la voluntad c) Una tercera regla nos enseña que las normas de la constitución no pueden interpretarse en
histórica del autor de la constitución. El procedimiento sólo sería viable excepcionalmente —y también como
forma aislada, desconectándolas del todo que componen. La interpretación debe hacerse, al
principio— en alguno de los casos extremos que justificaran una revolución, o el derecho de resistencia pasiva.
contrario, integrando las normas en la unidad sistemática de la constitución, relacionándolas,
Las leyes injustas comparándolas, coordinándolas y armonizándolas, de forma tal que haya congruencia y
compatibilidad entre ellas.
14. — En el ámbito del derecho infraconstitucional, el tema de la carencia dikelógica se d) La cuarta regla predica la presunción de validez y constitu-cionalidad de los actos
vuelve importante. Se trata de decidir si los jueces pueden desaplicar leyes y normas emanados de los órganos de poder. Da origen a la teoría de la ejecutoriedad del acto
intrínsecamente injustas; una posición, que afirma sustentarse en el principio de división de administrativo, y en materia de control de constitucionalidad al principio de que la inconstitucio-
poderes, entiende que el juez debe aplicar las normas tal cual éstas le son dadas por sus nalidad sólo debe declararse cuando resulta imposible hacer compatible una norma o un acto
respectivos autores, y que por ende no está habilitado para prescindir de ellas cuando las valora estatales con las normas de la constitu-ción; por eso, antes de declarar la inconstitucionalidad hay
como injustas; otra posición razona que la injusticia intrínseca de una norma vulnera siempre el que hacer el esfuerzo de procurar la interpretación que concilie aquellas normas o actos estatales
mandato de “afianzar la justicia” contenido en el preámbulo, por cuyo imperio deben los jueces con la constitución.
desaplicar dicha norma. El derecho judicial de la Corte dice que la declaración de inconstitucionalidad es una “última
ratio” del orden jurídico, o sea, un recurso o remedio extremo, que debe usarse con suma cautela.
15. — La segunda postura es la que nosotros compartimos, y nos obliga a profundizarla. Como el derecho
judicial de la Corte tiene establecido que los jueces no pueden prescindir de las normas vigentes que resultan e) En el campo de la interpretación que hacen los jueces, hay una regla enunciada por la corte, que aparece
aplicables a las causas que han de sentenciar, salvo cuando a esas normas las declaran inconstitucionales, hemos como importante. Según ella, debe tomarse en cuenta el resultado axiológico (que es el del valor), de manera que
de aceptar que para desaplicar una norma injusta el juez tiene que declararla inconstitucional. ¿Cómo lo logra? el juez necesita imaginar las consecuencias naturales que derivan de una sentencia, porque la consideración de
Su primer intento ha de procurar encontrar en la constitución algún principio o algún artículo a los que la dichas consecuencias es un índice que le permite verificar si la interpretación que lleva a cabo para dictar la
norma injusta transgreda, y por tal transgresión declarar que la norma injusta vulnera a la constitución en tal o cual sentencia es o no es razonable, y si la misma interpretación guarda congruencia con el orden normativo al que
parte o dispositivo; si fracasa en esa tentativa, creemos que le basta al juez declarar que la norma injusta que pertence la disposición que trata de aplicar en la misma sentencia.
desaplica viola a la constitución en su preámbulo, cuando éste enuncia la cláusula de “afianzar la justicia”.
Podemos agregar, todavía, que conforme al derecho judicial de la Corte los jueces están obligados a lograr en
IV. LA INTERPRETACIÓN, Y EL CONTROL CONSTITUCIONAL
cada sentencia la solución “objetivamente justa” del caso que resuelven. Y tal solución justa no queda alcanzada
si la norma que aplica el juez es intrínsecamente injusta, pues la injusticia de la misma norma contagia a la
aplicación que de ella se hace para solucionar el caso que se somete a sentencia. Sus relaciones
17. — En el capítulo V abordaremos el tema del control constitucional. Hemos, no obstante, de anticiparnos a
III. LAS PAUTAS DE LA INTERPRETACIÓN él porque al hablar de interpretación descubrimos una relación inesquivable con el control.
En verdad, creemos que cuando se lleva a cabo el control de constitucionalidad de normas
16. — La interpretación de la constitución formal se maneja con ciertas pautas fundamentales. infraconstitucionales y se las compara con la constitución para decidir si son inconstitucionales (contrarias a la
Estamos ahora pensando sobre todo en la interpretación que tiene lugar cuando se aplica la constitución) o si son constitucionales (compatibles con la constitución), se verifica indudablemente una doble
constitución, y dentro de esa aplicación, en la que llevan a cabo los tribunales de justicia. interpretación: de las normas inferiores a la constitución, y de las normas de la constitución que guardan relación
con ellas. Es el tema ya desbrozado de la interpretación “de” la constitución y de la interpretación “desde” la
a) En primer lugar, la constitución debe interpretarse tomando en cuenta el fin querido por su constitución (hacia el plano infraconstitucional). (Ver nº 2).
autor al proponerlo y describirlo. Y no sólo el fin que podemos rastrear en la ideología y los
Tanto cuando en función de control constitucional se desemboca en la decisión de que una norma
principios vertebrales de la constitución, sino el particular que cada norma señala —así, en la infraconstitucional es inconstitucional, cuanto en el caso de que se la declare conforme a la constitución, se ha
división de poderes parece existir un fin concreto de evitar la desorbitación del poder ejecutivo—. realizado interpretación constitucional, en el plano superior de la constitución y en el inferior de la
infraconstitucionalidad.
La fidelidad al fin o los fines previstos en la constitución impide interpretarla en contra de esos fines, pero no Con un sentido amplio, proponemos considerar que también implica control constitucional la pura
veda acoger, con un enfoque de dinamismo histórico, fines no previstos que no se oponen a los previstos. interpretación que solamente recae en una norma de la constitución y que no tiene por objeto confrontarla con
otra inferior a ella. Es así porque el sentido que se atribuye a la norma constitucional queda fijado como un
b) En segundo término, la constitución lleva en sí una pretensión de futuro y de continuidad. parámetro —en cuanto interpretación “de” la constitución— para, desde su nivel, llevar a cabo la interpretación
Lanzada hacia el porvenir, es menester interpretarla e integrarla históricamente, de modo “desde” la constitución hacia aba-jo y, de este modo, controlar la constitucionalidad del derecho
progresivo. infraconstitucional.
Si asumimos el dato de que la interpretación “de” la constitución por la Corte engendra fuente de derecho Por supuesto que los valores y principios guardan relación íntima con los fines que la constitución propone y
judicial en el orbe constitucional cuando sus sentencias tienen calidad de “sentencia-modelo” y engendran exige alcanzar en la dinámica del régimen político. De este modo, la visión valorativa-principista se enlaza con la
seguimiento a causa de su ejemplaridad, se entiende mejor por qué al caso de la pura interpretación “de” la visión finalista de la constitución.
constitución le atribuimos —cuando emana de la Corte Suprema— la naturaleza simultánea de un control 2. — Todo ello, a su vez, encuentra una explicación en la raíz histórica de la constitución. La
constitucional. constitución, además de un “para qué” (fines), tiene un “por qué”, que encuentra su razón de ser
en la citada raíz histórica. Por eso, la indagación de todo el proceso político-institucional que ha
18. — Un sencillo gráfico ilustra resumidamente las propuestas antecedentes. dado origen a la constitución es muy útil para comprender cabalmente el sentido de la
constitución.
a) normas de la constitución
3. — Puede observarse que hemos hablado de “letra” (o texto, o constitución documental, o
b) normas infraconstitucionales
constitución escrita); de principios y valores, anudados a los fines (espíritu, o filosofía política, o
(sea que se las descalifique o
techo ideológico); y de raíz histórica. Cabe resumir esta trinidad en “letra-espíritu-raíz histórica”,
que se las compatibilice) Hay
Interpre- control y desglosarla en:
tación por consti- a) normas formuladas en el texto;
consti- tucio- b) principios, valores y fines;
tucional b’) declaración de nal c) raíz o razón histórica de la constitución, para con todo este arsenal afirmar que la
de: inconstitucionalidad simul-
constitución posee un “texto” y un “con-texto”, y que cuando debemos interpretar su texto hemos
táneo
de hacerlo tomando en cuenta su “con-texto”, o desde ese “con-texto”.
con- o
flicto-
4. — Cuando recorremos este amplio paisaje es menester alejarse de la creencia de que todo
b”) declaración de
constitucionalidad tiene que estar escrito en las normas de la constitución, porque hay muchas cosas que, sin
formularse en esas normas, se hallan alojadas en los silencios de la constitución o en las
19. — Finalmente, hay otro desglose posible: a) hay cosas que la constitución prohíbe hacer, y que si se implicitudes de la constitución; es decir, que faltan las nor-mas, no obstante lo cual hemos de
hacen irrogan violaciones a la constitución; b) hay cosas que la constitución manda hacer, y que si no se hacen, auscultar los silencios e implici-tudes para ver si en lo que la constitución calla o en lo que sugiere
implican asimismo violaciones (por omisión); c) hay ámbitos donde la constitución no prohíbe, ni manda, sino que implícitamente nos está significando algo que carece de una norma específica. Para así proceder,
permite o deja opciones y alternativas, y en esos espacios es menester elegir lo mejor y no lo peor, para recurrir al “con-texto” puede ser suma-mente útil.
aprovechar las permisiones y opciones, y no esterilizar su oferta (por lo que es necesario no tomar la postura de no
hacer nada).
5. — Veamos: el preámbulo de la constitución histórica —que subsiste intacto después de la
reforma de 1994— señala seis objetivos con sus correspondientes verbos:
CAPÍTULO IV
— constituir la unión nacional;
EL SISTEMA AXIOLÓGICO DE LA CONSTITUCIÓN — afianzar la justicia;
— consolidar la paz interior;
I. “LETRA”- “ESPÍRITU” -“RAIZ HISTÓRICA”: EL TEXTO Y EL CONTEXTO. - Su sen-tido. - II. PRINCIPIOS,
VALORES Y NORMAS. - Las diferencias y las aproximaciones. - El plexo de principios, valores y derechos en la — proveer a la defensa común;
parte orgánica. El artículo 75. Otras normas de la parte orgánica. - La expansión de sentido — promover el bienestar general;
del plexo axiológico en la parte orgánica. La relación con los derechos.
Conclusión. — asegurar los beneficios de la libertad.
(Ver cap. II, nº 10 a 14.)
“LETRA”- “ESPIRITU” -“RAIZ HISTORICA”: EL TEXTO En este enunciado convergen principios, valores, fines y raíz histórica. Constan en la letra de la constitución,
Y EL CONTEXTO y están en su texto (porque el preámbulo forma parte de la constitución, y obliga). Pero hay que interpretarlo y
comprenderlo desde el “con-texto”, porque los principios, valores y fines que la constitu-ción recoge no son un
Su sentido invento ni una creación arbitraria del constituyente; el contenido de ellos no es producto de un voluntarismo
absoluto del autor de la constitución; al contrario, registra una ascendencia que se halla fuera de esa voluntad
1. — La constitución expresa y contiene un orden material o sustancial de valores, lo que decisoria.
significa que no es neutral porque toma partido por un sistema axiológico bien definido.
6. — Hay otros valores que no figuran en el texto del preámbulo, y sin embargo sería
A la vez, hay en ella un conjunto de principios que, en común con los valores, hacen de
núcleo central o de eje para expandir su aplicación y su obligatoriedad a todo el resto del equivocado negarlos o darlos por no incluidos en los silencios y las implicitudes. Así: el orden, la
ordenamiento jurídico. solidaridad, la cooperación, la dignidad del ser humano, el pluralismo sociopolítico, etc.
Es fácil coincidir en que el plexo de valores y de principios compone el llamado techo ideológico de la 7. — Tomemos muy en cuenta que el tradicional art. 33 de la constitución, habitualmente
constitución, que es tanto como decir su filosofía política y su “espíritu”. Este espíritu tiene que alimentar a la llamado cláusula de los derechos implícitos, nos está dando la pauta y la razón, porque es el
“letra” de la constitución, o sea, a su texto, desde el “con-texto” en el que se sitúan los princi-pios y valores. propio autor de la constitución quien nos advierte que los derechos y garantías no se agotan en la
Muchos de ellos figuran explícitamente en las normas de la constitución, pero la circunstancia de que consten lista de los que el articulado constitucional enumera en el texto, y que hay otros además de ésos,
en su “letra” no riñe con la afirmación de que, en unidad con los implícitos, hacen parte de un “con-texto” que se lo cual significa dejar abierto un espacio en la textura de la constitución para reconocer y proteger
afilia al techo ideológico, y que desde este último debe dárseles desarrollo aplicativo. todos los “plus” de derechos, libertades y ga-rantías que haga falta y sea necesario, a medida que
en el trans-curso del tiempo histórico van apareciendo nuevas necesidades humanas y sociales, cierto que es en la primera parte —y también en el preám-bulo que precede a las dos— donde se
nuevas pretensiones colectivas, nuevas valoraciones, y transformaciones de toda índole en lo acumulan los valores y los principios.
social, cultural, económico y político. Pues bien, por razones que ahora obviamos, la reforma de 1994 incorporó a la parte orgánica
—especialmente en el sector destinado a las competencias del congreso (art. 75)— numerosos
Esto es lo que permite ir deparando acogida a derechos nuevos y a contenidos nuevos de derechos viejos. Es, valores y prin-cipios, y hasta derechos personales que, aunque no queden así rotula-dos, surgen de
por otra parte, lo que ocurrió con la libertad de “prensa” (derecho a expresar libremente las ideas por la “prensa” normas con suficiente claridad. (Ver nos 13 a 15).
sin censura previa, conforme al art. 14), que fue cobrando holgura para incorporar a otros medios de expresión
distintos de la prensa a medida que fueron progresando los inventos y las tecnologías: cine, radio, televisión,
comunicaciones satelitales, etc.
12. — El registro se hace extenso, y vamos luego a hacer una síntesis, pero previamente
retrocederemos a dar la razón por la cual es factible efectuar una casi unidad identificatoria con
II. PRINCIPIOS, VALORES Y NORMAS
los valores y los principios, para lo cual el ejemplo de la norma civilista que obliga a fallar aunque
no haya norma, se nos hace muy claro.
Las diferencias y las aproximaciones Si en la constitución hay un valor, hay también algo a lo que se le reconoce valiosidad, y si es
así, no cabe mayor duda de que ese mismo valor se erige en un principio al que hay que prestar
8. — No es fácil captar las diferencias entre lo que son los valores y lo que son los principios desarrollo y aplicación para que el valor se realice con signo positivo.
que anidan en nuestro derecho constitucional; lo que sí cabe afirmar es que cuando, aun sin
rotularlos con esas denominaciones, los reconocemos formulados en el texto —como en el En el ejemplo citado, el principio que impone el deber de dictar sentencia aun a falta de ley y el de colmar el
vacío legal, es equiparable al valor propio de la administración de justicia, al que por el preámbulo existe la
ejemplo que dimos del preámbulo— hay que admitir que los valores y los principios son normas,
obligación de afianzar (afianzar la justicia como valor). Sería disvalioso —e injusto— que un juez se negara a
desde que normas son los textos en los cuales constan y quedan expresados. Otra cosa distinta es dictar sentencia porque careciera de ley, y le dijera a los justiciables de ese proceso que se abstiene de fallar
el contenido de las normas que consignan a los valores y principios, porque ese contenido con porque no tiene una norma expresa con la que encuadrar y resolver el caso que esos justiciables le han propuesto
enunciado normativo es el propio de cada valor y de cada principio que las normas enuncian, y es en el juicio. Por ende, el principio apunta a la realización del valor que toma en cuenta.
ese contenido el que no proviene de un invento o una creación voluntarista del autor de la
constitución. El plexo de principios, valores y derechos en la parte
orgánica
Es sencillo entenderlo si recurrimos a otro ejemplo: una norma que reco-noce un derecho personal es una
norma, pero el contenido enunciado en ella es el propio del derecho al que la norma se refiere. Lo mismo podemos 13. — Al preámbulo ya le hemos dirigido una mirada (ver nos. 5 y 6). A los artículos donde —
decir de las normas que organizan al poder y a sus funciones, competencias y rela-ciones.
desde el 1º al 43— se condensan las declaraciones, derechos y garantías, hemos de explicarlos
después con detenimiento. Ahora nos detenemos sólo en la parte orgánica, para verificar la
9. — Lo importante es la unidad de orden y de sentido que desde la constelación de valores y
curiosidad de que, fuera de la parte dogmática, la reforma de 1994 también ha expandido valores,
principios se proyecta hacia todos los planos y rincones del ordenamiento jurídico, porque
principios y derechos.
siempre hay que tomarlos en cuenta, no sólo para cubrir vacíos cuando faltan las normas, sino
también para comprender el sentido de las normas existentes. El artículo 75
Cuando desde el “con-texto” de la constitución inferimos que también hay valores y principios que no
cuentan con una constancia normativa explícita —o sea, cuando no están en la letra de la constitución— 14. — Veamos el art. 75, sin seguir un orden referido a sus 32 incisos. Es la norma que
igualmente hemos de explayar su aplicación al orden infraconstitucional, porque desde el techo de la constitución enumera las competencias del congreso.
aquellos valores y principios sin norma explícita han de funcionar y jugar su papel para alimentar al citado orden — Igualdad real de oportunidades y de trato (inc. 23);
infraconstitucional.
— pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos en la constitución, en los tratados
10. — Que el papel a desempeñar por los principios y valores descienda de la constitución internacionales vigentes sobre derechos humanos, y en las leyes (inc. 23);
hacia abajo —“desde” lo constitucional hacia el derecho infraconstitucional— está muy lejos de — tratados de derechos humanos, e instrumentos internacionales en la misma materia, que
querer decir que los valores y principios constitucionales quedan sin función dentro de la misma tienen jerarquía constitucional (inc. 22);
constitución. No es así, ya que todas las normas que integran la constitución, así como las — adopción de medidas de acción positiva para cuanto indica el inc. 23 (inc. 23);
carencias de normas en su texto, han de iluminarse, interpretarse y rellenarse acudiendo al plexo — particular protección respecto de niños, mujeres, ancianos y discapacitados (inc. 23);
valorativo-principista. Por eso habíamos adelantado que la interpretación de la constitución —de
su letra— tiene que hacerse desde su “con-texto”. — régimen especial e integral de seguridad social en protección del niño desamparado y de la
madre, en la forma y situaciones previstas en el inc. 23 (inc. 23);
El ejemplo más claro creemos encontrarlo en un principio clásico que no es privativo del derecho argentino — desarrollo humano (incs. 17 y 19);
sino común a todo el derecho comparado. Nosotros lo tenemos incluido en el código civil, y sin embargo es un — progreso económico con justicia social (inc. 19);
principio netamente constitucional que no figura en la letra de la constitución, pero al que debemos considerarlo
como un presupuesto básico en su “con-texto”: es el principio según el cual los jueces no pueden negarse a fallar — productividad de la economía nacional (inc. 19);
por ausencia o por oscuridad de la ley. Cuál es la vía y la fuente a la que han de recurrir para dictar la sentencia — generación de empleo y formación profesional de los trabajadores (inc. 19);
cuando el caso carece de norma previsora, o cuando la que hay es oscura, no interesa comentarlo aquí (ver cap. II:
La integración). Lo que importa es reivindicar el deber judicial de no inhibir la administración de justicia cuando — defensa del valor de la moneda (inc. 19);
el orden normológico presenta un vacío, o varios, y el deber recíproco de encontrar la solución justa que se adecua — investigación, desarrollo científico y tecnológico, más su difusión y aprovechamiento (inc.
al caso de que se trata. 19);
— crecimiento armónico de “la nación” y poblamiento de su territorio (inc. 19);
11. — Con la reforma de 1994 descubrimos algo que se nos hace muy interesante.
Normalmente, cuando dividimos a la constitución en una parte dogmática dedicada a derechos, — políticas diferenciadas para equilibrar el desigual desarrollo desparejo de provincias y
libertades y garantías, y otra parte orgánica destinada a la estructura del poder, solemos dar por regiones (inc. 19);
— respeto de las particularidades provinciales y locales en la educación (inc. 19); y regiones, y con la distribución de la coparticipación impositiva con solidaridad para su
— responsabilidad indelegable del estado y participación de la familia y la sociedad en la desarrollo territorial equivalente;
educación (inc. 19); f) en conexidad con el desarrollo, también el progreso económico con justicia social presenta
— valores democráticos, igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación en la los matices de un valor que, para su consecución, deriva al principio de que hay que proveer lo
educación (inc. 19); conducente a lograrlo en su efectiva realización;
— gratuidad y equidad de la educación pública estatal (inc. 19); g) se añaden pautas de valor para que la economía satisfaga los valores a cuya realización se
enderezan los principios antes recordados;
— autonomía y autarquía de las universidades nacionales (inc. 19);
h) el principio del pluralismo se disemina por diversas áreas: en lo social, por el
— identidad y pluralidad cultural (inc. 19);
reconocimiento de los pueblos indígenas; en lo territorial, por las particularidades provinciales,
— libre creación y circulación de las obras del autor (inc. 19); regionales y locales; en lo educacional y cultural, por la intervención del estado, de la familia y de
— patrimonio artístico y espacios culturales y audiovisuales (inc. 19); la sociedad, así como por la no discriminación y la atención a las ya citadas particularidades
— reconocimiento, respeto y garantía a los pueblos indígenas argentinos y a los derechos que lugareñas, tanto como por la alusión a la misma pluralidad cultural, y a la autonomía universitaria;
enuncia el inc. 17 (inc. 17); i) el principio federal se desglosa en varios aspectos que, a más de los referidos en los
— distribución de los recursos emergentes del régimen de coparticipación impositiva del inc. anteriores incisos e) y h), abarcan el regionalismo y la autonomía de los municipios de provincia y
2º en forma equitativa y solidaria, con prioridad a favor de un grado equivalente de desarrollo, de la ciudad de Buenos Aires.
calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio (inc. 2º);
La relación con los derechos
— integración en organizaciones supraestatales, que respeten el orden democrático y los
derechos humanos (inc. 24);
17. — No es extravagante descubrir que en relación al arsenal de valores y principios se
entrecruzan derechos, aunque el texto no los defina expresamente como tales.
Otras normas de la parte orgánica
Así, captamos derechos en la cláusula sobre los pueblos indígenas del inc. 22 del art. 75; en
15. — Este muestrario admite proseguir ejemplificativamente así: orden a la educación, en el inc. 19 párrafo tercero; apuntando a los niños, las mujeres, los
ancianos y los discapacitados, en el inc. 23; respecto de la igualdad, en los incs. 19 párrafo
— Autonomía municipal (art. 123);
tercero, y 23; en lo cultural, en el inc. 19 párrafo primero in fine y párrafo cuarto; por fin,
— regionalismo por decisión de las provincias (art. 124); globalmente, en los incs. 22, 23 y 24.
— desarrollo económico y social (art. 124);
— dominio provincial originario de los recursos naturales (art. 124); Todo este esquema que hemos recorrido en un itinerario de la parte orgánica de la constitución se acopla a
cuanto luego explicaremos acerca de la parte dogmática, lo que nos evidencia que desde las normas incluidas en el
— progreso económico, desarrollo humano, generación de empleo, educación, ciencia, ámbito de la organización del poder hay claros reenvíos al contenido que es propio de la parte primera de la
conocimiento y cultura como competencias provinciales (art. 125); constitución —Declaraciones, Derechos y Garantías en el capítulo I, y Nuevos Derechos y Garantías en el capítulo
— régimen de gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires con facultades de legislación II surgido de la reforma de 1994—.
y jurisdicción (art. 129);
Conclusión
— garantía de los intereses del estado federal en la ciudad de Buenos Aires mientras sea
capital de la república (art. 129); 18. — Del plexo total de valores, principios y derechos que se inserta en las dos partes de la constitución —la
dogmática y la orgánica— hemos de recordar que:
La expansión de sentido del plexo axiológico en la parte orgánica a) hay que reconocerle la dualidad de fuentes: la interna y la internacional (derecho internacional de los
derechos humanos);
16. — La precedente enumeración reclama nuestra explicación para localizar el plexo de b) tiene silencios e implicitudes —cuyo ejemplo más notable es el art. 33— a los que debemos depararles
valores y de principios. Del modo más sintético posible, proponemos que: atención para interpretar e integrar a la consti-tución;
a) se juzga valioso promover la igualdad real de oportunidades y de trato para completar la c) hay que predicar el carácter vinculante y obligatorio que reviste, para que no se suponga que solamente
“igualdad formal ante la ley”, y aquella igualdad opera como un principio a utilizar para realizar acumula una serie retórica de consejos, simples orientaciones o proyectos sin fuerza normativa, y para que no
el valor igualitario, incluso con medidas de acción positiva, lo que —sin decirlo expresamente— quede a merced de lo que discrecionalmente crean o quieran sus destinatarios, tanto operadores gubernamentales
como particulares.
acentúa un rasgo del estado social y democrático de derecho;
b) se proclama como un principio general el respeto, la tutela y la promoción de los derechos
CAPÍTULO V
humanos para hacerlos efectivos, nutriendo al sistema de derechos con una doble fuente: la
interna, y la internacional (derecho internacional de los derechos humanos);
LA SUPREMACÍA Y EL CONTROL DE
c) se asume el principio de que debe darse especial cobertura protectora a los sectores más LA CONSTITUCIÓN
débiles, como son los de los niños, los ancianos y las personas con discapacidad;
d) se acentúa el principio de que la mujer queda incorporada al sistema igualitario de I. LA FORMULACIÓN CLÁSICA DE LA DOCTRINA Y SUS ALCANCES. - Su caracterización general. La
derechos; actualización contemporánea. La jerarquía normativa. Supremacía y reforma constitucional. La supremacía
en el tiempo. El control de constitucionalidad: su significado. El control constitucional y la interpretación. -
e) las menciones al desarrollo humano bien merecen comprenderse como reconociendo el La doctrina de la supremacía constitucional y la inconstitucionalidad “dentro” de la constitución. - II. LOS
derecho al desarrollo entre los que hoy se citan dentro de la tercera generación de derechos; ello REAJUSTES CONTEMPORÁNEOS DE LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL. - La doctrina de la supremacía
tanto en alusión al desarrollo personal que ha de hacerse disponible mediante condiciones constitucional de cara al nuevo derecho internacional. - La incidencia en el control interno de
constitucionalidad. - La modificación de la doctrina de la supremacía constitucional en el actual derecho
propicias, como al desarrollo global de la sociedad que vendría a coincidir con el crecimiento constitucional argentino. La tesis que rechazamos. Las tesis que sostenemos. - III. LAS RELACIONES ENTRE LA
armónico de toda “la nación”, con el equilibrio del desigual desarrollo en dimensión de provincias SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL Y EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD. - El panorama después de la
reforma de 1994. - Las materias controlables. Una diferencia entre “cuestión constitucional”, “cuestión
política” y control. El control del derecho extranjero aplicable en jurisdicción argentina. - El control de 4. — Nada de lo que surge de la conceptualización anterior acerca de lo que tradicionalmente ha sido la
constitucionalidad “a favor” del estado por “acto propio”. - La supremacía y el derecho judicial de la Corte supremacía, o de lo que es ahora, resulta incompatible con la noción de que a la constitución en cuanto fuente
Suprema. - La inconstitucionalidad como efecto de actividad lícita del estado. - La inconstitucionalidad en el primaria se le antepone un orden suprapositivo, que para unos puede ser el derecho natural o el sistema de valores,
tiempo. - La inconstitucionalidad “por omisión” y su control. - IV. LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL. - Los y para otros la ética o los valores morales.
sistemas posibles de control. - Los sistemas de control en nuestro derecho constitucional (federal y provincial).
Las variables del control en el derecho público provincial. - La legitimación procesal. - El marco de
condicionamiento y las bases de control. - El alcance, los caracteres y las posibilidades del control. - V. LA Supremacía y reforma constitucional
SUPREMACÍA EN RELACIÓN
CON EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO. - Constitución, tratados, leyes. 5. — El principio de supremacía se vincula con la teoría del poder constituyente, y con la
tipología de la constitución escrita y rígida. En efecto, la constitución es establecida por un poder
constituyente; el poder constituido o poder del estado no puede ni debe sublevarse contra la
I. LA FORMULACIÓN CLÁSICA DE LA DOCTRINA constitución que deriva de un poder constituyente, formalmente distinto y separado del poder
Y SUS ALCANCES constituido. Además de ello, si ese poder constituyente ha creado una constitución escrita y
rígida, fijando para la reforma de la misma un procedimiento distinto al de las leyes ordinarias, ha
Su caracterización general sustraído a la constitución de las competencias y formas propias de los órganos del poder
constituido. Todo acto contrario a la constitución implica, de hecho, y por esa sola alteración, una
1. — La supremacía de la constitución tiene dos sentidos. En un sentido fáctico, propio de la “reforma” a la constitución, llevada indebidamente a cabo fuera del mecanismo que ella ha
constitución material, significa que dicha constitución o derecho constitucional material es el arbitrado para su enmienda. Si tales actos valieran, se frustraría el sentido del tipo constitucional
fundamento y la base de todo el orden jurídico-político de un estado. escrito y rígido. Por consiguiente, para salvar incólume a la constitución rígida, los actos que se le
Pero el sentido con que el constitucionalismo utiliza la noción de supremacía constitucional es oponen deben reputarse privados de validez.
otro. Apunta a la noción de que la constitución formal, revestida de superlegalidad, obliga a que
las normas y los actos estatales y privados se ajusten a ella. Ello envuelve una formulación de 6. — La doctrina de la supremacía tiene también alguna cabida en los estados de constitución flexible. En la
deber-ser; todo el orden jurídico-político del estado debe ser congruente o compatible con la actualidad, hemos elaborado la idea de que una constitución flexible, al poder reformarse mediante una ley
constitución formal. ordinaria, impide que las “leyes” en desacuerdo con la constitución formal sean consideradas o declaradas
inconstitucionales, pues cuando están en desacuerdo u oposición, implican una enmienda válida a esa constitución;
pero, no obstante, las normas y los actos infralegales admiten que, en caso de pugnar con la constitución, sean
La teoría de la fuerza normativa de la constitución —y, mejor aún, del “derecho de la constitución”— viene reputados inconstitucionales. De tal modo la inconstitucio-nalidad en los estados con constitución flexible
hoy a completar a la doctrina de la supremacía, en cuanto aquélla postula que la constitución posee en sí misma el funcionaría en los estratos del orden jurídico inferiores a la ley.
vigor de la normatividad jurídica para surtir el efecto de su aplicabilidad, exigibilidad y obligatoriedad y, así,
asegurar su efectividad en la dimensión sociológica del mundo jurídico (ver cap. I, nº 18).
La supremacía en el tiempo
La actualización contemporánea
7. — El viejo fallo de la Corte de 1927, en el caso “Compañía Azucarera Tucumán
2. — Ahora bien, parece verdad que la doctrina clásica de la supremacía de la constitución c/Provincia de Tucumán” estampó el principio de que “la constitución es un estatuto para regular
necesita traducirse a concepto y vocabulario que sean actualmente compatibles con el derecho y garantir las relaciones y los derechos de los hombres que viven en la república, tanto en tiempo
internacional. Por eso, la supremacía significa —ante todo— que la constitución es la “fuente de paz como de guerra, y sus previsiones no podrían sus-penderse en ninguna de las grandes
primaria y fundante” del orden jurídico estatal. Esto, al colocar a la constitución en el vértice de emergencias de carácter financiero o de otro orden en que los gobiernos pudieran encontrarse”.
dicho orden, quiere decir que es ella —desde dicha cúspide— la que dispone cuál es la gradación La supremacía constitucional no consiente, ni habilita, ni tolera marginamientos,
jerárquica del mismo orden, porque como fuente primaria y fundante bien puede ocurrir que la subordinaciones, condicionamientos, parálisis ni suspensiones. La doctrina de la emergencia (que
constitución resigne el primer plano al que estamos acostumbrados, para reconocer en dicho nivel analizamos en la parte a ella dedicada) debe subsumirse en la de la supremacía.
más alto que el de ella misma al derecho internacional —sea el general, sea el de los derechos
humanos— y/o al derecho de la integración supraestatal y su derivado, el derecho comunitario Por otro lado, la pretensión de futuridad y permanencia que explicamos al comentar el preámbulo, y que
surge de éste, señala la ambición constitucional de capturar en la supremacía de la codificación todo el devenir del
(ver acápite II).
sistema político que ella atrapa, regula y proyecta, dentro de su orden normológico (ver cap. II, nº 14).
La jerarquía normativa
El control de constitucionalidad: su significado
3. — La supremacía constitucional supone una gradación jerárquica del orden jurídico
8. — La doctrina de la supremacía exige, para su eficacia, la existencia de un sistema
derivado, que se escalona en planos distintos. Los más altos subordinan a los inferiores, y todo el
garantista que apunte a la defensa de la constitución y al control amplio de constitucionalidad.
conjunto se debe subordinar a la constitución.
En efecto, el principio de la supremacía llega a la conclusión de que las normas y los actos
Cuando esa relación de coherencia se rompe, hay un vicio o defecto, que llamamos
infractorios de la constitución no valen, o lo que es lo mismo, que son inconstitucionales o
“inconstitucionalidad” o “anti-constitucionalidad”.
anticonstitucionales. Sin embargo, nos quedaríamos a mitad de camino si después de arribar a esa
El vocabulario constitucional suele usar también, como equivalente de la palabra “inconstitucionalidad”, la
conclusión, no estableciéramos un remedio para defender y restaurar la supremacía constitucional
voz “nulidad”. La propia constitución la emplea en el art. 29, y la alude en el art. 36. El derecho público violada.
provincial trae ejemplos frecuentes, ya que muchas constituciones locales declaran que son nulos las leyes, los Por eso, la doctrina de la supremacía pasa de inmediato a forjar el control o la revisión
decretos, y las normas que contrarían a la constitución; y a menudo agregan que los jueces así deben declararlo al constitucionales.
desaplicarlos.
No tenemos objeción que formular al empleo de la palabra “nulidad” para desprestigiar y fulminar la El leading case “Marbury c/Madison”, del año 1803, ha sido el antecedente inmediato en Estados Unidos de
inconstitucionalidad. la doctrina de la supremacía y del control constitucionales, y con su ejemplaridad suscitó seguimiento o imitación
Es posible también vincular la inconstitucionalidad con la antijuridicidad y con la ilicitud. dentro y fuera de los Estados Unidos. De allí se trasplantó a nuestro derecho.
9. — En el derecho constitucional argentino, la doctrina de la supremacía y del control ella pueda ser inconstitucional por incompatibilidad o contradicción con algún principio o algún valor contenidos
constitucionales ha cobrado vigencia sociológica a través de fuente judicial: la jurisprudencia o en el conjunto normativo de la constitución.
derecho judicial la han hecho efectiva. Está pues en la constitución material, pero deriva de
principios formulados en la constitución formal. 13. — En la afirmación antecedente encaramos el tema dentro del texto unitario de la
constitución federal, pero conviene hacer algunas reservas. Así, si la constitución se reforma
Dada la estructura federal de nuestro estado, la supremacía constitucional reviste un doble
transgrediendo el procedimiento ortodoxo que deriva de su art. 30, o vulnerando lo que para
alcance: a) la constitución prevalece sobre todo el orden jurídico-político del estado; b) la
nosotros son sus contenidos pétreos (suprimiéndolos o alterándolos esencialmente), las normas
constitución, en cuanto federal, prevalece también sobre todo el derecho provincial (y dentro de
que se insertan en la constitución por vía de tal reforma son inconstitucionales, pese a haberse
esta segunda supremacía, prevalece juntamente con la constitución federal todo el derecho federal
incorporado formalmente a la constitución.
—leyes, tratados, etc.—); esto se verifica leyendo los arts. 5º y 31.
El principio de supremacía se completa con los principios del art. 27 (para los tratados que Más adelante tratamos la otra hipótesis de la inconstitucionalidad de una norma de la constitución que
sólo tienen prelación sobre las leyes), del art. 28 (para las leyes), y del art. 99 inc. 2º (para los mediante reforma constitucional se incluyera en su texto en violación a un tratado internacional que, con
decretos del poder ejecutivo que reglamentan a las leyes). anterioridad, ha limitado al poder constituyente (ver nº 27).
Después de la reforma de 1994, es imperioso asimismo tener presente una añadidura de suma
trascendencia: en virtud del art. 75 inc. 22 hay tratados internacionales de derechos humanos que 14. — Si ahora pasamos a las constituciones provinciales, es evidente e indudable que, dentro
tienen jerarquía constitucional por figurar en la enumeración que se hace en dicha norma, y otros de nuestra estructura federal, pueden contener normas inconstitucionales cuando éstas resultan
que pueden alcanzarla en el futuro conforme a la misma. Por consiguiente, tales tratados revisten lesivas de las pautas que desde la constitución federal se les impone a los ordenamientos
igual supremacía de la constitución, y aunque no forman parte del texto de la constitución, se provinciales. (El tema de la relación de subordinación en virtud de la cual acontecen tales
hallan fuera de él a su mismo nivel en el bloque de constitucionalidad federal (ver cap. I, nº 17). eventuales incons-titucionalidades nos ocupará al explicar el federalismo.)
10. — El control judicial de constitucionalidad cuenta con la fórmula acuñada por la Corte II. LOS REAJUSTES CONTEMPORÁNEOS DE LA
Suprema desde su fallo del 5 de diciembre de 1865, la cual, si bien se refiere expresamente a las SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL
leyes, se torna extensiva a normas y actos distintos de las leyes. Dicha fórmula dice así: “Que es
elemento de nuestra organización constitucional, la atribución que tienen y el deber en que se La doctrina de la supremacía constitucional de cara al nuevo derecho internacional
hallan los tribunales de justicia, de examinar las leyes en los casos concretos que se traen a su
decisión, comparándolas con el texto de la constitución para averiguar si guardan o no su 15. — La teoría de la supremacía fue elaborada y estructurada —para la doctrina y para su aplicación
conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas, si las encuentra en oposición con ella, práctica— en un contexto universal en el que bien cabe decir que los estados eran concebidos como unidades
constituyendo esta atribución moderadora uno de los fines supremos y fundamentales del poder políticas cerradas y replegadas sobre sí mismas, dentro del contexto mundial. Desde hace años (podríamos hacer
cronología situando los tiempos desde la segunda postguerra de este siglo) el derecho internacional público ha
judicial nacional y una de las mayores garantías con que se ha entendido asegurar los derechos
avanzado mucho en comparación con épocas precedentes. La política internacional también. Es indudable que la
consignados en la constitución, contra los abusos posibles e involuntarios de los poderes forma de instalación de los estados en el ámbito internacional cobra hoy nuevos perfiles.
públicos”.
Los estados siguen existiendo. Sus ordenamientos internos también. Sus constituciones también. Pero se les
filtran contenidos que provienen de fuentes heterónomas o externas, o sea, colateralmente. Entre ellas, el derecho
El control judicial de constitucionalidad, y la eventual declaración de inconstitucionalidad de una norma o un internacional de los derechos humanos y el derecho comunitario —recién citados— cobran relevancia.
acto, es un deber (u obligación) que implícitamente impone la constitución formal a todos los tribunales del poder
judicial cuando ejercen su función de administrar justicia, o cuando deben cumplir dicha norma o dicho acto. Quiere decir que, en virtud de principios generales del derecho internacional, de tratados internacionales
sobre derechos humanos, y de la integración estatal en comunidades supraestatales que engendran su propio
derecho comunitario, los estados incorporan a su derecho interno contenidos que derivan de aquellas fuentes
El control constitucional y la interpretación heterónomas o externas; esas fuentes no están por “encima” del estado, sino en sus “costados”, en su periferia;
“afuera” del orden jurídico interno; por eso las denominamos fuentes “heterónomas” o externas. Pero que
11. — Por lo que hemos explicado en el capítulo III, es comprensible que el control de constitucionalidad va condicionan y limitan al derecho interno, incluso a la constitución, no puede negarse.
anexo a la interpretación constitucional, porque es imposible controlar sin interpretar, ya que tanto es necesario
interpretar las normas de la constitución como las infraconstitucionales que se comparan con ellas. A su vez, en 16. — ¿Se ha extraviado o dejado de existir la supremacía de la constitución?
muchos casos el control se liga asimismo a la integración, si es que se tropieza con carencia histórica de norma o
con carencia dikelógica. (Para esto, reenviamos al acápite IV del cap. III). Más bien, cabría sostener que hay un reacomodamiento de la misma.
Los modos de adecuar la supremacía constitucional a esta nueva realidad son variables y propios de cada
La doctrina de la supremacía constitucional y la inconsti-tucionalidad “dentro” de la estado. Los hay que colocan al derecho interna-cional con prioridad sobre todo el derecho interno, incluida la
misma constitución. Los hay que confieren al derecho internacional de los derechos humanos el mismo nivel de la
constitución constitución. Otros, sólo dan prelación a ese derecho respecto de las leyes.
12. — Hay doctrinas que dentro de la misma constitución efectúan una gradación o un escalonamiento de sus No es aventurado aseverar que tales soluciones parcialmente diferentes provienen de una decisión interna, sea
del poder constituyente, sea de la incorporación del estado a un tratado internacional, o a un sistema de integración
contenidos en planos subordinantes y planos subordinados.
comunitaria. En todas esas ocasiones, hay una previa prestación de consentimiento estatal expresado mediante
Por ejemplo, cuando a los principios y valores que contiene la constitución se los erige por encima del resto procedimientos que, de alguna manera, también dependen de su derecho interno.
de sus normas. Se habla, así, de relaciones intrajerárquicas.
El resultado es éste: si dentro de la constitución suprema hay cláusulas o normas que prevalecen sobre otras Por eso, en el retoque de “aggiornamiento” que hacemos hoy a la doctrina de la supremacía de la
de su mismo articulado, estas últimas son inconstitucionales (aunque formen parte de la constitución) cuando constitución, decimos que esa doctrina subsiste y que la constitución sigue siendo suprema en cuanto siempre es
infringen a las superiores. fuente primaria y fundante del orden jurídico estatal y decide su prelación, aunque ella misma —al establecer la
Es verdad que en nuestra constitución reconocemos que, además de simples normas, hay, implícitamente, gradación jerárquica de ese orden— ceda acaso el primer nivel al derecho internacional o al derecho de la
principios y valores (ver cap. IV), pero tenemos hasta hoy por cierto que todos sus contenidos —en cuanto integración (ver nº 2).
normas— comparten la misma jerarquía suprema o, en otros términos, que dentro de la constitución no existe un
orden jerárquico de planos diferentes, por lo que no creemos que dentro de la misma constitución una norma de 17. — Lo que no podemos omitir es el siguiente punto de vista personal: teniendo presente
que en el derecho internacional hay un principio básico que es el de su prelación sobre el derecho
interno, juzgamos incoherente que el estado que da recepción al derecho internacional en su a) El mismo art. 75 inc. 22 inviste directamente de jerarquía constitucional a once
ordenamiento interno lo coloque por debajo de la constitución y no por encima —o, al menos, a instrumentos internacionales de derechos humanos que enumera taxativamente, pero además
su mismo nivel—. En efecto, parece elemental decir que si el estado consiente el ingre-so b) prevé que mediante un procedimiento especial otros tratados de derechos humanos puedan
del derecho internacional, es de muy escasa congruencia que no lo haga aceptando aquel principio alcanzar también jerarquía constitucional.
de su primacía sobre el derecho interno.
En los dos supuestos, tales tratados no entran a formar parte del texto de la constitución y
Argentina, al ratificar y prestar recepción a la Convención de Viena sobre derecho de los quedan fuera de él, en el bloque de constitucionalidad federal, y comparten con la constitución su
tratados, se ha obligado a acatar su art. 27, en el que se define y reafirma que ningún estado parte mis-ma supremacía. O sea, no son infraconstitucionales como los otros.
puede invocar su derecho interno para incumplir un tratado.
En cuanto a los tratados de integración a organizaciones supra-estatales, el art. 75 inc. 24
No es coherente, por eso, que la reforma constitucional de 1994 sólo haya reconocido a los debe entenderse como remitiendo al prin-cipio general del inc. 22 que sólo confiere a los tratados
tratados un rango supralegal, manteniendo como principio general (con la excepción de los prelación sobre las leyes. Este principio vuelve a enunciarse en el inc. 24 con referencia a las
tratados de derechos humanos de jerarquía constitucional) el criterio de que los tratados son normas dictadas en consecuencia del tratado de integración (es decir, con relación al derecho
infraconstitucionales (ver cap. I, nº 41). comunitario emanado de los órganos de la comunidad supraestatal).
La incidencia en el control interno de constitucionalidad
20. — Para tener completo el diseño de la supremacía constitucional en la relación entre la
constitución y los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional, conviene transcribir
18. — Hay que ver ahora qué ocurre con esta reciente fenomenología de la supremacía constitucional en
orden al control constitucional. los incisos 22 y 24 del art. 75.
Las hipótesis son varias y diversas. Art. 75 inc. 22. “Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos
A) cuando en el derecho interno se otorga prioridad al derecho internacional por sobre la constitución, es
indudable que no hay control constitucional sobre el derecho internacional. Dicho de otro modo, el derecho tienen jerarquía superior a las leyes.
internacional no es susceptible de ser declarado inconstitucional. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal
En cambio, si la constitución, después de haberle cedido su rango al derecho internacional, exhibe alguna de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto
contradicción con él, el contenido de la constitución que se le opone queda sometido a control y se torna Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos
inconstitucional. Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del
Lo mismo ocurre con todo el derecho infraconstitucional (leyes, reglamen-tos, sentencias, actos de Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
particulares). Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
B) Cuando en el derecho interno se reconoce al derecho internacional un nivel de paridad con la Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
constitución, tampoco hay control constitucional ni inconstitucionalidad en ninguno de ambos planos, porque los Inhu-manos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su
dos comparten igual rango y se complementan. vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta
El derecho infraconstitucional discrepante con el bloque unitario que componen el derecho internacional y la Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
constitución parificados queda sometido a control y es inconstitucional. reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa
C) Cuando enfrentamos al derecho comunitario que es propio de un sistema de integración, las decisiones de aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
los órganos de la comunidad, y el derecho comunitario proveniente de ellos, quedan exentos de control Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
constitucional, porque es presupuesto de la integración que el estado que se hace parte en ella inhibe su control Congreso, requerirán el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
interno de constitucionalidad, ya que si éste funcionara podría llegarse a declarar inconstitucional cualquier Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.”
contenido del derecho comunitario, y tal resultado dislocaría la existencia, el funcionamiento y la coherencia de la
comunidad supraestatal y de su derecho comunitario que, como uniforme a toda ella y a los estados miembros, no Art. 75 inc. 24. “Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a
tolera que éstos se opongan a la aplicación de sus normas en sus jurisdicciones internas, ni las descalifiquen por organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que respeten el orden
contradicción con su derecho interno. Tanto la constitución como las normas infraconstitucionales, en cambio, son democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su consecuencia tienen jerarquía
inconstitucionales si colisionan con el derecho comunitario. superior a las leyes.
La aprobación de estos tratados con Estados de Latinoamérica requerirá la mayoría absoluta
La modificación de la doctrina de la supremacía constitucional en el actual derecho de la totalidad de los miembros de cada Cámara. En el caso de tratados con otros Estados, el
constitucional argentino Congreso de la Nación, con la mayoría absoluta de los miembros presentes de cada cámara,
declarará la conveniencia de la aprobación del tratado y sólo podrá ser aprobado con el voto de la
19. — Para aplicar las pautas recién esbozadas al derecho constitucional argentino, hay que mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, después de ciento veinte días
tomar en cuenta las innovaciones que desde el 24 de agosto de 1994 ha introducido la reforma de del acto declarativo.
la constitución. La denuncia de los tratados referidos a este inciso, exigirá la previa aprobación de la mayoría
El art. 75 inc. 22 sienta, como principio general, el de la supralegalidad de los tratados absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara.”
internacionales de toda clase: los tratados prevalecen sobre las leyes, con una sola excepción. (La bastardilla es nuestra.)
La modificación ha de verse así:
a) en concordancia con el viejo art. 27, los tratados están por debajo de la constitución, pero 21. — Un primer diagrama explicativo, que anticipa nuestra opinión personal, puede dibujarse
así:
b) por encima de las leyes, y de todo el resto del derecho interno.
Este principio implica el abandono de la jurisprudencia de la Corte Suprema vigente hasta Constitución (suprema) “MAS” Los once instrumentos
1992, que no reconocía el rango supralegal de los tratados. internacionales que
La excepción viene dada para los tratados de derechos humanos, de la siguiente manera: enumera el inciso 22
Una misma cúspide del art. 75
24. — Se nos dirá que la cláusula de “no derogación” de la primera parte de la constitución
por los instrumentos internacionales de jerarquía constitucional ha de tener algún sentido y tener
algún efecto.
Derecho infra-
constitucional No obstante, tomemos en cuenta que, a continuación, dicha cláusula enuncia que tales
instrumentos internacionales son comple-mentarios.
¿Qué podemos inferir de la coordinación entre las dos pautas: la “no derogación” y la
“complementariedad”?
a) Vamos a resumirlo. ¿Qué significa la “no derogación”?
La parte del inc. 22 que más conflicto interpretativo provoca en muchos autores es la que dice Es una pauta hermenéutica harto conocida la que enseña que en un conjunto normativo (para
que los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional “no derogan artículo alguno de
el caso: la constitución “más” los instrumentos dotados de jerarquía constitucional) que comparte
la primera parte de esta constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y
un mismo y común orden de prelación dentro del ordenamiento jurídico, todas las normas y todos
garantías por ella reconocidos”.
los artículos de aquel conjunto tienen un sentido y un efecto, que es el de articularse en el sistema
sin que ninguno cancele a otro, sin que a uno se lo considere en pugna con otro, sin que entre sí
La tesis que rechazamos puedan oponerse irreconciliablemente. A cada uno y a todos hay que asignarles, conservarles y
aplicarles un sentido y un alcance de congruencia armonizante, porque cada uno y todos quieren
22. — Una interpretación que no compartimos considera que la “no derogación” de los
decir algo; este “algo” de uno o de varios no es posible que quede neutralizado por el “algo” que
artículos de la primera parte de la constitución significa que esa primera parte —con el plexo de
se atribuye a otro o a otros.
derechos y garantías— tiene prelación sobre los tratados de jerarquía constitucional.
b) Pasemos a la “complementariedad”.
En tanto, la segunda parte de la constitución se ubicaría por debajo de tales tratados.
La tesis que pregona la inaplicación de cualquier norma de un tratado con jerarquía
Tal esquema viene a acoger la tesis, por nosotros rechazada, de relaciones intrajerárquicas dentro de un
sistema de normas que revisten jerarquía constitucional. constitucional a la que acaso se impute oposición con alguno de los artículos de la primera parte
de la constitución hace una ligazón entre la “complementariedad” de los tratados respecto de
Si con la constitución y los tratados de derechos humanos de jerarquía constitucional dichos artículos, y la “no derogación” de éstos por aquéllos. De este modo, le asigna a la palabra
componemos un bloque de constitucionalidad federal, el gráfico de la teoría que descartamos “complementarios” un sentido equívoco de accesoriedad y hasta supletoriedad, que riñe con la
daría este resultado: acepción del vocablo “complemento” y del verbo “complementar”.
A’) Complemento es lo que hace falta agregar a una cosa para que quede completa, pero no lo que se ubica en un
plano secundario respecto de otro superior. Para nada hemos de imaginar que el nivel de lo complementario es
Primer plano subordinante: la primera parte de la
inferior al nivel de aquello a lo que complementa. De ahí que sostener que los tratados, debido a su
A) Bloque de constitución
complementariedad respecto de los artículos de la primera parte de la constitución, no derogan a ninguno de ellos,
constitucio-
jamás tolera aseverar que éstos pueden llegar a excluir la aplicación de un tratado ni que, en vez de conciliar lo
nalidad fede- A”) que pueda parecer incompatible, hay que hacer prevalecer indefectiblemente las normas que integran la primera
ral (Jerarquía Segundo plano subordinado: los instrumentos inter- parte de la constitución.
constitucional) nacionales del inciso 22
25. — Si a la criticada locución “no derogan artículo alguno de la primera parte de la
B) Derecho infraconstitucional
constitución” hemos de darle un sentido aceptable, sólo consentimos éste: “los artículos de la
En este gráfico habría dos planos, que serían los siguientes: “A” (bloque) subdividido en A’ y primera parte de la constitución y los instrumentos internacionales a los que el inciso 22 adjudica
A”. (El plano B ya no pertenece al bloque). jerarquía constitucional componen un plexo indisociable de derechos y garantías, en el que
ninguna norma del primer sector hace inaplicable a una o más del otro sector, y viceversa; la
La tesis que sostenemos complementariedad del segundo respecto del primero significa que le proporciona completitud y
que nunca puede resultar inocuo”.
23. — Lejos de estos desdoblamientos, afirmamos sintéticamente que toda la constitución (su En síntesis, ni los artículos de la primera parte de la constitución “derogan” o dejan sin
primera parte más el resto del articulado) en común con los once instrumentos internacionales efecto a normas internacionales de su mismo rango, ni éstas perturban a aquéllos, porque unos y
sobre derechos humanos de jerarquía constitucional (más los que la adquieren en el futuro) otras, dentro del sistema de derechos al que como fuente alimentan con igual jerarquía, forman un
componen un bloque que tiene una igual supremacía sobre el derecho infraconstitucional. conjunto coherente, insusceptible de desgajar, o desarticular o dividir con supuestas
Dentro de ese bloque no hay planos superiores ni planos inferiores; o sea, forman una incompatibilidades, oposiciones o contradicciones.
cabecera en la que todas sus normas se encuentran en idéntico nivel entre sí.
Lo diseñamos gráficamente así: III. LAS RELACIONES ENTRE LA SUPREMACÍA
CONSTITUCIONAL Y EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
A A”)
CONSTITUCIÓN INSTRUMEN- Cúspide El panorama después de la reforma de 1994
A) Bloque de TOS INTERNA- del orde-
constituciona- — Primera parte MÁS CIONALES namiento
lidad federal — Segunda parte del inciso 22 jurídico 26. — Después de la quizá minuciosa explicación antecedente, hay que trasladar conclusiones
desde nuestro enfoque de la supremacía al del control de constitucionalidad. Todo ello, a la luz de
la reforma de 1994.
Idéntica jerarquía constitucional
B) Derecho infraconstitucional
a) La paridad que asignamos a todo el conjunto normativo de la constitución con los límite heterónomo que es capaz de invalidar por inconstitucionalidad a normas superiores que
instrumentos internacionales de jerarquía constitucional (los once enumerados en el art. 75 inc. sean violatorias del tratado.
22 más los que la adquieran en adelante) impide declarar inconstitucionales:
a’) a norma alguna de la constitución (en cualquiera de sus partes) en relación con 28. — La innovación que esta tesis introduce en la teoría de la supremacía de la constitución y en el concepto
del poder constituyente es trascendental; la supremacía constitucional ya no da pie para negar
instrumentos internacionales de derechos humanos de jerarquía constitucional; inconstitucionalidades que puedan provenir de violación a un tratado internacional por parte de enmiendas que el
a”) a norma alguna de dichos instrumentos en relación con normas de la constitución (en poder constituyente incorpore a un posterior texto constitucional.
cualquiera de sus partes);
a’’’) por ende, toda aparente oposición ha de superarse a tenor de una interpretación Las materias controlables
armonizante y congruente, en la que se busque seleccionar la norma que en su aplicación rinda
resultado más favorable para el sistema de derechos (integrado por la constitución y los 29. — Averigüemos ahora sobre qué materias (normas y actos) opera el control en cada rubro.
instrumentos internacionales de jerarquía constitucional), en razón de la mayor valiosidad (pero
no supremacía normativa) que el sistema de derechos ostenta respecto de la organización del Previamente, debemos señalar que, en general, nadie niega que la constitución en cuanto fuente primaria
prevalece sobre todo el orden jurídico-político del estado. En cambio, hay doctrina y jurisprudencia que niegan el
poder. control en algunas materias. Esto significa que, para tales materias exentas de control de constitucionalidad (que se
b) El bloque encarado en el anterior inc. a) y sus subincisos obliga a controlar todos los llaman “cuestiones políticas” no judiciables), si bien se afirma el principio de la supremacía constitucional, no se
sectores del derecho infraconstitucional, y a declarar inconstitucional toda norma que en él sea remedia la eventual violación a la misma. Las materias controlables son:
infractoria de la constitución y los instrumentos internacionales de derechos humanos con
jerarquía constitucional. a) Las constituciones provinciales. Su control funciona en el derecho vigente.
c) Los tratados internacionales que no gozan de jerarquía constitucional, como inferiores que b) Las leyes. Su control funciona en el derecho vigente.
son, quedan sometidos a control (aun cuando en nuestra tesis, ello sea incoherente y discrepante c) Los tratados internacionales sin jerarquía constitucional. Su control funciona en el
con el principio de primacía del derecho internacional sobre todo el derecho interno, que derecho vigente (ver nº 26).
expusimos en el nº 17). d) Los decretos, reglamentos, y actos administrativos de contenido general. Su control
d) Por lo dicho en el precedente inc. c), también son controlables los tratados de integración funciona en el derecho vigente.
a organizaciones supraestatales, y las normas que son consecuencia de ellos —derecho e) Los actos políticos y de gobierno. Su control no funciona en el derecho vigente, en el que
comunitario— (con igual reserva personal que en el inc. c). queda inhibido por aplicación de la doctrina de las cuestiones políticas no judiciables.
e) Todo el derecho infraconstitucional, a partir de las leyes, también debe ser controlable en f) Los actos administrativos individuales. Su control funciona en el derecho vigente.
relación con los tratados sin jerarquía constitucional, porque el principio general aplicable a este
supuesto es el de la superioridad de los tratados sobre las leyes y, por ende, sobre el resto del g) Las sentencias. Su control funciona en el derecho vigente (un ejemplo típico lo
ordenamiento sublegal. encontramos en el control de sentencias por arbitrariedad).
h) La actividad de los particulares. Su control funciona en el derecho vigente (un ejemplo
27. — Una vez que tenemos en claro que entre los tratados internacionales la reforma de 1994 ha introducido típico lo encontramos en las acciones de amparo contra actos de los particulares que violan
el desdoblamiento entre algunos que —ver-sando sobre derechos humanos— tienen la misma jerarquía que la derechos individuales reconocidos en la constitución).
constitución, y otros —de cualquier materia— que solamente son superiores a las leyes (y, por ende, inferiores a la
i) La reforma de la constitución, como competencia del poder constituyente derivado. Su
constitución), es menester que hagamos otra reserva personal.
control no funciona en el derecho vigente, en el que queda inhibido por aplicación de la doctrina
Para ello, tomamos en consideración a los tratados que son infraconstitucionales. de las cuestiones políticas no judiciables.
Bien que a la constitución se le otorgue supremacía sobre esos tratados, estamos ciertos de De este repertorio deducimos un triple agrupamiento de materias:
que cuando nuestro estado se hace parte en un tratado y lo incorpora a nuestro derecho interno, ni 1º) Actividad del poder estatal: incisos a) a g) inclusive, con las reservas expuestas en el
siquiera una reforma futura a la constitución puede contrariar al tratado. Es un caso curioso de un inciso e);
límite heterónomo o externo que el estado asume, acepta y reconoce a su propio poder 2º) Actividad privada de los particulares: inciso h);
constituyente futuro. 3º) Actividad del poder constituyente derivado: inciso e), con la reserva en él consignada.
La aludida curiosidad radica en que una norma inferior a la constitución —como es la de un
tratado internacional sin rango constitucional— puede originar inconstitucionalidad en una norma 30. — Las interpretaciones que han retraído el control en materias donde nosotros creemos que debería
superior que le resulte contraria. ejercerse, significan mutaciones constitucionales que, en la constitución material, retacean la eficacia del principio
de supremacía, y declinan la función judicial de revisión de constitucionalidad.
Siempre hemos estado acostumbrados a verificar y detectar la inconstitu-cionalidad cuando normas de nivel Cuando la doctrina y la jurisprudencia que criticamos afirman que una cuestión queda exenta de control
inferior se oponen y violan a normas de un plano superior que las subordinan. En nuestro ejemplo reciente, una constitucional porque es política y, en consecuencia, también es “no judiciable”, no fundamentan la no
norma de nivel inferior —tratado— engendraría inconstitucionalidad en normas de un plano superior — justiciabilidad con el argumento de que en esa área la constitución carezca de supremacía, pero de todas maneras
constitución—. dicha supremacía queda menoscabada al no existir el instrumento garantista de revisión para juzgar si ha sido o no
El fenómeno se asimila fácilmente cuando con agilidad se concede a los tratados la naturaleza de una fuente violada.
que, al ingresar su producto al derecho interno, implanta en él un límite heterónomo que alcanza hasta condicionar
al propio poder constituyente. 31. — Un supuesto que conviene aclarar como muy excepcional, y que no nos merece rechazo, difiere de los
anteriores en los que la judiciabilidad y el control se descartan so pretexto de la cuestión “política”.
Nuestra tesis puede, en suma, resumirse así: Fuentes externas al estado como son, en cuanto Este nuevo supuesto se configura cuando, con claridad, se advierte que una determinada competencia del
fuentes internacionales, los tratados, introducen su contenido en el derecho interno, y aun cuando congreso o del poder ejecutivo le ha sido conferida por la constitución para que la ejerza de modo definitivo, final
y último, sin interferencia alguna del poder judicial.
dentro de éste tal contenido se sitúe en un nivel inferior al de la constitución, funciona como un
Un ejemplo lo dio la Corte Suprema cuando en 1994 juzgó el caso “Nicosia”. Un juez federal destituido por
el senado dedujo ante ella recurso extraordinario, a raíz de lo cual el tribunal dejó sentado que la decisión de fondo
que adoptó el senado al destituir era facultad que la constitución le otorga de manera definitiva; pero, al contrario, amparo, o el control judicial de la actividad jurisdiccional de la administración); que los tribunales inferiores
sostuvo que caía bajo control judicial de constitucionalidad la cuestión referente a la existencia de dicha facultad, a (federales y provinciales) tienen que prestar seguimiento a la misma interpretación constitucional, etc. (ver nº 54).
la extensión de su ejercicio, y a las formas y los requisitos que la constitución le prescribe para ello.
La inconstitucionalidad como efecto de actividad lícita del estado
Una diferencia entre “cuestión constitucional”, “cuestión política” y control
36. — Hasta ahora la doctrina de la supremacía constitucional, y su efecto aplicativo, que es el control de
32. — En primer lugar, cuando postulamos que (sobre la base clara del art. 116) en “toda” causa que versa constitucionalidad y la eventual declaración de inconstitucionalidad, han tomado como presupuesto necesario, o al
sobre puntos regidos por la constitución hay “cuestión judiciable” (o materia sujeta a decisión judicial) menos habi-tual, que las violaciones a la constitución y las consiguientes inconstitucionali-dades implican
presuponemos que la “cuestión constitucional” sometida a decisión judicial debe hallarse inserta en un proceso infracciones, ilicitudes, antijuridicidad, nulidad, etc.
judicial (“causa”). La “cuestión constitucional” es, por ende, una cuestión que por su materia se refiere a la No obstante, concurre una hipótesis distinta, a la que sucintamente hay que prestarle atención.
constitución, y que se aloja en una “causa” judicial.
Es el caso de normas o actividades lícitas y legítimas que en sí mismas no son inconstitucionales, pero cuyos
En segundo lugar, y por lo dicho, creemos que no debería denominarse “cuestión política no judiciable” a efectos pueden, en algún caso, causar daño a derechos de terceros. No es errado afirmar, entonces, que en ese
aquella cuestión en la que falta la materia propia de la cuestión constitucional. ¿Y cuándo falta? Es bueno efecto dañino hay una inconstitucionalidad derivada de una norma o una actividad lícitas.
proponer un ejemplo. Si digo que la declaración y el hecho de la guerra internacional no son judiciables, quiero
En estos supuestos el estado debe responder por su actividad lícita, reparando el daño mediante adecuada
seguramente decir que los jueces no pueden declarar que la guerra es inconstitucional. Si, en cambio, digo que la
declaración y la puesta en vigencia del estado de sitio debe ser judiciable, quiero decir que los jueces pueden y indemnización a favor de quien lo sufre.
deben (aunque la Corte lo niega) examinar en causa judiciable si, al declararlo y ponerlo en vigor, se ha violado o Un interesante caso en que la Corte Suprema acogió el resarcimiento por parte del estado a favor de una
no la constitución. persona que, por el cambio producido con la adopción de una nueva política económica —en sí lícita—, sufrió
perjuicio en derechos adquiridos al amparo de la política anterior que fue sustituida por otra, se registra en la
¿Por qué esa diferencia? Ocurre que en el caso de la guerra, la constitución solamente exige que la declare el
ejecutivo con autorización del congreso, pero nada dice sobre los casos, causas, oportunidades y condiciones que sentencia recaída con fecha 15 de mayo de 1979 en los autos “Cantón Mario c/Gobierno Nacional”.
hacen procedente la declaración y realización de la guerra; entonces, cuando constitucionalmente la guerra está Estas tesis puede darse por incorporada a nuestro derecho constitucional material.
bien declarada, los jueces no tienen materia que sea objeto de su control. Tal vez no resulte tan curiosa si se piensa que la expropiación prevista en el art. 17 de la constitución es, sin
En cambio, en la declaración del estado de sitio (y en la intervención), las normas de la constitución (art. 23 y duda, una actividad legítima del estado expropiante, no obstante lo cual, por la afectación que como efecto origina
6º, respectivamente) marcan un cuadro bien concreto de causas, ocasiones, condicionamientos (aparte de la a la propiedad del expropiado, éste tiene derecho a indemnización.
competencia decisoria de los órganos llamados a declarar el estado de sitio o a intervenir una provincia —art. 75 La inconstitucionalidad en el tiempo
incs. 29 y 31, y art. 99 incs. 16 y 20—). De ahí que si tales órganos hacen la declaración o intervienen violando
aquel marco condicionante, violan también la constitución; y en ese campo aparece, claramente, la “cuestión 37. — Cuesta imaginar que la constitucionalidad y la inconstitucionalidad varíen en el tiempo. Sin embargo,
constitucional”, sobre la cual recae —en causa judicial— la función de controlar si la constitución ha sido o no son muchos los casos en que el fenómeno acontece. Veremos solamente algunas hipótesis.
transgredida.
a) Una norma puede ser constitucional tanto cuando se la “pone” en el orden normológico como durante
cierto lapso posterior, y después volverse inconstitucional. Por ejemplo, por un cambio en la realidad económica,
El control del derecho extranjero aplicable en jurisdicción argentina una ley que fija porcentajes o coeficientes para actualizar deudas en una época de inflación que luego, al
agudizarse, agrava la depreciación monetaria y hace insuficientes tales porcentajes o coeficientes porque no
33. — Mientras se acepta que el derecho internacional privado interno está subordinado a la constitución, y mantiene el valor real de la suma a pagar.
recibe el control judicial de constitucionalidad, hay opiniones que no admiten ese control sobre el derecho
b) Una norma puede ser simultáneamente constitucional e inconstitucional según el ámbito donde se aplica.
extranjero llama-do por aquél a aplicarse en jurisdicción argentina por nuestros tribunales. Nosotros entendemos,
a la inversa, que normas del derecho extranjero que de acuerdo al derecho internacional privado se tornan El ejemplo típico es el de la ley provincial que obliga a efectuar un reclamo administrativo antes de demandar a la
aplicables por nuestros tri-bunales, deben someterse al control de constitucionalidad, y en caso de incom- provincia; la norma es constitucional cuando se trata de demandar a la provincia ante sus propios tribunales
patibilidad con nuestra constitución deben ser declaradas inconstitucionales, con el efecto consiguiente de provinciales, y es inconstitucional cuando la demanda contra la provincia debe entablarse ante la jurisdicción
desaplicación. federal (porque una ley local no puede condicionar la justiciabilidad de las provincias en jurisdicción federal, ya
que la regulación de tal jurisdicción escapa a la competencia local).
El control de constitucionalidad “a favor” del estado por “acto propio” c) Otros casos de inconstitucionalidad sobreviniente pueden configurarse cuando: c’) se realiza una reforma
constitucional, y normas anteriores que son incompatibles con el nuevo texto constitucional se vuelven
34. — El control de constitucionalidad es, primordialmente, una garantía de los particulares “contra” o inconstitucionales, aunque no lo hayan sido con respecto a la constitución antes de su enmienda; c”) se ratifica un
“frente” al estado, para defenderse de sus actos o normas inconstitucionales. Es poco concordante con su sentido tratado internacional, porque leyes anteriores que son incompatibles con él también se tornan inconstitucionales.
y su finalidad que el estado arguya la inconstitucionalidad de sus propios actos y normas contra los particulares, d) El cambio temporal de las valoraciones sociales en torno de determinadas cuestiones también es capaz de
porque no es una garantía del estado frente a los gobernados. La doctrina y el mecanismo del control no se convertir en inconstitucional una norma que antes no lo era porque coincidía con las valoraciones de su época.
instituyeron con ese alcance. Pero para que esto ocurra creemos que acerca de la cuestión enfocada por tales valoraciones sucesivamente
Hay jurisprudencia de la Corte —reiterada en el caso “Ribo, Carlos A. c/Estado Nacional”, del 28 de julio de distintas hace falta que haya en la constitución alguna pauta normativa. Así, habiendo normas constitucionales
1988— en la que el tribunal sostiene que el estado no está legitimado para plantear la inconstitucionalidad de una sobre la igualdad, bien pudo decirse que cuando las valoraciones colectivas reputaron que el monopolio del
norma dictada por él mismo. sufragio por los varones privaba a las mujeres de un igual derecho electoral, la ley negatoria del voto femenino fue
susceptible de reprobarse como inconstitucional (ver cap. II, nº 16 b).
La supremacía y el derecho judicial de la Corte Suprema
La inconstitucionalidad “por omisión” y su control
35. — Mucho más adelante explicaremos que, en nuestra opinión, la interpretación judicial que de la
constitución hace la Corte Suprema en sus sentencias cuando aplica sus normas, tiene el mismo rango de la 38. — Así como normalmente se acusa la inconstitucionalidad cuando se transgrede la
constitución interpretada. Decimos que, en el derecho constitucional material, se trata de la constitución “más” la constitución porque se hace algo que ella prohíbe, hay que rescatar la noción importantísima de
interpretación que de ella hace el derecho judicial de la Corte. Este “más”implica componer una unidad con la que también hay inconstitucionalidad cuando no se hace lo que ella manda hacer. Esta omisión
sumatoria. es inconstitucional, y a la figura la llamamos “inconsti-tucionalidad por omisión”.
De ahí en adelante, son numerosos los efectos que cabe proyectar. Sólo los insinuamos. Para detectarla hay que examinar en cada caso si la obligación de “hacer” que impone la
Puede —por ejemplo— afirmarse que el derecho judicial participa de la misma supremacía de la constitución constitución (por ej., legislar en tal o cual materia) viene exigida inmediatamente o está
a la que interpreta y aplica; que ningún tribunal en sede interna puede declarar inconstitucional la interpretación condicionada o se deja temporalmente librada a la oportunidad y discreción propias del criterio
constitucional de la Corte; que las leyes no pueden prescindir de ella o violarla (suprimiendo, por ejemplo, el
del órgano que tiene el deber, etc.
c) La elevación del caso efectuada por el juez que está conociendo de un proceso, a un órgano
Por lo menos en las omisiones inconstitucionales que lesionan derechos subjetivos (por ej., si no se especializado y único para que resuelva si la norma que debe aplicar es o no inconstitucional.
reglamentan las cláusulas constitucionales programáticas que los reconocen) es menester divulgar la idea de que
sobre tales omisiones debe recaer el control de constitucionalidad que las subsane, en resguardo de la supremacía, Trasladando tales vías a un supuesto hipotético decimos que si —por ej.— en un país se dicta una ley
y en beneficio del titular del derecho que por la misma omisión sufre perjuicio. estableciendo un impuesto a los propietarios de automotores, la vía directa permite a quien se considera agraviado
La inconstitucionalidad por omisión ha sido objeto de previsión en la constitución de la provincia de Río por dicha ley deducir una demanda de inconstitucionalidad aun antes de tener que cumplir con la obligación fiscal,
Negro de 1988, cuyo art. 207 contiene el supuesto remedio mediante acción judicial. para que en ese proceso se declare si la ley es o no inconstitucional; la vía indirecta requiere, al contrario, que el
presunto agraviado pague el impuesto o se deje demandar por el fisco, y que en ese proceso se articule
El control constitucional por omisión tal como lo pretendemos nosotros no funciona con incidentalmente y a modo de defensa la cuestión de constitu-cionalidad para obtener el reintegro de lo pagado o
ejemplaridad en nuestro derecho constitucional material. para que se lo exima del pago pretendido; la vía por elevación del caso implica que el mismo planteo señalado en
el supuesto de la vía indirecta obliga al juez de la causa a desprenderse transitoriamente de la misma elevándola al
órgano único de jurisdicción concentrada que tiene a su cargo el control, el que una vez emitido el
Acabamos de citar como excepción a la constitución rionegrina. También conviene advertir que, de alguna pronunciamiento sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la ley a aplicarse devuelve el proceso al
manera, ha operado cuando la Corte Suprema ha dispuesto en juicios de amparo actualizar las remuneraciones de juez de origen para que dicte sentencia.
los jueces que, a causa de la inflación, vieron disminuido su valor económico; en este caso, al ordenar el reajuste,
tenemos que entender que reputó inconstitucional la omisión configurada mientras dicho reajuste no había sido
arbitrado espontáneamente por los órganos de poder competentes. Dentro de la vía directa cabe la variante de la llamada acción popular, en la cual quien
Cuando en 1992 la Corte Suprema encaró el tema de los tratados interna-cionales dentro de nuestro derecho
demanda puede ser cualquier persona, aunque no sufra agravio con la norma impugnada.
interno, tuvo ocasión en la sentencia recaída el 7 de julio de ese año en el caso “Ekmekdjian c/Sofovich” de
puntualizar pautas que, en alguna forma, guardan conexión con la omisión inconstitucional. Dijo entonces la 42. — Interesa también averiguar cuál es el sujeto que está legitimado para provocar el
Corte: “La violación de un tratado internacional puede acaecer tanto por el establecimiento de normas internas que control. Ese sujeto puede ser:
prescriban una conducta manifiestamente contraria, cuanto por la omisión de establecer disposiciones que hagan a) El titular de un derecho o un interés legítimo que padece agravio por una norma o un acto
posible su cumplimiento. Ambas situaciones resultarían contradictorias con la previa ratificación internacional del
tratado; dicho de otro modo, significaría el incumplimiento o repulsa del tratado, con las consecuencias inconstitucionales.
perjudiciales que de ello pudieran derivarse”. b) Cualquier persona (una sola o un número mínimo exigido por el régimen vigente), en cuyo
De esto inferimos que como los tratados prevalecen sobre las leyes, el incumplimiento de un tratado por caso la vía es directa y se llama acción popular.
omisión legislativa puede asimilarse a una omisión inconstitucional. c) El ministerio público.
IV. LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL
d) Un tercero que no es titular de un derecho o interés legítimo personalmente afectados, pero
que debe de algún modo cumplir la norma presuntamente inconstitucional, que no lo daña a él
Los sistemas posibles de control
pero que daña a otros relacionados con él (por ej.: el empleador que debe retener del sueldo de su
empleado una cuota destinada como contri-bución sindical a una organización gremial, podría
39. — Una vez conocido el alcance de la doctrina de la supremacía constitucional y del
impugnar la constitucionalidad de la norma que lo obliga a actuar como agente de retención, aun
control consiguiente, hemos de ocuparnos específicamente del sistema de control en cuanto al
cuando el derecho patrimonial afectado no es el del empleador sino el del empleado). (Ver nº 51).
órgano, en cuanto a las vías, y en cuanto a los efectos. Lo haremos en el marco de la teoría
constitucional general. e) El propio juez de la causa que la eleva en consulta al órgano encargado del control para
que resuelva si la norma que ese juez debe aplicar en su sentencia es o no constitucional.
A) 40. — Por el órgano que toma a su cargo el control, los dos sistemas principales son: f) El defensor del pueblo u ombudsman.
a) El político, en el que dicho control está a cargo de un órgano político (por ej.: el Consejo g) Determinados órganos del poder o, de ser éstos colegiados, un determinado número de sus
Constitucional en la constitución de Francia de 1958, o el senado en la de 1852 del mismo país). miembros.
b) El jurisdiccional, en el que dicho control se moviliza dentro de la administración de justicia h) Las asociaciones cuyo fin atiende a la defensa de derechos o intereses de personas o
o poder judicial. El sistema jurisdiccional puede, a su vez, subdividirse en: grupos.
b’) difuso, cuando cualquier órgano jurisdiccional —y todos— pueden ejercer el control (por
ej. en Estados Unidos); Esta enumeración obliga a individualizar en cada sistema cuál es la vía procesal para la cual se habilita a uno
o más sujetos como legitimados para provocar el control.
b’’) concentrado, cuando hay un órgano jurisdiccional único y específico, al que se reserva la
competencia exclusiva de ejercer el control (por ej.: Italia, Uruguay, España, etc.); (a veces, ese 43. — Fuera de causas judiciables, en los regímenes donde existen otros tipos de control, se admiten
órgano jurisdiccional no forma parte del poder judicial, sino que se considera un órgano consultas o requerimientos formulados al órgano encargado del control por otro órgano, a fin de que se pronuncie
extrapoder, como en Italia); sobre la constitucionalidad de normas o actos. En ese supuesto, el órgano que puede solicitar el control es también
un sujeto legitimado para provocarlo.
b’’’) mixto, cuando tanto un tribunal constitucional como los jueces ordinarios invisten
competencia, cada cual mediante diversas vías procesales (por ej.: Perú y Colombia). C) 44. — Por fin, los efectos del control pueden agruparse en dos grandes rubros:
a) cuando la sentencia declarativa de inconstitucionalidad sólo implica no aplicar la norma en
B) 41. — Las vías procesales mediante las cuales puede provocarse el control constitucional
de tipo jurisdiccional son fundamentalmente las siguientes: el caso resuelto, el efecto es limitado, restringido o “inter-partes” (“entre partes”), dejando
subsistente la vigencia normológica de la norma fuera de ese caso;
a) La vía directa, de acción o de demanda, en la cual el proceso se promueve con el objeto de
atacar la presunta inconstitucionalidad de una norma o un acto. b) cuando la sentencia invalida la norma declarada inconstitucional más allá del caso, el
efecto es amplio, “erga omnes” (“contra todos”) o “extra-partes”. Este efecto puede revestir dos
b) La vía indirecta, incidental o de excepción, en la cual la cuestión de constitucionalidad se modalidades:
articula o introduce en forma incidental dentro de un proceso cuyo objeto principal no es la
b’) que la norma inconstitucional quede automáticamente derogada; o,
posible declaración de inconstitucionalidad, sino otro distinto.
b’’) que la sentencia irrogue la obligación de derogar la norma inconstitucional por parte del
órgano que la dictó.
49. — Si nos atenemos al vocabulario usado en la actual jurisprudencia de la Corte, empezamos recordando
Sin estar institucionalizado el sistema de efecto amplio o erga omnes, puede ocurrir que la sentencia que ahora la Corte afirma que en el orden federal hay acciones de inconstitucionalidad. ¿Cuáles son?
declarativa de inconstitucionalidad, cuyo efecto se limita al caso, adquiera ejemplaridad y funcione como modelo La Corte las ejemplifica: a) la acción de amparo y de habeas corpus (que existían desde mucho antes de
que suscite seguimiento, en cuyo caso la fuente judicial, sin derogar la norma, consigue que el precedente se 1985, pero no eran expresamente definidas por la Corte como acciones de inconstitucionalidad); b) la acción
reitere, o que voluntariamente el órgano que dictó la norma la derogue. De existir un sistema de jurisprudencia declarativa de certeza del art. 322 del código procesal civil y comercial (con esta acción la Corte consiente ahora
vinculatoria, que obliga a determinados órganos judiciales a acatar la sentencia dictada en un caso, se acentúa el que puedan plantearse en forma directa cuestiones de inconstitucionalidad en el ámbito del derecho público, con
rigor del efecto que acabamos de mencionar. aptitud para ser resueltas por los jueces, y hasta la misma Corte la ha aceptado en jurisdicción originaria y
exclusiva de ella); con la acción declarativa de certeza es viable obtener una sentencia declarativa de
Los sistemas de control en nuestro derecho constitucional (federal y provincial) inconstitucionalidad de normas generales, la cual sentencia —por ser declarativa— no es una sentencia de
condena, lo cual modifica ya en mucho la primitiva jurisprudencia anterior a 1985, porque desde ahí en adelante se
45. — En el derecho constitucional federal de nuestro país, podemos sistematizar el control interpreta que la acción declarativa de certeza impulsa la promoción de un “caso contencioso” entre las partes
cuya relación jurídica debe adquirir la certeza que no tiene; c) el juicio sumario de inconstitucionalidad; d) el
de la siguiente manera:
incidente de inconstitucionalidad que se forma de modo anexo a una denuncia penal para discutir en él una
A) En cuanto al órgano que lo ejerce, el sistema es jurisdiccional difuso, porque todos los cuestión constitucional.
jueces pueden llevarlo a cabo, sin perjuicio de llegar a la Corte Suprema como tribunal último por
vía del recurso extraordinario legislado en el art. 14 de la ley 48. 50. — En síntesis, y de acuerdo a nuestra personal interpretación del derecho judicial actual,
Sólo el poder judicial tiene a su cargo el control; en un importante fallo, la Corte Suprema decimos que: a) ahora se tiene por cierto que hay acciones de inconstitucionalidad; pero b) no hay
decidió, en el caso “Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal S.A. c/Provincia de Salta”, del 8 acciones declarativas de inconstitucionalidad pura, es decir, sigue no habiéndolas.
de noviembre de 1967, que cualesquiera sean las facultades del poder administrador para dejar sin
efecto actos contrarios a las leyes, no cabe admitir que sea de su resorte el declarar la C) 51. — Como sujeto legitimado para provocar el control, ante todo se reconoce al titular
inconstitucionalidad de éstas, porque el poder judicial es, en última instancia, el único habilitado actual de un “derecho” (propio) que se pretende ofendido.
para juzgar la validez de las normas dictadas por el órgano legislativo. El principio constitucional También es admisible reconocer legitimación al titular de un interés legítimo que no tiene
conforme al cual la facultad de declarar la inconstitucionalidad de leyes y de anular actos en su calidad de derecho subjetivo.
consecuencia, es potestad exclusiva de los tribunales de justicia, resulta imperativo —según la
Corte— tanto para el estado federal como para las provincias. El interés que puede tener un tercero en impugnar como inconstitucional una norma que él debe cumplir (sin
que se agravie a un derecho “suyo”) no es aceptado por la Corte para investirlo de legitimación con la promoción
46. — Nuestro régimen conoció transitoriamente un sistema de control político parcial entre 1853 y 1860. En del control. (Ver, por ejemplo, el fallo de julio 26 de 1984 en el caso “Centro de Empleados de Comercio c/Mois
efecto, el texto originario de 1853, hasta su reforma en 1860, atribuía al congreso federal la revisión de las Chami S.A.”.) Estamos en desacuerdo con este criterio porque quien “debe” cumplir una norma (por ej., la que
constituciones provinciales antes de su promulgación, pudiendo reprobarlas si no estaban conformes con los obliga a actuar como agente de retención) ha de estar habilitado para cuestionar su constitucionalidad, aunque la
principios y disposiciones de la constitución federal. Tal mecanismo era político en cuanto al órgano que misma norma y su cumplimiento no le afecten en sus derechos personales, ya que el obligado tiene interés
controlaba —el congreso—, y parcial en cuanto a la materia controlada —únicamente las constituciones “actual” en que su obligación no sea inconstitucional. (Ver nº 42 d.)
provinciales—. En 1992 el fallo de la Corte en el caso “Ekmekdjian c/Sofovich” introdujo una importante novedad al acoger
en un amparo el derecho de rectificación y respuesta a favor de quien se había sentido mortificado y agraviado en
47. — El control constitucional y la declaración de inconstitucionalidad como propios del poder judicial sus convicciones religiosas por expresiones vertidas por un tercero en un programa de televisión. Allí admitió un
plantean el problema de si los tribunales administrativos pueden, en ejercicio de su función jurisdiccional, ejercer “derecho subjetivo de carácter especial y reconocimiento excepcional”, que también era indudablemente
ese control y emitir declaraciones de inconstitucionalidad desaplicativas de las normas que descalifique, pese a no compartido por muchos otros —ajenos al juicio— que participaban del mismo sistema de creencias religiosas
formar parte del poder judicial. En nuestra opinión sólo pueden hacerlo si una ley los habilita. ofendidas, por lo que sostuvo que quien replicaba primero en el tiempo asumía una suerte de “representación
colectiva” de todos los demás.
B) 48. — En cuanto a las vías procesales utilizables en el orden federal, no existe duda de que
la vía indirecta, incidental o de excepción es hábil para provocar el control. Lo que queda por 52. — Con la reforma constitucional de 1994, el art. 43 que regula el amparo, el habeas data y
dilucidar es si se trata de la única vía, o si juntamente con ella es posible emplear la vía directa o el habeas corpus, abre una interpretación holgada.
de acción en algunas de sus modalidades. Es así, como mínimo, porque habilita la acción de amparo “contra cualquier forma de
Para esclarecer el punto, creemos útil trazar una divisoria cronológica en el derecho judicial discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al
de la Corte. Nos parece que esa línea gira en torno del año 1985. usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general”. De
inmediato señala quiénes son los sujetos legitimados para interponer la acción de amparo, y dice:
Hasta esa fecha, era común afirmar que la única vía para promover el control era la indirecta,
con base en que el art. 2º de la ley 27 prescribe que los tribunales federales sólo ejercen “el afectado,
jurisdicción en “casos contenciosos”. el defensor del pueblo y
las asociaciones que propendan a esos fines…”.
El perfil que se daba entonces al “caso contencioso” de la ley 27 era muy rígido; sólo configuraba un caso de
esa índole —en el que incidental e indirectamente podía promoverse el control— aquél en que partes Como según lo explicaremos a su tiempo, este párrafo del art. 43 prevé y da por reconocidos a
contrapuestas disputaban intereses contrarios con posibilidad de llegarse a una sentencia “de condena” que los llamados intereses difusos, intereses colectivos, intereses de pertenencia difusa, derechos
reconociera un derecho a cuya efectividad obstaran las normas que se impugnaban como inconstitucionales (la colectivos o, con la propia fórmula de la norma: “derechos de incidencia colectiva en general”.
expresión “sentencia de condena” no se limitaba a la que imponía una condena penal).
A efectos de su tutela mediante amparo, la trilogía de sujetos legitimados para provocar el control por vía
En 1985 se empieza progresivamente a elastizar el concepto rígido de “caso contencioso” — directa amplía explícitamente lo que hasta entonces no siempre era admitido.
aunque sin abandonarlo del todo— y a admitir la existencia de acciones de inconstitucionalidad En efecto, “el afectado” no es el titular único y exclusivo del derecho o el interés que alega, porque es uno
(o vías directas), aunque al día de hoy nunca se ha llegado a aceptar entre estas últimas a la acción entre varios o muchos, con quienes comparte lo que hay de común o colectivo en ese derecho o interés, y sólo
declarativa de inconstitucionalidad pura. invoca su porción o “cuota-parte” en carácter de situación jurídica subjetiva dentro de la cotitularidad múltiple
(ver nº 59).
Además, y por supuesto, sigue subsistente la vía indirecta.
Se añade, como vimos, el defensor del pueblo, y las asociaciones. En cuanto a éstas, el Con ser un problema procesal, tiene una honda raíz en el derecho constitucional. En efecto,
amparo denominado “colectivo” se asemeja a lo que en el derecho comparado se suele llamar las leyes no pueden disponer discre-cionalmente quién está legitimado y quién no lo está. Y no
“acciones de clase”. pueden porque, en último término, si los derechos personales tienen base en la constitución, la
legitimación para articular en un proceso judicial las pretensiones referidas a ellos cuenta con un
D) 53. — En cuanto al efecto, la sentencia declarativa de inconstitucionalidad se limita al techo o canon constitucional.
caso resuelto, descartando la aplicación de la norma a las partes intervinientes en él, y dejando
subsistente su vigencia normológica fuera del caso. Para el control constitucional se nos aparece como de primera importancia el problema de la legitimación
procesal, en un doble sentido: para ser reconocido como actor, como demandado, o como tercero; y para ser
No obstante, la ejemplaridad de las sentencias de la Corte Suprema las proyecta normalmente más allá del reconocido, independientemente de cualesquiera de esas calidades, como promotor del control.
caso, no produciendo la derogación de las normas declaradas inconstitucionales, pero logrando reiteración del
precedente en la jurisprudencia de la propia Corte y de los demás tribunales. 59. — En materia de control constitucional, quien titulariza o cree titularizar un derecho o un
Este efecto de imitación espontánea es el que intensifica el valor del derecho judicial como fuente. interés legítimo, debe disponer procesalmente de legitimación para postularlo (sea que intervenga
en el proceso como actor, como demandado, o como tercero) y para impetrar dicho control en
54. — En nuestra particular opinión, creemos que cuando la Corte interpreta la constitución y cuando ejerce resguardo del derecho o del interés propios, o lo que es lo mismo, para introducir en el proceso la
control de constitucionalidad, los demás tribunales federales y provinciales deben acatar las normas generales que cuestión constitucional que requiere control.
surgen de su jurisprudencia (como derecho judicial vigente por su ejemplaridad) cuando fallan casos similares.
Aplicamos así el adagio que dice: “La constitución es lo que la Corte ‘dice que es’ ” (ver nº 35).
Si del derecho personal o del interés legítimo propio descendemos a otras categorías —como la de los
Las variables del control en el derecho público provincial intereses difusos o colectivos— tenemos convicción personal afianzada en el sentido de que también hay que
reconocer legitimación procesal a quien tiene parte (“su” parte) en ese interés compartido por muchos o por todos,
55. — En el derecho constitucional provincial encontramos algunos caracteres diferenciales. con lo que esa misma legitimación lo debe capacitar para promover el control, sea que él inicie el proceso como
a) En cuanto al órgano, el sistema es siempre jurisdiccional difuso. Pero en las provincias donde existe, actor, sea que resulte demandado (ver nº 52).
además de vía indirecta, la vía directa o de acción, ésta debe articularse ante el Superior Tribunal provincial, con Lo que tiene que quedar en claro es que estrangular la legitimación —o negarla— con el resultado de que uno
lo cual tenemos también sistema jurisdiccional concentrado. Las provincias no pueden negar —no obstante— el o más sujetos no puedan promover el control constitucional en tutela de derechos, intereses legítimos, o intereses
uso de la vía indirecta. de pertenencia difusa que son propios de ese sujeto, implica inconstitucionalidad.
En consecuencia, podemos decir que para la vía indirecta el sistema es jurisdiccional difuso, y para la directa, Incluso conviene desde ya tener en cuenta que en determinados procesos la legitimación tiene asimismo que
jurisdiccional concentrado. reconocerse y conferirse con amplitud a terceros que —como en el habeas corpus— interponen la acción y
b) En cuanto a las vías, muchas provincias admiten la vía directa, de acción o de demanda. Así —por ej.— formulan la cuestión constitucional en favor de otra persona que, por no estar en condiciones de hacerlo
Buenos Aires, Santiago del Estero, Chaco, Misiones, Neuquén, etc. directamente (por ej., por privación o restricción en su libertad ambulatoria) merece la gestión ajena.
La constitución de Tucumán establece un Tribunal Constitucional.
c) En cuanto a los efectos, hallamos asimismo en algunas el efecto amplio o erga omnes, que produce la El marco de condicionamiento y las bases de control
abrogación de la norma declarada inconstitucional. Las modalidades son variables, y van desde la derogación de la
norma que el Superior Tribunal de la provincia declara inconstitucional, hasta el supuesto más moderado de 60. — Tenemos que ocuparnos de describir el marco que condiciona y presta base al ejercicio
vinculatoriedad de la jurisprudencia del Superior Tribunal, que se torna de aplicación obligatoria para los del control.
tribunales inferiores de la provincia, pasando por sistemas en los que el efecto erga omnes de las sentencias del
Superior Tribunal que declaran inconstitucional una norma general no se producen con la primera sentencia, sino En primer lugar, hace falta una causa judiciable. Nuestro control se ejerce en el marco de un
con otras posteriores que la reiteran, más la particularidad de que en algunas provincias esa reiteración deroga proceso judicial, y se expresa a través de la forma normal de pronunciamiento de los jueces, que
automáticamente la norma invalidada, y en otras es optativo para el Superior Tribunal asignar ese efecto. es la sentencia. Este requisito surge del art. 116 de la constitución, que al armar la masa de
competencias del poder judicial federal, se refiere siempre a “causas” o “asuntos”. De tal modo, la
56. — Cuando el derecho público provincial confiere a la declaración de inconstitucionalidad emanada de “cuestión constitucional”se debe insertar dentro de una “causa” (o proceso).
tribunales locales un efecto amplio —por ej., derogatorio de la norma descalificada como inconstitucional— es
menester afirmar que tal efecto jamás puede producirse respecto de normas emanadas del gobierno federal (por ej.,
La jurisprudencia ciñe a veces demasiado el concepto de causa judicial, equiparándola a caso contencioso,
leyes del congreso), porque si se produjera asistiríamos a la incongruencia de que un tribunal provincial pudiera,
contradictorio o litigioso. (Ello deriva de una interpretación sobre el art. 2º de la ley 27.) Para nosotros aquel
mediante declaración de inconstitucionalidad, privar de vigencia normológica a normas generales del gobierno
concepto es más amplio. Basta que con referencia a una situación de hecho o de derecho, real y concreta, un sujeto
federal, lo cual equivaldría a una especie de “nulificación” propia de las confederaciones y no del estado federal.
interesado plantee el asunto ante un juez, dé origen a un pro-ceso y provoque con él una decisión judicial en forma
de sentencia, para que haya causa judicial o judiciable, en la que puede incluirse la “cuestión constitucional”.
57. — El diseño precedente corresponde al control que en jurisdicción de las provincias y a cargo de sus
tribunales locales se ejerce sobre el derecho provincial inferior a la constitución también provincial. Por consiguiente, dejemos bien en claro que la exigencia de causa judicial debe entenderse del siguiente
modo: a) como el juez requiere que su jurisdicción sea incitada, no puede actuar de oficio; b) como la jurisdicción
Cuando en uno de esos procesos en jurisdicción de provincia y a cargo de sus tribunales se inserta también incitada da nor-malmente origen al proceso, la forma habitual de pronunciamiento judicial es la sentencia; c) en
una cuestión constitucional federal, hay que tener presente la muy lógica pauta obligatoria que tiene impuesta la consecuencia, se detrae al juez todo lo que sea: consulta, dicta-men, declaración teórica, o general, o abstracta. En
jurisprudencia de la Corte Suprema, en el sentido de que los tribunales provincia- les deben resolverla —y suma, no puede ejercerse el control de constitucionalidad sin causa judiciable o al margen de la misma.
así, por ejemplo, lo prevé la constitución de San Juan—, con el agregado de que si se pretende finalmente
acudir a la Corte Suprema mediante recurso extraordinario federal, es imprescindible que las instancias ante los Las muy raras excepciones confirman la regla.
tribunales de provincia se agoten y concluyan con sentencia del Superior Tribunal provincial.
61. — Además de causa judiciable hace falta, en segundo término, y según la jurisprudencia,
La legitimación procesal que la ley o el acto presuntamente inconstitucionales causen gravamen al titular actual de un
derecho. Por “titular actual” se entiende quien realmente ostenta un interés personal y directo
58. — Repetidas veces en una serie de tópicos vamos a aludir a la legitimación. Por comprometido por el daño al derecho subjetivo. (Por excepción, el ministerio público puede
legitimación entendemos, en sentido procesal, la capacidad, aptitud o idoneidad que se reconoce a provocar el control en causa judiciable. En el proceso de amparo, también el defensor del pueblo
un sujeto para intervenir en un proceso judicial. Legitimación procesal activa es la que ostenta y las asociaciones) (ver nos. 51 y 52).
quien actúa como actor o demandante. Legitimación procesal pasiva es la que corresponde a Conforme al derecho judicial emergente de la jurisprudencia de la Corte Suprema, el agravio
quien resulta demandado por otro. constitucional no puede invocarse, o el control no puede ejercerse cuando:
a) el agravio deriva de la propia conducta discrecional del interesado; No obstante, hay casos en que para controlar la razonabilidad hay que incluir un juicio sobre la conveniencia,
y en que la propia Corte así lo ha hecho (por ej., en su sentencia del caso “Reaseguradora Argentina S.A. c/Estado
b) ha mediado renuncia a su alegación; Nacional” del 18 de setiembre de 1990), lo que nos permite decir que cuando para juzgar la razonabilidad y
c) quien formula la impugnación se ha sometido anteriormente sin reserva alguna al régimen constitucionalidad de una norma, o de una medida adoptada en aplicación de ella, se hace necesario evaluar la
jurídico que ataca; conveniencia de la norma y/o de la medida, el examen judicial de la conveniencia es propio de los jueces y hace
excepción al principio de que ellos no controlan la conveniencia, ni la oportunidad, ni el acierto de las normas y de
d) quien formula la impugnación no es titular del derecho presuntamente lesionado (salvo los los actos que se someten a su revisión.
terceros legitimados para accionar).
e) no subsiste el interés personal en la causa, sea por haber cesado la presunta violación al c) El control de constitucionalidad alcanza a la razonabilidad de normas y de actos, o sea, a la
derecho, sea por haberse derogado la norma cuya inconstitucionalidad se alegaba, etc., con lo que verificación de la proporción entre el fin querido y la medida adoptada para lograrlo. Lo
la cuestión judicial a resolver se ha tornado “abstracta”. razonable es lo opuesto de lo arbitrario, y mediante el control de razonabilidad el poder judicial
penetra necesariamente muchas veces en la ponderación de los criterios y medios de que se valen
62. — La jurisprudencia exige que en la causa medie petición de parte interesada. El titular los órganos del poder al ejercer sus competencias.
del derecho agraviado (o el tercero legitimado para accionar) debe pedir la declaración de
inconstitucio-nalidad, y por eso se dice que el control no procede “de oficio”, entendiéndose acá Para el control de razonabilidad de las normas generales estamos ciertos de que procede tanto cuando la
por “de oficio” como equivalente a “control sin pedido de parte” (en tanto también las afirmación norma en sí misma —o sea, en su texto— es irrazonable, como cuando no lo es en sí misma pero sí lo es en los
de que el control no procede de oficio quiere significar, en otro sentido, que no procede fuera o al efectos que produce su aplicación a un caso concreto.
margen de causas judiciables). La jurisprudencia de la Corte registra pautas que, en algunas de sus sentencias, limitan el control de
razonabilidad sólo al texto de la norma legal, so pretexto de que indagarla en sus efectos significaría introducir
Con este requisito, la jurisprudencia estima que el juez no puede conocer ni decidir cuestiones que las partes elementos extraños a la norma misma. Personalmente, discrepamos con este criterio reductivo.
no le han propuesto. Todavía más: en el principio judicial que comentamos creemos descubrir la noción de que si d) No pueden promoverse acciones declarativas de inconstitucionalidad pura mediante las cuales se pretenda
el titular del derecho no peticiona el control de constitucionalidad, se presume la renuncia al derecho agraviado impedir directamente la aplicación o la eficacia de las leyes. Pero en el derecho judicial de la Corte posterior a
(esta renuncia es reconocida por la Corte con respecto a derechos de índole patrimonial). 1985 hay ahora acciones de inconstitucionalidad que, a diferencia de la declarativa de inconstitucionalidad pura,
originan procesos asimilables al llamado “caso contencioso” de la ley 27 y son utilizables para ejercitar el control
constitucional (ver nº 48).
Sin embargo, discrepamos abiertamente con el recaudo de petición expresa de parte
interesada. La cuestión de constitucionalidad no es una cuestión de hecho sino de derecho. Si en Pero nada obsta, a juicio nuestro, para que la ley introduzca la acción declarativa de inconstitucionalidad
pura, e incluso la acción popular.
las cuestiones de hecho el juez depende de lo que las partes le alegan y prueban, en las de derecho
es independiente de las partes. Le incumbe al juez la debida aplicación del derecho, y en esa
e) Dado que las leyes y los actos estatales se presumen válidos y, por ende, constitucionales,
selección se mueve a tenor del adagio “iura novit curia”: el juez suple el derecho que las partes no
la declaración de inconstitucionalidad sólo se debe emitir cuando la incompatibilidad con la
le invocan o que le invocan erróneamente.
constitución es absoluta y evidente.
En suma, el juez depende de las partes en lo que tiene que fallar, pero no en cómo debe fallar.
Por eso, el control de constitucionalidad de normas y actos que están implicados en el derecho Por eso, la Corte ha acuñado un principio cuya formulación surge de la sentencia cuyo párrafo dice así:
aplicable a la causa, debe ser efectuado por el juez en la misma causa sin necesidad de petitorio de “Que, con arreglo a jurisprudencia de esta Corte, el análisis de la validez constitucional de una norma de
parte interesada. jerarquía legal constituye la más delicada de las funciones susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia y
es sólo practicable, en consecuencia, como razón ineludible del pronunciamiento que la causa requiere,
En orden a este principio de la petición de parte, hay algunas excepciones que confirman la regla. La Corte entendiéndose que por la gravedad de tales exámenes debe estimárselos como la “última ratio” del orden jurídico,
considera que sin necesidad de petición de parte, puede declararse de oficio en causa judiciable la de tal manera que no debe recurrirse a ellos sino cuando una estricta necesidad lo requiera. Por lo tanto, cuando
inconstitucionalidad de normas que alteran los límites de su propia competencia —por ej.: para mantener en su existe la posibilidad de una solución adecuada del juicio por otras razones, debe apelarse a ella en primer lugar
dimensión constitucional la competencia originaria y exclusiva del art. 117—. (doctrina de Fallos, t. 260; p. 153, sus citas y otros).”
63. — En la constitución material, presupuestos los condicionamientos y modalidades que limitan tanto al f) El derecho judicial de la Corte tiene establecido que: f’) los jueces no pueden dejar de
“sistema” de control cuanto al “marco” y a las “bases” para su ejercicio, cabe observar que el control de aplicar una norma vigente conducente a resolver el caso que fallan, salvo que la desaplicación se
constitucionalidad funciona, o en otros términos, que reviste vigencia sociológica.
fundamente en la declaración de su inconstitucionalidad; f”) cuando desaplican una norma vigente
que conduce a resolver el caso sin declararla inconstitucional, la sentencia que de esa manera
El alcance, los caracteres y las posibilidades del control
dictan queda descalificada como arbitraria; f’’’) pero hay que tener presente que, como siempre,
para que válidamente desapliquen una norma mediante declaración de su inconstitucionalidad
64. — Vamos a pasar revista a los principales aspectos.
necesitan que se lo haya requerido la parte interesada en el respectivo proceso judicial.
a) La jurisprudencia ha acuñado una norma de derecho judicial ya recordada, que importa una
fuerte detracción. No se juzgan ni se controlan en su constitucionalidad las llamadas cuestiones g) La Corte también tiene establecido que los jueces no pueden prescindir de lo dispuesto expresamente por la
políticas que, por tal inhibición, se denominan también “no judiciables” o “no justiciables”. ley respecto al caso que fallan, so pretexto de la posible injusticia de esa ley. Ahora bien, como la propia Corte
señala que la única salida para que los jueces desapliquen una norma vigente es su declaración de
Ellas son —por ej.—: la declaración del estado de sitio, la intervención federal, la declaración de guerra, las inconstitucionalidad, estamos ciertos que si un juez declara que una norma es inconstitucional en virtud de su
causas determinantes de la acefalía presidencial, el título del presidente de facto, la declaración de utilidad pública injusticia (razonando suficientemente el caso) la no aplicación de esa norma en nada conculca el primer principio.
en la expropiación, etc. En suma, el juez no puede dejar de aplicar una ley por ser injusta, pero sí puede dejar de aplicarla declarándola
inconstitucional a causa de su injusticia. De ello surge que para desaplicar una norma injusta, el juez debe
b) El poder judicial tampoco incluye en el control de constitu-cionalidad la revisión de los declararla inconstitucional (ver cap. III, n os. 14 y 15).
propósitos del legislador, de la conveniencia, la oportunidad, el acierto o la eficacia de la ley o de h) Conforme al derecho judicial de la Corte, no cabe la declaración de inconstitucionalidad en un fallo
los criterios de su autor. Por ej.: no entra a averiguar si en vez de un sistema adoptado por la ley plenario, porque por esa vía el tribunal que lo dictara vendría a crear una interpretación general obligatoria de
orden constitucional, que es ajena a las atribuciones del referido tribunal. No estamos de acuerdo con este criterio.
sería preferible otro. Se limita a analizar si el establecido está o no de acuerdo con la constitución.
Pero la Corte ha hecho prevalecer su jurisprudencia por sobre un fallo plenario, no para dejar sin efecto el
plenario, pero sí para dejar sin efecto una sentencia que aplicó el plenario en vez de atenerse a un criterio contrario 66. — En el derecho constitucional argentino, la reforma de 1994 introdujo innovaciones
a él que surgía de jurisprudencia de la Corte (caso “Sire” de agosto 8 de 1989). fundamentales, tanto respecto de la letra de la constitución como de la jurisprudencia de la Corte
i) La jurisprudencia de la Corte, aunque la doctrina la juzgue acaso violatoria de la constitución, no puede ser que estuvo en vigor hasta 1992.
declarada inconstitucional porque traduce la “última” interpretación posible del derecho vigente, y no hay vía
disponible para impugnarla. Ha de reconocerse que el art. 27 permanece incólume en su anterior formulación, de la que
surgía —y surge— que los tratados han de estar de acuerdo con los principios de derecho público
j) El poder judicial no entra a juzgar del modo o procedimiento formal como se ha dictado la
de la constitución.
ley.
Siempre vimos en esta cláusula el principio de que los tratados son infraconstitucionales.
Sin embargo, un fallo de la Corte del 9 de agosto de 1967 en el caso “Colella Ciriaco c/Fevre y Basset S.A. Pero ahora se han aclarado dos cosas, que se vinculan con este art. 27: una es un principio
y/u otro”, declaró la inconstitucionalidad de la “promulgación parcial” de la ley de contrato de trabajo, efectuada general, y la otra es una excepción.
por el poder ejecutivo después de un veto también parcial, con lo que entró a juzgar de una cuestión formal o de
procedimiento, cual es la de analizar si la promulgación fragmentaria de una ley, es o no un procedimiento válido a) El principio general viene dado por el art. 75 inc. 22: los tratados, aun cuando se sitúan por
y constitucional. debajo de la constitución, tienen jerarquía superior a las leyes. Hasta 1992, la jurisprudencia de la
Corte no lo admitía.
k) Cualesquiera sea la naturaleza de los procesos judiciales (por ej., el de amparo, el de habeas También son superiores a las leyes, conforme al art. 75 inc. 24, las normas que son
corpus, los juicios ejecutivos o sumarios, etc.), estamos seguros que ni la ley ni los propios consecuencia de un tratado de integración a organizaciones supraestatales, que suelen llamarse
tribunales ante los que esos procesos tramitan pueden prohibir o inhibir en algunos de ellos el “derecho comunitario”.
control judicial de constitucionalidad sobre las normas y/o los actos relacionados con la decisión b) La excepción al principio de infraconstitucionalidad de los tratados y de la prelación sobre
que en ellos debe dictarse. Esa detracción del control es inconstitucional. las leyes aparece en el mismo art. 75 inc. 22. En él se reconoce jerarquía constitucional a once
l) No hallamos óbice constitucional para que, por vía de ley, se extienda “erga omnes” el instrumentos internacionales de derechos humanos, que se enumeran, y se habilita mediante un
efecto de las sentencias de la Corte Su-prema que declaran la inconstitucionalidad de normas procedimiento especial a que en el futuro otros tratados de derechos humanos adquieran también
generales, con alcance derogatorio de éstas (o sea, “extra partes”). Con ley ex-presa, las referidas dicha jerarquía constitucional. O sea que se los coloca al lado de la cons-titución, en su mismo
sentencias de la Corte quedan habilitadas constitucionalmente para producir la pérdida de nivel, dentro del denominado bloque de cons-titucionalidad federal (ver nos. 19 a 25).
vigencia normológica (y por consecuencia, sociológica) de las normas generales cuya in-
constitucionalidad declaran con el efecto general previsto en la ley. CAPÍTULO VI
m) La inconstitucionalidad de una ley parece contagiar necesariamente de igual defecto a su
decreto reglamentario (que se basa en ella), y aparejar la de éste, por lo que impugnada solamente EL PODER CONSTITUYENTE
la primera, el control judicial de constitucionalidad debe comprender también al decreto.
I. EL PODER CONSTITUYENTE “ORIGINARIO” Y “DERIVADO”. - Su caracterización general. - El poder
constituyente en el derecho constitucional argentino. - II. LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN EN EL ART. 30. -
V. LA SUPREMACÍA EN RELACIÓN CON EL La duda sobre la rigidez. - La rigidez clásica: los requisitos formales y los contenidos pétreos. - Las etapas de
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO la reforma, y sus requisitos y alcances. Algunos efectos de la reforma. - La fijación del temario que el congreso
deriva a la convención para su reforma, y el caso de la reforma de 1994. Nuestra opinión frente a la ley
Constitución, tratados, leyes 24.309. - Las principales reformas: casos de 1949, 1957, 1972 y 1994. - III. EL PODER CONSTITUYENTE DE LAS
PROVINCIAS. - Su encuadre. - El novísimo ciclo constituyente provincial a partir de 1985. IV. EL CASO Y LA
SITUACIÓN DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. - La reforma de 1994. - APÉNDICE :
65. — Se trata aquí de indagar en qué plano o estrato del derecho interno argentino se sitúa el Ley 24.309.
derecho internacional público después de incorporarlo a él. No es, por eso, un problema de fuentes
(¿cómo ingresa o penetra?) sino de lugar jerárquico (¿dónde se ubica?) una vez que está adentro.
La primera relación se traba entre la constitución y el derecho internacional. ¿Qué prevalece? I. EL PODER CONSTITUYENTE “ORIGINARIO” Y “DERIVADO”
El monismo absoluto coloca al derecho internacional por encima de la constitución: es decir,
facilita la supremacía del derecho internacional. Su caracterización general
Ya dijimos que la primacía del derecho internacional sobre el derecho interno es un principio
1. — Si por “poder” entendemos una competencia, capacidad o energía para cumplir un fin, y
básico del derecho internacional, que hoy cuenta con una norma expresa en la Convención de
por “constituyente” el poder que constituye o da constitución al estado, alcanzamos con bastante
Viena sobre derecho de los tratados.
precisión el concepto global: poder constituyente es la competencia, capacidad o energía para
Progresivamente se acentúa la tendencia a moderar en las constituciones actuales el principio de que el
constituir o dar constitución al estado, es decir, para organizarlo, para establecer su estructura
derecho internacional no prevalece sobre ellas. A veces se le confiere rango superior; otras se lo equipara en un jurídico-política.
mismo nivel, lo que muestra la atenuación del diseño con que hasta ahora quedaba trazado el perfil de la doctrina El poder constituyente puede ser originario y derivado. Es originario cuando se ejerce en la
de la supremacía constitucional (ver acápite II). etapa fundacional o de primigeneidad del estado, para darle nacimiento y estructura. Es derivado
Las constituciones que antes de la incorporación de un tratado al derecho interno prevén el control cuando se ejerce para reformar la constitución.
constitucional de ese tratado para verificar si está o no de acuerdo con la constitución y que, en caso de no estarlo,
impiden su ingreso si previamente no se reforma la constitución para superar la incompatibilidad, muestran —a su Esta dicotomía doctrinaria necesita algún retoque, porque también cabe reputar poder constituyente
modo— un sesgo importante. En efecto, se previenen de que no entren a formar parte del derecho interno tratados originario al que se ejerce en un estado ya existente (o sea, después de su etapa fundacional o primigenia) cuando
incons-titucionales, de forma que el mecanismo de control anticipado para evitarlo procura que después de la se cambia y sustituye totalmente una constitución anterior con innovaciones fundamentales en su contenido.
recepción del tratado no surjan óbices que directamente pugnen con la primacía del derecho internacional. Queda la duda de si una “reforma total” que no altera esa sustancialidad de los contenidos vertebrales es o no una
No obstante, esto por sí solo no significa que lo erijan supraconstitucio-nalmente. constitución nueva emanada de poder constituyente originario. Diríamos que no, con lo que la cuestión ha de
En la relación del derecho internacional con las leyes, algunas constituciones deciden la prioridad a favor del atender más bien a la sustitución de los contenidos básicos que al carácter de totalidad que pueda tener la
primero. innovación respecto del texto nor-mativo que se reemplaza.
Entendemos que el concepto de poder constituyente no puede limitarse al que formalmente se ejercita para el objeto de que Buenos Aires ingrese a la federación. El Pacto de San José de Flores da base a
dictar una constitución escrita; si todo estado tiene constitución en sentido material (aunque acaso no la tenga dicha reforma y a la incorporación de Buenos Aires, que como provincia disidente no había
escrita), tal constitución material también es producto de un poder constituyente. concurrido al acto constituyente de 1853.
No obstante, la teoría del poder constituyente es casi tan reciente como las constituciones escritas. Ello
significa que se lo “vio” a través de su producto más patente, que es la codificación constitucional. El texto originario de la constitución de 1853 impedía su reforma hasta después de diez años de jurada por los
pueblos, no obstante lo cual se hace una “reforma” antes de ese plazo —en 1860—. Si esta “reforma” hubiera sido
2. — El poder constituyente originario tiene como titular al pueblo o la comunidad, porque es una enmienda en ejercicio de poder constituyente derivado, habríamos de considerarla inválida e inconstitucional,
la colectividad toda la que debe proveer a su organización política y jurídica en el momento de por haberse realizado temporalmente dentro de un plazo prohibido por la constitución. Sin embargo, pese a su
crearse el estado. La noción responde a la búsqueda de la legitimidad en el uso del poder apariencia formal de reforma, la revisión del año 1860 integra a nuestro juicio el ciclo del poder constituyente
constituyente originario. originario, que quedó abierto en 1853.
El preámbulo de nuestra constitución de 1853-1860 acoge este principio definitorio cuando Y abierto en cuanto elementos geográficos, culturales, mesológicos, tradicionales, históricos, etc.,
predeterminaban que la provincia de Buenos Aires debía ser parte de nuestro estado federal, con lo que hasta
incluye la fórmula de “nos los representantes del pueblo…”. lograrse su ingreso no podría considerarse clausurado el poder constituyente originario o fundacional de la
República Argentina. El propio Informe de la comisión de Negocios Constitucionales que elaboró el proyecto de
3. — Sin embargo, esa residencia o titularidad del poder constituyente en el pueblo sólo debe reconocerse “en constitución en el Congreso de Santa Fe lo dejaba entrever al afirmar que “la comisión ha concebido su proyecto
potencia”, o sea, en el sentido de que no hay nadie (ni uno, ni pocos, ni muchos) predeterminado o investido para para que ahora, y en cualquier tiempo, abrace y comprenda los catorce estados argentinos”.
ejercerlo; y no habiendo tampoco una forma concreta predeterminada por Dios ni por la naturaleza para constituir
a cada estado, la decisión queda librada a la totalidad o conjunto de hombres que componen la comunidad. Es correcto, por eso, mencionar a nuestra constitución formal como “constitución de 1853-1860”, y
reconocerla como constitución histórica o fundacional.
El ejercicio “en acto” de ese poder constituyente se radica “en razón de la eficacia” en quienes, dentro del
mismo pueblo, están en condiciones, en un momento dado, de determinar con suficiente consenso social la 7. — Este poder constituyente originario fue ejercido por el pueblo. Social e históricamente, las condiciones
estructura fundacional del estado y de adoptar la decisión fundamental de conjunto. determinantes de la circunstancia temporal en que fue ejercido llevaron a que las provincias históricamente
Se dice que el poder constituyente originario es, en principio, ilimitado. Ello significa que no tiene límites de preexistentes enviaran representantes al Congreso de Santa Fe, en cumplimiento de pactos también preexistentes
derecho positivo, o dicho en otra forma, que no hay ninguna instancia superior que lo condicione. Ahora bien, la —el último de los cuales, inmediatamente anterior, fue el de San Nicolás de 1852—.
ilimitación no descarta: a) los límites suprapositivos del valor justicia (o derecho natural); b) los límites que
La fórmula del preámbulo remite a esta interpretación, dando por cierto que el titular del poder constituyente
pueden derivar colateralmente del derecho internacional público —por ej.: tratados—; c) el condicionamiento de
que sancionó la constitución de 1853 es el pueblo. Pero el pueblo “por voluntad y elección de las provincias”, con
la realidad social con todos sus ingredientes, que un método realista de elaboración debe tomar en cuenta para
lo que a través de las unidades políticas provinciales se expresa en acto y eficazmente la decisión comunitaria de
organizar al estado.
organizar al estado.
El poder constituyente derivado, en cambio, es limitado. Ello se advierte claramente en las constituciones
El poder constituyente originario ejercido en 1853 fue ilimitado (en sentido de derecho positivo), porque no
rígidas (cualquiera sea el tipo de rigidez). En las flexibles, que se reforman mediante ley ordinaria, tal
estuvo condicionado por ninguna instancia positiva superior o más alta. Pero tuvo en cuenta: a) los límites
procedimiento común viene a revestir también carácter limitativo, en cuanto pese a la flexibilidad la constitución
sólo admite enmienda por el procedimiento legislativo, y no por otro. suprapositivos del valor justicia (o derecho natural); b) los pactos preexistentes; c) la realidad social de nuestro
medio.
En cuanto al poder constituyente derivado, cuya limitación siempre hemos destacado, hay que añadir que un
tipo de límite puede provenir asimismo de tratados internacionales que con anterioridad a la reforma Incluir a los pactos preexistentes, tal como lo veníamos haciendo y como lo mantenemos (sabiendo que el
constitucional se han incorporado al derecho interno. Y ello aun cuando se hayan incorporado en un nivel propio preámbulo afirma que la constitución se dicta “en cumplimiento” de ellos), significa dar razón de que hay
infraconstitucional, porque después de que un estado se hace parte en un tratado no puede, ni siquiera mediante límites colaterales también en el poder constituyente originario. Los pactos preexistentes tuvieron ese carácter. No
reforma de su constitución, incluir en ésta ningún contenido ni ninguna norma que sean incompatibles con el fueron una instancia superior o más alta, pero condicionaron colateralmente al poder constituyente originario.
tratado, o violatorias de él.
II. LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN EN EL ART. 30
5. — El constitucionalismo moderno o clásico, advenido en las postrimerías del siglo XVIII
con las revoluciones americana y francesa, ha sentado juntamente con el concepto de constitución La duda sobre la rigidez
formal, el del poder “constituyente” como superior al poder “constituido” o poder del estado. Se
trata, también esta vez, de un poder constituyente formal. 8. — De aquí en más, hemos de ocuparnos del poder constituyente derivado, es decir, del que se ejerce para
reformar la constitución, habilitado por ella misma.
La distinción formal que se predica conceptualmente entre poder constituyente y poder constituido no niega
que, en uso y ejercicio del poder constituido, los titulares de éste accionan fuentes del derecho constitucional que El poder constituyente derivado encuentra su norma de base en el art. 30 de la constitución.
inciden en la constitución material y que, por ende, consideramos como ejercicio material de poder constituyente.
Este ejercicio no es inválido si la constitución formal —en caso de existir— no resulta violada en su
Aunque después de la reforma constitucional de 1994 el art. 30 subsiste en el texto de la
supremacía. constitución sin modificación alguna, sabemos que parte de la doctrina ha puesto en duda la
rigidez de la constitución (ver cap. II, nos 31 a 33).
El poder constituyente en el derecho constitucional Ello se debe a que: a) hay ahora cláusulas constitucionales muy abiertas que requieren su
argentino desarrollo y precisión a través de leyes, las que según ciertas interpretaciones mostrarían que el
congreso comparte alguna porción o dosis de poder constituyente, o que la recibió por
6. — El poder constituyente originario que dio nacimiento y organización a nuestro estado “delegación” de la convención reformadora de 1994; b) hay también —aunque sin formar parte de
aparece en una fecha cierta: 1853. Todo el proceso genético que desde la emancipación del la constitución— instrumentos internacionales de derechos humanos con jerarquía
Virreynato del Río de la Plata en 1810 prepara la formación territorial y política de la República constitucional, que amplían el plexo de derechos de la constitución, y ello —más la posibilidad de
Argentina, alcanza culminación en la constitución que establece el Congreso Constituyente que otros tratados también adquieran nivel constitucional después de la reforma— deja a muchos
reunido en Santa Fe. la impresión de que acá hay una fuente (internacional) que puede asemejarse en algo al poder
Ahora bien, pensamos que ese poder constituyente originario fue un poder constituyente constituyente.
abierto. O sea, que su ejercicio no quedó agotado en 1853, sino que abarcó un ciclo que se cerró
en 1860. Decimos esto porque en 1860 se lleva a cabo lo que se llama la “reforma de 1860”, con
Personalmente preferimos comprender que lo más que cabe conceder a estas interpretaciones del estado. Lo prohibido sería: reemplazar la democracia por el totalitarismo; reemplazar el federalismo por el
es que, parcialmente, la rigidez de nuestra constitución se habría hecho más débil o atenuada, unitarismo; sustituir la república por la monarquía; suprimir la confesionalidad para imponer la laicidad.
pero sin dar paso a la flexibilidad. Este endurecimiento que petrifica a los mencionados contenidos subsistirá mientras la estructura social de la
cual derivan conserve su misma fisonomía; en cuanto la estructura social donde se soporta un contenido pétreo
cambie fundamentalmente, el respectivo contenido pétreo dejará de serlo.
Como la única norma expresamente referida a la reforma de la constitución sigue siendo el citado art. 30, más
allá del espacio que queda a la pluralidad de opiniones en torno de la rigidez, hemos ahora de centrar el estudio del Por supuesto que nuestra interpretación reconoce que los contenidos pétreos no están explícita ni
poder constituyente derivado en aquella cláusula. expresamente definidos como tales en la constitución. Los valoramos como tales y los descubrimos implícitos, en
cuanto admitimos parcialmente una tipología tradicional-historicista de la constitución argentina. Al recoger del
medio geográfico, cultural, religioso, etc., ciertas pautas históricamente legitimadas durante el proceso genético de
La rigidez clásica: los requisitos formales y los contenidos pétreos nuestra organización, el constituyente petrificó en la constitución formal los contenidos expuestos, tal como la
estructura social subyacente les daba cabida.
9. — El art. 30 consagra la rigidez, tanto por el procedimiento de reforma como por el órgano Ver cap. II, nº 7.
especial que habilita para realizarla. Veamos. Las etapas de la reforma, y sus requisitos y alcances
a) Dado el tipo escrito y rígido de la constitución formal, su revisión debe efectuarse mediante
un procedimiento especial, que es distinto al de la legislación ordinaria. 12. — Yendo al procedimiento reformatorio, existen en la doctrina y en el derecho comparado
diversas etapas para su ejercicio. Fundamentalmente son tres: a) la etapa de iniciativa o de
La rigidez de la constitución argentina se acentúa porque el mecanismo de reforma no sólo
declaración, en la que se establece que es necesario proceder a la reforma y se la impulsa; b) la
difiere del legislativo común, sino que además está dirigido al establecimiento de una convención
etapa de revisión propiamente dicha (o constitutiva), en la que la reforma se lleva a cabo; c) la
especial para realizarla (órgano diferente al legislativo ordinario). Se trata, pues, de una rigidez
etapa ratificatoria (o de eficacia), en la que se confiere eficacia a la reforma realizada, para que
“orgánica”.
tenga vigencia normológica.
Lo que debemos decidir es si también la constitución pone límites a la reforma en cuanto a la
Nuestra constitución sólo regula dos etapas: la de iniciativa, y la de revisión; no hay etapa
materia o al contenido susceptible de revisión. Ello se vincula con los contenidos pétreos.
ratificatoria.
Provisoriamente respondemos afirmativamente (ver nos 10 y 11).
b) Con esta primera caracterización de requisitos formales y materiales, obtenemos la A) 13. — La de iniciativa está a cargo del congreso, al que el art. 30 le encomienda declarar
afirmación de que el poder constituyente derivado tiene límites de derecho positivo: unos en la necesidad de la reforma. No dice la norma cómo debe trabajar el congreso, ni qué forma debe
cuanto a procedimiento, otros en cuanto a la materia. revestir el acto declarativo; sólo fija un quórum de votos.
Los límites al poder constituyente derivado están dirigidos: b’) al congreso —en la etapa de a) Creemos extraer del derecho espontáneo —o sea, de la praxis ejemplarizada— lo que la
iniciativa o declaración de la necesidad de la reforma—; b’’) a la convención —en la etapa de norma escrita ha omitido expresamente. a’) El congreso trabaja con cada una de sus cámaras por
revisión—, b’’’) a ambos; así el quórum de votos para declarar la necesidad de la reforma limita separado; a’’) coincidiendo ambas, el congreso dicta una ley.
al congreso; el temario de puntos que el congreso declara necesitados de reforma limita a la
El acto declarativo tiene, entonces, forma de ley. ¿Está bien?
convención; los contenidos pétreos limitan tanto al congreso como a la convención.
Creemos que no; en primer lugar, ese acto tiene esencia o naturaleza política, y hasta
c) La existencia de límites conduce a sostener que cuando una reforma se lleva a cabo sin
preconstituyente; no es un acto de contenido legislativo y, por ende, no debe tomar la forma de la
respetarlos —sea porque en el procedimiento no se atiene a las formas preestablecidas, sea porque
ley; en segundo lugar, evitando la forma de ley, se deja bien en claro que el acto no es susceptible
en cuanto a las materias viola los contenidos pétreos— la enmienda constitucional es inválida o
de veto presidencial.
inconstitucional.
d) Hoy también hemos de dejar establecido que los tratados internacionales incorporados a Pero si el derecho vigente por fuente material espontánea nos refleja el procedimiento antes señalado,
nuestro derecho interno, muchos de los cuales tienen jerarquía constitucional, imponen un límite nosotros decimos que, ante el silencio del art. 30, el congreso también podría optar por: a) hacer la declaración con
he-terónomo, externo y colateral al poder constituyente derivado, por manera que si al reformarse sus dos cámaras reunidas en pleno (asamblea legislativa); b) no asignar a la declaración la forma de la ley.
la constitución se incorpora a ella algún contenido violatorio de un tratado preexistente, ese
contenido que es producto de la reforma debe calificarse como inconstitucional. b) El derecho espontáneo establece (con excepción de lo que se hizo en 1948) que al declarar
la necesidad de la reforma, el congreso debe puntualizar los contenidos o artículos que considera
e) Conforme a nuestro derecho vigente a través del derecho judicial, no hay control judicial
de constitucionalidad de la reforma, porque la jurisprudencia de nuestra Corte tiene establecido necesitados de revisión. La fijación del temario demarca inexorablemente la materia sobre la cual
que se trata de una cuestión política no judiciable; tal fue lo resuelto en el caso “Guerrero de pueden recaer las enmiendas. La convención no queda obligada a introducir reformas en los
Soria, Juana A. c/Bodegas y Viñedos Pulenta Hnos.”, fallado el 20 de setiembre de 1963. puntos señalados, pero no puede efectuarlas fuera de ellos.
Si la declaración de reforma tuviera carácter “total” (cuantitativamente, “toda” la constitución y “todas” sus
normas se propondrían a la enmienda) parece difícil que el congreso pudiera puntualizar el temario ya que éste
10. — El art. 30 dice que la constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus
abarcaría todo el conjunto normativo de la constitución y quedaría indeterminado. Sin embargo, estimamos que
partes. Una mera interpretación gramatical nos llevaría a decir que “toda” la constitución y haría falta, lo mismo, que el congreso proporcionara algún lineamiento o marco de orientación y encuadre en torno
“todas” sus normas son susceptibles de reforma, y que nada le queda sustraído. Si así fuera, de los fines propuestos para la reforma, de sus políticas globales, etc. Y ello con la mayor precisión posible.
¿negaríamos los contenidos pétreos?
Pero no es así. Que la constitución se puede reformar en el “todo” o en “cualquiera de sus Para la novedad que en cuanto al temario fijado por el congreso presenta la reforma de 1994,
partes” significa que “cuantitativamente” se la puede revisar en forma integral y total. Pero nos explayamos en nos. 18 a 22.
“cualitativamente” no, porque hay “algunos” contenidos o partes que, si bien pueden reformarse, c) El acto declarativo requiere por la norma escrita del art. 30 un quórum especial. Es también
no pueden alterarse, suprimirse o destruirse. Precisamente, son los contenidos pétreos. el derecho espontáneo el que señala la forma de computarlo. El art. 30 exige dos tercios de votos
de los miembros del congreso. ¿Sobre qué total de miembros se toma ese quórum: del total
11. — En nuestra constitución, los contenidos pétreos no impiden su reforma, sino su abolición. Ellos son: la “completo” de miembros, del total de miembros “en ejercicio”, o del total de miembros
forma de estado democrático; la forma de estado federal; la forma republicana de gobierno; la confesionalidad
“presentes”?
Nos parece que del total de miembros en cada cámara por separado (aun cuando las dos Tampoco puede incorporar contenidos violatorios de tratados internacionales preexistentes incorporados al
sesionaran reunidas en asamblea); no sobre el total de los miembros en ejercicio, ni sobre el total derecho argentino.
de los presentes. Ello porque interpretando la constitución en la totalidad de sus normas,
17. — La doctrina —especialmente comparada— se hace cargo de una cuestión sumamente interesante, de
advertimos que cuando quiere que un quórum se compute sobre los miembros presentes, cuida escasa aplicación en nuestro derecho constitucional: una reforma constitucional (o también una constitución
añadir en la norma respectiva el adjetivo “presentes” al sustantivo “miembros”. Y el art. 30 no totalmente nueva) ¿deroga “per se” toda norma infraconstitucional anterior opuesta?; o, más bien, sin derogarla,
contiene el calificativo “presentes”. ¿la vuelve inconstitucional? Sea que se responda una cosa u otra, lo cierto es que normas infraconstitucionales
d) El congreso puede fijar plazo a la convención. Es optativo, y a veces se ha establecido, y anteriores que resultan incompatibles con las normas constitucionales surgidas de la reforma, no pueden tener
aplicación válida después que la reforma constitucional entra en vigor. Si esa aplicación se discute judicialmente,
otras veces no. El derecho espontáneo, entonces, habilita usar una solución y la otra. El art. 30,
hay materia para que el tribunal competente haga jugar una de ambas soluciones: a) o que las normas
con su silencio sobre el punto, consiente cualquiera de las dos. infraconstitucionales anteriores han quedado derogadas por la reforma ulterior con la que no se compadecen (fin
de la vigencia normológica); b) o que a partir de la reforma se han tornado inconstitucionales por incompatibilidad
B) 14. — Hasta acá la etapa de iniciativa. Viene luego la de revisión. Esta ya no pertenece al sobre-viniente con ella.
congreso, ni siquiera con procedimiento agravado. La constitución la remite a un órgano ad-hoc o
especial, que es la convención reformadora. No tenemos reparo en llamarla convención La fijación del temario que el congreso deriva a la convención para su reforma, y el caso de
“constituyente”, desde que ejerce poder “constituyente” derivado. la reforma de 1994
a) El art. 30 tampoco dice cómo se compone tal convención, ni de dónde surge. El derecho
espontáneo determina que el cuerpo electoral es convocado para elegir convencionales 18. — Con base en los pactos que el justicialismo y el radicalismo convinieron en noviembre
constituyentes. El congreso podría, sin embargo, arbitrar otro medio, estableciendo directamente y diciembre de 1993 para encauzar la reforma de la constitución, la ley declarativa de su
quiénes han de componer la convención convocada a efectos de la reforma. Lo que no puede es necesidad nº 24.309 presentó una novedad sorprendente, cual fue el llamado núcleo de
integrar la convención con sus propios legisladores. coincidencias básicas.
b) Si al declarar la necesidad de la reforma el congreso estableciera un plazo para que la El conjunto de trece temas o puntos allí reunidos tuvo carácter indivisible y hermético.
convención sesionara, el vencimiento del mismo provocaría automáticamente la disolución de la Conforme al art. 2º, la ley 24.309 estipuló que “la finalidad, el sentido y el alcance de la
convención, que perdería su habilitación para continuar trabajando o para prorrogar sus sesiones. reforma… se expresa en el contenido del núcleo de coincidencias básicas…”.
Si, al contrario, el congreso se abstiene de fijar aquel plazo al declarar la necesidad de la reforma, Por un lado, se prohibió introducir reformas en los 35 primeros artículos de la constitución.
la convención no está sujeta a lapso alguno, y nadie puede limitárselo después. Por otro, el art. 5º de la ley 24.309 dispuso que el núcleo de trece puntos debía votarse sin división
El plazo significa, asimismo, que las reformas efectuadas después de vencido, son inválidas o posible y en bloque, todo por “sí” o por “no”. Por eso se lo denominó la cláusula “cerrojo”.
inconstitucionales.
19. — Personalmente, nunca habíamos imaginado antes una hipótesis como la que nos puso por delante la ley
El plazo registra antecedentes en nuestro derecho constitucional. La convención de 1898 —por ej.— tuvo 24.309 y, sin pretender legitimarla “in totum”, tratamos de repensar los esquemas tradicionales, en los que en
plazo de treinta días a partir de su instalación conforme a la ley 3507 de 1897, que la convocó. La convención de seguida insertamos nuevos criterios.
1860 y la de 1949 recibieron asimismo plazos por las respectivas leyes del congreso. También la que convocó la
ley 14.404, que no llegó a reunirse. La de 1957 lo tuvo fijado por el decreto de convocatoria. La de 1994, por la Nuestra opinión frente a la ley 24.309
ley 24.309.
20. — Lo fundamental que le incorporamos como añadidura se puede reconducir a dos
c) La convención tiene límites: c’) en primer lugar, los contenidos pétreos; c’’) en segundo cuestiones: a) el congreso tiene competencia, cuando declara necesaria la reforma, para fijar la
lugar, el temario fijado por el congreso al declarar la necesidad de la reforma; no está obligada a finalidad o el objetivo que tiene en cuenta en cada tema que deriva a revisión por parte de la
introducir reformas, pero sólo puede llevarlas a cabo dentro del temario señalado; c’’’) en tercer convención, y la pauta respectiva es vinculante (u obligatoria) para la convención, que no queda
lugar, el plazo, si es que el congreso se lo ha fijado. habilitada para realizar la reforma en contradicción con aquella finalidad señalada por el
Ha de tenerse presente que también hay un límite heterónomo proveniente de los tratados congreso; b) el congreso también tiene competencia para prescribir, con igual efecto vinculante
internacionales preexistentes incorporados al derecho argentino. hacia la convención, que considera necesaria la reforma de tal o cual contenido de la constitución
“a condición” de que también se reforme otro contenido —que también señala—, todo
Parte de la doctrina admite, con buen criterio, que las convenciones refor-madoras tienen poderes ello para lograr un equilibrio relacional entre un tema y otro, conforme a la finalidad que adscribe
“implícitos”, sobre todo en materia financiera (para sancionar su presupuesto, remunerar a sus integrantes, etc.). a las enmiendas así correlacionadas.
C) 15. — Como nuestra constitución no añade la etapa de ratificación de la reforma constitucional, carece de Los ejemplos que ante la inminencia de la reforma propusimos eran dos: a) en cuanto a establecer el “para
sentido la práctica de que órganos distintos a la propia convención constituyente dicten normas promulgando o qué” finalista de una determinada enmienda, el congreso podía prescribir que consideraba necesario reformar la
poniendo en vigor la enmienda. Ningún órgano de poder constituido inviste competencia para ello. norma prohibitiva de la reelección presidencial inmediata, añadiendo que era así para permitir una sola reelección,
La reforma de 1994 entró en vigor (a partir de su publicación) con la sola sanción de su texto por la con lo que la convención no podría habilitarla para autorizar dos o más, ni tampoco indefinidamente; b) en cuanto
convención. a vincular la necesidad de una enmienda con otra y condicionar la validez de la reforma a que se respetara esa
Algunos efectos de la reforma relación con miras a una finalidad determinada, el congreso podía —por ejemplo— derivar a la convención la
reforma de la norma prohibitiva de la reelección inmediata para autorizar una sola reelección inmediata, “a
16. — La reforma constitucional, pese a situarse en el marco del poder “constituyente” (derivado), no puede a condición” de que, como equilibrio, también se atenuaran o moderaran las atribuciones presidenciales.
nuestro juicio surtir algunos efectos. Así, a título enunciativo de mero ejemplo, no puede: a) modificar por sí los Hasta acá llegaba el consentimiento de nuestra interpretación. Más allá, no.
períodos de duración de funciones del presidente, vicepresidente, diputados y senadores federales que fueron
designados conforme a normas constitucionales anteriores; b) privar de derechos adquiridos bajo la vigencia de la
21. — Al “aggiornar” ahora el inventario de la comprensión interpretativa podemos decir que en la medida en
constitución anterior a la reforma; c) investir de poder constituyente provincial a órganos provinciales distintos de
que juzgamos viable que el congreso adicione al temario los fines u objetivos de la reforma con efecto vinculante
los que la constitución provincial prevé para su enmienda, o variar el procedimiento determinado por dicha
para la convención, simultánea y recíprocamente decimos que el congreso también tiene un límite en su
constitución.
competencia para declarar la necesidad de la reforma: tal límite consiste, en el caso, en que el congreso no puede
transferirle a la convención textos ya articulados para que los incorpore tal cual le son deferidos, o para que los Lo que queda en discusión es otra cosa: si cabe reconocer calidad de poder “constituyente” al
rechace. que en sede provincial establece una constitución local. Nosotros acabamos de afirmarlo, y
Además, en la correlación de enmiendas pensamos que su ensamble condicionado tampoco tolera que el pensamos que no hay inconveniente en ello, pese a las características especiales de tal poder
congreso lo imponga mediante textos ya redactados que, de nuevo en este caso como en el anterior, sólo le dejan constituyente.
margen a la convención para decir “sí” o “no”.
El poder constituyente originario de las provincias que se ejercita cuando dictan su primera
22. — Queda la impresión —por eso— de que al englobar de modo indiso-ciable e inseparable trece puntos constitución, tiene determinados límites positivos.
(muy extensos algunos, y varios con redacción preformulada en la ley 24.309) que la convención debía aceptar
íntegramente o rechazar también en conjunto, se le estaba en realidad limitando su competencia reformadora a una
En esta característica de limitación en el poder constituyente originario de las provincias no estamos ante
simple ratificación en caso de aprobación.
límites heterónomos o colaterales o externos, porque no provienen de costado, sino de una instancia superior o
Si el art. 30 de la constitución dispone que la reforma “no se efectuará sino por una convención convocada al más alta, que es la constitución federal. En otros términos, el límite no viene de afuera, sino de adentro, del propio
efecto”, parece que “efectuar” la reforma no equivale a tener que aceptar —o rechazar— una densa enmienda ya ordenamiento estatal federativo en el que están instaladas las provincias, porque la limitación responde a la
preelaborada por el congreso y totalmente cerrada en su largo contenido, imposibilitado de todo desglose entre sus supremacía federal y a la relación de subordinación, que impone coherencia y compatibilidad entre el
partes. ordenamiento de los estados miembros y el del estado federal.
Es cierto, por otra parte, que fuera de la cláusula “cerrojo” se derivó a la convención el tratamiento libre y Aquella limitación y esta subordinación, que no llegan a destruir la naturaleza constituyente del poder en
separado de otros dieciséis temas pero, de todas maneras, la severidad del lineamiento trazado a la convención cuestión, sirven en cambio para afirmar que el poder “constituido” de las provincias no tiene cualidad de
quedó reflejado en el art. 6º de la ley 24.309, que dispuso la nulidad absoluta de todas las modificaciones, soberanía, sino de autonomía.
derogaciones y agregados que realizara la convención con apartamiento de la competencia que le establecía el
congreso.
El poder constituyente de las provincias recibe sus límites de la constitución federal. Las
De todas maneras, la convención constituyente esquivó el duro límite que la ley declarativa de la necesidad de constituciones provinciales deben adecuarse: a) al sistema representativo republicano; b) a los
reforma le impuso. Lo hizo incluyendo en el reglamento interno por ella votado una norma equivalente a la que en
principios, declaraciones y garantías de la constitución federal; y c) deben asegurar; c’) el
la ley 24.309 establecía la cláusula “cerrojo”.
régimen municipal, ahora con la explícita obligación de cubrir la autonomía de los municipios en
De esta forma se dio la imagen de que era la propia convención la que adoptaba tal decisión, y que su
el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero, a tenor del art. 123; c’’) la
cumplimiento provenía de su voluntad y no de la del congreso.
administración de justicia; c’’’) la educación primaria. No deben invadir el área de competencias
federales.
Las principales reformas: casos de 1949, 1957, 1972 y 1994
En el texto de 1853, hasta la reforma de 1860, el poder constituyente provincial quedaba sometido a un
23. — Excluida la reforma de 1860 (que para nosotros es ejercicio de poder constituyente control de constitucionalidad político, a cargo del congreso federal.
originario), se han realizado reformas a la constitución en 1866, 1898, 1949, 1957, 1972 y 1994. Suprimido tal mecanismo de control político, las constituciones provinciales sólo son susceptibles de control
judicial de constitucionalidad, conforme al mecanismo de funcionamiento del mismo, con base en los arts. 31 y
En materia de poder constituyente, la constitución material contiene una mutación incompatible con la 116 de la constitución.
formal. Tal mutación proviene de violaciones consumadas respecto del art. 30 en el ejercicio del poder
constituyente derivado y del poder constituyente derivado de las provincias, a veces en épocas de iure y otras en 25. — Estamos ciertos que el estado federal no puede, ni siquiera a través de una convención reformadora de
épocas de facto. Consiste en dar habilitación fáctica a enmiendas efectuadas al margen del procedimiento la constitución federal, alterar lo que las constituciones provinciales disponen para su propia reforma.
reformista de la constitución formal, y en dejar sin control judicial de constitucionalidad el resultado
eventualmente defectuoso.
El novísimo ciclo constituyente provincial a partir de 1985
De estas reformas, la de 1994 queda incorporada al presente libro.
La de 1949, que estuvo en vigor hasta su supresión por proclama de la Revolución Libertadora en 1956 fue 26. — A partir de 1985 hemos asistido a un ciclo constituyente provincial muy curioso,
objeto, desde gestada con la ley declarativa de la necesidad de reforma, de múltiples objeciones de porque sin reformarse la constitución federal muchas provincias dictaron antes de 1994
inconstitucionalidad.
constituciones nuevas, o reformaron sustancialmente las que tenían. La curiosidad consiste,
La de 1957 se llevó a cabo sobre el texto de la constitución histórica de 1853-1860. Fue realizada por una precisamente, en que este ciclo constituyente no tuvo su origen en la necesidad de adecuar a una
convención surgida de elección popular, pero tuvo un vicio de origen cuando, por ser una época de facto, la
previa reforma de la constitución federal las constituciones provinciales, ya que hasta 1994 no
declaración de la necesidad de reforma no pudo ser efectuada por el congreso de acuerdo con el art. 30, y lo fue
por el poder ejecutivo de facto. La convención se desintegró antes de concluir su trabajo, y de ella quedó el art. 14 hubo tal reforma de la constitución federal. Se trata de un fenómeno inédito en nuestro proceso
bis, que no alcanzó a ser renumerado y subsiste entre los anteriores artículos 14 y 15 con aquella denominación federal, porque la iniciativa innovadora surgió en y de las propias provincias.
(también se lo ha llamado art. 14 nuevo). Después de la reforma a la constitución federal, otras provincias realizaron las suyas. Así,
La reforma de 1972 fue transitoria, y rigió hasta el golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Su vicio deriva Chubut, Buenos Aires, La Pampa, Chaco y Santa Cruz.
de haber sido realizada totalmente por el poder de facto, que dictó el denominado “Estatuto Fundamental” con el
contenido del texto modificado.
IV. EL CASO Y LA SITUACIÓN DE
LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
III. EL PODER CONSTITUYENTE DE LAS PROVINCIAS
La reforma de 1994
Su encuadre
27. — Sabemos que con la reforma de 1994 la ciudad de Buenos Aires ha adquirido un status
24. — Dada la forma federal de nuestro estado, las provincias que lo integran como partes o especial que la hace sujeto de la relación federal sin ser una provincia ni revestir su categoría
miembros son también estados, y disponen de poder constituyente para organizarse. política (ver cap. VIII, acápite V).
Que las provincias tienen capacidad para dictar sus respectivas constituciones es innegable. La norma de base que se ha incorporado a la constitución es el art. 129, que integra el título
Lo establece el art. 5º de la constitución como obligación: “cada provincia dictará para sí una segundo dedicado a “Gobiernos de Provincia”. En dicha norma se consigna, para lo que acá
constitución…”.
interesa, que el congreso debe convocar a los habitantes de la ciudad para que, mediante Se promueve la creación de un jefe de Gabinete de Ministros, nombrado y removido por el Presidente de la
representantes que elijan a ese efecto, dicten el Estatuto Organizativo de sus instituciones. Nación, con responsabilidad política ante el Congreso de la Nación, que podrá también removerlo mediante un
voto de censura.
Hay que advertir que no se habla de “constitución”, ni de “convención” constituyente. El
a) Sus atribuciones serán:
vocabulario que desde la reforma se viene utilizando designa a ese cuerpo como “Estatuyente”,
porque tiene a su cargo dictar al Estatuto. 1. Tener a su cargo la administración general del país.
2. Efectuar los nombramientos de los empleados de la administración, excepto los que correspondan al
Presidente.
28. — Del contexto en que se inserta la autonomía de la ciudad de Buenos Aires mientras
mantenga su condición de capital federal surge claramente que la competencia para dictar su 3. Ejercer las funciones y atribuciones que le delegue el Presidente de la Nación, resolviendo en acuerdo de
Estatuto Orga-nizativo es más reducida y cuenta con más límites que el poder constituyente de las gabinete ciertas materias si así lo indicara el Poder Ejecutivo o por su propia decisión cuando, por su importancia,
lo estime necesario.
provincias.
4. Coordinar, preparar y convocar las reuniones del gabinete de ministros, presidiéndolas en caso de ausencia
En efecto, consideramos suficientemente claro que: del Presidente.
a) la Estatuyente debe, analógicamente, tomar en cuenta el techo federal de los arts. 5º, 31 y 5. En acuerdo de gabinete de ministros, decidir el envío al Congreso Nacional del proyecto de ley de
75 inc. 22 de la constitución; pero, además, y también, ministerios y del presupuesto nacional, previa aprobación del Poder Ejecutivo.
b) la ley del congreso que el mismo art. 129 contempla para garantizar los intereses del 6. Hacer recaudar las rentas de la Nación y ejecutar la ley de presupuesto nacional.
estado federal mientras la ciudad sea capital federal; se dictó ya vencido el plazo estipulado en la 7. Expedir los actos y reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que le atribuye este artículo
disposición transitoria décimoquinta, y lleva el nº 24.588. y aquellas que le delegue el Presidente de la Nación.
8. Refrendar los decretos reglamentarios de las leyes, los decretos que dispongan la prórroga de las sesiones
29. — No aparece, en cambio, ninguna limitación que pueda derivar de la ley del congreso convocando a ordinarias del Congreso a la convocatoria a sesiones extraordinarias y los mensajes del Presidente que promuevan
elecciones para integrar la Estatuyente y para designar jefe y vicejefe de gobierno. Dicha ley, nº 24.620, del 28 de la iniciativa legislativa.
diciembre de 1995, estableció una serie de pautas que nada tienen que ver con la ley de garantía ni con los 9. Concurrir en forma mensual al Congreso Nacional, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para
intereses del estado federal (nº 24.588, del 27 de noviembre de 1995). Por ende, las limitaciones excesivas que informar sobre la marcha del gobierno, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 63.
innecesariamente fijó la ley 24.620 invadieron competencias que por el art. 129 de la constitución están
10. Concurrir a las sesiones del Congreso y participar en sus debates, pero no votar.
discernidas a la Estatuyente de la ciudad de Buenos Aires.
11. Una vez que se inicien las sesiones ordinarias del Congreso, presentar junto con los restantes ministros
una memoria detallada del estado de la Nación, en lo relativo a los negocios de los respectivos departamentos.
12. Producir los informes y explicaciones verbales o escritos que cualquiera de las Cámaras solicite al Poder
Apéndice al capítulo VI Ejecutivo.
13. Cumplir las obligaciones que le impone la disposición relativa a los decretos de necesidad y urgencia.
b) El jefe de gabinete puede ser interpelado, a los efectos de tratamiento de una moción de censura, por el
voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser removido por el
LEY 24.309 voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada una de las Cámaras.
c) La ley fijará el número y la competencia de los ministros.
DECLARACIÓN DE LA NECESIDAD DE REFORMA
DE LA CONSTITUCION * A los efectos de introducir las modificaciones propuestas se aconseja habilitar la reforma del Capítulo IV,
Sección II, Parte Segunda de la Constitución Nacional, que pasará a denominarse “Del jefe de gabinete y demás
Sanción: 29/12/1993 Prom.: 29/12/1993 B.O.: 31/12/1993 ministros del Poder Ejecutivo”.
* Con el fin de adecuar las atribuciones del Poder Ejecutivo a las modificaciones señaladas, se aconseja
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en congreso, etc., sancionan con fuerza de también la reforma de los incisos pertinentes del artículo 86 de la Constitución Nacional, del modo que sigue:
ley. Inciso 1: Es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno, y responsable político de la administración
general del país.
Art. 1º. — Declárase necesaria la reforma parcial de la Constitución Nacional de 1853 con las
Inciso 10: …por sí solo nombra y remueve al jefe de gabinete y a los demás ministros del despacho… (el
reformas de 1860, 1866, 1898 y 1957. resto del inciso sin modificaciones).
Inciso 13: Supervisa el ejercicio de la facultad del jefe de gabinete de ministros respecto de la recaudación de
Art. 2º. — La Convención Constituyente podrá: las rentas de la Nación y de su inversión con arreglo a la ley o presupuestos de gastos nacionales.
a) Modificar los siguientes artículos: 45, 46, 48, 55, 67 (inciso 27), 68, 69, 70, 71, 72, 76, 77, Inciso 20: Puede pedir al jefe de gabinete de ministros y a los jefes de todos los ramos y departamentos de la
78, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86 (incisos 1, 3, 5, 10, 13, 20), 87 y 99. administración, y por su conducto a los demás empleados, los informes que crea convenientes, y ellos son
b) Reformar el Capítulo IV, Sección II, Parte Segunda de la Constitución Nacional. obligados a darlos.
c) Incorporar dos nuevos incisos al artículo 67, un nuevo inciso al artículo 86, un nuevo B. Reducción del mandato de Presidente y Vicepresidente de la Nación a cuatro años con reelección inmediata
artículo en un nuevo capítulo de la Sección IV de la Parte Segunda de la Constitución Nacional y por un solo período, considerando el actual mandato presidencial como un primer período.
un nuevo artículo en el Capítulo I de la Sección III de la Parte Segunda de la Constitución
Nacional. * Para lograr estos objetivos se aconseja la reforma del actual artículo 77 de la Constitución Nacional.
d) Sancionar las cláusulas transitorias que fueren necesarias. C. Coincidentemente con el principio de libertad de cultos se eliminará el requisito confesional para ser
La finalidad, el sentido y el alcance de la reforma que habilita este artículo 2º se expresa en el Presidente de la Nación.
contenido del Núcleo de Coincidencias Básicas que a continuación se detalla:
NÚCLEO DE COINCIDENCIAS BÁSICAS Se propone modificar el artículo 76 de la Constitución Nacional en el párrafo pertinente, y el artículo 80 en
cuanto a los términos del juramento.
A. Atenuación del sistema presidencialista.
D. Elección directa de tres senadores, dos por la mayoría y uno por la primera minoría, por cada provincia y por Es necesario el refrendo del jefe de gabinete para el dictado de decretos por el Poder Ejecutivo que ejerzan
la ciudad de Buenos Aires, y la reducción de los mandatos de quienes resulten electos. facultades delegadas por el Congreso Nacional. Esos decretos se hallan sujetos al control de la comisión bicameral
permanente mencionada en el apartado anterior.
a) Inmediata vigencia de la reforma, a partir de 1995, mediante la incorpo-ración del tercer senador por La legislación delegada preexistente que no contenga plazo establecido para su ejercicio, caducará
provincia, garantizando la representación por la primera minoría. automáticamente a los cinco (5) años de la vigencia de esta disposición, excepto aquella que el Congreso Nacional
* Para llevar a cabo lo arriba enunciado se aconseja la reforma de los artículos 46 y 48 de la Constitución ratifique expresamente por una nueva ley.
Nacional. La caducidad resultante del transcurso de los plazos previstos en los párrafos anteriores no importará revisión
b) Una cláusula transitoria atenderá las necesidades resultantes de: de las relaciones jurídicas nacidas en el amparo de las normas dictadas en consecuencia de la delegación
1. El respeto de los mandatos existentes. legislativa.
2. La decisión de integrar la representación con el tercer senador a partir de 1995. A tal fin, los órganos * Se propone un nuevo inciso agregado al artículo 67 de la Constitución Nacional.
previstos en el artículo 46 de la Constitución Nacional en su texto de 1853 elegirán un tercer senador, cuidando c) Reducción a tres las intervenciones posibles de las Cámaras.
que las designaciones, consideradas en su totalidad, otorguen representación a la primera minoría de la Legislatura Ningún proyecto de ley desechado totalmente por una de las Cámaras, podrá repetirse en las sesiones de aquel
o cuerpo electoral, según sea el caso. año. Ninguna de las Cámaras puede desechar totalmente un proyecto que hubiera tenido origen en ella y luego
hubiese sido adicionado o enmendado por la Cámara revisora. Si el proyecto fuese objeto de adiciones o
E. Elección directa por doble vuelta del Presidente y Vicepresidente de la Nación. correcciones por la Cámara revisora, deberá indi-carse el resultado de la votación a efectos de especificar si tales
adiciones o correcciones fueron realizadas por mayoría simple o por las dos terceras partes de sus miembros. La
El Presidente y el Vicepresidente de la Nación serán elegidos directamente por el pueblo en doble vuelta, Cámara de origen podrá por simple mayoría aprobar el proyecto con las adiciones o correcciones introducidas o
según lo establece esta Constitución. A este fin el territorio nacional conformará un distrito único. mediante insistencia de la redacción originaria, excepto que las adiciones o correcciones las haya realizado la
La elección se efectuará dentro de los dos meses anteriores a la conclusión del mandato del Presidente en revisora con la indicada mayoría de las dos terceras partes. En este último caso el proyecto pasará al Poder
ejercicio. Ejecutivo con las adiciones o correcciones de la cámara revisora, requiriendo la Cámara de origen para insistir en
La segunda vuelta electoral se realizará entre las dos fórmulas de candidatos más votadas, dentro de los su redacción originaria del voto de las dos terceras partes de sus miembros. La Cámara de origen no podrá
treinta días. introducir nuevas adiciones o correcciones a las realizadas por la Cámara revisora.
Sin embargo, cuando la fórmula que resulte ganadora en la primera vuelta hubiere obtenido más del cuarenta * Se postula la reforma del artículo 71 de la Constitución Nacional.
y cinco por ciento de los votos afirmativos válidamente emitidos, sus integrantes serán proclamados como d) Proyectos desechados parcialmente.
Presidente y Vicepresidente de la Nación. También lo serán si hubiera obtenido el cuarenta por ciento por lo Los proyectos desechados parcialmente no podrán ser aprobados en la parte restante. Sin embargo, las partes
menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere una diferencia mayor a diez puntos no observadas sólo podrán ser promulgadas si constituyen porciones escindibles del texto primitivo, y su
porcentuales, respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos, sobre la fórmula que le sigue en aprobación parcial no altera el espíritu ni la unidad del proyecto sancionado por el Congreso.
número de votos.
En este caso, será de aplicación el procedimiento previsto respecto de los decretos de necesidad y urgencia.
* A tales efectos se aconseja la reforma de los artículos 81 a 85 de la Constitución Nacional.
* Se postula la reforma del artículo 70 de la Constitución Nacional.
F. La elección directa del intendente y la reforma de la ciudad de Buenos Aires. e) Extensión de sesiones ordinarias del Congreso.
Las sesiones ordinarias del Congreso se extenderán entre el 1º de marzo y el 30 de noviembre de cada año.
a) El pueblo de la ciudad de Buenos Aires elegirá directamente su jefe de gobierno.
* Se propone la reforma del artículo 55 de la Constitución Nacional.
b) La ciudad de Buenos Aires será dotada de un status constitucional especial, que le reconozca autonomía y
f) Procedimientos de aprobación de leyes en general en plenario y en particular en comisiones; y la
facultades propias de legislación y jurisdicción.
compatibilización de las posiciones de las Cámaras por comisiones de enlace bicameral. Exclusión de la sanción
c) Una regla especial garantizará los intereses del Estado nacional, mientras la ciudad de Buenos Aires sea ficta de proyectos legislativos.
capital de la Nación.
De común acuerdo se ha resuelto excluir reformas tendientes a introducir la sanción tácita, tanto en proyectos
* Para llevar a cabo estas modificaciones se aconseja la reforma al artículo 67, inciso 27, y al artículo 86, de leyes de necesidad y urgente tratamiento, como en casos de proyectos aprobados por una de las Cámaras.
inciso 3º de la Constitución Nacional.
* Se propone habilitar el artículo 69 de la Constitución Nacional a los efectos de introducir reformas con el
d) Disposición transitoria. Hasta tanto se constituyan los poderes que surjan del nuevo régimen de autonomía sentido y reservas indicadas, cuya redacción quedará librada a la Convención Constituyente.
de la ciudad de Buenos Aires, el Congreso ejercerá sobre la capital de la República las facultades establecidas en
el inciso 27, del artículo 67. H. Consejo de la Magistratura.
G. Regulación de la facultad presidencial de dictar reglamentos de necesidad y urgencia y procedimientos para
agilización del trámite de discusión y sanción de las leyes. Un Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial, tendrá a su cargo la selección de magistrados y
la administración del Poder Judicial.
a) Decretos de necesidad y urgencia. El Consejo será integrado periódicamente, de modo que procure el equilibrio entre la representación de los
El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso, bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones órganos políticos resultantes de la elección popular, de los jueces de todas las instancias, y de los abogados. Será
de carácter legislativo que regulen materia penal, tributaria, electoral o el régimen de los partidos políticos. integrado, asimismo, por otras personalidades del ámbito académico y científico, en el número y la forma que
Cuando circunstancias excepcionales hicieren imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta indique la ley.
Constitución, el ejercicio de atribuciones propias del Congreso por razones de necesidad y urgencia será decidido Serán sus atribuciones:
en acuerdo general de ministros, con el refrendo del jefe de gabinete y los restantes ministros. 1. Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores.
El jefe de gabinete, personalmente y dentro de los diez (10) días de su sanción, someterá la medida a 2. Emitir propuestas (en dupla o terna) vinculantes para el nombramiento de los magistrados de los tribunales
consideración de una comisión bicameral permanente, cuya composición deberá respetar las proporciones de las inferiores.
minorías.
3. Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de justicia.
* Por agregado del inciso 23 al artículo 86 de la Constitución Nacional.
4. Ejercer facultades disciplinarias.
b) Legislación delegada.
5. Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados.
Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo salvo en materias determinadas de administración o
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean necesarios para
de emergencia pública y con plazos fijados para su ejercicio.
asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación del servicio de justicia.
* Todo ello por incorporación de un artículo nuevo y por reforma al artículo 99 de la Constitución Nacional.
I. Designación de los magistrados federales. c) Sancionar las disposiciones transitorias necesarias.
1. Los jueces de la Corte Suprema serán designadas por el Presidente de la Nación con acuerdo del Senado
En todos los casos esa habilitación está referida a los siguientes:
por mayoría absoluta del total de sus miembros o por dos tercios de los miembros presentes, en sesión pública
convocada al efecto. TEMAS QUE SON HABILITADOS POR EL CONGRESO NACIONAL PARA SU DEBATE
POR LA CONVENCIÓN CONSTITUYENTE
2. Los demás jueces serán designados por el Presidente de la Nación por una propuesta vinculante (en dupla o
terna) del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado en sesión pública en la que se tendrá en cuenta la A. Fortalecimiento del régimen federal.
idoneidad de los candidatos.
La designación de los magistrados de la ciudad de Buenos Aires se regirá por las mismas reglas, hasta tanto Distribución de competencias entre la nación y las provincias respecto de la prestación de servicios y en
las normas organizativas pertinentes establezcan el sistema aplicable. materia de gastos y recursos. Régimen de coparticipación.
* Por reforma al artículo 86, inciso 5º de la Constitución Nacional. Las alternativas que se expresan en el b) Creación de regiones para el desarrollo económico social.
texto quedan sujetas a la decisión de la Convención Constituyente. c) Jurisdicción provincial en los establecimientos de utilidades nacionales.
J. Remoción de magistrados federales. d) Posibilidad de realizar por las provincias gestiones internacionales en tanto no afecten las facultades que al
respecto corresponden al Gobierno Federal, no sean incompatibles con la política exterior que éste conduce y no
1. Los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación serán removidos únicamente por juicio importen la celebración de tratados de aquel carácter.
político, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones, o por crímenes comunes. * Por incisos agregados y por reformas a incisos del artículo 67 y a los artículos 107 y 108 de la Constitución
2. Los demás jueces serán removidos, por las mismas causales, por un Jurado de Enjuiciamiento integrado Nacional.
por legisladores, magistrados, abogados y personalidades independientes, designados de la forma que establezca la
ley. B. Autonomía municipal.
La remoción de los magistrados de la ciudad de Buenos Aires se regirá por las mismas reglas, hasta tanto las * Por reforma al artículo 106 de la Constitución Nacional.
normas organizativas pertinentes establezcan el sistema aplicable.
* Por reforma al artículo 45 de la Constitución Nacional. C. Posibilidad de incorporación de la iniciativa y de la consulta popular como mecanismos de democracia
semidirecta.
K. Control de la administración pública.
* Por habilitación de un artículo nuevo a incorporar en un capítulo segundo de la Primera Parte de la
El control externo del sector público nacional, en sus aspectos patrimoniales, económicos, financieros y Constitución Nacional.
operativos, es una atribución propia del Poder Legislativo.
El examen y la opinión del Poder Legislativo sobre el desempeño y situación general de la administración D. Posibilidad de establecer el acuerdo del Senado para la designación de ciertos funcionarios de organismos de
pública está sustentado en los dictámenes de la Auditoría General de la Nación. control y del Banco Central, excluida la Auditoría General de la Nación.
Este organismo, con autonomía funcional y dependencia técnica del Congreso de la Nación, se integra del * Por nuevo inciso al artículo 86 de la Constitución Nacional.
modo que establezca la ley que reglamente su creación y funcionamiento, que deberá ser aprobada por mayoría
absoluta de los miembros de cada Cámara; la Presidencia del organismo estará reservada a una persona propuesta E. Actualización de las atribuciones del Congreso y del Poder Ejecutivo Nacional previstas en los artículos 67 y
por el principal partido de la oposición legislativa. 86, respectivamente, de la Constitución Nacional.
Tendrá a su cargo el control de legalidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la administración pública
centralizada y descentralizada, cualquiera fuere su modalidad de organización. Intervendrá en el trámite de F. Establecer el Defensor del Pueblo.
aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos públicos.
* Se propone la incorporación a través de un artículo nuevo, en la Segunda Parte, Sección IV, en un nuevo * Se postula su incorporación por un artículo en la Segunda Parte, en el nuevo capítulo.
capítulo.
G. Ministerio Público como órgano extrapoder.
L. Establecimiento de mayorías especiales para la sanción de leyes que modifiquen el régimen electoral y de
partidos políticos. * Por habilitación de un artículo a incorporarse en la Segunda Parte, en el nuevo capítulo.
Los proyectos de leyes que modifiquen el régimen electoral y de partidos políticos actualmente vigentes H. Facultades del Congreso respecto de pedidos de informes, interpelación y comisiones de investigación.
deberán ser aprobados por mayoría absoluta del total de los miembros de cada una de las Cámaras.
* Por agregado al artículo 68 de la Constitución Nacional. * Por reforma al artículo 63 de la Constitución Nacional.
LL. Intervención federal. I. Institutos para la integración y jerarquía de los tratados internacionales.
La intervención federal es facultad del Congreso de la Nación. En caso de receso, puede decretarla el Poder * Por incisos nuevos al artículo 67 de la Constitución Nacional.
Ejecutivo Nacional, y simultáneamente, convocará al Congreso para su tratamiento.
* Por inciso agregado al artículo 67 de la Constitución Nacional. J. Garantías de la democracia en cuanto a la regulación constitucional de los partidos políticos, sistema electoral
y defensa del orden constitucional.
Art. 3º. — Se habilitan también para su debate y resolución en la Convención Constituyente
* Por habilitación de artículos nuevos a incorporar en el capítulo segundo de la Primera Parte de la
los puntos que se explicitan y los artículos que se discriminan a continuación: Constitución Nacional.
A tal efecto la Convención Constituyente podrá:
K. Preservación del medio ambiente.
a) Modificar los artículos 63, 67, 106, 107 y 108.
b) Incorporar un nuevo capítulo a la Primera Parte de la Constitución Nacional con cuatro * Por habilitación de un artículo nuevo a incorporar en el capítulo segundo de la Primera Parte de la
artículos y un nuevo capítulo a la Segunda Partes de la Constitución Nacional, con cuatro Constitución Nacional.
artículos y un nuevo inciso al artículo 86 de la Constitución Nacional.
L. Creación de un Consejo Económico y Social con carácter consultivo.
residencia inmediata en ella, siendo incompatible este cargo únicamente con el de miembro del
* Por habilitación de un artículo a incorporarse en la Segunda Parte, en el nuevo capítulo. Poder Judicial de la Nación y de las provincias.
LL. Adecuación de los textos constitucionales a fin de garantizar la identidad étnica y cultural de los pueblos
indígenas. Art. 12. — La Convención Constituyente se instalará en las ciudades de Santa Fe y Paraná e
iniciará su labor dentro de los sesenta (60) días posteriores a las elecciones generales a las que
* Por reforma al artículo 67, inciso 15 de la Constitución Nacional. hace mención el artículo 8º de esta ley de declaración. Deberá terminar su cometido dentro de los
noventa (90) días de su instalación y no podrá prorrogar su mandato.
M. Defensa de la competencia, del usuario y del consumidor.
Art. 13. — La Convención Constituyente será juez último de la validez de las elecciones,
* Por incorporación de un artículo nuevo en el capítulo segundo de la Primera Parte de la Constitución
Nacional.
derechos y títulos de sus miembros y se regirá por el reglamento interno de la Cámara de
Diputados de la Nación, sin perjuicio de la facultad de la Convención Constituyente de
N. Consagración expresa del habeas corpus y del amparo. modificarlo a fin de agilizar su funcionamiento.
* Por incorporación de un artículo nuevo en el capítulo segundo de la Primera Parte de la Constitución Art. 14. — Los convencionales constituyentes gozarán de todos los derechos, prerrogativas e
Nacional. inmunidades, inherentes a los Diputados de la Nación, y tendrá una compensación económica
Ñ. Implementar la posibilidad de unificar la iniciación de todos los mandatos electivos en una misma fecha.
equivalente.
* Por habilitación de una cláusula transitoria de la Constitución Nacional. Art. 15. — La Convención Constituyente tendrá la facultad de realizar la renumeración de los
artículos y compatibilizaciones de denominación de los títulos, de las secciones y de los capítulos
de la Constitución Nacional que resulten después de la reforma.
Art. 4º. — La Convención Constituyente se reunirá con el único objeto de considerar las
reformas al texto constitucional incluidas en el núcleo de coincidencias básicas y los temas que
Art. 16. — Autorízase al Poder Ejecutivo nacional a realizar los gastos necesarios que
también son habilitados por el Congreso Nacional para su debate, conforme queda establecido en
demande la ejecución de esta ley de declaración. También se lo faculta a efectuar las
los artículos 2º y 3º de la presente ley de declaración.
reestructuraciones y modificaciones presupuestarias que resulten necesarias a este fin.
Art. 5º. — La Convención podrá tratar en sesiones diferentes el contenido de la reforma, pero
Art. 17. — Comuníquese al Poder Ejecutivo. — Alberto R. Pierri. — Eduardo Menem. —
los temas indicados en el artículo 2º de esta ley de declaración deberán ser votados
Juan Estrada. — Edgardo Piuzzi.
conjuntamente, entendiéndose que la votación afirmativa importará la incorporación
constitucional de la totalidad de los mismos, en tanto que la negativa importará el rechazo en su
Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Argentino, en Buenos Aires, a los veintinueve días del mes de
conjunto de dichas normas y la subsistencia de los textos constitucionales vigentes. diciembre del año mil novecientos noventa y tres.
Art. 6º. — Serán nulas de nulidad absoluta todas las modificaciones, derogaciones y
agregados que realice la Convención Constituyente apartándose de la competencia establecida en Decreto 2700/93
los artículos 2º y 3º de la presente ley de declaración.
Bs. As., 29/12/93
Art. 7º. — La Convención Constituyente no podrá introducir modificación alguna a las Por tanto:
Declaraciones, Derechos y Garantías contenidos en el Capítulo Unico de la Primera Parte de la
Constitución Nacional. Téngase por Ley de la Nación Nº 24.309, cúmplase, comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional
del Registro Oficial y archívese. — MENEM. — Carlos F. Ruckauf.
Art. 8º. — El Poder Ejecutivo nacional convocará al pueblo de la Nación dentro de los ciento
veinte (120) días de promulgada la presente ley de declaración para elegir a los convencionales CAPÍTULO VII
constituyentes que reformarán la Constitución Nacional.
EL ESTADO ARGENTINO Y SU
Art. 9º. — Cada provincia y la Capital Federal elegirá un número de convencionales ENCUADRE CONSTITUCIONAL
constituyentes igual al total de legisladores que envían al Congreso de la Nación.
I. INTRODUCCIÓN. - Los nombres del estado. - Los elementos del estado. - A) La población. - La nación. - B)
Art. 10. — Los convencionales constituyentes serán elegidos en forma directa por el pueblo El territorio. - Jurisdicción, dominio y territorio. - II. LA NACIONALIDAD Y LA CIUDADANÍA. - Su
de la Nación Argentina y la representación será distribuida mediante el sistema proporcional caracterización general. - La nacionalidad y la ciudadanía en nuestro derecho constitucional: sus clases. - La ley
346, y la reforma constitucional de 1994. - La subsistencia de la identidad constitucional entre nacionalidad y
D’Hont con arreglo a la ley general vigente en la materia para la elección de diputados nacionales.
ciudadanía. - La nacionalidad “por naturalización”. - La pérdida de la nacionalidad. - La “pérdida” de la
A la elección de convencionales constituyentes se aplicarán las normas del Código Electoral “ciudadanía”. - La “unidad” de nacionalidad. - La doble nacionalidad. - La “ciudadanía” provincial. - La
Nacional (t.o. decreto 2135/83, con las modificaciones introducidas por las leyes 23.247, 23.476 y nacionalidad por matrimonio. - Los tratados internacionales sobre derechos humanos. - La protección de
nacionales y extranjeros. - III. EL DERECHO CONSTITUCIONAL DE LOS EXTRANJEROS. - El ingreso y la
24.012); se autoriza al Poder Ejecutivo, a este solo efecto, a reducir el plazo de exhibición de admisión. - El asilo político. - Los refugiados. - La inmigración. - La permanencia y la expulsión de
padrones. extranjeros. - Los tratados internacionales de derechos humanos. - Las personas jurídicas extranjeras. - IV. EL
PODER Y EL GOBIERNO. - La legitimidad “de origen” y “de ejercicio”. - Los gobernantes de facto. - La
Art. 11. — Para ser convencional constituyente se requiere haber cumplido 25 años, tener soberanía. - El gobierno federal. - La república y la representación. - Las formas “semidirectas”. - V. LAS
FORMAS DE ESTADO. - El federalismo y la democracia. - VI. LAS OBLIGACIONES CONSTITUCIONALES. - Su
cuatro años de ciudadanía en ejercicio y ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de
encuadre. - Los deberes del hombre: sus modalidades y clases. - La fuente de las obligaciones de los
particulares. - Las obligaciones correlativas de los derechos personales. - La objeción de con-
ciencia. - Las obligaciones del estado. 5. — Tres acepciones que rechazamos rotundamente son:
a) Pueblo como sinónimo de “nación”.
I. INTRODUCCIÓN b) Pueblo como sinónimo de unidad politizada (pueblo convertido en estado, pueblo soberano, pueblo en
unidad de raza organizado políticamente —versión nacionalsocialista—, etc.).
Los nombres del estado c) Pueblo como nombre peyorativo de la población más pobre y proletaria.
Creemos interpretar que nuestra constitución asume el vocablo “pueblo” en las dos significaciones aceptables.
1. — El estado argentino surge en 1853 y se organiza con la constitución de ese mismo año. a) En primer lugar, como conjunto de hombres que forman la población del estado, asimilándolo al concepto
Sin embargo, su ciclo de poder constituyente originario permanece abierto hasta 1860, en que genérico de sociedad o comunidad que convive en un espacio territorial; así, por ej., en el preámbulo: “Nos los
concluye y se clausura con la incorporación de la provincia de Buenos Aires (ver cap. VI, nº 6). representantes del pueblo…”. b) En segundo lugar, como cuerpo electoral: así, por ej., en el art. 45: “La cámara
de diputados se compondrá de representantes elegidos directamente por el pueblo de…”.
Nuestro estado recibe, a través de esa constitución, diversos nombres, todos ellos igualmente oficiales, que
derivan de la tradición y el uso histórico a partir de 1810. El art. 35 dice que: “las denominaciones adoptadas 6. — El pueblo o población se compone solamente, según nuestra constitución formal, de dos
sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber: Provincias Unidas del Río de la Plata, República Argentina, clases de hombres: a) los nacionales o ciudadanos, y b) los extranjeros no naturalizados.
Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintamente…”. Pero en la formación y sanción
de las leyes el citado artículo obliga a emplear el nombre “Nación Argentina”. De estos cuatro nombres, el uso Conforme al texto de la misma constitución, parece exacta la tesis de González Calderón en el
actual mantiene sólo dos: República Argentina y Nación Argentina. La propia constitución, desde la reforma de sentido de que ella equipara nacionalidad y ciudadanía, como surge del art. 20, donde reconoce a
1860, emplea habitualmente el segundo. los “extranjeros” los mismos derechos civiles del “ciudadano” (no dice: del “nacional”), no
De todos estos nombres oficiales, el que personalmente nos resulta más sugestivo es el de Provincias Unidas. desvirtuándose esta identidad por el hecho de que el actual art. 75 inc. 12 haya sustituido la
En primer lugar, tiene ancestro histórico muy significativo. En segundo lugar, es el que mejor se adecua a la terminología “ciudadanía natural” del anterior art. 67 inc. 11 por la de “nacio-nalidad natural”.
realidad federativa de nuestro estado porque, en verdad, ¿qué es la República Argentina? Una unión de provincias En las normas de la constitución, pues, todo ciudadano es nacional, y todo nacional es
—catorce preexistentes, y las demás surgidas dentro del mismo territorio originario por provincialización de ciudadano. Quien no es ciudadano o nacional es extranjero.
territorios naciona- les—. Hoy no queda ningún espacio geográfico que no sea provincial, y la ciudad de Buenos
Aires, que es sede de la capital federal, tiene un régimen de gobierno autónomo con la reforma de 1994. Un cuadro lo resume mejor:
Los elementos del estado nativos
Argentinos
(nacionales
2. — Nuestro estado se compone de los cuatro elementos que integran a todo estado, a saber: y ciudadanos) naturalizados (son originaria-
población, territorio, poder y gobierno. mente los ex-
tranjeros que
A) La población se naturalizan
Habitantes “argentinos”).
3. — La población o elemento humano consta de hombres que, en su convivencia, forman
grupos, asociaciones, instituciones, etc., y se relacionan en interacciones y procesos sociales.
Nuestra constitución utiliza la palabra “habitantes” para mencionar a los hombres que
integran la población. Dicha terminología es correcta porque, en la vinculación política del
hombre con el estado, alude a la especificación más amplia posible. Extranjeros (los que no se “naturalizan” argentinos)
4. — Ahora bien: la palabra habitante tampoco debe ceñirse a una rigurosa acepción literal. En un
determinado momento, en el que hipotética e imaginariamente hiciéramos un corte temporal, todos los hombres La nación
que estuvieran físicamente en el territorio del estado, formarían su población de ese mismo momento; con ello
comprendemos que en el elemento humano o población en sentido lato podemos incluir a tres clases de hombres: 7. — La nación es una “comunidad” de hombres. Su estudio pertenece a la ciencia política y a la sociología.
a) los que habitualmente y con cierta permanencia habitan en el territorio; b) los que residen en él sin El derecho constitucional se ocupa de la nación sólo en cuanto la constitución formal y las leyes se refieren
habitualidad permanente; c) los transeúntes. también a ella en las normas escritas.
Doctrinariamente, la nación definida como comunidad se encuadra entre las formas de “sociabilidad
El elemento humano que se denomina población también admite como término equivalente la espontánea”, preponderantemente de tipo pasivo. La nación no puede organizarse, no puede adquirir estructuras
palabra pueblo. En sentido lato, población y pueblo coinciden. No obstante, haciendo una que la institucionalicen, no se convierte en estado. La nación no tiene ni puede tener poder, no se politiza, no es
depuración conceptual se puede llegar a admitir una serie de acepciones más restringidas. una persona moral ni jurídica, ni un sujeto de derechos. Por un lado no sólo afirmamos que nación y estado son
diferentes, sino que agregamos: la nación no deviene estado.
A la población estable la podemos denominar “pueblo”. A la flotante meramente
“población”. 8. — El derecho constitucional, no sólo argentino sino comparado, sigue manejando el
concepto equivocado de la nación politizada o transformada en estado. Nuestra constitución
Fuera ya de los hombres que, de alguna manera, componen en un momento dado la población, encontramos
excepcionalmente los supuestos en que la juris-dicción de nuestro estado alcanza —tanto a favor como en
incurre en ese error en su orden normativo formal. Por un lado, desde el preámbulo emplea la
contra— a hombres que no forman su población, pero que en virtud de algún punto de conexión con dicha locución “Nación Argentina”, al invocar al pueblo “de la Nación Argentina”. Por otro lado,
jurisdicción, la provocan. Sobre esto volveremos al tratar el ámbito territorial y personal de la declaración de institucionaliza la misma locución entre los nombres oficiales del estado en el art. 35, adoptándolo
derechos (ver cap. IX, nº 42). obligatoriamente para la sanción de las leyes. Repetidas veces menciona a los habitantes de la
“nación”, al presidente de la “na-ción”, al territorio de la “nación”, etc., cuando en rigor, la nación
También se llama pueblo a la parte de la población con derechos “políticos”, o más no se habita, la nación no tiene jefatura, la nación carece de territorio. Resulta evidente que la
concretamente, pueblo es el cuerpo electoral. constitución ha acogido la definición francesa, tan combatida por nosotros, de que “el estado es la
nación política y jurídicamente organizada”.
territorial. En el resto del espacio marino que ya no continúa a la tierra emergente, cabe aplicar
9. — Tomando en consideración la forma federal de nuestro estado, la palabra “Nación” ha por accesoriedad el mismo principio.
sido adoptada también —según explica Joaquín V. González— para distinguirla de “las a) La parte del espacio marítimo sobre la cual se reconoce “dominio”, es de dominio de la
provincias que la componen”. “Nación” y “provincias” importan, así, la dualidad de nuestra provincia costera, y no de dominio federal.
organización federal. Ello es también falso, porque las provincias no componen una nación, sino En ese espacio, el estado federal sólo tiene “jurisdicción” limitada a los fines del comercio interprovincial e
una federación o “estado” federal. internacional (en virtud del art. 75 inc. 13) y de la defensa y seguridad del estado, como asimismo en las causas
judiciales que por el art. 116 son propias de los tribunales federales (por ej., de almirantazgo, jurisdicción
Hasta la reforma de 1860, la unidad política que ahora la constitución llama “Nación”, se denominaba marítima, y jurisdicción aeronáutica).
“Confederación”.
b) La parte del espacio marítimo en la que no hay dominio, sino sólo “jurisdicción” parcial,
10. — En suma: la palabra y el concepto “Nación” tienen, en nuestra constitución dos sinonimias: a)
“Nación” como equivalente a estado; b) “Nación” como equivalente a la unidad política que federa a las ésta es también provincial, salvo en las cuestiones federales antes señaladas.
provincias; en este segundo caso “nacional” se opone a “provincial”.
16. — El hecho de que sea el estado federal el que “arregla” los límites internacionales y el que “fija” los
Tratando de comprender y traducir a expresiones correctas las normas constitucionales alusivas de la nación,
interprovinciales no sirve de argumento para postular que, en uso de esas competencias, el estado federal puede
proponemos:
despojar a las provincias costeras de su espacio marítimo, porque decidir si éste integra el territorio federal o el
a) En vez de “Nación Argentina”, debe leerse y decirse: República Argentina o Estado Argentino. provincial no es un problema de límites (ni internacionales ni interprovinciales), sino de integridad territorial de
b) En vez de “Nación” como unidad integral compuesta por las provincias, pero distinta de ellas, debe las provincias. Este problema halla sus propios principios no en las normas sobre límites sino en los arts. 3º y 13,
decirse: Estado federal. según los cuales el estado federal no puede desintegrar el territorio de las provincias sin el consentimiento de sus
legislaturas respectivas.
B) El territorio Si el territorio es un elemento del “estado”, y si las provincias son “estados”, el espacio marítimo que integra
el territorio no puede ser desmembrado en detrimento de las provincias y a favor del estado federal.
11. — El territorio es la base física o el espacio geográfico donde se asienta la población.
17. — En orden a la integración del espacio marítimo en el territorio de las provincias limítrofes con el mar,
El territorio —que no está en el “haber” del estado porque no es “propiedad” suya, ni siquiera el derecho constitucional ha registrado una mutación constitucional que, en la medida en que lo ha sustraído a las
a título de domino eminente— circunscribe el ámbito del poder estatal en dos formas: a) provincias, ha violado la constitución formal.
negativamente, excluyendo de su área el ejercicio de todo poder político extranjero; b) También en el derecho constitucional material, la disponibilidad que el estado federal se ha arrogado respecto
positivamente, sometiendo a jurisdicción del estado a las personas y los bienes que se encuentran del espacio marítimo, del subsuelo, y de los recursos naturales provinciales, significa otra mutación constitucional
en el mismo territorio, o que estando fuera tienen algún punto de conexión con él. lesiva de la constitución formal.
12. — Los límites del territorio, o fronteras internacionales, deben ser “arreglados” por el congreso, conforme 18. — El art. 124 incluido en la reforma de 1994 reconoce a las provincias el “dominio originario” de los
al art. 75 inc. 15 de la constitución. recursos naturales existentes en su territorio.
13. — El territorio como elemento del estado abarca: a) el suelo; b) el subsuelo; c) el espacio Jurisdicción, dominio y territorio
aéreo; d) un espacio marítimo a partir del litoral marítimo.
19. — Conviene aclarar que no siempre hay jurisdicción sobre todo el territorio, ni cada vez que hay
jurisdicción en un lugar puede decirse que ese lugar sea parte del territorio. No siempre hay jurisdicción sobre el
Es frecuente que hoy se haga una división del espacio marítimo que tiene efectos importantes. A las dos
propio territorio porque: a) no la hay cuando se reconoce —conforme al derecho internacional— inmunidad de
partes de ese espacio se les llama “mar territo-rial” y “mar adyacente”. En el primero, inmediatamente a
cosas o personas (sedes diplomáticas, buques de guerra, personal diplomático, etc.) dentro del territorio de un
continuación del litoral marítimo, se reconoce el dominio y la jurisdicción del estado costero; en el segundo, que
estado; b) no la hay —total o parcialmente— en casos de territorio ocupado conforme al derecho internacional de
viene ubicado entre el mar territorial y el mar libre, sólo se reconoce jurisdicción parcial (y no dominio).
la guerra. Viceversa, tampoco es territorio cualquier lugar en que el estado ejerce jurisdicción, porque no se
El derecho del mar utiliza también actualmente el concepto de “zona económica exclusiva” a favor de los considera territorio el buque de guerra en aguas de otro estado, ni el buque mercante en mar neutro, ni las sedes
estados costeros, a fin de otorgarles “derecho” sobre los recursos naturales ubicados en ella, sean vivos o no vivos. diplomáticas, etc.
Tampoco hay que identificar dominio y jurisdicción, porque puede existir uno sin la otra, y viceversa.
14. — Dada nuestra forma federal, hay dos problemas principales en relación con el espacio
marítimo: a) la fijación de sus límites; b) la pertenencia de dicho espacio al estado federal o a las
provincias. II. LA NACIONALIDAD Y LA CIUDADANÍA
Los límites del espacio marítimo implican establecer la dimensión de éste, porque su extensión va a encontrar Su caracterización general
“límite” con el mar libre. Se puede decir que, por ello, se trata de un límite internacional, en cuanto, pese a no ser
límite estricto con el territorio de otro u otros estados, es límite con el mar que, por ser libre, queda en 20. — Para comprender nuestro punto de vista, adelantamos desde ya que conviene distinguir:
disponibilidad para el uso de todos los estados y de la comunidad internacional. Como los límites internacionales a) la nacionalidad a secas, o si se quiere, nacionalidad “sociológica”, como realidad y vínculo
provocan competencia federal (del congreso) para su “arreglo”, sostenemos que es el congreso el que debe
sociológicos y espontáneos, que no dependen del derecho positivo de los estados; b) la
delimitar el espacio marítimo.
“nacionalidad política ”, como calificación derivada del derecho positivo de los estados, y
Tal delimitación puede dar lugar a la concertación de tratados internacionales (multilaterales); y en tanto ello
adjudicada por él como cualidad a los individuos, pudiendo o no coincidir con la nacionalidad a
no ocurre, el congreso puede establecer unilate-ralmente y en forma provisional la extensión y el límite del espacio
marítimo. secas.
En un sentido científico, que corresponde a la sociología y a la ciencia política, la nacionalidad caracteriza a
15. — Hemos de dilucidar ahora si el espacio marítimo integra el territorio federal o el de las
un hombre por el vínculo que lo une a una “nación”. Una nación ya sabemos que no es un estado, ni se identifica
provincias costeras. o confunde con él. Esa nacionalidad se adquiere espontáneamente, por la pertenencia a una “nación”, y no a un
En el espacio marítimo sumergido que prolonga al territorio emergente, no nos cabe duda de “estado”. No depende del derecho positivo, ni, por ende, del derecho constitucional.
que aquel espacio es parte del terri-torio provincial, porque forma una unidad con la superficie
Sin embargo, como observamos que el derecho constitucional (tanto comparado como subsanado. Ello configura una hipótesis inversa a la de la inconstitucionalidad sobreviniente, precisamente porque
argentino) regula la nacionalidad de los hombres, y que tal nacionalidad de un hombre depende la anterior inconstitucionalidad por discrepancia entre la ley y el texto constitucional previo a la reforma, ha
de lo que el derecho positivo establece, nos preguntamos: ¿qué es esta nacionalidad dependiente desaparecido en virtud de la última.
de lo que el derecho prescribe?
La subsistencia de la identidad constitucional entre nacionalidad y ciudadanía
21. — En primer término, si un hombre tiene una nacionalidad conforme al derecho vigente, esa nacionalidad
es una nacionalidad que, a falta de otra palabra, necesita que le adicionemos el calificativo de “política”. 26. — La circunstancia de que en el inc. 12 del art. 75 se haya cambiado la palabra
“ciudadanía” por “nacionalidad” no alcanza a desvirtuar la interpretación que siempre hicimos
a) La nacionalidad política es la que un hombre tiene conforme al derecho positivo que se la acerca de la identidad que en nuestra constitución (antes de la reforma) había entre ciudadanía y
adjudica, y la definiríamos como la situación jurídica con que un hombre es investido por el nacionalidad. Queremos decir que también después de la reforma siguen siendo lo mismo: todo
derecho positivo del estado en relación al mismo “estado”, según un criterio que aquel derecho nacional es, por ese hecho, a la vez y siempre ciudadano, aunque no titularice derechos políticos.
adopta (por ej., el lugar de nacimiento, o la nacionalidad paterna, o la naturalización, o el ¿Por qué? Porque tal identidad deriva de otros artículos distintos al actual art. 75 inc. 12, que no
domicilio, etc.). Estamos ante los sistemas del “ius soli” y del “ius sanguinis”. han sido modificados, como por ejemplo el 8º y el 20, y que hay que integrar y compatibilizar con
22. — b) Doctrinariamente, la ciudadanía (pese a que nuestra constitución la identifica con la una interpretación armónica y sistemática.
nacionalidad “política”) es una cualidad jurídica (o condición jurídica) del hombre que consiste
Es cierto que la variación de vocablo que ha introducido la reforma podría inducir a creer que se ha querido
en un “status” derivado del derecho positivo, cuyo contenido está dado por el ejercicio de los distinguir —como es bueno hacerlo en el plano de la doctrina científica— entre nacionalidad y ciudadanía, y que
derechos políticos. ahora nuestra constitución reformada diferencia una de otra, porque alguna razón tiene que haber inducido a
sustituir “ciudadanía” por “nacionalidad”. No obstante, como la constitución es un todo homogéneo cuyas normas
La nacionalidad y la ciudadanía en nuestro derecho no deben comprenderse aisladamente ni desconectadas del contexto, al art. 75 inc. 12 no es válido atribuirle el
constitucional: sus clases sentido de neutralizar ni arrasar la clara equivalencia de ambas voces que surge de normas no reformadas que
acabamos de citar.
23. — Aplicando tales nociones a nuestro derecho constitucional, decimos: a) que la En efecto, es imposible que el art. 20 haya dejado de significar que los derechos civiles quedan reconocidos
nacionalidad a secas (o “sociológica”) no es materia regulada por él: b) que él regula la por la constitución a todos por igual; si acaso a partir de la reforma la ciudadanía fuera algo distinto de la
nacionalidad, al art. 20 habría que tenerlo como remitiendo a derechos civiles que recién se investirían cuando el
nacionalidad política; c) que en el texto de la constitución, se identifica la nacionalidad
nacional se convirtiera en ciudadano, con la consecuencia de que el nacional que no fuera todavía ciudadano
“política” con la ciudadanía. quedaría destituido de esos derechos, lo cual es absurdo.
Lo mismo cabe decir del art. 8º.
La ley 346, y la reforma constitucional de 1994
En contra de este mantenimiento de la sinonimia constitucional entre ciu-dadanía y nacionalidad se podrá
levantar otro argumento de objeción, alegando que el nuevo art. 39 reconoce el derecho de iniciativa a los
24. — La ley 346, restablecida en su vigencia después de derogarse la 21.795 del año 1978, “ciudadanos” (y no a los nacionales) pero bien puede armonizarse esta adjudicación de un derecho que es político
reguló la nacionalidad (política) o ciudadanía, distinguiendo tres clases: a) por nacimiento; b) por con la subsistencia en la constitución de la igualdad gramatical y conceptual entre ciudadanía y nacionalidad, y
opción; c) por naturalización. decir entonces que el derecho “político” de iniciativa legislativa ha sido concedido por la reforma a los
“ciudadanos” con el sentido de que, por ser precisamente un derecho político, sólo le cabe a los nacionales que
Después de la reforma de 1994, el actual art. 75 inc. 12 de la constitución, menciona entre las
están “en ejercicio” de los derechos políticos y no a quienes aún no son titulares de ellos, pese a ser también
competencias del congreso, la de “dictar leyes generales para toda la Nación sobre naturalización ciudadanos en virtud de su nacionalidad.
y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y por opción en beneficio de la
argentina”. La nacionalidad “por naturalización”
a) La nacionalidad por nacimiento, que se puede llamar también nativa, natural, o de origen,
proviene de una imposición de la cons-titución, cuyo art. 75 inc. 12 se refiere a la competencia del 27. — La nacionalidad por naturalización es voluntaria:el art. 20 de la constitución estipula
congreso para legislar sobre “naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de que los extranjeros no están obligados a admitir la ciudadanía (obsérvese que aquí otra vez el
nacionalidad natural ”. Es el sistema del “ius soli” (en virtud del cual, por aplicación operativa y texto de la constitución usa la palabra “ciudadanía” como sinónimo de “nacionalidad”); pero
directa de la constitución, son argentinos todos los nacidos en territorio argentino). obtienen la nacionalización residiendo dos años continuos en el país, pudiendo la autoridad
b) La nacionalidad por opción alcanza a los hijos de argentinos nativos que nacen en el acortar ese término en favor de quien lo solicite, alegando y probando servicios a la república.
extranjero, y que “optan” por la nacionalidad paterna o materna argentina. La ley 346 asumió aquí Esto quiere decir que no hay adquisición automática ni obligatoria de la nacionalidad para los
el sistema del “ius sanguinis” (por la nacionalidad de los padres) (ver nº 25). extranjeros. Es un derecho que se les depara si ellos desean ejercerlo, pero no un deber que se les
impone, y es inconstitucional toda norma que en forma compulsiva o automática tenga por efecto
c) La nacionalidad por naturalización es la que se confiere al extranjero que la peticiona de
acuerdo a determinadas condiciones fijadas por el art. 20 de la constitución, que admiten amplia naturalizar a extranjeros como nacionales argentinos.
regla-mentación legal.
La pérdida de la nacionalidad
25. — La novedad que introduce la reforma de 1994 en el art. 75 inc. 12 de la constitución
28. — a) Tenemos convicción firme de que la nacionalidad “natural” (o por “ius soli”) que
consiste en haber sustituido el vocablo “ciudadanía” por el de nacionalidad, y en haber añadido
impone nuestra constitución formal no puede perderse. Ello significa que ninguna ley puede
que la ley de naturalización y nacionalidad debe sujetarse a dos pautas: a) el principio de
establecer causales ni mecanismos de privación o de pérdida de aquella nacionalidad. Estaríamos
nacionalidad natural (o ius soli), y b) el principio de opción en beneficio de la opción por la
ante soluciones inconstitucionales si ello ocurriera.
argentina, que parece referido a favor de quienes nacen en el extranjero, pero son hijos de argen-
tinos nativos (ius sanguinis).
Esto es así porque, si bien la ley puede reglamentar la adjudicación de la nacionalidad natural (conforme al
art. 75 inc. 12), esta nacionalidad nace directa y operativamente de la constitución a favor de los nacidos en
Hasta ahora, tal nacionalidad por opción proveniente de la ley 346 fue reputada por nosotros como territorio argentino, lo que quiere decir que la reglamentación tiene el deber de atribuir tal nacionalidad, y no
inconstitucional, por contrariar al principio del ius soli, pero a partir de ahora esa inconstitucionalidad se ha dispone de espacio para prever válidamente su pérdida.
Solamente admitimos que, de acuerdo al derecho internacional público, personas nacidas en Argentina De tal modo, el art. 8º ha de interpretarse como una norma que consagra la igualdad de todos
carezcan de nacionalidad argentina cuando concurren hipótesis de inmunidad diplomática (por ej., hijos de los ciudadanos en todas las provincias, conforme al “status” uniforme que proviene de la
miembros del servicio exterior extranjero) o de permanencia en nuestro territorio de sus padres extranjeros por nacionalidad única regulada por el estado federal.
motivos de servicios asignados por su país de origen.
b) La nacionalidad “por naturalización” puede estar sujeta a pérdida por causales
razonablemente previstas en la ley. La nacionalidad por matrimonio
El extranjero que se naturaliza argentino pierde su nacionalidad extranjera en nuestro derecho interno, salvo
33. — No es constitucional, a nuestro juicio, el principio de que la mujer casada adquiere la
tratados internacionales de bi o multinacio-nalidad.
nacionalidad de su marido, porque significa adjudicársela compulsivamente, en detrimento de la
adquisición voluntaria.
c) La nacionalidad “por opción” (aunque se la asimile a la nativa), puede estar sujeta a
pérdida, porque constitucionalmente no es nacionalidad nativa; si se obtiene voluntariamente, su
El art. 9.1 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer, que
adquisición no surge operativamente de la constitución, ni es —por consecuencia— irrevocable. tiene jerarquía constitucional en virtud del art. 75 inc. 22, sirve ahora de sustento a nuestra tesis.
La “pérdida” de la “ciudadanía” En cambio, después de la reforma constitucional de 1994, que en el art. 75 inc. 12 prevé la
“opción” en beneficio de la nacionalidad argentina, creemos que no sería inconstitucional (como
29. — Si no puede perderse la nacionalidad nativa queda dicho simultáneamente que es sí entendimos que lo era antes) establecer que el matrimonio con pesona argentina nativa autoriza
imposible crear causales de pérdida de la ciudadanía nativa (que es lo mismo). al cónyuge que no lo es a optar por la nacionalidad argentina del otro.
En cambio, es válido que mediante ley o tratados razonables se prevean causales de suspensión en el ejercicio
Los tratados internacionales sobre derechos humanos
de los derechos políticos (porque ello no equivale a suspensión de la ciudadanía), tanto para los argentinos nativos
como para los naturalizados.
34. — En los tratados internacionales sobre derechos humanos que por el art. 75 inc. 22
Cuando la nacionalidad por naturalización o por opción (que equivalen a ciudadanía) se revisten jerarquía constitucional hay normas sobre nacionalidad que integran el plexo de nuestro
pierden, se pierde la correspondiente ciudadanía (que es lo mismo). sistema interno de derechos.
La “unidad” de nacionalidad Así, la Convención de San José de Costa Rica establece que toda persona tiene derecho a una
nacionalidad (art. 20.1), y que a nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad, ni del
30. — Nuestro derecho interno acoge el principio de unidad de nacionalidad, o sea que una derecho a cambiarla (art. 20.3); toda pesona tiene derecho a la nacionalidad del estado en cuyo
persona sólo inviste “una” nacionalidad única, en virtud de lo cual es nacional por nacimiento, territorio nació, si no tiene derecho a otra (art. 20.2).
por opción, o por naturalización (argentina), o es extranjera. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos enuncia en su art. 24.3 que todo niño
tiene derecho a una nacionalidad. En forma similar, el art. 7º.1 de la Convención sobre los
La doble nacionalidad Derechos del Niño.
Normas sobre nacionalidad hay también en las dos convenciones sobre la eliminación de
31. — No hallamos óbice constitucional para que Argentina admita en nuestro derecho interno la doble o todas las formas de Discriminación Racial y de Discriminación contra la Mujer (arts. 5º, d, iii, y
múltiple nacionalidad, cuya concertación más frecuente deriva de tratados internacionales. La única veda
constitucional es la que impide que en ellos se prevea, en tales casos, la pérdida de la nacionalidad argentina
9.1 y 2., respectivamente.
nativa.
La “ciudadanía provincial”
La protección de nacionales y extranjeros
32. — La nacionalidad (o ciudadanía) es una sola para todo el país. En nuestro derecho
35. — Nacionales y extranjeros gozan de los mismos derechos civiles; así surge del artículo
constitucional no hay nacionalidad ni ciudadanía provinciales. Los ciudadanos de cada provincia
14, que al reconocer esos derechos los titulariza en los habitantes; y de la expresa afirmación del
—dice el art. 8º de la constitución— gozan de todos los derechos, privilegios e inmunidades
art. 20: “los extranjeros gozan en el territorio de la nación de todos los derechos civiles del
inherentes al título de ciudadano en las demás.
ciudadano”.
Este principio significa que las provincias no pueden modificar la condición de ciudadano en
perjuicio de los ciudadanos de otras, ni en beneficio de los ciudadanos de ellas, porque en La equiparación nos permite anticipar que en la población de nuestro estado todos los hombres son iguales; a)
definitiva todos tienen una sola ciudadanía (o nacionalidad), que no es provincial, sino “estatal” (o en libertad jurídica, capacidad jurídica, y derechos; b) en su calidad de personas; y c) sin acepción de
federal). nacionalidad, raza, religión, etc.
La protección a los extranjeros en territorio argentino alcanza a bienes y capitales radicados en su territorio,
Sin que se excepcione ni vulnere dicha regla, el derecho público de cada provincia puede, al regular sus aunque sus propietarios no sean habitantes. Alcanza asimismo a las personas colectivas o jurídicas (es decir no
instituciones de gobierno, establecer que sólo los que han nacido o tienen residencia en ella reúnen la condición físicas), tanto en el caso de que se acepte que dichos entes tienen nacionalidad como en el de admitirse que
para acceder a determinados cargos, como también asignar las inmunidades locales a determinadas funciones (por solamente tienen domicilio.
ej., a la de legislador provincial). En cambio, el ciudadano de la provincia “A” no puede invocar en la provincia También conviene destacar que, conforme a la jurisprudencia de la Corte, cualquier persona, sea habitante o
“B” inmunidades que inviste en su provincia, ni aspirar a que la provincia “B” le confiera las que ésta otorga en su no, que por razón de los actos que realiza en el territorio del país queda sometida a su jurisdicción, queda también
jurisdicción. y por ese solo hecho, bajo el amparo de la constitución y de las leyes del estado.
III. EL DERECHO CONSTITUCIONAL DE LOS EXTRANJEROS
Cuando hablamos de inmigración europea, no debemos ceñir el adjetivo a una dimensión puramente
El ingreso y la admisión geográfica. El constituyente aludió a Europa porque era, en su época, la parte del mundo con la que reconocía
mayor afinidad de cultura y de estilo, y la parte del mundo de donde podían provenir los contin-gentes
inmigratorios. Pero manejando una interpretación histórica y dinámica de la constitución, hoy hemos de admitir
36. — Normalmente, el primer aspecto de la vinculación de un extranjero con nuestro estado que en el art. 25 su autor pensó en una inmigración apta para el progreso moral y material de nuestra comunidad, y
está dado por: a) el derecho de entrar en su territorio, y b) la admisión por parte del estado. que por ende, no se descarta la inmigración “no europea” que reúne similares condiciones de idoneidad que la
individualizada como europea en 1853.
Aunque el art. 14 se refiere al derecho de los “habitantes” de entrar al país (y el extranjero que nunca ha
entrado no es todavía habitante), debe reconocérsele que tiene ese derecho, incluso a tenor de la amplia Las pautas sobre inmigración son aplicables, en principio, no sólo a la inmigración masiva o
convocatoria que hace el pre-ámbulo a todos los hombres del mundo que quieran habitar en nuestro estado.
plural, sino también al ingreso individual de extranjeros.
El derecho de ingreso, y el consiguiente de admisión, no son absolutos. El ingreso no consiste
La permanencia y la expulsión de extranjeros
en una mera entrada física que coloca al extranjero material y geográficamente dentro del
territorio. El ingreso se institucionaliza, al contrario, mediante condiciones razonables que la ley
41. — a) Los residentes “ilegales” son los que ingresan y permanecen en territorio argentino
establece, y con cuya verificación y aceptación se produce la “admisión” con fines de una cierta
sin haberse sometido a los controles de admisión reglamentarios y razonables, o que se quedan en
permanencia (lo cual no excluye algún tipo de control sobre la entrada de extranjeros en calidad
él después de vencer el plazo de la autorización de permanencia concedida al entrar.
de simples “transeúntes”).
La jurisprudencia de nuestra Corte Suprema tiene reconocida la facultad del estado para reglar Puede negárseles el ejercicio de algunos derechos (trabajar, comerciar, ejercer industria, abrir cuenta
y controlar el ingreso de extranjeros conforme con los preceptos constitucionales, del modo y en bancaria, etc.), pero no otros; así, es imposible negar que gozan del derecho a la vida o a la salud (si alguien los
la medida que lo requiera el bien común en cada circunstancia. Este derecho de regular y mata o lesiona, el acto es punible); como es imposible decir que si acaso se hacen parte en juicio se les pueda
condicionar la admisión de extranjeros no es incompatible —dice la Corte— con los derechos negar la garantía del debido proceso y de la defensa; o que se pueda allanar sus domicilios; o confiscarles la
propiedad que posean (por ej., el dinero que llevan encima o tienen en su vivienda).
individuales que ampara la constitución.
37. — En el derecho constitucional material se acepta que el estado que puede regular y controlar el ingreso b) Los residentes “temporarios” son los que han recibido autorización para permanecer
de extranjeros, puede expulsarlos. Incluso, ello se considera una norma del derecho internacional público legalmente durante un lapso determinado, a cuyo término deben salir del país si no se les renueva
consuetudinario. Como lo explicaremos por separado, no estamos de acuerdo con tal criterio en materia de la residencia o si no se los reconoce como residentes “permanentes”.
expulsión. c) Los residentes “permanentes” (así considerados reglamenta-riamente) son habitantes,
porque su permanencia es legalmente regular.
El asilo político
El derecho judicial de la Corte permite interpretar que quien ingresa y/o permanece ilegalmente en nuestro
38. — La admisión de extranjeros guarda cierta relación con el tema afín del asilo de exiliados políticos. No territorio puede bonificar el vicio y adquirir calidad de “habitante” si, no expulsado inmediatamente después de su
obstante, las normas que rigen al asilo político son de naturaleza diferente y especial, habiéndose situado ingreso, acredita durante el lapso de permanencia ilegal su buena conducta.
normalmente en el campo del derecho internacional público.
El derecho a buscar y recibir asilo en territorio extranjero está reconocido en la Convención Americana sobre 42. — Latamente, puede involucrarse en el término “expulsión” toda salida de una persona
Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) en caso de persecución por delitos políticos o comunes que se encuentra en territorio argentino, dispuesta coactivamente por el estado, tanto si su
conexos con los políticos, de acuerdo al derecho interno de cada estado y a los tratados internacionales (art. 22.7).
presencia es legal como si es ilegal.
Los refugiados Alguna jurisprudencia de la Corte ha considerado que la facultad de expulsar es paralela a la de impedir la
entrada de extranjeros que no reúnen las condiciones fijadas por la ley. No obstante, cabe hacer distinciones.
39. — Debe también tenerse en cuenta el llamado derecho de refugiados, que se refiere —como derecho
internacional que es— a la protección de personas que han debido abandonar su país de origen a causa de temores
fundados de persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, u
a) Como principio, la expulsión de extranjeros es considerada por nosotros como
opiniones políticas. inconstitucional, porque implica violar la igualdad civil de derechos que la constitución reconoce
La Convención sobre Derechos del Niño contempla el caso del refugiado en el art. 22. a nacionales y extranjeros. Si el nacional no es expulsable, no puede serlo el extranjero, que por el
art. 20 se encuentra equiparado en sus derechos. Acá juega el derecho de “permanecer” en el país,
La inmigración reconocido en el art. 14.
b) A la antedicha inconstitucionalidad se puede sumar la que deriva de leyes que autorizan la
40. — La entrada y admisión de extranjeros se relaciona con la inmigración. Nuestra expulsión mediante un procedimiento administrativo, en el que no se garantiza el derecho de
constitución implanta una política inmigratoria amplia y humanista, a tono con las pautas del defensa, y contra cuya decisión no se prevé revisión judicial.
preámbulo y con el pensamiento de Alberdi en la materia. El art. 25 impone al gobierno federal la c) Si el extranjero ha entrado ilegalmente al país sin cumplir —o violando—
obligación de fomentar la inmigración, y prohíbe restringir, limitar o gravar con impuestos la reglamentaciones razonables sobre el ingreso, no es inconstitucional que, previa declaración
entrada de extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y administrativa sobre la ilegalidad del ingreso o de la permanencia, se ordene la expulsión, a
enseñar las ciencias y las artes.
condición de que, mínimamente: c’) se otorgue al imputado la oportunidad de defensa y prueba;
¿Qué criterio es el que revela dicha fórmula de la constitución? Reparemos en que al propiciar la inmigración,
c’’) la resolución expulsatoria sea revisable judicialmente; c’’’) la medida se adopte con
el mismo art. 25 ha calificado a esa inmigración como europea. Todo ello nos demuestra que la política inmediatez razonable respecto del ingreso ilegal.
inmigratoria se dirige a estimular el ingreso de extranjeros que responden a un tipo de cultura y que vienen al país
con fines útiles. Diríamos, entonces: una inmigración calificada y útil, según la idea de progreso que anima a la En realidad, en el caso del inc. c) no se trata de una expulsión en sentido genuino, sino de un control “a
constitución, y al espíritu alberdiano que le sirvió de inspiración. posteriori” del ingreso ilegal o clandestino, que suple al que no pudo llevarse a cabo en el momento de la entrada
(por evasión u ocultamiento del extranjero, que no se sometió a las condiciones reglamentarias de ingreso o
admisión).
48. — En otros tratados con jerarquía constitucional hay normas que para casos especiales limitan o prohíben
d) Pese al ingreso ilegal o clandestino, el extranjero que ha adquirido la calidad de habitante la facultad del estado para expulsar, extraditar o devolver personas a otro estado (por ej.: la convención contra la
tortura en el art. 3º y el propio Pacto de San José en el art. 22.8).
no puede ser posteriormente expulsado.
e) Si el extranjero entra y es admitido legalmente con residencia y radicación transitorias, el
estado puede negar a su vencimiento la radicación definitiva, pero su decisión de no autorizar la Las personas jurídicas extranjeras
permanencia debe satisfacer mínimamente los siguientes requisitos: e’) la razonabilidad de la
49. — Dentro del tema referente a los extranjeros, cabe hacer una alusión somera al derecho de extranjería de
denegatoria; e’’) oportunidad de defensa y prueba para el interesado; e’’’) posibilidad de revisión
las personas jurídicas o de existencia ideal o colectiva. ¿Se reconocen o no en nuestro derecho constitucional?
judicial de la denegatoria. Respondemos afirmativamente. Prescindiendo de las normas del derecho civil en que se apoya tal reconocimiento,
f) El extranjero que después de su radicación legal en el país se ausenta de él, tiene derecho a creemos que a nivel constitucional hay un fundamento dikelógico del que participa la ideología política de nuestra
regresar en calidad de habitante. constitución formal, y que es el siguiente: el valor justicia impone tal reconocimiento extraterritorial por análogas
razones a las que aceptan la extraterritorialidad del derecho extranjero, y por respeto a la eficacia extraterritorial de
los actos jurídicos en virtud de los cuales se han creado o constituido fuera del país las personas jurídicas
En materia de expulsión de extranjeros, su admisibilidad ha producido una mutación constitucional violatoria
extranjeras.
de la constitución formal, aun cuando pueda contar a su favor con el aval del derecho internacional público.
No parece dudoso que también se reconoce la extraterritorialidad de las asociaciones que, sin ser personas
jurídicas, son sujetos de derecho.
43. — En el derecho judicial de la Corte, que ha aceptado la facultad de expulsión de
extranjeros, también se han descalificado denegatorias de permanencia o radicación que se
consideraron arbitrarias. IV. EL PODER Y EL GOBIERNO
Entre los múltiples casos cabe citar: “Maciá y Gassol”, de 1928, “Deportados en el Transporte Chaco”, de 50. — a) El poder es el tercer elemento del estado, y consiste en la capacidad, competencia o
1932; “Argüello Argüello” y “Britos Silvestre”, de 1967; “Acosta W. c/Gobierno Nacional”, de 1970. energía de que el estado dispone para cumplir su fin.
El poder en cuanto potencia disponible requiere ser puesto en acto, o sea impulsado y
44. — Nuestra opinión acerca de la inconstitucionalidad de la expulsión de extranjeros abarca también los
supuestos en que la medida se adopta por delitos cometidos en la república, o por actividades peligrosas para la ejercido. Quienes lo ejercen, son los gobernantes, titulares o detentadores del poder. También se
tranquilidad y la seguridad públicas, y tanto si el extranjero se halla legalmente en el país como ilegalmente los llama operadores constitucionales. Los hombres titulares del poder aparecen en el orden
(porque si su permanencia es ilegal, la salida compulsiva sólo se puede ordenar para suplir la falta de control en el normativo como órganos, y su conjunto compone el gobierno, que es el cuarto elemento del
ingreso, pero no por actos cumplidos en el país después de entrar en él). estado.
45. — El extranjero que se naturaliza “argentino” deja de ser extranjero y adquiere nacionalidad argentina,
b) El gobierno es, entonces, el conjunto de órganos que ejercen el poder del estado a través de
por cuya razón es obvio que su situación no encuadra en el tema de expulsión de “extranjeros”. sus diversas funciones. La actividad del gobierno se imputa o atribuye al estado en cuanto persona
jurídica a la cual los órganos gubernativos representan.
46. — La salida compulsiva de extranjeros se vincula marginalmente con la extradición que, con respecto a
extranjeros que se encuentran en nuestro territorio, demandan otros estados. La extradición tiende a regularse La legitimidad “de origen” y “de ejercicio”
dentro del derecho internacional público, mediante tratados bilaterales y tratados colectivos.
51. — Tradicionalmente se ha hablado, con referencia al poder, de una legitimidad de origen, y de una
Los tratados internacionales de derechos humanos legitimidad de ejercicio.
a) La legitimación de origen hace al título del gobernante, y depende concretamente del derecho positivo de
47. — Debemos analizar si las previsiones que en el derecho internacional incorporado al cada estado, como que consiste en el acceso al poder mediante las vías o los procedimientos que ese derecho tiene
derecho argentino habilitan al estado a expulsar extranjeros, implican una permisión de la que preestablecidos.
nuestro país puede prevalerse lisa y llanamente. El Pacto de San José de Costa Rica y el Pacto En el estado democrático, se dice que el acceso al poder y la transmisión del poder operan mediante la ley y
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que tienen la misma jerarquía de la constitución, no por la fuerza.
contienen normas permisivas de la expulsión de extranjeros (arts. 22 y 13, respectivamente), bien b) La legitimidad de ejercicio se refiere al modo de ejercer el poder. Genéricamente, podemos decir que si,
que la rodean de garantías. objetivamente, el fin de todo estado radica en la realización del bien común o valor justicia, la legitimidad de
ejercicio se obtiene siempre por la gestión gubernativa enderezada a aquel fin, y, viceversa, se pierde por el
Téngase en cuenta que hemos sostenido que en el derecho constitucional argentino es apartamiento o la violación del mismo.
inconstitucional la expulsión de extranjeros. Entonces se abre la disyuntiva: el derecho interno la
La pérdida de la legitimidad de ejercicio proporciona título, con base en la justicia material, y en
impide, y el derecho internacional la admite. circunstancias extremas de tiranía o totalitarismo que producen la obturación de otras vías exitosas, para la
Para tomar partido, acudimos al art. 29 inc. b) de la Convención Americana de Derechos resistencia del pueblo contra el gobernante. Vamos con ello, en la teoría política, hacia el derecho de resistencia a
Humanos, conforme al cual ninguna norma de ella puede interpretarse en el sentido de limitar el la opresión y en el derecho constitucional hacia el tema del derecho de revolución.
goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido (entre otras fuentes) El derecho de resistencia está previsto en el art. 36 contra los que ejercen los actos de fuerza que la norma
por las leyes de los estados-parte. Entonces, si en el derecho argentino hay impedimento nulifica e incrimina (ver nº 53).
constitucional para expulsar extranjeros, bien cabe afirmar que la permisión que contiene el
tratado debe ceder al mejor derecho a la “no expulsión” que surge de nuestra constitución, Los gobernantes de facto
porque la norma del tratado no se puede interpretar en sentido de limitar un derecho oriundo del
ordenamiento interno del estado. 52. — La legitimidad de origen sirve para explicar el gobierno de jure y el gobierno de facto.
En tal forma nuestra opinión es ésta: los tratados que permiten la expulsión de extranjeros no a) Gobernante de jure es el que accede al poder de conformidad con el procedimiento que la constitución o
las leyes establecen. La legitimidad de origen radica en el título, sin perjuicio de que el gobernante de jure pueda
pueden invocarse ni aplicarse en nuestra jurisdicción interna porque el propio derecho
incurrir después en ilegitimidad “de ejercicio”.
internacional que la autoriza hace prevalecer, en el caso, el mejor derecho que surge del derecho
b) Decimos, en cambio, que gobernante de facto es el que accede al poder sin seguir los procedimientos
interno.
preestablecidos en la constitución o en las leyes. El gobernante de facto tiene un título o una investidura
irregulares o viciados, precisamente por carecer de legitimidad de origen, pero tal título o investidura se pueden
considerar admisibles o plausibles en virtud de algún título de reco-nocimiento —por ej.: por razón de necesidad, 59. — El gobierno federal reside en la capital federal. Así surge del art. 3º de la constitución.
por consenso u obediencia de la comunidad, por el reconocimiento de otros órganos del poder de jure, etc.—. Sin embargo, hay que aclarar que con respecto al poder judicial algunos de sus órganos —por ej.: jueces
El “reconocimiento” del gobernante de facto no purga a la delictuosidad del hecho que pueda haberle dado federales y cámaras federales de apelación— residen en territorios de provincias.
acceso al poder. La capital se establece —según el art. 3º de la constitución— en el lugar que determina el congreso mediante
El mero usurpador, a diferencia del gobernante de facto, es el que ocupa el poder sin lograr ningún título de una ley especial, previa cesión hecha por una o más legislaturas provinciales del territorio que ha de federalizarse.
reconocimiento.
La reforma constitucional de 1994 confirió a la ciudad de Buenos Aires un marco de
53. — La progresiva repulsión que en la sociedad argentina fue produciendo el recurso militar al
autonomía que se delinea en el art. 129. Por eso, mientras dicha ciudad siga siendo capital federal,
intervencionismo político y a la toma del poder por la fuerza indujo a un descrédito de la doctrina de facto, sobre
todo a partir de 1983, y a calificar a los golpes de estado como usurpaciones, con el efecto de reputar a los el art. 129 dispone que una ley del congreso ha de garantizar que la autonomía su-perpuesta a la
gobernantes empinados en el poder más como usurpadores que como gobernantes de facto. capitalidad no afecte los intereses del estado federal.
El actual art. 36 de la constitución descalifica e incrimina la interrupción por actos de fuerza La república y la representación
del orden institucional y el sistema democrático, así como la usurpación que en consecuencia se
haga de funciones gubernamentales. 60. — El art. 1º de la constitución proclama que la nación (léase el estado federal) adopta para
su gobierno la forma representativa republicana federal. (Está mal la mención del federalismo
La soberanía como forma del gobierno, porque es una forma de estado.)
Tradicionalmente, se ha delineado la forma republicana a través de las siguientes
54. — En orden al tema del poder, no puede evitarse una referencia tangencial al de la características: a) división de poderes; b) elección popular de los gobernantes; c) temporalidad
soberanía. Doctrinariamente, definimos la soberanía como la cualidad del poder que, al del ejercicio del poder, o sea, renovación periódica de los gobernantes; d) publicidad de los actos
organizarse jurídica y políticamente, no reconoce dentro del ámbito de relaciones que rige, otro del gobierno; e) responsabilidad de los gobernantes; f) igual-dad ante la ley.
orden superior de cuya normación positiva derive lógicamente su propia validez normativa. La forma representativa presupone, en el orden de normas donde se encuentra descripta, que
el gobierno actúa en representación “del pueblo”, y que “el pueblo se gobierna a sí mismo por
Como cualidad del poder que carece de ese vínculo de subordinación o dependencia, la soberanía no tiene
titular ni reside en nadie. El estado es o no es soberano según su poder tenga o no la cualidad de soberanía.
medio de sus representantes ”. Es la vieja tesis de la democracia como forma de gobierno, o
democracia “popular”.
Nuestra constitución no ha incluido en su orden de normas formales ninguna definición de la soberanía, pero
aluden expresamente a ella los artículos 33 y 37.
Para nosotros, dicha forma no existe ni puede exitir. El pueblo no gobierna, el pueblo no es soberano, el
55. — Conforme al concepto que hemos elaborado de soberanía, y careciendo ésta de un sujeto que la pueblo no es representable ni representado. No “es” ni “puede serlo”. Por consiguiente, la forma representativa no
titularice, la mención del pueblo como tal sujeto nos parece falsa a nivel de doctrina, e inocua en su formulación tiene vigencia porque es irrealizable.
normativa.
61. — Además de la declaración del art. 1º, el art. 22 recalca que el pueblo no delibera ni gobierna sino por
En cambio, estimamos correcto reconocer al pueblo como titular del poder constituyente originario. medio de sus representantes y autoridades creadas por la constitución.
56. — En otro orden de cosas, debe recordarse que, dada la forma federal de nuestro estado, la soberanía De esta norma se desprende que para la constitución, el gobierno federal “gobierna en representación del
como cualidad del poder pertenece al estado federal y no a las provincias, que sólo son autónomas. pueblo ”, y así lo enfatizó la Corte Suprema en el caso “Alem”, de 1893, en el que dijo: “En nuestro mecanismo
institucional, todos los funcionarios públicos son meros mandatarios que ejercen poderes delegados por el pueblo,
en quien reside la soberanía originaria”.
El gobierno federal
Del art. 22 surge también, por otra parte, en concordancia con el art. 44, que los diputados se consideran
representantes del pueblo o de la nación. Esta fórmula traduce en el orden normativo la ficción del mandato
57. — La estructura de órganos que nuestro derecho constitucional establece y contiene para representativo conferido por todo el pueblo a sus supuestos representantes.
ejercer el poder del estado federal se denomina gobierno federal. La constitución lo individualiza El art. 22 termina diciendo que toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuye los derechos del
con ese nombre, y lo institucionaliza en la tríada clásica de “poder legislativo, poder ejecutivo, y pueblo y peticiona a nombre de éste, comete delito de sedición.
poder judicial”. El poder legislativo o congreso, el poder ejecutivo o presidente de la república, y Esta fórmula permite sostener que la ruptura de la transmisión constitucional del poder por las vías que ella
el poder judicial o Corte Suprema y tribunales inferiores, componen la clásica tríada del gobierno arbitra (electoral para el presidente, vicepresidente, diputados y senadores) encuadra en el delito tipificado en el
federal. art. 22. Ello porque la alusión a los “derechos del pueblo” da cabida a considerar que el “derecho” electoral activo
(o “a elegir”) queda ilícitamente impedido de ejercicio al ser autoasumida la formación de los órganos electivos
La estructura tripartita de órganos y funciones dentro del gobierno federal se reproduce en sus lineamientos por el grupo (o fuerza armada) que accede al poder por la violencia. Ahora lo corrobora el art. 36 (ver n os. 51 y 53).
básicos en los gobiernos provinciales.
Las formas “semidirectas”
58. — La constitución federal organiza únicamente al gobierno federal. Los gobiernos provinciales son
organizados por las constituciones provinciales. No obstante, la constitución federal traza algunas pautas: a) la 62. — La constitución formal no registraba formas semidirectas hasta la reforma de 1994.
tipología de los gobiernos provinciales debe ser coherente con la del gobierno federal, conforme lo prescribe el art.
5º; b) la competencia de los gobiernos provinciales debe tomar en cuenta la distribución efectuada por la De estas formas, las que más a menudo conocen la doctrina y el derecho comparado son: el referéndum, el
constitución federal entre el estado federal y las provincias; c) los gobernadores de provincia son agentes naturales
plebiscito, el recall o revocatoria, la iniciativa popular, el veto popular, la apelación de sentencias, etc.
del gobierno federal para hacer cumplir la constitución y las leyes del estado federal según lo estipula el art. 128;
d) deben respetarse el art. 31 y el art. 75 inc. 22.
63. — Parte de la doctrina interpretó durante el tiempo anterior a la reforma de 1994 que la cláusula del art.
Se ha de tener presente algo importante: los parámetros que, sin perjuicio de la autonomía de las provincias, 22 circunscribía la representación del pueblo a lo que en ella se enuncia: sólo “gobierna” por medio de las
contiene para ellas la constitución federal, dan razón de que las normas que ella agrupa bajo el título de autoridades representativas creadas por la constitución, y no puede “deliberar”.
“Gobiernos de Provincia ” componen como “título segundo” la “Segunda Parte” del texto constitucional, que se Por ello, quienes así comprendían el texto constitucional calificaron de inconstitucional a la consulta popular
denomina “Autoridades de la Nación ”, y cuyo “título primero” está dedicado al “Gobierno Federal”. Ello no obligatoria ni vinculante que se realizó en 1984 por el conflicto austral con Chile.
significa que los gobiernos provinciales también son, junto con el gobierno federal, autoridad de nuestro estado.
Para nosotros, la discusión siempre se simplificó bastante. No hay ni puede haber representación popular: el VI. LAS OBLIGACIONES CONSTITUCIONALES
pueblo no gobierna, ni directamente, ni por medio de representantes. Las formas semidirectas no tienen nada que
ver con el gobierno, ni con la deliberación, ni con la representación. Son meramente técnicas del derecho electoral Su encuadre
porque no implican gobernar ni deliberar, y como tales nunca las consideramos prohibidas.
Por su real naturaleza jurídico-política, las formas semidirectas significan expresar a través del sufragio “no
67. — La visión del estado en perspectiva constitucional hace aconsejable una incursión en lo
electivo”, una opinión política de quienes forman el cuerpo electoral, y este derecho a expresar opiniones políticas
ya podía considerarse implícito en el art. 33, mucho antes de 1994. que denominamos “obligaciones constitucionales”, o sea, obligaciones que nacen de la
constitución y que ella impone. No todas están a cargo del estado, pero también las que son ajenas
64. — A partir de la reforma constitucional de 1994, que en los artículos 39 y 40 ha a él lo involucran, porque el estado siempre ha de vigilar su cumplimiento y ha de arbitrar medios
incorporado el derecho de iniciativa legislativa popular y la consulta popular, toda objeción y vías —incluso procesales— para que todo sujeto obligado, así sean los particulares, pueda ser
queda definitivamente disipada. Ello confirma la razón de lo que sosteníamos antes de la reforma: compelido.
ni el art. 1º ni el art. 22 eran incompatibles con las formas semidirectas; lo prueba el hecho de que,
sin haberse modificado ni alterado dichas normas, los nuevos artículos 39 y 40 han podido El término “obligación” es usado por nosotros como equivalente a “deberes” o “débitos”.
introducir, sin incompatibilidad ni incoherencia con el contexto de la constitución, las dos formas
ya citadas —iniciativa y consulta populares—. 68. — Del derecho privado traspolamos al derecho constitucional la trilogía de obligaciones
de: a) omitir, b) dar, y c) hacer.
Con tal alcance, componemos otra tríada, en cuanto la constitución obliga a: a) omitir lo que
V. LAS FORMAS DE ESTADO
ella prohíbe hacer; b) hacer (obligaciones que implican prestaciones positivas) lo que ella manda
que se haga; c) arbitrar en los espacios donde abre opciones los medios más idóneos y las
El federalismo y la democracia
soluciones mejores que sean conducentes para lograr los objetivos propuestos, dentro del marco
65. — Forma de estado y forma de gobierno no son la misma cosa. El estado se compone de cuatro que la propia constitución señala en cada caso.
elementos que son: población o elemento humano, territorio o elemento geográfico, poder y gobierno.
La forma de estado afecta al estado mismo como estructura u organización política. Es la forma del régimen, Los deberes del hombre: sus modalidades y clases
que responde al modo de ejercicio del poder, y a la pregunta de “¿cómo se manda?”. En cambio, la forma de
gobierno es la manera de organizar uno de los elementos del estado: el gobierno. Responde por eso a la pregunta 69. — Cuando se sabe que la constitución no sólo organiza al poder, sino que define el modo
de “¿quién manda?”. Mientras la forma de gobierno se ocupa de los titulares del poder y de la organización y de instalación de los hombres en el estado, es fácil comprender que así como les reconoce
relaciones de los mismos, la forma de estado pone necesariamente en relación a dos elementos del estado: uno de derechos también los grava con obligaciones, tanto frente al mismo estado como frente a los
ellos es siempre el poder, y los que entran en relación con él son la población y el territorio. demás particulares.
a) El poder en relación con la población origina tres formas de estado posibles, todas ellas según sea el modo
como el poder se ejerce a través del gobierno en relación con los hombres: totalitarismo, autoritarismo y Nuestra constitución no contiene una formulación o declaración sistemática de los deberes del
democracia. hombre; algunas normas —sin embargo— consignan expresamente ciertos deberes, como por ej.,
La democracia como forma de estado es la que respeta la dignidad de la persona humana y de las el art. 41 para preservar el ambiente o el 38 en orden a los partidos políticos (ver nº 71).
instituciones, reconociendo sus libertades y derechos.
Conforme a nuestro derecho constitucional, interpretamos que la norma del art. 16 de la constitución, al
b) El poder en relación con el territorio origina dos formas de estado posibles: unitarismo y federalismo. La
consignar que la igualdad es la base de las cargas públicas, extiende la pauta de igualdad jurídica razonable en
una centraliza territorialmente al poder; la segunda lo descentraliza territorialmente.
materia de deberes públicos. O sea que debe mantenerse la razonabilidad en su dis-tribución y adjudicación, y no
incurrirse en trato de discriminación arbitraria.
66. — Nuestra constitución adopta dos formas de estado: la federal y la democrática.
1) La forma federal aparece formulada expresamente en el art. 1º, pero erróneamente como 70. — No hay duda de que del mismo modo como hay derechos implícitos, hay también
forma “de gobierno”. El federalismo no es adoptado como forma para el gobierno, sino como obligaciones implícitas. Nadie negaría que toda persona tiene un deber —como sujeto pasivo—
forma para el estado, o “del estado” (ver cap. VIII). frente a otra u otras en cuanto éstas son titulares de derechos, sea para abstenerse de violárselos,
2) La forma de estado democrática no tiene definición expresa en la constitución formal (la sea para hacer o dar algo en su favor (ver nº 71).
constitución no empleó la palabra democracia hasta que en 1957 la reforma constitucional usó en
el art. 14 bis el adjetivo “democrática” para calificar a la organización sindical). 71. — Es posible dividir los deberes en dos grandes rubros: a) deberes de todos los
Actualmente, después de la reforma de 1994, aparecen múltiples alusiones a la democracia en habitantes; b) deberes de los ciudadanos.
los calificativos que el orden normativo adjudica al sistema, a los valores, al orden constitucional, Los deberes de los habitantes incumben tanto a nacionales (o ciudadanos) como a extranjeros.
etc. (por ej., arts. 36, 38, 75 incs. 19 tercer párrafo y 24). Los deberes de los ciudadanos, sólo a éstos, sean nativos o naturalizados.
Todo el plexo de principios, valores y derechos viene a confirmarlo (ver globalmente, los
Una lista meramente ejemplificativa daría estos resultados:
capítulos IV y IX) y, recurriendo a la fuente histórica, encontramos que la Comisión de Negocios
a) la constitución obliga implícitamente a todos los habitantes a respetar y cumplir sus normas;
Constitucionales integrada en el seno del Congreso Constituyente de Santa Fe para formular el
proyecto de constitución, emite su informe en abril de 1853 con una afirmación ideológica muy b) también a respetar y acatar a las autoridades constitucionales (deber que ahora da base al art. 36);
definitoria: “como cristianos y demócratas…”. c) todos los habitantes tienen el deber genérico de obedecer y cumplir las leyes y las normas derivadas, así
como los actos de las autoridades (por ej., las sentencias);
La democracia implica situar políticamente al hombre en un régimen de libertad, en el cual la dignidad de la d) expresamente, la reforma de 1994 ha impuesto el deber de votar en el art. 37, que recae sobre los
persona, y los derechos que ella ostenta, se hacen realmente efectivos y vigentes. ciudadanos (también los naturalizados) a partir de la edad fijada por la ley;
El federalismo y la democracia son, en la constitución argentina, contenidos pétreos que e) también expresamente, el art. 21 impone a “todo ciudadano” el deber de armarse en defensa de la patria y
identifican visceralmente nuestro estilo político (ver cap. VI, nº 11). de la constitución; este deber dio base al servicio militar obligatorio para los varones hasta su reciente supresión.
72. — En algunos instrumentos internacionales de derechos humanos que por el art. 75 inc. 22 tienen
jerarquía constitucional se consignan expresamente determinados deberes personales. CAPÍTULO VIII
Por otra parte, todo tratado internacional, con o sin jerarquía constitucional, obliga al estado en cuanto se hace
parte.
LA DESCENTRALIZACIÓN POLÍTICA
Así, la Convención Americana sobre Derechos Humanos de San José de Costa Rica dice en su art. 32.1, que
“toda persona tiene deberes para con la familia, la comunidad y la humanidad”. En el art. 32.2, se agrega que los
Y EL FEDERALISMO
derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas
exigencias del bien común, en una sociedad democrática. De alguna manera hay en este enunciado una carga de I. LA ESTRUCTURA CONSTITUCIONAL DEL ESTADO FEDERAL. - El federalismo argentino. - El derecho
“federal”. - La supremacía del derecho federal. - Las tres relaciones típicas de la estructura federal. - La
obligaciones que, como limitativas de los derechos, deben ser soportadas y cumplidas por los titulares de los
subordinación. - La participación. - La coordinación. - El reparto de competencias. - II. LAS PROVINCIAS. - Su
mismos. caracterización general. - Las nuevas provincias. - Los límites y conflictos interprovinciales. - Los supuestos de
extraterritorialidad. -La unidad y la integridad territoriales. - III. EL RÉGIMEN MUNICIPAL. - Los municipios: de
73. — Conviene destacar que, según nuestro criterio, así como no hay derechos absolutos 1853-1860 a 1989. - El reconocimiento en la reforma de 1994. - IV. LA REGIONALIZACIÓN. - Su admisión
(porque es posible limitarlos razonablemente) tampoco hay deberes absolutos que resulten expresa en la reforma de 1994. - La competencia provincial y su alcance. - V. LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. -
exigibles siempre y en todos los casos; al contrario, también existen obligaciones de las que Su autonomía. - Cuál es la entidad política de la ciudad. - VI. LOS LUGARES DE JURISDICCIÓN FEDERAL. -
Las innovaciones con la reforma de 1994. -La ciudad capital. - Los “enclaves” en las provincias. - Los
razonablemente cabe dar por liberadas a las personas según la particularidad de su situación territorios nacionales. - VII. LA INTERVENCIÓN FEDERAL. - La garantía federal. - El art. 6º y los tipos de
excepcional. (Para la objeción de conciencia, ver nº 76.) intervención. - La aplicación práctica de la intervención federal. - El acto de intervención. - El interventor o
“comisionado” federal. -VIII. LA DINÁMICA DEL FEDERALISMO. - Sus debilidades. - El federalismo
La fuente de las obligaciones de los particulares concertado. - El principio de lealtad federal. - IX. EL ESQUEMA DEL FEDERALISMO
DESPUÉS DE LA REFORMA DE 1994. - La nueva normativa.
74. — El art. 19 (cuando dice que ningún habitante puede ser obligado a hacer lo que la “ley” no manda ni
privado de lo que ella no prohíbe) no significa que solamente la “ley” sea fuente de obligaciones para los
particulares, porque por un lado la constitución habilita normas infralegales (que en su ámbito pueden mandar o I. LA ESTRUCTURA CONSTITUCIONAL DEL ESTADO FEDERAL
prohibir), y por otro, el contrato es una fuente extraestatal de obligaciones, en cuanto la constitución reconoce
implícitamente el derecho de contratar. (Para los tratados, ver nº 72.) 1. — La constitución argentina de 1853-1860 acoge la forma federal de estado. Ella importa
Ver cap. IX, nº 70. una relación entre el poder y el territorio, en cuanto el poder se descentraliza políticamente con
base física, geográfica o territorial.
Las obligaciones correlativas de los derechos personales El federalismo es la forma opuesta a la unitaria, que centraliza territorialmente al poder del
estado.
75. — Es necesario poner énfasis en los derechos del hombre. Pero tan necesario como eso es acentuar la
importancia de las obligaciones que los sujetos pasivos tienen y deben cumplir frente a los titulares de aquellos
El federalismo significa una combinación de dos fuerzas: la centrípeta y la centrífuga, en cuanto compensa en
derechos. No hay derecho personal sin obligación recíproca. Esta obligación es susceptible de modalidades
la unidad de un solo estado la pluralidad y la autonomía de varios. El estado federal se compone de muchos
diversas, pero con alguna de ellas nunca puede faltar. De ahí que lo que los sujetos pasivos deben omitir, deben
estados miembros (que en nuestro caso se llaman “provincias”), organizando una dualidad de poderes: el del
dar o deben hacer para satisfacer el derecho de un sujeto activo con quien tienen relación de alteridad, resulta
capital para el derecho constitucional. estado federal, y tantos locales cuantas unidades políticas lo forman.
Esta dualidad de poderes se triplica cuando tomamos en cuenta que con la reforma de 1994 no es posible
La objeción de conciencia dudar de que, dentro de cada provincia, los municipios invisten un tercer poder, que es el poder municipal,
también autónomo; lo atestigua, en respaldo del viejo art. 5º, el actual art. 123.
76. — La objeción de conciencia por razones religiosas o éticas exime de diversas El origen lógico (o la base) de todo estado federal es siempre su constitución. El origen histórico o
cronológico es, en cambio, variable y propio de cada federación; algunas pueden surgir a posteriori de una
obligaciones cuando, según la particularidad de cada caso, el no cumplirlas resulta inofensivo para confederación; otras, convirtiendo en federal a un estado unitario.
terceros (ver nº 73).
Las obligaciones del estado El federalismo argentino
77. — Un tema institucionalmente importante es el de los deberes constitucionales que, en 2. — Nuestro estado federal surge con la constitución histórica de 1853. Se llama República
vez de recaer sobre las personas, recaen en el estado y en los órganos de poder (ejecutivo, Argentina, y es un estado nuevo u originario. Sin embargo, histórica y cronológicamente, nuestro
congreso, poder judicial). federalismo no fue una creación repentina y meramente racional del poder constituyente, sino
Tales obligaciones existen, no sólo frente a los derechos subjetivos cuando el sujeto pasivo de todo lo contrario, una recepción de fuerzas y factores que condicionaron su realidad sociológica.
los mismos es el estado, sino en situaciones ajenas al “status” jurídico de los hombres. A mero
título de ejemplo, pueden leerse normas de la constitución formal que consignan obligaciones del La génesis del federalismo argentino ha sido bien estudiada y muy controvertida.
estado y de los órganos de poder no reciprocadas por derechos subjetivos. Así, por ej., los arts. 25, a) Por un lado, las ciudades que los movimientos españoles de colonización fueron fundando a través de las
27, 5º, 46, 49, 58, 63, 99 inc. 10, 101, etc. corrientes del norte, del oeste y del Río de la Plata, extendieron sus zonas de influencia y prepararon las futuras
regiones territoriales que conformaron a las provincias.
78. — Como sugerencia ejemplificativa, llamamos a prestar atención acerca de lo siguiente: a) las b) Por otro lado, los órganos de gobierno locales —principalmente los cabil-dos — proporcionaron al futuro
competencias de ejercicio imperativo irrogan la obligación de ejercerlas para el órgano al que pertenecen; b) las de federalismo una base municipal o comunal.
ejercicio facultativo o potestativo (establecer tributos,), no; c) las competencias (de una clase o de otra) que tienen c) Ideológicamente, desde la Revolución de Mayo se perfilaron los dos sectores de opinión: el unitario y el
constitucionalmente señaladas las condiciones y/o la oportunidad de su ejercicio, también engendran la obligación federal, que en una pincelada muy rápida podemos hacer coincidir respectivamente, con las minorías, cultas,
de atenerse —cuando se ejercen— a ese condicionamiento y/o a esa oportunidad; d) hay obligaciones cuyo liberales, porteñistas, centralistas, monárquicas, etc., y con la masa popular e inorgánica, republicana y federalista.
cumplimiento la constitución deja librado “temporalmente” al criterio del órgano, para que éste pondere en qué Sin embargo, la oposición entre Buenos Aires y el interior no permite identificar en una coincidencia perfecta al
momento debe cumplirlas (por ej., el art. 118 acerca del establecimiento del jurado). unitarismo con la primera y al federalismo con el segundo, bien que provisoriamente pueda situarse, para la
De algún modo, la variedad de obligaciones y competencias estatales cobra modalidades según que las comprensión del proceso, al núcleo representativo del movimiento unitario en la capital, y al pueblo federal en la
normas de la constitución sean operativas o programáticas. campaña.
7. — La estructura constitucional de nuestra federación presenta los rasgos fundamentales de
3. — En la cronología histórica de nuestro federalismo se componen tres fuerzas de integración de índole todos los estados federales, a saber, las tres relaciones vertebrales: a) de subordinación; b) de
distinta: a) una fuerza proveniente del medio físico-natural (mesológica), donde la situación capitalina de Buenos participación, colaboración o inordinación; c) de coordinación.
Aires jugó como polo de atracción de las provincias; dicho medio, aunque algo esfumado en sus comienzos,
conformó un ámbito territorial preexistente a 1853-1860; b) una fuerza ideológica, que es la doctrina federal, cuya
expresión mejor sistematizada ha sido el pensamiento oriental, fundamentalmente el de Artigas; c) una fuerza La subordinación
instrumentadora, que es el proceso de los pactos interprovinciales.
8. — La relación de subordinación se expresa en la llamada supremacía federal. El equilibrio
El derecho “federal” del principio de unidad con el de pluralidad tiende a proporcionar cohesión y armonía mediante la
subordinación de los ordenamientos jurídico-políticos locales al ordenamiento federal, para que
4. — La estructura federal de nuestro estado ha dado curso a la expresión “derecho federal”. las “partes” sean congruentes con el “todo”. Ello quiere decir que la constitución federal impone
En el derecho comparado y en el derecho argentino, dicha denominación suele usarse latamente ciertas pautas en las estructuras de lineamiento que deben ser acatadas y reproducidas por las
para mencionar al derecho emanado del estado federal a través del gobierno federal. constituciones de los estados miembros.
A partir de la reforma de 1994 podemos comprender que el principio de subordinación viene
Sin embargo hay que saber que dentro de este concepto amplio de derecho federal hay que desglosar el formulado por la interrelación de los arts. 5º, 31, 123, y 75 incisos 22 y 24. A su modo, hay que
llamado “derecho común”, que a fines tan importantes como su “aplicación” (art. 75 inc. 12) y como su com-putar asimismo el art. 128, que reproduce el texto del viejo art. 110.
“interpretación” (dentro del marco del recurso extraordinario) se distingue del derecho “estrictamente” federal.
Hecha esta salvedad, decimos que el “derecho común ” es federal en cuanto emana del gobierno federal, y La relación de subordinación no permite decir que los “gobiernos” provinciales se subordinan al “gobierno”
prevalece sobre el derecho “provincial” (art. 31); pero no es “federal” para los fines de su “aplicación” (por federal, ni siquiera que las “provincias” se subordinan al “estado” federal, porque lo que se subordina es el “orden
tribunales provinciales) ni para su “interpretación” por la Corte mediante recurso extraordinario. jurídico” provincial al “orden jurídico” federal. Aquellas formulaciones no son, en rigor, correctas.
5. — Al derecho federal en sentido amplio se lo puede integrar con dos rubros: La participación
a) Derecho federal en cuanto conjunto de normas emanado de los órganos del gobierno
federal; a este tópico alude especialmente el art. 31, cuando hace prevalecer el orden jurídico 9. — La relación de participación implica reconocer en alguna medida la colaboración de las
federal sobre el provincial. provincias en la formación de decisiones del gobierno federal. Nuestra constitución la
institucionaliza componiendo dentro del gobierno federal al órgano congreso con una cámara de
Por ende, repetimos que con esta acepción cabe incluir en el derecho federal a las leyes de derecho común senadores, cuyos miembros representan a las provincias. Nuestro bicamarismo responde, pues, a
que dicta el congreso, bien que no sean leyes “federales” en sentido estricto. la forma federal del estado.
b) Derecho federal en cuanto abarca, dentro de la federación: b’) las relaciones de las Cabe también incluir, con un sentido amplio de la relación de participación, todo lo que el llamado
provincias con el estado federal; b’’) las relaciones de las provincias entre sí (interprovinciales); federalismo concertado presupone en materia de negociación, cooperación, coordinación, y lealtad federal (ver n os.
a estos dos tópicos del inc. b) les podríamos asignar el nombre de “derecho intrafederal”. En él 64 y 65).
hallamos las “leyes-contrato”, los convenios entre estado federal y provincias, los tratados
interprovinciales, etcétera. La coordinación
La supremacía del derecho federal 10. — La relación de coordinación delimita las competencias propias del estado federal y de
las provincias. Se trata de distribuir o repartir las competencias que caen en el área del gobierno
6. — La trinidad del derecho latamente llamado “federal” a que se refiere el art. 31 cuando en federal y de los gobiernos locales.
el término “ley suprema ” engloba a la constitución federal, a las leyes del congreso (federales y
de de-recho común), y a los tratados internacionales, prevalece sobre todo el derecho Para ello, el derecho comparado sigue sistemas diversos: a) todo lo que la constitución federal no atribuye al
estado federal, se considera reservado a los estados miembros; la capacidad es la regla para éstos, y la incapacidad
provincial (incluida la constitución de cada provincia). es la excepción, en tanto para el estado federal ocurre lo contrario: la incapacidad es la regla, y la capacidad es la
Después de la reforma constitucional de 1994, al art. 31 hay que coordinarlo con el art. 75 excepción; b) inversamente, todo lo que la constitución federal no atribuye a los estados miembros, se considera
inc. 22 en lo que atañe a los tratados y declaraciones internacionales de derechos humanos que reservado al estado federal, para quien, entonces, la capacidad es la regla y la incapacidad es la excepción; c)
tienen jerarquía constitucional. enumeración de las competencias que incumben al estado federal y a los estados miembros.
Por ende, las constituciones provinciales, las leyes provinciales, los decretos provinciales, y la
El reparto de competencias
totalidad de las normas y actos provinciales se subordinan a:
a) la constitución federal y los instrumentos internacionales que por el art. 75 inc. 22 tienen 11. — Nuestra constitución ha escogido el primer sistema. Así lo estipula el art. 121: “las
jerarquía constitucional; provincias conservan todo el poder no delegado por esta constitución al gobierno federal, y el
b) los demás tratados internacionales que por el art. 75 inc. 22 tienen rango superior a las que expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su incorporación”.
leyes, y las normas de derecho comunitario que derivan de tratados de integración a Donde leemos “poder no delegado por esta constitución” debemos interpretar que la
organizaciones supraestatales, y que por el art. 75 inc. 24 también tienen nivel supralegal; delegación es hecha por las provincias “a través” de la constitución como instrumento originario
c) las leyes del congreso federal; de formación y estructura de la federación. Son las “provincias” las que “mediante” la
d) toda norma o acto emanado del gobierno federal en cuanto tal. “constitución” han hecho la delegación al gobierno federal.
Las tres relaciones típicas de la estructura federal La fórmula del art. 121, que mantiene la del anterior art. 104, ha merecido interpretación del derecho judicial
a través de la jurisprudencia de la Corte Suprema, en la que encontramos otros dos principios que la completan: a)
las provincias conservan, después de la adopción de la constitución, todos los poderes que tenían antes y con la
misma extensión, a menos de contenerse en la constitución alguna disposición expresa que restrinja o prohíba su
ejercicio; b) los actos provinciales no pueden ser invalidados sino cuando: b’) la constitución concede al gobierno d) Hay competencias excepcionales del estado federal, es decir, las que en principio y
federal un poder exclusivo en términos expresos; b’’) el ejercicio de idénticos poderes ha sido prohibido a las habitualmente son provinciales, pero alguna vez y con determinados recaudos entran en la órbita
provincias; b’’’) hay incompatibilidad absoluta y directa en el ejercicio de los mismos por parte de las provincias. federal. Así, el establecimiento de impuestos directos por el congreso, cuando la defensa,
Puede verse también este párrafo extractado de una sentencia de la Corte: “Es cierto que en tanto los poderes seguridad común y bien general lo exigen, y por tiempo determinado (art. 75 inc. 2º).
de las provincias son originarios e indefinidos (art. 104, constitución nacional), los delegados a la nación son
definidos y expresos, pero no lo es menos que estos últimos no constituyen meras declaraciones teóricas, sino que Hay competencias excepcionales de las provincias en iguales condiciones. Así, dictar los
necesariamente han de considerarse munidos de todos los medios y posibilidades de instrumentación códigos de fondo o de derecho común hasta tanto los dicte el congreso (art. 126), y armar buques
indispensables para la consecución real y efectiva de los fines para los cuales se instituyeron tales poderes, en de guerra o levantar ejércitos en caso de invasión exterior o de un peligro tan inminente que no
tanto éstos se usen conforme a los principios de su institución. De no ser así, aquellos poderes resultarían ilusorios admita dilación, dando luego cuenta al gobierno federal (art. 126).
y condenados al fracaso por las mismas provincias que los otorgaron. De aquí que las supra mencionadas
facultades provinciales no pueden amparar una conducta que interfiera en la satisfacción de un interés público e) Hay también facultades compartidas por el estado federal y las provincias, que no deben
nacional (Fallos, 263-437), ni justifiquen la prescindencia de la solidaridad requerida por el destino común de la confundirse con las “concurrentes”, porque las “compartidas” reclaman para su ejercicio una
nación toda (Fallos, 257-159; 270;11).” doble decisión integratoria: del estado federal y de cada provincia participante (una o varias). Por
En más reciente fallo del 15 de octubre de 1991, en el caso “Estado Nacional c/Provincia del Chubut”, la ej.: la fijación de la capital federal, la creación de nuevas provincias (arts. 3º y 13), etcétera.
Corte ha expresado que ella “tiene dicho que ‘si bien es muy cierto que todo aquello que involucre el peligro de
limitar las autonomías provinciales ha de instrumentarse con la prudencia necesaria para evitar el cercenamiento En el derecho constitucional material se ha observado una marcada inflación de las competencias federales, a
de los poderes no delegados de las provincias, no lo es menos que el ejercicio por parte de la nación, de las veces en desmedro del reparto que efectúa la constitución formal. Hay pues, en este punto, una mutación que,
facultades referidas… no puede ser enervado por aquéllas, so pena de convertir en ilusorios los propósitos y cuando implica violarla, es inconstitucional.
objetivos de las citadas facultades que fincan en la necesidad de procurar eficazmente el bien común de la nación
toda, en el que necesariamente se encuentran engarzadas y del cual participan las provincias’. A lo cual añadió la
Corte que ‘en ese orden de ideas debe subrayarse que, conforme al principio de que quien tiene el deber de II. LAS PROVINCIAS
procurar un determinado fin, tiene el derecho de disponer de los medios necesarios para su logro efectivo y, habida
cuenta que los objetivos enunciados en el preámbulo y los deberes-facultades establecidos en los supra citados Su caracterización general
incisos del art. 67 de la constitución nacional tienen razón de causa final y móvil principal del gobierno federal, no
cabe sino concluir que éste no puede ser enervado en el ejercicio de estos poderes delegados, en tanto se mantenga 13. — Las provincias son las unidades políticas que componen nuestra federación.
en los límites razonables de los mismos conforme a las circunstancias; éste es, por lo demás, el principio de
supremacía que consagra el art. 31 de la constitución nacional’ (Fallos, 304-1187 y otros).” Con el nombre de provincias nuestra historia constitucional y nuestro derecho constitucional
(Las anteriores transcripciones de jurisprudencia de la Corte citan los artículos de la constitución con la designan a los estados miembros del estado federal.
numeración de la época, antes de la reforma de 1994.) Las provincias no son soberanas, pero son autónomas. Que no son soberanas se desprende de
los arts. 5º y 31; que son autónomas se desprende de los arts. 5º, 122 y 123.
12. — En el reparto de competencias, suele hacerse distinción entre: a) competencias Las provincias son históricamente preexistentes al estado federal. Pero ¿cuáles provincias son
exclusivas del estado federal; b) competencias exclusivas de las provincias; c) competencias anteriores al estado federal? Solamente las catorce que existían a la fecha de ejercerse el poder
concurrentes; d) competencias excepcionales del estado federal y de las provincias; e) constituyente originario (1853-1860) y que dieron origen a la federación en esa etapa.
competencias compartidas por el estado federal y las provincias.
a) Entre las competencias exclusivas del gobierno federal podemos citar enunciativamente: Las nuevas provincias
intervención federal; declaración del estado de sitio; relaciones internacionales; dictar los códigos
de fondo o de derecho común y las leyes federales o especiales, etc. En general, y como principio, 14. — Esto nos obliga a hacer una referencia importante. El estado federal puede crecer por
la casi totalidad de competencias asignadas a los órganos de gobierno federal por la constitución adición, aunque no puede disminuir por sustracción. Quiere decir que si ninguna provincia puede
pueden considerarse exclusivas del estado federal. segregarse, pueden en cambio incorporarse otras nuevas. ¿Por qué vía crece la federación?
Paralelamente a estas competencias exclusivas, hallamos en los arts. 126 y 127 las que están Expresamente, el art. 13 y el art. 75 inc. 15 contemplan uno de los supuestos más comunes, y
prohibidas a las provincias. el único hasta ahora configurado: mediante creación por el congreso, que provincializa territorios
nacionales. El crecimiento que así se produce es institucional, en el sentido de que un territorio
Debemos dejar aclarado que las competencias exclusivas del estado federal no requieren estar taxativa ni que no era provincia pasa a serlo, sumando un estado más a la federación; pero no es territorial,
expresamente establecidas a su favor en la constitución, porque las hay implícitas. Dentro de estas competencias porque la nueva provincia no agrega un mayor espacio geográfico al estado federal.
implícitas, hay un tipo especialmente contemplado por la constitución que es el de los llamados “poderes
implícitos del congreso ”, reconocidos en el art. 75 inc. 32.
15. — Actualmente, todo el territorio de nuestro estado está formado por provincias. No queda ningún
territorio nacional o gobernación. El último, que era Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, fue
b) Entre las competencias exclusivas de las provincias, cabe incluir: dictar la constitución convertido en provincia y dictó su nueva constitución en 1991.
provincial, establecer impuestos directos, dictar sus leyes procesales, asegurar su régimen
municipal y su educación primaria, etc. Esta masa de competencias se encuentra latente en la 16. — La ciudad de Buenos Aires, que es sede de la capital federal, y que por la reforma de 1994 tiene un
reserva del art. 121, y en la autonomía consagrada por los arts. 122 y 123, con el añadido del régimen de gobierno autónomo, es un nuevo sujeto de la relación federal que se añade a la dual entre el estado
nuevo art. 124. federal y las provincias.
Como principio, las competencias exclusivas de las provincias se reputan prohibidas al estado federal.
17. — El art. 13 prevé que, mediante consentimiento del congreso federal y de la legislatura de las provincias
Las competencias exclusivas de las provincias se desdoblan en: b’) las no delegadas al gobierno federal; b’’) interesadas, puede erigirse una provincia en el territorio de otra u otras, o de varias formarse una sola.
las expresamente reservadas por pactos especiales.
Cuando la constitución así lo establece nos asalta la duda de si esa autorización es susceptible de funcionar
respecto de las provincias preexistentes al estado federal. Creemos que no, porque las catorce provincias
c) Entre las competencias concurrentes, o sea, las que pertenecen en común al estado federal históricamente anteriores no pueden desaparecer, y de un modo más o menos intenso desaparecían como unidades
y a las provincias, se hallan: los im-puestos indirectos internos, y las que surgen del art. 125 políticas si se fusionaran con otra, o si dentro de su territorio se formara una nueva. Por ende, pensamos que la
concordado con el 75 inc. 18, más las del art. 41 y el art. 75 inc. 17. habilitación que en la cláusula citada contiene el art. 13 sólo tiene virtualidad de aplicación respecto de las nuevas
provincias creadas con posterioridad a 1853-1860.
18. — No concluye acá la incorporación hipotética de nuevas provincias. Fijémonos que, por que participan provincias y cuyo conocimiento también corresponde al tribunal de manera originaria, por lo que
una parte, el art. 13 dice que podrán “admitirse” nuevas provincias, y que por otra, el viejo art. requieren que se otorguen a la Corte amplias facultades para determinar el derecho aplicable, el que en principio
será el derecho constitucional nacional o comparado y, eventualmente, si su aplicación analógica es posible, lo que
104 (hoy 121) en el añadido final que le introdujo la reforma de 1860 consigna que, además de los
la Corte norteamericana llama “common law federal” y el derecho internacional público (en el caso, la Corte
poderes no delegados por la constitución al go-bierno federal, las provincias retienen el que desechó la aplicación del derecho privado invocado por La Pampa).
expresamente “se ha-yan reservado por pactos especiales al tiempo de su incorporación”.
El doctor Fayt, por su parte, dijo en su voto que dirimir no es juzgar, por lo que ha de entenderse que el art.
Históricamente, no cabe duda de que se está haciendo mención de la incorporación pactada 127 crea esta peculiar competencia de la Corte para “ajustar, fenecer, componer” controversias entre provincias, y
con Buenos Aires en San José de Flores en 1859. Pero ¿se agota la referencia en ese dato histórico convierte al tribunal en órgano de conciliación.
y ya pretérito al tiempo de efectuarse la reforma de 1860? Creemos que no, y que ese agregado
deja abierta la puerta que posibilita la incorporación de nuevas provincias mediante pacto. Los supuestos de extraterritorialidad
La incorporación por pacto, insinuada en el final del viejo art. 104 (hoy 121), funcionaría —por ej.— en el A) 22. — Los actos públicos y procedimientos judiciales de una provincia gozan de entera fe
caso de que estados soberanos que no forman parte del nuestro, quisieran adicionarse a él como provincias. Y allí en las demás, y el congreso puede determinar cuál será la fuerza probatoria de esos actos y proce-
sí crecería la federación territorialmente, y no sólo institucionalmente. Tal hipótesis, manejada en el dimientos, y los efectos legales que producirán, según consigna el art. 7º.
constitucionalismo norteamericano, no ha tenido vigencia en el nuestro, fuera del caso excepcional de la provincia
de Buenos Aires, en 1860.
Conforme a la jurisprudencia de la Corte, tales normas exigen no solamente que se dé entera fe y crédito en
una provincia a los actos y procedimientos judiciales de otra debidamente autenticados, sino que se les atribuya los
19. — Las provincias nuevas que surgen por creación del congreso, a tenor de las vías mismos efectos que hubieran de producir en la provincia de donde emanaren (caso “Arabia Blas, suc.”, fallado por
arbitradas por los arts. 13 y 75 inc. 15, no pueden pactar con el estado federal al tiempo de su la Corte en 1969).
creación. O sea que cuando el congreso crea nuevas provincias, las erige en igualdad de status Acreditada la autenticidad de un acto judicial cumplido en una provincia, las autoridades de otra en la que se
jurídico y político con las catorce preexistentes al estado federal. La ley de creación no puede quiere hacer valer pueden examinar si el juez que lo ordenó obró con jurisdicción, pero no pueden juzgar de la
disminuir ese status, porque si bien las provincias nuevas y posteriores a 1853-1860 no regula-ridad del procedimiento seguido. Las autoridades federales tampoco pueden desconocer las sentencias
concurrieron al acto constituyente originario, aparecen después integrándose en paridad e igualdad firmes de tribunales provinciales.
de situación con las demás. En aplicación del art. 7º de la constitución, en concordancia con el de unidad de la legislación civil que emana
del art. 75 inc. 12, la Corte declaró la inconstitucionalidad de la ley 10.191 de la provincia de Buenos Aires sobre
Los límites y conflictos interprovinciales normas notariales, sosteniendo que los actos públicos y procedimientos judiciales de una provincia, en cuanto
gozan de entera fe en las demás, exigen que se les dé el mismo efecto que hubieren de producirse en la provincia
de donde emanasen, no solo en cuanto a las formas extrínsecas, porque de no ser así tales actos quedarían sujetos a
20. — a) Los límites interprovinciales son “fijados” por el congreso (art. 75 inc. 15). tantas legislaciones distintas como jurisdicciones provinciales existan en el país (caso “Molina Isaac c/ provincia
de Buenos Aires”, del 19 de diciembre de 1986).
No obstante, la práctica constitucional argentina ha conocido el sistema de arbitraje en algunas ocasiones.
La norma citada habla de límites “de las provincias”, fórmula que interpretamos como “entre las provincias”, B) 23. — El art. 8º prescribe que los ciudadanos de cada provincia gozan de todos los
y que nos sirve para sostener que esa competencia no vale para que el congreso “limite” el territorio de provincias derechos, privilegios e inmunidades inherentes al título de ciudadano en las demás.
marítimas en la línea costera amputándoles la plena integridad geográfica de su espacio físico con inclusión de la Esto no significa que el ciudadano de una provincia pueda pretender en otras las mismas prerrogativas,
respectiva porción marina. ventajas y obligaciones que dependen de la constitución de la provincia a que pertenece, sino que los derechos que
Hay sólida doctrina —que compartimos— en el sentido de que la fijación de límites interprovinciales una provincia otorga a sus ciudadanos han de ser la medida de los derechos que en su jurisdicción reconozca a los
descarta el antojo y la discrecionalidad del congreso, que no puede prescindir de los antecedentes históricos y de la ciudadanos de otras provincias.
integridad territorial preexistente a la constitución. De ahí que también se llegue a sostener que la fijación de
aquellos límites es una facultad “compartida” por el estado federal y las provincias de que se trate, porque éstas La extradición de criminales es de obligación recíproca entre todas las provincias, y por surgir
deben concurrir con el consentimiento de sus legislaturas. Tal la tesis de Mercado Luna. directamente del art. 8º de la constitución no está sujeta a reciprocidad.
Esta tesis también ha sido asumida por algunas provincias en las constituciones más nuevas.
La unidad y la integridad territoriales
b) Los conflictos interprovinciales están previstos expresamente en el art. 127; en él se
prohíbe a las provincias declararse o hacerse la guerra entre sí, y se ordena que sus quejas deben A) 24. — La unidad territorial significa que, no obstante la pluralidad de provincias, el
ser sometidas a la Corte Suprema y “dirimidas” por ella. Las hostilidades de hecho son actos de territorio del estado federal es uno solo. El principio de unidad territorial no tiende solamente a
guerra civil, que el citado artículo califica de sedición o asonada, obligando al gobierno federal a salvaguardar la unidad integral de la federación, sino también a resguardar la territorialidad de
sofocar o reprimir con-forme a la ley. cada provincia que la integra. En este sentido, la garantía federal deparada a las provincias en el
Las quejas interprovinciales se han de radicar ante la Corte en forma de demanda. Son causas art. 5º alcanza a cubrir la defensa e incolumidad de sus respectivos territorios.
de competencia originaria y exclusiva de dicho tribunal, según los arts. 116 y 117. (Para el caso, Por otra parte, el principio de que las provincias no pueden desmembrarse asegura también la
la jurisdicción de la Corte se denomina dirimente ). unidad territorial del estado federal mediante la integración pluralista de las provincias, en tanto
los arts. 3º y 13 impiden al gobierno federal alterar el elemento territorial de las mismas sin
Sin embargo, los conflictos de límites —cuando se trata de “fijar” esos límites— resultan ajenos a esa consentimiento de sus legislaturas.
competencia, porque no son en sí mismos justiciables, al tener establecida en la constitución su vía de solución a
cargo del congreso, que inviste la facultad para fijarlos. Pero, si la causa entre dos o más provincias, a pesar de
En las relaciones interprovinciales y de las provincias con el estado federal, la unidad territorial queda
referirse a una cuestión de límites, no requiere fijarlos o modificarlos, sino solamente juzgar relaciones derivadas
resguardada mediante la prohibición constitucional de las aduanas interiores y de los derechos de tránsito. Los
de límites ya establecidos, la competencia de la Corte es plena.
arts. 10 a 12 liberan el tráfico territorial interprovincial, sea terrestre o por agua, y también ahora por aire.
21. — La Corte Suprema, en su fallo del 3 de diciembre de 1987 dirimió una “queja” planteada en forma de
demanda y reconvención entre las provincias de La Pampa y Mendoza por la interprovincialidad del río Atuel. Al B) 25. — La integridad de las provincias exige una triple distinción:
resolver el caso, la Corte Suprema, actuando en instancia originaria en función del en-tonces art. 109 de la a) las provincias no han delegado al estado federal el dominio de sus bienes, sean éstos
constitución (ahora 127), sostuvo que los conflictos inter-estatales en el marco de un sistema federal asumen — públicos o privados; no obstante, como la legislación sobre las cosas —incluyendo su condición
cuando surten la compe-tencia originaria en el marco del citado artículo— un carácter diverso al de otros casos en
jurídica— es privativa del congreso federal a través del código civil, incumbe a la ley del por existente una trinidad constitucional: municipio-provincia-estado federal. Si bien las competencias
congreso determinar cuáles son los bienes del dominio público (públicos o dominicales) y del municipales se sitúan dentro del área de cada provincia, y los municipios no son sujetos de la relación federal, la
dominio privado de las provincias; base última del municipio provincial arraiga en la constitución federal. Es ésta la que lo reconoce y exige; por eso,
cuando se habla de competencias “duales” (federales y provinciales) hay que incluir y absorber en las provinciales
b) en cambio, creemos que es de competencia provincial la legislación sobre uso y goce de las que pertenecen al sector autonómico del municipio que, no por esa ubicación constitucional, deja de formar
dichos bienes, apartándose del sistema del código civil que sujeta a sus disposiciones dicho uso y parte de la citada trinidad estructural del federalismo argentino.
goce;
c) el dominio de las provincias sobre sus bienes no coincide con la jurisdicción; puede haber El reconocimiento en la reforma de 1994
dominio sin jurisdicción, y así en materia de ríos las provincias tienen el dominio de los que
corren por su territorio, sin perjuicio de la jurisdicción federal del congreso con respecto a la 32. — El actual art. 123 establece:
navegación y al comercio interprovincial. “Cada provincia dicta su propia Constitución, conforme a lo dispuesto por el artículo 5º
asegurando la autonomía municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional,
26. — Sin pretender una enumeración exhaustiva, cabe decir que el principio de integridad político, administrativo, económico y financiero”.
territorial de las provincias rescata a favor de éstas el dominio y la jurisdicción de sus recursos
naturales, su subsuelo, su mar territorial, su plataforma submarina, su espacio aéreo, sus ríos, Su equivalente era el art. 105, que solamente aludía al dictado de la propia constitución.
lagos y aguas, sus caminos, las islas (cuando el álveo es provincial), las playas marinas y las La norma nueva explaya lo que habíamos dado por implícitamente encap-sulado en el viejo art. 5º, en la parte
riberas interiores de los ríos, etc. Las leyes del estado federal opuestas a estos principios deben que obliga a la provincias a asegurar el régimen municipal en sus constituciones locales.
considerarse inconstitucionales.
Actualmente, el nuevo art. 124 reconoce a las provincias el domi-nio originario de los Ahora se consigna expresamente el aseguramiento de la autonomía municipal, conforme al
recursos naturales existentes en su territorio. alcance y contenido que en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero
debe prever la constitución de cada provincia.
27. — Debe quedar a salvo que en toda vía de comunicación interprovincial por tierra, por agua y por aire, la Una dosis mínima —que no viene determinada— es indispensable en las cinco esferas que
jurisdicción es federal a los fines del comercio interjurisdiccional (interprovincial o internacional) y de la señala el art. 123: institucional, política, administrativa, económica y financiera.
circulación y navegación de la misma índole. Similar jurisdicción federal suele reconocerse implícitamente a los
fines de la defensa común.
IV. LA REGIONALIZACIÓN
28. — Respecto de la materia que venimos tratando, debemos decir que en el derecho constitucional
material se ha producido una grave mutación (constitucional) que ha habilitado al estado federal a disponer en Su admisión expresa en la reforma de 1994
varios casos y materias de la integridad territorial de las provincias; valga como ejemplo el caso de las minas; así,
en el caso “Provincia de Mendoza c/Estado Nacional” del 2 de agosto de 1988 la Corte Suprema volvió a reiterar
el criterio del caso “Mina Cacheuta”, de 1979, en el sentido que la competencia del congreso para dictar el código 33. — El texto del actual art. 124 dice:
de minería confería validez constitucional a la ley 17.319 en cuanto a atribuir al estado federal el dominio de los “Las provincias podrán crear regiones para el desarrollo económico y social y establecer
hidrocarburos, lo que según la Corte no atentaba contra la autonomía de las provincias en cuyo territorio se hallan órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines…”.
los yacimientos.
El regionalismo típico como forma de descentralización política de base territorial incuba, a su modo,
III. EL RÉGIMEN MUNICIPAL gérmenes de federalismo. No en vano parte de la doctrina —por ejemplo, Pedro J. Frías— denomina estado
“fédero-regional” al que, como en España e Italia, ofrece esa fisonomía.
Los municipios: de 1853-1860 a 1989
Pero el regionalismo que escuetamente esboza la nueva norma incorporada por la reforma no
responde a esa tipología; en efecto, la constitución federal no intercala una estructura política en
29. — El texto de la constitución histórica alude en el art. 5º al “régimen municipal” en las
la organización tradicional de nuestro régimen, en el que se mantiene la dualidad distributiva del
provincias. El vocablo régimen siempre fue para nuestra opinión un indicio claro de la autonomía
poder entre el estado federal y las provincias (y, dentro de las últimas, los municipios). Las
municipal.
provincias siguen siendo las interlocutoras políticas del gobierno federal, y el nivel de reparto
No obstante, la jurisprudencia tradicional de la Corte sostuvo, hasta 1989, que las competencial. Las eventuales regiones no vienen a sumarse ni a interponerse.
municipalidades eran simples entidades con descentralización administrativa, lo que les asignaba
la cualidad de “autárquicas” pero no de “autónomas”. 34. — Si difícil es definir con precisión lo que es una región, éstas que podrán surgir de la
aplicación del art. 124 no resultan más claras, salvo que sean las afinidades que provoca el
A pesar de ello, ontológicamente, siempre creímos que, más allá de la pauta proporcionada por el art. 5º, los finalismo tendiente al desarrollo económico y social las que nos digan que ése es el criterio
municipios tienen autonomía. Por otra parte, ya el código civil los incluía entre las personas jurídicas “de
existencia necesaria” (ahora, de derecho público).
exclusivo para su formación.
Por eso, parece cierto que la regionalización prevista solamente implica un sistema de
30. — La jurisprudencia tradicional de la Corte sobre la autarquía de los municipios, quedó superada con el relaciones interprovinciales para la promoción del desarrollo que el artículo califica como
fallo del 21 de marzo de 1989 en el caso “Rivademar c/Municipalidad de Rosario”, en el que se destacan diversos económico y social y, por faltar el nivel de decisión política, tales relaciones entre provincias
caracteres de los municipios que no se avienen con el concepto de autarquía, y se sostiene que la existencia regionalizadas habrán de ser, en rigor, relaciones intergubernamen-tales, que no podrán producir
necesaria de un régimen municipal impuesta por el art. 5º de la constitución determina que las leyes provinciales
desmembramientos en la autonomía política de las provincias.
no sólo no pueden omitir establecer municipios sino que tampoco los pueden privar de las atribuciones mínimas
necesarias para el desempeño de su cometido. Este nuevo sesgo del derecho judicial de la Corte, al abandonar uno
anterior ana-crónico, merece computarse como antecedente de la autonomía municipal. Si, por un lado, da la impresión de que las provincias que hayan de crear regiones sobrepasarán —con el
ejercicio de esa competencia y con sus efectos— los límites de sus territorios respectivos, por el otro resta
31. — Más allá de las discusiones doctrinarias, el constitucionalismo provincial desde 1957 y 1985 a la comprender que la regionalización puede no abarcar a todo el ámbito de una provincia sino solamente uno parcial,
actualidad da un dato importante: los municipios provinciales integran nuestra estructura federal, en la que damos incluyendo —por supuesto— a los municipios que queden comprendidos en el espacio que se regionalice.
Coordinando la visión, no creemos que la regionalización equivalga a una descentralización política, porque en el desigual desarrollo entre provincias y regiones, para propender al crecimiento armónico y al
ya dijimos que aun con los órganos que se establezcan para abastecer sus fines no queda erigida una instancia de poblamiento territorial. Estamos ante políticas federales sobre la base del “mapa” regional que ha
decisión política que presente perfiles de autonomía. de trazar el congreso, sin usurpar a las provincias la facultad propia para crear regiones.
La competencia provincial y su alcance
V. LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
35. — No puede dudarse de que la competencia para crear regiones está atribuida a las
provincias pero —lo repetimos— al solo fin del desarrollo económico y social. Su autonomía
Al crear regiones, las provincias pueden establecer órganos con facultades propias.
39. — La reforma de 1994 trazó un lineamiento mínimo para la “autonomía” de la ciudad de
No obstante, estos órganos no son niveles de decisión política; acaso —sí— asambleas de gobernadores, Buenos Aires, previendo la acumulación de tal status con su actual calidad de capital federal.
comités de ministros, secretarías técnicas. El art. 129 establece:
Creada una región, y asignados sus objetivos y sus políticas, la ejecución del plan es competencia de cada “La ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias
provincia integrante de la región. de legislación y jurisdicción, y su jefe de gobierno será elegido directamente por el pueblo de la
En cuanto a los órganos provinciales que pueden ser sujetos de la competencia para acordar la ciudad.
regionalización, lo más sensato es remitirse a las prescripciones de la constitución local de cada una de las
provincias concertantes del tratado. Una ley garantizará los intereses del Estado nacional, mientras la ciudad de Buenos Aires sea
la capital de la Nación.
36. — Que estamos ante una competencia nítidamente provincial es difícil de negar. No en En el marco de lo dispuesto en este artículo, el Congreso de la Nación convocará a los
vano la ubicación normativa del art. 124 corresponde al título que con el nombre de “Gobiernos habitantes de la ciudad de Buenos Aires para que, mediante los representantes que elijan a ese
de Provincia” es el segundo de la segunda parte de la constitución. efecto, dicten el Estatuto Organizativo de sus instituciones.”
Queda en duda —en cambio— si para este regionalismo concurre alguna competencia del
estado federal. Diciéndolo resumidamente, nuestra propuesta es la siguiente: El status de la ciudad de Buenos Aires, diseñado de modo sumamente esquemático, tiene un
a) la competencia para crear las regiones previstas en el art. 124 es de las provincias; eje claro: el régimen de gobierno autónomo que, más allá de divergencias gramaticales, damos
b) el estado federal no puede crearlas por sí mismas, pero por equiparado a autonomía (política) y, todavía más, con el añadido de que tendrá facultades
propias de legislación y jurisdicción.
b’) puede participar e intervenir en tratados entre las provincias y él, a los fines de la
Si procuramos sintéticamente interpretar en armonía la conjunción de un régimen de
regionalización;
autonomía en la ciudad de Buenos Aires con su status de capital federal, podemos sugerir que:
b’’) el mecanismo del anterior subinc. b’) no tolera que primero el estado federal cree
a) el territorio de la ciudad no está ya federalizado totalmente, sino sujeto a jurisdicción
regiones, y después las provincias adhieran a tenor de los mecanismos de una ley-convenio.
federal únicamente en lo que se refiere y vincula a los intereses que en ese territorio inviste el
En definitiva, la vía posible es la de los tratados interjurisdic-cionales del actual art. 125, estado federal, en razón de residir allí el gobierno federal y de estar situada la capital federal;
correspondiente al anterior art. 107.
b) la jurisdicción federal es, entonces, parcial, y de naturaleza o sentido institucional y
competencial, pero no territorial o geográfico, porque el territorio no es federal ni se federaliza.
37. — El engarce que ahora sobreviene obliga a vincular el art. 124 con el art. 75 inc. 19
segundo párrafo. ¿Por qué? Por similitud, puede pensarse (a los efectos de la jurisdicción federal) en el status de los lugares a que alude el
Porque si bien la competencia para crear regiones pertenece a las provincias, el citado inc. 19 ahora inc. 30 del art. 75, que ha reemplazado al anterior inc. 27 del art. 67 (ver nº 43).
deja un interrogante, en cuanto confiere al congreso la facultad de “promover políticas
diferenciadas para equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y re-giones ”. Si hasta la reforma de 1994 nuestra estructura federal se asen-taba en dos pilares, que eran el
Entonces, queda la impresión de que la regionalización que acuerden crear las provincias para estado federal y las provincias —más un tercero dentro de las últimas, que eran sus
el desarrollo económico y social en ejercicio de sus competencias deberá coordinarse —y, mejor municipios— ahora hay que incorporar a otra entidad “sui generis”, que es la ciudad de Buenos
aún: concertarse — para que la regionalización guarde armonía y coherencia con las políticas Aires.
federales diferenciadas del art. 75 inc. 19, todo ello en virtud de que las competencias provinciales No alcanza la categoría de provincia, pero el citado art. 129 le depara un régimen autonómico
siempre se sitúan en el marco razonable de la relación de subordinación que impone la que, de alguna manera, podemos ubicar entre medio del tradicional de las provincias y el propio
constitución federal. de la autonomía municipal en jurisdicción provincial (ver nº 41).
Tal pauta no decae en el caso porque, quizá con más razón que en otros, la creación de regiones por las 40. — Un buen indicio de que no es errada nuestra interpretación viene dado, seguramente, por la previsión
provincias y el establecimiento de órganos para cumplir el fin de desarrollo económico y social proyecta una de intervención federal a la ciudad de Buenos Aires —como tal, y no como capital federal mientras lo siga
dimensión que excede al espacio geográfico y jurisdiccional de cada provincia para extenderse a uno más amplio o siendo— (artículos 75 inciso 31 y 99 inciso 20).
interrelacionado, de forma que no satisfaría a una coherente interpretación constitucional de los arts. 124 y 75 Creemos que individualizar a la ciudad —que por el art. 129 debe ser autó-noma— ayuda a argumentar que si
inciso 19 un ejercicio provin-cial y federal, respectivamente, que pusiera en incompatibilidad o contradicción a las puede ser intervenida es porque su territo-rio no está federalizado y porque, a los fines de la intervención federal,
competencias en juego. se la ha equiparado a una provincia. Si la ciudad mantuviera su federalización mien-tras fuera capital, tal vez
En suma, lo que hay de convergencia en orden al desarrollo no arrasa la diferencia dual de competencias, pero pudiera pensarse que, aun con autonomía, no fuera susceptible de intervención en virtud de esa misma
acá también, en vez de un federalismo de contradicción u oposición, hace presencia un federalismo de federalización territorial.
concertación. Creemos de mayor asidero imaginar que el gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires en un territorio
que, aún siendo sede del gobierno federal y capital de la república, ya no está federalizado, es susceptible de ser
38. — En resumen: ¿qué sería esta especie de “regionalización” a cargo del estado federal a intervenido porque, en virtud de este status, puede incurrir —al igual que las provincias— en las causales previstas
tenor del inc. 19 del art. 75? Solamente una demarcación territorializada que, en los en el art. 6º de la constitución.
agrupamientos que surjan de ella, tendrá la exclusiva finalidad de lograr el ya aludido equilibrio
Cuál es la entidad política de la ciudad
Los “enclaves” en las provincias
41. — La naturaleza de la ciudad de Buenos Aires después de la reforma de 1994 ha abierto
una amplia discusión acerca de lo que significa en el art. 129 la expresión “régimen de gobierno 44. — Para los enclaves que tienen naturaleza de establecimientos de utilidad nacional en el
autónomo”. territorio de la república, el inc. 30 ha reajustado la letra del anterior inc. 27. En efecto, ya no
En tanto algunos sostienen que lo que es autónomo es el “régimen” pero no la ciudad en sí habla de legislación “exclusiva” sino de legislación “necesaria”, habiendo además eliminado la
misma, otros postulamos —aunque con posiciones no idénticas— que la ciudad de Buenos Aires mención de que los establecimientos aludidos se emplazan en “lugares adquiridos por compra o
es ahora autónoma. cesión” en las provincias. Esa legislación necesaria queda circunscripta a los fines específicos del
El debate es importante pero, sin entrar a sus detalles, parece encontrar algunos puntos de establecimiento, y sobre ellos las provincias y los municipios conservan sus poderes de policía e
coincidencia práctica. Así: impositivos, en tanto no interfieran en el cumplimiento de aquellos fines.
a) más allá de la entidad política que se atribuya a la ciudad, queda claro que no se equipara a La redacción actual supera en mucho a la anterior, y se adecua a los parámetros del derecho
la de las provincias; judicial emanado de la Corte Suprema, impidiendo que su jurisprudencia pueda retornar a la
b) cualquiera sea la duda en torno de la autonomía, también surge del art. 129 que: b’) el jefe interpretación que sentó en 1968, y que siempre juzgamos equivocada por no compadecerse con
de gobierno de la ciudad debe ser elegido por el cuerpo electoral; b’’) la ciudad debe tener nuestro federalismo.
facultades de legislación y de jurisdicción (judicial); b’’’) una ley del congreso tiene que
45. — Cuando el ex inc. 27 del art. 67, ahora modificado, deparaba al congreso la competencia de dictar una
garantizar los intereses del estado federal mientras la ciudad sea capital federal; legislación “exclusiva” en los lugares adquiridos por compra o cesión en territorio de las provincias para situar
c) del paisaje completo de la constitución reformada se desprende que la ciudad es establecimientos de utilidad nacional, la citada jurisprudencia sostuvo hasta 1968 que tales lugares no quedaban
actualmente un sujeto de la relación federal. federalizados, y que la “exclusividad” de la legislación del congreso se limitaba a la materia específica del
establecimiento allí creado, subsistiendo en lo demás la jurisdicción provincial.
Como opinión personal mínima, agregamos que:
Entre 1968 y 1976 la Corte varió su criterio, y dio por cierto que los lugares eran de jurisdicción federal
a) afirmar que la autonomía de la ciudad no se iguala con la de las provincias (o sea, es amplia y exclusiva, tanto para legislar como para ejecutar y juzgar.
menor) requiere añadir que es más amplia —o parcialmente distinta— en comparación con la de Desde 1976, la Corte retomó su jurisprudencia anterior a 1968, y así prosiguió manteniéndola en sentencias
los municipios; de los años 1984, 1986, 1989 y 1991. Este derecho judicial vino a consolidar una continuidad que, seguramente,
b) juzgamos suficientemente sólida la opinión que califica a la ciudad como un municipio indujo a que la reforma constitucional de 1994 desembocara en la norma citada del inc. 30 del art. 75.
“federado” (porque como ciudad es sujeto de la relación federal) y, quizá, no demasiado diferente
de lo que cierto vocabulario entiende por “ciudad-estado”. Los territorios nacionales
46. — No obstante que el inc. 15 del art. 75 sigue previendo, con la misma redacción que tuvo como inc. 14
VI. LOS LUGARES DE JURISDICCIÓN FEDERAL del art. 67 antes de la reforma de 1994, la competencia del congreso para legislar sobre la organización,
administración y gobierno que deben tener los territorios nacionales que queden fuera de los límites asignados a
Las innovaciones con la reforma de 1994 las provincias, hay que recordar que actualmente no existe ninguno de esos territorios —también denominados,
mientras los hubo, “gobernaciones”—.
42. — El inc. 30 del art. 75, sustitutivo del inc. 27 que contenía el anterior art. 67, está El territorio que hoy forma parte de nuestro estado se compone, exclusiva-mente, de provincias, más la
redactado así: ciudad de Buenos Aires con su régimen autonómico propio según el art. 129, y su status de capital federal.
El último territorio nacional fue provincializado con el nombre de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
“Ejercer una legislación exclusiva en el territorio de la capital de la Nación, y dictar la
Atlántico Sur, y en 1991, como provincia nueva, dictó su primera constitución.
legislación necesaria para el cumplimiento de los fines específicos de los establecimientos de
utilidad nacional en el territorio de la República. Las autoridades provinciales y municipales 47. — En cuanto al sector antártico argentino, que forma parte de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida
conservarán los poderes de policía e imposición sobre estos establecimientos, en tanto no e Islas del Atlántico Sur, debe tenerse presente que se trata de un territorio sometido internacionalmente al Tratado
interfieran en el cumplimiento de aquellos fines”. Antártico de 1959, del que es parte Argentina, y que en lo que aquí interesa congela el “statu quo ante”, de modo
que si bien no implica renuncia o menoscabo de los estados contratantes a cualquier fundamento de reclamación
La ciudad capital de su soberanía territorial en la Antártida, impide formular nuevos reclamos, y crea una serie de limitaciones (no
militarización, prohibición de ensayos nucleares y eliminación de desechos radiactivos, etc.).
43. — En virtud de esta norma, el congreso continúa reteniendo su carácter de legislatura local de la capital VII. LA INTERVENCIÓN FEDERAL
federal —que hoy es la ciudad de Buenos Aires, pero que podría ser otra en el futuro—. Como la ciudad de
Buenos Aires tiene previsto su ya explicado régimen autonómico en el art. 129, entendemos que mientras retenga La garantía federal
el carácter de capital federal el congreso sólo podrá legislar para su ámbito específico con el objetivo bien
concreto de garantizar los intereses del estado federal, conforme al citado art. 129. 48. — Nuestra constitución prevé la llamada garantía federal.
De tal modo, la “letra” del art. 75 inc. 30, en cuanto otorga al congreso la competencia de “ejercer una
legislación exclusiva en la capital de la Nación”, debe entenderse así: La garantía federal significa que el estado federal asegura, protege y vigila la integridad, la autonomía y la
a) mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital, esa legislación del con-greso no puede ser “exclusiva”, subsistencia de las provincias, dentro de la unidad coherente de la federación a que pertenecen. La propia
porque el art. 129 confiere a la ciudad “facultades propias de legislación”; intervención federal es el recurso extremo y el remedio tal vez más duro que se depara como garantía federal.
b) la “exclusividad” de la legislación del congreso en la capital federal sólo regirá cuando la capital se
traslade a otro lugar que no sea la ciudad de Buenos Aires; El art. 5º declara que el gobierno federal garantiza a cada provincia el goce y ejercicio de sus
c) lo dicho en los incs. a) y b) se esclarece bien con el párrafo primero de la disposición transitoria instituciones bajo las precisas condiciones que consigna: a) adecuación de la constitución
décimoquinta. provincial a la forma representativa republicana, y a los principios, declaraciones y garantías de
la constitución federal; b) aseguramiento de la administración de justicia, del régimen municipal
Ver acápite V. y de la educación primaria por parte de las provincias.
Se exterioriza así el condicionamiento de la garantía federal a través de la relación de
subordinación típica de los estados federales. La finalidad de la intervención dispuesta para garantizar la for-ma republicana de gobierno
puede advertirse en dos sentidos: a) mantener la relación de subordinación propia del
El art. 6º y los tipos de intervención federalismo, preservar la similitud de formas políticas entre las provincias y el estado federal, y
asegurar la reproducción del esquema trazado por la constitución federal; b) obligar a las
49. — El art. 6º regula la llamada intervención federal. Ciertos dislocamientos o peligros que provincias a acatar el condicionamiento impuesto por el art. 5º para depararles el goce y ejercicio
perturban o amenazan la integración armónica de las provincias en la federación, dan lugar a la de sus instituciones.
intervención federal con miras a conservar, defender o restaurar dicha integración. Y ello tanto en La garantía federal juega en la intervención tendiente a tutelar la forma republicana, como una
resguardo de la federación “in totum”, cuanto de la provincia que sufre distorsión en la unidad facultad y una obligación del estado federal, que tanto puede significar sanción a la provincia que
federativa. la perturba, cuanto simultáneamente reconstrucción o restauración de sus instituciones (que, a su
vez, implica conservación de las mismas dentro de la compatibilidad y congruencia impuestas por
Hay que tener en cuenta que el citado art. 6º habla de intervenir “en” el “territorio” de las provincias, y no la forma federal).
de intervenir “a” las provincias, o “las provincias”, lo que da pie para interpretar que la constitución no impone
necesaria ni claramente que la intervención haga caducar, o sustituya, o desplace, a las autoridades provinciales. La finalidad de la intervención dispuesta para repeler invasiones exteriores es de seguridad,
Sin embargo, con la reforma de 1994, el art. 75 en su inc. 31 establece: “Disponer la intervención federal “a” tanto para la federación cuanto para la provincia. Luce en ella el carácter protector o tuitivo de la
una provincia o a la ciudad de Buenos Aires. medida.
Se puede entonces advertir comparativamente que mientras el art. 6º habla de intervenir “en el territorio de las
provincias”, el inc. 31 —y su correlativo 20 del art. 99— mencionan la intervención “a una provincia o…”. 52. — La segunda intervención es dispuesta por el gobierno federal a pedido de la provincia.
Además, se ha previsto la viabilidad de la intervención federal a la ciudad de Buenos Aires, debido al régimen Son las “autoridades constituidas ” de la provincia las que han de demandar la intervención,
autonómico que le asigna el nuevo art. 129. respondiendo a dos situaciones:
a) para ser sostenidas;
50. — El “gobierno federal” interviene: b) para ser restablecidas.
a) por sí solo: para garantizar la forma republicana de gobierno, o repeler invasiones En ambos casos, tanto si concurre:
exteriores;
a) sedición;
b) a requisición de las autoridades constituidas: para sostenerlas o restablecerlas, si hubieran
sido depuestas por sedición o por invasión de otra provincia. b) invasión de otra provincia.
Está claro que si el art. 6º prevé la intervención para “sostener” a las autoridades provinciales,
La causas de intervención se pueden sintetizar así: la amenaza de deposición es causa suficiente.
La finalidad de esta intervención, sea su causa puramente doméstica (sedición) o
1) Sin pedido de la a) garantizar la forma republicana interprovincial (invasión de otra provincia) es fundamentalmente protectora o conservadora, y se
provincia alterada en la provincia endereza a ayudar a las autoridades locales; no obstante, puede involucrar un carácter de sanción
(por decisión propia PARA o
del gobierno federal) b) repeler invasiones exteriores o represión con respecto a los protagonistas del hecho delictuoso de la sedición o de la invasión.
Estas figuras están aludidas en los arts. 22 y 127 de la constitución, pero no es impres-cindible
a) sedición que la sedición coincida con un tipo criminoso del código penal. Los conflictos internos de
2) Con pedido de a) sostenerlas si han (dentro de
las autoridades PARA o sido des- la provincia)
poderes locales no encuadran en esta causal de intervención (según el caso, podrían configurar, a
de la provincia b) restablecerlas tituidas POR o lo sumo, alteración de la forma republicana de gobierno).
(o ame- b) invasión de El auxilio de la intervención debe ser requerido por las autoridades constituidas de la
nazadas) otra provincia
provincia. Debe entenderse por tales los órganos titulares de alguno de los tres poderes:
gobernador, legislatura, superior tribunal de justicia, aun cuando el texto originario de 1853
Las causas de la intervención federal se pueden superponer. Así, si la sedición local destituye a los miembros
mencionaba sólo al gobernador y a la legislatura. En caso de estar funcionando una convención
de la legislatura, y el gobernador, en represalia, disuelve o clausura la legislatura, se acumulan dos causas de reformadora de la constitución provincial, ella también entraría en la categoría de autoridad
intervención: la destitución de autoridades constituidas, y la alteración de la forma republicana de gobierno. constituida.
El supuesto de intervención para repeler una “invasión extranjera” a una provincia puede superponerse a la
declaración del estado de sitio por causa de “ataque exterior”; y la alteración de la “forma republicana”, la De existir duda acerca de la calidad de una autoridad provincial para saber si es o no constituida, debe
“sedición”, o la “invasión por otra provincia” pueden, según el caso, coincidir con la “conmoción interior” para atenderse al hecho de que tal autoridad haya sido reconocida oficialmente por alguna autoridad federal.
encuadrar una hipótesis de estado de sitio.
Si acaso ninguno de los tres órganos titulares del poder pudiera de hecho pedir la
51. — La primera intervención es dispuesta por el gobierno federal “motu proprio”, es decir, intervención, la acefalía total permitiría al gobierno federal presumir la requisitoria para intervenir
sin pedido de la provincia afectada. sin solicitud expresa.
Responde a dos causas: Si hay una causal de intervención por la que el gobierno federal puede intervenir “por sí
a) garantizar la forma republicana de gobierno, lo que supone una alteración en ella; mismo” y se le acumula otra por la que puede intervenir “a requisición” de las autoridades
provinciales, creemos que el gobierno federal tiene suficiente competencia interventora “de
b) repeler invasiones exteriores, lo que supone un ataque actual o inminente.
oficio”, aunque falte el requerimiento provincial.
La forma republicana de gobierno no puede reputarse alterada por cualquier desorden doméstico o conflicto
entre los poderes provinciales. Tan sólo la tipifican: a) los desórdenes o conflictos que distorsionan gravemente la
La aplicación práctica de la intervención federal
separación de poderes, el régimen electoral, etc.; b) el incumplimiento de cualquiera de las tres obligaciones
provinciales de asegurar: el régimen municipal, la administración de justicia, la educación primaria; c) la violación
grave de los principios, declaraciones y garantías de la constitución federal.
53. — El panorama que ofrece el funcionamiento de la intervención federal puede trabajarse constitucionalidad si concurre causa judiciable donde se impugna la intervención. Sin embargo, la
así: a) se ha ejemplarizado la costumbre que habilita a intervenir “la” provincia (en vez de “en” jurisprudencia de la Corte Suprema tiene resuelto, desde el famoso caso “Cullen c/Llerena”, de
la provincia) y a deponer a las autoridades locales, en sus tres poderes o en algunos (hay 1893, que el acto de intervención constituye una cuestión política no judiciable y que, por ende,
intervenciones que sólo han alcanzado al poder judicial), con reemplazo de las mismas no puede discutirse judicialmente la inconstituciona-lidad o invalidez de dicho acto.
autoridades por el comisionado federal (interventor); b) se ha ejemplarizado la interpretación que
permite intervenir a causa de conflictos de poderes locales, y para asegurar el derecho al sufragio; Sin perjuicio de mantener nuestra opinión propicia a la judiciabilidad del acto de intervención en sí mismo,
c) se observa que la intervención requerida por la autoridad provincial se ha usado, en vez de para estamos ciertos que su no judiciabilidad queda referida y circunscripta, en la jurisprudencia de la Corte, a las
sostenerla o restablecerla, para reemplazarla. causas o los motivos que se han invocado para fundar la intervención, pero que son y deben ser judiciables las
cuestiones referentes a la competencia del órgano federal que puede intervenir. Así lo entendieron en 1992 los
votos disidentes de la Corte Suprema cuando se plantearon impugnaciones a la intervención por decreto del
Nuestro derecho constitucional material ha conocido también un tipo de intervención que bien podemos ejecutivo en el poder judicial de la provincia de Corrientes.
llamar preventiva, o sea, que alcanza no sólo a las autoridades provinciales en ejercicio, sino a las futuras que ya
han sido electas. El caso se configuró en 1962, a raíz del triunfo de candidatos provinciales de filiación peronista,
y las intervenciones entonces dispuestas afectaron a las autoridades que se hallaban en el poder y paralizaron la El interventor o “comisionado” federal
asunción de las futu-ras.
La intervención preventiva del tipo comentado parece no sólo invocar la alteración de la forma republicana en 56. — Dispuesta la intervención, cualquiera sea el órgano competente que lo haga, el
el momento de disponerse, sino sobre todo presumir que análoga alteración se configuraría en el caso de instalarse nombramiento del interventor federal corresponde siempre al poder ejecutivo (art. 99 inc. 7º in
en el poder las nuevas autoridades electas. fine).
El interventor es un funcionario federal, que representa al gobierno federal y actúa como
Cuando se parte de la “letra” del art. 6º y, efectuada su interpretación, se la compara con la delegado o comisionado del presidente de la república. Su marco de atribuciones depende del acto
aplicación que se ha hecho de su fórmula, se advierte que en la constitución material la fuente de concreto de intervención, de la finalidad y alcance que le ha asignado el órgano que la dispuso, y
derecho espontáneo (trasladada a las leyes y los decretos que han dispuesto intervenciones de las instrucciones precisas que se impar-tan al interventor por el poder ejecutivo. La extensión
federales) ha desembocado en una mutación constitucional, a veces simple mutación por de aquellas atribuciones debe interpretarse restrictivamente.
interpretación, y otras mutación inconstitucional.
57. — Vimos ya que en el funcionamiento práctico, la intervención ha mostrado desde hace tiempo que el
Dentro de tal mutación, encontramos un aspecto que indudablemente conculca a la constitución, y es el interventor reemplaza a la autoridad provincial a la que se ha dado por cesante (según que la intervención se
siguiente: la intervención federal basada en la invocación de alteración de la forma republicana en la provincia (sin disponga a los tres órganos de poder, a dos, o a uno). Cuando abarca al ejecutivo, el gobernador cesa en su cargo y
que realmente haya existido siempre esa alteración) implica una mutación constitucional transgresora de la es reemplazado por el interventor. Cuando abarca a la legislatura, ésta se disuelve. Cuando abarca al poder
constitución formal que, además, da pie para asegurar que la intervención federal se ha convertido en una de las judicial, el interventor no suplanta a la totalidad de jueces y tribunales provinciales ni ejerce sus funciones, sino
instituciones más desfiguradas, y mal utilizadas, en común con similar fenómeno respecto del estado de sitio. que se limita a reorganizar la administración de justicia, a remover jueces y a designar otros nuevos.
No obstante, si la intervención al poder judicial deja subsistentes a auto-ridades provinciales que poseen —y
El acto de intervención pueden ejercer— la competencia para el nombramiento de jueces, el interventor no debe designarlos por sí mismo,
y tiene que atenerse al mecanismo previsto en el derecho provincial.
54. — El art. 6º encomienda la intervención al “gobierno federal”, sin individualizar qué Cuando se disuelve la legislatura por intervención al órgano legislativo, nosotros reconocemos al interventor
órgano es el competente. ciertas competencias para reemplazarla, incluso dictando decretos-leyes, pero sólo para suplir el no
funcionamiento de la misma legislatura, por analogía con el criterio restrictivo de la doctrina de facto (en esa
La reforma de 1994 vino a esclarecer la ambigua alusión al “gobierno federal”. En efecto, el
competencia se incluye todo lo relacionado con el fin de la intervención federal).
nuevo inc. 31 del art. 75 especifica que es competencia del congreso disponer la intervención
(La facultad legislativa del interventor puede quedar condicionada, si así lo dispone el gobierno federal, a
federal a una provincia o a la ciudad de Buenos Aires. El art. 99 inc. 20 establece que corresponde
previa autorización de éste en cada caso, en algunos, o en todos, o a aprobación del mismo gobierno federal.)
al presidente de la república decretar la intervención federal en caso de receso del congreso, y
que debe convocarlo simultáneamente para su tratamiento. Por fin, el ya citado inc. 31 del art. 75
58. — La intervención no extingue la personalidad jurídica de la provincia, ni suprime su
le asigna al congreso aprobar o revocar la intervención decretada durante su receso por el poder
autonomía. El interventor debe respetar la constitución y las leyes provinciales, apartándose sólo
ejecutivo.
y excepcionalmente de ellas cuando debe hacer prevalecer el derecho federal de la intervención, y
ello, por la supremacía de la constitución. Los actos cumplidos por las autoridades provinciales en
La praxis en la constitución material acusaba ejercicio de la competencia interventora por el ejecutivo, a
veces en receso del congreso, y otras también mientras se hallaba en período de sesiones. Ahora se introduce un el lapso que promedia entre el acto que dispone la intervención y la asunción del interventor son,
deslinde, y el titular nato de esa competencia es el congreso, invistiéndola limitadamente el ejecutivo durante el en principio, válidos.
receso congresional, y debiendo convocarlo simultáneamente. Es así para que disponga de andamiento funcional En la medida en que caducan autoridades provinciales y sus funciones son asumidas por el
la siguiente previsión del mismo inc. 31, en la parte donde añade que el congreso aprueba o revoca la interventor, éste es, además de funcionario federal, un sustituto de la autoridad provincial, y en
intervención decretada durante su receso por el poder ejecutivo.
este carácter local puede proveer a las necesidades locales, según lo ha reconocido la
La cláusula así formulada nos parece suficientemente ortodoxa con la mejor interpretación doctrinaria que se jurisprudencia de la Corte Suprema.
vino efectuando antes de la reforma. A la vez, ha alcanzado precisión el otorgamiento de la facultad de
intervención que el art. 6º hace globalmente al gobierno federal.
59. — El derecho judicial derivado de la jurisprudencia de la Corte Suprema tiene resuelto que el interventor
o comisionado federal es representante directo del poder ejecutivo federal y asume toda la autoridad conducente a
55. — El acto de intervención, cualquiera sea el órgano que lo emita, es siempre de naturaleza los fines de la intervención. Ejerce los poderes federales expresos y transitorios que se le encomiendan, y su
política. Cuando lo cumple el congreso, se reviste de forma de ley. nombramiento, sus actos y sus responsabilidades esca-pan a las leyes locales. No es admisible, por ende, la
El órgano que dispone la intervención es el que pondera si existe la causa constitucional para impugnación de actos del interventor so pretexto de no ajustarse al derecho local; ello porque en
aplicación del art. 31 de la constitución, el derecho federal prevalece sobre el derecho provincial (véase el célebre
ella.
caso “Orfila Alejandro” —fallado en 1929—).
La intervención federal es una medida de excepción y, como tal, ha de interpretársela con En la misma jurisprudencia de la Corte encontramos asimismo esta otra afirmación: “el tribunal ha declarado,
carácter restrictivo. La prudencia del órgano interviniente se ha de extremar al máximo. Su con cita de antiguos precedentes, que los interventores federales, si bien no son funcionarios de las provincias,
decisión, pese a ser política, debe quedar, a nuestro criterio, sujeta a revisión judicial de
sustituyen a la autoridad local y proveen al orden administrativo de ellas, ejerciendo las facultades que la m) la centralización federal de servicios que son susceptibles de división territorial;
constitución nacional, la provincial, y las leyes respectivas les reconocen”.
n) las políticas y los comportamientos de los partidos políticos “nacionales”;
60. — Las precauciones que han tomado algunas provincias en sus constituciones, circunscribiendo y ñ) la transferencia de organismos de seguridad social de las provincias a la administración
limitando las facultades de los interventores federales, o estableciendo el efecto de las ejercidas una vez que la federal;
intervención ha concluido, obedecen al recelo suscitado por la experiencia de intervenciones poco o nada
constitucionales. Pero pensando ortodoxamente en una intervención dispuesta dentro del espíritu y la letra de la
o) las políticas económicas centrales.
constitución federal, conforme a causas reales, y sin exceder de ese marco, creemos que las provincias no pueden
dictar normas que obsten a la intervención federal. La suerte de tales disposiciones en cuanto a su validez y El federalismo concertado
constitucionalidad no sería exitosa si se las impugnara judicialmente. No resulta objetable, en cambio, el principio
que consiente la revisión provincial ulterior de los actos del interventor que se cumplieron con apartamiento de 64. — En la dinámica de nuestro federalismo, Pedro J. Frías ha sido el introductor de una imagen atrayente: la
normas locales preexistentes. del federalismo “concertado”.
Hacia 1958 se inicia un federalismo de negociación, que una década des-pués entra en el ciclo de la
61. — Aun cuando hemos dicho que conforme al derecho judicial vigente el acto de intervención no es “concertación”. Se trata del arreglo interjurisdiccional de numerosas cuestiones para viabilizar un federalismo
judiciable, sí son justiciables los actos de los interventores; toda cuestión judicial que se suscita acerca de medidas posible en el cual, sin desfigurar el esquema de la constitución formal, las convergencias se procuran alcanzar con
adoptadas por ellos en ejecución de la intervención, es ajena a la competencia de los tribunales provinciales, ya base contractual.
que por la naturaleza federal de la intervención debe intervenir la justicia federal.
Se trata de comprender al federalismo más allá del cuadro estricto de la constitución formal, pero de manera
Se exceptúan los actos llevados a cabo por los interventores como autoridad local —por ej., las normas de muy compatible con su espíritu, como un “modo” y una “técnica” de encarar los problemas que rondan el reparto
derecho provincial que dictan, o los actos administrativos que cumplen en reemplazo del gobernador—. de competencias, a las que ya no se interpreta como solitarias o inconexas, sino como concertables
coordinadamente. No se trata, en cambio, de alterar el reparto constitucional, porque las competencias derivadas
de él no resultan susceptibles de transferencia, delegación ni intercambio pactados. Se trata, sí, de no aislar ni
VIII. LA DINÁMICA DEL FEDERALISMO oponer competencias, sino de coordinarlas. Y ahí está el campo de la concertación. El derecho que hemos llamado
“intrafederal” suministra los instrumentos o vías.
Sus debilidades
El principio de lealtad federal
62. — Nuestro régimen federal ha transcurrido por la dinámica propia de casi todos los
federalismos. Esa dinámica no significa sólo movimiento y transformación, sino a veces también 65. — La doctrina conoce, con cierta similitud respecto de doctrina y jurisprudencia alemanas, el principio
perturbación y crisis, llegando en algunos casos a violación de la constitución. Se habla, en esos denominado de lealtad federal o buena fe federal. Sintéticamente trasvasado a nuestro derecho constitucional,
supuestos, de desfederalización. supone que en el juego armónico y dual de competencias federales y provinciales que, para su deslinde riguroso,
pueden ofrecer duda, debe evitarse que tanto el gobierno federal como las provincias abusen en el ejercicio de esas
Por un lado, es frecuente observar en las federaciones una tendencia progresiva a incrementar las competencias, tanto si son propias como si son compartidas o concurrentes; en sentido positivo, implica asumir
competencias del gobierno federal, lo cual sin destruir necesariamente la estructura federal, inclina el platillo de la una conducta federal leal, que tome en consideración los intereses del conjunto federativo, para alcanzar
balanza hacia la centralización. Por otro lado, necesidades económicas, situaciones de emergencia, el liderazgo del cooperativamente la funcionalidad de la estructura federal “in totum”.
poder ejecutivo, etc., son proclives a robustecer las competencias federales. En esta tensión entre la fuerza Hay alguna relación entre el federalismo concertado y la lealtad federal. Al menos implícitamente, la lealtad
centrípeta y la centrífuga, entre la unidad y el pluralismo, no siempre la declinación del federalismo obedece al federal presupone una cooperación recíproca entre el estado federal y las provincias. Y como la concertación
avance del gobierno federal; en muchos casos, los estados miembros debilitan su fuerza y hasta delegan sus también es una forma de cooperación, el acercamiento entre el federalismo concertado y la lealtad federal
competencias sin mayor oposición, al gobierno federal, a quien a menudo acuden asimismo en demanda de cooperativa sugiere algunos nexos.
subsidios o soluciones.
63. — En el derecho constitucional argentino, múltiples factores acusan una centralización. IX. EL ESQUEMA DEL FEDERALISMO DESPUÉS
Sin poder pasar revista a todos ellos, señalamos: DE LA REFORMA DE 1994
a) la práctica de las intervenciones federales; La nueva normativa
b) el régimen impositivo muy concentrado en el gobierno federal;
c) los subsidios y aportes a las provincias con fondos del “tesoro nacional”; 66. — Se puede vislumbrar en un sector de la doctrina un fortalecimiento del federalismo a
d) la mutación constitucional a través de la cual, por vía de tratados internacionales, el estado raíz de varias normas introducidas por la reforma de 1994, en tanto —en contraposición— otros
federal regula materias que en el reparto interno son de competencia provincial; valoran que se lo ha esfumado en algunos aspectos.
e) las épocas de facto; Los primeros citan a su favor los arts. 124 y 75 incisos 2º, 3º, 19 y 30; los otros remiten al
sesgo partidario que por la designación del tercer senador se le ha introducido al senado, y al
f) las crisis económicas; sistema de elección directa del presidente y vicepresidente, que desequilibra el peso electoral entre
g) el régimen de las leyes-contrato; unas pocas provincias y la ciudad de Buenos Aires —por un lado— y el resto de los distritos —
h) la adopción por las provincias en sus jurisdicciones de leyes que imitan o reproducen a las por el otro—.
del gobierno federal en su jurisdicción; ¿Quién tiene razón? Seguramente hay verdades de ambos lados de la disyunción, pero el
i) la intromisión del estado federal en el poder constituyente provincial, autorizando reformas balance final parece darla a quienes entienden que el nuevo texto aporta positivamente al
fuera del marco señalado por las constituciones provinciales (caso de 1949); federalismo o, al menos, brinda oportunidad para vigorizarlo.
j) la anulación por el gobierno federal de elecciones provinciales;
Hemos de recordar asimismo que la adjudicación a la ciudad de Buenos Aires de un status autonómico
k) la imposición por el gobierno federal de un sistema electoral para la designación de intercala en la estructura constitucional de descentralización política una nueva entidad que, sin ser provincia,
autoridades provinciales; tampoco es un municipio sino, tal vez, lo que aproximadamente se podría denominar una “ciudad-estado”, o un
“municipio federado”.
l) el desapoderamiento por el estado federal de porciones territoriales y recursos naturales de
las provincias;
Lo demás, en orden a materia impositiva, aparece en el art. 75 inc. 2º sobre coparticipación;
en tanto, con relación al desarrollo y al progreso económico que vienen aludidos en el primer I. LA PARTE DOGMÁTICA DE LA CONSTITUCIÓN. - La evolución del constitucionalismo clásico. Las tres
párrafo del inc. 19 del mismo art. 75 hay que computar el párrafo segundo en cuanto obliga a generaciones de derechos. Los derechos humanos. - Las declaraciones de derechos: su génesis histórica e
ideológica. El “fundamento” de los derechos. Las normas. - El sistema de derechos al despuntar el siglo XXI.
proveer al crecimiento armónico de “la nación” y al poblamiento de su territorio, y a promover II. LOS DERECHOS EN NUESTRO ACTUAL DERECHO CONSTITUCIONAL. -El sistema de derechos y la reforma de
políticas diferenciadas que equilibren el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones. En 1994. Los tratados internacionales de derechos humanos. - La democracia y el sistema de valores en la
este arco normativo parece hacer presencia federal una igualdad de oportunidades, de reforma de 1994. - Listado de los derechos personales. - Un agrupamiento de materias relacionadas con los
posibilidades y de trato a favor de las provincias, similar a la que otras normas nuevas diseñan derechos. - Los derechos humanos y la inter-pretación. III. LA CARACTERIZACIÓN DE LOS DERECHOS Y DE SU
DECLARACIÓN. - Las pautas fundamentales. Los derechos y la responsabilidad del estado. - El sujeto activo (o
respecto de las personas físicas. titular) de los derechos. - El sujeto pasivo de los derechos. - Las obligaciones constitucionales que reciprocan a
Si empalmamos lo expuesto con la distribución de recursos que en la coparticipación federal los derechos. Los derechos “por analogado” y la obligación “activamente universal”. - El ámbito territorial y
impositiva impone el citado art. 75 inc. 2º hallamos menciones a la equidad y solidaridad en el personal de aplicación de la declaración de derechos. - Las situaciones jurídicas subjetivas que no son derechos
subjetivos. IV. EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. - Su encuadre y sus
reparto, tanto como a la prioridad que ha de darse al logro de un grado equivalente de desarrollo, características. - El estado, sujeto pasivo. - El derecho internacional y el derecho interno. - El rango del derecho
calidad de vida e igualdad de oportunidades. ¿Para quién o para quiénes? Para todas las entidades internacional de los derechos humanos en el derecho interno argentino. - Las obligaciones del estado. - El
políti-cas que componen la unidad territorial federativa —según lo permite dar a entender el art. derecho humanitario y de refugiados. - Las obligaciones de las provincias. V. EL DERECHO PÚBLICO
75 inc. 19—, y para todas las personas, in-cluidos en este último sector las que integran a los PROVINCIAL Y LOS DERECHOS HUMANOS. -El posible acrecimiento de los derechos del plexo federal. VI. LOS
DERECHOS Y LA LEGITIMACIÓN PROCESAL. - La legitimación, problema constitucional. La legitimación para
pueblos indígenas aludidos en el inc. 17. promover el control constitucional. - El juez y la legitimación. VII. LOS PRINCIPIOS DE LEGALIDAD Y DE
RAZONABILIDAD. - La formulación y la finalidad del principio de legalidad. El tránsito del principio de
67. — Veamos un somero paisaje de lo que en la letra del texto reformado creemos que puede legalidad al de razonabilidad. La regla de la razonabilidad. La
sintetizarse de la siguiente manera: formulación y finalidad del principio.
a) Se esboza un federalismo de concertación y participación —sobre todo en el art.
75 inc. 2º—.
I. LA PARTE DOGMÁTICA DE LA CONSTITUCIÓN
b) Se introduce la novedad de que el senado debe ser cámara de origen para ciertos proyectos
relacionados con el federalismo —art. 75 incs. 2º y 19—. La evolución del constitucionalismo clásico
c) La antigua cláusula del progreso (ex art. 67 inc. 16, ahora art. 75 inc. 18) con la añadidura
del inc. 19 en el art. 75 se endereza a un desarrollo que tenga equilibrio provincial y regional y 1. — A la parte dogmática le hemos dado el nombre de derecho constitucional de la libertad,
que atienda al pluralismo territorial de situación, de modo semejante a como lo insinúa también el porque allí se centraliza un núcleo que coincide con el de la democracia, al conferir instalación a
inc. 2º en materia de coparticipación, reparto, transferencia de competencias, servicios y la persona humana de acuerdo con su dignidad, su libertad y sus derechos.
funciones, y diseño del organismo federal de control y fiscalización. La fisonomía de la constitución que resuelve de ese modo el status personal del ser humano
d) Lo dicho en el anterior inc. c) permite delinear los principios de solidaridad y lealtad en el estado, pone en intersección a la defensa y promoción de sus derechos y libertades con la
federales. limitación del estado y del poder para seguridad de las personas.
e) En aplicación a la materia educativa, se pone atención en las particularidades provinciales En este sentido, la parte dogmática no se incomunica con la parte orgánica sino, todo lo
y locales (art. 75 inc. 19), a tenor de lo que hemos señalado en los precedentes incisos c) y d). contrario, guarda con ella una relación inescindible.
f) Se aclara que en los establecimientos de utilidad nacional en el territorio del país, las
provincias y los municipios retienen sus poderes de policía y de imposición en tanto no interfieran 2. — El constitucionalismo clásico o moderno, surgido a fines del siglo XVIII con la independencia de las
colonias inglesas de Norteamérica y con la constitución de los Estados Unidos, tuvo el carácter de una reacción
en el cumplimiento de los fines de dichos establecimientos (art. 75 inc. 30). contra las formas de organización política que fueron propias del absolutismo monárquico, y colocó como eje a la
g) Se reconoce a las provincias el dominio originario de los recursos naturales que existen en libertad y a los derechos civiles que, en esa perspectiva, fue habitual calificar como derechos “individuales”.
sus territorios (art. 124).
h) Se les concede la facultad de conservar organismos locales de seguridad social para sus Se trata de una categoría que cobró naturaleza de derechos públicos subjetivos del hombre
empleados públicos y para los profesionales (art. 125). “frente” o “contra” el estado. El sujeto pasivo era el estado, y la obligación fundamental que
había de cumplir para satisfacer aquellos derechos era la de omisión: no debía violarlos, ni
i) Se especifican explícitamente algunas competencias concurrentes entre estado federal y
impedir su goce, ni interferir en su ejercicio. Por eso se lo diseñó como un estado abstencionista.
provincias —por ejemplo, en los artículos 75 inc. 2º; 41; 75 inc. 17; 125 (tanto en el párrafo
primero que mantiene la redacción del ex art. 107, como en el párrafo segundo agregado por la Paulatinamente, el horizonte se fue ampliando, hasta: a) considerar que también los
reforma, donde se reconoce la facultad local para promover el progreso económico, el desarrollo particulares son sujetos pasivos, junto con el estado, obligados a respetar los derechos del
humano, la generación de empleo, la educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura). hombre; b) añadir a la obligación de omitir violaciones, la de dar o de hacer algo en favor del
titular de los derechos.
j) Se reconoce expresamente la autonomía de los municipios provinciales (art. 123).
k) Se prevé la facultad de las provincias para crear regiones (art. 124). Conforme a la cosmovisión liberal de la época, este primer constitucionalismo de la etapa inicial se denomina
l) Se autoriza a las provincias a concertar ciertos acuerdos internacionales en forma limitada constitucionalismo liberal, y el estado por él organizado: estado liberal.
(art. 124).
3. — Las transformaciones sociales y las valoraciones colectivas en avance dieron después
m) El reconocimiento expreso de los pueblos indígenas argentinos permite que las provincias
lugar a un segundo ciclo, que tiene inicio en este siglo XX, y es el del constitucionalismo social.
ejerzan en su jurisdicción las competencias que invisten en concurrencia con el congreso federal
La primera constitución de este sesgo es la mexicana dictada en Querétaro en 1917, patrimonio de
(art. 75 inc. 17).
nuestra América latina, a la que siguió la alemana de Weimar de 1919, de mayor difusión
universal. Después de la segunda postguerra, el constitucionalismo social cobró curso y auge con
CAPÍTULO IX las constituciones de Italia y de Bonn en Alemania, a las que acompañaron años más tarde la
EL SISTEMA DE DERECHOS
española de 1978, la peruana de 1979, la colombiana de 1991, la portuguesa de 1976 — de normas sobre derechos en el articulado de la constitución bien puede significar que se los reputa implícitos, y
para limitar los ejemplos, porque son muchísimos más, hasta la actualidad—. que se considera innecesario y hasta sobreabundante consignar su serie por escrito en un catálogo.
El constitucionalismo social no hace amputaciones al constitucio-nalismo clásico, sino que lo El ejemplo vuelve a probar que mucha veces lo que queda silenciado o implícito en la constitución formal
equivale a un espacio donde la interpretación y la integración deben alcanzar a descubrir e incluir derechos,
completa y amplía, porque a los clásicos derechos civiles o individuales les agrega los derechos valores y principios.
sociales, que ahora se desglosan en económicos, sociales y culturales.
En nuestra tradición latina, la afición al derecho escrito —en cambio— nos ha acostumbrado a incorporar
normas expresas sobre derechos.
4. — La democracia liberal pasa a ser democracia social; el estado liberal avanza hacia el
estado social (o social y democrático de derecho); la igualdad formal ante la ley adiciona la
igualdad real de oportunidades; los derechos ya no van a quedar satisfechos solamente con el 8. — Es esta normativa la que recibe el nombre de declaración de derechos. Los derechos “se
deber de abstención u omisión a cargo del sujeto pasivo, sino que muchos de ellos van a ser declaran”.
derechos de prestación, de crédito o de solidaridad, en reciprocidad con obligaciones de dar y de El fenómeno es histórico, porque tiene cronologías que dan tes-timonio de su aparición y de
hacer por parte del sujeto pasivo; y el estado no limitará su papel frente a los derechos en el su seguimiento. Lo que con anteriori-dad al constitucionalismo no existía, empezó a existir con él
reconocimiento, el respeto y la tutela, sino que deberá además promoverlos, es decir, moverlos en las constituciones escritas, que también fueron novedad respecto del pasado.
hacia adelante para hacer posible su disponibilidad y su acceso a favor de todas las personas, En alguna medida, cabe asimismo afirmar que los derechos en sí mismos son históricos
especialmente de las menos favorecidas. porque, por más ascendencia o fuente suprapositiva o extrapositiva que se les reconozca, son
captados, pretendidos, propuestos, valorados y formulados normativamente como derechos de
Ello significa que ha de estimularlos, ha de depararles ámbito propicio, ha de crear las condiciones de todo acuerdo a las necesidades humanas y sociales en cada circunstancia de lugar y de tiempo,
tipo para hacer accesible a todos su efectivo goce y ejercicio. Es decir, se trata de facilitar su disfrute en la
conforme a las valoraciones colectivas, y a los bienes apetecidos por una determinada sociedad.
dimensión sociológica, o, de otro modo, de que alcancen vigencia sociológica. La formulación escrita en el orden
normativo ya no basta.
9. — ¿De dónde surge, o cuál es el origen de la inscripción formal de los derechos en las constituciones
Se alega, con razón, que los derechos “imposibles” (es decir, los que un hom-bre no alcanza a ejercer y modernas?
gozar) necesitan remedio. El adjetivo “imposibles”, que a veces se sustituye por “bloqueados” o “castrados”, alude
Para ello debemos distinguir dos aspectos: a) una cosa es el origen o la fuente ideológica que han dado
a derechos que, por deficientes condicionamientos sociales, económicos, culturales, políticos, etc., resultan
contenido a la declaración de derechos; b) otra cosa distinta es la fuente u origen formales de su
inaccesibles para muchos hombres. No lograr trabajo, vivienda, remuneración suficiente, posibilidad de atender la
constitucionalización escrita.
salud o de educarse, etc., son ejemplos de derechos imposibles cuando el obstáculo impeditivo es ajeno a la
voluntad del hombre y proviene de malas o injustas situaciones sociales. En orden a lo primero, creemos que la línea doctrinaria del derecho natural a través de todas sus vertientes —
greco-románica, cristiana, racionalista, liberal, y con mayor proximidad histórica, hispano-indiana, norteamericana
La constitución de Italia declara en su art. 3º que “incumbe a la república remover los obstáculos de orden
y francesa— amasó progresivamente el contenido de la declaración de derechos como reconocimiento
económico y social que, limitando de hecho la libertad y la igualdad de los ciudadanos, impidan el pleno
constitucional del derecho natural.
desarrollo de la persona humana y la efectiva participación de todos los trabajadores en la organización política,
económica y social del país”. En orden a lo segundo, la aparición histórica de textos escritos donde se declaran los derechos parece derivar
de las colonias inglesas de Norteamérica y de los Estados Unidos; o sea, que la filiación de la forma legal de la
Fórmulas equivalentes registra el derecho comparado —por ejemplo, la constitución de España— y también declaración es americana y no francesa, precediendo en varios años a la famosa declaración de los derechos del
el derecho público provincial argentino. hombre y del ciudadano de la revolución de 1789. Por eso, Jellinek ha podido decir que sin los Estados Unidos
Las tres generaciones de derechos acaso existiera la filosofía de la libertad (ideario o sustrato ideológico de la declaración de derechos), pero no la
legislación de la libertad (formalidad constitucional de su inscripción positiva).
5. — En la actualidad, el plexo de derechos humanos se descompone en tres categorías, según En este rastreo sobre la génesis de la declaración de derechos se acusa, simultáneamente, la evolución en el
el orden cronológico en que fueron apareciendo históricamente. Se habla, así, de tres contenido de la misma, lo que equivale al tema de su fuente ideológica. Desde los albores del constitucionalismo
“generaciones” de derechos por la época en que se generó cada una. Los derechos de la primera moderno hasta hoy, puede consentirse —en una apreciación global— que el trasfondo doctrinario del contenido y
de la formulación de la declaración de derechos está dado por una valoración positiva de la persona humana.
generación fueron —y continúan siendo— los clásicos derechos civiles y políticos; los de la
Podría aludirse al personalismo humanista. Pero el modo histórico-temporal de valorar al hombre no ha sido el
segunda generación emergen como derechos sociales, económicos y culturales (o derechos mismo en el siglo XVIII, en el XIX y en el actual. El plexo de derechos se ha ido incrementando con el transcurso
sociales, en conjunto) con el constitucionalismo social en el siglo XX; los derechos de la tercera del tiempo, al acrecer las pretensiones colectivas y ampliarse las valoraciones sociales.
generación atisban incipientemente desde hace escaso tiempo, e incluyen el derecho a la paz, a la El fenómeno apunta a la apertura, optimización y maximización del sistema de derechos humanos que, sin
cultura, a un medio ambiente sano, a la comunicación e información, etc. Podrían titularse incurrir en exageraciones inflacionarias, debe ser tenido muy en cuenta para conferir holgura progresiva a los
“derechos colectivos ”. derechos.
Los derechos humanos El “fundamento” de los derechos
6. — Originariamente, los derechos del hombre han solido denominarse “derechos individuales”. 10. — Que la declaración donde constan constitucionalmente los derechos surge de una
Actualmente, conviene más aludir a la persona humana y no al individuo por múltiples razones, especialmente de decisión del poder constituyente que es autor de la constitución no equivale a decir que los
índole iusfilosófica, y ha cobrado curso la locución “derechos humanos ” como otra categoría histórica, propia del
derechos son una dádiva graciosa que el constituyente hace voluntariamente porque
sistema democrático.
discrecionalmente así lo quiere. Los derechos no son “lo que” el estado dice que son, ni son “los
Los derechos humanos imponen la exigencia de su plasmación y vigencia sociológica en el derecho
que” el estado define como siendo derechos. Hay que descartar este positivismo voluntarista que
constitucional, en el que, una vez positivizados, parte de la doctrina los apoda “derechos fundamentales ”.
encadena los derechos a la voluntad del estado, y afirmar —a la inversa— que la constitución
“reconoce” los derechos, pero no los “constituye” como derechos.
Las declaraciones de derechos: su génesis histórica e ideológica
Bien puede, una vez marginado el positivismo voluntarista, hacerse referencia a un fundamento de los
7. — La constitución de Filadelfia de 1787, en Estados Unidos, no contenía en su texto originario una
derechos que calificamos como “el objetivismo”. El objetivismo en sus múltiples variantes diferenciables —
declaración de derechos. Hubo que aguardar unos años hasta que hizo las veces de tal el grupo de las diez y las
algunas sumamente distanciadas de otras— encuentra siempre algún fundamento “objetivo” que se halla fuera de
catorce enmiendas primeras. Esto revela que, según la tradición histórico-cultural de una sociedad, la inexistencia
la subjetividad valorativa de cada uno y de la voluntad indi-vidual.
La reforma de 1994 ha impregnado a la constitución, según nuestro punto de vista, de fuertes y claros perfiles
11. — Si hiciéramos una enumeración de los posibles fundamentos objetivos de los derechos, para luego de constitucionalismo social. En la vigencia normológica, el texto y su “con-texto” acusan una indudable
afirmar que el derecho constitucional tiene que remitirse a uno o más de ellos a fin de hacer aterrizar en su ámbito recepción.
a los derechos humanos, podríamos confeccionar el siguiente listado:
a) el derecho natural o el orden natural;
II. LOS DERECHOS EN NUESTRO ACTUAL
b) la naturaleza humana; DERECHO CONSTITUCIONAL
c) la idea racional del derecho justo;
d) la ética o moral; El sistema de derechos y la reforma de 1994
e) los valores objetivos y trascendentes —sea que se los repute valores morales o que se los predique como
valores jurídicos—; 15. — La constitución formal argentina contiene una declaración de derechos. El texto
f) el consenso social generalizado; originario de 1853-1860 se completó luego con la reforma de 1957, que incorporó la tónica
g) la tradición histórica de cada sociedad; mínima del consti-tucionalismo social, y con la reforma de 1994, más extensa en nor-mas, y más
h) las valoraciones sociales compartidas que componen el conjunto cultural de la sociedad; amplia en contenidos.
i) el proyecto existencial que cada sociedad se propone para su convivencia; A la parte primera de la constitución originaria que tenía un “capítulo único”, se le ha
j) la mejor solución posible que en cada situación concreta es valorada objetivamente como posible; agregado un nuevo capítulo titulado “Nue-vos Derechos y Garantías”. Aquel capítulo único ha
k) las necesidades humanas en cada situación concreta. pasado —in-tacto— a denominarse “capítulo primero ”, y el nuevo que se adicionó, “capítulo
segundo ”.
Las normas Fuera de este capítulo segundo de la primera parte, nos parece válido afirmar que hay también
en la parte orgánica algunas cláusulas que, a su modo, hacen parte del sistema de derechos, y
12. — Otra cosa de suma trascendencia, una vez que se asume todo lo anteriormente remiten a él. (Ver cap. IV, nos 13 a 17).
propuesto, radica en afirmar que un sistema de derechos tiene que existir y funcionar con normas Sin ningún contrabando ideológico ni ninguna exorbitancia respecto de los límites impuestos
y sin normas (escritas) en la constitución o en la ley. “Con normas y sin normas” significa que en por el temario habilitado para la reforma de 1994, ésta se deslizó legítimamente a normar materias
los espacios que la constitución deja en silencio o en la implicitud hemos de auscultar con fino y cuestiones que, exactamente contenidas en dicho temario, integran el contenido del sistema de
sentido para dar cabida a derechos (como a la vez a valores y principios) que no cuentan con un derechos.
enunciado normativo expreso.
Le queda, pues, al observador, al intérprete, y al operador de la constitución la tarea de verificar cómo
Para eso, ayuda mucho la cláusula de los derechos implícitos del art. 33; y el antecedente de la constitución coordinar los 35 primeros artículos con las normas emergentes de las enmiendas nuevas. Todo ello reviste
estadounidense de 1787 nos lo atestigua con claridad meridiana, como todavía hasta hoy también lo demuestra el importancia pragmática, si es que damos por cierto que la totalidad de normas de la constitución compone una
constitucionalismo de Gran Bretaña, que ignora a la constitución escrita. unidad, y que a cada norma hay que entenderla y aplicarla con la cohe-rencia que demanda el conjunto, de modo
que todas surtan efecto, que ninguna se esterilice y que, recíprocamente, también todas se retroalimenten.
El sistema de derechos al despuntar el siglo XXI
Los tratados internacionales de derechos humanos
13. — A esta altura del tiempo histórico en que vivimos, no podemos omitir dos afirmaciones
mínimas: 16. — La parte dogmática de la constitución se ha ampliado y enriquecido a través del art. 75
a) un sistema de derechos en un estado democrático —y, por ende, en nuestro derecho inc. 22, que directamente confiere jerarquía constitucional a once instrumentos internacionales
constitucional— debe abastecerse de dos fuentes: la interna, y la internacional (derecho de derechos humanos (dos declaraciones, ocho tratados, y un protocolo adicional), y que prevé
internacional de los derechos humanos); este principio ha quedado formalmente consagrado con para el futuro un procedimiento especial mediante el cual otros tratados de derechos humanos
el inc. 22 del art. 75 en la constitución reformada en 1994, dando jerarquía constitucional a una pueden lograr aquella misma jerarquía (ver nº 13, a).
serie de instrumentos internacionales que allí vienen enumerados, y abriendo la posibilidad de que Con esto, nuestro derecho constitucional ha acogido expresamente una doble fuente para el
otros la adquieran en el futuro; pero aun sin reconocimiento de su nivel constitucional, todos los sistema de derechos: la propia interna, y la internacional (ver nº 13 a).
tratados de derechos humanos incorporados al derecho interno argentino han de funcionar como La fuente internacional se nutre no sólo de tratados con jerarquía constitucional; también los
fuente internacional del sistema de derechos; que no la poseen y versan sobre derechos humanos deben ser tenidos en cuenta por dos razones
b) entre las tres generaciones de derechos que hemos mencionado en el nº 5 hay como mínimo: a) que por el mismo inc. 22 prevalecen sobre las leyes; b) que siempre obligan
indivisibilidad, lo que implica que en ese conjunto forman un bloque dentro del sistema de internacionalmente a nuestro estado y le adjudican responsabilidad internacional si en jurisdicción
derechos que no puede incomunicarse ni escindirse, porque el estado social de derecho exige que interna no se cumplen o se violan.
los derechos de las tres generaciones —con o sin normas ex-presas— tengan efectividad en la
vigencia sociológica. La democracia y el sistema de valores en la reforma de 1994
14. — No nos cuesta sostener que aun antes de la reforma de 1957, que añadió el art. 14 bis con un eje sobrio
de derechos sociales, y de la de 1994, nuestra constitución histórica de 1853-1860 era permeable al 17. — Para comprender el actual sistema de derechos, no es vano un somero paseo por las
constitucionalismo social, y susceptible de interpretarse e integrarse a tenor de sus contenidos, a condición de que expresiones lexicales introducidas con la reforma. Sin aferrarse a una exagerada interpretación
se le fuera asignando temporalmente una dinámica histórica acorde con las evoluciones y valoraciones gramatical, la “letra” traduce un “espíritu”, un ideario, un conjunto princi-pista-valorativo.
progresivas, y que lejos de toda visión estática que la detuviera en el siglo XIX, se comprendiera que su techo
ideoló-gico también era capaz de absorber los valores, principios y derechos que se hallaban en afinidad y simetría Ya el primer artículo nuevo, que es el 36, intercala la locución “sistema democrático ”, a
con el personalismo humanista que —con la cosmovisión de hace casi ciento cincuenta años— ya pergeñó el continuación de la mención del “orden institucional ”. Parecería que “orden institucional” y
constituyente originario. “sistema democrático” definieran una axiología: para la constitución, “su” orden institucional está
programado como democrático, y sin sistema democrático se le inflige un vaciamiento.
No estamos ante una expresión aislada. Vuelve —por ejemplo— a aparecer en el nuevo art. A) Derechos del art. 14; Derechos civiles:
38, en la referencia a los partidos como instituciones fundamentales del sistema democrático, y a trabajar y ejercer industria;
la garantía que se les depara en su funcionamiento democrático.
navegar;
Los “valores democráticos ” deben quedar asegurados también en las leyes de organización y
comerciar;
de base de la educación, según el art. 75 inc. 19.
petición;
El mismo art. 75 en su inc. 24, alusivo a la integración supraestatal mediante tratados, prevé
transferir competencias y jurisdicción a organizaciones propias de dicha integración, con el libertad ambulatoria;
requisito —entre otros— de que respeten el “orden democrático ”. libre expresión de ideas por la prensa;
propiedad;
La palabra “orden” venía adjetivada en el ya citado art. 36 como “institu-cional”, y ahora como
“democrático”, lo que corrobora nuestra noción de que el orden institucional es únicamente tal si tiene naturaleza asociación;
democrática y si incardina valores también democráticos. libre profesión del culto;
enseñar y aprender;
18. — Veamos la participación. Sin emplear el término, ha inspirado a los artículos 39 y 40,
sobre derecho de iniciativa legislativa y sobre consulta popular. Pero la encontramos en el art. 75, B) Derechos del art. 14 bis; Derechos sociales:
cuyo inc. 17 sobre los pueblos indígenas obliga a asegurar su “participación” en la gestión
referida a sus recursos naturales y a los otros intereses que los afecten; y cuyo inc. 19, relativo a protección legal del trabajo;
las leyes sobre educación, establece el deber de asegurar la “participación” de la familia y de la condiciones dignas de labor;
sociedad. jornada limitada;
descanso y vacaciones pagados;
19. — La igualdad de oportunidades —a veces enfatizada con el adjetivo “real”— ha
obtenido múltiple acogimiento. El art. 37 sobre derechos políticos emplea la expresión para retribución justa;
igualar a varones y mujeres en orden a su acceso a cargos electivos y partidarios; el art. 75 inc. 19 salario mínimo, vital y móvil;
ordena asegurarla sin discriminación alguna —añadiendo la igualdad de “posibilidades”— en las igual remuneración por igual tarea;
leyes sobre educación; en tanto su inc. 23 asigna competencia para legislar y promover la misma participación en las ganancias de las empresas;
igualdad —agregando también la de trato—.
control de la producción y colaboración en la dirección;
En otras normas se ha reforzado el énfasis utilizando la locución “acción positiva”, como para dar a entender protección contra el despido arbitrario;
que allí se sitúan obligaciones bien concretas de hacer algo para alcanzar el fin al que tiene que dirigirse esa estabilidad en el empleo público;
acción. Por ejemplo, en los arts. 37 (sobre derechos políticos), 75 inc. 23 (para garantizar la igualdad real de
oportunidades y de trato), y cláusula transitoria segunda (correspondiente al art. 37). organización sindical libre y democrática;
20. — El derecho a la identidad y al pluralismo viene aludido en el art. 75 inc. 17 (referido a concertación de convenios colectivos de trabajo;
los pueblos indígenas); inc. 19 (sobre leyes en materia cultural); y sin empleo explícito de la conciliación y arbitraje;
terminología, en todas las normas ya apuntadas que, por atender a la igualdad de oportunidades, huelga;
de posibilidades y de trato, y a la no discriminación, han de comprenderse como garantes de la
identidad —y de las diferencias— así como del pluralismo, porque no existe igualdad real cuando garantías a los representantes gremiales;
tales aspectos dejan de computarse, si es que la igual-dad equipara a quienes se hallan en similares beneficios de la seguridad social;
situaciones y contempla con respeto y de manera distinta a quienes se encuentran en seguro social obligatorio;
circunstancias disímiles (ver cap. X, nos. 22 y 23). jubilaciones y pensiones móviles;
21. — Es suficiente este rastreo para clausurar el recorrido del plexo principista-valorativo protección integral de la familia;
que aquí importa rescatar. defensa del bien de familia;
compensación económica familiar;
Si en un retorno a la constitución histórica hacemos referencia a la etapa anterior a la reforma de 1994 y
prescindimos de los textos por ella adicionados, encontramos también un buen anclaje. En efecto, el respeto y la
acceso a vivienda digna.
tutela de los derechos personales configuran el contenido fundamental y básico del bien común, que coincide con
el bienestar general del preámbulo. La vigencia sociológica de los derechos personales es, por otra parte, el C) Derecho del art. 20; Derechos civiles de los extranjeros:
aspecto definitorio y esencial de la democracia como forma de estado. El sistema integral de nuestra constitución todos los que titulariza el ciudadano;
—según fórmula del derecho judicial de la Corte— reposa en el respeto sustancial de aquellos derechos, por lo
que la filosofía de la misma constitución se opone a la del totalitarismo. ejercer industria, comercio y profesión;
propiedad de bienes raíces;
Listado de los derechos personales libre profesión del culto;
testar;
22. — A sólo título de síntesis nos parece útil un panorama global que indique el contenido
actual del plexo de derechos. Esta vez, para no amputarlo, incluiremos también los contenidos que casarse;
ya hacían parte de la constitución histórica antes de la reforma de 1994. exención de admitir la ciudadanía;
Las citas pueden ser las siguientes, en agrupamientos tentativos: exención de contribuciones extraordinarias forzosas;
adquisición voluntaria de la nacionalidad argentina.
Derechos del art. 25; Derechos civiles de los extranjeros: igualdad de varones y mujeres.
ingreso de extranjeros exento de cargas fiscales. Derechos del art. 38; Derechos políticos:
Derechos del art. 21; Derechos civiles de los extranjeros libre creación y actividad de los partidos políticos;
naturalizados: garantías a los partidos políticos;
exención de prestar el servicio militar durante diez años. acceso a las fuentes de información;
difusión de ideas;
D) Derechos del art. 15; Derechos civiles:
sostenimiento económico estatal.
prohibición de la esclavitud;
Derechos del art. 39; Derechos políticos:
prohibición de compraventa de personas.
iniciativa legislativa popular.
Derechos del art. 16; Derechos civiles:
Derechos del art. 40; Derechos políticos:
igualdad;
sufragio en consulta popular.
admisibilidad en los empleos;
igualdad fiscal y ante las cargas públicas. H) Derechos del art. 41; Derechos civiles y sociales:
Derechos de los arts. 9º a 12; Derechos civiles: preservación del ambiente;
exención de aduanas interiores; preservación del patrimonio natural y cultural;
libre circulación territorial exenta de cargas fiscales de bienes, vehículos y buques; preservación de la diversidad biológica;
igualdad de puertos. información y educación ambientales;
Derechos del art. 26; Derechos civiles: no ingreso al territorio de residuos peligrosos y radiactivos.
libre navegación de los ríos. Derechos del art. 42; Derechos civiles y sociales de consumidores y usuarios:
Derechos del art. 17; Derechos civiles: protección de salud, seguridad e intereses económicos;
propiedad inviolable; información adecuada y veraz;
indemnización previa en la expropiación; libre elección;
exención de servicios personales que carezcan de fundamento legal; condiciones de trato equitativo y digno;
propiedad intelectual, industrial y comercial; defensa de la competencia;
exención de confiscación; calidad y eficiencia de los servicios;
exención de requisiciones y auxilios por la fuerza armada. asociaciones de consumidores y usuarios.
Derechos del art. 7º; Derechos civiles:
fe pública de actos públicos y procedimientos judiciales en todo el territorio, sin barreras I) Derechos del art. 75 inc. 17; Derechos civiles y sociales de los
jurisdiccionales. pueblos indígenas:
Derechos del art. 8º; Derechos civiles: reconocimiento de su preexistencia étnica y cultural;
igualdad de derechos de los ciudadanos de provincia. respeto a su identidad;
Derechos del art. 19; Derechos civiles: educación bilingüe;
intimidad y privacidad; reconocimiento de la personería jurídica;
principio de legalidad. posesión y propiedad comunitarias;
Derechos del art. 28; Derechos civiles: participación en la gestión referida a sus intereses.
principio de razonabilidad.
J) Derechos del art. 75 inc. 19; Derechos culturales:
E) Derechos del art. 33; Derechos implícitos de toda índole. investigación;
Derechos del art. 75 inc. 22; Derechos civiles; derechos políticos; derechos económicos, desarrollo científico y tecnológico;
sociales y culturales, todos derivados de declaraciones y tratados internacionales sobre formación profesional de los trabajadores;
derechos humanos con jerarquía constitucional. También los que surgen de ellos como participación de la familia y la sociedad en la educación;
derechos implícitos.
igualdad de oportunidades y posibilidades en la educación;
F) Derechos del art. 36; Derechos civiles del ciudadano: no discriminación;
resistencia frente a actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. gratuidad y equidad en la educación pública estatal;
autonomía y autarquía de las universidades nacionales;
G) Derechos del art. 37; Derechos políticos: identidad y pluralidad cultural;
sufragio; libre creación y circulación de las obras de autor;
protección del patrimonio artístico y de los espacios culturales y audiovisuales. b) Investigación, obras de autor, desarrollo científico y tecnológico: arts. 17; 75 inc. 17; 75
inc. 19 párrafos primero y cuarto; 125.
K) Derechos del art. 75 inc. 19; Derechos civiles y económicos: c) Progreso y desarrollo: arts. 41 primer párrafo; 75 inc. 17 segundo párrafo; 75 inc. 18; 75
desarrollo humano; inc. 19 primero y segundo párrafos; 125.
progreso económico con justicia social; d) Información: arts. 38 segundo párrafo; 41 segundo párrafo; 42 primer párrafo; 43 tercer
generación de empleo; párrafo.
defensa del valor de la moneda. e) Protecciones especiales: arts. 14 bis; 20; 75 inc. 17; 75 inc. 23 primero y segundo párrafos;
disposición transitoria primera.
L) Derechos del art. 75 inc. 23; Derechos civiles y sociales: f) Expresión y difusión de ideas y de cultura: arts. 14; 38 segundo párrafo; 75 inc. 19 párrafos
igualdad real de oportunidades y de trato; primero y cuarto.
pleno goce y ejercicio de los derechos; g) Minorías: art. 75 inc. 17; disposición transitoria primera.
protección especial de niños, mujeres, ancianos y discapacitados; h) Ambiente: arts. 41; 43 segundo párrafo.
régimen de seguridad social para el niño desamparado, desde el embarazo hasta el término del i) Consumidores y usuarios: arts. 42; 43 segundo párrafo.
período de enseñanza elemental; j) Seguridad social arts. 14 bis; 75 inc. 12; 75 inc. 23 segundo párrafo; 125.
régimen de seguridad social para la madre durante el embarazo y el período de lactancia. k) Igualdad: arts. 8º; 16; y para igualdad de oportunidades (a veces con el calificativo de
“real” y otras con la añadidura “de posibilidades” y “de trato”); 37; 75 inc. 19 tercer párrafo; 75
M) Derechos del art. 43; Derechos de incidencia colectiva (intereses inc. 23 primer párrafo.
de pertenencia difusa). l) Salud: arts. 41 y 42.
m) Familia: arts. 14 bis; art. 75 inc. 19 tercer párrafo.
N) Derechos del art. 18; Garantías:
n) Extranjeros: arts. 20; 21; 25; disposición transitoria primera.
ley y juicio previos en materia penal;
ñ) Propiedad: arts. 14; 14 bis; 17; 75 inc. 17 segundo párrafo.
jueces naturales;
o) Patrimonio cultural, natural, artístico: arts. 41; 75 inc. 17; 75 inc. 19 cuarto párrafo.
acceso a la justicia;
p) Identidad cultural: arts. 75 inc. 17; 75 inc. 19 cuarto párrafo.
exención de declarar contra sí mismo;
debido proceso; Los derechos humanos y la interpretación
defensa en juicio;
inviolabilidad del domicilio; 24. — Sabemos que en la constitución hay dos partes: la que organiza al poder, y la que
emplaza políticamente al hombre en el estado. “Parte orgánica” y “parte dogmática” integran en
inviolabilidad de correspondencia epistolar y papeles privados;
pie de igualdad a la constitución formal, por manera que las normas de una parte y otra gozan de
prohibición de pena de muerte por causas políticas; igual jerarquía normativa dentro de la supremacía total del texto completo.
prohibición de tormentos y azotes; No obstante, los valores que hacen a la persona humana y a sus derechos son más eminentes
régimen carcelario para seguridad y no para castigo. que los que se refieren a la estructura del poder. De ahí que la interpretación coherente y armónica
Derechos del art. 43; Garantías: de toda la constitución debe reconocer a la parte orgánica un valor instru-mental respecto de la
parte dogmática.
amparo;
habeas data; Es muy buena la pauta que ha dado el derecho judicial de la Corte, en el sentido de que cuando una cuestión
habeas corpus; envuelve conflicto entre valores jurídicos contrapuestos, no es dudosa la preferencia en favor del que tiene mayor
jerarquía. Los derechos del hombre la tienen respecto del poder.
secreto de las fuentes de información periodística;
En consonancia con esta regla, el mismo derecho judicial nos ofrece otras: a) para preservar los derechos
acciones de clase. reconocidos por la constitución, la interpretación de las leyes se ha de hacer (en cuanto el texto en cuestión lo
permita sin violencia) de la manera más acorde con los principios y garantías constitucionales; b) los jueces deben
Un agrupamiento de materias relacionadas con los derechos interpretar las leyes de modo que concuerden con esos principios y garantías, teniendo que preferir, en la
interpretación de la ley, la que mejor concilie con los derechos y garantías constitucionales; c) hay que evitar que
23. — Especialmente en temas que explícitamente se incorporan como nuevos al texto constitucional, y sin la aplicación mecánica e indiscriminada de las normas conduzca a vulnerar derechos fundamentales de las
perjuicio de citar conjuntamente otros que ya contaban con alguna referencia anterior, creemos útil esbozar personas.
linealmente algunos agrupamientos que faciliten la búsqueda de coincidencia o de afinidad en determinadas
cuestiones vinculadas con el sistema de derechos. 25. — El actual derecho internacional de los derechos humanos sintoniza muy bien con la
Las menciones se limitan a los artículos de la constitución, pero hay que tener muy en claro que en cada una constitución democrática. Con su reforma de 1994, numerosos instrumentos internacionales sobre
de las citas también hay —o puede haber— similares referencias en el articulado de los instrumentos derechos humanos han alcanzado la misma jerarquía de la constitución suprema, operando como
internacionales que vienen aludidos en el art. 75 inc. 22 como de jerarquía constitucional. En atención a esta fuente externa —en común con la interna— del sistema de derechos (ver nos. 13 a, y 16).
igual supremacía que la constitución les reconoce, no queremos silenciar esta reflexión, porque tanto en los
derechos enumerados como en los implícitos, el actual sistema de derechos se nutre e integra con dos fuentes: la 26. — Por ahora nos limitamos a sugerir que para la interpretación de los derechos humanos a
interna y la internacional.
partir de la incorporación a nuestro derecho interno de tratados sobre derechos humanos, tengan o
no jerarquía constitucional, conviene propiciar algunas pautas como las siguientes:
a) Educación: arts. 14; 41 segundo párrafo; 75 inc. 17; 75 inc. 18; 75 inc. 19; 125.
a) los derechos contenidos en la constitución se han de interpretar de conformidad con el De todo ello surge que: 1) ni el estado federal ni las provincias pueden violar o desconocer la declaración de
derecho internacional de los derechos humanos que hace parte del derecho argentino, al modo derechos contenida en la constitución federal y en los tratados internacionales; 2) que esta declaración rige
como —por ejemplo— lo estipulan las constituciones de España (1978) y de Colombia (1991); territorialmente en todo el país —también en las provincias— y personalmente para todos los habitantes.
b) en la medida de lo posible, y para esa compatibilización y coordinación, se ha de arrancar d) Los derechos que la constitución reconoce no son absolutos sino relativos. Ello quiere
de una presunción: la de que las cláusulas de los tratados sobre derechos humanos son operativas; decir que son susceptibles de reglamentación y de limitación, sea para coordinar el derecho de
c) cuando acaso los derechos contenidos en los tratados internacionales no figuren en la uno con el derecho de otro, sea para que cumplan su funcionalidad social en orden al bien común,
constitución, u ofrezcan mayor amplitud, o presentes modalidades parcialmente diferentes, hay sea para tutelar el orden y la moral públicos, sea por razón del llamado poder de policía, etc.
que esforzarse en considerar que los derechos emergentes de los tratados tienen hospedaje en la
cláusula constitucional de los derechos implícitos (art. 33); La relatividad de los derechos surge: d’) del propio art. 14, que se refiere al goce de los mismos “conforme a
d) Si todos los tratados internacionales, de cualquier materia o contenido, son ahora las leyes que reglamenten su ejercicio”; d’’) del principio ínsito en la constitución de que la determinación de sus
normas habilita la reglamentación por parte de los órganos del poder (arts. 14 bis, 18, etc., en cuanto prevén leyes
superiores a las leyes según principio general del art. 75 inc. 22 en su texto surgido de la reforma que reglamenten derechos); d’’’) del art. 28, que consigna la reglamentación razonable; d’’’’) del derecho
de 1994, hay tratados de derechos humanos que tienen jerarquía constitucional, lo que los coloca judicial, en cuanto la jurisprudencia de la Corte Suprema tiene establecido de modo tradicional y uniforme que no
a su mismo nivel en el vértice de nuestro derecho interno; hay derechos absolutos. La relatividad tiene, no obstante, y a su vez, su propio límite: toda reglamentación que
e) las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya jurisdicción ha limite a los derechos debe ser razonable, conforme al art. 28; d’’’’’) los tratados internacionales de derechos
humanos también aluden a limitaciones y a deberes.
consentido nuestro estado al ratificar el Pacto de San José de Costa Rica en 1984, han de ser
tomadas en cuenta como orientación valorativa para su aplicación posible, tanto si la referida Parte de la doctrina y la jurisprudencia de la Corte entienden que las limitaciones a los derechos se imponen a
título de ejercicio del “poder de policía”.
Corte ha actuado en jurisdicción contenciosa como en jurisdicción consultiva.
e) En orden a la interpretación de los derechos la Corte Suprema tiene dicho que la igual
III. LA CARACTERIZACIÓN DE LOS DERECHOS jerarquía de las cláusulas constitucionales requiere que los derechos fundados en cualquiera de
Y DE SU DECLARACIÓN ellas deban armonizarse con los demás que consagran los otros preceptos constitucionales, ya sea
que versen sobre los llamados derechos individuales o sobre atribuciones estatales (ver nº 24).
Las pautas fundamentales f) La igual jerarquía de todas y cada una de las normas constitucionales, a que aludimos en el
inciso anterior, permite decir que todas las que declaran derechos gozan de igual rango, no
27. — La caracterización de la declaración de derechos en nues-tro sistema, y de los derechos obstante lo cual los derechos “en sí” no son todos iguales, porque hay unos más “valiosos” que
que en él se reconocen es la siguiente: otros (la vida “vale” más que la propiedad, por ejemplo). De ahí que para completar la regla del
a) Hay derechos enumerados, o sea, expresamente reconocidos —por ej.: los del art. 14—, y inc. e) haya que afirmar, con el derecho judicial de la Corte, que si hay conflicto entre valores
derechos no enumerados o implícitos —por ej.: los aludidos en el art. 33—. Todo derecho jurídicos contrapuestos, se debe preferir el de jerarquía mayor (ver nº 24).
fundamental o primario del hombre puede y debe considerarse incluido en la cons-titución, esté o
no reconocido expresamente. f’) Similar interpretación debe hacerse con los derechos que surgen de tratados que, por revestir jerarquía
constitucional, tienen el mismo rango normativo de la constitución.
a’) En el bloque de constitucionalidad, fuera del texto de la constitución, también hay
f’’) Los tratados de derechos humanos obligan a una interpretación que no limite, menoscabe o suprima
derechos que surgen de instrumentos internacionales con jerarquía constitucional, y de otros derechos mejores o más amplios que surgen del derecho interno.
tratados que sólo son superiores a las leyes, todo de acuerdo al art. 75 inc. 22.
f’’’) Ni los tratados con jerarquía constitucional derogan normas constitucionales sobre derechos de la
b) Los derechos referidos en el inciso anterior, que son derechos “del hombre” en cuanto primera parte de la constitución, ni ésta deroga o hace inaplicables normas de dichos tratados, porque éstas son
persona, pertencen tanto a nacionales o ciudadanos cuanto a extranjeros. Ello deriva de varias “complementarias” de las constitucionales según el art. 75 inc. 22.
pautas; b’) la constitución los reconoce a los “habitantes”, es decir, sin acepción de nacionalidad o f’’’’) Nuestra constitución no contiene en su texto la dualidad que a veces distingue el derecho comparado
ciudadanía; b’’) la constitución los extiende expresamente a los extranjeros en el art. 20; b’’’) los cuando divide a los derechos en unos que se llaman “fundamentales” y otros que no lo son (ver j’).
tratados internacionales prohíben discriminar.
c) Los mismos derechos referidos en los incisos a) y b) reconocidos a todos los habitantes, g) Las normas sobre derechos personales presentan el doble carácter de disponibles e
indisponibles, según el ángulo desde el cual se las contemple. Como principio, resultan
obligan como sujeto pasivo tanto al estado federal como a las provincias.
disponibles para el sujeto activo, que puede a su discreción ejercer o no ejercer el derecho del que
Ello marca una diferencia importante entre nuestra constitución y la norteamericana, ya que las diez primeras es titular (salvo derechos irrenunciables, como los de la patria potestad). Pero son indisponibles en
enmiendas de ésta —equivalentes a una declaración de derechos— sólo impusieron limitaciones al estado federal cuanto al sujeto pasivo, en la medida en que éste debe una prestación (de dar, hacer u omitir)
en orden al respeto de los derechos declarados, pero no a los estados locales; recién a partir del establecimiento de frente al sujeto activo.
la enmienda XIV fue interpretándose progresivamente que los estados locales quedaban también sujetos a h) El goce de los derechos en nuestro estado no puede subordinarse a la reciprocidad que
obligaciones similares a las del estado federal.
eventualmente otorguen estados extranjeros en situaciones equivalentes a las protegidas en
En nuestra constitución, en cambio, la declaración de derechos obliga a las provincias, afirmación ésta que se nuestra jurisdicción interna.
corrobora con las siguientes pautas: c’) el art. 5º prescribe que las constituciones provinciales deben estar de
acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la constitución federal, o sea, que además de dar recepción Así, es inconstitucional que la ley supedite el reconocimiento ante tribunales argentinos de créditos de
a la declaración de derechos, las provincias no pueden violarla o desconocerla; c’’) la misma titularización de los acreedores extranjeros o cuyo lugar de pago se halla fuera de la república, a un trato favorable de estados
derechos en “todos los habitantes” muestra que involucra a todos los hombres que son habitantes del estado extranjeros respecto de nuestros nacionales o de créditos pagaderos en nuestro país.
federal, incluyendo a quienes habitan en las provincias; c’’’) el artículo 8º extiende a los ciudadanos de cada
provincia los derechos, privilegios e inmunidades inherentes al título de ciudadano de las demás; c’’’’) los tratados i) El derecho internacional que se incorpora al derecho interno puede, según la índole de las
internacionales de derechos humanos, tengan o no una “cláusula federal” expresa, obligan y responsabilizan al normas respectivas, crear derechos y obligaciones directas para los particulares, además de las que
estado, sin distinguir si es federal o unitario. sea susceptible de engendrar interna e internacionalmente para el esta-do que es parte en el
tratado.
Así, los derechos declarados en convenciones, pactos o tratados sobre derechos humanos invisten 30. — Los derechos que comenzaron denominándose “individuales” y que hoy se llaman
directamente de titularidad a los habitantes del estado que se hace parte en el acuerdo, cuando las cláusulas que “derecho humanos ” son derechos de la persona humana. Por eso también se los apodó “derechos
contienen aquellos derechos son operativas. Si son programáticas, hacen recaer en el estado la obligación de del hombre ” (no por referencia al sexo masculino, sino a la especie humana).
adoptar las medidas de derecho interno que permitan su funcionamiento. (En general, cabe decir sobre estas
cláusulas programáticas lo mismo que hemos explicado al tratar ese tema en relación con la constitución.) De esta manera queda individualizado el titular o sujeto activo.
A renglón seguido hay que añadir que las personas que para nuestro derecho constitucional
j) En cuanto a la protección de los derechos por parte del poder judicial, es muy importante titularizan derechos son los habitantes, o sea, quienes integran la población de nuestro estado y,
destacar que, conforme al derecho judicial emanado de la Corte Suprema, “cualquiera sea el excepcionalmente, quienes sin formar parte de ella, tienen un punto de conexión suficiente con la
procedimiento mediante el cual se proponga a decisión de los jueces una cuestión justiciable, jurisdicción argentina (ver nº 42).
nadie puede sustraer al poder judicial la atribución inalienable y la obligación que tiene de hacer En el derecho internacional de los derechos humanos, el principio general y básico es el que
respetar la constitución nacional y, en particular, las garantías personales que reconoce”, centraliza en la persona humana (o persona física) la titularidad de los derechos que reconocen las
considerándose que excluir compulsivamente del conocimiento de los jueces una cuestión declaraciones internacionales y los tratados. Solamente por excepción hay en ellos normas
justiciable donde se debate un derecho subjetivo importa agravio a la garantía de la defensa en expresas que extienden algunos pocos derechos a entidades colectivas (ver nº 31 b).
juicio.
El derecho argentino, en cambio, reconoce a tales entes algunos de los derechos de la
j’) Al no existir en la constitución la dualidad de derechos “fundamentales” y otros que no lo son, tampoco persona, en la medida en que por analogía deben proyectárseles (ver nº 31).
hay una protección más fuerte y distinta a favor de los primeros; nuestro sistema garantista dispensa vías tutelares
diferentes según la gravedad de la lesión que se infiere a los derechos y no tanto según su naturaleza (ver f’’’’). 31. — El avance de la concepción social de los derechos llega a captar que, si bien el hombre
es el sujeto primario y fundamental de los mismos, los derechos reconocidos constitucionalmente
k) Pese a la diferente jurisprudencia de la Corte, entendemos con Marienhoff que tanto en el son susceptibles asimismo de tener como sujeto titular o activo a una asociación a la que se
caso de administración “reglada” cuanto de administración “discrecional”, los derechos subjetivos depara la calidad de sujeto de derecho (insti-tución, persona moral, persona jurídica, etc.). De este
que nacen de uno y otro acto tienen la misma naturaleza y producen los mismos efectos. modo, cabe reputar que el titular de los derechos es doble: a) el hombre; b) una entidad con
1) Como principio, es muy interesante destacar que los bienes jurídicos que quedan anidados determinada calidad de sujeto de derecho.
y amparados en la declaración de derechos no imponen necesariamente la obligación de que se
los tutele penalmente (es decir, de que la ley penal incrimine la lesión a esos bienes), salvo que la En el caso “Kot”, de 1958, la Corte acogió la vía del amparo para proteger —bajo el nombre de derechos
humanos— a derechos cuyo titular era una sociedad de responsabilidad limitada.
constitución expresamente lo disponga (por ej., cuando incrimina la compraventa de personas
para proteger penalmente la dignidad y libertad de la persona humana). En cambio, como principio, es importante destacar que conforme a la jurisprudencia de la Corte Suprema, los
derechos contenidos en la constitución y acordados a los hombres contra el estado, no pueden ser titularizados
por el estado, “sin perjuicio de que éste, cuando actúa en un plano de igualdad con aquéllos, pueda invocar algunas
28. — La relatividad de los derechos presta base constitucional a la teoría del abuso del derecho, desde que de las garantías constitucionales, como ocurre por ejemplo, con la defensa en juicio”.
dicha teoría presupone admitir que los dere-chos tienen o deben cumplir una función social, lo cual no es más que
reconocer que todo derecho subjetivo arraiga y se ejerce en el marco de una convivencia social, donde la a) Antes de la reforma de 1994, la constitución formal no aludía a entes colectivos cuando titularizaba
solidaridad impide frustrar la naturaleza social del derecho. derechos, salvo en el reconocimiento a los “gremios” en el art. 14 bis.
Después de la reforma, las remisiones que efectúan muchos artículos a dichos entes son susceptibles de
Los derechos y la responsabilidad del estado emplearse para reconocerles determinados derechos. Tales menciones aparecen, por ej., en el art. 38 (partidos
políticos); en el art. 42 (asociaciones de consumidores y usuarios); art. 43 (asociaciones que propenden a los fines
29. — Hay un interesante punto a esclarecer. El derecho judicial de la Corte admite que puede existir tutelados mediante la acción de amparo del segundo párrafo de la norma); también art. 43 (asociaciones o
responsabilidad indemnizatoria del estado cuando su actividad ha sido lícita o legítima (y no solamente cuando ha entidades que poseen registros o bancos de datos públicos, o privados que están destinados a proveer informes,
según el párrafo tercero dedicado al habeas data); art. 75 inc. 17 (personería jurídica de comunidades indígenas);
sido ilícita o ilegítima). Tal responsabilidad por actividad lícita procede si con su ejercicio se ha originado un
art. 75 inc. 19 (universidades nacionales citadas en el párrafo tercero).
perjuicio a los particulares (por ej., una modificación de la política económica del estado que afecta a contratos
válidamente celebrados durante la vigencia de un sistema anterior distinto, como en el caso de no dejarse entrar a b) El hecho de que tratados internacionales sobre derechos humanos incor-porados al derecho argentino sólo
plaza mercadería importada del exterior sobre la base de un contrato realizado cuando dicha mercadería podía ser reconozcan derechos a las personas físicas no desvirtúa la doble titularidad de que hablamos en el derecho interno,
introducida). (Puede verse en tal sentido el fallo de la Corte en el caso “Cantón c/Gobierno Nacional”, del por cuanto: a) el derecho internacional de los derechos humanos es un derecho míni-mo y subsidiario, que nunca
15/V/1979). (Ver cap. V, nº 36). disminuye mejores derechos y situaciones que pue-dan surgir del derecho interno; y b) el Pacto de San José de
Costa Rica consigna expresamente en las normas del art. 29 para su interpretación, que ninguna de sus cláusulas
El deslinde que debe hacerse se aproxima al siguiente lineamiento: a) como principio, la actividad lícita no
ha de interpretarse como limitativa de derechos que emanan del derecho interno.
ofende (precisamente por su licitud) a la constitución; b) incluso, si versa sobre políticas gubernamentales, pueden
éstas escapar al control judicial en cuanto a su conveniencia, oportunidad, etc.; c) pero si se afecta un derecho Cuando nuestro derecho interno confiere holgura para extender derechos a favor de entidades colectivas, los
adquirido o se causa daño, la actividad lícita engendra responsabilidad del estado para indemnizar. tratados sobre derechos humanos asumen y respaldan esta solución.
El principio de que el estado debe reparar los perjuicios causados a los derechos mediante su actividad lícita
32. — Debe asimismo computarse en el punto el principio de hospitalidad que nuestro derecho constitucional
cubre tanto el supuesto en que el estado actúa como administrador, cuanto aquéllos en que actúa como legislador.
depara a los entes colectivos extranjeros, de modo análogo a como reconoce los derechos civiles a favor de las
En el área de la actividad administrativa, incluye también la denominada actividad discrecional.
personas físicas extranjeras en el art. 20.
En cuanto a la responsabilidad del estado por error judicial (que en nuestro derecho cuenta con normas
La extraterritorialidad de las personas jurídica extranjeras ofrece diversas variantes que regula el derecho
favorables del Pacto de San José de Costa Rica —art. 10— y del Pacto Internacional de Derechos Civiles
privado.
y Políticos —art. 14.6—) la Corte Suprema ha interpretado en el caso “Vignoni Antonio S. c/Estado de la Nación
Argentina”, del 14 de junio de 1988, que como principio aquella responsabilidad sólo procede cuando el acto
jurisdiccional que causa daño es declarado ilegítimo y es dejado sin efecto, por cuanto sin ese requisito no se 33. — El sujeto activo de los derechos reviste importancia por diversos motivos: a) en cuanto
puede reputar incursa en error a una sentencia con fuerza de cosa juz-gada. a la promoción del control de consti-tucionalidad, desde que la jurisprudencia tiene establecido
que sólo el titular actual del derecho que se pretende violado puede peticionar y obtener el
El sujeto activo (o titular) de los derechos ejercicio de aquel control; b) en cuanto a la renuncia, ya que el titular puede, en principio,
renunciar a su derecho, habiendo admitido la jurisprudencia que ello es viable en materia de
derechos patrimoniales, e interpretando que la renuncia se presume si el titular del derecho no
articula la cuestión de constitucionalidad en defensa de su derecho presuntamente agraviado.
determinado o a varios, en cuanto deben cumplir en favor del titular con una obligación concreta
El sujeto pasivo de los derechos de dar o de hacer, como ocurre con el derecho de trabajar, que a) debe ser respetado por el estado
y los particulares, y b) además obliga al empleador a ciertas prestaciones (salario, vacaciones,
34. — El sujeto pasivo es aquél ante quien el sujeto titular o activo hace valer u opone su descanso, etc.) y al estado para que mediante leyes fije las condiciones mínimas en favor de los
derecho para que haga, dé u omita algo. trabajadores.
Los derechos existen frente a un doble sujeto pasivo: a) el estado (federal y provincial); b) los Cuando nunca es posible encontrar ni situar a un sujeto pasivo que tenga a su cargo una
demás particulares. Por eso se los considera ambivalentes o bifrontes. obligación concreta, hay que resignarse a decir que en el derecho constitucional tampoco hay un
La trascendencia de esta dualidad en el sujeto pasivo radica en que: a) cualquier actividad — derecho.
proveniente del estado, o de personas o grupos privados— que lesiona derechos, es Asimismo, cuando la presencia de uno o más sujetos pasivos identifica la de un derecho, el
inconstitucional; b) las garantías se deparan para proteger derechos tanto cuando su violación titular de éste necesita —cuando no le es reconocido o le es violado— la vía para provocar el
proviene de actividad estatal como cuando emana de actividad privada. cumplimiento de la obligación o su sustitución reparatoria, y la legitimación para acceder a esa
vía.
No hay en la constitución una norma expresa que genéricamente establezca cuál o cuáles son los sujetos
pasivos de los derechos. Hay que inducir en cada caso y en cada derecho cuál es la naturaleza y el contenido de un Las obligaciones constitucionales que reciprocan a los
derecho para situar debidamente a quien, frente al titular, debe cumplir como sujeto pasivo una obligación.
derechos
No obstante, algunas normas facilitan tal individualización; por ej., cuando el art. 41 consigna el derecho a un
ambiente sano, dice que todos los habitantes tienen el deber de preservarlo, y que las autoridades han de proveer
38. — Es una noción elemental la que, por la relación de alteridad o de interferencia
a su protección, queda claro que tanto el estado como todos los particulares son, cada cual desde su posición,
sujetos pasivos —a veces con obligaciones positivas, y otras con obligación de omitir daño o amenaza—; intersubjetiva que es propia del derecho, afirma que siempre y cada vez que hay un derecho
igualmente, es fácil en el art. 42 detectar como sujetos pasivos en la relación de consumo a quienes proveen bienes personal titularizado por un sujeto activo, hay en correspondencia una obligación de uno o más
en el mercado al consumidor o prestan servicios al usuario. sujetos pasivos, con la cual obligación satisfacer el aludido derecho personal. (Ver cap. VII, nº
75).
35. — Es menester puntualizar algunos aspectos fundamentales en relación con el sujeto De ahí que todo el énfasis que se vuelca a los derechos humanos tenga también que dedicarse
pasivo “estado” (se trate del estado federal o de las provincias). a las obligaciones recíprocas que, en verdad, son —al igual que los derechos— de naturaleza
La primera obligación del estado frente al sujeto activo es la de respetar los derechos constitucional.
subjetivos, o sea, la de no violarlos, ni impedir su goce y ejercicio, ni crearles restricciones
arbitrarias. Ontológicamente, pues, no hay derecho personal sin obligación correlativa. Los derechos no resultarían
accesibles, disponibles, susceptibles de goce y ejercicio, si no hubiera una o más obligaciones a cargo de uno o
Ahora bien, como el estado ejerce su poder a través de las tres funciones clásicas (legislativa, más sujetos pasivos, o si habiéndolas quedaran sin cumplimiento.
ejecutiva, judicial) y de los órganos a quienes están encomendadas, podemos añadir: a) que la
función legislativa debe cuidar que la reglamentación legal de los derechos sea razonable, o sea Esas obligaciones constitucionales son de tres clases: de abstención u omisión, de dar, y de
que no altere los derechos que reglamenta; b) que la función ejecutiva-administrativa, como hacer. Las de omisión implican prestaciones obligacionales negativas, y las de dar y de hacer
sublegal que es, no altere las leyes que razonablemente reglamenten derechos, ni que ella misma constituyen prestaciones obligacionales positivas.
los altere; c) que la función judicial debe protección a los derechos que aparecen comprometidos
o cuestionados en causas judiciables. 39. — Cuando se dice que los clásicos derechos civiles de la primera generación (por ej., de asociarse, de
profesar el culto, de reunirse, de circular, de trabajar, etc.) implican para los sujetos pasivos una obligación de
Además conviene tener presente, con carácter general: a) que existiendo las garantías frente al estado, todos omisión, se quiere significar que ese sujeto y esa obligación han de dejar expedito el ejercicio del derecho por su
los órganos del poder están obligados a deparar y respetar esas garantías, en la medida en que ellas atañen o titular, absteniéndose de impedírselo, de interferírselo, de violárselo.
incumben a cada órgano; b) que existiendo control judicial de constitucionalidad, las presuntas lesiones a los Cuando se dice que los derechos sociales de la segunda generación aúnan obligaciones de dar y de hacer, se
derechos subjetivos son aptas para componer causas judiciales donde se pretende tutelarlos. entiende que los sujetos pasivos tienen que cumplir obligaciones positivas de dar y de hacer; por ej., pagar el
salario justo; prestar un servicio de salud; otorgar descanso diario, semanal y anual al trabajador, etc. Por eso, tales
Por último, recuérdese el doble deber del estado de: a) promover el goce de los derechos; b) derechos se llaman también “derechos de crédito ” o “derechos de prestación ”.
subsanar los llamados derechos “imposibles” (ver nº 4). A veces, derechos civiles de la primera generación, como el derecho a la vida, a la salud, a la educación, etc.,
exhiben en primer plano la correspondencia de una obligación de omisión a cargo del sujeto pasivo; así, no matar,
36. — La circunstancia de que tratados internacionales sobre derechos humanos incorporados al derecho no lesionar, no impedir la opción por el tipo de enseñanza que el titular del derecho escoge, etc. Pero cuando el
argentino sólo permitan acusar o denunciar en la jurisdicción supraestatal las violaciones perpetradas contra visor se amplía, es fácil que actualmente se añadan obligaciones de dar y de hacer, como en el caso de la vida y de
aquellos derechos responsabilizando por ellas únicamente al estado (federal en el caso argentino) no significa que, la salud que, además de abstenciones para no padecer violación, requieren que no se contamine el ambiente, o las
en el orden interno, las provincias y los particulares dejen de ser sujetos pasivos obligados frente al titular de los aguas; que se provea de atención sanitaria preventiva, curativa y rehabilitante; o en el caso de la educación, que
derechos, sino únicamente imputar la referida responsabilidad internacional al estado federal. haya disponibilidad efectiva de acceso a establecimientos educacionales, etc.
37. — El sujeto pasivo cargado con una obligación de dar, hacer u omitir es muy importante Los derechos “por analogado” y la obligación “activamente uni-versal”
para visualizar con acierto tanto al derecho del sujeto activo como a la prestación debida por el
sujeto pasivo. 40. — La afirmación de que a todo derecho de un sujeto activo le corresponde una obligación
A veces un determinado derecho es exigible frente a todos (tanto en relación con el estado a cargo de un sujeto pasivo nos coloca ante cierta dificultad cuando examinamos algunas
como con los demás particulares), al menos cuando todos son sujetos pasivos obligados a no situaciones que, por íntima conexidad con necesidades humanas fundamentales, valoramos como
violar ese derecho, a no impedir su goce, a no interferir en su ejercicio. Otras veces, ocurre que un derechos, y denominamos derechos. No hay más que pensar en la alimentación, la vivienda, la
derecho solamente es exigible frente a un sujeto pasivo determinado o a varios, pero no en indumentaria, el trabajo, para sólo citar algunos ejemplos.
relación con otros ni con todos. Por fin, hay casos en que un derecho es doblemente exigible: a)
frente a todos, en cuanto nadie debe impedir su ejercicio, y b) frente a un sujeto pasivo
Comprendemos que quien no puede proveerse por sí mismo la satisfacción de necesidades elementales como quedan sometidas a jurisdicción de nuestro estado, están por eso mismo bajo el amparo de la constitución y de las
son el alimento, la vivienda, la indumentaria, la actividad lucrativa, ve comprometida su subsistencia. Y sin vacilar leyes.
decimos que tiene “derecho a” alimentarse, vestirse, vivir en un hábitat decoroso, poder trabajar. Con esta comprensión, los derechos reciben un marco o perímetro de validez y vigencia personales en cuanto
a quiénes son los sujetos activos y pasivos.
Pero de inmediato nos asalta la ardua pregunta: ¿cuál o quién es el sujeto pasivo obligado a
facilitarle alimento, vivienda, indu-mentaria, trabajo? ¿Es acaso el estado? ¿Lo es algún sujeto Las situaciones jurídicas subjetivas que no son derechos subjetivos
particular, o varios? La búsqueda no acierta a encontrar a ese sujeto pasivo. Y entonces parecería
que si no se lo encuentra, si no existe, si no lo hay, tampoco hay alguien que como sujeto pasivo 45. — Más allá del lenguaje y de los debates iusfilosóficos, queremos destacar con énfasis
deba cumplir la obligación de suministrar todo lo que la satisfacción de los men-tados derechos que el orbe genérico de lo que habitualmente llamamos “derechos” debe alojar —y aloja—
requiere. situaciones jurídicas subjetivas que no presentan los rasgos típicos del clásico derecho subjetivo
(o derecho público subjetivo).
41. — Sin embargo, es posible afirmar que estos derechos son derechos “por analogado”,
por analogía con los otros derechos en los que la determinación concreta del sujeto pasivo y de su El derecho administrativo elaboró hace tiempo la trinidad de “derecho subjetivo-interés legítimo-interés
obligación se consigue fácilmente, porque también se detecta la relación intersubjetiva de simple” y les deparó protecciones decrecientes y distintas en el orden en que hemos citado dicha trilogía.
alteridad entre el titular del derecho y quien (o quienes) como sujeto pasivo, tiene frente a él una
obligación bien particularizada a cumplir en su favor. Actualmente, aparecen —por un lado— los denominados derechos de la tercera generación
¿Cuál es el sujeto pasivo y cuál la obligación en los derechos por analogado? (a la paz, a la comunicación, al desarrollo, etc.) y —por el otro— los intereses colectivos, difusos,
o de pertenencia difusa. Para nuestro punto de vista, la reforma constitucional de 1994 les ha
Para captarlo, partimos de la premisa de que entre cada persona que titulariza un derecho por brindado reconocimiento cuando, al regular la acción de amparo, usa la expresión “derechos de
analogado, y el sujeto pasivo, no hay una relación interindividual y personalizada (digamos, de incidencia colectiva en general”.
“A” y “B”). Hay, en cambio, un sujeto pasivo que frente a todos (y no a cada uno en particular)
tiene una obligación. Tal obligación, por existir frente a todos (los sujetos activos) debe llamarse Si, por ej., el derecho a un ambiente sano y equilibrado ha recibido el nombre de “derecho” en el art. 41, que
universal. Y porque esa obligación consiste en hacer algo (y mucho), la apodamos “activamente” también emplea el art. 42 para mencionar el plexo que se refiere a los consumidores y usuarios, parece que ya no
universal. Obligación activamente universal (de hacer frente a todos). cabe discutir la categoría en la que incluimos esos “derechos” (si en la tradicional de derecho subjetivo, o en la de
El sujeto pasivo es el estado, y su obligación de hacer consiste en desarrollar políticas derechos de la tercera generación, o en la de derechos de incidencia colectiva, o en la de intereses difusos).
concretas de bienestar en el vasto campo de la alimentación, de la vivienda, de la indumentaria,
del trabajo, de la salud, de la educación, etc., para que a través de ellas los titulares de los Es sobradamente suficiente registrarlos en el texto constitucional para prestarles recepción en
derechos por analogado obtengan —mediante su participación en el bienestar común o general cuanto situaciones jurídicas subjetivas a todos los efectos, especialmente para deparar las
que aquellas políticas promuevan— la satisfacción de las necesidades vinculadas con los citados garantías necesarias a su defensa. Ello tanto cuando la violación se ha consumado como cuando
derechos por analogado. hay amenaza o riesgo de daño.
Muchas de estas políticas, sobre todo después de la reforma de 1994, aparecen en la parte 46. — La lista de intereses difusos es extensa. A título enunciativo podemos citar: a) los relativos al ambiente,
orgánica de la constitución y hacen parte del sistema de valores. o al equilibrio ecológico; b) los propios de los consumidores; c) los que atañen a los administrados en relación con
la prestación de servicios públicos; d) los vinculados al patrimonio cultural, histórico y artístico; e) los
El ámbito territorial y personal de aplicación de la declaración de derechos pertenecientes a grupos étnicos, religiosos, nacionales, etc., para preservar su idiosincrasia, su idioma, su sistema
de creencias, sus símbolos, etc.
42. — El estado tiene un ámbito territorial de validez y vigencia de su ordenamiento jurídico, que
corresponde al de su elemento geográfico o territorio. Por concomitancia, todas las personas que se hallan en ese 47. — Con un perfil o con otro, con mención expresa en la constitución o con hospedaje en
espacio donde rige el citado ordenamiento quedan sujetas a la jurisdicción del estado mientras allí se encuentran, y nuestra cláusula de los derechos implícitos del art. 33, hemos de afirmar que estas situaciones
ello tanto para titularizar derechos como obligaciones. jurídicas subjetivas no esfuman ni pierden la naturaleza de tales por la circunstancia de que cada
Estamos remitiéndonos al concepto amplio de población (permanente o estable, flotante, y transeúnte) (ver uno de los sujetos que las titularicen componga un grupo o conjunto humano al que le es común
cap. VII nº 3). ese mismo interés. La subjetividad no desaparece por el hecho de que cada uno entre muchos
No obstante, personas que no están en territorio del estado pero tienen con él y en él lo que llamamos un tenga una porción o parte en lo que es común a otros y a todos. La afectación del interés perjudica
“punto de conexión”, se hallan en condiciones de invocar los derechos que nuestro ordenamiento contiene, y al conjunto, y por eso mismo también a cada persona que forma parte de él. La “parte individual”
quedan sujetas a la vez a las obligaciones correspondientes. en el interés común o en el “derecho de incidencia colectiva” diseña la situación jurídica
Así, por ej., si un extranjero domiciliado en el extranjero tiene bienes en Argentina, puede invocar a su favor subjetiva, pero “lo común” diseña la pertenencia que se le atribuye al conjunto total. No
el derecho individual de propiedad que la constitución declara inviolable. Si extranjeros domiciliados en el corresponde en modo alguno decir que, por ser de todos, no es de nadie o de ninguno, porque les
extranjero deben pleitear ante tribunal argentino conforme a normas de jurisdicción del derecho internacional
privado, pueden invocar a su favor el derecho de la defensa en juicio. Si un extranjero domiciliado en el extranjero
pertenece a todos, y, en virtud de esa coparticipación, cada uno inviste su parte como situación
publica sus ideas por la prensa en nuestro país, puede invocar a su favor el derecho de hacerlo sin cesura previa. subjetiva de él. El no haber “pertenencia exclusivamente individual” está lejos de significar que
no haya subjetividad jurídica en la parte que cada cual tiene —al igual que los demás— en el
43. — Los tratados internacionales sobre derechos humanos corroboran la misma solución. Por un lado, su interés colectivo de “pertenencia común” o en el derecho de “incidencia colectiva”.
finalidad es, precisamente, la de aplicarse di-rectamente en la jurisdicción interna de los estados-parte,
engendrando la obligación interna e internacional de que los hagan efectivos en esa jurisdicción. Por otro lado,
suelen consignar expresamente —como el Pacto de San José de Costa Rica y el Pacto Internacional de Derechos IV. EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS
Civiles y Políticos—, que la referida obligación estatal tiene por objeto garantizar los derechos a las perso-nas que DERECHOS HUMANOS
componen la población del estado y que están sujetas a su jurisdicción.
Su encuadre y sus características
44. — La jurisprudencia de nuestra Corte también ha sentado dicho principio al sostener que las personas
sometidas a la jurisdicción del estado, sean o no habitantes, que por razón de los actos que realizan en el territorio
48. — El vocabulario jurídico ya ha incorporado la locución “derecho internacional de los adhiere a ellos. A partir de la ratificación o la adhesión, el derecho interno recibe al derecho
derechos humanos”. Es el derecho internacional que versa sobre los derechos del hombre. internacional contractual.
No ha sido tan común reconocer que también el derecho interno penetra en el derecho
Lo podemos situar cronológicamente a partir de la segunda guerra mundial cuando, concluida ésta, ya la internacional. Ejemplo claro de ello son los tratados que al declarar derechos establecen que esos
Carta de las Naciones Unidas alude a derechos y libertades fundamentales del hombre para preservar la paz
mundial.
derechos no niegan ni menoscaban otros derechos que puedan surgir del derecho interno del
estado (constitución, leyes, etc.), con lo que puede decirse fácilmente que el tratado hace suyos
Se advierte que la organización internacional asume, por ende, la preocupación de los derechos personales
como propia de la jurisdicción internacional y del derecho internacional. Sería largo transitar los hitos
también los derechos surgidos de fuente interna del estado.
posteriores, pero valga someramente citar la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre, una de la OEA, otra de la ONU, ambas del año 1948. De ahí Esto último exhibe el carácter abierto de los tratados y la tendencia a la optimización de los derechos, tanto
en más, tratados y pactos internacionales van a contener declaraciones (parciales o totales) de derechos, libertades como el carácter mínimo y subsidiario del derecho internacional de los derechos humanos, ya que los tratados
y garantías. procuran que su plexo elemental no sirva ni se use para dejar de lado otros derechos, o los mismos (quizá mejores,
más amplios, más explícitos), que sean oriundos del derecho interno.
49. — Este derecho internacional de los derechos humanos ostenta perfiles que lo distinguen En correspondencia, no es vano observar en los tratados de derechos humanos un residuo de derechos que, al
del derecho internacional común, general o clásico. Los tratados sobre derechos humanos, bien estilo del lenguaje constitucional, cabe denominar implícitos.
que responden a la tipología de los tratados internacionales, son tratados destinados a obligar a los Todo ello guarda paralelismo con las frecuentes alusiones que los tratados de derechos humanos efectúan a lo
estados-parte a cumplirlos dentro de sus respectivas jurisdicciones internas, es decir, a respetar en que llaman una sociedad democrática.
esas jurisdicciones los derechos que los mismos tratados reconocen directamente a los hombres
que forman la población de tales estados. El compromiso y la responsabilidad internacionales El rango del derecho internacional de los derechos humanos en el derecho interno argentino
aparejan y proyectan un deber “hacia adentro” de los estados, cual es el ya señalado de respetar en
cada ámbito interno los derechos de las personas sujetas a la jurisdicción del estado-parte. 54. — La reforma constitucional de 1994 presenta dos fisonomías novedosas:
50. — La fuerza y el vigor de estas características se reconocen fundamentalmente por dos a) a todos los tratados, de cualquier naturaleza, les reconoce rango superior a las leyes (al
cosas: a) que las normas internacionales sobre derechos humanos son ius cogens, es decir, modo como recién en 1992 lo empezó a sostener el derecho judicial de la Corte Suprema);
inderogables, imperativas, e indisponibles; b) que los derechos humanos forman parte de los b) hay, no obstante, instrumentos internacionales sobre derechos humanos que por el art. 75
principios generales del derecho internacional público. inc. 22 recibieron directamente —en una enumeración o listado— jerarquía
Actualmente, no vacilamos en afirmar, además, que: constitucional, lo que para nosotros significa que revisten su misma supremacía desde el vértice
de nuestro ordenamiento jurídico;
a) la persona humana es un sujeto investido de personalidad internacional;
c) otros tratados de derechos humanos que no integran la serie de los citados en el anterior
b) la cuestión de los derechos humanos ya no es de jurisdicción exclusiva o reservada de los inc. b) pueden adquirir también jerarquía constitucional mediante un procedimiento especial,
estados, porque aunque no le ha sido sustraída al estado, pertenece a una jurisdicción concurrente conforme al mismo art. 75 inc. 22.
o compartida entre el estado y la jurisdicción internacional;
Para esto, remitimos al cap. V, apartado II, y nº 66.
c) nuestro derecho constitucional asimila claramente, a partir de la reforma de 1994, todo lo
hasta aquí dicho, porque su art. 75 inc. 22 es más que suficiente para darlo por cierto. Vale reiterar que las normas de los tratados de derechos humanos, tengan o no jerarquía constitucional —pero
especialmente si la tienen— se deben interpretar partiendo de la presunción de que son operativas, o sea,
51. — Es bueno trazar un paralelo entre derecho internacional y derecho interno. El artículo 103 de la Carta directamente aplicables por todos los órganos de poder de nuestro estado.
de las Naciones Unidas —que sin enumerar los derechos humanos aludía a los derechos y libertades
fundamentales del hombre— proclama su prioridad sobre todo otro tratado, pacto o convención en que se hagan Las obligaciones del estado
parte los estados miembros de la organización. Quiere decir que tales estados no pueden resignar ni obstruir a
través de tratados la obligación de respetar y cumplir los derechos y libertades fundamentales del hombre. De
modo análogo, cuando una constitución suprema que encabeza al orden jurídico interno contiene un plexo de 55. — Cada artículo que declara un derecho o una libertad debe reputarse operativo, por lo menos en los
derechos, éste participa en lo interno de la misma supremacía de que goza la constitución a la que pertenece. Hay, siguientes sentidos: a) con el efecto de derogar cualquier norma interna infraconstitucional opuesta a la norma
pues, una afinidad: el derecho internacional de los derechos humanos sitúa a los derechos en la cúspide del convencional; b) con el efecto de obligar al poder judicial a declarar inconstitucional cualquier norma interna
derecho internacional, y el derecho interno ubica de modo equivalente a la constitución que incorpora los derechos infraconstitucional que esté en contradicción con la norma convencional, o a declarar que la norma convencional
a su codificación suprema. ha producido la derogación automática; c) con el efecto de investir directamente con la titularidad del derecho o la
libertad a todas las personas sujetas a la jurisdicción argentina, quienes pueden hacer exigible el derecho o la
libertad ante el correspondiente sujeto pasivo; d) con el efecto de convertir en sujetos pasivos de cada derecho o
El estado, sujeto pasivo libertad del hombre al estado federal, a las provincias, y en su caso, a los demás particulares; e) con el efecto de
provocar una interpretación de la constitución que acoja congruentemente las normas de la convención en
52. — El estado es sujeto pasivo cargado con obligaciones de omitir violación y también de dar o de hacer armonía o en complementación respecto de los similares derechos y libertades declarados en la constitución.
algo frente al hombre sujeto activo. Es además, el único sujeto internacionalmente acusable —en su caso— y En materia de tratados sobre derechos sociales, muchas de sus cláusulas —al contrario— suelen ser
responsable por el incumplimiento de esas obligaciones que, en cuanto sujeto pasivo, ha asumido al hacerse parte
programáticas e, incluso, depender para su eficacia de condicionamientos culturales, económicos, políticos, etc.,
en el tratado. que exceden el marco semántico del enunciado normativo del derecho.
Lo que tiene que quedar bien en claro es que el estado también incluye en su cúmulo de obligaciones la de Lo que debe quedar en claro es que aun tratándose de cláusulas programáticas, si la ley que conforme a ellas
prevenir, la de impedir, la de vigilar, la de sancionar, y la de reparar las violaciones que a los derechos puedan debe dictarse no es dictada en un lapso razonable, la omisión frustratoria de la cláusula programática merece
inferir los particulares. En caso de no hacerlo, y aun cuando el estado no sea el autor de la violación, incumple el reputarse inconstitucional (inconstitucionalidad por omisión).
tratado y tiene responsabilidad internacional por su omisión en prevenir, impedir, vigilar, sancionar y reparar.
Cuando un tratado como el Pacto de San José de Costa Rica obliga a los estados-parte a adoptar las medidas
legislativas “o de otro carácter” que resulten necesarias para la efectividad de los derechos, hay que dar por cierto
El derecho internacional y el derecho interno que entre esas medidas “de otro carácter” como alternativas o supletorias de las legislativas, se hallan las
sentencias, porque los jueces —en cuanto operadores— tienen la obligación de dar aplicación y eficacia a los
53. — Es frecuente el análisis de cómo el derecho internacional ingresa en el derecho interno. derechos reconocidos en los tratados sobre derechos humanos.
Los tratados entran a formar parte de él cuando el estado los ratifica internacionalmente, o
El derecho humanitario y de refugiados ahora que, dentro de la fuente interna, la constitución federal acoge como posible a la fuente
provincial a efectos de mejorar el sistema de derechos.
56. — En el derecho internacional de los derechos humanos bien cabe aludir al llamado “derecho El paisaje, en tal caso, sería éste:
internacional humanitario ”, que está destinado a aplicarse en los conflictos bélicos para, fundamentalmente,
tutelar a personas y bienes a los que afecta ese conflicto. a) fuente internacional;
Es menester tomar además en cuenta el “derecho internacional de los refugiados” que protege los derechos de b) fuente interna, desdoblada en: b’) constitución federal y derecho derivado de ella; b’’)
personas a las que se les reconoce la calidad de refugiados, con el mismo efecto que acabamos de señalar en el constituciones provinciales y derecho derivado de ellas.
ámbito del derecho internacional humanitario.
De este modo la unidad solidaria de las dos fuentes internas (federal y provincial) asume de
alguna manera la misma opción preferencial que, en cada caso, hay que hacer entre la fuente
Las obligaciones de las provincias
inter-nacional y la interna en busca del resultado más favorable para la persona humana y el
sistema de derechos.
57. — Los tratados sobre derechos humanos que forman parte del derecho argentino obligan a
las provincias, cualquiera sea su rango jerárquico. Ello surge claramente del art. 31 de la
61. — Puede servir de instrumento, a tono con la concertación federal, el régimen de tratados
constitución. Además, hay tratados que expresamente prevén igual situación en una cláusula
interjurisdiccionales —entre provincias, y entre éstas y el estado federal—.
federal destinada a los estados que, siendo de estructura federal, se hacen parte en ellos (así, el
Pacto de San José de Costa Rica, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el de 62. — Conviene recordar que la reforma de 1994 ha previsto facultades concurrentes entre el estado federal y
Derechos Económicos, Sociales y Culturales). las provincias en dos interesantes aspectos:
a) para los derechos de los pueblos indígenas, en el art. 75 inc. 17;
V. EL DERECHO PÚBLICO PROVINCIAL Y LOS b) para los derechos referidos al ambiente, en el art. 41, estableciendo que corresponde al congreso dictar las
DERECHOS HUMANOS normas con los presupuestos mínimos para su protección, y a las provincias las necesarias para complementarlas.
El posible acrecimiento de los derechos del plexo federal VI. LOS DERECHOS Y LA LEGITIMACIÓN PROCESAL
58. — No nos incumbe en esta obra abarcar en detalle al constitucionalismo provincial en La legitimación, problema constitucional
cuanto al sistema de derechos. Solamente propondremos una breve cuestión en una pregunta y su
respectiva respuesta: ¿pueden las provincias ampliar y maximizar el sistema de derechos que 63. — Cuando se enfrenta a los derechos personales en la perspectiva constitucional y se
emana de la constitución federal?; ¿la constitución federal lo exige a las provincias como mínimo acuerda reconocerlos y tutelarlos, hay dos cuestiones —como mínimo— que al derecho
o como techo máximo insuperable? constitucional le tienen que preocupar mucho. Una es que existan vías o procedimientos idóneos
Hay un punto indudable: las provincias están obligadas a dictar sus constituciones en para que esa tutela sea útil y eficaz. Otra es que el sujeto que pretende tutelar un derecho suyo
conformidad con la constitución federal y, expresamente, con su sistema de derechos, según se mediante una de esas vías o de esos procedimientos, disponga de una “llave” para entrar al
desprende de los arts. 5º, 31, y 75 inc. 22. O sea que, aun si acaso una constitución provincial no proceso: esa llave es la legitimación.
contiene expresamente una declaración de derechos, le queda siempre trasplantada la que le Hablamos, entonces, latamente, de legitimación procesal. No se la puede resolver de
impone la constitución federal. cualquier manera, ni recluirla en el ámbito del derecho procesal, porque la raíz se afinca en el
El problema no radica en el mencionado supuesto de silencio normativo en las constituciones derecho constitucional.
provinciales, sino —cualquiera sea el caso— en la viabilidad de que éstas lo tomen como un piso
y, por ende, lo hagan susceptible de acrecimiento. Determinar quién puede actuar en el proceso como parte actora (legitimación activa ) y frente a quién puede
Nuestra respuesta personal es afirmativa: las provincias pueden hacerlo. Las razones mínimas actuar (legitimación pasiva ) es una cuestión que, de alguna manera, exige ahondar en el derecho constitucional
para averiguar varias cosas: entre ellas, la correspondencia del derecho que se hace valer con el sujeto que
que ahora ofrecemos son éstas: pretende hacerlo valer o, dicho en otros términos, la pertenencia o titularidad del derecho por parte de quien lo
a) Las garantías que dan cobertura a derechos admiten ser más amplias y mejores cuando se pretende en el proceso; también hay que ver si el sujeto ante quien se pretende hacer valer el derecho es el
destinan a funcionar en los tribunales de provincia, porque estamos en el ámbito propio del obligado a satisfacerlo con una prestación (de omisión, de dar, o de hacer), y si entre ambos sujetos existe una
derecho procesal que es de competencia provincial. Pueden las provincias, por ej., mejorar las relación jurídica sustancial con el objeto del proceso.
acciones de amparo, habeas data, habeas corpus; el sistema de control constitucional, etc.;
Pero aquí no concluye la perspectiva: hay que encontrar la llave que habilite a formular la
b) Los derechos también son susceptibles de incremento (más derechos, o mayores contenidos
pretensión. Si la aptitud procesal para hacerlo (usar la llave) no es reconocida, o es denegada,
en los mismos que surgen de la constitución federal) a condición de que:
seguramente quien titulariza un derecho no podrá reclamar judicialmente, porque el derecho
b’) con ello no se altere el reparto de competencias entre el estado federal y las provincias (lo procesal no lo investirá de legitimación. Y habrá entonces una defectuosidad, una anomalía. A lo
que ocurre si en materias propias y exclusivas del congreso, como las de la legislación laboral y mejor, una incons-titucionalidad.
de seguridad social, las provincias exceden lo que tales leyes establecen como derecho del sujeto
La lección mínima, pero básica, que nos queda es ésta: desconocer, negar, o estrangular la
activo y como obligaciones recíprocas del sujeto pasivo);
legitimación procesal, privando de llave de acceso al proceso a quien quiere y necesita formular
b”) en el caso de derechos cuyo sujeto pasivo es la provincia, es ésta la que asume por pretensiones en él para hacer valer un derecho que cree titularizar es inconstitucional.
decisión suya obligaciones más gravosas a su cargo para satisfacer con su cumplimiento mejores
contenidos en los derechos emanados de la constitución federal, o más derechos respecto de los 64. — Preside estas reflexiones una idea de base: si se trata de la procura de una defensa
que la constitución federal exige al derecho provincial. idónea de los derechos que contiene la constitución, ahora se suma algo más; y ese algo más
proviene del derecho internacional de los derechos humanos. Una vez que nuestro estado se ha
60. — Este muy sintético esbozo mínimo, así condicionado, desemboca en una sugerencia hecho parte en tratados sobre derechos humanos, algunos con jerarquía constitucional por el art.
que personalmente nos complace. Así como ya hemos dicho que el sistema de derechos de un 75 inc. 22, ha ingresado a nuestro derecho interno una exigencia suplementaria. Es la de que los
estado democrático necesita abastecerse de dos fuentes (la interna y la internacional ), añadimos
derechos, libertades y garantías que tales tratados reconocen, se hagan efectivos en nuestra 72. — El principio de legalidad se complementa con el que enuncia que todo lo que no está prohibido está
jurisdicción interna y, por ende, cuenten doblemente con vías idóneas de acceso a los tribunales permitido. Aplicado a los hombres significa que, una vez que la ley ha regulado la conducta de los mismos con lo
judiciales y con la indispensable legitimación de sus titulares para postular su defensa. que les manda o les impide hacer, queda a favor de ellos una esfera de libertad jurídica en la que está permitido
todo lo que no está prohibido.
La legitimación para promover el control constitucional
El tránsito del principio de legalidad al de razonabilidad: la regla de la razonabilidad
65. — La holgura constitucional de la legitimación procesal va anexa a la primordial cuestión de
reconocimiento y tutela de los derechos. De ello se desprende que similar y paralela holgura es imprescindible 73. — El principio de legalidad es, realmente, esencialmente for-malista en cuanto exige la
asimismo para otorgar legitimación procesal en orden a la articulación y propuesta de las cuestiones “forma” normativa de la ley para mandar o prohibir. Pero nos preguntamos ¿basta que la ley
constitucionales o, lo que es lo mismo, en orden a la capacidad para promover el control constitucional. (Ver cap. mande o prohíba, para que sin más lo mandado o lo impedido sea constitucional ?
V, nos 58/59). De ninguna manera: la constitución está pensando, cuando enuncia la fórmula del principio de
El juez y la legitimación legalidad, en una ley constitucional. No basta la formalidad de la ley: es menester que el
contenido de esa ley responda a ciertas pautas de valor suficientes. Por eso es menester dar
66. — Hay situaciones en que, sin ley o con ley, la legitimación tiene que ser reconocida, porque se juega en contenido material de justicia al principio formal de legalidad. Para ello, acudimos al valor
su reconocimiento una cuestión constitucional que sólo el derecho constitucional debe tomar a su cargo. Pero justicia, que constitucionalmente se traduce en la regla o el principio de razonabilidad.
agregamos más: hay casos en que, aunque la ley niegue legitimación a alguien, el juez también tendrá que
reconocérsela “contra ley”, porque si se la niega en mérito a que ésa es la solución que arbitra la ley, cumplirá la Con este relleno, el principio de legalidad rezaría de la siguiente manera: nadie puede ser
ley pero violará la constitución. Tal ocurre cuando es evidente que en un proceso determinado y con un objeto obligado a hacer lo que la ley “justa” (o razonable) no manda, ni privado de lo que la ley
también determinado, alguien que ostenta derecho e interés en la cuestión no puede intervenir en el proceso, no “justa” (o razonable) no prohíbe.
puede plantear la cuestión, está privado del derecho a formular su pretensión y a obtener resolución judicial sobre
ella, y tampoco puede promover el control constitucional. El derecho judicial se ha encargado de incorporar a nuestro derecho constitucional material
La inconstitucionalidad que se tipifica en esos supuestos radica, en su última base, en la violación del derecho
este contenido que cubre la insuficiencia del principio formal de legalidad. La jurisprudencia nos
a la jurisdicción como derecho de acceder a un tribunal judicial, o derecho a la tutela judicial efectiva. muestra el ejercicio del control de razonabilidad de leyes y actos estatales, y los descalifica como
arbitrarios cuando hieren las pautas de justicia ínsitas en la constitución. Los jueces verifican el
contenido de la ley más allá de su forma, permitiéndose aseverar que el principio formal de
VII. LOS PRINCIPIOS DE LEGALIDAD Y DE RAZONABILIDAD legalidad cede al principio sustancial de razona-bilidad, y que si la ley no es razonable (o sea, es
arbitraria) resulta inconstitucional.
La formulación y la finalidad del principio de legalidad
74. — Lo opuesto a la razonabilidad es la arbitrariedad.
67. — Vinculado con el mismo propósito de seguridad que persigue el constitucionalismo
moderno, se halla el principio de legalidad. Nuestra constitución lo formula expresamente en la 75. — El principio de razonabilidad no se limita a exigir que sólo la ley sea razonable. Es
parte del art. 19 donde consigna que nadie puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda, ni mucho más amplio. De modo general pode-mos decir que cada vez que la constitución depara una
privado de lo que ella no prohíbe. competencia a un órgano del poder, impone que el ejercicio de la actividad consi-guiente tenga un
Como todo el orden jurídico se basa en la constitución, que está por encima de la ley, la contenido razonable. El congreso cuando legisla, el poder ejecutivo cuando administra, los jueces
primera “ley” a tomar en cuenta es la cons-titución. cuando dictan sen-tencia, deben hacerlo en forma razonable: el contenido de los actos debe ser
razonable.
68. — El principio de legalidad responde al concepto de despersonalización o impersonalidad del poder, y al La jurisprudencia de la Corte Suprema ha construido toda una fecunda doctrina sobre la
de legitimidad racional. No se trata de que el poder no sea ejercido por hombres —lo cual es inevitable— sino de
que esos hombres que ejercen el poder lo hagan ajustándose al orden jurídico establecido en las normas legales.
arbitrariedad de las sentencias, exigiendo que éstas, para ser válidas en cuanto actos
De ahí, entonces, surge el adagio de que no gobiernan los hombres sino la ley. jurisdiccionales, sean razonables.
También los actos de los particulares deben satisfacer un conte-nido razonable.
69. — La finalidad del principio de legalidad es afianzar la seguridad individual de los
gobernados. La ley predetermina las conductas debidas o prohibidas, de forma que los hombres 76. — El sentido común y el sentimiento racional de justicia de los hombres hacen posible vivenciar en cada
puedan conocer de antemano lo que tienen que hacer u omitir, y quedar exentos de decisiones caso la razonabilidad, y su opuesto, la arbitra-riedad. La constitución formal suministra criterios, principios y
sorpresivas que dependan solamente de la voluntad ocasional de quien manda. Este aspecto toma valoraciones que, integrando su ideología, permiten componer y descubrir en cada caso la regla de razonabilidad.
Para ello es útil acudir a la noción de que en cada derecho hay un reducto que configura, como mínimo, su núcleo
en cuenta, por eso, el valor previsibilidad. esencial, y que este núcleo no tolera ser suprimido, alterado o frustrado porque, de ocurrir algo de esto, se incurre
70. — La cláusula que exige “ley” para mandar o para prohibir no debe tomarse con tal rigor formal que sólo en irrazonabilidad, arbitrariedad e inconstitucionalidad.
reconozca como única fuente de las obligaciones aludidas en el art. 19 a la “ley” del congreso. Podemos ser
obligados a hacer o a abstenernos por cualquier norma jurídica inferior a la ley que constitucionalmente se apoye La formulación y finalidad del principio
en la ley o esté habilitada para la constitución o por la ley (así, las sentencias).
Tampoco ha de interpretarse esta parte del art. 19 como cohibiendo las fuentes no estatales (por ej., el 77. — La regla de razonabilidad está condensada en nuestra constitución en el art. 28, donde
contrato). Tales fuentes también tienen capacidad de engendrar obligaciones.
se dice que los principios, derechos y garantías no podrán ser alterados por las leyes que
Asimismo, los tratados internacionales incorporados como tales al derecho interno pueden ser fuente de reglamenten su ejercicio. La “alteración” supone arbitrariedad o irrazonabilidad.
obligaciones de hacer o de omitir.
Ver cap. VII, nº 74.
La irrazonabilidad es, entonces una regla sustancial, a la que también se la ha denominado el
“principio o garantía del debido proceso sustantivo ”.
71. — Se llama “zona de reserva” de la ley el ámbito donde la regulación de una materia es El principio de razonabilidad tiene como finalidad preservar el valor justicia en el contenido
de competencia legislativa del con-greso. de todo acto de poder e, incluso, de los particulares.
78. — Fundamentalmente, la razonabilidad exige que el “medio” escogido para alcanzar un b) Un poder de disposición que, en uso de la libertad, sea susceptible de producir efectos
“fin” válido guarde proporción y aptitud suficientes con ese fin: o que haya “razón” valedera para jurídicamente relevantes.
fundar tal o cual acto de poder. c) Un área de intimidad donde la libertad inofensiva o neutra para terceros, quede inmunizada
y sustraída a toda interferencia arbitraria del estado.
El derecho judicial emanado de la Corte Suprema en materia de control judicial de la razonabilidad, se limita
a verificar si el “medio” elegido para tal o cual “fin” es razonablemente proporcionado y conducente para alcanzar Es la fórmula constitucional de nuestro art. 19: las acciones privadas de los hombres que no
ese fin; pero no entra a analizar si ese “medio” elegido pudo o puede ser reemplazado por otro que, igualmente ofendan al orden, a la moral pública ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y
conducente y proporcionado al mismo “fin”, resulte menos gravoso para el derecho o la libertad que se limitan. exentas de la autoridad de los magistrados.
La Corte no efectúa esa comparación entre diversos medios posibles, porque estima que pertenece al d) Un principio básico a favor del hombre, en el sentido de que todo lo que no está prohibido
exclusivo criterio de los órganos políticos (congreso y poder ejecutivo) seleccionar el que a su juicio le parezca está permitido.
mejor o más conveniente. Basta que el escogido guarde razonabilidad suficiente en relación al fin bus-cado.
Nosotros creemos que el control judicial de la razonabilidad debe analizar si entre diversos medios Si fuera necesario que cada conducta humana tuviera que estar autorizada, la nómina de permisiones se
igualmente posibles para alcanzar un fin, se optó por el más o menos restrictivo para los derechos individuales elevaría hasta el infinito, y siempre dejaría lagunas. Hay que partir, por eso, desde una base de libertad jurídica,
afectados; y que, realizada esa confrontación, debe considerar irrazonable la selección de un medio más severo en que demarca como zona permitida (libre) toda el área de conductas no prohibidas.
lugar de otro más benigno que también sería conducente al fin perseguido.
Este principio se deduce de nuestra constitución del mismo art. 19 en la parte que consagra el principio de
O sea que para dar por satisfecha la razonabilidad hacen falta dos cosas: a) proporción en el medio elegido legalidad, porque si nadie puede ser privado de hacer lo que la ley no impide, es porque “lo no prohibido está
para promover un fin válido; b) que no haya una alternativa menos restrictiva para el derecho que se limita. permitido”.
CAPÍTULO X 3. — El área de intimidad y la zona de permisión no son extraju-rídicas ni ajurídicas, porque
desde que el derecho las protege quiere decir que son espacios jurídicamente relevantes, “dentro”,
LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD JURÍDICAS y no fue-ra, del mundo jurídico, en los que el hombre se mueve dentro de un ámbito de licitud
(ver nº 20).
I. LA LIBERTAD COMO DERECHO DE LA PERSONA HUMANA. - Los contenidos de la libertad jurídica. - La
libertad física. - La libertad de intimidad. - El sentido personalista de la intimidad. Ejemplos de conductas
autorreferentes resguardadas en la intimidad. - Las proyecciones de la libertad de intimidad. La intimidad de 4. — La libertad como pauta genérica aparece en el preámbulo de la constitución, que
los menores. - La “juridicidad” de la intimidad. - Los tratados internacionales. - El derecho a la identidad propone como uno de los contenidos del fin del estado, asegurar los beneficios de la libertad. Por
personal. El derecho a la diferencia. - El habeas data. II. LA IGUALDAD JURÍDICA. - Su concepto. La reforma ende, en nuestra constitución la libertad merece tenerse como un valor y como un principio
de 1994. - El derecho judicial en materia de igualdad. - La discriminación. La discriminación “inversa”. - La
igualdad ante la ley: su insuficiencia. La plenitud de igualdad jurídica. El problema de la violación de la general: el valor libertad y el principio de libertad.
igualdad por la jurisprudencia contradictoria. La variación temporal en la interpretación y aplicación
judiciales de la ley penal. - La igualdad en las relaciones privadas. - La igualdad en la admisión en los 5. — El Pacto de San José de Costa Rica explaya diversos aspectos del derecho a la libertad,
empleos. - abarcando supuestos como el de detención, privación de libertad (arts. 5º y 7º), y prohibición de la
La igualdad en los impuestos y las cargas públicas.
esclavitud, la servidumbre, y los trabajos forzosos y obligatorios (art. 6º). En paralelo, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (arts. 9º, 10 y 8º).
I. LA LIBERTAD COMO DERECHO DE LA PERSONA HUMANA No hay que descuidar las normas equivalentes de la Convención sobre Derechos del Niño
(arts. 37 b, y 40), y todas las que se incluyen en otros tratados de jerarquía constitucional, como la
1. — Cuando la constitución en su parte dogmática se propone asegurar y proteger los derechos individuales, convención sobre la tortura.
merece la denominación de derecho consti-tucional “de la libertad”. Tan importante resulta la postura que el
estado adopta acerca de la libertad, que la democracia, o forma de estado democrática, consis-te, La libertad física
fundamentalmente, en el reconocimiento de esa libertad.
Podemos adelantar, entonces, que el deber ser ideal del valor justicia en el estado democrático exige adjudicar 6. — La libertad corporal o física es el derecho a no ser arrestado sin causa justa y sin forma
al hombre un suficiente espacio de libertad jurídicamente relevante y dotarlo de una esfera de libertad tan amplia legal. Apareja, asimismo, la libertad de locomoción. En otro sentido, descarta padecer cierto tipo
como sea necesaria para desarrollar su personalidad. Es el principio elemental del humanismo personalista.
de retenciones corporales forzosas, o realizar prestaciones forzosas valoradas como injustas: por
Con el ejercicio de esa libertad jurídica, lo que yo hago u omito bajo su protección es capaz de producir ej.: los trabajos forzados, o sufrir restricciones ilegítimas.
efectos jurídicos, o sea, efectos que el derecho recoge en su ámbito.
Aun quienes padecen privación legítima de su libertad, tienen derecho a que no se agrave su
Los contenidos de la libertad jurídica situación con restricciones ilegítimas.
La libertad de locomoción se vincula también con la libertad de circulación.
2. — Tal libertad comporta diversos aspectos: Nuestra constitución protege estos contenidos cuando en el art. 18 establece que nadie puede
a) Un status personal que depare al hombre la calidad de persona jurídica con capacidad de ser arrestado sin orden escrita de autoridad competente; cuando en el art. 14 consagra el derecho
derecho, cuya negación absoluta es la esclavitud y la incapacidad total de derecho. de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio; y cuando en el art. 17 dispone que ningún
El art. 15 de la constitución, al abolir la esclavitud, mantiene virtualidad presente para servicio personal es exigible sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley.
afianzar este principio, porque si no pue-de haber esclavitud, todo hombre es persona jurídica. La garantía que protege la libertad corporal o física es el habeas corpus.
El Pacto de San José de Costa Rica (arts. 1º y 3º) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 7. — Para las normas de los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional,
(art. 16), por su parte, prescriben que todo ser humano (persona) tiene derecho al reconocimiento de su remitimos al nº 5.
personalidad jurídica.
La libertad de circular cuenta con previsiones en el Pacto de San José de Costa Rica (art. 22),
en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 12), en la convención sobre
Discriminación de la Mujer (art. 15.4), en la convención sobre Discriminación Racial (art. 5º) y e) el derecho a la identidad personal;
en la convención sobre Derechos del Niño (art. 10). f) el derecho a ser “diferente”;
g) el consentimiento para la ablación de órganos del propio cuerpo con destino a trasplantes a favor de
La libertad de intimidad terceras personas, determinadas o indeterminadas, cuya autorización legal debería admitirse aunque entre donante
y receptor no mediara relación parental;
8. — La libertad de intimidad presupone la tutela jurídica de la vida privada, o lo que los h) la negativa de las personas con discernimiento para someterse a terapias contras las cuales formulan
ingleses llaman “right of privacy”. objeción de conciencia (por ej., los Testigos de Jehová respecto de las transfusiones de sangre), o a intervenciones
quirúrgicas y tratamientos médicos que se rechazan por diversidad de razones personales; ello siempre que con esa
La fórmula constitucional viene dada por el art. 19, que deja reservadas a Dios y exentas de la negativa no se comprometa la salud de terceros o la salud pública;
autoridad de los magistrados las acciones privadas que de ningún modo ofendan al orden, a la
i) la elección del tipo de medicina, terapia y medicación (que se viola si —por ej.— se prohíbe
moral pública, ni perjudiquen a terceros. legalmente la homeopatía, la acupuntura o las medicinas no tradicionales).
El art. 1071 bis del código civil, por la protección que depara a la intimidad o privacidad, puede tenerse como
Las proyecciones de la libertad de intimidad
una reglamentación de la norma constitucional citada.
Con encuadre en el art. 19, estamos acostumbrados personalmente a tener como sinónimos el derecho a la
14. — a) La libertad de intimidad se vincula asimismo con ciertos aspectos de la libertad
“intimidad” y el derecho a la “privacidad”; la intimidad sería la esfera personal que está exenta del conocimiento
generalizado de terceros, y la privacidad sería la posibilidad irrestricta de realizar acciones privadas (que no dañan religiosa que hacen al fuero íntimo del hombre. Fundamentalmente, se trata del contenido de la
a otros) por más que se cumplan a la vista de los demás y que sean conocidas por éstos. Se trata siempre de una libertad religiosa conocido con el nombre de libertad de conciencia.
zona de reserva personal, propia de la autonomía del ser humano.
Ya hemos dado también por incluida en la intimidad a la objeción de conciencia.
9. — No se ha de creer, por eso, que en la intimidad se aloje y proteja únicamente a las acciones que de
ninguna manera se exteriorizan al público. El derecho judicial de la Corte anterior a 1984 pudo inducir a ese error b) En otra faceta, puede relacionársela con el derecho “al silencio” y “al secreto”. El derecho
cuando se refirió a las conductas que permanecen en la “interioridad” del hombre. Y no es así. Conductas y al silencio es la faz negativa del derecho a la libre expresión, y al igual que el derecho al secreto,
situaciones que pueden ser advertidas por terceros y ser conocidas públicamente admiten refugiarse en la
intimidad cuando hacen esencialmente a la vida privada: tales, por ej., las que se refieren al modo de vestir, de
implica la facultad de reservarse ideas, sentimientos, conocimientos y acciones que el sujeto no
usar el cabello, a asistir a un templo o a un lugar determinado. desea voluntariamente dar a publicidad, o revelar a terceros, o cumplir.
c) El derecho a la intimidad o privacidad aloja sin dificultad a la relación confidencial entre
10. — En el caso “Ponzetti de Balbín”, fallado el 11 de diciembre de 1984, la Corte, mejoró y aclaró su un profesional y su cliente (secreto profesional), que debe ser protegida también y además como
doctrina. Veamos el siguiente párrafo: “en relación directa con la libertad individual protege (el derecho a la
una manifestación del derecho al silencio o secreto dentro de la libertad de expresión (en su faz
privacidad e intimidad) un ámbito de autonomía individual constituida por sentimientos, hábitos y costumbres, las
relaciones familiares, la situación económica, las creencias religiosas, la salud mental y física y, en suma, las negativa de derecho a no expresarse).
acciones, hechos o datos que, teniendo en cuenta las formas de vida aceptadas por la comunidad están reservadas
al propio individuo y cuyo conocimiento y divulgación por los extraños significa un peligro real o potencial para El secreto de los periodistas e informadores o comunicadores sociales les impide revelar tanto las fuentes de
la intimidad. En rigor, el derecho a la privacidad comprende no sólo a la esfera doméstica, el círculo familiar y de las cuales han obtenido la información, como la identidad de quien se las ha suministrado. Protege, por ende, las
amistad, sino otros aspectos de la personalidad espiritual o física de las personas, tales como la integridad corporal grabaciones, cintas, escritos y toda otra constancia de datos, con la finalidad de amparar al informante, asegurarle
o la imagen, y nadie puede inmiscuirse en la vida privada de una persona ni violar áreas de su actividad no el mayor ámbito de libertad en el ejercicio de su actividad, y mantener la confianza pública de las gentes en la
destinadas a ser difundidas, sin su consentimiento o el de sus familiares autorizados para ello, y sólo por ley podrá confidencialidad de cuanto le transmite a los periodistas.
justificarse la intromisión, siempre que medie un interés superior en resguardo de la libertad de otros, la defensa de El art. 43, al prever la garantía del habeas data, resguarda el secreto de las fuentes de información en una
la sociedad, las buenas costumbres o la persecución del crimen”. norma que se debe interpretar ampliamente en todos los demás casos a favor del secreto periodístico.
11. — Es muy importante destacar que la intimidad resguardada en el art. 19 frente al estado, goza de igual d) Existe un derecho al secreto fiscal; con esto queremos decir que si bien el fisco puede
inmunidad frente a los demás particulares. Así la valoró e interpretó la Corte en el citado caso “Ponzetti de revelar públicamente quiénes incumplen sus obligaciones tributarias, no puede en cambio dar a
Balbín”, del 11 de diciembre de 1984.
publicidad la identidad de quienes, cumpliéndolas, sufren afectación en su privacidad por la
difusión informativa de su patrimonio, o de sus ganancias, o de los montos oblados.
El sentido personalista de la intimidad
15. — La libertad de intimidad se proyecta a la inviolabilidad del domicilio, de la
12. — La intimidad o la privacidad incluyen en su ámbito a las conductas autorreferentes, es
correspondencia y de los papeles privados. Así lo consigna el art. 18 de la constitución,
decir, las que sólo se refieren y atañen al propio sujeto autor, sin proyección o incidencias dañinas
prescribiendo que una ley determinará en qué casos y con qué justificativos puede procederse a su
de modo directo para terceros.
allanamiento y ocupación.
Ejemplos de conductas autorreferentes resguardadas en la a) El domicilio protegido constitucionalmente tiene un alcance más amplio que el domicilio regulado por el
intimidad código civil. Coincide más bien con el concepto que utiliza el derecho penal, abarcando toda morada destinada a la
habitación y desenvolvimiento de la libertad personal en lo concerniente a la vida privada, ya sea cerrada o abierta
13. — A título enunciativo citamos las siguientes: parcialmente, móvil o inmóvil, de uso permanente o transitorio. Queda protegido así el recinto o la vivienda del
a) La elección del plan personal de vida autorreferente, y su realización; hombre en un sentido muy amplio: vehículo que sirve de morada, habitación en un hotel, camarote de un barco o
ferrocarril, escritorio profesional, etc., sea en su parte principal o en sus accesorias.
b) la objeción de conciencia por razones morales o religiosas, cuando es inofensiva para terceros.
La inviolabilidad del domicilio impide, como principio, el allanamiento por parte de funcionarios estatales sin
En el caso “Portillo, Alfredo”, del 18 de abril de 1989, la Corte Suprema admitió —por mayoría— la
orden judicial, salvo situaciones excepcionales y de extrema urgencia. Frente a los particulares, implica el derecho
objeción de conciencia en el cumplimiento del deber militar que impone el art. 21 de la constitución, pero sólo
a impedir el acceso y la permanencia contra la voluntad del titular.
parcialmente, en cuanto no eximió del servicio militar a un objetor pero dispuso que lo efectuara sin el empleo de
armas; La norma del art. 18 en la parte comentada es directamente operativa, y no vale decir que el domicilio
carezca de inviolabilidad mientras no se dicte la ley reglamentaria a que la cláusula se refiere.
c) la preservación de la propia imagen frente a terceros;
d) el control y la disposición de los datos personales, incluso para impedir su difusión innecesaria;
El derecho judicial de la Corte tiene dicho que, como principio general, la única autoridad competente para o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación y que toda persona tiene
allanar domicilio es la judicial. derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques (arts. 11 y 17,
Resulta de suma importancia destacar que las pruebas que se obtienen mediante allanamiento ilegal del respectivamente).
domicilio no pueden hacerse valer en juicio, ni siquiera si de ese modo se descubre el cuerpo de un delito.
Similar norma contiene el art. 16 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que también
obliga al estado a respetar y preservar la identidad de los menores en el art. 8º.
b) La correspondencia epistolar y los papeles privados también han recibido expresamente la
garantía de inviolabilidad en el mismo art. 18.
El derecho a la identidad personal
Cartas misivas, legajos, fichas e historias clínicas de clientes o enfermos que reservan los profesionales, libros
de comercio, etc., quedan amparados en el secreto de los papeles privados. 22. — Es reciente la elaboración del derecho que se da en denominar a la “identidad personal”. La doctrina y
la jurisprudencia italianas pueden considerarse vanguardistas.
Con la técnica moderna consideramos que la libertad de intimidad se extiende a otros ámbitos:
comunicaciones que por cualquier medio no están destinadas a terceros, sea por teléfono, por radiotelegrafía, por Aspectos de la identidad que podríamos llamar estática —como el nombre, la filiación, el estado de familia,
fax, etc. Este último aspecto atañe simultáneamente a la libertad de expresión: la expresión que se transmite en uso la nacionalidad— ya venían suficientemente acogidos, hasta dentro del plexo de los derechos personalísimos.
de la libertad de intimidad no puede ser interferida o capturada arbitrariamente. La captación indebida tampoco Faltaba extender la identidad a su proyección dinámica, social, existencial, como verdad biográfica de cada
puede, por ende, servir de medio probatorio. persona, que vive su vida a través de un proceso de autocreación.
16. — Sería extenso enumerar otros contenidos que quedan amparados en la intimidad, y sobre los cuales a) El derecho a la identidad en orden hacia la propia persona, hacia su modo personal de vivir
sólo puede avanzar una ley suficientemente razonable con un fin concreto de verdadero interés. Así, el secreto “su” vida, hacia su “mismidad” y su verdad personal, ofrece un ámbito muy ligado —si es que no
financiero y bancario, el propio retrato o la imagen, etc. resulta lo mismo— al derecho a la intimidad.
17. — Los medios que sin el consentimiento de la persona interesada tienden a extraer de su intimidad Bien puede hablarse por eso del derecho frente a los otros de “ser uno mismo” conforme a la
informaciones, secretos, declaraciones —por ej.: el narcoanálisis y las drogas de la verdad— son allanamientos propia opción.
injustos de su fuero íntimo, que no pueden emplearse ni siquiera en un proceso judicial con miras al b) Este “ser uno mismo” y tener “su identidad” en la vida biográfica y en su dinamismo
descubrimiento de un delito. existencial se externaliza en una imagen social. Estamos ante el segundo aspecto del derecho a la
Las formas más torpes de coacción, como los castigos corporales o las presiones sicológicas y morales de identidad personal, en cuanto cada persona tiene derecho a presentarse en la convivencia
cualquier tipo que tienden a debilitar o anular la voluntad para obtener la confesión, revelación o declaración de societaria como “el que es”, en la ya referida “mismidad” auténtica, y a que así se la reconozca, se
cualquier dato padecen de similar inconstitucionalidad. La garantía del debido proceso, que nuestra constitución
contiene y asegura, da pie para avalar dicho criterio de inconstitucionalidad, en correlación con el derecho a la
la respete y se la tolere.
intimidad.
Se comprende que en esta vertiente no aludimos a los rasgos físicos, biológicos o estáticos de la persona
18. — Hay conductas que, aunque se deciden por más de una persona (en común con otra) y aunque por ende identificada, sino a una multiplicidad de caracteres dinámicos y manifestaciones concretas que componen un
no pertenecen a una sola, se resguardan en la intimidad, como la decisión de una pareja para procrear o no, para bagaje o patrimonio inmaterial: lo somático, lo espiritual, lo ideológico, lo profesional, lo religioso de cada uno.
elegir el método procreativo, para decidir el número de hijos y el modo de su regula-ción, etc. Con este acervo cada sujeto se distingue de cualquier otro ser humano: es una unidad irrepetible y única, diferente
a todo otro prójimo; es lo que lo individualiza y especifica como “el que es”, en su “yo” y en su “mismidad”.
De modo análogo, la elección que hacen ambos padres por un modelo educativo para sus hijos sin
discernimiento suficiente. Por eso corresponde hablar de la imagen que la identidad personal proyecta, traslada y exhibe hacia afuera,
ante los otros.
La intimidad de los menores
El derecho a la diferencia
19. — El derecho a la intimidad alcanza también a los menores de edad. Si bien es verdad que hay que
conjugarlo con los derechos que emergen de la patria potestad, hemos de admitir que cuando el menor alcanza la 23. — El derecho a la identidad se correlaciona con el derecho “a la diferencia”, o a “ser
edad del discernimiento debe quedar en disponibilidad para ejercer derechos que hacen a su intimidad. diferente”. El derecho a la igualdad —que después explicamos— exige que a cada ser humano se
Esta coordinación entre derechos de los padres y derecho a la intimidad de sus hijos, parece desprenderse le respete y preserve lo que hay en él de diferente respecto a los demás, porque de ese modo se le
suficientemente de la Convención sobre Derechos del Niño, que tiene jerarquía constitucional, y que obliga a la resguarda a la vez su identidad, es decir, lo que en su “mismidad” hay de distinto —y no de
vez a respetar los derechos paternos para impartir dirección al niño en el ejercicio de su derecho de modo igual— con los otros.
conforme a la evolución de sus facultades, y que reconoce el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión (todo ello en el art. 14) así como el de no ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en El derecho a la identidad y el derecho a la diferencia encuentra una clara expresión en el inc.
su vida privada (art. 16). 17 del art. 75 en todo cuanto se refiere a los pueblos indígenas argentinos.
Los tratados internacionales de derechos humanos que contienen normas sobre las minorías
La “juridicidad” de la intimidad contemplan, a su manera, el derecho a la identidad y el respeto a las diferencias. Así, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 27) y la Convención sobre Derechos del Niño
20. — A veces se ha pretendido que la zona de privacidad que el art. 19 preserva es un ámbito (arts. 30, 17 d, 20.3 y 29 c).
“extrajurídico” o “ajurídico”, que quedaría fuera o al margen del derecho. Y no es así. El área de Las convenciones sobre discriminación racial, sobre genocidio, y sobre la tortura también
intimidad, como parte del derecho de libertad, es jurídica, y cada vez que el poder judicial le encaran el derecho a la identidad y a la diferencia cuando obligan a prevenir y erradicar conductas
depara tutela está demostrando que lo que en esa área se preserva es un bien jurídico amparado lesivas, tanto como al prohibirlas. Lo mismo cabría afirmar de la convención sobre discriminación
por el derecho (ver nº 3). de la Mujer, que al igualarla en sus derechos con el varón, toma en cuenta las diferencias
razonables entre los sexos.
Los tratados internacionales
El habeas data
21. — La libertad de intimidad se halla enfocada en el Pacto de San José de Costa Rica y en
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos cuando disponen que nadie puede ser
objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio
24. — La acción de habeas data, que por el art. 43 de la constitu-ción se encarrila a través de 28. — La reforma constitucional de 1994 ha avanzado en las formulaciones de la igualdad,
la acción de amparo, protege aspectos fundamentales de la intimidad, la privacidad y la identidad superando la mera igualdad formal con claros sesgos de constitucionalismo social, y completando
personales, en relación con la llamada libertad informática y los registros o bancos de datos. las normas de la constitución histórica.
La estudiaremos al tratar las garantías. Así:
a) el inc. 23 del art. 75 adjudica al congreso la competencia (para nosotros de ejercicio
II. LA IGUALDAD JURÍDICA obligatorio) de legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de
oportunidades y de trato;
Su concepto b) la misma norma añade que esa legislación y esa promoción mediante acciones positivas se
debe enderezar al pleno goce y ejer-cicio de los derechos reconocidos por la constitución y los
25. — Del derecho a la libertad se desprende la igualdad. Si a todo hombre debe tratados internacionales sobre derechos humanos;
reconocérsele aquel derecho con los contenidos fundamentales a que hemos aludido, todos los c) luego añade que todo lo enunciado en los incisos a) y b) ha de particularizarse respecto de
hombres participan de una igualdad elemental de status en cuanto personas jurídicas. Tal es el los niños, las mujeres, los ancianos y los discapacitados;
concepto básico de la llamada igualdad civil, consistente en eliminar discriminaciones arbitrarias
d) el inc. 17 del art. 75 sobre los pueblos indígenas argentinos trae una formulación que hace
entre las personas. La igualdad importa un grado suficiente de razonabilidad y de justicia en el
evidente el reconocimiento de su identidad y su diferencia como expresión de una relación con el
trato que se depara a los hombres.
derecho a la igualdad de trato y de oportunidades;
La igualdad no significa igualitarismo. Hay diferencias justas que deben tomarse en cuenta, para no incurrir e) el inc. 19 del art. 75 obliga a que las leyes de organización y base de la educación aseguren
en el trato igual de los desiguales. la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna;
El derecho a la identidad y el derecho a ser diferente obligan, desde la igualdad, a tomar en cuenta lo que en f) el inc. 22 del art. 75 está dedicado a los tratados de derechos humanos con jerarquía
cada ser humano y en cada grupo social hay de diferente con los demás, al modo como —por ej.— lo hace el art. constitucional, entre los cuales abundan las cláusulas sobre la igualdad, las minorías y la no
75 inc. 17 (ver nº 23).
discriminación;
Lo mismo que la libertad, la igualdad merece verse como un principio general y un valor en nuestra
constitución: el principio de igualdad y el valor igualdad. g) muchos de estos tratados obligan a hacer efectivos los derechos que reconocen,
prohibiendo discriminaciones arbitrarias;
Conviene advertir que la igualdad elemental que consiste en asegurar a todos los hombres los h) el art. 37, al referirse a los derechos políticos, consagra la igualdad real de oportunidades
mismos derechos requiere, imprescindiblemente, algunos presupuestos de base: entre varones y mujeres para acceder a cargos electivos y partidarios;
a) que el estado remueva los obstáculos de tipo social, cultural, político, social y económico, i) el mismo artículo añade que esa igualdad se ha de garantizar por acciones positivas en la
que limitan “de hecho” la libertad y la igualdad de todos los hombres; regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral;
b) que mediante esa remoción exista un orden social y económico justo, y se igualen las j) la disposición transitoria primera reconoce el respeto al modo de vida de los habitantes de
posibilidades de todos los hombres para el desarrollo integral de su personalidad; las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur;
c) que a consecuencia de ello, se promueva el acceso efectivo al goce de los derechos k) la disposición transitoria segunda aclara que las acciones positivas del art. 37 no serán
personales de las tres generaciones por parte de todos los hombres y sectores sociales. inferiores a las vigentes al sancionarse la constitución reformada.
26. — La constitución argentina consagra en su art. 16 la igualdad “ante la ley”. 29. — Toda esta red elocuente de principios, valores, derechos y obligaciones
El primer aspecto de la igualdad queda satisfecho con el reconocimiento implícito de la constitucionales demuestra el sentido actual del derecho a la igualdad jurídica real y efectiva,
libertad jurídica a todos los hombres, y con la abolición expresa de la esclavitud. asumiendo que:
A renglón seguido, debemos recordar que la igualdad civil se traduce en el reconocimiento a) las acciones positivas significan prestaciones de dar y de hacer en favor de la igualdad;
uniforme de los derechos civiles a to-dos los habitantes (art. 14), incluyendo también a los b) el verbo promover (en el inc. 23 del art. 75) implica adoptar y ejecutar políticas activas que
extranjeros (art. 20). den impulso al acceso a la igualdad real y efectiva;
Como aspecto secundario, el mismo art. 16 suprime las prerrogativas de sangre o de c) para tales logros, se admite sin duda la llamada discriminación inversa (incisos 17, 19 y 23
nacimiento, los títulos de nobleza y los fueros personales. del art. 75, y art. 37);
La misma norma declara que todos los habitantes son admisibles en los empleos sin otra d) se reconoce claramente el derecho a la identidad, a la diferencia y al pluralismo en
condición que la idoneidad, y que la igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas. diversos ámbitos: d’) para los pueblos indígenas (inc. 17 del art. 75); d’’) en las políticas
diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones (inc.
27. — Existiendo en la constitución cláusulas explícitas sobre la igualdad, bien podemos afirmar que el 19 segundo párrafo); d’’’) en materia cultural (inc. 19 cuarto párrafo); d’’’’) en protección de
contenido extensivo de la igualdad constitucional puede y debe acrecer a tenor de nuevas valoraciones sociales, niños, mujeres, ancianos y discapacitados (inc. 23 primer párrafo); d’’’’’) para dictar un régimen
con el efecto de engendrar inconstitucionalidad sobreviniente para discriminaciones que, a su hora, pudieron no
ser o no fueron inconstitucionales.
de seguridad social especial e integral para el niño en situación de desamparo, desde el embarazo
hasta el fin del período de enseñanza elemental, y para la madre durante el embarazo y el tiempo
En cuanto a la igualdad de los extranjeros, ya la misma constitución la consagró en orden a los derechos
civiles en su art. 20. No así en cuanto a los derechos políticos, pero progresivamente ha de llegarse a ella. Por de lactancia (inc. 23 segundo párrafo);
ahora nos conformamos con afirmar que, aun no siendo inconstitucional negar los derechos políticos a los e) en materia impositiva, también el art. 75 inc. 2º incluye entre las pautas que deben presidir
extranjeros, sería viable y deseable que la ley los reconociera. la coparticipación federal, la prioridad de la igualdad de oportunidades en todo el territorio del
estado;
La reforma de 1994
f) para los tratados de integración en organizaciones supraesta-tales el inc. 24 del art.75 33. — Es constante el derecho judicial de la Corte en decir también que: a) la desigualdad inconstitucional
prescribe que la transferencia de competencias y jurisdicción a las mismas debe hacerse en debe resultar del texto mismo de la norma; b) que por eso, no es impugnable la desigualdad que deriva de la
interpretación que de ella hagan los jueces al aplicarla según las circunstancias de cada caso.
condiciones de reciprocidad e igualdad;
g) a su modo, el art. 38 sobre los partidos políticos exhibe una manifestación del pluralismo 34. — Es muy importante advertir que, también en el derecho judicial emanado de la Corte Suprema,
democrático y del derecho de las minorías a estar representadas. funcionan dos principios básicos acerca de la igualdad: a) sólo puede alegar la inconstitucionalidad de una norma
a la que se reputa desigualitaria, aquél que padece la supuesta desigualdad; b) la garantía de la igualdad está dada a
favor de los hombres contra el estado, y no viceversa.
El derecho judicial en materia de igualdad
30. — El derecho judicial ha pormenorizado, desde la jurisprudencia de la Corte Suprema, los La discriminación
alcances de la igualdad. Un extracto de sus principios arroja el siguiente repertorio:
35. — Las discriminaciones arbitrarias configuran una negación de la igualdad. Si siempre
a) la igualdad exige que se trate del mismo modo a quienes se encuentran en iguales estuvieron implícitamente prohibidas, ahora nuestro derecho constitucional lo ha hecho explícito.
situaciones; Para afirmarlo, encontramos que:
b) por eso, implica el derecho a que no se establezcan excepciones o privilegios que excluyan a) tratados de derechos con jerarquía constitucional conforme al art. 75 inc. 22 obligan a dar
a unos de lo que se concede a otros en iguales circunstancias; efectividad a los derechos que reconocen, en favor de todas las personas; y de inmediato estipulan
c) la regla de igualdad no es absoluta, ni obliga al legislador a cerrar los ojos ante la cuáles discriminaciones quedan impedidas (motivos de raza, nacimiento, sexo, religión, color,
diversidad de circunstancias, condiciones o diferencias que pueden presentarse a su idioma, nacionalidad, origen social, opiniones, condición social, etc.);
consideración; lo que aquella regla estatuye es la obligación de igualar a todas las personas a’) ello abarca tanto a los derechos civiles, como a los políticos y a los sociales (los derechos
afectadas por una medida, dentro de la categoría, grupo o clasificación que les corresponda, políticos no se reconocen al extranjero no naturalizado, sino al ciudadano, pero prohíben
evitando distinciones arbitrarias u hostiles; discriminaciones arbitrarias entre los ciudadanos);
d) la razonabilidad es la pauta para ponderar la medida de la igualdad, con lo que queda b) algunos de estos tratados dirigen específicamente sus normas contra determinada clase de
entendido que el legislador puede crear categorías, grupos o clasificaciones que irroguen trato discriminación (por ejemplo, racial, o por sexo en desmedro de la mujer);
diferente entre los habitantes, a condición de que el criterio empleado para discriminar sea
c) otros contienen normas penales (por ejemplo, sobre genocidio, y sobre tortura y otros tratos
“razonable”;
o penas crueles, inhumanos o degradantes) que resultan aplicables en muchos casos en favor de
c) las únicas desigualdades inconstitucionales son las arbitrarias, y por arbitrarias han de personas o grupos arbitrariamente discriminados;
estimarse las que carecen de toda razonabilidad, las persecutorias, las hostiles, las que deparan
d) la constitución reformada de 1994, al incorporar numerosas disposiciones sobre la igualdad
indebidos favores o privilegios, etc.
real de oportunidades, sobre la obligación de promoverla, sobre la adopción de medidas de acción
positiva, etc., ha venido a anatematizar discriminaciones, y a tutelar en pro de la igualdad tanto el
31. — Nuestro derecho judicial considera que no corresponde a los jueces juzgar del acierto o conveniencia
de la discriminación en su modo o en su medida, pero en cambio les incumbe verificar si el criterio de pluralismo como el derecho a la iden-tidad y a las diferencias (ver nos. 28 y 29).
discriminación es o no razonable, porque el juicio acerca de la razonabilidad proporciona el cartabón para decidir
si una desigualdad viola o no la constitución. La discriminación “inversa”
a) Es interesante en materia de igualdad reseñar el caso “E., F.E.” resuelto por la Corte el 9 de junio de 1987,
en el que abierto el juicio sucesorio del causante fallecido después de incorporado al derecho argentino el Pacto de 36. — Algo que aparentemente puede presentarse como lesivo de la igualdad y, muy lejos de ello, es o puede
San José de Costa Rica, pero antes de que nuestra ley interna 23.264 cumpliera el deber por él impuesto a nuestro ser un tramo razonable para alcanzarla, es la llamada discriminación “inversa”. En determinadas circunstancias
estado de equiparar las filiaciones matrimoniales y extramatrimoniales, el tribunal sostuvo que el art. 17 de dicho que con suficiencia aprueben el test de la razonabilidad, resulta constitucional favorecer a determinadas personas
Pacto resulta programático y no igualó automática ni directamente ambas filiaciones, por lo que remitiéndose a la de ciertos grupos sociales en mayor proporción que a otras, si mediante esa “discriminación” se procura
anterior legislación argentina (ley 14.367) vigente al morir el padre, afirmó que no se violaba la igualdad por el compensar y equilibrar la marginación o el relegamiento desigualitarios que recaen sobre aquellas personas que
hecho de que una discriminación acorde con la pauta jurisdiccional de razonabilidad entre hijos matrimoniales y con la discriminación inversa se benefician. Se denomina precisamente discriminación inversa porque tiende a
extramatrimoniales a los efectos sucesorios colocara a los segundos en situación hereditaria distinta frente a los superar la desigualdad discriminatoria del sector perjudicado por el aludido relegamiento.
primeros; Un ejemplo reciente está dado por la ley que fijó el cupo o porcentaje mínimo de mujeres que los partidos
b) en aplicación de la igualdad constitucional de derechos civiles entre extranjeros y nacionales, la Corte deben incluir en las listas de candidatos a cargos que, en el orden federal, se disciernen por elección popular. La
Suprema declaró inconstitucional la normativa que en la provincia de Buenos Aires exigía la nacionalidad reforma de 1994 la constitucionalizó en el art. 37 y en la disposición transitoria segunda.
argentina para el ejercicio de la docencia en establecimientos privados (caso “Repetto, Inés M.”, del 8 de Pueden citarse, además, como previsoras de la discriminación inversa para darle posible cabida, las normas
noviembre de 1988). que aluden a medidas de acción positiva en el art. 75 inc. 23, y a los pueblos indígenas en el inc. 17.
c) en 1966 la Corte hizo lugar en el caso “Glaser” a la excepción de servicio militar impetrada por un
seminarista judío, extendiéndole el beneficio acordado a los seminaristas católicos. Interpretamos el criterio del 37. — La llamada ley antidiscriminatoria nº 23.592, de 1988, contiene disposiciones que sancionan civil y
caso como un modo de no discriminación por causa de la religión, y como una igualación razonable de situaciones penalmente las conductas discriminatorias arbitrarias que impidan, obstruyan, o de algún modo menoscaben el
semejantes. pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la constitución.
Se reputan especialmente como actos u omisiones discriminatorios los basados en motivos tales como raza,
32. — A mero título enunciativo, recordamos que conforme a la jurisprudencia de la Corte Suprema, la religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición económica, condición social, o
igualdad no queda violada: a) por la existencia de fallos contradictorios dictados por tribunales distintos con caracteres físicos.
relación a situaciones jurídicas similares en aplicación de las mismas normas legales; b) por la variación de la
jurisprudencia en el tiempo; c) por la existencia de regímenes procesales diferentes en el orden federal y en el La igualdad ante la ley: su insuficiencia - La plenitud de igualdad jurídica
provincial; d) porque la ley permita la excarcelación para unos delitos y la niegue para otros; e) por la existencia
de fueros reales o de causa; f) por la existencia de regímenes jubila-torios diferenciales según la índole de la
actividad que cada uno comprende; g) por la existencia de diferentes regímenes laborales según la índole de la 38. — La constitución habla en su art. 16 de igualdad “ante la ley”. La norma hace recaer en
actividad; h) por la variación del régimen impositivo en el tiempo; i) por la exis-tencia de regímenes legales el legislador una prohibición: la de tratar a los hombres de modo desigual. O sea que cuando el
diferentes en materia de trabajo según las características distintas de cada provincia, etcétera. estado legisla no puede violar en la ley la igualdad civil de los habitantes. Además, el texto
reformado en 1994 agrega al deber de no violarla, el de promoverla en numerosos ámbitos (ver n os conducta atrapada por esa norma penal en el período en que estaba judicialmente declarada inconstitucional deben
28 y 29). ser absueltos, aunque al momento de sentenciarse sus causas ya esté en vigor la ulterior jurisprudencia opuesta.
Ello es así porque damos por cierto que el “derecho” vigente a la fecha de la conducta presuntamente delictuosa
Pero si estancamos aquí el sentido de la igualdad, pecamos por insuficiencia; por eso por la que se los somete a proceso penal no era solamente la norma legal (que subsiste incólume en su vigencia
propiciamos lo que llamamos igualdad jurídica, con alcance integral y de la siguiente manera: normológica) sino la “norma legal más la interpretación judicial” que la Corte hacía de ella declarándola
a) igualdad ante el estado; a’) ante la ley; a’’) ante la administración; a’’’) ante la inconstitucional.
jurisdicción; Esa unidad integrada por la sumatoria de “ley más derecho judicial” es el derecho penal más benigno porque
conduce a absolver y no a condenar. Por ende, de aplicarse el derecho judicial posterior más severo se vulneran
b) igualdad ante y entre particulares: en la medida de lo posible y de lo justo. principios caros al derecho penal —por ejemplo, el de la ley previa (que no es sólo la letra de la norma penal sino
ella “más” el derecho judicial) así como el principio de igualdad (en cuanto todos los que cometieron el hecho en
39. — La igualdad permite por eso hablar, extensivamente, de la igualdad ante la la misma época en que la Corte tenía declarada la inconstitucionalidad de la norma penal deben obtener
administración. Cuando los órganos del poder ejercen función administrativa, deben manejarse judicialmente el mismo tratamiento absolutorio)—.
con la misma regla de no dar a unos lo que se niega a otros en igualdad de circunstancias, o Para el tema pueden verse, en sentido contrario a lo que propiciamos, los fallos de la Corte Suprema y sus
viceversa; y de evitar las discriminaciones arbitrarias. disidencias en los casos “V., J.C.” del 9 de octubre de 1990, y “A., J.C.” del 10 de marzo de 1992.
40. — La igualdad ante la jurisdicción (o administración de justi-cia), encuentra base más La igualdad en las relaciones privadas
concreta en la constitución. Un primer aspecto de esa igualdad está dado por el hecho de que la
constitución obliga a que la ley establezca la unidad de jurisdicción mediante los mismos 43. — Resta decir algo sobre la igualdad en las relaciones priva-das, o sea, ante y entre
tribunales (“jueces naturales”) para todos los habitantes. Nadie puede ser sacado de sus jueces particulares.
naturales (art. 18), y todos tienen el mismo derecho de acudir ante ellos. No puede haber quienes Nuestra constitución consagra algunos aspectos de la igualdad privada. Así, en el art. 14 bis,
sean juzgados por otros jueces, ni a título de privilegio ni a título de castigo. Como privilegio que establece expresamente que se debe igual salario por igual trabajo, con lo que impide la
son, están abolidos en el art. 16 los fueros personales, que consistían en el derecho de una persona discriminación arbitraria del empleador entre sus dependientes en materia de remuneraciones.
a ser juzgada según condición o profesión por sus pares (fuero militar, fuero eclesiástico, fuero
universitario). Como principio general puede, también, decirse que si la regla de razonabilidad se extiende a los actos de los
Subsisten, en cambio, sin ser lesivos de la igualdad, los llamados fueros reales, de materia o de causa, que particulares para obligar a que tales actos tengan un contenido razonable, todo trato arbitrariamente desigualitario
existen en razón de la cuestión a juzgar y no de las personas. Subsisten también, con determinadas condiciones, las (o sea, irrazonable) que un particular infiere a otros particulares que frente a él se hallan en condiciones similares,
llamadas jurisdicciones especiales —a veces coincidentes con un fuero real— que en nuestro derecho viola la igualdad en las relaciones privadas.
constitucional son principalmente dos: la jurisdicción militar y la jurisdicción administrativa.
La igualdad en la admisión de los empleos
El problema de la violación de la igualdad por la jurisprudencia contradictoria
44. — Un aspecto de la igualdad expresamente mencionado en la constitución es la libre
41. — Siendo la ley la misma para todos, ¿sufre la igualdad cuando la misma ley es admisión en los empleos sin otra condición que la idoneidad.
interpretada en circunstancias similares de modo opuesto por tribunales distintos? a) En primer lugar, hay empleos para los cuales la propia consti-tución estipula los requisitos:
Nosotros creemos que sí, porque la sentencia como “derecho del caso y de las partes” es la así, para ser presidente, y vicepresidente; para ser diputado y senador; para ser juez de la Corte
que acusa para cada uno la vigencia de la ley que esa sentencia aplica e interpreta y, por ende, si Suprema. En tales casos, ninguna norma inferior puede añadir o disminuir los mencionados
una sentencia interpreta en un caso la ley con un sentido, y otra sen-tencia de otro tribunal requisitos.
interpreta en otro caso análogo la misma ley con un sentido discrepante, ambos casos han sido
resueltos bajo la “misma ley” de “modo desigualitario”. Pero también para estos cargos rige el requisito general de la idoneidad. Por eso, cuando se trata de cargos
que se disciernen por elección popular, los partidos que presentan candidaturas han de seleccionarlas
¿Cómo remediar esa desigualdad? Postulamos que, alegando la vulneración de la igualdad, se responsablemente tomando muy en cuenta la idoneidad.
utilice el recurso extraordinario para llegar a la Corte Suprema, y se pueda obtener así una
decisión que proporcione uniformidad a la jurisprudencia contradictoria. b) En segundo lugar, para los demás empleos —que debemos entender referidos a los empleos
Nuestro derecho constitucional material no acepta este criterio, y considera que esa públicos— la idoneidad es la pauta exclusiva con que puede manejarse la forma y la selección de
desigualdad no es inconstitucional, y que carece de remedio institucional. los candidatos. Todo requisito exigible debe filtrarse a través de la idoneidad, o sea, configurar un
elemento que califique a la idoneidad.
La jurisprudencia de la Corte Suprema tiene establecido de manera uniforme que la desigualdad derivada de
El requisito de idoneidad, tal como viene impuesto por el art. 16, es exigible también en el
la existencia de fallos contradictorios no viola la igualdad, y que es únicamente el resultado del ejercicio de la
potestad de juzgar atribuida a los diversos tribunales, que aplican la ley conforme a su criterio. La desigualdad empleo público provincial.
inconstitucional tiene que provenir del texto mismo de la norma, y no es tal la que resulta de la interpretación que
hacen los jueces cuando aplican esa norma según las circunstancias de cada caso. Como principio, pues, el recurso Si en sentido lato puede hablarse de un derecho “al” empleo de todos los habitantes, ello sólo significa la
extraordinario no sirve para acusar tal desigualdad ni para conseguir la unificación de la jurisprudencia divergente. pretensión o expectativa de acceder a un empleo conforme a la idoneidad. No tratándose todavía de un verdadero
Ha de quedar claro que, a nuestro criterio, la jurisprudencia contradictoria viola la igualdad únicamente derecho subjetivo, la relación jurídica de empleo surge solamente cuando el ingreso se opera mediante
cuando la misma ley se interpreta de modo opuesto en casos similares, en tanto no hay violación si esa nombramiento u otra forma de incorporación a la administración pública; producido ese ingreso, surgen los
interpretación es discrepante en casos no similares, porque entonces la diferente interpretación responde derechos “del” empleo.
razonablemente a la “desigualdad” fáctica de tales casos entre sí.
45. — Si bien la idoneidad en cuanto “aptitud” depende de la índole del empleo, y se configura mediante
La variación temporal en la interpretación y aplicación judiciales de la ley penal condiciones diferentes, razonablemente exigibles según el empleo de que se trata, podemos decir en sentido lato
que tales condiciones abarcan la aptitud técnica, la salud, la edad, la moral, etcétera.
42. — Entendemos que cuando en un tiempo determinado el derecho judicial tiene declarada inconstitucional Al contrario, y como principio, no son condición de idoneidad: el sexo, la religión, las creencias políticas,
una norma penal, y posteriormente cambia esa jurisprudencia considerándola constitucional, quienes cometieron la etc., por lo que sería inconstitucional la norma que discriminara apoyándose en esos requisitos.
En lo que hace a la nacionalidad (o ciudadanía) entendemos que la condi-ción de argentino no es exigible con La norma de la constitución actual a la que otorgamos tal sentido es el viejo art. 2º, que
carácter general, porque la constitución abre el acceso a los empleos a todos los “habitantes”, incluyendo permanece incólume después de la reforma de 1994.
extranjeros. Por excepción, la condición de nacionalidad puede imponerse para ciertos em-pleos —por ej.: en el
servicio exterior—. Las normas que exigen ser argentino para ingresar a la administración nos parecen El art. 2º dispone que el gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.
inconstitucionales.
En el caso “Repetto, Inés M.” del 8 de noviembre de 1988 la Corte consideró inconstitucional la exigencia de 3. — Cuando afirmamos que hay libertad de cultos pero no igual-dad de cultos, estamos muy
nacionalidad argentina para el desempeño de la docencia en establecimientos privados de la provincia de Buenos lejos de entender que la constitución introduce una discriminación arbitraria en orden a la libertad
Aires. religiosa de las personas y de las comunidades no católicas. Si así fuera, las valoraciones
imperantes a fines del siglo XX y el derecho internacional de los derechos humanos acusarían,
La igualdad en los impuestos y las cargas públicas seguramente, a esa discriminación como incompatible con el actual sistema de derechos que
diseñan los tratados de derechos humanos.
46. — Por último, el art. 16 estipula que la igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas. El
concepto de igualdad fiscal es, meramente, la aplicación del principio general de igualdad a la materia tributaria, La “no igualdad” de cultos y de iglesias, sin cercenar el derecho a la libertad religiosa en estricto pie de
razón por la cual decimos que: a) todos los contribuyentes comprendidos en una misma categoría deben recibir igualdad para todas las personas y comunidades, significa únicamente que la relación de la República Argentina
igual trato; b) la clasificación en categorías diferentes de contribuyentes debe responder a distinciones reales y con la Iglesia Católica Romana es diferente a la que mantiene con los demás cultos e iglesias, porque cuenta con
razonables; c) la clasificación debe excluir toda discriminación arbitraria, hostil, injusta, etc.; d) el monto debe ser un reconocimiento especial. Por eso hemos hablado antes de “preeminencia”.
proporcional a la capacidad contributiva de quien lo paga, pero el concepto de proporcionalidad incluye el de
¿No podría, acaso, traducirse en el adagio latino “primus inter pares”?
progresividad; e) debe respe-tarse la uniformidad y generalidad del tributo.
El mismo principio de igualdad de sacrificio impera en materia de cargas públicas, sean éstas en dinero, en 4. — El por qué de esta toma de posición constitucional obedeció a diversas razones. Por un lado, la tradición
especie o en servicios personales. hispano-indiana y los antecedentes que obran en la génesis constitucional de nuestro estado (ensayos, proyectos,
Desarrollamos el tema al tratar la tributación fiscal. constituciones, estatutos y constituciones provinciales, etc.). Por otro lado el reconocimiento de la composición
religiosa de la población, predominante y mayoritariamente católica. Y sobre todo, en la conjugación de los
factores citados, la valoración del catolicismo como religión verdadera. Este último punto surge definidamente del
CAPÍTULO XI pensamiento del convencional Seguí en la sesión del 21 de abril de 1853, al expresar que el deber de sostener el
culto incluía la declaración de que la religión católica era la de la mayoría o la casi totalidad de los habitantes, y
LA LIBERTAD RELIGIOSA comprendía asimismo la creencia del Congreso Constituyente sobre la verdad de ella “pues sería absurdo obligar
al gobierno federal al sostenimiento de un culto que simbolizase una quimera”.
I. LA CONFESIONALIDAD DE LA CONSTITUCIÓN ARGENTINA. - La fórmula constitucional. - El status de la
Iglesia Católica Apostólica Romana. El derecho judicial. II. EL EJERCICIO DE LAS RELACIONES CON LA El status de la Iglesia Católica Apostólica Romana
IGLESIA HASTA EL ACUERDO DE 1966 Y LA REFORMA DE 1994. III. EL EJERCICIO DE LAS RELACIONES CON LA
IGLESIA DESDE EL ACUERDO DE 1966. IV. LAS CONSTITUCIONES PROVINCIALES. V. LA LIBERTAD RELIGIOSA
COMO DERECHO PERSONAL. - La definición de la Iglesia. -Los contenidos constitucionales de la libertad 5. — La constitución confiere a la Iglesia Católica un status constitucional propio, y una
religiosa. VI. LOS TRATADOS INTERNACIONALES. Apéndice: Acuerdo entre la Santa Sede y la República Ar- relación especial con el estado. Dicho status consiste en reconocer a la Iglesia como una persona
gentina. jurídica de derecho público (no estatal), o de “existencia necesaria” —como la calificó Vélez
Sarsfield en el art. 33 de su código civil—: y aquella relación se define como de unión moral entre
el estado y la misma Iglesia.
I. LA CONFESIONALIDAD DE LA CONSTITUCIÓN ARGENTINA
Esta unión moral significa solamente que entre la Iglesia Católica y el estado debe existir una
relación de cooperación, con autonomía de una y otro en el ámbito de las competencias
La fórmula constitucional
respectivas, y con reconocimiento estatal de la órbita del poder espiritual propio de la Iglesia, al
modo como viene definido en el Acuerdo de 1966 entre la Santa Sede y la República Argentina.
1. — El derecho constitucional argentino resuelve el problema de la relación entre el estado y
la Iglesia asumiendo una postura confesional. No llegamos a advertir que la Iglesia Católica sea una iglesia oficial, ni que la religión católica sea una
religión de estado. No obstante, para comprender la valoración constitucional contemporánea a los constituyentes,
La toma de posición del estado frente al poder espiritual o religioso puede definirse, esquemáticamente, a es elocuente traer a cita el pensamiento de Vélez Sarsfield, jurista de esa generación, quien en el art. 14 inc. 1º de
través de tres posiciones tipo: a) la sacralidad o estado sacral en que el estado asume intensamente dentro del bien su código civil torna inaplicables en nuestro país las leyes extranjeras opuestas a la “religión del estado ” (como
común temporal importantes aspectos del bien espiritual o religioso de la comunidad, hasta convertirse casi en un son —según lo puntualiza en la nota respectiva— las dictadas en odio a la Iglesia, o las que permiten matrimonios
instrumento de lo espiritual; no se trata de que el estado cumpla una función espiritual, o desplace a la comunidad que la Iglesia condena).
religiosa (o iglesia) que la tiene a su cargo, sino de volcar a los contenidos del bien común público todos o la
mayor parte de los ingredientes del bien espiritual; b) secularidad o estado secular, en que el estado reconoce la
realidad de un poder religioso o de varios, y recoge el fenómeno espiritual, institucionalizando políti-camente su
6. — El art. 2º tampoco tiene el alcance de establecer como una obligación del gobierno
existencia y resolviendo favorablemente la relación del estado con la comunidad religiosa (o iglesia) —una o federal la de subsidiar económicamente al culto católico.
varias—; este modo de regulación es muy flexible, y está en función de la circunstancia de lugar y tiempo Una fuerte corriente interpretativa dentro de nuestros autores ha creído reducir la pauta y el
tomando en cuenta —por ej.— la composición religiosa mayoritaria o pluralista de la sociedad; c) laicidad o deber emergentes del art. 2º a una mera ayuda financiera para los gastos del culto.
estado laico, en que sin reparar en la realidad religiosa que se da en el medio social, elimina a priori el problema
espiritual del ámbito político para adoptar —a lo menos teóricamente— una postura indiferente o agnóstica que se
Quizá, el propio informe de la Comisión de Negocios Constitucionales en el seno del Congreso
da en llamar neutralidad.
Constitucional haya dado pie a este punto de vista, al afirmar que por el art. 2º “es obligación del gobierno federal
mantener y sostener el culto católico, apostólico, romano, a expensas del tesoro nacional”.
2. — La confesionalidad de nuestro estado cabe en la tipología de la secularidad. En primer lugar, no sabemos por qué “sostener” puede significar “contribuir” o “pagar”. En segundo término,
La fórmula de la secularidad en que se enrola la constitución argentina está dada por la estaría muy mal ordenado metodológica-mente dicho artículo, sin con ese alcance de sustento pecuniario
libertad de cultos sin igualdad de cultos, en cuanto hay un culto y una iglesia que tienen precediera al art. 4º, que se refiere a la formación del tesoro nacional. ¿Cómo el constituyente prevé y regula un
preeminencia sobre las demás confesiones y obtienen un reconocimiento preferente. Se trata del egreso cuando todavía no ha previsto ni regulado los ingresos o recursos?
culto católico, y de la Iglesia respectiva.
“Sostener”, en cambio, quiere decir dos cosas, que ya hemos adelantado: a) la unión moral del competencias del congreso, la de “arreglar” el ejercicio del patronato. Sabemos que las cuatro veces que el
estado con la Iglesia, y b) el reconocimiento de ésta como persona jurídica de derecho público. mismo artículo empleó el verbo “arreglar”, quiso significar con evidente precisión gramatical que se trataba de
una facultad referida a una cuestión bi o multilateral, en la que el estado no podía actuar unilateralmente (arreglar:
los límites internacionales, el pago de la deuda interior y exterior, las postas y correos, y el ejercicio del
La contribución económica del estado a la Iglesia por vía de un presupuesto de culto, que no es obligación
patronato). De esta norma deducimos que sin arreglo previo, el ejercicio del patronato estaba inhibido, y que
impuesta por la constitución, tuvo una razón histórica muy distinta: compensar precariamente a la Iglesia de la
puesto en funcionamiento dicho ejercicio sin el mismo arreglo, fue un ejercicio “desarreglado”. Todas las otras
expoliación de bienes que sufrió con la reforma de Rivadavia. Podría desaparecer esa contribución sin afectarse en
nada el deber del art. 2º. normas constitucionales sobre patronato debían, entonces, considerarse de carácter hipotético y condicionado,
hasta concretarse el arreglo. Sin embargo, se aplicaron durante más de cien años; b’’) En este mismo sector de
7. — Cuando el art. 2º dice que “el gobierno federal sostiene…” hemos de interpretar que la atribución de ese normas del inc. b) la constitución estableció el patronato en la designación de los obispos para las iglesias
catedrales, asignando al presidente de la república, a propuesta en terna del senado, la presentación de los
deber al “gobierno” federal significa que el sostenimiento está a cargo del “estado” federal, y que lo ha de
cumplir el “gobierno” que ejerce su poder y que lo representa. candidatos a la Santa Sede. Asimismo, el presidente conce-día el pase, o retenía, con acuerdo de la Corte
Suprema, los decretos de los concilios, y los breves, rescriptos y bulas del Sumo Pontífice.
Es útil hacer esta aclaración porque hay quienes entienden que estando asignado “únicamente” al gobierno
federal el deber de sostenimiento, la cláusu-la no obliga a las provincias ni a los gobiernos provinciales. A la Por fin, entre las competencias del congreso figuraba la de admitir en el territorio nuevas órdenes religiosas a
más de las existentes.
inversa, si sostenemos que el art. 2º impone una obligación al “estado” federal, y que contiene un “principio”
constitucional, aquélla y éste se trasladan a las provincias por imperio de los arts. 5º y 31, y descartan e invalidan Ha de recordarse que, aun antes del Acuerdo de 1966 con la Santa Sede, el ejercicio de estas competencias
la fórmula de “laicidad” en las constituciones provinciales. había ido moderando paulatina y progresivamente su rigor.
c) La eliminación en la reforma constitucional de 1994 de todo el conjunto de normas que brevemente hemos
El derecho judicial repasado —con excepción del art. 2º, que ha quedado subsistente— aconseja derivar ahora a la historia
constitucional las evoluciones que registró la praxis en su aplicación hasta el Acuerdo de 1966, y omitir su
8. — En 1991 y 1992 la Corte hubo de resolver dos casos importantes que pusieron al día su jurisprudencia tratamiento en un texto de derecho constitucional.
en la materia.
El 22 de octubre de 1991 falló la causa “Lastra Juan c/Obispado de Venado Tuerto” en la que se planteaba un III. EL EJERCICIO DE LAS RELACIONES CON LA IGLESIA
embargo sobre un inmueble del Obispado donde se hallaban emplazadas la sede del mismo y la vivienda del DESDE EL ACUERDO DE 1966
obispo y de varios clérigos de la diócesis. La Corte confirmó la inembargabilidad del bien, invocando el Acuerdo
de 1966 entre la Santa Sede y la República Argentina y el art. 2345 del código civil para retraer la jurisdicción
estatal. En lo funda-mental, sostuvo que el reconocimiento del libre y pleno ejercicio del culto y de su jurisdicción 10. — El 10 de octubre de 1966 se suscribió un Acuerdo entre la Santa Sede y la República
en el ámbito de su competencia, que la República Argentina reconoce a la Iglesia Católica Apostólica y Romana Argentina, que reviste el carácter de un concordato con el mínimo de disposiciones propias de
en el art. 1º del Acuerdo celebrado con la Santa Sede en el año 1966, implica la más plena referencia al este tipo de tratados. Dicho Acuerdo fue aprobado por ley 17.032 del 23 de noviembre de 1966, y
ordenamiento jurídico canónico para regir los bienes de la Iglesia destinados a la consecución de sus fines, en ratificado en enero de 1967.
armonía con la remisión específica que efectúa el art. 2345 del código civil en cuanto a la calificación y
condiciones para la enajenación de los templos y las cosas sagradas y religiosas correspondientes a las respectivas
A partir de la ratificación, la vigencia del Acuerdo hizo decaer la vigencia sociológica de las
iglesias o parroquias. normas de la constitución que regulaban la misma materia.
El 16 de junio de 1992 la Corte falló el caso “Rybar Antonio c/García Rómulo y/u Obispado de Mar del El fenómeno correspondió a una mutación constitucional por sustracción, hasta acaecida la
Plata”, en el que se impugnaba una sanción canónica impuesta al actor. Tres jueces de la Corte consideraron que el reforma constitucional de 1994, que suprimió las normas en el texto de la constitución.
recurso extraordinario era inadmisible, pero otros cinco fundaron el rechazo en el argumento de que el ya citado 11. — El art. 1º del Acuerdo reconoce y garantiza a la Iglesia, por parte del estado argentino,
Acuerdo de 1966 garantiza a la Iglesia Católica el libre y pleno ejercicio de su jurisdicción en el ámbito de su
competencia, por lo que, con referencia a la sanción canónica discutida, la cuestión se reputó no judiciable. el libre y pleno ejercicio de su poder espiritual, el libre y público ejercicio de su culto, así como
de su jurisdicción en el ámbito de su competencia, para la realización de sus fines específicos. El
De ambas sentencias puede inferirse una pauta, cual es la de que hay materias reservadas al derecho
canónico que, por conexidad íntima con los fines específicos de la Iglesia, quedan fuera de la jurisdicción del art. 3º estipula que el nombramiento de arzobispos y obispos es de competencia de la Santa Sede.
estado. Acá hubo dos: el respeto a la inembargabilidad de ciertos bienes eclesiales, y la irrevisa-bilidad de una
sanción canónica de naturaleza espiritual. Sin generalizar exten-sivamente la pauta, queda en claro que, con esta Antes de proceder al nombramiento de arzobispos y obispos residenciales (es decir, con gobierno de
reciente jurisprudencia, el estado reconoce a la Iglesia en virtud de un tratado internacional (que es el Acuerdo de diócesis), de prelados o de coadjutores con derecho a sucesión, la Santa Sede comunicará al gobierno argentino el
1966) una esfera que le queda exclusivamente reservada, como propia del ordenamiento canónico que la rige y, lo nombre de la persona elegida para conocer si existen objeciones de carácter político general en contra de la
que es lo mismo, que el estado se abstiene de interferir en ella. misma: el gobierno argentino dará su contestación dentro de los treinta días, y transcurrido dicho término, el
silencio del gobierno se interpretará en el sentido de que no tiene objeciones para oponer al nombramiento; todas
estas diligencias se cumplirán en el más estricto secreto. Los arzobispos y obispos residenciales y coadjutores con
II. EL EJERCICIO DE LAS RELACIONES CON LA IGLESIA HASTA EL ACUERDO DE 1966 Y LA derecho a sucesión serán ciudadanos argentinos.
REFORMA DE 1994
12. — El art. 2º dispone que la Santa Sede podrá erigir nuevas circunscripciones
9. — En el texto de la constitución antes de su reforma de 1994, dos tipos de cláusulas atendían a la relación eclesiásticas, así como modificar los límites de las existentes o suprimirlas, si lo considerase
con la Iglesia y con el catolicismo. necesario o útil para la asistencia de los fieles y el desarrollo de su organización.
a) El primer grupo, encabezado por el todavía vigente art. 2º, acentuaba la preeminencia. Otras dos normas,
eliminadas en la reforma de 1994, encontrábamos en los arts. 67 inc. 15, y 76. El inc. 15, entre las competencias Antes de proceder a la erección de una nueva diócesis o de una prelatura, o a otros cambios de
del congreso, le otorgaba la de “promover” la conversión de los indios al catolicismo; el art. 76 incluía entre los circunscripciones diocesanas, comunicará confidencialmente al gobierno sus intenciones y proyectos, a fin de
requisitos para ser presidente y vicepresidente de la república, el de “pertenecer” a la comunión católica conocer si éste tiene observaciones legítimas, exceptuando el caso de mínimas rectificaciones territoriales
apostólica romana. requeridas por el bien de las almas; la Santa Sede también hará conocer oficialmente en su oportunidad al
Ni el actual inc. 17 del art. 75 —sobre los pueblos indígenas argentinos— ni el art. 89 —en la nueva gobierno las nuevas erecciones, modificaciones o supresiones efectuadas, a fin de que éste proceda a su
numeración correspondiente al que era 76— mantie-nen las aludidas normativas; reconocimiento por lo que se refiere a los efectos administrativos; asimismo serán notificadas las modificaciones
de los límites de las diócesis existentes.
b) El segundo grupo de cláusulas, al contrario, dio lugar a una aplicación que, en vez de contemplar la
preeminencia de la Iglesia y la religión católicas, consagró en su perjuicio un trato desigualitario en relación con
los demás cultos, al someter a la Iglesia a interferencias del poder estatal. Fueron clásicas en el regalismo del siglo 13. — El art. 4º reconoce el derecho de la Santa Sede de publicar en la República Argentina
XIX, pero perdieron vigencia sociológica cuando, en 1966, la República Argentina y la Santa Sede celebraron el las disposiciones relativas al gobierno de la Iglesia, y el de comunicar y mantener
Acuerdo concordatario que luego examinaremos; b’) El art. 67 inc. 19 de la constitución previó, entre las correspondencia libremente con los obispos, el clero y los fieles, relacionada con su ministerio, de
la misma manera que éstos podrán hacerlo con la Sede Apostólica; gozan de igual facultad los
obispos y demás autoridades eclesiásticas en relación con sus sacerdotes y fieles. 18. — La libertad religiosa debe interpretarse en relación con la libertad de intimidad o
privacidad (art. 19) y con todos los derechos cuyo ejercicio admite una finalidad religiosa (de
14. — El art. 5º establece que el Episcopado Argentino puede llamar al país a las órdenes, asociación, de reunión, de expresión, etc.).
congregaciones religiosas masculinas y femeninas y sacerdotes seculares que estime útiles para La libertad religiosa que la constitución consagra tiene, a nuestro juicio, una multiplicidad de
el incremento de la asistencia espiritual y la educación cristiana del pueblo. contenidos, que favorecen a todos los hombres sin discriminación, y con los solos límites
razonables de: a) el status preferente de la Iglesia Católica; b) la moral pública; c) el orden
IV. LAS CONSTITUCIONES PROVINCIALES público; d) los derechos de terceros.
Tales contenidos, a título enunciativo, son:
15. — El derecho público provincial acusa divergencias en la materia. A partir de 1957 a) el derecho de los padres de decidir la orientación espiritual y religiosa de sus hijos menores
algunas constituciones de provincia quebraron la línea tradicional en materia de relaciones con la hasta la edad de discernimiento;
Iglesia, asumiendo la laicidad.
b) el derecho de las iglesias o confesiones reconocidas a tener propiedad, y a ejercer los
Con posterioridad, encontramos fórmulas variadas. Así, la actual constitución de Río Negro, de 1988, dispone
derechos que la constitución reconoce;
que “la provincia no dicta ley que restrinja o proteja culto alguno, aun cuando reconoce la tradición cultural de la c) el derecho de cada persona de no ser obligada a participar en actos o ceremonias de culto
fe católica, apostólica, romana”. Es buena la cláusula que trae la constitución de Córdoba de 1987 en el art. 6º: “La contra la propia conciencia, o en actos o ceremonias con sentido religioso;
provincia de Córdoba, de acuerdo con su tradición cultural, reconoce y garantiza a la Iglesia Católica Apostólica
Romana el libre y público ejercicio de su culto. Las relaciones entre ésta y el estado se basan en los principios de
d) el derecho de cada persona de no ser compelida a prestar un juramento que la conciencia
autonomía y cooperación. Igualmente garantiza a los demás cultos su libre y público ejercicio, sin más rechaza;
limitaciones que las que prescriben la moral, las buenas costumbres y el orden público”. e) el derecho de cada persona de no ser obligada a recibir una enseñanza opuesta a la propia
religión;
Sin descender a detalles que más bien son propios del derecho público provincial, queda por f) el derecho de cada persona a disponer de tiempo suficiente para asistir a las prácticas
reiterar que si la constitución federal conserva, después de su reforma de 1994, el art. 2º, marca religiosas en los días de culto, y a no ser obligado a trabajar violando las reglas de conciencia;
una pauta fundamental para las relaciones de la Iglesia y el estado argentino: tratándose de un
principio incorporado a la constitución federal, las provincias deben dictar sus constituciones de g) el derecho a no padecer discriminaciones arbitrarias por razones religiosas;
conformidad con dicho principio, en virtud del art. 5º. En consecuencia, las normas de las h) el derecho a celebrar matrimonio de acuerdo con la propia religión;
constituciones provinciales que no se ajustan al principio de confesionalidad de la constitución i) el derecho de las iglesias o confesiones reconocidas a prestar la debida asistencia religiosa a
federal son inconstitucionales. sus fieles en cualquier parte, incluyendo cuarteles, cárceles, establecimientos hospitalarios, etc.;
j) el derecho de las iglesias o confesiones reconocidas a formar los ministros de su culto, y a
V. LA LIBERTAD RELIGIOSA COMO DERECHO PERSONAL comunicarse con sus autoridades, dentro y fuera del país.
La definición de la Iglesia La libertad religiosa requiere, como un contenido importante, la admisión estatal de la objeción de conciencia
en todos los campos donde su disponibilidad por el sujeto no arriesga ni perjudica intereses de terceros.
16. — Conforme a la Declaración “Dignitatis Humanae” del Concilio Vaticano II, la libertad religiosa es un Es importante reconocer la objeción de conciencia en los deberes militares. En el caso “Portillo, Alfredo”, del
derecho civil de todos los hombres en el estado. El reconocimiento de este derecho importa adjudicar a las 18 de abril de 1989, la Corte Suprema admitió —por mayoría— la objeción de conciencia en el cumplimiento del
personas la potencia de “estar inmune de coerción tanto por parte de personas particulares como de grupos deber militar que impone el art. 21 de la constitución, pero sólo parcialmente, en cuanto no eximió del servicio
sociales y de cualquier potestad humana”, de manera que “en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra militar a un objetor pero dispuso que lo efectuara sin el empleo de armas.
su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro Para la satisfacción plena de la libertad religiosa, conciliada con el status preferente de la Iglesia Católica,
de los límites debidos”. Esta potencia deber ser asignada tanto a las personas individualmente consideradas, como creemos que es menester que nuestro estado establezca: a) un régimen pluralista en materia de matrimonio,
cuando actúan en común, o sea, a las asociaciones y comunidades religiosas, no pudiéndose impedir a nadie que reconociendo a los contrayentes el derecho de casarse conforme a su culto, y confiriendo al matrimonio religioso
ingrese en una de esas comunidades o que la abandone. Debe reconocerse a la familia el derecho “a ordenar de cualquier culto los efectos civiles; b) un régimen de matrimonio civil para quienes no poseen culto alguno, o
libremente su vida religiosa doméstica bajo la dirección de los padres”, a quienes “corresponde el derecho de poseyéndolo no desean casarse conforme a él; c) un sistema de enseñanza que facilite y subsidie los
determinar la forma de educación religiosa que se ha de dar a sus hijos, según sus propias convicciones religiosas” establecimientos de educación confesionales en los diversos niveles.
(Declaración cit., 1, 2, 4, 5, 6).
20. — Si bien la libertad religiosa es fundamentalmente un derecho personal en sentido
estricto —o sea que tiene como sujeto activo individual a la persona humana—, y así lo encaran
Los contenidos constitucionales de la libertad religiosa
habitualmente los tratados internacionales sobre derechos humanos, es indispensable proyectarlo
desde el hombre hacia los grupos, comunidades, iglesias, o como se les llame, que configuran
17. — La libertad religiosa se desglosa en dos aspectos fundamentales: a) la libertad de
asociaciones confesionales o cultos a los que el hombre pertenece o se integra según su
conciencia; b) la libertad de culto. La primera radica en la intimidad del hombre, y significa el
convicción libre.
derecho de un hombre frente al estado y a los demás hombres, para que en el fuero interno del
primero no se produzcan interferencias coactivas en materia religiosa. Cuando la libertad de
Estas entidades colectivas de naturaleza eclesial o religiosa han de merecer reconocimiento
conciencia se traslada al fuero externo, se convierte en libertad de culto. (La reglamentación de
del estado mediante una razonable registración, pero tal reconocimiento debe deparárseles en
esta libertad depende de la posición del estado frente a las iglesias o confesiones, según haya una
cuanto iglesias, cultos o religiones, sin obligarlas a revestirse ficticiamente con estructura de
religión oficial, o una religión preferida, o reconocimiento pluralista y equiparado de todas, etc.).
asociaciones civiles, porque de imponerse ese requisito formalista se está desfigurando tras una
Nuestro derecho constitucional reconoce la libertad religiosa. Aun cuando el art. 14 parece máscara indebida la naturaleza real y verdadera que revisten, y que necesita cobertura recíproca
enfocar el aspecto “externo” de esa libertad, porque menciona el derecho de profesar libremente sin disimulos para dejar satisfecha la libertad constitucional religiosa.
el culto, interpretamos que, como base previa a la libertad de cultos, admite implícitamente la
libertad de “conciencia”, que por otra parte se apoya en el art. 33.
VI. LOS TRATADOS INTERNACIONALES
ÍNDICE GENERAL
21. — Cuando se recorre la normativa de los tratados internacionales de derechos humanos
que gozan de jerarquía constitucional conforme al art. 75 inc. 22, se advierte que la libertad
religiosa abarca la de elegir religión, cambiarla, profesarla en privado y en público, y manifestarla, Prefacio .................................................................................................. 9
sea individualmente o en forma colectiva.
CONSTITUCIÓN FEDERAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINAS ................ 13
Es cierto que el derecho a la libertad religiosa en los tratados internacionales de derechos humanos queda
reconocida a las personas físicas y no a las iglesias o asociaciones cultuales, no obstante que éstas derivan tanto INSTRUMENTOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA
del ejercicio “individual” de la libertad de asociación como de la libertad religiosa de los particulares. CONSTITUCIONAL:
De todos modos, a tenor de la pauta que en el derecho internacional de los derechos humanos induce a elegir Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
y aplicar la norma que, aun perteneciendo al derecho interno, resulta más favorable para el sistema de derechos, Hombre ....................................................................................... 99
afirmamos que por imperio de nuestra constitución los derechos que ella reconoce son extensivos, en su titularidad
Declaración Universal de Derechos Humanos............................... 107
y ejercicio, a favor de las entidades colectivas. De tal forma, las iglesias y asociaciones religiosas también gozan
de la similar libertad que los tratados garantizan a las personas físicas. Convención Americana sobre Derechos Humanos ........................ 115
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
22. — Entre las disposiciones que en la materia contienen los referidos tratados cabe citar al Culturales .................................................................................... 145
art. 12 del Pacto de San José de Costa Rica; el art. 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su
y Políticos; y el art. 14 de la Convención sobre Derechos del Niño. A su modo, hay conexiones en Protocolo Facultativo ................................................................... 159
la Convención sobre Discriminación Racial (arts. 1º y 4 d vii) y en las dos Convenciones sobre Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de
genocidio (art. II) y sobre la tortura (art. 1º). Genocidio .................................................................................... 187
Convención Internacional sobre Eliminación de todas las
Asimismo hay que tener en cuenta que: a) la protección que en tratados internacionales se
Formas de Discriminación Racial ................................................. 193
reconoce a las minorías abarca a las de origen o índole religiosas (por ej., art. 27 del Pacto
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y art. 30 de la Convención sobre Derechos del
Discriminación contra la Mujer .................................................... 209
Niño); b) la imposición genérica del deber de respetar, hacer efectivos los derechos y Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas
garantizarlos, impide discriminaciones que, entre otros motivos, se basen en la religión. Crueles, Inhumanos o Degradantes ............................................... 225
Convención sobre los Derechos del Niño...................................... 243
CAPÍTULO I
LA ESTRUCTURA, EL CONTENIDO Y LAS FUENTES DEL DERECHO CONSTITUCIONAL
I. EL TRIALISMO EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL..................... 269
El orden de conductas, o dimensión sociológica ........................... 270
El orden de normas, o dimensión normativa o normológica .......... 271
El orden de valor, o dimensión dikelógica .................................... 272
II. EL DERECHO CONSTITUCIONAL FORMAL Y MATERIAL ............. 273
La constitución formal ................................................................. 275
La constitución material ............................................................... 275
El bloque de constitucionalidad .................................................... 276
La fuerza normativa de la constitución ......................................... 276
La coincidencia, discrepancia, u oposición entre la
constitución formal y la constitución material ............................... 277
III. LAS FUENTES:
Las fuentes formales y materiales ................................................. 278
Las fuentes del derecho constitucional argentino .......................... 278
El derecho espontáneo ................................................................. 279
El derecho judicial ....................................................................... 282
Las fuentes en relación con la validez y la vigencia ...................... 283
La interrelación de vigencia y validez........................................... 284
El derecho internacional público .................................................. 285
Las fuentes históricas ................................................................... 289
CAPÍTULO II
LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN
CAPÍTULO IV
I. LOS TIPOS Y LA CLASIFICACIONES DE LAS CONSTITU-
CIONES: EL SISTEMA AXIOLÓGICO DE LA CONSTITUCIÓN
Los tres tipos puros ...................................................................... 291
Las clases de constitución ............................................................ 292 I. “LETRA” - “ESPIRITU” - “RAIZ HISTÓRICA”: EL TEXTO Y
EL CONTEXTO:
II. LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN FORMAL ARGENTI- Su sentido .................................................................................... 323
TINA:
Su caracterización general ............................................................ 294 II. PRINCIPIOS, VALORES Y NORMAS:
El preámbulo ............................................................................... 296 Las diferencias y las aproximaciones ............................................ 326
El orden normativo de la constitución formal................................ 298 El plexo de principios, valores y derechos en la parte
Normas “operativas” y “programáticas” ............................... 299 orgánica ....................................................................................... 328
Normas que no son susceptibles de reglamentación................. 302 El artículo 75 ........................................................................ 328
Otras normas de la parte orgánica ......................................... 329
La expansión de sentido del plexo axiológico en la parte
III. LA TIPOLOGÍA DE LA CONSTITUCIÓN ARGENTINA orgánica ....................................................................................... 330
DESPUÉS DE LA REFORMA DE 1994: La relación con los derechos .................................................. 331
¿Es una “nueva” constitución? ..................................................... 302 Conclusión ............................................................................. 332
El techo ideológico ...................................................................... 303
La vigencia normológica de las normas no reformadas ................. 303
¿Las leyes complementarias sólo pueden dictarse una CAPÍTULO V
vez? ............................................................................................. 304
La rigidez .................................................................................... 304 LA SUPREMACÍA Y EL CONTROL DE LA CONSTITUCIÓN
Las cláusulas transitorias.............................................................. 306
I. LA FORMULACIÓN CLÁSICA DE LA DOCTRINA Y SUS AL-
IV. LA DINÁMICA DE LA CONSTITUCIÓN: CANCES:
La constitución en la movilidad del régimen político .................... 306 Su caracterización general ............................................................ 333
El reflejo de las normas de la constitución formal en la La actualización contemporánea............................................. 334
constitución material .............................................................. 307 La jerarquía normativa........................................................... 334
Las mutaciones constitucionales ................................................... 308 Supremacía y reforma constitucional ...................................... 335
La supremacía en el tiempo ................................................... 336
El control de constitucionalidad: su significado ...................... 336
CAPÍTULO III El control constitucional y la interpretación............................ 338
La doctrina de la supremacía constitucional y la inconsti-
LA INTERPRETACIÓN Y LA INTEGRACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN tucionalidad “dentro” de la constitución ....................................... 338
I. LA INTERPRETACIÓN: II. LOS REAJUSTES CONTEMPORÁNEOS DE LA SUPREMA-
Algunas pautas preliminares......................................................... 311 CÍA CONSTITUCIONAL:
La interpretación “de” la constitución y “desde” la consti- La doctrina de la supremacía constitucional de cara al
tución .......................................................................................... 312 nuevo derecho internacional ......................................................... 339
Qué es interpretar......................................................................... 313 La incidencia en el control interno de constitucionalidad .............. 341
Las clases de interpretación.................................................... 313 La modificación de la doctrina de la supremacía constitu-
cional en el actual derecho constitucional argentino ...................... 342
II. LA INTEGRACIÓN: La tesis que rechazamos ......................................................... 344
La carencia de normas.................................................................. 315 Las tesis que sostenemos......................................................... 345
Los mecanismos de integración............................................... 316
La relación de confluencia entre integración e interpreta- III. LAS RELACIONES ENTRE LA SUPREMACÍA CONSTITU-
ción ............................................................................................. 316 CIONAL Y EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD:
La carencia dikelógica de normas y la supremacía de la El panorama después de la reforma de 1994 ................................. 347
constitución ................................................................................. 317 Las materias controlables ............................................................. 349
Las leyes injustas.................................................................... 317 Una diferencia entre “cuestión constitucional”, “cues-
tión política” y control ........................................................... 351
III. LAS PAUTAS DE LA INTERPRETACIÓN: ..................................... 318 El control del derecho extranjero aplicable en jurisdic-
ción argentina ........................................................................ 352
IV. LA INTERPRETACIÓN, Y EL CONTROL CONSTITUCIONAL: El control de constitucionalidad “a favor” del estado por
Sus relaciones .............................................................................. 320 “acto propio” ............................................................................... 352
La supremacía y el derecho judicial de la Corte Suprema .............. 352
La inconstitucionalidad como efecto de actividad lícita Los nombres del estado ................................................................ 405
del estado .................................................................................... 353 Los elementos del estado.............................................................. 406
La inconstitucionalidad en el tiempo ............................................ 354 A) La población...................................................................... 406
La inconstitucionalidad “por omisión” y su control ....................... 354 La nación ............................................................................... 408
B) El territorio ....................................................................... 409
IV. LA ORGANIZACIÓN DEL CONTROL: Jurisdicción, dominio y territorio............................................ 411
Los sistemas posibles de control ................................................... 356
Los sistemas de control en nuestro derecho constitucional II. LA NACIONALIDAD Y LA CIUDADANÍA:
(federal y provincial).................................................................... 359 Su caracterización general ............................................................ 412
Las variables del control en el derecho público provin- La nacionalidad y la ciudadanía en nuestro derecho
cial ......................................................................................... 363 constitucional: sus clases.............................................................. 413
La legitimación procesal .............................................................. 364 La ley 346, y la reforma constitucional de 1994 ...................... 413
El marco de condicionamiento y las bases de control .................... 365 La subsistencia de la identidad constitucional entre
El alcance, los caracteres y las posibilidades del control ............... 367 nacionalidad y ciudadanía ...................................................... 414
La nacionalidad “por naturalización” .................................... 415
V. LA SUPREMACÍA EN RELACIÓN CON EL DERECHO La pérdida de la nacionalidad ....................................................... 415
INTERNACIONAL PÚBLICO: La “pérdida” de la “ciudadanía” ................................................... 416
Constitución, tratados, leyes ......................................................... 370 La “unidad” de nacionalidad ........................................................ 417
La doble nacionalidad ............................................................ 417
CAPÍTULO VI La “ciudadanía provincial”.................................................... 417
La nacionalidad por matrimonio ................................................... 418
EL PODER CONSTITUYENTE Los tratados internacionales sobre derechos humanos ................... 418
La protección de nacionales y extranjeros ..................................... 419
I. EL PODER CONSTITUYENTE “ORIGINARIO” Y
“DERIVADO”: III. EL DERECHO CONSTITUCIONAL DE LOS EXTRANJEROS:
Su caracterización general ............................................................ 373 El ingreso y la admisión ............................................................... 419
El poder constituyente en el derecho constitucional El asilo político ...................................................................... 420
argentino ..................................................................................... 375 Los refugiados........................................................................ 420
La inmigración ............................................................................ 420
II. LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN EN EL ART. 30: La permanencia y la expulsión de extranjeros ............................... 421
La duda sobre la rigidez ............................................................... 377 Los tratados internacionales de derechos humanos ................. 424
La rigidez clásica: los requisitos formales y los contenidos Las personas jurídicas extranjeras................................................. 425
pétreos ......................................................................................... 380
Las etapas de la reforma, y sus requisitos y alcances ..................... 380 IV. EL PODER Y EL GOBIERNO:
Algunos efectos de la reforma ................................................. 383 La legitimidad “de origen”, y “de ejercicio” ................................. 425
La fijación del temario que el congreso deriva a la conven- Los gobernantes de facto ........................................................ 426
ción para su reforma, y el caso de la reforma de 1994 ................... 383 La soberanía ................................................................................ 427
Nuestra opinión frente a la ley 24.309..................................... 384 El gobierno federal ...................................................................... 427
Las principales reformas: casos de 1949, 1957, 1972 y La república y la representación ................................................... 428
1994 ............................................................................................ 385 Las formas “semidirectas”............................................................ 429
III. EL PODER CONSTITUYENTE DE LAS PROVINCIAS: V. LAS FORMAS DE ESTADO:
Su encuadre ................................................................................. 386 El federalismo y la democracia..................................................... 430
El novísimo ciclo constituyente provincial a partir de
1985 ............................................................................................ 387 VI. LAS OBLIGACIONES CONSTITUCIONALES:
Su encuadre ................................................................................. 432
IV. EL CASO Y LA SITUACIÓN DE LA CIUDAD DE BUENOS Los deberes del hombre: sus modalidades y clases ........................ 432
AIRES: La fuente de las obligaciones de los particulares..................... 434
La reforma de 1994 ...................................................................... 388 Las obligaciones correlativas de los derechos persona-
Apéndice: Ley 24.309. Declaración de la necesidad de les .......................................................................................... 434
reforma de la constitución ............................................................ 391
La objeción de conciencia....................................................... 434
Las obligaciones del estado .......................................................... 435
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
EL ESTADO ARGENTINO Y SU ENCUADRE CONSTITUCIONAL
I. INTRODUCCIÓN: LA DESCENTRALIZACIÓN POLÍTICA Y EL FEDERALISMO
I. LA ESTRUCTURA CONSTITUCIONAL DEL ESTADO I. LA PARTE DOGMÁTICA DE LA CONSTITUCIÓN:
FEDERAL: La evolución del constitucionalismo clásico ................................. 473
El federalismo argentino .............................................................. 438 Las tres generaciones de derechos .......................................... 476
El derecho “federal”..................................................................... 439 Los derechos humanos............................................................ 476
La supremacía del derecho federal ......................................... 439 Las declaraciones de derechos: su génesis histórica e
Las tres relaciones típicas de la estructura federal ......................... 440 ideológica .................................................................................... 476
La subordinación.................................................................... 440 El “fundamento” de los derechos ........................................... 478
La participación ..................................................................... 441 Las normas............................................................................. 479
El sistema de derechos al despuntar el siglo XXI .......................... 479
La coordinación ..................................................................... 441
El reparto de competencias........................................................... 441
II. LOS DERECHOS EN NUESTRO ACTUAL DERECHO
CONSTITUCIONAL:
II. LAS PROVINCIAS: El sistema de derechos y la reforma de 1994................................. 480
Su caracterización general ............................................................ 444 Los tratados internacionales de derechos humanos ................. 481
Las nuevas provincias .................................................................. 445 La democracia y el sistema de valores en la reforma de
Los límites y conflictos interprovinciales ...................................... 446 1994 ............................................................................................ 481
Los supuestos de extraterritorialidad............................................. 448 Listado de los derechos personales ............................................... 483
La unidad y la integridad territoriales ........................................... 449 Un agrupamiento de materias relacionadas con los
derechos ...................................................................................... 489
III. EL RÉGIMEN MUNICIPAL: Los derechos humanos y la interpretación constitucional .............. 490
Los municipios: de 1853-1860 a 1989 .......................................... 450
El reconocimiento en la reforma de 1994 ...................................... 451 III. LA CARACTERIZACIÓN DE LOS DERECHOS Y DE SU
IV. LA REGIONALIZACIÓN: DECLARACIÓN:
Su admisión expresa en la reforma de 1994 .................................. 452 Las pautas fundamentales............................................................. 492
La competencia provincial y su alcance ........................................ 453 Los derechos y la responsabilidad del estado .......................... 496
El sujeto activo (o titular) de los derechos..................................... 497
El sujeto pasivo de los derechos ................................................... 499
V. LA CIUDAD DE BUENOS AIRES:
Las obligaciones constitucionales que reciprocan a los
Su autonomía ............................................................................... 455
derechos ...................................................................................... 501
Cuál es la entidad política de la ciudad................................... 456 Los derechos “por analogado” y la obligación
“activamente universal” ......................................................... 502
VI. LOS LUGARES DE JURISDICCIÓN FEDERAL: El ámbito territorial y personal de aplicación de la decla-
Las innovaciones con la reforma de 1994 ..................................... 457 ración de derechos ....................................................................... 503
La ciudad capital.................................................................... 458 Las situaciones jurídicas subjetivas que no son derechos
Los “enclaves” en las provincias ............................................ 458 subjetivos .................................................................................... 504
Los territorios nacionales ............................................................. 459
IV. EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS
VII. LA INTERVENCIÓN FEDERAL: HUMANOS:
La garantía federal ....................................................................... 460 Su encuadre y sus características .................................................. 506
El art. 6º y los tipos de intervención.............................................. 460 El estado, sujeto pasivo ................................................................ 507
La aplicación práctica de la intervención federal ........................... 463 El derecho internacional y el derecho interno................................ 508
El acto de intervención ................................................................. 464 El rango del derecho internacional de los derechos huma-
El interventor o “comisionado” federal ......................................... 466 nos en el derecho interno argentino .............................................. 508
Las obligaciones del estado .......................................................... 509
VIII. LA DINÁMICA DEL FEDERALISMO: El derecho humanitario y de refugiados ........................................ 510
Sus debilidades ............................................................................ 468 Las obligaciones de las provincias ................................................ 510
El federalismo concertado ............................................................ 469
V. EL DERECHO PÚBLICO PROVINCIAL Y LOS DERECHOS
El principio de lealtad federal ....................................................... 470
HUMANOS:
El posible acrecimiento de los derechos del plexo federal ............. 510
IX. EL ESQUEMA DEL FEDERALISMO DESPUÉS DE LA
REFORMA DE 1994: VI. LOS DERECHOS Y LA LEGITIMACIÓN PROCESAL:
La nueva normativa ..................................................................... 470 La legitimación, problema constitucional ..................................... 512
La legitimación para promover el control constitucional ......... 513
El juez y la legitimación ............................................................... 514
CAPÍTULO IX
VII. LOS PRINCIPIOS DE LEGALIDAD Y DE RAZONABILIDAD:
EL SISTEMA DE DERECHOS La formulación y la finalidad del principio de legalidad ................ 514
El tránsito del principio de legalidad al de razonabilidad: IV. LAS CONSTITUCIONES PROVINCIALES: ......................................... 548
La regla de la razonabilidad ......................................................... 515
La formulación y finalidad del principio ................................. 516 V. LA LIBERTAD RELIGIOSA COMO DERECHO PERSONAL:
La definición de la Iglesia ............................................................ 548
Los contenidos constitucionales de la libertad religiosa ................. 549
CAPÍTULO X
VI. LOS TRATADOS INTERNACIONALES .............................................. 551
LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD JURÍDICAS Apéndice: Acuerdo entre la Santa Sede y la República
Argentina..................................................................................... 553
I. LA LIBERTAD COMO DERECHO DE LA PERSONA
HUMANA ............................................................................................. 519
Los contenidos de la libertad jurídica ........................................... 519
La libertad física .......................................................................... 521
La libertad de intimidad ............................................................... 522
El sentido personalista de la intimidad .......................................... 523
Ejemplos de conductas autorreferentes resguardadas
en la intimidad ....................................................................... 523
Las proyecciones de la libertad de intimidad................................. 524
La intimidad de los menores ................................................... 526
La “juridicidad” de la intimidad ................................................... 527
Los tratados internacionales ......................................................... 527
El derecho a la identidad personal ................................................ 527
El derecho a la diferencia ....................................................... 528
El habeas data .............................................................................. 529
II. LA IGUALDAD JURÍDICA:
Su concepto ................................................................................. 529
La reforma de 1994 ................................................................ 530
El derecho judicial en materia de igualdad .................................... 532
La discriminación ........................................................................ 534
La discriminación “inversa” .................................................. 535
La igualdad ante la ley: su insuficiencia - La plenitud de
igualdad jurídica .......................................................................... 536
El problema de la violación de la igualdad por la
jurisprudencia contradictoria ................................................. 537
La variación temporal en la interpretación y aplicación
judiciales de la ley penal......................................................... 538
La igualdad en las relaciones privadas .......................................... 538
La igualdad en la admisión en los empleos ................................... 539
La igualdad en los impuestos y las cargas públicas ....................... 540
CAPÍTULO XI
LA LIBERTAD RELIGIOSA
I. LA CONFESIONALIDAD DE LA CONSTITUCIÓN
ARGENTINA:
La fórmula constitucional............................................................. 541
El status de la Iglesia Católica Apostólica Romana ....................... 543
El derecho judicial ................................................................. 544
II. EL EJERCICIO DE LAS RELACIONES CON LA IGLESIA
HASTA EL ACUERDO DE 1966 Y LA REFORMA DE 1994:.......... 545
III. EL EJERCICIO DE LAS RELACIONES CON LA IGLESIA
DESDE EL ACUERDO DE 1966: .......................................................... 546
CAPÍTULO XII
LA LIBERTAD DE EXPRESION
I. SU ENCUADRE CONSTITUCIONAL EVOLUTIVO Y SUS CONTENIDOS. - La libertad de “pensamiento”. - La
libertad de expresión y de prensa. - La equiparación actual de todos los medios de expresión. - El triple
deslinde de la libertad de expresión. - Otras proyecciones en el contenido de la libertad de expre-sión. - La
expresión “simbólica”. - La prohibición de censura previa y sus alcances. - La autocensura. - Las res-
ponsabilidades ulteriores a la expresión. - La doctrina de la “real malicia”. - El derecho de réplica.- II. EL
ARTÍCULO 14. - La libertad “de prensa”. - El presupuesto de la “existencia” de la prensa. - El contenido de la
libertad de prensa. - La obligación de publi-car. - El derecho judicial en materia de libertad de prensa y de
expresión. - Las restricciones durante el estado de sitio. - Los tratados internacionales con jerarquía
constitucional. - III. EL ARTÍCULO 32.- Las interpretaciones sobre la primera parte del art. 32. - Los delitos. - La
MANUAL DE LA radio y la televisión. - Las interpretaciones sobre la segunda parte del art. 32. - La relación entre las
interpretaciones de las dos partes del art. 32. - Nuestra interpretación sobre
las dos partes del art. 32. -La interpretación histórica del art. 32.
CONSTITUCION I. SU ENCUADRE CONSTITUCIONAL EVOLUTIVO
Y SUS CONTENIDOS
REFORMADA La libertad de “pensamiento”
1. — La libertad de expresión es una exteriorización de la libertad de pensamiento. En el mundo jurídico, el
pensamiento (en tanto pensamiento) no aparece externamente como una libertad jurídicamente relevante porque
escapa a toda posible relación de alteridad con otro sujeto distinto del que piensa; la libertad de pensar no admite
verse como un derecho subjetivo: el pensamiento es incoercible y se sustrae a terceros. No puede decirse,
GERMAN J. BIDART CAMPOS entonces, que el hombre sea titular de un “derecho” a la libertad de pensamiento. Ese derecho aparecerá solamente
cuando el pensamiento se exteriorice, o sea, cuando se exprese. Y en ese caso ya deberá hablarse del derecho a la
libertad de expresión, porque el pensamiento es conocido por terceros.
Con el pensamiento puro el sujeto pensante no protagoniza una conducta en interferencia intersubjetiva. Si,
en todo caso, técnicas de distinto tipo llegan a penetrar en la mente humana para impedir, coaccionar, deformar o
escudriñar el pensamiento, tales mecanismos violan la dignidad personal y la integridad física y síquica del
hombre, y su libertad de intimidad o de secreto, pero no el pensamiento en sí mismo.
TOMO II La libertad de expresión y de prensa
2. — La libertad de expresión es el derecho a hacer público, a transmitir, a difundir y a
exteriorizar un conjunto de ideas, opiniones, críticas, imágenes, creencias, etc., a través de
cualquier medio: oralmente; mediante símbolos y gestos; en forma escrita; a través de la radio, el
cine, el teatro, la televisión, etcétera.
Cuando encontramos en el texto histórico de la constitución formal las normas sobre libertad
de prensa (arts. 14 y 32) y, en cambio, no encontramos expresamente ninguna norma que cubra a
la libertad “de expresión” en todas sus formas (incluidas las distintas a la prensa), decimos que
respecto a la expresión a través de medios que “no son prensa” hay una carencia histórica de
norma, o sea, una laguna en el orden normativo. Esa laguna suscita la integración del orden
normativo para llenar el vacío, y tal integración nos remite en primer lugar a la norma análoga (es
decir, a la más parecida que hallamos en la constitución, que es la referida a la prensa) y a los
valores y principios generales del derecho constitucional.
Haciendo jugar por analogía la norma sobre libertad de prensa, y acudiendo a los principios
sobre libertad (que desde el preámbulo contiene la constitución), podemos sin duda arribar a la
conclusión de que nuestra constitución protege la libertad “de expresión” en todas sus formas,
las que reciben hospitalidad cierta. Apuntalamos esta hospitalidad haciendo una interpretación
dinámica de la constitución, que asimila los cambios y formas de expresión actuales que no eran
conocidos por el constituyente histórico.
Del fallo de la Corte en el caso “Ponzetti de Balbín”, del 11 de diciembre de 1984, surge claramente que las
normas sobre prensa e imprenta que contiene la constitución no deben interpretarse literalmente, sino con una
proyección que cubra la libre expresión e información a través de otros medios distintos de la prensa escrita.
(Ed. Ediar, Buenos Aires)
3. — Después de la reforma constitucional de 1994 el texto ofrece otros parámetros 7. — Cuando se analiza la libertad de expresión es imprescindible la vinculación con los
adicionales para el analogado con la prensa escrita. Así, las alusiones del art. 75 a la investigación medios de comunicación masiva o social, porque no es lo mismo la libre expresión individual que
y al desarrollo cientí-fico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento (inc. 19 párrafo primero); la que se difunde y transmite a través de tales medios a toda la sociedad y al público general.
a la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y circulación de las obras del autor, el Por eso, en un sentido lato, conviene distinguir tres aspectos: a) la libertad de expresión como
patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales (inc. 19 párrafo cuarto); y al derecho derecho personal; b) la proyección socio-institucional de la libertad de expresión a través de los
a una educación intercultural para los pueblos indígenas (inc. 17). medios de comunicación masiva contemporáneos (prensa escrita, radio, televisión, publicaciones
Expresamente, el art. 38 garantiza a los partidos políticos el acceso a la información pública y de toda índole, etc.); c) la naturaleza empresaria y lucrativa de la actividad que desarrollan los
la difusión pública de sus ideas. (Ver nº 8 j). referidos medios.
En el aspecto del inc. b) referido a la proyección socio-institucional hay que captar bien que
La equiparación actual de todos los medios de expresión es imprescindible el derecho a buscar, recibir y transmitir información; a formar y difundir
opiniones públicas; a circular noticias e ideas; a criticar y disentir; a efectuar crónicas culturales,
4. — Hay que dividir los tiempos en dos etapas: una, hasta 1984 (fecha de ratificación del científicas, educativas, humorísticas y de entretenimiento, todo lo que compone un vasto espectro
Pacto de San José de Costa Rica) y 1986 fecha de ratificación del Pacto Internacional de Derechos de libertad que necesita márgenes amplios en un sistema democrático.
Civiles y Políticos); otra, posterior a 1984 y 1986 hasta la actualidad, haciendo todavía una
nueva subdivisión en este lapso, antes y después de la reforma constitucional de 1994 que revistió En el aspecto del inc. c) que atañe a la actividad empresarial y comercial propia del periodismo de masas en
a aquellos tratados de jerarquía constitucional. Veamos. expansión explosiva, nos negamos a reconocer que los medios de comunicación social hayan de quedar
a) En el contexto de la constitución antes de 1984-1986 era muy razonable sostener que exonerados de las cargas fiscales y de las obligaciones que gravan a toda actividad lucrativa. Si bien la función
social que cumplen tiene que resguardarse en forma holgada, lo que hay de lucrativo, de industrial, de comercial,
cuando se extendía a la libertad de expresión por medios que no son prensa una protección etc. en la actividad de los medios de comunicación resulta perfectamente equiparable a cualquier otra. Tal paridad
“análoga” a la que el art. 14 asigna a la libertad de prensa, había que computar las semejanzas y de situaciones priva de toda base razonable a cualquier discriminación que se ampare en la libertad de expresión y
las diferencias entre la prensa y los demás medios de expresión. en el rol socio-institucional de las empresas periodísticas.
En el caso “La Prensa”, del 2 de setiembre de 1987, la Corte sostuvo que los diarios no se hallaban
No atribuir identidad a una y a otros permitía brindar a los segundos una tutela “parecida”, pero no igual, a la comprendidos en el régimen de la ley de abastecimiento 20.680 y que, por ende, resultaba inaplicable a una
que cubre a la prensa. Por ende, la prohibición absoluta de censura previa del art. 14 a favor de la prensa no se empresa periodística la multa legal a causa del aumento del precio del ejemplar sin autorización previa, ya que de
trasladaba necesariamente, ni siempre, ni en todos los casos, a la libertad de expresión a través de radio, cine, lo contrario se llegarían a comprometer las normas constitucionales sobre libertad de prensa.
televisión, etc. En lo que estos medios tienen de distinto con la prensa por su difusión y su accesibilidad disímiles,
por su penetración en la intimidad de los hogares, por su fuerza audiovisual masiva, etc., podían ser objeto de
controles preventivos en razón de moralidad pública, orden público, derechos de terceros, etc. Ello siempre con
Otras proyecciones en el contenido de la libertad de expresión
razonabilidad suficiente.
8. — La libertad de expresión no se agota en la prensa y en los medios distintos de ella. Hay
Personalmente, sosteníamos tal postura en la convicción de que “no es lo mismo” la prensa escrita que los
otros medios de comunicación masiva. otros aspectos fundamentales, a saber:
a) La libertad de información que importa el acceso libre a las fuentes de información, la
b) Desde 1984-1986 hasta la reforma de 1994, los tratados incorporados al derecho argentino posibilidad de recoger noticias, transmitirlas y difundirlas, y de resguardar razonablemente en el
—aunque entonces de rango inferior a la constitución— inyectaron por analogado las normas secreto la fuente de donde esas noticias se han obtenido. Esta libertad de información obliga a
amplias sobre libertad de expresión y prohibición de censura; b’) a partir de la reforma de 1994 puntualizar que: a’) el estado no puede cohibir ni monopolizar las fuentes de información; a’’) el
que les confirió jerarquía constitucional, tales normas de los referidos tratados colocan sus periodismo —en-tendido en sentido lato— no debe soportar restricciones en el acceso a dichas
dispositivos fuera de la constitución pero con su mismo nivel, afianzando la equiparación. fuentes; a’’’) el público en general —es decir, los hombres— tiene derecho a que las mismas
En consecuencia, conjugando la constitución y los tratados internacionales hemos de sostener fuentes sean abiertas, públicas, veraces y accesibles; a’’’’) debe preservarse razonablemente el
que ahora la censura previa queda prohibida en nuestro derecho constitucional no solamente para secreto de dichas fuentes.
la prensa, sino para toda forma de libertad de expresión. b) La libertad de no expresarse, o sea, la faz negativa de la libertad de expresión, o derecho al
silencio. Si todo hombre tiene derecho a expresarse, tiene el correlativo de abstenerse de una
5. — Con esta abolición total de la censura, caen asimismo y simultáneamente todos los controles preventivos expresión que no responde a sus convicciones o deseos, o que simplemente pretende reservarse.
razonables que antes considerábamos viables.
La cuestión no se reduce sólo a la abolición de la censura y de los controles previos. Alcanza para aseverar b’) La libertad de no expresarse debe relacionarse con la objeción de conciencia por razones morales o
que, desde el punto de vista constitucional, el amparo global a la libertad de expresión en todas sus formas y religiosas. Este aspecto resguarda el derecho del objetor a abstenerse de reverenciar los símbolos patrios, a no
manifestaciones se ha vuelto idéntico para todas ellas, y que ya no cabe introducir diferencias entre la prensa y los tener que prestar juramentos, a no participar en actos o actividades incompatibles con las propias creencias, etc.
demás medios de comunicación social. b’’) La llamada cláusula de conciencia de los periodistas los protege contra la violencia moral que puede
provocarles para su libertad profesional un cambio de opinión asumido por el medio de comunicación en el que se
6. — Si de alguna manera se podía decir ya antes de 1984 y 1986 que la libertad “de prensa” era una de las desempeñan habitualmente. La situación de violencia que les significaría tener que prohijar o sostener en su
que, en vocabulario constitucional de los Estados Unidos, se denominan “preferidas”, hoy corresponde hablar de trabajo periodístico una doctrina, o idea, u opinión opuestas a su conciencia moral conduce a admitir que su caso
la libertad “de expresión” como libertad preferida. debe asimilarse al del trabajador dependiente que es despedido sin causa o arbitrariamente.
Aún así, no es viable derivar de tal preferencia el carácter absoluto de la libertad de expresión porque, como
todos los derechos, ella es también un derecho relativo, o sea, limitado, limitable razonablemente y con una c) El derecho al silencio o a no expresarse necesita vincularse a un tema muy importante, cual
función social. es el secreto profesional (del sacerdote, del médico, del abogado, etc.).
El triple deslinde de la libertad de expresión La relación con confidencialidad entre el profesional y el cliente exige que con respecto a ambos se respete
suficiente y razonablemente lo que el primero conoce del segundo dentro de aquella relación, como una forma del
derecho al secreto, que hace parte no sólo de la libertad de expresión (en su faz negativa de derecho a no
expresarse) sino también del derecho a la intimidad o privacidad.
c’) El derecho al silencio también resguarda razonablemente, en relación con el derecho a la cuando se toca el himno nacional; escupir una imagen o efigie. Falta todo elemento verbal o
información, el secreto o reserva sobre las fuentes de esa información. escrito, pero no la conducta expresiva.
d) La libertad de creación artística, implica la producción artística a través de todas sus
formas. Es sabido que en la jurisprudencia de Estados Unidos, la Corte Suprema ha encarado la hipótesis y, según las
circunstancias del caso, ha llegado a declarar inconstitucional la aplicación de una ley incriminatoria de los
ultrajes a la bandera a quien quemó el símbolo patrio en una manifestación político-partidaria (caso “Texas
Con fecha 29 de junio de 1976, en el caso “Colombres Ignacio y otros c/Gobierno Nacional” la Corte c/Johnson”, de 1989). Para así decidir, se ha encuadrado la conducta expresiva en el amparo que la constitución de
Suprema sostuvo que la garantía constitucional que ampara la libertad de expresión no se limita al supuesto Estados Unidos brinda a la libertad de expresión en la enmienda primera.
previsto en los arts. 14, 32 y 33 de la constitución; también figura la libertad de creación artística, que constituye
una de las más puras manifestaciones del espíritu humano y fundamento necesario de una fecunda evolución del
arte. La prohibición de censura previa y sus alcances
e) La expresión cinematográfica fue incluida dentro de la libertad de expresión en el fallo de 10. — El tema de la censura previa prohibida en el art. 14 de la constitución y en el Pacto de
la Corte Suprema del 10 de mayo de 1972 en el caso “Mallo Daniel”. San José de Costa Rica plantea diversas perspectivas: a) A qué órganos de poder va dirigida la
prohibición de censurar previamente; b) cuál es el material sobre el que no puede recaer la
f) La expresión por radio y televisión, aun cuando del fallo de la Corte del 8 de setiembre de
censura; c) qué modalidades restrictivas son censura, o se pueden equiparar a ella; d) qué medios
1992 en el caso “Servini de Cubría María R.” (conocido como el caso “Tato Bores”) surge que,
de expresión quedan exentos de censura.
para la Corte, tiene una protección más débil y atenuada que la libertad de prensa.
A) 11. — No nos cabe duda de que en la actualidad ningún órgano de poder puede ejercer y
g) Los contenidos humorísticos, cómicos, de entretenimiento, etc., hacen parte de la libertad
aplicar censura previa. Esto significa que los tribunales judiciales no gozan de disponibilidad
de expresión, sea que se viertan a través de la prensa escrita, como de programas radiales o
prohibitiva anticipada, si es que en una causa judicial consideran que debe prevenirse la comisión
televisivos, de espectáculos públicos, etc.
de un delito, o tutelar contra cualquier supuesta amenaza algún bien jurídico personal (vida,
h) La publicidad comercial (o propaganda comercial) hace al ejercicio de la libertad de intimidad, honor, etc.).
expresión, pero cuando es comparativa o competitiva en relación de rivalidad con otro, al que se
trata deslealmente, engendra responsabilidad. Si se dijera que en ciertas circunstancias excepcionales un tribunal judicial puede aplicar censura prohibitiva
i) El derecho de réplica, que con más precisión técnica el Pacto de San José de Costa Rica en protección de valores o bienes más excelsos que la libertad de expresión, habría que conceder que todo material
expresivo estaría expuesto a previa revisión, porque sin ésta es imposible saber cuál y cómo sería la expresión
denomina de rectificación y respuesta, protege a las personas frente a informes inexactos o
futura.
agraviantes que se difunden públicamente en su perjuicio a través de medios de comunicación
masiva. Por ende, en la medida en que se introduce la más leve excepción a la prohibición absoluta de la censura
previa, se está concediendo que siempre existe capacidad de revisar y controlar “todo”, para de ahí en más poder
decidir qué se prohíbe y qué se autoriza.
La Corte lo acogió por primera vez el 7 de julio de 1992 en el caso “Ekmekdjian c/Sofovich” para amparar —
a nuestro juicio erróneamente— el agravio al sistema de creencias religiosas del actor, con lo que le asignó un
alcance exorbitado como réplica ideológica. La falacia de este discurso argumental nos hace empecinar en la afirmación de que la
constitución prohíbe absolutamente toda censura previa en cualquier caso y ante cualquier
j) Con la reforma de 1994 corresponde agregar que el art. 75 inc. 19 párrafo primero dispone situación, y que no se puede introducir excepción de ninguna índole a esa prohibición de censura.
que el congreso ha de proveer a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su Tampoco lo permite el Pacto de San José de Costa Rica.
difusión y aprovechamiento. No nos cabe duda de que esta cláusula presupone la libre expresión
12. — Con esto no caemos en el error de aseverar que la libertad de expresión es un derecho absoluto. Es
de todo aquél que se dedica a la investigación, así como la transmisión y circulación difusivas
relativo como todos, pero tiene una arista en la que hay una prohibición constitucional e internacional que sí es
porque, además, el desarrollo científico y tecnológico requiere que los terceros en general puedan absoluta y total, y es la prohibición de censura previa. Toda responsabilidad en la que se exhiba la relatividad de
tener acceso al resultado emergente de dicha investigación, e informarse de ella. El vocablo la libertad de expresión sólo puede ser posterior a su ejercicio.
“aprovechamiento” que utiliza la norma inclina a dar por verdad todo lo antedicho.
Asimismo, el art. 75 inc. 19 cuarto párrafo alude a la facultad del congreso para dictar leyes B) 13. — En cuanto al material protegido por la prohibición de censura previa, no hay mayor
que protejan la libre creación y circulación de las obras del autor, lo que —aparte del discusión en incluir a la prensa escrita. Sin embargo, hay quienes afirman que sólo se protegen
consiguiente derecho de propiedad intelectual— significa reconocer la libertad de expresión, y la ideas, opiniones, informes, etc. pero no —por ejemplo— imágenes, publicidad, chistes, etc.
difusión del producto elaborado por el autor.
Si se hacen tales distinciones, sobrevienen dos dificultades. Una es saber con exactitud dónde comienza y
El mismo art. 75 inc. 19 cuarto párrafo prevé también el dictado de leyes que protejan el
dónde termina el contenido de la prensa libre y de la exención de censura. Otra es la misma que verificábamos y
patrimonio artístico y los espacios audiovisuales y culturales. descartábamos anteriormente: para saber si algo es idea, noticia u opinión, o si no lo es, hay que revisar y controlar
todo antes de su publicación. Y eso es censura previa.
Por su parte, cuando el art. 41 se refiere a la información y educación ambientales, y el art. 42 a la educación
Por eso, no admitimos que se pretenda hacer casilleros dentro de la prensa para en unos mantener la
para el consumo, presuponen la necesaria y convergente libertad de expresión. (Ver cap. XV, nº 10 y 34).
prohibición de censura (ideas, crónicas, informes, opiniones) y en otros permitirla (imágenes, publicidad,
propaganda, comicidad).
(Ver nº 3)
14. — Cuando de la prensa escrita se pasa a las expresiones a través de otros medios de
La expresión “simbólica” comunicación masiva, tampoco se puede sostener que para la prensa la prohibición de censura es
más severa, y para los demás medios es más débil, o atenuada, o condicionada. (Tal criterio de
9. — Existe una forma de expresión que suele conocerse con el nombre de expresión protección más débil surge de votos mayoritarios en el fallo de la Corte del 8 de setiembre de
simbólica, o lenguaje simbólico, o lenguaje expresivo. Se trata de situaciones en que una persona
1992 en el caso “Servini de Cubría María R.” —más conocido como caso “Tato Bores”—.
expresa algo mediante una actitud externa, o una conducta, o un símbolo. Por ej.: desplegar o
quemar una bandera; romper la cédula de convocatoria militar; ponerse de pie o quedarse sentado Volvemos a lo mismo de antes. Tales distinciones sólo son factibles de comprobarse y de funcionar después
de un control anticipado, y entonces este control anticipado implica censura previa.
la información era o no falsa. Pero ha de tenerse muy en cuenta que esta doctrina de la “real malicia” fue reducida
C) 15. — En cuanto a las medidas que son censura, y a las que se le equiparan —o no— sólo a los casos en que la alegada falsedad difamatoria afectaba a un funcionario público, o a una personalidad
pública, o a un particular involucrado en una cuestión de trascendencia institucional.
formulamos una advertencia. Es censura previa —y está prohibida con el alcance que venimos
explicando— cualquier medida que importa un control o una revisión anticipados de la expresión. Más allá de la discusión que plantea la posible recepción de esta teoría en el derecho argentino, es innegable
su fuerte incidencia constitucional en relación con la libertad de expresión. En realidad, se trata de una inversión
No es censura todo lo que responsabiliza después que la expresión se exterioriza. en la carga de la prueba, porque es el afectado quien debe acreditar que el acusado obró con “real malicia”.
De todos modos, la aceptación de la doctrina mencionada sólo debería funcionar después de un antecedente:
Por ejemplo, no implica censurar el establecer normas que con carácter general sancionan la violación a
con carácter previo a aplicarla, el tribunal debe averiguar lo que la Corte señaló en el caso “Campillay” a efectos
prohibiciones razonables, como las que impiden informar la identidad de menores que son autores o víctimas de
de excusar la responsabilidad del periodista o del medio de comunicación: a) que se haya citado concretamente la
presuntos delitos, o hacer apología de la guerra, del odio racial, del antisemitismo; ni las que tipifican delitos fuente policial del informe o la noticia; b) o bien que se haya usado un tiempo de verbo potencial; c) o que no se
susceptibles de cometerse a través de los medios de comunicación masiva; ni las que vedan exhibir un film haya dado el nombre de la persona a la que el informe o la noticia hicieron referencia. Si no se cumplió alguno de
después del espectáculo si el film encuadra en una conducta delictuosa (apología del delito, exhibiciones obscenas, estos requisitos, entraría a funcionar la aplicación de la doctrina de la “real malicia” para que el presunto afectado
etc.); ni las que cercenan la publicidad y propaganda de productos cuya elaboración y/o comercialización son tuviera que probar que quien difundió el informe o la noticia sabía de su falsedad, o que actuó con
ilícitas. Tampoco es censura previa el secreto o la privacidad que un tribunal judicial ordena en un proceso despreocupación temeraria acerca de su falsedad o su verdad; rendida esta prueba, el periodista o el medio de
respecto de las actuaciones, de sus participantes, de los menores, etc. comunicación queda incurso en responsabilidad penal o civil.
D) 16. — Por fin, nos restan los medios que quedan bajo cobertura de la censura previa 21. — Alusiones a la teoría de la real malicia aparecen salpicadas en una jurisprudencia que no puede
prohibida. Actualmente afirmamos que son todos: prensa escrita, radio, televisión, cinematografía, considerarse estabilizada en la Corte Suprema de Argentina, y en varios votos disidentes de algunos de sus fallos.
En la lista puede incluirse el caso “Moreno Alejandro”, de 1967; “Costa c/Municipalidad de la ciudad de Buenos
teatro, expresión artística, expresión oral, expresión simbólica, etc., cualquiera sea el contenido de Aires”, de 1987; “Vago c/Ediciones La Urraca SA.”, de 1991; “Abad Manuel”, de 1992; “Tavares”, del mismo
la expresión que se exteriorice, es decir, no sólo ideas, informaciones, opiniones, etc., sino año; “Ramos Julio A.”, de 1993; “Suárez Facundo c/Cherashny” y “Rodríguez Horacio D.”, ambos de 1995.
también publicidad, propaganda, contenidos humorísticos y cómicos, imágenes, etc.
Cabe entender que con la sentencia del 12 de noviembre de 1996 en el caso “Morales Solá
La autocensura Joaquín”, suscripta por los nueve jueces de la Corte, el tribunal ha acogido las pautas vertebrales
de la doctrina de la real malicia, al dejar sin efecto la condena penal que en segunda instancia
17. — Hay otro aspecto que no debe omitirse. Es el de la autocensura. había sido impuesta por el delito de injurias; es interesante destacar que no se trataba de noticias,
Cuando en el ambiente sociopolítico se dan condiciones represivas, persecutorias u hostiles, que amedrentan a informes o notas periodísticas, sino de una narración que Morales Solá había incluido en un libro
las gentes y les significan amenaza de sanciones, o riesgos de muy variada índole, la libertad de expresión queda de su autoría. Por ende, no es aventurado sostener que el caso extendió la aplicación de la doctrina
cohibida indirectamente. Hay en ello una lesión que responsabiliza a quienes crean y fomentan el clima societal
de la real malicia más allá de lo que estrictamente se suele denominar “periodismo”, porque
desfavorable.
abarcó una obra escrita en forma de libro.
Esto era susceptible de ocurrir con la incriminación del desacato, que ha sido derogada en el derecho penal
argentino.
El derecho de réplica
Las responsabilidades ulteriores a la expresión
22. — Aparte de la vigencia interna en nuestro orden jurídico del derecho a réplica a través
18. — El ejercicio de la libertad de expresión no cuenta con impunidad una vez que esa del art. 14 del Pacto de San José de Costa Rica, que lo llama derecho de “rectificación o
expresión se ha exteriorizado. Si antes está exenta de censura, después apareja todas las respuesta”, y de las normas que lo han acogido en el derecho público provincial, ha cobrado
responsabilidades civiles y penales, o de cualquier otra índole. Recién en esa instancia posterior difusión la tesis de que cabe reputarlo uno de los derechos implícitos en el art. 33 de la
podrá llevarse a cabo la reparación de la eventual lesión a derechos ajenos, o compatibilizarse o constitución, porque con el alcance que le asigna la mencionada norma internacional incorporada
preferirse esos otros derechos en relación con la libertad de expresión que les ha inferido daño, al derecho argentino (desde la reforma de 1994 con jerarquía constitucional) tiende a proteger la
etc. Allí y entonces jugará —acaso— la prelación axiológica de otros bienes o valores dignidad personal, el honor y la privacidad ante informes agraviantes o inexactos, que son los
perjudicados por la libertad de expresión. susceptibles de rectificarse o responderse por parte de la persona afectada en tales derechos.
19. — En el conflicto entre la libertad de expresión a través de la prensa y el derecho a la Asimismo, el derecho de réplica guarda íntima conexión con el derecho a la información, en
dignidad y al honor, la Corte dio prioridad —por mayoría— al primero en el caso “Campillay cuanto procura que por la misma vía del medio de comunicación dirigido al público ingrese al
Julio c/La Razón y otros”, fallado el 15 de mayo de 1986; en esa ocasión sostuvo que es circuito informativo de la sociedad la rectificación o respuesta de la persona afectada por el
responsable de los daños causados el editor de un diario que difundió el contenido de un informe agraviante o inexacto. Y en tal sentido, se trata de tutelar —además de los derechos
comunicado policial donde se imputaba la comisión de delitos a una persona citada con nombre y personales— aquel derecho a la información como bien social, que es parte o contenido esencial
apellido, que luego fue sobreseída penalmente, toda vez que el derecho de informar imponía: a) el de la libertad de expresión.
deber de haber citado la fuente policial que difundió el comunicado, o b) el utilizar un tiempo de
verbo potencial, o c) el de omitir la individualización e identidad del acusado. La tutela penal que recibe el honor dañado por un delito no coincide con la que brinda el derecho de réplica,
porque en primer lugar no todo informe agraviante o inexacto dirigido al público llega a configurar delito, y
porque aunque lo sea y merezca la sanción penal, ésta no se dirige a proteger el mismo aspecto del bien jurídico,
Hay doctrina que al considerar a la libertad de expresión como “ejercicio de un derecho” en los términos del
ni siquiera el mismo bien jurídico que la réplica, ya que, como lo anticipamos, el derecho de réplica absorbe
art. 34 inc. 4º del código penal, entiende que tal ejercicio de la expresión libre y de la información reviste la
también la cobertura de un bien social cual es el derecho a la información. Algo similar cabe decir frente al
naturaleza de una causa de justificación que elimina la antijuridicidad a los efectos del delito de injurias.
argumento de que la reparación también puede obtenerse, en su caso, por la indemnización civil del daño causado
al afectado mediante el informe agraviante o inexacto; aquí el perjuicio que se subsana es asimismo ajeno al que
La doctrina de la “real malicia” pretende remediar, dentro de la circulación social informativa, el derecho de réplica, que está muy lejos de la
reparación patrimonial.
20. — En el derecho judicial de la Corte Suprema se ha filtrado la tesis emergente de la Corte de Estados Hay doctrina seria que al llamado derecho de réplica lo considera, más que un “derecho” una garantía que
Unidos en el caso “New York c/Sullivan”, de 1964, en el sentido de que quienes reclaman penal o civilmente por presta cobertura a los derechos lesionados por los informes inexactos o agraviantes que el perjudicado rectifica o
supuestos daños inferidos en su perjuicio a través de la prensa han de acreditar que la publicación o la crónica fue responde.
realizada con “real malicia”, es decir, con conocimiento de su falsedad o con desinterés temerario por averiguar si
b) después de la reforma de 1994, solamente subsiste la norma citada en el precedente inc. a’), que
23. — Desde que la reforma constitucional de 1994 confirió al Pacto de San José de Costa textualmente es ahora el art. 83.
Rica la misma jerarquía de la constitución, el derecho de rectificación y respuesta exige hacerse Nuestra interpretación nos lleva a decir que el autor de la constitución ha dado por cierto que para el
efectivo del modo como lo son todos los que constan en normas operativas. El art. 14 del Pacto lo cumplimiento del deber de publicación “hay” y “debe haber” prensa. Que exista prensa depende de la iniciativa y
es. del pluralismo de la sociedad. No del estado. Es la sociedad la que debe proveer los medios y condiciones de
efectividad para que haya prensa, a través de la cual —entre otras cosas— el constituyente previó la obligación de
Hay un argumento hostil que carece de todo asidero; se dice que conforme al art. 75 inc. 22 los tratados con publicación que hemos explicado.
jerarquía constitucional “no derogan” artículo alguno de la primera parte de la constitución y que son
complementarios, por lo que el derecho de rectificación y respuesta quedaría descartado por supuesta oposición al El contenido de la libertad de prensa.
art. 14 de la constitución. Si así se interpreta la cláusula citada del art. 75 inc. 22 respondemos que tampoco
artículo alguno de la constitución deroga normas de los tratados que tienen igual jerarquía que ella, y que si los 27. — A tenor de lo expuesto, el derecho que nos ocupa da pie para la siguiente
derechos reconocidos en esos tratados son “complementarios”, tienen que gozar de eficacia porque, de lo
sistematización:
contrario, no complementan nada; lo que complementa se suma e integra a lo complementado, en armonía y
congruencia recíprocas; nunca puede quedar neutralizado ni esterilizado. 1) El derecho de publicar ideas por la prensa significa:
a) para el autor:
24. — En los casos “Ekmekdjian” y “Sánchez Abelenda”, fallados el 1º de diciembre de 1988, la Corte había
negado que sin ley interna del congreso pudiera aplicarse la norma internacional que sobre derecho de a’) frente al estado: inmunidad de censura;
rectificación y respuesta contiene el art. 14 del Pacto de San José de Costa Rica. a’’) frente al periódico: la mera pretensión de publicación, sin obligación del diario de
Esta jurisprudencia quedó luego superada. En efecto, el primer caso en que después la Corte hizo lugar al darla a luz;
derecho de réplica fue el de “Ekmekdjian c/Sofovich”, del 7 de julio de 1992, en el que por mayoría de cinco de
sus jueces dio aplicación directa y operativa al art. 14 del Pacto de San José de Costa Rica. Los fundamentos de
a’’’) también frente al periódico: inmunidad de alteración en lo que publique; o sea
ese decisorio, así como los de tres votos en disidencia (de los jueces Petracchi, Moliné O’Connor y Levene) que el periódico no está obligado a publicar, pero si publica, debe ajustarse a la
trazaron un lineamiento interpretativo que, con matices diferenciales, se enroló en el acogimiento de principios reproducción fiel del texto del autor;
básicos del actual derecho internacional de los derechos humanos. Pero no aceptamos que la mayoría de la Corte b) para el periódico (en la persona de su propietario o editor):
haya aplicado el derecho de réplica en un caso que, por más que versaba sobre agravios al sistema de creencias y
valores religiosos de la parte actora, no toleraba encuadrarse en el diseño perfilado por el Pacto, ya que, en b’) frente al estado, igual inmunidad de censura que la que goza el autor;
definitiva, lo que había de por medio era una réplica de ideas que, a nuestro criterio, no tiene protección en el b’’) frente al autor, libertad para publicar o no publicar; pero si publica, obligación de
derecho de rectificación o respuesta. mantener la fidelidad del texto.
II. EL ARTICULO 14 Queda claro que: a) el sujeto activo de la libertad de prensa es tanto el hombre en cuanto autor, como el
propietario o editor —hombre o empresa— del periódico; b) ese derecho importa para el estado, como sujeto
pasivo, la obligación de abstenerse de ejercer censura; c) el autor frente al periódico tiene sólo una “pretensión” de
La libertad “de prensa” publicación, cuyo acogimiento depende del periódico.
Para la libertad de información (Ver nº 8 a).
25.— La libertad de prensa está consagrada expresamente en la constitución con la fórmula
de publicar las ideas por la prensa sin censura previa (art. 14).
28. — Debe tenerse muy en cuenta que aun cuando todo el desarrollo que venimos haciendo
Sobre censura, ver nº 10 a 17. versa sobre el art. 14 de la constitución y sobre la libertad de prensa, es aplicable sin distinción
La exención de censura se extiende a eliminar todas las medidas que, sin incurrir en una alguna a todos los otros medios de comunicación social y a todas las otras formas de expresión.
revisión del contenido, restringen arbitrariamente la libertad de prensa: así —por ej.— las trabas (Ver nos. 4 y 5).
a la instalación de imprentas, la distribución oficial de las cuotas de papel, la obligación de
publicar avisos oficiales o privados, la prohibición de dar a luz determinadas noticias, el La obligación de publicar.
monopolio de los medios de difusión periodística, las cauciones arbitrarias, la hostilidad o
persecución a los periodistas, las restricciones en el acceso a las fuentes de información, etc. 29. - La obligación de publicar cualquier contenido periodístico —incluso publicidad paga— es
inconstitucional por violar la libertad de expresión del medio de prensa. La selección de lo que se incluye o no se
No lesionan la libertad de prensa: a) el derecho de réplica; b) las normas que, en tutela del derecho a la incluye en la publicación pertenece exclusivamente al director o editor responsables
intimidad, retraen a la prensa frente a la privacidad personal, siempre que la responsabilidad juegue después de la No creemos que en el contenido de la publicación deba distinguirse la parte o sección doctrinaria e
publicación. informativa, y la publicitaria o comercial que inserta avisos pagos. Si admitiendo tal dualidad se afirma que la
libertad de publicar o no publicar solamente rige para la primera, pero no para la segunda, y de este modo se
El presupuesto de la “existencia” de la prensa. impone la obligación de publicar la publicidad paga, se ignora que en esta parte también puede filtrarse algún
elemento doctrinario reñido con la línea que acoge el medio de prensa.
26. — La constitución argentina, antes y después de su reforma de 1994, presupone que “hay” prensa y que Así como somos conscientes de que la obligación de publicar es inconstitucional, afirmamos con plena
“debe haber” prensa. convicción que el derecho de rectificación y respuesta (réplica) no significa imponer una obligación indebida.
Para afirmarlo, nos basamos en lo siguiente:
El derecho judicial en materia de libertad de prensa y de expresión.
a) antes de la reforma de 1994, el texto histórico traía en dos artículos la obligación de efectuar una
publicación por la prensa; a’) uno era el art. 72 in fine que, para el caso de veto presidencial a un proyecto de ley 30. — El derecho judicial refleja la valoración que la libertad de prensa ha merecido en nuestro derecho
sancionado por el congreso y de nuevo tratamiento legislativo, estableció que los nombres y fundamentos de los constitucional material, en concordancia con las normas de la constitución formal. Las principales afirmaciones de
sufragantes, así como las objeciones del poder ejecutivo “se publicarán inmediatamente por la prensa”; a’’) otro la jurisprudencia recalcan que: a) la libertad de prensa es una de las que poseen mayor entidad dentro de nuestra
era el art. 85, referente a la elección indirecta del presidente y vice, cuando consignaba que, después de concluida, constitución; b) la verdadera esencia de este derecho radica fundamentalmente en el reconocimiento de que todos
el resultado y las actas electorales “se publicarán por la prensa”; los hombres gozan de la facultad de publicar sus ideas por la prensa sin el previo contralor de la autoridad sobre lo
que se va a decir; c) pero no se puede pretender impunidad subsiguiente cuando se utiliza la prensa para cometer
delitos comunes previstos en el código penal; d) los excesos reprobables en que incurren los autores no justifican
la clausura de la publicación, sino solamente su eventual represión en sede judicial; e) la exención de censura El art. 13.3 agrega que “no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios
previa alude tanto a la prohibición de revisión y examen del escrito antes de autorizar su impresión, cuanto a otras indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de
restricciones de índole semejante, como fianzas, permisos, etc., de que los gobiernos han sabido hacer uso; f) la frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por
libertad de prensa quedaría comprometida y anulada en sus efectos si después de abolirse la censura previa, la
autoridad pudiera reprimir y castigar publicaciones de carácter inofensivo; g) la libertad de prensa implica el cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y
ejercicio de la libre crítica de los funcionarios por actos de gobierno, ya que ello hace a la esencia del régimen opiniones”.
republicano; h) el editor o director de una publicación no es penalmente responsable por la publicación de escritos
de terceros. Esta norma da formulación a un principio que buena parte de nuestra doctrina interpreta que viene
Para la teoría de la “real malicia” ver nº 20 y 21. implícitamente consagrado en la prohibición de censura previa para la prensa; aquí se extiende a cualquier
forma de expresión.
31. — a) En el caso “Ponzetti de Balbín”, fallado el 11 de diciembre de 1984, la Corte sostuvo que las
transformaciones de la sociedad moderna y de la prensa obligan a reexaminar la concepción tradicional del El art. 13.4 dice que “los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura
derecho individual de emitir y expresar el pensamiento. Se hace necesario distinguir —dice la Corte— entre el previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y
ejercicio del derecho de la industria o comercio de la prensa, cine, radio y televisión; el derecho individual de la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inc. 2” (que alude a las responsabilidades
información mediante la emisión y expresión del pensamiento a través de la palabra impresa, el sonido y la ulteriores de la expresión).
imagen; y el derecho social a la información. Ello arroja una interrelación entre el derecho empresario, el derecho
individual, y el derecho social. El derecho de rectificación (o de réplica) aparece en el art. 14. Su párrafo 1 dice así: “Toda
b) Es importante también citar el fallo de la Corte del 8 de setiembre de 1992 en el caso “Servini de Cubría persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio a través de
María R.” (más conocido como caso “Tato Bores”). Aun cuando de los distintos votos de los jueces del tribunal no medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público en general, tiene derecho
es viable inferir una doctrina uniforme —y previsible para el futuro— hemos de destacar que, por unanimidad, la a efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o respuesta, en las condiciones que
sentencia revocó una medida cautelar prohibitiva de la emisión de un programa televisivo con contenidos que la establezca la ley”.
parte actora había señalado (sin que ni ella ni los jueces de la cámara que dictó la prohibición conocieran las
imágenes y el texto) como lesivos de su honor y de su privacidad.
El párrafo 3 dice que “para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación
o empresa periodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá una persona responsable que
c) También conviene recordar el caso “Campillay”, fallado por la Corte en 1986, en cuanto en él se confirió
prioridad axiológica a derechos personales que habían sido afectados por la difusión de crónicas periodísticas en
no esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero especial”.
tres medios de prensa escrita. Con esta decisión quedó en claro la responsabilidad civil de la prensa por el
contenido de sus publicaciones ofensivas para derechos de terceros. (Ver nº 19). 34. — El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aunque más escueto en sus
d) Es interesante mencionar que cuanto la Corte ha debido relacionar el poder disciplinario de las cámaras fórmulas normativas, depara cobertura amplia a la libertad de expresión en el art. 19, y en el 20
del congreso con la libertad de expresión y, en consecuencia, hubo de decidir si era constitucional la sanción dispone que estarán prohibidas por la ley toda propaganda en favor de la guerra, y toda apología
impuesta a una persona cuyas expresiones vertidas por medio de la prensa se habían considerado lesivas de del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la
miembros del órgano legislativo, priorizó la libertad de expresión. violencia.
Al prosperar en tales casos el habeas corpus interpuesto por quien fue sancionado con arresto, la Corte limitó
las facultades disciplinarias —en el caso “Peláez de 1994, ejercidas por el senado federal; y en el caso “Viaña”, Confrontados los dos tratados, se observa que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos no
también de 1995, ejercidas por la legislatura de Tucumán—. consigna la prohibición de censura previa, en tanto sí lo hace el de Costa Rica.
Las restricciones durante el estado de sitio. 35. — La Convención sobre Derechos del Niño incorpora el derecho a expresar la opinión en
las condiciones a que alude su art. 12.1 y el de libertad de expresión en el art. 13.1, incluyendo el
32. — Durante el estado de sitio, la libertad de prensa y de expresión pueden sufrir restricciones severas, cuya de buscar, recibir y difundir información e ideas de todo tipo, en tanto el art. 17 amplía medidas
razonabilidad depende del peligro real y concreto que su ejercicio puede acarrear durante la emergencia. Tales para que, a través de los medios de comunicación, aquel derecho resulte accesible y beneficioso
medidas restrictivas son susceptibles de revisión judicial —normalmente por vía de la acción de amparo—. Según para el niño.
la tesis que sobre el efecto del estado de sitio se adopte, variará el criterio sobre la amplitud de la revisión.
La Convención sobre Discriminación Racial menciona, entre la lista específica de derechos,
Los tratados internacionales con jerarquía constitucional. el derecho a la libertad de opinión y expresión en el art. 5, d, viii, después de que en el subinciso
precedente consigna el derecho a la libertad de pensamiento. En el art. 7 obliga a tomar medidas
33. — El Pacto de San José de Costa Rica reconoce el derecho a la libertad de pensamiento y en la esfera de la información para combatir los prejuicios discriminatorios y promover la
de expresión (art. 13). Según su texto, tal derecho “comprende la libertad de buscar, recibir y tolerancia.
difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, En cuanto a las limitaciones susceptibles de aplicarse, el art. 13.2 las contempla en la
por escrito, o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección” (art. Convención sobre Derechos del Niño.
13.1). Las prohibiciones que traen el Pacto de San José (art. 13.5) y el Pacto de Derechos Civiles y
Políticos (art. 20) merecen parangonarse con el art. 4 de la Convención sobre Discriminación
Esta norma completa la de publicar ideas por la prensa sin censura previa de nuestro art. 14, y la amplía en Racial que, especialmente en el inc. a), obliga a declarar punible conforme a la ley toda difusión
cuanto prevé la libertad de expresión sin determinación del medio o instrumento, y de la información.
de ideas basadas en la superioridad o el odio racial. La Convención sobre Derechos del Niño
obliga a adoptar medi- das para impedir la explotación del niño en espectáculos o mate-
El art. 13.2 establece que el ejercicio del derecho reconocido anteriormente no puede estar riales pornográficos (art. 34 c), y a promover la elaboración de directrices protectoras contra toda
sujeto a previa censura sino a responsabilidades posteriores.
información y material perjudicial (art. 17 e).
Esta norma extiende la prohibición de censura previa (que nuestro art. 14 limita expresamente a la prensa)
para toda expresión por cualquier medio. Las responsabilidades ulteriores deben ser fijadas expresamente por la III. EL ARTICULO 32
ley y ser necesarias para asegurar el respeto a los derechos o la reputación de los demás, o para la protección de la
seguridad nacional, el orden público, o la salud, o la moral públicas.
36. — El otro artículo de la constitución que se refiere a la libertad de prensa es el 32. Según sola excepción del caso “Benjamín Calvete”, de 1864, en que aceptó la jurisdicción de los tribunales federales en
dicha norma, el congreso federal no puede dictar leyes que restrinjan la libertad de imprenta ni razón de injurias cometidas contra un senador federal, por entender que estaban en juego las inmunidades
que establezcan sobre ella la jurisdicción federal. parlamentarias de los miembros del congreso). Durante toda esa etapa, la incompetencia de la justicia federal se
consideró absoluta y total, cualquiera fuera la índole del delito cometido por medio de la prensa o la investidura
de la víctima por él afectada.
Las interpretaciones sobre la primera parte del art. 32.
b) En 1932 la jurisprudencia sufre un cambio importante, y acepta la jurisdicción de los tribunales federales
con carácter de excepción cuando se trata de delitos comunes cometidos por medio de la prensa que afectan al
37. — El art. 32 prescribe que el congreso no puede dictar leyes que “restrinjan” la libertad estado federal, al gobierno federal, a su seguridad, a los miembros del gobierno federal en orden a sus funciones e
de imprenta. investiduras, etc. O sea que siempre que está en juego un “bien jurídico de naturaleza federal” (tutelado por la
Obsérvese que lo que prohíbe es restringir, y que lo que protege es la libertad de imprenta. incriminación), el juzgamiento del delito que lo ofende incumbe a los tribunales federales.
El cambio jurisprudencial del año 1932 proviene de la sentencia de la Corte en el caso “Ministerio Fiscal de
a) Una interpretación sumamente rígida entiende que con esta norma la constitución le impide
Santa Fe c/Diario La Provincia”, dictada el 23 de diciembre.
al congreso legislar sobre prensa, porque entiende que toda ley, por ser tal, siempre restringe, o
sea, angosta la libertad.
c) En 1970 la Corte falla el caso “Batalla Eduardo J.” el 21 de octubre, e imprime un giro total
a su derecho judicial más que centenario.
No obstante, ni restringir merece esa acepción prohibitiva de toda reglamentación legal, ni imprenta es lo
mismo que prensa. Todas las extensiones y analogías que ha requerido la libertad de prensa hasta equipararse a la Su nuevo criterio se resume así:
libertad de expresión no parece que tengan sitio en esta parte del art. 32. a) el art. 32 incluido en 1860 en la constitución quiso evitar que la libertad de imprenta fuera
totalmente regida por leyes federales y que, como consecuencia, quedara sometida a la
b) Otra interpretación considera que lo prohibido es sólo la restricción, pero no la jurisdicción de los tribunales federales; pero,
reglamentación legal razonable; asimismo, no identifica prensa con imprenta.
b) el congreso tiene competencia exclusiva para dictar el código penal, no pudiendo hacerlo
La interpretación severa del inc. a), al inhibir toda competencia legislativa del congreso sobre la prensa, deja las provincias; por ende: b’) si los delitos comunes cometidos por medio de la prensa no se
abierta la competencia a las provincias para legislar sobre prensa en sus respectivas jurisdicciones, pero hay pueden incluir en el código penal cualquiera sea el lugar donde la conducta se cumple, y las
doctrina que también niega competencia local a las provincias, proyectando hacia ellas desde el art. 32 la misma provincias tampoco pueden dictar normas penales, tales delitos vienen a quedar siempre y en todo
prohibición que estima dirigida al congreso federal. caso impunes; b’’) si las provincias pueden suplir esa legislación penal vedada al congreso, puede
haber tantas leyes penales referidas a delitos cometidos a través de la prensa cuantas provincias
Los delitos. existan, lo que viola el principio de igualdad ante la ley; por ende hay que descartar las
interpretaciones b’) y b’’);
38. — No hay duda de que muchos delitos comunes son susceptibles de cometerse por medio de la prensa; en
ellos la prensa viene a ser únicamente el instrumento de comisión del delito.
c) Si el delito es común por su naturaleza, su represión está atribuida al congreso en virtud
del entonces art. 67 inc. 11 de la constitución (ahora art. 75 inc. 12) con total prescindencia del
Extremándose la postura prohibitiva, el congreso no podría incluir en el código penal incriminaciones
comunes para todo el territorio del país que fueran susceptibles de aplicarse cuando el delito se cometiera a través medio empleado, sin perjuicio de que su juzgamiento sea efectuado por tribunales locales o
de la prensa. Acaso, solamente tales normas resultarían aplicables si el delito se localizara en un territorio bajo federales, según corresponda, cuando las personas o las cosas caigan en una jurisdicción o en
jurisdicción federal. otra.
Ya veremos que esta exageración pugna con la jurisprudencia de la Corte Suprema. Posteriormente, la Corte mantuvo su jurisprudencia del caso “Batalla” en la sentencia del 29
de junio de 1989 en el caso “A., C.M. y G., M.— querellante: C.E.”
La radio y la televisión.
La relación entre las interpretaciones de las dos partes del art. 32.
39. — Es evidente, entonces, que el art. 32 no presta fundamento alguno para negar que el congreso legisle
con carácter federal (para todo el país) en los aspectos que, por tener precisamente naturaleza federal, atañen a la 41. — Es imprescindible comprender que las diferencias entre los tres períodos jurisprudenciales antes
libertad de expresión a través de la radio y la televisión e, incluso, de la cinematografía. reseñados se ligan indisolublemente a las respectivas interpretaciones acerca de la primera parte del art. 32.
En efecto, la radio y la televisión despliegan su actividad comunicativa mediante ondas transmisoras que En efecto, según el enfoque sobre la competencia del congreso para legislar en materia de delitos cometidos
integran el espacio aéreo y que sobrepasan incluso los límites territoriales del estado —no digamos los de las por la prensa, cambia el problema y la solución sobre qué tribunales deben juzgarlos.
provincias—. Hay aspectos técnicos muy diferentes de los propios de la prensa. Además, la cláusula del art. 75
a) Cuando se sostuvo que nunca pueden hacerlo los tribunales federales, hubo de entenderse que el código
inc. 13 (sobre comercio internacional e interprovincial) suscita competencia legislativa del congreso una vez que
penal no resultaba aplicable cuando uno de tales delitos se cometía en territorio provincial, y que el congreso no
la transmisión y comunicación radiotelevisivas se reputan una actividad comercial.
tenía competencia para legislar sobre ellos;
No obstante, aseverar que el art. 32 para nada cohíbe la legislación federal sobre radiodifusión no equivale a
b) Cuando se admitió que si el bien jurídico dañado por el delito era federal debía juzgarlo un tribunal
sostener que los medios de comunicación masiva distintos de la prensa queden fuera de la misma protección
también federal, se presuponía que para juzgarlo tenía que aplicar el código penal, cualquiera fuera el lugar de
constitucional deparada a la prensa, en cuanto ejercen la libertad de expresión (Ver n os. 4 y 5).
comisión y, por implicancia, que el código penal puede incluir para todo el territorio los delitos que lesionan
bienes jurídicos federales y que se cometen a través de la prensa;
Las interpretaciones sobre la segunda parte del art. 32. c) Cuando se dijo finalmente que cualquier delito cometido por la prensa tiene cabida en el código penal para
todo el país, sin que importe si el bien jurídico dañado es federal o no lo es, se aclaró que han de juzgar los
40. — La segunda parte del art. 32 estipula que tampoco el congreso establecerá sobre la tribunales federales en caso de lesión a un bien de naturaleza federal en cualquier lugar del país, y los tribunales
libertad de imprenta la jurisdicción federal. Literalmente, significa que la legislación sobre provinciales en caso de un delito que no daña un bien federal y que se comete en territorio provincial.
imprenta (prohibida al congreso) no será aplicada por tribunales federales. Con relación a los
delitos cometidos por la prensa, se dice que su juzga-miento no pertenece a la jurisdicción de los 42. — Procurando componer gráficamente la orientación del derecho judicial, creemos que el
tribunales federales. criterio puede sistematizarse así:
a) Hasta 1932, podemos sintetizar la orientación general del derecho judicial emergente de la jurisprudencia Hasta 1970: Legislan Juzgan
de la Corte diciendo que inhibía la jurisdicción de los tribunales federales en causas por delitos de prensa (con la
las provincias en carencia histórica de norma (o laguna). Y no hay norma porque la que había estaba dirigida, en la voluntad de su
su territorio autor, a una situación ya inexistente. Para la situación actual, podemos decir que el autor de la constitución no
1) Que no dañan sus respectivos expresó voluntad alguna. Entonces, hay que “integrar” el orden normativo donde tropezamos con una norma que
al estado federal jueces no enfoca la realidad presente, y donde para tal realidad no tenemos norma.
ni a sus funcio- Nada nos parece, entonces, más acorde actualmente con la constitución, que elaborar la norma a tenor de los
narios. el congreso en la principios generales que ella contiene, mediante la analogía con situaciones similares: el congreso puede dictar
Delitos comunes capital y territo- leyes que reglamenten razonablemente (arts. 14 y 28) la libertad de prensa, y crear delitos que se pueden cometer
cometidos por rios nacionales por medio de la prensa, incluyéndolos en la legislación penal uniforme para todo el país (art. 75, inc. 12). Las
medio de la prensa Hasta 1970: provincias no.
el congreso exclu- los jueces fede-
sivamente para rales CAPÍTULO XIII
2) Que sí dañan todo el país
EL DERECHO A LA EDUCACION Y A LA CULTURA
los jueces fede-
A partir de 1970: tsles o provin-
I. EL DERECHO DE ENSEÑAR Y APRENDER: LA EDUCACIÓN. - Su concepto. - Las pautas doctrinarias
el congreso exclu- ciales según la
fundamentales. - El derecho “a” la educación. - El derecho a la libertad de enseñanza. - El “deber” de enseñar.
3) Todos sivamente para jurisdicción que - La libertad de cátedra. - La educación en la reforma constitucional de 1994. - Los artículos 41 y 42. - La
todo el país corresponda. gratuidad y equidad en la enseñanza estatal. - Las universidades “nacionales”. - La obligación de las
provincias. - El derecho
a la cultura. - Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
Nuestra interpretación sobre las dos partes del art. 32.
43. — Veamos ahora nuestro punto de vista. En materia de competencia legislativa hemos reconocido que el I. EL DERECHO DE ENSEÑAR Y APRENDER: LA EDUCACIÓN
congreso federal es el único que puede tipificar y penar delitos comunes cometidos por medio de la prensa,
cualquiera sea la índole de los delitos y el lugar de comisión. En materia de jurisdicción para entender en las Su concepto.
causas en que dichos delitos se juzgan, introducimos una distinción: a) si el delito común cometido por la prensa
no ataca ningún bien jurídico de naturaleza federal, su juzgamiento se reserva a los tribunales provinciales
(según la regla del art. 75 inc. 12); b) si el delito ataca un bien jurídico de naturaleza federal, su juzgamiento
1. — La norma del art. 14 de la constitución histórica consagra escuetamente el derecho de
corresponde a los tribunales federales en cualquier lugar del país. enseñar y aprender. La discusión en torno de estas libertades no llega a poner en duda que
Para confrontar nuestro punto de vista con el emergente del derecho judicial anterior a 1970, lo resumimos cualquier habitante o asociación pueden impartir enseñanza, y cualquier habitante puede también
en el siguiente cuadro, que viene a coincidir con la jurisprudencia sentada desde 1970: recibirla de quien quiera y donde quiera. Lo que está en debate es el efecto jurídicamente
relevante de la enseñanza así impartida y recibida, o sea, el reconocimiento que el estado debe a
Legislan Juzgan los títulos, certificados, diplomas, o constancias de los estudios cursados.
los jueces federa- Se supone que si bien la libertad de enseñar y de aprender no puede ser coartada mientras lo que se enseña y
les o provinciales aprende sea ofensivo y no dañe la moral, a terceros, o al orden público, el estado puede y debe tener facultades en
1) Que no dañan el congreso exclu- según la jurisdic- medida razonable para reconocer o no la validez de títulos y certificados de estudios cuando el uso público de los
al estado federal sivamente para ción (por razón mismos se relaciona con profesiones, oficios o materias en que están comprometidos la seguridad, la salud, la
Delitos comunes ni a sus funcio- todo el país de personas, co- moral o el interés públicos.
cometidos por narios. sas o lugares.
medio de la prensa 2. — De todos modos, en la actualidad la fórmula de “enseñar y aprender” ha de interpretarse
como alusiva a contenidos mucho más amplios que lo que puede insinuar el vocabulario. Por algo
se apela al derecho a la educación y al derecho a la cultura; al derecho a informarse, o a
el congreso exclu- investigar en todos los campos del saber humano; y al derecho de difundir los conocimientos,
2) Que sí dañan sivamente para los jueces fe- informaciones, investigaciones, etc.
todo el país derales
Hasta no sería osado sugerir que la educación y la cultura hacen al denominado desarrollo
humano.
La interpretación histórica del art. 32.
3. — La reforma constitucional de 1994 ha sido pródiga en normas que, aunque figuran en la
44. — Cuando en 1860 se introdujo el art. 32, la voluntad del constituyente quiso reservar a las provincias la parte orgánica y corresponden a competen-cias del congreso, enclavan principios, valores y
legislación y la represión de los abusos que se cometieran por la prensa. derechos a tomar en cuenta en el tema de la educación, la enseñanza y la cultura.
Para entenderlo hay que comprender cuál era la situación de la época y cuál el alcance de la prensa. La prensa El art. 75 en su inc. 19 imputa al congreso proveer a la investigación y al desarrollo científico
era “local” y repercutía en el lugar donde se difundía y al cual alcanzaba su influencia; carecía de expansión en el y tecnológico, su difusión y aprovechamiento (párrafo primero). Le atribuye, además, “sancionar
resto del país, al menos con la celeridad y la inmediatez que actualmente la hacen recorrer —al menos leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional respetando
potencialmente— todo el territorio. Por otro lado, solamente había prensa escrita. las particularidades provinciales y locales; que aseguren la responsabilidad indelegable del
La pertenencia de la prensa al lugar de publicación fue la razón por la que se la quiso sustraer a la jurisdicción estado, la participación de la familia y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la
federal. Esa razón histórica hoy no existe, ni contempla la realidad presente, que el constituyente de 1860 tampoco igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los
pudo prever.
principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal; y la autonomía y autarquía de
¿Qué hacer entonces? La norma que conforme a la voluntad de su autor no contempla la realidad presente, es las universidades nacionales”; y “dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la
como si no existiera: cuando el cambio esencial de la situación muestra que la voluntad del autor no se dirigió a
normar una situación posterior diversa, aquella voluntad perece: ya no hay voluntad. El caso se equipara al de
libre creación y circulación de las obras del autor; el patrimonio artístico y los espacios
culturales y audiovisuales” (párrafos tercero y cuarto). 6. — Todo hombre tiene un derecho elemental a educarse. El mínimo y el máximo de esa
El inc. 17 del mismo art. 75 hace referencia a la educación bilingüe e intercultural para los educación está dado por factores diversos, como ser: la propia capacidad, la propia pretensión, los
pueblos indígenas argentinos. medios que individual y socialmente dispone y las políticas que la constitución impone al estado.
Pero ha de haber “igualdad de oportunidades”. Ahora lo ordena el art. 75 inc. 19.
Hay que recordar que el viejo inc. 16 del art. 67 —ahora inc. 18 del art. 75— otorgaba al congreso la ¿Frente a quién tiene ese derecho? ¿Cuál es el sujeto pasivo? La respuesta exige un análisis
competencia para dictar planes de instrucción general y universitaria. denso.
Como puede apreciarse, en este cúmulo dispositivo nuevo expande en mucho lo que escuetamente queda a) El estado es sujeto pasivo de ese derecho en cuanto está obligado a:
encapsulado en la fórmula del derecho “de enseñar y aprender”.
a’) no impedir que todo hombre se eduque;
Ver nº 12. a’’) facilitar y promover el libre acceso y la igualdad de oportunidades y posibilidades de
todos para recibir e impartir enseñanza, sin discriminación alguna;
Las pautas doctrinarias fundamentales. a’’’) crear sus establecimientos oficiales de enseñanza, garantizando los principios de
gratuidad y equidad;
4. — Hecha esta aclaración preliminar pasamos revista a los principios que, en nuestra opinión, deben
a’’’’) estimular y respetar la enseñanza pluralista, tanto en sus establecimientos como en los
orientar con justicia a la libertad de enseñanza y a la educación, dentro de los moldes de la constitución y de los
tratados internacionales con jerarquía constitucional. privados.
a) Los padres tienen derecho a elegir el tipo de enseñanza que prefieren para sus hijos menores, involucrando b) Los particulares son también sujetos pasivos del mismo derecho en cuanto están obligados
la orientación espiritual de la misma, los maestros que han de impartirla, el lugar (establecimiento o el propio a no impedir que todo hombre se eduque, y en cuanto el estado puede imponerles a algunos la
hogar), etc.; b) Los hijos menores adultos pueden elegir por sí mismos la orientación espiritual de su propia responsabilidad de educar o hacer educar a quienes están bajo su dependencia (por ej.: a los
enseñanza si no comparten la elegida por sus padres; c) El estado no puede imponer un tipo único de enseñanza padres, tutores o guardadores con respecto a sus hijos menores, pupilos, etc.; a los empleadores
obligatoria —ni religiosa ni laica—; d) El estado no puede coartar la iniciativa privada en orden a la apertura y al que tienen a sus órdenes a adultos analfabetos, etc.).
funcionamiento de establecimientos de enseñanza; e) El estado no puede negar reconocimiento a dichos
establecimientos no oficiales, ni a los títulos y certificados que expiden; f) El estado no puede crear privilegios
lesivos de la igualdad a favor de sus establecimientos oficiales de enseñanza, discriminándolos arbitrariamente El derecho a la libertad de enseñanza.
frente a los privados.
Estos principios significan, fundamentalmente, prohibiciones y han de correlacionarse con otros que señalan 7. — Todo hombre tiene derecho a la libertad de enseñanza. Por libertad de enseñanza
las competencias y los deberes del estado. a) El estado puede obligar a recibir el mínimo de enseñanza que él entendemos la posible opción por un tipo de educación, por su orientación espiritual e ideológica,
establezca en los planes de estudio, respetando el derecho individual a elegir de quién y dónde se recibirá la por un establecimiento determinado, así como el reconocimiento de esa enseñanza por el estado.
enseñanza, y la orientación espiritual de la misma; b) El estado puede reglamentar razonablemente las condiciones
de reconocimiento de la enseñanza privada y de los títulos y certificados que la acreditan; c) El estado puede El sujeto activo de este derecho es múltiple:
obligar a la enseñanza privada a ajustar sus planes de estudio a un plan mínimo y obligatorio impuesto por el a) Las personas físicas, incluyendo:
estado (en cuanto a duración, materias, etc.), pero sin interferir en la orientación espiritual e ideológica de aquella
enseñanza; d) El estado debe controlar que no se viole la moral, el orden y la seguridad públicos, y que se respeten
a’) los padres respecto de sus hijos menores;
los valores democráticos, y los demás valores colectivos que identifican el estilo de vida de nuestra comunidad; e) a’’) los menores adultos respecto de sí mismos si discrepan con sus padres.
El estado puede verificar mediante medidas razonables si la enseñanza privada se conforma a tales pautas; f) El
b) La Iglesia Católica y las confesiones religiosas reconocidas;
estado puede establecer la enseñanza religiosa optativa en los establecimientos oficiales; g) El estado (federal)
debe respetar las particularidades provinciales y locales, que es una manifestación del pluralismo regional; h) El c) Las asociaciones que se dedican a la enseñanza;
estado debe asegurar la participación de la familia y de la sociedad; i) El estado tiene que asegurar también la d) Los propietarios —sean personas físicas o asociaciones— de establecimientos de
igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; j) La educación pública estatal ha de regirse
por los principios de gratuidad y equidad.
enseñanza.
La solución más justa estriba en que el estado fomente el pluralismo educacional en el seno de la sociedad El sujeto pasivo del mismo derecho también es múltiple;
libre y abierta, promoviendo y estimulando la iniciativa privada, sin perjuicio de la competencia estatal para crear a) El estado, que no puede obligar a recibir un tipo único de enseñanza, ni a recibirla en lugar
sus establecimientos oficiales. o establecimientos determinados;
Con preferente relación al pluralismo religioso, no se trata de que el estado tenga la obligación de proveer a
cada confesión reconocida establecimientos oficiales donde la enseñanza se imparta de acuerdo a su orientación
b) Los padres, que no pueden obligar a sus hijos menores adultos a recibir una enseñanza
espiritual, sino de que facilite su apertura por las mismas confesiones. Un medio eficaz es el subsidio o subvención espiritual o ideológica que ellos no aceptan;
a los establecimientos privados, cuya expresión más justa radica en el reparto proporcional de los fondos c) Los particulares, que no pueden obligar a nadie a recibir un tipo de enseñanza cuya
destinados a la educación. orientación no desea.
5. — Lo que el art. 75 inc. 19 denomina en su tercer párrafo “la responsabilidad indelegable
del estado” apunta, a nuestro criterio, a la que le incumbe para que las pautas educativas y 8. — Como principio, debemos dejar establecido que:
culturales que en orden a la enseñanza establece la constitución se hagan efectivas. Ello abarca a) No se viola la libertad de aprender cuando para el desempeño de una tarea se exige al aspirante la serie de
desde la sanción de leyes conducentes a tal fin, hasta las medidas a cargo de la administración e, conocimientos que hacen a la idoneidad para desempeñar esa tarea, eliminando a quien no posee tales
incluso, las acciones positivas que, si bien no aparecen con esa denominación en el inciso conocimientos;
comentado, pueden resultar necesarias. b) No se viola la libertad de aprender cuando los establecimientos oficiales o privados de enseñanza fijan
razonablemente las condiciones de ingreso de los aspirantes y niegan el acceso a quienes no las reúnen;
Un ejemplo claro es el que surge de la conciliación que el estado debe hacer en la educación pública estatal c) No se viola la libertad de enseñanza cuando la orientación espiritual o ideológica con que la enseñanza se
entre la gratuidad —que jamás puede vulnerarse— y la equidad —para reforzar la gratuidad en favor de los más imparte no es compartida por quien la recibe habiendo ingresado voluntariamente al establecimiento de que se
carenciados, con aportes, becas, subsidios y ayudas materiales de la más variada índole—. (Ver nº 16). trata.
9. — En el ámbito de la educación rescatamos y reconocemos la tutela constitucional a la objeción de
El derecho “a” la educación. conciencia de docentes y estudiantes, en virtud de la cual —por ej.— no les es exigible participar en actos o
ceremonias que su conciencia religiosa o moral reprueba, ni prestar juramentos de igual naturaleza, ni exteriorizar
conductas o sentimientos que no comparten, etc. 13. — Un enjambre principista vertebra a este segmento normativo. Aparece la palabra educación, entramada
En el caso “Barros, Juan C. c/Consejo Nacional de Educación”, del 6 de marzo de 1979, la Corte hizo lugar a también con el propósito de consolidar la “unidad nacional”.
un amparo contra la medida que separó de un establecimiento escolar a dos menores que cursaban primero y La unidad ha sido un objetivo primerizo y prioritario, en lo temporal y en lo axiológico, de la constitución
segundo grado, por haberse negado a reverenciar los símbolos patrios a causa de la confesión religiosa de sus histórica. Pero tal unidad no fue pensada ni gestada como una malformación amalgamada que ignore a las partes
padres. del todo, porque es unidad de una pluralidad, o una pluralidad unificada; por algo la norma agrega de inmediato
que la consolidación de la unidad tiene que respetar las particularidades provinciales y locales.
El “deber” de enseñar. Como en muchas otras áreas, la uniformidad igualitarista menoscaba el derecho a la propia identidad y a ser
diferente.
10. — Cuando nos encontramos con establecimientos de enseñanza privada, el derecho de enseñar (que tiene Las políticas educativas y culturales han de proporcionar lo que dice la norma: organización y bases del
como titular a la entidad o persona que los regentea), no implica el “deber” de enseñar a quien el establecimiento sistema, para dejar margen y espacio holgados a las adecuaciones exigidas por las diferencias, que el texto apoda
no desea recibir como alumno. De tal forma, la selección de quienes aspiran a ingresar queda librada al “particularidades” (de provincias y regiones, y además —¿por qué no?— de municipios).
establecimiento (salvo que la negativa pudiera acreditarse como arbitraria o discriminatoria).
El “deber” de enseñar solamente se personaliza en un sujeto pasivo cuando nace y subsiste una relación Una ligazón con el inciso 17 nuevo debe tenerse por implícita, porque las leyes federales de
jurídica que lo vincula con quien, frente a él, es sujeto activo del derecho de aprender. educación han de garantizar a los pueblos indígenas el respeto a su identidad y a una educación
bilingüe e intercultural.
La libertad de cátedra.
14. — La responsabilidad del estado, calificada como indelegable, traduce la idea de que el estado no puede
11. — La libertad de cátedra significa, elementalmente, el derecho de impartir y recibir la ni debe desentenderse de la educación, y tiene que suministrar recursos materiales y humanos a disposición de las
enseñanza sin sujeción a directivas que impongan un contenido ideológico determinado o una personas para que su acceso a la educación sea viable y se haga efectivo.
orientación obligatoria que lesionen la libre investigación científica y el juicio personal de quien
enseña o aprende. Toda esta infraestructura queda dominada por pautas importantes: una es la de la igualdad de
La libertad de cátedra se desglosa en diversos aspectos: a) para quien imparte enseñanza, oportunidades y posibilidades; otra —coincidente— es la de no discriminación; la tercera es la
importa poder transmitir los conocimientos de acuerdo a la orientación, criterio y valoración promoción de los valores democráticos.
propios; b) para la asociación o persona que son propietarios de un establecimiento educacional,
poder imprimir a la enseñanza la orientación ideológica o espiritual adoptadas en el Conviene afirmar que en esta política educativa el estado asume responsabilidad no sólo por la enseñanza que
imparte en sus establecimientos, sino también por la llamada enseñanza privada. Tal responsabilidad no reviste
establecimiento; c) para quien recibe enseñanza, la necesaria libertad de crítica y de juicio propio sólo el carácter de un moderado y razonable control sobre los establecimientos educativos a cargo de particulares,
para formar y exponer razonadamente su punto de vista. sino que apareja la obligación de estímulo, cooperación, ayuda y fomento, lejos de toda idea de falsa competencia
y, en cambio, desde la de colaboración y subsidiaridad.
El mínimo de enseñanza que el estado tiene competencia para imponer, así como los planes y asignaturas de Algo de esto subyace en la mención a la participación de la familia y la sociedad.
estudio, han de dejar margen para que, en ejercicio de la libertad de cátedra, el desarrollo y el contenido de la
enseñanza se maneje con exención de orientaciones oficiales o políticas. Para la enseñanza privada rige también la pauta de igualdad de oportunidades, y de no discriminación.
Profesores y alumnos que voluntariamente se incorporan a un establecimiento de enseñanza que asume Estamos lejos —por eso— de comprender que en el inc. 19 se camufle un estatismo dirigista en materia
determinada orientación o ideología, no pueden invo-car la libertad de cátedra para lesionar dicha orientación educacional, porque no se asume ni pregona un monopolio educativo. Al contrario, hay elementos normativos que
ideológica o espiritual. con facilidad ayudan a propugnar un pluralismo democrático en el que la presencia de la familia y de la sociedad
queda asegurada.
La educación en la reforma constitucional de 1994.
Los artículos 41 y 42.
12. — La constitución, desde antes de su reforma en 1994, asignó al congreso la competencia
15. — Las referencias a la educación no se agotan en el empalme del art. 75 inc. 19 con el art. 14; las hay
de dictar planes de instrucción general y universitaria; la cláusula del que era art. 67 inc. 16 también muy sugestivas en los arts. 41 y 42.
subsiste hoy sin modificación en el art. 75 inc. 18. Pero el inc. 19 ha ampliado tal previsión en su
En efecto, cuando el art. 41 consagra el derecho al ambiente sano dice en su párrafo segundo que las
párrafo tercero, y es menester correlacionar ambas normas. (Ver nº 3). autoridades proveerán a la información y la educación ambientales. La “información” cumple acá un rol
A nuestro entender, el resumen puede ser éste: educativo, en cuanto pone en conocimiento de la sociedad todos los datos necesarios; y la “educación” ambiental
tiene un alcance amplio, porque no sólo ha de procurarse en los establecimientos escolares sino, asimismo, en
a) El estado federal, mediante ley del congreso, está habilitado para dictar una “ley-marco” (o
forma generalizada para todas las personas, y a través de todos los medios posibles. (Ver cap. XV nº 10). El art.
varias, porque el inc. 19 se refiere a “leyes”) a tenor de las siguientes pautas: 42, que reconoce el derecho de los consumidores y usuarios de bienes y servicios, también prescribe igual
a’) han de ser “leyes de organización y de base”, que obligación de las autoridades para proveer a la educación para el consumo. Muy lejos de interpretarse como
fomento del consumismo, la norma significa que —dentro del mercado y de la competencia— hay que estimular
a’’) consoliden la “unidad nacional”; que los hábitos de selección y defensa de cuantos intereses se comprometen en el consumo y uso de bienes y servicios.
a’’’) respeten las particularidades provinciales y locales, y que (Ver cap. XV nº 34).
b) aseguren la responsabilidad indelegable del estado,
La gratuidad y equidad en la enseñanza estatal.
b’’) la participación de la familia y de la sociedad,
b’’’) la promoción de los valores democráticos, y 16. — La parte del inc. 19 que impone la gratuidad y la equidad en la enseñanza pública
b’’’’) la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; estatal aúna dos parámetros que exigen conciliarse entre sí, sin excluirse. Gratuidad es un
c) respecto de la enseñanza pública estatal deben garantizar: imperativo indescartable, y significa que la enseñanza estatal no puede arancelarse. La referencia
a la equidad no quiere decir que el alumno que está en condiciones de pagar pueda tener que
c’) la gratuidad y equidad, y
pagar, sino algo muy distinto: que como sumatoria a la gratuidad, el que realmente carece de
c’’) la autonomía y autarquía de las universidades nacionales.
recursos debe recibir todavía algo más que la exención del arancel; por ej., un subsidio para los Se trata de un área expansiva en la que no es ya suficiente adquirir alfabetización, ni siquiera alcanzar a
gastos de estudio. (Ver nº 5). niveles de enseñanza secundaria y superior. Se abre un vasto espectro en el que el acceso a los beneficios de la
cultura y la participación en la vida cultural requieren el impulso del progreso científico, tecnológico, artístico,
literario, etc.; de la investigación en todos los campos; de la difusión de sus resultados; del aprovechamiento de
La gratuidad no se respeta, sino que se viola, si acaso las leyes no obligan a arancelar pero autorizan a los
sus progresos. No parece que el estado pueda replegarse a retaguardia en la promoción de la cultura. Sin
establecimientos estatales a que lo hagan. El establecimiento que usara de esa habilitación inconstitucional
menoscabar los roles de la sociedad en ejercicio de la iniciativa privada, y mucho menos sin imponer una cultura
incurriría en una segunda violación a la constitución.
“oficial”, el estado debe alentar la cultura, estimular los emprendimientos de cuantos trabajan en su área, y
asignarle un lugar preponderante en el presupuesto de gastos y recursos.
Las universidades “nacionales”.
21. — El art. 75 inc. 19 contiene previsiones en su cuarto párrafo. En él se asigna al congreso
17. — La parte última de la norma comentada se refiere a la autonomía y autarquía de las el deber de dictar leyes que den protección a:
universidades nacionales. El adjetivo “nacionales” tiene acá el alcance de excluir a las
universidades provinciales, a las municipales, y a las privadas. a) la identidad y pluralidad cultural;
b) la libre creación y circulación de las obras de autor;
Este enunciado rescata un principio muchas veces disputado y debilitado: la “autonomía” universitaria. Y c) el patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales.
aunque en nuestro constitucionalismo la palabra autonomía ha revestido siempre un sentido político alusivo a la
descentralización territorial (indudablemente de las provincias y, con algunos retaceos, también de los Vamos a indagar el sentido de cada aspecto, y los nexos con otros derechos.
municipios), el uso y el concepto se trasladaron desde hace mucho para aplicarse a las universidades públicas. Nos
merece todo apoyo, para liberarlas de contaminaciones extrañas y de doblegamientos dependentistas por parte de La identidad y pluralidad cultural alude al derecho a la identidad y a la diferencia, y abarca toda índole de
los gobiernos de turno. manifestaciones, como las que surgen de provincias, regiones, minorías de toda clase, grupos y asociaciones con
expresiones propias, etc. Expresamente en otro inciso del art. 75 —el 17— se particularizan derechos de los
18. — Como breve punto de vista personal diremos que la autonomía de las universidades pueblos indígenas argentinos, a los que se garantiza el respeto a su identidad y el derecho a la educación bilingüe
e intercultural.
nacionales tiene, automática y directamente por imperio de la cláusula constitucional, el efecto de
erigirlas y reconocerlas como personas jurídicas de derecho público no estatales lo que, entre La libre creación y circulación de las obras de autor ensambla con el derecho de propiedad intelectual; con la
libertad de expresión artística y cultural en todas sus manifestaciones y por todos los medios (en los que hay que
otras consecuencias, surte la de colocarlas al margen de toda clase de intervención y remitir a la parte final del inc. 19 cuando menciona los espacios culturales y audiovisuales); con la libertad de
subordinación respecto del estado, como no sea en lo que pueda tener vinculación con los buscar, recibir y transmitir información; con la prohibición de censura previa del art. 14; con los contenidos del
recursos que el estado les debe deparar a través del presupuesto. derecho a la educación, etc.
Por fin, el patrimonio artístico —que entendemos comprensivo del histórico, cultural, arqueológico, etc.—
También el presupuesto estatal destina fondos a los partidos políticos y a la Iglesia Católica, y nadie niega a reenvía a la protección del ambiente porque integra el entorno, muchas veces inmaterial, que sirve de
aquéllos y a ésta su naturaleza de personas jurídicas públicas no estatales. emplazamiento a la vida humana y social. No nos es difícil apelar al art. 41 sobre el ambiente, donde se hace
mención del patrimonio natural y cultural, al que “las autoridades” deben proveer protección, y a la cual
Conforme lo expuesto, las leyes del congreso sobre educación universitaria no pueden protección todos los habitantes tienen derecho.
reglamentar la organización interna de las universidades nacionales, debiendo limitarse a No es ocioso trabar otro vínculo —dentro del mismo art. 75 inc. 19— con la parte final del párrafo primero,
proporcionar las pautas globales de naturaleza estrictamente educativa y cultural que tienen que donde se establece que es competencia del congreso proveer a la investigación y al desarrollo científico y
guiar la impartición de la enseñanza. tecnológico, su difusión y aprovechamiento, todo lo cual abre un amplísimo espacio de libertad para alojar
derechos como los recién mencionados.
La obligación de las provincias. No hay duda de que, otra vez más, nos hallamos frente a normas que, dentro de la parte orgánica, elastizan el
sistema de derechos emergentes de la parte dogmática.
19. — La cláusula del párrafo tercero del inc. 19 presta sustento para sostener que también las
provincias han de adoptar similares criterios que los que correspondan al estado federal, no Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
obstante que una cierta duda pueda derivar del hecho de encontrarse estas pautas en la norma
sobre competencias del congreso, lo que quizá sirviera de argumento para sostener que la norma 22. — El Pacto de San José de Costa Rica estipula que los padres y tutores tienen derecho a
no obliga a las provincias. Sin embargo, cuando se consiente que aquí se enmarca el lineamiento que sus hijos y pupilos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
de las leyes de organización y la base de la educación, y que dictarlas es atribución federal, parece convicciones (art. 12.4).
que la educación a cargo de las provincias no puede incurrir en contradicciones ni apartamientos. Una norma similar del Pacto Internacional de Derecho Civiles y Políticos compromete a los
estados-parte a respetar el mismo derecho (art. 18.4).
Tampoco hay que olvidar que el derecho de enseñar y aprender del art. 14, que han de reglamentar las leyes, Ninguno de ambos pactos explicita el derecho a la educación, que en cambio viene
guarda estrecho nexo con el diseño que la constitución implanta en la parte orgánica para darle efectividad a través
del ejercicio de competencias federales, lo que a su modo respalda el deber provincial de acatamiento, en virtud
desarrollado en el art. 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
de la relación de subordinación en que se encuentra el derecho local respecto de la constitución federal y de las porque actualmente el derecho “a la educación” es reputado uno de los derechos sociales. En este
leyes del congreso. tratado se reconoce tal derecho a toda persona, y se le asigna la finalidad de orientarse hacia el
pleno desarrollo de la personalidad humana, y de capacitar para la participación en una sociedad
El derecho a la cultura. libre.
El derecho del niño a la educación aparece asimismo en el art. 28 de la Convención sobre
20. — Actualmente, el derecho de enseñar y aprender, la libertad de enseñanza, y el derecho a Derechos del Niño. Al igual que el anterior tratado, hallamos previsiones sobre las obligaciones
la educación han emergido de todo reduccionismo que, con anterioridad, los recluyera en el plexo de los estados-parte en orden a los distintos niveles de la enseñanza (primaria, secundaria y
de los derechos “individuales” de la primera generación en el consti-tucionalismo clásico, para superior). Debe cotejarse también el dispositivo de los arts. 17, 23 y 29.
explayarse hacia el ámbito de los derechos sociales, y de ese modo conectarse con el derecho a la El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales obliga a los estados-
cultura. parte a respetar la libertad de los padres de escoger para sus hijos escuelas distintas de las creadas
por las autoridades públicas, y para que reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo b) En cuanto derecho “de la” asociación, implica reconocerle a ésta un status jurídico y una
con sus propias convicciones. zona de libertad jurídicamente relevante en la que no se produzcan interferencias arbitrarias del
La Convención contra la Discriminación Racial cita el derecho a la educación cuando estado.
menciona los derechos económicos, sociales y culturales en su art. 5º, y en el 7º hace una
2. — El reconocimiento de la asociación por parte del estado no puede serle impuesto a la asociación de
referencia a la educación para adoptar medidas que combatan los prejuicios conducentes a la modo obligatorio. En tanto siempre es injusto que el estado no reconozca a las personas físicas su calidad de
discriminación racial. personas jurídicas con capacidad de derecho, el reconocimiento estatal de las asociaciones bajo una forma jurídica
La Convención sobre la Discriminación de la Mujer prevé la igualdad de derechos con el determinada, debe quedar librado a la iniciativa de la asociación. El estado no ha de negarlo arbitrariamente
varón en el área educativa (art. 10), y la educación de la mujer rural (art. 14). cuando la asociación lo pretende, pero no lo ha de deparar coactivamente si la asociación no lo gestiona.
Ese reconocimiento puede ir: a) desde el otorgamiento formal de la personalidad jurídica mediante
El art. 15 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales trae disposiciones muy
autorización y aprobación del estado hasta: b) la simple consideración de la asociación como sujeto de derecho sin
importantes en relación con los diversos aspectos de la cultura. Se prevé la participación en la necesidad de autorización estatal expresa.
vida cultural, el progreso científico, la libertad para la investigación y la actividad creadora, y los
Las decisiones administrativas que otorgan o niegan el reconocimiento a una asociación, o que la privan del
derechos de autor. que ya gozaba, requieren a nuestro juicio quedar sujetas a posible revisión judicial.
Las entidades y asociaciones privadas, cualquiera sea la formalidad jurídica que revistan de acuerdo al
CAPÍTULO XIV derecho positivo, no pueden ser intervenidas por el poder ejecutivo ni por organismos administrativos, sin orden
judicial. Como principio, la intervención ha de ser dispuesta por autoridad judicial.
OTROS DERECHOS Y LIBERTADES
3. — Cabe añadir que nuestro derecho conoce también:
I. EL DERECHO DE LIBRE ASOCIACIÓN. - El contenido de la libertad de asociación. - La reforma constitucional a) Las personas jurídicas de derecho público, que pueden ser estatales o no estatales.
de 1994. - La capacidad y libertad de las asociaciones. - El poder disciplinario. - El derecho de no asociarse. - b) Un tipo especial de personas jurídicas, que son las asociaciones profesionales o sindicales con
Las violaciones a la libertad de asociación. - La libertad sindical y el derecho de asociarse. —Los tratados
personalidad gremial.
internacionales de jerarquía constitucional. - II. LA LIBERTAD DE CONTRATAR. - Su contenido. - Las
limitaciones a la libertad de contratar. - El contrato y la ley retroactiva. - El contrato y las medidas de c) La extraterritorialidad de personas jurídicas extranjeras, reconocidas para la realización de actos aislados
emergencia. - El derecho judicial en materia de libertad de contratar. - La teoría de la imprevisión. - La en nuestro país, o reconocidas en su calidad de personas jurídicas o sujetos de derecho.
contratación colectiva. - III. EL DERECHO DE PETICIÓN. - IV. EL DERECHO DE REUNIÓN. - Su concepto y
contenido. - El derecho judicial en materia de derecho de reunión. - La reglamentación del derecho de reunión. La reforma constitucional de 1994
- Las restricciones durante el estado de sitio. - Los tratados internacionales de jerarquía constitucional. - V. LA
LIBERTAD DE COMERCIO E INDUSTRIA. - Su concepto. - La regulación constitucional. - La libertad económica. -
El derecho judicial en materia de libertad de comercio e industria. - VI. EL DERECHO DE ENTRAR, 4. — Con el texto constitucional reformado se ha añadido a la norma del art. 14 sobre el
PERMANECER, TRANSITAR Y SALIR DEL TERRITORIO. - Su concepto. - La entrada al país. - La permanencia. - El derecho de asociarse, y a la del art. 14 bis sobre la organización sindical libre y democrática, otra
tránsito. - La salida del país. - La expulsión de extranjeros. - Aspectos generales. - La reglamentación legal del serie de referencias asociativas. Así:
tránsito. - Los tratados internacionales de jerarquía constitucional. - VII. EL DERECHO DE CASARSE. - Su
concepto y alcance: el matrimonio. - La regulación estatal del matrimonio. - ¿Indisolubilidad matrimonial o a) el art. 38 reconoce a los partidos políticos;
divorcio vincular?. - El divorcio por “mutuo acuerdo”. - Las normas constitucionales sobre la familia. - Los
b) el art. 42 establece que las autoridades proveerán a la constitución de asociaciones de
tratados in-
ternacionales de jerarquía constitucional. consumidores y usuarios;
c) el art. 43, al regular el tipo de amparo previsto en su párrafo segundo, dice que entre
quienes pueden interponerlo se hallan las asociaciones que propendan a los fines que allí se
I. EL DERECHO DE LIBRE ASOCIACIÓN protegen (contra la discriminación; en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la
competencia, al usuario y al consumidor; y a los derechos de incidencia colectiva en general);
El contenido de la libertad de asociación. d) el art. 75 inc. 17 obliga al congreso a reconocer directa y automáticamente la personería
jurídica de las comunidades de los pueblos aborígenes argentinos.
1. — La libertad de asociación es un derecho expresamente reconocido por el art. 14 en la
fórmula de “asociarse con fines útiles”. El concepto de utilidad ha de interpretarse como referido La capacidad y libertad de las asociaciones.
a fin no dañino para el bien común, es decir, neutro o inofensivo.
Este derecho ofrece dos aspectos: 5. — En cuanto a la capacidad de las asociaciones, rige la “regla de la especialidad”. A
a) En cuanto derecho individual, implica reconocer a las personas físicas la libertad de: a’) diferencia de la persona humana (para la que todo lo que no está prohibido está permitido), las
formar una asociación; a’’) ingresar a una asociación ya existente; a’’’) no ingresar a una asociaciones tienen capacidad para todo lo que está comprendido en sus fines propios, que
asociación determinada, o no ingresar a ninguna; a’’’’) dejar de pertenecer a una asociación de la siempre son más reducidos que los del hombre.
que se es socio.
El art. 35 del código civil les reconoce dicha capacidad “para los fines de la institución”, pudiendo dentro de
Comprendemos que hay un aspecto positivo en los subincisos a’) y a’’), que es la libertad de ese margen adquirir derechos y realizar los actos que no les sean prohibidos.
asociarse, y un aspecto negativo en los subincisos a’’’) y a’’’’) que es la libertad de no asociarse.
En suma, la libertad jurídica de las asociaciones que titularizan como sujeto activo dicha
En el caso “Recurso de hecho deducido por José E. Ormache en la causa Fiscal del Superior Tribunal de
libertad, se compone:
Justicia doctor Mestre. Informa sobre Ormache, José E.”, del 17 de junio de 1986, la Corte Suprema declaró la
inconstitucionalidad del art. 157 de la constitución de la provincia de Entre Ríos en cuanto prohíbe al personal a) de un status jurídico que implica reconocerles cierta capacidad de derecho (sea como
administrativo del poder judicial local ejercer actividades políticas; en el caso, y para el tema que apuntamos, en personas jurídicas, como sujetos de derecho, o como meras asociaciones);
cuanto prohíbe afiliarse a un partido político; la declaración de inconstitucionalidad se basó en la afirmación de
que quedaban violados los arts. 14, 16 y 33 de la constitución federal.
b) de un poder de disposición para realizar actos jurídicamente relevantes dentro del fin
propio de la asociación;
c) de un área de libertad inofensiva para regir con autonomía la órbita propia de la asociación reconocida en el Pacto, la Comisión emitió su informe el 22 de marzo de 1988 rechazando la queja por
asociación; entender que tal violación no quedaba consumada por la colegiación obligatoria de los abogados.
d) del principio de que lo que no les está prohibido dentro del fin propio, les esté permitido a 8. — El argumento doctrinario de que no es inconstitucional la asociación compulsiva a una entidad si ésta es
de derecho público, no nos satisface por sí solo. Los partidos políticos y los sindicatos son asociaciones de
tenor de la “regla de especialidad”. derecho público, y a pocos se les ocurriría decir que sería constitucional obligar a afiliarse a ellos, aunque pudiera
entre varios elegirse al de preferencia personal.
El poder disciplinario.
Las violaciones a la libertad de asociación.
6. — Un aspecto importante en la vida interna de las asociaciones es el llamado poder disciplinario que
9. — La libertad de asociación sufre restricciones inconstitucionales cuando se favorece o perjudica a
tienen con relación a sus miembros o afiliados. Como principio, el estado no interfiere en el ejercicio de ese poder
personas por causa de ser o no ser miembros de una asociación cualquiera (sindicato, partido político), como
disciplinario, lo que equivale a sostener que las medidas y sanciones impuestas al usarlo no son objeto de revisión
acontece cuando se da preferencia a los afiliados para ingresar a un empleo público o privado, o cuando a quienes
ni de control por parte de órganos estatales.
no son afiliados se los obliga a efectuar contribuciones a favor de una asociación, etc.
Nuestro derecho judicial nos permite inducir la existencia de la norma según la cual las sanciones aplicadas
En cambio, no viola la libre asociación un sistema legal que obliga a con-tribuir, por razón de la actividad de
por asociaciones privadas a sus miembros en ejercicio de su poder disciplinario, sólo son descalificables por los
las personas, a un organismo de previsión o de seguridad social, o a un fondo —sindical o no—, siempre que esas
jueces si al imponerlas no se ha respetado el derecho de defensa del afectado o se ha incurrido en arbitrariedad
mismas personas sean beneficiarias reales o potenciales.
manifiesta.
El derecho de no asociarse. La libertad sindical y el derecho de asociarse.
10. — Por la trascendencia que han logrado los sindicatos, y por su incorporación a la constitución material
7. — La faz negativa del derecho de libre asociación importa el derecho de no asociarse. En primero, y a la formal después (a partir de la reforma de 1957), es necesario dedicar un estudio aparte a la libertad
nuestro derecho constitucional, hemos adherido a la afirmación de que ninguna forma de sindical.
asociación coactiva es constitucional. Como principio, el ingreso a una asociación debe ser
voluntario, no pudiendo compelerse a nadie a incorporarse a una asociación determinada, o a una A la norma genérica sobre derecho de asociarse contenida en el art. 14, se añade la específica
cualquiera entre las varias existentes, sean de derecho privado o de derecho público. del art. 14 bis, que consagra la “organización sindical libre y democrática, reconocida por la
El alcance de este principio, tal como lo ha elaborado el derecho judicial, impone verificar simple inscripción en un registro especial”. La fórmula descarta con evidencia la posibilidad
ciertas circunstancias para generalizarlo. estatal de imponer el sistema del “unicato” sindical, para acoger la pluralidad sindical. O sea, no
es constitucional un sistema legal que no permite reconocer más de un solo sindicato por actividad
a) La Corte Suprema, en el caso “Outon Carlos J. y otros”, fallado el 29 de marzo de 1967,
o por gremio.
aseveró que “la agremiación coactiva no puede cohonestarse con supuestas razones de interés
sindical y bien común”. Para ello tuvo en cuenta que la ley 14.455, sobre asociaciones sindicales, También riñe con la libertad sindical la obligación de afiliarse a un sindicato, aunque haya opción para elegir
consagró el derecho de afiliarse, de no afiliarse y de desafiliarse, y consideró que el mismo a cuál. La libertad sindical no padece agravio, en cambio, si el sindicato único (sea de primer grado, de segundo —
quedaba grave y arbitrariamente violado por la exigencia de agremiación sindical y la exhibición federa- ción—, o de tercero —confederación—), surge espontáneamente de la decisión y alineación voluntarias
del carnet respectivo que otorgaba un solo sindicato para inscribirse en una bolsa de trabajo y para de los trabajadores; pero tampoco en este supuesto se puede imponer el deber de afiliarse.
obtener empleo (se trataba de la bolsa de trabajo marítimo para marinería y maestranza
—Puerto de San Fernando—). 11. — Las diferentes leyes han organizado habitualmente dos grandes tipos de asociaciones
sindicales: a) las meramente inscriptas, y b) las que están reconocidas con “personalidad
b) Casos aparentemente discrepantes con “Outon” tienen perfil diferente. Se trató de aportes obligatorios de gremial”.
los ganaderos con destino a la Junta Nacional de Carnes (ley 11.747) y de los viñateros a la Corporación
Agroeconómica, Vitícola, Industrial y Comercial —CAVIC— (ley provincial de San Juan nº 3019). En los La personalidad gremial es una creación legal que, como propia del derecho laboral o sindical, importa el
respectivos fallos de la Corte se admitió la constitucionalidad de tales especies de asociación compulsiva para reconocimiento de una capacidad jurídica específicamente dirigida al ejercicio de los derechos gremiales o
salvaguardar los intereses de quienes quedaban obligados, y los de la economía en general (casos “Inchauspe sindicales y a la representación ante el estado de los intereses comunes a la categoría o actividad profesional de
Pedro Hnos. c/Junta Nacional de Carnes”, de 1944; y “CAVIC c/Maurin y Cía. SRL. Juan”, de 1970). que se trata. La personalidad gremial apareja la personalidad jurídica.
c) Entre tanto, el 20 de octubre de 1945, en el caso “Sogga C. y otros”, la Corte había declarado la Conforme a nuestra interpretación de la cláusula del art. 14 bis sobre libertad sindical,
inconstitucionalidad de una ley de la provincia de Santiago del Estero que implantaba la colegiación obligatoria de
los abogados como requisito para el ejercicio de la profesión.
pensamos que es inconstitucional toda ley que adjudica monopólicamente la “totalidad” de los
derechos gremiales a la asociación con “personalidad gremial” en forma exclusiva y excluyente.
d) En la década de 1970 el derecho judicial de la Corte avaló la constitucio-nalidad de leyes provinciales que
creaban Cajas y Colegios profesionales, con aportación o colegiación obligatorias (casos “Sánchez Marcelino y
otro c/Caja Forense de la provincia de Chaco”, de 1973; y “Guzmán Pedro T. c/provincia de Entre Ríos”, de De incorporarse legalmente el sistema de personalidad gremial, puede concentrarse razonablemente en la
1974). asociación sindical que la inviste, el ejercicio exclusivo de “algunos” derechos gremiales —por ej., el de celebrar
convenios colectivos de trabajo—. Pero vuelve a resultar inconstitucional la ley que a las asociaciones sindicales
sin aquella personalidad las convierte en simples asociaciones civiles, sin reconocerles un espacio suficiente para
e) En el caso “Ferrari, Alejandro M. c/Estado Nacional”, del 26 de junio de 1986, la Corte que titularicen y ejerzan “algunos” derechos gremiales (que son los realmente propios de las asociaciones
sostuvo la constitucionalidad de la ley que en la ciudad de Buenos Aires estableció la colegiación sindicales).
obligatoria de los abogados, estimando que el Colegio Público de Abogados, dada su naturaleza, 12. — En la constitución material se ha producido una mutación proveniente del régimen legal de sindicatos
no es una asociación que se integre con la adhesión libre y espontánea de cada componente y que, con “personalidad gremial”, que no ha dejado espacio suficiente al pluralismo sindical, que consideramos
por no serlo, tampoco se viola el derecho a no ser compelido a ingresar a una asociación por la asegurado por la cláusula constitucional del art. 14 bis. Se ha colocado así en situación gremialmente
circunstancia de que los abogados tengan que matricularse forzosamente en ese Colegio para despotenciada a las asociaciones sindicales “meramente inscriptas” (sin personalidad gremial), lo que nos lleva a
ejercer su profesión. pensar que la apuntada mutación interpretativa del art. 14 bis acerca de la organización sindical “libre y
democrática” es inconciliable con esta norma de la constitución formal.
Cuando conforme al Pacto de San José de Costa Rica se formuló queja contra la ley de colegiación
obligatoria de abogados en la ciudad de Buenos Aires ante la jurisdicción supraestatal de la Comisión Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
Interamericana de Derechos Humanos alegándose que con dicha ley Argentina había violado la libertad de
13. — El art. 16 del Pacto de San José de Costa Rica sobre derechos humanos contempla la general, bienestar económico, seguridad pública, prosperidad, etc.—. Es así como en el derecho laboral y en el
libertad de asociación de la siguiente manera: “1. Todas las personas tienen derecho a asociarse derecho de familia —por ej.— advertimos fuertes limitaciones que juegan en el contrato de trabajo y en el
libremente con fines ideológicos, religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, matrimonio, pudiendo en otros campos citarse, asimismo, los llamados contratos de adhesión. (Ver nº 15).
deportivos o de cualquiera otra índole. 2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las
restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la 18. — La intervención del estado en los contratos se moviliza en dos órdenes principales
seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y diferentes:
libertades de los demás. 3. Lo dispuesto en este artículo no impide la imposición de restricciones a) con carácter permanente y anticipado, poniendo determinados marcos a la autonomía de la
legales, y aun la privación del ejercicio del derecho de asociación, a los miembros de las fuerzas voluntad, y no reconociéndola más que dentro de ellos;
armadas y de la policía.” b) con carácter excepcional y transitorio, en situaciones de emergencia y con un doble efecto:
Una norma análoga contiene el art. 22 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y b’) adoptando medidas sobre contratos celebrados anteriormente, que se hallan en curso de
Políticos. ejecución o cumplimiento; b’’) adoptando medidas sobre los contratos que se van a celebrar en el
También la Convención sobre Derechos del Niño reconoce el derecho del niño a la libertad de futuro durante la misma época de emergencia.
asociación.
El aspecto señalado en el inc. a) ha sido recogido normalmente como principio en nuestro derecho
El derecho de libre asociación sindical está regulado en el art. 8º del Pacto Internacional de constitucional, en tanto las limitaciones respondan: a’) a la regla de razonabilidad conforme a los fines cuya tutela
Derechos Económicos, Sociales y Culturales. se persigue, y: a’’) a la índole de la restricción.
Hay alusiones a diferentes clases de asociaciones, con el consiguiente derecho de asociarse a
ellas, en la Convención sobre Discriminación de la Mujer y en la Convención sobre El contrato y la ley retroactiva.
Discriminación Racial.
19. — El problema se plantea así: después de celebrado un contrato, y mientras se halla en curso de
cumplimiento sucesivo, ¿puede una ley modificar o alterar las prestaciones convenidas por las partes? La cuestión
II. LA LIBERTAD DE CONTRATAR se vincula con la retroactividad o irretroactividad de la ley dictada después de celebrado el contrato. ¿Es aplicable
tal ley a los efectos que a partir de su vigencia debe producir el contrato, o no?
Su contenido. Nuestra constitución formal no contiene norma alguna que prohíba expresamente al estado alterar o modificar
los derechos y obligaciones emergentes de los contratos ya estipulados. No obstante: a) esos derechos y
obligaciones son considerados por el derecho judicial como integrantes del derecho de propiedad, al que la
14. — La libertad de contratar no figura entre los derechos enumerados, pero su
constitución protege como inviolable en su art. 17; b) las leyes no pueden privar de derechos ya incorporados al
reconocimiento constitucional debe reputarse implícito. patrimonio como propiedad (“adquiridos”); c) por ende, una ley posterior al contrato que modifica sus efectos
Esta libertad ofrece diversos aspectos: futuros, es retroactiva y, por serlo, es inconstitucional porque priva de propiedad adquirida. (Para las épocas de
emergencia, ver nº 20).
a) el derecho a decidir la celebración o no celebración de un contrato, o sea: a’) la libertad de
contratar —aspecto positivo—, y, a’’) la libertad de no contratar —aspecto negativo—.
El contrato y las medidas de emergencia.
b) el derecho de elegir con quién contratar;
c) el derecho de regular el contenido del contrato, o sea los derechos y obligaciones de las 20. — La emergencia proporciona ocasión excepcional para limitar con mayor intensidad los
partes —autonomía de la voluntad—. derechos en relación con la libertad de contratar.
a) Contratos celebrados anteriormente, y en curso de cumplimiento; en tanto no se afecten las
El principio admite excepciones de interpretación restrictiva en casos muy especiales de razonabilidad prestaciones ya cumplidas, pueden afectarse transitoriamente los efectos futuros de los contratos
suficiente —por ej.: la obligación de contratar segu-ros individuales o colectivos en la relación de empleo, en las
empresas de trans-porte, etc.; o de contratar lisiados de guerra en el empleo privado, etc.—. en cuyo curso irrumpen las medidas de emergencia suficientemente razonables; así —por ej.—
congelarse los precios de las locaciones o las tasas de interés, prorrogarse el plazo, etc. Lo que ni
15. — La autonomía de la voluntad —elaborada como categoría fundamental en el derecho privado— nos siquiera en situaciones de emergencia parece válido es disminuir las prestaciones debidas —por
muestra al contrato como fuente no estatal de producción jurídica. ej.: rebajar los alquileres o tasas de interés—.
La autonomía de la voluntad como centro del contrato no debe en modo alguno absolutizarse ni sacralizarse.
b) Contratos que se van a celebrar durante la emergencia; en orden a los contratos que se
La presencia razonable del estado es necesaria, porque son múltiples las áreas donde actualmente sobreabundan
situaciones de disparidad y asimetría entre las partes contratantes. No hay más que pensar en el mercado de celebran durante la época de emergencia, no existe dificultad para admitir la validez de las
consumo de bienes y servicios —que ahora tiene protección constitucional en el art. 42— y en los contratos medidas de restricción transitoria que recaerán sobre ellos y que responden a normas preexistentes
standard con cláusulas de adhesión, para darse cuenta de que la bilateralidad del acuerdo carece de equilibrio, sin a su celebración, aplicando las pautas de razonabilidad que nunca declinan su vigencia.
omitir las relaciones laborales —tanto en el contrato individual de empleo como en la contratación colectiva—. Ver nº 22.
Los “dueños del mercado” son dueños del contrato. De ahí que el derecho de contratar, sin cancelar su rango
constitucional, deba relativizarse mucho para procurar la paridad de voluntades. En suma ¿no hay que aplicar
también a los contratos el parámetro constitucional que impone la igualdad real de oportunidades y de trato? El El derecho judicial en materia de libertad de contratar.
estado democrático no ha de escabullir su presencia. (Ver nº 17).
21. — Nuestro derecho judicial registra casos y principios de sumo interés.
16. — Conforme al derecho judicial derivado de la jurisprudencia de la Corte Suprema, los derechos y a) Cuando se impugnó la ley 14.226 —hoy derogada—, que obli-gaba a contratar el
obligaciones emergentes de los contratos integran uno de los contenidos del derecho constitucional de propiedad,
y se resguardan en la inviolabilidad con que ese derecho queda protegido en el art. 17. espectáculo de los “números vivos” para incluirlo durante las exhibiciones cinematográficas, la
Corte Suprema rechazó la tacha de inconstitucionalidad en el caso “Cine Callao”, sentenciado el
Las limitaciones a la libertad de contratar. 22 de junio de 1960, considerando que el régimen que aquella ley instauraba traducía un ejercicio
razonable y válido del “poder de policía” en orden a la limitación de los derechos individuales.
17. — Todo contrato admite limitaciones en orden a la autonomía de la voluntad. El derecho positivo b) Al pronunciarse sobre la ley 16.507 —derogada por la ley 18.027—, que obligó a
suministra límites o restricciones, cuya razonabilidad depende, fundamentalmente, del orden público, de la moral reincorporar al personal cesante de entidades bancarias, de seguros y de capitalización y ahorro, la
pública, y de los derechos de terceros. A ello cabe adicionar todavía otras pautas circunstanciales —bienestar
Corte Suprema sostuvo en el caso “Díaz José M. y otros c/ Banco de Avellaneda SA.” —del año tiempo de la contratación. La cláusula “rebus sic stantibus” se considera implícita en los contratos, como
1968— que aquella ley era inconstitucional al imponer retroactivamente ciertas obligaciones no razonable complemento de la “pacta sunt servanda”, para dar cabida a aquella revisión judicial.
existentes en la época del despido o la censantía. En rigor, parece que el criterio del fallo repudia Se llama teoría de la “imprevisión” porque el acontecimiento extraordinario que sobreviene durante el tiempo
la imposición legal de la reincorporación por implicar una contratación forzosa introducida por de cumplimiento del contrato es de una magnitud tal que no pudo ser verosímilmente previsto por adelantado.
normas posteriores a la extinción del empleo. Constitucionalmente, la teoría de la imprevisión puede hallar sustento implícito en el carácter relativo que,
como todos los derechos, reviste el de contratar. También, en la moderación del rigorismo contractual por
22. — La jurisprudencia aplicable a las épocas de emergencia muestra marcada tendencia a reconocer la aplicación de la regla de razonabilidad.
constitucionalidad de las restricciones que recaen sobre los contratos, sea en curso de ejecución, sea a concertarse Acogida primero por el derecho judicial, la teoría de la imprevisión se ha incorporado posteriormente al
en el futuro; a partir del caso “Ercolano c/Lanteri de Renshaw”, fallado en 1922, hasta la actualidad, normalmente código civil con la reforma que le introdujo la ley 17.711, acuñando la fórmula del art. 1198.
no han tenido éxito las objeciones de constitucionalidad contra las leyes de emergencia en materia de locaciones, En el caso “Kamenszein Víctor J. y otro c/Fried de Goldring Malka y otros” del 21 de abril de 1992, la Corte
moratorias hipotecarias, etc. Suprema interpretó que para el supuesto de excesiva onerosidad sobreviniente del art. 1198 del código civil, la ley
a) En el mismo año 1922, sin embargo la Corte descalificaba excepcionalmente —en el caso “Horta sólo faculta a la parte perjudicada a demandar la resolución del contrato, y que la mejora equitativa está prevista
c/Harguindeguy”— a la ley de locaciones que alteraba contratos preexistentes, afirmando que “al celebrar el únicamente como alternativa que puede ofrecer la otra parte.
contrato con arreglo a la ley en vigencia, que no limitaba el preciodel alquiler, el locador se había asegurado,
inicialmente, el derecho de exigir el precio convenido durante todo el plazo de la locación. Ese derecho había sido La contratación colectiva.
definitivamente adquirido por él antes de sancionarse la ley impugnada...”.
En la misma línea de excepción, el caso “Mango c/Traba”, de 1925, recordaba que el régimen de emergencia 24. — En el derecho de contratar hay que tomar en cuenta, pese a sus especiales características, el derecho a
había sido tolerado por las decisiones judiciales solamente en consideración al momento de extrema opresión celebrar convenios colectivos de trabajo.
económica de los inquilinos, como medida transitoria y de corta duración, pero que ese régimen anormal no puede
El tema de la contratación colectiva será abordado en el cap. XXI sobre los derechos gremiales del art. 14 bis
encontrar suficiente justificativo cuando se lo convierte de hecho en una norma habitual de las relaciones entre
(nº 14 a 19).
locadores y locatarios a través de las reiteradas prórrogas acordadas a los inquilinos.
b) Fuera de estos casos aislados y de vieja data, el derecho judicial acogió la intervención del estado en los
contratos. En el caso “Avico c/de la Pesa”, de 1934, la Corte vuelve a su primitiva jurisprudencia del caso III. EL DERECHO DE PETICIÓN
“Ercolano c/Lanteri de Renshaw”, considerando equivalentes las leyes que reducían la tasa de interés y
prorrogaban el plazo en el pago de las deudas hipotecarias (ley 11.741) y las que rebajaban el alquiler y 25. — El derecho de peticionar a las autoridades consta en el art. 14 de la constitución. Pero
prorrogaban el plazo de las locaciones (ley 11.157). “toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a
c) El caso “Ghirardo c/Pacho”, fallado por la Corte en 1945, fijó pautas de suma importancia, cuya síntesis es nombre de éste, comete delito de sedición” (art. 22).
la siguiente: a) en principio, bajo un régimen de libertad de contratar, sólo los jueces —y no la ley— pueden
revisar los contratos para declarar la invalidez de los que han sido concluidos sin libertad o no han recaído sobre La petición o solicitud es un derecho que pertenece, como sujeto activo, a los hombres y a las
objetos lícitos, o no reúnen las solemnidades de la ley; b) la equivalencia de las prestaciones es requisito asociaciones. Los hombres lo pueden ejercer individualmente o en grupo. El sujeto pasivo es
substancial de la validez del contrato; c) la estabilidad del orden contractual supone correlativa estabilidad en lo siempre el estado a través de sus órganos.
fundamental de las circunstancias sociales y económicas en que se contrata, y condiciones de real y efectiva
libertad para ambas partes; d) lo contratado no es de por sí ni siempre justo, pura y simplemente porque es lo La petición procede siempre, aunque lo pedido sea improcedente o hasta absurdo. La petición no significa
contratado; e) cuando las circunstancias generales hacen que con respecto a determinados objetos de contratación derecho alguno a obtener lo peticionado. Buena parte de nuestra doctrina hasta entiende que ni siquiera significa
ineludible o poco menos, una categoría de contratantes no se halla en condiciones de concreta libertad, o las derecho a obtener respuesta. Si así fuera, podría parecer que sin la obligación estatal de contestar la petición, el
mismas circunstancias alteran de manera grave y sustancial el valor de una de las prestaciones recíprocas, es derecho de peticionar se tornara inocuo; sin embargo, la mera petición siempre importa un canal de comunicación
válida la injerencia de la ley en los contratos, imponiendo de modo razonable modificaciones justas a las entre comunidad y gobierno, o una forma de expresión de opiniones públicas, o hasta una vía de presiones sobre el
estipulaciones, en tanto el régimen contractual de derecho común no contiene posibilidades propias de solución. poder.
d) En el caso “Peralta”, de 1990, la Corte sintetizó pautas genéricas sobre la emergencia Aún así, entendemos que el derecho de petición obliga al órgano requerido a responder, lo
económica, y dio por válida su aplicación a derechos y obligaciones emergentes de los contratos. que no significa que deba necesariamente hacer lugar a lo pedido.
El citado caso absorbe, en lo que hace al tema aquí tratado, dos cuestiones básicas: una es el
origen de la norma que se disputaba, que era un decreto de necesidad y urgencia, y no una ley (el 26. — Cuando la petición se radica ante órganos de la administración pública por los administrados,
decreto 36/90); otra es el contenido y alcance de la medida, que convirtió los depósitos bancarios presuponiendo el curso regular de un procedimiento administrativo, entendemos que el órgano requerido debe
emanar una resolución acerca de la pretensión incoada en la petición.
a plazo fijo en títulos públicos, afectando el derecho de propiedad y el contrato mismo, al no
reintegrarse la suma dineraria colocada a plazo fijo en los términos y tiempos convenidos, El silencio prolongado de la administración acerca de los pedimentos de los administrados traduce una
inactividad o negligencia que merece reparo mediante recursos tendientes a lograr, no la satisfacción de lo pedido,
reemplazándosela por los mencionados títulos. Ambos aspectos fueron convalidados por la sino el deber de la administración de resolverlo. Entre esas vías, cabe citar el amparo por mora.
sentencia de la Corte Suprema que, con fecha 27 de diciembre de 1990, rechazó la acción de
Las peticiones ante los órganos (tribunales) de la administración de justicia (poder judicial) se vinculan con el
amparo. derecho a la jurisdicción, que envuelve una petición procesalmente articulada.
e) La ley de convertibilidad, de 1991, al prohibir toda indexación futura a partir del 1º de abril de dicho año,
significó imponer un impedimento a cualquier contrato —anterior o posterior— para aplicar o pactar cláusulas de IV. EL DERECHO DE REUNIÓN
aquella naturaleza con efecto desde la citada fecha.
Sobre el carácter constitucional de la ley citada se pronunció la Corte con fecha 3 de marzo de 1992 en el Su concepto y contenido.
caso “Yacimientos Petrolíferos Fiscales c/Provincia de Corrientes”.
27. — El derecho de reunión no integra el catálogo expreso de los derechos reconocidos, pero
La teoría de la imprevisión. sí el implícito.
23. — Al margen de la excepcional retroactividad de la ley que para el futuro recae sobre el curso de Si la libertad de asociación tiende a la formación de grupos más o menos durables, organizados o
cumplimiento de contratos celebrados con anterioridad, la teoría de la imprevisión admite que los jueces revisen institucionalizados, la reunión concierta la agrupación transitoria, tal vez momentánea o hasta fugaz, con algún
los contratos cuando se han producido cambios sustanciales en las condiciones tenidas en cuenta por las partes al fin de interés común para sus participantes.
Se ha dicho que la base constitucional del derecho de reunión radica en el derecho de asociación, desde que
para decidir la creación y dar origen a una aso-ciación sus miembros fundadores deben previamente reunirse. Sin 31. — Una interpretación muy difundida sostiene que la reglamentación del derecho de
perjuicio de reconocer que ello es exacto, tal base no nos satisface, ya que el objeto del derecho de reunión no reunión no puede ser dispuesta para todo el país por ley del congreso, en virtud de que esa
radica necesaria ni fundamentalmente en la erección de asociaciones, sino en un fin específico y circunstancial, en
el que la reunión se agota. reglamentación atañe al llamado “poder de policía”, que es propio de las provincias cuando se
dirige a tutelar la seguridad y el orden.
Tampoco admitimos excluir de la categoría de reunión aquellas aglomeraciones que carecen de
intencionalidad previa. Si como principio la reunión es siempre concertada anticipadamente, puede también Dudamos que esta interpretación sea correcta, pues el derecho de reunión es uno de los que,
llevarse a cabo en forma totalmente espontánea y sin acuerdo anterior. conforme al art. 14, están sujetos a la ley que reglamenta su ejercicio. Y esa ley, como principio,
El derecho de reunión (que por tenerse como implícito se apoya en el art. 33) encuentra otra base además del
es de competencia del congreso, con alcance territorial para todo el país.
art. 33. En efecto, cuando el art. 22 incrimina como sedición la acción de toda fuerza armada o reunión de
personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a su nombre, nos quiere significar que, al contrario, Las restricciones durante el estado de sitio.
se puede realizar una reunión pacífica para fines y por medios distintos a los prohibidos en aquella incriminación.
28. — Las reuniones se clasifican en públicas o privadas. Para distinguir un tipo del otro, no conviene echar 32. — Durante el estado de sitio, el derecho de reunión es uno de los que suelen restringirse con mayor rigor.
mano del lugar donde la reunión se realiza; no siempre una reunión pública se lleva a cabo en lugar público, ni una No obstante el desarrollo del tema en su oportunidad, anticipamos como criterio general que durante el estado de
privada en lugar privado. Mejor es considerar que una reunión reviste carácter público —con independencia del sitio sólo pueden prohibirse razonablemente las reuniones cuya realización compromete la situación de
sitio donde se efectúa— cuando está abierta indiscriminadamente al público, o sea, cuando a ella puede asistir emergencia existente, pero no las que carecen de toda relación con ella.
cualquiera, bien que algunos lo hagan tal vez mediante invitación especial. Al contrario, una reunión es privada
cuando el acceso a ella carece de tal apertura incondicionada. Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
Adoptado este criterio distintivo, decimos que:
a) las reuniones públicas pueden realizarse en lugares públicos abiertos (por ej.: plazas o calles); en lugares 33. — El art. 15 del Pacto de San José de Costa Rica reconoce el derecho de reunión pacífica
públicos cerrados (por ej.: un templo, un estadio, una sala de espectáculos, etc.); o en lugares privados (por ej.: un y sin armas: “El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la
domicilio particular, la sede de una asociación, etc.); en tanto: ley, que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la
b) las reuniones privadas tienen normalmente como ámbito un lugar privado, aunque ocasionalmente pueden seguridad o el orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos o
efectuarse en un lugar público (por ej.: una confitería). libertades de los demás”. El marco de las restricciones aquí aludidas coincide con la regla de
Las reuniones públicas son las que más afectan el interés general, pudiendo incidir en el orden, la moral o la razonabilidad de nuestra constitución para la reglamentación y la limitación de los derechos.
seguridad públicos. Potencialmente, caen bajo jurisdicción del estado con intensidad variable, según sea el fin que Una norma casi textual contiene el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.
se proponen y la índole del lugar de realización. Cuando ese lugar no es privado, parece razonable un cierto
21).
control de la autoridad por motivos de policía, y hasta el permiso previo. Sin embargo, las reuniones en los
templos escapan, en principio, a la intervención del estado, tanto como las reuniones privadas. Por su parte, el art. 15 de la Convención sobre Derechos del Niño reconoce a los niños el
derecho de realizar reuniones pacíficas.
29. — El derecho de reunión presenta diversos matices. La Convención sobre Discriminación de la Mujer trae alusiones al derecho de reunión en
En cuando al sujeto activo: a) La persona o la asociación patrocinantes de la reunión tienen diversos artículos.
un derecho individual a organizarla y realizarla; b) las personas tienen un derecho “propio”,
colectivamente ejercido, de participar en ella; c) el aspecto negativo consiste en el derecho de no
V. LA LIBERTAD DE COMERCIO E INDUSTRIA
ser obligado a asistir.
El sujeto pasivo del derecho de reunión es fundamentalmente el estado, pero también los Su concepto.
particulares, en cuanto han de abstenerse de impedir o alterar la reunión, o de interferir en ella
obstaculizándola. No existe, en cambio, derecho alguno a pretender que persona o entidad 34. — La correlación de los arts. 14 y 20 nos permite agrupar en un mismo rubro los derechos de comerciar,
determinadas tengan la obligación de proporcionar el lugar para la realización de la reunión, salvo navegar, ejercer industria lícita, trabajar y ejercer profesión.
el estado que, excepto causa razonable, no puede negarse a habilitar algún lugar o espacio de uso Dejando aparte el derecho de trabajar, que analizaremos dentro del tema del constitucionalismo social, los
público adecuado para el acto cuya realización se gestiona. restantes derechos que ahora enumeramos y que genéricamente componen la libertad de comercio e industria,
giran en torno de una actividad humana que, también genéricamente, presupone normalmente un trabajo o una
El derecho judicial en materia de derecho de reunión. profesión de quien realiza tal actividad. Ello no quiere decir que estos derechos sólo se protejan cuando importan
una actividad habitual como medio de vida. Reciben similar tutela cuando su ejercicio es únicamente ocasional, y
cuando carece de todo propósito de lucro. El derecho de navegar puede —por ej.— imaginarse sin conexión
30. — El derecho judicial es rico en principios acerca del derecho de reunión. En el caso “Comité Radical
alguna con actividades productivas, nada más que en función de deporte o placer.
Acción c/Jefe de Policía de la capital”, del año 1929, la Corte Suprema sostuvo que el derecho a reunirse
pacíficamente tiene suficiente arraigo constitucional en: a) el principio de los derechos implícitos del art. 33; b) el
derecho de petición colectiva; c) el principio de que en tanto las personas no se atribuyen los derechos del pueblo La regulación constitucional.
ni peticionan en su nombre, pueden reunirse en mérito a que nadie puede ser privado de lo que la ley no prohíbe.
En el caso “Arjones Armando y otros”, fallado en 1941, la Corte estimó que: a) las reuniones no pueden 35. — Conviene reseñar algunas de las más importantes regulaciones constitucionales en
prohibirse en razón de las ideas, opiniones o doctrinas de sus promotores, sino en razón de los fines para los que orden a estos derechos; en el texto anterior a la reforma de 1994 encontramos las siguientes
han sido convocadas; b) si el fin no es contrario a la constitución, las leyes, la moral o las buenas costumbres, ni la pautas, que se mantienen en la renumeración del articulado actual de la constitución:
reunión es peligrosa para el orden y la tranquilidad públicos a causa de circunstancias de oportunidad o de hecho,
a) El congreso tiene competencia para reglar el comercio marítimo y terrestre (hoy también
la reunión no puede ser prohibida; c) tampoco puede prohibirse, ni sujetarse a aviso previo, la reunión en lugar
cerrado, de escaso número de personas, sin propósitos subversivos ni contrarios al orden público. aéreo) con otros estados, y el de las provincias entre sí; o sea, el comercio internacional e
En el caso “Campaña Popular de defensa de la ley 1420”, fallado en 1947, la misma Corte reiteró que: a) el
interprovincial. Se trata de la llamada “cláusula comercial” de la constitución: art. 75 inc. 13;
derecho de reunión no admite más restricción que el permiso previo en caso de utilizarse calles, plazas y lugares b) El congreso tiene competencia para dictar el código de comercio para todo el país (art. 75
públicos; y b) el aviso para la que, siendo cuantiosa, se va a desarrollar en lugar cerrado. inc. 12);
La reglamentación del derecho de reunión.
c) El congreso tiene competencia para reglamentar la libre navegación de los ríos interiores y b) dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad
habilitar los puertos que considera convenientes (art. 75 inc. 10) conforme al principio de oportunidades en todo el territorio.
constitucional de la libre navegación de esos mismos ríos (art. 26);
d) El congreso tiene competencia para proveer a la promoción de la industria, y a la La libertad económica.
introducción y el establecimiento de otras nuevas (art. 75 inc. 18), en concurrencia con las
provincias (art. 125); 39. — El tema que estamos tratando pertenece al ámbito de la llamada “libertad económica”, o sea, la
libertad de los particulares en el campo de la economía.
e) Ni el congreso ni las provincias pueden afectar la libre circulación territorial de bienes, La constitución no trae ninguna norma expresa que defina un determinado sistema económico. Sin embargo,
productos, vehículos, buques, etc. (arts. 9 a 12); creemos que de ella surge un principio mínimo que, con carácter general, parece evidente. La ideología de libertad
f) El congreso y las provincias pueden, en ejercicio de su poder impositivo y conforme al que inspira y da contenido a la constitución desde el preámbulo (“asegurar los beneficios de la libertad”) obliga a
reparto de competencias propio de nuestra federación, incidir en la actividad comercial e sostener que en materia económica debe existir un espacio suficiente de libertad para la actividad privada, que
quede exento de interven-cionismo y dirigismo estatales. Las medidas ordenadoras de la actividad económica han
industrial;
de ser suficientemente razonables y moderadas, fundadas en claros fines de bienestar general, y orientadas por el
g) Similar incidencia sobre tal actividad deriva de la competencia del congreso para regular el llamado “principio de subsidiaridad” (según el cual el estado no debe hacer lo que pueden hacer los particulares
trabajo (art. 14, 14 bis y 75 inc. 12); con eficacia, porque el estado debe ayudarlos, pero no destruirlos o absorberlos), así como por el principio de
justicia y de progreso económico con justicia social, más los que citamos en el nº 38.
h) Similar incidencia deriva, asimismo, de la competencia que emana del llamado poder de
policía en razón de higiene, seguridad y moralidad públicas, repartido entre el estado federal y las Por lo menos desde la década de 1930, la libertad económica ha sido estran-gulada y afectada con marcada
regularidad, lo que nos lleva a decir que en la constitución material ha habido una mutación conforme a la cual el
provincias; estado ha ejercido vastas competencias, mediante ley o por normas infralegales, en el ámbito económico, con
i) Cuando una provincia adopta medidas locales sobre la actividad comercial e industrial menoscabo de la libertad personal y social.
“intraprovincial”, no puede violar las normas que sobre comercio e industria emanen del congreso
con carácter de leyes federales o de derecho común (por ej., el código de comercio). 40. — Si no se nos escapa que el estrangulamiento de la libertad económica y de la iniciativa
privada en materia económica se vuelve inconstitucional —por lo que también lo sería el
36. — Después de la reforma de 1994, el derecho —y la consiguiente— libertad de ejercer comercio e estatismo dirigista— hay que recalcar con énfasis que una presencia estatal razonable para la
industria se inocula en el derecho que el actual art. 42 reconoce ahora a los consumidores y usuarios de bienes y gestoría de la política y de la actividad económicas se compadece perfectamente con la
servicios; no hay duda de que el mercado y la competencia que vienen aludidos en la norma, más la protección
constitución, y hasta es requerida por su plexo de valores, cuando a éste se lo interpreta a tono con
que especifica en favor de los intereses económicos, presuponen que la oferta y la demanda, así como la prestación
de servicios, tienen mucho que ver con la libertad de comerciar y de ejercer industria, con el perfil propio que la democracia social y con el estado social de derecho. Así captamos nosotros la interpretación
cobran en el oferente y el demandante, y en el prestador y el usuario. (Ver cap. XVI, acápite II). constitucional, actualizada a nuestra época contemporánea y compatibilizada con el
constitucionalismo social, remarcado en la reforma de 1994.
37. — Como principio, el derecho de ejercer el comercio y la industria suponen la respectiva libertad La igualdad de oportunidades —que es parte de la igualdad constitucional— y que aparece
individual. Comercio e industria son, fundamentalmente, actividades humanas, y en cuanto humanas, privadas, es
decir, libradas a la iniciativa de los particulares. Ello no descarta la reglamentación razonable, conjugada con las
explícita en varias normas (por ej., art. 75 inc. 23), más la distribución razonablemente igualitaria
competencias estatales que acabamos de reseñar. Por otra parte, tales actividades se vinculan con el derecho de de la libertad permiten inferir que el mercado irrestricto y la libre competencia absolutizada
contratar libre-mente y con el derecho de propiedad. desvirtúan, en su aplicación y funcionamiento, el sentido humanista de los parámetros
constitucionales que propugnan valores como la justicia, el desarrollo humano, el progreso
38. — Con la reforma de 1994 se han añadido otras normas que consignan principios y económico con justicia social, la igualdad, el bienestar general, y la misma libertad —que no
valores de indudable carácter imperativo, y que deben merecer desarrollo no sólo a través de queda en disponibilidad real de acceso para todos cuando una libertad económica sin limitaciones
leyes, sino inspirar las políticas y servir de pautas obligatorias para interpretar la constitución. engendra marginalidad, desempleo, y condiciones indecorosas de vida para muchos sectores de la
Aunque no limitan su aplicación al área de los derechos que aquí examinamos, ni a la de la sociedad—. (Ver nos. 38/39).
libertad económica, tienen dirección indudable hacia ellas.
41. — A partir de 1989 ha cobrado curso acelerado una política económica llamada de “desregulación” que
Así, proveer: en el derecho constitucional material —apelando a la emergencia económica— va dejando sin vigencia la
a) al desarrollo humano; mutación constitucional operada desde 1930 a raíz del intervencionismo estatal en la economía, pero acentuando
la desocupación, la pobreza, la desigualdad social injusta, el déficit fiscal, etc.
b) al progreso económico con justicia social;
Paralelamente, se han privatizado empresas públicas y se han transferido a la actividad privada numerosos
c) a la productividad de la economía nacional; ámbitos y servicios que estaban a cargo del estado.
d) a la generación de empleo; No obstante la desregulación socioeconómica, se han dictado disposiciones intervencionistas —algunas y
e) al crecimiento armónico de todo el territorio; muchas en beneficio del estado— con severas restricciones a los derechos personales (así, el plan Bonex que
convirtió los depósitos bancarios a plazo fijo en títulos públicos; la ley de consolidación de deudas del estado; la
f) promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de suspensión de juicios contra el estado; la emergencia previsional; la llamada ley de “solidaridad previsional”, etc.).
provincias y regiones; Muchas de estas políticas riñen con la reforma constitucional de 1994.
g) legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de
oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos. El derecho judicial en materia de libertad de comercio e industria.
Todo este plexo surge del art. 75 incisos 19 y 23.
42. — Por la variedad de aspectos, es imposible pasar revista a toda la jurisprudencia
Es importante tomar en consideración, asimismo, que al regular la coparticipación federal en relacionada con los derechos de marras. Hemos de limitar nuestra cita a algunos casos que
el reparto impositivo, el art. 75 inc. 2º párrafo tercero suministra parámetros imperativos para consideramos “pilotos” y que han sentado criterios de generalidad.
llevar a cabo esa distribución; dice que:
a) será equitativa, solidaria, y Como principio, cabe señalar dos definiciones de suma importancia en la jurisprudencia de la Corte: a) el
criterio constitucional para resolver si una actividad es lícita, no puede ser el de la utilidad o conveniencia de la
misma, sino el de que ella no sea contraria al orden y a la moral pública, ni perjudique a terceros; b) la autoridad
no debe intervenir en la libre aplicación de capitales; ni en las empresas o iniciativas de los particulares, El titular de ese derecho puede ser: a) un nacional o ciudadano; b) un extranjero; c) quien ya
prohibiendo determinados negocios por considerarlos ruinosos, o imponiendo otros que repute de conveniencia es habitante y después de haber salido pretende entrar nuevamente; d) quien nunca ha sido
pública. habitante y pretende entrar; e) quien pretende entrar sin intención de residir.
Si bien estas pautas datan del año 1903, entendemos que conservan incólume su valor dikelógico.
Cualquiera sea el titular o sujeto activo del derecho de entrar, debe cumplir la reglamentación
razonable establecida para controlar el acceso y la admisión de personas.
a) Uno de los casos más antiguos es el conocido con el nombre de Saladeros de Barracas
(“Podestá Santiago, José y Jerónimo y otros c/Provincia de Buenos Aires”), fallado en 1887.
Dispuesta la clausura, y llegado el caso a la Corte, el tribunal entendió que los afectados no
podían invocar derechos adquiridos cuando quedaba comprometida la salud pública, señalando La permanencia.
que la autorización de un establecimiento industrial se funda siempre en la presunción de su
inocuidad, presunción que se destruye cuando los hechos demuestran la nocividad del 47. — El derecho de permanecer apunta a una residencia más o menos estable que puede
establecimiento insalubre. configurarse a mero título de turista, o residente transitorio, cuanto a título de residente
b) Para los casos “Cine Callao”, “Inchauspe”, y “CAVIC”, ver nos. 21 a) y 7 b) permanente. Reiteramos que la reglamentación de las condiciones de admisión y permanencia
respectivamente. debe ser razonable.
43. — Como principio general, la jurisprudencia de la Corte acepta la facultad estatal “para intervenir por vía La permanencia, de cualquier tipo que sea, conviene a la persona, mientras aquélla dura, en miembro de la
de reglamentación en el ejercicio de ciertas industrias y actividades, a efecto de restringirlo o encauzarlo en la población del estado, sometiéndola a la jurisdicción de nuestro estado. Si la permanencia es sólo accidental o
medida que lo exijan la defensa y el afianzamiento de la salud, la moral, el orden público y aun los intereses transitoria, la persona integra durante esa permanencia solamente la población del estado que llamamos “flotante”
económicos de la colectividad”, agregando que la reglamentación “no debe ser, desde luego, infundada ni u ocasional.
arbitraria sino razonable, es decir, justificada por los hechos y las circunstancias que le han dado origen y por la
necesidad de salvaguardar el interés público comprometido, y proporcionado a los fines que se procura alcanzar El tránsito.
con ella”. El juicio sobre la razonabilidad no alcanza para revisar el criterio del legislador en orden a la eficacia o
conveniencia de los medios elegidos, según la citada jurisprudencia.
48. — La permanencia confiere el derecho de tránsito, que presupone el de cambiar de
44. — Ahora hemos de hacer mención de casos opuestos a los reseñados, o sea, casos en que ciertas residencia o domicilio dentro del país, y el de circular.
reglamentaciones se han considerado inconstitucionales. Por una parte, como criterio general, la jurisprudencia de
la Corte descalifica las reglamentaciones provinciales que de alguna manera importan ejercer facultades privativas La salida del país.
del congreso en materia de legislación común o de fondo. Por otra, hay un caso importante que sirve de precedente
—“Empresa Mate Larangeira Méndez S.A. y otros”, resuelto por vía de amparo en 1967— en que se sostuvo que 49. — El derecho de salir del territorio abarca el de hacerlo con intención definitiva, o
la prohibición de cosecha de yerba mate para el año 1966, dispuesta por decreto de ese año, lesionaba
palmariamente los derechos de trabajo, y de gozar de la propiedad así adquirida cuando la cosecha ya estaba
solamente transitoria.
realizada, y había originado gastos y obligaciones, cuyo incumplimiento daba lugar a enormes perjuicios
económicos y sociales. Corresponde advertir que: a) es válida la reglamentación razonable que impone requisitos para controlar o
autorizar la salida (medidas sanitarias, documentación, etc.); b) el derecho de salir no puede gravarse con sumas
Se ha sostenido también que ni siquiera en épocas de emergencia es posible admitir medidas que obligan a que por su monto alteran o desnaturalizan tal derecho; las tasas que —por ej.— se imponen a la obtención de
vender por debajo del precio de costo y sin un margen razonable de ganancia. pasaportes deben ser moderadas y proporcionales a la prestación que cumple el estado al proveer el documento; c)
la salida compulsiva o expulsión no puede fundarse en la extranjería. (Debe tenerse aquí presente lo que
VI. EL DERECHO DE ENTRAR, PERMANECER, explicamos al tratar la expulsión de extranjeros en el tema referido a la población).
TRANSITAR Y SALIR DEL TERRITORIO
La expulsión de extranjeros.
Su concepto.
50. — Para el tema, remitimos al Tomo I, cap. VII en su acápite III sobre el derecho constitucional de los
extranjeros.
445. — El derecho que el art. 14 formula como de entrar, permanecer, transitar y salir del
territorio, puede considerarse equivalente de la llamada libertad de locomoción o circulación o
movimiento, y como proyección de la libertad corporal o física.En efec- to, la libertad Aspectos generales.
corporal apareja el desplazamiento y traslado del individuo, tanto como su residencia, radicación
51. — Las normas sobre asilo diplomático y político y sobre extradición, sean puramente internas, o
o domicilio en el lugar que elige. internacionales incorporadas al derecho interno, no violan el art. 14 en cuanto restringen el derecho de transitar o
de permanecer, o en cuanto dan lugar a la entrada y a la salida compulsiva. La extradición activa —o sea, la
El derecho a obtener un pasaporte (de acuerdo a regulaciones razonables que se establezcan) es parte esencial requerida por nuestro estado frente a otro —significa una restricción al derecho de entrar libremente, en cuanto
del derecho de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio. Así lo ha declarado la Corte Suprema en el persigue la entrada coactiva de quien está fuera de nuestro territorio. La extradición pasiva —o sea la requerida
importante caso “O.A. c/Estado Nacional (Ministerio del Interior - Policía Fede-ral)”, del 20 de agosto de 1985. por otro estado frente al nuestro— significa una restricción al derecho de permanecer libremente en cuanto
persigue la salida coactiva de quien está en territorio argentino.
La entrada al país. La extradición interprovincial de criminales que prevé el art. 8º de la constitución coarta también el derecho
de transitar y escoger residencia en un lugar.
46. — Fijémonos que el derecho de “entrar” está asignado, como todos los del art. 14 y de toda la Tanto la extradición activa y pasiva como la interprovincial no violan el art. 14.
constitución en general, a los “habitantes”. ¿Cómo puede ser habitante quien todavía no ha entrado al país?
Distingamos: a) quien nunca entró al país, no ha sido ni es habitante; pero si pretende entrar, ya la constitución lo Para la relación con el derecho de los refugiados que se hallan en territorio argentino, remitimos al Tomo I
considera “potencialmente” como posible habitante futuro y titulariza en él el derecho de entrar; b) quien alguna cap. VII nº 39, y cap. IX, nº 56.
vez o muchas entró al país, y volvió a salir, no pierde su calidad ya adquirida mientras la ausencia sea sólo
transitoria; de allí que su reingreso sea una entrada que le corresponde directamente como habitante. 52. — El derecho de permanecer y de salir se ve a veces afectado por algunas medidas de incidencia
patrimonial; por ej.: los recargos impositivos por ausentismo, la suspensión o retención parcial en el pago de
El derecho de entrar es, como todos, relativo y, por ende, sujeto a reglamentación. jubilaciones y pensiones cuando los beneficiarios se ausentan del país, etc.
Para “entrar”, debe tenerse en cuenta la prohibición absoluta de gravar el ingreso de extranjeros que formula ser expulsado o devuelto a otro país, sea o no de origen, donde su derecho a la vida o a la libertad
el art. 25. personal está en riesgo de violación a causa de raza, nacionalidad, religión, condición social o de
En cada caso hay que examinar si el ausentismo configura un criterio razonable para adoptar la medida de que sus opiniones políticas. 9. Es prohibida la expulsión colectiva de extranjeros.”
se trate. Hay que pensar que si “salir” del país es un derecho, “quedarse” no puede ser convertido por ley en un
“deber”. Como principio, es arbitrario que el estado haga padecer a quien ejerce su derecho de salir del país una
En normas más parcas también el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos enfoca
restricción sobre otros derechos, porque con ello parece que se impone el deber de permanecer, que según el art. el mismo derecho en su art. 12.
14 no es tal, porque es —a la inversa— un derecho. La Convención sobre Derechos del Niño trae diversas normas sobre el derecho de entrar y
Por excepción parece que en materia impositiva puede ser razonable recargar ciertas contribuciones con un salir, previendo incluso las situaciones en que es menester mantener o facilitar la relación y el
“plus por ausentismo” a quien no reside habitualmente en territorio argentino. contacto de los menores con sus padres cuando unos y otros no se encuentran en el territorio del
mismo estado, o dentro de él necesitan circular porque residen en lugares diferentes. (Puede verse,
53. — El derecho de locomoción ínsito en la fórmula del art. 14 sufre una fuerte constricción durante el
por ej., el art. 10).
estado de sitio, a raíz de la facultad presidencial de arrestar y trasladar personas dentro del territorio, si ellas no
optan por salir de él. Hay normas sobre la libertad de elegir residencia y domicilio, y de circular, en las
Análogas restricciones derivan potencialmente del proceso penal y de la sentencia condenatoria. Durante la Convenciones sobre Discriminación de la Mujer y Discriminación Racial.
secuela del proceso, y mientras no hay sentencia firme, las medidas privativas de libertad han de regularse con
suma cautela, y en proporción necesaria a los fines del proceso. La excarcelación tiene, por eso, base
constitucional. Dictada la sentencia condenatoria, la libertad decae válidamente frente a la pena VII. EL DERECHO DE CASARSE
constitucionalmente impuesta.
Su concepto y alcance: el matrimonio.
54. — Bien que el derecho de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio es, como queda dicho, un
aspecto de la libertad corporal que sólo pertenece a las personas físicas, se puede conectar de alguna manera con 57. — El art. 20 menciona expresamente entre los derechos civiles reconocidos a los
el derecho de las personas jurídicas o asociaciones extranjeras a establecerse en el país y a actuar en él como extranjeros, el de casarse conforme a las leyes. Dada la igualdad de status civil entre extranjeros y
sujetos de derecho. Por analogía, pues, les cabría un derecho de entrar y permanecer.
ciudadanos, el derecho de contraer matrimonio pertenece a todos los habitantes.
La reglamentación legal del tránsito. Su titular o sujeto activo es siempre y necesariamente la persona física. El sujeto pasivo
fundamental es el estado —ya veremos de qué modo— y también los demás hombres en cuanto
55. — Se discute si el congreso puede dictar una ley de “tránsito” con vigencia para todo el territorio, no pueden impedir que una persona se case, ni obligarla a hacerlo.
incluido entonces el interjurisdiccional. El derecho de “no casarse” impide considerar que son ilícitas o ilegales las uniones de hecho
entre personas que, siendo hábiles para contraer matrimonio, conviven sin casarse entre sí.
Una primera respuesta hace pensar que: a) el tránsito (sea de personas, de vehículos, de bienes
y mercaderías, etc.) encuadra en el concepto de “comercio” con que se interpreta 58. — El matrimonio es, para nosotros, un contrato con características muy especiales; lo ubicamos entre los
constitucionalmente la cláusula llamada “comercial” del art. 75 inc. 13; si reglar el “comercio” actos jurídicos familiares que emplazan estado civil de familia mediante la libre prestación recíproca del
interprovincial es competencia exclusiva del congreso, no parece errado contestar que dicho consentimiento. El matrimonio no es una institución; en todo caso, institución es la familia que con él se crea.
órgano puede dictar una ley de tránsito con el alcance expuesto; b) el tránsito es también (para las
personas) uno de los derechos reconocidos en el art. 14 (“transitar por el territorio) y como todos La regulación estatal del matrimonio.
los derechos queda sujeto a reglamentación legal razonable según el propio artículo, de forma que
por este lado también se confirma la contestación afirmativa. 59.— Desde la perspectiva del estado como sujeto pasivo, sintetizamos los siguientes
No obstante, la ley del congreso no podría ir más allá de lo necesario y conveniente para conceptos personales:
proteger y asegurar el tránsito interjurisdiccional, dejando a las provincias la competencia no a) La libertad jurídica de las personas para casarse y, de ese modo, emplazar un estado civil
abarcada por ese objetivo. de familia con efectos legales, no se satisface con la simple libertad “de hecho” para casarse
conforme a cualquier rito que eligen los contrayentes, porque requiere que: a’) la unión que
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional. contraen quede reconocida por el estado en sus efectos civiles, tanto personales como familiares y
patrimoniales; por ende,
56. — El Pacto de San José de Costa Rica sobre derechos humanos contiene bajo el rubro de b) El estado debe habilitar y deparar a quienes pretenden casarse, alguna forma legal a través
“derecho de circulación y de residencia” las siguientes disposiciones en su art. 22: “1. Toda de la cual alcanzar aquellos efectos;
persona que se halle legalmente en el territorio de un estado tiene derecho a circular por el mismo c) La pauta de razonabilidad, en conexión con la libertad religiosa —incluida la eventual
y a residir en él con sujeción a las disposiciones legales. 2. Toda persona tiene derecho a salir objeción de conciencia— impide que el estado imponga una “única” forma legal para celebrar
libremente de cualquier país, inclusive del propio. 3. El ejercicio de los derechos anteriores no matrimonio, tanto si esa única forma es “civil” como si es religiosa; por ello,
puede ser restringido sino en virtud de una ley, en la medida indispensable en una sociedad
democrática, para prevenir infracciones penales o para proteger la seguridad nacional, la d) El estado ha de establecer un régimen pluralista de múltiples formas matrimoniales, para
seguridad o el orden públicos, la moral o la salud públicas o los derechos y libertades de los que los contrayentes elijan la de su preferencia, escogida la cual ese connubio así celebrado debe
demás. 4. El ejercicio de los derechos reconocidos en el inciso 1 puede asimismo ser restringido surtir efectos civiles para los esposos ante el estado y ante terceros;
por la ley, en zonas determinadas por razones de interés público. 5. Nadie puede ser expulsado del e) No basta que el estado reconozca la libertad de contraer matrimonio religioso (antes o
territorio del estado del cual es nacional, ni ser privado del derecho a ingresar en el mismo. 6. El después del “civil” impuesto como única forma habilitante), porque si el único matrimonio con
extranjero que se halle legalmente en el territorio de un estado parte en la presente convención, efectos civiles es el matrimonio civil obligatorio, queda innecesariamente lesionada la libertad
sólo podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a la ley. 7. jurídica de casarse conforme a la opción legítima de las partes; no obstante,
Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de f) El estado debe limitar el reconocimiento de los matrimonios contraídos conforme al aludido
persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de acuerdo con la régimen pluralista, a la condición de que el matrimonio celebrado religiosamente sea registrado
legislación de cada estado y los convenios internacionales. 8. En ningún caso el extranjero puede ante el mismo estado para producir efectos legales en las relaciones de familia.
60. — El argumento de que el matrimonio civil como única forma impuesta coactivamente por el estado para una vez que la ley establece el salario familiar de acuerdo a determinadas condiciones, el trabajador que las reúne
casarse viola el pluralismo religioso y la libertad de conciencia fue rechazado por la Corte en su fallo del 12 de titulariza el derecho personal a percibirlo.
agosto de 1982 en el caso “Carbonell” (con disidencia de los jueces Gabrielli y Rossi que, sin pronunciarse sobre
ese punto, decidieron su voto a favor del otorgamiento de pensión a la persona que contrajo solamente matrimonio 66.— Después de la reforma de 1994 el art. 75 inc. 23 guarda también alguna relación en
canónico “in articulo mortis” con el causante de estado viudo). materia de seguridad social con el tema de la familia cuando en su párrafo segundo alude al niño y
Mucho antes, en 1957, otro fallo de la Corte (en el caso “Pérez de Sánchez Laura”) había reconocido el a la madre, ya que uno y otra ostentan una relación familiar y un estado civil de familia.
derecho a pensión de la mujer unida al causante solamente mediante nupcias religiosas, siendo ambos solteros.
El Pacto de San José de Costa Rica obliga a igualar las filiaciones.
61. — El matrimonio, pese a su naturaleza contractual, recibe fuertes limitaciones a la voluntad libre de las
partes, en razón del carácter de orden público de las normas que lo regulan. Por ello, el sistema pluralista que 67. — El art. 75 inc. 19 párrafo tercero prevé la participación de la familia en la educación.
hemos explicado en el nº 59 no impide que el estado imponga a todo matrimonio una única pauta legal en lo que
se refiere a la monogamia y al régimen de disolución vincular. 68. — En virtud de las cláusulas de la constitución y de los tratados de derechos humanos con jerarquía
constitucional acerca de la igualdad, en conexión con las de protección de la familia, entendemos que se acoge la
¿Indisolubilidad matrimonial o divorcio vincular? igualdad de los cónyuges en las relaciones matrimoniales y de familia, y la plena igualdad de los hijos
matrimoniales y extramatrimoniales.
62. — En el resonado caso “Sejean” del 27 de noviembre de 1986 la Corte Suprema declaró, por mayoría, la
inconstitucionalidad del art. 64 de la ley 2393, entonces vigente, que establecía la indisolubilidad matrimonial. Del 69. — La cláusula sobre protección a la familia no presta fundamento a nuestro juicio para: a) sostener que la
fallo se desprende que el congreso, para satisfacer a la constitución, está obligado a implantar el divorcio vincular, constitución impone la indisolubilidad del matrimonio; b) discriminar a los homosexuales en razón de carecer de
lo que se hizo después por ley 23.515. inclinación o aptitud para formar una familia contrayendo matrimonio; c) afirmar que la abstención sexual
voluntariamente asumida —y, por ende, el celibato religioso en cualquier iglesia o culto— está en pugna con la
Si bien rescatamos la idea de que en el caso la Corte ejerció el control de constitucionalidad sobre el sistema
mentada cláusula en razón del compromiso de no contraer matrimonio.
legal de indisolubilidad, entendemos que la constitución no define el tema, y deja librado al congreso elegir entre
indisolubilidad o disolubilidad nupcial, siendo cualquiera de ambas alternativas igualmente constitucional.
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
El divorcio por “mutuo acuerdo”.
70. — El Pacto de San José de Costa Rica estipula que “se reconoce el derecho del hombre y
63. — En el llamado divorcio “por mutuo acuerdo” que había incorporado el art. 67 bis de la ley 2393 y que, la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tiene la edad y las condiciones requeridas
en lo sustancial, subsiste en la nueva ley 23.515 (art. 215 y 236 del código civil), hay un aspecto constitucional para ello por las leyes internas, en la medida en que éstas no afecten al principio de no
que no queremos omitir al referirnos al matrimonio, aun cuando se refiere más bien a la sentencia judicial que discriminación establecido en esta convención” (art. 17.2). El matrimonio no puede celebrarse sin
dispone dicho divorcio. En su momento explicaremos que toda sentencia debe estar debidamente motivada y el libre y pleno consentimiento de los contrayentes (art. 17. 3).
fundada para ser constitucionalmente válida. Pues bien, en el divorcio comentado se sustancia un proceso judicial
en cuyas actuaciones no puede quedar constancia escrita de las causas que los cónyuges han alegado verbalmente Normas equivalentes contiene el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.
al juez para peticionar su separación, y el fallo se limita a expresar que los motivos aducidos por los cónyuges 23.2 y 3).
hacen moralmente imposible la vida en común, evitando mencionar las razones que fundan esa situación. El derecho a contraer matrimonio en condiciones de igualdad con el varón está previsto en la
Parecería que la ley estuviera habilitando (en contra de la constitución) el dictado de una sentencia que, por Convención sobre Discriminación de la Mujer (art. 16. 1, a), en tanto la Convención sobre
carecer de motivación y fundamentación, sería “arbitraria”. Sin embargo, pensamos que la ley no es
inconstitucional, porque milita una razón suficiente para establecer el dispositivo comentado. Tal razón
Discriminación Racial incorpora a su listado enunciativo de derechos el derecho al matrimonio y
excepcional radica en el propósito respetable de deparar a los esposos una vía y una forma procesales que a la elección del cónyuge (art. 5. d, iv).
resguarden el secreto y la intimidad de las causales que desean sustraer a toda controversia escrita y a toda prueba El Pacto de San José de Costa Rica consigna que “la familia es el elemento natural y
en juicio. fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el estado” (art. 17. 1).
Las normas constitucionales sobre la familia. El mismo art. 17 dice: “4. Los estados partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de
derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el
64. — Las normas constitucionales sobre la familia no limitan su alcance a la que surge del matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la
matrimonio, y se extienden a cualquier núcleo parental. protección necesaria a los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia de ellos. 5. La ley debe reconocer
iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera del matrimonio como a los nacidos dentro del mismo.”
Consideramos que “la familia” no es un sujeto con personalidad propia; con el vocablo “familia” se designa
colectivamente al conjunto de las personas físicas que son parte de ella, por lo que hablar de “derechos de la El art. 19 declara que “todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición
familia” ha de significar “derechos de las personas físicas en sus relaciones de familia”, tanto dentro de la familia de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del estado”.
como frente al estado y a terceros ajenos a ella. Una norma equivalente incluye el art. 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, omitiendo la igualdad de las filiaciones.
65. — La constitución formal es parca en normas sobre la familia. Hasta 1957, carecía de
ellas. En 1957 el art. 14 bis in fine incorporó el siguiente enunciado: “la ley establecerá... la En la Convención sobre Derechos del Niño se despliegan numerosos aspectos que guardan
protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica relación y hacen referencia al núcleo familiar del niño. Precisamente por la condición de
familiar, y el acceso a una vivienda digna”. Estamos ante una fórmula de las llamadas minoridad, los derechos del niño están fundamentalmente inmersos en el ámbito de la convivencia
programáticas, que no por eso deja de ser obligatoria, y que debe ser desarrollada. doméstica, que el citado tratado contempla minuciosamente en varias partes de su articulado.
En relación con los derechos sociales, el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Ha de repararse en que la letra de esta norma cuida de no mencionar al “bien de familia”, a la “compensación Sociales y Culturales encara relaciones entre algunos de ellos y la familia en los artículos 10, 11 y
económica familiar”, y a la “vivienda” como derechos subjetivos. Baste reflexionar que lo que surge de la cláusula 7 a. ii).
es la “obligación” estatal de “establecer” por ley lo que el texto menciona. Si en reciprocidad a esa obligación
existe o no un derecho personalizado en cada hombre, requeriría una extensión explicativa ajena a esta obra. La Convención sobre Discriminación de la Mujer despliega una normativa múltiple en la
diversidad de su articulado cada vez que impone la igualdad real de derechos y de trato con el
Para su propósito, solamente aclaramos que aquella obligación legal se satisface mediante la adopción de
políticas sociales de muy variada índole. En algunos casos, surge de ellas un indudable derecho subjetivo, por ej., varón en las relaciones de familia, y cuando alude a los derechos de la mujer en situaciones varias,
como embarazo, parto, maternidad, educación familiar, nacionalidad, planificación familiar, Sin que haya coincidencia total entre el derecho ambiental y el de los recursos naturales, algunas bisagras los
prestaciones familiares, etc. vinculan —por ej., en lo que atañe a tierras, suelos, bosques, fauna, flora, aguas, etc.—; pero el derecho ambiental
presenta, a su vez, áreas ajenas a los recursos naturales, como son las del patrimonio cultural, artístico e histórico
(ver nº 5).
CAPÍTULO XV
Hemos de tener presente que el art. 124 declara ahora que las provincias titularizan el dominio originario de
los recursos naturales existentes en su territorio.
LOS NUEVOS DERECHOS DE LOS ARTICULOS 41 Y 42
I. EL DERECHO AMBIENTAL. - El artículo 41: derecho al ambiente. - Ambiente y ecología. - Las calificaciones Las calificaciones del ambiente.
del ambiente. - Los elementos que integran el ambiente. - El deber de preservación. —El deber de recomponer
y reparar. - La operatividad de la norma. - La información y educación ambientales. - La tutela judicial 4. — El ambiente al cual todos tienen derecho recibe adjetivaciones: sano, equilibrado, apto
amparista. - El reparto de competencias federales y provinciales: legislación y aplicación. - Los tratados
interjurisdiccionales. - II. EL DERECHO DE LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS. - El artículo 42: consumo, bienes
para el desarrollo humano y apto también para las actividades productivas que satisfagan las
y servicios. - El sistema económico: mercado, competencia y estado. - Los derechos, las protecciones y los necesidades humanas sin comprometer las de las generaciones futuras. Es la fórmula con que la
deberes. - La legislación prevista. - El derecho de asociación. - La educación para el consumo. - La tutela Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo ha definido al “desarrollo sustentable”.
judicial
amparista. - III. EL PERFIL DE LOS NUEVOS DERECHOS Ambiente “sano” alude al que facilita la instalación de las personas en un entorno favorable a
su bienestar.
Ambiente “equilibrado” apunta, por su parte, a la conjunción entre el entorno y las
I. EL DERECHO AMBIENTAL actividades que despliegan las personas, de forma que propenda al mismo bienestar y al desarrollo
humano, sin deterioro para el ambiente.
El artículo 41: derecho al ambiente. La trama de estas alusiones pone en relación al ambiente con el desarrollo y con los derechos
humanos.
1. — El art. 41 prescribe:
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el La referencia a las “generaciones futuras” no ha de entenderse como si quienes nacerán y vivirán en el futuro,
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin y todavía no viven, tuvieran desde ya derechos anticipados cuando aún no son personas —ni siquiera “nascitu-
comprometer las de las generaciones futuras, y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental rus”—. La locución ostenta, a nuestro criterio, otro alcance y otro sentido, que es el siguiente.
generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. El llamado desarrollo “sustentable” —o sostenible— configura un tipo o modelo de desarrollo duradero que
haga posible la vida de los seres humanos, de la fauna y de la flora en nuestro planeta tierra, todo ello enmarcado
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los en el entorno ambiental que hace las veces de un hábitat. Para que así sea resulta imprescindible que las políticas
recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, de desarrollo en y para cada presente tomen muy en cuenta también el futuro, porque la perturbación o el daño
y a la información y educación ambientales. ambientales no siempre son inmediatos sino que pueden producirse tardíamente si ya, desde ahora, no se adoptan
las precauciones necesarias. A tales repercusiones futuras las previene el art. 41 con un claro sesgo de solidaridad
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de
social.
protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las
jurisdicciones locales. Los elementos que integran el ambiente.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y
de los radiactivos.” 5. — El ambiente no se circunscribe al entorno físico y a sus elementos naturales: agua, atmósfera, biosfera,
(La bastardilla es nuestra). tierra, subsuelo; hay que añadir todos los demás elementos que el hombre crea y que posibilitan la vida, la
subsistencia y el desarrollo de los seres vivos. Tales organismos vivos componen un sistema y una unidad, con
interacciones en un espacio determinado entre los mismos seres vivos y sobre el ambiente del que forman parte.
Es una norma nueva que da acogimiento a una materia que antes de la reforma era susceptible de ubicarse por
Es el ecosistema, y es la ecología entendida como la relación de esos organismos con el entorno y las condiciones
igual en dos ámbitos: en el de los derechos de la tercera generación, y en el de los llamados intereses difusos, o
de existencia.
intereses colectivos, o intereses de pertenencia difusa. El art. 33 sobre derechos implícitos les servía de base.
Por supuesto, ya dijimos que hay que computar los denominados recursos naturales, que son bienes que se
Ahora, bien se lo puede ubicar entre los derechos humanos fundamentales.
hallan en la naturaleza y que son susceptibles de transformación y uso por parte de los hombres (ver nº 3).
Pero como el hombre es un ser social, el ambiente también se integra con otros ingredientes que, latamente,
2. — Cuando el art. 41 alude al derecho al ambiente sano como “derecho de todos los cabe calificar como culturales; es así como debemos agregar el patrimonio artístico e histórico que, no en vano,
habitantes” lo personaliza subjetivamente en cada uno, de modo análogo a como lo hacía ya el art. recibe el apodo de patrimonio cultural.
14 con los derechos allí enumerados. Por fin, el patrimonio natural —dentro del cual nos parece que hay que incorporar al paisaje— viene a
No cabe duda, entonces, de que la constitución ha perfilado claramente en el nuevo art. 41 una sumarse a todos los contenidos antes ejemplificados.
situación jurídica subjetiva. Sin demasiado esfuerzo, cabe interpretar que el ambiente abarca todos los ámbitos —naturales y construidos
Sin perjuicio de ello, al depararle en el art. 43 la vía tutelar de la acción de amparo y hacer por el hombre— donde se alojan la persona humana y sus actividades.
referencia a “derechos de incidencia colectiva” ha asumido, simultáneamente, la dimensión
colectiva o grupal que tiene el derecho al ambiente. (Ver nº 36). El deber de preservación.
Ambiente y ecología. 6. — Después de enunciar como derecho de todos los habitantes el de gozar de un ambiente
sano, la norma les adjudica el deber de preservarlo. Se trata claramente de un deber jurídico —y
3. — El derecho ambiental, o derecho ecológico, con un contenido muy holgado y elástico, ha alcanzado jurídicamente exigible— de todos y de cada uno que, por la naturaleza de la cuestión involucrada
auge contemporáneo universal, en la doctrina y en el derecho comparado. en aquel derecho y en este deber, nos convierte a todos en una especie de agentes públicos en el
Hay un nexo con el llamado derecho de los recursos naturales que, paulatina y tardíamente, fue englobando cuidado ambiental.
otros sectores de antigua data, como el derecho de aguas, el derecho de tierras, el derecho forestal, el derecho
marítimo, el derecho minero, el derecho de la energía, el derecho de la atmósfera y el derecho del espacio aéreo.
Obligaciones pesan también sobre el estado. El artículo involucra a las “autoridades”, con una La información y educación ambientales
cobertura amplísima que abarca desde los titulares de los tres departamentos del gobierno federal
y de los gobiernos provinciales y municipales —y a todos los jueces, seguramente también a los 10. — La alusión a la información y educación ambientales queda atrapada por la igual
que no son ni sean más que órganos de tribunales administrativos, como los de faltas—; y, obligación de las autoridades para proveer a su protección.
descendiendo, a todos los organismos y reparticiones estatales, más los órganos extra-poderes, El estado asume, en orden a la información, dos deberes: uno, recolectarla y procesarla
como el Defensor del Pueblo y el Ministerio Público. debidamente; es decir, el estado debe informarse él mismo, lo cual presupone —entre otras
muchas cosas— una vigilancia y un control para conocer debidamente todas las situaciones real o
7. — Cuando la norma dice que estas “autoridades” proveerán a la protección de “este potencialmente riesgosas o dañinas; el otro deber consiste en suministrar y difundir públicamente
derecho” al ambiente sano, apunta no sólo a una obligación de omisión para no dañarlo, sino a a la sociedad la información acumulada y actualizada, todo ello de modo permanente y eficaz.
prestaciones positivas para lograr todo cuanto hace falta en orden a preservarlo, a evitar que otros
En cuanto a la educación ambiental, el deber estatal se diversifica en múltiples aspectos, uno
lo alteren o destruyan, a recomponerlo, etc., y para exigir de los particulares cada deber concreto
de los cuales, muy apegado al de informar a la sociedad, puede ser el de una debida y constante
en cada circunstancia en la que el ambiente quede comprometido o perturbado.
campaña publicitaria que estimule a todos a preservar el ambiente, o sea, a que cumplan el deber
El párrafo alusivo a la cuestión que comentamos podría inducir a equivocación o confusión cuando parece que el art. 41 nos impone; asimismo, los planes de enseñanza en todos los niveles educativos han
dividir dos aspectos: por un lado, y primero, el deber de proteger este derecho; por el otro, después, proveer a la de incorporar la educación ambiental.
utilización racional de los recursos naturales, la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad
biológica, la información y educación ambientales. Se observa, entonces, que hay una indisoluble relación con el derecho a la información y a la libertad de
Pensamos que esa enumeración —ejemplificativa y no taxativa, de diversos aspectos— compone una unidad expresión, y con el derecho a la educación y a la cultura.
dentro del ambiente en su doble faz: el derecho al ambiente sano, y la obligación —estatal y de los particulares— Una vía indirecta, que no excluye la obligación estatal directa, ha de ser el auxilio que el estado preste a las
de preservarlo. Los recursos naturales, el patrimonio cultural —más sus especies: histórica, artística, con identidad asociaciones y entidades que tengan como finalidad la protección ambiental en todos los contenidos que,
y pluralidad (conforme al art. 75 inc. 19 in fine)—, integran el ambiente. elásticamente, hemos dado por incluidos en el ambiente.
Luego, instrumentalmente, vienen como medios idóneos para el derecho y el deber, la información y la La tutela judicial amparista.
educación ambientales.
Todo ello, además, con un engarce indisoluble respecto de las pautas que ha señalado el primer párrafo del 11. — “Los derechos que protegen al ambiente” cuentan —según el texto del art. 43— con la vía del amparo
art. 41: la aptitud del ambiente sano y equilibrado para el desarrollo humano, para las actividades productivas, y para esa protección. El supuesto bien merece calificarse como amparo ecológico o amparo ambiental.
para las generaciones futuras.
El reparto de competencias federales y provinciales: legislación y aplicación.
El deber de recomponer y reparar.
12. — Ya antes de 1994, el derecho ambiental planteó novedades en razón de nuestro régimen federal con su
8. — El art. 41 establece que el daño ambiental generará priorita-riamente la obligación de división de competencias entre el estado federal y las provincias.
recomponer, según lo establezca la ley. Los dos principios a conjugar, que son difíciles en su coordinación, se enuncian así: a) cuidar el ambiente es
responsabilidad del poder que tiene jurisdicción sobre él; pero b) no todos los problemas ambientales son
El uso del verbo “recomponer” puede suscitar dudas sobre su alcance; en primer lugar, como juridisccionalmente divisibles, ya que hay interdependencia en el ambiente y hay movilidad de factores nocivos
estamos acostumbrados a hablar más bien de reparación, hemos de decir que la alusión a la para él, por lo que si bien un factor degradante puede localizarse, suele irradiar perjuicio difuso y movedizo más
recomposición no sustituye ni elimina la reparación; en segundo lugar, es evidente que si allá del lugar de origen.
recomponer equivale a componer nuevamente lo que antes se “des-compuso”, tal recomposición La distribución de competencias que ahora diseña el art. 41 no obstruye lo que, desde antes de la reforma de
no siempre es posible en todos los casos pero, cuando lo es, hay obligación de volver las cosas a 1994, dimos por cierto en el sentido de que el derecho ambiental ofrecía ámbito para aplicar el federalismo
su estado anterior; en tercer lugar, la recomposición —cuando resulta viable— no excluye la concertado entre el estado federal y las provincias, sin excluir dentro de las últimas a sus municipios. No
reparación del daño que se ha causado; en cuarto lugar, derivar a la ley la obligación de pensamos que después de la reforma haya quedado excluida la viabilidad de una concertación interjurisdiccional
recomponer no implica, necesariamente, que la ausencia de ley impida la aplicación directa e porque, en definitiva, el citado art. 41 nos propone competencias concurrentes.
inmediata de la norma constitucional, al menos en lo que se interprete como su contenido También desde antes de la reforma Guillermo Cano había efectuado un desglose cuatripartito de índole
esencial, que debe ser operativo. competencial: a) federal, b) provincial, c) municipal, d) interprovincial. Habría que añadir el internacional.
Veamos el reparto actual.
La parte de la norma que se refiere a la obligación de recomponer el daño ambiental queda enfatizada por el
adverbio “prioritariamente”. Quiere significar que “antes que todo”, o “antes que nada”, las cosas deben volver a 13. — La cláusula tercera del art. 41 es una norma que corresponde a la parte orgánica de la
su estado anterior, cuando ello es posible. constitución, porque define el reparto de competencias entre el estado federal y las provincias.
La operatividad de la norma Al estado federal le incumbe dictar las “normas de presupuestos mínimos”, y a las provincias
las normas “necesarias para complementarlas”. Se trata de una categoría especial de competencias
concurrentes.
9. — A todo el art. 41 le asignamos como mínimo una presunción de operatividad. Que es
necesario conferirle desarrollo legislativo, no lo negamos; lo que negamos es que la falta o En efecto:
escasez de legislación atrofie al derecho que reconoce y garantiza la norma. a) Los contenidos mínimos escapan a la competencia provincial, porque son propios del
Sobre todo los jueces deben desplegar un prudente activismo judicial en sus interpretaciones estado federal;
aplicativas y, partiendo de la fuerza normativa de la constitución y de la explícita definición que b) Las normas complementarias de competencia provincial son la añadidura para maximizar
ella hace del “derecho” de todos los habitantes al ambiente, han de hacer cumplir el deber de lo mínimo.
preservación que se les imputa, tanto como el de proveer a la protección.
Los jueces son “autoridades”, y la tutela que han de prestar no puede quedarles impedida por No se trata, por ende, de que toda la materia ambiental caiga íntegramente en las dos jurisdicciones. La
concurrencia está repartida entre lo mínimo y lo máximo complementario.
insuficiencia o ausencia de la ley.
No obstante, creemos que esta complementariedad maximizadora de los contenidos mínimos del art. 125 también, incluso con participación del estado federal; c) los convenios internacionales
no impide que la legislación provincial recaiga en problemas ambientales jurisdiccionalmente que según el art. 124 pueden celebrar las provincias admiten recaer en materia ambiental.
divisibles que se circunscriben al ámbito territorial de una provincia, a condición de no alterar la II. EL DERECHO DE LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS.
protección surgida de la ley de presupuestos mínimos.
El artículo 42: consumo, bienes y servicios.
14. — La complementariedad maximizadora demuestra el acierto de nuestro punto de vista en materia de
derechos humanos cuando hemos afirmado que en tanto se respete la distribución competencial entre estado 21.— El art. 42 dice así:
federal y provincias, éstas quedan habilitadas para ampliar el plexo de derechos a cuya recepción las obliga la
constitución federal. “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de
consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información
15. — En cuanto a los daños ambientales susceptibles de incriminarse como delitos, es adecuada y veraz; a la libertad de elección y a condiciones de trato equitativo y digno.
indudable la competencia exclusiva del congreso por tratarse de materia penal. Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo,
a la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los
16. — Todo ello demuestra que la reforma ha reconocido, implícitamente, que cuidar el ambiente es monopolios naturales y legales, al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la
responsabilidad prioritaria del poder que tiene jurisdicción sobre él, lo que equivale a asumir la regla de que la constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios.
jurisdicción es, como principio, local —provincial y municipal—. No obstante, el perjuicio al ambiente no suele
detenerse localmente, porque es movedizo y transferible más allá del lugar de origen; la interdependencia del La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y solución de
ambiente es, entonces, un parámetro que sirve de guía, y que convoca al estado federal a fijar los presupuestos conflictos, y los marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia nacional, previendo
mínimos de protección. Estos rigen tanto para el ámbito local, donde acaso quede circunscripto el perjuicio sin la necesaria participación de las asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias
difusión extrajurisdiccional, como más allá de él en el supuesto habitual de que el problema ambiental no sea interesadas en los organismos de control.”
jurisdiccionalmente divisible.
(La bastardilla es nuestra).
17. — Cuando el ex art. 108, que se mantiene después de la reforma como art. 126, prohíbe a las provincias
legislar en materia de derecho común una vez que el congreso ha dictado los códigos o leyes de esa naturaleza El sistema económico: mercado, competencia y estado
enunciados en el art. 75 inc. 12 (ex art. 67 inc. 11), parece posible entender, analógicamente, que hasta tanto se
sancionen las normas de presupuestos mínimos por el estado federal, las provincias disponen de margen elástico 22. — La norma del art. 42 traza alguna dirección al sistema económico, que no puede
para dictar leyes amplias en orden al derecho ambiental. desconectarse de todo el techo principista-valorativo, en especial con sus reiteradas apelaciones al
sistema democrático.
18. — De lo que ahora no queda duda es de que la ejecución y aplicación de la legislación del
Las alusiones que aparecen en el art. 42 —por ejemplo: a la competencia, al control de los
congreso se rige por la regla del art. 75 inciso 12, que es la clásica del anterior art. 67 inc. 11: la
monopolios, al consumo, etc.— presuponen la existencia del mercado, lo que no significa —sin
competencia legislativa del congreso no altera las jurisdicciones locales. Así lo consigna
más— que la libertad y la competencia en el mercado retraigan la presencia razonable del estado
expresamente el mismo art. 41.
en este ámbito económico del consumo, de los bienes y de los servicios. Para nada ha de alentarse
No obstante la reserva de las jurisdiccionales provinciales para aplicar las normas ambientales, creemos
ni verse aquí una postura abstencionista del estado propiciada por el art. 42, sino todo lo contrario.
viable que:
En efecto, todas las menciones que bajo la cobertura del “derecho de los consumidores y usuarios” se hacen
a) determinados delitos ecológicos puedan revestir la naturaleza de delitos federales (y no de derecho penal
en el párrafo primero, más las puntualizaciones que siguen en los párrafos segundo y tercero, demuestran que el
común) y, por ende, las respectivas causas judiciales deban tramitar ante tribunales federales; sistema democrático con su plexo de derechos apuntala la presencia del estado para evitar desigualdades injustas
b) fuera del ámbito penal, el estado federal también invista excepcionalmente jurisdicción judicial federal y para mantener —o recuperar, si es preciso— el equilibrio en las relaciones de consumidores y usuarios.
para aplicar y ejecutar algunas políticas y medidas protectoras del ambiente, si acaso la unidad ambiental lo
reclame sin lugar a duda. Vigilar al mercado, frenar abusos en las prácticas comerciales, y tutelar derechos, hacen de eje
a la interpretación que asignamos al art. 42. Ha de presidir esta interpretación la convicción de
Los tratados interjurisdiccionales. que se ha querido proteger como interés jurídico relevante todo lo que tiene relación con las
necesidades primarias y fundamentales que el consumo, los bienes y los servicios deben
19. — Queda todavía otro aspecto competencial, cuando se atiende al derecho internacional. satisfacer en favor de las personas.
Es necesario afrontarlo porque las cuestiones ambientales son susceptibles de afectar a más de un
estado. 23. — Hemos adelantado que hay que hacer intersección entre las desigualdades y el equilibrio.
Los daños de expansión interjurisdiccional dejan margen para que el estado federal concierte Desigualdades, porque nadie duda de que los consumidores y usuarios —por más libertad de mercado que se
tratados internacionales que, por revestir jerarquía supralegal, subordinan a la ley de pregone— son vulnerables frente a quienes les proveen los bienes y servicios básicos para una vida decorosa y
digna, y que tal vulnerabilidad frente a eventuales abusos, engaños, prácticas desleales, etc., reclama el equilibrio
presupuestos mínimos que incumbe dictar al congreso. Por supuesto, también colocan por debajo
que el estado democrático está obligado a dispensar. (Por su relación con el tema, ver cap. XIV, nº 15, 17, 39 y
de sí a las normas provinciales. 40).
Tales tratados no sólo prevalecen siempre sobre la legislación sino también pueden exceder lo Cuando echamos mano de la expresión “necesidades primarias, fundamentales, o básicas” estamos pensando
que, en y para la ley de presupuestos mínimos, es materia de competencia del estado federal. en los alimentos; en el suministro de agua; en la corriente eléctrica; en las redes cloacales; en el gas; en el teléfono,
y en muchas cosas más. El acceso a todo ese conjunto de bienes y servicios es un derecho del consumidor y del
De todos modos, si aceptamos que estos tratados tienen, al menos parcialmente, carácter de tratados de usuario, que no se abastece ni se hace efectivo de cualquier manera por virtud mágica del mercado libre ni de la
derechos humanos (porque hay derecho al ambiente sano) podemos recordar que el derecho interno también supuesta “mano invisible” que siempre pone orden y rinde beneficio para todos. Aquí subyace la desigualdad, y es
dispone de margen para ampliar el dispositivo internacional. indispensable el equilibrio. Y el estado debe lograrlo con la participación de la sociedad —es decir, de los
consumidores y de los usuarios, más las asociaciones constituidas para defender sus intereses y sus dere-
20. — En el campo de las competencias provinciales hay que agregar que: a) los convenios de chos—.
regionalización para el desarrollo económico y social del art. 124 pueden prever la protección al
ambiente que se vincula con dicho desarrollo; b) los tradicionales “tratados” interprovinciales
24. — No hay duda —asimismo— de que en el mercado de consumo y servicios ha cambiado mucho la c) el derecho a satisfacer, mediante el consumo y el uso de servicios, las necesidades básicas o primarias de la
relación entre el fabricante, vendedor o proveedor, y el público. La propaganda y la publicidad comerciales, la persona;
difusión y penetración de los medios de comunicación, y la llamada “mercadotecnia” (dirigida a conocer e inducir d) el derecho a la lealtad comercial.
a los consumidores) son algunas de las estrategias y técnicas que hoy han modificado el panorama de antaño. La
denominada “globalización”, por su parte, añade al problema nuevos estilos en el proceso de comercialización — Si ahora buscamos la bisagra con el plexo de valores, reaparecen muchos; así:
por ej., con las ventas a distancia, y la publicidad internacional—. a) el valor solidaridad;
La lealtad comercial, la propaganda competitiva, el deber de veracidad, el espíritu de lucro, la tendencia al b) el valor cooperación;
consumismo en muchos estratos sociales, y por sobre todo la dignidad de la persona humana y los derechos que c) el valor seguridad;
ella compromete —y se le comprometen— en este orbe del consumo y los servicios, componen entre sí una
d) el valor participación;
bisagra que obliga a tomar en cuenta, como aspecto central, el debido equilibrio entre el mercado, la competencia
y la oferta-demanda (por un lado) y la protección de la persona (por el otro). e) el valor igualdad;
f) el valor justicia.
25. — Cuando se toma en consideración al mercado y al consumo, se habla de un “derecho de consumo”, en
cuyo centro se ubican los derechos del consumidor. Por consumidor se entiende toda persona que adquiere o usa 30. — No dudamos en considerar que cada uno de los aspectos a cuya protección deben
un producto determinado o un servicio como destinatario final. Entre el consumidor y el proveedor de bienes y
proveer las autoridades, también tiene como recíprocos —del lado del consumidor y del
servicios se traba en el mercado una relación que, como mínimo, exige que la presencia del estado controle y
asegure la defensa de la competencia leal (con descarte de la desleal) y la defensa del consumidor, que es la parte usuario— los correlativos derechos.
más débil y vulnerable en esa relación, sin dejar de computar que la bilateralidad de tal relación se inserta en un Son derechos “frente” al estado, porque “autoridades” son todos los órganos de poder
marco de globalización y generalidad muy amplia que también hace indispensable asegurar el principio gravados con la obligación de proveer la protección. Al vocablo “autoridades” le asignamos
protectorio —no sólo del consumidor, sino de pequeños proveedores y pequeñas empresas—. alcance amplio y, por supuesto, al igual que en el caso del art. 41, involucrando a los “jueces”. No
En el ámbito del consumo y del “derecho de consumo” hay que ordenar los parámetros que, conforme al art. en vano el art. 43, al reglar la acción de amparo, lo hace viable en su segundo párrafo en lo
42, giran en torno de los derechos allí previstos, tanto cuando revisten perfil de derechos personales cono cuando relativo a la competencia, al usuario y al consumidor, como también en general a los derechos de
ofrecen el de derechos de incidencia colectiva —según vocabulario del art. 43— o de intereses de pertenencia
difusa. incidencia colectiva.
En algunos casos, los derechos son ambivalentes, porque resultan oponibles además ante
26. — La defensa y protección de consumidores y usuarios debe entenderse actualmente quien provee los bienes y los servicios. Así, el derecho a la calidad y eficiencia, y a que el
como un principio general informador del ordenamiento jurídico, al modo como lo concibe el mercado no se distor-sione en desmedro de la competencia. Esto en orden a derechos que surgen
derecho español. del párrafo segundo. Pero también entre los del párrafo primero encontramos derechos —allí
enunciados como tales— con la misma ambivalencia, o sea, que invisten los consumidores y
Los derechos, las protecciones y los deberes. usuarios frente al estado y frente a los proveedores de bienes y servicios.
27. — Vamos a recorrer en el primer párrafo del art. 42 el enunciado de los derechos de los 31. — Muchos de estos derechos muestran parentesco con los del art. 41 sobre el ambiente. Así, a título de
consumidores y usuarios “en la relación de consumo” (y de uso): ejemplo, los prestadores del servicio de agua deben cuidar que el agua no se polucione; las industrias que procesan
productos para la alimentación y la bebida no deben contaminar el ambiente, como tampoco los proveedores de
a) derecho a la protección de su salud (que incluye el derecho a la vida y a la integridad); carnes y vegetales para el consumo han de incurrir en depredación, ni los cultivos han de arrasar el suelo
b) derecho a la protección de su seguridad (personal, en cuanto se halla en juego por la volviéndolo improductivo a cierto plazo, etcétera.
naturaleza y calidad de bienes y servicios);
La legislación prevista.
c) derecho a la protección de sus intereses económicos (conforme a sus recursos de igual
índole);
32. — El último párrafo del art. 42 remite a la legislación para que establezca procedimientos
d) derecho a información veraz y adecuada por parte de quienes proveen los bienes en el eficaces en orden a prevenir y solucionar conflictos en la triple relación de “consumidores y
mercado de consumo y de servicios; usuarios-prestadores de bienes y servicios - estado”. La ley ha de discernir también los marcos
e) derecho a la libertad de elección (en la misma relación); regulatorios de los servicios públicos de competencia “nacional” y, tanto para esto como para la
f) derecho a condiciones de trato equitativo y digno (en la misma relación). prevención y arreglo de conflictos, la ley debe además prever la necesaria participación de las
asociaciones de consumidores y usuarios, y de las provincias interesadas. Añade, en alusión a esta
28. — En el segundo párrafo se atisba la defensa del consumidor y del usuario por parte del participación: “en los organismos de control”.
estado. Al igual que en el art. 41 en materia de derecho ambiental, aquí se dice que “las
autoridades proveerán a la protección de esos derechos” (los enunciados en el párrafo Entendemos que estos organismos controladores han de tener facultad en el doble ámbito ya señalado: para
antecedente), para en seguida extender idéntica obligación de proveer a: prevenir y solucionar conflictos, y para fiscalizar —y exigir— que las prestaciones de bienes y servicios se
a) la educación para el consumo; encuadren en el marco regulatorio fijado por la ley.
b) la defensa de la competencia en el mercado;
El derecho de asociación.
c) el control de los monopolios;
d) el control de la calidad y eficiencia de los servicios públicos; 33. — El derecho de asociación, que con solamente el art. 14 queda bien abastecido en una
e) la formación y participación de asociaciones de consumidores y usuarios. posible pluralidad de áreas, encuentra en el art. 42 su especificación. Hay en él dos menciones: a)
la primera, cuando el párrafo segundo alude al deber estatal de proveer a la protección del
29. — No cabe duda de que los derechos que menciona expresamente el art. 42 proyectan implícitamente otra derecho a constituir asociaciones de consumidores y usuarios; b) la segunda, a la necesaria
serie, en la que a título de ejemplo podemos incluir: participación de las mismas en los organismos de control.
a) el derecho a acceder al consumo;
b) el derecho a trato no discriminatorio sino en igualdad de oportunidades; No cabe duda de que las leyes tienen que dar desarrollo a este derecho de asociación; no resulta facultativo
hacerlo o no hacerlo, porque entendemos que existe la obligación de legislar. Sin embargo, hasta tanto tal
legislación esté completa, el art. 42 —como todos los demás de la constitución— tiene como mínimo un contenido derechos por analogado. De ser así, tal obligación existe frente a todo el conjunto social que comparte esos
esencial en virtud de la fuerza normativa de la misma constitución, y en mérito al mismo los jueces han de dar mismos derechos al ambiente y al consumo y uso de bienes y servicios.
andamiento aplicativo a aquel contenido. Nos refuerza en este punto la circunstancia de que el ya citado art. 43
prevea la acción de amparo en orden a los derechos relativos a la competencia, al usuario y al consumidor.
CAPÍTULO XVI
La educación para el consumo.
LOS DERECHOS IMPLICITOS
34. — Hemos de entresacar también la referencia a la educación para el consumo, que no
I. LA RADIOGRAFÍA GENERAL. - Su encuadre, su riqueza y su desarrollo progresivo. - La doble implicitud: en
debe ser mal interpretada. Nos negamos a entender que “educación para el consumo” equivalga a los derechos innominados, y en el contenido de los derechos. - II. ALGUNOS DERECHOS IMPLÍCITOS. - La
publicidad y a propaganda para estimular el “consumismo”. Educar para consumir, o enseñar a dignidad de la persona humana. - La vida humana y el derecho a la vida. - El derecho a la salud. - Las
consumir, no es inocular en la sociedad una cultura consumista. Todo lo contrario, es predisponer ampliaciones de las implicitudes. - El derecho a la intimidad. - La relación con los principios y valores. - El
adecuadamente a las gentes para que sepan ejercer el derecho a la libre elección en el acceso y el derecho a la reparación. - Los derechos de los arts. 41 y 42. - Un listado abierto de enunciación ejem-
plificativa. - Los derechos implícitos en los tratados internacionales.
tráfico del mercado. Este “saber” implica —en primer lugar— la previa educación para discernir
lo que puede o debe consumirse, lo que tiene calidad para la opción, lo que está destinado a las
necesidades básicas de lo que no es imprescindible o es superfluo. Es una educación informativa
I. LA RADIOGRAFÍA GENERAL
que tiene que llegar hasta provocar e inducir la capacidad del consumidor para reconocer el
engaño y la seducción, y para preservarse de ellos.
Su encuadre, su riqueza y su desarrollo progresivo.
Si explayamos más el sentido de la educación para el consumo, podemos sostener que, globalmente, es una
educación que coloque a consumidores y usuarios en situación suficiente para conocer, ejercer y exigir todos los 1. — Aparte de los derechos que la constitución enumera y de los que sin estar enumerados
derechos que emergen del art. 42. hemos analizado particularmente, cabe tomar en cuenta todo el repertorio de los que se
La educación para el consumo en el correcto sentido que le atribuimos es un deber del estado, porque figura denominan “derechos implícitos”. Su catálogo no forma parte expresamente del orden normativo
en el párrafo donde la norma dice que las autoridades proveerán a esa educación; pero es compartidamente un de la constitución formal, pero ha de reputarse incluido en ella, a tenor de las siguientes pautas y
deber de las asociaciones de consumidores y usuarios. conforme a las siguientes bases: a) las que proporciona el deber ser ideal del valor justicia, o
derecho natural (pauta dikelógica); b) las que proporciona la ideología de la constitución que,
La tutela judicial amparista. acogiendo la pauta dikelógica, organiza la forma democrática de nuestro estado respetando la
dignidad de la persona, su libertad y sus derechos fundamentales (pauta ideológica, valores y
35. — “Los derechos que protegen a la competencia, al usuario y al consumidor” disponen por el art. 43 de la principios fundamentales que contiene el orden de normas constitucionales); c) las que
vía del amparo para su defensa judicial. proporciona el art. 33 (pauta de la justicia “formal” en el orden de normas constitucionales); d) las
que proporcionan los tratados internacionales sobre derechos humanos; e) las que proporcionan
las valoraciones sociales progresivas.
III. EL PERFIL DE LOS NUEVOS DERECHOS
2. — Si en algún sector de la constitución cobra mayor relieve la afirmación de que los
36. — Los derechos del art. 41 y del art. 42 han solido incardinarse doctrinaria y
silencios y las implicitudes de su complejo normativo codificado deben tomarse en cuenta a la
cronológicamente en los que se llaman de la tercera generación, porque son los de aparición más
hora de interpretarlo e integrarlo, ese sector es el de los llamados derechos implícitos.
reciente, a continuación de los civiles, políticos y sociales. Muestran algunos rasgos importantes y
novedosos, entre los que traemos a colación los siguientes: Tradicionalmente se los considera aludidos en el art. 33, en cuyo texto es el propio
constituyente quien nos advierte claramente que lo que falta en la “letra” de la constitución
a) a más de la titularidad personal e individual, alojan una dimensión colectiva y
cuando enumera los derechos no niega que, además del catálogo expreso, hay otros derechos. Son
transindividual que los afilia a la categoría de los intereses difusos, o de los derechos de
los implícitos. La constitución guarda silencio acerca del listado que debe elaborar el intérprete,
incidencia colectiva mencionados por el art. 43;
tanto cuando éste se moviliza en el plano de la doctrina como cuando lo hace en el de la
b) exhiben una intersección —sobre todo en cuanto a su desarrollo reglamentario— entre el aplicación a cargo de los operadores constitucionales.
derecho público y el derecho privado;
c) se relacionan con muchísimos otros derechos, como el derecho a la seguridad; a la calidad Silencio e implicitud no son lo mismo etimológicamente, pero acá vendrían a coincidir porque los derechos
de vida; a la igualdad de oportunidades y de trato; a la educación; a la información; a la libertad sobre los que la “letra” de la constitución hace silencio componen el plexo de los derechos implícitos. ¿Por qué
implícitos? Porque tienen su fuente en el espíritu de la constitución, en su filosofía política, en su techo
de expresión; a comerciar y ejercer industria; a la propiedad; a la tutela judicial eficaz; a asociarse;
ideológico. El contexto de principios y valores constitucionales ayuda a cubrir, desde la implicitud, el silencio que
a participar; a la salud; a la vida; al desarrollo; a no sufrir daño; a la reparación del daño; a la queda fuera de la enumeración de derechos.
integridad; a la libertad de contratar; a reunirse; al tráfico negocial leal, etc.
En este enjambre del inc. c) aparece también: 3. — El art. 33 remite, como fuente, a la “soberanía del pueblo” y a la “forma republicana de gobierno”. No
es —a nuestro criterio— una expresión feliz. Otras mucho mejores hallamos en numerosas constituciones
d) el ensamble con derechos que están declarados en la constitución, con derechos implícitos, provinciales y en tratados internacionales de derechos humanos. Por ejemplo, cuando se hace referencia a
y con derechos por analogado. derechos inherentes a la persona humana, a su naturaleza, a su dignidad, a la forma democrática, etc.
No es ocioso reiterar que todo viene atravesado por un eje fuerte de constitucionalismo social,
y por el contenido del sistema axiológico de la constitución. Seguramente, cuando la tendencia a la progresividad y a la maximización del plexo de
derechos se ha hecho carne en el actual derecho de los derechos humanos —el interno y el
37. — No obstante que los derechos referidos al ambiente, y al consumo y uso de bienes y servicios no son internacional— una fuente de acrecimiento para los derechos implícitos se sitúa en las
“derechos por analogado”, porque los arts. 41 y 42 los perfilan con naturaleza de derechos en su más pleno necesidades humanas, en las valoraciones colectivas, y en cuantas transformaciones van haciendo
sentido, la proyección que irradian en cuanto derechos de incidencia colectiva en la mayor parte de los casos nos que, al hilo histórico del tiempo, aparezcan derechos nuevos y contenidos nuevos en derechos
permite avizorar que el sujeto pasivo “estado” (o autoridad pública) asume frente a tales derechos una obligación
viejos, por la sencilla razón de que deben respetarse, promoverse y adjudicarse todos los bienes
activamente universal de naturaleza similar a la que explicamos cuando habíamos abordado los mencionados
que en cada situación concreta les son precisos al ser humano para emplazar su vida personal con 6. — La dignidad de la persona humana es propuesta por alguna doctrina como un derecho
dignidad en la convivencia societaria. personal; por otro sector como un principio; y no faltan quienes la consideran “la fuente” de la
cual derivan todos los derechos personales.
La doble implicitud: en los derechos innominados y en el contenido de los derechos
Cuando decimos que el derecho a la vida es el que encabeza a todos los otros, pensamos que para ser sujeto
4. — En primer lugar, especialmente desde la reforma constitucional de 1994, la rica y titular de derechos hay que estar vivo, porque solamente el ser humano que vive aquí y ahora tiene derechos.
profusa constelación de principios y valores que se ha añadido al texto fundacional y que de Se nos dice que antes que la vida, está la dignidad, porque la vida del ser humano que es persona debe ser
manera expresiva se acumula en la parte orgánica, da lugar a que nos empeñemos en una vivida con dignidad.
búsqueda de derechos implícitos relacionados con aquellos principios y valores; valga —por Seguramente, anteponer el derecho a la vida a los demás derechos tiene un sentido cronológico y ontológico.
ahora— dar como testimonio que las alusiones al desarrollo humano (art. 75 incs. 17 y 19 en su Pero como es verdad que la vida humana merece dignidad porque la dignidad es intrínseca a la persona, no hay
párrafo primero; art. 125, y art 41); al desarrollo económico y social (art. 124), y al desarrollo sin inconveniente en empalmar una afirmación y la otra para desembocar en la afirmación de que la dignidad
inherente a todo ser humano en cuanto es persona confiere base a todos los demás derechos.
calificativo alguno (art. 75 incs 2º en su párrafo tercero, y 19 en su párrafo segundo) dan por
cierto que existe como derecho implícito el derecho al desarrollo. No es raro, porque La dignidad no se halla mencionada, ni como derecho ni como principio, en nuestra
doctrinariamente se lo incluye ahora en los derechos de la tercera generación. (Ver nº 22 a). constitución, pero cuenta con base normativa en los tratados de derechos humanos con jerarquía
constitucional. Dentro de la constitución, seguramente nadie duda de que está incluida en el art.
b) En segundo lugar, sobre todo con la reforma de 1994 que prevé tratados de derechos
33.
humanos con jerarquía constitucional, los derechos que constan en tales tratados y que no figuran
en la constitución, o que en los tratados cuentan con un contenido más amplio que en la
La vida humana y el derecho a la vida
constitución, bien pueden interpretarse como implícitos en el art. 33.
Se nos dirá que si cuenta con una norma explícita en tratados de jerarquía constitucional no son implícitos.
7. — El derecho a la vida, como propio del ser humano, es un derecho de la persona humana.
Respondemos: no son implícitos en los tratados, pero lo son en la constitución porque las normas de los tratados Tan simple aseveración plantea el arduo problema de fijar con la mayor precisión posible desde
están fuera de ella (en el bloque de constitucionalidad). qué momento existe la persona humana. El Pacto de San José de Costa Rica protege el derecho a
la vida “en general, a partir del momento de la concepción” (art. 4.1).
5. — Además:
Los avances científicos y tecnológicos, la bioética, las prácticas de fecundación extracorpórea, etc., que tantas
c) Después de la reforma de 1994, hay normas en la constitución que al referirse a un innovaciones y sorpresas nos vienen deparando, inducen a algunos a diferir el instante en que —ya producida la
determinado derecho —como es el de consumidores y usuarios de bienes y servicios en el art. concepción— se tiene por cierto que hay un “individuo” de la especie humana y, por ende, una “persona humana”
42— consignan en relación con él a otro derecho —en el ejemplo del art. 42 el derecho a la que coincide íntegramente con ese “individuo”.
protección de la salud— que no figura entre los derechos enumerados; el aspecto parcial del Cuando se sabe que (en la filosofía tradicional) para que haya una “persona” humana debe haber,
derecho a la salud en la relación de consumo corrobora que el contenido completo del derecho a la simultáneamente, un “individuo” humano, es posible consentir que la persona comienza con la “individuación”
salud carece de norma en el catálogo constitucional de derechos, pero el art. 42 ayuda a darlo por del ser humano, lo cual plantea un problema que desde nuestro punto de vista resolvemos así: si la individuación
comprendido entre los implícitos. (Ver nº 14). es posterior —acaso— a la llamada “concepción” (o fecundación) y, por ende, el comienzo de la persona humana
también lo es (porque coincide con la individuación), no obstante la vida humana en gestación y desarrollo es
d) En tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional hay cláusulas sobre siempre y objetivamente, un bien jurídico aun antes de que exista la persona: entonces, tendríamos dos etapas
derechos implícitos —por ej., en el art. 29 del Pacto de San José de Costa Rica—, más las que al igualmente importantes en perspectiva constitucional: a) el período de vida humana desde la concepción hasta la
prescribir que las disposiciones del tratado no limitan ni niegan otros derechos provenientes de individuación del nuevo ser humano como persona; b) el siguiente período de vida humana de ese ser que ya es la
distinta fuente muestran que tales tratados asumen en el sistema de derechos a los que surgen del “persona” concebida.
derecho interno; o sea, entre ellos, no sólo a los enumerados sino también a los que están A cada período le correspondería: a’) la protección constitucional del proceso completo de la vida en
implícitos en la constitución. gestación, pese a que todavía no fuera posible hablar de “derecho” a la vida porque faltaría el sujeto (persona) en
quien titularizarlo; b’) el “derecho” a la vida cuando ya hay persona humana que, en cuanto sujeto, está en
e) Hay, además, derechos que la constitución enuncia entre los enumerados, pero en cuyos
condición ontológica de titularizarlo.
contenidos hemos de reconocer muchos de ellos como implícitos, porque la constitución no los
desarrolla; a veces —como en el derecho a publicar las ideas por la prensa, del art. 14— algunos 8. — No obstante la diferencia durante cada una de las etapas propuestas, tanto la vida humana en gestación
contenidos —como el derecho a expresarse por medios distintos de la prensa— emergen de como el derecho a la vida, tornan inconstitucionales a las normas permisivas del aborto, la eugenesia, el descarte y
tratados internacionales de jerarquía constitucional. la destrucción de embriones, etc.
Nuestra opinión acerca de la inconstitucionalidad de normas que autoricen las prácticas antedichas no
Estos son algunos ejemplos que estimulan a ahondar el análisis de los derechos implícitos del art. 33 para que significa que las respectivas conductas inconstitucionales deban estar incriminadas y sancionadas penalmente,
sirva de matriz a cuantos plus convenga, sea para admitir nuevos derechos como para ampliar contenidos en porque hacerlo es privativo de la política criminal del congreso y no viene exigido por la constitución. Una cosa,
derechos enumerados. El puente que se traba entre los derechos enumerados con los implícitos en el art. 33, más pues, es considerar inconstitucional una norma “permisiva” que autoriza a cumplir una conducta contraria a la
otros derechos parcialmente citados en otras normas de la constitución, más los principios y valores que componen constitución, y otra diferente es que esa conducta deba necesariamente ser tipificada y penada como delictuosa. Lo
su sistema axiológico, más los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional, tiene que ser recorrido último no lo compartimos.
de ida y de vuelta para abastecer en plenitud al sistema de derechos. Las estrecheces y las interpretaciones egoístas
y reduccionistas no se compadecen con la riqueza que proporciona el art. 33 de derechos implícitos. 9. — Si la vida humana desde su inicio merece la atención que acabamos de dispensarle, no
menos importante resulta la que debe prestársele en su trance final, o sea, próximo a la muerte.
II. ALGUNOS DERECHOS IMPLÍCITOS Por eso, el llamado derecho “a morir con dignidad” hace parte del derecho a la vida, en cuanto
consiste en que toda persona debe quedar exenta de tratamientos que —fuera de los normales para
La dignidad de la persona humana evitar el sufrimiento— prolongan artificialmente su vida o la someten a condiciones de alta
complejidad.
10. — A partir del momento en que se da por cierta la existencia de la persona por nacer, el derecho a la vida
comprende el derecho “a nacer”. En el período en que todavía no se reconozca la “personalización” del ser
concebido y aun no individuado, no correspondería hablar del “derecho” a nacer porque no habría sujeto titular a
quien imputar tal derecho, pero hay vida humana que, en cuanto bien jurídico constitucionalmente protegido, debe 17. — Es ocioso recalcar que el derecho al ambiente sano del art. 41 también se anuda con el derecho a la
preservarse contra todo lo que impida o interrumpa su desarrollo evolutivo natural. En correspondencia con ese salud cada vez que contaminaciones y depredaciones (del aire, del agua, de la flora, etc.) provocadoras de daño
bien, hay una obligación constitucional de respecto y tutela (ver nº 7 y 8). ambiental, inciden malignamente en la salud y hasta en la vida —a veces— de las personas.
11. — El art. 75 inc. 23 dice en su párrafo segundo que es competencia del congreso “dictar un régimen de 18. — El derecho a la salud aparece reconocido en el art. 12 del Pacto Internacional de Derechos
seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la Económicos, Sociales y Culturales como derecho “al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental”,
finalización del período de enseñanza elemental...”. Esta norma se refiere a un régimen de seguridad social, por lo e impone a los estados-parte la obligación de adoptar para su plena efectividad una serie de medidas que la misma
que no puede interpretarse ni como imponiendo el deber de incriminar el aborto mediante ley, ni como deparando norma especifica.
una tutela genérica al “derecho a la vida” durante el embarazo de la madre. Es cierto que para proteger “al niño” En el art. 24 de la Convención sobre Derechos del Niño se registra asimismo el derecho del niño al disfrute
hay que presuponer que se ha comenzado a gestar la vida humana del ser que será un niño, pero insistimos en que del más alto nivel posible de salud y servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la
esa protección del inc. 23 se emplaza en el ámbito de la seguridad social, y no en el del derecho penal. salud, y a renglón seguido estipula una serie de medidas para asegurar la plena aplicación de este derecho.
La conexión de la seguridad social con la vida humana y con el derecho a la vida no difiere demasiado de la Las dos convenciones sobre Discriminación Racial y sobre Discriminación de la Mujer prevén, en relación
que se traba con cualquier otro derecho que, para gozarse y ejercerse, necesita previamente titularizarse en una con el respectivo objeto de cada una, aspectos varios del derecho a la salud.
persona con vida. Tal es la única interpretación que nos merece el inc. 23 comentado.
Las ampliaciones de las implicitudes
12. — La Corte tuvo ocasión de referirse al derecho a la vida, y de conferirle operatividad, cuando debió
conciliar, en un caso de trasplante de órganos, la situación del donante y del donatario (que eran hermanos entre
sí) para autorizar la ablación de un órgano del primero en favor del segundo (el caso se suscitó porque la hermana 19. — Cuando a los derechos enumerados en la constitución antes de su reforma de 1994 se
donante no había cumplido la edad prevista en la ley para efectuar la donación de un órgano propio). los tiene como derechos civiles clásicos, en los que la obligación del sujeto pasivo se limita a
Otro interesante caso vinculado con el derecho a la vida y a la salud fue resuelto por la Corte en sentencia del omitir violación, interferencia o impedimento, es menester que las necesarias irradiaciones que
27 de enero de 1987 (“C. M. del C. B. de c/Estado Nacional, Ministerio de Salud y Acción Social”), respecto del elastizan su contenido imponiendo —además— al sujeto pasivo (todos o alguno determinado) una
suministro de la discutida droga supuestamente anticancerígena denominada crotoxina. prestación positiva de dar o hacer, reciban acogida y tutela constitucionales. Para ello, si una
interpretación dinámica de la constitución a tenor de las circunstancias actuales no bastara, o no
13. — El “derecho a la vida” aparece expresamente consignado en el Pacto de San José de Costa Rica, cuyo fuera bien acogida en la doctrina o en la jurisprudencia, consideramos indispensable que a
art. 4.1 dice que “toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en
aquellos contenidos nuevos de derechos viejos (con la recíproca ampliación de las obligaciones
general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. Como
prolongación, el art. 5.1. prescribe que “toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y tendientes a satisfacerlos) se los repute exigidos por la cláusula de los derechos implícitos.
moral”.
20.— Valga como ejemplo genérico el derecho a la intimidad o privacidad cuando se lo tiene como emanado
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también incluye el derecho a la vida en su art. 6º.
del art. 19 y, por ende, alojado en la nómina de los derechos enumerados, pero no se le incorporan muchos de los
contenidos que hemos analizado en el cap. X. Si acaso se negara —por ejemplo— que el secreto profesional, el
El derecho a la salud secreto fiscal, el secreto de las fuentes de información, el derecho al silencio (o a no expresarse), y toda la gama de
conductas autorreferentes hacen parte del derecho a la intimidad, habría que darles cobertura como derechos
14. — Un ejemplo interesante que no queremos omitir —entre otras razones porque se implícitos. (Ver, para otra hipótesis, nº 21).
vincula con el derecho a la vida y a la integridad— es el derecho a la salud. Su mención marginal Cuando se toma en cuenta el derecho a la igualdad (que el art. 16 define como igualdad “ante la ley”) es
en el art. 42 (para protegerlo en la relación de consumo) apunta a un aspecto parcial que ahora importante ensanchar sus contenidos acudiendo a la igualdad real de oportunidades y de trato que aparece en el
debemos ampliar. art. 75 inc. 23; a la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna, que menciona el art. 75
inc. 19 párrafo tercero (en materia de educación); a la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres del
Como derecho implícito dentro de los clásicos derechos civiles, pudo tener como contenido art. 37 (en materia de derechos políticos); y a la igualdad de oportunidades que, como una pauta entre varias,
inicial el derecho personal a que nadie infiera daño a la salud, con lo que el sujeto pasivo incluye el art. 75 inc. 2º párrafo tercero (en materia de distribución de la coparticipación impositiva).
cumpliría su única obligación omitiendo ese daño.
Hoy, con el curso progresivo de los derechos humanos en el constitucionalismo social, aquel El derecho a la intimidad.
enfoque peca de exigüidad. El derecho a la salud exige, además de la abstención de daño,
muchísimas prestaciones favorables que irrogan en determinados sujetos pasivos el deber de dar 21. — La intimidad o la privacidad que tienen base en el art. 19 explayan proyecciones implícitas. El
y de hacer. resguardo constitucional de la intimidad no se agota en cuanto se refiere a esa intimidad como propia y exclusiva
de cada persona (es decir, de una sola), porque hay situaciones en las que la intimidad cubre a dos o más en
común. Así, en el caso de la intimidad del núcleo familiar; del domicilio donde conviven varias personas; del
Piénsese, no más, en las prestaciones estatales y privadas que para la atención de la salud tienen a su cargo los secreto entre el profesional y el cliente; de los esposos para decidir los problemas de la procreación; de las fuentes
establecimientos del estado, las entidades de medicina prepaga, las obras sociales, etc., más las propias de la plurales de la información periodística, etc.
seguridad social. Todo ello para dispensar tratamientos de prevención, de asistencia durante la enfermedad, de
seguimiento en el período de recuperación y rehabilitación, etc., más —según el caso— la provisión de terapias y
medicamentos. La relación con los principios y valores.
15. — Normalmente, tales aspectos requieren que entre quien demanda prestaciones de salud y la entidad — 22. — Cuando hemos enfatizado el plexo de principios y valores, especialmente de los que
estatal o privada— que es reclamada, haya una relación jurídica suficiente que preste base a las obligaciones del aparecen con la reforma de 1994 en la parte orgánica de la constitución, dijimos que hay que
sujeto pasivo como correlativas del derecho postulado por una persona determinada como titular del derecho a la inferir una recíproca ampliación del sistema de derechos, aunque las normas no hagan referencia a
salud. En los hospitales públicos, creemos que dicha relación surge y se traba con la simple solicitud de quien uno o más derechos determinados.
concurre a ellos.
Podemos suministrar algunos ejemplos.
16. — En el contenido del derecho a la salud se considera actualmente incluido el derecho del paciente a un a) El derecho al desarrollo es un derecho implícito. No viene definido como tal en la
conocimiento informado que debe dispensarle el profesional, el derecho de negarse a determinadas terapias
(cirugías riesgosas, amputación de miembros, transfusiones de sangre por objeción de conciencia, prolongación
constitución, pero ésta contiene las siguientes menciones:
artificial o mortificante de la vida en estadios próximos a la muerte, etc.). Todo ello marca una relación con el a’) al desarrollo humano en los arts. 41; 75 incisos 17 y 19; 125;
problema de la buena y la mala praxis.
a’’) al desarrollo (cuando regula la distribución de los recursos derivados de la f) el derecho a ser diferente;
coparticipación impositiva) en el art. 75 inc. 2º párrafo tercero; también (cuando alude a equilibrar g) el derecho al honor;
el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones) en el art. 75 inc. 19 párrafo segundo;
h) el derecho al nombre;
a’’’) al desarrollo económico y social (cuando prevé con ese fin la creación de regiones por
i) el derecho a tener una nacionalidad;
las provincias) en el art. 124.
j) el derecho a elegir y desarrollar el propio proyecto personal de vida autorreferente;
b) El derecho a la calidad y nivel de vida dignos es otro derecho implícito que no está
enumerado con ese nombre; no obstante, la “calidad de vida” aparece como una de las pautas con k) el derecho a la objeción de conciencia inofensiva para terceros;
que el art. 75 inc. 2º párrafo tercero indica el modo de distribuir los recursos de la coparticipación l) el derecho a indagar, conocer y emplazar la propia filiación;
impositiva. ll) el derecho a la información y a la comunicación;
c) El derecho a la identidad, y su correlato que es el derecho a la diferencia, ya fue objeto de m) el derecho a la tutela judicial efectiva (abarcativa del derecho a la jurisdicción, al debido
análisis (cap.X del Tomo I, nos. 22/23). Al reiterar lo entonces explicado, conviene añadir ahora proceso y a la sentencia justa);
que la denominada libertad informática —en correlación con el poder informático y sus bancos o
n) el derecho de reunión;
registros de datos— aloja en el derecho a la identidad un contenido que bien merece llamarse
derecho a la identidad informática. Con él —a través del habeas data— cada persona ha de estar ñ) el derecho de contratar;
en aptitud de controlar, cancelar, rectificar y preservar los datos que hacen a su identidad. o) el derecho a la imagen propia y a la voz personal;
p) el derecho a la cultura;
El derecho a la reparación.
q) el derecho a la paz;
23. — El derecho privado se ocupa del llamado “derecho de daños”. Constitucionalmente no r) el derecho a la legitimación procesal;
es errado hablar de un derecho al resarcimiento y a la reparación del daño, e incluirlo entre los s) el derecho a la libertad jurídica y a la seguridad jurídica;
derechos implícitos; el art. 17 lo ha previsto en materia de expropiación, y surge asimismo ahora t) el derecho de huelga a favor de sujetos que no son “gremios”;
del art. 41 en materia ambiental, a más del caso específico de la reparación por el error judicial,
que cuenta con normas en tratados de derechos humanos que tienen jerarquía constitucional. u) el derecho de rectificación y respuesta (derecho de réplica);
Con la doctrina más avanzada, estamos seguros de postular la tutela constitucional al “daño a v) el derecho al desarrollo;
la persona”, con sus consecuencias personales (o extrapatrimoniales) y extrapersonales (o w) el derecho a la calidad y al nivel de vida dignos;
patrimoniales). x) todos los contenidos que, respecto de derechos enumerados, superan al que surge de cada
Los derechos de los arts. 41 y 42 una de las normas que los enuncian; más: x’) todos los derechos que, enumerados en tratados
internacionales de derechos humanos (tengan o no jerarquía constitucional), no cuentan con
24. — Alguna relación con los derechos implícitos podemos atisbar en derechos que las normas norma propia en el articulado de la constitución;
constitucionales definen como de “todos los habitantes” (caso del art. 41 sobre derecho al ambiente sano), o
pluralmente de “los consumidores y usuarios” (caso del art. 42). y) los derechos que denominamos “derechos por analogado” (ver Tomo I, cap. IX, nos 40/41),
¿Por qué y dónde queda la impresión de la implicitud, si es que hay normas expresas que declaran tales
como: y’) el derecho a la alimentación: y’’) el derecho a la vivienda; y’’’) el derecho a la
derechos? indumentaria; y’’’’) el derecho “al” trabajo; etc.)
La respuesta admite ser ésta: El enunciado normativo los imputa a cada persona que es habitante, o que es z) más allá de las denominaciones posibles, damos por cierto que en la cláusula de los
consumidor o usuario de bienes y servicios; pero cuando se abarca la pluralidad de todas esas personas, aparece derechos implícitos hallan cabida los intereses difusos, o colectivos, o de pertenencia difusa, y los
—sin que las normas lo digan explícitamente— el carácter colectivo que genéricamente viene aludido en el art. 43 que globalmente sin individualización quedan aludidos en el art. 43 como “derechos de incidencia
con el nombre de “derechos de incidencia colectiva en general”, a semejanza de los intereses difusos. colectiva en general” (ver nº 24).
La propuesta podría ser ésta: hay derechos que aparecen enunciados o enumerados como derechos personales,
y proyectan —debido a su naturaleza— una dimensión colectiva o de incidencia colectiva en el conjunto social 26. — Para el derecho judicial de la Corte (caso “Sejean”, de 1986) también fue un derecho implícito el de
indeterminado; en esta bifrontalidad, tal dimensión colectiva en cada uno de dichos derechos surge implícitamente, recuperar la aptitud nupcial mediante divorcio vincular, y de contraer nuevo matrimonio después del divorcio.
aunque englobada en el perfil normativo de derechos de incidencia colectiva a los que el art. 43 —sin
Una vez que entró a regir la ley de divorcio vincular hay que reconocer que este derecho forma parte de los
enumerarlos— depara tutela mediante la acción de amparo.
derechos implícitos de la constitución.
Un listado abierto de enunciación ejemplificativa. 27. — Si de alguna manera y con cualquier alcance arbitrariamente discriminatorio alguien llega a sostener
que determinados derechos pueden ser negados a las personas discapacitadas (por ej., ejercer profesión liberal,
25. — Es riesgoso intentar el agrupamiento de los derechos y garantías implícitos en un conducir vehículos, etc.), oponemos a su afirmación la de que entre los derechos implícitos debe considerarse
catálogo, porque precisamente la “implicitud” requiere una apertura elástica y flexible, además de comprendido el de las personas discapacitadas para ejercer razonablemente iguales derechos que las que no lo
progresiva, poco compatible con las enumeraciones, los listados y las series enunciativas. Sin son. El art. 75 inc. 23 párrafo primero proporciona sobrado fundamento.
incurrir en hermetismos o cerrazones que, precisamente, la cláusula de los derechos implícitos 28. — La circunstancia de que determinados derechos surjan de tratados internacionales que no poseen
tiende a evitar y debe erradicar, damos ejemplos, aun a riesgo de repeticiones. jerarquía constitucional y que sólo son supralegales no es óbice para que, según su entidad, sean considerados
En nuestra personal perspectiva, han de alojarse en el art. 33: como derechos implícitos del art. 33.
a) el derecho a la vida;
Los derechos implícitos en los tratados internacionales.
b) el derecho a la salud;
c) el derecho a la integridad física, síquica y moral; 29. — Damos los siguientes ejemplos:
d) el derecho a la dignidad personal; a) La Convención de San José de Costa Rica prevé en su declaración los derechos implícitos. En efecto, hay
que prestar atención a lo que consigna el art. 29 cuando se refiere a las “normas de interpretación” del pacto. Allí
e) el derecho a la identidad personal;
se dice: “Ninguna disposición de la presente convención puede ser interpretada en el sentido de...: b) limitar el Como los movimientos pendulares son frecuentes en el devenir histórico, la extinción de la Unión Soviética y
goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera sus satélites puso ahora de moda un “neo-liberalismo” capitalista, que en sus políticas sacrifica al
de los estados partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos estados; c) excluir otros constitucionalismo social so pretexto de valorizar al mercado y a la libre competencia.
derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que derivan de la forma democrática representativa de
gobierno, y d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes 2. — La doctrina social de la Iglesia ha reivindicado para el derecho de propiedad individual el carácter de
del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.” derecho natural primario. Sin embargo, no deja de advertir que hay un destino común de los bienes, conforme al
De estas tres fórmulas inducimos que la convención deja intactos los derechos y libertades que surgen del cual “Dios ha destinado la tierra y todo lo que en ella se contiene para uso de todos los hombres y de todos los
derecho interno o de tratados en que sea parte un estado signatario de la misma convención; reconoce derechos y pueblos, de modo que los bienes creados deben llegar a todos en forma justa, según la regla de la justicia
garan-tías propios de la persona humana, o derivados de la democracia; mantiene el efecto más amplio que pueda inseparable de la caridad” a tenor de la declaración del Concilio Vaticano II. Afirmar que los bienes están
provenir de la Declaración Americana y de otros actos internacionales similares. destinados a la utilidad de todos los hombres, sin exclusión de ninguno, significa acoger el principio dikelógico
que, sostenido por Legaz y Lacambra, señala que todo hombre debe tener propiedad, o lo que es lo mismo, que la
Asimismo, el art. 31 prevé que podrán incluirse en el régimen de protección de la convención otros derechos posibilidad de acceso a una cierta propiedad necesaria para vivir dignamente es debida por exigencia del deber ser
y libertades que sean reconocidos en el futuro de acuerdo a los procedimientos establecidos en sus artículos 76 y ideal de la justicia.
77.
b) El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también descarta en su art. 5º toda restricción o 3. — El derecho “a tener propiedad” solamente se concreta en un derecho de propiedad sobre algún bien
todo menoscabo a los derechos humanos fundamentales que se hallen reconocidos o vigentes en los estados-parte determinado, cuando el derecho positivo adjudica a un sujeto el título respectivo conforme a algún acto jurídico
por leyes, convenciones, reglamentos o costumbres, so pretexto de que el aludido tratado no los reconoce o los reconocido como adquisitivo de propiedad.
reconoce en menor grado.
c) La Convención sobre Derechos del Niño incluye una norma de sentido equivalente en su artículo 41. La propiedad en la constitución argentina.
d) En alguna medida, si la cláusula de los derechos implícitos de nuestra constitución alberga una tendencia a
optimizar el plexo de derechos y, por ende, debe propender a su acrecimiento en la forma que ya tenemos 4. — Nuestro derecho constitucional enfoca la propiedad en el aspecto de propiedad
señalada, bien cabe citar además la cláusula sobre desarrollo progresivo de los derechos sociales que contiene el adquirida. Sus normas presuponen, entonces, para poder funcionar, que quien las invoca ya es
art. 26 del Pacto de San José de Costa Rica, y la equivalente del art. 2º del Pacto Internacional de Derechos propietario de algún bien. Por eso el art. 14 consigna entre los derechos subjetivos el de usar y
Económicos, Sociales y Culturales. Es así en cuanto esas normas comprometen a los estados-parte a adoptar disponer de “su” propiedad. A esta declaración acompaña la del art. 17, afirmando que “la
medidas para alcanzar la efectividad de los derechos sociales, lo que, a su modo, interpretamos como una apertura propiedad es inviolable, y ningún habitante de la nación puede ser privado de ella sino en virtud
a su inclusión en el rubro de los derechos implícitos, si es que la sobriedad de nuestro 14 bis constitucional les
presta una cobertura menor que la de los tratados internacionales, o si el plexo de valores y principios diseminado de sentencia fundada en ley”.
en la parte orgánica desde la reforma de 1994 (especialmente en el art. 75) no se tiene como suficientemente El sujeto activo que se erige en titular del derecho de propiedad puede ser: a) la persona
elocuente. física; b) la persona de existencia ideal o colectiva (personas jurídicas, asociaciones con calidad
de sujetos de derecho).
CAPÍTULO XVII
Con respecto a la persona física, entendemos que un extranjero “no habitante” puede ser propietario en
EL DERECHO DE PROPIEDAD territorio argentino, alcanzándole la protección que la constitución depara a la propiedad y a su titular; con
respecto a las personas jurídicas extranjeras, pueden ser propietarios en territorio argentino los estados extranjeros
(por ej.: sobre el inmueble donde funciona su representación diplomática) y las personas jurídicas y asociaciones a
I. SU ENCUADRE GENERAL. - El concepto de propiedad. - La propiedad en la constitución argentina. - Qué es
quienes se reconoce extraterritorialidad.
propiedad en sentido constitucional. - II. LOS CONTENIDOS DEL DERECHO DE PROPIEDAD. - Los contenidos
generales. - Los contenidos en el proceso. - Los contenidos en el derechos de la seguridad social. - Los El sujeto pasivo del derecho de propiedad es ambivalente: a) por un lado, el estado, a quien se
contenidos que surgen del pago. - Los contenidos que surgen de la irretroactividad de las leyes. - Los dirige fundamentalmente la prohibición de violar la propiedad privada; b) los particulares, que no
contenidos que surgen de la transmisión por causa de muerte. - Los contenidos que surgen del art. 42. - Los
contenidos en la propiedad intelectual. - El cambio de titularidad de la propiedad en el “derecho objetivo”. - La
deben perturbar el uso y ejercicio del derecho que ostenta el sujeto activo.
“indexación” y la propiedad. - La prohibición legal de la indexación. - La inviolabilidad de la propiedad. - Las El sujeto pasivo, sean quien fuere, también está obligado a no impedir (contra la voluntad de
limitaciones a la propiedad. - Las limitaciones “sociales”. - Los tratados inter- una persona) que ésta adquiera propiedad.
nacionales de jerarquía constitucional.
Si tal como ya lo hemos expuesto, el estado tiene el deber de promover los derechos humanos, le cabe en
relación al derecho de propiedad la obligación de estructurar un orden socioeconómico justo, que haga posible a
I. SU ENCUADRE GENERAL los hombres acceder con su iniciativa privada a la propiedad de los bienes necesarios para poder vivir conforme a
su dignidad de persona.
El concepto de propiedad.
5. — Las normas constitucionales sobre la propiedad y su inviolabilidad en nada obstan, a
1. — Entre los derechos individuales que el constitucionalismo moderno o clásico protegió con más nuestro juicio, para sostener y propugnar que el derecho de propiedad tiene una función social, y
intensidad se halla el de propiedad. El derecho de propiedad de cuño individualista recibió el impacto de las que su cumplimiento es exigible razonablemente por el estado, tanto a favor del estado mismo —
transformaciones ideológicas, sociales y económicas, hasta llegar a las doctrinas que le asignan una función social, por ej., en las cargas fiscales— como en numerosas políticas generales de bienestar general y de
y a las fórmulas del constitucionalismo social que —como en la constitución de Weimar de 1919— enuncian el
principio de que “la propiedad obliga”.
desarrollo, y en el área de las relaciones entre particulares (por ej., en este último supuesto, para
hacer participar a los trabajadores en los beneficios de las empresas al modo como lo estipula el
Entre el extremo del liberalismo individualista y las concepciones afirmativas de que la propiedad tiene una
función social, transcurre toda una etapa suficientemente larga para advertir el progreso que significa la última de
art. 14 bis.).
las teorías señaladas. No obstante, surge por otro lado el vasto movimiento socialista y luego marxista, que se
encarga de llevar su ataque a la propiedad privada, especialmente con respecto a los llamados medios de 6. — Con la reforma de 1994, el art. 75 inc. 17 consigna que el congreso ha de garantizar a
producción, a los que propone colectivizar para alcanzar la emancipación del proletariado. Las constituciones que, los pueblos indígenas argentinos la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que
con posterioridad a la Revolución Rusa de 1917, se enrolaron en esta línea, tanto en la ex Unión Soviética como tradicionalmente ocupan.
en los estados alineados en su órbita de irradiación, organizaron el orden social y económico tomando en cuenta la
socialización de la propiedad de los medios de producción. Como también debe reconocer la personería jurídica de las comunidades indígenas,
entendemos que es a cada comunidad en cuanto persona jurídica (colectiva) a la que atribuye
aquella posesión y propiedad, lo que a nuestro juicio no impide ni arrasa la posible propiedad Debe tenerse presente, en cuanto a los derechos emergentes de los contratos, lo que decimos al tratar el
individual de las personas físicas que forman parte de una comunidad aborigen. derecho de contratar y las épocas de emergencia, tanto cuando leyes de emergencia recaen en contratos celebrados
antes, y que se hallan en curso de cumplimiento, cuanto en el caso de esas mismas leyes en aplicación a contratos
a celebrarse después de su vigencia.
Qué es propiedad en sentido constitucional.
7. — El derecho constitucional formal —que reconoce y garantiza el derecho de propiedad— y el derecho
E) Los actos jurídicos de disposición y uso de la propiedad.
constitucional material —que se ha encargado, sobre todo por fuente de derecho judicial, de especificar sus F) Los derechos “adquiridos” e ingresados al patrimonio.
contenidos— asignan al término “propiedad” un concepto que excede en mucho al propio del derecho civil. Aun cuando la terminología de “derecho adquirido” ha sido abandonada en la reforma del
Propiedad en sentido constitucional es más —y mucho más— que propiedad o dominio en la codificación
civilista, donde se mueve en torno de los derechos reales.
código civil por la ley 17.711, su arraigo en la doctrina y en el derecho judicial —aún después de
esa reforma— nos impele a mantenerla por causa de su significación y uso tradicionales.
El derecho judicial ha aplicado al derecho de propiedad dos principios importantes: a) el uno remite al general
ya conocido de que ningún derecho contenido en la constitución es absoluto, sino relativo; con este principio la
Corte Suprema ha superado todo atisbo de individualismo en la concepción constitucional del derecho de En rigor, la categoría de los derechos adquiridos perdería su autonomía para subsumirse en otros contenidos
propiedad, para asimilar el criterio de la función social del mismo; b) el otro principio se encarga de admitir que de la propiedad, si pensáramos que un derecho puede adquirirse automáticamente en virtud de una ley, o por un
los derechos patrimoniales, equivalentes al de propiedad, pese al amparo constitucional de que disponen, pueden contrato, o por un acto administrativo inmutable o por una sentencia firme, etc. No obstante, y cualquiera sea el
ser renunciados válidamente por sus titulares; ello quiere decir que la constitución no se opone a que el titular los título que da origen a derechos adquiridos, preferimos conservar el rubro como un aspecto del derecho de
decline, y que cuando esto ocurre, no hay violación constitucional, ni tutela constitucional que invocar. propiedad que merece mención aparte.
Lo que es imprescindible retener es que la calidad de “adquirido” que tiene un derecho proviene directamente
El concepto genérico de propiedad constitucional, que engloba todas sus formas posibles, ha de alguno de los actos jurídicos que se la confieren (ley, contrato, acto administrativo, sentencia, etc.), y no
depende del hecho “material” de que un bien esté realmente en “posesión” de quien titulariza el derecho adquirido
sido acuñado por la jurisprudencia de la Corte al señalar que el término “propiedad” empleado en (así, por ej., cuando se celebra un contrato de locación, el locador “adquiere” el derecho a percibir un alquiler en
la constitución comprende todos los intereses apreciables que el hombre puede poseer fuera de sí cada momento estipulado durante el tiempo de vigencia del contrato, pero cada suma de dinero no ha sido cobrada
mismo, de su vida y de su libertad, con lo que todos los bienes susceptibles de valor económico o anticipadamente al tiempo de contratar; o sea, el locador no materializa el cobro total sobre cuyo monto, no
apreciables en dinero alcanzan nivel de derechos patrimoniales rotulados unitariamente como obstante, tiene “derecho adquirido”).
derecho constitucional de propiedad.
Es menester entender que si un derecho se puede “adquirir” a través de distintas fuentes (ley,
8. — Si aplicamos la teoría de las “libertades preferidas” al caso del derecho de propiedad podemos decir en contrato, acto administrativo, sentencia, etc.), la “adquisición” por ley presenta interés especial,
líneas generales que, dada su inviolabilidad (art. 17), y pese a fuertes restricciones y aun violaciones consentidas porque hay casos en que una ley engendra por sí misma y automáticamente (sin necesidad de
en razón de emergencia por el derecho judicial de la Corte, la propiedad ha sido tenida como un derecho ningún otro acto particular de aplicación a favor de un sujeto), un derecho “adquirido” a favor de
“preferido” dentro del plexo constitucional de los derechos personales.
éste.
No obstante, ése no es el rango que le asigna el derecho internacional de los derechos humanos, muchos de
cuyos tratados ni siquiera lo incluyen (ver nº 30). En el caso “De Martín Alfredo c/Banco Hipotecario Nacional” del 28 de diciembre de 1976 la
Corte ha dicho que “si bajo la vigencia de una ley el particular ha cumplido todos los actos y
condiciones sustanciales y los requisitos formales previstos en esa ley para ser titular de un
II. LOS CONTENIDOS DEL DERECHO DE PROPIEDAD determinado derecho, debe considerarse que hay derecho adquirido aunque falte la declaración
formal de una sentencia o de un acto administrativo, pues éstos sólo agregan el reconocimiento de
Los contenidos generales. ese derecho o el apoyo de la fuerza coactiva necesaria para que se haga efectivo”.
9. — El repertorio de casos a través del cual extraeremos los diversos contenidos del derecho En materia de honorarios profesionales la Corte ha hecho aplicación de la teoría del derecho adquirido en el
constitucional de propiedad impide la cita de todos esos casos, si es que deseamos mantener la caso “Costa Francisco e Hijos, Agropecuaria c/Provincia de Buenos Aires”, del 12 de setiembre de 1996, al
visión panorámica. Yendo, pues, a la enumeración de tales contenidos, encontramos que integran sostener que el derecho a percibir honorarios se constituye como tal en el momento en que el trabajo profesional
el derecho de propiedad y, por ende, quedan amparados por la garantía de su inviolabilidad se realiza, con independencia de la época en que se practica la regulación judicial; por ende, ese derecho se vuelve
consagrada en el art. 17, los siguientes aspectos: inalterable y no admite modificación ni supresión por leyes posteriores.
A) El derecho de dominio y sus desmembraciones, de acuerdo con la legislación común. Los contenidos en el proceso.
B) Las concesiones de uso sobre bienes del dominio público, como por ej.: el derecho a una
sepultura, cualquiera sea la naturaleza que revista de acuerdo a las diferentes posiciones 10. — G) La sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. Ello significa que las decisiones
doctrinarias sobre los sepulcros. (Si el cementerio es privado, la sepultura es un bien del dominio judiciales firmes resultan intangibles, no pudiendo ser modificadas por otras ni desconocidas por
de los particulares.) leyes, o actos estatales o privados. Los derechos y obligaciones emergentes de las sentencias se
C) Las concesiones que reconocen como causa una delegación de la autoridad del estado a incorporan al patrimonio, aunque en sí mismos carezcan de contenido patrimonial.
favor de particulares, como por ej.: empresas de ferrocarriles, de transportes, de electricidad, de
teléfonos, explotación de canales y puertos, etc. En épocas de emergencia se ha reconocido únicamente la dilación razonable en la ejecución de sentencias,
pero sin que pueda alterarse el derecho a ejecutarlas en su momento de acuerdo a la ley vigente al tiempo de
D) Los derechos y las obligaciones emergentes de contratos. En este rubro nosotros creemos adquirir fuerza de cosa juzgada.
que se incluyen los contratos entre particulares y los contratos en que es parte la administración
pública (sean estos últimos contratos administrativos o de derecho común). El derecho judicial de la Corte ha establecido que la admisión de la cosa juzgada puede
condicionarse a la inexistencia de dolo en la causa en que la sentencia se ha expedido. Tal
En cuanto a los convenios colectivos de trabajo, los beneficios que acuerdan a los trabajadores durante el posibilidad es valedera para desconocer eficacia final a la sentencia dictada en un juicio en
lapso en que están en vigor, se incorporan a cada contrato individual de trabajo, y son, por ende, derechos
adquiridos; por ello: a) una ley posterior al convenio colectivo no puede dejar sin efecto ni alterar aquellos
que se ha incurrido en estafa procesal (caso “Tibold” —del año 1962—). En suma, la Corte
beneficios; b) los mismos beneficios pueden ser dejados sin efecto, una vez vencido el plazo de vigencia del sostiene que el beneficio de la cosa juzgada inmutable requiere que la sentencia se haya dictado en
convenio colectivo, por otro convenio de igual naturaleza.
un proceso regular donde se haya respetado el principio del debido proceso (caso “Campbell pensionista, en quien es titular del beneficio, y del cual no puede ser privado; c’’) el goce o
Davidson Juan C. c/Provincia de Buenos Aires” —del año 1971—). disfrute del beneficio, que normalmente consiste en el cobro periódico de una suma de dinero; el
monto, cuota o haber del beneficio no es intangible, y conforme a la jurisprudencia de la Corte
Que la cosa juzgada es inmutable y queda cubierta por la garantía constitucional de la propiedad tampoco puede ser disminuido para el futuro mediando causa razonable, siempre que la rebaja no sea
impide que, si concurre causal razonablemente suficiente, la sentencia pasada “aparentemente” en autoridad de confiscatoria; pero este principio que acoge la viabilidad de un cercenamiento no confiscatorio,
cosa juzgada sea revisada judicialmente (en cuyo caso se habla de cosa juzgada nula o írrita). La revisión de la tiene hoy que ser conjugado con el principio de movilidad en el ajuste de las jubilaciones y
cosa juzgada en tales supuestos puede ser regulada en las leyes procesales, pero aun a falta de ley existe asidero
constitucional bastante para admitir tal revisión.
pensiones —art. 14 bis— por cuya razón su aplicación parece tornarse excepcional;
d) Si bien como principio acabamos de ver que el derecho se adquiere con el acto otorgante
H) Los actos válidamente cumplidos durante el proceso. Ello importa que la validez y del beneficio, no existiendo hasta ese momento sino un derecho en “expectativa”, hay una
eficacia de dichos actos se rige por la ley vigente al tiempo de cumplirlos, y que no pueden ser excepción a formular, y es la siguiente: cuando el afiliado deja de trabajar —sea por renuncia,
desconocidos posteriormente. La aplicación de una nueva ley de procedimientos a las causas cesantía, despido, muerte, etc— su derecho queda fijado por el hecho de la cesación en la
pendientes debe reservarse para las etapas procesales futuras, sin afectar los actos anteriores. Este actividad; ello quiere decir que el beneficio que a él o a sus causahabientes se otorgue en el futuro,
aspecto se vincula con el tema de la preclusión procesal. deberá concederse aplicando la ley vigente a la fecha de la cesación.
En el caso “Hussar Otto”, del 10 de octubre de 1996, la Corte declaró inconstitucional el art. 24 de la ley Sistematizando lo expuesto encontramos que el derecho a la jubilación se rige: a) por la ley vigente a la fecha
24.463 que, en materia de seguridad social, retrogradó etapas cumplidas bajo aplicación de la legislación anterior del otorgamiento, cuando el afiliado está todavía en actividad; b) por la ley vigente a la fecha de la cesación en la
y, como consecuencia, había obligado a reconvertir el procedimiento en juicios pendientes por reclamos actividad, cuando el afiliado dejó de trabajar antes del otorgamiento.
jubilatorios y pensionarios. e) En cuanto a las causales de extinción o caducidad, y a las causales de suspensión, cabe efectuar estas
distinciones: a) las causales de extinción o caducidad son las que irrogan la pérdida del status de jubilado o
I) El derecho a obtener en juicio que la sentencia se dicte conforme a la ley “de fondo” pensionista; deben regirse por la ley que reguló el otorgamiento del beneficio, o sea, no pueden surgir de una ley
vigente a la fecha de trabarse la litis. posterior; nadie puede ser privado de su status si la causal no estaba prevista en la ley aplicable a la concesión del
beneficio; b) las causales de suspensión son las que afectan el goce del beneficio, o sea, las que impiden cobrarlo
Este es un punto de ardua discrepancia; consiste en decidir qué ley debe aplicar el juez al sentenciar una causa mientas la causal subsiste —por ej.: causales de incompatibilidad—, pero mantienen el status, por cuya razón,
que, iniciada bajo la vigencia de una norma de fondo, se ve sorprendida durante su pendencia por otra norma que
desaparecida la causal se rehabilita el pago; pueden surgir de una ley posterior y distinta a la que reguló el
sustituye a la anterior. No se trata de leyes procesales aplicables a la tramitación del juicio, sino de las que rigen
otorgamiento del beneficio.
las pretensiones de las partes. Una fuerte corriente jurisprudencial mantuvo el criterio de que las partes en juicio
adquieren derecho, al trabarse la litis, para que la sentencia se dicte en aplicación de la ley en vigor en aquella Sobre la proporcionalidad entre el haber originario del beneficio y la remuneración de actividad, así como
ocasión, descartando la ulterior que sobreviene entre la litis trabada y la decisión judicial. La Corte Suprema tiene entre ésta y el haber móvil del beneficio, remitimos al tema en la explicación del art. 14 bis.
resuelto —sin que a nuestro criterio ello signifique abdicar totalmente del principio expuesto— que las leyes de
orden público deben aplicarse a las causas pendientes en tanto la propia ley así lo establezca, y que ello no Ver cap. XXII, acápite II.
vulnera derechos adquiridos; o lo que es lo mismo, que las partes en juicio no adquieren derecho a que la causa se
falle conforme a la ley vigente al trabarse la litis, si posteriormente y antes de la sentencia firme se dicta otra ley Los contenidos que surgen del pago.
de orden público que determina su aplicación a los procesos en curso.
Pero adviértase que esta aplicación de la nueva ley nunca puede afectar a los procesos definitivamente 12. — K) El efecto liberatorio del pago. Se entiende por efecto liberatorio del pago el derecho
concluidos por sentencia firme, porque en esta hi-pótesis juega la intangibilidad de la cosa juzgada examinada en
que adquiere el deudor cuando satisface su deuda, a no ser obligado a ningún pago suplementario
el apartado 7.
o nuevo. El pago surte efecto liberatorio cuando se efectúa de conformidad a la ley vigente al
tiempo de cumplirse. Si una ley posterior grava al deudor que ya pagó con obligaciones nuevas o
Los contenidos en el derechos de la seguridad social.
mayores, no puede aplicarse.
11. — J) El derecho adquirido por otorgamiento de jubilaciones y pensiones. Las prestaciones
El principio del efecto liberatorio del pago ha sido extendido jurisprudencialmen-te, para sostener que
de la seguridad social —o si preferimos, de la previsión social— tienen arraigo en el derecho de también libera el pago llevado a cabo de conformidad a la jurisprudencia “uniforme” vigente en el momento, y en
propiedad. Veamos sus aspectos, completando el esquema que ofrecemos en la parte referida al el lugar (o jurisdicción).
art. 14 bis.
a) Mientras el afiliado se encuentra en actividad, el derecho a la jubilación futura es sólo una Los contenidos que surgen de la irretroactividad de las leyes.
expectativa, que puede ceder, modificarse o cesar frente a leyes nuevas y posteriores; no hay
agravio alguno en aplicar éstas cuando llegue el momento de acogerse a pasividad. 13. — L) Irretroactividad de la ley. Tanto el viejo art. 3º del código civil, como el nuevo
redactado por la reforma que introdujo la ley 17.711 previeron con fórmulas diferentes el caso de
No obstante este inveterado principio acuñado por la jurisprudencia de la Corte, hoy creemos que ha de las leyes retroactivas. El principio de que las leyes no son retroactivas surge de la propia ley civil,
hacerse una salvedad, a tenor del criterio sustentado por Marienhoff: cuando el afiliado en actividad cumple las o sea, carece de rango constitucional. La constitución formal no contiene norma expresa al
condiciones legales para jubilarse, y prosigue trabajando, adquiere derecho a que su jubilación “futura” se respecto, salvo en lo referente a la ley penal (art. 18). Sin embargo, y de acuerdo a la
otorgue, cuando entre en pasividad, de acuerdo a la ley que estaba en vigor al tiempo de reunir aquellas jurisprudencia de la Corte, hay una norma implícita según la cual el principio de irretroactividad
condiciones, razón por la cual la ley nueva dictada después de este momento y antes de jubilarse no puede
perjudicarlo;
alcanza nivel constitucional cuando la aplicación de una nueva ley posterior conduce a privar a
alguien de un derecho incorporado a su patrimonio (“adquirido”) y, en tal situación, el principio
b) Si una ley privilegia determinada clase de servicios como “diferenciales”, entendemos que el hecho de
prestarlos durante la vigencia de dicha ley genera derecho “adquirido” a que se los compute en la forma de no retroactividad se confunde con la garantía de inviolabilidad de la propiedad consagrada en
diferencial que ella prevé, aunque la misma ley ya esté derogada al tiempo de cesar definitivamente el afiliado en el art. 17.
su servicio activo; no obstante, éste no es el criterio acogido por la Corte Suprema;
Conviene apuntar una sugestión: detectar un “derecho adquirido” o una “propiedad” en sentido constitucional
siempre tiene conexión con la irretroac-tividad porque una vez que hay “derecho adquirido” o “propiedad”,
c) El acto de otorgamiento del beneficio, una vez que pasa en autoridad de cosa juzgada ninguna norma y ningún acto posterior pueden privar de ese derecho o esa propiedad; si lo hacen, la retroactividad
administrativa, es inmutable y apareja adquisición de un derecho irrevocable; el derecho de la norma o del acto deviene inconstitucional.
emergente del acto otorgante se desglosa en dos aspectos; c’) el status personal de jubilado o
La garantía de irretroactividad será estudiada en el capítulo sobre la seguridad jurídica con diferentes El principio se torna asimismo aplicable si bienes del dominio provincial son legalmente declarados de
aplicaciones. dominio federal.
En rigor, se trata en estos casos de aplicar el principio de que es inconstitucionalmente retroactiva toda norma
Ver cap. XXIV, acápite VI. que priva de propiedad a un sujeto que hasta entonces investía derecho adquirido o titularidad sobre ella.
Los contenidos que surgen de la transmisión por causa de muerte. La imposibilidad de privar de un derecho adquirido a quien es titular de él tiene tal extensión que ni siquiera
una reforma de la constitución podría hacerlo retroactivamente. La reforma constitucional que suprimiera
14. — M) Derecho hereditario. La transmisión de bienes por causa de muerte es un contenido derechos adquiridos daría lugar a una especial responsabilidad del estado por la indemnización debida en favor de
del derecho de propiedad, sea esa transmisión testada o intestada. La transmisión testada los sujetos perjudicados en su propiedad.
encuentra norma constitucional propia en el art. 20, que consigna el derecho de los extranjeros de
testar conforme a las leyes, y que se proyecta a todos los habitantes. La “indexación” y la propiedad.
19. — La palabra “indexación” cobró curso en el lenguaje jurídico argentino cuando la inflación acentuó la
Los contenidos que surgen del art. 42. depreciación de la moneda, o sea, la paulatina pérdida de su real valor adquisitivo.
15. — N) Es interesante advertir que con el nuevo art. 42, que atiende al derecho de los consumidores y “Indexar” es re-valuar, o reajustar o actualizar una deuda, tanto si ésta es originariamente contraída en dinero
usuarios de bienes y servicios, se traba un nexo con el derecho de propiedad. (el monto del alquiler o de un seguro) cuanto si es de valor (indemnizar un daño o una expropiación).
La nueva norma alude a la protección de los intereses económicos en la relación de consumo, para luego Con o sin ley y aun “contra ley”, la constitución presta apoyo para decir que cuando hay depreciación
referirse al mercado y a la competencia, con lo que si bien directamente no hay cita alguna de la propiedad, es monetaria toda deuda debe indexarse para conservar o recomponer el valor intrínseco del crédito, salvo voluntad
evidente que, de manera refleja, también está en juego y bajo protección el derecho de propiedad —en sentido en contrario del acreedor o de ambas partes.
amplio y lato— de los consumidores y usuarios.
20. — Como principio general, el derecho judicial de la Corte ha dado acogimiento a la indexación.
Sin duda, el consumo demanda gastos, y los servicios tienen un costo para quien se sirve de ellos, y por esta Expresión de ello es la siguiente formulación, tomada de uno de sus fallos:
tangente nos parece que aparece el derecho de propiedad. (Ver cap. XV, acápite II).
“Cabe señalar que en situaciones regidas por los principios de la justicia conmutativa, ha de estarse a la
igualdad estricta de las prestaciones recíprocas conforme a las circunstancias del caso, y no siendo el dinero un fin
Los contenidos en la propiedad intelectual. ni un valor en sí mismo sino un medio que, como denominador común, permite conmensurar cosas y acciones
muy dispares en el intercambio, aquella igualdad exige que la equivalencia de las prestaciones recíprocas responda
16. — O) Propiedad intelectual, industrial y comercial. El art. 17 la prevé expresamente al a la realidad de sus valores y al fin de cada una de ellas; ...el principio de la reparación justa e integral, admitido
establecer que todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento pacíficamente por la jurisprudencia, ha de entenderse en un sentido amplio de compensación justa e integral de
por el término que le acuerda la ley. manera que permita mantener la igualdad de las prestaciones conforme al verdadero valor que en su momento las
partes convinieron y no una numérica equivalencia teórica que ha perdido su originaria medida representativa;
Propiedad intelectual es el derecho del autor sobre una obra científica, literaria, artística, etc.; aquel denominador común, a que se hizo referencia ‘supra’ afectado por progresiva depreciación, ya no resulta
su fundamento dikelógico es indiscutible; nada más inherente a la personalidad que el producto de apto en su signo nominal para conmensurar con adecuada equidad prestaciones cuyo cumplimiento se ha
su inteligencia, de su arte, de su inspiración creadora. distanciado en el tiempo por la mora culpable o la conducta ilegítima de quien ha permanecido deudor. En tal
Propiedad industrial y comercial es el derecho que recae sobre inventos, descubrimientos, situación, de no actualizarse los créditos conforme a pautas que equilibren los valores tenidos en cuenta en el
origen de la obligación no se daría el necesario ajuste que exige la justicia, pues mientras el derecho del ahora
patentes, marcas de fábrica, etc., con un matiz económico acentuado. deudor fue plenamente satisfecho, el del que permaneció acreedor por culpa de aquél se vería correspondido sólo
en ínfima parte”.
Para ambos casos, la constitución prevé una regulación legal distinta que la de otras formas de propiedad,
anticipando la posibilidad de extinción del derecho por el transcurso del tiempo, y ello quizás porque en la 21. — Asimismo, la corrección que con base constitucional se hace para satisfacer el valor monetario real con
propiedad intelectual la creación del autor, sin perder el carácter personal a que hemos aludido, aprovecha la indexación, ha de efectuarse a la inversa con similar fin si el valor monetario, en vez de depreciarse, acrece (a
necesariamente de la cultura que es patrimonio colectivo de la comunidad toda. esta corrección se le dio el nombre de “desagio”).
Ha de repararse en que el artículo 17 dice que “todo” autor o inventor es propietario “exclusivo”. Sin
apegarnos literalmente a las palabras de la norma, entendemos que “toda” clase de obra, invento, descubrimiento, La prohibición legal de la indexación.
etc. debe quedar amparada por la propiedad intelectual o industrial, y que las exclusiones legales que impiden
registrar esa propiedad son inconstitucionales, porque dejan desguarnecida esa misma propiedad y la titularidad
22. — La ley 23.928, del año 1991, llamada de “convertibilidad” del austral (porque dispuso el cambio de la
del propietario.
moneda argentina y fijó su valor respecto del dólar estadounidense) prohibió la indexación a partir del 1º de abril
Hay hitos en el derecho judicial de la Corte de los que se infiere que la protección al derecho de autor abarca del citado año, como una política antiinflacionaria. O sea que dio por sentada y establecida la estabilidad
todas las producciones intelectuales de cualquier naturaleza o finalidad, porque tiende a tutelar la creación monetaria.
intelectual en sí misma, sin que importe el medio material que le da soporte. Pero como los fenómenos económicos y, entre ellos, la inflación, no son totalmente regulables ni suprimibles
por la sola virtualidad de las normas, el principio constitucional de que, cuando hay inflación, debe repararse la
17. — La reforma de 1994 asigna ahora al congreso la competencia de proveer a la depreciación monetaria sigue, para nosotros, en pie.
investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento (art. 75 inc.
19 párrafo primero) y de dictar leyes que protejan la libre creación y circulación de las obras de 23. — En 1992, la ley 24.283 —que se declaró aplicable a “todas las situaciones jurídicas no consolidadas”—
autor (art. 75 inc. 19 párrafo cuarto), con lo que el panorama anterior del art. 17 se amplía en su dispuso que “cuando deba actualizarse el valor de una cosa o bien o cualquier otra prestación, aplicándose índices,
estadísticas u otro mecanismo establecidos por acuerdos, normas o sentencias, la liquidación judicial o
dimensión originaria.
extrajudicial resultante no podrá establecer un valor superior al real y actual de dicha cosa o bien o prestación, al
momento del pago.”
El cambio de titularidad de la propiedad en el “derecho objetivo”.
La ley 24.283 parece no resultar aplicable a deudas que no están sujetas a procedimiento alguno de
actualización, y limitarse a impedir la creación de valores artificiales que pudieran surgir de sistemas indexatorios
18. — Por comodidad de lenguaje vamos ahora a entender por “derecho objetivo” el conjunto de normas que excedieran una lógica corrección monetaria, todo ello de conformidad con la lealtad y la buena fe procesales.
escritas y, fundamentalmente, la legislación. Ello nos sirve para afirmar que cuando por una reforma del derecho
objetivo (también acaso una reforma de la constitución) se establece que determinados bienes que, conforme a 24. — En el caso “Yacimientos Petrolíferos Fiscales c/Provincia de Corrientes” fallado el 3 de marzo de
normas anteriores eran del dominio privado, pasan desde ahora a pertenecer al dominio público, quien pierde la 1992, la Corte sostuvo que la ley 23.928 llamada de “convertibilidad del austral” fue dictada en 1991 por el
propiedad que hasta el momento tenía reconocida como suya debe ser indemnizado. congreso en ejercicio de las facultades constitucionales que le acordaba el art. 67 inc. 10 (ahora art. 75 inc. 11) y
que esa norma no sólo derogó disposiciones anteriores, sino que obligó a revisar las soluciones de origen ser indemnizado, tanto si la actividad que los produce es ilícita o ilegítima cuanto si es lícita o
pretoriano que admitían el ajuste por depreciación monetaria. legítima.
En suma, el tribunal entendió que la prohibición legal de la indexación a partir de la ley 23.928 no es
inconstitucional. Acá no está en juego solamente el principio antes enunciado, porque también se le coordina el que se infiere
Sin descender a cuestiones de vocabulario, estamos seguros de algo: cuando hay depreciación monetaria, los del art. 19, conforme al cual el daño que cualquier conducta humana origina en perjuicio de terceros tiene que ser
tribunales deben —con ley habilitante, sin ley, o contra ley prohibitiva— restablecer la ecuación económica real indemnizado (ver el fallo de la Corte en el caso “Gunther Fernando R. c/Estado Nacional”, del 5 de agosto de
para mantener incólume el crédito debido, y mediante algún mecanismo superador del valor nominal —llámese 1986).
indexación, reajuste, actualización, o compensación a través de tasas de interés— tienen que salvar el valor En cuanto al daño provocado por actividad lícita del estado, remitimos al Tomo I, cap. IX, nº 29.
económico de la prestación adeudada.
Las limitaciones a la propiedad.
25. — A poco de dictada la sentencia en “Y.P.F.” —ya citada— la Corte hubo de resolver otros muchos casos
acerca de la misma ley de convertibilidad en lo referente a la tasa de interés a aplicar. El tema es importante
constitucionalmente porque según sea la tasa activa (que cobran los bancos) o pasiva (que pagan los bancos) se 28. — Si el derecho de propiedad no es absoluto, tampoco es exclusivo ni perpetuo. No es exclusivo porque
puede de algún modo, con su monto, recomponer el crédito que no es actualizable monetariamente. hay restricciones y servidumbres que afectan el goce o el uso de la propiedad. No es perpetuo porque puede
extinguirse mediante la expropiación.
En el caso “López Antonio c/Explotación Pesquera de la Patagonia SA.”, de 1994, la Corte interpretó que la
ley de convertibilidad era de naturaleza federal en cuanto estableció el valor de la moneda y prohibió la Las limitaciones en interés privado (que podríamos llamar “civiles”) se rigen por el derecho privado,
actualización monetaria. Como el carácter federal le permitía al tribunal interpretar la norma, sostuvo que debía especialmente por el código civil. Las limitaciones en interés público (“administrativas”) se rigen por el derecho
aplicarse a la deuda la tasa pasiva. Pero también en 1994, en el caso “Banco Sudameris c/Belcam SA.” abandona administrativo, y como éste es tanto federal cuanto provincial, corresponden según el caso a la administración
la teoría de que la cuestión referente a la tasa de interés es “federal” y, a la inversa, sostiene que es de derecho pública federal o local (como principio, la competencia es provincial).
común, ajena por ende a la competencia extraordinaria de la Corte; de este fallo surge que han de ser los tribunales a) Las restricciones administrativas se imponen en beneficio del público o de la colectividad. En principio, no
de la causa, y no la Corte, los que decidan qué tasa debe aplicarse para recomponer el crédito y, con ello, son indemnizables, porque se estima que constituyen condiciones de ejercicio del derecho de propiedad.
amortiguar la depreciación monetaria que la ley veda computar. Algunos ejemplos de restricciones administrativas son: el apoyo en inmuebles de hilos o cables telefónicos,
telegráficos o eléctricos; la prohibición de edificar por debajo de una altura mínima, o sobrepasando una máxima;
La inviolabilidad de la propiedad. la obligación de construir respetando un estilo; la prohibición de construir con determinado material; la fijación en
los edificios de chapas indicadoras del nombre de las calles; la prohibición de propalar ruidos molestos desde
26. — La propiedad que la constitución tutela como derecho, y cuyos contenidos de mayor locales comerciales o industriales o de emanar olores nauseabundos o elementos que contaminan el ambiente, etc.
proyección e importancia hemos explicado, es declarada inviolable en el art. 17. Las restricciones administrativas suelen consistir en obligaciones de “no hacer” o de “dejar hacer”, pero cabe
ocasionalmente que impongan una obligación de “hacer” (por ej., construir con determinado material, instalar
Inviolable no significa que es absoluta, ni exenta de función social; significa solamente que ni bañaderos de hacienda en campos destinados a la ganadería, habilitar una escalera o una rampa en ciertos locales).
el estado ni los particulares pueden dañarla, turbarla, desconocerla o desintegrarla.
b) Las servidumbres administrativas, a diferencia de las restricciones, son también formas de limitaciones,
La inviolabilidad se garantiza a través de una serie de prohibiciones: pero en vez de configurar condiciones normales del ejercicio de la propiedad que no merman su contenido,
a) nadie puede ser privado de su propiedad sino mediante sentencia fundada en la ley (art. implican sustracción o desmembración que afectan la exclusividad de la propiedad en beneficio público. Por eso, y
también a diferencia de las restricciones, las servidumbres públicas son indemnizables.
17);
c) La ocupación temporánea es otra forma de limitación que recae sobre bienes y cosas, e implica el uso y
b) la confiscación de bienes queda borrada por siempre del código penal; goce de los mismos por parte de la administración pública en beneficio público, durante cierto tiempo, y con
c) ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones ni exigir auxilios de ninguna especie. resarcimiento indemnizatorio.
La ocupación temporánea ha sido regulada en la actual ley de expropiación 21.499.
La confiscación es el apoderamiento de los bienes de una persona por parte del fisco. Penalmente, es la
sanción que con igual alcance se aplica a una persona condenada por delito. La constitución ha suprimido para Las limitaciones “sociales”.
siempre la confiscación como pena, pero si tal protección se brinda al condenado, hemos de entender que también
alcanza a quienes no son delincuentes. Por eso, la cláusula funciona a nuestro criterio como abolición lisa y llana
de la confiscación; vedada como pena, no puede subsistir bajo ningún otro título. De ahí que toda privación arbi-
29. — No hay duda de que, una vez asumido el constitucionalismo social y tomadas en cuenta
traria de la propiedad se equipare a la confiscación y sea inconstitucional. Y de ahí el principio general que las normas incorporadas a la constitución por la reforma de 1994, se incrementan las posibles
impone indemnizar cada vez que se priva a alguien de su propiedad: privar de la propiedad sin indemnizar limitaciones razonables a la propiedad, más allá de las clásicas que acabamos de resumir.
equivale a confiscar. Así, a título de ejemplo, vale sugerir que la función social de la propiedad proporciona base
La confiscación que como pena y represalia queda abolida es la confiscación general de bienes; no puede para limitaciones que tomen en cuenta:
asimilársele el decomiso de objetos particulares que son producto o instrumento del delito, ni la recuperación de
bienes mal habidos cuando la dispone una sentencia dictada en juicio y fundada en ley.
a) el derecho al ambiente sano (art. 41);
Las requisiciones y los auxilios en dinero u otras especies de bienes, o bajo forma de ayuda, socorro y hasta b) el derecho de los consumidores y usuarios (art. 42) (ver nº 15);
alojamiento, está suprimidos. La norma se refiere a requisiciones y auxilios por parte de cuerpos armados, y no c) los derechos relacionados con el trabajo y la seguridad social (art. 14 bis).
está limitada a prohibirlos solamente en tiempo de paz. Ahora bien: si en tiempo de guerra o en épocas de
emergencia grave se llevan a cabo, es menester asegurar la debida indemnización, tanto si la requisición implica Subyace la apelación al sistema axiológico integral de la constitución que, sin mención
adquisición coactiva de bienes como si se limita al uso coactivo temporario de los mismos. Ello quiere decir que la expresamente calificativa, diagrama un orden social y económico justo, con igualdad real de
requisición constitucional necesita: a) causa suficiente fundada en guerra o emergencia grave; b) ley que la oportunidades y de trato, tendientes a asegurar el debido marco social para la libertad de empresa,
autorice; c) indemnización. Cuando el bien requisado no se consume, debe volver al patrimonio de su propietario, de contratar, de trabajar, de consumir, de comerciar y ejercer industria, de iniciativa privada, de
lo que no descarta el resarcimiento por el lapso de duración de la requisición; si el bien se ha consumido, la mercado y de competencia. Todas las conexiones posibles con el derecho de propiedad en este
indemnización ha de resarcir también la pérdida definitiva del mismo. ámbito anexan limitaciones razonables a la propiedad.
27. — La norma constitucional sobre inviolabilidad de la propiedad, coordinada con la que Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
exige indemnización en caso de expropiación, proyecta un principio general de nuestro derecho
constitucional, según el cual cuando un derecho patrimonial cede por razón de interés público o 30. — El Pacto de San José de Costa Rica enfoca en el art. 21 el derecho de propiedad
general frente al estado, o sufre daño por actividad del estado o de los particulares, el daño debe privada con esta fórmula: “1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley
puede subordinar tal uso y goce al interés social. 2. Ninguna persona puede ser privada de sus 3. — La norma constitucional del art. 17 es escueta: “la expropiación por causa de utilidad
bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de pública debe ser calificada por ley y previamente indemnizada”. A ella se suman, principalmente,
interés social y en los casos y según las formas establecidas por la ley. 3. Tanto la usura como las normas de la ley de expropiación 21.499 del año 1977, que sustituyó a la ley 13.264, que
cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre, deben ser prohibidas por la ley”. asimismo había reemplazado a la vieja ley 189. Deben tomarse en cuenta, asimismo, las normas
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos carece de normas sobre el derecho de que derivan del derecho judicial.
propiedad.
En el ámbito provincial, las expropiaciones locales se rigen por las cons-tituciones y las leyes provinciales,
En cambio, aparece en la Convención sobre Discriminación Racial (art. 5, d, v), y en la interpretadas y aplicadas por sus tribu- nales, sin perjuicio del ajuste indispensable a las pautas de la
Convención sobre Discriminación contra la Mujer (art. 16. 1, h). constitución federal.
CAPÍTULO XVIII No se debe confundir la “ley” de expropiación (federal o provincial) que reglamenta el
instituto expropiatorio, con “cada una” de las leyes que es menester dictar para proceder a realizar
LA EXPROPIACION “una” expropiación actual calificando de utilidad pública al bien sujeto a expropia- ción.
II. LAS ETAPAS DEL PROCESO EXPROPIATORIO.
I. SU CONCEPTO Y NATURALEZA. - Su encuadre general. - II. LAS ETAPAS DEL PROCESO EXPROPIATORIO. - La
calificación de utilidad pública. - ¿Expropiaciones “sin ley”?. - La revisión judicial de la calificación. - La La calificación de utilidad pública.
determinación. - La indemnización. - III. LA DESPOSESIÓN, LA TRANSFERENCIA DE LA PROPIEDAD Y LA
INDEMNIZACIÓN. - La valuación del bien y la indemnización. - Los rubros que se incluyen y computan en la
valuación. - Los intereses. - Las “deducciones”. - La oportunidad del pago. - IV. LOS SUJETOS EXPROPIANTES. 4. — El proceso expropiatorio consta de diversas etapas, que procuramos sintetizar del
- La expropiación “indirecta”. - La expropiación por las provincias. - V. LOS BIENES EXPROPIABLES. - VI. EL siguiente modo:
PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO. - VII. LA EXPROPIACIÓN “INVERSA” O “IRREGULAR”. - El concepto y sus
requisitos. - El derecho judicial. - La valuación del bien en la expropiación inversa. - VIII. LA RETROCESIÓN. -
A) La calificación legislativa de la “utilidad pública”. La consti-tución exige al efecto la ley
Su concepto . - Los requisitos de procedencia. - La retrocesión en la ley 21.499. - IX. EL ABANDONO DE LA del congreso (en las provincias, hace falta la ley de sus legislaturas); se trata de ley formal como
EXPROPIACIÓN. - El concepto y sus requisitos. - El abandono en la ley 21.499. - El derecho judicial. - X. LA requisito indispensable.
PROYECCIÓN DE LA NOCIÓN DE
EXPROPIACIÓN.
Es el congreso quien en forma discrecional —aunque no arbi-traria— pondera la oportunidad,
el alcance y la conveniencia de la expropiación, estableciendo la utilidad pública de los bienes.
La exigencia de “utilidad pública” para expropiar representa una garantía constitucional en
I. SU CONCEPTO Y NATURALEZA resguardo del derecho de propiedad de los particulares.
Su encuadre general. 5. — No es pacífica la doctrina en torno del concepto de utilidad pública. Sólo cabe señalar que, en general,
se da en la doctrina y en el derecho comparado una evolución hacia la estimación amplia de la causa expropiatoria
sustituyendo el término “utilidad” por otros como “interés”, “bienestar general”, “progreso”, etc., llegándose a
1. — La expropiación es una de las limitaciones al derecho de propiedad en el tiempo, ya que admitir la expropiación cuando la propiedad no cumple una función social.
la perpetuidad de ese derecho es susceptible de extinguirse cuando el estado procede a
Nuestra constitución formal no endurece demasiado la causa expropiatoria al mentar la utilidad pública, tanto
expropiarlo. que de un criterio estricto de “necesidad” se ha pasado a otro más elástico de “conveniencia”. En tal sentido, la ley
La expropiación es el acto unilateral por el cual el estado priva de la propiedad de un bien al 21.499 expresa que la utilidad pública comprende todos los casos en que se procure la satisfacción del bien común,
titular del derecho sobre el mismo, con fines de utilidad pública, mediante calificación por ley e sea éste de naturaleza material o espiritual.
indemnización previa e integral del valor de aquel bien. El adjetivo “pública” calificando a la utilidad ha dado pie para que a veces se interprete que la constitución
exige inexorablemente que el bien expropiado se transfiera al dominio público. Quizá sea muy drástica y severa la
Etimológicamente, expropiar proviene del latín “ex”, que significa “poner fuera” y “proprietas”, que significa interpretación. “Pública” como calificativo de “utilidad” parece más bien equipararse a “social” o “general”,
propiedad; o sea, sacar un bien del dominio de su titular para cumplir el fin de utilidad pública a que ese bien se siempre que se mantenga la noción de que la utilidad social o general debe redundar en beneficio del público, o
destina mediante el acto expropiatorio. sea, de la comunidad, aunque el bien no pase al dominio público. Por ende, si se expropia un bien para darlo a un
particular en provecho propio o de un grupo, falta la causa expropiatoria, pero si —por ej.— se expropia un bien
Es incorrecto incluir en la definición de expropiación el efecto necesario de que el bien que se expropia pase
para asignarlo a una entidad privada que va a instalar en él un establecimiento hospitalario abierto al público, hay,
del patrimonio del sujeto expropiado al del estado, pues según veremos después no siempre es indispensable que
a nuestro juicio, suficiente utilidad pública, no obstante que el bien no ingrese al dominio público.
el fin de utilidad pública apareje la transferencia del bien al dominio estatal (ver nº 5).
El fundamento de la expropiación no radica en un supuesto “dominio eminente” del estado como atributo de
la soberanía, sino en: a) el bien común o la realización del valor justicia como fin del estado; b) el carácter relativo
6. — La calificación de utilidad pública por ley no requiere especificar individualizadamente
de la propiedad privada con función social. Positivamente, la expropiación tiene base inmediata y expresa en la los bienes, pero sí exige que sean determinables.
constitución (art. 17).
Faltaría también el recaudo constitucional de la utilidad pública —si por ej.— una ley declarara sujetos a
2. — La expropiación es, fundamentalmente, un instituto de derecho público, como que en él expropiación tales o cuales bienes “con fines de interés público” sin precisar concretamente el fin o destino
concretos de los mismos, para cuyo logro se los afecta a expropiación.
se muestra con toda su fuerza la “potestas” del estado, que a través de un acto compulsivo
desapropia sin necesidad del consentimiento del expropiado.
¿Expropiaciones “sin ley”?.
Durante mucho tiempo, buena parte de nuestra doctrina admitió el carácter mixto de la expropiación,
7. — Es elemental el principio de que para expropiar se necesita una ley que declare la utilidad pública del
reconociendo su naturaleza “publicística” en la etapa en que el estado califica la utilidad pública, determina los
bien sujeto a expropiación. No obstante, queremos plantear el interrogante de si excepcionalmente procede una
bienes y procede a su transferencia, y su naturaleza de “derecho privado” en lo referente al derecho indemnizatorio
expropiación (o la indemnización expropiatoria) en situaciones en que no hay ley declarativa de utilidad pública.
del expropiado. Hoy parece predominar la tesis que absorbe íntegramente a la expropiación en el derecho público,
aun en lo que hace a la indemnización, a la que se niega absolutamente el carácter de “precio”, equiparable al de Respondemos que no. En el derecho judicial registramos casos en los que ha quedado claro que, no habiendo
una compraventa. expropiación, los resarcimientos por violación o daños a la propiedad se han de demandar por una vía distinta a la
expropiatoria, porque no es posible encuadrar la pretensión en el instituto expropiatorio si no ha habido ley social’, ni los que éstos entiendan por ‘indemnización justa’. (La reserva significa sustraer tales puntos a la
declarativa de utilidad pública respecto del bien que ha sufrido la violación o los daños. jurisdicción internacional prevista en la convención y aceptada por nuestro país).
Ello no empece a que, “por analogía”, aunque no haya expropiación quepa acudir al instituto expropiatorio
solamente para evaluar el resarcimiento. (Así lo hizo la Corte en su fallo del caso “Cantón”, del año 1979, para La determinación.
indemnizar perjuicios a derechos patrimoniales por actividad lícita del estado).
12. — B) La determinación de los bienes. La ley que califica la utilidad pública puede
La revisión judicial de la calificación. determinar directamente el bien sujeto a expropiación, o hacer una enumeración genérica, o
establecer la zona donde quedan comprendidos los bienes sujetos a expropiación. Cuando el
8. — La utilidad pública es la causa y el fin de la expropiación, y quien califica dicha utilidad congreso no determina individualmente el bien, le corresponde hacerlo al poder ejecutivo entre
es el congreso. Que el juicio sobre la utilidad pública pertenece al congreso no quiere decir que los genéricamente enumerados o dentro de la zona señalada; pero siempre es imprescindible que
resulte desprovisto de controles. Sólo el congreso califica, pero como la calificación requiere la ley los haga “determinables”.
ineludiblemente la realidad de la “utilidad pública”, el acto no puede ser arbitrario. Si el congreso Así lo prevé la ley 21.499.
encubre en una calificación de utilidad pública una causa o un fin totalmente distintos, la
calificación peca de inconstitucional. Y ante tamaña desviación, el control de constitucionalidad Aparte de la eventual determinación del bien por el poder ejecutivo, le corresponde a éste también determinar
recae en el poder judicial. (dentro del marco y plazos legales) el momento en el cual va a consumar el acto expropiatorio o cumplir la utilidad
Nuestro derecho judicial ha acuñado la norma de que la calificación de utilidad pública pública (sin perjuicio de que no haciéndolo en aquel marco y plazo quede abierta la posibilidad de aplicar los
efectuada por el congreso, por configurar un acto político, no es judiciable. Ello significa que en institutos de la retrocesión o del abandono, según el caso).
la constitución material la decisión congresional escapa a la revisión judicial y que el objeto
normal del juicio de expropiación consiste únicamente en la fijación de la indemnización, al no La indemnización.
ser discutible la causa de utilidad pública.
13. — C) La indemnización previa. La exigencia de que antes de consumarse la expropiación
Sin embargo, tal principio de no judiciabilidad admite reservas en la propia jurisprudencia, ya (o sea, de transferirse la propiedad) debe satisfacerse el pago de la indemnización, se halla
que la Corte, después de sentarlo, ha dejado a salvo la revisión excepcional para el caso en que la impuesta en la constitución.
calificación de utilidad pública sea manifiestamente arbitraria.
Por eso, es inconstitucional toda ley que posterga el pago de la indemnización (total o
Nosotros estamos en desacuerdo con la jurisprudencia de la Corte, y preferimos decir que: la parcialmente) para un tiempo posterior a la transferencia de la propiedad.
calificación de utilidad pública por ley siempre es “judicialmente revisable”, pero sólo es
“descalificable judicialmente” cuando es arbitraria. Lo es la inclusión de las indemnizaciones expropiatorias en el régimen de la ley 23.982 de
consolidación y pago a plazo de las deudas del estado. Así lo declaró la Corte en su sentencia del
9. — Haciendo un lineamiento somero de la evolución jurisprudencial, descubrimos que: 5 de abril de 1995 en el caso “Servicio Nacional de Parques Nacionales c/Franzini Carlos s/
a) hasta 1888, prevalece la tesis de no judiciabilidad;
expropiación (Finca Las Pavas)”.
b) en 1888, en el caso “Municipalidad de la capital c/Elortondo” —fallado el 14 de abril— puntualiza lo 14. — El tema de la indemnización obliga a especificar diversos aspecto.
mejor de la elaboración jurisprudencial de la Corte en torno de la judiciabilidad, advirtiendo: b’) que la atribución a) La indemnización debe ser justa e integral. Ello surge del carácter y sentido de la
congresional para calificar la utilidad pública no puede entenderse como derogatoria de los principios indemnización, que es un “resarcimiento”. Indemnizar quiere decir dejar indemne o sin daño, lo
constitucionales, de los que el congreso no puede apartarse; b’’) que es elemental la atribución y el deber de los
que equivale a dar al expropiado “en dinero” el mismo valor de la propiedad que se le expropia.
jueces de examinar las leyes en los casos que se traen a su decisión para averiguar si guardan o no conformidad
con la constitución, y de abstenerse de aplicarlas si se hallan en oposición con ella; b’’’) que, por ende, aunque no La expropiación no debe empobrecer ni enriquecer al expropiado: debe dejarlo en igual situación
hay una línea precisa que deslinde y distinga lo que es utilidad pública de lo que no lo es, lo cual exige que se económica. De allí que el “valor” de lo que se expropia sea el objeto de la obligación resarci-toria
acuerde siempre la mayor deferencia al juicio del congreso, cuando éste excede claramente los límites de su que tiene el expropiante, y que si bien ese valor se expresa o mide en dinero, la deuda no sea
atribución constitucional, los jueces están en el deber de proteger el derecho de propiedad, agredido y tomado dineraria sino de valor.
fuera de las formas autorizadas por la constitución;
El carácter justo de la indemnización surge implícitamente de la constitución. El derecho
c) a partir de 1888 hasta la actualidad, es uniforme la tesis de la no judiciabilidad, excepcionada solamente
para los casos en que la calificación resulta notoriamente arbitraria;
judicial lo ha consagrado en forma enfática al fallar el caso “Provincia de Santa Fe c/Nicchi”, con
fecha 26 de junio de 1967, en el que nuestra Corte afirmó que “no es constitucional ni legal una
10. — Pese al principio jurisprudencial de la “no judiciabilidad”, creemos que la ausencia de utilidad pública indemnización que no sea justa”, “y la indemnización es justa cuanto restituye al propietario el
encuentra algunos otros remedios para detener o reparar la expropiación inconstitucional que se camufla tras la mismo valor económico de que se lo priva, y cubre además los daños y perjuicios que son
declaración del congreso; consecuencia directa e inmediata de la expropiación”.
a) si “inicialmente” la calificación de utilidad pública es manifiestamente arbitraria —por ej.: si se efectúa
para transferir el bien a otro particular en provecho privado— la revisión judicial procede en el juicio de Puede ser que expropiante y expropiado se pongan de acuerdo sobre el monto de la indemnización, en cuyo
expropiación; caso la fijación de dicho monto es objeto de un avenimiento. De lo contrario, lo establece el juez en la sentencia
b) si “inicialmente” la calificación de utilidad pública es razonable, y por ello, judicialmente irrevocable, pero que dicta en el juicio de la expropiación (ver nos. 35 y 36).
a posteriori esa utilidad pública no se cumple (por ej.: por dársele al bien otro destino, o por no llevarse a cabo la Para determinar judicialmente la indemnización, la ley 21.499 ha establecido los diversos procedimientos de
obra que se tuvo en vista) el instituto de la retrocesión permite recuperar el bien por parte del expropiado, lo cual valuación.
significa verificar judicialmente a posteriori que la utilidad pública inicialmente declarada no ha existido;
c) si “inicialmente” la calificación de utilidad pública es razonable, pero el sujeto expropiante no promueve el b) La indemnización que el juez fija en la sentencia debe tomar en cuenta lo que el bien vale a
juicio de expropiación, el instituto del abandono de la expropiación permite dar por cierto, al término de los plazos la fecha de la sentencia, suponiendo que entonces se transfiere el dominio y que el pago se
previstos en el art. 33 de la ley 21.499, que hay desistimiento en la calificación de utilidad pública. efectúa de inmediato. Esto equivale a afirmar que la indemnización debe cubrir el valor actual del
11. — Hay que tener en cuenta que al ratificarse el Pacto de San José de Costa Rica sobre derechos humanos,
bien y que debe pagarse “antes” de la transferencia de la propiedad expropiada (ver nº 26).
Argentina incluyó en el “anexo” del instrumento de ratificación una reserva por la cual estableció que no
“considerará revisable lo que los tribunales nacionales determinen como causas de ‘utilidad pública’ e ‘interés
c) La indemnización tiene que pagarse en dinero (ver nº 26). No obstante, no reputamos tiene que actualizar o reajustar el valor en la sentencia, si es que ha habido variaciones por la
inconstitucional que, mediando acuerdo del expropiado con el expropiante, se indemnice a través depreciación monetaria (ver nº 20).
de vías sustitutivas o compensaciones no dinerarias.
20. — La ley 21.499 prescribe que la depreciación monetaria es un rubro computable, pero la
ley 23.928 ha prohibido a partir del 1º de abril de 1991 toda indexación. No obstante, si hay
III. LA DESPOSESIÓN, LA TRANSFERENCIA DE LA PROPIEDAD
depreciación el monto indemnizatorio debe reajustarse aunque la ley 23.928 lo prohíba, porque la
Y LA INDEMNIZACIÓN
constitución lo exige. (ver nº 18 y 19).
15. — Conviene distinguir dos circunstancias muy distintas, que son: a) la desposesión o Los rubros que se incluyen y computan en la valuación.
desapoderamiento material del bien calificado de utilidad pública y determinado ya con una
individualización precisa; b) la transferencia de la propiedad. 21. — Parecería que el mismo concepto de “indemnización integral” (como compensación de
todo el daño sufrido por el expropiado que debe quedar “indemne”) nos diera la tónica de los
Con la desposesión, el expropiante toma “posesión” del bien; diríamos que, materialmente, el expropiado ya rubros que necesariamente integran el valor del bien. Tal concepto está expresamente formulado
no dispone de él —por ej.: porque se lo demuele para comenzar la apertura de una calle—, pero su título de en el ya citado caso “Provincia de Santa Fe c/Nicchi” —de 1967— en el que la Corte define que
dominio no se transfiere todavía. Solamente la transferencia de la propiedad consuma definitivamente la indemnizar es “eximir de todo daño y perjuicio mediante un cabal resarcimiento”, “y ese cabal
expropiación al extinguir la propiedad del expropiado.
resarcimiento no se logra si el daño o perjuicio subsisten en cualquier medida”. “El valor objetivo
16. — A nuestro criterio, la ley de expropiación puede regular la desposesión con bastante margen del del bien —añade el tribunal— no debe sufrir disminución o desmedro alguno, ni debe el
arbitrio, disponiendo que se la reserve para casos de urgencia, o permitiéndola como principio general. Lo que, en propietario experimentar lesión en su patrimonio que no sea objeto de cumplida y oportuna
cambio, siempre se vuelve inconstitucional es invertir el orden del proceso expropiatorio, estableciendo (como lo reparación”, por lo que la compensación debida al expropiado ha de ofrecerle un equivalente
hacía la anterior ley 13.264) que mediante una consignación judicial provisoria (a cuenta de la indemnización económico que le permita, de ser posible, adquirir otro bien similar al que pierde en virtud de la
total) el expropiante pueda desposeer y que, de inmediato, antes de estar paga esa indemnización, se disponga expropiación.
judicialmente la transferencia de la propiedad. La inconstitucionalidad radica aquí, no en la desposesión, sino en la
transferencia de la propiedad antes de abonarse la indemnización, porque en tal supuesto ésta ya no es “previa”
22. — La ley 21.499, al referirse a los valores indemnizables, consigna que la indemnización comprenderá el
como lo marca el art. 17.
valor objetivo del bien y los daños que sean una consecuencia “directa” e “inmediata” de la expropiación.
La actual ley 21.499 respeta el requisito de que la indemnización tiene que ser previa, ya que la transferencia
A la inversa, se excluye de acuerdo a la ley 21.499: a) el lucro cesante; b) las ganancias hipotéticas; c) las
de la propiedad no se produce mientras el pago indemnizatorio que fija la sentencia firme no se lleva a cabo.
circunstancias personales y los valores afectivos; d) las mejoras que se han realizado en el bien después de
habérselo declarado afectado a expropiación, salvo las necesarias; e) el valor añadido por la ejecución o
La valuación del bien y la indemnización. autorización de la obra pública a cargo del expropiante.
17. — “Valuación” (avalúo) es sinónimo de tasación. La valuación del bien sirve para fijar el Los intereses.
valor del bien expropiado y la indemnización (equivalente a ese valor) que hay que pagar.
Hay dos aspectos a considerar: 23. — La suma de dinero en que se expresa el valor indemnizable devenga intereses, en
a) En qué momento se hace el avalúo; b) cuál es la fecha a la que el avalúo se remite. forma tal que su aplicación se considera parte de la misma indemnización. La Corte Suprema
tiene decidido que los intereses integran el justo resarcimiento y cubren el perjuicio derivado de la
18. — En épocas de estabilidad monetaria —o sea, sin inflación— no es demasiado privación del bien expropiado, correspondiendo liquidarlos desde la desposesión hasta el pago,
importante hacer este deslinde, porque los resultados no varían. según el art. 20 de la ley 21.499. (Si no hubo desposesión ni ocupación del bien por el
expropiante, no procede pagar intereses.)
En cambio, en tiempos de depreciación monetaria, la cuestión cambia mucho.
En efecto, si el “momento” en que se realiza la valuación —por ej.: 1989— toma en cuenta lo Según la misma Corte, los intereses se han de calcular sobre la diferencia entre la suma consignada
que valía el bien en una “fecha” anterior —por ej.: 1983— que fuera la fecha de la desposesión, judicialmente y la acordada en la indemnización por la sentencia definitiva. Proceden aunque la indemnización se
es evidente que esos seis años de inflación iban a causar perjuicio al expropiado en la medida en actualice con la depreciación monetaria, y la condena al pago de intereses no requiere petición expresa del
que el “valor” del bien a 1983 no se actualizaba hasta 1989. interesado (caso “Dirección Nacional de Vialidad c/Echamendi y Cattaneo Juan y otros”, fallado en 1974).
Hasta que la Corte falló en 1967 el caso “Nicchi”, su jurisprudencia sostuvo invariablemente 24. — Después de la prohibición de indexar establecida por la ley 23.928, de 1991, un
que el valor del bien debía fijarse a la fecha en que se había producido la desposesión (en el mecanismo para reparar la depreciación monetaria puede arbitrarse mediante una tasa de interés
ejemplo supuesto, el año 1983), sin computarse la pérdida posterior del valor adquisitivo de la que otorgue suficiente cobertura al rubro indexatorio.
moneda. A partir del citado caso “Provincia de Santa Fe c/Nicchi” adquirió ejemplaridad la pauta
contraria, que obligó a computar la depreciación monetaria y a actualizar la valuación que se Las “deducciones”.
había practicado con remisión a una fecha anterior, hasta llegar al pago de la indemnización.
25. — Nos queda examinar cuáles son las deducciones que pueden o no hacerse sobre el monto de la
19. — A lo expuesto acerca del “momento” en que se efectúa la valuación y de la “fecha” a la indemnización. Si ésta equivale al valor integral del bien expropiado, y si la expropiación no debe empobrecer ni
que esa valuación se remite, hemos de añadir ahora que el problema no concluye allí. En efecto, enriquecer al expropiado, el monto que se le paga no es nada más que el reemplazo y el resarcimiento de lo que se
hay que prolongarlo hasta: le quita: no gana ni pierde.
a) la sentencia, que consigna el “valor” a pagar, y Reiterado tal concepto, parece descartable a priori toda deducción que se pretenda efectuar sobre el monto
que en dinero cobra el expropiado, porque toda disminución del mismo monto ya significa pagarle menos del valor
b) el pago de la suma indemnizatoria. debido. Como principio, pues, no cabe gravar con impuesto alguno el monto de la indemnización, ya que hacerlo
En el nº 14 b) dijimos que el juez en su sentencia debe fijar como monto de la indemnización importaría convertir a la expropiación en un “hecho imponible” en desmedro del expropiado.
lo que el bien vale en ese momento. O sea, el valor actual. Por eso, cualquiera sea el “momento” El art. 20 de la ley 21.499 dispone que los rubros que componen la indemnización no estarán sujetos al pago
en que se realizó la valuación, y cualquiera sea la “fecha” a la que remitió esa valuación, el juez de impuestos o gravamen alguno.
La oportunidad del pago.
No obstante, cuando explicamos los contenidos que el derecho judicial ha incorporado al patrimonio como
26. — La indemnización debe pagarse en dinero efectivo (art. 12 de la ley 21.499) y sin deducción alguna propiedad, vimos algunos que, pese a integrar la propiedad, ahora no parecen susceptibles de expropiación. Así,
antes de que la propiedad se transfiera. Si, en todo caso, y para situaciones de urgencia queda legitimado el ¿cómo podría expropiarse el derecho “adquirido” e incorporado al patrimonio sobre un acto procesal válidamente
expropiante a tomar posesión del bien sin previo pago y con la sola consignación judicial provisoria de una suma a cumplido que, por eso, no puede afectarse retroactivamente? ¿Y cómo podría expropiarse la cosa juzgada (por ej.,
cuenta de la indemnización definitiva, jamás puede consentirse que la ley invierta el orden fijado en la en la sentencia que en un juicio de filiación tiene a una persona como hijo de otra, o que en un juicio de nulidad
constitución y transfiera la propiedad sin previo pago de la indemnización (ver nº 13). matrimonial declara la invalidez de las nupcias)? ¿Y cómo podría expropiarse el derecho que se adquiere por ley a
quedar protegido por una amnistía?
Estos ejemplos hacen pensar que no todo lo que la Corte define como ingresado al patrimonio con carácter de
IV. LOS SUJETOS EXPROPIANTES propiedad inviolable, puede ser expropiado, lo que demuestra que en el concepto constitucional de lo que es
propiedad, hay casos de improcedencia de la expropiación; o, de otro modo, que hay contenidos de la propiedad
27. — Hay un sujeto activo directo y originario, que es el estado federal y cada una de las que no pueden ser objeto de la expropiación.
provincias en sus respectivas jurisdicciones. Ello significa que la “decisión” de expropiar, que se
expresa en la ley que declara la utilidad pública de un bien, pertenece únicamente al estado federal 31. — Marginadas estas excepciones, pasamos revista a algunos objetos o bienes sobre los
y a las provincias. que se considera que puede recaer la expropiación. Son expropiables:
a) los bienes muebles, inmuebles o semovientes;
El Estatuto Organizativo (constitución) de la ciudad autónoma de Buenos Aires reconoce a su legislatura la
atribución de calificar la utilidad pública de los bienes sujetos a expropiación (art. 80, inc. 9). b) las universalidades (una empresa, una biblioteca, las maquina-rias de una fábrica, etc.);
c) los lugares históricos;
La expropiación “indirecta”. d) el espacio aéreo;
e) el subsuelo, sea sólido o fluido;
28. — Fuera del estado federal, de cada una de las provincias y de la ciudad de Buenos Aires,
no hay otros sujetos directos y originarios de expropiación. Pero existe una expropiación a la que f) los bienes inmateriales (la energía hidráulica, los derechos de autor, etc.);
denominamos indirecta —que nada tiene que ver con la expropiación inversa— y que se consuma g) las iglesias;
en forma derivada por delegación. h) los bienes de una embajada extranjera;
Ello quiere decir que hay algunos sujetos activos de expropiación, distintos del estado federal, i) las unidades de un inmueble dividido en propiedad horizontal.
de las provincias, y de la ciudad de Buenos Aires, que expropian por delegación de los sujetos
directos y originarios. Nos explicamos: para que un sujeto activo expropie por delegación, 32. — No es expropiable el dinero, porque si la indemnización debe pagarse en dinero, al expropiado en su
siempre hace falta que previamente el estado federal, o la provincia, o la ciudad de Buenos Aires dinero habría que entregarle una cantidad igual a la que se le expropiara.
dicte una “ley” declarativa de la utilidad pública, en mérito a la cual el sujeto activo derivado o No obstante, parece posible expropiar dinero extranjero, porque la indemniza-ción habría que pagarla en su
indirecto lleve después a cabo la expropiación. equivalente en dinero argentino. Excepcionalmente, también podrían expropiarse monedas argentinas o
Son sujetos activos de esta expropiación indirecta los municipios, y también las entidades extranjeros con valor numis-mático, o de valor metálico superior al normal o cambiario, porque entonces habría
margen indemnizatorio.
autárquicas y empresas del estado, conforme al art. 2º de la ley 21.499.
Se discute si los cadáveres de seres humanos pueden expropiarse. Hay doctrina que lo admite. Creemos que si
Los particulares, sean personas de existencia visible o jurídica, podrán actuar como se niega que el cadáver sea un bien o una cosa con valor económico (susceptible de integrar el patrimonio de una
expropiantes cuando estuvieren autorizados por la ley o por acto administrativo fundado en ley, persona) es imposible la expropiación.
dice el mismo artículo.
33. — El estado federal puede expropiar bienes de dominio privado provincial. Si los bienes provinciales
Muchas constituciones provinciales incluyen entre las facultades de los municipios la de expropiar con integran el dominio público, hay parte de la doctrina y la jurisprudencia que no pone obstáculo alguno. Sin
autorización de la respectiva legislatura. embargo, favorecemos la tesis que para los bienes del dominio público provincial expropiados por el estado
federal requiere el consentimiento de la provincia.
La expropiación por las provincias. Las provincias pueden, excepcionalmente, expropiar bienes del dominio privado del estado federal; para los
de dominio público, haría falta el consentimiento del estado federal.
22. — Nadie duda de que las provincias tienen competencia originaria y propia para las expropiaciones
locales, con base en utilidad pública también local. Tales expropiaciones a cargo de las provincias se rigen por el 34. — El art. 4º de la ley 21.499 dice que pueden ser objeto de expropiación todos los bienes convenientes o
derecho público provincial (constitución provincial, ley provincial de expropiación), pero han de conformarse a necesarios para la satisfacción de la utilidad pública, cualquiera sea su naturaleza jurídica, pertenezcan al dominio
los principios contenidos en la constitución federal en materia expropiatoria; o sea: a) calificación de utilidad público o al privado, sean cosas o no.
pública por la legislatura; b) indemnización justa e integral pagada antes de la transferencia de la propiedad.
La ley provincial de expropiación debe distinguirse nuevamente (igual que la federal) de “cada ley” que dicta VI. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO.
la legislatura local para expropiar un bien, declarándolo de utilidad pública.
Las impugnaciones a la ley provincial de expropiación, y a cada ley (también provincial) que afecta un bien a 35. — El procedimiento expropiatorio ofrece dos vías posibles. Una es la del acuerdo entre
expropiación, dan lugar a recurso extraordinario federal ante la Corte Suprema cuando se cuestionan dichas leyes expropiante y expropiado, que se llama “avenimiento”; otra es la judicial. No siempre se llega a la
(o los actos derivados de su aplicación) por presunta violación a los principios generales que surgen de la
última, ni es indispensable su uso.
constitución federal en materia de expropiación.
El avenimiento entre el estado y el expropiado es un contrato administrativo innominado (de
derecho público).
V. LOS BIENES EXPROPIABLES
El art. 13 de la ley 21.499 lo prevé claramente.
30. — Si “expropiar” es privar de la “propiedad” al sujeto que la titulariza, el principio
general nos dice que todo lo que es propiedad puede ser objeto de expropiación; o, en otros
términos, que todo bien de índole patrimonial y valor económico es susceptible de expropiación.
Cuando no hay avenimiento, el estado (si quiere consumar la expropiación) debe promover expropiación ha sido ocupado por el expropiante, o ha mediado alguna restricción o perturbación que cercena el
juicio de expropiación contra el propietario con quien no alcanza el arreglo. derecho de propiedad del titular.
36. — El rechazo del expropiado puede versar sobre cuatro aspectos: a) el expropiado discute o niega la La valuación del bien en la expropiación inversa.
causa de utilidad pública del bien afectado a expropiación; b) el expropiado discute, aun aceptando genéricamente
la utilidad pública, que no hay necesidad ni conveniencia en la expropiación total o parcial de determinados 43. — Durante la época en que se sostuvo que la tasación del bien debía tomar en cuenta el valor a la fecha de
bienes; o sea, la medida o dimensión de la expropiación; c) el expropiado discute la determinación administrativa la “desposesión”, se hizo excepción al principio cuando se trataba de una expropiación inversa en la que no se
del bien; d) el expropiado discute el monto de la indemnización. había producido desposesión. Entonces se dijo que el valor había de establecerse a la fecha del informe pericial,
Normalmente, siendo mínima y excepcional la competencia que el derecho judicial vigente reconoce a los por ser la más cercana a la sentencia. Tal era la norma surgida de la jurisprudencia.
tribunales para revisar la calificación de utilidad pública y para revisar el criterio con que se valora la necesidad o En la actualidad, pensamos que el criterio emergente desde el caso “Provincia de Santa Fe c/Nicchi” es
conveniencia de expropiar tal o cual bien en tal o cual medida, el objeto habitual y principal del juicio aplicable también a la expropiación inversa: el valor del bien expropiado ha de fijarse al día de la sentencia
expropiatorio se reduce a la fijación de la indemnización. definitiva.
En la expropiación inversa cabe aplicar similar criterio que en la común sobre actualización monetaria por
37. — El juicio de expropiación se suele conocer con el nombre de “contencioso expropiatorio”. La sentencia depreciación. Los intereses de la suma indemnizatoria sólo se deben si ha existido ocupación o desposesión del
tiene carácter “constitutivo”, ya que ella consuma el proceso expropiatorio transfiriendo la propiedad. bien.
VII. LA EXPROPIACIÓN “INVERSA” O “IRREGULAR” VIII. LA RETROCESIÓN
El concepto y sus requisitos. Su concepto.
38. — Existe una forma especial de expropiación, a la que nosotros deparamos el título de 44. — Hemos dicho que para la validez constitucional de la expropiación ha de existir una
expropiación inversa, y a la que parte de la doctrina y de la jurisprudencia llaman también, causa real de utilidad pública, declarada por ley del congreso; si esa causa real no existe cuando
indistintamente, expropiación indirecta o irregular. se dicta la ley, sabemos que se hace difícil discutirla en el juicio expropiatorio, porque la
Con este título de expropiación “irregular” la reglamenta la ley 21.499. jurisprudencia retrae el control, salvo caso extremo de arbitraridad manifiesta; si la causa ha
La expropiación inversa se llama así porque el procedimiento se opera al revés: es el existido en el momento de dictarse la ley, pero posteriormente no se cumple —o sea,
expropiado quien demanda al expropiante. Cómo, porqué y cuándo, es lo que ahora debemos desaparece—, la expropiación pierde su base constitucional, y se vuelve inconstitucional.
explicar. Para remediar esto último, se reconoce el instituto de la retrocesión.
Retrocesión significa retroversión o reintegro del bien expropiado al patrimonio de su
39. — En su esquema-tipo, esta expropiación inversa se torna procedente cuando concurren propietario, en razón de no haberse cumplido la causa de utilidad pública a la que estaba afectado.
las siguientes condiciones: a) vigencia de la ley declarativa de utilidad pública afectando el bien
Es indispensable tener en cuenta que la retrocesión es un instituto que solamente funciona
cuestionado; b) no iniciación de la acción expropiatoria por parte del expropiante; c) conductas
“después” que se ha perfeccionado y consumado la expropiación, o sea, que necesita haberse
del expropiante que implican desposeer al expropiado, ocupar el bien, o meramente impedir el
transferido la propiedad y pagado la indemnización.
libre ejercicio y la disponibilidad plena del propietario sobre la propiedad afectada.
Es imperioso que a raíz de los dos recaudos de los incisos a) y b), el propietario padezca cierta La retrocesión procede también aunque la expropiación se haya cumplido por avenimiento.
indisponibilidad (inc. c) en el goce de su derecho a través de actos que lo turban o lo restringen.
45. — Son dos los supuestos de ausencia de utilidad pública: a) que después de consumada la
Cabe resaltar, asimismo, que la expropiación inversa exige siempre la previa calificación de utilidad pública. expropiación, el estado no destine el bien a la afectación para la cual se lo declaró de utilidad
Si faltando ella el estado ocupa o desapodera el bien, o turba la propiedad, el afectado no puede demandarlo por pública; b) que se lo destine a otro fin (y ello aunque éste “aparentemente” sea también de utilidad
expropiación inversa. Tendrá derecho a reintegro o a resarcimiento en el juicio que promueva con ese objeto, pero
eso no podrá hacerse sobre la base de la expropiación, porque no cabe hablar de expropiación cuando no hay
pública, porque en ese caso no fue calificado por ley previa para ese fin; por ej., si se dicta una ley
calificación legal de la utilidad pública de un bien. (Ver nº 7). declarando un bien de utilidad pública para destinarlo a hospital, y después de consumada la
expropiación se lo destina a una escuela pública).
40. — La expropiación inversa tiene por objeto obligar al expropiante a consumar la
En cambio, si el bien expropiado se destinó al fin de utilidad pública invocado, pero posteriormente el
expropiación y a pagar la indemnización al expropiado que, de alguna manera, padece una expropiante se ha visto obligado a desprenderse de él después de un uso real y efectivo, la retrocesión no procede
situación total o parcial de indisponibilidad en el goce de su propiedad afectada a la expropiación (caso “Colombo de Colombo Rosa y otras c/Transportes de Buenos Aires en liquidación”, fallado por la Corte
que se demora. Suprema el 25 de noviembre de 1966).
Comprendemos, entonces, que el adjetivo “inversa” no alude al sujeto expropiante —que no cambia— sino a A falta de previsión legal sobre la retrocesión, ésta procede igualmente por aplicación directa
la parte que promueve el juicio expropiatorio: en vez de iniciar la demanda el expropiante, la deduce el de la constitución que le presta fundamento, ya que sin el destino de utilidad pública la
expropiado.
expropiación es inconstitucional.
41. — La ley 21.499 prevé diversas hipótesis de expropiación irregular.
47. — El derecho judicial derivado de la Corte Suprema ha dado vigencia a la retrocesión a
El derecho judicial. partir del caso “Ortega Juan de Dios y otros c/Dirección General de Fabricaciones Militares”, del
12 de junio de 1968.
42. — La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia tiene establecido que si bien la circunstancia de que
exista una expropiación declarada por ley no es suficiente para que el propietario pueda, sin más, obligar al estado El principio claramente señalado es el siguiente: “el derecho de retrocesión nace cuando el expropiante no da
a efectivizarla mediante una acción de expropiación inversa, tal acción es procedente si, además, el bien objeto de al bien expropiado la afectación dispuesta por el legislador o le da una distinta, pues en tales supuestos se ha
dejado de cumplir la finalidad que determinó la calificación de utilidad pública que requiere el art. 17 de la
constitución nacional. Ese derecho trae aparejado, como consecuencia, la facultad de reclamar la devolución del El abandono en la ley 21.499.
bien, previo pago del importe recibido por la expropiación, ya que en esencia la retrocesión importa volver las
cosas al estado anterior al acto que originó el desapoderamiento”. 52. — La ley 21.499 dispone en su art. 33 que la expropiación se tendrá por abandonada —salvo disposición
expresa de la ley calificatoria de utilidad pública— cuando el expropiante no promueva el juicio de expropiación
Los requisitos de procedencia. dentro de los dos años de vigencia de la ley, si se trata de bienes individualmente determinados; de cinco años si se
trata de bienes comprendidos en una zona determinada; y de diez años si se trata de bienes comprendidos en una
48. — a) En primer lugar, se requiere que el fin de utilidad pública no se cumpla; ello puede enumeración genérica.
acaecer de las dos maneras explicadas en el nº 45.
El derecho judicial.
b) En segundo lugar, el expropiado que demanda por retrocesión debe reintegrar el monto de
la indemnización percibida, a tenor del siguiente principio: b’) si el bien no ha sufrido 53. — En el caso “Villona de Herrera c/Consejo de Reconstrucción de San Juan” del 14 de octubre de 1966,
modificaciones que aumenten o disminuyan su valor económico, basta devolver la misma suma. la Corte dejó bien establecido que el abandono y la expropiación inversa se excluyen: a) si el bien afectado a
expropiación ha sido ocupado por el expropiante, o se han producido actos que turban el derecho del expropiado,
A nuestro criterio, la acción por retrocesión debería ser imprescriptible. La ley 21.499 le fija un plazo de el expropiante no puede eximirse de consumar la expropiación (inversa) demandada por el expropiado, alegando
prescripción de tres años. que da por abandonada la expropiación; b) al revés, si procede el abandono (porque no hay actos turbatorios de la
propiedad del expropiado) el expropiado no puede pretender que prospere la expropiación inversa. Es decir, un
La retrocesión en la ley 21.499. mismo caso no puede encuadrar a la vez en la expropiación inversa y en el abandono, porque cada uno de estos
institutos enfoca situaciones distintas.
49. — La ley 21.499 ha incluido el instituto de la retrocesión. Conforme a su art. 35 la acción procede cuando No obstante la Corte admitió posteriormente la procedencia del abandono en una situación que correspondía
al bien expropiado se le da un destino diferente al previsto en la ley expropiatoria, o cuando no se le da destino regirse por la expropiación inversa. (Caso “Cerda c/Estado Nacional”, fallado el 19 de octubre de 1982).
alguno en un lapso de dos años computado desde que la expropiación quedó perfeccionada (o sea, desde que se
transfirió la propiedad mediante sentencia firme, desposesión y pago de indemnización).
IX. EL ABANDONO DE LA EXPROPIACIÓN X. LA PROYECCIÓN DE LA NOCIÓN DE EXPROPIACIÓN.
El concepto y sus requisitos. 54. — Es acertado decir que de las normas constitucionales sobre la expropiación se infiere
un principio general de nuestro derecho constitucional que proyecta su aplicación a varios
50. — El abandono es un instituto que se configura cuando, una vez dictada la ley calificatoria de utilidad institutos jurídicos; tal principio se enuncia diciendo que en todos los casos en que la propiedad
pública respecto de uno o más bienes afectados a expropiación, transcurre cierto tiempo durante el cual el (o el derecho patrimonial) cede en razón de un interés público, o sufre perjuicio por la misma
expropiante permanece inactivo (o sea, no lleva a cabo ningún acto tendiente a consumar la expropiación). causa, el propietario debe ser indemnizado por el estado.
Vencido ese plazo (que es resolutorio) ya no se puede expropiar, y la potestad autorizativa para hacerlo queda
extinguida. Este principio está lejos de reservarse para los supuestos en que el daño proviene de una actividad ilegítima o
Se diferencia: a) de la expropiación inversa o irregular, porque en el abandono no hay actos del expropiante ilícita de quien lo produce, y, al contrario, absorbe la hipótesis de actividad legítima o lícita (por ej.: revocación de
que menoscaben o perturben la propiedad del expropiado (como sí ha de haberlos para la expropiación inversa); b) actos o contratos administrativos por razón de mérito, oportunidad o conveniencia).
de la retrocesión, porque en el abandono no se ha cumplido ninguna etapa expropiatoria después de la ley Si tal aplicación es evidente cuando la relación del particular se traba con el estado, y cuando es éste el que
declarativa de utilidad pública del bien (como sí han debido cumplirse todas las etapas expropiatorias para que debe indemnizar, también hay acierto en afirmar que el resarcimiento procede en las relaciones privadas cuando
proceda la retrocesión); c) del desistimiento en el juicio expropiatorio, porque en el abandono ni siquiera se ha la actividad de un particular lesiona el derecho patrimonial de otro particular.
iniciado dicho juicio; d) de la perención de la instancia en el juicio expropiatorio (por lo mismo que en el inciso
anterior). CAPÍTULO XIX
51. — El efecto del abandono es doble, según se lo contemple desde la posición del LA TRIBUTACION Y EL PODER TRIBUTARIO
expropiante o del expropiado.
a) Para el expropiante, significa que transcurridos los plazos de inactividad, ya no puede I. SU ENCUADRE GENERAL. - La actividad financiera del estado y el poder tributario. - La tributación. - Las
consumar la expropiación; es como una “caducidad” de su facultad expropiatoria; pero, a la vez, clases de gravámenes. -Los principios constitucionales que rigen la tributación. - La razonabilidad. - La
política fiscal. - La generalidad de los tributos. - La relación y la obligación tributarias. - La libertad fiscal. -
significa que el expropiado tampoco puede intimarlo, ni urgirlo, ni demandarlo para que lleve La retroactividad de la ley fiscal. - La revisión judicial de los gravámenes. - El “solve et repete”. - El pago
adelante la expropiación. bajo protesta. - La prueba del “empobrecimiento”. - II. LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL. - El reparto de
b) Para el expropiado, significa una certeza jurídica, ya que transcurridos los mismos plazos competencias. - El tesoro nacional. - Los impuestos directos e indirectos. - El art. 75 inc. 2º. - Las
contribuciones y el reparto de competencias. - La ley-convenio. -La distribución. - El control. - La cláusula
de inactividad del expropiante, sabe que éste ya no podrá consumar la expropiación y, si lo transitoria. - El derecho judicial en materia de competencias tributarias federales y provinciales. - La “cláusula
intentara, se le podría oponer como defensa que se ha producido su abandono. comercial” y el poder impositivo. - Prohibiciones al poder impositivo provincial. - III. LA COMPETENCIA
TRIBUTARIA DE LOS MUNICIPIOS DE PROVINCIA. - IV. LAS ADUANAS. - Los
c) Si el expropiante incurso en abandono quisiera expropiar el mismo bien después de principios constitucionales. - La circulación “territorial”. - El peaje.
operado ese abandono, necesitaría una nueva ley calificatoria de la utilidad pública.
d) Si, abandonada la expropiación, el expropiante ocupa el bien o turba su propiedad, el
expropiado que opone el abandono no puede demandar la expropiación inversa (porque el plazo I. SU ENCUADRE GENERAL
de caducidad extinguió la potestad expropiatoria), y debe usar las acciones del derecho común.
La actividad financiera del estado y el poder tributario.
El abandono opera “de pleno derecho” una vez vencidos los plazos fijados por la ley para tenerlo por
tipificado. Ello no obsta, a nuestro juicio, para que el expropiado que quiere asegurar su certeza obtenga un 1. — La llamada actividad financiera estatal —o pública— que se exterioriza en la obtención
pronunciamiento judicial declarativo de que el abandono se ha configurado. No hace falta que se derogue la ley
de recursos y en la realización de gastos apareja, recíprocamente, la recaudación fiscal y la
que dispuso la expropiación, ni que el poder ejecutivo declare por decreto que se produjo el abandono, pero
tampoco es improcedente hacerlo. afectación de erogaciones.
La política fiscal, la política económica, y el ordenamiento normativo-financiero no se En sentido amplio, la tributación fiscal abarca el sistema de impuestos, tasas y contribuciones,
desligan del ordenamiento jurídico constitucional, razón por la cual es imposible y erróneo y suele vérsela como apoyada en lo que se llama el “poder impositivo” (o tributario o fiscal) del
romper ese nexo y suponer que la actividad financiera estatal es únicamente de naturaleza estado (federal y provincial).
económica, o que puede anteponer los principios y pautas de esa índole sin tomar en cuenta A veces, los principios constitucionales de la tributación fiscal se trasladan a cargas que no
prioritariamente a la constitución. Todo lo contrario, hemos de reafirmar que: a) la actividad son ni impuestos, ni tasas, ni contribuciones (por ej., los aportes a un régimen jubilatorio), y que
financie-ra estatal es jurídico-constitucional, y b) reviste carácter instru-mental. algunos denominan “contribuciones parafiscales”.
2. — Para entenderlo, se intercalan ahora los fines de la mencionada actividad financiera. El poder tributario del estado admite diversas definiciones, pero todas ellas apuntan a la
Ellos son los que hacen viable el funcionamiento integral del estado democrático y, en su núcleo, posibilidad jurídica (competencia) de crear y exigir tributos con relación a personas o bienes que
permiten dar efectividad (en la vigencia sociológica) a los derechos que tienen su raíz en la se encuentran en la respectiva jurisdicción.
constitución.
Hay quienes distinguen entre “poder” tributario y “competencia” tributaria, definiendo al primero como más
Nadie duda, si lo dicho se comparte, de que la actividad financiera pública debe tomar muy en cuenta toda la amplio, porque implica dictar la norma de creación del tributo, mientras la segunda se limita a la facultad de
constelación de principios, valores y derechos de la constitución para orientar —y subsumir en su plexo— las percibirlo.
políticas que guardan relación con la obtención de los recursos para la hacienda pública y con su afectación para
los gastos. Las prioridades que cabe inferir de la constitución tienen que reflejarse en la política fiscal.
El tributo es, lato sensu, la detracción que, en virtud de ese poder tributario, se hace de una
porción de riqueza de los contribuyentes a favor del estado. El tributo es una categoría de lo que
3. — No es fácil, pero tampoco imposible, intentar un diseño de los parámetros que se tienden
se llama “ingresos públicos”.
desde la constitución hacia la política fiscal y la actividad financiera, para someterlas a fines
relevantes. Por ejemplo:
Las clases de gravámenes.
a) el desarrollo humano, el desarrollo económico-social, el equilibrio del desigual desarrollo
relativo de provincias y regiones (todo ello computando el art. 75 incisos 17, 19 párrafos primero 6. — La tributación fiscal abarca el sistema de impuestos, contribuciones y tasas.
y segundo; el mismo art. 75 inc. 2º párrafo tercero; los arts. 41, 124 y 125);
a) Impuesto es la prestación patrimonial, generalmente en dinero, debida al estado sin
b) la solidaridad (mencionada en el art. 75 inc. 2º párrafo tercero); contraprestación especial, con el fin de satisfacer necesidades colectivas; en el impuesto, quien lo
c) la igualdad de oportunidades en todo el territorio, la igualdad real de oportunidades y de paga no recibe beneficio concreto de ninguna índole, pero el estado atiende con su recaudación
trato, la igualdad de oportunidades y posibilidades en materia educativa (con referencia al art. 75 gastos generales.
inc. 2º párrafo tercero, inc. 23 e inc. 19 párrafo tercero). b) Contribución —especial o de mejoras— es el tributo debido a quien obtiene una plusvalía
d) el progreso económico con justicia social (aludido en el art. 75 inc. 19 párrafo primero); o aumento de valor en un bien del que es propietario, en razón de una obra pública o una actividad
e) la generación de empleo (ídem); estatal. En la contribución, quien la paga ha recibido un beneficio, que es el mayor valor
incorporado a su propiedad privada, por el cual debe oblar la contribución.
f) la productividad de la economía (ídem);
g) la defensa del valor de la moneda (ídem); Con una modalidad harto diferente de las contribuciones especiales o de mejoras, las contribuciones llamadas
h) el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos en la constitución y los tratados “sociales” o de seguridad social no son incluidas por muchos autores entre las contribuciones de naturaleza
internacionales (conforme al art. 75 inc. 23); tributaria —por ej.: los aportes debidos a organismos previsionales dentro de nuestro régimen jubilatorio—, sino
entre las contribuciones parafiscales.
i) la consideración especial de los niños, las mujeres, los ancianos, y las personas con
discapacidad (ídem); c) Tasa es la prestación que se paga en virtud de un servicio público aprovechado; hay
j) globalmente, el funcionamiento de las instituciones de la constitución. también, como en la contribución, un beneficio recibido por el contribuyente, a diferencia del
impuesto, en el que no se da relación alguna con servicios o enriquecimiento proveniente de una
4.— Todas estas pautas deben ser tomadas en cuenta cada vez que el congreso dicta una ley actividad estatal.
de coparticipación federal, cuando aprueba el presupuesto, y cuando trata la cuenta de inversión.
Cuando decimos que la tasa tiene como hecho generador el “aprovechamiento” de un servicio público, no
Todos los operadores constitucionales (jefe de gabinete de ministros, ministros, funcionarios,
negamos que la utilización de tal servicio público para cada contribuyente pueda ser tanto efectiva como
jueces, etc.) deben asimismo acudir a las mismas pautas para el ejercicio de sus respectivas “potencial” (así, el propietario de un inmueble baldío seguramente no utiliza el servicio de alumbrado público en
competencias. forma efectiva, pero potencialmente está a su disposición). Lo de “aprovechado” quiere decir que si el servicio
público no se presta a favor de quien paga la tasa (porque por su parte no hay utilización efectiva ni potencial),
Las reflexiones precedentes muestran como exigible que el poder impositivo se ajuste estrictamente a los dicha tasa carece de fundamento (por ej., si el alumbrado eléctrico no se suministra por causas ajenas al
cánones constitucionales señalados, y que la formación de recursos para el tesoro “nacional” se realice a tenor de contribuyente).
ellos. En otras palabras, la hacienda pública está subsumida en la constitución, y carece de toda autonomía que la Sea que se afirme que tanto los impuestos como las tasas tienen su fundamento en el poder tributario del
independice, o la recluya en el ámbito exclusivo de la economía, o desconecte el propósito de regulación estado, sea que se diferencie sustancialmente a los impuestos de las tasas, es innegable que la tasa se impone a
económica de los fines constitucionales de la tributación. quien recibe la prestación de un servicio público, para cubrir el gasto y el uso (el servicio es determinante del
gravamen), mientras el impuesto se paga en proporción a la capacidad contributiva del contribuyente, y tiene
La tributación. como característica su generalidad, porque se dirige a costear gastos del estado sin referencia directa a los
contribuyentes.
5. — La tributación fiscal admite numerosas vinculaciones. Resalta la que tiene con el La tasa puede distinguirse del precio, en tanto la primera es la retribución que paga el contribuyente por
derecho de propiedad, porque todo gravamen recae sobre la propiedad de quien debe pagarlo. Se servicios públicos de utilización obligatoria, y el segundo es la retribución por servicios de utilización facultativa
conecta también con la política social, con la política económica, con la igualdad, con la para el usuario, la tarifa no es sinónimo de tasa ni de precio; la tarifa es la “lista” de tasas y precios fijados.
razonabilidad, con los ingresos públicos, con el presupuesto, etc. La tasa se distingue asimismo del canon: la tasa es retribución de un servicio mientras el canon es el pago
debido por uso de un bien del dominio público.
Los principios constitucionales que rigen la tributación.
10. — En la relación entre el principio de igualdad con el monto del impuesto y con el principio de no
7. — Impuestos, contribuciones y tasas tienen en común su carácter de tributos forzosos y confiscatoriedad, hay un párrafo elocuente en el fallo de la Corte del 15 de octubre de 1991, en el caso “López
obligatorios. Su establecimiento debe satisfacer determinados recaudos constitucionales, a saber: López Luis c/Provincia de Santiago de Estero”, en el que dijo “que, por otro lado, cabe señalar que, si bien la
inconstitucionalidad de los impuestos por su monto procedería cuando aniquilasen la propiedad o su renta en su
a) principio de legalidad; b) principio de igualdad fiscal; c) principio de no confiscatoriedad; d) substancia, el control de constitucionalidad en el punto, aunque debe preservar el derecho de propiedad en el
principio de finalidad. sentido lato que le ha adjudicado esta Corte, encuentra fundamento en la relación en que tal derecho —cuya
función social se ha de tener presente— se halla con la medida de la obligación de contribuir a las necesidades
A) 8. — El principio de legalidad traslada a la materia tributaria la pauta del art. 19: nadie comunes que pueden imponerse a sus titulares por el hecho de serlo. El límite admisible de la carga fiscal no es
puede ser obligado a hacer lo que la ley no manda. Todo tributo debe ser creado por ley —del absoluto sino variable en el tiempo y en las circunstancias y sólo encuentra óbice en los que una tradicional
congreso, si el establecimiento del tributo es competencia del estado federal; de las legislaturas jurisprudencia del Tribunal ha fijado (Fallos, 196-122; 220-322; 236-22).”
provinciales, si lo es de las provincias—. “Nullum tributum sine lege”.
C) 11. — El principio de no confiscatoriedad apunta directamente al derecho de propiedad;
Para el principio de legalidad cuando los que gravan son los municipios, ver nos. 62 y 63 de
como el tributo toma parte del patrimonio o la riqueza del contribuyente, ese quantum debe
este mismo capítulo. mantenerse dentro de ciertos límites razonables; cuando la parte absorbida es sustancial, se
configura una confiscación inconstitucional.
Las leyes de contribuciones deben, además, comenzar su tratamiento congresional en la cámara de diputados
como cámara de origen (art. 52); la ley de coparticipación federal, en el senado (art. 75 inc. 2º). El derecho judicial ha elaborado una pauta importante en orden a la confiscatoriedad,
estableciendo que el gravamen que absorbe más del treinta y tres por ciento de la materia
El principio de legalidad tributaria surge explícitamente del art. 17: sólo el congreso impone imponible —cuando ésta es capital y no renta— es inconstitucional por lesión al derecho de
las contribuciones que se expresan en el art. 4º. El término “contribuciones” debe entenderse propiedad.
como comprensivo de impuestos, tasas y contribuciones.
Sin embargo, el problema de la confiscatoriedad se vuelve confuso cuando se tiene que aplicar a cada tributo
También hace falta ley para establecer exenciones fiscales.
concreto para evaluar si el porcentaje absorbido por él viola el derecho de propiedad.
Las leyes de exención también deben comenzar su trámite congresional en la cámara de diputados, porque son La pauta teórica se enuncia diciendo que esa absorción no puede ser sustancial, pero es preciso determinar en
leyes de contribuciones. cada caso cuándo lo es y cuándo no.
La excepcional competencia del poder ejecutivo para dictar decretos de necesidad y urgencia está absoluta y
12. — El principio de no confiscatoriedad adquiere un matiz importante en materia de tasas. Para determinar
expresamente prohibida en materia tributaria (art. 99 inc. 3º). También lo está la iniciativa popular para proyectos
el monto de la tasa, es necesario ante todo tener en cuenta que la recaudación “total” de la tasa tiene que guardar
de ley sobre tributos (art. 39).
proporción razonable con el costo también “total” del servicio público prestado efectivamente. Ello significa que
con la recaudación de la tasa no se puede retribuir otras actividades estatales diferentes de las del servicio público
El principio de legalidad exige que la ley establezca claramente el hecho imponible, los por el cual se cobra. De ocurrir esto último, el contribuyente de la tasa puede alegar constitucionalmente que hay
sujetos obligados al pago, el sistema o la base para determinar el hecho imponible, la fecha de falta parcial de “causa” y violación a su derecho de propiedad.
pago, las exenciones, las infracciones y sanciones, el órgano competente para recibir el pago, etc.
13. — Cuando la superposición o acumulación de varias contribuciones fiscales que soporta un mismo
Cuando la Corte ha entendido descubrir naturaleza impositiva en algún gravamen establecido por decreto del contribuyente excede el límite por encima del cual se considera inconstitucional un tributo, hay que admitir la
poder ejecutivo, ha declarado su invalidez a causa del avance inconstitucional sobre atribuciones que la viabilidad de la impugnación global a dicha carga en su conjunto, a causa de la confiscatoriedad que alberga la
constitución tiene reservadas al congreso. También cuando ha extendido la aplicación de una ley a un hecho sumatoria de todos los tributos.
imponible no previsto en ella. En el derecho judicial de la Corte se registran afirmaciones que dan sustento a lo dicho, incluso para la
Es elocuente en tal sentido el fallo del 6 de junio de 1995 en el caso “Video Club Dreams c/Instituto Nacional hipótesis de superposición de gravámenes que en ejercicio de competencias concurrentes producen una doble
de Cinematografía”. imposición que supera el límite admitido (ver fallo en el caso “Frederking y otros”, de 1942).
B) 9. — El principio de igualdad fiscal es una aplicación específica de la regla de igualdad 14. — El principio de finalidad exige que todo tributo tenga un fin de interés general. Como
ante la ley. El art. 16 dice que la igualdad es la base del impuesto; el art. 4º habla de standard muy elástico, podríamos decir que la tributación no tiene como objetivo enriquecer al
“contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el congreso”, y el art. estado, sino lograr un beneficio colectivo, común o público. Con fórmula más clásica, habría que
75 inc. 2º —limitado a las contribuciones directas excepcionales— las califica de afirmar que la legitimidad de la tributación radica en el fin de bien común al cual se destina la
“proporcionalmente iguales”. recaudación.
Hay que traer a colación también la igualdad real de oportunidades y de trato a que alude Rigen las pautas que, como generales para la actividad financiera del estado, hemos resumido
genéricamente el art. 75 inc. 23 después de la reforma de 1994. en los nº 1 a 3.
a) En el impuesto, el contribuyente no recibe beneficio alguno concreto y directo por parte del
La proporcionalidad no está referida al número de habitantes o población, sino a la riqueza que se grava. A estado. Parecería, a primera vista, que no hubiera principio de finalidad. Pero no es así: todo
igual capacidad tributaria con respecto a la misma riqueza, el impuesto debe ser, en las mismas circunstancias,
impuesto debe responder a un fin de interés público.
igual para todos los contribuyentes; tal es la regla elaborada por la Corte. No obstante, su derecho judicial aclara
que, además de la capacidad contributiva, la ley puede computar la mayor o menor medida del deber de contribuir
en el sujeto obligado, deber que tiene distinta razón de aquella capacidad. En sentido lato, la jurisprudencia de la Corte así lo tiene establecido, al afirmar que en cuanto fuente
económica del estado, los impuestos participan de la razón de ser de este último, que recurre a ellos para tener con
Ahora bien: a) la igualdad fiscal no impide discriminar entre los contribuyentes, siempre que el criterio para qué cumplir sus fines. Por eso, la materia del impuesto —añade el tribunal— ha de estar de algún modo bajo el
establecer las distintas categorías sea razonable; b) la igualdad fiscal no impide la progresividad del impuesto; c) imperio de la autoridad que lo establece, o sea en la órbita de los fines que debe cumplir.
la igualdad fiscal exige la uniformidad y generalidad impositiva en todo el país, o sea, prohíbe que el congreso
establezca tributos territorialmente diferentes. Para los impuestos sobre bienes o ganancias en el exterior, ver el nº 24 del presente capítulo.
Cuando un tributo corresponde a la jurisdicción provincial, la igualdad no queda violada si una provincia lo No está en principio vedado dar por anticipado un destino especial a la recaudación que se supone obtener
establece y otra no, pero la que lo establece ha de respetar en su ámbito la uniformidad y generalidad que derivan mediante un impuesto, ni afectarla en beneficio de un sector de la población, siempre que haya razonabilidad
de la igualdad fiscal. suficiente.
b) En la tasa hay una prestación estatal que beneficia al contribuyente. La finalidad es, Casos Contribuyente Beneficiario Resultado
entonces, patente, y tanto que la jurisprudencia de la Corte señala que la tasa presupone una Caso 1 Toda la sociedad Un sector o grupo Válido
contraprestación aproximadamente equivalente al costo del servicio prestado. Por eso, si el estado (generalidad) (parcialidad)
no cumple con la prestación a su cargo, el contribuyente no debe pagar la tasa, o puede repetir su Caso 2 Un sector o grupo Toda la sociedad Válido
pago. (parcialidad) (generalidad)
c) En la contribución especial o de mejoras, el contribuyente retribuye un beneficio especial o Caso 3 Un sector o grupo Otro sector o grupo Inválido
plusvalía obtenidos en una propiedad que ha incorporado un mayor valor a causa de una obra (parcialidad) (parcialidad)
pública o actividad estatal. La relación de finalidad es semejante a la observada en la tasa y, por
ende, aquel beneficio no debe ser excedido por el monto de la contribución. Explicación: Cuando en el caso 1 se habla de “toda la sociedad” como contribuyente, se entiende que hay
generalidad en la fijación legal de los sujetos pasivos gravados con la obligación fiscal. Cuando se dice que el
La razonabilidad. beneficiario es “un sector o grupo”, se entiende que el impuesto tiene un destino específico y determinado por el
que se afecta la recaudación a ese fin concreto, que no obstante ha de ser un fin público (por ej., ayuda a ancianos
15. — No suele incluirse al principio de razonabilidad entre los propios de la tributación, y está bien no minusválidos, como especie dentro del género de “atención sanitaria pública” o “salud pública”).
hacerlo porque no es un principio específico de ella, sino un principio constitucional que vale denominar general. Cuando en el caso 2 se habla de “un sector o grupo” como contribuyente, se entiende que la ley establece una
Pero, por esto mismo, es aplicable a la materia tributaria. categoría especial de sujetos pasivos gravados con la obligación fiscal (por ej., todos los empleadores). Cuando se
En efecto, los cuatro principios enunciados (legalidad, igualdad fiscal, finalidad, y no confiscatoriedad), se dice que el beneficiario es “toda la sociedad” se entiende que el impuesto tiene un destino general (ingresar a
hallan relacionados con el de razonabilidad, y como rodeados y alimentados por él: la ley tributaria debe ser — rentas generales o satisfacer necesidades que afectan a toda la sociedad, por ej., constituir un fondo para construir
como todas las leyes— razonable; las discriminaciones para gravar sin lesión de la igualdad, deben ser razonables; viviendas populares).
la finalidad tributaria debe ser razonable; el monto de las cargas —para no violar la propiedad— debe ser
razonable. 20. — El principio de que los tributos han de ser generales y uniformes viene a significar, entonces, que la ley
que los establece, o que exime de ellos, no puede hacer discriminaciones arbitrarias o irrazonables cuando
La política fiscal. determina los sujetos obligados a pagarlos o eximidos de pagarlos, ni cuando fija de antemano el destino
específico o los beneficiarios de la recaudación.
16. — No basta decir que toda carga fiscal debe satisfacer un fin social y público de interés general, ni
encuadrar a cada tipo de contribuciones en los principios que rigen la tributación. Hay algo más, que apunta a lo La relación y la obligación tributarias.
que en materia de política fiscal global se concibe como una proporcionalidad adecuada y razonable entre la
recaudación de la carga impositiva total y los beneficios que por ella recibe la comunidad. 21. — La relación fiscal o tributaria es el vínculo jurídico que se configura entre el estado (o
Vuelven a ser aplicables los principios generales que para la actividad financiera pública citamos en los nº 1 a el ente autorizado a exigir el tributo) y el sujeto afectado por el tributo. La obligación fiscal o
3. tributaria es, fundamentalmente, la que pesa sobre el sujeto obligado a pagar el tributo; en tal
En tanto las valoraciones sociales no perciban que el producto de la carga impositiva total revierte en supuesto, es una obligación de dar (generalmente, una suma de dinero), pero hay también otros
provecho concreto de la sociedad, habrá siempre desaliento para cumplir las obligaciones tributarias, y evasión aspectos de la obligación fiscal que no implican pago (presentar declaraciones juradas, no realizar
fiscal. Lo peor que puede acontecer como resultado es la sensación —en las imágenes sociales— de que el estado un acto jurídico si previa o simultáneamente no se garantiza o paga el tributo, etc.). La obligación
dilapida los recursos fiscales, o los prevé sin subordinación a los fines previstos en la constitución. fiscal de pagar el tributo se llama “deuda tributaria”.
17. — En líneas generales, no es errado afirmar que en el derecho constitucional material la
política fiscal no sólo ha estado alejada del programa constitucional y de muchos de los principios La obligación fiscal nace de la ley (principio de legalidad); no es, por ende, contractual, bien que entre el
que él contiene, sino que sigue incurriendo en numerosas violaciones a la constitución. estado-fisco y el contribuyente pueda convenirse a veces las condiciones del pago. Tal obligación pertenece al
campo del derecho público, y es siempre personal.
La generalidad de los tributos.
22. — El sujeto activo de la obligación en la relación fiscal es, latamente, el estado (estado-
18. — La igualdad y la finalidad tributarias tienen mucho que ver con la generalidad del tributo. En un fisco), pero también puede serlo un ente u organismo al que el estado concede la facultad de
sentido muy amplio pero no del todo exacto, se puede pensar que si en la imposición tributaria debe respetarse la cobrar el tributo.
igualdad fiscal y la finalidad de bien público, todos deben pagar el tributo para beneficio común, por lo que el
tributo ha de ser general. La generalidad tributaria es, por cierto, un principio conexo con el de igualdad y el de No se debe equiparar necesariamente al sujeto que inviste el llamado “poder tributario” (indudablemente, el
finalidad, pero hay que interpretarlo correctamente. estado —federal y provincial—) con el sujeto activo de la “obligación” (que es el acreedor a quien se debe el
La generalidad y uniformidad del tributo pueden examinarse desde el punto de vista de quienes han de pago, y que acabamos de decir que puede ser, a veces, un ente diferente del estado, a quien éste atribuye la
pagarlo (sujetos pasivos de la obligación fiscal), y de aquéllos a quienes beneficia la recaudación (finalidad facultad de percibir el tributo). (Hay doctrina que a la facultad de cobrar el tributo la llama “competencia
tributaria). tributaria”, para distinguirla de la facultad de crear el tributo, que se denomina “poder tributario”).
Se podría suponer que la generalidad siempre exige, inexorablemente, que “todos” sean contribuyentes en
beneficio de “toda” la sociedad. No es fácil descifrar el lineamiento del derecho judicial en el tema, dadas las El sujeto pasivo de la obligación fiscal es, generalmente,el contribuyente que debe pagar el
particularidades de cada caso resuelto por la Corte. De él surge, sin embargo, como principio, que en determinadas tributo, pero en algunos casos es también un tercero distinto del contribuyente, a quien la ley le
condiciones es válido gravar a un sector en beneficio de toda la sociedad y, a la inversa, gravar a toda la obliga a pagar el tributo que debe el contribuyente (como los agentes de retención, o los
sociedad en beneficio de un sector. representantes de los incapaces).
Un sector de la sociedad (por ej., los empleadores) puede ser gravado con un impuesto, a condición de que
éste tenga un fin público de bienestar general (por ej., sufragar gastos de atención de la salud pública); también es No es sujeto pasivo el que soporta el tributo por la traslación que de él hace el contribuyente (por ej., el
válido gravar a toda la sociedad en beneficio de un sector (por ej., para formar un fondo de ayuda a damnificados consumidor que en el precio de un artículo sufre la traslación que hace al precio quien pagó el tributo como
de catástrofes); no es válido gravar a un sector en beneficio de otro sector determinado o de personas contribuyente).
determinadas.
23. — El hecho imponible es un hecho o conjunto de hechos, de significación económica, que
19. — Un gráfico resume lo expuesto:
la ley describe como tal y establece como origen de la obligación fiscal.
Del fallo de la Corte del 19 de diciembre de 1989 en el caso “Navarro Viola de Herrera Vegas María 29. — El principio de la ley previa al hecho imponible, sea para convertirlo en tal, sea para agravar la
c/Dirección General Impositiva” surge el sano criterio de que la ley que crea un hecho imponible a efectos de obligación emergente de él, se hace claro cuando el hecho imponible es instantáneo. Cuando es “de ejercicio”, la
someterlo a tributación no puede convertir en tal a una exteriorización de riqueza que quedó agotada con ley debe ser anterior al momento en que se perfecciona y cierra el período o ciclo (así, si se toma como cierre del
anterioridad a la ley fiscal respectiva. ejercicio el 31 de diciembre para cobrar un impuesto a las ganancias anuales, la ley que lo crea o que lo agrava
Hay hechos imponibles “instantáneos”, que se materializan o perfeccionan en un solo momento (por ej., el debe ser anterior al 31 de diciembre del año correspondiente, pero no necesariamente debe ser anterior a la
hecho imponible de los impuestos aduaneros de importación es el “despacho a plaza” del artículo importado). Hay iniciación del año comprendido, por lo que es válido dictarla durante su transcurso).
hechos imponibles “de ejercicio”, que abarcan una serie de hechos o situaciones durante el lapso que la ley
determina (por ej., el impuesto a la renta —o sus semejantes— que computan las ganancias obtenidas durante un 30. — El principio de legalidad tributaria y de irretroactividad de la ley fiscal no termina en el ámbito estricto
período). de la normatividad legal. En efecto, cuando un sistema determinado tiene establecido que las consultas evacuadas
por el fisco a los contribuyentes confieren vinculatoriedad a las respuestas, es inconstitucional dejar de aplicar tal
régimen a las consultas realizadas durante su vigencia.
24. — Tenemos convicción segura de que es inconstitucional convertir en hecho imponible
—y por ende, gravarlo— a las manifestaciones de riqueza que se exteriorizan fuera del territorio En el caso “Eugenio Bellora e hijos”, de 1992, la Corte sostuvo en tal sentido que la presentación de
declaraciones juradas y el pago del tributo resultante de ellas, efectuados en concordancia con el criterio fiscal
de nuestro estado. Es inconstitucional imponer tributos a bienes que se hallan en el extranjero, o a vigente a ese momento, deben considerarse correctos en tiempo y forma.
ganancias que se obtienen en el extranjero.
31. — En cuanto al pago del tributo, hay que aplicar como principio la teoría del efecto
La razón es simplísima: si la jurisdicción del estado se agota en su territorio, el hecho imponible debe
radicarse dentro de él, y no fuera de sus límites. La circunstancia de que una persona sea habitante, o se halle en
liberatorio del pago, que explicamos dentro del derecho de propiedad; si el efecto liberatorio de
territorio argentino, no presta sustento para que la ley le cree obligaciones fiscales convirtiendo en hecho un pago otorga a quien lo efectúa el derecho “adquirido” a que no se le reclame de nuevo ni una
imponible una manifestación patrimonial que claramente se sitúa fuera del país. La materia del impuesto no está suma mayor, hay que saber cuándo el pago libera. El criterio general dice que el pago de un
—en ese caso— bajo jurisdicción de la autoridad argentina. tributo de acuerdo a la ley vigente al tiempo de efectuarlo, libera al contribuyente o responsable
de la obligación fiscal.
25. — La llamada “determinación” tributaria es el acto de la administración en el que ésta Ningún pago libera si el contribuyente ha incurrido en dolo o culpa grave.
manifiesta y formaliza su pretensión fiscal contra un contribuyente o responsable, estableciendo el
monto e intimando el pago de la obligación. La revisión judicial de los gravámenes.
No interesa aquí debatir si la determinación es un acto de naturaleza jurisdiccional o administrativa. En
cambio, conviene señalar que la determinación es un acto declarativo y no constitutivo de la obligación fiscal,
32. — La creación y aplicación de tributos está sujeta, como todos los actos estatales, a
porque el efecto “constitutivo” de ésta se halla en el hecho imponible. Existen numerosos gravámenes respecto de control judicial de constitucionalidad. Este control puede recaer sobre dos aspectos: a) la
los cuales las leyes fiscales se aplican y ejecutan sin necesidad del acto de determinación. imposición de contribuciones por el congreso; b) la recaudación de las mismas por el poder
ejecutivo (ahora, a través del jefe de gabinete de ministros).
26. — Los ilícitos fiscales que encuadran en el derecho penal tributario no toleran que su juzgamiento en sede Ahora bien, la revisión judicial debe entenderse a tenor de dos principios básicos: a) el poder
judicial carezca prejudicialmente de un acto administrativo que, con todos los recaudos constitucionales exigibles,
haya predeterminado la obligación fiscal.
judicial está siempre habilitado —se-gún el derecho judicial de la Corte— para pronunciarse
sobre la validez de los gravámenes cuando se los ataca por reputárselos incompatibles con la
La libertad fiscal. constitución; b) en cambio, el poder judicial no puede revisar el criterio, la oportunidad, la
conveniencia o el acierto con que el legislador se ha manejado al establecer los gravámenes, como
27. — La tributación se vincula con la libertad fiscal. No en vano Joaquín V. González advertía que el poder tampoco sus efectos económicos, fiscales, sociales, o políticos.
impositivo, teniendo por efecto apropiarse de una porción de fortuna o patrimonio del individuo, ha sido en todo
tiempo y siempre el más peligroso para la libertad civil y política, por lo mismo que es discrecional, amplio e Cuando se declara judicialmente la inconstitucionalidad de un gravamen, no corresponde a los tribunales de
indeterminado en sus especies. Para armonizar los dos intereses —el del estado-fisco que impone y recauda el justicia —según la Corte— fijar el monto que subsidiariamente podría cobrar el fisco; el pronunciamiento judicial
tributo, y el del particular contribuyente que tiene con él una relación tributaria— nosotros nos inclinamos por un ha de constreñirse a establecer que el gravamen, tal como ha sido organizado o percibido, es o no contrario a la
criterio interpretativo favorable al último, o sea, a la libertad fiscal, con-forme al principio: “in dubio contra constitución.
fiscum”, en la duda a favor del contribuyente. Los gravámenes provinciales no caen bajo revisión del poder judicial federal, salvo el caso de que, directa o
El tema se vincula con la interpretación del derecho tributario, sobre la cual el derecho judicial de la Corte indirectamente, se opongan a la constitución federal.
sostiene que las normas tributarias no deben necesariamente entenderse con el alcance más restringido que su
texto admita, sino en forma tal que el propósito de la ley se cumpla conforme a los principios de una razonable y 33. — Del fallo de la Corte del 16 de abril de 1991 en el caso “Massalín Particulares S.A.” surge que el juicio
discreta interpretación. de amparo es viable en materia fiscal. Pero en el breve párrafo dedicado al tema, la sentencia que así lo decide
tuvo en cuenta que, por la índole de la cuestión debatida, había incidencia en la percepción de la renta pública y
La retroactividad de la ley fiscal. que el retardo en resolver el caso originaba perturbación en el desarrollo de la política económica del estado, con
menoscabo de los intereses de toda la comunidad.
28. — La aplicación del principio de legalidad a la materia tributaria conduce a una primera
El “solve et repete”.
consecuencia, harto importante; si es que “no hay tributo sin ley”, esta ley debe ser previa o
anterior al hecho imponible. De ahí que las leyes que crean o modifican tributos no pueden
34. — Ha sido regla en nuestro derecho que la inconstitucionalidad de los tributos no puede
retroactivamente crear o agravar el hecho imponible. Y si un hecho no es imponible conforme a la
alegarse sino después de haberlos satisfecho. Ello significa que el contribuyente que paga un
ley fiscal vigente al tiempo de producirse, hay derecho “adquirido” a quedar libre de obligación
tributo no puede atacar la norma que impone la obligación fiscal sin haber cumplido previamente
fiscal respecto del mismo hecho.
con ella. Esta regla se conoce con el nombre de “solve et repete”.
No obstante, la sentencia de la Corte del 24 de noviembre de 1981 en el caso “Moiso Angel y Cía. S.R.L.”
hizo excepcionalmente una interpretación distinta sobre el punto, afirmando que no cabe reconocer la existencia
La Corte admitió excepción cuando —por ej.— el monto muy cuantioso del tributo importaba una erogación
de un derecho adquirido por el mero acaecimiento del hecho generador de la obligación tributaria durante la
que hería sustancialmente el patrimonio del contribuyente, e impedía, por eso, indirectamente el derecho de
vigencia de una ley que exigía un gravamen menor. defensa.
El tesoro nacional.
La aplicación rígida y severa de la regla “solve et repete” puede llegar a significar privación
de justicia si por imposibilidad económica de oblar el impuesto antes de acudir a la impugnación 39. — El art. 4º de la constitución está referido a la composición de lo que la norma llama el
judicial, impide el acceso al derecho a la jurisdicción. tesoro nacional. Dice así: “El gobierno federal provee a los gastos de la nación con los fondos del
35. — Hay doctrina que considera actualmente derogado o improcedente el principio “solve tesoro nacional, formado del producto de derechos de importación y exportación, del de la venta o
et repete” desde la incorporación del Pacto de San José de Costa Rica al derecho argentino (ahora locación de tierras de propiedad nacional, de la renta de correos, de las demás contribuciones que
con jerarquía constitucional) en cuanto dicho pacto establece el derecho a un proceso equitativa y proporcionalmente a la población imponga el congreso general, y de los empréstitos y
razonablemente rápido para determinar los derechos y obligaciones del justiciable, incluso los de operaciones de crédito que decrete el mismo congreso para urgencias de la nación o para
orden fiscal. No estamos seguros de que de dicha norma se pueda inferir necesariamente la empresas de utilidad nacional”.
inaplicación actual del “solve et repete”, sin perjuicio de que por otros argumentos quepa
rechazarlo en razón de inconstitucionalidad. Más allá de la enunciación de los recursos, el artículo transcripto revela implícitamente el principio de
finalidad en la política financiera y en la tributación, ya que habla de proveer a los “gastos del estado”, lo cual
implica remitir a la noción del interés público, con todos los parámetros y rubros que hemos identificado en los nº
Lo que sí debe quedar en claro es que la aplicación rígida del “solve et repete” jamás puede impedir el acceso 1 a 3.
a la jurisdicción cuando el justiciable que pretende liberarse del pago de un tributo o impugnar su
constitucionalidad carece de capacidad económica cierta y disponible para oblar el monto de la carga antes de Los impuestos directos e indirectos.
demandar su repetición o su exención.
40. — Antes de la reforma de 1994, se interpretó casi sin discrepancias que la coordinación
Ver cap. XXIV, nº 8. del art. 4º con el que era art. 67 incisos 1º y 2º dejaba en claro que el reparto competencial en
materia tributaria giraba en torno de los impuestos directos e indirectos. El texto vigente hasta
El pago bajo protesta. 1994 se refería a “contribuciones directas” en el citado art. 67 inc. 2º, y a las “demás
contribuciones” en el art. 4º, previendo en el mismo art. 67 inc. 1º los impuestos aduaneros con el
36. — El requisito inexcusable de pagar el gravamen “bajo protesta” para poder luego demandar su reintegro, nombre de “derechos de importación y exportación” (repitiendo el vocabulario del art. 4º).
también ha quedado mitigado en su rigorismo por el derecho judicial de la Corte en los últimos años. Realmente,
no hemos encontrado fundamento constitucional sólido para la exigencia de la protesta como condición de la Actualmente, la terminología de impuestos “directos” e “indirectos” —no obstante subsistir en la constitución
repetición. reformada— resulta poco nítida pero, con la mayor aproximación, sirve para identificar a los impuestos directos
como aquéllos en los que el contribuyente obligado está señalado como “contribuyente de iure” desde que la ley
La prueba del “empobrecimiento”. establece el hecho imponible; y a los indirectos como aquéllos en los que el contribuyente “de iure” transfiere la
carga fiscal a terceros que, sin ser sujetos pasivos de la obligación, soportan el efecto como contribuyentes “de
37. — Entre 1973 y 1976, a raíz del fallo recaído con fecha 18 de octubre de 1973 en el caso “Mellor facto” (por ejemplo, en los impuestos al valor agregado —IVA— y en los impuestos internos).
Goodwin Combustión S.A.”, la Corte Suprema introdujo un requisito ineludible para que pudiera prosperar la
acción por reintegro de impuestos. La jurisprudencia de esa etapa sostuvo, a nuestro juicio equivocadamente, que Los impuestos indirectos se dividen en dos rubros: a) indirectos externos, y b) indirectos
el contribuyente que accionaba por repetición de un impuesto ya pagado debía probar que a raíz del pago había internos. Los indirectos externos son los aduaneros.
sufrido un empobrecimiento, el que no se configuraba cuando el monto del impuesto pagado había sido trasladado
a terceros (por ej.: a los precios que abonaba el consumidor). El principio fue extendido tanto a las contribuciones 41. — Hay en la constitución dos prohibiciones básicas y tajantes al poder tributario:
indirectas como a las directas, y sólo se excepcionaba cuando el contribuyente era una persona física.
a) no se puede gravar con impuesto alguno la entrada en territorio argentino de los extranjeros que traigan
Desde el caso “Petroquímica Argentina S.A.”, fallado el 17 de mayo de 1977, la Corte Suprema, en una por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes (art. 25);
nueva composición, dejó sin efecto el criterio anterior afirmando que condicionar el derecho de repetir impuestos
indebidamente ingresados al fisco es incurrir en violación a la constitución. b) los extranjeros no están obligados a pagar contribuciones forzosas extraordinarias (art. 20), y por inversión
del principio (dada la igualdad de derechos civiles entre extranjeros y ciudadanos), ningún habitante argentino.
Ambas prohibiciones alcanzan al estado federal y a las provincias.
II. LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL Una tercera, impide que en materia tributaria el poder ejecutivo dicte decretos de necesidad y urgencia (art.
99 inc. 3º).
El reparto de competencias. Una cuarta, sustrae a la iniciativa popular los proyectos de ley referidos a tributos (art. 39).
38. — Dada la forma federal de estado que implanta la constitución, el poder tributario se El art. 75 inc. 2º.
halla repartido entre dos fuentes: a) el estado federal y b) las provincias; después de la reforma de
1994 hemos de entender que, en jurisdicción de las provincias, los municipios de cada una de ellas 42. — Para comprender esta norma, conviene adelantar en un cuadro el esquema tradicional
tienen reconocido por el art. 123 un ámbito de autonomía en el que la constitución provincial debe de competencias federales y provinciales en materia tributaria.
reglar el alcance y contenido de la misma autonomía en el orden económico y financiero, lo que
implica admitir el poder tributario municipal (ver nos. 62 y 63). Principio: competencia de las provincias.
A) Impuestos Excepción: competencia del estado federal (sólo por
No hay que olvidar que el régimen autónomo de la ciudad de Buenos Aires también lo
directos tiempo determinado, y siempre que la defensa, segu-
presupone. ridad común y bien general del estado lo exijan).
Aun cuando los recursos del estado no se limitan a los que proveen las cargas fiscales, éstas
cobran particular relieve e importancia. La constitución denomina “tesoro nacional” al que se Externos: competencia exclusiva del estado federal
forma mediante la diversidad de fuentes aludidas en el art. 4º, dentro de las cuales se menciona a B) Impuestos (derechos aduaneros de importación y exportación).
indirectos Internos: competencia concurrente del estado federal
las contribuciones. y de las provincias.
Este es el primer aspecto o rubro de la actividad financiera pública (obtención de recursos o
ingresos), consistiendo el segundo en los gastos a los que se destinan los ingresos.
Es útil, asimismo, recordar que ya desde antes de la reforma de 1994 —que ha dado al inc. 2º del art. 75 la dando pie para decir que, al igual que antes, es inconstitucional establecer contribuciones directas
formulación que en seguida transcribiremos— el régimen de coparticipación había adquirido vigencia sociológica de modo permanente —aun cuando sea por renovación sucesiva del tiempo determinado— y, por
en la constitución material a través del mecanismo de las leyes-contrato, que ahora el inc. 2º llama ley-convenio. ende, que también es inconstitucional la coparticipación, porque no se puede coparticipar
recursos derivados de contribuciones que el congreso no tiene facultad de establecer, ni las
43. — Dicha norma corresponde a la que agrupa las competencias del congreso, y dice así: provincias facultad para transferirle sus competencias;
“Imponer contribuciones indirectas como facultad concurrente con las provincias. Imponer b) cuando las contribuciones directas respetan estrictamente los requisitos de temporalidad y
contribuciones directas, por tiempo determinado, proporcionalmente iguales en todo el territorio de causas específicas, la coparticipación a que apunta el inciso es constitucional y, de alguna
de la Nación, siempre que la defensa, seguridad común y bien general del Estado lo exijan. Las manera, hace compatible el ejercicio de una competencia excepcional del congreso con la
contribuciones previstas en este inciso, con excepción de la parte o el total de las que tengan competencia general y permanente que invisten las provincias para crear impuestos directos en su
asignación específica, son coparticipables. jurisdicción.
Una ley convenio, sobre la base de acuerdos entre la Nación y las provincias, instituirá
regímenes de coparticipación de estas contribuciones, garantizando la automaticidad en la 45. — El inciso 2º deja fuera de la coparticipación: a) a los tributos aduaneros —porque no
remisión de los fondos. están regulados en él sino en el inciso 1º— y b) a toda contribución que, parcial o totalmente, ha
La distribución entre la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre éstas, se recibido por ley una “asignación específica” en la recaudación fiscal.
efectuará en relación directa a las competencias, servicios y funciones de cada una de ellas
contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de Mejor que asignación específica, sería decir “afectación específica”. De todas maneras, lo que nos parece
un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el incomprensible es que la norma constitucional deje margen para que tales afectaciones que detraen fondos a la
coparticipación puedan provenir unilateralmente de una ley del congreso, sin acuerdo de las provincias ya que, en
territorio nacional. el sistema, ellas son sujetos de la relación federal para acordar las bases y para tener parte en la distribución.
La ley convenio tendrá como Cámara de origen el Senado y deberá ser sancionada con la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, no podrá ser modificada La ley-convenio.
unilateralmente ni reglamentada y será aprobada por las provincias.
No habrá transferencia de competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignación 46. — A continuación la norma estipula el sistema de la ley-convenio para la coparticipación.
de recursos, aprobada por la ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada
o la ciudad de Buenos Aires en su caso. Cuando el inc. 2º alude a “una” ley-convenio —en singular— abre la duda de si la coparticipación debe
regularse en una única ley, o si es viable que además de la “ley-marco general”, otras leyes atiendan parcialmente
Un organismo fiscal federal tendrá a su cargo el control y fiscalización de la ejecución de lo a un determinado tributo. No creemos que una interpretación literal rígida infiera del singular utilizado —“una”
establecido en este inciso, según lo determine la ley, la que deberá asegurar la representación de ley— la imposibilidad de más de una.
todas las provincias y la ciudad de Buenos Aires en su composición.” Ha de tenerse presente que la referencia a “una ley-convenio sobre la base de acuerdos entre
El inciso 3º dice: la nación y las provincias” provoca dos sugerencias: a) en tales acuerdos no se incluye a la ciudad
“Establecer y modificar asignaciones específicas de recursos coparticipables, por tiempo de Buenos Aires, no obstante el status de autonomía que delinea el art. 129; b) si la ley-convenio
determinado, por ley especial aprobada por la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de surge de acuerdos entre el estado federal y las provincias, y se asienta sobre esa base, parece que
cada Cámara.” tales acuerdos han de ser previos a la ley-convenio, con lo que ya no sería aplicable el modelo de
una ley unilateralmente dictada por el congreso a la que recién después adhieren las provincias.
(La bastardilla es nuestra).
Del inc. 2º parece desprenderse claramente que la coparticipación en él prevista no es 47. — La ley-convenio, pese a ser una ley tributaria, hace excepción al principio del art. 52
facultativa sino obligatoria, o sea, que no depende de la voluntad del congreso establecerla o no. —ex art. 44— según el cual la cámara de origen en materia de contribuciones debe ser la de
diputados. Acá se prescribe, en cambio, que la ley-convenio tendrá al senado como cámara de
Las contribuciones y el reparto de competencias. origen, y además habrá de sancionarse con la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de
cada cámara.
44. — La primera clarificación que surge de esta norma surge de consignar expresamente que
las contribuciones indirectas son de competencia concurrente del congreso y de las provincias. 48. — Dicha ley-convenio no admite ser modificada unilateralmente, ni tampoco
No hay innovación en el criterio tradicional, bien que ahora éste queda especificado en la letra reglamentada por el poder ejecutivo.
normativa de la constitución.
En orden a las contribuciones directas, se mantiene la competencia excepcional del congreso, Ello significa que reviste jerarquía superior a las leyes aludidas en el art. 31.
al modo como ya estaba previsto en el anterior art. 67 inciso 2º. La novedad aparece a partir de
ahí, en cuanto el texto reformado añade que las contribuciones aludidas en el actual inciso 2º —o 49. — De inmediato se añade que la ley-convenio “será aprobada por las provincias”
sea, las indirectas , y las directas— son copar-ticipables, a menos que una parte o el total tengan El vocablo “aprobación” alude al consenso provincial y ha de tenerse como equivalente de
asignación espe-cífica. “adhesión”, que ha sido siempre el término propio de las leyes-contrato.
De este modo ¿queda obviada la inconstitucionalidad que siempre atribuimos a la La duda sobreviene, no obstante, cuando la norma dice que la ley-convenio “será” aprobada
coparticipación de impuestos directos que se establecían de modo permanente por el congreso y por las provincias, porque el verbo “será”, en futuro, podría dejar la impresión de que ordenara
que, en realidad, implicaba una transferencia inconstitucional de competencias provinciales al imperativamente esa aprobación.
gobierno federal?
Es cierto que los acuerdos que deben ser la base de la ley-convenio exteriorizan un modo
La cuestión exige un desdoblamiento: anticipado de participación y, acaso, hasta de consenso, pero es poco convincente que resulten
a) cuando la constitución menciona “las contribuciones previstas en este inciso” y las hace suficientes para, luego, imponer la aprobación provincial obligatoria. Es la ley-convenio la que,
coparticipables, sólo habilita: a’) la coparti-cipación en las directas cuando éstas se sujetan para responder a su naturaleza de tal, precisa que la aprobación sea voluntaria porque, de lo
estrictamente a la transitoriedad y a las causas específicas que prevé el inciso; pero a’’) sigue contrario, no tendría sentido hablar de una “ley-convenio” si resultara de una adhesión provincial
coactiva a la ley emanada unilateralmente del gobierno federal. En rigor, no cabría ya hablar de (Corresponde al artículo 75 inciso 2º)”
“ley-convenio”. (La bastardilla es nuestra).
Nuestra interpretación se refuerza porque si la ley-convenio no puede ser modificada unilateralmente, ni Hay aquí, como en otras disposiciones también transitorias, un plazo fijado para establecer tanto un régimen
reglamentada, resulta obvio que mucho menos es admisible suponer que cuando la dicta el congreso las provincias de coparticipación cuanto para reglamentar el organismo fiscal federal.
deben aprobarla automáticamente. Por analogía agregamos que, prohibida por el art. 82 la aprobación tácita de
leyes por el congreso, tampoco es tolerable imaginar una aprobación obligatoria que se identificara con un El plazo venció sin haberse cumplido con la legislación obligatoria.
“convenio” (provincial) tácito, que no sería realmente expresión de la adhesión de las provincias.
El derecho judicial en materia de competencias tributarias federales y provinciales.
La ley-convenio tiene que garantizar la remisión automática de los fondos coparticipables.
55. — El derecho judicial que antes de la reforma de 1994 ha interpretado el reparto de
La distribución. competencias impositivas, comienza con la afirmación de que tanto el estado federal como las
provincias están constitucionalmente autorizados a crear impuestos dentro de los límites hasta
50.— La distribución ha recibido pautas importantes. Aquí sí aparece, juntamente con el donde alcanza su jurisdicción, para afirmar a continuación que el estado federal no puede impedir
estado federal y las provincias, la ciudad de Buenos Aires, omitida en los acuerdos previos a la o estorbar a las provincias el ejercicio del poder que no han delegado o que se han reservado y que
ley-convenio. el poder impositivo de las provincias se extiende a todas las cosas que se encuentran dentro de su
jurisdicción territorial y que forman parte de su riqueza pública, con tal que al ejercer ese poder
Dice la norma que “la distribución entre la nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires,
impositivo no vulneren los arts. 9, 10, 11 y 108 (ahora 126) de la constitución federal.
y “entre éstas”, se hará en relación directa a las competencias, servicios y funciones de cada una
de ellas, y que se contemplarán criterios objetivos de reparto. La distribución será equitativa,
56. — En el caso “Madariaga Anchorena Carlos J.”, de 1958, la Corte estableció que las
solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e
provincias pueden limitar convencionalmente el ejercicio de su poder impositivo a través de
igualdad de oportunidades en todo el territorio del país.
acuerdos con el estado federal.
51. — Estas directrices, obviamente obligatorias, se asemejan a las que contiene el inciso 19 en su párrafo
segundo, cuando asigna al congreso la competencia de “proveer al desarrollo armónico de la nación y al 57. — La doble imposición —federal y provincial— con ser una anomalía económica, no comporta —dice la
poblamiento de su territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo Corte— siempre y por sí sola una violación constitucional. Con fórmula más precisa —que data del año 1927 en el
relativo de provincias y regiones”. caso “S.A. Simón Mattaldi Ltda. c/Provincia de Buenos Aires”— sostuvo que los impuestos provinciales no
pueden ser invalidados sino en aquellos casos en que la constitución concede al congreso en términos expresos un
La similitud lleva a recordar que, por el eje afín que vertebra a ambas competencias, tanto en el inciso 2º exclusivo poder, o en los que el ejercicio de idénticos poderes ha sido expresamente prohibido a las provincias, o
párrafo cuarto como en el inciso 19 párrafo segundo, la cámara de senadores debe ser cámara de origen. cuando hay una directa y absoluta incompatibilidad en el ejercicio de ellos por estas últimas, fuera de cuyos casos
El paralelismo ayuda a comprender también que una forma parcial de cumplir con lo dispuesto en el inciso 19 es incuestionable que las provincias retienen una autoridad concurrente con el congreso.
se canaliza a través del reparto de recursos coparticipables diseñado en el inciso 2º párrafo tercero.
La “cláusula comercial” y el poder impositivo.
52. — La norma prohíbe transferencia de competencias, servicios o funciones sin la
respectiva reasignación de recursos, que necesita ser aprobada por ley del congreso (cuando 58. — Se llama “cláusula comercial” a la norma del art. 75 inc. 13, que confiere al congreso
correspondiere), y por la provincia interesada o la ciudad de Buenos Aires en su caso. la facultad de reglar el comercio interprovincial e internacional. La regulación de dicho comercio
interjurisdiccional es privativa del congreso. En cambio, el poder impositivo, según vimos,
Acá se constitucionaliza el principio de que a cada gasto le ha de corresponder el recurso que lo satisfaga. encuentra en la constitución sus normas propias, que dan lugar a un reparto entre estado federal y
La transferencia a que se refiere la norma apunta a la que opera interniveles, o sea, entre las entidades que son provincias; o sea que en el poder impositivo hay algunas competencias provinciales; por ende, la
sujetos de la coparticipación, pero no dentro de una de ellas. competencia impositiva, y la que atribuye la cláusula comercial, son distintas, y no deben
confundirse.
El control.
59. — Durante mucho tiempo, el derecho judicial de la Corte no hizo el debido deslinde entre una y otra, y en
53. — Por último, se dispone la creación por ley de un organismo fiscal federal para control y muchos casos absorbió al poder impositivo en la cláusula comercial, interpretando que como ésta adjudica al
fiscalización de la ejecución de cuanto establece el inciso 2º. La ley debe asegurar en la congreso la facultad exclusiva de reglar el comercio interjurisdiccional (prohibiéndola a las provincias), las
composición de dicho ente la representación de todas las provincias y de la ciudad de Buenos provincias tenían inhibido el poder impositivo sobre toda actividad relacionada con aquel comercio. Para decir
Aires. eso, es evidente que de dos competencias distintas (la de la cláusula comercial y la impositiva), se formaba una
sola, ya que si el gobierno federal arrastraba a la segunda porque ejercía la primera, las dos quedaban unificadas,
equiparadas, o identificadas.
El inciso 3º del art. 75 da continuidad al anterior, en cuanto prevé que tanto para establecer como para
modificar asignaciones específicas de recursos coparticipables, por tiempo determinado, hace falta una ley
especial cuya sanción necesita la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara. Puede decirse que a partir de 1973 la jurisprudencia de la Corte sufrió una evolución
progresiva que, personalmente, nos permite interpretar en la actualidad que las provincias no
La cláusula transitoria. pueden convertir en “hecho imponible” a la actividad misma que implica “comercio” entre
provincias o con el exterior, pero la “ganancia” o el “lucro” que derivan de esa actividad son
54. — La disposición transitoria sexta dice: “hechos imponibles” diferentes de la actividad que los produce, y como diferentes pueden ser
“Un régimen de coparticipación conforme lo dispuesto en el inciso 2 del artículo 75 y la reglamentación del captados por leyes provinciales.
organismo fiscal federal, serán establecidos antes de la finalización del año 1996; la distribución de competencias, Tal evolución demuestra que ahora el derecho judicial distingue la “cláusula comercial” y el
servicios y funciones vigentes a la sanción de esta reforma, no podrá modificarse sin la aprobación de la provincia poder impositivo, y aun cuando por la primera queda impedido a las provincias reglar el
interesada; tampoco podrá modificarse en desmedro de las provincias la distribución de recursos vigente a la comercio interjurisdiccional, no queda necesariamente inhibido el poder impositivo provincial
sanción de esta reforma y en ambos casos hasta el dictado del mencionado régimen de coparticipación.
que grava actividades relacionadas con aquel comercio.
La presente cláusula no afecta los reclamos administrativos o judiciales en trámite originados por diferencias
por distribución de competencias, servicios, funciones o recursos entre la Nación y las provincias.
Prohibiciones al poder impositivo provincial.
(originario)
60. — No obstante, hay aclaraciones que formular a este principio. a) Las provincias no pueden gravar la
importación y exportación, porque se trata de impuestos aduaneros exclusivamente federales; b) las provincias no
pueden gravar como “hecho imponible” a la actividad comercial interjurisdiccional (pero sí al ingreso o la IV. LAS ADUANAS
ganancia que ella reporta); c) las provincias no pueden discriminar por razón de su origen, cuando establecen las
cargas tributarias, al comercio exterior (por ej., gravando más las ventas locales de productos importados) o al Los principios constitucionales.
interprovincial (por ej., gravando más las ventas locales de productos entrados de otra provincia); tampoco pueden
discriminar por razón del “destino” (por ej., gravando más las ventas locales cuando los productos se trasladarán a 64. — La constitución formal ha federalizado las aduanas. Las normas que rigen la materia
otra provincia o al exterior); d) las provincias no pueden gravar como “hecho imponible” la entrada o salida de son: a) el art. 9º en cuanto dispone que en todo el territorio del estado no habrá más aduanas que
productos; e) las provincias no pueden establecer un tributo como condición o con motivo del ejercicio de una
actividad comercial interjurisdiccional; f) las provincias no pueden crear impuestos que entorpezcan, frustren o las “nacionales”; b) el art. 75 inc. 10, en cuanto dispone que es atribución del congreso “crear o
impidan la circulación interprovincial comercial, ni el comercio internacional. suprimir aduanas”; c) el art. 9º, en cuanto dispone que en las aduanas “nacionales” regirán las
tarifas que sancione el congreso; d) el art. 75 inc. 1º, en cuanto dispone que corresponde al
61. — Este repertorio tiene que completarse. Otras prohibiciones para el poder impositivo provincial surgen congreso “legislar en materia aduanera” y “establecer los derechos de importación y exportación,
de limitaciones que puede establecer el congreso en uso de competencias que la constitución le otorga. Así por ej., los cuales, así como las avaluaciones sobre las que recaigan, serán uniformes en toda la nación”;
una ley del congreso destinada a promover determinada política comercial, social, cultural, etc., puede eximir al e) el art. 4º, en cuanto incluye a los derechos de importación y exportación entre los recursos del
estado federal, a organismos dependientes de él, y hasta a particulares, del pago de gravámenes provinciales por tesoro nacional.
las actividades que desarrollan en cumplimiento de aquella política, o de gravámenes sobre los instrumentos que
utilizan para satisfacerla. Con iguales fines y alcance, una limitación análoga podría provenir de un tratado
65. — Cuando la constitución habla de aduanas “nacionales” hemos de entender dos cosas: a) que se refiere a
internacional entre nuestro estado y otro u otros.
aduanas exteriores; b) que la competencia federal es exclusiva en ellas, en orden a los aspectos antes delineados.
El derecho judicial de la Corte sólo considera inválida la tributación provincial en casos como los señalados
De ello deducimos que: a) el estado federal no puede crear aduanas interiores; b) las provincias no pueden
en el párrafo anterior cuando las provincias impiden, frustran o entorpecen mediante sus gravámenes locales una
crear aduanas interiores ni exteriores, ni ejercer en cuanto a las últimas las competencias exclusivas del estado
política federal determinada con la que resultan incompatibles. Pero de no existir esa confrontación incompatible,
federal.
el poder impositivo provincial queda subsistente y su ejercicio es constitucionalmente válido.
Hemos de advertir que las aduanas “nacionales” o exteriores no son tales por su ubicación territorial o
geográfica, ni las interiores lo son por estar situadas en el interior del país; aduanas interiores son las que en
III. LA COMPETENCIA TRIBUTARIA DE LOS cualquier lugar donde se encuentren, están referidas al tráfico interno.
MUNICIPIOS DE PROVINCIA La circulación “territorial”.
62. — Durante un tiempo, habíamos interpretado como admisible que los municipios de 66. — La prohibición de establecer aduanas interiores se vincula con la circulación
provincia ejercieran por “delegación” de la provincia determinadas competencias tributarias. territorial, la que a su vez se enlaza con la libertad de comercio, de navegación, y hasta de
Posteriormente, evolucionamos hasta reconocer que los municipios investían poder tributario trabajar.
originario o propio. Todo ello, antes de la reforma constitucional de 1994.
La constitución formal ha querido hacer del estado un solo y único territorio a los fines del
Pensamos que ahora el art. 123 disipa las dudas, porque obliga a las provincias a reglar el tránsito o paso de personas, bienes, buques, vehículos, etc. Esto es lo que se llama circulación
alcance y contenido de la autonomía municipal en el orden económico y financiero. territorial como libertad de circulación sin trabas emergentes de aduanas interiores o de
Esta base constitucional federal lleva a sostener que cada constitución provincial ha de gravámenes al tráfico territorial interno.
reconocer a cada municipio de su jurisdicción —según sea la categoría de ese municipio— un
espacio variable para crear tributos, lo que implica que desde la constitución federal se da El art. 10 consigna que en el interior de la república es libre de derechos la circulación de los efectos de
sustento al poder impositivo originario de los municipios. producción o fabricación nacional, así como los géneros y mercancías de todas clases, despachados en las aduanas
exteriores. El art. 11 añade que los artículos de producción o fabricación nacional o extranjera, así como los
ganados de toda especie, que pasen por territorio de una provincia a otra, serán libres de los derechos llamados de
Por supuesto que son las constituciones provinciales las que deben deslindar el poder impositivo local entre la
tránsito, siéndolo también los carruajes, buques o bestias en que se transporten; y ningún otro derecho podrá
propia provincia y sus municipios, utilizando permisiones y prohibiciones respecto de los últimos, pero sin que
imponérseles en adelante, cualquiera que sea su denominación, por el hecho de transitar el territorio. Por último, el
puedan inhibir o cancelar en forma total el poder tributario municipal.
art. 12 dice que los buques destinados de una provincia a otra no serán obligados a entrar, anclar y pagar derechos
por causa de tránsito, sin que en ningún caso puedan concederse preferencias a un puerto respecto de otro por
63. — El siguiente cuadro intenta resumir la inserción del poder tributario originario de los municipios en
medio de leyes o reglamentos de comercio. Esta última norma debe coordinarse con la que consagra la libre
nuestro sistema constitucional:
navegación de los ríos interiores (art. 26) y con la que dispone que es competencia del congreso reglamentar esa
libre navegación (art. 75 inc. 10).
67. — Ha de dejarse en claro que lo abolido y prohibido es el gravamen a la circulación
“territorial”. El paso de una provincia a otra no puede convertirse en “hecho imponible” porque
REPARTO DE COMPETENCIAS
el hecho de transitar el territorio, cualquiera sea la demarcación o el límite que se atraviese, goza
de libertad.
A) Poder tributario federal
Ahora bien, la circulación llamada económica es otra cosa: el derecho judicial emergente de la
(originario) Corte Suprema tiene establecido que la exoneración impositiva de la circulación territorial no
Constitución federal impide que las provincias graven mercaderías no producidas en ellas una vez que han entrado en
Constitución federal B) Poder tributario provincial la circulación económica local o se han incorporado a la riqueza provincial.
(originario)
Derecho público pro- El peaje.
vincial
B’) Poder tributario municipal
68. — El peaje como contribución o pago que debe satisfacer el usuario de una obra pública vial (camino, El constitucionalismo social en Argentina.
puente, ruta, etc.) no viola la libre circulación territorial en tanto se respeten determinadas condiciones como: a)
que el pago se destine a solventar gastos de construcción, amortización, uso o conservación de la obra; b) que el 2. — Nuestra constitución histórica de 1853, surgió en una atmósfera de ideas, creencias y
uso de la obra esté destinado a todos sin discriminación; c) que ese uso no sea obligatorio; d) que el monto sea
proporcional al costo, uso o conservación de la obra; e) que el monto sea uniforme para todos los usuarios que se valores que estaba muy lejos, en el tiempo, de la que iba luego a respirar el constitucionalismo
hallen en las mismas condiciones; f) que no encubra un gravamen al tránsito. social del siglo XX. Es imposible, entonces, pretender que los contenidos de éste aparecieran
Para buena parte de nuestra doctrina, el peaje tiene naturaleza de tasa.
expresamente en las normas de aquélla.
Pero entiéndase bien que la omisión de normas como las que hoy abundan en constituciones
69. — Un interesante fallo sobre el peaje es que el dictó la Corte Suprema el 18 de junio de 1991 en el caso contemporáneas no quiere decir que la constitución de 1853 resultara impermeable al
“Estado Nacional c/Arenera El Libertador SRL.”, en el que sostuvo que el peaje no es inconstitucional cuando no constitucionalismo social o incompatible con él.
configura un pago exigible por el mero paso, desvinculado de servicios o prestaciones a favor del usuario, como es
el caso de la construcción y el mantenimiento de la vía de tránsito.
Remisiones.
Tampoco surge del derecho judicial la necesidad de vías alternativas de utilización gratuita. En cambio, lo
que haría inaplicable el peaje o requeriría la existencia de vías alternativas, sería el monto irrazonable de la tasa
3. — Por razones de brevedad, remitimos:
que, por no haber una vía gratuita de tránsito, tornara ilusorio el derecho de libre circulación; pero tal circunstancia
debe ser acreditada por quien alega el perjuicio. a) Para la relación con el sistema axiológico de la constitución, al Tomo I, cap. IV;
b) Para el sistema de derechos en nuestro derecho constitucional actual, al Tomo I, cap. IX,
CAPÍTULO XX nos. 13 y 14; y al acápite II;
c) Para el “techo ideológico” después de la reforma de 1994, al Tomo I, cap. II, nos. 27 y 28.
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL TRABAJO
4. — El estado social y democrático de derecho —aunque innominado en nuestra
I. EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL. - Su surgimiento y contenido. - El constitucionalismo social en Argentina.
constitución— traduce contemporáneamente lo que su filosofía política alberga en su
- Remisiones. - Los derechos “sociales” y “económicos”. - II. EL DERECHO DE TRABAJAR. - El trabajo
humano. - El contenido y los sujetos del derecho de trabajar. - El derecho “al” trabajo. - La situación del personalismo humanista.
extranjero. - El derecho judicial en materia de trabajo. - III. EL ARTÍCULO 14 BIS. - Su contenido. - IV. LAS Los derechos “sociales” y “económicos”.
CONDICIONES DE TRABAJO. - La prestación del servicio. - La remuneración. - El salario mínimo. - Igual
remuneración por igual tarea. - La participación en las ganancias. - La duración del trabajo. - Protección
contra el despido: la estabilidad en la relación de empleo. - Las dos clases de estabilidad. - El despido: sus 5. — Hemos dicho que el constitucionalismo social se caracteriza por su toma de posición
clases. - El problema de la estabilidad propia en el empleo privado. - El contrato a plazo. -El control y la frente a los llamados derechos sociales y económicos. Conviene hacer una breve referencia a esta
colaboración en la empresa. - Los tratados internacionales. - V. EL EMPLEO PÚBLICO. - La aplicación imparcial terminología.
del art. 14 bis. - La estabilidad del empleado público. - El derecho judicial en materia de estabilidad del
empleado público. - La estabilidad del empleado público en la constitución material. - VI. LA ASOCIACIÓN
SINDICAL. - VII. EL DESARROLLO INFRACONSTITUCIONAL DEL ARTÍCULO 14 BIS. - La competencia del
Ante todo, no se trata de que los derechos clásicamente incorporados al constitucionalismo moderno como
congreso. - Los derechos, la ley, y las fuentes contractuales. - La interpretación del artículo 126. - El derecho derechos “civiles” carezcan del carácter de derechos sociales. Todo derecho subjetivo es “social” porque
común. - El constitucionalismo provincial. - La distribución de competencias entre estado federal y provincias. presupone la convivencia de los hombres. Y todo derecho es también social en el sentido de que no se concibe el
-VIII. EL CONSTITUCIONALISMO ejercicio antisocial de un derecho.
SOCIAL EN LA CONSTITUCIÓN MATERIAL. - La “flexibilización” laboral. Lo que el constitucionalismo social quiere definir con la locución “derechos sociales” no es tanto la
naturaleza intrínsecamente social de todo derecho subjetivo, sino más bien la adjudicación de derechos de
solidaridad, o de prestación, o de crédito a los hombres considerados como miembros o partes de grupos sociales
I. EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL. (familia, sindicato, empresa). En suma, se trata de enfocar a las personas no tanto como miembros de la sociedad
general o global, sino más bien como sujetos situados en núcleos societarios más pequeños e inmediatos.
Su surgimiento y contenido. Con todo, tampoco se agota aquí el alcance del adjetivo “sociales”. En los derechos así llamados entran,
además, todos aquéllos que acusan una funcionalidad social más intensa, e interesan en su ejercicio a toda la
comunidad por la repercusión general que ese ejercicio adquiere. Es así como el catálogo de derechos sociales
1. — En la primera postguerra del siglo XX adquiere auge una forma de constitucionalismo a incluye todos los relativos a la educación, la cultura, la seguridad social, el consumo y el uso de bienes y servicios,
la que se ha calificado como social. el ambiente, los intereses difusos o colectivos, etc.
Remitimos para su desarrollo al Tomo I, cap. IX, nos. 1 a 6.
El constitucionalismo social se maneja con una pluralidad de lineamientos que, sin pretender 6. — Lo social va muy unido a lo económico en la concepción que estamos analizando. El
agotar taxativamente, podemos clasificar así: constitucionalismo social considera que el estado debe estructurar y promover un orden
económico justo, que permita el acceso de todos los hombres a las fuentes de trabajo y de
a) inclusión en las constituciones formales de una declaración de derechos “sociales” y
producción, y que haga posible una distribución equitativa de la riqueza y de los bienes de
“económicos”, que abarcan el ámbito de la educación, la cultura, la familia, el trabajo, la
producción y de consumo. De allí las pautas constitucionales sobre el derecho de propiedad.
asociación profesional o sindical, la propiedad, la economía, la minoridad, la ancianidad, la
Todas las referencias a la promoción y la planificación social y económica, a la integración, al
seguridad social, etc.;
desarrollo, etc., se orientan en esta línea, siempre que encuadren en un espacio suficiente de
b) regulaciones en torno de la llamada cuestión social, que se refiere a: b’) la situación del libertad.
hombre en función del trabajo; b’’) las relaciones entre capital y trabajo, clases sociales y
Ver Tomo I, cap. IX, nº 4. Asimismo, ver nº 11 del presente capítulo.
factores de producción, empleadores y trabajadores, sindicatos y estado.
Por un lado, pues, el constitucionalismo acusa una tendencia a marcar la función social de los 7. — Aparecen así las prestaciones positivas a cargo del estado, y la concepción de que el fin de su
derechos; por el otro, se preocupa por estructurar un orden social y económico a efectos de que la organización constitucional no se satisface ni agota con garantizar el libre goce de los derechos, sino que requiere,
remoción de obstáculos permita a todos los hombres una igualdad de oportunidades y un ejercicio además: a) remover los obstáculos que impiden o dificultan a algunos hombres o sectores de la sociedad el
real y efectivo de las libertades y los derechos subjetivos. efectivo ejercicio de sus derechos por carecer de similares oportunidades de hecho; b) promover la liberación y el
desarrollo de todos los hombres, suprimiendo no sólo las formas de explotación y opresión, sino las trabas que
hacen inaccesibles para muchos la calidad y el nivel elemental de la vida personal; c) promover la igualdad real
de oportunidades y de trato. El trabajo humano.
8. — Del estado gendarme o policía (que solamente cuida y vigila) se pasa al estado de “bienestar social” 14. — El trabajo es una actividad humana en la que el hombre empeña y compromete su dignidad. El valor
que hace y que promueve. Se le llama también “estado de la procura existencial”. En la superación del del trabajo proviene del valor del hombre que lo realiza. El trabajo no es mercancía, sino conducta humana. En el
individualismo, se produce un intento de armonizar y coordinar el valor de la libertad y de la autonomía trabajo se vuelca, en mérito a aquella dignidad personal, la vida, la salud, la energía, la subsistencia y la seguridad
individuales con la justicia, la solidaridad y la cooperación sociales, pero no mediante un mero juego de del hombre.
relaciones y competencias privadas, sino a través de una acción estatal de intervención, planificación y fomento.
El estado procura atenuar y compensar las desigualdades sociales de los hombres, y nivelar los desequilibrios El derecho constitucional comparado, en los principios que formula en su orden normativo para regular el
sociales y económicos que surgen del desajuste entre fuerzas y situaciones de hecho harto diferentes en su trabajo, tiende por eso a evitar que la prestación del mismo esclavice, denigre o enajene al hombre, y a conseguir
gravitación e influencia. que, al contrario, sea fuente suficiente de recursos y de realización de la persona.
Dikelógicamente, las aspiraciones del constitucionalismo social merecen valorarse como justas. El derecho internacional de los derechos humanos se inspira en igual orientación.
Podemos considerar que ello se hace asequible desde el derecho constitucional a través de tres medios
9. — El estado de bienestar no debe pensarse ni instrumentarse como un estado asistencial paternalista y principales:
dirigista, que absorba para sí ámbitos propios de la iniciativa privada y de la libertad económica. Debe ser un a) posibilitando la sanción de normas que protejan integralmente al hombre que trabaja;
estado social y democrático de derecho (para usar fórmulas caras al constitucionalismo contemporáneo) que
b) posibilitando la organización de asociaciones sindicales, mutuales, cooperativas, etc., que cumplan una
mediante plúrimas políticas de bienestar y de desarrollo en muchos campos (seguridad social, educación,
función plural: b’) como defensa de los intereses comunes de los trabajadores; b’’) como vínculo de conexión y
vivienda, trabajo, alimentación, salud, etc.) haga accesible a todos los hombres, y especialmente a los
colaboración con los empleadores; b’’’) como vínculo de conexión y colaboración con el estado; b’’’’) como
hiposuficientes y marginados, la disponibilidad y el goce de sus derechos y la satisfacción de sus necesidades
ayuda directa a los trabajadores, ampliando las prestaciones patronales y estatales;
básicas.
c) por fin, haciendo efectivos todos los derechos que emergen del trabajo mediante el desarrollo económico, a
Hay que tener muy presente aquí lo que hemos explicado en el Tomo I, cap. IX, nos. 40 y 41, sobre los
fin de que las posibilidades económicas de la sociedad permitan realmente el goce concreto de tales derechos.
derechos “por analogado”.
10. — El contenido constitucional de la libertad no puede agotarse en el perímetro habitual del El contenido y los sujetos del derecho de trabajar.
constitucionalismo clásico. Hay que expandirlo hasta asumir que la persona humana requiere disponer de un
ámbito de libertad real y efectiva que le permita desarrollar su personalidad. Los impedimentos, trabas, 15. — El derecho de trabajar implica, primariamente, la disponibilidad individual de elegir
estrangulamientos y bloqueos que realmente aminoran, empobrecen o frustran esa dimensión ensanchada de la libremente una actividad.
libertad personal deben ser aliviados y removidos.
Una vez elegida dicha actividad, y según sea su naturaleza, debemos secundariamente
Se presupone, a la vez, que la libertad a disposición de todos en accesibilidad efectiva debe circular en y por distinguir: a) si es una actividad que el individuo desarrolla por cuenta propia y en forma
todos los sectores de la sociedad, porque si sólo es disfrutable por quienes (pocos o muchos) logran mediante sus
independiente (o sea, sin depender de un empleador), aparece el derecho de cumplirla y de
propios recursos usar y gozar de la libertad que por sí mismos consiguen, la libertad se insulariza y sectorializa,
con grave desmedro de la justicia y de la igualdad. También de la solidaridad, que es un valor jurídico. disfrutar de su rendimiento económico; b) si es una actividad que el individuo desarrolla en
Una distribución razonablemente igualitaria de la libertad es función del estado. Y numerosos “equilibrios”
relación de dependencia con respecto a un empleador, aparece el vínculo, la relación, o el
de la libertad tienen que ser estimulados y empleados. contrato de empleo o de trabajo, con toda la serie de derechos emergentes del empleo.
11. — El campo de la economía y de la libertad económica no puede quedar totalmente a merced del a) En el aspecto primario, todo hombre tiene derecho a escoger libremente la actividad que desea o prefiere.
mercado irrestricto y de la competencia absoluta e irrefrenable, porque hay facetas de la libertad, de la igualdad y Esa elección está fáctica y necesariamente condicionada por una serie de factores personales y sociales como son:
de los derechos que no tienen cabida —ni deben tenerla— en el mercado. Las necesidades básicas y las la existencia de un mercado ocupacional suficiente y amplio, la idoneidad para la tarea pretendida, el juego de la
privaciones injustas de toda persona exigen ser satisfechas y remediadas, y cuando el mercado no las abastece ni competencia, la intervención del estado, etc. Todo ello nos revela que la libre elección de una actividad requiere,
subsana, la presencia razonable del estado en la economía viene demandada por el plexo de valores de la por parte de la persona, una capacitación que le proporcione la idoneidad necesaria que esa actividad demanda; y
constitución. por parte del estado, el condicionamiento suficiente y eficaz de un orden justo en lo social, cultural, económico,
etc., como para hacer accesibles las fuentes de actividad a todo aquél que, con su iniciativa privada, pretende
Ver cap. XV, nos. 22 a 24, en relación con el art. 42 de la constitución. realizar la elección comentada.
Para la relación con la libertad de comercio e industria, remitimos al cap. XIV, nos. 35 a 41; para la autonomía El art. 75 inc. 19 párrafo primero incluye, entre las competencias del congreso, la de promover a la
de la voluntad y la libertad de contratar, ver cap. XIV, nº 15. generación de empleo y a la formación profesional de los trabajadores.
12. — Es claro que, como en toda ambición perfeccionista, el estado de bienestar exageró —a veces con b) En el aspecto secundario o derivado, hemos de dejar establecido que cuando se elige una actividad a
inflaciones desmesuradas e imposibles de hacerse realidad— sus roles, y agotó sus posibilidades, a la vez que desarrollar en relación de dependencia para un empleador, ha de tenerse en cuenta, como principio, que la libertad
agrandó en demasía su tecnoburocracia. El estímulo a las pretensiones colectivas y a la esperanza de remediar las de contratar impide obligar tanto al empleador como al empleado a celebrar un contrato de empleo, y a celebrarlo
necesidades con el auxilio del estado fomentó los “catálogos de ilusiones” y las “promesas” (en alusión a normas con persona determinada. (Para la libertad de contratar, ver cap. XIV, nº 15).
declarativas de derechos sociales) lo que simultáneamente aumentó la carga de demandas sociales. Y cuando la
insatisfacción por las respuestas estatales dejó desiertas muchas expectativas, el estado de bienestar entró en crisis 16. — Fundamentalmente, el sujeto activo que aparece como titular del derecho de trabajar es
de agotamiento. el hombre. Pero asociaciones, empresas, personas jurídicas, etc. (o sea, entes que no son hombres)
Pero, con todo, si hay que evitar las exageraciones, hay que ser cuidadoso para no aspirar a la resurrección pueden también desarrollar una actividad comercial, industrial, etc., equiparable al trabajo, y en
anacrónica del estado liberal clásico. Un justo medio de equilibrio tiene que recuperarse, si es que no queremos — este sentido, ser titulares del derecho de trabajar.
como en nuestra posición personal— retroceder a modelos que el constitucionalismo social dejó agotados y que el
valor justicia no consiente. De aquí en más, decimos que, en términos generales, el sujeto pasivo del mismo derecho en
cuestión es doble: el estado y los demás hombres.
El desglose detallado sería el siguiente:
II. EL DERECHO DE TRABAJAR
1) Derecho de trabajar en su aspecto primario de elección de una actividad;
13. — La constitución histórica de 1853 no omitió consignar entre la tabla de derechos a) sujeto activo: el hombre, y las asociaciones, empresas o personas jurídicas;
básicos enumerados en el art. 14 a todos los habitantes, y en el 20 a los extranjeros, el derecho de b) sujeto pasivo: el estado y los demás hombres;
trabajar.
2) Derecho de trabajar en su aspecto secundario de desarrollar la actividad elegida y de un ordenamiento social justo (v.: fallo de la Corte Suprema en el caso “Prattico Carmelo y otros
disfrutar de su rendimiento económico: c/Basso y Cía.”, del año 1960).
a) sujeto activo: el hombre, y las asociaciones, empresas o personas jurídicas;
21. — El derecho judicial de la Corte Suprema tiene establecido también que en las relaciones laborales la ley
b) sujeto pasivo: consagra la obligación del empleador de respetar la personalidad del trabajador, y autoriza a aquél a ejercer sus
b’) en la relación de empleo con determinado sujeto: este sujeto en cuanto empleador; facultades de dirección en forma tal que no le origine perjuicio material ni moral al empleado durante el desarrollo
de la relación laboral (ver —por ej.— los casos “Valdez c/SADAIC”, del 19 de marzo de 1987, y “Farrel
b’’) el estado y los demás hombres que deben respetar la relación de empleo y los c/Fundación Universidad de Belgrano”, del 2 de octubre de 1990).
derechos emergentes de ella;
b’’’) cuando la actividad es independiente o por cuenta propia (sin empleador): el 22. — En cuanto a las remuneraciones, conviene recordar que en el caso “Suárez Manuel R. c/Superior
estado y los demás hombres, que deben respetar el desarrollo de esa actividad; Gobierno de la provincia de Córdoba”, del 21 de marzo de 1989, la Corte enfocó los créditos salariales, cuya
naturaleza retributiva de servicios prestados es la misma en la relación de empleo privado y de empleo público, y
cuando la actividad se presta en beneficio de persona determinada (por ej.: el
destacó su naturaleza alimentaria y su nexo con el derecho de propiedad y el de la retribución justa (art. 14 y 14
médico a su cliente, el pintor al dueño de la casa que pinta, etc.): aquél que recibe bis) por todo lo cual consideró que habiendo inflación el pago a valores históricos —aun recibido sin reservas por
la prestación. el empleado al momento del cobro— requiere indexarse, porque no ha sido suficiente.
Esta jurisprudencia debe tenerse por vigente, aun después de la ley 23.928 (que prohibió la indexación a partir
El derecho “al” trabajo. del 1º de abril de 1991) porque —si hay inflación— la depreciación monetaria exige actualización de los créditos
por imperio de la constitución. (Ver cap. XVII, nº 19 a 25).
17. — Una corriente de doctrina ha postulado un supuesto derecho “al” trabajo como diferente del derecho
de trabajar. El derecho “al” trabajo consistiría en el derecho a conseguir ocupación, con la consiguiente obligación 23. — Del derecho judicial cabe inferir asimismo que el derecho a la remuneración justa se extiende también
del sujeto pasivo de proveer de empleo al sujeto activo. ¿Quién sería el sujeto obligado a dar trabajo a quien lo a los profesionales respecto de sus honorarios dentro de las modalidades propias que ofrece la relación entre
pretende? En principio, el estado, a quien los individuos harían exigible la concesión de una ocupación. En aquéllos y sus clientes y, en su caso, la intervención en una causa judicial.
cambio, no parecería que un hombre pudiera demandar de otro que le acordara empleo, porque en principio el
contrato de trabajo requiere siempre la decisión libre de ambas partes, o sea que existe la libertad de contratar,
pero no la obligación de contratar. III. EL ARTÍCULO 14 BIS
En el sentido de un derecho a demandar del estado la concesión de empleo, la fórmula del derecho “al”
trabajo sólo alcanzaría el valor de un enunciado programático en virtud del cual el estado tendría la obligación de Su contenido.
hacer lo posible para la ocupación adecuada de todos los que quisieran y necesitaran trabajo, pero sin llegar a
significar que todos estuvieran empleados por el estado. Esto último sería, además, prácticamente imposible. 24. — El orden de las normas escritas en nuestra constitución formal, ha completado el
El derecho “al” trabajo funcionaría, entonces, a través de dos carriles principales: a) mediante la obligación enunciado del derecho de trabajar del primitivo art. 14 con los del art. 14 bis, a partir de 1957.
estatal de establecer un orden social y económico que activara e hiciera accesibles las fuentes de trabajo a todos
En lo que hace a los derechos del hombre en razón del trabajo, su primera parte establece: El
los hombres en el mercado ocupacional; y a’) mediante políticas activas y medidas de acción positiva; b)
mediante prestaciones de desempleo —dentro del régimen de la seguridad social— para prevenir y cubrir el riesgo trabajo en todas sus formas gozará de la protección de las leyes las que asegurarán al
de desocupación, desempleo, o paro forzoso. trabajador;
a) condiciones dignas y equitativas de labor;
18. — El derecho a obtener ocupación remuneratoria (derecho “al” trabajo) tiene cabida en el rubro de los
llamados derechos “por analogado”, para cuya descripción remitimos al Tomo I, cap. IX, n os. 40 y 41. b) jornada limitada;
c) descanso y vacaciones pagados;
La situación del extranjero. d) retribución justa;
19. — El régimen de los trabajadores extranjeros, en pie de igualdad con los nacionales y sin discriminación
e) salario mínimo vital y móvil;
por causa de la extranjería, cuenta no obstante con algunas modalidades razonables. Así: f) igual remuneración por igual tarea;
a) en principio, la plena equiparación requiere que el extranjero se encuentre radicado legalmente; g) participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y
b) si sólo se halla temporariamente admitido, cabe limitarle su actividad laboral al ámbito ocupacional y colaboración en la dirección;
durante el tiempo para el cual se lo haya autorizado a residir transitoriamente; y si lo ha sido con determinación de
h) protección contra el despido arbitrario;
un lugar o zona, únicamente en ellos;
c) cuando se halla en tránsito, o por razones de turismo, negocios, tratamiento médico, etc., el desarrollo de
i) estabilidad del empleado público;
actividades remuneradas o lucrativas necesita autorización especial. j) organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un
De ello se desprende que en caso de migración ilegal o clandestina, es razonable la prohibición de cumplir registro especial.
actividades laborales en relación de dependencia o por cuenta propia.
25. — Lo primero que observamos es que: a) el trabajo tiene y debe tener tutela; b) esa tutela
El derecho judicial en materia de trabajo. surge directa y operativamente de la constitución, y debe depararla la ley; c) la ley debe
necesariamente “asegurar” todo lo que el artículo enumera.
20. — Es en el empleo dependiente donde el constitucionalismo social encuentra mayor De aquí surge que la competencia le incumbe al congreso con ejercicio obligatorio, y que
ámbito de regulaciones posibles. estamos ante lo que cabe denominar “zona de reserva de la ley”, por lo que el poder ejecutivo no
Dos pautas importantes se desprenden del derecho judicial. Creemos interpretarlas así: a) en puede asumirla ni interferirla, salvo en su potestad reglamentaria.
el contrato de trabajo es requisito esencial de la justicia la igual libertad de las partes contratantes 26. — Por la forma gramatical que reviste el artículo, agregamos que el congreso tiene el
(v.: fallo de la Corte Suprema en el caso “Martín y Cía. Ltda. c/Erazo José”, del año 1947); b) deber inmediato de legislar. Que el trabajo “gozará” de la protección legal, y que las leyes
cada vez que la libertad de contratar del empleador entra en conflicto con la libertad contra la “asegurarán” tales y cuales cosas, denota una imperatividad insoslayable. No hay opción para que
opresión del empleado u obrero, debe prevalecer esta última, por requerirlo así los principios de el congreso legisle o no legisle; ni para que legisle cuando le parezca oportuno: debe legislar ya,
ahora.
Esto significa que la demora o la omisión en legislar, es inconstitucional: hay El principio debe ligarse al que el mismo art. 14 bis contiene en su parte final dedicada a la familia: la
inconstitucionalidad por omisión. Desde 1957 hasta la actualidad, esa inconstitucionalidad se ha compensación económica familiar, o sea, las asignaciones familiares o salario familiar.
consumado en todos los aspectos del art. 14 bis sobre los cuales la falta de ley razonable o la
vigencia de ley inconstitucional frustra, bloquea o aminora el goce de los derechos en él El derecho a la retribución justa juega doblemente; por un lado, frente al empleador que debe
enumerados y protegidos. pagarlo; por el otro, frente al estado que debe protegerlo mediante leyes (por ej.: de salario
mínimo, de inembargabilidad parcial, de forma de pago, etc.), y que debe hacerlo posible a través
27. — Aun cuando ese deber primario que contiene claramente el ar. 14 bis va dirigido al congreso, hay que de su política social y económica.
puntualizar que:
a) alcanza también a todos los órganos del gobierno federal (en el caso “Valdez c/Cintioni”, de 1979, la Corte 31. — En el caso “Bessolo Leopoldo A. c/Osa Pedro” —del año 1967— la Corte Suprema sostuvo que la
sostuvo que su cumplimiento atañe a los poderes distintos del congreso, los cuales, dentro de la órbita de sus constitución otorga a quien presta servicios el derecho a una retribución justa que contemple la índole, magnitud y
competencias, han de hacer prevalecer el espíritu protector de las normas en juego); dificultad de la tarea realizada, obligando a mantener una relación razonable entre la retribución que se fija y la
b) se extiende a las provincias, conforme al art. 5º de la constitución; tarea efectivamente cumplida.
c) se refuerza con el mandato constitucional del art. 24 (“el congreso promoverá la reforma de la actual Conforme al derecho judicial de la Corte Suprema, viola el derecho de propiedad la obligación que se impone
legislación en todos sus ramos...”), que al incluirse un nuevo artículo (el 14 bis) en la reforma de 1957, obliga a al empleador de pagar remuneraciones que no corresponden a una contraprestación de trabajo del empleado.
ajustar la legislación vigente a esa fecha a sus pautas y principios;
d) cuando en una relación de trabajo (dependiente o no) un particular es sujeto pasivo de la misma, cargan 32. — Ha de tenerse en cuenta que la retribución debida por el empleador no queda
sobre él muchas de las obligaciones correlativas a los derechos que el art. 14 bis ordena asegurar y proteger. totalmente a merced de la autonomía contractual. La “libertad contra la opresión” —que la Corte
invocó en el caso “Prattico c/Basso”, del año 1960— da pie para que ni la oferta y la demanda, ni
28. — Podemos agrupar los derechos emergentes del art. 14 bis en la parte que examinamos, la voluntad del binomio empleador-trabajador, jueguen en forma absoluta o descontrolada (ver nº
en las siguientes categorías: 20).
a) condiciones de trabajo en orden a:
a’) prestación en sí del servicio; 33. — A más de la norma constitucional que venimos analizando, las leyes laborales de orden
público y los convenios colectivos de trabajo pueden y deben limitar razonablemente la autonomía
a’’) remuneración;
de la voluntad, estableciendo montos que por acuerdo de partes no pueden disminuirse (reforma
a’’’) duración; en perjuicio del trabajador) aunque sí pueden aumentarse.
a’’’’) control de la producción y colaboración en la dirección de la empresa; Para el tema, ver nos. 63/64, y cap. XXI, nos. 17 a 19.
b) asociación sindical.
El salario mínimo.
34. — Para determinar con precisión la justicia de la remuneración, la misma norma
IV. LAS CONDICIONES DE TRABAJO constitucional hace referencia al salario mínimo o sea, aquél por debajo del cual una retribución
no se compadece con la justicia.
La prestación del servicio.
El salario mínimo lleva dos aditamentos: ha de ser vital, concepto éste que remite nuevamente
a la suficiencia para subsistir; y ha de ser móvil, es decir, reajustable a medida que aumenta el
29. — La prestación en sí del servicio debe llevarse a cabo en condiciones dignas y
costo de la vida o el proceso de inflación.
equitativas. La pauta es muy genérica, y se vincula con la propia dignidad humana empeñada en
el trabajo y con el plexo de valores constitucionales. La vitalidad y la movilidad procuran asegurar la capacidad adquisitiva del salario y su
equivalencia con las necesidades primarias del trabajador.
En cierto modo, todo lo referente a remuneración y duración hace a las condiciones de trabajo calificadas
constitucionalmente como dignas y equitativas, pero podríamos añadir que ellas se satisfacen también mediante la Un salario no es mínimo y vital tan sólo porque una norma le adjudique esa calificación. La constitución
comodidad, higiene y decoro del lugar donde el trabajo se presta, y mediante la debida atención de las situaciones apunta a que lo sea realmente, por su naturaleza y por su monto. Un salario irrisorio, aunque la ley acaso lo
personales del trabajador (acá se incluyen las derivadas de la edad, maternidad, capacidad disminuida, etc.). denomine “mínimo” y “vital”, no satisface la prescripción constitucional.
En suma, las condiciones dignas y equitativas apuntan a un aspecto material u objetivo (lugar o modo de Como principio, la norma que asigna la cifra de ese salario queda sujeta como toda otra a control judicial de
trabajo) y a otro personal o subjetivo (situación personal del trabajador). constitucionalidad, y no vemos obstáculo para que un juez declare que el salario mínimo establecido por ley es
Ver nos. 20 a 22. inconstitucional en cuanto a su haber. No olvidemos que, aparte de esta cláusula, existe la general sobre
retribución “justa”, que obliga al monto “justo” de toda remuneración, también del salario mínimo vital.
La remuneración.
Igual remuneración por igual tarea.
30. — Las condiciones de trabajo que se refieren a la remuneración se desglosan en: 35. — El derecho de percibir igual remuneración por igual tarea tiene una “ratio” histórica en su
a) retribución justa; formulación, dentro de las convenciones internacionales que lo han acogido, y del derecho comparado. La
equiparación tendió a eliminar los salarios inferiores por razón de sexo o sea, a obtener la misma paga para el
b) salario mínimo vital y móvil;
hombre y la mujer cuando realizaban el mismo trabajo.
c) igual remuneración por igual tarea;
d) participación en las ganancias de la empresa. Cuando el art. 14 bis incorporó la cláusula de igual remuneración por igual tarea, no cabe
duda de que se movió en un ámbito similar, sin más propósito que el de impedir las
La retribución justa significa suficiencia en el emolumento retributivo, y se orienta a satisfacer un ingreso discriminaciones arbitrarias, o sea, aplicando al problema de la retribución laboral la regla
decoroso que permita la subsistencia del trabajador y de su núcleo familiar dependiente.
constitucional de la igualdad jurídica.
40. — La constitución contiene dos cláusulas que enfocan la ruptura de la relación de empleo:
Cabe advertir que la norma de la constitución enfoca el problema de la igualdad en las relaciones privadas por un lado habla de “protección contra el despido arbitrario” y, por otro, de “estabilidad del
(pese a que se extiende también al empleo público). empleado público”.
El caso “Ratto Sixto y otros c/Productos Stani S.A.”, fallado por la Corte en el año 1966, vino a confirmar La primera fórmula se ha de entender referida al empleo privado. Con ese desdoblamiento, si
que la cláusula en examen sólo inhibe las discriminaciones arbitrarias fundadas en el sexo, la nacionalidad, la
religión, la raza, etc., pero no obsta a que el empleador, una vez abonada a todos sus dependientes la remuneración
empleo privado y empleo público han merecido cada uno su previsión, ha de interpretarse también
justa, liquide a algunos un “plus” en razón de mayores méritos, eficacia, rendimiento, etc. que las dos fórmulas no significan lo mismo ni tienen el mismo alcance: al despido arbitrario (en
El caso “Ratto” fue reiterado en el fallo de la Corte del 26 de junio de 1986 en el caso “Segundo Daniel el empleo privado) hay que protegerlo en favor del trabajador que lo sufre; al empleo público hay
c/Siemens S.A.”. que garantizarle la estabilidad.
36. — Parece obvio afirmar que el derecho de igual remuneración por igual tarea tiene un ámbito muy Las dos clases de estabilidad.
especial de vigencia: pueden invocarlo los trabajadores que con igualdad de tarea se desempeñan para un mismo
empleador, o dentro del régimen de un mismo convenio colectivo. Pero no parece que pueda extenderse más allá 41. — Hay que distinguir dos clases de estabilidad: la propia o absoluta y la impropia o relativa.
para trazar comparaciones entre trabajadores de empleadores distintos o regidos por convenios diferentes.
Se suele admitir que la estabilidad propia o absoluta implica impedimento para despedir (salvo justa causa),
y obligación patronal de reincorporar en caso de producirse el despido; en cambio, la estabilidad impropia o
relativa no prohíbe el despido, pero si se dispone sin justa causa, el empleador debe indemnizar.
La participación en las ganancias. Con esta distinción, parece lógico estimar que el art. 14 bis, al proteger contra el despido
arbitrario (en el empleo privado) obliga a consagrar allí la estabilidad impropia o relativa; y al
37. — La participación en los beneficios se encamina a repartir de un modo más justo la garantizar la estabilidad del empleo público cubre a éste con la estabilidad propia o absoluta.
utilidad originada por el aporte que capital y trabajo hacen de la producción, a la economía y a la
empresa. La consideramos como un método remuneratorio que supera al estricto del salariado, El despido: sus clases.
pudiendo llegar hasta formas de sociedad entre patronos y trabajadores de una empresa, con
transformación profunda del contrato de trabajo.
42. — Cuando el constituyente de 1957 califica al despido protegido con el adjetivo “arbitrario”, hay que dar
por cierto que ha usado el concepto tradicional de arbitrariedad que desde siempre acuñó la doctrina y la
La norma habla de participación en los beneficios de “las empresas”. ¿Qué es empresa? Creemos que no
jurisprudencia.
debe tomarse la definición estrictamente según la teoría económica, y que allí donde cualquier empleador
(unipersonal, colectivo, con personalidad jurídica, etc.) que tiene personal dependiente origina con su actividad
utilidades o beneficios lucrativos (aunque en sentido económico no sea ganancia productiva), la cláusula tiene que Por eso, enfrentamos tres clases de despido:
aplicarse. Basta con que haya lucro u obtención de bienes económicos, incluido en este concepto el dinero que, a) el despido con causa justificada, que no es indemnizable;
como beneficio, se adquiere mediante una actividad cualquiera a la que coopera el trabajador.
b) el despido arbitrario, que sí lo es;
La ley no ha reglamentado este derecho, pero su formulación a nivel constitucional obliga a pensar si los
convenios podrían imponer la participación a falta de ley. Dado que el derecho está reconocido en la constitución, c) el despido que, sin revestir carácter de arbitrario, carece de causa, y que también merece
la que prevé también la celebración de dichos convenios por parte de los gremios, creemos que el reparto de indemnización.
beneficios empresarios arbitrados mediante contratación colectiva no ofende a la constitución. Está de más decir Parecería, a primera vista, que si el art. 14 bis impone la protección contra el despido
que ninguna duda existe si la participación es concedida voluntariamente por la empresa, o por convenio con sus
dependientes.
arbitrario, deja desguarnecido al que, sin serlo, carece de causa. No es así. Lo que ocurre es que, a
nuestro criterio, una cosa es el despido que por su arbitrariedad resulta agraviante o injurioso para
La duración del trabajo. el empleado, y otra parcialmente distinta es el despido incausado, porque no ofende.
Nos queda la impresión de que el despido sin causa también debe indemnizarse, pero que no
38. — El tiempo de duración del trabajo dependiente abarca diferentes tópicos: sería constitucional igualarlo al arbitrario y dispensarle la misma protección legal.
a) la jornada diaria;
43. — a) Del fallo de la Corte Suprema en el caso “Neville Jorge A. c/Banco Popular Argentino”, del 26 de
b) el descanso y las vacaciones pagados; agosto de 1986, se desprende que si un régimen de estabilidad en el empleo es sustituido legalmente por otro
c) la protección contra el despido arbitrario. menos favorable para el trabajador mientras subsiste su relación laboral con el empleador, no es viable impugnar
de inconstitucional al nuevo sistema, porque no existe derecho adquirido a que se mantengan las leyes o
reglamentos, ni a que permanezcan inalterables.
La jornada limitada se basa en la necesidad del reposo cotidiano por razones de salud y de respeto a la
dignidad del hombre. b) En nuestro criterio personal, cuando por causa de una huelga ilegal el empleador despide al personal
huelguista que, intimado a volver al trabajo, persiste en su abstención, puede después reincorporar a su voluntad a
El descanso pago se refiere al descanso semanal obligatorio y remunerado, con similar fundamento.
algunos y no a todos, sin que los cesantes tengan derecho a considerarse agraviados y a demandar indemnización
Las vacaciones pagas son otra limitación al trabajo continuo. por despido.
Si acaso faltaran normas infraconstitucionales que consagraran las distintas formas de descanso (diario,
periódico, y anual), no por eso la parte pertinente del art. 14 bis dejaría de ser aplicable. El trabajador que tuviera 44. — En cuanto a la ruptura patronal del contrato laboral a plazo —que es un despido anticipado al
que cumplir tareas sin descanso razonable, podría acusar al empleador por conducta injuriosa, y el juez tendría que vencimiento de ese plazo— entendemos que requie-re imponer el deber de indemnizar (ver nº 47 a).
hacer funcionar operativamente la norma constitucional para resolver su pretensión.
El problema de la estabilidad propia en el empleo privado.
39. — En las disposiciones que enfocan el tiempo de duración del trabajo corresponde incluir a las que
protegen la permanencia y la estabilidad en el empleo, que analizamos por separado. 45. — La protección contra el despido arbitrario que impone el art. 14 bis deja duda acerca de
si, excediendo ese mínimo, puede la ley consagrar en la relación de empleo privado un sistema de
Protección contra el despido: la estabilidad en la relación de empleo. estabilidad propia o absoluta.
Parecería que la razón por la cual la norma constitucional diferenció la estabilidad en el El control y la colaboración en la empresa.
empleado privado de la estabilidad en el empleo público, radica en que no ha previsto la
estabilidad absoluta o propia en el empleo privado. 48. — Otra condición de trabajo que el art. 14 bis contempla es la relativa al control de la
Acá —sin embargo— tenemos convicción de que las distintas formas protectorias de la producción y colaboración en la dirección de la empresa, bastante ligada a la participación en las
estabilidad en las dos clases de empleo no significan prohibición para que la ley establezca ganancias.
razonablemente en determinados tipos de empleo privado la estabilidad absoluta; o sea, la que El control y la colaboración no suponen, por sí, tener parte en los beneficios, pero se inspiran en una misma
impide despedir sin causa y obliga a reincorporar. tónica participativa, que busca incorporar activamente al trabajador en el seno de la entidad patronal donde se
desempeña. La participación en la gestión, o co-gestión, lleva a la intervención de la parte trabajadora en el
gobierno o dirección de la empresa, invistiéndola del carácter de colaboradora activa en su administración.
Es cierto que de implantarse la estabilidad absoluta, la libertad de contratar queda mucho más limitada, pero
no juzgamos arbitraria ni inconstitucional la restricción. Por supuesto que hay que ponderar muy bien cuándo y en Como la norma no va más allá de un standard formulado como “colaboración en la dirección”, el sistema da
qué clase de relaciones laborales se impone la estabilidad propia. Como principio, parece que solamente es cabida a variantes múltiples, entre las cuales mencionamos como posibles: a) colaboración consultiva o decisoria;
razonable hacerlo donde un elevado número de empleados de un mismo empleador despersonaliza mucho la b) colaboración limitada a los asuntos que interesan gremialmente a los trabajadores, o ex-tendida a los asuntos
relación intersubjetiva entre patrón y trabajador, ya que con muy pocos dependientes sería injusto que el primero económicos de la empresa (comerciales, financieros, etc.).
hubiera de asumir el deber de soportar la presencia física de alguien a quien no desea como empleado a sus El control de la producción parece encaminarse a la futura distribución de los beneficios, aunque en sí puede
órdenes. orientarse exclusiva o simultáneamente a obtener un mejor rendimiento, al progreso de las técnicas de producción,
y al desarrollo económico de la empresa o de la comunidad en general.
46. — a) El fallo de la Corte Suprema en el caso “De Luca José E. y otro c/Banco Francés del Río de la Plata”
—del 25 de febrero de 1969— consideró inconstitucional el régimen de estabilidad propia que consagraba la ley
Los tratados internacionales.
12.637 y su decreto reglamentario 20.268/46 para el personal bancario; el criterio del tribunal tuvo en cuenta que
el sistema era intrísecamente injusto al establecer el derecho a ser retribuido sin trabajar; al imponer cargas
pecuniarias al empleador que, más allá de lo que constituye un derecho legítimo a la indemnización afectaba las 49. — El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales prevé en su art.
bases de la libertad de contratar; y al conferir derecho de jubilarse en virtud de trabajos no prestados. En suma, 6º el derecho a trabajar, comprensivo del derecho de toda persona de tener la oportunidad de
para la Corte, la estabilidad propia que declaró inconstitucional aparece como un régimen legal exorbitante. ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o aceptado.
b) Cuando en otros casos se ha tratado de empleo privado y se ha dispuesto judicialmente reincorporar al A continuación se formulan las medidas que deben adoptar los estados-parte para hacer
agente indebidamente despedido, la Corte ha sostenido al revisar el fallo que es irrazonable la interpretación en efectivo ese derecho.
que se ha fundado la reintegración al empleo, en tanto suprime el poder discrecional del empleador para integrar
su personal (y para prescindir de él), en menoscabo del art. 14 que consagra la libertad de comercio e industria. El art. 7º contiene el derecho al goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias,
Pero es importante destacar que en los mismos casos la Corte tomó en cuenta que las normas de los convenios cuyo desglose enumerativo se especifica.
colectivos aplicables a ellos no preveían sanción para el caso de no ser observada la estabilidad que consagraban. El art. 10 encara el trabajo de los menores.
c) Puede verse, con posterioridad al caso “De Luca”, el fallo en “Figueroa, O.S. y otro c/Loma Negra,
CIASA”, y con fecha 26 de diciembre de 1991 el recaído en “Unión Obrera Metalúrgica c/Somisa”.
En dicho rubro, hay que computar todo el plexo de derechos que despliega la Convención
sobre Derechos del Niño, especialmente en el art. 72.
d) Las normas que se dictan después de producido un despido obligando al empleador a reincorporar han sido
declaradas inconstitucionales por la Corte (caso “Díaz José M. c/Banco de Avellaneda S.A.” —de fecha 3 de abril La Convención sobre Discriminación de la Mujer apunta a medidas para igualarla con el
de 1968— con relación a la ley 16.507, posteriormente derogada por ley 18.027, que obligaba a bancos y varón en lo que atañe a la actividad laboral (art. 11), a más de especificar el deber de tomar en
entidades de seguros, reaseguros y capitalización y ahorro a reincorporar al personal anteriormente despedido que cuenta los problemas de la mujer rural (art. 14) y su trabajo en sectores no monetarios de la
optaba por reingresar a su empleo). economía (íd.).
La Convención sobre Discriminación Racial alude a los derechos que tienen relación directa
El contrato a plazo.
con el trabajo (art. 5, inc. e), subinc. 1) cuando obliga a prohibir y eliminar la discriminación en el
47. — La cláusula protectoria contra el despido arbitrario obliga a encarar el contrato de trabajo por un
goce de derechos que enumera, entre los que cita los económicos, sociales y culturales (art. 5, inc.
tiempo expresamente determinado. Es evidente que en esta modalidad de empleo, el vencimiento del plazo e).
extingue la relación laboral sin obligación indemnizatoria, porque no hay ruptura decidida por el empleador. 50. — En materia de derecho del trabajo —individual y colectivo— también hay que tener en cuenta los
Cuando la ley regula este tipo de empleo, debe tomar algunas precauciones mínimas, porque de convertirse en convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que para un sector de la doctrina, sobre todo
modelo único o preponderante deja espacio para que se burlen las cláusulas constitucionales tutelares. después de la reforma constitucional de 1994 (art. 75 inc. 22), deben considerarse tratados internacionales (en
sentido lato) a los efectos de nuestro derecho interno.
Así:
a) durante el lapso fijo de duración del contrato, la ley tiene que hacer indemnizable el despido arbitrario o sin
causa; V. EL EMPLEO PÚBLICO
b) el tiempo determinado de duración del contrato no debe ser excesivamente largo, porque de ocurrir tal cosa
se frustra el sentido tutelar de la estabilidad impropia o relativa; La aplicación parcial del art. 14 bis.
c) ese mismo tiempo breve ha de tener como presupuesto una real necesidad de fomentar las tareas
transitorias u ocasionales en ciertos ámbitos de la actividad privada; 51. — Hemos dejado aparte lo referente al empleado público, no porque éste no sea también un trabajador,
sino por las características que su relación de empleo ofrece.
d) el contrato a plazo debe ser un tipo excepcional, y no común, de relación laboral.
El art. 14 bis estipula que el trabajo en sus diversas formas (o sea, incluyendo el empleo público) gozará de la
El esquema precedente, de base constitucional, se sustenta en el propósito de que la voluntad o la
conveniencia unilaterales del empleador no frustren la igualdad real de la parte patronal y de la dependiente en la protección de las leyes, las que asegurarán la estabilidad del empleado público. Es ésta la norma específica que
rige la materia.
concertación del contrato de trabajo, porque desequilibrada esa relación en perjuicio de la parte más débil pierde
sentido y justicia la pregonada autonomía de la voluntad. No obstante, también le alcanzan las que se refieren a condiciones dignas y equitativas, jornada limitada,
descanso y vacaciones pagados, retribución justa, salario mínimo, vital y móvil, igual remuneración por igual
Los altos índices de desempleo no sirven de excusa para eludir las pautas antedichas con el pretexto de que la
difusión y proliferación del contrato a plazo da origen a mayores fuentes de trabajo. El perímetro protectorio del tarea, etc.
trabajo que traza la constitución es imperativo e inderogable. La protección contra el despido arbitrario no es, en cambio, aplicable al empleado público, porque ya dijimos
que se refiere al privado. La participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y
colaboración en la dirección, parece reservada a la empresa privada. La organización sindical libre y democrática
tiene, igualmente, un destino de aplicación al asociacionismo de trabajadores privados; los empleados públicos, si el derecho público provincial omite o niega la estabilidad, hay inconstitucionalidad, y esa
bien gozan del derecho de asociación con fines útiles, incluso para la defensa de sus intereses profesionales, no estabilidad debe operar directamente por aplicación de la constitución federal.
pueden constituir entidades típicamente sindicales, a menos que la autoridad competente les reconozca ese
derecho (si son empleados dependientes del poder ejecutivo, es a éste —y no a la ley— a quien cabe aceptar o
rechazar tal reconocimiento; el congreso y la Corte Suprema disfrutan de similar competencia con relación a su El derecho judicial en materia de estabilidad del empleado público.
respectivo personal).
57. — Dijimos que el derecho judicial de la Corte no considera que el art. 14 bis instituya la
La estabilidad del empleado público. estabilidad propia cuando alude a la estabilidad en el empleo público.
No obstante, nuestra interpretación personal de lo que quiere decir esa jurisprudencia nos hace
52. — El derecho propio que para el empleado público contempla el art. 14 bis es el ya distinguir dos cosas:
mentado de la estabilidad. a) la estabilidad propia no surge del art. 14 bis; pero
¿Es estabilidad “propia”, o es estabilidad “impropia”? Reparemos en que el autor de la norma b) puede surgir, sin infracción a la constitución, de normas infraconstitucionales que la
no ha dicho, como en la relación de empleo privado, que la ley asegurará la protección contra la implanten (ver la sentencia de la Corte en el caso “Casier Miguel Angel c/Corporación del
cesantía (equiparable terminológicamente al despido), sino que asegurará la estabilidad. Es cierto Mercado Central de Buenos Aires”, de 1992).
que ésta no va acompañada en la norma por ningún calificativo, pero el cambio de léxico permite
pensar, por lo menos, que “estabilidad” apunta acá al derecho de no ser privado del empleo. 58. — En su disidencia al fallo de la Corte del 2 de abril de 1985, en el caso “Arias Guillermo R. c/Gobierno
Creemos —por eso— que la norma se inclina a la estabilidad propia o absoluta, es decir, a la de la provincia de Tucumán”, el doctor Belluscio se pronunció a favor de la tesis que considera como estabilidad
que de ser violada obliga a reincorporar. propia a la que, para el empleo público, consagra el art. 14 bis.
59. — Descartada esa estabilidad por la Corte hemos de desarrollar cómo y a qué marco queda reducido el
53. — La Corte Suprema no ha considerado, hasta ahora, que la cláusula del art. 14 bis sobre alcance de la cláusula que nos ocupa.
estabilidad en el empleo público equivalga a consagrar la estabilidad propia (ver nº 57).
El derecho judicial ha elaborado una serie de principios acerca de la estabilidad del empleado público; entre
ellos, mencionamos los siguientes: a) el derecho a la estabilidad de los empleados públicos no es absoluto, no los
54. — Una serie de principios gira en torno de la estabilidad del empleado público:
coloca por encima del interés general ni obliga a mantenerlos en actividad aunque sus servicios dejen de ser
a) En primer lugar, bien que la zona de reserva del poder ejecutivo le impide al congreso interferir en la necesarios, sea por supresión del cargo, por motivos de economía o por otras causas igualmente razonables y
administración pública dependiente del presidente de la república, la estabilidad del empleado público (sin justificadas; b) la garantía de la estabilidad no puede entenderse con un alcance que implique desconocer la
distinguir el “poder” del cual el empleado depende jerárquicamente) debe ser regulada por ley, porque así lo atribución del poder legislativo de suprimir empleos, ni la del ejecutivo de remover por sí solo a los empleados de
prescribe el art. 14 bis: “la ley asegurará...”; si para los empleados de la administración dependiente del poder la administración; c) cuando el poder legislativo decide suprimir un empleo, o el ejecutivo resuelve remover a un
ejecutivo creemos que la ley no puede regular lo propio de la carrera administrativa, puede en cambio reglamentar empleado, sin culpa de este último, la estabilidad no comporta un derecho absoluto a permanecer en la función
todo lo concerniente a los derechos contenidos en el art. 14 bis, entre los cuales figura el derecho a la estabilidad; pública, sino el derecho a una indemnización equitativa; d) la estabilidad rige también para los empleados públicos
b) De ahí en más, cabe recordar que el presidente de la república tiene competencia constitucional para provinciales en virtud del art. 31 de la constitución, pero la reglamentación provincial no pierde su carácter local
nombrar y remover por sí a los empleados de la administración (art. 99 inc. 7º), pero esta facultad ha dejado de ser con motivo de la reforma de 1957; e) la garantía de estabilidad no impide la subsistencia de las facultades
discrecional a partir de la reforma de 1957, que obliga a conjugar la potestad destitutoria con el derecho del administrativas necesarias para preservar la correcta prestación de los servicios públicos; f) no es materia
empleado a la estabilidad; se trata, pues, de una facultad “reglada”; justiciable la política administrativa ni la ponderación de aptitudes personales de los agentes, porque tanto en uno
como en otro caso juegan apreciaciones que escapan, por su naturaleza, al poder de los jueces; g) si bien lo
c) Si bien los derechos no son absolutos —lo cual significa que se los puede limitar o restringir
razonablemente mediante la reglamentación—, decir que el derecho a la estabilidad no es “absoluto” quiere decir atinente a la política administrativa no es materia justiciable, este principio ha sido siempre condicionado a que las
medidas adoptadas con respecto a los empleados no importen sanción disciplinaria o descalificación del agente; h)
que la ley puede regularlo, pero no quiere decir que esté constitucionalmente negada la estabilidad absoluta o
las normas provinciales pueden contemplar válidamente la remoción por las autoridades normales de la provincia,
propia del empleado público;
de los empleados designados por el interventor federal una vez concluida la gestión de éste, no asistiéndoles a
d) La estabilidad del empleado público encuadra en el régimen del derecho administrativo, porque atañe al tales empleados el derecho a la estabilidad; i) las leyes de prescindibilidad no son inconstitucionales.
contrato o a la relación del empleo público.
Sin embargo, en el caso “Arias Guillermo R. c/Gobierno de la provincia de Tucumán”, fallado por la Corte
Suprema el 2 de abril de 1985, el tribunal sostuvo que las normas sobre prescindibilidad no pueden invocarse ni
55. — La estabilidad del empleado público queda vulnerada en diversas situaciones, tales como las aplicarse para fundar cesantías sin sumario, porque hacerlo importaría lesionar la reputación del empleado por
siguientes: imputación de hechos que no se han acreditado en legal forma.
a) Si la causal de cesantía no es razonable, sino arbitraria, o sin causa;
b) Si la cesantía se dispone sin sumario previo y sin forma suficiente de debido proceso; La estabilidad del empleado público en la constitución material.
c) Si se declara “en comisión” al personal (que implica algo así como allanar el impedimento a la cesantía).
La misma estabilidad no queda vulnerada cuando: 60. — Las leyes de prescindibilidad por largo plazo o continuamente renovadas son, en realidad, y por eso,
violatorias del derecho a la estabilidad tal como nosotros lo entendemos en el empleo público.
a) Hay causa razonable para la cesantía, acreditada por sumario previo que satisface el debido proceso;
Si tal estabilidad debe reputarse propia o absoluta, ha de decirse que en la constitución material no tiene
b) Se suprime razonablemente el empleo; vigencia sociológica y que, en ese mismo ámbito, el derecho judicial emanado de la jurisprudencia de la Corte
c) Se dispone la cesantía por razones de verdadera racionalización o economía administrativas; sólo llega a interpretar que la estabilidad del empleado público que menciona el art. 14 bis se satisface —cuando
d) El empleado está en condiciones de jubilarse con beneficio ordinario, y es obligado a jubilarse o se lo es allanada— con una indemnización razonable, lo que a juicio nuestro la equipara a la “protección contra el
jubila de oficio. despido arbitrario” discernida al empleo privado.
En la hipótesis en que la estabilidad puede ser allanada, pero no hay causa imputable al empleado, éste carece
de derecho a la reincorporación pero conserva el derecho a la indemnización integral. VI. LA ASOCIACIÓN SINDICAL
56. — El derecho a la estabilidad del empleado público, en la medida en que está consagrado 61. — La norma que hace a la organización sindical ha sido objeto de estudio dentro del rubro del derecho de
en el art. 14 bis, que integra la parte dogmática de la constitución, obliga también a las provincias asociación.
a asegurarla a favor de su personal. Esto en virtud del art. 5º de la misma constitución federal. Si
Hemos de añadir que, en nuestra opinión, las asociaciones sindicales son entidades de derecho público y a’) desequilibrar la igualdad efectiva de las partes en beneficio de la preponderancia unilateral
“sujetos auxiliares” del estado, más allá del encuadre y la definición que acerca de su personalidad pueda hacer la de la voluntad colectiva (en el convenio de esa naturaleza) y de la voluntad patronal (en el
ley. convenio colectivo y en el contrato individual);
Ver cap. XIV, nº 10 a 12.
a’’) asignarle a ambas fuentes contractuales una potestad dispositiva que cancele, supla o
modifique el mínimo protectorio de la legislación de orden público;
VII. EL DESARROLLO INFRACONSTITUCIONAL a menos que:
DEL ARTICULO 14 BIS
b) la autonomía de la voluntad en las fuentes contractuales —co-lectiva e individual— sea
origen de disposiciones que mejoren y eleven el mínimo protectorio de la ley de orden público.
La competencia del congreso.
La interpretación del artículo 126.
62. — Que el desarrollo del art. 14 bis está confiado a la legislación resulta indiscutible (ver
nos. 25 y 26). Asimismo, una vez incorporado dicho artículo por la reforma de 1957, el entonces
art. 67 inc. 11 (ahora art. 75 inc. 12) agregó a la legislación de fondo encomendada al congreso la 65. — El ex art. 108 (ahora art. 126), establece que las provincias no pueden dictar los
códigos civil, penal, comercial y de minería (no menciona el de trabajo y seguridad social)
mención del código de trabajo y seguridad social.
después de haberlos dictado el congreso.
De esto surge que, conforme a la constitución, la legislación laboral y de la seguridad social
Frente a esta norma tenemos que saber qué pueden legislar las provincias “antes” que el
reviste el perfil siguiente:
congreso dicte el código de trabajo y qué no pueden legislar “después”.
a) está confiada a la competencia del congreso;
a) Mientras el congreso no dicta en forma “codificada” (o unificada) las normas sobre trabajo
b) tiene naturaleza de derecho común y no de derecho federal (ver nº 66); y seguridad social, creemos que: a’) las provincias no pueden legislar sobre materias reguladas en
c) desde la reforma de 1994, puede dictarse en forma codificada o no. forma dispersa por el congreso, pero a’’) sí pueden legislar sobre las omitidas de regulación
congresional;
Por supuesto que en aquellas materias que, como el empleo público y el régimen de seguridad social en el
b) Una vez que el congreso regula en forma “codificada” la materia apuntada, las provincias
empleo público, quedan reservadas a la competencia de las provincias cuando se trata de sus empleados públicos,
tales ámbitos pertenecen a la legislación local, que debe tomar en cuenta las pautas del art. 14 bis (ver nº 56). abdican toda competencia legislativa, tanto sobre las cuestiones incluidas en ese código cuanto
sobre las omitidas.
Los derechos, la ley, y las fuentes contractuales.
Se puede pensar que la diferencia que hacemos (según la legislación esté codificada o dispersa) no es
razonable. Sin embargo, sí lo es, porque una codificación aspira a ser una unidad global en la materia, de la que
63. — Los derechos emergentes del art. 14 bis hacen de eje a los fines de dictar la legislación queda afuera o expulsado expresamente todo lo no incorporado; en tanto el autor de una legislación dispersa
laboral y de la seguridad social. El desarrollo pormenorizado de esos derechos exige carece de la voluntad de dar tratamiento unitario y total a la integridad de instituciones que componen la materia,
razonabilidad en la ley, para lo cual nos atrevemos a postular que, sin incurrir en rigideces lo que hace válido suponer que lo “no legislado” por el congreso en forma dispersa puede serlo por las provincias
inmovilizantes de cuanto cambio resulte necesario, hay algún piso constitucional por debajo del hasta tanto el congreso lo regule en una ley, o dicte el código.
cual la ley pierde su razonabilidad y se vuelve inconstitucional.
El derecho común.
De la constitución federal, al menos a partir de sus reformas de 1957 y 1994, inferimos que se
desprende el principio protectorio mínimo del trabajador en la legislación a que nos referimos. 66. — No parece dudoso que la coordinación del art. 14 bis con el art. 75 inc. 12 acredita que la legislación
Por eso, entre nuestras postulaciones incluimos las siguientes: del congreso en materia de derecho del trabajo y de la seguridad social tiene naturaleza de derecho común, y no de
a) la legislación que desarrolla el contenido esencial de los derechos reconocidos en el art. 14 derecho federal.
bis tiene y debe revestir necesariamente el carácter de orden público, de forma que: Ello es importante en cuanto resguarda la aplicación de aquella legislación en las jurisdicciones provinciales
—sea en sede judicial, sea en sede administrativa—. Por ende, cuando el congreso califica normativamente a
a’) ni los convenios colectivos ni el contrato individual de trabajo pueden disminuir lo que en dicha legislación como “federal”, ha de tomarse la precaución de saber que: a) la índole federal o de derecho
orden a ese mínimo ha de establecer o establece la ley; común no depende de cuál sea el rótulo que la ley se asigna a sí misma, porque a’) hay que indagar objetiva y
b) la misma legislación de orden público no puede derivar ni ceder el mínimo protectorio de realmente cuál es la materia que esa ley regula, más allá de la calificación empleada al dictarla; b) si acaso se
los mencionados derechos a la regulación lisa y llana por fuente de convenios colectivos ni del aplica la tesis de la Corte en el sentido de que materias propias del derecho común pueden ser ocasional y
excepcionalmente “federalizadas”, también debe reservarse la hipótesis para casos y cuestiones muy especiales y,
contrato individual de trabajo; o sea, no puede omitir la mínima reglamentación de orden público
sobre todo, tenerse en cuenta que tal federalización no ha de tener alcance ni efecto permanente ni habitual, sino
con el efecto señalado en el subinc. a’); transitorio, con base en razones objetivamente suficientes y reales.
c) la legislación no es ni debe ser supletoria del convenio colectivo o del contrato individual,
porque de asignársele ese carácter pierde el suyo propio de orden público y mínimo protectorio; El constitucionalismo provincial.
d) si acaso la ley prevé que el contrato individual de trabajo puede modificar al convenio
colectivo que es de aplicación en cada caso, debe consignar que los convenios colectivos — 67. — Las constituciones provinciales que contienen normas sobre constitucionalismo social,
subordinados al orden público de la ley— también son otro piso protectorio mínimo entre la ley y además del deber de ser compatibles con la constitución federal conforme a los arts. 5º y 31 de
el contrato individual, que éste no puede rebajar ni sustituir. ésta, deben abstenerse —so pena de ser inconstitucionales— de ubicar en la competencia local
cuestiones que son ajenas a ella porque incumben al congreso en función de los arts. 14 bis y 75
64. — Del paisaje lineal esbozado se desprende que: inc. 12.
a) cualquier revalorización que las circunstancias hagan aconsejable en orden a reforzar la
Como el tema guarda nexo con los derechos sociales, debemos recordar que:
autonomía de la voluntad en las convenciones colectivas y/o en los contratos individuales de
a) conforme a nuestra interpretación, las provincias pueden ampliar el plexo de derechos que, como mínimo
trabajo, no puede constitucionalmente: impuesto por la constitución federal, no les impide acrecentarlo;
pero
b) ello es así a condición de que al añadir derechos, o al ampliar los contenidos de los derechos que surgen de e) El empleo público provincial pertenece al ámbito del derecho público de cada provincia, no obstante lo
la constitución federal, no invadan competencias del congreso; cual el techo federal del art. 14 bis les resulta obligatorio (ver nos. 51 y 56).
por eso
c) en materia de trabajo y seguridad social el margen provincial para incrementar los derechos relacionados VIII. EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL EN LA CONSTITUCIÓN MATERIAL
con dicho ámbito no puede interferir en la legislación emanada del congreso.
69. — Muchos aspectos de las normaciones constitucionales en la materia no han logrado
La distribución de competencias entre estado federal y provincias. vigencia sociológica, lo que equivale a denunciar una mutación en la constitución material (por
sustracción).
68. — La divisoria entre las competencias federales y las provinciales en cuestiones
vinculadas al derecho del trabajo ha mostrado variaciones muy marcadas. Por un lado, la omisión inconstitucional en que está incurso el congreso al no legislar sobre
algunas cláusulas del art. 14 bis, bloquea y paraliza los derechos que ellos reconocen en forma
a) Por un lado, conviene tener presente que durante mucho tiempo las normas incipientes en programática.
materia laboral se consideraron una prolongación de las que en el código civil resultaban
aplicables al trabajo en relación de dependencia. Por otro lado, los procesos inflacionarios, el intervenciomismo estatal, los malos
condicionamientos socioeconómicos, y a partir de 1989, las políticas socioeconómicas y laborales
a’) Un buen indicio de esta etapa, que proyectó al contrato de trabajo la normativa civilista en muchos de sus aspectos, han disminuido u obstruido la vigencia sociológica y el disfrute
sobre locación de servicios, lo proporciona el célebre caso “Sociedad Anónima Bodegas y efectivo de los derechos vinculados al constitucionalismo social.
Viñedos Arizu c/Provincia de Mendoza” —del año 1929— que le permitió a la Corte afirmar que
la facultad del congreso para dictar el código civil significaba la de regular los contratos entre La “flexibilización” laboral
particulares y que, dentro de la concepción de dicho código, el salario era el precio del servicio o
trabajo convenido libremente por las partes, razón por la cual la legislación provincial sobre 70. — Cuando universalmente decayó el auge del derecho del trabajo y, con el retraimiento
salarios mínimos era inconstitucional. del estado en la economía, se puso de moda el neocapitalismo liberal, las nuevas políticas
b) Por otro lado, cuando el denominado “nuevo derecho del trabajo” se independizó del sociales, económicas y laborales dieron lugar a lo que hoy se denomina la “flexibilización
código civil y fue regulado por leyes dispersas del congreso, la unidad legislativa en la materia laboral”; la “globalización” y “mundialización” de la economía, por su lado, empalmó su
cobró refuerzo, dejando fuera de duda que las provincias carecían de competencia. influencia e hizo impacto negativo en el constitucionalismo social, sobre todo en las sociedades
b’) Vigente ya la reforma constitucional de 1957, cabe citar el caso “Fábrica Argentina de subdesarrolladas como la nuestra y, en general, en las latinoamericanas.
Calderas S.R.L. c/Provincia de Santa Fe”, fallado en instancia originaria por la Corte el 19 de En las fuentes del derecho del trabajo, donde siempre la ley de orden público fijaba un piso
diciembre de 1986, en el que el tribunal declaró inconstitucional una ley provincial que disminuía por sobre el cual los convenios colectivos y el contrato individual de trabajo podían elevar el
la jornada laboral en el empleo privado cuando la remuneración se hallaba establecida en función techo de tutela al trabajador —pero no rebajar el de la ley— se viene operando un cambio
del tiempo de trabajo; y ello porque la duración de dicha jornada es un elemento integrante del profundo en el que cobra realce la unilateralidad patronal y empresarial. Todo ello corre paralelo
contrato de trabajo cuya regulación incumbe exclusivamente al congreso, en virtud del entonces con transformaciones en las relaciones colectivas, que prefieren el convenio por empresa en vez
art. 67 inc. 11 de la constitución (ahora art. 75 inc. 12). del convenio por actividad.
c) En tercer lugar aparece el nada claro campo de la denominada policía del trabajo.
71. — No está mal, como principio, que para esta “flexibilización” se tome en cuenta el límite de resistencia
c’) El derecho judicial de la Corte contiene el principio genérico que reconoce la facultad que en cada sociedad y momento tiene el sistema económico, pero hay algo que —desde el punto de vista
provincial de dictar leyes y reglamentos sobre policía del trabajo, siempre que las limitaciones constitucional, al menos argentino— no podemos silenciar: hay que dar convergencia a la apodada “justicia
que establecen sean razonables, no contraríen el espíritu de normas federales, y no afecten el social” (que menciona nuestro art. 75 inc. 19 párrafo primero) con la eficacia productiva (aludida como
comercio interprovincial o internacional. productividad de la economía nacional en la citada norma) y, además, no cabe descartar el orden público laboral,
ni se puede introducir reformas que signifiquen suprimir o desnaturalizar el principio mínimo protectorio del
c’’) El área de la policía del trabajo es muy vasto: control de la aplicación de las leyes de
trabajador, que ha sido propio del derecho del trabajo desde su surgimiento, y que tiene matriz en la constitución.
trabajo, cuidado de la salud, higiene y seguridad de los trabajadores, prevención de accidentes y
Estas son fronteras que no toleran ser rebasadas, porque las ha fijado rígidamente como infranqueables el
enfermedades profesionales, etc. Como normalmente el poder de policía circunscripto a
constitucionalismo social.
cuestiones de seguridad, salubridad y moralidad públicas se considera de competencia provincial,
parece que la policía del trabajo queda también reservada a las provincias.
CAPÍTULO XXI
c’’’) No obstante, no todos los deslindes son claros ni seguros cuando se trata de dirimir
conflictos entre competencias del estado federal y de las provincias. Podemos colacionar un LOS DERECHOS GREMIALES
ejemplo.
En el caso “Belcastro de Peris Amalfi Y. c/Provincia de Corrientes”, del 17 de junio de 1986, I. LOS GREMIOS. - El gremio y la asociación sindical. - II. LA HUELGA. - Los sujetos de la huelga. - La
la Corte Suprema sostuvo que la inexistencia de incompatibilidad en una ley provincial para legalidad y la licitud de la huelga. - La reglamentación de la huelga. - La calificación de la huelga. - La huelga
y sus efectos en el contrato de trabajo. - Los movimientos atípicos. - III. LOS CONVENIOS COLECTIVOS DE
ejercer dos actividades (farmacéutico y bioquímico) no impide la aplicación de la ley del congreso
TRABAJO. - Su naturaleza y efectos. - La “flexibilización”. - El “encuadramiento sindical”. - IV. LA
que, dictada en uso de facultades concurrentes entre el estado federal y las provincias por virtud CONCILIACIÓN Y EL
del entonces art. 67 inc. 16 (ahora 75 inc. 18) prohíbe acumular las dos tareas. Ello es así —dijo la ARBITRAJE. - V. LA REPRESENTACIÓN SINDICAL. - La garantía y sus efectos.
Corte— aunque la persona ya se hallara desempeñando ambas actividades, ya que la nueva ley del
congreso sólo altera para el futuro el curso de la relación surgida bajo la vigencia de la anterior ley
permisiva. I. LOS GREMIOS
d) De acuerdo al derecho judicial de la Corte también ha sido competencia del poder de policía de las El gremio y la asociación sindical.
provincias regular la retribución razonable de las profesiones liberales.
1. — La segunda parte del art. 14 bis está dedicada a los “gremios”. Se inserta a continuación asignándole el carácter de faz negativa del derecho de trabajar; hacer huelga u “holgar” era abstenerse de trabajar.
de la fórmula que enuncia el principio de la organización sindical libre y democrática. O sea que, Pero todos sabemos que la huelga apareció en el horizonte del mundo jurídico como una abstención “colectiva”
una vez establecida la pauta de la pluralidad sindical, el artículo nuevo se ocupa de las entidades de trabajo, que hizo su encuadre en los conflictos o movimientos colectivos de trabajo. El abandono del trabajo
tiene que ser plural para revestir la naturaleza de la huelga.
que, en aplicación de dicha pauta, gozan de status constitucional.
La mención que de los gremios hace el artículo 14 bis tiene por objeto deparar a continuación Los sujetos de la huelga.
el reconocimiento de los derechos típicamente considerados gremiales, entre los que menciona
sólo tres, que son: a) la huelga; b) la concertación de convenios colectivos de trabajo; c) el 7. — ¿Cuál es el sujeto activo de la huelga? La pregunta merece desdoblarse para descubrir:
recurso a la conciliación y el arbitraje. a) el sujeto activo que declara y conduce la huelga; b) el sujeto activo que participa en la huelga.
Los demás derechos que pueden rotularse como “gremiales” merecen ampararse en los Al primero lo llamamos sujeto “declarante”, y al segundo sujeto “participante”.
derechos implícitos del art. 33, y en el derecho internacional de los derechos humanos que integra
a) El sujeto activo que declara y conduce la huelga parece ser, para muchos, en nuestra
nuestro derecho interno.
constitución, el sindicato con personalidad gremial. Ello es así porque ya dijimos que la palabra
2. — No es fácil interpretar a qué realidad social alude la norma cuando usa la palabra “gremios”, en plural.
“gremio” suele interpretarse con ese alcance, y es al “gremio” al que el art. 14 bis le reconoce el
Gremio puede ser nada más que la “pluralidad de trabajadores” que se desempeñan en una misma actividad (por derecho de huelga.
ej.: el gremio de los madereros, de los bancarios, de los portuarios. etc.); pero gremio puede ser también no ya el
mero conglomerado humano del tipo señalado, sino la entidad o asociación “organizada” que agrupa a Sin embargo, para esclarecer bien cuál es el sujeto activo que declara y realiza la huelga, hay que pensar
trabajadores afines. varias cosas:
Cualquiera sea, por ahora, el alcance que asignemos a la norma en este punto, no cabe duda de que la a’) que antes de la reforma de 1957, la falta de norma constitucional expresa sobre el derecho de huelga
constitución formal hace reconocimiento de un fenómeno ya incorporado antes por mutación por adición a la impedía limitar su titularidad a un solo sujeto activo excluyente de otros, por manera que en ese lapso era correcto
constitución material. Ese fenómeno es el sindicalismo, en el sentido de asociacionismo profesional u obrero, inducir el reconocimiento constitucional del derecho de huelga sin monopolizarlo en un sujeto único;
anticipado en nuestro derecho a la reforma constitucional de 1957. a’’) cuando desde la reforma de 1957 se titulariza ese derecho en las asociaciones gremiales, el art. 14 bis
debe interpretarse en correlación con toda la constitución, especialmente con el art. 33 sobre derechos implícitos,
3. — Hay tendencia a interpretar que la alusión constitucional a los gremios implica lo que lleva a sostener que la norma que titulariza “expresamente” el derecho de huelga en los “gremios”
mencionar a la asociación organizada que agrupa a trabajadores, y dentro de esta categoría, no (asociaciones gremiales) no obsta a que también se reconozca implícitamente a “otros” titulares no mencionados
cualquier asociación —aunque tenga personalidad jurídica— sino únicamente la que disfruta de la explícitamente; ello porque la norma que reconoce un derecho a favor de determinado titular no niega ese derecho
a otros titulares no consignados en ella (recuérdese cómo los derechos reconocidos a los “habitantes” no se
llamada “personalidad gremial” y que detenta la representación de los intereses gremiales de su reducen al hombre como persona física, sino que se extienden a asociaciones, entes colectivos, personas jurídicas,
categoría. Sobre esta conclusión cabe hacer reserva. etc.); además, porque la actual norma del art. 14 bis no puede empeorar la situación que existía antes de su
En efecto, frente a la norma constitucional que habla de “gremios” sin aclarar la ambigüedad inclusión por la reforma de 1957.
del vocablo, no tenemos inconveniente en aceptar que “gremio” equivale a “asociación gremial” De este modo, un grupo de trabajadores, o una asociación sin personalidad gremial, deben reconocerse como
(o sindical) organizada; pero ello exige una especial condición: que cuando se titularizan los titulares del derecho de huelga (para declararla y conducirla), en concurrencia con el sindicato investido de
derechos “gremiales” en esa asociación, no debe pos-tularse el monopolio exclusivo y total de su personalidad gremial.
ejercicio por ella, porque hay que admitir que puede haber y hay, de acuerdo con la constitución, b) el otro sujeto activo —que no declara ni conduce la huelga, pero que participa en ella— es,
otros sujetos activos (colectivos e individuales) distintos de las asociaciones con personalidad indudablemente, el hombre. La huelga, sin perder su naturaleza de movimiento colectivo, es también un hecho
“individual”; incluso no llega a ser lo primero si cada uno de los trabajadores que toma parte en ella no resuelve
gremial que están habilitados constitucionalmente para ejercer derechos gremiales. (Al ocuparnos
por sí su adhesión, abandonando el trabajo. Y es en este aspecto donde, por tratarse de un derecho individual, debe
sobre el sujeto activo de la huelga volvemos sobre este tema). respetarse la libertad personal de participar o no en la huelga declarada por el otro sujeto activo.
4. — Cuando en el cap. XIV nº 10 abordamos la libertad (o el derecho) de asociación sindical, ya habíamos
c) El sujeto pasivo de la huelga es múltiple, y tiene como obligación fundamental respetar la
hecho referencia al tema de la “representa-tividad” que por imperio de la ley adquieren algunas asociaciones, a las
que se adjudica la personería gremial (ver nº 11 del citado cap. XIV). decisión del sujeto activo declarante y del sujeto activo participante. Aquel sujeto pasivo, así
obligado, es:
En primer lugar, en las relaciones colectivas de trabajo que tienen como sujetos a las entidades sindicales,
nuestra constitución no les asigna la categoría de agentes o protagonistas políticos —menos aún “oficialistas”— c’) el estado, que constitucionalmente reconoce el derecho de huelga;
como para terciar corporativamente en asuntos públicos que son ajenos a las citadas relaciones colectivas de c’’) el empleador;
trabajo.
En segundo lugar, la clara alusión que el art. 14 bis hace a la organización sindical libre y democrática
c’’’) latamente, los particulares ajenos al conflicto;
reconocida por la simple inscripción en un registro especial, descarta toda afición al unicato sindical, como por c’’’’) los trabajadores que, sean o no huelguistas, deben abstenerse entre sí de lesionar la
otra parte también lo hacen las normas convencionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). libertad personal de los que adhieren a la huelga y de los que no adhieren.
5. — En nuestra constitución material, la casi totalidad de los sistemas legales que hasta la
actualidad se han sucedido en la materia exhibe discrepancias con el art. 14 bis, porque lejos de La legalidad y la licitud de la huelga.
institucionalizar la democracia sindical ha consolidado la posición jurídica excluyente, o
dominante —hasta en el ámbito de lo político— de las asociaciones con personería gremial. 8. — La huelga como movimiento colectivo es un recurso de fuerza; el hecho de la huelga, bien que
juridizado, es un hecho coercitivo o coactivo. De ahí que: a) se debe acudir a la huelga como última “ratio” cuando
no hay otra vía; b) se rodea su ejercicio de numerosas condiciones de contenido y de procedimiento.
II. LA HUELGA Suele hablarse de ilegalidad de la huelga cuando su ejercicio no se ha ajustado a las formas de procedimiento;
y de ilicitud cuando es ilegítima en su contenido; lo primero —por ej.— si la declara un sujeto activo a quien no se
6. — El primero de los derechos gremiales que en importancia consigna la segunda parte del le reconoce facultad para hacerlo, o si previamente no se han usado las vías conciliatorias impuestas por la ley; lo
art. 14 bis es el de huelga. segundo, si la finalidad no es gremial, o si se emplean medios violentos o delictuosos, etc.
Un aspecto que debe asumirse porque tiene connotaciones importantes para el derecho constitucional es el de
Antes de 1957, el orden de la realidad y el orden normativo habían conocido este derecho, elaborado la responsabilidad por daños provenientes de una huelga, y su consiguiente resarcimiento a los terceros
asimismo por el derecho judicial. En un principio, el reconocimiento del derecho de huelga se procuró lograr perjudicados.
plegado a la huelga, sin poder invocar frente a él la causa de fuerza mayor; el derecho judicial emanado de la
La reglamentación de la huelga. Corte también nos permite acuñar el principio de que mientras la responsabilidad del empleador no se funde en ley
o convención que razonablemente la imponga, ni en conducta culpable en la emergencia, es improcedente
obligarlo a pagar los salarios caídos, porque dicha prestación carece de causa y vulnera a los derechos
9. — El derecho de huelga es uno de los que admiten reglamentación más estricta, pero garantizados en los artículos 14 y 17, que no pueden desconocerse con base en lo prescripto en el art. 14 bis;
siempre razonable. Cabe aplicarle la pauta acuñada por la jurisprudencia de la Corte: “cuanto más
d) consideramos que si la huelga es ilegal, y practicada la intimación patronal para reanudar las tareas el
alta sea la jerarquía del interés tutelado, mayor podrá ser la medida de la reglamentación”. personal no se reintegra, el empleador puede: d’) despedir a algunos y no a todos; d’’) despedir a todos; o d’’’)
Limitaciones severas son, por eso, razonables en algunos ámbitos del empleo público y de los reincorporar luego sólo a algunos (ver nº 43 b del cap. XX).
servicios básicos. e) si la relación del empleo no goza de estabilidad propia, el ejercicio del derecho de huelga por parte del
personal no inhibe al empleador para despedirlo; ello quiere decir que la voluntad patronal para rescindir el
Remitiendo el art. 14 bis a la reglamentación por ley, la huelga no puede ser regulada por decreto del poder contrato de trabajo no queda impedida por el hecho de la huelga, porque la huelga no convierte al contrato de
ejecutivo sino a título de reglamentación de la ley (art. 99 inc. 2º). trabajo en indisoluble mientras se está realizando; lo que sí cabe señalar es que, presupuesta la legalidad de la
huelga, el despido fundado en ella podrá considerarse arbitrario o sin causa y por ende indemnizable;
El derecho de huelga es operativo, o sea, puede ser invocado y ejercido aunque carezca de f) el derecho de huelga no significa convertir en lícitas cualesquiera conductas de acción directa, ni obsta a
reglamentación legal (ver caso “Font Jaime y otro c/Carnicerías y Estancias Galli”, fallado por la sancionar los hechos que exceden el ejercicio razonable de dicho derecho o que revisten naturaleza delictuosa; el
derecho judicial emanado de la jurisprudencia de la Corte en los casos “Ribas, Riego y otros” —del año 1964— y
Corte el 15 de octubre de 1962).
“Productos Stani c/Figueroa Juan L. y otro” —del año 1967— ha dejado establecido que el ejercicio del derecho
Que puede ser reglamentado no significa, entonces, que necesite reglamentación inexorable de huelga no justifica la comisión de delitos comunes en el curso del movimiento de fuerza;
para funcionar. g) la Corte ha sostenido que el argumento de que durante el estado de sitio o de emergencia económica no se
El Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales reconoce el derecho de huelga, puede suspender o restringir por ley el derecho de huelga con carácter general, no concuerda con la letra ni con el
espíritu de las normas constitucionales que rigen el estado de sitio, ni con la jurisprudencia de la misma Corte
ejercido de conformidad a las leyes de cada país, en su art. 8º.
sobre la constitucionalidad de las leyes de emergencia.
La calificación de la huelga. Los movimientos atípicos.
10. — La autoridad administrativa puede calificar a la huelga para determinar su legalidad o ilegalidad, no
13. — Conocido el lineamiento constitucional de la huelga, resta analizar cuándo una medida de fuerza por
desde el punto de vista de la conducta individual de los trabajadores, sino desde el sindical o colectivo.
parte de los trabajadores reúne las características que permiten considerarla como “huelga”. Ello es importante
Esa calificación se lleva a cabo a los fines de encauzar el conflicto durante su pendencia, y contra el acto porque si lograda tal caracterización encontramos medios de acción directa que no son huelga, se puede suponer
administrativo que realiza la calificación no cabe revisión judicial en abstracto. Ahora bien: como la huelga incide que dichos medios no quedan amparados por el derecho constitucional de huelga.
en los contratos individuales de trabajo —sea porque interrumpe o suspende la relación laboral, sea porque a veces
En tal sentido, la doctrina y la jurisprudencia tienden a definir la huelga como la abstención de trabajar,
el empleador despide al personal huelguista, sea porque no se abonan los salarios caídos, etc.— cada vez que se
tipificada solamente por un abandono colectivo y temporal del lugar de trabajo. Si esto, y nada más que esto es
suscita una causa judicial en la que la pretensión se vincula con las consecuencias de la huelga en un contrato
huelga, no serán huelga ni el trabajo a desgano, ni el paro de brazos caídos, etc.
“individual” de trabajo es menester saber si, para resolver tal pretensión de un trabajador determinado, el juez
debe atenerse o no a la calificación administrativa que de esa huelga hizo la respectiva autoridad en su momento. Sin embargo, esta elaboración doctrinaria y judicial plantea una seria duda: si la constitución protege la
huelga que es lo más: ¿deja desprotegidas las formas que podríamos llamar irregulares y que son lo menos? En
11. — A este respecto, el derecho judicial tiene elaborada la norma consiguiente, a partir del caso “Beneduce cuanto medidas de fuerza, y presupuestas las condiciones de legalidad y licitud que también requiere la huelga,
Carmen y otros c/Casa Auguste”, fallado por la Corte en 1961, a tenor de una serie de pautas: todas las otras manifestaciones que no concuerdan con la tipicidad de la huelga parece que deben quedar también
comprendidas en el derecho constitucional de huelga.
a) la calificación de la huelga efectuada por la autoridad administrativa durante su curso para encauzarla, es
revisable en sede judicial al solo efecto de decidir las consecuencias de la huelga en los conflictos individuales de
trabajo (o sea, no en los conflictos colectivos); III. LOS CONVENIOS COLECTIVOS DE TRABAJO
b) en ejercicio de esa potestad revisora, los jueces pueden apartarse de la calificación administrativa cuando
consideren que ésta ha estado viciada de: b’) error grave, o b’’) arbitrariedad manifiesta; Su naturaleza y efectos.
c) los jueces están obligados a calificar necesariamente la huelga para resolver los conflictos individuales de
trabajo en que deben dictar sentencia; 14. — Otro de los derechos gremiales es el de concertar convenios colectivos de trabajo.
d) la calificación judicial es imprescindible aun cuando no haya mediado calificación administrativa previa;
e) la sentencia que omite calificar la huelga es arbitraria, porque prescinde de un elemento decisivo para la Ciñéndonos nada más que a los problemas constitucionales de los mismos, observamos que buena parte de la
causa judicial. doctrina entiende que el art. 14 bis ha signi-ficado, en este punto, reconocer un llamado “poder normativo” a las
asociaciones profesionales. El por qué de esta opinión radica en la suposición de que el convenio colectivo se
equipara a las leyes en razón de su normatividad general.
La huelga y sus efectos en el contrato de trabajo.
Para comprender cabalmente el encuadre constitucional del convenio colectivo, hemos de sintetizar las
12. — En cuanto a los efectos de la huelga en cada contrato individual de trabajo, corresponde advertir que: características globales que a nuestro juicio presenta.
a) la huelga no produce automáticamente la ruptura de la relación laboral, sino solamente la suspende;
a) El convenio colectivo tiene comúnmente como sujetos o partes normales de su celebración
b) la huelga declarada ilegal autoriza al empleador a poner en mora a los trabajadores participantes,
a una asociación sindical y a un empleador o grupo de empleadores (o, en caso de existir, a una
intimándoles el retorno al servicio y, en caso de persistencia en el abandono, a despedirlos con justa causa; la
propia Corte ha considerado que si la huelga fue declarada ilícita (o ilegal) y ha mediado intimación patronal no asociación de patrones similar a los sindicatos);
acatada para la reanudación de la tarea, el despido debe estimarse correcto; b) El convenio colectivo requiere, para ser típicamente tal en su efecto (inc. c), la
c) mientras la relación laboral está suspendida por ejercicio de la huelga, el empleador no está obligado a homologación por autoridad administrativa del estado;
abonar la retribución, porque no hay contra-prestación de servicios; como excepción, deberían pagarse los salarios c) Su aplicación se extiende no solamente a las partes que inter-vienen en su celebración, sino
correspondientes al período de huelga en el caso extremo de que ésta se llevara a cabo a causa de conductas
a todos los trabajadores y empleadores de la actividad, categoría o zona reguladas por el
patronales gravemente injuriosas al personal; la pérdida del salario juega para los huelguistas, razón por la cual si
parte del personal no adhiere a la huelga, pero tampoco puede trabajar porque el movimiento ha paralizado la convenio; es lo que se denomina el efecto “erga omnes”, o la generalidad normativa;
actividad del establecimiento patronal, parece que el empleador debe pagar la remuneración a ese personal no
d) La esencia del convenio colectivo es contractual; ello significa que la producción jurídica trabajador, que es la base del derecho del trabajo y de la seguridad social. (Ver cap. XX, nos. 63 y
que crea, surge fuera y al margen del poder del estado y de las funciones de éste, ubicándose en el 64).
marco de las actividades privadas (en el sentido de no estatales); y la actividad estatal de Para respaldar el criterio antecedente alcanza y sobra con advertir que si los derechos
homologación —que no llega a destruir la naturaleza extraestatal de aquella producción— se reconocidos en el art. 14 bis han de asegurarse imperativamente mediante ley, jamás otras fuentes
acopla nada más que a los efectos de extender a terceros el ámbito de aplicación del convenio habilitadas constitucionalmente pueden estar en condiciones de cercenar, disminuir o alterar lo
homologado; estipulado en la ley que, por retener esa primacía, ostenta indudable naturaleza de orden público.
e) Se trata, en suma, de una fuente no estatal, a la que el estado reconoce para proyectar su
alcance a quienes no fueron parte en su funcionamiento; 19. — No obstante que el piso mínimo reglamentario que establece la ley hace de límite a la autonomía de la
voluntad —colectiva e individual—, y con ese único sentido subordina al convenio colectivo y al contrato
f) El convenio colectivo no puede considerarse “ley” en sentido material, aunque más no sea individual, tenemos opinión segura de que mientras un convenio colectivo está en vigor la ley no puede derogarlo
por la razón de que no emana de órganos ni de funciones del poder del estado. ni modificarlo.
15. — Si alguien piensa que es inconstitucional extender la obligatoriedad del contrato colectivo a sujetos que El “encuadramiento sindical”.
no participaron en la contratación, hay que reflexionar que la previsión del art. 14 bis acerca del convenio
colectivo ya importa reconocerle a éste (y a la ley que reglamenta su régimen) la posibilidad de producir aquel
efecto general más allá de las partes, porque ese efecto es normal en el instituto de la convención colectiva, y 20. — Se denomina así al mecanismo que se endereza a determinar cuál es la asociación sindical que
porque como tal ya era vigente y conocido en el derecho argentino (sin cláusula constitucional) cuando el representa al personal que trabaja en una empresa, en un establecimiento, o en un sector de actividad.
constituyente de 1957 incorporó la norma pertinente a la constitución. Cuando la cuestión no se soluciona por acuerdo de partes, el encuadramiento sindical está a cargo de la
autoridad administrativa.
16. — Cuando el contrato colectivo de estilo clásico tiene una proyección obligatoria que se torna abarcadora
Si bien, de alguna manera, la disputa intersindical entre asociaciones con personería gremial puede verse
de personas indeterminadas individualmente, y comprensiva de quienes no han participado en la contratación, es
indudable que se hace necesaria la unidad de “representación” de las partes contratantes, para que en el sector rija como un conflicto colectivo, la tratamos en este rubro dedicado a la contratación colectiva, por la sencilla razón de
un solo convenio colectivo; ello origina un problema constitucional, porque dentro del pluralismo sindical a que que el encuadre del personal sirve para señalar el ámbito colectivo dentro del cual está incluido a los fines de la
alude el art. 14 bis hay que encontrar un “único” titular del derecho a concertar el convenio. contratación colectiva; o sea, para saber qué asociación sindical y qué convenio colectivo corresponden a dicho
personal.
Como pauta genérica, damos la siguiente: a) el mecanismo a través del cual se confiere la titularidad
centralizada del derecho a negociar y celebrar el convenio, ha de ser suficientemente razonable; b) la titularidad a) En el caso “Unión Obrera Metalúrgica c/Estado Nacional-Ministerio de Trabajo y Seguridad Social”,
centralizada de ese derecho no debe en modo alguno extender a favor de una entidad única el monopolio de los fallado por la Corte el 3 de abril de 1996, la sentencia sostuvo que el juez de primera instancia que, en un juicio de
“otros” derechos gremiales diferentes. amparo, había dirimido una cuestión de encuadramiento y representatividad sindicales en orden a definir cuál
convenio colectivo regía al personal de una empresa, había actuado con absoluta falta de jurisdicción, porque la
17. — a) No consideramos constitucionalmente válidas las cláusulas de los convenios colectivos que gravan a materia cuestionada era de competencia exclusiva de la autoridad administrativa (Ministerio de Trabajo y
trabajadores no afiliados al respectivo sindicato con obligaciones pecuniarias en favor de éste —aportes o Seguridad Social).
contribuciones sindicales—, porque nos parece lesivo de la libertad de asociarse y de no asociarse, en cuanto las
Conviene tener presente que la Corte asumió la decisión final de la causa sin esperar a que recayera sentencia
sumas se destinan a un fondo sindical.
de segunda instancia, lo que hace pensar si realmente se trató de un recurso extraordinario “per saltum” (que
b) A nuestro juicio, un convenio colectivo no puede obligar al pago retroactivo de aumentos salariales a favor directamente dio lugar a la intervención de la Corte después de la resolución de primera instancia) o si, en cambio,
de ex-empleados que, a la fecha de entrar en vigor, han extinguido su vínculo laboral con el empleador. Si lo hace
el caso configuraba un “conflicto de competencia” entre el poder judicial (que a través del juez había dictado su
es inconstitucional por violar el derecho de propiedad con desconocimiento del efecto liberatorio del pago.
pronunciamiento) y el poder ejecutivo (que había cuestionado judicialmente la intervención de dicho juez y
c) El convenio colectivo no debe menoscabar derechos más favorables al trabajador que surgen de leyes sostenido que el tema le pertenecía exclusivamente al ámbito administrativo reservado al citado Ministerio).
laborales de orden público o de los contratos individuales de trabajo.
b) En el caso “Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación c/Ministerio de Trabajo”, fallado
d) Si un contrato colectivo con plazo de vigencia concede determinados beneficios, el posterior que lo
por la Corte el 13 de agosto de 1996, el tribunal consideró que cuando se impugna judicialmente una resolución
sustituye puede disminuirlos o suprimirlos sin agravio constitucional, porque aquellos beneficios no se
administrativa que cambia el encuadramiento sindical del personal de una empresa, ésta ha de ver reconocida su
incorporaron a los contratos individuales de trabajo sino por el lapso de vigencia del convenio colectivo que los
otorgaba. legitimación procesal para intervenir en la causa, en tanto el nuevo encuadre sindical de sus dependientes origina
la aplicación de una convención colectiva de trabajo en cuya negociación y suscripción no había participado.
e) En cambio, mayores beneficios derivados de un contrato colectivo parece que, mientras dura su plazo de
vigencia, no pueden cercenarse o suprimirse por una ley posterior a su celebración. (La jurisprudencia de la Corte IV. LA CONCILIACIÓN Y EL ARBITRAJE
en este punto registra fallos que han reconocido a la ley la facultad de modificar o derogar normas de un convenio
colectivo anterior). 21. — El art. 14 bis reconoce a los gremios el derecho de recurrir a la conciliación y al
arbitraje.
La “flexibilización”. En las relaciones de empleadores y trabajadores pueden surgir conflictos o controversias de
trabajo; una de las clasificaciones que de los mismos suele hacerse es la de: a) individuales o
18. — La redefinición o revisión de las formas de contratación colectiva, tanto en orden a los colectivos, según estén en juego, respectivamente, intereses concretos de uno o varios
sujetos intervinientes como al ámbito y alcance de aplicación, y a las relaciones jerárquicas con la trabajadores, o intereses abstractos de la categoría profesional; b) de derecho o de intereses, según
ley y el contrato individual de trabajo, cuenta para nosotros con algunos topes constitucionales. El que se refieran a interpretar o aplicar el derecho vigente, o que tiendan a modificarlo o a
tema se vincula con el de la flexibilización laboral, que ya analizamos en el cap. XX nos. 70 y 71. establecer otro distinto.
Es posible admitir una libertad más amplia para escoger el nivel de negociación, y para
autorizar niveles más bajos que los destinados a regular todas las relaciones laborales de una 22. — a) En los conflictos individuales de trabajo, que anidan derechos subjetivos, se aplica el criterio general
determinada actividad. No obstante, la variación en los perfiles negociales no puede ni debe: a) de que tales conflictos no se pueden sustraer total y definitivamente de un modo compulsivo a la decisión de los
degradar mejores derechos emergentes de las leyes laborales de orden público o de cada contrato jueces, por manera que la ley no está habilitada para someterlos obligatoriamente a una conciliación o a un
arbitraje que carezcan de revisión judicial;
individual de trabajo; b) implicar —sea de iure o de facto— la preponderancia de la voluntad
unilateral de la parte patronal; c) abolir, frustrar o deslegitimar el principio protectorio mínimo del b) A la inversa, los conflictos colectivos pueden radicarse fuera de la órbita judicial;
c) No encontramos obstáculo para que los conflictos colectivos de derecho sean encomendados por ley a un
tribunal judicial, sea en forma originaria, sea en instancia de revisión.
(La autoridad administrativa que por ley tiene facultades para resolver controversias entre asociaciones La práctica desleal se tipifica por las acciones u omisiones que, sin configurar delito, impiden, dificultan o
sindicales no viola, al ejercerlas, la libertad y autonomía gremiales, siempre que exista posibilidad de revisión perturban el libre ejercicio de los derechos sindicales.
judicial (caso “Salasevicius c/Dirección Nacional Asociaciones Sindicales”, fallado por la Corte el 21 de abril de La llamada “tutela sindical” y el “amparo sindical” de la ley 23.551 pueden colacionarse en este rubro.
1992);
27. — Al regular la estabilidad del representante gremial y al cohibir su despido, la ley no
d) Lo que el art. 14 bis da a entender es que queda “permitido” dirimir conflictos colectivos puede válidamente llegar al exceso de exigir que, para proceder al despido, el “fuero sindical” del
fuera de la órbita judicial, mediante procedimientos conciliatorios y arbitrales. trabajador sea previamente allanado mediante una especie de permiso a cargo de un organismo
administrativo, ni tampoco conceder el privilegio de que concurra similar autorización antes de
23. — Pese a que la norma constitucional prevé el recurso a la conciliación y al arbitraje como un “derecho” que el representante sea sometido a un proceso penal.
gremial, es válido que la ley reglamentaria imponga obligatoriamente las tratativas conciliatorias, sin cuyo
agotamiento previo una medida de fuerza carecerá de legalidad. Puede también la ley prever la obligatoriedad del
En el caso “Giménez Inés c/Heredia Hnos. y Cía. S.A.”, del 2 de noviembre de 1978, la Corte sostuvo, con
arbitraje en conflictos colectivos que, por su índole, magnitud, extensión, etc., alteran o pueden alterar la paz
referencia al art. 57 de la ley 20.615, que si el empleador alegaba haber ejercido el poder disciplinario frente a la
social.
injuria del empleado, no resultaba razonable exigir la intervención anterior del Tribunal Nacional de Relaciones
En el caso “Hilanderías Olmos”, fallado el 30 de octubre de 1979, la Corte sostuvo que la creación de una Profesionales (que era un organismo administrativo), ni nulificar las medidas adoptadas por falta de su previa
instancia arbitral obligatoria para resolver conflictos colectivos laborales es un medio razonable buscado por el intervención; y alegaba la Corte que si el trabajador había optado por acudir en forma directa a los tribunales
legislador para poner fin y para dar resolución a situaciones que, además de afectar a las partes en pugna, judiciales (que en el caso eran provinciales) para demandar a su empleador por los aspectos patrimoniales de su
comprometen la tranquilidad social y perjudican los intereses generales. estabilidad gremial, resultaba inconstitucional la norma legal por ir en desmedro injustificado del entonces art. 67
inc. 11 de la constitución y de la autonomía provincial (ya que apartaba la causa de los jueces locales para obligar
a la intervención previa de un organismo administrativo con competencia nacional, como era el aludido Tribunal
V. LA REPRESENTACIÓN SINDICAL de Relaciones Profesionales).
La garantía y sus efectos. 28. — Sujetar —asimismo— la promoción del proceso penal contra los representantes gremiales a una
especie de “antejuicio” a tramitarse ante un organismo administrativo, es inconstitucional por varias razones: a)
24. — En la parte del art. 14 bis dedicada a los gremios, la norma inserta un principio que, si violación de la igualdad ante la ley y ante la jurisdicción, al conceder privilegios; b) violación a la zona de reserva
bien se conecta con la libertad sindical y con el derecho de las asociaciones sindicales, tiende a del poder judicial, al cohibir la plenitud de su jurisdicción en la esfera de la administración de la justicia penal; c)
proteger al “trabajador” que es representante gremial. Dice el artículo que “los representantes violación de la división de poderes, porque la ley no puede condicionar con ese alcance la jurisdicción del poder
judicial.
gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las
relacionadas con la estabilidad de su empleo”. Es, pues, una tutela al trabajador en razón de la No merece igual objeción un sistema que imponga la previa intervención de un tribunal judicial para excluir
de la tutela de estabilidad sindical al dirigente que el empleador pretende despedir. El allanamiento judicial de la
función gremial que cumple.
garantía de estabilidad con carácter previo al despido no nos parece, pues, inconstitucional.
A esta garantía se le asigna el rótulo de “fuero sindical” y la intención de la norma ha sido prohibir los 29. — En suma, debe quedar en claro que: a) por un lado, la fórmula del art. 14 bis que estamos analizando es
impedimentos, las persecuciones y las represalias por actividades sindicales. amplia, y depara las garantías necesarias para que el representante sindical cumpla su gestión, por manera que los
La norma no pormenoriza qué son ni quiénes son los representantes gremiales. La ley, el derecho judicial, la jueces deben hacer operar la cláusula cada vez que en un juicio sea menester hacerla funcionar, para verificar si tal
doctrina se ocupan de señalarlo. En ese ámbito se suele sostener que para gozar de la garantía el representante o cual conducta patronal menoscaba la libertad sindical del representante al que la constitución protege; b) por
debe haber sido legalmente designado; ejercer la representación de una asociación sindical con personalidad otro lado, la ley no puede exorbitar la garantía con extremos como los que en párrafos anteriores hemos criticado;
gremial; ser nombrado por tiempo determinado; estar notificada fehacientemente la designación al empleador, etc. pero c) aunque algún aspecto tutelar de la garantía carezca de previsión o reglamentación legal, los jueces
Sobre el tema, hemos de puntualizar que, más allá de tales interpretaciones: a) la operatividad de la norma disponen de la competencia para darle cobertura con aplicación directa de la constitución, según el espíritu a que
constitucional otorga a los jueces plena competencia para acoger o no (razonablemente) al amparo de dicha aludimos en el inc. a); d) la garantía viene concedida ampliamente por el art. 14 bis, pero en un marco muy preciso
garantía a trabajadores cuya investidura gremial se discute en juicio o resulta dudosa; b) hay que considerar la y, si se quiere, estrecho; para cumplir una gestión sindical, y no fuera de ella; de lo contrario, estaríamos ante un
locución “representante gremial” con sentido amplio y realista, de forma que ningún trabajador que, bajo una u privilegio a la persona del representante, y no ante un amparo a su cargo y a su actividad gremial.
otra denominación, desempeña esa función, quede desprotegido; c) si el art. 14 bis acoge el pluralismo sindical,
debe extenderse la protección a los representantes de asociaciones que, en un sistema legal de personalidad CAPÍTULO XXII
gremial, carecen de dicha personalidad.
Los sujetos tutelados son siempre trabajadores que invisten alguna representación gremial: a) por ocupar LA SEGURIDAD SOCIAL
cargos electivos o representativos en asociaciones sindicales o en organismos que requieren representación
gremial; b) por desempeñarse como delegados del personal; c) por ser miembros de comisiones internas; d) por I. SU UBICACIÓN CONSTITUCIONAL. - Su encuadre. - La previsión social. - El seguro social, las jubilaciones y
ocupar otros cargos representativos similares de carácter gremial. pensiones, y su interpretación. II. LAS JUBILACIONES Y PENSIONES. - Su encuadre. - Los beneficios, la
movilidad y el derecho judicial. - La movilidad y la inflación. - La relación de las jubilaciones y pensiones con
25. — Cuando la ley reglamenta la estabilidad del representante sindical e impide el despido hasta cierto el derecho de propiedad. - Las entidades de la seguridad social. - La competencia provincial. - La reforma de
tiempo después de concluida su gestión, el alcance de la garantía da lugar a dos opiniones: a) una que se conforma 1994. - III. EL DEBER DEL ESTADO EN EL ÁMBITO DE LA SEGURIDAD SOCIAL. - IV. LA PROTECCIÓN
con asegurarle, si el despido injustificado se produce durante ese lapso, el cobro de las indemnizaciones comunes, DE LA FAMILIA. - V. LA SEGURIDAD SOCIAL EN LA CONSTITUCIÓN MATERIAL
más el de los salarios que debió percibir durante el período de estabilidad; b) otra que se inclina por reconocerle
una acción de reincorporación.
Nosotros entendemos que la palabra “estabilidad” que aquí emplea la norma constitucional tiene el mismo I. SU UBICACIÓN CONSTITUCIONAL
sentido de “estabilidad” propia o absoluta que le asignamos cuando se refiere al empleado público: o sea, que
obliga a reincorporar.
Su encuadre.
26. — La garantía reviste carácter personal o subjetivo a favor del trabajador representante, 1. — La tercera parte del art. 14 bis está dedicada a la seguridad social. La locución
pero además otro sindical, por lo cual su violación puede encuadrar en el tipo calificado como “seguridad social” ha adquirido ya curso idiomático en el mundo del derecho, y se ha reflejado en
práctica desleal.
el constitucionalismo social contemporáneo. La reforma de 1957 la incorporó al texto nuevo,
conforme a las elaboraciones que la doctrina tenía ya efectuadas en el país.
Las acepciones de la seguridad social son múltiples. Una primera, demasiado lata, la hace coincidir con el 5. — La seguridad social elevada a rango constitucional absorbe el llamado derecho de la
bienestar general de la comunidad, pero para mentarlo no hace falta entonces acuñar una terminología nueva y previsión social, clásicamente estructurado en nuestro país sobre la base de las jubilaciones y
diferente. pensiones.
Descartado este concepto, los otros dos más ceñidos entienden por seguridad social: a) la protección y
cobertura de los riesgos comunes a todos los hombres, como enfermedad, vejez, desempleo, muerte, accidente,
Cualesquiera sean las definiciones y los términos, la seguridad social se maneja con dos
etc.; b) la protección y cobertura de esos mismos riesgos con respecto a los trabajadores. columnas vertebrales, a saber: a) el principio de integralidad, que tiende a asumir todas las
Entre estos dos aspectos, la nota distintiva radica no tanto en las contingencias amparadas, sino más bien en contingencias y necesidades sociales, y a suministrar prestaciones cuyos montos queden
los sujetos a quienes se ampara, que como queda expuesto, son todos los hombres en el inc. a), y solamente los debidamente preservados; b) el principio de solidaridad, que tiende a hacer participar a todos en
trabajadores en el inc. b). la financiación del sistema de prestaciones, y a garantizar contra las exclusiones y las coberturas
Normalmente, la reserva del término “seguridad social” para el sector de los trabajadores se refleja en un insuficientes.
sistema que, para cubrir los riesgos apuntados, se financia con cotizaciones o aportes destinados al pago de las
prestaciones respectivas. Cuando, en cambio la seguridad social se extiende a todos los hombres, su campo El seguro social, las jubilaciones y pensiones, y su interpretación.
incluye también la llamada asistencia social que, generalmente, se caracteriza como gratuita (en el sentido de que
en su financiación no interviene el beneficiario). 6. — La norma constitucional comienza estipulando que el estado otorgará los beneficios de
la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable.
Es de buena hermenéutica interpretar que la mención que el art. 14 bis hace de la seguridad
social no anida exclusiones egoístas, sino que abarca los dos campos antes señalados, y que tiene Durante mucho tiempo se tuvo por cierto, sobre la base de la tradición existente en el sistema
como núcleo de convergencia a la solidaridad social. argentino de la seguridad social, que la cláusula significaba que la concesión de las prestaciones y
su pago habían de estar a cargo del estado.
2. — El término “seguridad” evoca su contrario, que es “inseguridad”. Lo que significa, Simultáneamente, y desde los primitivos regímenes parciales que fueron creados por diversas leyes para
actividades distintas, la financiación de los beneficios tuvo también variantes, acogiendo sucesivamente
entonces, es lo siguiente: seguridad de que frente a ciertos “eventos” capaces de provocar
fisonomías aproximadas al sistema de capitalización y al de reparto, pero siempre con la tónica adicional de la
necesidades determinadas, el sistema ofrecerá “prestaciones” o “beneficios” con los cuales debida participación del estado para asegurar el principio de la solidaridad social en cada régimen.
auxiliar o mitigar tales necesidades.
La cláusula según la cual “el estado otorgará los beneficios de la seguridad social” ha planteado la duda
En un primer momento, esos “eventos” fueron solamente riesgos o infortunios, como la vejez, la enfermedad, acerca de la constitucionalidad de prestaciones de la seguridad social que, en vez de estar a cargo del estado, lo
el accidente de trabajo, la muerte, etc., que causan daño o que reducen o eliminan la posibilidad de trabajar y de están a cargo del empleador. Así, las indemnizaciones por incapacidad que debe abonar la parte patronal.
recibir el salario. De inmediato, se pasa a hablar más bien de “contingencias”, y a involucrar en esta palabra Enfocando ese caso, la Corte ha sostenido que la mencionada cláusula “no significa que la cobertura de las
muchos eventos que no son infortunios, pero que también limitan o impiden la actividad y el salario, y que contingencias sociales (invalidez, vejez, muerte, cargas de familia, maternidad, accidentes del trabajo,
demandan gastos suplementarios; por ejemplo, la maternidad, las cargas de familia. enfermedades profesionales y comunes, desempleo) debe estar exclusivamente a cargo del estado y financiada por
Un tercer enfoque amplía más las cosas, e incorpora situaciones que ya no son infortunios, y quizás tampoco éste, sino que hace referencia a los objetivos que corresponde cumplir al legislador” (caso “Mansilla c/Cía.
eventos, pero que originan necesidades a las que la seguridad social debe atender; así, los gastos de vacaciones o Azucarera Terán”, del 30 de marzo de 1982). Por ende, el derecho judicial admite que la ley grave al empleador
de estudio. con el pago de prestaciones de seguridad social que cubren contingencias dentro de la relación de trabajo o
relacionadas con ella.
La seguridad social, enlazada a una idea de bienestar, se viene a convertir entonces en una forma de
liberación de la necesidad. Sus beneficios pueden ser en dinero o en especie (atención médica y farmacéutica,
provisión de prótesis y elementos de rehabilitación, alojamiento, etc.). También la llamada “privatización” del sistema previsional obligó a repensar la tradicional
doctrina que ha interpretado el “otorgamiento de prestaciones” como obligación intransferible
La tendencia actual de la seguridad social es la de no poner a cargo del empleador las del estado.
prestaciones que dan cobertura a las necesidades del trabajador, sino la de trasladarlas a Con benevolencia, aunque con margen de duda, podría entenderse que “otorgar” también
organismos de la seguridad social que cuenten con fondos propios para financiarlas y otorgarlas. significa “organizar” el sistema mediante ley y controlarlo, dejando a cargo de entidades no
estatales la concesión y el pago de los beneficios.
3. — El art. 9º del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
reconoce el derecho de toda persona a la seguridad social, incluso al seguro social. Además, la cláusula que estipula que los beneficios del “seguro social” estarán a cargo de “entidades
nacionales o provinciales” deja cierto margen para interpretar que, en su aplicación a prestaciones previsionales
Similar deber de reconocer a todos los niños el derecho a beneficiarse de la seguridad social, de la seguridad social que no son, estrictamente, un “seguro”, sino una jubilación o pensión, la alusión a entidades
incluso también el seguro social, aparece en la Convención sobre Derechos del Niño. “nacionales” y “provinciales” sólo significa repartir federativamente las competencias que en materia de seguridad
La convención sobre Discriminación Racial incorpora el derecho a la seguridad social cuando social corresponden al estado federal y a las provincias según el ámbito de la actividad laboral protegida, pero que
no alcanza necesariamente para obligar a que, en cada uno de esos ámbitos, la entidad o el organismo que se hace
enumera los derechos económicos, sociales y culturales cuyo ejercicio debe garantizarse
cargo de las prestaciones deba ser “estatal”.
igualitariamente (art. 5,e,iv).
En cambio, el “seguro social” en sentido propio parece que debe estar necesariamente a cargo de entidades
La Convención sobre Discriminación de la Mujer explicita el “derecho a la seguridad social, estatales porque así lo exige literalmente la norma respectiva.
en particular en casos de jubilación, desempleo, enfermedad, invalidez, vejez u otra incapacidad
para trabajar” cuando enumera derechos para cuyo ejercicio ha de eliminarse la desigualdad con el 7. — De todos modos, juzgamos insoslayable admitir que el art. 14 bis vertebra el sistema de
varón (art. 11.1,e). la seguridad social a tenor de un eje que requiere: a) la protección y garantía del estado; b) la
movilidad de los beneficios; c) el respeto de los derechos adquiridos que se resguardan en la
4. — El derecho de la seguridad social que a través de la ley da desarrollo al art. 14 bis es inviolabilidad de la propiedad del art. 17.
“derecho común” y no derecho federal.
Ver lo que hemos afirmado genéricamente en el cap. XX nº 66. 8. — Las fórmulas normativas que dicen: “el estado otorgará” y “la ley establecerá” marcan
una operatividad análoga a las cláusulas de la primera parte del art. 14 bis, y por eso obligan al
La previsión social.
congreso inmediatamente sin dejarle opciones temporales dilatorias, de modo que la mora
legislativa traduce, después de un lapso razonable, inconstitucionalidad “por omisión”. 12. — Cabe señalar que:
Ante la imperatividad que trasluce la norma que, en forma conjunta, dice que la ley a) Cuando se otorga un beneficio, su monto originario responde al propósito de asegurar un
establecerá el “seguro social” y las “jubilaciones” y “pensiones”, podemos arribar a las ingreso generalmente vitalicio que deriva del “status” del beneficiario; ese ingreso es una
siguientes conclusiones: a) no debe considerarse el régimen de jubilaciones y pensiones como un proyección que sustituye a la remuneración que el agente percibía cuando estaba en actividad; por
sistema “transitorio” llamado necesariamente a reemplazarse por un sistema clásico de seguros ello, el monto originario debe guardar una cierta proporción razonable con esa remuneración;
sociales; b) los seguros, y las jubilaciones y pensiones, pueden coexistir y complementarse, de b) Cuando ya posteriormente el beneficio está en curso de goce por su titular, la adecuada
forma que la ley que obligatoriamente debe ser dictada por el congreso puede optar para cada relación entre el monto del beneficio y la remuneración que percibía en actividad no sólo debe
necesidad por una cobertura jubilatoria o una del seguro social, sin superponerlas; c) el seguro mantenerse, sino que debe ser objeto de movilidad, lo que presupone que ese monto “puede”
social debe establecerse por ley para cubrir necesidades distintas de las enfocadas por el régimen aumentar con respecto a la antigua remuneración, y no sólo puede sino que “debe”. Así lo
jubilatorio; d) seguros sociales “más” jubilaciones y pensiones han de abarcar íntegramente la prescribe el art. 14 bis, aunque sin descender al detalle del mecanismo de ajuste en esa movilidad
totalidad de necesidades y de la población. periódica; esto último es arbitrio del legislador.
Creemos interpretar que al elegir el constituyente la locución “seguro social” no ha tenido el propósito de
Sin duda, hay que consentir el principio sostenido por la Corte en el sentido de que el art. 14
eliminar la forma clásica de las jubilaciones y pensiones en el derecho argentino, tanto que en párrafo inmediato bis, que ordena la movilidad de modo imperativo, no indica sistema alguno ni versión única para
alude expresamente a ellas. En sentido lato, pues, el régimen previsional de jubilaciones y pensiones es una forma hacerla efectiva y, al contrario, habilita a la ley para optar por el que en cada momento considere
posible —y constitucional— del seguro social, aunque sólo parcial en cuanto a los beneficios que acuerda y a los conveniente, a condición de su razonabilidad y no confiscatoriedad.
beneficiarios contemplados.
13. — La constitución no pormenoriza detalles acerca del monto de las jubilaciones y
9. — El seguro social debe ser obligatorio, conforme al texto comentado. pensiones. Es la Corte quien, en el derecho constitucional material, se ha encargado de puntualizar
a) Social en el doble sentido de: a’) afrontar riesgos o contingencias que si bien son a través de su jurisprudencia, que uno de los principios básicos que sustentan el sistema
individuales en cuanto al sujeto que los padece, se proyectan socialmente en sus efectos; y a”) previsional argentino es el de la necesaria proporcionalidad que debe existir entre el haber de
financiarse en alguna medida colectivamente. pasividad y el de actividad, lo que responde obviamente —sigue diciendo el tribunal— a la
b) Debe ser obligatorio en cuanto no depende de la voluntad de las partes incorporarse al naturaleza sustitutiva que cabe reconocer al primero respecto del segundo, y a los particulares
sistema; obligatorio se opone a optativo. fines que inspiran el ordenamiento jurídico en la materia.
c) Debe ser integral, en un doble sentido: c’) vertical, o sea, que cubra en forma amplia y total Esta primera norma judicial atiende, fundamentalmente, a la relación entre el monto
las necesidades; c”) horizontal, o sea, que de acuerdo al principio de universalidad proteja a toda originario del beneficio y los ingresos de actividad a la fecha de otorgarse ese beneficio. En
la población. cuanto a la movilidad futura, también la Corte ha establecido que las exigencias de una
conveniente adaptación de la prestación ha de considerarse cumplida cuando a través de su haber
actualizado, el beneficiario conserva una situación proporcionada a la que le correspondería de
II. LAS JUBILACIONES Y PENSIONES haber continuado en actividad.
14. — Cuando la ley que ha regido el otorgamiento del beneficio estipula un determinado
Su encuadre. sistema de ajuste móvil, otra ley posterior puede variarlo, siempre que la aplicación de ésta no
devenga confiscatoria y que, a la inversa, conserve la proporcionalidad razonable con el haber de
10. — La tercera parte del art. 14 bis prosigue ordenando que la ley establecerá las
actividad.
jubilaciones y pensiones “móviles”.
Las jubilaciones se otorgan a una persona en razón de una actividad laboral cumplida por ella Esto significa que si bien el derecho de quien se jubila queda fijado por la ley que rige el otorgamiento del
misma, sea en relación de dependencia, sea independiente o por cuenta propia. Las pensiones beneficio, no hay derecho a que, en cuanto al monto y la movilidad futuras, dicha ley se mantenga durante todo el
derivan de la jubilación a favor de los causahabientes de la persona jubilada o con derecho a tiempo de percepción.
jubilación. a) No obstante, si en esa regulación sustitutiva de la movilidad la nueva ley es —acaso— declarada
inconstitucional, la Corte ha interpretado razonable aplicar el régimen a cuyo amparo se obtuvo el beneficio.
11. — El derecho a estos beneficios ha solido bifurcarse en dos aspectos: b) Asimismo, en similar hipótesis de declaración judicial de inconstituciona-lidad de un sistema legal de
movilidad, estamos ciertos de que el tribunal que tiene que decidir un caso en que se impugna su aplicación, se
a) el derecho “a” la jubilación futura o derecho “en expectativa”, latente mientras el afiliado halla habilitado para arbitrar la pauta conveniente de movilidad en reemplazo de la que queda descartada.
se encuentra en actividad;
c) Otro supuesto que encaró la Corte se configura cuando una ley que no es inconstitucional en su origen
b) el derecho “adquirido” mediante el acto otorgante del beneficio. llega a tornarse inconstitucional por causas sobrevinientes, en cuyo caso el tribunal ha entendido que el principio
Si entre la cesación en la actividad y el otorgamiento del beneficio media un lapso, el derecho de razonabilidad exige cuidar que las leyes mantengan coherencia con la constitución durante el lapso que dura su
vigencia temporal, para que su aplicación concreta no resulte contradictoria con la constitución (fallo del caso
judicial se ha encargado de sostener que el derecho al beneficio se rige por las normas vigentes a
“Vega, Humberto Atilio”, del 16 de diciembre de 1993).
la fecha de la cesación, y queda fijado en ese momento.
El beneficio concedido presenta, a su vez, dos matices: d) El “congelamiento” por término incierto de los haberes jubila-torios ha sido declarado
a) el status que su titular adquiere como jubilado o pensionista, y que queda protegido por la inconstitucional por la Corte, por configurar un claro apartamiento de la pauta de movilidad que
garantía constitucional de la propiedad inviolable; preceptúa el art. 14 bis.
b) el goce del beneficio, que se traduce en el cobro de una suma de dinero, normalmente
Incluso el fallo de la Corte del 27 de diciembre de 1996 en el caso “Chocobar” declaró la inconstitucionalidad
periódica, y que a pesar de no ser intangible y poderse disminuir para el futuro, no admite rebajas
de una norma de la ley 24.463 (llamada de solidaridad previsional) en cuanto, al no arbitrarse por la autoridad de
que sean confiscatorias. (Ver cap. XVII, nº 11). aplicación las medidas previstas para la movilidad, la situación produjo un real congelamiento de haberes.
Los beneficios, la movilidad, y el derecho judicial
e) En cuanto a los denominados “topes” que fijan un haber máximo para los beneficios, la económica estricta con los aportes efectuados; e) la no obtención del beneficio dentro de un régimen legal no
Corte los ha reputado constitucionales, pero siempre bajo reserva de que el monto que no puede presupone, por el solo hecho de la exclusión, que el aporte implique una confiscación, o que haya derecho a
sobrepasar el máximo legal no padezca, a causa del mismo tope, de confisca-toriedad. conseguir su reintegro cuando la ley no lo admite; f) el beneficio otorgado importa, para su titular, la adquisición
de un status que queda protegido por el derecho constitucional de propiedad inviolable y que ingresa a su
patrimonio con carácter, en principio, irrevocable.
En rigor, pensamos personalmente que la reducción que dicho tope puede aparejar no debe frustrar el
principio de proporción razonable y sustitutiva del haber de jubilación en comparación con el de actividad que, Las entidades de la seguridad social.
vale recordarlo, fue objeto de aportación y contribución por el total del sueldo.
f) En otro orden de cosas, la Corte tiene dicho que las leyes sobre beneficios previsionales deben interpretarse 19. — Los organismos que otorgan los beneficios de la seguridad social, cuando son del
atendiendo a la finalidad que con ellas se persigue por lo que no debe llegarse al desconocimiento de derechos estado federal o de las provincias, han de gozar de autonomía financiera y económica, lo que
sino con extrema cautela. parece caracterizar a las entidades autárquicas; pero la cláusula también deja margen para su
g) Es asimismo jurisprudencia de la Corte que la actualización de los beneficios ha de procurar que se posible organización como entes públicos “no estatales” (o “paraestatales”).
mantenga el nivel de vida alcanzado durante la actividad laboral, sin perjuicio de que, en orden a pautas concretas
y probadas, aquella actualización se realice conforme al estado financiero del sistema. Para gozar de la autonomía referida, es menester que cuenten con patrimonio propio, lo que sugiere la idea de
que el sistema es contributivo, y de que la aportación de los interesados vinculados al sistema no podría suplirse
La movilidad y la inflación. totalmente con fondos exclusivos del estado.
Los organismos de la seguridad social han de ser administrados por los interesados con participación del
15. — Es verdad que al tiempo de incorporase el art. 14 bis por la reforma de 1957 la estado, lo que impone integrar sus órganos con afiliados.
inflación ya producía la pérdida paulatina del valor adquisitivo de la moneda, lo que nos hizo No puede existir superposición de aportes, lo que elimina la obligación de aportar a más de un organismo en
suponer que la pauta obligatoria de movilidad para las jubilaciones y pensiones fue prevista para razón de una misma actividad y para una misma prestación.
subsanar las alteraciones en el signo monetario y, de reflejo, en la capacidad adquisitiva de los
beneficiarios. 20. — Del fallo de la Corte en el caso “Spota”, del 25 de julio de 1978, se desprende que lo prohibido es la
“superposición” y no la “multiplicidad” de aportes, por manera que si se desempeña más de una actividad, no es
No obstante, más allá de la circunstancia histórica de la época —acentuada en mucho inconstitucional contribuir por cada una.
posteriormente— hemos de entender ahora que la movilidad no presupone únicamente una
Un principio similar utilizó la Corte en el caso “Santoro Guillermo”, del 28 de mayo de 1995, cuando
necesaria actualización monetaria frente al deterioro que produce un proceso inflacionario, sino interpretando la ley 18.037 estableció la improcedencia de la doble afiliación al sistema nacional y al de la
un ajuste periódico que, sin congelamiento del haber, y aunque no haya inflación, mantenga al provincia de Buenos Aires de un profesional farmacéutico que se desempeñaba en relación de dependencia en una
jubilado en una situación de permanente relación proporcionalmente razonable entre pasividad y empresa en jurisdicción provincial.
actividad.
21. — Del derecho judicial de la Corte se desprende que los obligados a aportar a un régimen u organismo de
16. — Por eso, toda prohibición legal de indexación —como la que impuso en 1991 la ley seguridad social han de tener una razonable relación con el mismo, y que por faltar esa relación no puede gravarse
a un sector en beneficio exclusivo de otro (hay declaración de inconstitucionalidad de normas que —por ej.—
23.928— no alcanza para impedir que, de acuerdo con la constitución: imponían a un sector de comerciantes e industriales la obligación de aportar sobre el producto de las ventas de
a) el haber de las prestaciones siga sometido a movilidad, porque aunque no haya inflación, instrumental empleado por profesionales del arte de curar, a favor de la caja de previsión que afiliaba a esos
debe siempre reflejar la necesaria proporción razonable con el haber de actividad; profesionales).
y, además, 22. — Las normas constitucionales sobre los organismos de la seguridad social, su administración,
b) si acaso hay inflación, ésta se tome en cuenta para actualizar la pérdida del valor aportación, etc., han de entenderse comprensivas tanto del sistema de seguros sociales cuanto del de jubilaciones y
monetario, aunque la “indexación” se encuentre legalmente vedada. pensiones.
No aceptamos la tesis de que la jurisprudencia de la Corte (que en forma constante reiteró siempre la
necesaria proporcionalidad sustitutiva del haber jubilatorio en relación con el de actividad) no fue una aplicación 23. — Como el art. 14 bis no ha previsto expresamente la habilitación para que entidades
directa del principio constitucional de movilidad del art. 14 bis, sino una mera interpretación de leyes que en su privadas financien, otorguen y liquiden los beneficios de la seguridad social, se hace difícil opinar
momento fueron dando desarrollo a ese principio y que, al extinguirse su vigencia, impiden asignar a aquella cuál es la consecuencia de esa omisión normativa en la constitución.
jurisprudencia el carácter de un axioma constitucional inconmovible. (La tesis que rechazamos fue sostenida
Resulta aventurado afirmar que, admitida la posibilidad de que el estado conceda por ley a
minoritariamente en un voto concurrente de tres jueces de la Corte en la sentencia del 27 de diciembre de 1996 en
el caso “Chocobar Sixto Celestino c/Caja Nacional de Previsión para el personal del Estado y Servicios entidades privadas aquella competencia, su organización haya de ajustarse necesariamente a las
Públicos”.) pautas que el art. 14 bis fija para las entidades aludidas como “del estado” (federal o provincial).
17. — En suma: a) el presupuesto constitucional de la movilidad nunca desaparece, así se La competencia provincial.
trate de épocas en que no hay inflación; b) la movilidad es un concepto que trasciende las simples
mediciones de los factores económicos (voto disidente del juez Fayt en el caso “Chocobar”, 24. — Es poco claro el enunciado de que el seguro social estará a cargo de entidades nacionales (que
nosotros llamamos federales) o provinciales.
fallado por la Corte el 27 de diciembre de 1996).
Sugerimos las siguientes premisas:
La relación de las jubilaciones y pensiones con el derecho de propiedad. a) Radicada en el estado federal la competencia legislativa que proviene doblemente del art. 75 inc. 12 y del
propio art. 14 bis hay que interpretar qué quiere decir la norma cuando consigna que el seguro social estará a
18. — Debemos recordar que el derecho jubilatorio y pensionario tiene, además del art. 14 bis, otra cargo de entidades nacionales o provinciales. ¿Deja una opción amplia y libérrima? ¿O, al contrario, esa opción
ascendencia constitucional reconocida desde mucho antes de la reforma de 1957, en el derecho de propiedad. sólo está destinada a salvar la competencia provincial para el caso exclusivo de ciertas actividades circunscriptas
al territorio provincial?
Como extracto de esta base, téngase en cuenta que el derecho judicial ha reconocido sin discrepancias que: a)
son constitucionales los aportes y contribuciones de empleadores y trabajadores para integrar el fondo común con b) La respuesta que vamos a dar es aplicable no sólo a un régimen de seguro social, sino también al de
que los organismos previsionales atienden al pago de los beneficios previstos en la ley; b) son constitucionales las jubilaciones y pensiones. Con ese alcance amplio, tiene probabilidad de acierto constitucional la opinión que sólo
obligaciones de afiliación y de aportación forzosas; c) la aportación no confiere, por sí sola, un derecho a la reconoce a la competencia provincial la facultad de “legislar” y “administrar” un sistema de seguridad social
jubilación futura, aunque es condición normal para su otorgamiento: d) el beneficio jubilatorio no está en relación limitado a las actividades o trabajos sobre los cuales las provincias tienen potestad para regularlos. Así, sin duda
alguna, el empleo público en la administración local. Y si se acepta que el poder de policía provincial permite a las poderes públicos para que dentro de la órbita de sus respectivas competencias hagan prevalecer el espíritu del
provincias reglar el ejercicio de profesiones liberales, también hay que conceder que pueden dictar leyes, y crear y constituyente dentro del marco que exigen las diversas formas de justicia.
administrar organismos de seguridad social para otorgar prestaciones (de seguro social o de jubilaciones y b) En el caso “Mac Kay Zernik Sergio L.C.”, fallado el 3 de noviembre de 1988, la Corte Suprema desplegó
pensiones) a quienes en su jurisdicción ejercen tales profesiones (abogados, médicos, ingenieros, etc.). pautas importantes en materia de seguridad social. Sostuvo el tribunal que las normas sobre seguridad social
c) Otra interpretación adicional permite considerar asimismo que la fórmula de “entidades nacionales o contenidas en el art. 14 bis de la constitución, al propio tiempo que consagran derechos para los jubilados,
provinciales” deja opción para que la “administración” y la “gestión” de la seguridad social se descentralicen en encomiendan expresamente al estado el otorgamiento de tales beneficios. Este mandato constitucional, cuyo
ámbitos locales para aplicar en ellos las leyes que en la materia tiene que dictar el congreso para todo el territorio. cumplimiento atañe a los poderes públicos dentro de la órbita de sus respectivas competencias, se vería frustrado
(Esta interpretación se avala con la reserva que hace el art. 75 inc. 12 para que los códigos de derecho común sean si las autoridades que representan al estado desconocieran las leyes y actuaran de manera omisiva en perjuicio de
aplicados sin alteración de las jurisdicciones locales por los “tribunales” de provincia, la cual reserva daría pie la clase pasiva.
para preservar también esa misma aplicación por organismos “administrativos” locales.) c) En el caso “G.D.J. c/Caja Nacional de Previsión de la Industria, Comercio y Actividades Civiles”, fallado
el 23 de noviembre de 1995, la Corte recordó una vez más que “el cumplimiento del mandato constitucional que
25. — El derecho judicial de la Corte no ayuda a esclarecer demasiado las cuestiones recién aludidas. impone otorgar y asegurar los beneficios de la seguridad con carácter integral e irrenunciable atañe a los poderes
Una sentencia del 8 de noviembre de 1983, en el caso “Provincia de Buenos Aires c/Dirección Nacional de públicos dentro de la órbita de sus respectivas competencias”.
Recaudación Previsional” invocó “facultades concurrentes de la nación y de las provincias, sin que pueda
admitirse que la constitución las haya centralizado exclusivamente en el gobierno nacional”, lo que deja duda
acerca de si la aludida “concurrencia” de competencias es ejercitable por las provincias más allá de lo que es IV. LA PROTECCIÓN DE LA FAMILIA
propio de la relación de empleo público provincial.
Hay —no obstante— jurisprudencia de la misma Corte que al admitir la constitucionalidad de “cajas forenses 29. — La tercera parte del art. 14 bis in fine está dedicada a la protección integral de la
provinciales ha sostenido que tales organismos pueden ser creados por las provincias en el ámbito propio de su familia, mediante la defensa del “bien de familia”, la “compensación económica familiar”, y el
poder de policía local sobre el ejercicio profesional, y sobre una materia que hace a la seguridad social (ver, por acceso a una “vivienda digna”.
ej., el fallo de agosto 21 de 1973 en el caso “Sánchez Marcelino y otro c/Caja Forense de la provincia del Chaco”).
a) El bien de familia, en cuanto supone un inmueble donde habita el núcleo familiar, y al que
se rodea de determinadas seguridades en razón de su destino de vivienda doméstica, se relaciona
La reforma de 1994.
con el acceso a una vivienda digna. Pero este último enunciado va más allá de su carácter
26. — La cláusula añadida al art. 125 de la constitución por la reforma de 1994 no dilucida el problema sino programático, porque obliga al estado a procurar mediante políticas diversas que todos los
parcialmente. En efecto, dice que “las provincias y la ciudad de Buenos Aires pueden conservar organismos de hombres puedan obtener un ámbito donde vivir decorosamente, sean o no propietarios de él,
seguridad social para los empleados públicos y los profesionales”, pero no dice que pueden “tener” o “crear” tales tengan o no convivencia familiar.
organismos.
El uso del verbo “conservar” dejaría entrever que les está permitido mantener los organismos que al tiempo En el caso “Carrizo José A.” (incidente en autos “Rodríguez c/Carrizo”) del 10 de setiembre de 1985, la Corte
de la reforma existían en sus jurisdicciones, pero atento que muchas provincias los transfirieron al sistema interpretó que la afectación de un inmueble al régimen de bien de familia debe tenerse por operada desde el
nacional no está claro si podrían recuperarlos para su órbita local. momento en que así fue solicitado por el interesado, y no a partir del asiento de constancia en el folio real
correspondiente.
La absorción centralista de los sistemas y las entidades de seguridad social provinciales por el estado federal
no nos merece adhesión, porque creemos que conspira contra nuestra tradicional descentralización federal y contra
la autonomía de las provincias. b) La compensación económica familiar se traduce en el derecho a recibir determinadas
prestaciones que, más allá de una retribución conmutativa del trabajo, se destinan a sufragar la
subsistencia de parientes del trabajador que están a su cargo y para los cuales tiene obligación
III. EL DEBER DEL ESTADO EN EL ÁMBITO DE LA alimentaria. Su forma más común es el salario familiar o la asignación familiar, que
SEGURIDAD SOCIAL complementa al salario estrictamente retributivo.
27. — Más allá de que la ley implemente un sistema de seguridad social a cargo de entidades Un caso en que la Corte, por vía de superintendencia, interpretó con benevolencia y elasticidad las normas
privadas, y no del estado, seguimos reiterando que la presencia reglamentaria, reguladora y sobre seguridad social, fue resuelto con fecha 13 de abril de 1989 (resolución 230/89, expediente 561/88),
controladora del estado viene impuesta por el art. 14 bis, reforzado por el art. 75 inc. 23, que extendiendo a un empleado del poder judicial el pago de la asignación prenatal por hijo, pese a no estar casado con
obliga a legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de la madre de éste.
oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos; todo ello, en particular
respecto de niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad. 30. — Para diversos temas relativos a la familia, el matrimonio, la patria potestad y la
filiación, ver el cap. XIV, acápite VIII, especialmente nos. 64 a 71.
Hay aquí alusiones directas a las prestaciones de la seguridad social, y a los derechos que
surgen del art. 14 bis y de los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional (ver nº
31. — Para los tratados con jerarquía constitucional, ver cap. XIV, nos. 70 y 71.
3).
Por eso, el estado no puede desatender, ni transferir, ni declinar su protagonismo activo sobre
todo el sistema de la seguridad social, cualesquiera sean las entidades o los organismos que V. LA SEGURIDAD SOCIAL EN LA CONSTITUCIÓN MATERIAL
otorguen las prestaciones.
32. — En el derecho constitucional material, la seguridad social exhibe múltiples insuficiencias; entre otras,
En el derecho judicial de la Corte hay certeras afirmaciones en el sentido de que la norma de no ha llegado a prestar cobertura integral a todos los riesgos y necesidades, ni a toda la población.
base del art. 14 bis vincula a todos los poderes públicos, cada uno en su área de competencias y, El sistema gira fundamentalmente en torno de las clásicas jubilaciones y pensiones, extendidas a favor de
sin duda, también a las provincias cuando en sus jurisdicciones existen regímenes locales propios. todo tipo de actividad. Pero los mismos condicionamientos que bloquean o aminoran el goce efectivo de los demás
28. — Así: derechos sociales, mantienen a la generalidad de las prestaciones previsionales en niveles de monto insuficiente, el
que normalmente sólo mejora cuando el beneficiario logra su actualización o reajuste por vía judicial. En este
a) El principio de que el mandato constitucional del art. 14 bis en orden a la movilidad de jubilaciones y orden, ya explicamos que el derecho judicial ha proyectado normas favorables y justas.
pensiones se dirige primordialmente al legislador fue encarado por la Corte en el caso “Valles, Eleuterio S.”, del No obstante esto último, cabe afirmar que el sistema previsional no ha superado sucesivas quiebras, y ha
29 de octubre de 1987, en el que sostuvo que cambios circunstanciales pueden hacer que la solución arbitrada soportado un mal flujo de recursos —cuando no su desviación a otros fines— durante largos períodos, lo que le
originariamente por la ley sobrevenga irrazonable, en cuyo caso aquel mandato constitucional atañe a los restantes permitió al juez Fayt, de la Corte Suprema, sostener en su voto disidente en el caso “Chocobar”, del 27 de
diciembre de 1996, que la perspectiva temporal desde la reforma de 1957 hasta el presente revela contradicción La democracia participativa.
social por elusiones o fraudes al sistema, y una reprochable acción de los poderes públicos.
No nos cabe duda —entonces— de que la constitución formal ha padecido en esta materia múltiples 3. — El ya sugerido ensamble de los derechos políticos con los partidos políticos y el régimen electoral
violaciones, por acción y por omisión, superadas sólo parcialmente —pero con efecto limitado a los casos proporciona posible expansión cuando se alude a la democracia participativa que, por supuesto, no se agota en el
favorecidos judicialmente por sentencias recaídas en cada uno de ellos— mediante fuente de derecho judicial. derecho de sufragio.
Como tampoco allí se recluye el régimen electoral, ni éste se circunscribe a la fecha en que se realizan
CAPÍTULO XXIII comicios, insertamos en seguida al proceso electoral en toda su secuela para requerirle la legitimidad propia de un
sistema democrático participativo, abarcando un lapso sin cronologías fijas y con un clima ambiental propicio de
muy amplia libertad para la intervención, la participación, y la competencia de las fuerzas políticas y de las
LOS DERECHOS POLITICOS personas; la igualdad de oportunidades para todas ellas; la transparencia de las campañas preelectorales; la
correcta confección de los padrones electorales, su publicidad, y la legitimación de los ciudadanos y los partidos
I. EL RÉGIMEN ELECTORAL Y LOS DERECHOS POLÍTICOS. - Su encuadre interrelacionado. - Los derechos para tener acceso a ellos, rectificarlos, impugnarlos, etc.; la libertad de información, de comunicación, y de
políticos. - La democracia participativa. - Los tratados internacionales de jerarquía constitucional. - El poder expresión; la li-bertad de propaganda y publicidad en orden a las ofertas y programas electorales; el escrutinio
del estado y la designación de los gobernantes. - II. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 EN MATERIA DE
también público y controlado, etc.
DERECHOS POLÍTICOS. - El artículo 37 y el derecho elec-toral. - III. EL DERECHO ELECTORAL. - El derecho
electoral objetivo. - El cuerpo electoral. - Los extranjeros. - Los ciudadanos no habitantes. - Las mujeres. - El La democracia que se ha dado en calificar de “participativa” tiene proyecciones dilatadas. En ellas debe
electorado pasivo. - El derecho electoral subjetivo. - El sufragio. - El electorado pasivo. - El derecho judicial insertarse con fluidez y sin reduccionismos el protagonismo político de las personas y de las agrupaciones, para
en materia de derecho electoral. - La prohibición de reelección. - IV. LOS PARTIDOS POLÍTICOS. - Su encuadre dinamizar desde su base popular al sistema constitucional democrático. Y es el derecho constitucional el que
antes de la reforma constitucional de 1994. - La naturaleza constitucional de los partidos. - La dinámica de los queda convocado a brindar cabida a esos roles políticos activos. Lo que no surja de las normas de la constitución
partidos. - La reglamentación legal y el control de los partidos. - El poder disciplinario de los partidos. - El en forma expresa (la “letra constitucional”) tiene que alcanzar albergue en tres ámbitos, como mínimo: a) el
derecho judicial en materia de partidos políticos. V. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 EN MATERIA DE
espíritu o la filosofía política de la constitución; b) la cláusula de los derechos implícitos del art. 33; c) el plexo de
PARTIDOS POLÍTICOS. - El artículo 38 y las pautas garantistas para los partidos políticos. - La competencia
partidaria para postular candidatos. - El monopolio de las candidaturas por los partidos. - La expresión libre. -
valores. Como sumatoria de refuerzo, se añaden los tratados sobre derechos humanos que integran, dentro del
El financiamiento de los partidos. - El sistema de partidos, más allá de los artículos 37 y 38. - VI. LA REFORMA orbe de los derechos humanos, a los derechos políticos.
CONSTITUCIONAL DE 1994 Y LOS NUEVOS DERECHOS POLÍTICOS. - Las formas semidirectas. - La “consulta” No obstante que los derechos estrictamente políticos —como el sufragio— pueden quedar reservados
popular de 1984. - La iniciativa popular para proyectos de ley. - La ley 24.747. - La consulta popular. - La ley solamente a los ciudadanos, creemos que la participación política (que merece tal adjetivación porque atañe al
reglamentaria. - ¿Hay materias sustraídas? - La reforma de la constitución por vía de consulta popular. - VII. régimen político) no se recluye en el cuerpo electoral ni en las personas que invisten ciudadanía argentina. En el
LA JUDICIABILIDAD Y LA LEGITIMACIÓN PROCESAL EN MATERIA DE DERECHOS POLÍTICOS Y DE CUESTIONES área que excede a lo puramente electoral ha de quedar abierta a cuantos integran la población del estado. Piénsese
ELECTORALES Y PARTIDARIAS. - La relación entre judiciabilidad y legitimación. - El derecho judicial. -
en que también quienes no titularizan derechos electorales pueden pretender participar mediante vías informales
APÉNDICE : Ley 24.747, sobre iniciativa legislativa popular.
para dar presencia a sus intereses ante los órganos de poder, y ejercer muchos de sus derechos civiles con fines
políticos (petición, reunión, expresión, asociación, etc.).
I. EL RÉGIMEN ELECTORAL Y LOS DERECHOS POLÍTICOS 5. — Si de justiciabilidad y legitimación procesal hablamos, vale insistir en que todo el proceso electoral en
su vasta gama de aspectos y momentos tiene que ser susceptible de control. Control político por parte de los
Su encuadre interrelacionado. partidos y, a su turno, control en una vía idónea de acceso a la justicia, en la cual se reconozca ampliamente la
legitimación de cuantos, titularizando derechos políticos, postulan esa personería para intervenir en el proceso
1. — La trama del régimen electoral y los derechos políticos proporciona unitariamente un judicial. (Para esto, ver el apartado VII.)
amplio temario que, desde enfoques diferentes, pertenece a la vez a la parte dogmática y a la parte
orgánica de la constitución. En cuanto el régimen electoral y los partidos se relacionan con el Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
status de los habitantes, la creación, el funcionamiento y el reconocimiento de los partidos
políticos, y la regulación de los derechos políticos y electorales, componen un aspecto de la parte 6. — El art. 23 del Pacto de San José de Costa Rica consigna que “todos los ciudadanos
dogmática. En cuanto se vinculan con el funcionamiento del poder y las relaciones con sus deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: a) de participar en la dirección de los
órganos, y lato sensu con la dinámica del propio estado y del gobierno, encuadran en el derecho asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; b) de votar y
constitucional del poder o parte orgánica de la constitución. ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por
voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y c) de tener acceso
Cuando valoramos a la democracia como una forma de estado, los derechos políticos, los partidos y el en condiciones generales de igualdad a las funciones públicas de su país”; y en el apartado 2 del
régimen electoral encuentran su ámbito. Y aún más: en nuestras valoraciones actuales, son un ingrediente mismo artículo se agrega: “la ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades a
constitutivo del sistema democrático, porque definido éste en torno de los derechos humanos, no cabe duda de que que se refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad, residencia,
los derechos políticos (y sus contenidos conexos, que son los partidos y el régimen electoral) integran hoy el plexo
de aquellos derechos, al lado de los derechos civiles y de los derechos sociales.
idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena por juez competente en proceso penal”.
El art. 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos guarda marcada analogía
Los derechos políticos. con la norma transcripta del Pacto de San José.
2. — La categoría de los derechos políticos no puede definirse solamente por la finalidad que persiguen, El poder del estado y la designación de los gobernantes.
porque muchos derechos clásicamente considerados “civiles” son susceptibles de ejercerse con fines políticos, y
no por eso se convierten en derechos políticos. (Así, el derecho de reunión y el de petición a las autoridades, como 7. — Cuando se asume como cierto que el poder del estado es un poder “total” —porque es “de” toda la
—entre otros— la libertad de expresión e información, se usan con finalidad política en una campaña preelectoral, sociedad y “para” toda la sociedad, se comprende que ese poder ha de surgir de la participación de toda la
o para influir sobre el poder, o para aportar consensos y disensos.) sociedad, y no de la decisión o la imposición de una sola persona, de un grupo, o de un sector sobre el resto del
Por eso pensamos que los derechos políticos son tales cuando, únicamente: a) se titularizan en sujetos que conjunto total. De ahí que el proceso electoral, anudado a los derechos políticos y a los partidos políticos, sea el
tienen: a’) calidad de ciudadanos —o siendo extranjeros, reciben excepcionalmente esa titularidad en virtud de que brinda ocasión a ese efecto para la participación política.
norma expresa—; a”) calidad de entidades políticas reconocidas como tales —por ej.: los partidos—; b) no tienen Es indudable que un régimen electoral de sufragio universal, con proceso electoral legítimo, abre el acceso al
ni pueden tener otra finalidad que la política. De este modo, el área de los derechos políticos se estrecha, pero
poder de acuerdo a la ley y no por la fuerza. Nuestra constitución ha previsto el procedimiento electoral para
adquiere una caracterización bien concisa, que traza la línea divisoria frente a los derechos civiles.
designar a los gobernantes, estableciendo las condiciones de capacidad política en el electorado pasivo, es decir,
en aquéllos que pueden ser elegidos por el electorado activo mediante el voto. Presidente y vicepresidente de la De esta manera, se mantiene como mínimo todo cuanto, en pro de la igualdad de oportunidades, estaba
república, diputados y senadores tienen estipuladas en la constitución las condiciones de elegibilidad. También los previsto en la legislación hasta el 24 de agosto de 1994. Si en esa legislación (ley 24.012) algún sector de la
jueces de la Corte Suprema, bien que no son elegidos por el cuerpo electoral. doctrina interpretó que la “discriminación inversa” a favor de la mujer era inconstitucional, hay que decir ahora
que tal inconstitucionalidad habrá de darse por desaparecida en virtud de que la constitución la ha asumido
8. — La legitimidad de origen, por eso, depende en nuestra constitución del acceso al poder mediante el directamente como pauta para esclarecer el art. 37.
mecanismo electoral que ella prevé. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuye los derechos “del Que la legislación en vigor no sea susceptible de modificaciones que disminuyan los cupos femeninos, pero
pueblo” (según la fórmula del art. 22) y saltea la vía electoral para ocupar el poder, margina al cuerpo electoral (o que la ley pueda acordar la temporalidad de la medida, nos hace comprender que tales cupos quedan congelados
pueblo) del derecho de sufragio, y priva de legitimidad de origen al gobernante a quien instala en el poder. como mínimo en tanto configuran una “acción positiva” transitoria, que en el futuro podrá suprimirse o
El nuevo art. 36 sanciona severamente la interrupción del orden institucional y sus secuelas. Ver T. I, cap. reemplazarse por otra, cuando el congreso estime que la discriminación inversa en favor de la mujer tiene que
VII, nos. 51 a) y 61. desaparecer o adquirir perfiles diferentes.
12. — Asimismo, la norma recae en materia propia de la parte dogmática en su sistema de
II. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 EN MATERIA DE DERECHOS POLÍTICOS derechos y, por ende, obliga a las provincias. Quiere decir que el derecho provincial también
debe garantizar cuanto el art. 37 indica, y hacerlo aplicable para el acceso a cargos electivos y
El artículo 37 y el derecho electoral. partidarios de índole local.
9. — El art. 37 nuevo consigna:
III. EL DERECHO ELECTORAL
“Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al
principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es
13. — “Derecho electoral” es una locución que tiene dos sentidos: a) objetivamente (y de
universal, igual, secreto y obligatorio.
modo análogo a como se habla de derecho civil, penal, comercial, etc.) es el que regula la
La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y actividad electoral en cuanto a sus sujetos, a su objeto, a los sistemas, etc.; b) subjetivamente,
partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el designa la potencia de determinados sujetos para votar o para ser elegidos.
régimen electoral.”
a) En cuanto al primer sentido, el derecho electoral constitucionalmente abordado nos
Se trata de una norma nueva, porque el texto de 1853-1860 no contenía dispositivos explícitos conduce a estudiar: a) el electorado —cuerpo electoral, electorado activo, electorado pasivo—; b)
sobre los derechos políticos, más allá de los mínimos referentes al sistema electoral en las partes el objeto —designación de gobernantes, decisiones políticas sobre las cuales se recaba opinión,
destinadas a la designación de funcionarios. etc.—; c) los sistemas —territoriales y personales de distribución del electorado, forma de votar,
cómputo y control de votos, asignación de cargos, resultados, etc.—.
Conviene también tomar en cuenta el segundo párrafo del art. 77 que dice así:
Asimismo, al derecho electoral le interesa el estudio de los partidos políticos conectados con
“Los proyectos de ley que modifiquen el régimen electoral y de partidos políticos deberán ser aprobados por
mayoría absoluta del total de los miembros de las Cámaras.”
el electorado y con los órganos del poder.
Por su parte, el art. 99 inciso 3º prohíbe que en materia electoral el poder ejecutivo dicte decretos de b) En cuanto al segundo sentido, el derecho electoral nos lleva a examinar cuáles son los
necesidad y urgencia. sujetos que tienen derecho político de sufragio y derecho político de ser elegidos, así como las
garantías que para ejercer tales derechos les están deparadas en un caso y en otro.
Con fórmula operativa, el art. 37 garantiza directamente el ejercicio pleno de los derechos
políticos, que ya no se circunscriben al sufragio para elegir gobernantes, sino que se explayan El “derecho de elegir” como capacidad electoral configura subjetivamente el derecho electoral activo; y el de
hacia otros aspectos en el derecho de iniciativa legislativa y en la consulta popular (artículos 39 y “ser elegido”, el derecho electoral pasivo.
40). (Ver acápite VI). Dentro del cuerpo electoral y del electorado activo, no se incluye a los órganos del poder que, por diferentes
normas constitucionales, tienen competencia para designar a los individuos portadores de otros órganos.
La alusión al principio de la “soberanía popular” traduce la recepción de la participación política en la
sociedad democrática. El derecho electoral objetivo.
10. — Luego viene la calificación del sufragio como universal, igual, secreto y obligatorio. El cuerpo electoral.
La obligatoriedad, vigente desde antes por ley, merece abrir la duda acerca de si convenía que la constitución 14. — El cuerpo electoral es un nombre plural o colectivo con el que se designa al conjunto
la impusiera. Como dentro de lo opinable tenemos preferencia personal por el sufragio voluntario, pensamos que de personas que componen el electorado activo, y que por esto disfrutan del derecho de sufragio.
la norma constitucional no debería haber definido el punto, porque en un sentido o en otro era mejor que se
relegara a la ley. No obstante, no sentimos herido ningún principio que se nos haga fundamental en nuestras El cuerpo electoral es, entonces, nada más que una pluralidad de individuos, pluralidad en la que —acaso—
valoraciones sobre el tema. podría haber asociaciones —si éstas, como tales, sufragaran (por ej.: si los sindicatos eligieran diputados en un
sistema de tipo funcional o corporativo). El cuerpo electoral no es un ente distinto de la suma de los electores, ni
11. — Interesa ponderar que la norma comentada prescribe la igualdad real de oportunidades por ende, un órgano del estado. A lo sumo, le cabe el rótulo de sujeto auxiliar del estado o del poder, en cuanto
entre varones y mujeres en el área de los derechos políticos y de los partidos. conjunto de personas o entidades con capacidad electoral activa.
Es correcto atribuir al cuerpo electoral el ejercicio del llamado “poder” electoral siempre que tal “poder” no
Aun cuando tal igualdad se define “para el acceso a cargos electivos y partidarios”, damos por cierto que, sea reputado un poder estatal ni incluido dentro de él.
como principio subyacente, la constitución ha levantado hasta su propio nivel el derecho electoral activo y pasivo Los extranjeros.
de las mujeres que, hasta hoy, dimanaba de la ley.
La norma obliga a garantizar mediante acciones positivas en la regulación del régimen electoral la ya 15. — Para que un individuo entre a componer el electorado activo debe tener la aptitud básica que es
mencionada igualdad real de oportunidades para hombres y mujeres; y en la disposición transitoria segunda se condición jurídica para el ejercicio de los derechos políticos. Esa aptitud se llama ciudadanía, y puede ser natural,
establece que tales acciones positivas no podrán ser inferiores a las vigentes al tiempo de sancionarse la o ser adquirida por naturalización. La constitución formal, al prescribir que los extranjeros gozan de los mismos
constitución reformada y durarán lo que la ley determine. derechos “civiles” de los ciudadanos, quiere aclarar, a contrario sensu, que no gozan necesariamente de los
mismos derechos políticos. Nuestra constitución no confiere directamente los derechos políticos a los extranjeros, implícitos. Por algo, el derecho judicial de la Corte y la legislación infraconstitucional les
pero tampoco prohíbe que la ley se los reconozca. confirieron desarrollo.
La progresividad y maximización del plexo total de derechos da margen para que nuestro sistema
democrático pueda ampliar el orbe de los derechos políticos a favor de los extranjeros que, afincados como Desde 1962 —además— existe en el poder judicial federal la llamada “Justicia Electoral”, creada por el
habitantes, acrediten un lapso suficiente de permanencia en nuestro país. Es una propuesta que formulamos para decreto-ley 7163/62, cuya Cámara Nacional Electoral tiene competencia territorial en todo el país como tribunal
promover las valoraciones colectivas favorables. de alzada.
Los ciudadanos no habitantes. 27. — En el fallo de la Corte del 22 de abril de 1987 en el caso “Ríos Antonio J.” se alude al art. 1º de la
constitución (ya antes de la reforma de 1994) como base de la existencia y pluralidad de los partidos, en tanto el
16. — La ley 24.007, de 1991, ha previsto que los ciudadanos residentes en forma efectiva y permanente voto del doctor Petracchi remite al derecho de asociarse con fines políticos en cuanto derecho no enumerado, que
fuera del territorio sean electores que puedan votar en las elecciones federales. forma parte del más amplio de asociarse con fines útiles del art. 14, por lo que, como derecho no enumerado, nace
del art 33.
El sistema es atractivo y simpático pero, con la constitución actual, nos resulta inconstitucional. Precisamente,
el ciudadano que en forma permanente reside en el exterior no es habitante, no forma parte de la población de En la citada sentencia encontramos la afirmación de que el reconocimiento jurídico de los partidos deriva de
nuestro estado ni, por ende, integra el “pueblo” mentado en el art. 45 de la constitución. la estructura de poder del estado moderno, en conexión de sentido con el principio de la igualdad política, la
En cambio, y a la inversa de lo establecido en la citada ley, bien cabría que quienes se hallaren conquista del sufragio universal, los cambios internos y externos de la representación política y su función de
instrumentos de gobierno. Al reglamentarlos —añade— el estado democrático cuida una de las piezas principales
transitoriamente en el exterior pudieran sufragar en el lugar en que ocasionalmente se encontraren, porque en tal
y más sensibles de su complejo mecanismo vital.
hipótesis no habrían dejado de componer el cuerpo electoral.
28. — Con fecha 17 de junio de 1986, en el caso “Recurso de hecho deducido por José E. Ormache en la
Las mujeres. causa Fiscal del Superior Tribunal de Justicia doctor Mestres. Informa sobre Ormache José E.”, la Corte Suprema
declaró inconstitucional la norma de la constitución de la provincia de Entre Ríos que prohibía a los empleados
17. — Ver nº 11. administrativos del poder judicial local afiliarse a partidos políticos y desarrollar actividad política, por violatoria
de los arts. 14, 16 y 33 de la constitución federal.
El electorado pasivo.
La naturaleza constitucional de los partidos.
18. — El derecho electoral se ocupa asimismo del electorado pasivo, o sea, de los individuos
que tienen capacidad política para ser designados (o derecho electoral pasivo). En este punto, 29. — El partido político, en su encuadre constitucional, tiene para nosotros la siguiente
nuestra constitución no contiene una norma uniforme, porque para los distintos órganos de poder fisonomía:
formula normas propias. a) políticamente, es un sujeto auxiliar del estado (o del poder); b) jurídicamente, es siempre
una persona jurídica de derecho público “no estatal” (aunque la ley pueda definirlo de otro
Como principio general ha de tenerse presente que cuando la constitución establece las condiciones de modo).
elegibilidad para un cargo o función, ellas no pueden El primero es, individualmente considerado, el candidato; el
segundo, se denomina elector y en su conjunto forman el cuerpo electoral”; La asociación política reconocida y personalizada como partido se compone: a) de hombres
“En el régimen representativo el cuerpo electoral es el órgano primario del estado que expresa la voluntad
que tienen calidad de afiliados o miembros; b) de una ideología política, que ha de tener amplitud
soberana de la nación derivando de él todos los órganos del estado. De ahí que el sufragio, además de un derecho y generalidad suficientes para abarcar un panorama político de conjunto, y no ceñirse a un mero
de naturaleza política, sea una función constitucional, y su ejercicio un poder de la comunidad nacional, es decir, aspecto parcial de la política general; esa ideología cuaja en el programa y en la plataforma
una competencia constitucional dentro de los límites y bajo las condiciones que la misma constitución ha partidarias; c) de un fin político, que genéricamente consiste en influir o gravitar políticamente
determinado”. conforme al proyecto señalado en el inc. b); el fin inmediato puede, en determinados casos y para
algunos partidos, enderezarse a la conquista o a la retención del poder, pero ello es únicamente un
La prohibición de reelección. aspecto no esencial del fin, y por eso más bien se nos aparece como un “medio” para el fin
genérico.
25. — Las cláusulas constitucionales que prohíben la reelección de gobernantes no implican
una proscripción lesiva del derecho a ser elegido, ni violan el art. 23.2 del Pacto de San José de
Costa Rica. La dinámica de los partidos.
Tal criterio es aplicable a las constituciones de nuestras provincias que impiden la reelección 30. — La presencia dinámica de los partidos se hace patente a través de: a) la formulación de ideologías
del gobernador. Así lo resolvió la Corte Suprema en su fallo del 6 de octubre de 1994 en el caso políticas, de opiniones públicas y de políticas activas; b) la participación en el proceso electoral; c) la gravitación,
“Partido Justicialista de Santa Fe c/Provincia de Santa Fe”. las influencias y las presiones sobre el poder; d) la ocasional ubicación de un partido determinado (que hoy es uno
De él se desprende que la reforma de la constitución federal en 1994, que habilitó una y mañana puede ser otro) en el uso del poder estatal —que en un sentido figurativo suele asignarle el rótulo de
partido “gobernante”—; esto último se vincula con la permanencia y la alternancia partidarias en el poder; e) la
inmediata reelección del presidente y vicepresidente de la república, no puede entenderse como recíproca situación de los partidos en posiciones de consenso, disenso u oposición.
obligación provincial de autorizar también la reelección de los gobernadores locales.
En la dinámica del poder, las relaciones de los partidos en cuanto sujetos auxiliares del estado
IV. LOS PARTIDOS POLÍTICOS con órganos del poder o con órganos extrapoderes componen una categoría de las relaciones
“extraórganos”. Nuestro derecho constitucional material conoce las siguientes:
Su encuadre antes de la reforma constitucional de 1994. a) relaciones en la formación de los órganos de poder del estado, como se advierte en la
postulación partidaria de candidaturas para los cargos de origen electivo;
26. — La constitucionalización formal de los partidos políticos data de la reforma de 1994. b) relaciones en el ejercicio del poder por los órganos estatales, que se evidencian en la
Con anterioridad, y sin norma alguna en la constitución formal, existieron en la constitución composición partidaria de dichos órganos; en las presiones que los partidos ejercen sobre el poder,
material. La constitución histórica les daba albergue en su matriz de principios y valores e, y viceversa; en la influencia que juegan para la designación de funcionarios públicos, etc.
incluso, en la norma del art. 14 sobre el derecho de asociarse y en el art. 33 sobre derechos
Se advierte, por ejemplo, la estructura partidaria del congreso; la distinta relación que se traba entre el poder El derecho judicial en materia de partidos políticos.
ejecutivo y el congreso según que el presidente de la república cuente o no con mayoría de su propio partido en
una cámara o en ambas; la política del ejecutivo que responde a un programa partidario, acentuándose la 35. — Una breve incursión en el derecho judicial emergente de la Corte Suprema nos coloca ante principios
vinculación cuando el presidente es jefe o líder del partido, etc. como éste:
a) “el régimen representativo dio origen a la existencia de los partidos políticos organizados, los que
La reglamentación legal y el control de los partidos. virtualmente se convirtieron en órganos indispensables para el funcionamiento del sistema”; b) “el hecho de que
los sistemas electorales estén relacionados con el régimen de partidos políticos y que éstos sean órganos
31. — Esta cuestión suscita una encontrada multiplicidad de enfoques, que giran alrededor del intermedios entre gobernantes y gobernados y pieza clave para la existencia del régimen representativo significa
control estatal sobre los partidos. Procurando circunscribir nuestra opinión a la esfera propia del reconocer que los partidos existen por y para el régimen representativo y no éste por y para aquéllos”; c) “esta
derecho constitucional argentino, abordamos una doble perspectiva: Corte ha reconocido a los partidos políticos la condición de auxiliares del estado, organizaciones de derecho
público no estatal, necesarios para el desenvolvimiento de la democracia y, por tanto, instrumentos de gobierno
a) creemos que constitucionalmente es válido (lo que significa que no es inconstitucional) que cuya institucionalización genera vínculos y efectos jurídicos entre los miembros del partido, entre éstos y el
la ley reglamente razonablemente los requisitos a que deben ajustarse los partidos para obtener su partido en su relación con el cuerpo electoral, y la estructura del estado”; “son grupos organizados para la
reconocimiento, y que al reglamentarlos excluya de ese reconocimiento a los que por su doctrina y selección de candidatos a representantes en los órganos del estado. Esa función explica su encuadramiento
su actividad se opongan abiertamente al proyecto político democrático de la constitución; esto estatutario y, en los hechos, que sistema de partidos y sistema representativo hayan llegado a ser sinónimos”; d)
“los partidos políticos condicionan los aspectos más íntimos de la vida política nacional e, incluso, la acción de los
presupone el llamado control “cualitativo” (o doctrinario) de los partidos; poderes gubernamentales y, al reglamentarlos, el estado cuida una de las piezas principales y más sensibles de su
b) sobre la base de la afirmación anterior, los órganos competentes (justicia electoral) para complejo mecanismo vital; en consecuencia, resulta constitucionalmente válido el ejercicio del poder
otorgar o negar el reconocimiento a los partidos, quedan habilitados para denegar (o en su caso reglamentario al establecer controles gubernamentales, con el objeto de garantizar la pluralidad, la acción y el
cancelar) el reconocimiento al partido que discrepa con la constitución; sometimiento de los partidos a las exigencias básicas del ordenamiento jurídico y su normalidad funcional”; e) “la
ley orgánica de los partidos políticos después de definirlos como ‘instrumentos necesarios para la formulación y
c) desde el prisma de la prudencia y la conveniencia políticas, es posible estimar que, pese a realización de la política nacional’, les asigna, ‘en forma exclusiva, la nominación de candidatos para cargos
la constitucionalidad que habilita la solución antes expuesta, resulta preferible no usar ese método, públicos electivos’ (art. 2º, ley 23.298); todo el resto de la ley está dirigido a garantizar a las agrupaciones el
sino más bien otro más pragmático, conforme al cual el reconocimiento a un partido sería derecho a su constitución, organización, gobierno propio y libre funcionamiento, así como el derecho a obtener la
denegado sólo cuando éste ofreciera “peligro real y actual” para el sistema constitucional. personalidad jurídico política para actuar en los distritos electorales (art. 1º, ley 23.298)”; f) “la defensa
jurisdiccional del régimen representativo exige que los partidos no excedan su normalidad funcional; es decir, se
Optamos por el criterio último. limiten a proveer la dirección política y la alta jerarquía del estado; formular los planes para la realización de la
política nacional; seleccionar lo mejor de su dirigencia para su nominación como candidatos para cargos públicos
32. — El problema constitucional más grave a resolver es el del partido llamado “antisistema” que, electivos (art. 2º, ley 23.298); canalizar la voluntad popular y la opinión mediante una costante labor de
mimetizándose con el sistema democrático, tiende a su destrucción, al modo como Duverger rotula la “lucha información política al pueblo; a estas tareas se le suman como implícitas las de preparar al ciudadano para el
contra el régimen”, o “sobre el régimen”. De todos modos, no parece que en este supuesto deba aban-donarse la buen uso de la herramienta de trabajo cívico que es el voto, respetar los marcos del sistema político y cumplir su
pauta tan pragmática de denegar el reconocimiento a un partido sola-mente cuando su actividad concreta función de órganos intermedios entre el cuerpo electoral y el elegido, entre el gobierno y los gobernados”; g)
representa un peligro real, actual y presente. De no ser así, es mejor dejarlo actuar a rostro descubierto que puede negarse el reconocimiento a una agrupación política cuando su actuación traduce un peligro cierto y real
prohibirlo. para la subsistencia del estado democrático; h) a efectos de apreciar, en las causas judiciales, el carácter
subversivo de una agrupación, los jueces han de ponderar el programa real y verdadero, aunque oculto, y no el
33. — No es constitucional la afiliación coactiva o forzosa; las desigualdades arbitrarias entre afiliados y no programa ficticio que les es presentado por los partidos con miras a la obtención de su reconocimiento.
afiliados; las trabas a la desafiliación, etc. Se puede incurrir en tales extremos no sólo cuando el estado impone la
afiliación o dificulta la desafiliación, o cuando desiguala a los individuos según estén o no afiliados a un partido
determinado o a cualquiera, sino también cuando en similares prácticas incurren los propios partidos. De ahí que V. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 EN MATERIA DE PARTIDOS POLÍTICOS
para reconocerlos, el estado deba exigirles una organización interna democrática.
El artículo 38 y las pautas garantistas para los partidos políticos.
En suma, el pluralismo constitucional de la sociedad libre se satisface con: una “democracia”
entre partidos, y una “democracia” de partidos; este desdoblamiento atiende a la relación 36. — En el art. 38 nuevo leemos:
democrática “interpartidaria” y a la estructura y vida “internas” democráticas de cada partido. “Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático.
El poder disciplinario de los partidos. Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a esta Constitución,
la que garantiza su organización y funcionamiento democráticos, la representación de las
34. — El poder disciplinario de los partidos es un aspecto que, aun con peculiaridades derivadas de la minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a
naturaleza de los partidos, corresponde al tema del poder disciplinario de las asociaciones. la información pública y la difusión de sus ideas.
En forma muy breve sostenemos que: a) los partidos, como cualquier asociación, disponen de poder El Estado contribuye al sostenimiento económico de sus actividades y de la capacitación de
disciplinario sobre sus afiliados; b) en ejercicio del mismo pueden aplicar sanciones conforme a sus estatutos o a sus dirigentes.
su carta orgánica, respetados el debido proceso y la razonabilidad; c) no gustamos decir que ese poder
disciplinario, y las sanciones que en uso de él recaen en los afiliados, pertenezcan a la “zona de reserva” del
Los partidos políticos deberán dar publicidad del origen y destino de sus fondos y
partido como exclusivamente propia de él y como exenta de control judicial; d) lo que sí afirmamos es que: d’) las patrimonio.”
sanciones partidarias deben quedar sometidas a revisión judicial, y que siendo éste el principio constitucional que La nueva norma es sobria. Los define como instituciones fundamentales del sistema
adoptamos hay que añadir, a partir de allí, que: d”) el tribunal judicial al que se lleva en revisión una sanción democrático, con lo que esclarece dos cosas: la fundamentalidad del sistema partidario, y su
partidaria sólo la debe descalificar cuando resulta arbitraria, o cuando ha sido dispuesta sin sujetarse a las formas
integración en y para la democracia.
básicas del debido proceso; e) una vez conciliados de esta manera el control judicial y la libertad que, como propia
de toda asociación, debe reconocérsele a los partidos en su vida y en su organización internas, no consentimos que
la revisión judicial se estreche porque se alegue que el afiliado sancionado o expulsado no sufre perjuicio; sobre Acabamos de aludir a la “democracia”, porque de la tónica del art. 38 se desprende que el estado no queda
todo en el caso de separación del partido, el agravio, y su repercusión dañina, radican en el hecho de que quien inerme frente a partidos antisistema que en una circunstancia concreta realmente renegaran de la democracia. (Ver
voluntariamente quiere pertenecer a un partido, ve violado su derecho de asocia-ción si se lo expulsa sin causa nº 31).
razonable o sin previo derecho de defensa.
37. — Se enmarca a los partidos con directrices como éstas: libertad para su creación y sus Reduciendo lo anterior a dos alternativas, es viable suponer que garantizar la competencia para postular
actividades; representación de las minorías (dentro de su estructura interna, según entendemos); candidatos apunta doblemente: a) a “hacer” competencia (competir) y b) a “tener” competencia (competer).
competencia para postular candidaturas a cargos públicos electivos; acceso a la información
pública; difusión de sus ideas; contribución estatal al sostén económico de las actividades y de la A) 43. — En la acepción de “hacer” competencia (o competir para la postulación de
capacitación de sus dirigencias; obligación partidaria de dar a publicidad el origen y destino de candidatos, se haría viable un desdoblamiento: a) internamente, los partidos deberían acoger y
sus fondos y su patrimonio. practicar algún sistema de selección de candidaturas que eliminara el señalamiento o la
imposición por las jefaturas partidarias, abriéndose a la competitivi-dad; b) externamente, los
Hay una columna vertebral dentro de ese diagrama: los partidos gozan de libertad dentro del
respeto a la constitución, y ésta les garantiza su organización y funcionamiento democráticos, con partidos deberían entablar entre sí otra metodología también competitiva en la oferta de
el lineamiento antes pautado. candidatos para que la sociedad dispusiera de suficiente capacidad de opción.
El esquema severo, pero simultáneamente elástico, deja espacio suficiente para la regulación legal y para la En cuanto al inc. a) nos aventuramos a sugerir que la ley podría razonablemente obligar a los partidos a
normativa interna en cartas y estatutos de cada agrupación política. seleccionar los candidatos que han de ofrecer al electorado mediante un procedimiento intrapartidario que diera
participación a los afiliados y, acaso, también a quienes no lo son.
38. — La norma del art. 37 que explicamos en el nº 11 obliga a garantizar mediante acciones positivas en la En cuanto al inc. b), no hay duda de que los procesos electorales legítimos exigen que exista efectiva
regulación de los partidos políticos la igualdad real de oportunidades para hombres y mujeres. competitividad leal entre los candidatos de los diferentes partidos que concurren a cada acto electoral.
39. — La tónica de libertad y de garantismo que inspira al art. 38 se completa con el estímulo B) 44. — Cuando acudimos a la segunda acepción —“tener” com-petencia, o “ser”
a la participación interna de afiliados, de corrientes y de minorías en la vida partidaria, más un competente— ya dejamos de lado el verbo “competir” y nos ceñimos al verbo “competer”. La
aspecto básico de la libertad de expresión e información. Tal es el sentido que asignamos a la garantía de competencia para postular candidaturas equivale, entonces, a asegurar que los partidos
alusión que se hace a la representación minoritaria, y al acceso a la información pública y a la tienen facultad, o derecho, o habilitación para proponer al electorado, y para someter a su
difusión de las ideas. votación en un comicio, los candidatos que cada partido postula oficialmente para un cargo
electivo.
Consensos y disensos según la línea doctrinaria y programática de los partidos quedan, de esta manera,
asegurados, no sólo entro de ellos, sino en su proyección externa al ámbito de la sociedad. No hay duda de que éste es un sentido que el art 38 ha asumido claramente en su letra y en su
espíritu: la constitución ha querido que los partidos postulen candidatos.
40. — Con relación a los dos aspectos de organización y funcionamiento consideramos que cuando el art. 38
dice que la constitución “garantiza…” está imputando al estado el deber de proveer las garantías consiguientes; El monopolio de las candidaturas por los partidos.
pero, además, las garantías deparadas por la constitución proyectan hacia el interior de los partidos el mismo
conjunto de pautas, que ellos tienen que acoger y a las que deben atenerse en su organización y en su actuación. 45. — Antes de la reforma de 1994, el monopolio de las candidaturas por los partidos ya había suscitado
Quiere decir que lo garantizado también implica, para los partidos, el deber de dar recepción a todas las pautas debate acerca de su constitucionalidad. El impedimento legal para presentar candidatos sin patrocinio de un
cubiertas por las garantías. En resumen, estamos frente a garantías “para” la democracia, tanto dentro de los partido fue considerado por algún sector como una “condición” de elegibilidad que se añadía
partidos como en su actividad hacia afuera, es decir, intra y extrapartidariamente. inconstitucionalmente a las previstas en la constitución.
Siempre habíamos pensado que la constitución no imponía ni prohibía el monopolio partidario de las
41. — En cuanto a la representación de las minorías, podemos dar al texto la amplitud que merece cuando se
presupone la organización y el funcionamiento democráticos de los partidos. En consecuencia, hay aquí —además candidaturas, y que le quedaba discernido a la ley escoger razonablemente una de las alternativas.
de un parámetro para la estructura interna de los mismos— una directiva obligatoria para el régimen electoral, que Ahora, con el art. 38, la situación no ha variado demasiado. Creemos que:
debe establecer un sistema que asegure el acceso pluralista de los partidos a los cargos que se provean por elección a) la norma constitucional nueva garantiza (o asegura) a los partidos la facultad de postular
popular para los órganos de poder colegiados. No se trata de una receta única para implantar un sistema candidatos; que
determinado, pero sí de la exclusión de cualquiera que, como el de lista completa, adjudica todos los cargos a un
solo partido, porque en ese supuesto no se deja sitio a las representaciones minoritarias. b) no prohíbe que la ley arbitre razonablemente un sistema ampliatorio que adicione la
posibilidad de candidaturas no auspiciadas por un partido.
La competencia partidaria para postular candidatos. De todos modos, cuando en el nº 50 hagamos referencia a la composición prevista para el
senado por el art. 54, diremos que para este supuesto la constitución implanta el monopolio de los
42. — Cuando el art. 38 hace referencia a garantizar la competencia para la postulación de partidos en la postulación de senadores.
candidatos a los cargos públicos de elección popular, entreabre espacios sugestivos, que pueden
ser razonablemente cubiertos por la ley de partidos políticos y por la de régimen electoral, así 46. — Antes de la reforma de 1994, en el caso “Ríos, Antonio J.”, del 22 de abril de 1987, la Corte declaró
como por decisiones internas de los mismos partidos. que no era inconstitucional el sistema legal que adjudicaba a los partidos políticos en forma exclusiva la
nominación de candidaturas para los cargos públicos electivos.
Si se asume como cierto que la postulación de candidaturas surge desde la estructura interna
partidaria, y se ofrece luego públicamente al electorado, es viable imaginar al menos dos aspectos La expresión libre.
posibles: a) uno, que el estado debe garantizar a los partidos una competencia interna entre los
afiliados que aspiran a investir el papel de candidatos; b) otro, que no puede prohibirse la 47. — La garantía al acceso a la información pública y a la difusión de las ideas nos resulta
postulación partidaria de candidaturas para ofrecer al electorado. Cada aspecto tiene su perfil vital. Son aplicaciones que de la libertad de expresión y de información (tanto en la búsqueda,
propio, y vale detenerse brevemente en él. recepción y transmisión de la última) hace el artículo a favor de los partidos.
“Competencia” tiene dos acepciones que son útiles para dilucidar el tema. Una alude a la acción de Sin duda, ellos revisten un protagonismo importante en la formación y divulgación de
“competir”, y el verbo competir significa contender entre dos o más sujetos. Otra alude a la incumbencia, opiniones públicas, y cercenarles la libertad en ese campo sería interferir y trabar una función
atribución o función que son propias de un órgano, y el verbo que acá se inserta no es “competir” sino “competer”, fundamental dentro de la sociedad y del sistema político en su conjunto.
que quiere decir pertenecer, corresponder o incumbir al órgano competente; de allí deriva la locución “tener,
investir o asumir competencia”, o “ser competente” (para algo). El financiamiento de los partidos.
48. — Por fin, aparece el sostenimiento económico por parte del estado. Es común en el 51. — Hay otros artículos de la constitución que, luego de la reforma, obligan a que haya
derecho comprado, y tiene tradición legal en nuestro medio. determinada presencia partidaria en las estructuras gubernamentales. Así:
a) el art. 85, al diseñar la Auditoría General de la Nación, prescribe que el presidente de este
El tema presenta margen amplio para diversidad de opiniones doctrinarias. Desde un ángulo, podría organismo de control será designado “a propuesta del partido político de oposición con mayor
sostenerse que en la sociedad organizacional contemporánea hay muchísimas entidades que, al igual que los
partidos —y para algunos, más aún que éstos—, resultan trascendentales por sus fines en orden al bien común
número de legisladores en el congreso”;
público, no obstante lo cual carecen de ayuda económica del estado. Desde otro ángulo, cuando se atiende al b) el art. 99 inc. 3º, al referirse a la Comisión Bicameral Permanente, establece que en su
intenso fin institucional que incumbe a los partidos como sujetos auxiliares del estado, la idea opositora al composición se debe respetar la proporción de las representaciones políticas de cada cámara;
subsidio oficial se aplaca o se desvanece, en virtud de que esa cooperación —sobre todo si toma en
cuenta la presencia de los partidos que han alcanzado representación en los órganos de poder— coadyuva a que c) en el régimen de ballotage para la elección directa del presidente y vicepresidente de la
aquel fin institucional les resulte más fácilmente accesible. república se hace alusión a las “fórmulas” de candidatos, dejando entrever que su postulación
Un estado que acoge un sistema de partidos, que prohija la participación, que se vale de ellos para cubrir —en cuenta con respaldo partidario, al menos mientras subsista el monopolio de las candidaturas por
todo o en parte principal— sus elencos de poder, está en condiciones de afrontar parcialmente su sostenimiento los partidos políticos.
económico. Reparemos en que el nuevo artículo lo dirige a y para que desarrollen sus actividades y para que
capaciten a sus dirigentes, lo cual importa un señalamiento y una cobertura amplia del destino de los recursos 52. — Por lo expuesto, y sin desconocer que el sistema de partidos reclama reformas
estatales para las organizaciones partidarias. importantes, consideramos que —guste o no— hay ahora cláusulas constitucionales que los
reconocen e institucionalizan como organizaciones fundamentales del sistema democrático. Lo
A la par, se los obliga a hacer público el origen y el uso de sus fondos y de su patrimonio, lo traducimos en la afirmación —con carácter de principio constitucional— de que debe haber
que no siempre es fácil de efectivizar, pero proporciona un ámbito para el control de los ingresos partidos, y de que es la sociedad —también en ella y desde ella— el ámbito de su creación y su
no estatales y del objetivo al cual se aplican. funcionamiento libre y democrático.
Acabamos de aludir al control de los ingresos “no estatales”, pero también en orden a los de
origen estatal ese control es imprescindible; la constitución no ha incluido pauta alguna sobre el
VI. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 Y
control en ninguno de ambos sentidos, y consideramos que la ley debe implantarlo rigurosamente,
LOS NUEVOS DERECHOS POLÍTICOS
porque el silencio del art. 38 no se ha de interpretar como excluyente de la fiscalización, máxime
si tomamos en cuenta que en su último párrafo consigna el ya citado deber partidario de dar
Las formas semidirectas.
publicidad del origen y destino de sus fondos y patrimonio.
53. — Los arts. 39 y 40 han incorporado dos formas semidirectas de participación política en
El hacerlo público a simple título informativo, y sin que opere un control eficaz por parte del estado, no
satisface a las exigencias democráticas ni a la ética política. materia de derechos políticos: la iniciativa legislativa popular, y la consulta popular.
Con esta reforma de 1994 se ha desbaratado el argumento de que, antes de ella, las formas semidirectas eran
El sistema de partidos, más allá de los artículos 37 y 38.
inconstitucionales por colisionar con el principio “representativo” enunciado normativamente en el art. 22, que
después de la reforma subsiste incólume. (Ver T. I, cap. VII, n os. 62/64).
49. — El sistema de partidos no queda agotado en los artículos 37 —sobre derechos
políticos— y 38 —específico sobre los parti- dos—. Hay que indagar en otros. La “consulta” popular de 1984.
Fundamentalmente, es al senado al que hay que dirigir la primera mirada. El art. 54, al elevar
a tres senadores el número de los que se elegirán en cada provincia y en la ciudad de Buenos 54. — El único antecedente que registra nuestra historia en el orden federal es la consulta popular, no
Aires, estipula que corresponden dos bancas al partido que obtiene el mayor número de votos, y obligatoria ni vinculante, realizada en 1984 para el conflicto austral con Chile, que para nosotros fue
la restante al que le sigue en número de votos. perfectamente constitucional.
Similar fisonomía puede descubrirse en la disposición transitoria cuarta, cuando regula la transición electoral Cuando por vía de amparo un ciudadano impugnó dicha convocatoria a consulta popular efectuada en 1984
para integrar el senado. En efecto, el segundo párrafo de esta cláusula prevé que la designación por la legislatura por el poder ejecutivo para que el cuerpo electoral votara voluntariamente por “sí” o por “no” acerca del arreglo
también se hará de modo que en la integración del cuerpo, y en lo posible, el reparto de dos bancas y una banca se del diferendo austral con Chile, la Corte entendió que la pretensión no configuraba “causa” o “caso” judiciable en
efectúe a favor del partido o la alianza que tenga mayor número de miembros en la legislatura, y del que le siga en los términos del entonces art. 100 de la constitución y de la ley 27 (art. 2º). (La disidencia de los doctores Fayt y
número de miembros de ella. Belluscio entró al fondo del asunto, y ambos jueces consideraron que no existía violación alguna a la
constitución).
También debe prestarse atención al párrafo tercero, para finalmente comprender que mientras las legislaturas
locales tengan a su cargo la designación de los senadores, su papel se limitará a convalidar a quienes resulten
nominados por los partidos políticos. La iniciativa popular para proyectos de ley.
50. — No queda duda de que ahora, conforme al art. 54, la competencia para postular 55. — El art. 39 prescribe:
candidatos a senadores es propia y exclusiva de los partidos políticos. “Los ciudadanos tienen el derecho de iniciativa para presentar proyectos de ley en la Cámara
Además, es posible que —más allá de las críticas que parte del universo doctrinario y político de Diputados. El Congreso deberá darles expreso tratamiento dentro del término de doce meses.
formulan al tercer senador y al sistema electoral establecido por el art. 54— haya que reconocer El Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada
que se ha procurado conferir al senado una fisonomía pluralista, conciliando la mixtura de Cámara, sancionará una ley reglamentaria que no podrá exigir más del tres por ciento del padrón
“partido mayoritario-oposición”. electoral nacional, dentro del cual deberá contemplar una adecuada distribución territorial para
El senado como órgano tradicionalmente representativo de las provincias acopla, claramente, suscribir la iniciativa.
una definida representación partidaria, dado el modo de reparto de los tres escaños por No serán objeto de iniciativa popular los proyectos referidos a reforma constitucional, tratados
jurisdicción, y coloca bajo duda un aspecto polémico: ¿las bancas son de los partidos, o solamente internacionales, tributos, presupuesto y materia penal.”
se trata de una expresión normativa que no va más allá de la distribución de las tres bancas? (La bastardilla es nuestra).
El art. 39 diseña escuetamente el derecho de iniciativa legislativa. La norma queda abierta caso el porcentual ha de obtenerse solamente sobre el total empadronado en la totalidad de
para que la ley reglamentaria la desarrolle y la cierre. provincias que integran la región, sin considerar el número de distritos.
e) El art. 39 de la constitución ha acogido la iniciativa “formulada”, ya que el proyecto tiene
56. — a) Se reconoce este derecho a los ciudadanos con el objeto de que presenten “proyectos que presentarse articulado; el art. 5º de la ley 24.747 así lo reglamenta, estipulando requisitos.
de ley” en la cámara de diputados, la que viene así a ser cámara de origen para su tratamiento.
La consulta popular.
Si se trata de una materia para la cual la constitución exige que lo sea el senado —como es el caso de la
legislación prevista en el art. 75 inciso 19, párrafo segundo— nos parece que el proyecto igualmente ha de ser
presentado en la cámara de diputados, y que ésta debe girarlo al senado para comenzar allí el trámite. 59. — El art. 40 nuevo dice así:
“El congreso, a iniciativa de la Cámara de Diputados, podrá someter a consulta popular un
b) La norma procura evitar que el derecho de iniciativa se esterilice en una mera propuesta de proyecto de ley. La ley de convocatoria no podrá ser vetada. El voto afirmativo del proyecto por
quienes lo ejerzan, y obliga al congreso a conferirle tratamiento dentro del término de doce el pueblo de la Nación lo convertirá en ley y su promulgación será automática.
meses, que interpretamos corridos, sin deducir el tiempo de receso congresional. El Congreso o el presidente de la Nación, dentro de sus respectivas competencias, podrán
c) Quedan excluidas de la posibilidad de presentación de proyectos algunas materias convocar a consulta popular no vinculante. En este caso el voto no será obligatorio.
taxativamente enumeradas; así, los referidos a la reforma de la constitución, a tratados El Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada
internacionales, a tributos, al presupuesto, y a la legislación penal. Cámara, reglamentará las materias, procedimientos y oportunidad de la consulta popular.”
57. — El congreso tiene la obligación de dictar la ley reglamentaria para el ejercicio de este 60. — La norma arbitra dos clases de consulta: una vinculante, y otra no vinculante.
derecho.
Para la primera, la iniciativa pertenece a la cámara de diputados, y tiene como objeto someter
La constitución prescribe pautas: esa ley requiere el voto de la mayoría absoluta sobre el total un proyecto de ley al veredicto del pueblo. No dice de los “ciudadanos”, ni del “cuerpo electoral”,
de los miembros de cada cámara, y no puede exigir para ejercer la iniciativa más del 3% del y se nos suscita una duda: ¿cabría convocar a quienes no son ciudadanos y no integran el
padrón electoral federal, debiendo contemplar dentro de esa cifra una adecuada distribución electorado activo empadronado? Pensamos que no, porque en el léxico tradicional de la
territorial para la suscripción de la iniciativa. constitución, el término “pueblo” siempre ha tenido en el sistema electoral el sentido alusivo que
Este último recaudo procura que en el 3% de los ciudadanos promotores del proyecto que se restringe su aplicación semántica a quienes titularizan el derecho político de sufragio. (No
presente no quede arbitrariamente excluida o discriminada —en relación con la totalidad del obstante, ver lo que decimos en el nº 15).
territorio— la participación de zonas, regiones o provincias.
Es interesante destacar el papel preponderante que la constitución le otorga a la decisión de la cámara de
Conforme a la disposición transitoria tercera, la ley reglamentaria del art. 39 debía ser dictada dentro de los diputados; por un lado, es ella sola la que puede impulsar la ley de convocatoria para disponer la consulta; por el
dieciocho meses de sancionada la reforma de la constitución. otro, esa ley de convocatoria produce efectos automáticamente por sí misma, porque está prohibido el veto del
poder ejecutivo; por fin, el voto afirmativo del pueblo convierte en ley al proyecto que se ha sometido a su
consulta, y la promulgación de tal proyecto también es automática.
La ley 24.747.
Vemos, entonces, que tanto la ley que convoca a consulta, como el proyecto de ley sometido a ella cuando
consigue voto popular favorable, se liberan de toda intervención objetora del poder ejecutivo, haciendo excepción
58. — El plazo se venció, y recién el 27 de noviembre de 1996 el congreso dictó la ley a la regla de que su participación es necesaria para componer el acto complejo de la ley, y de que su voluntad
reglamentaria del art. 39 bajo el nº 24.747. opositora obsta a su configuración. Ello comprueba el reforzamiento que se concede al congreso cuando convoca a
Como comentario a su texto podemos resumidamente decir, en orden a los puntos consulta, y al electorado cuando en ella da su veredicto afirmativo al proyecto de ley que se puso a decisión última
fundamentales, que: y definitva de él.
a) Ni la constitución ni la ley prevén qué ocurre si el congreso no se expide en el plazo de 61. — La otra modalidad es la de consulta popular no vinculante, y de voto voluntario.
doce meses señalado en el art 39 constitucional; no nos cabe duda que de ocurrir tal situación Reproduce la utilizada en la ya recordada oportunidad del año 1984 (ver nº 54).
estaríamos ante una inconstitucionalidad por omisión, pero no se ha articulado expresamente
remedio alguno para instar al órgano, ni para subsanar la omisión. Para este supuesto, el art. 40 depara la competencia de decisión convocatoria tanto al
congreso como al presidente de la república, pero dentro de la competencia que a cada uno le
Una vía pudo ser la de someter a consulta popular el proyecto, al modo como lo estipula la constitución de la pertenece. Quiere decir que acá se ha acogido el principio de paralelismo de las competencias: el
provincia de La Rioja. congreso puede convocar a consulta cuando quiere auscultar la opinión del electorado sobre una
materia en la que le incumbe decidir al mismo congreso en ejercicio de una competencia suya; y
b) El plazo constitucional de doce meses para que el congreso trate el proyecto, que de al presidente le cabe similar convocatoria cuando, con análogo propósito, tiene que adoptar una
acuerdo a la letra del art. 39 parece correr desde su presentación en la cámara de diputados, es decisión en su esfera funcional. Cuando en la decisión que se desea derivar a consulta popular la
objeto de dilación en la ley; en efecto, su art. 11 le da inicio desde que la cámara lo admite, para constitución prevé la participación del congreso y del presidente —como fue el caso de 1984: un
lo cual los arts. 8º y 10 exigen previamente una tramitación ante comisiones parlamentarias. tratado internacional que firma y ratifica el presidente, pero que antes de la ratificación necesita
aprobación congresional— creemos que el art. 40 habilita a cualquiera de los dos órganos para la
c) En esa previa tramitación, si la Comisión de Asuntos Constitucionales —que es la primera
convocatoria.
llamada a intervenir después de la presentación del proyecto— lo rechaza, el art. 9º dice que no se
admitirá recurso alguno; queda la impresión de que acá se altera el deber de la cámara de tratarlo
La ley reglamentaria.
dentro del lapso de doce meses, ya que el rechazo por la citada comisión bloquea definitivamente
—sin recurso alguno— la iniciativa.
62. — Por último, la norma del art. 40 queda sujeta a una ley del congreso que debe
d) El porcentaje de firmantes del proyecto que fija el art. 39 (3% del padrón federal) es un reglamentar tres aspectos: a) las materias susceptibles de deferirse a consulta; b) los
tope y no un piso; el art. 4º de la ley reglamentaria lo ha reducido al 1,50%, que debe representar procedimientos a seguir, y c) la oportunidad de realizarla.
como mínimo a seis distritos electorales, salvo que la iniciativa tenga alcance regional, en cuyo
Esta ley reglamentaria requiere, para su sanción, el voto de la mayoría absoluta sobre la derechos políticos. Lo que de inmediato se plantea —una vez aceptado que debe haber sujetos
totalidad de legisladores de cada cámara. legitimados— es a quiénes se reconoce esa legitimación. Por ahora contestamos que: a) a los
ciudadanos que titularizan derechos políticos; b) a los partidos políticos.
63. — La ley reglamentaria no ha recibido plazo dentro del cual deba ser dictada, a diferencia
de lo que ocurre con la prevista en el art. 39. 67. — Como tema previo, decimos que para que se invista de legitimación a determinados sujetos hace falta
que las cuestiones referentes a derechos políticos, al derecho electoral, y a los partidos políticos, se reputen
Mientras dicha ley no exista ¿es viable que la consulta popular opere con la sola base del art. susceptibles de configurar causas justiciables. En efecto, si conforme a la anacrónica teoría de las “cuestiones
40? políticas” se sostiene que no provocan causa judiciable, de nada vale ocuparse de la legitimación procesal, ya que
lo que no se puede juzgar escapa a la jurisdicción, competencia y decisión del poder judicial y, por ende, nadie
Muchas veces, en ocasión de cuestiones distintas, hemos dicho que cuando se dicta una norma nueva — puede pretender legitimación par articular judicialmente una pretensión que, por su no justiciabilidad, queda
constitucional o legal— nunca es posible interpretarla de modo tal que la consecuencia aplicativa conduzca a un retraída al poder judicial.
resultado menos favorable o peor que el que se había logrado cuando dicha norma no existía. Tal vez, sin darnos
cuenta, estábamos usando el criterio de la irreversibilidad de los derechos, que lisa y llanamente impide retroceder Tenemos personalmente conjugadas dos nociones básicas: a) las cuestiones que versan sobre
cuando se ha alcanzado algún plus de añadidura. derechos políticos, sobre derecho electoral y sobre partidos políticos, son justiciables o, dicho al
revés, no son cuestiones políticas no justiciables; b) si son justiciables, requieren que se
A la luz de este criterio, y tomando en cuenta que sin norma expresa de ninguna índole —ni reconozca legitimación procesal a determinados sujetos interesados en ellas que, ya adelantamos,
en la constitución, ni en la legislación— tuvimos por constitucionalmente ortodoxa la consulta son: b’) los ciudadanos; b”) los partidos.
popular no vinculante del año 1984, habría que admitir que el art. 40 es operativo, y que por ende
la ausencia de ley reglamentaria no sería óbice para que, ajustándose estrictamente al diseño de 68. — Concurre una diversidad de argumentos para asentar la tesis antes resumida. Como
dicha cláusula, pudiera someterse al electorado un proyecto de ley. mínimo, entendemos que al día de hoy se puede citar:
¿Hay materias sustraídas? a) En orden al derecho interno argentino: a’) la existencia en la jurisdicción federal de
tribunales del poder judicial “de la nación” con competencia electoral (juzgados federales de
64. — Queda por examinar si en la consulta popular rigen o no las prohibiciones que el art. 1ª instancia, y la Cámara Nacional Electoral); a”) la dosis de “cuestión constitucional” que en la
39 consigna para la iniciativa legislativa popular. mayoría de los casos se alberga en las cuestiones sobre derechos políticos, derecho electoral, y
partidos;
El art. 40 guarda silencio sobre el punto, pero entendemos que, no obstante la ausencia de
definición constitucional en tal sentido, tiene suficiente lógica suponer que las cinco materias que b) En orden al derecho internacional, hay que tener muy presente que una vez que tratados
no pueden ser objeto de iniciativa popular, tampoco pueden serlo de consulta popular (reforma internacionales sobre derechos humanos incorporados al derecho argentino e investidos de
constitucional, tratados internacionales, tributos, presupuesto, y materia penal). jerarquía constitucional (Pacto de San José de Costa Rica y Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos) integran a los derechos políticos dentro del plexo de los derechos humanos,
Es muy dudoso que la ley reglamentaria del art. 40 cuente con margen para añadir otras esos mismos tratados obligan a arbitrar vías de acceso a la justicia para la determinación y el
cuestiones sustraídas a la consulta popular. amparo de los derechos políticos.
La reforma de la constitución por vía de consulta popular. En tal sentido es elocuente la resolución nº 01/90 de la Comisión Intera-mericana de Derechos Humanos
sobre los casos 9768, 9780 y 9828 referidos a México, de la que se desprende que los estados parte en el Pacto de
65. — Sea que la interpretación extienda —desde el art. 39— la prohibición de someter a consulta popular San José deben habilitar un recurso efectivo ante un tribunal judicial para garantizar el ejercicio de los derechos
una reforma constitucional, sea que admita la competencia del congreso para señalar las materias que se le políticos.
sustraen, estamos seguros de que una reforma de la constitución no puede ser objeto de consulta. Y esto con un
doble aspecto: El derecho judicial.
a) no es viable reemplazar al congreso en la declaración de necesidad de reforma y derivarla a consulta, para
después habilitar la instancia de la convención reformadora; 69. — Sería extenso rastrear la jurisprudencia de la Corte en la materia, no obstante lo cual —en un
b) mucho menos lo es reemplazar las dos etapas de reforma (declaración de su necesidad por el congreso, y extracto— creemos que conviene puntualizar algunos casos en los que se debatían cuestiones referidas al derecho
enmiendas a cargo de la convención) por una consulta que abarque ambas cuestiones. electoral.
La rotunda negativa que formulamos se funda en lo siguiente: a) El 22 de abril de 1987, el tribunal decidió que no era inconstitucional el monopolio partidario de las
a) cuando el congreso declaró la necesidad de reforma que luego se llevó a cabo en 1994, prohibió toda candidaturas, y lo hizo después que se había realizado el acto electoral para el cual el actor pretendía postularse
modificación en los 35 primeros artículos de la constitución, lo que significa que la enmienda que incorporó al extrapartida-riamente, porque sostuvo que subsistía para él la legitimación y el agravio, ya que la periodicidad de
nuevo art. 40 nunca puede usarse ni aplicarse para eludir el doble mecanismo del art. 30, que es la única norma las elecciones y la vigencia de las normas que se impug-naban mantenían con actualidad el interés de obtener un
que sigue rigiendo el procedimiento de reforma; pronunciamiento judicial. (Caso “Ríos Antonio J.”).
b) aunque lo precedentemente dicho no fuera aceptado, siempre quedaría el argumento de que el art. 30 es la b) En tanto acá se dictó un pronunciamiento a nuestro juicio acertado y correcto en materia de legitimación, el
norma específica que rige la reforma de la constitución, y que no puede proyectársele otra norma que no se halla fallo del 6 de julio de 1990 en el caso “Gascón Cotti Alfredo y otros” nos merece un juicio disvalioso. En lo que a
expresamente destinada a ese fin, porque de esa manera se estaría marginando a la norma especial. nuestro tema atañe, hay que recordar que en la causa se impugnaban aspectos vinculados a la reforma de la
constitución de la provincia de Buenos Aires, y que los actores eran ciudadanos convocados a votar en un acto
electoral de consulta popular vinculante sobre esa enmienda.
VII. LA JUDICIABILIDAD Y LA LEGITIMACIÓN PROCESAL La Corte denegó la legitimación para accionar con el equivocado argumento de que los actores no investían
EN MATERIA DE DERECHOS POLÍTICOS Y DE CUESTIONES ELECTORALES Y PARTIDARIAS un derecho o interés que fuera distinto al de los demás ciudadanos electores, y en el cual derecho o interés directo
y concreto acreditaran sufrir una afectación particular.
La relación entre judiciabilidad y legitimación. Baste como brevísimo muestrario esta dualidad de criterio en el tema de la legitimación, sobre el cual el
derecho judicial no nos suministra un parámetro seguro y estable.
66. — Si partimos del principio de que los derechos políticos son hoy un sector importante de
los derechos humanos, es imprescindible encarar la legitimación procesal para la tutela de los CAPÍTULO XXIV
Las garantías constitucionales.
LA SEGURIDAD JURIDICA Y
EL SISTEMA DE GARANTIAS 3. — Las garantías constitucionales son el soporte de la seguridad jurídica; no en vano se
define a las garantías, en un sentido lato, como el conjunto de seguridades jurídico-institucionales
I. LA SEGURIDAD. - Su concepto. - Las garantías constitucionales. - Las garantías y los derechos humanos. - El deparadas al hombre. Las garantías existen frente al estado, en cuanto son medios o
derecho a la jurisdicción, hoy “derecho a la tutela judicial efectiva”. - La legimitación procesal. - Los tratados procedimientos que aseguran la vigencia de los derechos.
internacionales con jerarquía constitucional. - II. LA “LEY” Y EL “JUICIO” PREVIOS EN MATERIA PENAL. - La
norma del artículo 18. - Aspectos constitucionales que irradia el principio de la ley previa. - A) La ley penal
En un sentido amplio se puede afirmar que la totalidad del ordenamiento jurídico garantiza las libertades y los
“en blanco”. - B) El tipo penal ampliado por norma infralegales. - C) ¿Cuál es la ley “previa” y más
benigna” en el delito permanente?. - D) La ley previa y el cambio de su interpretación judicial por la Corte. - derechos; en un sentido más preciso hay garantía cuando el individuo tiene a su disposición la posibilidad de
E) La ultraactividad de la ley más benigna. -F) La ley previa en materia de prescripción penal. - G) Los movilizar al estado para que lo proteja, sea impidiendo el ataque, sea restableciendo la situación anterior al ataque,
delitos del derecho internacional. - H) Sanciones de multa agravadas después del hecho sancionado. - El sea procurando compensarle el daño sufrido, sea castigando al transgresor, etc.
proceso penal. - La prisión preventiva. - La duración del proceso. - La suspensión del juicio “a prueba”. -La
pena. - El proceso penal y la víctima del delito. -El error judicial. - El art. 108. - El juicio por “jurados”. - La 4.— Es bueno destacar que en enfoques novedosos acerca de lo que se consideran garantías —como en el
competencia “territorial” en el juicio penal. - Delitos contra el “derecho de gentes”. - La segunda instancia en caso de Iván Cullen y Oscar Puccinelli— aparecen como tales algunos derechos clásicos. Así, el “derecho” de
el juicio penal. - La “reformatio in pejus”. - El derecho judicial en materia de ley y juicio previos. - La huelga es propuesto como una “garantía” con la que se defiende un plexo de derechos relacionados con el trabajo
retroactividad y ultraactividad de la ley penal más benigna. - Los tratados internacionales de jerarquía (salario, condiciones laborales, etc.); y el “derecho” de rectificación y respuesta (réplica) como una “garantía”
constitucional. - La prohibición de reiterar el enjuiciamiento penal por un hecho ya juzgado: el “non bis in protectora del derecho a la dignidad, a la intimidad, al honor, etc.
idem”. - Algunos aspectos constitucionales de la incriminación y la sanción penal. - La política criminal del
legislador. - Posibles inconstitucionalidades en el tipo penal y en la pena. - Los edictos policiales. - La teoría Fuera ya del ámbito de los derechos personales, y dentro del área del poder estatal, hay asimismo “garantías”
de la insignificancia. - Las prohibiciones en materia penal. - La pena de muerte. - El cumplimiento de la para el funcionamiento de los órganos del poder (por ej., las que clásicamente se han llamado inmunidades
condena. - III. LA GARANTÍA DE LOS “JUECES NATURALES”. - Su concepto y alcance. - La sustracción de la parlamentarias; la irreductibilidad de las remuneraciones judiciales; la inamovilidad en el desempeño de cargos
causa al juez natural. - La prohibición de “sacar”. - El derecho judicial en materia de sustracción de causas. - públicos que tienen previsto un mecanismo especial para la remoción de quien los ocupa, etc.).
El “juez natural” en los recursos judiciales ante tribunales de alzada. - Los fueros reales. - IV. LA INMUNIDAD
DE DECLARACIÓN Y DE ARRESTO . - V. EL DEBIDO PROCESO. - Su concepto y alcance. - La “duración” del Las garantías y los derechos humanos.
proceso. - El “exceso ritual”. - La defensa en juicio. - La sentencia. - La segunda instancia, o pluralidad de
instancias. - El debido proceso en sede administrativa. - Aplicación de la garantía del debido proceso al estado
en juicio. - VI. LA IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY. - Su encuadre. - El derecho judicial en materia de
5. — El sistema de derechos exige reciprocidad en el sistema garantista. De poco o nada vale un buen
irretroactividad. - La sucesión y variación temporal de las leyes, y el derecho adquirido. - La irretroactividad en sistema de derechos si el sistema garantista no ofrece disponibilidad para que quien cree que debe defender un
materia administrativa. - La irretroactividad en materia fiscal. - La irretroactividad en materia procesal. - La derecho suyo cuente con las vías idóneas para acceder a la justicia. Y todavía más, es indispensable que también
irretroactividad en materia laboral. - La irretroactividad en materia de seguridad social. - VI. EL ARTÍCULO 29. - se le depare la “llave” para ese acceso, que es la legitimación procesal que le permite articular su pretensión y
La incriminación constitucional. - Los poderes “tiránicos”. - Los autores del delito. - El art. 29 y el código participar en el proceso para luego obtener decisión justa en la sentencia.
penal. - Los delitos constitucionales. - VII. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. -
Su encuadre y contenido. - La instancia supraestatal El derecho a la jurisdicción, hoy “derecho a la tutela judicial efectiva”.
6. — En la base de la seguridad jurídica hallamos un derecho que, aun cuando nuestra
I. LA SEGURIDAD constitución formal no lo declara expresamente, ha sido reconocido por la doctrina y por el
derecho judicial. Nos referimos al derecho a la jurisdicción. La jurisprudencia de la Corte
Su concepto. Suprema lo tiene conceptuado como el derecho de ocurrir ante un órgano judicial en procura de
justicia.
1. — El constitucionalismo moderno o clásico ha procurado organizar al estado en defensa de El titular de ese derecho, al que latamente se da el nombre de “justiciable”, es tanto el hombre como las
las libertades y los derechos del hombre. O sea, ha tendido a asegurar al hombre frente al estado.. personas jurídicas y asociaciones, y también a veces en sentido amplio el propio estado (este último en cuanto, no
Toda la armazón de este constitucionalismo se dirige a proporcionar garantías y seguridad; la pudiendo hacerse justicia por sí mismo, debe llevar sus litigios al órgano judicial). El sujeto pasivo es el estado a
propia constitución formal se ha definido como una ley de garantías, cuyas dos partes través del “órgano judicial” encargado de administrar justicia.
fundamentales se caracterizan en ese sentido: a) la dogmática, por contener una declaración de Este esquema del derecho a la jurisdicción no debe hacernos creer que tal derecho es ejercido solamente por
derechos; b) la orgánica, por establecer la llamada división de poderes. quien voluntariamente toma la iniciativa de un proceso. El demandado, que es llevado al proceso por el actor,
también titulariza el derecho a la jurisdicción, porque también él lleva al juez y al proceso “su” pretensión jurídica
En su mensaje navideño de 1942, el Papa Pío XII dejó definido como derecho subjetivo el derecho para que se le resuelva; él también impetra la administración de justicia. En suma, todo aquél que voluntariamente,
inalienable del hombre a la seguridad jurídica, consistente en una esfera concreta de derecho protegida contra o sin su libre iniciativa, interviene en un proceso, tiene derecho a la jurisdicción. También el procesado en el juicio
todo ataque arbitrario. penal.
La seguridad jurídica implica una libertad sin riesgo, de modo tal que el hombre pueda organizar su vida
sobre la fe en el orden jurídico existente. El derecho a la jurisdicción y la función del poder que se llama “administración de justicia” (o
“jurisdicción”, o “impartición de justicia”) son como las dos caras de una misma moneda. De un
2. — La seguridad jurídica ofrece diversidad de aspectos; en su buen sentido, abarca la lado, en el ámbito del “poder”, el estado tiene la función de administrar justicia; del otro, en el
“seguridad del estado” (en su doble faz interna y exterior); la seguridad de las instituciones ámbito de los “derechos del hombre”, el justiciable tiene el derecho de requerir esa función a su
constitucionales; la seguridad de las personas y de sus derechos. Bueno es recalcar que la favor o de incitarla.
seguridad final que, como baluarte último, prevé el sistema democrático, es la que depara el poder
judicial, sobre todo en cuanto asume el control de constitucionalidad. La Corte ha descalificado como arbitraria, por lesión al art. 18, la sentencia que impide al actor acudir a
alguna vía judicial para obtener una decisión útil, relativa a la situación planteada en autos.
Definir la seguridad es difícil, pero su concepto nos endereza a la idea de que ha de ser posible prever
razonablemente con suficiente precisión, y sin sorpresivas irrupciones, cuáles han de ser las conductas de los 7. — En conexión con el derecho a la jurisdicción, el nuevo derecho procesal viene hablando
operadores gubernamentales y de los particulares en el marco estable del ordenamiento jurídico, así como contar de “acceso a la justicia” y de tutela judicial efectiva, con un enfoque que toma en cuenta las
con adecuada protección frente a la arbitrariedad y a las violaciones de ese mismo orden jurídico. disponibilidades reales (incluso materiales, como el costo económico del proceso) con que cuenta
el justiciable.
Es indicativo de este criterio el que sustentó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su O.C. 11 del 11. — Los llamados “métodos alternativos”, que están hoy de moda para acelerar la solución
10 de agosto de 1990, al sostener que existe discriminación por razones económicas, que origina desigualdad ante de conflictos al margen del poder judicial, no pueden ser impuestos obligatoriamente en
la ley, cuando quien pretende hacer valer derechos reconocidos en el Pacto de San José de Costa Rica se ve reemplazo del proceso judicial.
impedido al no poder pagar la asistencia letrada necesaria o los gastos del proceso. Igualmente cuando no puede
conseguir tal asistencia a causa del temor general de los profesionales que no aceptan casos susceptibles de poner La mediación prejudicial obligatoria exige como mínimo, para su constitucionalidad, que:
en peligro su vida o la de sus familiares. (Esta Opinión Consultiva fue emitida con el objeto de no hacer exigible a) no dilate demasiado —en caso de fracasar la intervención del mediador— la promoción del
en tales situaciones el agotamiento de las vías internas para acudir a la jurisdicción supraestatal).
proceso judicial; y
Ello es demostrativo de que obstáculos reales como los enfocados perturban o bloquean la efectividad del
acceso a la justicia o, en vocabulario de nuestro derecho constitucional, el derecho a la jurisdicción. b) también, a nuestro juicio, que la instancia de mediación y la persona del mediador no
pertenezca ni dependa —respectivamente— del poder ejecutivo, lo que presupone que su
8. — Cuando con carácter previo a la iniciación del proceso el justiciable debe abonar la tasa de justicia o
realizar un depósito dinerario (como es el caso del “solve et repete” en materia fiscal), dicho pago se vuelve organización y funcionamiento deben radicarse en el área misma del poder judicial.
inconstitucional si por su cuantía es desproporcionado con la capacidad del obligado, o si por cualquier otra causa
análoga le cierra el acceso a la justicia. 12. — Es fácil sentar el principio de que es inconstitucional toda norma, sistema o medida que
En este sentido, el voto disidente del juez Adolfo Roberto Vázquez en el fallo de la Corte del 8 de agosto de cohibe la libertad de ejercer el “derecho” de accionar judicialmente; o que niega o desconoce,
1996 en el caso “Urdiales Susana M. c/Cossarini Franco y otro” ha sostenido que la tasa de justicia es paralelamente, la legitimación procesal para ejercerlo; o que paraliza o posterga la decisión
inconstitucional cuando debe depositarse antes de promover el juicio, pero que no lo es cuando tiene que judicial oportuna; o que no contempla la desigualdad económica de las partes. Todo ello obliga a
afrontarlo el perdidoso una vez dictada la sentencia definitiva. ser cuidadoso en escrutar la suficiente razonabilidad de las normas o medidas por virtud de las
De alguna manera, el pago posterior a ésta por parte de quien ha visto denegada su pretensión también puede cuales se comprometen los aspectos a que acabamos de aludir.
resultar inconstitucional según sea el monto, y la proporción razonable del mismo con la situación económica o
financiera del justiciable. 13. — Siendo el derecho a la jurisdicción correlativo de la obligación que tiene el estado de
El ideal de justicia sería la gratuidad del acceso a la justicia como servicio a cargo de un poder del estado. prestar su función de administrar justicia, para que aquel derecho y esta función se satisfagan, el
estado debe: a) establecer los órganos (tribunales) del llamado poder judicial; b) asignarles
9. — El derecho a la jurisdicción no consiste solamente ni se agota con el acceso al órgano jurisdicción y competencia; c) dictar las normas de procedimiento.
judicial. Al acudir a él sólo se cumple una primera etapa. El desarrollo subsiguiente importa un
despliegue del derecho a la jurisdicción que, fundamentalmente, requiere: a) que se cumpla la Los órganos o tribunales a que se refiere el inc. a) deben ser los llamados “jueces naturales” a que alude el
garantía del debido proceso, cuyo meollo radica en el derecho de defensa; b) que la pretensión se art. 18 de la constitución. Tales órganos resuelven las pretensiones jurídicas a través del proceso judicial (que
resuelva mediante la sentencia, que debe ser: b’) oportuna en el tiempo; b’’) debidamente latamente puede denominarse también juicio o causa judicial).
fundada; b’’’) justa. En estricto concepto y en buen lenguaje jurídico, no se debe decir que el justiciable acude al tribunal en
defensa de un “derecho” suyo (si hay o no un derecho, si tiene o no un derecho, se sabrá recién con la sentencia).
Asimismo, en todas las etapas del proceso y respecto de todas las medidas posibles (por ej., las cautelares, las Ha de decirse en cambio que el justiciable acude al tribunal para que éste resuelva la “pretensión jurídica” que le
probatorias, etc.), hace falta que el tribunal respectivo despliegue un correcto activismo judicial para la celeridad y lleva aquél, en ejercicio del “derecho” a la tutela judicial.
la eficacia de cada acto, en cada instancia, y en el eventual resultado final que deparará la sentencia. De no existir normas procesales para un determinado proceso que, en un caso concreto, necesite tramitarse, el
Existe fecunda doctrina procesal que para apuntalar el derecho a la tutela judicial efectiva propicia la llamada tribunal debe integrar la carencia normológica para dar andamiento a dicho proceso. Así lo hizo la Corte, a falta de
tutela “anticipatoria”, de modo que, trabada la litis en un proceso, el juez quede habilitado prudencialmente en ley, con el amparo en 1957 y 1958.
caso de urgencia para anticipar el resultado de la tutela pretendida, sin que ello importe prejuzgamiento sobre la
decisión definitiva. La legimitación procesal.
10. — En el derecho judicial de la Corte el principio fundamental contenido en el derecho a 14. — Actualmente, vemos sin duda alguna que el derecho a la jurisdicción requiere para su
la jurisdicción se formula diciendo que todo justiciable tiene derecho a que no se excluya abastecimiento efectivo el reconocimiento de la legitimación procesal a favor de los justiciables
compulsivamente la intervención (por lo menos final) de un órgano del poder judicial. que pretenden acceder a las vías procesales para el reconocimiento y la tutela de sus derechos.
De ahí en más, hay una serie de principios afines, entre los que citamos: (Sobre la legitimación ver Tomo I, cap V, nos. 58 y 59 y cap. IX, acápite VI).
a) asegurada por la constitución a todos los habitantes la garantía de los jueces naturales, no es Bien puede decirse que el reconocimiento de la legitimación procesal equivale al
posible (a los fines de solucionar las controversias jurídicas individuales) que se excluya reconocimiento del llamado “status activus processualis”, o sea, una capacidad activa para
compulsivamente la intervención suficiente de un tribunal judicial; por eso es inconstitucional; a’) provocar y tramitar el proceso, y/o para intervenir en él, con la debida eficacia.
la intervención forzosa de un tribunal u órgano de la administración cuya decisión carece de En el proceso penal, estamos seguros al afirmar que la víctima del delito —o sus familiares— deben
ulterior y posible control judicial suficiente; a’’) la intervención forzosa de árbitros o amigables disponer de legitimación propia para intervenir, porque la circunstancia de que en los delitos de acción pública sea
componedores sin ulterior apelación judicial; a’’’) la intervención de tribunales militares (que no el ministerio público el encargado de promoverla no puede ser óbice para que, con título personalmente subjetivo,
son judiciales) cuando carecen de posible instancia judicial de apelación; también participe quien ha sufrido daño en un bien jurídico suyo que se halla penalmente tutelado.
b) la defensa en juicio impone una instancia judicial por lo menos, cuando se trata de
Los tratados internacionales con jerarquía constitucional.
controversias entre particulares;
c) la defensa en juicio no requiere la doble instancia judicial (pero si la ley la establece, no 15. — Tanto el Pacto de San José de Costa Rica como el Pacto Internacional de Derechos
puede impedirse el uso de la segunda instancia); (la doble instancia en el proceso penal viene Civiles y Políticos contienen, con fórmulas normativas propias de cada uno, el derecho que
ahora exigida por la Convención de San José de Costa Rica y por el Pacto Internacional de nosotros llamamos “a la jurisdicción”, o el acceso a la justicia. El despliegue minucioso de sus
Derecho Civiles y Políticos que, como tratados internacionales con jerarquía constitucional, plúrimos aspectos aparece cuidadosamente propuesto. Cabe citar en el primero de los tratados
prevalecen sobre la ley interna, y obligan a arbitrar la vía recursiva correspondiente). mencionados sus arts. 7, 8 y 25; en el segundo, los arts. 2, 9 y 14.
Hay violación del derecho a la jurisdicción cuando un justiciable no puede demandar a una entidad extranjera
o internacional porque ésta tiene inmunidad absoluta y total de jurisdicción fuera de nuestro estado y dentro de él.
La Convención sobre Derechos del Niño abre otro dispositivo importante, dentro del cual
destacamos que el art. 12.2 le garantiza ser escuchado en todo procedimiento judicial que lo d) La sentencia en el juicio penal debe estar fundada en ley, y en la ley a que hemos hecho
afecte. referencia en los incisos a) y b).
La Convención sobre Discriminación Racial incluye el derecho a la igualdad de trato ante los
tribunales y obliga a asegurar recursos efectivos ante los tribunales internos (arts. 5 y 6). 17. — Hasta tanto recae sentencia firme de condena, toda persona tiene derecho a la
presunción de inocencia. Es éste un derecho implícito que aun no formulado en la constitución
La Convención sobre Discriminación de la Mujer dispone establecer a su favor, en forma
formal —pero sí en algunas constituciones provinciales—, merece reconocimiento. Actualmente,
igualitaria con el varón, la protección de sus derechos por conducto de los tribunales internos (art.
está incorporado a nuestro derecho por la Convención de San José de Costa Rica, por el Pacto
2 c), y a dispensarle con la misma igualdad el trato en todas las etapas del procedimiento judicial
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y por la Convención sobre Derechos del Niño.
(art. 15.2).
Algunas garantías específicas que guardan nexo con el derecho a la jurisdicción aparecen en El derecho a la presunción de la inocencia se viola por el indulto anticipado, o sea, por el que se dispone
la Convención contra la Tortura. mientras pende el proceso penal sin consentimiento o solicitud del procesado; y ello porque si el indulto debe
recaer sobre una “pena” impuesta a persona determinada, mientras no hay sentencia no hay ni puede haber pena,
no siendo tal la que genérica y abstractamente prevé la ley.
II. LA “LEY” Y EL “JUICIO” PREVIOS EN MATERIA PENAL. Parece razonable afirmar —asimismo— que toda persona imputada de delito (que, como tal, tiene derecho a
que una sentencia defina su culpabilidad o su inocencia) debe disponer de legitimación para oponerse a que se la
La norma del artículo 18. sobresea definitivamente por prescripción de la acción penal, y a requerir un pronunciamiento de mérito que la
condene o que la absuelva.
16. — “Ningún habitante de la nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley
anterior al hecho del proceso”. Se trata de una garantía reservada al proceso penal Aspectos constitucionales que irradia el principio de la ley previa.
exclusivamente. Configura también una prohibición acerca de la retroactividad de la ley pe-
nal, a tono con el adagio liberal de “nullum crimen, nulla poena sine lege”: no hay delito ni pena 18. — Es conveniente expandir el tema referente al requisito constitucional de la ley previa a
sin ley penal anterior. una serie de situaciones en que debemos dilucidar su aplicación.
Desglosamos el sentido de la norma.
A) La ley penal “en blanco”.
a) Ha de existir una ley dictada por el congreso federal antes del “hecho”; en materia penal, la
competencia legislativa es exclusiva del congreso (art. 75 inc. 12) y prohibida a las provincias 19. — La ley penal en blanco se caracteriza por establecer la sanción para un determinado hecho acerca del
(art. 126). Esta ley debe: a’) hacer descripción del tipo delictivo; el tipo legal concreta el ilícito cual es menester dictar otra norma especificadora. Ejemplos teóricos podrían ser aproximadamente los siguientes:
penal; a’’) contener la pena o sanción retributiva. sanción penal determinada para quien viola “las medidas que dicte la autoridad competente” con el fin de impedir
la introducción o propagación de una epidemia, o sanción penal determinada para quien consume o trafica
La afirmación de que no hay delito ni pena sin ley quiere decir que nadie puede ser condenado sin ley “estupefacientes cuyo uso prohíbe la autoridad competente”.
incriminatoria que cree el tipo delictivo y que adjudique la pena consiguiente; si hay descripción del delito pero no En ambos puntos decimos lo siguiente: a) la norma complementaria siempre debe ser anterior al hecho
hay pena atribuida legalmente, no puede haber condena; los delitos que carecen de pena no fundan punible; b) esa norma no requiere necesariamente ser una ley, pero si quien queda habilitado para dictarla es el
constitucionalmente la posible sanción penal. poder ejecutivo o un organismo administrativo, la ley penal en blanco debe fijarle con precisión los contornos.
En el caso “Cotonbel S.A.” del 17 de setiembre de 1992 la Corte dio el parámetro de la legalidad penal Con estas aclaraciones se comprende que la norma que completa a la ley penal en blanco integra el tipo penal.
sosteniendo que “para que una norma armonice con el principio de legalidad es necesario que, además de describir Por eso decimos que quienquiera sea, según el caso, el autor de esa norma, ésta debe ser anterior al hecho punible,
la conducta reprochable, establezca la naturaleza y límites de la pena, de modo tal que al momento de cometer la porque de lo contrario faltaría el recaudo constitucional de la ley “previa” (en cuanto a incriminación y sanción)
infracción su eventual autor esté en condiciones de representarse en términos concretos la sanción con la que se lo para fundar la condena.
amenaza”.
B) El tipo penal ampliado por norma infralegales.
La reforma constitucional de 1994 prohíbe: a) que el poder ejecutivo dicte decretos de
necesidad y urgencia en materia penal (art. 99 inc. 3º); a’) que mediante el derecho de iniciativa 20. — Es inconstitucional por violar el principio rígido de legalidad penal toda decisión administrativa que
legislativa popular se dicten leyes en materia penal (art. 40); a’’) que el congreso delegue extiende una incriminación legal a conductas no incluidas en la ley.
facultades legislativas al poder ejecutivo en materia penal (art. 76, que limita la delegación En efecto, si la ley penal es ampliada por normas infralegales que le incorporan una incriminación no
legislativa a materias determinadas de administración o de emergencia pública). contenida en la ley, tal ampliación carece de ley previa, porque emana de una norma que no es ley.
b) La ley aludida en el inciso anterior debe ser previa. ¿Previa a qué? La constitución dice: “al
hecho del proceso”; no dice “al proceso”, sino al “hecho” del proceso, fórmula que interpretamos C) ¿Cuál es la ley “previa” y más benigna” en el delito permanente?
como si dijera: “al hecho que da origen al proceso”, siendo ese “hecho” la “conducta humana”
que coincide con la figura legal de la incriminación. 21. — Hay un problema que entremezcla el tema de la ley penal “previa” y de la ley penal
“más benigna” cuando se trata de un delito permanente. ¿Qué ley debe aplicársele?
En esto se basa la irretroactividad de la ley penal: cuando al tiempo de llevarse a cabo una conducta humana Hay enfoques que consideran que si durante el tiempo de consumación del delito permanente
no hay ley que contenga la descripción de un tipo penal con el que esa conducta coincida, y que a la vez adjudique sobreviene una nueva ley más severa que la existente cuando se comenzó a delinquir, hay que
pena, no hay delito ni puede haber condena.
aplicar la ley más severa que está en vigor cuando concluye la consumación de la conducta
delictuosa.
c) Existente la ley con las características referidas, es menester el juicio previo a la condena.
Nadie puede ser penado o condenado sin la tramitación de un juicio durante el cual se cumplan Personalmente contestamos rotundamente que no es posible. Y en esta imposibilidad
las etapas fundamentales requeridas por el “debido proceso” legal. Esas etapas en el juicio penal confluyen dos razones: a) la ley más gravosa que es ulterior al momento en que se inició la
son: acusación, defensa, prueba y sentencia. conducta delictuosa aparece “mientras” se está delinquiendo, pero no es “anterior” al momento en
que se empezó a delinquir, ni estaba vigente “desde antes” de ese momento; por eso no es ley
La Corte Suprema ha dado jerarquía constitucional (incluso para aplicarlo en la jurisdicción penal de los
tribunales militares) al principio de que no puede haber condena penal sin acusación fiscal.
“previa”; b) la ley que estaba en vigor cuando se comenzó a delinquir es, además de la ley b) como el tratado no establece la sanción penal, hace falta una ley interna también previa al
“anterior” al delito, la ley penal más benigna. hecho, que fije la pena; y b’) el estado está obligado a dictar esa ley sancionatoria.
D) La ley previa y el cambio de su interpretación judicial por la Corte. Los dos tratados con jerarquía constitucional en materia penal (que son las convenciones sobre la tortura y
sobre el genocidio) contienen tipificación de conductas delictuosas que abastecen la necesidad de la “ley previa”,
22. — En el ámbito de las leyes penales y de las sentencias recaídas en el proceso penal por aplicación de y obligan a dictar la ley interna que establezca la pena para cada delito incriminado directamente en el tratado.
esas normas, sobreviene un tema importante para el derecho constitucional. Lo proponemos así: cuando en un
momento determinado la Corte Suprema declara inconstitucional una norma penal, dicha norma no se le aplica al H) Sanciones de multa agravadas después del hecho sancionado.
que en ese proceso le alcanza tal pronunciamiento; cuando posteriormente la jurisprudencia de la Corte cambia
respecto de esa misma norma y la declara constitucional, hay que ver qué ocurre con los procesados que 27. — En materia de multas tenemos convicción de que en épocas inflacionarias una ley posterior al hecho
“delinquieron” mientras estaba vigente la jurisprudencia declarativa de inconstitucionalidad, pero que alcanzaron sancionado no permite establecer la actualización del monto de las multas, porque aun cuando se diga que de ese
la instancia extraordinaria de la Corte después del aludido cambio. modo el mecanismo de ajuste tiende a mantener el mismo valor económico de la multa originaria, la elevación del
Se nos hace muy claro que el “derecho penal” no es solamente la “ley” penal, sino la “ley” penal más la monto “nominal” de la misma implica un agravamiento de la sanción por ley posterior al hecho infractor, con lo
“interpretación” judicial de esa ley hecha por la Corte. Entonces, si la ley penal debe ser anterior al delito, que se viola el principio de la ley previa.
entendemos que en esa anterioridad hay que sumar la norma legal y su interpretación judicial. El proceso penal.
Se introduce a la vez en la cuestión el problema de la igualdad. Si quienes delinquieron y obtuvieron
sentencia cuando la Corte consideraba inconstitucional la ley que incriminaba el delito cometido no pudieron ser 28. — El proceso penal no debe ser entendido como instrumento para penar, sino “para
condenados por aplicación de esa ley, todos cuantos delinquieron en el mismo lapso han de merecer idéntico conocer si se debe penar o no”.
tratamiento judicial, aunque a la fecha posterior de sentenciarse sus causas la jurisprudencia sea la opuesta. En
consecuencia, concurren razones para la tesis que postulamos: el principio de la ley previa (integrada la ley con la
jurisprudencia); el de mayor benignidad; y el de igualdad. a) En el origen del proceso penal hay una serie de actos que tienden a darle vida a ese proceso con el ejercicio
de la jurisdicción. Esa primera actividad que se pone en ejercicio se llama persecutoria. Esta etapa preparatoria
La Corte Suprema no ha admitido el criterio propiciado por nosotros. tiende a reunir los elementos de juicio en torno de un delito, para luego acusar a quien aparece como autor del
mismo.
E) La ultraactividad de la ley más benigna.
b) Después, es necesario que el ministerio fiscal ejerza la acción penal con la que delimite el
23. — Cuando después de cometido el delito sobreviene una ley que a su respecto es más severa que la objeto del proceso.
vigente al momento de consumarse, se dice que hay que otorgar ultraactividad a la ley anterior más benigna. Pero
como tal ley más benigna era la que estaba en vigor al momento de delinquir, lo que en realidad debe afirmarse
En los delitos de acción pública, tenemos dicho que la circunstancia de que el ministerio público titularice la
para aplicarla ultraactivamente es que dicha ley ha sido la anterior o previa al hecho delictuoso.
acción penal, no puede ni debe obstar a que se reconozca a la víctima del delito la legitimación procesal para
Por ende, la ultraactividad de la ley más benigna es un caso de aplicación del principio constitucional de la querellar (ver nº 14).
ley previa, y ninguna ley podría esquivarlo. (Ver los nº 49 y 50).
Este criterio queda avalado por el informe 28/92 de la Comisión Interameri-cana de Derechos Humanos que,
con referencia a casos argentinos acusados ante ella por violaciones a los derechos de acceso a la justicia y a la
F) La ley previa en materia de prescripción penal. protección judicial (arts. 8 y 25 del Pacto de San José de Costa Rica), sostuvo que el acceso a la jurisdicción por
parte de la víctima de un delito en los sistemas que, como el argentino, lo autorizan, configura un derecho
24. — A nuestro criterio, el instituto de la prescripción en materia penal pertenece al derecho fundamental de la persona y cobra particular importancia en tanto impulsor y dinamizador del proceso criminal.
penal (material o sustantivo) y no al derecho procesal. Por ende, la ley penal que regula la (Ver el nº 58 de este capítulo).
prescripción penal debe ser previa, como toda ley penal. Ergo, aplicamos al punto el principio de
aplicación ultraactiva y retroactiva de la ley más benigna en materia de prescripción. c) Es menester completar la imagen global con un perímetro más amplio, en el cual se integre:
c’) el principio de bilateralidad, de contradicción o de congruencia que, en el proceso penal,
25. — Sin embargo, hemos conocido un caso sui generis en que, excepcionalmente, juegan otras pautas exige la plena legitimación procesal del imputado de delito, y la cobertura a su favor del debido
constitucionales. Para extraditar a un criminal de guerra nazi hemos aceptado, a efectos de conceder dicha proceso y la defensa en juicio; c’’) concordantemente, ese mismo principio impide excluir al
extradición por parte de Argentina, la aplicación de una ley extranjera posterior al delito que dispuso la fiscal de su ineludible intervención, atento la legitimación activa que ostenta para promover la
imprescriptibilidad del mismo, por tratarse de delitos de lesa humanidad contra el derecho de gentes. acción pública.
Esta excepción tiene un fundamento constitucional porque nuestro art. 118 hace remisión al derecho de
gentes en materia penal, lo que significa que una ley extranjera sobre prescripción penal que se ha dictado después La prisión preventiva.
de cometido el delito contra el derecho de gentes para disponer la imprescriptibilidad, no se opone a ese mismo
derecho de gentes al que da recepción el citado art. 118.
29. — La llamada libertad procesal durante el proceso penal, cualquiera sea la forma y el
G) Los delitos del derecho internacional. nombre que le asigne la ley (eximición de prisión, excarcelación, etc.) puede fundarse
constitucionalmente porque toda persona tiene derecho a su libertad corporal y ambulatoria
26. — El tema alude a delitos que el derecho internacional califica como de lesa humanidad mientras una sentencia firme en su contra no haga cesar su presunción de inocencia; por eso, la
(por ej., tortura, genocidio y, en algún sentido, la discriminación racial). privación precautoria de esa libertad sólo debe motivarse en suficientes razones preventivas y
cautelares que guarden relación con el fin del proceso penal y el descubrimiento de la verdad.
Después que la reforma de 1994 ha conferido jerarquía constitucional a los tratados de
derechos humanos previstos en el art. 75 inc. 22, la situación que se plantea en orden al requisito No obstante, mientras pende el proceso penal es viable la privación de libertad del imputado
de “ley” previa que tipifique y que sancione la conducta delictuosa, es necesario a nuestro juicio como una medida cautelar en tanto concurran motivos razonables, y el lapso de detención también
entender lo siguiente: lo sea.
a) cuando el tratado describe claramente una conducta típica como delictuosa, el requisito de 30. — El Pacto de San José de Costa Rica establece que toda persona detenida o retenida tendrá derecho a
la “ley previa” está abastecido, porque tal “ley” es la norma del tratado constitucionalmente ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso, y de
jerarquizado (o sea, equivale a una norma de la constitución); que su libertad se condicione a garantías que aseguren su comparecencia en juicio (art. 7.5).
Norma similar hallamos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que, además, consigna que
la prisión preventiva no debe ser la regla general (art. 9.3). 34. — Hay tendencia marcada a interpretar que, en materia penal, nuestra constitución presupone
En el caso “Jorge Alberto Giménez” (nº 11.245) el informe nº 12/96 de la Comisión Interamericana de implícitamente el principio de que “no hay pena sin culpabilidad”, o sea, que la atribución de una pena requiere
Derechos Humanos resolvió que la prolongada privación de libertad sin condena en perjuicio de Giménez que el sujeto condenado haya ejecutado culpablemente un acto prohibido.
constituyó una violación por parte de la República Argentina al Pacto de San José de Costa Rica (la persona había Por ende, sería inconstitucional la presunción de que la sola comprobación de una conducta adecuada a un
sido detenida en setiembre de 1989, y declarada culpable por sentencia de setiembre de 1993, confirmada en tipo penal acredita la culpabilidad del autor. La culpabilidad debe probarse, incluso por imperio de la presunción
segunda instancia el 14 de marzo de 1995). de inocencia.
El derecho judicial de la Corte ha establecido que es requisito ineludible de la responsabilidad penal, la
31. — La ley 24.390 fija plazos para otorgar la libertad bajo caución durante el proceso y, correlativamente,
positiva comprobación de que la acción ilícita pueda ser atribuida al procesado, tanto objetiva como
los lapsos durante los casos el acusado penalmente puede permanecer detenido a las resultas de la causa. Dicha ley
subjetivamente.
se autodefine como reglamentaria del art. 7.5 del Pacto de San José de Costa Rica, que condiciona esa privación
de libertad a un plazo razonablemente breve.
35. — Es menester señalar que la constitución presta base al principio de personalidad de la pena, en cuanto
La Corte Suprema, en el caso “Bramajo Hernán Javier” del 12 de setiembre de 1996, sostuvo que —conforme el art. 119 (que tipifica el delito de “traición contra la nación”) dice que la pena a fijarse para él por el congreso no
a la interpretación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su informe 10.037 sobre Argentina, pasará de la persona del delincuente, ni la infamia del reo se transmitirá a sus parientes de cualquier grado.
del año 1989— el Pacto de San José no impide que los estados parte establezcan tiempos de detención sin
juzgamiento, porque lo que prohíbe es que tales plazos se apliquen de modo automático sin valorar las
circunstancias de cada caso, por lo que el plazo razonable se relaciona con la gravedad del delito imputado y los El proceso penal y la víctima del delito.
elementos fácticos de la causa.
36. — La política criminal y el derecho penal necesitan ocuparse de la víctima del delito y asumir su tutela
(El informe de 1989 que cita el fallo recayó en la denuncia formulada ante la Comisión Interamericana por
jurisdiccional más allá del aspecto estricto de búsqueda y sanción del delincuente.
Mario Firmenich, que fue desestimada).
Esto significa que el proceso penal, sin perder su finalidad central de conocer si debe o no debe punirse al
presunto autor de una conducta delictuosa, ha de extender la jurisdicción al logro de aquella protección al
La duración del proceso. damnificado por el delito. Y ello aunque la acción penal se haya extinguido, porque la jurisdicción penal puede —
según cada caso— subsistir como remanente al margen de aquel objetivo sancionatorio, por ejemplo, para arrimar
datos y respuestas a familiares de víctimas desaparecidas, torturadas o fallecidas.
32. — El proceso penal debe ajustarse, como todo proceso, a una duración razonable
conforme a la naturaleza de la pretensión jurídica que en él se tiene que resolver al dictarse la
El error judicial.
sentencia.
El derecho judicial de la Corte Suprema tiene acuñado el siguiente standard orientativo: “Esta Corte ha dicho 37. — El Pacto de San José de Costa Rica reconoce en su art. 10 el derecho de toda persona a
reiteradamente que la garantía constitucional de la defensa en juicio incluye el derecho de todo imputado a obtener ser indemnizada si ha sido condenada en sentencia firme por error judicial. El Pacto Internacional
un pronunciamiento que, definiendo su posición frente a la ley y a la sociedad, ponga término del modo más breve de Derechos Civiles y Políticos, con fórmula más detallista, también lo prevé en su art. 14.6.
a la situación de incertidumbre y de restricción de la libertad que comporta el enjuiciamiento penal. Así, el Ambos tratados aluden a este derecho “conforme a la ley”, expresión que a nuestro criterio no
principio de progresividad impide que el juicio criminal se retrotraiga a etapas ya superadas, pues los actos implica negar ni condicionar la operatividad de las respectivas normas internacionales.
procesales se precluyen cuando han sido cumplidos observando las formas legales. Tanto dicho principio, como el
de preclusión, reconocen su fundamento en motivos de seguridad jurídica y en la necesidad de lograr una El Pacto de Derechos Civiles y Políticos, además, contempla la reparación para toda persona
administración de justicia rápida dentro de lo razonable, evitando así que los procesos se prolonguen que ha sido ilegalmente detenida o presa.
indefinidamente; pero además —y esto es esencial— atento a que los valores que entran en juego en el juicio El derecho al que hacen viable los dispositivos citados se hace cargo del llamado daño a la
penal, obedecen al imperativo de satisfacer una exigencia consubstancial con el respeto debido a la dignidad del persona (ver cap. XVI, nº 23).
hombre, cual es el reconocimiento del derecho que tiene toda persona a liberarse del estado de sospecha que
importa la acusación de haber cometido un delito, mediante una sentencia que establezca de una vez para siempre, Nuestra Corte entiende que la responsabilidad del estado por error judicial solamente puede
su situación frente a la ley penal (Fallos, 272-188; 297-48; 298-50 y 312; 300-226 y 1102: 305-913; 305-1705, prosperar cuando el acto judicial originante del daño es declarado ilegítimo y dejado sin efecto, ya
entre otros).” que hasta ese momento subsiste la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, a la que
previamente hay que remover (sentencia de junio 14 de 1988 en el caso “Vignoni Antonio S.”).
El juicio en plazo razonable viene aludido en el Pacto de San José de Costa Rica (arts. 8.1 y
7.5.) y el derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas en el Pacto Internacional de Derechos 38. — No es aventurado proponer que, por relación con el derecho a reparación judicial, también debe
Civiles y Políticos (art. 14.3 c). Norma similar sobre enjuiciamiento penal sin demora aparece en indemnizarse el daño a la persona que ha soportado detención preventiva y luego ha sido absuelta o sobreseída
la Convención sobre los Derechos del Niño (art. 40.2 b, III). definitivamente. Reconocer tal derecho no es incompatible con la afirmación de que, por imperio de su deber de
administrar justicia, el estado puede lícitamente imponer durante el proceso penal una privación razonable de
libertad por tiempo limitado.
La suspensión del juicio “a prueba”.
39. — En 1995 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sometió a la jurisdicción contenciosa
33. — La ley 24.316 incorporó al código penal los arts. 76 bis, 76 ter, y 76 quarter, estableciendo el beneficio de la Corte Interamericana el caso de los dos argentinos desaparecidos en Mendoza en 1990
de la “suspensión del juicio a prueba” (o “probation”), que puede culminar con la extinción de la acción penal. (Adolfo Garrido y Raúl Baigorria), que había tramitado ante la citada Comisión con nº 11.009 y en el que había
El tema se relaciona con el derecho que la persona imputada de delito tiene a obtener una sentencia que, en recaído el informe 26/94. La República Argentina reconoció los hechos denunciados, así como su responsabilidad
tiempo razonable, defina su situación y ponga término al período de sospecha. Podría imaginarse que si el juicio internacional, por lo que la Corte Interamericana limitó su decisión al aspecto indemnizatorio, fijando plazo para
penal se suspende “a prueba” y, eventualmente, la suspensión no queda sin efecto y, al contrario, se opera la acordar las reparaciones, bajo reserva de que de no mediar acuerdo proseguiría el procedimiento.
extinción de la acción, el imputado no alcanzará aquella sentencia definitiva. ¿Hay incompatibilidad
inconstitucional entre una cosa y otra? El art. 118.
Creemos que la suspensión del juicio a prueba, a requerimiento del imputado, exhibe razonabilidad suficiente
dentro de la política criminal propia del legislador, y que por ende no implica —en el aspecto antes señalado— El juicio por “jurados”.
violación ni contradicción respecto de los derechos y garantías que deben respetarse en el proceso penal.
La pena.
40. — El art. 118 dispone que los juicios criminales ordinarios se terminarán por “jurados”, El derecho judicial emanado de la Corte Suprema aplicó al proceso penal hasta 1988 y 1995 un principio
luego que se establezca en la república esta institución. (Hacen también alusión al jurado los arts. general, según el cual la doble instancia judicial no es requisito de la defensa en juicio en ningún tipo de proceso.
24 y 75 inc. 12). Sin embargo, esa jurisprudencia se hizo inaplicable desde 1984, a partir de la vigencia del Pacto de San José
de Costa Rica en el derecho argentino, tanto en el juicio penal ante tribunales federales como ante tribunales
La triple alusión que la constitución hace al juicio por jurados ha abierto la discusión acerca provinciales.
de si los procesados tienen derecho a exigir, como garantía para su juzgamiento, la existencia y el
funcionamiento del jurado. 44. — Conforme al Pacto de San José de Costa Rica, entendemos que la doble instancia es
En nuestra opinión, la formulación que contiene el art. 118 parece conceder al congreso un obligatoria en el proceso penal, porque su art. 8.2 h, consigna el “derecho de recurrir del fallo
amplio espacio temporal para decidir en qué momento considera oportuno establecer el juicio por ante juez o tribunal superior”.
jurados. De ser así, su inexistencia actual no implica una omisión legislativa inconstitucional, ni También el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos obliga a la doble instancia, y
tampoco una violación al supuesto derecho del enjuiciado a contar con la garantía de un jurado en aunque las formulaciones normativas de un tratado y otro no son iguales en este punto, creemos
el proceso penal que se tramita en su contra. que el derecho a recurrir viene previsto a favor del inculpado de modo necesario, pero no a favor
del ministerio fiscal, cuya legitimación para apelar puede derivar de la ley interna. Asimismo,
La competencia “territorial” en el juicio penal. entendemos que la revisión mediante el recurso obligatoriamente disponible debe ser amplia, y no
de extensión limitada.
41. — El art. 118 sigue diciendo que la actuación de estos juicios (criminales) se hará en la
misma provincia donde se hubiere cometido el delito. Es la regla que se conoce como “forum Sin embargo, nuestra Corte interpretó en el caso “Jáuregui Luciano”, del año 1988, que el
delicti commissi”, o sea, la que obliga a que la competencia de los tribunales penales esté recurso extraordinario —pese a su limitación— dejaba cumplido el recaudo del derecho a recurrir
determinada territorialmente por el lugar donde se cometió el hecho delictuoso. ante tribunal superior, jurisprudencia felizmente abandonada en el caso “Giroldi, H.D. s/recurso
de casación”, del 7 de abril de 1995, que dio curso a la pauta de que la instancia recursiva tiene
El derecho judicial de la Corte Suprema interpretó que la competencia territorial según el que existir al margen del recurso extraordinario a través de la vía (conforme al caso resuelto en
lugar del delito rige para los juicios que deben tramitar en tribunales provinciales, pero cuando se ese fallo) ante la Cámara Nacional de Casación Penal.
sustancian ante tribunales federales la competencia territorial no queda constitucionalmente
impuesta. La “reformatio in pejus”.
Asimismo, tiene dicho que la garantía de la defensa en juicio no exige necesariamente que los
procesos penales se radiquen en el mismo lugar de comisión del delito. 45. — “Reformatio in pejus” (o reforma en perjuicio) es la que un tribunal de segunda
En discrepancia, consideramos que: a) la norma del art. 108 sobre competencia territorial instancia (o “de alzada”) realiza en su sentencia cuando empeora o agrava penalmente la
tiene el carácter de una garantía para el justiciable en el proceso penal: b) la defensa en juicio situación de una persona sin que exista recurso deducido en su contra en relación con la
impide que un tribunal juzgue delitos con competencia territorial en todo el país; c) la jurisdicción sentencia que debe revisar ese tribunal. (por ej., si el condenado a ocho años de prisión en
penal de los tribunales federales debe dividirse razonablemente en forma territorial por imperio primera instancia deduce recurso de apelación contra la sentencia para que el tribunal de alzada lo
del mismo art. 118. absuelva o le reduzca la pena, y la parte contraria —normalmente el fiscal o ministerio público—
no apela, el tribunal de alzada no puede elevar la condena, pues su fallo debe limitarse a la
Delitos contra el “derecho de gentes”. “única” pretensión articulada en el “único” recurso que habilita a la revisión del fallo inferior, y
esa pretensión tiende a mejorar y no a empeorar la situación penal del recurrente).
42. — La última parte del art. 118 estipula que si el delito se comete fuera de los límites del La “reformatio in pejus” está prohibida por nuestro derecho judicial emanado de la Corte.
territorio argentino, “contra el derecho de gentes”, el congreso debe determinar por ley especial
el lugar en que se ha de seguir el juicio. La prohibición de la “reformatio in pejus” —en cuanto garantía constitucional— obedece a varios principios:
a) si toda sentencia debe limitarse a resolver las pretensiones articuladas por las partes en el proceso para satisfacer
De esta cláusula inferimos que: a) si el delito contra el derecho de gentes ha sido perpetrado
el principio de congruencia, el tribunal de alzada no puede agravar la condena porque carece de pretensión en tal
fuera de nuestro estado, nuestros tribunales pueden conocer de él según una ley del congreso que sentido; b) si ningún tribunal puede actuar sin jurisdicción, el tribunal de alzada tampoco puede agravar la
establezca en qué lugar ha de sustanciarse el proceso penal; b) a la inversa, por relación analógica, condena, porque la jurisdicción que inviste no le ha sido provocada con ese fin, sino que ha quedado limitada a la
si el delito contra el derecho de gentes se ha cometido en nuestro territorio, ha de admitirse que materia del recurso que peticiona su disminución; c) si toda sentencia no recurrida queda firme y se abroquela en
puede existir jurisdicción a favor de un tribunal extranjero (ya que no sería congruente pensar que la fuerza de la cosa juzgada, el tribunal de alzada no puede agravar la condena porque, a falta de recurso
un tribunal argentino tuviera competencia para juzgar en nuestro estado un delito contra el interpuesto para ese fin, la imposición de una condena mayor afecta el derecho adquirido en la instancia inferior
derecho de gentes cometido fuera de su territorio, y que un tribunal extranjero careciera de firme por el condenado a que su sanción penal no se aumente.
competencia similar para juzgar en otro estado un delito contra el derecho de gentes cometido en 46. — Algunas aplicaciones de la prohibición de “reformatio in pejus” son: a) la sentencia de alzada debe
el nuestro). referirse al mismo hecho y a las mismas personas del proceso; pero b) respetado esto, puede cambiar la
“calificación legal” del hecho delictuoso cuando no perjudica; c) sin recurso acusatorio no se puede agravar el
“modo” de cumplimiento de la condena, ni agregar penas accesorias.
Conforme a lo dicho, en el caso de delitos contra el derecho de gentes cometidos fuera del territorio de
nuestro estado no rige el principio de la competencia territorial. El principio prohibitivo rige no sólo para la sentencia definitiva, sino también para las resoluciones sobre
excarcelación, prisión preventiva, etc.
La segunda instancia en el juicio penal. Se duda si, mediando recurso fiscal, el tribunal de alzada puede aplicar una pena mayor que la pedida por el
ministerio público. La Corte a veces lo ha admitido, pero hay doctrina discrepante.
43. — Se entiende por “segunda” instancia (o instancia “múltiple”) la organización procesal Entendemos que no es posible porque falta la pretensión punitiva para agravar.
del juicio penal que contiene la posibilidad de revisar la sentencia de primera instancia mediante
47. — Se puede ahora observar que el principio prohibitivo de la “reformatio in pejus” juega a favor y en
recurso (que habilita una o más instancias posteriores ante otro tribunal, denominado “de protección de la defensa del imputado o procesado. (Por eso, si el procesado no apela y consiente la condena de
alzada”). Es lo opuesto a la instancia única. primera instancia, pero apela el fiscal para agravarla, el tribunal de alzada puede absolver o disminuir la pena,
porque con eso “beneficia” —y no perjudica— al procesado).
El derecho judicial en materia de ley y juicio previos.
La retroactividad y ultraactividad de la ley penal más benigna.
48. — Hecha la exégesis del art. 18, veamos cómo funciona en el derecho judicial que emana
de la jurisprudencia de nuestra Corte Suprema su lineamiento básico. 49. — Queda por tratar el caso de la ley penal más benigna, sobre el cual la constitución nada
dice. La norma que torna retroactiva a la ley penal más benigna surge del código penal, cuyo art.
a) La Corte insiste en que la configuración de un delito, por leve que sea, debe surgir de una ley del congreso. 2º establece que “si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la que existía
Igualmente la represión o pena del delito. La “ley anterior” del art. 18 exige indisolublemente la doble precisión al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna. Si durante
del hecho punible y de la pena a aplicar. Las sanciones penales no pueden ser creadas por decreto del poder la condena se dictare una ley más benigna, la pena se limitará a la establecida por esa ley. En
ejecutivo ni por edictos policiales.
todos los casos del presente artículo, los efectos de la nueva ley se operarán de pleno derecho”.
La Corte tiene dicho que el legislador no puede delegar simplemente en el poder ejecutivo o en reparticiones
administrativas la total configuración de los delitos ni la libre elección de las penas, porque ello importaría la Limitándonos al aspecto constitucional, entendemos que en la norma transcripta están
delegación de facultades que son por esencia indelegables. contenidos dos principios: a) el de retroactividad de la “nueva” ley penal más benigna; b) el de
En cambio, admite la legislación provincial sobre faltas y contravenciones, que traducen el ejercicio del ultra-actividad de la ley “anterior” más benigna.
llamado “poder de policía” local. En el derecho judicial, la Corte ha dicho que la aplicación retroactiva de la ley penal más
Los edictos policiales necesitan aprobación legislativa. benigna —que surge del citado art. 2º del código penal— no tiene fundamento constitucional ni se
b) El juicio previo requiere, por principio, su sustanciación ante un tribunal de justicia, o por lo menos, la relaciona con el art. 18 de la constitución.
posibilidad de recurrir a él antes de ser penado. Si la imposición de pena se encomienda a un órgano de la Con la reforma de 1994 esta pauta judicial ha decaído para ser reemplazada por las normas
administración sin ulterior control judicial suficiente, hay agravio a la constitución. Sólo los jueces pueden, en
pertinentes de tratados internacionales con jerarquía constitucional (ver nº 53).
última instancia, decidir la aplicación de sanciones penales.
La revisión judicial procede, según el derecho judicial de la Corte, aun respecto de sanciones menores En nuestro derecho interno es posible —y así lo entendemos— considerar como ley penal más benigna no
aplicadas por la autoridad administrativa (por ej., policial) en materia de contravenciones y es inconstitucional la sólo a la que resulta más leve en cuanto al tipo penal o a la sanción penal, sino también a la que es más suave en
norma que la impide, por violación a la garantía del art. 18. orden a otras cuestiones penales (eximentes, causas de justificación, de inimputabilidad, plazos de extinción de la
Las formas sustanciales del juicio penal son, para la Corte, las que ya hemos señalado: acusación, defensa, acción penal, etc.).
prueba y sentencia. Veámoslo: b’) faltando la acusación, la sentencia se considera dictada sin jurisdicción; b’’) la
asistencia profesional es parte del debido proceso y del derecho de defensa; b’’’) basta que la oportunidad de ser 50. — Como según el derecho judicial el principio de retroactividad de la ley penal más benigna no surge de
oído y ofrecer prueba sea anterior al pronunciamiento final; b’’’’) el principio de progresividad en el juicio penal la constitución sino de la ley (art. 2º del código penal) la Corte sostuvo que es posible restringir la aplicación
impide que éste se retrotraiga a etapas ya superadas, porque los actos procesales se precluyen cuando se han retroactiva de la ley penal más benigna al supuesto de estar el condenado cumpliendo la condena, y no extender
cumplido observando las formas legales, salvo supuesto de nulidad; b’’’’’) debe reputarse incluido en la garantía esa aplicación a supuestos en que la condena ya ha sido cumplida (caso “E., N.A.” del 30 de diciembre de 1986).
de defensa en juicio el derecho de todo imputado a obtener —luego de un juicio tramitado en legal forma— un
pronunciamiento que ponga término, del modo más rápido posible, a la situación de incertidumbre y de innegable 51. — Para la ley aplicable en el delito permanente, remitimos al nº 21.
restricción de la libertad que comporta el enjuiciamiento penal.
El principio que el derecho judicial de la Corte tiene acuñado en el sentido de que la celeridad razonable del 52. — Queremos añadir una referencia a la ley penal temporaria, que es aquélla que lleva previsto consigo un
proceso penal impide retrocesos que lo hagan volver a etapas ya cumplidas y precluidas, no se aplica plazo determinado de vigencia; si bien no se duda de que la ley penal temporaria no puede ser retroactiva, se duda
excepcionalmente cuando la retrogradación es necesaria para subsanar nulidades fundadas en la inobservancia de en cambio si puede ser ultraactiva, o sea, fundar condenas por hechos delictuosos cometidos durante su vigencia,
las formas sustanciales del proceso penal. pero sentenciados después que ha perdido vigencia. Nosotros pensamos que la ley penal temporaria puede ser
c) Cuando media acusación sobre un hecho concreto, se violan las garantías del proceso penal si: c’) se ultraactiva con ese alcance si ella lo dispone expresamente, y que, al contrario, cuando no define su ultraactividad
condena por un hecho diferente del que ha sido objeto de acusación y prueba; c’’) se aplica de oficio una pena deja subsistente el principio de la ley más benigna.
distinta, o accesoria, que implica condenar por cuestiones no incorporadas al juicio.
No hay violación si: c’’’) el tribunal excede la medida de la pena requerida por el ministerio público, pero
53. — El Pacto de San José de Costa Rica dice que si con posterioridad a la comisión del
siempre dentro de los límites del hecho que es objeto de acusación y prueba, y del tope condenatorio fijado por la delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello (art.
ley penal; c’’’’) el tribunal cambia la calificación legal del hecho acusado, respecto de la efectuada por el 9). Norma equivalente trae el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 15).
ministerio público, siempre que la calificación verse sobre el mismo hecho del proceso. Ambos tratados tienen jerarquía constitucional por el art. 75 inc. 22, por lo que las normas
d) En cuanto a las sentencias condenatorias que dictan los jueces, la Corte afirma que el deber de éstos radica citadas se sitúan al mismo nivel de la constitución.
en precisar las figuras delictivas que juzgan, con plena libertad y exclusiva subordinación a la ley, sin más
limitación que la de restringir el pronunciamiento a los “hechos” que constituyen la materia de la acusación y del
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
juicio penal.
c) Respecto de sanciones privativas de la libertad corporal que por su duración equivalen a “penas”, la Corte 54. — El art. 8 del Pacto de San José de Costa Rica dispone: “2- Toda persona inculpada de delito tiene
ha considerado que su aplicación por faltas o contravenciones no puede estar a cargo de organismos derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso,
administrativos con función jurisdiccional que carecen de posible revisión judicial. toda persona tiene derecho en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: a) derecho del inculpado de ser
Cuando la vía legal recursiva existente no satisface el control judicial suficiente y la sanción aplicada es asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; b)
privativa de la libertad, procede su impugnación mediante el habeas corpus. comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada; c) concesión al inculpado del tiempo y
f) En el caso “V., E.C.y otra”, del 21 de abril de 1988, la Corte —al declarar mal concedido un recurso de los medios adecuados para la preparación de su defensa; d) derecho del inculpado de defenderse personalmente
extraordinario— consideró que no es inconstitucional la norma penal (art. 14 del código respectivo) que prohíbe o de ser asistido por un defensor de su elección, y de comunicarse libre y privadamente con su defensor; e)
conceder la libertad condicional al reincidente. derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el estado, remunerado o no según la
legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo
g) El derecho judicial tiene construido el standard de que no puede interponer recurso extraordinario ante la
establecido por la ley; f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la
Corte quien se halla prófugo de la justicia en una causa penal. Y alude a que aquél que con su conducta
comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos; g) derecho a no
discrecional ha desconocido garantías constitucionales, no está en condiciones de invocar su protección a favor
ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y h) derecho de recurrir del fallo ante juez o
suyo.
tribunal superior. 3- La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna
Estamos en desacuerdo con esta pauta porque, sencillamente, toda denegación de la legitimación procesal naturaleza. 4- El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos
para acceder a la justicia o para intervenir en un proceso que razonablemente atañe a la persona, o a su derecho de hechos. 5- El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la
articular pretensiones, se nos ocurre claramente inconstitucional. justicia” (Sobre la doble instancia en el proceso penal, remitimos a lo dicho al tratar la segunda instancia.)
Omitimos transcribir el art. 7, y toda la serie de garantías que sobre protección judicial contiene el Pacto de 61. — La aplicación del “non bis in idem” es propia del ámbito penal, razón por la cual creemos que no se
San José, algunas de las cuales, no por genéricas, dejan de ser aplicables al proceso penal. transgrede cuando a personas enjuiciadas o condenadas penalmente se las hace objeto de una sanción o medida
disciplinaria razonable por el mismo hecho (por ej.: en el ejercicio de su actividad laboral o profesional).
55. — El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos es también pródigo en sus arts. 2.9 y 14 para
diagramar y pormenorizar las garantías. Diríamos que, salvadas las diferencias gramaticales en las normas afines Algunos aspectos constitucionales de la incriminación y la sanción penal.
de uno y otro tratado, todas ellas participan en ambos de una inspiración común, y se comple-mentan o refuerzan
recíprocamente.
La política criminal del legislador.
Ambos pactos exigen también que se preste atención a dispositivos que pueden proyectarse, en muchos casos,
al proceso penal. Así, los artículos que se refieren a la persona humana, a su dignidad, a su libertad, al derecho a la
vida y a la integridad, al principio de legalidad penal, etc. En varias partes del libro venimos haciendo citas al 62. — Tenemos opinión segura de que la ley penal no está constitucionalmente obligada a
respecto, y a ellas nos remitimos nuevamente. incriminar ninguna conducta, ni a deparar tutela penal a ningún bien jurídico, salvo en el caso de
los delitos que —aun sin establecer la sanción penal— están tipificados en la constitución, o de
56. — La Convención sobre los Derechos del Niño acumula una serie de normas que, presididas por la pauta los que tratados internacionales con jerarquía constitucional tipifican directamente u obligan a
del interés superior del niño en todas las medidas que respecto de él sean tomadas por parte de los tribunales, de incriminar y penar.
las autoridades administrativas y de los órganos legislativos, contemplan garantías en caso de privación de la
libertad (detención, encarcelamiento o prisión), y de enjuiciamiento penal (esto último, tanto durante el proceso Ello significa que es la política criminal del legislador la que, razonablemente, escoge los
como después de impuestas las medidas derivadas de la infracción a las leyes penales, todo lo que debe quedar bienes susceptibles de tutela penal, las conductas reprochables, y las sanciones.
sometido a autoridad u órgano judicial superior competente, inde-pendiente e imparcial, conforme a la ley). Se han Incriminar o no incriminar es, pues, una competencia del congreso.
de adoptar medidas apropiadas —entre otros fines— para promover leyes, procedimientos, autoridades e
instituciones específicas para los niños bajo proceso penal, o declarados penalmente culpables. Asimismo se El derecho judicial de la Corte ha sentado la pauta de que la garantía del art. 18 tiene el alcance de atribuir
establecerá una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños carecen de capacidad para infringir leyes exclusivamente al congreso la determinación de los intereses que han de recibir tutela penal, así como de las
penales. A los menores de 18 años no se les puede aplicar la pena de muerte, ni la de prisión perpetua sin
conductas específicas que ponen en peligro tales bienes.
posibilidad de excarcelación. Siempre que sea apropiado y deseable, se adoptarán medidas respecto de los niños
que no hayan alcanzado la edad legal que se fije para acusar su capacidad delictiva, a fin de tratarlos sin recurrir a
procedimientos judiciales. (Puede verse, por ej., el texto de los arts. 37 y 40 del tratado comentado). Posibles inconstitucionalidades en el tipo penal y en la pena.
57. — A raíz de varios casos en los que se formularon denuncias contra Argentina ante la Comisión 63. — Hemos dicho que la política criminal pertenece al legislador. Pero hemos acotado que, como en toda
Interamericana de Derechos Humanos de acuerdo al mecanismo y procedimiento arbitrados por el Pacto de San actividad del poder, debe respetarse la regla de la razonabilidad. Entonces, proponemos pensar que si, acaso, se
José de Costa Rica, se alegó que las leyes 23.492 y 23.521 (conocidas como de extinción de la acción penal y de admite la inconstitucionalidad en una norma penal, ello obedece a que la política criminal ha rebasado la frontera
obediencia debida) y el decreto 1002/89 sobre indultos, irrogaron en sus efectos aplicativos diversas violaciones a de lo razonable.
los derechos humanos, en cuanto numerosos hechos producidos durante la represión antisubversiva (con
anterioridad a la incorporación del aludido pacto a nuestro derecho interno) se vieron después impedidos de En orden a la duplicidad normativa de tipo y sanción en la ley penal, una ley penal puede ser
investigación y sanción en los procesos penales a los que se aplicaron las normas denunciadas; la Comisión inconstitucional en cualquiera de esos campos; a) así, el tipo penal puede violar la constitución si
Interamericana de Derechos Humanos emitió su informe nº 28, del 2 de octubre de 1992, cuyo contenido resulta implica incriminar una conducta retraída constitucionalmente en el ámbito de la intimidad que
importante para conocer el criterio con que, en la jurisdicción supraestatal del sistema interamericano, se han resguarda el art. 19, y esto queda claro cuando la jurisprudencia de la Corte declaró la
interpretado las normas del Pacto de San José relativas al derecho a la jurisdicción y a la protección judicial en el
ámbito de las garantías penales. inconstitucionalidad de la norma penal que tipifica como delito la tenencia de drogas cuando la
dosis es mínima y el consumo es personal; b) la inconstitucionalidad puede asimismo provenir de
58. — Quedó también afirmado que el acceso a la jurisdicción por parte de la víctima de un delito, en los la sanción cuando la pena no guarda proporción razonable con la conducta tipificada como delito,
sistemas que lo autorizan como el argentino, deviene un derecho fundamental del ciudadano y cobra particular caso en el cual hay que analizar con suma prudencia el margen de arbitrio razonable con que
importancia en tanto impulsor y dinamizador del proceso criminal. (ver nº 14). cuenta el legislador en su política criminal, la situación delictuosa en la sociedad del momento, la
escala de penas con que se maneja la ley cuando presta tutela penal a bienes jurídicos de diferente
La prohibición de reiterar el enjuiciamiento penal por un hecho ya juzgado: el “non bis in valiosidad, etc.
idem”.
Por supuesto que la inconstitucionalidad del tipo acarrea la de la sanción penal, porque si la conducta evade
59. — Dejando aparte los asideros constitucionales, o propios de nuestro derecho interno —en el que la ley constitucionalmente el reproche es obvio que no puede adjudicársele pena; en cambio, la inconstitucionalidad de
consagra el “non bis in idem”— tanto el Pacto de San José de Costa Rica como el Pacto Internacional de la pena no significa que el tipo incurra en igual vicio, porque es posible que con otra pena razonablemente
Derechos Civiles y Políticos incorporan normas que lo toman en cuenta y lo garantizan. Estas normas tienen la proporcionada a su gravedad o levedad el legislador pueda incriminar la conducta.
misma jerarquía que la constitución.
El Pacto de San José prohíbe que el inculpado “absuelto” sea procesado de nuevo por el mismo hecho (art. 64. — En cuanto a la inconstitucionalidad del tipo penal que incrimina una conducta, vale recordar que la
8.4), mientras el otro tratado abarca la doble hipótesis del “condenado” y del “absuelto”, prohibiendo en ambas Corte declaró inconstitucional —por entender que quedaba violado el derecho a la intimidad o privacidad— el art.
que se proceda a posterior juzgamiento y sanción (art. 14.7). 6º de la ley 20.771 sobre tenencia de drogas para uso personal en los casos “Bazterrica” y “Capalbo”, del año
1986. El precedente es importante en cuanto al punto que estamos tratando, bien que esa jurisprudencia fue
Creemos que en nuestro derecho constitucional queda asumida la prohibición de nuevo juzgamiento tanto posteriormente dejada de lado por la misma Corte. (Caso “Montalvo”, fallado el 11 de diciembre de 1990).
cuando en uno anterior sobre los mismos hechos ha recaído absolución, como si ha habido condena.
En cuanto a la inconstitucionalidad de la sanción penal, la Corte Suprema por mayoría declaró
inconstitucional una norma penal por considerar que lo era la pena adjudicada al delito de robo de automotores
60. — Las razones que respaldan este punto de vista no obstan a que en caso de sentencia condenatoria se
agravado por uso de armas (caso “Martínez José Agustín”, del 6 de junio de 1989). (Este criterio fue también
proceda después a su revisión si es que aparecen causales justificatorias, como por ej.: nuevos elementos de
abandonado posteriormente respecto del mismo delito cuya pena había sido antes declarada inconstitucional, en el
prueba, error judicial, etc., que permitan la absolución y, como efecto de la nueva sentencia, la reparación
fallo de la Corte del 14 de mayo de 1991 en el caso “P., M.C.”.)
indemnizatoria. Con o sin ley autoritativa, la revisión de la sentencia de condena encuentra sustento constitucional
suficiente en el argumento de la cosa juzgada nula o írrita; y, ahora, cuenta además con previsiones en los dos
tratados que hemos venido citando (art. 14.6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y art. 10 de la Los edictos policiales.
Convención de San José de Costa Rica). (Ver nº 37).
65. — Aun cuando en el caso fallado el 25 de noviembre de 1986 por la Corte Suprema (“S.M.C., s/recurso
de habeas corpus en favor de A.G., R.A.”), el tribunal no admitió un habeas corpus para impugnar sanciones
administrativas de arresto aplicadas en virtud de edictos policiales (y ello en cuanto entendió que la vía legal Obsérvese que las citadas normas prohibitivas de los arts. 17 y 18 suprimen dichas penas “para siempre”, lo
recursiva existente satisfacía el control judicial suficiente), aseveró en una importante pauta que tales edictos que pone un énfasis especial en las respectivas fórmulas, de donde cabría preguntarse si, acaso, no configuran
contenían fórmulas extremadamente vagas, y prohibiciones alusivas a formas de vida o al carácter de las personas, contenidos pétreos retraídos a toda posible reforma ulterior de la constitución.
con olvido de la obligación que el art. 19 de la constitución impone para sancionar “conductas”. Fue un modo de
prevenir acerca de que, aun cuando los edictos policiales requieren necesariamente su aprobación por ley, ésta no d) Dice asimismo el art. 18 in fine que las cárceles serán sanas y limpias, para seguridad y no
puede atrapar sancionatoriamente con las indicadas fórmulas vagas a formas o estilos de vida que, en rigor, para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a
pertenecen a la privacidad resguardadas por el citado art. 19 y no configuran conductas que, conforme a él, caigan
bajo la autoridad estatal.
mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice.
Es un supuesto de inconstitucionalidad doble: por la imprecisión del tipo, y por albergar en su vaguedad la
Los antecedentes históricos y patrios que perduraban al tiempo de dictarse la constitución, consideraban “reo”
sanción a conductas propias de la intimidad.
a quien no había sido condenado. Hoy, en una interpretación dinámica y actualizada, hemos de entender que esta
cláusula impone una pauta aplicable por igual al detenido sin condena como a quien se halla cumpliéndola.
La teoría de la insignificancia.
La pena de muerte.
66. — Hay otro tema que propone perfiles interesantes, y que se alude con el nombre de “teoría de la
insignificancia”. Esta teoría sostiene que no se debe emplear el aparato represivo penal para sancionar conductas 68. — La pena de muerte por delitos comunes no ha recibido normación constitucional
muy leves que, aun encuadradas legal y formalmente en una norma penal, solamente afectan de modo sumamente alguna. Pero es necesario actualmente tomar muy en cuenta lo que operativamente dispone en
trivial al bien jurídico penalmente tutelado por dicha norma. De ahí el nombre de teoría de la insignificancia, torno de la pena de muerte el Pacto de San José de Costa Rica sobre derechos humanos. Su art. 4,
porque la referida afectación es insignificante. referido al “derecho a la vida”, prescribe: “2. En los países que no han abolido la pena de muerte
Se citan como posibles casos el de quien arranca cabellos a otro (¿sería una lesión corporal?); o del conductor ésta sólo podrá imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada
de un transporte público que ante la llamada de un pasajero para descender avanza cien metros más allá del lugar de tribunal competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con
de la parada (¿sería privación ilegítima de la libertad?); o del juez que usa la máquina de escribir de su despacho anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no
oficial para una carta o un trabajo personales, o que efectúa desde el mismo despacho algunas llamadas telefónicas
se la aplique actualmente. 3. No se restablecerá la pena de muerte en los estados que la han
de carácter también personal, etc.
abolido. 4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes
El meollo constitucional radica, a nuestro juicio, en la injusticia intrínseca que implica sancionar penalmente
conexos con los políticos. 5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de
una conducta transgresora insignificante, no tanto por el dispendio jurisdiccional que provoca el proceso, sino más
bien por la falta de relación y proporción razonables entre la misma conducta y la incriminación sancionatoria. la comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le
Eximir de ella sería desaplicar la norma al caso concreto en virtud de que, por las peculiares características del aplicará a las mujeres en estado de gravidez. 6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a
mismo, su sanción penal devendría inconstitucional por injusta. solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en
A la postre, el argumento de inconstitucionalidad que personalmente compartimos radica en la ausencia de todos los casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de
toda proporción razonable entre la conducta, la incriminación y la sanción. decisión ante la autoridad competente.”
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone en su art. 6º.2 que “en los
Las prohibiciones en materia penal. países que no hayan abolido la pena capital sólo podrá imponerse la pena de muerte por los más
graves delitos y de conformidad con leyes que estén en vigor en el momento de cometerse el
67. — En materia penal, tanto durante el proceso como fuera de él, y en el cumplimiento de la delito, y que no sean contrarias a las disposiciones del presente Pacto ni a la Convención para la
condena, hay que tomar en cuenta algunas severas prohibiciones. Así: prevención y la sanción del delito de genocidio. Esta pena sólo podrá imponerse en cumplimiento
a) Están abolidos los tormentos y los azotes (por supuesto que si los están como penas, lo de sentencia definitiva de un tribunal competente”.
están también y con mayor razón como medios de obtener la confesión durante el proceso); así lo La Convención sobre los Derechos del Niño prohíbe aplicar la pena de muerte por delitos
dispone el art. 18. cuyos autores sean menores de 18 años de edad (art. 37 a).
La abolición constitucional de los tormentos o torturas no sólo significa, según el derecho judicial de la Corte, 69. — Al no existir en la legislación penal común de Argentina la pena de muerte a la fecha
que es procedente disponer el procesamiento y castigo del responsable de los apremios según la ley, sino que
también y a la vez impide computar como prueba válida en un juicio la que se ha obtenido mediante el uso o la
de incorporarse en 1984 el Pacto de San José a nuestro derecho interno, sería imposible e
aplicación de aquellos métodos. inconstitucional introducirla en el futuro, ya fuera: a) mediante ley, o b) mediante reforma de la
El Pacto de San José de Costa Rica prohíbe las torturas y las penas o los tra-tos crueles, inhumanos o
constitución que la previera o habilitara. El tratado citado, que desde la reforma de 1994 reviste
degradantes. Toda persona privada de su libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser jerarquía constitucional, alcanza el nivel de un límite heterónomo o externo —por fuente
humano (art. 5.2). internacional— hasta para el poder constituyente futuro.
Marcada similitud normativa ofrece el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (arts. 7 y 10.1), en
tanto la Convención sobre Derechos del Niño se inspira en pautas equivalentes a favor de los menores (por ej., art. El cumplimiento de la condena.
37.a y c. y art. 40.1).
Uno de los tratados con jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22) es la Con-vención contra la tortura y otros 70. — La ejecución de la pena no puede verse como un simple problema de política criminal, porque la
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. constitución impone pautas muy claras, y porque, además, todo el sistema de derechos humanos que ella contiene
y prohija guarda estrecha relación con todas las modalidades de cumplimiento de la sanción penal. Está en juego
en ello la dignidad personal del delincuente y muchísimos derechos suyos —por ej., el derecho a la intimidad, a la
b) Está abolida la pena de muerte por causas políticas en el mismo artículo 18; no obstante, libertad religiosa, a la vida y a la salud, a casarse, a expresar sus ideas, etc.—.
la ley marcial y la extensión de la jurisdicción militar a los civiles han registrado la aplicación de
La Corte ha reconocido el derecho de las personas privadas de su libertad a la inviolabilidad de su
la pena de muerte por delitos políticos en nuestro derecho constitucional material. correspondencia (fallo del 19 de octubre de 1995 en el caso “Dessy Gustavo Gastón, s/ habeas corpus”).
La pena de muerte por delitos políticos, o delitos comunes conexos con los políticos está prohibida en el Se comprende fácilmente que el cumplimiento de la condena no provoca solamente una cuestión penitenciaria
que, como tal, se recluya en el derecho administrativo; el tribunal cuya sentencia aplica la pena —u otro
Pacto de San José de Costa Rica (art. 4.4).
competente— debe retener o asumir en plenitud el control judicial necesario, tanto a los fines de la eficaz defensa
social y de la seguridad, cuanto a los de tutela de la dignidad y los derechos del condenado, y a los de vigilancia de
c) Está abolida la confiscación de bienes; así lo dispone el art. 17.
las condiciones de vida en los establecimientos carcelarios, del trato a los reclusos, de su reeducación para la 75. — El derecho constitucional argentino consagra: a) el principio de la unidad de jurisdicción, que radica a
reinserción social, etc. la administración de justicia exclusivamente en los órganos del poder judicial, con las solas excepciones de los
fueros reales y de las jurisdicciones especiales; b) el principio de la igualdad de todos los individuos ante la
71. — La previsión de la ley 24.316 al incluir en el art. 27 bis del código penal (para la suspensión jurisdicción, que torna justiciables a todos por los mismos jueces, eliminando a los jueces especiales a título de
condicional de la ejecución de la pena) una serie de reglas de conducta que debe cumplir el condenado por privilegio (fueros personales) o de castigo (jueces ad hoc, comisiones especiales, etc.).
disposición del tribunal judicial, en tanto resulten adecuadas para prevenir la comisión de nuevos delitos, merece
evaluarse como razonable. Pero estamos ciertos que sólo puede aplicarse a quienes reciben condena por un delito La garantía de los jueces naturales no es privativa de la materia penal, sino extensiva a todas
cometido con posterioridad a la mencionada ley 24. 316, no admitiendo su aplicación por sentencia que, dictada las restantes: civil, comercial, laboral, etc.
después de vigente esta ley, sanciona delitos perpetrados antes. Ello en cuanto de ocurrir esto último, la ley penal
de ejecución sería retroactiva y, por ende, violatoria del principio de la ley penal previa o anterior al delito.
76. — Conectada con la garantía de los jueces naturales hay que tomar en consideración:
72. — Hemos de tener muy en cuenta que la Convención de San José de Costa Rica y el Pacto Internacional a) la prohibición del art. 109, según el cual “en ningún caso el presidente de la nación puede ejercer funciones
de Derechos Civiles y Políticos aluden a la finalidad esencial de reforma y readaptación social de los penados; el judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas”; esta prohibición rige aun
Pacto de San José la asigna en su art. 5.6 a las penas privativas de la libertad; y el otro tratado, en el art. 10.3, al durante el estado de sitio, ya que de acuerdo al art. 23 tampoco puede el presidente condenar por sí o aplicar
régimen penitenciario. penas;
Ambos obligan a separar a los procesados de los condenados, salvo en circunstancias excepcionales (art. 5.4 y b) la prohibición del art. 29, que al proscribir la concesión al poder ejecutivo de facultades extraordinarias y
art. 10.2 a, respectivamente). También prescriben que los menores que puedan ser procesados deberán ser de la suma del poder público, impide al congreso investirlo de función judicial;
separados de los adultos (art. 5.5 y art. 10.2 a, respectivamente). c) el principio de división de poderes, que veda cualquier tipo de delegación de la función judicial por parte
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece que en el procedimiento aplicable a los de sus órganos a otros extraños;
menores de edad a efectos penales se tendrá en cuenta esa circunstancia, y la importancia de estimular su d) los principios emergentes del derecho judicial elaborado por la Corte, según el cual: d’) en la solución de
readaptación social (art. 14.4) lo que, evidentemente, encara la etapa de condena y no solamente la previa del controversias jurídicas individuales no se puede excluir compulsivamente la intervención suficiente de un tribunal
enjuiciamiento. judicial; d’’) en la actividad jurisdiccional de la administración y de los tribunales militares debe asegurarse el
Por su parte, no es de extrañar que la Convención sobre los Derechos del Niño, que atiende a sus necesidades, posterior control judicial suficiente; d’’’) la defensa de un derecho subjetivo supone cuestión judiciable que
a sus derechos, a su desarrollo y a su bienestar en todos los ámbitos, y que orienta su normativa en orden al interés impide sustraer compulsivamente su conocimiento a los jueces del poder judicial.
superior del menor, explaye y especifique disposiciones contundentes para los supuestos de privación de libertad, 77. — La garantía de los jueces naturales, como todo contenido que integra los principios,
enjuiciamiento penal, y eventualmente, condena. Sería desmesurado transcribir artículos, pero colacionamos declaraciones y garantías de la constitución, obliga a las provincias, conforme al art. 5º. Por ende,
especialmente el art. 37 y el 40. El parágrafo 1 del art. 40 atribuye al caso de infracción penal el deber de deparar
cabe afirmar que los tribunales judiciales provinciales, cuando quedan establecidos conforme a la
al menor un trato que, entre otras cosas, promueva su reintegración y la asunción de una función constructiva en la
sociedad. Y en el parágrafo 4 del mismo artículo concluye con este texto: “Se dispondrá de diversas medidas, tales pauta del art. 18 de la constitución federal, son tam-bién jueces naturales.
como el cuidado, las órdenes de orientación y supervisión, el asesoramiento, la libertad vigilada, la colocación Ello significa que jueces naturales no son, únicamente, los del poder judicial federal.
familiar, los programas de enseñanza y formación profesional, así como otras posibilidades alternativas a la
internación en instituciones para asegurar que los niños sean tratados de manera apropiada para su bienestar y que 78. — Si admitimos que la jurisprudencia de la Corte Suprema reconoce validez constitucional a los
guarde proporción tanto con las circunstancias como con la infracción”. tribunales administrativos y a los tribunales militares a condición de que sus decisiones dejen abierta la posibilidad
de acudir a un tribunal judicial para que revise o controle de modo suficiente esas mismas decisiones, es acertado
73. — En 1996 se dictó la ley 24.660, llamada de “ejecución de la pena privativa de libertad”, que se contestar afirmativamente: los tribunales administrativos y los tribunales militares, en la medida en que el
autodefine como complementaria del código penal. justiciable tenga disponible una vía de acceso posterior al poder judicial para que un tribunal judicial ejerza
En tal sentido, consideramos que rige y debe ser aplicada también en las provincias por sus tribunales locales. control suficiente sobre lo resuelto por aquellos tribunales no judiciales, deben ser reputados analógicamente como
Y aún más, porque en cuanto algunas de sus normas bien pueden reputarse como desarrollo de tratados jueces naturales, bien que con la naturaleza propia de una jurisdicción “especial” (no judicial).
internacionales con jerarquía constitucional no sería aventurado atribuirles naturaleza de derecho federal. Con un
enfoque u otro, reglamentan derechos humanos que a las personas privadas de su libertad les reconocen la 79. — El art. 8.1 del Pacto de San José de Costa Rica amalgama el derecho a la jurisdicción y
constitución y los referidos tratados. la garantía de los jueces naturales. Dice así: “Toda persona tiene derecho a ser oída con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente
III. LA GARANTIA DE LOS “JUECES NATURALES”
e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden
Su concepto y alcance. civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.
Norma análoga recoge el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14.1).
74. — El derecho a la jurisdicción, en cuanto significa posibilidad de acceder a un órgano
judicial, presupone que dicho órgano debe ser el “juez natural” para la causa, es decir, el tribunal La sustracción de la causa al juez natural.
judicial cuya creación, jurisdicción, y competencia, provienen de una ley anterior al “hecho”
originante de aquellas causas (o proceso). 80. — La fórmula del juez natural que trae el art. 18 se puede traducir así: nadie puede ser
“sacado” del tribunal creado y dotado de jurisdicción y competencia por ley anterior al “hecho”
La palabra “juez” no alude a la persona física del juez, sino al “tribunal” u “órgano” judicial. que es origen de la causa (o proceso judicial).
El art. 18 dice que ningún habitante puede ser “juzgado” por comisiones especiales, o “Juez natural” es, entonces, el tribunal creado y dotado de jurisdicción y competencia por
“sacado” de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Latamente, esta una ley dictada antes del hecho que es origen del proceso en el que ese tribunal va a conocer y
garantía tiene el nombre tradicional de garantía de los “jueces naturales”. decidir.
La expresión “juez natural” goza de inveterada vigencia en el léxico constitucional argentino,
y pertenece por igual y doblemente: a) a la parte dogmática de la constitución en cuanto es una La prohibición de “sacar”.
garantía de los habitantes, y b) a la parte orgánica en cuanto se relaciona con los principios de
organización del poder judicial y de la función de administración de justicia.
81. — Hay que tener bien en claro que esta parte del art. 18 contiene una doble prohibición: a) 83. — La Corte no ha acogido la interpretación que nosotros entendemos ser la correcta, y que hemos
que alguien sea juzgado por “comisiones especiales”; b) que alguien sea “sacado” de los jueces explicado. O sea, no exige que para tener carácter de juez natural un tribunal judicial deba estar creado y dotado de
designados por la ley antes del hecho de la causa. jurisdicción y competencia por ley dictada antes del “hecho” que origina el proceso.
Fundamentalmente, en cuanto a la prohibición de “sacar” al justiciable de su juez natural, y a la “sustracción”
Esta simple advertencia resulta muy importante para diversas conclusiones: a) si hay dos prohibiciones, las de causas, la misma Corte sostiene constantemente que las leyes que adjudican competencia a los tribunales
dos no pueden significar lo mismo, porque de ser así habría en la norma una repetición innecesaria; b) la judiciales no tienen que ser necesariamente anteriores al “hecho” que esos tribunales van a conocer en un proceso,
prohibición de sacar al justiciable del juez natural es susceptible de quedar violada aunque no se lo someta a una ni siquiera anteriores a la iniciación de dicho proceso. Al contrario, las leyes de competencia —en cuanto son de
comisión especial; c) la norma con las dos prohibiciones impide interpretarla de tal modo que la que veda sacar orden público— pueden ser posteriores al mismo “hecho”, y aún a la iniciación del proceso, y resultan
del juez natural se equipare a la que veda juzgarlo por comisiones especiales. En consecuencia, “sacar” del juez inmediatamente aplicables a los juicios futuros o pendientes, con prescindencia del momento temporal del
natural significa una cosa, y ser “juzgado” por comisiones especiales significa otra cosa distinta. “hecho” que se tiene que juzgar.
En la jurisprudencia de la Corte hay, sin embargo, un “momento” procesal a partir del cual ya no se puede
La prohibición de “sacar” (o sustraer) se traduce así: después del “hecho” que va a dar lugar sustraer el proceso al tribunal que está conociendo de él; ese “momento” es la traba de la litis (para el proceso no
(en futuro) a una causa judicial, o que ya ha dado lugar a ella (causa ya iniciada o pendiente), no penal; para el proceso penal, el equivalente podría ser la acusación).
se puede cambiar o alterar la competencia del “tribunal” (juez natural) al que le fue otorgada Asimismo, retrotraer etapas procesales válidamente cumplidas, y privarlas del efecto ya producido, con más
la obligación de ajustar el proceso a un nuevo trámite en virtud de una ley posterior, merece ser reputado como un
por ley anterior a aquel hecho, para darla o transferirla a otro tribunal que reciba esa
especial modo inconstitucional de violar la garantía del juez natural. (Ver, por ej., el fallo de la Corte en el caso
competencia “después” del hecho. “Hussar Otto”, del 10 de octubre de 1996).
82. — Un gráfico resume las explicaciones anteriores. 84. — Para la jurisprudencia de la Corte, lo que queda entonces prohibido es sustraer ciertos hechos, casos o
personas determinadas, a la competencia que, con carácter “general”, ha adjudicado la ley a tribunales judiciales
1º) JUEZ NATURAL DESPUES permanentes, y hacer juzgar esos hechos, casos o personas por un tribunal establecido “especialmente” para ellos.
a) crea el tribunal no puede “sacarse” 85. — La interpretación judicial de la garantía de los jueces naturales implica una mutación interpretativa
(o sustraerse) al jus- que, en general, significa violación de la constitución en su art. 18, lo que muestra una discrepancia sobre el punto
ticiable de ese tribu- entre la constitución material y la formal.
LEY nal; se lo “saca” si:
y a) se cambia la com- 86. — Es de tener en cuenta que cuando en un conflicto de competencia entre diversos tribunales, la Corte
que antes petencia del tribu- Suprema interviene para establecer cuál es el que resulta competente en una causa judicial, esa intervención
del nal a favor de otro; tiende, más allá de dirimir el conflicto, a la búsqueda del tribunal que, por ser competente a juicio de la Corte, es el
“hecho” o juez natural de esa causa.
b) le asigna competen- b) se asigna compe-
cia para conocer de tencia a un tribunal El “juez natural” en los recursos judiciales ante tribunales
ese “hecho” en el pro- “creado” después del de alzada.
ceso. hecho.
87. — En el caso de tribunales de alzada que entienden en procesos recurridos ante ellos,
también debe aplicarse el principio del juez natural, tal como personalmente lo hemos explicado.
Por eso, tales tribunales de alzada tienen que ser creados y dotados de jurisdicción y competencia
2º) por una ley anterior al “hecho” del proceso tramitado en la instancia inferior.
ANTES DESPUES
Como excepción, hemos aceptado que mediante ley posterior se añada una instancia de alzada que antes no
Proceso en
existía, respecto de decisiones emanadas de organismos o tribunales administrativos que carecían de control
Ley que “Hecho” que se juzga judicial, como también que a procesos judiciales de instancia única les sea adjudicada otra de revisión por ley
el “hecho” posterior al hecho que les dio origen. Es así en cuanto, en ambos supuestos, se mejora la justiciabilidad, lo que nos
permite afirmar que “dar” juez difiere mucho de “sustraer”.
crea el tribunal
y le asigna competencia
Los fueros reales.
88. — Los fueros reales, de materia o de causa no vulneran la garantía de los jueces naturales. Especialmente
JUEZ NATURAL El tribunal que es creado o recibe
trataremos en su oportunidad el más importante de esos fueros al ocuparnos de la jurisdicción militar.
competencia después del “hecho”
NO es “juez natural” Ahora sólo traemos a colación la tradicional jurisprudencia de la Corte en el sentido de que el art. 16 de la
constitución sólo ha suprimido los fueros personales, no revistiendo esa naturaleza los tribunales militares creados
con carácter permanente para la aplicación del código de justicia militar, en uso de la competencia del congreso
que derivaba del art. 67 inc. 23, hoy reformulado en el art. 75 inc. 27.
La prohibición de someter al juzgamiento de comisiones especiales significa, con más
A partir de 1984, y en aplicación de la ley 23.049, el derecho judicial emanado de la Corte ha sentado dos
claridad, crear organismos ad-hoc, o ex post facto (después del hecho), o especiales, para juzgar
principios sobre la jurisdicción militar, en lo que se relaciona con la garantía de los jueces naturales. a) Los
determinados hechos o a determinadas personas, sin la generalidad y permanencia propias de los tribunales militares pueden reputarse jueces naturales, pero sus sentencias deben quedar sujetas a revisión por un
tribunales judiciales. tribunal judicial. b) La revisión judicial de las sentencias militares conforme a la ley 23.049 subsana cualquier
defectuosidad que pueda anidar en el proceso ante los tribunales militares.
El derecho judicial en materia de sustracción de causas.
IV. LA INMUNIDAD DE DECLARACION Y DE ARRESTO
89. — “Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo”. La exención se considera
limitada a la materia y al proceso penales. Durante el estado de sitio, el presidente de la república es autoridad competente, de acuerdo al art. 23 de la
constitución, para arrestar o trasladar personas; esta facultad es personalísima e indelegable, y está sujeta a control
El derecho judicial emanado de la Corte Suprema es constante en afirmar que la garantía de judicial de razonabilidad.
no ser obligado a declarar contra sí mismo sólo rige en materia penal. Se llama también garantía
de “no inculparse”. b) En jurisprudencia reciente, tampoco admite la Corte que las cámaras del congreso o las
No obstante, la norma constitucional que la formula en el art. 18 no hace distinción alguna, legislaturas provinciales impongan sanciones de arresto a terceros alegando ofensa o violación a
por lo que nos parece que debe extenderse a todo tipo de causas, aunque no con el mismo rigor. privilegios parlamentarios, ya que el poder disciplinario respecto de terceros se limita al supuesto
En concreto, por ej., mientras las posiciones deferidas al procesado en causa penal son contrarias en que éstos interfieren o traban el desempeño normal de la función propia de los legisladores.
a esta garantía, en las causas no penales consideramos que: a) puede pedirse la absolución de c) Entendemos que mediante ley razonable puede atribuirse a la autoridad policial la facultad
posiciones a la contraparte; pero: b) no puede tenérselas por absueltas en rebeldía. excepcional de detener personas en casos especiales de urgencia (delito in franganti, o indicio
vehemente de delito), al solo efecto de ponerlas de inmediato a disposición de juez competente.
90. — La inmunidad que acuerda el art. 18 ha de interpretarse como proscripción de todo método y de toda
técnica que, antes o durante el proceso, y ante cualquier autoridad —sea administrativa o judicial— tiende a d) Organismos de la administración carecen de facultad jurisdiccional para imponer
obtener por coacción física, psíquica o moral, una declaración o confesión, o a indagar su conciencia a través de sanciones privativas de libertad que por su duración equivalen a “penas” y que carecen de posible
drogas o procedimientos científicos de cualquier tipo. Si los castigos corporales están abolidos como pena, revisión judicial (la Corte equiparó a una pena el arresto policial de hasta tres meses aplicado por
tampoco pueden emplearse como medios de investigación previa a la sentencia. Los demás sistemas que, sin usar infracción a normas sobre juegos de azar).
la fuerza física, disminuyen biológicamente y síquicamente la capacidad del hombre, o penetran en su intimidad
personal para descubrir hechos que el hombre no está obligado a declarar, agravian por igual a su dignidad y e) Los edictos policiales no pueden establecer sanciones privativas de la libertad (doctrina del
deben considerarse prohibidos por la misma constitución. caso “Mouviel”, fallado por la Corte el 17 de mayo de 1957).
f) Las sanciones “disciplinarias” que, sin configurar “penas”, implican medidas “menores” de
El derecho judicial ha considerado destituida de todo valor probatorio a la declaración privación de libertad aplicables por organismos administrativos, requieren que el afectado
prestada bajo apremios ilegales, por existir violación a la constitución. disponga de posibilidad de recurso contra las mismas ante tribunales judiciales (control judicial
suficiente).
Debe tenerse en cuenta también para su aplicación la teoría del fruto del árbol venenoso, en torno del g) El Pacto de San José de Costa Rica sobre derechos humanos estipula que nadie puede ser
principio conforme al cual debe excluirse como prueba en un proceso judicial todo elemento probatorio ilegal o sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios, y que toda persona detenida o retenida debe
inconstitucionalmente obtenido, más todo otro agregado, (“venenoso”) que sea consecuencia inmediata y directa ser informada de las razones de su detención y notificada sin demora del cargo o cargos
de él y que, por ende, quede contaminado por la inicial ilegitimidad de la prueba originaria. (Para el proceso penal,
formulados contra ella (art. 7.3, 4). Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las
ver el nº 107 de este capítulo).
causas y en las condiciones fijadas de antemano por la constitución de los estados parte o por
91. — En posición no acompañada por la doctrina, interpretamos que no puede obtenerse una prueba las leyes dictadas conforme a ellas (art. 7.2).
determinada que signifique obligar a prestar el propio cuerpo en contra o en perjuicio del sometido a ella, como es Similar disposición contiene el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 9.1,
el caso de la prueba de sangre que, aun siendo indolora y breve, se pretende imponer a una persona contra su 2) y respecto de los niños la Convención sobre Derechos del Niño (art. 37).
voluntad —por ej. para acreditar si es padre o hijo de otra—. Hacerlo equivale, a nuestro criterio, a impeler a
declarar contra sí mismo en un proceso que compromete a la persona.
V. EL DEBIDO PROCESO
92. — También es compartible la tesis que sostiene que ninguna conducta procesal de las partes puede
volverse contra ellas para inculparlas con un efecto similar al de la declaración contra sí mismo. En el contexto de
la conducta procesal como prueba (o indicio probatorio), esa conducta personal no puede volverse en contra de la
Su concepto y alcance.
parte a la que corresponda, para servir de prueba (así, por ej., quien en un juicio de filiación se negara a prestarse a
una prueba hematológica, no habría de quedar expuesto a que esa conducta suya se valorara como presunción 96. — “Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos”. Parece que en
probatoria de la compatibilidad sanguínea con el hijo que se pretendiera atribuirle). esta parte del art. 18 se expande la garantía más amplia. La doctrina y el derecho judicial
argentinos la rotulan “defensa en juicio”, o “debido proceso”. Nosotros la ubicamos dentro del
93. — De alguna manera, la garantía de no inculparse también presta protección constitucional a la relación derecho a la jurisdicción, y a la tutela judicial efectiva.
confidencial entre el cliente y el profesional, porque de poco serviría que una persona no pueda ser obligada a
declarar contra sí misma, y que el profesional vinculado a ella en un asunto concreto pueda ser compelido a De ahí en más, el debido proceso —en inglés: “due process of law”— significa que: a) ningún
revelar lo que de esa persona conoce bajo secreto cuando ha sido o es su cliente. justiciable puede ser privado de un derecho sin que se cumpla un procedimiento regular fijado por
Esta exención entendemos que ha de alcanzar al periodista o comunicador social respecto del secreto de las la ley; de no haber ley razonable que establezca el procedimiento, ha de arbitrarlo el juez de la
fuentes de información. causa; b) ese procedimiento no puede ser cualquiera, sino que tiene que ser el “debido”; c) para
que sea el “debido”, tiene que dar suficiente oportunidad al justiciable de participar con utilidad
94. — El Pacto de San José de Costa Rica dice que la confesión del inculpado sólo es válida en el proceso; d) esa oportunidad requiere tener noticia fehaciente (o conocimiento) del proceso y
si se presta sin coacción de ninguna naturaleza (art. 8.3). de cada uno de sus actos y etapas, poder ofrecer y producir prueba, gozar de audiencia (ser oído).
En otras palabras, se inserta aquí la plenitud del derecho de defensa.
95. — Nadie puede ser arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. De este esquema se desprende que si hubiera que describir en síntesis la esencia del debido
Aunque la norma no dice cuál es esa autoridad, limitándose a calificarla de “competente”, parece proceso, habría de decirse que consiste en la ya aludida oportunidad o posibilidad suficientes de
que, como principio, debe serlo la autoridad judicial, y sólo por excepción la que no lo es. participar (o tomar parte) con utilidad en el proceso. De ahí que el debido proceso nos deje la
idea de un proceso regular y razonable, y de una tutela judicial eficaz.
La exención de arresto mentada en el art. 18 sirve de base implícita a la garantía del habeas corpus, con la
97. — Cuando en el proceso hay controversia o disputa entre partes que contraponen pretensiones opuestas,
que se remedia la privación de libertad física sin causa o sin formalidad debida.
se habla de proceso contradictorio. En él rige el principio de bilateralidad o de contradicción, conforme al cual
cada parte debe tener conocimiento de la pretensión de su opuesta, debe gozar del derecho de defensa, y debe
a) La Corte Suprema ha establecido que las dos únicas figuras que en nuestra constitución dan
base a la privación de libertad son el proceso penal y el estado de sitio.
poder controlar los actos procesales propios y ajenos. De nuevo recaemos en la “ocasión suficiente para cada parte criminal, requiriéndose indispensablemente la observancia de las formas sustanciales relativas a acusación,
de participación útil en el proceso”. defensa, prueba y sentencia”.
El derecho judicial ha ido señalando prolijamente las situaciones que no dañan la defensa ni son
98. — En todo proceso rige también el principio de congruencia, en virtud del cual la sentencia no puede inconstitucionales. Por ej.: a) los términos breves o exiguos; b) la obligación de que intervenga un letrado; c) el
apartarse, en lo que resuelve, de las pretensiones articuladas por las partes, que componen así la materia o el objeto rechazo de pruebas ineficaces o inconducentes; d) la imposición de sanciones disciplinarias por parte de los jueces
del proceso. “No apartarse” quiere decir no exceder ni omitir en la decisión nada respecto de dicho arsenal de a quienes obstruyen el proceso, ofenden a los magistrados, o incurren en malicia procesal, etc.; e) los intereses
pretensiones. (Ver nº 109). punitorios procesales; f) la suspensión o paralización de juicios dispuestas por leyes de emergencia.
99. — En materia no penal, el proceso puede sustanciarse y decidirse en rebeldía del demandado, siempre que
104. — La caducidad de la instancia por inactividad e inercia de partes es inconstitucional si, a causa de
previamente se cumplan las formas legales de notificación de la demanda y que, en los casos previstos por la ley,
operarse, también produce la prescripción de la acción y, con ello, se inhibe totalmente la posible iniciación
se le designe defensor oficial. En el proceso penal, en cambio, la rebeldía obsta a su tramitación.
posterior de un nuevo proceso para articular la misma pretensión que aquella caducidad ha dejado sin posible
En los procesos que pueden tramitarse en rebeldía del demandado, la sentencia en contra del rebelde no puede solución judicial.
fundarse sólo y automáticamente en su silencio, tanto como no se le puede impedir que en cualquier etapa o
instancia del proceso intervenga en él e incluso que, sin atropello de la preclusión, ofrezca y produzca prueba. Por
105. — Conforme al derecho judicial derivado de la jurisprudencia de la Corte, las formas
otra parte, el principio constitucional que obliga a los jueces a buscar la verdad objetiva o material, avala el
criterio que postulamos. regulares y básicas del debido proceso son condición indispensable para que la sentencia que se
dicta en juicio goce de la inmutabilidad y el efecto de la cosa juzgada. Cuando no se ha respetado
La “duración” del proceso. el debido proceso, o en el proceso se ha incurrido en dolo o estafa procesales, la sentencia queda
destituida de la fuerza y la eficacia de la cosa juzgada.
100. — La garantía del debido proceso incluye el recaudo de la duración “razonable” del
proceso: todo proceso ha de tener una duración que sea razonable para la tutela judicial eficaz, 106. — La violación del derecho de defensa se denomina “indefensión”.
de acuerdo con la naturaleza de la pretensión jurídica que se ventila en el proceso. Cuando la
107. — La teoría del fruto del árbol venenoso impide tomar en cuenta pruebas obtenidas ilegítima o
pretensión es urgente, el proceso debe durar menos —o mucho menos— que cuando no reviste
ilegalmente, o en violación a derechos personales, y hasta sirve para invalidar los actos y secuelas procesales que
ese apremio. sean consecuencia inmediata, directa o necesaria del acto, procedimiento o prueba envenenados de
inconstitucionalidad. (ver nº 90).
Por ejemplo, si en un proceso se discute la pretensión de donar un órgano para ser trasplantado a un enfermo
en grave estado, ese proceso debe ser muy breve, porque de lo contrario la sentencia no llegaría a dictarse en
La sentencia.
tiempo útil y podría perder su eficacia, o sea, resolver la pretensión cuando ya fuera tarde.
Razón similar concurre para habilitar el uso del habeas corpus y del amparo.
108. — El derecho a la jurisdicción y a la tutela judicial eficaz se satisface en último término
La duración razonable del proceso conforme a la índole de la pretensión es una exigencia que se funda en la
con la sentencia útil.
necesidad de que la sentencia que pone fin a ese proceso se alcance a dictar en tiempo oportuno, y sea capaz de
rendir utilidad y eficacia para el justiciable. La “utilidad” (o eficacia) de la sentencia puede aquí significar, por lo menos, dos cosas: a)
101. — Del principio de celeridad razonable y de oportunidad de la sentencia, se extrae dentro que debe resolver “todas” las pretensiones que en relación con aquellos derechos lleva el
del derecho a la jurisdicción el derecho del justiciable a obtener una decisión judicial (sentencia) justiciable ante el tribunal; b) que las debe resolver en “tiempo oportuno” (y por este último
rápida y eficaz. aspecto, la cuestión deriva a lo que separadamente comentamos sobre la duración razonable del
proceso).
El derecho judicial emanado de la jurisprudencia de la Corte señala que la garantía de defensa sufre agravio
inconstitucional con la posibilidad de que las sentencias dilaten sin término la decisión de las cuestiones 109. — La sentencia clausura el ciclo del derecho a la jurisdicción. Por eso, tiene que dictarse en relación y
planteadas ante los jueces. correspondencia con las pretensiones de las partes intervinientes en el proceso; hay una reciprocidad entre esas
pretensiones y lo que la sentencia tiene que resolver, conforme al “principio de congruencia”; la sentencia debe
Esa dilación equivale a privación o denegación de justicia.
decidir y abarcar aquellas pretensiones, ni más ni menos, sin excederlas, ni omitirlas, ni disminuirlas.
Para la duración del proceso penal, remitimos al nº 32 del presente capítulo. 110. — El juez ha de resolver la causa según los términos en que quedó trabada la litis y que
fijan el margen de su jurisdicción y competencia; a) en cuando al derecho, el principio del “iura
El “exceso ritual”. novit curia” permite y obliga al juez a suplir el derecho no invocado por las partes o invocado
erróneamente; es decir, la correcta calificación jurídica y la correcta aplicación del derecho
102. — El derecho judicial de la Corte ha acuñado asimismo la doctrina del exceso ritual dependen del juez; b) en cuanto a los hechos, el juez debe atenerse a los alegados y probados por
manifiesto, al que descalifica como una exageración rigorista y abusiva de las formas, en las partes, con miras a conocer la verdad material u objetiva.
desmedro de la finalidad del proceso, que es buscar y realizar la justicia.
Hay casos en los que, sin evadirse de la materia litigiosa, el juez del proceso podrá o deberá adoptar de oficio
Puede también decirse que el exceso ritual lesiona garantías constitucionales porque prioriza con su activismo judicial algunas medidas tendientes a prevenir daños —por ej., ambientales, o a la vida y la salud
lo que la Corte llama la “verdad formal” por sobre la “verdad material” u “objetiva”, que es la que de terceros—. Todo consiste en que esas medidas guarden relación razonable con el objeto del proceso o con la
debe alcanzarse en el proceso y en la sentencia. materia litigiosa. Habiéndola, el principio de congruencia no se viola con el despliegue del activismo judicial,
porque la sentencia recaerá —basada en pretensiones y probanzas— siempre y sólo sobre lo que componía la
La defensa en juicio. materia o el objeto del proceso.
111. — La sentencia debe ser imparcial, justa, fundada y oportuna. La Corte tiene dicho: a) que los jueces
103. — Como modelo de norma judicial sobre el derecho de defensa, reproducimos esta son servidores del derecho para la realización de la justicia; b) que el natural respeto a la voluntad del legislador
formulación tomada de un fallo de la Corte: no requiere la admisión de soluciones notoriamente injustas; c) que el ejercicio imparcial de la administración de
justicia es uno de los elementos necesarios de la defensa en juicio; d) que la sentencia debe ser una derivación
“la garantía de la defensa en juicio exige, por sobre todas las cosas, que no se prive a nadie arbitrariamente de razonada del ordenamiento jurídico vigente; e) que el apartamiento consciente de la verdad está reñido con el
la adecuada y oportuna tutela de los derechos que pudieran asistirle, asegurando a todos los litigantes por igual el adecuado servicio de la justicia; f) que la verdad “objetiva” debe prevalecer sobre la verdad “formal”.
derecho a obtener una sentencia fundada, previo juicio llevado en legal norma, ya se trate de procedimiento civil o
La sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada se incorpora al patrimonio bajo el resguardo de la garantía
de la propiedad inviolable. Pero, para ello, la sentencia ha debido dictarse en un proceso regular, en el que no haya
mediado dolo ni estafa procesales, y en el que se hayan respetado las formas fundamentales del debido proceso. VI. LA IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY
La segunda instancia, o pluralidad de instancias. Su encuadre.
112. — El debido proceso y la defensa en juicio se extienden también a la segunda instancia, 118. — La retroactividad de las leyes plantea múltiples problemas en el mundo jurídico. Algunos de ellos
cuando la hay. Por segunda instancia entendemos la etapa procesal que, a continuación de la interesan al derecho constitucional. Por un lado, la movilidad de los procesos sociales, de las situaciones
sobrevinientes, de los casos imprevistos, exigen modificación en las leyes, sustitución de unas por otras, etc. Por
primera instancia, se propone revisar lo decidido en ella; por eso, si ocasionalmente la ley abre otro lado, el fenómeno responde asimismo a la novedad de las valoraciones jurídicas, novedad que a veces cambia
una tercera instancia, podemos en sentido lato involucrarla también en este acápite. los criterios sociales de valor en forma retroactiva. Por fin, todas estas mutaciones necesarias para el progreso del
Conforme a la jurisprudencia de la Corte hay varios principios básicos: orden jurídico se conectan con la conveniencia o la necesidad de respetar algunas situaciones ya consumadas, en
homenaje al valor justicia y al valor seguridad.
a) en el proceso no penal no es inconstitucional la instancia única; b) en el proceso penal rige
El derecho constitucional se preocupa por descubrir cuándo la retroactividad se torna inconstitucional para
la doble instancia, que no queda satisfecha con el recurso extraordinario; c) la actividad
prohibirla o enervarla, y no sólo respecto de las leyes, sino de cualquier otra norma o acto.
jurisdiccional de organismos o tribunales administrativos, y de los tribunales militares, necesitan
alzada judicial de revisión; d) si en cualquier clase de proceso la ley ha establecido la doble
Nuestra constitución formal no consigna norma alguna que, como principio, resuelva
instancia, es inconstitucional impedir el acceso a ella. expresamente el punto, salvo en materia penal, donde al exigirse ley anterior al hecho para juzgar
113. — El “per saltum” como puente que, para alcanzar en un proceso judicial la instancia de la Corte
y condenar a alguien, se descarta la aplicación retroactiva de leyes penales posteriores a aquel
Suprema, saltea etapas o instancias intermedias prefijadas en las leyes, plantea más de un problema y de un hecho.
interrogante. Acá solamente nos limitamos a decir que, a menos que una ley prevea y autorice el “per saltum”, su
empleo se nos presenta como inconstitucional. La razón es simple: cuando hay etapas e instancias discernidas por
la ley a favor del justi-ciable, únicamente otra ley (autoritativa del “per saltum”) puede obviar su uso.
El derecho judicial en materia de irretroactividad.
Ni siquiera el acuerdo de las partes intervinientes en el proceso habilita a omitir el uso eventual de las
instancias previas a la de la Corte Suprema.
119. — Pese al silencio de la norma constitucional en materia no penal, el derecho judicial se
ha encargado de forjar un principio que rige en el derecho constitucional material por creación de
114. — Como la jurisdicción de los tribunales de alzada está limitada por la materia del la jurisprudencia de la Corte.
recurso que la provoca, la parte no apelada de la sentencia queda resguardada por la firmeza de la Dice la Corte que el principio de que las leyes no son retroactivas emana solamente de la
cosa juzgada y no puede ser abordada en la apelación. propia ley —el código civil— y carece, por ende, de nivel constitucional; pero cuando la
aplicación retrospectiva de una ley nueva priva a alguien de algún derecho ya incorporado a su
El debido proceso en sede administrativa. patrimonio, el principio de irretroactividad asciende a nivel constitucional para confundirse con
la garantía de inviolabilidad de la propiedad consagrada en el art. 17. “En este caso —dice la
115. — La garantía del debido proceso y de la defensa en juicio es aplicable también en sede Corte— el principio de la no retroactividad de la ley deja de ser una simple norma legal para
administrativa, o sea, en lo que se denomina el procedimiento administrativo. En él, el confundirse con el principio de la inviolabilidad de la propiedad”. Quiere decir que si bien la ley
administrado ha de tener noticia y conocimiento de las actuaciones, oportunidad de participar en puede ser retroactiva sin ofender a la constitución, no puede serlo cuando con su retroactividad
el procedimiento, y obtener decisión fundada. viene a privar de un derecho incorporado al patrimonio y resguardado como propiedad en sentido
constitucional.
El procedimiento administrativo debe distinguirse del “proceso administrativo”, porque este último es un De este modo, derivamos a sostener que: a) la constitución formal prohíbe la retroactividad de
proceso judicial en el que se juzga o controla la actividad administrativa, en tanto el “procedimiento” la ley penal (art. 18), sin perjuicio de la retroactividad de la ley penal más benigna; b) el derecho
administrativo se radica en sede administrativa.
judicial prohíbe —dentro de la constitución material— la retroactividad de la ley no penal cuando
hiere derechos adquiridos e incorporados al patrimonio, y ello en aplicación del principio de
116. — Si bien siempre la Corte reiteró la necesidad de respetar la defensa en juicio dentro
inviolabilidad de la propiedad (art. 17).
del procedimiento administrativo, cabe distinguir dos etapas:
a) Hasta el año 1960 —en que falla la causa “Fernández Arias c/Poggio”— se limitó a exigir 120. — Resulta difícil ponderar en cada caso concreto cuándo un derecho ha alcanzado la
la observancia de las formas sustanciales del derecho de defensa: notificación, ser oído, naturaleza de “adquirido” como para no poder ser desconocido por la ley posterior retroactiva que
defenderse mediante argumentos y prueba; el caso tipo de este período es el caso “Parry Adolfo pretende recaer sobre él. A los fines de nuestra disciplina, y dado el carácter de nuestra obra,
E.” —del año 1942—; creemos más útil que una disquisición doctrinaria, la puntualización de criterios jurisprudenciales
b) Desde 1960 hasta la actualidad, además de mantener el requisito de la defensa, impone que frenan la retroactividad.
como condición sine qua non para la constitucionalidad del procedimiento administrativo, la a) La ley no puede ser retroactiva frente a una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada.
posibilidad de usar una vía ulterior de revisión judicial suficiente. El caso tipo de este período es
b) La ley no puede ser retroactiva frente a actos administrativos pasados en autoridad de cosa
el citado “Fernández Arias c/Poggio”.
juzgada administrativa que han dado origen a derechos subjetivos;
Desde 1984, las sentencias de tribunales militares también requieren la revisión judicial.
c) La ley no puede ser retroactiva frente a derechos adquiridos en virtud de leyes anteriores;
Aplicación de la garantía del debido proceso al estado en juicio. d) La ley no puede ser retroactiva frente a contratos válidamente celebrados entre particulares
(salvo las excepciones introducidas por leyes de emergencia con razonabilidad suficiente); d’) a
117. — Como último aspecto de la garantía de defensa, es bueno recordar que si como garantía está dada nuestro juicio, la ley tampoco puede alterar o derogar convenios colectivos de trabajo mientras
fundamental y primariamente a favor de las personas frente al estado, debe también extendérsela y respetársela a están vigentes;
favor del estado cuando, como justiciable, interviene en un proceso.
e) La ley no puede ser retroactiva frente a actos procesales válidamente cumplidos conforme 127. — La fulminante prohibición del art. 29 de la constitución tiene, además del alcance de
a la ley vigente al tiempo de llevarlos a cabo; una norma propia del derecho constitucional del poder o parte orgánica, el de una garantía para
f) La ley no puede ser retroactiva frente a obligaciones válidamente extinguidas por pago los habitantes como norma del derecho constitucional de la libertad o parte dogmática.
liberatorio.
Tal vez es ésta la norma más genuinamente autóctona de nuestra constitución formal, como que proviene de
La sucesión y variación temporal de las leyes, y el derecho adquirido. la dolorosa experiencia vivida en la génesis constitucional durante la tiranía de Rosas. La suma del poder y las
facultades extraordinarias que invistió el gobernador de Buenos Aires dan razón suficiente y elocuente de la
prevención y prohibición de los constituyentes de 1853, que elaboraron con originalidad propia la norma
121. — Si bien el derecho judicial de la Corte tiene señalado que nadie tiene derecho a que se mantenga una
descriptiva.
legislación determinada, o a que se dicte, hemos de destacar que cuando por aplicación de una ley una persona ha
adquirido uno o más derechos, la modificación o derogación posteriores de esa ley, o la vigencia de una nueva,
impiden privarla del derecho adquirido y, de ocurrir tal cosa, el estado asume responsabilidad para reparar el El art. 29 grava con impotencia al congreso y a las legislaturas provinciales, en cuanto a
perjuicio que ocasiona. ambos les veda conceder al ejecutivo “nacional” y a los gobernadores de provincia,
respectivamente, “facultades extraordinarias” o la “suma del poder público”, y otorgarles
La irretroactividad en materia administrativa. “sumisiones” o “supremacías”, por las que la vida, el honor o la fortuna de los argentinos
queden a merced de gobierno o de persona alguna.
122. — La Corte tiene decidido que el principio de irretroactividad de la ley que consagra el código civil sólo También incrimina a quienes “formulen”, “consientan” o “firmen” tales actos.
se refiere a las relaciones de derecho privado, por cuya razón no rige en las de derecho público administrativo. No
obstante, su propia jurisprudencia también recalca que en el ámbito del derecho administrativo la ley retroactiva Por fin, dice que esos actos llevan consigo una “nulidad” insanable. Los autores quedan
no puede agraviar derechos adquiridos. sujetos a la responsabilidad y pena de los “infames traidores a la patria”.
Si la ley no puede investirse de tal efecto, tampoco los reglamentos administrativos y los actos
administrativos individuales (o de contenido particular) pueden privar de derechos adquiridos. 128. — La norma del art. 29 es una norma penal. En ella se tipifica un delito de rango
constitucional, aunque no se adjudica directamente una pena. La pena surge indirectamente de la
La irretroactividad en materia fiscal. parte final: será la de los “traidores a la patria”. La traición a la patria es, a su vez, otro delito
tipificado por la constitución en el art. 119 pero también sin adjudicación de pena. Por eso, la
123. — Remitimos al cap. XIX nº 28 a 31. pena debe estar contenida en otra norma que, al no figurar en la constitución formal, pertenece al
código penal.
La irretroactividad en materia procesal.
Si el congreso no dicta la ley estableciendo la pena, el art. 29 no puede dar lugar a condena penal. No
124. — En materia procesal, la jurisprudencia puede estudiarse dividida en dos grandes rubros: obstante, dicho artículo permitiría siempre fundar la nulidad de los actos incriminados y de sus efectos, porque
a) leyes procesales: a’) las nuevas leyes de procedimiento aplicables a un juicio en trámite no pueden con independencia de la incriminación la cláusula dice que tales actos llevan consigo una nulidad insanable, y esta
desconocer los actos procesales que se cumplieron válidamente antes; a’’) las leyes de procedimiento que sanción de nulidad, por no ser penal, tiene aptitud de funcionar autónomamente.
organizan, distribuyen o modifican la jurisdicción y competencia de los tribunales de justicia se aplican —según la Como norma penal que es (en cuanto contiene una incriminación) el art. 29 no permite su aplicación a
Corte— a los juicios pendientes mientras la causa no está radicada; quiere decir que son retroactivas con relación situaciones que no coinciden exactamente con el tipo penal que él describe. De tal modo, si el presidente asumiera
al “hecho” que da origen a la causa judicial todavía no radicada. (Téngase presente para este punto lo que dijimos por sí la suma del poder o las facultades extraordinarias (o sea, sin que el congreso se las “concediera”), el delito
en su relación con la garantía de los jueces naturales); a’’’) las leyes de procedimiento no pueden ser retroactivas constitucional del art. 29 no quedaría cometido, porque faltaría el acto otorgante del congreso, y con él, la
frente a sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada; conducta típica. La “concesión” de los poderes extraordinarios que enfoca la norma debe ser hecha “desde” el
b) leyes no procesales (o de fondo) que se aplican en juicio para resolver la pretensión articulada: se trata de órgano legislativo “a favor” del ejecutivo. Si esos poderes se conceden desde “otro” órgano que no es el
las leyes de fondo en cuya aplicación debe dictarse la sentencia; como principio, la ley vigente al trabarse la litis legislativo y/o a favor de “otro” que no es el ejecutivo, la acción es penalmente “atípica” en el marco
debe aplicarse en la sentencia; pero la Corte sostiene que no viola derechos adquiridos la nueva ley de orden constitucional de la incriminación. O sea, no corresponde al delito del art. 29.
público que dispone su propia aplicación a los juicios pendientes. Quede en claro que el delito del art. 29 no es traición a la patria. La traición consiste “únicamente” —según
lo formula el art. 119— en tomar las armas contra la “nación” o en unirse a sus enemigos prestándoles ayuda y
La irretroactividad en materia laboral. socorro; lo que por similitud dice el art. 29 es que el delito por él descripto sujetará a la responsabilidad y pena de
los “infames traidores a la patria”. O sea, reenvía a la pena que para la traición debe fijar el congreso.
125. — En materia laboral, el principio básico de irretroactividad de la ley impide aplicar a relaciones
laborales extinguidas, una ley posterior a la cesación en la actividad; en tanto, mientras la relación de empleo La incriminación constitucional.
subsiste, una nueva ley puede gravar al empleador con obligaciones no existentes ni previstas a la fecha de
iniciarse dicha relación. 129. — El bien jurídico que la constitución protege penalmente en el art. 29 es múltiple; por un lado, la
Por eso se ha convertido en norma judicial constante la de que no es inconstitucional la ley que para incriminación tutela la forma republicana (en cuanto ésta presupone la división de poderes) y la propia
indemnizar despidos futuros computa una antigüedad laboral anterior a su vigencia. constitución que la establece; por otro lado, la incriminación quiere evitar que la “vida, el honor, o la fortuna” de
las personas queden a merced de la autoridad pública, de donde estos derechos fundamentales integran aquel bien
Si la ley no puede retroactivamente imponer obligaciones patronales con respecto al personal que ha dejado jurídico.
de prestar servicios antes de su vigencia, creemos que tampoco puede hacerlo un convenio colectivo.
Las acciones típicas que incrimina la norma vienen aludidas por varias palabras: “conceder”,
La irretroactividad en materia de seguridad social. “otorgar”, “formular”, “consentir”, “firmar”.
126. — Remitimos al cap. XXII nº 11 a 14. El proyecto legislativo de concesión es una “formulación”, pero para que ésta encuadre en la incriminación
constitucional hace falta que luego la “concesión” se lleve a cabo (lo que no impide que si la “concesión” no se
VII. EL ARTICULO 29. consuma, la mera “formulación” pueda ser incriminada por “ley” en el código penal).
El acto de “concesión” debe ser del congreso o de las legislaturas (poder legislativo), pero no
requiere a nuestro criterio que tenga “forma de ley”. En cambio, para ser del “congreso” necesita
la intervención de sus dos cámaras. No encuadra en el tipo penal la “concesión” por una sola
cámara. El mismo acto puede cometerse de una sola vez, o a través de sucesivos momentos 134. — Los delitos constitucionales son los que directamente aparecen incriminados en normas de la
seriados, en cuyo conjunto se consume la concesión. La concesión puede ser expresa o implícita. constitución formal; por ejemplo, los de los arts. 15, 22, 29, 36 y 119.
Cada uno de estos artículos define la conducta delictuosa, pero ninguno establece la sanción penal que queda
Para los legisladores que incurren en el acto de “concesión” consideramos que no rigen las inmunidades derivada a la ley penal del congreso.
parlamentarias, porque se trata de un delito constitucional que, por ser tal, excluye la cobertura de esas Los principales problemas que plantean los delitos constitucionales son los siguientes: a) para no burlar la
inmunidades. supremacía de la constitución, el congreso tiene obligación de adjudicar la pena; b) cuando lo hace —sea en el
código penal, sea en ley especial— no puede alterar ni modificar el tipo penal descripto en las normas de la
constitución; c) la omisión del congreso en establecer la pena es inconstitucional; d) pese a tal
inconstitucionalidad, si no hay ley que fije la pena, quien comete el delito no puede ser condenado, en virtud del
Los poderes “tiránicos”. principio rector del art. 18; e) por haber sido establecidos por el poder constituyente, estos delitos no admiten ser
objeto de amnistía ni de indulto por parte de los órganos del poder constituido.
130. — Lo que no se puede conceder es: a) “facultades extraordinarias”; b) “suma del poder
público”; c) “sumisiones”; d) “supremacías”. VII. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL
Las facultades extraordinarias a favor del poder ejecutivo o de los gobernadores provinciales
son todas las que la constitución no les confiere, sea porque las otorga a otro “poder”, sea porque Su encuadre y contenido.
no son propias de ninguno.
La suma del poder público es la concentración en el ejecutivo (federal o provincial) de todas 135. — Ha cobrado curso y auge el llamado derecho procesal constitucional. ¿O más bien
las competencias que la división de poderes ha distribuido entre los tres departamentos del derecho constitucional procesal?
gobierno. Con un nombre u otro, apunta al diseño que desde el derecho constitucional busca y encuentra
Las sumisiones representan el sometimiento o la subordinación de los otros dos poderes o de en el derecho procesal las formas, las vías, los procedimientos y las garantías para dar curso a la
uno de ellos, al poder ejecutivo, al margen de la constitución. Las supremacías son las tutela de la supremacía constitucional y de los derechos personales.
superioridades jerárquico-funcionales del ejecutivo sobre el legislativo o el judicial. A la postre, este derecho procesal constitucional encarrila procesos y recursos que bien caben
en el molde amplio de la llamada jurisdicción constitucional —mejor: jurisdicción constitucional
131. — El delito del art. 29 es formal, porque no requiere que el ejecutivo use de la “concesión” efectuada. de la libertad—. La defensa de la constitución y de cuanto se contiene en ella, especialmente los
En el texto leemos que el peligro potencial para la vida, el honor o la fortuna debe ser para los “argentinos”. derechos, aparece así en el centro de gravedad del sistema garantista.
Atento la índole penal de la norma, hay tesis que interpretan que si ese riesgo sólo se da para los “extranjeros” la
acción ya no es penalmente típica, y por ende, no hay delito. Con tal interpretación, los sujetos pasivos de la 136. — Derechos, tutela, vías de protección. Y algo más muy importante, que ya traemos
acción delictuosa sólo pueden ser los argentinos (nativos o naturalizados), por lo que el tipo penal no protegería a muy resaltado en otras partes; es la legitimación procesal. De poco o nada valdrían las vías
los extranjeros.
existentes y disponibles, si no hubiera quienes estuvieran legitimados para el impulso procesal
No cabe en el tipo penal la concesión de las facultades prohibidas que puedan afectar o dañar bienes distintos defensivo.
de la vida, el honor, o la fortuna.
La instancia supraestatal
Los autores del delito.
137. — El derecho procesal constitucional no se detiene en el derecho interno. Ahora también hay una
132. — Hemos dicho que el núcleo del tipo penal es el acto de “concesión” (u otorgamiento) de los poderes jurisdicción supraestatal —transnacional o supranacional, la llaman algunos— que queda abierta con modalidades
tiránicos. La autoría, entonces, se refiere a “formular”, “consentir”, o “firmar” ese acto. diversas para reforzar, desde el derecho internacional, la protección de los derechos cuando en sede interna de los
Una vez consumado el acto de “concesión”, son autores del delito los legisladores, los redactores del estados sufren violación y cuando tienen raíz en tratados internacionales que arbitran aquella jurisdicción para los
proyecto, los refrendantes del acto de concesión, los que lo promulgan, y los que lo consienten (por ej., los jueces estados que se hacen parte en el sistema.
que en la causa judicial pertinente no nulifican el acto mediante control de constitucionalidad). De tal modo, todo En América la tenemos a través del Pacto de San José de Costa Rica, con sus dos organismos: la Comisión
aquél que por acción u omisión participa o colabora en la “concesión”, sea antes o después, y aunque sólo sea por Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Argentina ha consentido
“formular”, “consentir” o “firmar”, queda incurso en el delito constitucional. su jurisdicción al ratificar el tratado en 1984, al que en 1994 la constitución reformada le ha conferido jerarquía
De ahí que no vetar la ley vuelva delictuosa la conducta del presidente de la república (tanto si la promulga constitucional.
expresamente, cuanto si queda promulgada tácitamente porque no la veta en tiempo hábil). También delinquen los
ministros que refrendan el decreto presidencial de promulgación.
CAPÍTULO XXV
Asimismo, una vez que la concesión se consuma, resultan autores los legisladores que no se han opuesto; por
ende, también los que estando presentes en alguna etapa de las sesiones del congreso han omitido votar, o han
votado en blanco, o se han retirado sin causa justificada de la sesión, y también los que a sabiendas y sin causa LAS LIMITACIONES EN EL SISTEMA DE DERECHOS
justificada no han concurrido a las sesiones respectivas para evitar la sanción del acto de concesión. Por supuesto,
los que votaron afirmativamente. I. LAS LIMITACIONES “PERMANENTES” Y LAS “EXCEPCIONALES”. - Su razón de ser. - El “poder de policía” en
sus dos conceptos: amplio y estricto. - El poder de policía en sentido estricto. - Las competencias del estado
federal y de las provincias en materia de poder de policía. -Algunas pautas para las limitaciones. - Los tratados
El art. 29 y el código penal. internacionales de jerarquía constitucional. - II. LAS EMERGENCIAS Y LOS INSTITUTOS DE EMERGENCIA. - Su
caracterización. -Las emergencias y los institutos de emergencia en el derecho constitucional argentino. - Las
133. — El código penal no ha reproducido fiel ni textualmente la incriminación del art. 29 de la constitución. pautas de limitación y control. - La guerra. - La paz. - La ley marcial. - El estado de sitio. - La declaración y
De todos modos, el tipo penal que surge de ese artículo surte efecto por sí solo, y toda acción coincidente con él es sus efectos. - La crisis económica. - Los tratados internacionales de jerarquía constitucional. - III. LA
delictuosa; la ley del congreso sólo hace falta para establecer la pena y para poder condenar haciendo aplicación LIMITACIÓN DE LOS DERECHOS DURANTE EL ESTADO DE SITIO. - Su encuadre. - Las competencias para
de ella. restringir derechos durante el estado de sitio. - La “suspensión de las garantías”: teorías. - La tesis finalista. -
Las medidas restrictivas. - La “duración” de las medidas restrictivas. - La restricción a la libertad corporal. -
La opción para salir del país. - El reingreso al territorio después de la opción y la salida. - El habeas corpus
Los delitos constitucionales. durante el estado de si-
tio. - La responsabilidad del estado por el arresto dañino. Quede bien en claro que cuando proponemos suprimir la noción dilatada de “poder de policía” sólo nos
dirigimos a eliminar esa construcción doctrinaria (o “concepto”) pero en modo alguno negamos que por las
mismas razones y causas que esa construcción postula se puedan limitar los derechos.
I. LAS LIMITACIONES “PERMANENTES” Y LAS “EXCEPCIONALES”
El poder de policía en sentido estricto.
Su razón de ser.
6. — Hecho este descarte, y suprimida la noción conceptual amplia del poder de policía, transamos en
mantener la expresión “poder de policía” para demarcar la “porción” del poder estatal que tiene un objeto bien
1. — Los derechos que la constitución reconoce no son absolutos sino relativos: se gozan y
determinado y específico, cual es el de proteger la salubridad, la moralidad y la seguridad públicas. Tal es el
ejercen conforme a las leyes que los reglamentan, lo cual significa que pueden ser limitados o concepto restringido de poder de policía que emplea la doctrina europea.
restringidos, a condición de que la limitación o restricción resulte razonable.
Poder de policía sería, pues, para nosotros, el mismo poder del estado cuando se ejerce nada más que en
orden a la protección de la salubridad, moralidad y seguridad públicas, con el consiguiente efecto de limitar los
Esta noción elementalísima de derecho constitucional presupone otra iusfilosófica innegable: el mundo derechos para hacer efectivos esos objetivos concretos.
jurídico, el derecho, los derechos existen porque hay muchos hombres que conviven. O sea, porque hay
convivencia y sociedad hay un fenómeno jurídico que se llama “derecho”, y hay en él “derechos” de las personas. 7. — No creemos que el poder de policía estricto (por razón de seguridad, moralidad y salubridad públicas)
De existir un solo ser humano nada habría, porque faltaría la relación imprescindible de alteridad que vinculara a consista solamente en dictar normas (o legislar) en esas materias con efecto limitativo de los derechos. También
unos con otros, y diera sustento a la reciprocidad de “derechos-obligaciones” en la intersubjetividad de las es poder de policía cada acto de autoridad concreto que se cumple con aquel fin (por ej.: clausurar un
conductas. establecimiento insalubre, denegar un permiso de reunión peligrosa, inspeccionar un local público, impedir la
Por ende, antes de decir que los derechos se pueden limitar, hay que dar por verdad que, ontológicamente, son entrada al país de un grupo de extranjeros condenados en otro estado, etc.).
limitados, porque son derechos de los hombres “en sociedad” y “en convivencia”. De ahí en más, ese carácter
limitado hace que los derechos sean limitables, precisamente para hacer funcionar el goce, el ejercicio, la Las competencias del estado federal y de las provincias en materia de poder de policía.
disponibilidad y el acceso a su disfrute sin exclusión de nadie.
8. — a) Si se acoge la tesis amplia y, por ende, poder de policía significa toda limitación de
2. — La primera idea que se desprende de lo expuesto es ésta: hay limitaciones permanentes, derechos por cualquier objetivo de bienestar, parece que como principio su ejercicio es propio del
y hay limitaciones excepcionales que, por eso mismo, son y deben ser transitorias. estado federal. La reglamentación de esos derechos, prevista en los artículos 14 y 28 de la
A las últimas les dan sustento las situaciones de emergencia o crisis, o como también se suele constitución, incumbe al estado federal, y dentro de él, al congreso.
decir: las situaciones de excepción. En tal supuesto, las limitaciones se vuelven más restrictivas e
intensas pero, de inmediato, hemos de añadir una pauta fundamental: en tanto a los derechos hay La Corte Suprema, en la medida en que ha justificado la validez de restricciones a los derechos en el ejercicio
que interpretarlos siempre en forma amplia para tender a su maximización, a las normas que de ese llamado poder de policía mediante leyes del congreso, corrobora nuestro aserto. (ver nº 4).
limitan los derechos hay que interpretarlas de manera restrictiva.
b) Si se acoge la tesis restringida y, por ende, poder de policía significa exclusivamente
El “poder de policía” en sus dos conceptos: amplio y estricto. limitación de derechos nada más que por razón de salubridad,moralidad y seguridad públicas, la
cosa cambia un poco, o bastante. En el derecho judicial emergente de la jurisprudencia de la Corte
3. — Las limitaciones permanentes nos remiten al tema del poder de policía. Hemos de encontramos desde muy temprano la afirmación de que el poder de policía es competencia
acogerlo en forma explicativa tal como la jurisprudencia de la Corte lo maneja, sin perjuicio de primariamente provincial, pero eso lo ha dicho haciendo hincapié en que son incuestionables las
añadir nuestra crítica personal. facultades policiales de las provincias para defender el orden, la tranquilidad, la seguridad, la
Hay dos conceptos del poder de policía: a) uno amplio; b) otro restringido. El amplio moralidad y la salubridad públicas; o sea, cada vez que la Corte se ha decidido por la competencia
proviene del derecho norteamericano; el restringido, del derecho europeo. provincial, ha pensado en el poder de policía no amplio sino estricto.
El “police power” del derecho norteamericano ha penetrado en nuestro derecho judicial. La fórmula acuñada por la Corte dice que es incuestionable que el poder de policía corresponde a las
Podemos decir que, en sentido lato, todas las limitaciones que por vía de reglamentación al provincias, y que el estado federal lo ejerce dentro del territorio de ellas sólo cuando le ha sido conferido o es una
ejercicio de los derechos han sido reconocidas por la Corte como razonables, se han fundado en el consecuencia de sus facultades constitucionales.
poder de policía.
Las materias que entran en el ámbito del poder de policía amplio (“broad and plenary”) son Ahora bien: si este poder de policía restringido es primariamen- te provincial o local,
múltiples: no sólo razones de seguridad, moralidad y orden públicos, sino aún mucho más allá: las ¿quiere decir que nunca puede ser federal? La respuesta que intentamos dar es hechura nuestra,
económicas, las de bienestar general y las de prosperidad, que hacen al confort, la salud, la porque a nuestro juicio la jurisprudencia no ha sistematizado el punto.
educación, etc. Sin perjuicio de reconocer: a) que según la Corte el poder de policía amplio que en orden al
bien común limita los derechos, es competencia federal; b) que también, según la Corte, el poder
4. — Este criterio amplio aparece en el derecho judicial de nuestra Corte Suprema, que lo ha reiterado en su de policía estricto que limita los derechos en orden a la salubridad, moralidad y seguridad
fallo del 12 de setiembre de 1996 en el caso “Irizar José Manuel c/Provincia de Misiones” con los siguientes públicas es competencia provincial; nosotros añadimos que: c) cada vez que en el orden federal y
términos: “...el poder de policía ha sido definido como la potestad reguladora del ejercicio de los derechos y del con relación al bien común de toda la población es necesario limitar los derechos por razones de
cumplimiento de los deberes constitucionales del individuo, la que para reconocer validez constitucional debe
reconocer un principio de razonabilidad que disipe toda iniquidad y que relacione los medios elegidos con los
salubridad, moralidad y seguridad públicas, la competencia es federal.
propósitos perseguidos”.
Algunas pautas para las limitaciones.
5. — Si llamamos “poder de policía” a todo cuanto le incumbe al estado para limitar razonablemente los
derechos, en rigor estamos apuntando al poder liso y llano como elemento del estado, con lo que en verdad nada 9. — a) En la limitación y reglamentación de los derechos, sea que se invoque o no como
nuevo agregamos con la fórmula específica del “police power”. De ahí que personalmente no aceptamos esta fundamento el poder de policía, deben respetarse los principios de legalidad y razonabilidad que
acepción amplia, porque es innecesario crear una categoría especial de poder si con ella connotamos directamente están contenidos en los arts. 19 y 28 de la constitución, respectivamente.
al poder en cuanto capacidad total de que dispone el estado para cumplir su fin de bienestar común público.
b) La limitación que se inspira en la distribución razonablemente igualitaria de la libertad La Convención sobre Derechos del Niño trae, asimismo, normas que prevén limitaciones a
deja entrever que la libertad precisa equilibrios para no desmandarse ni reducirse en provecho o determinados derechos (libertad de expresión, libertad religiosa, libertad de enseñanza, etc.,
privilegio de algunos y en menoscabo de la efectiva libertad de otros y de todos. La libertad derechos del empleador en el orden laboral).
compensada con la igualdad, como lo presupone y propugna el constitucionalismo social y el
estado social y democrático de derecho, ha de contar con circulación fluida en y por todos los
estratos sociales. Para lograrlo, es constitucional la limitación razonable de algunos derechos que II. LAS EMERGENCIAS Y LOS INSTITUTOS DE EMERGENCIA
la requieren para promover la igualdad real.
Su caracterización.
c) Cuando se apela a un vocabulario que menciona la competencia limitativa de los derechos como
“suspensión” de derechos, hay que entender que se está aludiendo a limitaciones y restricciones excepcionales 12. — En la dinámica constitucional aparecen numerosas situaciones de excepción, distintas
que, en el mejor de los casos, solamente equivalen a “suspender” el ejercicio de uno o más derechos, pero no los
derechos en sí mismos. Queda siempre a salvo la noción de que todos los derechos tienen un contenido esencial
de la normalidad que regula la constitución formal de modo habitual y permanente. Aquellas
mínimo que nunca puede ser suprimido, negado, alterado ni violado. situaciones son denominadas por García Pelayo como singulares, originales o imprevisibles. Las
emergencias son, pues, situaciones anormales o casos críticos que, previsibles o no, resultan
d) Como pauta general adelantamos que las situaciones y los institutos de emergencia acrecen extraordinarios y excepcionales.
las competencias de poder y, paralelamente, aparejan una constricción y debilitamiento de los
Este carácter excepcional proviene, no tanto de la rareza o falta de frecuencia del fenómeno o episodio,
derechos y de sus garantías tuitivas, pero siempre de conformidad con la norma judicial según la
cuanto de que, por más repetido que resulte, se lo considera patológico dentro del orden previsto por la
cual la emergencia no autoriza el ejercicio por el gobierno de poderes que la constitución no le constitución. Por eso, siempre se lo reputa peligroso, se procura frente o contra él la defensa de una seguridad
acuerda, pero sí proporciona ocasión para que los concedidos se empleen con un ejercicio pleno jurídica, y se hace valer la doctrina del “estado de necesidad”.
y a menudo diverso del ordinario.
Los eventos que perturban el orden constitucional con carácter de emergencia son, entonces,
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional. acontecimientos reales o fácticos. Al contrario, los institutos de emergencia, son creaciones del
derecho que importan medidas de prevención, seguridad y remedio para contener, atenuar o
10. — Los tratados internacionales sobre derechos humanos prevén sus posibles limitaciones. subsanar las emergencias.
La pauta genérica consiste en que esas limitaciones deben adecuarse al estilo de una “sociedad a) La gama de emergencias es muy variada, no obstante lo cual se puede ensayar su
democrática”. En el Pacto de San José de Costa Rica hay una cláusula genérica en el art. 32, agrupamiento mínimo en tres categorías fundamentales: a) la guerra; b) los desórdenes
donde se enuncia que “los derechos están limitados por los derechos de los demás, por la domésticos o internos; c) la crisis económica.
seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática”.
b) Los principales institutos de emergencia que conocen la doctrina y el derecho comparado
El art. 30 estipula que las restricciones autorizadas por el pacto no se pueden aplicar sino son: a) el estado de guerra; b) la ley marcial; c) el estado de asamblea; d) el estado de sitio; e) las
conforme a leyes que se dicten por razones de interés general y con el propósito para el cual han facultades extraordinarias; f) la suspensión de garantías; g) la suspensión del habeas corpus; h)
sido establecidas. los remedios innominados.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su OC-6/86 interpretó que la “ley” que es indispensable
Las emergencias y los institutos de emergencia en el derecho constitucional argentino.
dictar para someter a restricciones los derechos equivale a la norma emanada del órgano legislativo del estado que
inviste competencia legiferante, con el agregado de que esa norma debe haberse dictado conforme al
procedimiento previsto para la elaboración de las leyes. 13. — Si procuramos resumir el panorama precedente, podemos decir que: a) la constitución
formal sólo alude a dos emergencias: a’) la guerra (equiparable al “ataque exterior”); a’’) la
11. — En el enunciado de algunos derechos aparecen alusiones a limitaciones específicas para conmoción interna;
su caso. b) fuera de la constitución formal, la constitución material conoce una emergencia que cabe
Tanto el Pacto de San José (art. 29) cuanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y denominar crisis económica;
Políticos (art. 5) prohiben interpretar sus normas para suprimir o destruir derechos reconocidos en c) la constitución formal emplea la locución “emergencia pública” cuando su art. 76 admite
excepcionalmente la delegación legislativa en el poder ejecutivo;
cada tratado, o para limitarlos en mayor medida que la que ellos prevén.
d) la constitución formal encara una especie particular análoga a la de emergencia cuando, con mucho rigor
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales también registra de condicionamientos y excepcionalidad extrema, autoriza en el art. 99 inc. 3º a que el poder ejecutivo dicte
normas de análogo alcance. El art. 4 admite limitaciones por ley, sólo en la medida compatible decretos de “necesidad y urgencia”.
con la naturaleza de esos derechos, y con el objeto exclusivo de promover el bienestar general en
una sociedad democrática. El art. 5 trae una pauta de interpretación equivalente a la de los dos En cuanto a los institutos de emergencia, la constitución formal sólo regula expresamente
tratados antes citados. uno, que es el estado de sitio, para las dos emergencias señaladas en el anterior inc. a): guerra y
conmoción interna.
Es importante asimismo destacar que los tres pactos dejan a salvo, a su vez, los derechos y libertades que en
cada estado parte pueden emanar de fuentes distintas a cada uno de ellos. El “estado de guerra” como instituto propio de una situación de guerra surge implícitamente
de las previsiones que contemplan competencias de los órganos de poder para declarar la guerra
Por analogía con las restricciones, podemos comprender que otros tratados (como la convención sobre
Discriminación Racial, la convención sobre Discriminación de la Mujer, y la de Derechos del Niño) contemplan (art. 75 inc. 25 y art. 99 inc. 15).
determinadas prohibiciones que irrogan impedimentos absolutos respecto de aquéllos a quien se dirigen y que, por
ende, no permiten que el que las debe soportar y respetar alegue que se le violan supuestos derechos suyos. En 14. — Los institutos de emergencia poseen dos características fundamentales: a) por un lado,
todo caso, hay que entender que esas mismas prohibiciones funcionan como limitaciones severas —o tal vez como producen un efecto en el derecho constitucional del poder o parte orgánica de la constitución, cual
“límites” de naturaleza ontológica— en una sociedad democrática. es el de acrecentar ciertas competencias del poder, reforzando las de alguno o varios de los
órganos del poder; b) por otro lado, surten otro efecto en la parte dogmática de la constitución
originando una restricción de libertades, derechos y garantías individuales.
Ambos efectos son conocidos por nuestro derecho constitucional. emergencia le resulta violatoria del contenido esencial de uno o más derechos que alega
titularizar.
15. — Nuestra Corte Suprema tuvo ocasión de referirse a las emergencias y a sus institutos en la sentencia del Logrado este delineamiento, hace falta todavía dejar establecido que:
21 de junio de 1957 en el caso “Perón Juan D.”; en él dijo que las situaciones caracterizadas en la doctrina como
“de emergencia” “derivan de acontecimientos extraordinarios, imprevisibles o bien inevitables con los recursos a) ninguna emergencia ni instituto de emergencia confiere poderes superiores o ajenos a la
ordinarios, y que tienen una repercusión muy honda y extensa en la vida social, de suerte que demandan remedios constitución;
también extraordinarios: a veces son acontecimientos de carácter físico, como un terremoto, una grave epidemia,
b) ninguna emergencia ni instituto de emergencia significa suspender la vigencia de la
etc.; a veces, de índole económica, como las que han determinado en nuestro país —y en la generalidad de los
países extranjeros— legislaciones especiales, de efectos restrictivos para el derecho de propiedad consagrado por constitución, ni, por ende: b’) alterar la división de poderes; b’’) permitir la violación de los
la constitución: así las leyes de moratoria hipotecaria y de prórroga de los arrendamientos... También la derechos personales.
emergencia puede provenir, sin duda, de un acontecimiento político, como es la revolución, pues lo que hace que
una situa-ción tenga aquel carácter no es la naturaleza del hecho determinante, sino su modo de ser extraordinario, 18. — Las condiciones mínimas de validez constitucional que han de reunir los institutos y
la gravedad y amplitud de sus efectos y la necesidad imperiosa de establecer normas adecuadas para restablecer medidas de emergencia son:
los intereses públicos afectados”.
a) una real situación de emergencia, constatada o declarada por órgano competente (y con
Y a renglón seguido, la Corte sienta la regla o el principio básico, que extrae de la control judicial sobre su existencia y subsistencia);
jurisprudencia de la Corte de los Estados Unidos: “Aunque la emergencia no puede crear un
poder que nunca existió, ella puede proporcionar una razón para el ejercicio de poderes b) un fin real de interés social y público;
existentes y ya gozados”. c) la transitoriedad de la regulación excepcional;
Conforme a ello, nuestra Corte deja establecido dos cosas: a) que la emergencia no autoriza el d) la razonabilidad del medio elegido, o sea proporción y adecuación entre la medida
ejercicio por el gobierno de poderes que la constitución no le acuerda; b) pero la emergencia dispuesta, el fin perseguido, y los motivos y causas que dan origen a la medida de emergencia.
justifica, con respecto a los poderes concedidos, un ejercicio pleno y a menudo diverso del
ordinario, en consideración a las circunstancias excepcionales. La guerra.
16. — Más recientemente, en el caso “Peralta Luis A. y otro c/Estado Nacional, Ministerio de 19. — Nuestra historia conoció: a) la guerra con Paraguay en el siglo pasado durante la presidencia de Mitre;
b) la guerra por las Malvinas, en 1982, que se desarrolló sin previa declaración formal de guerra; c) la guerra
Economía, BCRA”, fallado el 27 de diciembre de 1990, la Corte enfocó una emergencia
ficticia declarada a las potencias del Eje al finalizar la segunda guerra mundial de este siglo.
económica, y en relación con ella desplegó pautas que, de alguna manera, delinean un contorno
para las situaciones de excepción en general. Hay en la sentencia numerosas alusiones a la 20. — La tesis sobre la supremacía del derecho internacional de guerra ha sido admitida por la jurisprudencia
necesidad de evitar el desmem-bramiento del estado, de asegurar su subsistencia, de atender a la de la Corte Suprema en ocasión del estado de guerra de nuestro país con Alemania y Japón durante la segunda
conservación del sistema político y del orden económico, de no frustrar la unión nacional y el guerra mundial. Al fallar el caso “Merck Química Argentina c/Gobierno Nacional”, el 9 de junio de 1948, la Corte
bienestar general, todo ello enderezado a un uso más intenso y urgente del poder estatal en dijo: a) que en tiempo de guerra, el derecho internacional prevalece sobre la constitución; b) los “poderes de
momentos de perturbación y de emergencia. guerra” son anteriores, preexistentes y superiores a la misma constitución; c) el estado tiene el derecho de recurrir
a la guerra cuando hay apremiante necesidad, y de conducirla por los medios indispensables que las circunstancias
En el mismo caso “Peralta” la Corte dijo: “que el derecho de ‘emergencia’ no nace fuera de la le imponen; d) no hay en ello más limitaciones que las que pueda haberle impuesto la constitución o los tratados
constitución, sino dentro de ella; se distingue por el acento puesto según las circunstancias lo internacionales en vigencia; e) el estado, y el órgano político encargado de hacer efectiva la defensa de sus
permitan y aconsejen, en el interés de individuos o grupos de individuos, o en el interés de la intereses, son árbitro único en la conducción de la guerra promovida en causa propia.
sociedad toda”. En aplicación de esta jurisprudencia, quedó convalidada la legislación sobre propiedad enemiga, que
significó su confiscación lisa y llana.
Las pautas de limitación y control.
21. — Si bien la constitución prevé la guerra, nos hemos progresivamente convencido de que
17. — En nuestra opinión, debe acogerse una serie de pautas para conciliar la necesidad de la encara únicamente como guerra defensiva. Por algo las alusiones que hace al “ataque” o la
contener y superar la situación de emergencia con la eficacia de los medios razonablemente “invasión” exterior en los arts. 6º y 23. (A la “guerra civil” hace referencia el art. 127).
elegidos a tal fin, y con la protección de las personas cuyos derechos y libertades padecen A esta afirmación nos conduce asimismo todo cuanto en la misma constitución hace
limitaciones más severas e intensas. referencia a la paz. Actualmente, se valora como un derecho de la tercera generación el “derecho
Proponemos que: a la paz”.
a) Previamente a poner en vigor un instituto de emergencia, o a adoptar medidas de
emergencia, el órgano de poder competente efectúe una declaración formal de que existe una La paz.
situación de emergencia, indicando cuál es;
22. — No queremos —por eso— omitir en el tratamiento de la guerra un tema de capital
b) Es necesario que esa declaración, así como la puesta en vigor de un instituto de
importancia, cual es el de la paz.
emergencia, queden sometidos a control judicial de constitucionalidad;
Por de pronto, el preámbulo alude a la paz “interior”. También a la “unión nacional”.
c) Conviene que el órgano de poder competente exprese —a efectos de que dicho control
opere razonable y objetivamente— cuáles son los motivos que dan sustento al acto declarativo de Es fácil entender que la consignación del bienestar general que se debe promover lo incorpora asimismo con
la emergencia y a la puesta en vigor de un instituto de emergencia; claro finalismo al plexo de valores para darnos a entender que el bienestar requiere de la convivencia pacífica, es
d) Debe fijarse expresamente la extensión temporal y territorial del instituto de emergencia o decir, de la paz.
de las medidas de emergencia;
e) Tiene que ser judiciable —a fin de respetar el derecho a la tutela judicial efectiva— toda El “proveer a la defensa común” que aparece en el mismo preámbulo que contiene los
pretensión que una persona articule ante un tribunal cuando considera que una medida de reenvíos a la paz, la unión, y el bienestar, nos hace pensar que también hay que defender la paz.
Pero aquí no concluyen las remisiones. El art. 27 obliga al gobierno federal a afianzar sus
relaciones de paz con las potencias extranjeras.
el ejercicio de:
De una coordinación congruente entre los valores de la constitución, sus previsiones sobre la guerra, y sus b”) las autoridades creadas por ella,
alusiones a la paz, inferimos que la única hipótesis bélica que surge de la constitución es la defensiva contra
ataques o agresiones.
c) con perturbación del orden.
Si esta conclusión se incardina en el marco y al nivel del derecho internacional
contemporáneo, es fácil dar un paso de avanzada para coincidir con quienes sostienen que hoy la El peligro para las autoridades provinciales cabe como presupuesto del estado de sitio, porque ellas son
guerra es un crimen de lesa humanidad. Su contraria —la paz— es un bien y un valor que tiene “autoridades creadas por la constitución”, desde que ésta las erige y garantiza con autonomía dentro de la forma
que darse por ascendido a la altura de los derechos humanos como “derecho a la paz”. federal.
De nuevo la sincronización entre la constitución y el derecho internacional de los derechos humanos logra, 26. — Cuando la causa radica en el ataque exterior, el estado de sitio debe ser declarado por el poder
sin incompatibilidad alguna entre una y otro, valorar negativamente a la guerra como injusta. ejecutivo con acuerdo del senado (art. 99 inc. 16); si el congreso está en receso, entendemos que la necesidad de
poner en vigor el estado de sitio proporciona el “grave interés de orden” previsto en el inc. 9 del mismo artículo
La ley marcial. para convocar a sesiones extraordinarias.
Cuando la causa radica en la conmoción interior, el estado de sitio debe ser declarado por el congreso (art. 75,
23. — En nuestro derecho constitucional, la ley marcial no aparece dentro de la constitución formal. No inc. 29 y art. 99 inc. 16); si el congreso está en receso, la facultad puede ejercerla el poder ejecutivo (art. 99 inc.
obstante, autores como González Calderón y Casiello la consideraron implícita en los poderes de guerra del 16), correspondiendo al congreso aprobar o suspender el estado de sitio declarado durante su receso (art. 75 inc.
gobierno federal. 29). Creemos que también en esa hipótesis el poder ejecutivo debe convocar al congreso inmediatamente después
de haber declarado durante su receso el estado de sitio.
Nosotros entendemos que en cuanto irroga extensión lisa y llana de la jurisdicción militar a los civiles, la ley
marcial es inconstitucional, ya que la constitución no la ha previsto ni para caso de guerra ni para caso de
conmoción interna. 27. — El estado de sitio puede ponerse en vigor en todo el territorio o en parte de él; así lo da
En el célebre caso “Milligan”, la Corte Suprema de los Estados Unidos condicionó la legitimidad de la ley a entender el art. 23 (“se declarará en estado de sitio la provincia o territorio donde exista la
marcial a dos supuestos: a) que se aplicara en zona real de operaciones bélicas; b) que en esa zona los tribunales perturbación del orden”), en concordancia con los arts. 75, inc. 29 y 99 inc. 16 (declarar en estado
civiles estuvieran impedidos de funcionar. Ante tal situación de hecho, provocada por la insurrección o invasión, de sitio “uno o varios puntos”).
la autoridad militar podía someter a jurisdicción propia a militares y civiles, en reemplazo de la autoridad civil
impotente, y hasta tanto las leyes ordinarias recuperaran su vigencia normal. 28. — En cuanto a su duración temporal, resulta evidente la transitoriedad excepcional del
El derecho constitucional material ha conocido varias veces, en nuestro país, la vigencia de la ley marcial. instituto.
La pauta que nos lleva a propiciar esta limitación inicial en el tiempo está dada en el art. 99
24. — Como principio, dijimos que es violatoria de la constitución la atribución de competencia a la justicia
inc. 16, donde al conferirse al poder ejecutivo la facultad de declarar el estado de sitio con
militar para conocer de delitos comunes cometidos por civiles, ya que ello equivale a sacar a éstos de sus jueces
naturales, a violar la división de poderes en desmedro del poder judicial, y a desorbitar a la jurisdicción militar de acuerdo del senado en caso de ataque exterior, dice expresamente “por un término limitado”.
su ámbito específico como fuero real o de causa.
En el caso “Granada Jorge H.”, fallado el 3 de diciembre de 1985, la Corte retoma el criterio de que la
Entre 1976 y 1983 el derecho judicial de la Corte admitió, con carácter excepcional, que por razón de grave
declaración del estado de sitio debe cumplir el requisito de establecer plazo expreso y determinación del lugar,
emergencia la ley puede someter a los civiles a la jurisdicción militar, la que, en ese caso, y conforme a la referida
añadiendo con respecto al plazo que él resulta condición de validez del acto de suspensión de las garantías, y que
jurisprudencia, no se muestra incompatible con la constitución.
debe ser breve, porque la extensión indefinida del estado de sitio demostraría, en realidad, que ha caducado el
imperio de la constitución que con él se quería defender.
El estado de sitio.
La declaración y sus efectos.
25. — El estado de sitio es el único instituto de emergencia reglado por nuestra constitución.
Está previsto para dos situaciones, cuyas causas son: 29. — La declaración del estado de sitio es una competencia privativa y exclusiva del
a) ataque exterior; gobierno federal. Las provincias no pueden declararlo en sus jurisdicciones locales.
b) conmoción interior.
30. — El “acto declarativo” del estado de sitio tiene indudablemente naturaleza política, tanto
Pero ninguna de ambas emergencias configura por sí sola causa suficiente si faltan los
si lo cumple el poder ejecutivo cuanto si lo cumple el congreso, y cualquiera sea la forma con que
recaudos que tipifica la norma del art. 23.
el acto se revista. No admitimos que de dicha naturaleza política se deduzca su “no
La constitución cuida de diseñar prolijamente los casos. Para que el ataque exterior y la justiciabilidad”, porque pese al carácter político del acto, la causa judicial en que pueda
conmoción interna permitan declarar el estado de sitio, es menester que: a) cada una de ellas discutírselo proporciona competencia judicial para el control de constitucionalidad.
ponga en peligro el ejercicio de la constitución y de las autoridades creadas por ella, y b)
produzca perturbación del orden. Conforme a la jurisprudencia uniforme sentada por la Corte, consideramos que la norma
vigente de derecho judicial es otra:
De ello se desprende que para la validez constitucional del estado de sitio es imprescindible la
a) El acto declarativo del estado de sitio no es revisable judicial-mente, y no puede ser
causa configurada (o presupuesto) de la siguiente manera:
atacado ante los jueces ni controlados por éstos.
a) conmoción interior
Ya vigente la ley 23.098, cuyo art. 4º dispuso la justiciabilidad de la “legitimidad” de la declaración del
o estado de sitio, la Corte interpretó que ello no significaba habilitar a los jueces a revisar las circunstancias de
ataque exterior hecho que toman en cuenta los órganos políticos para declarar el estado de sitio, lo que —por ende— en el
derecho judicial siguió siendo una facultad privativa y excluyente de tales órganos.
En cambio, sostuvo que el control judicial sobre la legitimidad alcanza doblemente a:
b) que ponga en peligro
a’) revisar si la declaración del estado de sitio se ajusta a los requisitos de competencia y de forma que la
b’ la constitución
constitución prescribe; y
a’’) revisar si se ha cumplido con la fijación de plazo de vigencia del estado de sitio y la determinación del disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el derecho internacional y no
lugar donde ha de regir. entrañen discriminación alguna fundada en motivo de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social.”
Todo ello surge de la sentencia del 3 de diciembre de 1995 en el caso “Granada Jorge H.”. “2. La disposición precedente no autoriza la suspensión de los derechos determinados en los siguientes
artículos: 3 (Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica); 4 (Derecho a la Vida); 5 (Derecho a la
b) La duración o subsistencia del estado de sitio también ha evadido al control judicial. Integridad Personal); 6 (Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre); 9 (Principio de Legalidad y de
Retroactividad); 12 (Libertad de Conciencia y de Religión); 17 (Protección a la Familia); 18 (Derecho al Nombre);
Sin embargo, aunque sin llegar a controlar la constitucionalidad de la subsistencia o duración del estado de 19 (Derechos del Niño); 20 (Derecho a la nacionalidad), y 23 (Derechos Políticos), ni de las garantías judiciales
sitio, la Corte Suprema hacia el final del período de facto comprendido entre 1976 y 1983, tomó en cuenta, como indispensables para la protección de tales derechos.”
un elemento adicional de juicio, la prolongación del instituto en algunas causas en que debió revisar medidas “3. Todo estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar inmediatamente a los demás
restrictivas de la libertad corporal, para valuar la razonabilidad de éstas. estados partes en la presente Convención, por conducto del Secretario General de la Organización de los Estados
Americanos, de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan suscitado la
c) Sí son judiciables las medidas concretas que se adoptan en ejecución del estado de sitio, suspensión y de la fecha en que haya dado por terminada tal suspensión.”
controlándose su razonabilidad.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también encara en el art. 4 las
31. — En el derecho constitucional material, el estado de sitio ha sido aplicado muchas veces con ligereza, situaciones excepcionales “que pongan en peligro la vida de la nación y cuya existencia haya sido
sin real causa constitucional, y duración por dilatados períodos. Ello acusa una profunda mutación constitucional proclamada oficialmente”; para el caso prevé que los estados parte adopten disposiciones que, en
por interpretación en torno del art. 23. la medida estrictamente limitada a esa situación, suspendan las obligaciones contraídas en virtud
La crisis económica. del tratado, y siempre que esas medidas no sean incompatibles con las demás que les impone el
derecho internacional, y que no entrañen discriminación alguna fundada únicamente en motivos
32. — La definición o conceptualización de la emergencia económica, como también de cualesquiera de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social.
emergencias en general, no es fácil. Participa del mismo marco referencial de gravedad, anormalidad y
excepcionalidad que caracteriza a toda emergencia. Nuestra Corte procuró delinearla en el caso “Peralta Luis A. y A continuación prohibe la suspensión de los arts. 6 (Derecho a la vida); 7 (Prohibición de torturas, tratos
otro c/Estado Nacional, Ministerio de Economía y BCRA” del 27 de diciembre de 1990, en el que sostuvo que: “el crueles, etc.); 8 (Prohibición de la esclavitud y servidumbre); 11 (Prohibición de encarcelar por el solo hecho de
concepto de emergencia abarca un hecho cuyo ámbito temporal difiere según circunstancias modales de épocas y no cumplir una obligación contractual); 15 (Principio de legalidad penal); 16 (Derecho al reconocimiento de la
sitios. Se trata de una situación extraordinaria, que gravita sobre el orden económico-social, con su carga de personalidad jurídica); y 18 (Libertad religiosa).
perturbación acumulada, en variables de escasez, pobreza, penuria o indigencia, origina un estado de necesidad al
que hay que ponerle fin. La etiología de esa situación, sus raíces profundas y elementales, y en particular sus Hay obligación de informar de la situación y de su cese a los demás estados parte a través de
consecuencias sobre el estado y la sociedad, al influir sobre la subsistencia misma de la organización jurídica y
política, o el normal desenvolvimiento de sus funciones, autoriza al estado a restringir el ejercicio normal de
las Naciones Unidas.
algunos derechos patrimoniales tutelados por la constitución.”
III. LA LIMITACION DE LOS DERECHOS DURANTE EL
33. — Las crisis económicas no están previstas en la constitución formal, pero se consideran emergencias
constitucionales cuando por razón de sus causas o de las medidas a que dan lugar, inciden en el ámbito ESTADO DE SITIO
constitucional, sea para acrecer competencias del poder, sea para restringir con mayor o menor intensidad los
derechos individuales. La crisis económica puede acoplarse a otra emergencia y serle paralela o subsiguiente — Su encuadre.
por ej.: durante y después de la guerra—, o bien originarse con autonomía en causas propias.
Para la crisis económica no suele existir un instituto de emergencia propio, adoptándose únicamente medidas 35. — El estado de sitio como instituto de emergencia responde a los siguientes principios: a)
de emergencia que presuponen la existencia de la emergencia. no suspende la vigencia de la constitución; b) tampoco destruye ni debilita la división de poderes,
En nuestro país las crisis económicas han dado lugar a medidas como: moratorias hipotecarias, reducción de cuyos órganos y funciones subsisten plenamente; c) se pone en vigor para defender la constitución
tasas de interés, rebaja en el monto de jubilaciones y pensiones, congelación y rebaja de alquileres, y las autoridades creadas por ella.
indisponibilidad de depósitos bancarios en moneda extranjera, prórroga de locaciones, paralización procesal de
En cuanto a la repercusión sobre los derechos, hay dos pautas:
juicios, fijación y control de precios máximos, pagos en cuotas de sumas adecuadas en concepto de beneficios
previsionales, etc. La legislación de emergencia en estas materias significó restricciones al derecho de propiedad, a) la genérica consigna que, declarado el estado de sitio en la provincia o el territorio donde
de contratar, de comerciar, de la seguridad social, etc. existe la perturbación del orden, quedan suspensas allí las garantías constitucionales;
En muchos de los casos, las medidas de emergencia han incurrido en inconstitucionalidad, sea por su b) la específica, b’) prohibe al presidente de la república condenar por sí o aplicar penas;
duración excesiva, sea por no guardar la necesaria y razonable proporcionalidad con el fin buscado, sea por violar pero: b’’) limita su poder a arrestar o trasladar personas de un punto a otro, si ellas no prefieren
el contenido esencial de los derechos afectados, sea —en fin— por inexistencia real de la supuesta emergencia.
salir del territorio argentino.
36. — Hay que dividir —por eso— las posibles restricciones a los derechos en dos campos: a)
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional. el de la libertad corporal, o física, o ambulatoria, o de locomoción; b) el de los demás derechos y
libertades diferentes de la libertad corporal.
34. — Los tratados sobre derechos humanos prevén, bajo el nombre de “suspensión”, Vemos, entonces, que el mismo art. 23 confiere al presidente de la república la facultad
restricciones o limitaciones que, con carácter excepcional y por real causa de emergencia, pueden “específica” que, en orden a la libertad corporal de las personas, lo autoriza a: a) arrestarlas, o a
recaer en los derechos que ellos reconocen. b) trasladarlas de un lugar a otro; pero c) tanto el arresto como el traslado cesan si el afectado
El Pacto de San José de Costa Rica contempla la suspensión de garantías en su art. 27, cuyo opta por salir del territorio.
texto dice: En cuanto a los demás derechos y libertades distintos de la libertad corporal, hemos de tomar
en cuenta la fórmula “genérica” que en el art. 23 alude a suspensión de las “garantías
“1. En caso de guerra, de peligro público o de otra emergencia que amenace la independencia o seguridad del constitucionales”.
estado parte, éste podrá adoptar disposiciones que, en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las
exigencias de la situación, suspendan las obligaciones contraídas en virtud de esta Convención, siempre que tales
Conciliando esta fórmula con la facultad presidencial de arrestar o trasladar, nuestra
interpretación es la siguiente: a) la circunstancia de que la constitución diga que “respecto de las
personas” el “poder” del presidente “se limitará” al arresto o al traslado, significa que esas dos 39. — El derecho judicial de la Corte ha registrado oscilaciones, recorriendo diversas
restricciones son las únicas que pueden recaer sobre la libertad corporal; pero b) no impide que posturas. Podría decirse, latamente, que hasta 1956 adoptó el lineamiento del inc. a); en 1972, al
para derechos y libertades diferentes de la libertad corporal el presidente ejerza la facultad de fallar el caso “Mallo Daniel” —en el que acogió un amparo para exhibir un film que había sido
imponerles ciertas limitaciones razonables. prohibido por el poder ejecutivo durante el estado de sitio— nos quedó la impresión de que se
inclinaba por la tesis del inc. c); entre medio, a partir de 1959, había adoptado la del inc. b).
Si tales limitaciones del inc. b) estuvieran prohibidas, creemos que se perdería el sentido de la citada fórmula En 1977 y 1978, enfrentando un elevado número de habeas corpus, registramos avances
genérica que hace referencia a la “suspensión” de las garantías constitucionales.
paulatinos en el control judicial de la razonabilidad, en cuanto la misma Corte lo hizo recaer sobre
medidas privativas de la libertad corporal (así, por ejemplo, en los casos “Pérez de Smith”,
Las competencias para restringir derechos durante el estado de sitio.
“Zamorano” y “Timerman”).
37. — Se debe analizar si las medidas restrictivas de los derechos deben ser dispuestas por el Sin que pueda darse por abandonado el sesgo jurisprudencial de la teoría finalista, cabe
poder ejecutivo, o si cabe también que las establezca con carácter general el congreso. señalar que el fallo de la Corte del 3 de diciembre de 1985, en el caso “Granada Jorge H.”,
puntualizó algunas pautas con referencia a la privación de libertad (arrestos), dentro del marco
La restricción a la libertad corporal mediante arresto o traslado no parece dejar duda de que,
que la ley 23.098 (art. 4º inc. 2) estableció para el habeas corpus durante el estado de sitio: a) el
conforme al art. 23, es una competencia propia y única del poder ejecutivo, de modo que el
control judicial de razonabilidad del arresto es excepcional, y se limita a supuestos de
problema se traslada a la restricción de derechos distintos de la libertad corporal. Por analogía,
arbitrariedad; b) la privación de libertad ha de ser breve; tal brevedad se vincula con la exigencia
cabe interpretar que en este segundo campo el principio es el mismo: corresponde al ejecutivo
de que el acto declarativo del estado de sitio esta-blezca plazo expreso y, además, breve; c) el
restringir el ejercicio de los demás derechos.
poder ejecutivo no nece-sita probar ante el juez del habeas corpus el fundamento de las deci-
Sin renegar de lo recién dicho, creemos posible reconocer también al congreso la competencia siones que motivan el arresto; d) el estado de sitio autoriza a arrestar sin causa legal u ordinaria, y
de restringir determinados derechos distintos de la libertad corporal, lo que admite subdividirse sin intervención judicial.
así:
La tesis finalista.
a) el congreso podría “reglamentar” por ley el instituto del estado de sitio con carácter general, para
cualquier caso futuro, pero conforme a nuestra teoría finalista es difícil prever anticipadamente “cada” situación
40. — Con aproximación a la tesis que hemos explicado en el inc. c) del nº 38, nuestro punto de vista
concreta en la que sea viable poner en vigor el estado de sitio, por lo que la ley reglamentaria sólo sería susceptible
encuadra en lo que llamamos la teoría finalista.
de incluir parámetros globales y flexibles;
La tesis finalista habilita un amplio control judicial de razonabilidad de cada medida restrictiva, tanto si recae
b) el congreso podría, cuando se declara el estado de sitio, establecer mediante ley para ese caso particular
mediante arresto o traslado sobre la libertad corporal de una persona, como si afecta a derechos distintos de la
qué derechos quedarían afectados por restricciones, cuáles cuyo ejercicio se prohibiera y, además, determinar que
libertad corporal. Por supuesto que dicho control sólo cabe en el marco de un proceso judicial impugnatorio de la
el acto individual de aplicación de una medida restrictiva por el poder ejecutivo habría de tomar en cuenta si
concurre para ello el peligro real que en ese estado de sitio la ley pretende prevenir o subsanar; restricción, dentro del esquema normal del control de constitucionalidad. Pero el control judicial de razonabilidad,
según esta teoría, solamente permite descalificar una restricción cuando el ejercicio del derecho sobre el cual recae
c) el congreso no puede, a nuestro criterio, inhibir o limitar la facultad privativa del presidente para disponer no puede originar peligro, con su ejercicio, para los fines propios del estado de sitio.
arresto o traslado de personas, ni interferir o retacear el control de razonabilidad a cargo del poder judicial.
La “suspensión de las garantías”: teorías. 41. — La ley de habeas corpus 23.098 parece dar recepción a la teoría finalista para las restricciones a la
libertad ambulatoria, porque establece que el procedimiento de habeas corpus en tutela de la misma podrá tender a
38. — Suspensión de garantías constitucionales es una fórmula de bastante vaguedad e comprobar, en el caso concreto, “la correlación entre la orden de privación de la libertad y la situación que dio
origen a la declaración del estado de sitio”.
imprecisión, que ha dado y sigue dando trabajoso esfuerzo a los intérpretes, tanto en la doctrina
como en la jurisprudencia. 42. — Para hacer operar judicialmente a la teoría finalista, hay que dar por cierto que las dos “causas”
Nos parece que las distintas posturas pueden agruparse en cuatro tesis fundamentales. constitucionales del estado de sitio (conmoción interior y ataque exterior) tienen, en cada situación concreta, algún
“motivo” que les da origen. Por ejemplo, una huelga subversiva puede configurar —como “motivo”— la “causal”
a) Suspensión amplia de todas las garantías, incluyendo en el vocablo “garantías” a los de conmoción interior. Por ende, el control judicial de razonabilidad ha de retroceder hasta el “motivo” para
derechos en su totalidad. indagar si, por su magnitud, ha dado lugar a una “causal” constitucional.
De ahí en más, se ensambla el análisis siguiente: a) si el motivo y la causal ponen en peligro el ejercicio de la
A esta teoría se le ha replicado que, de ser constitucionalmente exacta, permitiría durante el estado de sitio constitución y de las autoridades creadas por ella; b) si, además, la restricción impuesta a la libertad corporal de
confiscar la propiedad, expropiar sin indemnizar, tramitar procesos judiciales sin respetar el debido proceso y la determinada persona, o a uno o más derechos distintos de la libertad corporal, resulta razonable en virtud de que:
defensa en juicio, obligar a declarar contra sí mismo, etc. b’) la libertad de la persona afectada, o el ejercicio del derecho restringido originan un peligro para los fines que
debe cumplir en cada caso situacional el estado de sitio entonces declarado.
b) Suspensión amplia de todas las garantías, pero sometiendo las medidas restrictivas a Aplicando este esquema, la teoría finalista concluye afirmando que durante el estado de sitio sólo se pueden
control judicial de razonabilidad cuando quien soporta una limitación la impugna judicialmente, afectar derechos y garantías cuyo ejercicio es susceptible de provocar en “cada caso” concreto un peligro real y
con una única retracción: no son judiciables las medidas que recaen sobre la libertad corporal (o actual para el “fin” (conjurarlo) que se propone el estado de sitio que se ha puesto en vigor.
sea, el arresto y el traslado de personas), salvo que con ellas se aplicara una pena o se negara el Este es el núcleo que los jueces deben someter a control judicial de razonabilidad en cada proceso (de habeas
derecho de opción para salir del país. corpus o de amparo) en el que se plantea una impugnación a medidas restrictivas.
c) Suspensión limitada de las garantías, para afectar solamente el ejercicio de aquellos
derechos que resulte incompatible con los fines del estado de sitio, más el control judicial de Las medidas restrictivas.
razonabilidad cuando se impugna una medida determinada, a efectos de verificar si se ha
cumplido o no la regla antes señalada. 43. — Las posibles restricciones que sobre los derechos y garantías se aplican en virtud del
estado de sitio son reputadas por la doctrina como medidas de seguridad, puesto que
d) Suspensión restringida y única de la libertad corporal, que pue-de afectarse por arresto o
expresamente el art. 23 prohibe al presidente condenar por sí o aplicar penas.
traslado de las personas; todos los otros derechos escapan a cualquier medida restrictiva.
Es harto simple decir que el presidente nunca va a autocalificar como pena una medida restrictiva que él 48. — La norma constitucional que confiere el derecho de opción no puede ser reglamentada
ordena. Pero es probable que la magnitud, intensidad o duración de una medida restrictiva le asigne naturaleza real por ley o por decreto. Es directamente operativa, y no puede sometérsela a plazos ni condiciones
de pena, aunque, por supuesto, no se la denomine así oficialmente. por vía de reglamentación.
Si las privaciones de libertad corporal exceden un lapso transitorio y se prolongan durante Todas estas reglamentaciones, aun las más benignas, son a nuestro juicio inconstitucionales, porque la
mucho tiempo, son en realidad “penas”; por ende, son inconstitucionales. operatividad del derecho de opción no tolera la más mínima sujeción a reglamentaciones. Unicamente el juez ante
el cual se deduce un habeas corpus (por opción denegada o demorada) puede establecer en su sentencia la forma
Asimismo, tienen carácter de “penas” las clausuras prolongadas o sin término de imprentas, diarios, revistas, de hacer efectiva de inmediato la salida.
etc.; las prohibiciones de una publicación periódica que van más allá del ejemplar que ofrece peligro. Se puede
impedir que circule un número peligroso y secuestrarlo, pero no que aparezcan los futuros, porque no se puede 49. — El derecho judicial emanado de la Corte tiene dicho, acertadamente, que frente a la opción para salir
presumir su contenido. del país, el poder ejecutivo no tiene una facultad de concesión o denegatoria que pueda administrar a su arbitrio,
El derecho judicial de la Corte tiene dicho que, fuera de la afectación de la libertad en el proceso penal, la porque dicha opción resulta una verdadera garantía en resguardo de loa libertad corporal, que pone límite al
única que prevé la constitución es ésta que deriva durante el estado de sitio de la facultad de arresto o traslado arresto o traslado dispuesto por aquel poder.
concedida por el art. 23 al presidente de la república. No obstante, el mismo derecho judicial ha registrado, durante épocas de reglamentación limitativa del
derecho de opción (concretamente, entre 1976 y 1983), pronunciamientos que no han reconocido la automaticidad
operativa de la opción; por una parte, ha sostenido que su suspensión “sine die” podía encontrar óbice
La “duración” de las medidas restrictivas. constitucional y configurar una pena; pero por otra ha admitido que, sin llegar a convertir el derecho de opción en
un mero derecho de petición, es posible someterlo a condicionamientos transitorios. (No obstante, la misma Corte,
44. — El tema de la duración se desdobla en: a) duración de la vigencia del estado de sitio; b) en la época citada, ejerció control de constitucionalidad sobre opciones denegadas por el poder ejecutivo; así, en el
caso “Moya” del 15 de mayo de 1981, en el que hizo lugar a la opción).
duración de cada medida restrictiva sobre la libertad corporal o sobre uno o más derechos.
Ambas cosas han de quedar sometidas a control judicial de razonabilidad. El reingreso al territorio después de la opción y la salida.
La duración del estado de sitio no fue objeto de dicho control hasta 1985.
50. — Se plantea el problema de si el detenido o trasladado que en uso de la opción ha salido del país, puede
El derecho judicial de la Corte mostró, no obstante que, pese a no controlarse la duración del estado de sitio, volver a entrar.
tal duración prolongada puede servir como un elemento de juicio para ejercer el control de razonabilidad sobre
La respuesta admite una doble situación: a) que el regreso esté tipificado como delito en la ley penal; b) que
una medida restrictiva, y hasta para descalificarla cuando por “durar” demasiado se la reputa arbitraria.
no lo esté.
Con el fallo dictado por la Corte el 3 de diciembre de 1985 en el caso “Granada”, la fijación de plazo breve es
a) Si reingresar es delito, quien reingresa violando la prohibición penalizada es susceptible de proceso penal y
condición de validez del acto de suspensión de las garantías, e igual duración breve han de tener los arrestos, de lo
de condena.
que surge una posible ampliación del control judicial cuando falta el plazo, o es indefinido, o muy extenso, tanto
respecto del estado de sitio como del arresto. b) Si el reingreso no está incriminado, la persona que hizo cesar un arresto o traslado saliendo del territorio en
uso de la opción, puede volver a entrar, pero: a) si la primitiva medida de arresto o traslado subsiste, puede ser
aplicada; b) si a raíz de la salida se la dejó sin efecto, el poder ejecutivo puede adoptar una nueva medida de
La restricción a la libertad corporal.
arresto o traslado.
45. — El acto presidencial que dispone un arresto o traslado debe revestir la forma de decreto del poder En segundo lugar, tanto en la hipótesis a) como en la b), es posible interponer un habeas corpus contra la
ejecutivo, explicitar adecuadamente los fundamentos en relación con la o las personas que quedan afectadas, y ser primitiva medida subsistente, o contra la nueva, respectivamente.
susceptible de control judicial mediante la acción de habeas corpus. En tercer lugar, en la hipótesis b) la persona que salió y volvió, y que es objeto de un nuevo arresto o traslado,
La facultad del presidente para arrestar o trasladar personas no admite ser ejercida por otro funcionario, ni puede volver a optar para salir del territorio.
transferida a uno o más dependientes del poder ejecutivo.
51. — Cabe analizar qué ocurre con el habeas corpus frente a quien salió del territorio en uso de la opción. En
46. — La detención o el traslado pueden alcanzar a cualquier persona, incluso: a) a extranjeros que se hallan el caso “Solari Yrigoyen Hipólito E.”, fallado el 11 de marzo de 1983, la Corte sostuvo que si subsiste la medida
asilados en nuestro país; b) a quienes se hallan bajo proceso judicial (detenidos, excarcelados, etc.). Pero no privativa de libertad que dio origen a la opción para salir del país, la persona que se halla en el extranjero tiene
pueden serlo los miembros del congreso en virtud de sus inmunidades parlamentarias (caso “Alem”, fallado por la acción para impugnar aquella medida mediante el habeas corpus (en el citado caso, el tribunal dispuso, en
Corte en 1893). ejercicio del control de constitucionalidad, que debía cesar la restricción que impedía al beneficiario del habeas
corpus su regreso al país en condiciones de completa libertad ambulatoria).
El arresto o el traslado pueden también recaer en personas que se hallan sometidas a proceso judicial. La
competencia presidencial es distinta y ajena a la del poder judicial, y tiene causas y objetivos diferentes.
El habeas corpus durante el estado de sitio.
Lo que sí debemos puntualizar nosotros, como criterio personal, es que la facultad de arresto o traslado que
inviste el poder ejecutivo en razón del peligro que el estado de sitio se propone contener, no puede ejercerse para
investigar o descubrir delitos comunes que nada tienen que ver con la emergencia, y cuya represión pertenece al 52. — Cuando se dice que durante el estado de sitio se suspende el habeas corpus, la doctrina
poder judicial; ni siquiera a título de colaborador de los jueces puede reconocerse al presidente de la república la y la jurisprudencia han interpretado tal suspensión de diversas maneras:
atribución de detener personas presumidas de haber cometido hechos delictuosos ajenos a la situación de peligro. a) podría significar que no se puede interponer; o que
b) si se interpone, no hay judiciabilidad de la medida presidencial de arresto o traslado; o que
La opción para salir del país.
c) se puede interponerse, se debe tramitar, ha de habilitar el control judicial, y será o no
47. — La persona arrestada o trasladada, o sometida a cualquier otra restricción de su libertad exitoso según se acredite la falta de razonabilidad —o no— del arresto o del traslado.
corporal durante el estado de sitio, encuentra en el mismo art. 23 el medio automático de hacer
53. — Hasta promediar la década de 1970, el derecho judicial de la Corte consideró que, como principio, eran
cesar a su favor la medida afligente: es optar por salir del territorio. Si el poder ejecutivo deniega
irrevisables judicialmente (o sea, exentas de control judicial) las medidas de arresto o traslado de personas.
la opción, o la demora, cabe usar el habeas corpus contra la denegatoria o el silencio moroso. Solamente cabía la revisión judicial, según la Corte, si a) el presidente aplicaba una pena; b) demoraba o
denegaba la opción que el arrestado o trasladado había formulado para salir del país.
Actualmente, el derecho judicial de la Corte nos permite decir que: a) el habeas corpus puede interponerse
durante el estado de sitio; b) el proceso debe tramitarse con suficiente diligencia en su duración y en la amplitud
probatoria; c) el efecto será exitoso o no según que la sentencia, ejerciendo control de razonabilidad, resuelva que I. LA ETAPA ANTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994. - El perfil garantista. - La etapa negatoria
la restricción de la libertad corporal ha sido arbitraria o no. del amparo. - La etapa de admisibilidad. - La legislación sobre amparo, anterior a 1994. - El control de
constituciona-lidad de “normas generales” en el juicio de amparo. - II. LA ETAPA POSTERIOR A LA REFORMA
Conviene retener que la Corte Suprema tiene establecido que al momento de dictarse la sentencia de habeas CONSTITUCIONAL DE 1994. - El artículo 43 y los perfiles del amparo. - El párrafo primero del art. 43. - El
corpus debe subsistir el gravamen para la libertad del individuo, o sea que si la restricción —arresto o traslado— amparo contra decisiones judiciales. - La declaración de inconstitucionalidad. - ¿El amparo actual sustituye a
ha cesado antes de la sentencia (aunque haya existido al tiempo de promoverse el proceso y durante su pendencia) los otros procesos?. - ¿La inconstitucionalidad por omisión queda incorporada?. -El párrafo segundo del art. 43.
la cuestión se ha tornado “abstracta” y ha convertido en improcedente todo pronunciamiento sobre ella. Esta regla - La legitimación del “afectado”. - La legitimación del defensor del pueblo. - La legitimación de las
general parece dikelógicamente aceptable, porque si el objeto del habeas corpus es remover la restricción a la asociaciones. - La pluralidad de legitimaciones. - III. ASPECTOS GENERALES DEL ARTÍCULO 43. -Algunas
libertad, y tal restricción ha desaparecido cuando el juez va a sentenciar, en esa instancia procesal ya no hay relaciones entre los párrafos primero y segundo del art. 43. - La operatividad del art. 43. - El amparo y el
materia litigiosa a los fines del habeas corpus. derecho provincial. - La cosa juzgada en el juicio de amparo. - El amparo durante el estado de
sitio. -Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
La responsabilidad del estado por el arresto dañino
54. — Nos interesa detenernos en la jurisprudencia, ámbito del cual extraemos una sentencia de la Corte del I. LA ETAPA ANTERIOR A LA
año 1989. Con los presupuestos argumentales en que sustenta su decisorio, el tribunal nos proporciona base para REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994
inferir una pauta doctrinaria que aquí proponemos: el arresto a la orden del poder ejecutivo durante el estado de
sitio, según hayan sido los motivos, las circunstancias y el tiempo de detención, cuando (con opción del afectado El perfil garantista.
por salir del país, o sin ella, o con opción denegada) se acredita haber sufrido daño material o moral, hace
procedente la responsabilidad del estado y el consiguiente efecto indemnizatorio.
1. — Ha sido común conceptuar al amparo como la acción destinada a tutelar los derechos y
En el caso “Paz Francisco O. c/Poder Ejecutivo Nacional”, del 3 de octubre de 1989, una muy buena
libertades que, por ser diferentes de la libertad corporal o física, escapan a la protección judicial
sentencia de la Corte Suprema tuvo ocasión de revocar el fallo inferior en un juicio promovido en demanda de
daños y perjuicios contra el estado por la parte actora, que había sufrido ocho años de detención a la orden del por vía del habeas corpus.
poder ejecutivo desde 1975 durante el largo lapso de estado de sitio inmediatamente anterior a 1983, y cu ya
opción para salir del país había sido denegada oportunamente. Su privación de libertad fue calificada por el El paralelismo entre el amparo y el habeas corpus responde a la construcción de ambas garantías dentro del
pretensor como ilegítima. derecho constitucional federal. No puede, sin em-bargo, acogerse con rigidez, desde que el derecho constitucional
provincial —pa-ra no incursionar en el derecho comparado— proporciona algunas diferencias.
Para rechazar esa pretensión, el tribunal inferior cuya decisión la Corte dejó sin efecto alegó que el actor no
había formulado planteo expreso de inconstitucionalidad ni había actuado eficazmente en su oportunidad contra la
medida que lo privó de su libertad. 2. — El amparo reviste desde siempre, en cuanto garantía, la naturaleza de una acción de
La Corte, por su lado, despeja y desbarata esos supuestos óbices, y luego de reiterar doctrina constante acerca inconstitucionalidad y de un proceso constitucional.
de las limitaciones que la constitución impone al poder ejecutivo cuando ejerce facultades emergentes del art. 23, En el actual estado del derecho judicial, la Corte incluye a la acción de amparo entre las acciones de
sostuvo que: “en consecuencia, contrariamente a lo sostenido por el a quo, la actividad jurisdiccional enderezada a inconstitucionalidad que da por existentes y viables, lo que no significa —a nuestro juicio— que sea una acción
consagrar la salvaguarda de esas garantías básicas, no se encuentra obstaculizada por la ausencia de un planteo de declarativa de inconstitucionalidad pura.
inconstitucionalidad, pues de lo que se trata es de examinar —frente al pedido de indemnización en que consiste la
demanda— la razonabilidad de la medida que denegó la opción para salir del país en el caso concreto. Y es ésta La etapa negatoria del amparo.
una facultad irrenunciable de los jueces, habida cuenta de que —como se ha planteado en el sub examine— la
continuación del arresto sine die pudo importar una verdadera pena por parte del presidente de la nación, acto que 3. — Hasta la reforma constitucional de 1994, la constitución formal careció de normas
expresamente le está vedado por imperio del art. 95 de la constitución nacional”. previsoras del amparo, incorporado ahora al art. 43. No obstante, el constitucionalismo provincial
En cuanto al argumento del mismo tribunal inferior, en cuanto excluyó la responsabilidad del estado por ya le había proporcionado acogida.
atribuir inactividad procesal al actor durante el tiempo en que estuvo detenido, la Corte dijo que: “aquella
afirmación es grave, si se tiene en cuenta que conduce a sostener que el estado, mediante un acto de su sola Es importante destacar que el silencio normativo de la constitución histórica no fue óbice para
voluntad —ordenar la libertad del recurrente— quedaría exento de responder por los perjuicios causados por su que, si bien bastante tardíamente, el amparo ingresara a la constitución material por fuente de
actuación ilegítima o que esa ilegitimidad quedaría borrada por la conducta del propio demandante, situación derecho judicial.
imposible en el caso, ya que la causa directa e inmediata que en forma excluyente determinó la prolongación del
arresto del actor fue el empleo de la fuerza por el estado y no la falta de actividad del detenido. No lo es menos la Todas las etapas anteriores a 1994 podría parecer que han perdido interés después de la reforma, no obstante
segunda alternativa, pues al tratarse de un reclamo por la reparación de daños y perjuicios provenientes de la lo cual integran un itinerario con muchos engranajes para interpretar lo que de novedoso encontramos hoy en el
privación de la libertad, sólo podría verse afectado por las disposiciones atinentes a la prescripción”. orden de normas de la constitución escrita.
Del fallo de la Corte del 13 de junio de 1985 (Incidente de excepción de falta de acción promovido por el Un breve recordatorio se hace, por eso, conveniente.
doctor Alberto Rodríguez Varela en la querella criminal de Carlos S. Menem contra Jorge R. Videla y Albano E.
Harguindeguy) se puede inferir que: a) cuando un habeas corpus prospera contra el arresto dispuesto por el poder
4. — Al igual que la constitución formal, hasta el año 1957 nuestro derecho constitucional
ejecutivo, no necesariamente ha de tenerse como ilícita la conducta del presidente de la república que hizo uso de
sus facultades políticas; b) pero tampoco la naturaleza de éstas ha de volver impunes los delitos que al resguardo material no solamente ignoró al amparo, sino que su admisibilidad fue expresamente negada por
de ellas se haya podido cometer. la jurisprudencia.
Ello significa que, eventualmente, bajo la cobertura formal de un arresto dispuesto con invocación del art. 23
es posible que se consume —por ej.— el delito de privación ilegítima de la libertad. El alegato en que se fundaba el rechazo de la acción y del procedimiento amparistas era el siguiente: los
jueces no pueden, a falta de ley procesal, crear vías ni procedimientos no previstos, porque deben atenerse a los
55. — Sugerimos aplicar a los supuestos analizados la pauta que hemos expuesto en el cap. XVI, nº 23, y cap. que la ley les depara.
XXIV, nos. 37 y 38.
La etapa de admisibilidad.
CAPÍTULO XXVI
5. — a) En 1957, la Corte reacciona saludablemente contra esta inveterada corriente: la vieja
EL AMPARO línea jurisprudencial cae en abandono, pierde vigencia sociológica, y deja paso a la fecunda
creación judicial que se desprende del caso “Siri.
El célebre caso “Siri” —típico de una sentencia con ejemplaridad que le permitió funcionar como modelo y 10.— El curso del amparo tal como quedó trazado originariamente estaba destinado a actos
originar seguimiento— hizo lugar por primera vez a un amparo para proteger la libertad de expresión contra un lesivos graves de carácter individual que violaban la constitución o la ley. Por ende, su
acto de autoridad que la lesionaba inconstitucionalmente. Se trataba de una imprenta y un periódico clausurados, conceptualización primitiva no abarcaba las hipótesis de actos lesivos que se sustentaban en la
presuntamente por orden de autoridad. La Corte ordenó el levantamiento de la medida y restableció la libertad de
prensa, valiéndose de un procedimiento sumario equivalente al del habeas corpus. aplicación de leyes inconstitucionales.
Tanto fue así, que la ley 16.986 acuñó el principio de improcedencia del amparo cuando se
El párrafo más elocuente de la sentencia decía: “Las garantías individuales existen y protegen hacía necesario declarar la inconstitucionalidad de normas generales (leyes, decretos, ordenanzas).
a los individuos por el solo hecho de estar consagradas por la constitución, e independientemente No obstante, la Corte hizo algunas excepciones a esta regla. Así, en el caso “Outón”, fallado
de las leyes reglamentarias...” en 1967, y en los casos “Empresa Mate Larangeira Mendes SA. y otros”, y “Arenzón Gabriel
b) Al año siguiente —en 1958— el caso “Kot” añadía a la citada creación judicial nuevos Darío”.
elementos de procedencia del amparo. La pauta final anterior a 1994 fue dada por la Corte en el caso “Peralta”, de 1990, en el que
sostuvo que la ley 16.986 no podía interpretarse como sustrayendo, cohibiendo o prohibiendo a
Se trataba de la ocupación de un establecimiento por parte del personal en conflicto con la patronal. La Corte los jueces que en los juicios de amparo ejercieran, en la medida necesaria, el control de
admite por vía de amparo la desocupación del local, en tutela de los derechos de propiedad y de ejercer la
constitucionalidad para verificar si normas generales impugnadas por vía de amparo eran o no
actividad propia de la fábrica (o sea, el derecho de trabajar). La diferencia con el caso “Siri” radicaba en que ahora
el acto lesivo de un derecho subjetivo emanaba, no de autoridad, sino de particulares. violatorias de los derechos que el amparo tiende a tutelar.
La sentencia da forma a la norma judicial novedosa que se ejemplariza en adelante: “Siempre II. LA ETAPA POSTERIOR A LA REFORMA
que aparezca, en consecuencia, de modo claro y manifiesto, la ilegitimidad de una restricción CONSTITUCIONAL DE 1994
cualquiera a alguno de los derechos esenciales de las personas, así como el daño grave e
irreparable que se causaría remitiendo el examen de la cuestión a los procedimientos ordinarios, El artículo 43 y los perfiles del amparo.
administrativos o judiciales, corresponderá que los jueces restablezcan de inmediato el derecho
restringido por la rápida vía del recurso de amparo”. 11. — El art. 43, en sus dos primeros párrafos dedicados a lo que llamaríamos el amparo más
clásico en nuestro sistema garantista, dice así:
6. — Los precedentes “Siri” y “Kot” permiten una somera sistematización del lineamiento judicial posterior a
ellos, con las siguientes pautas: a) la ausencia de norma reglamentaria del amparo, tanto en la constitución como “Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista
en la ley, no obsta a su procedencia; pero b) el amparo tuvo carácter de vía excepcional, reservada para atacar otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de
actos de autoridad y de particulares con perfil de arbitrariedad o ilegalidad manifiestas, en suplencia de otras vías particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad
comunes menos idóneas; c) el proceso debe ser sumario y rápido para revestir eficacia; d) en su trámite ha de o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una
respetarse el principio de bilateralidad, dando intervención al autor del acto lesivo para garantizar el debido ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u
proceso y el derecho de defensa; e) el amparo no procede si la cuestión de hecho y de derecho ofrece dudas o
exige mayor amplitud de debate y de prueba; f) la acción puede interponerse tanto por personas físicas como por
omisión lesiva.
personas jurídicas (en el caso “Kot” la parte actora era una sociedad comercial). Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los
7. — De este modo, se produjo una mutación constitucional que dio ingreso a un nuevo derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
contenido en la constitución material. Se puede decir, doblemente, que se trata de una mutación que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y
“por adición” (debido a la añadidura), y “por interpretación” (debido a que la añadidura surge de formas de su organización.”
una interpretación generosa de la constitución formal). (La bastardilla es nuestra).
La legislación sobre amparo, anterior a 1994. No obstante que para una mejor comprensión del art. 43 hayamos dicho que estos dos primeros párrafos
recién transcriptos diseñan el tipo de amparo más clásico, o tradicional en el derecho federal argentino, conviene
8. — En octubre de 1966 se dictó la ley 16.986, sobre amparo contra actos estatales. adelantar que ya en este sector aparecen novedades, y que el párrafo segundo ha hecho opinar a una parte de
nuestra doctrina que en él se acoge —o acaso se esboza— un tipo de amparo colectivo.
En 1968, el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación —ley 17.454— incorporó el
amparo contra actos de particulares, regulándolo como proceso sumarísimo.
El párrafo primero del art. 43.
Quiere decir que: a) entre 1957/58 y 1966/68 el amparo fue regido únicamente por el derecho
judicial; y b) a partir de 1966/68 (leyes 16.986 y 17.454) mereció regulación legal. 12. — La “acción” queda definida como expedita y rápida, cuando en verdad lo expedito y
rápido es el “proceso” que toma curso con la acción. Ello se corrobora cuando, a continuación, se
En su esquema básico, el instituto amparista fue legislado acogiendo en lo fundamental las pautas que había
prevé la procedencia del amparo cuando no existe otro medio judicial más idóneo.
anticipado la jurisprudencia, con muy pocas innovaciones.
Es dable —y aconsejable— interpretar que cuando en esta referencia al medio judicial más
9. — En cuanto al amparo que se denomina “sindical” para dar tutela también a la libertad sindical en favor idóneo la norma omite aludir a vías administrativas, no se obstruye la procedencia del amparo por
de determinada categoría de trabajadores y de asociaciones gremiales, entendemos que, más allá de cómo lo el hecho de que existan recursos administrativos, o de que no se haya agotado una vía de
previó la legislación (por ej., la ley 23.551), hubo de tener encuadre y curso dentro de la fisonomía genérica del reclamación administrativa previa.
amparo, tanto en contra de actos estatales como de particulares.
Algo equivalente cabe decir en torno de otro tipo de amparos (electoral, fiscal, por mora de la administración, En este sentido, el art. 43 elimina una traba legal y jurisprudencial que, hasta ahora, solía entorpecer al
etc.). amparo, y que sólo se superaba —con dificultad— en el caso de entenderse que utilizar vías administrativas antes
de deducir la acción de amparo originaba daño irreparable al promotor.
El control de constitucionalidad de “normas generales” en el juicio de amparo.
13. — Se habilita la acción tanto contra actos estatales como contra actos de particulares, y
la índole de tales actos lesivos —comprensivos de la omisión— conserva lo que ha sido tradición
en el amparo argentino: lesión, restricción, alteración o amenaza, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, en forma actual o inminente. 18. — Ahora bien, todo este esbozo teórico necesita un encuadre aclaratorio. Para calibrar la
mayor, o menor, o igual aptitud en la comparación del amparo con las demás vías procesales, se
14. — El acto lesivo que se acuse en el amparo podrá referirse a derechos y garantías hace indispensable analizar caso por caso para averiguar, en cada uno que se promueve mediante
reconocidos por la constitución, por un tratado, o por una ley; y acá sí hay esclarecimientos la acción de amparo, si la situación concreta de ese caso conforme a sus circunstancias
favorables a la holgura del proceso amparista. particulares encuadra en el marco impuesto por el art. 43.
Recordemos que no faltó jurisprudencia que lo reputara improcedente si la lesión dañaba derechos Para ello, el referido análisis de cada caso ha de tomar en cuenta:
emergentes de tratados internacionales, o de leyes. Ahora esas angosturas quedan superadas. a) en primer lugar, si el acto lesivo contra el cual se deduce el amparo reviste arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta; de no presentar este perfil, ya cabe decir que no hace falta indagar si hay o no hay otra vía judicial más
El amparo contra decisiones judiciales. idónea que el amparo, porque está ausente el requisito básico de que el derecho argüido por el actor padezca
violación por un acto o una omisión de arbitrariedad o ilegalidad manifiesta;
15. — En orden a la mención de actos u omisiones de “autoridades públicas”, se plantea el interrogante de si b) en segundo lugar, cuando esta última connotación aparece visible, no debe cargarse al promotor del
el art. 43 ha habilitado también el amparo contra decisiones judiciales (o sentencias). La respuesta afirmativa amparo con la demostración o prueba de que no hay otra vía judicial más idónea; averiguarlo es tarea propia del
configuraría una innovación muy marcada en nuestra tradición amparista. juez de la causa y no de la parte actora;
Quiroga Lavié la auspicia y, personalmente, no formulamos objeción alguna, siempre que este tipo de amparo
no implique habilitar su uso para sustraer causas judiciales del curso regular de un proceso y del tribunal que, c) en tercer término, para saber si el amparo queda desplazado por otras vías judiciales más
como juez natural, está interviniendo en él. aptas, hay que añadir la verificación de la simpleza y celeridad que para el mismo caso concreto
El derecho comparado puede proporcionar modelos que, sin distorsiones, admiten el amparo contra presenta alguna de esas otras vías, ya que la “mayor idoneidad” está directamente referida a la
decisiones judiciales con especial prudencia y moderación razonable. eficacia que un determinado proceso es capaz de rendir para tutelar —en el caso— el derecho
supuestamente agredido por un acto lesivo arbitrario o manifiestamente ilegal;
La declaración de inconstitucionalidad. d) la procedencia del amparo, cuando quedan abastecidos los recaudos que ya hemos
señalado, no se perjudica por el hecho de que sea menester aportar pruebas sobre el acto lesivo,
16. — Asimismo, se habilita al juez del amparo para declarar la inconstitucionalidad ni porque la cuestión de derecho resulte intrincada; ya no es posible rechazar el amparo con el
de la norma en la que se funda el acto o la omisión lesivos. A partir de la reforma, los actos u pretexto de que la cuestión exige mayor amplitud de debate y/o prueba, habiendo de tenerse por
omisiones lesivos pueden entonces, impugnarse mediante la acción de amparo, aunque resulten derogada automáticamente la norma que así lo establecía en la ley 16.986 frente a lo que reza el
aplicativos de una norma general, cuya inconstitucionalidad cabe controlar judicialmente en el actual art. 43 de la constitución; precisamente, que la arbitrariedad o ilegalidad manifiesta del acto
mismo proceso. lesivo hayan de tornarse bien visibles puede, según el caso, depender de los medios probatorios;
La prohibición del art. 2º inciso d) de la ley 16.986 no podrá ya prevalecer sobre la clarísima norma contraria
e) la coordinación del art. 43 con las pautas constitucionales que son fundamentales en todo tipo de proceso
de la constitución. Habrá que decir que desde el 24 de agosto de 1994 ha quedado derogado por el art. 43, o que ha
nos hace sostener que debe mantenerse la bilateralidad que es propia del debido proceso y de la defensa en juicio,
quedado incurso en inconstitucionalidad sobreviniente.
y que reclama la participación útil del autor del acto lesivo impugnado.
Lo que deja duda es si una norma general directamente auto-ejecutoria que causa lesión sin 19. — Del esbozo precedente surge que el diseño teórico y general que cabe efectuar en torno de los
la intermediación de un acto individual aplicativo puede ser atacada a través del amparo. La duda parámetros contenidos en el primer párrafo del art. 43 debe adecuarse en su aplicación específica a las
se resuelve, a nuestro parecer, afirmativamente. En efecto, cuando el art. 43 dice que el juez podrá características de cada caso concreto en el que se articula una acción de amparo. El amparo podrá ser procedente
declarar la inconstitucionalidad de una norma cuando en ella “se funde” el acto o la omisión, deja en un caso según sus circunstancias, y no serlo en otro u otros. De ahí que no pueda eludirse tal flexibilización y
espacio suficiente para interpretar que una norma autoejecutoria que, por su sola vigencia, implica elasticidad con fórmulas como la que rígidamente enunciaría que “siempre el amparo sustituye al juicio ordinario
consumar directamente un acto o una omisión, es la norma “fundante” de ese acto o de esa porque éste es menos idóneo que el amparo”. Tal enunciado recién cobra sentido cuando se analiza cómo es cada
caso concreto, para lo que ha de computarse el lineamiento que dejamos sugerido en los incisos a) a e) del nº 18.
omisión, y que éstos quedan configurados como lesivos en y por la norma misma.
Importa destacar que ya después de vigente la reforma de 1994, la Corte sostuvo en su fallo del 6 de junio de
1995 en el caso “Video Club Dreams c/Instituto Nacional de Cinematografía” que la existencia de otras vías
¿El amparo actual sustituye a los otros procesos?. procesales que harían improcedente el amparo no es postulable en abstracto, sino que depende de cada situación
concreta en relación con el demandante.
17. — Mucho ha discurrido la doctrina acerca del rol directo o subsidiario del amparo
previsto en el párrafo primero del art. 43. ¿La inconstitucionalidad por omisión queda incorporada?.
Si acaso el amparo fuera una vía procesal sustitutiva de las demás habría que decir que cada
persona estaría en condición de elegir la vía de su preferencia, lo que sin duda arrasaría con todos 20. — No es novedoso que el amparo regulado por el art. 43 mantenga su procedencia contra
los demás procesos, que quedarían transferidos en acumulación exorbitada al juicio de amparo. omisiones, y que haya agregado que el juez se encuentra habilitado para declarar inconstitucional
No creemos que éste sea el alcance de la norma cuando hace procedente el amparo “siempre la norma en la que se “funda” la omisión lesiva.
que no exista otro medio judicial más idóneo”. En verdad, si este otro medio judicial más idóneo Lo que permanece en un cono de sombra es otra cosa parcialmente distinta: ¿También la
existe en las leyes procesales, no es viable acudir al amparo. omisión en dictar leyes o normas cuya ausencia traba o bloquea la efectividad de una norma
Pero tampoco la cláusula recién citada admite interpretarse con el sentido riguroso de que el superior es susceptible de impugnación a través del amparo? Si contestamos afirmativamente,
amparo queda descartado por el mero hecho de que haya cualesquiera otras varias vías procesales queda expedita la vía para remediar la inconstitucio-nalidad por omisiones normativas.
disponibles. Lo que la norma quiere decir es que si una o todas no son “más idóneas”, entonces Para decir que no es posible se sostiene que si una norma superior manda dictar una norma
debe admitirse el amparo en reemplazo de cualquier otra “menos idónea”. inferior, la omisión en que se incurre al no dictarla no está “fundada” en la norma superior, porque
¿Y si las que hay son “igualmente” idóneas que el amparo? Acá sí nos atrevemos a afirmar incumplirla no es igual que aplicarla.
que, dada la equivalencia, y por no haber una “más idónea”, el sujeto puede optar por el amparo.
Para decir que sí sugerimos pensar que la inconstitucionalidad radica en la omisión misma, y b) por otro lado, el “afectado” no pierde su calidad de tal por el hecho de que “otros” o
que ésta consiste en no dictar una normativa que el órgano tiene el deber de dictar porque una “muchos” como él también lo sean;
norma superior lo obliga. Entonces, la omisión se “funda” en el deber incumplido que surge de la c) la “afectación” personal no necesita identificarse con un daño o perjuicio que solamente
norma superior que lo ha impuesto; es decir, la norma superior que obliga a dictar una norma recaiga sobre el “afectado”, porque tal afectación no deja de ser personal, directa o concreta por el
inferior de desarrollo es la norma en la cual se “funda” la inconstitucionalidad de la omisión. hecho de que resulte igual o similar a la de otros o muchos.
21. — Parece concurrir razón a favor de la solución afirmativa. En efecto, si una norma inconstitucional
Por consiguiente:
puede ser declarada inconstitucional cuando en ella se “funda” el acto o la omisión, queda la impresión de que a) las discriminaciones grupales (por motivo de raza, religión, origen étnico o social, etc.);
también corresponde declarar que es inconstitucional la no emisión de una norma que otra norma superior obliga
b) lo relativo a derechos involucrados en los arts. 41 (ambiente) y 42 (consumidores y
a dictar. De ser así, el amparo quedaría disponible para tutelar derechos que, reconocidos en la constitución, en un
tratado, o en una ley, permanecen indisponibles en su ejercicio porque el órgano que debe dictar la norma inferior usuarios); y
complementaria ha omitido hacerlo. c) todo cuanto razonablemente admita reputarse como un “derecho de incidencia colectiva”
Para que sea viable, propiciamos que la legislación reglamentaria del amparo prevea su uso para atacar en general,
omisiones normativas inconstitucionales. confieren legitimación para deducir amparo a todo aquél que resulta afectado por el acto
lesivo, conforme a la interpretación amplia que hacemos del segundo párrafo del art. 43.
El párrafo segundo del art. 43.
25. — La interpretación amplia del término “afectado” como sujeto con legitimación procesal para promover
22. — Para comparar el amparo previsto en el segundo párrafo del art. 43 con el genérico que el amparo no debe equipararse a la admisión lisa y llana de la acción popular.
contempla el párrafo primero, vamos a reiterar la transcripción: En efecto, en tanto la acción popular legitima a cualquier persona, aunque no titularice un derecho, ni sea
“Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los afectada, ni sufra perjuicio, el amparo que ahora analizamos en cuanto a la legitimación del afectado presupone
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los que, para ser tal, el derecho o el interés que se alega al iniciar la acción de amparo tiene que presentar un nexo
derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones suficiente con la situación personal del actor, que no requiere ser exclusiva de él. Tal nexo existe aunque sean
muchas las personas que se encuentran en una situación equivalente porque comparten un derecho o interés que
que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y les es común a todas.
formas de su organización”.
(La bastardilla es nuestra). 26. — Si la ley reglamentaria del amparo agrega calificativos al sustantivo “afectado” para identificarlo como
Lo primero que conviene decir es que el amparo del párrafo primero queda discernido a favor “personal” o “directo”, tales adjetivos (que no aparecen en el art. 43) no deben interpretarse como restrictivos de la
legitimación procesal que, a nuestro criterio, surge de la constitución a favor del afectado.
de “toda persona”, en tanto el del párrafo segundo ya no emplea esa expresión, y en su reemplazo
legitima al “afectado”, al defensor del pueblo, y a las asociaciones.
27. — En síntesis, correlacionando la legitimación que el párrafo primero del art. 43 adjudica
El amparo del párrafo primero legitima a “toda persona” en la medida en que esa persona a “toda persona” con la que el párrafo segundo otorga al “afectado”, podemos interpretar que
sufra en un derecho suyo la violación que la norma define como acto lesivo. “toda persona afectada” se halla habilitada para interponer la acción de amparo prevista en el
El amparo del párrafo segundo también exige que exista un acto lesivo, pero circunscribe los citado segundo párrafo.
bienes jurídicos y los derechos protegidos por esa vía, y simultáneamente establece quiénes tienen
disponibilidad de acudir al amparo para lograr esa misma protección.
La legitimación del defensor del pueblo.
23. — Consigna el art. 43 que la acción puede ser interpuesta: a) contra toda forma de
28. — Además de la mención que el art. 43 hace del defensor del pueblo como sujeto
discriminación; b) en lo relativo a derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al
legitimado en el amparo del párrafo segundo, conviene recordar que el art. 86 reafirma
usuario y al consumidor; c) en lo relativo a “derechos de incidencia colectiva en general”.
explícitamente que “el defensor del pueblo tiene legitimación procesal”.
En este conjunto hallan recepción expresa —en buena hora— los intereses difusos, o
Si su misión, conforme al mismo art. 86, es la defensa y protección de los derechos humanos
colectivos, o de pertenencia difusa, porque a ellos apunta, sin duda alguna, la expresión “derechos
y demás derechos, garantías e intereses, resulta fácil entender que dispone de acción para acceder
de incidencia colectiva”, en cualesquiera de los aspectos posibles: el medio ambiente, la
a la justicia mediante el amparo de este párrafo segundo.
competencia, los servicios públicos, el consumo, para no salirnos de las menciones explícitas que
trae la norma. Sin embargo, la sentencia de la Corte Suprema del 12 de setiembre de 1996 en el caso “Frías Molinas Nélida
Acá aparece la diferencia con el párrafo primero que, al legitimar a “toda persona” víctima de Nieves” le negó legitimación en el amparo que promovió para la defensa colectiva de jubilados y pensionados
un acto lesivo, presupone el daño a un derecho subjetivo clásico. cuyas causas se hallaban pendientes de decisión en el tribunal. La Corte invocó normas de la ley 24.284 —anterior
a la reforma de la constitución— para sostener que el defensor del pueblo no está autorizado para investigar la
Cuando —en cambio— al ámbito amplio del segundo párrafo se lo vincula con la
actividad del poder judicial. En rigor, el amparo incoado en el caso no tenía por objeto “investigar” a la Corte, sino
legitimación, la cita de sujetos investidos de ella se compone de otra manera; así: a) el afectado; reclamar por la demora en dictar sentencia. Además, si acaso la ley 24.284 revestía el alcance restrictivo que
b) el defensor del pueblo; c) las asociaciones que propendan a los fines perjudicados por el acto invocó la Corte, se hacía necesario verificar que las nuevas normas constitucionales de los arts. 43 y 86 bien
lesivo, y que están registradas conforme a la ley. podían considerarse derogatorias de normas legales anteriores incompatibles con la constitución reformada.
La legitimación del “afectado”. La legitimación de las asociaciones.
24. — La pluriindividualidad que caracteriza a los intereses generales, colectivos, sociales o 29. — En otro ensamble de los bienes, derechos e intereses con la legitimación procesal,
difusos requiere algunas connotaciones: aparece la de las asociaciones cuyos fines propenden a la defensa de aquéllos. La norma las
a) por un lado, la indivisibilidad de lo que es común a muchos no riñe con la fragmentación en habilita con la condición de que estén registradas conforme a la ley, pero mientras a falta de ley
situaciones jurídicas subjetivas que, sin ser exclusivas de cada uno, sí son “propias” de cada uno no estén registradas, damos por cierto que basta que existan con alguna formalidad asociativa de
en cuanto cada uno tiene “su” parte en lo que interesa a varios; la que surjan sus fines para que su legitimación les sea reconocida judicialmente.
negar la garantía amparista en el contenido que surge de la constitución federal, que es el piso
Resta añadir que si invisten legitimación para promover amparo, también se les ha de admitir cuando —de no mínimo al que sí pueden ampliar o mejorar. Nunca restringir.
ser procedente el amparo— acuden a otra clase de vía judicial.
La cosa juzgada en el juicio de amparo.
La pluralidad de legitimaciones.
34. — La sentencia que recae en el juicio de amparo hace cosa juzgada respecto del amparo, lo que significa
30. — La triple legitimación del afectado, del defensor del pueblo, y de las asociaciones nos que la misma cuestión no puede volver a replantearse en un nuevo proceso amparista, pero deja abierta la
posibilidad de promover igual cuestión por una vía judicial diferente al amparo, si es que en el amparo se ha
induce a sostener que una no excluye a las otras, por lo que ninguno de los legitimados tiene el
rechazado la pretensión en él articulada por faltar algunos requisitos de procedencia.
monopolio de la acción.
El amparo durante el estado de sitio.
De no darse un litisconsorcio activo ni acumulación de amparos en un solo proceso, resta prever el alcance de
los efectos de la sentencia, a fin de evitar decisiones opuestas que desvirtúen en una misma cuestión, resuelta por
sentencias dictadas en más de un caso, el objetivo tutelar del amparo. 35. — Durante el estado de sitio, la restricción que razonablemente pueden padecer los derechos y libertades
individuales es capaz de hacer decaer paralelamente la eficacia del amparo que como garantía los tutela.
Sabemos que el estado de sitio como instituto de emergencia hace viable una limitación más intensa y severa
III. ASPECTOS GENERALES DEL ARTICULO 43 del ejercicio de algunos derechos. Lo que no admitimos es que obture la procedencia formal del amparo, es decir,
la interposición de la acción y el trámite del proceso. Lo único posible es que el tribunal de la causa no haga lugar
Algunas relaciones entre los párrafos primero y segundo del art. 43. en su sentencia a la pretensión del amparista, por entender que la restricción impuesta al derecho por él alegado no
configura, en la situación excepcional del estado de sitio en vigor, un acto lesivo de arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta.
31. — Si bien cada uno de los dos párrafos delinea los respectivos diseños de cada clase de
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional.
amparo que hemos explicado, conviene no incomunicarlos excesivamente.
Como principio general, cabe afirmar que —salvo las diferencias específicas que de modo 36. — Aunque sin perfilar los rasgos típicos procesales del amparo, propios de cada derecho
expreso contienen— hay pautas que han de tenerse como comunes, aun cuando figuran en el interno, el Pacto de San José de Costa Rica alberga innominadamente un proceso judicial que da
párrafo primero. cabida al amparo.
a) Fundamentalmente, la habilitación del control judicial de constitucionalidad no se limita al En efecto, dice que “toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier
amparo de dicho primer párrafo, sino que se extiende al del segundo. otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
b) Igualmente, la procedencia del amparo en ambos existe tanto cuando el acto lesivo violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución, la ley o la presente
proviene de autoridad pública como de particulares. convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus
c) Los bienes, derechos e intereses cubiertos por el párrafo segundo también pueden derivar funciones oficiales” (art. 25.1). En el apartado 2 del mismo art. 25 prosigue: “Los estados partes
de la constitución, de uno o más tratados, o de las leyes. se comprometen: a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del
estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso; b) a desarrollar las
d) Por fin, la tipicidad de arbitrariedad o ilegalidad manifiesta del acto, o de la omisión
posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades
lesivos resulta exigible para el amparo del segundo párrafo, así como ha de darse por cierto que
competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso”.
también la amenaza es configurativa de lesión en el mismo caso.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también establece que toda persona
Todo ello resulta de primordial importancia institucional cuando se postula, al modo como lo hacemos que sufra violación en sus derechos o libertades reconocidos en el tratado podrá interponer un
personalmente, la holgura sin reduccionismos egoístas que debe presidir la interpretación del amparo regulado en recurso efectivo, aun cuando la violación proviniera de personas que actuaron en ejercicio de
el segundo párrafo. Hemos de comprender que la constitución lo ha incluido para brindar cobertura a los derechos funciones oficiales.
e intereses que expresamente quedan remitidos a los arts. 41 y 42, así como a cualesquiera otros de fuente
constitucional, internacional o legal que merezcan reconocimiento, sea que cuenten con norma específica, sea que 37. — Las normas que en los restantes tratados de jerarquía constitucional contemplan garantías judiciales
se alojen en la cláusula de los implícitos, cada vez que ofrezcan el perfil de un derecho de incidencia colectiva en presuponen la naturaleza y efectividad de las vías procesales, según la índole del caso en el cual se acude a ellas.
general. De todas maneras, la opción preferencial por la norma —internacional o interna— más favorable siempre obliga a
dispensar la acción y el proceso que en cada caso concreto proveen al justiciable la mejor tutela judicial eficaz.
La operatividad del art. 43.
CAPÍTULO XXVII
32. — La norma constitucional del art. 43 es directamente operativa, lo que significa que aun
en ausencia de ley reglamentaria surte su efecto tutelar y debe ser aplicada por los jueces. No EL HABEAS DATA
impide que la ley le confiera desarrollo razonable, pero no lo torna imprescindible.
El artículo 43. - El bien jurídico tutelado. - Las clases de habeas data: su objeto y sus finalidades. -Ambitos a
Es fácil comprenderlo cuando se recuerda que sin norma constitucional alguna y sin ley reglamentaria la los que no cubre el habeas data. - El secreto periodístico. - La legitimación procesal activa. - La aplicación del
Corte le dio nacimiento y curso al amparo desde los ya citados casos “Siri” y “Kot”, de 1957 y 1958. Ahora que la art. 43 al habeas data. - La eventual excepción a la arbitrariedad o ilegalidad. -
constitución contiene una norma específica, es vano argumentar que para su aplicación hace falta que la ley la Los tratados internacionales y el habeas data implícito.
reglamente.
El amparo y el derecho provincial. El artículo 43.
33. — Huelga recordar que el art. 43 es una norma federal y, por ende, obliga a las 1. — El habeas data, ya acogido desde antes de la reforma constitucional de 1994 en el
provincias. Ello significa que ni las constituciones ni las leyes provinciales pueden disminuir o constitucionalismo provincial y en el comparado, ahora está inserto en el tercer párrafo del art.
43. Es el amparo la acción habilitada para el caso.
El tercer párrafo del art. 43, que da continuidad a la acción de amparo, dice: compatibilizar “los valores fundamentales del respeto a la vida privada y de la libre circulación de la
información”, como reza el Convenio de Estrasburgo para los estados que son miembros del Consejo de Europa.
“Toda persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los datos a ella
referidos y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos, o los privados No hay duda de que tal conciliación tiene que ser tomada en cuenta para evitar el abuso informático pero, a la
vez, aun cuando no haya abuso, para preservar en la confidencialidad y la reserva bienes personales como los que
destinados a proveer informes, y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión, hacen al honor, la dignidad, la información “sensible”, la privacidad, la verdad, la autodeterminación informativa,
rectificación, confidencialidad o actualización de aquéllos. No podrá afectarse el secreto de las la igualdad, etc. Lo veremos de inmediato al clasificar las categorías de habeas data en el nº 8.
fuentes de información periodística”.
(La bastardilla es nuestra). Las clases de habeas data: su objeto y sus finalidades.
2. — Dada la fisonomía bien precisa y específica que en esta parte del art. 43 le asigna la
8. — El habeas data presenta un contenido multidireccional. Indagándolo, se advierte la
constitución al habeas data, hemos de sugerir que —aun sin independizarlo del resto del siguiente variedad posible de fisonomías:
artículo— se debe desligar al párrafo tercero de todo lo que no resulta razonablemente trasladable
a él (ver nos. 14 y 15). a) El habeas data informativo para recabar:
a’) qué datos personales se encuentran registrados;
3. — El art. 43 no utiliza ni menciona la expresión “habeas data”. La omisión se debe a que la declaración de a’’) con qué finalidad se han obtenido y se hallan registrados;
la necesidad de reforma constitucional no hizo referencia al habeas data, y solamente habilitó enmiendas para
incorporar el habeas corpus y el amparo. De ahí que el constituyente haya dado cauce al habeas data a través de la a’’’) de qué fuente se han obtenido los datos (salvo si se trata de fuentes periodísticas, u otras
acción de amparo. fuentes resguardadas por secreto profesional);
No obstante, ontológicamente, es innegable que el bien jurídico y el objeto del amparo en el párrafo tercero b) El habeas data rectificador para:
del art. 43 son los correspondientes específica-mente al habeas data.
b’) corregir datos archivados que son falsos o inexactos;
4. — El habeas data significa, por analogía con el habeas corpus, que cada persona “tiene sus datos” (en vez b’’) actualizar o adicionar datos atrasados o incompletos;
de “tiene su cuerpo”). No hay duda de que el objeto tutelado coincide globalmente con la intimidad o privacidad
c) El habeas data de preservación para:
de la persona, ya que todos los datos a ella referidos que no tienen como destino la publicidad, o la información a
terceros, necesitan preservarse. c’) excluir datos archivados que integran la información personal denominada “información
sensible” (por ejemplo, los referidos a orientación sexual, identidad étnica o racial, religión,
5. — Puede interponer la acción toda persona, con el objeto de: ciertas enfermedades, ideas políticas, etc.);
a) conocer los datos a ella referidos y la finalidad de su almacena-miento; c’’) reservar en la confidencialidad ciertos datos archivados que hacen a informaciones
b) exigir la supresión, rectificación, confidencialidad o actualización de esos datos. legalmente acumuladas, pero innecesarias y sustraidas al acceso de terceros, o susceptibles de
originar daño a la persona si son conocidas por terceros;
Los datos susceptibles de dar lugar a la acción de habeas data han de ser los que constan en
registros o bancos públicos, y también privados, cuando éstos están destinados a proveer d) Puede haber un habeas data mixto, que tiende a más de una finalidad entre las antes
informes. Pero en ningún caso puede afectarse el secreto de las fuentes de información expuestas en los incisos a) a c).
periodística, prohibición que resguarda debidamente el secreto profesional de los medios de
9. — Si de esta pluralidad de casos y datos que quedan bajo cobertura a través del habeas data
comunicación. confeccionamos un repertorio de verbos, nos encontramos con los siguientes:
En los registros privados la norma habilita la acción solamente cuando ellos están destinados El habeas data procede para: a) conocer (datos registrados, finalidad de los mismos, fuente de la cual fueron
a proveer informes. Quedan fuera, entonces, y como ejemplo, los archivos históricos o obtenidos); b) suprimir o cancelar (datos de información sensible); c) corregir o rectificar o actualizar (datos
periodísticos, y todos los que se limitan a coleccionar o recopilar documentación, porque en este falsos, inexactos, incompletos, desactualizados); d) reservar (datos que pueden registrarse pero no difundirse
caso su destino no es el uso público. porque son confidenciales).
Sin embargo, cuando acaso un banco de datos que no tiene como finalidad el uso público Cuando se hace un repaso al texto del art. 43 en su párrafo tercero es fácil abarcar este panorama integral.
provee información a terceros acerca de esos datos, no nos cabe duda de que el habeas data queda
habilitado. Ambitos a los que no cubre el habeas data.
6. — En cuanto a los datos archivados, creemos que el habeas data los tutela en relación con los servicios 10. — Entendemos que no deben resguardarse dentro del ámbito protegido por el habeas data
informáticos, computarizados o no, y con toda clase de utilización, aunque no sea automatizada, si el soporte algunos datos que, con suficiente razonabilidad, son de interés público o general. Así, a título de
material de los datos es susceptible de tratamiento automatizado. El derecho comparado ofrece ejemplos de estas ejemplo:
amplitudes que, sin duda, hallan cabida lógica y razonable en nuestro art. 43.
a) La información colectada en registros o ficheros que se refiere a la actividad comercial,
empresarial o financiera de las personas, porque su conocimiento parece de acceso necesario a
No es osado por eso hablar, cuando se encaran todas estas formas defensivas y protectorias, terceros que también están insertos en la red de similares actividades;
de los derechos informáticos constitucionales de las personas. La realidad contemporánea obliga a b) La documentación histórica destinada a la consulta e información de investigadores,
darles cabida y tutela. estudiosos, científicos y personas en general —incluidos los periodistas—, porque la divulgación
que puedan hacer de esos datos con destino a la información pública a través de distintos medios
El bien jurídico tutelado. en el circuito social, bien se puede considerar —a más de ejercicio personal de la libertad de
expresión, de información, de creación cultural, etc.— como una forma de facilitar en el público y
7. — La protección a los datos personales es imprescindible actualmente, y se vincula con un múltiple de promover en la sociedad el acceso a la cultura y a la información; no en vano se habla de
engranaje.
información pública científica, información pública historiográfica, consulta documental histórica
El desarrollo tecnológico; el tratamiento electrónico de la información; los derechos de quienes acumulan
y periodística, para cubrir tanto la búsqueda como la difusión de dicha información;
datos en los registros y los de quienes quedan registrados; el flujo cibernético, etc., han hecho necesario
c) La defensa y seguridad del estado, siempre que realmente en un caso concreto resulte
razonable y excepcional el acceso a ciertos datos personales registrados, porque parece configurar La eventual excepción a la arbitrariedad o ilegalidad.
otro supuesto frente al cual no opera la protección del habeas data.
15. — No obstante que el habeas data ha recibido encuadre constitucional en la acción de
La seguridad y defensa del estado reclama precauciones para no desmandar su sentido y su alcance, y para amparo conforme al art. 43, hay algo muy importante a destacar. El diseño de procedencia del
impedir que se convierta en un standard al que el estado acuda para violar los bienes jurídicos al que el habeas amparo en el párrafo primero de dicha norma exige, en su marco de condicionamientos, que el
data presta tutela. Evitando interpretaciones desmesuradas, podríamos proponer que “seguridad y defensa del acto o la omisión lesivos revista “arbitrariedad” o “ilegalidad manifiesta”. Pues bien, nosotros
estado” es equiparable a lo que el preámbulo de la constitución denomina defensa común, siempre que el adjetivo
“común” aluda a una defensa de la comunidad; es decir, del interés que afecta a toda la sociedad o una parte de
advertimos con toda claridad que aun cuando el habeas data haya de tramitarse por la vía procesal
ella. del amparo, aquel requisito no es siempre ni en todos los casos necesario.
En efecto, si el habeas data resulta viable para tomar conocimiento de datos personales, para
11. — Muchos ejemplos pueden ayudar a comprender estas situaciones analizadas en el nº 10. No es alegable rectificarlos, cancelarlos, actualizarlos, etc., se advierte que todo lo que en el archivo deba
la reserva de datos acerca de inhibiciones y embargos a efectos de una operación inmobiliaria, comercial o
conocerse, modificarse, suprimirse o ampliarse puede estar acumulado sin arbitrariedad ni
crediticia. Tampoco la de datos de una persona pública con el fin de escribir su biografía o una obra de historia. A
los fines penales y penitenciarios es menester conocer si una persona registra determinados antecedentes, al igual ilegalidad, a causa de simples errores —muchas veces de buena fe— o de simples atrasos
que para la expedición de pasaportes, documento de identidad, designación en determinados empleos, etc. informativos.
Por ende, entendemos que en el habeas data no hace falta que aquello contra lo cual reclama
El secreto periodístico. el sujeto legitimado al titular del banco de datos sea un acto lesivo que tenga origen en actos u
omisiones de índole arbitraria o ilegal. Que en algunas situaciones puedan exhibir ese carácter no
12. — La norma no ha protegido específicamente más que el secreto de las fuentes de desmiente la afirmación de que también cuando carecen de él tornan susceptible la admisibilidad
información periodística, aun cuando en otros ámbitos el secreto profesional es también un de la acción de habeas data.
aspecto de la intimidad o privacidad de las personas. No hay más que recordar el secreto del
abogado, del médico, de los contadores, etc., con relación a datos de sus clientes. Este secreto Los tratados internacionales y el habeas data implícito.
tiene seguro albergue constitucional, pero no en esta cláusula sobre el habeas data, sino
implícitamente en el art. 19. 16. — Los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional no contienen disposiciones expresas
sobre el habeas data. No obstante, cada vez que en alguna norma de los mismos se hace referencia a derechos y
La reserva que esta cláusula formula a favor de las fuentes de información periodística reviste, a nuestro bienes jurídicos que guardan relación o se identifican con los que el habeas data protege, es muy claro comprender
criterio, un doble alcance: que se les debe dispensar el recurso sencillo y rápido que, innominadamente, aparece en el Pacto de San José de
Costa Rica y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. (Ver cap. XXVI, nº 36).
a) en primer lugar, impide que mediante el habeas data se pretenda conocer qué datos personales figuran
registrados periodísticamente; De esta manera, resulta simple dar por verdad que el párrafo tercero de nuestro art. 43 encuentra respaldo en
las aludidas normas internacionales comprendidas en el art. 75 inc. 22.
b) en segundo lugar, impide asimismo conocer de dónde fueron obtenidos (acá se protege la fuente —de
cualquier índole— de la cual es originaria la información que posee la fuente periodística).
Por fuente periodística se ha de entender la propia de todos los medios audiovisuales y escritos de CAPÍTULO XXVIII
comunicación social. También de los informatizados.
La legitimación procesal activa. EL HABEAS CORPUS
I. LA ETAPA ANTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994. - El habeas corpus como garantía
13. — Ha de quedar bien en claro que la promoción del habeas data queda reservada, en constitucional de la libertad. - Sus clases. - La legislación sobre el habeas corpus. - El habeas corpus contra
forma estrictamente personal, al sujeto a quien se refieren los datos archivados en el banco de que actos de particulares. - El habeas corpus “de oficio”. - El habeas corpus contra sentencias militares. - El
se trate, siendo el único investido de legitimación procesal activa. habeas corpus, las sanciones privativas de libertad, y los recursos judiciales insuficientes. - La posible irrupción
del habeas corpus en un proceso ajeno. - El habeas corpus durante el estado de sitio. - II. LA ETAPA POSTERIOR
Con esta severa restricción, creemos que la legitimación pertenece no sólo a las personas A LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994. - El artículo 43. - El habeas corpus contra actos de particulares. -
físicas, sino también a las entidades colectivas, asociaciones, organizaciones, etc., en la medida La tramitación rápida del proceso. - La operatividad de la norma. - El habeas corpus y el derecho provincial. -
en que, por igualdad con aquéllas, tengan datos registrados en los bancos públicos o privados. Los
tratados internacionales de jerarquía constitucional.
Asimismo, frente a la internacionalización y transnacionalización de la información, debe
tenerse por legitimada a toda persona que, sin domicilio ni residencia en nuestro país, y cualquiera
sea su nacionalidad, está registrada en un banco de datos que se encuentra aquí. Ello tanto si la
I. LA ETAPA ANTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994
circulación de la información acumulada se destina o queda abierta al exterior, como si se limita a
un uso puramente interno.
El habeas corpus como garantía constitucional de la libertad.
La aplicación del art. 43 al habeas data. 1. — El habeas corpus es la garantía tradicional, que como acción, tutela la libertad física o
corporal o de locomoción, a través de un procedimiento judicial sumario, que se tramita en forma
14. — a) Del párrafo tercero del art. 43 hemos de afirmar lo mismo que dijimos del amparo
de juicio.
regulado en los dos primeros párrafos (ver cap. XXVI, nº 32). La norma es operativa, y debe
funcionar y aplicarse aunque carezca de ley reglamentaria. Su naturaleza federal obliga a las Las dos palabras latinas “habeas” y “corpus” significan “tienes tu cuerpo” o “eres dueño de tu cuerpo”, y
provincias (ver cap. XXVI, nº 33). denotan el objeto de esta garantía: traer el cuerpo de una persona —es decir, la persona misma— ante el juez.
b) En otro orden de cuestiones, también en el habeas data queda habilitado el juez del proceso
para ejercer el control de constitucionali-dad de normas generales. Al decir que el habeas corpus protege la libertad física, queremos significar que es la garantía
c) Durante el estado de sitio, ha de tomarse en cuenta lo que, genéricamente, hemos explicado deparada contra actos que privan de esa libertad o la restringen sin causa o sin formas legales, o
para la procedencia del amparo (ver cap. XXVI, nº 35). con arbitrariedad. Detenciones, arrestos, traslados, prohibiciones de deambular, etc., son los actos
que, arbitrariamente, pueden lesionar la libertad física cuando carecen de fundamento y de forma 7. — A nuestros efectos, basta señalar que dicha ley se dividió en dos partes: una, aplicable en todo el
—por ej.: si emanan de autoridad incompetente, o de autoridad competente pero sin forma debida, territorio del estado y, por ende, también ante tribunales provinciales (sin perjuicio de aplicar las constituciones
o de autoridad competente o incompetente sin causa justa, etc.—. provinciales o leyes locales en la materia, cuando ellas confieren protección más eficiente); otra, solamente en el
ámbito federal, dada su naturaleza fundamentalmente procesal (y en el ámbito provincial se respeta la
2. — Hemos estado acostumbrados a radicar el meollo del habeas corpus en la tutela de la competencia de las provincias para dictar las normas de procedimiento en su respectiva jurisdicción, destinadas a
libertad física y, por ende, a suponer que su procedencia requiere que alguien que se halla en ser aplicables por sus tribunales).
libertad la pierda, o la vea restringida o amenazada. Ahora ya no podemos ce-rrar allí el
perímetro, porque en el núcleo del habeas corpus hay algo más: también el que ya está 8. — El procedimiento de habeas corpus procede cuando se denuncia un acto o una omisión
legítimamente o legalmente privado de su libertad (por arresto, prisión preventiva, condena penal, de autoridad pública que implica: a) limitación o amenaza actual de la libertad ambulatoria sin
etc.) tiene derecho a que las condiciones razonables en que cumple su privación de libertad no se orden escrita de autoridad competente; b) agravación ilegítima de la forma y condiciones en que
agraven de modo ilegal o arbitrario; si esto ocurre, el habeas corpus también procede, no para se cumple la privación de la libertad.
recuperar una libertad de la que no se gozaba, sino para hacer cesar las restricciones que han
agravado la privación de libertad. 9. — La legitimación procesal activa para promover la acción no se circunscribe a la persona
que padece la restricción en su propia libertad, ya que cualquiera otra, aun sin estar apoderada
3. — El habeas corpus, comúnmente llamado “recurso”, no es un recurso sino una acción, con la que se por ella, inviste esa legitimación. Y hasta es excepcionalmente procedente el habeas corpus de
promueve un juicio o proceso de índole sumaria. La índole de la pretensión suscita la necesidad de que la vía
procesal sea idónea y apta por su celeridad para llegar a la sentencia útil con la menos demora posible.
oficio, es decir, por iniciativa del juez, sin necesidad de demanda (ver nº 14).
Por todo ello vale decir que el habeas corpus es un proceso constitucional.
10. — La ley de habeas corpus introdujo dos importantes innovaciones:
4. — Nuestra constitución formal antes de su reforma en 1994 le suministró base en la parte a) si la restricción a la libertad se produce durante el estado de sitio (en virtud del art. 23 de la
del art. 18 que establece que nadie puede ser arrestado sino en virtud de orden escrita de constitución), el juez del habeas corpus podrá controlar en el caso concreto sometido a su decisión
autoridad competente. Superabundantemente, se lo pudo considerar como garantía implícita en el la legitimidad de la declaración del estado de sitio (pese a que el derecho judicial de la Corte ha
art. 33. considerado que se trata de una cuestión política no judiciable;
No era requisito inexorable para la viabilidad del habeas corpus que existiera reglamentación b) si la limitación a la libertad se lleva a cabo por orden escrita de una autoridad que actúa en
legal a su respecto; ni para reconocerlo como garantía, como acción, y como proceso; ni para virtud de un precepto legal contrario a la constitución, el juez del habeas corpus podrá declarar
tramitarlo judicialmente. “de oficio” la inconstitucionalidad en el caso concreto sometido a su decisión (pese a que el
derecho judicial de la Corte prohibe la declaración de inconstitucionalidad sin petición de parte
Tampoco es indispensable que una ley determine cuál es la autoridad competente para privar de la libertad, interesada).
porque entendemos con perfecta claridad constitucional que, como principio, sólo es autoridad competente la
autoridad judicial; toda otra autoridad solamente puede investir competencia para privar de la libertad en casos 11. — Aun cuando el habeas corpus se sustancia sumariamente, el procedimiento es contradictorio, lo cual
excepcionales y urgentes, y con la carga inmediata de poner al detenido a orden y disposición de un juez. significa que asegura la bilateralidad consistente en dar participación al autor del acto lesivo, y al amparado.
El llamado “auto” de habeas corpus no es lo mismo que la sentencia final que resuelve la pretensión de
Sus clases. fondo al término de la instancia en el proceso. El “auto” de habeas corpus es la orden emanada del juez que
entiende en la causa, requiriendo a la autoridad presuntamente autora del acto lesivo un informe acerca del mismo,
5. — Dentro de las variadas categorías de habeas corpus, cabe mencionar: y conminándola en su caso a presentar a la persona detenida.
a) el habeas corpus clásico, o de reparación, que tiende a rehabiliatr la libertad física contra Es interesante advertir que en materia de recursos, cuando se apela una sentencia que hace lugar al habeas
corpus, el recurso no produce efectos “suspensivos” en cuanto a la libertad dispuesta, lo que significa que el
actos u omisiones que la restringen o impiden sin orden legal de autoridad competente; beneficiario recobra su libertad mientras se sustancia el recurso, sin perjuicio de lo que resulte en la instancia
b) el habeas corpus preventivo, que se dirige a frenar las “amenazas” ciertas e inminentes para superior.
la libertad física;
12. — La jurisprudencia de la Corte entendió que, siendo sumario el procedimiento, debían ventilarse dentro
c) el habeas corpus correctivo contra toda forma ilegítima que agrava la condición de una de él todos los hechos y todas las causas que le daban fundamento, sin sujeción a las formas dilatorias del juicio
persona legalmente privada de su libertad; ordinario, y sin otras reglas que las propias de la naturaleza misma —excepcional y privilegiada— del proceso.
d) el habeas corpus restringido contra molestias que perturban la libertad de locomoción, sin
llegar a la privación de libertad (seguimientos, vigilancias, impedimentos de acceder a lugares El habeas corpus contra actos de particulares.
como el domicilio, el sitio de trabajo o estudio, etc.).
13. — La ley 23.098 no previó, para el ámbito federal, el habeas corpus contra actos de particulares.
El habeas corpus no tiene por objeto investigar ni castigar el eventual delito que pueda haber cometido el Expresamente remite tal supuesto a lo que establezca la ley respectiva. La circunstancia de que sólo enfoque el
autor de la privación ilegítima de la libertad, pero ello no exime al juez del habeas corpus de realizar las habeas corpus contra actos lesivos emanados de autoridad pública no significa negarlo contra actos privados. Los
diligencias necesarias para conocer el hecho de la restricción a la libertad y obtener la reparación si resulta jueces que en el ámbito federal reciben una acción de habeas corpus contra actos lesivos emanados de particulares
procedente. deben imprimirle trámite sumario (como lo dispuso la Corte en materia de amparo a falta de ley que lo reglara, en
1957-1958).
La legislación sobre el habeas corpus.
El habeas corpus “de oficio”.
6. — Hasta 1984 el habeas corpus sólo estuvo legislado en el art. 20 de la ley 48 y en el
código procesal penal “de la nación”. 14. — Como excepción a la regla según la cual los jueces no actúan “de oficio”, sino a requerimiento de
La ley 23.098 de 1984, vino a derogar aquellas disposiciones, y a reemplazarlas íntegramente parte, la ley 23.098 previó en el orden federal un caso de habeas corpus “de oficio” —que ya existía en el derecho
público provin- cial—, y que procede sin promoción de demanda alguna cuando el tribunal tiene
con un sistema independiente, que no quedó incorporado al código procesal penal. Es una ley de conocimiento por sí mismo de la afectación grave de libertad padecida por una persona, con riesgo de sufrir
contenido constitucional. perjuicio irreparable o de ser trasladada fuera del territorio de la jurisdicción del tribunal.
El habeas corpus contra sentencias militares. El habeas corpus durante el estado de sitio.
15. — Con la ley 23.042 (del año 1984) se habilitó excepcionalmente el uso del habeas corpus para revisar 19. — Remitimos al cap. XXV nº 52 y 53.
sentencias firmes de condena aplicadas a civiles por tribunales militares.
El derecho judicial emanado de la jurisprudencia de la Corte siempre sostuvo la improcedencia del habeas
corpus para revisar sentencias firmes de tribunales miliatres. Una vez vigente la ley 23.042, creemos que la norma II. LA ETAPA POSTERIOR A LA REFORMA
del derecho judicial, acuñada con anterioridad, cedió su paso a la norma legal en los casos incluidos en sus CONSTITUCIONAL DE 1994
disposiciones.
El artículo 43.
El habeas corpus, las sanciones privativas de libertad, y los recursos judiciales insuficientes.
20. — El cuarto y último párrafo del art. 43 establece:
16. — Sabemos que toda actividad jurisdiccional a cargo de organismos que no forman parte del poder “Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad física, o en
judicial exige, para su validez constitucional, que la decisión sea susceptible de un recurso ante tribunal judicial
para quedar sometida a posible control ulterior suficiente. caso de agravamiento ilegítimo en la forma de condiciones de detención, o en el de desaparición
forzada de personas, la acción de habeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por
Cuando aplicamos esta pauta inconmovible de nuestro derecho constitucional a sanciones privativas de
libertad impuestas por organismos no judiciales que están investidos de competencia para aplicarlas, tales
cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la vigencia del estado de
medidas sancionatorias tienen que disponer de posible recurso judicial para su revisión. sitio”.
El tema del habeas corpus aparece en la medida en que nos hallamos ante sanciones no judiciales que privan (La bastardilla es nuestra).
de la libertad. Como principio, debe decirse que se puede deducir un habeas corpus cuando la vía recursiva Este párrafo del art. 43 no introduce demasiada novedad respecto a la ley 23.098, como no sea
judicial que la ley depara para apelar sanciones privativas de la libertad no apareja el necesario control judicial
añadir a los casos de procedencia el de la desaparición forzada de personas.
ulterior suficiente.
Por esto de “suficiente”, la respuesta varía según los casos. Si, por ej., un recurso judicial cualquiera suspende a) En cuanto a la legitimación para interponer la acción, se ha respetado tanto la del afectado
el cumplimiento de la sanción privativa de libertad mientras se tramita, el control es, como principio, suficiente. en su libertad física como la de cualquier otra persona a su nombre, con proximidad al perfil de
Ha de usarse ese recurso, y no la acción de habeas corpus. una acción popular.
En cambio, si el recurso judicial existente no suspende el cumplimiento de la sanción privativa de libertad, b) La norma concluye dando por verdad que el habeas corpus es deducible también durante la
hay que sostener que el control que mediante él se puede verificar no es suficiente. Y entonces procede reemplazar vigencia del estado de sitio, tal como el derecho judicial de la Corte lo tiene establecido desde
ese recurso (no usarlo) y en su lugar interponer una acción de habeas corpus. tiempo atrás, en superación de interpretaciones que negaban su admisibilidad o procedencia en
17. — El derecho judicial de la Corte Suprema no ha trazado un lineamiento estable y seguro sobre el tema,
épocas de estado de sitio. (Ver cap. XXV, nº 52 y 53).
que registra fallos diversos con decisiones disímiles. Algunas consideraron suficientes los recursos legales c) Aunque este segmento del art. 43 guarda silencio acerca del control judicial de
existentes, ateniéndose a que la sanción fue aplicada por autoridad competente y contaba con posibilidad de alzada constitucionalidad que —acaso— pudiera suscitarse si el acto lesivo de la libertad física fuera
judicial (por ej., caso “Capranzo Pompeo P.”, de 1991, en el que la disidencia sostuvo que la autoridad policial no ejecutado en aplicación de una ley u otra norma general, tenemos convicción segura de que la
aseguró asistencia letrada al sancionado con arresto y, al omitirlo, le impidió obtener la revisión judicial suficiente, declaración de inconstitucionalidad sería procedente, del mismo modo como la norma
cuya obstrucción en la vía recursiva existente daba andamiento al habeas corpus).
constitucional lo ha dejado esclarecido en el párrafo primero regulatorio de la acción de amparo.
Dentro del régimen de control judicial de las resoluciones dictadas por la justicia municipal de faltas de la
capital federal, la Corte consideró procedente el habeas corpus para impugnar sanciones privativas de la libertad
c’) El art. 43 no prevé, sin embargo, que en el proceso de habeas corpus la declaración de
corporal cuando la vía recursiva existente ante el poder judicial no configuraba control suficiente por carecer de
inconstitucionalidad proceda de oficio, al modo como lo hizo el art. 6º de la ley 23.098. La omisión deja duda
efecto suspensivo con respecto al cumplimiento de la sanción durante el trámite del recurso (caso “Di Salvo”, del
acerca del silencio de la norma constitucional en tal sentido, sobre todo porque en la Convención Constituyente
24 de marzo de 1988).
hubo algunas propuestas —que no prosperaron— para que se incluyera una norma similar a la ley citada. De todos
modos, y aunque la jurisprudencia de la Corte no admite hasta hoy el control constitucional de oficio ni la
La posible irrupción del habeas corpus en un proceso ajeno. declaración de inconstitucionalidad sin pedido de parte, creemos que la ley 23.098 retiene en este punto todo su
imperio y que, por ende, no cabe suponer que, en cuanto a él, se haya operado por el silencio del art. 43 ni la
18. —Resulta original un tema que, en el habeas corpus, ofrece un perfil especial. En cualquier proceso derogación ni la inconsti-tucionalidad sobreviniente en el precepto legal.
judicial resulta normal y exigible que toda medida o acto emanados del tribunal que entiende en ese proceso no
puedan ser impugnados, ni revisados, ni controlados fuera del curso normal de ese mismo proceso. Habrá que d) También el art. 43 guarda silencio acerca del habeas corpus de oficio, pero la omisión no
interponer en él las vías recursivas pertinentes siguiendo la línea de etapas e instancias que tal proceso tiene alcanza para negar la subsistencia de su viabilidad (ver nº 14).
asignadas. Por ende, no se puede sustraer de ese curso regular de la “autoridad natural” ninguna cuestión para
proponerla judicialmente ante otro tribunal. e) De modo análogo, damos por vigentes todas las amplitudes que para la procedencia del
En el caso “C., M.I.” del 9 de enero de 1987, la Corte Suprema sostuvo que el habeas corpus no configura una
habeas corpus hemos explicado con relación a la etapa anterior a la reforma de 1994 (ver acápite
vía apta para cuestionar detenciones o falencias procedimentales que son propias del tribunal que entiende en la I).
causa, si la privación de libertad proviene de un proceso seguido ante juez competente; y en aplicación de tal
criterio declaró nulas las actuaciones de trámite de un habeas corpus al que había hecho lugar un tribunal judicial 21. — Para el supuesto de agravamiento ilegítimo en la forma o las condiciones de detención
al disponer la libertad de un militar que tenía proceso penal pendiente ante la jurisdicción castrense. parece quedar ahora en claro que el habeas corpus procede no sólo cuando ese agravamiento recae
sobre la libertad corporal del detenido, sino también cuando a éste, por su situación de tal, se le
En el habeas corpus hay una excepción y un supuesto, que surgen del art. 3º inc. 2 de la ley cercenan, lesionan o cohiben otros derechos cuyo ejercicio le es restringido o impedido, o cuando
23.098; cuando se agrava ilegítimamente la forma o la condición en que se cumple la privación de en su privacidad de libertad se le infligen mortificaciones innecesarias. Así, en su derecho a
libertad de una persona, la restricción agravante se independiza del proceso donde se dispuso la recibir asistencia espiritual y religiosa, a gozar de la atención médica y sanitaria necesaria, a
privación de libertad, y la medida ilegítima adquiere singularidad propia para convertirse en comunicarse con el exterior, a expresarse, etc.
objeto posible de una acción y un proceso de habeas corpus ante un tribunal distinto de aquél en el
que la privación de libertad se dispuso. Si antes se pudo pensar —acaso— que la afectación a derechos distintos de la libertad física debía reclamarse
por vía de amparo cuando se trataba de personas privadas de su libertad, ahora el art. 43 corrobora lo que anticipó
la ley 23.098: la vía es el habeas corpus, porque lo accesorio sigue la suerte de lo principal; si lo principal es la que se viera amenazadas de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal
libertad de la que está privado el detenido, el agravamiento de sus condiciones de detención tiene que ser objeto de competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser
la misma garantía reservada para su libertad —que es el habeas corpus— no obstante que los derechos afectados restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.”
en su privación de libertad sean otros diferentes.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos contiene una norma equivalente en su
La cuestión quedó esclarecida cuando la Corte Suprema decidió por vía de habeas corpus que art. 9.4.
la autoridad penitenciaria no puede someter a revisión la correspondencia que los presos remiten La Convención sobre Derechos del Niño prevé en su art. 37 el supuesto de privación de
al exterior. (Ver la sentencia del 19 de octubre de 1995 en el caso “Dessy Gustavo Gastón, libertad ilegal o arbitraria del niño (inc. b), y el derecho a impugnarla ante un tribunal u otra
s/habeas corpus”). autoridad competente, independiente e imparcial, así como a pronta decisión sobre dicha acción
(inc. d).
El habeas corpus contra actos de particulares.
CAPÍTULO XXIX
22. — En la medida en que garantías como el habeas corpus y el amparo tienen raigambre en
la constitución (explícita después de la reforma; implícita antes de ella) tenemos certeza de que el EL DERECHO DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES
habeas corpus procede no sólo contra actos de autoridad sino también contra actos de particulares
(ver nº 13). I. EL “TREATY MAKING POWER”. - La convención de Viena sobre derecho de los tratados. - Los tratados. - La
El párrafo pertinente del art. 43 ha cuidado de omitir toda alusión al autor del acto lesivo de la ratificación en sede internacional. -La publicación de los tratados. - Las “reservas” en los tratados. - Los
acuerdos ejecutivos de tramitación simplificada. - La “denuncia” de los tratados. - La derogación por el
libertad física, con lo que nos ayuda a sostener la viabilidad del habeas corpus contra actos de congreso de la anterior aprobación de un tratado. - La “prórroga” de los tratados. - II. LOS TRATADOS Y EL
particulares, y la inconstitucionalidad de toda ley que lo prohibiera o restringiera, y de toda DERECHO INTERNO. - Los tratados en infracción al derecho interno. - La ley “anterior” y el tratado “posterior”
interpertación que lo negara. discrepante. - El “ius cogens” - La creación de “derecho nuevo” por los tratados. - Los tratados como “ley
suprema” en el derecho argentino. -La naturaleza federal de los tratados. - Las leyes reglamentarias de los
tratados. - La interpretación de los tratados y del derecho internacional no escrito en el derecho interno. - El
La tramitación rápida del proceso. derecho humanitario. - Remisiones. - III. LA INTEGRACIÓN SUPRAESTATAL. - La reforma constitucional de
1994. - El “tratado-marco” de integración. - El derecho comunitario. - Los tratados de integración con normas
23. — Observamos que el párrafo del art. 43 sobre habeas corpus nada dice de la celeridad del parciales sobre derechos humanos. - Los mecanismos previstos para celebrar y denunciar los tratados de
proceso, en tanto el primer párrafo dedicado al amparo hace referencia a la “acción expedita y integración. - El federalismo y los procesos de integración supraestatal. - IV. LOS “TRATADOS” PROVINCIALES.
- Su clasificación y sus perfiles. -La reforma constitucional de 1994. - La aplicación del derecho de los
rápida” (ver cap. XXVI, nº 11 y 12). tratados internacionales a los tratados provinciales.. - APÉNDICE. - Fórmulas de instrumentos relativos a
Podemos hacer dos interpretaciones, con un resultado idéntico acerca de la sumariedad del la ratificación de tratados.
trámite procesal: a) que al incluirse el habeas corpus en la misma norma reguladora del amparo, el
constituyente dio por obvio que la naturaleza del proceso es igual en ambos casos en lo que atañe
a su duración muy breve; b) que la inveterada tradición acerca de la sumariedad del proceso de
habeas corpus explica la innecesariedad de consignarlo expresamente en el diseño de la garantía. I. EL “TREATY MAKING POWER”
Es de sentido común suponer que si la tutela (mediante el amparo) de derechos diferentes de la libertad La convención de Viena sobre derecho de los tratados.
corporal viene definida por el art. 43 como expedita y rápida, con igual o mayor razón debe considerarse que la
constitución exige tal recaudo cuando el acto lesivo afecta a la libertad corporal, que es un bien jurídico de 1. — Este tratado internacional que regula el régimen de los tratados data de 1969 y entró en
valiosidad prioritaria.
vigencia por ratificación o adhesión de treinta estados el 27 de enero de 1980. Está incorporado al
derecho argentino, razón por la cual nos resulta de aplicación obligatoria en la integralidad de la
La operatividad de la norma. materia que es objeto de sus disposiciones.
24. — Si de los tres párrafos primeros del art. 43 predicamos su operatividad, es indudable Conviene hacer presente que por ley 19.865 del 3 de octubre de 1972, Argentina ha aprobado la Convención
que lo mismo afirmamos de su párrafo cuarto sobre el habeas corpus. La ley lo puede de Viena, adoptada por la conferencia de las Naciones Unidas sobre el derecho de los tratados, y abierta a la firma
reglamentar, pero no restringir, ni coartar todo lo que de amplio ofrece cuando se lo interpreta el 23 de mayo de 1969, fecha en que fue suscripta por nuestro país, que luego la ratificó el 5 de diciembre de 1972.
debidamente.
Los tratados.
El habeas corpus y el derecho provincial.
2. — La Convención de Viena sobre derecho de los tratados define al tratado como un
25. — Por su carácter federal, el fragmento del art. 43 sobre habeas corpus obliga a las acuerdo internacional celebrado por escrito entre “estados” y regido por el derecho internacional.
provincias, las que en su derecho local disponen de margen para: a) darle más amplitud; b) regular Parece preferible ampliar el concepto en la forma acogida por buena parte de la doctrina, que
el aspecto procesal de su trámite ante los tribunales provinciales. extiende la definición de tratado a los acuerdos entre “sujetos de derecho internacional”, aunque
Así lo previó, antes de la reforma, la ley 23.098 (ver nº 7). acaso no sean estados (es sabido que actualmente la categoría de “sujeto de derecho internacional”
excede a la de “estado”, o sea que, además de los estados, hay otros sujetos internacionales que no
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional son estados).
26. — El art. 7 del Pacto de San José de Costa Rica, después de varias cláusulas de garantía La ratificación en sede internacional.
para la libertad, consagra el habeas corpus, sin denominarlo así, en el apartado 6, que dice: “Toda
persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de 3. — Luego de la aprobación por el congreso, el tratado necesita, para entrar en vigor en sede
que éste decida sin demora sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el interna, la ratificación en sede internacional, que es cumplida por el poder ejecutivo.
arresto o la detención fueran ilegales. En los estados partes cuyas leyes prevén que toda persona
Si el tratado no es autoaplicativo o self-executing se hace necesaria una ley posterior, no para “incorporarlo”
sino para permitir su funcionamiento (porque el tratado por sí solo es incompleto). Las “reservas” en los tratados.
4. — Creemos equivocado el criterio que surge del fallo de la Corte en el caso “Ferreyra Pedro c/Nación
9. — No vamos a analizar aquí el problema de las reservas en el campo del derecho internacional (están
Argentina” cuando sostuvo que la obligatoriedad de la ley aprobatoria de un tratado desde su publicación o desde
previstas en los arts. 19 a 24 de la Convención de Viena sobre derecho de los tratados). Nos ocuparemos, en
la fecha que ella determina, quiere decir que desde esa fecha el estado queda obligado legalmente a cumplir el
cambio, de las reservas en el derecho interno argentino.
compromiso contraído. De ninguna manera es así, puesto que el estado no asume ningún compromiso
internacional hasta que el tratado se ratifica en sede internacional, por lo que la ley aprobatoria dictada como etapa El problema principal que se nos plantea es el de qué órgano de poder tiene competencia para formularlas, y
previa no obliga a ratificarlo, tampoco lo incorpora, y por ende no apareja contraer la obligación internacional de ello ha de examinarse en una pluralidad de hipótesis.
cumplirlo. Su único efecto es habilitar la ratificación que posteriormente puede hacer el poder ejecutivo. a) Si conforme a la Convención de Viena la reserva se formula en el momento de “firmarse” el tratado por el
poder ejecutivo, es obvio que el congreso estará en condiciones de tomarla en cuenta cuando apruebe o deseche el
5.— Decir que la vigencia de un tratado comienza a partir de su ratificación —y no antes— significa que la tratado, por lo que la ratificación que en su caso efectúe después el poder ejecutivo habrá de atenerse a la decisión
obligación internacional se asume en ese momento y que en él se consuma asimismo la “incorporación” del del congreso.
tratado al derecho interno. Ello no impide que, a contar de la ratificación, los efectos del tratado se retrotraigan por b) Si el congreso en la etapa optativa de aprobación o rechazo del tratado le introduce modificaciones (lo que
imperio de una norma expresa del mismo, lo que permite hablar de “vigencia retroactiva” o, lo que es igual, decir implica alterar unilateralmente el texto del tratado), tales modificaciones habrán de ser tomadas en cuenta por el
que la vigencia que adquiere el tratado desde su ratificación cobra retroactividad. ejecutivo al ratificar el tratado, consignándolas como reservas (ello si las mismas modificaciones no hacen
6. — En el derecho internacional, el vocablo “ratificación” —que nosotros empleamos genéricamente— es retroceder a una renegociación del tratado).
sinónimo de “aceptación”, “aprobación”, y “adhesión”, conforme lo estipula la Convención de Viena sobre c) Si el congreso al aprobar el tratado decide que la ratificación deberá hacerse con reservas, el ejecutivo está
Derechos de los Tratados (art. 2.1,b), y significa el acto internacional por el cual un estado hace constar en el obligado a formularlas si es que decide ratificar el tratado.
ámbito internacional su consentimiento en obligarse por un tratado (ídem).
d) Si el congreso aprueba un tratado sin consignar modificaciones ni reservas, entendemos que al no prohibir
que se introduzcan, deja a cargo del poder ejecutivo la opción y la habilitación para que las formule por su propia
7. — Cuando el art. 75 inc. 22 prevé que el congreso puede conferir jerarquía constitucional a voluntad en la etapa de la ratificación.
otros tratados de derechos humanos distintos de los que allí mismo enumera e inviste Cae de su peso que todo el espectro de cuestiones propuestas supone que en el régimen de derecho
directamente con esa jerarquía, hemos de pensar que los tratados de derechos humanos que ya se internacional que rige al tratado sea posible formular reservas, lo que remite ese punto a la citada Convención de
hallan incorporados sin tal jerarquía al derecho argentino y que después la reciben por decisión Viena (especialmente art. 19) y al texto del propio tratado.
especial del congreso, logran el nivel constitucional inmediatamente en virtud de dicha decisión.
En cambio, si tratados todavía no incorporados al derecho argentino reciben del congreso la Los acuerdos ejecutivos de tramitación simplificada.
jerarquía constitucional antes de que el poder ejecutivo los ratifique, estamos seguros de que la
decisión del congreso no les da recepción en nuestro ordenamiento interno, y que la jerarquía 10. — En las últimas décadas se ha consolidado —tanto internamente como en el derecho comparado— la
práctica de que el poder ejecutivo celebre “acuerdos” ejecutivos o simplificados sin someterlos a la aprobación del
constitucional se posterga hasta que el poder ejecutivo, al ratificarlos internacionalmente, los hace congreso. Tal mutación constitucional, que escamotea la intervención congresional, no es en principio admisible
formar parte de aquel mismo ordenamiento. en el caso de compromisos internacionales que, cualquiera sea la denominación que se les confiera, configuran por
su esencia verdaderos tratados.
La publicación de los tratados.
La “denuncia” de los tratados.
8. — Una seria falencia omisiva ha sido, hasta 1992, la no publicidad de los tratados
internacionales ya ratificados. Fue práctica que se publicara en el Boletín Oficial la ley 11.— En sede internacional, nuestro estado está obligado a subsumir la denuncia de los
aprobatoria de un tratado, pero como sabemos que en esa etapa congresional falta todavía la tratados en las normas que contiene la Convención de Viena sobre derecho de los tratados
ratificación y que, por ende, el tratado no se incorpora al derecho interno, se hacía dificultoso respecto a su terminación o extinción (arts. 54 y siguientes).
tener conocimiento de la fecha y del instrumento ratificatorio, así como de la fecha de entrada en No obstante, es menester analizar el procedimiento que constitucionalmente adopta o exige
vigor del tratado. nuestro derecho interno para proceder a la denuncia.
Esa anomalía resultaba grave no sólo institucionalmente, sino que comprometía un principio La alternativa se plantea entre: a) considerar que la denuncia por el poder ejecutivo requiere la
elemental del sistema republicano, cual es el de la publicidad de los actos estatales. La cuestión se previa aprobación de dicha denuncia por el congreso; b) considerar que tal aprobación no hace
agravaba con los tratados sobre derechos humanos que, por generar derechos para los particulares, falta, y que la denuncia la puede decidir por sí solo el poder ejecutivo, porque también fue él
con sus obligaciones recíprocas, carecían de la mentada publicidad oficial. quien resolvió ratificar internacionalmente el tratado que se denuncia.
En 1992, la ley 24.080 vino a subsanar la defectuosidad. Su texto dice así: Entre ambas posiciones, sugerimos la siguiente: a) si un tratado establece expresamente que el
“Artículo 1º — Deben publicarse en el Boletín Oficial los siguientes actos y hechos referidos a tratados o poder ejecutivo podrá denunciarlo, creemos que no hace falta la intervención del congreso con
convenciones internacionales en los que la Nación Argentina sea parte: a) El texto del instrumento de ratificación carácter previo a la denuncia, porque el congreso al aprobar ese tratado antes de su ratificación, ya
del tratado o convención con sus reservas y declaraciones interpretativas; b) El texto del tratado o convención al
que se refiere el inciso precedente, con la aprobación legislativa en su caso, más las reservas y declaraciones
anticipó conformidad para que luego el poder ejecutivo lo denuncie por sí solo; b) si tal cláusula
interpretativas formuladas por las otras partes signatarias; c) Fecha del depósito o canje de los instrumentos de no existe, parece que el “paralelismo de las competencias” demanda que en la denuncia converjan
ratificación o de adhesión; d) Características del cumplimiento de la condición o fecha de vencimiento del plazo al la voluntad del congreso y la del poder ejecutivo, por cuanto la asunción de la obligación
cual pudiera hallarse supeditada su vigencia; e) Fecha de la suspensión en la aplicación del tratado o convención, o internacional y la incorporación del tratado a nuestro derecho interno requirieron también esa
de su denuncia. coincidencia de voluntades, por manera que para suprimir ambos efectos se torna necesario otra
Art. 2º — La publicación en el Boletín Oficial se efectuará dentro de los quince días hábiles siguientes a cada vez que los órganos vuelvan a compartir una misma voluntad.
acto o hecho indicados en el art. 1º de la presente ley.
En suma, para nuestra opinión, el poder ejecutivo no puede denunciar tratados sin
Art. 3º — Los tratados y convenciones internacionales que establezcan obligaciones para las personas físicas intervención del congreso.
y jurídicas que no sea el estado nacional, son obligatorios sólo después de su publicación en el Boletín Oficial
observándose al respecto lo prescripto por el art. 2º del código civil.
En la constitución material, la denuncia de los tratados ha sido efectuada, salvo alguna contada excepción,
Art. 4º — Comuníquese al poder ejecutivo nacional”. por el poder ejecutivo sin concurrencia obligatoria del congreso.
17. — El art. 46 de la Convención de Viena sobre derecho de los tratados, del que es parte
12. — Para los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional, la constitución nuestro estado, dispone que el hecho de que el consentimiento de un estado en obligarse por un
incluye una previsión específica y obligatoria en el art. 75 inc. 22. Sólo se los puede denunciar por tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su derecho interno concerniente
el poder ejecutivo con la previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los a la “competencia para celebrar tratados”, no podrá ser alegado por dicho estado como vicio de su
miembros de cada cámara. consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte una norma de “importancia
fundamental de su derecho interno”. Y luego aclara que una violación es manifiesta si resulta
Aunque esta cláusula figura a continuación del párrafo que enumera cuáles son los instrumentos objetivamente evidente para cualquier estado que proceda en la materia conforme a la práctica
internacionales que por disposición directa de la constitución tienen jerarquía constitucional, nos parece lógico usual y de buena fe.
interpretar que si otros tratados de derechos humanos pueden alcanzar esa misma jerarquía por decisión del
congreso, según el párrafo tercero del mismo inc. 22 del art. 75, la denuncia de esos tratados también exige la
Frente a esta norma, es opinable decidir si —por ej.— la ratificación de un tratado sin la aprobación del
misma aprobación del congreso por igual quorum de votos en cada cámara.
congreso configura una violación “manifiesta” del derecho interno argentino. Que tal violación resulta de
importancia fundamental en nuestro derecho interno (como que afecta gravemente a la constitución) parece
13. — Los tratados de integración supraestatal también requieren previa aprobación del indudable. Pero dudamos de que la misma violación resulte “objetivamente evidente” para otro estado, como que
congreso para su denuncia por el poder ejecutivo (Ver nº 43). tal otro estado puede ignorar de buena fe si internamente se ha cumplido o no la etapa aprobatoria por nuestro
congreso. Como principio, entonces, nos inclinamos a considerar que cuando se ratifica un tratado habiéndose
14. — Cuando uno de los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional queda omitido la aprobación del mismo por el congreso, Argentina no puede alegar internacionalmente el vicio; por
internacionalmente extinguido, o denunciado por nuestro país conforme al derecho internacional, la fuente ende: a) la obligación y la responsabilidad internacionales subsisten; b) la inconstitucionalidad —y su eventual
internacional desaparece. Cabría decir —a primera impresión— que esa modificación sobreviniente en las declaración judicial— del tratado defectuoso limita su efecto a la ina-plicación en jurisdicción argentina, pero no
“condiciones de su vigencia” lo eliminaría de nuestro derecho interno. descarta la responsabilidad internacional.
Sin embargo, la especial naturaleza de los tratados de derechos humanos, sobre todo en nuestra constitución,
obliga a repensar aquella conclusión y, haciéndolo, proponemos la tesis de que los tratados de derechos humanos 18. — De lo hasta aquí expuesto se desprende que la única previsión de la Convención de
que se extinguen o se denuncian dejan subsistente su normativa en nuestro derecho interno. Ello por el principio Viena sobre nulidad de un tratado a causa de infracción al derecho interno, enfoca una cuestión de
de irreversibilidad de los derechos humanos. vicio en la competencia interna para celebrar tratados. Toda otra transgresión al derecho interno
no puede ser internacionalmente invocada, conforme lo estipula claramente el art. 27 de la citada
Convención (“una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo
La derogación por el congreso de la anterior aprobación de un tratado. dispuesto en el artículo 46”).
15. — Conforme a los principios del derecho internacional y a la buena fe que debe presidir la El art. 27 de la Convención de Viena ha sido invocado por la Corte Suprema en sus sentencias del caso
interpretación y aplicación de los tratados, entendemos: “Ekmekdjian c/Sofovich”, del 7 de julio de 1992, y del caso “Fibraca Constructora SCA c/Comisión Técnica
a) Que en un orden de coherencia lógica, el congreso no puede derogar —después de Mixta de Salto Grande”, del 7 de julio de 1993.
ratificado un tratado— la ley que le dio aprobación anterior; b) que si acaso la deroga, persisten
19. — Hay otro punto conexo que se traba con el principio conocido con el nombre de “estoppel” —más allá
no obstante los efectos del tratado, tanto en sede interna como internacional; c) que la derogación
de discrepancias y disputas sobre este vocablo—.
sólo puede servir de antecedente para presumir que el congreso presta conformidad para que el
poder ejecutivo proceda a la denuncia internacional del tratado. El “estoppel” implica adoptar la teoría de los actos propios, conforme a la cual “venire contra factum
proprium non valet” (o sea, no se puede contradecir al propio acto anteriormente cumplido, mediante el cual se ha
inducido a terceros a comportarse de buena fe con el autor de aquel acto).
En el caso “Ekmekdjian c/Sofovich”, de 1992, la Corte Suprema sostuvo en su decisión por mayoría que la
derogación de un tratado por ley del congreso violenta la distribución de competencias impuesta por la Aplicando el “estoppel”, la Convención de Viena sobre derecho de los tratados prevé, en su art. 45, la
constitución, si es que mediante ley pudiera derogarse el acto complejo federal de celebración del tratado. Esta preclusión en determinados casos para impedir que un estado invoque causales de nulidad con el propósito de
afirmación no sólo implica negar con razón que el congreso no puede dictar una ley derogatoria de un tratado ya anular un tratado, o de darlo por finiquitado, o de retirarse de él, o de suspender su aplicación.
incorporado al derecho argentino, sino además que tampoco puede derogar la ley a través de la cual le dio Frente a ello creemos que, en virtud del “estoppel”, nuestro estado no podría en el futuro alegar nulidades
aprobación antes de su ratificación internacional por el poder ejecutivo. respecto de los tratados que por el art. 75 inc. 22 tienen la misma jerarquía de la constitución, porque esa eventual
alegación posterior a la reforma configuraría una contradicción palmaria entre la conducta jurídica consolidada
La “prórroga” de los tratados. por la Convención Constituyente, que les asignó aquella jerarquía “en las condiciones de su vigencia”, y
cualquiera otra reclamación o manifestación que acaso Argentina formulara después a favor de la nulidad.
16. — La prórroga de un tratado implica renovar internacional e internamente la vigencia del tratado; o sea,
prolongar la obligación internacional en él asumida, y mantener asimismo su incorporación al derecho interno. La ley “anterior” y el tratado “posterior” discrepante.
Como principio general, y salvo estipulación sobre la prórroga en el mismo tratado que se prorroga,
entendemos que la prórroga se ha de equiparar a la celebración de un tratado: es como si el tratado que se prorroga 20. — Cuando nuestro estado se hace parte en un tratado que discrepa con una ley anterior, nos hallamos ante
fuera un nuevo tratado de igual contenido. Por ende, pensamos que hace falta otra vez la conformidad del un caso típico de ley que, sin ser originariamente inconstitucional al tiempo de su sanción, se vuelve
congreso (equivalente a la aprobación originaria) y el acto del poder ejecutivo en sede internacional que exprese la inconstitucional posteriormente al entrar en contradicción con una norma ulterior (tratado), que para nosotros
voluntad de prorrogar el tratado (equivalente a la ratificación primitiva). reviste jerarquía superior a la ley. Hay quienes dicen, en ese caso, que más que de inconstitucionalidad
sobreviniente, hay que hablar en la hipótesis de “derogación” de la ley anterior por el tratado posterior que la hace
Hay antecedentes de leyes del congreso disponiendo la prórroga de tratados. incompatible con sus disposiciones.
II. LOS TRATADOS Y EL DERECHO INTERNO El “ius cogens”.
Los tratados en infracción al derecho interno. 21. — El derecho internacional público tiene elaborada la figura del “ius cogens”, que consiste en el conjunto
de normas internacionales llamadas “imperativas”, recogidas en su ámbito con el rasgo de la inderogabilidad o
indisponibilidad (sea que su existencia provenga de tratados o del derecho consuetudinario —de gentes—). El “ius
cogens” no puede ser dejado de lado por normas opuestas o distintas de un tratado y, por ende, si echamos mano
del diseño piramidal, podemos decir que la pirámide del derecho internacional se encabeza en su vértice con el De este modo completó el criterio que había sostenido en 1992 en el caso “Ekmekdjian c/Sofovich” al definir
“ius cogens”. El “ius cogens” está previsto en el art. 53 de la Convención de Viena sobre “derecho de los a todo tratado como “orgánicamente” federal, atento que en su formación intervienen órganos del gobierno
tratados”. federal (poder ejecutivo y congreso).
En el actual derecho internacional de los derechos humanos la protección de esos derechos suele Ahora, además de ese carácter “orgánicamente federal”, todo tratado también es federal en cualquiera de las
considerarse integrativa del “ius cogens”, lo que en Argentina resulta de trascendencia institucional frente a los materias que son objeto de su regulación normativa.
tratados sobre derechos humanos (con o sin jerarquía constitucional) que forman parte de nuestro derecho interno,
y cuya filosofía coincide con el personalismo humanista de la constitución. Las leyes reglamentarias de los tratados.
Después de la reforma de 1994, los tratados con jerarquía constitucional coinciden con nuestra constitución,
por lo que no se plantea problema alguno, dados los similares contenidos de ambos y la igual prelación compartida 26. — No se nos hace difícil reputar que si todo tratado es orgánica y materialmente de naturaleza federal, la
que revisten en el derecho interno. competencia para desarrollar y reglamentar internamente sus normas a efectos de la aplicación en jurisdicción
En cuando a los tratados que sólo son supralegales, la incompatibilidad entre el “ius cogens” internacional y interna cabe suficientemente entre las propias del congreso, con independencia de que en el reparto interno de
nuestra constitución siempre deja pendiente —para el caso de no aplicarse o cumplirse un tratado competencias entre el estado federal y las provincias la materia pueda pertenecer a las competencias provinciales.
inconstitucional— la responsabilidad internacional de nuestro tratado. La tesis que admite que el congreso reglamente por ley una o más normas de un tratado internacional con
22. — En la jurisprudencia de nuestra Corte Suprema se registra un interesante caso (“Cabrera Washington vigencia para todo el territorio obliga a excepcionar algunos casos en los que, indudablemente, el congreso tiene
inhibida esa competencia. Así —por ej.— cuando el Pacto de San José de Costa Rica implanta la instancia doble
c/Comisión Técnica Mixta de Salto Grande”, del 5 de diciembre de 1983) en que el tribunal declaró inválida una
para el proceso penal, parece evidente que el congreso no puede crear por ley ni los tribunales provinciales de
norma del “Acuerdo de Sede” entre Argentina y la Comisión demandada por reputarla opuesta a una norma
alzada ni los recursos locales para acceder a ellos. De tal modo, la capacidad legislativa que, como principio, es
imperativa del derecho internacional —“ius cogens”— (se trataba de la cláusula que eximía total y absolutamente
del congreso para reglamentar tratados internacionales, debe analizarse con precaución caso por caso.
de jurisdicción a la Comisión demandada). Aparte de ello, también la declaró inconstitucional dentro de nuestro
derecho interno (el voto de la minoría solamente la reprobó por violación al derecho internacional imperativo).
La interpretación de los tratados y del derecho internacional no escrito en el derecho
La creación de “derecho nuevo” por los tratados. interno.
23. — En el derecho interno que tiene origen en fuentes también internas (constitución, leyes, reglamentos, 27. — Aunque el tema de la interpretación del derecho internacional no nos pertenece estrictamente,
sentencias, derecho no escrito), la ley del congreso ocupa el primer plano debajo de la constitución. Por eso queremos dedicarle alguna reflexión, atento a que las fuentes internacionales penetran en el derecho interno y, por
decimos que es una fuente que crea derecho nuevo u originario. ende, el derecho constitucional tiene que asumir el dato.
Cuando al derecho interno se le incorporan normas cuyo origen es la fuente internacional (externa o
heterónoma y, por ende, no intraestatal) los tratados que ingresan al derecho interno también disponen de espacio
En primer lugar, resulta interesante comenzar con los principios generales. Se desdoblan así:
para crear derecho nuevo u originario, al igual que la ley interna. a) principios generales del propio derecho internacional, que son normas fundamentales del
derecho de gentes (no escrito) y acusan origen consuetudinario; b) principios generales del
Los tratados como “ley suprema” en el derecho argentino. derecho, que suelen considerarse de aplicación supletoria y tienen origen en el derecho interno de
los estados pero son reconocidos y aceptados por las llamadas “naciones civilizadas”.
24. — Conforme al art. 31 de la constitución, los tratados integran (juntamente con la
constitución y las leyes del congreso) lo que la norma denomina “ley suprema de la nación”. Así, por ej., la protección de los derechos humanos es un principio general del derecho internacional; el de
cosa juzgada y el del “estoppel” (equivalente al “venire contra factum proprium non valet”) son principios
Acá el vocablo “ley” (con el calificativo de “suprema”) no está empleado con alcance generales del derecho que, oriundos del derecho interno de los estados, han pasado a integrar el derecho
equivalente al de “ley del congreso”, sino como sinónimo —más bien— de norma que se internacional.
compone trinitariamente, en cuanto orden normativo básico o supremo del estado, con la
constitución, los tratados y las leyes. 28. — En materia de interpretación de tratados internacionales y del derecho internacional
consuetudinario consideramos que cuando su aplicación —directa o tangencial— incumbe a
Se incurre por eso en error cuando se afirma que los tratados son “leyes nacionales”, o “ley de la nación”, tribunales argentinos, éstos han de tomar en cuenta las reglas que en el derecho internacional
porque desde que la ratificación a cargo del poder ejecutivo los incorpora a nuestro derecho siguen manteniendo
presiden la interpretación de los tratados y del derecho no escrito, para lo cual la jurisprudencia de
en él su naturaleza de tratados oriundos de la fuente internacional, sin sufrir novación o cambio en esa naturaleza.
tribunales internacionales es un arsenal de pautas.
La naturaleza federal de los tratados.
Fundamentalmente, estando incorporada la Convención de Viena sobre derecho de los tratados a nuestro
derecho interno, afirmamos que hay obligación para los tribunales argentinos de acudir a su sección 3ª, artículos
25. — Todo tratado internacional incorporado a nuestro derecho interno es una norma de 31 a 33, que versa precisamente sobre interpretación de los tratados.
naturaleza federal, cualquiera sea la “materia” que regule y aunque dicha materia sea dentro de
nuestro derecho una materia propia del derecho común o local (por ej., de derecho civil, laboral, 29. — Nos interesa insistir en el activismo judicial que nuestros tribunales —y sobre todo la
penal, comercial, etc.). Reconocer naturaleza federal a los tratados no es cuestión puramente Corte Suprema y los superiores tribunales de provincia— deben desplegar en interpretación y
teórica, porque tiene como efecto práctico el hacer judiciable por tribunales federales toda causa aplicación del derecho internacional, tanto contractual (tratados) como no contractual (no escrito).
que verse sobre puntos regidos por un tratado y hacer viable el recurso extraordinario ante la Concordando la constitución con el derecho internacional es recomendable acoger un
Corte para su interpretación. repertorio de pautas:
Esta opinión personal no concordaba, hasta 1995, con la jurisprudencia de la Corte Suprema. a) tomar en cuenta la jurisprudencia de tribunales internacionales como orientación y guía,
Recién su fallo del 26 de diciembre de 1995, en el caso “Méndez Valles Fernando c/Pescio sobre todo cuando: a’) se trata de un tribunal cuya jurisdicción ha sido consentida y acatada por
A.M.”, dejó de lado el distingo que hasta entonces había hecho el tribunal, asimilando al derecho nuestro estado (como ocurre, en el sistema interamericano del Pacto de San José de Costa Rica,
común la materia de los tratados que en el derecho interno revestía tal naturaleza. con la Corte Interamericana de Derechos Humanos);
En el caso “Méndez Valles” —al contrario— afirmó, con acierto, que siempre los tratados b) así como al derecho internacional se han ido incorporando nuevos principios (propios de él,
son normas federales cuya interpretación provoca la instancia final de la Corte por recurso o generales del derecho transferidos a él) y como al mismo “ius cogens” se lo puede reputar
extraordinario. abierto a la asimilación de también nuevas normas, a la interpretación e integración
constitucionales se las debe elastizar para sintonizar, armoniosa y congruentemente, a la f) En general, para f ’ ) el derecho internacional como fuente del derecho interno, ver T. I, cap.
constitución con el derecho internacional; I, nos. 33/34 y cap. V, nº 17; f ’’ ) los efec-tos de la reforma constitucional de 1994, ver T. I, cap. V,
c) sobre todo en materia de derechos humanos, tanto los tratados incorporados a nuestro nos. 19/25;
derecho interno (tengan o no jerarquía constitucional) como el derecho de gentes, han de merecer g) Para el derecho internacional y el sistema de derechos, ver T. I, cap. IX, nos. 13 a) y 16;
una interpretación que, también en coordinación con la constitución, acentúe la tendencia a la h) Para el derecho internacional de los derechos humanos, ver T. I, cap. IX, nos. 48/57;
maximización y optimización progresivas del plexo de derechos, asumiendo en el mismo nivel
i) Para los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional y el bloque de
constitucional (absorbidos en el art. 33) a todos los que provienen de cualquier fuente interna e
constitucionalidad federal, ver T. I, cap. I, nº 17.
internacional, a tono con: c’) las reglas de interpretación que, por ejemplo, contiene el art. 29 del
Pacto de San José de Costa Rica.
III. LA INTEGRACION SUPRAESTATAL
30. — Los tratados de derechos humanos procuran establecer para los estados parte un orden público común,
que es “ius cogens” y se rige por el principio del “favor libertatis”. Sus normas han de interpretarse de manera 36.— El ingreso de Argentina al MERCOSUR obligaba y obliga a plantear el tema del
extensiva y amplia, en tanto las que limitan o suspenden derechos se deben interpretar de manera restrictiva.
derecho comunitario.
31. — La Corte Suprema ha interpretado que cuando el art. 75 inc. 22 estipula que los tratados de derechos
Las integraciones de un estado en una comunidad supraestatal han exigido y exigen muchas reformulaciones
humanos con jerarquía constitucional integran el derecho interno “en las condiciones de su vigencia”, ha
en las doctrinas clásicas del derecho constitucional y del derecho internacional. No es éste el lugar para explayar el
significado que rigen tal como cada tratado rige efectivamente en el ámbito internacional, considerando a la vez su
tema, pero sí para alertar sobre previsiones mínimas que por la reforma de nuestra constitución se necesita
efectiva aplicación jurisprudencial por los tribunales internacionales competentes para su interpretación aplicativa
adoptar.
(ver, por ej., fallo del 12 de setiembre de 1996 en el caso “Bramajo Hernán Javier”).
32. — La jurisprudencia de nuestra Corte Suprema viene reiterando que en la aplicación e
interpretación de tratados de derechos humanos en los que es parte nuestro estado, los tribunales La reforma constitucional de 1994.
han de tomar en cuenta la jurisprudencia internacional sobre los mismos.
37. — El art. 75 inc. 24, referido a las competencias del congreso, dice así:
Cuando después de la reforma de 1994 hay tratados con jerarquía constitucional conforme al
art. 75 inc. 22, y especialmente cuando Argentina ha consentido y acatado la jurisdicción “Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a organizaciones
supraestatal del Pacto de San José de Costa Rica, la pauta antes indicada cobra suma relevancia supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que respeten el orden democrático y
institucional. (Ver Tomo I, cap. IX, nos. 24/26). los derechos humanos. Las normas dictadas en su consecuencia tienen jerarquía superior a las
leyes.
33. — Con independencia del rango que un tratado tenga en nuestro derecho interno, La aprobación de estos tratados con Estados de Latinoamérica requerirá la mayoría absoluta
conviene dejar en claro que: de la totalidad de los miembros de cada Cámara. En el caso de tratados con otros Estados, el
a) su interpretación y aplicaciónpor los tribunales argentinos es obligatoria de acuerdo con el Congreso de la Nación, con la mayoría absoluta de los miembros presentes de cada Cámara,
derecho internacional, debiendo sentenciarse las causas en que es aplicable de conformidad con el declarará la conveniencia de la aprobación del tratado y sólo podrá ser aprobado con el voto de la
mismo tratado; mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, después de ciento veinte días
del acto declarativo.
b) se incurre en violación del tratado tanto cuando se aplica una norma interna que le es
incompatible o contraria, como cuando simplemente se omite aplicarlo; La denuncia de los tratados referidos a este inciso, exigirá la previa aprobación de la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara”.
c) todo incumplimiento de un tratado —por acción u omisión— por parte de nuestros
tribunales engendra para nuestro estado la responsabilidad internacional, y ello aunque acaso la (La bastardilla es nuestra).
desaplicación de un tratado de rango infraconstitucional se sustente en su inconstitucionalidad. Esta cláusula era imprescindible, si se quería encarar con realismo un fenómeno universal
aperturista, favorable a las integraciones supraestatales y al derecho comunitario que es propio
El derecho humanitario. de ellas.
La transferencia de competencias —que el texto denomina “delegación”— es un presupuesto
34. — El derecho internacional humanitario forma parte del derecho argentino; nuestro estado ratificó los indispensable, una vez que se prevé la incorporación a sistemas de integración mediante los
cuatro convenios de Ginebra de 1949, y adhirió a los dos protocolos adicionales de 1977. tratados que los organizan.
Ver Tomo I, cap. IX, nº 56.
Se impone, como es lógico y habitual en el derecho comparado, una serie de condiciones para
Remisiones. habilitar el ingreso del estado a uno de esos sistemas; la norma cita cuatro: a) reciprocidad; b)
igualdad; c) respeto del orden democrático; d) respeto de los derechos humanos.
35. — Por razones de brevedad, recomendamos las siguientes remisiones:
El “tratado-marco” de integración.
a) Para los reajustes que se han de introducir en la doctrina de la supremacía de la
constitución, ver T. I, cap. V, nº 19;
38. — De aquí en más, surge el problema de la jerarquía del tratado de integración.
b) Para el control constitucional, ver T. I, cap. V, nos. 26/28;
El principio general que consigna el art. 75 inc. 22 es el de la prioridad de los tratados sobre
c) Para la primacía del derecho internacional sobre el derecho interno, ver T. I, cap. V, nº 17; las leyes y, por ende, sobre toda otra norma infralegal. La única excepción viene dada para los
d) Para la tesis del monismo en el derecho constitucional argentino, ver T. I, cap. I, nº 37; tratados de derechos humanos que gozan de jerarquía igual a la de la consti-tución.
e) Para la relación entre la constitución suprema y el derecho internacional público, ver T. I, El inc. 24 nada dice sobre la jerarquía de los tratados de integración, pero es de toda lógica
cap. V, nos. 65/66; interpretar que los rige el mismo principio general del inc. 22, o sea, el de la supralegalidad. Por
ende, no están ni pueden estar al mismo nivel de la constitución.
Que ello sea una incoherencia ante el principio general del derecho internacional según el cual éste tiene
primacía sobre el derecho interno, es un punto de vista que nosotros compartimos, no obstante lo cual hemos de 44. — Podemos observar que la reforma ha articulado con mayor severidad el trámite de tratados de
atenernos a explicar cuál es la pauta discrepante de la constitución reformada. integración con estados ajenos al ámbito latinoamericano, pues impone un previo acto declarativo sobre la
Por supuesto que de cara a la jurisdicción internacional, nuestro estado inviste responsabilidad internacional conveniencia de su aprobación, todo con el voto favorable de miembros que para cada etapa se dispone. En
si incumple cualquier tratado —y por ende, el de integración— aun cuando para ello se funde en su cambio, cuando se celebran con estados de Latinoamérica basta el acto aprobatorio con el quorum de votos
inconstitucionalidad. afirmativos, computados también del modo que para este caso viene prescripto.
La denuncia, en cambio, queda precedida por una aprobación congresional que es común para ambos
El derecho comunitario. supuestos.
39. — Cuando en doctrina se da el nombre de “derecho comunitario primario” —o de primer grado— al
propio “tratado-marco” de integración, y el de “derecho comunitario secundario o derivado” a las normas que, El federalismo y los procesos de integración supraestatal.
con base en el tratado, emanan de los órganos de la comunidad supraestatal por él creada, hay que atender a la
jerarquía de este derecho comunitario secundario, al que por razones prácticas vamos a denominar sencillamente 45. — El fenómeno de las integraciones comunitarias en organizaciones supraestatales por parte de estados
como “derecho comunitario”. federales acumula un nuevo problema a los que ya, de por sí, se plantean al derecho constitucional
contemporáneo. La estructura federal afronta desafíos. En primer lugar porque el tratado de integración, como
todo tratado internacional, tiene primacía sobre todo el derecho provincial. De ahí en más, queda afectado el
Hay que fijarse muy bien en que el inc. 24, después de referirse a los tratados de integración
reparto interno de competencias entre estado federal y provincias en virtud del ingreso directo y automático —y de
que deleguen competencias y jurisdicción a organizaciones supraestatales, añade: “las normas la consiguiente aplicación obligatoria en la jurisdicción interna— del derecho comunitario emanado de los órganos
dictadas en su consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes”. supraestatales.
Esta cita de “normas dictadas en su consecuencia” apunta a las que, como distintas del tratado Cuando la integración incluye aspectos económicos, financieros, fiscales, aduaneros, etc., es posible que
de integración, surgen —como “consecuencia”— de las organizaciones supraestatales creadas por provincias y regiones del estado se beneficien o se perjudiquen. En este último caso, el eventual perjuicio tiene
dicho tratado. que ser abordado en la jurisdicción interna por el estado federal —mucho mejor si lo es mediante la concertación
con las provincias afectadas— pero de modo compatible con el tratado de integración y con el derecho
El inciso sólo les asigna prelación sobre las leyes. comunitario.
Es propuesta tentativa sugerir que si de esa manera no se alcanza una solución favorable, el estado federal
Por tanto, vale reiterar lo mismo que hemos dicho en el nº 38 sobre la mera supralegalidad de los tratados de habría de asumir responsabilidad resarcitoria para las provincias perjudicadas, porque tal vía admite tener cabida
integración. en la teoría —judicialmente admitida y aplicada por la Corte en favor de los particulares— de la responsabilidad
estatal por su actividad lícita.
40. — Interpretamos que, respecto del derecho comunitario, el reconocimiento de jerarquía
superior a las leyes que efectúa el inciso 24 significa que dichas normas se incorporan
automáticamente a nuestro derecho sin intervención de ningún órgano de poder interno, y son — IV. LOS “TRATADOS” PROVINCIALES
como principio— directamente aplicables en jurisdicción interna.
Su clasificación y sus perfiles.
La transgresión de este principio compromete la responsabilidad internacional de nuestro
tratado. 46. — El tema de los tratados como propio del derecho internacional público no parece tener sitio dentro de
un mismo estado, pero cuando éste es —como en el caso argentino— un estado (federal) formado por varios
Los tratados de integración con normas parciales sobre derechos humanos. estados federados (provincias) puede resultarle aplicable, al menos analógicamente.
41. — Una hipótesis eventual a contemplar puede ser la de un tratado de integración que contenga algunas Nuestra constitución prevé tratados “internos” bajo el nombre común de interprovinciales
normas sobre derechos humanos. que les ha adjudicado la doctrina (art. 125, ex art. 107). Estamos ciertos que tales tratados internos
Al respecto, hay que adelantar como mínimo tres reflexiones: a) los tratados de integración no son, por su con previsión expresa no son los únicos posibles, y la propia constitución habilita en su art. 121
objeto o materia, tratados de derechos humanos; pero b) deben subordinarse al sistema de derechos que surge de otra clase (innominada) cuando alude a los “pactos especiales” de una provincia al tiempo de su
tratados sobre derechos humanos (lo que viene previsto en el inc. 24 de nuestro art. 75); y —acaso— c)
pueden incluir algunas normativas sobre derechos humanos.
incorporación al estado federal.
Para el derecho argentino, la cuestión cobra importancia frente a la duda de si un tratado de integración (que Por supuesto, se refiere acá a pactos con el estado federal, y su ejemplo histórico ha sido el Pacto de San José
sólo es supralegal) que incluye alguna normativa parcial sobre derechos humanos, puede ser investido por el de Flores, mediante el cual la provincia de Buenos Aires ingresó a la federación creada en 1853.
congreso de jerarquía constitucional en la parte referida a esos derechos.
Dentro del margen de opinabilidad, sugerimos responder que, en uso de la competencia que al congreso le
asigna el inc. 22 del art. 75, dicho sector es susceptible de recibir jerarquía constitucional. No el resto del tratado 47. — Procurando una enumeración clasificatoria, encontramos la siguiente serie:
de integración. a) Al tratado de las provincias con el estado federal Sagüés lo llama tratado internacional-
provincial. Compartimos su afirmación de que no están prohibidos.
Los mecanismos previstos para celebrar y denunciar los tratados de integración.
b) Dentro de una misma provincia, tampoco hallamos obstáculo para tratados de la provincia
42. — Los tratados de integración tienen diferente mecanismo de aprobación según se celebren con estado con sus municipios, siempre que no se evada el margen de competencias disponibles ni las
latinoamericanos, o con otros estados que no forman parte del área. Los primeros necesitan la mayoría absoluta prohibiciones que él apareja.
sobre la totalidad de los miembros de cada cámara. Los demás, desdoblan dicho mecanismo: a) en una primera c) Aun cuando la fijación de límites interprovinciales es competencia del congreso, creemos
etapa, el congreso declara la conveniencia de la aprobación del tratado, con la mayoría absoluta sobre los
que el congreso puede aprobar también el tratado de límites interprovinciales que previamente
miembros presentes de cada cámara, y b) en la segunda etapa lo aprueba con el voto de la mayoría absoluta de la
totalidad de miembros de cada cámara; entre una etapa y otra debe transcurrir un lapso no menor de ciento veinte han celebrado entre sí dos o más provincias.
días. d) Por fin, topamos con el “tratado” entre una provincia y un estado extranjero o un
organismo internacional. Sagüés lo apoda tratado extranacional-provincial. El mismo autor
43. — La denuncia de los tratados de integración, sea con estados de Latinoamérica o con otros estados, encara, dentro de igual problemática que la que suscitan los tratados entre provincias y estados
exige la previa aprobación de la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara.
extranjeros, los tratados entre una provincia y una entidad miembro de un estado extranjero.
ÍNDICE GENERAL
La reforma constitucional de 1994.
48. — Desde antes de la reforma constitucional de 1994, tanto un sector de la doctrina como
varias constituciones provinciales admitieron la competencia limitada de las provincias para CAPÍTULO XII
concertar cierta clase de compromisos internacionales. Personalmente, habíamos adherido con la
reserva de no interferir en el ejercicio de competencias federales exclusivas en materia LA LIBERTAD DE EXPRESION
internacional.
Ahora, el art. 124 lo reconoce así: I. SU ENCUADRE CONSTITUCIONAL EVOLUTIVO Y SUS
CONTENIDOS:
“Las provincias... podrán también celebrar convenios internacionales en tanto no sean
La libertad de “pensamiento” ........................................ 11
incompatibles con la política exterior de la Nación y no afecten las facultades delegadas al
La libertad de expresión y de prensa ............................. 12
Gobierno federal o el crédito público de la Nación; con conocimiento del Congreso Nacional. La
La equiparación actual de todos los medios de
ciudad de Buenos Aires tendrá el régimen que se establezca a tal efecto”. expresión ...................................................................... 13
El objeto de estos convenios internacionales, con la reserva de su cláusula prohibitiva, puede El triple deslinde de la libertad de expresión................. 14
versar sobre todas las materias que caben en la competencia de las provincias, comprendida Otras proyecciones en el contenido de la libertad de
también la de naturaleza concurrente con el estado federal. expresión ...................................................................... 15
49. — Ahora bien, como tanto en el derecho interno cuanto en el internacional, los términos “tratados”, La expresión “simbólica” ........................................... 18
“convenios”, “convenciones”, “pactos”, etc., a veces se tornan ambiguos, hay una cosa que juzgamos bien clara: La prohibición de censura previa y sus alcances .......... 18
estos convenios provinciales con estados extranjeros, o con organizaciones internacionales, o con entidades La autocensura ......................................................... 20
gubernamentales de estados extranjeros, etc., nunca son ni pueden ser “tratados internacionales” en el sentido y Las responsabilidades ulteriores a la expresión ............ 21
con el alcance que les atribuye y demarca en la esfera internacional la Convención de Viena sobre derecho de los
tratados, de modo que, en lo que a la República Argentina se refiere, y a efectos de nuestro derecho interno, son La doctrina de la “real malicia” ................................. 21
derecho intra-federal. El derecho de réplica ..................................................... 23
Si acaso las provincias celebran un tratado que para el derecho internacional encuadra en la Convención de
Viena como “tratado” internacional, habrá que someterlo —para su validez— al régimen propio de la constitución II. EL ARTICULO 14:
federal. La libertad “de prensa” .................................................. 24
El presupuesto de la “existencia” de la prensa .............. 25
50. — La ley de garantía de los intereses federales en la ciudad de Buenos Aires mientras sea El contenido de la libertad de prensa ............................ 25
capital federal (nº 24.588) habilitó a la ciudad a celebrar los convenios previstos en el art. 124 de La obligación de publicar ........................................... 26
la constitución federal; y el art. 104 inc. 3º del Estado Organizativo (o constitución) de la ciudad El derecho judicial en materia de libertad de prensa
da desarrollo a la mencionada competencia. y de expresión ............................................................... 27
Las restricciones durante el estado de sitio................... 28
La aplicación del derecho de los tratados internacionales a los tratados provinciales.. Los tratados internacionales con jerarquía
constitucional ............................................................... 28
51. — Brevemente decimos que compartimos la tesis según la cual es aplicable a los tratados III. EL ARTICULO 32:
interprovinciales previstos en los arts. 124 y 125 de la constitución, el derecho internacional de los tratados, por lo Las interpretaciones sobre la primera parte del
menos en forma supletoria o subsidiaria cuando es menester integrar, en el punto de que se trate, una laguna de art. 32 ........................................................................... 30
nuestro derecho interno, o cuando hace falta interpretar el tratado provincial en su naturaleza de tal. Los delitos ................................................................. 31
La radio y la televisión .............................................. 31
Las interpretaciones sobre la segunda parte del
art. 32 ........................................................................... 32
La relación entre las interpretaciones de las dos
partes del art. 32 ...................................................... 33
Nuestra interpretación sobre las dos partes del
art. 32 ........................................................................... 34
La interpretación histórica del art. 32 ........................ 35
CAPÍTULO XIII
EL DERECHO A LA EDUCACION Y A LA CULTURA
I. EL DERECHO DE ENSEÑAR Y APRENDER: LA
EDUCACION:
Su concepto .................................................................. 37
Las pautas doctrinarias fundamentales ........................ 38
El derecho “a” la educación ........................................... 40
El derecho a la libertad de enseñanza ........................... 41
El “deber” de enseñar ............................................... 42 La entrada al país ......................................................... 73
La libertad de cátedra ................................................... 42 La permanencia ............................................................ 74
La educación en la reforma constitucional de 1994 ...... 43 El tránsito ..................................................................... 74
Los artículos 41 y 42 ................................................. 44 La salida del país .......................................................... 74
La gratuidad y equidad en la enseñanza estatal ....... 45 La expulsión de extranjeros .......................................... 74
Las universidades “nacionales” ................................ 45 Aspectos generales ........................................................ 74
La obligación de las provincias .................................. 46 La reglamentación legal del tránsito .......................... 76
El derecho a la cultura .................................................. 46 Los tratados internacionales de jerarquía
Los tratados internacionales de jerarquía constitucional ............................................................... 76
constitucional ............................................................... 48
VII. EL DERECHO DE CASARSE:
Su concepto y alcance: el matrimonio ........................... 77
CAPÍTULO XIV La regulación estatal del matrimonio ............................ 78
¿Indisolubilidad matrimonial o divorcio vincular? ...... 79
OTROS DERECHOS Y LIBERTADES El divorcio por “mutuo acuerdo”................................. 79
Las normas constitucionales sobre la familia................ 80
I. EL DERECHO DE LIBRE ASOCIACION: Los tratados internacionales de jerarquía
El contenido de la libertad de asociación ...................... 51 constitucional ............................................................... 81
La reforma constitucional de 1994............................. 53
La capacidad y libertad de las asociaciones .................. 53
El poder disciplinario................................................. 54 CAPÍTULO XV
El derecho de no asociarse ............................................ 54
Las violaciones a la libertad de asociación .................... 56 LOS NUEVOS DERECHOS DE LOS ARTICULOS 41 Y 42
La libertad sindical y el derecho de asociarse ............... 56
Los tratados internacionales de jerarquía I. EL DERECHO AMBIENTAL:
constitucional ............................................................... 57 El artículo 41: derecho al ambiente .............................. 83
Ambiente y ecología .................................................. 84
II. LA LIBERTAD DE CONTRATAR: Las calificaciones del ambiente ..................................... 85
Su contenido ................................................................. 58 Los elementos que integran el ambiente .................... 85
Las limitaciones a la libertad de contratar .................... 59 El deber de preservación ............................................... 86
El contrato y la ley retroactiva ................................... 59 El deber de recomponer y reparar ............................. 87
El contrato y las medidas de emergencia ................... 60 La operatividad de la norma.......................................... 87
El derecho judicial en materia de libertad de La información y educación ambientales ...................... 88
contratar ....................................................................... 60 La tutela judicial amparista .......................................... 89
La teoría de la imprevisión ............................................ 62 El reparto de competencias federales y provinciales:
La contratación colectiva............................................... 63 legislación y aplicación.................................................. 89
Los tratados interjurisdiccionales .............................. 91
III. EL DERECHO DE PETICION ............................................. 63
II. EL DERECHO DE LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS:
IV. EL DERECHO DE REUNION: El artículo 42: consumo, bienes y servicios................... 92
Su concepto y contenido ............................................... 64 El sistema económico: mercado, competencia y
El derecho judicial en materia de derecho de estado ....................................................................... 92
reunión ......................................................................... 66 Los derechos, las protecciones y los deberes ................. 94
La reglamentación del derecho de reunión .................... 66 La legislación prevista ................................................... 96
Las restricciones durante el estado de sitio................... 66 El derecho de asociación ............................................... 96
Los tratados internacionales de jerarquía La educación para el consumo ...................................... 97
constitucional ............................................................... 67 La tutela judicial amparista .......................................... 98
V. LA LIBERTAD DE COMERCIO E INDUSTRIA: III. EL PERFIL DE LOS NUEVOS DERECHOS .......................... 98
Su concepto .................................................................. 67
La regulación constitucional ......................................... 67
La libertad económica ................................................... 70 CAPÍTULO XVI
El derecho judicial en materia de libertad de
comercio e industria ..................................................... 71 LOS DERECHOS IMPLICITOS
VI. EL DERECHO DE ENTRAR, PERMANECER, TRANSITAR I. LA RADIOGRAFIA GENERAL:
Y SALIR DEL TERRITORIO: Su encuadre, su riqueza y su desarrollo progresivo ...... 101
Su concepto .................................................................. 73 La doble implicitud: en los derechos innominados,
y en el contenido de los derechos .................................. 102 ¿Expropiaciones “sin ley”? ........................................ 136
La revisión judicial de la calificación.......................... 136
II. ALGUNOS DERECHOS IMPLICITOS: La determinación .......................................................... 138
La dignidad de la persona humana ............................... 104 La indemnización .......................................................... 138
La vida humana y el derecho a la vida .......................... 105 III. LA DESPOSECION, LA TRANSFERENCIA DE LA
El derecho a la salud................................................. 105 PROPIEDAD Y LA INDEMNIZACION ...................................... 140
Las ampliaciones de las implicitudes ............................ 108 La valuación del bien y la indemnización ...................... 140
El derecho a la intimidad .......................................... 109 Los rubros que se incluyen y computan en la
La relación con los principios y valores ...................... 109 valuación ...................................................................... 142
El derecho a la reparación ......................................... 110 Los intereses ............................................................. 142
Los derechos de los arts. 41 y 42 .............................. 111 Las “deducciones” ..................................................... 143
Un listado abierto de enunciación ejemplificativa ......... 111 La oportunidad del pago ............................................... 143
Los derechos implícitos en los tratados
internacionales.............................................................. 113 IV. LOS SUJETOS EXPROPIANTES ......................................... 143
La expropiación “indirecta” ........................................... 144
La expropiación por las provincias ................................ 144
CAPÍTULO XVII
V. LOS BIENES EXPROPIABLES............................................ 145
EL DERECHO DE PROPIEDAD
VI. EL PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO .............................. 146
I. SU ENCUADRE GENERAL:
El concepto de propiedad .............................................. 115 VII. LA EXPROPIACION “INVERSA” O “IRREGULAR”:
La propiedad en la constitución argentina .................... 116 El concepto y sus requisitos.......................................... 147
Qué es propiedad en sentido constitucional ............... 117 El derecho judicial ..................................................... 148
La evaluación del bien en la expropiación inversa......... 148
II. LOS CONTENIDOS DEL DERECHO DE PROPIEDAD:
Los contenidos generales .............................................. 118 VIII. LA RETROCESION:
Los contenidos en el proceso ......................................... 120 Su concepto .................................................................. 149
Los contenidos en el derecho de la seguridad social ..... 122 Los requisitos de procedencia ....................................... 150
Los contenidos que surgen del pago.............................. 124 La retrocesión en la ley 21.499.................................. 150
Los contenidos que surgen de la irretroactividad de
las leyes ........................................................................ 124 IX. EL ABANDONO DE LA EXPROPIACION:
Los contenidos que surgen de la transmisión por El concepto y sus requisitos.......................................... 151
causa de muerte ........................................................... 125 El abandono en la ley 21.499 .................................... 152
El derecho judicial ..................................................... 152
Los contenidos que surgen del art. 42 .......................... 125
Los contenidos en la propiedad intelectual ................... 125
X. LA PROYECCION DE LA NOCION DE EXPROPIACION ......... 152
El cambio de titularidad de la propiedad en el
“derecho objetivo”.......................................................... 126
La “indexación” y la propiedad ...................................... 126 CAPÍTULO XIX
La prohibición legal de la indexación ......................... 127
La inviolabilidad de la propiedad................................... 129 LA TRIBUTACION Y EL PODER TRIBUTARIO
Las limitaciones a la propiedad ..................................... 130
Las limitaciones “sociales” ........................................ 131 I. SU ENCUADRE GENERAL:
Los tratados internacionales de jerarquía La actividad financiera del estado y el poder
constitucional ............................................................... 132 tributario....................................................................... 155
La tributación ............................................................... 157
Las clases de gravámenes ............................................. 158
CAPÍTULO XVIII Los principios constitucionales que rigen la
tributación .................................................................... 159
LA EXPROPIACION La razonabilidad ....................................................... 163
La política fiscal ........................................................ 163
I. SU CONCEPTO Y NATURALEZA: La generalidad de los tributos ................................... 164
Su encuadre general ..................................................... 133 La relación y la obligación tributarias ........................... 165
La libertad fiscal............................................................ 167
II. LAS ETAPAS DEL PROCESO EXPROPIATORIO: La retroactividad de la ley fiscal .................................... 167
La calificación de utilidad pública ................................. 135 La revisión judicial de los gravámenes .......................... 168
El “solve el repete” .................................................... 169 El problema de la estabilidad propia en el empleo
El pago bajo protesta................................................. 170 privado ..................................................................... 201
La prueba del “empobrecimiento” .............................. 170 El contrato a plazo .................................................... 203
El control y la colaboración en la empresa .................... 203
II. LA COPARTICIPACION FEDERAL: Los tratados internacionales ......................................... 204
El reparto de competencias ........................................... 171
El tesoro nacional ......................................................... 171 V. EL EMPLEO PUBLICO:
Los impuestos directos e indirectos .............................. 172 La aplicación parcial del art. 14 bis .............................. 205
El art. 75 inc. 2º............................................................ 172 La estabilidad del empleado público ............................. 205
Las contribuciones y el reparto de competencias........ 174 El derecho judicial en materia de estabilidad del
La ley-convenio ......................................................... 175 empleado público .......................................................... 207
La distribución .......................................................... 177 La estabilidad del empleado público en la
constitución material .................................................... 208
El control ................................................................... 178
La cláusula transitoria .............................................. 178
VI. LA ASOCIACION SINDICAL ............................................... 209
El derecho judicial en materia de competencias
tributarias federales y provinciales ............................... 178
VII. EL DESARROLLO INFRACONSTITUCIONAL DEL
La “cláusula comercial” y el poder impositivo ............... 179 ARTICULO 14 BIS:
Prohibiciones al poder impositivo provincial ............... 180 La competencia del congreso......................................... 209
Los derechos, la ley, y la fuentes contractuales ............ 209
III. LA COMPETENCIA TRIBUTARIA DE LOS MUNICIPIOS La interpretación del artículo 126 .............................. 211
DE PROVINCIA ................................................................ 181 El derecho “común” ................................................... 211
EL constitucionalismo provincial .................................. 212
IV. LAS ADUANAS: La distribución de competencias entre estado
Los principios constitucionales ..................................... 182 federal y provincias ................................................... 212
La circulación “territorial” ............................................. 183
El peaje ..................................................................... 183 VIII. EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL EN LA
CAPÍTULO XX CONSTITUCION MATERIAL .................................................. 214
La “flexibilización” laboral ............................................. 215
LOS DERECHOS SOCIALES Y EL TRABAJO
I. EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL: CAPÍTULO XXI
Su surgimiento y contenido .......................................... 185
El constitucionalismo social en Argentina..................... 186 LOS DERECHOS GREMIALES
Remisiones................................................................ 186
Los derechos “sociales” y “económicos” ......................... 187 I. LOS GREMIOS:
El gremio y la asociación sindical ................................. 217
II. EL DERECHO DE TRABAJAR ........................................... 189
El trabajo humano ........................................................ 189 II. LA HUELGA .................................................................... 219
El contenido y los sujetos del derecho de trabajar ........ 190 Los sujetos de la huelga ................................................ 219
El derecho “al” trabajo .................................................. 192 La legalidad y la licitud de la huelga ............................. 220
La situación del extranjero ............................................ 192 La reglamentación de la huelga..................................... 221
La calificación de la huelga ........................................... 221
El derecho judicial en materia de trabajo ...................... 193
La huelga y sus efectos en el contrato de trabajo .......... 222
Los movimientos atípicos .............................................. 223
III. EL ARTICULO 14 BIS:
Su contenido ................................................................. 194
III. LOS CONVENIOS COLECTIVOS DE TRABAJO:
Su naturaleza y efectos ................................................. 224
IV. LAS CONDICIONES DE TRABAJO:
La “flexibilización” ..................................................... 226
La prestación del servicio .............................................. 196
El “encuadramiento sindical” ........................................ 227
La remuneración ........................................................... 196
IV. LA CONCILIACION Y EL ARBITRAJE .................................. 228
El salario mínimo ...................................................... 197
Igual remuneración por igual tarea ............................ 198
V. LA REPRESENTACION SINDICAL:
La participación en las ganancias ............................. 199
La garantía y sus efectos ............................................... 229
La duración del trabajo ................................................. 199
Protección contra el despido: la estabilidad en la
relación de empleo ........................................................ 200
CAPÍTULO XXII
Las dos clases de estabilidad ................................... 200
El despido: sus clases ............................................... 200
LA SEGURIDAD SOCIAL 1994.............................................................................. 259
La naturaleza constitucional de los partidos ................. 260
I. SU UBICACION CONSTITUCIONAL: La dinámica de los partidos .......................................... 261
Su encuadre .................................................................. 233 La reglamentación legal y el control de los partidos ...... 261
La previsión social......................................................... 235 El poder disciplinario de los partidos ............................ 262
El seguro social, las jubilaciones y pensiones, y su El derecho judicial en materia de partidos políticos ...... 263
interpretación ............................................................... 235
V. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 EN MATERIA
II. LAS JUBILACIONES Y PENSIONES: DE PARTIDOS POLITICOS:
Su encuadre .................................................................. 238 El artículo 38 y las pautas garantistas para los
Los beneficios, la movilidad, y el derecho judicial ......... 238 partidos políticos........................................................... 264
La movilidad y la inflación ....................................... 241 La competencia partidaria para postular candidatos .... 266
La relación de las jubilaciones y pensiones con el El monopolio de las candidaturas por los partidos .... 267
derecho de propiedad .................................................... 242 La expresión libre .......................................................... 268
Las entidades de la seguridad social ............................. 242 El financiamiento de los partidos .................................. 268
La competencia provincial ........................................ 244 El sistema de partidos, más allá de los artículos 37
La reforma de 1994 .................................................. 245 y 38 ............................................................................... 269
III. EL DEBER DEL ESTADO EN EL AMBITO DE LA VI. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 Y LOS
SEGURIDAD SOCIAL ....................................................... 245 NUEVOS DERECHOS POLITICOS:
Las formas semidirectas................................................ 271
IV. LA PROTECCION DE LA FAMILIA ...................................... 246 La “consulta” popular de 1984 ................................. 271
La iniciativa popular para proyectos de ley ................... 271
V. LA SEGURIDAD SOCIAL EN LA CONSTITUCION MATERIAL . 247 La ley 24.747 ........................................................... 273
La consulta popular ...................................................... 274
La ley reglamentaria ................................................ 275
CAPÍTULO XXIII ¿Hay materias sustraídas? ...................................... 276
La reforma de la constitución por vía de consulta
LOS DERECHOS POLITICOS popular .................................................................... 276
VII. LA JUDICIABILIDAD Y LA LEGITIMACION PROCESAL EN
I. EL REGIMEN ELECTORAL Y LOS DERECHOS POLITICOS;
MATERIA DE DERECHOS POLITICOS Y DE CUESTIONES
Su encuadre interrelacionado ....................................... 249
ELECTORALES Y PARTIDARIAS:
Los derechos políticos ................................................... 250
La relación entre judiciabilidad y legitimación .............. 277
La democracia participativa ..................................... 250
El derecho judicial ........................................................ 278
Los tratados internacionales de jerarquía
APENDICE: Ley 24.747, sobre iniciativa legislativa
constitucional ........................................................... 251
popular ..................................................................... 281
El poder del estado y la designación de los
gobernantes ............................................................. 252
CAPÍTULO XXIV
II. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 EN MATERIA
DE DERECHOS POLITICOS: LA SEGURIDAD JURIDICA Y EL SISTEMA DE GARANTIAS
El artículo 37 y el derecho electoral .............................. 253
I. LA SEGURIDAD:
III. EL DERECHO ELECTORAL ............................................... 254 Su concepto .................................................................. 285
El derecho electoral objetivo: Las garantías constitucionales ...................................... 285
El cuerpo electoral .................................................... 255 Las garantías y los derechos humanos ..................... 287
Los extranjeros ......................................................... 256 El derecho a la jurisdicción, hoy “derecho a la tutela
Los ciudadanos no habitantes .................................. 256 judicial efectiva” ............................................................ 287
Las mujeres ............................................................. 256 La legitimación procesal ........................................... 291
El electorado pasivo ................................................. 256 Los tratados internacionales con jerarquía
El derecho electoral subjetivo: constitucional ........................................................... 292
El sufragio ............................................................... 257
El electorado pasivo ................................................. 257 II. LA “LEY” Y EL “JUICIO” PREVIOS EN MATERIA PENAL:
El derecho judicial en materia de derecho electoral ... 258 La norma del artículo 18 ............................................... 292
La prohibición de reelección ...................................... 259 Aspectos constitucionales que irradia el principio
de la ley previa .............................................................. 294
IV. LOS PARTIDOS POLITICOS: A) La ley penal “en blanco ” ...................................... 294
Su encuadre antes de la reforma constitucional de
B) El tipo penal ampliado por normas infralegales .... 295 La sentencia .................................................................. 330
C) ¿Cuál es la ley “previa” y “más benigna” en el La segunda instancia, o pluralidad de instancias ......... 331
delito permanente? ................................................... 295 El debido proceso en sede administrativa ..................... 332
D) La ley previa y el cambio de su interpretación Aplicación de la garantía del debido proceso al
judicial por la Corte .................................................. 295 estado en juicio ............................................................. 333
E) La ultraactividad de la ley más benigna .............. 296
F) La ley previa en materia de prescripción penal .... 296 VI. LA IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY:
G) Los delitos del derecho internacional ................... 297 Su encuadre .................................................................. 333
H) Sanciones de multa agravadas después del El derecho judicial en materia de irretroactividad ......... 334
hecho sancionado .................................................... 297 La sucesión y variación temporal de las leyes, y el
El proceso penal............................................................ 298 derecho adquirido ......................................................... 335
La prisión preventiva ................................................. 298 La irretroactividad en materia administrativa ............... 335
La duración del proceso ............................................ 300 La irretroactividad en materia fiscal .............................. 335
La suspensión del juicio “a prueba” ........................... 300 La irretroactividad en materia procesal ......................... 335
La pena..................................................................... 301 La irretroactividad en materia laboral ........................... 336
El proceso penal y la víctima del delito ...................... 301 La irretroactividad en materia de seguridad social ........ 336
El error judicial.......................................................... 301
El art. 118: VI. EL ARTICULO 29 ............................................................. 336
El juicio por “jurados” ................................................ 302 La incriminación constitucional .................................... 338
La competencia “territorial” en el juicio penal ............. 303 Los poderes “tiránicos” .............................................. 339
Delitos contra el “derecho de gentes” ......................... 303 Los autores del delito ................................................ 339
La segunda instancia en el juicio penal ........................ 304 El art. 29 y el código penal ........................................ 340
La “reformatio in pejus” ............................................. 305 Los delitos constitucionales .......................................... 340
El derecho judicial en materia de ley y juicio previos .... 306
La retroactividad y ultraactividad de la ley penal VII. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL:
más benigna.................................................................. 308 Su encuadre y contenido............................................... 340
Los tratados internacionales de jerarquía La instancia supraestatal .......................................... 341
constitucional ............................................................... 309
La prohibición de reiterar el enjuiciamiento penal
por un hecho ya juzgado: el “non bis in idem” .............. 311 CAPÍTULO XXV
Algunos aspectos constitucionales de la incriminación
y la sanción penal: LAS LIMITACIONES EN EL SISTEMA DE DERECHOS
La política criminal del legislador .............................. 312
Posibles inconstitucionalidades en el tipo penal y
I. LAS LIMITACIONES “PERMANENTES” Y LAS
en la pena ................................................................. 312
“EXCEPCIONALES”:
Los edictos policiales ................................................. 314
Su razón de ser ............................................................. 343
La teoría de la insignificancia .................................... 314
El “poder de policía” en sus dos conceptos: amplio
Las prohibiciones en materia penal............................... 314
y estricto ....................................................................... 344
La pena de muerte ........................................................ 316
El poder de policía en sentido estricto ........................ 345
El cumplimiento de la condena ..................................... 317
Las competencias del estado federal y de las
III. LA GARANTIA DE LOS “JUECES NATURALES”: provincias en materia de poder de policía .................. 345
Su concepto y alcance ................................................... 318 Algunas pautas para las limitaciones............................ 346
La sustracción de la causa al juez natural .................... 320 Los tratados internacionales de jerarquía
La prohibición de “sacar” .......................................... 321 constitucional ............................................................... 347
El derecho judicial en materia de sustracción de
causas ...................................................................... 322
El “juez natural” en los recursos judiciales ante II. LAS EMERGENCIAS Y LOS INSTITUTOS DE
tribunales de alzada ...................................................... 323 EMERGENCIA;
Los fueros reales ........................................................... 323 Su caracterización......................................................... 349
Las emergencias y los institutos de emergencia en el
IV. LA INMUNIDAD DE DECLARACION Y DE ARRESTO ............ 324 derecho constitucional argentino .................................. 349
Las pautas de limitación y control ................................ 351
V. EL DEBIDO PROCESO: La guerra ...................................................................... 352
Su concepto y alcance ................................................... 327 La paz ....................................................................... 353
La “duración” del proceso.......................................... 328 La ley marcial................................................................ 354
El “exceso ritual” ....................................................... 329 El estado de sitio ........................................................... 355
La defensa en juicio .................................................. 329 La declaración y sus efectos ...................................... 356
La crisis económica ....................................................... 358 El amparo durante el estado de sitio ............................. 385
Los tratados internacionales de jerarquía Los tratados internacionales de jerarquía
constitucional ............................................................... 359 constitucional ............................................................... 386
III. LA LIMITACION DE LOS DERECHOS DURANTE EL
ESTADO DE SITIO: CAPÍTULO XXVII
Su encuadre .................................................................. 360
Las competencias para restringir derechos durante EL HABEAS DATA
el estado de sitio ....................................................... 361
La “suspensión de las garantías”: teorías ...................... 362 El artículo 43 ................................................................ 387
La tesis finalista ....................................................... 363 El bien jurídico tutelado ................................................ 389
Las medidas restrictivas................................................ 364 Las clases de habeas data: su objeto y sus
La “duración” de las medidas restrictivas ................. 365 finalidades ................................................................ 389
La restricción a la libertad corporal .............................. 365 Ambitos a los que no cubre el habeas data ................ 390
La opción para salir del país ..................................... 366 El secreto periodístico ................................................ 391
El reingreso al territorio después de la opción y La legitimación procesal activa...................................... 392
la salida .................................................................... 366 La aplicación del art. 43 al habeas data ........................ 392
El habeas corpus durante el estado de sitio ............. 367 La eventual excepción a la arbitrariedad o
La responsabilidad del estado por el arresto dañino ..... 368 ilegalidad .................................................................. 392
Los tratados internacionales y el habeas data
implícito ........................................................................ 393
CAPÍTULO XXVI
CAPÍTULO XXVIII
EL AMPARO
EL HABEAS CORPUS
I. LA ETAPA ANTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL
DE 1994: I. LA ETAPA ANTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL
El perfil garantista ........................................................ 371 DE 1994:
La etapa negatoria del amparo ...................................... 372 El habeas corpus como garantía constitucional de la
La etapa de admisibilidad ............................................. 372 libertad ......................................................................... 395
Sus clases ..................................................................... 396
La legislación sobre amparo, anterior a 1994................ 374
La legislación sobre el habeas corpus ........................... 397
El control de constitucionalidad de “normas
El habeas corpus contra actos de particulares ........... 399
generales” en el juicio de amparo .............................. 374
El habeas corpus “de oficio” ...................................... 399
El habeas corpus contra sentencias militares ............ 399
II. LA ETAPA POSTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL El habeas corpus, las sanciones privativas de
DE 1994: libertad, y los recursos judiciales insuficientes ............. 399
El artículo 43 y los perfiles del amparo ......................... 375 La posible irrupción del habeas corpus en un
El párrafo primero del art. 43 .................................... 376 proceso ajeno ................................................................ 400
El amparo contra decisiones judiciales ...................... 376 El habeas corpus durante el estado de sitio .................. 401
La declaración de inconstitucionalidad ...................... 377
¿El amparo actual sustituye a los otros procesos? ........ 377 II. LA ETAPA POSTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL
¿La inconstitucionalidad por omisión queda DE 1994:
incorporada? ................................................................. 379 El artículo 43 ................................................................ 401
El párrafo segundo del art. 43....................................... 380 El habeas corpus contra actos de particulares ........... 403
La legitimación del “afectado” ................................... 381 La tramitación rápida del proceso ................................. 403
La legitimación del defensor del pueblo ..................... 383 La operatividad de la norma.......................................... 404
La legitimación de las asociaciones ........................... 383 El habeas corpus y el derecho provincial ...................... 404
La pluralidad de legitimaciones ................................. 384 Los tratados internacionales de jerarquía
constitucional ............................................................... 404
III. ASPECTOS GENERALES DEL ARTICULO 43:
Algunas relaciones entre los párrafos primero y
CAPÍTULO XXIX
segundo del art. 43 ....................................................... 384
La operatividad del art. 43 ............................................ 385
EL DERECHO DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES
El amparo y el derecho provincial ................................. 385
La cosa juzgada en el juicio de amparo ......................... 385 I. EL “TREATY MAKING POWER”:
La convención de Viena sobre derecho de los
tratados......................................................................... 405
Los tratados .................................................................. 406
La ratificación en sede internacional ............................. 406
La publicación de los tratados ...................................... 407
Las “reservas” en los tratados ....................................... 408
Los acuerdos ejecutivos de tramitación simplificada ..... 409
La “denuncia” de los tratados ....................................... 409
La derogación por el congreso de la anterior
aprobación de un tratado .............................................. 411
La “prórroga” de los tratados......................................... 411
II. LOS TRATADOS Y EL DERECHO INTERNO:
Los tratados en infracción al derecho interno ............... 411
MANUAL DE LA
La ley “anterior” y el tratado “posterior” discrepante ..... 413
El “ius cogens” ..............................................................
La creación de “derecho nuevo” por los tratados ...........
Los tratados como “ley suprema” en el derecho

413
414 CONSTITUCION
argentino ....................................................................... 414
La naturaleza federal de los tratados ............................
Las leyes reglamentarias de los tratados .......................
415
415
REFORMADA
La interpretación de los tratados y del derecho
internacional no escrito en el derecho interno .............. 416
El derecho humanitario ............................................. 418
Remisiones .................................................................... 418
GERMAN J. BIDART CAMPOS
III. LA INTEGRACION SUPRAESTATAL .................................... 419
La reforma constitucional de 1994 ................................ 419
El “tratado-marco” de integración ................................. 420
El derecho comunitario ................................................. 421
Los tratados de integración con normas parciales
sobre derechos humanos........................................... 422
Los mecanismos previstos para celebrar y denunciar TOMO III
los tratados de integración ............................................ 422
El federalismo y los procesos de integración
supraestatal .................................................................. 423
IV. LOS “TRATADOS” PROVINCIALES:
Su clasificación y sus perfiles ....................................... 423
La reforma constitucional de 1994 ................................ 424
La aplicación del derecho de los tratados
internacionales a los tratados provinciales ................ 425
APENDICE: Fórmulas de instrumentos relativos a la
ratificación de tratados ............................................. 427
(Ed. Ediar, Buenos Aires)
CAPÍTULO XXX entre dicha parte orgánica y la tradicional parte dogmática —ahora extendida desde el art. 1º al
art. 43—. (Ver Tomo I, cap. IV, nos. 13 a 17).
LA PARTE ORGANICA
3. — Aunque haya que emigrar hacia fuera del perímetro estricto del po-der estatal y de sus órganos y
I. EL PODER. - Su encuadre. - El gobierno y los órganos. - La competencia. - Los órganos “extrapoderes”. - Los funciones, el derecho constitucional del poder necesita auscultar zonas que le son aledañas. Por un lado, se ubica
“sujetos auxiliares”. - Las relaciones en los órganos del poder. - II. LA LLAMADA “DIVISIÓN DE PODERES”. - La la llamada tecnoburocracia, que cada día precisa profesionalizarse más para servir de apoyo a los gobernantes. Y
“tríada” de poderes y su finalidad. - El derecho judicial en materia de división de poderes. - Otros principios sin integrar los cuadros del poder, es indispensable prestar atención a la partidocracia, a los sujetos auxiliares del
“divisorios”. - La clasificación de las funciones del poder. - La gradación de las funciones del poder. - Una poder, y a los factores de presión y de poder. Además, la misma sociedad —o, si se prefiere, “el pueblo”— va
nueva clasificación de las funciones del poder. - La “politicidad” de las funciones del poder. - El paralelismo asumiendo progresivamente protagonismos activos que la sustraen de la pasividad, de la neutralidad o de la
de las competencias. - La competencia y la zona de reserva. - El diagrama de la competencia. - La “delegación” indiferencia, en buena proporción merced al contacto cotidiano que el hombre común toma con los asuntos
y la “imputación” de competencia y de funciones. - Los principales perfiles de la competencia. - Los tres públicos a través de los medios de comunicación masiva.
nuevos órganos extrapoderes de los artículos 85, 86 y 120. - Algunas otras puntualizaciones. - III. EL NUEVO
ESQUEMA DEL PODER EN LA REFORMA DE 1994. - Su diseño. - La participación de unos órganos en otros
ajenos. - La Comisión Bicameral Permanente del congreso. - El poder ejecutivo. - Los órganos de control. - El El gobierno y los órganos
poder judicial. - Los partidos políticos. - Los controles. - La descentralización política. - IV. EL ARTÍCULO 36 Y
EL PODER. - Su relación. - El bien jurídico penalmente tutelado. - Los actos de fuerza incriminados. - Las 4. — El poder del estado se ejerce por hombres. A los hombres que asumen esa tarea se les
sanciones penales. - La ética pública. - El delito doloso contra el estado. - V. EL PODER EN EL DERECHO
PÚBLICO PROVINCIAL Y EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. - Los gobiernos locales son “Autoridades de la
llama órganos, y su conjunto compone el gobierno.
Nación”. VI. EL REPARTO DE COMPETENCIAS DESPUÉS DE LA REFORMA DE 1994. - Estado federal, provincias,
municipios y ciudad de Buenos Aires. - Algunos deslindes específicos. - VII. EL PODER Y LAS ÉPOCAS DE En los órganos estatales se acepta un doble enfoque: a) el “órgano-individuo”, que es la pesona física (una o
FACTO. - La emergencia revolucionaria. - El funcionamiento del poder. - VIII. LAS PRESIONES SOBRE EL varias) que realiza la función o actividad del poder; b) el “órgano-institución”, como repartición con una
PODER. - Su descripción. - Los factores de presión y los factores de poder. - Su perma- determinada esfera de competencia. El órgano-individuo se visualiza desde el orden de la realidad, porque hemos
nencia. - Nuestra valoración. dicho que es un hombre, o varios; el órgano-institución se visualiza desde el orden de normas que lo describe.
Así, el “congreso”, el “poder ejecutivo” y el “poder judicial” son órganos-institución, que el orden de normas
configura y describe, en tanto los diputados y senadores son los órganos-individuo del congreso; el presidente de
I. EL PODER la república es el órgano-individuo del poder ejecutivo; y los jueces son los órganos-individuo del poder judicial.
Su encuadre El poder del estado como capacidad o energía para cumplir su fin es “uno” solo, con
“pluralidad” de funciones y actividades. Lo que se divide no es el poder, sino las funciones y los
1. — La parte orgánica de la constitución, a la que asignamos el nombre de “derecho órganos que las cumplen. Cuando el derecho constitucional habla de “poderes” —en plural—
constitucional del poder”, es la que ordena al poder del estado. Hay que estructurar y componer quiere mentar los “órganos institución” con sus respectivas competencias.
los órganos y funciones, y hay que organizar todo el aparato orgánico-funcional que, en sentido
lato, llamamos gobierno. Los órganos del poder no son personas jurídicas, no tienen personalidad; la persona jurídica con
“personalidad” es el estado. Por eso, ni los órganos de poder separadamente considerados (cada uno en particular),
El poder del estado es un poder sobre hombres, un mando de uno o pocos individuos sobre muchos
ni el “gobierno” que integran en conjunto, pueden ser demandados en juicio; al que hay que demandar es al
individuos, que distingue al grupo gobernante de la comunidad gobernada, en la irreductible realidad dicotómica
“estado”. (Las excepciones son escasas).
del mando y la obediencia.
La competencia
Para poder y gobierno remitimos al Tomo I, cap. VII, nº 50.
El poder es dinámico y, a través del gobierno que lo ejerce, imprime dina-mismo al estado que, por eso 5. — El órgano-institución tiene un área de competencia y un conjunto de atribuciones y
mismo, equivale a régimen político; el estado o régimen transcurre en un proceso —el proceso político— y todo facultades. La competencia es la asignación de “su” función a un órgano-institución. El uso del
ello es una reali-dad política juridizada. El “modo” de “estar constituido” el estado en su funcionamiento empírico poder “fuera” de la competencia provoca exceso o abuso de poder; y el uso del poder “dentro” de
coincide con la constitución material. la competencia, pero con un “fin” distinto, la desviación de poder. En el derecho constitucional
Decir que es el poder el que, a través del gobierno que lo ejerce, imprime dinámica al estado permite aclarar del poder, la incompetencia es la regla y la competencia la excepción.
que todo el régimen político pende del poder, y no porque la sociedad y las personas que son parte de ésta resulten
espectadores pasivos sin protagonismo político, sino porque en la interconexión entre poder y sociedad el accionar Este principio es aplicación de otro más genérico, que se refiere a todas las personas morales y jurídicas,
del poder es el que confiere al estado su estructura real y su modo efectivo de vigencia sociológica en la asociaciones o colectividades institucionalizadas, y que se puede llamar la regla de especialidad: mientras para el
constitución material. hombre ocurre lo contrario —todo lo que no le está prohibido le está permitido— para aquellos entes sólo hay
competencia asignada en miras al fin específico para el cual existen y para cuyo logro se los reconoce
2. — El derecho constitucional del poder es —entonces— el ámbito o sector que ordena la jurídicamente. De donde, en el derecho constitucional del poder la competencia de los órganos debe estar
estructura del poder. atribuida, bien que en su área puedan existir los llamados “poderes implícitos”.
Cuando el art. 19 establece que nadie será obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella
El derecho constitucional del poder no es ni debe considerarse un compartimiento estanco. Por un lado, el no prohíbe, es errado hacerle decir que los órganos de poder pueden hacer lo que la ley no les prohíbe hacer. Y lo
ejercicio del poder no se recluye ni clausura dentro de la estructura gubernamental que lo pone en ejercicio, es porque la cláusula citada no está dirigida al poder sino a las personas, y el poder necesita tener competencia
porque se expande y proyecta hacia la sociedad; por otro lado, la parte dogmática de la constitución no se para hacer algo, de modo que debe omitir todo aquello para lo cual carece de competencia.
incomunica sino que guarda relación recíproca con la organización del poder. Por esta tangente, el sistema
axiológico integrado por valores, principios y derechos obliga y limita al poder que, en consecuencia, es un poder 6. — La competencia condiciona la validez del acto, de modo que el emitido fuera de ella se
limitado, repartido y controlado. Latamente, se trata de la reciprocidad entre “derechos de la persona” y “división considera afectado de nulidad.
de poderes”.
La competencia no constituye un “derecho subjetivo” del órgano. Como en principio el estado no es titular de
Después de la reforma constitucional de 1994 hemos dicho que, desde nuestra perspectiva, se derechos, la competencia de sus órganos de poder tampoco ha de ser considerada un derecho.
da un fenómeno novedoso, cual es el de que en la parte orgánica de la constitución se disemina
una constelación de principios, valores y derechos que, sin duda alguna, remarca la interrelación
7. — Así como decimos que la competencia no es un “derecho”, añadimos que tampoco es
una obligación, porque muchas competencias son de ejercicio optativo, o dejan espacio para elegir b) En las relaciones intraórganos, las que se dan:
el momento y los medios conducentes. b’) entre las dos cámaras del congreso;
Cuando son de ejercicio obligatorio cabe hablar de obligaciones constitucionales del órgano b”) entre órganos del poder judicial;
competente. (Ver nº 31). b’”) para quienes consideran que nuestro poder ejecutivo no es unipersonal (porque incluyen dentro de él al
ministerio), entre el presidente de la república y sus ministros.
Los órganos “extrapoderes”
c) En las relaciones extraórganos, las que se dan:
c’) entre un órgano de poder (por ej., congreso o poder ejecutivo) y un sujeto auxiliar de poder (que no es
8. — Para nuestro derecho constitucional del poder, nos va a ser muy útil el manejo de una
órgano de poder, por ej., los partidos, el cuerpo electoral, los sindicatos, etc.);
categoría especial de órganos a los que se denomina “órganos extrapoderes”.
c”) entre un órgano extrapoderes (que es órgano, por ej., el ministerio) y un sujeto auxiliar del poder.
La teoría clásica de Montesquieu ha elaborado una tríada o trinidad de poderes: ejecutivo,
legislativo y judicial, y ha incluido en esa tríada a todos los órganos y todas las funciones del II. LA LLAMADA “DIVISION DE PODERES”
poder. No obstante, aparecen, a veces, otros órganos que no encajan en ninguno de los tres
poderes citados. El derecho constitucional del poder los coloca, entonces, al margen o fuera de La “tríada” de poderes y su finalidad
ellos, aunque en relación con los mismos. Por estar al margen o fuera, se les da el mencionado
nombre de órganos “extrapoderes”. 11. — Nuestra constitución formal ha acogido el sistema clásico de la llamada división de
poderes, consistente en el reparto de órganos y funciones dentro de la tríada que la constitución
Los “sujetos auxiliares” formal compone con las denominaciones de “poder legislativo” - “poder ejecutivo” - “poder
judicial”.
9. — Encontramos también fuera de los tres poderes clásicos, pero sin tener calidad de
órganos, una serie de sujetos auxiliares del poder. A estos sujetos los reputamos también Esto no quita que reconozcamos la existencia de órganos creados por la propia constitución, a los que
“extrapoderes” porque no forman parte de ninguno de los poderes de la tríada, pero no los colocamos fuera de la tríada y definimos como extrapoderes (ver nº 8).
involucramos entre los “órganos” extrapoderes porque carecen de la naturaleza de órganos
estatales. Con la reforma constitucional de 1994, el diagrama de la división de poderes ha sufrido
modificaciones importantes que, sin deteriorarla, le han impreso caracteres nuevos.
Así, serían sujetos auxiliares del estado: la Iglesia Católica, el cuerpo electoral, los partidos políticos, los
Ver acápite III.
sindicatos, etc. Tales sujetos pueden ser, en su caso, personas públicas o entes “paraestatales” que, como auxiliares
del estado, están “al lado” de él, pero en ese caso hay que decir que tienen naturaleza de personas de derecho
público “no estatales”. Un ejemplo claro de estas últimas son las universidades nacionales, a las que el art. 75 inc. 12. — La división de poderes en nuestro derecho constitucional responde a la ideología de
19 párrafo tercero les reconoce autonomía y autarquía. seguridad y control que organiza toda una estructura de contención del poder para proteger a los
hombres en su libertad y sus derechos. Es importante reconocer que la estructura divisoria debe
Resulta interesante tomar en cuenta que después de la reforma constitucional de 1994 hay interpretarse en torno de la finalidad básica que persigue: evitar la concentración que degenera en
competencias que corresponden estrictamente a los órganos del poder estatal pero que intercalan tiranía (o autoritarismo), y resguardar la libertad de las personas.
en el procedimento propio de su ejercicio la intervención, desde la sociedad, de un sujeto auxiliar
del poder que no es órgano de poder; lo vemos en la participación que le incumbe al cuerpo 13. — De este breve repertorio de pautas deducimos un eje inalterable que resumimos así:
electoral mediante iniciativa legislativa en la etapa de iniciativa para la formación de la ley (art. a) la independencia de cada uno de los “poderes” con respecto a los otros;
39) y mediante consulta popular vinculante para convertir —o no— en ley a un proyecto que le es
b) la limitación de todos y cada uno, dada por: b’) la esfera propia de competencia adjudicada;
sometido por el congreso (art. 40). Hay, además, posible consulta popular no vinculante (art. 40).
b”) la esfera de competencia ajena; b”’) los derechos de los habitantes; b””) el sistema total y
Para el desarrollo de este tema, remitimos al cap. XXXV).
coherente de la constitución en sus dos partes —dogmática y orgánica— que deben interpretarse
de manera armónica y compatible entre sí con el contexto integral;
Las relaciones en los órganos del poder
c) el control de constitucionalidad a cargo de los jueces, no como superioridad acordada a
10. — La actividad de los órganos del poder implica relaciones de muy variada especie, sea éstos por sobre los otros poderes, sino como defensa de la constitución en sí misma cada vez que
dentro del mismo órgano, sea de éste en relación con otro, sea en relación con los gobernados. padece transgresiones.
Llamamos: a) relaciones interórganos, a las que se dan “entre” dos o más órganos; b)
El derecho judicial en materia de división de poderes
relaciones intraórganos a las que se dan “dentro” de un órgano colegiado o complejo (si el
órgano es complejo, o sea, formado por más de un órgano, las relaciones intraórgano pueden ser 14. — En torno de la división de poderes, el derecho judicial derivado de la Corte Suprema ha sentado
simultáneamente relaciones “entre” los órganos que componen al órgano complejo); por fin, c) numerosos principios:
relaciones extraórganos son las que vinculan a los llamados sujetos auxiliares del estado con a) “siendo un principio fundamental de nuestro sistema político la división del gobierno en tres grandes
órganos del poder o con órganos extrapoderes. departamentos, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, independientes y soberanos en su esfera, se sigue
forzosamente que las atribuciones de cada uno le son peculiares y exclusivas; pues el uso concurrente o común de
Algunos ejemplos pueden ser los siguientes: ellas haría necesariamente desaparecer la línea de separación entre los tres altos poderes públicos, y destruiría la
a) En las relaciones interórganos, las que se dan: base de nuestra forma de gobierno”;
a’) entre el poder ejecutivo y los ministros; b) la doctrina de la limitación de los poderes es de la esencia de ese sistema de gobierno, que impone la
supremacía de la constitución y excluye la posibilidad de la omnipotencia legislativa;
a’’) entre el poder ejecutivo y el congreso;
c) ningún órgano puede invocar origen o destino excepcionales para justificar el ejercicio de sus funciones
a’”) entre los ministros y el congreso;
más allá del poder que se le ha conferido;
a””) entre el poder judicial y otros órganos del poder.
d) ningún departamento del gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades que las que le han sido 17. — Finalmente, debemos resaltar que esta indagatoria acerca de las funciones del poder se
acordadas expresamente o que deben considerarse conferidas por necesaria implicancia de aquéllas; circunscribe a las que son propias del poder del estado, o sea, a las que con su ejercicio ponen en
e) “es una regla elemental de nuestro derecho público que cada uno de los tres altos poderes que forman el acción fuentes estatales de producción jurídica (normas, actos, sentencias). Por ende, cuando
gobierno de la nación aplica e interpreta la constitución por sí mismo cuando ejercita las facultades que ella les enfocamos fuentes ajenas al estado (al nuestro y a cualquier otro) no podemos encapsular a sus
confiere respectivamente”; productos en estos casilleros del derecho estatal interno ni en la órbita de las funciones del poder.
f) “para poner en ejercicio un poder conferido por la constitución a cualquiera de los órganos del gobierno Estamos pensando, por ejemplo, en los tratados internacionales, en las sentencias que dictan
nacional es indispensable admitir que éste se encuentra autorizado a elegir los medios que a su juicio fuesen los tribunales supraestatales, en los laudos arbitrales, en los convenios colectivos de trabajo, etc., a
más conducentes para el mejor desempeño de aquéllos, siempre que no fuesen incompatibles con alguna de las
limitaciones impuestas por la misma constitución”;
cuyo conjunto podemos englobar entre las fuentes extraestatales, aun cuando en algunos casos se
registre —como es el de los tratados— la intervención de uno o más estados.
g) el control de constitucionalidad que pertenece al poder judicial no debe menoscabar las funciones que
incumben a los otros poderes; por ende, ese control no alcanza a la conveniencia o inconveniencia, acierto o error,
justicia o injusticia, oportunidad o inoportunidad con que los otros poderes ejercen sus funciones y escogen los Un tratado —por ej.—, pese a que su proceso de formación se ubica en el área del poder constituido (como
medios para cumplirlas; que intervienen el poder ejecutivo y el congreso), no traduce ejercicio de ninguna de las tres funciones clásicas de
dicho poder; no es legislación, ni administración, ni jurisdicción. Firmarlo, aprobarlo, y ratificarlo, son actos
h) la tesis de las cuestiones políticas no judiciables —que nosotros rechazamos— ha sido construida, esencialmente políticos. Pero, no obstante ser “tratado” y no “ley”, es susceptible de incorporarse al derecho
precisamente, en torno del supuesto respeto a la división de poderes, para no interferir ni menoscabar la esfera de interno argentino.
los actos privativos que se consideran irrevisables, pese a la eventual infracción a la constitución que en su
ejercicio pueda ocasionarse.
La gradación de las funciones del poder
Otros principios “divisorios”
18. — Al trasladar las nociones expuestas a la gradación o escala jerárquica de las funciones
15. — La clásica expresión “división de poderes” —como acabamos de ver— ha sido usada habitualmente del poder, la consecuencia es ésta: en esa serie de planos del ordenamiento jurídico interno, la
para aludir al reparto y a la distribución de órganos y funciones dentro del gobierno. supraordenación y la subordinación tienen que limitarse dentro de la pirámide jurídica a las
No obstante, es importante que tracemos otros lineamientos de “separación” adicionales. fuentes y productos estatales (o internos). O sea, a las funciones específicas del poder estatal.
a) Recurriendo a Maurice Hauriou, cabe hablar de tres separaciones ineludibles respecto del poder del estado, Si esto se acepta, el escalonamiento infraconstitucional coloca en el primer nivel a la
que son: a’) el poder religioso —o espiritual— propio de las iglesias; a”) el poder militar, propio de las fuerzas legislación, en el siguiente a la administración, y en el tercero a la administración de justicia.
armadas; a”’) el poder económico, que tiene su sitio en la sociedad. Ninguno de estos tres poderes ha de Expresado en otros términos, se dice que la legislación solamente tiene por encima a la
fusionarse, ni confundirse, ni entrar en maridaje con el poder estatal, como tampoco éste debe asumirlos para sí. constitución; la administración a la legislación; y la administración de justicia a la legislación y la
No obstante, el poder militar tiene que subordinarse al poder del estado en el estado democrático, y el poder del administración, de modo que administración y administración de justicia son “sub-legales”.
estado tiene que ejercer rectoría y control respecto del poder económico —respetando razonablemente el ámbito
de libertad que corresponde al último dentro de la sociedad—.
19. — Este esquema, que no toma en cuenta a las fuentes extraestatales, adquiere modalidades
b) Glosando a Pedro J. Frías decimos también que hay otra separación o división entre poder y sociedad,
diversas cuando relaciona dichas fuentes con las funciones del poder. Así, en nuestro
porque el estado democrático deja fuera de su poder todo el espacio de libertad necesaria a favor de la sociedad,
sin intrusiones arbitrarias, para que quede a salvo el sistema de derechos de la persona y de las asociaciones. ordenamiento constitucional los tratados internacionales —con o sin jerarquía constitucional—
están por encima de las leyes y, por ende, de las otras dos funciones sublegales; los convenios
c) Alberto A. Spota, por su parte, habla de tres divisiones: c’) una primera, entre poder constituyente y poder
constituido; c”) una segunda, entre estado federal y provincias, a la que personalmente agregamos, sobre todo colectivos de trabajo que no pueden contrariar a las leyes de orden público, no pueden sin
después de la reforma de 1994, los municipios de provincia y la ciudad autónoma de Buenos Aires; c”’) la tercera, embargo —en nuestra opinión— ser derogados por una ley, etc.
que es la clásica división de poderes dentro del gobierno federal y de los gobiernos locales. En consecuencia, la gradación de las fuentes internas y su respectiva producción jurídica
d) Los añadidos que hemos incorporado en el inc. c.”) del anterior inc. c) dan lugar a una cuarta división queda retocada al insertarse en nuestro ordenamiento interno una fuente extraestatal y su producto
entre: d’) poder provincial y poder municipal. normativo.
La clasificación de las funciones del poder 20. — El diseño piramidal que dentro del derecho interno da lugar al escalonamiento de las funciones del
poder no implica pronunciamiento sobre la mayor o menor valiosidad de cada una de esas funciones. Así, aun
16. — Cuando se toma rígidamente la sencilla trilogía de “congreso (o parlamento) - poder cuando la de administrar justicia ha sido situada por debajo de la función legislativa y de la administrativa,
ejecutivo - poder judicial” se anexa a cada uno de los respectivos órganos su propia función, que personalmente le reconocemos valiosidad más excelsa que a las otras dos. Tampoco implica ignorar que frente a la
por consi-guiente también se triplica: “función legislativa - función administrativa - legislación vienen ganando importancia otras fuentes (algunas estatales, como las sentencias y las resoluciones
administrativas; otras internacionales, como los tratados; y otras extraestatales, como los contratos).
administración de justicia (o jurisdicción)”.
No obstante, la realidad no es tan simple como estas categorías lo sugieren. Por un lado, el Una nueva clasificación de las funciones del poder
poder ejecutivo cumple una función política que no puede confundirse ni identificarse con la
administrativa. También el congreso posee competencias de naturaleza política y de naturaleza 21. — No es de desperdiciar alguna nueva clasificación de las funciones —como es la de
administrativa. Por otro lado, el poder judicial incluye en su órbita, fuera de su función Loewenstein— que habla de “adopción de decisiones”, “ejercicio (o cumplimiento) de decisiones”, y “control de
estrictamente jurisdiccional, una dosis de función administrativa. Hay, además, actividad decisiones”. Que en la dinámica del proceso de poder se adoptan, se ejecutan, y se controlan decisiones, es muy
jurisdiccional en tribunales que no son judiciales sino administrativos y, a su modo, en el cierto. Que cada una de esas cosas sea realmente una “función” específica (como se entiende que lo es cada una de
las tres clásicas) resulta opinable.
congreso cuando lleva a cabo el juicio político, y en el Consejo de la Magistratura y el jurado de
enjuiciamiento en el mecanismo de juzgamiento para la remoción de jueces. De todas maneras, y aunque más no sea en el ámbito de competencias del congreso y del poder ejecutivo,
cada uno de estos órganos cumple tanto algunos actos que implican “adoptar” decisiones, cuanto otros que
Como añadidura, queda todavía por recordar que la doctrina no es unánime a la hora de importan “ejecutar” y “controlar” decisiones. De tal forma, no es fácil en nuestro derecho constitucional del poder
conceptualizar cuál es la índole de cada una de las funciones, si es que la define en un sentido repartir entre órganos distintos y separados a cada una de estas tres supuestas “funciones” (adopción, ejecución,
material por su naturaleza, y no orgánicamente por el órgano que la cumple o ejerce. control de decisiones), porque dos o más de ellas pueden acumularse en un mismo órgano.
La “politicidad” de las funciones del poder
resguardadas las que son privativas de cada uno, también cada uno cuando ejerce las suyas
22. — La gradación de las funciones nos ha prestado servicio para ordenar las tres clásicas de legislación, propias debe dar aplicación a las citadas pautas.
administración y jurisdicción. Pero allí no se cierra el espectro ni se resuelve todo, porque ya dijimos que tanto el
congreso como el poder ejecutivo cumplen actos estrictamente “políticos” que no encuadran en ninguna de
Así, por ej., cuando el art. 14 bis obliga al congreso a desarrollar mediante ley los derechos
aquellas tres funciones; por ej., intervenir una provincia; crear nuevas provincias; declarar el estado de sitio o la allí consagrados, no impide que esos derechos reciban reconocimiento y efectividad en el
guerra; firmar, aprobar (o desechar) y ratificar tratados internacionales, etc. ejercicio de las competencias de los otros órganos distintos del congreso cuando actúan en el
Necesitamos ahora hacer una breve aclaración. Hemos hablado de ciertos actos estrictamente o esencialmente ámbito que les corresponde.
“políticos”, que cumplen los órganos de poder, y que no se encasillan en ninguna de las tres funciones clásicas.
¿Quiere ello decir que estas tres funciones no tienen naturaleza política? De ninguna manera. Todas las El diagrama de la competencia
competencias del poder, todas las funciones, todos los actos son políticos, por la sencilla razón de que “lo estatal”
es siempre “político” por naturaleza, y de que aquí nos hallamos frente a funciones y actividades del poder del 26. — Según vimos al efectuar el análisis de la división de poderes en el derecho judicial,
estado. ¿Cómo es, entonces, que a cierta especie de actos los apodamos “estrictamente políticos”, y los situamos
cada uno de los tres poderes tiene su masa propia de competencia, de lo que podemos inducir que:
fuera de las tres funciones clásicas que también son políticas?
Es que lo político admite niveles o intensidades diferentes, de mayor a menor. Toda actividad del poder a) Cuando la constitución señala a qué órgano pertenece una competencia, quiere decir que,
estatal es política, pero no condensa la misma dosis de politicidad. No es lo mismo declarar la guerra o el estado implícitamente, tal competencia no puede —como principio— ser ejercida por otro órgano; por
de sitio, que dictar una ley, o reglamentarla, o conceder una jubilación, o disponer un desalojo. De ahí que a los ej.: señalar quién debe dictar las leyes apareja señalar quien “no debe” dictarlas;
actos que acusan la mayor dosis e intensidad políticas, los llamemos actos esencial o estrictamente “políticos”. b) Cada competencia asignada a un órgano involucra la de interpretar y aplicar las normas de
Con esta explicación cae de su peso que administrar justicia es también actividad política y que toda sentencia
la constitución que la conceden (cada vez que el órgano va a ejercer esa misma competencia); de
tiene naturaleza política, porque emana de un órgano del estado que cumple una función propia del poder estatal,
que es político. esta pauta se infiere que todos los órganos de poder deben, cuando usan sus competencias
constitucionales, preservar la supremacía de la constitución;
El paralelismo de las competencias
c) Cuando en el vértice del ordenamiento jurídico se coloca a la constitución y a los tratados de derechos
humanos que conforme al art. 75 inc. 22 tienen la misma jerarquía de la constitución, cada competencia —
23. — El “paralelismo” de las competencias es un principio general según el cual el órgano conectada con la fuente internacional, que es extraestatal— se escalona en una gradación con planos subordinantes
que tiene competencia para emitir un acto o una norma es el que dispone de competencia y subordinados (por ej., la legislación tiene por sobre sí a los tratados que son supralegales; la administración, a los
“paralela” para dejarlos sin efecto. tratados y a la legislación; la administración de justicia, a los tratados, la legislación y la administración); no se
trata de que unos órganos guarden dependencia respecto de los que cumplen funciones subordinantes, sino de que
Así, las leyes que dicta el congreso se derogan por otras leyes del mismo congreso; los decretos o la función de cada uno debe adecuarse a las normas y los actos de jerarquía superior;
reglamentos del poder ejecutivo, por otros decretos o reglamentos del mismo poder ejecutivo, etc.
Sin embargo, este principio no es rígido ni absoluto, y admite excepciones, de las que sólo daremos algunos d) En el marco de ubicación de cada competencia, el órgano que la ejerce goza de margen
ejemplos: a) Una sentencia declarativa de la inconstitucionalidad de una ley podría investir efecto invalidatorio para escoger los medios razonables que considera más apropiados y conducentes, siempre que no
general (“erga omnes”) respecto de esa ley, que perdería vigencia sociológica (restando indagar doctrinariamente resulten incompatibles con el principio de razonabilidad y con las limitaciones que, expresa o
si también podría quedar formalmente “derogada” con pérdida de su vigencia normológica); b) La derogación de implícitamente, surgen de la constitución que habilita a esa misma competencia;
una ley apareja la pérdida de vigencia sociológica de su decreto reglamentario; c) Los jueces pueden “anular” (con
efecto extintivo) actos administrativos del poder ejecutivo, de su administración dependiente, y del congreso; d) e) Como principio, creemos que no puede sostenerse que: e’) el congreso en su competencia
Un tratado internacional opuesto a una ley, al prevalecer sobre ésta, impide su aplicación (quedando a la doctrina legislativa dispone de discrecionalidad y arbitrio absolutos para asignar a la ley (por ej., la de
esclarecer si apareja la derogación formal de dicha ley, o su inconstitucionalidad). presupuesto) cualquier contenido; ni que: e”) disponga de competencias anteriores y superiores a
la propia ley (por ej., para ejercer sus facultades de investigación prescindiendo de las leyes que
La competencia y la zona de reserva exigen orden judicial para detener personas, allanar domicilio, etc.);
f) Como principio general se puede aceptar que, otorgada una competencia por la
24. — La zona de reserva de cada poder compone un margen de competencias propias y constitución, el órgano respectivo dispone de los llamados “poderes implícitos” para hacer
exclusivas que no pueden ser interferidas por otro poder; hay así: a) una zona de reserva de la ley efectivos los que le han sido expresamente reconocidos.
(o del congreso); b) una zona de reserva de la administración (o del poder ejecutivo); y c) una
zona de reserva del poder judicial. La “delegación” y la “imputación” de competencia y de funciones
Cuando tomamos en cuenta a los órganos extrapoderes, que después de la reforma
constitucional de 1994 entendemos que han aumentado (ver acápite III), es necesario reconocerles 27. — El principio divisorio encierra un reparto de competencias entre órganos separados. Tal
también su zona de reserva. adjudicación obliga a plantearse la pregunta de si es válido que un órgano transfiera motu proprio
a otro esa competencia, total o parcialmente. Es lo que se denomina delegación de competencias,
Algunos pocos ejemplos esclarecen el tema. Así: facultades, o poderes.
a) Reserva de la ley: se precisa ley para crear impuestos, para expropiar, para establecer delitos y penas, etc.;
b) Reserva de la administración: el presidente de la república y su jefe de gabinete (que es órgano extrapoder) La delegación que en nuestro derecho se da en llamar “propia”, consiste —según fórmula judicial
nombran al personal que la constitución prevé para la administración pública o para cargos determinados de de la Corte Suprema— en que una autoridad investida de un poder determinado hace pasar el ejercicio de ese
naturaleza política; tienen el respectivo poder reglamentario, etc.; el presidente “delega” en el jefe de gabinete las poder a otra autoridad o persona, descargándolo sobre ella. Esta forma de delegación, a falta de norma habiltante
facultades que la constitución señala, etc.; en la constitución, es violatoria de la constitución.
c) Reserva del poder judicial: los tribunales de justicia dictan sentencia en los procesos de su competencia, Conviene distinguir que no toda violación a la división de poderes supone como causa una delegación. En la
ejercen privativamente el control constitucional, etc. delegación, el órgano delegante transfiere por su propia voluntad a otro, una masa total o parcial de sus
competencias. En cambio, no hay delegación, pero sí vulneración a la división de poderes, cuando un órgano
25. — Hablar de la zona de reserva exige una breve aclaración. Hay pautas en la constitución, ejerce competencias de otro sin que éste se las haya cedido, o cuando un órgano interfiere en la zona de reserva de
otro —con o sin consentimiento de éste—.
especialmente las que se conectan con el sistema de valores, principios y derechos, que obligan a
todos los órganos de poder. Ello no autoriza a que uno invada las competencias de otros pero,
28. — La imputación de funciones, a diferencia de la delegación, implica que dentro del ciudad de Buenos Aires y para dictar la ley de garantía federal; todos estos plazos quedaron
ámbito de un mismo órgano de poder éste encomienda o atribuye parte del ejercicio de sus incumplidos).
competencias a otro órgano del mismo poder, o a personas físicas que lo integran, o a un órgano
“extrapoderes” con el que se relaciona; así, el congreso, o una de sus cámaras, a una comisión Esta enumeración no taxativa convoca a reflexionar sobre el modo de cumplir cada obligación y sobre la
investigadora o de seguimiento; el presidente de la república al jefe de gabinete, etc. responsabilidad derivada de su incumplimiento.
32. — Cuando las competencias de ejercicio obligatorio están impuestas con una imperatividad que no deja
29. — Hay una categoría intermedia de delegación que se da en llamar delegación “impropia”, y que
margen para que el órgano obligado escoja y decida la oportunidad de hacer efectivo aquel ejercicio, y con el
analizaremos en el cap. XXXVIII, Nº 25.
incumplimiento se bloquean derechos personales, estamos ante una omisión inconstitucional o
inconstitucionalidad por omisión.
30. — Con la reforma constitucional de 1994, debe aclararse que hay cláusulas severas que
prohíben la delegación legislativa (art. 76) o el ejercicio por el poder ejecutivo de competencias Los tres nuevos órganos extrapoderes de los artículos 85, 86 y 120
que pertenecen al congreso (art. 99 inc. 3º); pero a renglón seguido se prevén excepciones (ver
acápite III). 33. — En los tres nuevos órganos extrapoderes que han surgido de la reforma de 1994
(Auditoría General de la Nación, Defensor del Pueblo y Ministerio Público) concurren algunas
Los principales perfiles de la competencia características interesantes que conviene mencionar por separado.
31. — Hemos dicho antes que no es posible generalizar la afirmación de que la competencia Aunque los dos primeros aparecen en la normativa de la constitución dentro de la sección
implica siempre su ejercicio obligatorio, porque hay algunas de ejercicio potestativo (ver nº 7). dedicada al “Poder Legislativo” (congreso), los arts. 85 y 86 consignan que ambos órganos tienen
autonomía funcional. Para el Defensor del Pueblo se añade que actuará “sin recibir instrucciones
Cuando su ejercicio es obligatorio estamos ante obligaciones constitucionales de naturaleza de ninguna autoridad”.
estatal.
a) La Auditoría ejerce una administración de las denominadas “consultivas”, y es obligación
Hemos de agrupar algunos ejemplos. del congreso que el examen a su cargo sobre el desempeño y la situación de la administración
a) Obligaciones globalmente imputadas al “gobierno federal”; así, las que surgen del art. 5º pública se sustente en los dictámenes de la misma Auditoría. Hay, pues, competencias de ejercicio
(en cuanto a la garantía federal a las pro-vincias) y de los arts. 25, 27 y, en general, de las normas obligatorio: la de la Auditoría, de dictaminar en los términos y con el alcance que surgen del art.
que reco-nocen derechos que todos los órganos de poder deben hacer efectivos cuando ejercen su 85, y la del congreso, de ejercer el control que la norma le asigna una vez que cuenta con el
propia competencia; dictamen previo.
b) Obligaciones que se imputan al “estado”, sin determinar el órga-no, como la del art. 38 b) El Defensor del Pueblo carga con la obligación de defensa y protección de los derechos
párrafo tercero; humanos conforme al art. 86, y tiene legitimación procesal, lo que proyecta hacia los jueces el
c) Obligaciones que se imputan a las “autoridades”, sin determi-nar el órgano, como en los deber de reconocérsela.
arts. 41 y 42; c) Por fin, el Ministerio Público queda definido en el art. 120 como órgano independiente con
d) Obligaciones que se imputan al “congreso”; así —a nuestro cri-terio— las que emanan de autonomía funcional, con la obligación de promover la actuación judicial en el marco de las
los arts. 14 bis y 24; y las del art. 75 inc. 2º (en cuanto a la coparticipación impositiva); inc. 6º, competencias que le quedan atribuidas.
inc. 8º; inc. 16; inc. 17; inc. 19; inc. 23; inc. 32.
Para los demás órganos de poder, estas tres nuevas figuras implican, sin duda alguna, la obligación clara de
e) Obligaciones que se imputan a “cada cámara” del congreso, co-mo las emergentes de los no inmiscuirse ni interferir en las competencias distribuidas por los arts. 85, 86 y120, dado que cada una de estas
arts. 63 a 67 (excluido, en el art. 66, el poder disciplinario, que es de ejercicio optativo). normas especifica la autonomía funcional de los tres órganos que venimos considerando como extrapoderes, y su
f) Obligaciones que se imputan al “gobierno” (que corresponda), como la del art. 62. zona de reserva.
g) Obligaciones que se imputan al “poder judicial”; implícitamente, entendemos que se trata Ver nº 44 y sus remisiones.
de las que incumben a los tribunales de justicia para tramitar y decidir las causas que son de su
competencia y que se promueven ante ellos, como asimismo las del Consejo de la Magistratura en Algunas otras puntualizaciones
los incisos 1, 2 y 3 del art 114, y las del jurado de enjuiciamiento para dar trámite a la acusación
efectuada por el Consejo de la Magistratura (art. 115). 34. — El panorama competencial admite todavía otros comentarios adicionales sobre algunas
h) Obligaciones que se imputan al “poder ejecutivo”, como las del art. 99 incisos 1º, 8º, 10, y de sus modalidades. Así:
12. a) Hay competencias de ejercicio potestativo: el órgano las ejerce si quiere, o se abstiene. Por
i) Obligaciones que se imputan al “jefe de gabinete”, como las que surgen del art. 100 incisos ej.: el llamado poder tributario; las del art. 75 incisos 22 y 24; las de los arts. 125 y 126, etc.
1º, 5º, 6º, 7º, 8º, 10, 12 y 13; y las del art. 101. b) Hay competencias para cuyo ejercicio la constitución parece conceder al órgano el plazo
j) Obligaciones que se imputan a los “ministros”; así, la del art. 104. que éste considere oportuno tomarse para usarla. Así interpretamos al art. 118 sobre juicio por
k) Obligaciones que se imputan a las “provincias”, como las de los arts. 122 y 123; y la del jurados.
art. 127 (en cuanto a someter las quejas contra otra provincia a la Corte Suprema). c) Hay competencias que el órgano puede ejercer cuando pruden-cialmente considera que
l) Obligaciones que se imputan a los “gobernadores de provincia”, como la emanada del art. debe hacerlo; por ej., declarar la guerra, o el estado de sitio, o intervenir una provincia.
128. d) Hay competencias que tienen marcado un condicionamiento expreso por la constitución y
m) Hay obligaciones para cuyo cumplimiento la constitución fija un plazo; así, el art. 39 para que, si se ejercen fuera de él, violan la constitución; por ej.; el estado de sitio, la intervención
que el congreso trate los proyectos de ley surgidos de iniciativa popular; la del jefe de gabinete federal, el establecimiento de impuestos directos por el congreso, deben sujetarse al marco de
que debe informar una vez por mes a cada cámara del congreso sobre la marcha del gobierno (art. situaciones, causas y condiciones que claramente está trazado en los arts. 23, 6º y 75 inc. 2º,
101); las referidas en cláusulas transitorias (6ª, para establecer el régimen de coparticipación; 13ª, respectivamente.
para el funcio-namiento del Consejo de la Magistratura; 15ª, parar elegir al jefe de gobierno de la
e) Hay competencias para cuyo ejercicio la constitución no señala condicionamientos ni
oportunidades. Por ej.: declarar la guerra. 39. — La reforma constitucional de 1994 modificó en mucho la estructura del poder si se la
f) Hay competencias que abren variedad de opciones en el momento en que son ejercidas con compara con la histórica de la constitución fundacional de 1853-1860. Lo iremos detallando a
suficiente margen de arbitrio para el órgano, pero que quedan orientadas y enderezadas por un medida que hagamos las explicaciones referentes a cada uno de los órganos. Por ahora, basta un
claro criterio constitucional de finalidad. Así, la cláusula del progreso del art. 75 inc. 18, y las lineamiento general.
competencias de ejercicio obligatorio que encon-tramos en el inc. 19.
Al hilo de las nuevas normas constitucionales surge el debate acerca de la efectiva fisonomía que esas normas
g) Hay competencias que, cuando se ejercen, imponen acatar una pauta inesquivable que pueden —o no— alcanzar en la vigencia sociológica. Todo admite sintetizarse en una pregunta dual: ¿se ha
suministra la constitución. Por ej.: cuando el congreso dicta la ley de ciudadanía, debe amortiguado el poder, o no?; ¿se ha atenuado el presidencialismo, o no?; ¿se ha dado mayor protagonismo al
necesariamente acoger el principio de la nacionalidad “natural” (ius soli); cuando dicta las leyes congreso, o no?; ¿estamos ante un poder más controlado que antes, o no?
laborales (o código de trabajo) debe “asegurar” los derechos el art. 14 bis. Las respuestas admiten surgir desde el exclusivo orden de las normas, o bien atendiendo a su funcionamiento.
Este repertorio de ejemplos induce al esfuerzo de estudiar detenida y pormenorizadamente Para lo último, hay que tener muy en claro que no todos los mecanismos añadidos en 1994 han empezado a
aplicarse, a ve-ces porque omisiones inconstitucionales no les han conferido el desarrollo infra-constitucional que
cada una de las competencias, de agruparlas, de caracterizarlas, de interpretar su alcance y su necesitan en el orden normativo.
encuadre, etc.
40. — La trinidad originaria que siempre se tuvo por eje de distribución de órganos y
35. — Si la división de poderes es, en sí misma, una garantía de las que se denominan amplias, veamos funciones subsiste con su tipología clásica: a) un congreso bicameral que tiene naturaleza de
también algunas de las precauciones especialmente dirigidas a contener al ejecutivo: a) el art. 29 fulmina la
órgano complejo (porque se compone de dos cámaras, cada una de las cuales es un órgano) y de
concesión por parte del congreso al presidente (y por parte de las legislaturas a los gobernadores de provincia) de
facultades extraordinarias, de la suma del poder público, y de sumisiones o supremacías; b) el art. 109 prohíbe al órgano colegiado (porque está formado por muchas personas físicas en su conjunto bicameral y
presidente ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de las causas pendientes o restablecer las en cada cámara separadamente); b) un poder ejecutivo que para nosotros es un órgano
fenecidas; c) el art. 23 le veda condenar por sí o aplicar penas durante el estado de sitio. unipersonal porque lo forma una sola persona, que es el presidente de la república; c) un poder
Autorizada la reelección del presidente y vice por el art. 90, surgen dos prohibiciones: a) al limitar el judicial que se compone de varios órganos (Corte Suprema, tribunales inferiores, Consejo de la
desempeño solamente a dos períodos, y b) los cuatro años del período hacen expirar el desempeño del cargo, “sin Magistratura, y jurado de enjuiciamiento); algunos de estos órganos son unipersonales (jueces de
que evento alguno que lo haya interrumpido pueda ser motivo de que se le complete más tarde” (arts. 90 y 91). 1ª instancia) y otros son colegiados (Corte, cámaras de ape-laciones, Consejo de la Magistratura,
jurado de enjuiciamiento).
36. — Conviene también encarar otra división entre: a) obligaciones constitucionales que Antes de la reforma de 1994 ubicábamos entre los órganos extrapoderes a dos: a) el
deben cumplir los órganos de poder para satisfacer derechos personales de los habitantes, en cuyo ministerio; b) el vicepresidente de la república, como órgano extrapoderes respecto del presidente
caso esas obligaciones gravan al estado como sujeto pasivo frente al titular de esos derechos; y, b) (formando parte —en cambio— del congreso como presidente nato del senado).
obligaciones constitucionales que no reciprocan a derechos personales ni les son correlativas,
como la del poder ejecutivo de abrir las sesiones ordinarias del congreso el día 1º de marzo de Esto se mantiene, pero se añaden otros órganos extrapoderes que son: a) la Auditoría General
cada año. de la Nación; b) el Defensor del Pueblo; c) el Ministerio Público.
Cuando hablamos del ministerio en su relación con el poder ejecutivo, hemos de decir que la
37. — Una vez que tratados internacionales se incorporan al derecho interno, con o sin reforma ha dado perfil propio al jefe de gabinete de ministros como nuevo órgano extrapoder.
jerarquía constitucional, surge la obligación constitucional de naturaleza internacional, referida al
cumplimiento del tratado, lo que paralelamente origina responsabilidad internacional si se La participación de unos órganos en otros ajenos
incumple o se viola —por acción u omisión—.
41. — Por de pronto, una característica que atañe a la división de poderes radica en que ahora
En el derecho internacional de los derechos humanos, los tratados que los reconocen engendran, doblemente, hay órganos de poder de la tríada originaria que tienen intervención en otros, que componen otros,
la obligación constitucional interna de hacer efectivos esos derechos en jurisdicción argentina, y la simultánea que participan en el ejercicio de competencias de otros.
internacional de idéntico alcance que, incluso, puede dar lugar a quejas o denuncias por violación a tales derechos
ante órganos con jurisdicción supraestatal, como ocurre en el sistema interamericano del Pacto de San José de Así, los “órganos políticos” resultantes de elección popular participan, conforme al art. 114,
Costa Rica. en el ejercicio de las facultades que esa norma asigna al Consejo de la Magistratura, incluido en
el capítulo que la constitución destina al poder judicial. Ello porque tienen representación en la
38. — Queda, finalmente, la curiosidad de muchos “deberes” (u obligaciones) integración de aquel Consejo. Asimismo, según el art. 115, el jurado de enjuiciamiento de jueces
constitucionales que pesan sobre los órganos de poder como prohibiciones. Es el ámbito de lo que de los tribunales inferiores a la Corte Suprema está parcialmente integrado por legisladores.
tales órganos no “deben” hacer. Lo que se les prohíbe hacer es un límite a la competencia, por La Comisión Bicameral Permanente del congreso
cuya razón suponemos que estas obligaciones de omisión no pueden ser incluidas en la masa de
competencias y que, por ende, quedan fuera de ellas. 42. — Sin que sea totalmente análogo al caso recién señalado, la Comisión Bicameral
Otra vez sería bueno repasar artículo por artículo y confeccionar la serie de los deberes de Permanente institucionaliza dentro del congreso un órgano compuesto por legisladores de cada
omisión. A título enunciativo, pensemos en la prohibición de censurar la prensa (art. 14), de cámara, que ha de integrarse respetando la proporción de las representaciones políticas (o sea,
alterar reglamen-tariamente los derechos y garantías (art. 28), de gravar la entrada de extranjeros partidarias) de cada una de ellas.
(art. 25), de confiscar la propiedad (art. 18), de imponer tributos a la circulación territorial (arts. Tal Comisión tiene tres competencias: a) intervenir cuando el poder ejecutivo dicta decretos
10 a 12), etc. de necesidad y urgencia, a modo de seguimiento y control antes de que los trate el congreso (art.
Ha de tomarse en cuenta que numerosas prohibiciones son implícitas (por ej., la que pesa 99 inc. 3º párrafo cuarto): b) controlar los decretos que por delegación del congreso (art. 76) dicta
sobre un órgano para no invadir competencias de otro, la de no dictar sentencias arbitrarias, etc.). el poder ejecutivo (art. 100 inc. 12); c) intervenir cuando el poder ejecutivo promulga
parcialmente una ley de acuerdo al art. 80, a efectos de considerar el decreto de promulgación
III. EL NUEVO ESQUEMA DEL PODER EN LA REFORMA DE 1994 parcial (art. 100 inc. 13).
Su diseño El poder ejecutivo
a) El organismo fiscal federal para controlar y fiscalizar la ejecución de las pautas que rigen la
43. — El orden normativo ha moderado al presidencialismo al acotar al poder ejecutivo que, coparticipación federal impositiva de acuerdo al art. 75 inc. 2º (conforme a su párrafo sexto).
hasta 1994, presentaba un perfil reforzado. No obstante, y de nuevo, en el tiempo transcurrido b) Se prevé la existencia de organismos de control con participación de las provincias y de los usuarios y
desde la reforma la vigencia sociológica no muestra correspondencia con el modelo normativo. consumidores para la tutela que a favor de los últimos obliga a discernir el art. 42.
Veamos algunos caracteres: c) El derecho de iniciativa legislativa popular (art. 39) y la consulta popular (art. 40) abren espacio a la
democracia participativa.
a) Dos prohibiciones enfáticamente expresas se atenúan en las mismas normas que las d) La acción de amparo para proteger derechos de incidencia colectiva en general en las cuestiones a que
contienen mediante excepciones; se trata de la que impide al ejecutivo emitir disposiciones de alude el art. 43 párrafo segundo, y la triple legitimación procesal que reconoce, significan una ampliación
carácter legislativo, salvo cuando se trata de decretos de necesidad y urgencia (art. 99 inc. 3º favorable en el control judicial. Lo mismo cabe decir del habeas data (párrafo tercero del citado artículo) y del
párrafos segundo y tercero) y de la que veda al congreso la dele-gación legislativa en el ejecutivo habeas corpus (párrafo cuarto).
salvo en la hipótesis prevista en el art. 76. e) El art. 85 incorpora controles a cargo del congreso y de la Auditoría General de la Nación sobre el sector
b) La ley de convocatoria a consulta popular no puede ser vetada (art. 40). público nacional y la actividad de la administración pública, respectivamente.
c) El presidente retiene la “titularidad” de la administración ge-neral del país y es responsable
La descentralización política
político de ella, pero es el jefe de gabinete quien “ejerce” esa administración (arts. 99 inc. 1º y 100
art. 1º). 48. — En orden a la descentralización política, la reforma presenta dos matices: a) explícitamente reconoce la
d) El nombramiento de jueces federales queda modificado: d’) los miembros de la Corte autonomía de los municipios de provincia (art. 123), y b) establece el gobierno autónomo de la ciudad de Buenos
siguen siendo designados por el ejecutivo con acuerdo del senado, pero éste requiere un quorum Aires, erigiéndola en un sujeto de la relación federal (art. 129).
de decisión agra-vado y la sesión en que se presta el acuerdo tiene que ser pública (art. 99 inc. 4º);
d”) los jueces de tribunales inferiores son designados previa intervención del Consejo de la IV. EL ARTICULO 36 Y EL PODER
Magistratura (art. 99 inc. 4º párrafo segundo, y art. 114).
Su relación
e) El art. 100 inc. 2º, al prever las competencias del jefe de gabi-nete de ministros, hace
referencia a posible “delegación” de facultades que le haga el presidente; similar “delegación”
49. — Consideramos que en la introducción al estudio del poder halla ubicación el nuevo art.
aparece en el inc. 4º.
39 surgido de la reforma constitucional de 1994, entre otras razones porque tiende a resguardar la
f) Hay nombramientos de empleados de la administración que es-tán a cargo del jefe de transmisión legal del poder y, con ella, la legitimidad de origen del poder mismo y de los
gabinete y no del presidente (art. 100 inc. 3º). gobernantes que lo ponen en acción, así como la defensa en la constitución. (Ver nº 50).
g) El congreso puede remover al jefe de gabinete (art. 101). Para las épocas de facto remitimos al acápite VII.
h) El presidente ha perdido la jefatura local e inmediata de la ca-pital federal (por supresión
del inc. 3º del que era art. 86, hoy art. 99). El art. 36 es el primero de los artículos nuevos y da inicio al capítulo segundo de la parte primera de la
constitución, que es la clásica parte dogmática. Este capítulo segundo viene titulado como “Nuevos Derechos y
Ver cap. XXXVII y XXXVIII. Garantías”.
Los órganos de control El art. 36 dice así:
“Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se inte-rrumpiere su observancia por
44. — La reforma de 1994 ha institucionalizado constitucionalmente tres órganos de control sobre cuya
naturaleza discute la doctrina, pero que personalmente reputamos órganos extrapoderes. Son: actos de fuerza contra el orden insti-tucional y el sistema democrático. Estos actos serán
insanablemente nulos.
a) La Auditoría General de la Nación (art. 85);
b) El Defensor del Pueblo (art. 86); Sus autores serán pasibles de la sanción prevista en el artículo 29, inhabilitados a perpetuidad
para ocupar cargos públicos y excluidos de los beneficios del indulto y la conmutación de penas.
c) El Ministerio Público (art. 120).
Remitimos a los capítulos XLI y XLIII. Tendrán las mismas sanciones quienes, como consecuencia de estos actos, usurparen
funciones previstas para las autoridades de esta Constitución o las de las provincias, los que
El poder judicial responderán civil y penalmente de sus actos. Las acciones respectivas serán impres-criptibles.
Todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de
45. — En el poder judicial, además de las modificaciones para la designación y la remoción fuerza enunciados en este artículo.
de los jueces federales (con el régimen especial que rige para los de la Corte) que surgen de la Atentará asimismo contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso
creación del Consejo de la Magistratura y el jurado de enjuiciamiento, se ha encomendado al contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes
primero una serie de facultades no judiciales que se desglosan de la acumulación vigente antes de determinen para ocupar cargos o empleos públicos.
la reforma.
El Congreso sancionará una ley sobre ética pública para el ejercicio de la función.”
Los partidos políticos (La bastardilla es nuestra).
46. — A los partidos políticos se los inserta o toma en cuenta con especial protagonismo en algunos órganos Normas similares en su intencionalidad ofrece el derecho comparado y nuestro constitucionalismo provincial.
de poder, como son el senado, la Auditoría General de la Nación, la Comisión Bicameral Permanente, y en la Debe asimismo tomarse en cuenta el art. 226 del código penal según texto surgido de la ley 23.077, de 1984.
fórmula para la elección directa de presidente y vicepresidente. (Ver Tomo II, cap. XXIII, nos. 49 a 51).
Los controles El bien jurídico penalmente tutelado
47. — Se desparrama en el texto constitucional reformado una serie de posibles controles, antes inexistentes, 50. — Es sugestiva la ubicación del art. 36, que preserva al poder, dentro del rubro de los nuevos derechos y
algunos desde el mismo poder, y otros desde la sociedad. Podemos mencionar, además de los citados en el nº 44: garantías. Por eso, también lo ligamos al sistema de derechos.
En efecto, es fácil entender que el orden institucional y el sistema democrático hallan eje vertebral en dicho La acción penal es de ejercicio obligatorio para el Ministerio Público, en la medida en que entendamos que
sistema de derechos, y que atentar contra el orden institucional democrático proyecta consecuencias negativas y tal deber dimana directamente de la constitución en razón de estar también directamente tipificado el delito por sus
desfavorables para los derechos. No en vano en el art. 36 también viene encapsulado, con definición expresa, el normas. Es válido, además, argüir que es titular posible de la acción cada ciudadano, ya que el párrafo cuarto del
derecho de resistencia dentro del marco genérico que incrimina las conductas que lesionan al bien jurídico artículo dispone que todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutan los actos de
penalmente tutelado en forma directa por la constitución, para evitar la ruptura en la transmisión legal del poder. fuerza enunciados en él.
(Ver nº 49).
Es algo así como una cobertura general, con bastante analogía respecto del clásico delito del art. 29 que, a su 54. — Qué es este derecho de resistencia, no viene definido. Tal vez cabe ensamblarlo con el art. 21, que
modo, también tiende a preservar un similar bien jurídico, cuando da por cierto que la concentración del poder en obliga a todo ciudadano a armarse en defensa de la constitución. Diríamos que el derecho de resistencia —incluso
el ejecutivo, o en los gobernadores de provincia, al fisurar la división de poderes pone a merced del gobierno la con armas— tiene un contenido mínimo y esencial que proviene directamente del art. 36, y que la defensa de la
vida, el honor o la fortuna de las personas. constitución —que es el objetivo de la defensa— equivale a la del orden institucional y del sistema democrático
contenidos en ella.
Los actos de fuerza incriminados
51. — El art. 36 exhibe un rostro docente y catequístico, porque procura enseñar que el orden institucional y
el sistema democrático deben ser respetados. Tiene también algo de prevención, de admonición y de disuasión La ética pública
para que la continuidad constitucional no se interrumpa.
Es claro que la fuerza en lugar de la ley no siempre se detiene por el hecho de que haya normas como las del 55. — “Etica pública” y “función” (esta última sin adjetivo) puede traducirse en ética para el
artículo que comentamos, pero algo se adelanta con prevenir a quienes intentan usarla acerca de las consecuencias ejercicio de la función pública. La redacción de la fórmula puede ser objeto de críticas
de su conducta irregular, tipificada aquí como delictuosa. semánticas, pero su sentido se encuentra fuera de toda duda: la ley debe consignar los deberes que
la ética impone en y para el desempeño de la función pública, de modo de dar juridicidad
La figura penal que describe el art. 36 consiste en interrumpir la observancia de la normativa a la ética política en el ámbito de las funciones públicas.
constitución por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. Orden
institucional y sistema democrático son, a este fin de atrapar penalmente la conducta tipi-ficada, Que el orden normativo del mundo jurídico asuma a la ética en la forma que lo ordena este art. 36 no difiere
los que la constitución diseña y establece. demasiado de lo que, habitualmente, encontramos en muchas otras normas jurídicas, cuando apelan a “la moral y
las buenas costumbres” y, todavía con más claridad, cuando el art. 19 de la constitución exime de la autoridad
También declara la norma que “esta constitución” mantendrá su imperio aunque su estatal a las acciones privadas que no ofenden a “la moral pública”.
observancia se interrumpiere por los actos de fuerza incriminados. Y añade que tales actos serán Hemos interpretado —además— que cuando la constitución abre el acceso a los empleos sin otra condición
insanablemente nulos. que la idoneidad (art. 16), exige también y siem-pre la idoneidad ética o moral, a más de la que técnicamente
resulte necesaria según la naturaleza del empleo al que se aspira o que se va a discernir a una persona determinada.
Por supuesto que si, desgraciadamente, recayéramos en los actos de fuerza que la constitución descalifica, el
La ética pública se relaciona con la corrupción y, por ende, con el delito al que dedicamos el siguiente
imperio —o la vigencia sociológica— de ella no subsistirían por la exclusiva circunstancia de que este artículo
parágrafo.
exprese que tal imperio se mantendrá. De cualquier modo, contenida en la propia constitución la incriminación de
la conducta adversa, nos hallamos ante la situación de todas las normas penales: por sí mismas no impiden que los
delitos se cometan, pero prevén la sanción para quienes sean sus autores. El delito doloso contra el estado
52. — Hay que tomar en cuenta otras cosas que surgen del mismo artículo; por ejemplo, la 56. — El penúltimo párrafo del art. 36 define como contrario al sistema democrático al grave
nulidad del acto delictuoso, y las penas previstas. delito doloso contra el estado, que conlleve enriquecimiento para quien lo cometa.
En efecto, hay dos conductas tipificadas como delitos: a) las de quienes sean ejecutores de La conducta “grave delito doloso” contra el estado requiere que la ley la tipifique, porque la constitución no
actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático; b) la de quienes, como lo hace por sí misma, si bien marca como pauta para la incriminación legal que tal delito ha de aparejar
consecuencia de tales actos, usurpen (es decir, ejerzan “de facto”) las funciones que la enriquecimiento.
constitución señala para las autoridades creadas por ella, supuesto para el cual se suma la Se deriva también a la ley fijar el tiempo de inhabilitación para ocupar cargos o empleos públicos, y aquí hay
responsabilidad civil a la responsabilidad penal. otro parámetro: el congreso debe prever la inhabilitación temporal, y no puede dejar de adjudicar dicha sanción; le
queda a su discreción únicamente la duración de la misma.
Las sanciones penales
V. EL PODER EN EL DERECHO PUBLICO PROVINCIAL Y EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
53. — A renglón seguido, el art. 36 consigna que las acciones penales para la persecución de
ambos delitos son imprescriptibles, después de haber establecido antes para los que los cometan la Los gobiernos locales son “Autoridades de la Nación”
inhabilitación a perpetuidad para desempeñar cargos públicos, y de haber excluido el beneficio
del indulto y de la conmutación de penas. 57. — La parte orgánica de la constitución viene incorporada en el texto como “Segunda Parte”, y lleva el
título de “Autoridades de la Nación”. En nuestro léxico personal decimos “Autoridades del Estado”.
Se ha omitido mencionar el de amnistía, lo cual abre la duda acerca de si el congreso podría disponerla; desde El título primero de esta segunda parte se encabeza con el nombre de “Gobierno Federal” y abarca del art. 44
nuestro punto de vista ningún delito tipificado directamente por la constitución —aun cuando falte norma al art. 120.
constitucional prohibitiva del indulto, de la conmutación, o de la amnistía— puede merecer estos beneficios, por la El título segundo se encabeza con el nombre de “Gobiernos de Provincia”, y abarca del art. 121 al art. 129. Es
sencilla razón de que los órganos de poder constituido carecen de toda competencia para enervar el efecto penal de en este sector donde el constituyente de 1994 ha incluido el nuevo régimen autonómico de la ciudad de Buenos
las incriminaciones constitucionales. Aires, la que si bien no tiene categoría igual a la de las provincias, tampoco es un municipio común ni un territorio
íntegramente federalizado.
El art. 36 no fija la sanción penal, pero hace una remisión clara: será la misma que tiene Del precedente diagrama divisorio y de las denominaciones empleadas surge claramente que para nuestra
prevista el viejo art. 29. Este artículo —sobre concesión de facultades extraordinarias y la suma constitución son “Autoridades de la Nación” tanto las que componen el gobierno federal como las que integran los
del poder público— reenvía a su vez a la pena de la traición a la patria, que se halla establecida en gobiernos de provincia, y el gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires. No obstante, dada la autonomía de
el código penal. las provincias, la propia constitución se encarga de no inmiscuirse en la organización de los gobiernos locales.
58. — No obstante la autonomía de las provincias, y la que surge del art. 129 para la ciudad Ensambladas ambas pautas, preferimos decidir la respuesta a favor del margen más amplio de
de Buenos Aires, ni las unas ni la otra disponen a su arbitrio de la organización gubernamental de autonomía posible para la ciudad de Buenos Aires, y por ende decimos que:
los res-pectivos poderes locales. La constitución les traza algunos parámetros; por ejemplo, la a) la ley que razonablemente sitúa en la órbita federal determinadas competencias para
tripartición del poder obliga a acoger el eje fundamental del principio divisorio; si para las garantía de los intereses federales implica que esas competencias federales quedan taxativamente
provincias así se entendió siempre con base en el art. 5º, también el nuevo art. 129 lo señala para establecidas, y que el remanente favorece a la ciudad; así entendemos que se desprende de la
la ciudad de Buenos Aires al hacer mención de su jefe de go-bierno de origen electivo y de las disposición transitoria séptima, cuando con relación al art. 75 inc. 30 dice que “el congreso
facultades de legislación y de jurisdicción; el sistema de derechos obliga, como piso mínimo; ejercerá en la ciudad de Buenos Aires, mientras sea capital de la nación, las atribuciones
asimismo, queda trasladada la forma republicana de gobierno y, en su esencia, el sistema legislativas que conserve con arreglo al art. 129”;
democrático.
b) hay cierta analogía con el principio de reserva provincial del art. 121, pero concurre una
59. — Para dar un ejemplo en que la disponibilidad de las provincias es amplia, citamos la opción que tienen
diferencia: b’) es la constitución federal por sí misma —y no la ciudad “a través” de la
para organizar sus legislaturas con una sola cámara o con dos; o la que les permite organizar sus tribunales constitución— la que ha efectuado la distribución de competencias a que nos hemos referido en el
judiciales con una sola instancia o con instancia múltiple (salvo en el proceso penal, para el cual el Pacto de San precedente inc. a), por lo que la disimilitud con el art. 121 consiste en: b”) que las provincias han
José de Costa Rica las obliga a la doble instancia); o la que las habilita a establecer diferentes categorías de delegado por medio de la constitución federal algunos poderes al gobierno federal, en tanto es
municipios, algunos con competencia para dictar sus cartas municipales y otros no, etc. dicha constitución la que por sí misma deja a la ciudad todo el residuo que expresamente no
adjudica al gobierno federal a través de su art. 129 y de la ley de garantía federal.
VI. EL REPARTO DE COMPETENCIAS DESPUES DE LA
REFORMA DE 1994 63. — Hay que recordar que las leyes 24.588 y 24.620 están incursas en varias inconstitucionalidades al
privar a la ciudad de competencias que nada tienen que ver con la garantía de intereses federales. En esa medida,
Estado federal, provincias, municipios y ciudad de Buenos Aires tales normas conceden al gobierno federal ciertas competencias que deberían componer la masa de las que
corresponden a la ciudad.
60. — Al reparto de competencias entre el estado federal y las provincias ya hicimos referencias globales al
explicar el federalismo (ver Tomo I, cap. VIII, n os. 11 y 12). También en algunos otros temas específicos, pero al Algunos deslindes específicos
abordar el poder creemos útil ciertos comentarios adicionales.
Por de pronto, sabemos que desde la reforma de 1994 la dualidad de estado federal y provincias muestra un 64. — Los principios generales que, por ser tales, resultan comunes al reparto de
rostro parcialmente nuevo, porque aparecen las menciones expresas a los municipios provinciales y a la ciudad de competencias cuando se aplican a una diversidad de cuestiones y materias, convidan a examinar
Buenos Aires, esta última como un sujeto de la relación federal. (Ver. Tomo I, cap. VIII, n os. 32 y 39). algunos aspectos.
a) En cuanto al sistema de derechos, la obligación que para las provincias se desprende del
A) 61. — Desde la constitución federal se reconoce en el art. 123 la autonomía de los
art. 5º representa un piso y no un techo; por ende decimos que, sin alterar el reparto de
municipios de provincia, con lo cual el diseño del poder en jurisdicción de las provincias cuenta
competencias y sin ejercer las que pertenecen al estado federal, las provincias pueden ampliar el
con una pauta obligatoria impuesta por aquélla; vimos ya que, a su modo, éste es un rasgo nuevo
plexo de derechos.
del clásico principio divisorio: la constitución federal inocula a los municipios autónomos dentro
de las provincias, y la organización del poder local que éstas disponen debe tomar en cuenta a b) Respecto del derecho a la educación y a cuanto le es aledaño, ya antes de la reforma de
aquéllos. (Ver nº 48). 1994 se reconocía a las provincias una serie de competencias para completar y adecuar la ley
general de educación a cargo del congreso; desde la reforma, creemos que el art. 75 inc. 19
Puede decirse, entonces, que la autonomía municipal surge de la constitucional federal, y que las provincias le párrafo tercero no ha innovado en la materia, máxime cuando el art. 125 diseña a favor de las
confieren desarrollo cuando organizan su estructura de poder. provincias y de la ciudad de Buenos Aires una competencia concurrente con la federal para
promover la educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura.
B) 62. — Más complicado se vuelve el esquema con la ciudad de Buenos Aires (ver Tomo I, c) En cuanto a la normativa vinculada con el derecho ambiental, el art. 41 desglosa las
cap. VIII, acápite V); por un lado, porque su autonomía no es interpretada pacíficamente; por otro competencias así: c’) al estado federal le corresponde dictar la de presupuestos mínimos de
lado, porque también se discute si la rige el mismo principio de reserva de poder que el art. 121 protección, y c”) a las provincias, las necesarias para completarla.
consigna a favor de las provincias; en tercer lugar, porque el Estatuto Organizativo de la ciudad
d) En orden a la cláusula del art. 75 inc. 17 sobre los pueblos indígenas, su parte final
definió una pauta equivalente a la del art. 121, y se debate acerca de si ello está o no de acuerdo
reconoce a las provincias el ejercicio de facultades concurrentes con las del congreso.
con la constitución federal, cuyo eje —para el caso— es el art. 129.
e) A las provincias se les confiere la facultad de crear regiones para el desarrollo económico
Respecto de las provincias, habíamos dicho siempre que el viejo art. 104 —hoy art. 121—
y social (art. 124).
significa que la “delegación” de competencias al gobierno federal fue efectuada por las provincias
“a través” de (o mediante) la constitución federal. f) Asimismo, las provincias pueden celebrar convenios internacionales con las limitaciones
consignadas en el art. 124 (la ley 24.588 extiende esta facultad también a favor de la ciudad de
Para la ciudad de Buenos Aires mientras sea capital federal, la duda se propone así: ¿la ciudad
Buenos Aires).
inviste solamente las competencias que expresamente le son reconocidas de acuerdo con la
constitución federal y con la ley de garantías que el congreso dicta para los intereses federales o, g) Para la materia referida al trabajo y la seguridad social, remitimos al Tomo II, cap. XX,
al contrario, la ciudad retiene todas las que razonablemente no le han sido deferidas al estado nos. 62, 65, 67 y 68.
federal? i) Para la libertad de expresión, remitimos al Tomo II, cap. XII, acápite III.
El interrogante se puede formular también de otro modo: ¿el congreso posee todas las j) Para el derecho de reunión, remitimos al Tomo II, cap. XIV, nº 31.
competencias que expresamente no le son reconocidas a la ciudad o, a la inversa, el congreso tiene k) Para la libertad de transitar, remitimos al Tomo II, cap. XIV, nº 55.
únicamente las que taxativamente se retengan para él, quedando todo lo residual a la ciudad?
l) Para la cláusula comercial y el poder impositivo, remitimos al Tomo II, cap. XIV, nº 35, y
Para contestar hemos de computar dos datos: a) el art. 129 adjudica a la ciudad un régimen de cap. XIX, nos. 55 a 61.
gobierno autónomo, con facultades de legislación y jurisdicción; pero, b) para resguardar los inte-
reses del estado federal mientras la ciudad sea capital, el congreso debe dictar una ley. m) Para la expropiación, remitimos al Tomo II, cap. XVIII, nos. 29 y 33.
n) Para el denominado “poder de policía”, remitimos al Tomo II, cap. XXV, nº 8. 1865, la Corte Suprema se pronunció sobre el ejercicio de sus facultades invocando el hecho de la revolución
triunfante y el asentimiento de los pueblos (caso “Martínez c/Otero”).
o) Para otra variedad de materias, ver cap. XXXV, acápite V.
En 1930 y 1943, reconoció en sendas Acordadas el título de facto de los respectivos presidentes.
VII. EL PODER Y LAS EPOCAS DE FACTO Del derecho judicial extraemos las pautas fundamentales, que son las si-guientes: a) el título de gobernante de
facto —o sea, su investidura irregular pero admisible— no puede ser judicialmente discutido —es decir,
impugnado—; b) el gobernante que dispone de las fuerzas militares y policiales para asegurar la paz y el
La emergencia revolucionaria orden, y está en condiciones de proteger la libertad, la vida y la propiedad de los habitantes, es un gobernante de
facto susceptible de reconocimiento; c) ese gobernante debe prestar juramento de acatamiento a la constitución; d)
65. — Nuestro derecho constitucional material ha acuñado una especial situación de por razones de policía y necesidad, para mantener protegido al público, los actos del gobernante de facto deben ser
emergencia, conocida con el nombre de emergencia revolucionaria. Es la que corresponde a las reconocidos como válidos; c) el poder judicial mantiene el control de constitucionalidad sobre dichos actos.
épocas de facto, y su ubicación se encuentra en la doctrina de facto, que trabaja sobre dos En 1955, 1966 y 1976 los jueces que integraban la Corte Suprema fueron destituidos, de modo que el tribunal
supuestos: el golpe de estado y la revolución. Ambos significan la ruptura de la continuidad —en sus nuevas integraciones— no emitió pronunciamiento alguno acerca del reconocimiento en el título del
constitucional. poder ejecutivo de facto.
Tal ruptura acontece cuando se quiebra el orden de sucesión o transmisión del poder; la ruptura se produce en 68. — De una admisión muy estricta que en torno de la validez y la duración de las normas
el orden de normas de la constitución formal transgredido cuando el acceso al poder se opera al margen de lo que legislativas emanadas del ejecutivo de facto en reemplazo del congreso disuelto efectuó la Corte
las normas describen, pero no se produce en el orden de las conductas, cuya continuidad jamás se interrumpe: los entre 1930 y 1947, se pasó a convalidaciones más amplias a partir de 1947, pudiendo separarse
hechos que provocan la ruptura suceden en el orden de las conductas, en tanto la ruptura se refleja en el orden después diferentes etapas jurisprudenciales con variantes; así, entre 1973 y 1976, y luego de 1990
normativo.
en adelante.
Suele distinguirse golpe de estado y revolución —por lo menos desde la óptica constitucional— en cuanto el
primero se limita a cambiar los titulares del poder dando lugar a la ocupación de éste por vías de fuerza no Recientemente, en su sentencia del 27 de diciembre de 1996, en el caso “Herráiz Héctor
previstas en la constitución o en las leyes, mientras la segunda involucra un cambio institucional que produce Eduardo c/Universidad de Buenos Aires”, la Corte sostuvo que las leyes de facto son válidas
alteraciones en la estructura constitucional. mientras no se las deroga.
La ruptura de la continuidad en la transmisión del poder provoca la ilegitimidad de origen. 69. — No hemos de detallar el panorama completo de las épocas de facto porque actualmente
(Ver Tomo I, cap. VII, nº 51). ha decaído el interés y la oportunidad de su análisis, pero en un simple balance queremos recordar
que:
El orden de la justicia solamente proporciona validez al golpe de estado y a la revolución, cuando traducen el a) el seguimiento que siempre hicimos de la doctrina de facto y de su reiterada aplicación en
ejercicio del derecho de resistencia a la opresión, a condición de que exista habitualidad en dicha opresión,
imposibilidad de remediarla por otras vías, intento inexitoso de solución previa por recursos normales, y
la constitución material nunca nos llevó a admitir una supuesta “supraconstitucionalidad” de la
posibilidad de éxito; (la resistencia a la opresión presupone tiranía o totalitarismo). emergencia provocada por las interrupciones de la normalidad constitucional;
Para el “derecho de resistencia” en el art. 36, ver nº 54. b) tampoco a considerar a los estatutos y las actas emitidos en los períodos 1966-1973 y 1976-
1983 como extraconstitucionales, o superiores a la constitución, o de su misma jerarquía;
66. — La doctrina de facto integró nuestro derecho constitucional material, sobre todo a c) la acumulación de poder y la arbitrariedad en su ejercicio se acentuaron progresivamente,
través de fuentes de derecho espontáneo y de derecho judicial. hasta alcanzar su punto máximo entre 1976 y 1983;
En la doctrina de facto argentina, recién después de concluido el período de facto de 1976-1983, se ha
comenzado con generalidad a tildar a los ocupantes del poder como “usurpadores”. (Ver nº 49). Hasta entonces, d) las épocas de facto causaron deterioro e ingobernabilidad en nuestro sistema político, y
siempre se los con-sideró casi pacíficamente como gobernantes “de facto”. (Ver Tomo I, cap. VII, nº 52). habitualmente concluyeron fracasando en los fines y objetivos que fueron proclamados como
Podemos hoy decir que el año 1983 marcó, sin duda, un hito importante en el proceso disuasorio de las justificación inicial cada vez que las fuerzas armadas accedieron al poder;
intervenciones militares, no obstante los alzamientos de algunos sectores castrenses producidos desde entonces. e) en la constitución material se ejemplarizó desde 1930 la competencia de los gobernantes de
Pero, en líneas generales, la recuperación institucional operada en la indicada fecha ha consolidado un amplio facto para remover a los jueces de sus cargos, llegándose a destituir a los de la Corte Suprema en
consenso democrático, adverso a las interrupciones de la continuidad constitucional por golpes de estado. 1955, 1966 y 1976;
Asimismo, los procesos incoados a partir de 1983 a los jefes militares que protagonizaron el golpe de estado
f) aunque no fue pacífica la jurisprudencia sobre el status de los jueces que designaron los
de 1976, a los responsables de los excesos antirrepresivos, y por la guerra de Malvinas, reforzaron la
subordinación de las fuerzas armadas al poder civil. gobernantes de facto para cubrir vacantes, siempre se reconoció intangibilidad a las sentencias
dictadas por los tribunales de justicia en los períodos de facto.
El funcionamiento del poder
VIII. LAS PRESIONES SOBRE EL PODER
67. — Las rupturas de la continuidad constitucional en el siglo XX comenzaron en 1930, y se
repitieron en 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. El esquema más simple de la época de facto iniciada Su descripción
en cada una de esas fechas hace ver que: a) el presidente de facto ha reempla-zado lisa y
70. — El tema de las presiones que se ejercen o recaen sobre el poder es propio de la ciencia política y de la
llanamente al presidente de iure con iguales competencias; b) las cámaras del congreso han sido
sociología. No obstante, como fenómeno que acontece en la constitución material, no hemos de omitir unas breves
disueltas (en 1962 varios meses después del golpe de estado), produciéndose el impedimento explicaciones.
funcional del congreso; c) el presidente de facto ha asumido las competencias del congreso; d)
sobre la validez en el ejercicio de las mismas, la jurisprudencia de la Corte ha sido variable. Una frase de Alfredo Sauvy se vuelve para ello elocuente: la cons-titución dice con claridad
“quién” ejerce el poder, pero ignora las pre-siones que pueden ejercerse “sobre él”.
Los dos últimos períodos de facto fueron muy largos: de 1966 a 1973, y de 1976 a 1983.
Esta afirmación nos hace sostener que:
En el siglo pasado, Mitre fue presidente de facto cuando, como gobernador de la provincia de Buenos Aires,
asumió la presidencia de la república después de disuelto el gobierno federal a raíz de la batalla de Pavón. En a) cualesquiera sean las presiones y su intensidad, el gobierno siempre queda radicado en el
emplazamiento formalmente establecido por la constitución;
b) sin transferir sus competencias, ocurre que muchas veces los detentadores del poder Nuestra valoración
debilitan o disminuyen su capacidad de decisión propia, y las decisiones que adoptan quedan
condicionadas por las presiones, al extremo de que el contenido material de aquellas decisiones 74. — Globalmente podemos decir que en la medida en que el fin y los medios que emplean los factores de
puede venirles impuesto desde afuera a los gobernantes por los sujetos presionantes; presión y los factores de poder sean lícitos, las presiones significan un medio de gravitación o influencia que no
parece disvalioso. Las excepciones que nos merecen un juicio negativo de valor son, por ejemplo:
c) en ningún supuesto aceptamos decir que a raíz de este fenómeno exista un gobierno (o un
a) las presiones que se ejercen sobre el poder judicial, porque los jueces deben estar siempre exentos de
poder) oculto o paralelo, o un “poder de hecho”, frente al que se seguiría llamando “gobierno interferencias en el ejercicio de su función;
oficial” o “gobierno visible”;
b) la excesiva concentración o acumulación de poder (social) en un determinado sector o grupo;
d) la expresión que parece más adecuada para resaltar la gravitación de las presiones, en c) la corporativización que pulveriza a la sociedad con una atomización o fragmentación de grupos que, sin
especial de las muy fuertes, nos parece ser la de “contrapoderes”. solidaridad convergente al bien común público, pugnan por su propio interés sectorial y fracturan el consenso de
base;
En suma, concurre un fenómeno de sicología social, que permite graduar la dosis o el “quantum” de la d) la propensión o proclividad que por parte de los mismos operadores gubernamentales los lleva a veces a
energía de que dispone el poder estatal, energía que es susceptible de fortalecerse, debilitarse o hasta extinguirse congraciarse con determinados factores de presión o de poder, internos o internacionales, para lo cual la
en acto para un gobernante determinado en un momento también determinado. La decisión la adopta él, pero su complacencia los lleva a conferir a las decisiones del poder un contenido satisfactorio para aqué-llos y para sus
contenido queda parcial o totalmente influido —o hasta impuesto— por el sujeto presionante. intereses.
71. — Las presiones admiten contemplarse en la relación entre poder y sociedad, cuando provienen de
sujetos —individuales o plurales— que carecen formalmente de la condición de operadores gubernamentales. CAPÍTULO XXXI
Esto no significa que en muchos casos no haya también presiones ejercidas asimismo por unos operadores
gubernamentales sobre otros —por ej., el presidente o un ministro sobre los jueces o sobre los legisladores—. EL CONGRESO
Se demuestra así que no es exacto afirmar que las presiones son exclusivamente influencias que tienen como
único origen el accionar de sujetos que carecen de institucionalización formal en la constitución; si fuera verdad, I. EL “ÓRGANO” CONGRESO. - El “poder legislativo”. - La reforma de 1994. - La representación política. - La
habría que ignorar las presiones derivadas de un partido político sobre cualquier funcionario oficial, o de la Iglesia “representatividad”. - El bicamarismo. - El bicamarismo en las legislaturas provinciales. - La pertenencia de
las bancas del congreso. - Las bancas de los senadores. - La Auditoría. General y el Defensor del Pueblo. - II.
Católica, o de los sindicatos. Y con ello, se desperdiciaría el dato de que lo que importa a la constitución material
LA CÁMARA DE DIPUTADOS. - El número de diputa-dos. - La interpretación de los arts. 45 y 46: el mínimo de
es la presión en sí misma, y sólo accesoriamente quién o quiénes son lo sujetos que la ejercen. “dos” diputados por jurisdicción. - La elección, los requisitos, y la duración de los diputados. - III. LA
CÁMARA DE SENADORES. - Su integración. - La elección, los requisitos y la duración de los senadores. - El
Los factores de presión y los factores de poder período transitorio posterior a la reforma de 1994. - El vicepresidente de la república. - IV. LAS
INCOMPATIBILIDADES Y
LA REMUNERACIÓN DE LOS LEGISLADORES.
72. — Habitualmente hemos distinguido los factores de presión y los factores de poder. En
ambos ámbitos, preferimos hablar de “factores” y no de “grupos” (de presión o de poder), porque
los hay individuales y colectivos.
I. EL “ORGANO” CONGRESO
La diferencia entre factor de presión y factor de poder se nos hace clara y fácil: el factor de
presión es el que ejerce gravitación o influencia, en tanto el factor de poder es también una fuerza El “poder legislativo”
política pero que en forma continua —aunque acaso sea latente— está presente —en acto o en
potencia— en la generalidad de las decisiones que adopta el poder político, porque posee una 1. — Nuestra constitución formal comienza el articulado dedicado a la parte orgánica o
visión o una posición política de conjunto que no se circunscribe a un único aspecto o contenido derecho constitucional del poder con las normas sobre el congreso, encabezando la sección
de las posibles decisiones del poder. primera del título primero (Gobierno federal) de la segunda parte (Autoridades de la Nación) con
el rótulo “Del Poder Legislativo”.
Es posible entender, además, que tanto los factores de presión como los factores de poder en cuanto fuerzas
políticas (cuando provienen de la sociedad) operan de algún modo como un control sobre el poder, sea en un área
La constitución ha querido denominar al congreso “poder legislativo”, con lo que la palabra “poder” aquí y
limitada de decisiones determinadas, sea en la generalidad de muchas o de todas.
así empleada, más que connotar una “función” del poder, está mentando a un “órgano”. Ese órgano —llamado por
la misma constitución “congreso”— detenta con exclusividad la función legislativa en sentido material, pero no
Su permanencia agota en ella todo el cúmulo de sus competencias, en las que también aparece función administrativa,
ocasionalmente función jurisdiccional, y actividad política.
73. — Queremos aclarar debidamente por qué incluimos a los factores de presión y de poder
en la constitución material. Sencillamente, porque estamos convencidos de que hacen presencia 2. — Después de dictada la constitución de 1853, el congreso constituyente se mantuvo en sesiones hasta el 7
permanente —a veces sólo en forma latente y potencial— en la dinámica del poder sobre los de mayo de 1854, en que por ley de esa fecha se declaró disuelto. El congreso federal sesionó en la ciudad de
Paraná, dictando la ley nº 1 el 5 de noviembre de 1854, y la 292 el 29 de setiembre de 1861. Instalado en Buenos
gobernantes que lo ejercen. Aires, las leyes comenzaron a numerarse de nuevo a partir de la nº 1, que data del 3 de junio de 1862, siguiendo el
En forma muy simple: siempre hay presiones oriundas de aquellos factores; ello no significa orden correlativo hasta la actualidad.
que siempre sean los mismos; en un momento preciso pueden ser unos, luego desaparecer, y luego
ser otros. Lo constante son las presiones y los sujetos, no cuáles son éstos y cómo son aquéllas. Lo 3. — El congreso es un órgano del poder. Es órgano colegiado, porque se compone de varios
que, entonces, forma parte de la constitución material son las presiones, y “algunos sujetos” que individuos (diputados y senadores), y es órgano complejo porque cada una de sus cámaras tiene
actúan como factores de presión o de poder, ejerciéndolas. naturaleza de órgano.
Aceptando esta categoría, decimos que: a) los actos del congreso que exigen competencia
De modo análogo, cuando captamos que siempre hay partidos políticos queremos describir el fenómeno de su compartida de ambas cámaras, son actos complejos (el acto de cada cámara compone al acto
presencia en la interacción con el poder; el espectro partidario es variable, porque algunos se eclipsan, o
desaparecen, o pierden protagonismo, mientras otros partidos entran a la escena y los reem-plazan o desplazan,
complejo del congreso); a estos actos, y a la competencia en cuyo ejercicio se cum-plen, los
sin que la continuidad del fenómeno se interrumpa o deje de hacer presencia. llamamos congresionales; b) los actos de cada cámara que no requieren la competencia
compartida de la otra son actos simples de la cámara que los cumple; por eso, no pueden
denominarse actos del congreso, ni tienen naturaleza compleja.
gobernante no es representativo para nadie, para ningún sector social, o sólo lo es para alguno en miniatura, hay un
La reforma de 1994 déficit. De alguna manera, cabría afirmar que carece de consenso societario.
Depende, pues, de cómo sea la gestión del poder —que es gestión de cosa ajena, de esa cosa de la sociedad
4. — Los arts. 44, 45 y 54 han introducido modificaciones en la composición de ambas que es la “res-pública”— el “cómo es” la repre-sentatividad del gobernante.
cámaras, y el art. 54 incorpora además un cambio importante en el número y la elección de los
senadores. El bicamarismo
Los arts. 44 y 45 traen dos innovaciones: a) añaden diputados por la ciudad de Buenos Aires
7. — La índole compleja del órgano congreso nos lleva al tema del bicamarismo o estructura
(en virtud de su régimen autonómico —art. 129—); pero
bicameral del órgano. En nuestro derecho constitucional, el bicamarismo no se apoya en una mera
b) mantienen diputados por la capital federal para el caso de que se traslade fuera de la división interna del órgano y del trabajo que la constitución le encomienda al asignarle sus
ciudad de Buenos Aires. competencias. La discusión en torno de la bondad y utilidad de la división del congreso en dos
De esta manera, la cámara de diputados tiene prevista una com-posición tripartita: a) cámaras se aleja de nuestra interpretación para centrarse alrededor de la forma federal de nuestro
diputados por cada provincia; b) diputados por la ciudad de Buenos Aires; c) diputados por la estado.
capital federal (en caso de traslado). Nuestro congreso es bicameral porque el estado es federal: el bicamarismo federal tiene su
El art. 54, en cambio, ofrece estas variantes: a) añade senadores por la ciudad de Buenos modelo en la constitución de los Estados Unidos, y responde a la teoría de que la cámara de
Aires; pero representantes (diputados) representa al “pueblo”, y la de senadores a los estados miembros o
b) suprime los senadores por la capital federal, que dejará de tenerlos si se traslada fuera de la provincias.
ciudad de Buenos Aires.
8. — Nuestro art. 45 establece que “un congreso compuesto de dos cámaras, una de diputados de la nación,
La composición del senado es bipartita: a) senadores por cada provincia; b) senadores por la y otra de senadores de las provincias y de la ciudad de Buenos Aires, será investido del poder legislativo de la
ciudad de Buenos Aires. nación”. La cámara de diputados, según la norma escrita, representa al “pueblo” (o a la nación). Es la dogmática
Además: de la representación política en la teoría de la democracia popular.
La norma no tiene ni puede tener vigencia sociológica, porque no hay representación de todo el pueblo ni de
a) eleva de dos a tres el número de senadores;
la nación. De la norma sólo tiene vigencia sociológica la existencia de una cámara de diputados, que no
b) reemplaza con elección directa el sistema mediante el cual se elegían los senadores por las representa al pueblo en su conjunto (a lo sumo, en la constitución material, los diputados —pero no la cámara—
provincias (que era el de designación por las legislaturas) y por la capital federal (que era el de representan a sus partidos políticos). La cámara de senadores representa, según la misma norma, a las provincias
elección indirecta por colegio electoral); respectivas y a la ciudad de Buenos Aires. Esta representación puede tener vigencia, porque las provincias sí son
representables en cuanto estados miembros con calidad de personas jurídicas; lo mismo la ciudad de Buenos
c) reparte las tres bancas de cada jurisdicción del siguiente modo: c’) dos senadores al Aires.
partido que obtiene el mayor número de votos; c”) un senador al partido que le sigue en número
de votos.
El bicamarismo en las legislaturas provinciales
La representación política
9. — En razón de que las provincias deben, al dictar sus constituciones, guardar la subordinación y
5. — Nos parece que aunque el tema de la representación política, o de la forma representativa, ha sido y es coherencia de sus respectivos ordenamientos con el ordenamiento del estado federal, han de reproducir la división
abordado dentro de un marco teórico que excede al del congreso, no queda desubicado cuando se lo reinserta de poderes y, por ende, organizar su “poder legislativo”, que se denomina “legislatura”. Pero no quedan obligadas
a reproducir el bicamarismo federal, porque no concurre la misma razón que preside la división del congreso en
dentro del estudio del parlamento y, especialmente para el caso argentino, en relación con la cámara de diputados,
ya que la constitución alude en la norma de su art. 44 a los “diputados de la nación”, es decir: del “pueblo”, como dos cámaras.
reza el art. 45. Por ende, cuando las pautas de la constitución federal se proyectan a la organización local del poder hemos de
El art. 1º de la constitución define la forma de gobierno —entre otros califi-cativos— como representativa. El decir que el bicamarismo no es una parte esencial de nuestra estructura tripartita del poder.
art. 22, por su parte, dice que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes. Quiere decir
que en las normas de la constitución, la representación del pueblo por el gobierno queda enfáticamente afirmada. La pertenencia de las bancas del congreso
Pero sabemos que el hecho de que una norma diga o enuncie algo, no significa que la realidad sea como la
norma la describe. Para nosotros, no hay tal representación del pueblo por el gobierno. Y si la típica 10. — Se discute a quién pertenecen las bancas legislativas: si al legislador que es titular de
representación aludida se aloja paradigmáticamente en la cámara de diputados, reiteramos que los diputados no una de ellas o al partido político con cuyo patrocinio triunfó la candidatura del titular.
son representantes del pueblo.
Pensamos que debe distinguirse la banca de los diputados, y la de los senadores. Las bancas
Ver Tomo I, cap. VII, nos. 60 y 61. senatoriales, después de la reforma de 1994, abren dudas que proponemos resolver en el nº 12. En
cambio, los diputados (que en el orden normativo de la constitución se dice que representan al
La “representatividad” pueblo) representan realmente a sus respectivos partidos. No hay dificultad doctrinaria, entonces,
6. — Hay, en cambio, fuera del dogma mítico de la representación popular, un posible dato empírico, cuya para aceptar que las bancas de diputados son de pertenencia de los partidos que postularon las
realidad —existente o inexistente— no depende de normas, ni es privativa del gobierno, sino extensiva a cuantos candidaturas triunfantes.
son dirigentes de cualquier entidad, asociación o grupo humano. Se trata de la representatividad.
Aplicada al gobierno, a los gobernantes, y sobre todo a los diputados, repre-sentatividad quiere decir “dar Este criterio empírico conduce a propiciar que cuando un diputado se desvincula por cualquier causa del
presencia”, “hacer presentes”. ¿A quién? A otros. Todo el que se encarga de asuntos ajenos o los tramita, tiene o partido que nominó su candidatura, debe perder su banca.
gana represen-tatividad cuando hace aproximadamente lo mismo que haría aquél al cual hace presente. Es decir, Si se implantara un sistema distinto al de monopolio partidario de las can-didaturas, el diputado electo sin
cuando gestiona bien y a su satisfacción sus intereses. Es algo así como un nexo o ligamen entre uno y el otro. Se patrocinio partidario no sería representante de un partido, que tampoco titularizaría su banca.
trata de un fenómeno sociológico.
Atribuir o negar representatividad al gobierno equivale a considerar que sectores preponderantes de la Hay constituciones provinciales que definen expresamente la pertenencia partidaria de las
sociedad se identifican —o no— con él; distintos grupos sectoriales de la comunidad a cuyos intereses el bancas.
gobernante atiende o da presencia alcanzan a componer un mosaico de representatividades útiles. Cuando el
11. — En el orden federal, lo primero que debe tenerse en cuenta es que no hay ninguna norma expresa que estimar que normas de constituciones provinciales como las citadas no son inconstitucionales, en la medida en que
defina esta pertenencia partidaria de las bancas de los diputados. Entonces, para la eventual pérdida de la banca sólo se apliquen y surtan efectos en jurisdicción de la respectiva provincia.
por un diputado que deja de pertenecer al partido que lo postuló, ha de computarse el art. 66, que otorga a cada
cámara la competencia privativa de remover o expulsar a sus miembros. Tal competencia debe ser ejercida por la 14. — Como síntesis, creemos que: a) las provincias no pueden condicionar la designación y permanencia de
cámara en cada caso concreto, conforme a su apreciación y decisión. Parece, entonces, que una mera ley federal los senadores federales con un mandato imperativo; ni, b) prever revocatoria o cesación en el cargo de senador
no podría disponer con carácter general para todos los casos la pérdida automática de la banca de diputados en el federal.
supuesto de que éstos dejaran de pertenecer a su partido.
Para que la cámara separe de su seno al diputado que deja de ser afiliado al partido por el que fue electo La Auditoría General y el Defensor del Pueblo
creemos que (salvo el caso de desafiliación voluntaria) hace falta que previamente se agoten todas las instancias
(partidarias y, acaso, judiciales) que el respectivo partido tiene previstas para separar de su seno a quienes forman 15. — Dentro de la misma sección que la constitución dedica al congreso aparecen dos órganos que, a nuestro
parte de él. criterio, ya hemos dicho que consideramos extrapoderes. Son la Auditoría General de la Nación y el Defensor del
Pueblo.
Las bancas de los senadores La Auditoría es definida por el art. 85 como organismo de asistencia técnica del congreso para el control
externo del sector público.
12. — Después de la reforma de 1994 la banca de los senadores ofrece más dudas que antes. El Defensor del Pueblo, al que el art 86 adjudica la categoría de órgano independiente instituido en el ámbito
En primer lugar, hemos de indagar el actual art. 54, que dice así: del congreso, cumple una función de defensa y protección de los derechos humanos, y de control del ejercicio de
las funciones administrativas públicas.
“El senado se compondrá de tres senadores por cada provincia y tres por la ciudad de Buenos
Aires, elegidos en forma directa y con-junta, correspondiendo dos bancas al partido político que 16. — Hemos de aclarar por qué los dos órganos mencionados tienen, para nosotros, la naturaleza de
obtenga el mayor número de votos, y la restante al partido político que le siga en número de extrapoderes, aunque en el texto normativo cada uno viene regulado en su propio capítulo como parte de la
votos. Cada senador tendrá un voto.” sección dedicada al poder legislativo. (Lo mismo ocurre con el jefe de gabinete y los demás ministros en relación
con el poder ejecutivo, no obstante que éste es unipersonal y aquéllos no lo integran).
(La bastardilla es nuestra).
Ni la Auditoría General ni el Defensor del Pueblo tienen a su cargo compe-tencias atribuidas al congreso. La
En segundo lugar, hay que observar que los senadores ya no son elegidos por las legislaturas primera inviste la asistencia técnica del congreso y emite dictámenes. El segundo, defiende y protege los derechos
provinciales (salvo durante el régimen transitorio regulado en la disposición también transitoria humanos. Ambos órganos tienen autonomía funcional; el Defensor del Pueblo, además, no recibe instrucciones de
cuarta), sino por el cuerpo electoral. ninguna autoridad.
En tercer lugar, no cabe duda de que el reparto de las tres bancas entre dos partidos refuerza la Es muy claro que tales funciones de colaboración, por más anexas que acaso se reputen en relación con el
postulación partidaria de candidatos al electorado (durante el régimen transitorio, también la congreso, son independientes y tipifican muy bien la categoría “extrapoderes” de los dos órganos.
citada dis-posición transitoria cuarta consigna que los candidatos a senadores que elijan las Remitimos al cap. XLI.
legislaturas serán propuestos por los partidos o las alianzas electorales).
II. LA CAMARA DE DIPUTADOS
La imagen que brinda ahora el senado posee un indudable perfil de representación partidaria
y, todavía más, nos hace detectar que acá sí aparece el monopolio partidario de las candidaturas
El número de diputados
(que para otros cargos electivos entendemos que no queda impuesto por el art. 38).
La complicación surge cuando esta representación partidaria ha de conciliarse con la 17. — El art. 45 dispone que la cámara de diputados se compondrá de representantes
tradicional, que damos por subsistente después de la reforma, y según la cual los senadores elegidos directamente por el pueblo de las provincias, de la ciudad de Buenos Aires, y de la
representan a las provin-cias (y ahora también a la ciudad de Buenos Aires). ¿Es ello posible? capital en caso de traslado, que se consideran a este fin como distritos electorales de un solo
Intentamos sugerir que los senadores representan a las provincias y a la ciudad de Buenos estado, y a simple pluralidad de sufragios; el número de representantes será de uno por cada
Aires a través del partido al que también representan. La mixtura parece rara, pero no hay por treinta y tres mil habitantes o fracción que no baje de dieciséis mil quinientos. Después de la
qué rechazar la posible realidad de una doble representación. realización de cada censo (estableciendo el primitivo art. 39, hoy art. 47, que para la segunda
De aquí en más, aunque el art. 54 no define explícitamente que las bancas de los senadores legislatura debería realizarse el censo general y arreglarse a él el número de diputados, pudiendo
pertenecen a los partidos a los que representan, hay espacio amplio para aseverarlo con certeza. ese censo renovarse sólo cada diez años) el congreso fijará la representación, que podrá aumentar
pero no disminuir la base expresada para cada diputado.
13. — Una cuestión más se añade después de la reforma, frente a constituciones provinciales sancionadas con
anterioridad a ella, cuando los senadores eran elegidos por las legislaturas, y las bancas no se distribuían 18. — Los diputados son, de acuerdo con la letra y el espíritu de la constitución formal, representantes de la
partidariamente como ahora. “nación” (art. 44) o del “pueblo” (art. 45). Son elegidos por el pueblo; “pueblo” es, a este fin, el electorado activo
o cuerpo electoral.
En ese constitucionalismo provincial encontramos normas que prevén la competencia de las legislaturas
locales para dar instrucciones a los senadores federales a efectos de su gestión en el senado, cuando se trata de El número de habitantes que sirve de índice básico para establecer el número de diputados debe computarse
asuntos que comprometen o afectan intereses de la provincia a la que representan. Así, las constituciones de San incluyendo a los extranjeros; no es posible limitarlo a la población “argentina”, porque la norma habla de
Juan, Córdoba, y Tierra del Fuego. “habitantes”, y habitantes son tanto los ciudadanos o nacionales como los extranjeros.
Otras, como las de La Rioja y también Tierra del Fuego, agregan que la legislatura provincial puede solicitar
19. — La base de población de la que surge el número de diputados se reajusta periódicamente de acuerdo
al senado federal que remueva al senador que no ha acatado las instrucciones impartidas por ella.
con el censo general. Este censo —conforme al art. 47— “sólo podrá renovarse cada diez años”. Joaquín V.
Todavía más: la de Tierra del Fuego establece que, con independencia de lo que decida el senado federal, el González opina que es acertado afirmar que la constitución ha querido que cada diez años, por lo menos, se
senador que no acató las instrucciones de la legislatura queda inhabilitado para desempeñar cargos provinciales. renueve la operación del censo general; y González Calderón sostiene que el art. 39 es imperativo y prohibitivo: el
Para dilucidar el problema que estas normas locales plantean, hay que recordar que el status y el desempeño censo “debe” realizarse cada diez años, y “no puede” efectuarse con periodicidad menor. Esta obligación responde
de los senadores queda regido totalmente por la constitución federal, y que es el senado el único que detenta el al propósito de que el número de diputados refleje la cantidad de población de cada distrito electoral.
poder disciplinario sobre sus miembros, conforme al art. 66.
De todos modos, mientras las legislaturas provinciales no lleguen al extremo de conferir “mandato Si mantenemos firmemente la opinión de que una ley puede asegurar un mínimo de dos
imperativo” a los senadores federales, hacemos el esfuerzo —dentro de un ancho margen de opinabilidad— para diputados por cada provincia (aunque la base de población de alguna no alcance más que para
designar “uno” solo) (ver nos. 20 y21) también creemos con seguridad que es inconstitucional
“agregar” más diputados por sobre esos dos, porque los diputados adicionales vienen a ser práctica de elegir suplentes en la elección de diputados para tener sustitutos anticipados en caso de
diputados “regalados”, en contradicción con la pauta rigurosa del art. 45, al no guardar relación vacantes, por lo que producidas éstas no se realiza nueva elección en los términos del art. 51.
con la población.
Es inconstitucional que el diputado que cubre la banca dejada vacante por otro durante el plazo de cuatro
La base de población fijada en el art. 45 puede ser aumentada pero no disminuida, de lo que resulta que el años, vea reducido el suyo por uno menor para sólo completar el período.
número de diputados extraído de la población de cada provincia y de la capital puede ser inferior al que existe
antes de cada censo. El art. 45 dice que no podrá disminuirse, pero sí aumentarse, la base de población que III. LA CAMARA DE SENADORES
prescribe, o sea, uno por cada treinta y tres mil o fracción que no baje de dieciséis mil quinientos.
Su integración
La interpretación de los arts. 45 y 46; el mínimo de “dos” diputados por jurisdicción
24. — El senado se compone de tres senadores por cada provincia y tres por la ciudad de
20. — Ha quedado dicho que el art. 45 impone a cada distrito el número de diputados que resulte de su Buenos Aires. Cuando los senadores votan en la cámara, la representación no se unifica, como
población. Si se toma en cuenta esta norma aislada, hay que afirmar que si acaso una provincia de escasa
población no alcanza más que a un diputado, sólo puede tener un diputado. (Ha de recordarse que, de acuerdo al
pudiera pensarse en razón de que los tres representan a un mismo ente, sino que cada senador
censo de 1947, muchas provincias de población reducida sólo tenían un diputado al tiempo de dictarse la ley tiene un voto (art. 54).
15.264 —de 1959— que les aseguró un mínimo de dos).
La conclusión que surge de la interpretación desconectada del art. 45 no es la más acertada, porque la La senaduría por la capital ha desaparecido.
constitución se ha de interpretar en forma sistemática, coordinando todas las normas que, entre sí, guardan
relación suficiente. Es así como se debe acudir al art. 46. Este artículo es, en realidad, una norma “transitoria” que La elección, los requisitos y la duración de los senadores
el constituyente incluyó únicamente para determinar por sí mismo y directamente la composición de la cámara de
diputados y el número de sus miembros en la primera “legislatura”, pero pese a esa circunstancialidad temporal 25. — Los senadores de las provincias ya no son elegidos por sus legislaturas a pluralidad de
es imprescindible observar que para la “primera vez”, ninguna provincia tenía menos de “dos” diputados. La sufragios, conforme al anterior art. 46 de la constitución, sino por el cuerpo electoral; ahora,
norma subsiste después de la reforma de 1994.
pues, la elección es directa (art. 54). Para el período transitorio ver nº 27.
21. — Una interpretación coherente y relacionada de los arts. 45 y 46 lleva a sostener, con seguridad
suficiente, que después de 1853 ninguna provincia puede tener menos de dos diputados, porque ese mínimo lo 26. — Los requisitos para ser “elegido” senador (que deben reunirse, por eso, en el momento
tuvo para formar el primer congreso. De ahí que, a nuestro criterio, la constitución autoriza a que el congreso en que la elección se realiza, y no en el que el senador se incorpora a la cámara) son: edad de
mantenga por ley ese mismo número mínimo de dos cuando, al reajustar la base de población después de cada treinta años, haber sido seis años ciudadano de la nación, disfrutar de una renta anual de dos mil
censo, una provincia queda con un solo diputado. pesos fuertes o entrada equivalente, y ser natural de la provincia que lo elige o con dos años de
residencia inmediata en ella. Así lo establece el art. 55.
La elección, los requisitos, y la duración de los diputados Los senadores, de acuerdo con el art. 56, ya no duran nueve años en el ejercicio de su
mandato, sino seis, y son reelegibles indefinidamente (este adverbio no figura en la cláusula de
22. — La elección de los diputados se efectúa de modo directo y a simple pluralidad de reelección de los diputados del art. 50). El senador se renueva a razón de una tercera parte de los
sufragios, considerándose a las provincias, a la ciudad de Buenos Aires y a la capital federal como distritos electorales cada dos años.
distritos elec-torales de un solo estado.
Cuando vaca una plaza senatorial por muerte, renuncia u otra causa, el gobierno a que
Para ser diputado se requiere haber cumplido veinticinco años de edad, tener cuatro años de corresponde la vacante hace proceder inmediatamente (este adverbio tampoco figura en la norma
ciudadanía en ejercicio, y ser natural de la provincia que lo elija o con dos años de residencia análoga para la cámara de diputados, del art. 51) a la elección de un nuevo miembro.
inmediata en ella. Estas condiciones —fijadas en el art. 48— deben reunirse “para ser diputado”,
o sea, al tiempo de aprobarse el diploma del electo por la cámara (a diferencia de las condiciones La vacancia por renuncia no se opera por la presentación de la dimisión, sino recién a partir del momento en
para ser “elegido” senador, que deben reunirse al tiempo de la elección). que el senado la acepta. Por ende, no se puede designar nuevo senador antes de dicha aceptación, porque la banca
no está vacante. En caso de realizarse tal elección anticipadamente, queda afectada de nulidad e
Para la primera legislatura, el art. 49 dispuso que las legislaturas provinciales reglarían los medios para hacer inconstitucionalidad.
efectiva la elección directa de los diputados, pero para el futuro del congreso debería expedir una ley general, y así Cuando un senador deja vacante su banca mientras pende su período, estimamos inconstitucional que el
se hizo en diversas ocasiones. nuevo senador que lo reemplaza sea designado para completar dicho lapso, porque la constitución asigna a cada
senador y a todos un tiempo de desempeño de seis años que no es viable de reducción, de forma que esa especie
Los diputados duran cuatro años, y son reelegibles, pero la cámara se renueva por mitad cada de “suplencia” permanente por un tiempo menor pugna abiertamente con el art. 56.
bienio (a cuyo efecto, los nombrados para la primera legislatura debían sortear, luego que se
reunieran, los que habrían de salir en el primer período; el primer sorteo tuvo lugar el 13 de julio El período transitorio posterior a la reforma de 1994
de 1855).
27. — Como el período senatorial que era de nueve años se ha reducido a seis, y además no se amputó el
Esta norma del art. 50 sufrió fractura en el orden de las conductas cuando el poder ejecutivo de facto en 1930, lapso de desempeño de quienes en 1994 ocupaban su banca de acuerdo al texto anterior a la reforma, la
1943, 1955, 1962, 1966 y 1976, disolvió las cámaras del congreso. A raíz de eso, al restablecerse la normalidad disposición transitoria cuarta de la constitución reformada establece, con relación al nuevo art. 54:
constitucional y elegirse la totalidad de diputados, hubo cada vez que reaplicar la disposición originaria y “Los actuales integrantes del Senado de la Nación desempeñarán su cargo hasta la extinción del mandato
transitoria del sorteo para la renovación por mitad en el primer bienio. correspondiente a cada uno.
En ocasión de renovarse un tercio del Senado en mil novecientos noventa y cinco, por finalización de los
23. — El art. 51 prescribe que en caso de vacante, el gobierno de la correspondiente mandatos de todos los senadores elegidos en mil novecientos ochenta y seis, será designado además un tercer
jurisdicción hace proceder a elección legal de un nuevo miembro. La constitución quiere que la senador por distrito por cada Legislatura. El conjunto de los senadores por cada distrito se integrará, en lo posible,
diputación se cubra con una nueva elección posterior a la vacancia; por eso, reputamos de modo que correspondan dos bancas al partido político o alianza electoral que tenga el mayor número de
inconstitucional todo sistema legal que, juntamente con los diputados, obliga a elegir suplentes miembros en la Legislatura, y la restante al partido político o alianza electoral que le siga en número de miembros
de ella. En caso de empate, se hará prevalecer al partido político o alianza electoral que hubiera obtenido mayor
para reemplazar a los titulares. No obstante, el derecho constitucional material ha incorporado la
cantidad de sufragios en la elección legislativa provincial inmediata anterior.
La elección de los senadores que reemplacen a aquellos cuyos mandatos vencen en mil novecientos noventa Por último, fuera del espíritu y las motivaciones que fundamentan las incompatibilidades
y ocho, así como la elección de quien reemplace a cualquiera de los actuales senadores en caso de aplicación del señaladas, el art. 73 estipula que los eclesiásticos regulares no pueden ser miembros del congreso,
artículo 62, se hará por estas mismas reglas de designación. Empero, el partido político o alianza electoral que ni los gobernadores de provincia por la de su mando.
tenga el mayor número de miembros en la Legislatura al tiempo de la elección del senador, tendrá derecho a que
sea elegido su candidato, con la sola limitación de que no resulten los tres senadores de un mismo partido político
o alianza electoral. La interdicción para los primeros se ha basado en la relación de dependencia que surge del voto de obediencia
de los religiosos que pertenecen a órdenes o congregaciones, conforme al derecho canónico. Es una prohibición
Estas reglas serán también aplicables a la elección de los senadores por la ciudad de Buenos Aires, en mil anacrónica, porque el legislador de cualquier partido político se encuentra más ligado (incluso por mandato
novecientos noventa y cinco por el cuerpo electoral, y en mil novecientos noventa y ocho, por el órgano legislativo imperativo) a los comandos políticos y partidarios, que un eclesiástico regular al superior de la orden o comunidad
de la ciudad. religiosas.
La elección de todos los senadores a que se refiere esta cláusula se llevará a cabo con una anticipación no En cuanto a los gobernadores, la incompatibilidad es consecuencia de nuestra estructura federal, que establece
menor de sesenta ni mayor de noventa días al momento en que el senador deba asumir su función. un gobierno federal y gobiernos locales; por otra parte, la residencia en la capital de provincia y en la capital
En todos los casos, los candidatos a senadores serán propuestos por los partidos políticos o alianzas federal para el desempeño de ambos cargos simultáneamente, resulta prácticamente imposible.
electorales. El cumplimiento de las exigencias legales y estatutarias para ser proclamado candidato será certificado Aunque el artículo se refiere a la incompatibilidad para ocupar la gobernación de una provincia y ser a la vez
por la Justicia Electoral Nacional y comunicado a la Legislatura. legislador por la misma, creemos que ningún gobernador de provincia podría acumular el cargo de diputado o
Toda vez que se elija un senador nacional se designará un suplente, quien asumirá en los casos del artículo senador por otra provincia distinta. Este alcance que asignamos al artículo se desprende de una interpretación
62. extensiva: la norma dice literalmente menos de lo que quiso decir la voluntad histórica del autor de la norma; por
Los mandatos de los senadores elegidos por aplicación de esta cláusula transitoria durarán hasta el nueve de eso hay que ensanchar o ampliar la norma, para hacerla coincidir con la voluntad de su autor.
diciembre del dos mil uno.
(Corresponde al artículo 54.)” B) 30. — Los miembros del congreso tienen prevista una remuneración en el art. 74 de la
constitución. Esa dotación debe ser fijada por ley, y pagada por el tesoro de la nación.
El vicepresidente de la república
La retribución de los legisladores —que se conoce con el nombre de dieta— no es para nosotros un verdadero
privilegio parlamentario, y por eso no la incluimos en la materia propia del derecho parlamentario. Se trata de una
28. — El vicepresidente de la república es el presidente nato del senado. Con respecto al mera compensación por los servicios prestados. (Conviene comparar el art. 74 con el texto de los que se refieren a
poder ejecutivo, es un órgano al margen de él —extrapoderes—, pero con respecto al senado, lo la remuneración presidencial y ministerial, y a la de los jueces, y que contienen garantías de inalterabilidad,
integra a título propio como presidente nato. Sin embargo, sólo dispone de “voto” en caso de ausentes en el art. 74, lo que demuestra que el estipendio previsto en éste es puramente salarial.)
empate (art. 57), lo que no debe interpretarse como impidiéndole tener “voz”. La ética (ahora aludida en el art. 36 como “ética pública”) exige que siendo el propio congreso el que
establece el monto de la asignación se guarde la proporción debida para no incurrir en emolumentos odiosos y
El art. 58 establece que el senado nombrará un presidente provisorio para que lo presida en caso de ausencia diferenciales con respecto a los restantes de los empleos oficiales. Parece también aconsejable que la
del vicepresidente, o cuando éste ejerza las funciones de presidente de la nación. remuneración se pondere teniendo en cuenta el período efectivo de sesiones (y no el receso) y la asistencia a las
reuniones. No debe establecerse un régimen especial que vulnere la igualdad —por ej.: creando exenciones
impositivas, o inembargabilidades que no existan en el sistema uniforme de sueldos—.
IV. LAS INCOMPATIBILIDADES Y LA REMUNERACION DE LOS LEGISLADORES CAPÍTULO XXXII
A) 29. — Como disposición común a ambas cámaras, relacionada con el ejercicio del cargo EL DERECHO PARLAMENTARIO
parlamentario, el art. 72 consigna que ningún miembro del congreso podrá recibir empleo o
comisión del poder ejecutivo, sin previo consentimiento de la cámara respectiva, excepto los I. SU CONTENIDO. - II. LAS SESIONES DEL CONGRESO. - Las sesiones “preparatorias”. - El juicio de la elección
empleos de escala. Conviene, asimismo, vincular el tema de la incompatibilidad con la por las cámaras. - Las sesiones ordinarias. - Las sesiones “de prórroga” y “extraordinarias”. - III. EL TRABAJO
PARLAMENTARIO. - El tiempo. - La forma. - La igualdad de ambas cámaras. - La simulta-neidad de las
disposición del art. 105, incluida en la parte de la constitución que se refiere a los ministros del
sesiones. - La publicidad de las sesiones. - El quorum. - El dere-cho de la minoría. - Casos varios respecto del
poder ejecutivo, y que dice que éstos no pueden ser senadores ni diputados sin hacer dimisión de quorum. - El quorum especial en la reforma de 1994. - Las comisiones del congreso. - IV. LOS PRIVILEGIOS E
sus empleos de ministros (y, a contrario sensu, que los senadores y diputados tampoco pueden INMUNIDADES. - Su significado. - Su clasificación. - A) El juicio de las elecciones. - B) El reglamento de cada
acumular al cargo parlamentario el cargo de ministros del poder ejecutivo). cámara. - C) El poder disciplinario. - El poder disciplinario frente a terceros extraños a la cámara. - El
derecho judicial en materia de poder disciplinario. - D) La inmunidad de expresión. - El derecho judicial en
Las incompatibilidades de los artículos 72 y105 se fundan en varias razones: a) en un sistema de división de materia de inmunidad de expresión. - Nuestra posición valorativa. - E) La inmunidad de arresto. - ¿Qué pasa
después del arres-to? - F) El desafuero. - Delito anterior a la elección. - El desafuero y el juicio político. - El
poderes que quiere independizar al congreso del ejecutivo, y viceversa; b) en el propósito de obtener una
derecho judicial en materia de desafuero. - Nuestra posición valorativa. - Los privilegios en sede judicial. -
dedicación eficaz e integral al cargo parlamentario; c) en el principio ético de que dicho cargo exige una Los privilegios durante el estado de sitio. - Los privilegios que las constituciones provinciales acuerdan a sus
independencia de criterio y de actuación que puede resentirse por el desempeño simultáneo de otras ocupaciones o legisladores. - G) La llamada “interpelación”. - Las facultades de inves-
empleos oficiales o privados. tigación de las cámaras y del congreso. - Las pautas básicas.
Cae de su peso que tampoco puede acumularse el desempeño de un cargo legislativo con la función judicial.
En cambio, nada dice la constitución de las actividades privadas; en principio, no están vedadas, pero la
incompatibilidad puede configurarse implícitamente (por ej.: un legislador no puede actuar privadamente como I. SU CONTENIDO
abogado o agente de empresas e instituciones con las que el congreso tiene o puede tener relación a través de su
función legislativa, política o administrativa).
1. — El derecho parlamentario es la parte del derecho constitucional del poder que se refiere
Los empleos de escala que se exceptúan de la incompatibilidad son los que constituyen un a la constitución, los privilegios y el funcionamiento de los cuerpos parlamentarios —en nuestro
estado o profesión habitual que no se reciben por favor o gracia del designante, y en los que se caso, del congreso y sus cámaras—. Parecen quedar fuera de su ámbito los problemas relativos a
asciende por antigüedad en forma graduada. la estructura del órgano —uni o bicamaris-ta—, a las condiciones de elegibilidad de sus
miembros, a la forma de designación de los mismos, a la duración de los cargos, a las
incompatibilidades y remuneraciones, y a la competencia del congreso y de cada una de sus
cámaras.
De este modo, el derecho parlamentario comprende solamente: (por ej.: la validez de los votos, su anulación u observación, los votos en blanco, la validez de las
a) la constitución del congreso en sentido formal, o sea, desde las sesiones preparatorias hasta actas del comicio o aprobación de listas, la personería de los partidos políticos, etc.); todo ello es
la incorporación de los legisladores, abarcando el juicio sobre la validez de la “elección-derecho- competencia extraparla-mentaria, y propia de otros órganos —especialmente de los órganos
título” de los mismos, la aceptación de sus diplomas, el juramento, y la constitución de las judiciales en materia electoral—; c) aun en lo que hace al juicio sobre la validez de “título-
autoridades; derecho-elección” de los legisladores por cada cámara, estimamos que en ciertas situaciones
b) los llamados privilegios o inmunidades —individuales y colectivos—; especialísimas cabría el control judicial (y ello porque cada cámara es juez, pero no juez
“exclusivo”); por ej.: si una cámara, después de aceptar el diploma de un electo, desconociera su
c) el funcionamiento del congreso: sesiones y sus clases, duración, modo de reunión, carácter validez y revocara la incorporación del miembro; o si obrara con arbitrariedad manifiesta,
de las mismas, formas de emisión de los actos de su competencia, quorum, mayoría de votos, etcétera.
etcétera.
5. — No es abundante la jurisprudencia existente en la materia. El funcionamiento del derecho constitucional
Algunos de estos aspectos están regulados por la propia constitución formal; otros mediante el reglamento del poder no suscita demasiadas causas judiciales, y, de suscitarlas, muchas de ellas son reputadas como políticas
interno de cada cámara, que ambas dictan por expresa competencia acordada por la constitución (art. 66); muchos o no justiciables. En orden al art. 64, nuestra Corte Suprema ha cerrado el circuito de juzgamiento en cada cámara
surgen de la práctica o costumbre (derecho espontáneo), especialmente por la intercalación de los partidos del congreso como facultad privativa, cuyo ejercicio definitivo no debe ser interferido o limitado por una
políticos en la dinámica del derecho constitucional del poder. resolución de la Corte.
II. LAS SESIONES DEL CONGRESO 6. — El planteo de las impugnaciones a los legisladores electos puede efec-tuarse en las sesiones
preparatorias, y en ellas puede decidirse la incorporación; pero creemos —con Bielsa— que en sesiones
2. — Las sesiones del congreso se dividen en cuatro categorías: tres previstas en la preparatorias no puede rechazarse el diploma de un electo, porque ello implica la plenitud del juzgamiento de su
constitución, y una en los reglamentos internos de las cámaras. Las primeras son: a) las “elección-derecho-título” en cuanto a la validez, y tal competencia la tienen las cámaras en el período ordinario de
ordinarias; b) las de prórroga; c) las extraordinarias. La cuarta categoría está dada por las sesiones (y no en las preparatorias, que la constitución ignora).
sesiones preparatorias, que son las primeras en el orden del tiempo porque se anticipan a las Los reglamentos de ambas cámaras enfocan las causas de impugnación y los sujetos legitimados para
ordinarias. invocarlas, así como el mecanismo de sustanciación. Aparte de ello, deseamos dejar establecido que cada cámara
puede, de oficio —o sea, sin que sujeto alguno legitimado formule impugnación— ejercer la facultad de
juzgar la validez de “elección-derecho-título” con sus efectos consiguientes.
Las sesiones “preparatorias”
En ejercicio de la facultad que consagra el art. 64 las cámaras pueden —y deben— juzgar si el
electo reúne el requisito de la “idoneidad” para ser diputado o senador (conforme al art. 16). Inclusive, cuando el
3. — Las sesiones preparatorias tienen por objeto recibir a los electos que han presentado diploma expedido art. 66 otorga a las cámaras el poder disciplinario para remover a sus miembros por inhabilidad física o moral
por autoridad competente, y elegir las autoridades de cada cámara. “sobreviniente” a su incorporación, fluye de la norma que si su similar inhabilidad es “anterior” a la incorporación
El juramento de diputados y senadores es exigido por el art. 67 de la constitución, y se presta en el acto de la (y la cámara la conoce), el legislador electo no debe ser incorporado.
incorporación con objeto de desempeñar debidamente el cargo y de obrar en todo de conformidad a lo que
prescribe la constitución. Las cámaras han elaborado sus fórmulas, que pueden ser religiosas y laicas. Las sesiones ordinarias
El juicio de la elección por las cámaras 7. — El congreso tiene asignado un período ordinario de sesiones, y un receso entre tales
períodos.
4. — También prevé la constitución una facultad de las cámaras, que es privativa de cada una
de ellas (competencia propia) y que suele incluirse entre sus “privilegios” colectivos. La propia constitución formal prevé la intermitencia en el ejercicio de las competencias del congreso y de sus
Normalmente, se ejercita en las sesiones preparatorias para constituir la cámara. Es la que el art. cámaras, lo cual revela que el poder legis-lativo no es el más importante, desde que la dinámica constitucional
64 contiene en la fórmula de que “cada cámara es juez de las elecciones, derechos y títulos de sus puede sub-sistir durante el paréntesis de la actividad congresional, cosa que no ocurre con el poder ejecutivo ni
miembros en cuanto a su validez”. con la administración de justicia.
En primer término, cabe observar que el texto dice que cada cámara “es juez” pero no dice que sea juez El art. 63 dice que ambas cámaras se reunirán en sesiones ordinarias todos los años desde el
“exclusivo”. Esta acotación debe tenerse presente para el momento de analizar si es una facultad que admite o no 1º de marzo hasta el 30 de noviembre.
control judicial.
Como el art. 99 inc. 8º menciona entre las facultades del presidente de la república la de
hacer anualmente la apertura de las sesiones del congreso, se suscita la duda de si es
Vanossi resume en un cuadro muy gráfico la norma del art. 64:
imprescindible ese acto presidencial para que el congreso entre en funciones. Si lo fuera, la
omisión presidencial operaría como un arma ajena al congreso que podría paralizar o bloquear la
Cada cámara es juez
actividad del órgano parlamentario que, por la división de poderes, no tolera semejante obstáculo.
elecciones En resumen: el ejecutivo tiene la “obligación constitucional” de convocar las cámaras el 1º de
de derechos de sus miembros marzo y de abrir sus sesiones ordinarias; si no lo hace, el congreso tiene competencia para
títulos reunirse de pleno derecho, y debe hacerlo.
en cuanto a su validez En el derecho constitucional material, la fecha inicial del período ordinario no siempre ha sido respetada.
Nuestro punto de vista es el siguiente: a) el ser juez con el alcance antedicho se limita a 8. — Fuera del período de sesiones, no queda inhibido el trabajo parlamentario que no
conferir el “privilegio” de examinar la validez de “título-derecho-elección”, y nada más (por ej., si requiere la reunión de las cámaras. Lo que no pueden éstas es sesionar, pero sí ejercer las
el electo reúne las condiciones que la constitución exige, y si las reúne en el momento que la competencias que no demandan sesión. Así, por ej., pueden reunirse las comisiones, los bloques,
las comisiones investigadoras, etcétera.
constitución determina); b) pero juzgar el acto electoral “in totum” —según expresión de
Vanossi— no significa que las cámaras juzguen los aspectos “contenciosos” del proceso electoral
Las sesiones “de prórroga” y “extraordinarias” 13. — Creemos que nuestra constitución formal no contiene ninguna norma general que
establezca de qué modo trabajan las cámaras para ejercer las competencias congresionales (o sea,
9. — El art. 63 agrega que “pueden ser convocadas (las cámaras) extraordinariamente por el las que requieren el concurso de ambas cámaras).
presidente de la nación, o prorrogadas sus sesiones”. Coordinando esta norma con la del inc. 9º Es cierto que hay una serie de normas —corroboradas, además, por la inveterada vigencia del
del art. 99, leemos en él que el presidente de la república “prorroga las sesiones ordinarias del derecho espontáneo en la práctica constitucional— que hacen referencia a las sesiones separadas,
congreso o lo convoca a sesiones extraordinarias cuan-do un grave interés de orden o de progreso pero al lado de esta serie, otras normas que se refieren al congreso como cuerpo, y a algún acto
lo requiera”. que él debe cumplir, no reseñan en esas opor-tunidades el modo de trabajo (por ej.: el art. 30). Por
Nos parece que algo es indiscutible en la exégesis de estos textos: a) que sólo el presidente fin, en alguna ocasión la constitución exige expresamente la reunión de ambas cámaras en sesión
puede convocar a sesiones extraordinarias; b) que el presidente “puede prorrogar” las ordinarias; conjunta —que se llama asamblea legislativa— (por ej.: art. 93 y art. 99 inc. 8º).
c) a contrario sensu, que el congreso no puede autoconvocarse a sesiones extraordinarias.
Lo que admite duda es si el congreso puede prorrogar sus sesio-nes ordinarias; es decir, si se 14. — Si nos fijamos en el mecanismo de sanción de las “leyes”, no cabe duda de que la
trata de una facultad concurrente del congreso y del poder ejecutivo. La duda se plantea con la constitución ha previsto e impuesto el tratamiento de los proyectos de ley (deliberación y
prórroga de las ordinarias y no con la convocatoria a extraordinarias, porque en el art. 63 in fine, aprobación) por cada cámara separadamente; una es cámara de origen, y otra es cámara revisora.
la redacción dada al párrafo acusa una diferencia: dice que las cámaras pueden ser convocadas Ahora bien: como nosotros entendemos que no todos los actos del congreso tienen naturaleza de
extraordinariamente por el presidente, o prorrogadas sus sesiones (y acá no dice por quién). En ley, y que aquéllos que no lo son no deben emanarse con “forma de ley”, interpretamos que el
tal forma, la exclusividad de la convocatoria presidencial parece afectar sólo a las extraordinarias. trabajo parlamentario separado está ordenado solamente para las leyes (entendiendo por tales los
En cuanto a la prórroga de las ordinarias, la facultad del presidente (que para este caso no surge actos con naturaleza material de ley y forma de ley). Para los casos en que la constitución no
del art. 63 sino del 99 inc. 9º) existe, pero no parece exclusiva, porque el art. 63 no lo dice. arbitra ese procedimiento, creemos que reserva al congreso la opción del trabajo separado o
conjunto.
En suma, nuestra interpretación es la siguiente: a) las sesiones extraordinarias deben siempre
ser convocadas por el poder ejecutivo, no pudiendo el congreso disponer por sí solo su Para el trabajo de cada cámara por separado, existe la opción de aplicar, por analogía, el procedimiento de
realización; b) la prórroga de las sesiones ordinarias puede ser dispuesta tanto por el presidente sanción que la constitución establece para las leyes.
de la república como por el mismo congreso.
15. — Lo que sí contempla la constitución después de la reforma de 1994 es la aprobación en
No obstante esta conclusión doctrinaria, nuestro derecho constitucional material no ha ejemplarizado la comisiones de cada cámara de proyectos de ley en particular, conforme al art. 79. (Ver nº 25, y
práctica de que el congreso prorrogue por sí mismo su período de sesiones ordinarias.
cap. XXXV, nos. 23 a 26).
16. — Nuestro derecho constitucional material no ha ejemplarizado el trabajo en sesión conjunta. A la
10. — En la prórroga de las sesiones ordinarias el congreso continúa su período anual, y inversa, se ha ejemplarizado el trabajo separado en cada cámara, y la “forma” de ley de todos los actos
mantiene la plenitud de la competencia del cuerpo, y cada cámara la propia de sus facultades congresionales.
privativas. En cambio en las sesiones extraordinarias, cuya convocatoria depende
inexorablemente de un acto del ejecutivo motivado por un “grave interés de orden o de progreso” La igualdad de ambas cámaras
(art. 99 inc. 9º) el congreso no dispone de la plenitud de su competencia, que queda circunscripta
a las cuestiones que provocan la realización de las sesiones, y que son fijadas por el presidente de 17. — Para cumplir los actos de su competencia, el congreso tiene parificadas a ambas cámaras. No hay, en
la república. nuestro régimen, una cámara con status prevaleciente, como sí puede serlo la de los comunes en Gran Bretaña. Las
dos son iguales, y los actos del congreso son actos complejos en los que concurren dos voluntades también iguales
Ahora bien, una vez efectuada la convocatoria y determinado el temario, el poder ejecutivo no —la de la cámara de diputados y la del sena- do—.
puede privar al congreso de su competencia para reunirse y tratarlo; la facultad del ejecutivo se
Esta igualdad no quita que, en el mecanismo legislativo, no todas las leyes puedan tener origen en cualquiera
limita al impulso inicial (con la determinación de los asuntos a tratar), una vez dado el cual
de las cámaras; o que la insistencia de una cámara acerca de un proyecto de ley pueda a veces asegurar la sanción;
tampoco puede sustraer el proyecto. o que el rechazo total de un proyecto por una cámara impida repetir su tratamiento en las sesiones de ese año.
De esta igualdad de ambas cámaras sólo puede hablarse en el caso de actos del congreso que requieren
11. — Nuestro derecho constitucional no conoce —ni en la constitución formal ni en la material— un
(precisamente por ser del congreso) la aprobación de diputados y senadores. En las competencias privativas y
instituto que ofrece modalidades interesantes en el derecho comparado. Se trata de las comisiones permanentes del
exclusivas de una sola de las cámaras, la comparación con la otra no es posible (y el senado tiene mayor cantidad
parlamento que, como órgano transitorio del mismo, ejercen algunas competencias durante el receso parlamentario
de esas competencias que la cámara de diputados).
para suplir la actividad suspendida en la totalidad del cuerpo.
Sin embargo, la Comisión Bicameral prevista en los arts. 99 (inc. 3º) y 100 (incs. 12 y 13) ha sido calificada
como “permanente” por el propio texto reformado en 1994 a los fines en él establecidos. (Ver n os. 24 y 25). La simultaneidad de las sesiones
III. EL TRABAJO PARLAMENTARIO 18. — Ambas cámaras, reza el art. 65, empiezan y concluyen sus sesiones simultáneamente;
ninguna de ellas, mientras se hallen reu-nidas, podrá suspender sus sesiones más de tres días sin
El tiempo consentimiento de la otra.
12. — La fijación del período de sesiones ordinarias más la práctica de que el congreso no las prorroga por sí La coordinación del trabajo parlamentario parece haber exigido esa simul-taneidad y, dada la generalidad de
mismo (porque la prórroga, así como la convocatoria a extraordinarias, la dispone el poder ejecutivo), ha la norma, extendemos su aplicación: a) a todo tipo de sesiones constitucionales (ordinarias, de prórroga y
conducido a reducir el rol del congreso y a que, en suma, acrezca la preponderancia presidencial. extraordinarias); b) tanto a los actos del congreso como a los privativos de cada cámara.
Entre tanto, y en el marco de la constitución formal, no faltan opiniones que para el ejercicio excepcional de En la constitución material esta norma es incumplida normalmente.
ciertas competencias consideran implícitamente habilitada la autoconvocatoria del congreso o de alguna de sus
cámaras (por ej.: para promover juicio político al presidente durante el receso parlamentario). La publicidad de las sesiones
La forma 19. — Ninguna norma constitucional impone con generalidad el principio de que las sesiones
deben ser públicas. Hay solamente algunas normas especiales que la prescriben, como el art. 59
para el juicio político en el senado, el art. 99 inc. 4º para el acuerdo del senado en el El quorum especial en la reforma de 1994
nombramiento de jueces de tribunales federales inferiores y, según nuestra interpretación, también
el art. 83 para la insistencia de las cámaras en proyectos vetados por el poder ejecutivo. 23. — Diversas normas han especificado en el nuevo texto un quorum especial o agravado para las decisiones
propias de las cámaras del congreso, tanto relativas a competencias privativas como a las comunes a ambas.
Los reglamentos de ambas cámaras sí prevén la publicidad de las sesiones.
Así:
Se trata de un requisito elemental del principio republicano de publicidad de todos los actos
a) El art. 39 prevé que la ley reglamentaria del derecho de iniciativa popular legislativa (pero no cada
de gobierno, por lo que no vacilamos en sostener que las sesiones secretas son inconstitucionales, proyecto que en ejercicio del mismo se presenta) habrá de sancionarse con el voto de la mayoría absoluta de la
salvo en casos excepcionalísimos de secretos de estado que realmente son tales objetivamente. totalidad de miembros de cada cámara;
b) El art. 40 fija igual quorum de votos favorables para la sanción de la ley reglamentaria de la consulta
El quorum popular (pero no para cada ley por la que se somete un proyecto a consulta popular);
c) El art. 75 inc. 2º párrafo cuarto consigna que la ley-convenio en materia impositiva necesita aprobarse con
20. — Quorum significa el número de miembros que se necesita para que un órgano la mayoría absoluta de la totalidad de miem-bros de cada cámara;
colegiado pueda constituirse, funcionar y adoptar decisiones. d) El art. 75 inc. 3º prescribe igual quorum de votos favorables para establecer y modificar asignaciones
específicas de recursos coparticipables;
Cuando el número de miembros que compone un órgano colegiado es elevado, resulta difícil la asistencia de
e) El art. 75 inc. 22 se diversifica así: e’) para denunciar uno o más instru-mentos internacionales de los que
todos; de ahí que se arbitre un quorum para que, con número suficiente, pero inferior a la totalidad, el órgano
taxativamente enumera como investidos de jerarquía constitucional, hace falta que con anterioridad a la denuncia
pueda ejercer su función.
que le compete al poder ejecutivo el congreso la apruebe con dos terceras partes de la totalidad de miembros de
cada cámara; e”) igual quorum de votos favorables se necesita para que otros tratados y convenciones sobre
Nuestra constitución contiene una disposición general y básica sobre quorum, sin perjuicio de derechos humanos (fuera de los que directamente han recibido jerarquía constitucional) gocen en el futuro del
excepciones que ella misma introduce en casos particulares; el art. 64 dice que ninguna de las mismo rango de la constitución (debe recordarse que para esta hipótesis el inc. 22 también agrava el
cámaras entrará en sesión sin la mayoría absoluta de sus miembros. procedimiento, porque es menester que primero el tratado sea aprobado, y luego se le otorgue jerarquía
constitucional — a menos que, según interpretamos, ya la aprobación alcance el quorum exigido para obtener esa
Mayoría absoluta no es, como vulgarmente se sostiene, la “mitad más uno”, sino “más de la jerarquía—);
mitad” de los miembros, que es cosa distinta, porque si —por ej.— suponemos 187 legisladores,
f) El art. 74 inc. 24 se diversifica así: f ’) los tratados de integración supraes-tatal con estados de
más de la mitad son 94, mientras la mitad más uno son 95. Latinoamérica han de aprobarse con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara;
f ”) cuando tales tratados se celebren con otros estados no latinoamericanos, el mecanismo se desdobla: primero la
El derecho de la minoría declaración de conveniencia ha de aprobarse por la mayoría absoluta de los miembros presentes en cada cámara,
y después de transcurridos ciento veinte días de ese acto declarativo el tratado tiene que ser aprobado por la
21. — La imposibilidad de sesionar sin quorum parece dejar librado a la voluntad de los mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara; f ’”) la denuncia de cualquier tratado de
legisladores el funcionamiento de las cámaras, porque si no asisten en número suficiente para integración —que está a cargo del poder ejecutivo— requiere la aprobación previa por mayoría absoluta de la
totalidad de miembros de cada cámara;
formar quorum, la cámara no puede sesionar. La constitución no ha ignorado esa hipótesis, y por
eso el mismo art. 64 añade que un número menor podrá compeler a los miembros ausentes a que g) Al haberse incorporado por ley 24.430 como segundo párrafo del art. 77 el que fue artículo “perdido” 68
bis, hay que añadir que las leyes modificatorias del régimen electoral y de partidos políticos deben aprobarse por
concurran a las sesiones, en los términos y bajo las penas que cada cámara establecerá.
mayoría absoluta del total de miembros de las cámaras;
h) El art. 79 establece que: h’) después de aprobarse un proyecto en general en el congreso, cada cámara
No cabe duda de que la cámara puede compeler. Lo que no está claro es quién establece las formas de puede delegar (debe decirse: imputar) en sus comisiones la aprobación en particular de ese proyecto, con el voto
compulsión y las penas: ¿puede hacerlo la minoría en cada caso?, o ¿la cámara (con quorum) ha de haber previsto de la mayoría absoluta del total de sus miembros; h”) con igual quorum cada cámara puede dejar sin efecto esa
anticipadamente con carácter general las medidas compulsivas que podrá usar la minoría? delegación ; h”’) con igual quorum cada comisión aprueba el proyecto encomendado por la cámara de su
Se dirá que la alternativa se disipa porque el art. 64 consigna que la minoría podrá compeler “en los términos pertenencia.
y bajo las penas que cada cámara establecerá”. “Cámara” no es la minoría de la cámara, sino la cámara con i) El art. 81 prevé hipótesis de quorum de votos en el proceso común de sanción de las leyes que en su trámite
quorum. han tenido adiciones o correcciones; las mayorías allí fijadas son: i’) mayoría absoluta de los presentes, o i”) dos
No obstante, para que la norma no llegue a quedar bloqueada por imprevisión de cada cámara, nos inclinamos terceras partes de los presentes, según las hipótesis que el artículo regula;
por la posibilidad de que la minoría por sí misma (que para esta situación vendría a ser “cámara en minoría”) j) El art. 85 consigna que la ley reglamentaria de la Auditoría General de la Nación tiene que ser aprobada por
disponga los términos y las penas de compulsión, a menos que la misma cámara (con quorum) o su reglamento ya la mayoría absoluta de los miembros de cada cámara;
tuviera establecida la norma general pertinente, en cuyo caso la minoría no podría apartarse de esa norma para
k) El art. 86 prescribe que la designación y remoción del Defensor del Pueblo a cargo del congreso ha de
reemplazarla por otra ocasional.
efectuarse con el voto de dos terceras partes de los miembros presentes de cada cámara;
l) El art. 99 inc. 3º párrafo cuarto, al regular el trámite a que quedan sujetos los decretos de necesidad y
Casos varios respecto del quorum
urgencia dictados por el poder ejecutivo, establece que la intervención final del congreso será reglamentada en su
trámite y en sus alcances por una ley que precisa ser aprobada con el voto de la mayoría absoluta sobre la
22. — Se dispersa en el articulado de la constitución una serie de normas sobre el quorum. A la general del totalidad de miembros de cada cámara;
art. 64 sobre el que es necesario para que cada cámara se constituya en sesión, hay que añadir situaciones diversas.
Así: m) El art. 99 inc. 4º prevé que el acuerdo del senado para la designación de los magistrados de la Corte
Suprema de Justicia debe prestarse con el voto de dos tercios de miembros presentes de la citada cámara;
a) a veces, si se prescribe para “decidir” un quorum de votos sobre los miembros presentes, este quorum de
votos se cuenta y extrae sobre los miembros que en el caso hacen falta para que la cámara “sesione”; n) El art. 101 contempla dos situaciones respecto del jefe de gabinete de ministros: n’) para ser interpelado a
los fines de una moción de censura hace falta el voto de la mayoría absoluta sobre la totalidad de miembros de
b) otras veces, si se establece para “decidir” un número de votos sobre el total de miembros que implica cualquiera de las dos cámaras del congreso; n”) para ser removido es menester el voto de la mayoría absoluta de
quorum agravado (o sea, que no basta la mayoría de más de la mitad), es menester que el quorum de asistencia miembros de cada una de las cámaras;
también sea mayor que el normal a fin de que se pueda alcanzar el quorum de votos requerido;
o) El art. 114 dispone que la ley reglamentaria del Consejo de la Magistratura tiene que sancionarse con la
c) como principio, entendemos que cuando una norma que exige un quorum de votos para “decidir” no dice mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara;
expresamente que se trata de los miembros “presentes”, aquel quorum de votos debe computarse sobre el total de
los que componen la cámara. p) En la misma ley reglamentaria del Consejo de la Magistratura —y, por ende, con igual quorum de votos—
se determinará la integración y el procedimiento del jurado de enjuiciamiento para la remoción de los jueces
federales de instancias inferiores a la Corte Suprema.
30. — Los privilegios parlamentarios suelen dividirse en dos grandes grupos: colectivos y
Las comisiones del congreso personales; los primeros atañen al cuerpo o cámara en conjunto y como “órgano-institución” para
facilitar el ejercicio de su función; los segundos se refieren a la situación o actuación individual
24. — La constitución formal no ha previsto con carácter general las comisiones legislativas de cada hombre que es miembro del cuerpo o cámara, pero no en protección a su persona, sino a
de asesoramiento de las cámaras (que no deben confundirse con las comisiones “permanentes” la función que comparte integrándolo, para tutelar su libertad, su decoro y su independencia.
para el receso del congreso, ni con las comisiones “investigadoras”) (ver nº 11).
Excepcionalmente, la reforma de 1994 ha incorporado la Comisión Bicameral Permanente Cuando proponemos cambiar el nombre de “privilegios” e “inmunidades” por el de garantías de
funcionamiento del congreso, comprendemos que tanto los que se consideran “colectivos” como los “personales”
para seguimiento y control de los decretos de necesidad y urgencia que dicta el poder ejecutivo, comparten una igual naturaleza de resguardo al órgano (“institución” e “individuo”), a su función, a su dinámica, a
para los decretos dictados por delegación legislativa,y para la promulgación parcial de leyes su independencia.
vetadas parcialmente (art. 99 inc. 3º, y art. 100, incs. 12 y 13).
Numerosas comisiones permanentes para diversas materias existen en virtud del reglamento 31. — Entre los privilegios colectivos se incluyen: a) el juzgamiento por cada cámara de la
de cada cámara; hay otras especiales y transitorias, y algunas bicamerales creadas por ley para validez de “elección-derecho-título” de sus miembros; b) la competencia de cada cámara para
asun-tos determinados. hacer su reglamento; c) el poder disciplinario de cada cámara sobre sus propios miembros, y aun
sobre terceros extraños; d) el derecho de cada cámara de hacer comparecer a su sala a los
25. — Asimismo, la reforma de 1994 ha previsto que la aprobación en particular de un ministros del poder ejecutivo; e) se incluye también como privilegio el aceptar las renuncias que
proyecto de ley puede ser autorizada por cada cámara a favor de una o más comisiones (art. 79), voluntariamente hacen de sus cargos los legisladores.
por lo que la falta de una norma general específica sobre las comisiones legislativas parece
subsanarse implícitamente con esta habilitación. 32. — Entre los privilegios personales se cita: a) la inmunidad de opinión y expresión; b) la
Ver cap. XXXV, nos. 23 a 26. inmunidad de arresto; c) el desafuero; d) la dieta.
Para nosotros, el desafuero es a la vez un privilegio “personal” y un privilegio “colectivo”; lo
26. — Otro mecanismo existente en el derecho constitucional material —pe-ro no en el formal— que refleja primero, porque protege al legislador; lo segundo, porque implica para la cámara la disponibilidad
la composición partidista de las cámaras, es la constitución de bloques de legisladores que pertenecen a un mismo
partido o a partidos afines, y que actúan como verdaderos frentes políticos dentro de las cámaras, dando lugar
de poner o no a sus miembros a la orden de un juez.
tanto a alianzas como a antagonismos.
La dieta o remuneración no es, a nuestro juicio, un privilegio, porque al no tener garantía de irreductibilidad
(como la tienen —por ej.— las retribuciones de los jueces en el art. 110) nos parece que sólo reviste el carácter de
IV. LOS PRIVILEGIOS E INMUNIDADES una compensación por el servicio, sin naturaleza de garantía funcional, como mero salario. (Ver cap. XXXI, nº
30).
Su significado
A) El juicio de las elecciones
27. — Tal vez el punto neurálgico del derecho parlamentario sea el de los llamados
“privilegios” parlamentarios. Estos privilegios —que son una constante en el derecho 33. — Remitimos a los nos. 4 a 6.
constitucional del poder com-parado— se reputan establecidos en interés del parlamento o
congreso como órgano, y se alega que tienen como finalidad asegurar la independencia, el B) El reglamento de cada cámara
funcionamiento y la jerarquía del mismo. Por eso se los llama también inmunidades, en cuanto
preservan al órgano. 34. — La facultad de dictar el propio reglamento concede a cada cámara la competencia de establecer su
Aunque la terminología “privilegios” o “inmunidades” tiene curso tradicional en el lenguaje estatuto interno, por supuesto que sin exceder ni alterar las normas de la constitución.
constitucional del derecho parlamentario, creemos más correcto el sustituto de “garantías de
funcionamiento”. Son garantías que se otorgan a un órgano de poder, tanto si tales garantías C) El poder disciplinario
cubren al “órgano-institución” como si protegen a los “órganos-individuo”, porque en ambos
casos tienden a resguardar al congreso y a sus cámaras, que actúan a través de las personas que 35. — Las cámaras disponen de poder disciplinario para corregir, remover y expulsar a sus
son sus miembros. “Garantías de funcionamiento” son, entonces, tutelas funcionales. miembros. El art. 66 dispone que cada cámara podrá, con dos tercios de votos, corregir a
cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o
28. — Si están dadas para el buen funcionamiento del órgano y no para privilegio o beneficio removerlo por inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación, o hasta excluirle de su
personal de quienes lo forman, parece que debe interpretárselas en el sentido de que no pueden ser seno.
declinadas o renunciadas.
a) La corrección cabe por cualquier hecho que altere o perturbe el trabajo parlamentario de la cámara; (por
Así, un legislador no podría aceptar someterse a juicio por sus expresiones cuando éstas ej.: incurrir en insultos, agravios, interrupciones reiteradas, etc. La sanción puede ser un llamamiento al orden, un
estuvieran amparadas por la inmunidad del art. 68, ni admitir su procesamiento penal sin el previo pedido de que retire las expresiones ofensivas o las aclare, la privación del uso de la palabra, una multa, etcétera.
desafuero del art. 70, etcétera. b) La remoción está prevista por causa de inhabilidad física o moral, posterior a su incorporación.
(Entendemos que si la causa es anterior, pero la cáma-ra la conoce después, la norma puede funcionar igualmente.)
29. — Nuestra Corte Suprema, en el antiguo caso “Alem” —del año 1893— sostuvo que la constitución no Si bien el privilegio de la cámara se incluye entre sus facultades disciplinarias, cabe anotar que la medida —
ha buscado garantizar a los miembros del congreso con una inmunidad que tenga objetivos personales, ni por aunque como disciplinaria tiende a preservar el buen funcionamiento del cuerpo— puede carecer del carácter de
razones del individuo mismo a quien se hace inmune; son altos fines políticos —agregaba— los que se ha sanción; por ej.: si se remueve a un legislador que ha sufrido una parálisis con privación de sus facultades
propuesto, y si ha considerado esencial esa inmunidad es precisamente para asegurar no sólo la independencia de mentales que le imposibilita renunciar.
los poderes públicos entre sí, sino la existencia misma de las autoridades creadas por la constitución. e) La exclusión no lleva asignación expresa de causa en el art. 66. Mientras la remoción requiere inhabilidad,
la exclusión queda librada a la discreción de la cámara, pero siempre, como todo ejercicio de competencias por los
Su clasificación órganos del poder, en forma razonable y no arbitraria.
Cualesquiera de las hipótesis de sanción disciplinaria parecen exigir que se resguarden el debido proceso y la caso Calvete —en una época en que la Corte sostenía la incompetencia de la justicia federal cuando se trataba de
defensa, para asegurar la razonabilidad de la medida. delitos cometidos por medio de la prensa (y en virtud de una particular interpretación del art. 32 constitucional)—,
Pensamos que la remoción y la expulsión tienen carácter definitivo, o sea que el legislador removido o parece no quedar duda después de la jurisprudencia sentada en 1932 en el caso “Ministerio Fiscal de la Provincia
expulsado deja de ser tal y pierde su banca; ello no sólo por la índole de la medida, sino porque es menester de Santa Fe c/Diario La Provincia”, y en 1970 en el caso “Batalla Eduardo J.”.
proveer a la cobertura de la vacante, ya que las cámaras deben contar con la totalidad de sus miembros en forma
permanente. D) La inmunidad de expresión
El poder disciplinario frente a terceros extraños a la cámara 40. — Reputándose al congreso un órgano eminentemente deli-berativo, la libertad de
expresión de sus miembros ha sido considerada como imprescindible para el desempeño del
36. — El art. 66 no incluye el poder disciplinario frente a terceros extraños a la cámara. Se lo cargo. Al privilegio consiguiente se lo conoce con el título de “inmunidad” de opinión, y mediante
ha interpretado como privilegio implícito, consistente en castigar a los que sin ser legisladores él, a tenor del art. 68 de la constitución, ninguno de los miembros del congreso puede ser acusado,
cometen actos que implican una ofensa al parlamento, o a alguno de sus miembros en su carácter interrogado judicialmente ni molestado por las opiniones o los discursos que emita
de tales. desempeñando su mandato de legislador.
En nuestro derecho constitucional del poder, donde la constitución no asigna al congreso, ni a
sus cámaras separadamente, la facultad de sancionar hechos lesivos cometidos en su contra por En doctrina penal, hay quienes consideran que la norma del art. 68 consagra no una “inmunidad” sino una
indemnidad. Las indemnidades “funcionales” son exclusiones de la ley penal, mediante las cuales una persona
personas extrañas al cuerpo, es habitual distinguir dos hipótesis: a) comisión de hechos que queda eximida de responsabilidad penal.
conforme al código penal configuran algún delito; b) comisión de hechos que no son delitos del
código penal, pero que significan ofensa. La indemnidad del caso protege opiniones y discursos (incluyendo otras manifestaciones
En el caso de delito se puede adoptar estas soluciones: 1º) sólo los jueces pueden aplicar pena, simbólicas y actitudes) emitidos “en el desempeño del cargo”. Quiere decir que, en el tiempo, esas
y nunca el propio congreso; 2º) el congreso puede sancionar por sí mismo, con independencia del opiniones y esos discursos tienen que emitirse desde que el legislador se incorpora a la cámara
juicio penal ordinario, y también cuando en éste recaiga condena de acuerdo con el código penal. hasta que concluye su mandato. Pero emitidos en tal lapso, quedan cubiertos todavía después del
(En caso de comisión de hechos ofensivos que no se tipifican como delitos del código penal, la cese en el cargo, o sea que lo expresado en el desempeño del mismo goza de indemnidad vitalicia.
doctrina suele aceptar la amplia competencia disciplinaria del congreso.)
Discursos y opiniones significan toda expresión oral o escrita vertida en el desempeño del cargo, con ocasión
37. — Nosotros desconocemos totalmente cualquier poder disciplinario del congreso para del mismo y en cumplimiento de su función, aunque no sea en el recinto de sesiones —también, por ej.: en el seno
imponer penas o sanciones a terceros, haya o no haya delito del código penal, haya o no haya de las comisiones, en despachos escritos, en investigaciones parlamentarias, o por la reproducción en la prensa de
juzgamiento del hecho por el poder judicial, haya o no haya condena dispuesta por el mismo. opiniones vertidas en el congreso—, pero siempre con suficiente conexidad funcional con el cargo de legislador.
Sólo admitimos dos cosas: a) un poder disciplinario, limitado exclusivamente al Por esos discursos y opiniones no cabe: acusación, interrogatorio judicial, ni molestia. O sea, no cabe: a)
proceso judicial ni administrativo (pero sí el ejercicio de la facultad disciplinaria de la propia cámara para corregir
mantenimiento del orden de las sesiones —por ej.: expulsando de la barra a quien lo altere o
por desorden de conducta —por ej.: excesos verbales, injurias, expresiones indecorosas—); ni b) citación para
incurra en ofensa al cuerpo o a un legislador; impidiendo su posterior acceso, etc.—; b) un poder comparecer en juicio (ni como parte, ni como testigo); ni c) situación que origine molestia al legislador.
para aplicar sanciones cuando existe una ley previa que tipifica el acto y concede al congreso la
facultad represiva, siempre que el hecho no sea a la vez delito del código penal, en cuyo caso ni 41. — El no ser “molestado” implica que tampoco el propio partido del legis-lador puede incomodarlo por
aun con la ley previa puede el congreso ejercer represión (la que sólo es privativa del poder opiniones protegidas en el privilegio, y por ende el partido no puede aplicarle sanciones.
judicial).
42. — La indemnidad del art. 68 no alcanza a excluir de la responsabilidad penal a los actos del legislador
El derecho judicial en materia de poder disciplinario que puedan quedar atrapados directamente por la incriminación constitucional del art. 29.
38. — a) Nuestra Corte Suprema, al fallar en 1877 el caso “Lino de la Torre”, reconoció a las cámaras la El derecho judicial en materia de inmunidad de expresión
facultad de reprimir hechos ofensivos que no están tipificados como delitos en el código penal.
b) En cuanto a la facultad para castigar hechos que implican delitos penales cometidos en agravio del 43. — La Corte Suprema manifestó, en el caso “Fiscal c/Benjamín Calvete”, del 19 de setiembre de 1864, que
congreso, la misma Corte en el caso “Eliseo Acevedo”, del años 1885, interpretó que al calificar la ley el hecho esta inmunidad debe interpretarse en el sentido más amplio y absoluto, porque si hubiera un medio de violarla
como desacato y designar la pena con que debe ser castigado, entendió sin duda ninguna someterlo a la impunemente, él se emplearía con frecuencia por los que intentaren coartar la libertad de los legisladores, dejando
jurisdicción de los tribunales ordinarios, como todos los demás delitos que ella comprende. “Siendo esto así, es burlado su privilegio y frustrada la constitución en una de sus más sustanciales disposiciones.
evidente que una sola de las cámaras no puede reasumir por acto exclusivamente suyo, una facultad que quedó En 1960, al fallar el caso “Mario Martínez Casas”, la propia Corte reiteró y especificó su doctrina, que
conferida al poder judicial en virtud de una sanción legislativa a que concurrieron, como a la formación de todas creemos puede resumirse en las siguientes afirmaciones: a) la inmunidad del art. 68 (al tiempo del fallo era art.
las leyes, las dos ramas del congreso y el poder ejecutivo.” 60), destinada a garantizar la independencia funcional de las cámaras legislativas, integra en nuestro régimen el
sistema representativo republicano; b) el carácter absoluto de la inmunidad es requisito inherente a su concreta
c) En un fallo mucho más reciente recaído en el caso “Peláez Víctor”, del 15 de octubre de eficacia; c) pero los posibles abusos deben ser reprimidos por los mismos legisladores sin afectar la esencia del
1995, la Corte hizo lugar a un habeas corpus y consideró justiciable el arresto que había dispuesto privilegio.
el senado contra quien había efectuado una publicación periodística que la cámara reputó ofensiva Con posterioridad, otros fallos han aclarado que el art. 68 no sólo consagra la inmunidad de sanción, sino la
para sus miembros. La Corte sentó doctrina que compartimos, conforme a la cual el poder inmunidad de proceso; así, por ej.: al fallar el caso “Savino Horacio”, el 24 de febrero de 1965, la Corte sostuvo
que las inmunidades de los arts. 69 y 70 no impiden la formación y progreso de las causas judiciales fundadas en
disciplinario contra terceros sólo procede cuando se entorpece u obstaculiza el cumplimiento de razones distintas de las contempladas en el art. 68, lo que, a contrario sensu, significa que en la hipótesis de la
las funciones de la cámara. inmunidad de opinión no es viable la formación y el progreso de la causa.
Interesa también destacar que en el caso “Varela Cid” de 1992 —provocado por una contienda de
Similar criterio adoptó la Corte en el fallo del 11 de julio de 1996 en el habeas corpus promovido en favor de competencia entre un juzgado federal de la capital y la cámara nacional de apelaciones en lo criminal y
Guillermo J. Cherashny (caso “Soaje Pinto José María”). correccional— la Corte dirimió el conflicto competencial de la siguiente manera: a) por las conductas expresivas
durante el desempeño del cargo legislativo no cabe enjuiciamiento; b) por las opiniones vertidas con anterioridad,
39. — Si el hecho ofensivo para el congreso constituye delito del código penal, y ha sido cometido por medio
la competencia incumbe a la justicia nacional de primera instancia en lo correccional de la capital.
de la prensa, la jurisdicción corresponde a los tribunales federales. Si tal fue la jurisprudencia excepcional en el
Nuestra posición valorativa 48. — La expresión “in fraganti” admite tres interpretaciones; puede querer decir: a) solamente “en el
instante” de cometer el delito, de forma que, pasado ese momento, la detención no procede; b) también en la
“tentativa”; c) también “después de cometido” el delito si se descubre al legislador cuando huye o se oculta, o se
44. — La aplicación que la jurisprudencia de la Corte ha hecho del art. 68 es exacta, presupuesta la vigencia
lo sorprende con instrumentos, efectos o armas que permiten presumir la comisión del delito inmediatamente
de la norma constitucional. En cambio, dike-lógicamente dicha norma es criticable, porque la impunidad total y
después de consumado.
absoluta con la que un legislador en ejercicio de su mandato puede injuriar, calumniar ofen-der, etc., no parece
éticamente sostenible, sino una irritante lesión de la igual-dad; una banca legislativa no puede proporcionar vía Dado que nos inclinamos por una interpretación restrictiva de los privilegios parlamentarios, acogemos las
libre para delinquir. La supuesta indemnidad que excluye la responsabilidad penal tampoco es necesaria para interpretaciones amplias que favorecen la posibilidad del arresto, y por eso creemos que en cualquiera de las tres
garantizar el funcionamiento del congreso. circunstancias antes referidas debe entenderse que se sorprende al legislador en la comisión “in fraganti” del
delito, porque en todas ellas hay evidencia instantánea del mismo.
A efectos de atenuar la extensión y magnitud del privilegio, creemos útil, mientras la norma permanezca
vigente, interpretarla restrictivamente (como que es un principio de buena hermenéutica interpretar todo privilegio
49. — Es realmente difícil trasladar la tripartición de “pena de muerte”, “pena infamante”, y “pena aflictiva”,
en forma estricta). Así: a) la inmunidad no alcanza a opiniones vertidas con prescindencia del desempeño concreto
a las sanciones del derecho penal vigente. Por exclusión, parece bastante sencillo afirmar que en el derecho penal
del cargo; b) la inmunidad no ampara el otorgamiento de facultades extraordinarias incriminado por la propia
de hoy, no son aflictivas las penas que no privan de la libertad corporal. Pero, ¿lo son todas las privativas de esa
constitución en el art. 29; c) la inmunidad no impide que el legislador tenga que declarar en causa —penal
libertad? Como criterio orientador, y dentro de la complejidad de un tema opinable, es compartible la opinión de
o civil— de terceros, siempre que su deposición no verse sobre hechos relacionados con opiniones propias
Sebastián Soler cuando sólo considera aflictiva a toda pena que excede los cinco años de privación de libertad.
cubiertas por el privilegio parlamentario.
45. — Cabe también preguntarse —con Néstor Pedro Sagüés— si el derecho a la honra y la ¿Qué pasa después del arresto?
dignidad que reconoce y tutela el Pacto de San José de Costa Rica, que tiene la misma jerarquía
que la constitución, no viene a resultar incompatible con el art. 68, y si al serlo no habilita al 50. — Si admitimos que en el supuesto de delito “in fraganti” que se da por comprendido en
particular perjudicado por la libertad de expresión de un legislador al que dicho artículo hace la norma, es posible la detención del legis-lador, hay que preguntarse qué ocurre después de la
penalmente indemne, para tener acceso a la jurisdicción supraestatal que el Pacto prevé para detención, cuando se da cuenta de ella a la cámara.
acusar la violación a su honor y reputación. Lo más verosímil es que la cámara, aplicando el art. 70, decida si mediante desafuero
Sugerimos responder afirmativamente, ya que el art. 68 y las normas internacionales del suspende o no al legislador detenido, y si lo pone o no a disposición del juez penal para su
mismo rango de la constitución han de interpretarse buscando su compatibilización armónica, a juzgamiento. Quiere decir, entonces, que la privación transitoria de libertad no puede prolongarse
más de re-vestir dichas normas internacionales el carácter de complemen-tariedad respecto de las después que la cámara decide no desaforar al legislador arrestado.
de la constitución (aun cuando el art. 68 no figura entre los de la primera parte a los que alude el Si antes del desafuero el juez de la causa no ha resuelto la libertad del mismo, ésta se debe
art. 75 inc. 22 cuando asigna a los tratados esa función “complementaria”). producir con la resolución de la cámara que niega el desafuero, lo que no inhibe la prosecución
del proceso penal en tanto no se adopten en él medidas de coerción personal.
E) La inmunidad de arresto
F) El desafuero
46. — Para otros hechos distintos de la expresión, los arts. 69 y 70, aun consagrando
privilegios, admiten la procedencia de causa judicial. 51. — El art. 70 contempla el desafuero; la norma habilita un procedimiento de allanamiento
El art. 69 dice que ningún senador o diputado, desde el día de su elección hasta el de su cese, del privilegio, para que el juez pueda plenamente actuar su competencia en el proceso penal.
puede ser arrestado, excepto el caso de ser sorprendido “in fraganti” en la ejecución de algún Dice el artículo que cuando se forme querella por escrito ante las justicias ordinarias contra
crimen que merezca pena de muerte, infamante u otra aflictiva, de lo que se dará cuenta a la cualquier senador o diputado, examinado el mérito del sumario en juicio público, podrá cada
cámara respectiva con la información sumaria del hecho. cámara con dos tercios de votos, suspender en sus funciones al acusado y ponerlo a disposición
La norma extiende el privilegio, en el tiempo, desde la elección (y no desde la incorporación, del juez competente para su juzgamiento.
como interpretamos implícitamente para el art. 68) hasta el cese. Concluido el período de No se trata de un privilegio de irresponsabilidad que implique una limitación personal del
mandato, el privilegio termina. alcance de la ley penal, sino de un antejuicio; consiste, pues, en un impedimento que posterga
Se trata de inmunidad de detención o privación de la libertad corporal. El artículo abarca dos ciertos actos en el proceso penal común hasta que se hayan producido otros actos: desafuero,
supuestos: a) uno, que es el genérico, y se refiere a la imposibilidad de detención; b) otro, que es destitución, etc. Y en nuestro régimen ni siquiera dilata la iniciación del proceso, sino sólo la
su excepción, y que prevé la única hipótesis en que la detención es posible. privación de la libertad o la condena.
La inmunidad de arresto es solamente eso: exención de privación de la libertad corporal; no
es, por ende, “inmunidad de proceso”. Bien que no puede privarse de la libertad a un legislador El término “querella” no debe interpretarse en un sentido procesal estricto, lo que queda demostrado por
emplear el mismo artículo, poco más adelante, el término sumario. La Corte tiene dicho que la verificación por la
—salvo la hipótesis de excepción de sorprendérselo en la comisión “in fraganti” de delito—,
cámara del propósito de juzgar al legislador en caso penal se satisface igualmente con el sumario o con la
puede iniciarse contra él la causa penal y tramitarse mientras no se afecte su libertad corporal ni se acusación.
dispongan medidas de coerción personal.
Sin necesidad de desafuero previo, el juez puede incoar la causa penal; ello surge con
47. — El art. 69, al enfocar la posibilidad excepcional del arresto, habla de “crimen”. Debe sorprenderse al
evidencia del artículo, que comienza presumiendo la “formación de querella”, y prosigue
legislador en la ejecución “in fraganti” de un crimen que merezca pena de muerte, infamante, u otra aflictiva.
refiriéndose al examen del sumario, y a la puesta a disposición del acusado ante juez competente.
El uso de la palabra “crimen” no debe preocuparnos demasiado, ni llevarnos necesariamente a la tripartición
de las infracciones en “crímenes”, “delitos” y “contravenciones” (o faltas). Si nuestro derecho penal actual no La cámara examina el sumario, incluso desde el punto de vista de la conveniencia política; si
recepciona la dicotomía de “crimen” y “delito”, debemos omitir las interpretaciones gramatica-les o literales, y no se dispone el desafuero, el juez no puede dictar sentencia. En esta competencia, la cámara ha
más bien entender que donde el constituyente escribió “crimen” debe leerse simplemente “delito”. En cambio, al de actuar con ética, y no con prejuicios partidistas, tanto si concede como si niega el desafuero.
correlacionar el vocablo “crimen” con las penas que enumera la norma (de muerte, infamante, o aflictiva) es fácil
comprender que el autor de la constitución apuntó con esas expresiones a incriminaciones de gravedad, cualquiera 52. — Una vez que la cámara ha dispuesto el desafuero de un legislador, el privilegio queda allanado
sea su nombre en la legislación penal del momento. solamente para la causa penal que da origen a la medida, y no es posible que en virtud de ese desafuero se
sustancien “otros” procesos judiciales por hechos distintos. Toda otra causa penal necesita que la cámara tome Los privilegios en sede judicial
conocimiento e información para que resuelva si, respecto a cada una, procede o no desaforar. De no ser así,
resultaría que dispuesto el desafuero por un hecho y para un proceso, ese desafuero se volvería “general”, sin que 59. — Si el congreso ha merecido de la constitución toda una serie de garantías para su funcionamiento
se le diera a la cámara la oportunidad de decidir si pone o no al legislador a disposición del juez que entiende en normal e independiente, el poder judicial también merece igual protección al decoro y a la libre administración de
otro proceso. justicia; de ahí que las leyes le hayan acordado competencia para corregir los hechos que dañan su investidura o
traban el desarrollo de su función. Parece indudable, entonces, que cualquier legislador queda equiparado a los
53. — Sin embargo, la Corte Suprema decidió lo contrario en el caso “Balbín Ricardo”, con fecha 26 de junio particulares y a los profesionales cuando actúa en juicio, y sometido, por ende, a la facultad discipli-naria del juez
de 1950, estimando que la suspensión del acusado despoja al legislador de sus inmunidades, y, por ende, durante o tribunal de la causa.
todo el tiempo de la suspensión y hasta la reincorporación a la cámara, sus actos se rigen por el principio de la
igualdad de todos los habitantes ante la ley. Al fallar en 1912 el caso “Manuel Gascón (h)”, en el que un senador pro-vincial, actuando como letrado
defensor de un reo sufrió una medida disciplinaria de arresto impuesta por un tribunal judicial, la Corte Suprema
54. — El art. 70 enfoca dos facultades de ejercicio optativo —y no obligatorio— por la cámara; dice que ésta admitió con extensos fundamentos y exacto criterio la validez de la sanción, entre otras razones por la necesidad
podrá: a) “suspender” al acusado, y b) “ponerlo a disposición” del juez. de no quebrantar la igualdad de condiciones de todos los litigantes, sus apoderados y defensores en juicio.
Cuando resuelve desaforar, cabe suponer que no necesariamente tiene que hacer ambas cosas; podría poner al
acusado a disposición del juez sin suspenderlo (a menos que, ordenada la privación de libertad, la detención del Los privilegios durante el estado de sitio
legislador le impidiera desempeñarse como tal).
Asimismo, resulta dudoso que la cámara, al disponer el desafuero, lo “temporalice” mediante un plazo 60. — Los privilegios parlamentarios, aun los individuales, por estar acordados por la
determinado. A la opinión que lo considera inconstitucional podría oponerse otra, conforme a la cual pareciera que constitución a favor del congreso como órgano del poder independiente y autónomo, no quedan
si la cámara tiene opción para conceder el desafuero o para denegarlo, también al concederlo está en condiciones suspendidos durante el estado de sitio. Así lo declaró la Corte Suprema en el caso “Alem” de
de establecer su término de duración. 1893, en el que dijo que si el estado de sitio ha sido previsto para garantir la existencia de las
autoridades creadas por la constitución, resultaría incongruente que el mismo art. 23 autorizara al
Delito anterior a la elección presidente de la república para destruir los poderes legislativo y judicial por medio del arresto o
traslado de sus miembros.
55. — Si al tiempo de la elección de un legislador ya está en curso un proceso penal por un presunto delito
cometido antes, la cámara no debería incorporarlo porque ella, como juez de la elección (art. 64), habría de Los privilegios que las constituciones provinciales acuerdan a sus legisladores
estimar que no reúne la condición de “idoneidad” del art. 16.
Si, además, el legislador ya estuviera privado de su libertad, la solución sería la misma. 61. — El constitucionalismo provincial también prevé inmunidades para los legisladores locales. Como por
En cambio, si por un delito anterior a la elección el legislador recién es sometido a proceso penal después, principio la constitución de una provincia se aplica en su jurisdicción territorial, dos cuestiones conexas aparecen
debe aplicarse la inmunidad de arresto y el mecanismo del desafuero. de inmediato: a) dentro de esa jurisdicción local, ¿los privilegios de los miembros de la legislatura son oponibles a
los jueces federales?; la Corte ha respondido afirmativamente; b) fuera de esa jurisdicción local la Corte ha dicho
El desafuero y el juicio político que no: los privilegios con que las constituciones provinciales invisten a los miembros de sus legislaturas no
tienen la misma eficacia y alcance que los que otorga la constitución federal a los miembros del congreso. Por
ende, no rigen fuera de la provincia.
56. — El desafuero se asemeja en algo al juicio político, pero en tanto el juicio político implica un
“antejuicio” que mientras no concluye en destitución impide “promover” el proceso penal y significa inmunidad Personalmente, también entendimos durante mucho tiempo que los privilegios de los legisladores
de proceso, el desafuero no obsta a la iniciación y sustanciación el juicio penal sino sólo a que en él se prive de la provinciales no tenían extraterritorialidad. Desde hace algunos años, cambiando de opinión, sostenemos que
libertad al imputado. aquellos privilegios son oponibles en todo el territorio del país ante la jurisdicción federal y la jurisdicción de
otras provincias. El principio de lealtad federal y buena fe aporta una de las razones existentes para respaldar esta
nueva propuesta.
El derecho judicial en materia de desafuero
62. — Por último, queda por resolver si los privilegios e inmunidades que las constituciones provinciales
57. — La jurisprudencia de la Corte, a través de numerosos fallos, ha pun-tualizado el alcance de este deparan a los legisladores locales, son extensibles a los miembros de los concejos municipales. Si la constitución
privilegio, que sintetizamos en las siguientes afirmaciones: a) el juez puede formar el sumario y averiguar la provincial omite toda norma al respecto, creemos que los concejales carecen de dichos privilegios (aunque una ley
verdad del hecho sin previo desafuero, pero no puede arrestar al acusado hasta que la cámara de la que es parte local se los conceda). La Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, en su fallo del 25 de abril de
allane el privilegio (caso “Procurador Fiscal c/Nicasio Oroño”, de 1873); b) los arts. 69 y 70 no se oponen a la 1967, en el caso “Laferrere Fernando c/De Souza Martínez Leopoldo”, ha sostenido que los concejales
iniciación de acciones criminales contra un legislador (que no tuvieran origen en sus opiniones como tal), ni a que municipales pueden ser querellados por manifestaciones emitidas en el ejercicio de sus funciones y que la
se adelanten los procedimientos del juicio mientras no se afecte su libertad personal por orden de arresto o prisión disposición legal que les reconoce inmunidad de expresión excede la potestad legislativa y pugna con la
(caso “Héctor Conte Grand c/Marcelo Zunino”, de 1939); c) en el caso “C. R.” del 4 de noviembre de 1986, la constitución provincial.
Corte confirmó su anterior jurisprudencia en el sentido de que la inmunidad parlamentaria no impide instruir
sumario criminal para investigar la conducta de los legisladores (excepto en el caso del art. 68) en tanto no se
afecte la libertad personal de los mismos por orden de arresto o prisión, provisional o definitiva, y no hizo lugar al G) La llamada “interpelación”
argumento de invalidez de un auto de procesamiento dictado mientras el legislador recurrente se hallaba en el
exterior, porque la audiencia fijada para recibirle declaración indagatoria tenía fecha establecida para después de 63. — a) El art. 71 dispone que cada una de las cámaras puede hacer venir a su sala a los
su cese en el cargo de diputado. ministros del poder ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime conveniente.
Nuestra posición valorativa En nuestro derecho constitucional del poder, siempre se denominó interpelación a este
llamado que efectúan las cámaras para hacer comparecer a los ministros.
58. — Si el art. 68 nos mereció crítica, los arts. 69 y 70, que responden en lineamientos generales a una
institución común del derecho constitucional comparado, también permiten un enjuiciamiento. No hallamos razón b) Sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 71, ahora el art. 101 hace obligatoria la concurrencia
suficiente para que, si cada cámara puede corregir, remover o expulsar a un legislador por hechos tal vez menos del jefe de gabinete de ministros al menos una vez por mes, alternativamente, a cada una de las
graves que un delito, el poder judicial —que se supone independiente e imparcial, encargado de la administración cámaras. La finalidad es informar sobre la marcha del gobierno.
de justicia— no pueda condenar por delito sin previo desafuero parlamentario; supeditar la finalización de la causa
judicial mediante sentencia, al “permiso” de la cámara a que pertenece el legislador procesado, es menoscabar la
Asimismo, el jefe de gabinete puede ser interpelado según la misma norma a efectos de tratar
administración de justicia. De ahí que si bien la jurisprudencia también nos parece en este caso ajustada a lo que una moción de censura, y puede ser removido, todo ello con las mayorías previstas para el caso.
prescriben los arts. 69 y 70, ambas normas constitucionales no satisfagan nuestro sentimiento de justicia.
c) Finalmente, el art. 100 inc. 11 dispone que al jefe de gabinete le corresponde producir los En segundo lugar, hay que buscar la base constitucional de la facultad de investigación. Si es que acaso la
informes y explicaciones verbales o escritos que cualquiera de las cámaras solicite al poder facultad investigadora se reputa “implícita”, y si los “poderes implícitos” están reconocidos en el art. 75 inc. 32 al
ejecutivo. “congreso” (y no a cada cámara por separado), no parece posible decir que los poderes “implícitos” que la
constitución atribuye al congreso puedan ser desglosados en un ejercicio separado y propio por cada cámara del
64. — Después de la reforma constitucional de 1994, que ha mantenido el art. 71 y ha mismo; si se acude a poderes implícitos, mejor sería sostener que “cada cámara” posee, no los del art. 75 inc. 32
agregado el art. 101, hemos de diferenciar la interpelación a los ministros y la interpelación al jefe (que, son del “congreso”), sino los que ella precisa para ejercer sus competen-cias, aunque éstas acaso no le sean
de gabinete. privativas, sino que pertenezcan al congreso.
Parece que para los ministros, la interpelación posee únicamente una finalidad informativa, Otra cosa parcialmente distinta es la facultad investigadora que se pone a cargo de una comisión bicameral,
en cuyo caso decimos que, además de los poderes implícitos que el art. 75 inc. 32 otorga “para legislar”, también
que a nuestro criterio debe ser conducente para algo que le sea útil al congreso a efectos de ejercer
los hay para todo otro fin que sea conducente al ejercicio de cualquiera otra competencia congresional (aunque
una com-petencia suya, o de cumplir su función de control. Por ende, tiene que recaer sólo en carezca de naturaleza legislativa, y aunque no se traduzca en legislación).
cuestiones o materias que guarden conexidad funcional con una o más competencias del congreso
No descartamos, pues, la facultad investigadora del congreso, pero pensamos que una supuesta creencia en la
o de sus cámaras. primacía del congreso no sirve de fundamento válido a dicha competencia.
En cambio, el jefe de gabinete tiene responsabilidad política ante el congreso en virtud del
art. 100, de lo que inferimos que: Las pauta básicas
a) en su deber de informar a las cámaras en los términos del art. 101 sobre la marcha de
gobierno, pueden aquéllas requerirle puntualmente cualquier informe referido a materias propias 69. — Un agrupamiento de los principios que reputamos fundamentales podría sistematizarse
de cualquier ministro, o el panorama de conjunto, o la gestión personal del jefe de gabinete; así:
b) de esta información no cabe decir que limite su finalidad a un conocimiento de utilidad a) El ejercicio de la facultad de investigación no requiere la existencia previa de una ley
para el congreso, ya que además puede derivar a una moción de censura y hasta a la remoción del reglamentaria que regule dicha facultad; pero la ley previa puede resultar imprescindible para
jefe de gabinete. cumplir determinados actos que se ejemplifican en el inc. e);
b) Se trata de una facultad emergente de los poderes implícitos (de cada cámara, si la
65. — La insatisfacción, desaprobación o disconformidad de las cámaras respecto de los investigación está a cargo de ella, o del congreso, si la cumple el cuerpo con sus dos cámaras);
informes que reciben de los ministros, o del poder ejecutivo a través del jefe de gabinete, c) La investigación así fundada debe: c’) guardar relación funcional de finalidad con alguna
solamente reviste el alcance de una expresión adversa, pero que no resulta vinculante, ni para el o competencia del congreso o de sus cámaras (en este último caso, la competencia de la cámara que
los ministros, ni para el jefe de gabinete, ni para el poder ejecutivo. En cambio, puede repercutir e investiga puede serle privativa, o concurrente con la otra); c”) dicha competencia a la que
influir en la sociedad por medio de las opiniones públicas y de la información que proporcionan implícitamente se adhiere la facultad investigadora no requiere necesariamente ser de naturaleza
los medios de comunicación social. legislativa ni traducirse en la sanción de una ley; c”’) la investigación debe desarrollarse de modo
La única excepción en cuanto al efecto que estamos analizando viene expuesta en el art. 101 compatible con todas las limitaciones que la constitución impone a los órganos de poder, y con los
cuando prevé la moción de censura y la remoción del jefe de gabinete; la moción de censura derechos y garantías personales;
puede provenir de una sola cámara, en cuyo caso no surte efecto destitutorio, y la remoción d) La investigación no puede: d’) invadir la zona de reserva del poder ejecutivo y del poder
necesita el voto coincidente de cada cámara,o sea, de las dos. judicial; d”) violar la privacidad de las personas; d”’) no existe una facultad de revelar
públicamente informes obtenidos por el solo hecho de hacer revelaciones;
66. — La interpelación, si bien se dirige personalmente a un ministro o al jefe de gabinete, recae en el poder
ejecutivo, ya que los actos presidenciales llevan normalmente refrendo ministerial. Los ministros y el jefe de e) Las facultades de investigación y los medios escogidos para ejercerlas no son anteriores ni
gabinete no pueden negarse a concurrir, ni su presencia puede suplirse con la remisión de un informe escrito. Las superiores a la ley, por manera que: e’) se precisa ley reglamentaria previa en los supuestos en
cámaras, por su parte, les deben en el trámite de la interpelación todas las garantías que exige el decoro de un que la constitución la exige para casos específicos (por ej.: para allanar domicilios, revisar y/o
funcionario dependiente exclusivamente del poder ejecutivo. Entendemos que el ministro y el jefe de gabinete incautar correspondencia y papeles privados, etc.); e”) a falta de ley, es indispensable obtener
interpelados gozan, en el seno de la cámara que los ha convocado, de todas las inmunidades propias de los orden judicial de allanamiento y/u ocupación;
legisladores.
f) El ejercicio de las facultades de investigación está sujeto a control judicial de
67. — En cuanto al posible requerimiento de informes al poder judicial, creemos que excepcionalmente constitucionalidad cuando se alega por parte interesada que se ha incurrido en violación a la
procedería si las cámaras los recabaran con un fin específico muy concreto, vinculado necesariamente a sus constitución;
competencias; por ej., para legislar en materia procesal, o en temas de organización judiciaria y, acaso, también en
cuestiones puntuales de legislación común; sin duda, cuando se moviliza un juicio político.
g) Ni la cámara investigadora, ni el congreso, pueden aplicar sanciones a terceros ajenos a
dichos cuerpos.
Las facultades de investigación de las cámaras y del congreso
CAPÍTULO XXXIII
68. — Es posible dividir la facultad investigadora en dos: a) la del “congreso” como cuerpo
conjunto que reúne a ambas cámaras; b) la de “cada cámara” por separado. En ambos casos, lo LA COMPETENCIA DEL CONGRESO FUERA DEL
más frecuente y fácil es que la investigación no la haga el pleno del congreso ni de cada cámara ARTICULO 75
sino una “comisión” investigadora formada del seno de uno o de otra.
I. LAS COMPETENCIAS DISPERSAS EN LA CONSTITUCIÓN. - La reforma de la constitución. - Los actos que deben
cumplirse con participación y consentimiento provinciales. - A) La sede de la capital federal. - B) Las nuevas
Si todo el congreso, o toda una cámara se constituyen en comisión investigadora, no hay problemas. Si se
provincias. -C) ¿La “fijación” de límites de las provincias. D) La coparticipación federal impositiva. - E)
forma una comisión, corresponde decir que estamos ante una “imputación de funciones”, que el pleno efectúa a Otros casos. - Las competencias suprimidas en la revisión constitucional de 1860. - Otras competencias. - II.
favor de dicha comisión para que investigue; luego, la comisión deberá informar al congreso o a la cámara para LAS OBLIGACIONES DE OMISIÓN COMO LÍMITES A LA COMPETENCIA. - Las prohibiciones al congreso. - III. EL
que se expida. ARTÍCU-
En primer lugar, no es pacífico ni seguro que la facultad investigadora configura un “privilegio”. Sin duda, es LO 85.
una competencia, que para muchos puede carecer de aquella naturaleza.
I. LAS COMPETENCIAS DISPERSAS EN LA CONSTITUCION otorga al congreso la competencia de fijar los límites de las provincias, se refiere también a la de
“crear” otras nuevas.
La reforma de la constitución
Si nuestra federación puede definirse como unión indestructible de estados indestructibles, son viables las
1. — En materia de reforma constitucional, bien que nuestra constitución es rígida y por eso la encomienda a adiciones por incorporación de nuevas provincias, pero no las sustracciones por secesión, ni por supresión de
una convención “ad-hoc”, el congreso ejerce una competencia “precedente” en la primera etapa de la revisión. Al provincias.
congreso le incumbe privativa y exclusivamente la iniciativa de la reforma, no en la confección del proyecto sino
en la declaración de que la reforma es necesaria. 5. — La previsión de posible formación de una provincia con varias no creemos que pueda aplicarse a las
Remitimos al Tomo I, cap. VI, acápite II. catorce provincias históricamente preexistentes, si es que seguimos apegados a una interpretación tradicional-
historicista de nuestra constitución; pero cabe pensar que la misma previsión puede prosperar con respecto a
provincias que adquirieron calidad de tales con posterioridad a 1853-1860. (Si bien entendemos que ninguna
Aun cuando después de la reforma de 1994 se considere que la rigidez de la constitución se ha provincia anterior a 1853-1860 puede desaparecer como tal para quedar absorbida o fusionada en otra u otras, una
atenuado (ver Tomo I, cap. VI, nº 8), estamos ciertos de que toda enmienda formalmente tal —o de aquellas provincias puede consentir que con parte de ella se forme una nueva.)
sea, la que modifica, añade o suprime normas de la constitución— exige transitar el La participación del consentimiento provincial en los supuestos del art. 13 revela, en común con similar
procedimiento del art. 30. Esto significa que no se puede evadir la intervención que le cabe al procedimiento en el art. 3º, que la constitución resguarda la integridad territorial de las provincias y que no
congreso para declarar que la reforma es necesaria y para puntualizar cuáles son los contenidos admite la disponibilidad del territorio provincial por decisión unilateral del gobierno federal. Es válido extraer y
que se remiten a la competencia de la convención constituyente. proyectar de estas normas el principio general de que es menester el consentimiento provincial cuando una porción
del espacio geográfico de las provincias va a quedar sustraído totalmente del ámbito provincial o de su
Por ende, sería inconstitucional evitar aquella intervención mediante subterfugios como éstos:
jurisdicción.
a) someter la necesidad de la reforma, y/o su contenido, a consulta popular por aplicación
indebida del art. 40; C) ¿La “fijación” de límites de las provincias?
b) disponer que la reforma es necesaria mediante decreto de necesidad y urgencia por
aplicación también indebida del art. 99 inc. 3º párrafo tercero. 6. — Hay doctrina que incluye entre los actos del congreso requeridos de participación
provincial a la “fijación” de límites interpro-vinciales.
Los actos que deben cumplirse con participación y consentimiento provinciales. No parece que pueda generalizarse esta interpretación.
Si bien la facultad del congreso no es absoluta, y para fijar los límites interprovinciales ha de
2. — Dada la estructura federal de nuestro régimen, el congreso cumple ciertos actos que son
computar diversos antecedentes históricos, nos queda claro que hay supuestos en los que su
de su competencia, con consentimiento o participación de las legislaturas provinciales. Es decir
ejercicio no requiere el consentimiento de las provincias interesadas.
que hace falta la concurrencia de un órgano provincial y de un órgano del gobierno federal.
La delimitación admite hipótesis:
Es interesante advertir que en la doctrina se ha elaborado la categoría de “facultades
compartidas” entre estado federal y provincias para connotar aquéllas cuyo ejercicio requiere un a) cuando hay una zona litigiosa entre provincias;
acto integra-torio de los dos órdenes gubernamentales. b) cuando el congreso considera razonablemente que hace falta un redimensionamiento
geográfico de las provincias a las que se afectaría, en cuyo caso estimamos que si se va a
A) La sede de la capital federal. desintegrar una parte sustancial del territorio de una o más hay que encuadrar la situación en el
marco de las facultades “compartidas” (ver nº 5).
3. — En primer lugar, la fijación o el establecimiento de la capital federal, donde reside el
gobierno federal, requiere que el congreso declare, mediante una ley especial, la ciudad capital, De aceptarse que ciertos casos de fijación de límites de provincias se sub-sumen en esta clase de facultad
previa cesión hecha por una o más legislaturas provinciales, del territorio que haya de compartida y que, por ende, es necesario el con-sentimiento provincial, creemos que dichos casos se deben referir
tanto a las catorce provincias históricamente preexistentes al estado federal cuanto a los posteriores.
federalizarse (art. 3º).
La “previa” cesión debe entenderse en el sentido de que tal cesión debe ser anterior a la radicación de la Al margen de lo que viene expuesto, también puede compartirse la tesis de que el congreso
capital federal, pero no significa que necesariamente la ley provincial de cesión tenga que dictarse antes que la ley tiene facultad de aprobar el tratado de límites interprovinciales que entre sí hayan celebrado dos o
del congreso que declara el lugar de emplazamiento de la capital. más provincias.
Interpretamos que para reintegrar a una o más provincias el territorio de la capital federal —o 7. — Cuando las constituciones provinciales contienen en alguno de sus artículos una definición de cuáles
sea, para “desfederalizarlo”— también hace falta (por analogía con la “federalización”) el son los límites de la provincia, la norma pertinente sólo debe interpretarse como declarativa del ámbito geográfico
respectivo, y no como sustitutiva de la competencia que el congreso tiene en la materia (porque aun concediendo
consentimiento provincial.
que sea una facultad “compartida”, está en claro que nunca puede ser una facultad unilateral de las provincias).
Se podría pensar que cuando una provincia (en 1880 la de Buenos Aires) cede un lugar para establecer en él 8. — Cuando el congreso fija los límites interprovinciales, cabe pensar en el límite marítimo de cada
la capital federal y luego ésta se traslada a otro, aquel lugar debe volver a la provincia de origen. Nosotros no provincia que tiene costa oceánica. El inc. 15 del art. 75 habla de fijar límites “de las provincias”, pero es
compartimos ese criterio, y creemos que para que se produjera el reingreso automático al territorio provincial haría indudable que la frase apunta a los límites “entre” provincias, o sea de una con otra u otras. Los límites marítimos
falta que la ley local de cesión consignara expresamente que para el caso eventual de un ulterior traslado de la no son límites “de” provincias ni “entre” provincias, sino límites internacionales. Por supuesto que el “arreglo” de
capital a otro sitio, el lugar cedido y federalizado sería restituido a la provincia. éstos incumbe también al congreso, pero entonces no resultaría posible que (so pretexto de fijar los límites
B) Las nuevas provincias provinciales) el congreso estableciera límites marítimos diferenciales respecto de y entre las provincias lindantes
con el océano.
4. — El art. 13 determina que podrán admitirse nuevas provincias, pero no podrá erigirse una Asimismo, la competencia del congreso en materia de límites marítimos no incluye la de federalizar la
provincia en el territorio de otra u otras, ni de varias formarse una sola, sin el consentimiento de la porción marítima que, integrando el territorio de las provincias, es definida por la ley como de dominio público.
legislatura de las provincias interesadas y del congreso. Por su parte, cuando el inc. 15 del art. 75
D) La coparticipación federal impositiva
9. — Cuando se lee e interpreta el art. 75 inc. 2º es fácil ubicar el caso en la serie de mismo cabe decir con respecto a los derechos reconocidos a los extranjeros por el art. 20, y a los
competencias compartidas, aun cuando esta vez no aparezca fuera del art. 75 sino dentro de él. incluidos en el art. 14 bis.
Esta coparticipación requiere: a) que la ley-convenio tenga base en acuerdos entre el estado El art. 15 estipula que una ley especial reglará las indemnizaciones a que da lugar la abolición
federal y las provincias, y b) que sea aprobada por las provincias una vez dictada por el congreso. de la esclavitud.
Remitimos al Tomo II, cap. XIX, acápite II. El art. 17 otorga al congreso la competencia exclusiva para declarar y calificar por ley la
utilidad pública en caso de expropiación.
E) Otros casos También se requiere ley para exigir servicios personales e imponer contribuciones.
El art. 18, al estatuir que nadie puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al
10. — Hemos de analizar supuestos que caben en el listado de facultades compartidas, pero
hecho del proceso, ni sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa,
con la modalidad de que a veces la com-petencia del congreso se ejerce después de ejercida una
implica atribuir al congreso la competencia exclusiva para incriminar conductas que constituyen
competencia provincial.
delitos del código penal, y para establecer la organización estable y permanente del poder judicial;
Los ejemplos pueden ser éstos: lo primero vuelve a aparecer expresamente en el art. 75 inc. 12 —que prevé la sanción del código
a) Con “conocimiento” del congreso federal (que para nosotros implica “aprobación” del penal— y lo segundo en el art. 108 y en el art. 75 inc. 20, que ordenan al congreso establecer los
congreso) las provincias: a’) celebrar los tratados parciales a que ya se refería el ex art. 107, que tribunales inferiores.
ahora subsiste como art. 125; a”) crear regiones para el desarrollo económico y social conforme al Asimismo, el art. 18 determina que una ley establecerá en qué casos y con qué justificativos
art. 124; a”’) celebrar convenios internacionales con el marco y los límites fijados por el art. 124. podrá procederse al allanamiento y ocupación del domicilio, la correspondencia epistolar y los
b) Con autorización del congreso federal, las provincias pueden establecer bancos con papeles privados.
facultad de emitir billetes. Ello surge del art. 126 que, en forma negativa, les prohíbe hacerlo sin El art. 19 contiene (en su parte final) el enunciado del principio de legalidad.
autorización del congreso.
El art. 21 contempla la obligación del ciudadano de armarse en defensa de la patria y la
c) Finalmente, si se acepta dentro del marco de un federalismo “concertado” la inclusión constitución, conforme a las leyes que al efecto dicte el congreso (y, además, a los decretos del
como derecho intrafederal de convenios, acuerdos, tratados o normas (también “leyes-contrato”) ejecutivo nacional).
que son resultado de decisiones coincidentes del estado federal y de las provincias, es válido
El art. 24 dispone que el congreso promoverá la reforma de la actual legislación en todos sus
agregar su ejemplo como uno más de facultades compartidas (aunque acaso sean compartidas
ramos, y el establecimiento del juicio por jurados; esto último es insistido en el art. 75 inc. 12 (in
“voluntariamente” y no obligatoriamente).
fine) y en el art. 118.
Las competencias suprimidas en la revisión constitucional de 1860. El art. 26 prevé la libre navegación de los ríos, con sujeción única a los “reglamentos” de
autoridad federal, que implican una posible legislación.
11. — Hasta la reforma de 1860, el congreso revisaba las constituciones provinciales antes de su El art. 36 remite a la ley para: a) fijar el tiempo de inhabilitación para ocupar cargos o
promulgación (art. 5º del texto originario de 1853), pudiendo reprobarlas si no estaban conformes con los empleos públicos en caso de delito doloso contra el estado que conlleve enriquecimiento; b)
principios y disposiciones de la constitución federal (art. 64 inc. 28 del mismo texto). En rigor, no se trataba en el
reglamentar la ética pública para el ejercicio de la función.
caso de un acto provincial (sanción de la constitución) que requiriera consentimiento, aprobación o autorización
del congreso; se trataba de un control de constitucionalidad de tipo político, intercalado entre la sanción de la El art. 37 prevé que las leyes de partidos políticos y régimen elec-toral garanticen la igualdad
constitución provincial y su vigencia. real de oportunidades entre varones y mujeres.
Otras competencias El art. 38 abre el espacio para la legislación sobre partidos polí-ticos.
El art. 39 se refiere a la ley reglamentaria del derecho de iniciativa legislativa popular, y a la
12. — Si se pasa revista prolija a todo el articulado constitucional que queda fuera del art. 75, competencia (obligatoria) del congreso para dar trámite y tratamiento expreso a los proyectos de
es posible encontrar competencias que ejemplificativamente citamos en seguida. ley surgidos de aquella iniciativa.
Asimismo, ha de computarse en este rubro todo lo que bajo el nombre de “reserva de la ley” El art. 40, sobre consulta popular, consigna la competencia del congreso para convocarla y
(y latamente, “principio de legalidad”) implica una competencia para cuyo ejercicio la para dictar la ley reglamentaria de la misma.
constitución exige “ley” del congreso.
El art. 41, sobre derecho ambiental, alude a la ley que establezca la obligación de recomponer
El art. 4º regula la formación del llamado “tesoro nacional” cuyos recursos enumera. Si bien el daño ambiental, y a las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección del
sólo menciona al congreso cuando le asig-na específicamente la competencia para imponer ambiente.
“contribuciones” y decretar “empréstitos y operaciones de crédito”, todos los otros ingre-sos del
tesoro que prevé el mismo artículo implican ejercicio de facul-tades que, sin señalarse en él El art. 42, coordinado con el 43, requiere que la ley prevea la exis-tencia de las asociaciones
expresamente, incumben al congreso y están incluidas en el art. 75. de consumidores y usuarios y su registración, requisitos y formas de organización.
El art. 7º otorga al congreso la facultad de dictar leyes generales que determinen la forma El art. 45 menciona la fijación por el congreso de la representación que, después de cada
probatoria de los actos públicos y procedimientos judiciales de cada provincia y los efectos censo, compondrá la cámara de diputados de acuerdo con la población. El art. 49 remite al
legales que producirán (atento que la misma norma dispone que gozan de entera fe en las demás congreso la expedición de una ley electoral para proveer a la elección de diputados después de la
instalación del primer congreso.
provincias).
El art. 9º asigna al congreso la facultad exclusiva de establecer las tarifas que regirán en las El art. 74 prevé la remuneración de los diputados y senadores de acuerdo con la dotación que
aduanas nacionales. señale la ley.
El art. 14 reconoce los derechos individuales que se gozan conforme a las leyes que El art. 85 prevé una ley para la Auditoría General de la Nación.
reglamentan su ejercicio. El carácter relativo de tales derechos los somete a limitaciones El art. 86 sobre el Defensor del Pueblo dice que “la organización y el funcionamiento de esta
(razonables, a tenor del art. 28), que el congreso puede establecer a través de la legislación. Lo institución serán regulados por una ley especial”.
El art. 88 asigna al congreso la facultad de determinar qué fun-cionario público ha de diputados, senadores), etc. Expresamente, el art. 75 inc. 2º prohíbe reglamentar la ley-convenio de coparticipación
desempeñar la presidencia, en caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del presidente y federal impositiva.
vicepre-sidente.
15. — Nos interesa reafirmar por separado que, expresamente, la constitución prohíbe al congreso; a) alterar
El art. 92, al aludir al sueldo del presidente y vicepresidente, da por sentado implícitamente su los principios, garantías y derechos reconocidos por la constitución, cuando dicta las leyes que reglamentan su
fijación por el congreso. ejercicio; se trata del principio o regla de razonabilidad formulada en el art. 28; b) conceder al ejecutivo nacional
facultades extraordinarias, y la suma del poder público, u otorgarle sumisiones o supremacías por las que la vida,
El art. 93 habilita al congreso en pleno (asamblea legislativa) para que el presidente y
el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced del gobierno o persona alguna; se trata del delito
vicepresidente de la república presten jura-mento constitucional en manos del presidente del tipificado en el art. 29; c) dictar leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción
senado. federal (sobre esta norma del art. 32 remitimos al Tomo II, cap. XII, acápite III); d) ejercer competencias que la
El art. 100 menciona a la ley que, con relación al jefe de gabinete de ministros y a los demás constitución atribuye a las provincias dentro del deslinde propio de nuestra estructura federal; las provincias
ministros secretarios, debe establecer su número y competencia. conservan todo el poder no delegado por la constitución al gobierno federal y el que expresamente se hayan
reservado por pactos especiales al tiempo de su incorporación (art. 121); pero hay poderes implícitos del congreso
El art. 110 se refiere a la determinación por ley del sueldo de los jueces federales. que importan delegación de la misma índole, no obstante lo cual en nuestro régimen federal, el principio es la
Los arts. 114 y 115 mencionan la ley que ha de regular el Consejo de la Magistratura y el competencia de las provincias y la incompetencia del estado federal (ergo: también del congreso).
jurado de enjuiciamiento de los jueces federales de tribunales inferiores a la Corte.
16. — Reiteramos acá mucho de lo que en el tratamiento de diversos temas explicamos por separado. Por
El art. 117 depara la competencia de establecer reglas y excepciones a la jurisdicción apelada ejemplo, el congreso no puede: a) interferir en la zona de reserva del poder ejecutivo ni del poder judicial; b)
de la Corte; en general, tanto del citado artículo como del 116 se desprende la facultad del prohibir a los jueces que en determinados casos o procesos judiciales ejerzan el control de constitucio-nalidad o
congreso de regular la competencia de los tribunales federales (con excepción de la originaria y declaren inconstitucionalidades; c) inhibirles el ejercicio de su juris-dicción en causa judiciable; d) declarar la
exclusiva de la Corte, que no puede ser ampliada ni disminuida por ley). inconstitucionalidad de una ley a cuya derogación procede, con el efecto de alterar o desconocer derechos
adquiridos; e) eximir a los actos que cumple el congreso o una de sus cámaras del control judicial de
El art. 120 habilita a dictar la ley para el Ministerio Público. constitucionalidad; f) exigir el acuerdo del senado para que el presi-dente de la república nombre funcionarios y
El art. 127 contempla la represión por ley de las hostilidades entre provincias. empleados para cuya designación la constitución no impone aquel requisito; g) establecer qué funcionarios no
incluidos en el art. 53 sólo podrán ser removidos de sus cargos mediante juicio político.
El art. 129 prevé una ley para garantizar los intereses del estado federal mientras la ciudad
autónoma de Buenos Aires sea capital federal, y la competencia para convocar al electorado de la
17. — El examen de las prohibiciones no reviste un mero interés teórico, sino práctico, en
ciudad para elegir los representantes encargados de dictar el Estatuto Organizativo.
cuanto hacer lo que ellas impiden irroga inconstitucionalidad en la actividad del congreso,
Los artículos que contienen incriminaciones (15, 22, 29, 36 y 119) no fijan las penas susceptible de ser atacada dentro del marco en que se moviliza el control judicial de
correspondientes a los respectivos delitos, pero obligan al congreso a establecerlas dentro de la constitucionalidad en nuestro régimen.
legislación penal. El art. 119 lo consigna expresamente.
III. EL ARTICULO 85
En los arts. 99 y 100 aparecen algunas competencias del poder ejecutivo y del jefe de gabinete que tienen
correspondencia con otras del congreso; asimismo en el art. 101 para la remoción del jefe de gabinete.
18. — Si siempre fue común destacar que el congreso cumple una función de control,
II. LAS OBLIGACIONES DE OMISION COMO LIMITES
creemos que después de la reforma de 1994 el nuevo art. 85 ha incorporado fuera del art. 75 una
A LA COMPETENCIA competencia explí-cita.
Dice el primer párrafo del art. 85: “El control externo del Sector Público Nacional en sus
Las prohibiciones al congreso aspectos patrimoniales, económicos, financieros y operativos, será una atribución propia del
Poder Legislativo”.
13. — Otro repaso de la constitución permite confeccionar un ca-tálogo de prohibiciones. Lo (La bastardilla es nuestra).
que “no se puede hacer” queda al margen de toda competencia; por eso, el encuadre de las
La norma intenta establecer un nuevo perfil de equilibrio entre el poder ejecutivo y el
prohibiciones halla marco en lo que denominamos obligaciones constitucionales, que en el caso
son obligaciones de abstención u omisión. congreso, ya que por “sector público nacional” se ha de entender: a) la administración pública
federal cuya titularidad pertenece al presidente y cuyo ejercicio incumbe al jefe de gabinete; b) las
Ver cap. XXX, nº 38. empresas y sociedades del estado, comprensivas de toda otra entidad en la que el poder ejecutivo
Cuando hallamos prohibiciones genéricas que van dirigidas al estado o al gobierno federal, es posee participación mayoritaria de capital, o la ejerce en la toma de decisiones societarias; c) los
válido sostener que alcanzan al con-greso. Pero las hay directamente impuestas a él, o a la ley. entes privados que prestan servicios al público.
Las citas no exhaustivas se ejemplifican con:
En este ámbito, el control externo abarca al control patrimonial, económico y financiero, y al
control operacional o de gestión.
Art. 25 (prohibición de gravámenes a la entrada de extranjeros); art. 12 (prohibición de leyes preferenciales
entre puertos); art. 13 (prohibición de desmembrar la integridad territorial de las provincias sin consentimiento de
sus legislaturas); art. 14 bis (prohibición de superposición de aportes en materia de seguridad social); art. 17 Es posible, asimismo que, aun sin formar parte orgánica o funcional del sector público federal, puedan quedar
(prohibición de establecer la confiscación de bienes en la legislación penal); art. 45 (prohibición de disminuir la sometidas al control las entidades de cualquier naturaleza que reciben y manejan fondos públicos federales (por
base de población que la norma expresa para cada diputado); art. 76 (prohibición de delegación legislativa a favor ej., las universidades nacionales autónomas, las provincias por la coparticipación federal impositiva, la Iglesia
Católica por el presupuesto de culto, etc.).
del ejecutivo); art. 82 (prohibición de sanción ficta o tácita de leyes); art. 110 (prohibición de disminuir el sueldo
de los jueces federales).
19. — El congreso cuenta con un órgano (extrapoderes) de asistencia técnica, que es la Auditoría General de
14. — Hay normas de la constitución que no admiten reglamentación alguna y, en consecuencia, implican la Nación, en cuyos dictámenes es obligatorio que aquél sustente el examen y la opinión sobre el desempeño y la
prohibir que el congreso dicte leyes reglamentarias de las mismas. Así, a solo título de ejemplo, el derecho de situación general de la administración pública.
Remitimos al cap. XLI, acápite I, especialmente nos. 10 a 12.
opción que discierne automáticamente el art. 23 in fine; la competencia originaria y exclusiva de la Corte Suprema
otorgada por el art. 117; las condiciones que fija la constitución para determinados cargos (presidente, vice,
CAPÍTULO XXXIV
2. — El art. 4º de la constitución prevé la formación y los recursos del llamado tesoro nacional, enumerando
LA COMPETENCIA DEL CONGRESO EN EL ARTICULO 75 las siguientes fuentes de ingreso: a) derechos de importación y exportación; b) venta o locación de tierras de
propiedad nacional; c) renta de correos; d) contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población
impone el congreso general; e) empréstitos y operaciones de crédito que decreta el mismo congreso para urgencias
I. EL SISTEMA AXIOLÓGICO. - El art. 75 y la parte dogmática. - II. EL SISTEMA RENTÍSTICO Y FINANCIERO. - El
artículo 4º, los recursos, y la emisión monetaria. - El régimen aduanero y la circulación territorial. - Los
de la nación o para empresas de utilidad nacional.
impuestos y contribu-ciones. - Los empréstitos, operaciones financieras, y correos. - El empréstito “forzoso”. - Remitimos al Tomo II, cap. XIX, nos. 38 y 39.
Los subsidios “a” y “de” las provincias. - El “arreglo” de la deuda. - El presupuesto. - La cuenta de
inversión. - Las competencias en materia bancaria y monetaria. - La emisión de billetes por las provincias. - La 3. — Se debate si la enumeración de recursos que efectúa el art. 4º es taxa-tiva o no. Si no lo es, pueden
moneda extranjera. - La facultad de los jueces parar admitir la depreciación monetaria. - III. EL SISTEMA agregarse otros no enunciados expresamente.
COMERCIAL. - El comercio. - La cláusula comercial en nuestro régimen. - El sistema de pesos y medidas. - IV.
EL INCISO 12. - Remisiones. - V. LA CLÁUSULA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS. - El sentido del inciso 17. - La discusión acerca de la constitucionalidad de la emisión monetaria sin respaldo metálico nos hizo sostener
Reconocimiento, respeto, y garantías. - La operatividad y el desarrollo legislativo. - VI. LAS POLÍTICAS PARA antes de la reforma de 1994 que, pese a la diversidad de opiniones doctrinarias, no resultaba violatoria de la
EL DESARROLLO, LA CULTURA Y LAS CUESTIONES POBLACIONALES. - El inciso 18 del art. 75. - La reforma de constitución, más allá de la valoración que pudiera recaer sobre la conveniencia o no de la emisión monetaria
1994 al artículo 75. - El desarrollo. - La educación, la ciencia, y la cultura. - Las políticas en orden a la como recurso fiscal, y de sus proyecciones económicas.
población. - La política demográfica. - Los privilegios y recompensas. - VII. LAS POLÍTICAS DE DERECHOS
HUMANOS. - El marco global. - Una norma específica: el inc. 23 del art. 75. - VIII. EL INCISO 20. - Su
Para encarar la cuestión después de la reforma conviene tomar en cuenta dos cosas: a) subsiste
contenido. - La amnistía. - IX. LAS RELACIONES CON EL PODER EJECUTIVO. - X. LAS RELACIONES CON LA
IGLESIA CATÓLICA. - XI. EL ESTADO DE SITIO. - XII. LAS RELACIONES INTERNACIONALES. - Los límites
la competencia del congreso para establecer y reglamentar un banco “federal” con facultad de
internacionales. - Los tratados internacionales. - Los tratados de derechos humanos. - Las represalias. - La emitir moneda (art. 75 inc. 6º, que corresponde al anterior art. 67 inc. 5º, que se refería a un banco
guerra. - XIII. LOS LÍMITES INTERPROVINCIALES. - XIV. LOS LUGARES SOMETIDOS A JURISDICCIÓN FEDERAL. - “nacional” con facultad de emitir billetes); b) se ha agregado entre las competencias del congreso
XV. LA INTERVENCIÓN FEDERAL. - XVI. LOS PODERES MILITARES. - XVII. LOS PODERES IMPLÍCITOS. - Su la de “proveer lo conducente… a la defensa el valor de la moneda” (art. 75 inc. 19 párrafo
concepto: el inciso 32 del art. 75. - Los poderes implícitos “dentro” y “fuera” del inc. 32. - Los poderes
implícitos en nuestro régimen. - Los poderes implícitos del congreso en relación con los gobiernos de
primero).
provincia. - APÉNDICE : Correlación entre el anterior artículo 67 Queda la impresión de que esta nueva norma tiende a evitar la inflación causada por la
y el artículo 75 actual. emisión monetaria sin encaje metálico y como recurso habitual y permanente. (Ver nº 20).
Sobre el fenómeno inflacionario en sí mismo nada dice la constitución reformada, pero cabe opinar que
I. EL SISTEMA AXIOLOGICO aquella emisión monetaria como recurso fiscal quedaría implícitamente vedada cuando objetivamente fuera
contraria y dañina para defender el valor de la moneda (que el art. 75 inc. 19 obliga a resguardar); o sea, capaz de
El art. 75 y la parte dogmática originar índices de inflación que alteraran dicho valor.
Concomitantemente, el mismo art. 75 inc. 19 trae otras pautas obligatorias para el orden socioeconómico, que
1. — En el art. 75 se condensa el agrupamiento que de las competencias del congreso hace la conviene analizar a efectos de resolver el problema de la emisión monetaria sin encaje metálico, para no desvirtuar
constitución, aun cuando hay otras fuera de él (ver cap. XXXIII). ni dejar incumplidas dichas pautas.
De todos modos, y con cualquier opinión sobre el tema, no hay duda de que antes de la reforma de 1994 la
Por supuesto, el art. 75 pertenece a la parte orgánica de la constitución, pero ya dijimos que
emisión monetaria sin respaldo significó una mutación constitucional por interpretación que algunos reputaron
es expresión manifiesta de un fenómeno normativo propio de la reforma de 1994, consistente en inconstitucional y otros no.
incorporar a la parte orgánica una serie de valores, principios y derechos que obligadamente
Después de la reforma, la ley de convertibilidad 23.928, del año 1991, tuvo precisamente la intención y el
reenvían a la parte dogmática. propósito de erradicar la praxis de la emisión monetaria como recurso fiscal.
Hay que pasar revista a los 32 incisos del art. 75 para comprenderlo; no vamos a transcribir
los que son pertinentes, pero sí a citarlos. Así, al adjudicar las competencias congresionales El régimen aduanero y la circulación territorial
encontramos que:
a) el inc. 2º sobre coparticipación federal impositiva señala las pautas de valor que han de 4. — El inc. 1º del art. 75 ha sufrido modificaciones de redacción en la reforma del que antes
tomarse en cuenta para la distribución de la recaudación; era inc. 1º del art. 67. Mucho más breve, ahora dice que: a) al congreso le corresponde legislar en
materia aduanera y establecer los derechos de importación y exportación, así como las
b) el inc. 17 contiene derechos de los pueblos indígenas argentinos;
avaluaciones sobre las que recaigan; y b) serán uniformes en todo el territorio.
c) el inc. 19 en sus cuatro párrafos suma referencias principistas para el orden
socioeconómico, para el crecimiento y el desarrollo desigualitario, para la educación y la cultura; De otras normas surge que estos impuestos no son objeto de coparticipación (art. 75 inc. 2º), y que son de
d) el inc. 22 alude a instrumentos internacionales sobre derechos humanos; competencia exclusiva del estado federal (por ej., art. 126, que prohíbe a las provincias establecer aduanas
provinciales, y arts. 10, 11 y 12).
e) el inc. 23, a la igualdad real y a los derechos;
f) el inc. 24, cuando prevé los tratados de integración supraestatal, también impone pautas Remitimos al Tomo II, cap. XIX, acápite IV.
valorativas.
5. — En la constitución material, la prohibición de tarifas aduaneras diferenciales ha transitado por una
Es fundamental, entonces, que tanto para el ejercicio de las competencias del congreso como mutación violatoria de la constitución. Ello es así porque distintas normas han consagrado franquicias
para interpretar y aplicar el sistema axiológico y el sistema de derechos de la constitución, se diferenciales en algunas zonas, que han significado discriminaciones aduaneras.
preste la debida atención a todo lo que desde el art. 75 se proyecta hacia la parte dogmática.
Ver Tomo I, cap. IV, acápite II. Los impuestos y contribuciones
II. EL SISTEMA RENTISTICO Y FINANCIERO 6. — El inc. 2º del art. 75, mucho más extenso y objeto de sustan-cial reforma en el texto de
1994 con respecto al que era inc. 2º del art. 67, tiene como núcleo importante la coparticipación
El artículo 4º, los recursos, y la emisión monetaria federal impositiva. Para ello remitimos al Tomo II, cap. XIX, nos. 42 a 54.
Para el régimen tributario en general, ver Tomo II, cap. XIX, nos. 38, 40 y 42, y 55 al 57.
11. — Al congreso le incumbe por imperio del inc. 7º del art. 75 “arreglar” el pago de la
Los empréstitos, operaciones financieras, y correos deuda interior y exterior del estado, pero el ejercicio de esta atribución se ha desplazado sin duda
hacia el poder ejecutivo, y ha decaído en el ámbito congresional.
7. — El inc. 3º del art. 75 mantiene la competencia de contraer empréstitos (aunque ha
suprimido del ex inc. 3º del art. 67 la alusión a empréstitos “de dinero”). Relacionando la norma Importantes opiniones acuden a justificar el fenómeno. Por un lado, se alega que la competencia congresional
con el art. 4º, encontramos en éste la mención de los “empréstitos y operaciones de crédito que de arreglar el pago de la deuda la asume y cumple el congreso al tratar la ley de presupuesto (porque en ésta se
decrete el congreso para urgencias de la nación o para empresas de utilidad nacional”. incluyen los pagos, amortizaciones, e intereses), y al aprobar o desechar la cuenta de inversión, sin perjuicio de
que, asimismo, el congreso pueda reglamentar el inciso como lo ha hecho con la ley 24.156. Por otro lado,
El inc. 5º del art. 75 autoriza al congreso a disponer del uso y de la enajenación de las tierras también se supone —sobre todo en materia de deuda externa— que la intervención del congreso en la
de propiedad nacional, también en consonancia con el art. 4º, que incluye entre los fondos del aprobación de los acuerdos que celebra el poder ejecutivo equivale al arre-glo del pago (si es que tales acuerdos se
tesoro nacional el producto de la venta y locación de tierras de propiedad nacional. equiparan a tratados internacionales y se someten al trámite de éstos).
Por serias que resulten estas opiniones, no las compartimos. A nuestro criterio (de modo análogo a lo que
Cabe interpretar que la alusión constitucional expresa a la venta y locación de tierras “nacionales” proyecta la decimos en cuanto al arreglo de límites inter-nacionales), si el art. 75 enfoca y atribuye por separado dos
respectiva competencia del congreso a toda venta o locación de cualquier otra clase de bienes que sean del estado competencias del congreso (una, arreglar el pago de la deuda, y otra, dictar la ley de presupuesto y aprobar o
federal, como es el caso de sus empresas. desechar la cuenta de inversión), resulta suficientemente claro que ambas no pueden identificarse, ni confundirse,
ni fusionarse, ni subsumirse una en la otra, porque si estuvieran identificadas sería estéril la mención doble e
El inc. 14 del art. 75 reemplaza al que fue inc. 13 del art. 67 y consigna la competencia de independiente. Lo mismo cabe argüir si se pretende dar por cumplido el arreglo del pago cuando, acaso, el
congreso aprueba un acuerdo sobre el mismo.
arreglar y establecer los correos generales (se ha suprimido la mención de “las postas”).
La norma se refiere a los correos federales y, por analogía, a los telégrafos, teléfonos y otros 12. — El derecho espontáneo —según ya dijimos— ha desfigurado mucho la competencia
medios de comunicación similares; pero no impide a las provincias tener, en jurisdicción local, congresional de arreglar el pago de la deuda. Este desplazamiento de una facultad congresional
mensajerías y otros medios de comunicación. hacia el poder ejecutivo ha operado una mutación constitucional por interpretación, que a nuestro
entender discrepa con la constitución formal.
Del texto constitucional no surge ningún tipo de monopolio a favor del estado federal en materia de correos,
pudiendo fácilmente inferirse que está habilitada la concesión del servicio a particulares, así como la posible El presupuesto
existencia de correos provinciales en jurisdicción local.
13. — En materia de presupuesto la reforma de 1994 ha introducido modificaciones en el art.
El empréstito “forzoso” 75 respecto del anterior art. 67.
Por un lado, la citada reforma ha constitucionalizado la iniciativa o preparación por el poder
8. — Cuando la constitución se refiere al empréstito, se nos plantea el problema del empréstito forzoso o ejecutivo del proyecto de ley presupuestaria, cuando el art. 100 sobre competencias del jefe de
compulsivo, en el cual el estado capta fondos de los particulares por tiempo determinado, bajo promesa de
reintegro, sin que los obligados puedan evadir el préstamo.
gabinete dice en su inc. 6º que le corresponde enviar al congreso el proyecto de ley de
presupuesto, previo tratamiento en acuerdo de gabinete y aprobación del poder ejecutivo. Antes
No es del caso entrar aquí al debate doctrinario sobre la real naturaleza de esta figura. Sin duda para nosotros,
de la reforma, la constitución no preveía expresamente la iniciativa del poder ejecutivo en la
cabe distinguirla del impuesto, porque en el empréstito forzoso hay devolución, en tanto en el impuesto no. En
cambio, se discute si la previsión del art. 75 inc. 4º para “contraer empréstitos” incluye la de los empréstitos materia, pero fue práctica en la constitución material.
forzosos, bajo cualquier nombre que se les asigne.
Nuestra respuesta es la siguiente: a) como principio general, el empréstito forzoso no es necesariamente 14. — El inc. 8º dice:
inconstitucional; b) pero debe existir causa razonable, y ser asimismo de duración razonablemente transitoria; c) el “Fijar anualmente, conforme a las pautas establecidas en el tercer párrafo del inciso 2º de este
préstamo debe devengar intereses; d) si hay inflación, el crédito tiene que ser actualizado para que la suma artículo, el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la administración nacional, en
prestada recupere su valor real y actual al momento de la devolución; e) si el particular ha sufrido perjuicio (por base al programa general de gobierno y al plan de inversiones públicas y aprobar o desechar la
ej., porque ha debido obtener el dinero de terceros a mayor interés que el devengado en el empréstito forzoso) ha
de quedar legitimado para demandar al estado el resarcimiento del daño; f) salvo la hipótesis del anterior inciso,
cuenta de inversión”.
no cabe indemnización.
Este inciso tiene independencia del art. 75 inc. 2º (porque se refiere al presupuesto y a la cuenta de inversión)
9. — Las leyes 23.256 y 23.549 instituyeron un sistema de “ahorro obligatorio”. pero a su modo se conecta con el citado inc. 2º en cuanto la fijación anual del presupuesto viene ahora enmarcada
en una pauta que remite a su párrafo tercero. En éste se prevé el reparto en la coparticipación impositiva entre el
Las leyes de ahorro obligatorio fueron reputadas por la Corte Suprema como actos unilaterales del estado que
estado federal, las provincias y la ciudad de Buenos Aires, y entre éstas. Las directrices que dicho párrafo tercero
se justifican por el poder tributario acordado constitucionalmente al congreso (casos “Horvath Pablo c/Fisco
traza se convierten, entonces, en un lineamiento presupuestario inexorable.
Nacional (DGI)”, de 1995; y “Morixe Hnos. S.A.C.I.”, de 1996).
Las demás alusiones al programa general de gobierno y al plan de inversiones públicas son
Los subsidios “a” y “de” las provincias otro añadido que el inc. 8º incorpora respecto del que era 7º.
10. — Con los fondos del tesoro nacional, cuya composición ya hemos anali-zado, el congreso puede acordar
Para las inversiones públicas damos por cierto que, aun cuando el inciso 8º no hace alusión al inc. 19 del
subsidios a las provincias cuyas rentas no alcan-cen a cubrir sus gastos ordinarios, según sus presupuestos (art. 75
mismo art. 75, hay que tomar en consideración las pautas que en él se estipulan, sobre todo en el párrafo segundo,
inc. 9º).
sin que deban obviarse las de los párrafos primero y tercero.
No nos parece constitucional la situación inversa, en que el gobierno federal obliga a las provincias a
otorgarle subsidios, porque la norma que faculta al congreso a conceder subsidios a las provincias no puede usarse
15. — Podemos suministrar algunas pautas: a) la ley de presupuesto es anual, lo que la
a la inversa, para que el estado federal exija a las provincias que contribuyan con aportes locales a favor del
gobierno federal. diferencia de las otras leyes que, por lo general, no suelen tener plazo de vigencia determinado;
por ende, no debe incluir normas ajenas a lo que el presupuesto es en sí mismo; b) a la época de la
El “arreglo” de la deuda constitución, la anualidad era un requisito que se consideraba relacionado con el llamado
“equilibrio financiero”; hoy se aspira a un “equilibrio económico”, y se considera al presupuesto
como un instrumento a través del cual el estado actúa sobre la economía; c) la ley de presupuesto
no es —ni debe ser— una ley fiscal, por lo cual no ha de crear, modificar, ni suprimir tributos, El inc 12 incluye en la legislación general a la ley sobre falsifica-ción de la moneda corriente.
bien que deba computarlos entre los ingresos. Parece verdad que, por su carácter federal, el banco aludido en el inc. 6º debe incorporar a
representantes de las provincias en sus órganos de conducción y administración.
16. — Hemos de remitir asimismo al art. 100 inc. 7º, que otorga al jefe de gabinete la competencia de “hacer
recaudar las rentas de la nación y ejecutar la ley de presupuesto nacional”, más la del presidente de la república Intentamos interpretar también que la emisión monetaria no puede ahora disponerse sin encaje
en el art. 99 inc. 10 para supervisar el ejercicio de dicha facultad por parte del jefe de gabinete respecto de la metálico o respaldo suficiente de manera habitual y permanente, como mero recurso fiscal (Ver nº
recaudación de aquellas rentas y de su inversión con arreglo a la ley o al presupuesto de gastos nacionales. 3). El inc. 19 obliga al congreso a preservar el valor de la moneda.
17. — Por todo lo expuesto nos convencemos actualmente que cuando se prepara el proyecto 21. — La ley de convertibilidad 23.928, del año 1991, dispuso la converti-bilidad de la moneda argentina
del presupuesto y cuando el congreso dicta la ley respectiva, así como cuando se analiza la cuenta (entonces todavía el austral) en la equivalencia de diez mil australes (que ahora son un peso) por cada dólar
de inversión (art. 75 inc. 8º) debe imperativamente tomarse en consideración la serie de estadounidense. Dicha ley implicó el ejercicio de la competencia congresional de fijar el valor de la moneda.
prioridades que implícitamente surgen del contexto integral de la constitución, para lo cual es 22. — La moneda de curso legal es aquella moneda —metálica o papel— cuya aceptación es irrehusable y
imprescindible acudir a su sistema axiológico, que ahora no está recluido en la parte dogmática de obligatoria, y apareja poder cancelatorio o liberatorio; la moneda de curso forzoso es el papel moneda con curso
los arts. 1º a 43, sino que a la vez se extiende a y en la parte orgánica; para lo último, el art. 75 legal, que además no puede canjearse. El curso legal, que hace al dinero irrecusable, atiende a la relación
condensa —aunque no él exclusivamente— una nutrida constelación de principios, valores y “acreedor-deudor”, porque el primero no puede rehusar recibir la moneda de curso legal; el curso forzoso apunta a
derechos (ver Tomo I, cap. IV). la relación “tenedor del billete- entidad emisora”, porque el primero no puede exigir al segundo la conversión del
billete. El billete investido de curso legal y curso forzoso suele llamarse “pa-pel moneda”.
Lo que acabamos de sostener no es una simple orientación ni un consejo. De ahí que la ley de
presupuesto no sea una especie de “su-perley” que a su puro arbitrio y discrecionalidad pueda 23. — El ejercicio de las competencias del congreso del art. 75 incs. 6º y 11 ha estado sustancialmente
prever el ordenamiento de los ingresos y los gastos, y las prioridades de éstos sin remisión alguna decaído en la constitución material, donde se registra una marcada mutación; ello obedece, en buena parte, a la
a las pautas obligatorias que, también para el presupuesto, surgen de la constitución. amplitud de facultades acumuladas por el Banco Central, cuyo origen, según parte de la doctrina, pro-viene de una
delegación completa de competencias por parte del congreso.
Sobre la actividad financiera pública y su subordinación a la constitución, remitimos al
Tomo II, cap. XIX, nos. 1 a 4. En la constitución material tampoco es difícil descubrir la mutación que ha sufrido la emisión de billetes de
curso legal, de curso forzoso, sin respaldo metálico, y también como recurso fiscal. Además, los billetes han
llegado a des-plazar a la moneda metálica, y ha decaído la facultad de “sellar” moneda (porque tal facultad no
La cuenta de inversión existe cuando no hay moneda metálica, y no parece asimilable a ésta la moneda fraccionaria de insignificancia
cuantitativa, o la moneda metá-lica fiduciaria).
18.— El art. 75 inc. 8º acuerda al congreso la facultad de aprobar o desechar la cuenta de
inversión. Es evidente que la constitución ha atribuido al congreso un importante papel de control La emisión de billetes por las provincias
del presupuesto ejecutado, que parte de la doctrina llama control “póstumo”, y que no ha de
confundirse con el control durante la “ejecución”. 24. — El art. 126 prohíbe rotundamente a las provincias “acuñar moneda”, en alusión indudable a la metálica
Esta competencia del congreso no es legislativa, por lo que no debería ejercerse mediante la (que queda reservada exclusivamente al congreso) en tanto se les prohíbe que establezcan bancos con facultad de
emitir billetes sin autorización del congreso, lo que, al contrario, supone que pueden emitirlos si el congreso da
sanción de una ley. Si por ley el congreso rechaza una cuenta de inversión, estamos ciertos de que autorización. ¿Qué son los “billetes”? Parece ser, según fundadas opiniones, el “papel moneda”, o sea, el billete al
el poder ejecutivo no puede vetarla porque, si lo hace, desvirtúa y cancela el control que se le otorga fuerza cancelatoria o inconvertibilidad. De esto se induce que: a) las provincias pueden emitir —
parlamentario que la constitución exige. sin necesidad de que el congreso las autorice— “billetes de crédito” que carezcan de aquellos efectos y
También decimos que el ejercicio de esta competencia no es “po-testativo” sino obligatorio características; b) que con autorización del congreso pueden emitirlos con dichos efectos y características. En
suma, la emisión de billetes por las provincias está habilitada sin necesidad de que el congreso la autorice mientras
para el congreso.
tales billetes no circulen legal y obligatoriamente como dinero, o sea, como papel moneda.
El art. 85 prescribe que la Auditoría General de la Nación “intervendrá necesariamente en el La moneda extranjera
trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos públicos”
(ver cap. XLI, acápite I, especialmente nos. 4 y 9 b) in fine). 25. — El congreso también fija el valor de las monedas extranjeras. Hasta la ley de 1881, varias monedas
extranjeras tuvieron curso legal en nuestro país; a partir de entonces quedó suprimido. Prohibida, pues, la
19. — El examen y la aprobación (o el rechazo) de la cuenta de inversión es una función que, en la circulación legal de la moneda extranjera, las obligaciones de dar sumas de dinero en moneda extranjera se
constitución material, no se ejerce con eficacia. No es aventurado afirmar que la constitución material ofrece en consideraron hasta 1991 como de dar cantidades de cosas (principio del art. 617 del código civil para las
este punto una mutación profunda que, al retraer o desenergizar el control del congreso sobre la cuenta de obligaciones de dar moneda que no sea de curso legal en la república); pero la ley 23.928, de 1991, modificó el
inversión, se opone a la constitución formal. art. 617 del código civil estipulando que las obligaciones contraídas en moneda distinta de la argentina se deben
considerar como obligaciones de dar sumas de dinero.
Las competencias en materia bancaria y monetaria Entendemos, con la jurisprudencia de la Corte, que la facultad congresional de fijar el valor de las monedas
extranjeras es exclusiva cuando se trata de admi-tirlas en la circulación con el carácter de moneda legal para los
20. — Conforme al inc. 6º del art. 75 le correspode al congreso establecer y reglamentar un pagos. Por ende, la facultad del art. 75 inc. 11 se refiere a la admisión de circulación de moneda extranjera como
de curso legal para los pagos internos, pero no obsta a que el poder ejecutivo fije el cambio de nuestra moneda con
banco federal con facultad de emitir moneda. El texto del que antes de la reforma era inc. 5º del
relación a la de otros estados.
art. 67 hablaba de un banco “nacional” con facultad de emitir “billetes”.
Las provincias no pueden establecer bancos con facultad de emi-sión sin autorización del La facultad de los jueces para admitir la depreciación monetaria
congreso (art. 126).
El inc. 11 del art. 75, por su lado, asigna al congreso hacer sellar moneda, fijar su valor y el 26. — El principio legal del “nominalismo” significa que el dinero se da y se recibe por su valor nominal, o
de las extranjeras. sea, por el valor legalmente fijado en una cifra numeraria.
Cuando sobrevino la inflación y hubo de reconocerse que la depreciación monetaria hacía procedente la
Las provincias no pueden “acuñar” moneda (art. 126). indexación —prohibida luego en 1991 por la ley 23.928— se supuso en alguna doctrina que los jueces no podían
El inc. 6º también prevé que el congreso establezca, además del banco federal, otros bancos disponerla para preservar el valor real del crédito y de la deuda, porque ello equivalía a “fijar” el valor de la
“nacionales”. moneda, que era y es una competencia del congreso. Esa similitud resultaba equivocada, porque el juez que —
habiendo depreciación monetaria— ordena en su sentencia que se actualice a su valor real la suma debida, no está
“fijando” el valor (“nominal”) de la moneda en sustitución del congreso, sino la cantidad de dinero que, en su 31. — a) Para los códigos y leyes de derecho común, remitimos al cap. XXXV, nos. 62 a 69; 91; 103; y 112 b.
valor real ya reajustado, tiene aptitud para cance-lar la obligación del deudor y preservar el derecho de propiedad
b) Parar el derecho federal, remitimos al cap. XXXV, nos. 60/61; 70; 87 a 89; 101; 104; 112 a; 113 y114.
del acreedor.
c) En el inc. 12 hay una enumeración de leyes que la norma constitucional denomina “generales”. Cabe
asimismo asignarles doctrinariamente el nombre de “especiales”, en cuanto se las especifica particularizadas. Son
Ello quiere decir que el nominalismo impuesto legalmente no es inconstitucional pero, si la de naturaleza federal (ver el precedente inc. b).
depreciación monetaria altera el valor real, puede ser inconstitucional la solución —aun
c’) Para la ley de naturalización y nacionalidad, ver Tomo I, cap. VII, nos. 24 a 29.
judicialmente adoptada— que niegue reajustar el valor nominal.
c”) Para la ley de bancarrotas, ver cap. XXXV, nº 90.
III. EL SISTEMA COMERCIAL c”’) La ley sobre falsificación de moneda y documentos públicos del estado tiene naturaleza también federal y
versa sobre materia penal.
El comercio c””) La ley sobre juicio por jurados ha de verse como una ley-marco a aplicarse en jurisdicción penal de
tribunales federales y locales, y de carácter federal. Deja margen reglamentario a la legislación provincial, y
actualmente podría incluirse en la categoría de la normativa propia del derecho procesal constitucional.
27. — En el inc. 13 del art. 75, el texto constitucional reconoce la competencia congresional
para reglar el comercio con los estados extranjeros, y de las provincias entre sí. O sea, el Para el juicio por jurados, remitimos al Tomo II, cap. XXIV, nº 40, y en este Tomo III al cap. XXXV, nº 97.
comercio exterior y el comercio interprovincial (o comercio interjurisdiccional). En cuan-to al
primero, la norma juega en concordancia con el régimen adua-nero de carácter federal, también a IV. LA CLAUSULA DE LOS PUEBLOS INDIGENAS
cargo del congreso.
El sentido del inciso 17
Comercio no es sólo tráfico o intercambio, sino también comunicación; o sea, comprende el tránsito de
personas, el transporte, la transmisión de mensajes, la navegación, la energía eléctrica e hidroeléctrica, los 32. — Por la importancia que le asignamos al tema de los indígenas vamos a transcribir el inc.
servicios telefónicos telegráficos, etc., alcanzando a cosas, productos, mercaderías, personas, pensamientos, 17 del art. 75 que dice así:
imágenes, noticias, etcétera. “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.
Remitimos al Tomo II, cap. XIV, nos. 35 y 36. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural;
reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de
Sobre la relación con la libertad económica, ver Tomo II, cap. XIV, nos. 36 a 40. las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y sufi-cientes para el
Sobre la “ley de tránsito” y la cláusula comercial, remitimos a lo explicado al tratar el derecho de entrar,
desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o
permanecer, transitar y salir, del art. 14. (Ver Tomo II, cap. XIV, nº 55). embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás
Sobre la relación con el art. 42, ver Tomo II, cap. XV nos. 21 a 32. intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.”
(La bastardilla es nuestra).
La cláusula comercial en nuestro régimen El contexto de la norma trasunta un sentido humanista.
28. — En nuestro derecho constitucional del poder, las provincias tienen prohibido dictar leyes sobre 33. — Lo primero a destacar es la diferencia radical con el anterior inc. 15 en el que se atribuía al congreso la
comercio, o navegación interior o exterior (art. 126); en cambio, al congreso compete reglar el comercio competencia de “conservar” el trato pacífico con los indios y “promover” su conversión al catolicismo. Esto
internacional o interprovincial, y dictar el código de comercio. Todo asunto concerniente al comercio con estados devino anacrónico y desactualizado a medida que progresaron las valoraciones sociales en el contexto universal y
extranjeros o de las provincias entre sí, así como el relativo a la navegación, es propio del estado federal a través en el nuestro propio. La reforma de 1994 reemplazó íntegramente aquellas competencias por las actuales.
del congreso. Se trata plenamente de la jurisdicción federal (pero no del dominio). La jurisdicción sobre la
navegación exterior y de las provincias entre sí puede ejercerse por el congreso con toda amplitud y eficacia,
cualquiera sea el propietario de los ríos, porque la jurisdicción es independiente del dominio.
34. — Ante todo, hemos de enfatizar que el nuevo inc. 17 se hace cargo del derecho a la
diferencia, que es una expresión del derecho a la identidad personal y que se relaciona
Aparece acá, conectado con la cláusula comercial, el inc. 10 del mismo art. 75, otorgando al congreso la
reglamentación de la libre navegación de los ríos interiores y la habilitación de puertos que considere íntimamente con él. (Ver Tomo I, cap. X, nº 23).
convenientes, con la limitación del art. 26, que declara libre para todas las banderas la navegación de los ríos De inmediato, afirmamos que en nuestra interpretación esta nueva cláusula revestida del
interiores, con sujeción únicamente a los reglamentos que dicte la autoridad nacional. alcance recién aludido para nada riñe ni pugna con la abolición y prohibición de las prerrogativas
de sangre y de nacimiento que mantiene el viejo art. 16. Acá no se otorgan privilegios ni
29. — Para el deslinde entre la “cláusula comercial” y el “poder impositivo”, remitimos al prerrogativas, sino que se asume una justa expresión del pluralismo democrático y del
Tomo II, cap. XIX, nos. 58 y 59. mencionado derecho a la diferencia, imprescindibles en un estado democrático.
El sistema de pesos y medidas Reconocimiento, respeto, y garantías
30. — Suele vincularse la facultad del congreso de adoptar un sistema uniforme de pesos y medidas (art. 75 35. — Vamos, pues, a la reforma.
inc. 11) con el comercio interjurisdiccional y con las transacciones.
a) El reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos ofrece varios
La competencia ha sido ejercida estableciendo el sistema métrico decimal. aspectos. Uno quizá aparezca como simbólico y reparador. Otro como histórico, en cuanto al elemento español
La hora oficial como “medida” del tiempo cronológico no es una de las “medidas” a que se refiere la norma. anterior a nues-tra independencia, y al torrente inmigratorio posterior a la constitución originaria, se los hace
Por consiguiente, el congreso puede fijar una medida horaria uniforme, pero también las provincias tienen facultad preceder por las comunidades aborígenes autóctonas.
para apartarse de ella en sus propios territorios. “Pueblo” sería aquí equivalente a población y, con ese sentido, los “pueblos aborígenes argentinos” vienen a
definir los sectores de población o comunidades grupales que componen al conjunto humano que es elemento de
IV. EL INCISO 12 nuestro estado.
Que étnica y culturalmente hayan preexistido los pueblos indígenas implica que, negativamente, es inviable
Remisiones desconocer o contrariar la herencia que hoy se acumula en sus comunidades y en nuestra sociedad toda;
positivamente, quiere decir que, más allá de no destruirla o socavarla, hay que promoverla. El congreso, en 38. — El inc. 17 permite aseverar que, explícitamente, ahora la constitución se hace cargo de
ejercicio de la competencia que surge de la norma comentada, tiene el deber de no tornarla inocua y de conferirle los derechos de las minorías, lo que en el texto constitucional creemos que es una novedad
desarrollo en cuanto ámbito resulta posible.
inusitada respecto del histórico y originario.
Uno de ello, es el de la integración. Integrar a los pueblos indígenas es no solamente no aislarlos ni
segregarlos, sino depararles un trato igualitario con el resto de la sociedad; pero, a la inversa, no significa que para Por otra parte, hay simetrías con el plexo de derechos, lo que demuestra otra vez en la reforma
hacerlos parte integrante de ella haya de reclamárseles la renuncia o la abdicación a su estilo, a sus diferencias, a de 1994 la original conexión de la parte orgánica con la parte dogmática.
su idiosincrasia, a su cultura.
b) El congreso debe garantizar a los pueblos indígenas el respeto a su identi-dad, y el respeto a una educación VI. LAS POLITICAS PARA EL DESARROLLO, LA CULTURA, Y LAS CUESTIONES
bilingüe e intercultural; aquí aparece otra vez el aspecto integrativo. POBLACIONALES
Que las comunidades indígenas obtengan reconocimiento de su personalidad jurídica como tantas otras
agrupaciones y entidades colectivas implica admitir su organización, acorde con las características propias de tales El inciso 18 del art. 75
sujetos de derecho pero, a la vez, con la peculiaridad asociativa que les imprime la índole indigenista.
c) Hay en seguida un reconocimiento a la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que 39. — El inc. 18 (que fue inc. 16 del art. 67, y se ha dado en llamar la cláusula del progreso) es de una
tradicionalmente ocupan. No se vea en ello una creación de feudos; tampoco un colectivismo no democrático. amplitud manifiesta y engloba en su enunciado una temática que, sin carácter taxativo, equivale a los contenidos
Posesión y propiedad “comunitarias” quiere decir, por el calificativo, que esas tierras podrán ser tanto de la del bien común y de lo que hoy se denomina desarrollo.
persona jurídica que se reconozca en cada sociedad aborigen determinada, cuanto distribuidas y coparticipadas en Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de “todas las provincias”, y al
la forma y con el alcance que el congreso establezca o, todavía mejor, de acuerdo a lo que el estatuto asociativo y progreso de la ilustración, abarca aspectos materiales y culturales, a tono con las grandes pautas del preámbulo.
organi-zativo de la pesona jurídica colectiva prevea, sin impedimento alguno a mixturas con la propiedad Además, la extensión del progreso y del bienestar a “todas las provincias” otorga a la cláusula una dimensión
individual. territorial y social que abarca a la integralidad geográfica y poblacional de todo el estado, sin exclusiones ni
El congreso tiene, además, que regular la entrega de otras tierras que sean aptas y suficientes para el marginamientos dentro de la federación.
desarrollo humano. Insertar aquí la expresión “desa-rrollo humano” nos resulta relevante, porque señala la A tenor del art. 125 constitucional, todo este cúmulo de competencias es concurrente con las provincias, que
finalidad promotora que debe revestir la tierra y su uso, como espacio de radicación y de crecimiento para la pueden hacer lo mismo en sus respectivas jurisdicciones locales.
integración, la cultura diferencial y la convivencia de las comunidades aborí-genes.
Ninguna de las tierras mencionadas será susceptible de enajenación, de transmisión, o de gravámenes y 40. — Para el “progreso de la ilustración”, el inc. 18 concede al congreso la facultad de dictar “planes” de
embargos. De esta manera se garantiza aquel espacio geográfico de asentamiento, de modo congruente con la instrucción general y universitaria. Esta terminología engloba el lineamiento y la estructura de la educación en
finalidad de desarrollo a la que hacíamos referencia. todos los niveles y ciclos, para la enseñanza en jurisdicción federal y provincial, y para la enseñanza privada (no
d) Como último punto la norma alude a asegurar la participación de los pueblos indígenas en la gestión estatal).
referida a sus recursos naturales y a los otros intereses que los afecten. El término “planes” admite doble acepción: a) en un sentido “técnico”-pedagógico, es sinónimo de plan de
El inc. 17 trae, como cierre, una previsión sobre el reparto de competencias entre el estado federal y las estudios o listado de asignaturas; b) en un sentido “político”-pedagógico, equivale a planes de acción y
provincias. Dice así: “las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”. (Ver nº 37). organización del sistema educacional (planeamiento de fines, niveles, ciclos, pautas de funcionamiento, títulos,
etc.). Creemos que la competencia del congreso en materia de “planes” debe entenderse referida al sentido
La operatividad y el desarrollo legislativo “político-pedagógico” y no al “técnico-pedagógico”.
36. — No nos es difícil radicar en el inc. 17 un núcleo normativo operativo; por un lado, el La reforma de 1994 al artículo 75
reconocimiento de la preexistencia de los pueblos indígenas y de la personería jurídica de sus
comunidades surge directa y automáticamente de la cláusula constitucional, por lo que su 41. — Cuando antes de la reforma de 1994 se atendía a competencias del congreso que el
aplicabilidad no demanda ley alguna, aunque deja sitio para el desarrollo legislativo. entonces art. 67 señalaba para determinadas políticas especiales, lo común era ceñirse al inc. 16,
De igual modo —y por otro lado— la posesión y propiedad comu-nitarias de tierras posee un que se mantiene hoy en el texto actual como inc. 18.
contenido esencial mínimo que, en lo necesario, implica que para su efectividad no obstan las Después de la reforma, ello es insuficiente, porque las pautas han crecido, y exhiben además
normas sobre el derecho de propiedad que resulten opuestas u omisivas, tanto en el código civil una relación estrecha con el sistema axio-lógico y con derechos de la parte dogmática.
cuanto en otros ámbitos legales y aun admi-nistrativos. No obstante, queda margen de
Por un lado, la ya examinada cláusula sobre los pueblos aborígenes aglomera lineamientos
competencia para cuantas precisiones reglamentarias hagan falta.
para políticas múltiples en cuestiones de educación y cultura, de propiedad, y de derechos de las
personas que los integran (ver acápite IV).
37. — Estas nociones, que se hacen aplicables a todo el inciso, conducen a recordar que las
facultades para reglamentarlo son con-currentes entre el estado federal y las provincias, lo que Por otro lado, una serie de incisos acumulan parámetros densos que el congreso debe tomar en
facilita distintas regulaciones que se hacen adaptables a la idiosincrasia especial de las cuenta al ejercer las competencias con ellos vinculadas. Así, el inc. 19, el inc. 23, y todo lo que se
comunidades indígenas según el lugar donde están asentadas. infiere del 22 y el 24.
Para no incurrir en repeticiones, remitimos muy especialmente al Tomo I, cap. IV, nos. 13/14 y
Tal pluralismo normativo en nada riñe con el derecho a la igualdad ante la ley ni con la uniformidad del 16/17.
derecho común en todo el territorio, porque es la propia constitución la que —para el caso— habilita aquel
pluralismo. Sin embargo, todo cuanto dimana directa y operativamente de la constitución no admite que el estado
federal y/o las provincias lo alteren, o ignoren, o violen cuando ejercen sus respectivas competencias concurrentes.
El desarrollo
No sería incongruente postular que el federalismo concertado suministra una vía para 42. — Remitimos al Tomo II, cap. XVI, nº 22 a) y b).
encauzar la concurrencia competencial, y a lo mejor hasta cabría imaginar —por analogía con el Ha de computarse el inc. 2º párrafo tercero del art. 75, cuando prevé las pautas para distribuir
reparto que para el derecho ambiental establece el art. 41— que el estado federal dictara una ley los impuestos coparticipados.
de presupuestos mínimos, y que las provincias adhirieran a ella con una legislación local También el inc. 19 párrafo segundo, cuando alude a promover políticas que equilibren el
complementaria. desigual desarrollo de provincias y regiones.
Al desarrollo humano se refiere también el inc. 17 en orden a los pueblos indígenas.
La educación, la ciencia, y la cultura Los principales privilegios son la exclusividad, el monopolio, y la exención impositiva. Como además la
constitución habla de “recompensas de estímulo”, queda espacio para conceder otras ventajas o franquicias,
43. — El inc. 19 en sus párrafos primero in fine, tercero y cuarto apuntala y pormenoriza lo algunas de las cuales son más propias del derecho privado que del derecho público.
que el inc. 18 comprime en su mención de la “ilustración” (ver nº 40).
VII. LAS POLITICAS DE DERECHOS HUMANOS
Nuevamente por razón de brevedad remitimos:
a) para la educación, al Tomo II, cap. XIII, nos. 12 a 14; El marco global
b) para la educación, en relación con los derechos de los arts. 41 y 42 al Tomo II, cap. XIII, nº
15; 48. — Quizá no pueda recluirse en un casillero el tema de las competencias del congreso en materia de
derechos humanos, porque en otras áreas que no se enderezan directamente a ese fin hay un tejido sutil que las
c) para la enseñanza estatal, al Tomo II, cap. XIII, nº 16; vincula; no hay ámbito ni competencia dentro de la finalidad del estado democrático que pueda escabullir la
d) para las universidades nacionales, al Tomo II, cap. XIII, nos. 17 y 18; conexión, porque tenemos harto dicho que la centralidad y mayor valiosidad de la persona humana se explaya por
toda la constitución, comprendiendo también su parte orgánica.
e) para la cultura, al Tomo II, cap. XIII, nos. 20 y 21;
f) en general, al Tomo II, cap. XIII, nº 3; No obstante, el art. 75 contiene tres incisos claramente alusivos a los derechos humanos, que
g) para las pautas económicas (comercio, industria, mercado, consumo, etc.), al Tomo II, cap. hacen de eje a otras numerosas menciones del orden democrático y del sistema democrático. Son
XIV, nos. 36 a 40; g’) para el orden económico, especialmente nº 38. los incs. 22, 23 y 24.
Para los tratados e intrumentos internacionales de derechos huma-nos del inc. 22, remitimos
Las políticas en orden a la población al Tomo I, cap. IX, acápite IV, y al Tomo II, cap. XXIX, nº 35.
En cuanto a los tratados de integración del inc. 24, la constitución fija entre las condiciones
44. — El inc. 19 párrafo segundo asigna al congreso la competencia de proveer al para que Argentina se haga parte de una organización supraestatal, la de respeto al orden
poblamiento del territorio. democrático y a los derechos humanos. (Ver Tomo II, cap. XXIX, acápite III).
Cuando el inc. 2º párrafo tercero señala que los criterios objetivos para repartir la
coparticipación federal impositiva han de dar prio-ridad al logro de un grado equivalente de Una norma específica: el inciso 23 del artículo 75
desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio, no adopta una pauta
puramente geográfica sino fundamentalmente poblacional, porque se proyecta hacia las 49. — Finalmente, el inc. 23 condensa políticas específicas. Su texto es uno de los más
poblaciones territoriales. Esto se corrobora cuando el inc. 19 párrafo tercero indica que el sugestivos e innovadores, al menos respecto de la “letra” de la constitución documental. Dice así:
congreso ha de promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo “Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de
relativo de provincias y regiones, porque tampoco el destinatario final es el ámbito territorial, sino oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta
las personas que viven en él; o sea, nuevamente las poblaciones. Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular
respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad.
45. — Una manera especial y diferenciada de atender al pluralismo poblacional encontramos
en el inc. 17 sobre los pueblos indígenas. Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación
de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, y de la
Otros sectores de población son objeto también de protección especial en el inc. 23 párrafo madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia.”
primero in fine (niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad), y para el régimen de
seguridad social en el mismo inc. 23 párrafo segundo (en favor del niño y de su madre). (La bastardilla es nuestra).
Es harto evidente que en esta norma hay una remisión explícita a la parte dogmática, y al inciso 22 del
La política demográfica
artículo 75, y que en el 23 se imprime una tónica indudable de constitucionalismo social.
46. — No nos cabe duda de que la reforma de 1994 ha acentuado las pautas de política demográfica.
Emplea dos verbos para señalar la competencia del congreso: legislar y promover. Promoción
La política demográfica atiende a los fenómenos relacionados con la población dentro del territorio,
es movimiento hacia adelante: se “pro-mueven” los derechos cuando se adoptan las medidas para
abarcando su crecimiento vegetativo, las migraciones, la distribución poblacional, etc.
ha-cerlos accesibles y disponibles a favor de todos. Y eso exige una base real igualitaria, que
El paisaje recién esbozado en los nos. 39, 44 y 45 lo acredita, para unirse con el art. 14 bis (en cuanto éste
elimine, por debajo de su nivel, cuanto óbice de toda naturaleza empece a que muchos consigan
alude a la protección integral de la familia).
disfrutar y ejercitar una equivalente libertad real y efectiva.
El congreso queda gravado con obligaciones de hacer: legislar y promover medidas de acción
Los privilegios y recompensas positiva.
47. — El inc. 18 del art. 75, después de armar el repertorio de competencias que hemos citado en el nº 39, Hay reminiscencias de normas que en el derecho comparado (caso de Italia y España, por ejemplo) y en
arbitra expresamente algunos medios para darles cumplimiento. A la mención de “leyes protectoras” de esos fines nuestro constitucionalismo provincial obligan al estado a remover obstáculos impeditivos de la libertad y la
añade las “concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo”. igualdad de oportunidades y de la participación de todos en la comunidad.
Esta alusión del inc. 18 puede servir para extenderla a favor de los fines que prevén otros incisos del art. 75;
por ej., el 19 y el 23. Es fácil consentirlo cuando se compara el verbo “proveer lo conducente a…”, que aparece en El inciso no elude incorporar en su léxico a la igualdad real de oportunidades y de trato, y a
el inc. 18, con el mismo verbo “proveer” y con el verbo “promover”, que el constituyente —antes y después de la
continuación extender la acción pro-motora para el goce pleno y el ejercicio de los derechos de la
reforma de 1994— ha utilizado varias veces.
persona. ¿Cuáles? Dice la norma: los reconocidos por esta constitución y por los tratados
Estamos frente a privilegios de derecho público que tienen base en la misma constitución y que las leyes
internacionales vigentes sobre derechos humanos. Y agrega: en particular respecto de los niños,
están habilitadas a establecer en beneficio del interés general o público a favor de personas, empresas, etc. Por
supuesto que deben tener un contenido ético y ser interpretados restrictivamente. Su carácter tempo-ral está las mujeres, los ancianos y las personas discapacitadas. Donde quiera haya o pueda haber una
prescripto explícitamente.
necesidad, una diferencia, una minusvalía, allí hay que reforzar la promoción de la igualdad real y La amnistía es una competencia paralela a la de “incriminar” y “desincriminar”; por ende,
de los derechos humanos. como ésta incumbe privativamente al congreso, pensamos que amnistiar es una facultad delegada
al estado federal en cabeza del congreso. De ahí que las amnistías provinciales sean, para
50. — El segundo párrafo del mismo inciso, aun cuando alude a la seguridad social, puede nosotros, inconstitucionales. (Cosa diferente ocurre con el indulto.)
entenderse como una prolongación del párrafo primero recién glosado. 56. — Las personas que quedan comprendidas y beneficiadas por una ley de amnistía titularizan y consolidan
El régimen de seguridad social a dictar, que se califica como espe-cial e integral, está automáticamente un derecho “adquirido” a gozar de esa amnistía, razón por la cual estimamos que la derogación
destinado a proteger al niño en situación de desam-paro, desde el embarazo de la madre hasta posterior de esa ley no puede retroactivamente privar de aquel derecho y hacer desaparecer los efectos de la
amnistía que se deja sin efecto. Solamente es posible que decaiga el beneficio si en causa judicial se declara
finalizar el ciclo de en-señanza elemental. Igual protección debe cubrir a la madre durante su inconstitucional —y por ende inapli-cable— la ley de amnistía.
embarazo y el tiempo de lactancia. La cláusula especifica a la que el art. 14 bis dedica a la
seguridad social. IX. LAS RELACIONES CON EL PODER EJECUTIVO
VIII. EL INCISO 20 57. — Por el inc. 21 el congreso admite o desecha los motivos de la dimisión del presidente o vicepresidente
de la república, y declara el caso de proceder a una nueva elección. Las demás relaciones están fuera del art. 75.
Su contenido
X. LAS RELACIONES CON LA IGLESIA CATOLICA
51. — El inc. 20 del art. 75 se refiere a la organización del poder judicial. En el breve
enunciado que concede al congreso la competencia de “establecer tribunales inferiores a la Corte 58. — Suprimidas en la reforma constitucional de 1994 las anacrónicas normas regalistas sobre el patronato,
Suprema de Justicia” (correlativo del art. 108) se prevén tres aspectos implícitos: a) establecer los las órdenes religiosas, los documentos pontificios y conciliares, y la conversión de los indios al catolicismo, que
órganos de administración de justicia; b) distribuir la competencia entre los mismos, con sujeción figuraban en el anterior inc. 67 y cuya vigencia sociológica había decaído por el Acuerdo de 1966 con la Santa
Sede, nada queda de ellas en el texto actual. (Ver Tomo I, cap. XI).
al art. 116; c) dictar las normas de procedimiento. Con ello se cumple la obligación estatal de
proveer a los justiciables del derecho a la jurisdicción.
XI. EL ESTADO DE SITIO
El único órgano judicial directamente establecido por la constitución es la Corte Suprema, cuya composición
queda librada a la ley. Pero la ley no puede añadir nuevos requisitos, fuera de los exigidos por el art. 111, para ser 59. — El inc. 29 del art. 75 pone a cargo del congreso declarar en estado de sitio uno o varios puntos de la
miembro de dicho tribunal, ni ampliar o disminuir la competencia originaria y exclusiva que le asigna el art. 117. república en caso de conmoción interior. También aprueba o suspende a posteriori el estado de sitio declarado
En lo demás, la organización de las instancias y de los respectivos órganos queda a discreción del congreso. durante su receso por el poder ejecutivo. (Ver Tomo II, cap. XXV, n os. 25 a 31).
52. — El mismo inciso dice que corresponde al congreso crear y suprimir empleos, y fijar sus atribuciones. XII. LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Esta facultad no incluye la de crear entidades descentralizadas y autárquicas dentro de la administración
pública dependiente del poder ejecutivo, ya que a éste le pertenece en forma privativa. Los límites internacionales
53. — “Dar pensiones” se refiere, para nosotros, a los beneficios de carácter graciable, ya que las
jubilaciones y pensiones comunes, si bien derivan de las respectivas leyes de la materia, son concedidas por actos 60. — El “arreglo de límites” previsto en el art. 75 inc. 15 parece que debe concluir siempre a
de la administración. través de un tratado con el estado limítrofe, o de arbitraje acordado en común.
54. — “Decretar honores” incluye, por práctica, la facultad de autorizar a los ciudadanos a aceptar (Dejamos ahora de lado la competencia global del congreso en materia de tratados, porque la que le incumbe
condecoraciones otorgadas por estados extranjeros; nos parece absurdo involucrar en esta cláusula constitucional cuando el tratado es de “límites” no difiere de la común a cualquier clase de tratados. Si el tratado es la vía final de
tal permiso. Que el congreso puede decretar honores significa, a nuestro juicio, que los honores “oficiales” los arreglo de los límites, la competencia congresional sobre ese tratado no es exclusiva, porque al presidente de la
concede “motu proprio” a quien le parece y cuando le parece, pero no que dependa de su arbitrio autorizar o no a república le pertenece la conclusión y firma del tratado.
una persona para que a título personal y privado los reciba de otros gobiernos o entidades, nacionales o
extranjeros.
61. — Cabe preguntarse si por ser el tratado la forma final y normal del arreglo de límites, la
La amnistía competencia del congreso que aquí examinamos (“arreglar” los límites internacionales) sólo
consiste y se agota en intervenir en la etapa de aprobación de ese tratado.
55. — “Conceder amnistías generales” es disponer el olvido o perdón de delitos; el adjetivo Fijémonos que el art. 75 divide y distingue dos competencias: a) la general que le incumbe al
generales significa que la medida no recae en un reo o individuo determinado, sino en muchos congreso para cualquier clase de tratado (sea para aprobarlo o para desecharlo), una vez que lo ha
genéricamente, teniendo más en cuenta los hechos cometidos que las personas que los cometieron. firmado el poder ejecutivo y antes de que éste lo ratifique (en esta competencia se subsume la
correspondiente a aprobar o rechazar los tratados de límites); b) la específica de “arreglar” los
Tiene más amplitud y distintos alcances que el indulto (privativo del poder ejecutivo), ya que la amnistía límites con otros estados. Si esta última queda absorbida en la primera, no se comprende bien que
extingue la acción y la pena, y reputa inocentes a los autores del hecho, pudiendo asimismo disponerse antes del la constitución contenga y mencione una facultad específica, propia y distinta para el “arreglo” de
proceso, pendiente el mismo, o después de concluido por sentencia firme. los límites internacionales. Sobraría el enunciado expreso de tal competencia si ella sólo fuera una
La discrecionalidad del congreso debe moverse con prudencia y ética, y por razones de alto interés social. atribución coincidente con la de aprobar los “tratados” de límites, por lo que estimamos que si el
Además, no puede amnistiarse por delitos que están tipificados en la misma constitución. texto desdobla las competencias ha de ser porque cada una es distinta de la otra y no se
Se suele aceptar que la “amnistía general” sólo puede cubrir delitos políticos. Pese a las importantes identifican.
opiniones en tal sentido (de Joaquín V. González, por ej.), estamos en discrepancia. El texto de la constitución no
alude a esa restricción. Cuando los delitos políticos han querido excluirse de la pena de muerte, la constitución ha 62. — De ser así, ¿qué puede hacer el congreso para “arreglar” los límites, antes de llegar al “tratado” de
insertado una cláusula expresa en tal sentido. En materia de amnistía no aparece la referencia, por manera que límites que, una vez firmado, tendrá que some-terse a dicho órgano para que lo apruebe o lo deseche? Realmente
queda librado al criterio, a la prudencia, y a la ética política del congreso, otorgarla o no por delitos comunes. es difícil imaginar que aquel arreglo pueda llevarse a cabo (previamente al tratado) por un cuerpo formado por dos
cámaras y numerosas personas físicas. Sin embargo, si hemos de salvar el sentido y la intención de la norma,
suponemos que el mentado arreglo exige que las tratativas conducentes a un tratado de límites internacionales se
realicen con intervención del congreso, el que —por ej.— podría “imputar” a una comisión formada del seno de
sus cámaras el encargo de la gestiones diplomáticas, con supervisión, pautas y control del mismo con-greso. Y de 70. — El inc. 26 sufrió modificaciones con la reforma de 1994. En primer lugar se eliminó la competencia
arribarse exitosamente al tratado, el congreso ejercería (después de suscripto) la facultad aprobatoria o referida a las patentes de corso. En segundo lugar, la redacción actual alude a “facultar al poder ejecutivo para
denegatoria. ordenar represalias”, y mantiene la atribución de establecer reglamentos para las presas.
63. — El problema más difícil de resolver se suscita si la gestión del congreso en el “arreglo” prospera, y La guerra
luego el ejecutivo se niega a firmar el tratado. No hallamos óbice en afirmar que el tratado que pone término al
“arreglo” efectuado por el congreso debe ser obligatoriamente firmado por el poder ejecutivo de acuerdo a las
71. — Remitimos al Tomo II, cap. XXV, nos. 19 a 24, y en este Tomo III, cap. XL, nº 8.
pautas del arreglo alcanzado (o sea, se convierte en una “obligación constitucional” del ejecutivo); y el congreso,
que ya hizo el arreglo, tiene similar obligación de aprobar el tratado.
XIII. LOS LIMITES INTERPROVINCIALES
64. — Parar los límites con el mar libre, remitimos al Tomo I, cap. VII, nos. 13 a 17.
72. — La norma que alude a los límites interprovinciales usa el verbo “fijar” en el inc. 15 cuando atribuye la
competencia al congreso (en vez del verbo “arreglar”, que emplea al encarar los límites internacionales).
65. — También en relación con los límites, el inc. 16 obliga al congreso a proveer a la seguridad de las Remitimos al Tomo I, cap. VIII, nos. 20 y 21.
fronteras como medida de defensa y de precaución, y si bien tal facultad se ejerce en el ámbito interno, por
referirse a las fronteras guarda conexión con la política internacional. 73. — Mientras no están fijados los límites interprovinciales, es posible que en zonas litigiosas se planteen
conflictos judiciales sobre cuestiones de diferente naturaleza (por ej., sobre descubrimiento y registro de
Los tratados internacionales yacimientos mineros, o sobre reivindicación de tierras), en las cuales cuestiones judiciales sea difícil —por
no saberse a qué provincia pertenece ciertamente la zona— determinar cuál es el tribunal competente (si el de una
66. — Remitimos al Tomo I, cap. I, nº 35, y Tomo II, cap. XXIX. provincia o el de otra). Ante tales cuestiones de competencia, la indefinición del límite interprovincial no puede
impedir ni dilatar la radicación de causas judiciales ni el ejercicio del derecho a la jurisdicción como acceso a un
tribunal competente. En último término, la Corte ha de intervenir no para “fijar” el límite interprovincial, sino para
Los tratados de derechos humanos señalar al tribunal de qué provincia le compete conocer en la causa. (Ver en tal sentido el fallo de la Corte del 6 de
agosto de 1985 en el caso “Competencia Nº 366, Juez Int. de 1ª Instancia Civil y Comercial de Salta al Juez de
67. — Es sabido que el art. 75 inc. 22 ha conferido jerarquía constitucional directamente a Minas y Paz Letrada de Catamarca”.) (Ver Tomo I, cap. VIII, nº 20 b).
once instrumentos internacionales de derechos humanos, luego de lo cual habilita al congreso para
depararla a otros. Dice así:
XIV. LOS LUGARES SOMETIDOS A JURISDICCION FEDERAL
“Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada 74. — Remitimos al Tomo I, cap. VIII, acápite VI.
Cámara para gozar de la jerarquía constitucional”.
Literalmente, la norma alude a un desdoblamiento de procedimiento: a) primero, el congreso XV. LA INTERVENCION FEDERAL
aprueba el tratado; b) después, le otorga jerarquía constitucional. Para la segunda etapa, se
consigna un quorum especial agravado. 75. — El nuevo inc. 31 vino a aclarar explícitamente la compe-tencia del congreso en materia
Nuestra interpretación es la siguiente: de intervención federal a las provincias o a la ciudad de Buenos Aires, atribuyéndosela con una
norma nueva, y añadiendo que aprueba o revoca la decretada durante su receso por el poder
a) si al momento de otorgar el congreso jerarquía constitucional a un tratado, éste ya se halla ejecutivo.
incorporado a nuestro derecho interno (lo que presupone que en su ocasión el congreso ya le dio
la aprobación) parece que sólo hace falta para jerarquizarlo constitucionalmente que el congreso De este modo se despeja toda duda en torno del art. 6º, que globalmente sigue consignando
así lo decida con el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada cámara; que el “gobierno federal” interviene en el territorio de las provincias. (Ver Tomo I, cap. VIII,
acápite VII).
b) si el tratado que no ha sido aprobado todavía por el congreso y no se ha incorporado a
nuestro derecho interno ha de recibir jerarquía constitucional, cabe un doble supuesto: b’) que el
XVI. LOS PODERES MILITARES
congreso cumpla las dos etapas sucesivas a su cargo, o que, b”) si en una sola etapa logra el
número de votos requerido por el quorum agravado para alcanzar la jerarquía constitucional, el 76. — Remitimos al cap. XL.
congreso confiera simultáneamente la aprobación y la jerarquía constitucional al tratado.
XVII. LOS PODERES IMPLICITOS
68. — Asimismo, entendemos que para conceder jerarquía constitucional a un tratado, el
congreso no necesita que el poder ejecutivo encargado de su firma y, luego, de su ratificación Su concepto: el inciso 32 del art. 75
internacional, se lo solicite. Por ende, damos por cierto que la jerarquía constitucional
corresponde a una iniciativa del congreso. 77. — Por fin, cerrando la enumeración del art. 75, su inc. 32 consagra los denominados
poderes implícitos. Al congreso compete “hacer todas las leyes y reglamentos que sean
69. — Una última cuestión se suscita con tratados que no son de derechos humanos en su convenientes para poner en ejercicio los poderes antecedentes y todos los otros concedidos por la
contenido integral, pero que contienen alguna norma específica sobre derechos humanos. Es tema presente constitución al gobierno de la Nación Argentina”.
opinable si a esa norma en particular se le puede conferir jerarquía constitucional, y en la duda
optamos por interpretar que el congreso está en condición de hacerlo; se trata de dar preferencia a La fórmula no deja lugar a dudas de que la constitución concede poderes implícitos, lo que equivale a afirmar
la verdad material por sobre la formal (ya que la verdad material radica en la naturaleza de la que en la distribución de competencias entre estado federal y provincias, hay “delegación” implícita a favor del
norma que se refiere a derechos humanos, en tanto la formal se atendría al dato de que no todo el primero.
tratado versa sobre tal materia).
Los poderes implícitos “dentro” y “fuera” del inc. 32.
Las represalias
78. — La fórmula que usa el inciso comentado habla de “hacer todas las leyes y
reglamentos…”, lo que literalmente quiere decir que los poderes implícitos aquí reconocidos son Inc. 1º Reformado
para legislar, y que se ejercen mediante actividad legislativa. De esta interpretación gramatical se
Inc. 2º Reformado
podría inferir que no hay poderes implícitos del congreso cuando se pretende ejercerlos sin
actividad legislativa. Ello no es exacto. Inc. 3º Pasa a ser 4º, reformado
Es verdad que los poderes implícitos que “expresamente” cuentan con una norma a su favor Inciso 3: nuevo
en el inc. 32 han sido conferidos únicamente para legislar, pero fuera de esos poderes implícitos Inciso 4: es el anterior inc. 3º, reformado
creemos que hay “otros poderes implícitos” (como sin norma escrita expresa los hay en el poder Inc. 4º Pasa a ser 5º, sin reforma
ejecutivo y en el poder judicial —tanto que la Corte Suprema los ha rescatado dentro de su
Inc. 5º Pasa a ser 6º, reformado
competencia—). A estos “otros” poderes implícitos el congreso puede ejercerlos por inherencia a
toda su masa de competencias, aunque allí no aparezca para nada su función legislativa. Inc. 6º Pasa a ser 7º, sin reforma
En consecuencia, sugerimos hacer un desdoblamiento en los poderes implícitos del congreso: Inc. 7º Pasa a ser 8º, reformado
a) para legislar, hay una norma expresa (el inc. 32) que se los otorga; b) para cumplir otras Inc. 8º Pasa a ser 9º, sin reforma
actividades no legislativas, no hay norma expresa que los conceda, pero existen en virtud de toda Inc. 9º Pasa a ser 10, reformado
la masa de competencias asignadas al congreso, en forma paralela y conducente a su ejercicio.
Inc. 10 Pasa a ser 11, sin reforma
Los poderes implícitos en nuestro régimen Inc. 11 Pasa a ser 12, reformado
Inc. 12 Pasa a ser 13, sin reforma
79. — Si la interpretación norteamericana ha sido favorable a la amplitud de los poderes implícitos, con mas
razón parece adecuada a nuestro derecho constitucional del poder, en el cual la norma utiliza un adjetivo —
Inc. 13 Pasa a ser 14, reformado
“conveniente”— en vez de dos como en Estados Unidos —leyes “necesarias” y convenientes—. La regla de Inc. 14 Pasa a ser 15, sin reforma
Cooley funciona perfectamente: la concesión de lo principal incluye lo que incidentalmente resulta necesario y Inc. 15 Pasa parcialmente a ser 16, reformado
conveniente, y sin lo cual esa concesión se tornaría ineficaz.
Inc. 17: nuevo
80. — Es indispensable advertir que al reconocerse los poderes implícitos para poner en Inc. 16 Pasa a ser 18, sin reforma
ejercicio los poderes “antecedentes” del congreso, y“todos los otros concedidos” por la Inc. 19: nuevo
constitución al gobierno federal, la constitución no cercena la autonomía e independencia de los
Inc. 17 Pasa a ser 20, reformado
demás poderes; o sea, no otorga al congreso una competencia que permita lesionar la división de
poderes ni intervenir en el área propia de competencia o en la zona de reserva de los otros. Inc. 18 Pasa a ser 21, reformado
Inc. 19 Pasa parcialmente, y con reforma a
Los poderes implícitos del congreso en relación con los gobiernos de provincia integrar el 22 nuevo
81. — Como el inc. 32 otorga los poderes implícitos al congreso para poner en ejercicio los otros concedidos Inc. 20 Suprimido
por la constitución “al gobierno de la Nación Argentina”, queda algo por añadir porque, según las divisiones que Inc. 22: nuevo
efectúa y menciona el texto constitucional, “Autoridades de la Nación” son también (además del gobierno federal)
los gobiernos de provincia. Quiere decir que para poner en ejercicio los poderes que el título segundo de la
Inc. 23: nuevo
segunda parte de la constitución reconoce a los gobiernos provinciales y al de la ciudad de Buenos Aires, el Inc. 24: nuevo
congreso federal también inviste poderes implícitos. Inc. 21 Pasa a ser 25, sin reforma
Lo que hay que tener muy en claro es que tales poderes implícitos de un órgano del gobierno federal como es
el congreso jamás pueden invocarse y asumirse en detrimento de las autonomías provinciales, sino —al
Inc. 22 Pasa a ser 26, reformado
contrario— en forma mesurada e indispensable para ayudar convenientemente a que los gobiernos de provincia Inc. 23 Pasa a ser 27, reformado
puedan hacer efectivas sus competencias —tanto las reservadas como las concurrentes y las compartidas—. Inc. 24 Suprimido
Con la peculiaridad que tiene la ciudad de Buenos Aires mientras sea capital (art. 129), corresponde
extenderle la misma afirmación. Inc. 25 Pasa a ser 28, sin reforma
Inc. 26 Pasa a ser 29, sin reforma
Inc. 27 Pasa a ser 30, reformado
Inc. 31: nuevo
Apéndice al capítulo XXXIV Inc. 28 Pasa a ser 32, sin reforma
CORRELACION ENTRE EL ANTERIOR ARTICULO 67
Y EL ARTICULO 75 ACTUAL
ARTICULO 75 ACTUAL
Artículo 67 Artículo 75
Inc. 1º Reformado (Corresponde al anterior inc. 1º
del art. 67) LA LEY
Inc. 2º Reformado (corresponde al anterior inc. 2º
I. LA SANCIÓN DE LA LEY EN SU ASPECTO SUSTANCIAL. - Su noción. - La etapa exclusivamente congresional en
del art. 67) el proceso de formación de la ley. - La ley. - La “forma” de ley en los actos del congreso. - Las previsiones de
Inc. 3º Nuevo la constitución. - II. LA SANCIÓN DE LA LEY EN SU ASPECTO PROCESAL. - Su ubicación en el proceso de
formación de la ley. - Los mecanismos constitucionales de la sanción de la ley. - La cámara de origen. - La
Inc. 4º Mantiene el anterior inc. 3º del art. 67 iniciativa popular. - La sanción en comisión. - La sanción mediante consulta popular vinculante. - El quorum
Inc. 5º Mantiene el anterior inc. 4º del art. 67 especial. - El control judicial de constitucionalidad sobre el procedimiento de sanción de la ley. - III. LAS
PROHIBICIONES Y SUS EXCEPCIONES. - El sentido del principio prohibitivo. - La delegación legislativa. - La
Inc. 6º Reformado (corresponde al anterior inc. 5º naturaleza de la norma dictada con forma de decreto en virtud de la delegación. - La delegación a organismos
del art. 67) administrativos. - ¿Subsiste la delegación llamada “impropia”? - El control judicial. - La caducidad. - La
sanción tácita. - El trámite legislativo. - A) La aprobación. - B) El rechazo. - C) Los proyectos adicionados o
Inc. 7º Mantiene el anterior inc. 6º del art. 67 corregidos. - D) Los proyectos vetados. - D’) La promulgación parcial de las leyes. - E) Qué es lo sancionado
Inc. 8º Reformado (corresponde al anterior inc. 7º por el congreso. - F) La fórmula de la sanción. - La derogación de las leyes. - IV. LAS FACULTADES
del art. 67) LEGISLATIVAS DEL CONGRESO. - Las clases de leyes que dicta el congreso. - Las leyes “federales” o
“especiales”. - Las leyes de “derecho común”. - El código penal. - El código de comercio. - La “federalización”
Inc. 9º Mantiene el anterior inc. 8º del art. 67 del derecho común. - Hipótesis de novación en la naturaleza de las leyes. - El inciso 12 del art. 75 y la
Inc. 10 Reformado (corresponde al anterior inc. 9º “reserva” de las jurisdicciones locales. - El art. 126 y la competencia provincial sobre el derecho común. - Las
leyes locales del congreso. - Las leyes cuyo contenido queda condicionado por la constitución. - Ejemplos de
del art. 67) “opciones” legislativas. - Las leyes “secretas”. - Las leyes retroactivas y diferidas. - La legislación “de facto”.
Inc. 11 Mantiene el anterior inc. 10 del art. 67 - La “ilegalidad” de leyes del congreso y la colisión entre ellas. - V. LA COMPETENCIA DEL CONGRESO SOBRE
DETERMINADAS LEGISLACIONES, Y SU NATURALEZA. - El código de derecho aeronáutico. - El código aduanero.
Inc. 12 Reformado (corresponde al anterior inc. 11 - La ley de navegación. - La ley de bancarrotas, quiebras o concursos. - El derecho del trabajo y de la seguridad
del art. 67) social. - Los tratados internacionales. - Las leyes “reglamentarias” de los tratados internacionales. - Las leyes
reglamentarias de los derechos personales. - La ley sobre derecho de réplica. - La ley sobre el jurado. - El
Inc. 13 Mantiene el anterior inc. 12 del art. 67 derecho ambiental. - El código rural. - El derecho de los recursos naturales. - La ley sobre partidos políticos y
Inc. 14 Reformado (corresponde al anterior inc. 13 sistema electoral. - La ley sobre comunidades religiosas y libertad religiosa. - Las leyes sobre entidades
del art. 67) colectivas. - La ley de educación. - La ley de universidades nacionales. - La legislación sobre los pueblos
indígenas. - La ley de tránsito. - Otras leyes. - El derecho procesal constitucional. - La re-
Inc. 15 Mantiene el anterior inc. 14 del art. 67 glamentación legal del acceso a la jurisdicción federal.
Inc. 16 Reformado (corresponde al anterior inc. 15 I. LA SANCION DE LA LEY EN SU ASPECTO SUSTANCIAL
del art. 67)
Inc. 17 Nuevo Su noción
Inc. 18 Mantiene el anterior inc. 16 del art. 67
1. — Al congreso se lo llama órgano legislativo o “poder legislativo”, porque legisla. En el
Inc. 19 Nuevo reparto orgánico y funcional que la técnica del poder efectúa, la función primordial y fundamental
Inc. 20 Reformado (corresponde al anterior inc. 17 de este órga-no es emitir la ley. Pero no la función única. El congreso, además de legislar, cumple
del art. 67) funciones administrativas, realiza actividad genuinamente política, y a veces también
Inc. 21 Reformado (corresponde al anterior inc. 18 jurisdiccional.
del art. 67) En segundo lugar, quiere decir que en la estructura de los órga-nos de poder, “únicamente
Inc. 22 Nuevo (corresponde parcialmente y con reforma legisla el congreso”; no lo hace el ejecutivo ni lo hacen los jueces.
al anterior inc. 19)
Después de la reforma de 1994, las disposiciones de carácter legislativo que con forma de decretos de
Inc. 23 Nuevo necesidad y urgencia dicta el poder ejecutivo, y los decretos también emanados de él por delegación legislativa,
Inc. 24 Nuevo vienen precedidos por prohibiciones en los arts. 99 inc. 3º, y 76, respectivamente, y rodeados de un severo marco
de excepcionalidad.
Inc. 25 Mantiene el anterior inc. 21 del art. 67
Inc. 26 Reformado (corresponde al anterior inc. 22 En tercer lugar, hoy se acentúa la necesidad de que el congreso, tanto en su función legislativa
del art. 67) como en la que no lo es, asuma en plenitud el rol de control sobre el poder ejecutivo.
Inc. 27 Reformado (corresponde al anterior inc. 23
del art. 67) La etapa exclusivamente congresional en el proceso de formación de la ley
Inc. 28 Mantiene el anterior inc. 25 del art. 67
2. — El proceso legislativo de formación de la ley consta de tres etapas o fases:
Inc. 29 Mantiene el anterior inc. 26 del art. 67
a) la iniciativa o formulación del proyecto;
Inc. 30 Reformado (corresponde al anterior inc. 27
del art. 67) b) la constitutiva o de “sanción” del proyecto;
Inc. 31 Nuevo c) la de eficacia, o de promulgación y publicación de la ley.
Inc. 32 Mantiene el anterior inc. 28 del art. 67 La iniciativa puede provenir del seno del mismo congreso, o del poder ejecutivo y, con la
reforma de 1994, también del cuerpo electoral en la forma prevista en el art. 39 de la constitución.
(Ver nº 22).
CAPÍTULO XXXV
La etapa constitutiva, consistente en la sanción del proyecto, está a cargo del congreso y Es fácil entender que la “ley” formal es sólo ley (material) cuando crea derecho nuevo. Todo otro acto que no
transita por los cauces que regulan los arts. 78 a 84. Después de la reforma, también puede sea creación de derecho nuevo, aunque emane del congreso y tenga forma de ley, no es materialmente una ley.
insertarse el mecanismo de la consulta popular previsto en el art. 40 de la constitución. (Ver nos. 12
y 27). Las previsiones de la constitución
La etapa de eficacia está a cargo del poder ejecutivo; en los casos en que la propia
7. — La constitución ofrece el siguiente panorama:
constitución dispone excepcionalmente que la promulgación sea automática, o que el proyecto
sancionado no puede ser vetado, o que queda sancionado como ley (por ej., en los arts. 40 y 83) el a) solamente prevé en forma expresa el procedimento para la sanción de leyes, pero
margen de arbitrio de que dispone normalmente el ejecutivo en la etapa de eficacia se reduce b) ninguna norma establece expresamente que todos los actos y competencias del congreso
mucho. deben expedirse con forma de ley.
La ley Si pasamos revista al articulado de la constitución, dentro y fuera del art. 75, vamos a saber que algunas
normas imputan al congreso la función de “legislar”, y otras utilizan verbos diferentes. Así, encontramos:
3. — La doctrina constitucional habla de ley “material” y ley “formal”, utilizando los rótulos a) “admitir” y “erigir” provincias (art. 13);
que se suele adjudicar a las funciones del poder. b) “declarar” la necesidad de reforma constitucional (art. 30);
Para distinguir las funciones del poder se han intentado tres criterios: a) el orgánico, que c) “someter” y “convocar” a consulta popular (art. 40);
consiste en definir la función por el “órgano” que la cumple; b) el formal, que consiste en definir d) “imponer” contribuciones (art. 4º y art. 75 inc. 2º); “decretar” y “contraer” empréstitos (art. 4º y art. 75 inc.
la fun-ción por la “forma” del acto que exterioriza su ejercicio; c) el material o sustancial, que 4º, respectivamente);
consiste en definir la función por el “contenido” o la esencia del acto, prescindiendo del órgano e) “establecer” y “modificar” asignaciones específicas (art. 75 inc. 3º);
que lo emite y de la forma con que se reviste. Los dos primeros parecen, actualmente, demasiado f) “disponer” el uso y la enajenación de tierras (art. 75 inc. 5º);
simples, y casi han sido abandonados totalmente. El tercero, en cambio, merece acogida g) “establecer” y “reglamentar” un banco federal (art. 75 inc. 6º);
favorable. h) “arreglar” el pago de la deuda, los correos, y los límites internacionales (art. 75 incs. 7º, 14, y 15,
La aplicación del criterio material a la legislación es la que permite distinguir la “ley” en respectivamente);
sentido material de la “ley formal”. i) “fijar” el presupuesto, los límites de las provincias, el valor de la moneda, y las fuerzas armadas (art. 75
Es fácil decir que ley formal es todo acto al que el congreso le asigna el carácter y la incs. 8º, 11, 15 y 27, respectivamente);
denominación de ley, cualquiera sea su contenido material. En cambio, no es pacífico el concepto j) “acordar” subsidios (art. 75 inc. 9º);
de ley material, porque los autores no coinciden en detectar la naturaleza propia que, por su k) “reglamentar” y “hacer reglamentos” (art. 75 incs. 10, 26 y 32);
contenido, reviste la legislación. l) “reglar” el comercio (art. 75 inc. 13);
Cuando se bucea en el reconocimiento de esa naturaleza, dos teo-rías por lo menos entran en m) “reconocer”, “garantizar”, “regular”, “asegurar” todo lo referente a los pueblos indígenas (art. 75 inc. 17);
disputa: a) una dice que ley material es toda norma de carácter general y obligatorio; entonces, n) “proveer” y “promover” todo lo que señala el art. 75 incs. 16, 18 y 19;
incluye en la categoría de ley material a los reglamentos del poder ejecutivo, y a los fallos ñ) “establecer” tribunales (art. 75 inc. 20);
plenarios; b) otra dice que ley material es solamente la creación normativa que da origen a un o) “admitir o desechar”, “aprobar o desechar” cuando hace referencia a las competencias del art. 75 incs. 21,
derecho nuevo u originario, o sea, a un derecho cuyo contenido no está determinado ni y 22, respectivamente;
condicionado por otra producción jurídica superior dentro de las funciones del poder del estado p) “autorizar” a declarar la guerra y hacer la paz (art. 75 inc. 25);
(aunque sí lo esté fuera de ese poder por la consti-tución, cuya supremacía proviene del poder
q) “facultar” para ordenar represalias (art. 75 inc. 26);
constituyente, o por los tratados internacionales, que son fuente extraestatal).
r) “permitir” la entrada de tropas extranjeras y la salida de las nacionales (art. 75 inc. 28);
Por ende, la función legislativa consiste únicamente en la creación normativa de carácter
s) “declarar” el estado de sitio, “aprobar o suspender” el declarado por el ejecutivo (art. 75 inc. 29);
novedoso u originario, y está radicada en el congreso, porque no hay otro órgano de poder que la
t) “disponer” la intervención federal”, “aprobar o revocar” la decretada por el ejecutivo (art. 75 inc. 31).
tenga a su cargo. (Ver nos. 1 y 2).
4. — La creación de derecho nuevo se moviliza a cargo del congreso en la fase o etapa 8. — Este es sólo un muestrario ejemplificativo del que surge que abundan los verbos y los
constitutiva, que consiste en la sanción del “proyecto” de ley. Para ser “ley” necesita la sustantivos distintos a la mención expresa de la legislación.
promulgación y publicación. (Para el supuesto de consulta popular, ver nos. 2 y 27). Hay, en cambio, numerosas alusiones explícitas a la “ley” y a las “leyes”, o a la “legislación”,
o al verbo “legislar”, o a “dictar” las nor-mas.
La “forma” de ley en los actos del congreso Es verdad que en la serie de verbos distintos a “legislar” que hemos citado, hay normas en las
que se aclara que la competencia se ejercerá mediante una ley o legislación; pero asimismo hay
5. — Definida la ley en sentido material como creación de derecho nuevo u originario, salta a la vista que no otras en las que se omite consignar que una determinada competencia deberá ejercerse dictando
coincide siempre con la ley formal, porque muchos actos del congreso emitidos con forma de ley no tienen una ley.
naturaleza o contenido material de ley.
Como síntesis, ha de quedar en claro que: a) solamente el congreso ejerce la competencia de legislar 9. — Cuando un acto del congreso carece materialmente de naturaleza legislativa, o cuando la
materialmente; pero b) no todas las competencias a las que reviste con forma de ley son ley en sentido material.
competencia está atribuida mediante el uso de uno de los verbos distintos a los alusivos a la
legislación, el congreso no debería dictar una ley (“formal”). La forma de ley habría de reservarse
6. — Una conducta ejemplarizada por el derecho espontáneo con-siste en la expedición de
en exclusividad para los actos con sustancia de ley material.
todos los actos del congreso con forma de ley. El congreso cumple todos sus actos dictando leyes,
es decir, con “forma de ley”. Aparecen de este modo actos que por su esencia, mate-ria, contenido Excepcionalmente, aunque se emplee acaso un verbo distinto a “legislar” debe dictarse una
o sustancia, no son legislativos (sino políticos o admi-nistrativos) pero que tienen forma de ley. ley cuando el principio de legalidad así lo exige, como es el caso —por ejemplo— de la ley penal
o la ley tributaria.
II)
10. — Latamente se habla de “reserva” de la ley para cubrir competencias privativas del congreso. La LEY
expresión es válida en la medida en que se interprete que “reserva de la ley” abarca todas las citadas competencias,
aunque no posean naturaleza material de ley o no hayan de ejercerse dictando una ley (“formal”).
11. — Afirmar que el congreso no debería ejercer con forma de ley las competencias que carecen del CONGRESO PODER
contenido material de la legislación, abre la duda de saber mediante qué procedimiento ejercería esas
competencias, ya que solamente —según anticipamos— la constitución prevé el de formación y sanción de las EJECUTIVO
leyes. (Presidente)
No hallaríamos inconveniente en que, por analogía, el congreso utilizara el mismo procedimiento de las leyes Cámara de Cámara de
cuando cumpliera competencias no legislativas con sus cámaras por separado, con lo que la diferencia sólo Diputados Senadores
radicaría en que el acto no se denominaría “ley” ni se revestiría de la forma de una ley.
Ministerio
También, para ese mismo caso, el congreso dispondría de la opción para trabajar con ambas cámaras reunidas
en conjunto. Ø
(refrenda)
II. LA SANCION DE LA LEY EN SU ASPECTO PROCESAL
sanciona promulga
Su ubicación en el proceso de formación de la ley
12. — El ejercicio de la función legislativa como etapa o fase constitutiva de la ley en el Ø Ø
marco de la estructura de poder está a cargo del congreso, y transita separadamente en cada Acto complejo intraórgano Acto complejo interórganos
cámara; la cámara donde empieza el tratamiento del proyecto se llama “cámara de origen”, y la
otra se llama “cámara revisora”. ACTO COMPLEJO INTERORGANOS
Cuando en el proceso de formación de la ley se intercala una consulta popular vinculante, el
cuerpo electoral —que no es un órgano del poder estatal— participa desde la sociedad con su voto
afirmativo o negativo en el comicio, y si es afirmativo convierte en ley al proyecto consultado. 16. — Los esquemas con participación del electorado por consulta popular serían los siguientes:
(Ver nº 27).
13. — Cada cámara aprueba por sí el proyecto, siguiendo los mecanismos previstos en los II) Sanción + Promulgación
arts. 78 a 84. Lograda tal aprobación en las dos, el proyecto queda sancionado, usándose para la
sanción la fórmula establecida en el art. 84: “El Senado y Cámara de Diputados de la Nación CONGRESO + CUERPO ELECTORAL PODER EJECUTIVO
Argentina, reunidos en congreso … decretan o sancionan con fuerza de ley”. (Ver nº 56).
14. — La sanción del proyecto de ley es un acto complejo, porque requiere el concurso de dos órganos, que
son cada una de las cámaras. Acto complejo interno o intraórgano, porque concurren a formarlo las voluntades de Acto de poder con parti- Acto de poder
órganos —cámaras— que pertenecen a un mismo órgano —congreso—. Y todavía más: a este acto complejo de la cipación social
sanción de la ley se le añade, en la etapa de eficacia, la voluntad de otro órgano —poder ejecutivo con refrendo
ministerial— que promulga la ley, con lo que la ley también es un acto complejo interórganos o externo, ya que
concurren las voluntades del congreso y del poder ejecutivo. LEY
En el caso de consulta popular, concurre desde la sociedad la decisión del cuerpo electoral participante, que
integra al acto estatal con una voluntad ajena al aparato gubernativo. (Ver nº 27). III)
LEY
15. — Los esquemas simplificados serían los siguientes:
I) Sanción + Promulgación
CONGRESO CUERPO ELECTORAL PODER EJECUTIVO
Cámara de Senado Poder ejecutivo con
convoca por ley al desde la sociedad promulgación
diputados refrendo ministerial
cuerpo electoral vota el proyecto automática
Ø Ø Ø
Acto complejo Acto complejo
Acto de poder Participación social Acto de poder
interno externo
Ø Ø
CONGRESO PODER EJECUTIVO
INTERCALACION DE LA DECISION ELECTORAL
EN LOS ACTOS DE PODER
LEY
(Acto complejo externo)
17. — Cuando se trata de una consulta popular “no vinculante”, pensamos que la d) leyes mediante las cuales el congreso decida someter un proyecto de ley a consulta popular,
intervención no obligatoria del cuerpo electoral convocado al comicio por el congreso habría de conforme al art. 40; en cámara de diputados; ver el art. 40;
ser previa a la sanción, porque cumplida ya ésta carecería de objeto y sentido inquirir la opinión e) ley-convenio entre el estado federal y las provincias que instituye el régimen de
al electorado en la etapa constitutiva de la ley, que ya estaría agotada. (El poder ejecutivo que coparticipación impositiva, conforme al art. 75 inc. 2º; en cámara de senadores; ver el art. 75
debe cumplir con la etapa de eficacia promulgando o vetando el proyecto sancionado por el inciso 2º;
congreso, podría a su vez convocar a consulta popular no vinculante —si no lo hubiera hecho el
f) leyes que proveen al crecimiento armónico de “la nación” y al poblamiento de su territorio,
congreso, porque de existir una consulta anterior emanada de este último, y aun cuando de efecto
y que promueven políticas diferenciadas para equilibrar el desigual desarrollo relativo de
no vinculante, no tendría demasiado sentido reiterarla a efectos de promulgar o vetar el proyecto
provincias y regiones conforme al art. 75 inc. 19; en cámara de senadores; ver el art. 75 inciso 19.
sancionado—).
La iniciativa popular
Los mecanismos constitucionales de la sanción de la ley
22. — Conviene también agregar que cuando el art. 77 reproduce en su comienzo la misma
18. — En el procedimiento de formación y sanción de las leyes que ahora regulan los
frase que leíamos en el anterior art. 68 —“las leyes pueden tener principio… por proyectos
artículos 77 a 84, hay algunas innovaciones res-pecto de la constitución antes de su reforma. Las
presentados por sus miembros o por el poder ejecutivo”— ha omitido remitirse al art. 39 que, al
encontramos en los artículos 77, 79, 80, 81, 82 y 84. Los actuales artículos 78 y 83 no han
consagrar el derecho de iniciativa de los ciudadanos para presentar proyectos de ley, añade una
modificado a los que eran 68 y 72.
tercera posibilidad a las otras dos, con tanto énfasis que, para el caso, impone la obligación al
Los cambios recaen desde el señalamiento de la cámara de origen, hasta el derrotero del congreso (que no existe cuando el proyecto tiene origen en legisladores del cuerpo o en el
proyecto en su tránsito por las dos cáma-ras, y su promulgación o su veto, más el veto parcial y la ejecutivo) de dar tratamiento expreso al proyecto proveniente de iniciativa popular dentro del
promulgación parcial. plazo de doce meses. (Ver Tomo II, cap. XXIII, nos. 55 a 58).
Sin entrar al detalle en la explicación de las distintas etapas del procedimiento, cabe señalar
que el art. 81 imprime un trámite más acelerado que el que antes estaba en vigor; el 79 introduce
la novedad de la aprobación en particular del proyecto por comisiones de las cámaras; se prohíbe
la sanción tácita en el art. 82; y se ha reglamentado la posible promulgación parcial en el art. 80.
III) El esquema sería el siguiente en el supuesto de iniciativa legislativa popular:
19. — La tónica que puede reconocerse tiende a proporcionar mayor eficacia y mayor
rapidez, en conexidad con la ampliación del período ordinario de sesiones, que el art. 63 ha fijado Iniciativa popular Sanción Promulgación
entre el 1º de marzo y el 30 de noviembre, ampliando suficientemente el que existía entre el 1º de
mayo y el 30 de setiembre en cuatro meses más, y aclarando algo que siempre tuvimos por cierto
sin necesidad de reforma: que ambas cámaras pueden reunirse por sí mismas para comenzar el CUERPO ELECTORAL + +
período ordinario aunque acaso el presidente de la república no haga su apertura formal.
20. — Asimismo, ya vimos (nos. 2, 12, 22 y 27) que los arts. 39 y 40 han introducido en el Participación social Congreso Poder ejecutivo
proceso de formación de la ley dos formas de participación social posible, que son la iniciativa en el proyecto presen-
legislativa popular y la consulta popular. Ambas intercalan al cuerpo electoral —que no es
tado a la Cámara de
un órgano de poder— como sujeto auxiliar del estado para el mecanismo legislativo. (Ver Tomo
diputados Acto de poder
II, cap. XXIII, acápite VI).
La cámara de origen
LEY
21. — El art. 77 establece:
“Las leyes pueden tener principio en cualquiera de las Cámaras del Congreso, por proyectos
presentados por sus miembros o por el Poder Ejecutivo, salvo las excepciones que establece esta
Constitución.” La sanción en comisión
El nuevo texto no consigna directamente la mención específica de esas excepciones, que ahora sobrepasan a 23. — El art. 79 dice:
las dos tradicionales previstas en el art. 44 del texto anterior, mantenidas en el actual art. 52.
“Cada Cámara, luego de aprobar un proyecto de ley en general, puede delegar en sus
Es bueno entonces clarificar la norma de los arts. 52 y 77, y agrupar las leyes que en virtud de otros artículos
deben iniciar su tratamiento en una cámara determinada; o sea, las que no pueden tener a cualquiera de ellas
comisiones la aprobación en particular del proyecto, con el voto de la mayoría absoluta del total
como cámara de origen para iniciar el tratamiento del proyecto. de sus miembros. La Cámara podrá, con igual número de votos, dejar sin efecto la delegación y
retomar el trámite ordinario. La aprobación en comisión requerirá el voto de la mayoría absoluta
Son las siguientes: del total de sus miembros. Una vez aprobado el proyecto en comisión, se seguirá el trámite
ordinario.”
a) leyes sobre contribuciones (igual que antes); en cámara de diputados; ver el art. 52;
(La bastardilla es nuestra).
b) leyes sobre reclutamiento de tropas (igual que antes); en cámara de diputados; ver el art.
52; La mal llamada “delegación” de una cámara en sus comisiones para la aprobación en particular de un
c) leyes cuyos proyectos son propuestos por ciudadanos en ejercicio del derecho de iniciativa proyecto de ley —que por darse dentro de un mismo órgano no es delegación sino “imputación de funciones”—
previsto en el art. 39; en cámara de diputa-dos; ver el art. 39;
ya había sido objeto de análisis por la doctrina, parte de la cual consideraba que con la constitución antes de la d) El art. 75 inc. 3º prescribe igual quorum de votos favorables para establecer y modificar
reforma, y pese a su silencio, estaba habilitada. asignaciones específicas de recursos copar-ticipables;
e) El art. 75 inc. 22 se diversifica así: e’) para denunciar uno o más instrumentos
Ha de quedar en claro que la aprobación de un proyecto en general no puede transferirse a las internacionales de los que taxativamente enumera como investidos de jerarquía constitucional,
comisiones porque sólo está permitido que las cámaras les “deleguen” la aprobación en hace falta que con anterioridad a la denuncia que le compete al poder ejecutivo el congreso la
particular. apruebe con dos terceras partes de la totalidad de miembros de cada cámara; e”) igual quorum
de votos favorables se necesita para que otros tratados y convenciones sobre derechos humanos
24. — Un punto dudoso aparece en la norma cuando dice que la cámara delegante puede dejar sin efecto la (fuera de los que directamente han recibido jerarquía constitucional) gocen en el futuro del mismo
delegación y retomar el trámite ordinario, porque ha quedado en silencio la especificación del momento hasta el rango de la constitución (debe recordarse que para esta hipótesis el inc. 22 también agrava el
cual la cámara está facultada para reasumir su competencia a efectos de tratar en el pleno el proyecto en particular.
procedimiento, porque es menester que primero el tratado sea aprobado, y luego se le otorgue
Interpretamos con facilidad que la reasunción del trámite ordinario sólo es viable mientras el proyecto en jerarquía constitucional —a menos que, según interpretamos, ya la aprobación alcance el quorum
particular no ha tenido aprobación en la comisión a la que se le ha delegado; y si la delegación se ha efectuado a exigido para obtener esa jerarquía—);
varias, basta que una lo haya aprobado para que ya la cámara no pueda retomar el trámite para sí.
f) El art. 74 inc. 24 se diversifica así: f ’) los tratados de integra-ción supraestatal con estados
25. — Asimismo comprendemos que la aprobación en comisión viene adjudicada a una de Latinoamérica han de aprobarse con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de
decisión de cada cámara, por lo que un mismo proyecto puede recibir tal mecanismo miembros de cada cámara; f ”) cuando tales tratados se celebren con otros estados no
sancionatorio en la que así lo resuelve, y no tenerlo en la otra. latinoamericanos, el mecanismo se desdobla: primero la declaración de conveniencia ha de
aprobarse por la mayoría absoluta de los miembros presentes en cada cámara, y después de
transcurridos ciento veinte días de ese acto declarativo el tratado tiene que ser aprobado por la
26. — Por último, el art. 79 estipula mediante qué quorum las comisiones pueden dar mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara; f ”’) la denuncia de cualquier
aprobación al proyecto, lo que hace pensar qué ocurre cuando el proyecto es alguno de los que de tratado de integración —que está a cargo del poder ejecutivo— requiere la aprobación previa
acuerdo con otras disposiciones de la constitución necesitan de un quorum agra-vado. por mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara;
A nuestro criterio, el quorum de la mayoría absoluta del total de miembros de la comisión que g) Al haberse incorporado por ley 24.430 como segundo párrafo del art. 77 el que fue artículo
habilita el art. 79 es el que rige para proyectos comunes, pero cuando se trata de una ley que “perdido” 68 bis, hay que añadir que las leyes modificatorias del régimen electoral y de partidos
requiere un quorum mayor por expresas cláusulas constitucionales, se ha de trasladar esa políticos deben aprobarse por mayoría absoluta del total de miembros de las cámaras;
exigencia al supuesto de la aprobación en comisión. De lo contrario, el agravamiento del quorum
h) El art. 79 establece que: h’) después de aprobarse un proyecto en general en el congreso,
que la constitución considera necesario para determinadas leyes se podría burlar fácilmente con
cada cámara puede delegar (debe decirse: imputar) en sus comisiones la aprobación en particular
solo decidir las cámaras que la aprobación en particular quedara delegada a sus comisiones.
de ese pro-yecto, con el voto de la mayoría absoluta del total de sus miembros; h”) con igual
quorum cada cámara puede dejar sin efecto esa delegación; g’”) con igual quorum cada comisión
La sanción mediante consulta popular vinculante
aprueba el proyecto encomendado por la cámara de su pertenencia (ver nos. 23 a 26);
27. — En parágrafos anteriores ya aludimos a este mecanismo del nuevo art. 40, que queda i) El art. 81 prevé hipótesis de quorum de votos en el proceso común de sanción de las leyes
librado a la decisión del congreso, por iniciativa de su cámara de diputados, con la característica que en su trámite han tenido adiciones o correcciones; las mayorías allí fijadas son: i’) mayoría
de que la ley de convocatoria a consulta popular no puede ser objeto de veto. absoluta de los presentes, o i”) dos terceras partes de los presentes, según las hipótesis que el
Cuando en el acto electoral el cuerpo electoral —que no es un ór-gano del poder estatal— artículo regula;
vota afirmativamente el proyecto que se le ha sometido a consulta vinculante, ese proyecto queda j) El art. 85 consigna que la ley reglamentaria de la Auditoría General de la Nación tiene que
automática-mente convertido en ley, y también su promulgación es automática. ser aprobada por la mayoría absoluta de los miembros de cada cámara;
La novedad reside en que, a impulso del congreso, la sanción que es competencia suya en la k) El art. 86 prescribe que la designación y remoción del Defensor del Pueblo a cargo del
etapa constitutiva recibe, en caso de voto afirmativo, la participación que desde la sociedad le congreso ha de efectuarse con el voto de dos terceras partes de los miembros presentes de cada
adosa el electorado, con repercusión en la etapa de eficacia, ya que la promulgación es cámara;
automática. l) El art. 99 inc. 3º párrafo cuarto, al regular el trámite a que quedan sujetos los decretos de
necesidad y urgencia dictados por el poder ejecutivo, establece que la intervención final del
El quorum especial congreso será reglamentada en su trámite y en sus alcances por una ley que precisa ser aprobada
con el voto de la mayoría absoluta sobre la totalidad de miembros de cada cámara;
28. — Diversas normas han especificado en el nuevo texto un quorum especial o agravado
m) El art. 99 inc. 4º prevé que el acuerdo del senado para la designación de los magistrados
para las decisiones propias de las cáma-ras del congreso, tanto relativas a competencias privativas
como a las comunes a ambas. de la Corte Suprema de Justicia debe prestarse con el voto de dos tercios de miembros presentes
de la citada cámara;
Así:
n) El art. 101 contempla dos situaciones respecto del jefe de gabinete de ministros: n’) para
a) El art. 39 prevé que la ley reglamentaria del derecho de iniciativa popular legislativa (pero ser interpelado a los fines de una moción de censura hace falta el voto de la mayoría absoluta
no cada proyecto que en ejercicio del mismo se presenta) habrá de sancionarse con el voto de la sobre la totalidad de miembros de cualquiera de las dos cámaras del congreso; n”) para ser
mayo-ría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara; removido es menester el voto de la mayoría absoluta de miembros de cada una de las cámaras;
b) El art. 40 fija igual quorum de votos favorables para la sanción de la ley reglamentaria de o) El art. 114 dispone que la ley reglamentaria del Consejo de la Magistratura tiene que
la consulta popular (pero no para cada ley por la que se somete un proyecto a consulta popular); sancionarse con la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara;
c) El art. 75 inc. 2º párrafo cuarto consigna que la ley-convenio en materia impositiva necesita p) En la misma ley reglamentaria del Consejo de la Magistratura —y, por ende, con igual
aprobarse con la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada cámara; quorum de votos— se determinará la integración y el procedimiento del jurado de enjuiciamiento
para la remoción de los jueces federales de instancias inferiores a la Corte Suprema.
administración”, y el adjetivo “determinadas” tampoco esclarece si es la ley la que debe señalar cuáles son esas
El control judicial de constitucionalidad sobre el procedimiento de sanción de la ley materias determinadas o si, en cambio, lo que se ha querido puntualizar es que no cabe una delegación “global” en
materia administrativa porque, al contrario, cada materia de administración que se delega exige una ley
independiente que la pormenorice.
29. — El procedimiento o trámite parlamentario que la constitución prevé para la sanción de
las leyes no puede en modo alguno —según nuestro punto de vista— eximirse de control Lo de “emergencia pública” tampoco exhibe claridad. La doctrina de las emergencias ha sido usada y
abusada en nuestra praxis constitucional, y guarda parentesco con las llamadas situaciones de excepción. ¿Será o
judicial de constitucionalidad. El derecho judicial que considera a la cuestión como una cuestión no afín a las “cicunstancias excepcionales” aludidas en el art. 99 inciso 3º cuando viabiliza los decretos de
política no judiciable está equivocado. Es imposible alegar que se trata de una facultad privativa necesidad y urgencia? Si acaso los artículos 76 y 99 inciso 3º están atendiendo a una misma situación para
de las cámaras, o que son éstas las que en forma exclusiva interpretan y aplican la constitución en excepcionar prohibiciones genéricas y para permitir, en el primero, la delegación del congreso en favor del
orden a la formalidad del procedimiento legislativo. ejecutivo, y en el segundo para dejarle al ejecutivo la facultad de suplir directamente al congreso por sí mismo, la
cuestión se nos complica demasiado.
Tales argumentos se desbaratan muy fácilmente no bien se piensa que si una ley puede y debe
ser declarada inconstitucional en cuanto a su contenido, también puede y debe serlo cuando se ha
Por eso, creemos que no es razonable suponer que la constitución deja opción libre para usar
sancionado transgrediendo las normas que la constitución prescribe para su trámite, porque
la delegación legislativa o los decretos de necesidad y urgencia en las mismas situaciones, ni para
cualquiera comprende que una ley “sancionada” defectuosamente no es una ley “sancionada” en
imaginar que son remedios alternativos a emplear por las mismas causas.
la forma que la constitución exige.
34. — Tampoco se aclara en el art. 76 qué significa delegar “den-tro de las bases” que el
III. LAS PROHIBICIONES Y SUS EXCEPCIONES
congreso establezca. Esas bases bien podrían surgir de una ley genérica que el congreso dictara
anticipadamente para todos los casos en reglamentación global al art. 76, o apuntar a la
El sentido del principio prohibitivo
obligación de que, de dictarse o no esa ley, siempre cada ley de delegación concreta hubiera de
30. — La constitución reformada ha incluido tres prohibiciones antes inexistentes pero, luego cumplir con el señalamiento de bases determinadas para el caso concreto.
de formularlas normativamente, ha añadido las respectivas excepciones.
Las normas dictadas con habilitación del congreso por el poder ejecutivo han de adoptar la forma de decretos,
Se trata de: porque el inc. 12 del art. 100 otorga al jefe de gabinete de ministros la competencia de “refrendar los decretos que
a) la delegación legislativa a favor del poder ejecutivo (art. 76); ejercen facultades delegadas por el congreso”. A su vez, el inciso recién citado agrega que dichos decretos estarán
sujetos al control de la Comisión Bicameral Permanente del congreso, pero no se determina con qué alcance y
b) la emisión por el poder ejecutivo de disposiciones de carácter legislativo (art. 99 inc. 3º efectos se ejerce tal control. La alusión genérica que en el primer párrafo del art. 100 se hace a la ley especial
párrafo segundo); sobre número de ministros y su competencia, permite entender que el tema cabe dentro de las regulaciones a cargo
c) la promulgación parcial de leyes por el ejecutivo (art. 80). de esta ley especial, pero siempre queda intacta la caducidad automática que contempla el art. 76 in fine.
Hay otra prohibición diferente a estas tres, que se dirige exclusivamente al congreso, sin La naturaleza de la norma dictada con forma de decreto en virtud de la delegación
relación alguna con el poder ejecutivo. Es la del art. 82 sobre la sanción tácita o ficta de las leyes.
35. — Aun cuando la norma que por delegación dicta el poder ejecutivo tiene formalidad de
31. — No vamos a discutir si ha sido mala técnica comenzar una norma consignando enfáticamente una
prohibición para, de inmediato, ablandar —mu-cho o poco— esa misma prohibición con excepciones que, a juicio
decreto, interesa saber cuál es su natu-raleza material. A nuestro juicio, tiene naturaleza material
de algunos, la desvirtúan. En cambio, sí hemos de señalar que tales excepciones han de recibir una interpretación de ley y es expresión de la función legislativa delegada, porque el decreto que dicta el ejecutivo
sumamente estricta para no desvirtuar el principio general prohibitivo. Ello nos da pie, a la vez, para afianzar la equivale a la ley que el congreso, al delegarle la función, se ha abstenido de dictar por sí mismo.
necesidad de que los controles políticos y el control judicial de constitucionalidad no se inhiban sino que, al
contrario, se ejerzan en plenitud e intensamente, a efectos de que las excepciones no se utilicen para burlar las Una vez que se coincide en reconocer al decreto emanado por delegación legislativa la naturaleza material de
prohibiciones. la ley, es preciso reconocer —a gusto o a disgusto de quien valora la cuestión— que el principio de división de
poderes ha venido a atenuarse con la reforma.
La delegación legislativa En resumen, el principio de “reserva de la ley” ha cobrado un matiz diferente al que le atribuíamos antes de
1994.
32. — El art. 76 dice:
“Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias determinadas de La delegación a organismos administrativos
administración o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases
de la delegación que el Congreso establezca. 36. — La circunstancia de que el art. 76 aluda a delegación legislativa en el poder ejecutivo
—tanto en la prohibición genérica como en la autorización excepcional— impide que se realice
La caducidad resultante del transcurso del plazo previsto en el párrafo anterior no importará directamente a favor de organismos de la administración pública que componen la estructura
revisión de las relaciones jurídicas nacidas al amparo de las normas dictadas en consecuencia de dependiente del ejecutivo.
la delegación legislativa.”
Ello no es posible, por la sencilla razón de que si en el art. 100 inciso 12 se prevé para el caso
(La bastardilla es nuestra). la formalidad de un decreto, es obvio que éste tiene que emanar del poder ejecutivo, ya que los
órganos administrativos no dictan sus resoluciones ni adoptan sus decisiones con forma de
33. — La excepción permisiva viene concedida para “materias determinadas de decreto.
administración” o de “emergencia pública”. Las expresiones son harto vagas y muy poco
concisas, por lo que tememos que se las invoque en demasía con cualquier pretexto y con escasa ¿Subsiste la delegación llamada “impropia”?
precisión.
37. — Hasta la reforma constitucional, el texto histórico solía interpretarse como absolutamente prohibitivo
En efecto, materias de “administración” viene a abrir un espacio amplísimo donde toda la doctrina de la delegación legislativa porque, a tenor de una antigua fórmula, cuando la constitución asigna claramente una
iuspublicística encuentra dificultades para demarcar con seguridad y caso por caso qué es y qué no es competencia a un órgano determinado, prohíbe implícitamente a los restantes que ejerzan dicha competencia.
“administración” —o, acaso, función administrativa— Por otro lado, la norma dice “materias determinadas de
No obstante, desde tiempo atrás la Corte Suprema elaboró el standard de la delegación “impropia”, y la tuvo (Corresponde al art. 76.)”
por constitucionalmente válida en cuanto consideró que no era una transferencia lisa y llana de la competencia (La bastardilla es nuestra).
legislativa del congreso a favor del poder ejecutivo, sino una reglamentación que éste hacía a una ley de marco
genérico, cuya pormenorización reglamentaria crecía en dimen-sión recíproca a la aludida generalidad de la ley. Atento la referencia que antes hicimos a la delegación impropia, hemos de interpretar que esta caducidad
(Ver cap. XXXVIII, nº 25). prevista para la legislación delegada preexistente plantea como nueva duda la de si alcanza también a aquel tipo de
delegación, o sólo se circunscribe a la que inconstitucionalmente, como delegación plena, se hubiera efectuado
Además, esta delegación impropia fue reconocida no sólo a favor del poder ejecutivo, sino a organismos hasta el 24 de agosto de 1994.
administrativos.
En caso de contestarse que la normativa ya dictada por el poder ejecutivo en el margen de una delegación
impropia no fue ni es contraria a la constitución —tanto antes como después de la reforma— habrá que conceder
38. — Con este recordatorio previo nos preguntamos: ¿la delegación que el art. 76 habilita es que esa normativa no caducará en 1999. Es nuestra tesis. Quienes estimen que la cláusula transitoria la abarca,
esa delegación “impropia” que el dere-cho judicial reputó compatible con la constitución de 1853- habrán de responder que el plazo de caducidad la destituirá de vigencia en esa fecha.
1860?; ¿o la delegación que expresamente se autoriza es la delegación “plena” que antes se Con una posición y con otra, resta decir que toda normativa dictada inconstitucionalmente con antelación a la
reprochaba como inconstitucional? Y para cerrar el interrogatorio: ¿la delegación hasta 1994 reforma por habilitación de una delegación plena, ha adquirido validez por los cinco años posteriores a 1994 en
calificada como impropia sigue subsistiendo implícitamente en el nuevo texto, o al preverse la razón de que la cláusula transitoria octava implica consentir tal subsistencia temporal, lo que a nuestro criterio
plena en el art. 76 la impropia queda vedada o, acaso, ha sido absorbida en dicho artículo y tiene significa que el vicio originario que la afectó hasta ahora queda transitoriamente purgado y desaparecido.
que regirse por él?
No es fácil que normas tan recientes permitan arriesgar opiniones definitivas sobre el tema, no La sanción tácita
obstante lo cual nos atrevemos a responder.
43. — El art. 82 dice: “La voluntad de cada Cámara debe manifestarse expresamente; se
39. — La delegación que prevé la nueva norma del art. 76 no es la que se llama impropia, excluye, en todos los casos, la sanción tácita o ficta.”
sino la que en el ámbito de la constitución antes de 1994 fue considerada vedada, e Esta nueva norma exige, mediante la prohibición que consigna, que la sanción de cada cámara
inconstitucional, por representar una transferencia lesiva del principio divisorio. La delegación sea expresa; o sea que mediante el silencio no puede presumirse que las cámaras prestan
impropia no es —ni era— delegación verdadera cuando se encuadra en su perímetro severo, que aprobación a un proyecto de ley.
debe —en primer lugar— merecer señalamiento de la política general que el congreso adopta y
traza para la materia específica en una ley marco o genérica y, además, implicar únicamente un Es de notar que mientras se descarta la sanción tácita, la constitución admi-te en su art. 80 la promulgación
ensanchamiento de la facultad reglamentaria que es normal en el ejecutivo respecto de las leyes. tácita por el poder ejecutivo, que se produce sin necesidad de acto presidencial alguno cuando el proyecto no es
vetado dentro de los diez días útiles de recibido.
Con este contorno, la prohibición global de delegación legislativa del art. 76 no alcanza a
inhibir en el futuro la tradicional delegación impropia, que puede darse por subsistente después 44. — La prohibición de la sanción tácita se nos hace de suma trascendencia institucional en
de la reforma, y sin encuadre en dicho artículo nuevo. el trámite que el congreso debe imprimir a los decretos de necesidad y urgencia una vez que han
cumplido las respectivas etapas de seguimiento por el jefe de gabinete y la Comisión Bicameral
40. — Nuestra síntesis es ésta: a) la delegación excepcionalmente autorizada por el art. 76 Permanente. Cuando el decreto llega al congreso, es absolutamente imposible que el silencio de
corresponde a la que “plena” que antes de la reforma se hallaba implícitamente prohibida y, de sus cámaras signifique aprobación y, por ende, mantenimiento de su vigencia; por ende, la ley
haberse llevado a cabo, era inconstitucional; b) la delegación que se denominaba impropia no ha reglamentaria a dictarse no puede establecer para este caso específico una aprobación tácita,
quedado prohibida, ni encuadrada en el art. 76, y puede en el futuro tener cabida como antes porque de hacerlo violaría ostensiblemente al art. 82.
dentro del perímetro que le trazó la jurisprudencia de la Corte Suprema; por ende b’) la
A la inversa, como lo vedado es la aprobación tácita, estamos seguros que el rechazo tácito se
delegación impropia no precisa que el congreso se restrinja a las materias ni al plazo que estipula
ha de considerar implícito y válido, por manera que si el decreto de necesidad y urgencia no recibe
el art. 76.
sanción expresa, debe reputarse desechado. Lo importante es que para la aprobación explícita se
fije un plazo razonablemente breve.
El control judicial
El trámite legislativo
41. — Adictos como somos al control judicial de constitucionalidad, hemos de añadir que en
orden a la delegación regulada por el art. 76 no debe retraerse. El hecho de que el art. 100 inciso
45. — El lineamiento de los supuestos posibles en el procedimiento de formación de la ley se
12 consigne que los decretos que se dictan en ejercicio de facultades delegadas por el congreso
desglosa así:
quedan sujetos a control de la Comisión Bicameral Permanente —que es un control político— no
inhibe el control judicial.
A) La aprobación
Su campo es amplio; en primer lugar, el contenido material del decreto se somete a revisión judicial como el
de cualquiera otra norma jurídica, sea cual fuere su naturaleza y su autor; en segundo lugar, tiene que abarcar otros 46. — El art. 78 mantiene sin reforma el texto del anterior art. 69, y dice así: “Aprobado un
aspectos para fiscalizar si la materia es de “administración” o de “emergencia pública”; si viene fijado el plazo de proyecto de ley por la Cámara de su origen, pasa para su discusión a la otra Cámara. Aprobado
la delegación —y si su transcurso ha producido la caducidad del decreto—; si la norma del ejecutivo respeta el por ambas, pasa al Poder Ejecutivo de la Nación para su examen; y si también obtiene su
marco delimitado por el congreso al establecer las bases de la delegación; si la formalidad impuesta por el art. 100 aprobación, lo promulga como ley.”
inciso 12 se ha cumplido, etc.
B) El rechazo
La caducidad
47. — El art. 81 dispone que ningún proyecto desechado totalmen-te por una de las cámaras
42. — Fuera de la numeración del articulado nuevo, la reforma incluye en sus disposiciones transitorias la se puede repetir en las sesiones del año.
señalada como octava, que dice así:
“La legislación delegada preexistente que no contenga plazo establecido para su ejercicio caducará a los
¿Qué significa que “no puede repetirse en las sesiones de aquel año”? ¿Se refiere al período
cinco años de la vigencia de esta disposición, excepto aquella que el Congreso de la nación ratifique expresamente ordinario, a su prórroga, o también a las extraordinarias? Supongamos un proyecto desechado
por una nueva ley. totalmente en una cámara dentro del período ordinario de sesiones, en el mes de junio. ¿Podría
repetirse en sesiones de prórroga en diciembre? No. ¿Y en sesiones extraordinarias en febrero — caso nominales, por sí o por no; y tanto los nombres y fundamentos de los sufragantes, como las
es decir, ya en otro año calendario—? Tampoco. Cuando la constitución dice que “no puede objeciones del Poder Ejecutivo, se publicarán inmediatamente por la prensa. Si las Cámaras
repetirse en las sesiones de aquel año”, no está pensando en el año que corre del 1º de enero al 31 difieren sobre las objeciones, el proyecto no podrá repetirse en las sesiones de aquel año.”
de diciembre. Quiere decir que no pue-de repetirse hasta el próximo período de sesiones
ordinarias que se abre el 1º de marzo siguiente. 53. — Debe recordarse asimismo el art. 80, que ha venido a admitir excepcionalmente el veto
y la promulgación parciales.
Adoptando este temperamento, un proyecto totalmente rechazado en una cámara en el mes de febrero —sea
en sesiones prorrogadas o en extraordinarias— puede repetirse a partir del 1º de marzo de ese año (calendario), Dice así: “Se reputa aprobado por el Poder Ejecutivo todo proyecto no devuelto en el término de diez días
porque es “otro” año legislativo (y a éste se refiere, según nuestro juicio, el texto constitucional del art. 81, útiles. Los proyectos desechados parcialmente no podrán ser aprobados en la parte restante. Sin embargo, las
primera parte). partes no observadas solamente podrán ser promulgadas si tienen autonomía normativa y su aprobación parcial no
48. — Hay identidad de proyectos —y por ende, prohibición de repetirse— cuando se proponen los mismos altera el espíritu ni la unidad del proyecto sancionado por el Congreso. En este caso será de aplicación el
objetivos aunque el texto y las palabras estén redactados de modo distinto. Pero no hay identidad de proyectos, — procedimento previsto para los decretos de necesidad y urgencia.”
y por ende, puede tratarse el nuevo a pesar del rechazo total del anterior— aunque se propongan el mismo objeto,
si emplean medios diferentes para llegar a él.
49. — Parece acertada la interpretación que parte de la doctrina hace de la suspensión temporaria del proyecto D’) La promulgación parcial de las leyes
rechazado por la cámara revisora, en el sentido de que esa facultad paralizante no puede volver a ejercerse en
sucesivos períodos legislativos, lo que significa que se agota en el año parlamentario en curso y en una única vez.
De lo contrario, el rechazo renovado en años siguientes por la cámara revisora daría a ésta una predominancia 54. — Sobre el veto parcial y la promulgación de la parte no vetada damos la explicación en
absoluta que podría frustrar el trabajo legislativo. el cap. XXXVIII, nos. 71 a 74. (Para la relación entre los arts. 80 y 83, ver en el cap. citado el nº
68).
C) Los proyectos adicionados o corregidos
E) Qué es lo sancionado por el congreso
50. — Hay supuestos de desacuerdos parciales entre las cámaras.
El art. 81 los prevé así: 55. — Lo que el congreso sanciona en la etapa constitutiva de formación de la ley es, en rigor,
un “proyecto” de ley. O sea, no es todavía “ley”. Para que haya “ley” debe añadirse la etapa de
a) “Ninguna de las Cámaras puede desechar totalmente un proyecto que hubiera tenido origen eficacia, configurada por la promulgación y publicación que hace el poder ejecutivo.
en ella y luego hubiese sido adicionado o enmendado por la Cámara revisora.”
Las excepciones a este principio que, con modalidades distintas, se insertan con el proceso de
b) “Si el proyecto fuere objeto de adiciones o correcciones por la Cámara revisora, deberá formación de la ley están explícitamente previstas en la constitución. Por ejemplo:
indicarse el resultado de la votación a fin de establecer si tales adiciones o correcciones fueron
realizadas por mayoría absoluta de los presentes o por las dos terceras partes de los presentes.” a) por el art. 40, la ley mediante la cual el congreso convoca a consulta popular vinculante no
puede ser vetada por el poder ejecutivo que, no obstante, a nuestro criterio debe publicarla;
c) “La Cámara de origen podrá por mayoría absoluta de los presentes aprobar el proyecto con
las adiciones o correcciones introducidas o insistir en la redacción originaria, a menos que las b) el mismo art. 40 establece que el proyecto de ley sometido a consulta popular vinculante
adiciones o correcciones las haya realizado la revisora por dos terceras partes de los presentes.” que obtiene voto favorable del cuerpo electoral se convierte en ley, y su promulgación será
automática; acá se excluye doblemente: b’) la sanción por el congreso; b”) el posible veto del
d) “En este último caso, el proyecto pasará al Poder Ejecutivo con las adiciones o ejecutivo, que debe publicar la ley;
correcciones de la Cámara revisora, salvo que la Cámara de origen insista en su redacción
originaria con el voto de las dos terceras partes de los presentes.” c) por el art. 83, de texto idéntico al anterior art. 72, la hipótesis de un proyecto vetado que, al
volver al congreso, es nuevamente sancionado por insistencia en las dos cámaras, hace decir a la
e) “La Cámara de origen no podrá introducir nuevas adiciones o correcciones a las realizadas norma que “el proyecto es ley y pasa al poder ejecutivo para su promulgación”.
por la Cámara revisora.”
F) La fórmula de la sanción
51. — Simplificando la norma, cabe decir que: a) si en las discrepancias entre una cámara y
otra ambas aprueban el proyecto con mayoría absoluta (más de la mitad), prevalece el texto de la 56. — El art. 84 dice: “En la sanción de las leyes se usará de esta fórmula: El Senado y Cámara de Diputados
cámara de origen; b) si una cámara lo vota con mayoría absoluta y la otra con dos tercios, de la Nación Argentina, reunidos en Congreso, …decretan o sancionan con fuerza de ley.”
prevalece esta última; c) si las dos cámaras aprueban con dos tercios, prevalece la cámara de Cuando la norma alude al senado y la cámara de diputados “reunidos en congreso” no quiere significar que la
origen. sanción de la ley se produzca mediante las dos cámaras reunidas conjuntamente en asamblea legislativa, sino más
En suma, se advierten dos cosas: a) tiene importancia el quorum de votos aprobatorios bien que con la aprobación separada por cada una, las dos intervienen como parte que son del órgano congreso.
(mayoría absoluta, o dos tercios); b) tiene importancia preponderante la cámara de origen. Tampoco el verbo “decretan” responde a la terminología clásica de nuestro derecho constitucional, porque el
congreso no decreta sino legisla. Sin embargo, no es la única vez que el verbo decretar es usado en el texto de la
Asimismo, hay dos prohibiciones: a) la cámara de origen no puede adicionar o corregir constitución con referencia a competencias del congreso; el art. 4º —por ej.— habla también de operaciones de
nuevamente las modificaciones introducidas por la revisora; b) ninguna cámara puede rechazar crédito que “decrete” el congreso.
totalmente un proyecto originario de ella que ha recibido adiciones o enmiendas en la revisora.
La derogación de las leyes
D) Los proyectos vetados
57. — Es obvio que el congreso tiene competencia para derogar las leyes por él dictadas, conforme al
52. — El art. 83 conserva sin reforma el texto del anterior art. 72, y dice así: “Desechado en principio general de paralelismo de las competencias: el órgano que es autor de una norma, debe ser autor de la
el todo o en parte un proyecto por el Poder Ejecutivo, vuelve con sus objeciones a la Cámara de ulterior que la deja sin efecto. Inclusive, la razón de la derogación de la ley puede radicar en la
origen; ésta lo discute de nuevo, y si lo confirma por mayoría de dos tercios de votos, pasa otra inconstitucionalidad que, según el criterio del congreso, afecta a dicha ley. Pero de inmediato conviene hacer
vez a la Cámara de revisión. Si ambas Cámaras lo sancionan por igual mayoría, el proyecto es ley algunas advertencias, nada más que a título enunciativo de ejemplos.
y pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación. Las votaciones de ambas Cámaras serán en este
a) La derogación de una ley no debe contener declaración de su inconstitucio-nalidad al modo y con los mismos; de procedimientos federales en lo civil y comercial; de patentes de invención; de autenticación de actos
efectos con que esa declaración se reviste cuando emana del poder judicial; b) la derogación de una ley deroga los públicos; de expropiación; de ciudadanía; de contabilidad; de telégrafos nacionales; de correos; de inmigración; de
decretos dictados por aplicación de la ley que se deroga; c) la indebida derogación de la ley aproba-toria de un pesas y medidas; de unidad monetaria; de intervención de cónsules extranjeros en las sucesiones; de venta de
tratado internacional que ya ha sido ratificado por el poder ejecutivo no alcanza a desobligar a nuestro estado del tierras de propiedad nacional; de inconversión; de creación del Banco Hipotecario Nacional; de límites
compromiso internacional contraído (mientras el tratado no quede internacionalmente denunciado), ni a quitar interprovinciales; de creación del Banco de la Nación Argentina; de ferrocarriles nacionales; de impuestos
vigencia al tratado en el derecho interno (mientras no ocurra lo mismo); d) el eventual efecto derogatorio de una internos; de aduanas; de demandas contra la nación; de falsificación de moneda; de marcas de fábrica, de
ley que fuera declarada judicialmente inconstitucional por sentencia de la Corte Suprema no violaría ni la división elecciones nacionales; de organización de los ministerios; de reglamentación de profesiones; de enrolamiento; de
de poderes ni el paralelismo de las competencias. derechos y tasas portuarias; de tarifas postales, telegráficas y radiotelegráficas; de derechos aduaneros; de
intervención a las provincias; de impuesto a los réditos; de precios máximos; de defensa agrícola; de organización
Por supuesto que la ley que deroga a otra requiere promulgación del poder ejecutivo, y publicación.
militar; de organización de aduanas y puertos nacionales; de represión del contrabando; de amnistía; etc.
Cuando enfrentamos en materia de derecho intrafederal las competencias que el congreso ejerce con
Por concomitancia, son también federales los decretos que reglamentan leyes federales.
participación de las provincias entendemos que por tratarse de un acto al que ha concurrido la voluntad del
congreso y la de una o más provincias, la derogación de la ley del congreso no alcanza a dejar sin efecto el acto
compartido mientras la o las provincias intervinientes no procedan también a su derogación. 61. — Las leyes federales son aplicadas judicialmente en todo el país por los tribunales
Para la ley de coparticipación federal impositiva, el art. 75 inc. 2º párrafo cuarto prohíbe su modificación federales.
unilateral.
Las leyes de “derecho común”
58. — Dado que por derecho consuetudinario el congreso aprueba los tratados internacionales con forma de
ley, insistimos en la afirmación de que las leyes aprobatorias de tratados que han recibido ratificación por parte del 62. — Las leyes nacionales u ordinarias de derecho común son las que sanciona el congreso
poder ejecutivo no pueden ser derogadas por el congreso y, de serlo, tales leyes derogatorias no tienen el alcance cuando, en el art. 75 inc. 12, se alude a los códigos llamados “de fondo”, que pueden dictarse en
de sustraer del derecho interno al tratado que está incorporado a él por la ratificación internacional, ni de eximir al
estado de su responsabilidad interna e internacional por el eventual incumplimiento del tratado. La derogación de
cuerpos unificados o separados (civil, comercial, penal, de minería, y de trabajo y seguridad
una ley aprobatoria de un tratado sólo tendría el valor de un indicio conducente a promover la denuncia del tratado social).
por los mecanismos habilitantes a ese fin, en cuanto exteriorizaría la voluntad de uno de los órganos (el congreso)
que han intervenido en el acto complejo de formación del tratado. Con la reforma de 1994 quedó superada la controversia acerca de si los “códigos” que mencionaba el anterior
La Corte Suprema, en su sentencia del 7 de julio de 1992 en el caso “Ek-mekdjian c/Sofovich” ha art. 67 inc. 11 —ahora art. 75 inc. 12— exigían ineludiblemente la codificación, o admitían una legislación
interpretado, coincidentemente con ese criterio, que no cabe derogar leyes aprobatorias de tratados internacionales dispersa o adicional.
incorporados al derecho interno por ratificación internacional.
63. — Las leyes de derecho común son aplicadas judicialmente por tribunales federales o
IV. LAS FACULTADES LEGISLATIVAS DEL CONGRESO provinciales según las personas o las cosas caigan en una jurisdicción o en otra (art. 75 inc. 12).
Las clases de leyes que dicta el congreso 64. — Que el congreso invista competencia para dictar los códigos que cita el art. 75 inc. 12
no significa que les pueda asignar cual-quier contenido en el área de las materias propias de cada
59. — Entre las leyes que sanciona el congreso, nuestro derecho constitucional del poder uno. Ello quiere decir que la sola circunstancia de que el art. 75 inc. 12 le adjudique al congreso la
distingue categorías diferentes, cuya denominación acuñada por el uso, la doctrina y la competencia de dictar los códigos no exime por sí sola de eventual inconstitucionalidad a las
jurisprudencia, debemos emplear por razón de comodidad y comprensión, aunque a veces no sea normas de los mismos.
técnica ni científicamente ajustada.
Las tres clases de leyes que dicta el congreso son: a) leyes federales; b) leyes de derecho Así, es para nosotros equivocado el argumento utilizado por la Corte en el caso de la “Mina Cacheuta”, de
1979, y en el caso “Provincia de Mendoza c/Estado Nacional”, de 1988, considerando que la competencia del
común; c) leyes locales. Las federales y las de derecho común tienen ámbito de vigencia en todo
congreso para dictar el código de minería era suficiente para reconocer validez constitucional a determinadas leyes
el territorio del estado. Las locales, sólo en la capital y territorios federales (actualmente no hay que “federalizaron” o “nacionalizaron” recursos mineros o hidrocarburos.
territorios federalizados íntegramente). A las tres, parte de la doctrina las califica como leyes
Con la reforma de 1994 tal argumento ha decaído, porque el art. 124 recono-ce que corresponde a las
“nacionales”. A las federales, a veces se las ha llamado también leyes “especiales” del congreso provincias el dominio originario de los recursos natu-rales existentes en su territorio.
(el art. 75 inc. 12 las menciona como leyes “generales”). A las de derecho común, leyes
“ordinarias”. 65. — La inserción formal de una determinada ley que pueda disponer el congreso rotulándola formalmente
como propia de las codificaciones que son competencia suya no basta para dar por satisfactorio el encuadre,
Las leyes “federales” o “especiales” porque hay que verificar si, real y objetivamente, el contenido y la materia regulados por aquella ley pertenecen o
no al código o la legislación que el congreso indica. De ahí que corresponda a los jueces llevar a cabo el control de
60. — Las leyes federales, de difícil conceptuación genérica, pueden serlo por razón de la constitucionalidad que, en cada caso, resulte pertinente.
materia (por ej.: fiscal, electoral, partidos políticos, nacionalidad, administración de justicia, etc.);
de las personas (embajadores, ministros plenipotenciarios, etc.), y excepcionalmente de lugar El código penal
(fronteras).
66. — El código penal considerado “en bloque”, es uno de los de “derecho común”, no obstante lo cual
Guastavino define así al derecho federal: “es el sancionado por el legislador nacional “dentro” de su articulado (como también “fuera”, en leyes penales sueltas) hay normas de naturaleza federal que
tendiente a la consecución, de modo inmediato, de todos los fines que se atribuyeron al congreso se refieren a bienes jurídicos de naturaleza federal, y que por ende son aplicadas en todo el país por tribunales
y al gobierno federal por el preámbulo y los preceptos de la constitución.” federales cuando juzgan los delitos en ellas incriminados.
Como principio, contiene normas de derecho público o institucional, sin excluir la posibilidad
referida a relaciones de derecho privado (para el derecho común que se federaliza, ver nº 70). 67. — También la codificación penal requiere otro comentario especial, esta vez porque la doctrina y la
jurisprudencia distinguen, en nuestro derecho, deli-tos por un lado, y faltas y contravenciones por otro.
Una enumeración, aunque no taxativa, aclara el panorama. El derecho judicial derivado de la jurisprudencia de la Corte afirma: a) que es innegable la competencia de las
provincias para legislar sobre faltas y contravenciones en ejercicio razonable de su “poder de policía”; b) que la
Según la jurisprudencia de la Corte Suprema, se han considerado leyes federales —o “especiales” del
congreso— las siguientes: de organización de los tribunales federales; de jurisdicción y competencia de los
aplicación de sanciones de cierta entidad por comisión de faltas y contravenciones no puede quedar los tribunales federales o provinciales según las cosas o las personas caigan bajo sus respectivas
exclusivamente a cargo de órganos administrativos con exclusión de ulterior control judicial. jurisdicciones significa dos cosas: a) que las leyes nacionales de derecho común son aplicadas, en
De todos modos, la competencia local para crear faltas y contravenciones siempre parece exigir “ley”, por lo jurisdicción provincial, por los tribunales de provincia; b) que para efectuar esa aplicación por
que no son constitucionales —por ej.— los edictos policiales sobre esa materia (ver el caso “Mouviel”, fallado por esos tribunales, las provincias dictan los códigos proce-sales, o de “forma”, o “adjetivos”.
la Corte el 17 de mayo de 1957).
Para el acceso final a jurisdicción federal de causas que están regidas por derecho común pero
68. — Entendemos que es propio del contenido de la legislación penal —codificada o dispersa— lo
albergan una cuestión federal, ver cap. XLVIII, nº 22.
que atañe a la prescripción de la acción penal y del delito; a las reducción de penas; a la duración y eximición de la
prisión preventiva durante el proceso; a la excarcelación en ese lapso; y también lo referido a la eventual La reserva que a favor de las jurisdicciones “judiciales” de las provincias hace el art. 75 inc. 12 en materia de
protección de los derechos de las víctimas del delito y/o de sus familiares una vez que se ha extinguido la acción derecho común, es interpretada por buena parte de la doctrina, y como principio, también a favor de la
penal. administración “local”. Esto significa que los órganos administrativos de aplicación del derecho común en las
provincias deben ser locales, o de otro modo, que el derecho común que en las provincias es aplicado en sede
administrativa ha de serlo por la administración provincial.
El código de comercio
69. — El código de comercio es de derecho común, pero cuando a su contenido se le incorpora la legislación El art. 126 y la competencia provincial sobre el derecho común
de quiebras y la de navegación (que son de naturaleza federal), las normas sobre tales materias son federales pese
a su inserción en una sistematización de derecho común. (Ver nos. 89 y 90). 73. — El art. 126 prohíbe a las provincias legislar sobre las materias propias de los códigos de derecho común
No obstante que la legislación sobre sociedades pertenece al congreso como derecho de fondo y es de allí enumerados, una vez que el congreso los dicta. Quiere decir que mientras el congreso no dicta tales códigos,
derecho común, la Corte ha reconocido carácter federal a ciertas normativas regulatorias de sociedades que, como las provincias pueden legislar en materia de derecho común.
las de ahorro, captan dinero del público. Cuando en vez de una codificación el congreso dicta una legislación dispersa, todo lo no regulado en las leyes
separadas sobre la materia también queda a disposición de la competencia de las provincias.
La “federalización” del derecho común Remitimos al Tomo II, cap. XX nº 65.
70. — El derecho judicial permite elaborar la categoría de “leyes de derecho común Las leyes locales del congreso
federalizadas”. Ello ocurre cuando una ley del congreso sobre derecho común decide, con razón
suficiente, “apartar” la materia regulada del ámbito del derecho común, con lo que sustrae su 74. — Desde la reforma de 1994 la legislación nacional “local” presenta un perfil distinto al
aplicación a los tribunales provinciales. que revestía antes.
La Corte Suprema de Justicia lo ha admitido en el caso “Oberti Pedro c/Panzirraghi
Santiago”, fallado en 1960, al afirmar que el congreso, al reglamentar determinadas materias Fue normal decir que las leyes nacionales locales eran las que el congreso dictaba con ámbito de aplicación
en la capital federal (que era territorio federa-lizado íntegramente), en los territorios nacionales o gobernaciones
correspondientes, en principio, a la legislación común, puede ejercer una potestad distinta de la (que con la provincialización de Tierra del Fuego hoy ya no existen, y que estaban bajo jurisdicción federal), y
que le cabe al sancionar las leyes “comunes”, sustrayéndolas al ámbito propio de esa legislación y para los lugares del ex art. 67 inc. 27 (que se hallaban sujetos a jurisdicción federal, a veces total, a veces parcial,
“federalizándolas”. Esa alteración del régimen jurídico atinente a dichas materias, requiere según los virajes que registró la jurisprudencia de la Corte).
intención inequívoca, no apoyada en el mero arbitrio del legislador, sino en necesidades reales y
fines federales legítimos, impuestos por circunstancias de notoria seriedad. 75. — Ahora el panorama es otro. Es cierto que la ciudad de Buenos Aires sigue siendo
capital federal, pero también lo es que por el art. 129 tiene autonomía y facultades de legislación
A los fines que aquí corresponde tratar, esta “federalización” excepcional de materias propias del derecho y jurisdicción (judicial). Por ende, la legislación que puede dictar el congreso para la ciudad se
común significa que las normas de derecho común “federalizadas” son aplicadas en todo el país por tribunales restringe a lo razonablemente necesario a efectos de garantizar en ella los intereses del estado
federales; o sea, escapan a su aplicación por los tribunales provinciales y, por ende, a la reserva de las
jurisdicciones locales.
federal. De este modo, la legislación “exclusiva” que para la capital sigue previendo el actual art.
75 inc. 30 queda acotada en la disposición transitoria séptima, a te-nor de la cual sólo ejerce,
Hipótesis de novación en la naturaleza de las leyes mientras la ciudad de Buenos Aires man-tenga la capitalidad, las atribuciones legislativas que el
congreso “conserve” con arreglo al art. 129.
71. — Así como acabamos de encarar la excepcional federalización de normas de derecho común, hemos de
diferenciar alguna otra hipótesis de novación en la naturaleza de las leyes.
Es de advertir, entonces, que así como entendemos que la ciudad de Buenos Aires en tanto capital ya no es un
Una provincia, por ejemplo, puede dictar una ley local mediante la cual hace suya e incorpora una ley del territorio federalizado, recíprocamente la legislación del congreso en ella se limita —y no es exclusiva— a la
congreso al derecho provincial. En vez de dictar una ley idéntica, dicta otra por la cual establece que tal o cual ley garantía de los intereses federales.
del congreso regirá en la provincia. La provincia de Chaco, en ese sentido, adoptó el régimen de la ley 23.298.
Este supuesto ha de diferenciarse, a nuestro criterio, del que se configura cuando una provincia adhiere a una Tal vez haya que sugerir, por eso, una curiosidad: esa legislación de garantía es local porque
ley-convenio, o la aprueba mediante ley local, porque entonces estamos ante una norma de derecho intrafederal. se dicta para la ciudad de Buenos Aires como capital y se aplica en ella; pero si su objetivo es
preservar inte-reses del estado federal, parece que no obstante su naturaleza local tiene carácter
El inciso 12 del artículo 75 y la “reserva” de las jurisdicciones locales federal.
72. — El inc. 12 del art. 75 dispone que corresponde al congreso dictar los códigos que 76. — Ya lo habíamos insinuado antes de la reforma con respecto a las leyes “locales”
enumera, sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a destinadas a lugares regidos por el que fue art. 67 inc. 27, a las que reputábamos leyes federales.
los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo sus Con la reforma de 1994, tales lugares sólo admiten una legislación “necesaria” para los fines
respectivas jurisdicciones. Concordantemente, cuando el art. 116 regula la competencia del poder específicos de los establecimientos de utilidad nacional, conforme a la nueva fórmula que emplea
judicial federal, incluye en ella las causas que versan sobre puntos regidos por las “leyes de la el actual art. 75 inc. 30, y no obstante ser una legislación “local” (porque es para un lugar) es
nación”, pero añade de inmediato “con la reserva hecha en el inc. 12 del art. 75”. también fede-ral (por la índole del establecimiento allí ubicado).
El alcance y significado de la reserva constitucional que sustrae a los tribunales federales la
aplicación de las leyes nacionales de carácter “común” al decir que “su aplicación” corresponde a
77. — Las leyes locales que dicta el congreso no deben confundirse con las leyes “provinciales” que, por
reducir su vigencia al ámbito de una provincia, se llaman también, dentro de ese ámbito, leyes “locales”. Las del Las leyes retroactivas y diferidas.
congreso son leyes “nacionales locales”, y las de provincia son leyes “locales provinciales”.
También son leyes locales las propias de las competencias de la legislatura de la ciudad de Buenos Aires (art. 82. — La ley cobra vigencia “normológica” a partir de su promulgación y publicación, pero puede establecer
129), análogas a las de las legislaturas provinciales. expresamente para su aplicación una fecha distinta. Si se retrotrae al pasado, es retroactiva. La retroactividad tiene
dos límites constitucionales que la impiden: a) uno explícito en materia penal (art. 18); b) otro implícito cuando
Las leyes cuyo contenido queda condicionado por la constitución afecta el derecho de propiedad (art. 17). Si la ley difiere su aplicación por un plazo posterior a su promulgación y
publicación, se dice que durante ese plazo hay “vacatio legis”, lo que significa que su vigencia sociológica se
posterga. (Ver cap. XXXVIII, nos. 58 y 59).
78. — Al explicar el significado de la función legislativa en sentido material damos razón de
ella por la creación de derecho nuevo. El “derecho nuevo” muestra una producción jurídica Leyes derogadas pueden y deben, pese a su no vigencia normológica, ser aplicadas después de la derogación,
sin que la sentencia que así lo hace quepa considerarse arbitraria por fundarse en derecho no vigente (derogado).
normativa de contenido indeterminado (o no condicionado) por un plano infra-constitucional Un ejemplo lo depara la ultraactividad de la ley penal más benigna. Otro caso se configura en preservación del
superior a la ley. Pues bien, si la legislación no tiene sobre sí más que a la constitución y los derecho de propiedad cuando para otorgar una jubilación o pensión hay que regir el derecho al beneficio por la ley
tratados internacionales, el legislador está habilitado a volcar a la normación legal el contenido vigente a la fecha del cese en el trabajo, aunque esa ley esté ya derogada al tiempo de conceder la prestación
que su arbitrio prefiera dentro del límite impuesto. previsional.
Normalmente, la constitución no suele indicar para la diversa variedad de leyes que puede
dictar el congreso a qué pautas bien específicas y concretas ha de responder el contenido de éstas, La legislación “de facto”
por lo que el margen de discreción legislativa es amplio. Sin embargo, es muy claro que a veces la
83. — Las normas que en reemplazo del congreso disuelto han dictado los poderes de facto entre 1930 y 1983
constitución carga al legislador con la obli-gación concreta de adoptar o respetar un principio
(sea con el nombre de “decreto-ley”, o directa-mente de “ley”) han dado lugar a soluciones diversas en la doctrina
constitucional en determinadas leyes. Así, y a solo título enunciativo de ejemplo, advertimos que y la juris-prudencia.
la ley de nacionalidad (art. 75 inc. 12) ha de adoptar inexorablemente el principio de la
Las tesis más extremas tachan a la legislación de facto de nulidad originaria, pero admiten su reconocimiento
nacionalidad natural (ius soli); que las leyes a que se refiere el art. 75 en incisos como el 17, 18, en alguno de estos casos: a) si han logrado efectividad y aplicación (o sea, vigencia sociológica); o b) si el
19 y 23 han de tender a los fines allí establecidos; que la legislación procesal debe, por imperio congreso reinstalado posteriormente las mantiene (explícita o implícitamente).
(implícito) del art. 18, resguardar el debi-do proceso; que el código (o legislación dispersa) sobre (Ver cap. XXX, nº 68).
trabajo y seguridad social ha de dar desarrollo al art. 14 bis; que las leyes de amnistía (art. 75 inc.
La “ilegalidad” de leyes del congreso y la colisión entre ellas
20) han de disponer solamente amnistías “generales”, etcétera.
84. — Que las leyes del congreso pueden ser inconstitucionales está fuera de toda duda. Que en el
En muchos de estos casos se podrá decir, con verdad, que estos condiciona-mientos que la constitución señala
conglomerado de la legislación pueda haber leyes “ilegales” plantea interrogantes.
para la legislación no son más que expresión del deber que tienen los órganos del poder constituido de acatar
siempre la supremacía constitucional (mediante obligaciones de hacer o de omitir) cuando ejercen sus funciones. Ilegalidad significa que una norma o un acto tienen un vicio consistente en estar en contra de una ley, lo que
No obstante, creemos que este deber genérico se especifica y concreta con precisión particularizada en los casos hace suponer que lo “ilegal” ha de ser infra-legal, o sea, situarse en un plano inferior al de la ley, a la cual lo
que al azar hemos citado, y que a nuestro juicio muestran que, ocasionalmente, el constituyente ha querido trazar infralegal debe subordinarse.
un riel indicativo para el legislador, de forma que la habilitación discrecional de su competencia recibe Nos parece que para hablar de leyes ilegales es menester admitir que el bloque de la legislación se divide en
excepcionalmente un marco obligatorio de referencia, dado por la propia constitución. niveles supraordinantes y subordinados, y en el derecho constitucional argentino ello no es fácil de descubrir.
Es cierto que después de la reforma de 1994 encontramos leyes que para su sanción necesitan un quorum
79. — Los ejemplos anteriores toman en cuenta algunas pautas precisas que impone la agravado respecto de las demás, y que algunas pueden denominarse —en el ámbito de nuestra doctrina— leyes
constitución. Hay que agregar que los tratados internacionales, con y sin jerarquía constitucional, “constitucionales” porque dan reglamentación directa y cierre definitivo a cláusulas constitucionales que la
ofrecen otra gama de ejemplos cada vez que para la cuestión que regulan fijan también un canon reforma dejó muy abiertas (por ej., la ley sobre Consejo de la Magistratura, sobre iniciativa legislativa popular,
inesquivable, que la legislación de desarrollo tiene como techo de condicionamiento. sobre consulta popular, sobre Ministerio Público, sobre coparticipación federal, etc.).
¿Es eso suficiente para que afirmemos que son superiores a las otras leyes? Por ahora no lo creemos.
Ejemplos de “opciones” legislativas
85. — En cambio, el panorama cambia parcialmente si tomamos en consideración a las leyes del congreso de
carácter local —por ej., las que puede dictar en y para la ciudad de Buenos Aires mientras sea capital, de acuerdo
80. — a) En cuanto a la ley de divorcio, tenemos opinión formada en el sentido de que la constitución no
a las atribuciones legislativas que el congreso conserve con arreglo al art. 129 (disposición transitoria séptima) y,
suministra pautas sobre el tema de la “disolubilidad” o la “indisolubilidad”, por lo que creemos que tanto es
sin duda, la ley que garantiza los intereses del estado federal en la misma ciudad y situación—.
constitucional la ley que consagra la indisolubilidad como la que acoge la disolución vincular.
A veces se ha supuesto que esta legislación local incurre en ilegalidad si se opone al derecho común o al
b) La norma penal (art. 14 del código respectivo) que torna improcedente la libertad condicional en caso de
derecho federal. En todo caso, lo que podría ocurrir es que esas leyes locales fueran inconstitucionales, y no
reincidencia, nos parece caber en la opción válida de la ley al regular el tema. Se trata de un criterio de política ilegales. El vicio no surgiría, entonces, de un imaginado nivel inferior de la legislación local del congreso, sino de
legislativa crimi-nal, que no llega a ofender al principio de “non bis in idem”, por más que a éste se le reconozca
una transgresión a la constitución —por ej., si al legislar para la ciudad de Buenos Aires la ley quebrara la unidad
arraigo constitucional.
territorial del derecho común otorgando a los habitantes de la ciudad capital distintos derechos que a los del resto
c) La elección de los bienes jurídicos a los que se les otorga tutela penal, dejando a otros sin ella, pertenece al del país en materia sucesoria, de divorcio, de nombre, etc.—.
legislador, salvo para los delitos tipificados directamente en la constitución o en los tratados internacionales.
d) En general, la elección de los medios conducentes a satisfacer principios, pautas o fines señalados por la 86. — Distinto se nos ocurre el caso en que una ley del congreso vulnerara a una ley-convenio o a cualquier
constitución también es propia del legislador, el que —no obstante— tiene el deber de optar por los que con mayor otra normativa de naturaleza intrafederal, pero el vicio tampoco encuadraría en la ilegalidad sino en la
razonabilidad son mejores y más aptos. inconstitucionalidad, una vez que se acepta que el derecho intrafederal ostenta jerarquía superior a las leyes.
Las leyes “secretas”
81. — En principio son inconstitucionales por violar la regla de publicidad de los actos V. LA COMPETENCIA DEL CONGRESO SOBRE DETERMINADAS LEGISLACIONES, Y SU
estatales. Además, no obligan con el alcance del art. 19, porque si son secretas no se puede NATURALEZA
conocer lo que mandan y lo que prohíben. (Ver cap. XXXVIII, nº 57).
El código de derecho aeronáutico pudiera reconocérsele naturaleza federal en la medida de ser una reglamentación direc-ta de la respectiva cláusula
constitucional del art. 14 bis;
87. — La competencia del congreso para dictar un código aeronáutico se suele fundar en varias razones: a) la e) el derecho de la seguridad social es derecho común, no obstante la “federalización” dispuesta por la
facultad de dictar el código de comercio (art. 75 inc. 12) parece incluir la de regular la navegación por aire; b) la legislación del congreso, que no parece razonable a tenor de los cánones que resultan aplicables a la conversión de
cláusula comercial (art. 75 inc. 13) permite reglar el comercio internacional e interpro-vincial, sabiéndose que las ciertas normas de derecho común en derecho federal (para esto, ver nº 70).
comunicaciones se consideran, con sentido amplio, como “comercio” a los fines de esta cláusula; c) la norma del
art. 126, que prohíbe a las provincias legislar sobre “navegación” interior o exterior, implica que la capacidad Los tratados internacionales
legislativa en esa materia es del congreso.
Del conjunto de estas razones se llega a la conclusión de que es competencia exclusiva del congreso legislar 92. — Los tratados internacionales, en cuanto fuente internacional del derecho interno,
(en forma codificada o no) sobre navegación aérea, también cuando tal navegación fuera, acaso, limitada al configuran una fuente que denominamos “extraestatal”. Por ende, puede parecer que no los
ámbito local de una sola provincia.
ubicamos debidamente en este acápite sobre competencias legislativas del congreso, sobre todo
El código aeronáutico es de naturaleza federal, y su interpretación y aplica-ción corresponde a los tribunales porque al ingresar al derecho interno argentino no se convierten en “ley” sino que conservan su
federales.
naturaleza de tratados.
El código aduanero. No obstante ello, existe razón suficiente para dedicarles acá una mención en virtud de que:
a) el congreso posee una competencia específica cuando nuestra constitución le impone
88. — La norma del art. 75 inc. 1º, concordada con las demás que se refieren a las aduanas, da pie para una intervenir (para aprobarlos o desecharlos) antes de que se los ratifique internacionalmente por el
legislación aduanera orgánica, más allá de lo estrictamente impositivo, y sea o no con forma codificada. poder ejecutivo y, a veces, antes de que el ejecutivo proceda a denunciarlos en sede internacional
El código aduanero sistematizado unitariamente, o la legislación aduanera sin formalidad codificada, tienen (ver art. 75 incs. 22 y 24);
naturaleza federal, tanto por la competencia exclusiva del congreso para regular las aduanas y sus impuestos como
por la naturaleza intrínseca de la materia (más que por la propia de los lugares definidos como “aduanas”). b) el congreso está obligado a ajustar a ellos la legislación, sea derogando la que les es
opuesta, sea reformando la existente, sea dándoles desarrollo cuando es necesario o conveniente,
La ley de navegación etc. (para esto, ver nº 93).
Al margen de estas afirmaciones, hay que recordar que todo tra-tado, cualquiera sea su
89. — La legislación sobre navegación por agua (fluvial y marítima) es de competencia materia y su jerarquía, es de naturaleza federal, según recientemente lo ha definido la Corte
exclusiva del congreso, por coordinación de los arts. 26, 75 incs. 10 y 13, y 126; este último Suprema, y conforme con la opinión que desde antes de esa jurisprudencia veníamos sosteniendo.
prohíbe a las pro-vincias expedir leyes sobre navegación interior o exterior. La legislación sobre
navegación es de naturaleza federal conforme al art. 116, que atribuye a los tribunales federales el Las leyes “reglamentarias” de los tratados internacionales
conocimiento y la decisión de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima.
93. — Al abordar el tema de los tratados internacionales sostenemos que, como principio
La ley de bancarrotas, quiebras o concursos general, las normas de los mismos son susceptibles de desarrollo y reglamentación por ley del
congreso con vigencia para todo el territorio cuando requieren de tal reglamentación para
90. — Para nosotros, la ley de “quiebras” tiene naturaleza federal, y aun incorporada al funcionar en el derecho interno, bien que a veces esta competencia legislativa del congreso admite
código de comercio, no es de derecho común ni puede ser aplicada por los tribunales locales. Lo excepciones ante situaciones en las que claramente resulta que la ley del congreso implica
mismo las disposiciones sobre “concurso civil”; y ello porque el art. 75 inc. 12 confiere al evidente invasión de la autonomía provincial. (Así, en reglamentación de un tratado internacional
congreso la competencia para dictar la ley sobre “bancarrotas” como legislación específicamente que —como el Pacto de San José de Costa Rica— implanta la doble instancia en el proceso penal,
federal y distinta de los códigos comunes. La aplicación debe también ser propia de la justicia el congreso no puede crear por ley los tribunales provinciales de alzada ni los recursos para acudir
federal. ante ellos, porque esa competencia en materia de administración de justicia local está
indudablemente reservada a las provincias.)
No obstante, en la constitución material las leyes de quiebras y concursos son consideradas de derecho
común y no son aplicadas por tribunales de la justicia federal.
El derecho del trabajo y de la seguridad social Las leyes reglamentarias de los derechos personales
91. — El derecho del trabajo y de la seguridad social, codificado o en legislación dispersa, 94. — En orden a los derechos personales, la reglamentación de los que están contenidos en la
queda definido como derecho común por el art. 75 inc. 12 en la enumeración que efectúa de los constitución federal corresponde al congreso. La fórmula genérica de vieja data es la del art. 14.
códigos “de fondo”. Asimismo, es de su competencia el desarrollo de normas internacionales —con o sin
jerarquía constitucional— incorporadas a nuestro derecho interno (ver nº 93).
Ello suscita algunas puntualizaciones:
Respetada que sea la distribución de competencias entre estado federal y provincias para no
a) las provincias, cuando amplían o mejoran el sistema de derechos de la constitución federal, han de cuidar
que, en el área de los derechos sociales, no se interfiera la competencia del estado federal en la materia, ni se
invadir las del primero, las provincias pueden ampliar en su derecho local el sistema de derechos
incurra en violaciones a la misma; y garantías de la constitución federal, que es un piso y no un techo.
b) como la “aplicación” administrativa del derecho común en jurisdicción provincial no nos tiene
acostumbrados a que ella esté a cargo —en lo pertinente— de organismos provinciales, tampoco se ha 95. — Después de la reforma de 1994, el cúmulo de valores, prin-cipios y derechos que
ejemplarizado la competencia legislativa provincial para aplicar en sede administrativa la legislación común del condensa la parte orgánica —y para el caso del congreso, el art. 75— proporciona margen para
congreso en materia de trabajo y seguridad social (ver nº 72); que por leyes de diversa índole el congreso confiera desarrollo y aplicación obligatorios a muchos
c) con respecto a la llamada “policía del trabajo”, remitimos al T. II, cap. XX, nº 68 c). incisos del citado art. 75 (por ej., incs. 17, 19 y 23) que guardan íntima vinculación con los
d) hay cuestiones propias del derecho del trabajo que abren duda acerca de la naturaleza de derecho común o derechos humanos.
de derecho federal de la legislación que las regula; es el caso de la ley de asociaciones sindicales, a la que quizá
Para lo dicho en el párrafo anterior, no hemos de perder de vista que hay algunas competencias concurrentes
entre estado federal y provincias; así: a) las del art. 75 inc. 17; b) las que, coordinando el inc. 19 del art. 75 con el El derecho de los recursos naturales
art. 125, se refieren a la promoción del desarrollo humano, del progreso económico, de la generación de empleo, la
educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura (estas competencias del inc. b) quedan reconocidas por el art.
100. — Hay doctrina seria, fácil de compartir, que subsume actualmente en el derecho ambiental al derecho
125 también a la ciudad de Buenos Aires); c) las del art. 41 sobre derecho ambiental.
de los recursos naturales, para lo cual remitimos al nº 98.
Ver, asimismo, Tomo II, cap. XV, nos. 3 y 5.
La ley sobre derecho de réplica
Por la reforma de 1994, el dominio originario de los recursos naturales existentes en territorio de las
provincias les corresponde a éstas (art. 124). La jurisdicción, que no va anexa al dominio, es en algunos casos
96. — Presupuesto que: a) para nada riñe con la constitución una legislación razonable sobre federal.
el derecho de réplica, y b) el mismo cuenta con una norma internacional de jerarquía
constitucional que es el Pacto de San José de Costa Rica (cuyo art. 14 lo regula como derecho de La ley sobre partidos políticos y sistema electoral
rectificación o respuesta) entendemos que hay competencia legislativa del congreso para la
reglamentación legal que prevé el citado Pacto, y que dicha reglamentación es susceptible de 101. — Los arts. 37 y 38 dan base a la legislación del congreso sobre régimen electoral y de
dictarse para todo el territorio. partidos políticos. Las leyes respectivas son de naturaleza federal.
Entre las razones que militan a favor de esta competencia citamos: a) nuestra ya vertida interpretación sobre De aquí en más, sobrevienen dudas y dificultades. En efecto, cuando se trata de partidos provinciales que,
el art. 32 de la constitución, que no inhibe una legislación reglamentaria de la libertad de imprenta, que sea
como tales, actúan sólo en jurisdicción provincial e intervienen en elecciones de autoridades también provinciales,
razonable y no restrictiva (debiendo tenerse presente que el derecho de réplica no se reduce a responder o
parece que la reglamentación que abarca tal ámbito local le pertenece a cada provincia en el suyo propio. No
rectificar por medio de la prensa, sino por todo otro medio de comunicación social —televisión, radio, etc.—); b)
obstante, no nos parece demasiado atrevido sostener que un marco genérico y elástico que trace pautas para
la circunstancia de que el Pacto de San José de Costa Rica se refiere, en su citado art. 14, al ejercicio de este asegurar que esos partidos provinciales concilien su ideología, su programa, su estructura y su actividad con los
derecho “en la forma que establezca la ley”, lo que hace pensar que la necesidad de reglamentación legal interna principios de la constitución federal, puede ser trazado por una ley del congreso.
respecto de una norma de un tratado internacional confiere, en el caso, competencia al congreso para dictarla con
alcance para todo el país; c) el hecho de que en el mismo Pacto el derecho de réplica se limita a rectificar o Lo que la ley federal del congreso no puede válidamente regular es la inter-vención de los partidos en la
responder datos inexactos o agraviantes, lo que implica que su reglamentación atañe al derecho de las personas al elección de autoridades provinciales (sean partidos provinciales, o nacionales, o de distrito) porque tampoco la
honor y a la dignidad (implícito en el art. 33 de la constitución), y al derecho a la información, así como al derecho legislación del congreso puede interferir en el sistema electoral local en virtud del art. 122.
de defensa de uno y otro, por lo que advertimos que se trata de reglamentar derechos a tenor del art. 14 y que esa Cuando de acuerdo a la legislación del congreso un partido provincial está habilitado para participar por su
reglamentación legal es de competencia del congreso; d) se puede agregar que la ley sobre réplica, en cuanto distrito en una elección de autoridades federales, debe sujetarse a ese fin a la legislación federal.
reglamenta derechos civiles (al honor, a la información, etc.) es materia propia del congreso como “derecho
La ley sobre comunidades religiosas y libertad religiosa
común”, según el art. 75 inc. 12.
102. — Hay sobrada competencia legislativa en la materia por concurrencia de diversas razones. Las
La ley sobre el jurado comunidades religiosas, incluida la Iglesia Católica Apostólica Romana, son asociaciones que, en cuanto tales,
necesitan el reconocimiento de un status cuya definición es propia de la legislación del congreso.
97. — Las normas constitucionales que prevén la competencia del congreso para establecer Además, conforme al art. 14, el derecho de asociación y el de libertad religio-sa convergen para suscitar su
por ley el juicio por jurados (sobre todo la del art. 118 que alude a él para “todos” los juicios reglamentación por ley del congreso.
criminales luego que se establezca “en la república” esta institución, y la del art. 75 inc. 12 que la a) También en ejercicio de su política criminal y de su competencia en materia penal, la libertad religiosa es
incluye en la nómina de leyes consideradas “especiales”), revelan que la naturaleza de aquella ley susceptible de recibir tutela penal en protección contra conductas gravemente lesivas que la dañan. Esto no sólo en
es federal (aunque se repute que tiene naturaleza “procesal”). orden a la religión católica, sino a cualquier otra confesión religiosa.
b) La registración o el fichero de cultos, con cualquier denominación posible, y en cuanto su sistema respete
Hay aquí una curiosidad, por cuanto el congreso no puede, como principio, dictar leyes procesales que la regla de razonabilidad, parece caber en la competencia reglamentaria del congreso.
obliguen a su aplicación en las jurisdicciones provin-ciales. La del jurado sería la excepción, porque abarcaría
c) Propulsores como somos del reconocimiento constitucional de la objeción de conciencia, creemos que una
tanto los procesos penales ante tribunales federales como ante tribunales provinciales.
ley sobre libertad religiosa puede ser el marco para darle incorporación y garantía expresas.
Ver Tomo II, cap. XXIV, nº 40. Las leyes sobre entidades colectivas
El derecho ambiental 103. — En materia de entidades colectivas, asociaciones, personas jurídicas, etc., los deslindes
competenciales son difíciles. En forma harto global, y como principio, puede consentirse la noción de que su
98. — Habíamos adelantado que el derecho ambiental, con todo su amplio contenido, nos legislación incumbe al congreso, principalmente en el orbe del derecho civil, del derecho comercial y del derecho
suscitaba desde antes de la reforma de 1994 la propuesta de su regulación a través del federalismo laboral. O sea, como derecho común.
concertado entre estado federal y provincias. De ello se desprende que cuando el objeto o fin de una entidad es propio del derecho común previsto en el art.
Después de la reforma, el art. 41 atribuye a “la nación” (entendemos que al congreso) dictar 75 inc. 12, la legislación respectiva le corresponde al congreso. Cuando una entidad queda segregada del derecho
común y alcanzada por el derecho administrativo, hay que hacer —en cambio— la divisoria competencial que el
las normas (entendemos: las “leyes”) que contengan los presupuestos mínimos, y a las provincias derecho público exige entre legislación federal y legislación provincial según la jurisdicción correspondiente.
las nece-sarias para complementarlas.
Para las comunidades indígenas, respetada su personería jurídica directamente reconocida por el inc. 17 del
Remitimos al Tomo II, cap. XV, acápite I. art. 75, la competencia es concurrente entre el estado federal y las provincias. (Ver nº 110).
El código rural La ley de educación
99. — La serie de dudas y la diversidad de opiniones que antes de la reforma recaían en orden al código rural 104. — Ya antes de la reforma de 1994, el entonces inc. 16 del art. 67 —que se mantiene
se intercalan, después de 1994, con el derecho ambiental, en la medida en que pueda haber coincidencia o ahora como inc. 18 del art. 75— daba sustento para interpretar que el congreso tiene competencia
similitud de algunos contenidos de cada uno. Los del derecho rural no son demasiado precisos, y creemos que
varios parece que incumben a la legislación provincial.
para dictar una ley federal de educación, y para crear establecimientos de enseñanza en todos los
niveles y ciclos, tanto en jurisdicción federal como en territorio de las provincias. No obstante, hay jurisprudencia en contrario de la Corte, reputándolo derecho no federal. Pero tal criterio
queda descalificado desde que, en orden a las sentencias penales dictadas por tribunales militares en aplicación del
105. — Después de la reforma, el inc. 19 del art. 75 es mucho más enfático y, además, fija código de justicia militar, la revisión de las mismas en sede judicial se sitúa en jurisdicción de tribunales federales.
pautas precisas (para esto, remitimos al T. II, cap. XIII, nº 12).
b) Las leyes de jubilaciones y pensiones que dicta el congreso son de derecho común (ver nº
Creemos que en cuanto a la enseñanza, las provincias poseen competencia para: 91 e).
a) asegurar la educación primaria, porque el art. 5º les impone esta obligación;
b) sobre el eje de la ley federal de educación, dictar leyes complementarias para todos los No creemos correcto interpretar que la naturaleza “común” de las leyes jubilatorias se transforme en federal
por el hecho de que se trate de leyes que rigen para personal de instituciones u órganos federales (no son federales
niveles y ciclos, porque el inc. 19 párrafo tercero obliga al congreso a respetar las particularidades
las leyes de previsión para personal militar, de empleados de la administración pública federal, del poder judicial
provinciales y locales; federal, aunque sean federales las normas que rigen al respectivo personal en servicio activo).
c) crear establecimientos de enseñanza en todos los niveles y ciclos. En consecuencia, si en
este desdoblamiento competencial pue-de señalarse una competencia exclusiva del congreso, ésta
recae sola-mente sobre las “leyes de organización y de base” de la educación con los parámetros a c) Las leyes procesales del congreso destinadas a ser aplicadas en cualquier clase de causas
judiciales ante los tribunales federales, tienen naturaleza federal.
que alude el inc. 19.
106. — Para las competencias provinciales, ver Tomo II, cap. XIII, nº 19. El derecho procesal constitucional
113. — El llamado derecho procesal constitucional (que analizamos en el Tomo II, cap.
107. — Para el derecho a la cultura, remitimos al Tomo II, cap. XIII, nº 21.
XXIV, acápite VII) presenta matices interesantes. En la medida en que normas de derecho
No hay que olvidar que el art. 125 torna concurrentes algunas competencias federales, provinciales, y de la procesal constitucional desarrollan la sustancia de garantías y procesos constitucionales federales,
ciudad de Buenos Aires cuando alude a promover la educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura. es fácil admitir que tales normas pertenecen a la competencia del congreso.
108. — Para los pueblos indígenas, el inc. 17 garantiza el derecho a una educación bilingüe e Puede decirse, aproximadamente, que el derecho procesal constitucional incumbe al congreso en todas
aquellas cuestiones que atañen al fondo y contenido mínimo de las instituciones garantistas fundamentales que
intercultural.
surgen de la constitución federal. Todas las garantías que emanan de la constitución federal confieren al congreso
la facultad de reglar los carriles sustanciales para su funcionamiento, aun cuando se entrecrucen matices
La ley de universidades nacionales procesales.
109. — Para las pautas que fija el inc. 19 párrafo tercero, remitimos al Tomo II, cap. XIII, A las provincias les incumbe: a) el desarrollo procesal local; y b) les permite ampliar y
nos. 17 y 18. mejorar el derecho federal garantista.
En atención a la autonomía de las universidades nacionales que la reforma de 1994 ha
consagrado explícitamente, la ley marco que las regula no puede interferir en la vida interna de las La reglamentación legal del acceso a la jurisdicción federal
mismas, y es de índole federal.
El fallo de la Corte Suprema en el caso “Monges Analía M. c/Universidad de Buenos Aires”, del 26 de 114. — No hay duda alguna de que la organización y el procedimiento que hacen a la administración
diciembre de 1996, dictado por mayoría de cinco jueces con la disidencia de cuatro, estranguló la autonomía al judiciaria de las provincias quedan reservados con exclusividad al ámbito de su derecho público provincial.
convalidar el art. 50 in fine de la ley 24.521. Las disidencias lo declararon inconstitucional al interpretar que la Pero cuando un proceso concluido en jurisdicción de las provincias ingresa en una última instancia a la
autonomía resguarda —entre otros aspectos de la vida universitaria— el sistema de admisión, permanencia y jurisdicción federal, las condiciones y los requisitos para que ello sea viable son propios de la legislación
promoción de los alumnos, que ha de quedar a cargo exclusivo de lo que cada universidad establezca, y exento de exclusiva del congreso.
toda reglamentación por las leyes del congreso. Concordantemente, la interpretación judicial aplicativa de esa legislación le pertenece a la Corte, como en
realidad la ha ejercicio desde el caso “Strada” de 1986, y los posteriores que lo especificaron (remitimos para esto
La legislación sobre los pueblos indígenas al cap. XL, nos. 60 y 61).
Nuestro argumento es éste: no significa interferencia del derecho federal en el derecho provincial exigir como
110. — El inc. 17 del art. 75 atribuye competencia concurrente al congreso y a las provincias condición previa para usar el recurso extraordinario ante la Corte Suprema el agotamiento de las instancias
para desarrollar la norma constitucional. provinciales ante los superiores tribunales locales, no obstante que la organización procesal de la administración
de justicia provincial le está reservada a cada provincia. Y es así porque, hallándose en juego cuestiones
Ni uno ni otras pueden, al reglamentarla, prescindir del plexo de principios, valores y derechos en ella constitucionales federales que son propias de la jurisdicción apelada de la Corte (que es federal), no nos parece
contenido, ni frustrar su operatividad, ni violarla. excesivo que el derecho federal imponga los recaudos para provocar esa jurisdicción federal.
Remitimos al cap. XXXIV, acápite V. CAPÍTULO XXXVI
La ley de tránsito LAS COMPETENCIAS PRIVATIVAS DE CADA CAMARA
111. — Remitimos al Tomo II, cap. XIV, nº 55. I. LAS COMPETENCIAS QUE EN PIE DE IGUALDAD POSEE CADA UNA DE LAS CÁMARAS. - Su noción. - Los
privilegios parlamentarios. - Los poderes implícitos. - II. LAS COMPETENCIAS DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS. -
El artículo 52 de la constitución. - Los artículos 39 y 40 de la constitución. - III. LAS COMPETENCIAS DEL
Otras leyes SENADO. - Su concepto. - Los distintos casos. - El senado como cámara de origen. - IV. EL JUICIO POLÍTICO. -
Su encuadre constitucional. - La reforma constitucional de 1994. - La intervención de cada cámara en nuestro
112. — a) El código de justicia militar es, para nosotros, una ley federal, por la índole de la régimen. - Los funcionarios enjuiciables, las causales y la tramitación del juicio político. - La naturaleza y el
procedimiento. - La no reiteración de un nuevo procedimiento por los mismos hechos. - El juicio político como
institución castrense, de la materia que regula, y de los bienes jurídicos que enfoca.
“ante-juicio” para habilitar el proceso penal. - Una teoría disidente. - El juicio político a ex-funcionarios. - El
control judicial sobre el juicio político. - El derecho judicial de la Corte Suprema sobre la justiciabilidad. - III. LAS COMPETENCIAS DEL SENADO
Nuestra crítica valorativa al
juicio político.
Su concepto
6. — A pesar de la ya señalada igualdad de ambas cámaras, el senado tiene mayor número de competencias
I. LAS COMPETENCIAS QUE EN PIE DE IGUALDAD POSEE CADA UNA DE LAS CAMARAS privativas a través de una serie de actos que expide él solo.
Su noción Los distintos casos
1. — El congreso es un órgano complejo, formado por dos cámaras que tienen, asimismo, cada una
7. — a) El senado nombra su presidente provisorio (art. 58).
separadamente, la calidad de órgano. Por eso distinguimos entre competencia y actos “del congreso” (que
requieren la concurrencia conjunta de cada cámara, en sesión separada o en asamblea) y competencia y actos de
La diferencia con la cámara de diputados radica en que ésta elige sus autori-dades de acuerdo con normas
“cada cámara” (en forma privativa, sin el concurso de la otra).
infraconstitucionales (por ej.: las de su propio reglamento interno) en tanto el senado lo hace por concesión
Las facultades privativas de cada cámara se traducen, entonces, en actos que no son del congreso. expresa de la cons-titución.
Los privilegios parlamentarios b) El senado autoriza al presidente de la república para declarar en estado de sitio uno o
varios puntos de la república en caso de ataque exterior (arts. 61 y 99 inc. 16).
2. — Los llamados privilegios de las cámaras y de sus miembros encierran el ejercicio de una competencia
privativa cuando, para su aplicación y goce, es menester que la cámara haga algo sin el concurso de la otra. c) El senado presta acuerdo para que el presidente de la república nombre: c’) a los
magistrados de la Corte Suprema (art. 99 inc. 4º); y c”) a los oficiales superiores de las fuerzas
Remitimos al cap. XXXII, acápite IV.
armadas (art. 99 inc. 13 —salvo en campo de batalla—). También presta acuerdo para que el
presidente nombre y “remueva” a los embajadores, ministros ple-nipotenciarios y encargados de
Los poderes implícitos
negocios (art. 99 inc. 7º).
3. — En las competencias privativas del senado y de la cámara de diputados hay que incluir sus “poderes
implícitos”, existentes para ejercer competencias privativas, o competencias del congreso a cuyo ejercicio cada El acuerdo del senado debe prestarse para un cargo determinado, y no indeterminadamente. Por ende, cada
cámara concurre en común con la otra. vez que se opera un traslado o un ascenso es imprescindible un nuevo acuerdo.
Remitimos al cap. XXXIV, acápite XVII. Cuando el poder ejecutivo requiere el acuerdo sin cumplir con las determinaciones que entendemos
necesarias, el senado debe solicitar al ejecutivo las correspondientes precisiones y, entre tanto, no prestar el
acuerdo.
II. LAS COMPETENCIAS DE LA CAMARA DE DIPUTADOS
La sesión en que el senado trata acuerdos debe ser pública.
El artículo 52 de la constitución En los casos en que un funcionario federal debe ser nombrado por el presi-dente de la república en ejercicio
de la jefatura de estado y de gobierno que invis-te el poder ejecutivo, o por el jefe de gabinete de ministros, es
inconstitucional que la ley exija además el acuerdo del senado para su designación porque, entre otras razones,
4. — La sanción de la ley, a la que concurre en acto complejo cada cámara sesionando y
viola la zona de reserva del ejecutivo.
aprobando el proyecto por separado, no es com-petencia privativa e independiente de cada
Para los acuerdos del senado, ver cap. XXXVIII, nos. 83 a 88.
cámara, sino del congreso a través de la voluntad doble y bifurcada del senado y de diputados.
Pero aun así, puede considerarse como una competencia exclusiva de la cámara de diputados la
iniciativa de las leyes sobre contribuciones y reclutamiento de tropas (art. 52), ya que si bien la El senado como cámara de origen
ley que se sancione será “del congreso”, el tratamiento del proyecto ha de comenzar
8. — El art. 74 inc. 2º párrafo cuarto obliga a que la ley-convenio de coparticipación federal
necesariamente en diputados como cámara “de origen”. La competencia propia no es, entonces, la
impositiva tenga origen, para su tratamiento, en la cámara de senadores.
de sancionar la ley, sino la de “iniciarla” en la etapa constitutiva.
Sabemos que esta iniciativa no consiste en la formulación del proyecto, sino en la prioridad También para las iniciativas que prevé el art. 75 inc. 19 párrafo segundo, el senado ha de ser
para su tratamiento como cámara de origen. cámara de origen a efectos de proveer al crecimiento armónico de “la nación” y al poblamiento de
su territorio, y para promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual
Las leyes que imponen contribuciones o gravámenes pero que no son propiamente desarrollo relativo de provincias y regiones.
impositivas (porque esas cargas están destinadas a organismos de estímulo o fomento y tienen
naturaleza “parafiscal”), parece que también han de comenzar su tratamiento en la cámara de IV. EL JUICIO POLITICO
diputados, por analogía con el espíritu del art. 52.
Asimismo, la competencia privativa de la cámara de diputados para ser cámara de origen en Su encuadre constitucional
las leyes de contribuciones nos parece que incluye a las leyes de desgravación o exención
impositivas. 9. — El juicio político es el procedimiento de destitución previsto para que los funcionarios
pasibles de él no continúen en el desempeño de sus cargos.
Los artículos 39 y 40 de la constitución Se lo denomina juicio “político” porque no es un juicio penal que persiga castigar (aunque
una de sus causales pueda ser delictuosa), sino separar del cargo. Por eso, su trámite se agota y
5. — Conforme al art. 39, la cámara de diputados debe ser cámara de origen para que ante concluye con la remoción, de donde inferimos que carece de objetivo y finalidad si el funcionario
ella se presenten los proyectos de ley que propone el cuerpo electoral en ejercicio del derecho de ya no se halla en ejercicio.
iniciativa popular.
También por el art. 40 la cámara de diputados tiene la iniciativa para someter a consulta La reforma constitucional de 1994
popular un proyecto de ley.
10. — En forma muy sintética señalamos su incidencia en el ám-bito del juicio político.
a) En materia de funcionarios enjuiciables hay una reducción y una ampliación, porque: a’) en la zona de reserva del poder judicial, al privar a los jueces de su jurisdicción penal para procesar a una persona,
el poder judicial, el juicio se reserva para los jueces de la Corte, y se suprime para los de además de violar la igualdad de los justiciables.
tribunales federales inferiores que, por los arts. 114 y115, quedan sometidos a acusación por el
Consejo de la Magistratura y a enjuiciamiento por un tribunal o jurado de enjuiciamiento; a”) en No obstante lo dicho, la competencia del congreso en materia de organización del poder
el ministerio, se ha incorporado al jefe de gabinete. judicial federal y la del art. 120 para regular el ministerio público habilita a la ley para incluir a
los miembros de dicho ministerio como funcionarios que sólo pueden ser removidos de sus cargos
b) En cuanto al procedimiento, el del juicio político en el congreso no ha sido modificado,
mediante juicio político, a efectos de asegurarles sus inmunidades funcionales.
pero por lo que decimos en el precedente sub-inciso a’) se ha establecido un mecanismo
independiente de enjuiciamiento político para los jueces de tribunales federales inferiores en los
13. — Las “causas” de responsabilidad —como las denomina el art. 53 constitucional— que
arts. 114 y 115 (ver cap. XLIV, acápite III).
hacen viable la acusación y la destitución son tres: a) mal desempeño; b) delito en el ejercicio de
c) De lo expuesto surge que actualmente el juicio político ha quedado reservado para las sus funciones; c) crímenes comunes.
magistraturas y cargos superiores del gobierno federal.
Las dos últimas implican la comisión de hechos que el código penal vigente (y a veces aun la propia
La intervención de cada cámara en nuestro régimen constitución: arts. 15, 22, 29, 36 y119) tipifican como delitos; pero el juzgamiento de los mismos no se efectúa a
título de punibilidad o castigo, sino solamente de separación del cargo. Y tanto que —ya lo dijimos— el castigo
11. — Estudiamos el juicio político entre las competencias propias de cada cámara porque si ordinario de tipo penal se deriva, después de la destitución por el senado, a los tribunales judiciales de acuerdo con
la ley.
bien intervienen las dos cámaras, cada una lo hace a título de función privativa, y con alcances
distintos; o sea, no concurren —como en la sanción de la ley— a realizar un acto común, sino que
14. — Se ha planteado la duda acerca de si la parte del art. 110 que garanti-za la inamovilidad de los jueces
cumplen separadamente un acto especial: una “acu-sa” y la otra “juzga”. “mientras dure su buena conducta”, puede significar que cuando incurren en “mala conducta” se configura una
a) La cámara de diputados declara haber lugar a la formación de causa, después de conocer causal para removerlos mediante juicio político, y si tal supuesta causal de “mala conducta” se viene a añadir —
de la razón que se invoca para el juicio político. Necesita mayoría de dos terceras partes de los por causa del mismo art. 110— como otra causal distinta e independiente a las otras tres (mal desempeño, delitos
miembros presentes (art. 53). en ejercicio de las fun-ciones, y crímenes comunes) que prevé el art. 53 cuando específicamente enfoca el
enjuiciamiento político.
En la etapa acusatoria que se cumple en la cámara de diputados damos por cierto que, antes de la decisión que Si se responde afirmativamente, habría una cuarta causal emanada del art. 110, es decir, con independencia y
a ella le incumbe, es necesario cumplir y respetar las reglas básicas del debido proceso. La omisión no quedaría con autonomía fuera del art. 53, que sería la “mala conducta”.
subsanada, a nuestro juicio, por el hecho de que en la etapa de juzgamiento por el senado se le diera al acusado la Esta interpretación no es, a nuestro criterio, correcta, porque la “mala conducta” a que apunta el art. 110 para
oportunidad de defensa y prueba (ver nº 20). hacer cesar la garantía de inamovilidad judicial remite a los únicos tres casos de procedencia del juicio político
enumerados taxativamente en el art. 53, y se subsume en uno o más de ellos; en esta forma, la mala conducta del
b) El senado juzga en juicio público a los acusados por la cámara de diputados. Previamente, art. 110 tiene necesariamente que equivaler a mal desempeño, a delitos en la función judicial, o a crímenes
los senadores prestan juramento para este acto. Para la declaración de culpabilidad también se comunes, con lo que cualquier otro tipo de “mala conducta” que no coincida con los anteriores queda extrañado de
las causales de juicio político.
exige una mayoría de dos tercios de los miembros presentes (art. 59). El fallo del senado no tiene
más efecto que “destituir” al acusado (fin principal) y aun declararle incapaz de ocupar ningún 15. — Reflexión similar nos merece el caso del presidente de la república que ahora, por el art. 99 inc. 1º, es
empleo de honor, de confianza, o a sueldo de la nación (fin accesorio) (art. 60). De tal modo, se “responsable político de la administración general del país”. Esta responsabilidad “política” no da lugar, a nuestro
puede destituir sin inhabilitar, pero no inhabilitar sin des-tituir. criterio, para promover juicio político, salvo que las conductas o los hechos de “irresponsabilidad política” que se
imputen puedan encuadrarse en una causal del art. 53.
Además, para que el senado pueda destituir es necesario que el acusado esté en ejercicio de su
función; si renuncia mientras pende el juicio político —y la renuncia es aceptada— el juicio En cuanto al jefe de gabinete de ministros, que también figura entre los funcionarios pasibles de juicio
político concluye ipso facto por falta de objeto —que es únicamente removerlo del cargo, y no político, y que por el art. 100 tiene “responsabilidad política” ante el congreso, hay que recordar que además de su
posible enjuiciamiento político, está sujeto a remoción por el congreso, de acuerdo al art. 101. Para tal remoción,
castigarlo—. Por eso, el art. 60 in fine dispone que la parte condenada quedará, no obstante, sujeta basta que las cámaras estimen razonablemente que ha actuado sin la debida responsabilidad política, en tanto que
a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales ordinarios. (Ver nos. 24 y 26). para el juicio político creemos exigible que su conducta pueda subsumirse —al igual que en el caso del
presidente— en una causal del art. 53.
Los funcionarios enjuiciables, las causales y la tramitación del juicio político
16. — a) Mal desempeño es lo contrario de “buen” desempeño. La fórmula tiene latitud y
12. — Son pasibles de juicio político, conforme al art. 53: a) el presidente de la república; b) flexibilidad amplias. Mientras los delitos en ejercicio de la función o los crímenes comunes
el vicepresidente; c) el jefe de gabinete y los ministros; d) los miembros de la Corte Suprema. circunscriben la causa a una figura penal preexistente en la constitución o en la ley penal, el mal
desempeño carece de un marco definitorio previamente establecido. No está descripto el concepto
Hasta la reforma de 1860, eran también susceptibles de juicio político: a) los miembros de ambas cámaras; b) constitucional de mal desempeño.
los gobernadores de provincia. Hasta la reforma de 1994 también los jueces de tribunales federales inferiores.
Por ello, estimamos que el mal desempeño puede no ser doloso ni culposo, y provenir —por ej.— de causas
La serie de funcionarios pasibles de juicio político que trae el art. 53 no puede ser ampliada ajenas a la voluntad del funcionario. Un presidente que perdiera el uso de la razón, o padeciera una hemiplejia, y
por ley. no renunciara o no pudiera renunciar, sería pasible de juicio político. El hecho de que la constitución hable de
responsabilidad, de acusación y de declaración de culpabilidad no tiene alcance subjetivo, sino objetivo —e
Tal vez alguien suponga que una ley puede establecer que otros funcionarios importantes no previstos en la incluso, en casos como los ejemplificados, extraño a la propia voluntad del imputado—.
constitución sólo pueden ser removidos por juicio político, a efectos de asegurarles estabilidad, independencia, o
mayor responsabilidad. Pero no se trata de que estos propósitos estén o no en juego; se trata de que cuando una ley Entendemos que el “mal desempeño” no es susceptible de ninguna reglamentación
consigna que un funcionario no es susceptible de remoción más que mediante juicio político, está impidiendo que infraconstitucional, porque normas ajenas a la constitución no pueden delinear la figura ni fijarle
mientras se desempeña en su cargo sea sometido a proceso penal (porque después veremos que sin previa supuestos confi-gurativos, ya que es el senado el que, de acuerdo a su juicio, puede y debe valorar
destitución por juicio político ningún funcionario pasible de él puede ser objeto de proceso penal); y es evidente
que si ese resultado no viene dado como garantía funcional (o “privilegio”) a alguien por la propia constitución, la
por sí mismo si tal o cual conducta implica desempeñarse mal, por lo que ninguna norma fuera de
ley no puede concederlo, porque de otorgarlo interfiere inconstitucionalmente en la administración de justicia y en
la constitución puede vincularlo a encuadrar en el mal desempeño (o a excluir de él) determinados 21. — Cuando la cámara de diputados en cuanto ejerce su función de acusar rechaza la acusación, y por ende
casos. el trámite no pasa al senado, estamos ciertos de que por los mismos hechos no puede posteriormente reiniciar otro
procedimiento acusatorio.
b) Diferente es la causal penal de “delito” en el ejercicio de las funciones y de “crímenes”
Cuando en la etapa de enjuiciamiento el senado no destituye, tampoco es viable que después recomience otro
comunes, porque ella necesita la incri-minación legal de la conducta (sobre la base de que no hay enjuiciamiento por los mismos hechos.
delito sin ley previa) lo cual significa que el senado debe moverse dentro del marco de las figuras
Tales reaperturas son, para nosotros, inconstitucionales porque, como míni-mo, implican: a) conculcar el
del código penal, y que no puede encuadrar la causa penal del art. 53 de la constitución si le falta principio del “non bis in idem”; b) ignorar la pauta de preclusión en las etapas concluidas, así como su efecto; c)
aquélla incri-minación. transgredir la intan-gibilidad de la cosa juzgada que, aunque propia de las sentencias en los procesos judiciales, se
traslada al caso del enjuiciamiento político.
La diferencia con el mal desempeño se hace, por eso, notoria; el mal desem-peño no puede ser definido en
una reglamentación legal, en tanto cuando el art. 53 se refiere a “delito” y “crímenes” remite a conductas que El juicio político como “ante-juicio” para habilitar el proceso penal
únicamente la ley penal puede convertir en criminosas y, por ende, para aplicar esta causal penal es indispensable
la ley incriminatoria (salvo para los delitos que tipifica la propia constitución).
22. — El art. 60 estipula que después de la destitución por juicio político, la parte
17. — Cuando el acusado es el presidente de la república, el senado debe ser presidido por el “condenada” quedará sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales
presidente de la Corte Suprema, y no por el vicepresidente; la precaución contenida en el art. 53 ordinarios. Esto significa claramente que “antes” de la destitución por juicio político, es imposible
obedece a prevenir que el vicepresidente influya en la decisión para suceder en el cargo al someterla a proceso penal ordinario, o lo que es igual, que “mientras” se halla en ejercicio de su
presidente en caso de destitución. Cuando el acusado es el vicepresidente, la constitución no dice función está exenta de proceso penal. Primero hay que separar a la persona de su cargo mediante
quién preside el senado; normalmente, se pensaría que debería hacerlo el presidente provisional el juicio político, y luego quedan habilitados los jueces competentes para el correspondiente
del senado, pero nos parece que también en este caso, por razones de cargo e imparcialidad, la proceso penal.
presidencia le incumbe al pre-sidente de la Corte Suprema. Esta imposibilidad de juicio penal —cualquiera sea la valoración crítica que merezca— viene
impuesta por la propia constitución a favor de los funcionarios taxativamente enumerados en el
18. — El juicio debe ser público. Se trata de una función jurisdiccional y, por ende, ha de art. 53.
rodeársela de las garantías de defensa y debido proceso. El fallo debe ser motivado. Se trata en realidad de un antejuicio, o privilegio procesal, que establece determinadas
condiciones extraordinarias para el proceso penal de una persona, y consiste en un impedimento
Si el período de sesiones concluye antes de la terminación del juicio, el senado debe continuar sus funciones que posterga el proceso común hasta que se hayan producido ciertos actos —en el caso,
de tribunal, sin interrupciones, hasta la finalización del juicio político. destitución por juicio político—. No es una inmunidad penal que derive de la persona, sino una
garantía de funcionamiento a favor del órgano, como inmunidad de proceso.
19. — La constitución no prevé la suspensión del funcionario ni después de la acusación por la cámara de
diputados, ni durante el juzgamiento por el sena-do. Creemos que ni una ni otro pueden disponerla. El funcionario
permanece en la plenitud del ejercicio de sus funciones —a menos que, tratándose de un ministro o de un juez de 23. — El juicio político como “ante-juicio” del proceso penal es una garantía o inmunidad más amplia que el
la Corte el presidente de la república o el propio tribunal disponga, en ejercicio del poder disciplinario, la desafuero de los legisladores, porque éste sólo significa que, mientras la cámara no lo otorga, el legislador no
suspensión a las resultas del juicio político—. puede ser privado de la libertad en un proceso penal (pero el proceso se puede iniciar y tramitar), en tanto el juicio
político implica que si mediante él no se llega a la destitución, ninguno de los funcionarios del art. 53 puede ser
No es éste el criterio de la Corte. Así, por Acordada 67 del 20 de noviembre de 1990 el alto tribunal decidió sometido a proceso penal mien-tras desempeña sus funciones; es, por ende, una “inmunidad de proceso”, como
—por mayoría— que no procedía su intervención, que le había sido requerida por la cámara federal de apelaciones antes lo explicamos.
de San Martín (provincia de Buenos Aires) para que propusiera al congreso la suspensión del juez federal de
Mercedes Miguel A. Zitto Soria hasta tanto se resolviera su juicio político.
24. — Que el proceso penal no se puede sustanciar respecto de los funcionarios incluidos en el art. 45 quiere
Asimismo, la praxis constitucional muestra casos en los que el senado ha suspendido a jueces sometidos al decir que tampoco se los puede absolver o sobreseer durante el desempeño de su cargo, sencillamente porque para
juicio político, y ello está previsto en su reglamento especial, incluso con similar suspensión en el pago de sus llegar a ese resultado hace falta el proceso judicial que la constitución impide.
remuneraciones.
Del fallo de la Corte Suprema recaído con fecha 22 de setiembre de 1977 en el incidente de excepción de cosa
juzgada relativa a la ex presidenta María Estela Martínez de Perón se desprende el criterio de que: a) los jueces
La naturaleza y el procedimiento carecen de jurisdicción para juzgar al presidente de la república mientras no sea destituido en juicio político; b)
tampoco tienen jurisdicción para “exculpar”, porque carecen de ella para dictar toda sentencia válida, tanto de
20. — Ya dijimos que el juicio político no es un juicio penal (ver nº 9), pero la doctrina discrepa en torno a si condena como de absolución; c) el juzgamiento judicial del presidente antes de su destitución por juicio político
es realmente un “juicio” de naturaleza jurisdic-cional, o no; es decir, si tiene naturaleza exclusivamente política. lesiona una prerrogativa del poder ejecutivo cuanto la esfera de competencia específica del congreso, al anteponer
El vocabulario de la constitución acude en favor de la respuesta afirmativa del carácter jurisdiccional, porque su veredicto decisorio al del antejuicio propio de las cámaras; d) la sentencia judicial dictada en esas condiciones
usa los vocablos “causa”, “juicio (público)”, “fallo”, a más del verbo “juzgar”. Todo ello en los arts. 53, 59 y 60. carece de la fuerza de la cosa juzgada; e) la actuación de los jueces se limita a atribuciones de investigación para
comprobar hechos presumiblemente delictuosos, pero no puede llegar a emitir con carácter decisorio y efectividad
Por cierto que la índole jurisdiccional del juicio político no lo convierte en un proceso judicial, porque se trata de sentencia un pronunciamiento que implica juicio definitivo acerca de la con-ducta del presidente resolviendo
de una actividad jurisdiccional a cargo de un órgano eminentemente político como es el senado. Por ende, la sobre su responsabilidad o su falta de culpa-bilidad en la comisión de un delito.
naturaleza jurisdiccional no riñe con el carácter político.
Sin embargo, en 1988 la Corte consideró admisible —en el caso “Zenón Cevallos”— que se iniciaran
actuaciones penales y se tomara lo que entonces se denominaba declaración informativa.
Esa naturaleza jurisdiccional hace obligatoria la aplicación de las pautas viscerales del debido
proceso, y así lo tiene establecido el derecho judicial de la Corte Suprema. Asimismo, la
Una teoría disidente
acusación que efectúa la cámara de diputados ante el senado impide a éste juzgar por hechos no
incluidos en ella, de modo que la vinculatoriedad que para el juicio tiene la acusación es una de 25. — La tesis de que el juicio político es, para los funcionarios pasibles de él, un ante-juicio ineludible
las razones por las cuales hemos dicho que también en su trámite ante la cámara de diputados se respecto de su sometimiento a proceso penal, es rebatida por Carlos A. Garber, a quien adhiere Humberto Quiroga
debe garantizar el derecho de defensa (ver nº 11 a). Lavié.
Con apoyo en jurisprudencia norteamericana y en su personal interpretación de nuestra constitución, Garber
La no reiteración de un nuevo procedimiento por los mismos hechos sostiene rotundamente que el enjuiciamiento político y la destitución solamente son viables después de mediar
previa sentencia firme de condena penal dispuesta por un tribunal judicial. Ello es así en el caso de que la causal
sea la de delito en ejercicio de las funciones o la de crímenes comunes, pero no cuando la causal consiste en mal corresponde intervenir en lo que hace a la conducta o al desempeño que han sido puestos bajo
desempeño. enjuiciamiento.
Entre otros argumentos, se acude al de que nadie es responsable de un delito si un tribunal judicial no lo De ello inferimos que más que decir que la decisión final destitu-toria es “irrevisable” o “no
declara responsable, para de ahí en más afirmar que la remoción en juicio político por causal delictuosa sin existir
una anterior condena judicial entraña para el juez destituido una violación de su derecho al debido proceso.
judiciable”, debemos afirmar que nos hallamos ante un caso excepcional en que la propia
constitución coloca fuera de la competencia judicial a una decisión final y definitiva de un
El juicio político a ex-funcionarios órgano de poder (en el caso “Nicosia”, el senado federal).
26. — Se ha discutido si el juicio político es viable después que el funcionario ha dejado de desempeñar su 29. — El desdoblamiento del enjuiciamiento político en una etapa acusatoria y otra juzgadora nos permite
cargo. Quienes responden afirmativamente, alegan que un ex-funcionario puede ser sometido a juicio político al trasladar a la primera las pautas recién resumidas en la jurisprudencia de la Corte. Aun cuando ésta no ha hecho
solo efecto de que el senado se pronuncie sobre su inhabilitación. Para fundar esta postura, sostienen que la justiciable la acusación, creemos que si en la instancia que con ella se cierra para dar paso al juzgamiento se
declaración de incapacidad para ocupar empleo de honor, de con-fianza, o a sueldo del estado, puede ser aplicada imputan irregularidades, hay cuestión judiciable suficiente. Las mismas no se pueden considerar remediables en la
con independencia de la destitu-ción, porque no es necesariamente un “accesorio” de ésta. etapa siguiente, máxime cuando producida la acusación se ha hecho irreversible el posterior enjuiciamiento
derivado.
Entendemos que esta tesis es equivocada. El juicio político tiene como finalidad la destitución, y ésta sólo es
posible mientras el funcionario se encuentra en el cargo. La “inhabilitación” no es sino un accesorio eventual de la Por ende, la competencia del órgano acusador, sus límites, sus formalidades y condiciones, y las garantías
remoción, que nunca puede disponerse si no se destituye. (Ver nº 11 b). elementales del debido proceso, han de someterse a posible control judicial de constitucionalidad, que no debe
retraerse por la circunstancia cierta de que sea el órgano juzgador el que inviste definitivamente la facultad de
Que la declaración de incapacidad (inhabilitación) para ocupar empleo de honor, de confianza, o a sueldo del emitir la decisión final en cuanto a la cuestión central que dio lugar a la acusación.
estado, es un “accesorio” que sólo puede disponerse cuando se destituye al funcionario, surge claramente si se lee
atentamente el art. 60. Allí se dice que el fallo del senado “no tendrá más efecto que destituir al acusado, y aun
declararle incapaz de ocupar ningún empleo de honor, de confianza, o a sueldo de la nación”. El no tener “más Nuestra crítica valorativa al juicio político
efecto” significa que la finalidad principal es remover. El “aun declararle incapaz” revela que, además de
destituir, y como accesorio, se puede inhabilitar. Repárese en que no se ofrece la alternativa de destituir “o” 30. — Como crítica general, podemos comenzar afirmando que, de hecho, el juicio político ha sido un
inhabilitar. aparato ineficaz, además de lento, que se utiliza so color de partidos, y que a veces hasta resulta de uso imposible
cuando el funcionario que puede ser objeto de él pertenece al mismo partido que domina una o ambas cámaras. En
nuestro régimen no se ha empleado jamás para acusar al presidente y al vice; sólo ha tenido aplicación con
El control judicial sobre el juicio político relación a los jueces —y en este ámbito, cabe señalar la experiencia penosa del juicio político a los miembros de la
Corte Suprema, destituidos inicuamente durante el gobierno de Perón en 1947—.
27. — Tal como nuestro derecho constitucional del poder ha insti-tucionalizado el juicio El enjuiciamiento político de los gobernantes —no obstante ser “político”— no funciona cuando se lo asigna
político, no cabe duda de que es competencia exclusiva de cada cámara del congreso, “acusar” y al congreso. De mayor eficacia e imparcialidad parece la solución de incluirlo dentro de la competencia de un
“destituir”. órgano o tribunal judicial o especial, como para los jueces de tribunales inferiores a la Corte lo ha hecho la
Nos estamos preguntando si después es posible algún recurso ante el poder judicial; en reforma constitucional de 1994.
principio parece que no, porque es al senado a quien incumbe ponderar la acusación de la cámara Por otra parte, la inmunidad penal que se consagra impidiendo el proceso judicial por delitos mientras el
de diputados, investigar los hechos, y resolver si el acusado debe o no ser destituido e funcionario no queda destituido previamente en juicio político, hiere la justicia, aunque se invoque razón de
inhabilitado. Pero si aparte de ese juicio sobre el “fondo del asunto” —que parece irrevisable— garantizar el ejercicio del poder. Si el gobernante delinque, su condición de órgano del poder no puede dificultar el
ejercicio de la jurisdicción penal, igual para todos los habitantes. Exigir que previamente se lo remueva por juicio
se incurre en algún vicio grave de forma en el procedimiento, el recurso extraordinario ante la político, cuando conocemos el mecanismo del proceso, es impedir lisa y llanamente la intervención judicial
Corte Suprema de Justicia ha de quedar expedito, a efectos de preservar la garantía del debido común.
proceso.
CAPÍTULO XXXVII
La distinción es importante; ningún órgano, fuera del senado, puede juzgar los hechos, porque el fondo del
asunto es competencia exclusiva y excluyente de esa cámara; pero el aspecto puramente de forma —por ej.:
violación de la defensa— ha de ser revisable judicialmente, ya que con eso no se invade lo priva-tivo del senado, EL PODER EJECUTIVO
sino que se controla el procedimiento; y el procedimiento jamás es privativo de ningún órgano cuando está
comprometida o violada una garantía constitucional. I. LA NATURALEZA DEL PODER EJECUTIVO. - El poder ejecutivo como poder originario. - La función a cargo del
poder ejecutivo. - II. LA DENOMINACIÓN Y EL CARÁCTER DEL PODER EJECUTIVO. - El “nombre” del poder
ejecutivo en nuestro derecho constitucional del poder. - La unipersonalidad de nuestro poder ejecutivo. - El
El derecho judicial de la Corte Suprema sobre la justiciabilidad vicepresidente. III. EL PRESIDENCIALISMO EN LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994. - El juicio sobre su
moderación o su refuerzo. - Las competencias presidenciales y la inserción del jefe de gabinete. - El poder
28. — Hasta 1986 la Corte inhibía —con diversidad de argumentos— el control judicial sobre reglamentario. - La “delegación”. - El refrendo. - Las competencias presidenciales en las relaciones
las decisiones recaídas en los enjuiciamientos políticos. interórganos. - La Comisión Bicameral Permanente. - El balance. - IV. EL ACCESO AL CARGO Y LA
PERMANENCIA EN EL MISMO. - Las condiciones de elegibilidad. - A) La ciudadanía. - B) La religión. - C) La
El 19 de diciembre de 1986 admitió la procedencia del recurso extraordinario federal en el renta. - D) Los otros requisitos exigidos para ser elegido senador. - Cuándo deben reunirse los requisitos. - La
juicio político a miembros de la Corte de Justicia de San Juan, y el 29 de diciembre de 1987 dejó duración en el ejercicio del cargo, y la reelección. - El sueldo. - La incompatibilidad. - El juramento. - V. LOS
PROBLEMAS VINCULADOS CON LA ACEFALÍA. - La acefalía del poder ejecutivo. - El artículo 88 de la
sentado el criterio de la justiciabilidad cuando media disputa sobre violación de garantías
constitución. - Las causales de acefalía. - A) La inhabilidad. - B) La ausencia. - C) La muerte y la renuncia. -
constitucionales (caso “Magin Suárez”). D) La destitución. - La sucesión del vicepresidente. - La “determinación” del sucesor por el congreso. - La
En otra serie de casos referidos a enjuiciamiento político de fun-cionarios provinciales (no interpretación del artículo 88. - La ley de acefalía Nº 20.972. - El juramento del sucesor. - A) Juramento del
solamente jueces) consolidó el nuevo sesgo de la justiciabilidad, hasta que en 1993 ratifica esta vicepresidente. - B) Juramento de los otros funcionarios. - La vacancia de la vicepresidencia. - VI. LA
ELECCIÓN PRESIDENCIAL. - La elección directa. - El ballotage. - El cómputo de los votos
pauta por vez primera en el juicio político a un juez federal (caso “Nicosia”). en blanco.
De la interpretación que efectuamos a partir del citado caso “Nicosia” surge que: a) la Corte
es competente en instancia originaria para verificar si en el enjuiciamiento político el órgano
actuante tiene competencia constitucional para intervenir, y para verificar si se han respetado las I. LA NATURALEZA DEL PODER EJECUTIVO
condiciones y las formas de procedimiento y las garantías del debido proceso; pero b) no le
El poder ejecutivo como poder originario
sección 2ª, título 1º de la segunda parte) La propia constitución habla allí “del jefe de gabinete y
1. — En la trinidad de poderes derivada de la teoría de Montesquieu, el poder ejecutivo es el poder demás ministros del poder ejecutivo”, como si formaran parte de él.
originario. Entendemos que el poder del estado comenzó actuando en forma monolítica, abarcando todas las
funciones, las que, aun cuando pudieran distinguirse conceptualmente y realmente, no estaban divididas,
Lo que decide la toma de posición acerca de la unipersonalidad o colegialidad del ejecutivo es
repartidas, ni separadas en su ejercicio entre órganos distintos. Al operarse progresivamente el reparto divisorio, la interpretación del art. 100, que exige el refrendo y legalización ministerial de los actos del
las funciones legislativa y judicial se desprenden del núcleo primario para atribuirse a órganos propios, en tanto la presidente, por medio de la firma, sin cuyo requisito esos actos carecen de eficacia. a) Si el
función del poder ejecutivo es retenida por el órgano que anteriormente las concentraba a todas. presidente necesita del refrendo del jefe de gabinete y/o de uno o más ministros para cumplir las
Cuando el poder del estado en su triple dimensión ejecutiva, legislativa y judicial ya no legisla ni juzga — funciones que le incumben como poder ejecutivo, parecería que ese poder ejecutivo fuera
porque legislan y juzgan otros órganos separados—, el poder ejecutivo retiene todo lo que no es legislación ni colegiado. Así lo entendió Matienzo, y así lo afirma actualmente Marienhoff. b) En la tesis de la
administración de justicia. O sea que el núcleo residual del poder estatal es conservado por el ejecutivo. unipersonalidad, en cambio, se afirma que el poder ejecutivo es monocrático, porque está a cargo
Cuando logra independencia la justicia, y luego la legislación, lo que queda por exclusión se llama de un órgano-institución portado por un solo individuo, que es el presidente de la república. A
administración. Y la función administrativa se radica fundamentalmente, en el poder ejecutivo (aunque no esta posición nos hemos sumado, interpretando que el ministerio es un órgano constitucional
exclusivamente). auxiliar, pero al margen del ejecutivo, y por ende, también de la trinidad de poderes que la
constitución institucionaliza (extrapoderes).
La función a cargo del poder ejecutivo 6. — Los ministros son ministros “del” poder ejecutivo porque acompañan al titular del mismo en el ejercicio
de sus funciones, pero no porque estén “dentro” de él. Es decir que, aun fuera de la tríada de poderes, se asocian a
2. — El objetivo “ejecutivo” podría dar la pauta de que es un mero “ejecutor”, que se limita a aplicar las uno de esos tres poderes, que es el ejecutivo, y no a los otros (bien que con éstos puedan tener relaciones inter-
decisiones proporcionadas por los otros órganos del poder. Y nada más lejos actualmente de la verdad y de la órganos). El refrendo es requisito de eficacia para el acto presidencial, como la promulgación del ejecutivo lo es
realidad. El poder ejecutivo tiene el liderazgo del poder político, y es el motor primitivo y principal de la dinámica para la ley sancionada por el congreso. Y aun aceptando que los actos presidenciales refrendados por el ministerio
estatal. aparecen como actos complejos, resultantes del concurso de voluntades de varios órganos, el acto complejo es
Su actividad suele descomponerse en dos rubros: a) la actividad política en su sentido más puro, o actividad desigual, porque prevalece la voluntad de uno de los órganos concurrentes —en el caso, la del presidente de la
gubernamental, y b) la actividad administrativa. Ambas son actividades vitales, continuas y permanentes. Ambas república—. En efecto, pudiendo el presidente nombrar y remover por sí solo al jefe de gabinete y a sus ministros,
importan conducir y dirigir realmente la empresa estatal, y accionar sin paréntesis el poder político. la negativa del refrendo le deja expedita la posibilidad de separar al ministro reticente y de reemplazarlo por otro,
con lo que la unipersonalidad se salva, porque la decisión originaria para realizar el acto pende de una voluntad
Para nosotros, el poder ejecutivo resume una triple actividad: 1º) la política gubernativa, vinculada a la
única (aun cuando para la eficacia del acto necesite conformar un acto completo con el refrendo ministerial).
constitución, pero libre en su iniciativa y en su desarrollo; 2º) la administración, que tampoco es siempre
meramente de ejecución, porque si bien es sub-legal (o sea, que debe moverse en un plazo inferior, vinculado por
la ley) presupone también en amplias zonas un poder de iniciativa; 3º) la ejecución, o decisión ejecutoria, que El vicepresidente
recae en la aplicación y el cumplimiento de una decisión, sea ésta emanada de otro órgano —congreso o
judicatura— o del mismo órgano ejecutivo. 7. — La situación del vicepresidente puede enfocarse desde dos perspectiva, que arrojan resultado diferente.
El vicepresidente como presidente del senado forma parte del órgano “congreso”, o sea, está dentro, y no fuera, de
3. — En la ciencia política se habla de liderazgo político. Aplicado al caso, significa que el órgano encargado uno de los tres poderes —el legislativo—. Pero nuestra constitución también contempla la situación del
del poder ejecutivo acusa un acrecimiento de poder, y que la persona que es portadora de ese órgano se vale de tal vicepresidente en la parte dedicada al poder ejecutivo, y después de enunciar en el art. 87 que el poder ejecutivo es
acrecimiento para acentuar su gravitación personal. desempeñado por el presidente, en el art. 88 regula la función del vicepresidente en caso de ausencia, enfermedad,
muerte, renuncia o destitución del primero; y dice que en tales situaciones el poder ejecutivo será ejercido por el
vicepresidente. Y luego los artículos 89 —sobre condiciones de elegibilidad—, 90 —sobre duración del cargo—,
II. LA DENOMINACION Y EL CARACTER DEL PODER EJECUTIVO
92 —sobre sueldo—, 93 —sobre juramento— y 94 a 98 —sobre forma y tiempo de la elección— se refieren
conjuntamente al presidente y al vicepresidente.
El “nombre” del poder ejecutivo en nuestro derecho constitucional del poder Sin embargo, esta regulación que dentro de la parte dedicada al poder ejecutivo hace la constitución con
respecto al vicepresidente, y este tratamiento en común que para muchos aspectos utiliza refiriéndose al presidente
4. — El “órgano-institución” que la constitución formal denomina poder ejecutivo se y vice, no significan que el vicepresidente forme parte del poder ejecutivo. Y acá sí, con respecto al ejecutivo
individualiza en el “presidente de la Nación Argentina”. unipersonal, el vicepresidente es un órgano “extra-poder” porque está “fuera” del poder ejecutivo y no forma
parte de él.
Tales los nombres que aparecen en el léxico del texto constitucional, tanto en el art. 87 como en el resto de
sus normas, con excepción del art. 23 que habla del “presidente de la república”. El lenguaje vulgar le asigna III. EL PRESIDENCIALISMO EN LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994
también el título de primer magistrado, o primer mandatario.
El hecho de que el texto constitucional hable de “presidente” (en masculino) no debe llevar a una El juicio sobre su moderación o su refuerzo
interpretación literal o gramatical tan superflua como la que niega llamar “presidenta” (en femenino) a la mujer
que pueda acceder al poder ejecutivo. Mucho menos sirve para sugerir que, por figurar la palabra “presidente” en
8. — En lo que llamaríamos la “letra” de las normas constitucionales nuevas que son
masculino, las mujeres están inhabilitadas por la constitución para acceder al poder ejecutivo.
producto de la reforma de 1994, el sistema presidencial ha cambiado algo. Esto nadie lo duda, o
muy pocos. La duda radica en otro campo: ¿se ha atenuado realmente el presi-dencialismo en
La unipersonalidad de nuestro poder ejecutivo
comparación con el diseñado en la constitución histó-rica o, a la inversa, se ha reforzado?
5. — El art. 87 de nuestra constitución enuncia que “el poder ejecutivo de la nación será Con la sola letra de la constitución, la pregunta ha recibido dos respuestas: hay quienes opinan
desempeñado por un ciudadano con el título de «Presidente de la Nación Argentina»”. Una que las normas apuntan a una moderación, y quienes dicen que se ha incrementado el poder
interpretación puramente gramatical de esta norma no dejaría lugar a dudas acerca del carácter presidencial.
unipersonal o monocrático de nuestro poder ejecutivo. “Poder ejecutivo” es solamente “el Siguiendo a Juan Carlos Cassagne, podría afirmarse que una atenuación mínima queda
presidente” de la república. “literalmente” expresada en tres aspectos:
Pero la interpretación constitucional no puede hacerse literalmente sobre una norma aislada, a) la prohibición de que el presidente ejerza facultades delegadas por el congreso —con las
como si estuviera desconectada del resto de la constitución. Por eso, lo que en el art. 87 parece excepciones habilitantes del art. 76—; personalmente, añadiríamos la prohibición de
evidente, suscita dudas cuando se lo complementa con otras disposiciones de la misma promulgación parcial de leyes —también con la excepción prevista en el art. 80—;
constitución referentes al jefe de gabinete y a los ministros del poder ejecutivo (cap. IV de la
b) la competencia del congreso para remover al jefe de gabinete en las condiciones del art. Si en este tríptico se clausuran las facultades que solamente puede ejercer el jefe de gabinete,
101; parece que en toda la gama de las demás competencias que le atribuye el texto reformado hay
c) la prohibición de que el presidente dicte decretos de necesi- dad y urgencia —con las concurrencia con las del presidente, a condición de aceptar que éste inviste la “titularidad” en la
excepciones autorizantes del art. 99, inc. 3º—. jefatura de la administración, y que el jefe de gabinete inviste únicamente su “ejercicio”. (Ver nº
10).
9. — Si de la letra de las normas pasamos a la realidad del mundo jurídico y de sus
conductas, la respuesta se vuelve, seguramente, más difícil. Además, ha transcurrido poco tiempo, Un ejemplo de la relación jerárquica entre presidente y jefe de gabinete aparece en la facultad de este último
para “hacer recaudar las rentas de la nación y ejecutar la ley de presupuesto nacional” (art. 100, inciso 7º),
no obstante lo cual el estilo político con que desde la reforma se ejerce el poder ejecutivo acusa respecto de la cual el art. 99 inciso 10 otorga al presidente la facultad de supervisión.
una concentración muy fuerte de poder, con pretensión ostensible de predominio sobre el
congreso, a lo que se añade una imagen social muy desfavorable —en sentido institucional— La “delegación”
hacia el poder judicial, incluida la Corte Suprema. Queda la sensación de que para el imaginario
colectivo la reforma no ha sido útil para morigerar al presidencialismo, y de que la reelección del 14. — En cuanto a la mal llamada “delegación” (que es “imputación” de funciones), hay que añadir que,
presidente ha prevalecido con marcada intencionalidad para relegar el resto de las modificaciones además de la facultad del jefe de gabinete para expedir los actos y reglamentos que sean necesarios para ejercer
introducidas a un lugar periférico y secundario. las facultades que le son propias y las “delegadas” por el presidente (art. 100, inc. 2º), el mismo art. 100 inc. 4º le
concede competencia para ejercer directamente las facultades y atribuciones delegadas por el presidente. Y esto
Remitimos a los nos. 20 y 21.
no es lo mismo porque, en verdad, una cosa es expedir actos y reglamentos que son necesarios para ejercer
facultades delegadas, y otra es ejercer directamente facultades presidenciales por “delegación”.
Las competencias presidenciales y la inserción del jefe de gabinete
15. — El jefe de gabinete también resuelve, en acuerdo de gabinete, sobre materias que el poder ejecutivo le
10. — Por un lado, el presidente de la república retiene la jefatura del estado y la del indica (¿se asemeja o no a las “delegaciones” antes mencionadas?) o sobre las que, por decisión propia, estima
gobierno (art. 99, inc. 1º), pero la jefatura de la administración ha recibido un deslinde bastante necesarias por su importancia en el ámbito de su competencia. Así reza el mismo inc. 4º del art. 100. Todo vuelve
ambiguo: el presidente es responsable “político” de la administración general del país (art. 99, a girar en torno de las imprecisiones que el texto ofrece acerca de las competencias del jefe de gabinete en varios
de los numerales del art. 100.
inc. 1º) y el jefe de gabinete de ministros “ejerce” esa administración general (art. 100, inc. 1º).
¿Qué son una cosa y la otra, definidas del modo expuesto?
El refrendo
Es válido distinguir la titularidad de la competencia y el ejercicio de la misma; por eso, el
presidente podría ejercer esa jefatura en forma concurrente con el jefe de gabinete, a menos que se 16. — En el área presidencial, el inc. 3º del art. 99 contiene los decretos de necesidad y urgencia. Con ellos,
tratara de facultades privativas del último. (Ver cap. XXXVIII, nº 3). ¿se le da al presidente mayor poder que antes, o se amortigua el que, sin tener previsión específica en la
En suma, subsiste la relación jerárquica entre el presidente y el jefe de gabinete, al que constitución histórica, acumuló por el dictado de aquellos decretos, sobre todo desde 1989?
nombra y remueve por sí solo (art. 99 inc. 7º). Añadimos, por ahora, que los decretos de necesidad y urgencia deben ser refrendados conjuntamente por el
jefe de gabinete y los demás ministros, y que igual refrendo precisan los decretos que promulgan parcialmente a
una ley (art. 100, inc. 13). Unos decretos y otros tienen que ser sometidos personalmente por el jefe de gabinete a
11. — El presidente ha perdido la jefatura local e inmediata de la capital; la supresión de la norma que se la
concedía nos lleva a decir que el decaimiento de esa jefatura no se limita transitoriamente al tiempo en que la consideración de la Comisión Bicameral Permanente del congreso dentro de los diez días de sancionados (ídem).
capital quede situada en la ciudad de Buenos Aires —que conforme al art. 129 tiene un régimen de gobierno
autónomo— sino que se extenderá también a un eventual período ulterior si es que la capital se traslada a otro 17. — Asimismo, el jefe de gabinete refrenda los decretos presidenciales que se dictan en ejercicio de
lugar distinto de la ciudad de Buenos Aires. facultades que han sido delegadas por el congreso al po-der ejecutivo conforme al art. 76; dichos decretos
también quedan sujetos a con-trol de la Comisión Bicameral Permanente. Todo ello surge del art. 100, inc. 12.
El poder reglamentario
Las competencias presidenciales en las relaciones interór-ganos
12. — El presidente conserva el poder reglamentario de las leyes en forma igual a la descripta
en el viejo art. 86, inc. 2º (ahora art. 99, inc. 2º), pero el jefe de gabinete expide: 18. — Existe otra serie de paliativos posibles, en conexión con di-ferentes órganos de poder y
a) los actos y reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que a él le atribuye extrapoderes. Así:
el art. 100, más a) En el poder judicial hacemos una subdivisión que presenta modificaciones respecto del
b) los que sean necesarios para ejercer las que le “delegue” (debería decir: “impute”) el régimen anterior: a) los magistrados de la Corte Suprema mantienen el mismo mecanismo de
presidente, con el refrendo del ministro del ramo al cual se refiera el acto o el reglamento. designación —por el poder ejecutivo con acuerdo del senado— pero el acuerdo ahora
requiere dos tercios de votos de sus miembros presentes, y la sesión debe ser pública; b) para los
Tampoco hay aquí una clara división entre la competencia presidencial para reglamentar las leyes, y la del jueces de tribunales federales inferiores, los nombramientos se efectúan con intervención
jefe de gabinete para emitir actos y reglamentos relacionados con sus propias atribuciones. ¿Cuál es la frontera mediadora del Consejo de la Magistratura, y las remociones a través de un jurado de
para saber si una instrucción, un acto, o un reglamento se hacen necesarios para la “ejecución” de las leyes, o si enjuiciamiento.
únicamente son necesarios para que el jefe de gabinete “ejerza sus competencias”? ¿Quién dirime la duda? ¿Y
cuáles son las facultades que el presidente puede “delegarle”? ¿No sigue habiendo actos privativos del presidente
b) Los órganos de control —como la Auditoría General de la Nación y el Defensor del
que son insusceptibles de transferirse? Pueblo— pueden ser valorados como elementos de equilibrio, fiscalización y contralor. Algo
similar cabe predicar del Ministerio Público, que ha logrado cortar amarras con el poder eje-
13. — Como respuesta mínima cabe decir que en la letra de la constitución el jefe de gabinete tiene algunas cutivo.
facultades “privativas” o exclusivas, como: a) presidir las reuniones del gabinete de ministros cuando está ausente c) Si examinamos la relación interórganos “poder ejecutivo-congreso”, aparece la facultad
el presidente (art. 100, inciso 5º); b) refrendar los decretos que dicta el presidente por delegación legislativa del
de cada cámara para interpelar (a efectos de tratar una moción de censura) al jefe de gabinete, por
congreso (art. 100, inciso 12); c) tomar a su cargo la intervención y el refrendo en el mecanismo de los decretos de
necesidad y urgencia (art. 100, inciso 13, en correlación con el art. 99, inc. 3º) y de los que promulgan el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cualquiera de las cámaras; y para
parcialmente una ley (art. 100, inc. 13, en correlación con el art. 80). removerlo con el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de ellas, todo
conforme al art. 101.
IV. EL ACCESO AL CARGO Y LA PERMANENCIA EN EL MISMO
El art. 101 obliga también al jefe de gabinete a concurrir al menos una vez por mes, alternativamente, a cada
una de las cámaras, para informar de la marcha del gobierno. Las condiciones de elegibilidad
d) Las prohibiciones al ejecutivo para emitir disposiciones de carácter legislativo (art. 99 inc
3º), para promulgar parcialmente las leyes (art. 80), y para que el congreso le delegue 22. — El actual art. 89 dice: “Para ser elegido presidente o vice-presidente de la Nación, se
competencias legislativas (art. 76) tienen en las mismas normas impeditivas sus excepciones requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo, habiendo nacido
habilitantes. (Ver nº 8). en país extranjero; y las demás calidades exigidas para ser elegido senador.”
e) El período de sesiones ordinarias del congreso se ha ampliado desde el 1º de marzo al 30
de noviembre (art. 63), pero esta formalidad no basta para afirmar, sin más, que el congreso se A) La ciudadanía
halle en condición de fortificar sus competencias y, de ese modo, atemperar las presidenciales.
f) La competencia para intervenir a una provincia o a la ciudad de Buenos Aires queda ahora 23. — En primer lugar, se exige la ciudadanía argentina. Seguimos sosteniendo que para
explícitamente atribuida al congreso (art. 75 inc. 31), así como la de aprobar o revocar la que, de nuestra constitución, “ciudadanía” y “nacionalidad” son la misma cosa. El presidente debe ser
acuerdo con el art. 99 inc. 20, dispone durante su receso el poder ejecutivo. ciudadano nativo, o hijo de ciudadano nativo.
g) La ley de convocatoria a consulta popular sobre un proyecto de ley no puede ser vetada; el Esta última posibilidad tiene el sentido de una liberalidad de claro sentido histórico, mediante la cual los
voto afirmativo del cuerpo electoral la convierte en ley de promulgación automática (art. 40). constituyentes de 1853 permitieron el eventual acceso a la presidencia de los hijos de argentinos nativos que
nacieron en el extranjero durante el exilio provocado por la tiranía de Rosas, pero la norma no agotó su viabilidad
La Comisión Bicameral Permanente de aplicación con la generación a la cual se destinaba concretamente, y podría resucitar una similar razón concreta
de funcionamiento con los nacidos fuera del país, de padres argentinos nativos que en determinadas épocas
19. — La introducción de la Comisión Bicameral Permanente es una novedad que coloca en interacción al emigraron también al extranjero.
poder ejecutivo, al jefe de gabinete de ministros, y al congreso. La ley debe reglamentar las relaciones previstas en
las respectivas cláusulas constitucionales para viabilizar su funcionamiento eficaz. Lo que debe quedar en claro es que el hijo de argentino nativo que ha nacido en el extranjero
y que accede a la presidencia, no queda investido por el art. 76 de la nacionalidad (o ciudadanía)
El balance argentina. Es un extranjero a quien la constitución, sin convertirlo en argentino, le confiere
condición para ser presidente.
20. — El paisaje descripto es amplio. Cuando se lo completa con la posibilidad de reelección Esta clara interpretación personal nos lleva a decir que para el supuesto recién referido se
presidencial por un solo período consecutivo (art. 90) retrocedemos a la balanza para saber si lo exime del requisito de tener seis años de ciudadanía, que figura entre “las calidades exigidas para
que la continuidad presidencial en el cargo agrega al poder del presidente queda equilibrado por ser senador” del art. 55, al que remite el art. 89.
otras normas con una efectiva moderación del presidencialismo. Y las contestaciones difieren.
No es extravagante nuestro punto de vista porque tampoco tiene sentido im-ponerle al presidente el requisito
Nuestra opinión personal nos lleva a algunas conclusiones: senatorial de “ser natural de la provincia que lo elija, o con dos años de residencia inmediata en ella”, desde que el
a) La reelección presidencial no es de nuestro agrado en ningún país de América Latina; la reprobamos presidente no es electo por provincia alguna. (Ver nº 27).
enérgicamente, y tampoco se compensa con la reducción del período a cuatro años (art. 90);
b) En la disyuntiva de sincerar instituciones que, como los decretos de nece-sidad y urgencia y la delegación B) La religión
legislativa, habían adquirido vigencia socioló-gica antes de la reforma, o en cambio establecer prohibiciones sin
excepción alguna, nos inclinamos a decir que un prudente realismo jurídico hacía aconsejable asumirlas 24. — Antes de la reforma de 1994, el entonces art. 76 incluía entre las condiciones para ser elegido
expresamente, más allá de que su uso haya ido mostrando un abuso exorbitado de las excepciones autorizadas; presidente la de “pertenecer a la comunión católica apostólica romana”.
c) Nos hacemos cargo de que las nuevas normas surgidas de la reforma revisten riesgos en su aplicación que, No vale ya escudriñar la “ratio” de la norma ni explicar lo que, para nuestra interpretación, significaba esa
sin duda alguna, depende en gran medida de cómo sea la composición partidaria y la actuación del congreso en “pertenencia”, cuándo se debía dar por reunida, cuándo y por qué causales se perdía. En su momento, eran útiles
relación con el poder ejecutivo, de qué estilo personal imprima a su gestión el presidente y el jefe de gabinete, y de las inevitables remisiones al derecho canónico.
qué grado de dependencia exhiba éste respecto de aquél. Ahora, la reforma ha eliminado la aludida condición confesional, lo que en la contemporaneidad se adecua al
El balance se cierra con lo que adelantamos en el nº 9. pluralismo religioso y democrático de carácter igualitario e, incluso, al propio ecumenismo prohijado por la Iglesia
Católica Romana. Desde antes de la reforma propiciábamos que, al llevarse a cabo, este requisito fuera suprimido.
21. — Conviene destacar adicionalmente algunas otras cuestiones importantes: Por su parte, nuestra sociedad valoraba —desde hace tiempo— en muchos de sus sectores que la condición
a) Desde nuestra perspectiva doctrinaria, no parece que la reforma haya alterado la impuesta implicaba una discriminación religiosa.
unipersonalidad del poder ejecutivo;
25. — Volvemos a sostener que tal eliminación no se ha hecho en reciprocidad a la pérdida de vigencia
b) La reforma ha omitido diseñar las relaciones entre el jefe de gabinete y los demás sociológica que, ya antes de la reforma, habían sufrido las normas constitucionales sobre patronato y pase que, por
ministros, o sea, hay una laguna a colmarse por ley; otro lado, han sido también suprimidas. El requisito de confesionalidad para ser presidente y vice no venía exigido
por las competencias que la constitución asignaba al poder ejecutivo en relación con la Iglesia, sino por razones
c) Tampoco ha previsto la llamada “censura” constructiva que es conocida en sistemas
que, a la época de la constitución, se tuvieron como respuesta a la composición cultural y religiosa de la sociedad,
parlamentarios o semiparlamentarios, a efectos de que, removido el jefe de gabinete por el y como expresión de reconocimiento tanto a ese fenómeno socio-lógico-espiritual cuanto a la confesionalidad de
congreso, sea éste el que simultáneamente designe a su sucesor; la constitución misma.
d) Tampoco se ha incorporado el contrapeso de la censura con la facultad de disolver el
congreso. C) La renta
Lo señalado en los anteriores incisos c) y d) creemos que no tolera superarse mediante leyes, 26. — La renta de dos mil pesos fuertes a la época de la constitución tiene un significado que, desde el punto
porque aquí el silencio de la constitución equivale a la afirmación y la decisión de que no puede de vista de la capacidad económica y de la riqueza personal, resulta considerable. Por un lado, cuando dos mil
pesos fuertes de 1853 se transforman a valor onza de oro y luego se convierte el resultado a dólares, y éstos a su
haber censura constructiva ni disolución del congreso. cotización en moneda argentina actual, se obtiene una suma cuantiosa, lo que —cuando por otro lado se advierte
que se trata de “renta”— permite comprender que el patrimonio necesario para devengarla era y es de valor muy El art. 91 dice: “El presidente de la Nación cesa en el poder el mismo día en que expira su
elevado. período de cuatro años, sin que evento alguno que lo haya interrumpido, pueda ser motivo de que
El requisito de esta renta no parece provenir de un sentido económico, o de privilegio por riqueza. Creemos, se le complete más tarde”.
más bien, que el constituyente dio por supuesto, en 1853, que el requisito de “idoneidad” derivado de la educación
y la cultura se recluía, con criterio realista, en quienes por su “renta” habían tenido oportunidad de adquirir una
Aparece en primer lugar la reducción del período de desempeño de seis años a cuatro; luego
formación satisfactoria. O sea, estableció la renta como signo de que quien la poseía tenía idoneidad. viene la supresión de la prohibición de reelección inmediata, reemplazándose por la habilitación
De todos modos, la constitución material ha operado, con el cambio de circunstancias logrado a raíz de la
para ser reelegidos —o sucederse recíprocamente— por un solo período consecutivo.
alfabetización y la culturalización, una mutación por sustracción, por lo que la condición económica de la renta —
que hoy ya no revela idoneidad por sí sola— ha dejado de ser exigible, y en una próxima reforma debe suprimirse, 30. — Es importante escarbar cuál es el principio que preside a esta refor-ma: si el reeleccionista, o el no
ya que en la de 1994 no se hizo, y resulta un requisito anacrónico. reeleccionista. Quizá, a primera vista, se diría que al abolirse la rotunda prohibición del anterior art. 77 que exigía
el intervalo de un período seisenal para la reelección, la reforma ha escogido el principio reelec-cionista. No
obstante, si además de la tradición surgida de la constitución histórica añadimos la limitación que ha introducido la
D) Los otros requisitos exigidos para ser elegido senador reforma al autorizar la reelección inmediata sólo por un nuevo lapso de cuatro años, hay base para admitir que,
aun muy atenuado, y con nueva modalidad, subsiste el principio no reelec-cionista.
27. — En la remisión que al art. 55 hace el art 89 encontramos —además de la renta— la
Parece confirmarlo la cláusula transitoria novena cuando estipula que el mandato del presidente en ejercicio
edad, la nacionalidad natural o la residencia de dos años en la provincia que elige al senador, y al tiempo de sancionarse la reforma deberá considerarse como primer período.
los seis años de ciudadanía.
La edad es de treinta años. 31. — Inferimos de los arts. 90 y 91 que el período presidencial (salvo el supuesto de
La ciudadanía con antigüedad de seis años no se aplica al presidente cuando éste ha nacido reelección autorizado) no admite prórroga, ni duración mayor que los cuatro años, pero puede
en el país, porque la posee desde su nacimiento. Tampoco rige para el extranjero que, como hijo quedar la duda de si es susceptible de acortarse.
de ciudadano nativo, puede ser elegido conforme al art. 89 que, para tal supuesto, descarta al Interpretamos con personal seguridad que el lapso fijado descarta y prohíbe, a la vez, ampliar
requisito del art. 55. (Ver nº 23). o reducir su tiempo. Una permanencia menor de cuatro años exactos sólo puede derivar,
Tampoco se aplica el haber nacido en la provincia que lo elige o tener dos años de residencia constitucionalmente, de alguna causal de acefalía definitiva (muerte, renuncia, o destitución), lo
inmediata en ella, porque el presidente no es elegido por provincia alguna. (Ver nº 23). que significa que si esa causal se produce, la situación debe encuadrarse y resolverse a tenor de la
hipótesis de la referida acefalía.
Por ende, el reenvío que efectúa el art. 89 al art. 55 merece pres-tarle atención para excluir lo Debe tenerse presente la excepción estipulada en la disposición transitoria décima, que dio duración mayor al
mucho que del segundo no resulta aplicable para ser elegido presidente. período presidencial —desde el 8 de julio de 1995 al 10 de diciembre de 1999—.
Cuándo deben reunirse los requisitos El sueldo
28. — El art. 89 consigna que ellos hacen falta “para ser elegido presidente o vicepresidente”. 32. — El presidente y vice gozan por el art. 92 de un sueldo pagado por el tesoro nacional. Su
El art. 94 dice que ambos “serán elegidos directamente por el pueblo…”, de donde surge que el monto no puede “alterarse” en el período de sus nombramientos, o sea, ni aumentarse ni
momento de la elección del presidente y vice es el del acto electoral en el que el electorado vota disminuirse.
por la fórmula.
Al tratarse de elección directa por el cuerpo electoral se hace necesaria la previa registración Una interpretación realista nos lleva a sostener que la inalterabilidad del sueldo presidencial impide que por
y oficialización de las candidaturas que van a postularse, por lo que no nos parece desatinado que acto de los órganos de poder se disminuya o se aumente, pero que cuando la disminución no es nominal sino de
sea en esa instancia donde la autoridad electoral competente verifique si los aspirantes reúnen los valor a causa de la depreciación monetaria, también se produce “alteración” y se “debe” restablecer la identidad
real del sueldo, aunque para eso la cantidad se eleve.
requisitos del art. 89, y exija que el tiempo de la oficialización sea a la vez el momento en que los
mismos candidatos deben tener cumplidos tales condiciones constitucionales.
La incompatibilidad
Se podrá alegar que se es “elegido” presidente y vice recién cuando la fórmula triunfadora queda
oficialmente proclamada por la autoridad competente, y no antes, y que —por ende— es al momento de esa 33. — Durante el período de desempeño, agrega el art. 92, ni el presidente ni el vice pueden
proclamación cuando se han de cumplir los requisitos, pudiendo algún candidato no reunirlos todavía el día del ejercer otro empleo, ni recibir ningún otro emolumento nacional ni provincial.
comicio.
En rigor, bien que el presidente y vice quedan “elegidos” cuando son procla-mados oficialmente como tales, Se trata de una incompatibilidad absoluta, que impone total dedicación al cargo, e impide no sólo percibir
lo son porque el cuerpo electoral los eligió en la elección popular. remuneraciones, sino también ejercer otras actividades —aunque fuesen honorarias—. La prohibición de acumular
No obstante, con una postura intermedia, creemos que tratándose de requisitos objetivos como la edad, la emolu-mentos nacionales o provinciales alcanza asimismo a retribuciones privadas y municipales. Sin embargo, la
oficialización de la candidatura de un aspirante que no tuviera a esa fecha treinta años cumplidos debería rigidez no puede conducir hasta privar del goce y disfrute de derechos económicos fundados en leyes generales —
efectuarse si pudiera calcularse objetivamente que los cumpliría al tiempo de su proclamación (en caso de integrar como sería, por ej.: la participación como socio en una empresa donde el presidente tuviera invertido capital
la fórmula triunfadora). propio, la renta patrimonial, etc.—. De impedirse también esto, se convertiría al presidente en un sujeto destituido
de capacidad de derecho para contratar y ejercer una serie de actos jurídicos. Y tal incapacidad jurídica no puede
presumirse.
La duración en el ejercicio del cargo y la reelección
El juramento
29. — El nuevo art. 90 ha quedado formulado de la siguiente manera: “El presidente y
vicepresidente duran en sus funciones el término de cuatro años y podrán ser reelegidos o
34. — El art. 93 contiene la nueva fórmula del juramento que han de prestar el presidente y el
sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo. Si han sido reelectos o se han
vicepresidente al tomar posesión de sus cargos.
sucedido recíprocamente no pueden ser elegidos para ninguno de ambos cargos, sino con el
intervalo de un período.” Dice así: “Al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento,
en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus
creencias religiosas, de: desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente (o
vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación presidente y al vicepresidente, habla de “destitución”, “muerte”, “dimisión” o “inhabilidad”
Argentina”. (cuatro causales).
Haciendo el cotejo, se mantienen dos causales con las mismas palabras: “muerte” y
La comparación con el anterior art. 80 hace entender que el actual 93 se ha compatibilizado con la supresión “destitución”; se cambia la palabra de otra causal: “dimisión” en vez de “renuncia”; desaparece
del requisito de confesionalidad en el art. 89. En la fórmula de juramento se prevé y respeta la convicción
religiosa del presi-dente y del vice que, de pertenecer a alguna confesión, o de profesar un culto, pueden incluir las
una causal: la “ausencia” de la capital; y es dudoso si la palabra “inhabilidad” equivale a
menciones de sus preferencias y, en caso contrario, omitirlas. “enfermedad”, lo que también convierte en dudoso si la causal “enfermedad” se suprime y se
sustituye por otra (inhabilidad), o si es la misma causal con nombre diferente.
35. — El juramento es un requisito que hace a la validez del título de jure del presidente. Si se Estamos ciertos de que, no obstante los matices diferenciales apuntados, para los dos
negara a prestarlo, o si hiciera asunción del cargo antes de prestarlo, el título presidencial quedaría supuestos previstos en el art. 88 se trata siempre y solamente de “cinco” únicas causales, de
viciado y, por ende, sería de facto. forma que las “cuatro” mentadas en la segunda parte son iguales (o equivalen) a las “cinco” del
vocabulario empleado al comienzo de la norma: a) enfermedad o inhabilidad (como
El presidente lo presta una sola vez, y si por ausencia, enfermedad o cual-quier otra causa delega sus equivalentes), b) ausencia de la capital (y con más razón del país), c) muerte, d) renuncia o
funciones en el vicepresidente, o éste las asume, no debe prestarlo nuevamente al recuperar el ejercicio. En dimisión, e) destitución.
cambio, el juramento que el vicepresidente presta como tal, lo presta al solo efecto de su función vicepresidencial,
por manera que cuando ejerce definitivamente el poder ejecutivo en reemplazo del presidente y de conformidad
En suma, interpretamos la lectura del art. 88 como si dijera: “En caso de enfermedad (o inhabilidad),
con el art. 88 de la constitución, debe prestar nuevo juramento —esta vez para el desempeño del cargo de
ausencia de la capital, muerte, renuncia, o destitución del presidente, el poder ejecutivo será ejercido por el
presidente—. Pero no debe jurar cuando sólo asume el “ejercicio” del poder ejecutivo a título transitorio.
vicepresidente de la nación. En caso de destitución, muerte, renuncia, inhabilidad (o enfermedad) o ausencia de la
capital del presidente y vicepresidente de la nación, el congreso determinará…”.
V. LOS PROBLEMAS VINCULADOS CON LA ACEFALIA
De las cinco causas, tres adquieren constancia fehaciente e indudable: a) la muerte por sí sola; b) la renuncia,
una vez aceptada por el congreso; c) la destitu-ción, por juicio político. Las otras dos requieren comprobación: la
La acefalía del poder ejecutivo enfermedad o inhabilidad, y la ausencia de la capital (y del país) no siempre son evidentes y públicas y, aun
siéndolo, parece menester que alguien (algún órgano competente) constante y declare que la causal se ha
36. — La palabra acefalía, que proviene de la voz latina “acephalus” y de la griega “aképalos”, significa configurado.
privado de cabeza o sin cabeza. “Acefalía del poder ejecutivo” quiere decir que el poder ejecutivo queda sin
cabeza, o sea, sin titular; siendo el ejecutivo unipersonal, eso ocurre cuando falta el único titular que tiene, es
A) La inhabilidad
decir, el presidente. El poder ejecutivo está acéfalo cuando por cualquier causa no hay presidente, o si lo hay no
puede ejercer sus funciones.
40. — Enfermedad o inhabilidad. Hemos unificado como sinónimos o equivalentes los
Que haya quien lo suceda, es otra cosa; la acefalía desaparecerá tan pronto ese alguien reemplace al
presidente de la república. conceptos “enfermedad” e “inhabilidad”. Muchos de nuestros constitucionalistas llegan a admitir
también la sinonimia, sea por incompetencia, por enfermedad, por imposibilidad o impedimentos
El artículo 88 de la constitución de cualquier clase, o en definitiva, por cualquier motivo incapacitante distinto de la remoción,
renuncia o muerte.
37. — El art. 88 —que mantiene el texto del anterior art. 75— enfoca dos supuestos: a) que
una causal de acefalía afecte únicamente al presidente de la república, en cuyo caso el poder Linares Quintana y González Calderón han opinado que nuestro término constitucional “enfermedad” se
refiere a todos los casos de incapacidad o inhabilidad: un presidente enfermo, demente, secuestrado, preso, etc., es
ejecutivo es ejercido por el vicepresidente (es lo que llamamos la “sucesión” del vicepresidente); un presidente inhabilitado, porque tiene impedimento, imposibilidad, incapacidad para desempeñarse, aun cuando
b) que tanto el presidente como el vice estén afectados por una causal de acefalía, en cuyo caso le el obstáculo sea ajeno a su voluntad (por ej.: secuestro), o a su propia conciencia cognoscente (por ej.: locura), o
cabe al congreso “determinar” el funcionario público que ha de desempeñar la presidencia. provenga de su salud; y con más razón si la inhabilidad es culposa.
La primera parte del art. 75 dice: “en caso de enfermedad, ausencia de la capital, muerte,
renuncia o destitución del presidente, el poder ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la 41. — Si el presidente no reconoce su inhabilidad, la doctrina puede pensar tres soluciones para dar por
comprobada y configurada la causal de acefalía, y para declarar que se ha producido a fin de abrir el reemplazo: a)
nación”. que el vicepresidente llamado a suceder al presidente declare que hay acefalía y acceda a la presidencia por su
Observamos que aquí se enumeran taxativamente “cinco” causales de acefalía. La segunda propia decisión; b) que el congreso declare que hay acefalía; c) que el presidente sea destituido por juicio político.
parte agrega: “en caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del presidente y La primera solución nos parece improcedente.
vicepresidente de la nación, el congreso determinará qué funcionario público ha de desempeñar la La tercera solución nos permite comentar que el juicio político puede ser una vía apta, si la inhabilidad
presidencia, hasta que haya cesado la causa de la inhabilidad o un nuevo presidente sea electo”. configura “mal desempeño”; pero no resulta imprescindible.
Observamos que aquí se menciona “cuatro” causales de acefalía. Nos queda, pues, la competencia del congreso para declarar —sin necesidad de juicio político— que se ha
Ver nº 39. configurado la causal de acefalía llamada “inhabilidad” (o enfermedad).
42. — Quienes exigen inexorablemente el juicio político para destituir por “inhabilidad”, no se dan cuenta de
38. — Cuando el vicepresidente no puede reemplazar al presidente, estamos ante un impedimento en lo que
llamamos “la sucesión del vice”, pero no ante “acefalía del poder ejecutivo” porque como el vice no forma parte que si ante la inhabilidad (o enfermedad) el congreso no puede hacer nada más que destituir mediante juicio
del poder ejecutivo, la “causal” que le impide suceder al presidente no configura acefalía en el poder ejecutivo político, la causal “inhabilidad” (que aparece separada e independiente de la “destitución” en el art. 88) sería
(que es unipersonal). (Ver nº 36). totalmente inocua e inútil, porque no se podría hacer valer ni juzgar por sí misma, sino subsumida en otra (la
“destitución”). Por ende, creemos imposible e ilógico suponer que el constituyente previó la causal de
“inhabilidad” (o enfermedad) como separada de la “destitución”, pero que no articuló una vía y un órgano para
Las causales de acefalía declarar que se ha producido.
39. — Si se lee detenidamente el art. 88, se observa que en la primera parte, donde se refiere B) La ausencia
al presidente de la república, habla de “enfermedad”, “ausencia de la capital”, “muerte”,
“renuncia” o “destitución” (cinco causales). En cambio, en la segunda parte, cuando se refiere al
43. — Ausencia de la capital. Esta causal ha de entenderse actualmente como ausencia del b) Si la acefalía no es definitiva —por ej.: por ausencia o enfermedad transitoria del
país. Por un lado, si el constituyente configuró como causal de acefalía a la ausencia “de la presidente— el ejercicio que el vicepresidente hace del poder ejecutivo es algo así como una
capital”, con más razón quiso prever dentro de ella a la ausencia del país. La norma escrita dice, suplencia, hasta que el presidente reasuma sus funciones; en esos casos, el vice es sólo
en el caso, menos de lo que quiso decir su autor, por lo que corresponde hacer interpretación vicepresidente en ejercicio del poder ejecutivo; el presidente sigue siendo tal, sólo que “es” pero
extensiva, ya que ir al extranjero es “más” que salir de la capital. no ejerce, y por eso, cuando reasume, no presta nuevo juramento. El vice sigue siendo vice. O sea
que no sucede al presidente en el cargo, sino sólo lo reemplaza en las funciones del cargo.
Por otro lado, la ausencia de la capital no puede ser hoy, en principio, una causal de acefalía, no obstante que
no fue suprimida en la reforma de 1994. Ha perdido vigencia sociológica por desuetudo o uso contrario, al Sea que el vice reemplace definitivamente al presidente, sea que lo supla interinamente “en el ejercicio” del
cambiar radicalmente la situación existente en 1853. Hacemos notar, en concordancia, que en el actual inc. 18 del poder ejecutivo, tiene la plenitud de competencias constitucionales propias de dicho poder.
art. 99, la autorización del congreso está prevista para que el presidente se ausente del país, habiéndose reformado
el inc. 21 del anterior art. 86 que requería dicho permiso para salir de la capital.
La “determinación” del sucesor por el congreso
44. — La ausencia presidencial es importante cuando se trata de salidas al exterior. Allí sí debe concurrir el
permiso del congreso, por imperio del art. 99, inc. 18, que no admite esquivamiento de su aplicación para viajar al 48. — El art. 88 prevé que en determinada circunstancia, tanto el presidente como el
extranjero. vicepresidente están incursos en alguna de las cinco causales ya estudiadas, o sea que la sucesión
Hay doctrinas en el sentido de que el permiso debe ser conciso e individua-lizado, para “cada” oportunidad de constitucional del vicepresidente —sea definitiva o transitoria— queda impedida. La constitución
ausencia al extranjero, con lo que se rechaza la especie de autorizaciones “en blanco”, que dejan al criterio no formula en esta hipótesis un llamamiento directo al poder, sino que prefiere asignar al
exclusivo del presidente ponderar la oportunidad, la conveniencia y el país de cada viaje futuro. congreso la competencia para resolver la sucesión.
Es verdad que estamos ante una relación entre poder ejecutivo y congreso que traduce control del segundo El art. 88 dice expresamente: “En caso de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del
sobre el primero, y tal control parece demandar que el permiso recaiga en cada situación especial y concreta. No presidente y vicepresidente de la Nación, el congreso determinará qué funcionario público ha de
obstante, es nuestro propósito no endurecer las cláusulas constitucionales en demasía; por eso, si el congreso
dispone de la facultad amplia de conceder o no el permiso para ausentarse del país, y de evaluar las razones
desempeñar la presidencia, hasta que haya cesado la causa de inhabilidad o un nuevo presidente
políticas de cada viaje, puede dejársele al congreso el margen suficiente para otorgarlo en la forma que crea más sea electo”.
conveniente: con indicación del lugar, con fijación de tiempo, en blanco, etc. Al fin y al cabo, el que controla es el El artículo autoriza, a nuestro juicio, dos interpretaciones igualmente válidas. La
que decide de qué modo, con qué alcance, en qué ocasión lo hace. Y si acaso el permiso se anticipa en bloque para determinación puede hacerla el congreso: a) en forma anticipada y general, mediante una ley que
salidas futuras, el congreso no pierde por ello la facultad de cancelarlo, o de pedir explicaciones ante una salida para los casos futuros ordene la sucesión al poder (y así se hizo dictando las leyes de acefalía 252
próxima o ya realizada.
y 20.972); b) en cada caso particular, una vez producida la acefalía presidencial e impedida la
sucesión del vicepresidente.
C) La muerte y la renuncia
La interpretación del artículo 88
45. — La muerte y la renuncia son situaciones tan objetivas que no ofrecen duda. Pero la renuncia debe ser
aceptada por el congreso (el art. 75 inc. 21 se refiere a admitir o desechar los “motivos” de dimisión del presidente 49. — Las posiciones interpretativas en torno de esta parte del art. 88 son dispares.
o vicepresidente, lo que también revela que la renuncia debe ser fundada). a) Parte de la doctrina ha considerado inconstitucional dictar una “ley” de acefalía que
preventivamente y en forma general y adelantada establezca el orden de sucesión al poder para
D) La destitución todos los posibles casos futuros, porque cree que dictar dicha “ley” no es determinar qué
funcionario ha de ocupar la presidencia, “determinación” que debe ser hecha en cada caso una vez
46. — La destitución o remoción. La constitución prevé el juicio político para el presidente y producido.
el vice, con el resultado de que, si pros-pera, el fallo del senado importa por lo menos destituir al b) Otra parte, consiente que es válido hacer tal “determinación” de modo general y anticipado
acusado. La constitución no conoce otro mecanismo destitutorio (el congreso que declarara, sin mediante una “ley”.
juicio político, inhabilitado al presidente, y abriera la sucesión al vice, no estaría “destituyendo”,
sino “declarando” que se ha producido vacancia o acefalía por existir causal suficiente). Por ende, aceptamos cualesquiera de estas dos soluciones para determinar qué funcionario
público desempeñará la presidencia: a) que el congreso “determine” por ley (en forma general y
La remoción por golpe de estado, revolución, o cualquier hecho de fuerza, es una causal extraconstitucional; anticipada) quién será ese funcionario; b) que el congreso no dicte esa ley, y que “determine” el
por eso, quien asume la presidencia es un presidente de facto y no de jure (aun cuando asuma la presidencia aquél sucesor en el momento en que se configure cada vez la ausencia del binomio presidente-vice, en
que señala la ley de acefalía). forma concreta y particular para ese caso; o sea, “cada vez” que ocurra la situación, el con-greso
hará la “determinación” para esa vez.
La sucesión del vicepresidente Como variante, también nos parece válido: c) que aun dictada la ley de acefalía, el congreso
puede en un caso particular hacer excepción al orden sucesorio previsto en la misma, y ejercer
47. — Cuando una causal de acefalía afecta al presidente, “el poder ejecutivo será ejercido plenamente la solución del inc. b).
por el vicepresidente”, según reza la primera parte del art. 89. Hay acefalía, pero hay un sucesor.
a) Si la acefalía es definitiva, el presidente cesa y la vacancia debe cubrirse en forma La ley de acefalía Nº 20.972
permanente: el vice ejerce el poder ejecutivo por todo el resto del período presidencial pendiente
y asume el cargo en sí mismo, y se convierte en presidente; no es el vice “en ejercicio del poder 50. — La primera ley de acefalía fue la 252, dictada en 1868. En 1975 fue derogada la ley
ejecutivo”, sino “el presidente”; con eso, desaparece la acefalía, porque definitivamente el 252 y sustituida por la Nº 20.972.
ejecutivo tiene un nuevo titular. Esta ley dispuso dos etapas para cubrir la acefalía: una provisoria hasta que el congreso elija
el nuevo presidente, y otra definitiva a cargo del presidente electo por el congreso reunido en
Con la transformación del vicepresidente en presidente, el órgano vicepre-sidencial queda a su vez acéfalo; de
asamblea. Si la causal de acefalía es transitoria, la segunda etapa no se cumple.
allí en adelante, habrá presidente y no habrá vice.
El texto de la nueva ley 20.972 es el siguiente: “Art. 1º — En caso de acefalía por falta de presidente y
vicepresidente de la nación, el poder ejecutivo será desempeñado transitoriamente en primer lugar por el
presidente provisorio del senado, en segundo por el presidente de la cámara de diputados y a falta de éstos, por el
presidente de la Corte Suprema de Justicia, hasta tanto el congreso reunido en asamblea, haga la elección a que se 54. — b) Juramento de los otros funcionarios
refiere el artículo 75 (ahora 88) de la constitución nacional. Art. 2º — La elección, en tal caso, se efectuará por el
congreso de la nación, en asamblea que convocará y presidirá quien ejerza la presidencia del senado y que se
En el sistema sucesorio de la ley 20.972, creemos que: b’) cuando asume el ejercicio del poder ejecutivo
reunirá por imperio de esta ley dentro de las 48 horas siguientes al hecho de la acefalía. La asamblea se constituirá
alguno de los funcionarios mencionados en el art. 1º (presidente provisorio del senado, presidente de la cámara de
en primera convocatoria con la presencia de las dos terceras partes de los miembros de cada cámara que la diputados, presidente de la Corte Suprema) dicho funcionario debe prestar el juramento presidencial del art. 93 de
componen. Si no se logra ese quorum, se reunirá nuevamente a las 48 horas siguientes constituyéndose en tal caso la constitución, porque aunque los tres han jurado al hacerse cargo de su respectiva función para el desempeño de
con simple mayoría de los miembros de cada cámara. Art. 3º — La elección se hará por mayoría absoluta de los la misma, ninguno de ellos ha jurado con la fórmula constitucional a los fines de la sucesión presidencial; la ley
presentes. Si no se obtuviere esa mayoría en la primera votación se hará por segunda vez, limitándose a las dos omite regular este punto; b”) cuando a continuación del interinato de uno de esos tres funcionarios asume como
personas que en la primera hubiesen obtenido mayor número de sufragios. En caso de empate, se repetirá la presidente el funcionario que elige el congreso ( un senador, o un diputado, o un gobernador provincial), la ley
votación, y si resultase nuevo empate, decidirá el presidente de la asamblea votando por segunda vez. El voto será prevé que preste juramento constitucional como presidente, y tal es la solución correcta.
siempre nominal. La elección deberá quedar concluida en una sola reunión de la asamblea. Art. 4º — La elección
deberá recaer en un funcionario que reúna los requisitos del artículo 76 (ahora 89) de la constitución nacional, y
desempeñe alguno de los siguientes mandatos populares electivos: senador nacional, diputado nacional o La vacancia de la vicepresidencia
gobernador de provincia. Art. 5º — Cuando la vacancia sea transitoria, el poder ejecutivo será desempeñado por
los funcionarios indicados en el artículo 1º y en ese orden, hasta que reasuma el titular. Art. 6º — El funcionario 55. — Puede no haber vicepresidente por dos circunstancias: a) porque habiendo presidente el
que ha de ejercer el poder ejecutivo en los casos del artículo 1º de esta ley actuará con el título que le confiere el vicepresidente incurre en alguna de las causales del art. 88 —enfermedad o inhabilidad,
cargo que ocupa, con el agregado “en ejercicio del poder ejecutivo”. Para el caso del artículo 4º el funcionario ausencia, renuncia, muerte o destitución—; b) porque afectado el presidente por una causal de
designado para ejercer la presidencia de la república deberá prestar el juramento que prescribe el artículo 80 acefalía, quien es vicepresidente pasa a ejercer la presidencia. En cualquiera de ambas hipótesis,
(ahora 93) de la constitución nacional ante el congreso y en su ausencia, ante la Corte Suprema de Justicia. Art.
la falta de vicepresidente puede ser definitiva o temporaria. Cuando falta definitivamente el
7º — Derógase la ley Nº 252 del día 19 de setiembre de 1868”.
vicepresidente, el órgano-institución queda sin órgano-individuo que lo porte. ¿Qué cabe hacer
51. — a) Cuando la vacancia del poder ejecutivo es transitoria y el vice no puede suceder al ante ese vacío?
presidente, la ley prevé el desempeño temporario del poder ejecutivo por alguno de los siguientes En primer término, conviene advertir que la constitución supone y regula como situación
funcionarios, en este orden: 1º) el presidente provisorio del senado; 2º) el presidente de la normal la existencia conjunta del binomio presidente-vice. O sea, que debe hacer un
cámara de diputados; 3) el presidente de la Corte Suprema de Justicia. El que asume, ejerce el vicepresidente; pero la constitución ha dejado un silencio constitucional (o laguna) que debe
poder ejecutivo “hasta que reasuma su titular”. llenarse por integración, y también en este extremo (como en tantos otros para los que la
constitución no ha impuesto una solución o descartado otra), se abren posibilidades, todas
Queda sin aclarar qué ocurre si ese funcionario asume por vacancia transitoria de la presidencia y de la igualmente válidas y, por ende, constitucionales:
vicepresidencia, y si mientras el presidente está afectado por una causal temporaria de acefalía, desaparece el a) la constitución no obliga expresamente a elegir nuevo vicepresidente; b) la constitución no
impedimento también temporario del vicepresidente, y éste queda en condiciones de reemplazar al presidente.
¿Sigue ejerciendo el poder ejecutivo el funcionario aludido, o debe cesar para permitir que lo ejerza el
prohíbe elegirlo; c) parece mejor elegirlo, porque la constitución prevé la existencia y la función
vicepresidente? La ley dice en su art. 4º que ese funcionario se desempeña “hasta que reasume el titular” (o sea, el del vicepresidente; aparte, la falta de vice desarticula las previsiones constitucionales sobre la
presidente). No obstante, creemos que cuando el vicepresidente transitoriamente impedido vuelve a estar en eventual sucesión en el poder ejecutivo.
condiciones de ejercer la presidencia, la ley no puede impedirlo, de modo que la fórmula de la ley 20.972 no es
correcta para este supuesto, y debería rezar así: “hasta que reasuma el presidente” o “hasta que el vicepresidente 56. — En el derecho constitucional material, cabe observar el uso de soluciones distintas según las hipótesis
esté en condiciones de reemplazarlo”. de vacancia de la vicepresidencia.
a) Para los casos en que la vicepresidencia quedó vacante porque su titular sucedió al presidente al producirse
b) El dispositivo de la ley traduce, en todo lo demás, el mecanismo para la elección de acefalía del poder ejecutivo, parece existir norma consuetudinaria (por práctica) en el sentido de no convocarse a
presidente cuando la vacancia es permanente. En tal supuesto, hay dos etapas: b’) en la primera, el elecciones para elegir nuevo vicepresidente. (Esta norma no formulada por escrito tiene la vigencia sociológica
poder ejecutivo es ocupado transitoriamente por uno de los funcionarios ya mencionados que que le asigna el uso, pero no implica que en el futuro pueda cobrar vigencia la opuesta.)
prevé el art. 1º de la ley, en el orden que ella consigna; b”) en la segunda, el congreso reunido en b) Para los casos en que la vacancia vicepresidencial se produjo por muerte o renuncia, la constitución
asamblea elige definitivamente al nuevo presidente, entre los senadores federales, diputados material ha ejemplarizado el uso de una alternativa: elegir o no nuevo vice, según el caso; entre las dos, ha tenido
federales, y gobernadores de provincia. mucho mayor segui-miento la segunda.
VI. LA ELECCION PRESIDENCIAL
52. — El presidente así electo por el congreso se convierte en presidente definitivo hasta
concluir el período de su antecesor, con lo que se burla el espíritu de la constitución, en cuanto su La elección directa
art. 88 prevé la cobertura de la acefalía hasta que un nuevo presidente sea electo. No cabe duda
que riñe con la constitución la detentación del poder ejecutivo con carácter permanente por un 57. — En los artículos 94 a 98 se reglamenta el nuevo sistema de designación del presidente y
titular que no ha sido elegido mediante el procedimiento electoral arbitrado por la constitución. El vicepresidente de la república.
art. 88 es suficientemente claro cuando dice que el funcionario que el congreso determina para El texto normativo es el siguiente:
desempeñar la presidencia, la ejercerá “hasta que haya cesado la causal de inhabilidad” (caso de Art. 94. — “El presidente y el vicepresidente de la Nación serán elegidos directamente por el
transitoriedad) “o un nuevo presidente sea electo” (caso de definiti-vidad). No se refiere a la pueblo, en doble vuelta, según lo establece esta Constitución. A este fin el territorio nacional
elección normal cuando finaliza cada perío-do de cuatro años, sino a una anticipada y especial conformará un distrito único.
para poner tér-mino al interinato del presidente surgido de la hipótesis del art. 88. Art. 95. — La elección se efectuará dentro de los dos meses ante-riores a la conclusión del
mandato del presidente en ejercicio.
El juramento del sucesor
At. 96. — La segunda vuelta electoral, si correspondiere, se reali-zará entre las dos fórmulas
53. — a) Juramento del vicepresidente. de candidatos más votadas, dentro de los treinta días de celebrada la anterior.
Remitimos al nº 35.
Art. 97. — Cuando la fórmula que resultare más votada en la primera vuelta, hubiere obtenido Estas perspectivas ya juegan desde la primera opción, de forma que no es tan cierto que en ella siempre vaya
más del cuarenta y cinco por ciento de los votos afirmativos válidamente emitidos, sus integrantes a existir plena libertad de decisión a gusto de cada elector cuando escoge una fórmula determinada.
serán proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación.
61. — Las normas sobre el ballotage también han dejado en silencio algunos aspectos cruciales. En efecto, al
Art. 98. — Cuando la fórmula que resultare más votada en la primera vuelta hubiere obtenido referirse a “fórmulas”, creemos que no permite que en la segunda vuelta pueda haber sustitución de candidatos
el cuarenta por ciento por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, respecto de las que se sometieron a elección en la primera, porque hablar de “fórmulas” más votadas presupone
existiere una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto del total de los votos que no puede alterárselas después.
afirmativos válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos, sus No obstante, es viable que alguna vez ocurra una de las siguientes hipótesis que ejemplificamos:
integrantes serán proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación.” a) que el partido que ha postulado la fórmula que debe competir en la segun-da vuelta, decida retirarse y
(La bastardilla es nuestra). abstenerse;
Como se advierte a la simple lectura, el mecanismo ha cambiado fundamentalmente, al b) que sean los candidatos de la fórmula —uno de ellos, o ambos— los que adoptan similar decisión, lo que
abre alternativas: b’) que el partido no acepte la declinación personal de los candidatos; b”) que la admita (con lo
sustituirse la tradicional elección indirecta mediante juntas o colegios electorales por la elección
que se vuelve a la hipótesis de a);
directa a doble vuelta (o ballotage).
c) que un candidato fallezca;
58. — Siempre tuvimos la sensación de que uno de los aspectos que mayor consenso tenía en la sociedad, si d) que un candidato incurra en una causal de inhabilitación.
en el futuro se realizaba una reforma de la constitución, era éste de la designación del presidente. Quizá la razón Cualesquiera de tales situaciones bloquea la segunda vuelta, y parece nece-sario que tal bloqueo encuentre la
radicaba en el hecho de que la mediación de los partidos políticos había significado una mutación constitucional vía de superación.
en la elección indirecta, cuyo funcionamiento operaba normalmente como si fuera directa. Ello en cuanto fue Como la constitución es en este punto lagunosa, consideramos necesario que la ley —aunque ninguno de los
habitual que el partido con mayor número de votos populares consiguiera un número de electores suficientes que, artículos 94 a 98 se refiere a ella— contemple y reglamente razonablemente los casos que hemos destacado en los
en las juntas electorales, consagraba por sí mismo la fórmula auspiciada por ese partido. ejemplos propuestos, porque entonces el reemplazo de candidatos o fórmulas no pugnaría con la prohibición de
No obstante, se hace hincapié ahora en que el nuevo sistema desequilibra en mucho el peso del voto popular alterarlas.
en toda la extensión del territorio, ya que son unas pocas provincias las que acumulan el porcentaje más elevado Todo ello significa que cuando la constitución prevé que debe haber segunda vuelta y ésta no puede realizarse
de ciudadanos con derecho electoral activo y las que, por ende, gravitan en el resultado de la elección directa, por alguna hipótesis similar a las ejemplificadas, hay que hallar una solución legal suficientemente razonable para
neutralizando el resultado que surja del resto de las provincias. dejar expedita la viabilidad del segundo acto electoral.
Ello ha sido señalado como un deterioro de nuestro federalismo, al opacarse el peso de la participación
ciudadana en un vasto espacio geográfico del país, que se constituye en un distrito único. 62. — La ley 24.444, de 1994, modificatoria del Código Electoral Nacional, ha reglamentado las normas
Con ser verdad el fenómeno así descripto, pensamos que guarda un cierto paralelismo con el número de constitucionales nuevas en la materia. Los artículos 148 a 155 encaran parcialmente algunas de las posibles
diputados que, conforme a la población de cada provincia, elige el electorado de las mismas para componer la situaciones, no obstante lo cual dejan de satisfacernos en ciertos aspectos, por no prever deter-minadas hipótesis, o
cámara baja. Y, sobre todo, juzgamos que en el reemplazo de la elección indirecta por la directa hay un por obviar la segunda vuelta electoral.
sinceramiento institucional que, asimismo, tiende a evitar los eventuales bloqueos en los colegios electorales, si es Los textos pertinentes son los siguientes:
que el partido con mayor caudal no suma el número de electores necesario o no consigue alianzas con los de otros “Artículo 148 — El Presidente y Vicepresidente de la Nación serán elegidos simultánea y directamente por el
partidos. pueblo de la Nación, con arreglo al sistema de doble vuelta, a cuyo fin el territorio nacional constituye un único
distrito.
59. — La doble vuelta no se realiza cuando: La convocatoria deberá hacerse con una anticipación no menor de noventa (90) días y deberá celebrarse
a) en el primer acto electoral la fórmula más votada supera el 45% de los votos afirmativos dentro de los dos (2) meses anteriores a la conclu-sión del mandato del Presidente y Vicepresidente en ejercicio.
válidamente emitidos; La convocatoria comprenderá la eventual segunda vuelta, de conformidad con lo dispuesto por el artículo
b) en ese primer acto electoral la fórmula más votada alcanza el 40% al menos de los votos siguiente.
afirmativos válidamente emitidos, y además hay una diferencia mayor del 10% respecto del total Cada elector sufragará por una fórmula indivisible de candidatos de ambos cargos.
de votos afirmativos emitidos válidamente a favor de la fórmula que le sigue en número de votos. Artículo 149 — Resultará electa la fórmula que obtenga más del cuarenta y cinco por ciento (45%) de los
votos afirmativos válidamente emitidos; en su defecto, aquella que hubiera obtenido el cuarenta por ciento (40%)
Cuando no concurre ninguna de estas dos hipótesis, se debe rea-lizar un segundo acto
por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere una diferencia mayor de diez
electoral para que el electorado activo elija entre las dos fórmulas más votadas en la primera puntos porcentuales respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos, sobre la fórmula que le sigue
vuelta. La segunda tiene lugar dentro de los treinta días de realizada la anterior. en número de votos.
Artículo 150 — Si ninguna fórmula alcanzare esas mayorías y diferencias de acuerdo al escrutinio ejecutado
Ha de tenerse en cuenta que las normas analizadas imponen el voto “por fórmula”, es decir, por el binomio por las Juntas Electorales, y cuyo resultado único para toda la Nación será anunciado por la Asamblea Legislativa
de candidatos que se postulan a la presidencia y a la vicepresidencia. No se vota por personas y, en consecuencia, atento lo dispuesto por el artículo 120 de la presente ley, se realizará una segunda vuelta dentro de los treinta (30)
el escrutinio se tiene que realizar por fórmulas y no por personas. días.
Artículo 151 — En la segunda vuelta participarán solamente las dos fórmulas más votadas en la primera,
El ballotage resultando electa la que obtenga mayor número de votos afirmativos válidamente emitidos.
Artículo 152 — Dentro del quinto día de proclamadas las dos fórmulas más votadas, éstas deberán ratificar
60. — Con el sistema electoral a doble vuelta se supone y se suele decir que en el primer comicio el elector
por escrito ante la Junta Electoral Nacional de la Capital Federal, su decisión de presentarse a la segunda vuelta. Si
opta libremente por la fórmula o los candidatos que realmente prefiere —“vota con el corazón”—, y que en
una de ellas no lo hiciera, será proclamada la otra.
cambio en la eventual segunda vuelta reflexiona racionalmente para escoger una de entre dos fórmulas —“vota
con la razón”—. Artículo 153 — En caso de muerte o renuncia de cualquiera de los candidatos de la fórmula que haya sido
proclamada electa, se aplicará lo dispuesto en el artículo 88 de la Constitución Nacional.
Sin embargo, dados los porcentuales de sufragios con que se ha regulado el ballotage argentino, la situación
no coincide exactamente con la afirmación anterior. En efecto, cuando el elector reflexivo sabe que ya en la Artículo 154 — En caso de muerte de los dos candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas en la
primera vuelta puede triunfar una fórmula si supera el 45%de los votos —en vez de lo habitual en el derecho primera vuelta electoral y antes de producirse la segunda, se convocará a una nueva elección.
comparado, que es más del 50%— ha de tener precaución con miras a la eventual segunda vuelta, que no se En caso de muerte de uno de los candidatos de cualquiera de la dos fórmulas más votadas en la primera vuelta
realiza si la fórmula que consiguió por lo menos el 40% en la primera tiene una diferencia de más de diez puntos electoral, el partido político o alianza electoral que represente, deberá cubrir la vacancia en el término de siete (7)
porcentuales sobre la siguiente en cantidad de votos. días corridos, a los efectos de concurrir a la segunda vuelta.
Artículo 155 — En caso de renuncia de los dos candidatos de cualquier de las dos fórmulas más votadas en la 35. — Ya vimos que el art. 76 prohíbe la delegación legislativa por parte del congreso a favor del poder
primera vuelta, se proclamará electa a la otra. ejecutivo. Por su lado, y en consonancia, el art. 99 inciso 3º, dice en su párrafo segundo que “el poder ejecutivo no
En caso de renuncia de uno de los candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas en la primera podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo”. El
vuelta electoral, no podrá cubrirse la vacante producida. Para el caso que la renuncia sea del candidato a enunciado escueto también aparenta igual intencionalidad. Pero cuando se sigue leyendo el referido inciso 3º,
Presidente, ocupará su lugar el candidato a Vicepresidente.” aparecen las excepciones.
No es un secreto que a partir de 1989, los decretos de necesidad y urgencia —rotulados normativamente así, o
El cómputo de los votos en blanco no— acusan un elevadísimo número en comparación con el lapso transcurrido desde 1853-1860.
No podemos obviar la valoración negativa de la situación, no obstante el reconocimiento que la sentencia de
63. — Por último, queda sembrada una duda cuando los artículos 97 y 98, al fijar los porcentajes de sufragios la Corte prestó a normas de ese tipo en el caso “Peralta”, de 1990.
en relación con la primera y la segunda vuelta, emplean la expresión “votos afirmativos válidamente emitidos”. Se El realismo jurídico-político nos hizo —y nos hace— pensar que —ante esa praxis— era mejor que la
mez-clan en la frase dos palabras —un adjetivo y un adverbio— que complican las respuestas. ¿Qué significa reforma encarara la cuestión para ceñirla, con el mayor rigor posible, en un perímetro de excepcionalidad
“afirmativos” y qué significa “válidamente”? verdadera y de dificultades de trámite, en vez de rechazarla rotundamente.
El problema apunta a los votos en blanco; no a los nulos o impugnados. De todos modos, de entenderse que todos los decretos de urgencia acumulados desde 1989 reñían con la
Voto afirmativo es el que “afirma” algo, pero queda en duda si votar en blan-co también es “afirmar” una constitución, el panorama posterior tampoco se nos mostraba alentador, porque lo que fue violado tantas veces
abstención o un rechazo respecto de todas las fór-mulas y de cualquiera, como expresión de desagrado o de bien permitía imaginar que proseguiría violándose también después, como en efecto ha ocurrido luego de la
repudio. reforma de 1994.
Dentro de lo opinable, preferimos interpretar que la expresión “votos afir-mativos válidamente emitidos”
significa aludir a votos que realmente son favo-rables positivamente para una fórmula. De este modo, no se han El trámite, sus etapas, y su desembocadura
de computar los votos en blanco, y se han de deducir del total de los válidamente emitidos.
36. — La norma habilitante no nos resulta totalmente satisfactoria por haber quedado abierta
AQUÍ VA EL PRINCIPIO DEL CAPÍTULO TREINTAIOCHO POR FAVOR, a la reglamentación legal en lo que es la desembocadura trascendental para el destino último de
NO LO VORRE. los decretos de necesidad y urgencia previstos por el art. 99 inciso 3º.
que se margine la división de poderes, y que el ejecutivo ejerza una función del congreso. Sus párrafos tercero y cuarto encauzan y ordenan así su trámite:
a) solamente circunstancias excepcionales que imposibiliten seguir el procedimiento
Antes de la reforma de 1994 la doctrina estuvo dividida entre quienes consideraban que situaciones de legislativo ordinario, habilitan el dictado de decretos de necesidad y urgencia; pero:
excepción prestaban fundamento para que el poder ejecutivo dictara tales reglamentos, y quienes entendíamos que
nunca resultaba válido hacerlo por implicar, en cualquier caso, una violación al reparto de competencia efectuado a’) están absolutamente prohibidos en materia penal, tributaria, electoral, y en el régimen de
por la constitución y a la zona de reserva de la ley. partidos políticos;
La reforma de 1994 los ha previsto para situaciones especiales. b) deben emanar del presidente de la república, por decisión adoptada en acuerdo general de
ministros, los que han de refrendarlos juntamente con el jefe de gabinete de ministros;
IV. LOS DECRETOS DE NECESIDAD Y URGENCIA c) el jefe de gabinete de ministros tiene que someter personalmente, dentro de los diez días, el
decreto a consideración de la Comisión Bicameral Permanente del congreso;
El artículo 99 inciso 3º
d) dicha Comisión debe elevar su despacho en el plazo de otros días al plenario de cada una
34. — El actual art. 99 inciso 3º establece la siguiente atribución del presidente de la de las cámaras para su expreso tratamiento;
república: e) las cámaras han de considerar ese despacho en forma inmediata.
“Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las promulga y hace Acá se interrumpe la previsión constitucional sobre el destino final que le cabe al decreto en
publicar. el congreso, y ésta es la aludida apertura que debe cerrar una ley especial que, por prescripción
El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir del inciso, necesita sancionarse con la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cada
disposiciones de carácter legislativo. cámara, y que ha de regular el trámite y los alcances de la intervención congresional.
Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites La prohibición de aprobación ficta
ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que
regulen materia penal, tributaria, electoral o el régimen de los partidos políticos, podrá dictar 37. — Nos parece que queda suficientemente esclarecido que la ley reglamentaria del trámite
decretos por razones de necesidad y urgencia, los que serán decididos en acuerdo general de y los alcances de la intervención final del congreso nunca puede establecer que el silencio del
ministros que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros. mismo significa aprobación tácita del decreto de necesidad y urgencia, ya que el art. 82 contiene
El jefe de gabinete de ministros personalmente y dentro de los diez días someterá la medida a una norma, que reputamos general para todos los casos y para cualquiera, conforme a la cual la
consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya composición deberá respetar la voluntad de cada cámara debe manifestarse expresamente, agregando para disipar cualquier duda
proporción de las representaciones políticas de cada Cámara. Esta comisión elevará su despacho que “se excluye, en todos los casos, la sanción tácita o ficta”.
en un plazo de diez días al plenario de cada Cámara para su expreso tratamiento, el que de
inmediato considerarán las Cámaras. Una ley especial sancionada con la mayoría absoluta de la La Comisión Bicameral
totalidad de los miembros de cada Cámara regulará el trámite y los alcances de la intervención del
Congreso”. 38. — La intermediación de la Comisión Bicameral es obligatoria, pero su despacho no resulta vinculante
(La bastardilla es nuestra). para el congreso.
Esta Comisión, por expresa disposición constitucional, se ha de componer de modo que resulte respetada la
Las normas, y la praxis antes de la reforma de 1994 proporción de las representaciones políticas de cada cámara. Ello significa —por ser bicameral— que el número
de sus integrantes debe guardar tal proporcionalidad, y que la alusión a las “representaciones políticas” hace
referencia a la de los partidos con escaños en la cámara de diputados y en la de senadores.
Los presupuestos de procedencia tanto la “emergencia pública” que da fundamento a la delegación legislativa no está sujeta a ese requisito de
imposibilidad para seguir el trámite de la ley.
39. — Interpretamos la cláusula bajo comentario con sumo rigor, y ello por varias razones: Además, los artículos 99, inciso 3º, y 76, no tienen el sentido de ofrecer una alternativa para elegir la vía que
se prefiera.
a) la división de poderes lo exige para no quedar desvirtuada en y con las excepciones que se
hacen a la regla; El control judicial
b) si el art. 76 prohíbe —aunque también con excepciones— que la competencia legislativa
del congreso sea delegada al poder ejecutivo, con mayor fuerza hay que ser severo cuando éste 44. — El problema tampoco se clausura dentro de la rigidez del marco que originariamente exigimos para
último, por sí y ante sí, y aun cuando sobre su decisión se prevea ulterior intervención del hacer válida la emanación de decretos de necesidad y urgencia. Se proyecta mucho más, hasta tomar intersección
con el control judi-cial de constitucionalidad en la materia, control que apunta a verificar si concu-rre en cada
congreso, emita decretos de necesidad y urgencia;
caso todo cuanto acabamos de describir como presupuesto de doble parámetro, y a fiscalizar también si el trámite
c) la práctica abusiva que en la cuestión exhibe el derecho constitucional material a partir de formal que debe seguir el decreto después de dictado, se ha cumplido correctamente.
1989 obliga a interpretar y aplicar el art. 99 inciso 3º con extremada severidad y excepcionalidad, Nos sentimos segurísimos para rechazar toda noción —doctrinaria o juris-prudencial— que divulgue el
pese a la jurisprudencia complaciente de la Corte en el caso “Peralta”, de 1990; criterio de que sólo al poder ejecutivo le incumbe, en decisión irrevisable judicialmente, ponderar en cada caso si
d) la misma norma trae una formulación que respalda dicho rigor. hay realmente una situación excepcional que vuelve imposible seguir el trámite de sanción de la ley.
Tal vez se alegará ahora que el control judicial se volverá innecesario una vez que, alcanzado el destino final
40. — Aun a riesgo de redundancia, retomamos los dos parámetros que traza el art. 99 inc. 3º; del decreto en el congreso, lo que éste decida en cualquier sentido conforme a la ley reglamentaria será definitivo:
o el decreto quedará sin efecto, o se habrá convertido en ley. Sin embargo, la cuestión no es tan simple ni clara.
a) circunstancias excepcionales que hacen imposible el trámite legislativo;
b) necesidad y urgencia de suplir dicho trámite mediante un decreto. 45. — Si además de todo el marco de presupuestos que hemos explicado en los nos. 39 a 41
En el inc. b), los dos vocablos “necesidad” y “urgencia” califican una situación que excede al adelantamos nuestra convicción de que su esquivamiento, su ausencia o su violación no se
voluntarismo subjetivista del presidente de la república y que descarta cualquier apremio basado subsanan en el supuesto de que, finalmente, el congreso convierta en ley al decreto de necesidad y
en su mero interés o conveniencia. urgencia, comprendemos que el espacio para el control judicial de constitucionalidad es amplio.
A nuestro juicio, puede recaer en:
41. — Hay que diagnosticar con objetividad y buena fe cuándo hay, de verdad, una circunstancia excepcional a) la verificación de que ha existido la serie de recaudos que la constitución exige: a’)
que torna “imposible” someter una norma al trámite ordinario de sanción de las leyes para sustituirlo por el
dictado de un decreto de necesidad y urgencia. El texto nuevo es en esto muy claro y elocuente; a la mención de la circunstancias excepcionales, a”) que hacen imposible seguir el trámite legislativo, y a”’)
excepcionalidad agrega palabras que no soportan tergiversaciones oportunistas; cuando dice que las necesidad y urgencia en la emisión del decreto;
“circunstancias excepcionales” hacen “imposible” el seguimiento del procedimiento legislativo, hemos de b) la verificación de que se ha cumplido en todas sus etapas el seguimiento ulterior a su
entender que esta imposibilidad no alcanza a alojar una mera inconveniencia, ni habilita a elegir dictado por: b’) el jefe de gabinete, y b”) la Comisión Bicameral Permanente, hasta b”’) su
discrecionalmente, por un puro criterio coyuntural y oportunista, entre la sanción de una ley y la emanación más
ingreso al congreso.
rápida de un decreto. Además, debe sumarse la necesidad y la urgencia.
Cuando acaso no se ha cumplido la instancia final en la que el congreso rechaza o aprueba el
¿La “emergencia”?: un reenvío al artículo 76 decreto, también consideramos viable el control judicial acerca de todo cuanto —hasta ese
momento— se le propone al juez en causa judiciable por parte interesada; incluso mediante una
42. — Las “circunstancias excepcionales”, más la “imposibilidad” del trámite legislativo, más la “necesidad” medida cautelar.
y la “urgencia”, componen un tríptico que puede parecer equivalente a las llamadas “situaciones de emergencia”.
El vocabulario a veces oscurece la interpretación porque en la doctrina, en el derecho comparado y en los 46. — En la hipótesis de aprobación del decreto por ley del congreso, tampoco el respaldo
tratados de derechos humanos se suele utilizar la expresión “situaciones de excepción” como equivalente a legislativo clausura toda impugnación posterior. En verdad, para que el congreso convalide
emergencia. legislativamente un decreto de necesidad y urgencia, no basta que el presidente lo haya dictado
La dificultad no radica solamente en esta posible sinonimia si se toma en cuenta que también el nuevo art. 76 sobre la base primera de su propio juicio, y que después se haya cumplido y agotado el
—que después de prohibir la delegación legislativa trae una previsión autoritativa —utiliza la frase “emergencia procedimiento ulterior en todas las etapas necesarias. El punto de arranque que dio origen al
pública”, bastante confusa por cierto. decreto, y el punto final de su eventual transformación en ley, sugieren proponer otra cosa:
Intentamos coordinar las ambigüedades del siguiente modo: cuando el art. 99 inciso 3º se cuando el congreso convierte en ley un decreto que, en su origen, fue inconstitucionalmente
refiere a los parámetros ya aludidos que hacen de presupuesto para dictar decretos de necesidad y emanado por el presidente de la república (sea por no existir circunstancias excepcionales, sea por
urgencia, dice que debe existir: a) “circunstancias excepcionales” que b) hacen imposible recorrer no resultar imposible seguir el trámite legislativo), el vicio no se purga, porque solamente puede
el procedimiento legislativo. Este doble encuadra-miento deja entender que debe ser imposible — lograr el rango de ley constitucionalmente válida un decreto de necesidad y urgencia que “ab
y no inconveniente o dificultoso— seguir el trámite de sanción de las leyes “porque hay” una o initio” se ha ajustado estrictamente a todos los requisitos imperativamente impuestos por la
varias “circunstancias excepcionales” que equivalen a una situación de “emergencia”; la constitución. Por ende, sólo consideramos constitucionalmente válida la sanción legal cuando
gravedad de esta emergencia, que es la que constituye circunstancia excepcional, debe requerir inicialmente la sujeción al mecanismo excepcional del decreto se haya cumplido.
una medida inmediata, y es la emergencia y la inmediatez de la medida la que hace imposible que
el congreso legisle, porque el trámite ordinario, por acelerado que pueda ser en el caso, no En suma, la aludida intervención aprobatoria del congreso no convierte en abstracta la cuestión que propone
proporciona la solución urgente. la ulterior impugnación judicial, ni sustrae a dicha cuestión del control judicial de constitucionalidad, porque el
congreso no tiene competencia para convalidar legalmente un decreto dictado al amparo de la norma que lo prevé
Precisamente, el decreto se llama “de necesidad y urgencia” debido a que objetivamente es imprescindible la como de necesidad y urgencia, si tal decreto ha carecido originariamente de real sustentación fáctica en la
medida destinada a encarar la emergencia sin demora alguna. tipología descriptiva de la misma norma, y/o no se ha sometido a todos los pasos ulteriores de seguimiento.
43. — Si esta emergencia coincide con la “emergencia pública” prevista en el citado art. 76, o no, no nos El supuesto de omisión por el poder ejecutivo en calificar un decreto de necesidad y
parece demasiado importante ahora, porque aunque sean lo mismo creemos que entre la emergencia que hace urgencia
viable la delegación legislativa al ejecutivo, y la que autoriza a éste a dictar por sí sólo un decreto de necesidad y
urgencia, se interpone una diferencia: para el decreto es menester que la emergencia haga imposible legislar, en
47. — La norma sobre decretos de necesidad y urgencia puede también prestar marco a una práctica posterior de eficacia (promulgación) pero no en la intermedia, que es la “constitutiva”, o de creación de derecho
tramposa, si es que el poder ejecutivo los dicta sin calificarlos ni definirlos como tales y, de ese modo, evade el nuevo, donde se centra la función legislativa. (Ver cap. XXXV, nº 2).
procedimiento que la constitución prescribe. La última etapa es la de eficacia, con la que el proyecto de ley sancionado adquiere vigencia normológica de
Por de pronto, mediante el control judicial, ha de ser viable plantear un caso concreto en un doble aspecto: ley y obligatoriedad; en ella, el poder ejecutivo juega con una opción entre: a) promulgarlo (expresamente, o en
formal, por la omisión habida y por el fraude a la normativa constitucional que encauza a estos decretos; y también forma implícita), o b) observarlo (o sea, “vetarlo” en todo o en parte); si no lo observa en el término de diez días
material, porque a raíz de tal omisión la inconstitucionalidad puede fundarse en la lesión que al afectado le puede útiles —art. 80— queda promulgado automáticamente en forma tácita.
producir el decreto.
La iniciativa y la promulgación de la ley.
48. — Queda por indagar si fuera del control judicial se abre otra perspectiva que, de darse, estaría situada en
el ámbito del congreso. Nuestra propuesta es la siguiente:
53. — El art. 99 inc. 3º primer párrafo consigna que el presidente “participa de la formación
a) Si la omisión en calificar y encauzar a un decreto dentro del régimen de necesidad y urgencia lo ha de las leyes con arreglo a la constitución, las promulga y hace publicar”.
sustraído al trayecto de seguimiento que prevé la constitución hasta desembocar en el congreso, éste puede tomar
intervención inmediatamente después de dictado y, remediando la evasión del poder ejecutivo, dejarlo sin efecto; En primer lugar, el art. 77 le reconoce la facultad de presentar proyectos en cualquiera de las
b) en tal supuesto, esta competencia que le reconocemos al congreso ha de ejercerse tanto si la ley cámaras, salvo las excepciones que establece la constitución.
reglamentaria del art. 99 inc. 3º la tiene prevista, como si guarda silencio. Acá hay que hacer un desdoblamiento:
Alguien dirá que nada de esto es posible y que, a lo sumo, el congreso sólo estaría habilitado para exigir que a) el presidente no puede presentar proyectos cuando a’) se trata de la iniciativa popular,
el decreto aludido retrocediera hasta transitar por el carril que tienen señalado los decretos de necesidad y
porque son “los ciudadanos” quienes lo hacen en la cámara de diputados (art. 39); a”) se trata de
urgencia; pero es de pensar que si tramposamente el ejecutivo no se sujetó al trámite inexorable que fija la norma
constitucional, el congreso inviste competencia derogatoria directa sin necesidad de retomar el trámite que no someter a consulta popular vinculante un proyecto, porque si es el congreso el que debe decidir
acató el órgano invasor. hacerlo a iniciativa de la cámara de diputados (art. 40), parece claro que el presidente no puede
impulsar dicho proyecto;
El supuesto de omisiones en el trámite inmediato al dictado del decreto b) el presidente no puede presentar un proyecto en cualquiera de las cámaras cuando b’) se
trata de proyectos sobre contribuciones y reclutamiento de tropas, porque los debe presentar en la
49. — Vamos a imaginar finalmente otras eventuales omisiones anómalas, y a la vez inconstitucionales. cámara de diputados (art. 52); b”) se trata de proyectos de ley-convenio en materia de
a) Podría ocurrir que el jefe de gabinete no sometiera el decreto a la Comi-sión Bicameral dentro del plazo coparticipación federal (art. 75 inc. 2º) y de leyes para proveer al crecimiento armónico de la
establecido, con lo que alguien supondría que el trayecto se corta. No es así, porque entendemos que la omisión nación, al poblamiento de su territorio, y a políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el
del jefe de gabinete ha de habilitar a la Comisión a asumir por decisión propia su competencia, que le está desigual desarrollo relativo de provincias y regiones (art. 75 inc. 19), porque los debe presentar en
reservada directamente por la constitución y, en ejercicio de aquélla, elevar su despacho a las cámaras del
congreso.
el senado.
b) Si la Comisión Bicameral incumpliera su cometido —situación poco probable, ya que forma parte del
congreso y debe tener una composición partidariamente pluralista— esta omisión también tendría que superarse
La fase de eficacia
para que, sin inhibición alguna, las cámaras emprendieran el tratamiento del decreto.
54. — La fase de eficacia se desglosa en varios aspectos.
50. — En suma, cualquier salteamiento inconstitucional que se consume en las etapas a cargo del jefe de a) El presidente examina el proyecto sancionado, conforme al art. 78; este examen puede
gabinete y de la Comisión Bicameral ha de hacer viable el funcionamiento de la etapa ulterior. Y si, finalmente, el
recaer en diversos puntos: si el procedimiento de sanción legislativa fue correcto; si la normativa
congreso no asumiera el tratamiento del decreto, y ni lo rechazara ni lo convirtiera en ley, esta última omisión
debería equipararse al rechazo, con el efecto de que el decreto quedaría derogado. es conveniente, oportuna, acertada, etc.; si se la considera constitucional o no, etc.; según sea el
criterio presidencial, el proyecto sancionado será promulgado o vetado.
La prohibición actual de dictar decretos de necesidad y urgencia b) Si el presidente aprueba el proyecto, puede hacer dos cosas: b’) promulgarlo
expresamente, o b”) dejar transcurrir el plazo de diez días útiles para que se opere la
51. — Atento que, según hemos explicado, los decretos de necesidad y urgencia tienen promulgación tácita (lo que, a nuestro juicio, no impide una promulgación expresa después de
prevista como exigencia en la constitución una serie de etapas posteriores a su sanción, a efectos producida la tácita por el vencimiento del plazo); en cualesquiera de ambas hipó-tesis, ha
del seguimiento y control que debe culminar en el congreso (ver nº 36), somos enfáticos en concurrido la voluntad del poder ejecutivo para consumar la etapa de eficacia y convertir al
sostener que: proyecto sancionado por el congreso en “ley”.
a) no podían dictarse mientras no existía el jefe de gabinete (o sea, antes del 8 de julio de c) El presidente dispone la publicación del texto de la ley. La publicación integra en nuestro
1995); sistema la etapa de eficacia para dar vigencia normológica y obligatoriedad a la ley, por lo que
b) tampoco pueden dictarse después de esa fecha mientras no exista la Comisión Bicameral puede decirse que dicha etapa se compone de: c’) la promulgación y c”) la publicación.
Permanente y, b’) se dicte la ley regla-mentaria que defina la intervención final del congreso.
55. — En tanto el art. 82 le prohíbe al congreso la sanción tácita o ficta de leyes, el art. 80 prevé que el poder
Es obvio que la imposibilidad de que opere la participación obli-gatoria y el trámite de ejecutivo promulgue tácitamente un proyecto de ley, situación que se configura cuando no lo devuelve al congreso
seguimiento y control a cargo de los órganos que la constitución determina, no solo impide dictar en el plazo de diez días útiles.
decretos de necesidad y urgencia sino, además, acarrea la inconstitucionalidad de los ya En un margen de duda, nos parece admisible sostener que la promulgación tácita del art. 80 también se opera
emanados al margen del itinerario hasta ahora inhibido de aplicación y funcionamiento. si, conforme al art. 83, las dos cámaras han insistido en un proyecto antes vetado, que se convierte en “ley y pasa
al poder ejecutivo para su promulgación”, por lo cual suponemos que para el caso del art. 83 no es imprescindible
V. LA PARTICIPACION EN EL PROCESO LEGISLATIVO ni obligatoria la promulgación expresa.
Las fases del proceso legislativo en las que interviene el poder ejecutivo. 56. — La publicación de la ley viene ahora exigida expresamente en la constitución formal
por el art. 99, inc. 3º, primer párrafo.
52. — El poder ejecutivo interviene en el proceso de formación de leyes. Se acostumbra atribuirle, por eso, el La promulgación tácita provoca un problema, porque en ausencia del decreto del poder
título de “colegislador”. En realidad, si aquel proceso se analiza descompuesto en etapas, no parece plenamente ejecutivo falta también la correspondiente orden de publicar la ley. Cualquiera sea la solución
exacta la afirmación, porque la participación del presidente sólo tiene cabida en la etapa de iniciativa, y en la
burocrática que se arbitre, no dudamos de que también las leyes promulgadas tácitamente exigen 62. — Aunque parezca difícil que el poder ejecutivo vete una sanción legis-lativa que se originó en un
el requisito de su publicación. proyecto por él enviado al congreso, creemos que la iniciativa presidencial no impide ejercer el veto en ese caso
(que puede convertirse en verosímil si entre la remisión originaria del proyecto por el ejecutivo y el momento del
veto ha cambiado la persona física del presidente y, con más razón, si el proyecto ha tenido modificaciones en el
Las leyes “secretas” congreso).
57. — Aunque con carácter excepcional, a veces nuestro derecho constitucional material ha conocido las
leyes llamadas “secretas”.
63. — Si mientras transcurre el plazo constitucional para el veto el congreso entra en receso,
es indudable que la facultad presidencial de vetar y la devolución del proyecto no pueden quedar
La ley secreta es la que, no solamente no se publica, sino que además recibe expresamente el carácter de
“secreta” (o reservada), para que no sea conocida de manera alguna (una ley no es secreta por el solo hecho
trabadas, como tampoco la ocasión para que el congreso pueda insistir en su sanción. De ahí que
defectuoso de que no se publique oficialmente, si pese a ello se da a conocimiento público por otros medios el receso parlamentario no suspenda el plazo para vetar, que también el veto pueda ser ejercido,
suficientes de difusión). que asimismo el proyecto deba ser devuelto al congreso, y que éste haya de ser convo-cado a
Como principio, la ley secreta no se compadece con el sistema republicano (ver cap. XXXV, nº 81), por lo sesiones extraordinarias a efectos del art. 83.
que sólo resulta admisible en situaciones muy excepcionales de estados reales de necesidad o secretos de estado, y
cuando además su aplicación se reserva a la mera esfera “interna” del poder, sin alcanzar en su dispositivo a los 64. — ¿A quién debe enviar el ejecutivo el proyecto vetado: al congreso, o a la cámara de origen? El art. 83
particulares. dice que, desechado un proyecto, vuelve con sus objeciones a la cámara de su origen, lo que significa que la que
fue cámara de origen para la sanción debe ser la primera en el trámite de nueva discusión posterior al veto. Pero
El “momento” a partir del cual la ley produce efectos esta imposición constitucional para el tratamiento parla-mentario del proyecto vetado no llega a definir por dónde
debe tener ingreso parlamentario la devolución de ese proyecto observado. Con criterio amplio, reputamos válida
cualquiera de estas dos soluciones: a) el ejecutivo devuelve el proyecto al congreso, y éste lo deriva a la que fue
58. — Los efectos jurídicos de la ley tienen como punto de partida el momento de su publicación, que es cámara de origen, o b) el ejecu-tivo lo devuelve directamente a la cámara de origen. Lo que parece incorrecto es
cuando se la conoce y, por ende, se hace obligatoria. Lo normal es que aquellos efectos se produzcan “hacia que la remisión se haga a la cámara revisora, no obstante lo cual el defecto no invalidaría el veto, pero ciertamente
adelante”, es decir, para el futuro. Pero es posible que la ley establezca variantes a partir del momento la cámara revisora no podría iniciar (por no haber sido la de origen) el tratamiento de las observaciones.
(publicación) en que es puesta en el orden normológico:
a) Puede dilatar su aplicación por un lapso que ella determina, durante el cual no se aplica, y al que se le El plazo para vetar
llama “vacatio legis” (por ej.: una ley que establece que entrará a regir noventa días después de su promulgación).
b) Puede ir hacia atrás en el tiempo, en cuyo caso es retroactiva, y ello acontece tanto si: b’) la ley dispone 65. — Nuestra constitución no dice desde cuándo se computa el plazo de diez días útiles durante el cual el
que entrará a regir desde su promulgación (que normalmente es anterior a su publicación), salvo que se publique el poder ejecutivo puede observar el proyecto de ley, y transcurrido el cual sin haberlo observado, se reputa
mismo día de promulgada, como si b”) dispone que rige desde una fecha anterior a la promulgación. aprobado.
No es del caso un análisis doctrinario sobre el tema, y con mucha simplificación reducimos la cuestión a decir Parece que sin la comunicación oficial del congreso al poder ejecutivo, éste carece de noticia sobre la
que con la publicación la ley “es puesta” en el orden normológico con vigencia normológica, y que el instante y el sanción, y no puede vetar ni promulgar. Sería, pues, indispensable contar el período de diez días útiles para que el
acto de “ponerla” puede adquirir efectos aplicativos temporalmente distintos: a) que se aplique a partir “de allí”; b) proyecto sancionado es presentado por el congreso al presidente de la república.
que se aplique retroactivamente; c) que se aplique después de un cierto lapso.
Ver cap. XXXV, nº 82. La “forma” del veto
59. — Es sabido que la retroactividad es inconstitucional en dos situaciones: a) por expresa norma del art.
18, en materia penal; b) implícitamente, cuando altera, desconoce, suprime o viola derechos “adquiridos”.
66. — El veto presidencial no está —como principio general—constitucionalmente
supeditado a formas especiales. El poder ejecutivo puede devolver el proyecto de ley observado
Ver Tomo II, cap. XXIV, acápite VI.
mediante un mensaje, o por decreto, debidamente fundados ambos. Lo que sí necesita, tanto en un
60. — La vigencia sociológica, como fenómeno del orden de conductas, no depende de lo que la norma diga, caso como en el otro, es el refrendo ministerial.
sino de su cumplimiento y eficacia.
67. — Sin embargo, hay un supuesto especial: el veto parcial que, conforme al art. 80, va
El veto acompañado por la promulgación parcial de la parte no vetada, tiene expresamente establecidos
en el art. 100 inc. 13 la formalidad de decreto, el refrendo conjunto por el jefe de gabinete y los
61. — Nuestro derecho constitucional del poder reconoce al poder ejecutivo la facultad de demás ministros, y el sometimiento a la Comisión Bicameral Permanente (para esto, ya el art. 80
observar los proyectos de ley sancionados por el congreso. Regula dicha facultad en la parte hace aplicable el procedimiento que el art. 99 inc. 3º prevé para los decretos de nece-sidad y
dedicada a la formación y sanción de las leyes, o sea, en la referente al congreso. urgencia).
La constitución formal ignora la palabra veto que, sin embargo, es común en el lenguaje constitucional. La difícil coordinación de los arts. 80 y 83
También se conoce en el derecho constitucional del poder el término reenvío, como concepto que señala la
devolución a las cámaras de un proyecto de ley observado por el ejecutivo. 68. — Una situación confusa se presenta en la correlación de los arts. 80 y 83. En efecto:
a) el art. 80 admite ahora el veto parcial y la promulgación también parcial del fragmento no vetado,
El veto está previsto en el art. 83 de la constitución. “Desechado en el todo o en parte un estableciendo que en ese caso hay que aplicar el procedimiento previsto en el art. 99 inc. 3º para los decretos de
proyecto por el poder ejecutivo, vuelve con sus objeciones a la cámara de origen”. Desechar necesidad y urgencia; pero
significa observar. Lo que el poder ejecutivo observa es el “proyecto” de ley sancionado por el b) el art. 83 establece que tanto cuando el veto es total como cuando es parcial, el proyecto “vuelve con sus
congreso. (No es todavía ley, porque la ley es un acto complejo que exige concurrencia de dos objeciones a la cámara de origen”, lo que dejaría la impresión de que este reexamen del veto por el congreso
órganos —el congreso y el presidente de la república— y a esta altura del proceso falta todavía la implicaría —cuando el veto ha sido parcial— el retorno integral de todo el proyecto, precisamente para deparar al
voluntad del segundo.) El presidente observa. Y observa todo el proyecto, o una parte de él. congreso la posibilidad de insistencia prevista en el propio art. 83.
Hay ahora otra previsión conectada con la promulgación parcial de la parte no vetada en el Un sector de la doctrina entiende —sin embargo— que cuando hay veto y promulgación parciales, la parte
vetada no se ha de devolver al congreso, ya que está en vigor y, de acuerdo a la norma específica que regula esta
art. 80 (ver nos. 71 y 73/74). hipótesis en el art. 80, debe abrirse el mecanismo de seguimiento y control que la constitución reglamenta para los
decretos de necesidad y urgencia.
No es fácil tomar partido, pero parece razonable inclinarse por esta última interpretación, pues la norma impugnación, el alto tribunal no acogió ese crite-rio, y estimó que lo cuestionado era exclusivamente la facultad de
específica para el caso (art. 80) prevalecería sobre la genérica (art. 83) que se aplicaría solamente si no hubiera vetar parcial-mente, y no el “efecto” producido por el veto parcial; y limitando su sentencia a ese aspecto, sostuvo
promulgación parcial de la parte no vetada. que el veto parcial era legítimo y constitucional a tenor del entonces art. 72, y que ejercido por el poder ejecutivo,
A primera vista, parecería que de aceptarse esta solución se volvería par-cialmente inoperante el art. 83, pero suspende la aplicación de la ley por lo menos en relación a la parte vetada, o sea, impide, el efecto de la
en un intento de conciliarlo con el art. 80 cabría imaginar que el sometimiento de la promulgación parcial al ya promulgación tácita. Expresamente añadió la Corte que no tenía, en esa opor-tunidad y en esa causa, por qué
citado procedimiento arbitrado para los decretos de necesidad y urgencia siempre le conferiría al congreso —en su pronunciarse sobre la posibilidad constitucional de promulgar fragmentariamente la parte no vetada de la ley, de
última etapa— la oportunidad para confirmar o rechazar el desglose que el veto y la promulgación parciales modo tal que la sentencia recaída en el caso Giulitta no puede invocarse como un precedente sobre la
hicieron a la sanción de la ley. constitucionalidad de la promulgación parcial de una ley vetada parcialmente.
b) La segunda sentencia, del año 1967, recayó en el caso “Colella Ciriaco c/Fevre y Basset S.A. y/u otro”. En
Los actos del congreso que pueden vetarse ella, la Corte consideró que la promulgación parcial de la ley 16.881 fue constitucionalmente inválida, pero lo
sostuvo des-pués de tomar en cuenta que el proyecto sancionado por el congreso era un todo indescindible, de
modo que no podía promulgarse la parte no observada sin detrimento de la unidad del texto; la promulgación
69. — La opción presidencial para promulgar o vetar es solamente un principio, al que la parcial que separó de él algunos artículos y los segregó de un cuerpo orgánico que configuraba una
constitución le pone algunas excepciones. Así, por ejemplo: reglamentación completa del contrato de trabajo, decidió a la Corte a declarar inconstitucional un procedimiento
a) Es clásica la que obliga a promulgar la ley que se convierte en tal porque después de un que puso en vigor dichas normas en un ámbito que no fue el querido por el legislador.
veto se logra la insistencia de ambas cámaras sobre el proyecto anteriormente sancionado, Es importante el precedente, por la afirmación de la Corte acerca de la judiciabilidad del caso; el principio de
conforme al art. 83, que ha mantenido el texto del anterior art. 72; que sus facultades jurisdiccionales no alcanzan al examen del procedimiento adoptado en la formación y sanción
de las leyes cede ante el supuesto de demostrarse la falta de concurrencia de los requisitos mínimos e
b) Es nueva la prohibición explícita de veto que establece el art. 40 cuando el congreso decide indispensables que condicionan la creación de una ley, y ello ocurre si, en los términos del entonces art. 72 de la
someter a consulta popular vinculante un proyecto determinado. constitución, el poder ejecutivo carece de la facultad de promulgación parcial.
c) En síntesis, la doctrina judicial de la Corte reconoció siempre la validez constitucional del veto y la
70. — Fuera de la normativa constitucional expresa, podemos acumular un enfoque doctrinario adicional: promulgación parciales, a condición de que las normas promulgadas pudieran separarse del texto total sin afectar
a) Si partimos del dato empírico y cierto de que el congreso cumple todas sus competencias dictando “leyes”, la unidad de éste. Vigente ya la reforma de 1994, y con la cláusula nueva del actual art. 80 (ver nº 73) el tribunal
y de que las “leyes” admiten veto, cabe inter-pretar que los actos congresionales con forma de ley quedan sujetos a siguió reiterando aquella jurisprudencia cuando hubo de encarar promulgaciones parciales de leyes anteriores a
veto. dicha reforma (por ej., en el caso “Bustos Julio O. c/Servicios Especiales San Antonio SA.”, del 20 de agosto de
b) Si, en cambio, investigamos en cada competencia ejercida por el congreso cuál es su “naturaleza material” 1996).
(si actividad política, o administrativa, o legislativa), y ello en razón del “contenido” del acto y no de su “forma”
(que siempre se traduce en una “ley”), cabe decir que: b’) los actos con forma de ley que por su naturaleza no son La reforma de 1994
legislativos (sino por ej., políticos o administrativos), no admiten veto; b”) solamente las “leyes” que por su
materia, naturaleza o contenido implican ejercicio de función legislativa, son susceptibles de veto. Tal es la 73. — Con el actual art. 80 se ha consagrado el principio general de que las partes de la ley
solución que personalmente juzgamos correcta.
que no son objeto de observación por el poder ejecutivo sólo pueden promulgarse si tienen
Como se advierte, la cuestión se simplificaría si el congreso abandonara su práctica de ejercer todas sus autonomía normativa y si su aprobación parcial no altera el espíritu ni la unidad del proyecto
competencias con forma de ley, y reservara la forma de ley únicamente para las que por su esencia fueran “ley
que sancionó el congreso.
material”, porque entonces los actos sin forma de ley escaparían con más facilidad al veto del poder ejecutivo.
Es la pauta que sentó la Corte en el citado caso “Colella c/Fevre y Basset S.A.”, del año 1967. Vigente ya la
La promulgación parcial de las leyes reforma, dio por aplicable el mismo criterio en la hipótesis del art. 80 al fallar la causa “Bustos Julio O.
c/Servicios Espe-ciales San Antonio S.A.”, el 20 de agosto de 1996.
71. — El art. 80 dispone: Pero hay algo más: para la promulgación parcial así condicionada debe aplicarse el mismo procedimiento que
“Se reputa aprobado por el Poder Ejecutivo todo proyecto no devuelto en el término de diez el art. 99 inciso 3º fija para los decretos de necesidad y urgencia.
días útiles. Los proyectos desechados parcialmente no podrán ser aprobados en la parte restante. Sin que la propuesta de un mejor control sea una sola, pensamos que pudo insertarse alguna otra solución en
Sin embargo, las partes no observadas solamente podrán ser promulgadas si tienen autonomía la órbita del congreso y, recogiendo precedentes del constitucionalismo provincial —por ejemplo, de la
normativa y su aprobación parcial no altera el espíritu ni la unidad del proyecto sancionado por constitución de Córdoba— haber establecido que antes de la promulgación parcial que autoriza el art. 80 la cámara
el Congreso. En este caso, será de aplicación el procedimiento previsto para los decretos de de origen tiene que emitir decisión favorable.
necesidad y urgencia.”
74. — El artículo tal como está formulado deja un interrogante, cual es el de qué órgano
(La bastardilla es nuestra). decide si la parte no vetada que se promulga parcialmente tiene o no autonomía normativa, y si se
altera o no el espíritu y la unidad de la ley.
La innovación que ha introducido la norma encara un tema que antes fue objeto de discusión por la doctrina,
y que tuvo alguna definición esquemática en el derecho judicial de la Corte Suprema, además de soluciones no No hay duda de que en el momento en que el poder ejecutivo veta una parte de la ley y
ortodoxas en la vigencia sociológica del texto anterior a la reforma. promulga el resto, es él quien adopta la decisión según su criterio. Decir esto, circunscripto
Si siempre se admitió que el veto parcial era posible, el problema devino de la promulgación de la parte no exclusivamente a ese mo-mento, es reconocer objetivamente que el criterio para hacerlo pertenece
vetada, que también siempre habíamos reputado inconstitucional, no obstante la praxis divergente. al órgano al cual la constitución le discierne la competencia de vetar y de promulgar. Pero ahí
comienza un trayecto que, ulteriormente, puede demostrar que el ejercicio que el ejecutivo hizo de
El derecho judicial anterior a 1995 en materia de veto parcial y de promulgación parcial su facultad excepcional de promulgación parcial es solamente provisorio.
Lo vemos así porque, en primer lugar, el art. 80 remite al proce-dimiento ya recordado que el
72. — La Corte Suprema de Justicia tuvo ocasión de expedirse antes de la reforma de 1994 art. 99 inciso 3º prescribe para los de-cretos de necesidad y urgencia, conforme al cual el congreso
acerca de la viabilidad del veto parcial, y de la inconstitucionalidad de la promulgación parcial. tiene capacidad de revisión y control. Todo dependerá de cómo sea la ley que reglamente esta
intervención del congreso.
a) La primera sentencia (sobre veto parcial) data del año 1941, en el caso “Giulitta Orencio A. y otros
c/Gobierno Nacional”, y en ella el argumento de la parte actora, sobre el cual se pronunció la Corte, fue el En segundo lugar, queda pendiente el arduo tema de si será viable someter la decisión a
siguiente: cuando se veta parcialmente una ley y se promulga la parte no vetada, queda en vigencia toda la ley, control judicial. El ya citado precedente del caso “Colella” puede servir de ejemplo, no obstante
porque se ha omitido devolver al congreso el texto íntegro de la ley parcial-mente observada. Al decidir la su carácter excepcional, para que ahora digamos que si a falta de norma constitucional la Corte
afrontó la cuestión, la circunstancia de que ahora exista esa norma y prevea la promulgación La terna del Consejo de la Magistratura
parcial dentro de un encuadre delineado conforme a aquella jurisprudencia, deja la impresión de
que, con igual y mayor razón aún, se refuerza la expectativa del posible control judicial se 79. — Hay que esclarecer qué significa ternas “vinculantes” cuan-do el apartado 2 del art.
mantiene. 114 le asigna al Consejo de la Magistratura la facultad de proponerlas para la designación de
jueces de los tribunales federales inferiores.
Nuestra respuesta personal, dado que en el trámite último el art. 80 reenvía al que la constitución adjudica a Todo lo que es vinculante obliga al órgano que queda vinculado por la decisión de otro. En el
los decretos de necesidad y urgencia, es similar a la que dimos al abordarlos (ver acápite IV).
caso, la terna vinculante que confecciona el Consejo de la Magistratura obliga a los órganos que, a
partir de allí, nombran a los jueces: el poder ejecutivo, y el senado.
VI. LOS NOMBRAMIENTOS
No obstante, que la terna vinculante “obliga” puede alcanzar dos sentidos. Uno se nos hace
Su noción muy claro: a) ni el ejecutivo ni el senado pueden designar como juez a un candidato extraño a la
terna; o sea, a quien no está incluido entre los tres propuestos. El otro sentido se vuelve dudoso: b)
75. — El art. 99 reconoce al poder ejecutivo la facultad de realizar una serie de ¿puede rechazarse la terna en bloque, y no designarse a ninguno de los comprendidos en ella?
nombramientos de ciertos funcionarios y agentes, solo o con acuerdo del senado; de removerlos,
solo o con acuerdo del senado, y de efectuar designaciones “en comisión”. 80. — Entre las alternativas y para evitar los bloqueos, adherimos a la tesis que postula
comprender que la naturaleza vinculante de la terna apareja dos efectos: a) uno —indudable e
La designación de los jueces federales: las innovaciones en la reforma de 1994 indiscuti- ble—, que prohíbe designar como juez a un candidato no incluido en la terna; b)
otro, que también impide rechazar la terna en bloque, con el resultado de que —entonces—
76. — El inciso 4º del art. 99 sobre competencias presidenciales estipula: siempre deberá el poder ejecutivo elevar al senado el requerimiento de acuerdo para uno de los
tres.
“Nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de sus
miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto. Si ésta no fuera la interpretación a prevalecer, transaríamos con otra: a) la terna obliga a no nombrar un
Nombra los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una propuesta candidato ajeno a ella, pero b) permite su rechazo total por única vez —a lo sumo por dos— en tanto una ley así lo
vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesión pública, prevea.
en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos.
Un nuevo nombramiento, precedido de igual acuerdo, será necesario para mantener en el La inamovilidad de los jueces
cargo a cualquiera de esos magistrados, una vez que cumplan la edad de setenta y cinco años.
81. — El tercer párrafo del inciso introduce una innovación carente de tradición en el régimen constitucional
Todos los nombramientos de magistrados cuya edad sea la indicada o mayor se harán por cinco del poder judicial federal. Se refiere a la inamovilidad vitalicia.
años, y podrán ser repetidos indefinidamente, por el mismo trámite.”
La lectura del actual art. 110, que mantiene sin reforma al que era art. 96, sigue garantizando esa
(La bastardilla es nuestra). inamovilidad, pero la cláusula nueva que estamos analizando en el art. 99 la respeta sólo hasta que el juez cumple
La diferencia con el anterior inciso 5º del art. 86 es notoria. la edad de setenta y cinco años, momento en el que cesa en el desempeño de su cargo.
La facultad del presidente —con acuerdo del senado— para designar a los jueces federales se No obstante, es susceptible de un nuevo nombramiento con acuerdo del senado —pero ya sin intervención
previa del Consejo de la Magistratura—, que tiene plazo de duración por cinco años y puede renovarse
ha limitado en varios aspectos: indefinidamente mediante el mismo trámite.
a) solamente se mantiene para nombrar con acuerdo del senado a los magistrados de la Corte La disposición transitoria undécima consigna que la caducidad de los nombramientos y la duración limitada
Suprema; pero; previstas en el art. 99 inciso 4º sólo entrará en vigencia a los cinco años de sancionada la reforma.
b) ese acuerdo necesita ahora un quorum favorable agravado, que se fija en los dos tercios de
los miembros presentes de la cámara, debiendo la sesión ser pública y convocarse a ese efecto; 82. — La caducidad de la inamovilidad por edad plantea un serio problema, que no queda subsanado por el
hecho de que la norma no tenga aplicación inmediata sino diferida. Lo proponemos así.
c) para los demás jueces de los tribunales inferiores el procedimiento de designación con
Siempre hemos entendido que cualquier funcionario público que accede a un cargo mediante un
acuerdo del senado viene precedido por la intervención del Consejo de la Magistratura (previsto nombramiento efectuado de conformidad con la normativa vigente en ese momento, adquiere un derecho de
en el art. 114), que propone una terna vinculante; función que se rige por ella, y que no es susceptible de alterarse en su esencia durante el tiempo de desempeño;
d) la norma añade —con carácter obligatorio— que se tendrá en cuenta la idoneidad del una norma sobreviniente —así sea de la constitución— que reduce el período, es inconstitucional cuando se aplica
candidato, y esta indicación imperativa alcanza tanto al senado para prestar el acuerdo como al a quien, por su derecho de función, tenía asignado uno mayor. Por ende, para los jueces que tenían al entrar en
vigor la reforma de 1994 ya garantizada su inamovilidad sin límite temporal a la fecha de su designación y su
presidente para seleccionar dicho candidato entre los tres propuestos por el Consejo de la acceso al cargo por el anterior art. 96 de la constitución, la reforma resulta inconstitucional en la medida en que les
Magistratura. amputa el desempeño al alcanzar la edad de setenta y cinco años.
Una vez efectuado el nombramiento, los jueces de la Corte sólo pueden ser removidos por En cambio, para los jueces que no se hallaban en funciones al entrar en vigor la reforma, y cuyos
juicio político y los demás por un jurado de enjuiciamiento. O sea, la voluntad de los órganos nombramientos son posteriores, la nueva normativa constitucional no ofrece reparo desde el punto de vista de su
designantes no puede revocarles el nombramiento. constitucionalidad, por ser la vigente en el momento de la designación y del acceso al cargo.
77. — Dentro del marco competencial de cada órgano interviniente para la designación de magistrados El acuerdo del senado
federales, el nuevo texto nos coloca ante un acto complejo con participación de los tres poderes: a) terna
vinculante del Consejo de la Magistratura, que forma parte del poder judicial; b) designación por b’) el poder 83. — Para el acuerdo como competencia “privativa” de la cámara de sena-dores, remitimos al cap. XXXVI,
ejecutivo, b”) con acuerdo del senado. nº 7 c).
El senado, al prestar o negar el acuerdo, debe controlar en primer lugar si el candidato reúne los requisitos
78. — Las modificaciones realizadas tienden a “despolitizar” el mecanismo de selección y nombramiento de constitucionales, en caso de estar éstos exigidos —como en el caso de los ministros de la Corte Suprema de
los jueces, y a evitar las digitaciones amiguistas o partidistas. Justicia—; pero, en segundo lugar, el senado dispone del arbitrio de todo órgano que al nombrar una persona con
los requisitos exigibles, pondera la conveniencia y la oportunidad del nombramiento, no para exigir otros 91. — El poder ejecutivo, a tenor del inc. 13 del art. 99 provee con acuerdo del senado los
requisitos, sino para actuar plenamente su capacidad de selección. empleos militares en la concesión de los empleos o grados de oficiales superiores de las fuerzas
armadas. Por sí solo —es decir, sin acuerdo del senado, y también sin refrendo de un ministro—
84. — El pedido de acuerdo que eleva el poder ejecutivo al senado se conoce en el lo puede hacer en campo de batalla.
vocabulario usual como “envío del pliego”. Ese pedido debe indicar concretamente el cargo
individual para el cual se formula (no es correcto —por ej.— solicitar el acuerdo para “juez Se discute si para ascender en el escenario de la actividad bélica, el presidente como comandante en jefe de
federal de primera instancia” o para “juez de cámara”, sino para tal o cual juzgado de primera las fuerzas armadas debe estar presente, o si aun no estándolo, puede ejercer su facultad. El texto constitucional no
instancia en particular, o para tal o cual sala de tal o cual cámara de apelaciones). es claro, porque al exigir que el ascenso se haga “en campo de batalla” no dice si debe estar en campo de batalla el
favorecido, el presidente, o ambos. Que debe estar el primero no parece dudoso. Creemos que, actualmente, con la
El senado no puede prestar acuerdos sin determinación precisa, por dos razones rapidez de las informaciones, si el presidente no está en campo de batalla (sólo lo estuvieron Urquiza y Mitre) pero
fundamentales: a) porque debe comprobar si el cargo está o no vacante; b) porque no puede dejar toma conocimiento fehaciente de un acto de arrojo o mérito equivalente, puede conferir grado superior por sí solo
al arbitrio del poder ejecutivo determinar después el cargo concreto, ya que el acto complejo de desde la sede de su cargo en cualquier parte en que se encuentre.
nombramiento requiere la voluntad del ejecutivo y del senado —conjuntamente— para un cargo
“determinado”. La designación de los ministros del poder ejecutivo
85. — Es obvio, para nosotros, que si el acuerdo y el nombramiento deben referirse a un cargo judicial 92. — El inc. 7º del art. 99 establece que el presidente nombra y remueve por sí sólo al jefe de
determinado y concreto, todo traslado a un cargo distinto al que se halla desempeñando un juez, necesita
doblemente el acuerdo y el nombramiento, por lo que no cabe que el poder ejecutivo traslade a otro cargo igual,
gabinete y a los ministros del despacho. Pensamos que no necesita refrendo de otro ministro. Es
cambie la sede, el fuero, y menos el grado. un acto personalísimo.
La designación de otros agentes
86. — Cuando el ejecutivo pide el acuerdo para nombrar como juez a una persona que no está
desempeñándose, o que lo está en un cargo distinto a aquél para el cual el acuerdo se solicita, entendemos que una 93. — También el inc. 7º otorga la facultad presidencial de nombrar y remover a los oficiales
vez prestado ese acuerdo por el senado, hace falta el nombramiento presidencial para integrar el título completo. de sus secretarías, a los agentes consulares, y a los demás empleados de la administración cuyo
nombramiento no está reglado de otra manera por esta constitución.
87. — Si el ejecutivo pide el acuerdo respecto de un juez que está desempeñándose ya mediante un
nombramiento “en comisión” (propio del art. 99 inc. 19) entendemos que una vez prestado el acuerdo no hace
falta el posterior nombramiento del ejecutivo para perfeccionar el título, desde que el acuerdo se otorga sobre una El vocablo “empleados” involucra también a los agentes de jerarquía superior que el derecho administrativo
designación presidencial ya efectuada anteriormente. denomina “funcionarios”, siempre que se trate de la administración dependiente del poder ejecutivo.
Cuando el senado deniega el acuerdo, no hallamos óbice para que el ejecutivo reitere ulteriormente el pedido
para la misma persona (siempre que el cargo esté vacante); si el acuerdo denegado recae en un juez que está 94. — Es confusa la distribución que, con la reforma de 1994, ha hecho la constitución entre
desempeñándose en comisión, entendemos que debe cesar con la denegatoria y dejar vacante el cargo, lo que el presidente y el jefe de gabinete en materia de los nombramientos aquí analizados. En efecto, el
tampoco impediría que para un posterior “nuevo nombramiento” posible, el ejecutivo volviera a insistir en el art. 100 inc. 3º dice que al jefe de gabinete le corresponde “efectuar los nombramientos de los
pedido de acuerdo a favor de la misma persona. empleados de la administración, excepto los que correspondan al presidente”.
¿Cuáles le quedan al jefe de gabinete, una vez que en el art. 99 se agrupan los que
La duración del acuerdo incumben al presidente?
Parecería que solamente los del personal (jerarquizado y común) del elenco adminsitrativo
88. — El nombramiento de jueces con acuerdo del senado confiere un status definitivo a favor del juez, que
que, no obstante estar reglados en el inc. 7º del art. 99, no parece necesario personalizarlos en el
se pierde únicamente por la destitución mediante enjuiciamiento político. La inamovilidad significa, entre otras
cosas, que el título obtenido por el nombramiento es perfecto y vitalicio. presidente.
Ver nos.81 y 82. Ver cap. XXXIX, nº 7.
La renuncia de los jueces El acuerdo senatorial para cargos que no lo requieren por la constitución
89. — En cuanto a la renuncia de los jueces, la práctica constitucional ha indicado que debe elevarse al poder 95. — La ley que requiere el acuerdo senatorial para cargos que por la constitución no exigen
ejecutivo, no obstante que los miembros de la judicatura no integran dicho poder ni dependen de él. ese requisito es inconstitucional.
No obstante, en el caso del presidente de la Corte Suprema, cabe distinguir un doble cargo: a) el de juez del
tribunal, y b) el de presidente del mismo. Como juez, su renuncia debe elevarse al poder ejecutivo; como La estabilidad del empleado público
presidente, su renuncia debe elevarse a la misma Corte, que lo ha designado entre sus miembros para tal función.
96. — No obstante la cláusula del inc. 7º que atribuye al presidente la facultad de nombrar y
La designación y remoción de los diplomáticos remover, creemos que ni ésta ni la del art. 100 inc. 3º permiten prescindir de la garantía de
“estabilidad del empleado público” que contiene el art. 14 bis. Por ende, la facultad de remoción
90. — El poder ejecutivo nombra y remueve con acuerdo del senado a los embajadores, no es discrecional, y debe tener en cuenta dicha garantía, y el desarrollo reglamentario que
ministros plenipotenciarios y encargados de negocios. Para el personal diplomático, observamos razonablemente le asigne la ley.
que el acuerdo senatorial es requisito de designación y de remoción conforme al inc. 7º del art. 99.
Al igual que para los jueces, tanto el acuerdo del senado como la designación del poder ejecutivo deben
VII. LOS NOMBRAMIENTOS “EN COMISION”
determinar concretamente cuál es el estado donde el diplomático va a desempeñar su función. Todo ascenso y todo
cambio de destino requieren asimismo de esa precisión.
El inciso 19 del artículo 99
La designación de los oficiales de las fuerzas armadas
97. — El inc. 19 del art. 99 prevé los nombramientos “en comisión”, que la propia
constitución denomina de esa manera.
101. — Lo que juzgamos inviable, porque implica bloquear la participación del senado so pretexto de ejercer
Estas designaciones no deben confundirse con la “puesta en comisión” que, como práctica, ha cobrado curso la facultad presidencial de efectuar nombramientos en comisión, es que el poder ejecutivo deje vencer el período
en nuestro derecho constitucional del poder, sobre todo en épocas de facto, y especialmente con los jueces, y que legislativo sin solicitar el acuerdo, y que al caducar dicho nombramiento vuelva a realizar otro para la misma
implica suspender la inamovilidad, asumiendo el poder de facto la atribución de allanarla mediante destitución o persona. No hay duda de que, de darse este proce-dimiento, el designado permanecería en su cargo a través de
separación al margen de los procedimientos comunes. sucesivas renovaciones de su nombramiento, con marginamiento de la intervención senatorial, que se hace
imprescindible para la continuidad o permanencia en la función.
El inc. 19 dice que el presidente tendrá facultad para llenar las vacantes de los empleos que
requieran el acuerdo del senado, y que ocurran durante su receso, por medio de “nombramientos VIII. LAS RELACIONES CON EL CONGRESO
en comisión” que expirarán al fin de la próxima legislatura.
Su noción
98. — El texto ofrece varias dudas e interpretaciones. En primer lugar, “vacantes que ocurran durante el
receso del senado” no significa, literalmente, que la vacancia debe acontecer estando en receso dicha cámara (con 102. — Si bien ya estudiamos la participación del ejecutivo en el proceso de formación de las leyes —
lo que la designación en comisión no podría efectuarse si la vacante se produjo estando el senado en funciones y participación que importa una relación interórganos— (ver acápite V) acá vamos a ocuparnos de las relaciones
no fue provista antes del receso); a nuestro criterio, es suficiente que el cargo o empleo esté vacante durante el con el congreso que son puramente “formales”, y que no significan aportar el concurso de la voluntad
receso del senado —aun-que la vacancia se haya configurado antes—, para que el poder ejecutivo pueda actuar la presidencial para la realización de actos del congreso (actos que por esa concurrencia de voluntades consideramos
atribución que le confiere el inc. 19. En segundo lugar, si el acuerdo del senado no se presta o no se deniega complejos).
expresamente antes de finalizar el próximo período de sesiones del congreso (posterior al nombramiento en
comisión), la designación expira y el funcionario cesa; la expresión “próxima legislatura” abarca el período de La apertura de las sesiones
sesiones ordinarias y su prórroga, pero no las extraordinarias.
En su Resolución nº 1494 del 23 de noviembre de 1990, la Corte Suprema dispuso que debía tomarse el 103. — El inc. 8º del art. 99 establece que el presidente hace anualmente la apertura de las sesiones del
juramento de ley a los jueces que habían sido designados por el poder ejecutivo para cubrir vacantes que se congreso.
produjeron durante el período ordinario de sesiones del congreso, con lo que convalidó la tesis que admite En el acto de apertura el presidente da cuenta del estado del país con la lectura de un mensaje, en el que por
designaciones en comisión durante el receso del congreso aunque el cargo haya vacado antes. (En disidencia, práctica engloba la memoria de cada ministerio (que conforme al art. 104 los ministros deben presentar al
véase el voto del doctor Belluscio.) congreso al abrirse sus sesiones anuales).
99. — Se nos ocurre que la misma norma del inc. 19 regula también el caso de nombramientos para cargos Remitimos al cap. XXXII, nº 7.
“nuevos” que, por ser de creación reciente, se han de reputar vacantes.
La prórroga de las sesiones ordinarias y la convocatoria a extraordinarias
El acuerdo senatorial posterior al nombramiento en comisión 104. — El inc. 9º del art. 99 otorga al presidente la facultad de prorrogar las sesiones ordinarias del congreso
—que, como hemos visto ya, no impide al propio congreso disponerla por sí mismo (o sea se trata de un facultad
concurrente)—.
100. — a) Cuando el ejecutivo —cualquiera sea la persona (órgano-individuo) que lo ejerce—
También convoca a sesiones extraordinarias cuando un grave interés de orden o de progreso lo requiera. Esta
realiza un nombramiento en comisión, ese nombramiento —que requiere acuerdo senatorial— es
sí es una facultad privativa del poder ejecutivo.
irrevocable por el propio poder ejecutivo (aunque luego cambie la persona del presidente que lo
Remitimos al cap. XXXII, nos. 9 y 10.
ejerza). La expiración del nombramiento sólo puede operarse al término de la próxima legislatura,
si el senado omite prestar el acuerdo (pero no si lo deniega antes expresamente).
La “ausencia” de presidente
b) El ejecutivo está obligado, durante la próxima legislatura posterior al nombramiento en
comisión, a solicitar el acuerdo al senado para la misma persona. En consecuencia, no puede 105. — Según el inc. 18 el presidente puede ausentarse del país con permiso del congreso.
omitir la propuesta, y no puede pedir acuerdo para una persona distinta a la designada en comisión En receso del congreso sólo puede ausentarse sin licencia por razones justificadas de servicio público.
—porque el cargo no está vacante, ni el nombramiento en comisión puede ser revocado por el Ver cap. XXXVII, nos. 43/44.
ejecutivo—. La renuncia del presidente
c) El senado puede prestar el acuerdo o no prestarlo.
c’) Si lo presta, el nombramiento adquiere su perfección porque, como dice Bielsa, el 106. — El art. 99 no habla de la renuncia del presidente. Pero el art. 75 en su inc. 21 prevé entre las facultades
del congreso, la de admitir o desechar los “motivos”’ de su dimisión (y de la del vicepresidente). La renuncia
nombramiento en comisión (sin acuerdo) está sujeto a condición suspensiva.
presidencial es un acto personalísimo e indelegable, que se cumple sin refrendo ministerial —aunque la
c”) Si no lo presta, la negativa senatorial explícita cancela ipso facto e ipso iure el constitución tampoco dice nada al respecto—. Pero como la norma consigna que el congreso admite o desecha los
nombramiento en comisión, sin que quepa alegar que éste dura hasta la expiración del período de “motivos” de la dimisión, parece que la renuncia debe ser fundada.
sesiones. Si el congreso está en receso, creemos que la renuncia del presidente confi-gura uno de los casos de grave
c”’) Si el ejecutivo no envía el pliego requiriendo el acuerdo, creemos que el senado —con interés que validan la inmediata convocatoria a sesiones extraordinarias.
conocimiento del nombramiento en comisión— debe requerir dicho pliego para la persona
designada, y que ésta ha de contar también con una vía útil para provocar la decisión —favorable IX. EL INDULTO
o denegatoria— del senado.
Su concepto
d) Si el ejecutivo solicita acuerdo a favor de un candidato que no es la persona ya designada
por él en comisión, el senado tiene plenitud de competencia para denegar ese acuerdo declarando 107. — El inc. 5º del art. 99 contiene la facultad del indulto y de la conmutación. Dice la
que el cargo no está vacante. Sólo después de la negatoria senatorial expresa con respecto al norma que el presidente puede indultar o conmutar penas por delitos sujetos a la jurisdicción
mismo funcionario designado en comisión por el ejecutivo, podrá el ejecutivo proponer el acuerdo federal, previo informe del tribunal correspondiente, excepto en los casos de acusación por la
para otra persona. cámara de diputados. El indulto es conceptuado como el perdón absoluto de la pena ya impuesta;
y la conmutación, como el cambio de una pena mayor por otra menor.
La oportunidad de concederlo 113. — El indulto no procede en caso de juicio político. Quiere decir que la destitución (y la inhabilitación, si
la hay) dispuestas por el senado, o por el jurado de enjuiciamiento, no pueden ser objeto de indulto. Si por el
108. — No cabe duda de que el indulto no puede concederse antes, sino después de la hecho que sirvió de causa al juicio político y que motivó la destitución, se aplica luego una condena de derecho
común en sede judicial, esa pena sí puede ser indultada.
comisión del delito, porque se indulta la “pena” adjudicada al delito; además, indultar antes de
perpetrado el hecho criminoso sería dispensar del cumplimiento de la ley. ¿Pero qué se entiende Aunque la constitución guarde silencio, creemos que tampoco pueden indultarse las penas aplicadas
judicialmente por delitos que define la misma constitución en los arts. 15, 22, 29, 36 y 119. De evidente lógica
por “después” de cometido? ¿Puede indultarse “antes” de iniciado el proceso judicial? ¿Puede parece, asimismo, que el presidente no podría indultarse a sí mismo.
indultarse “durante” el proceso? ¿O debe haber recaído ya sentencia condenatoria firme?
Interpretamos que es menester no sólo la existencia de un proce-so, sino la sentencia firme El indulto en jurisdicción provincial
imponiendo una pena, porque la pena que se indulta no es la que con carácter general atribuye la
norma penal a un hecho tipificado como delito, sino la que un juez ha individualizado en una 114. — El indulto presidencial se limita a penas impuestas por tribunales federales; o sea, no alcanza a las
sentencia, aplicándola a un reo. O sea que el indulto presidencial sólo puede recaer “después de la impuestas por tribunales provinciales.
condena”, y nunca antes. Las constituciones provinciales pueden conceder a los gobernadores la facul-tad de indultar delitos por los
Por otra parte, el indulto anticipado viola el derecho de toda persona —aun procesada— a la cuales exista sentencia condenatoria dictada por tribunales de la provincia de que se trate. (En cambio, la amnistía
presunción de su inocencia hasta ser convicto de delito por sentencia firme de juez competente. nunca puede ser dispuesta por las provincias). El indulto es una competencia paralela a la de “juzgar” un delito y,
por ende, si el juicio cae en jurisdicción local, esa misma jurisdicción incluye la facultad del poder ejecutivo
provincial de indultar la condena impuesta a ese delito por un tribunal provincial.
109. — Concurren otros argumentos para descartar la viabilidad constitucional del indulto a procesados. Así,
cabe decir enunciativamente que la paralización del proceso penal por el indulto anticipado es claramente
violatoria de la tajante prohibición que el art. 109 dirige al presidente de la república impidiéndole ejercer X. LAS RELACIONES INTERNACIONALES
facultades judiciales, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas, lo que refracta la
paralela lesión a la división de poderes y a la zona de reserva del poder judicial. La conducción de las relaciones exteriores y la representación internacional del estado
Asimismo, y una vez que afianzamos la noción de que las víctimas de un delito invisten, doblemente, un
derecho a la jurisdicción y la consiguiente legitimación procesal para intervenir en el proceso penal respectivo, es 115. — El presidente como jefe del estado asume la representación del estado como persona
congruente opinar que el corte a su tramitación por efecto del indulto al imputado por el delito que las ha jurídica en el ámbito internacional. Aunque muchas de las facultades en orden a las relaciones
damnificado, resulta violatorio de ese mismo derecho a la jurisdicción. exteriores las ejerce en concurrencia con el congreso, el poder ejecutivo conduce esas relaciones.
En tal sentido, el informe nº 28 del 2 de octubre de 1992 de la Comisión Interamericana de Derechos No parece dudoso, pues, que el presidente monopoliza la facultad de vincularse con los gobiernos
Humanos ha considerado que el decreto 1002/92 (declarado constitucional por nuestra Corte pocos días después extranjeros.
de dicho informe, en el caso “Aquino Mercedes”, del 14 de octubre) es incompatible con normas de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y del Pacto de San José de Costa Rica, por lesión al derecho de
El poder ejecutivo, asimismo, reconoce a los estados y gobiernos extranjeros, y según el inc. 11 del art. 99
acceso a la justicia y del dere-cho a la protección judicial, y por incumplimiento de la obligación asumida por
también recibe los ministros y admite los cónsules de los estados extranjeros.
nuestro estado para hacer efectivos los derechos reconocidos en el citado pacto.
La Corte Suprema sostuvo, en un principio, que el indulto no puede disponerse antes de la condena, en
beneficio del procesado. Años más tarde, va-rió su criterio para afirmar que el indulto también puede dispensarse
Los tratados
al proce-sado, y, por fin, retomó su posición originaria, limitando la viabilidad del indulto al caso del condenado.
116. — El inc. 11 del art. 99 dispone que el presidente concluye y firma tratados, concordatos
En 1992, por sentencia del 14 de octubre en el caso “Aquino Mercedes”, la Corte rechazó la impugnación de
inconstitucionalidad articulada contra indultos a procesados dispuestos por decreto 1002/89. y otras negociaciones requeridas para el mantenimiento de buenas relaciones con las
organizaciones internacionales y las naciones extranjeras. Según el art. 75 inc. 22 el congreso los
110. — El informe previo del tribunal correspondiente no es vinculatorio para el poder ejecutivo. Aunque el aprueba o los desecha. Cuando el congreso los aprueba, el poder ejecutivo tiene competencia
tribunal opine que no procede el indulto, el presidente puede concederlo. El aludido informe puede “aconsejar”, para ratificarlos en sede internacional.
pero su verdadero sentido no consiste tanto en asesorar al presidente sobre el ejercicio de su facultad de indultar,
sino en proporcionarle los antecedentes del caso (circunstancias del delito, personalidad del condenado, pruebas Remisiones
obrantes en el juicio y, sobre todo, la sentencia).
117. — Para las etapas de formación de los tratados, ver Tomo I, cap. I, nº 35;
111. — El indulto es un acto de neta y clara naturaleza política, y no —como algunos
Para la denuncia de los tratados, ver Tomo II, cap. XXIX, nos. 11 a 13;
sostienen— jurisdiccional. El poder ejecutivo no cumple función de administrar justicia (que ya
ejerció el tribunal que condenó), sino que concede una “gracia”, y esta prerrogativa presidencial Para las reservas, ver Tomo II, cap. XXIX, nº 9;
es propia de su actividad política. Para la prórroga de los tratados, ver Tomo II, cap. XXIX, nº 16.
Al igual que el congreso al disponer una amnistía, el poder ejecu-tivo debe actuar éticamente
La ratificación de tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional
y por notorias razones de equidad cuando dispensa un indulto.
El indulto es facultad privativa del presidente, cuyo ejercicio no puede transferir (“imputar”) a 118. — Cuando el congreso asigna jerarquía constitucional a un tratado de derechos humanos que ya se halla
ningún funcionario. incorporado a nuestro derecho interno (o sea, que ya fue aprobado por el congreso y ratificado en su momento por
el poder ejecutivo), no corresponde una nueva ratificación internacional, ya que el efecto de aquella jerarquía
112. — El indulto que, como hemos dejado esclarecido, sólo puede recaer a favor de una persona bien constitucional es propio exclusivamente de nuestro derecho interno.
determinada cuya condena penal ha quedado firme judicialmente, extravía su sentido de medida beneficiosa para Cuando el congreso atribuye dicha jerarquía a un tratado que todavía no ha ingresado al derecho interno (o
el condenado cuando en un decreto “sábana” se indulta a un número elevado de personas. De ser así, se está sea, que no ha sido ratificado en sede internacional por el poder ejecutivo), es menester aguardar tal ratificación
disfrazando con el ropaje del indulto un ejercicio de competencias que, como la de amnistiar, no pertenece al para que ingrese al derecho interno y para que dentro de su ordenamiento revista el mismo nivel de la constitución.
presidente de la república sino al congreso.
XI. LOS PODERES MILITARES
Los casos en que no procede
119. — Remitimos al cap. XL.
Inc. 2º Sin reformar
XII. EL ESTADO DE SITIO Inc. 3º: nuevo
120. — El inc. 16 del art. 99 prevé la declaración del estado de sitio por el presidente de la república, con
Inc. 3º Suprimido
acuerdo del senado, en caso de ataque exterior y por un término limitado. En caso de conmoción interior, añade la Inc. 4º Pasa con reforma a integrar el 3º nuevo
norma, sólo tiene la facultad de declarar el estado de sitio cuando el congreso está en receso, porque es atribución
Inc. 5º Pasa a ser 4º, reformado
que corresponde a este cuerpo.
Para el tema de las facultades del poder ejecutivo durante el estado de sitio y de los efectos que produce, Inc. 6º Pasa a ser 5º, sin reforma
remitimos al cap. XXV, acápite III. Inc. 7º Pasa a ser 6º, reformado
Inc. 8º Suprimido
XIII. LOS “ACTOS DE GOBIERNO”
Inc. 9º Suprimido
La actividad “política” del poder ejecutivo Inc. 10 Pasa a ser 7º, reformado
Inc. 11 Pasa a ser 8º, reformado
121. — Así como vimos nucleado en el centro de la competencia del poder ejecutivo el ejercicio de la función
administrativa como diferente de la actividad política en sentido estricto, ahora debemos dedicar una referencia a
Inc. 12 Pasa a ser 9º, sin reforma
dicha actividad genuinamente política, que da lugar a los “actos políticos”, denominados —cuando los cumple el Inc. 13 Pasa a ser 10, reformado
presidente de la república— “actos de gobierno” (porque hay otros actos políticos que cumple el congreso, y que Inc. 14 Pasa a ser 11, reformado
en nuestro régimen no se llaman actos de gobierno).
Son ejemplo de actos de gobierno: a) la iniciativa de las leyes, su promulgación y su veto; b) la apertura del Inc. 15 Pasa a ser 12, reformado
período de sesiones del congreso, su prórroga, y la convocatoria a sesiones extraordinarias; c) todos los que hacen Inc. 16 Pasa a ser 13, reformado
a las relaciones internacionales, incluyendo la conclusión y ratificación de tratados; d) todos los que hacen uso de
Inc. 17 Pasa a ser 14, reformado
los poderes militares y de guerra; e) la declaración de guerra y del estado de sitio, y el ejercicio de las facultades
que durante los mismos se efectúa; f) el indulto y la conmutación de penas; g) el nombramiento (y la remoción, en Inc. 18 Pasa a ser 15, reformado
su caso) de todos los funcionarios que requieren acuerdo del senado, del jefe de gabinete y de los ministros (el de Inc. 19 Pasa a ser 16, sin reforma
los demás empleados de la administración es acto administrativo); h) la expulsión de extranjeros; i) la intervención
federal (cuando la dispone el poder ejecutivo), etc. Inc. 20 Pasa a ser 17, reformado
Inc. 21 Pasa a ser 18, reformado
El acto “institucional” Inc. 22 Pasa a ser 19, reformado
122. — No obstante que, por ahora, mantenemos como categoría genérica la del “acto político” y dentro de él Inc. 20: nuevo
la del “acto de gobierno”, nos parece relevante aceptar dentro de ella un tipo específico de acto que se vincula
directamente con la organización y subsistencia del estado, o sea, que se localiza inmediatamente en el derecho ARTICULO 99 ACTUAL
constitucional del poder y traduce relaciones interórganos o intraórganos sin ninguna relación directa e inmediata
con los particulares. A ese tipo de acto le deparamos la denominación asignada por Marienhoff, “de acto ins-
titucional”; pero lo seguimos considerando como una clase de acto político —el más elevado, por cierto, como
que afecta a la organización estatal misma—. Inc. 1º Reformado (corresponde al anterior inc. 1º
Se incluye entre los actos institucionales, a los siguientes: a) declaración de guerra; b) celebración de tratados del art. 86)
y concordatos, negociaciones con organismos internacionales; c) intervención federal; d) declaración de estado de Inc. 2º Mantiene el anterior inc. 2º del art. 86
sitio; e) nombramiento de magistrados de la Corte Suprema de Justicia; f) actos que concretan las relaciones del
ejecutivo con el parlamento —citación para iniciar el período ordinario de sesiones, prórroga, convocatoria a Inc. 3º Nuevo (corresponde parcialmente al anterior
extraordinaria, promulgación y veto de proyectos de leyes—, etc. inc. 4º del art. 86)
Inc. 4º Reformado (corresponde al anterior inc. 5º
del art. 86)
La intervención federal
Inc. 5º Mantiene el anterior inc. 6º del art. 86
123. — El inc. 20 del art. 99 faculta al presidente a decretar la intervención federal a una provincia o a la Inc. 6º Reformado (corresponde al anterior inc. 7º
ciudad de Buenos Aires durante el receso del congreso, y lo debe convocar simultáneamente. del art. 86)
Remitimos al cap. XXXIV, acápite XV.
Inc. 7º Reformado (corresponde al anterior inc. 10
del art. 86)
Apéndice al capítulo XXXVIII Inc. 8º Reformado (corresponde al anterior inc. 11
del art. 86)
Inc. 9º Mantiene el anterior inc. 12 del art. 86
CORRELACION ENTRE EL ANTERIOR ARTICULO 86 Inc. 10 Reformado (corresponde al anterior inc. 13
Y EL ARTICULO 99 ACTUAL del art. 86)
Inc. 11 Reformado (corresponde al anterior inc. 14
del art. 86)
Artículo 86 Artículo 99 Inc. 12 Reformado (corresponde al anterior inc. 15
del art. 86)
Inc. 1º Reformado
Inc. 13 Reformado (corresponde al anterior inc. 16 3. — Para las diversificaciones posibles en la administración que tiene jefatura en el poder ejecutivo, pero
del art. 86) cuyo ejercicio incumbe al jefe de gabinete, remitimos al cap. XXXVIII, n os. 3, 6, 7, 11 y 12. Asimismo, cap.
XXXVIII, nos. 13, 15 y 16.
Inc. 14 Reformado (corresponde al anterior inc. 17
del art. 86) II. EL JEFE DE GABINETE DE MINISTROS
Inc. 15 Reformado (corresponde al anterior inc. 18
del art. 86) 4. — Con la reforma de 1994 ha aparecido el jefe de gabinete de ministros que, sin ser un
Inc. 16 Mantiene el anterior inc. 19 del art. 86 primer ministro, ha recibido competencias especiales y diferentes a las genéricas ministeriales en
Inc. 17 Reformado (corresponde al anterior inc. 20 el art. 100.
del art. 86) En las necesaria intersecciones entre el poder ejecutivo (presidente de la república) y el jefe de
Inc. 18 Reformado (corresponde al anterior inc. 21 gabinete, ya hemos adelantado algunas nociones (ver cap. XXXVII, nº 10; cap. XXXVIII, nos. 3 c,
6, 7, 11 y 12).
del art. 86)
Inc. 19 Reformado (corresponde al anterior inc. 20 Las competencias del jefe de gabinete
del art. 86)
Inc. 20 Nuevo 5. — Procurando reagrupar sus competencias, en especial a tenor del art. 100, podemos
intentar una rápida clasificación:
CAPÍTULO XXXIX a) Expedición de actos y reglamentos necesarios para:
a’) ejercer las facultades que le acuerda el art. 100, y
LOS ORGANOS DEPENDIENTES DEL PODER EJECUTIVO
a”) las que le delegue el presidente; todo ello conforme al inc. 2º;
I. LA FISONOMÍA GENERAL. - II. EL JEFE DE GABINETE DE MINISTROS. - Las competencias del jefe de gabinete. - b) Ejercicio (directo) de las funciones y atribuciones que le delegue el presidente, según el
La relación con el congreso. - Nuestra valoración. - III. EL MINISTERIO. - El jefe de gabinete y el ministerio. - inc. 4º;
Organo colegiado y complejo - La ley de ministerios. - El nombramiento y la remoción. - La competencia
ministerial. - La responsabilidad ministerial. - Las incompatibilidades. - Las relaciones del ministerio con el c) Resolución, en acuerdo de gabinete, sobre materias que le indique el poder ejecutivo, y
congreso. - Las inmunidades y los privilegios ministeriales. - Las secretarías de estado. - La relación del jefe de
c’) resolución por decisión propia en las materias que estime necesario por su importancia en
gabinete con los ministros. - IV. OTROS ORGANISMOS. - V. LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y LOS
ADMINISTRADOS. - El por qué del tema. - El “procedimiento” administrativo. - Los principios que rigen el el ámbito de su competencia; todo ello conforme al inc. 4º;
procedimiento administrativo. - Los recursos administrativos. - La extinción de los actos administrativos. - La d) Nombramiento de empleados de la administración, con excepción de los que correspondan
inmutabilidad del acto administrativo que genera de-
al presidente;
rechos subjetivos. - La “cosa juzgada” administrativa.
e) Coordinación, preparación y convocatoria de las reuniones de gabinete de ministros, y
e’) presidencia de las mismas en ausencia del presidente; todo ello conforme al inc. 5º;
I. LA FISONOMIA GENERAL f) Remisión al congreso de los proyectos de ley de ministerios y de presupuesto, una vez que
se han tratado en acuerdo de gabinete y han sido aprobados por el poder ejecutivo; todo ello
1. — Al ser el poder ejecutivo —conforme a nuestra interpretación— un órgano unipersonal conforme al inc. 6º;
que es portado únicamente por el presidente de la república, todo el vasto tejido de competencias,
funciones y actividades que debe cumplir constitucionalmente, o que dependen de él, extiende una g) Hacer recaudar las rentas del estado y ejecutar la ley de presupuesto, según el inc. 7º;
serie de órganos extrapoderes y de organismos administrativos que hacen de infraestructura. h) Concurrir a las sesiones del congreso y participar, sin voto, en sus debates, según el inc. 9º,
Desde siempre, nuestro derecho constitucional del poder incorporó a esa estructura auxiliar y
del poder ejecutivo un ministerio, que es órgano extrapoderes porque no integra ninguno de los h’) producir los informes y explicaciones verbales o escritos que sean solicitados por
poderes de la clásica tríada, sino que se acopla al ejecutivo sin formar parte de él. cualquiera de las cámaras al poder ejecutivo, según el inc. 11;
Actualmente, el panorama exhibe cambios, en buena parte porque la reforma de 1994 h”) presentar junto a los demás ministros, al iniciarse las sesiones ordinarias del congreso, una
incorporó al jefe de gabinete de ministros. memoria detallada del estado de “la nación” en cuanto a los negocios de los respectivos
departamentos, según el inc. 10;
2. — Existe, asimismo, un funcionario —el Procurador del Tesoro— que tiene a su cargo el h”’) concurrir como mínimo una vez por mes al congreso, alternativamente a cada cámara,
asesoramiento jurídico del presidente, y que encabeza una repartición —la Procuración del Tesoro para informar sobre la marcha del gobierno, conforme al art. 101;
de la Nación—, hoy regulada por ley 24.667 de 1996, que en su art. 2º la define como “un
i) Tomar intervención en el procedimiento inmediato al dictado de decretos de necesidad y
organismo desconcentrado del poder ejecutivo nacional, cuya estructura administrativa y urgencia para someterlos a la Comisión Bicameral Permanente, conforme al inciso 13 en relación
presupuesto están contenidos en la estructura y presupuesto del ministerio de justicia de la con el art. 99, inc. 3º, y
nación”.
i’) en el correspondiente a decretos de promulgación parcial de leyes, conforme al inc. 13 en
El Procurador del Tesoro depende directamente del presidente y tiene jerar-quía equivalente a las de los relación con el art. 80, y
ministros; ejerce sus competencias con independencia técnica según el art. 1º de la ley citada, en tanto los i”) en el correspondiente a decretos dictados en ejercicio de facultades delegadas por el
Subprocuradores del Tesoro tienen jerarquía equivalente a la de los secretarios del poder ejecutivo. congreso al poder ejecutivo, conforme al inc. 12 en relación con el art. 76, para control de la
Los funcionarios y empleados de la Procuración del Tesoro tienen relación jerárquica y dependencia Comisión Bicameral Permanente;
funcional con el Procurador.
j) Refrendar los decretos del poder ejecutivo:
j’) que prorrogan las sesiones ordinarias del congreso, y
j”) que convocan a sesiones extraordinarias, todo ello conforme al inc. 3º; aquéllas no tiene efecto vinculante, ni para el jefe de gabinete, ni para el poder ejecutivo —
j”’) que reglamentan leyes, según el inc. 8º; presidente de la repúbli-ca—.
j””) que ejerzan facultades delegadas por el congreso al poder ejecutivo, según el inc. 12;
11. — Ha de tenerse en cuenta que el mismo art. 101, después del párrafo hasta aquí
j””’) que se dictan por razones de necesidad y urgencia, según el inc. 13; explicado, prosigue con un alcance diferente.
j”””) que promulgan parcialmente una ley, según el inc. 13; a) Por el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de miembros de cualquiera de las
k) Refrendar los mensajes del presidente que promuevan la iniciativa legislativa, según el inc. cámaras puede interpelarse al jefe de gabinete; cada cámara, separadamente de la otra, inviste
8º. esta facultad, que la norma denomina “interpelación”, y que posee como objetivo el tratamiento
de una moción de censura;
6. — Para el “ejercicio” de la administración por el jefe de gabinete, sin la “titularidad”, ver cap. XXXVII, b) Por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las cámaras (o sea, de
nº 10; cap. XXXVIII, nos. 6 y 7.
ambas) el jefe de gabinete puede ser removido de su cargo; aquí hace falta la coincidencia de las
Para las facultades “privativas”, ver cap. XXXVII, nº 13. dos cámaras en la remoción, con el quorum de votos indicado.
Para el poder reglamentario y su relación con el poder ejecutivo, ver cap. XXXVII, nº 12, y cap. XXXVIII,
nos. 27 y 29. 12. — De los dos incisos precedentes surge una interpretación posible, que formulamos de la
Para la “delegación” de facultades por el poder ejecutivo, ver cap. XXXVII, nº 14. siguiente manera:
Para el refrendo, ver cap. XXXVII, nos. 16 y 17. a) Para tratar una moción de censura como etapa previa a la remoción del jefe de gabinete es
Para los nombramientos, ver nº 7. menester que cualquiera de las cámaras alcance a votar favorablemente la interpelación ante sí,
con el voto de la mayoría absoluta —computada sobre la totalidad de miembros que la
7. — El ejercicio de la administración general en relación con los nombra-mientos exige coordinarse con las
facultades que el art. 99 atribuye al presidente de la república. El inc. 7º de dicho art. 99 torna difícil la
componen—.
distribución cuando se lo enlaza con el art. 100 inc. 3º, pero procurando conciliar ambas normativas, parece que al b) Si una sola cámara logra, con ese quorum de votos, interpelar al jefe de gabinete y
jefe de gabinete le corresponde toda la serie de designaciones del personal de la administración en todos sus censurarlo, su voto de censura no surte efecto destitutorio, porque la remoción precisa decisión
niveles —jerarquizados y comu- nes—, con las excepciones siguientes: concordante de las dos cámaras. En cambio, si la interpelación y el recíproco voto de censura se
a) no puede nombrar a los “oficiales superiores” de la “secretaría” de la presidencia (a que alude el art. 99 inc. producen en las dos cámaras, la remoción se opera cuando ambas así lo resuelven por mayoría
7º), que son los que integran la unidad administrativa propia del presidente; absoluta de sus miembros.
b) tampoco efectuar nombramientos y ascensos en las fuerzas armadas;
c) tampoco los de miembros del cuerpo diplomático y consular; 13. — Estaríamos así ante un desdoblamiento procedimental, porque no sería factible remover si antes no se
d) ni —por supuesto— reemplazar al presidente en los nombramientos que, con acuerdo del senado, recaen ha votado una moción de censura en cada cámara; cuando tal moción proviene solamente de una, y no de las dos,
en los jueces federales. ese voto de censura —que es parcial— no puede derivar a la ulterior remoción.
Remitimos al cap. XXXVIII, nº 94. La censura de una sola cámara —preparatoria de la eventual remoción si se obtiene también similar censura
de la otra cámara— sólo significaría una desaprobación de la gestión a cargo del jefe de gabinete, más intensa que
la simple expresión de disconformidad que cabe después de recibido el informe obligatorio previsto en la parte
8. — Si se enfocan las facultades que conectan con el congreso al poder ejecutivo y al jefe de gabinete, cabe primera del art. 101, o del impuesto por el art. 71. Pero tampoco produce efecto vinculante.
señalar las que en el nº 5 vienen citadas en los incisos f, h, h’, h”, h”’, i, i’, i”, todos los subincisos del inc. j, y el En síntesis, la remoción sólo es viable cuando la ha precedido un voto de censura conjunto de ambas cámaras,
inc. k. y cuando a continuación también las dos coinciden en la sanción destitutoria.
Reconocemos que esta segunda parte —bifurcada— del art. 101 no ofrece demasiada claridad para la
La relación con el congreso interpretación. Una posible es la que aquí dejamos propuesta.
9. — Si examinamos cuál es la situación del jefe de gabinete en la relación interórganos 14. — Para otras relaciones de mediación con el congreso, ver nº 8.
“poder ejecutivo-congreso”, se nos aparece la facultad de cada cámara para interpelar (a efectos
de tratar una moción de censura) al jefe de gabinete, y para removerlo con el voto de la mayoría
Nuestra valoración
absoluta de los miembros de cada una de ellas, todo conforme al art. 101.
15. — La intermediación del jefe de gabinete entre el poder ejecutivo y el congreso es híbrida. Por supuesto,
10. — El art. 101 de la constitución obliga —además— al jefe de gabinete a concurrir al no alcanza a asignar perfil parlamentarista al sistema, cuyo funcionamiento viene encadenado al tipo de
congreso al menos una vez por mes, alternativamente a cada una de sus cámaras. protagonismo y de personalidad del presidente, y a la composición partidaria de las cámaras; las mayorías que
El objetivo de esa asistencia consiste en “informar” a los legisladores sobre la marcha del responden al presidente disponen de la herramienta para hacer funcionar, o no, la moción de censura y la remoción
gobierno. del jefe de gabinete. Como siempre, el sistema partidario se intercala a modo de árbitro para dar operatividad, o
para bloquear las normas constitucionales en la materia que, por lo demás, dijimos ya que eran bastante ambiguas.
La norma añade que tal asistencia obligatoria no obsta a lo dispuesto en el art. 71, conforme al cual cada Remitimos al cap. XXXVII, nos. 8 a 16, 18 y 20/21.
cámara puede solicitar la comparecencia de los ministros —por ende, la del jefe de gabinete— a los efectos de que
rindan explicaciones e informes. III. EL MINISTERIO
Hasta aquí, no solamente por el sentido del deber informativo de concurrencia al congreso, sino por la
remisión que el art. 101 hace al art. 71, entendemos que ese deber se cumple y se agota en la información acerca El jefe de gabinete y el ministerio
de la marcha del gobierno.
16. — Después de la reforma de 1994, la constitución menciona separadamente al jefe de
Quiere decir que, al igual que en la interpretación que siempre se dio al actual art. 71 antes de gabinete y a los demás ministros secretarios de estado, además de establecer para el primero una
la reforma de 1994, las cámaras pueden expresar conformidad o disconformidad sobre el informe serie detallada de competencias en los arts. 100 y 101, aparte de las genéricas que para los
que reciben, pero carecen de toda otra competencia, de forma que una ex-presión adversa de ministros aparecen en los arts. 102, 103, 104 y 106.
Organo colegiado y complejo La competencia ministerial
17. — Hablar del ministerio exige preguntarse si con esa palabra designamos a la totalidad de 20. — Frente al poder ejecutivo, cuyos actos refrendan, se acentúa el carácter político de los
los ministros, o a cada uno de ellos separadamente. Y nos parece que con el término mentamos las ministros. Frente a sus respectivos ministerios, prevalece el aspecto administrativo: tienen la
dos cosas: el “conjunto”, y “cada uno” de sus componentes. El ministerio es un órgano de rango jefatura, dirección, control y superintendencia de las oficinas, dictan circulares e instrucciones, y
constitucional, colegiado y complejo; no hay “primer ministro” al estilo de la forma parlamentaria manejan el régimen económico-financiero de sus departamentos.
de gobierno, aunque con la reforma de 1994 el jefe de gabinete exige el esfuerzo de analizar si por El art. 103 dispone que no pueden por sí solos, en ningún caso, tomar resoluciones, a
sus funciones reviste superioridad jerárquica res-pecto del resto de los ministros (ver nº 27). excepción de lo concerniente al régimen económico y administrativo de sus respectivo
Como órgano colegiado y complejo, el ministerio actúa junto al poder ejecutivo —presidente departamentos. De todo ello se deduce que los ministros, que carecen de competencia para
de la república— en dos tipos de relaciones: reglamentar las leyes, tampoco pueden suplir la ausencia de disposiciones reglamentarias con
a) mediante el refrendo, que puede ser múltiple, o no; hay ahora normas que prevén el del jefe resoluciones.
de gabinete (por ej., art. 100, incisos 8º y 12), y otras el de éste en conjunto con los demás Para el jefe de gabinete, remitimos a los nos. 4 a 7, y 27.
ministros (art. 100, inc. 13);
b) mediante las reuniones de gabinete, ahora también previstas en el art. 100 inc. 4º, que 21. — El presidente puede hacer “imputación de funciones” propias del poder ejecutivo a favor de los
ministros, siempre que no transfiera las que son de carácter personalísimo.
fueron práctica constitucional cuando, antes de la reforma de 1994, no contaban con norma
expresa, y que también se han denominado “acuerdo de ministros” o “acuerdo de gabinete”. El derecho judicial emanado de la jurisprudencia de la Corte tiene establecido que el viejo art. 89, que
subsiste como art. 103, no obsta a que los ministros ejerzan atribuciones que pueden ser válidamente “delegadas”
También cada ministro por sí tiene calidad de órgano, tanto como jefe de su ministerio —con por el presidente de la república, sin perjuicio de la facultad presidencial para dejar sin efecto, modificar o
todo lo que un ministerio implica dentro de la administración pública— como en su relación convalidar los actos de los subordinados jerárquicos a quienes se ha conferido el ejercicio de esas facultades
personal con el poder ejecutivo. “delegadas”. (En rigor, no cabe acá hablar de “delegación” sino de “imputación de funciones”.)
El jefe de gabinete ostenta, asimismo, la naturaleza de órgano. Para la llamada “delegación” de funciones y atribuciones que el presidente puede hacer al jefe de gabinete
(art. 100 inc. 4º) y los actos y reglamentos que puede expedir el jefe de gabinete para ejercer facultades delegadas
por el presidente (art. 100 inc. 2º), remitimos al cap. XXXVII, nº 14.
La ley de ministerios
La responsabilidad ministerial
18. — La constitución en su texto reformado en 1898 —que fue art. 87— deslindó únicamente el número de
los ministros secretarios, fijándolos en ocho, y derivando a la ley establecer el respectivo despacho de cada uno.
En cambio, el texto de 1853 establecía cinco, y decía cuáles eran. 22. — El art. 102 dispone que cada ministro es responsable de los actos que legaliza; y solidariamente de los
que acuerda con sus colegas. Esta norma viene a disipar una posible duda: siendo el acto refrendado por el
ministro un acto del presidente de la república, podría pensarse que el ministro estuviera exento de
La reforma de 1994 prescribe en su art. 100 que el número y la competencia de los ministros responsabilidad, la que recaería únicamente en el presidente. Y no es así, porque como lo aclaraba el antecedente
serán establecidos por una ley especial. de la disposición en la constitución de 1826: “en los casos de responsabilidad, los ministros no quedarán exentos
La ley de ministerios es, por su naturaleza o contenido, una ley de carácter materialmente de ella por la concurrencia de la firma o consentimiento del presidente de la república”.
constitucional. El mismo artículo da pie para sostener que queda previsto el refrendo por más de un ministro, ya que habla de
los actos que cada uno acuerda con sus colegas, lo que ahora viene explícito en el art. 100 inc. 13.
El congreso tiene competencia para dictar la ley de ministerios con el al-cance de fijar el número y repartir
entre los órganos ministeriales la competencia que les corresponde por materia, pero esa ley del congreso no puede Las incompatibilidades
invadir la zona de reserva del poder ejecutivo y de la administración pública que depende de él.
La relación del presidente con los ministros deriva directamente de la constitución, y no es competencia del 23. — El jefe de gabinete no puede desempeñar a la vez otro ministerio (art. 100 in fine). Los ministros no
congreso interferirla ni condicionarla; la ley de ministerios —por ej.— no tiene por qué autorizar al presidente a pueden ser senadores ni diputados sin hacer dimisión de sus cargos (art. 105).
imputar funciones a los ministros, porque tal imputación de funciones la puede efectuar el presidente sin
regulación legal alguna. Si por un lado, pues, la facultad del congreso de dictar la ley de ministerios no alcanza Las relaciones del ministerio con el congreso
para reglar aspectos y cuestiones que incumben a la zona de reserva del ejecutivo, la cláusula de los poderes
implícitos del art. 75 inc. 32 tampoco sirve de fundamento a esos efectos, porque la legislación que cabe dictar de 24. — Acerca de las relaciones del ministerio con el congreso la constitución prevé tres fundamentales: a)
acuerdo a dicha norma lo es “para poner en ejercicio” los poderes concedidos por la constitución al gobierno llamamiento de uno o varios ministros por cada cámara para que concurran a su sala, a efectos de proporcionar
federal, pero no para lesionar la división de poderes que en la propia constitución ha efectuado el deslinde de las explicaciones e informes (art. 71); b) concurrencia espontánea de los ministros a las sesiones del congreso, con
competencias a favor de cada órgano. participación en los debates pero sin voto (art. 106); c) presentación obligatoria por cada ministro de una memoria
detallada del estado del país en lo relativo a los negocios de su departamento, luego que el congreso abre
Después de la reforma de 1994 no se reformó la anterior ley de ministerios, habiéndose anualmente sus sesiones (art. 104).
dictado, en su lugar, el decreto 977 del 6 de julio de 1995 (ver cap. XXXVIII, nº 12). La concurrencia de los ministros cuando son llamados por las cámaras es obligatoria. Se la conoce con el
nombre de interpelación, por analogía con el sistema parlamentario, si bien sabemos que en nuestro derecho
El nombramiento y la remoción constitucional del poder las cámaras no pueden censurar a los ministros ni emitir votos de desconfianza, porque la
permanencia (o el retiro) de los mismos no depende del respaldo congresional, sino únicamente de la confianza
19. — Tanto el jefe de gabinete como los demás ministros son nombrados y removidos por el presidente (art. personal del presidente de la república (que los designa y los remueve).
99 inc. 7º). Todos son, asimismo, susceptibles de ser destituidos mediante juicio político (acusación por la cámara Para la situación especial del jefe de gabinete, ver nos. 9 a 15.
de diputados y juzgamiento por el senado, conforme a los arts. 53 y 59).
El jefe de gabinete, además, puede ser removido por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada
una de las cámaras del congreso (art. 101).
Esto último atisba una tímida dependencia del jefe de gabinete respecto de la confianza del congreso, pero Las inmunidades y los privilegios ministeriales
¿qué ocurriría si, después de destituido, fuera designado nuevamente jefe de gabinete por el presidente?
25. — a) Cuando el jefe de gabinete o un ministro se encuentran en el seno de una cámara del congreso, sea 28. — Con jerarquía distinta a los ministerios, puede haber y hay otros órganos dependientes del poder
por asistencia espontánea, sea por llamamiento de la misma, gozan transitoriamente de las inmunidades y de los ejecutivo, de creación y origen infraconstitucional.
privilegios que la constitución depara a los diputados y a los senadores. El poder ejecutivo tiene competencia para crear órganos dependientes con fines de asistencia o asesoramiento
b) La circunstancia de que puedan ser pasibles de juicio político significa que mientras no quedan destituidos técnico-administrativo para todas las cuestiones propias de su competencia, o afines con ella, y para establecer los
por fallo senatorial no pueden ser juzgados criminalmente. Toda causa ante los tribunales de justicia está impedida que integran el organigrama de la administración pública de la que es titular, inclusive erigiendo entidades
durante el ejercicio del cargo y sólo es susceptible de trámite después de resignado el cargo (por renuncia o autárquicas.
remoción presidencial) o después de la destitución por juicio político. El congreso sólo puede crear tales entidades cuando, por la competencia de las mismas, ellas tienen
c) Según el art. 107 los ministros gozan por sus servicios de un sueldo establecido por la ley, que no puede paralelismo o afinidad con materias cuya regulación incumbe al mismo congreso, como es el caso de los correos,
aumentarse ni disminuirse en favor o perjuicio de los que se hallan en ejercicio. las universidades, los bancos estatales, los organismos de seguridad social, etc.
Sin el carácter de entidades autárquicas, el congreso también puede crear otros organismos auxiliares del
Las secretarías de estado poder ejecutivo dentro de la administración dependiente de éste, por lo que respecto de entidades administrativas
no autárquicas es viable admitir, como principio, una competencia concurrente entre el poder ejecutivo y el
26. — El art. 100 habla de “ministros secretarios”, los que en lenguaje de la constitución formal permite que congreso.
a los ministros se les llame también “secretarios”. No obstante, el vocabulario se ha habituado, más bien, a
reservar el nombre de “secretario” de estado para los funcionarios que están a cargo de una “secretaría de V. LA ADMINISTRACION PUBLICA Y LOS ADMINISTRADOS
estado”, que no tiene naturaleza ministerial.
Las secretarías y sub-secretarías no tienen ni pueden tener rango de ministerios, ni quienes las ocupan pueden El por qué del tema
equipararse a los ministros previstos en la constitución. No es que la ley —o el propio poder ejecutivo— no
puedan crear secretarías y sub-secretarías de estado dentro del organigrama ministerial; pueden hacerlo, pero no 29. — En este rubro no analizaremos ninguna estructura “orgánica” de la administración
pueden asimilarlas a un ministerio en cuanto al ejercicio de sus funciones. Esto quiere decir que un secretario de
estado no puede, constitucionalmente, ejercer competencias propias de los ministros, por lo que es obvio que no
dependiente del poder ejecutivo, sino los aspectos lineales de su relación con los administrados,
dispone de la facultad de refrendar actos del presidente. La asignación de atribuciones ministeriales a los en cuanto al derecho constitucional le pertenecen los principios que presiden esa relación, y a los
secretarios de estado es, pues, inconstitucional. que luego presta regulación el derecho administrativo. Incluimos aquí, entonces, algunas nociones
elementales que conviene computar cuando los órganos de la administración entran en contacto
La relación del jefe de gabinete con los ministros con los particulares.
27. — Ahora corresponde detenerse específicamente, en especial para analizar la relación El “procedimiento” administrativo
entre el jefe de gabinete y los demás ministros.
30. — Tanto quienes afirman que la administración puede desenvolver acti-vidad jurisdiccional, como
Discrepa la doctrina acerca de la relación entre el jefe de gabinete y el resto de los ministros. quienes lo niegan, suelen coincidir en la admisión de que la administración cumple su actividad a través de un
Un sector le reconoce al primero una preeminencia jerárquica sobre los otros, en tanto otro sector procedimiento, que es el procedimiento administrativo. De ahí deriva la diferencia con la actividad del poder
la niega. judicial: mientras los órganos de éste utilizan el “proceso (judicial)”, la administración se vale del
En el marco de posibles opiniones, aventuramos nuestro personal enfoque de la siguiente “procedimiento”.
forma: En tanto el “derecho procesal administrativo” se refiere a los procesos judiciales en que es parte la
administración, el “procedimiento administrativo” (sea que se le reconozca o se le niegue naturaleza
a) El jefe de gabinete, en “ejercicio” de la administración (sin su titularidad, que pertenece al jurisdiccional) se sustancia “dentro” de la esfera de la administración y no en sede judicial.
presidente de la república), inviste una relativa jerarquía respecto de los demás ministros en
El procedimiento administrativo nos interesa dentro del derecho constitucional del poder, en cuanto importa
conjunto y de cada uno de ellos individualmente, como cabeza de todo el gabinete, pero: a’) actividad de los órganos del poder en ejercicio de la administración, y en cuanto ciertos principios básicos del
conviene situar esa relación jerárquica preeminente sólo en el ámbito de competencias propias del derecho constitucional le son aplicables, especialmente en lo referente a la participación de los particulares en
jefe de gabinete y, a”) darla por excluida e inexistente en orden a las materias que incumben al aquel procedimiento.
área sustancial de cada ministerio; a”’) no obstante que en los asuntos señalados en el subinciso El procedimiento administrativo procura mantener la legalidad y la justicia en el funcionamiento de la
a”) el jefe de gabinete no puede impartir instrucciones a los ministros, siempre tiene facultad en administración; por eso el procedimiento administrativo está presidido por un notorio interés público.
todas las esferas ministeriales para requerirles la información necesaria a efectos de cumplir, a la
vez, con la suya de producir infor-mes y explicaciones a cada cámara del congreso según
obligación impuesta por el art. 101; Los principios que rigen el procedimiento administrativo
b) Las competencias generales que, al abarcar a todos los ministerios, confieren al jefe de 31. — Entre los principios que lo rigen cabe destacar:
gabinete la superioridad jerárquica sobre sus titulares (ver subinciso a’) son, fundamentalmente,
las que atañen a la organización general y al sistema de la administración pública en su conjunto, 1) El de oficialidad, mediante el cual el procedimiento es impulsado de oficio por los órganos
al régimen del personal, y a los procedimientos comunes a la misma administración, a lo que ha de la administración (bien que pueda iniciarse a instancia del particular en ejercicio del derecho de
de añadirse b’) todo lo referente a la recaudación de rentas e inversiones en ejecución de la ley petición). Ello no impide que el administrado disponga en cierta medida del procedimiento, ni que
presupuestaria (art. 100 inc. 7º). la administración deje al interesado un margen de actividad privada para ofrecer y obtener las
pruebas.
c) El diagrama de los incisos a) y b) permite entrever que el jefe de gabinete es instancia
administrativa para decidir los recursos jerárquicos en la órbita de la administración abarcativa de 2) El principio de la verdad material, en virtud del cual la admi-nistración no queda vinculada
los demás ministerios, y c’) ejercer la facultad de avocación respecto de las cuestiones en las que por las pruebas que aporta el particular (como con más rigor lo está el juez en el proceso civil),
tiene preeminencia jerárquica sobre los demás ministros, que hemos señalado en el inc. b). sino que puede y debe ajustarse a los hechos, procurándose las pruebas aun con independencia de
la actividad y voluntad del administrado.
Ver cap. XXXVIII, nº 12.
3) El principio de informalismo, mediante el cual el particular puede invocar la elasticidad del
IV. OTROS ORGANISMOS procedimiento en beneficio propio, sin el rigorismo ni el formalismo del proceso judicial; pero el
informalismo no rige a favor de la administración.
4) El principio del debido proceso, que traslada al procedimiento administrativo la garantía de
la defensa en juicio. Ello presupone: a) tener noticia y conocimiento de las actuaciones; b) La inmutabilidad del acto administrativo que genera derechos subjetivos
oportunidad de participar en el procedimiento (exponer razones, ofrecer y producir prueba, etc.);
c) obtener decisión fundada. 36. — Aun la doctrina que admite el principio amplio y general de revocabilidad introduce
una reserva importante a favor del acto que ha implicado “adquisición” de derechos por los
Los recursos administrativos. particulares. Para ese caso, la inmutabilidad del acto administrativo se ha considerado como una
garantía para el administrado, o sea, como una restricción contra la administración, que no puede
32. — El particular ha de poder impugnar en defensa propia los actos emanados de la extinguir ni alterar sus actos cuando de éstos han surgido derechos a favor del primero. Parece,
administración. Se llaman recursos administrativos los medios de impugnar las decisiones de los entonces, que la inmutabilidad es oponible a la administración por el particular.
órganos administrativos en sede administrativa para conseguir su reforma o su extinción. Sin embargo, la inmutabilidad juega también a favor de la administración “contra” el
Mediante el recurso “administrativo” se controla el acto en su oportunidad o en su legitimidad, y administrado, en forma tal que a veces la administración puede invocar la inmutabilidad de sus
quien lo deduce ha de invocar un derecho o un interés legítimo (para parte de la doctrina, bastaría actos para negarse a retirarlos o modificarlos frente al particular que pretende su revisión después
también un interés “simple”). Con la reforma constitucional de 1994 damos por seguro que que el acto ha quedado firme.
asimismo habilitan los intereses difusos, encuadrables en los “derechos de incidencia colectiva”
del art. 43. La “cosa juzgada” administrativa
Con esto queda dicho que los recursos se dan a favor de los particulares administrados, y no
de la administración, y que se tramitan ante órganos administrativos (y no judiciales). 37. — La doctrina y la jurisprudencia han acuñado una expresión harto controvertida para
La decisión obtenida a través de un recurso administrativo es susceptible: a) a veces de un destacar esa inmutabilidad, utilizando el vocablo y el concepto de cosa juzgada “administrativa”.
nuevo recurso administrativo; b) de recursos y acciones ante un órgano judicial.
El término “cosa juzgada” deriva del derecho procesal, en el que denota una cualidad y un efecto de la
Los recursos administrativos son vías de control sobre la administración, y la decisión que los sentencia. Trasladado al derecho administrativo, implica que la administración no puede extinguir por sí misma en
resuelve tiene naturaleza jurisdiccional para parte de la doctrina, que compartimos. sede administrativa ciertos actos emitidos por ella.
Los recursos administrativos no requieren ley, e, incluso, son regulables sólo por decreto del poder ejecutivo, Aceptado que en determinados casos el acto administrativo porta el carácter de inmutable en
en cuanto se trata de ordenar el procedimiento ante órganos dependientes de él y como ejercicio de la competencia sede administrativa, conviene agregar que esa inmutabilidad puede ser allanada a veces en sede
propia de la zona de reserva de la administración. Pero proceden también aun a falta de decreto o reglamentación
puramente administrativos, y es así como la doctrina y la práctica administrativa conocen los recursos “no
judicial. Cuando el acto es inmutable en sede administrativa, pero mutable en sede judicial, se
reglados”. dice que produce cosa juzgada formal (en sede administrativa); y cuando además de ser inmutable
en sede administrativa es también inmutable en sede judicial, se dice que produce cosa juzgada
33. — Advertido que los recursos administrativos se deducen, tramitan y resuelven en el ámbito de la “formal” y “material”.
administración a través del procedimiento administrativo, hace falta recalcar que son distintos de los recursos y
controles “externos” que, respecto de la administración, se movilizan en sede judicial ante tribunales judiciales. 38. — La Corte Suprema ha exigido una serie de recaudos para investir el acto administrativo de la
Cuando una cuestión de derecho administrativo es llevada ante tribunales del poder judicial, cabe hablar de inmutabilidad equivalente a la “cosa juzgada administrativa”. Ellos son: a) que el acto sea individual y concreto, y
“proceso” administrativo (y ya no de “procedimiento” administrativo). A las controversias judiciales en que la ello porque la inmutabilidad sólo resguarda actos que crean derechos subjetivos, y no derecho objetivo (por eso,
administración es parte se las suele denominar “contencioso-administrativas”, y por lo expuesto se comprende que los reglamentos son derogables); b) que el acto proceda de la administración activa; c) que se haya emitido en uso
se desarrollan y deciden “fuera” de la administración (en el poder judicial). de actividades regladas (quedando excluido, en consecuencia, el que deriva de facultades discrecionales); d) que
Hay que añadir además el control que la reforma de 1994 encomienda al Defensor del Pueblo en el art. 86, y del acto derive un derecho subjetivo a favor del particular; e) que el acto sea regular (y lo es, para la Corte, aunque
en el art. 85 al congreso y a la Auditoría General de la Nación. presente ciertos vicios que no sean graves; así, son regulares los actos afectados de nulidad relativa, pero son
irregulares los afectados de nulidad absoluta; se trata pues, del grado de invalidez del acto); f) que el acto cause
estado, lo que significa que sea definitivo e insusceptible de recurso administrativo alguno.
La extinción de los actos administrativos
De la jurisprudencia de la Corte se desprende que el favor de la cosa juzgada administrativa no se reconoce a
actos cumplidos en uso de facultades discrecionales, ni a actos viciados de nulidad absoluta, todos los cuales
34. — Si bien una obra de derecho constitucional del poder no incluye el contenido propio del derecho
pueden ser extinguidos por la administración en sede administrativa.
administrativo, parece necesario no omitir una somera referencia a la extinción de tales actos, en cuanto los
órganos del poder que han sido sus autores comprometen o pueden comprometer a los gobernados al retirar del Este lineamiento fue objeto de retoques en el caso “Villegas Andrés W.”, fallado por la Corte el 8 de agosto
mundo jurídico la actividad que han cumplido anteriormente. de 1974. En él dijo que: a) sólo puede hablarse de “cosa juzgada” en relación con la actividad jurisdiccional de la
administración, y no cuando la administración cumple actos “de ejecución” (en el caso la Corte entendió que el
Genéricamente, se llama extinción a ese “retiro” del acto que resuelve el órgano de la administración. La
acto de otorgamiento de una jubilación era de ejecución y no jurisdiccional y que, por ende, no tenía la fuerza de
extinción puede alcanzar a cualquier acto administrativo, sea general o individual, unilateral o bilateral, reglado o la cosa juzgada); b) el principio de la “cosa juzgada administrativa” no es absoluto ni tiene carácter de
discrecional, etc. Cuando el acto administrativo tiene carácter general —por ej.: reglamentos— su extinción se
irrevocabilidad definitiva; c) el poder administrador puede volver sobre lo ya “juzgado” por él cuando se trata de
produce en sede administrativa por derogación. Cuando tiene carácter individual o particular, la extinción se
corregir sus propios errores y lo que revisa no perjudica derechos de los particulares (diríamos nosotros que
produce por revocación en sede administrativa, y por anulación en sede jurisdiccional.
puede revisar para beneficiar, pero no para perjudicar esos derechos).
35. — Una parte de la doctrina señala como inherente a la esencia del acto administrativo el principio de su 39. — A la jurisprudencia tradicional de la Corte le formulamos cierta crítica.
revocabilidad. Otro sector estima que la revocación es lo excepcional, y la irrevocabilidad el “principio”, con lo
que la revocación no pertenece a la esencia del acto administrativo. Creemos que es lo cierto, porque el acto
En primer lugar, por el mero hecho de que un acto sea discrecional, no nos parece que sea
administrativo se emite para ser cumplido y no para ser dejado sin efecto. revocable. En segundo lugar, la nulidad absoluta tampoco parece suficiente para su revocabilidad;
La revocación puede disponerse por razones de oportunidad o conveniencia, en orden al interés público
creemos, más bien, que esa nulidad permite ser demandada judicialmente por la administración en
(aunque algunos autores sostienen que sólo son revocables por oportunidad los actos discrecionales, y no los cualquier tiempo, por ser imprescriptible.
reglados), o bien por razones de legitimidad por vicios que afectan al acto. Pero el problema que nos importa En resumen, nuestro criterio es el siguiente: a) en caso de “nuli-dad absoluta”, hay cosa
destacar es el de la inmutabilidad del acto administrativo que ha dado origen a derechos en favor de los juzgada administrativa (formal), pero la nulidad puede declararse judicialmente sin prescripción
particulares.
de la acción (no hay cosa juzgada material); dicho en otros términos, hay inmutabilidad en sede
administrativa y mutabilidad en sede judicial; b) en caso de “nulidad relativa”, hay también cosa Si una sola razón hubiéramos de dar para propiciar la separación entre poder militar y poder civil, y para
juzgada administrativa (formal), pero la nulidad puede declararse judicialmente dentro del plazo fundar la negativa a que las fuerzas armadas ocupen a título propio el poder del estado, volveríamos a la noción
de dos años (por aplicación del art. 4030 del código civil), o sea hay inmutabilidad en sede del poder político como poder “total” (“de” y “para” toda la sociedad), que no se compadece con su ocupación y
ejercicio por un “poder” (el militar) que es sectorial y que, marginando la participación social en la designación de
administrativa (lo que en este caso parece admitirse unánimemente), y mutabilidad por dos años los gobernantes, asume por sí y para sí las funciones estatales.
en sede judicial.
La abolición del fuero militar como fuero “personal”
CAPÍTULO XL
3. — En línea general se ha dicho siempre que la abolición y la prohibición constitucional de
EL “PODER” MILITAR los fueros personales no arrasan la posible subsistencia del fuero militar como fuero “real”, “de
materia”, o “de causa” (que no ha sido suprimido), cuyo fundamento radica en la naturaleza de
I. LAS FUERZAS ARMADAS. - El “órgano castrense”. - “Poder militar” y “poder civil”. - La abolición del fuero los actos (y no de sus autores) que sirven de base a los procesos ante la justicia militar.
militar como fuero “personal”. - La “defensa nacional” y la “seguridad interior”. - II. LOS “PODERES
MILITARES” DEL CONGRESO. - A) En caso de guerra. - B) Sobre las fuerzas armadas. - La jurisdicción militar. -
De una vieja jurisprudencia de la Corte (por ej., casos “Mórtola” y “Espina”) surge el principio de que la
III. LOS “PODERES MILITARES” DEL PRESIDENTE. - Su concepto. - El poder disciplinario. - La naturaleza de los
actos en ejecución de los poderes militares. - IV. LA JURISDICCIÓN MILITAR PENAL Y LOS TRIBUNALES
abolición de los fueros personales significa que ningún militar goza, por razón de “su estado”, del privilegio de ser
MILITARES. - El fuero militar como fuero real. - El artículo 75 inciso 27. - La competencia “potestativa” para
juzgado por tribunales militares en causas civiles por delitos que no violan las ordenanzas militares, y cuyo
crear tribunales militares. - Los delitos “militares”. - La naturaleza de los tribunales militares. - La revisión juzgamiento incumbe a otros tribunales (los comunes o “civiles”) por la naturaleza de los hechos; pero la
judi-cial. - La naturaleza “federal” del código militar. - La coordinación entre la jurisdicción militar penal y el supresión de los fueros personales no ha arrebatado a los tribunales militares la competencia para conocer y juzgar
art. 116. - V. LA JURISDICCIÓN MILITAR Y LOS CIVILES. - La sujeción de civiles a los tribunales militares. - El infracciones a las leyes que rigen a las fuerzas armadas. Tal la pauta del derecho judicial más antiguo.
deber militar
de los civiles. 4. — Para reconocer carácter constitucional de fuero real a la jurisdicción militar no basta que los hechos que
juzga sean infracciones a la ley militar que rige a las fuerzas armadas, porque lo esencial y decisivo es que esa ley
militar que sanciona infracciones incluya en su categoría únicamente a los hechos que real y estrictamente dañan
a la organización castrense, límite que no se guarda cuando —por ej.— se califican como infracciones militares a
I. LAS FUERZAS ARMADAS
delitos comunes que, aunque puedan ser conexos con el servicio castrense, pertenecen al campo general del
derecho penal común. (Ver nos. 17/18).
El “órgano castrense”
La “defensa nacional” y la “seguridad interior”
1. — Doctrinariamente, se plantea una interesante cuestión en torno de la cual tomar partido: o las fuerzas
armadas son “órganos estatales”, o son meramente “sujetos auxiliares del estado” sin calidad de órganos. En
5. — La legislación argentina ha distinguido la “defensa nacional” en sentido estricto, y la “seguridad
nuestro derecho constitucional no se ha trabajado la opción, bien que sin confrontar demasiado una postura con la
interior”, asignando la primera a las fuerzas armadas, y la segunda a las fuerzas policiales y de seguridad. Es
otra hay tendencia a ubicar a las fuerzas armadas en la categoría de órganos: “órgano castrense”; y así suele
constitucional tal desglose legal, no obstante que —en nuestra opinión— ha de tenerse en cuenta lo que decimos
aparecer en las obras de derecho administrativo.
en el siguiente nº 6.
Creemos seria esta posición. Pero veamos antes qué argumentos principales se han dado en su apoyo.
En primer lugar, se dice que son órganos estatales porque con ellos se organiza la defensa a que alude el 6. — A nuestro juicio debe quedar en claro que ninguna ley puede inhibir o menoscabar la jefatura
preámbulo y el art. 21 de la constitución. No juzgamos acertado atribuir a las fuerzas armadas el carácter de presidencial sobre las fuerzas armadas, que otorga competencia al poder ejecutivo para recurrir a ellas y disponer
órganos solamente por la “finalidad” defensiva que invisten, porque si tal finalidad cuadra dentro de la su intervención razonable en resguardo tanto de la llamada defensa nacional cuanto de la seguridad interna cuando
competencia del estado, no necesariamente quien cumple dicha finalidad debe ser o es un órgano estatal; bien existe grave perturbación de ambas, imposible de superar por otros medios regulares. Tal competencia existe con
podría ser un mero “sujeto auxiliar”; así, los partidos y el cuerpo electoral cumplen la finalidad de proveer de ley o sin ley, y ninguna ley puede impedir su ejercicio, porque proviene directamente de la constitución.
gobernantes al poder, y ni unos ni otro son órganos.
En segundo lugar, que los órganos de poder intervengan en la provisión de empleos militares tampoco II. LOS “PODERES MILITARES” DEL CONGRESO
alcanza para fundar la calidad del supuesto órgano castrense. Hasta el Acuerdo con la Santa Sede de 1966 también
aquellos órganos intervenían en la provisión de obispos para las iglesias catedrales mediante el patronato, y es bien 7. — Ha de entenderse que el congreso dispone de los llamados “poderes militares” que la
ponderada la tesis —por nosotros admitida— de que era totalmente impropio hablar de “órganos” eclesiásticos, constitución le asigna, pero que los mismos no se superponen, ni reemplazan a la jefatura que
porque la Iglesia Católica nunca fue —ni es— una persona estatal con carácter de órgano.
sobre las fuerzas armadas titulariza el presidente de la república, la cual jefatura tampoco queda
En tercer lugar, las competencias reguladoras del congreso sobre las fuerzas armadas no son indicio de que compartida en modo alguno con el congreso.
éstas poseen naturaleza de órganos estatales, porque el congreso regula muchas instituciones que no lo son
(asociaciones sindicales y de todo tipo, partidos, etc.). Se puede decir que en lo organizacional la competencia es del congreso, y en lo operacional
En cambio, la jefatura que la constitución atribuye al poder ejecutivo sobre las fuerzas armadas parece es del poder ejecutivo.
incardinar a éstas en el ámbito de los órganos estatales dependientes del presidente de la república, y lo más
probable es que, reconocida la naturaleza de “órganos castrenses”, éstos deban incluirse en el rubro de los órganos A) En caso de guerra
“extrapoderes”.
8. — En orden a los poderes militares, el inc. 25 del art. 75 reconoce al congreso la
“Poder militar” y “poder civil” competencia para autorizar al poder ejecutivo a declarar la guerra o hacer la paz. Ello implica
poner en vigor el estado de guerra como instituto de emergencia. (Por causa de ataque exterior, la
2. — No es propio de esta obra incursionar en el tema de la relación entre el llamado “poder militar” (o la constitución también admite la declaración del estado de sitio.) Pero ese estado de guerra no es la
fuerza armada), y el “poder civil” (o los órganos de poder del estado). De todos modos, hemos de afirmar que
ley marcial como transferencia plena de la jurisdicción civil a la jurisdicción militar para toda la
nuestra constitución formal recoge la separación entre poder militar y poder civil, y subordina el primero al
segundo. (Ver cap. XXX, nº 15 a). población.
En la constitución material esta subordinación se ha deteriorado en alto grado, y se ha traducido en buena Ver Tomo II, cap. XXV, nos. 19 a 22. (Para la ley marcial, ver nº 23).
parte en el frecuente intervencionismo militar, que no sólo debe computarse a través de los gobiernos militares en
épocas de facto —desde 1930 hasta 1983— sino en el evidente carácter de factor de poder que han detentado las Hay que observar que la constitución no somete la declaración de guerra a condicionamientos o requisitos de
fuerzas armadas. situación, como sí lo hace cuando prevé en qué casos procede la intervención federal o el estado de sitio; ello
significa que, respetada la competencia formal antes referida, depende del criterio, la discreción y la prudencia del 13. — Además del uso de la fuerza armada como auxiliar del poder civil, conviene resaltar la facultad que
congreso y del poder ejecutivo declarar o hacer la guerra, y la paz. Esta advertencia es importante para como comandante en jefe asiste al presidente para ejercer el poder disciplinario en el ámbito del órgano castrense.
comprender que el hecho de la guerra en sí mismo no puede ser reputado inconstitucional, porque dispuesta la La sanciones aplicadas disciplinariamente no deben eximirse de revisión judicial, pero sólo han de
guerra por los órganos competentes, la guerra queda habilitada por la constitución. Esto no quiere decir que en “descalificarse” judicialmente cuando exhiben arbitrariedad manifiesta
ocasión de la guerra quede permitido violar la constitución, ni que los poderes de guerra sean superiores a ella, o
sean susceptibles de usarse de cualquier manera. Quede claro, entonces, que la guerra —o el “hecho de que haya
guerra”— no es inconstitucional, pero “lo que se hace” en la guerra en uso de poderes de guerra sí puede resultar
La naturaleza de los actos en ejercicio de los poderes militares
inconstitucional (si la constitución es vulnerada; por ej., violando derechos personales, confiscando propiedad
enemiga, etc.). 14. — No cabe duda de que los actos presidenciales que, tanto en tiempo de paz como de guerra, traducen el
ejercicio de los llamados poderes militares y de guerra, son —como principio— de naturaleza política, lo que, a
nuestro juicio, no los libera del control judicial cuando violan la constitución, y deben usarse con sujeción a la
B) Sobre las fuerzas armadas misma, como que son una de las tantas competencias —o mejor, fragmentos de competencia— del poder
ejecutivo. De ahí que no admitamos en modo alguno la jurisprudencia de la Corte Suprema que ha reputado a los
9. — El inc. 27 del art. 75 pone a cargo del congreso fijar las fuerzas armadas en tiempo de poderes de guerra como preexistentes, anteriores y superiores a la constitución; y considerado que el uso
paz y de guerra y dictar las normas para su organización y gobierno. presidencial de dichos poderes, en la forma, por los medios y con los efectos que el poder ejecutivo ha creído más
El inc. 28 le otorga permitir la introducción de tropas extranjeras en el territorio de la nación, conveniente en resguardo de los intereses del estado, queda exento de toda revisión judicial (caso “Merk Química
Argentina c/Nación Argentina”, fallado en 1948).
y la salida de fuerzas nacionales fuera de él.
El poder disciplinario, salvo cuando se ejerce sobre las altas jerarquías militares, no parece traducir actividad
Las provincias tienen prohibido por el art. 126 armar buques de guerra o levantar ejércitos, salvo el caso de política, sino administrativa.
invasión exterior o de un peligro tan inminente que no admite dilación, dando luego cuenta al gobierno federal.
15. — A raíz de la guerra con Gran Bretaña por las Islas Malvinas, en 1982, se consideraron justiciables
La jurisdicción militar conforme al código de justicia militar los delitos cometidos en acciones bélicas por quienes fueron responsables de
su conducción y realización a causa de su investidura castrense.
10. — Una ardua cuestión se plantea en torno de la llamada jurisdicción militar como fuero
real o de causa. En efecto, mientras la constitución concede al congreso la facultad de dictar IV. LA JURISDICCION MILITAR PENAL Y LOS
normas para la organización y el gobierno de las fuerzas armadas, asigna también al presidente de TRIBUNALES MILITARES
la república el carácter de comandante en jefe de las fuerzas armadas. De ahí que se discuta si el
ejercicio de la jurisdicción militar significa la aplicación de los “poderes presidenciales” en virtud El fuero militar como fuero real
de aquella investidura constitucional.
Nos parece necesario deslindar dos ámbitos: a) la jurisdicción militar meramente 16. — Aceptamos el encuadre constitucional que se ha hecho del fuero militar como fuero real, subsistente,
por ende, pese a la supresión de los fueros personales. (Ver nº 3). El fuero real, de materia, o de causa, es una
disciplinaria; b) la jurisdicción militar penal. La primera es, sin lugar a dudas, propia y privativa
jurisdicción que juzga a determinadas personas en razón de la cuestión o materia sobre la que versa el juicio, y no
del presidente de la república como comandante en jefe de las fuerzas armadas. La segunda, no, en razón de la persona. El fuero real implica, entonces, que esa persona, en virtud de la “materia” no va a ser
porque se trata de una “jurisdicción especial” —al margen del poder judicial— pero al margen juzgada por los tribunales comunes. Pero no es un privilegio personal otorgado a quien es así juzgado, ni se dirige
también del poder de mando militar del presidente. La jurisdicción militar “no disciplinaria” —o a diferenciarlo del resto de los justiciables.
sea, la penal— está a cargo de tribunales militares, y emana de la facultad congresional —y no Aquí radica el meollo de la cuestión, porque nos hemos dado cuenta de que la ley puede extralimitar el
presidencial— de dictar normas para la organización y el gobierno de las fuerzas armadas; es una sentido estrictamente constitucional del fuero real cuando atribuye competencia a los tribunales militares; o, lo que
jurisdicción creada por ley, en cumplimiento de competencias constitucionales, para establecer la es lo mismo, que puede incluir indebidamente en esta competencia cuestiones que no responden realmente a la
constitución, organización, competencia y procedimiento de los tribunales militares. naturaleza excepcional del fuero real (materia militar).
11. — El ejercicio de la jurisdicción militar penal por los tribunales militares que la ley establece, no tiene, El artículo 75 inciso 27
pues, ningún carácter de subordinación a la jefatura militar del presidente. Desde 1984, las sentencias militares son
susceptibles de recurso judicial ante tribunales federales distintos de la Corte, sin perjuicio del eventual recurso 17. — Ya dijimos que el art. 75 inc. 27 confiere al congreso la facultad de dictar normas para
extraordinario posterior. (Ver nº 21). la organización y el gobierno de las fuerzas armadas (ley denominada “código de justicia
Por supuesto que el presidente de la república siempre dispuso de su facul-tad de indulto y conmutación de militar”). En primer lugar, hay que reparar bien en la frase “para” dichas fuerzas.
penas respecto de las sentencias militares, pero nunca le hemos reconocido la atribución de revisarlas, reformarlas
ni alterarlas. El “para” da idea del fin. Que la ley ha de tener ese fin significa, a los efectos de nuestro tema,
que solamente puede instituir el fuero militar como fuero real “para” tutelar bienes jurídicos de
III. LOS “PODERES MILITARES” DEL PRESIDENTE específica y estricta naturaleza militar.
Si se extiende la jurisdicción militar más allá de esa finalidad precisa, el “plus” configura un fuero “personal”
Su concepto opuesto a la constitución, y no un fuero real. No basta, entonces, para detectar al fuero real, con que la ley otorgue
competencia a los tribunales castrenses; hace falta que no la otorgue sobre hechos o cuestiones (y también lugares)
12. — El presidente es comandante en jefe de todas las fuerzas armadas (inc. 12 del art. 99). ajenos a aquella finalidad “para” las fuerzas armadas; si hay exceso, hay inconstitucionalidad. Y el “para” viene a
Dispone de ellas y corre con su orga-nización y distribución según las necesidades de la nación, querer decir algo así como que “las afecte en cuanto institución” existente para la defensa y la seguridad.
dice el inc. 14. Declara la guerra y ordena represalias con autorización y aprobación del congreso
(art. 99 inc. 15). La competencia “potestativa” para crear tribunales militares
De estas prerrogativas dimana una masa de atribuciones que se conoce con el nombre de
poderes militares y poderes de guerra. 18. — La naturaleza de la competencia que acuerda el art. 75 inc. 27 para dictar el código militar, y la forma
como está redactada la norma, nos llevan a afirmar que el congreso tiene una competencia “potestativa”, es decir,
que se halla habilitado para crear y establecer tribunales militares como fuero real, pero no está “obligado” a
El poder disciplinario hacerlo. En suma, la constitución permite establecer tribunales militares (con el alcance estricto del fuero real),
pero no impone el “deber” de exigirlos.
Si el congreso no los creara, podría derivar el juzgamiento de los delitos militares a la jurisdicción judicial. crear tribunales militares (o sea, no para establecer la jurisdicción militar penal que aplique el código de justicia
(Ver nos. 23 y 24). militar).
Los delitos “militares” A tal objeción respondemos que cuando la constitución formula la competencia normada en el art. 75 inc. 27,
ha tomado en cuenta y dio recepción al derecho español vigente en 1853, que abarcaba tanto la legislación militar
19. — Para nosotros, delitos militares son los que dañan bienes jurídicos de la institución armada, y nada cuanto la jurisdicción militar que le daba aplicación.
más. No basta que el delito se cometa en acto de servicio, o con ocasión de él, o en lugar militar; es menester que
afecte por su índole a las fuerzas armadas como tales. Solamente así queda respetado el “para” restrictivo que 24. — El precedente argumento, al rescatar la doble competencia de dictar la legislación militar y de crear los
enuncia el art. 75 inc. 27. tribunales militares de aplicación, debe correlacionarse con el principio de la unidad de jurisdicción centrada en el
poder judicial (art. 116), lo que arroja la siguiente conclusión:
La naturaleza de los tribunales militares a) si para aplicar el código de justicia militar (que es legislación federal) es posible que el congreso establezca
tribunales militares como jurisdicción “especial”, no cabe decir que la existencia de tales tribunales pugna con el
principio de que la legislación federal debe ser aplicada por los tribunales federales del poder judicial (art. 116);
20. — La jurisdicción militar constitucionalmente ceñida como fuero real —si es que el
b) la unidad de jurisdicción ante el poder judicial tiene prevista en la constitución la eventual excepción a
congreso la implanta— es una jurisdicción “especial” (pero no una “comisión especial” de las
favor de la jurisdicción militar penal, si es que el congreso decide establecerla (con o sin alzada judicial).
prohibidas por el art. 18); lo de “especial” significa que es distinta de la jurisdicción judicial
común que es propia de los tribunales del poder judicial. En suma, también cabe decir que los
V. LA JURISDICCION MILITAR Y LOS CIVILES
tribunales militares son órganos “extrapoderes”, que no integran el poder judicial, ni tampoco
dependen del poder ejecutivo.
La sujeción de civiles a los tribunales militares
Con tal característica, no hallamos óbice en decir que son tribunales de la constitución y
“jueces naturales” (bien que fuera del poder judicial). Incluso, admitimos la posibilidad 25. — El derecho judicial de la Corte Suprema ha admitido entre 1976 y 1983 el sometimiento de civiles a los
constitucional de que los tribunales militares funcionaran sin posible revisión de sus sentencias tribunales militares. Por supuesto que esa jurisprudencia se ha movido en un contexto severo: a) requería ley
por tribunales judiciales (pero sí con viabilidad de recurso extraordinario ante la Corte en expresa que atribuyera claramente a los tribunales militares la competencia para juzgar a civiles por delitos
supuestos de procedencia de tal remedio federal). determinados; b) exigía razones transitorias de grave emergencia (incluso, entre 1976 y 1983, hay jurisprudencia
que para admitir la jurisdicción militar en casos como los que analizamos, requería que los delitos civiles some-
tidos a ella tuvieran vinculación con la actividad subversiva); c) entendió que la jurisdicción militar era de
Se puede tolerar que a la jurisdicción militar penal se la llame jurisdicción “administrativa”, si por
excepción y debía interpretarse restrictivamente; d) suavizó los recaudos formales (o procesales), o hasta eximió
administrativa se quiere entender solamente que no pertenece al ámbito del poder judicial; pero nos negamos a
de ellos, al recurso extraordinario para facilitar la revisión por la Corte de sentencias militares condenatorias,
llamarla “administrativa” si con tal adjetivo se pretende insinuar erróneamente que es tal por depender del poder
dictadas sin que los procesados hubieran contado con asistencia letrada, a fin de resguardar al máximo la defensa y
ejecutivo (puesto que para nosotros no existe tal dependencia).
el debido proceso.
Las causas que tramitan ante la jurisdicción militar penal están sometidas a las pautas constitucionales del
debido proceso. Incluso se les aplica el principio de que no puede haber condena penal sin acusación fiscal. Por
Una fórmula bastante estereotipada en el derecho judicial que comentamos tiene dicho que,
eso, en el caso “González Hilario Ramón”, del 1º de setiembre de 1992, la Corte sostuvo que en jurisdicción
militar penal, cuando falta la acusación fiscal no puede haber proceso ni condena. suscitada una situación de emergencia, no se muestra incompatible con la constitución la regla
excepcional que sujeta a los civiles a juzgamiento por los tribunales militares.
La revisión judicial
26. — Quizás un precedente importante en las últimas décadas dentro de la jurisprudencia analizada sea el
caso “Rodríguez Juan Carlos y otros” (conocido asimismo como “Ruggero Conrado A. y otros”), fallado por la
21. — A partir de la reforma al código militar por la ley 23.049 y de la nueva jurisprudencia Corte el 24 de octubre de 1962, donde se examinó y convalidó el recurso del poder civil a la ayuda de las fuerzas
de la Corte, desde 1984 la validez constitucional de las leyes que organizan los tribunales armadas por razones suficientes de defensa.
castrenses depende de la existencia de revisión judicial suficiente de los pronunciamientos que A partir de allí, lo que más interesa destacar es, seguramente, el principio de que después de superado
dictan: sus sentencias han de ser susceptibles de un recurso ante un tribunal judicial (y ello porque definitivamente un episodio subversivo, no tiene justificación constitucional la exclusión de los jueces del poder
los tribunales militares no son tribunales del poder judicial, aunque sí de la constitución). judicial en el juzgamiento y la decisión final de las causas criminales; como corolario de esta regla, la Corte ha
sostenido que, terminada la emergencia, las sentencias mili-tares de condena “legalmente impugnadas” no
En el caso “Ortiz Dante G.”, del 2 de octubre de 1990, la Corte reiteró, con base en la ley 23.049, que el pueden subsistir.
legislador ha querido dotar al procedimiento militar de un recurso judicial amplio para la revisión de todas las ¿Qué significa que no pueden subsistir las condenas “impugnadas” legalmente?; ¿quiere decir que toda
decisiones que en materia de delitos se dictan en el ámbito de los tribunales castrenses. sentencia condenatoria dictada contra un civil por tribunales militares se vuelve inválida —y por ende revisable
En el caso “Andrés G. Villalba”, fallado el 1º de noviembre de 1988, la Corte Suprema consideró que el por el poder judicial— después de concluida la emergencia?; ¿o lo de “legalmente impugnadas” significa
recurso judicial contra sentencias de los tribunales militares sólo es viable respecto de los delitos que son objeto de únicamente que sólo son revisables las sentencias que al finiquitar la emergencia se hallan pendientes de recurso o
condena, excluyéndose del alcance del recurso las sanciones disciplinarias. no están firmes?
Siempre hemos entendido lo último, y el análisis de los casos en que la Corte ha sostenido ese principio
La naturaleza “federal” del código militar corrobora nuestra tesis, porque esos casos versaban sobre fallos condenatorios que no estaban firmes. Por otra
parte, esta opinión se respalda en la jurisprudencia de la Corte que negó la procedencia del habeas corpus para
22. — Para concluir este esbozo, añadimos que, a nuestro criterio, el código de justicia militar es una ley de atacar sentencias militares de condena, y en el hecho de que la propia ley 23.042 —que en 1984 habilitó el habeas
naturaleza federal. Si en vez de crear tribunales militares el congreso atribuyera competencia para juzgar los corpus para impugnar tales sentencias recaídas en perjuicio de civiles— dio a entender que hacía falta una ley
delitos militares al poder judicial, tendría que asignarla a tribunales federales (y nunca provinciales). (Prueba de lo especial de muy excepcionales razones para permitir una vía procesal contra sentencias firmes.
que decimos se advierte en que la competencia de alzada que ha establecido la ley 23.049 contra decisiones de Para el habeas corpus de la ley 23.042, ver Tomo II, cap. XXVIII, nº 15.
tribunales militares se radica en la justicia federal.) Ver cap. XXXV, nº 112.
27. — Nosotros entendemos que la sujeción de civiles a los tribunales militares siempre es
La coordinación entre la jurisdicción militar penal y el art. 116 inconstitucional, aunque haya emergencia. Los argumentos acumulados son varios: la jurisdicción
castrense como fuero real es de excepción, y jamás puede alcanzar a quienes carecen de estado
23. — Cuando se reconoce asidero a la jurisdicción militar penal en el art. 75 inc. 27 puede hacerse necesario militar (como son los civiles); implica una “comisión especial” prohibida por el art. 18, y una
afrontar una objeción; ésta se formularía diciendo que la competencia del congreso es únicamente una sustracción de los justiciables (civiles) a sus jueces naturales (que son los del poder judicial);
competencia legislativa (para “legislar”, o sea, para dictar el código de justicia militar), y no una competencia para
significa violar la división de poderes, precisamente por inhibir la jurisdicción y competencia de I. LA AUDITORIA GENERAL DE LA NACION
los tribunales civiles en las causas penales que se asignan a la jurisdicción militar; se agravia el
derecho a la jurisdicción del justiciable, en cuanto al someterlo a los tribunales militares se le El diseño del órgano
cercena el acceso a los tribunales del poder judicial.
Remitimos al Tomo II, cap. XXV, nº 24. 2. — El art. 85 dice:
“El control externo del sector público nacional en sus aspectos patrimoniales, económicos,
28. — Sostener la inconstitucionalidad del sometimiento de civiles a la jurisdicción militar no significa negar financieros y operativos, será una atribución del Poder Legislativo.
que el poder civil pueda acudir al auxilio de las fuerzas armadas en uso de competencias constitucionales para
contener graves situaciones de desórdenes o conmoción interna. El examen y la opinión del Poder Legislativo sobre el desempeño y situación general de la
administración pública estarán sustentados en los dictámenes de la Auditoría General de la
(Para la seguridad interior, ver nº 5).
Nación.
El deber militar de los civiles Este organismo de asistencia técnica del Congreso, con autonomía funcional, se integrará del
modo que establezca la ley que reglamenta su creación y funcionamiento, que deberá ser aprobada
29. — El art. 21 de la constitución dice que “todo ciudadano” está obligado a armarse en por mayoría absoluta de los miembros de cada Cámara. El presidente del organismo será
defensa de la patria y de la misma constitución, conforme a las leyes del congreso y a los decretos designado a propuesta del partido político de oposición con ma-yor número de legisladores en el
del poder ejecutivo. Congreso.
No inferimos de esta norma que el congreso esté obligado a implantar el servicio militar coactivo. De hecho, Tendrá a su cargo el control de legalidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la
durante un período suficientemente largo a partir de la constitución no existió ley en tal sentido. Tampoco existe administración pública centralizada y descentralizada cualquiera fuera su modalidad de
en la actualidad (ley 24.429). Siempre fuimos propensos a abolir el servicio obligatorio, y pensamos que su organización, y las demás funciones que la ley le otorgue. Intervendrá necesariamente en el
subsistencia hasta hace poco tiempo —una vez desapa-recidos los motivos y fines con que razonablemente se lo trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos públicos.”
impuso a comienzos de siglo— hizo incurrir a la ley en inconstitucionalidad sobreviniente.
(La bastardilla es nuestra).
30. — La objeción de conciencia por razones religiosas o éticas, esté o no contemplada en la ley, debe La norma comienza atribuyendo al congreso —al que llama “po-der legislativo”— la función
respetarse para eximir de la prestación del servicio; en tal sentido, cabe recordar que tuvo reconocimiento limitado de control externo del sector público feder-al en diversos aspectos: patrimonial, económico,
en el fallo de la Corte Suprema del 18 de abril de 1989 en el caso “Portillo Alfredo”, en el que se admitió que el
financiero y opera-tivo.
objetor cumpliera su deber militar sin portación de armas. (Ver Tomo I, cap. X, nº 13 b, y cap. XI, nº 18 in fine).
Esta atribución se acopla a las que contienen los 32 incisos del art. 75. (Ver cap. nº XXXIV).
31. — Por más que se considere que el deber militar en tiempo de guerra impone a los civiles que cumplen el De inmediato aparece la Auditoría General de la Nación, en cuyos dictámenes se sustentarán
servicio un esfuerzo exigido por la defensa, y que encierra un álea bélica, entendemos que el estado no puede
usufructuar irresponsablemente de la prestación que obliga a asumir a los civiles y, por ende, tiene que responder
tanto el examen como la opinión del congreso sobre el desempeño y la situación general de la
por el daño que sufren en acto de servicio, o sea, por el que no hubieran padecido de no estar incorporados a las administración pública.
fuerzas armadas. Así lo decidió la Corte en su fallo del 5 de agosto de 1986 en el Caso “Günther Fernando R.”.
Extendemos igual criterio para el caso de prestación voluntaria del servicio militar por los civiles. 3. — Ya antes de la reforma de 1994, la ley 24.156 había creado la Auditoría General, asignándole la
naturaleza de “ente de control externo del sector público nacional, dependiente del congreso nacional”, y con
calidad de “personería jurídica propia e independencia funcional”.
CAPÍTULO XLI Este diseño institucional no concuerda con el que ahora impone el art. 85, porque esta norma no alude a
dependencia alguna de la Auditoría respecto del congreso, como tampoco define la personalidad del organismo
LOS NUEVOS ORGANOS DE CONTROL “EXTRAPODERES” que, como ya lo hemos anticipado, exhibe para nosotros el perfil de un órgano extrapoderes.
Es obvio que la constitución prevalece sobre la ley, y la nº 24.156 —que es anterior a la reforma— muestra
Introducción. - I. LA AUDITORÍA GENERAL DE LA NACIÓN. - El diseño del órgano. - Las ambigüedades y las rasgos en muchos casos incompatibles e inconciliables con el art. 85, por lo que ha de darse por inaplicable en
dudas. - La naturaleza de la Auditoría. - El control desde un partido de oposición. - La competencia de la todo cuanto acusa divergencias insuperables.
Auditoría. - La denominación del órgano. - Las dos funciones en el art. 85. - Las áreas sujetas al control. - II.
EL DEFENSOR DEL PUEBLO. - El diseño del órgano. - Las competencias. - La legitimación procesal. - Las áreas Las remisiones que, por ende, puedan hacerse a la ley 24.156 solamente son útiles para señalar qué
sujetas a control. - El control de “funciones administrativas públicas”. - El ámbito federal de ac- disposiciones de la misma han de tenerse por derogadas automáticamente.
tuación. - El juicio valorativo. Queda pendiente, pues, una nueva ley de desarrollo del art. 85.
La creación y el funcionamiento de la Auditoría se remiten a esta ley reglamentaria, la que
Introducción también ha de establecer la integración del cuerpo. Dicha ley necesita ser aprobada por la mayoría
absoluta sobre el total de legisladores de cada cámara.
1. — La reforma constitucional de 1994 incorporó al texto algunos nuevos controles que no
estaban incluidos en la constitución histórica. Los esbozamos en el cap. XXX, nos. 44 y 47. Las ambigüedades y las dudas
En el presente capítulo no volveremos sobre el tema, y hemos de limitarnos a explicar los dos
órganos que el constituyente ubicó en el sector dedicado al congreso, bien que personalmente no 4. — No queda claro, a nuestro juicio, si las alusiones del art. 85 a “desempeño” y a “situación general de la
los colocamos “dentro” de él sino que los caracterizamos como órganos extrapoderes (ver cap. administración pública” hacen referencia exclusiva a los cuatro aspectos cuyo control externo pertenece al
XXX, nº 33). congreso, o si pueden interpretarse como proyectando el “examen” y la “opinión” a otros distintos, que también
admiten considerarse como parte del desempeño y la situación general de la administración.
Se trata de la Auditoría General de la Nación y del Defensor del Pueblo.
No hay que olvidar que el párrafo cuarto del mismo art. 85 habilita al congreso para conferir a la Auditoría
No dudamos que, con ellos, el Ministerio Público compone una trilogía institucional otras funciones en la ley reglamentaria.
novedosa, pero al Ministerio Público lo estudiaremos en el cap. XLIII, dada su proximidad con el Parece tolerable la sinonimia entre “control” y “examen-opinión”, porque al examinar y opinar se ejerce
poder judicial. control, pero en seguida vuelve el vocabulario distinto: empieza con “sector público nacional”, y luego continúa
con “administración pública”. ¿Se está, entonces, apuntando a la estructura orgánica de esa administración, o a la
administración como “función” administrativa? 7. — La denominación “Auditoría General” que usó la ley 24.156 ha sido trasladada a la
Después de los dos párrafos primeros cuyo sentido acabamos de esbozar, se intercala otro, para luego retomar constitución por la reforma de 1994, pero puede inducir a error en cuanto a la competencia del
en el cuarto el tema de la función y competencia que, según vimos, aparecía al comienzo del artículo. órgano, porque el concepto de “auditoría” parece apuntar únicamente a un control contable sobre
Cuando luego dice que “tendrá a su cargo” no se comprende bien si alude al presidente de la Auditoría (cuya el uso, el destino y la aplicación de fondos públicos. El art. 85 no circunscribe a ese objetivo la
designación ocupa la parte final del párrafo que antecede a éste) o al organismo en sí. Vuelve a usar la palabra función de la Auditoría, como en seguida se verá.
control (control externo figura en el primer párrafo de la norma) y lo especifica así: de legalidad, gestión y
auditoría, sobre toda la actividad de la administración pública centralizada y descentralizada, y con cualquier Las dos funciones en el art. 85
modalidad organizativa. Pero en seguida deja abierta a favor de la ley las otras proyecciones posibles en la
asignación de funciones, a las que ya hicimos alusión.
8. — Si se presta debida atención al art. 85 queda la impresión cierta de que divide en dos el
Por fin, el art. 85 hace obligatoria la intervención del órgano (y emplea el adverbio “necesariamente”) para el
ámbito de competencias de la Auditoría:
trámite de aprobación o de rechazo de las cuentas de percepción e inversión de fondos públicos.
Esta competencia se vincula con la que el inciso 8º del art. 75 le atribuye al congreso para aprobar o desechar a) por un lado, la asistencia técnica del congreso;
la cuneta de inversión. b) por el otro, el control de legalidad, gestión y auditoría en el ámbito demarcado por el
párrafo tercero del art. 85.
La naturaleza de la Auditoría En el primer caso, la Auditoría dictamina; en el segundo, controla.
5. — La Auditoría es definida como órgano de asistencia técnica del congreso, con A ambos aspectos, la ley reglamentaria puede añadir otros, porque el art. 85 —según lo
autonomía funcional. La locución “autonomía fun-cional” se emplea también para caracterizar al dijimos ya— así lo tiene previsto.
Defensor del Pueblo en el art. 86, y al Ministerio Público en el art. 120. La obligatoriedad que se le impone al congreso de sustentar su examen y opinión en los
dictámenes de la Auditoría surge imperativa y operativamente de la constitución, al igual que la
Sabemos que la reforma ha incorporado —también fuera de los casos recién citados— la palabra “autonomía” función de control que le imputa a la Auditoría como competencia propia.
en otras normas —por ejemplo: art. 75 inc. 19 con referencia a las universidades nacionales; en el art. 123 en Afirmar que tal competencia controladora es “propia” significa que sólo le pertenece a la
relación con los municipios de provincia; en el 129 para calificar al gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Auditoría, que es exclusiva de ella, y que el control externo que el párrafo primero del art. 85 le
asigna al congreso encuentra aquí una limitación en favor de la Auditoría. En otras palabras, el
En orden a la Auditoría, el sentido de la autonomía se adscribe al ejercicio de la función que
control constitucionalmente atribuido a ésta en forma directa no puede ser compartido.
le incumbe, ya que la norma dice “autonomía funcional”, como para prohibir toda interferencia —
así sea del congreso al cual aquel organismo asiste técnicamente—. Por eso decimos que es un Una interpretación no restrictiva del art. 85 permite entender también que el control a cargo
órgano extrapoderes. de la Auditoría admite ser temporalmente amplio, por lo que la oportunidad para su ejercicio no
ha de ser solamente posterior a los actos que controla, sino además previa y simultánea.
El control desde un partido de oposición
9. — Cuando, no obstante la divisoria entre la función de asesoramiento al congreso y la de control directo
por la propia Auditoría, se abarca la unidad conceptual y normativa del art. 85, se advierte que en los dos
6. — Con un sentido político a favor de la independencia e imparcialidad del órgano, la norma prescribe que
el presidente del mismo debe ser designado a propuesta del partido político de oposición que cuente con el mayor supuestos el órgano actúa en relación con el control:
número de legisladores en el congreso; pero no prevé quién lo nombrará, ni cómo. a) cuando presta asistencia técnica obligatoria al congreso para que éste ejerza el control descripto en el
primer párrafo del art. 85, la presta en lo referente a ese mismo control congresional, que es un control patrimonial
El partido político de oposición con mayor número de legisladores en el congreso debe “proponer” al
presidente de la Auditoría para que sea designado. La norma induce a reflexionar sobre algunos aspectos. (sobre el activo y el pasivo del patrimonio del estado), un control económico (sobre el resultado de la gestión del
estado), un control financiero (que recae sobre el movimiento de fondos) y un control operativo u operacional
a) Partido con mayor número de legisladores en el congreso significa que hay que tomar en cuenta la (dirigido a examinar si la gestión se ha realizado conforme a los principios de eficiencia, economía y eficacia).;
representación partidaria en las dos cámaras del congreso.
b) cuando la misma Auditoría cumple directamente con el control de legalidad, gestión y auditoría previsto en
b) Cuando el art. 85 dice que el presidente “será designado a propuesta”, quiere decir que esa propuesta es el párrafo tercero del art. 85, se hace evidente que la competencia se vincula siempre con el control.
vinculante.
En cuanto a las demás funciones que por ley puede otorgarle al congreso, creemos que también han de
c) Por lo dicho, entendemos que ésta es una de las normas que enfatizan el protagonismo de los partidos y el guardar similar relación con el control.
reconocimiento explícito que les ha asignado la reforma constitucional.
Todo ello se corrobora cuando, en la última parte del art. 85, se prescribe que la intervención de la Auditoría
d) En lo que hace a la Auditoría como órgano de control independiente, la propuesta partidaria para designar es necesaria en el trámite de aprobación o de rechazo de las cuentas de percepción e inversión de fondos públicos,
al presidente no alcanza, por sí sola, para asegurar que el órgano efectuará aquel control desde un partido opositor en alusión a la competencia que la constitución le impone al congreso en el art. 75 inc. 8º.
al partido “oficial”, porque si la conducción de la Auditoría queda a cargo de un cuerpo colegiado, hay que saber
cómo y de qué manera se lo integrará, ya que si únicamente el presidente de ese cuerpo colegiado pertenece a un
partido de oposición, puede ocurrir que su gravitación sea muy escasa, tomando en cuenta al resto de funcionarios
Las áreas sujetas al control
que participen con él en la conducción y las decisiones del mismo órgano.
e) La referencia constitucional al presidente de la Auditoría, que según vimos, debe ser designado a propuesta
10. — El art. 85 no ha perfilado con nitidez la totalidad de las áreas a las que coloca bajo
del partido de oposición con mayor número de legisladores en el congreso obliga a afirmar, con toda seguridad, control del congreso y de la Auditoría. Vimos ya que el vocabulario utilizado en los distintos
que cada vez que esa mayoría se modifique en favor de otro partido, el presidente nombrado a propuesta del que párrafos de la norma apunta al “sector público nacional” y a la “administración pública”
dejó de serlo deberá cesar en su cargo, para hacer viable el desempeño de uno nuevo cuyo origen partidario (centralizada y descentralizada, cualquiera sea su modalidad organizativa).
responda a la prescrip-ción constitucional.
El adjetivo “nacional” a continuación de “sector público” equivale, en nuestro lenguaje
En este aspecto, la norma del art. 85 es directamente operativa. personal, a federal. Y federal es tanto el congreso, como el poder ejecutivo, como el poder
judicial, más los órga-nos extrapoderes (jefatura de gabinete, Defensoría del Pueblo, y Mi-nisterio
La competencia de la Auditoría Público).
De ser así, no queda para nada claro si el control se ha de expla-yar a todos esos ámbitos con
La denominación del órgano
el alcance y las finalidades previstos en el art. 85.
“Administración pública”, en cambio, admitiría circunscribir su espacio al de la que La organización y el funcionamiento de esta institución serán regulados por una ley.”
típicamente se tiene como tal; o sea, a la que depende del poder ejecutivo, con lo que ya no habría (La bastardilla es nuestra).
sitio para la actividad administrativa o de administración en las esferas del congreso y del poder
judicial. Es una norma nueva de la constitución y la institución es también de reciente creación subconstitucional —
Este es el dilema que suscita el art. 85. primero se creó por decreto del poder ejecutivo, y luego por la ley nº 24.284—. El constitucionalismo provincial
ya tenía incorporada a la institución en muchos ámbitos locales, como también la ciudad de Buenos Aires.
Repetimos nuevamente que frente a esta norma, lo establecido en la ley 24.156 anterior a la reforma sólo
puede, en el mejor de los casos, servir de indicio. La ley reglamentaria del art. 85 no ha sido dictada, y es verdad 14. — Al referirnos a la Auditoría General de la Nación adelantamos que el Defensor del
que tanto para dar por vigente a la ley 24.156 como para sancionar la que se halla pendiente, siempre la prelación Pueblo, al igual que ella, reviste naturaleza de órgano extrapoderes.
de la constitución obliga a desentrañar hasta dónde alcanza el control y dónde —acaso— se retrae, más allá de lo El art. 86 lo ha creado como órgano independiente, con plena autonomía funcional, y exento
que los textos legales traigan consignado. De darse apartamiento o discrepancia de los mismos con la constitución,
deberá imputárseles inconstitucionalidad y negárseles aplicación.
de recibir instrucciones de ninguna autoridad. Por ende, la ubicación normativa congresional no
implica que forme parte del congreso, y mucho menos que guarde dependencia respecto de él,
Por eso, la dificultad interpretativa que el art. 85 coloca por delante no es fácil de disipar.
aunque su designación y remoción le quedan asignadas, con el voto de las dos terceras partes de
Un parámetro bastante razonable sería el que diera por cierto que en todo órgano de poder, en los miembros presentes de cada cámara.
todo órgano extrapoderes, en toda entidad —aun no estatal ni federal— que recibe o maneja Se le deparan los privilegios e inmunidades de los legisladores, y un período de desempeño
fondos públicos, el control del congreso y el de la Auditoría tendría materia suficiente para su quinquenal, con posible designación inmediata por una nueva y única vez.
ejercicio. (Ver nº 12).
15. — Conviene adelantar que la “letra” de la constitución traza una fisonomía de órgano unipersonal, pero
Hemos de dejar a salvo que hay doctrina conforme a la cual el art. 85 excluye al propio poder legislativo y al entendemos que la ley habilitada y exigida por el último párrafo del art. 86, al referirse a la “organización” y al
poder judicial de los controles en él previstos. “funcionamiento” de “esta institución” deja espacio más que amplio para que el Defensor del Pueblo cuente con
los colaboradores necesarios y convenientes en dependencia suya, a fin de que el aludido “funcionamiento” de la
Defensoría quede abastecido en plenitud.
11. — Cuando el ámbito de control toma en cuenta tanto el “sec-tor público” como la
“administración pública”, la doctrina viene enseñando que el control por la Auditoría recae con Hay que tener muy en cuenta la vastedad funcional y territorial de sus competencias para comprender que un
único funcionario no estaría en condiciones mínimas suficientes para abarcar su ejercicio por sí solo y que, por
amplitud sobre la administración pública en su totalidad, así como respecto de entes autárquicos, ende, le resulta imprescindible disponer de una infraestructura humana idónea, tanto en su dimensión cuanto en su
empresas y entidades en las que hay participación estatal significativa o a las que el estado aporta aptitud técnica y ética.
fondos públicos.
Creemos que no evaden dicho control las entidades privadas que, por causa de la 16. — Es deber del congreso dictar la ley reglamentaria de la organización y el funcionamiento de la
desregulación, prestan servicios al público. defensoría.
Después de la reforma de 1994, el congreso dictó la ley 24.379, modificatoria de la nº 24.284 que se hallaba
12. — En cuanto a las universidades nacionales (autónomas por el art. 75 inc. 19) el control de la Auditoría en vigor desde antes de la reforma, pero aún así afirmamos que toda disposición que en cualesquiera de ambas
solamente queda habilitado en orden a la administración que efectúan de los recursos que derivan del tesoro leyes resulte incompatible con el art. 86 ha de tenerse por inaplicable (si se trata de normas anteriores a la reforma,
nacional. No puede explayarse más, porque la autonomía universitaria coloca a las universidades fuera de la se han de dar por derogadas; si son posteriores, se las ha de reputar inconstitucionales).
estructura estatal y/o de la administración pública.
Por analogía de razonamiento, el control posible de la Auditoría en relación con las provincias parece Las competencias
también limitarse a la porción que coparticipan en la distribución de contribuciones conforme al art. 75 inc. 2º,
pero excluyendo —cálculo mediante— lo que en dicha coparticipación federal cada provincia 17. — La competencia central está definida constitucionalmente, y consiste en la defensa y
recaudaría como recursos propios de su competencia si la coparticipación no existiera. protección de los derechos humanos y de los demás derechos, garantías e intereses tutelados por
Es claro que para proyectar el control al referido ámbito universitario y provincial es menester que las la constitución y las leyes, ante hechos, actos u omisiones de la administración.
expresiones “sector público” y “administración pública” (que apuntan a la esfera federal) cobren un sentido muy
amplio, y se interpreten como, aun al margen de lo “público” y de lo “federal”, abarcando todo uso y manejo de En el párrafo no aparece la mención de derechos emergentes de los tratados internacionales, pero no hay
fondos públicos federales. De esa manera, la conexión con lo público y con lo federal estaría dada, no por la duda de que, al menos los que gozan de jerarquía constitucional conforme al art. 75 inciso 22, han de considerarse
naturaleza de los ámbitos que se controlarían, sino por la participación de ellos en los mencionados fondos absorbidos por la cita referencial a los derechos tutelados por la constitución. Una interpretación amplia, implícita
públicos del tesoro nacional. en la función protectora que se le encomienda al Defensor del Pueblo, nos hace entender que cualquier derecho,
garantía o interés que surgen de un tratado incorporado al derecho argentino —aun cuando carezca de rango
II. EL DEFENSOR DEL PUEBLO constitucional— provoca la competencia del Defensor en caso de padecer las violaciones que especifica la norma.
El diseño del órgano 18. — Si hubiéramos de agrupar sintéticamente las competencias del Defensor del Pueblo en
una sola función, diríamos que ésta consiste en fiscalizar, controlar y proteger todo cuanto queda
13. — El art. 86 ha creado la Defensoría del Pueblo. Dice así: incluido en el ámbito que el art. 86 coloca bajo su órbita.
“El Defensor del Pueblo es un órgano independiente instituido en el ámbito del Congreso de Para ello, entendemos que está habilitado a recibir y seleccionar denuncias y quejas, a
la Nación, que actuará con plena autonomía funcional, sin recibir instrucciones de ninguna informar, a investigar, a criticar, a hacer propuestas y recomendaciones, a articular proyectos y,
autoridad. Su misión es la defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos, especialmente, a acceder a la justicia en virtud de su legitimación procesal. En todo este conjunto
garantías e intereses tutelados en esta Constitución, y las leyes, ante hechos, actos u omisiones de de posibilidades damos por cierto que su acción no se debe limitar a los actos u omisiones ya
la Administración; y el control del ejer-cicio de las funciones administrativas públicas. consumados, sino que ha de tener a la vez carácter preventivo.
El Defensor del Pueblo tiene legitimación procesal. Es designado y removido por el Congreso En ninguna de sus competencias posee facultades de decisión con naturaleza vinculante y
con el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes de cada una de las Cámaras. Goza efectos obligatorios.
de las inmunidades y privilegios de los legisladores. Durará en su cargo cinco años, pudiendo ser
nuevamente designado por una sola vez.
Aun cuando en muchas de sus intervenciones asuma la tutela de derechos o intereses que no
le son propios, sino de terceros, advertimos con claridad que siempre actúa a nombre propio y por 22. — Quizás el mayor punto de conflicto se radica en relación con el poder judicial, porque
sí mismo en relación con el congreso, lo que sencillamente significa que esa actividad suya no es sabemos que aun cuando su función central es administrar justicia, también despliega función
imputable al congreso, frente al cual sabemos que goza de autonomía y de independencia administrativa.
absolutas, hasta el extremo de que no recibe instrucciones de ninguna autoridad.
Por un lado, la independencia del poder judicial parecería inhibir todo control del Defensor
Ello no impide que en el congreso exista una Comisión Bicameral Permanente de la Defensoría del Pueblo, del Pueblo en el área de administración de dicho poder, incluida la del Consejo de la
cuya primera resolución dispuso que el Defensor es responsable de su gestión ante el congreso.
Magistratura. Por otro lado, si a la expresión “funciones administrativas públicas” que utiliza el
art. 86 se la interpretara holgadamente, la objeción alcanzaría a disiparse, aunque sin eliminar
La legitimación procesal
totalmente la duda.
19. — Hemos de alabar que el art. 86 confiera al Defensor la legitimación procesal en todo Cuando de la actividad administrativa en el área del poder judicial nos trasladamos a lo que
cuanto hace a las cuestiones de su competencia. estrictamente es su administración de justicia, hay que esclarecer algunas cuestiones:
En correspondencia con el art. 86, el art. 43 también se la confiere para promover la acción de a) la legitimación procesal del Defensor del Pueblo le otorga capacidad para a’) acceder a los
amparo prevista en su segundo párrafo, que es aquél donde aparecen mencionados los intereses tribunales en cumplimiento de la función que la constitución se discierne y a”) para intervenir en
difusos o colectivos con el nombre de “derechos de incidencia colectiva en general” (ver Tomo II, los procesos judiciales;
cap. XXVI, nº 28). Esta relación entre la legitimación específica del art. 43 y la genérica del art. b) tal legitimación no se eclipsa cuando, frente a dilaciones procesales que aparecen como
86 abre un espacio procesal muy amplio y digno de interpretación generosa. lesivas de derechos de los justiciables en orden a la duración razonable del proceso, a la tutela
De ahí que: judicial eficaz, y a la sentencia oportuna y útil, el Defensor del Pueblo pre-tende impulsar y
acelerar la jurisdicción del tribunal, no como una forma de interferir en la función judicial propia
a) la legitimación del Defensor del Pueblo se entienda como ex-tendida a toda clase de y exclusiva de los jueces, sino en auxilio de las partes para resguardar sus derechos en el proceso;
procesos judiciales, incluso para plantear mediante el recurso extraordinario una cuestión no obstante, la Corte Suprema rechazó una pretensión de esa naturaleza del Defensor del Pueblo,
constitucional a efectos de su resolución por la Corte Suprema; negándole legitimación en la causa “Frías Molina”, de 1996 —ver Tomo II, cap. XXVI, nº 28—).
b) similar legitimación lo habilita para acudir a instancias administrativas e intervenir en ellas
a efectos de plantear pretensiones en defensa de derechos e intereses, de modo equivalente a como En el caso “Frías Molina Nélida c/Instituto Nacional de Previsión Social”, del 12 de setiembre de 1996, la
lo puede hacer ante los tribunales judiciales; Corte Suprema negó legitimación al Defensor del Pueblo para ser tenido como parte en los juicios que se hallaban
pendientes ante el tribunal por reclamos de actualización de haberes de jubilación y pensión. Para ello, aplicó el
c) en ambas esferas —judicial y administrativa— no es menester que: c’) actúe por denuncia art. 16 de la ley 24.284 (anterior a la reforma constitucional de 1994) que exceptúa del ámbito competencial del
o requerimiento de parte interesada; c”) si actúa en virtud de una denuncia o un requerimiento de Defensor del Pueblo al poder judicial. En rigor, el nuevo art. 86 de la constitución no fue tomado en cuenta por la
particulares, tampoco éstos han de ser necesariamente los titulares del derecho o del interés por Corte cuando, en verdad, es fácil sostener que la norma legal de 1993 no resulta aplicable frente a la cláusula
los que se recaba la intervención del Defensor del Pueblo; constitucional que le asig-na al Defensor del Pueblo la defensa y protección de los derechos humanos y que le
reconoce expresamente legitimación procesal.
d) en cuanto a la acción pública en materia penal, pensamos que tiene legitimación suficiente No parece que la circunstancia de conferirle la aludida función ante “hechos, actos u omisiones de la
para incoarla, sin necesidad de hacerlo a través del Ministerio Público; administración” sea suficiente para vedarle el acceso a la justicia en causas que llegan a la instancia judicial por
presuntas violaciones consumadas en sede administrativa.
e) la legitimación no inhibe ni margina la que también incumbe a la parte que —en virtud de
art. 43— dispone de su propia legitimación subjetiva, por lo que a la Defensor del Pueblo, a la del
El control de “funciones administrativas públicas”
afectado o de la víctima, y a la de las asociaciones, las damos por compartidas y no por
excluyentes recíprocamente (ver Tomo II, cap. XXVI, nº 30).
23. — Fuera de la estricta función defensiva de los derechos, la institución del Defensor del
f) no descubrimos óbice alguno para que, en determinadas situaciones, la legitimación del Pueblo tiene a su cargo, por imperio del mismo art. 86, el control del ejercicio de las funciones
Defensor del Pueblo en su competencia de carácter tutelar de los derechos, se superponga — administrativas públicas. Interpretamos que en este control no se fiscaliza la actividad señalada
acaso— con la del Ministerio Público. para detectar directamente violaciones a los derechos ni para defenderlos, sino para verificar si el
ejercicio de las funciones administrativas presenta o no irregularidades, aun cuando no irroguen
20. — Por su legitimación procesal, el Defensor del Pueblo está en condiciones de facilitar el acceso a la violación a los derechos o no se proyecten a ellos.
justicia de muchas personas que, por diversidad de causas (falta de recursos, desinterés, ignorancia, apatía, etc.), En el debate en la Convención, se sugirió usar el calificativo de “públicas” en vez de “estatales”, porque se
nunca promoverían un proceso judicial. alegó que referirse solamente al control de las funciones administrativas estatales significaba una limitación a la
competencia del Defensor del Pueblo, ya que muchos órganos y entidades que no son del estado cumplen, no
Las áreas sujetas a control obstante, actividades públicas —por ejemplo, los colegios profesionales, las empresas privadas que prestan
servicios públicos, las entidades que se ocupan de la salud pública, etc.—.
21. — El control en sentido lato que el art. 86 confía al Defensor del Pueblo para la En rigor, cuando se acepta que hay personas jurídicas públicas no estatales, se comprende que se incluya en el
protección de los derechos y sobre el ejercicio de las “funciones administrativas públicas” abre orbe competencial del Defensor del Pueblo a la actividad de tales entes cuando ejercen prerrogativas públicas.
un espacio amplio que suscita algunas dificultades.
El área tutelada se enmarca en la actividad —por hechos, acciones u omisiones— de la En síntesis, que la norma constitucional diga “funciones administrativas públicas” y haya
administración. Damos por cierto que alude a la administración pública —centralizada o reemplazado el adjetivo “estatales” por “públicas” es un dato para dejar demarcada la amplitud
descentralizada— que el art. 100 inciso 1º hace depender en su ejercicio del jefe de gabinete de del control que se encomienda al Defensor.
ministros, y que el art. 99 inciso 1º coloca bajo la responsabilidad política del presidente de la
república. El ámbito federal de actuación
No dudamos de que también la actividad del congreso, en cuanto se despliega en el ámbito
24. — Por último debemos decir que, también con una interpretación ajustada a todo el
administrativo, queda sometida a la compe-tencia del Defensor del Pueblo. contexto constitucional y a su espíritu, el Defensor del Pueblo, como órgano federal de control,
circunscribe su competencia al espacio exclusivamente federal, o sea, a las violaciones de autoría
federal y a la fiscalización de las funciones administrativas públicas de alcance federal. Si lo Con ello se apunta a remarcar la índole especial de la función judicial y de los jueces en orden a la
enunciamos negativamente, queda claro que no puede intervenir en la zona que es propia de las independencia e imparcialidad, respecto de todo parti-dismo político. Pero el poder judicial, que integra el
provincias. gobierno federal, también es un “poder político” porque ejerce una función del estado; las sentencias —to-das y
cualquiera, con independencia de cuál sea la materia que resuelven— son actos políticos porque emanan de
órganos del estado; también las decisiones del Consejo de la Magistratura y del jurado de enjuiciamiento.
Tal opinión no deriva solamente de la estructura constitucional de nuestro régimen federal, sino que toma en
cuenta asimismo, y en convergencia, que para desempeñar análoga función defensiva y controladora en
jurisdicción provincial son varias las constituciones locales que han previsto también la institución del Defensor 2. — Sería difícil agotar en una enumeración todos los mecanismos de organización que,
del Pueblo. sustrayendo a los órganos judiciales de ataduras a otros órganos y sujetos de la acción política,
asientan la independencia del poder judicial.
El juicio valorativo a) En primer lugar, el derecho constitucional del poder ha ordenado los órganos judiciales en
forma permanente mediante el establecimiento de los tribunales de justicia y la eliminación de los
25. — Con estilo propio, la constitución ha dado recepción analógica al tradicional “ombudsman”, y ha tribunales de excepción, especiales o ad-hoc. A esos tribunales preestablecidos se los denomina
despejado la duda que antes de la reforma pudo existir en algún sector doctrinario acerca de su posible “jueces naturales”.
establecimiento mediante ley del congreso. Aun con respuesta afirmativa, el origen puramente legal del Defensor
del Pueblo podía suscitar reparos sobre su intervención en lo que la doctrina llama y considera zona de reserva de b) En segundo lugar, el estado reivindica para sí en forma privativa la función de administrar
los otros poderes; de ahí que la creación constitucional ya no deje margen para suponer que en algún supuesto justicia. Está abolida la justicia privada, porque hay interés público y legítimo en que los
pueda esa misma intervención —mientras se mantenga dentro de su marco de competencia— significar lesión o individuos resuelvan sus conflictos y pretensiones dentro de la esfera del poder estatal.
irrespetuosidad a la división de poderes.
Por justicia “privada” hay que entender la justicia por mano propia que cada uno se hace a sí mismo en sus
CAPÍTULO XLII conflictos con otro, pero no las soluciones alternativas al proceso judicial que, de no estar comprometido el orden
público, son válidas cuando las partes en conflicto resuelven, de común acuerdo y con pleno consentimiento,
EL PODER JUDICIAL pactar en pie de igualdad un mecanismo sustitutivo del proceso judicial, como puede ser el sometimiento a
arbitraje; la ley puede también, razonablemente, implantar la etapa de mediación como previa al proceso judicial.
(Ver nos. 4 a 6).
I. SU ESTRUCTURA Y CARÁCTER. - Las normas de la constitución sobre el poder judicial. - La solución de
conflictos fuera del poder judicial. - La mediación prejudicial obligatoria. - Una exclusión inconstitucional del
libre acceso a la justicia. - II. LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. - La creación y composición de la Corte c) En tercer lugar, la función de administrar justicia en forma privativa, que se asigna a los
Suprema. - El juramento de sus miembros. - El sentido institucional de la Corte Suprema. - La “supremacía” órganos judiciales, excluye también totalmente su arrogación y ejercicio por el órgano ejecutivo y
de la Corte “Suprema”. - La “división” de la Corte en “salas”. - El presidente de la Corte Suprema. - Su por el órgano legislativo. Es una severa y tajante división de poderes, que encasilla a la
nombramiento. - Su renuncia. - La actividad de la Corte Suprema que no es judicial. - III. LA INAMOVILIDAD
DE LOS JUECES. - Su alcance. - La inamovilidad de los jueces provinciales. - IV. OTRAS GARANTÍAS. - El
administración de justicia en el poder judicial, sin participación, delegación o avocación de
sueldo. - Las incompatibilidades. - V. LAS FACULTADES DISCIPLINARIAS DEL PODER JUDICIAL. - Su noción. - ninguna índole o hacia los otros dos poderes.
El derecho judicial en materia de poder disciplinario. - VI. LA UNIDAD DE JURISDICCIÓN. - Su alcance. - La d) En cuarto lugar, no se admiten ni son constitucionales las influencias o presiones externas,
jurisdicción militar. - La jurisdicción administrativa (o administración jurisdiccional). - El ejercicio de la
función jurisdiccional por la administración. - La jurisdicción “judicial” y la jurisdicción “administrativa”. - ni las instrucciones acerca del modo de ejercer la función. Sólo la constitución y las leyes
El control judicial sobre la administración jurisdiccional. - Los tribunales municipales de faltas. - VII. LOS imponen obliga-ciones a los jueces. Ni siquiera los órganos judiciales de instancia superior
JUECES DE LA CAPITAL FEDERAL. - La situación antes y después de la reforma constitucional de 1994. - La pueden intervenir en las sentencias o resoluciones de los de instancia inferior, como no sea
reforma de 1994: los artículos 75 inc. 12, y 129. - Las restricciones a la jurisdicción judicial. - La disposición cuando la ley les da oportunidad mediante recursos revisores.
transitoria decimo-
quinta de la constitución. - La disposición transitoria séptima. e) En quinto lugar, el juez —tanto de jurisdicción federal como local— tiene estabilidad en su
cargo; ello quiere decir que es inamovible —si no siempre vitaliciamente, sí durante el período
para el cual ha sido designado—. De este modo, la destitución sólo procede a título de excepción
I. SU ESTRUCTURA Y CARACTER y de acuerdo a un procedimiento también especial —por ej.: enjuiciamiento—.
f) En sexto lugar, el ejercicio de la función judicial apareja incompatibilidades casi totales con
1. — El llamado “poder judicial” se compone de una serie de órganos que forman parte del toda otra actividad.
gobierno federal y que ejercen una función del poder del estado, cual es la denominada
“administración de justicia”, “jurisdicción” o “función jurisdiccional”. A ello se añade ahora el g) Cuando algún justiciable, disconforme con la actuación de la Corte durante algún período de nuestra
Consejo de la Magistratura y el jurado de enjuiciamiento (ver cap. XLIII). historia, ha alegado posteriormente ante dicho tribunal la nulidad de sus anteriores pronunciamientos firmes,
aspirando a que, fuera de oportunidad procesal, se declararan inválidos, la Corte ha rechazado la pretensión
Los órganos del poder judicial que genéricamente llamamos “tribunales de justicia”, son los jueces naturales extemporánea. Esto tiene importancia no sólo por la preservación de la cosa juzgada, sino por lo que significa en
deparados a los habitantes por el art. 18 de la constitución. Así como desde la parte orgánica visualizamos a la orden a la permanencia y continuidad del poder judicial en cuanto “poder del estado”; la Corte, en suma, ha dado
administración de justicia en cuanto función del poder, desde la parte dogmática descu-brimos que el derecho de a entender que no es posible, en ningún lapso histórico, considerar que no ha existido el poder judicial.
los habitantes a acudir en demanda de esa administración de justicia configura el derecho a la jurisdicción. Las h) La Corte Suprema sostiene asimismo que su supremacía, cuando ejerce la jurisdicción que la constitución
personas y entes colectivos en cuanto disponen de ese acceso al poder judicial se denominan “justiciables”. y las leyes le confieren, impone a todos los tribunales, federales o provinciales, la obligación de respetar y acatar
sus decisiones, y por ende los jueces provinciales no pueden trabar o turbar en forma alguna la acción de los
En primer lugar, conviene advertir que el poder judicial se compone de varios órganos. Jueces jueces que forman parte del “poder judicial de la nación”.
y tribunales de múltiples instancias, más el Consejo de la Magistratura y el jurado de Las normas de la constitución sobre el poder judicial
enjuiciamiento, integran una estructura vertical, que se corona en el órgano máximo y supremo,
que es cabeza del poder judicial: la Corte Suprema. A estos órganos, bien que componen el 3. — Nuestro derecho constitucional del poder contiene pocas normas en la constitución
gobierno y tienen a su cargo una función del poder, se los considera “no políticos”, por la formal sobre el poder judicial. Ellas son:
diferencia que acusan en relación con el órgano ejecutivo y con el congreso. Se habla también, por
eso, de independencia del poder judicial.
1) Establecimiento directo e inmediato de: a) una Corte Suprema; b) tribunales inferiores; lo c) el arbitraje obligatorio —descartado en los supuestos de los anteriores incisos a) y b)—
demás, queda derivado a la ley, que puede dividir las instancias; c) un Consejo de la Magistratura admite excepcionalmente ser establecido por ley para dirimir conflictos colectivos de trabajo,
y un jurado de enjuiciamiento (arts. 108, 75 inc. 20, 114, 115 y 116). conforme a una interpretación posible del art. 14 bis ( ver Tomo II, cap. XXI, acápite IV,
2) Establecimiento de los tribunales creados por la constitución —o por la ley conforme a especialmente nº 23).
ella— con calidad de jueces naturales, y abolición de tribunales especiales, comisiones de la
misma índole, etc. (art. 18). También abolición de los fueros personales (o sea, del privilegio de Hemos de recordar que, conforme a una pauta del derecho judicial, el arbitraje no puede ser impuesto
obligatoriamente por ley en las controversias individuales, porque ello importa privar compulsivamente a las
ser juzgado según el status personal —eclesiástico, militar, universitario— por jueces especiales) partes del acceso a los tribunales del poder judicial.
(art. 16).
3) Prohibición de que el presidente de la república ejerza funciones judiciales, se arrogue el 5. — El arbitraje no ha de entenderse como una especie de privatización de la justicia que administra el
conocimiento de causas pendientes o restablezca las fenecidas (art. 109). La prohibición rige estado, aun cuando sea corriente calificarlo como un método “alternativo” de la jurisdicción judicial. En
también durante el estado de sitio (art. 23). consonancia, ha de tomar-se en cuenta:
a) que los árbitros o tribunales arbitrales carecen de imperio, por lo que los laudos necesitan intervención
4) Fijación por la propia constitución de las condiciones para ser miembro de la Corte
judicial para ser ejecutados;
Suprema de Justicia (art. 111), y previsión de su presidencia (arts. 59 y 112).
b) que no obstante las limitaciones existentes en el control judicial del arbitraje, se halla previsto —por
5) Previsión del sistema de designación de los jueces de la Corte por el poder ejecutivo con ejemplo— un eventual recurso de nulidad que, a la postre, debe habilitar un ulterior recurso extraordinario ante la
acuerdo del senado, y de los demás jueces inferiores por el poder ejecutivo con acuerdo del Corte Suprema contra la sentencia recaída en la instancia judicial inferior (en su disidencia al fallo de la Corte del
senado en base a una terna propuesta por el Consejo de la Magistratura (art. 99 inc. 4º). 17 de noviembre de 1994 en el caso “Color SA. c/Max Factor Sucursal Argentina, s/laudo arbitral s/pedido de
nulidad de laudo”, el juez Boggiano sostuvo que un cierto control judicial no es susceptible de suprimirse
6) Incompatibilidad: Los jueces de las cortes federales no pueden serlo al mismo tiempo de totalmente en el arbitraje); b’) el referido control judicial es más amplio si las partes no renunciaron a él al pactar
los tribunales de provincia (art. 34). el arbitraje, y más estrecho si lo han renunciado, interpretándose que, aun renunciado, el recurso autónomo de
7) Juramento de los miembros de la Corte Suprema (art. 112). nulidad subsiste.
8) Competencia del poder judicial de la nación (art. 116), con reserva de las jurisdicciones
locales (art. 75 inc. 12). La mediación prejudicial obligatoria
9) Competencia originaria y exclusiva de la Corte Suprema (art. 117). 6. — Entre los denominados “métodos alternativos” para solucionar conflictos al margen del
10) Competencia de la Corte Suprema para dictar su reglamento interior y nombrar todos sus poder judicial se conoce actualmente la mediación prejudicial obligatoria, porque si la mediación
empleados subalternos (art. 113). logra un acuerdo entre las partes ya no se abre el proceso judicial.
11) Inamovilidad de los jueces mientras dura su buena conducta (art. 110), y remoción de los Cuando la ley impone la obligación de acudir a mediación antes de iniciar determinados
de la Corte por juicio político (arts. 53, 59 y 60), y de los demás por un jurado de enjuiciamiento juicios, nos parece que como mínimo se han de satisfacer dos exigencias:
(art. 115). a) que la etapa mediadora antes de un juicio no postergue demasiado tiempo la eventual
12) Remuneración de los jueces, determinada por ley, que no puede disminuirse en forma iniciación del proceso judicial, si es que la mediación fracasa sin llegar a un arreglo de partes,
alguna mientras permanecen en sus funciones (art. 110). porque una dilación extensa viola el derecho constitucional de acceso rápido a la justicia;
13) Establecimiento por ley del juicio por jurados (arts. 24 y 75 inc. 12) y conclusión b) que los mediadores, y la propia instancia de mediación, no dependan de ni pertenezcan a la
(después de establecida la institución) de todos los juicios criminales ordinarios por jurados (art. esfera del poder ejecutivo, sino que su organización y funcionamiento se radiquen en la órbita
118). misma del poder judicial para asegurar la independencia y la imparcialidad en la mediación, y
14) Administración de recursos y ejecución del presupuesto por el Consejo de la Magistratura para respetar la división de poderes que prohíbe al ejecutivo toda interferencia en las funciones
(art. 114). judiciales (art. 109), también —a nuestro criterio— en la que por mediación tiene carácter
15) Previsión de la existencia de un poder judicial local en la ciudad de Buenos Aires (art. preliminar para acceder a un tribunal.
129). (Remitimos al Tomo II, cap. XXIV, nos. 11/12).
La solución de conflictos fuera del poder judicial Una exclusión inconstitucional del libre acceso a la justicia
4. — Decir que el estado monopoliza la justicia pública y que da por abolida y prohibida la justicia privada (o 7. — Personalmente, entendemos que no configura sometimiento voluntario, ni por ende válido, a un sistema
por mano propia) significa solamente que los particulares no podemos hacernos justicia directa (cada uno por sí sustitutivo del proceso judicial, el que se opera cuando una persona ingresa a una asociación cualquiera que entre
mismo frente a otro, salvo el supuesto extremo de legítima defensa). Por ende, la justicia pública no significa sus cláusulas estatutarias contiene la prohibición de acudir a la justicia en las controversias recíprocas.
imposibilidad de que los conflictos puedan resolverse fuera y al margen del poder judicial mediante métodos Reglamentaciones de ese tipo no constituyen, para quienes se afilian a la entidad en la que rigen, una renuncia
alternativos. (Ver nº 2 b). libremente pactada y son, por eso, inconstitucionales.
Es así porque, aun cuando el ingreso o la afiliación a la asociación sean libres y voluntarios, esa renuncia a la
Es —por ejemplo— el caso del sometimiento por las partes en conflicto a un arbitraje o a justicia no queda consensuadamente convenida y pactada en pie de igualdad y con plena voluntad, sino impuesta
amigables componedores, en vez de acudir a un tribunal judicial. unilateralmente por la asociación: o se entra a ella acatando tal cláusula, o no se ingresa y, en este último caso, el
derecho de libre asociación queda inconstitucionalmente condicionado por la violación de otro derecho de similar
Respecto de ello, hemos de destacar que: rango constitucional: el derecho a la jurisdicción, cuyo ejercicio no tolera ser impedido compulsivamente.
a) tales soluciones extrajudiciales deben siempre ser voluntarias, o sea, acordadas y
consentidas por las partes en litigio; el estado no puede obligar a que los particulares sometan sus II. LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
controversias indi-viduales a un arbitraje sin dejarles opción alguna para elegir, alternativamente,
la vía judicial; La creación y composición de la Corte Suprema
b) la “función” arbitral a cargo de árbitros o tribunales arbitrales no es una función estatal (o
función del poder) sino una actividad extraestatal;
8. — La constitución ha establecido una Corte Suprema de Justicia, cuya composición no fija La síntesis podría esbozarse con una ejemplificación enunciativa. Así, cabe recordar que la
directamente. Ello es competencia legal. Pero sí fija las condiciones para ser miembro de ella: a) Corte:
ser abogado de la nación con ocho años de ejercicio; b) tener las calidades requeridas para ser a) da desarrollo a la doctrina constitucional en diversos campos, a medida que sus sentencias
senador. Estos requisitos del art. 111 no pueden, a nuestro criterio, ser ampliados —pero tampoco despliegan la interpretación y la aplica-ción de la constitución;
restringidos— por ley.
b) ejerce en instancia última el control judicial de constitu-cionalidad, incluso cuando el
Los ocho años de ejercicio no deben interpretarse como de ejercicio de la profesión liberal correspondiente al
derecho provincial discrepa con la constitución; esta especie de “intervención” judicial de la Corte
abogado; puede bastar el ejercicio en cualquier cargo, función o actividad —públicos o privados— que exigen la le asigna un papel relevante en el diseño de las políticas estatales, según cuál sea la materia sobre
calidad de abogado. Y aún más, sería suficiente la antigüedad constitucional, reunida desde la obtención del título la cual juzga la constitucionalidad de sus contenidos;
habilitante, aunque no existiera ejercicio de la profesión o de cargos derivados de ella. c) actúa como custodio del sistema de derechos:
El juramento de sus miembros d) vigila que los tratados internacionales no se violen, ni por acción ni por omisión, para
resguardar la responsabilidad internacional del estado que los ha incorporado a nuestro derecho
interno;
9. — En la primera instalación de la Corte, sus miembros debían prestar juramento en manos del presidente
de la república, de desempeñar sus obligaciones bien y legalmente, y en conformidad a lo que prescribe la e) tiende a concertar armoniosamente las competencias federales y las provinciales para
constitución. En lo sucesivo, dice el art. 112, lo prestarían ante el presidente de la misma Corte. evitar la pugna entre unas y otras;
Cada vez que se ha renovado íntegramente la composición de la Corte, ha vuelto a prestarse el juramento ante f) integra los vacíos normativos de la constitución y del derecho infraconstitucional, y
el presidente de la república. confiere desarrollo y contenidos a las normas que, por su generalidad y apertura, requieren irse
completando;
El sentido institucional de la Corte Suprema
g) controla la correcta aplicación del derecho, especialmente cuan-do se hace cargo de las
sentencias arbitrarias dictadas por tribunales inferiores —sean federales o locales—;
10. — La Corte es el órgano supremo y máximo del poder judicial. Es titular o cabeza de ese
poder, como el presidente lo es del ejecu-tivo, y el congreso del legislativo. Sólo que mientras el h) ejerce —según ya lo dijimos— un “poder” del estado, por lo que comparte el gobierno en
ejecutivo es unipersonal o monocrático, y el congreso es órgano complejo, la Corte es: a) órgano orden a las competencias que le son propias; o sea, es “tribunal” y es “poder”.
colegiado, y b) órgano en el cual —no obstante la titularidad— no se agota el poder judicial, 14. — Por supuesto que en la precedente demarcación de roles, y aun cuando admitimos los poderes
porque existe otros tribunales inferiores que juntamente con la Corte lo integran en instancias implícitos de la Corte, hemos de dar por cierto que su actuación queda enmarcada siempre en el área de sus
distintas, además de órganos que no administran justicia pero forman parte del poder judicial competencias. Asimismo, en todo el devenir de sus aportaciones constitucionales, hay que destacar que algunas
han sido y son positivamente valiosas, en tanto otras no y, en este último caso, ha lucido y luce la propensión a
(Consejo de la Magistratura y jurado de enjuiciamiento).
satisfacer fuertes liderazgos ocasionales del poder ejecutivo según los presidentes de la república de turno, y el
compromiso —no siempre imparcial— con las políticas oficiales a las que la Corte ha conferido apoyo.
11. — En el gobierno tripartito que organiza nuestro derecho constitucional del poder, la
Todo este paisaje exige avanzar en el desglose de temas que iremos abordando en los restantes capítulos
Corte también gobierna, o sea, comparte dentro del poder estatal las funciones en que ese poder
dedicados al poder judicial y la administración de justicia.
se exterioriza y ejerce. Y las comparte reteniendo una de ellas, que es la administración de
justicia. La “supremacía” de la Corte “Suprema”
Por integrar el gobierno federal como titular del poder judicial, la Corte debe residir en la capital federal
15. — Que la Corte se llame por imperio de la constitución Corte “Suprema” sólo significa que es el máximo
conforme a lo prescripto por el art. 3º de la constitución.
y último tribunal del poder judicial, al modo como el mismo texto constitucional denomina al presidente de la
La Corte gobierna, en el sentido de que integra la estructura triangular del gobierno, pero no en el de apoyar o república “jefe supre-mo” en cuanto jefe del estado. O sea que en el orden interno no hay otro tribunal superior.
combatir hombres o ideas que ocupan el gobierno en un momento dado. La Corte toma a los otros departamentos
Cuando se dice que el acatamiento que Argentina ha hecho de la jurisdicción supraestatal de la Corte
del gobierno impersonalmente, como órganos-instituciones y no como órganos-personas físicas. En este concepto
científico de la política, la Corte es tan política como políticos son el poder ejecutivo y el congreso; todos Interamericana de Derechos Humanos cuando ratificó en 1984 el Pacto de San José de Costa Rica, es
gobiernan, y gobernar es desplegar política sobre el poder. Pero, en otro sentido, la Corte no es política porque a inconstitucional porque nuestra Corte deja de ser “Suprema” en la medida en que un tribunal supraestatal como el
ella no llegan ni deben llegar programas partidarios, como sí llegan a los poderes que surgen de la elección y de antes mencionado puede “revisar” sus sentencias, se incurre en error. En efecto, por un lado no interpretamos que
los partidos. La inmunidad de la Corte en esta clase de política ha de ser total, y toda contaminación resulta nociva lo que puede hacer y hace la Corte Interamericana sea una “revisión” de lo decidido por la Corte argentina; (ver
para su función. cap. LI); por otro lado, el calificativo de “Suprema” que a ella le adjudica nuestra constitución debe entenderse
referido a la jurisdicción interna, como órgano máximo que en ella encabeza al poder judicial. (Ver nº 10).
12. — La Corte se ha denominado a sí misma como “tribunal de garantías constitucionales”, 16. — El principio acuñado en el derecho judicial de la Corte cuando sos-tiene que sus sentencias no son
para resaltar la función que, en materia de control constitucional, cumple para tutelar los derechos susceptibles de recurso alguno porque son irrevisables ofrece dos perspectivas: a) en una, la propia Corte admite
y garantías personales. con muy severa y estricta excepcionalidad que ella pueda revisar sus propias sentencias cuando se demuestra con
Dentro de este protagonismo, interpreta y aplica los tratados de derechos humanos, tengan o nitidez manifiesta un error que quien recurre esa sentencia pretende subsanar; b) en otra, hay que entender —a
no jerarquía constitucional. nuestro criterio— que el principio de irrevisabilidad se ciñe a las sentencias únicamente, y no cabe extenderlo
generalizadamente a otra clase de decisiones que no son sentencias.
Asimismo, en ese campo y en otros, ha invocado y ejercido “pode-res implícitos” para poner
en funcionamiento su competencia. La “división” de la Corte en “salas”
13. — Parecería sobreabundante ahora trazar linealmente un perfil de la trascendencia 17. — Estando directamente establecido por la constitución un órgano judicial máximo como
institucional y política de la Corte Suprema, si es que se hace el seguimiento de sus competencias Corte Suprema, y surgiendo su competencia también de la constitución, entendemos que la Corte
conforme a la constitución. No obstante, el funcionamiento del tribunal y sus productos no puede ser dividida en salas. Ello equivaldría a que sus sentencias fueran dictadas por una sala,
inoculados a la constitución material ofrecen ámbito para un resumido panorama. y no por el tribunal en pleno.
Admitimos que la ley fije el número de miembros de la Corte —porque así lo permite De este modo, la inamovilidad vitalicia se integra y complementa con la inamovilidad en el
la constitución—; pero una vez fijado, el cuerpo así constituido es “la Corte de la constitución”, y cargo ocupado y en el lugar donde se desem-peña.
como tal cuerpo —o sea, en pleno— debe fallar las causas que por la constitución (y por la ley en
consecuencia de la constitución) le toca resolver dentro de su competencia. 24. — Cuando afirmamos que es necesario el consentimiento del juez para su promoción a un grado superior
o su traslado a una sede distinta, no queda todo dicho. Ese consentimiento es imprescindible, pero hace falta algo
Nada de lo dicho significa que la totalidad de sus miembros deba coincidir en una decisión única, porque más: que el senado preste acuerdo para el nuevo cargo.
basta que ésta surja del quorum de más de la mitad (sobre cinco, tres; y —actualmente— sobre nueve, cinco). Tenemos ya expuesto que el nombramiento de los jueces por el poder ejecutivo con acuerdo senatorial exige
que “cada” acuerdo acompañe a “cada” cargo. Quien está desempeñando uno con acuerdo del senado, y presta su
El presidente de la Corte Suprema consentimiento para ser transferido a otro, requiere un nuevo acuerdo, porque la voluntad del juez no suple ni
puede obviar la intervención del senado. Si así no fuera, bastaría la concurrencia de la voluntad del ejecutivo y la
del juez, con salteamiento de la competencia senatorial. (Ver cap. XXXVI, nº 7 c), y cap. XXXVIII, n os. 84/85).
18. — Dos veces hace referencia la constitución al presidente de la Corte Suprema: en el art. 112
(disponiendo que después de la primera instalación, los miembros de la Corte prestarán juramento ante el La constitución material ofrece discrepancias con nuestro criterio.
presidente del tribunal), y en el art. 59 (disponiendo que cuando el acusado en juicio político sea el presidente de
la república, el senado será presidido por el presidente de la Corte). 25. — Actualmente, el art. 99 inc. 4º ha establecido en su párrafo tercero un término al
Es obvio que ese presidente debe ser uno de sus miembros. Si bien, como “juez” que es, su designación de desempeño de los jueces inferiores a la Corte en razón de su edad: al cumplir setenta y cinco años
juez emana del poder ejecutivo con acuerdo del senado, la constitución no dice, en cambio, quién le asigna el cesan, salvo que recaiga un nombramiento nuevo precedido del acuerdo del senado; la nueva
cargo y el título de presidente de la Corte. designación de magistrados cuya edad sea la indicada u otra mayor se puede hacer por cinco años,
susceptibles de repetirse indefinidamente mediante el mismo trámite.
Su nombramiento
Véase lo que decimos en el cap. XXXVIII, nos. 81/82.
19. — Nuestra práctica constitucional ha conocido dos soluciones. Podemos observar que hasta 1930, esa
práctica ejemplarizó la designación del presidente de la Corte por el presidente de la república. Desde 1930, se La inamovilidad de los jueces provinciales
rompe con el largo precedente, y el presidente de la Corte es nombrado por la Corte misma, o sea, por designación
que deciden los jueces que la forman. Esta nos parece que es la solución correcta. 26. — Establecida en la constitución federal la inamovilidad de los jueces federales, hay que enfocar la
situación en las constituciones provinciales cuando, para sus respectivos jueces locales consagran, en vez de
Su renuncia inamovilidad permanente, designaciones temporales con inamovilidad limitada al lapso de esas designaciones.
Puede manejarse una doble perspectiva: a) hay quienes sostienen que la garantía de inamovilidad vitalicia que
20. — Si la designación de un juez de la Corte como presidente de la misma debe emanar del tribunal y no para los jueces federales consagra la constitución federal es un “principio” de organización del poder que, en
del poder ejecutivo, la renuncia como presidente ha de elevarse a la propia Corte y debe ser resuelta por ella, sin virtud de los arts. 5º y 31, obliga a las provincias a adoptarlo en sus constituciones para los jueces locales; en esta
perjuicio del trámite diferencial que corresponde en caso de renuncia simultánea como miembro del cuerpo. interpretación, las designaciones periódicas de jueces provinciales es reputada opuesta a la constitución federal y,
por ende, inconstitucional; b) hay quienes estiman que la inamovilidad implantada por la constitución federal se
limita a los jueces federales, y que la autonomía provincial para organizar los poderes locales permite a las
La actividad de la Corte Suprema que no es judicial constituciones locales apartarse de ese esquema federal, y adoptar otro (por ej., el de designación temporal o
periódica, con inamovilidad restringida a la duración de tal designación).
21. — Dentro de la estructura del poder judicial, la Corte Suprema inviste algunas atribuciones no judiciales.
La propia constitución le adjudica en el art. 113 la de dictar su reglamento interno y la de nombrar a sus Nuestro punto de vista es el siguiente: a) la inamovilidad vitalicia de los jueces provinciales no viene
impuesta por la forma republicana, ni por la división de poderes, ni por la independencia del poder judicial; b)
empleados subalternos.
cuando aquella inamovilidad es establecida por la constitución federal para los jueces federales no cabe interpretar
Con la reforma de 1994, que al crear el Consejo de la Magistratura en el art. 114 le ha asignado algunas que se trate de un principio inherente a la organización del poder que deba considerarse necesariamente trasladado
competencias no judiciales hasta ahora ejercidas por la Corte, se plantean dudas e interrogantes que no siempre por los arts. 5º y 31 a las constituciones de provincia, ni que éstas deban necesariamente reproducirlo para su
resulta fácil esclarecer. Abordaremos el tema en el cap. XLIII. poder judicial local; c) no obstante, una perspectiva dikelógica ha de reputar preferible y más valiosa la
inamovilidad vitalicia de los jueces provinciales que la inamovilidad durante períodos de designación temporaria o
22. — El derecho judicial de la Corte acuñó la pauta de que las decisiones adoptadas por ella en ejercicio de periódica, por lo que vale recomendar que las provincias cuyas constituciones no prescriben la inamovilidad
facultades de superintendencia no son revisables judicialmente. En aplicación de esta jurisprudencia, la misma vitalicia, reformen y sustituyan el mecanismo de los nombramientos temporales o periódicos.
Corte invocó el entonces art. 99 de la constitución (ahora art. 113) para decir que desde el punto de vista
institucional no convenía que jueces inferiores revisaran lo decidido por el alto tribunal en materia de
superintendencia. IV. OTRAS GARANTIAS
III. LA INAMOVILIDAD DE LOS JUECES
El sueldo
Su alcance 27. — El art. 110 dispone que la remuneración de los jueces es determinada por la ley, y que
no puede ser disminuida “en manera alguna” mientras permanezcan en sus funciones.
23. — La constitución histórica de 1853-60 consagró para todos los jueces del poder judicial
Conviene comparar esta norma con las otras que en la propia constitución prevén las remuneración de los
federal la inamovilidad vitalicia mientras dure su buena conducta en el art. 96, que se mantiene legisladores, del presidente y vice, y de los ministros del poder ejecutivo. Para los legisladores, el art. 74 no
como art. 110. prohíbe que su dotación sea aumentada ni disminuida; para el presidente y vicepresidente, el art. 92 dice que su
A veces se interpreta que la inamovilidad ampara únicamente contra la “remoción”, que es la sueldo no podrá ser “alterado” en el período de sus nombramientos (lo que impide aumentar y rebajar); para los
violación máxima. Sin embargo, la inamovilidad resguarda también la “sede” y el “grado”. Un ministros, el art. 107 consigna que su sueldo no podrá ser aumentado ni disminuido en favor o perjuicio de los que
juez inamovible no puede ser trasladado sin su consentimiento (ni siquiera dentro de la misma se hallen en ejercicio.
circunscripción territorial), ni cambiado de instancia sin su consentimiento (aunque significara Sin conceder excesiva importancia a las palabras, ha de apreciarse que, para los jueces, el art. 110 estipula
ascenso). Y ello porque su nombramiento lo es para un cargo judicial determinado, y ese status no que su remuneración (que la norma llama “compensación”) no podrá ser disminuida en manera alguna; esta
expresión no figura en las disposiciones mencionadas sobre otro tipo de retribuciones; tampoco aparece la
puede ser alterado sin su voluntad. prohibición de “aumentar” el sueldo de los jueces, todo lo cual permite interpretar que, para el caso, el art. 110
acusa cierta diferencia de redacción respecto de los artículos similares.
a) En primer lugar, es indudable que si es la ley la que fija la retribución de los jueces, el no Su noción
poder disminuirla “en manera alguna” tiene el sentido de prohibir las reducciones nominales por
“acto del príncipe”, o sea, las que dispusiera una ley. Por supuesto que si la ley no puede hacer 32. — El poder disciplinario de los jueces tiene múltiples perspectivas, que admiten diversidad de visiones.
tales reducciones, mucho menos puede hacerlas cualquier otro órgano del poder. a) Una abarca a los funcionarios y empleados del poder judicial;
b) En segundo lugar, una interpretación dinámica de la constitución exige que la prohibición b) otra se dirige a ejercerlo sobre las partes en el proceso, comprendiendo a los justiciables y a los
de disminución “en manera alguna” se entienda referida no sólo a las mermas nominales o por profesionales que intervienen en él;
“acto del príncipe”, sino a toda otra que, proveniente de causas distintas, implica depreciación del c) otra atiende a la propia dignidad del juez, para sancionar las ofensas y faltas de respeto hacia él durante el
valor real de la remuneración —por ej., por inflación—. De tal modo, la garantía de proceso.
irreductibilidad resguarda también toda pérdida de ese valor real en la significación económica
del sueldo. 33. — Con este deslinde, el panorama puede ser éste:
a) la reforma constitucional de 1994 ha conferido el poder disciplinario sobre los jueces al Consejo de la
28. — La Corte Suprema ha establecido que la intangibilidad de los sueldos de los jueces es Magistratura (art. 114);
garantía de independencia del poder judicial, y que no ha sido establecida por razón de la persona
b) respecto de los demás agentes que componen el personal que se desempeña en los tribunales de justicia, el
de los magistrados, sino en mira a la institución de dicho poder.
poder disciplinario incumbe a cada uno de éstos respecto de su elenco.
En el caso “Bonorino Peró c/Estado Nacional”, fallado el 15 de noviembre de 1985, la Corte c) no hay disposiciones expresas en la constitución acerca del poder disciplinario del Consejo de la
interpretó que la prohibición de disminuir “en manera alguna” las remuneraciones, aparte de vedar Magistratura para su propio personal, ni del Ministerio Público sobre el suyo.
la alteración nominal por “acto del príncipe”, impone la obligación constitucional de mantener su
significado económico y de recuperar su pérdida cada vez que ésta se produce con intensidad 34. — En cuanto al poder disciplinario de los jueces sobre los abogados, convendría efectuar un deslinde:
deteriorante. a) para lo que llamaríamos facultades disciplinarias “procesales” a efectos de sancionar inconductas de los
Asimismo, sostuvo que la referida intangibilidad es una condición de la administración de profesionales que intervienen en y durante un proceso, nos cuesta declinar su ejercicio por parte del juez o tribunal
justicia que resulta exigible a las provincias a los fines del art. 5º de la constitución. (Ver nº 30). ante el cual se desarrolla ese proceso; para privarlos de su poder disciplinario en este supuesto, haría falta una ley
que así lo dispusiera, pues de lo contrario parece configurar una facultad implícita de cada órgano judicial;
En el citado caso, la Corte hizo lugar a la actualización de los sueldos, reclamada mediante acción de amparo b) para lo que llamaríamos facultades disciplinarias “profesionales”, el poder disciplinario pertenecería a los
por jueces federales que alegaron disminución emergente de la depreciación monetaria. colegios de abogados en resguardo de la ética.
Todas las dudas en torno del problema provienen de la colegiación obligatoria de los abogados, conforme a la
29. — Queda por descifrar si la garantía de irreductibilidad de las remuneraciones impide que cual el poder disciplinario sobre los matriculados quedaría monopolizado por el respectivo colegio conforme a la
éstas soporten deducciones por aportes jubilatorios, cargas fiscales, o cualquier otro concepto que, ley de su creación.
con generalidad, obliga a los habitantes. No obstante, se nos hace difícil sustraer a los jueces el poder disciplinario que hemos denominado “procesal”
y que se limitaría a los casos en que el abogado participante en un proceso incurriera en malicia, temeridad o
Estamos seguros de que ninguna de tales reducciones viola al art. 110, y que los jueces están irrespetuosidad, porque en tal hipótesis creemos que el juez ha de disponer de facultades disciplinarias para
sujetos a soportarlas como cualquier otra persona, pues de lo contrario se llegaría al extremo resguardar la lealtad, la probidad, la buena fe y el orden procesales, así como su personal decoro frente a ofensas o
ridículo de tener que eximirlos de todo gasto personal para que su sueldo no sufriera merma —y, faltas del debido respeto.
por ej., hasta habrían de disfrutar de los servicios públicos sin abonar la tasa correspondiente—. Lo que queda pendiente de solución es el deslinde claro entre el poder disciplinario “procesal” de los jueces,
De ahí que reputemos equivocada la jurisprudencia que los ha exonerado de tributar el y el poder disciplinario “profesional” a cargo de los colegios profesionales.
impuesto a los réditos (o ganancias). Cuando sobre la misma conducta se ejercen ambos, se suscita también la objeción de que en el ámbito del
poder disciplinario es aplicable el “non bis in idem”, conforme al cual no sería posible que a la sanción aplicada
por un juez se le añadiera luego otra del colegio profesional, o viceversa.
30. — La proyección de la garantía del art. 110 a favor de jueces provinciales surge del
derecho judicial de la Corte.
El derecho judicial en materia de poder disciplinario
Esto no significa que el art. 110 se traslade con el rigor textual de su letra al ámbito
provincial, pero sí que el “principio de intangibilidad” de las retribuciones de los jueces no puede 35. — a) La Corte ha considerado que la corrección disciplinaria no importa el ejercicio de jurisdicción penal
ser desconocido en su contenido esencial por el derecho provincial, con independencia de lo que propiamente dicha, ni del poder ordinario de imponer “penas”, como quiera que consiste en prevenciones,
cada constitución local establezca. La sustancia de aquel principio debe preservarse dentro de las apercibimientos, multas y, sólo por excepción, en detenciones. Esta facultad disciplinaria siempre se reputó
modalidades propias del derecho provincial. inherente a los jueces, porque sin ella quedarían privados de autoridad. Se concede para el mantenimiento del
orden y decoro en el trámite de los juicios, y es menester la existencia de precepto legal que autorice la medida
disciplinaria, sin requerirse tipificación concreta de las conductas.
Las incompatibilidades
b) La “sanción”, máxime si restringe la libertad corporal, requiere estar prevista en ley previa (principio de
legalidad). La Corte ha sido en esto tan exigente, que ha descalificado una sanción de arresto que en su “modo de
31. — La constitución no contiene más disposición sobre incompatibilidad que la del art. 34, que prohíbe a
cumplimiento” (lugar de la detención) se apartó de lo prescripto en la ley (ver caso “Calomite”, fallado el 4 de
los jueces de las cortes federales serlo al mismo tiempo de los tribunales de provincia. Pero se encuentra tan
octubre de 1984). Ver nº 51.
consustanciada la incompatibilidad de otras actividades con el ejercicio de la función judicial, que la ley no ha
hecho más que recepcionar una convicción unánime: los jueces no pueden desarrollar actividades políticas, c) La facultad disciplinaria de los tribunales judiciales alcanza también a los legisladores que actúan en el
administrativas, comerciales, profesionales, etc., ni tener empleos públicos o privados. Por excepción, pueden proceso, cuyos privilegios e inmunidades ceden ante aquella facultad.
ejercer la docencia, y realizar tareas de investigación y estudios. d) En el caso “Falcón Olivera Mario Aníbal”, del año 1991, la Corte Suprema se abstuvo de sancionar a un
No hay que ver estas incompatibilidades como “prohibiciones” dirigidas a la persona de los jueces para letrado que en causa penal ante su instancia extraordinaria omitió fundar el recurso de queja y, en cambio, puso el
hecho en conocimiento del Colegio Público de Abogados de la capital federal que, con fecha 6 de agosto de 1993,
crearles cortapisas en sus actividades, sino como una “garantía” para su buen desempeño en la magistratura y para
ejerció su poder disciplinario aplicando al letrado remiso una sanción. El criterio adoptado en este caso por la
el funcionamiento correcto e imparcial de la administración de justicia.
Corte parece coincidir, anticipadamente, con el plenario del Tribunal de Disciplina del Colegio Público de
Abogados de la capital federal del 30 de abril de 1993 que resolvió, por mayoría, que la ley 23.187 de colegiación
V. LAS FACULTADES DISCIPLINARIAS DEL PODER JUDICIAL
obligatoria ha derogado todas las normas legales anteriores que contienen previsiones sobre el poder disciplinario b) otra afirma que, materialmente, hay y puede haber función jurisdiccional en la
de los jueces sobre los abogados. administración, pero si se la ejerce se viola el art. 109 de la constitución, o sea que se incurre en
e) No obstante, en la sentencia del 4 de mayo de 1995 en el caso “Del Sel Percy Ramón”, la Corte deslindó inconstitucionalidad;
las facultades disciplinarias de los jueces y las del citado Tribunal de Disciplina del Colegio Público de Abogados,
sosteniendo que “las primeras tienen por objeto mantener el buen orden y el decoro en los juicios sometidos a la
c) la tercera alega que hay y puede haber función jurisdiccional en la administración, a
dirección del juez interviniente, mientras que las segundas persiguen un objetivo más amplio que es el de asegurar condición de que cuando se la ejerce resulte posible la ulterior revisión por un tribunal judicial.
el correcto ejercicio de la abogacía en todos los ámbitos de la actuación profesional”.
Este criterio asume el que hemos postulado en el nº 34 La jurisdicción “judicial” y la jurisdicción “administrativa”
f) La Corte tiene establecido que si bien es exigible una instancia judicial de revisión para el caso de
correcciones disciplinarias dispuestas por órganos ajenos al poder judicial cuando ejercen funciones 41. — Bielsa y Marienhoff admiten que la función jurisdiccional se desdobla en dos: función jurisdiccional a
jurisdiccionales-adminitrativas, tal principio no se aplica si las facultades de referencia son ejercidas por tribunales cargo del “poder judicial” (jurisdicción judicial), y función jurisdiccional a cargo de la “administración”
de justicia, a menos que se hayan adoptado sin sujeción a las formas regulares y básicas del debido proceso. Tal lo (jurisdicción administrativa).
que como excepción sostuvo en el caso “Rodríguez Varela Florencio” del 23 de diciembre de 1992, al acoger la La función jurisdiccional a cargo de la administración —sea ejercida por cualquier órgano administrativo, o
declaración de nulidad de una anterior resolución suya del año 1984 que había dispuesto el cese del actor como por un órgano estructurado como cuerpo o “tribunal” administrativo (incluso separado y distinto de la
secretario letrado del tribunal. (Ver nº 51). administración activa)— sitúa dentro de la competencia de la administración el ejercicio de funciones
jurisdiccionales que, según definición de nuestra Corte Suprema, son similares a las que cumplen los jueces del
VI. LA UNIDAD DE JURISDICCION poder judicial (o sea, las que en el orden normal de las instituciones incumben a los jueces).
Su alcance El control judicial sobre la administración jurisdiccional
36. — Nuestro derecho constitucional acoge el principio que, en Italia, Biscaretti llama de la 42. — El derecho judicial derivado de la jurisprudencia de la Corte Suprema enfoca el
“unidad de jurisdicción”, que consiste en que: a) la administración de justicia está a cargo problema en dos sentidos: a) admite que por esencia o naturaleza (criterio material de
exclusivamente, y para todos los justiciables, de los órganos (tribunales) del poder judicial; b) hay clasificación de las funciones) a veces la administración ejerce función jurisdiccional, análoga a la
una jurisdicción judicial única para todos; c) por ello, existe simultáneamente la igualdad de todos que normalmente se asigna al poder judicial; o sea: hay función jurisdiccional dentro de la
los justiciables ante la jurisdicción (única y la misma para todos); d) esa jurisdicción judicial administración; pero b) esa función jurisdiccional a cargo de la administración sólo es
“única” es ejercida por tribunales que deben revestir el carácter de jueces naturales. constitucional a condición de que cuando los órganos de la administración obren como jueces
haya siempre posibilidad de una instancia de revisión o recurso ante un órgano del poder judicial
37. — No obstante estar abolidos los jueces ex post facto o “ad personam”, pueden subsistir (control judicial ulterior suficiente).
con determinadas condiciones las llamadas “jurisdicciones especiales” (no judiciales) que aplican
su competencia a determinadas materias —por ej. fiscal, administrativa, militar, etc.—. 43. — El control judicial suficiente significa: a) la posibilidad de interponer recurso ante los
jueces del poder judicial; b) la negación de la competencia administrativa para dictar
Admitir jurisdicciones “especiales” fuera del poder judicial parecería desmentir el principio pronunciamientos fi-nales y definitivos de carácter irrevisable.
de unidad de jurisdicción, desde que la jurisdicción judicial no sería la única. Sin embargo, la
unidad de jurisdicción se salva en nuestro derecho constitucional porque las decisiones de las Existiendo opción inicial para escoger entre una vía administrativa y otra judicial, es constitucionalmente
jurisdicciones especiales deben contar con posibilidad de revisión (o control) judicial suficiente, válido que el uso de la vía administrativa por elección de instancia de parte cierre ulterior y totalmente el empleo
lo que en definitiva reenvía la última decisión posible a la jurisdicción judicial. de la vía judicial.
La jurisdicción militar Control “suficiente” quiere decir revisión que abarque no sólo el derecho aplicable, sino
también los “hechos” y la “prueba” del caso al que ese derecho se aplica.
38. — Remitimos al capítulo XL dedicado al poder militar, especialmente nos. 3, 16 a 18, y 20.
La mera facultad de deducir recurso extraordinario contra la decisión jurisdiccional de la administración
La jurisdicción administrativa (o administración jurisdiccional) (basado en inconstitucionalidad o arbitrariedad) no satisface el requisito del control judicial suficiente, porque la
revisión por recurso extraordinario está limitada a una materia restringida; pero tal recurso procede para que la
Corte resuelva que es inconstitucional la inexistencia de revisión por un tribunal judicial.
39. — En nuestro derecho constitucional del poder, la problemática de la “jurisdicción administrativa” como
una jurisdicción especial —en el sentido de jurisdicción ejercida por órganos que no integran el poder judicial—
lleva como de la mano a una problemática harto complicada. Sintéticamente, la podemos plantear en torno de tres 44. — El principio constitucional que exige posibilidad de revisión judicial de las sentencias y
aspectos principales: a) la posibilidad constitucional de que existan tribunales administrativos con ejercicio de resoluciones jurisdiccionales de tribunales y organismos administrativos no se limita al ámbito
función jurisdiccional para resolver conflictos entre la administración y los administrados; b) la posibilidad de que federal, sino que obliga también a que las provincias habiliten aquella revisión respecto de las
cualquier órgano de la administración (sin estructura de “tribunal” administrativo) ejercite, dentro de su decisiones jurisdiccionales que en su ámbito dictan tribunales administrativos y organismos de la
competencia, función jurisdiccional (que Marienhoff llama “administración jurisdiccional”, y que emita actos administración provincial.
administrativos con contenido jurisdiccional); c) la posibilidad de que existan tribunales administrativos con
ejercicio de función jurisdiccional para resolver conflictos entre particulares (y no ya entre la administración y los
administrados). 45. — Es importante destacar que la revisión por los tribunales judiciales rige con más razón
contra decisiones jurisdiccionales de la administración que aplican sanciones privativas de la
El ejercicio de la función jurisdiccional por la administración libertad corporal por faltas o contravenciones.
40. — En el derecho argentino discrepan tres posiciones doctri-narias: En tal sentido, la Corte ha dicho “que admitir que el poder administrador o sus dependencias puedan privar de
la libertad a las personas durante prolongado tiempo mediante resoluciones no revisibles por los tribunales de
a) una sostiene que, materialmente, nunca la administración ejer-ce funciones justicia, importaría aceptar que se despoje a éstos de una facultad que la constitución nacional ha querido
jurisdiccionales; reservarles especialmente”.
46. — La posible aplicación de sanciones en sede administrativa por faltas y contravenciones exige, además creemos que ha de ubicarse a tal jurisdicción en el área del poder judicial a que se refiere el título quinto del
del control judicial posterior, que: a) haya “ley” previa estableciendo la infracción y la sanción; b) en el Estatuto Organizativo de la ciudad.
enjuiciamiento se respete el debido proceso.
VII. LOS JUECES DE LA CAPITAL FEDERAL
47. — Para las sanciones de privación de libertad que aplican órganos administrativos, ver Tomo II, cap.
XXIV, nº 48 c), y cap. XXVIII, nos. 16/17.
La situación antes y después de la reforma constitucional de 1994
Para el arresto dispuesto por las cámaras del congreso respecto de terceros, ver en este Tomo: cap XXXII, nº
38 c).
53. — El poder judicial de la capital federal suscitó originariamente un problema: saber si por
la índole federal del territorio capitalizado los jueces integraban o no el poder judicial “de la
48. — Trasladando estas nociones a la problemática planteada en el nº 39 podemos dilucidarla
nación”, o sea, el poder judicial federal.
así:
En un comienzo tuvo auge la noción de una dualidad: a) jueces “de la constitución” (o jueces
a) la función jurisdiccional es ejercitable materialmente tanto por el poder judicial
federales), y b) jueces “de la ley” (o jueces “ordinarios”). Se trasladaba así, a nuestro juicio
(jurisdicción judicial) como por la administración (jurisdicción administrativa). En este último
erróneamente, la división que siempre se aceptó en las provincias, donde hubo y hay jueces
caso, se trata de una jurisdicción especial, al margen del poder judicial.
federales con la competencia específica que deriva del ex art. 110 de la constitución (ahora art.
b) La prohibición constitucional del art. 109 impide al presidente de la república (o poder 116), y jueces provinciales conforme a la constitución y las leyes de cada provincia, con
ejecutivo) ejercer las funciones judiciales que son propias del poder judicial. Pero no veda la competencia que habitualmente se ha denominado “ordinaria” o común.
función jurisdiccional a cargo de órganos administrativos, siempre que la decisión que recaiga sea
susceptible de revisión judicial suficiente, y no implique imposición de penas. La razón de esa existencia en las provincias de una justicia propia de cada una de ellas y una justicia federal,
c) El ejercicio de función jurisdiccional por parte de la administración debe reservarse, como no concurría en la capital federal, que hasta la reforma de 1994 fue un territorio íntegramente federalizado y sujeto
principio, para resolver controversias entre la administración y los administrados en causas a jurisdicción federal, por lo que sus jueces habían de considerarse jueces del poder judicial federal (aun cuando la
competencia se les distribuyera según la materia, y hubiera jueces con competencia similar a la de los jueces
regidas por el derecho administrativo. federales en las provincias, y otros equivalentes a los propios de la justicia “ordinaria”).
La objeción de que las causas en que es parte “la nación” deben asignarse al poder judicial de la nación
(según el art. 116 porque ser “parte” la administración parece equiparable a serlo “la nación”) se salva cuando ese
54. — Posteriormente, se generalizó la tesis correcta de que todos los jueces de la capital
poder judicial interviene por lo menos una vez, con control suficiente, en la instancia de revi-sión o recurso (contra federal formaban parte del poder judicial federal, que contó con el respaldo de la jurisprudencia
el pronunciamiento de naturaleza jurisdiccional emitido por un órgano de la administración). de la Corte Suprema.
En el vocabulario, y sin quebrar esa unidad, se distinguió —no obstante— la categoría de una
d) Los diferendos entre particulares (y no entre la administración y los administrados) que se justicia federal en sentido estricto, y la de una justicia “nacional”.
rigen por el derecho común (y no por el derecho administrativo) no deben como principio
someterse totalmente a organismos administrativos. Cuando por excepción ello acon-tece, debe 55. — La reforma constitucional de 1994 vino a variar el panorama, y a complicarlo.
existir la posibilidad de control judicial ulterior y suficiente, sobre los hechos y el derecho. En efecto, el art. 129 adjudica a la ciudad de Buenos Aires un status autonómico, con
facultades de legislación y de jurisdicción. O sea, que ha de contar con su propio poder judicial.
49. — Personalmente, compartimos los enfoques que desarrollamos en los nos. 41 a 46. Lo indefinido ha sido, conforme al texto, la dimensión competencial de dicho poder judicial local.
50. — Bien que el control judicial suficiente ha sido declarado necesario por la Corte respecto de la actividad
“jurisdiccional” de la administración, el principio tiene extensión —según su propia jurisprudencia— a todos los La reforma de 1994: los artículos 75 inc. 12, y 129
actos administrativos (aunque no sean “jurisdiccionales”) que producen efectos jurídicos directos con relación a
los administrados o a terceros destinatarios de ellos. 56. — La ciudad de Buenos Aires, en cuanto capital federal, ofrece dos caras: a) la propia de
la autonomía de la ciudad, y b) la propia de su capitalidad.
51. — La revisión judicial procede también —a nuestro juicio— respecto de la actividad Ya no es un territorio federalizado, sino sometido parcialmente a jurisdicción federal en lo
“administrativa” del congreso y del propio poder judicial, alcanzando —pese a jurisprudencia necesario para la garantía de los intereses federales en la ciudad capital. (Ver Tomo I, acápite V,
divergente— a las resoluciones de los tribunales judiciales que en ejercicio del poder disciplinario especialmente nº 39, a y b).
aplican sanciones a sus agentes. (Ver nº 35 f).
Que ha de haber un poder judicial de la ciudad, es indudable. Lo dudoso es delimitar su competencia, para lo
Los tribunales municipales de faltas cual la correlación del art. 129 —que prevé facultades de jurisdicción en favor de la ciudad de Buenos Aires— con
el art. 75 inc. 12 no es sencilla.
52. — El auge del municipalismo autonómico incita a hacer una breve referencia a la justicia municipal de
faltas. 57. — En efecto, el art. 75 inc. 12 ha mantenido intacta la fórmula del que era art. 67 inc. 11,
El novísimo constitucionalismo provincial acusa la tendencia a conferir a los municipios la competencia para conforme a la cual se reserva a las jurisdicciones “locales” la aplicación del derecho común. La
dictar códigos municipales de faltas y para crear la justicia municipal de faltas. cláusula respectiva previó y prevé una justicia federal y una justicia provincial en cada provincia,
Somos partidarios de que la justicia municipal de faltas integre el poder judicial, o sea, que quede fuera de la y consigna que los códigos de fondo (o derecho común) no alteran las jurisdicciones locales
administración municipal y que esté a cargo de tribunales judiciales. “correspondiendo su aplicación a los tribunales federales o provinciales según que las cosas o las
Para ello, pensamos estas alternativas: a) que la constitución provincial lo disponga directamente; o, b) que personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones”.
deje a la legislación provincial la opción de organizar la justicia municipal de faltas en jurisdicción administrativa Es decir que al no haberse modificado este texto en el actual art. 75 inc. 12, la letra de la
o en jurisdicción judicial.
constitución no incluye allí —de modo explícito— alusión alguna al poder judicial o a la
En cuanto a la ciudad autónoma de Buenos Aires, la ley 24.588 no ha definido con claridad la ubicación, jurisdicción de la ciudad autónoma de Buenos Aires.
porque su art. 8º solamente señala que tendrá faculta-des propias de jurisdicción en materia contravencional y de
faltas, sin especificar si tal “jurisdicción” habrá de ser administrativa o judicial. Dada la ambigüedad normativa,
58. — Al entrar a regir la reforma de 1994, no tuvimos de inme-diato una visión personal 60. — El cuarto párrafo de esta norma, que forma parte del texto constitucional, establece que “hasta tanto se
clara del problema como para hacer nuestra interpretación con suficiente certeza. Ahora creemos haya dictado el Estatuto Organizativo (de la ciudad de Buenos Aires) la designación y remoción de los jueces de la
habernos disipado la duda. ciudad de Buenos Aires se regirá por las disposiciones de los artículos 114 y 115 de esta constitución”.
Acá se somete temporalmente a los jueces de la ciudad (que mientras no se dictara el Estatuto Organizativo
Pese a la ausencia en el art. 75 inc. 12 de toda mención a los tribunales de la ciudad, la ya serían los que, como parte del poder judicial federal, se hallaban en funciones como jueces “nacionales
apuntada compatibilización coherente de dicho artículo con el art. 129 nos lleva a proponer que: ordinarios”) al régimen instituido para los jueces federales por los arts. 114 y 115. Cumplido ese período
a) el espíritu (o filosofía) de la reserva que en favor de las jurisdicciones provinciales hizo transitorio, se daba por supuesto que los jueces de la ciudad ya no serían jueces “nacionales ordinarios” (federales)
originariamente —y conserva— el ex art. 67 inc. 11 —hoy art. 75 inc. 12— significa que la ni pertenecerían al poder judicial federal, sino jueces locales, y que habría de ser la constitución de la ciudad la
que regulara su situación.
justicia federal es de excepción y recae en razón de lugar, de materia y de partes conforme al
actual art. 116, pero deja fuera de su ámbito al derecho común; Se nos dirá que esta cláusula transitoria no apunta directamente al problema de la dimensión jurisdiccional y
competencial de los jueces locales, pero una interpretación de buena fe nos permite comprender que cuando alude
b) el art. 129 depara a la ciudad de Buenos Aires facultades de jurisdicción, para cuyo globalmente a “los jueces de la ciudad de Buenos Aires” está presuponiendo que: a) en la ciudad sólo habrían de
ejercicio debe tener tribunales propios; mantenerse los tribunales federales que, en igual-dad con los existentes en las provincias, son necesarios para
c) si como principio la materia de derecho común evade la jurisdicción de los tribunales ejercer las competencias que por razón de materia, de partes o de lugar surgen del art. 116; b) los llamados
tribunales “nacionales ordinarios” de la capital federal habrían de dejar lugar a los tribunales estrictamente locales
federales, no concurre razón para que en la ciudad de Buenos Aires subsistan tribunales federales
del poder judicial de la ciudad para resolver todos los procesos excluidos de la jurisdicción federal, o sea, aqué-
que la retengan (así se los siga llamando tribunales “nacionales” y no tribunales “federales”); llos regidos por el derecho común y por el derecho propio de la ciudad.
d) se refuerza el argumento de que solamente subsiste jurisdicción federal en la ciudad de
Buenos Aires (para legislar, administrar y juzgar) cuando hay que garantizar en ella intereses 61. — Al haberse desvirtuado esta distribución de justicia federal y justicia local por la ley 23.548, se ha
provocado una seria complicación, cual es la de saber si los tribunales “nacionales” subsistentes en la ciudad (que
federales mientras sea capital federal;
forman parte del poder judicial federal) aplicarán —o no— el Estatuto Organizativo de la ciudad y las normas
e) no existe ningún interés federal que quede comprometido si las cuestiones de derecho inferiores emanadas de los órganos de poder locales.
común en la ciudad de Buenos Aires son juzgadas por tribunales de la ciudad, por lo que
retenerlas dentro de la jurisdicción de los tribunales federales conspira contra el carácter limitado La disposición transitoria séptima
de la jurisdicción del gobierno federal en el territorio de la misma ciudad;
f) a los efectos de cuanto venimos afirmando, tiene más lógica y sentido común de 62. — Cuando esta norma dice que mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital, el congreso ejercerá en
ella las atribuciones legislativas que “conserve” con arreglo al art. 129, nos parece lógico interpretar que
razonabilidad admitir en favor de la ciudad la analogía de la reserva que para la jurisdicción de los
solamente puede ejercer las que, conforme a dicho art. 129, son necesarias para garantizar los intereses federales.
tribunales provinciales contiene el art. 75 inc. 12;
Por consiguiente, todo lo que “no conserve” el congreso en el marco de aquella limitación, queda
g) sustraer a los tribunales de la ciudad tales cuestiones de dere-cho común configura una residualmente a favor de la autonomía de la ciudad (ver cap. XXX, nº 63), de forma que sus facultades de
desigualdad irrazonable entre sus habitantes y los de las provincias, aspecto éste que de alguna jurisdicción han de ser amplias en todo cuanto no haga falta sustraerle para la citada garantía de los intereses
manera roza el derecho de igualdad de todos los justiciables ante la jurisdicción judicial; federales. Y vimos ya que la ley 23.548 no ha respetado ese marco en su art. 8º, por lo que ahora la cláusula
transitoria séptima nos ayuda a corroborarlo.
h) reducir la jurisdicción de los tribunales de la ciudad sin ningún interés federal que requiera
garantía, se nos hace incompatible con la amplitud de la jurisdicción que debe tener el poder
judicial de la ciudad si la coordinamos razonablemente con el régimen de gobierno “autónomo” CAPÍTULO XLIII
definido en el art. 129, porque “gobierno” (autónomo) es abarcativo de las tres funciones clásicas
del poder, también de la judicial; y “autónomo” quiere decir exento de interferencias ajenas EL MINISTERIO PUBLICO
irrazonables.
I. SU UBICACIÓN CONSTITUCIONAL. - El órgano extrapoderes. - La teoría del “cuarto poder”. - II. LA
INDEPENDENCIA Y EL CONTROL. - Su significado. - Autonomía funcional y autarquía financiera. - La
Las restricciones a la jurisdicción judicial composición del órgano. - La compe-
tencia. - Las garantías funcionales.
59. — La ya citada ley de garantía de los intereses federales en la ciudad capital (nº 23.548)
estipuló en su art. 8º que “la justicia nacional ordinaria de la Ciudad de Buenos Aires mantendrá
su actual jurisdicción y competencia continuando a cargo del Poder Judicial de la Nación”, y que I. SU UBICACION CONSTITUCIONAL
“la Ciudad de Buenos Aires tendrá fa-cultades propias de jurisdicción en materia de vecindad,
contraven-cional y de faltas, contencioso-administrativa y tributaria locales”. El órgano extrapoderes
Tan exigua competencia local no se compadece con las interpretaciones que hemos hecho en
el nº 58. 1. — El art. 120 dice así:
“El Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía funcional y autarquía
No se entiende por qué han de ser jueces del poder judicial federal los que intervengan en la ciudad de financiera, que tiene por función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad,
Buenos Aires en juicios de divorcio, en procesos penales por delitos comunes, en causas por indemnización de de los intereses generales de la sociedad, en coordinación con las demás autoridades de la
daños, en juicios de filiación y de adopción, en un cobro de pesos, en una ejecución de hipoteca, etc. ¿Qué República.
intereses federales se tutelan? Evidentemente, ninguno, y la mejor prueba es que tales clases de procesos
corresponden en las provincias a sus tribunales locales. Está integrado por un Procurador General de la Nación y un Defensor General de la Nación
y los demás miembros que la ley establezca.
Sus miembros gozan de inmunidades funcionales e intangibilidad de remuneraciones.”
(La bastardilla es nuestra).
La disposición transitoria decimoquinta de la constitución
La norma es nueva, porque el texto anterior no traía referencia alguna, ya que el primitivo art. 91 (de 1853) Por razones similares a las que —atendiendo a la fisonomía funcional— expusimos al
fue modificado en 1860, y así quedaron suprimidas las referencias al número de integrantes de la Corte, y a los dos ocuparnos de la Auditoría General de la Nación y del Defensor del Pueblo, definimos al
fiscales que también debían componer el tribunal. Ministerio Público como órgano extrapoderes. (Ver cap. XLI, nº 1).
2. — La ausencia de norma constitucional siempre había sido objeto de dudas doctrinarias y prácticas. En el Podría suponerse que como auxiliar del poder judicial no es, en rigor, un órgano extrapoderes
derecho vigente hasta la reforma de 1994 las posiciones podían agruparse así: a) una sostenía que el ministerio de fiscalización o vigilancia en el sen-tido político de estos términos y que, más bien, hace parte
público era una “magistratura particular” que dependía del poder ejecutivo; b) otra sostuvo que formaba parte del del poder judicial. No obstante esta apariencia, revista a nuestro criterio una función social
poder judicial, bien que su función no consistía en administrar justicia; c) una tercera la consideró una controladora, desde fuera de los tres poderes clásicos.
magistratura que no formaba parte ni del poder judicial ni dependía del poder ejecutivo, o sea, que era un órgano
“extrapoderes” de naturaleza colegiada. a) En un primer sentido al quedar definido con claridad suficiente que no depende del poder
Estas ubicaciones presuntas no quedaron claras ni definitivamente definidas, y eran aproximaciones que en ejecutivo, se corta de raíz toda posibilidad de que el ejecutivo interfiera en las funciones del
torno de la interpretación del derecho vigente debía efectuar la doctrina. La jurisprudencia de la Corte no alcanzó Ministerio Público o, lo que es peor, que le imparta instrucciones a través del Procurador General
suficientemente a dilucidar el tema, bien que registró casos que parecían demostrar inclinación a no reconocer la de la Nación.
dependencia del ministerio público respecto del poder ejecutivo (así —por ej.— en el caso “Festorazzi” del 7 de
setiembre de 1982, la Corte levantó la suspensión que el ministerio de justicia había impuesto a un fiscal federal Esto tiene trascendencia, porque no es un secreto que el ejecutivo a veces tiene interés en algún proceso
de cámara). judicial. Por ende, si carece de toda relación jerárquica o funcional respecto del Ministerio Público, los miembros
En el caso “Virgolini, Julio”, del 16 de diciembre de 1986, la Corte Suprema sostuvo que los fiscales del de éste disponen de independencia para cuanto guarde conexión con el control, y quedan exentos de recibir
Ministerio Público no podían ser enjuiciados penal-mente por supuestos delitos contra el honor que acaso instrucciones.
derivaran del cumplimiento de funciones que la ley les atribuía específicamente, pues en caso de serlo quedarían
menoscabados los intereses generales encomendados como integrantes del citado Ministerio Público (en el caso, b) En un segundo sentido, las funciones tradicionales del Ministerio Público —si son bien
un juez había iniciado querella contra un fiscal por estimar calumniosas las expresiones que el segundo había asumidas y ejercidas— le aparejan otro espacio para el control de constitucionalidad y de
vertido en una comunicación dirigida a la cámara del fuero en ejercicio de su cargo). legalidad.
3. — En el plano doctrinario y valorativo, estuvimos a favor de la tesis que: a) rechazó que el c) Si a este aspecto, que podríamos llamar simplemente “institu-cional” —o sea, en resguardo
ministerio público dependiera del poder ejecutivo; b) afirmábamos que era un conjunto orgánico de las instituciones— se le acopla el control específico en cada proceso, cabe entender que
“extrapo-deres”, como auxiliar del poder judicial. también se fiscaliza por esta vertiente el ejercicio de la administración judiciaria a cargo de los
tribunales en la particularidad y las circunstancias de un proceso determinado.
La teoría del “cuarto poder”
Autonomía funcional y autarquía financiera
4. — El Ministerio Público es el único órgano que, fuera del poder legislativo, del poder
ejecutivo y del poder judicial, no aparece “den-tro” del sector normativo dedicado a cada uno de 7. — La autonomía funcional traza, en primer lugar, una frontera externa que impide
esos tres poderes clásicos. Posee una sección normativa especial, no compartida, que es la cuarta, cualquier injerencia de los otros poderes. En segundo término, implica internamente que las
contenida en la segunda parte del texto constitucional (parte orgánica o derecho constitucional del relaciones dentro del organismo son conducidas por quien inviste su jefatura máxima, que es el
poder). Procurador General, sin perjuicio de lo que sugerimos con el vínculo que, en subordinación hacia
él, se da en el Defensor General y el ministerio pupilar a su cargo (ver nos. 10/11).
De ahí que haya doctrina que, después de la reforma de 1994, hable de un “cuarto poder”, que
se agregaría a los otros tres sin insertarse de ninguno de ellos (legislativo, ejecutivo y judicial). La autonomía funcional —interna y externa— implica independizar al Ministerio Público de toda
¿Es suficiente que el Ministerio Público cuente con una sección totalmente separada en la subordinación a cualquier otro poder u órgano del estado. Por ello:
“letra” de la constitución para afirmar que es un “cuarto poder” en nuestra estructura de órganos
del poder? Personalmente, estamos ciertos que no. Acá, como otras veces, ni la inserción de un a) jamás el poder ejecutivo puede impartirle instrucciones o man-dato de índole alguna;
órgano dentro del fragmento normativo dedicado a uno de los tres poderes es indicio único para b) no ha de estar funcionalmente sometido a control administrativo alguno por parte del
decir que lo integra (y que no es “extrapoderes”), ni la ubicación “fuera” de los mismos tres Consejo de la Magistratura;
poderes da indicio infalible de que es “otro” poder (el cuarto). c) no procede que dicho Consejo dicte reglamentos para el Ministerio Público, ni ejerza sobre
sus miembros las facultades disciplinarias que inviste sobre los magistrados, ni siquiera si a
5. — Para nosotros, el Ministerio Público, si bien no forma parte del poder judicial, es un aquéllos se los equipara con éstos;
órgano auxiliar que se le adosa como órgano extrapoderes, de modo que después de la reforma
de 1994, con sección y norma propias, mantiene la naturaleza que habíamos preferido atribuirle d) las políticas y las reglamentaciones para el funcionamiento del Ministerio Público deben
desde antes de la reforma. Así, la innovación es solamente normativa: ahora hay en la constitución ser adoptadas por el propio órgano; según su naturaleza y área, por el Procurador General o por el
una norma expresa que regula al Ministerio Público, y es el art. 120; pero no ha cambiado su Defensor General; o unitariamente por ambos de común acuerdo.
fisonomía ontológica, ni en sentido orgánico, ni en sentido funcional: es un órgano extrapoderes 8. — La autarquía financiera parece indicar que la ley de presupuesto debe asignarle los
al lado del poder judicial. (Ver nº 6). recursos en forma separada, y que el mismo Ministerio Público tiene a su entera disposición la
No en vano la Acordada 2/97 de la Corte Suprema estableció que el escalafón del poder administración de los mismos.
judicial es independiente del correspondiente al Ministerio Público. En este aspecto, creemos que en virtud de tal asignación de fon-dos públicos está sujeto a los
controles que prevé el art 85 de la constitución a cargo del congreso y de la Auditoría General de
II. LA INDEPENDENCIA Y EL CONTROL la Nación.
Su significado De lo que estamos ciertos es de esto: la autarquía financiera no tolera que el Consejo de la Magistratura se
inmiscuya en el uso de los recursos pertenecientes al Ministerio Público, ni aun en el supuesto de que el
presupuesto de éste quede incluido en el del poder judicial.
6. — Ha sido bueno que quede definida la independencia funcional y la autarquía financiera
del Ministerio Fiscal.
En consecuencia, no ha de quedar sometido a ningún órgano como no sea él mismo. Tal sujeción se En sentido análogo, y por la referencia que hace el art. 120 a la coordinación con las demás
produciría si el Consejo de la Magistratura fuera el que dispusiera la adjudicación de los fondos o, no siéndolo, autoridades cuando alude a la función de promover la actuación de la justicia, cabe afirmar que:
fuera el controlador de su destino.
a) esa coordinación no supone recibir instrucciones de ningún otro órgano, sino acordar con
9. — No vemos inconveniente en que el Procurador General, no obstante la autonomía del Ministerio los otros poderes las políticas generales o particulares a desplegar en la variedad de funciones que
Público que encabeza, pueda integrar la Corte Suprema para ejercer las funciones siempre que le han sido clásicas. incumben al Ministerio Público;
En efecto, la separación entre órganos independientes no hace de obstáculo, y lo comprobamos cuando el art. 114
b) por ende, lo que de superposición puede haber entre las suyas y las del Defensor del Pueblo
define la integración del Consejo de la Magistratura con representaciones ajenas al poder judicial.
no merece objeción de nuestra parte;
En cambio, la autonomía funcional del Ministerio Público es óbice para que los jueces y tribunales del poder
judicial ante los que actúan sus integrantes les impartan instrucciones u órdenes. c) se le ha de reconocer legitimación procesal, aun sin norma expresa en la constitución o en
la ley, a los efectos de todo proceso en el que deba defender la legalidad o los intereses generales
La composición del órgano de la sociedad, lo que abarca: c’) la legitimación para interponer la acción de amparo prevista en
el art. 43 párrafo segundo, aun cuando allí no se lo consigne expresamente, porque en toda la
10. — El art. 120 solamente menciona a dos de sus funcionarios: el Procurador General de la descripción que hace ese segmento de la norma se alude claramente a intereses generales de la
Nación y el Defensor General de la Nación. Todo lo restante queda derivado a la ley. Es una de sociedad —como, por ejemplo, es el caso de los derechos de incidencia colectiva—.
las aperturas que debe cerrarse obligadamente por el congreso mediante su reglamentación.
14. — Hemos de aclarar que cuando se interpreta que el Ministerio Público queda habilitado para actuar en
Que el art. 120 individualice al Procurador General y al Defensor General no puede interpretarse como juicio en “representación del estado”, se debe entender que:
definición de un órgano bicéfalo. Damos por cierto que la ley debe desglosar el ámbito propio de cada uno, y a) no se compatibiliza con la autonomía funcional que le asigna el art. 120 la representación del estado como
considerar que la cabeza del Ministerio Público es única y se sitúa en el Procurador General de la Nación. El “fisco” en orden a intereses patrimoniales del mismo estado y, muchos menos, a’) que a ese fin el poder ejecutivo
Defensor General ha de depender de él, y tener a su cargo el área que hasta ahora conocíamos como propia de los le imparta instrucciones o mandato, porque el Ministerio Público no depende de él;
defensores oficiales —de pobres, de menores, de incapaces y de ausentes—. b) los “intereses del estado” cuya defensa le incumbe son solamente los de naturaleza institucional, en cuanto
11. — La doctrina predominante, en discrepancia con nuestro enfoque, considera que el Ministerio Público es se conjugan con los de la sociedad para cuyo bien común público como fin del estado también ha de coadyuvar el
bicéfalo y que, por ende, hay en él dos líneas jerárquicas independientes. Por supuesto que el criterio que Ministerio Público; pero tampoco en este caso puede recibir instrucciones ni mandato del poder ejecutivo.
subordina el Defensor al Procurador hace difícil coordinar tal jerarquía con la necesidad de que el ministerio
pupilar (con jefatura en el Defensor General) pueda desem-peñar sus funciones sin excesivas directrices del 15. — En cuanto a la titularidad del ejercicio de la acción pública en material penal, queda margen para que
Procurador General, pero pensamos que no es imposible aunar en unas pocas instrucciones —generales, o el Ministerio Público actúe adoptando criterios razonables de oportunidad para la promoción de dicha acción.
particulares para uno o más casos determinados— la unidad de criterio lineal, de forma que el Defensor disponga Las garantías funcionales
del mayor espacio propio para presidir al conjunto, también jerárquico, de asesores y defensores del ministerio
pupilar. 16. — El último párrafo del art. 120 impone a la ley el deber de respetar las inmunidades
De todos modos, al no estar tajantemente definido el problema en el art. 120, nuestra sugerencia no alcanza funcionales y la intangibilidad de las remuneraciones de los miembros de la institución. Nada se
para hacer oposición rotunda a una posible solución diferente en la ley de desarrollo del organismo. dice acerca de qué órgano los designa ni del período de desempeño.
La competencia Si independencia funcional significa “no-dependencia” de subordinado a superior jerárquico,
es indudable que el nombramiento, la destitución y las inmunidades funcionales e intangibilidad
12. — Del art. 120 cabe inferir una división en las funciones del Ministerio Público. Estas salarial se conectan indisolublemente entre sí para componer un perímetro de pautas que el
serían: congreso tiene que computar ortodoxamente en la ley reglamentaria.
a) promover la actuación de la justicia, lo que a su vez admite desdoblarse en: a’) para incitar 17. — Es escueto el diseño de la norma constitucional. En su contenido mínimo y esencial, lo
la persecución penal en los delitos de acción pública; a”) para iniciar procesos no penales cuando reputamos operativo. No obstante, el ligamen que se traba entre inmunidades funcionales e
—usando el vocabulario que emplea la norma— es necesario hacerlo en defensa de la legalidad o intangi-bilidad salarial por un lado, y el régimen de nombramiento, duración en los cargos, y
de los intereses generales de la sociedad; mecanismos de destitución por el otro, nos conduce a esbozar el siguiente esquema:
b) defender la legalidad en cada proceso judicial que promueve o en el que interviene; a) las inmunidades funcionales mientras se desempeñan los cargos conviene que se equiparen
c) defender los intereses generales de la sociedad en iguales oportu-nidades; a las del Defensor del Pueblo que, conforme al art. 86, son las mismas de los legisladores;
d) controlar, desde el ejercicio de las funciones señaladas, a los otros órganos del poder y a b) la remuneración se ha de igualar a la de los jueces en cuya instancia actúa cada uno de los
los del poder judicial, todo ello en la medida y en el marco que le traza y le delimita su funcionarios del Ministerio Público, o aproximársele mucho;
intervención en los procesos judiciales donde la cuestión que se ventila guarda relación con actos c) la intangibilidad de la remuneración remite a la severa norma del art. 110) que rige para los
u omisiones de dichos órganos o de los particulares; d’) ejercer el control de constitucionalidad de jueces;
leyes, normas infralegales, actos y omisiones del poder y de los particulares con igual perfil que el
recién descripto; d) la permanencia en el cargo hace muy conveniente que se iden-tifique con la de los jueces
o, como mínimo excepcional, que abarque un período suficientemente prolongado pero, d’) en
e) asumir judicialmente las funciones tradicionales del ministerio pupilar (defensa oficial de esta última hipótesis es menester que la remoción cuente con un mecanismo especial que
pobres, menores, incapaces, ausentes, etc.; y, en su caso, representación de los mismos). imposibilite los desplazamientos por motivos políticos, o de oportunidad, o de mera conveniencia;
13. — Por supuesto que el diagrama antecedente deja lugar en su somero lineamiento para e) la designación también torna indispensable eliminar cualquier clase de influencias políticas
muchas especificaciones. Así, entendemos que en defensa de la legalidad y de los intereses o partidistas, a cuyo fin el mejor sistema reenvía al de los jueces, en cuyo caso la ley
generales de la sociedad el Ministerio Público está habilitado para actuar judicialmente en reglamentaria no incurriría en exceso si dispusiera la intervención del Consejo de la Magistratura,
representación institucional del estado; para tutelar el interés público y para velar por el orden pues no juzgamos que el art. 114 lo impida;
público. f) finalmente, la destitución combinada con un régimen de designación y de permanencia
similar al de los jueces, habría de tramitarse por un jurado de enjuiciamiento por remisión a los
arts. 114 y 115 y, f’) de acotarse la duración en las funciones a un lapso fijo, la solución mejor “Los jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán removidos por las causales
sería asimismo la ya aludida, o una muy semejante; expresadas en el artículo 53, por un jurado de enjuiciamiento integrado por legisladores,
magistrados y abogados de la matrícula federal.
18. — Cuando con verdad se afirma que no puede haber órgano alguno sin control, se advierte que el Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado. Pero la parte
procedimiento destitutorio permite hacerlo efectivo en pie de igualdad con el que se ejerce sobre los jueces. Aparte
de ello, la autarquía financiera no elude los controles impuestos por el art. 85 (para esto último, ver nº 8).
condenada quedará no obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los
tribunales ordinarios.
CAPÍTULO XLIV Corresponderá archivar las actuaciones y, en su caso, reponer al juez suspendido, si
transcurrieren ciento ochenta días contados desde la decisión de abrir el procedimiento de
EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA Y EL remoción, sin que haya sido dictado el fallo.
JURADO DE ENJUICIAMIENTO En la ley especial a que se refiere el artículo 114, se determinará la integración y
procedimiento de este jurado.”
I. LOS NUEVOS ÓRGANOS. - Su diseño en los artículos 114 y 115. - La ubicación orgánica y funcional, y la
naturaleza de ambos órganos. - II. EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA. - Su composición. - El “equilibrio”. -
La ubicación orgánica y funcional, y la naturaleza de ambos órganos
Las competencias. - La división del Consejo en salas. - La sustracción de competencias a la Corte Suprema. -
El poder reglamentario. - El juicio valorativo sobre las innovaciones en el artículo 114. - El período de “vacatio 3. — El Consejo de la Magistratura está ubicado normativamente dentro de la sección que la
legis”. - Las relaciones entre la Corte Suprema y el Consejo de la Magistratura. - III. EL JURADO DE constitución dedica al poder judicial, así como la Auditoría General de la Nación y el Defensor
ENJUICIAMIENTO Y LA REMOCIÓN DE LOS JUECES. - El artículo 115. - Los diversos aspectos en el
del Pueblo se sitúan en la sección destinada al poder legislativo, y el jefe de gabinete y los demás
procedimiento enjuiciador. - La competencia para suspender al juez. - El plazo para juzgar. - El archivo de las
actuaciones y su efecto. - La reposición del juez suspendido. - El fallo irrecurrible. - El sentido de la ministros en la del poder ejecutivo.
irrecurribilidad. - Las cláusulas transitorias sobre la instalación del Consejo de la Magistratura, y las causas
por enjuiciamiento político. - La ga- No obstante, de la Auditoría General, del Defensor del Pueblo, del jefe de gabinete y de los ministros hemos
rantía del juez natural. sostenido que, no obstante el sector donde los regulan las normas de la constitución, son órganos extrapoderes.
Del Consejo de la Magistratura ¿cabe afirmar lo mismo, o no?
I. LOS NUEVOS ORGANOS Una primera respuesta nos diría que no forma parte del poder judicial —y que, por ende, bien
podría considerarse también un órgano extrapoderes— porque el art. 108 es terminante cuando
Su diseño en los artículos 114 y 115 establece que “el poder judicial de la nación será ejercido por una Corte Suprema de Justicia y
por los demás tribunales inferiores que el congreso estableciere en el territorio de la nación”. Esta
1. — En el art. 114 aparece un nuevo órgano, que es el Consejo de la Magistratura. norma, que no tuvo enmienda alguna en la reforma de 1994, parecería dejar fuera del “poder
Dice la norma: judicial” al Consejo de la Magistratura que, seis artículos más abajo, coloca en el capítulo donde
“El Consejo de la Magistratura regulado por una ley especial sancionada por la mayoría el texto constitucional describe la “naturaleza y duración” del poder judicial.
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara tendrá a su cargo la selección de los
magistrados y la administración del Poder Judicial. 4. — Nuestra respuesta es ésta: cuando el art. 108 afirma que “el poder judicial será ejercido
por una Corte… y los demás tribunales inferiores…” cabe entender que allí la alusión al “poder
El Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la
judicial” no se refiere a la estructura de órganos que lo componen y hacen parte de él, sino a la
representación de los órganos políticos resultantes de la elección popular, de los jueces de todas
“función de administrar justicia” en las causas que otros artículos asignan a la competencia
las instancias y de los abogados de la matrícula federal. Será integrado, asimismo, por otras
exclusiva del poder judicial (es decir, de sus tribunales).
personas del ámbito académico y científico, en el número y la forma que indique la ley.
Esto nos conduce a reafirmar que el Consejo de la Magistratura no es un órgano
Serán sus atribuciones:
“extrapoderes” que esté fuera del poder judicial, sino que “orgánicamente” lo integra. No
1) Seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores. obstante, la “función de administrar justicia” en causas de competencia del poder judicial sigue
2) Emitir propuestas en ternas vinculantes, para el nombramiento de los magistrados de los privativamente reservada a la Corte y los tribunales inferiores, según surge del art. 108.
tribunales inferiores.
3) Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración de Cuando se repasa cuáles son las competencias de los otros órganos que, como extrapoderes, se hallan insertos
en la parte de la constitución que se refiere al congreso y al poder ejecutivo, notamos alguna diferencia, porque
justicia. carecen de la fisonomía que adjudicamos al Consejo de la Magistratura.
4) Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.
5) Decidir la apertura del procedimiento de remoción de magistrados, en su caso ordenar la En efecto, este último —si bien no posee competencias judiciales— inviste otras no judiciales
suspensión, y formular la acusación correspondiente. (pero inherentes a las judiciales) que, detalladas en el art. 114, pertenecían parcialmente a la Corte
6) Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquéllos que sean y a los restantes tribunales; por ej., la administración de los recursos, las facultades disciplinarias,
necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios de el dictado de reglamentos.
justicia.” Tal desglose nos marca las ya referidas diferencias con lo que acontece respecto de órganos
que consideramos extrapoderes en relación con el congreso y el poder ejecutivo (Auditoría
Ante todo, se hace alusión a la ley especial que debe regularlo. Es la misma a la que después remite el art. 115 General, Defensor del Pueblo, jefe de gabinete, y ministros), por lo que seguimos sosteniendo —
para la determinación de la integración y el procedimiento del jurado de enjuiciamiento al que se encomienda la como lo hicimos en nuestra primera interpretación posterior a la reforma de 1994— que el
competencia destitutoria de los jueces federales de los tribunales inferiores. Consejo de la Magistratura es un órgano integrado dentro del poder judicial, con competencias
Esta ley requiere sancionarse por mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada cámara. (no judiciales) que son propias de dicho poder, y que antes de la reforma incumbían a los órganos
judiciales.
2. — El art. 115 dispone:
5. — Similar argumentación aplicamos al jurado de enjuiciamiento (art. 115) que ha venido a Por eso, la noción de equilibrio es relevante, y este equilibrio quedaría roto si por la cantidad de miembros de
sustituir el enjuiciamiento político por el senado para los jueces de tribunales federales inferiores los órganos políticos de origen popular quedara a merced de ellos una predominancia que neutralizara la
a la Corte. representación de los jueces y de los abogados.
6. — De todas maneras, si cabe hablar de una “jefatura” o cabeza del poder judicial, ella sigue a cargo de la 10. — Para aproximarnos al sentido del “equilibrio” y superar la ambigüedad del texto
Corte Suprema. El Consejo de la Magistratura —dentro del mismo poder judicial— no viene a ser un órgano que, constitucional debemos asimismo entender que el equilibrio no depende solamente del número de
al estilo de los que son “extrapoderes”, se le aproxima, lo auxilia, y coopera, sino un órgano “dentro” del poder representantes de cada sector, sino además de quién es el designante de ellos. Si a las personas del
judicial con funciones “no judiciales” que —no obstante— pertenecen también al poder judicial. ámbito científico y académico las nombrara el congreso o el poder ejecutivo, el equilibrio
Lo opinable y difícil de este diseño se advierte no bien se toma en cuenta la pluralidad de enfoques —muchos quedaría perturbado, cosa que no ocurriría si la designación proviniera de las universidades o de
dispares— que la doctrina viene haciendo desde la reforma de 1994. las academias nacionales.
Estamos, pues, ante un “equilibrio institucional” para el mejor funcionamiento del poder
II. EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA judicial, según las competencias atribuidas al Consejo; y como entre ellas las hay de
administración, disciplinarias, de selección y remoción de los jueces, y de reglamentación, quedan
Su composición en claro por lo menos dos cosas: a) que el equilibrio entre las cuatro representaciones no equivale
a la igualdad en la cantidad de cada una; y b) que ese mismo equilibrio impide que por el número
7. — El primer párrafo del art. 114 diseña la competencia del Consejo con una bifurcación: a) y/o el modo de designación de las representaciones políticas la integración y el ejercicio de las
seleccionar a los magistrados, y b) administrar el poder judicial. Luego vendrá el desglose de las competencias del Consejo queden a merced del predominio del ejecutivo, del congreso, o de los
atribuciones, todas vinculadas a esos dos ejes (ver nº 11). partidos políticos.
El párrafo segundo traza el lineamiento que ha de tomar en cuenta el congreso al dictar la ley El Consejo exige independencia, y no la tendría si se convirtiera en un organismo
reglamentaria del Consejo de la Magistratura en lo referido a su composición. instrumentado política o partidariamente para subordinar el poder judicial a los poderes políticos.
En primer lugar, el desempeño de sus miembros es temporario, ya que la norma habla de
integración periódica. En segundo lugar, ordena procurar un equilibrio entre las representaciones Las competencias
que invisten los funcionarios del Consejo:
a) representantes de los órganos políticos resultantes de elección popular —o sea, del 11. — Las competencias del Consejo de la Magistratura exhiben diferencias entre sí; tres se
congreso y del poder ejecutivo—; refieren directamente a la formación de los cuadros judiciales; una al poder disciplinario; otra al
b) representantes de los jueces federales de todas las instancias; poder reglamentario; y otra a la administración de los recursos económicos.
c) representantes de los abogados de la matrícula federal; y a) En cuanto a la formación de los cuadros judiciales, posee dos atribuciones: a’) realizar los
concursos públicos para cubrir los cargos de jueces en todas las instancias inferiores a la Corte, y
d) otras personas del ámbito académico y científico. seleccionar a los candidatos; a”) formular ternas vinculantes para proponer el nombramiento; a”’)
El número y la forma han de surgir de la ley. la tercera facultad que relacionamos con las dos anteriores es la de promover el enjuiciamiento
político de los jueces de instancias inferiores a la Corte.
Queda la duda de lo que significa “representantes de los órganos políticos” (congreso y poder ejecutivo).
Puede pensarse que la “representación” no exige indefectiblemente que el Consejo se integre con diputados, El sistema de nombramiento de los jueces ha variado fundamentalmente respecto del anterior a la reforma.
senadores, ministros o secretarios del poder ejecutivo, porque también pueden investir calidad de “representantes” Ahora, con carácter previo a la designación por el poder ejecutivo con acuerdo del senado, se ha insertado la
otras personas que los órganos políticos designen para ser miembros del Consejo de la Magistratura, desde que el intervención del Consejo en una importante relación interórganos. Esta intervención de un órgano que, como el
art. 114 no habla de “miembros” de esos órganos. Consejo, integra el poder judicial, queda dividida en dos etapas: a) el concurso público para los postulantes y b) la
Cualquiera de las dos soluciones parece aprobar el test de razonabilidad si la ley reglamentaria opta por ella. terna que el Consejo debe confeccionar para que el poder ejecutivo, con acuerdo del senado, realice el
nombramiento; dicha terna es vinculante, lo que implica que no puede designarse a una persona no incluida entre
El “equilibrio” los tres candidatos (ver cap. XXXVIII, nos. 79/80).
8. — La mención del “equilibrio entre tales representaciones” es muy importante. El art. 114 b) En lo que hace al poder disciplinario, el Consejo tiene su ejercicio sobre los magistrados.
dice que el Consejo “será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio” entre c) El poder reglamentario recae sobre una triple materia: c’) para la organización judicial; c”)
las representaciones de sus integrantes. Es la ley especial la que tiene que determinar ese para asegurar la independencia de los jueces; c”’) para lograr la eficaz prestación del servicio de
equilibrio. justicia.
Lo primero a aclarar es que el equilibrio no debe ser “periódico” sino permanente; si fuera d) Por fin, en lo administrativo-económico, administra los recur-sos y ejecuta el presupuesto
periódico significaría que durante un lapso podría prevalecer la representación de los órganos que la ley respectiva dedica al poder judicial.
políticos, en el siguiente la de los jueces, en el posterior la de los abogados, para recomenzar de
nuevo. Tal supuesto equilibrio no sería equilibrio, porque en cada período habría predominancia Las seis competencias admiten reagruparse en tres:
de un sector sobre los otros. Equilibrio en la composición quiere decir que siempre tiene que a) todo lo referente a la selección de candidatos para ser designados como jueces de tribunales federales
existir en la representación temporaria de los sectores componentes del cuerpo. inferiores a la Corte, y a’) a la iniciativa para promover su enjuiciamiento ante el jurado de enjuiciamiento; más
a”) la facultad disciplinaria sobre los mismos;
9. — Cuanto se advierte que en la composición del Consejo hay integrantes de otros poderes (ejecutivo y
congreso) se ha de dar por cierto que acá la división de poderes anterior a la reforma de 1994 cobra un perfil b) el poder reglamentario;
nuevo, porque ya no se trata de que órganos ajenos al poder judicial invistan alguna competencia que significa una c) la administración de los recursos económicos del poder judicial.
relación interórganos con el poder judicial (por ej., cuando antes el juicio político de los jueces estaba a cargo de
las cámaras), sino que en la com-posición de un órgano perteneciente al poder judicial hay una presencia de 12. — Se ha de tener muy presente que no tiene competencia para: a) intervenir en la designación de los
representantes de otros órganos. (Ver cap. XXX, nº 41). jueces de la Corte; ni b) para promover el juicio político contra ellos; ni c) para ejercer sobre ellos el poder
disciplinario; ni d) para ejercer poder disciplinario sobre el personal del poder judicial.
La división del Consejo en salas
18. — El balance del art. 114 no se puede adelantar con la sola reflexión académica que suscita la lectura de
13. — Todas las atribuciones que conforman la competencia del Consejo pertenecen al cuerpo la norma. Hacerlo definitivamente sería prematuro y, sobre todo, riesgoso.
como tal, por lo que si se lo divide en secciones o salas, es imposible e inconstitucional que la ley Por un lado, no parece herirse con el Consejo de la Magistratura ningún principio visceral del sistema
asigne el ejercicio de determinadas facultades a uno de esos sectores, exclu-yendo la participación democrático y de la impartición o administración de justicia, por lo que las valoraciones giran más bien alrededor
de los otros. Por ende, ninguna de las facultades del Consejo puede ser cumplida por una sola sala de la conveniencia.
del mismo; estas eventuales divisiones sólo son constitucionales si se limitan a repartir Por otra parte, es verdad que toda innovación radical como ésta, modifica algo que en la constitución material
internamente entre ellas la elaboración de informes, la preparación del trabajo, o el asesoramiento se hallaba muy consolidado, provoca inquietud y hasta inseguridad, por lo menos hasta que pueda saberse si el
en una determinada cuestión para que, luego, el cuerpo en pleno adopte las decisiones que sólo a nuevo sistema es mejor que el anterior, o no.
él incumben, con el quorum que consigne la ley, sin excluir la participación de ninguno de sus En una tercera perspectiva, seguramente no serán iguales las evaluaciones de los pro y los contra según
provengan de jueces y abogados, o de personas y sectores ajenos al poder judicial. Los primeros conocen desde
integrantes.
adentro las virtudes y los defectos. Los segundos son observadores externos, más independientes e imparciales en
su juicio, pero sin la experiencia ni el contacto inmediato de los otros.
La sustracción de competencias a la Corte Suprema
19. — Lo que sí estamos en condiciones personales de adelantar es favorable en algunos
14. — El cúmulo de atribuciones conferidas al Consejo produce un vaciamiento en las competencias que
aspectos. La intervención del Consejo de la Magistratura en el proceso de designación y de
venían hasta ahora encapsuladas en la Corte y en los tribunales inferiores; abre la duda —y el debate— acerca de
si es bueno en nuestro ambiente, computadas sus tradiciones, sustraer su ejercicio a los órganos judiciales. enjuiciamiento de jueces se nos hace satisfactoria, porque amortigua la gravitación político-
Para decir que sí, es frecuente echar mano del argumento del alivio y la descongestión a favor de ellos, con el
partidista que el sistema anterior de nombramiento, y de juicio político a cargo del congreso
paralelo efecto de circunscribir su espacio a lo que, en verdad, es consustancial a la administración de justicia dejaba en ciernes, con todas las malas consecuencias que, muchas veces, nos atestiguó la
como función estrictamente jurisdiccional. experiencia en la constitución material.
Para decir que no, se alega una serie de razones: la conexión que —por ejemplo— existe entre la función
propia de los tribunales de justicia y el poder disciplinario que los de alzada investían respecto de los inferiores de El período de “vacatio legis”
su mismo fuero; la equivalente relación entre esa misma función y la emanación de reglamentos —a los que de
inmediato haremos referencia—; y, por fin, al manejo de los recursos según criterios de conveniencia, 20. — La disposición transitoria decimotercera dice así:
oportunidad, prioridades, etcétera. “A partir de los trescientos sesenta días de la vigencia de esta reforma, los magistrados inferiores solamente
Si los argumentos desfavorables a esta índole de competencias que la norma amputa a los jueces y transfiere podrán ser designados por el procedimiento previsto en la presente Constitución. Hasta tanto se aplicará el sistema
al Consejo quedan en adelante avalados por la experiencia que surgirá de su funcionamiento, habrá que criticar a vigente con anterioridad. (Corresponde al artículo 114.)”
la reforma. De cualquier modo, será difícil restablecer la situación anterior a ella, porque hará falta una nueva La mora en que se ha incurrido al no dictar en dicho plazo la ley reglamentaria y al no entrar en
enmienda constitucional. funcionamiento el Consejo, ha tipificado inconstitucionalidad por omisión.
El poder reglamentario Las relaciones entre la Corte Suprema y el Consejo de la Magistratura
15. — Entre las diversas materias y finalidades que prevé la norma cuando otorga al Consejo la competencia 21. — Cuando se comparte la tesis de que el Consejo de la Magistratura es un órgano que forma parte del
de dictar reglamentos, quizá no merezca duda intensa la facultad para dictar los que hacen estrictamente a la poder judicial es menester reiterar que no por ello ha decaído la jefatura que respecto de dicho poder inviste la
organización judicial, si por tal se entienden los aspectos estructurales; por ejemplo, el lugar de instalación y el Corte. Sigue siendo “suprema” como cabeza y vértice del poder judicial. Esta calidad no la comparte (ver nº 6).
funcionamiento de los tribunales; los servicios de apoyo (notificadores, personal administrativo, etc.). En cambio,
los reglamentos para la “prestación eficaz de los servicios de justicia” dejan la sensación de que guardan un nexo
muy estrecho con la función jurisdiccional, y que los órganos (judiciales) que la tienen a su cargo son los que con
Afirmarlo no deja de tener consecuencias prácticas.
más inmediatez y experiencia disponen del conocimiento indispensable para dictarlos. Entre medio, los En primer lugar, y por una parte, una consecuencia radica en que las competencias que la
reglamentos para preservar la “independencia de los jueces” no nos merecen, por ahora, reparos. reforma ha asignado al Consejo de la Magis-tratura son plenamente decisorias, es decir, no son
consultivas ni de asesoramiento.
16. — Por la importancia de este poder reglamentario, nos queremos detener en los reglamentos
“relacionados con la eficaz prestación de los servicios de justicia” —a tenor textual de la fórmula acuñada en el En segundo lugar, empalmando esta naturaleza de las decisiones del Consejo con la jefatura
art. 114— que nos presenta una novedad difícil de desentrañar. que la Corte retiene sobre el poder judicial al cual aquél integra, se abre un interrogante: ¿aquellas
Citando a Bielsa y Lozano, dirimir que el Consejo de la Magistratura no tiene funciones judiciales y por ello decisiones tienen carácter final y definitivos, o son recurribles?
no puede emitir reglamento ni acto alguno que interfiera en un proceso. Nos afianzamos en contestar que son recurribles, pero resta pensar cuál tribunal ha de ser
Los reglamentos generales, o dicho en otros términos, los que contienen normas generales para la tramitación alzada para las decisiones del Consejo de la Magistratura.
de los procesos —en plural— interfieren en la función propia de cada tribunal. Es verdad que un órgano ajeno al Creemos que, dada la jerarquía que la reforma le ha deparado, no puede ser otro sino la Corte
poder judicial como es el congreso, dicta normas procesales para la tramitación de los procesos, pero hay Suprema. La vía de tránsito hacia ella habrá de ser recursiva, porque de ser una “acción”
diferencia sustancial entre las leyes de procedimiento, y los reglamentos para la administración judiciaria que
dictara el Consejo de la Magistratura.
estaríamos ante un supuesto de competencia originaria de la Corte, que hasta con ley es inviable
según su jurisprudencia, a tenor del art. 117 —que reproduce al anterior art. 111—.
Pesa la tradición, porque el “Reglamento para la Justicia Nacional” ha tenido autoría en la Corte Suprema.
El vocabulario del art. 114 incita a contestar que ya no podría dictarlo ahora, porque la “eficaz prestación de 22. — En contra del recurso, quizá se alegue que estaría dado respecto de decisiones que no emanan de un
los servicios de justicia” deja la sensación de que lo abarca, ya que ese servicio de justicia viene a ser la materia y tribunal, y que —además— algunas de esas decisiones carecen de naturaleza jurisdiccional, como es el caso de los
la finalidad de aquel Reglamento. No obstante, no es fácil consentir tal sustracción. (Ver nº 22 c). reglamentos.
Sintetizando nuestra posición, decimos que:
17. — Queda en claro, a la inversa, coordinando el art. 114 con el 113 que la Corte retiene la competencia
para dictar su propio reglamento interno, porque el art. 113 reproduce en este punto lo que decía el anterior art. a) las decisiones jurisdiccionales, como son las sanciones disciplinarias, han de ser susceptibles de recurso
99. judicial; a’) por analogía, también las decisiones sobre acusación para dar paso al enjuiciamiento político;
b) también han de serlo las que recaen en la selección y confección de ternas de postulantes para cargos
El juicio valorativo sobre las innovaciones en el artículo 114 judiciales a fin de remediar irregularidades graves en el mecanismo respectivo cuando causan perjuicio a los
eventuales candidatos —incluidos o excluidos—;
c) los reglamentos que interfieren en la tramitación de los procesos judiciales deben quedar sujetos a control, En lo demás, la norma actual mantiene la previsión del anterior art. 52 para el sometimiento
sea por la Corte, sea por cualquier tribunal, en la medida en que a una y a otros les resulten aplicables en una o eventual del destituido al proceso penal ordinario.
más causas de su competencia que se sustancien ante ellos; este control podría ejercerse sin recurso y de oficio en
cada causa;
Los diversos aspectos en el procedimento enjuiciador
d) en cambio, todo lo referente a la administración de los recursos presupuestarios parece no ofrecer materia
que caiga bajo posible revisión judicial.
28. — La apertura y la sustanciación del procedimiento de remoción nos colocan ante dos situaciones: a) una,
23. — Podría pensarse además que en algunos supuestos se tipificarían los requisitos para la procedencia del es la posibilidad de que el órgano que tiene a su cargo la competencia para decidir la apertura —Consejo de la
recurso extraordinario, y que en otros la ley habría de prever un recurso ordinario. Tanto un caso como el otro Magistratura— suspenda al juez cuyo trámite de destitución incita mediante acusación; b) otra, a contar desde la
necesitan una ley del congreso, porque la jurisdicción apelada de la Corte lo exige a tenor del art. 117, ya que la misma resolución de apertura, es el plazo para que el órgano juzgador —jurado de enjuiciamiento— dicte su
Corte la ejerce “según las reglas y excepciones” que establece la ley. No obstante, el recurso no habilitado en ley resolución. Cada uno de estos aspectos aporta innovaciones respecto de las normas constitucionales anteriores, en
se haría precedente si se tuviera certeza de que su inexistencia viola el derecho de acceso a la justicia e incurre en su aplicación a los magistrados judiciales.
inconstitucionalidad.
De todos modos, coincidimos con Alberto Bianchi en que la solución de recurribilidad ante la Corte genera La competencia para suspender al juez
problemas, y habrá que ver si el modo como se encara aprueba el test de constitucionalidad. La originalidad de
incorporar dentro del poder judicial a un órgano cuyas competencias no son judiciales, y que tampoco es un 29. — Que el Consejo está habilitado a suspender, queda fuera de toda duda; en cambio, es
tribunal de justicia, deja pendientes muchas situaciones dubitativas de difícil encuadre en lo que, tradicionalmente, útil preguntarse si en caso de no disponer la suspensión y pasar la acusación al jurado de
perfila al sistema de control judicial argentino, sobre todo el que le está deparado a la Corte. enjuiciamiento, éste tiene competencia para hacerlo.
III. EL JURADO DE ENJUICIAMIENTO Y LA REMOCION
La respuesta negativa alegaría que si el art. 114 adjudica la facultad de suspensión al Consejo,
DE LOS JUECES
le quede negada al jurado porque, como principio, adjudicar una competencia expresa a un órgano
implica impedir su ejercicio a otro que no sea ése.
El artículo 115
30. — Es bueno recapitular qué ocurría antes de la reforma de 1994, cuando la constitución carecía de
previsión expresa a favor de la posible suspensión. Entonces decíamos que cuando el funcionario sometido a
24. — El art. 115 ya transcripto en el nº 2 dispone: juicio político tenía un superior jerárquico, este superior podía suspenderlo en ejercicio del poder disciplinario. En
“Los jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán removidos por las causales expresadas en el cambio, negábamos que la cámara de diputados y el senado invistieran esa atribución.
artículo 53, por un jurado de enjuiciamiento integrado por legisladores, magistrados y abogados de la matrícula
federal. Ante el art. 114 inc. 5º en combinación con el art. 115, un punto de vista en cierto modo
Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado. Pero la parte condenada quedará analógico nos llevaría a proponer que si el Consejo de la Magistratura —que tiene poder
no obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales ordinarios. disciplinario sobre los jueces— no decide en uso de su competencia explícita suspender al
Corresponderá archivar las actuaciones y, en su caso, reponer al juez suspendido, si transcurrieren ciento magistrado cuyo enjuiciamiento promueve, el otro órgano llamado a intervenir en el juzgamiento
ochenta días contados desde la decisión de abrir el procedimiento de remoción, sin que haya sido dictado el fallo. —que es el jurado— no parece que detente una igual atribución implícita de suspender a quien no
En la ley especial a que se refiere el artículo 114, se determinará la integra-ción y procedimiento de este ha sido suspendido por el órgano con competencia explícita para hacerlo. Ello, aunque ambos
jurado.” órganos sean parte de un mismo poder, que es el judicial.
(La bastardilla es nuestra).
Esta innovación ofrece cierto paralelismo con el nuevo sistema de designación de los jueces de tribunales El plazo para juzgar
inferiores, porque permite atisbar análoga intencionalidad de mejorar —“despolitizado”— el régimen de
remoción. 31. — El art. 115 contiene otra previsión institucionalmente importante. A contar desde la
decisión que dispone abrir el procedimiento de enjuiciamiento, el jurado tiene ciento ochenta días
25. — El juicio político arbitrado en el texto anterior a la reforma, ahora sólo se mantiene para destituir a los para dictar su fallo. Si en ese lapso no lo hace, deben archivarse las actuaciones y, en su caso,
jueces de la Corte Suprema de Justicia.
hay que reponer al juez suspendido.
26. — El procedimento actual se desdobla: en una primera etapa, el Consejo de la
Es un buen dispositivo de celeridad, para urgir al jurado, porque la naturaleza del enjuiciamiento político no
Magistratura acusa al decidir la apertura del procedimiento —y puede suspender al juez—; en la admite dilaciones, no sólo en cuanto está comprometido el aspecto personal o subjetivo del magistrado sujeto a
segunda etapa, interviene el jurado de enjuiciamiento, que puede remover, o no. Se trata de una dicho enjuiciamiento, sino también en razón de hallarse en juego el funcionamiento institucional del poder
relación entre dos órganos —Consejo y jurado— que forman parte —ambos— del poder judicial, judicial.
por lo que cabe calificar a esa relación como intraórgano.
Dos consecuencias derivan del vencimiento del plazo: a) una el archivo de las actuaciones; b)
27. — El art. 115 solamente esboza en su párrafo primero la inte-gración de los jurados de otra, la reposición del juez que se encontraba suspendido durante el trámite de su enjuiciamiento.
enjuiciamiento con una triple composición: legisladores, magistrados y abogados de la matrícula
federal. El detalle —muy importante por cierto, sobre todo en orden a la pro-porción numérica de El archivo de las actuaciones y su efecto
cada sector— queda derivado a la ley prevista en el art. 114, que es la relativa al Consejo de la
Magistratura. Dicha ley ha de reglamentar el modo concreto de integración del jurado, y el 32. — Si pasan ciento ochenta días sin que se haya fallado la causa, las actuaciones se
procedimiento a seguir por él para la remoción de los jueces. archivan. Esto significa que, al haberse agotado la competencia del jurado, la misma cuestión ya
El segundo párrafo asevera drásticamente que su fallo será irrecurrible, y no tendrá más no podrá renovarse o reabrirse en el futuro. Es algo así como un efecto de cosa juzgada.
efecto que el destitutorio. Se ha suprimido la “accesoria” que estaba incorporada al anterior art.
Este efecto, sumado a la reposición del juez que pudo haber estado suspendido durante el enjuiciamiento,
52, y que consistía en la posible imposición por el senado de la inhabilitación, declarando al juez
muestra claramente que, de ahí en más, es inviable someterlo a otro ulterior por la misma conducta.
removido como incapaz de ocupar empleo de honor, de confianza, o a sueldo del estado.
La reposición del juez suspendido
33. — El vencimiento del plazo para juzgar y el consiguiente archivo de las actuaciones hacen 37. — Se torna complicado afrontar el sentido y alcance de la norma que estipula
procedente la reposición del juez cuando, en la instancia de apertura del procedimiento enfáticamente la irrecurribilidad.
enjuiciador, fue suspendido por el Consejo de la Magistratura. Si se la interpreta literalmente, no hay duda de que entra en pugna con el derecho judicial de
El art. 115 deja abierta acá una serie de preguntas muy arduas: ¿Se puede pensar que la la Corte Suprema, que aceptó la revisión judicial cuando el anterior art. 52 omitía definir el punto.
reposición del suspendido ha de disponerla el jurado de enjuiciamiento al vencérsele el plazo sin En tal caso, es razonable suponer que una vez incorporada la admisibilidad de aquella revisión
haber emitido decisión sobre la remoción? ¿O la competencia es del Consejo de la Magistratura por la jurisprudencia de la Corte en el derecho constitucional material, hay que dar por cierto que
como órgano también competente para la suspensión y, en paralelismo, para dejarla sin efecto? nos hallamos ante un requisito constitucional inalterable e inamovible del sistema garantista, que
¿O la reposición es, más bien, automática y directa por imperio del propio art. 115 constitucional? ni siquiera una reforma de la constitución puede desconocer, so pena de violar un principio
Fijémonos que éste dice, con respecto al transcurso del plazo, que “corresponderá fundamental del sistema axiológico de la misma constitución.
archivar… y, en su caso, reponer al juez suspendido…”. No dice que, vencido el plazo, “quedará Tal es nuestro punto de vista, por lo que a la irrecurribilidad que impone el art. 115 le
repuesto”, sino que “corresponderá reponerlo”. ¿A qué órgano le corresponde? asignamos únicamente el mismo sentido que la Corte fijó en el caso “Nicosia”: escapa a la
Hay algo cierto y es lo siguiente: hay obligación constitucional de reposición. No es una competencia judicial el encuadre y la valoración que el jurado hace de las conductas que toma de
facultad discrecional. La reposición es imperativa, y deriva del mero transcurso del lapso que la base para la remoción, y la decisión misma de remover; pero sigue siendo revisable todo lo que
norma otorga inexorablemente para juzgar. atañe a la competencia del órgano y las formalidades de su ejercicio, así como a las garantías del
enjuiciado en orden al debido proceso y el derecho de defensa. (Ver nº 36).
34. — Los dudosos interrogantes planteados nos animan a contestar así: como el juzgamiento
le está deparado al jurado, cuando caduca el término temporal en que necesariamente debe Este principio no ha desaparecido ni decaído con la reforma, y hace parte de las implicitudes más valiosas de
expedirse y no lo hace, es el mismo jurado el que ha de archivar las actuaciones y, juntamente la constitución. Y ello porque un adjetivo (“irrecurrible”), por más que esté incorporado a la constitución, carece
con el archivo, resolver la reposición. de fuerza para oponerse al arsenal principista-valorativo en que ella se apoya.
38. — En su voto emitido en el caso “Nellar Juan C.” fallado por la Corte el 30 de abril de
Es claro que en esta solución no coincidiría la competencia para “reponer” con la antecedente competencia 1996, el doctor Fayt sostuvo con énfasis que la irrecurribilidad de la decisión destitutoria que
ejercida para “suspender”, porque los órganos no son los mismos y, entonces, el principio del paralelismo de las establece el art. 115 es abiertamente contradictoria con los fines de la constitución vigente (o sea,
competencias quedaría comprometido. Pero como tal principio es sólo un principio, y tiene excepciones, la
cuestión dudosa admitiría darse por superada.
la reformada en 1994) y con lo que había dispuesto la ley 24.309 (declarativa de la necesidad de la
reforma), ya que al haber quedado prohibida toda enmienda a los 35 primeros artículos de la
35. — No obstante, ¿qué ocurre si el juez suspendido no es re-puesto? ¿A qué órgano debe el constitución, es evidente que no podría privarse de garantías fundamentales de control judicial de
juez requerir su reposición? constitucionalidad a cargo de la Corte a los jueces federales removidos mediante el enjuiciamiento
político regulado por el citado art. 115 nuevo.
En caso de admitirse —como es nuestra opinión— que el que debe reponerlo es el jurado, ha
de solicitarla a él. Si no obtuviera satisfacción, o no se le diera inmediata respuesta favorable,
sería viable suponer que le ha de quedar expedito el acceso al Consejo de la Magistratura, por Las cláusulas transitorias sobre la instalación del Consejo de la Magistratura, y las causas
haber sido este órgano el autor de la suspensión que el jurado se ha negado a dejar sin efecto. por enjuiciamiento político
Por fin, es muy probable que —además— nos hallemos ante una hipótesis configurativa de
39. — La disposición transitoria decimocuarta dice:
cuestión constitucional justiciable y, de ser así, que la instancia final esté abierta por recurso
extraordinario ante la Corte Suprema. “Las causas en trámite ante la Cámara de Diputados al momento de insta-larse el Consejo de la Magistratura
les serán remitidas a efectos del inciso 5º del art. 114. Las ingresadas en el Senado continuarán allí hasta su
terminación. (Corresponde al art. 115.)”
El fallo irrecurrible
La disposición transitoria decimotercera dice:
36. — Nos queda la irrecurribilidad del fallo destitutorio. La nor-ma lo enuncia tajantemente, “A partir de los trescientos sesenta días de la vigencia de esta reforma, los magistrados inferiores solamente
y hay que aventurar una opinión sobre su alcance. podrían ser designados por el procedimiento previsto en la presente Constitución. Hasta tanto se aplicará el
sistema vigente con anterioridad. (Corresponde el artículo 114.”) (Para esto, ver nº 20).
Hasta promediar la década de los años ochenta, la Corte siempre consideró que el fallo destitutorio del senado
—y los equivalentes emanados de órganos diversos en jurisdicción de las provincias— no podían ser sometidos a Es menester relacionar las dos cláusulas para también relacionar, en consecuencia, las competencias del
revisión de ella mediante recurso extraordinario. Consejo y las del jurado, porque de su ensamble surge el plazo de 360 días a contar desde el 24 de agosto de 1994.
La jurisprudencia de la Corte cambió diametralmente después, y en los últimos diez años ha admitido y
reafirmado el posible sometimiento de los fallos destitutorios —tanto los dictados en sede federal como en el La garantía del juez natural
ámbito provincial— a revisión y control del poder judicial. Esta recurribilidad se limita a verificar si en el
procedimiento de enjuiciamiento se respetó o se violó el debido proceso a que debe atenerse, a fin de preservar las 40. — El comentario que nos provocan estas cláusulas es el si-guiente: se respeta al senado
garantías emergentes de la constitución federal. Pero no alcanza para que el tribunal judicial revea el criterio que como juez natural cuando ya tiene ingresada la causa por acusación de la otra cámara; en cambio,
el órgano de enjuiciamiento político ha empleado en el encuadre que de las conductas imputadas al funcionario
acusado ha hecho aquel órgano para tener por configuradas una o más causales de destitución. (Tal lo que
cuando una causa se halla en trámite en la cámara de diputados, y por ende ésta no ha ejercido
definitivamente surge del fallo de la Corte del 9 de diciembre de 1993 en el caso “Nicosia”, el primero que la todavía su función de acusar, la causa se debe girar al Consejo de la Magistratura.
misma Corte resolvió respecto de la remoción de un juez federal, que recurrió ante ella en instancia Para nosotros, hay sustracción al juez natural.
extraordinaria.) (Ver cap. XXXVI, nos. 27 /28).
Es claro que si se valora el caso a la luz del derecho judicial de la Corte —que ha reputado
constitucionalmente válido aplicar nuevas leyes de procedimiento a los juicios pendientes en tanto la causa no
haya quedado “radicada” ante el tribunal competente— la respuesta es negativa. Pero nuestra tradicional
El sentido de la irrecurribilidad discrepancia con este criterio nos lleva aquí a mantenerla.
funciones “no judiciales” a cargo del Consejo de la Magistratura y el jurado de en-juiciamiento,
41. — El juicio político tal como lo organiza la constitución en sus artículos actualmente introducidos por la reforma de 1994 dentro del mismo poder judicial (para esto último, remitimos
numerados como 53, 49 y 60 (que se mantienen intactos, salvo para los jueces de tribunales al cap. XLIV, especialmente nos. 3 a 6).
inferiores) establece dos etapas: la acusación por la cámara de diputados, y el juzgamiento por la
de senadores. Y regula el procedimiento. Ambas cámaras, cada una en la órbita de su Los principios básicos
competencia, son el juez natural para el enjuiciamiento político, y una vez que éste se ha iniciado
porque la de diputados ha abierto el trámite, creemos que no es constitucionalmente viable, ni 2. — La administración de justicia como función del poder que ejercen los órganos judiciales
siquiera por reforma constitucional, sustituir al órgano que, por la constitución vigente al tiempo se enmarca y transcurre a través de causas (o procesos) judiciales.
de comenzar su intervención, debía agotar su función —acusando o no acusan- do—.
Durante el curso de éstos, el órgano judicial (juez o tribunal) cumple nume-rosos actos procesales. Las
Los jueces de instancias inferiores a la Corte, cuyo enjuiciamiento había tenido inicio en la cámara de resoluciones que dicta en las diversas etapas del proceso pueden recibir distintos nombres, pero a los fines
diputados, invisten por eso un derecho —adquirido por la constitución en vigor a esa fecha— a mantener como constitucionales es aceptable denominar genéricamente como “sentencia” a estos diversos pronunciamientos. (No
juez natural al entonces competente. O sea, no pudo sustraerse a aquella cámara la competencia que, en papel de obstante, se suele emplear la palabra “sentencia” para mentar la decisión que en cada instancia pone fin al proceso
juez natural, debía conservar hasta la culminación de la etapa acusatoria. ante el órgano que corresponde a dicha instancia.) De ahí que quepa decir que el acto que traduce el ejercicio de la
función de “administrar justicia” es la sentencia.
42. — La constitución previó la instalación del Consejo de la Magistratura dentro del plazo ya mencionado en (Por supuesto que aquí encaramos solamente la función de “administrar justicia”, y no la función
el nº 39, que se venció ampliamente, por lo que en la constitución material ha seguido aplicándose el “administrativa” que también tiene a su cargo el poder judicial en la medida requerida para ejercer la
enjuiciamiento establecido en los arts. 53, 59 y 60 (acusación por la cámara de diputados y juzgamiento por el administración de justicia.)
senado), al no estar en funcionamiento los órganos que los nuevos arts. 114 y 115 tienen impuestos para su
trámite.
3. — Algunas nociones vinculadas con el tema son las siguientes:
a) Todo juez requiere que su jurisdicción sea incitada. Es decir, no actúa “de oficio” o motu
CAPÍTULO XLV
proprio (por propia iniciativa). Su función permanece inhibida y latente mientras no hay proceso,
y el proceso se inicia a impulso de parte, mediante la acción.
LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA
Alguna excepción al principio de que la función judicial requiere ser activada encontramos tanto en la ley
I. EL MODO Y LA OCASIÓN DE SU EJERCICIO. - La denominación de la función. - Los principios básicos. - El
“caso” o la causa judiciable. - Los principios del derecho judicial sobre la administración de justicia. - II. LA
sobre habeas corpus, cuanto en el derecho público provincial, cuando se legitima a los jueces a emanar, sin que
SENTENCIA. - Su carácter de norma individual del caso. - La motivación y la fundamentación. - La arbitrariedad
parte alguna promueva su jurisdicción (o sea, “de oficio”), un “auto de habeas corpus” en casos de extrema
de sentencia. - Los requisitos de la sentencia. - La exención de controles extraórganos. - La obligación de necesidad para proteger la libertad ambulatoria de personas cuya privación o restricción ilegítimas le constan al
sentenciar. - La cosa juzgada. - III. LA JURISDICCIÓN, LA ACCIÓN Y EL PROCESO. - La justicia pública. - La juez por cualquier vía ajena a una denuncia judicial, o a una demanda.
jurisdicción. - La acción. - Las acciones “de clase”. - La acción para defensa de los intereses difusos y los También la justicia electoral —que integra el poder judicial federal— ha recibido por ley varias
derechos de incidencia colectiva. - El proceso. - El derecho a la jurisdicción. - Como satisface el estado la competencias para actuar de oficio, o sea, sin impulso de parte.
administración de justicia. - El juez en el proceso. - Los tribunales de alzada y la segunda instancia. - El
activismo judicial. - La denegación de justicia. - La inmunidad (absoluta y relativa) de los estados extranjeros. Asimismo, la Corte Suprema en ciertos casos de excepción y cuando ha debido cumplir algún acto propio de
- La inmunidad absoluta de jurisdicción de entes intergubernamentales. - La denegación de justicia y la su competencia, ha verificado previamente si tal acto (o la norma que imponía cumplirlo) era constitucional o no,
jurisdicción internacional. - Otras hipótesis análogas a la privación de justicia. - La responsabilidad del estado y ha emitido fuera de causa judicial y sin petitorio de parte un pronunciamiento acerca del punto. Lo que no queda
por su administración claro es si tal pronunciamiento (en el que ejerce control constitucional pero que recae fuera de un proceso judicial)
de justicia. traduce función jurisdiccional propiamente dicha. (Ver nº 5).
Las formas habituales de incitar la jurisdicción son: a) originariamente (en primera instancia)
I. EL MODO Y LA OCASION DE SU EJERCICIO para acceder al proceso mediante acción (o demanda); b) en instancia de revisión (sea ante la
misma instancia originariamente provocada, o ante otra superior) mediante recurso.
La denominación de la función b) Todo pronunciamiento judicial que implica administrar justicia recae en una “causa”
judiciable, y la forma de resolver esa causa es la sentencia.
1. — Nunca hemos dudado de que la función de administrar justicia es una función
c) En consecuencia, se detrae al juez la consulta, la declaración teórica o general, y las
“jurisdiccional” a cargo de los tribunales del poder judicial. Por eso, nunca abandonamos la
cuestiones abstractas, porque todo ello im-porta un pronunciamiento sin causa judiciable, o al
denominación de “administración de justicia”, si bien compartimos otras denominaciones que —
margen de la misma.
actualmente— alguna doctrina reputa más acertadas como, por ejemplo, la de “impartición” de
justicia.
Por excepción, hay algunas leyes que para determinados supuestos establecen la elevación en consulta a un
tribunal de alzada por el tribunal inferior, pero lo que la alzada resuelve lo hace dentro —y no al margen— de una
No adherimos a los enfoques que por administración de justicia entienden la que “administran” los tribunales causa judicial.
en aquellos sistemas donde no cabe hablar rigurosamente de un “poder judicial”, con lo que la justicia a cargo de
tribunales que realmente componen un “poder” (el judicial) no sería “administración de jus-ticia”, sino algo
distinto que merece otro nombre; pero ¿cuál habría de sustituirlo? El “caso” o la causa judiciable
En los sistemas continentales europeos se suele afirmar por parte de cierta doctrina que juzgar (resolver
causas judiciales) no es, en verdad, algo funcio-nalmente distinto de la administración a secas, con lo que la 4. — Nuestro art. 116 constitucional hace la enumeración de ca-sos que configuran la
administración pública y la administración de justicia no mostrarían entre sí diferencias sustan-ciales. Por detrás, competencia judicial federal, y habla de “causas”.
ronda la impresión de que —entonces— el “gobierno” viene a ser un bloque dentro del cual no existe un “poder El “caso” o la “causa” judicial equivale a “juicio” o “proceso judi-cial”, y para nada se limita
judicial”, sino sólo una fun-ción: “administrar justicia”. o identifica al “caso contencioso”, o juicio contradictorio. Para nosotros, cabe en el concepto
constitucional de “causa” la acción declarativa de inconstitucionalidad, la acción declarativa de
Nuestro poder judicial es, en verdad, un poder, cuya función nuclear en lo que hace a lo certeza; el juicio llamado de jurisdicción voluntaria, etcétera.
estrictamente judicial es administrar (o impartir) justicia, a lo que se suma —ahora— las otras
Ver cap. XLVIII, nos. 12 a 14. por él, del ordenamiento jurídico vigente. O sea, que la administración de justicia es una función
sub-legal.
5. — Sin embargo, y sin ser costante ni uniforme la jurisprudencia de la Corte, hay precedentes en los que
sostuvo que ella es competente para producir aquellos actos de gobierno que, como cabeza de poder y órgano 9. — El juez actúa en ejercicio de una función de individuación de la norma general “en” y
supremo de la organización judicial argentina son necesarios para garantizar la investidura de los jueces “para” un caso singular y concreto.
“nacionales”, incluido el juicio sobre la existencia de dicha investidura, en la medida en que ella ineludiblemente
lo requiera (en tal sentido, y en época reciente, puede verse el caso “Aramayo, Domingo R.”, resuelto el 14 de El juez, al crear la norma individual de la sentencia, no puede evadirse del marco del
febrero de 1984). ordenamiento jurídico vigente; debe apoyarla en algún sector o parte del mismo. De ahí que sea
No interesa demasiado, en tales supuestos, hacer exceso de doctrina acerca de si tales casos configuran lo que clásica la norma judicial de la Corte, definitoria de lo que debe ser una sentencia para merecer
estrictamente se puede denominar “causa” judicial o judiciable, sino más bien detectar que, sean o no sean reconocimiento como acto jurisdiccional válido: derivación razonada del derecho vigente
“causas”, provocan la actividad y el pronunciamiento de la Corte. Y más allá de que tales casos sean resueltos conforme a las circunstancias de la causa.
mediante “sentencia” o mediante “acordada” se demuestra que no encuadran en el tipo clásico del proceso
judicial. Tampoco interesa esclarecer aquí si la resolución que en ellos dicta la Corte emana de sus poderes de Por eso, la sentencia no puede sustentarse en la sola voluntad o afirmación dogmática del
superintendencia, o acaso de lo que ella llama sus poderes “implícitos”. Lo importante es atender a esta especie de juez, ni en derecho no vigente (ya derogado o no vigente todavía).
decisiones emanadas del más alto tribunal, fuera de los cauces comunes y habituales en que se enmarca la admi- Aun en el caso de “laguna” (o carencia de norma), la integración judicial crea la norma
nistración de justicia. individual de la sentencia “dentro” de límites y contornos. Nunca en forma incondicionada.
Asimismo, debe tenerse presente que en defensa de las prerrogativas que a la Corte le confiere el art. 113 de
la constitución, dicho tribunal tiene también competencia para emitir pronunciamientos y decisiones al margen de La Corte tiene establecido que la elaboración del derecho que incumbe a los jueces no llega hasta la facultad
lo que estrictamente puede considerarse “causa” judicial. de instituir la ley misma: la afirmación que la Corte hace acerca de que la organización del estado reposa en la
“ley” excluye la creación “ex nihilo” (“de la nada”) de la norma legal por parte de los órganos encargados de su
Los principios del derecho judicial sobre la administración de justicia aplicación.
6. — Si procuramos armar un repertorio de principios básicos que señala el derecho judicial Para el tema, remitimos al Tomo II, cap. XXIV, nos. 108 a 111.
emanado de la jurisprudencia de la Corte, podemos esbozar los siguientes:
a) los jueces son servidores del derecho para la realización de la justicia; La motivación y la fundamentación
b) el ejercicio imparcial de la administración de justicia es un elemento indispensable de la 10. — La sentencia no es mera aplicación automática de una norma general. Subsumir el caso judiciable en el
defensa en juicio; orden jurídico vigente no es componer un silogismo. La aplicación supone interpretación —de la norma y del
c) la sentencia debe ser derivación razonada del orden jurídico vigente; caso— y ello aun cuando el juez en “su” interpretación deba acatar acaso la interpretación obligatoria de un
órgano judicial superior (por ej.: en los casos de casación, de fallos plenarios, de jurisprudencia vinculatoria, etc.),
d) el respeto a la voluntad del legislador no requiere admitir soluciones notoriamente injustas; porque nunca deja él mismo de interpretar para poder aplicar la norma general al caso.
e) el apartamiento deliberado y consciente de la verdad es incompatible con una adecuada
administración de justicia; De todo ello surgen dos requisitos de la sentencia: a) su motivación; b) su fundamentación. Se
f) la verdad objetiva o material debe prevalecer sobre la pura verdad formal; suele decir que la sentencia se motiva en los hechos del caso, y se funda en el derecho aplicable.
La fundamentación y la motivación —razonada y razonablemente expuestas por el juez—
g) la intervención del poder judicial no puede ser excluida compul-sivamente a los fines de
explican por qué el caso se resuelve como se resuelve. O sea, por qué la decisión es la que es, y
solucionar controversias individuales;
dónde halla sustento.
h) importa agravio a la garantía de la defensa la exclusión del poder judicial en causas donde
Cuando la Corte dice que la sentencia debe ser una derivación razonada del orden jurídico
la tutela de un derecho subjetivo configura cuestión justiciable;
vigente con referencia a las circunstancias de la causa, está abarcando la fundamentación y la
i) los jueces deben alcanzar en sus sentencias la solución objetivamente justa del caso con motivación; por “tales” circunstancias del caso, dicho caso recibe “tal” aplicación del derecho
arreglo a las circunstancias del mismo y al derecho que le resulta aplicable. vigente escogido por el juez para decidir la cuestión.
7. — Un perfil descriptivo a título de síntesis conceptual surge del siguiente standard de la Corte: “…esta
11. — El derecho judicial de la Corte tiene señalado que la exi-gencia de que las sentencias
Corte tiene establecido que el desempeño judicial no se agota con la remisión a la letra de los textos, y ha tengan debido fundamento reconoce raíz constitucional.
desechado la admisión de soluciones notoriamente injustas que no se avienen con el fin, propio de la labor de los
jueces, de determinar los principios acertados para el reconocimiento de los derechos de los litigantes en las causas La constitución alude a “sentencia fundada en ley” en algunos artículos (17 y 18) para determinadas materias
concretas a decidir (Fallos, 253-267 y 271-130). Asimismo, la ley acuerda a aquéllos la facultad de disponer las (condena penal, privación de la propiedad). El principio se extiende a todas las decisiones judiciales, bien que el
medidas necesarias para esclarecer los hechos debatidos, y tal facultad no puede ser renunciada cuando su eficacia fundamento no necesite siempre ser “legal”, porque también puede arraigar en otras normas del derecho vigente
para determinar la verdad sea indudable (Fallos, 238-550)”. que no son ley, e incluso en jurisprudencia. Cuando el orden normativo presenta lagunas o vacíos, la integración
que hace el juez para colmar la carencia de norma siempre debe basarse en el derecho vigente (acudiendo a la
analogía, los principios y los valores). (Ver Tomo I, cap. III, acápite II).
II. LA SENTENCIA
Su carácter de norma individual del caso 12. — La carencia de fundamento mínimo, o el fundamento ca-prichoso o dogmático,
insostenible o insuficiente, constituyen un vi-cio que tipifica uno de los casos de arbitrariedad de
8. — La sentencia recaída en causa judiciable como culminación del proceso, es el modo sentencia.
único y normal de ejercer la función de administrar justicia. Es importantísimo destacar que ningún tribunal puede prescindir de la norma que rige el caso
La sentencia es una norma, emanada del juez en y para un caso concreto. O sea, es una norma ni dejar de aplicarla al mismo, salvo que a esa norma la declare “inconstitucional”.
individual. El juez, al dictarla, “crea” derecho, pero ese derecho que crea, no es derecho “nuevo”
(como sí lo es el que crea la ley) porque en su creación el juez extrae la norma individual creada La arbitrariedad de sentencia
13. — Nuestra Corte Suprema ha elaborado toda una rica teoría acerca de los casos en que a) motivada y fundada (según lo ya explicado);
falta la verdadera calidad de acto jurisdiccional (o sentencia) a un pronunciamiento judicial. Es la b) oportuna en el tiempo;
teoría de la arbitrariedad de sentencia, o de la “sentencia arbitraria”. Tal descalificación implica,
c) útil y eficaz;
para nosotros, un vicio o defecto de incons-titucionalidad, que nos permite hablar de sentencias
“inconstitucionales”. d) justa;
e) ajustada al principio de congruencia (que se explicó en el tema del debido proceso) (ver
Cuando la Corte ha señalado que la defensa en juicio incluye también la posibilidad de obtener en el proceso Tomo II, cap. XXIV, nº 98);
una sentencia que sea derivación razonada del derecho vigente, ha dado pie para considerar que cuando, por no
serlo, la sentencia resulta arbitraria, la arbitrariedad implica “inconstitucionalidad” por lesión a la garantía f) imparcial.
defensiva del art. 18. Hay fallos de la propia Corte que, al considerar arbitraria una sentencia, han sostenido No debe:
expresamente que ella violaba las garantías de la defensa en juicio y del debido proceso de ley del art. 18.
a) renunciar conscientemente a la verdad objetiva o material;
La sentencia arbitraria es susceptible de recurso extraordinario, aunque la revisión deba b) anteponer la verdad formal;
versar sobre cuestiones de hecho o de derecho común (o local) que —de no mediar c) incurrir en exceso ritual manifiesto (según se explicó en el tema del debido proceso) (ver
arbitrariedad— son ajenas a dicho recurso. (Ver cap. L, nº 25). Tomo II, cap. XXIV, nº 102).
La inconstitucionalidad de la sentencia arbitraria radica en ésta misma, y esa inconstitucionalidad ha sido
introducida en el proceso por el juez autor de la sentencia arbitraria. 19. — Hay también presupuestos necesarios de la sentencia. Los “requisitos” de la sentencia
que acabamos de enunciar deben ser satisfechos por ella misma, o sea, hacen al acto jurisdiccional
14. — Como modelo de norma judicial que describe la figura de la sentencia arbitraria, reproducimos esta que se llama sentencia; en tanto los “presupuestos” deben cumplirse “antes” de que se dicte, como
formulación tomada de un fallo de la Corte: “en forma reiterada ha resuelto esta Corte que es requisito de validez una especie de condiciones previas.
de las sentencias judiciales que ellas sean fundadas y constituyan derivación razonada del derecho vigente, con
aplicación a las circunstancias comprobadas de la causa, criterio que ha permitido descalificar por arbitrarias Entre los presupuestos cabe citar: a) que el tribunal que dicta la sentencia haya sido
aquellas decisiones que se apartan en forma inequívoca de la solución normativa prevista para el caso o que constitucionalmente establecido antes del “hecho” del proceso, con competencia para conocer de
padezcan de una carencia absoluta de fundamentación, así como también las que se fundan en afirmaciones él (es decir, que sea “juez natural”) (ver Tomo II, cap. XXIV, acápite III); b) que se haya
meramente dogmáticas u omiten pronunciarse sobre cuestiones planteadas por las partes y conducentes para la sustanciado el “debido proceso” en la causa que la sentencia resuelva (ver Tomo II, cap. XXIV,
resolución del caso”. nos. 96 a 103).
15. — Una rápida sistematización de la jurisprudencia sobre sentencia arbitraria permite
señalar los siguientes supuestos fundamentales: 20. — Del principio de celeridad razonable del proceso y de opor-tunidad de la sentencia, se
extrae (dentro del derecho a la jurisdicción) el derecho del justiciable a obtener una decisión
a) sentencia que no se funda en ley (o más ampliamente, en el derecho vigente, que no se
judicial (sentencia) rápida y eficaz, o sea, “útil” (ver Tomo II, cap. XXIV, nº 101; para el proceso
agota en la ley) como por ej.: la que carece de fundamentos u omite todo fundamento o cita legal;
penal, ídem, nº 32).
b) sentencia que resuelve en contra de la ley;
c) sentencia que aplica normas no vigentes —porque han sido derogadas, o todavía no han El derecho judicial tiene formulada la norma de que ocasiona agravio a la garantía de la defensa la posibilidad
entrado en vigor, o son extrañas al caso—; de que las sentencias dilaten sin término la decisión de las cuestiones llevadas a los estrados judiciales. Ello
configura una forma de “denegación de justicia”. (Ver nos. 53 y 54 b).
d) sentencia que omite decidir una cuestión esencial para la resolu-ción del caso;
e) sentencia que decide “extrapetita” una cuestión ajena al caso; 21. — El “derecho a ser oído dentro de un plazo razonable”, que describe el art. 8,1 del Pacto de San José de
Costa Rica, no requiere de reglamentación interna para ser aplicado en los procesos judiciales, conforme a lo así
f) sentencia que omite considerar una prueba rendida cuya consideración es esencial para definido por nuestra Corte Suprema en el caso “Microómnibus Barrancas de Belgrano S.A.”, del 21 de diciembre
resolver el caso; de 1989.
g) sentencia que da por probado algo que no lo ha sido; etcétera.
22. — Las leyes que disponen la suspensión de procesos judiciales, o que transitoriamente impiden su
Remitimos al cap. L, nos. 26 y 27. promoción, resultan —como principio— violatorias del derecho a la jurisdicción y, por ende, inconstitucionales,
salvo que se trate de juicios iniciados por el estado, en los que es él mismo quien declina la juris-dicción.
16. — En cambio, una sentencia no es arbitraria —y por ende, tampoco susceptible de recurso
Igual tacha merecen las leyes que postergan la ejecución de sentencias firmes. Solamente situaciones de muy
extraordinario— porque sea errónea, o pueda discutirse en sus fundamentos; el recurso extraordinario fundado en
grave emergencia podrían prestar fundamento excepcional y muy breve una medida de este tipo. Todas estas
la arbitrariedad no tiene por objeto remediar decisiones supuestamente erróneas, sino sólo omisiones o desaciertos
paralizaciones son, además, lesivas a la división de poderes, en cuanto uno de ellos (el congreso) inhibe por ley a
de gravedad extrema que descalifican a la sentencia como acto jurisdiccional, y reparar la anomalía de que la
otro (el poder judicial) impidiéndole que ejerza la función de administrar justicia que le asigna la constitución.
decisión no sea una verdadera sentencia sino una mera expresión de la voluntad del juez sin apoyo en la ley y en
(Ver nº 35).
los hechos que deben servir para resolver la causa.
Son también inconstitucionales las leyes que, respecto de sentencias pasadas en cosa juzgada, modifican o
17. — Cuando mediante recurso extraordinario la Corte anula o deja sin efecto una sentencia a la que
alteran el modo de cumplimiento que dichas sen-tencias tienen establecido.
descalifica por arbitrariedad, el efecto puede variar en dos formas fundamentales: a) puede ocurrir que el vicio de
arbitrariedad invalida a la sentencia íntegra, y que entonces no subsista como firme ninguna parte de ella; b) pero Huelga decir que si medidas como las mencionadas no pueden disponerse por ley, mucho menos resultan
puede ocurrir —admitiendo, como lo hace la Corte, la “divisibilidad” de la sentencia— que el vicio de viables a través de decreto del poder ejecutivo.
arbitrariedad afecte sólo a una parte de la sentencia, que es la que se deja sin efecto, manteniéndose con fuerza de Remitimos al cap. XLVIII, nos. 41 y 46.
cosa juzgada la parte o las partes no descalificadas; esta anulación o revo-cación parciales resultan viables en los
casos en que no se malogra con ello los efectos del resto de la sentencia. 23. — La sentencia debe ser justa.
Los requisitos de la sentencia El derecho judicial de la Corte ha acuñado la norma que ordena alcanzar en cada sentencia la solución
“objetivamente justa” para el caso (lo justo en concreto) y ha dicho que una solución notoriamente disvaliosa o
18. — La sentencia debe ser: injusta riñe con el adecuado servicio de la justicia, y con el fin propio de la legislación y de la administración
judicial. Todo ello deriva de la obligación de afianzar la justicia, que prescribe el preámbulo. (Ver Tomo II, cap. 29. — La sentencia pasada en autoridad de “cosa juzgada” no puede ya revisarse en el futuro.
XXIV, nº 111). (Remitimos a lo explicado al tratar los contenidos del derecho de propiedad en el Tomo II, cap.
XVII, nº 10 G, y cap XXIV, nº 105).
24. — El juez en su sentencia debe ser imparcial.
Lo fundamental que interesa para tipificar la cosa juzgada, e impedir que se renueve el tratamiento de la
La imparcialidad es uno de los principios supremos del proceso. La imparcialidad consiste en que la misma cuestión en otro juicio, es la conexión jurídica existente en la materia que constituye el objeto litigioso del
declaración o resolución se orienta en el deseo de decir la verdad con exactitud, y de resolver justa o legalmente. proceso.
(Ver Tomo II, cap. XXIV, nº 111). Para focalizar el alcance de la cosa juzgada, la Corte ha dicho en el caso “Industrias Metalúrgicas Pescarmona
En torno del tema, es norma del derecho judicial de la Corte “que no cabe conducir el proceso en términos c/Agua y Energía Eléctrica Sociedad del Estado”, del 20 de febrero de 1986, que “toda sentencia constituye una
estrictamente formales con menoscabo del valor justicia y de la garantía de la defensa en juicio; y por ello no debe unidad lógico-jurídica cuya parte dispositiva es la conclusión necesaria del análisis de los presupuestos fácticos y
desatenderse a la verdad jurídica objetiva de los hechos que de alguna manera aparecen en la causa como de normativos efectuados en sus fundamentos”, por eso, “no es sólo el imperio del tribunal ejercido concretamente en
decisiva relevancia para la pronta decisión del litigio”. la parte dispositiva lo que da validez y fija los alcances del pronunciamiento: estos dos aspectos dependen también
de las motivaciones que sirven de base a la decisión”.
La Corte tiene asimismo expresado que, en su misión de velar por la vigencia real y efectiva de los principios
constitucionales, le incumbe evitar que la interpretación literal e indiscriminada de las normas procesales 30. — En virtud del principio de “inmutabilidad de la sentencia”, parece que constitucionalmente se debe
conduzca a vulnerar el derecho sustancial, a desinteresarse de la consideración de una prueba que se muestra como sostener que la “aclaratoria” que (de oficio o por recurso de parte) formula el mismo juzgador respecto de un
decisiva para la solución del caso, y a prescindir de la preocupación por llegar a una decisión objetivamente justa pronunciamiento suyo, no puede alterar lo sustancial de la decisión que se aclara.
en el mismo caso, porque todos esos efectos (que ella debe impedir) van en desmedro del afianzamiento de la
justicia, que impone el preámbulo de la constitución. 31. — La intangibilidad de la cosa juzgada está condicionada por la regularidad del proceso
en que la sentencia se ha dictado.
25. — Lo que ahora queremos reiterar es que, por detrás de la sentencia en sí misma, se sitúa el problema de
la “justicia” o la “injusticia” de las normas con que se tiene que manejar el juez para aplicarlas en su sentencia,
Los casos en que, a nuestro juicio, se han desarrollado con mayor notoriedad estos principios son: “Tibold”
problema que para nada es ajeno al logro de la solución justa “del caso”. En efecto, parece cierto que si la norma
—del año 1962—, “Kaswalder de Bustos” — de 1970— y “Campbell Davidson” — de 1971—.
general que el juez tiene que aplicar en su sentencia es notoriamente injusta, la sentencia que la individualice para
“el caso” se contagiará y participará de la misma injusticia, con lo que no llegará a alcanzar “lo justo en concreto”.
Acerca de si los jueces pueden o deben desaplicar las leyes injustas, decla-rándolas inconstitucionales,
Remitimos al Tomo II, cap. XVII, nº 10 G.
remitimos al Tomo I, cap. III, nos. 13 a 15.
En suma, “con” ley, “sin” ley, o “contra” ley (cuando ésta es inicuamente injusta, o inconstitucional) los 32. — La cosa juzgada írrita o nula proporciona ocasión para ser atacada por vía judicial,
jueces deben dictar sentencias justas; cuando para ello les es menester prescindir de una ley (sentencia “contra” cualquiera sea la solución que arbitren las leyes procesales.
ley) la deben declarar inconstitucional y desaplicarla al caso que resuelven. Es así porque la supremacía de la
norma superior (constitución y tratados con jerarquía constitucional) la hace prevalecer sobre la norma inferior (Un ejemplo de vía procesal para el fin indicado encontramos en la ley 23.042 que habilitó el uso del habeas
(infraconstitucional). corpus para impugnar sentencias militares de condena en perjuicio de civiles sometidos inconstitucionalmente a la
jurisdicción militar, sin perjuicio de que similar impugnación pudiera llevarse a cabo mediante recurso ante
26. — El principio republicano de publicidad de los actos estatales rige también respecto de las sentencias tribunales judiciales.)
que emanan del poder judicial. Ello significa que no puede haber secreto en las decisiones judiciales; que hay
derecho a infor-marse respecto de ellas; y que los procedimientos judiciales tampoco se eximen de aquella Para la revisión de las sentencias penales de condena, ver Tomo II, cap. XXIV, nº 22, y este
publicidad, salvo reserva en situaciones excepcionales razonables. Tomo III, cap. XLVI, nos. 8 y 11.
En los casos “Pérez Arriaga c/Arte Gráfica Editorial Argentina S.A.” y “Pérez Arriaga c/Diario La Prensa”,
del 2 de julio de 1993, la Corte —por mayoría— eximió de responsabilidad a los periódicos que habían publicado Para la responsabilidad del estado por error judicial, ver Tomo II, cap. XXIV, nos. 37 a 39 y
información sobre una sentencia dictada en un juicio en que el actor había sido parte y cuyo nombre se consignaba en este Tomo III los nos. 60 y 61 del presente capítulo.
en la crónica, pese a que se trataba de un asunto de familia. Podemos inferir que, como principio, estos dos
decisorios aco-gieron el derecho de los medios de comunicación social a difundir las resoluciones judiciales, 33. — La prohibición constitucional implícita de que los tribunales de alzada resuelvan cuestiones que,
incluso con la identidad de las partes, mientras el tribunal que las ha dictado no haya limitado la publicidad íntegra incluidas en la sentencia apelada, no han sido propuestas en el recurso por parte interesada (es decir, que no han
de su fallo. sido apeladas), encuentra una de sus bases en el principio de la “cosa juzgada”, que preserva la inmutabilidad de la
cuestión (o parte) de la sentencia que no fue incorporada al recurso ni, por ende, propuesta al tribunal de alzada
La exención de controles extraórganos para su revisión. Si el tribunal de alzada resuelve una cuestión ajena al recurso que habilita su jurisdicción, viola la
cosa juzgada del fallo inferior, en cuanto decide sin jurisdicción sobre un aspecto del mismo que quedó firme por
no haber sido apelado.
27. — La sentencia es un acto de poder estatal, singularizado como ejercicio de la
administración de justicia. Tiene la particularidad de que cualquier revisión de que sea 34. — La supervivencia de la cosa juzgada no cesa respecto de las sentencias dictadas en épocas de facto, ni
susceptible, se produce única y exclusivamente en el ámbito del mismo poder judicial. O sea, que de las recaídas en períodos que se consideran afectados por defectuosidades en el funcionamiento del poder
no hay controles extraórganos que vengan de afuera; ni de los otros poderes, ni del electorado. Si judicial, todo ello conforme a jurisprudencia de la Corte. (Ver cap. XLII, nº 2 g).
algún otro órgano —ejecutivo, parlamento— puede ejercer actos que recaen sobre el efecto de 35. — Son inconstitucionales las leyes que, en relación con sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada,
una sentencia penal —indulto, amnistía— esos actos no tienen naturaleza jurisdiccional, sino dilatan en demasía la posibilidad de su cumplimiento o su ejecución, como asimismo las que establecen un modo
política, y no revisan, corrigen ni enmiendan lo resuelto por el órgano judicial. de cumplimiento diferente al que surge de la propia sentencia (así, las que en caso de sumas de dinero, sustituyen
su pago por medios distintos, o disponen entre-gas monetarias en cuotas, etc.).
La obligación de sentenciar Ver nº 22.
28. — El juez no puede: a) negarse a fallar; b) dilatar sin término o demorar arbitrariamente III. LA JURISDICCION, LA ACCION Y EL PROCESO
la sentencia. (Remitimos al nº 54 a y b).
La justicia pública
La cosa juzgada
36. — El estado moderno asume y reivindica para sí la administración de justicia; los particulares no pueden
dirimir sus conflictos y resolver sus pretensiones por mano propia. El régimen moderno es un sistema de justicia
pública, donde está abolida la justicia privada. Desde que se prohíbe a las personas ha-cerse justicia por mano 44. — La actividad jurisdiccional que se moviliza a través del proceso tiene un fin público,
propia, dice Alsina, el estado asume la obligación de administrarla. que es, precisamente, hacer justicia a los justiciables. El proceso no es un asunto puramente
privado, sino un instituto publicístico con participación concurrente del juez y de las partes.
37. — Para los métodos llamados “alternativos” ver cap. XLII, n os. 4 a 6.
Puestos frente a frente el derecho de los justiciables a la jurisdicción, y la obligación de administrar justicia, la
La jurisdicción acción procesal nos interesa en cuanto da origen al proceso en el cual se ejercita la función jurisdiccional a
instancia de parte —o en cuanto lleva a una persona a ingresar al proceso iniciado por otra—. Con ello queda
38. — Se debe a Podetti la elaboración de lo que él mismo llamó la trilogía estructural del satisfecho el principio de la autonomía de la acción, que ve en la acción la pretensión formal incoada ante el
derecho procesal: jurisdicción, acción y proceso. órgano jurisdiccional para que desarrolle y tramite el proceso, donde se plantea la pretensión material, y donde se
resuelve por la sentencia.
La jurisdicción integra el poder estatal como una función del mismo. Se define como la
potestad conferida por el estado a determinados órganos para resolver mediante la sentencia las El derecho a la jurisdicción, movilizado en la acción y en el proceso, obliga al estado a deparar la
jurisdicción, a prestar la función de administración de justicia, y a dictar la sentencia.
cuestiones que les son sometidas por los justiciables. En forma más breve, se dice que es la
capacidad de administrar justicia. (Ver nº 47 b). La sentencia encierra siempre —aunque no haga lugar a lo peticionado— una tutela a la pretensión material,
desde que se supone y se exige que la resuelva con justicia.
La acción
45. — Para el “debido” proceso, remitimos al Tomo II, cap. XXIV, acápite V.
39. — Podetti dice que el elemento fundamental del derecho de acción es la facultad de pedir
El derecho a la jurisdicción
protección jurídica.
La pretensión de protección o tutela jurídica no significa que el juez deba acoger favorablemente el petitorio
46. — Remitimos al Tomo II, cap. XXIV, nos. 6 a 10.
de la parte, sino que debe tomarlo en cuenta y resolverlo con justicia.
Cómo satisface el estado la administración de justicia
Alsina enseña que la acción es un derecho público subjetivo me-diante el cual se requiere la
intervención del órgano jurisdiccional para la protección de una pretensión jurídica. 47. — Para satisfacer la administración de justicia —y correlativamente el derecho de los
La acción no debe ya considerarse como el “mismo derecho subjetivo en ejercicio”, o como la justiciables a la jurisdicción— el estado debe: a) establecer los órganos (tribunales) del poder
faz dinámica y procesal del derecho subjetivo. La autonomía de la acción hace decir que con su judicial; b) asignarles jurisdicción y competencia; c) dictar las normas de procedimiento judicial.
ejercicio se pretende por el justiciable la tutela de un “derecho” que él alega o supone ser suyo, a) Los “órganos” son los tribunales judiciales.
pero que puede no existir, y cuyo eventual reco-nocimiento —o su denegatoria— sólo surgirán al b) Después de establecidos los órganos, es menester que la ley les atribuya jurisdicción y
término del proceso con la sentencia. competencia.
La jurisdicción es la capacidad de administrar justicia; y la competencia, la de administrarla
40. — Debemos, entonces, distinguir dos cosas: a) la pretensión “material”, o sea, lo que se
pide al juez que resuelva; si el proceso es contradictorio, la pretensión material se da “contra la en un caso determinado —en razón del lugar, de la materia o de las personas—.
parte adversaria”; b) la pretensión “formal”, que se da “frente al estado” (en cabeza del juez que
Se dice que la jurisdicción y la competencia del tribunal que se crea por ley como “juez natural” deben ser
entiende en el proceso) para que dicte sentencia acerca de la pretensión material. establecidas por ley anterior al “hecho” del cual conocerá ese tribunal en un proceso. (Para el tema de los “jueces
La acción como pretensión formal es el derecho a una prestación que debe el estado: la naturales” remitimos al Tomo II cap. XXIV, acápite III).
actividad jurisdiccional o administración de justicia, que culmina con la sentencia.
c) Por fin, hay que dotar de las normas procesales a que deben atenerse el juez y las partes.
41. — Para el importante tema de la legitimación procesal como “llave” de acceso al proceso
a disposición del justiciable, ver Tomo II, cap. XXIV, nº 14, y Tomo I, cap. V, nos. 58/59, y cap. La ausencia de normas procesales no es un obstáculo insalvable para que se sustancie un proceso. La Corte
IX, acápite VI. dio curso al proceso de amparo en 1957-1958 sin ley procesal que lo previera, por las razones que se explican al
tratar el tema del amparo.
Las acciones “de clase”
Ver Tomo II, cap. XXIV, nº 13.
42. — Se hace conveniente, desde el punto de vista constitucional, reconocer el acogimiento de las llamadas
acciones “de clase” y de la recíproca legitimación para hacer uso de ellas. Se trata de la acción que a través de un El juez en el proceso
representante (persona física o asociación) intenta un grupo o una “clase” de personas con un interés común y
compartido, en defensa del mismo. A la inversa, ese grupo o “clase” puede ser demandado. 48. — Normalmente, el proceso no se inicia de oficio —no hay juez sin actor—. El derecho a la jurisdicción
se pone en movimiento con la acción procesal. El tribunal o juez no puede ir más allá de lo que la voluntad de las
La acción para defensa de los intereses difusos y los derechos de incidencia colectiva. partes le permite. Por eso, nuestro derecho judicial ha consagrado el principio de que lo peticionado limita el poder
del juez, que no puede conceder un derecho más amplio que el postulado por las partes.
43. — Cuando se admiten las categorías a que alude este subtítulo (ver Tomo I, cap. IX, nos. El llamado “principio de congruencia” señala, precisamente, la correspondencia que debe guardar la
45 a 47) y se recuerda que el nuevo art. 43 en su párrafo segundo depara para su tutela la acción sentencia con las cuestiones y pretensiones propuestas por las partes.
de amparo, hay que dar por cierto que quedan inexcusablemente reconocidas por la constitución la Pero si bien el juez no puede extralimitarse en la sentencia más allá del petitorio de los justiciables, puede
acción y la legitimación (ver Tomo II, cap. XXVI, nos. 22 a 30). suplir el error en el derecho invocado por los mismos: “Iura novit curia”. O sea, debe fundar la sentencia en el
derecho aplicable, prescindiendo de la calificación jurídica equivocada que le han hecho las partes (o supliéndola
si la han omitido directamente). (Ver Tomo II, cap. XXIV, nº 110).
El proceso
El juez no puede modificar el “objeto” de la acción, ni apartarse de los “hechos” que las partes le alegan; a) cuando el tribunal se niega a fallar;
pero respetado eso puede prescindir de la calificación efectuada por las partes y realizar su propia calificación
b) cuando el tribunal demora irrazonablemente o indefinidamente su sentencia;
jurídica (de los hechos y de la relación jurídica) en virtud del citado principio “iura novit curia”.
c) cuando el justiciable no encuentra tribunal competente para que le resuelva su pretensión;
49. — La frontera que para los jueces trazan las partes en materia de hechos y de prueba no es tan rígida d) cuando los tribunales no se hallan en condiciones de dictar sentencias “eficaces” que
como para sustraerlos del deber de esclarecer la verdad objetiva, y de arribar a la solución objetivamente justa del rindan utilidad.
caso. Se dice con razón que en materia de “hechos” el juez debe orientar su actividad en búsqueda de la “verdad”,
y en materia de “derecho” aplicable ha de dirigirla a la “justicia”.
54. — a) Una situación que configura “denegación de justicia” se tipifica cuando el juez no
En la valoración de los elementos probatorios acumulados en el proceso, rinde utilidad aplicar la teoría
egológica en cuanto enseña que el juez interpreta la conducta humana “mediante la ley”.
cumple su obligación de dictar sentencia, con lo que viola el derecho a la jurisdicción del
justiciable, y declina ejercer la función de administrar justicia.
Sin caer en el informalismo total, los jueces deben superar el formalismo ritual y estéril que bien cabe
descalificar como “exceso ritual manifiesto”, según vocabulario acuñado por la Corte para tipificar una posible b) Como el proceso debe tener una duración razonablemente acelerada en relación con la
causa de arbitrariedad de la sentencia. naturaleza de la pretensión, y como la sentencia debe dictarse en tiempo oportuno, la demora en
Por supuesto que, por más avance que se admita respecto de las facultades y deberes indagatorios del juez, dictarla también compromete, de alguna manera, la “obligación” de sentenciar, si es que dicha
unas y otros han de ceñirse al marco que los principios de bilateralidad, defensa, e imparcialidad le ponen al obligación significa decidir no en cualquier mo-mento ni tardíamente, sino en una ocasión
proceso. “oportuna” que permita a la sentencia rendir utilidad y eficacia para la pretensión del justiciable.
Debe tenerse también muy en cuenta la serie de garantías en torno del debido proceso, y la fisonomía que c) La forma primera y tradicional de la privación de justicia se ha dado por tipificada cuando
adquiere cada una de ellas en el proceso penal y en el proceso civil.
el justiciable no halla juez competente para que le resuelva su pretensión. En lenguaje de la Corte,
producida esa situación anómala, la persona “vendría a quedar sin jueces”, o sea, se frustraría el
50. — Se discute también dos cosas: a) si el tribunal puede cambiar el “nombre” (o la calificación) de la
acción deducida; b) si puede cambiar la “acción” deducida y reemplazarla por otra distinta. acceso al tribunal, que es la primera etapa del derecho a la jurisdicción; y, a la par, el estado
Más allá del problema doctrinario, la Corte ha considerado (en un juicio de amparo iniciado por una
abdicaría de su función de administrar justicia.
provincia contra el estado federal y/o Yacimientos Petrolíferos Fiscales) que cabía prescindir del “nomen iuris” Cuando el justiciable no halla juez alguno ante el cual ejercitar su derecho a la jurisdicción, la
(nombre de la acción) utilizado por la provincia (acción de amparo) y sustituirlo por otro (acción declarativa de Corte interviene para decidir cuál tribunal debe conocer de la causa. La Corte no resuelve la
certeza), pero sin alterar la real sustancia de la solicitud (o pretensión deducida en la acción). En rigor respetó la pretensión, pero señala cuál es el tribunal competente para ello.
pretensión, pero cambió no sólo el nombre de la acción, sino la acción misma y la clase del proceso, ya que
concedió a la provincia actora el plazo para encauzar su demanda por la vía y el trámite de la acción declarativa de d) Hay otra situación que la Corte ha equiparado a la privación de justicia. La dio por
certeza (en vez de la de amparo) (ver caso “Provincia de Santiago del Estero c/Estado Nacional y/o Y.P.F.”, configurada cuando en los habeas corpus interpuestos durante el estado de sitio, los jueces no
fallado el 20 de agosto de 1985). pueden dictar sentencias “eficaces” porque la autoridad a la que se requiere informe sobre la
En cambio, si la parte actora no ha incurrido en error al calificar la acción, los jueces no están habilitados para situación de las personas en cuyo favor se deduce la acción, responden que no se hallan detenidas.
reemplazar el proceso que aquélla quiso tramitar, por otra vía procesal distinta que consideren más adecuada o
expeditiva. (Para esto último, ver el fallo de la Corte del 19 de junio de 1990, en el caso “Provincia de Neuquén Enfocando el caso, en “Pérez de Smith Ana y otros”, con fecha 21 de diciembre de 1978, la Corte sostuvo que
c/YPF s/cobro de australes —sumarísimo—”). la privación de justicia no se configura solamente cuando los personas se encuentran en la imposibilidad de acudir
a un tribunal judicial o cuando la decisión se aplaza en forma irrazonable o indefinida, “sino también cuando no se
Los tribunales de alzada y la segunda instancia dan las condiciones necesarias para que los jueces puedan ejercer su imperio jurisdiccional con la eficacia real y
concreta que, por su naturaleza, exige el orden jurídico, de manera que éste alcance su efectiva vigencia en el
51. — Remitimos al Tomo II, cap. XXIV, nos. 112 a 114. resultado positivo de las decisiones que la constitución nacional ha encomendado al poder judicial”.
Para la segunda instancia en el juicio penal, ídem, nos. 43 a 47. La inmunidad (absoluta y relativa) de los estados extranjeros
55. — Por inmunidad absoluta se entiende el privilegio de un estado para no ser llevado ante
El activismo judicial los tribunales de otro estado, si el primero no consiente (en cuanto demandado) la jurisdicción de
ese estado extranjero.
52. — Augusto M. Morello ha denominado activismo judicial al protagonismo que asume el juez en el Por inmunidad relativa se entiende que ese privilegio solamente existe en determinada clase
proceso con participación directa, intensa y continuada, sobre todo cuando se trata de la Corte Suprema o de los de procesos judiciales, pero no en todos. Precisamente, si en alguna clase de procesos fuera
superiores tribunales de provincia. Un signo, entre otros, es la profundidad creativa que adquiere la interpretación indispensable que un estado extranjero diera conformidad a la jurisdicción de los tribunales de
normativa y la integración de las carencias de norma, incluso en el campo del control de constitucionalidad.
otro estado para ser juzgado por ellos y la negara, se consumaría —para esos casos— una
Es en la destreza para movilizar los parámetros reseñados donde tiene que desplegarse el activismo judicial. situación de privación de justicia para el justiciable que fuera demandante de ese estado
extranjero.
La denegación de justicia
La inmunidad jurisdiccional de los estados extranjeros se ha mitigado actualmente en su rigor
originario. Hoy ya no es absoluta y total, porque se la reputa restringida y relativa, al solo efecto
53. — Para acceder a la tipificación de la denegación o privación de justicia, extraemos un
perfil definitorio dado por la propia Corte: “según doctrina del tribunal, el concepto de privación de dar cobertura a los llamados “actos de imperio” del estado extranjero, para de ahí en más
someter a judiciabilidad, sin necesidad del consentimiento del estado extranjero, las cuestiones y
de justicia puede ser referido a las circunstancias en que se lo invoca, en cuanto de ellas resulte
relaciones que responden a la naturaleza de los actos “iure gestionis”.
que lo decidido y apelado prive al ejercicio del derecho en debate de toda razonable utilidad.
También ha dicho la Corte que si los tribunales pudieran dilatar sin término la decisión referente
56. — Nuestra Corte Suprema, en su fallo del 22 de diciembre de 1994 en el caso “Manauta Juan José y otros
al caso controvertido, los derechos podrían quedar indefinidamente sin su debida aplicación, con c/Embajada de la Federación Rusa”, hizo apelación a la amplitud del derecho del justiciable a la jurisdicción (o
grave e injustificado perjuicio de quienes los invocan y vulneración de la garantía de defensa en sea, a su tutela judicial efectiva) para decidir que había de darse curso judicial a la acción interpuesta por la parte
juicio (Fallos, 308-694 y sus citas)”. actora contra la representación diplomática de Rusia en Argentina, pretendiendo de dicha embajada el
La denegación o privación de justicia se tipifica de cuatro maneras:
cumplimiento de sus obligaciones laborales y previsionales en favor de personal suyo. Es posible asignar a esta Pero es indudable que la responsabilidad del estado por la actua-ción y las sentencias de sus
sentencia el carácter de ejemplaridad —o leading case— que le asegurará reiteración futura en causas análogas. tribunales no se circunscribe al caso de la condena penal; se extiende a todos los campos (civil,
Ello, más la reforma introducida por la ley 24.488 a los supuestos de inmunidad de los estados extranjeros, comercial, laboral, etc.).
torna viable que los tribunales argentinos queden en situación de calificar si un asunto que se les somete a decisión
judicial requiere la previa aceptación de la jurisdicción argentina por parte de un estado extranjero o si, al No obstante, ha de tomarse en cuenta una noción elemental previa como pauta general que, no obstante,
contrario, el trámite del proceso queda expedido sin sujeción a dicho acatamiento.
admite excepciones en algunos casos. Cuando se imputa responsabilidad al estado por sus sentencias, parece
indispensable conciliarla con el principio de la cosa juzgada; una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada
La inmunidad absoluta de jurisdicción de entes intergubernamentales no presta sustento a la pretensión de responsabilizar al estado por haberla dictado. Hace falta que previamente la
sentencia por la que se responsabiliza al estado sea dejada sin efecto.
57. — La inmunidad total y absoluta de jurisdicción (en cualquier parte del mundo y en todas) de organismos Este criterio ha sido señalado por la Corte Suprema en su fallo del 14 de junio de 1988 en el caso “Vignoni
intergubernamentales que son sujetos de derecho internacional, presenta un doble y grave defecto: en jurisdicción Antonio S. c/Estado de la Nación Argentina”, a tenor de la siguiente doctrina: “…en principio cabe señalar que
argentina es inconstitucional, por cuanto frustra el derecho a la jurisdicción que no puede ser ejercido tampoco
sólo puede responsabilizarse al estado por error judicial en la medida en que el acto jurisdiccional que origina el
fuera de nuestro estado; desde el punto de vista internacional, viola una “norma imperativa” (ius cogens) del
daño sea declarado ilegítimo y dejado sin efecto, pues antes de ese momento el carácter de verdad legal que
derecho internacional general (cual es la de que la inmunidad de jurisdicción debe ser limitada), que no puede ser
ostenta la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada impide, en tanto se mantenga, juzgar que hay error. Lo
dejada sin efecto por acuerdo en contrario, según el art. 53 de la Convención de Viena sobre Derecho de los
contrario importaría un atentado contra el orden social y la seguridad jurídica, pues la acción de daños y perjuicios
Tratados (ver fallo de la Corte Suprema del 5 de diciembre de 1983 en el caso “Cabrera W. c/Comisión Técnica
constituiría un recurso contra el pronunciamiento firme, no previsto ni admitido por la ley”.
Mixta de Salto Grande”).
La denegación de justicia y la jurisdicción internacional 61. — La responsabilidad del “estado-juez” no necesita, en nuestra opinión, de ley alguna que
le preste reconocimiento, porque encuentra fundamento en la propia constitución, en cuanto ésta
58. — Cuando conforme al derecho internacional privado un caso iuspriva-tista con elementos extranjeros prioriza el afianzamiento de la justicia y los derechos personales.
debe ser juzgado por tribunales de otro estado, la falta de jurisdicción y competencia en los tribunales argentinos Actualmente, la indemnización por error judicial en caso de condena penal, cuenta con norma
no puede considerarse como privación de justicia. Solamente por excepción, si el justiciable no encontrara juez expresa en el derecho argentino, porque la prevén el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
competente tampoco en el extranjero, podría asimilarse su situación a la de quien se ve privado de justicia en
jurisdicción argentina.
Políticos (art. 14.6) y el Pacto de San José de Costa Rica (art. 10), que tienen jerarquía
constitucional.
Para controlar si está bien o mal declinada la jurisdicción de los tribunales argentinos en favor de tribunales
extranjeros, la Corte entiende que debe abrir el recurso extraordinario; en el caso “Narbaitz, Guillermo y otra
c/Citibank N.A.” del 17 de setiembre de 1987, el tribunal consideró (a los efectos de declarar procedente el La responsabilidad del estado-juez viene asimismo contemplada en algunas constituciones provinciales.
recurso extraordinario) que es sentencia definitiva la que priva al recurrente de la jurisdicción de los tribunales
argentinos para hacer valer sus presuntos derechos y obtener el acceso a la jurisdicción federal por cuestiones de Ver Tomo II, cap. XXIV, nos. 37 a 39.
índole constitucional.
Otras hipótesis análogas a la privación de justicia CAPÍTULO XLVI
59. — Ya fuera del diseño jurisprudencial que es habitual en la fisonomía de la privación de justicia, nuestra EL DERECHO JUDICIAL
personal opinión propone añadiduras.
Hay por lo menos dos primeras hipótesis en las que, aunque el tribunal dicte sentencia, cabe hacer parangón I. LA “CREACIÓN DE DERECHO” POR LOS ÓRGANOS JUDICIALES. - Su noción. - Las sentencias con generalidad
con el caso de la negativa a dictarla; los propo-nemos así, a título de ejemplo: normativa. - A) La jurisprudencia vinculatoria. - B) El sistema del “stare decisis”. - C) La sentencia “modelo”
a) cuando según el derecho judicial de la Corte una cuestión política no debe ser juzgada (y se vuelve no y su imitación ulterior espontánea. - II. LA UNIFORMIDAD DE LA JURISPRUDENCIA EN SU ENCUADRE
justiciable), la sentencia que deja de resolverla incurre en una omisión muy parecida a la del juez que se niega a CONSTITUCIONAL. - Igualdad “de ley” e igualdad “de interpretación”. - La variación sucesiva del derecho
fallar; aquí dicta sentencia, pero la dicta para decir enfáticamente que no puede resolver la cuestión política; y eso judicial. - La interpretación “uniforme”. - III. LA NORMA GENERAL Y LA INTERPRETACIÓN JUDICIAL. - Su
concepto. - “Aplicación” y “creación”. - La “individualización” de la norma general en la sentencia. - La
es “no juzgar”;
interpretación judicial de la constitución. - El derecho judicial en materia de interpretación constitucional. - La
b) cuando ante una omisión legislativa reglamentaria, la sentencia alega que no puede suplirla porque de jurisprudencia “uniforme” y el recurso extraordinario federal. - La constitucionalidad de la jurisprudencia
hacerlo el juez se convertiría en legislador y violaría la división de poderes, se configura otra situación harto vincu-
parecida: aquí dicta sentencia, pero la dicta para decir que no puede cubrir la laguna legal porque si el legislador latoria.
no le ha proporcionado la norma reglamentaria de una cláusula constitucional programática, la omisión es
judicialmente irremediable;
c) Una tercera cuestión es ésta: la negación de legitimación procesal, cuando es inconstitucional, también I. LA “CREACION DE DERECHO” POR LOS ORGANOS JUDICIALES
configura denegación de justicia, porque priva al justiciable de la “llave” o herramienta procesal para hacer valer
judicialmente su pretensión jurídica razonable. Su noción
1. — Parece imposible negar que el derecho se crea u origina también por vía judicial, o sea, por la
jurisprudencia de los tribunales. Si a esta creación le asignamos el tradicional título de “fuente”, la jurisprudencia
La responsabilidad del estado por su administración de justicia
o el derecho judicial son fuente del derecho.
Para el tema del derecho judicial como fuente, remitimos al Tomo I, cap. I, n os. 27 a 29.
60. — El tema no cuenta con tratamientos frecuentes ni numerosos en nuestro ambiente
doctrinario. El ámbito que mayor atención ha merecido ha sido el del error judicial en materia
Las sentencias con generalidad normativa
penal, porque la condena a un inocente siempre ha suscitado valoraciones negativas una vez que
la sentencia ha sido objeto de revisión.
2. — Son diversos los sistemas que traducen visiblemente una creación generalizadora de
derecho judicial, o sea, no sólo para el caso, sino para otros casos análogos, futuros o posteriores.
Para el caso concreto sentenciado, toda sentencia crea derecho: el derecho “del caso”. La sentencia siempre II. LA UNIFORMIDAD DE LA JURISPRUDENCIA EN SU ENCUADRE CONSTITUCIONAL
es norma individual creadora de derecho.
Pero, además de esa situación, y sin dejar de ser nunca una norma indivi-dual para el caso resuelto, la Igualdad “de ley” e igualdad “de interpretación”
sentencia puede tener o adquirir generalización, en la medida que crea un derecho extensivo a otros casos, o a
terceros ajenos al proceso en que recayó. 6. — El propósito estrictamente constitucional que persigue la uniformidad de la
Proponemos considerar al derecho judicial como fuente del derecho constitucional sólo en el caso de jurisprudencia es, para nosotros, dar resguardo y efectividad a la igualdad jurídica de los
producirse la referida generalización de la sentencia. justiciables, de forma que cuando una norma (de cualquier naturaleza que sea) tiene vigencia en
una jurisdicción territorial (parcial o total) del estado por imperio de la constitución (o sea, es
A) La jurisprudencia vinculatoria. igual para todos), la interpretación judicial de esa norma por los distintos tribunales judiciales
(locales o federales) debe también ser uniforme en casos análogos.
3. — En primer lugar, la jurisprudencia vinculatoria es la que por una obligatoriedad
intrínseca emanada de la constitución o de la ley, debe ser acatada en el futuro porque surte
efecto erga ommes. Ello puede tener distintos grados: Sabemos que nuestra constitución consagra la igualdad ante la ley; pero la ley igual para todos es una norma
general, cuyo destino intrínseco es indi-vidualizarse a través de normas más concretas en casos singulares; o sea,
a) significa una interpretación de derecho sobre la norma aplicada, que en el futuro deberá ser recaer sobre situaciones particulares. Y si en esa aplicación individualizada se la interpreta de modo contradictorio
aplicada tal cual se la interpretó: a’) por los órganos judiciales dependientes (sea del mismo en situaciones análogas “simultáneas” la igualdad padece porque, para cada justiciable en cada caso sentenciado,
fuero, si es un tribunal de alzada de ese fuero; sea por todos los órganos judiciales, si es un la ley es lo que el tribunal que la aplica dice que es. De donde la igualdad ante la ley —mantenida en la igual
tribunal de casación para todos los fueros); a”) por el mismo tribunal que interpretó la norma, norma general para todos— requiere completarse con la igualdad jurídica, que es más amplia, porque incluye
hasta que él mismo modifique su interpretación anterior; a”’) por los órganos de otros poderes también la igual aplicación de esa ley en casos semejantes simultáneos, a través de las normas individuales.
distintos al judicial; etc.;
La variación sucesiva del derecho judicial
b) significa una interpretación de derecho sobre la norma aplicada, la que por esa misma
interpretación queda derogada o inva-lidada, o sea, que no se puede aplicar más: b’) ni por los 7. — Cuando la interpretación judicial de una misma norma cambia sucesivamente en el tiempo (y no
otros órganos judiciales dependientes; b”) ni por los órganos de otros poderes distintos al judicial “simultáneamente”), no cabe —como principio— hablar de violación de la igualdad, porque si el derecho (legal o
(efecto automático o ipso jure; por ej.: una declaración de inconstitucionalidad erga ommes que judicial) no pudiera variar con el transcurso del tiempo, habría que inmovilizarlo y sustraerlo a toda reforma o
deroga la norma inconstitucional). modificación. No cabe comparar el derecho de “hoy” con el de “ayer” para inferir desigualdades.
c) significa una interpretación de derecho sobre la norma aplicada que, por esa misma
8. — No obstante, en materia penal hay que hacer una reserva: todas las personas que han cometido un
interpretación, obliga a otro órgano a dero-gar la norma, o a no promulgarla, o a no ponerla en mismo delito durante el lapso en que el derecho judicial de la Corte ha considerado inconstitucional a la ley penal
vigor, etc. incriminatoria, deben ser tratadas igualitariamente, aunque la sentencia que se dicte para una o más de ellas
recaiga en un tiempo ulterior durante el cual, con un cambio en la jurisprudencia anterior, la Corte sostenga que la
B) El sistema del “stare decisis” ley antes declarada inconstitucional no lo es. O sea que la primera jurisprudencia debe ser ultraactiva.
Si, a la inversa, la variación temporal de la jurisprudencia se desplaza desde una primera etapa en que la ley
4. — En segundo lugar, encontramos el sistema del stare decisis, conforme el cual los jueces es declarada constitucional a otra posterior en que se la declara inconstitucional, los condenados en la primera
deben fallar las causas ateniéndose a los precedentes en casos análogos. etapa han de merecer la revisión de su sentencia condenatoria y ser absueltos en virtud de la jurisprudencia
posterior. Ello por la debida opción en favor de la mayor benignidad de la primera interpretación judicial (por
La sentencia como norma individual, sin perder el carácter de la cosa juzgada, alcanza generalidad normativa analogía con el principio de la ley penal más benigna, dando por cierto que la ley es “la norma legal más su
para futuros casos similares, “porque es una norma establecida cumplir con los precedentes anteriores cuando los interpretación judicial”). O sea, la nueva jurisprudencia ha de ser retroactiva.
mismos puntos vuelven a ser controvertidos” (Blackstone). Remitimos al Tomo I, cap. X, nº 42.
La virtud operante del stare decisis —dice Cueto Rúa— se encuentra en la circunstancia de que él atribuye
valor de fuente normativa a las sentencias precedentes. 9. — Hemos de ampliar ahora una reflexión adicional acerca de ese efecto que en el tiempo
produce el fenómeno de la variación sucesiva del derecho judicial emergente de la Corte
C) La sentencia “modelo” y su imitación ulterior espontánea Suprema, cuando ésta interpreta la misma ley de manera diferente en etapas evolutivas de su
jurisprudencia. Lo que cambia, entonces, no es la “letra” de la ley, sino el “sentido” que esa
5. — Por último, sin estar formalmente institucionalizado el régimen de vinculatoriedad, o sin interpretación judicial le asigna al aplicarla a casos similares. ¿El cambio surte —o ha de surtir—
aplicarse el sistema del stare deci-sis, puede la jurisprudencia actuar espontáneamente como efectos a partir del momento en que se opera (o sea, hacia adelante, o hacia el futuro) o los
fuente del derecho para casos generales; basta que por el prestigio del tribunal, o por la índole de produce —o debe producirlos— retroactivamente?
la materia decidida, una sentencia adquiera ejem-plaridad como precedente más allá del caso
resuelto, y sea susceptible de provocar seguimiento, imitación o reiteración en situaciones 10. — Los cambios en las interpretaciones judiciales de una misma norma que se registran en la
análogas del futuro. jurisprudencia de la Corte son numerosos, así como las oscilaciones sucesivas que, respecto de ciertas leyes, han
alternado declaraciones de inconstitucionalidad y constitucionalidad.
Esta tercera forma del derecho judicial puede mostrarnos dos variantes fundamentales: Para detectar si cada sentencia que modifica a la jurisprudencia anterior tiene efecto a partir del cambio o, en
algunos casos, lo surte retroactivamente, es bueno tomar un ejemplo.
a) la sentencia modelo se ejemplariza con carácter general, originando seguimiento futuro por el mismo
tribunal en casos análogos, o por tribunales distintos; En 1986 la Corte sostuvo en el caso “Strada” que los juicios tramitados ante tribunales de provincia que —a
su término— se pretendían llevar por recurso extraordinario federal ante ella, debían agotar antes la instancia
b) la sentencia modelo es aceptada como pauta normativa por otros órganos del poder, fuera del poder
provincial y lograr decisión del superior tribunal de la provincia sobre la cuestión constitucional federal.
judicial.
Inmediatamente, en un fallo posterior aclaró que ese nuevo criterio judicial solamente se haría aplicable a los
En el caso del inc. a) la ejemplaridad de la sentencia circula en el ámbito del poder judicial y del derecho recursos que se interpusieran contra sentencias provinciales que fueran notificadas a las partes después de la fecha
judicial; en el caso de inc. b) la proyección se desliza a órganos de poder ajenos al judicial, y lo hemos en que se resolvió el caso “Strada” (8 de abril de 1986).
comprobado cuando el autor de una norma declarada inconstitucional por la Corte la deroga o modifica para
Estamos, pues, ante un efecto hacia el futuro —y no retroactivo— de una jurisprudencia que innovó respecto
ajustarse a la pauta del derecho judicial.
de la precedente.
Ver nº 21.
11. — Para una hipótesis opuesta en materia penal, ver en el nº 8 cómo hay casos en los que personalmente
asignamos a una innovación jurisprudencial el efecto ultraactivo (de una jurisprudencia anterior para aplicarse a
III. LA NORMA GENERAL Y LA INTERPRETACION JUDICIAL
procesos que se sentencian después de su cambio) y a otra innovación el efecto retroactivo (de una jurisprudencia
posterior para aplicarse en revisión de sentencias dictadas antes).
Su concepto
La interpretación “uniforme”
13. — Aclarado el carácter creador de la jurisprudencia como fuente del derecho, hay que
12. — Para preservar la igualdad jurídica en su sentido y su alcance constitucionales es analizar en qué orden de prelación se ubica la jurisprudencia constitucional dentro del mundo
preciso uniformar la interpretación judicial de la norma general (ya que no es posible suponer la jurídico.
aplicación de esa norma en todos los casos por el mismo tribunal). Por ende, de la “legislación Nuestra Corte ha afirmado que la jurisprudencia tiene un valor análogo al de la ley, porque
única” hay que pasar a la “interpretación también única” de la ley, no obstante la pluralidad de integra con ella una realidad jurídica; no es una norma nueva sino la norma interpretada
órganos judiciales de aplicación (cuando las “circunstancias” de los casos son análogas). cumpliendo su función rectora en el caso concreto que la sentencia decide.
Vamos a dividir el problema de la interpretación “uniforme” en tres campos: a) cuando esa La ley, dice García Pelayo, no es sólo lo que el congreso quiso, sino también lo que resultó de
interpretación versa sobre una norma de la constitución formal o de tratados internacionales con ella después de pasar por la interpretación judicial. No es de asombrar, entonces, que Woodrow
jerarquía constitucional; b) cuando versa sobre normas infraconstitucionales de carácter federal Wilson haya sostenido en Estados Unidos que la Corte Suprema es una especie de convención
(por ej., leyes federales, tratados internacionales sin jerarquía constitucional, etc.); c) cuando versa constituyente en sesión continua, porque la creación judicial en aplicación de la constitución es el
sobre normas de derecho “común”. Los dos primeros incisos componen el derecho es-trictamente verdadero derecho constitucional positivo, incorporado a la constitución material.
“federal”.
14. — Cuando la Corte ha reiterado que la interpretación judicial tiene un valor análogo al de la ley porque
a) Una norma de la constitución, o de un tratado con su misma jerarquía, o una norma
integra con ésta una realidad jurídica, ha aplicado este criterio también en materia penal para sostener que no son
infraconstitucional federal, pueden ser interpretadas no sólo por tribunales federales, sino también inconstitucionales los fallos plenarios que interpretan normas del código penal, porque en tanto se limitan a
por tribunales provinciales, y en ambos casos puede producirse simultáneamente en casos interpretarlas para determinar su aplicabilidad a un caso, no introducen elementos extraños al tipo penal descripto
análogos una serie de interpretaciones (sentencias) divergentes u opuestas por parte de las por la ley, sino que determinan su alcance (ver, por ej., el fallo del 8 de setiembre de 1992 en el caso “Gómez José
diferentes decisiones judiciales emanadas de aquella pluralidad de tribunales. Marciano”).
a’) Si el juicio en el que recae la sentencia interpretativa de nor-mas de la constitución o de
normas infraconstitucionales federales ha tramitado desde su iniciación ante tribunal federal “Aplicación” y “creación”
(porque la causa estaba “directamente” regida por aquellas normas), el único problema a efectos
15. — El derecho sociológicamente vigente es la norma “más” la interpretación judicial; todo órgano del
de la unificación de la jurisprudencia contradictoria radica en institucionalizar o admitir una vía poder —y también, por ende, el órgano judicial— dispone de cierto margen de arbitrio en el ejercicio de sus
procesal para que dentro de la misma jurisdicción federal un tribunal único realice finalmente competencias. En un orden jurídico escalonado y graduado, toda creación jurídica que hace un órgano está, en la
aquella unificación (actualmente esta vía puede y debe ser el recurso extraordinario ante la forma y en el contenido, subordinada a planos jurídicos superiores; si la creación judicial es sublegal (y aun
Corte); subadministración, porque también la obligan los decretos, reglamentos, etc.), su creación jurídica opera con un
a”) Si el juicio ha tramitado desde su iniciación ante tribunal provincial (porque la causa no “arbi-trio limitado”: el juez no es mero aplicador de normas mediante formulación au-tomática de silogismos, pero
tampoco un creador de “derecho nuevo” porque en el uso de aquel arbitrio crea un derecho —la sentencia— en
estaba “directamente” ni “especialmente” regida por normas de la constitución federal o de función de planos superiores que condicionan la creación.
tratados de su misma jerarquía, o por normas infraconstitucionales federales, pero guardaba
Aun así, tampoco nos plegamos a la Corte cuando dice que la jurisprudencia no crea una norma “nueva” (ver
relación con ellas) hay que unificar la jurisprudencia contradictoria y que hallar una vía que nº 13), porque la sentencia —aunque condicionada por el derecho vigente— es una norma nueva creada por el
permita llevar la sentencia del tribunal provincial ante un tribunal federal, lo que implica “salir” juez que la dicta. Lo que sí es cierto es lo siguiente: la norma aplicada en la sentencia “más” la sentencia
de la jurisdicción provincial para “entrar” finalmente en jurisdicción federal (situación que no se componen una misma realidad jurídica.
daba en el inciso anterior, porque en él presuponíamos que la causa estaba ya desde su inicio en
jurisdicción federal); por ende, el problema de la unificación de jurisprudencia contradictoria La “individualización” de la norma general en la sentencia
también se reduce —a la postre— a institucionalizar o admitir una vía procesal para dar el salto a
la jurisdicción federal y para que en ésta un tribunal único realice aquella unificación; actualmente 16. — Nos damos cuenta de que la norma general está convocada a su aplicación singular, o
esa vía puede y debe ser también el recurso extraordinario ante la Corte. sea, a individualizarse. Una forma de esta individualización es la sentencia. En la sentencia que
interpreta y aplica normas constitucionales está la constitución individualizada, y la constitución
b) La cuestión se agrava más cuando enfrentamos la jurisprudencia contradictoria en materia de derecho individualizada es la sentencia. Por eso, en el plano constitucional, se ha dicho en Estados Unidos
“común”. Sabemos que por el art. 75 inc. 12 (en su primera parte) las normas de derecho común (códigos de que la constitución “es” lo que “los jueces dicen que es”.
fondo) son dictadas por el congreso para todo el país, pero habiendo tribunales federales y tribunales provinciales,
las leyes “comunes” deben ser aplicadas por los tribunales locales cuando las cosas o las personas caen bajo su La sentencia, entonces, es la norma “individual” del caso resuelto (creación judicial de
respectiva jurisdicción (art. 75 inc. 12). O sea que no es posible sacar el “juzgamiento” de esos casos de la derecho para el caso); y el derecho judicial (que es “fuente” del mundo jurídico) es la norma
jurisdicción provincial; pero, sin sustraerlos a ella, creemos que la interpretación (del derecho común aplicable) general (no escrita) que se proyecta (o generaliza) desde la sentencia “modelo” por la ejempla-
puede unificarse por vía de casación constitucional federal sin deterioro de las autonomías provinciales, porque la ridad que induce a imitarla en casos posteriores análogos.
aplicación de la ley la harán siempre los tribunales de provincia (interpretando si el caso es subsumible en la ley,
si la situación configurada en la litis encuadra en sus normas, etc.); hecha esa interpretación y resuelta la 17. — La sentencia como norma individual del caso es una norma expresamente formulada (escrita), en tanto
aplicación de la ley al caso, el tribunal provincial aplicará la ley tal como la ha “interpretado” el tribunal federal las normas del derecho judicial (proyectadas por generalización de la sentencia-modelo) no están escritas en
de casación. cuanto normas generales, sino que son captadas como tales por el observador, de modo análogo a las normas del
El problema consiste, entonces, en institucionalizar la vía procesal de la casación federal. derecho “no escrito” (consuetudinario y espontáneo).
No existiendo casación, estimamos que actualmente la unificación de jurisprudencia contradictoria en materia De ese modo, la norma general que surge como proyección de la sentencia y que es derecho judicial
de derecho común debería lograrse por el carril del recurso extraordinario ante la Corte. generalizado, se adosa o adhiere a la norma general aplicada e interpretada en la sentencia, para convertirse en la
norma general vigente sociológicamente.
22. — Vale recordar que la constitución de 1949 —abrogada en 1956— estableció en su art. 95 que “la
La interpretación judicial de la constitución interpretación que la Corte Suprema de Justicia haga de los artículos de la constitución por recurso extraordinario,
y de los códigos y leyes por recurso de casación, será aplicada obligatoriamente por los jueces y tribunales
nacionales y provinciales. Una ley reglamentará el procedimiento para los recursos extraordinarios y de casación,
18. — Todo esto significa que la interpretación jurisprudencial que la Corte hace de la y para obtener la revisión de la jurisprudencia”. (Dicha ley nunca fue dictada entre 1949 y 1956.)
constitución, integra el derecho federal con el mismo rango de la constitución. O sea que el
derecho judicial acompaña, como “fuente”, a la misma fuente (constitución formal) que interpreta 23. — Un fallo aislado de nuestra Corte, que data del 30 de noviembre de 1953 (durante la
y aplica; la creación por vía de jurisprudencia se coloca al lado de la norma interpretada, porque vigencia de la constitución de 1949) en el caso “Goeschy Alejandro c/Astengo Enrique S.A.”,
es la misma norma que ha pasado por la interpretación judicial. Y la interpretación consideró procedente el recurso extraordinario para tutelar la garantía constitucional de la
jurisprudencial de la constitución integra la propia constitución con su misma jerarquía dentro igualdad comprometida por la jurisprudencia contradictoria.
del derecho federal, cuando aquella interpretación emana de la Corte Suprema. (Ver Tomo I,
cap. V, nº 35). Este criterio, al cual adherimos, no ha contado después con aco-gida favorable, y ha quedado
descartado por la misma Corte poste-riormente. Como indicio de ello, la sentencia dictada el 7 de
Por eso creemos que los tribunales inferiores (los federales y también los provinciales) deben diciembre de 1955 en el caso “Rovegno Pedro Jorge c/Ducilo S.A.”, sostuvo que la igualdad
ajustar a la jurisprudencia de la Corte las decisiones que dictan sobre puntos regidos por la asegurada por la constitución es la igualdad “ante la ley”, y que la desigualdad derivada de la
constitución. Cuando esos tribunales son provinciales, tal subordinación responde al esquema de existencia de fallos contradictorios no viola la garantía de la igualdad, que no obsta a la
la estructura federal de nuevo régimen, expresado en los arts. 5º y 31 de la constitución, porque el desigualdad de hecho cuando ésta es producto de la interpretación de la ley en una similar
derecho federal (en el cual ubicamos a la jurisprudencia de la Corte en materia constitucional) situación jurídica, porque la potestad de juzgar incumbe a los diversos tribunales al aplicar la ley
prevalece sobre los ordenamientos jurídicos provinciales. conforme a su propio criterio.
19. — Es verdad que ninguna norma escrita consagra la obligación formal de los tribunales inferiores de Como consecuencia de ello, el recurso extraordinario no es actualmente hábil, según la
acatar la jurisprudencia de la Corte, pero ésta ha reiterado que carecen de fundamento las sentencias de los Corte, para lograr la unificación de jurisprudencia divergente.
tribunales inferiores que se apartan de los “precedentes” de la Corte sin aportar nuevos argumentos que justifiquen
modificar la posición sentada por el alto tribunal en su carácter de intérprete supremo de la constitución y de las La constitucionalidad de la jurisprudencia vinculatoria
leyes dictadas en su consecuencia.
En su voto al fallo de la Corte del 13 de agosto de 1992 en el caso “Carpineti de Goicochea Nélida s/quiebra”, 24. — Cuando reivindicamos que en determinados casos una sentencia debe ser de aplicación obligatoria con
el doctor Fayt sostuvo que “la eficacia y uniformidad del control de constitucionalidad ejercida por los jueces carácter general (ver para las modalidades posibles los nos. 2 a 5) surge en seguida un argumento que no nos
también requiere la existencia de un tribunal supremo encargado de revisar las decisiones dictadas al respecto. En convence. Se suele decir que aquel efecto general viola la división de poderes, porque solamente las leyes tienen
el régimen de la constitución, tal órgano no es otro que la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Por carácter de normas “generales y obligatorias”; una sentencia, por ende, no podría imitar la naturaleza material de
consiguiente, el carácter supremo que la ley fundamental ha concedido al tribunal determina que la doctrina que la ley.
éste elabore con base en la constitución, resulte el paradigma del control de constitucionalidad en cuanto a la Como ya en el cap. XXXV expusimos nuestro criterio sobre la naturaleza o sustancia de la función legislativa
modalidad y alcances de su ejercicio (conforme lo establecido in re D-309.XXI. “Di Mascio Juan R., interpone (nos. 3/4), ahora nos limitaremos a afirmar que:
recurso de revisión en expediente 40.779” de diciembre 1-1988)”.
a) si acaso una sentencia reviste carácter de norma general y obligatoria, tal generalidad obligatoria es
solamente un efecto o consecuencia de la sentencia, que no hace a su esencia y que no altera ni desvirtúa la
El derecho judicial en materia de interpretación constitucional naturaleza que toda sentencia tiene como norma individual; a) por ende, tal sentencia no implica ejercicio de la
función legislativa, ni vulnera la división de poderes; no hay, pues, inconstitucionalidad;
20. — Este criterio no es reciente. Nos interesa destacar que re-gistra precedentes, entre los b) de ahí que los fallos llamados “plenarios” no sean inconstitucionales.
que citamos uno de hace ya muchos años. El 6 de octubre de 1948, al fallar el caso “Santín
Jacinto” (todavía vigente la constitución de 1853 antes de su reforma de 1949), la Corte sostuvo CAPÍTULO XLVII
que “tan incuestionable como la libertad de juicio de los jueces en ejercicio de su función propia,
es que la interpretación de la constitución nacional por parte de esta Corte Suprema tiene, por EL CONTROL Y LA JURISDICCION CONSTITUCIONALES
disposición de aquélla y de la correspondiente ley reglamentaria, autoridad definitiva para la
justicia de toda la república (arts. 100 de la constitución y 14 de la ley 48)”. Y por eso, seguía I. LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. - Su concepto. - Las sentencias constitucionales. - La jurisdicción
diciendo el fallo, “apartarse de esa jurisprudencia, mencionándola pero sin controvertir sus constitucional en el derecho constitucional argentino. - El sentido histórico de la jurisdicción constitucional y
fundamentos… importa desconocimiento deliberado de dicha autoridad”. Y ello era suficiente el art. 31 de la constitución. - Lineamiento de los fines y del contenido de la jurisdicción constitucional. - La
para apercibir a los jueces que incurrieron en esa actitud, como lo entendió y lo hizo la Corte en cuestión constitucional (federal, provincial y mixta). - La titularidad de un derecho y la legitimación procesal.
- Las cuestiones constitucionales provinciales conexas con una cuestión federal. - La dene-gatoria de
aquella ocasión. juzgamiento de cuestiones constitucionales (federales o provinciales) en jurisdicción provincial. - La
Podemos considerar al principio expuesto como norma general vigente en el derecho judicial jurisdicción federal y la provincial en la decisión de las cuestiones constitucionales. - Algunos aspectos
trascendentes del control constitucional. - A) Los derechos humanos. - B) La razona-bilidad. - C) La
actual.
inconstitucionalidad consumada en la “interpretación” y “aplicación” de una norma. - D) El juicio de
previsibilidad sobre los efectos del control constitucional. - E) Los “efectos” de las normas. - La prohibición
La jurisprudencia “uniforme” y el recurso extraordinario federal legal del control constitucional. - II. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD SIN PETICIÓN DE PARTE. - Los
problemas preliminares. - El juez y las partes en el caso judiciable: el “iura novit curia”. - El control de
21. — Volvemos a advertir que actualmente, sin reforma legal alguna, el recurso constitucionalidad y la interpretación y aplicación del derecho al caso. - El equilibrio de poderes y el control
“de oficio”. - La presunción de legitimidad de los actos estatales y el control “de oficio”. - El principio de
extraordinario puede y debe servir de cauce pro-cesal para llevar ante la Corte Suprema la congruencia, la arbitrariedad por sentencia “extrapetita”, y el control “de oficio”. - El control “de oficio” no
revisión de sentencias que, por contradicción de jurisprudencia, violan la igualdad jurídica. La viola la defensa en juicio. - El control de oficio por los tribunales provinciales. - El control “de oficio” según
“cuestión constitucional” que daría andamiento al recurso extraordinario sería la invocación de las vías procesales. - III. P OSIBLES AMPLIACIONES DEL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD. - “Causa” judicial
y “caso contencioso”. - Las acciones de inconstitucionalidad. - La acción declarativa de inconstitucionalidad
esa igualdad jurídica, lesionada en cualquier sentencia que, comparada con otra u otras dictadas
“pura”. - La diferencia con la acción popular. - La inserción posible de la acción declarativa de
por el mismo tribunal o por otros, acusara interpretación divergente simultánea de una misma inconstitucionalidad pura en nuestro sistema. - La acción declarativa de certeza. - La abrogación de leyes
norma (de cualquier naturaleza) de casos semejantes. (Ver Tomo I, cap. X, nº 41). inconstitucionales por efecto de una sentencia declarativa de su inconstitucionalidad. - La teoría del legislador
negativo. - El derecho público provincial. - El sometimiento voluntario a un régimen jurídico. - El control
constitucional “en” los fallos plenarios y “de” los fallos plenarios. - IV. LAS CUESTIONES “POLÍTICAS” NO constitucional, y derecho procesal constitucional. Por ende, cualquier clase de proceso (civil, comercial, laboral,
JUDICIABLES. - Su encuadre constitucional. - El art. 116 de la constitución y las cuestiones políticas. - Los penal, etc.) puede albergar en su seno un perfil de proceso constitucional, como también acaso, desde cualquier
argumentos en contra de la judiciabilidad. - La “división de poderes” - Las facultades “privativas”. - proceso, puede abrirse a su término una vía recursiva que merece a la vez el nombre de proceso constitucional —
Las retracciones del control. como lo es, por ejemplo, en nuestro régimen, el recurso extraordinario en el orden federal, y los que le resultan
equivalentes en las administraciones judiciarias provinciales—.
I. LA JURISDICCION CONSTITUCIONAL Creemos aproximarnos, de este modo, a María Mercedes Serra cuando al definir al derecho procesal
constitucional apunta a la instrumentación jurisdiccional de la supremacía constitucional.
Su concepto De tal encuadre surge que el proceso constitucional es el que tiene por objeto la “materia” constitucional, de
forma que cuando tal materia hace parte de un proceso, total o parcialmente, el proceso es constitucional.
1. — Por “jurisdicción constitucional” suele entenderse la función jurisdiccional ejercida para
tutelar, mantener y controlar la supremacía de la constitución. La referida tutela parece recaer,
fundamentalmente, sobre la actividad que, por ser infractora de la constitución, se califica como
inconstitucional o anticonstitucional. Las sentencias constitucionales
Es vocablo análogo, o quizá sinónimo, de “jurisdicción” constitucional el de “justicia” 5. — A las sentencias que ponen término a un proceso total o parcialmente constitucional se las llama
constitucional. sentencias constitucionales. Sin duda, el adjetivo que se usa para calificar al proceso y a la sentencia obedece —
otra vez— a la materialidad de la cuestión que hace de objeto a uno y a otra.
Por analogía y aproximación, en el derecho comparado a veces encontramos también incluidos en la No cabe duda de que la expresión más alta y acabada de las sentencias cons-titucionales viene dada por las
jurisdicción constitucional otros casos como: a) actividad ilícita de titulares de órganos del poder (enjuiciamiento que provienen del tribunal superior en cada administración judiciaria y del Tribunal o Corte que monopoliza el
político por mal desempeño, alta traición, violación de la constitución, etc.); b) conflictos de poderes entre órganos control de constitucionalidad cuando el sistema es concentrado.
del poder.
En nuestro sistema, pues, la referencia queda hecha a la Corte Suprema y, en las jurisdicciones provinciales, a
los superiores tribunales locales.
Entendemos que, en un sentido amplio, la jurisdicción constitucional comprende también la
interpretación de la constitución, aunque al efectuarla no se arribe a una declaración de La jurisdicción constitucional en el derecho constitucional argentino
inconstitucio-nalidad. Por supuesto, también la integración de los vacíos normativos de la
constitución. 6. — Remitimos al Tomo I, cap. V, nos. 45 a 64.
Para la interpretación y la integración constitucionales, remitimos al Tomo I, cap. III.
7. — Nuestra jurisdicción constitucional puede reputarse abar-cadora de dos aspectos: a) uno
2. — La jurisdicción constitucional se vincula con el derecho procesal consti-tucional, si es que a éste se le “negativo”, cuando descalifica normas o actos contrarios a la constitución y los declara
asigna como eje de rotación —según postula Sagüés— la dualidad que integra a aquella jurisdicción: magistratura inconstitucionales; b) otro “positivo”, cuando realiza “interpretación” de normas constitucionales
constitucional, y procesos constitucionales.
o infraconstitucionales.
Por ende, la jurisdicción constitucional despliega en el derecho procesal constitucional dos ámbitos conexos:
a) la organización de las estructuras (o los órganos) que ejercen dicha jurisdicción (principalmente los judiciales); A estos dos aspectos parece aludir la Corte cuando en su jurisprudencia dice que “el control de
y b) los procesos en que se deciden, por razón de materia, cuestiones constitucionales. constitucionalidad de las leyes que compete a los jueces, y especialmente a la Corte Suprema, en los casos
Remitimos, para el derecho procesal constitucional, al Tomo II, cap. XXIV, acápite VII. concretos sometidos a su cono-cimiento en causa judicial, no se limita a la función en cierta manera negativa, de
descalificar una norma por lesionar principios de la ley fundamental, sino que se extiende positivamente a la tarea
3. — En orden a la jurisdicción constitucional existen dos tesis principales: de interpretar las leyes con fecundo y auténtico sentido constitucional, en tanto la letra o el espíritu de aquéllas lo
permita”.
a) una sostiene, en sentido “material”, que se trata de toda actividad jurisdiccional del estado
que decide cuestiones de naturaleza constitucional, tanto si existe un órgano especializado para 8. — Bianchi considera, con razón, que la jurisdicción constitucional en nuestro orden federal derivó de un
ello, como si dicha actividad pertenece a los órganos judiciales comunes; poder implícito del poder judicial, ya que la constitución histórica no asignó expresamente —ni siquiera en sus
b) otra sostiene, en sentido “orgánico”, que tal jurisdicción sólo existe en los sistemas que arts. 116 y 117— dicha jurisdicción a los tribunales federales. Después de la reforma de 1994, el art. 43 ha
incorporado una alusión al control judicial de constitucionalidad (ver Tomo II, cap. XXVI, nº 16).
tienen órganos específicos, especializados, y distintos de los comunes del poder judicial, como
son los Tribunales o Cortes Constitucionales (como en España, Colombia, Italia, Alemania,
El sentido histórico de la jurisdicción constitucional y el art. 31 de la constitución
Guatemala, etc.).
9. — Cuando se lee detenidamente el art. 31, se infiere de su letra que el espíritu y la “ratio” de la supremacía
En forma cuasi paralela, la primera postura admite que el llamado “proceso constitucional” es el que tiende,
federal que reafirma, provienen de la norma análoga de la constitución federal de los Estados Unidos de 1787.
materialmente, a resolver cuestiones constitucionales (inconstitucionalidad, amparo, habeas corpus, etc.), sin que
importe qué órganos son los competentes; en tanto la segunda posición define al “proceso constitucional” como El objetivo básico originario radicaba en impedir la disgregación y la desintegración de la unidad federativa
aquél que está exclusivamente a cargo de órganos especiales dotados de competencia en materia constitucional. mediante el reaseguro de la supremacía federal respecto del derecho provincial. Por ende, lo que importaba era
que el derecho provincial no transgrediera el bloque federal de “constitución-leyes del congreso-tratados”.
Parece preferible la teoría material, que detecta a la jurisdicción constitucional y al proceso De ahí que si en jurisdicción provincial se resolvía judicialmente un conflicto entre aquel bloque federal y el
constitucional por la materia o naturaleza de la cuestión, y no por el órgano (ver nº 4). derecho local a favor del primero, declarándose la inconstitucionalidad de las normas provinciales opuestas, no
estuviera en juego la necesidad de hacer llegar la cuestión a la jurisdicción federal. Esta debía reservarse para la
En este sentido, no nos cabe duda de que en el derecho constitu-cional federal argentino hipótesis inversa.
existe jurisdicción constitucional, en la medida en que funciona el control constitucional en sede Quizá por eso, y como un resabio, la ley 48 puso como requisito para el recurso extraordinario ante la Corte
judicial dentro del esquema que explicamos al estudiar la supremacía y el control constitucionales que la resolución provincial apelada fuera “contraria” al derecho federal.
(ver Tomo I, cap. V). Por supuesto que, posteriormente, y con mayor razón ahora, aquel panorama primitivo haya debido y deba ser
ampliado en mucho para abastecer íntegramente al sistema garantista de defensa de la constitución en todo su
4. — A nuestro juicio, cada vez que en un proceso judicial se inserta y hay que decidir una cuestión vasto espectro.
constitucional, hay en juego, en ese aspecto y en su recíproca medida, jurisdicción constitucional, proceso
Lineamiento de los fines y del contenido de la jurisdicción constitucional 13. — Un aspecto importante, aunque se presta a confusiones en las que el deslinde se torna muchas veces
muy dificultoso, es el de las cuestiones de derecho público provincial que rozan o involucran una cuestión
10. — La jurisdicción constitucional en Argentina dentro del ámbito federal admite diseñar constitucional federal.
sus finalidades y su contenido de la siguiente manera: A veces, tal cuestión es reconocida y asumida por la Corte echando mano de su jurisprudencia sobre
arbitrariedad de sentencia.
a) En la medida en que todos los tribunales de justicia, tanto federales como provinciales,
Otras veces, la cuestión constitucional federal puede aparecer más nítida dentro de una cuestión de derecho
tienen a su cargo el control constitucional federal de modo obligatorio, deben asegurar: provincial, porque se tienen por violados, en perjuicio de parte interesada, uno o más derechos o garantías que
a’) la supremacía del bloque constitucional del art. 31 compuesto por “constitución federal- surgen de la constitución federal.
leyes del congreso-tratados internacionales” por sobre el derecho provincial; Cuando hay duda seria acerca de si una cuestión constitucional provincial contiene a la vez una federal, el
a’’) la estructura jerárquicamente escalonada del orden constitucional (constitución y principio de resguardo de las autonomías provinciales hace aconsejable que el proceso se de por fenecido en
jurisdicción del poder judicial provincial.
tratados con jerarquía constitucional, tratados solamente supralegales, leyes, reglamentos
administrativos y actos administrativos de contenido individual, sentencias); 14. — Cuando en procesos ante tribunales provinciales está en juego la supremacía de la constitución federal,
a’’’) la tutela de los derechos personales contenidos en todo el plexo constitucional; ningún sistema provincial puede impedir o cohibir que a través de la vía incidental o indirecta se plantee ante sus
tribu-nales locales una cuestión constitucional federal. Como dice Emilio A. Ibarlucía, el sistema jurisdiccional
a’’’’) el seguimiento de la interpretación constitucional emanada del derecho judicial de la difuso, que es propio del orden federal, no significa que solamente se aplica en causas que tramitan ante el poder
Corte Suprema de Justicia. judicial federal, sino también en orden a la supremacía constitucional federal en cualquier causa pendiente ante
b) En la medida en que la Corte Suprema de Justicia, tanto en su jurisdicción originaria y tribunales provinciales.
exclusiva, cuanto en su jurisdicción apelada (ordinaria y extraordinaria), es el guardián y el Por ende, cuando una provincia adopta en su jurisdicción un sistema de control directo por vía de acción, o
intérprete final de la constitución federal, el control constitucional federal a su cargo en las acaso un sistema de jurisdicción concentrada, no puede inhibir el planteo de cuestiones constitucionales federales
respectivas instancias debe asegurar: por vía indirecta y por sistema difuso ante sus tribunales locales.
b’) en cualesquiera de ellas, la supremacía constitucional federal por sobre el derecho 15. — Es elocuente citar la nueva constitución de San Juan, que en su art. 208, inc. c) apartado 6º dispone
provincial; la estructura jerárquicamente escalonada del orden constitucional; la tutela de los que todo tribunal provincial tiene competencia y obligación en cualquier tipo de causa para resolver las cuestiones
derechos personales contenidos en el plexo constitucional; constitucionales de naturaleza federal incluidas en las mismas.
b’’) en instancia apelada extraordinaria, a través del recurso extraordinario, todo lo señalado
en el anterior inc. b’) más el ejercicio de la casación constitucional y federal.
b’’’) en instancia originaria y en ejercicio de su jurisdicción diri-mente del art. 127, la La denegatoria de juzgamiento de cuestiones constitucionales (federales o provinciales) en
solución de los conflictos y quejas entre provin-cias, para preservar la paz interior y la “unión jurisdicción provincial
nacional” aludidas en el preámbulo.
c) En la medida en que se moviliza el control diseñado en los precedentes incisos a) y b), es 16. — Hay un punto conexo con lo antes explicado, que también merece atención.
posible que, según el caso de que se trate, se dirija a resolver: Si está suficientemente claro que los tribunales provinciales no pueden omitir la decisión de cuestiones
c’) cuestiones vinculadas al reparto constitucional de competencias que surge de la división federales en los procesos en los que quedan inte-gradas, hay que ver ahora si pueden —o no— omitir la decisión
de cuestiones constitucionales estrictamente provinciales.
de órganos y funciones del gobierno fede-ral;
Existe la tentación de afirmar que, al no estar comprometida en ellas una cuestión federal, aquella obligación
c’’) cuestiones vinculadas al reparto constitucional de competencias entre el estado federal y decisoria no existe o, más bien, queda reservada únicamente a lo que dispone el derecho provincial.
las provincias; Tal respuesta generalizada no es correcta. Lo decimos con el respaldo de la jurisprudencia de la Corte
c’’’) conflictos de competencia entre órganos del poder judicial que no tienen un superior Suprema. Por ello, cuando los tribunales provinciales declinan decidir cuestiones constitucionales alojadas en un
común; proceso —tanto sean puramente locales cuanto federales o, acaso, con mixtura de ambas— cabe sostener que el
problema se vuelve constitucional federal en la medida en que la denegatoria de juzgamiento configure privación
c’’’’) controversias judiciales en las que la presunta lesión de derechos personales se imputa a de justicia o, lo equivalente a ella: violación del derecho de acceder a un tribunal judicial (derecho a la jurisdicción
actividad de los particulares. que, aun cuando se pretenda ejercer en cuestiones exclusivamente provinciales, emana de la constitución federal).
La cuestión constitucional (federal, provincial, y mixta) La jurisdicción federal y la provincial en la decisión de las cuestiones constitucionales
11. — La cuestión constitucional es siempre una cuestión de derecho, porque en ella está en juego la 17. — Cuando se distingue el control constitucional federal y el control constitucional
interpretación o la supremacía de normas federales, y no deja de ser así cuando y porque en la misma cuestión
constitucional se alojen eventualmente cuestiones “de hecho” o “de prueba”, ya que en este caso el aná-lisis de los
provincial, hay que encarar la jurisdicción y la competencia de los tribunales federales y de los
hechos y la prueba se hace a la luz de su vertiente de constitucionalidad o inconstitucionalidad, que es tribunales locales.
eminentemente una cuestión de derecho. Saber, por ejemplo, si un allanamiento es o no violatorio de la a) Las cuestiones constitucionales federales sólo provocan la juris-dicción y competencia
constitución no difiere, en cuanto cuestión constitucional de derecho, de saber si una ley del congreso o de una originarias de los tribunales federales cuando la causa judicial queda regida directa e
provincia colisiona o no con la constitución. inmediatamente por derecho federal.
Ver Tomo I, cap. V, nº 60.
b) Cuando ello no ocurre, el juicio debe iniciarse, tramitarse y fenecer ante los tribunales
locales; pero, a fin de resolver la cuestión constitucional federal, es menester que: b’) esa cuestión
La titularidad de un derecho y la legitimación procesal
obtenga en jurisdicción local una decisión del superior tribunal de la provincia, y b”) producida
12. — Remitimos al Tomo I, cap. V, nos. 61/62. Para la legitimación, ídem, nos. 58/59.
su intervención, quede abierta la posibilidad última de acceso posterior a la jurisdicción federal
(que se da mediante el recurso extraordinario ante la Corte Suprema).
Las cuestiones constitucionales provinciales conexas con una cuestión federal c) Cuando en juicios que tramitan ante tribunales locales existe una cuestión constitucional
provincial que no excede el marco del derecho local, el control constitucional se recluye en el
ámbito de los tribunales locales.
d) Cuando en el supuesto del anterior inc. c) la cuestión constitu-cional provincial es a la vez,
y de alguna manera, cuestión constitucional federal, la causa respectiva se somete a las mismas 23. — La regla sobre la previsibilidad del resultado es, sin duda, bastante ambigua, porque en esa proyección
pautas que hemos reseñado en el inc. b). de los efectos que surtirá la sentencia el juez no puede decidir —por ejemplo— sobre derechos de terceros que no
son parte en el juicio. No obstante, sí debe prever las consecuencias que su fallo será capaz de provocar sobre
e) Las cuestiones constitucionales exclusivamente provinciales quedan reguladas solamente aquéllos, así como las derivaciones institucionales de carácter general que podrán seguirse para el sistema político.
por el derecho provincial. (Ver Tomo I, cap. V, nos. 54 a 56). Por ejemplo, cuando está en juego la libertad de expresión ha de prever la relevancia institucional de dicha libertad
f) En las cuestiones constitucionales provinciales que, a la vez, son cuestiones en orden a personas afectadas por su ejercicio, tanto como a la necesaria expansión que para el régimen
democrático requiere aquella libertad cuando se trata de funcionarios públicos a los que se critica o apoya.
constitucionales federales (supuesto del inc. d), los tribunales locales no pueden negarse a
resolver la cuestión federal; f’) si el derecho local se los impide, la norma local es
inconstitucional; f”) debe quedar abierto el posible acceso ulterior a la jurisdicción federal, una E) Los “efectos” de las normas
vez que ha recaído la necesaria decisión del superior tribunal de la jurisdicción local. (Ver Tomo
24. — No compartimos la pauta judicial de la Corte según la cual el control constitucional debe recaer
I, cap. V, nº 57). solamente sobre la norma “en sí misma”, y no extenderse a los resultados que derivan de la aplicación de esa
norma.
18. — A partir de 1986 en el caso “Strada” el derecho judicial de la Corte ha establecido que En verdad, si para cada justiciable la norma que se le aplica produce para él un efecto o un resultado —
para acceder desde las jurisdicciones pro-vinciales a la jurisdicción federal en instancia favorable o desfavorable— según como es la senten-cia que la interpreta y/o aplica, nos parece imposible que la
extraordinaria ante la Corte Suprema en las causas que contienen una cuestión constitucional individualización que alcanza la norma en la sentencia haga eludir el “efecto” proyectado sobre el justiciable;
federal, es inexorable que, previamente, se agoten las instancias provinciales ante el superior estamos seguros de que ese “efecto” debe caer bajo control judicial de constitucionalidad y de razonabilidad.
tribunal de justicia local, con independencia de que la organización y legislación provinciales Nos valemos de parámetros elaborados por el propio derecho judicial de la Corte para afirmar que no es
tengan o no previsto en la causa respectiva un medio procesal para provocar la intervención y la exacta ni ortodoxa esta otra regla incompatible que ella invoca al sostener que el control tiene por objeto exclusivo
competencia de dicho superior tribunal. el enunciado normativo, pero no los resultados que surgen de su aplicación. (Ver nº 27, y lo que dijimos en el nº
21).
Algunos aspectos trascendentes del control constitucional
La prohibición legal del control constitucional
A) Los derechos humanos
25. — Las normas legales que en alguna clase de procesos judiciales inhiben el control de
19. — Sabido que el sistema de derechos y garantías reviste centralidad y mayor valor en el contexto constitucionalidad, son inconstitucionales porque, provocada la jurisdicción y competencia de un
normativo de la constitución, parece que el control y la defensa de los derechos y garantías hace de núcleo tribunal en causa judicial, es inherente e inescindible a su ejercicio la función de control
fundamental en el control constitucional. constitucional sobre las normas y los actos relacionados con esa causa y/o con las pretensiones de
Las causas judiciales en las que se hallan comprometidos derechos y garan-tías no pueden excluirse las partes. Ello porque todo tribunal judicial, en cualquier tipo de proceso, puede y debe resolver
compulsivamente de la decisión del poder judicial, y exigen que al justiciable agraviado se le reconozca la una cuestión constitucional vinculada con la causa. (Ver Tomo I, cap. V, nº 64 k).
legitimación procesal para alegar el derecho o la garantía que supone violados.
II. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD SIN PETICION DE PARTE
B) La razonabilidad
Los problemas preliminares
20. — Sobre el principio de razonabilidad, remitimos al Tomo I, cap. IX, n os. 73 a 78.
26. — Es sabido que el control de constitucionalidad en nuestro régimen requiere como base un proceso o
una causa judiciales en los que, al tenerse que dictar sentencia, se hace necesario efectuar aquel control y,
C) La inconstitucionalidad consumada en la “interpretación” y “aplicación” de una norma
eventualmente, declarar la inconstitucionalidad de una norma o de un acto relacionados con la materia de la causa.
21. — Una norma cualquiera puede ser inconstitucional “en sí misma”, pero a veces normas que no son De acá en adelante surgen los interrogantes y las discrepancias: ¿es menester que en esa causa
inconstitucionales “en sí mismas” pueden aparejar una interpretación y/o una aplicación inconstitucionales en un exista “petición” de parte impetrando el control mediante tacha de inconstitucionalidad?; o, al
caso determinado, según cómo las interpreta y/o aplica un tribunal en las “circunstancias particulares” del proceso contrario, ¿aunque falte esta petición, el juez puede declarar la inconsti-tucionalidad?; o, todavía
que resuelve. más, ¿aun sin petición debe declararla?
En tal hipótesis, ha de ser procedente el control constitucional de ese resultado inconstitucional que provoca En general, la jurisprudencia de la Corte Suprema exige que medie solicitud de
la interpretación y/o aplicación judicial de la norma que no es inconstitucional “en sí misma”. (Ver nº 24).
inconstitucionalidad, lo cual significa que: a) la cuestión de inconstitucionalidad debe articularse
en el petitorio, o en la primera oportunidad posible y previsible en que aparezca la cuestión
D) El juicio de previsibilidad sobre los efectos del control constitucional
constitucional comprometida en la causa; b) la cuestión de constitucionalidad debe formar parte
expresamente de la materia sometida a la jurisdicción del juez de la causa.
22. — El derecho judicial de la Corte dice que la declaración de inconsti-tucionalidad es una “última ratio”
del orden jurídico, o sea, un recurso o remedio extremo, que debe usarse con suma cautela. Esta pauta rectora debe
conciliarse con otra, vinculada al juicio de previsibilidad sobre los efectos de la sentencia. Para ello recordemos Se interpreta que si la parte no alega la inconstitucionalidad, ésta no integra la causa judiciable y, por ende, el
que en el campo de la interpretación que hacen los jueces hay una regla enunciada por la Corte según la cual debe juez no la puede incluir en la sentencia sin incurrir en decisión “extrapetita”.
tomarse en cuenta (prever) el resultado axiológico (que es el del valor), de manera que el juez necesita imaginar
las consecuencias naturales que derivarán de su sentencia. La consideración de dichas consecuencias es un índice La primera conclusión (heterodoxa, por cierto) que a nuestro criterio deriva de este principio
que le permite verificar si la interpretación que lleva a cabo para dictar la sentencia es o no es razonable, y si la jurisprudencial es que el control de constitucionalidad por los jueces pende de la voluntad de las
misma interpretación guarda congruencia con el orden normativo al que pertenece la disposición que trata de partes en el proceso, o dicho en otros términos, que el juez no lo ejerce “de oficio”; la segunda
aplicar en la misma sentencia. conclusión: que no pedir la declaración de inconsti-tucionalidad implica una renuncia de parte; la
Si la interpretación constitucional le abre opciones y alternativas, debe preferir y elegir la que previsoramente tercera conclusión: que si el juez no puede conocer “de oficio” la inconstitucionalidad en una
resulte más aconsejable (y menos perju-dicial) en cuanto a los efectos de la sentencia; pero si topa con un conflicto causa, y si las partes pueden renunciar a pedir la declaración judicial, la supremacía de la
ine-ludible de constitucionalidad, y como última “ratio” cree necesario declarar la inconstitucionalidad, debe
hacerlo aunque prevea un resultado o efecto susceptible de originar perjuicios.
constitución no es de orden público. Todo esto es equivocado.
su criterio rompe el equilibrio de poderes por la absorción del poder judicial en desmedro de los
El juez y las partes en el caso judiciable: el “iura novit curia” otros dos.
El argumento es descartable, pues no se entiende por qué el con-trol a pedido de parte no
27. — Las partes en el proceso suelen alegar e invocar el derecho que creen asistirles, y lo encuadran en el rompe aquel equilibrio, y el que se verifica de oficio sí lo rompe. O se rompe siempre por el
orden jurídico vigente; pero puede ocurrir que “equivoquen” esa fundamentación. Aunque no es frecuente, puede
ser también que “omitan” toda fundamentación.
control en sí mismo (en ambos casos), o no se rompe nunca.
En su integración posterior a 1983, la Corte registra una importante disidencia de los jueces Carlos S. Fayt y
La función del juez ante el derecho aplicable que usa de fundamentación en su sentencia se Augusto J.C. Belluscio, de fecha 24 de abril de 1984, en la causa “Inhibitoria planteada por el juzgado de
enuncia con el adagio latino del “iura novit curia” (o “iura curia novit”), que significa: “el juez instrucción militar Nº 50 de Rosario”. En dicha disidencia, la citada minoría sostuvo que el deber de aplicar el
suple el derecho que las partes no le invocan o que le invocan mal”. derecho vigente por parte de los jueces no puede supeditarse al requerimiento de parte, lo que justifica el control
El juez depende de las partes en lo que “tiene” que fallar, pero no en “cómo” debe fallar. constitucional de oficio. El control constitucional sin pedido de parte —reza la mentada disidencia— no
desequilibra a los otros poderes en favor del judicial, ya que si ese avance se produjera, también se configuraría
Para esto último, el juez tiene que tomar en cuenta la estructura piramidal, jerárquica y cuando el control se lleva a cabo a solicitud de parte. Por último, el control de oficio no transgrede el derecho de
escalonada del orden jurídico, que presupone dos cosas: a) que la producción de normas inferiores defensa, pues si así fuera se descalificaría asimismo toda aplicación de oficio de cualquier norma no invocada por
debe hacerse de acuerdo con el procedimiento establecido por las superiores; b) que el contenido las partes.
de la producción jurídica inferior debe ser compatible con el contenido de la superior.
Al manejarse con este esquema, el juez debe seleccionar el derecho aplicable, prefiriendo la
norma superior frente a la inferior que la ha transgredido.
La presunción de legitimidad de los actos estatales y el control “de oficio”
El control de constitucionalidad y la interpretación y aplicación del derecho al caso 31. — La doctrina de los autores y de la jurisprudencia que enuncia la pre-sunción de legitimidad de los actos
estatales —y por ende, su constitucionalidad— nada tiene que ver a nuestro juicio con el control de oficio. Que los
28. — El control de constitucionalidad hace parte esencial e ineludible de la función judicial actos ema-nados de los órganos de poder se presuman legítimos, válidos y constitucionales, es una cosa; si tales
de interpretación y aplicación del derecho vigente para cada proceso y, por eso, debe efectuarse actos se pueden controlar judicialmente cuando media pedido de parte en causa judicial, y si en ese supuesto la
por el juez aunque no se lo pida la parte, porque configura un aspecto del “iura novit curia”. declaración de inconsti-tucionalidad hace ceder la presunción de legitimidad, es evidente que esta misma
presunción (solamente provisoria, relativa, o “juris tantum”) puede igualmente ceder ante similar declaración de
Aplicar una norma inconstitucional es aplicar mal el derecho, y esa mala aplicación — inconstitucionalidad emitida sin pedido de parte. Si la presunción es capaz de caer en un caso, no vemos la razón
derivada de no preferir la norma que por su rango prevalente ha de regir el caso— no se purga por de que no pueda caer en el otro. O en ambos, o en ninguno.
el hecho de que nadie haya cuestionado la inconstitucionalidad. El control aludido importa una
cuestión de derecho, y en ella el juez no está vinculado por el derecho que las partes le invocan. El principio de congruencia, la arbitrariedad por sentencia “extrapetita”, y el control “de
En consecuencia, configurada la causa judicial, la declaración de inconstitucionalidad es oficio”
procedente sin petición expresa, cuando en el derecho aplicable el juez descubre la
inconstitucionalidad. 32. — El principio de congruencia, según el cual el juez debe fallar sobre el objeto o materia del proceso (o
de la litis) y no puede reducirlo ni excederlo, no impide que en la selección del derecho que resulta aplicable a las
A pesar de que la Corte veda a nuestros tribunales la declaración de incons-titucionalidad de oficio, ha mismas pretensiones el juzgador se mueva con independencia de las partes, por lo que el control de oficio no
enunciado una regla de la que surge fundamento bastante para sustentar la posición inversa: “es elemental en transgrede al principio de congruencia.
nuestra organización constitucional la atribución que tienen y el deber en que se hallan los tribunales de justicia de Al no quedar éste herido, no concurre la hipótesis de arbitrariedad de sentencia que se tipifica cuando el juez
examinar las leyes en los casos concretos que se traen a su decisión, comparándolas con el texto de la constitución resuelve “extrapetita” cuestiones no propuestas por las partes, ya que el derecho que debe ser aplicado al caso no
para averiguar si guardan o no conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas si las encuentran en oposición con necesita ser objeto de propuesta por parte del justiciable ni, por ende, la cuestión de constitucionalidad requiere ser
ella”. introducida por él en el proceso.
Negar aplicación a una norma inconstitucional sin petición de parte es sólo y exclusivamente El control “de oficio” no viola la defensa en juicio
cumplir con la obligación judicial de decidir un “conflicto de derecho” entre normas antagónicas
y rehusar la utilización de la que ha quebrado la congruencia del orden jurídico. 33. — El argumento de que el control constitucional sin pedido de parte significa que el juez
29. — Nuestra jurisprudencia, excepcionando la regla de que la inconsti-tucionalidad no puede ser declarada por sí solo introduce y decide en el proceso una cuestión (constitucional) que es ajena al proceso y
por los jueces si no media petición de parte, ha admitido sin ella el control de oficio cuando se ha tratado de la que las partes no han previsto ni alegado, se usa para sostener que de ese modo se las coloca en
distribución de competencias dentro del poder político, salvaguardando así la jurisdicción, el orden público, las indefensión. Primero, frente al derecho aplicable no cabe argüir el derecho de defensa; segundo,
facultades privativas del tribunal de la causa, etc. La propia Corte lo ha hecho cuando debió mantener los límites
de su jurisdicción originaria. si las partes no “prevén” dentro del derecho aplicable la cuestión constitucional, la imprevisión o
la negligencia son imputables a ellas; tercero, siempre es posible que cuando el juez advierte en el
Asimismo, la propia Corte ha ejercido control de oficio (inclusive fuera de causa judiciable) cuando para
negarse a tomar juramento a un juez verificó si tanto su designación como la creación del tribunal al que se lo proceso una cuestión constitucional que no ha sido expresamente introducida por petitorio de las
destinaba eran o no constitucionales. Igualmente, cuando en acordada del 7 de marzo de 1968 —y antes de sortear partes, corra vista o traslado a éstas para que la tomen en cuenta con miras a la futura inclusión
a uno de sus miembros para integrar tribunales de enjuiciamiento creados por ley 17.642— declaró que el sistema “de oficio” de dicha cuestión constitucional en la sentencia que abarcará el control sin pedido de
era inconstitucional por contradecir al régimen federal. Más recientemente, puede colacionarse la acordada del 9 parte.
de febrero de 1984 acerca del Tribunal de Ética Forense.
Así se remediaría, sin duda, el escrúpulo de quienes esgrimen el argumento de la indefensión.
El equilibrio de poderes y el control “de oficio”
El control de oficio por los tribunales provinciales
30. — En el viejo caso “Los Lagos c/Gobierno Nacional” (del año 1941), la Corte alegó que
34. — Presupuesta la vigencia de la norma judicial que, por fuente de jurisprudencia de la Corte Suprema,
el control constitucional sin pedido de parte vendría a significar que los jueces pueden controlar impide a los jueces el control constitucional sin petitorio de parte, se nos abre el problema de extender o no dicha
por propia iniciativa (de oficio) los actos legislativos o los decretos de la administración, lo que a prohibición a los tribunales provinciales.
No hay una única respuesta porque la diversidad de hipótesis obliga a dar más de una. Para cualesquiera de b) Si la vía es indirecta o incidental —como en el orden federal del derecho constitucional argentino—, toda
las posibles, parece necesario acumular una serie de pautas; así: cuestión constitucional involucrada en la causa debe ser resuelta por el juez, concurra o no el petitorio de parte.
a) la jurisprudencia de la Corte que repele el control de oficio implica —únicamente— una c) Ante los tribunales de alzada, que limitan su competencia a la materia recurrida ante ellos, decimos que si
interpretación que se circunscribe a la constitución federal; tal materia incluye una cuestión constitucional, ésta tiene que ser resuelta, tanto si el recurso deducido contiene el
b) con ese alcance, tal interpretación debe ser acatada por todos los tribunales federales y provinciales; planteo de constitucionalidad como si lo omite. Este criterio presupone recursos comunes u ordinarios, o sea, que
no son específicamente recursos de inconstitu-cionalidad.
c) por lo dicho en el inc. a) no parece que la prohibición del control de oficio configure un principio esencial
de la división de poderes que las provincias deban trasladar sin más a la organización de sus gobiernos locales; d) Cuando se trata de un recurso específico de inconstitucionalidad, ocurre algo similar a la vía directa: el
recurso que abre la jurisdicción del tribunal de alzada contiene expresamente el pedido de control constitucional,
d) la regla según la cual es arbitraria toda sentencia que deja de aplicar el derecho vigente no invalida a la no obstante lo cual, si dentro de la materia así recurrida aparece otra cuestión constitucional conexa, el tribunal
que, emanada de tribunales provinciales, pres-cinde de esa aplicación cuando sin pedido de parte declara debe resolverla pese a la ausencia de petitorio expreso sobre ese punto.
inconstitucional una norma local.
e) Cuando el nuevo art. 43 regula el amparo y en su primer párrafo dice que “en el caso, el
35. — Este manojo de lineamientos nos lleva a componer nuestra argumentación de la manera
juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva”,
siguiente:
no condiciona esa competencia al requisito de petitorio de parte, lo que deja pen-diente de
La Corte ha interpretado que el control de oficio quiebra el equi-librio tripartito de los tres dilucidación si está habilitando el control de oficio; el esfuerzo por responder afirmativamente
poderes, por la supuesta absorción del poder judicial en detrimento de los demás. Entendemos que abriría, a su vez, la duda acerca de si esa modalidad de control se limitaría a los supuestos del art.
ha que-rido referirse al organigrama del gobierno federal y que, por ende, las provincias pueden 43, o se extendería a toda clase de proceso judicial; si fuera lo último, se llegaría a dar por
—sin romper el esquema divisorio— asignarle una fisonomía distinta en el marco del gobierno eliminada en virtud de la propia consti-tución la exigencia de que el control requiere pedido de
local. parte inte-resada y, por ende, como derogada la pauta judicial de la Corte que así lo tiene
De aquí derivamos una consecuencia: establecido.
a) cuando el derecho provincial habilita expresamente a los tribunales provinciales a efectuar
el control de oficio, se exterioriza la decisión de que en dicha provincia se adopta un perfil III. POSIBLES AMPLIACIONES DEL CONTROL DE
divisorio parcialmente diferente del federal; CONSTITUCIONALIDAD
b) cuando no hay norma provincial habilitante, el silencio permite presumir que la provincia 39. — Vamos a referirnos brevemente a algunas posibles interpretaciones que permiten ampliar y elastizar las
adhiere al mismo perfil divisorio del orden federal, por lo que: vías y el margen del control constitucional en nuestro régimen, sin necesidad de reforma alguna de la constitución
c) cuando la provincia habilita el control de oficio, la jurisprudencia prohibitiva de la Corte no formal y dentro de la ortodoxia de su marco tradicional, con sólo abandonar algunas pautas doctrinarias, legales, o
se proyecta en su aplicación al ámbito provincial; jurisprudenciales que consideramos a veces estrechas, y otras veces equivocadas.
d) cuando no lo habilita, la prohibición de la Corte obliga a los tribunales locales. “Causa” judicial y “caso contencioso”
De todos modos, siempre hay un límite a observar: el control de oficio habili-tado por el derecho provincial 40. — Causa judicial o proceso, en el sentido y en la terminología del art. 116 de la constitución, no es ni
sólo puede recaer sobre normas y actos provinciales, y nunca sobre normas y actos emanados del gobierno puede ser única y exclusivamente el juicio contradictorio que la ley 27 llama “caso contencioso”. Hay causa
federal, porque para éstos rige el óbice derivado de la jurisprudencia de la Corte. judicial también cuando no existe disputa ni pretensiones contradictorias entre partes que controvierten entre sí.
Seguros como estamos de esta afirmación, reivindicamos que en toda causa judicial —aunque no sea
contenciosa— hay marco para el ejercicio del control de constitucionalidad (por ej., en un proceso de los que
36. — En el derecho público provincial no es demasiado novedoso que se admita el control constitucional sin
polémicamente se llaman de jurisdicción “voluntaria”, en el que el derecho aplicable a la pretensión de la parte
pedido de parte, que constituciones del novísimo ciclo abierto en 1985 consignan de modo explícito —por
interviniente se repute contrario a la constitución). (Ver cap. XLVII, n os. 12 a 14).
ejemplo, La Rioja, San Juan, Río Negro, San Luis, Tierra del Fuego—.
Las acciones de inconstitucionalidad
37. — Debe tenerse en cuenta que con fecha 13 de setiembre de 1988, en el “Recurso de
hecho deducido por Félix Antonio Riverto y Hugo Horacio Maldonado en la causa Fernández
41. — Es un dato ya objetivo e indiscutible que en nuestro siste-ma de control difuso existe la
Valdez, Manuel Guillermo s/contencioso administrativo de plena jurisdicción c/ decreto nº 1376
vía indirecta o incidental para promover el control judicial de constitucionalidad. Hasta el año
del P. E. Provincial”, la Corte Suprema resolvió que no mediaba arbitrariedad susceptible de
1985, se decía que era la única vía acogida en el orden federal, pero a partir de esa fecha hubo de
recurso extraordinario ante ella contra el fallo del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja que,
revisarse esa aseveración, porque la propia jurisprudencia de la Corte induce a ello, una vez que se
con base expresa en la constitución provincial, declaró la inconsti-tucionalidad de una norma
recorre un itinerario de sentencias de las que, tanto en la terminología empleada como en el
provincial sin petición de parte, y tuvo en cuenta que conforme a dicha constitución los jueces
contenido de la decisión misma, surgen innovaciones.
provinciales tienen la obligación de pronunciarse a requerimiento de parte o de oficio sobre
cuestiones constitucionales locales.
En el año citado, colacionamos dos casos: “Provincia de Santiago del Estero c/Gobierno Nacional”, y
“Constantino Lorenzo c/Nación Argentina”. En 1987, el caso “Gomer S.A. c/Provincia de Córdoba”, y entre
El control “de oficio” según las vías procesales medio el caso “Fábrica Argen-tina de Calderas S.R.L. c/Provincia de Santa Fe”, de 1986, en el que la Corte
declaró inconstitucional una ley provincial.
38. — Nuestra tesis de que en toda causa judicial el juez debe resolver de oficio la eventual cuestión
constitucional implicada en ella, vuelve interesante analizar el principio del control de oficio (sin pedido de parte) 42. — De acuerdo a nuestra personal interpretación del derecho judicial actual, decimos que:
en relación con las vías y las instancias procesales. Algunas situaciones especiales pueden ser las siguientes, de
a) ahora se tiene por cierto que hay acciones de inconstitucionalidad; pero b) no hay acciones
acuerdo a nuestra opinión personal.
declarativas de inconstitucionalidad “pura”.
a) Si acaso existe vía directa de control constitucional, se interpone una acción o demanda de
inconstitucionalidad, en la que el petitorio de la parte legitimada para accionar plantea expresamente la cuestión Si a la altura de la jurisprudencia vigente aspiramos a actualizar tanto lo que de ella tenemos
constitucional. No aparece entonces, en el caso, el problema del control sin solicitud de parte. como derecho judicial, cuanto nuestro propio punto de vista, intentamos una categorización
No obstante, es factible que, además de la cuestión constitucional que com-pone el proceso promovido aproximada, del siguiente modo:
mediante acción de inconstitucionalidad, haya otra cuestión constitucional anexa o conexa a la expresamente
articulada, que el tribunal habrá de resolver de oficio.
a) acciones de inconstitucionalidad que se dirigen contra actos individuales que se atacan por estado); b) el requisito de bilateralidad o contradicción, por igual razón; c) el requisito de que la pretensión
violatorios de la constitución, como en el caso del habeas corpus y del amparo; también, en articulada en la demanda sea propuesta por el titular de un derecho o interés que alega sufrir perjuicio en virtud de
algunos supuestos del habeas data (para esto último, ver Tomo II, cap. XXVII). la norma atacada.
Que en vez de una sentencia de condena se persiga una sentencia declarativa no es óbice, ya que desde 1985
b) acciones de inconstitucionalidad articuladas a través de la acción declarativa de certeza del dijimos que la Corte admite las acciones declarativas de certeza en materia constitucional (ver n os. 41/42 y 48/49).
art. 322 del código procesal;
Como vemos, no nos enfrentaríamos a un control abstracto, ni fuera de cau-sa judiciable. Tampoco a un
c) acciones que, ubicadas en alguna de las categorías de los prece-dentes incisos a) y b), se supuesto de jurisdicción voluntaria, porque hay de-mandado, y conflicto con él. Hay que abandonar, por superada,
utilizan para impugnar normas generales (en tal sentido, no debe olvidarse que desde el caso la vieja fórmula de que la aplicación y eficacia de las leyes no puede impedirse mediante un juicio declarativo de
“Peralta”, de 1990, la Corte admite —por ejemplo— que la acción de amparo es hábil a ese fin); su inconstitucionalidad.
d) el juicio sumario de inconstitucionalidad; 47. — No obstante la ya apuntada inexistencia actual de la acción declarativa de inconstitucionalidad pura, y
mientras no cobre curso por fuente de ley o de derecho judicial, estamos ciertos de que, para dar andamiento al
e) el incidente de inconstitucionalidad como anexo a una denuncia penal para impugnar derecho a la tutela judicial eficaz, dicha acción lo mismo deberá ser admitida por cualquier tribunal ante el cual se
normas inconstitucionales conexas. haga evidente que, para resolver una determinada pretensión en un caso concreto, el justiciable no dispone de otra
Podría haber, pero no hay, acciones declarativas de inconstitucio-nalidad pura. Tampoco vía útil.
hay acción popular de inconstitucionalidad, pero podría haberla. Ello podría acontecer, por ejemplo, si la remoción de una norma presuntamente inconstitucional sólo fuera
viable demandando al autor de esa norma, por resultar imposible articular la misma pretensión contra otro
Ver Tomo I, cap. V, nos. 48 a 50. demandado que, por su falta de relación con el actor perjudicado, no estaría en situación jurídica de poder
satisfacerla.
La acción declarativa de inconstitucionalidad “pura”
La acción declarativa de certeza
43. — No es demasiado fácil trazar el perfil de lo que, al menos en el marco de nuestro sistema, cabe
denominar y tipificar como acción declarativa de inconstitucionalidad pura. 48. — A diferencia de la acción declarativa de inconstitucionalidad pura, la acción declarativa
La conceptuamos así: es una: a) acción de inconstitucionalidad (o vía directa) con la que de modo directo b) de certeza del art. 322 del código procesal civil y comercial, exige determinados requisitos: a) que
se impugna una norma “general” tildada de inconstitucional, y en la que c) tiene legitimación para interponerla se dirija a disipar una situación de incertidumbre entre actor y demandado; b) que no haya otra
todo sujeto que sufre agravio a un derecho o un interés suyos, aunque d) no haya recaído sobre él un acto concreto vía procesal para hacer cesar esa falta de certeza; c) que esta falta de certeza sea susceptible de
de aplicación de aquella norma, y e) sin necesidad de acreditar ningún otro requisito, para f) lograr una sentencia
perjudicar con “actualidad” a quien promueve la acción.
declarativa sobre su pretensión.
Si acaso en algunas de las acciones de inconstitucionalidad que hasta ahora la Corte califica como tales se Este tipo de acción suscita causa judicial y, para lo que interesa en nuestro tema
diera coincidencia con el esbozo que a nuestro jui-cio caracteriza a la acción declarativa de inconstitucionalidad constitucional, permite su uso en el campo del derecho público para insertar en el proceso que ella
pura, diríamos que esta última habría funcionado (en el caso concreto) subsumida en alguna de aquellas otras promueve el control de constitucionalidad. De tal forma, la acción declarativa de certeza puede
citadas al comienzo. ser marco procesal apto para descalificar normas o actos inconstitucionales.
La diferencia con la acción popular 49. — En el nº 41 adelantamos citas de algunas sentencias de la Corte que encauzaron por esta vía al control
de constitucionalidad en relaciones de derecho público.
44. — La acción declarativa de inconstitucionalidad pura que acabamos de describir se diferencia de la acción Así, la Corte Suprema, en fallo del 20 de agosto de 1985, en el caso “Provincia de Santiago del Estero
popular porque entre sus requisitos se halla la titularidad de un derecho o un interés propios de quien la deduce, c/Gobierno Nacional” (promovido por la provincia actora mediante acción de amparo) dispuso prescindir del
cuando entiende soportar lesión en ellos a causa de la norma general cuya inconstitu-cionalidad ataca. En cambio, “nomen juris” usado para interponer la demanda, y reconvertir la “acción de amparo” en una “acción declarativa
en la acción popular de inconstitucionalidad la legitimación para interponerla no necesita dicho recaudo, porque de certeza” conforme al art. 322 del código procesal civil y comercial. Es interesante advertir que en el caso se
cualquier persona de “el pueblo” queda legitimada, sin necesidad de sufrir daño en un derecho suyo. trataba de una causa judicial (un planteo de inconstitucionalidad contra una ley provincial) que la Corte admitió
De todos modos, teóricamente, la acción popular de inconstitucionalidad bien cabe como una versión o como propia de su competencia originaria y exclusiva, lo que demuestra que la acción declarativa de certeza,
modalidad ampliatoria de la acción declarativa de inconstitucionalidad pura. cuando en ella hay cuestión constitucional federal, es propia de los tribunales federales y de la misma Corte.
45. — Cuando la legitimación se reconoce a todos y a cualquiera no por ser “uno” del conjunto social sino
por investir titularidad de un interés propio en la porción subjetiva de un interés colectivo compartido con otros, La abrogación de leyes inconstitucionales por efecto de una sentencia declarativa de su
no estamos ante una acción popular, sino simplemente ante una legitimación que pertenece a todos, en cuanto el inconstitucionalidad
interés para cuya tutela esa legitimación se confiere, también es titularizado y compartido por todos.
Tal es el caso de los derechos de incidencia colectiva que en el art. 43 párrafo segundo habilitan la 50. — En el derecho constitucional juega el principio del “paralelismo de las competencias”, conforme al cual
legítimación del afectado para promover la acción de amparo (ver Tomo II, cap. XXVI, nº 25). el órgano de poder que es autor de una norma o de un acto, es el que puede retirarlos o dejarlos sin efecto en el
mundo jurídico. Según este principio, el congreso que dicta la ley es el órgano competente para derogarla.
La inserción posible de la acción declarativa de inconstitucionalidad pura en nuestro sistema Cuando se inviste a una sentencia de efecto derogatorio respecto de una ley (o norma infralegal) a la que
declara inconstitucional, parece que aquel principio se turba o se frustra. Y no es así, porque aquí concurre una
excepción, cual es la de que una constitución suprema y rígida no consiente que en el orden jurídico haya o
46. — La acción declarativa de inconstitucionalidad pura que merece nuestro impulso, bien sobrevivan normas opuestas a ella.
podría encontrar fuente: a) en una ley que expresamente la previera, o, b) en una creación
Por ende, si los tribunales judiciales con jurisdicción constitucional tienen competencia para el control y la
jurisprudencial de la Corte Suprema, al modo como lo ejemplifica la acción de amparo en 1957- declaración de inconstitucionalidad, la tienen también para desaplicar la ley a la que descalifican, y para privarla
58. de efectos. Que eso ocurra con efecto de desaplicación solamente “en” y “para” el caso —como en
nuestro orden federal—, o que la invalidación revista carácter general y derogatorio, es solamente una cuestión de
La incorporación de esta acción no desfigura ni desarticula la fisonomía de nuestro sistema de control en el “efecto” o resultado, que en nada varía la naturaleza de la función declarativa de inconstitucionalidad.
orden federal. Por ende, si se puede desaplicar “en” y “para” el caso una ley que se declara inconstitucional (efecto
En efecto, promover una acción de inconstitucionalidad pura para obtener una eventual sentencia declarativa restringido o “inter-partes”) se puede también “derogar” o abrogar la ley como “efecto” de la sentencia declarativa
de inconstitucionalidad de cualquier norma general, implica mantener sin alteración: a) el requisito de causa de su inconstitucionalidad (efecto general o “erga omnes”). En un supuesto y en otro el tribunal judicial ha hecho
judiciable, porque lo es la que tiene como parte demandada al autor de la referida norma general (lato sensu, el
lo mismo: controlar la constitucionalidad de la ley y declararla inconstitucional; lo diferente es el “efecto” —en un constitucionalidad de esa ley si la considera violatoria de su derecho de libre asociación. El que se incorpora
caso, “inter-partes”; y en otro, “erga omnes”—. voluntariamente a las fuerzas armadas no ha de perder la posibilidad de discutir judicialmente la
constitucionalidad de la jurisdicción militar en el momento en que acaso se vea sometido a ella.
51. — Por ende, si nuestras leyes han conferido a las sentencias declarativas de inconstitucionalidad en el En cambio, advertimos que media diferencia notoria entre los casos expuestos y el de quien, ante un sistema
orden federal sólo el conocido efecto limitado o inter-partes (“en” y “para” el caso en el cual se “desaplica” la legal que le permite optar entre acudir a un juez o a un arbitraje (sin revisión judicial ulterior) para dirimir una
norma), no media obstáculo constitucional alguno para que puedan en el futuro preferir el otro (amplio o controversia, decide acudir al arbitraje que le cierra todo acceso al poder judicial, porque en tal caso el uso de la
derogatorio), como lo han hecho muchas constituciones provinciales. alternativa válida ha significado realmente una elección libre y voluntaria con todos sus resultados previsibles, de
Por supuesto que el efecto derogatorio sólo puede implantarse en favor de sentencias declarativas de forma que después no será posible alegar que el arbitraje ha significado lesión del derecho de acceder a la
inconstitucionalidad que emanan del órgano judicial superior o supremo de una estructura judiciaria, lo que en jurisdicción judicial.
orden federal argentino llevaría a adjudicarlo únicamente a las sentencias dictadas por la Corte Suprema de
Justicia. 56. — El “principio” judicial de que la sumisión voluntaria a un régimen jurídico impide su
ulterior impugnación constitucional no es ni puede ser un principio, porque el principio es el
52. — Somos partidarios de que se establezca por ley en el orden federal el efecto derogatorio inverso: nunca se presume que alguien renuncia al control de constitucionalidad.
de normas generales cuando una sentencia de la Corte Suprema las declare inconstitucionales.
Lo excepcional es que de una inequívoca conducta libre y voluntaria se deduzca que quien la
(Ver Tomo I, cap. V, nº 64,l).
ha cumplido declinó definitivamente y por sí solo el derecho de acceder al poder judicial y de
La teoría del legislador negativo someterle una pretensión jurídica para cuya decisión fuera menester el ejercicio del control de
constitucionalidad.
53. — Se ha hecho corriente la teoría que, al enfocar el efecto derogatorio de leyes inconstitucionales a través
de las correspondientes sentencias, equipara el papel del tribunal que las dicta a la de un legislador “negativo”.
57. — El derecho judicial de la Corte registra en 1927 un pronunciamiento en el caso “The South American
Para ello, el imaginario jurídico supone que si bien quien coloca a la ley en el ordenamiento es el legislador Stores & Gath Chaves c/Provincia de Buenos Aires”, en el que consideró que el pago de un impuesto sin protesta
(positivo), el tribunal que la retira al declararla inconstitucional hace —como a la inversa— las veces de legislador formulada en el acto de oblarlo comportaba renuncia al derecho de impetrar luego la declaración de
“negativo”. inconstitucionalidad de la ley en cuya virtud el impuesto fue satisfecho.
La comparación merece todo nuestro rechazo, porque nos parece errado buscar analogías con el legislador, Si con posterioridad el mismo criterio fue aplicado en casos en que se trataba de derechos patrimoniales, ha
como suponiendo que todo gira en derredor de él, a más de desmerecer y privar de su propia función a la de reconocerse que en otros la Corte lo ha hecho jugar respecto de cuestiones de índole distinta (no patrimonial),
jurisdicción constitucional. No hay anverso y reverso. Cuando en ella se emite un pronunciamiento que al declarar de donde inferimos que la renuncia que ella presume cuando alguien incurre en lo que su jurisprudencia llama
inconstitucional a una ley produce su derogación, no se ejerce una función similar a la del legislador que la dictó, “sometimiento voluntario” a un régimen jurídico se tiene por consumada aunque no verse sobre derechos
sino una que es propia y exclusiva de la jurisdicción constitucional, sin ninguna semejanza con la de los órganos patrimoniales.
políticos.
58. — La fórmula estereotipada en el derecho judicial esconde flancos muy objetables, porque: a) una cosa es
El derecho público provincial renunciar a un derecho (supuesta la procedencia de la renuncia) que ya está adquirido, o que el titular declina
ejercer; y otra muy distinta es renunciar anticipadamente a la garantía de defenderlo judicialmente; b) el control de
54. — El efecto erga omnes de las sentencias declarativas de inconstitu-cionalidad es asumido en varias constitucionalidad no es renunciable por anticipado; c) consentir la aplicación de una ley, o cumplirla, no significa
constituciones provinciales, aun anteriores al novísimo ciclo constituyente iniciado en 1985. Cuando lo prevén, lo sin más —aunque falte la protesta o la reserva— renunciar a impugnar luego su constitucionalidad; d) no
limitan a las sentencias emanadas del superior tribunal de justicia local. corresponde hacer jugar la tesis de que quien acata una norma no puede después desconocer su validez (teoría
asimilable a la del “acto propio”), porque cuando se admite que nadie puede ponerse en contradicción con sus
También interesa recordar que en el mismo constitucionalismo provincial hay ejemplos de aplicación propios actos ni ejercer una conducta incompatible con otra anterior, se está preservando la confianza y la
obligatoria de la jurisprudencia sentada por los superiores tribunales, que debe ser acogida por los tribunales
seguridad de los terceros que quedaron vinculados de buena fe a la primera conducta, cosa que nada tiene que ver
inferiores. Así, por ejemplo, la constitución de La Rioja en su art. 143 establece: “La interpretación que efectúe el
con el control de constitu-cionalidad cuya renuncia anticipada esconde, para nosotros, vicio de nulidad absoluta; e)
Tribunal Superior en sus pronunciamientos sobre el texto de esta constitución, leyes, decretos, ordenanzas,
la renuncia no se presume; f) la interpretación de los actos que im-portan renuncia o que tienden a probarla debe
reglamentos y resoluciones, es de aplicación obligatoria para los tribunales inferiores. La ley establecerá la forma
ser restrictiva; g) suscitada una causa judicial, la obligación del control de constitucionalidad (aun de oficio) no
y el procedimiento para obtener la revisión de la jurisprudencia”.
puede ceder a una supuesta renuncia tácita que, por anticipado, se presume indebidamente en quien acató o
De acuerdo a nuestra opinión, si el efecto erga omnes y la vinculatoriedad de la jurisprudencia no son cumplió una ley; h) el control de constitu-cionalidad, aunque en cada caso beneficie a parte determinada, está
inconstitucionales en el orden federal, tampoco lo son —por supuesto— en el orden provincial. Pero aun cuando arbitrado más en miras al orden público de la constitución que al interés particular, por lo que menos todavía
se dijera que la constitución federal no los admite, estimamos que no es posible, sin más, trasladar el mismo puede presumirse su renuncia tácita anticipada; i) el mismo deber de cumplir la ley jamás puede equipararse a un
criterio al constitucionalismo provincial que les da acogida, porque nunca se trataría de un principio que por virtud “sometimiento voluntario”, porque si hay obligación de cumplirla, no vale la voluntad libre de cumplirla o
del art. 5º pudiera considerarse impuesto obligatoriamente a las constituciones locales. violarla.
El sometimiento voluntario a un régimen jurídico 59. — En su sentencia del 7 de julio de 1987 en el caso “Banco Comercial del Norte S.A. c/Banco Central de
la República Argentina” la Corte Suprema sostuvo que no debía excluirse la posibilidad de impugnar como
55. — Es casi sacral la fórmula acuñada por el derecho judicial de la Corte en el sentido de inconstitucional una medida cuestionada en autos con base en el argumento de que la parte se había sometido
que quien se somete voluntariamente a un determinado régimen jurídico, no puede después voluntariamente al régimen jurídico disputado, si se prescindió de considerar que había carecido de opciones para
impugnarlo judicialmente de inconstitucional. no realizar los actos implicados en aquel régimen.
La laxitud con que la Corte ha aplicado muchas veces este prin-cipio compromete seriamente El control constitucional “en” los fallos plenarios y “de” los fallos plenarios
el control constitucional. Hay que tener sumo cuidado en no presumir “renuncias” tácitas al
derecho propio y al control de constitucionalidad, para no suponer que quien se ha sometido al
60. — En cuanto a la posibilidad de que un fallo plenario ejerza control constitucional hay tesis que niegan
cumplimiento o a la aplicación de una norma queda, desde allí y para siempre, inhibido de discutir rotundamente la posibilidad de que los fallos plenarios declaren la inconstitucionalidad de normas, porque acogen
su constitu-cionalidad. el argumento de la Corte Suprema en el sentido de que un planteo de inconstitucionalidad es materia que resulta
ajena a la competencia del tribunal en pleno, que por esa vía vendría a crear una interpretación general obligatoria
El mero hecho de que una persona pague durante varios períodos fiscales un impuesto sin protesta y sin de orden constitucional, ajena a las atribuciones naturales del referido tribunal.
posterior demanda judicial, no debe presumirse como renuncia a tachar posteriormente de inconstitucional el El tema plantea graves implicancias. En efecto, si un tribunal plenario no puede declarar
mismo impuesto que deba satisfacerse en el futuro. Quien para poder trabajar se ha asociado a una entidad gremial inconstitucionalidades, es porque no puede ejercer control de constitucionalidad, con lo que estaríamos ante un
o profesional porque la ley lo obliga compulsivamente, no ha de quedar trabado para impugnar después la
caso irregular de administración de justicia a la que se le detrae absolutamente aquel control —inherente a ella— y
se la obliga a aplicar eventualmente normas inconstitucionales, con evidente alzamiento contra el orden jerárquico La “división de poderes”
que la constitución implanta.
Nuestra tesis discrepa con la jurisprudencia de la Corte, y reafirma que un fallo plenario —como toda 66. — Se arguye que el juzgamiento constitucional de actos políticos cumplidos por el poder ejecutivo o por
sentencia— está habilitado obligatoriamente a controlar la constitucionalidad de las normas que aplica e el congreso, significa la invasión de las competencias de estos últimos por parte del poder judicial, que de ese
interpreta con alcance general. modo vulnera la línea separativa y la división de poderes.
La aparente gravedad de la objeción se desvanece tan pronto como se observa que la división de poderes
61. — En cuanto al “efecto” del plenario que emite un pronunciamiento de inconstitucionalidad, no hallamos
demarca zonas de competencia a cada órgano, sustrayéndolas a la interferencia de otros, pero dando por
óbice para que en ese punto surta —como es propio de todo plenario— la obligatoriedad general que le confiere la
presupuesto indispensable que esas competencias se ejercen válidamente sólo cuando están de acuerdo con la
ley.
constitución. El abuso o exceso de poder ya no está dentro de la competencia constitucional del órgano; o sea, la
actividad que se ejerce en contra o en violación de la constitución no es la competencia reservada en forma intan-
IV. LAS CUESTIONES “POLITICAS” NO JUDICIABLES gible, y acreedora al beneficio de la división frente a los demás órganos.
Cuando un juez revisa un acto del poder ejecutivo o del congreso, y lo descubre como lesivo de la
Su encuadre constitucional constitución (aunque ese acto sea “político”), no está penetrando en el ámbito de otro poder para violar la división,
sino todo lo contrario, controlando la supremacía constitucional para volver a su cauce la actividad que se evadió
62. — Es sabido que en nuestro derecho constitucional del poder se denominan cuestiones de él en detrimento de la constitución.
políticas aquéllas que no son judiciables.
Las facultades “privativas”
Un concepto poco preciso, que suele utilizarse, es el que considera cuestión política a la que se configura por
el ejercicio de facultades privativas y exclusivas de un órgano del poder: el acto por el cual ese órgano ejercita una 67. — Cuando se interviene una provincia, se declara la utilidad pública para expropiar, o se pone en vigor el
facultad privativa y propia, no es revisable judicialmente. estado de sitio, etc., se dice que el órgano respectivo ha cumplido un acto privativo, y que el uso de facultades
“privativas” por el órgano a quien corresponden, configura una cuestión política no judiciable, dice la
No ser revisable, o sea, escapar del control judicial, significa que la violación constitucional jurisprudencia.
en que puede incurrir un acto político de tal naturaleza, carece de remedio: el órgano que ha En cambio, fuera del reducto de las cuestiones políticas, se admite el control judicial de las demás
emitido ese acto contrario a la constitución, no es pasible de que un órgano judicial lo nulifique o actividades. Y acá es donde nos preguntamos: ¿por qué se acepta el contralor de la “ley”, si el “legislar” es
invalide declarándolo inconstitucional. también una facultad privativa del congreso, tan privativa como declarar la utilidad pública de un bien?
El rótulo de privativa no sirve, pues, para conferir inmunidad a esa catego-ría de cuestiones que, por políticas,
El aspecto fundamental de las cuestiones políticas radica, entonces, en que la exención de se reputan no judiciables.
control judicial involucra exención de control de constitucionalidad.
Sólo si la constitución establece expresamente que una actividad es judicialmente incontrolable, o que una
decisión final queda totalmente a discreción del órgano competente, puede admitirse la retracción de la judicatura;
63. — La retracción del control judicial en las cuestiones políticas importa, para nosotros, una pero entonces es el propio poder constituyente el que ha sustraído la cuestión al control judi-cial, o la ha asignado
construcción defectuosa que tiene vigencia en nuestra constitución material por obra del derecho a la competencia definitiva de un órgano determinado.
judicial derivado de la Corte. En torno del punto, afirmamos que: Ver Tomo I, cap. V, nº 32. Asimismo, nº 31.
a) El no juzgamiento de las cuestiones políticas viola el derecho a la jurisdicción de la parte
afectada, en cuanto le impide obtener una sentencia que resuelva la cuestión política propuesta o Las retracciones del control
comprometida en la causa; la sentencia que se dicta no lo hace, porque se limita a decir que sobre
aquella cuestión el juez no puede pronunciarse. 68. — Para los reajustes que en orden al control sugerimos en el ámbito de la doctrina
b) El no juzgamiento de las cuestiones políticas implica también declinar el ejercicio pleno de constitucional, y en nuestro ordenamiento jurídico después de la reforma de 1994, remitimos al
la función estatal de administrar justi-cia. Tomo I, cap. V, nos. 15 a 18, y 26/27.
c) Con ello se impide asimismo remediar la eventual inconstitucio-nalidad de las actividades
que, por configurar cuestiones políticas, quedan exentas de control judicial. CAPÍTULO XLVIII
d) Si el estado no es justiciable cuando algunas de sus actividades se escudan tras la pantalla LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA DE LOS
de las cuestiones políticas, la “responsabilidad” estatal se esfuma, pese a la eventual infracción TRIBUNALES FEDERALES
constitucional en que incurra.
e) Se obstruye un área del sistema garantista para la defensa de la constitución y de su I. EL “PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN”. - Su concepto. - La jurisdicción “federal” y la jurisdicción
supremacía. “provincial”. - Los caracteres de la jurisdicción federal. - La regulación por ley de la jurisdicción federal. - II.
LAS CAUSAS DE JURISDICCIÓN FEDERAL. - El art. 116. - Qué es “causa” en el lenguaje del art. 116. - La juris-
dicción federal “apelada” y su relación con la instancia única o múltiple. - La instancia federal apelada en las
64. — El derecho judicial de la Corte permite atisbar actualmente un sesgo en la reducción del catálogo de las causas de materia federal resueltas en jurisdicción provincial. - III. LAS CAUSAS REGIDAS POR EL DERECHO
cuestiones no judiciables. Ejemplo palpable lo encontramos en ámbitos como el del enjuiciamiento político, y el FEDERAL. - A) Las causas que versan sobre puntos regidos por la constitución. - B) Las causas que versan
de algunas cuestiones electorales y partidarias. sobre puntos regidos por las leyes del congreso. - C) Las causas que versan sobre puntos regidos por los
tratados internacionales. - Las causas que no son federales “por razón de materia”. - El derecho “intra-
El art. 116 de la constitución y las cuestiones políticas federal“. - Las causas regidas por derecho “no federal” que corresponden a la jurisdicción federal por razón
de personas o de lugar. - IV. LAS CAUSAS DEL ALMIRANTAZGO Y JURISDICCIÓN MARÍTIMA. - La materia
comprendida en ellas. - V. LAS CAUSAS EN QUE LA “NACIÓN” ES PARTE. - El alcance de la norma. - Las causas
65. — El art. 116 determina la competencia de la justicia federal, incluyendo en ella “todas contenciosoadministrativas. - Los tribunales administrativos en relación con la jurisdicción federal. - La
las causas que versen sobre puntos regidos por la constitución”. Cuando se dice “todas” las justiciabilidad del estado. - El estado federal como parte en juicio en el derecho constitucional argentino. - Las
causas, es imposible interpretar que haya “algunas” causas (las “políticas”) que escapen al leyes 3952 y 11.634, de demandas contra el estado. - La sentencia de condena con efecto meramente
juzgamiento. declarativo. - La reglamentación del cumplimiento de la sentencia de la condena. - El derecho judicial en
materia de sentencias de condena contra el estado federal. - Las sentencias de condena contra las provincias. -
La falta de “legitimación pasiva” de los órganos de poder para ser demandados. - La prórroga de la
Los argumentos en contra de la judiciabilidad
jurisdicción federal a favor de tribunales extranjeros en juicios en que es parte el estado. - La inmunidad de Si en vez de hablar de “poder judicial federal” y “poder judicial provincial” apelamos a
jurisdicción de los estados. - El problema de la inmunidad de jurisdicción y de su renunciabilidad en el “poder judicial federal” y “poder judicial local”, hay que hacer en el último un desdoblamiento
derecho argentino. - La prórroga de la jurisdicción federal a favor de tribunales no federales en juicios en que
es parte el estado. - La supuesta prórroga de la jurisdicción argentina a favor de tribunales “internacionales”. - en: a) poder judicial provincial, y b) poder judicial de la ciudad autónoma de Buenos Aires.
VI. LAS OTRAS CAUSAS POR RAZÓN DE PARTES. - Su concepto. - La justiciabilidad de las provincias. - Los El esquema graficado sería éste:
casos en que la jurisdicción federal surge porque es parte una provincia. - Qué significa “causa que se suscite
entre...” y “contra…”, y el problema de las causas penales. - El alcance de “causa civil”. - La “materia” de
las causas en que es parte una provincia. - Las cuestiones de limites interprovinciales. - La jurisdicción Federal
“dirimente” de la Corte en las quejas entre provincias. - El concepto de “vecindad” a los efectos del art. 116. -
La “vecindad” de los extranjeros. - La reglamentación de la vecindad. - La prórroga de la jurisdicción. - Las a) Provincial (tantas
causas en que es parte un ciudadano extranjero. - La condición de “aforadas” que deben revestir las partes. - Administración como provincias hay)
Las causas en que es parte un estado extranjero. - La justiciabilidad de los estados extranjeros. - Los casos
posibles. - Las causas en que es parte un organismo internacional. - VII. LAS CAUSAS CRIMINALES. - Su de Justicia Local
concepto. - VIII. LAS CAUSAS POR RAZÓN DEL LUGAR. - Su concepto. IX. LAS CAUSAS SUPRIMIDAS EN 1860. -
El texto originario de 1853 y el de 1860. - X. LA JURISDICCIÓN Y LA COMPETENCIA DE LA CORTE SUPREMA. -
b) De la ciudad autó-
La división en instancia “originaria” e instancia “apelada”. - La jurisdicción apelada de la Corte. - Los diversos noma de Buenos Aires
casos legales de acceso a la Corte. - Los poderes “implícitos” de la Corte Suprema. - La Corte y el art. 113 de
la constitución. - La jurisdicción discrecional de la Corte. - XI. LAS SENTENCIAS DE LA CORTE SUPREMA Y LA (única)
JURISDICCIÓN SUPRAESTATAL. - La definitividad de las sentencias de la Corte y su irrevisabilidad. - XII. EL
“PER SALTUM” EN LA JUSTICIA FEDE -RAL. - Su concepto. - La jurisprudencia de la Corte Suprema: el caso
“Dro- 5. — Así como en el gobierno federal hay un poder ejecutivo (presidente) y un poder legislativo (congreso), y
mi”. - El “per saltum” sin ley: su inconstitucionalidad. en los gobiernos provinciales similar dualidad de un poder ejecutivo local (gobernador) y un poder legislativo
local (legislatura), también hay en el gobierno federal un poder judicial federal y en los gobiernos provinciales un
poder judicial provincial, que completan la tríada, más el poder judicial de la ciudad autónoma de Buenos Aires.
I. EL “PODER JUDICIAL DE LA NACION”
Los caracteres de la jurisdicción federal
Su concepto
6. — La jurisdicción federal está atribuida a los órganos del poder judicial del estado federal
1. — La jurisdicción federal es definida por Hugo Alsina como la facultad conferida al poder por los arts. 116 y 117 de la constitución, y regulada en diversas leyes.
judicial de la nación (dígase del estado federal) para administrar justicia en los casos, sobre las La justicia federal divide su competencia por razón de materia, de personas (o “partes”), y de
personas y en los lugares especialmente determinados por la constitución. lugar.
Esta jurisdicción (judicial) federal es ejercida por órganos que se llaman tribunales de justicia (o judiciales),
Ofrece como características principales las siguientes:
cuyo conjunto integra el poder judicial federal (o “de la nación”). a) Es limitada y de excepción, lo que quiere decir que sólo se ejerce en los casos que la
Además de la Corte Suprema como “cabeza” del poder judicial, hay por creación de la ley tribunales constitución y las leyes reglamentarias señalan.
federales de primera instancia (juzgados) y de segunda instancia (cámaras de apelaciones). b) Es privativa y excluyente, lo que significa que, en principio, no pueden los tribunales
La Corte, con ser “suprema” como cabecera del poder judicial, no tiene una jurisdicción omnicomprensiva ni provinciales conocer de las causas que pertenecen a la jurisdicción federal.
es depositaria originaria de la administración de justicia, porque si así fuera los tribunales inferiores ejercerían su
competencia como desglose o delegación de la jurisdicción de la Corte, cuando la verdad es que la ejercen En términos generales, cabe afirmar que: b’) la jurisdicción federal admite que la ley del congreso regule los
conforme a la ley por imperio directo de la constitución. Es decir, que la constitución se las adjudica a través de casos de su competencia, sin que se oponga a ello la generalidad de los términos del art. 116, atento que el art. 75
la ley. inc. 20 presupone que la organización de los tribunales federales por ley del congreso incluye la de atribuirles
jurisdicción y competencia; b”) además de esta regulación legal, hay casos en que las “partes” a cuyo favor está
2. — Conviene también recordar que nuestra jurisdicción judicial no incluye la que en la constitución de discernida la jurisdicción federal pueden prorrogarla a favor de tribunales no federales, lo que significa que en el
Estados Unidos se llama la jurisdicción “de equidad”, que habilita una creación judicial libre y sin sujeción al proceso en que acontezca tal prórroga intervendrán tribunales no federales en vez de tribunales federales.
derecho vigente.
c) Es improrrogable si surge por razón de materia o de lugar. c’) Al contrario, es prorrogable
3. — A diferencia de los otros dos órganos del gobierno federal —poder ejecutivo y congreso— que están cuando sólo surge por razón de las personas, salvo los casos de competencia originaria y
radicados en la capital federal, el poder judicial federal no circunscribe el asiento (o la sede) de la totalidad de sus exclusiva de la Corte, que se reputan absolutamente improrrogables.
tribunales a la capital federal. Además de tribunales federales en la ciudad de Buenos Aires los hay en territorio de
provincias, para ejercer jurisdicción en los casos que, por razón de materia, personas o lugar, son de su
7. — En virtud del carácter limitado, privativo, excluyente, e improrrogable de la jurisdicción federal, la
competencia federal.
incompetencia de sus tribunales puede y debe declararse de oficio (o sea, aun sin petición de parte), tanto por: a)
el tribunal provincial si corresponde intervenir a uno federal; b) el tribunal federal si corresponde intervenir a uno
La jurisdicción “federal” y la jurisdicción “provincial” provincial.
4. — Genéricamente, puede hablarse de “jurisdicción” o fuero federal en oposición a La regulación por ley de la jurisdicción federal
“jurisdicción” provincial, para distinguir el poder judicial federal del poder judicial provincial. Ha
sido la dicotomía tradicional en nuestra estructura judiciaria. 8. — De la correlación entre los distintos caracteres de la jurisdicción federal inferimos que
Después de la reforma constitucional de 1994, ese deslinde nece-sita integrarse y completarse las causas de su competencia quedan sujetas a reglamentación razonable por ley del congreso
con una tercera administración de jus-ticia, que es la de la ciudad autónoma de Buenos Aires, al (además de la posible “prórroga” por voluntad de las partes cuando se trata de competencia por
margen de las otras dos. razón de personas). Solamente la jurisdicción originaria y exclusiva de la Corte impide total y
absolutamente que la ley la amplíe o la disminuya.
Quiere decir que la ley puede: a) “incluir” en la jurisdicción federal otras causas no “demás” causas que el art. 116 individualiza sin precederlas del adjetivo todas (salvo las de
enumeradas en el art. 116; b) “excluir” algunas de las enumeradas. En ambos casos, la ley ha de competencia originaria y exclusiva de la Corte que deslinda el 117), pueden ser excluidas de la
contar con motivos de razonabilidad suficiente. En cambio, la ley no puede: c) “excluir” ninguna jurisdicción federal por ley del congreso, en caso de no existir el propósito que informa a dicha
de las tres causas precedidas en el art. 116 de la palabra “todas” (que son las que versan sobre jurisdicción.
puntos regidos por la constitución, las leyes federales, y los tratados).
11. — De este modo, concluimos afirmando:
No es suficiente que una ley determine la inclusión de determinadas causas en la jurisdicción federal; por eso 1º) que el congreso: a) no puede sustraer totalmente a la jurisdicción de los tribunales federales ninguna causa
el tribunal que deba aplicarla tendrá que verificar si existe verdadera y real sustancia o cuestión federal en relación que verse sobre puntos regidos por la constitución, las leyes federales y los tratados; b) pero puede en todas las
con la materia, las personas, o el lugar, conforme a la letra y al espíritu del art. 116, ya que si bien la enumeración otras causas y en todos los otros asuntos (salvo los de competencia originaria y exclusiva de la Corte por el art.
de causas en dicha norma no es taxativa, la ampliación debe responder esencialmente a la misma razón de las 117) excepcionar la jurisdicción federal y regularla, aunque sin extenderla a casos diferentes en su índole de los
enumeradas (igualmente la disminución). mentados en el art. 116;
2º) que el propio poder judicial no puede declinar el juzgamiento de “algunas” causas que versen sobre
II. LAS CAUSAS DE JURISDICCION FEDERAL puntos regidos por la constitución, las leyes y los tratados, porque la constitución se las encomienda
inexorablemente a “todas” para que las conozca y decida.
El artículo 116
Qué es “causa” en el lenguaje del artículo 116
9. — El art. 116 abarca genéricamente la jurisdicción federal, en cuanto señala qué “causas” y
“asuntos” corresponde conocer y decidir a la “Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la 12. — El art. 116 utiliza los vocablos causa y asunto, que en el lenguaje constitucional y
nación”, sin hacer división de instancias ni adjudicar competencias a favor de tribunales de procesal han sido asimilados también a caso, proceso, juicio, pleito, cuestión, etc.
primera instancia o de alzada.
Para explicarlo, Joaquín V. González dice: “Significa que (el poder judicial) no puede tomar por sí una ley o
Es muy útil e interesante trazar un paralelo entre el art. 116 y su análogo norteamericano. una cláusula constitucional, y estudiarlas e interpretarlas en teoría, sin un caso judicial que provoque su aplicación
estricta. No pueden, pues, los jueces de la Corte y demás inferiores, hacer declaraciones generales ni contestar a
consultas sobre el sentido o validez de las leyes; su facultad para explicarlas o interpretarlas se ejerce sólo
Artículo 116 aplicándolas a las cuestiones que se suscitan o se traen ante ellos por las partes, para asegurar el ejercicio de los
(ex artículo 100) derechos o el cumplimiento de las obligaciones”.
Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la nación el conocimiento y decisión de todas Como se aprecia, se trata meramente de que el juez no actúa fuera de un proceso, ni ejerce jurisdicción si la
las causas que versen sobre puntos regidos por la constitución, y por las leyes de la nación con la reserva hecha en misma no es provocada por parte, ni dicta sentencia sin ambos requisitos.
el inc. 12 del art. 75; y por los tratados con las naciones extranjeras; de las causas concernientes a embajadores,
ministros públicos y cónsules extranjeros; de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima; de los asuntos en 13. — Sin embargo este concepto lato aparece restringido y desfigurado en el art. 2º de la ley 27, donde se
que la nación sea parte; de las causas que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos dice que la justicia federal nunca procede de oficio (lo cual está bien) y que sólo ejerce jurisdicción en los “casos
de otra; entre los vecinos de diferentes provincias; y entre una provincia o sus vecinos contra un estado o contenciosos” en que es requerida a instancia de parte (lo cual está mal, porque puede haber “causas” no
ciudadano extranjero. contenciosas). De allí que sea preferible siempre hablar de proceso, porque proceso comprende asimismo las
actuaciones en las que no existe controversia. O sea que, en definitiva, la jurisdicción acordada para conocer y
decidir causas y asuntos tiene un sentido negativo y excluyente: el poder judicial no puede conocer ni decidir
Constitución norteamericana cuestiones abstractas o teóricas. Pero cada vez que alguien lleve al órgano judicial una cuestión incitando su
jurisdicción en forma de proceso, habrá caso, causa o asunto judiciable que, en los supuestos del art. 116
constitucional, será propio de los tribunales federales.
El poder judicial se extenderá a todos los casos, en derecho y equidad, que emanan de esta constitución, de
Ver Tomo I, cap. V, nº 60; este Tomo III, cap. XLVII, nº 40.
las leyes de los Estados Unidos, y de los tratados hechos o que se hicieren bajo su autoridad; a todos los casos
concernientes a embajadores, otros ministros públicos y cónsules, a todos los casos de almirantazgo y jurisdicción
14. — Una cierta elastización del originario perfil de la causa “contenciosa” puede darse por operada desde
marítima; a las controversias en que los Estados Unidos sea una de las partes; a las controversias entre dos o más
que la Corte admitió la acción declarativa de certeza para promover causas en jurisdicción federal e, incluso, en
estados; entre un estado y ciudadanos de otro estado; entre ciudadanos de diferentes estados; entre ciudadanos del
su propia instancia originaria, también en cuestiones de derecho público y en cuestiones constitucionales. (Ver
mismo estado reclamando tierras bajo concesiones de diferentes estados; y entre un estado o los ciudadanos de
este tomo III, cap. XLVII, nos. 41, 48/49).
éste y estados extranjeros, ciudadanos o súbditos extranjeros. (Modificado por la enmienda XI).
(La bastardilla es nuestra.) La jurisdicción federal “apelada” y su relación con la instancia única o múltiple
10. — Dice el art. 116 que a la Corte y a los tribunales inferiores les corresponde el 15. — Nuestra constitución alude a la Corte Suprema y a los demás tribunales inferiores cuya
conocimiento y la decisión de “todas las causas” que versen sobre puntos regidos por la creación es competencia del congreso, pero no divide ni multiplica instancias. La única
constitución, por leyes de la nación (con la reserva del art. 75, inc. 12) y por los tratados con las adjudicación directa de competencia que efectúa es la originaria y exclusiva de la Corte en el art.
naciones extranjeras. 117.
De aquí en más, siguiendo la enumeración de las “demás” causas y asuntos, el artículo ya no Como tampoco la constitución prescribe explícitamente que en la administración de justicia
vuelve a emplear la palabra “todas”, sino que se circunscribe a agregar: “de las causas...; de los deba existir la doble instancia o la instancia múltiple, conviene efectuar algunas aclaraciones de
asuntos...”, etc. El uso y el no uso de la expresión “todas” tiene doble alcance: suma trascendencia institucional.
a) en primer término, “todas las causas” quiere decir que entre las allí incluidas no se a) Desde el bloque de constitucionalidad federal, tratados internacionales de derechos
exceptúa ninguna, lo cual sirve para impugnar la construcción jurisprudencial de las cuestiones humanos con jerarquía constitucional obligan a la doble instancia en el proceso penal, y ello
políticas no judi-ciables (que elimina el juzgamiento de ciertas causas, no obstante versar sobre tanto cuando los procesos tramitan ante tribunales federales como locales (ver Tomo II, cap.
cuestiones constitucionales); XXIV, nos. 43/44);
b) en segundo término, “todas las causas” quiere decir que dichas causas deben b) la coordinación de los arts. 116 y 117 de la constitución conduce a advertir que ella esboza
necesariamente atribuirse a los tribunales federales (al menos en su instancia final), mientras las linealmente dos clases de causas: b’) las que desde el art. 116 pueden llegar a la jurisdicción
apelada de la Corte “según las reglas y excepciones que prescriba el congreso” (a tenor de la
fórmula que usa el art. 117); b”) las de jurisdicción originaria y exclusiva de la Corte, 18. — En este rubro se agrupan tres clases de causas que en el art. 116 vienen precedidas por
taxativamente señaladas en el art. 117; la palabra “todas”, y que son federales por razón de la “materia”: las que versan sobre puntos
c) tomado en cuenta tal diseño, las causas de jurisdicción federal pueden ser reguladas por ley regidos por a) la constitución federal; b) las leyes federales; c) los tratados internacionales.
con instancia única o con instancia múltiple, pero
En la trilogía aludida no se agotan las causas federales por razón de “ma-teria”; el propio art. 116 trae
d) si el art. 117 prevé la jurisdicción apelada de la Corte “según las reglas y excepciones que expresamente a continuación las de almirantazgo y jurisdicción marítima, que también son federales por su
prescriba el congreso”, es indudable que entre las causas comprendidas en el art. 116, “algunas” materia. Las leyes del congreso han podido asignar asimismo a la jurisdicción federal otras causas por razón de su
han de disponer por ley de un recurso que les proporcione acceso a la jurisdicción apelada de la “materia”, como por ej.: las regidas por el derecho aeronáutico, por el derecho aduanero, etc.; pero, en rigor, los
Corte, lo que nos demuestra que “añadidos” que por razón de materia introduce el congreso responden a la naturaleza federal de las respectivas
leyes, y se subsumen en los casos regidos por “leyes federales”.
e) el congreso no tiene facultad para suprimir totalmente la jurisdicción apelada de la Corte
porque, conforme al art. 117 de la constitución, debe existir (no en todos los casos, pero sí en
A) Las causas que versan sobre puntos regidos por la constitución
algunos) (ver nº 101).
19. — Para su radicación inicial ante un tribunal federal, ver lo que decimos en el nº 17. Idem
16. — Al margen del esquema precedente, y completándolo, hemos de reiterar que, conforme
para la instancia federal apelada.
a la interpretación constitucional efectuada por la Corte, es indispensable que exista una vía
Para la obligación de resolver las cuestiones federales que tienen los tribunales provinciales,
recursiva de acceso a la jurisdicción federal en los siguientes casos:
ver este Tomo III, cap. XLVII, nº 17 f).
a) respecto de decisiones emanadas de tribunales administrativos y organismos
administrativos federales que ejercen función jurisdiccional (ver este Tomo III, cap. XLII, nos. B) Las causas que versan sobre puntos regidos por las leyes del congreso
42/43), incluso para satisfacer la competencia de los tribunales federales en las causas en que “la
nación” es parte); 20. — Las causas que versan sobre puntos regidos por las leyes del congreso obligan a
b) respecto de decisiones de los tribunales militares (ver este Tomo III, cap. XL, nos. 18 y 21); repasar las categorías de leyes que el congreso sanciona: a) leyes federales o especiales; b) leyes
c) respecto de las decisiones que en procesos tramitados ante tri-bunales provinciales deben nacionales ordinarias o de derecho común; c) leyes locales.
dictar los superiores tribunales de provincia para abrir la jurisdicción apelada de la Corte cuando
La parte del art. 116 que estamos examinando excluye expresamente de la jurisdicción federal a las causas
las causas contienen una cuestión constitucional federal (ver este Tomo III, cap. XLVII, nº 18).
que versan sobre puntos regidos por el derecho común (inc. b), y que quedan resguardadas con la reserva del art.
Este triple conjunto de causas permite afirmar que en ellas debe existir un mínimo de dos 75 inc. 12, que confiere a los tribunales provinciales la aplicación del derecho común (básicamente constituido por
instancias disponibles (en el inc. a, la administrativa; en el inc. b, la militar; en el inc. c, la los códigos de fondo —civil, penal, comercial, de minería, de trabajo y seguridad social—).
provincial, todas ellas abiertas a la ulterior instancia federal).
Ver las remisiones indicadas en este Tomo III, cap. XXXIV, nº 31, y cap. XXXV, nº 72.
La instancia federal apelada en las causas de materia federal resueltas en jurisdicción
provincial. 21. — a) Para el derecho federal, ver este Tomo III, cap. XXXV, nos. 60/61, y para el derecho
común federalizado, el nº 70.
17. — Vamos a referirnos ahora a otro supuesto en que constitucionalmente es indispensable que exista una b) Para la radicación inicial ante un tribunal federal de las causas regidas por derecho federal,
instancia apelada en jurisdicción federal. Por su importancia, tratamos este caso en forma independiente de los
ver lo que decimos en el nº 17. Idem para la instancia federal apelada.
analizados anteriormente.
c) Para las leyes de derecho común, ver este Tomo III, cap. XXXV, nos. 62, 63 y 65.
El art. 116 estipula que son de conocimiento y decisión de los tribunales federales “todas” las d) Para las leyes locales, ver este Tomo III, cap. XXXV, nos. 74 a 77.
causas que versan sobre puntos regidos por la constitución, las leyes federales, y los tratados
internacionales (ver nº 18). 22. — Vale reiterar asimismo que si en una causa regida por el derecho común se inserta una
La competencia de los tribunales federales surge acá por razón de materia (federal), pero: cuestión federal, la jurisdicción federal apelada debe quedar disponible para resolverla.
a) dicha competencia sólo es inicialmente federal y sólo obliga a radicar el proceso ante un A nuestro criterio, y aunque no se compadece con la jurisprudencia de la Corte, la jurisdicción
tribunal federal cuando la causa queda “directamente” e “inmediatamente” regida por el derecho federal apelada debería asimismo cobrar curso cuando en la interpretación y aplicación del
federal; y derecho común hay jurisprudencia contradictoria en casos análogos; ello para salvar la
uniformidad requerida en resguardo del derecho a la igualdad (ver cap. XLVII, nos. 12 y 21).
b) cuando no queda “directamente” ni “inmediatamente” regida por el derecho federal, pero
guarda relación con él, la causa no es inicialmente de competencia de los tribunales federales por
C) Las causas que versan sobre puntos regidos por los tratados internacionales
su materia, y debe tramitar (si así corresponde) ante un tribunal provincial;
c) el supuesto del inc. b) obliga a que haya una instancia apelada en jurisdicción federal. 23. — Estas causas versan sobre puntos regidos por tratados con los otros estados y,
Porque si “todas” las causas de materia federal comprendidas en la trinidad analizada (por versar genéricamente, por el derecho internacional. De ahí que este tipo de causas involucra también las
sobre pun-tos regidos por la constitución, las leyes federales, y los tratados) tienen que ser reguladas por derecho internacional consuetudinario (o derecho de gentes).
conocidas y decididas en jurisdicción federal, es consti-tucionalmente improcedente que cuando
se radican inicialmente en jurisdicción provincial carezcan de la posibilidad de llegar, por lo
menos una vez en última instancia, ante un tribunal federal. Ya la ley 48 en su art. 21, al enumerar en orden de prelación las normas que debían aplicar los tribunales
federales, citaba separadamente los tratados con naciones extranjeras y los principios del derecho de gentes, con
Remitimos en este Tomo III al cap. XLVII, nº 17 b), d) y f). lo que entendía que no eran la misma cosa porque, de serlo, no hubiera desdoblado la mención. Al mismo tiempo,
el art. 1º inc. 3º de la citada ley 48, al disponer que la Corte conocería en primera instancia de las causas
III. LAS CAUSAS REGIDAS POR EL DERECHO FEDERAL concernientes a embajadores, etc., añadió “del modo que una Corte de Justicia puede proceder con arreglo al
derecho de gentes”.
Los tratados internacionales, cualquiera sea la materia que regulan, siempre tienen naturaleza nacional al tráfico de cualquier clase y objeto que se realice en aguas que se hallan abiertas a todas las banderas”
y carácter de derecho federal, también cuando abarcan materias que en nuestro derecho interno (Gondra).
son propias del “derecho común” (civil, penal, comercial, etc.) o pertenecen a la competencia de Genéricamente, la Corte Suprema ha conceptuado que la materia está dada por “la navegación
las provincias (por ej., procesal). Tal es la reciente jurisprudencia de la Corte Suprema (ver Tomo y el comercio marítimos”, y cir-cunscripta de la siguiente manera: “La navegación que se
II, cap. XXIX, nº 25). relaciona con el comercio marítimo es la que se hace de un puerto de la repú-blica a otro
extranjero, o entre dos provincias por los ríos interiores declarados libres para todas las banderas
No obstante, en las causas que versan sobre puntos regidos por tratados o por derecho internacional por el art. 26 de la cons-titución nacional...”. Quedan excluidos los servicios de transporte,
consuetudinario, hay que hacer el mismo desdobla-miento que en las que versan sobre puntos regidos por la lanchaje u otras operaciones dentro de puertos por embarcaciones menores.
constitución o las leyes federales: a) la jurisdicción federal se abre inicialmente sólo si la causa está
“directamente” y “especialmente” regida por un tratado; b) si no lo está, tramita ante tribunales provinciales, pero
Además de la jurisdicción federal para casos acontecidos en alta mar a bordo de buques argentinos, debemos
debe quedar expedita en última instancia la posible jurisdicción federal apelada.
comprender en principio los casos relativos a comercio y navegación en el mar territorial, en los ríos navegables,
en los lagos navegables, en las islas, en las playas y riberas de mares y de ríos navegables, en los puertos, etcétera.
Las causas que no son federales por “razón de materia”
28. — Entre los diversos casos que, por referirse a navegación y comercio marítimos, encuadran en la
24. — En el residuo que queda fuera de las causas regidas por el derecho federal hay que incluir al derecho competencia federal atribuida en razón de materia para las cuestiones de almirantazgo y jurisdicción marítima, se
provincial, lo que significa que las causas que versan sobre su aplicación corresponden a los tribunales ha podido señalar: a) apresamiento o embargos marítimos en guerra; b) choques, averías de buques, abordajes,
provinciales, con las salvedades siguientes: a) pueden alguna vez ser de jurisdicción federal por razón de personas etc.; c) asaltos hechos o auxilios prestados en alta mar, o en puertos, ríos y mares donde el estado tiene
(si por ej., litigan vecinos de distintas provincias); en ese caso, la aplicación del derecho provincial corresponderá jurisdicción; d) arribadas, forzo-sas; e) hipoteca naval; f) seguro marítimo; g) contrato de fletamento; h)
al tribunal federal que deberá entender en la causa (ver nº 26); b) pueden anidar una cuestión federal conexa y, en nacionalidad del buque; i) construcción y reparos del buque; k) indemnizaciones por accidentes ocurridos a bordo
ese caso, la causa radicada y resuelta en jurisdicción provincial debe poder llegar finalmente a la jurisdicción a raíz de su carga o descarga, o a raíz de las obligaciones del capitán y tripulación con relación a la navegación y
federal apelada, una vez resuelta por el superior tribunal local. al comercio marítimo; l) despidos por servicios prestados a bordo de buques de apreciable porte, etcétera.
El derecho “intrafederal” 29. — Dentro de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima se incluyen no sólo las
relativas a actividad marítima, sino también a la aeronáutica, conforme al código aeronáutico.
25. — Indagar ahora si lo que se denomina derecho “intrafederal” (ver Tomo I, cap. VIII, nº 5 b), integra o
no el derecho federal a los efectos de las causas que por razón de “materia” corresponden a la jurisdicción federal, V. LAS CAUSAS EN QUE LA “NACIÓN” ES PARTE
resultaría demasiado extenso y obligaría a desmenuzar una variedad de normas intrafe-derales (leyes-contrato,
convenios entre el estado federal y las provincias trata-dos interprovinciales, etc.). Tal vez, como esquema general,
diríamos que: a) la intervención concurrente de órganos federales y provinciales en la producción de normas
El alcance de la norma
intrafederales permite catalogarlas como derecho federal, pero: b) para que surja inicialmente la jurisdicción
federal en una causa regida por ellas hace falta que: b’) dicha causa se funde directamente y especialmente en una 30. — El art. 116 señala como competencia de la justicia federal los asuntos en que la
de esas normas, o: b”) la norma regule materia propia del derecho federal (por ej., una ley-contrato sobre “nación” sea parte.
impuestos) y no de derecho común (por ej., una ley-contrato sobre previsión social); c) si no ocurre nada de lo
expuesto en el inc. b), la causa habría de radicarse en jurisdicción provincial, pero ser susceptible de decisión final La constitución sigue utilizando erróneamente el término nación cuando se refiere al estado federal, en una
en jurisdicción federal apelada. evidente confusión de conceptos, ya que uno es sociológico, y el otro político. Por ende, donde el artículo suscita
jurisdicción fede-ral cuando “la nación” es parte, debemos leer: cuando “el estado federal” es parte.
Las causas regidas por derecho “no federal” que corresponden a la jurisdicción federal por La jurisdicción federal procede tanto cuando el estado federal es parte actora como cuando es
razón de personas o de lugar parte demandada. Además, por “nación” (equivalente a estado federal) no se entiende solamente
el estado federal, sino también algunas entidades autárquicas y empresas del estado que,
26. — Las causas que por razón de “materia” (no federal) se sustraen a la jurisdicción autorizadas por las disposiciones que las rigen para actuar directamente en juicio, pueden
federal, pueden llegar a pertenecer a dicha jurisdicción por razón de “personas” (o partes) o por comprometer la eventual responsabilidad del estado.
razón de “lugar”, pese a que su materia sea de derecho común, o de derecho provincial.
Conforme al derecho judicial emanado de la jurisprudencia de la Corte Suprema el estado (la “nación”) no
Por ende, la jurisdicción federal está habilitada a aplicar normas de derecho “no federal” (que no puede ser llevado a juicio por las controversias entre sus reparticiones, las que deben ser resueltas por el
corresponden a sus tribunales por razón “de materia”) cuando la competencia federal procede por razón “de Procurador del Tesoro (ley 19.983), y por ello en tales controversias no se suscita caso judicial, correspondiendo
personas” (o partes). (Así, en una causa entre un vecino de la provincia de Santa Fe y un vecino de la provincia de decidir la incompetencia de la justicia federal.
Entre Ríos —que es de jurisdicción federal por razón “de las personas”— debe entender un tribunal federal,
aunque la causa verse sobre un contrato de locación regido por el código civil, que es derecho común).
31. — La jurisdicción federal en causas en que el estado es parte se discierne “ratione
personae” (por razón de parte) y, por lo tanto, no interesa la “materia” de la causa (o el derecho
IV. LAS CAUSAS DEL ALMIRANTAZGO Y JURISDICCION MARITIMA que la rige).
Tampoco interesa cuál sea la otra parte que interviene en el juicio.
La materia comprendida en ellas
Las causas contenciosoadministrativas
27. — Por razón de la “materia”, son de competencia de los tri-bunales federales las causas de
almirantazgo y jurisdicción marítima. 32. — La constitución no menciona estas causas en el art. 116, pero son de competencia de los tribunales
La voz “almirantazgo” proviene del derecho inglés, y se refiere a los hechos que acontecen en federales por razón de “materia”, en cuanto están regidas por el derecho administrativo. Suele confundirse en ellas
el mar, más allá de las líneas de alta y baja marea. la competencia “ratione materiae” ya aludida con la competencia “ratione personae” porque normalmente resulta
parte el estado federal (la “nación”).
Aun cuando en materia legislativa es competencia del estado federal a través del congreso reglar el comercio Por supuesto, nos referimos a las causas regidas por el derecho administra-tivo federal, porque las
con los estados extranjeros y el de las provincias entre sí (art. 75 inc. 13), la jurisdicción federal en cuestiones contenciosoadministrativas provinciales pertenecen a la respectiva jurisdicción provincial por razón de “materia”
marítimas no es una mera consecuencia de aquella atribución, porque su objeto radica en “poner bajo control local. (Pueden ser fede-rales por razón de “personas”).
jueces letrados de los territorios nacionales conocerán de las acciones civiles que se deduzcan
Los tribunales administrativos en relación con la jurisdicción federal contra la nación, sea en su carácter de persona jurídica o de persona de derecho pú-blico, sin
necesidad de autorización previa legislativa; pero no podrán darles curso sin que se acredite
33. — Remitimos en este Tomo III, al cap. XLII, nos. 39 a 43, y 48. haber producido la reclamación del derecho controvertido ante el poder ejecutivo y su denegación
por parte de éste”.
La justiciabilidad del estado
Actualmente, la ley de procedimientos administrativos nº 19.549, modificada por la ley
34. — En el derecho constitucional del poder cabe como tema perteneciente a la administración de justicia el
21.686, regula la reclamación administrativa previa y sus excepciones.
de la justiciabilidad del propio estado. A nadie se le escapa que el problema tiene un trasfondo doctrinario
vinculado con la subordinación del estado al derecho y con la responsabilidad del estado. 38. — Sin entrar al detalle de las leyes que regulan las demandas contra el estado, creemos que no es
inconstitucional prever en ellas que antes de promover juicio contra el estado haya que efectuar en determinados
Por la imputación que al estado se hace de la conducta de los gobernantes, que son órganos suyos, podemos
casos una reclamación administrativa previa.
obtener la versión moderna del principio: el estado no escapa a la obligación de que los actos que cumplen sus
órganos de poder se ajusten al derecho vigente, en primer lugar, a la constitución; el control de constitucionalidad Las provincias que demandan al estado federal no quedan sometidas, sin embargo, a observar el requisito de
es una de las formas de asegurar ese ajuste. la reclamación administrativa previa ante él (ver doctrina del fallo de la Corte en el caso “Provincia de Salta
c/Estado Nacional”, del 25 de julio de 1985).
Este sometimiento del gobernante y del estado al derecho no se ha conformado con la pura afirmación
doctrinaria, sino que ha buscado eficacia en garantías concretas de la técnica jurídica, y ha procurado que el
custodio último y defini-tivo —donde la coerción concluye su ciclo posible— sea el que mayor seguridad y 39. — La normativa de la ley 3952 se aplica sólo cuando el estado es “parte”, y no rige en los casos en que
confianza depara y merece: un tribunal de justicia. Por eso el estado ha sido considerado como eminentemente son demandadas otras personas jurídicas “estatales”, como por ej. las entidades autárquicas, que tienen
justiciable, es decir, susceptible de ser llevado a los tribunales a través de un proceso judicial. personalidad propia y distinta a la del estado.
El art. 116 da recepción a la justiciabilidad del estado (ver nº 36) pero el “principio” de que el estado es Cuando los entes descentralizados carecen de personalidad jurídica para actuar en juicio y ser directamente
justiciable no deriva de ese reconocimiento norma-tivo, sino del sistema axiológico que es propio del estado demandables, la acción debe dirigirse contra el estado, siéndole aplicable la ley 3952.
democrático.
40. — No se puede demandar al poder ejecutivo, ni al congreso, ni al poder judicial, porque no son personas
35. — En primer lugar, se usó la doctrina de la “doble personalidad” del estado, es decir, la persona jurídica jurídicas. La demanda debe entablarse contra “el estado” (ver nº 49).
“estado” se desdobló en: a) una persona de “derecho público”; b) otra persona de “derecho privado”.
41. — Si reales razones de emergencia pueden, excepcionalmente, dar base a leyes que difieran por un tiempo
La duplicación de personalidades del estado, bien que doctrinariamente inaceptable y superada (porque la breve, y con razonabilidad suficiente, el cumplimiento de las sentencias de condena contra el estado (ver nº 46),
única personalidad estatal es siempre de derecho público, aunque el estado actúe en ámbitos del derecho privado), entendemos —como principio— que ninguna emergencia presta sustento constitucional suficiente a normas que,
per-mitió que el estado, originariamente no justiciable ni responsable, fuera justiciable y responsable cuando aun por plazos cortos, impidan iniciar o tramitar juicios contra el estado, así tengan éstos como objeto el cobro
actuaba como persona de derecho privado; y, además, también desde hace tiempo, el estado cayó bajo de sumas de dinero.
jurisdicción de los jueces cuando actuaba en el campo patrimonial como “fisco” (la máscara del “fisco” se usó
para poder demandar al estado judicialmente). La diferencia entre admitir excepcionalmente la suspensión temporalmente limitada del cumplimiento de las
sentencias, y no admitir suspensiones en la promoción o trámite de los procesos, radica en que la secuela de un
Actualmente, la única (o unitaria) personalidad pública del estado lo hace justiciable y responsable, sea que juicio no incide sobre una situación de emergencia, ni la agrava, ni la perjudica, ni alivia sus efectos, ni coadyuva
actúe en el área del derecho público, sea que actúe en el área del derecho privado. Sólo permanece como no a superarla.
justiciable en el reducto de las llamadas “cuestiones políticas” que, por reputarse tales, se deno-minan también “no
judiciables”. No obstante, este criterio no ha tenido reflejo en el derecho judicial de la Corte.
El estado federal como parte en juicio en el derecho constitucional argentino La sentencia de condena con efecto meramente declarativo
36. — En nuestro derecho constitucional del poder, nunca pudo ser dudoso que el estado 42. — El art. 7º de la ley 3952 consagra el privilegio de la ineje-cución forzosa de la sentencia
federal es justiciable, porque el art. 116 de la constitución incluye entre las “causas judiciales” condenatoria dictada en juicio contra el estado: “las decisiones que se pronuncien en estos juicios
que son de competencia del poder judicial federal, aquellas en que la “nación” (léase “el estado”) —dice— cuando sean condenatorias contra la nación, tendrán carácter meramente declaratorio,
es parte. Afirmar que el estado “es parte” en una causa judicial significa presuponer que es limitándose al simple reconocimiento del derecho que se pretenda”.
justiciable. Tal disposición, en cuanto exime de ejecutar la sentencia, es, a nuestro criterio
inconstitucional porque hiere por lo menos varios derechos que la constitución consagra: a) afecta
No obstante, cierto sector de la doctrina, y la jurisprudencia —hoy ambos superados— sostuvieron que la al derecho de propiedad de la parte que obtiene sentencia a su favor, porque ¿qué sentido efectivo
jurisdicción federal en causas contra el estado era una delegación legal del congreso a favor de los tribunales tiene su crédito, si su satisfacción queda librada al arbitrio y la discreción del estado deudor sin
federales. La propia Corte, en el caso “Adrogué c/P.E.N.”, del año 1881, afirmó que tales tribunales no tenían posibilidad de coerción?; b) burla el derecho a la jurisdicción en su etapa final de obtención
jurisdicción porque el estado no podía ser demandado sin consentimiento del congreso.
razonablemente rápida de una sentencia eficaz y útil, porque ¿qué utilidad y eficacia tiene una
Posteriormente, se evoluciona en un doble aspecto: a) admisión de la justi-ciabilidad del estado; pero, b): con sentencia que “declara” un derecho y que no se puede ejecutar?; c) ofende a la igualdad ante la
venia legislativa previa. O sea, el estado era justiciable, una vez que el congreso daba el “permiso”
correspondiente para que se lo demandara.
ley y ante la jurisdicción, porque el estado tiene un privilegio irritante del que carecen los
particulares y todos los demás justiciables (sean personas físicas o jurídicas).
Las leyes 3952 y 11.634, de demandas contra el estado.
Asimismo, cuando el avance del derecho judicial extiende cada vez más la responsabilidad del estado —
inclusive por su actividad lícita—, resulta discordante que las sentencias que lo condenan no surtan efecto
37. — En 1900 se dicta la ley 3952, llamada de demandas contra la nación (léase contra el ejecutorio y esquiven la asunción plena y cabal —hasta coactiva— de esa misma responsabilidad, que en este caso
estado) donde no aparece el requisito de la venia legislativa; pero una interpretación estricta implica además responsabilidad en el cumplimiento de las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada.
pretendió encontrar subterfugios y sostuvo que si bien no se precisaba venia para demandar al
estado como “persona de derecho privado”, dicha venia era en cambio necesaria cuando se lo 43. — En el nivel actual de la conciencia jurídica y de las valoraciones colectivas de nuestra
demandaba como “persona de derecho público”. Para obviar toda duda, la ley 11.634, del año sociedad, es fácil aseverar que si, acaso, el art. 7º de la ley 3952 pudo no ser inconstitucional a la
1932, redactó el artículo cuestionado (1º) en la siguiente forma: “Los tribunales federales y los
fecha de dictarse la ley —en 1900—, hoy está ya descalificado por inconstitu-cionalidad
“sobreviniente”. 48. — Como las provincias son personas jurídicas, y la regulación de las personas jurídicas y de su
responsabilidad es materia propia del código civil (cuya prioridad respecto de las constituciones y leyes
44. — No es atendible el argumento que, a favor de la “no ejecutoriedad”, alega que para la procedencia y provinciales viene impuesta por el art. 31 de la constitución) se dice que ni las constituciones ni las leyes
efectividad del pago condenatorio de una suma de dinero por el estado debe existir previsión presupuestaria; desde provinciales pueden modificar ni condicionar la responsabilidad de las provincias que surge del código civil. Ello
que se promueve un juicio contra el estado —máxime si debe precederlo la reclamación administrativa— el estado significa, entre otras cosas, que el derecho provincial no puede privar de efecto ejecutorio a las sentencias
está en condiciones aptas para prever y adoptar anticipadamente las medidas del eventual pago ulterior, como condenatorias de la provincia (tanto si la sentencia ha sido dictada por un tribunal federal como si lo ha sido por
asimismo para conocer cuáles son los juicios en su contra. uno provincial); ni puede establecer que la eventual ejecución se someta a plazo.
Tampoco es coherente el argumento de que el efecto ejecutorio es innecesario porque el estado siempre es El derecho judicial emanado de la Corte ha declarado inconstitucionales las normas del derecho provincial
solvente; precisamente si lo es, está en mejor condición que nadie para afrontar el pago condenatorio. que contienen disposiciones de ese tipo, por entender que resultan incompatibles con el régimen del código civil
en materia de responsabilidad de las personas jurídicas. (Ver, por ej., el fallo del 19 de noviembre de 1981 en el
caso “Gulglioni de Leiva c/Superior Gobierno de la provincia de Corrientes”.)
La reglamentación del cumplimiento de la sentencia de condena
El argumento es correcto, pero conduce a una desigualdad injusta respecto del estado federal, al que la ley
3952 (que por emanar del congreso puede apartarse del código civil, que también es “ley” de igual rango) le ha
45. — Toda norma —legal o reglamentaria— que enfoque las modalidades para hacer efectivo el
otorgado el privilegio del efecto meramente declarativo de las sentencias que lo condenan. Si se compartiera
cumplimiento de las sentencias de condena que obligan al estado debe, necesariamente, para satisfacer la
nuestro criterio sobre la inconstitucionalidad del art. 7º de la ley 3952, quedaría equiparada la situación del estado
razonabilidad y para respetar la cosa juzgada, evitar tramitaciones administrativas burocráticas y dilaciones que
federal y de las provincias en materia de ejecución de sentencias condenatorias, haciéndola viable en ambos casos.
desvirtúen la esencia de la decisión judicial.
Si partimos del principio de que solamente el tribunal de la causa tiene disposición sobre el modo y la ocasión
La falta de “legitimación pasiva” de los órganos de poder para ser demandados
de cumplir y hacer cumplir su fallo, es fácil aceptar que ni las leyes ni las reglamentaciones del poder ejecutivo
están habilitadas para complicar y demorar el cumplimiento de las sentencias condenatorias del estado.
49. — Cada uno de los órganos de poder del gobierno federal (y, por analogía, cada uno de los órganos de los
Cuando lo hacen, violan: a) el derecho a la jurisdicción del justiciable ganancioso, que comprende el de gobiernos provinciales) no resulta demandable, porque los órganos de poder carecen de personalidad jurídica
lograr eficacia y utilidad en la sentencia que le ha sido favorable; b) la división de poderes, la zona de reserva del propia, como igualmente carece de ella el conjunto de todos los que componen el “gobierno”. La actividad de
poder judicial, y la cosa juzgada, porque el cumplimiento de la sentencia no puede supeditarse a la intervención dichos órganos se imputa al “estado” cuyo poder ejercen y al cual —en cuanto persona jurídica— representan. De
ulterior y discrecional (por más que esté normada) de órganos ajenos al poder judicial; c) la igualdad de los ello inferimos que la demanda que versa sobre alguna actividad cumplida por cualquiera de esos órganos en
justiciables, por el privilegio que se dispensa al estado condenado en juicio para autofijarse el modo y el tiempo de ejercicio del poder estatal, debe dirigirse contra el estado.
cumplir la sentencia.
La improcedencia de demandas contra los órganos de poder encuentra alguna excepción en los juicios de
amparo y de habeas corpus, cuando el régimen legal de tales procesos judiciales establece que en los mismos se
46. — Solamente razones inequívocas y fundadas de real emergencia permiten, por hace “parte” la autoridad contra cuyo acto se entabla la acción de amparo o de habeas corpus.
excepción, considerar constitucionales a las leyes que, temporalmente limitadas a plazos breves,
dilatan o suspenden el cumplimiento por parte del estado de las sentencias de condena dictadas La prórroga de la jurisdicción federal a favor de tribunales extranjeros en juicios en que es
en su contra. parte el estado
Al contrario, carecen de razonabilidad y son inconstitucionales leyes como la de consolidación de deudas del
estado nº 23.982, del año 1991, que abarcó las deudas estatales de carácter dinerario provenientes de sentencias
La inmunidad de jurisdicción de los estados
judiciales, fijándoles plazos de pago que, según la naturaleza de la deuda, se extienden desde los diez a los
dieciséis años y requieren, a efectos de dicho pago, una solicitud de trámite sumamente complicado y burocrático. 50. — Remitimos al cap. XLV, nos. 55 y 56.
El derecho judicial en materia de sentencias de condena contra el estado federal El problema de la inmunidad de jurisdicción y de su renunciabilidad en el derecho argentino
47. — El derecho judicial emergente de la jurisprudencia de la Corte Suprema ha fijado 51. — El art. 116 —entre las causas que incluye dentro de la jurisdicción federal de nuestros
pautas que, sin apartarse de la norma legal sobre el efecto meramente declarativo de las sentencias tribunales— prevé algunas en que es “parte” un estado extranjero; o sea, admite como posible
contra el estado, han atenuado parcialmente la injusticia que encierra. La evolución del derecho que un estado extranjero litigue ante tribunales argentinos. (Otra cosa es que por fuente de
judicial se advierte en dos etapas: derecho internacional y de ley interna la justicia-bilidad de los estados extranjeros en Argentina se
a) hasta 1966 la Corte señaló que la autoridad demandada debe disponer las medidas supedite al acatamiento de nuestra jurisdicción por parte de ellos, a efectos de respetar la
correspondientes para el cumplimiento de la sentencia judicial con toda la diligencia posible, y inmunidad.) (Ver nos. 84, 86 y 87).
que es viable una intervención judicial posterior a la sentencia si aquella autoridad incurre en De aquí en más inferimos que si los estados extranjeros son justiciables por nuestra
irrazonable dilación en el acatamiento del fallo (por ej.: caso “Cordara Olga Noemí Impini de constitución en jurisdicción argentina, la elemental regla de igualdad, reciprocidad y coherencia
c/Administración General de Obras Sanitarias de la Nación” —del año 1965—); conduce a afirmar que, a la inversa, la constitución permite implícitamente que nuestro estado sea
b) a partir de 1966, en el caso “Pietranera Josefa y otros c/Go-bierno Nacional”, agregó la justiciable ante tribunales extranjeros.
posibilidad de que transcurrido un plazo extenso sin que la sentencia haya sido cumplida, el juez Presupuesto que es constitucional la justiciabilidad de nuestro estado por tribunales
de la causa requiera del estado la manifestación concreta de la fecha en que cumplirá la sentencia. extranjeros, hay que decidir si puede serlo forzosamente (“sometimiento” a extraña jurisdicción) o
sólo voluntariamente (“sumisión”).
Como principio general del derecho judicial vigente, citamos el que surge de la jurisprudencia de la Corte en
el caso “Chiodetti Remo J. y otros c/Gobierno Nacional” —del año 1967—: el carácter declarativo de las 52. — La pregunta deriva a proponer si es constitucionalmente procedente la prórroga de
sentencias contra el estado no significa, en modo alguno, una suerte de autorización al estado para que no las jurisdicción de nuestro estado a favor de los tribunales de un estado extranjero. La respuesta,
cumpla, porque ello importaría tanto como colocarlo fuera del orden jurídico, cuando es precisamente quien debe aunque con numerosas variantes, con algunas excepciones, y hasta con ciertas negaciones, es
velar por su respeto; por ello, el art. 7º de la ley 3952 no descarta una pertinente intervención judicial tendiente al
adecuado acatamiento del fallo cuando se dilata irrazonablemente su cumplimiento.
afirmativa: la prórroga es posible, con consentimiento de nuestro estado.
Las sentencias de condena contra las provincias
La razón por la cual la prórroga sólo es viable por sumisión voluntaria radica en la recepción que nuestro Su concepto
derecho interno brinda a la norma de derecho internacional conforme a la cual la inmunidad de jurisdicción de los
estados extranjeros es renunciable por éstos para sujetarse a tribunales de otro. 58. — Analizadas ya las causas en que el estado es parte (donde la jurisdicción federal surge
por razón de la “persona”) resta otro cúmulo en que también dicha jurisdicción está dada por el
53. — No obstante, hemos de formular una reserva personal: cuando la causa en que es parte nuestro estado
es una de las que, por razón de materia, el art. 116 engloba con la palabra “todas” para adjudicarlas a la art. 116 en virtud de (o en razón de) las personas o partes, es decir, de quien (o quienes)
jurisdicción de los tribunales federales, la jurisdicción argentina es improrrogable (causas regidas por derecho intervienen en el juicio, con independencia de cuál sea la “materia” o el derecho (federal o no) que
federal: constitución, leyes, y tratados). rige la causa.
De ello inferimos que si la “materia” de la causa no queda incluida en la trilogía de causas regidas por la Este nuevo conjunto de causas viene enunciado con precisión en la parte final del art. 116. Si
constitución, las leyes federales y los tratados, nuestro estado puede prorrogar la jurisdicción a favor de tribunales se lo lee atentamente, se advierte una diferencia con el enunciado de las causas (o los asuntos) en
de un estado extranjero. que “la nación” (el estado) es parte, sin indicarse cuál es —o debe ser— la otra parte; es decir,
basta que el estado sea parte. En cambio, en las causas que ahora hemos de enunciar se emplea
54. — En la doctrina, aparecen otros tipos de causas que se reputan insuscep-tibles de prórroga:
otra terminología, porque se habla de causas “que se susciten entre...” o “contra” tales y cuales
a) así, aquéllas en que la cuestión litigiosa afecta a nuestro estado como poder público (no obstante, del fallo
de la Corte en el caso “Manauta”, de 1994, surge que para la justiciabilidad de un estado extranjero por tribunales
partes; es decir, aquí viene indicado cuál es —o debe ser— la parte actora y la parte demandada,
argentinos nuestra jurisdicción no se retrae en el caso de cuestiones en que dicho estado ha actuado como poder de forma que la jurisdicción federal por razón de “personas” encuentra una indicación de quiénes
público si la jurisdicción argentina es consentida, lo que revela que, a la inversa, bien podría nuestro estado ser deben intervenir como partes contrarias (actora y demandada): “quién” con “quién”, o “quién”
llevado a juicio con su consentimiento ante un tribunal extranjero aunque se tratara de actos cumplidos “iure contra “quién”, o entre “quienes”.
imperii” como poder público); Entre estos “quienes” (partes o personas) hallamos “provincias”, “vecinos de diferentes
b) también hay doctrina que se opone a la prórroga cuando nuestro estado debe litigar con un estado provincias”, “ciudadanos extranjeros”, “estados extranjeros”.
extranjero ante tribunales de éste; o sea, que los juicios en que fueran parte nuestro estado y un estado extranjero
no podrían someterse a la jurisdicción del otro estado parte.
59. — La letra del art. 116 apunta a causas que se suscitan:
55. — Ahora hay que enfocar cuál es el procedimiento a seguir para formular la prórroga y acatar la a) entre dos o más provincias;
jurisdicción extranjera, lo que implica señalar qué órgano de poder está constitucionalmente habilitado.
b) entre una provincia y los vecinos de otra;
En el derecho argentino, la prórroga con la consiguiente sumisión a jurisdicción extranjera se ha llevado a
cabo alguna vez por decreto del poder ejecutivo, y otras veces por ley. c) entre vecinos de diferentes provincias;
La exigencia ineludible de la autorización de la prórroga por ley nos parece, por lo menos, dudosa, porque d) entres una provincia o sus vecinos, y un estado o ciudadano extranjero.
queremos decir que si el poder ejecutivo es el órgano que representa internacionalmente (y también internamente)
a nuestro estado, y el que tiene a su cargo la conducción de las relaciones internacionales, hay suficiente base para 60. — La enumeración de las causas del art. 116 por razón de partes podría sugerir, si nos ciñéramos a una
pensar que la prórroga de jurisdicción a favor de tribunales extranjeros en juicios en que el nuestro es parte entra interpretación rígidamente literal, que las limita a procesos estrictamente contenciosos en el sentido más clásico de
en la competencia del poder ejecutivo. la ley 27. En efecto, expresiones como “causas entre...” y causas “contra…” dejarían fuera de la lista a muchas
Confrontado este criterio personal con el saldo que arroja el derecho constitucional material, cabe reconocer que personalmente damos como integrándolo.
la posible prórroga como competencia concurrente del congreso y del poder ejecutivo. Por un lado, la terminología aludida sólo reviste el alcance de señalar la bilateralidad de partes que han de
intervenir en un proceso para que quede comprendido en el art. 116.
La prórroga de la jurisdicción federal a favor de tribunales no federales en juicios en que es
parte el estado Por otro lado, cuando menciona las causas “entre una provincia o sus vecinos contra un estado o ciudadano
extranjero” no creemos que las reduzca a las que tienen como parte demandada a un estado extranjero o a un
ciudadano extranjero; bien pueden éstos ser parte actora, y ser parte demandada una provincia o sus vecinos, de
56. — La prorrogabilidad a favor de tribunales extranjeros de la jurisdicción federal en causas en que es parte
forma que ambas hipótesis queden absorbidas por la norma.
el estado, sirve para trasladarse de modo similar al caso de prórroga a favor de tribunales arbitrales —argentinos o
extranjeros—. Recordemos, al efecto, que el texto originario de 1853 enfocaba el caso sin usar la palabra “contra”, y hablaba
de causas “entre una provincia y un estado o ciudadano extranjero”, al modo como en la ley 48 y el decreto-ley
a) Cuando la competencia de la justicia federal surge únicamente porque el estado es parte (o sea, por razón
1285/58 se ha sustituido asimismo el vocablo “contra” por la palabra “y”.
de la persona que litiga), la jurisdicción es prorrogable a favor de tribunales arbitrales en los casos en que: a’) la
ley lo autoriza, o a”) el estado lo pacta;
61. — Desglosando la serie de causas por razón de partes que aquí analizamos obtenemos las
b) La prórroga expuesta en el inciso anterior tiene un límite impeditivo, en los casos en que la cuestión
litigiosa afecta al estado como poder público; siguientes:
c) Cuando la competencia de la justicia federal surge no sólo porque el estado es parte (o sea, por razón de la a) “provincia” (una o más) con “provincia” (una o más);
persona que litiga), sino también en razón de la materia porque la causa versa sobre puntos regidos por la b) “provincia” con “vecinos de otra provincia”;
constitución, las leyes (federales) o los tratados, la jurisdicción es improrrogable.
c) “provincia” con “estado extranjero”;
d) Finalmente, no habría razón para dejar de aplicar igual esquema al supuesto de prórroga a favor de
tribunales provinciales. d) “provincia” con “ciudadano extranjero”;
e) “vecinos de una provincia” con “vecinos de otra provincia”;
La supuesta prórroga de la jurisdicción argentina a favor de tribunales “internacionales” f) “vecinos de una provincia” con “estado extranjero”;
57. — Remitimos a la explicación que damos en el acápite XI y en el cap. LI sobre la jurisdicción g) “vecinos de una provincia” con “ciudadano extranjero”.
internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos establecida por el Pacto de San José de Costa
Rica, y acatada por la República Argentina. Ha de tenerse en cuenta que en este caso la supuesta prórroga no se 62. — Si pretendiéramos alargar las causas por razón de partes, incluyendo aquéllas en que es
efectúa a favor de tribunales “extranjeros” (o de otro estado) por cuanto no cabe, sin más, equiparar a parte el estado federal , cabría añadir a los incisos a) a g) las causas entre:
“extranjero” un tribunal “internacional”.
h) el “estado” y los “vecinos de una provincia”;
VI. LAS OTRAS CAUSAS POR RAZÓN DE PARTES i) el “estado” y un “ciudadano extranjero”;
j) el “estado” y un “estado extranjero”;
k) el “estado” y una “provincia”. Estas son las únicas causas que, en razón de personas, el art. 116 atribuye a la jurisdicción federal por ser
parte una provincia. Si, eventualmente, otra causa en que es parte una provincia corresponde a la jurisdicción
63. — Es bueno anticipar también desde ahora, para posteriores explicaciones, que la lectura del art. 116 nos federal, la competencia de ésta no surge porque sea parte una provincia, sino por otro motivo —por ej.: por ser
hace ver que en él no figura una causa que, en cambio se hallaba comprendida entre las de jurisdicción federal en parte el estado (la “nación”) o por razón de la materia federal—.
el primitivo art. 97 del texto constitucional originario, y que fue suprimida en el texto de 1860. Es la causa que se
suscita entre “una provincia y sus propios vecinos” (que sólo puede ser de jurisdicción federal por “razón de 68. — Queda claro, entonces, que hay dos causas en que, pese a ser parte una provincia, es
materia”). improcedente su agregación a las únicas cuatro antes citadas. Esas dos son:
a) Entre “una provincia y el estado federal” (la “nación”), que son de jurisdicción federal
La justiciabilidad de las provincias porque es parte el estado (y no porque lo sea una provincia) (y a nuestro criterio, no son de
competencia originaria de la Corte);
64. — Las provincias son personas jurídicas “estatales”, o sea, son “estados” con
personalidad de derecho público. b) Entre “una provincia y sus vecinos” (que no son de jurisdicción federal por razón de
personas, aunque puedan serlo por razón de materia) (y en caso de serlo por razón de materia,
La justiciabilidad de las provincias merece un desdoblamiento, conforme al cual una tampoco son de competencia originaria de la Corte).
provincia puede —según los casos— estar en juicio ante: a) tribunales federales (jurisdicción
federal); b) tribunales provinciales (jurisdicción provincial o local). Remitimos al cap. XLIX, nos. 12 y 16.
65. — Cuando la provincia es justiciable en jurisdicción federal, la jurisdicción federal surge 69. — Cuando una causa en que es parte una provincia corresponde a la competencia
de la constitución federal; por eso, las normas de derecho provincial (constitución provincial, originaria y exclusiva de la Corte por el art. 117, el derecho judicial exige inexorablemente que la
leyes provinciales, etc.) no pueden regularla, porque la materia les es totalmente ajena a su provincia sea “parte” en sentido nominal y en sentido sustancial. Este requisito será analizado en
competencia. De ahí que el derecho judicial emanado de la Corte Suprema considere oportunidad de desarrollar el art. 117. (Ver cap. XLIX, nº 17).
inconstitucional a toda norma del derecho provincial que reglamenta o condiciona la
justiciabilidad de las provincias ante tribunales federales (por ej., las normas locales que exigen Qué significa “causa que se suscite entre...” y “contra…”, y el problema de las causas penales
reclamación administrativa previa en jurisdicción provincial para poder demandar a una
70. — Las expresiones “causas que se susciten entre…” y “contra…” sólo tienen, a nuestro criterio
provincia). interpretativo, el sentido de presuponer la bilateralidad de partes que intervienen en el proceso con pretensiones
Como contrapartida, si una provincia demanda al estado federal no necesita cumplir el distintas u opuestas. Eso, y únicamente eso.
recaudo de la reclamación administrativa previa que exige la ley 3952 de demandas contra el Remitimos a los nos. 12 a 14, y 60.
estado (ver el fallo ya citado de la Corte Suprema del 25 de julio de 1985 en el caso “Provincia de
Salta c/Estado Nacional”). (Ver nº 38). 71. — El problema se suscita cuando se encara la posibilidad de una causa penal, como ha ocurrido en el
caso de una provincia que dedujo querella penal contra personas presuntamente autoras de defraudación en su
Al contrario, las provincias pueden reglar razonablemente su acceso a los tribunales propios
perjuicio (autos “Provincia de Salta c/Wollner y otros”), fallo en el que, con fecha 8 de octubre de 1968, la Corte
(imponiendo, por ej., la reclamación administrativa previa en sede local para poder ser consideró que la provincia querellante no resultaba dueña de la acción penal pública y, por ende, no acreditaba el
demandadas judicialmente). Igualmente el procedimiento. requisito de ser parte “sustancial” (sino eventual) en el proceso penal, razón por la cual la causa no era de su
competencia originaria (el dictamen del entonces Procurador General, doctor Eduardo H. Marquardt, sostuvo la
Esta dualidad —según la provincia enfrente a la jurisdicción federal o a la provincial— hace observar que una posición contraria).
misma ley provincial (la que condiciona y reglamenta la justiciabilidad de la provincia), puede ser a la vez
constitucional (cuando se la aplica para los juicios en que la provincia es parte ante sus propios tribunales) e 72. — La conclusión que personalmente extraemos para la competencia originaria de la Corte en causas
inconstitucional (si se la pretende aplicar a los juicios en que la provincia es parte ante tribunales federales). (Ver penales en alguno de los cuatro supuestos del art. 116, es la siguiente: como principio, se excluyen de aquella
Tomo I, cap. V, nº 37 b). competencia, porque lo normal es que la provincia no resulte en ellas parte “nominal” y “sustancial” a la vez; pero
si, acaso, esa doble condición se cumple, y la otra parte es alguna de las que, por litigar con una provincia,
66. — Para la ejecución de sentencias de condena contra las provincias, ver nº 48. provocan la competencia originaria de la Corte, tal competencia procede excepcionalmente no obstante tratarse de
un proceso penal (sin que importe la naturaleza federal o común del delito, porque aquí tampoco hay que
Los casos en que la jurisdicción federal surge porque es parte una provincia introducir la “materia”).
Por ende, salvo esa rara y excepcional configuración de una causa penal que resulta propia de la competencia
67. — Las posibles cuatro causas de jurisdicción federal por razón de “personas” en que originaria de la Corte, se puede enunciar el principio de que, normalmente, las causas penales no le corresponden.
aparece una provincia como parte a tenor del art. 116, son: De ahí, si por oposición a causa “penal” llamamos a las causas “no penales” causas “civiles”, se deriva como
a) una “provincia” con otra u otras; aceptable la pauta de que las cuatro causas “entre…” y “contra…” del art. 116 deben ser causas civiles en las que
una provincia —como actora o como demandada— sea parte con carácter nominal y sustancial.
b) una “provincia” y vecinos de otra;
c) una “provincia” y un estado extranjero; El alcance de “causa civil”
d) una “provincia” y un ciudadano extranjero.
73. — Causa civil —dijo la Corte en su primitiva jurisprudencia— es la que surge de
Estos cuatro tipos de causas son, además, de competencia originaria y exclusiva de la Corte
estipulación o contrato. Más adelante, amplió el concepto y el contenido, para involucrar las
en virtud del art. 117, según lo expresado en el cap. XLIX.
causas que, ajenas por su origen a estipulación o contrato, están regidas por el derecho común o
Desde ya adelantamos que, a nuestro criterio, el art. 116 condiciona esa competencia de la privado.
Corte a la concurrencia de dos condiciones: a) que una provincia sea parte (actora o demandada),
pero b) que la “otra parte” en el juicio sea alguna de las que prevé dicha norma cuando arma estas El derecho judicial de la Corte también tiene dicho que no es causa civil aquélla en que a pesar de pretenderse
cuatro causas, es decir: b’) otra provincia; b”) vecinos de otra provincia; b”’) un estado restituciones, compensaciones o indemnización de carácter civil, se tiende al examen y revisión de actos
extranjero; b””) un ciudadano extranjero. administrativos, legislativos o judiciales de las provincias, en los cuales éstas han procedido dentro de sus
competencias propias.
Así enmarcado el perfil jurisprudencial de la “causa civil”, es bueno saber que, por exclusión,
no son tales las que se refieren a: a) derecho público provincial; b) derecho provincial de Por excepción, la Corte ha actuado como árbitro en cuestiones de límites pendientes.
cualquier otra índole; b’) actos de imperio, o legislativos, o administrativos, o judi-ciales de las Ahora bien, cuando la causa entre provincias, a pesar de referirse a una cuestión de límites, no requiere
provincias, que se derivan de la autonomía provincial; c) las ya explicadas causas penales. fijarlos o modificarlos, sino solamente juzgar relaciones derivadas de los límites ya legalmente establecidos por el
congreso, la competencia de la Corte es plena. Asimismo, el hecho de no estar fijados todavía los límites no
La exclusión de estas causas por razón de “materia”, que se sustraen al grupo de las cuatro causas en que la impide la judiciabilidad de cuestiones vinculadas con la zona fronteriza litigiosa, que no requieren “fijación” de
jurisdicción federal (y la competencia originaria de la Corte) surge en los arts. 116 y 117 por razón de “personas” límites (por ej., un juicio de mensura de un inmueble situado en esa zona).
(o partes) implica, para nosotros, una retracción indebida e inconstitucional, como en seguida lo explicaremos en Remitimos al cap. XXXIV, nos. 69 y 70.
el nº 75. La jurisdicción “dirimente” de la Corte en las quejas entre provincias
La “materia” de las causas en que es parte una provincia 78. — Se denomina jurisdicción dirimente de la Corte la que ejerce en virtud del art. 127 de la
constitución cuando las provincias le someten las “quejas” que tienen entre sí.
74. — Hecha esta acotación, volvemos a la jurisdicción federal por razón de “personas” —en
nuestro caso, por ser parte una provincia—y la relacionamos con la jurisdicción federal por razón Remitimos al Tomo I, cap. VIII, nº 20 b, y 21.
de la “materia”, tal como surge de la ley y del derecho judicial.
El concepto de “vecindad” a los efectos del art. 116
a) Entre dos o más provincias, no interesa la materia de la causa, ya que el art. 127 obliga a
someter las quejas entre ellas a la Corte, cualquiera sea su índole (excepto las que versan sobre 79. — El art. 116 establece la jurisdicción federal para las causas que se suscitan:
fijación de límites, que incumben al congreso —art. 75 inc. 15—).
a) entre “vecinos” de diferentes provincias;
b) Entre una provincia y vecinos de otra. Acá ya no caben todos los asuntos, sino sólo las
causas “civiles”, y cualquier otra de las que, por razón de materia, surten la jurisdicción federal. b) entre “vecinos” de una provincia y un estado extranjero;
c) Entre una provincia y un estado extranjero, tampoco interesa la materia. c) entre “vecinos” de una provincia y un ciudadano extranjero;
d) Entre una provincia y un ciudadano extranjero, ídem al inc. b). d) entre una provincia y “vecinos de otra”.
Nuestro texto constitucional se ha apartado de su modelo norteamericano, donde se emplea el término
75. — Nuestra crítica es la siguiente: cuando por ley y/o por derecho judicial se exige una “ciudadano” en vez de vecino. En buena parte de la doctrina, así como en el derecho judicial, se interpreta que la
determinada “materia” de la causa (“civil”) en algunas de las cuatro causas anteriores en que es “vecindad” distinta atañe sólo a los nacionales (argentinos), y no a los extranjeros.
parte una provincia, y en caso de tratarse de otra materia distinta (por ej., derecho provincial) la Sin embargo, cuando el decreto-ley 1285/58 regula la competencia originaria y exclusiva de la Corte en su
causa se excluye de la competencia originaria de la Corte estamos ciertos de que se configura art. 24 inc. 1º, parece haber abandonado el criterio de que la distinta vecindad se refiere sólo a la de los nacionales.
inconstitucionalidad, por las siguientes razones: En efecto, en la norma citada se define que a los efectos de la competencia originaria y exclusiva de la Corte en las
a) Como en estas cuatro causas se trata de competencia por razón de “personas”, no hay que causas entre una provincia y algún vecino o vecinos de otras se considerarán vecinos “las personas física
introducir ni mezclar la “materia” de la causa (o el derecho que la rige); domiciliadas en el país desde dos o más años antes de la iniciación de la demanda, cualquiera sea su nacionalidad”
(es decir, comprendiendo también a los extranjeros). Pero puede interpretarse que esta definición —hecha según el
b) Como estas cuatro causas son de competencia originaria y exclusiva de la Corte, y tal propio texto, a los efectos de la competencia originaria y exclusiva de la Corte— no ha derogado el concepto
competencia no puede ampliarse ni dismi-nuirse (ni por ley ni por jurisprudencia de la Corte), jurisprudencial anterior para los casos en que la jurisdicción federal por distinta vecindad corresponde a los
toda reglamentación y todo derecho judicial que la alteran en virtud de la “materia” frustran lo tribunales federales inferiores.
dispuesto en los arts. 116 y 117.
La “vecindad” de los extranjeros
En suma, la competencia originaria de la Corte por razón de “personas” (partes) siempre es
constitucionalmente insusceptible de condicionarse por la índole de la “materia” de la causa.
80. — Nos queda un supuesto que literalmente no figura en el art. 116 y que se configura cuando en una
causa litigan ciudadanos extranjeros entre sí. Conforme al derecho judicial de la Corte, las causas entre
76. — La doctrina y la jurisprudencia que dejan fuera de las “causas civiles” a las regidas por el derecho extranjeros no surten jurisdicción federal en lo que atañe a la distinta vecindad de aquéllos.
provincial, alegan a su favor que la jurisdicción federal debe coordinarse con el principio de autonomía provincial,
en virtud del cual son los tribunales provinciales los que deben conocer y decidir de las causas regidas por el Vamos a desdoblar la hipótesis: a) causa entre extranjeros que son vecinos de una misma provincia; b) causa
derecho local. entre extranjeros que son vecinos de distintas provincias. En el primer caso, juzgamos que si la misma vecindad
provincial de partes argentinas contrarias no suscita jurisdicción federal, tampoco debe sur-tirla la de partes
El argumento no nos convence, porque precisamente si los arts. 116 y 117 abren un tipo de jurisdicción extranjeras contrarias. En el segundo caso, se puede pensar que si la distinta vecindad provincial de partes
federal por razón de “personas” sin referirse para nada a la “materia”, ha de entenderse que, en todo caso, argentinas contrarias requiere la jurisdicción federal, tiene bastante fundamento la tesis que sugiere la nece-sidad
excepcionan el principio que la doctrina y la jurisprudencia pretenden inferir de la autonomía provincial. de la jurisdicción federal también cuando la distinta vecindad provincial atañe a partes extranjeras que litigan entre
sí (por ej., un extranjero vecino de la provincia de Córdoba con un extranjero que es vecino de la provincia de
Las cuestiones de límites interprovinciales Santa Fe).
77. — Se admite pacíficamente que hay una cuestión entre provincias que no puede llevarse a La reglamentación de la vecindad
juicio, o sea que no es justiciable, y se configura cuando la controversia interprovincial requiere
que se “fijen” los límites entre provincias. 81. — La distinta vecindad a los efectos de la jurisdicción federal es suscep-tible de regulación legal
razonable. Queremos decir que la ley puede establecer qué requisitos debe reunir una persona para que, a efectos
Ello es así porque la fijación de tales límites está exclusivamente encomendada al congreso de aquella jurisdicción, se la tenga como “vecino” de una provincia.
por el art. 75 inc. 15, de forma que si dos o más provincias discuten entre sí los límites
Estimamos razonable equiparar la ciudad autónoma de Buenos Aires a una provincia a efectos de la distinta
interprovinciales que no están “ya” fijados por el congreso, el diferendo no puede ser resuelto vecindad (vecino de la ciudad con vecino de una provincia), sea por ley o por derecho judicial.
judicialmente. Por ende, en tal supuesto se excepciona la jurisdicción que el art. 127 le atribuye a
la Corte para dirimir las “quejas” entre provincias y la competencia que el art. 117 le otorga para 82. — La ley y el derecho judicial deben también por eso contemplar razona-blemente —y lo han hecho— la
decidir las causas entre dos o más provincias. vecindad de las personas “no físicas” (llámenselas personas jurídicas, o de existencia ideal, o corporaciones, etc.).
Ya Joaquín V. González enseñaba que las municipalidades y demás corporaciones como personas jurídicas 87. — La inmunidad de jurisdicción que nuestro derecho admite respecto de los estados extranjeros ante los
quedaban comprendidas en el término “vecinos”. Involucramos a dichas personas jurídicas tanto cuando lo son de tribunales argentinos no viola el derecho a la jurisdicción que nuestra constitución acuerda a los justiciables
derecho público (estatal o no), como en caso de serlo de derecho privado. cuando queda expedito el acceso a la jurisdicción ante los tribunales locales del estado extran-jero que declina su
La reglamentación de la vecindad de estas entidades debe ser razonable. justiciabilidad ante los nuestros.
Cuando un estado extranjero no admite su juzgamiento ante tribunales ar-gentinos, y quien pretende
La prórroga de la jurisdicción demandarlo tampoco puede hacerlo ante los propios tribunales de ese país extranjero, se consuma una situación de
privación de justicia que resulta doblemente violatoria de: a) nuestra constitución en el derecho interno, y b) el
derecho internacional en su ámbito.
83. — La jurisdicción federal por razón “de partes” es prorrogable, de forma que el principio cubre los
supuestos en que tal jurisdicción se depara por vecindad distinta.
88. — La judiciabilidad de un estado extranjero ante nuestros tribunales exige, cuando se trata
Las causas en que es parte un ciudadano extranjero de actos de poder público (iure imperii), que el acatamiento de la jurisdicción argentina sea
expresado por el gobierno de ese estado extranjero a través de su agente diplomático.
84. — Son también de jurisdicción federal las causas en que son parte una provincia o sus Tal inmunidad de jurisdicción del estado extranjero quedó condicionada —para el respeto que
vecinos con un ciudadano extranjero. le debe el nuestro— a la necesidad de trato recíproco por el estado extranjero (decreto-ley 9015,
Se reputa tal no sólo al habitante extranjero, sino también a quien, sin ser habitante ni tener incorporado por ley 21.708 al art. 24 del decreto-ley 1285/58).
domicilio en territorio argentino, litiga ante sus tribunales.
89. — En el caso “Manauta”, de 1994, la Corte añadió un distingo: a) para hacer justiciable a
La extranjería debe probarse.
un estado extranjero por “actos de imperio” hace falta que ese estado consienta la jurisdicción de
De la última parte del art. 116 surge que las causas posibles en que es parte un ciudadano los tribunales argentinos; b) si se trata de actos que no son de imperio (“iure gestionis”) ese
extranjero se suscitan entre: a) una provincia y un ciudadano extranjero (ver cap. XLIX, nº 16 a’); consentimiento no hace falta (ver cap. XLV, nº 56).
b) ve-cinos de una provincia y un ciudadano extranjero (cualquiera sea la vecindad de éste).
Podemos añadir: c) el estado (federal) y un ciuda-dano extranjero (caso en el que la jurisdicción Los casos posibles
federal surge por ser parte el estado).
Queda pendiente: d) un estado extranjero y un ciudadano extranjero, a la que nos referiremos 90. — El art. 116 prevé expresamente la jurisdicción federal cuando es parte un estado
más adelante (ver nº 91). extranjero para los casos que se susciten:
a) entre una provincia y un estado extranjero;
La condición de “aforadas” que deben revestir las partes
b) vecinos de una provincia y un estado extranjero, sin que importe cuál de ambos es parte
85. — Como a la jurisdicción federal se le llama también “fuero” federal, el adjetivo “aforada” se refiere y
actora o parte demandada.
aplica a las partes (o personas) a quienes la constitución les depara el fuero federal, o sea, les da acceso a la Implícitamente, como los asuntos en que nuestro estado (la “na-ción”) es parte, también
jurisdicción federal cuando la competencia depende de las partes (por razón de personas), y cuando hay que provocan la jurisdicción federal, podemos incluir como inciso c): los asuntos en que es parte el
encarar la nacionalidad o la vecindad de las mismas. Así, por ejemplo: estado argentino con un estado extranjero.
a) No es aforada la persona —física o jurídica— que se ha avecindado circunstancialmente, o sólo con miras
a promover juicio en jurisdicción federal, o de manera ficticia; De estas causas, la primera (inc. a) “entre una provincia y un estado extran-jero” es de competencia
b) A los efectos del fuero federal por extranjería (nacionalidad) o por vecin-dad, debe probarse por quien lo originaria y exclusiva de la Corte Suprema por el art. 117, de donde la jurisdicción federal no es prorrogable, ni
alega la nacionalidad extranjera o el domicilio, respectivamente. susceptible de alte-ración.
c) A los efectos del fuero federal para las personas jurídicas, cuando tienen establecimientos o sucursales en Las otras dos van originariamente a la primera instancia federal, y por ello la jurisdicción federal puede ser
distintas provincias, la vecindad se individualiza por el establecimiento local en que la sociedad actúa, pero sólo regulada por ley, o prorrogada por las partes (salvo que la causa verse sobre puntos regidos por la constitución, las
para los juicios vinculados a él; leyes o los tratados internacionales).
d) no debe reputarse aforada por extranjería a la persona que, siendo ex-tranjera, ha obtenido nacionalidad
91. — Queda la hipótesis de otro caso posible en que sea parte un estado extranjero, cuando: d) la causa se
argentina por naturalización. En cambio, entendemos que es aforado (por distinta vecindad) el argentino
suscita entre un estado extranjero y un ciuda-dano extranjero.
naturalizado extranjero al que nuestro derecho no le reconoce la extranjería adquirida;
Las causas entre un ciudadano extranjero y un estado extranjero no están previstas en el art. 116 como de
e) El cónyuge argentino casado con cónyuge extranjero no merece ser afora-do en virtud de la extranjería del
otro, porque el matrimonio no confiere ninguna nacionalidad distinta a la propia de cada uno a los efectos del jurisdicción federal. Sin embargo, como aquí no se trata de competencia originaria de la Corte (insusceptible de
ampliación o disminución legal), creemos que la ley o la interpretación judicial pueden conducir a la seria
fuero federal.
conclusión de que tales causas pertenecen también a la jurisdicción federal, máxime si se atiende a la posible
diferente extranjería de las partes mencionadas.
Las causas en que es parte un estado extranjero
Las causas en que es parte un organismo internacional
La justiciabilidad de los estados extranjeros
92. — Los organismos o entes internacionales con personalidad internacional deben asimilarse a los estados
86. — Por lo expuesto en el cap. XLV, nos. 55 y 56 podemos decir que, actualmente, en el extranjeros a efectos de suscitar la jurisdicción federal cuando litigan en nuestro estado, y si están investidos de
derecho argentino se acepta: inmunidad de jurisdicción debe reconocérseles la exención, de modo análogo a como se les reconoce a los estados
extranjeros y a los diplomáticos extranjeros.
a) La judiciabilidad de un estado extranjero ante nuestros tribunales, a condición de que
No obstante, si la inmunidad de jurisdicción de los organismos internacionales fuera absoluta (o sea, si no
b) dicho estado la consienta, expresa o tácitamente (ver nº 88); pero pudiera hacérselos justiciables en ningún estado ni ante ningún tribunal) habría que decir que tal inmunidad resulta
c) si no la consiente y el acto por el cual se pretende someterlo a juicio no tiene naturaleza de inconstitucional por violar el derecho a la jurisdicción (interno) y que, simultáneamente, queda transgredido el
acto del poder público (iure imperii), la judiciabilidad procede directamente. “ius cogens” (internacionalmente), lo que derivaría a allanar la inmunidad inválida sin necesidad de
consentimiento y a hacer justiciable al organismo exento por parte de los tribunales argentinos (ver para esto
último lo que decimos al tratar la privación de justicia en el capítulo XLV, nº 57).
VII. LAS CAUSAS CRIMINALES IX. LAS CAUSAS SUPRIMIDAS EN 1860
Su concepto El texto originario de 1853 y el de 1860
93. — Nos resta decir algo sobre la competencia de la justicia federal en causas penales. Ella 98. — En el texto originario de 1853, el artículo que después de la reforma de 1860 llevó número 100 (y
puede surgir: a) en razón de materia (federal) por la naturaleza (federal) del hecho criminoso; b) entonces era el 97) contenía algunos asuntos y causas como propios de la jurisdicción federal, que fueron
en razón del lugar donde se ha cometido; c) en razón de materia y de persona, por la naturaleza suprimidos en la mencionada enmienda.
del hecho y la calidad del autor. Eran los siguientes:
a) los “recursos de fuerza” (que eran apelaciones contra resoluciones y procedimientos de los tribunales
La competencia en materia penal o criminal no está prevista expresamente en el art. 116 de la constitución. eclesiásticos);
Como primera aclaración conviene resaltar que una causa penal nunca suscita jurisdicción federal por razón b) los “conflictos entre los diferentes poderes públicos de una misma provincia”;
exclusiva de las “personas” a quienes se imputa el delito, o que pueden resultar víctimas de él, salvo que se trate c) las causas que se suscitaren “entre una provincia y sus propios vecinos”.
de causas criminales concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros (porque las causas
concernientes a ellos siempre son de competencia originaria y exclusiva de la Corte en razón de las “personas” y Aun cuando sea cierto que los conflictos entre poderes públicos de una provincia no provocan —en cuanto
con prescindencia de la “materia”). conflictos de competencia provinciales— la jurisdicción federal, adherimos a la doctrina que sostiene que sí la
provocan si de alguna manera originan distorsiones violatorias del sistema republicano o repercuten en lesión a
94. — En “razón de materia y de personas” (por naturaleza del hecho y la calidad del autor, derechos personales.
simultáneamente), la jurisprudencia ha considerado propios de la jurisdicción federal los delitos de abuso de Un caso con algún parentesco y proximidad respecto de este tema fue resuelto por la Corte en su fallo del 4
autoridad, violación de deberes del funcionario público, cohecho, malversación de caudales, etc., siempre que de octubre de 1994 en autos “Seco Luis A. y otros” referido a una situación en la provincia de Catamarca.
quien los cometa sea funcionario público del gobierno federal (aunque su actua-ción se desarrolle en territorio de
provincia), o funcionario provincial que actúe por orden de autoridad federal. Asimismo, la responsabilidad penal X. LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA DE LA
de los inter-ventores federales a raíz de actos cumplidos en ejercicio o con motivo de sus funciones, suscita
CORTE SUPREMA
competencia de la justicia federal en los juicios en que se dis-cute; por analogía, ese principio del derecho judicial
ha sido extendido por la Corte a los “gobernadores” designados con este título por el poder ejecutivo de facto para
desempeñarse a su nombre como autoridades provinciales. La división en instancia “originaria” e instancia “apelada”
95. — La competencia en materia penal “por razón el lugar” exige que, después de la reforma de 1994, se 99. — La jurisdicción federal estipulada en el art. 116 determina globalmente las causas y los
tome en cuenta el inc. 30 del art. 75. En los “establecimientos de utilidad nacional” en el territorio de provincias la asuntos que, en términos generales, son de jurisdicción de los tribunales federales, sin dividir
jurisdicción federal sólo subsiste para evitar que los poderes locales interfieran en el cumplimiento de los fines instancias ni competencias.
específicos de tales establecimientos. Por ende, los delitos sólo son judiciables por tribunales federales “por razón
del lugar” cuando la conducta incriminada guarda relación suficientemente razonable con el fin federal de ese La constitución sólo especifica luego —en el art. 117— los casos en que esa competencia es
lugar. originaria y exclusiva de la Corte Suprema de Justicia. Y el propio art. 117 aclara que, salvo
Para los delitos cometidos en la ciudad de Buenos Aires mientras sea capital entendemos que por no ser ya un “estos casos”, en todos los demás el congreso puede establecer las “reglas y excepciones” que
territorio federalizado debe tomarse en consi-deración lo que decimos en el cap. XLII, acápite VII. regirán la jurisdicción “apelada” de la Corte.
Por ende, y de alguna manera, sugerimos que actualmente la jurisdicción federal “por razón del lugar” se De ello surge que se prevén dos clases de instancias para la Corte: a) originaria y exclusiva,
mezcla en las causas criminales con la “materia”, porque los delitos caen bajo aquella jurisdicción sólo cuando en la que conoce como tribunal de instancia única; b) apelada, en la que conoce causas que le
dañan bienes o intereses federales. llegan de un tribunal inferior, donde han sido juzgadas (a veces en más de una instancia, e
96. — Del art. 118 de la constitución, que prescribe la radicación de los juicios criminales ordinarios en la inclusive por tribunales provinciales, o por tribunales ajenos al poder judicial, como los militares
provincia donde se hubieran cometido, se desprende el principio de improrrogabilidad territorial de la y los administrativos).
competencia en materia penal. (Ver Tomo II, cap. XXIV, nº 41).
100. — En instancia de apelación, la Corte ejerce actualmente su competencia de acuerdo con
VIII. LAS CAUSAS POR RAZON DEL LUGAR una subdivisión: a) por vía ordinaria y b) por vía extraordinaria. Esta última es la que encarrila el
recurso extraordinario.
Su concepto
La jurisdicción apelada de la Corte
97. — El art. 116 no contiene referencia explícita alguna a la jurisdicción federal por razón del lugar. No
obstante ese silencio, tal jurisdicción existe. 101. — Es bueno transcribir el art. 117 en su primera parte. El texto dice, a continuación de la
En torno de ella cabe una breve formulación: enumeración de causas federales del art. 100:
a) Los tribunales federales se hallan dispersos en todo el territorio del estado, y tienen asignada por ley una “En estos casos (los del 116) la Corte Suprema ejercerá su jurisdic-ción por apelación según
competencia territorial, lo que equivale a decir que la jurisdicción que ejercen en las causas sometidas a ellos está las reglas y excepciones que prescriba el con-greso; pero...” (y aquí aparece la jurisdicción
geográficamente demarcada por un perímetro territorial que, incluso, puede prescindir de los límites provinciales y
originaria y exclusiva).
abarcar más de una provincia.
b) Por lo que dijimos en relación con las causas criminales, su adjudicación a los tribunales federales ofrece De esta breve fórmula inferimos:
aspectos vinculados al lugar de comisión del delito, lo que presenta cierto matiz de territorialidad. a) Que las causas en que resulta competente la Corte en jurisdicción apelada dependen de lo
c) Bien que la jurisdicción en las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima debe considerarse federal que establezca la ley que dicta el congreso reglamentando esa jurisdicción, de forma que: a’) no es
por razón de materia, conviene visualizarla, de modo análogo a lo dicho en el anterior inc. b), parcialmente imposición constitucional que “todas” las causas del art. 116 puedan acceder en apelación a la
vinculada al lugar en virtud de las alusiones al mar, a los ríos, a los puertos, etc. Lo mismo la jurisdicción en Corte; pero a”) estando previsto en la constitución que debe existir la jurisdicción apelada de la
materia de derecho aeronáutico. Corte, “algunas” de esas causas han de poder llegar a tal jurisdicción, a criterio de la ley del
d) Por último, los lugares del art. 75 inc. 30 de la constitución guardan relación con la jurisdicción federal congreso;
por razón del lugar. (Para esto, remitimos al Tomo I, cap. VIII, acápite VI).
b) Que por lo dicho, la jurisdicción apelada de la Corte puede ser mayor o menor, según lo 107. — No es totalmente exacto afirmar que el afianzamiento de la jurisdicción discrecional ha tenido como
disponga la ley del congreso con “reglas y excepciones”; único norte el propósito de aliviar cuantita-tivamente la carga de causas que llegan a la Corte para su conocimiento
y reso-lución. A la inversa, muchos casos asumidos por ella le han reportado un incre-mento de trabajo.
c) Que esa jurisdicción no es totalmente suprimible, de forma que sería inconstitucional su
inexistencia y la ley del congreso que elimi-nara en forma absoluta la jurisdicción apelada de la 108. — Si hubiéramos de esbozar cuáles han sido los cauces a través de los cuales cobró
Corte (ver nº 15 d y e); perfil la jurisdicción discrecional de la Corte, citaríamos ejemplificativamente:
d) Que la primera parte del art. 116, en cuanto prescribe que son de jurisdicción federal a) la doctrina de las cuestiones políticas no judiciables, con cuya aplicación ha retraído el
“todas las causas que versan sobre puntos regidos por la constitución, las leyes del congreso — control judicial de constitucionalidad en los asuntos que, con ciertas variaciones, incluyó en el
excepto las de derecho común— y los tratados internacionales, obliga a que tales causas puedan listado ajeno a su competencia;
llegar por lo menos una vez en última instancia a jurisdicción federal apelada (si es que
b) la doctrina de las competencias que, por considerar atribuidas en su decisión final y
inicialmente no se radican en jurisdicción federal), pero de ninguna manera significa que
definitiva a los órganos políticos, ha reputado extrañas a su decisión judicial (ver, para el
necesariamente esa jurisdicción federal apelada deba abrirse ante la Corte, pudiendo la ley del
enjuiciamiento político, cap. XXXVI, nos. 27/28);
congreso optar porque: d’) se abra ante la Corte, o d”) se abra ante un tribunal federal inferior a
ella. c) la doctrina de la arbitrariedad de sentencias, con la que a partir de 1909 incorporó en las
causales habilitantes del recurso extraordinario la de sentencias arbitrarias, incluso para abrir su
Los diversos casos legales de acceso a la Corte jurisdicción en causas regidas por derecho común o derecho provincial;
d) la doctrina de la gravedad institucional (bajo esa denominación o sus equivalentes de
102. — La ley ha regulado, dentro de su margen elástico, los diversos supuestos de acceso a la Corte que son trascendencia institucional, interés insti-tucional, trascendencia constitucional), en cuya aplicación
ajenos a su jurisdicción originaria, entre los que citamos las vías recursivas en: a) causas en que el estado es parte —sobre todo a partir de 1960— hizo procedente el recurso extraordinario, sea aliviando requisitos
(de acuerdo al monto); b) causas de extradición de criminales; c) causas de jurisdicción marítima; d) supuestos de formales de admisibilidad, sea llegando a crear una causal independiente al margen de toda
revisión, aclaratoria, y queja (por retardo de justicia); d’) supuestos de apelación denegada; e) las cuestiones de
competencia y los conflictos que en juicio se planteen entre jueces y tribunales del país que no tengan un órgano
cuestión federal como sustitutiva de ésta;
superior jerárquico común que deba resolverlos; f) casos en que debe decidir sobre el juez competente cuando su e) la aceptación excepcional del “per saltum” para avocarse a la decisión de causas con
intervención sea indispensable para evitar una efectiva privación de justicia; g) la vía extraordinaria de apelación salteamiento de instancias intermedias (ver acápite XII).
consistente en el clásico recurso extraordinario del art. 14 de la ley 48, que se llama también “remedio federal”.
f) el empleo del “certiorari” a partir de la reforma al art. 280 del código procesal en 1990,
103. — Los conflictos de poderes en sentido estricto no tienen previsión específica, pero cuando tanto para rechazar a su “sana discreción” el recurso extraordinario como, a la inversa, para
excepcionalmente la Corte ha entendido que un tribunal judicial ha “invadido” la zona reservada a otro poder del seleccionar los casos que consideró requeridos de su jurisdicción extraordinaria;
estado, ha tomado intervención en el caso con salteamiento de instancias procesales intermedias (caso “Unión g) a lo mejor, no fuera osado aseverar que también la invocación y el empleo de sus poderes
Obrera Metalúrgica”, de 1996, que citamos en el nº 118). implícitos le ha servido a la Corte para disponer discrecionalmente de su jurisdicción.
Los poderes “implícitos” de la Corte Suprema 109. — Para comprender por qué los ejemplos dados en el nº 108 han coadyuvado a la jurisdicción
discrecional de la Corte, es útil añadir que conceptos como “cuestiones políticas”, “sentencia arbitraria”,
104. — El derecho judicial emanado de la jurisprudencia de la Corte sostiene que el tribunal tiene, como “gravedad institucional”, “poderes implícitos”, así como la elaboración y la praxis del “per saltum” y el
órgano supremo del poder judicial y cabeza de uno de los poderes del estado, poderes implícitos que le son “certiorari”, remiten a pautas muy abiertas, elásticas e indeterminadas, con buena carga de ambigüedades.
connaturales e irrenunciables para salvaguardar la eficacia de la administración de justicia.
La interpretación, el uso y la aplicación de estos poderes implícitos depende de la prudencia razonable del 110. — No juzgamos disvaliosa en sí misma esta jurisdicción discrecional, pero tampoco la
propio tribunal en cada caso. englobamos en una valoración uniforme, porque cada caso a la que se aplica exige particularizar
el juicio axiológico y constitucional conforme a las circunstancias concretas.
La Corte y el artículo 113 de la constitución Lo que sí podemos generalizar es otra apreciación: hay tendencia suficientemente difundida
en el mundo de fin de siglo a conciliar dos cosas: por un lado, facilitar y ampliar en los tribunales
105. — El art. 113 le atribuye a la Corte la facultad de dictar su reglamento interior.
de las instan-cias inferiores el acceso a la justicia eficaz; por el otro, limitar en las instancias
Con la creación del Consejo de la Magistratura, el actual “poder reglamentario” amplio que superiores el acceso de causas judiciales para circunscribirlo a las de fuerte relevancia y
antes ejercía la Corte en función de “superintendencia” y, en lo referente a “lo procesal” más bien proyección institucionales.
sobre la base de sus poderes implícitos, ha decaído en mucho y suscita numerosas dudas en la
De ser así, volvemos a sugerir que muchas de las causas que actualmente disponen de posible
doctrina (ver cap. XLIV, nos. 14 a 17). recurso ante la Corte bien podrían distribuirse por ley en tribunales federales especiales, como es
el supuesto de la casación federal.
La jurisdicción discrecional de la Corte
XI. LAS SENTENCIAS DE LA CORTE SUPREMA
106. — Ha quedado claro que la jurisdicción de la Corte es una jurisdicción reglada (por la constitución y por
la ley), y que no existe una jurisdicción de equidad. Y LA JURISDICCION SUPRAESTATAL
Con ambos presupuestos, hay que dar por cierto al día de hoy que —no obstante el marco dentro del cual
ejerce su función judiciaria— la jurisdicción de la Corte ha ido cobrando perfiles de discrecionalidad. La definitividad de las sentencias de la Corte y su irrevi-sabilidad
Jurisdicción “discrecional” no significa que la Corte la ejerza a su puro arbitrio voluntarista. Más bien quiere
decir que en las causas que son de su competencia, ella misma dispone de un margen que, habilitado por la ley o 111. — No dudamos de que las sentencias de nuestra Corte son definitivas, y de que la Corte
por su propia interpretación constitucional, le permite seleccionar las causas a decidir y las causas cuya decisión es “Suprema” en cuanto cabeza de nuestro poder judicial. Pero en seguida hemos de aclarar que
declina. ello es así en jurisdicción interna.
Esta afirmación vale para no suponer algunas cosas que parte de nuestra doctrina sostiene, y
con la que discrepamos totalmente. Per-sonalmente decimos: a) no se desvirtúa ni transgrede la
definitividad de las sentencias de la Corte ni su carácter de “Suprema” por el hecho de que en
virtud de tratados internacionales (concretamente, el Pacto de San José de Costa Rica), se abra el modalidad atípica del recurso extraordinario, sino por otra razón distinta, cual era un virtual conflicto suscitado por
acceso a la jurisdicción supraestatal de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos la indebida intervención del juzgado de 1ª instancia en una causa que se hallaba claramente fuera de toda potest ad
Humanos denunciando violaciones que se imputan al estado argentino; b) en tal supuesto, no es judicial y que, al haber sido resuelta, significó un apartamiento abierto de la competencia del poder judicial, y
alteró el equilibrio de funciones inherente a la forma republicana de gobierno.
correcto decir que los órganos supraestatales “revisan” las sentencias de nuestra Corte; c) tampoco
lo es aseverar que son las sentencias dictadas en la última instancia interna las que se “impugnan”
116. — El diseño que inferimos del voto cuatripartito que dio curso al “per saltum” se mueve
ante la jurisdicción supraestatal.
dentro de un parámetro de excepciona-lidad y gravedad. En primer lugar, entiende que el “per
saltum” sólo es viable dentro de la jurisdicción de los tribunales federales, descartando que se
112. — En suma, la instancia supraestatal, bien que normalmente requiere haber agotado
pueda aplicar en procesos en trámite ante tribunales provinciales. Recluido en ese marco, el “per
previamente las vías judiciales existentes en jurisdicción interna del estado y, por ende, también
saltum” requiere una situación excepcional, de suma gravedad inequívoca, que exija definitiva
normalmente que haya recaído sentencia de nuestra Corte, no implica una revisión de la sentencia
solución expedita en el caso, y justificación de que el recurso extraordinario sea el único medio
argentina,
eficaz para proteger el derecho federal comprometido en la causa donde el “per saltum” incita la
A la jurisdicción supraestatal no le interesa que la violación a derechos del Pacto sea —en jurisdicción de la Corte.
nuestro derecho interno— constitucional o inconstitucional; lo que verifica es si nuestro estado
incurrió, por acción u omisión, en incumplimiento del Pacto y en responsabilidad internacional. Conviene recordar que la Corte resolvió el caso ante la interposición del recurso ante ella misma, y no ante el
Por ello, la Corte Interamericana no es una instancia más que prolongue las internas, ni tampoco tribunal inferior que había dictado la decisión apelada.
actúa como alzada del tribunal argentino cuya sentencia agotó las vías internas; la jurisdicción
supraestatal no se provoca mediante recurso contra la sentencia argentina, sino que es una nueva 117 — ¿Es exacto que con el caso “Dromi” ha sido creado de esa manera el “per saltum”?
instancia independiente. La respuesta depende de cómo se interprete la sentencia. En efecto, dijimos que por decisión mayoritaria de
seis jueces la Corte intervino en la causa. Pero como de esos seis jueces cuatro sostuvieron que la intervención se
En consecuencia, desde nuestro punto de vista no corresponde sostener que las sentencias de
fundaba en un “per saltum” articulado en el circuito del recurso extraordinario, y otros dos dijeron que no se
la Corte Suprema quedan eventual-mente sujetas a la jurisdicción supraestatal del Pacto de San trataba de un “per saltum” a la instancia extraordinaria sino de una intervención de la Corte en un conflicto de
José de Costa Rica. competencias, es válido sostener que el “per saltum” sólo contó con cuatro votos (sobre un total de nueve jueces
Ver el cap. LI. que componen el tribunal, bien que dos no intervinieron, y otro votó en disidencia), lo que no acusa la mayoría
mínima de cinco votos coincidentes. Con otro enfoque, cabe asimismo aseverar que, aun a falta de esa mayoría
adicta al “per saltum”, la asunción y decisión de la causa por la Corte implicó realmente salteamiento de
XII. EL “PER SALTUM” EN LA JUSTICIA FEDERAL
instancias.
Su concepto 118. — Después del caso “Dromi” la Corte no admitió el “per saltum” en otras oportunidades, hasta que en
1994 intervino con el perfil de dicha modalidad para impedir la libertad de personas que había sido dispuesta por
113. — “Per saltum” (o “by pass”) significa procesalmente saltea-miento de instancias en un un juez de 1ª instancia en una causa por contrabando y tráfico de drogas (caso “Reiriz M. y Casal E., s/recurso
proceso. En otros términos, significa alcanzar la instancia última de la Corte Suprema sin haber extraordinario en Alonso Jorge y otros”), y en 1996 en el caso “Unión Obrera Metalúrgica c/Estado Nacional”, por
recorrido todas las inferiores a ella que, para cada proceso, están previstas en las leyes de estimar que el juez inferior había actuado sin jurisdicción.
procedimiento aplicables a él. Aun cuando en los dos casos citados el encuadre formal no haya sido el del “per saltum”, resulta cierto que la
Corte asumió la decisión de ambos sin que se agotaran instancias intermedias.
Tal forma de abreviar las etapas y la duración del proceso es siempre reputada excepcional, porque responde
a situaciones de urgencia y gravedad institucional de alta intensidad en la causa en que el salteamiento se El “per saltum” sin ley: su inconstitucionalidad
produce.
Al certiorari se le llama “by pass” porque hace de puente hacia la Corte desde el tribunal cuya decisión llega a 119. — Estamos rotundamente convencidos de que el “per saltum” sin ley del congreso que
ella con salteamiento de instancias intermedias. lo prevea es inconstitucional.
La jurisprudencia de la Corte Suprema: el caso “Dromi” Puede parecer curioso que después de sostener personalmente muchas veces en casos muy distintos que el
activismo de los jueces en aplicación de la constitución los habilita a arbitrar vías procesales sin ley y, a veces,
114. — El leading case del “per saltum” es el fallo de la Corte Suprema del 6 de setiembre de hasta “contra ley”, ahora encadenemos el “per saltum” al requisito inexorable de la ley que lo autorice.
1990 en el caso “Dromi José R., ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación, s/avocación
en autos: Fontela Moisés E. c/ Estado Nacional”, que versaba sobre el trámite de licitación para Las razones son éstas:
privatizar la empresa Aerolíneas Argentinas. a) una primera, muy genérica, nos recuerda que la jurisdicción apelada de la Corte funciona
según las reglas y excepciones que establece el congreso (art. 117);
El diputado Fontela había promovido en 1ª instancia un amparo contra esa licitación, y ya con fecha 13 de b) las leyes tienen reglamentadas las instancias procesales de las causas que pueden llegar en
julio del mismo año 1990 la Corte había resuelto suspender los efectos de la sentencia que había acogido aquella
pretensión. El ministro de Obras y Servicios Públicos había requerido la avocación de la Corte mediante
último término a la Corte; sin habilitación legal, la Corte no puede abreviar los procesos con
presentación directa ante ella, efectuada antes del decisorio de 1ª instan-cia; y una vez dictado éste, reiteró su salteamiento de esas instancias;
petición mediante un recurso de apelación. c) una cosa es aliviar excepcionalmente los recaudos propios de la instancia extraordinaria
Este segundo reclamo fue el que originó la resolución de la Corte del 13 de julio suspendiendo los efectos de ante la Corte, y otra muy distinta es arrasar etapas establecidas en las leyes procesales, que son de
la sentencia de 1ª instancia. orden público indisponible;
d) si existiendo diversidad de instancias la propia Corte afirma que no puede privarse al
115. — En la sentencia del 6 de setiembre intervinieron solamente siete jueces de la Corte; uno de ellos —el
doctor Fayt— votó en disidencia, con la que para nosotros es la doctrina constitucional ortodoxa: el “per saltum” justiciable del derecho a usarlas y recorrerlas, parece imposible que ella misma, al saltearlas,
no puede prosperar sin ley que lo prevea y reglamente. De los seis que compusieron la mayoría, un grupo de impida que aquél ejerza ese derecho;
cuatro perfiló el “per saltum” y lo acogió; otros dos —los doctores Nazareno y Moliné O’Connor— sostuvieron e) en la hipótesis de que sean todos los justiciables intervinientes en un proceso los que
que la intervención de la Corte en el caso no venía incitada por un “per saltum”, ni siquiera articulado como resuelvan saltear instancias para arribar “per saltum” a la extraordinaria de la Corte, hay que decir
que el derecho que tienen de provocarlas y utilizarlas no incluye el de privar a los tribunales de 2. — Si hiciéramos una especie de redacción aclaratoria del art. 117, diríamos que contiene la
instancias inferiores a la Corte del ejercicio de su competencia de orden público, que no se halla a siguiente formulación:
disposición del acuerdo de partes para su salteamiento, ni para abreviar el carril de acceso final a En los casos de jurisdicción federal que, de modo genérico, enun-cia el art. 116, la Corte
la Corte. tendrá competencia por apelación según lo que establezca el congreso, aumentándola o
En suma, solamente la ley que establece las instancias puede, por paralelismo, admitir las restringiéndola. Pero entre esos mismos casos, hay dos en que la Corte ejercerá competencia a
excepciones a su empleo. No la Corte ni las partes. título originario y exclusivo: a) asuntos concernientes a embajadores, ministros y cónsules
extranjeros; b) asuntos en los que sea parte una provincia.
CAPÍTULO XLIX El art. 117 es como una prolongación del 116, tanto que por su misma redacción se aprecia
que lo continúa, en forma que casi podrían incluirse ambos en una sola y misma norma con
LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA ORIGINARIAS numeración única. De este modo, los asuntos de competencia originaria y exclusiva previstos en
Y EXCLUSIVAS DE LA CORTE SUPREMA el art. 117, no son asuntos nuevos, sino asuntos que la disposición extrae de entre los que el 116
encomendó a la jurisdicción federal de modo genérico.
I. SU ENCUADRE. - El artículo 117 de la constitución. - El artículo 117 extraído del artículo 116. - Los
caracteres de “originaria” y “exclusiva”. - En el art. 117 no interesa la “materia” de la causa. - En el art. 117 Es de comprender que si el art. 117 remite al 116, cualquiera de las causas enumeradas en el
no interesa que el caso sea contencioso. - Los juicios de habeas corpus y amparo. - La intervención “directa” 117 debe ser una causa que enunció el anterior, y que “pasa” al 117 porque en el 116 ya se le
de la Corte en casos excepcionales que no son procesos judiciales. - El derecho judicial en materia de deparó la jurisdicción federal; y que “pasa” por la misma “razón” que también en el 116 se tuvo
competencia originaria y exclusiva. - II. LAS CAUSAS EN QUE ES PARTE UNA PROVINCIA. - Su noción. - Las en cuenta para incluirla en la jurisdicción federal (nunca por “otra razón distinta” a la prevista en
cuatro únicas causas incluidas en el art. 117 por ser parte una provincia. - El supuesto del art. 127 de la
constitución. - Las causas en que es parte una provincia y que quedan excluidas del art. 117. - Los requisitos el 116).
para que una provincia sea considerada “parte”. - La intervención en juicio de otras partes no aforadas. - El
derecho judicial. - III. LAS CAUSAS “CONCERNIENTES” A EMBAJADORES, MINISTRO PÚBLICOS Y CÓNSULES Los caracteres de “originaria” y “exclusiva.”
EXTRANJEROS. - La inmunidad diplomática. - La recepción constitucional de los principios del derecho
internacional público. - El alcance de la inmunidad de jurisdicción. - La relación entre la inmunidad de
jurisdicción y la competencia de la Corte. - El acatamiento de la jurisdicción argentina, la renuncia y la
3. — El texto de nuestro art. 116 se separa del modelo norteamericano, que sólo habla de
duración de la inmunidad de jurisdicción. - Qué es causa “concerniente”. - Qué personas quedan abarcadas, y jurisdicción “originaria”. Que además de originaria, esa competencia es “exclusiva”, importa para
qué personas no abarcadas pueden convertir un juicio en causa “concerniente”. - Los diplomáticos “no nosotros lo siguiente:
extranjeros”. - Los diplomáticos extranjeros de nacionalidad argentina. - Los diplomáticos en tránsito. - Los
diplomáticos extranjeros acreditados ante organismos internacionales. - Las demandas contra embajadas
a) Que dentro de la jurisdicción federal, “únicamente” la Corte conoce de esas causas;
extranjeras. - Las causas concernientes a cónsules extranjeros. - IV. LA JURISDICCIÓN ORIGINARIA Y b) Que, por ser norma inmediatamente operativa de la constitución, el congreso no puede
EXCLUSIVA DE LA CORTE ampliar ni restringir esa competencia, añadiendo otras causas o retaceando las enumeradas en el
EN LA CONSTITUCIÓN MATERIAL.
art. 117; es decir, que la Corte sólo puede conocer exclusivamente de esas causas, que no puede
dejar de conocerlas, y que tampoco puede conocer originaria y exclusivamente de otras distintas;
I. SU ENCUADRE c) Que la exclusión de cualquier otro tribunal distinto de la Corte rige no sólo dentro de la
jurisdicción federal, sino también con respecto a la jurisdicción provincial, por manera que las
El artículo 117 de la constitución causas de competencia originaria y exclusiva de la Corte jamás pueden radicarse en tribunales
provinciales;
1. — Sabido que la Corte Suprema divide su jurisdicción en “originaria” y “apelada”, nos toca d) Que si esa competencia es intangible para el congreso, es asimismo improrrogable por las
referirnos a la primera, que aparece regulada en el art. 117 de la constitución. partes;
Después de enunciar en el art. 116 las causas y los asuntos que globalmente corresponden a la e) Que la propia Corte no puede declinarla, disminuirla ni ampliarla, lo que significa que el
jurisdicción federal, dice el 117: “En estos casos, la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por derecho judicial es aquí tan impotente como la ley;
apelación según las reglas y excepciones que prescriba el congreso; pero en todos los asuntos f) Que por ello, la Corte controla de oficio (o sea, sin petición de parte) la integridad de su
concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia competencia originaria y exclusiva, para impedir que se aumente o se restrinja.
fuese parte, la ejercerá origi-naria y exclusivamente”.
En el art. 117 no interesa la “materia” de la causa
Nos hemos permitido subrayar parte del texto para llamar la atención sobre lo siguiente:
a) “en estos casos” quiere decir: en los que globalmente mencionó el anterior artículo 116; 4. — Conviene advertir de entrada que si se lee detenidamente el art. 117 —y si, además,
b) “reglas” y “excepciones” quiere decir que en la jurisdicción apelada el congreso puede como lo hemos resaltado, es un desprendimiento del art. 116 que reenvía a causas ya enumeradas
regular, condicionar, y sustraer por ley las causas de conocimiento de la Corte (ver cap. XLVIII, e incluidas en el mismo 116— se comprende que la fórmula “asuntos concernientes a
nº 8), pero sin suprimir totalmente la jurisdicción apelada (ver cap. XLVIII, nº 15 e); embajadores, ministros y cónsules extranjeros” y “en los que alguna provincia fuese parte”, no
hace —ni permite hacer— alusión de ninguna naturaleza a la “materia” de la causa (o al
c) “pero” implica una salvedad que, entre otros significados, quie-re decir que ya acá no caben
derecho que la rige). Latamente, podríamos aseverar que, excluida la competencia por razón de
excepciones a introducirse por ley del congreso en la jurisdicción originaria (ver cap. XLVIII, nº
“materia”, estamos ante competencia por razón “de personas” (o partes).
8);
d) “originaria y exclusivamente” quiere decir que las causas le incumben a la Corte en Esto resulta para nosotros importantísimo, ya que la jurisdicción originaria y exclusiva jamás puede depender
instancia única, con exclusión de cualquier otro tribunal (federal o provincial) y de cualquier otra de la “materia” de la causa, sino únicamente de las “personas” (o partes) a las que concierne la causa, o que como
causa (ver nº 3). partes intervienen en ella, resultando inconstitucional mezclar en la jurisdicción origi-naria la “materia” de la
causa para ampliar o para disminuir esa jurisdicción. La “materia” no sirve para hacer entrar o salir de él una
causa que es “ratione personae” y que en el 117 se halla enumerada por extracción del 116.
El artículo 117 extraído del artículo 116
En el art. 117 no interesa que el caso sea contencioso
e) En cuanto a que la propia Corte no puede declinar, disminuir ni ampliar su competencia
5. — Según el derecho judicial de la Corte, su competencia originaria requiere que el caso sea “contencioso”, originaria y exclusiva, el principio no es rígidamente acatado, desde que la misma Corte consiente
habiéndose excluido de tal categoría —entre otros— el que se provoca por demanda de una provincia la prórroga en la forma expuesta en el inciso anterior.
contra el estado federal con el objeto de obtener la declaración de inconstitucionalidad de una ley, pero
considerándose incluido —en cambio— el caso de una acción declarativa de certeza. f) La Corte admite controlar de oficio (o sea, sin petición de parte) cualquier norma o acto
En el caso “Sichel c/Provincias de San Juan y Mendoza”, del 7 de noviembre de 1969, la Corte sostuvo que es
que viole su competencia originaria y exclusiva; por eso la incompetencia originaria de la Corte,
presupuesto de su jurisdicción originaria la existencia de un “caso” o “controversia” judicial en los términos de la según su derecho judicial, se puede declarar en cualquier estado de la causa.
ley 27 (caso “contencioso”), y que a ese efecto “es necesaria la existencia de una controversia entre partes que g) La Corte mezcla en el art. 117 la “materia” de la causa, y a veces amplía o disminuye su
respectivamente afirmen y contradigan sus pretensiones, y que pueda existir un derecho lesionado que el competencia originaria y exclusiva “en razón de la materia” en casos en que, a nuestro juicio, no
pronunciamiento deba reparar” (y luego alude a la sentencia de condena).
debería hacerlo.
Si no estamos de acuerdo —según lo hemos ya explicado— en que la jurisdicción de los tribunales federales
se restrinja a las causas que la ley 27 llama “contenciosas” (o contradictorias), tampoco estamos de acuerdo con h) La Corte ha regulado por acordada la forma de tramitar ante ella los juicios de competencia
que se exija ese requisito cuando las causas propias de la jurisdicción federal se trasladan a la Corte en jurisdicción originaria y exclusiva que le incumben.
originaria. Ni el art. 116 ni el 117 dan pie para tal reduccionismo, ya que hablan de “causas” y “asuntos” sin
calificativo alguno. II. LAS CAUSAS EN QUE ES PARTE UNA PROVINCIA
Por ende, reputamos inconstitucional toda limitación de la competencia originaria de la Corte en las causas
que la ley o el derecho judicial entienden que no son “contenciosas”. Su noción
Ver cap. XLVIII, nos. 12 a 14, y 60.
. 9. — Remitimos como presupuesto al cap. XLVIII, nos. 64, 65 y 67.
Los juicios de habeas corpus y amparo
10. — El art. 117 dice que corresponde a la Corte ejercer su jurisdicción originaria y
6. — Como principio, los juicios de habeas corpus y de amparo quedan excluidos de la competencia exclusivamente en los asuntos (causas) en los que fuese parte una provincia. Esta fórmula
originaria de la Corte, salvo que —como lo tiene señalado el tribunal en jurisprudencia bastante reciente— permitiría, a primera vista, una de estas dos conclusiones:
concurra excepcionalmente alguno de los supuestos previstos en el art. 117. Tal es, a nuestro juicio, el criterio
correcto, pues no hay razón para marginar de aquella competencia originaria causas que encuadran en el art. 117 a) siempre que en una causa es parte una provincia, hay competencia originaria de la Corte,
por el mero hecho de que se trate de juicios de habeas corpus o de amparo. sin que interese cuál sea la otra parte en el juicio; o,
b) sólo procede esa competencia originaria cuando en una causa es parte una provincia con
La intervención “directa” de la Corte en casos excepcionales que no son procesos judiciales alguna “otra parte” de las cuatro que men-ciona el art. 116. Adoptamos la última postura, de
forma que no siempre que en un juicio “es parte una provincia” debe abrirse la competencia
7. — Cuando la Corte recibe directamente un petitorio de jueces y lo resuelve (con cualquier alcance) por vía originaria de la Corte, sino únicamente cuando, según cuál sea la “otra parte”, la causa en que
de superintendencia, o como órgano cabeza del poder judicial, o en virtud de sus poderes implícitos, porque está es parte una provincia está asignada a la jurisdicción federal “por razón de personas” en el art.
en juego la investidura o la estabilidad de los jueces, no debe entenderse que actúa en ejerci-cio de la jurisdicción
originaria y exclusiva que regula el art. 117. Si se interpretara tal cosa, habría exceso en la competencia, porque
116.
sabemos que la del art. 117 no puede ser ampliada. Lo que ocurre es que, más allá de la discusión acerca de si tales
situaciones configuran o no “causa judicial”, es indudable que no se encarrilan por el cauce de un “proceso” Las cuatro únicas causas incluidas en el art. 117 por ser parte una provincia
judicial de los previstos en la citada norma, y que la Corte no las resuelve del modo como decide los procesos
judicia-les. De ahí que estas hipótesis no añaden nada a la competencia originaria prevista en el art. 117, y por 11. — Nuestro mecanismo interpretativo es éste:
ende no son inconstitucionales” pese a que —rei-teramos— son cuestiones que se llevan “directamente” ante la
Corte y que ésta decide también directamente, sin sustanciación previa en una instancia inferior. 1º) Buscar en el art. 116 cuáles son las causas que vienen taxa-tivamente enumeradas como
federales en virtud de ser parte una provincia, o sea, aquéllas en que la jurisdicción federal
El derecho judicial en materia de competencia originaria y exclusiva “ratione personae” se abre en virtud de ser parte una provincia; allí encontramos las cuatro únicas
causas expresamente enunciadas por dicha razón en el art. 116 y advertimos que en ellas se indica
8. — Veamos si todas nuestras afirmaciones cuentan con el aval de la jurisprudencia de la cuál debe ser la contraparte que litiga con una provincia;
Corte. 2º) Después de formar la serie de las cuatro causas precedentes decimos: estas cuatro causas
a) La Corte admite que dentro de la jurisdicción federal, sólo ella ejerce competencia son las únicas a que se refiere el art. 117 cuando habla de causas en que “una provincia sea
originaria y exclusiva en los dos tipos de asuntos a que se refiere el art. 117. parte”.
b) También acepta que el congreso no puede ampliarla ni restringirla. 3º) Finalmente, ninguna otra causa en que sea parte una provincia (ni por razón de la
contraparte, ni por razón de materia), puede considerarse aludida y comprendida en el art. 117.
c) No acepta que esa competencia excluya necesariamente a la jurisdicción provincial. Para
la Corte, el art. 117 no es de aplicación necesaria ni forzosa a las causas de jurisdicción 12. — Valga, entonces, repetir cuáles son las cuatro únicas causas del art. 116 a que nos
concurrente regidas por el derecho común y, por ende, no excluye la jurisdicción provincial y venimos refiriendo:
arbitral cuando las partes optan por ellas.
a) “provincia” con “provincia”;
d) Tampoco acepta la improrrogabilidad cuando las partes disponen lo contrario. Para la
Corte, la jurisdicción originaria y exclusiva es prorrogable por la parte a cuyo favor se depara, en b) “provincia” con “vecinos de otra provincia”;
cuyo caso la causa puede sustraérsele a su competencia originaria y exclusiva, para radicarse tanto c) “provincia” con ciudadano extranjero;
en tribunales federales inferiores, como en los provinciales o arbitrales (siempre que en este caso d) “provincia” con “estado extranjero”.
la jurisdicción federal no corresponda, además, por razón de “materia”, en cuyo caso la reputa
Y nada más.
improrrogable).
En el art. 116 no aparecen las causas:
a) de “provincia” con el “estado federal” (la “nación”);
b) de “provincia” con “sus propios vecinos”.
Por eso no se trasladan a la jurisdicción originaria y exclusiva del art. 117. (Ver cap. XLVIII, La intervención en juicio de otras partes no aforadas
nº 68, y en el presente capítulo el nº 16).
18. — La competencia originaria y exclusiva de la Corte en los cuatro casos en que es parte
13. — Para las causas en que es parte una provincia que litiga con un ciudadano extranjero. Ver nº 16 a’. una provincia, no desaparece por el hecho de que al juicio concurran otros litisconsortes o terceros
no aforados.
14. — A tenor de nuestro punto de vista, la coordinación de los arts. 116 y 117 lleva a
sostener que la parte del segundo que enfoca la jurisdicción originaria y exclusiva de la Corte Durante mucho tiempo, la Corte interpretó rígidamente que la intervención en juicio de partes no aforadas, en
cuando una provincia es parte, remite a las cuatro únicas causas en que, por serlo, el art. 116 litisconsorcio con otras que sí lo eran, impedía abrir su competencia originaria. Más recientemente, su derecho
judicial acepta que si juntamente con provincias aforadas concurren al juicio terceros no afora-dos, aquella
confiere jurisdicción a los tribunales federales. competencia es procedente (ver, por ej., los casos “Y.P.F. c/provincia de Mendoza”, de 1973, y “Centurión de
Si buscamos una fórmula explicativa del art. 117, podemos adop-tar la siguiente: “La Corte Vedoya c/provincia de Misiones”, de 1983). Concordantemente, la Corte ha aceptado su competencia originaria
Suprema ejercerá su jurisdicción originaria y exclusivamente cuando sea parte una provincia en por el hecho de ingresar al juicio una provincia como tercero.
alguna de las cuatro causas en que, por serlo, procede la jurisdicción federal ratione personae
acordada por el art. 116”. 19. — A nuestro juicio, la tesis debe formularse así: cuando en-frentamos una de las “cuatro”
únicas causas que la coordinación de los arts. 116 y 117 ubican dentro del fuero federal y de la
El supuesto del art. 127 de la constitución jurisdicción originaria de la Corte (ratione personae, sin que importe la “materia”) la presencia de
una provincia como parte nominal o substancial no retrae a la jurisdicción originaria por el hecho
15. — La jurisdicción originaria y exclusiva de la Corte que prevé el art. 127 de la constitución con carácter de que concurra al juicio otro sujeto no aforado.
de dirimente para resolver las quejas entre provincias, no configura —pese a su naturaleza peculiar— una
hipótesis ajena a la de las causas de una provincia con otra, tanto que las referidas quejas interprovinciales deben Si por el hecho de entrar a la relación procesal otros sujetos no aforados, la jurisdicción originaria quedara
proponerse con forma de demanda judicial. impedida, resultaría que habría “algunas” causas entre aquellas cuatro en que, a pesar de ser parte una provincia, el
Remitimos al Tomo I, cap. VIII, nº 20 b, y 21. art. 117 no se aplicaría. Y eso está mal, porque el art. 117 no dice que habrá jurisdicción originaria, únicamente
cuando una provincia intervenga “ella sola” en el juicio; la ratio del art. 117 subsiste aunque concurran otras
partes no aforadas, y obliga a mantener la jurisdicción originaria.
Las causas en que es parte una provincia y que quedan ex-cluidas del art. 117
El derecho judicial
16. — Para nosotros, no son de competencia originaria y exclusiva de la Corte las causas en
que litigan: a) provincia con sus propios vecinos (salvo que el avecindado sea extranjero); b) 20. — El derecho judicial emergente de la jurisprudencia de la Corte ha ampliado y
provincia con el estado federal (la “nación”). disminuido —a nuestro juicio indebidamente— su competencia originaria y exclusiva en causas
en que es parte una provincia, haciendo jugar la “materia”.
a) Para el primer caso, es menester recordar que la reforma de 1860 eliminó del que ahora es art. 116 (y
a) La ha ampliado cuando:
entonces art. 97) las causas “entre una provincia y sus propios vecinos”. Suprimida esta clase de asuntos “por
razón de las perso-nas”, no parece posible que quepa incluir por razón de “materia” el caso en que una provincia a’) se trata de causas entre una provincia y sus propios vecinos, si la “materia” es federal
litiga con sus vecinos sobre un asunto de naturaleza federal. Por razón de “materia” (federal) ese caso corresponde (puntos regidos por la constitución, o leyes federales, o tratados internacionales);
a la jurisdicción federal, pero la causa le pertenece entonces a los tribunales federales de primera instancia.
a”) se trata de causas entre una provincia y el estado federal, si la “materia” es federal en
a’) la causa entre provincia y ciudadano extranjero —individualizada en el art. 116— ingresa al art. 117 iguales condiciones.
como de jurisdicción originaria de la Corte, aunque ese extranjero esté avecindado en la misma provincia con la
cual litiga. De esta forma, la exclusión de las causas entre provincia y sus propios vecinos sólo fun-ciona si el b) La ha disminuido cuando, pese a ser parte una provincia en alguna de las cuatro causas que
“vecino” es argentino, y no funciona si el “vecino” es extranjero. provocarían su competencia originaria y exclusiva, la “materia” de esas causas versa sobre
b) Respecto del segundo caso excluído del art. 117 (que es el de causas entre “la nación” y una provincia) se cuestiones regidas por el derecho provincial.
dirá que el art. 116 posibilita como de jurisdicción federal las causas entre el estado (la “nación”) y una provincia.
Es cierto, pero allí prevé la jurisdicción federal —por “razón de personas”— en cuanto es parte el estado (la
“nación”), y no en cuanto es parte una provincia. Por ende, las causas entre estado federal y provincias son de
jurisdicción federal, pero no deben radicarse originariamente ante la Corte, sino ante tribunales federales de pri-
mera instancia. III. LAS CAUSAS “CONCERNIENTES” A EMBAJADORES,
MINISTROS PUBLICOS Y CONSULES EXTRANJEROS
Los requisitos para que una provincia sea considerada “parte”
La inmunidad diplomática
17. — A los efectos de su competencia originaria la Corte exige que para que una provincia
pueda ser tenida por “parte” en la forma prevista por el art. 117, la provincia debe ser parte 21. — Los agentes diplomáticos —al igual que los estados extranjeros— están investidos por
“nominal” y “sus-tancial” (ver cap. XLVIII, nº 69). las normas del derecho internacional público de un privilegio de inmunidad frente a la
jurisdicción del estado en que actúan como representantes del propio. Esa inmunidad los exime de
En forma simple, podemos decir que es “parte nominal” cuando la provincia figura expresamente como tal en la jurisdicción de los tribunales de justicia del estado ante el cual ejercen su función. La violación
el juicio (o expediente judicial), y que es “parte sustancial” cuando en el mismo juicio tiene un interés directo que
surge manifiestamente de la realidad jurídica, más allá de las expresiones formales que puedan utilizar las partes.
del privilegio origina responsabilidad internacional del estado que lo ha infringido.
Si acaso la provincia es “parte nominal” y no “parte sustancial”, o viceversa, la causa no es admitida por la Corte
como de su compe-tencia originaria. Incluso, en la necesaria concurrencia de ambos recaudos (no-minalidad y Por agentes diplomáticos, Podestá Costa entiende las personas que ejercen la representación oficial de un
sustancialidad), el segundo aparece como tal a partir de que la pro-vincia figure como “parte nominal” en el estado en otro estado, ya sea de modo general y permanente, o bien con carácter ad hoc, esto es, para determinado
expediente. (Estos principios han sido reiterados en el caso “Marresse c/Cámara de Diputados de la provincia de asunto.
Santa Fe”, del 28 de noviembre de 1985).
Los cónsules, según Podestá Costa, son funcionarios oficiales de un estado que actúan en territorio de otro, Esa renuncia importa habilitar la jurisdicción argentina, y puede ser, según alguna doctrina,
con previo consentimiento de éste, ejerciendo (en lo que respecta al tráfico comercial y a las transacciones expresa o tácita.
privadas con su país, así como a sus nacionales domiciliados, residentes o transeúntes), ciertos actos
administrativos que surten efecto en su propio país; además, trabajan a favor del intercambio entre los estados Entendemos que no basta la conformidad personal del embajador o ministro, sino que es
respectivos, informan sobre el particular a su gobierno y auxilian a dichos nacionales en ciertas circunstancias necesaria la del estado extranjero cuya representación diplomática ejercen. Ello viene impuesto,
personales extraordinarias. además, por el art. 32 de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas.
Por la Convención de Viena sobre relaciones consulares, de 1963, de la que Argentina es parte, se reconoce a
los cónsules una inmunidad de jurisdicción restringida. Estimamos que una vez que se ha prestado conformidad para allanar la inmunidad, el respectivo estado no
puede retractarse.
La recepción constitucional de los principios del derecho internacional público
25. — Consentida la jurisdicción argentina para tramitar la causa judicial, el art. 32 de la Convención de
Viena sobre relaciones diplomáticas exige, no obstante, una nueva renuncia a la inmunidad de jurisdicción para
El alcance de la inmunidad de jurisdicción ejecutar la sentencia.
22. — La inmunidad de jurisdicción de los diplomáticos depende en su alcance y en sus 26. — La inmunidad diplomática dura mientras el agente ejerce las funciones correlativas. Ello puede dar
efectos del derecho internacional público. Ni el art. 116 ni el 117 reenvían a él, pero desde lugar a situaciones varias:
siempre el derecho argentino ha ajustado la intervención de la Corte Suprema al modo como le a) cuando el agente diplomático se ve afectado en una causa que le concierne por un hecho anterior a su
corresponde de acuerdo al “derecho de gentes”, lo que significa que la competencia asignada al desempeño, la inmunidad lo cubre;
tribunal por el derecho interno presupone el consentimiento de la jurisdicción argentina y, b) si el hecho que origina la causa se produce mientras ejerce su función, pero el juzgamiento es posterior a su
recíprocamente, el allanamiento también consentido de la inmunidad diplomática en los casos en cese, ya no hay inmunidad;
que la acuerda el derecho internacional. c) si la Corte está conociendo de una causa concerniente al agente diplomático y mientras pende el proceso
Actualmente, rige la materia la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas de 1961, que se halla cesa en su función, la Corte se ha de desprender de la causa;
incorporada al derecho argentino, y que contempla las inmunidades del agente diplomático a partir de su art. 31, d) una ausencia transitoria de nuestro país no hace decaer la competencia de la Corte.
en el que se enfoca la inmunidad de jurisdicción.
Estas normas siguen, linealmente, la tendencia a proteger con esa inmunidad —aunque con alcance variado y 27. — Conviene dejar sentado que en el caso de inhibirse la jurisdicción argentina para conocer en la causa
no uniforme— también a los familiares convivientes, a los miembros del personal administrativo y técnico de la concerniente a un embajador o ministro, le queda a nuestro estado un recurso diplomático (de tipo político)
misión diplomática, al personal de servicio de la misión, pero no a los criados particulares de los miembros de la conforme al derecho internacional público, siempre que la persona del agente extranjero resulte indeseable —por
misión. ej.: por existir sospecha o indicio de la autoría de un delito—. Ese recurso es solicitar su retiro o entregarle las
También linealmente podemos observar que la inmunidad del agente diplo-mático admite varias excepciones, credenciales para que abandone la misión diplomática y el territorio argentino. (La declaración de persona “no
especialmente en casos ajenos a sus funciones especiales. grata” está prevista a favor del estado receptor en el art. 9º de la Convención de Viena de 1961 sobre relaciones
diplomáticas.)
La relación entre la inmunidad de jurisdicción y la competencia de la Corte
28. — La inmunidad de jurisdicción que nuestro derecho admite respecto de los diplomáticos ante los
tribunales argentinos no viola el derecho a la jurisdicción que nuestra constitución acuerda a los justiciables,
23. — Esbozado el panorama de la inmunidad de jurisdicción, tenemos que afrontar el porque queda abierto a favor de éstos el acceso a la jurisdicción ante los tribunales locales del estado extranjero al
problema de si la competencia originaria de la Corte estatuida en los arts. 116 y 117 se limita a los cual representa el diplomático.
supuestos en que el derecho internacional otorga aquella inmunidad, o si abarca también a los Si en su propia jurisdicción tampoco resultara justiciable, el caso se asimilaría al de privación de justicia.
exentos de inmunidad.
a) Como principio, adoptamos el alcance amplio de nuestra constitución, y como en el caso se Qué es causa “concerniente”
trata de competencia originaria de la Corte (insusceptible de ampliación ni disminución), decimos
que: a’) si una causa judicial “concierne” realmente a un diplomático, debe entender en ella la 29. — Causas y asuntos “concernientes” a embajadores, etc., no son únicamente aquéllos en
Corte, aunque el derecho internacional no cubra el caso con la inmunidad diplomática; a”) si el que procesalmente y formalmente es “parte” uno de los agentes mentados en el art. 117.
derecho internacional no la cubre con la inmunidad, la Corte podrá entender en ella sin necesidad Concernir equivale a afectar. Una causa “concierne” a un diplomático o un cónsul en la
del consentimiento a la jurisdicción argentina; medida en que lo afecta, interesa, y compro-mete, sin distinguir entre las causas referidas a
b) Nuestro estado —y dentro de él, la Corte—no debe declinar su jurisdicción en causas actividad propia de su función oficial y las ajenas a ésta (o totalmente referidas a actividad
concernientes a diplomáticos que le incumben por los arts. 116 y 117, cuando el caso está exento privada). No interesa tampoco la “materia” de la causa (civil, penal, administrativa, etc.)
de inmunidad por el derecho internacional;
c) Todo ello porque ni la ley, ni el derecho judicial, ni el derecho internacional público, 30. — El derecho judicial de la Corte exige, normalmente, que la persona aforada tome intervención directa
en el juicio —si éste es civil, como actora o como demandada, y si es penal, como querellante o como
pueden ampliar o disminuir la competencia originaria de la Corte en causas que realmente
procesada—. Este crite-rio sólo puede ser un principio de guía, pero no ha de adoptárselo con rigidez, porque los
“conciernen” a diplomáticos. art. 116 y 117 hablan de causas “concernientes” y no de causas en que “sean parte” los embajadores, ministros, o
cónsules; lo importante es que la causa les “concierna”, más allá de la intervención nominal y formal como parte.
Prueba de esto es que la Corte ha intervenido en la causa por muerte dudosa de un embajador, en la que
precisamente por haber fallecido no podía actuar como parte; como asimismo ha establecido que corresponden a
su instancia originaria las causas concernientes a agentes diplomáticos que afectan su de-sempeño en las funciones
El acatamiento de la jurisdicción argentina, la renuncia y la duración de la inmunidad de propias, aunque ellos no se hagan parte en el proceso.
jurisdicción En cambio, discrepamos con la jurisprudencia que en causas criminales que no perjudican el ejercicio de la
función diplomática, ha desechado la competencia originaria de la Corte cuando la persona aforada que resulta
24. — La Corte debe conocer del modo como puede hacerlo un tribunal con arreglo al víctima de un delito no actúa como querellante.
derecho de gentes. Norma tan antigua en nuestro régimen presupone que la causa no es judiciable
por la Corte sin previa renuncia al privilegio de exención de jurisdicción (si existe para el caso).
acreditados ante esos organismos, con la condición de que éstos tengan sede u oficinas en Argentina, y que el
embajador sea residente, o se encuentre en nuestro país.
Qué personas quedan abarcadas, y qué personas no abarcadas pueden convertir un juicio en
causa “concerniente” El segundo caso es diferente, porque atañe a un embajador acreditado ante un organismo internacional con
sede en Argentina. Aparte del problema de su inmunidad de jurisdicción, acá nos importa determinar si en esa
causa resulta competente la Corte en forma originaria. Vamos a presuponer la concurrencia de tres requisitos: a)
31. — a) Para saber qué son “embajadores”, “ministros” y “cónsules” (a quie-nes debe “concernirles” la que el organismo internacional ante el que está acreditado ese embajador tiene sede (u oficinas o delegaciones) en
causa), estamos ciertos de que la interpretación de la norma constitucional debe necesariamente remitirse a las nuestro estado; b) que Argentina forma parte del mismo organismo; c) que el embajador cumple fun-ciones en
definiciones del de-recho internacional público, de forma que a los efectos del correspondiente texto de la Argentina.
constitución, son “embajadores”, “ministros”, y “cónsules” extranjeros aquellos agentes diplomáticos y consulares
a los que el derecho internacional considera de ese rango. Con mucho margen de opinabilidad, pensamos que no sería extravagante suponer que el espíritu de la
constitución permite considerar la causa concerniente a uno de dichos embajadores como comprendida en la que
Por ende: a) ni la ley ni el derecho judicial pueden convertir en causas concernientes a embajadores, ministros se refiere a los embajadores y ministros extranjeros, y, por ende, reputarla propia de la competencia originaria de
públicos y cónsules extranjeros, a las causas que conciernen a (o en que son parte) otras personas que carecen de la Corte.
esa investidura y de esa función, aunque acaso gocen de inmunidad diplomática; a’) si algunas de esas otras
personas gozan de inmunidad diplomática, la inmunidad deberá serles respetada por el tribunal que deba entender
en la causa, pero ese tribunal no debe ser la Corte en instancia originaria. Las demandas contra embajadas extranjeras
b) Deben equipararse a embajadores extranjeros acreditados ante nuestro gobierno los que, sin estarlo
formalmente, se hallan cumpliendo transitoriamente ante él una misión o gestión oficial del estado al que 36. — Las demandas que se promueven contra “embajadas” extranjeras están mal enfocadas:
pertenecen. una embajada carece de personería y legitimación para estar en juicio y no es demandable. Las
c) Implícitamente, damos por cierto que la norma incluye también a los jefes de estado extranjeros cuando demandas deben dirigirse contra el titular de la embajada (embajador extranjero) o contra el
están en territorio de nuestro estado, a título oficial o privado. respectivo estado extranjero, según proceda en cada caso.
d) Causas referidas a personas sin status diplomático, o que poseyéndolo no tienen inmunidad en algunos
casos, pueden ser causas “concernientes” al embajador, al ministro, o al cónsul, no porque en ellas intervengan Las causas concernientes a cónsules extranjeros
aquellas personas, sino porque la dependencia funcional (aunque sea privada y no oficial) de las mismas con los
nombrados agentes diplomáticos o consulares hace que la causa les “concierna” a éstos. 37. — Con respecto a los cónsules extranjeros debemos comenzar recordando que: a) los arts.
116 y 117 los colocan en paridad de condiciones con los embajadores y ministros públicos a
Los diplomáticos “no extranjeros” efectos de hacer surtir la competencia originaria y exclusiva de la Corte en causas o asuntos que
les conciernen; b) pero según el derecho inter-nacional público, no ostentan carácter de agentes
32. — No hay duda de que los arts. 116 y 117 se refieren a agentes diplomáticos extranjeros, diplomáticos.
o sea, acreditados por otro estado ante el nuestro, lo que significa que las causas concernientes a
agentes diplomáticos que nuestro estado acredita en otro, escapan a la previsión especial de estas 38. — Los cónsules no gozan en el derecho internacional de una inmunidad de jurisdicción
normas. que tenga igual alcance que la de los diplomáticos. El art. 43 de la Convención de Viena sobre
relaciones consulares la confiere sólo por actos ejecutados en ejercicio de la función consular, y
Los diplomáticos extranjeros de nacionalidad argentina aún así contempla algunas excepciones.
Sin embargo, para los cónsules cabe decir, en forma análoga a la expuesta para los
33. — El problema podría suscitarse si un estado extranjero acreditara como representante diplomáticos, que una cosa es decidir cuándo una causa les concierne (y pertenece a la
suyo ante el nuestro a un argentino. competencia originaria de la Corte) y otra distinta es el problema de la inmunidad de jurisdicción,
Prescindiendo totalmente de su nacionalidad, ese agente diplomático sería “extranjero” a los por manera que no hay que confundir una cosa con la otra.
efectos del título diplomático investido, (porque representaría a un estado extranjero), y la causa
que le concerniera sería de competencia originaria y exclusiva de la Corte. 39. — “Causa concerniente” a cónsules extranjeros significa, en el lenguaje de la
constitución, lo mismo que significa —y que explicamos—cuando se refiere a los embajadores y
La “extranjería” de los diplomáticos no depende, pues, de su nacionalidad personal, sino de la “función” que ministros públicos extranjeros; la locución tiene, pues, una amplitud que no discrimina hipótesis
desempeñan en representación de un estado extranjero. diferentes para el caso de actos cumplidos en el desempeño de su función y para el de negocios
privados o personales. Por ende, ni la ley ni el derecho judicial pueden válidamente regular la
Los diplomáticos en tránsito. compe-tencia originaria de la Corte sobre la base de ese dualismo no incluido en las normas
constitucionales. (Ver nº 23).
34. — Los diplomáticos extranjeros acreditados ante un estado que no es el nuestro, y que por cualquier causa
se hallan en tránsito en territorio argentino no deben equipararse a diplomáticos “extranjeros” a los fines del art.
117, porque tanto éste como el art. 116 presuponen la hipótesis de función desempeñada ante nuestro gobierno. Sin embargo, hay vieja jurisprudencia de la Corte que restringe su competencia originaria al caso en que están
afectados privilegios y exenciones de los cónsules en su carácter público, en mérito “al concepto corriente en la
Tampoco deben equipararse los diplomáticos acreditados en Argentina que, después de cesar en el cargo, doctrina internacional, según la cual los cónsules carecen de carácter diplomático y, por consiguiente, no gozan de
permanecen en el país para volver al propio o para ir a asumir otro cargo diplomático en otro estado. No las exenciones e inmunidades que acuerdan a los embajadores, ministros, etc., pero en razón de ejercer la
compartimos, por ende, la jurisprudencia que ha asimilado estas situaciones para abrir la competencia originaria representación del país que los envía, de que reciben delegación de poder para el desempeño de las funciones que
de la Corte. les están confiadas, les son acordados ciertos privilegios indispensables para llenar su misión, por ser inherentes al
ejercicio de la jurisdicción atribuida”.
Los diplomáticos extranjeros acreditados ante organismos internacionales
IV. LA JURISDICCION ORIGINARIA Y EXCLUSIVA DE LA CORTE
35. — Una cuestión novedosa en relación con las previsiones con que pudo manejarse el constituyente en EN LA CONSTITUCION MATERIAL.
1853 la configura el caso de diplomáticos que pertenecen a organismos internacionales y que cumplen funciones
en nuestro estado; tales funcionarios no están acreditados por un estado extranjero ante el nuestro, sino que
40. — En la medida en que a través de todas nuestras opiniones hemos encontrado casos en que la ley o el
pertenecen a aquellos organismos.
derecho judicial amplían o disminuyen la jurisdicción originaria de la Corte interpretada a la luz del art. 117,
Podemos subdividir la hipótesis en dos: a) simples agentes que, investidos de inmunidad diplomática, hemos de reconocer simultáneamente que la extensión o la detracción en el derecho constitucional material
integran delegaciones u oficinas de organismos internacionales con sede en nuestro país; b) embajadores
configuran una mutación constitucional por interpretación que desfigura y viola a la citada norma de la
constitución formal. 3. — Los artículos clave del recurso extraordinario son el 14, el 15 y el 16 de la ley 48.
El art. 14 dice: “Una vez radicado un juicio ante los tribunales de provincia, será sentenciado y fenecido en la
CAPÍTULO L jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse a la Corte Suprema, de las sentencias definitivas pronunciadas por
los tribunales superiores de provincia, en los casos siguientes:
LA JURISDICCION APELADA “EXTRAORDINARIA” 1º Cuando en el pleito se haya puesto en cuestión la validez de un tratado, de una ley del congreso, o de una
DE LA CORTE SUPREMA autoridad ejercida en nombre de la nación, y la decisión haya sido contra su validez;
2º Cuando la validez de una ley, decreto o autoridad de provincia se hayan puesto en cuestión bajo la
I. EL RECURSO EXTRAORDINARIO. - Su perfil y naturaleza. - La ley 48. - Su objeto o materia. - El carril previo pretensión de ser repugnante a la Constitución nacional, a los tratados o leyes del congreso, y la decisión haya sido
del recurso extraordinario: “sentencia - juicio - tribunal judicial”. - Los requisitos del recurso extraordinario. - en favor de la validez de la ley o autoridad de provincia;
Los ámbitos excluidos del recurso extraordinario. - El caso de opción entre vía “no judicial” y vía “judicial”. -
3º Cuando la inteligencia de alguna cláusula de la constitución o un tratado o ley del congreso, o una
II. LA “CUESTIÓN CONSTITUCIONAL”. - Su concepto. - Las clases de cuestión constitucional. - Aproximación
ejemplificativa a una tipología. - Las cuestiones ajenas. - ¿Cuestiones constitucionales “mixtas”? - Las
comisión ejercida en nombre de la autoridad nacional, haya sido cuestionada y la decisión sea contra la validez del
cuestiones “insustanciales” y las “insuficientes”. - Las sentencias de la Corte Suprema y el recurso título, derecho, privilegio o exención que se funda en dicha cláusula y sea materia del litigio”.
extraordinario. - La arbitrariedad de sentencia como cuestión constitucional. - La tipología de la arbitrariedad. El art. 15 dice: “Cuando se entable el recurso de apelación que autoriza el artículo anterior, deberá deducirse
- La gravedad o el interés institucional. - La cuestión constitucional como “cuestión de derecho”. - El recurso la queja con arreglo a lo prescripto en él, de tal modo que su fundamento aparezca de los autos y tenga una
extraordinario y el control constitucional “de oficio”. - El “iura novit curia”. - La relación “directa” de la relación directa e inmediata a las cuestiones de validez de los artículos de la constitución, leyes, tratados o
cuestión constitucional con el juicio. - El gravamen o agravio, y su titularidad. - La legitimación procesal. - La comisiones en disputa, quedando entendido que la interpretación o aplicación que los tribunales de provincia
titularidad de un derecho y el perjuicio sufrido. - Algunas aplicaciones. - La interpretación constitucional hicieren de los códigos civil, penal, comercial y de minería, no dará ocasión a este recurso por el hecho de ser
favorable. - La resolución “contraria”. - La articulación procesal de la cuestión constitucional. - III. LA leyes del congreso, en virtud de lo dispuesto en el inciso 11, artículo 67 de la consti-tución”.
SENTENCIA “DEFINITIVA” DEL “TRIBUNAL SUPERIOR DE LA CAUSA”. - El “juicio”. - La sentencia “definitiva”. -
Las sentencias extranjeras. - El “tribunal superior de la causa”. - Los superiores tribunales de provincia ahora El art. 16 dice: “En los recursos de que tratan los dos artículos anteriores, cuando la Corte Suprema revoque,
son necesariamente el “tribunal superior de la causa”. - El derecho judicial de la Corte. - La perspectiva hará una declaratoria sobre el punto disputado y devolverá la causa para que sea nuevamente juzgada; o bien
federalista en orden a la “sentencia definitiva” de los superiores tribunales de provincia. - IV. EL resolverá sobre el fondo, y aun podrá ordenar la ejecución, especialmente si la causa hubiese sido una vez devuelta
PROCEDIMIENTO EN LA INSTANCIA EXTRAORDINARIA. - Las competencias federales y provinciales, y el recurso por idéntica razón”.
extraordinario. - El recurso de queja. - El “per saltum” en el carril del recurso extraordinario. - V. LA
JURISDICCIÓN EXTRAORDINARIA DE LA CORTE Y EL “CERTIORARI”. - Su recepción en la ley 23.774. - Nuestra
interpretación
Su objeto o materia
de la ley 23.774.
4. — El objeto del recurso extraordinario consiste, lato sensu, en asegurar en última instancia
ante la Corte el control de la supremacía constitucional.
I. EL RECURSO EXTRAORDINARIO Puede desglosarse este “control” en dos: a) interpretación constitucional; b) conflicto de
constitucionalidad.
Su perfil y naturaleza
Ambos aspectos merecen agruparse como “control”, en cuanto la interpretación constitucional es, de algún
modo, una especie de control acerca del sentido de las normas que se interpretan. Y cuando ello cae bajo
1. — Como primera descripción, cabe decir que el recurso extraordinario es un recurso, o sea
competencia de la Corte por su rol de intérprete final que unifica y pacifica las interpretaciones inferiores, se
una vía de acceso a la Corte que no es originaria, sino posterior a una instancia previa o anterior. entiende que “controlar” implica—al estilo de un tribunal de casación consti-tucional— revisar y definir en última
En este sentido, responde a la previsión constitucional de que haya una jurisdicción no originaria instancia el sentido de las normas consti-tucionales (la constitución “es” lo que la Corte dice que “es”).
(apelada) de la Corte según el art. 117. Reiteramos que la jurisdicción constitucional de la Corte no ha de verse solamente en su función “negativa”
de declarar la inconstitucionalidad, sino en la “positiva” de efectuar interpretaciones constitucionales.
Se discute si es un recurso “de apelación”. En tanto el acceso a la Corte que por él se obtiene no es originario,
cabe responder que sí, aun cuando no habilita una revisión total del fallo inferior. 5. — La revisión constitucional en instancia extraordinaria en torno del objeto propio del
recurso ante la Corte, confiere primordial importancia a lo que en él se llama “cuestión
De todos modos, sus características son especiales. Por algo se lo llama “extraordinario”, o constitucional” (o caso federal), requisito inexorable sin cuya concurrencia el mismo recurso
sea, “no ordinario”. pierde su meollo.
Esa naturaleza extraordinaria consiste en que no es un recurso de apelación “común”, sino
excepcional, restringido y de materia federal. En este aspecto, puede decirse que es “parcial” 6. — En primer lugar, puede hacerse una distinción entre la finalidad concreta que el recurso
porque recae sobre la “parte” federal (constitucional) exclusivamente. tiene para quien lo utiliza en un proceso, y la finalidad institucional que, más allá del interés del
No faltan opiniones que ven en la vía que analizamos una especie de “casación” justiciable, es propia del instituto. Para quien como justiciable inter-pone el recurso, la finalidad
constitucional o federal, que procura mantener la supremacía de la constitución y del derecho radica en la solución justa de “su” caso y la protección de los derechos, garantías y/o intereses que
federal, así como lograr la aplicación uniforme del derecho constitucional federal. Seguramente, en ese caso están en juego. Para el sistema institucional, la finalidad con-siste en el control de
luce aquí el papel de la Corte como intérprete último o final de la constitución federal. constitucionalidad y la casación constitucional, con todo el bagaje de cuestiones que allí se
involucran.
2. — Diseñado lo que “es” el recurso extraordinario, la doctrina y el derecho judicial se ocupan de señalar lo
que “no es”. No es —se suele decir— una “tercera instancia”. Lo que con ello se quiere señalar es que no Es posible, entonces, imaginar que se concilian fines subjetivos o concretos y fines
configura una instancia “más” (ordinaria) que se agregue a las propias de cada juicio (una, dos, o tres); y si se institucionales u objetivos.
recuerda que “instancia” significa normalmente el “grado” de jurisdicción de los tribunales judiciales, lo que
conviene afirmar es que el recurso extraordinario no funciona como una instancia que se añade a las propias de En la diversidad de finalidades institucionales que, más allá de lo concreto de cada caso, cumple el recurso,
cada juicio, sino como una instancia “nueva” pero reducida y parcial (extraordinaria) que se limita a la materia cabe citar: a) el aseguramiento del bloque trinitario federal de constitucionalidad (constitución y tratados con
federal encapsulada en la sentencia inferior. jerarquía constitucional, leyes del congreso, tratados internacionales) frente al derecho provincial, para evitar la
disgregación de la unidad federal; b) la supremacía de las autoridades federales; c) la guarda de la supremacía
La ley 48 constitucional más allá de la relación con el derecho provincial, extendiendo dicha supremacía de cara al mismo
derecho infraconstitucional y también a los particulares; d) la tutela de los derechos personales frente al estado c) que la sentencia recurrida haya sido contraria (y no favorable) al derecho federal invocado
federal, a las provincias, y a los particulares; e) la casación constitucional y federal que tiende a lograr la por el proponente;
aplicación uniforme de las normas constitucionales; f) el afianzamiento del valor justicia en la administración
judicial. d) existencia de;
Ver cap. XLII, nos. 10 a 13. d’) sentencia definitiva dictada por
d’’) el superior (último) tribunal competente de la causa (para resolver la cuestión
El carril previo del recurso extraordinario: “sentencia - juicio - tribunal judicial” constitucional).
3) Requisitos “formales”:
7. — La primera pregunta atiende a saber “contra qué” se recurre en instancia extraordinaria;
o dentro de qué “marco” previo debe situarse ese “algo” contra lo que se recurre. Se recurre a) introducción oportuna y clara (o planteo “en tiempo”) de la cuestión constitucional en el
“contra” una sentencia, y esa sentencia se sitúa “dentro” del “marco” de un juicio; la sentencia juicio, por parte de quien luego interpone el recurso (se llama también “reserva del caso federal”
debe provenir —como principio— de tribunales del poder judicial, sean federales o provinciales. para el recurso futuro).
Ordenando la exposición tenemos: a) sentencia; b) (dictada en) juicio; c) (por un) tribunal b) mantenimiento sucesivo de dicha cuestión en todas las instancias del juicio;
judicial. c) interposición por escrito del recurso contra la sentencia definitiva, con debido fundamento
Sin embargo, éste es únicamente un principio, porque en la evolución que el recurso extraordinario ha y con relación completa de las circunstancias del juicio que se vinculan a la cuestión
recorrido dentro del derecho judicial (y con buen apoyo de parte importante de la doctrina) hay excepciones que constitucional plan-teada.
explicamos en el nº 52.
Los ámbitos excluidos del recurso extraordinario
8. — Un breve cuadro aclara el carril previo del recurso extraordinario.
10. — Conforme al derecho vigente, el recurso extraordinario no procede (o no sirve para la revisión por la
Corte):
SENTENCIA JUICIO TRIBUNAL
a) en el ámbito del poder judicial contra:
JUDICIAL
a’) las sentencias de la propia Corte Suprema;
a’’) las sentencias que no son “definitivas” y que no han emanado del “tribunal superior de la causa”;
dicta- de cual por
a’’’) las decisiones adoptadas en actuaciones o procedimientos de superinten-dencia (hay excepciones cuando
1º) “definitiva” da en quier cla- un federal o
revisten carácter particular y concurren los requisitos del recurso);
un se siempre provincial,
a’’’’) las resoluciones que tienen alcance normativo general (salvo que se discuta su aplicación a un caso
que haya que debe concreto o particular, y concurran los requisitos del recurso);
concluido ser el “tri-
a’’’’’) las medidas disciplinarias que aplican los jueces (salvo que resulten ilegales o arbitrarias, y concurran
por “sen- bunal su- los requisitos del recurso);
tencia de- perior de la a’’’’’’) los fallos plenarios cuando no implican resolver en concreto el caso;
finitiva” causa”.
b) en el ámbito del congreso (poder legislativo) contra:
b’) las decisiones en materia de art. 64 (juzgamiento por las cámaras de la validez de elección-derecho-título
Apelable de sus miembros) y del art. 66 (poder disciplinario de las cámaras sobre sus miembros: corrección, remoción,
2º) por expulsión);
RECURSO EXTRAORDINARIO ante la Corte Suprema b’’) la actividad administrativa (salvo que se configure la misma situación que explicamos en orden a dicha
actividad cumplida en el ámbito del poder ejecutivo);
c) en el ámbito del poder ejecutivo contra:
Los requisitos del recurso extraordinario c’) la actividad administrativa (salvo cuando tenga naturaleza jurisdiccional y la decisión no se puede revisar
ni por vía de recurso ni por vía de acción);
9. — Suele esquematizarse la serie de requisitos para el recurso extraordinario en un triple d) en ámbito ajeno a los tres poderes del estado contra:
agrupamiento: d’) los laudos dictados en juicios arbitrales o periciales (salvo que en juris-dicción arbitral impuesta por la ley
1) Requisitos “comunes”: se alegue apartamiento de los puntos some-tidos a arbitraje y haya que tutelar garantías constitucionales; ver en tal
a) previa intervención de un tribunal judicial federal o provincial que haya: sentido excepcional el fallo de la Corte del 11 de setiembre de 1970 en el caso “Cantiello, Emilio C. c/Compañía
Petroquímica Argentina”).
a’) tenido lugar en un juicio y
e) en ningún ámbito cuando:
a’’) concluido con una sentencia;
e’) no hay “cuestión constitucional” o “federal” (ni simple ni compleja, salvo que la Corte prescinda de ella
b) decisión en la sentencia de una cuestión que sea judiciable; por “gravedad institucional”);
c) gravamen o agravio para quien deduce el recurso, con interés personal en la cuestión; e’’) la cuestión se reputa “no judiciable” por ser “política”;
d) subsistencia actual de los requisitos anteriores en el momento en que la Corte va a e’’’) no concurren los demás requisitos del recurso (salvo que la Corte los exima o alivie por “gravedad
sentenciar la causa. institucional”).
2) Requisitos “propios”:
El caso de opción entre vía “no judicial” y vía “judicial”
a) existencia en la causa de una cuestión (o caso) constitucional (o federal);
b) relación directa entre esa cuestión constitucional y la solución que la sentencia recurrida ha 11. — Cuando se ofrece al interesado la opción entre acudir a una vía “judicial” o a una vía “administrativa”
dado al juicio; que carece de revisión ulterior judicial, el principio común establece que una vez elegida la segunda es imposible
tacharla de inconstitucional por no deparar revisión judicial. En aplicación de tal regla, el uso voluntario de la vía b) compleja “indirecta”, cuando el conflicto se suscita entre normas o actos
administrativa apareja abandono simultáneo de un eventual recurso extraordinario contra la decisión que recaiga infraconstitucionales que, dentro de su gradación jerárquica, infringen “indirectamente” a la
en sede administrativa. constitución federal que establece la prelación de la norma o del acto superiores sobre los
inferiores.
Ejemplos de cuestión constitucional compleja “directa” son: los conflictos entre:
II. LA “CUESTION CONSTITUCIONAL” a) la constitución federal más los tratados con jerarquía constitucional por un lado, y:
b) por el otro, una ley del congreso (de cualquier naturaleza: federal, de derecho común, o
Su concepto local); b’) un tratado internacional sin jerarquía constitucional; b’’) un acto de autoridad federal;
b’’’) una norma del derecho provincial (constitución provincial, ley, decreto, ordenanza
12. — La existencia de cuestión constitucional o federal (o “caso” constitucional o federal) municipal, etc.); b’’’’) un acto de autoridad provincial.
viene a convertirse en el tronco vertebral del recurso extraordinario, como que hace a su objeto o
materia. Se puede definir la cuestión constitucional como una cuestión “de derecho” en que, Para quienes entendemos que la “sentencia arbitraria” es una sentencia inconstitucional (por violación a
directa o indirectamente, está comprometida la constitución federal (sea en su interpretación, sea aspectos del derecho a la jurisdicción: debido proceso, defensa, necesidad de debida fundamentación de la
en su supremacía). sentencia, etc.), el recurso extraordinario por sentencia arbitraria encuadra en el supuesto de cuestión
constitucional compleja directa que se configura por “conflicto” entre: a) la constitución federal y b) la sentencia
13. — Para las cuestiones constitucionales provinciales que son a la vez federales o tienen una mixtura con arbitraria.
las federales, ver cap. XLVII, nos. 13 y 17 d) y f).
Ejemplos de cuestión constitucional compleja “indirecta” son:
Las clases de cuestión constitucional a) conflicto entre normas o actos de autoridad federales —por ej.: entre un decreto
reglamentario y la ley reglamentaria—;
13. — La cuestión constitucional se abre en dos grandes rubros o clases: a) cuestión b) conflicto entre normas federales y locales —por ej.: entre una ley federal y una ley o
constitucional “simple”; b) cuestión constitucional “compleja”. decreto provincial—;
La cuestión constitucional “simple” versa siempre sobre la “interpretación” pura y simple de c) conflicto entre normas nacionales de derecho común y normas provinciales —por ej.: entre
normas o actos de naturaleza “federal”. una norma del código civil y una consti-tución o ley provinciales—;
La cuestión constitucional “compleja” versa siempre sobre un “con-flicto de d) conflicto entre normas federales y actos provinciales;
constitucionalidad” entre normas o actos infraconstituciona-les (de cualquier naturaleza) y la
constitución federal. e) conflicto entre actos federales y normas provinciales;
f) conflicto entre actos federales y actos provinciales.
14. — La cuestión constitucional “simple” pone bajo interpretación a normas o actos
“federales”, de forma que queda fuera de ella la interpretación de normas o actos “no federales” En todos estos casos, se advierte que la incompatibilidad entre una norma o un acto jerárquicamente
superiores y una norma o un acto inferiores (por ej., entre una ley y su reglamentación, o entre una ley federal y
(derecho común, derecho provincial). Recae, entonces, sobre la interpretación de:
otra provincial) afecta indirectamente a la constitución federal, porque de ésta proviene la gradación jerárquica o
a) la propia constitución federal y los tratados con jerarquía constitucional; la superioridad transgredidas por la norma o el acto inferiores.
b) las leyes federales;
17. — Queda excluido el recurso extraordinario cuando se discute la incompatibilidad de normas provinciales
c) los demás tratados internacionales; entre sí, o de actos provinciales entre sí, aun cuando esté de por medio en el conflicto la constitución provincial,
d) los decretos reglamentarios de leyes federales; salvo que indirectamente se origine un conflicto también indirecto con la constitución federal (ver cap. XLVII, nº
17 c y e), o que la negatoria a resolver la cuestión constitucional signifique privación de justicia (ver cap. XLVII,
e) otras normas federales (por ej., reglamentos autónomos del poder ejecutivo, resoluciones o nº 16).
instrucciones ministeriales, etc.);
f) los actos federales de órganos del gobierno federal. 18. — Hay que tener en cuenta que la cuestión constitucional que se afronta por vía del recurso extraordinario
cuando hay conflicto de constitucionalidad es susceptible de encararse desde una doble perspectiva: a) para
controlar la norma que se reputa inconstitucional “en sí misma”; b) para controlar la “interpretación” y la
15. — Como consecuencia de lo expuesto, no da lugar al recurso extraordinario, por no “aplicación” que hizo de ella la sentencia recurrida al aplicarla al caso resuelto (nº 19 a y c).
configurar cuestión federal simple, la “interpretación” de:
Aproximación ejemplificativa a una tipología
a) Las leyes nacionales locales.
b) Las leyes nacionales de derecho común. 19. — Las cuestiones constitucionales federales admiten alguna tipología que, a esta altura de la evolución en
c) Las normas provinciales (constitución, leyes, decretos, ordenanzas, etc.). la doctrina y en el derecho judicial, no puede llamar la atención por su originalidad. Así, hay:
a) Cuestión constitucional por inconstitucionalidad absoluta, cuando una norma cualquiera resulta siempre y
d) Las reglamentaciones de leyes nacionales locales o leyes nacio-nales de derecho común.
en sí misma (o sea, en cuanto norma) opuesta a la constitución;
e) Las otras normas emanadas de autoridad federal que se refie-ren a materia común o local. b) Cuestión constitucional por inconstitucionalidad relativa, cuando una norma es inconstitucional en su
f) Los actos de autoridad federal realizados en el carácter de au-toridad local. aplicación a un caso determinado, y no lo es en otro (ver Tomo I, cap. V, nº 37 b);
c) Cuestión constitucional por causa de la interpretación o aplicación inconstitucional que se hace de una
16. — La cuestión constitucional “compleja” se subdivide en: norma que no es inconstitucional en cuanto norma;
a) compleja “directa”, cuando el conflicto de constitucionalidad se suscita “directamente,” d) Cuestión constitucional por inconstitucionalidad sobreviniente, cuando una norma que hasta un momento
determinado no es inconstitucional se convierte en inconstitucional (ver Tomo I, cap. V, nº 37 a).
entre una norma o un acto infraconstitucio-nales y la constitución federal;
Las cuestiones ajenas
20. — Es frecuente, cuando se esboza el lineamiento de las cues-tiones constitucionales que b) Algo semejante hemos de decir para las cuestiones de hecho y prueba, que se declaran
hacen de base al recurso extraordinario, afirmar que son extrañas al mismo por no configurar como principio extrañas a la revisión en instancia extraordinaria. Si los hechos y la prueba están
cuestión cons-titucional, dos grandes grupos: tan adheridos y adentrados con la cuestión constitucional que se hace poco menos que imposible
a) Las cuestiones sobre “interpretación” del derecho común o local (salvo que aparezca separarlos de ella, no debe haber óbice para que la Corte los afronte.
conflicto de constitucionalidad originante de cuestión federal compleja).
Así, si para dirimir una violación a la intimidad del domicilio, o de la correspondencia, hace falta que la Corte
b) Las cuestiones de hecho y prueba (salvo que por su íntima conexión con puntos de derecho indague e interprete si tal o cual hecho, o tal o cual prueba, tipifican infracciones inconstitucionales, ha de hacerlo
federal no sea posible separarlas dentro de la cuestión constitucional planteada). sin cortapisa alguna.
Se suele agregar que, como principio, también le son extrañas:
c) Las cuestiones sobre interpretación del derecho procesal federal. Las cuestiones “insustanciales” y las “insuficientes”
Estas excepciones nos merecen comentario en el siguiente nº 21. 23. — Hay cuestiones constitucionales que el léxico de la jurisprudencia de la Corte apoda como
insustanciales o baladíes. Ellas no alcanzan a sustentar el recurso extraordinario.
21. — a) El derecho común y local (comprensivo el último del derecho pro-vincial) es ajeno al recurso Tales cuestiones anodinas se perfilan en algunos ejemplos. Así, cuando sobre la materia constitucional
extraordinario solamente cuando se trata de su pura “interpretación”. Pero si hay “conflicto de constitucionalidad” decidida en el juicio existe jurisprudencia pacífica y constante de la Corte, la sentencia de cualquier tribunal que
con normas de derecho común o local, el recurso es viable, porque aparece cuestión constitucional “compleja” coincide con ella no es revisable en instancia extraordinaria, a menos que se planteen argumentos serios y
(directa o indirecta). convincentes que conduzcan a la posible modificación del criterio judicial imperante.
a’) Además, a nuestro juicio, el recurso debería abrirse también cuando en materia de derecho común y local Con estrecha ligazón aparece el caso de la cuestión constitucional que se acostumbra a llamar “insuficiente”.
existe jurisprudencia contradictoria que lo interpreta de manera distinta en casos semejantes, porque en tal El vocabulario jurisprudencial ha usado a menudo las expresiones “cuestión federal bastante” (o suficiente) y “no
supuesto se consuma violación de la igualdad jurídica (ver cap. XLVI, nº 21). bastante” (o insuficiente). La dosis mayor o menor de la cuestión constitucional depende, a la postre, de lo que la
a”) Por otra parte, el principio de que las cuestiones de derecho común o local son ajenas al recurso propia Corte en cada caso considera apto para revisar en instancia extraordinaria. Cabría preguntarse si esta
extraordinario, sufre una importante excepción cuando se trata del recurso extraordinario por sentencia arbitraria. válvula de “lo bastante” y “lo insuficiente” no se ha estereotipado ahora —con la ley 23.774— en el certiorari
b) Que las cuestiones de “hecho y prueba” se apartan del recurso extraordinario tampoco nos parece un (ver acápite V del presente capítulo).
dogma verdadero.
Por de pronto, hay cuestiones constitucionales que las incluyen (para el caso de sentencia arbitraria, ver nº 26, Las sentencias de la Corte Suprema y el recurso extraordinario
2 b) y para las cuestiones “mixtas”, ver nº 32 b).
24. — a) La Corte no acepta el recurso extraordinario contra sus propios fallos, por grave que sea la
c) Cuando la Corte sostiene como principio general que lo relativo a la existencia o inexistencia de cosa
supuesta violación alegada. Es el corte final que necesariamente hay que dar en la serie de instancias, cuando se
juzgada no reviste carácter federal para su revisión mediante el recurso extraordinario, está contradiciendo —en
alcanza una que ya no tiene alzada.
realidad— su propio criterio afirmativo de que la preservación de la cosa juzgada reviste entidad constitucional en
cuanto afecta derechos y garantías constitucionales (seguridad jurídica, derecho de propiedad, defensa en juicio, b) Dentro de un mismo juicio en el que ya ha intervenido la Corte en instancia apelada, cabe el recurso
etc.). extraordinario cuando el tribunal inferior al que fue devuelta la causa para que dictara nuevo fallo (conforme con
las pautas que dio la sentencia de la Corte), lo dicta apartándose del anterior fallo de la Corte, o malográndolo, o
d) En cuanto a que no procede como principio el recurso extraordinario contra resoluciones sobre
malinterpretándolo, o frustrándolo.
competencia de los tribunales judiciales (salvo en el caso de mediar denegatoria de la jurisdicción de los
tribunales federales) adver-timos que, en realidad, detrás de la cuestión de competencia subyace directamente una El nuevo recurso extraordinario tiene, en esas condiciones, el objeto de: b’) mantener y dar eficacia al
cuestión constitucional muy importante, a ser dirimida siempre por la Corte en instancia extraordinaria, cual es la pronunciamiento anterior de la Corte; b’’) salvaguardar y consolidar la irrevisabilidad de las sentencias de la
garantía del “juez natural”. Corte.
e) El derecho judicial de la Corte retrae asimismo de la cuestión constitucional simple a la interpretación de c) Fuera de uno o más juicios en los que la Corte ya ha dictado sentencia (o sea, en juicios distintos),
las leyes federales de naturaleza procesal, porque considera que normas de tal naturaleza no comprometen el procede el recurso extraordinario cuando en un juicio cualquier tribunal dicta una sentencia que se aparta de
fondo de las instituciones fundamentales que el recurso extraordinario tiende a tutelar. jurisprudencia sentada por la Corte en casos análogos (fuera de ese juicio), o prescinde de ella, sin dar suficiente
razón argumental del por qué aquel tribunal decide en sentido diferente u opuesto a la mencionada jurisprudencia
El principio no nos convence, porque no llegamos a entender que entre la serie de normas federales cuya
de la Corte. (Ver cap. XLVI nos. 18 a 20).
interpretación surte cuestión constitucional, se fabrique un grupo aparte con las normas procesales que, cuando
son federales, son tan federales como las que regulan materias de otra naturaleza federal.
Además, en la actualidad el derecho procesal se halla entrañablemente anclado en el sistema garantista de
La arbitrariedad de sentencia como cuestión constitucional
la constitución (ver Tomo II, cap. XXIV, nos. 135/136).
25. — La construcción jurisprudencial de la sentencia arbitraria como apertura del recurso
¿Cuestiones constitucionales “mixtas”? extraordinario no es, para nosotros, una creación “contra legem”, ni un supuesto que se haya
incorporado en forma autónoma e independiente al art. 14 de la ley 48. Tratándose de una
22. — a) Si es verdad que una “interpretación” aséptica (lisa y llana) del derecho común o del sentencia que, por arbitrariedad, es inconstitucional, hay más que fundamento para sostener que
derecho provincial no cabe en la cues-tión federal simple, tenemos que añadir que hay se trata de una “cuestión constitucional compleja directa”.
situaciones, tanto de “caso federal simple” como de “caso federal complejo”, en las que el
A nuestro fin, basta decir que en la evolución habida en la jurisprudencia de la Corte desde el caso “Rey
derecho común se introduce “en” o se liga “con” una cuestión consti-tucional inesquivable; el
c/Rocha”, de 1909, se acude a la fórmula de la descalificación como acto jurisdiccional válido cuando la sentencia
recurso extraordinario habilita y obliga a interpretar el derecho no federal para insertarlo en una presenta vicios de inconstitucionalidad, aunque la materia resuelta en ella sea de derecho no federal, o de hecho y
coordinación coherente dentro del marco constitucional. prueba.
Cuando la sentencia que versa sobre derecho común o sobre cuestiones de hecho y prueba es descalificada
Así, si se discute en juicio una norma que, en materia de huelga, priva del salario al personal que se ha por la Corte como arbitraria, la inconstitucio-nalidad implicada en la arbitrariedad hace que la materia no federal
abstenido de trabajar, hay cuestión constitucional porque están en juego el alcance y los efectos del derecho de que resolvió esa sentencia se trueque o convierta en cuestión federal.
huelga consignado en el art. 14 bis de la constitución, de forma que aunque la norma sobre salarios caídos sea de
derecho no federal hay que interpretarla para decidir si su aplicación al caso es coherente con la cláusula
constitucional a la que se vincula con conexidad íntima, y para no desvirtuarla. Remitimos al cap. XLV, nos. 13 a 15.
La tipología de la arbitrariedad b’) por apartarse inequívocamente del derecho vigente en relación con la causa;
b’’) por no ser la sentencia una derivación razonada del derecho vigente en relación con las circunstancias de
26. — Nos parece importante hacer sumariamente la enumeración de supuestos que tipifican la causa;
arbitrariedad de sentencia. b’’’) por decidir dogmáticamente sin el debido sustento normativo;
1) Sentencias arbitrarias con relación al derecho aplicable: b’’’’) por aplicar derecho no vigente;
a) la que decide contra-legem (en contra de la ley); b’’’’’) por incurrir en exceso ritual manifiesto.
b) la que carece de fundamento normativo; c) en cuanto a la prueba:
c) la que sólo se basa en afirmaciones dogmáticas del juez que revelan apoyo en su mera c’) por omitir la ponderación de prueba decisiva;
voluntad personal; c’’) por dar como probado lo que no lo está;
d) la que se funda en pautas demasiado latas o genéricas; c’’’) por afirmar erróneamente que no hay prueba.
d) en cuanto al juicio (o proceso):
e) la que prescinde del derecho aplicable;
d’) por violar el debido proceso;
f) la que se aparta del derecho aplicable;
d’’) por omisión o por exceso en la decisión respecto de las pretensiones y cuestiones propuestas, y de la
g) la que aplica una norma que no se refiere al caso; relación procesal.
h) la que aplica derecho no vigente; Las distintas causales incluidas en los agrupamientos de los nos. 26 y 27 pueden muchas veces conectarse o
i) la que invoca jurisprudencia que no se refiere al caso; combinarse entre sí; o sea, una causal puede implicar otra u otras citadas en forma independiente.
j) la que aplica una norma referida al caso, pero la desvirtúa y distorsiona en la interpretación La gravedad o el interés institucional
que de ella hace para el mismo caso;
k) la que efectúa una interpretación irrazonable o arbitraria de la norma que rige el caso. 28. — Es importante una somera alusión a los casos en que la Corte abre el recurso
2) Sentencias arbitrarias con relación a las pretensiones de las partes: extraordinario en cuestiones que ella denomina “de interés o gravedad institucional”.
a) en orden al principio de congruencia: a’) la que omite decidir pretensiones articuladas; a’’) En este supuesto de excepción los requisitos formales (o “ápices” procesales —como algunas
la que excede las pretensiones de las partes, decidiendo cuestiones no propuestas (el inc. a’ veces los ha llamado la Corte—) son dejados de lado.
implica defecto y el inc. a” implica demasía); A criterio de la Corte, una cuestión es de interés o gravedad institu-cional “cuando lo
b) en orden a la prueba referente a las pretensiones: b’) la que omite considerar pruebas resuelto en la causa excede el mero interés individual de las partes y atañe a la colectividad”.
conducentes a la decisión, que se han rendido en el proceso; b’’) la que considera probado algo La pauta es muy elástica, y cubre supuestos variados, que se vinculan con la jurisdicción
que no está probado en el proceso; b’’’) la que se dicta sin que el juez haya adoptado las medidas discrecional de la Corte (ver cap. XLVIII, nos. 106 a 110).
conducentes para descubrir la verdad material a través de los hechos y la prueba; b’’’’) la que
valora arbitrariamente la prueba; b’’’’’) la que carece de la motivación suficiente en orden a los La teoría jurisprudencial de la gravedad institucional ha servido para suavizar requisitos de admisibilidad del
hechos y la prueba; b’’’’’’) la que no toma en cuenta hechos notorios que es innecesario probar. recurso extraordinario (ápices procesales) y hacer procedente el recurso; también para disponer la suspensión de la
sentencia inferior recurrida ante la Corte.
3) Sentencias arbitrarias en relación a la irrevisabilidad o inmuta-bilidad de resoluciones o
actos procesales: 29. — Nosotros solamente admitimos la llamada gravedad institu-cional (o interés
a) la que viola la cosa juzgada; institucional) “dentro” de una cuestión constitucional o federal, a fin de atenuar lo que se
b) la que incurre en exceso de jurisdicción, reviendo en la alzada cuestiones que, por no denomina “ápices procesales”, es decir, para sortear o ablandar uno o más requisitos formales del
integrar la materia del recurso, adquirieron fuerza de cosa juzgada en la instancia inferior; c) la recurso, o para moderar su rigor; pero en modo alguno admitimos que con la gravedad
que viola la preclusión procesal; d) la que en el proceso penal incurre en “reformatio in pejus”. institucional se fabrique una causal más o una causal independiente para el andamiento del
recurso extraordinario, cuando no se tipifica la cuestión constitucional o federal que él exige.
4) Sentencias arbitrarias por exceso ritual manifiesto:
a) la que desnaturalizando las formas procesales en desmedro de la verdad objetiva o material, La cuestión constitucional como “cuestión de derecho”
utiliza excesivo rigor formal en la interpretación de los hechos o del derecho aplicable (ver cap.
XXIV, nº 102); 30. — La cuestión constitucional que se juzga en instancia extraordinaria es siempre una cuestión de derecho
5) Sentencias arbitrarias por autocontradicción: (derecho aplicable al caso), aunque acaso verse o avance sobre las llamadas cuestiones de hecho y prueba.
Ver cap. XLVII, nº 11.
a) la que usa fundamentos contradictorios o incomprensibles entre sí;
b) la que en su parte dispositiva resuelve en contra de lo razonado en los considerandos que le
sirven de fundamento.
El recurso extraordinario y el control constitucional “de oficio”
27. — Otro agrupamiento con criterios parcialmente diferenciables puede ser el siguiente:
31. — No parece existir contradicción entre las teorías que, como la nuestra, postulan el control
a) en cuanto al tribunal:
constitucional de oficio (sin pedido de parte), y la exigencia de que en el régimen del recurso extraordinario la
a’) por renunciar conscientemente a la verdad material u objetiva; parte interesada deba articu-lar expresamente la cuestión constitucional para que pueda ser resuelta por la Corte.
a’’) por despreocuparse evidentemente del adecuado servicio de la justicia; Es así porque la jurisdicción extraordinaria de la Corte requiere ser provocada por recurso como toda
a’’’) por convertirse en legislador; jurisdicción de alzada, y para instarla hay que proponer la cuestión constitucional que habilita su cauce y sobre la
cual ha de versar la decisión de la Corte. (Ver cap. XLVII, nº 38).
a’’’’) por exceso en su jurisdicción.
b) en cuanto al derecho:
32. — No obstante agregamos algo importante: si una determinada cuestión constitucional planteada deducir el recurso extraordinario. La Corte dice que no puede invocar a su favor la protección de garantías
mediante recurso extraordinario (con todas las exigencias propias de éste) está conectada con otra que no ha sido mediante recursos, aquél que con su propia conducta discrecional ha desconocido el sistema que las confiere.
objeto de planteo, y si una no puede ni debe resolverse sin la otra, la no planteada debe ser objeto de control
constitucional “de oficio” por la Corte (por ej., si por recurso extraordinario se tacha de inconstitucional una ley 38. — Si no subsiste el gravamen ni sus efectos perjudiciales al tiempo de la sentencia de la Corte, el derecho
fiscal que se arguye de confiscatoria y se omite impugnarla porque fue dictada por decreto de necesidad y judicial estima que el caso se ha vuelto “abstracto” porque ha perdido la “materia” justiciable.
urgencia, la cuestión constitucional propuesta en el recurso —confiscatoriedad de la ley— se enlaza con otra no
propuesta —origen de la norma—; la Corte debe resolver también la última, porque debe ejercer control de oficio 39. — Al contrario, la presencia de un agravio que se juzga “irreparable” puede conducir a la apertura del
sobre la norma cuya aplicación rige el caso, tanto en los aspectos propuestos como en los omitidos). recurso extraordinario en casos donde, como principio, la jurisprudencia lo considera improcedente. Así, el
“agravio irreparable” es una válvula que permite equiparar a sentencia definitiva una decisión judicial que no lo es
El “iura novit curia” pero que provoca aquel tipo de gravamen.
33. — Cuando la Corte debe resolver un caso en el que ella tiene que decidir el alcance de una norma federal, La legitimación procesal
su jurisprudencia sostiene que el tribunal no queda limitado por los argumentos de las partes o de la sentencia
recurrida, pudiendo efectuar una interpretación propia. Afirma también que en materia de derecho federal está 40. — Cuando la Corte nos dice que si existe un recurso y una instancia disponibles, el
habilitada para aplicar ampliamente el “iura novit curia” y considerar que la cuestión queda sometida a normas justiciable tiene derecho a utilizarlos y no puede impedírsele que lo haga, nos está proporcionando
diferentes de las que han sido invocadas en el proceso. argumento para aseverar que, existiendo la vía del recurso extraordinario, ha de reconocerse con
Limitar rígidamente tal capacidad operativa de la Corte a los casos que versan sobre derecho federal nos amplitud la legitimación de quien pretende acceder a ella para proponerle a la Corte una cuestión
resulta ambiguo porque, en definitiva, si en la instancia extraordinaria siempre debe existir cuestión “federal”, y si constitucio- nal.
las cuestiones federales admiten categorías en las que se intercalan normas no federales, creemos que por lo que
de “federal” hay necesariamente siempre en el recurso extraordinario, la Corte podría acudir sin distinción de Para la legitimación, ver Tomo I, cap. V, nos. 58/59 y cap. IX, acápite VI; Tomo II, cap.
situaciones a sus propias interpretaciones y manejar —como lo debe hacer cualquier tribunal de justicia— el “iura XXIV, nº 14).
novit curia”.
La titularidad de un derecho y el perjuicio sufrido
41. — Reduciendo el esquema al mínimo cabe afirmar que para que haya legitimación
La relación “directa” de la cuestión constitucional con el juicio procesal y para que ella sea judicialmente reconocida, hace falta —como principio— la
concurrencia de dos elementos: titularidad de un derecho, y perjuicio originado por su negación o
34. — La cuestión constitucional debe guardar relación directa e inmediata con la materia del juicio. Si la
Corte estima que aquella relación directa no concurre, la cuestión constitucional se margina y no resulta objeto de
violación. Cada vez que concepciones egoístas limitan o estrangulan el concepto de lo que es
decisión. derecho subjetivo, y de lo que es el daño a él inferido, la legitimación sufre desconocimiento o
Relación directa o estrecha significa que —al revés de relación “indirecta”— el juicio no puede ser
negación y, con ello, el acceso a la justicia —y a la Corte en instancia extraordinaria— queda
sentenciado válidamente si se desprecia y no se resuelve la cuestión constitucional. La razón de esta exigencia cercenado.
proviene del hecho que, si bastara solamente una relación indirecta o lejana entre tal cuestión y la materia del
juicio, seguramente todos o casi todos los procesos tendrían aptitud de llegar finalmente a la Corte por recurso
extraordinario.
Algunas aplicaciones
No obstante, el requisito de relación directa o estrecha entre la materia del proceso y la cuestión federal que
en él se aduce no ha de servirle a la Corte para escamotear cuestiones constitucionales que, debidamente
planteadas y fundadas, se insertan en el juicio y se cuelan a la materia propia de éste. Para nosotros, no deja de 42. — a) No juzgamos inconstitucional que, por inexistencia de la acción popular en el orden federal,
haber “relación directa” entre la cuestión constitucional y la materia del juicio por el mero hecho de que una y otra tampoco haya sujetos legitimados para interponerla.
estén intermediadas por derecho no federal, porque la norma o el acto federales que rigen la causa no pierden su b) Por igual razón, no es inconstitucional la ausencia de sujetos legitimados para deducir acción declarativa
inmediatez con ésta aunque los interfiera el derecho común o local. (Puede verse, por conexidad, lo que decimos de inconstitucionalidad pura a causa de su inexistencia (ver cap. XLVII, nº 46).
al tratar las cuestiones mixtas en el nº 22 a). Sin embargo, cuando un justiciable pretende ejercer dicha acción en defensa de un derecho suyo porque
carece de toda otra vía en el caso concreto, no cabe negarle la legitimación para acceder a la justicia y para
El gravamen o agravio, y su titularidad interponer el recurso extraordinario a fin de lograrlo. De negársele, se consuma privación inconstitucional de
justicia (ver cap. XLVII, nº 47).
35. — El lineamiento general del recurso extraordinario se vertebra fundamentalmente en preservación de
derechos que padecen gravamen o agravio, es decir, perjuicio o lesión. 43. — Otras variantes son las siguientes:
El gravamen tiene que ser cierto, atendible, actual y subsistente al tiempo de dictarse la sentencia por la a) Personalmente, consideramos que es necesario reconocer legitimación a favor de terceros que, sin sufrir
Corte. Su derecho judicial excluye: a) el gravamen que proviene de la propia conducta discrecional del recurrente agravio en un derecho o interés propio, deben cumplir una obligación legal que reputan inconstitucional y lo
(así, cuando éste se ha sometido “voluntariamente” a un régimen jurídico que después impugna); b) el gravamen a pretenden alegar para eximirse de cumplirla (ver Tomo I, cap. V, nº 51).
un derecho que ha sido renunciado por el recurrente; c) el gravamen derivado de la propia negligencia del b) Asimismo, ha de admitirse la legitimación de quien comparte, con su personal porción subjetiva, un interés
justiciable; d) el gravamen que resulta ajeno a quien lo invoca. difuso, o colectivo, o pluraindividual, o supraindividual, de los que el art. 43 califica como derechos de incidencia
En este último supuesto, creemos que hay que distinguir si el “tercero” que alega el gravamen, aun no siendo colectiva (ver Tomo II, cap. XXVI, nos. 24 a 30).
titular del derecho agraviado, tiene interés en la causa en cuanto debe cumplir con una norma o un acto que tilda c) Otros supuestos en los que creemos indispensable la legitimación son los siguientes:
de inconstitucionales, en cuyo caso debería reconocérsele legitimación suficiente. c’) el del prófugo (ver Tomo II, cap. XXIV, nº 48 g);
36. — Por excepción, el gravamen puede no ser personal cuando: a) la ley o el derecho judicial permiten a c”) el de la víctima de un delito de ación pública (si es que se le niega su calidad de querellante) (ver Tomo II,
una persona litigar sin poder en beneficio de otra (por ej., en el habeas corpus); b) un tercero está legitimado para cap. XXIV, nos. 14, 28 b, y 36);
plantear la cuestión constitucional (por ej., el Ministerio Público, el Defensor del Pueblo, una asociación que c”’) el del justiciable que pretende articular una cuestión política que se tiene como no judiciable, y no logra
propende a la defensa de intereses colectivos). reconocimiento (ver cap. XLVII, acápite IV).
37. — No compartimos, como principio general, el que tiene elaborado el derecho judicial de la Corte cuando
sostiene que el prófugo que se sustrae voluntariamente a la jurisdicción de los jueces, carece de legitimación para
44. — Cuando se niega o se estrangula sin razón suficiente la legitimación para proponer una cuestión juicio debe hacerse en la primera oportunidad en que la misma cuestión es previsible y en que resulta posible su
constitucional y lograr decisión sobre ella, quedan vulnerados: a) el derecho a la tutela judicial efectiva; b) la planteo.
inviolabilidad de la defensa en juicio de los derechos; c) el sistema garantista de la constitución. El mantenimiento implica reiteración oportuna de la cuestión constitucional oportunamente planteada. Sin
El problema de la legitimación no tolera ser encapsulado rígida y exclusivamente en el derecho procesal, caer en exceso ritual o formalismo sacramental, el mantenimiento debe exteriorizarse en todas las instancias
porque cuenta con raíz constitucional. Si no bastara la implicitud para respaldar esta noción, diríamos que cuando (aunque no en cada acto procesal); la omisión se equipara a abandono o desistimiento de la cuestión
el art. 18 enfatiza que es inviolable en juicio la defensa de la persona y de sus derechos, presupone que para esa constitucional.
defensa existe el poder judicial dentro de los órganos del poder, y el derecho de acceder a sus tribunales (derecho a
la jurisdicción) del lado de los justiciables, con suficiente legitimación. 50. — Para los requisitos mencionados y el problema del control de oficio, ver nos. 31/32.
La interpretación constitucional favorable III. LA SENTENCIA “DEFINITIVA” DEL “TRIBUNAL
SUPERIOR DE LA CAUSA”
45. — Quizá algunos no llegan a comprender que muchos de esos déficits se superan con una
interpretación y una integración constitucionales adecuadas, dinámicas, holgadas y justicieras El “juicio”
que, sin traspasar los parámetros de la constitución, saben bucear en ella.
51. — Conviene ahora abordar el requisito de que el tribunal contra cuyo fallo se recurre ante
Para eso, es recomendable el activismo judicial razonablemente desplegado en el marco del la Corte haya dictado sentencia en un “juicio”, que podemos equiparar a proceso judicial.
derecho vigente (ver cap. XLV, nº 52).
En el derecho judicial de la Corte, y a los efectos del recurso extraordinario, juicio es “todo
Pensamos que el derecho judicial de la Corte no ha alcanzado todavía en plenitud —y que asunto susceptible de ser llevado ante los tribunales de justicia mediante alguno de los
debe alcanzarlo— el nivel de interpretación e integración constitucional necesario para procedimientos establecidos a ese efecto”.
descomprimir una serie de trabas y bloqueos a la legitimación.
La Corte usa como sinónimos los vocablos “juicio”, “caso”, o “plei-to”.
La resolución “contraria” No es indispensable que el “juicio” sea contencioso o contradictorio, pese a que la regla
(equivocada para nosotros) del derecho judicial enuncia que por imperio de la ley 27 la
46. — Los tres incisos del art. 14 de la ley 48 condicionan el recurso extraordinario a que la jurisdicción federal sólo puede decidir casos “contenciosos”.
sentencia definitiva que por él se apela ante la Corte contenga “resolución contraria” al derecho El “juicio” puede haber tramitado ante tribunales federales o provinciales.
federal que invoca el apelante. El requisito de “juicio” se inserta en la trilogía “tribunal judicial-juicio-sentencia definitiva”.
Ello significa que en el “juicio” debe ha-berse dictado “sentencia definitiva” por el “tribunal
Seguramente la razón de no discernir la vía recursiva cuando la sentencia favorece ese derecho federal
proviene del derecho norteamericano, en el que pareció que si la sentencia era favorable al derecho federal
judicial” inter-viniente; y este tribunal debe haber sido “el tribunal superior de la causa”.
desaparecía el objeto esencial de la revisión extraordinaria. (Ver cap. XLVII, nº 9).
52. — Debemos destacar que, progresivamente, el derecho judicial fue asimilando de modo
47. — Nuestra visión del recurso extraordinario, incluso al hilo de las evoluciones que ha ido excepcional a “juicio”, a “tribunal judicial”, y a “sentencia definitiva”, algunos “procedimientos”
registrando en su funcionamiento, difiere bastante. En efecto, cuando el art. 116 incluye en la seguidos ante “organismos” que no son tribunales judiciales, y en los que la “decisión” no es una
jurisdicción de los tribunales federales “todas las causas” que versan sobre puntos regidos por la sentencia judicial.
constitución, las leyes del congreso (federales) y los tratados, obliga a que tales causas siempre La asimilación se ha hecho porque la Corte ha entendido que a través de tales procedimientos,
dispongan de un acceso final a la jurisdicción federal (que conforme a la ley 48 es la esos organismos emiten decisiones que, por su naturaleza, se equiparan a las sentencias de los
extraordinaria de la Corte). Ello debe ser así, sin que importe que en la instancia inferior un tribunales judiciales en un juicio.
tribunal provincial haya dictado su sen-tencia “en favor” o “en contra” del derecho federal, ya que
en ambos casos la causa ha versado sobre uno de los aspectos que, por razón de la materia federal, Así: a) hasta que los tribunales militares tuvieron (en 1984) alzada judicial, sus sentencias fueron susceptibles
no toleran exceptuarse. de recurso extraordinario; b) cuando las decisiones de tribunales administrativos y de organismos jurisdiccionales
de la administración no tienen habilitada una instancia judicial posterior para su revisión, también procede el
recurso extraordinario; c) desde 1986, la Corte admite con muy buen criterio el recurso extraordinario en los
48. — Por eso, enfocando los tres incisos del art. 14 de la ley 48, afirmamos que es menester procedimientos de enjuiciamiento político (juicio político) cuando se hallan comprometidos derechos y garantías
su reforma a tenor de la siguiente alternativa: a) suprimir lisa y llanamente la referencia a la constitucionales.
resolución “contraria” y a la resolución “favorable”, según el supuesto; o b) man-tener el
requisito, pero con un agregado en párrafo independiente a tenor del siguiente principio: cuando la La sentencia “definitiva”
cuestión constitucional a que se remiten los tres incisos se articula en una causa que tramita fuera
de la jurisdicción federal, el recurso extraordinario procederá aunque la decisión impugnada no 53. — Para estar en condiciones de abrir el recurso extraordinario, es menester que el mismo
resulte contraria al derecho federal invocado (o sea, procederá siempre). se interponga contra una “sentencia definitiva”, que en el respectivo juicio debe haber dictado el
“superior tribunal de la causa”. ¿Qué es sentencia “definitiva”?
De no acogerse una de ambas sugerencias, el art. 116 sufre desmedro, porque la ley que regula la jurisdicción
apelada de la Corte no puede retacearle las causas que albergan cuestión constitucional (a menos que a) Más allá de las distintas connotaciones que busca la doctrina, podemos adoptar la pauta del
eventualmente, una vez modificado el sistema del recurso extraordinario, se las derive a un tribunal federal derecho judicial, para el cual tiene naturaleza de sentencia definitiva la decisión que pone fin a la
inferior a la Corte). cuestión debatida en el juicio, de forma que tal cuestión no pueda ya renovarse o replantearse ni
en ese juicio ni en otro posterior.
La articulación procesal de la cuestión constitucional b) Hay que agregar que la Corte considera también como sentencias definitivas a todas las
decisiones judiciales que en cualquier etapa del juicio impiden su continuación, o que causan un
49. — Introducir o articular la cuestión constitucional significa plantearla, formularla, o proponerla, de modo agravio de imposible, difícil o deficiente reparación ulterior.
inequívoco, claro, explícito, concreto, y con relación al juicio. Esa introducción de la cuestión constitucional en el
c) El requisito de sentencia definitiva puede asimismo ser eximido cuando sobre la cuestión (juzgado) si es que de su decisión no hay recurso ante un tribunal de segunda instancia (cámara de
constitucional anidada en el juicio se dicta una resolución que, sin ser sentencia definitiva, reviste apelaciones).
“gravedad institucional”. b) En jurisdicción provincial, la cuestión difiere: si en un proceso tramitado ante tribunales de
provincia se aspira a llegar a la Corte Suprema mediante recurso extraordinario, es imprescindible
Es fácil advertir que no son sentencias definitivas las que admiten un recurso para ser revisadas; las que no que, cualquiera sea el sistema judiciario y procesal de instancias para ese caso, el superior
concluyen el proceso ni traban su continuación; las que permiten proseguir la causa judicial por otra vía, etcétera.
tribunal de esa provincia (o corte de justicia) intervenga previamente dictando una sentencia que
La sentencia “definitiva” de cada juicio ha de haber abarcado y resuelto (o “ha debido” abarcar y resolver, resuelva la misma cuestión federal que luego llegará a la Corte Suprema. Tal lo que damos como
aunque lo haya omitido) la “cuestión constitucional” inserta en el juicio, que es la materia propia del recurso
extraordinario. principio inexorable del derecho judicial de la Corte, en el curso progresivo que arranca del caso
“Strada” en 1986. (Ver nos. 60/61).
54. — Como principio, todo tribunal (federal o provincial) que es competente para dictar la Quiere decir que si en un proceso hay cuestión federal, las instancias inferiores a la del
última sentencia en un juicio, está obligatoriamente habilitado a decidir en esa sentencia la superior tribunal —que quedan libradas a la exclusiva regulación provincial— necesitan siempre
cuestión constitucional federal articulada en ese juicio. como última instancia la de ese superior tribunal de la provincia. Ahora el Superior Tribunal de
las provincias es siempre el “superior tribunal de la causa” (de todas) cuando hay cuestión federal
Cuando se trata de procesos tramitados ante tribunales provinciales, el derecho judicial de la Corte sólo que luego se pretende hacer arribar a la Corte Suprema.
considera sentencia definitiva a la que emana del superior tribunal de justicia de la provincia (ver nos. 60/61).
59. — La conclusión es ésta: en “todos” los procesos que tramitan ante tribunales
55. — Las decisiones judiciales posteriores a la sentencia definitiva pueden, a su vez, revestir carácter de
sentencias definitivas si resuelven un punto o una cuestión que, por “nuevos”, son ajenos a la anterior sentencia, o provinciales y en los que existe una cuestión federal, el superior tribunal de cada provincia tiene
si se apartan de ésta. No son, en cambio, sentencias definitivas si se limitan sólo a hacer efectiva la anterior jurisdicción y competencia de ejercicio obligatorio (aunque el derecho provincial lo prohíba, o
sentencia (definitiva) o a interpretar y determinar su alcance de modo razonable. no suministre recursos) para decidir esa cuestión federal con carác-ter previo al recurso
extraordinario ante la Corte Suprema.
Las sentencias extranjeras
Los superiores tribunales de provincia ahora son necesariamente el “tribunal superior de la
56. — Conviene decir algo sobre el recurso extraordinario contra sentencias de tribunales extranjeros. Es causa”
obvio que nuestra Corte carece de jurisdicción para revisarlas o controlarlas. Lo que ocurre es que sentencias
extranjeras son susceptibles de reconocimiento o de exequatur en jurisdicción argentina mediante decisión judicial El derecho judicial de la Corte
de un tribunal argentino.
Pues bien, la sentencia de tribunal argentino que concede —o no— reconocimiento o exequatur a una 60. — Un exiguo resumen proporciona este esquema, a partir de 1986:
sentencia extranjera es susceptible de recurso extraordinario si en el caso concurre la serie de requisitos que se
exigen para el remedio federal. O sea que, en rigor, en el supuesto propuesto lo que se impugna mediante la vía a) En la sentencia del caso “Strada” —de 1986— pareció quedar claro que en cada provincia
recursiva extraordinaria es la sentencia argentina que ha otorgado o denegado el reconocimiento o el exequatur a el superior tribunal de la misma debía obligatoriamente dictar sentencia sobre la cuestión federal
una sentencia extranjera. alojada en un proceso tramitado ante tribunales de esa provincia, pero solamente cuando de
acuerdo con el derecho local era posible llegar hasta la instancia del superior tribunal a través
El “tribunal superior de la causa” de un recurso —de cualquier clase, ordinario o extraordinario— previsto en el propio derecho
provincial.
57. — En primer lugar, hay que advertir que el texto de la ley 48 no usa la expresión “tribunal superior de la
causa”, sino otra: la de “superior tribunal de la provincia”. Hasta aquí hubo un paso adelante. Consistió en que la Corte Suprema obligó a los superiores tribunales de
Decir “superior tribunal de la causa”, en vez de “superior tribunal de provincia” fue una mutación lingüística provincia a decidir las cuestiones federales, pero solamente en la medida en que de acuerdo al derecho provincial
que derivó del derecho judicial y de la doctrina, pero que más allá del cambio de palabras apuntó a un concepto: el el superior tribunal fuera competente en el caso y el justiciable pudiera llegar hasta él mediante un recurso
de que “cada” causa (cada juicio) tenía “su” tribunal superior (último), y que no siempre ese tribunal superior era procesalmente previsto, cualquiera fuera su naturaleza.
necesariamente el máximo (o último) de una determinada administración judiciaria, porque para una causa “su”
tribunal superior podía ser uno, y para otra causa podía ser otro, según la regulación. b) Desde aquí, una serie de sentencias posteriores de la Corte Suprema fueron agravando
¿Cuál era el tribunal superior “propio” de cada causa a efectos del recurso extraordinario? severamente el requisito de la intervención previa de los superiores tribunales, a partir del caso
Conceptualmente, aquel tribunal que según las instancias procesales de cada juicio o cada causa, tenía “Di Mascio” —de 1988—.
competencia para decidir finalmente y por última vez (dentro de la administración judiciaria a la que per-tenecía)
la cuestión constitucional federal que se hallaba involucrada en esa causa (antes de dar el salto a la Corte Suprema Podemos sintetizarlo así: tanto en el caso en que un superior tribunal de provincia es
de Justicia mediante recurso extraordinario). competente de acuerdo al derecho provincial para recibir y decidir, desde instancias provinciales
Obsérvese que venimos hablando en tiempo pasado. Es así porque a partir de 1986, con el caso “Strada”, la inferiores, un proceso mediante cualquier clase de recurso, como en el supuesto de inexistencia
Corte comenzó un itinerario en su derecho judicial que difiere mucho del recorrido habitualmente hasta entonces de recurso para incitar su jurisdicción apelada, el superior tribunal de la provincia tiene
en su jurisprudencia anterior relativa al recurso extraordinario contra sentencias de tribunales provinciales. (Ver obligación de dictar sentencia sobre la cuestión federal incluida en ese proceso.
nos. 60 y 61).
Si falta esa sentencia, no es posible cruzar el puente hasta la Corte Suprema mediante el
recurso extraordinario.
58. — La conceptualización sobre el “tribunal superior de la causa” necesita aclararse desde
una subdivisión elemental que deriva de aplicar el sentido de “superior tribunal de la causa” (de
61. — El lineamiento troncal puede resumirse así:
cada una) en jurisdicción federal, y en jurisdicción de las provincias.
a) Con prescindencia de lo que el derecho provincial tiene establecido en orden a la
a) En jurisdicción federal, cuya última instancia posible es la de la Corte Suprema, cabe decir
jurisdicción y competencia de los superiores tribunales, todos los procesos tramitados ante
que “cada causa” tiene su “superior tribunal” según la índole de esa causa (o proceso) y las
tribunales provinciales que incluyen una cuestión federal, necesitan que antes de acudir a la Corte
instancias que para ella proceden de la ley; normalmente, será un tribunal federal de alzada (o
Suprema esa cuestión federal sea resuelta por el superior tribunal de la provincia respectiva.
cámara de apelaciones), pero en algunos casos podrá ser un tribunal de primera instancia
b) Toda norma o toda jurisprudencia provinciales que discrepen con esa pauta emanada del Las competencias federales y provinciales, y el recurso extraordinario
derecho judicial de la Corte, son inconstitucionales, porque ni las legislaturas provinciales ni la
jurisprudencia de los tribunales locales pueden vedar el acceso al superior tribunal de la provincia 64. — De lo expuesto en el nº 61 inferimos dos conclusiones que se conjugan y
en las causas que, por contener cuestiones constitucionales federales, son aptas para ser conocidas complementan:
por la Corte Suprema mediante recurso extraordinario. a) Para hacer viable la jurisdicción federal en su última instancia, conforme al art. 116 en
c) Tampoco las provincias pueden inhibir la competencia de sus tribunales locales de común con el 117, la regulación del acceso a la jurisdicción de la Corte Suprema desde las
instancias inferiores para decidir cuestiones constitucionales federales que están indisolublemente jurisdicciones provinciales es competencia exclusiva de las leyes del congreso y del derecho
adheridas a la materia de la causa que provoca aquella competencia local, cual-quiera sea la índole judicial de la propia Corte, con el objeto de prescribir cuál es el “superior tribunal de la causa”
del proceso y la instancia en que esos tribunales intervienen. y cuál la sentencia “definitiva” recurrible.
Ha de comprenderse bien que si los superiores tribunales de provincia siempre deben resolver b) La autonomía provincial y la competencia provincial para organizar su administración de
las cuestiones federales con carácter preliminar a la instancia extraordinaria de la Corte Suprema, justicia en los diversos procesos e instancias judiciales, quedan ampliamente resguardadas en el
es porque también en las instancias inferiores de cada provincia todos los tribunales del poder curso íntegro de las causas que tramitan ante sus tribunales, los que por el principio de
judicial provincial tienen competencia para decidirlas dentro de los procesos a su cargo. supremacía federal deben resolver las cuestiones constitucionales federales hasta agotar las
d) Si no hay recurso provincial que haga competente al superior tribunal, o si su competencia instancias locales ante el superior tribunal de justicia (ver nº 63).
es negada o retaceada por el derecho local, el justiciable que pretende llegar a la Corte Suprema
debe acudir al superior tribunal planteándole: a) la necesidad de que asuma el conocimiento de la 65. — ¿Quién decide si una sentencia recurrida en instancia extraordinaria es o no la “sentencia definitiva”
dictada por el “superior tribunal de la causa”? Sin abdicar de que serlo o no serlo depende de que haya sido
causa para resolver la cuestión federal que ella contiene; b) la inconstitucionalidad de cualquier dictada por el superior tribunal de la provincia, y no de lo que establezca el derecho provincial (cuando el juicio
norma o jurisprudencia provinciales que condicionan o bloquean esa competencia. El superior adviene a la Corte desde jurisdicción provincial) estamos seguros de que es la Corte Suprema la que, al abordar el
tribunal tendrá el deber de pronunciarse al respecto, con lo que el posterior acceso a la Corte recurso extraordinario, tiene siempre competencia común (y no excepcional) para resolver si la sentencia ante ella
Suprema le quedará expedito al justiciable mediante el recurso extraordinario. recurrida es o no definitiva, y emanada o no del superior tribunal de la causa.
Todo ello porque haya o no haya recursos locales que hagan com-petente al superior tribunal,
éste tiene que pronunciarse sobre la cuestión federal. El recurso de queja
e) En los procesos tramitados ante tribunales de provincia que contienen una cuestión federal:
66. — Si la concesión del recurso extraordinario es denegada por el tribunal ante el cual se
e’) el superior tribunal “de la causa” (de todas y de cualquiera) es siempre el tribunal superior debe interponer —que tiene que ser el “tribunal superior de la causa” en la que recayó la sentencia
de esa provincia; y, e”) sólo reviste carácter de sentencia “definitiva” para el acceso a la Corte
“definitiva” que se apela y, en las provincias, el superior tribunal de justicia local— se puede
Suprema la que debe dictar obligatoriamente ese mismo superior tribunal provincial sobre la
acudir en “queja” directamente ante la Corte Suprema. El recurso de queja —que también se ha
cuestión federal.
denominado recurso “de hecho”— debe reproducir el fundamento del recurso extraordinario
denegado y, además, atacar el fundamento de la resolución por la cual lo denegó el tribunal
62. — Una regla que —según el lineamiento del nº 61— nos parece apropiada para incorporar al derecho
público provincial podría tentativamente sugerirse así: “Todo tribunal provincial tiene competencia obligada, en inferior (“superior tribunal de la causa”).
cualquier tipo de causa judicial, para decidir las cuestiones constitucionales de naturaleza federal incluidas en la
misma; el superior tribunal de justicia de la provincia es, en su jurisdicción, y a los fines de las referidas El “per saltum” en el carril del recurso extraordinario
cuestiones, el tribunal superior de toda causa para dictar sentencia en ella”.
La norma equivalente de la constitución de San Juan puede verse en el cap. XLVII, nº 15. 67. — Para el “per saltum” como acceso a la instancia extraordinaria de la Corte salteando
instancias inferiores, remitimos al cap. XLVIII, acápite XII.
La perspectiva federalista en orden a la “sentencia definitiva” de los superiores tribunales V. LA JURISDICCION EXTRAORDINARIA DE LA CORTE
de provincia Y EL “CERTIORARI”
63. — Hay doctrina valiosa que considera una interferencia inconstitucional en las autonomías provinciales, y Su recepción en la ley 23.774
una paralela invasión a la competencia reservada que tienen las provincias para establecer su propio sistema
judiciario y procesal, todo este arsenal de pautas que, a partir de 1986, se ha establecido desde el nivel federal por 68. — La ley 23.774, del año 1990, incorporó el certiorari en el art. 280 del código procesal
el derecho judicial de la Corte Suprema.
civil y comercial, al que —para el caso de queja por denegación del recurso extraordinario—
Hace muchos años, habíamos compartido ese punto de vista. Ahora ya no, y seguramente fue el caso “Strada” remite el art. 285.
el que nos hizo repensar el tema. Con esa jurisprudencia actual de la Corte Suprema, el federalismo resulta
tonificado y reforzado. Según la nueva norma, la Corte puede, según su sana discreción y con la sola invocación del
En verdad, la unidad federal que componen e integran las provincias requiere que éstas participen en una art. 280, rechazar el recurso extraordinario en tres supuestos, que están tipificados así:
cuestión visceral para esa misma unidad, como es toda cuestión constitucional federal que se inserta en un proceso a) cuando falta agravio federal suficiente;
judicial cuyo trámite pertenece, por la autonomía de las provincias, a los tribunales provinciales.
b) cuando las cuestiones planteadas son insustanciales;
Seguramente, también los principios de participación federal y de lealtad federal convocan a que los
tribunales de provincia compartan con los tribunales federales la defensa de la constitución federal. Es bueno — c) cuando esas mismas cuestiones carecen de trascendencia.
por eso— que con carácter previo a la decisión final de la Corte Suprema en las cuestiones constitucionales
federales, sea el tribunal superior de cada provincia el que asuma su conocimiento y decisión. De este modo, es la Un agrupamiento de vocablos afines a los que emplea el art. 280 cuando tipifica las tres causales, y que ha
provincia a través del órgano máximo de su administración judiciaria local, la que en ejercicio de su autonomía sido de uso en el léxico propio del recurso extraordinario tradicional, puede ser el siguiente: cuestiones
aporta su cooperación y coadyuva a tonificar el federalismo autonómico de nuestros estados provinciales. insustanciales, insuficientes, baladíes, no bastantes, inatendibles, anodinas, intrascendentes, etc. (ver nº 23).
IV. EL PROCEDIMIENTO EN LA INSTANCIA EXTRAORDINARIA 69. — a) Fundamentalmente, el certiorari argentino es visto co-mo negativo, porque la norma
que lo habilita prevé supuestos en que la Corte puede excluir su intervención. Aun siendo así, hay
un perfil de certiorari positivo (implícito) porque ante la diversidad de causas llegadas a la c) en ejercicio de ese arbitrio razonable, la Corte puede aplicar el certiorari con diversas
jurisdicción apelada de la Corte, el tribunal que selec-ciona cuáles excluye en virtud del art. 280 alternativas: c’) para rechazar el recurso; c’’) para seleccionar cuál causa va a ser objeto de su
del código procesal, tam-bién opta por cuáles va a conocer y decidir. tratamiento; c’’’) no está obligada a conocer en aquéllas cuyo agravio es suficiente, o cuya
cuestión es sustancial o tiene trascendencia; c’’’’) cuando excluye una causa (inc. c’) puede
b) En ese ámbito discrecional, la opción de la Corte nos permite sostener con suficiente seguridad que aun limitarse a invocar el art. 280, o decidir fundar las razones del rechazo; c’’’’’) cuando resuelve la
cuando el agravio sea insuficiente, o la cuestión sea insustancial o intrascendente, si la Corte entiende que le cabe exclusión, y sólo hace remisión genérica al art. 280, no tiene necesidad de señalar cuál de las tres
intervenir está habilitada para hacerlo. Ello en razón de que el art. 280 no dice que “deberá” rechazar el recurso en causales en él previstas es la que motiva el rechazo.
los supuestos que enuncia, sino que “podrá”, lo que apunta al margen de voluntariedad que acabamos de
reconocer.
c) Asimismo, aun cuando quepa interpretar que la “ratio legis” de la reforma introducida por la ley 23.774 ha CAPÍTULO LI
sido la de atribuir discrecionalidad a la Corte para rechazar causas que reputa carentes de agravio suficiente, o de
sustan-cialidad o trascendencia, nos parece difícil inferir que la Corte tenga obligación de conocer en recursos LA JURISDICCION SUPRAESTATAL DE LA CORTE
cuyo agravio es suficiente, o cuya cuestión es sustancial o trascendente. INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
En suma, no tiene el deber de excluir su intervención en las hipótesis en que el art. 280 le da la facultad de
hacerlo, ni el de asumir necesariamente las con-trarias. I. LA JURISDICCIÓN INTERNA Y LA JURISDICCIÓN INTERNACIONAL. - La jurisdicción internacional en el Pacto
de San José de Costa Rica. - La jurisdicción internacional de la Corte Interamericana no configura “prórroga”
d) La discrecionalidad que el art. 280 del código procesal depara a la Corte se ha de entender abarcativa de
de la jurisdicción interna argentina. - La jurisdicción internacional de la Corte Interamericana no implica
dos cosas: una es la determinación de excluir una causa; otra, la de hacerlo invocando únicamente la facultad que violación a la “cosa juzgada” interna. - El juzgamiento internacional no implica una instancia de apelación
le discierne la citada norma o, si prefiere, fundando el por qué de la exclusión. revisora de la previa sentencia argentina. - El juzgamiento internacional no implica un nuevo juicio sobre la
e) La inexistencia de agravio federal suficiente, o de sustancialidad o trascendencia de la cuestión, solamente “misma materia” juzgada en sede interna. - El supuesto de una sentencia internacional opuesta a una previa
es evaluada por la propia Corte, de forma que no incumbe al tribunal “a quo” ante el cual se interpone el recurso sentencia argentina. -
expedirse sobre tales aspectos cuando dicta la resolución que concede o niega dicho recurso. La jurisdicción de la Corte Interamericana y nuestra jurisdicción interna.
70. — No cabe duda de que, tanto si la Corte emplea el certiorari para restringir como para
asumir el acceso de una causa, el certiorari argentino es un instrumento procesal discrecional en I. LA JURISDICCION INTERNA Y LA JURISDICCION
manos de la Corte. (Ver cap. XLVIII, nos. 106 a 109). INTERNACIONAL
71. — Se formulan objeciones de inconstitucionalidad a la habilitación discrecional que el art. La jurisdicción internacional en el Pacto de San José de Costa Rica
280 confiere a la Corte para rechazar un recurso extraordinario con la sola remisión a dicha
1. — Tenemos que abordar un tema inédito hasta hoy en el derecho constitucional argentino,
norma, sin necesidad de explayar otro fundamento.
cual es el de una instancia jurisdiccional supraestatal. Se trata de la jurisdicción de la Corte
No compartimos tal criterio, conforme al siguiente razonamiento: Interame-ricana de Derechos Humanos, con competencia para entender en presuntas violaciones
a) La circunstancia de que el art. 116 de la constitución obligue a que “todas las causas” que de nuestro estado a los derechos y libertades reconocidos por el Pacto de San José de Costa Rica.
por razón de materia componen el bloque de “constitución, leyes (federales) y tratados” tengan
posibilidad de acceso último a la jurisdicción federal (en nuestro caso, a la extra-ordinaria de la 2. — Al ratificar la República Argentina la Convención Americana de Derechos Humanos,
Corte), no impide que en el umbral de ese eventual acceso la Corte disponga de una válvula legal llamada Pacto de San José de Costa Rica, acató la jurisdicción internacional de la Comisión
para abrir o cerrar su intervención. Ello porque el art. 117 prevé su jurisdicción apelada de Interamericana de Derechos Humanos por tiempo indefinido, y la de la Corte Interame-ricana de
acuerdo a las reglas y excepciones que establezca el congreso, y tal es lo que ha hecho el Derechos Humanos bajo condición de reciprocidad, conforme lo estableció la ley 23.054,
congreso al dictar la ley 23.774. aprobatoria de la mencionada con-vención. El art. 2º de dicha ley dispuso: “reconócese la
b) El enfoque crítico del rechazo sin explicitar razones, y con la sola cita del art. 280, se competencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por tiempo indefinido, y de la
conecta con el tema de la arbitrariedad de sentencia. Es verdad que la propia Corte descalifica Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre todos los casos relativos a la interpretación o
como arbitraria a toda sentencia desprovista de fundamento razonable y que, sin dar ninguno, ella aplicación de esta con-vención, bajo condición de reciprocidad”.
misma rechaza recursos por aplicación del art. 280. No obstante, el vigor aparente de este
argumento se debilita si afirmamos que la ley que puede reglar y excepcionar la jurisdicción La jurisdicción internacional de la Corte Interamericana no configura “prórroga” de la
apelada de la Corte (art. 117) también puede suministrar los parámetros concisos a utilizar por la jurisdicción interna argentina
Corte a su sana discreción, de lo que infe-rimos que hay suficiente razonabilidad en la norma legal
3. — Hemos sostenido que conforme al art. 116 de nuestra constitución hay jurisdicción
que la auto-riza para rechazar recursos sin otra “razón” que la escueta remisión al art. 280.
federal improrrogable de nuestros tribunales en “todas” las causas que versan sobre puntos
regidos por los tratados. Ello plantea duda acerca de si el acatamiento prestado por nuestro estado
a la jurisdicción internacional de la Corte Interameri-cana configura un supuesto de “prórroga”
Nuestra interpretación de la ley 23.774 inconstitucional de la jurisdicción argentina. (Ver cap. XLVIII, nos. 10, 53 y 57).
A nuestro entender, en el caso no se produce prórroga alguna de la jurisdicción argentina.
72. — Como resumen, dejamos sentado nuestro criterio así: En efecto:
a) el art. 280 del código procesal según ley 23.774 no es inconstitu-cional; a) la prórroga supone que en vez de ser juzgado un caso por tribu-nales argentinos lo es por
b) tampoco lo es la habilitación que, con razonabilidad suficiente, permite a la Corte tribunales extranjeros; en el supuesto que analizamos, hay que destacar que: a’) la Corte
rechazar el recurso extraordinario con la sola cita del art. 280 mencionado, porque la remisión a Interamericana es un tribunal internacional (supraestatal) y no un tribunal de un estado
su sana discreción descarta la arbitrariedad; en suma, no es una autorización incondi-cionada para extranjero; a”) además, no se sustituye el juzgamiento por los tribunales argentinos, ya que para
incurrir en arbitrariedad, sino un reconocimiento de un margen de arbitrio político-jurídico que el acceso de un caso a la Corte Interamericana, previa intervención de la Comisión, los
reputamos propio de todos los órganos que son cabeza o titulares de un poder; particulares denunciantes de violaciones al Pacto de San José deben agotar, como principio, las
instancias internas ante los tribunales argentinos (las pocas excepciones a este principio no llegan
a desvirtuar nuestra afirmación); El supuesto de una sentencia internacional opuesta a una previa sentencia argentina
b) a la época de dictarse la constitución no se conocían tribunales “internacionales”, de forma que nuestra 7. — La situación más delicada se configura, sin duda, si en un proceso judicial ante
interpretación sobre la inconstitucionalidad de la prórroga de la jurisdicción argentina en causas federales por tribunales argentinos se dicta una sentencia que, en aplicación de la Convención, resuelve que no
razón de “materia” (regidas por tratados) sólo puede referirse a la prórroga a favor de tribunales “extranjeros”, o
sea, de otro estado, y nunca de tribunales internacionales como es la Corte Interamericana de Derechos Humanos;
se ha violado el derecho o la libertad presuntamente agraviados y, posteriormente, la Corte
por ello, consideramos que el supuesto actual careció de previsión en la constitución histórica, y que la integración Interamericana decidiera que Argentina ha violado dicho derecho o dicha libertad.
que hacemos del vacío normativo en el inc. a) es válida; En ese caso, habría sobre la misma violación dos decisiones opuestas: una interna
(argentina) y otra internacional.
c) eventualmente, ello se refuerza al tomar en cuenta que ahora el Pacto de San José de Costa
Rica tiene jerarquía constitucional por la reforma de 1994, y que en las “condiciones de su La oposición referida no significa, para nosotros, óbice alguno. Ya anticipamos en el nº 6 que lo que se juzga
vigencia” a que se refiere el art. 75 inc. 22 de la constitución ha de darse por incluido —para en jurisdicción interna primero y previamente, y lo que se juzga a posteriori en jurisdicción internacional, no es la
Argentina— el acatamiento a la jurisdicción supraestatal que colacionamos en el nº 2. “misma” cuestión en su total dimensión, atento fundamentalmente a la diferencia parcial del derecho aplicable.
Es útil insistir en que la sentencia que eventualmente puede dictar la Corte Interamericana afirmando que
La jurisdicción internacional de la Corte Interamericana no implica violación a la “cosa Argentina violó un derecho reconocido en el Pacto de San José no se ocupa ni preocupa por saber si, internamente,
juzgada” interna esa misma violación ha implicado o no una inconstitucionalidad, porque la Corte Interame-ricana no confronta las
normas del Pacto con las de nuestro derecho interno. Y esto es lo que interesa una vez que, consentida la
4. — Si un proceso judicial concluido en jurisdicción argentina (inclusive con sentencia de la Corte) deja jurisdicción supraestatal por nuestro país, se asume el riesgo de que una sentencia de la Corte Interamericana sea
abierta la posibilidad de que después se provoque la jurisdicción de la Corte Interamericana en razón de estar en susceptible de resultar opuesta a la que, en instancia final, se ha dictado anteriormente en jurisdicción interna.
debate que nuestro estado violó un derecho o una libertad consagrados en el Pacto de San José de Costa Rica, cabe
preguntarse: ¿se trata de una “revisión” internacional semejante a una instancia de apelación?; ¿se despoja al fallo La jurisdicción de la Corte Interamericana y nuestra jurisdicción interna
del tribunal argen-tino de su carácter de “definitivo”?; ¿se enerva la cosa juzgada interna?
8. — Nuestra comprensión de la doble jurisdicción —una interna y otra internacional— nos
El juzgamiento internacional no implica una instancia de apelación revisora de la previa lleva a sostener que ni la Corte Suprema de Justicia ha dejado de ser “Suprema” (y última
sentencia argentina instancia en nues-tra jurisdicción interna) ni la Corte Interamericana de Derechos Hu-manos es un
tribunal que revisa —o eventualmente “revoca”— sentencias argentinas. Se trata de dos
5. — A nuestro criterio, el acatamiento argentino a la jurisdicción internacional de la Corte jurisdicciones separadas que no intervienen en un mismo proceso, porque cada una se mueve en
Interamericana no implica instituir una suerte de juicio en dos instancias (una interna y otra su órbita propia, y las respectivas intervenciones no configuran instancias sucesivas de un mismo
internacional), porque la Corte Interamericana no actúa como tribunal de alzada respecto del proceso.
tribunal argentino que falló en sede interna, ni revisa —por ende— su sentencia. Se trata de un Remitimos al cap. XLII, nº 15, y cap. XLVIII, acápite XI.
proceso internacional que es independiente del tramitado ante tribunal argentino, o sea, de un
“nuevo juicio” distinto del anterior finiquitado en sede interna. 9. — En consecuencia, hay que afirmar que: a) contra las sentencias de la Corte Interamericana no procede en
jurisdicción argentina ningún recurso, ni siquiera el extraordinario ante nuestra Corte Suprema; b) la eventual
De todos modos, aunque el proceso internacional resulte autónomo, hay que saber si se vuelve a juzgar “de discrepancia entre una sentencia de tribunal argentino y la posterior de la Corte Interamericana no tiene ninguna
nuevo” lo mismo que “ya se juzgó” en el anterior proceso interno ante tribunales argentinos. A ello dedicamos el instancia ante la cual plantearse; c) la sen-tencia de la Corte Interamericana hace obligatorio su cumplimiento en
nº 6. jurisdicción argentina.
El juzgamiento internacional no implica un nuevo juicio sobre la “misma materia” juzgada en CAPÍTULO LII
sede interna
EL TITULO SEGUNDO DE LA CONSTITUCION SOBRE
6. — En primer lugar, lo que la Corte Interamericana decide con fuerza de cosa juzgada versa “GOBIERNOS DE PROVINCIA”
sobre la interpretación y aplicación de la Convención (Pacto de San José), en orden a establecer si
el estado parte (en el caso, Argentina) ha violado o no un derecho o una liber-tad contenidos en la I. LOS ARTÍCULOS 121 A 129. - Su significado e inventario. - El vocabulario. - El articulado. - II. EL ESTATUTO
misma Convención. ORGANIZATIVO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. -
Su naturaleza y contenido. - Remisiones.
En segundo lugar, si bien es cierto que el Pacto de San José de Costa Rica forma parte de
nuestro ordenamiento interno, la Corte Interamericana lo interpreta y aplica en cuanto tratado
internacional que obliga a nuestro estado tanto en jurisdicción interna como en jurisdicción
I. LOS ARTICULOS 121 A 129
internacional, y cuando verifica y falla que ha sido violado no toma en consideración los mismos
argumentos ni la misma “materia” que han juzgado previamente los tribunales argentinos
Su significado e inventario
(incluida nuestra Corte Suprema).
Decir esto significa recordar que la Corte Interamericana no entra al análisis de la 1. — El título segundo de la constitución fue siempre una especie de abreviatura de
constitucionalidad o inconstitucionalidad que de acuerdo al derecho interno pueden afectar al competencias que, en parte, sistematizaba mucho de lo que contenía el texto constitucional en el
acto o la omisión acusa-dos de violatorios al Pacto ante la jurisdicción supraestatal, lo que resto de sus normas.
demuestra que no hay identidad total de “materia” entre lo juzgado en sede interna y lo que se
Este perfil no ha desaparecido con la reforma de 1994, pero ha recibido retoques con nuevas
juzga en sede internacional.
competencias que ahora se agregan, y con la inserción de ese también nuevo sujeto de la relación
Por ende, tampoco se afecta la cosa juzgada de la sentencia argentina que, en última instancia, federal que es la ciudad autónoma de Buenos Aires.
hay que obtener —como principio— para luego poder acudir a la jurisdicción supraestatal.
Bien que con insistencia hemos recalcado que la ciudad de Bue-nos Aires no se equipara a
una provincia, la inclusión del art. 129 en este sector de la constitución reviste el alcance, a 7. — Art. 124:
nuestro criterio, de servir como presunción favorable a la autonomía de la ciudad cada vez que a) Para la regionalización, ver Tomo I, cap. VIII, acápite IV.
haya que despejar dudas o interpretar congruentemente normas ambiguas, y hasta para integrar
b) Para los convenios internacionales, ver Tomo II, cap. XXIX, nos. 48 a 51.
carencias normativas. Ello en todo cuanto hace a la situación de la ciudad autónoma en relación
con su condición de capital federal y con las autoridades y competencias del gobierno federal. c) Para los recursos naturales, ver Tomo I, cap. VIII, nos. 25 a 28.
2. — a) Para el poder en el derecho local, ver este Tomo III, cap. XXX, acápite V. 8. — Art. 125:
b) Para los gobiernos locales como “Autoridades de la Nación”, este Tomo III, cap. XXX, nº El primer párrafo, que mantiene el texto del anterior art. 107, se liga al viejo art. 67 inc. 16 —
57. hoy art. 75 inc. 18— y agrega competencias concurrentes sin usar tal denominación.
c) Para la entidad político-jurídica de las provincias en general, ver Tomo I, cap. VIII, nos. 13 a) Para los tratados parciales, ver Tomo II, cap. XXIX, nos. 46 y 47.
a 19. b) El nuevo segundo párrafo del art. 125 puede desdoblarse:
d) Para el federalismo en la reforma de 1994, ver Tomo I, cap. VIII, acápite IX. b’) Para las competencias locales en materia de seguridad social, ver Tomo II, cap. XXII, nos.
24 a 26.
El vocabulario b”) Para el progreso económico, hay que destacar una competencia concurrente entre estado
federal, provincias y ciudad de Buenos Aires, relacionando la norma de este art. 125 con la
3. — El tradicional dualismo de “estado federal-provincias” nos acostumbró a hablar de gobierno federal y
análoga que en el art. 75 inc. 19 primer párrafo, atribuye al congreso “proveer la conducente al
gobiernos provinciales, y de las respectivas compe-tencias calificadas con los dos mismos adjetivos.
progreso económico con justicia social”.
La actual intercalación del gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires, no siempre permite darlo por
incluido implícitamente con la mención de los gobiernos “provinciales” y sus recíprocas competencias, porque la b”’) Para el desarrollo humano, ídem. Ver también Tomo II, cap. XVI, nº 22 a), a’), a”), a”’);
ciudad no es una provincia y no se la equipara, ni por naturaleza ni por competencia. este Tomo III, cap. XXXIV, nº 42.
De ahí que, a veces, y en cuanto haya semejanza de la ciudad con las provincias, pueda genéricamente b””) Para la generación de empleo, ídem al inc. b”).
hacerse referencia a gobiernos “locales” y a competencias “locales”, si es que una cuestión determinada habilita
b””’) Para la educación, la ciencia, el conocimiento y la cultura, ídem. Ver también Tomo II,
a subsumir en esa categoría común a lo provincial y a lo propio de la ciudad.
cap. XIII, nos. 12 a 21; este Tomo III, cap. XXXIV, nº 43, incisos a) a f).
El articulado b”””) En general, ver también Tomo II, cap. XIV, nº 38.
4. — Art. 121: 9. — Art. 126:
a) Para los poderes no delegados por las provincias al gobierno federal, ver Tomo I, cap. a) Para su interpretación, ver Tomo II, cap. XX, nº 65.
VIII, nos. 7 a 12. b) Para las prohibiciones:
b) Para la ciudad autónoma de Buenos Aires, ver este Tomo III, cap. XXX, nos. 62 y 63. b’) Sobre el ejercicio de poderes delegados al gobierno federal, ver Tomo I, cap. VIII, nº 12
c) Para el reparto de competencias, ver Tomo I, cap. VIII, nº 10; este Tomo III, cap. XXX, nº a);
64. b”) Sobre competencias en materia de comercio y navegación, Tomo II, cap. XIV, nº 35, y
cap. XIX, nos. 58 a 61;
El art. 121 se liga a la prohibición que enuncia el art. 126 cuando dice que “las provincias no ejercen el poder
delegado a la nación”.
b”’) Sobre aduanas, Tomo II, cap. XIX, acápite IV;
b””) Sobre materia bancaria y monetaria, este Tomo III, cap. XXXIV, nos. 20 y 24.
d) Para los nuevos supuestos de competencias concurrentes en la reforma de 1994 entre
estado federal y provincias, ver: 10. — Art. 127:
d’) en relación con el art. 41 sobre el ambiente, Tomo II, cap. XV, nos. 13, 14, 17 y 18; Ver Tomo I, cap. VIII, nº 20 b) y 21; para los límites interpro-vinciales, este Tomo III, cap.
d”) en relación con el art. 75 inc. 17 sobre los pueblos indígenas, este Tomo III, cap. XXXIV, XLVIII, nº 77.
acápite V, especialmente nº 37;
11. — Art. 128:
d”’) en relación con el art. 75 inc. 2º sobre contribuciones indirectas y coparticipación Los gobernadores de provincia (que son “Autoridades de la Nación”) asumen el deber federal de hacer
federal impositiva, Tomo II, cap. XIX, nos. 43 y 44. cumplir la constitución y las leyes.
5. — Art. 122:
La norma describe, en convergencia con la primera parte del art. 123, la expresión de las 12. — Art. 129:
autonomías provinciales. Debe relacionarse con la garantía federal que depara el art. 5º (ver Ver Tomo I, cap. VIII, acápite V, y lo indicado con relación al art. 121 en el nº 4 inc. b).
Tomo I, cap. VIII, nº 48) y con el remedio excepcional de la intervención federal (Tomo I, cap.
VIII, acápite VII). II. EL ESTATUTO ORGANIZATIVO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
6. — Art. 123: Su naturaleza y contenido
a) Para la supremacía federal, ver Tomo I, cap. VIII, nos. 4 a 6 y 8; cap. IX, acápite V.
13. — El art. 129 dio la denominación de “Estatuto Organizativo” al ordenamiento que debía
b) Para la autonomía municipal, ver Tomo I, cap. VIII, acápite III.
dictar —y que dictó en 1996— el órgano de origen electivo convocado al efecto.
c) Para la competencia tributaria de los municipios, ver Tomo II, cap. XIX, acápite III.
Arduo debate se suscitó en torno de esa denominación. ¿El Estatuto era o no era una “constitución” para la 16. — Reiteramos las siguientes:
ciudad autónoma? a) Tomo I
No es propio de este Manual terciar en la disputa que, por otra parte, nos parece estéril, como tampoco lo es el cap. VI, nos. 27 a 29;
análisis de su contenido. Le dedicamos tan sólo un sucinto comentario por la novedad que en nuestra estructura
federativa ha significado la introducción de este nuevo ente político como sujeto de la relación federal. cap. VIII, acápite V, nos. 43 y 46; y nº 66;
b) Tomo II
Más allá de la discusión de vocabulario, recordemos que el preámbulo del Estatuto concluye cap. XVIII, nº 27;
afirmando que los representantes del pueblo de la ciudad “sancionamos y promulgamos la cap. XIX, nos. 46, 50, 52 y 53;
presente constitución como Estatuto Organizativo de la ciudad de Buenos Aires”. cap. XXII, nº 26;
cap. XXIX, nº 50;
14. — El articulado comienza así:
“Artículo 1º. - La Ciudad de Buenos Aires, conforme al principio federal establecido en la c) Este Tomo III
Constitución Nacional, organiza sus institu-ciones autónomas como democracia participativa y cap. XXX, nos. 57 y 58; y 62/63;
adopta para su gobierno la forma republicana y representativa. Todos los actos de gobierno son
cap. XXXI, nº 4;
públicos. Se suprimen en los actos y documentos oficia-les los títulos honoríficos de los
funcionarios y cuerpos colegiados. cap. XXXIV, nº 72;
cap. XXXV, nos. 75 y 77; 85; 107;
La Ciudad ejerce todo el poder no conferido por la Constitución Nacional al Gobierno
Federal.” cap. XXXVII, nº 11;
cap. XXXVIII, nº 123;
“Artículo 2º. - La Ciudad de Buenos Aires se denomina de este modo o como “Ciudad
Autónoma de Buenos Aires”. cap. XLII, acápite VII.
“Artículo 3º. - Mientras la Ciudad de Buenos Aires sea Capital de la República su Gobierno
coopera con las autoridades federales que residen en su territorio para el pleno ejercicio de sus
poderes y funciones…”
(La bastardilla es nuestra.)
El texto del Estatuto es sumamente extenso; tiene 140 artículos y 24 cláusulas transitorias. El
contenido abarca principios generales; una detallada declaración de derechos y garantías; una
serie de políticas especiales que cubren un arco amplio de materias y cues-tiones, para luego
entrar al detalle de la estructura orgánica y fun-cional del poder.
15. — Una sola reflexión merece no ser omitida.
Cuando se promulgó el Estatuto surgieron objeciones centradas fundamentalmente en el
argumento de que, por no ser una consti-tución, había excedido sus límites al desarrollar una
“parte dogmática” que, según ese enfoque, le era impropia y ajena.
La debilidad del alegato cae sin esfuerzo cuando, más allá nue-vamente del nombre asignado
al Estatuto y hasta de su naturaleza ontológica, damos por seguro que todo ordenamiento jurídico-
político destinado a una comunidad territorialmente demarcada y dotada de autonomía incluye y
resuelve necesariamente en su contenido —sea breve o extenso— dos cuestiones: a) la manera de
situar a las personas en esa comunidad (parte dogmática), y b) la organización del poder (parte
orgánica).
Que acaso la primera cuestión quede silenciada en la implicitud, no desmiente nuestra convicción. Nunca una
convivencia social afincada geográficamente deja fuera de su organización jurídico-política la materia referida al
modo como los seres que comparten aquella convivencia quedan instalados en sus relaciones con el poder y entre
sí mismos.
Si al término “Estatuto Organizativo” que consigna el art. 129 se lo pretendió circunscribir a
la “organización” de la estructura de po-der, se olvidó que además de un “estado-aparato”
siempre hay ines-cindiblemente unido un “estado-comunidad”, según enseña Pablo Lucas Verdú,
y que se trata de las dos caras de una misma moneda: la convivencia política.
En la ciudad de Buenos Aires hay seres humanos que conviven; un “Estatuto” que organiza a
la ciudad los abarca y los instala, y cuando organiza al poder lo organiza “para” proveer al
bienestar de los convivientes.
Remisiones
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provinciales”, J.A., 1º/II/78.
—Tawil, Guido S., “Recurso ordinario de apelación ante la Corte Suprema de Justicia”, Bs. As., 1990.
CAPÍTULO LII
CAPÍTULO XLIX —Collautti, Carlos E., “Los intereses del estado nacional y el artículo 129 de la constitución”, La Ley, 11/VII/97.
—“Constitución de la ciudad autónoma de Buenos Aires”, Ed. Universidad, Bs. As., 1996.
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—Frías, Pedro J., “¿Qué autonomía para Buenos Aires?”, La Ley, 26/VI/95.
—Spota, Alberto Antonio, “Naturaleza político-institucional de la ciudad de Buenos Aires en el texto de la
constitución vigente a partir de agosto de 1994”, La Ley, 28/II/95.
—Sabsay, Daniel Alberto, “La Ciudad de Buenos Aires y la reforma constitucional”, La Ley Actualidad, 9/V/95. CAPÍTULO XXX
—Ezquiaga, Marcelo Gabriel, “Buenos Aires, ciudad autónoma permanente, capital federal transitoria”, La Ley
Actualidad, 4/V/95. LA PARTE ORGANICA
—Creo Bay, Horacio D., “Nuevo régimen jurídico institucional de la ciudad de Buenos Aires”, La Ley, 7/XI/94.
—De la Rúa, Jorge, “El nuevo status jurídico de la ciudad de Buenos Aires”, La Ley, 17/XI/94. I. EL PODER:
—Masnatta, Héctor, “La autonomía de la ciudad de Buenos Aires”, La Ley, 19/IX/96. Su encuadre .................................................................. 9
—Ferreyra, Raúl Gustavo, “La constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, Ed. Depalma, Bs. As., El gobierno y los órganos .............................................. 11
1997.
La competencia ......................................................... 11
—De autores varios (Compiladora: Hilda María Herzer), “Ciudad de Buenos Aires - Gobierno y
descentralización”, Colección CEA-CBC, Bs. As., 1996.
Los órganos “extrapoderes” ........................................... 12
—Argüello, Jorge, “Autonomía de la Ciudad de Buenos Aires. Aportes para la discusión sobre sus alcances Los “sujetos auxiliares” ................................................. 13
constitucionales”, La Ley, 8/II/95. Las relaciones en los órganos del poder ........................ 13
—Marienhoff, Miguel S., “La ‘autonomía’ de la ciudad de Buenos Aires y la constitución nacional de 1994”, El
Derecho, 19/IX/95. II. LA LLAMADA “DIVISIÓN DE PODERES:
—Quiroga Lavié, Humberto, “La constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, La Ley, 17/II/97. La “triada” de poderes y su finalidad............................. 14
—Bazán, Víctor, “La constitución de la ciudad de Buenos Aires, ¿Estatuto de avanzada o catálogo de deseos?”, El derecho judicial en materia de división de poderes ... 15
Revista “Entre Abogados”, Foro de Abogados de San Juan, año IV, nº 9. Otros principios “divisorios” .......................................... 16
—“Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, comentada por Marcelo Alberto López Alfonsín.
Comentario preliminar de Félix Roberto Loñ, Ed. Estudio, Bs. As., 1997.
La clasificación de las funciones del poder .................... 17
—Gil Domínguez, Andrés, “Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, Ed. Eudeba, Bs. As., 1997. La gradación de las funciones del poder .................... 18
—Vanossi, Jorge Reinaldo, “Régimen político de la ciudad de Buenos Aires, la autonomía municipal y sus Una nueva clasificación de las funciones del poder ... 19
limitaciones. Controversias”. Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, Bs. As., 1995. La “politicidad” de las funciones del poder .................... 19
El paralelismo de las competencias............................... 20
La competencia y la zona de reserva ............................. 20
El diagrama de la competencia ..................................... 21
La “delegación” y la “imputación” de competencia y
de funciones .................................................................. 22
Los principales perfiles de la competencia .................... 23
Los tres nuevos órganos extrapoderes de los
artículos 85, 86 y 120 ............................................... 25
Algunas otras puntualizaciones ..................................... 26
III. EL NUEVO ESQUEMA DEL PODER EN LA REFORMA DE
1994:
Su diseño ...................................................................... 28
La participación de unos órganos en otros ajenos......... 29
La Comisión Bicameral Permanente del congreso ...... 30
El poder ejecutivo.......................................................... 30
Los órganos de control .................................................. 31
El poder judicial ............................................................ 31
Los partidos políticos .................................................... 31
Los controles ................................................................. 32
La descentralización política ......................................... 32
IV. EL ARTICULO 36 Y EL PODER:
Su relación .................................................................... 32
El bien jurídico penalmente tutelado .......................... 33
Los actos de fuerza incriminados .................................. 34
Las sanciones penales .............................................. 35
La ética pública ............................................................. 36
El delito doloso contra el estado ................................ 36
V. EL PODER EN EL DERECHO PUBLICO PROVINCIAL Y
EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES:
Los gobiernos locales son “Autoridades de la Nación” ... 36
VI. EL REPARTO DE COMPETENCIAS DESPUES DE LA El juicio de la elección por las cámaras ...................... 64
REFORMA DE 1994: Las sesiones ordinarias ................................................. 66
Estado federal, provincias, municipios y ciudad de Las sesiones “de prórroga” y “extraordinarias” .............. 67
Buenos Aires ................................................................. 37
Algunos deslindes específicos ................................... 39 III. EL TRABAJO PARLAMENTARIO:
El tiempo....................................................................... 68
VII. EL PODER Y LAS EPOCAS DE FACTO: La forma ........................................................................ 69
La emergencia revolucionaria........................................ 41 La igualdad de ambas cámaras ..................................... 70
El funcionamiento del poder ......................................... 42 La simultaneidad de las sesiones .................................. 70
La publicidad de las sesiones ........................................ 70
VIII. LAS PRESIONES SOBRE EL PODER: El quorum ..................................................................... 71
Su descripción .............................................................. 44 El derecho de la minoría ............................................ 71
Los factores de presión y los factores de poder ............. 45 Casos varios respecto del quorum ............................. 72
Su permanencia ........................................................ 45 El quorum especial en la reforma de 1994 ................. 72
Nuestra valoración ........................................................ 46 Las comisiones del congreso ......................................... 74
CAPÍTULO XXXI IV. LOS PRIVILEGIOS E INMUNIDADES:
Su significado ............................................................... 75
EL CONGRESO Su clasificación ............................................................. 76
A) El juicio de las elecciones.......................................... 77
I. EL “ORGANO” CONGRESO: B) El reglamento de cada cámara .................................. 77
El “poder legislativo” ..................................................... 47 C) El poder disciplinario ................................................ 77
La reforma de 1994................................................... 48 El poder disciplinario frente a terceros extraños a
La representación política ............................................. 49 la cámara.................................................................. 78
La “representatividad” .............................................. 49 El derecho judicial en materia de poder
El bicamarismo ............................................................. 50 disciplinario .............................................................. 79
El bicamarismo en las legislaturas provinciales ......... 51 D) La inmunidad de expresión ...................................... 80
La pertenencia de las bancas del congreso.................... 51 El derecho judicial en materia de inmunidad de
Las bancas de los senadores .................................... 52 expresión .................................................................. 81
La Auditoría. General y el Defensor del Pueblo ............. 53 Nuestra posición valorativa ....................................... 81
E) La inmunidad de arresto........................................... 82
II. LA CAMARA DE DIPUTADOS: ¿Qué pasa después del arresto? ............................... 84
El número de diputados ................................................ 54 F) El desafuero .............................................................. 84
La interpretación de los arts. 45 y 46: el mínimo de Delito anterior a la elección........................................ 86
“dos” diputados por jurisdicción ................................ 55 El desafuero y el juicio político ................................... 86
La elección, los requisitos, y la duración de los El derecho judicial en materia de desafuero .............. 86
diputados ...................................................................... 56 Nuestra posición valorativa ....................................... 87
Los privilegios en sede judicial ...................................... 00
III. LA CAMARA DE SENADORES: Los privilegios durante el estado de sitio ....................... 87
Su integración ............................................................... 57 Los privilegios que las constituciones provinciales
La elección, los requisitos y la duración de los acuerdan a sus legisladores .......................................... 88
senadores ...................................................................... 57 G) La llamada “interpelación” ........................................ 88
El período transitorio posterior a la reforma de Las facultades de investigación de las cámaras y
1994 ......................................................................... 58 del congreso .................................................................. 90
El vicepresidente de la república ................................... 59 Las pautas básicas ................................................... 91
IV. LAS INCOMPATIBILIDADES Y LA REMUNERACIÓN DE LOS
LEGISLADORES .............................................................. 60 CAPÍTULO XXXIII
LA COMPETENCIA DEL CONGRESO FUERA DEL ARTICULO 75
CAPÍTULO XXXII
I. LAS COMPETENCIAS DISPERSAS EN LA CONSTITUCION:
EL DERECHO PARLAMENTARIO La reforma de la constitución........................................ 93
Los actos que deben cumplirse con participación y
I. SU CONTENIDO .............................................................. 63 consentimiento provinciales .......................................... 94
A) La sede de la capital federal ................................. 94
II. LAS SESIONES DEL CONGRESO....................................... 64 B) Las nuevas provincias .......................................... 95
Las sesiones “preparatorias” ......................................... 64 C) ¿La “fijación” de límites de las provincias? ............ 95
D) La coparticipación federal impositiva ..................... 96
E) Otros casos ........................................................... 97
Las competencias suprimidas en la revisión VII. LAS POLITICAS DE DERECHOS HUMANOS:
constitucional de 1860.................................................. 97 El marco global ............................................................. 124
Otras competencias....................................................... 98 Una norma específica: el inciso 23 del artículo 75 ........ 125
II. LAS OBLIGACIONES DE OMISION COMO LIMITES A LA VIII. EL INCISO 20:
COMPETENCIA: Su contenido ................................................................. 126
Las prohibiciones al congreso ....................................... 101 La amnistía ............................................................... 127
III. EL ARTICULO 85 ............................................................. 103 IX. LAS RELACIONES CON EL PODER EJECUTIVO.................. 128
X. LAS RELACIONES CON LA IGLESIA CATOLICA ................... 128
CAPÍTULO XXXIV
XI. EL ESTADO DE SITIO ...................................................... 128
LA COMPETENCIA DEL CONGRESO EN EL ARTICULO 75
XII. LAS RELACIONES INTERNACIONALES:
I. EL SISTEMA AXIOLOGICO: Los límites internacionales............................................ 128
El art. 75 y la parte dogmática ...................................... 105 Los tratados internacionales ......................................... 130
Los tratados de derechos humanos .......................... 130
II. EL SISTEMA RENTISTICO Y FINANCIERO: Las represalias .............................................................. 131
El artículo 4º, los recursos, y la emisión monetaria ...... 106 La guerra ...................................................................... 131
El régimen aduanero y la circulación territorial ............ 107
Los impuestos y contribuciones .................................... 108 XIII. LOS LIMITES INTERPROVINCIALES .................................. 131
Los empréstitos, operaciones financieras, y correos ...... 108
El empréstito “forzoso” .............................................. 109 XIV. LOS LUGARES SOMETIDOS A JURISDICCION FEDERAL .... 132
Los subsidios “a” y “de” las provincias ...................... 110
El “arreglo” de la deuda ............................................ 110 XV. LA INTERVENCION FEDERAL ........................................... 132
El presupuesto .............................................................. 111
La cuenta de inversión .............................................. 112 XVI. LOS PODERES MILITARES ............................................... 132
Las competencias en materia bancaria y monetaria...... 113
La emisión de billetes por las provincias .................... 114 XVII. LOS PODERES IMPLICITOS:
La moneda extranjera ............................................... 115 Su concepto: el inciso 32 del art. 75 ............................. 132
La facultad de los jueces parar admitir la Los poderes implícitos “dentro” y “fuera” del inc. 32 ..... 132
depreciación monetaria ............................................. 115 Los poderes implícitos en nuestro régimen ................... 133
Los poderes implícitos del congreso en relación con
III. EL SISTEMA COMERCIAL: los gobiernos de provincia ......................................... 134
El comercio ................................................................... 115 APENDICE: Correlación entre el anterior artículo 67
La cláusula comercial en nuestro régimen .................... 116 y el artículo 75 actual ................................................... 135
El sistema de pesos y medidas ...................................... 116
IV. EL INCISO 12:
Remisiones .................................................................... 117 CAPÍTULO XXXV
V. LA CLAUSULA DE LOS PUEBLOS INDIGENAS: LA LEY
El sentido del inciso 17 ................................................. 117
Reconocimiento, respeto, y garantías ............................ 118 I. LA SANCION DE LA LEY EN SU ASPECTO SUSTANCIAL:
La operatividad y el desarrollo legislativo ...................... 120 Su noción ...................................................................... 140
La etapa exclusivamente congresional en el proceso
VI. LAS POLITICAS PARA EL DESARROLLO, LA CULTURA Y de formación de la ley ................................................... 140
LAS CUESTIONES POBLACIONALES: La ley ............................................................................ 141
El inciso 18 del art. 75 .................................................. 121 La “forma” de ley en los actos del congreso ................... 142
La reforma de 1994 al artículo 75 ................................. 121 Las previsiones de la constitución ............................. 142
El desarrollo .................................................................. 122
La educación, la ciencia, y la cultura ............................ 122 II. LA SANCION DE LA LEY EN SU ASPECTO PROCESAL:
Las políticas en orden a la población ............................ 123 Su ubicación en el proceso de formación de la ley ........ 144
La política demográfica ............................................. 123 Los mecanismos constitucionales de la sanción de la
Los privilegios y recompensas ....................................... 124 ley ................................................................................. 147
La cámara de origen ................................................. 148 Las leyes “reglamentarias” de los tratados
La iniciativa popular .................................................. 149 internacionales.......................................................... 178
La sanción en comisión ............................................. 150 Las leyes reglamentarias de los derechos personales .... 179
La sanción mediante consulta popular vinculante ...... 151 La ley sobre derecho de réplica ................................. 179
El quorum especial .................................................... 152 La ley sobre el jurado ................................................ 180
El control judicial de constitucionalidad sobre el El derecho ambiental .................................................... 180
procedimiento de sanción de la ley................................ 154 El código rural .............................................................. 181
El derecho de los recursos naturales ............................ 181
III. LAS PROHIBICIONES Y SUS EXCEPCIONES: La ley sobre partidos políticos y sistema electoral ......... 181
El sentido del principio prohibitivo ............................... 155 La ley sobre comunidades religiosas y libertad
La delegación legislativa ................................................ 155 religiosa......................................................................... 182
La naturaleza de la norma dictada con forma de Las leyes sobre entidades colectivas.............................. 182
decreto en virtud de la delegación ............................. 157 La ley de educación ....................................................... 182
La delegación a organismos administrativos ............. 157 La ley de universidades nacionales ............................... 183
¿Subsiste la delegación llamada “impropia”? ............ 158 La legislación sobre los pueblos indígenas .................... 184
El control judicial ....................................................... 159 La ley de tránsito .......................................................... 184
La caducidad ............................................................ 159 Otras leyes .................................................................... 184
La sanción tácita ....................................................... 160 El derecho procesal constitucional ................................ 185
El trámite legislativo ..................................................... 161 La reglamentación legal del acceso a la jurisdicción
A) La aprobación ....................................................... 161 federal ........................................................................... 185
B) El rechazo ............................................................. 161
C) Los proyectos adicionados o corregidos ................. 162
D) Los proyectos vetados ........................................... 163 CAPÍTULO XXXVI
D’) La promulgación parcial de las leyes .................... 164
LAS COMPETENCIAS PRIVATIVAS DE CADA CAMARA
E) Qué es lo sancionado por el congreso .................... 164
F) La fórmula de la sanción ....................................... 164
I. LAS COMPETENCIAS QUE EN PIE DE IGUALDAD POSEE
La derogación de las leyes ............................................. 165
CADA UNA DE LAS CAMARAS:
Su noción ...................................................................... 187
IV. LAS FACULTADES LEGISLATIVAS DEL CONGRESO:
Los privilegios parlamentarios....................................... 187
Las clases de leyes que dicta el congreso ...................... 166
Los poderes implícitos ................................................... 188
Las leyes “federales” o “especiales” ................................ 166
Las leyes de “derecho común” ....................................... 167 II. LAS COMPETENCIAS DE LA CAMARA DE DIPUTADOS:
El código penal .......................................................... 168 El artículo 52 de la constitución ................................... 188
El código de comercio ................................................ 169 Los artículos 39 y 40 de la constitución ........................ 188
La “federalización” del derecho común .......................... 169
Hipótesis de novación en la naturaleza de las leyes .. 170 III. LAS COMPETENCIAS DEL SENADO:
El inciso 12 del art. 75 y la “reserva” de las Su concepto .................................................................. 189
jurisdicciones locales .................................................... 170 Los distintos casos ........................................................ 189
El art. 126 y la competencia provincial sobre el El senado como cámara de origen ................................. 190
derecho común ............................................................. 171
Las leyes locales del congreso ....................................... 171 IV. EL JUICIO POLITICO:
Las leyes cuyo contenido queda condicionado por la Su encuadre constitucional .......................................... 190
constitución .................................................................. 172 La reforma constitucional de 1994 ................................ 190
Ejemplos de “opciones” legislativas ........................... 173 La intervención de cada cámara en nuestro régimen .... 191
Las leyes “secretas” ....................................................... 174 Los funcionarios enjuiciables, las causales y la
Las leyes retroactivas y diferidas................................... 174 tramitación del juicio político ........................................ 192
La legislación “de facto”................................................. 174 La naturaleza y el procedimiento ............................... 195
La “ilegalidad” de leyes del congreso y la colisión La no reiteración de un nuevo procedimiento por los
entre ellas ..................................................................... 175 mismos hechos.......................................................... 196
El juicio político como “ante-juicio” para habilitar el
V. LA COMPETENCIA DEL CONGRESO SOBRE proceso penal ................................................................ 196
DETERMINADAS LEGISLACIONES, Y SU NATURALEZA: Una teoría disidente .................................................. 197
El código de derecho aeronáutico .................................. 176 El juicio político a ex-funcionarios ................................ 198
El código aduanero ....................................................... 176 El control judicial sobre el juicio político....................... 198
La ley de navegación ..................................................... 176 El derecho judicial de la Corte Suprema sobre la
La ley de bancarrotas, quiebras o concursos ................ 176 justiciabilidad ........................................................... 199
El derecho del trabajo y de la seguridad social.............. 177 Nuestra crítica valorativa al juicio político .................... 200
Los tratados internacionales ......................................... 177
El juramento del sucesor .............................................. 224
A) Juramento del vicepresidente ................................ 224
CAPÍTULO XXXVII B) Juramento de los otros funcionarios ...................... 224
La vacancia de la vicepresidencia.................................. 225
EL PODER EJECUTIVO
VI. LA ELECCION PRESIDENCIAL:
I. LA NATURALEZA DEL PODER EJECUTIVO: La elección directa ........................................................ 226
El poder ejecutivo como poder originario ...................... 201 El ballotage ................................................................... 227
La función a cargo del poder ejecutivo .......................... 202 El cómputo de los votos en blanco ................................ 230
II. LA DENOMINACION Y EL CARACTER DEL PODER
EJECUTIVO: CAPÍTULO XXXVIII
El “nombre” del poder ejecutivo en nuestro derecho
constitucional del poder ................................................ 202 LA COMPETENCIA DEL PODER EJECUTIVO
La unipersonalidad de nuestro poder ejecutivo ............. 203
El vicepresidente ........................................................... 204 Su carácter ................................................................... 232
La reforma constitucional de 1994 ................................ 232
III. EL PRESIDENCIALISMO EN LA REFORMA
I. LAS JEFATURAS PRESIDENCIALES:
CONSTITUCIONAL DE 1994:
Antes y después de la reforma de 1994 ......................... 233
El juicio sobre su moderación o su refuerzo .................. 204
La jefatura del estado .................................................... 234
Las competencias presidenciales y la inserción del jefe
La jefatura de gobierno ................................................. 234
de gabinete .................................................................... 205 La jefatura de la administración ................................... 235
El poder reglamentario .............................................. 206 La jefatura de las fuerzas armadas ............................... 236
La “delegación” ......................................................... 207
El refrendo ................................................................ 207 II. LA ADMINISTRACION PUBLICA:
Las competencias presidenciales en las relaciones La dualidad “presidente de la república” y “jefe de
interórganos .................................................................. 208 gabinete” ....................................................................... 236
La Comisión Bicameral Permanente .......................... 209 Las clases de administración ........................................ 240
El balance ..................................................................... 209 La función administrativa y el “acto administrativo” ..... 241
La descentralización autárquica.................................... 242
IV. EL ACCESO AL CARGO Y LA PERMANENCIA EN EL
MISMO: III. LOS REGLAMENTOS ADMINISTRATIVOS:
Las condiciones de elegibilidad ..................................... 210 Su noción ...................................................................... 243
A) La ciudadanía ....................................................... 210 A) Los decretos reglamentarios...................................... 243
B) La religión ............................................................. 211 El exceso reglamentario ............................................. 244
C) La renta ................................................................ 212 Los decretos reglamentarios y la “delegación
D) Los otros requisitos exigidos para ser elegido impropia” .................................................................. 245
senador ................................................................ 212 La facultad reglamentaria a cargo de organismos
Cuándo deben reunirse los requisitos ........................ 213 administrativos dependientes del poder ejecutivo ...... 246
La facultad reglamentaria de las leyes a cargo del
La duración en el ejercicio del cargo, y la reelección ..... 214
jefe de gabinete ......................................................... 246
El sueldo ....................................................................... 215
B) Los reglamentos autónomos ..................................... 246
La incompatibilidad ...................................................... 215
C) Los reglamentos delegados ....................................... 247
El juramento ................................................................. 215 El problema de la “delegación” por ley para que la
administración sancione faltas y contravenciones ..... 247
V. LOS PROBLEMAS VINCULADOS CON LA ACEFALIA: D) Los reglamentos de necesidad y urgencia ................. 248
La acefalía del poder ejecutivo....................................... 216
El artículo 88 de la constitución ................................... 216 IV. LOS DECRETOS DE NECESIDAD Y URGENCIA:
Las causales de acefalía ................................................ 217 El artículo 99 inciso 3º.................................................. 249
A) La inhabilidad....................................................... 218 Las normas, y la praxis antes de la reforma de
B) La ausencia .......................................................... 219 1994 ......................................................................... 249
C) La muerte y la renuncia ........................................ 220 El trámite, sus etapas, y su desembocadura................. 250
D) La destitución ....................................................... 220 La prohibición de aprobación ficta ............................. 251
La sucesión el vicepresidente ........................................ 220 La Comisión Bicameral .............................................. 251
La “determinación” del sucesor por el congreso ............ 221 Los presupuestos de procedencia.................................. 251
La interpretación del artículo 88 ................................ 222 ¿La “emergencia”?: un reenvío al artículo 76 ............. 252
La ley de acefalía Nº 20.972 .......................................... 222 El control judicial .......................................................... 253
El supuesto de omisión por el poder ejecutivo en Los casos en que no procede ......................................... 278
calificar un decreto de necesidad y urgencia ................. 255 El indulto en jurisdicción provincial ........................... 278
El supuesto de omisiones en el trámite inmediato al
dictado del decreto ........................................................ 256 X. LAS RELACIONES INTERNACIONALES:
La prohibición actual de dictar decretos de necesidad La conducción de las relaciones exteriores y la
y urgencia ..................................................................... 256 representación internacional del estado ........................ 278
Los tratados .................................................................. 279
V. LA PARTICIPACION EN EL PROCESO LEGISLATIVO: Remisiones................................................................ 279
Las fases del proceso legislativo en las que interviene La ratificación de tratados de derechos humanos
el poder ejecutivo .......................................................... 257 con jerarquía constitucional ....................................... 279
La iniciativa y la promulgación de la ley........................ 257
La fase de eficacia ......................................................... 258 XI. LOS PODERES MILITARES ............................................... 280
Las leyes “secretas” .................................................. 259
El “momento” a partir del cual la ley produce efectos ... 259 XII. EL ESTADO DE SITIO ...................................................... 280
El veto ........................................................................... 260
El plazo para vetar .................................................... 261 XIII. LOS “ACTOS DE GOBIERNO”:
La “forma” del veto.................................................... 261 La actividad “política” del poder ejecutivo ..................... 280
La difícil coordinación de los arts. 80 y 83 ................. 262 El acto “institucional” ................................................ 280
Los actos del congreso que pueden vetarse ............... 262 La intervención federal .................................................. 281
La promulgación parcial de las leyes............................. 263 APENDICE: Correlación entre el anterior artículo 86
El derecho judicial anterior a 1994 en materia de y el artículo 99 actual ................................................... 283
veto parcial y de promulgación parcial ....................... 264
La reforma de 1994................................................... 265
CAPÍTULO XXXIX
VI. LOS NOMBRAMIENTOS:
Su noción ...................................................................... 266 LOS ORGANOS DEPENDIENTES DEL PODER EJECUTIVO
La designación de los jueces federales: las
innovaciones en la reforma de 1994.............................. 266 I. LA FISONOMIA GENERAL................................................. 287
La terna del Consejo de la Magistratura........................ 268
La inamovilidad de los jueces........................................ 268 II. EL JEFE DE GABINETE DE MINISTROS ............................ 288
El acuerdo del senado ................................................... 269 Las competencias del jefe de gabinete ........................... 288
La duración del acuerdo ............................................ 270 La relación con el congreso ........................................... 291
La renuncia de los jueces .......................................... 270 Nuestra valoración .................................................... 293
La designación y remoción de los diplomáticos ............. 271
La designación de los oficiales de las fuerzas III. EL MINISTERIO:
armadas ........................................................................ 271 El jefe de gabinete y el ministerio .................................. 293
La designación de los ministros del poder ejecutivo ...... 271 Organo colegiado y complejo ......................................... 293
La designación de otros agentes .................................... 272 La ley de ministerios ..................................................... 294
El acuerdo senatorial para cargos que no lo El nombramiento y la remoción .................................... 295
requieren por la constitución ...................................... 272 La competencia ministerial ........................................... 295
La estabilidad del empleado publico .......................... 272 La responsabilidad ministerial .................................. 296
Las incompatibilidades ............................................. 296
VII. LOS NOMBRAMIENTOS “EN COMISION”:
Las relaciones del ministerio con el congreso ................ 296
El inciso 19 del artículo 99 ........................................... 273
Las inmunidades y los privilegios ministeriales ......... 297
El acuerdo senatorial posterior al nombramiento en
comisión........................................................................ 274 Las secretarías de estado .............................................. 297
La relación del jefe de gabinete con los ministros.......... 297
VIII. LAS RELACIONES CON EL CONGRESO:
Su noción ...................................................................... 275 IV. OTROS ORGANISMOS ...................................................... 298
La apertura de las sesiones ........................................... 275
La prórroga de las sesiones ordinarias y la V. LA ADMINISTRACION PUBLICA Y LOS ADMINISTRADOS:
convocatoria a extraordinarias ...................................... 275 El por qué del tema ....................................................... 299
La “ausencia” del presidente ......................................... 275 El “procedimiento” administrativo ................................. 299
La renuncia del presidente ............................................ 276 Los principios que rigen el procedimiento
administrativo ........................................................... 300
IX. EL INDULTO: Los recursos administrativos ..................................... 300
Su concepto .................................................................. 276 La extinción de los actos administrativos ...................... 301
La oportunidad de concederlo ....................................... 276 La inmutabilidad del acto administrativo que genera
derechos subjetivos ................................................... 302 El diseño del órgano ...................................................... 324
La “cosa juzgada” administrativa .............................. 302 Las competencias .......................................................... 326
La legitimación procesal ................................................ 327
Las áreas sujetas a control ........................................... 328
CAPÍTULO XL El control de “funciones administrativas públicas”..... 329
El ámbito federal de actuación .................................. 330
EL “PODER” MILITAR El juicio valorativo......................................................... 330
I. LAS FUERZAS ARMADAS:
El “órgano castrense” .................................................... 305 CAPÍTULO XLII
“Poder militar” y “poder civil” ........................................ 306
La abolición del fuero militar como fuero “personal” ..... 306 EL PODER JUDICIAL
La “defensa nacional” y la “seguridad interior”.............. 307
I. SU ESTRUCTURA Y CARACTER ........................................ 331
II. LOS “PODERES MILITARES” DEL CONGRESO.................... 307 Las normas de la constitución sobre el poder judicial ... 334
A) En caso de guerra ..................................................... 308 La solución de conflictos fuera del poder judicial .......... 335
B) Sobre las fuerzas armadas ........................................ 308 La mediación prejudicial obligatoria .......................... 336
La jurisdicción militar ................................................... 309 Una exclusión inconstitucional del libre acceso a la
justicia ...................................................................... 337
III. LOS “PODERES MILITARES” DEL PRESIDENTE:
Su concepto .................................................................. 309
II. LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: ..................................
El poder disciplinario .................................................... 310
La creación y composición de la Corte Suprema ........... 337
La naturaleza de los actos en ejecución de los
El juramento de sus miembros .................................. 337
poderes militares........................................................... 310
El sentido institucional de la Corte Suprema ................ 338
La “supremacía” de la Corte “Suprema” .................... 340
IV. LA JURISDICCION MILITAR PENAL Y LOS TRIBUNALES
La “división” de la Corte en “salas”................................ 340
MILITARES:
El presidente de la Corte Suprema................................ 341
El fuero militar como fuero real .................................... 310
Su nombramiento ...................................................... 341
El artículo 75 inciso 27 ................................................. 311
Su renuncia............................................................... 341
La competencia “potestativa” para crear tribunales
La actividad de la Corte Suprema que no es judicial ..... 342
militares ........................................................................ 311
Los delitos “militares”.................................................... 312
III. LA INAMOVILIDAD DE LOS JUECES:
La naturaleza de los tribunales militares ...................... 312
Su alcance .................................................................... 342
La revisión judicial ........................................................ 312
La inamovilidad de los jueces provinciales .................... 343
La naturaleza “federal” del código militar ...................... 313
La coordinación entre la jurisdicción militar penal y
IV. OTRAS GARANTIAS:
el art. 116 ..................................................................... 313
El sueldo ....................................................................... 344
Las incompatibilidades ................................................. 346
V. LA JURISDICCION MILITAR Y LOS CIVILES:
La sujeción de civiles a los tribunales militares ............ 314
V. LAS FACULTADES DISCIPLINARIAS DEL PODER JUDICIAL:
El deber militar de los civiles ........................................ 315
Su noción ...................................................................... 346
CAPÍTULO XLI
El derecho judicial en materia de poder disciplinario .... 347
LOS NUEVOS ORGANOS DE CONTROL “EXTRAPODERES” VI. LA UNIDAD DE JURISDICCION:
Su alcance .................................................................... 348
Introducción.................................................................. 317 La jurisdicción militar ................................................... 349
La jurisdicción administrativa (o administración
I. LA AUDITORIA GENERAL DE LA NACION: jurisdiccional) ............................................................... 349
El diseño del órgano ...................................................... 317 El ejercicio de la función jurisdiccional por la
Las ambigüedades y las deudas ............................... 319 administración .......................................................... 349
La naturaleza de la Auditoría .................................... 320 La jurisdicción “judicial” y la jurisdicción
El control desde un partido de oposición ...................... 320 “administrativa” ........................................................ 350
La competencia de la Auditoría: El control judicial sobre la administración
La denominación del órgano ...................................... 321 jurisdiccional ............................................................ 350
Las dos funciones en el art. 85 .................................. 321 Los tribunales municipales de faltas ......................... 353
Las áreas sujetas al control....................................... 322
VII. LOS JUECES DE LA CAPITAL FEDERAL:
II. EL DEFENSOR DEL PUEBLO: La situación antes y después de la reforma
constitucional de 1994.................................................. 353 La garantía del juez natural ...................................... 386
La reforma de 1994: los artículos 75 inc. 12, y 129 ...... 354
Las restricciones a la jurisdicción judicial..................... 356
La disposición transitoria decimoquinta de la CAPÍTULO XLV
constitución ............................................................... 357
La disposición transitoria séptima ............................. 357 LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA
CAPÍTULO XLIII
I. EL MODO Y LA OCASION DE SU EJERCICIO:
EL MINISTERIO PUBLICO La denominación de la función ..................................... 389
Los principios básicos ................................................... 390
I. SU UBICACION CONSTITUCIONAL: El “caso” o la causa judiciable....................................... 391
El órgano extrapoderes ................................................. 359 Los principios del derecho judicial sobre la
La teoría del “cuarto poder” ....................................... 360 administración de justicia ............................................. 392
II. LA INDEPENDENCIA Y EL CONTROL: II. LA SENTENCIA:
Su significado ............................................................... 361 Su carácter de norma individual del caso ..................... 393
Autonomía funcional y autarquía financiera .............. 362 La motivación y la fundamentación .............................. 394
La composición del órgano ............................................ 363 La arbitrariedad de sentencia........................................ 395
La competencia ............................................................. 364 Los requisitos de la sentencia ....................................... 397
Las garantías funcionales ............................................. 366 La exención de controles extraórganos.......................... 400
La obligación de sentenciar ........................................... 400
La cosa juzgada............................................................. 400
CAPÍTULO XLIV
III. LA JURISDICCION, LA ACCION Y EL PROCESO:
EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA Y EL JURADO DE ENJUICIAMIENTO La justicia pública......................................................... 402
La jurisdicción .............................................................. 402
I. LOS NUEVOS ORGANOS:
La acción ....................................................................... 402
Las acciones “de clase” ............................................. 403
Su diseño en los artículos 114 y 115 ............................ 369
La acción para defensa de los intereses difusos y
La ubicación orgánica y funcional, y la naturaleza de
los derechos de incidencia colectiva ........................... 403
ambos órganos .............................................................. 371
El proceso ..................................................................... 404
El derecho a la jurisdicción ........................................... 404
II. EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA:
Como satisface el estado la administración de justicia . 404
Su composición ............................................................. 372
El juez en el proceso ..................................................... 405
El “equilibrio” ............................................................ 373
Los tribunales de alzada y la segunda instancia ....... 406
Las competencias .......................................................... 374 El activismo judicial .................................................. 407
La división del Consejo en salas ................................ 376 La denegación de justicia .............................................. 407
La sustracción de competencias a la Corte Suprema .. 376 La inmunidad (absoluta y relativa) de los estados
El poder reglamentario .................................................. 376 extranjeros ................................................................ 408
El juicio valorativo sobre las innovaciones en el La inmunidad absoluta de jurisdicción de entes
artículo 114................................................................... 377 intergubernamentales ............................................... 409
El período de “vacatio legis” .......................................... 378 La denegación de justicia y la jurisdicción
Las relaciones entre la Corte Suprema y el Consejo internacional ............................................................. 410
de la Magistratura ......................................................... 378 Otras hipótesis análogas a la privación de justicia .... 410
La responsabilidad del estado por su administración
III. EL JURADO DE ENJUICIAMIENTO Y LA REMOCIÓN DE de justicia ..................................................................... 411
LOS JUECES:
El artículo 115 .............................................................. 380
Los diversos aspectos en el procedimiento enjuiciador . 381 CAPÍTULO XLVI
La competencia para suspender al juez ..................... 381
El plazo para juzgar .................................................. 382 EL DERECHO JUDICIAL
El archivo de las actuaciones y su efecto ................... 382
La reposición del juez suspendido ............................. 383 I. LA “CREACION DE DERECHO” POR LOS ORGANOS
El fallo irrecurrible ........................................................ 384 JUDICIALES:
El sentido de la irrecurribilidad ................................. 385 Su noción ...................................................................... 413
Las cláusulas transitorias sobre la instalación del Las sentencias con generalidad normativa.................... 413
Consejo de la Magistratura, y las causas por A) La jurisprudencia vinculatoria ............................... 414
enjuiciamiento político .................................................. 386 B) El sistema del “stare decisis” ................................ 414
C) La sentencia “modelo” y su imitación ulterior II. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD SIN PETICION
espontánea ............................................................... 415 DE PARTE:
Los problemas preliminares .......................................... 435
II. LA UNIFORMIDAD DE LA JURISPRUDENCIA EN SU El juez y las partes en el caso judiciable: el “iura
ENCUADRE CONSTITUCIONAL: novit curia” ................................................................... 436
Igualdad “de ley” e igualdad “de interpretación” ............ 415 El control de constitucionalidad y la interpretación y
La variación sucesiva del derecho judicial ...................... 416 aplicación del derecho al caso ....................................... 437
La interpretación “uniforme” ......................................... 417 El equilibrio de poderes y el control “de oficio” .............. 438
La presunción de legitimidad de los actos estatales y
III. LA NORMA GENERAL Y LA INTERPRETACION JUDICIAL: el control “de oficio” ...................................................... 439
Su concepto .................................................................. 419 El principio de congruencia, la arbitrariedad por
“Aplicación” y “creación” ............................................... 420 sentencia “extrapetita”, y el control “de oficio” .............. 439
La “individualización” de la norma general en la
El control “de oficio” no viola la defensa en juicio ......... 439
sentencia .................................................................. 420
El control de oficio por los tribunales provinciales ........ 440
La interpretación judicial de la constitución ................. 421
El control “de oficio” según las vías procesales ............. 441
El derecho judicial en materia de interpretación
constitucional ............................................................ 422
La jurisprudencia “uniforme” y el recurso III. POSIBLES AMPLIACIONES DEL CONTROL DE
extraordinario federal .................................................... 422 CONSTITUCIONALIDAD ................................................... 442
La constitucionalidad de la jurisprudencia “Causa” judicial y “caso contencioso” ............................ 443
vinculatoria ................................................................... 423 Las acciones de inconstitucionalidad ............................ 443
La acción declarativa de inconstitucionalidad “pura” .... 444
La diferencia con la acción popular ............................ 444
CAPÍTULO XLVII La inserción posible de la acción declarativa de
inconstitucionalidad pura en nuestro sistema ............ 445
EL CONTROL Y LA JURISDICCION CONSTITUCIONALES La acción declarativa de certeza .................................... 446
La abrogación de leyes inconstitucionales por efecto
I. LA JURISDICCION CONSTITUCIONAL: de una sentencia declarativa de su
Su concepto .................................................................. 426 inconstitucionalidad ..................................................... 447
Las sentencias constitucionales................................. 428 La teoría del legislador negativo ................................ 448
La jurisdicción constitucional en el derecho El derecho público provincial ..................................... 448
constitucional argentino ............................................... 428 El sometimiento voluntario a un régimen jurídico ........ 448
El sentido histórico de la jurisdicción constitucional El control constitucional “en” los fallos plenarios y
y el art. 31 de la constitución..................................... 428 “de” los fallos plenarios ................................................. 450
Lineamiento de los fines y del contenido de la
jurisdicción constitucional.......................................... 429 IV. LAS CUESTIONES “POLITICAS” NO JUDICIABLES:
La cuestión constitucional (federal, provincial y
Su encuadre constitucional .......................................... 451
mixta) ............................................................................ 430
El art. 116 de la constitución y las cuestiones
La titularidad de un derecho y la legitimación
políticas ........................................................................ 452
procesal .................................................................... 431
Los argumentos en contra de la judiciabilidad:
Las cuestiones constitucionales provinciales conexas
La “división de poderes”............................................ 452
con una cuestión federal ........................................... 431
Las facultades “privativas” ....................................... 453
La denegatoria de juzgamiento de cuestiones
constitucionales (federales o provinciales) en Las retracciones del control ....................................... 453
jurisdicción provincial ................................................ 432
La jurisdicción federal y la provincial en la decisión
de las cuestiones constitucionales ................................ 432 CAPÍTULO XLVIII
Algunos aspectos trascendentes del control
constitucional: LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA DE LOS
A) Los derechos humanos.......................................... 433 TRIBUNALES FEDERALES
B) La razonabilidad ................................................... 434
I. EL PODER JUDICIAL DE LA NACION”:
C) La inconstitucionalidad consumada en la
“interpretación” y “aplicación” de una norma............. 434 Su concepto .................................................................. 456
La jurisdicción “federal” y la jurisdicción
D) El juicio de previsibilidad sobre los efectos del
“provincial” ............................................................... 457
control constitucional ................................................. 434
Los caracteres de la jurisdicción federal........................ 458
E) Los “efectos” de las normas .................................. 435
La regulación por ley de la jurisdicción federal ............. 458
La prohibición legal del control constitucional .............. 435
II. LAS CAUSAS DE JURISDICCION FEDERAL:
El art. 116 ..................................................................... 459 Su concepto .................................................................. 478
Qué es “causa” en el lenguaje del art. 116 .................... 461 La justiciabilidad de las provincias ............................... 480
La jurisdicción federal “apelada” y su relación con la Los casos en que la jurisdicción federal surge porque
instancia única o múltiple............................................. 462 es parte una provincia .................................................. 481
La instancia federal apelada en las causas de Qué significa “causa que se suscite entre...” y
materia federal resueltas en jurisdicción provincial ... 463 “contra…”, y el problema de las causas penales ....... 482
El alcance de “causa civil” ......................................... 483
III. LAS CAUSAS REGIDAS POR EL DERECHO FEDERAL ......... 464 La “materia” de las causas en que es parte una
A) Las causas que versan sobre puntos regidos por la provincia ................................................................... 484
constitución .................................................................. 464 Las cuestiones de limites interprovinciales ................... 485
B) Las causas que versan sobre puntos regidos por La jurisdicción “dirimente” de la Corte en las quejas
las leyes del congreso .................................................... 464 entre provincias ............................................................ 486
C) Las causas que versan sobre puntos regidos por El concepto de “vecindad” a los efectos del art. 116 ...... 486
los tratados internacionales .......................................... 465 La “vecindad” de los extranjeros ............................... 486
Las causas que no son federales por razón de La reglamentación de la vecindad ............................. 487
materia.......................................................................... 466 La prórroga de la jurisdicción .................................... 487
El derecho “intrafederal“ ........................................... 466 Las causas en que es parte un ciudadano extranjero ... 487
Las causas regidas por derecho “no federal” que La condición de “aforadas” que deben revestir las
corresponden a la jurisdicción federal por razón de partes ............................................................................ 488
personas o lugar ....................................................... 467 Las causas en que es parte un estado extranjero:
La justiciabilidad de los estados extranjeros ............. 488
IV. LAS CAUSAS DEL ALMIRANTAZGO Y JURISDICCION Los casos posibles .................................................... 489
MARITIMA: Las causas en que es parte un organismo
La materia comprendida en ellas .................................. 467 internacional ................................................................. 490
V. LAS CAUSAS EN QUE LA “NACION” ES PARTE: VII. LAS CAUSAS CRIMINALES:
El alcance de la norma .................................................. 468 Su concepto .................................................................. 491
Las causas contenciosoadministrativas ..................... 469
Los tribunales administrativos en relación con la VIII. LAS CAUSAS POR RAZON DEL LUGAR:
jurisdicción federal .................................................... 469 Su concepto .................................................................. 492
La justiciabilidad del estado .......................................... 469
El estado federal como parte en juicio en el derecho IX. LAS CAUSAS SUPRIMIDAS EN 1860:
constitucional argentino ............................................... 470 El texto originario de 1853 y el de 1860 ........................ 492
Las leyes 3952 y 11.634, de demandas contra el
estado ....................................................................... 471
La sentencia de condena con efecto meramente X. LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA DE LA CORTE
declarativo ................................................................ 472 SUPREMA:
La reglamentación del cumplimiento de la sentencia La división en instancia “originaria” e instancia
de la condena ........................................................... 473 “apelada” ....................................................................... 493
El derecho judicial en materia de sentencias de La jurisdicción apelada de la Corte ............................... 493
condena contra el estado federal ............................... 474 Los diversos casos legales de acceso a la Corte ......... 494
Las sentencias de condena contra las provincias....... 475 Los poderes “implícitos” de la Corte Suprema ............... 495
La falta de “legitimación pasiva” de los órganos de La Corte y el art. 113 de la constitución ....................... 495
poder para ser demandados ..................................... 475 La jurisdicción discrecional de la Corte ......................... 495
La prórroga de la jurisdicción federal a favor de
tribunales extranjeros en juicios en que es parte el XI. LAS SENTENCIAS DE LA CORTE SUPREMA Y LA
estado: JURISDICCION SUPRAESTATAL:
La inmunidad de jurisdicción de los estados ............. 476 La definitividad de las sentencias de la Corte y su
El problema de la inmunidad de jurisdicción y de irrevisabilidad ............................................................... 497
su renunciabilidad en el derecho argentino ............... 476
La prórroga de la jurisdicción federal a favor de XII. EL “PER SALTUM” EN LA JUSTICIA FEDERAL:
tribunales no federales en juicios en que es parte el Su concepto .................................................................. 498
estado ........................................................................... 478 La jurisprudencia de la Corte Suprema: el caso
La supuesta prórroga de la jurisdicción argentina a “Dromi” ......................................................................... 499
favor de tribunales “internacionales” ............................ 478 El “per saltum” sin ley: su inconstitucionalidad............ 500
VI. LAS OTRAS CAUSAS POR RAZON DE PARTES:
CAPÍTULO XLIX CAPÍTULO L
LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA ORIGINARIAS LA JURISDICCION APELADA “EXTRAORDINARIA”
Y EXCLUSIVAS DE LA CORTE SUPREMA DE LA CORTE SUPREMA
I. SU ENCUADRE: I. EL RECURSO EXTRAORDINARIO:
El artículo 117 de la constitución ................................. 503 Su perfil y naturaleza .................................................... 521
El artículo 117 extraído del artículo 116 ....................... 504 La ley 48 ................................................................... 522
Los caracteres de “originaria” y “exclusiva” ................... 505 Su objeto o materia ....................................................... 523
En el art. 117 no interesa la “materia” de la causa .... 506 El carril previo del recurso extraordinario: “sentencia -
En el art. 117 no interesa que el caso sea juicio - tribunal judicial” ............................................... 524
contencioso ............................................................... 506 Los requisitos del recurso extraordinario ...................... 525
Los juicios de habeas corpus y amparo ..................... 507 Los ámbitos excluidos del recurso extraordinario ......... 526
La intervención “directa” de la Corte en casos El caso de opción entre vía “no judicial” y vía
excepcionales que no son procesos judiciales ............... 507 “judicial” ....................................................................... 527
El derecho judicial en materia de competencia
originaria y exclusiva .................................................... 507 II. LA “CUESTION CONSTITUCIONAL”:
Su concepto .................................................................. 528
II. LAS CAUSAS EN QUE ES PARTE UNA PROVINCIA: Las clases de cuestión constitucional ........................... 528
Su noción ...................................................................... 508 Aproximación ejemplificativa a una tipología ............. 530
Las cuatro únicas causas incluidas en el art. 117 Las cuestiones ajenas ................................................... 531
por ser parte una provincia ........................................... 509 ¿Cuestiones constitucionales “mixtas”? ........................ 532
El supuesto del art. 127 de la constitución ................ 510 Las cuestiones “insustanciales” y las “insuficientes” ..... 533
Las causas en que es parte una provincia y que Las sentencias de la Corte Suprema y el recurso
quedan excluidas del art. 117 ....................................... 510 extraordinario ............................................................... 533
Los requisitos para que una provincia sea La arbitrariedad de sentencia como cuestión
considerada “parte” ....................................................... 511 constitucional ............................................................... 534
La intervención en juicio de otras partes no aforadas ... 511 La tipología de la arbitrariedad ................................. 534
El derecho judicial ........................................................ 512 La gravedad o el interés institucional ............................ 537
La cuestión constitucional como “cuestión de
III. LAS CAUSAS “CONCERNIENTES” A EMBAJADORES, derecho” ........................................................................ 537
MINISTRO PUBLICOS Y CONSULES EXTRANJEROS: El recurso extraordinario y el control constitucional
La inmunidad diplomática ............................................ 513 “de oficio” ...................................................................... 538
La recepción constitucional de los principios del El “iura novit curia” ................................................... 538
derecho internacional público: La relación “directa” de la cuestión constitucional con
El alcance de la inmunidad de jurisdicción ................ 513 el juicio ......................................................................... 539
La relación entre la inmunidad de jurisdicción y la El gravamen o agravio, y su titularidad......................... 539
ompetencia de la Corte .............................................. 514 La legitimación procesal ................................................ 540
El acatamiento de la jurisdicción argentina, la La titularidad de un derecho y el perjuicio sufrido ..... 540
renuncia y la duración de la inmunidad de Algunas aplicaciones................................................. 541
jurisdicción................................................................ 515 La interpretación constitucional favorable .................. 542
Qué es causa “concerniente” ......................................... 516 La resolución “contraria”............................................... 542
Qué personas quedan abarcadas, y qué personas La articulación procesal de la cuestión constitucional .. 543
no abarcadas pueden convertir un juicio en causa
“concerniente” ........................................................... 517 III. LA SENTENCIA “DEFINITIVA” DEL “TRIBUNAL SUPERIOR
Los diplomáticos “no extranjeros” .............................. 517 DE LA CAUSA”:
Los diplomáticos extranjeros de nacionalidad El “juicio” ...................................................................... 543
argentina .................................................................. 517 La sentencia “definitiva” ................................................ 544
Los diplomáticos en tránsito ...................................... 518 Las sentencias extranjeras ........................................ 545
Los diplomáticos extranjeros acreditados ante El “tribunal superior de la causa” ................................. 546
organismos internacionales ....................................... 518 Los superiores tribunales de provincia ahora son
Las demandas contra embajadas extranjeras ............... 519 necesariamente el “tribunal superior de la causa”:
Las causas concernientes a cónsules extranjeros ......... 519 El derecho judicial de la Corte .................................. 547
La perspectiva federalista en orden a la “sentencia
IV. LA JURISDICCION ORIGINARIA Y EXCLUSIVA DE LA definitiva” de los superiores tribunales de provincia ..... 550
CORTE EN LA CONSTITUCION MATERIAL ......................... 520
IV. EL PROCEDIMIENTO EN LA INSTANCIA EXTRAORDINARIA:
Las competencias federales y provinciales, y el
recurso extraordinario .................................................. 550
El recurso de queja ....................................................... 551
El “per saltum” en el carril del recurso extraordinario .. 551
V. LA JURISDICCION EXTRAORDINARIA DE LA CORTE Y EL
“CERTIORARI”:
Su recepción en la ley 23.774 ....................................... 551
Nuestra interpretación de la ley 23.774 ..................... 554
CAPÍTULO LI
LA JURISDICCION SUPRAESTATAL DE LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
I. LA JURISDICCION INTERNA Y LA JURISDICCION
INTERNACIONAL:
La jurisdicción internacional en el Pacto de San José
de Costa Rica ................................................................ 555
La jurisdicción internacional de la Corte
Interamericana no configura “prórroga” de la
jurisdicción interna argentina ....................................... 556
La jurisdicción internacional de la Corte
Interamericana no implica violación a la “cosa
juzgada” interna ............................................................ 557
El juzgamiento internacional no implica una
instancia de apelación revisora de la previa
sentencia argentina ................................................... 557
El juzgamiento internacional no implica un nuevo
juicio sobre la “misma materia” juzgada en sede
interna ...................................................................... 557
El supuesto de una sentencia internacional opuesta
a una previa sentencia argentina .................................. 558
La jurisdicción de la Corte Interamericana y nuestra
jurisdicción interna .................................................... 559
CAPÍTULO LII
EL TITULO SEGUNDO DE LA CONSTITUCION SOBRE
“GOBIERNOS DE PROVINCIA”
I. LOS ARTICULOS 121 A 129:
Su significado e inventario ............................................ 561
El vocabulario ........................................................... 562
El articulado.............................................................. 562
II. EL ESTATUTO ORGANIZATIVO DE LA CIUDAD DE
BUENOS AIRES:
Su naturaleza y contenido ............................................ 564
Remisiones .................................................................... 566
BIBLIOGRAFIA .............................................................. 569

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