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Cortés, Ximena. 43.232.

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Trabajo Práctico N° 4 - Literatura Argentina II

En este escrito voy a trabajar con “El perjurio de la nieve”, de Adolfo Bioy Casares, y
“Esa mujer”, de Rodolfo Walsh. Ambos cuentos inscriptos en el género policial, resaltaré las
principales diferencias entre el subgénero de enigma y negro, centrándome para ello en dos
ejes: Relación investigación, moral y verdad; y El desciframiento: escritura y oralidad.
Primeramente, entonces, haré un breve recorrido por cada una de las obras para luego
centrarme en el análisis pormenorizado. Primeramente, en “El perjurio de la nieve”, Bioy
Casares nos presenta una historia caracterizada por la metadiégesis, un estilo de cajas chinas
que configuran un laberinto narrativo que hace volver al inicio y retomar otro camino. En
torno a la historia de lo que le ocurrió a Villafañe en su viaje a la Patagonia, se narran varios
crímenes: la muerte de Lucía Vermehren, de Carlos Oribe y de Luis Vermehren; siendo el
primero el central de la obra y en el que voy a centrarme.
En segundo lugar, el cuento de Walsh, “Esa mujer”, principalmente es una ruptura de la
tradición del policial clásico de no tratar la realidad ya que se ficcionaliza un hecho real, algo
específico del policial negro. Aún así, es importante tener en claro que no se trata de una
literatura testimonial, sino que hay una extracción de datos históricos concretos para crear este
texto literario. En específico, la obra trata acerca de la sustracción del cuerpo de Eva Perón, lo
que desata una importante cadena de sucesos políticos, investigaciones y supersticiones. Se
ficcionaliza la entrevista que Walsh le hace a Carlos Eugenio de Moor Koenig, el encargado
de sacar el cuerpo del edificio de la CGT en 1955.
Teniendo el panorama general en claro, es adecuado adentrarse en el análisis siguiendo
los ejes antes mencionados.
Primeramente, el cuento de Bioy narra la investigación de un principal crimen ambiguo,
en tanto nunca se presenta como tal, ya que no se sabe si Lucía muere por causas naturales o
fue asesinada. Crimen que es investigado desde dos puntos de vista: Villafañe y el narrador
que firma como A.B.C. En torno a ello, vemos una contrariedad en torno a qué subgénero
pertenecen. Por un lado Villafañe es quien fisicamente lleva a cabo la investigación, que
adentra su cuerpo y viaja para descubrir la verdad: “...me permitiera ir... a donde yo quisiese...
para ocuparme del asesinato de Oribe.” (Bioy Casares, 1944:30) Mientras que, por el otro
lado, A.B.C. solo recurre a su intelectualidad: es su trabajo de lectura (exégesis) y su
interpretación de lo dicho entre líneas lo que lo acerca a la verdad de los hechos. Cuando dice
“No creo que la única interpretación de estos hechos sea la mía. Creo, simplemente, que es la

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única verdadera.” (Bioy Casares, 1944:36)1, nos da una señal aún más clara de su capacidad
de interpretar los hechos, de ver lo que nadie más ve y que está allí, de relacionar aquella
información que no tienen valor aparente. Entonces, es así que se encuentra tanto el tipo de
investigador del policial de enigma (A.B.C.) como el de policial negro (Villafañe).
Así mismo, en torno a la moral, es importante destacar que la encontramos suspendida, en
tanto no se plantea si está bien o mal a lo que recurren los investigadores para llegar a la
verdad. Ausencia de moralidad, también, en cuanto no están sujetos a la ley ni al sistema,
entonces es su propia voluntad lo que los lleva a buscar la verdad por sus propios medios de
justicia. Aún así, por un lado vemos que la moral de Villafañe presenta una falencia en cuanto
él mismo se siente asqueado ante lo que ha hecho: “Villafañe sintió asco y horror al oír la
apócrifa historia de Oribe” (Bioy Casares, 1944:36), pero aún así no reconoce su delito. Y, en
cuanto a A.B.C., se puede decir que su moral se caracteriza por defender la memoria de Oribe
por sobre la de Villafañe, que era su amigo pero a quien acusó finalmente. Entonces, en
cuanto al crimen en sí, es descubierta una verdad ambigua, ya que, tal como se aclara en el
epílogo, no se sabe si Lucía Vermehren fue víctima o no de Villafañe (no se sabe
explícitamente qué hechos causaron su muerte, pero sin duda fue a causa de él que se
desataron).
Por otra parte, en el cuento “Esa mujer”, Walsh construye la figura del investigador
siguiendo los rasgos del policial negro, aunque con ciertos matices que hacen pensar en el
policial de enigma: es un periodista en busca de la verdad, interesado en lo que puede
significar descubrir este enigma (tanto monetaria como políticamente) y no sólo en la
satisfacción de resolver el misterio. “Ella no significa nada para mí, y sin embargo iré tras el
misterio de su muerte.” (Walsh, 1965:38). Incluso, hacia el final de la obra, el periodista le
insiste al coronel para que le diga dónde está el cuerpo, remarcando que es importante
reconstruir la historia y, ante la negativa, le ofrece dinero a cambio: “Piense. Paris Match.
Life. Cinco mil dólares. Diez mil. Lo que quiera.” (Walsh, 1965:42). Acto que lo caracteriza
como aquel investigador que haría cualquier cosa por descubrir la verdad, incluso seguir con
la ardua labor de trabajar con mapas, itinerarios. Es importante, entonces, resaltar estos rasgos
propios del policial negro (trabajar físicamente, enfrentándose a los hechos). Pero, aún así,
también se asimila al del policial de enigma si nos centramos en cómo desentraña a fondo lo
que se está diciendo oralmente, siendo incluso él quien encamina el diálogo, siendo por medio
de estrategias, perspicacia e intelectualidad que logró su objetivo: la confesión de que coronel
tomó el cuerpo.
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Utilizaré los números de página del documento subido al AV.

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En torno a la moral, a su vez, vemos que también está suspendido en cuanto hay una
negociación sin escrúpulos para obtener datos, tanto de parte del periodista como del coronel:
el primero en busca de la mujer y el segundo en busca de unos papeles. Entonces, en torno a
esto es que se presenta un importante juego de roles de poder, en tanto quién es el que posee
la verdad, pero a su vez quién es el que puede transmitirla: “—...algún día se va a escribir la
historia. A lo mejor la va a escribir usted. —Me gustaría” (Walsh, 1965:39). Existe un interés,
entonces, de reconstruir la verdad, de finalmente unir los fragmentos que se conocían de los
hechos. Es una verdad, además, que si se descubre y se esparce, logra desmentir lo que desde
el Estado se ha estado diciendo (un rasgo totalmente propio del policial negro).

En conclusión, lo que he intentado demostrar es cómo en ambos cuentos hay diferentes


tratamientos de los subgéneros del policial, con los límites entre ellos difuminados y
compartiendo rasgos y matices.

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Bibliografía
BIOY CASARES, Jorge. (1944-1948) “El perjurio de la nieve”, en La trama celeste.
WALSH, Rodolfo. (1965) “Esa mujer”, en Los oficios terrestres.

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