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Las Causales Del Despido Disciplinario en Chile - Álvaro Domínguez Montoya
Las Causales Del Despido Disciplinario en Chile - Álvaro Domínguez Montoya
INTRODUCCIÓN
Esta investigación se centra en el estudio de las causales habilitantes de despido
disciplinario en el marco configurado por el ordenamiento jurídico laboral chileno,
desarrollando un análisis pormenorizado del artículo 160 del Código del Trabajo. 1-2
En cuanto a sus objetivos específicos, por una parte, la investigación pretende identificar
las dificultades de la configuración teórica del despido disciplinario en el ordenamiento
jurídico chileno y, por otra, proponer alternativas de solución a las desventajas y
distorsiones sustanciales que presenta el sistema de término del contrato de trabajo por
motivos subjetivos en Chile.
— Por parte de la doctrina, no existe una propuesta armónica de alternativas para superar
las dificultades prácticas que presenta el escenario normativo y jurisprudencial en el ámbito
del despido y sus límites.
Lo anterior busca cumplir tres objetivos: el primero, dilucidar los alcances del despido
disciplinario en el ordenamiento jurídico a través de la identificación y del análisis de sus
rasgos fundamentales; el segundo, efectuar una propuesta teórica para analizar sus aspectos
sustantivos de manera unitaria y coherente; y el tercero, desde un análisis crítico, servir de
fundamento para cuestionar su desarrollo y evolución tanto en la doctrina como en la
jurisprudencia chilena en sus diversas causales.
Ahora, como parte de esta metodología, pero desde una vinculación externa, las primeras
conclusiones y los primeros resultados fueron sometidos a discusión dentro de la
comunidad académica laboralista en congresos, seminarios y publicaciones relacionados
directa o indirectamente con el objeto de estudio.
Por su parte, los Capítulos Segundo y Tercero abordan las justas causas de despido por
motivos conductuales en el ordenamiento jurídico chileno en las que, con respecto a su
sistematización y tipología de agrupación, se discurrió en el clásico problema relativo a su
ordenación, esto es, si estará determinada por criterios de forma o sustantivos, o bien si
atenderá al modo de infracción y obligaciones vulneradas por la conducta del trabajador.9
Lo anterior, teniendo presente que cualquiera sea la clasificación que se escoja siempre
será susceptible de crítica, por cuanto "todas presentan ventajas e inconvenientes, por la
razón fundamental de que sobre muchas acciones u omisiones constitutivas de
incumplimientos se proyectan múltiples conceptos e instituciones, que carecen de perfiles
definitorios indubitados o universalmente aceptados".10
Por esto, decidimos utilizar un criterio propio, diferenciando los supuestos habilitantes de
despido disciplinario en causales de interés simple y de interés compuesto. En el caso de las
primeras, el criterio de agrupación fue la forma en la que las causales en estudio asumen
preponderantemente la defensa del interés del empleador y, en el segundo orden, el criterio
tuvo relación con aquellas causales en que la finalidad del interés y de los derechos
protegidos atienden tanto al interés del empleador como al de los trabajadores y terceros.
Así, en el Capítulo Segundo, denominado "Causales de Despido Disciplinario de Interés
Simple", se desarrollan las justas causas de despido, cuya finalidad es defender de modo
primario el interés del empleador. Bajo este criterio, se abordan las causales de la falta de
probidad, la injuria laboral, las negociaciones incompatibles, las ausencias, el abandono, la
afectación de bienes de la empresa y el incumplimiento de las obligaciones que impone el
contrato de trabajo.
2Prescribe tal norma art. 160. El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga término
invocando una o más de las siguientes causales:
1. Alguna de las conductas indebidas de carácter grave, debidamente comprobadas, que a continuación se señalan: a) falta de probidad del
trabajador en el desempeño de sus funciones; b) conductas de acoso sexual; c) vías de hecho ejercidas por el trabajador en contra del empleador o
de cualquier trabajador que se desempeñe en la misma empresa; d) injurias proferidas por el trabajador al empleador; e) conducta inmoral del
trabajador que afecte a la empresa donde se desempeña; y f) conductas de acoso laboral.
2. Negociaciones que ejecute el trabajador dentro del giro del negocio y que hubieren sido prohibidas por escrito en el respectivo contrato por
el empleador.
3. No concurrencia del trabajador a sus labores sin causa justificada durante dos días seguidos, dos lunes en el mes o un total de tres días
durante igual período de tiempo; asimismo, la falta injustificada, o sin aviso previo de parte del trabajador que tuviere a su cargo una actividad,
faena o máquina cuyo abandono o paralización signifique una perturbación grave en la marcha de la obra.
4. Abandono del trabajo por parte del trabajador, entendiéndose por tal: a) la salida intempestiva e injustificada del trabajador del sitio de la
faena y durante las horas de trabajo, sin permiso del empleador o de quien lo represente; y b) la negativa a trabajar sin causa justificada en las
faenas convenidas en el contrato.
5. Actos, omisiones o imprudencias temerarias que afecten a la seguridad o al funcionamiento del establecimiento, a la seguridad o a la
actividad de los trabajadores, o a la salud de estos.
6. El perjuicio material causado intencionalmente en las instalaciones, maquinarias, herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías.
3En este contexto, se identificó, recopiló y estudió la bibliografía de derecho chileno y comparado sobre el despido subjetivo, tomando como
referencia y de manera reflexiva tanto las problemáticas como las respuestas dadas por la doctrina española a los principales nudos críticos del
modelo de despido disciplinario en Chile, esencialmente por cuestiones idiomáticas, las influencias de la doctrina española en la modelación de
nuestro sistema de despido y similitud al modelo causal subjetivo.
4COURTIS, C. (2006). "El juego de los juristas. Ensayo de caracterización de la investigación dogmática", en C. COURTIS, Observar la ley.
Ensayos sobre metodologi´a de la investigacio´n juri´dica. Madrid: Editorial Trotta, p. 118.
5Ibid., p. 122.
6VERD, J. y LOZAREZ, C. (2016). Introducción a la investigación cualitativa. Fases, métodos y técnicas. Madrid: Síntesis, pp. 113-155.
8VERD, J. y LOZAREZ, C. (2016). Introducción a la investigación cualitativa. Fases, métodos y técnicas, ob. cit., pp. 305-309.
9GÓMEZ, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario. Madrid: Thomson Reuters, p. 130.
10Ibid., p. 133.
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injurias
Lo anterior busca ser el sustento general sobre el que se analice la conformación del
desarrollo legal, doctrinario y jurisprudencial de los aspectos sustantivos del despido
disciplinario en nuestro ordenamiento jurídico, con el objetivo de permitir la elaboración de
una propuesta teórica para su estudio.
Una de las preguntas fundamentales para las ciencias que estudian el fenómeno del
trabajo es por qué el empresario manda y el trabajador obedece. 11La respuesta aborda una
cuestión preexistente a lo jurídico, aunque paradójicamente determinada por este ámbito de
la vida que emerge de las relaciones sociales, 12siendo el poder la clave para entender el
campo de las relaciones laborales, centrándose la discusión en los procesos de "influencia y
control del trabajo".13
De esta forma, dos son las líneas fundamentales para entender cómo el derecho del
trabajo ha construido sus instituciones y cómo, hasta cierto punto, ha deformado la
comprensión de la realidad.
En primer lugar, debemos indicar que nuestra sociedad se fundamenta sobre la idea del
trabajo humano como constructo y eje central sobre el que se edifica el derecho laboral en
cuanto fenómeno jurídico, sin quedar exento de aprensiones filosóficas e ideológicas en su
configuración normativa.14
En segundo lugar, debemos asumir el hecho de que "el conflicto y el cambio" son
aspectos "inseparables de las relaciones industriales", 15en atención a que son
consecuenciales a nuestro modelo de sociedad.16Lo anterior, por cuanto sus actores
pertenecen a clases con intereses y expectativas diferenciadas,17donde los trabajadores se
encuentran en una posición dialéctica de contrapoder con respecto a los empleadores, en
que la defensa de sus objetivos no se basa en fórmulas de composición de intereses o de
colaboración, sino de autodefensa.18
Sin embargo, a pesar del diagnóstico anterior, los planteamientos teóricos-jurídicos
tradicionales analizan de manera marginal el rol del derecho y su relación con lo
sociolaboral.19
Ante esta cuestión elemental, los esfuerzos teóricos se han enfocado en estudiar y
comprender su finalidad desde el surgimiento de normas protectoras, normalmente de rango
legal, que buscan igualar el desequilibrio que se produce entre el que presta los servicios y
quien los utiliza, abordando el derecho del trabajo como un fenómeno puramente adjetivo,
ajeno a los conflictos y a la realidad social que engloba, a pesar de que "las reglas del
derecho del trabajo no se pueden aislar de su contexto", por cuanto "ninguna disciplina
concreta es capaz, pese a su entidad, de captar todos los aspectos del análisis social, porque
la naturaleza del análisis social requiere de un método de síntesis".20
En este esquema prima "el enemigo número uno del derecho del trabajo", la "abstracción
o el esquematismo".21Este problema se debe a que nuestra disciplina fue influenciada —
como otras ramas del derecho— por planteamientos positivistas22que pretendían revestir el
estudio de lo jurídico desde una objetividad científica alejada de la realidad y de los
conflictos políticos que se daban en el tejido social, 23que han permeando profundamente la
postura de los ius laboralistas24frente al fenómeno del trabajo, derivando en perniciosas
consecuencias de análisis y desarrollo al descartar de su conformación la matriz política y
el conflicto connatural de los mismos.
Esta idea supone al trabajo asalariado como mercancía peculiar que conlleva "una
situación de dominio y de subordinación no solo técnica", sino también sostenida en un
modelo desarrollado en un marco de democracia que se organiza sobre "el reconocimiento
de derechos individuales y colectivos en directa posición subalterna en el plano económico,
social y cultural de los trabajadores".28
En este contexto, cuatro son las dimensiones sobre las que se proyectan los modelos de
regulación del despido: la causa, el procedimiento, la previsión de consecuencias jurídicas
para el incumplimiento de estas limitaciones y, por último, el establecimiento de canales
administrativos y judiciales para la tutela de derechos reconocidos por la norma sustantiva.36
Uno de los instrumentos jurídicos más comunes que se han establecido para el logro de
los fines de la estabilidad es el sistema causado de terminación del contrato de trabajo, que
precisa cuáles son las justas causas o motivos por los cuales se puede poner término
justificadamente al vínculo laboral.
Estas causas de despido "no son solo un argumento que habilita la terminación, sino que,
a la vez, expresan los supuestos ideológicos de las normas protectoras", 39por lo que su
configuración refleja la centralidad atribuida normativamente a los intereses en pugna en la
contradicción capital-trabajo.40
Por lo mismo, el punto de arranque de nuestro estudio se conforma a partir del núcleo
esencial de la noción de estabilidad en el empleo, la que, más allá de sus diversas
"gamas",46nos remite implícitamente a dos órdenes complementarios de consideraciones.
De un lado, "la seguridad" y, de otro, la "duración" en el contrato de trabajo.47
De esta forma, conviven dos ideas matrices: las reglas de ordenación de la duración de
los contratos de trabajo y la reconducción de la facultad del despido a los límites de la justa
causa, restringiendo los márgenes de arbitrariedad de la voluntad empresarial en la
extinción del contrato.48Por lo mismo, en la estabilidad en el empleo no solo se comprenden
las restricciones al despido, sino que también dicho concepto "se amplía a nuevas fronteras
para conformar una noción más acabada", referidas a la temporalidad del vínculo laboral,
limitando la autonomía empresarial a la hora de decidir la duración de los contratos.49
Así, por ejemplo, sobre las indemnizaciones por término de contrato, se señala que la
disminución de su cuantía o derechamente su eliminación sería "la solución a los problemas
de empleo existentes", "medida que incorpora un fin en sí mismo: crear más
empleo";59debate, por lo demás, presente en nuestro ordenamiento jurídico.60
Igualmente, genera tensión el control de la causalidad o los motivos del despido. Para tal
corriente, "el sistema de garantía o revisión del acto del despido debe valorarse como un
coste de oportunidad muy alto", ya que "crea rigideces y obstáculos al libre y eficaz
funcionamiento del mercado laboral", teniendo repercusión sobre la actividad del sistema
económico, "que se traduce en una influencia nociva sobre el volumen global de empleo",
por cuanto impide la disposición libre de la fuerza de trabajo según las necesidades
empresariales.
No cabe duda de que los embates al derecho del trabajo, desde las lógicas economicistas,
han repercutido en la cosmovisión laboral del modelo normativo de término del contrato en
Chile, siendo necesaria la defensa del significado político y democrático del despido a
partir del concepto de estabilidad.65
Pero más allá de las anteriores reflexiones, nos sorprende que, desde lo técnico y de
manera apresurada, se relacione la legislación protectora y los resultados en materia de
empleo, ya que los datos empíricos e indicadores sobre los que se sustentan son ambiguos e
imprecisos, siendo abundantes los problemas de medición y metodología 73que cuestionan su
legitimidad, incluso siendo calificados como incompatibles con el imperio de la ley y
antinómicos con un modelo democrático.74
Más aún, debido a su fuerte contenido ideológico y falta de rigurosidad científica, las
investigaciones, mediciones y conclusiones proyectadas desde análisis económico del
derecho en materia laboral no sirven para supervisar la situación del empleo ni guiar
reformas estructurales del mercado de trabajo, 75por lo que su pretendida objetividad solo
puede ser calificada de pseudociencia.76
Por lo mismo, se hace necesario resignificar el despido. No debemos perder de vista que
la culpabilización al derecho del trabajo se realiza desde la posición hegemónica de
revaloración de la cultura empresarial,77que ha pretendido omitir un análisis político del
problema de la autoridad y de la democracia en los espacios de trabajo.
Tal enfoque, orientado a exaltar el poder empresarial y reforzar la desigualdad social del
esquema laboral, tiene como una de sus expresiones predilectas la desregularización del
despido, ubicándose en las antípodas de la pretensión correctora del derecho del trabajo,
cuyo fin ha sido históricamente "someterlo a la civilización democrática", racionalizándolo,
procedimentándolo y formalizándolo, "para evitar que se corrompa en pura arbitrariedad".78
En este esquema, la centralidad estará en determinar cuáles son las fórmulas, las lógicas y
los dispositivos que inciden en la configuración de la disciplina laboral.
¿Cómo se aplican y cómo se relacionan las fórmulas y lógicas disciplinarias con sus
dispositivos para alcanzar su fin? Primeramente, debemos indicar que la respuesta se
encuentra en los diversos estudios realizados a partir del debate de las teorías sobre las
formas de control organizacional,99que van desde orientaciones históricas-tipológicas100a
descriptivas,101en los que se observa una convivencia integrada de las prácticas
disciplinarias, sin perjuicio de que atienden a modelos organizacionales
distintos,102asociados históricamente a ciclos disciplinarios.103
Asumiendo que el problema del control es inseparable de la organización social del
proceso de trabajo,104su explicación no puede resumirse a la idea de que esta se limita a las
tareas taylorizadas,105por cuanto la disciplina "no es una ni en el tiempo ni en el
espacio",106sino que, más bien, existe una "constitución progresiva", en la que se inventan
tácticas de dominación que "innovan" o, por el contrario, "retoman recetas ya utilizadas con
anterioridad",107no siendo estáticas ni uniformes, sino, por el contrario, dinámicas en su
creación, integración y complementación.
Sobre el punto, Friedman indica que no existe una única estructura de subordinación y
dominación, sino que, más bien, es un proceso complejo y desigual, ya que "las fronteras
del control" "no tienen un único trazado", siendo determinadas por la resistencia de los
trabajadores ante las lógicas disciplinarias existentes, las nuevas tecnológicas industriales y
la competitividad en los mercados.108Por lo mismo, se requiere un cambio en la forma de
ejercer la autoridad en los espacios de trabajo, que pasa del control directo, más coercitivo,
a un control de "autonomía responsable", que busca potenciar la adaptabilidad de la fuerza
de trabajo a los cambios productivos mediante el otorgamiento de responsabilidades y
autoridad dentro del proceso productivo,109que diferencia entre trabajadores "centrales" y
"periféricos", en atención a su competencia técnica, el ejercicio de autoridad y su
centralidad estratégica en el proceso industrial.
Por su parte, Burawoy, si bien comparte gran parte de los planteamientos anteriores,
problematiza la idea del control y la disciplina en los espacios del trabajo desde la
interrogante de por qué los trabajadores aceptan las condiciones capitalistas de
producción.114Tratando de responder, plantea su tesis desde el concepto de hegemonía, en el
sentido de que los trabajadores no solo actúan conforme a una serie de intereses atribuidos,
sino que, además, tratan de favorecer otros distintos. De esta forma, el proceso productivo
debe entenderse desde el punto de vista de la conjugación concreta de coacción y
consentimiento que induce a colaborar en la búsqueda del beneficio empresarial.115
Esto es explicado desde la idea de que los propios trabajadores crean condiciones para el
consentimiento mediante reglas informales y prácticas destinadas a crear un espacio y
tiempo propio, controlando el aumento de producción para, a su vez, alcanzar una ventaja
económica. Aquí, el capital no necesita medios coercitivos para ejercer el control dentro del
proceso productivo, ya que puede realizarlo mediante la internalización de los dictámenes
de la empresa a través del ofrecimiento de beneficios remuneracionales asociados a la
producción, desviando el conflicto entre capital y trabajo a los propios trabajadores,
contexto que no se percibe nítidamente por los propios disciplinados, asumiendo como
propios los éxitos empresariales.116
1) Contexto
En efecto, la facultad disciplinaria no forma parte del poder de dirección, sino que
constituye una facultad con autonomía propia, diferenciada, aunque nítidamente
relacionada con el poder de dirección, pudiendo sostenerse que constituyen dos caras de
una misma moneda, cada una con un régimen jurídico diferenciado, con sustantividad y
autonomía, siendo facultades con funciones complementarias. 128-129
Por lo mismo, el empleador solo recurrirá al poder disciplinario cuando las medidas de
dirección no sean idóneas o suficientes para organizar la empresa, debido a la ocurrencia de
incumplimiento laboral por parte del trabajador, quedando supeditado a la eficacia del
poder de dirección, de manera que solo podrá actuar cuando este último ha resultado ser
quebrantado o insuficiente para mantener el orden, siendo un poder de ultima ratio.130
Sobre el punto, las posiciones doctrinarias pueden ser agrupadas en tres: la tesis
contractualista, la tesis institucionalista y la tesis heterónoma.
De esta forma, se justifica o se pretende dar explicación a las formas disciplinarias como
un elemento accidental del contrato 139a través de la institución de la cláusula penal 140y las
reglas de resolución contractual por incumplimiento de las obligaciones,141reconduciendo su
fundamento al "derecho común de las obligaciones", del que "toma prestado su régimen
jurídico".142En resumidas cuentas, el contrato desempeña una "función legitimadora de todo
el sistema sancionador",143derivado de la propia organización colectiva del trabajo.144
Esta teoría tiene diversas críticas por la insuficiencia que presenta para justificar un
sistema sancionador laboral.
Una quinta crítica se refiere a que la tesis contractualista clásica no puede dar cuenta de
la ampliación del ámbito de responsabilidad disciplinaria que conlleva la prestación de
servicio en la empresa, por cuanto, desde un punto de vista estrictamente contractual, el
asunto o la agresión a un compañero no constituye un incumplimiento, quienes son terceros
en la relación laboral.151
Por otro lado, frente a las objeciones realizadas a las tesis contractualistas del fundamento
del poder disciplinario, esta ha respondido mediante la teoría del "contrato organización".
Para esta teoría, el contrato de trabajo deja de cumplir una función legitimadora del poder
disciplinario y asume, más bien, una función limitadora o racionalizadora, por cuanto el
poder para establecer faltas y sancionarlas es un elemento esencial del contrato, que no
depende de pacto expreso o escrito.154
En este contexto, nace la tesis institucional del poder disciplinario 157que, sin perjuicio de
encontrar su expresión jurisprudencial más depurada en un momento histórico
posterior,158viene vinculada con el paso de un cambio de economía preindustrial a un
modelo de empresa capitalista, donde el cambio de modelo de producción conllevó la
búsqueda de alternativas que rompieran con formas de trabajo incompatibles con el
aumento de producción.159
Para esta tesis, la función legitimadora del poder empresarial recae en el fundamento
institucional de la empresa. Se vincula el poder disciplinario a la cualidad de jefe de la
organización que el empleador detenta,160que se genera "por el hecho mismo de la existencia
de una colectividad organizada y que se sitúa en manos de quien dirige la organización"
para que esta pueda alcanzar su fin,161poniendo énfasis en el carácter personal de las
relaciones laborales, siendo el poder sancionador inherente a la condición de empresario.162
Para un sector de la doctrina,163su explicación deriva del hecho de que los términos
"institución" y "ordenamiento jurídico" son equivalentes, por cuanto toda institución crea
un ordenamiento jurídico propio y allí, donde aparece una institución, aparece
ineludiblemente un sistema jurídico. En este contexto, la empresa crea su ordenamiento
propio, interno, distinto del que le ha sido atribuido de manera estatal, contraponiéndose al
mismo como una regulación autónoma dentro del que se encuentra la disciplina como
expresión de un sistema de autoridad, con poderes, normas y sanciones. De esta forma, los
cuerpos sociales intermedios expresan lo imperativo de los ordenamientos jurídicos
privados de mantener la disciplina colectiva, cumpliendo el poder disciplinario la misma
función que el derecho penal desempeña para el Estado.
Dentro de este esquema, se asume que la permanencia del grupo necesita la presencia de
ciertos miembros encargados de ordenar la actividad hacia la organización de una idea
común, un interés colectivo, en el que el fin de la organización es el fin perseguido por el
grupo. Esta colectividad no puede reducirse a una yuxtaposición de relaciones individuales,
sino que entre ellas existe un lazo social, distinto a un contrato, por cuanto los vincula una
idea directriz.164
Esta teoría descansa en una idea comunitaria de la relación de trabajo, propia del modelo
de relaciones laborales de la cultura germánica, en la que construyeron su andamiaje
jurídico con base en el concepto de una relación servil y de vasallaje, por medio del cual un
hombre libre se ponía al servicio de otro, el que le concedía protección y ayuda. Surge así
un vínculo personal de fidelidad recíproca, marcado fuertemente tanto por acentos
familiares como por aspectos comunitarios de derechos y deberes.165
En tal supuesto, lo que se busca es la consecución de un fin común, para cuyos logros
deben colaborar el empleador y los trabajadores, lo que justifica la atribución originaria de
los poderes de la organización al jefe de la empresa para que pueda alcanzar tal fin.166
Esta teoría representa avances frente a las insuficiencias y las objeciones planteadas a la
teoría contractualista, por cuanto es capaz de superar la dificultad que supone el legitimar el
poder disciplinario "cuando no estuviese expresamente pactado, como requería la teoría
contractualista".168En esencia, responde al dilema durkheimiano de que no todo es
contractual en un contrato,169en el cual instituciones históricas ajenas al contrato de trabajo
—como libreta obrera, el reglamento de taller y sanciones penales—170regulaban el
contenido disciplinario del empleador sin que fuera pactado.
En esta línea, debemos recalcar la crítica a tal supuesto, ya que, de manera innegable,
dichas ideas producen una sobrecarga de deberes colaborativos moduladores de
obligaciones contractuales, vigorizando y ampliando las posibilidades de los poderes
empresariales, generando una fuerte dependencia del trabajador más allá de la prestación
obligacional patrimonial contractual y que extiende, como consecuencia, los márgenes del
ejercicio del poder disciplinario en su justificación.173
Como indicó Alonso Olea, "caminar en otro sentido es, volver a resucitar tesis, que
parecen definitivamente superadas, sobre el posible origen no contractual de la relación de
trabajo",174volviendo a la fundamentación comunitaria o relacionista, subordinando al
trabajador, en términos de fidelidad y lealtad, al señorío e intereses del nuevo señor
feudal.175
Incluso más, como plantea Kahn-Freund, es una utopía postular el sustrato de las
relaciones laborales en la comunidad de intereses, por cuanto el conflicto entre capital y
trabajo es consustancial a la sociedad industrial y a la relación laboral y, por ellos, las
normas jurídicas pueden tratar de resolver los conflictos, pero no eliminarlos.176
Una tercera teoría, que a nuestro entender parece ser la más acertada, es aquella que
encuentra la justificación del fundamento del poder disciplinario en las diversas fuentes
heterónomas de su regulación.
Si bien esta teoría también se sustenta en la tutela del interés organizativo del empleador,
reconduce el fundamento del poder disciplinario a la ley y a la negociación colectiva como
fuentes de integración y complementación del contenido del contrato de trabajo.177
En este caso, el interés organizativo desborda el ámbito del objeto contractual, porque es
más amplio que la suma simple de las relaciones individuales de subordinación que unen al
empresario con cada uno de los trabajadores, las que, al tener una dimensión colectiva,
encuentran su fundamento en fuentes heterónomas al contrato, como la ley, las buenas
costumbres, la negociación colectiva o la buena fe, lo que amplía y especifica las
obligaciones que se derivan del hecho de prestar servicios a otra persona, 182lo que depende
del reconocimiento que, como fuente formal, le otorgue cada ordenamiento jurídico.
Así, "el fundamento unitario de los poderes del empresario no puede ser el contrato, sino
una fuente heterónoma de integración del mismo" 183que, en los hechos, establece
obligaciones no contractuales que complementan su contenido.
Esto se debe a que la dinámica del conflicto inmanente de las relaciones industriales
determina que la disciplina y su proyección jurídica se constituyan como una estrategia
múltiple y compleja, dirigida a conseguir la adecuación productiva del comportamiento de
los trabajadores. Esta, al no centrarse exclusivamente a una forma y método objetivo, sino
también en una función de articulación política y social, determina que el proceso, la
producción y el lugar de trabajo sean un permanente terreno en disputa de intereses
contrapuestos, donde la coacción y el consentimiento determinan que su regulación y sus
condiciones vengan de su propia autonomía o desde el Estado como regulador y
encauzador del conflicto social.
1. EXORDIO
Esta sección pretende, desde una perspectiva crítica y un enfoque tipológico, exponer los
aspectos generales, las características y los fundamentos que identifican teóricamente el
desarrollo dogmático del despido disciplinario, buscando develar el conjunto de elementos
esenciales que modelan tal institución y cómo estos se ven conjugados en el modelo
normativo chileno.
Lo anterior busca cumplir con tres objetivos: el primero, dilucidar los alcances del
despido disciplinario en nuestro ordenamiento jurídico a través de la identificación y el
análisis de sus rasgos fundamentales; el segundo, efectuar una propuesta teórica para
analizar sus aspectos sustantivos de manera unitaria y coherente; y el tercero, desde un
análisis crítico, servir de fundamento para cuestionar tanto su desarrollo como su evolución
en la doctrina y en la jurisprudencia chilena.
Al igual que todas las instituciones del derecho del trabajo, el despido subjetivo puede ser
estudiado desde diversas vertientes calificadas de "confusas o inéditas". 187Por lo mismo, con
el objeto de desentrañar sus alcances y limitaciones, debemos tener en consideración su
vinculación con los fundamentos e instituciones que confluyen en su estructuración, esto es,
las aprensiones teóricas heredadas del derecho de los contratos y la lógica del poder
disciplinario que proyecta el despido como sanción.188
En otros términos, está el despido como una forma de extinción contractual o un acto de
poder. Ambos polos han estado en permanente tensión y han condicionado el debate laboral
sobre la naturaleza, fundamentos, efectos y reparación del despido fundado en el
comportamiento del trabajador.
Con la idea de exponer las ideas generales y los fundamentos justificativos de esta
institución, en los siguientes apartados desarrollaremos sus argumentos y el encuadre en el
modelo nacional.
a) Despido y desistimiento
Para un sector de la doctrina comparada, 193el despido, en sus diversas variantes, es una
forma de desistimiento, en la medida en que "el empresario extingue la relación jurídica,
concurra o no una causa de justificación, por medio de un acto unilateral y extrajudicial, de
efectos ex nunc".194
Así, "parece forzoso concluir que, en la práctica, la prístina diferenciación entre despido,
como acto extintivo causal, y el desistimiento, como acto desprovisto de causa, acaba
difuminándose".197Acá, la caracterización se "vincula a la posibilidad de imponer la
extinción, aunque no exista causa justificadora".198
Esta matriz normativa es propia de una visión liberal, en la que se "exalta la libertad de
empresa y trata de impedir a ultranza una vinculación obligatoria de carácter indefinido o
perpetuo" que "restringe el derecho del trabajo y deja al arbitrio del empresario la
pervivencia del vínculo laboral",199constituyendo una excepción al principio de
conservación del contrato, y de la irrevocabilidad y estabilidad del trabajo.200
No obstante, desde un punto de vista más amplio, diríamos que, si bien el sistema chileno
establece un modelo causado, este es "bastante flexible" y de "una estabilidad laboral
precaria", ya que su protección se restringe "al pago de una indemnización a cargo del
empleador"202y a que la resolución judicial que resuelve la justificación de la medida "no
destruye la decisión empresarial".203En la operativa práctica, esto correspondería a un "libre
despido encubierto" con el "efecto jurídico automático" del pago de la indemnización por
término de contrato, que constituye un "incentivo" para impedir su impugnación.204
Sin perjuicio de estar de acuerdo con la evaluación crítica de Rojas y Ugarte, desde el
punto de vista de la justificación y de la naturaleza jurídica del despido subjetivo creemos
que la institución del desistimiento es incompatible con nuestro modelo de terminación de
la relación laboral sobre la base de los siguientes argumentos.
En primer lugar, y sin perjuicio de los embates de las ideas flexibilizadoras del
despido,206el derecho internacional del trabajo ha tenido una orientación distinta a la del
desistimiento como matriz dogmática-normativa, en la medida en que los instrumentos
normativos con vocaciones de universalidad apuntan a su limitación como una forma de
protección contra la arbitrariedad y la libre voluntad extintiva.
En quinto lugar, y como argumento de cierre, frente a las objeciones formuladas desde un
punto de vista práctico, el requisito de la justificación no pierde relevancia por el hecho de
que el empresario pueda romper el vínculo sin causa alguna y liberarse con el pago de una
indemnización. No puede confundirse la causalidad con la estabilidad real de la relación de
trabajo, ya que la exigencia de una causa y su control de legalidad puede conllevar la
readmisión del trabajador injustamente despedido221y el pago de indemnizatorias
complementarias a la resarcitoria, 222la que tiene una naturaleza sancionatoria y
disuasoria,223que obliga a un control de legalidad de la medida adoptada, posibilidades
ajenas a la idea de desistimiento.224
En efecto, en la mayoría de los supuestos extintivos del citado artículo, se argumenta que
su justificación deriva del incumplimiento de las obligaciones que impone el contrato de
trabajo. Así, a lo menos, se ha dicho de la falta de probidad, 229las negociaciones
incompatibles,230las ausencias laborales,231el abandono del trabajo,232las conductas
imprudentes o temerarias233y, con particular énfasis, de su causal de mayor identidad
sustancial, el incumplimiento de obligaciones laborales.234
No obstante, creemos que si bien ambas instituciones, desde un punto de vista funcional,
tienen cierta equivalencia, su estructura no siempre coincide. La resolución como
institución conlleva una serie de aspectos teóricos y prácticos que son incompatibles con
los efectos y con la oportunidad de ejercicio del despido.235
Por un parte, la resolución puede tener un origen judicial o extrajudicial, 236a diferencia del
despido, que siempre será extrajudicial. 237En el caso de la resolución, por regla general, el
efecto extintivo se produce con la sentencia constitutiva. 238Por contrario, en el despido, el
efecto extintivo se produce por el acto en sí, siendo la intervención judicial un control de
legalidad que, por regla general, no produce la renovación del vínculo laboral. 239En la
resolución, la posibilidad de exigir el cumplimiento de la obligación deberá ser
judicialmente,240contrario del despido, que se manifiesta como última opción frente a
mecanismos de autotutela disciplinarios de naturaleza conservativa del contrato, que no
presuponen una intervención judicial previa, teniendo un efecto constitutivo.241
De igual forma, cabe tener presente que, en el caso de la resolución, no es preciso que el
incumplimiento sea culpable,242a diferencia del despido.
Por otra parte, en el caso de la resolución y a diferencia del despido, la gravedad del
incumplimiento puede ser pactada y siempre debe ser ponderada judicialmente. 243Con
respecto a ella, existe una indisponibilidad tipológica. 244Por otra parte, pero muy en relación
con lo último, la causa de la resolución por incumplimiento puede ser pactada, en cambio,
en el despido disciplinario, cuando los incumplimientos están previamente tipificados por el
Código del Trabajo.245
Por nuestra parte, rechazamos aquellas posturas que buscan la justificación del despido
subjetivo en el derecho de los contratos, sea como una resolución por incumplimiento
contractual o como una fórmula particular de desistimiento, por cuanto no existe
correspondencia de tal argumentación con las funciones, efectos y finalidades de esta
variante de despido.
A los argumentos ya expuestos podríamos agregar los siguientes, 250que podrían ser
clasificados en históricos, jurídicos, políticos y sociales.
Como indica la doctrina, la sanción disciplinaria no se califica por el tipo de medida, sea
extintiva o conservativa, sino por su función punitiva en su vertiente retributiva, preventiva
general y específica,258cumpliendo el despido disciplinario con todas estas,259compartiendo
tanto el fin como la justificación de la pena y las medidas de seguridad del derecho penal.260
Así, "es sanción toda medida empresarial, perjudicial para el trabajador, y de alcance
individual, que tiene como finalidad castigar un incumplimiento actual, y prevenir otros
futuros, del trabajador afectado y del resto de la plantilla, asegurando así el buen orden
dentro de la empresa",261que suponga "una disminución punitiva de algún bien jurídico del
trabajador en cuestión".262
El despido disciplinario cumple con una función retributiva, en la medida que su fin es el
castigo al trabajador por su comportamiento, que ha significado una infracción a las reglas
de conducta fijadas en la empresa, privándolo de un bien jurídico de relevancia, como es el
trabajo.
Por otra parte, el despido disciplinario también cumple con la función preventiva general
de las sanciones, ya que el empleador muestra su disposición a castigar comportamientos
que alteran el orden preestablecido para la ejecución correcta o esperada de su contrato de
trabajo, de manera que el resto de los trabajadores tomen conocimiento de la reacción
empresarial frente a las faltas de igual o similar naturaleza, previniendo la comisión de
nuevas infracciones por el resto de los trabajadores no infractores.263
Por nuestra parte, creemos que lo anterior no es relevante para la calificación del despido
como sanción. Lo que importa son las consecuencias negativas para el trabajador
destinatario y los restantes trabajadores, siendo definitoria la imposición de un perjuicio
efectivo o la agravación de la posición jurídica del deudor como consecuencia de un acto
ilícito, lo que no implica la limitación del castigo a una medida conservadora del contrato.
En esta línea, no existe inconveniente conceptual para admitir el despido como sanción,
más aún cuando coexisten en sí la función preventiva general y la función retributiva de la
pena.266
Este efecto hace al trabajador acreedor de la más drástica sanción debido a las
consecuencias de la cesantía y la eventual complejidad social en la búsqueda de una nueva
fuente de ingresos, con la carga de haberse extinguido su contrato por un motivo que
reprocha su conducta laboral, replicando, en cierta medida, el efecto de la otrora libreta
obrera mediante el finiquito laboral,269en la medida que constituye un verdadero registro de
identificación de conducta laboral. Profundizaremos esta idea en el siguiente apartado.
c) El despido como un acto de violencia privada: La calificación disciplinaria por sus
efectos sociales, económicos y políticos
Por sus efectos, creemos oportuno entroncar el debate del despido disciplinario desde la
estructura desigual de la relación laboral en la empresa, como también desde el rol que
cumplen las formas jurídicas.
La privación del trabajo mediante el despido lo niega como una instancia de "integración
y participación en la sociedad, en la cultura, en la educación y en la familia", por cuanto
"crea una persona sin calidad social, porque la cualidad de esta y los referentes que le dan
seguridad en su vida social dependen del trabajo".275
Otra línea argumental también permite calificar el despido disciplinario como una
expresión del poder disciplinario del empleador. Esta se encuadra en su "inadecuación
estructural para resarcir el daño causado",286que distancia al mismo del derecho de los
contratos y, en general, del derecho civil.
En el caso de la sanción disciplinaria, no pretende resarcir un daño que el acto del
trabajador haya cometido, ni tampoco restaurar el equilibrio patrimonial alterado con su
incumplimiento.287La idea de reparación se encuentra ausente, ya que su finalidad es
punitiva y no reparatoria como en el caso de las técnicas resarcitorias del derecho
civil,288quedando a la sanción "un área de castigo puro a desarrollar en función de la culpa
del sujeto más que del daño".289
Una segunda cuestión que quisiéramos abordar es la definición de los atributos peculiares
del despido disciplinario que lo distinguen de las demás instituciones y que, a su vez,
refuerzan su identificación, en cuanto naturaleza jurídica, como un supuesto de autotutela
privada de naturaleza disciplinaria.
Una de las características del poder disciplinario es la decisión de ejercicio voluntario del
mismo, por cuanto el empleador podrá o no aplicar una sanción cuando se producen los
supuestos de autorización para su imposición, lo que está acorde con su naturaleza
autotutelar y su naturaleza potestativa.291
Por la lógica propia del despido subjetivo como una hipótesis de poder disciplinario y,
por lo mismo, de sanción privada, se traslada el debate a las causales contenidas en el
artículo 160 del Código del Trabajo donde, en atención al bien jurídico tutelado, el objeto
de protección y el interés subjetivo preponderante nos permite clasificar los supuestos
habilitantes de despido disciplinario en aquellas de interés simple e interés compuesto. En
esta distinción, si su finalidad es defender el interés del empleador de forma preponderante
o si su finalidad involucra también a trabajadores o terceros ajenos a la relación laboral, lo
que en cierta medida relativiza el alcance del poder disciplinario y sus justas causas.
En este esquema, en todas las causales existe un fin último, consistente en la adecuación
productiva del comportamiento laboral de los trabajadores a los fines de la empresa, en los
que, no obstante, aparecen fines secundarios y heterogéneos, vinculados a derechos de
titularidad distinta de quien ejerce el poder disciplinario, los que matizan sus límites
interpretativos y, por lo mismo, permiten matizar la caracterización general del despido en
los términos en que se expresa su ejercicio.
Dicho esto, el despido puede ser calificado como un negocio jurídico unilateral, 301por
cuanto la decisión del término del contrato de trabajo es adoptada por el empleador,
bastando solamente la expresión de su voluntad con tal fin. Esta manifestación se encuentra
libre del "sometimiento a ninguna otra instancia" 302y produce sus efectos en el plano
sustancial sin que sea necesaria la intervención previa de un tercero, 303salvo determinadas
excepciones que confirmaran la regla general.304
No es óbice para tal calificación que la decisión sea legal o ilegal, ni que pueda ser objeto
de reproche mediante la impugnación ante órganos judiciales. Esto, por una parte, porque
en ningún momento se requiere, para la existencia del negocio jurídico, la voluntad de un
tercero y, por otra, porque el pronunciamiento sobre la calificación de la extinción por los
tribunales de justicia,306es un control ex post, que por regla general no afecta su eficacia.
Por regla general, el despido produce sus efectos de manera directa e inmediata sobre la
relación laboral, sin perjuicio del enjuiciamiento y control de su regularidad ante los
tribunales de justicia.307
Esto se debe a la naturaleza del despido como un acto de autotutela privada, por cuanto
este es inmediatamente eficaz para alcanzar su fin, permitiendo la defensa de un interés
privado e imponiendo la ejecución forzosa del mismo sin que la eventual impugnación ante
tribunales de justicia suspenda o difiera su eficacia. En otras palabras, al igual que la
sanción disciplinaria, el despido solo es válido si se corresponde con el modelo legal de
referencia, esto es, que proceda con el presupuesto de hecho disciplinario.308
No obstante, existe una excepción al efecto constitutivo del despido disciplinario. Según
la legislación nacional,318en aquellos casos en que el despido sea declarado como
vulneratorio de derechos fundamentales, en particular discriminatorio y además grave, el
trabajador podrá optar entre un cúmulo de indemnizaciones o su reintegro, debiendo el
juez, en tal caso, decretar las medidas necesarias para la reparación de las consecuencias
derivadas de la vulneración de derechos fundamentales, 319destacándose, en la práctica, la
condena al pago de las remuneraciones que se dejó de percibir por el despido hasta la fecha
efectiva del reintegro, todo lo cual revela que la sentencia priva de efectos al despido.
Una similar excepción es la del despido de trabajadores con fuero por cargos de
representación sindical,320fuero de maternidad321y otras fórmulas especiales,322en las cuales
existen limitaciones respecto del despido en su variante subjetiva.323
El despido, como negocio jurídico unilateral, debe ser oportuno en su ejercicio, lo que en
otros términos se refiere a que el empleador manifieste su voluntad de ejercer el poder
disciplinario antes de la prescripción de la falta.
Sobre el punto, existe consenso jurisprudencial en que es necesaria una inmediatez, 333pero
tampoco una prolongación excesiva de la sanción.334La jurisprudencia ha entendido como
tiempo razonable para el ejercicio del poder sancionatorio un lapso de 30 días,335teniendo
siempre como presupuesto que el empleador esté en conocimiento de los hechos que
configuran la causal de despido y se genere pasividad de su parte. 336De la misma forma, se
puede deducir un perdón tácito si el empleador manifiesta expresamente una conducta que
supone una nueva oportunidad al trabajador.337
La pregunta en la legislación chilena es cuáles son las reglas operativas del cómputo de
los plazos para efectos de la caducidad de la acción destinada a discutir la legalidad y la
procedencia del despido, teniendo en cuenta que este es calificado como un acto recepticio.
Con respecto al plazo y a la fecha de cómputo, 341el trabajador, cuyo contrato termine por
aplicación de una o más de las causales disciplinarias y que considere que dicha aplicación
es indebida, podrá recurrir al juzgado competente dentro del plazo de sesenta días hábiles
contados desde la separación, pudiendo este último suspenderse hasta noventa días por
interposición de un reclamo administrativo ante la Inspección del Trabajo.
De este modo, no cabe sino concluir, para esta línea jurisprudencial, que el momento de
la separación es aquel en que se produce la ruptura del vínculo laboral, es decir, cuando
cesan los derechos y las obligaciones que nacieron con motivo del contrato de trabajo para
ambas partes.
Para nosotros, lo primero será diferenciar entre la aplicación del despido, la ejecución
material de este y su posterior comunicación o notificación. La mayoría de las veces,
existirá una coincidencia entre estos tres momentos, ya que tanto la aplicación del despido,
la comunicación y el cese de la prestación, como las consecuencias de este, se producirán al
instante en que se pone en conocimiento la decisión de imponer la sanción disciplinaria del
despido.
Dicho esto, la voz "separación" es una expresión que debe ser entendida en un sentido
jurídico y, por lo mismo, que el despido materialmente produzca sus efectos desde la
exteriorización de la decisión del empleador no incide en el inicio del cómputo de las
acciones de impugnación, ya que su titular solo podrá ejercer su derecho desde el momento
en que toma conocimiento de esta. Entenderlo de otro modo determinaría la eficacia de la
tutela judicial efectiva del enjuiciamiento de legalidad de un acto jurídico a la voluntad de
quien precisamente determina la imputación, la aplicación y la ejecución de sus efectos
jurídicos, como lo es el empleador.
Por una parte, se indica que son solemnes aquellos que están sujetos a la observancia de
ciertas formalidades especiales requeridas, sea para la existencia misma del acto, sea para
su validez, de modo que su omisión trae como consecuencia la inexistencia del acto o su
nulidad. Por otra parte, no son solemnes aquellos que no están sujetos a requisitos externos
o formales para su existencia o validez.346
No puede perderse de vista aquí, como indica Domínguez, que, en realidad, todo negocio
jurídico está sujeto a una formalidad, ya que, de alguna manera, debe expresarse la
voluntad, sea verbalmente, por escrito o por gestos. No obstante, en ciertos casos la ley, en
defensa de determinados intereses, exige, para que el negocio jurídico exista, que la
voluntad se manifieste de determinadas maneras. De esta forma, lo que distingue al negocio
solemne del no solmene no es la presencia o la ausencia de formas, sino la exigencia de
formalidades impuestas por la ley bajo sanción de nulidad o la presencia de una libertad de
formas.347
La carta, en cuanto forma escrita del despido, "actúa como medida de protección del
trabajador",348constituyendo una manifestación del derecho a un real y justo procedimiento
que, en el caso concreto, se traduce en que a un trabajador que es despedido por la decisión
unilateral del empleador se le proporcionen, de manera eficaz, todos los antecedentes que
motivaron la decisión extintiva para poder preparar su defensa y convencer al juzgador de
que la causal esgrimida es injustificada, indebida o improcedente, oportunidad que es
aquella en la que se le comunica el despido por carta o aviso al que se ha hecho
referencia.349
Por lo mismo, cuando coincide la aplicación del despido con su ejecución material y su
posterior notificación de manera personal, la entrega de la carta no produce tan solo el
efecto comunicativo que normalmente se le atribuye, sino que, además, cumple y otorga
una aparente justificación formal de la medida extintiva. Así, y en coincidencia con el texto
legal,350su omisión o error no produce el efecto de invalidar la terminación del contrato, ya
que, por virtud de su eficacia constitutiva, sus efectos no pueden suspenderse, sino que se
producen de manera directa e inmediata sobre la relación laboral desde el momento en que
se toma conocimiento por su destinatario.
Ahora, la discusión se traslada a otro plano, esto es, si el no envío de la carta por sí
mismo conlleva tener como injustificado el despido.351Sobre el punto, creemos que la
respuesta es afirmativa.
Dicho esto, con respecto al trabajador, la carta cumple con dos funciones: "primero,
haciéndole conocer los hechos causantes que han llevado al empresario a su poder
resolutorio; segundo, al indicarle el tiempo de que dispone para impugnar ante la
jurisdicción el despido".354
En este contexto, y reforzando lo anterior, se debe tener presente que el despido puede
ser verbal, sin expresión de causa y comunicación formal o, incluso, tácito, esto es,
desprendido de determinados comportamientos o circunstancias que no hacen más que
revelar la intención de poner término al contrato. Estas fórmulas de despido producen sus
efectos, sin perjuicio de que el incumplimiento de la formalidad conlleve automáticamente
la aplicación de recargos indemnizatorios y determine el ejercicio del poder disciplinario
como injustificado, siendo su justificación precisamente el desconocimiento de los motivos
formales de término del contrato que permiten estructurar su defensa.
De esta forma, el trabajador debe poseer conocimiento de los hechos imputados a través
de la comunicación de despido sin que su falta de concreción pueda ser reemplazada por
otras vías, ya que, de otro modo, se elimina la garantía del conocimiento concreto de las
imputaciones y la limitación de la defensa del trabajador en relación con la situación de
desigualdad de información en el proceso.355
1. EXORDIO
Este capítulo pretende, desde una perspectiva crítica y analítica, exponer y desarrollar de
manera sistemática los límites dogmáticos del despido subjetivo a partir de su
caracterización como hipótesis de autotutela disciplinaria, a fin de abordar el conjunto de
límites esenciales que determinan el alcance y las restricciones a forma de entender esta
particular forma de despido, desarrollando cómo estos se ven conjugados en el modelo
normativo chileno.
1) Contexto
Ahora, y como ya sostuvimos, al calificar el despido subjetivo como una hipótesis del
poder disciplinario y como expresión o forma de autotutela privada, la posibilidad de
aplicar una sanción como el despido por razones disciplinarias necesariamente debe
provenir de una fuente heterónoma de integración que dé cobertura a la determinación
abstracta de faltas y sanciones o, en otros términos, que determine de qué forma se entiende
infringido el orden en la empresa, quién determina en qué consisten tales infracciones y qué
límites tiene su aplicación.
De esta forma, las interrogantes se centran, por una parte, en resolver si el poder
disciplinario opera o no con un cuadro indeterminado de sanciones o, por el contrario, si
actúa sobre un marco limitado en su extensión. Por otra, pero en directa conexión con lo
anterior, si en este contexto además constituye un presupuesto para su ejercicio que la
determinación de la conducta sancionable se encuentre previamente determinada en
cuerpos normativos anteriores al acaecimiento de falta laboral, todo lo cual tiene
importancia al entender al despido subjetivo como una sanción disciplinaria.
En una primera aproximación, diríamos que tal posibilidad debe rechazarse "desde el
momento en que se reconoce que el poder sancionador empresarial es un derecho subjetivo
de orden jurídico privado que nada tiene que con el ius puniendi del Estado",360todo lo cual
implica que el trabajador no puede reclamar en la empresa el respeto a los condicionantes
del ejercicio de la sanción pública impuestos constitucionalmente. 361La vigencia del
principio de legalidad en general está referida a los delitos que son sancionados por órganos
del Estado, cuyo castigo tutela intereses generales de la sociedad, características que no
revisten los incumplimientos laborales, ni las sanciones con que el empleador castiga los
mismos.362
Cabe hacer presente que, históricamente, "el sistema de relaciones interprivadas que
funciona en la empresa ha sufrido una evolución paralela a la construcción del principio de
legalidad como técnica de atribución de potestades y control de la discrecionalidad", 364en el
sentido de que al poder disciplinario del empleador se le han aplicado tales principios de
forma análoga a como informaron el sistema sancionador del Estado, vinculándose
esencialmente a una causa determinada como elemento objetivo y también a la
procedimentalización en su ejercicio.365
Esto, por cuanto si el poder disciplinario impone verdaderas penas privadas, encontrando
una gran identificación con estas, no podría negarse la vertiente material del principio de
legalidad, por lo cual los hechos sancionables en el ámbito laboral deben encontrarse
previamente tipificados. De esta forma, solo pueden sancionarse los comportamientos que
se encuentren descritos con anterioridad a la comisión de la falta en las respectivas fuentes
del poder disciplinario como expresión de autotutela y dentro de los márgenes de
procedimentalización definidos heterónomamente.
Por otra parte, pero íntimamente relacionado con lo anterior, con respecto a la titularidad
y el dominio del poder disciplinario se plantea la interrogante de cuál es el papel que le
corresponde al empleador en la individualización de las infracciones. Esto implica resolver
si el empresario, individualmente o en conjunto con los trabajadores, ya sea también
individual o colectivamente considerados, es un sujeto legitimado para determinar ex novo
qué conductas deben ser sancionadas.370
No obstante, esto último no debe confundirse con la determinación del espectro o las
posibilidades de las sanciones. Siguiendo a la totalidad de la doctrina, el poder disciplinario
no opera con un cuadro indeterminado, sino, por el contrario, está preestablecido por un
elenco preciso que se acomoda a la gravedad de las faltas estando limitada en su extensión,
siendo su culminación la extinción del contrato por motivos subjetivos. 372Esto es coherente
con la caracterización y la calificación del despido subjetivo como un acto disciplinario, ya
que, de otro modo, conllevaría "el atribuir al empresario un poder genérico e
incondicionado, un medio de autotutela ajeno a las más mínimas tipicidades: el empresario
sería legislador de sus propios intereses".373
Una segunda cuestión es lo relativo a los aspectos más concretos de la variante del
principio de legalidad asociada a la tipicidad proyectada al ámbito laboral.
Tal idea conlleva que solamente se podrán calificar como ilícitos laborales los hechos
que previamente se encuentren tipificados como tal. Aun siendo antijurídico y culpable, un
hecho no podrá llegar a la categoría de ilícito laboral si no es, asimismo, típico, es decir, si
no corresponde a la descripción de un tipo. De esta forma, la tipicidad en materia laboral
cumple con tres funciones: la selección de los comportamientos laborales relevantes en el
ámbito de la empresa; la garantía de que solo pueden sancionarse los comportamientos
subsumibles en él; y la previsión de penas para sancionar ciertos comportamientos.374
Pues bien, esto plantea, a nuestro criterio, tres problemas interesantes: cuáles son los
cuerpos normativos en que deben tipificarse las conductas sancionables; cuál es el modo de
tipificación de las conductas sancionables; y cuál es el nivel de correspondencia que debe
haber entre la falta laboral y la sanción disciplinaria.
Con respecto a la primera cuestión, esto es, los cuerpos normativos en que deben
tipificarse las conductas sancionables, abordaremos el tema con mayor detalle en el párrafo
relativo a las fuentes de regulación del despido disciplinario.375
En cuanto el segundo problema enunciado, esto es, cuál es el modo de tipificación de las
conductas sancionables, nos encontramos principalmente ante dos de las funciones de la
tipicidad, ya que la selección de comportamientos relevantes para el régimen disciplinario y
la descripción de los hechos sancionables buscan garantizar que solo podrán castigarse los
comportamientos que se hallen descritos previamente en algún cuerpo normativo.376
Por lo mismo, "no se exige una tipificación precisa y cerrada de los actos y conductas
sancionables", aunque sí lo suficientemente delimitados para su subsunción,379aunque esto
no signifique un nivel de indeterminación y vaguedad que no permita delimitar sus
contornos y haga ilusoria su causalización.
Como hemos indicado, al calificar el despido subjetivo como una hipótesis del poder
disciplinario y como expresión o forma de autotutela privada, su configuración debe
provenir necesariamente de una fuente heterónoma de integración, lo que constituye la
fuente de regulación del despido disciplinario, pudiendo ser la ley o la voluntad de las
partes, proyectada en acuerdos individuales o colectivos, la que determina su contenido
causal, ya sea mediante el contrato de trabajo, instrumentos colectivos o cuerpos
normativos unilaterales.
Sobre el punto, quisiéramos realizar una serie de apreciaciones que creemos relevantes al
momento de determinar los límites del despido disciplinario, a fin de sistematizar
coherentemente los motivos causales del mismo en el contexto nacional.
a) La ley
Esto permite afirmar que trabajador y empleador, "por medio de la autonomía individual
o colectiva, no pueden alterar dicha determinación, no pudiendo agregar nuevas causales
que tipifiquen faltas laborales que permitan extinguir el contrato individual de trabajo a
través del despido disciplinario ni suprimir las existentes".383
Como otras consecuencias, esta cuestión tiene que la calificación del acto de término del
contrato, en virtud de la naturaleza de la relación laboral, no puede quedar al arbitrio de las
partes, como así tampoco la imputación o la responsabilidad sobre la iniciativa de la
ruptura, reservándose tal facultad al juez para recalificar las formas de extinción de la
relación jurídica.384
Esto conlleva que el juez deba velar por que la autonomía de las partes no sustituya el
despido por otra forma de término del contrato, o bien, doten de otra calificación jurídica la
extinción que ha decidido el empleador.385
Frente a esto, una discusión que creemos de relevancia es si las causales contenidas en el
artículo 160 del citado texto constituyen un catálogo o una lista cerrada de incumplimientos
laborales configuradores del despido.
En concreto, la puerta de entrada a tal discusión viene dada por la redacción de uno de los
motivos de recurrente aplicación que hace alusión al incumplimiento grave de las
obligaciones que impone el Contrato de Trabajo.
Indica el autor que "debido a la amplitud con que se hallan mencionadas en este precepto
algunas de las causas del despido, especialmente la del Nº 7, es bizantina la discusión
acerca del carácter cerrado, tasado o ejemplar de la lista que contiene dicho precepto.
Incluso más, el legislador se podría haber ahorrado la enumeración de faltas laborales que
permiten aplicar el despido disciplinario debido a los amplios términos en que se encuentra
formulada la causal del Nº 7 del artículo 160 del Código del Trabajo. Este precepto está
redactado con una amplitud suficiente para comprender las restantes causas de despido
disciplinario".
En tercer lugar, y desde un punto de vista teórico, en virtud del principio de tipicidad, el
sistema de sanciones no conservativas del contrato de trabajo se encuentra determinado
previamente por el legislador, no existiendo posibilidad de que las partes tengan la libertad
de la creación de ilícitos en materia de término del contrato, siendo indisponible por las
partes la elaboración de causales extintivas del contrato de trabajo por la vía del despido
disciplinario, ya que la extensión de las sanciones se encuentra limitada por un cuadro
determinado, preestablecido en su tipología causal que impide su disposición.
En efecto, la amplitud tipológica del artículo 160, Nº 7, del Código del Trabajo, no lleva
consigo una indeterminación causal o abierta del despido disciplinario, sino, más bien, una
causa extintiva condicionada por aspectos vinculados al cumplimiento de obligaciones
laborales de carácter amplio.
Recordemos que las causales disciplinarias tienen por finalidad delimitar hipótesis de
incumplimientos graves y, debido a su particularidad, tipificarlas. Esto se justifica en que la
fijación de las conductas, en términos amplios, justificaría la sanción de cualquier conducta,
lo que permite un amplio margen de discrecionalidad sumamente abierto, tanto en la
determinación de la conducta como en la aplicación de sanciones, cuestionándose la licitud
de estas, todo lo que sería contrario a la justificación de catálogos abiertos de causales de
despido.
De esta forma, creemos que el articulado del 160 del Código del Trabajo establece un
catálogo específico que detalla los presupuestos infraccionales en que se subsume el
comportamiento laboral considerado como ilícito.
Desde una lógica civilista, el despido ha sido visto desde las fórmulas contractuales de
término de contrato engarzado con las lógicas del derecho civil, teniendo un rol
preponderante en su configuración los incumplimientos contractuales definiendo, directa e
indirectamente, distintas hipótesis causales,395lo que en buena parte se reconduce a los
fundamentos contractualistas del poder disciplinario.
Sumada a las observaciones ya indicadas con respecto a la naturaleza jurídica del despido
subjetivo, estimamos que tal visión debe ser limitada en los contextos en que el legislador
ha vinculado la causal de despido con el contenido del contrato de trabajo.
Como ya indicamos, dicha causal tiene una amplia redacción causal, que ha llevado a
conducirlo a a que sea caracterizada como una hipótesis de despido con un contenido
abierto, amplio, residual y genérico, que comprende situaciones fácticas que no encuentran
un correlato en los supuestos habilitantes sustantivos de validez del artículo 160 del Código
del Trabajo, lo cual produce una absorción de motivos de despidos imperfectos,
convirtiéndola en una causal de difícil delimitación.
Nos llama la atención el amplio abanico de fuentes desplegado por la doctrina, cuando es
la propia ley la que limita el contenido obligacional a aquellas de origen contractual. Es
más, debemos constatar los riesgos de tal postura, ya que nos encontramos ante una
hipótesis de despido disciplinario que, como máxima expresión del poder sancionatorio del
empleador, debe someterse a criterios de tipicidad que se ven debilitados al introducir
nociones vagas e imprecisas, de un alto grado de indeterminación, como lo son el contenido
ético, los deberes de conductas y, en menor medida, las cláusulas tácitas o subentendidas.
Sobre el punto, estimamos que para tales supuestos debe existir necesariamente una
tipificación expresa y estricta de las conductas sancionables, por lo que las cláusulas
genéricas y "normas en blanco" que fundan la aplicación de una causal de despido
disciplinario serían ilícitas, en la medida que la tipicidad se satisface con disposiciones
reguladoras de comportamientos específicos y no generales o imprecisos. Esto se debe a
que la noción de tipicidad pretende fundar la responsabilidad del trabajador sobre la
previsibilidad de la sanción y excluir el margen de discrecionalidad en su aplicación, por lo
que la no satisfacción de tal estándar no permite el nacimiento y la justificación lícita del
poder disciplinario.406
Es más, desde la perspectiva de la buena fe, el ejercicio del poder disciplinario resulta
naturalmente delimitado, siendo contraria su utilización "por sorpresa", ya que "niega el
núcleo básico de confianza mutua en que descansa el contrato y, al mismo tiempo, implica
una desviación en la operatividad del poder disciplinario, que se utilizaría desconociendo la
finalidad de prevención especial y general, que es su signo de reconocimiento".407
En este contexto, creemos oportuno afirmar 409que un criterio delimitador será que la
sanción se extienda únicamente al incumplimiento de aquellas obligaciones de estricta
fuente contractual, que tengan una conexión necesaria y directa con el contrato de
trabajo,410debiendo interpretarse sus cláusulas en correlación con las funciones que está
obligado a desempeñar el trabajador. Ahora, en el evento de no estar escrituradas, se
encontrasen indeterminadas o difusas, tanto sus funciones como obligaciones, su
interpretación deberá ser en contra del empleador por aplicación de los artículos 1563, 1564
y 1566 del Código Civil, dejando, por tanto, sin sustento el ejercicio del poder disciplinario
fundado en incumplimientos contractuales. De otro modo, se generará una imprecisión
adicional a la vaguedad de esta causal411que beneficia a quien detenta una posición de
superioridad, máxime si es la propia ley laboral que obliga la escrituración y la claridad del
contenido obligacional y de las funciones de la prestación laboral, 412siendo exigible por los
mismos fundamentos, claridad en el seno del régimen obligacional y sancionatorio.
El asumir una postura contraria vulneraría las nociones básicas de tipicidad que
configuran y dan fundamento a esta hipótesis de despido.413
En este escenario, y a efecto de dar algunas luces en parte de este debate, nos
centraremos en lo relativo a la posibilidad de que las partes puedan pactar, bajo el influjo de
la autonomía de la voluntad, la gravedad del incumplimiento contractual que, en los hechos,
no es otra cosa que pactar la gravedad de la ilicitud de la conducta, su ponderación y
configuración como causal extintiva.
Este criterio ha sido compartido —hasta cierto punto— por la Dirección del Trabajo,
quien ha resuelto reiteradamente que no existe inconveniente jurídico para que el
empleador describa conductas que signifiquen, a su juicio, causales de término o caducidad
del contrato de trabajo. No obstante, la determinación de si ellas encuadran o no en las
causales previstas por la ley compete, en definitiva, a los tribunales de justicia.421
b.3) La voluntad del empleador como fuente directa e indirecta del despido
disciplinario: el problema del reglamento interno de la empresa
La regulación del trabajo en cada empresa será un objetivo buscado que nacerá de la
necesidad propia de la organización del ciclo productivo, en que se requieren estructuras
iguales, uniformes y previamente conocidas, en la que aparece la regulación
predeterminada de reglas objetivas de disciplina.
Cabe indicar que si el empleador estuviere obligado a tener los dos reglamentos internos
mencionados, podría cumplir con tal obligación si confecciona uno solo que contenga tanto
las materias señaladas en el Código del Trabajo como aquellas relativas a las normas sobre
prevención y seguridad exigidas por la Ley Nº 16.744 y el reglamento sobre prevención de
riesgos.
Para los efectos de esta investigación nos referiremos a ambos como un todo, con el
nombre de "Reglamento Interno de la Empresa".
Como señala Fernández, en nuestro ordenamiento jurídico se plantea un problema
esencial al hablar del Reglamento Interno de la Empresa como fuente directa e indirecta del
despido disciplinario, en el sentido de si su infracción puede justificar la extinción del
contrato de trabajo por motivos disciplinarios.429
Para un sector mayoritario de la doctrina, desde sus orígenes este motivo de despido ha
tenido un alcance bastante amplio. Se señala que dicha causal ha comprendido y extendido
el contenido obligacional no solo al contractual, sino que a otras fuentes normativas que
impone al contrato,430como el Reglamento Interno de la Empresa.
En la misma línea, pero ampliando aún más su contenido, Nadal ha dicho que por las
"obligaciones que impone el contrato de trabajo" no solo se deben entender "aquellas que
emanen directamente del contrato mismo, sino aquellas cuyos efectos indirectos provienen
del reglamento interno, de la ley misma incorporada al contrato o de un contrato colectivo,
cuyos efectos son justamente la de reemplazar en lo pertinente a la contenidas en los
contratos individuales de los trabajadores sujetos a negociación". Agrega que, "en lo que
432-433
Por su parte, Fernández, planteando expresamente esta discusión a propósito del conflicto
de la tipicidad de las conductas y su estándar, en el sentido de si las disposiciones genéricas
o "cláusulas en blanco" son o no lícitas, cuestión que está en directa relación con la función
que corresponde a las normas sancionadoras.436Señala que la fijación de conductas
sancionables en términos tan amplios permite comprender en ellas prácticamente cualquier
conducta cometida por el trabajador, por lo que el reglamento interno viene a cumplir un rol
delimitador, reduciendo el margen de discrecionalidad, dando cierta justificación garantista
al mismo.
De esta forma, la jurisprudencia judicial 437y la doctrina mayoritaria438ha sostenido que el
trabajador que infringe la normativa del reglamento interno de la empresa incurre en un
incumplimiento grave de las obligaciones, que justificaría la sanción del despido
disciplinario.
Por nuestra parte, adherimos a los postulados de esta última tesis con algunas
matizaciones, descartando la postura formalista y conservadora de la integración de las
cláusulas unilaterales del reglamento interno al contrato de trabajo, porque significaría
abstractamente el reconocer que el empleador cree, mediante la vía contractual o por
ejercicio de sus propias facultades reglamentarias, causales de despido.
Creemos que la integración contractual de las reglas unilaterales del Reglamento Interno
al Contrato de Trabajo es, como diría Álvarez de la Rosa, "una labor estéril y condenada al
fracaso".443Esta tesis se encuentra asociada a la postura formalista de la libertad de los
contratantes en materia laboral, en la que el trabajador es tan libre de aceptar o rechazar las
normas impuestas por el empleador en este cuerpo reglamentario como de aceptar o
rechazar el trabajo. Se parte de la base de la aceptación tácita de reconocimiento y
aplicación de las normas del Reglamento Interno, constituyendo el sometimiento a las
reglas dictadas por el empleador, el punto de integración al contrato de trabajo, cuestión
que se explica en la voluntad adhesiva del contratante débil frente a los intereses de la parte
dominante.
Como vimos anteriormente, en cuanto a las funciones del derecho del trabajo y la tesis
contractual del poder disciplinario, los argumentos desconocen la ficción de la autonomía
de la voluntad y la igualdad formal de los contratantes. Circunstancia que claramente es
opuesta a la conformación desigual de la relación laboral y que, mediante la forma del
contrato, se pretende ocultar, constituyendo un acto de mistificación de la realidad,
argumentos que no pueden ser compartidos.
Es así, será determinante, por una parte, la regulación que dé el legislador del cuadro de
sanciones que lo habilita como cuerpo normativo, el cual excluye el despido como sanción
y, por otro lado, el control de legalidad que se aplique con respecto de este por parte de la
judicatura.
No debe olvidarse en esta lectura que es la ley quien establece expresamente en los
artículos 154, Nº 10, y 157 del Código del Trabajo, un cuadro determinado de sanciones, en
el que las faltas laborales que constituyen una transgresión al reglamento interno de la
empresa tienen asignadas sanciones conservativas —multa, amonestación escrita y
amonestación verbal— excluyendo una sanción extintiva como el despido, por lo que su
establecimiento por la vía contractual quedaría excluido.
Una segunda cuestión tiene relación con la posibilidad de que se fije unilateralmente,
mediante el Reglamento Interno de la Empresa, la calificación de la gravedad del
incumplimiento de determinadas obligaciones.
Sobre el punto, y como señalamos,448sería ilegal el hecho de que se pretenda calificar a
priori cualquier incumplimiento como constitutivo de una infracción grave a las
obligaciones que impone el contrato, porque tal calificación compete exclusivamente a los
tribunales de justicia en función de los hechos efectivamente acreditados en el curso del
proceso.
i) Contexto
En efecto, la idea de la participación en la empresa no es otra cosa que el debate sobre "la
distribución efectiva de las relaciones de poder en la misma", una relación donde se
enfrenta poder contra poder, en fin, democracia "como núcleo del problema". En el modelo
de empresa capitalista siempre habrá quienes mandan y quienes obedecen, en el cual no
existe posibilidad de cambio, dando la relación entre gobierno y oposición permanente,
"poder sin alternativa, contrapoder que nunca puede sustituirlo", en la que hay una
descripción de un antagonismo radical cuya solución resulta, en la derrota permanente de
una de las partes y la enunciación de un sistema de distribución de competencias.449
Así, desde un punto de vista tradicional o clásico para el derecho del trabajo, el
contrapoder en la democracia industrial o de participación en la empresa se resuelve "en un
procedimiento de codeterminación de reglas", que comprende un conjunto de instrumentos
típicos de la autonomía colectiva, como la negociación colectiva y la huelga, que buscan
imponer un sistema común de normas en el ámbito organizacional laboral. 450En este
escenario, la resolución de los conflictos, tanto individuales como colectivos, pasan por la
definición de un esquema de común regulación que distribuya y normalice las relaciones de
poder y contrapoder.451
Si nos situamos en el plano sustantivo de las relaciones colectivas de trabajo, una de las
regulaciones que ha modelado el sistema de autonomía colectiva ha sido el impuesto
durante la dictadura cívico militar.
En tal período, como indica Rojas,457se rigidiza al máximo el derecho colectivo del
trabajo, limitando el poder de la organización laboral, ya sea como expresión de sus
reivindicaciones directas o como expresión sociopolítica en representación de los sectores
laborales. Ahora, en concreto, con respecto a las materias objeto de negociación colectiva,
fija y se mantiene un contenido limitado de esta, referido a condiciones de trabajo con un
contenido pecuniario y a beneficios asistenciales que, en definitiva, ignora el objetivo
último de la negociación colectiva, que es el de democratizar las relaciones laborales.458
En este hostil escenario, podemos observar que el actual artículo 306 del Código del
Trabajo establece un catálogo sobre materias a negociar y cuáles no. Se indica
expresamente, en cuanto prohibición, que "no serán objeto de la negociación colectiva
aquellas materias que restrinjan o limiten la facultad del empleador de organizar, dirigir y
administrar la empresa, y aquellas ajenas a la misma", manteniéndose una de las
limitaciones en el objeto de la negociación colectiva heredada del Plan Laboral.459
Creemos necesario esclarecer el alcance de dicha prohibición en relación con las materias
que sí están permitidas negociar y, en cierta medida, cuál es la verdadera extensión de la
limitación a la negociación colectiva, entendida como núcleo esencial de la libertad
sindical.
En primer lugar, nos centraremos en los posibles contenidos. La reforma laboral de 2016
planteó como finalidad, en el mensaje de su proyecto de ley, el "reconocer una amplia
libertad y autonomía a las partes para negociar y establecer acuerdos sobre otras materias
propias de la organización del trabajo, más allá de las condiciones comunes de trabajo y las
condiciones remuneracionales, eliminando las restricciones que actualmente existen
respecto de los temas que pueden ser objeto de la negociación colectiva". Además, se
indicaba que "la negociación colectiva debe permitir que los actores de la relación laboral
puedan acordar todas las materias que son de interés común, imponiendo los límites
necesarios para que dichos acuerdos no signifiquen vulneración o afectación de sus
derechos fundamentales. En la medida que las partes posean una posición equivalente, la
legislación debe posibilitar un marco de diálogo y entendimiento amplio, sin establecer
obstáculos para el ejercicio de la voluntad colectiva".
Normativamente, cabe señalar que el artículo 306 del Código del Trabajo establece que
son materia de la negociación colectiva aquellas de "interés común" de las partes que
afecten las relaciones mutuas entre trabajadores y empleadores. El concepto de interés
común "es sumamente amplio" y puede entenderse, como indica la doctrina, como el
conjunto de derechos, obligaciones, facultades, potestades y deberes propios de las
relaciones individuales y aun colectivas, referida a materia que benefician o afectan a todos
los trabajadores que negocian, como condiciones sociales o beneficios de quienes realizan
el trabajo y que no tienen por objeto aumentar beneficios económicos.460
En dicho escenario, por efecto normativo, las negociaciones podrán incluir acuerdos para
la conciliación del trabajo con las responsabilidades familiares, el ejercicio de la
corresponsabilidad parental, planes de igualdad de oportunidades y equidad de género en la
empresa, acciones positivas para corregir situaciones de desigualdad, acuerdos para la
capacitación y reconversión productiva de los trabajadores, constitución y mantenimiento
de servicios de bienestar, mecanismos de solución de controversias, entre otros.
Como señalan Caamaño y Ugarte, la opción del legislador es bastante criticable, porque
explicita un desequilibrio en la forma de tutelar los intereses de los actores sociales,
estableciendo un privilegio a favor de los empleadores que supone reconocer un límite
infranqueable de materias que quedan reservadas exclusivamente a su ámbito decisional
que, desde una óptica neoliberal, representan un principio irrenunciable en interés de la
promoción de la libertad de empresa y del respeto irrestricto del derecho de propiedad.466
Dicho esto, creemos que una correcta interpretación es aquella que entiende dicha
limitación como una norma de excepción y, por lo mismo, de alcance limitado, que no
desnaturalice el contenido esencial de la libertad sindical como expresión democrática y
garantía de libertad. De otra forma, extender su alcance u otorgarle un carácter amplio sería
contraria al texto constitucional, en la medida que limita la esencia de un derecho
fundamental.
Como observamos, la prohibición impuesta por la ley se centra en aquellas materias que
restrinjan o limiten la facultad del empleador de organizar, dirigir y administrar la empresa,
lo que, en otros términos, lo limita a aquellas que tiendan a planificar, estructurar, ordenar y
disponer la forma, modo y organización del trabajo, que se traduce en términos jurídicos en
el poder de dirección. Como se señaló, la finalidad de tal prohibición se centra en las
limitaciones que atenten contra la esencia de la función y la responsabilidad propia del
empleador, que no conlleva el desposeer de las facultades de dirección y administración y,
por la inversa, procurar que los trabajadores asuman responsabilidades de empleadores.
Así, la prohibición se entiende como una norma de excepción y, por lo mismo, de alcance
limitado, circunscribiendo a los atributos propios de poder de dirección, excluyendo las
facultades de corrección, que se enmarca en la idea del poder disciplinario, entendido como
una potestad empresarial autónoma, con fundamento, finalidades y objetivos propios.470
El poder de dirección busca disponer del trabajo, ordenando las singulares prestaciones
laborales y organizando el trabajo en la empresa, contemplando funciones de orden e
instrucción como también de decisión en la organización empresarial, 471a diferencia del
poder disciplinario, que busca imponer sanciones a causa de la conducta del trabajador en
la empresa.472Su diferencia no es formal, sino de objeto, donde el primero impone órdenes y
el segundo sanciones,473por lo que "no puede subsumirse uno bajo el otro".474
Así las cosas, la potestad disciplinaria no forma parte del poder de dirección, sino que
constituye una facultad con un régimen jurídico particular, que tiene sustantividad y
autonomía, siendo ambos poderes diferentes, pero con funciones complementarias, 475en la
medida en que el empleador solo podrá recurrir al poder disciplinario cuando las medidas
de dirección no sean idóneas o suficientes para alcanzar su fin, de manera que su ejercicio
será justificado cuando el poder de administración ha resultado ser quebrantado o
insuficiente para mantener el orden, siendo un poder de ultima ratio.476
Incluso, es más, como señala doctrina nacional, 477al pronunciarse expresamente sobre los
cuerpos normativos en los cuales puede tipificarse las conductas sancionables en marco del
ejercicio del poder disciplinario, si bien la prohibición de objeto de negociación colectiva
puede eventualmente alcanzar aspectos de este poder de corrección, no se ve afectado en su
integridad, ya que la norma "solamente prohíbe que el ejercicio concreto de imponer
sanciones no pueda ser compartido por el empleador con organizaciones sindicales o
grupos de trabajadores, radicándose solamente en el empleador la posibilidad de imponer
sanciones a sus dependientes, no pudiendo la misma ser objeto de la negociación
colectiva".478
Dicho esto, es necesario ver cuál es la posibilidad de que instrumentos colectivos, fruto
de la negociación colectiva, establezcan su marco regulatorio, para lo cual debemos estribar
en la naturaleza jurídica del poder disciplinario.
En este contexto, se debe distinguir entre el contenido y el objeto del contrato de trabajo.
El primero resulta de una pluralidad de fuentes y el segundo corresponde a la prestación
laboral en una forma determinada.480La diferenciación se encuentra en que, en el objeto del
contrato, prima alcanzar mediante la prestación el fin económico-social del mismo y, por el
contrario, en el contenido, lo central es la regulación contractual, esto es, el conjunto de
cláusulas que las partes prevén o que se insertan en el contrato en virtud de una fuente de
integración de este.481
En este caso, el interés organizativo desborda el ámbito del objeto contractual, porque es
más amplio que la suma simple de las relaciones individuales de subordinación que unen al
empresario con cada uno de los trabajadores, las que, al tener una dimensión colectiva,
encuentran su fundamento en fuentes heterónomas al contrato, lo cual amplía y especifica
las obligaciones que se derivan del hecho de prestar servicios a otra persona,483lo cual
depende del reconocimiento que como fuente formal le otorgue cada ordenamiento jurídico.
Así, "el fundamento unitario de los poderes del empresario no puede ser nunca el
contrato, sino una fuente heterónoma de integración del mismo",484que en los hechos
establecen obligaciones no contractuales que complementan su contenido. De esta forma, el
empresario ejerce un poder único, en el que la organización en que participa el trabajador
no es la fuente de la relación laboral ni la fuente de obligaciones y poderes autónomos, sino
que es un criterio de especificación y extensión del contenido del contrato de trabajo.485
Esto se debe a que la dinámica del conflicto inmanente de las relaciones industriales
determina que la disciplina y su proyección jurídica se constituyan como una estrategia
múltiple y compleja, dirigida a conseguir la adecuación productiva del comportamiento de
los trabajadores. Esta, al no centrarse exclusivamente en una forma y método objetivo, sino
también a una función de articulación política y social, determina que el proceso,
producción y lugar de trabajo sea un permanente terreno en disputa de intereses
contrapuestos, donde la coacción y el consentimiento determinan que su regulación y sus
condiciones vengan de su propia autonomía o desde el Estado como regulador y
encauzador del conflicto social.
El problema es del todo complejo, ya que dependerá del contexto en el cual se interprete
la norma, ya que la regla general es que no exista una asignación expresa de tal categoría o
reconocimiento legislativo de tal distinción, lo que complejiza el asunto y hace del incierto
su determinación.
Sin perjuicio de lo dicho, creemos, hasta cierto punto, que la discusión sobre la
calificación de normas de derecho necesario relativo o absoluto es irrelevante, ya que el
verdadero problema se encuentra en extender o no la irrenunciabilidad de derechos en
beneficio de ambas partes de la relación laboral que, dicho de otra manera, circunscribe el
debate a si puede también beneficiarse el empleador de la indisponibilidad de normas
laborales.489
Recordemos que el principio de irrenunciabilidad consiste en "la imposibilidad jurídica
de privarse voluntariamente de una o más ventajas concedidas por el derecho laboral en
beneficio propio",490constituyendo el mismo en "otra técnica del principio de
protección",491que encuentra su fundamento en diversas instituciones, particularmente en el
principio de indisponibilidad, el carácter imperativo de normas laborales, la noción de
orden público laboral y la necesaria limitación a la autonomía de la voluntad.
Una posibilidad en el marco teórico propuesto es que las partes, esto es, sindicato y
empleador, establezcan, de común acuerdo y mediante instrumentos colectivos, la
disposición de las causales de despido disciplinario, en el sentido de eliminar determinados
factores causales que configuren una hipótesis de justa causa de término de la relación
laboral.
La primera objeción a tal planteamiento será doctrinaria. Esto, porque las causales de
despido son normas de orden público y de indisponibilidad absoluta. No obstante, como ya
indicamos, dicha clasificación es estéril, en la medida en que la irrenunciabilidad se define
sobre la base de los efectos que produce en la posición jurídica del trabajador, por lo que si
la disposición de tales supuestos habilitantes causantes del despido sanción implica un
beneficio para el trabajador, esta será lícita y, por el contrario, será ilícita si agrava su
posición jurídica o le genera un perjuicio.
Una segunda posibilidad dentro del esquema indicado es que las partes, esto es, sindicato
y empleador, establezcan, de común acuerdo y mediante instrumentos colectivos, la
delimitación de algunos supuestos causales de despido disciplinario.
Sobre el punto, creemos que tal situación es posible, ya que la configuración causal dada
por nociones o conceptos jurídicos indeterminados en materia de despido generan
inseguridad jurídica y desfavorece la posición de los más interesados en la plena
justificación de las medidas extintivas,494por lo que sería posible que se delimite o
esclarezca la forma de aplicación de algunos supuestos causales de una clara textura abierta
y contenido indeterminado.
a) General
Como indicamos, la tipicidad es uno de los aspectos más concretos del principio de
legalidad proyectado al despido disciplinario, encontrándose asociada a la determinación y
a la calificación de los ilícitos laborales.
Como dijimos, esta idea matriz se remite principalmente a dos órdenes de
consideraciones: por una parte, a la selección de los comportamientos laborales relevantes
en el ámbito sancionatorio de la empresa y, por otra, a la garantía laboral de que solo
pueden sancionarse aquellas conductas subsumibles en la tipificación previamente
establecida.496
Uno de los problemas que se plantea en este orden versa sobre los cuerpos normativos en
que deben tipificarse las conductas ilícitas en el orden laboral. Pues bien, al calificar el
despido subjetivo como una hipótesis del poder disciplinario y forma de autotutela privada,
su configuración debe provenir necesariamente de una fuente heterónoma de integración,
pudiendo ser la ley o la voluntad de las partes proyectada en acuerdos individuales o
colectivos, que determine su contenido causal, ya sea mediante el contrato de trabajo,
instrumentos colectivos o cuerpos normativos unilaterales con las respectivas limitaciones
que cada ordenamiento jurídico impone.
Dicho esto, las causales de despido disciplinario son solo aquellas que se encuentran
contenidas en el artículo 160 del Código del Trabajo, el cual se ha ido complementando y
depurando en el tiempo.
El artículo 160 del Código del Trabajo contempla un cúmulo de hipótesis causales de
despido subjetivo, las que se agrupan bajo distintos supuestos, compuestos o simples,
abordándose de manera inorgánica y confusa las justas causas de despido basado en la
conducta del trabajador.
Para la doctrina, el fundamento del despido bajo tales supuestos extintivos se encuentra
en el hecho de que "las relaciones laborales se deben desarrollar en un clima de confianza",
el que se produce en la medida que "las partes cumplan sus obligaciones en la forma
estipulada", en las que el trabajador debe actuar de buena fe y respetando tanto el deber de
fidelidad como el de lealtad a su empleador.498Por lo mismo, se ha indicado que tales
conductas afectan el contenido "personal del contrato de trabajo, específicamente al deber
de confianza del trabajador"499y, en general, a las obligaciones laborales.
Creemos que dicha posición es errada. En primer lugar, el legislador no utilizó un criterio
estrictamente jurídico o racional como el incumplimiento de obligaciones contractuales
para la agrupación de estas causales, sino que, más bien, fueron producto de sucesivas
reformas que terminaron por congregarse de la forma en que hoy las estudiamos.
Dicho esto, no es preciso asociar el cúmulo de supuestos extintivos del artículo 160 del
Código del Trabajo a un criterio genérico y unitario, más aún cuando esta norma contempla
hipótesis que no se vinculan estrictamente con el cumplimiento de obligaciones
contractuales directas entre el trabajador infractor y empleador, sino que también se asocian
a la vinculación de este con otros sujetos de la relación laboral que no desempeñan, ejercen
o le representan como acreedor directo del cumplimiento de las obligaciones laborales,
como son otros trabajadores dentro de la empresa.
En la misma línea, como veremos con más detalle al analizar en particular cada hipótesis
de las conductas indebidas, estas atienden a justificaciones distintas, tutelando bienes
jurídicos independientes unos de otros.
Así, por una parte, en el caso de las vías de hecho contra otros trabajadores como también
en el acoso sexual y laboral e imprudencias temerarias, la justificación y el fundamento
como causal disciplinar se encuentra en garantizar el regular y seguro desenvolvimiento de
las prestaciones de trabajo al interior de la empresa en relación con otros trabajadores,
siendo el bien jurídico los derechos fundamentales de terceros. Por otra parte, en motivos
como la falta de probidad, la conducta inmoral, las vías de hecho, las injurias contra del
empleador, la conducta dolosa contra los bienes de la empresa y las ausencias laborales, se
procura la autotutela de un interés personal y propio, asociado a la prestación del trabajador
en relación con la afectación de intereses empresariales, variando también el bien jurídico
tutelado, pero centrado principalmente en la tutela de un interés subjetivo propio.
Es más, en los pocos estudios sobre la materia en Chile, el criterio utilizado carece de
profundidad, por cuanto siguen el orden preconfigurado por la propia sistemática
legislativa.
En este confuso esquema, la doctrina ha intentado sistematizar las garantías que integran
los derechos a la tutela judicial y el debido proceso, a fin de distinguirlos e identificar sus
elementos centrales.509
El derecho a la tutela judicial tiene como contenidos mínimos los siguientes: a) el
derecho de acceso a la justicia; b) el derecho a que el tribunal resuelva sus pretensiones
conforme a derecho; c) el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales, que
incluye entre sus contenidos: i) la inmodificabilidad de las resoluciones judiciales (o
respeto de la cosa juzgada), ii) disponer de medidas cautelares, y iii) la ejecución de las
resoluciones judiciales; y, finalmente, d) el derecho al recurso legalmente previsto.511
Por su parte, el debido proceso refiere como aquel derecho que, "franqueado el acceso a
la jurisdicción, permite que el proceso se desarrolle con todas las garantías esenciales,
racionales y justas que contribuyan a un procedimiento equitativo y no arbitrario".512
El debido proceso supone, entre otros elementos: a) el derecho a un juez predeterminado
por la ley; b) el derecho a un juez o tribunal independiente e imparcial; c) el derecho a la
defensa jurídica y a la asistencia letrada; d) el derecho a la bilateralidad de la audiencia;
e) el derecho a un debido emplazamiento; f) el derecho a la igualdad entre las partes; g) el
derecho a presentar e impugnar pruebas; h) el principio de congruencia; e i) el derecho de
revisión judicial por un tribunal superior.513
En un primer momento, la respuesta sería que solo es aplicable a los procesos judiciales,
por cuanto nuestro modelo constitucional le concibe como un principio, garantía y derecho
propio de aquellos organismos públicos que ejercen jurisdicción, 516lo que a primeras luces
pareciera excluir de su ámbito a los procedimientos de orden privado.
Por lo mismo, si bien las sanciones privadas comparten características con las sanciones
del orden penal, no significa que son lo mismo ni que deban tener un igual régimen
jurídico. Todo esto, por cuanto, al tratarse de un acto de autotutela, el titular es quien
resuelve el modo y la forma por el cual cautela su interés, el que, por lo demás, se origina
desde el ejercicio de sus poderes contractuales que se ejercen por regla general en nuestro
ordenamiento jurídico, de manera desvinculada a un procedimiento.518
Por nuestra parte, no estamos de acuerdo con la posición anterior, estimando que sí es
posible proyectar el debido proceso y sus garantías a las relaciones entre privados con
algunas matizaciones lógicas en atención a las diferencias de los órdenes sustantivos que
abordan, basado en los siguientes argumentos.
En primer lugar, existe una norma de carácter general que limita los poderes
empresariales y proyecta, sin distinción alguna, las garantías constitucionales al ámbito
laboral. El artículo 5º, inciso 1º, del Código del Trabajo, indica que el ejercicio de las
facultades que la ley le reconoce al empleador, entre estas el poder disciplinario, tiene como
límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores, lo que reconduce de
manera expresa la eficacia del debido proceso al ámbito laboral.
En tercer lugar, aparece como argumento de justificación el desequilibrio entre las partes
del contrato de trabajo que, como contrapartida lógica, valida la introducción de límites
internos y externos al ejercicio del poder disciplinario mediante "la observancia de un
camino procedimental que facilite la toma en consideraciones de los intereses y las
obligaciones de la parte sometida a tal situación de supremacía".523
Por su parte, la misma línea ha seguido la Dirección del Trabajo, 528institución que ha
sostenido que la potestad disciplinaria del empleador, por su propia naturaleza, ha de
someterse a mínimos que den cuenta de un justo y racional procedimiento, de modo que
satisfaga los estándares básicos de protección del derecho al debido proceso que, dada su
naturaleza, no solo involucra u obliga a las autoridades públicas, en el sentido amplio de
este término, sino a los particulares que se arrogan esta facultad, como una forma de
mantener un principio de orden al interior de sus organizaciones, siendo exigible frente a
cualquier centro de poder.
Para este servicio, se hace indispensable que los entes de carácter privado fijen unas
formas o parámetros mínimos que delimiten el uso de este poder y que permitan al
conglomerado conocer las condiciones en que puede o ha de desarrollarse su relación con
ellos.
a) General
Al asumir la tutela contra el despido como parte del contenido esencial de la garantía de
la libertad del trabajo y su protección 531en relación con la proyección de otras garantías
constitucionales como el debido proceso, conlleva una serie de consecuencias y mandatos
para los órganos públicos y particulares.
Desde un punto de vista material, la pregunta es cuál debería ser el contenido del modelo
de garantías y protección contra el despido y, de la misma forma, cuáles serían sus
estándares y principios mínimos reguladores.
Creemos que las respuestas deben encontrarse en normas mínimas consensuadas por la
comunidad internacional, toda vez que la vocación del derecho del trabajo tiende a su
universalidad e internacionalización, fijando pautas con base en estándares de
proporcionalidad y razonabilidad.532
Desde un plano sustantivo, la protección contra el despido como parte del núcleo esencial
de la garantía de la libertad y su protección implica, en el reconocimiento de la estabilidad
laboral como un bien jurídico, que la normativa laboral debe proteger, lo que condiciona la
interpretación y la proyección del debido proceso, la que, en cierta medida, debe ser
tributaria en su interpretación a dicha garantía constitucional específica.
b) El derecho a la defensa del trabajador ante la imposición del despido disciplinario
En Chile solo existe regulación expresa con respecto al caso de trabajadores con fuero y
el despido por acoso sexual.
Finalmente, existe una tercera forma de regulación proyectable con respecto a las
causales denominadas conductas indebidas, en el sentido de que el artículo 160, Nº 1, del
Código del Trabajo, exige que las causas reguladas en la norma estén "debidamente
comprobadas".
Además de los argumentos vertidos, se suele fundamentar sobre la base del principio de
buena fe en su vertiente objetiva. Se indica que, en determinados supuestos, cuando una de
las partes decide ejercer un derecho o facultad, debe informar y escuchar a la otra parte,
teniendo en consideración las particularidades, la naturaleza y las consecuencias de la
prerrogativa a ejercer,541lo que tiene relevancia en el marco del ejercicio de la sanción
disciplinaria del despido, por cuanto considera la privación del bien jurídico constitucional
del trabajo mediante extinción del vínculo jurídico existente entre las partes.
A nuestro entender, más allá de la necesidad urgente de regular esta materia por el
legislador, creemos que el estándar de comportamiento se configura y satisface por los
siguientes elementos:
— Imputación: El empleador, antes de la terminación del contrato de trabajo por motivos
disciplinarios, deberá informar con un plazo razonable sobre los hechos y las
circunstancias, como también sobre la eventual sanción a la que se expone por los mismos.
En cuanto a las sanciones por infringir, por una parte, las reglas previas al ejercicio del
poder disciplinario en su dimensión extintiva y, por otra, las reglas a la proyección del
debido proceso asociada al derecho a la defensa del trabajador antes de la imposición del
despido disciplinario, creemos que difiere según la configuración normativa.
Así, con respecto a los trabajadores que gozan de fuero, el despido será nulo, por lo que
necesariamente se deberá proceder a su reintegro, lo que más que nada atiende a su
naturaleza garantista e instrumental a otros fines, privando al despido disciplinario de su
caracterización constitutiva y autónoma.
Por otra parte, con respecto al despido indebido por conductas de acoso sexual, la sanción
será la invalidez y la calificación de ilegalidad del despido, incluyendo el pago de las
indemnizaciones por término de contrato e indemnizaciones punitivas que prescriba la ley,
sin afectar la eficacia del despido.
Ahora, con respecto al resto de las causales disciplinarias en las que se proyecta el debido
proceso, no opera como un requisito de validez o eficacia, sino que opera, más bien, como
un supuesto de justificación que se pondera con la proporcionalidad de la sanción,
vinculada directamente con la buena fe como criterio de control de la discrecionalidad.
Así, en el caso de que no se dé cumplimiento al estándar del debido proceso, la sanción
no será idónea ni necesaria para alcanzar el fin perseguido, por cuanto la mínima
racionalidad exige que, en atención a la gravedad y a los efectos que produce el ejercicio de
tal poder, se ejecute con la mínima diligencia que, en términos concretos, se traduce en
formular oportunamente la imputación de la conducta reprochable, permitir la defensa del
trabajador e investigar la veracidad de los hechos.
De esta forma, uno de los límites del ejercicio del poder disciplinario y, por
consecuencia, del despido como sanción, es la temporalidad de su ejercicio, constituyendo
un presupuesto de legitimidad de la medida disciplinaria, 545vinculada a la razonabilidad de
su ejercicio en cuanto principio transversal.546
En este contexto, en nuestro modelo normativo no existe norma expresa que consagre la
exigencia de comunicar el inicio de un procedimiento de investigación antes de la
imposición de la sanción disciplinaria. No obstante, siguiendo a Fernández, creemos que
existen argumentos suficientes para sostener lo contrario, proyectando la garantía del
debido proceso del artículo 19, Nº 3, de la Constitución Política, sobre el ejercicio del poder
disciplinario del empleador552y, en concreto, el derecho de defensa previo a la imposición de
una sanción disciplinaria,553como señalamos en párrafos anteriores.554
Atendiendo el principio de buena fe y la naturaleza del despido disciplinario, esto es, por
constituir una verdadera sanción privada con funciones equivalentes a las penas penales,
como también al hecho mismo de sancionar antes que a la calidad del sujeto, impone "el
derecho de defensa del trabajador previo a la imposición de la sanción disciplinaria". Este
derecho se expresa en el conocimiento de la imposición de una sanción antes de su
aplicación con el objeto de permitir su defensa ante los cargos formulados contra él, a fin
de exonerarse la responsabilidad atribuida o disminuir la intensidad de la sanción, 555como
bien se ha reconocido a nivel internacional, 556ya que, de otro modo, se dejaría al trabajador
en indefensión.
En este punto diferimos, ya que la conducta punible, en estricto rigor, se debe analizar y
ponderar en la oportunidad de su concurrencia. Por lo mismo, la responsabilidad derivada
de la misma se determina una vez que sea constatada, aplicándose una sanción de
naturaleza conservativa del contrato cuando no se cumple con la tipología propia de la
causal de despido. Incluso, es más, una vez que se aplique una sanción, se extingue el poder
disciplinario con respecto a dichos hechos, ya que, de otro modo, se vulnerarían los límites
del poder disciplinario del empleador, en concreto el principio de non bis in idem.
1) Fundamentos y alcance
El despido disciplinario es la más grave sanción que el empresario puede imponer a los
trabajadores a su servicio, lo que hace comprensible que su utilización se reserve para la
represión de los incumplimientos que, por su intensidad e intencionalidad, resulten menos
tolerables o compatibles con la subsistencia del vínculo laboral,563procediendo
justificadamente cuando el trabajador incurre en un considerable o notable incumplimiento
de sus obligaciones contractuales y no actos de escasa importancia.564
Este principio es impuesto "por la propia lógica del sistema", en la medida en que una
sanción "desproporcionada" o "arbitraria" "no cumpliría de manera plena su función
correctiva y disuasoria, provocando el rechazo del colectivo destinatario del ordenamiento
sancionador".571
Por lo mismo, en general, por los ordenamientos jurídicos se prevé una respuesta por
parte del propio poder disciplinario, en la que se vincula la facultad de articular y la de
graduar la sanción, sea por heterónoma y negociación colectiva, lo que dará a lugar a una
determinada sanción disciplinaria según su gravedad.572
Esta técnica ha sido desarrollada —sin perjuicio de su amplitud— 581como un método para
la resolución de conflictos de principios de igual valor y jerarquía, en particular, ante la
colisión de derechos fundamentales, siendo conocido comúnmente como ponderación,
razonabilidad, proporcionalidad o interdicción de la arbitrariedad, conformado por tres
subprincipios: el de idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto.582
Ahora, si trasladamos lo anterior al ámbito laboral y en particular al despido, son tres los
requisitos o subprincipios que deben cumplirse: la sanción, en este caso el despido, debe ser
idóneo, con una finalidad determinada, que sería castigar la conducta al infractor dentro de
los márgenes que prescribe el ordenamiento jurídico; la medida debe ser necesaria,
debiendo reservarse el despido para los ataques más graves e intolerables; y, por último,
que la medida deba ser ponderada o equilibrada, por derivarse de ella más beneficios o
ventajas para el interés empresarial que perjuicio sobre otros bienes o valores en
conflicto.585
A nuestro entender, este principio tiene una consagración implícita como límite al
despido disciplinario, no solo por ser establecidos como criterio de ponderación a través de
la noción de gravedad en algunas de las causales de despido,589sino también por derivación
del principio de buena fe590y razonabilidad,591recogido en el artículo 1546 del Código Civil.
En efecto, uno de los terrenos más propicios para el empleo del principio de buena fe es
el de los poderes de autotutela en las relaciones contractuales, debido a que se caracterizan
por la discrecionalidad en su ejercicio, teniendo un "protagonismo especial" como regla de
gobierno y control, al imponer un estándar de conducta que, en su función integradora y
complementaria, se erige como límite al ejercicio de derechos subjetivos y poderes
jurídicos, más allá de los preceptos casuísticos que la regulen.592
Sumado a este contexto de ambigüedad normativa, cabe hacer presente que el legislador
laboral tampoco ha formulado un concepto legal de gravedad, siendo la jurisprudencia
quien se ha encargado de fijar los criterios delimitadores. En términos muy concretos, la
gravedad del incumplimiento o del comportamiento se pondera basado en la magnitud,
volumen, entidad o importancia del incumplimiento en correlación con posibilidad o
imposibilidad de hacer posible la continuidad de la relación laboral, siendo el despido la
única respuesta posible en cuanto sanción. Lo anterior determina que la falta debe estar
identificada claramente con la medida adoptada y que, además, pueda ser probado, como
también vinculado estrictamente al contrato de trabajo.593
2) Criterios de determinación
Las faltas deben ser valoradas en atención al contexto y a las circunstancias en las que
son cometidas. Debido al principio de proporcionalidad, al empleador se le impone la
obligación de ponderar todos los aspectos del caso, objetivos y subjetivos, que determinan
la correspondencia y la adecuación entre el hecho, la persona y la sanción. De esta forma,
no puede operarse objetiva y automáticamente, "sino que tales elementos han de enlazarse
para buscar en su conjunción la auténtica realidad jurídica que de ella nace, a través de un
análisis específico e individualizador de cada caso concreto, con valor predominante del
factor humano".594
Al respecto, la doctrina nacional ha indicado que la gravedad, entendida por nosotros
como la proporcionalidad, es "la frontera que permite separar el despido de la mera
potestad disciplinaria impositiva de sanciones de menor entidad", 595debiendo tomarse, para
su determinación, todos los elementos de juicio, como la intención del infractor, el perjuicio
del empleador, el daño y la relevancia de la norma infringida, entre otras circunstancias.596
1) Exordio
Por tanto, se reconoce a nivel constitucional "la preeminencia del trabajo como principio
ordenador del sistema jurídico, de modo que el titular cuenta con un haz de derechos frente
al Estado para que este lo proteja de intervenciones de terceros", 617lo que implica "la
valoración del trabajo como un atributo que surge de la propia dignidad del sujeto que
presta servicio", y esto implica la consideración de que los trabajadores dispongan "de los
medios idóneos para defender sus intereses ante una probable situación de desventaja".618
Estas reflexiones permiten reconocer a la doctrina que el "principio protector" tiene una
consagración constitucional, que obliga tanto al juez como al intérprete a orientar la norma
en el sentido que proteja al trabajador.619
La pregunta es: ¿cuáles son estas formas de protección? Esto quiere decir, de qué modo
se ampara, favorece y defiende el trabajo o si acaso es requerido desde otra perspectiva,
cuáles son las condiciones necesarias que permiten su tutela. En cierta medida, existe
consenso constitucional en determinados aspectos como el establecimiento de una
remuneración por el trabajo realizado, condiciones de seguridad e higiene, limitación de la
jornada laboral, derechos irrenunciables, protección a la maternidad, limitación a la
autonomía privada y a la tutela administrativa, 620pero poca claridad con respecto al
despido.621
Así, "se coloca en un lugar central el coste del despido como elemento orientador de los
procesos económicos que favorecen o distorsionan el mercado de trabajo y la creación de
empleo",623centrando la creación de empleo en la voluntad del empresario, paradigma
propio del neoliberalismo, como ya se comentó.
En sintonía con tal argumentación, se observa un debate sobre el "coste del despido"
extraído directamente del análisis económico del derecho que, en la aporía de "la reducción
de la cuantía de la indemnización por despido", se encuentra "la solución a los problemas
de empleo existentes", "medida que incorpora un fin en sí mismo: crear más
empleo",624debate que incluso traspasa distintas latitudes.625
El asumir la tutela contra el despido como parte del contenido esencial de la garantía de
la libertad del trabajo y su protección considera una serie de consecuencias y mandatos para
los órganos públicos y particulares. Lo anterior se expresaría en el reconocimiento de la
estabilidad laboral como un bien jurídico que la normativa laboral debe proteger, aunque,
como bien señala Rojas, tal noción, como sinónimo de permanencia en el empleo, es un
objetivo que excede a las posibilidades del ordenamiento jurídico, y es por ello que siempre
es necesario que los factores económicos, políticos y jurídicos actúen conjuntamente en su
determinación.627
En tercer lugar, se establece el derecho al recurso con la terminación del contrato. Los
trabajadores tienen derecho a recurrir y a no estar obligados a asumir, por su sola cuenta, la
carga de la prueba cuando su terminación fue injustificada, pudiendo recurrir ante un
organismo neutral con la facultad de ordenar una reparación, incluida la readmisión o el
pago de una indemnización. En este contexto, el trabajador, cuya relación de trabajo vaya a
darse por terminada, tendrá derecho a un plazo de preaviso razonable o, en su lugar, a una
indemnización, a menos que sea culpable de una falta grave de tal índole que sería
irrazonable pedir al empleador que continuara empleándolo durante el plazo de preaviso.633
En cuarto lugar, se establece el derecho a una indemnización por fin de servicios y otras
medidas de protección de los ingresos. Todo trabajador cuya relación de trabajo se haya
dado por terminada tendrá derecho a una indemnización por fin de servicios o a otras
prestaciones análogas, y a prestaciones del seguro de desempleo o a otras formas de
seguridad social.634
En este contexto, creemos que una de las principales consecuencias, y quizás la más
importante, es la prohibición al legislador de diseñar normativamente un modelo libre de
terminación de la relación de trabajo que, en su versión más extrema, posibilita "la más
amplia autonomía para despedir a un trabajador, en el momento que estime conveniente, sin
expresar razón alguna y sin obligación de pagar indemnización".637
Por otro lado, con respecto a los particulares, el diseño de protección contra el despido
conlleva una serie de limitaciones a la autonomía de la voluntad que se conjuga con otras
instituciones diseñadas por el derecho del trabajo, en especial, los principios de protección,
irrenunciabilidad de derechos y primacía de la realidad.
En este contexto, rige una limitación gravitante a la autonomía de las partes, que se
expresa en el "principio de indisponibilidad tipológica", esto es, que las causas justas de
despido solo pueden ser establecidas por el legislador y no por las partes, circunstancia que
determina que la calificación de gravedad de los incumplimientos contractuales y la
conductas que los configuran, o bien las hipótesis económicas, son ponderadas y resueltas
por los tribunales de justicia, ya que, de otro modo, se estaría autorizando indirectamente a
las partes y, en particular, al empleador, a establecer motivos causales de terminación del
contrato.
La vuelta de tuerca en la observación del derecho del trabajo en esta materia ha venido
dada por "la publificación de las relaciones privadas y el redimensionamiento de la
persona",640lo que ha redefinido las relaciones de trabajo y, por lo mismo, ha permitido el
desarrollo y la conceptualización de figuras destinadas a la limitación de la violencia
privada en los espacios abiertos a la arbitrariedad.
En efecto, la empresa, como expresión del poder privado, constituye un escenario poco
amistoso para el ejercicio de los derechos fundamentales del trabajador, donde los modelos
de gestión empresarial apuntan hacia una mayor implicación y adhesión del trabajador a los
objetivos de la empresa, aumentando considerablemente la autoridad directiva en el seno de
las relaciones laborales. La lógica empresarial, determinada sustancialmente por la
búsqueda de la eficiencia y de la maximización de los beneficios, puede convertirse en un
serio y poderoso obstáculo en una amenaza, a veces insalvable, para el ejercicio de estos
derechos.641
Entonces, aparecen los derechos fundamentales como una limitación a las potestades y
facultades que el empleador detenta en la ejecución del contrato, entendiendo que el poder
que se ejerce sobre la persona del trabajador es referido solamente a la realización del
trabajo y no se puede extender a otros aspectos de la vida del mismo, esto es, el
sometimiento económico, jurídico y fáctico no impide la entrada en vigencia ni limita sus
derechos fundamentales por integrar su personalidad a una empresa.649
En relación con cuáles son los derechos fundamentales en juego, la doctrina laboral ha
elaborado la distinción entre derechos fundamentales específicos e inespecíficos, 650que se
asocia a dos fases de la constitucionalización: constitucionalismo social y ciudadanía en la
empresa.651
Los derechos laborales específicos serán aquellos de los que son titulares los trabajadores
asalariados o empleadores, en tanto sujetos de la relación laboral, conformados por la
libertad sindical, huelga y negociación colectiva, y serán inespecíficos aquellos que posee
el trabajador como persona, entendidos como derechos de carácter general estrictamente no
laborales de los que es titular todo individuo del grupo social, ejercidos en una relación
laboral de la que son parte.652
En este contexto, la vigencia y eficacia sobre las relaciones entre particulares ha tenido
como principal efecto el limitar la potestad disciplinaria, 653la que se manifiesta en su
máxima expresión en el despido sanción.
En efecto, la empresa, como expresión del poder privado, constituye un escenario poco
amistoso para el ejercicio de los derechos fundamentales del trabajador, en la que los
modelos de gestión empresarial apuntan hacia una mayor implicación y adhesión del
trabajador a los objetivos de la empresa, aumentando considerablemente la autoridad
directiva en el seno de las relaciones laborales. "La lógica empresarial determinada
sustancialmente por la búsqueda de la eficiencia y de la maximización de los beneficios
puede convertirse en un serio y poderoso obstáculo en una amenaza, a veces insalvable,
para el ejercicio de estos derechos".654
En este esquema, construyendo una tipología del despido en relación con la vulneración
de derechos fundamentales, se pueden distinguir dos tipos de despido vulneratorio en el
marco de la tutela laboral: el despido cuyo motivo o resultado es lesivo de los derechos
fundamentales del trabajador y el despido vulneratorio cuando es lesivo debido a su
ejecución.656
En segundo lugar, cuando la vulneración se produce con la ejecución del despido. En este
caso, no se reprocha la lesión en el acto extintivo mismo, sino en las conductas
empresariales a través de la cuales este se lleva a cabo. Dichas conductas empresariales
pueden producirse antes, durante o después del despido mismo.658
Como indica Ugarte, desde el punto de vista del derecho del trabajo, el despido es
susceptible de dos tipos de reproche: de ilegalidad, por no sujetarse a las normas legales
que lo regulan, o de inconstitucionalidad, por vulnerar derechos fundamentales.659
Por su parte, la segunda limitación expresa viene dada por los artículos 485 y siguientes
del Código del Trabajo. Ante la ausencia de un método confiable y conocido por los
operadores jurídicos que permita resolver el conflicto o la colisión de derechos
fundamentales que surja entre trabajadores y empleadores, se incorpora dentro de los
procedimientos especiales uno dedicado a las contiendas que afectan los derechos
fundamentales de los trabajadores, denominado comúnmente como procedimiento de tutela
laboral.662
La citada norma entrega una descripción legal con respecto a qué debe entenderse como
afectación de los derechos constitucionales de los trabajadores, señalando que se entenderá
que los derechos y garantías resultan lesionados cuando el ejercicio de las facultades que la
ley le reconoce al empleador limita el pleno ejercicio de aquellas sin justificación
suficiente, en forma arbitraria o desproporcionada, o sin respeto a su contenido esencial. En
igual sentido, se entenderán las represalias ejercidas en contra de trabajadores por el
ejercicio de acciones judiciales, por su participación en ellas como testigo o haber sido
ofrecidos en tal calidad, o bien como consecuencia de la labor fiscalizadora de la Dirección
del Trabajo.
La redacción del precepto antes mencionado, dado su tenor literal al emplear expresiones
como "justificación suficiente", "arbitrariedad" y "proporcionalidad", sugiere la aceptación
en el Código del Trabajo del método de ponderación como mecanismo de solución ante el
conflicto de derechos fundamentales. Esto último ha sido reconocido por la doctrina laboral
mayoritaria663y jurisprudencia, sin perjuicio de las críticas a su racionalidad y coherencia.664
Esta última regla se ve fortalecida con la prueba indiciaria o alivio probatorio, 665que se
concede al trabajador según lo dispone el artículo 493, que impone al empleador demostrar
la "proporcionalidad" de las medidas que se estiman lesivas de los derechos
constitucionales del trabajador.
La ley laboral señala en el artículo 489 del Código del Trabajo que, si la conducta lesiva
se produce con ocasión del despido, exclusivamente el trabajador afectado podrá recurrir
ante los tribunales de justicia para que el juez determine si ha existido vulneración de sus
derechos fundamentales con ocasión del despido.667
En este escenario, se pueden producir dos hipótesis que se diferencian según efectos. Por
una parte, si el despido es calificado como vulneratorio de derechos fundamentales, el
sentenciador condenará al empleador al pago de un haz de indemnizaciones por término de
contrato, que contempla las indemnizaciones propias por la extinción contractual y sus
recargos sancionatorios, conjuntamente una indemnización adicional o especial que fijará el
juez de la causa, que va desde 6 a 11 remuneraciones mensuales. 668En este escenario,
destaca que no se produce la nulidad del despido, sino que, más bien, se condena al pago de
una indemnización de perjuicios669sin que sea posible ordenar el reintegro del trabajador.
Por otra parte, nos encontramos ante una segunda hipótesis, que se configura cuando el
despido vulneratorio de derechos fundamentales conlleva la vulneración de la garantía de
no discriminación y esta es calificada como grave por el tribunal. Según la legislación
nacional,670en aquellos casos en que el despido vulneratorio sea discriminatorio y además
grave, el trabajador podrá optar entre el referido cúmulo de indemnizaciones o su reintegro,
debiendo el juez, en tal caso, decretar las medidas necesarias para la reparación de las
consecuencias derivadas de la vulneración de derechos fundamentales,671destacándose, en la
práctica, la condena al pago de las remuneraciones que se dejó de percibir por el despido,
hasta la fecha efectiva del reintegro, lo cual revela que la sentencia priva de efectos al
despido, constituyendo una excepción al efecto constitutivo del despido.
Finalmente, una tercera hipótesis: el despido antisindical. Esta hipótesis de despido está
contenida en el artículo 294 del Código del Trabajo, que contempla una forma de despido o
el término de la relación laboral de trabajadores que protege a trabajadores no amparados
por fuero laboral que son despedidos en represalia de su afiliación sindical, participación en
actividades sindicales o negociación colectiva. En tal supuesto, el despido no producirá
efecto alguno, aplicándose el artículo 489, con excepción de lo dispuesto en sus incisos 3º,
4º y 5º del Código del Trabajo, lo que, en otros términos, no es otra cosa que el reintegro
sin derecho a las indemnizaciones y a los recargos por término de contrato, como tampoco
la indemnización especial punitiva.
11MONTOYA, A. (2011). "Libertad de empresa y poder de dirección del empresario en las relaciones laborales", en GONZÁLEZ, F. y SÁNCHEZ,
C., Libertad de Empresa y Poder de Dirección del Empresario en las Relaciones Laborales (pp. 27 y ss.). Navarra: Thomson Reuters.
12UGARTE, J. (2015). Derecho del Trabajo: invención, teoría y crítica. Santiago: Thomson Reuters, p. 35.
13KENNOY, T. (1994). "La creación de mecanismos de control", en J. F. HARTLEY, Relaciones laborales. La psicología de la influencia y del
control en el trabajo. Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, p. 165.
14En general ver: DOMÍNGUEZ, A. y MELLA, P. (2015). "Trabajo y Derecho: un padre ausente, el conflicto social". Revista de Derecho UCN
(Coquimbo), 22.1, pp. 105-148.
15HYMAN, R. (1981). Relaciones industriales: una introducción marxista. Madrid: Blume, p. 38.
16KAHN-FREUND, O. (1987). Trabajo y Derecho. Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, p. 65.
17Indica Kahn-Freund, O. que "las legítimas expectativas entre trabajadores y empresarios pertenecen a la clase de las que inevitablemente
entran en conflicto. Los empresarios pueden legítimamente aspirar a encontrar fuerzas de trabajo a un precio que les permita un margen razonable
para la inversión, y los trabajadores del mismo modo, pueden legítimamente aspirar a que su nivel real de salario no permanezca estancado, sino
que se incremente progresivamente. Los empresarios pueden expresar su interés legítimo en encontrar el trabajador más adecuado para cada puesto
de trabajo; los trabajadores pueden expresar un interés legítimo en obtener un puesto de trabajo para cada trabajador en desempleo". KAHN-
FREUND, O. (1987). Trabajo y Derecho, ob. cit., p. 112.
19Muy por el contrario de los orígenes del Derecho del Trabajo. Como indicó Supiot "la sociología velaba ya en la cuna del derecho del
trabajo. Por vez primera en la historia del derecho, la percepción jurídica de una relación social viene precedida por el conocimiento sociológico de
esta relación. Esto bastaría para distinguir radicalmente el derecho civil de Derecho del Trabajo. Sean cual sean sus raíces históricas e ideológicas".
SUPIOT, A. (1996). Crítica del Derecho del Trabajo. Madrid: Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales, p. 218.
20Indica Javillier que en tal contexto "el jurista debe dar prueba de gran humildad", a propósito del método de análisis y la autorreferencia
epistemológica del derecho. JAVILLIER, J. (1982). Derecho del Trabajo. Madrid: Instituto de Estudios Laborales y Seguridad Social, pp. 28 y ss.
22Vid. KELSEN, H. (2005). Teoría pura del Derecho. Buenos Aires: Porrúa.
23Vid. GUASTINI, R. (1989). "Kelsen y Marx", en O. CORREA, El otro Kelsen. Distrito Federal: Universidad Nacional Autónoma de México,
pp. 79-98; RUIZ MANERO, J. (1986). Sobre la crítica de Kelsen al marxismo. DOXA (03), pp. 191-231.
24Vid. BARBAGELATA, H. (2009). Curso sobre la evolución del pensamiento iuslaboralista. Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria y
ROMAGNOLI, U. (1997). El derecho, el trabajo y la historia. Madrid: Consejo Económico y Social.
25Interrogante y proposición tomada de BAYLOS, A. (2014). "Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo", en A. BAYLOS,
Modelo de Derecho del Trabajo y cultura de los juristas. Albacete: Bomarzo, p. 15 y genéricamente en las observaciones planteadas en su obra
BAYLOS, A. (1991). Derecho del Trabajo: modelo para armar. Madrid: Trotta.
26PALOMEQUE, M. (2011). Derecho del Trabajo e ideología. Madrid: Tecnos, pp. 19 y ss.
27Lo anterior por cuanto "el fundamento histórico del Derecho del Trabajo permite conocer su sentido y función actual a luz de los
ordenamientos jurídicos laborales vigentes en las sociedades capitalistas, es decir, lo que en el plano jurídico político representa hoy el Derecho
del Trabajo". MONEREO, J. (1996). Algunas reflexiones sobre la caracterización técnico-jurídica del Derecho del Trabajo. Madrid: Cuaderno
Civitas, p. 21.
28BAYLOS, A. (2014). Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo, ob. cit., p. 15.
30PALOMEQUE, M. (2011). Derecho del Trabajo e ideología, ob. cit., p. 20; BAYLOS, A. (2014). Modelos de Derecho del Trabajo y cultura
Jurídica del Trabajo, ob. cit., p. 15; MONEREO, J. (1996). Algunas reflexiones sobre la caracterización técnico-jurídica del Derecho del Trabajo,
ob. cit., p. 21.
31Entendemos la palabra "crítica" en el contexto de oposición entre "teoría tradicional" y "teoría crítica" que desarrolla Horkheimer, en el
sentido de hacer propio un momento evaluativo de la razón en el plano del deber ser. HORKHEIMER, M. (1998). Teoría Crítica. Buenos Aires:
Amorrortu Editores, pp. 257 y 270. Sobre el punto y con mayor profundización en la confluencia teórica de las escuelas críticas de pensamiento,
ver VILLALOBOS, M. (2010). Ciencia Social como Crítica Social. La revolución epistemológica de Karl Marx. Santiago: LOM.
32Acá seguimos a Adorno, en el sentido que el inicio de toda ciencia social debe encontrarse en los problemas de la sociedad misma. Ver
ADORNO, T. (1973). "Sobre la lógica de las Ciencias Sociales", en T. E. ADORNO. La disputa del positivismo en la sociología alemana (pp. 121-
138). Barcelona: Grijalbo.
33Al respecto SIMMEL, G. (2010). El conflicto. Sociología del antagonismo. Madrid: Equitur; COSER, L. (1970). Nuevos Aportes a la Teoría
del Conflicto Social. Buenos Aires: Amarrortur; MCNEIL, B. (1975). La naturaleza del conflicto humano. Distrito Federal: Editorial FCE;
BALANDIER, G. (1993). El desorden. La teoría del caos en las ciencias sociales. Distrito Federal: Gedisa; FROMM, E. (1986). Anatomía de la
destructividad humana. Distrito Federal: XXI.
34MARX, K. (1983). "Prólogo de la contribución a la crítica de la economía política", en K. MARX, El manifiesto comunista y otros ensayos.
Madrid: Sarpe, p. 214.
35Se distingue entre propiedad en el empleo, estabilidad absoluta, estabilidad relativa (propia e impropia). WALKER, F. (1990). Terminación
del Contrato de Trabajo, Cepet, Santiago, pp. 9-16. De igual forma se distingue entre estabilidad en el trabajo o actividad, estabilidad en la
empresa y estabilidad en el puesto de trabajo, consideraciones que tienen distintos alcances, PÉREZ REY, J. (2004). Estabilidad en el empleo,
ob. cit., pp. 22 y ss.
36ÁLVAREZ, A. (2021). "Reflexiones generales sobre el modelo de regulación del despido en Europa", en I. ROJAS, La protección ante el
despido laboral. Santiago: Ediciones Jurídicas de Santiago, p. 48.
37ROJAS MIÑO, I. (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno,
ob. cit., pp. 107-143.
38GAMONAL, S. y GUIDI, C. (2011). Manual del contrato de trabajo. Santiago, LegalPublishing, p. 68.
39ARELLANO, P. (2017). "Causales de término de la relación de trabajo y el Convenio Nº 158 de la OIT: el desahucio y la exigencia de
motivación de la causal", en Estabilidad en el Empleo. Estudios Homenaje al profesor Francisco Walker Errázuriz, Sociedad Chilena de Derecho
del Trabajo y Seguridad Social, Santiago, p. 47.
40ÁLVAREZ, A. (2021). Reflexiones generales sobre el modelo de regulación del despido en Europa, ob. cit., pp. 39 y ss.
41MONEREO PÉREZ, J. L. y FERNÁNDEZ AVILÉS, J. A. (1997). "La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas",
en CASTIÑEIRA FERNÁNDEZ, J. (coord.), Presente y futuro de la regulación del despido. Pamplona: Aranzadi, p. 172.
42GARCÍA MURCIA, J. (1991). "La extinción de la relación de trabajo", en AA. VV., Derecho del Trabajo, Madrid, Tecnos, pp. 532 y ss.;
ALBIOL MONTECINOS, Ignacio (2011). "Despido Disciplinario", AA. VV., Extinción del Contrato de Trabajo, Valencia, Tirant lo Blanch, pp. 894
y ss.
43BAYLOS GRAU, A. (2014). "Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo", en BAYLOS GRAU, A. (coord.): Modelo de
Derecho del Trabajo y cultura de los juristas. Bomarzo. Albacete, pp. 15 y ss.
44WALKER ERRÁZURIZ, F. (2010). "Indemnización por años de servicios en el Chile de hoy: su mantención, modificación o supresión" (parte
I), Revista Laboral Chilena, año 2010, Nº 12, p. 90.
45BAYLOS GRAU, A. (2014). Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo, ob. cit., pp. 16 y ss.; MONEREO PÉREZ, J. L.,
Algunas reflexiones sobre la caracterización técnico-jurídica del Derecho del Trabajo. Madrid. Cuaderno Civitas, 1996, pp. 21 y ss.;
PALOMEQUE, Manuel (2011). Derecho del Trabajo e ideología. Madrid: Editorial Tecnos, pp. 19 y ss.
47Ibid., p. 22.
48PÉREZ REY, J. (2004). Estabilidad en el empleo, ob. cit., pp. 21 y ss.; MONTOYA MELGAR, A., "La estabilidad en empleo: recuperación de un
principio", en Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Nº 33 (2001), pp. 61 y ss.; MARTÍNEZ EMPERADOR, R. (1983). Estabilidad en
el empleo y contratos temporales, Instituto de Estudios Laborales y Seguridad Social, Madrid, pp. 2 y ss.
50Frase utilizada por Romagnoli en distintas obras para referirse a la Estabilidad en el Empleo.
52En Chile, de manera matizada LÓPEZ ONETO, M. (2013). El principio de protección a la fuente del empleo en Chile. Pasos hacia un derecho
del trabajo bidireccional, LegalPublishing-Thomson Reuters, Santiago, MERCADER UGUINA, J., Los principios de aplicación del Derecho del
Trabajo. Formación, decadencia y crisis. Tirant lo Blanch, Valencia, 2014.
53LÓPEZ, D. (2004). "¿Derecho del trabajo o derecho del empleo? la nueva función de la legislación laboral y la reducción de los derechos en
el trabajo", en Gaceta Laboral, vol. 10, Nº 1, enero-abril, pp. 21-43, Universidad del Zulia Venezuela; JEAMMAUD, A., "Cambios y futuro del
derecho del trabajo en Francia", en Contextos Revista Crítica de Derecho Social, Buenos Aires, Nº 1, 1997, p. 248; UGARTE CATALDO, J. L.,
Derecho del Trabajo: Invención, Teoría y Crítica, Thomson Reuters, Santiago, 2014, pp. 52 y ss.
54SUPIOT, A. (2010). "Perspectiva jurídica de la crisis económica de 2008", Revista Internacional del Trabajo, 129, Nº 2, p. 168.
55Ibid., p. 171.
56Ibid.
57UGARTE CATALDO, J. L. (2004). Derecho del Trabajo, Flexibilidad Laboral y Análisis Económico del Derecho. Santiago, Editorial
LexisNexis, pp. 47 y ss.
58BOYER, R. (1986). La flexibilidad del trabajo en Europa, Centro de publicaciones Ministerio del Trabajo y Seguridad Laboral, Madrid,
p. 280.
59RAMOS QUINTANA, M. (2009). "Debates en torno al despido en España y amortización objetiva y colectiva de puestos de trabajo", en
Revista de Derecho Social, Nº 47, p. 22.
60Vid. ROJAS MIÑO, I. (2013). "La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral
chileno", en Revista de Derecho de Valparaíso, 41; ROJAS MIÑO, I. (2014). "La indemnización por término de contrato de trabajo: instrumento de
protección ante el despido", Revista Ius et Praxis, 20.
61BAYLOS GRAU, A. (2009). "Consideraciones sobre el despido individual y la garantía judicial del Derecho del Trabajo", en Revista de
Derecho Social, 46, pp. 12 y 13.
62MARZI, Daniela (2012). "Defender el trabajo, banalizar el despido", en Estudios Laborales, Nº 6, Thomson Reuters, pp. 41 y ss.
63A modo representativo vid. HAYEK, F. (1986). "El paro y los sindicatos en los años ochenta", en Lecturas de Economía Política (coord.:
HUERTA DE SOTO, Jesús) vol. 2, Unión Editorial, Madrid, pp. 55 y ss.; HUERTA DE SOTO, J. (2001). Socialismo, Cálculo Económico y Función
Empresarial, Unión Editorial, Madrid, pp. 41-85; HAYEK, F. (2008). Los fundamentos de la Libertad, Unión Editorial, Madrid, p. 160.
64BAYLOS GRAU, A. y PÉREZ REY, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, Trotta, Madrid, p. 30; PÉREZ REY, J. (2004).
Estabilidad en el empleo, ob. cit., p. 34.
65Para una propuesta en este sentido desde la racionalidad del Derecho del Trabajo vid. MARZI, D. (2012). Defender el trabajo, banalizar el
despido, ob. cit.
66Parafraseando a PALOMEQUE LÓPEZ, C. (1945). "Un compañero de viaje histórico del Derecho del Trabajo: la crisis económica", Revista de
Política Social, Nº 143, pp. 15-21.
67ROMAGNOLI, U. (2017). "La inevitable licencia para despedir", en Estabilidad en el Empleo. Estudios Homenaje al profesor Francisco
Walker Errázuriz, Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Santiago, p. 321.
68En Chile entre 1981 y 1919, uno de los problemas centrales del trabajo y la existencia del proletariado era "la inseguridad permanente en el
trabajo" al que se suma "la carencia de legislación que impidiera los despidos injustos". En esos momentos "no existían disposiciones legales para
contratar a los obreros ni, muchos menos, para impedir que pudiera ser despedido repentinamente y sin causa justificada". "La falta de protección
legal para los obreros era una situación que afectaba a todos los trabajadores del país. Muchos de ellos se reúnen y solicitaban de las autoridades y
del Congreso una ley especial que establezca la forma en que debe notificarse la cesación del trabajo a los obreros en general. Pasarán muchos
años antes que sean escuchados". ORTIZ LETELIER, Fernando. El Movimiento Obrero en Chile (1981-1919). LOM, Santiago, 2005, pp. 84 y 85. Se
recomienda ver ROMAGNOLI, U. El Derecho, el Trabajo y la Historia, CES, Madrid, 1997, pp. 132 y ss., para una descripción histórica de la
conformación y disputa en la regulación del despido en Italia.
70Ibid., p. 49.
71SUPIOT, A. (1999). Trabajo y Empleo. Transformaciones del trabajo y futuro del Derecho del Trabajo en Europa, Tirant lo Blanch,
Valencia, p. 36.
75Como ejemplo de lo anterior, ver el caso español: HERRERO, D. et al., "¿Conduce la flexibilización a menor desempleo? Un análisis
empírico del mercado laboral español", Revista Internacional del Trabajo. 2020, vol. 139, Nº 3.
77BAYLOS GRAU, A. (1992). Autoridad y democracia en la empresa, ob. cit., p. 9; BAYLOS GRAU, A. (1991). Derecho del Trabajo: modelo
para armar, ob. cit., p. 87.
78BAYLOS GRAU, A. y PÉREZ REY, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 47 y ss.
80SINZHEIMER, H. (1984). La esencia del Derecho del Trabajo, Crisis económica y Derecho del Trabajo, Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, Madrid, p. 75.
81DOMÍNGUEZ MONTOYA, A. y MELLA CABRERA, P. "Trabajo y Derecho: un padre ausente, el conflicto social", en Revista de Derecho
Universidad Católica del Norte 22 (2015), pp. 105-148.
82FOUCAULT, M. (2008). Nietzsche, la Genealogía, la Historia. Pre-textos, Valencia, pp. 17, 18 y ss.; 36 y ss.; FOUCAULT, M. (2006).
Defender la Sociedad. Curso en el Collège de France (1975-1976), FCE, D.F., pp. 35, 42, 43; FOUCAULT, M. (2007). Historia de la Sexualidad.
La voluntad del saber. Siglo XXI, Buenos Aires, pp. 74 y ss.
83FOUCAULT, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, p. 153 y ss.; FOUCAULT, M. (1995).
La verdad y las formas jurídicas. Gedisa, Barcelona, pp. 133 y ss.
84BAYLOS GRAU, A. y PÉREZ REY, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 44.
86BAYLOS GRAU, A. (2000). "Por una (re)politizacio´n de la figura del despido", Revista de Derecho Social, Nº 12, p. 10.
87MOULIAN, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito. LOM, Santiago y LARRAÍN, J. (2016). Identidad Chilena. LOM, Santiago. En un
contexto general: BAUMAN, Z. (2000). Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Gedisa, Barcelona.
89Ibid., p. 90.
91MOULIAN, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito, ob. cit., pp. 103, 104, 105, 118 y 119.
92BAYLOS GRAU, A. y PÉREZ REY, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 44 y ss.
93FOUCAULT, M. Vigilar y castigar, (Nº 82), pp. 141 y 142; FOUCAULT, M., "La verdad", cit. (Nº 82), pp. 128 y ss., pp. 132 y ss. DE
GAUDEMAR, J. P., El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, (Madrid, Ed. Trotta, 1991), pp. 42 y ss.
96CASTILLO, C. (1991). "Estudio Introductorio", en J. DE GAUDEMAR, El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de
fábrica. Madrid: Trotta, p. 20.
97DE GAUDEMAR, J. (1981). La movilización general. Madrid: La Piqueta, p. 85.
98FOUCAULT, M. (2002). Vigilar y castigar. Buenos Aires: Siglo XXI, pp. 141 y 142; FOUCAULT, M. (1996). La verdad y las formas jurídicas,
ob. cit., pp. 128 y ss., pp. 132 y ss.; DE GAUDEMAR, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica. Madrid:
Trotta, pp. 42 y ss.
99Sobre tal debate ver KATZ, C. (2000). La teoría del control patronal: balance de una discusión. Estudios del Trabajo, 19, 10-26; BARRIOS,
L. (2008). "El debate sobre el proceso de trabajo: balance de una discusión". Observatorio Laboral (vol. 1, Nº 2), pp. 65-79.
100DE GAUDEMAR, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit.; EDWARDS, R. (1979).
Contested terrain: The transformation of the workplace in the Twentieth Century. Nueva York: Basic Books; EDWARDS, R. (1983). "Conflicto y
control en el lugar de trabajo", en L. TOHARIA, Mercado de trabajo. Teorías y aplicaciones (pp. 141-155). Madrid: Alianza; FRIEDMAN, A. (1977).
Industry and labour. Class struggle at work and monopoly capitalism. Londres: Macmillan, entre otros.
101BURAWOY, M. (1970). El consentimiento en la producción. Madrid: Editorial del Ministerio de Trabajo; DORE, R. (1973). British Factory,
Japanese Factory: The Origins of National Diversity in Industrial Relations. Berkeley: University of California Press; LINCOLN, J. y KALLEBERG,
A. (1990). Culture, Control and Commitment. Cambridge: Cambridge U. Press, entre otras.
102REVILLA, J. y TOVAR, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado. REIS (135), 47-68,
pp. 49 y 50; FINKEL, L. (1996). La Organización Social del Trabajo. Madrid: Pirámide, p. 331.
103DE GAUDEMAR, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit., pp. 53 y ss.
104Estas ideas cobran importancia a partir de los postulados desarrollados por Harry Braverman y el debate generado por sus teorizaciones.
Sobre el punto ver BRAVERMAN, H. (1983). Trabajo y capital monopolista. Distrito Federal: Nuestro Tiempo. Sumado a las citas anteriores, para
alguna de las principales objeciones y defensas a su teoría de la descualificación del trabajo y el control taylorista como única lógica que preside el
proceso de trabajo, ver los siguientes trabajos compilatorios: WOOD, S. (1982). The Degradation of work?: skill, deskilling, and the labour
process. Londres: Hutchinson; Richard HYMAN (coord.), W. S. (1993). Nuevas tecnologías y relaciones industriales. Madrid: Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social. Para un resumen del debate señalado recomendamos FINKEL, L. (1996). La Organización Social del Trabajo, ob. cit.,
p. 250, capítulos 4 y 5.
105KATZ, C. (2000). La teoría del control patronal: balance de una discusión, ob. cit.
107DE GAUDEMAR, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit., p. 44.
108FRIEDMAN, A. (1977). Industry and labour. Class struggle at work and monopoly capitalism, ob. cit., pp. 105-114.
109FRIEDMAN, A. (1977). Industry and labour. Class struggle at work and monopoly capitalism, ob. cit., pp. 48, 78 y 79.
110EDWARDS, R. (1979). Contested terrain: The transformation of the workplace in the Twentieth Century, ob. cit., p. 16.
116Lo anterior es explicado por la idea que BURAWOY denominaría "el juego de arreglárselas". Sobre el punto ver el capítulo 5 ("El proceso
productivo como juego") de su obra El consentimiento en la producción.
117REVILLA, J. y TOVAR, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., p. 49.
118Vid. CRESPO, E.; REVILLA, J. y SERRANO, A. (2006). "La psicologización política del trabajo", en A. DORNA, Psicología Política. Bogotá:
Psicom Editores.
119REVILLA, J. y TOVAR, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., pp. 50 y ss.
120Ibid.
122REVILLA, J. y TOVAR, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., p. 50.
123ALONSO, L. y FERNÁNDEZ, C. (2009). "Usos del trabajo y formas de la gobernabilidad la precariedad como herramienta disciplinaria", en
E. E. CRESPO, Trabajo, subjetividad y ciudadanía: paradojas del empleo en una sociedad en transformación (pp. 229-258). Madrid: CISS.
De igual forma MONTES, J. (2007). "Reflexiones teóricas en torno al estudio del conflicto laboral. Los procesos de construcción social de la
resistencia". Trabajo y Sociedad (VIII), pp. 1-25.
124UGARTE, J. (2004). Derecho del trabajo, flexibilidad laboral y análisis económico del derecho. Santiago: LexisNexis.
125REVILLA, J. y TOVAR, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., p. 61.
127Sin perjuicio de lo anterior existen divergencias doctrinarias respecto de la autonomía de este en diferenciación con el Poder de Dirección.
Sobre el punto ver MONTOYA, A. (1965). El poder de dirección del empresario. Madrid: Instituto de Estudios Políticos, p. 113; MORATO, R.
(2011). Derecho de Resistencia y ejercicio irregular del poder de Dirección. Granada: Comares, pp. 46 y ss.; TERRADILLOS, E. (2004). "El poder
disciplinario empresarial. Principios y garantías". Valencia: Tirant lo Blanch, p. 19. En Chile, FERNÁNDEZ, R. (2019). "Configuración del poder de
dirección del empleador: denominación, naturaleza jurídica, fundamento y contenido". Revista de derecho (Concepción), 87(245), pp. 51-97.
128POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario. Pamplona: Thomson Reuters-Aranzadi, p. 32.
129Para un análisis en la materia ver FERNÁNDEZ, R. (2019). "Configuración del poder de dirección del empleador: denominación, naturaleza
jurídica, fundamento y contenido". Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, 87(245), pp. 51-97 y FERNÁNDEZ, R. (2015). "El poder
disciplinario del empleador: Configuración jurídica de la sanción laboral que puede imponer al trabajador dependiente". Revista de Derecho
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (XLIV).
130FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador. Santiago: Thomson Reuters, p. 46.
132Ibid.
133GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa. Madrid: Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia,
p. 42.
134FERRANTE, V. (2012). "Fondamento e natura del potere disciplinare", en MANIARDI, S. et al., Il potere disciplinare del datore di lavoro,
Torino, Utet, p. 2.
135Incluso algunos remontan su aparición a las primeras resoluciones de la Casación Francesa de 1866, sobre cuestiones relativas a las multas.
Sobre el punto ver FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 12 y ss. y FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder
disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 24 y ss.
136GAYAT, E. (1998). L'autorite´ de la chose juge´e au pe´nal sur l'instance prud'homale en contestation d'une sanction disciplinaire, Le
Droit Ouvrier, p. 515.
138GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 47.
141GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 47.
142GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 47 y ss.
144CAMERLYNCK, G., (1964). Le re`glement des diffe´rends touchant l'exercice du pouvoir disciplinaire, y compris le renvoi, Droit Social,
p. 80.
147Ibid.
148RODRÍGUEZ, E. (2008). El poder disciplinario y la negociación colectiva, ob. cit., p. 2; FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la
empresa, ob. cit., p. 26.
150GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 47.
151GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 48.
152Ibid., p. 49.
153FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 36 y 37. FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del
empleador, ob. cit., p. 19.
155GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 49.
158En general la doctrina indica como uno de los hitos jurisprudenciales más significativos del desarrollo de esta teoría, la Sentencia de la
Corte de Casación Francesa de 16 de junio de 1945, en el cual un trabajador fue suspendido de su empleo y de sueldo durante una semana por
desobediencia, no obstante, que en su contrato de trabajo no se había pactado nada sobre la posibilidad de imponer sanciones, ni así también,
existía un reglamento interno que regulara el ejercicio de tales potestades. FERNÁNDEZ, Raúl, pp. 19 y 20; RODRÍGUEZ, E. (2008). El poder
disciplinario y la negociación colectiva, ob. cit., p. 5; FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 26.
159ÁLVAREZ DE LA ROSA, M. (2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, p. 115.
160LEGA, C. (1956). Il potere disciplinarre del datore di lavoro, Milano: Friuffrè, p. 68.
161FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 27; LEGA, C. (1956). Il potere disciplinarre del datore di lavoro,
ob. cit., p. 61.
162CAMERLYNCK, G. (1964). Le re`glement des diffe´rends touchant l'exercice du pouvoir disciplinaire, y compris le renvoi, Droit Social,
p. 80.
163En tal sentido ver las referencias bibliográficas citas por GIL Y GIL, José Luis. Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob.
cit.
165SUPIOT, A. (1996). Crítica del Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 32. Sobre el punto ver GIERKE, O. (1989). Las raíces del contrato de
servicio. Civitas: Madrid.
168RODRÍGUEZ, E. (2008). El poder disciplinario y la negociación colectiva, ob. cit., p. 5; POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y
control del empresario, ob. cit., 65.
170ÁLVAREZ DE LA ROSA, M. (2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 115 y ss.
172Ibid., p. 6.
175DOMÍNGUEZ, A. (2014). Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación. Ius Novum, p. 47.
177GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 49.
178MARIA, E. "La procedimentalización sindical del ejercicio de los poderes y prerrogativas del empresario", en ESCUDERO RODRÍGUEZ, R.
(coord.) et al., El poder de dirección del empresario: nuevas perspectivas, Madrid, La Ley, 2005, p. 271.
180GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 50.
181GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
182GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
183GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
184GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 54.
185RIVERO, J. (1986). Limitación de los poderes empresariales y democracia industrial. Zaragoza: Secretario de Publicaciones de la
Universidad de Zaragoza, pp. 36 y 37.
186ALBIOL, I. (1990). El despido disciplinario y otras sanciones en la empresa. Bilbao: Ediciones Deusto S.A., pp. 36 y ss.; BAYLOS, G.
(1969). "El despido, concepto y clases, significación jurídica y social", en G. BAYLOS, Dieciséis lecciones sobre causas de despido. Madrid:
Universidad de Madrid, pp. 20 y ss.
187GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario. Madrid: Cinca, p. 17.
188ALONSO, M. (1959). El despido, ob. cit., pp. 106 y ss.; GIL Y GIL, J. (2009). "El concepto de despido disciplinario", en A. SEMPERE, El
Despido: aspectos sustantivos y procesales. Madrid: Aranzadi, pp. 97 y ss.; GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido
disciplinario, ob. cit., pp. 17 y ss.; MONTOYA, A. (2016). Derecho del Trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 471 y ss.
189Es más, incluso gran parte de la doctrina y jurisprudencia denomina a las causales de Despido Subjetivo como "causales de caducidad", sin
perjuicio que esta expresión tiene un contenido jurídico determinado. Lo anterior se explica como resabio de la denominación utilizada por el
legislador en las leyes sociales de 1924 hasta el Código del Trabajo de 1987, expresión que actualmente no está vigente. Utilizando recientemente
esta nomenclatura LIZAMA, Luis &LIZAMA, Diego, Manual de Derecho Individual del Trabajo, DER, Santiago, 2020, pp. 238 y ss.
190No obstante, existen algunas posiciones clarificadoras que asumen una postura determinada, en el sentido de entender el despido subjetivo
o mal denominada "caducidad del contrato de trabajo", como una hipótesis de poder disciplinario. Dando algunas luces al respecto: ROJAS, I.
(2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo. Santiago: Thomson Reuters, pp. 410 y ss.; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011).
Manual del contrato de trabajo. Santiago: LegalPublishing, pp. 102 y ss. Destacamos por su mayor sistematización y desarrollo, el trabajo
realizado por FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 164 y ss. En otros trabajados ya citados: FERNÁNDEZ, R.
(2014). "La configuración del poder disciplinario del empleador en el ordenamiento laboral nacional", en I. HENRÍQUEZ, Estudios de regulación
empresarial. Santiago: LegalPublishing-Thomson Reuters, p. 164; FERNÁNDEZ, R. (2015). El poder disciplinario del empleador: Configuración
jurídica de la sanción laboral que puede imponer al trabajador dependiente, ob. cit.; FERNÁNDEZ, R. (2014). "La inmediatez en el ejercicio del
poder disciplinario empresarial: perdón de la causal". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 5(9), 243-258. Por otro
lado, negando expresamente la posibilidad que este sea una expresión de poder disciplinario: UGARTE, J. (2016). Huelga y Derecho. Santiago:
Thomson Reuters, pp. 182 y ss.
191Sobre el punto, en honor a la seriedad de sus estudios y los aportes realizados por sus investigaciones sobre del Despido Subjetivo en Chile,
es necesario reconocer el trabajo efectuado por Pedro Irureta Uriarte, sin perjuicio de las diferencias sustantivas e ideológicas en la forma de
entender esta variante de despido. Al respecto ver: IRURETA, P. (2013). "La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido
disciplinario". Revista Ius et Praxis, 2(19); IRURETA, P. (2013). "Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato". Revista de
Derecho (Valdivia), Nº 2 (XXVI); IRURETA, P. (2013). "La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo".
Revista de Derecho (Coquimbo), 20 (2); IRURETA, P. (2012). "El estándar normativo de la injuria laboral". Revista de Derecho (Valdivia), XXV
(2); IRURETA, P. (2015). "Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias".
Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 44; IRURETA, P. (2016). "La salida intempestiva y la negativa a trabajar:
un supuesto de abandono por incumplimiento contractual". Revista Chilena de Derecho, 43(3); IRURETA, P. (2016). "La falta injustificada o sin
aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa". Revista de Derecho, 29(1).
192GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 18.
193MARTÍN, A. (1997). "El efecto extintivo del acto de despido disciplinario", en J. GÁRATE, Cuestiones actuales sobre el despido
disciplinario: estudios ofrecidos al profesor Manuel Alonso Olea. Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, pp. 18 y ss.
194GIL Y GIL, J. (2009). El concepto de despido disciplinario, ob. cit., p. 98. En el mismo sentido ORTIZ, M. (1995). La ejecución de
sentencias de despido. Madrid: ACARL, p. 70.
195TOSCANI, D. (2009). "Garantías del trabajador frente al despido arbitrario, discrecional o provocado por el propio empresario". Revista
Derecho Social, 46, p. 98.
196MARTÍN, A. (1997). El efecto extintivo del acto de despido disciplinario, ob. cit., pp. 20 y ss.
197LUJÁN, J. (2003). "¿Despido improcedente o desistimiento?". Revista Doctrinal Aranzadi Social (3), p. 8.
198DESDENTADO, A. y PUEBLA, A. (2002). Despido y jurisprudencia: la extinción del contrato de trabajo en la unificación de doctrina.
Valladolid: Editorial Lex Nova, p. 25.
199GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 20.
200RODRI´GUEZ-PIN~ERO, M. (1997). "Derecho, trabajo y despido. Relaciones laborales", Revista Crítica de Teoría y Práctica (1), p. 5.
201Tal es el caso del desahucio (artículo 161 inciso 2º del Código del Trabajo) de los trabajadores de casa particular, gerentes, subgerentes,
agentes o apoderados, siempre que, en todos estos casos, estén dotados, a lo menos, de facultades generales de administración.
202ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., pp. 391 y ss.
203Ibid., p. 395.
204UGARTE, J. (2004). Derecho del trabajo, flexibilidad laboral y análisis económico del derecho, ob. cit., p. 39.
205ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 395.
206BAYLOS, A. y PÉREZ, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado. Madrid: Trotta, pp. 25-44.
207ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 111.
208Sobre el punto, tomaremos el razonamiento de ALONSO, M. (1959). El despido, ob. cit., pp. 21 y ss.; y 103 y ss.
209Para una descripción del sistema de término en Chile ver: ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit.,
pp. 380 y ss. Con mayor profundidad ver: ROJAS, I. (2011). "El sistema de terminación del contrato de trabajo en la evolución histórica jurídica en
Chile", en CAAMAÑO, E. y PEREIRA, R., Cincuenta años de la Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Homenaje.
Santiago: Abeledo-Perrot.
210Característica propia de un sistema de protección contra el despido. BAYLOS, A. y PÉREZ, J. (2009). El despido o la violencia del poder
privado, ob. cit., p. 26. Respecto del modelo chileno estas formalidades se encuentran contenidas en los artículos 162 y 454 Nº 1 del Código del
Trabajo.
211Sobre el punto ver la siguiente jurisprudencia: Corte Suprema, 9 de junio de 2015, rol Nº 19352-2014; Corte Suprema, de 15 de septiembre
de 2016, rol Nº 20043-2016; Corte Suprema 17 de enero de 2017, rol Nº 47874-2016. 9 de junio de 2015, rol Nº 19352-2014; Corte Suprema 11
de marzo de 2015, rol Nº 10636-2014; Corte Suprema 12 de octubre de 2016, causa rol Nº 20043-2016; Corte Suprema, 9 de junio de 2015, rol
Nº 19352-2014, Corte Suprema 11 de marzo de 2015, rol Nº 10636-2014, Corte Suprema, 4 de marzo de 2020, rol Nº 6275-2019.
212BAYLOS, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 46.
213Vid. DÍEZ, L. (1993). Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial (vol. II. Las relaciones obligatorias). Madrid: Civitas, pp. 891, 892, 893.
214HOSTENCH, F. (1929). El derecho del despido en el contrato de trabajo. Barcelona: Bosch, pp. 56, 57 y 59.
215THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 137 y ss.;
GAMONAL, S. (2000). El daño moral por término del contrato de trabajo. Santiago: Editrem S.A., pp. 54 y ss.; NADAL, D. (2003). El despido en el
Código del Trabajo. Santiago: LexisNexis, I. (2013), pp. 443 y ss. Para un análisis más profundo sobre las indemnizaciones por años de servicio
en Chile ROJAS, I. (2013). "Naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno", en
Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (41); ROJAS, I. (2014). "La indemnización por término de contrato de
trabajo: instrumento de protección ante el despido". Ius et Praxis, 20(1).
216Entre otros: I. Corte de Apelaciones de Iquique, 28 de enero de 2015, rol Nº 69-2014; I. Corte de Apelaciones de Valparaíso. Rol Nº 388-
12; rol Nº 67-2010; 97-2009; Corte de Apelaciones de la Serena. Rol Nº 117-2009; I. Corte de Apelaciones de Santiago. Rol Nº 783-2011. En esta
línea el Tribunal Constitucional chileno ha indicado que las indemnizaciones que establece la legislación laboral en favor de los trabajadores
buscan, se enmarcan en las reglas protectoras de la libertad de trabajo que, según la Carta Fundamental, el Estado está llamado a establecer para
dar garantía a tal derecho. Sentencia Tribunal Constitucional Nº 7217-2019, 19 de marzo de 2020.
217WALKER, F. (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo. Santiago: Editorial Cepet, pp. 13 y 14.
218Principalmente los artículos 159, 160 y 161 del Código del Trabajo.
220UGARTE, J. (2004). Derecho del trabajo, flexibilidad laboral y análisis económico del derecho, ob. cit., pp. 39 y ss.
221Tal es el caso del despido de trabajadores con fuero por cargos de representación sindical (artículo 243 del Código del Trabajo), fuero de
maternidad (artículo 201 del Código del Trabajo) y otras fórmulas especiales (artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo), en
las cuales existen limitaciones respecto del despido en su variante subjetiva (artículo 164 del Código del Trabajo), para que en el caso de no ser
respetadas, constituyen en determinados casos una práctica antisindical, que obliga al juez laboral, en su primera resolución disponer, de oficio o a
petición de parte, la inmediata reincorporación del trabajador a sus labores y el pago de las remuneraciones y demás prestaciones derivadas de la
relación laboral durante el período comprendido entre la fecha del despido y aquélla en que se materialice la reincorporación (artículo 292 del
Código del Trabajo), siendo similar la situación de trabajadoras con fuero maternal (artículo 201 del Código del Trabajo). Situación similar, se
presenta en los despidos declarado como vulneratorios de derechos fundamentales, en los que en el caso de declararse una discriminación de
carácter grave, se podrá optar por el reintegro del trabajador (artículo 489 del Código del Trabajo).
222Tal es el caso de los recargos contemplados en el artículo 168 del Código del Trabajo cuando el despido es injustificado, improcedente,
indebido o abusivo. Situación similar ocurre respecto de la indemnización adicional de 6 a 11 remuneraciones cuando el despido es vulneratorio de
derechos fundamentales (artículo 489 del Código del Trabajo). Sobre el punto ver ROJAS MIÑO, Irene (2014). "La indemnización por término de
contrato de trabajo: instrumento de protección ante el despido". Ius et Praxis, 20(1), 91-122, en especial, pp. 104 y ss. De manera más específica
ROJAS MIÑO, Irene (2013). "La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno".
Revista de derecho (Valparaíso), (41), pp. 107-143.
223Respecto de la naturaleza punitiva de las indemnizaciones adicionales en el procedimiento de tutela de derechos fundamentales UGARTE, J.
(2009). Tutela de derechos fundamentales del trabajador. Santiago: LegalPublishing, p. 90; UGARTE, J. (2013). El derecho a la no discriminación
en el trabajo. Santiago: Thomson Reuters, pp. 84 y ss. En sentido contrario GAMONAL , S. (2008). El procedimiento de tutela de derechos
laborales. LexisNexis: Santiago, p. 39; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 316. Para una sistematización
y exposición de tales argumentos ver GAMONAL , S. (2016). "El daño moral en el artículo 489 del Código del Trabajo". Revista de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 47. En la jurisprudencia vid. Corte Suprema, rol Nº 23096-2019, de 19 de agosto de 2020.
225Entre otros; PÉREZ, J. (2013). El despido disciplinario. Albacete: Bomarzo, p. 39; ALONSO, M. (1959). El despido, ob. cit., pp. 107 y ss.;
SAGARDOY, J. (1969). El despido laboral y los expedientes de crisis. Bilbao: Deusto, pp. 21 y ss.; ALONSO, M. y CASAS, M. (2003). Derecho del
Trabajo. Madrid: Civitas, p. 463; MONEREO, J. L. et al. (2015). Manual de Derecho del Trabajo. Granada: Comares, p. 603. Recientemente y con
mayor profundidad ver VILLALBA, A. (2018). La condición resolutoria consignada en el contrato de trabajo: Comares.
226GIL Y GIL, J. (2009). El concepto de despido disciplinario, ob. cit., p. 105.
227Sobre el punto ver SEPÚLVEDA, M. (1971). Ensayo sobre el concepto de terminación del contrato de trabajo. Santiago: Editorial Jurídica
de Chile.
228Una posición contemporánea que niega expresamente la posibilidad de entender el despido disciplinario como forma de resolución
contractual en Chile FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 164 y ss.
229LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo. Santiago: LegalPublishing, p. 273, GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del
contrato de trabajo, ob. cit., p. 280.
230Para la doctrina se ha indicado que su sustrato se encuentra en realizar por parte del trabajador una actividad contraria a su obligación de
actuar de buena fe, de respectar el secreto profesional, la prohibición de competencia desleal y cláusulas de no competencia, abarcando incluso el
contenido ético del contrato, reconduciendo su justificación al incumplimiento contractual en consonancia con los intereses empresariales. Entre
otros LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo. Santiago: LexisNexis, pp. 176 y ss. THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del
Trabajo (vol. IV), ob. cit., pp. 53 y ss.; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 67 y ss.
231Se ha dicho que "todo contrato de trabajo lleva envuelta una cláusula obvia en orden a que el trabajador concurrirá al ámbito organizativo
de su empleador, al objeto de cumplir las labores con la periodicidad pactada. Si no se ejecuta esa mínima obligación por parte del trabajador, el
objeto del contrato se ve frustrado, y el prestador del servicio incurre en mora provocando de paso eventuales perjuicios al empleador". Se agrega
que "la celebración del vínculo laboral implica un deber inicial del trabajador en orden a cumplir diligentemente las obligaciones pactadas, lo que
se concreta en la obligación de dar en su trabajo el rendimiento propio o normal de un deudor laboral". IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al
trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 42.
232THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 57. VIVANCO, M. (1994). El despido laboral,
ob. cit., pp. 69 y ss.
234Tal es el caso de la causal contemplada en el artículo 160 Nº 7 del C.T. Se ha dicho por la doctrina que "la obligación de una de las partes,
es la obligación de la otra y violando un contratante cualquiera de las cláusulas del contrato, sean éstas expresas, tácitas o subentendidas, será
causal suficiente para poner término al vínculo contractual". NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 253. En similar
sentido VARGAS MIRANDA, R., Terminación del contrato de trabajo, II, ob. cit., p. 333. Esto último ha permitido entender su naturaleza jurídica
desde la lógica civilista, particularmente desde la "condición resolutoria del contrato" pudiendo ser demandada la extinción por la parte diligente al
no cumplirse por la contraria lo pactado, "dando derecho al acreedor de trabajo a poner justificadamente término al contrato". THAYER, W. y
NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 60.
235En este apartado utilizaremos los argumentos de GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario,
ob. cit., pp. 25 y ss. que encuadraremos en el modelo nacional. También haremos alusión en los siguientes párrafos a las reflexiones indicadas por
FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 168 y ss., quien se pronuncia sobre el punto en comparación con la
condición resolutoria tácita y expresa en Chile.
236Tal es el caso, respectivamente, del pacto comisorio calificado y la condición resolutoria tácita en Chile.
237El ordenamiento jurídico chileno otorga la potestad de término del contrato al empleador, sin que intervenga un tercero, siendo este un acto
jurídico unilateral y de efecto constitutivo.
239Sobre el punto ver artículos 160, 162 y 168 del Código del Trabajo.
243La jurisprudencia y doctrina mayoritaria estima improcedente que por la vía de la estipulación contractual, se califique a priori cualquier
incumplimiento como constitutivo de una infracción grave a las obligaciones que impone el contrato, porque tal calificación compete
exclusivamente a los tribunales de justicia en función de los hechos efectivamente acreditados en el curso del proceso. (Entre otras: Corte de
Apelaciones de Concepción, rol Nº 3497-9, ITURRA TAPIA, M., Aspectos laborales relacionados con el cheque con especial mención a la
terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales, ob. cit.; Corte de Apelaciones de Santiago, 15
de septiembre de 2000, rol Nº 1295-2000; Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre 2002, rol Nº 6660-2001; Corte de Apelaciones de
Santiago, 11 de diciembre de 2002, rol Nº 6660-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2006, rol Nº 2363-2005). Resulta
determinante para la jurisprudencia el hecho de que el vínculo de trabajo sea considerado como un contrato de adhesión (Corte Suprema, 30 de
enero de 1995, rol Nº 6053. Citado en Ord. Dirección del Trabajo, Nº 1.753/40). En similar sentido Corte Suprema, 3 de septiembre de 2002, rol
Nº 2705-2002; Corte de Apelaciones de Concepción, 17 de octubre de 2005, rol Nº 2198-2005, como así también el principio de irrenunciabilidad
de derechos (Corte Suprema,17 de abril de 2000, rol Nº 2449-1999. Corte Suprema, 31 de mayo 2001, rol Nº 866-2001), en la medida que aceptar
la posibilidad de calificar el incumplimiento laboral grave sin una ponderación judicial conllevaría que finalmente quien detenta el poder dentro de
la misma fije unilateralmente el contenido de su propio poder disciplinario. Incluso, es más, dicha posibilidad puede significar infracción los
artículos 160 y 5º del C.T. porque involucra ampliar el campo de las causales de terminación del contrato de trabajo (Corte de Apelaciones de
Concepción, 15 de septiembre, rol Nº 1295-2000; Corte Suprema, 30 de enero de 2006, rol Nº 2703-2005) más allá de los propios términos de
tipología causal establecida por el legislador.
Este criterio ha sido compartido por la Dirección del Trabajo, quien ha resuelto reiteradamente que no existe inconveniente jurídico para que el
empleador describa conductas que signifiquen, a su juicio, causales de término o caducidad del contrato de trabajo. No obstante, la determinación
de si ellas encuadran o no en las causales previstas por la ley compete, en definitiva, a los Tribunales de Justicia. (Ord. Nº 1.851/0085, 22 de mayo
del 2001; Ord. Nº 1.753/40, 5 de mayo de 2003; en idéntico sentido Corte de Apelaciones de Arica, 15 de septiembre de 2008, rol Nº 94-2008).
244Una de las principales observaciones que se han realizado por la doctrina en la caracterización del despido disciplinario, es la vigencia del
"principio de indisponibilidad tipológica", esto es, que las causas justas de despido solo pueden ser establecidas por el legislador y no por las
partes. GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 277.
246GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 29.
247Entre otros: RODRÍGUEZ-PIÑERO, M. (1997). "Derecho, trabajo y despido". Relaciones Laborales (1), pp. 4 y ss.; RODRÍGUEZ-PIÑERO, M.
(1996). "Lo individual y lo colectivo en el despido objetivo". Relaciones Laborales (12), pp. 4 y ss.; BAYLOS GRAU, Antonio y PÉREZ REY,
Joaquín (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit.; ALBIOL, I. (1990). El despido disciplinario y otras sanciones en la empresa,
ob. cit.
248GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., pp. 34 y ss.
249GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 33.
250Seguiremos en este punto y en gran parte lo indicado por FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 247 y
SUPPIEJ, M. (1982). Il rapporto di lavoro. Costituzione e svlogimento. Padova: Cedam, pp. 149 y ss.
252En este sentido, POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 232.
253Ibid.
256Tal es el caso de la Ley Nº 4.053, publicada el 29 de septiembre de 1924 y promulgada el 8 de septiembre de 1924, que en su artículo 5º
regulaba causales objetivas y subjetivas de término del contrato.
257Vid. FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 229; CREMADES, B. (1969). La sanción disciplinaria en la
empresa. Madrid: Instituto de Estudios Constitucionales, p. 171. No obstante, no existe uniformada en el sentido de entender que la función
disciplinaria sea punitiva, sino que más bien correctiva. Por todos ver GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa,
ob. cit., p. 114 y ss.
259Ibid., pp. 248 y ss. Para un resumen de los fines del poder disciplinario empresarial y su contextualización en Chile, recomendamos
FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 38 y ss., del cual tomamos la conceptualización de los tipos de fines que
cumple el mismo en el contexto del poder disciplinario en los párrafos que siguen.
260Ver ROXIN, C. (1997). Derecho Penal. Parte General (vol. I). Madrid: Thomson Civitas, pp. 78 a 108.
263En este sentido, POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., pp. 231 y ss.
264En este punto realizamos una adecuación de lo dicho por Roxin en materia penal. Ver ROXIN, C. (1997). Derecho Penal. Parte General,
ob. cit., pp. 85 y ss.
265ALONSO, M. (1959). El despido, ob. cit., p. 64 y FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 250.
267En sentido contrario ver GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 114 y ss.
268En Chile, según el artículo 163 del Código del Trabajo, la única posibilidad legal para acceder a la indemnización por años de servicios es
cuando la extinción es producto de aquellos supuestos del artículo 161 del Código del Trabajo, sin perjuicio de las posibilidades de
indemnizaciones pactadas individual o colectivamente.
269"La libreta obrera fue un instrumento de control ampliamente extendido en otros países para todos los trabajadores o para grupos concretos
(servidores domésticos, marinos) con esa u otra denominación". En este contexto, "las funciones de la libreta obrera son, pues, de una triple
naturaleza: garantizar que las nuevas formas de trabajo quedan bajo 'la policía de las manufacturas', o sea, bajo el férreo control de la
Administración; vigilar la prohibición de formar 'coaliciones' entre obreros y, finalmente, la libreta cumple el importante papel de dar seguridad a
las relaciones privadas, garantizando al empresario las deudas por anticipos de salarios. Sin embargo, la verdadera función fue una: estabilizar el
mundo obrero. Tan duro fue el papel de libreta que, en la práctica, irá transformándose en un dispensable documento de identidad". ÁLVAREZ, M.
(2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, p. 119.
270SINZHEIMER, H. (1984). "La esencia del Derecho del Trabajo", en H. SINZHEIMER, Crisis económica y Derecho del Trabajo. Madrid:
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, p. 75.
271Vid. DOMÍNGUEZ, Á. y MELLA, P. (2015). "Trabajo y Derecho: un padre ausente, el conflicto social". Revista de Derecho Universidad
Católica del Norte, 22(1), pp. 105-148.
272Vid. FOUCAULT, M. (2008). Nietzsche, la Genealogía, la Historia, ob. cit., pp. 17, 18 y ss.; 36 y ss.; FOUCAULT, M. (2006). Defender la
sociedad, ob. cit., pp. 35, 42, 43; FOUCAULT, M. (2007). Historia de la Sexualidad. La voluntad del saber, ob. cit., pp. 74 y ss.
273FOUCAULT, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, ob. cit., pp. 153 y ss.; FOUCAULT, M. (1995). La verdad y las formas
jurídicas, ob. cit., pp. 133 y ss.
274BAYLOS, A. y PÉREZ, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 44.
276Ibid., p. 44.
277BAYLOS, A. (2009). "Consideraciones sobre el despido individual y la garantía judicial del derecho al trabajo". Revista de Derecho Social,
46, 11-30.
278MOULIAN, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito. Santiago: LOM; LARRAÍN, J. (2016). Identidad chilena. Santiago: LOM. En un
contexto general BAUMAN, Z. (2000). Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona: Gedisa.
282MOULIAN, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito, ob. cit., pp. 103, 104, 105, 118 y 119.
283BAYLOS, A. y PÉREZ, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 44 y ss.
284BOURDIEU (2000), pp. 65 y ss.; BOURDIEU y PASSERON (2001), pp. 15-85; BOURDIEU (2001), capítulo II.
285FOUCAULT, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, ob. cit., pp. 141 y 142; FOUCAULT, M. (1996). La verdad y las formas
jurídicas, ob. cit., pp. 128 y ss., pp. 132 y ss.; DE GAUDEMAR, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica,
ob. cit., pp. 42 y ss.
287MAINARDI, S. (2012). "Le sanzioni disciplinari conservative del rapporto di lavoro", en MAINARDI, S. (a cura di) et al.: Il potere
disciplinare del datore di lavoro, Torino, Utet, 2012, p. 90.
288BLAISE, H. (1996). "La responsabilité pécuniaire du salarié envers l'employeur", Revue de Jurisprudence Sociale, (68); MOULY, J. (2017).
Où l'on voit la Cour de cassation définir la faute lourde du salarié au visa d'une disposition qui ne la mentionne plus, Droit Social, p. 378; ADAM,
P. (2016). "La faute lourde, entre intention et conscience de nuire", Revue de Droit du Travail, p. 100.
291GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 35; RIVERO, J. (1986). Limitación de los poderes
empresariales y democracia industrial, ob. cit., p. 83.
292Respecto de la garantía constitucional, se señala que "la sanción disciplinaria solamente será discriminatoria si el empleador frente a
trabajadores que cometieron la misma falta laboral y tienen la misma trayectoria en la empresa aplica a las mismas sanciones diferenciados o, bien,
aplica a algunos trabajadores sanciones y a otros no, fundado exclusivamente en alguna de las razones discriminatorias establecidas en el
ordenamiento jurídico". FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 189; POQUET, R. (2013). El actual poder de
dirección y control del empresario, ob. cit.
293En este caso se vulnerará tal garantía cuando se impongan sanciones más graves a un trabajador en comparación con otros trabajadores que
han tenido conductas o han ejecutado actos idénticos y contemporáneos, sin que exista una justificación probada de tal diferenciación. En tal caso
su vulneración se vincula con el límite de proporcionalidad, ya que las singularizaciones y diferencias deben responder racionalmente a un criterio
objetivo o de diferenciación constitucional válido para la misma, existiendo coherencia entre las medidas adoptadas y el fin perseguido, expresada
en un parámetro objetivo que permita observa racionalidad en la diferencia de trato. Sobre el punto Vid. TERRADILLOS, E. (2004). El poder
disciplinario empresarial. Principios y garantías, ob. cit., pp. 60-63.
294No obstante lo anterior, la doctrina ha discutido respecto de la proyección de la igualdad de trato, siendo en general su respuesta negativa.
Sobre el punto DURÁN, F. (1978). "Principio de igualdad de trato en el ejercicio de la facultad disciplinaria". Revista de Política Social (106),
FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 316 y ss.; POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y control del
empresario, ob. cit., pp. 92 y ss.; WAQUET, P. (1991). La sanction doit elle être la même pour tous les auteurs d'une même faute?, Droit Social,
p. 619. En Chile negando tal proyección FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 182 y ss.; UGARTE, J. (2013).
El derecho a la no discriminación en el trabajo, ob. cit., pp. 10 y ss.
296GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 123. Señala el citado autor "poco importa la técnica
jurídica que se invoque. Lo esencial es que, en un Estado de derecho, desde que un poder o derecho se halla sometido al control judicial, su
ejercicio podrá declararse ilegítimo si se ejerce de forma irrazonable, porque lo irrazonable es contrario a derecho".
298Ibid.
300DOMÍNGUEZ, R. (2012). Teoría general del negocio jurídico. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 18.
301GIL Y GIL, J. "La noción de despido disciplinario", en SEMPERE NAVARRRO, A. (Dir) et al., El despido: aspectos sustantivos y procesales,
ob. cit., p. 87; POMPEYO, G. (2020). Poderes empresariales y resolución del contrato de trabajo por incumplimiento del trabajador, Granada:
Comares, p. 57.
303GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 13.
304Tal es el caso del fuero laboral que, más que constituir una limitación, es una garantía de protección para su titular.
305BARBAGELATA, H. (1953). El derecho común sobre el despido. Montevideo: FCU., p. 28; GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder
disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 35; FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 42.
306PÉREZ, J. (2013). El despido disciplinario, ob. cit., p. 50; GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido
disciplinario, ob. cit., p. 34.
308GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 58.
309Vid. LEGA, C. (1956). Il potere disciplinare del datore di lavoro, Milano: Giuffrè; ASSANTI, C (1963). Le sanzioni disciiplinari nel
rapporto di lavoro, Milano: Giuffrè; MONTUSCHI, L. (1973). Potere disciplinari e rapporto di lavoro, Milano: Giuffrè, p. 111.
310GARCÍA, J. (1991). "La extinción de la relación de trabajo", en AA. VV., Derecho del Trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 532 y ss.; ALBIOL, I.
(2011). "Despido disciplinario", en AA. VV., Extinción del contrato de trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 894 y ss.
312GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 37.
313Ibid.
314PÉLISSIER, J. (1981). Le détournement par l'employeur de son pouvoir disciplinaire, Mélanges dédiés à J. Vincent, Dalloz: Paris, p. 282.
315ARDANT, P. (1982). Les libertés publiques dans l'entreprise. Introduction au débat, Droit Social, p. 428.
317GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 60 y 61. Al respecto, en cuanto descripción de
nuestro sistema, se indica sobre el despido que "así no sea absolutamente inmotivado y aunque emane de la voluntad arbitraria del empleador,
produce los efectos de terminar el contrato de trabajo", p. 437.
322Artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo.
324Despidos Antisindicales (artículo 292 del Código del Trabajo) y despido de trabajadoras con fuero maternal (artículo 201 del Código del
Trabajo).
325Sobre el punto ver FERNÁNDEZ, R. (2014). La inmediatez en el ejercicio del poder disciplinario empresarial: perdón de la causal, ob. cit. y
FERNÁNDEZ, R. (2015). El poder disciplinario del empleador: Configuración jurídica de la sanción laboral que puede imponer al trabajador
dependiente, ob. cit., pp. 445 y ss.
326ROJAS MIÑO, I. Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 427.
327FERNÁNDEZ, R. (2015). El poder disciplinario del empleador: Configuración jurídica de la sanción laboral que puede imponer al
trabajador dependiente, ob. cit., p. 447.
332Vid. MONTOYA, A. (2001). La buena fe en el derecho del trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 84 y 85.
335Corte Suprema, 2 de diciembre de 2010, rol Nº 6161-2010. Corte de Apelaciones de Rancagua, 1 de julio de 2010, rol Nº 76-2010.
336Corte Suprema, 1 de junio de 2010, rol Nº 1627-2010; Corte de Apelaciones de Santiago, 22 de enero de 2015, rol Nº 1116-2014; Corte de
Apelaciones de Iquique, 7 de febrero de 2011, rol Nº 104-2010.
338GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., pp. 37 y 38.
339GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 38.
343Corte Suprema, rol Nº 6634-2013, 30 de enero de 2014 y Corte Suprema, rol Nº 3380-2007, 6 de diciembre de 2007. En el mismo sentido
Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 9154-2008, 29 de septiembre de 2009 y Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 237-2010, de 20 de
julio de 2010.
344Como puede ser el caso en que un trabajador se encuentra con licencia médica, ejerciendo sus vacaciones o en días no laborales, y el
empleador decide aplicar despido disciplinario. En tal contexto puede suceder que el empleador decide el despido y materializa el mismo, pero la
comunicación la efectúa por carta certificada. En tal caso el conocimiento del despido tendrá necesariamente un desfase temporal.
345Sobre el punto seguimos el criterio disidente expuesto en voto en contra por el ministro de la E. Corte Suprema Carlos Cerda y el Abogado
Integrante Carlos Pizarro, en sentencia Corte Suprema, 15 de septiembre de 2015, rol Nº 29884-2014. En la misma línea argumentativa Corte de
Apelaciones de Antofagasta, 10 de junio de 2020, rol Nº 18-2020.
346VIAL DEL RÍO, V. (2006). Teoría general del acto jurídico. Santiago: Editorial Jurídica, pp. 44 y 45.
347DOMÍNGUEZ, R. (2012). Teoría general del negocio jurídico, ob. cit., pp. 25, 122 y ss.
348CÁMARA, A. (1996). "La forma del despido y el despido improcedente por defecto de forma", en AA. VV., Estudios sobre el despido:
homenaje al profesor Alfredo Montoya Melgar en sus veinticico años de Catedrático de Derecho del Trabajo. Madrid: Universidad Complutense,
Facultad de Derecho, p. 40.
349Ver Corte Suprema, 15 de septiembre de 2016, rol Nº 20043-2016 y Corte Suprema, 17 de enero de 2017, rol Nº 47874-2016.
351Sobre la discusión propuesta, vid. sentencia de la Corte de Apelaciones de Temuco, 13 de enero de 2016, rol Nº 260-2015 y Corte de
Apelaciones de Santiago, 2 de mayo de 2014, rol Nº 406-2014.
352En similar sentido, entre otras, "Que desde esta perspectiva, la referida carta cumple dos objetivos. El primero, poner en conocimiento del
dependiente de los hechos que motivan su desvinculación, lo que en definitiva permitir al trabajador reclamar ante el juzgado competente de la
decisión del empleador, solicitando que se la declare indebida, injustificada o improcedente y se lo condene al pago de las indemnizaciones legales
que sean procedentes. El segundo, limitar las imputaciones del empleador hacia su dependiente, pues el legislador impuso la referida exigencia
para que quedara establecido, de manera previa, el hecho sobre el cual debe recaer la prueba del empleador y que apunta exclusivamente al
sustento fáctico de aquella. Ello, pues ambos extremos miran a un mismo objetivo, cual es evitar la indefensión del trabajador respecto de hechos
nuevos incorporados al tiempo de la contestación de la demanda o bien en el curso del juicio". Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago rol
Nº 2216-2018, 3 de junio de 2019.
353Es más, la misma se vincula a la racionalidad propia del sistema de límites y protección asociado a las garantías del despido causado. Sobre
el punto, Vid. Sentencia Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 74-2017, 7 de julio de 2017: "Octavo: Que lo expuesto se debe a que el sistema
jurídico que regla el término de la relación laboral es un sistema de despido causado. En el cual se limita la voluntad del empleador, el poder
privado, de que dispone para tomar por sí y ante sí la decisión de despedir a un trabajador. Por ende, si despide puede hacerlo siempre y cuando le
asista una causa legal para ello. Así los artículos 159, 160 y 161 se refieren a las diversas causales en que debe asilarse la empresa para fundar su
decisión de despido.
Noveno: Que aparte de las causales que limitan el poder del empleador hay una serie de requisitos de forma, a saber, envío de comunicaciones,
el contenido de éstas, etc. que permiten al trabajador comprender su situación y cuando corresponda reclamar en base a dichos requisitos ante los
tribunales.
Décimo: Que dentro de los requisitos para la validez de la comunicación está el plazo. Cuando se trata de un despido disciplinario la carta debe
enviarse dentro de los 3 días siguientes de ocurrido el hecho".
354MIÑAMBRES, C. (1996). "El despido verbal", en AA. VV., Estudios sobre el despido: homenaje al profesor Alfredo Montoya Melgar en sus
veinticico años de Catedrático de Derecho del Trabajo. Madrid: Universidad Complutense, Facultad de Derecho, p. 20.
356FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 177 y ss. Con mayor profundidad vid. LUQUE, M. (1999). Los
límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral. Barcelona: Bosch, pp. 457 y ss.
357GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 20.
358Ibid., p. 22.
362FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 60; CASTRO, M. (1993). El régimen disciplinario en la empresa.
Infracciones y sanciones laborales. Aranzadi: Pamplona, pp. 57.
363En este aspecto seguimos los planteamientos de FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 61.
364BAYLOS, A. (1991). Derecho del Trabajo: un modelo para armar. Madrid: Trotta, p. 91.
366GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 39; ALONSO, M. y CASAS, M. (2003). Derecho del
Trabajo, ob. cit., p. 379; FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 153 y ss.
367En sentido contrario, CREMADES, B. (1969). La sanción disciplinaria en la empresa. Madrid: Instituto de Estudios Constitucionales,
pp. 151 y ss.
369GINÉS, A. y SERNA, M. (2013). "Faltas y Sanciones", en D. pág. Rey, Estatuto de los Trabajadores. Comentado y con jurisprudencia.
Madrid: La Ley, p. 1374, pp. 1371 a 1386 (art. 58) y 1405 a 1414 (art. 60).
370Ibid., p. 157.
373GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 37.
374Ibid.
375Infra.
376GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 37 y ss.
377FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 72 y ss., quien sigue a su vez a Mainardi y Di Paola.
380Desarrollaremos estos aspectos al momento de referirnos a las fuentes reguladoras y, con mayor extensión, al hablar sobre la causal de
despido contenida en el artículo 160 Nº 7 del Código del Trabajo. Infra.
381Sobre el punto ver: SALA, T. (2003). "Los principios de imperatividad legal, de norma mínima y de norma más favorable", en AA. VV.,
Los Principios del Derecho del Trabajo. Madrid: Centro de Estudios Financieros.
384GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 91. En similar sentido RODRÍGUEZ-PIÑERO,
Miguel. "Derecho, trabajo y despido", Relaciones Laborales, Nº 1, 1997, p. 4.
385GIL Y GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 91.
386MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo. Santiago: Editorial Jurídica
ConoSur, p. 131.
388ROJAS. I. (2015). Derecho del trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 425.
390Lizama indica, con base en criterios jurisprudenciales, algunas hipótesis: los atrasos reiterados, estado de ebriedad, protesto de cheques,
incumplimiento de metas de rendimiento, entre otros. LIZAMA, L. (2005). Derecho del trabajo, ob. cit. pp. 183-184. En similar sentido,
reconociendo tal utilización, MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo,
ob. cit., pp. 132 y ss.
391Según la Jurisprudencia configuran incumplimiento grave: la presentación al trabajo en estado de ebriedad (Corte de Apelaciones de Puerto
Montt, 3 de noviembre de 2006, rol Nº 139-2006; Corte Suprema, 14 de octubre de 2002, rol Nº 2982-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 14
de enero de 2016, 1705-2015); realización de trabajos o negocios de la misma actividad comercial del empleador (Corte de Apelaciones de
Santiago, 17 de julio de 2009, rol Nº 1780-2008); ausencias sistemáticas al trabajo (Corte Suprema, 13 de junio de 2013, rol Nº 1242-2013);
atrasos en la presentación al trabajo (Corte Suprema, 11 de octubre de 2007, rol Nº 599-2007; Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 1 de agosto
de 2006, rol Nº 28-2006; Corte de Apelaciones de Santiago, 4 de julio de 2008, rol Nº 4534-2007), entre otros.
392FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 65. En similar sentido lo señaló Gaete, al indicar respecto del
artículo de la antigua Ley Nº 16.455 en su artículo 2º, indicó que "evidentemente la redacción tiene un carácter aparentemente taxativo. Pero si
ponemos atención en alguna de ellas y en particular el Nº 11 que dice que el empleador podrá poner término al contrato por 'el incumplimiento
grave de las obligaciones que impone el contrato', dentro de este precepto es de toda evidencia que quedarán comprendidas en él muchas
situaciones que en definitiva apreciarán los tribunales en cada caso (...)". Agrega que "en atención a lo dicho consideramos que aunque la
enumeración del art. 2º es genéricamente taxativa pueden invocarse algunos casos no contemplados en el texto legal, siendo en definitiva los
tribunales quienes apreciarán si los hechos invocados pueden dar motivo a la terminación que se solicita". GAETE, A. (1967). Tratado de Derecho
del Trabajo y Seguridad Social, (T. I), Santiago: Editorial Jurídica, p. 243.
393Ver, por ejemplo, versión del Código del Trabajo (Ley Nº 18.620) artículos 156 y 157; en el mismo sentido han ido las modificaciones
introducidas por las Leyes Nºs. 19.010, 19.759, 20.005 y 20.607.
394Sobre el punto ver Sentencia CS 8 de septiembre de 1981, RDJ, 2ª parte sección 3ª (1981), p. 98. Corte de Apelaciones de Santiago, 25 de
agosto de 1986, rol Nº 1317-1986, GJ Nº 74 (1986), p. 66, citadas por FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit.,
pp. 176 y ss. Ver también Corte de Apelaciones de Valparaíso, 28 de marzo de 2014, rol Nº 3-2014 y Sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de
Colina, RIT M-161-2018, 28 de septiembre de 2018.
395Es común encontrar en los sistemas de término de contrato causales de despido configuradas esencialmente por el incumplimiento grave de
las obligaciones laborales.
396"La sociedad libre fue comprendiendo que no todos los hombres se ajustan a la imagen ficticia del individualismo, abriendo así el derecho
social su primera brecha en la legislación contra la usura, consolidándose con posterioridad por medio de las limitaciones que se establecieron a la
libertad contractual a fin de proteger la fuerza de trabajo, al individuo económicamente débil". GAMONAL , S. (2008). Fundamentos de Derecho
Laboral. Santiago: LexisNexis, p. 11.
397ERMIDA, Ó. y HERNÁNDEZ, Ó. (2003). "Crítica de la subordinación", en AA. VV., Estudios jurídicos en homenaje al doctor Néstor de
Buen Lozano. DF: Instituto de Investigaciones Juri´dicas de la UNAM, pp. 269-297.
398AMAURI, N. (1999). Teoría General del Derecho del Trabajo. São Paulo: LTR, pp. 68-69.
399ERMIDA, Ó. (2011). Meditación sobre el Derecho del Trabajo. Montevideo: Cuadernillos de la fundación Electra, p. 8.
400Sosteniendo una crítica a la construcción del término del contrato desde la autonomía de la voluntad, ver Pélissier, J. "Le recours à la
négociation individuelle: les accords de ruptura des contrats de travail", Droit Social, 1987, p. 479; RODRÍGUEZ-PIÑERO y BRAVO FERRER, M.,
"Condiciones generales y cláusulas abusivas en la contratación del trabajo", Revista Laboral, Nº 18, 2000, p. 45; VILLALBA, A. (2018). La
condición resolutoria consignada en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 38.
404Sobre su reconocimiento en nuestro ordenamiento jurídico: Corte Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; Corte de Apelaciones de
Concepción, 12 de noviembre de 2002, rol Nº 2954-2002. Desde el punto de vista de los derechos del trabajador y la condición más beneficiosa
como fuente de obligaciones y derechos tácitos o subentendidos. Vid. BALLESTER, F. (2011). La condición más beneficiosa. Caracterización y
eficacia de las mejoras contractuales. Granada: Comares., pp. 131 y ss.
405MONEREO, J. y FERNÁNDEZ, J. (1997). "La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas", en J. CASTIÑEIRA,
Presente y futuro de la regulación del despido. Madrid: Aranzadi, p. 172.
407GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 85.
408Ibid.
409Esta misma tesis hemos sostenido en DOMÍNGUEZ, Á. y WALTER, R. (2017). "El despido disciplinario por incumplimiento grave de las
obligaciones en el ordenamiento jurídico chileno". Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, 241.
410En este sentido, Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de abril de 2011, rol Nº 355-2010. "El incumplimiento, entonces, debe tener una
conexión necesaria y directa con el contrato de trabajo. Ello impide extender la sanción a cualquiera otra fuente, privilegiando la de carácter
contractual, y que corresponde a aquella que cae directamente bajo los sentidos de los contratantes".
411En un similar sentido se ha resuelto que "para establecer si el demandante incumplió gravemente las obligaciones que le impone su contrato
de trabajo, resulta básico tener certeza acerca de la exacta naturaleza de los servicios que debía prestar para su empleador". En dicho fallo se indica
que no cumple esta exigencia el contrato que no contiene la descripción del cargo ni señala las tareas que debe cumplir el trabajador. Corte de
Apelaciones de Santiago, 3 de septiembre 2002, rol Nº 7069-2001.
412Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del C.T.
415Corte Suprema, 14 de abril de 1993, rol Nº 7966, citada por ITURRA TAPIA, M., Aspectos laborales relacionados con el cheque con
especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales, ob. cit., p. 41.
416Sentencia en Manual de Consultas Laborales y Previsionales Nº 193, 1997 (abr.), pp. 331 y ss.; citada por ITURRA TAPIA, M., Aspectos
laborales relacionados con el cheque con especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de
cheques personales. Memoria de prueba para optar al grado de Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad de Chile, 2007, p. 41.
417Entre muchas otras: Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 3497-9; ITURRA TAPIA, M. Aspectos laborales relacionados con el
cheque con especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales, ob. cit.,
Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de septiembre de 2000, rol Nº 1295-2000; Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre 2002, rol
Nº 6660-2001; Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de diciembre de 2002, rol Nº 6660-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de
2006, rol Nº 2363-2005.
418Corte Suprema, 30 de enero de 1995, rol Nº 6053; citada en Ord. Dirección del Trabajo, Nº 1.753/40. En similar sentido Corte Suprema, 3
de septiembre de 2002, rol Nº 2705-2002; Corte de Apelaciones de Concepción, 17 de octubre de 2005, rol Nº 2198-2005.
419Corte Suprema, 17 de abril de 2000, rol Nº 2449-1999; Corte Suprema, 31 de mayo 2001, rol Nº 866-2001.
420En un sentido similar, Corte de Apelaciones de Concepción, 15 de septiembre, rol Nº 1295-2000; Corte Suprema, 30 de enero de 2006, rol
Nº 2703-2005.
421Dirección del Trabajo, Ord. Nº 1.851/0085, 22 de mayo del 2001; Ord. Nº 1.753/40, 5 de mayo de 2003; en idéntico sentido, Corte de
Apelaciones de Arica, 15 de septiembre de 2008, rol Nº 94-2008.
422ÁLVAREZ, M. (2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, p. 115.
423Ibid., p. 120.
424En Chile ya en 1889, "los empresarios sometían a sus obreros a los más absurdos reglamentos; debido a ellos, las oficinas salitreras más
parecían campamentos de trabajos forzados o campos de concentración que lugares donde trabajaban obreros libres. En ellos prevalecía
omnipotente la voluntad del administrador que, la generalidad de las veces se hacía sentir arbitraria y violenta, provocando enconados
resentimientos". RAMÍREZ, H. (2007). Balmaceda y la contrarrevolución de 1891. Historia del Movimiento Obrero en Chile, LOM, Santiago, 2012
(vol. 1). Santiago: LOM, p. 475. Es más, la eliminación de la aplicación de multas emanadas de los Reglamentos de Empresa constituyó uno de los
motivos de una serie de huelgas representadas en el movimiento de trabajadores de 1890. Sobre el punto ver ORTIZ, F. (2005). El Movimiento
Obrero en Chile (1981-1919). Santiago: LOM, pp. 117 y ss., pp. 137 y ss. Para una profundización de esta materia Vid. AA. VV. (2016). El orden
fabril: paternalismo industrial en la minería chilena 1900-1950. Valparaíso: Editorial América en Movimiento, obra que realiza un profundo
análisis historiográfico en el que se indaga en las diversas formas de control social en los espacios de trabajo, dando cuenta de la existencia de
reglamentos empresariales previos a su regulación laboral en la ley, que extendían los mecanismos disciplinarios a los diversos aspectos de la
esfera privada del trabajador, desde la subjetividad propia de su vida personal y familiar, hasta su desenvolvimiento en el espacio público.
430ROJAS MIÑO, I. Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 425. Se fundamenta lo anterior basado en lo dispuesto en
el artículo 1546 del Código Civil chileno.
433Sobre el punto, v. Corte Suprema, 5 de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010, sentencia en la cual amplía el contenido obligacional al Contrato
Colectivo y Buena Fe.
434Ibid.
435LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 183.
437Sentencia de Corte Suprema, 23 de abril de 1992, rol Nº 5699; Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de enero de 2009, rol Nº 438-2008;
Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 853-1999, citados por VARGAS MIRANDA, R., cit. (n. 29), I, pp. 393 y ss.; Corte de Apelaciones de
Antofagasta, 12 de octubre de 2005, rol Nº 159-2003. En sentido contrario, Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol
Nº 594-2007.
438En esta línea, NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit.; Vargas,
R. (2014). Terminación del contrato de trabajo (vol. II). Santiago: Editorial Metropolitana; THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho
del Trabajo (vol. IV), ob. cit.
440En este sentido Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 594-2007 y Corte de Apelaciones de Valdivia, rol
Nº 129-2015, 23 de diciembre de 2013.
441Dirección del Trabajo, Dictamen Ord. Nº 766/317, 21 de noviembre de 1995. Citado por VARGAS, R. (2014). Terminación del contrato de
trabajo (vol. I), ob. cit., p. 393. Ver también Dictamen Dirección Nacional del Trabajo Nº 3.659/180, 2 de octubre de 2001, Ord. Nº 5.073/082 de
fecha 16 de diciembre de 2014.
442WALKER, F. (2003). Derecho de las Relaciones Laborales. Santiago: Editorial Universitaria, p. 360.
447GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 22.
449BAYLOS, A. (1992). "Control obrero, democracia industrial, participación: contenidos posibles", en J. APARICIO y A. BAYLOS Autoridad y
democracia en la empresa. Madrid: Trotta, pp. 166 y ss.
450Ibid., p. 169.
451BAYLOS, A. (1991). Derecho del Trabajo: un modelo para armar, ob. cit., pp. 164 y ss.
452La Corte Suprema, en sentencia de remplazo de 26 de mayo de 2005, rol Nº 61-2004, indicó sobre el punto que "las causales de
terminación del contrato laboral y la forma como ellas pueden operar en una empresa, es asunto ajeno a la negociación colectiva, en virtud de lo
prescrito en los artículos 303 y 306 del Código del Trabajo que señalan, respectivamente, que su objeto es establecer condiciones comunes de
trabajo y remuneraciones por un tiempo determinado y que son materia de esa negociación todas aquellas que se refieran a remuneraciones u otros
beneficios en especie o en dinero y que no serán objeto de negociación colectiva todas aquellas materias que restrinjan o limiten la facultad del
empleador de organizar, dirigir y afeminar la empresa y aquellas ajenas a la misma".
Por su parte, en la doctrina nacional solamente tenemos registro en términos generales respecto del Poder Disciplinario, sin mayor alusión a la
problemática particular del Despido Disciplinario. Sobre el punto ver FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 69
y ss.
453Por ejemplo, en España la modelación causal del despido disciplinario viene dada por un sistema similar al chileno, donde se estatuyen
variadas causas de despido subjetivo en el Estatuto de los Trabajadores, siendo la autonomía colectiva, a través de sus instrumentos colectivos, la
que delimita los contornos indeterminados fijados por el legislador.
Por su parte, en Italia, el sistema de protección contra el "licenciamiento disciplinare" se estructura sobre una causal genérica, que se encuentra
limitada por una giusta causa general y un giustificato motivo, conceptos que se estructuran en normas del Codice Civile y el Statuto dei
Lavoratori, siendo la jurisprudencia y autonomía colectiva quienes han delimitado los supuestos que configuran las justas causas de término del
contrato.
En el caso de Francia, el sistema de protección contra el despido subjetivo se estructura sobre los motif personnel que justifica genéricamente el
despido en razón a las faltas cometidas por el trabajador, no existiendo un detalle o definición de justa causas específicas, encontrándose regulado
en los articles L1231-1 a L1232-14 del Code du Travail, siendo la jurisprudencia y autonomía colectiva la que limita sus alcances. En este caso,
incluso, la jurisprudencia francesa ha resuelto que las disposiciones contenidas en la convención colectiva son requisitos de fondo del despido
disciplinario. V. Cour de Cassation, chambre sociale, 17 mars 2015, 13-24-252 et 13-23-983.
455ROJAS, I. (2016). El Derecho del Trabajo en Chile. Su formación histórica y el control de la autonomía colectiva. Santiago: Thomson
Reuters, pp. 99 y ss.; CAAMAÑO, E. (2008). "Las materias objeto de negociación colectiva y libertad sindical: el fantasma de los 'Chicago Boys' a
30 años del Plan Laboral". Revista de Estudios Laborales, 3, pp. 128 y ss.; CAAMAÑO, E. y UGARTE, J. L. (2010). Negociación colectiva y libertad
sindical: Un enfoque crítico. Santiago: LegalPublishing, pp. 53 y ss.
456IRURETA, P. (2016). "El instrumento colectivo en la reforma laboral de 2016". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social, 7(14), p. 22.
457ROJAS, I. (2007). "Las reformas laborales al modelo normativo de negociación colectiva del plan laboral", en año 13, Nº 2. Revista Ius et
Praxis, 13(2), pp. 201, 206 y 207.
458Ibid., p. 212.
459Si bien la Ley Nº 10.069, de 1990, estableció modificaciones sustantivas al catálogo de materias permitidas y prohibidas fijadas en el D.L.
Nº 2.758, se mantuvo la regla principal de prohibición. Sobre el punto: CAAMAÑO, E. (2008). Las materias objeto de negociación colectiva y
libertad sindical: el fantasma de los "Chicago Boys" a 30 años del Plan Laboral, ob. cit., pp. 130 y ss.
460CAAMAÑO, E. (2008). Las materias objeto de negociación colectiva y libertad sindical: el fantasma de los 'Chicago Boys' a 30 años del
Plan Laboral, ob. cit., p. 129; CAAMAÑO, E. y UGARTE, J. L. (2010). Negociación colectiva y libertad sindical: un enfoque crítico, ob. cit., p. 53.
461Cabe hacer presente que este no integra nuestro ordenamiento jurídico, sin perjuicio de constituir una pauta debido a su calidad de norma
mínima internacional.
462Recomendación sobre los contratos colectivos, 1951 (Nº 91). Recomendación sobre los contratos colectivos Adopción: Ginebra, 34ª
reunión CIT (29 junio 1951).
465THAYER, W. y FUENZALIDA, P. (2011). Manual de Derecho del Trabajo. Sindicatos y negociación colectiva. Los Convenios 87 y 98 de la
OIT y su impacto en la legislación chilena. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 66 y 67.
466CAAMAÑO, E. y UGARTE, J. L. (2010). Negociación colectiva y libertad sindical: un enfoque crítico, ob. cit., pp. 54 y 55.
467GAMONAL , S. (2011). Derecho colectivo del trabajo. Santiago: Abeledo Perrot, p. 62.
468CAAMAÑO, E. y UGARTE, J. (2010). Negociación colectiva y libertad sindical: un enfoque crítico, ob. cit., p. 15.
469Ibid., p. 15.
470Sin perjuicio de lo anterior existen divergencias doctrinarias respecto de la autonomía de este en diferenciación con el Poder de Dirección.
Sobre el punto ver MONTOYA, A. (1965). El poder de dirección del empresario. Madrid: Instituto de Estudios Políticos, p. 113; MORATO, R.
(2011). Derecho de Resistencia y ejercicio irregular del poder de Dirección. Granada: Comares, pp. 46 y ss.; TERRADILLOS, E. (2004). El poder
disciplinario empresarial. Principios y garantías. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 19.
478Ibid.
479GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 49.
481GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 50.
482Ibid., p. 53.
483GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
484Ibid.
485GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 54.
486RIVERO, J. (1986). Limitación de los poderes empresariales y democracia industrial, ob. cit., pp. 36 y 37.
487GAMONAL , S. (2008). Fundamentos de Derecho Laboral, ob. cit., p. 113; PLÁ, A. (1978). Los principios del Derecho del Trabajo. Buenos
Aires: Depalma, pp. 91 y ss.
488Corte Suprema, CFO, Manuel Olivares Inostroza, 7 de diciembre de 1998, en: RDJ, t. XCV, septiembre/diciembre, Nº 3, segunda parte,
sección tercera, 1998, p. 165.
489Sobre el punto ver PLÁ, A. (1978). Los principios del Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 163 y ss.
490GAMONAL , S. (1998). Introducción al derecho del trabajo. Santiago: Jurídica ConoSur, p. 141.
492PLÁ, A. (1978). Los principios del Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 70.
493MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 80.
494MONEREO, J. y FERNÁNDEZ, J. (1997). La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
496GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit.
498NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 153, IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de
hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 182.
501IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 185.
504Ibid., p. 133.
505GARCÍA, G. y CONTRERAS, P. (2013). "El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
chileno". Estudios Constitucionales, 11(2), p. 235.
506NOGUEIRA, H. (2018). Derechos fundamentales y garantías constitucionales (vol. II). Santiago: Librotecnia, p. 416.
508GARCÍA, G. y CONTRERAS, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
chileno, ob. cit., p. 235.
509En este sentido se destacan los trabajos NOGUEIRA, H. (2018). Derechos fundamentales y garantías constitucionales (vol. II), ob. cit.;
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto (2007). El Debido Proceso en la Constitución y en el Sistema Interamericano (Santiago, Librotecnia); NOGUEIRA
ALCALÁ, Humberto (2009). "El Derecho de Acceso a la Jurisdicción y al Debido Proceso en el Bloque Constitucional de Derechos en Chile", en
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto (coord.), La ciencia del derecho procesal constitucional (Santiago, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM, Centro de Estudios Constitucionales de Chile, Universidad de Talca); NAVARRO BELTRÁN, Enrique (2011). "El Debido Proceso en la
Jurisprudencia del Tribunal Constitucional", en Litigación pública (Santiago, AbeledoPerrot, Thomson Reuters, Universidad de los Andes);
COLOMBO CAMPBELL, Juan (2003). El debido proceso constitucional (Santiago, Cuadernos del Tribunal Constitucional de Chile, Nº 32).
510Concepto dado por GARCÍA, G. y CONTRERAS, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional chileno, ob. cit., p. 244.
511BORDALÍ, A. (2011). "Análisis Crítico de la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre el Derecho a la Tutela Judicial". Revista
Chilena de Derecho, 38(2), p. 335.
512GARCÍA, G. y CONTRERAS, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
chileno, ob. cit., p. 257.
513GARCÍA, G. y CONTRERAS, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
chileno, ob. cit., p. 276.
514Una excepción la constituye el caso de desafuero de trabajadores con fuero y el despido por acoso sexual. En efecto en el caso del despido
de trabajadores con fuero por cargos de representación sindical (artículo 243 del Código del Trabajo), fuero de maternidad (artículo 201 del
Código del Trabajo) y otras fórmulas especiales (artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo), existen limitaciones respecto del
despido en su variante subjetiva (artículos 164, 292 y 201 del Código del Trabajo), previas a la imposición de la sanción, exigiendo la intervención
previa del juez, siendo una excepción a la caracterización autotutelar y de efecto constitutivo del despido disciplinario. Similar limitación se
presente respecto de la causal 160 Nº 1 b) del Código del Trabajo, relativa al despido subjetivo por conductas de acoso sexual, con relación a los
artículos 211-A al 211-E del mismo texto legal.
515Planteando y desarrollando la respuesta a esta interrogante en Chile FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit.,
pp. 275 y ss.
516Esta es la línea general que ha seguido al respecto, sin perjuicio que desde el punto de vista constitucional y administrativo no se ha
problematizado sobre el punto, centrándose la discusión, más bien, en si extender o no esta garantía constitucional a otros procedimientos distintos
a los civiles y penales. Sobre el punto ver Sentencia Tribunal Constitucional, rol Nº 783-2007, de fecha 31 de agosto de 2007, considerando
undécimo. Para un desarrollo más extendido Ver: DÍAZ, L. y URZÚA, P. (2008). "Procedimientos administrativos disciplinarios en Chile. Una
regulación vulneradora del derecho fundamental al debido proceso". Ius et Praxis, 24(2) y FERRADA, J. (2007). "Los principios estructurales del
Derecho administrativo chileno: un estudio comparativo". Revista de Derecho, Universidad de Concepción, LXXV (Nº 221-222).
520BUSTAMANTE, R. (2000). "Una aproximación a la vigencia del debido proceso en los despidos laborales. A propo´sito de una jurisprudencia
del Tribunal Constitucional". Ius et Veritas (21), p. 308.
521Ibid.
522GARCÍA, G. y CONTRERAS, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
chileno, ob. cit., p. 258.
525FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 333 y 334; CREMADES, B. (1969). La sanción disciplinaria en la
empresa, ob. cit., p. 129. A nivel nacional FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 275 y ss.
528Ver Dictamen de la Dirección del Trabajo, Ord. Nº 5.071/082 de 16 de diciembre de 2014. Se basa dentro de sus argumentos en la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional colombiano. Sobre el punto vid. TEJADA CORREA, J. A. (2016). "Debido proceso y procedimiento
disciplinario laboral". Opinión Jurídica, 15 (309: pp. 227-248).
529Corte de Apelaciones de Valparaíso, 3 de junio de 2009, rol Nº 148-2009; Corte de Apelaciones de San Miguel, 24 de septiembre de 2007,
rol Nº 279-2007; Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de septiembre de 2005, rol Nº 8708-2004; Corte de Apelaciones de Talca rol Nº 155-2010;
sentencia Corte de Apelaciones de Santiago rol Nº 2216-2018, 3 de junio de 2019; sentencia Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 74-2017, 7
de julio de 2017, entre otras.
530Entre otros, vid. Corte Suprema, 9 de junio de 2015, rol Nº 19352-2014 sobre despidos disciplinarios, Corte Suprema 11 de marzo de 2015,
rol Nº 10636-2014, por despido por necesidades de la empresa; Corte Suprema, 4 de marzo de 2020, rol Nº 6275-2019, sobre despido vulneratorio
de derechos fundamentales.
531Vid. DOMÍNGUEZ, Á. "Despido y constitución: una lectura desde la protección del trabajo", en AA. VV. Los Derechos del Trabajo en la
Constitución, en especial los de Libertad Sindical, Editorial Jurídica de Santiago, Santiago, 2017.
532BARBAGELATA, H. (2009). El particularismo del Derecho del Trabajo y los derechos humanos laborales. Montevideo: FCU.
533ROJAS MIÑO, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral
chileno, ob. cit., p. 111.
536Artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo.
539Infra.
542FERNÁNDEZ-COSTALES, J. (2005). Poder Disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones. Oviedo: Consejo
Económico y Social del Principado de Asturias, p. 62.
543Sobre el punto, v. FERNÁNDEZ, R. (2014). La inmediatez en el ejercicio del poder disciplinario empresarial: perdón de la causal, ob. cit.,
pp. 243-258, y FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 445 y ss.
544ROJAS MIÑO, Irene. Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 427.
545GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 139.
546IRURETA URIARTE, P. (2020). "El principio de razonabilidad laboral. Los límites a las potestades del empleador en el Derecho del Trabajo
chileno". Revista Ius et Praxis, 26(2).
551Vid. MONTOYA, A. (2001). La buena fe en el derecho del trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 84 y 85.
553Ídem.
554Supra.
556Artículo 7 del Convenio 158 de la Organización Internacional del Trabajo y los párrafos 7, 8, 9, 10, 11 y 13 de la Recomendación 166
sobre la terminación de la relación de trabajo de 1963, del mismo organismo.
559Corte Suprema, 2 de diciembre de 2010, rol Nº 6161-2010; Corte de Apelaciones de Rancagua, 1 de julio de 2010, rol Nº 76-2010.
560Corte Suprema, 1 de junio de 2010, rol Nº 1627-2010; Corte de Apelaciones de Santiago, 22 de enero de 2015, rol Nº 1116-2014; Corte de
Apelaciones de Iquique, 7 de febrero de 2011, rol Nº 104-2010.
563LUJANA, J. (1997). "Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido", en J. GÁRATE, Cuestiones
actuales sobre el despido disciplinario: estudios ofrecidos al profesor Manuel Alonso Olea, con motivo de su investidura como doctor "honoris
causa" por la Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, p. 23.
565Ibid., p. 25.
566FERNÁNDEZ-COSTALES, J. (2005). Poder disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 57.
567PÉLISSIER, J. (1981). Le détournement par l'employeur de son pouvoir disciplinaire, Mélanges dédiés à J. Vincent, Dalloz, p. 282.
568LYON-CAEN, G. (1960). L'étendue du contrôle des tribunaux dans le droit disciplinaire du travail, Recueil Ge´ne´ral Des Lois, p. 12;
SINAY, H. (1979). Le contrôle de la proportionnalité des sanctions disciplinaires au regard des fautes commises, Droit Social, p. 275.
569GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 83 y ss.
570LUQUE, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit., pp. 618 y ss.; MONEREO, J. y
FERNÁNDEZ, J. (1997). La reconfiguración causal del despido colectivo: Algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
574IRURETA URIARTE, P. (2020). "El principio de razonabilidad laboral. Los límites a las potestades del empleador en el Derecho del Trabajo
chileno". Revista Ius et Praxis, 26(2), p. 19.
575LUJANA, J. (1997). Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido, ob. cit., p. 26.
576ASSANTI, C. (1963). Le sanzioni disciplinari nel rapporto di lavoro, Milano: Giuffrè, pp. 2 y 3.
577D'AVOSSA, E. (1983). Il potere disciplinare nel rapporto di lavoro, Milano: Ipsoa, p. 127.
578LUJANA, J. (1997). Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido, ob. cit., p. 27. Desarrollando
con mayor extensión, ver LUQUE, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit., pp. 619 y ss.;
TERRADILLO, E. (2004). El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías, ob. cit., pp. 45 y ss.
579GONZÁLEZ LÓPEZ. El principio de proporcionalidad, ob. cit., pp. 40 y 41. En similar sentido LARENZ, K. (1985). Derecho Justo.
Fundamento de ética jurídica. Madrid: Civitas, pp. 138 y ss.
580Respecto de su vinculación al área laboral y en particular en materia de sanciones, LUQUE, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes
empresariales en la relación laboral, ob. cit., pp. 620 y ss. y TERRADILLO, E. (2004). El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías,
ob. cit., pp. 41 y ss.
581Asumimos la proporcionalidad como un principio mucho más amplio que la ponderación, como el género, siendo la ponderación la
especie, un modo de resolución de conflictos entre principios de igual valor jerárquico como los derechos fundamentales. Sobre el punto ver
UGARTE, J. (2013). Derechos fundamentales en el contrato de trabajo. Santiago: Thomson Reuters, pp. 84 y siguientes.
582Para un desarrollo más extenso ALEXY, R. (2009). "Derechos fundamentales, ponderación y racionalidad". Revista Iberoamericana de
Derecho Procesal Constitucional; ALEXY, R. (2004). "Derechos, razonamiento jurídico y discurso racional". Isonomia. Revista de Teoría y
Filosofía del Derecho; ALEXY, R. (2010). AA. VV. "La fórmula del peso", en El principio de proporcionalidad en la interpretación jurídica.
Librotecnia.
583Sobre el punto la bibliografía es abundante. Destacamos entre estos trabajos: CAAMAÑO, E. (2006). "La eficacia de los derechos
fundamentales en las relaciones laborales y su reconocimiento por la Dirección del Trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, 27; FERRADA, J. y WALTER DÍAZ, R. (2011). "La protección de los derechos fundamentales de los trabajadores en el
nuevo procedimiento de tutela laboral". Revista de Derecho de Valdivia, 24; FERRADA, J. y WALTER DÍAZ, R. (2010). "La tutela de derechos
fundamentales en el Código del Trabajo o la aplicación del derecho por arte de magia". Revista de Derecho Universidad de Concepción, pp. 227-
228; GAMONAL, S. (2004). Ciudadanía en la empresa o los derechos fundamentales inespecíficos. Montevideo: Fundación de Cultura
Universitaria; UGARTE, J. (2007). La tutela de derechos fundamentales y el Derecho del trabajo: de erizo a zorro, ob. cit.; UGARTE, J. (2006).
"Los derechos fundamentales del trabajador: el nuevo procedimiento de tutela laboral", en AA. VV., Colección Ensayos Jurídicos. Santiago:
Universidad Alberto Hurtado; UGARTE, J. (2013). Derechos fundamentales en el contrato de trabajo, ob. cit.; GAMONAL, S. (2015). La eficacia
diagonal u oblicua y los estándares de conducta en el derecho del trabajo. Santiago: Thomson Reuters; DOMÍNGUEZ, Á. y MELLA, (2012).
"Conflicto de derechos constitucionales y juicio de tutela laboral en Chile: Estado doctrinal, legal y jurisprudencial". Revista de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 39; PARRA, W. (2013). El concepto de derechos fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral
chileno y la tutela jurídica de su eficacia horizontal, ob. cit.; GAMONAL, S. (2008). El procedimiento de tutela de derechos laborales, ob. cit.
584BARNES, J. (1998). "El principio de proporcionalidad. Estudio preliminar". Cuaderno de Derecho Público, 5, p. 35.
585FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 194, resumiendo los postulados de TERRADILLOS, E. (2004). El
poder disciplinario empresarial. Principios y garantías, ob. cit.
586Por ejemplo, y solo a modo ilustrativo, en España, el Estatuto de los Trabajadores en su artículo 58 contempla expresamente un principio
general de graduación de faltas y sus limitaciones en el marco de los poderes empresariales. En Italia, en similar sentido, pero en términos más
amplio respecto del despido, el artículo 1455 del Codice Civile, señala que el contrato de trabajo no se puede resolver si es de escasa importancia.
Por su parte, en Perú, la Ley General del Trabajo consagra expresamente en el artículo 51 Nº 6) que tendrá derecho el empleador a sancionar
disciplinariamente, las infracciones o incumplimiento de las obligaciones en que incurra el trabajador, con criterios de razonabilidad y
proporcionalidad.
587GAMONAL , S. y GUIDI C. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 103 y FERNÁNDEZ, R. (2018). "Los principios de proporcionalidad,
non bis in idem e inmediatez como límites del despido disciplinario", en AA. VV., Estabilidad en el empleado, estudio en homenaje al profesor
Francisco Walker Errázuriz. Santiago: Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, pp. 108 y ss.
En este sentido sería deseable una norma general que consagrara la necesidad de proporcionalidad y gravedad como ocurre, por ejemplo, con el
modelo italiano y francés que expresamente exigen, en términos generales y no específicos, que el despido para estar justificado debe basarse en
una causa real y grave.
590En similar sentido, pero no de manera expresa, FERNÁNDEZ, R. (2014). "Límites del poder disciplinario del empleador. Principios non bis
in idem y de proporcionalidad en la imposición de sanciones laborales", en Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 4, 8,
pp. 179 y ss. El autor entiende que, si bien las circunscribe expresamente a tres a causales específicas de despido, entiende que la mayoría de las
causales son un reflejo de la aplicación de este principio, tanto en su versión subjetiva como objetiva.
591IRURETA URIARTE, P. (2020). "El principio de razonabilidad laboral. Los límites a las potestades del empleador en el Derecho del Trabajo
chileno". Revista Ius et Praxis, 26(2).
592GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 83 y ss.; D'AVOSSA, E. (1983). Il potere
disciplinare nel rapporto di lavoro, Milano: Ipsoa, p. 22.
593V. GONZÁLEZ-POSADA, E. (2009). "La noción de incumplimiento contractual grave y culpable en la Jurisprudencia", en GIL Y GIL, J.; DEL
VALLE, J. Manuel (coords.), El despido disciplinario: Homenaje al Profesor Juan Antonio Sagardoy Bengoechea, Cinca, Madrid, 2009, p. 113.
594FERNÁNDEZ-COSTALES, J. (2005). Poder Disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 58.
597Reconociendo expresamente esta sistematización de criterios, Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 426-2019, 3 de febrero de 2020.
598Corte de Apelaciones de Valdivia, 26 de agosto de 2008, rol Nº 70-2008. En similar sentido Corte de Apelaciones de Santiago, 31 de julio
2002, rol Nº 5072-2001. Asimismo, Corte Suprema, 30 de enero de 2006, rol Nº 2703-2005; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 30 de abril de
2009, rol Nº 40-2009; Corte de Apelaciones de Concepción, 4 de octubre de 2007, rol Nº 298-2007.
599Corte de Apelaciones de San Miguel, 8 de junio 2004, rol Nº 34-2004. En similar sentido, Corte Suprema, 13 de agosto de 2002, rol
Nº 1734-2002.
600Corte Suprema, 13 de agosto de 2002, rol Nº 1734-2002; Corte de Apelaciones de Concepción, 6 de septiembre 2002, rol Nº 4082-2001;
Corte de Apelaciones Concepción, 12 de noviembre 2003, rol Nº 2954-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de julio de 2014, rol Nº 195-
2014.
602Corte de Apelaciones de Rancagua, noviembre de 2011, Gaceta Jurídica Nº 281 (2003), pp. 172 y ss.; Corte de Apelaciones de Santiago, 3
de septiembre 2002, rol Nº 7069-2001. En el mismo sentido, Corte de Apelaciones de Concepción, noviembre de 2002, Gaceta Jurídica Nº 269
(2002), p. 186.
609UGARTE, (2004). El Derecho del Trabajo: flexibilidad laboral y análisis económico del Derecho, ob. cit., pp. 121 y ss.
610Negando el derecho del trabajo como parte integral de la garantía constitucional de la libertad de trabajo y su protección Vid.: BULNES, L.
(1980). "La libertad de Trabajo y su protección en la Constitución de 1980". Revista de Derecho Público, 28, pp. 129 y ss.; PALAVECINO, C.
(2013). "La libertad de trabajo y su protección constitucional. Nueva lectura". Revista Laboral Chilena. En sentido contrario Vid.: GAMONAL, S.
(1998). Introducción al Derecho del Trabajo. Santiago: Editorial Jurídica ConoSur, pp. 53 y ss.; NOGUEIRA, H. (2009). Derechos Fundamentales
y Garantías Constitucionales, t. III, ob. cit., p. 399; SILVA, A. (2010). Tratado de Derecho Constitucional (vol. XIII). Santiago: Editorial Jurídica
de Chile, p. 231. UGARTE, J. (2015). Derecho del Trabajo: invención, teoría y crítica, ob. cit., pp. 122 y ss.
612Ibid., p. 129.
613IRURETA, P. (1992). "Consecuencias para la libertad de trabajo de un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago". Revista Chilena de
Derecho, 19(3), p. 53.
616PALAVECINO, C. (2013). La libertad de trabajo y su protección constitucional. Nueva lectura, ob. cit., p. 80.
617IRURETA, P. (2006). Constitución y orden público laboral: un análisis del artículo 19 Nº 16 de la Constitución chilena. Santiago, Facultad
de Derecho Universidad Alberto Hurtado, p. 53.
618Ibid., p. 57.
619IRURETA, P. (1992). "Consecuencias para la libertad de trabajo de un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago". Revista Chilena de
Derecho, 19(3); GAMONAL , S. (2013). "El principio de protección del trabajador en la Constitución chilena". Estudios Constitucionales, 11(1);
UGARTE, J. (2015). Derecho del Trabajo: invención, teoría y crítica, ob. cit., pp. 122 y ss.
620Entre otras Sentencia Tribunal Constitucional, rol Nº 2114-2011, 16 de octubre de 2012; Tribunal Constitucional, rol Nº 2470-13, 2 de
diciembre de 2013; Tribunal Constitucional, rol Nº 1852-2010, 26 de julio de 2011; Tribunal Constitucional, 2086-11, 16 de octubre de 2011;
Tribunal Constitucional, 2011-2011, 16 de octubre de 2011; Tribunal Constitucional, rol Nº 2114-11, 16 de octubre de 2012; Tribunal
Constitucional, rol Nº 2671-2014, 1 de octubre de 2015.
621Solo Nogueira y Silva se han pronunciado expresamente en el sentido que la garantía constitucional protege al trabajador del "despido
abusivo" y "la estabilidad de la fuente de trabajo". En un contexto más general, Cea indica que la garantía constitucional en relación a su desarrollo
legislativo, "asegura al trabajador cierta estabilidad o permanencia en su empleo o labor" (José Luis CEA: Derecho Constitucional chileno, t. II,
Derechos, deberes y garantías. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago, 2004, p. 427).
Por su parte, el Tribunal Constitucional ha señala que no es resorte de este Tribunal identificar un modelo constitucional de protección laboral
frente al despido, el que desde ya es plural, cuestión de mérito contingente del legislador, que debe especificar los derechos de los trabajadores en
esa particular contingencia vulnerable en una lógica de protección, sin desestimar el ejercicio del poder de dirección empresarial (Sentencia
Tribunal Constitucional rol Nº 7694-2019, 31 de marzo de 2020 y Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 3722-2017, 16 de abril de 2019), sin
perjuicio respecto de las indemnizaciones por término de contrato (Sentencia Tribunal Constitucional Nº 7217-2019, 19 de marzo de 2019) y la
sanción de nulidad del despido por no pago de cotizaciones previsionales (Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 7694-2019, 31 de marzo de
2020 y Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 3722-2017, 16 de abril de 2019) como parte del contenido constitucional de la garantía a la
libertad de trabajo y su protección.
622BAYLOS, A. (2009). Consideraciones sobre el despido individual y la garantía judicial del derecho al trabajo, ob. cit., p. 11.
623BAYLOS, A. y PÉREZ, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 30.
624RAMOS, M. (2009). "Debates en torno al despido en España y amortización objetiva y colectiva de puestos de trabajo". Revista de Derecho
Social (47). 13-38, p. 22.
625ROJAS MIÑO, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral
chileno, ob. cit.
626BAYLOS, A. y PÉREZ, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 12 y 13.
627ROJAS MIÑO, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral
chileno, ob. cit., nota pie de pág. 6.
628Como se indicó, el Tribunal Constitucional ha solamente indicado, expresamente como parte de esta garantía, solamente respecto de las
indemnizaciones por término de contrato (Sentencia Tribunal Constitucional 7217-2019, 19 de marzo de 2019) y la sanción de nulidad del despido
por no pago de cotizaciones previsionales (Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 7694-2019, 31 de marzo de 2020 y Sentencia Tribunal
Constitucional rol Nº 3722-2017, 16 de abril de 2019).
629BARBAGELATA, H. (2009). El particularismo del Derecho del Trabajo y los derechos humanos laborales, ob. cit.
630ROJAS MIÑO, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral
chileno, ob. cit., p. 111.
636ROJAS, I. (2014). La indemnización por término de contrato de trabajo: instrumento de protección ante el despido, ob. cit., pp. 94-101.
637WALKER, F. (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 347.
638ROJAS MIÑO, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral
chileno, ob. cit., pp. 111 y ss.
639Asumimos esta tesis versus la de interiorización de los derechos fundamentales en el contexto de la incorporación de los derechos
fundamentales en las relaciones de trabajo. Sobre el punto, el problema no es menor, ya que una primera opción entiende a los derechos
fundamentales como complemento al contenido del contrato de trabajo, influyendo en su dinámica, en el cual se asimilan al resto del contenido
normativo, viéndose limitado incluso por instituciones propia del diseño contractual. En cambio, desde la perspectiva externa, los derechos
fundamentales actúan desde fuera del contrato de trabajo, teniendo un rango superior, que supedita el ejercicio de los poderes empresariales y el
resto de las instituciones contractuales. Sobre los términos de esta discusión en España, recomendamos ver PALOMEQUE, M. (2003). "Derechos
fundamentales generales y relación laboral: los derechos laborales inespecíficos", en AA. VV., Modelo Social en la Constitución Española de
1978. Madrid: Ministerio de Trabajo e inmigración; RODRÍGUEZ-PIÑERO, M. (1996). La integración de los derechos fundamentales en el contrato
de trabajo. Relaciones Laborales; OJEDA, A. (2006). "Equilibrio de intereses y bloque de constitucionalidad persona en la empresa". Revista
Derecho Social, 35; OJEDA, A. (1999). "Contrato de Trabajo y derechos fundamentales". Revista Derecho Social; UGARTE, J. (2011). "Los
derechos fundamentales del trabajador y la buena fe en el debate español". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, 36. En Chile Vid. UGARTE, J. (2013). Derechos Fundamentales en el Contrato de Trabajo, Santiago. Santiago: Thomson Reuters,
pp. 104 y ss.
640URRUTIKOETXEA, M. (2014). Acoso Laboral y Lesión de Derechos Fundamentales. Albacete: Boromarzo, p. 17.
641MELIS, C. (2010). Los derechos fundamentales de los trabajadores como límites a los poderes empresariales, Santiago, LegalPublishing,
p. 39.
642En el sentido que "el Derecho del Trabajo ha dejado de comportarse como erizo y ha empezado a actuar como zorro. Ha comenzado a
comprender que su tarea no es encerrarse como el erizo en una dimensión del trabajo, sino que construir como el zorro en varios frentes al mismo
tiempo, y que su tarea regulativa implica enfrentar desafíos en distintas perspectivas y dimensiones: desde los clásicos problemas de las
condiciones salariales y de trabajo hasta el ingreso de los derechos fundamentales inespecíficos a la fábrica"; UGARTE, J. (2007). "La tutela de
derechos fundamentales y el derecho del trabajo: de erizo a zorro". Revista de Derecho (Valdivia), 20(2), p. 53.
643Ley Nº 19.759 que "modifica el Código del Trabajo en lo relativo a las nuevas modalidades de contratación, al derecho de sindicación, a
los derechos fundamentales del trabajador y a otras materias que indica", fecha de publicación 5 de octubre de 2001 y promulgación 27 de
septiembre de 2001.
644Ley Nº 20.087 que "sustituye el procedimiento laboral contemplado en el Libro V del Código del Trabajo", de fecha de publicación 3 de
enero de 2006, con fecha de promulgación 15 de diciembre de 2005.
645Si bien son diversas las teorías que dan justificación a la eficacia horizontal y directa de los derechos fundamentales —tesis de la
ciudadanía laboral; del efecto en terceros o efecto horizontal; teoría de la construcción; el efecto de irradiación; la eficacia de los derechos
fundamentales entre particulares; la teoría de fórmula de implicación de los poderes públicos, entre otras— en Chile ha primado la noción de
Ciudadanía Laboral, desarrollada e introducida en Chile, a lo menos de manera sistemática, por los siguientes autores y textos: GAMONAL , S.
(2004). Ciudadanía en la empresa o los derechos fundamentales inespecíficos. Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria y UGARTE, J.
(2001). "La reforma laboral del 2001: Luces y sombras". Revista Laboral Chilena. Para una mayor profundización en Chile PARRA, W. (2013). El
concepto de derechos fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral chileno y la tutela jurídica de su eficacia horizontal. Santiago: Thomson
Reuters.
646PIETRO, L. (2005). "Constitucionalismo y garantismo", en AA. VV., Garantismo, Estudios en Homenaje a Ferrajoli. Madrid: Trotta, p. 48.
647UGARTE, J. (2007). La tutela de derechos fundamentales y el derecho del trabajo: de erizo a zorro, ob. cit.
648PARRA, W. (2013). El concepto de derechos fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral chileno y la tutela jurídica de su eficacia
horizontal, ob. cit., pp. 382 y ss.
649DOMÍNGUEZ, Á. y MELLA, P. (2012). Conflicto de derechos constitucionales y juicio de tutela laboral en Chile: Estado doctrinal, legal y
jurisprudencial, ob. cit., p. 187.
650Noción de idea atribuida al concepto de derechos fundamentales inespecíficos desarrollado por la doctrina española; particularmente véase
PALOMEQUE, M. (1991). Los derechos laborales en la Constitución española, ob. cit.; PALOMEQUE, M. y ÁLVAREZ, M. (1996). Derecho del
trabajo, Madrid, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A., pp. 118 y ss.
652PALOMEQUE, M. (2003). Derechos fundamentales generales y relación laboral: Los derechos laborales inespecíficos, ob. cit., 229.
653BAYLOS, A. (1991). Derecho del Trabajo: Modelo para arma, ob. cit., p. 98.
654MELIS, C. (2010). Los derechos fundamentales de los trabajadores como límites a los poderes empresariales, Santiago: LegalPublishing,
p. 39.
656UGARTE, J. (2019). Derechos fundamentales, tutela y trabajo. Santiago: Thomson Reuters, p. 86.
660Esta la interpretación sostenida en Dictámenes de la Dirección Nacional del Trabajo, entre otros, Nº 260/19 de 24 de enero de 2002;
Nº 2.856/162 de 30 de agosto de 2002; Nº 2.328/130 de 19 de julio de 2002; Nº 3.704/134, de 1 de agosto de 2004; Nº 2.210/035 de 10 de junio de
2009; Nº 4.731/081 de 3 de noviembre de 2010; Nº 1.782/030, de 10 de abril de 2015; Nº 2.496/68 de 7 de junio de 2017.
661Ibid.
662"1º Que, uno de los pilares centrales de las modificaciones introducidas al Código del Trabajo por las Leyes Nºs. 20.022, 20.023, 20.087,
20.260 y 20.287, se dirigieron entre otros aspectos, a remarcar la vigencia plena de los derechos que el trabajador detenta no sólo en tal calidad,
sino que también en su condición de persona, estableciendo aquello como eje fundamental en las relaciones laborales, creando nuevos
procedimientos, más democráticos como se dijo en el proyecto, generándose al efecto el de tutela laboral. 2º Que el citado ritual constituye un
sistema omnicomprensivo de salvaguardia de derechos, que se funda en el respeto y acatamiento directo de las normas constitucionales en las
relaciones laborales, que afecten derechos fundamentales de los trabajadores contemplados en la Constitución Política de la República". Sentencia
de la Corte Suprema de 9 de junio de 2009, rol Nº 3779-2009.
663GAMONAL , S. (2008). El procedimiento de tutela de derechos laborales, ob. cit.; MELIS, C. (2010). Los derechos fundamentales de los
trabajadores como límites a los poderes empresariales, ob. cit.; UGARTE, J. (2007). La tutela de derechos fundamentales y el Derecho del trabajo:
de erizo a zorro, ob. cit.; UGARTE, J. (2006). "Los derechos fundamentales del trabajador: el nuevo procedimiento de tutela laboral", en AA. VV.,
Colección Ensayos Jurídicos. Santiago: Universidad Alberto Hurtado; UGARTE, J. (2013). Derechos fundamentales en el contrato de trabajo, ob.
cit.; GAMONAL , S. (2015). La eficacia diagonal u oblicua y los estándares de conducta en el derecho del trabajo. Santiago: Thomson Reuters;
DOMÍNGUEZ, Á. y MELLA, P. (2012). "Conflicto de derechos constitucionales y juicio de tutela laboral en Chile: Estado doctrinal, legal y
jurisprudencial". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 39; PARRA, W. (2013). El concepto de derechos
fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral chileno y la tutela jurídica de su eficacia horizontal, ob. cit.; GAMONAL, S. (2008). El
procedimiento de tutela de derechos laborales, ob. cit.
664FERRADA, J. y WALTER DÍAZ, R. (2011). "La protección de los derechos fundamentales de los trabajadores en el nuevo procedimiento de
tutela laboral". Revista de Derecho de Valdivia, 24; FERRADA, J. y WALTER DÍAZ, R. (2010). "La tutela de derechos fundamentales en el Código
del Trabajo o la aplicación del derecho por arte de magia". Revista de Derecho Universidad de Concepción, pp. 227-228; RUAY, F. (2011). "El
juicio de ponderación en el procedimiento de tutela laboral". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 4(2); RUAY, F.
(2014). "Ana´lisis cri´tico de las potestades del juez laboral ante el principio de juridicidad". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social, 9(9); RUAY, F. (2014). "Una cri´tica al juicio de ponderacio´n de Alexy a propo´sito del procedimiento de Tutela Laboral".
Revista de Derechos Fundamentales, Universidad de Vin~a del Mar (12); RUAY, F. (2014). "Elementos para una cri´tica al juicio de ponderacio
´n". Revista de Filosofi´a y Ciencias Juri´dicas, Universidad de Valparai´so, 5(3); SILVA, L. (2011). "Supremacía constitucional y tutela laboral",
Revista de Derecho de Valdivia (24).
665Baylos señala como un ejemplo típico de alteración de las reglas procesales en aras del principio de no indefensión, la corrección de las
cargas de la prueba, invirtiéndola en los casos de discriminación por razón de sexo, tutela de libertad sindical y extendida al resto de los derechos
fundamentales y libertades públicas del trabajador. Vid. BAYLOS, A. (1994). La igualdad de las partes en el proceso laboral y la tutela judicial
efectiva. Derecho Privado y Constitución (4) En nuestro ordenamiento jurídico, si bien existen divergencias sobre la naturaleza y alcance de esta
norma, la Corte Suprema, señaló que el artículo 493 Código del Trabajo, "no altera la carga de la prueba, en la medida que impone a quien
denuncia la presunta vulneración de derechos fundamentales la obligación de acreditar su aserto, pero ciertamente aliviana dicha carga, al exigir un
menor estándar de comprobación, pues bastará justificar 'indicios suficientes', es decir, proporcionar elementos, datos o señales que puedan servir
de base para que el acto denunciado pueda presumirse verdadero". Sentencia de Corte Suprema de fecha 14 de enero de 2010, rol Nº 7023-09.
667Dentro del plazo de 60 días y prorrogable hasta 90 debido a la interposición de un reclamo ante la Inspección del Trabajo.
669Indemnización respecto de la cual se discute su naturaleza. Al respecto ver UGARTE, J. (2009). Tutela de derechos fundamentales del
trabajador, ob. cit., p. 90; UGARTE, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo, ob. cit., pp. 84 y ss. En sentido contrario,
GAMONAL, S. (2008). El procedimiento de tutela de derechos laborales, ob. cit., p. 39; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de
trabajo, ob. cit., p. 316 y GAMONAL , S. (2016). El daño moral en el artículo 489 del Código del Trabajo, ob. cit. En la jurisprudencia resolviendo
la discusión, inclinándose por la hipótesis de indemnización punitiva Vid. Sentencia Corte Suprema, rol Nº 23096-2019 de 19 de agosto de 2020.
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injurias
7. Los sujetos activos y pasivos de la injuria
I. TIPOLOGÍA CAUSAL
Ahora, cualquiera que sea la clasificación que se escoja, siempre será susceptible de
crítica, por cuanto "todas presentan ventajas e inconvenientes, por la razón fundamental de
que sobre muchas acciones u omisiones constitutivas de incumplimientos se proyectan
múltiples conceptos e instituciones, que carecen de perfiles definitorios indubitados o
universalmente aceptados".673
En este esquema, si bien en todas las causales existe un fin último, esto es, la adecuación
productiva del comportamiento laboral de los trabajadores a los fines de la empresa, en
algunas causales coexisten fines secundarios y heterogéneos, que se vinculan a derechos de
titularidad distinta de quien ejerce el poder disciplinario.
Así las cosas, a partir de los bienes jurídicos tutelados por cada causal, como también a
partir del objeto de protección, diferenciaremos los supuestos habilitantes de despido
disciplinario en causales de interés simple y de interés compuesto. En el caso de las
primeras, el criterio de agrupación serán las causales que, de forma preponderante, asumen
la defensa del interés del empleador y, en segundo orden, aquellas causales en que la
finalidad del interés y de los derechos de quienes se pretende proteger atiende tanto al
empleador como a otros trabajadores y terceros.
El término del contrato de trabajo, por el incumplimiento de las obligaciones que impone,
se encuentra regulado en nuestro país en el artículo 160, Nº 7, del Código del
Trabajo,674teniendo sus antecedentes en las primeras leyes laborales, 675depurándose en el
Código de 1931676hasta nuestros días.
En Chile, esta causal opera de manera bidireccional, ya sea cuando el término del
contrato laboral encuentra su origen en la voluntad del empleador como cuando lo
encuentra en la voluntad del trabajador por el incumplimiento de las obligaciones
patronales, esta última posibilidad consagrada por expresa mención del artículo 171 del
Código del Trabajo,677lo que ha permitido afirmar por la doctrina678—sin mucha rigurosidad
técnica—679que, por esta sola circunstancia, constituye el motivo más generalizado de
terminación del contrato de trabajo.
convirtiéndola en una causal de difícil delimitación, que termina por alejarse de los
691
Fernández indica que "debido a la amplitud con que se hallan mencionadas en este
precepto algunas de las causas del despido, especialmente la del Nº 7, es bizantina la
discusión acerca del carácter cerrado, tasado o ejemplar de la lista que contiene dicho
precepto. Incluso más, el legislador se podría haber ahorrado la enumeración de faltas
laborales que permiten aplicar el despido disciplinario debido a los amplios términos en que
se encuentra formulada la causal del Nº 7 del artículo 160 del Código del Trabajo. Este
precepto está redactado con una amplitud suficiente para comprender las restantes causas
de despido disciplinario".
Como hemos sostenido en esta investigación a propósito de la discusión de los límites del
despido disciplinario, creemos que no es posible caracterizar tal causal del despido por
incumplimiento grave como una figura residual, ni tampoco como una figura genérica,
sino, más bien, como causal de contenido abierto e indeterminado de infracciones
convencionales graves, que se delimitan por estándares de aplicación y ponderación.
En tercer lugar, y desde un punto de vista teórico, en virtud del principio de tipicidad el
sistema de sanciones no conservativas del contrato de trabajo se encuentra determinado
previamente por el legislador, no existiendo posibilidad de que las partes tengan la libertad
de la creación de ilícitos en materia de término del contrato, siendo indisponible por las
partes la elaboración de causales extintivas del contrato de trabajo por la vía del despido
disciplinario, ya que la extensión de las sanciones se encuentra limitada por un cuadro
determinado, preestablecido en su tipología causal que impide su disposición.
En efecto, la amplitud tipológica del artículo 160, Nº 7, del Código del Trabajo, no
contiene una indeterminación causal o abierta del despido disciplinario, sino, más bien, una
causa extintiva condicionada por aspectos vinculados al cumplimiento de obligaciones
laborales de carácter amplio.
Recordemos que las causales disciplinarias tienen por finalidad delimitar hipótesis de
incumplimientos graves y, debido a su particularidad, tipificarlas. Esto se justifica en que la
fijación de las conductas en términos amplios justificaría la sanción de cualquier conducta,
lo que permite un amplio margen de discrecionalidad sumamente abierto, tanto en la
determinación de la conducta como en la aplicación de sanciones, cuestionándose la licitud
de estas, lo que sería contrario a la justificación de catálogos abiertos de causales de
despido.
Así, creemos que el artículo 160 del Código del Trabajo establece un catálogo específico
que detalla los presupuestos infraccionales en que se subsume el comportamiento laboral
considerado como ilícito.
Sin embargo, a pesar de la aparente claridad del texto, se presentan una serie de
problemáticas que decantan por la flexibilidad causal, las que terminan por ampliar sus
márgenes, extralimitando el resto de los supuestos disciplinarios contenidos en la
disposición, ya que, a partir de su caracterización de un modo abierto, amplio, residual y
genérico, se produce una absorción de motivos de despidos imperfectos, convirtiéndola en
un supuesto de difícil delimitación y, en contrapartida, de fácil argumentación y
subsunción.
Desde sus orígenes, este motivo de despido ha tenido un alcance bastante amplio. La
doctrina ha comprendido y extendido el contenido obligacional no solo al contractual, sino
que a otras fuentes normativas que impone al contrato.695
En la misma línea, pero ampliando aún más su contenido, Nadal ha dicho que por las
"obligaciones que impone el contrato de trabajo" no solo se deben entender las que emanen
directamente del contrato mismo, sino también, aquellas "cuyos efectos indirectos
provienen del reglamento interno, de la ley misma incorporada al contrato o de un contrato
colectivo, cuyos efectos son justamente la de reemplazar en lo pertinente a la contenidas en
los contrato individuales de los trabajadores sujetos a negociación". Agrega que la
697-698
Nos llama la atención el amplio abanico de fuentes desplegado por la doctrina contra
legem, cuando normativamente se limita el contenido obligacional a aquellas de origen
contractual.
Es más, debemos constatar los riesgos de tal interpretación, ya que nos encontramos ante
una hipótesis de despido disciplinario que, como máxima expresión del poder sancionatorio
del empleador, debe someterse a criterios de "tipicidad", 703que se ven debilitados al
introducir nociones vagas e imprecisas, de un alto grado de indeterminación, como lo son el
contenido ético, los deberes de conducta y, en menor medida, las cláusulas tácitas o
subentendidas.
Para un sector mayoritario de la doctrina, desde sus orígenes, este motivo de despido ha
tenido un alcance bastante amplio, comprendiendo y extendiendo el contenido obligacional
no solo al contractual, sino que a otras fuentes normativas que impone al contrato, como lo
es precisamente el reglamento interno de la empresa.709
Por nuestra parte, adherimos a los postulados de la tesis excluyente del reglamento
interno como fuente indirecta del despido disciplinario, descartando la postura de la
integración de las cláusulas unilaterales al contrato de trabajo. Esto porque implicaría
abstractamente reconocer que el empleador cree, mediante la vía contractual o por ejercicio
de sus propias facultades reglamentarias, causales de despido.715
En esta lectura, no debe olvidarse que es la ley la que establece expresamente en los
artículos 154, Nº 10, y 157 del Código del Trabajo, un cuadro determinado de sanciones en
el que las faltas laborales que constituyen una transgresión al reglamento interno de la
empresa tienen asignadas sanciones conservativas —multa, amonestación escrita y
amonestación verbal— excluyendo una sanción extintiva como el despido, quedando
excluido su establecimiento por la vía contractual.
c) La buena fe, el contenido ético y los deberes de conducta: El problema de la fidelidad
y de la lealtad como fuente de obligaciones laborales
i) Planteamiento
Sobre el punto, se entiende que "el contenido ético jurídico no es sino el conjunto de
derechos y obligaciones correlativas que regulan la relación entre trabajador y empleador,
con el objeto de proteger ciertos bienes jurídicos de carácter ético, tales como la vida y el
respeto recíproco",717el cual está compuesto por a) deber de respeto; b) deber de cuidado;
c) deber de diligencia; d) deber de fidelidad; e) deber de probidad, los que justifican su
existencia jurídica en el "artículo 1546 del Código Civil, en cuanto prescribe que los
contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no solo a lo que en ellos
se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella", 718cuestión que ha sido del
todo validada por la jurisprudencia tanto para la creación de obligaciones, como para la
justificación de incumplimientos de las mismas.719
Dicha tesis, exportada por la doctrina criolla sin mayor reflexión, parte de la vinculación
del deber de diligencia con la buena fe, en la que "cada una de las partes se obliga a
cumplir, no sólo de acuerdo con la diligencia que exige la naturaleza de la obligación y que
corresponde a las circunstancias de la persona sino también como cumpliría un buen padre
de familia"720lo que se vincula con la función intimidatoria de las sanciones disciplinarias
con el fin de disuadir al trabajador de comportamientos contrarios a los intereses del
empleador bajo el influjo de la ética en la relación laboral.721
Esta idea se amplía con el deber de fidelidad, la que se proyecta con la noción de
"negligencia en el cumplimiento de las funciones", con el objeto de facilitar la resolución
del contrato de trabajo bajo estándares flexibles.722Para tal tesis, los trabajadores se
encuentran bajo "una especial situación de subordinación", 723que supone "una actitud en el
trabajador y en el obedecer de buena fe" que se equipara a la lealtad 724y fidelidad, "puesto
que su profunda observancia comporta el cumplimiento de las decisiones dictadas por el
jefe de la empresa"725lo que incluso, en su tesis más extrema, alcanza comportamientos
extralaborales.726
Se agrega que "tal contenido obligacional ético a que se viene aludiendo, está llamado a
ejercer una importante función normativa en el ámbito de las relaciones laborales,
determinando, por una parte, la conducta que deben asumir los sujetos contratantes durante
el desenvolvimiento de su vinculación y, por otra, la sujeción a múltiples deberes éticos,
entre los cuales resulta pertinente aludir, en la situación de autos, al 'deber de diligencia y
rendimiento' impuesto al trabajador, que ha sido conceptualizado como una forma de
colaboración que éste se encuentra obligado a prestar para la buena marcha de la empresa a
que está vinculado, 'que se concreta en la obligación de dar en su trabajo el rendimiento
propio o normal del buen trabajador', atendidas las funciones para que ha sido
contratado".730
Esto, por cuanto mistifica la relación de trabajo al recurrir al interés objetivo empresarial
como cauce adecuado para definir los contornos de sus potestades con respecto a los
trabajadores, en este caso, particularmente, su poder sancionatorio.734
En los hechos, el efecto criticado del contenido ético del contrato de trabajo es aquí
extrapolable, ya que, en los hechos, la buena fe mantiene la idea de sumisión y
subordinación indeterminada, "aunque haya sido con la dulcificación"737que supone hablar
de tal principio.
Debemos recalcar aquí la crítica a tal supuesto, ya que, de manera innegable, dichas ideas
han producido una "sobrecarga de deberes", "vigorizando y ampliando las posibilidades de
resolución del contrato por incumplimiento" que no hace más que extender la posibilidad
de una resolución fundada en el mismo. 741Como indicó en su oportunidad Alonso Olea,
"caminar en otro sentido es volver a resucitar tesis que parecen definitivamente superadas
sobre el posible origen no contractual de la relación de trabajo", 742volviendo a la
fundamentación comunitaria o relacionista, subordinando al trabajador, en términos de
fidelidad y lealtad, al señorío e intereses del nuevo señor feudal.743
En esta línea crítica, creemos que el contenido obligacional al que se refiere la causal
legal en estudio es solo el contractualizado de manera expresa en correlación a las
obligaciones estipuladas y a las funciones ejercidas, excluyendo los deberes de conducta
identificados clásicamente con la lealtad, fidelidad y obediencia impuestos por el contenido
ético del contrato de trabajo.
Así, el rol de la buena fe, disociado del contenido ético, solo se expresa en su función
ponderativa o limitadora de derechos subjetivos en cuanto regla de conducta o modelo de
tipicidad de comportamiento. En tal contexto, la obligación de buena fe no crea otras
obligaciones, sino que se proyecta sobre la dimensión de la ejecución, en el que los
derechos y las obligaciones se ponderan bajo esta, siendo un criterio de valoración de
conductas en cuanto estándar.744
4. LA GRAVEDAD EN EL INCUMPLIMIENTO
Como hemos indicado al momento de referirnos a los límites del poder disciplinario, este
se encuentra restringido por la idea de proporcionalidad y gradualidad, actuando bajo la
noción de gravedad en cuanto estándar de determinación.
Tal principio impone que las faltas laborales deben ser valoradas en atención al contexto
y a las circunstancias en que son cometidas, imponiéndose al empleador la obligación de
observar todos los aspectos del caso, objetivos y subjetivos, que determinan la
correspondencia y la adecuación entre el hecho, la persona y la sanción.
Así, por una parte, deberá ponderase, en términos objetivos, que la falta disciplinaria
afecte sensiblemente el funcionamiento750y la estabilidad de la empresa,751causando un
perjuicio752debiendo, necesariamente, acreditarse el mismo, no siendo suficiente para
justificar la terminación de la relación laboral cualquier falta a las obligaciones
contractuales.753
Desde un punto de vista subjetivo, deberá tenerse presente la cantidad de años que el
trabajador lleva prestando servicios para el empleador, 754sus antecedentes laborales,755la
conducta anterior del trabajador756en cuanto hechos aislados o repetitivos en relación con las
labores propias del cargo,757las funciones y la responsabilidad del cargo,758el desempeño del
trabajador,759la veracidad de los hechos para justificar su incumplimiento, 760entre otros,761a
fin de determinar la correspondencia entre la falta y su sanción.762
Este criterio ha sido compartido por la Dirección del Trabajo, que ha resuelto
reiteradamente que no existe inconveniente jurídico para que el empleador describa
conductas que signifiquen, a su juicio, causales de término o caducidad del contrato de
trabajo. No obstante, la determinación de si ellas encuadran o no en las causales previstas
por la ley compete, en definitiva, a los tribunales de justicia.776
Finalmente, y desde la lógica del derecho de los contratos, en cuanto al momento al que
debe considerarse la evaluación de la entidad del incumplimiento, se observa una tendencia
a preferir su valoración en el momento en que el interés del acreedor debió verse satisfecho,
oportunidad en que corresponde cuando tuvo lugar la lesión, 777consideración que permite
rechazar su valoración en un tiempo distinto al del incumplimiento propiamente tal,
rechazando su cualificación ponderativa con anterioridad y de manera abstracta.
a) General
Una interrogante que se formula sobre la causal en análisis es la posibilidad de exigir que
el incumplimiento, además de grave, sea culpable. Si bien no ha existido claridad
jurisprudencial sobre el punto,778desde un punto de vista dogmático y partiendo de la base
de que el motivo de despido tiene una naturaleza disciplinaria, exige "una conexión entre la
voluntad de aquel y el hecho que da lugar a la sanción", 779que solo puede ser imputable a
una conducta culpable que se expresa mediante dolo o culpa.
En cuanto al dolo, en los actos voluntarios ejecutados por el trabajador concurre una
intención manifiesta, clara y evidente que persigue un fin concreto, que se traduce
concretamente en el incumplimiento de la obligación. En tal caso, el trabajador lleva a cabo
una actuación de forma consciente y deliberada, no solo en relación con la propia acción,
sino también con respecto a sus consecuencias.783
Por su parte, en la culpa o negligencia, el trabajador lleva a cabo una conducta que
provoca un determinado resultado que, en términos propios de la norma, viene dado por el
incumplimiento, pero que se configura por un estándar de comportamiento, que viene dado
por la omisión de aquella diligencia que por la naturaleza de la obligación, circunstancias,
tiempo y lugar, le es exigible al deudor.784
El problema de tal configuración subjetiva está dado por el dilema de la determinación de
las circunstancias relevantes al momento de ponderar si los actos imputados son o no
reprochables mediante la vía disciplinaria. Sobre el punto, García Viña 785indica que lo será
en la medida que: a) la consecuencia de la conducta del trabajador le sea imputable en
términos de voluntariedad; b) que, en el momento de ejecución de los actos u omisiones, el
trabajador había de conocer la posibilidad del resultado; c) la conducta del trabajador
suponga la contravención de un deber u obligación de cuidado en correlación a las
funciones y responsabilidad que ejecuta; d) que la conducta que llevó a cabo el trabajador
ha de tener un resultado contrario al ordenamiento jurídico y, en tales términos, no sea
justificada.786
Este derecho se extiende no solo a las órdenes e instrucciones, sino también a todo el
espectro de la relación laboral como una forma de defensa de los intereses legítimos y
derechos propios del trabajador, alcanzando a la exigencia del cumplimiento de las
obligaciones que impone el contrato de trabajo, enmarcándose en la lógica civilista, como
una forma de excepción al contrato no cumplido, que se "encuentra implícitamente
contenida en todas las disposiciones que son manifestaciones del principio de
simultaneidad en el cumplimiento de las obligaciones bilaterales".790
No obstante, desde la propia racionalidad del derecho de los contratos, también podría
decirse que la ausencia de culpa no libera de responsabilidad, sino solo el caso fortuito, por
lo que, en estricto rigor, la finalidad del contrato se ve frustrada, ya que objetivamente no se
cumple la obligación principal de la convención, carga que no puede ser soportada por uno
de los contratantes, habilitando la extinción por imposibilidad de cumplimiento objetivo de
las obligaciones que impone el contrato, constituyendo, incluso, una hipótesis sobrevenida
que las partes no tuvieron en consideración al momento de contratar.793
Así, la respuesta del derecho civil parece insuficiente, más aún cuando se plantea de
manera incoherente con la particularidad de la relación de trabajo, ofreciendo una respuesta
incongruente con un sistema de derechos que tenga como eje central la protección de los
derechos fundamentales de las personas desde el plano de la dignidad, la igualdad y la
equidad. Por lo mismo, se hace necesario dar una respuesta desde la propia racionalidad del
derecho del trabajo.
Para comenzar, debemos indicar que existen disposiciones que configuran un marco
general para la interpretación de los efectos que produce una discapacidad sobrevenida en
el cumplimiento de las obligaciones laborales,796que permite, bajo la lógica de los ajustes
razonables, adecuar el puesto de trabajo o justificar el traslado de la faenas 797como
instrumentos de protección que reconfiguran los parámetros clásicos de cumplimiento de la
prestación laboral debida en relación con el ejercicio de los poderes empresariales.
En un plano general, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad reconoce el derecho al trabajo y a la conservación del empleo,
en el que se asegura la igualdad de oportunidades para ganarse la vida dentro de un entorno
laboral abierto, inclusivo y accesible.798En el mismo contexto, el Convenio 111 de la OIT
sobre Discriminación en el Empleo y Ocupación establece que la discriminación
comprende cualquier distinción, exclusión o preferencia que tenga por efecto anular o
alterar la igualdad de oportunidades y de trato en el empleo y ocupación, entre las cuales se
encuentra expresamente el estado de invalidez y enfermedad.799
En la misma línea, sin perjuicio de las reglas particulares, nuestro ordenamiento jurídico
reconoce como valor superior el principio de la igualdad que, en el ámbito del trabajo,
persigue la igualdad de oportunidades y de trato, de manera que la no discriminación es
reconocida como derecho fundamental específico según lo ordenado por el artículo 19,
Nº 16, de la Carta Fundamental en su inciso 3º, derecho que, en el ámbito
infraconstitucional, es desarrollado con mayor amplitud en el artículo 2º del Código del
Trabajo, señalando expresamente como motivo sospechoso la enfermedad y la
discapacidad.800
Estas normas se vinculan con políticas generales de empleo y trabajo, 801que configuran un
marco normativo para la concreción de acciones positivas802establecidas para generar un
trato diferenciado a favor de sectores en objetiva situación de marginación, con el objeto de
lograr una igualación de oportunidades en forma real, que permita su adecuada integración
social y acceso tanto a la libertad de trabajo y su protección, como a la no discriminación
laboral, en cuanto garantías fundamentales típicamente laborales.
Por su parte, en materia de despido, el artículo 161 bis del estatuto laboral indica que la
invalidez, total o parcial, no es justa causa para el término del contrato de trabajo.
— Problemática general
Por lo mismo, la noción de diligencia y conexión con el rendimiento es más aparente que
real, siendo una formulación inoficiosa, ya que, en estricto rigor, no es otra cosa que la
realización del trabajo la que se determina por la naturaleza de las funciones realizadas y el
estándar exigido legalmente para la satisfacción de las obligaciones impuestas
contractualmente, lo que, en sí, no es más que el cumplimiento de lo pactado.
Debemos indicar que la ley nada indica expresamente. No se define y no se refiere a ello
de ninguna manera, sin perjuicio de que se puede aceptar su legalidad derivada de la
autonomía de la voluntad de las partes en relación con el artículo 10, Nº 7, del Código del
Trabajo. No obstante, estos "pactos de rendimiento" o "pactos de desempeño" no deben
tener el carácter de abusivo.809
Ahora, la problemática está centrada en las consecuencias derivadas de su
incumplimiento. A nuestro entender, creemos que no es posible canalizar tal supuesto en
alguna de causales de la extinción del contrato de trabajo contenidas en nuestro
ordenamiento jurídico.
Por una parte, con respecto al despido disciplinario —y como nos referimos a propósito
del debate de la autonomía de la voluntad y la gravedad—,810el determinar que el
incumplimiento del pacto de desempeño o rendimiento habilita el término del contrato de
trabajo resulta incompatible con el principio de indisponibilidad tipológica. Lo anterior, ya
que la circunstancia de que el contrato de trabajo sea considerado como un contrato de
adhesión como también el principio de irrenunciabilidad de derechos, impide directa o
indirectamente que la autonomía de la voluntad configure causales de despido, como
también calificar la gravedad del incumplimiento laboral excluyendo la ponderación
judicial. De otro modo, sería asumir que quien detenta el poder dentro de la relación laboral
fije unilateralmente el contenido de su propio poder disciplinario.
En la misma línea, la racionalidad del derecho del trabajo impide alterar las reglas de
imputabilidad y nivel de exigibilidad de culpa, la que, en principio, dependerá de la
naturaleza del contrato y no de la modificación que realicen las partes.
Frente a tal razonamiento, se han buscado otras vías más flexibles para extinguir el
contrato de trabajo por bajo desempeño, subsumiendo tal hipótesis en el contenido causal
genérico de las necesidades de la empresa. Esto, por cuanto el bajo desempeño, normal o
pactado, afecta la productividad, siendo un elemento esencial para considerar el adecuado
funcionamiento de la organización empresarial, toda vez que los estándares de
funcionamiento de los medios personales, materiales e inmateriales han sido ordenados
para el logro de precisos y determinados fines, y que no pueden ser desatendidos en el
análisis de la causal de despido, a propósito del esquema de la competitividad.811
III. LA FALTA DE PROBIDAD: ARTÍCULO 160, Nº 1, LETRA A), DEL CÓDIGO DEL TRABAJO
1. CONSIDERACIONES GENERALES
La falta de probidad ha sido una causal que ha estado presente en nuestro ordenamiento
jurídico desde nuestras primeras leyes sociales, manteniéndose invariablemente hasta
nuestros días. En ninguno de estos cuerpos normativos se le ha asignado una definición
816-817
Así, siguiendo el sentido natural y obvio de las palabras, como también su uso
general,823la doctrina y la jurisprudencia la ha definido como la falta de honradez,
honestidad, rectitud e integridad en el actuar,824noción vinculada a una buena conducta,
honor y corrección en el obrar exigible en función del trabajo encomendado.825
Por lo mismo, la falta de probidad se alza "como una expresión lo suficientemente apta
como para configurar un comportamiento fraudulento, abusivo o carente de rectitud dentro
del contrato de trabajo",826por lo que no sería necesario que el ilícito esté consumado, ya que
la centralidad recae en que la conducta sea moralmente reprochable.827
Más allá de la crítica política e ideológica que se ha realizado en párrafos anteriores sobre
el fundamento civilista de las causales disciplinarias, como se observa, la construcción de la
noción de falta de probidad se encuentra integrada por conceptos jurídicos abiertos e
indeterminados, de contenido axiológico y variable, definidos originariamente por el
empleador.
Por lo mismo, la justificación de esta causal solo puede ser exigida bajo un orden
contractual831delimitado por el desempeño de sus funciones 832y no en concepciones
ambiguas e imprecisas asociadas a la moralidad o a la subjetividad, como la buena fe y
deberes de conducta de lealtad y fidelidad, ya que peligrosamente puede evocar una
fórmula de despido libre vinculada a la pérdida de confianza.833
Por lo mismo, sostenemos que esta causal solo se configura cuando estamos ante un
comportamiento injustificado en el desempeño de funciones laborales, en el que mediante
la utilización de medios indebidos que desbordan el marco contractual y legal, se obtiene
un beneficio o ventaja que produce lesión para los intereses empresariales.
3. LA GRAVEDAD COMO ELEMENTO DELIMITADOR
Por nuestra parte, nos inclinamos por la segunda alternativa, existiendo argumentos
legales y dogmáticos para descartar la primera tesis.
En esta misma línea, pero desde un punto de vista sustantivo, la gravedad es expresión
normativa del principio de proporcionalidad, el que remite a la existencia de una
correlación entre los hechos imputados al trabajador y la sanción que se impone. Esta
circunstancia exige la consideración de otras circunstancias concomitantes al momento de
determinar la aplicación de la sanción, que se ponderan bajo los criterios de idoneidad,
necesidad y proporcionalidad en sentido estricto, que reconducen a factores auxiliares y
complementarios externos a la conducta reprochable.
La referencia a nociones de un alto contenido indeterminado y subjetivo no permite por sí
sola justificar la ponderación en abstracto de la gravedad, no pudiendo realizarse desde
nociones vagas e imprecisas de carácter moral, sino que su calificación debe ser en atención
al comportamiento reprochable, proyectado y contrapuesto a modelos de conducta
objetivos que se contextualicen a las funciones desempeñadas y el iter obligacional, los
cuales se someten, en correlación al ejercicio de potestades empresariales, a estándares de
necesidad, idoneidad y proporcionalidad.841
Como resume Irureta, en esta materia es de común ocurrencia que los hechos que
fundamentan la extinción del contrato en virtud de esta causal sean, al mismo tiempo,
invocados como presunción de existencia de un delito o falta sancionado penalmente o, por
el contrario, se pretendan aplicar al ámbito laboral las resoluciones que se produzcan en
procesos criminales.843
Pues bien, a diferencia de lo que ocurre en otros ordenamientos 844y órdenes del derecho,
en nuestra disciplina no existe norma expresa que resuelva la prejudicialidad del orden
penal en el ámbito laboral o, en términos más generales, la incidencia de la sede penal en la
laboral.
Sin perjuicio de lo anterior, concordamos con la tesis mayoritaria, 852a diferencia de otras
materias, en materia laboral no existe prejudicialidad con respecto a la jurisdicción penal
con que el juez actúa, por lo que ambos órdenes son independientes entre sí.
"negociaciones que ejecute el trabajador dentro del giro del negocio y que hubieren sido
prohibidas por escrito en el respectivo contrato por el empleador".
En general, y como observaremos en los próximos párrafos, esta causal busca sancionar
la competencia desleal, encontrando su fundamento tanto en el deber de lealtad como
expresión del contenido ético-jurídico del contrato de trabajo como en la buena fe
contractual.
Para tal corriente argumentativa, la redacción utilizada por el legislador es equívoca, por
cuanto la obligación de lealtad y de prohibición de competencia desleal fluyen del
contenido ético-jurídico del contrato de trabajo y, como tal, obligan al deudor de trabajo
con independencia de su escrituración. Por este motivo, "la prohibición debe presumirse" y
lo que corresponde, a la inversa, es que el empleador autorice expresamente que el
trabajador pueda realizar negociaciones incompatibles con el giro del negocio. Así, con la
finalidad de superar tal "error en la redacción" de la causal del artículo 160, Nº 2, del
Código del Trabajo, se propone que, en el caso en que en el contrato no aparece estampada
la prohibición, podría aplicarse la falta de probidad como causal justificada.858
En este caso se argumenta que la honradez, como principio de conducta y norma ética, no
podría quedar sujeta a la existencia de una disposición que así lo diga expresamente, podría
extinguirse el contrato de trabajo por comprometer seriamente los intereses del empleador,
encuadrándose tanto en la causal de falta de probidad como de incumplimiento grave al
contrato.859
Aparecen, por tanto, dos opciones excluyentes por las cuales podrá el empleador
canalizar su autotutela: imponer sanciones conservativas del contrato o extinguir el vínculo
contractual mediante una causal disciplinaria. En este último escenario, se indica que podrá
fundar su despido en la falta de probidad o bien en el incumplimiento grave de las
obligaciones contractuales, fundado en la infracción de la buena fe, contenido ético o,
derechamente, por la infracción al contenido expreso del contrato, sin perjuicio de las
críticas con respecto al contenido de esta última causal.
Por nuestra parte, creemos que no es indiferente cuál sea la causal que se invoque. De
utilizarse la falta de probidad como supuesto habilitante del despido, según la tesis
dominante, adquiere centralidad el compartimiento leal y de buena fe, por lo que recaerá en
el empleador la obligación de acreditar la existencia de un comportamiento injustificado en
el desempeño de funciones laborales, la utilización de medios indebidos que desbordan el
iter contractual y legal, debiendo acreditar la obtención de un beneficio o ventaja que
produce lesión o riesgo para los intereses empresariales, todas circunstancias y elementos
que ha desarrollado la doctrina y la jurisprudencia sobre esta causal, sin perjuicio de las
matizaciones indicadas.
Así, el despido disciplinario ilegal, ya sea tanto por la falta de veracidad de los hechos
justificativos como por la falta de acreditación de las conductas imputadas es calificado
jurídicamente como indebido. Esto, no tan solo por carecer de una premisa fáctica, sino
también porque no sería idóneo para alcanzar el fin perseguido, lo que, en atención a la
gravedad de la causal invocada como efecto puede producir un menoscabo en la valoración
que el trabajador tiene de sí mismo, como también en la reputación y el prestigio que
pretende en los demás.
En este contexto, la finalidad de consignar los hechos motivadores del despido estriba,
como ha reiterado la jurisprudencia, en no producir la indefensión del trabajador, por lo que
si la comunicación formal excede dichas finalidades, incorporando además del relato
objetivo de los hechos un juicio de valor o expresiones que puedan tener una significación
calumniosa, injuriosa o, en general, vejatoria para el trabajador, no podrá justificarse el
empleador en el mandato legal con respecto a la comunicación del despido.868
Sobre el punto, es preciso indicar que, a nuestro parecer, dicha vulneración se producirá
siempre que se le atribuya al trabajador una reputación falsa frente a terceros o frente la
sociedad, ya sea tanto por la falta de veracidad de los hechos justificativos, por la falta de
acreditación de las conductas imputadas, por las particularidades de nuestro sistema de
comunicación y extinción contractual, como por los efectos que produce el despido.
Para estos efectos tiene importancia su vertiente retributiva, no tan solo por la pérdida de
la indemnización por años de servicio,875sino por la eventual complejidad social en la
búsqueda de una nueva fuente de ingresos, con la carga de haberse extinguido su contrato
por un motivo que reprocha su conducta laboral, replicando el finiquito el efecto de la
otrora libreta obrera,876en la medida que constituye un verdadero registro de identificación
de conducta laboral.
Así, como resultado de los efectos del despido en cuanto sanción, en la medida que se le
atribuya al trabajador una reputación falsa frente a terceros o frente a la sociedad, ya sea
por la falta de veracidad de los hechos justificativos, como también por la falta de
acreditación de las conductas imputadas, siempre se producirá una lesión a la honra con
ocasión de la comunicación del despido por la propia configuración del sistema.
Por otra parte, el despido fundado en la falta de probidad también puede vulnerar la honra
por las circunstancias de su ejecución por conductas del empleador que acompañan al
mismo, ya sean antes, durante o después de la formalización de este, 877cuestión así
reconocida por la jurisprudencia.878
Esto, por cuanto la limitación impuesta por nuestro modelo normativo a nivel legal y
constitucional impone una obligación no tan solo en la dimensión sustantiva de la
aplicación de los poderes empresariales, sino también "una dimensión jurídica adicional
con relación al contexto factual del despido", en el sentido de que no debe ejecutarse en los
hechos con afectación a la consideración y al prestigio de cada persona.879
Las injurias como causal de despido disciplinario son de reiterada recurrencia a nivel
latinoamericano,880estando presentes en nuestro ordenamiento jurídico desde sus primeras
leyes sociales,881siguiendo vigentes hasta la actualidad con algunas modificaciones que
circunscribieron su ámbito de aplicación.882
Esta hipótesis de despido disciplinario, desde su origen, ha sido agrupada con otras
conductas indebidas de carácter grave, encontrando hoy su consagración normativa en el
artículo 160, Nº 1, letra d), del Código del Trabajo.
"el contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le
término invocando una o más de las siguientes causales: 1.- Alguna de las conductas indebidas
de carácter grave, debidamente comprobadas, que a continuación se señalan: d) injurias
proferidas por el trabajador al empleador".
En efecto, primeramente, la jurisprudencia estableció que no era forzoso que las injurias
ocurrieran entre las partes contratantes ni dentro del establecimiento ni en horas de
trabajo,883permitiéndose ampliamente que se aplicara cuando las expresiones se dirigían en
contra de un tercero o compañeros de trabajos.884No obstante, dicha situación varió
sustancialmente en el sentido de que, de manera posterior, se limitó jurisprudencialmente la
procedencia de la injuria como causal de terminación del contrato al estricto ámbito de la
relación de trabajo885y solo con respecto a la contraparte laboral.886
En este esquema, la otrora legislación laboral permitía el despido del trabajador por la
mera circunstancia de proferir injurias, sin distinguir o delimitar a los sujetos pasivos, lo
que, en cierta medida, dejaba abierta su definición a los estándares y criterios del intérprete,
quien, en primera instancia, era el empleador. No fue sino a partir de la Ley Nº 19.759, de
2001, cuando se aclaró que las injurias que se sancionaban eran aquellas "proferidas por el
trabajador al empleador". En tal contexto, lo que se buscaba excluir como fundamentos de
la causal fueron los actos injuriosos de carácter extralaboral o que no tuviesen como
destinatario a la contraparte del contrato de trabajo.
Por nuestra parte, tanto por cuestiones sustantivas como de encuadre tipológico diferimos
tanto de la calificación de los fundamentos particulares de este supuesto habilitante de
despido, como también su asimilación al bien jurídico protegido.
En primer lugar, por cuestiones de seguridad jurídica no creemos adecuado entender que
el fundamento particular de la injuria laboral sea el contenido ético-jurídico, el respeto
mutuo, los deberes mínimos de convivencia o el principio de autoridad y jerarquía. Lo
anterior, por cuanto mediante tales nociones imprecisas y de alto contenido indeterminado
permiten un amplio margen a la discrecionalidad del empleador, por la cual se incorpora
activamente a la persona del trabajador a la organización empresarial mediante la
enunciación de obligaciones genéricas, como también las modificaciones o integraciones
que deban ser precisadas, cuya especificación dependerá del empleador.895
Por nuestra parte, creemos que el bien jurídico de la injuria laboral es la honra del
ofendido, en este caso, la honra del empleador.898
Como señala Irureta, "la injuria tiene una clara connotación penal". 901Debido a la
naturaleza de los supuestos de hecho que la configuran, es inevitable realizar una primera
aproximación con ilícitos de similar naturaleza contemplados en la legislación penal, más
aún si los comportamientos reprochados también pueden ser subsumibles en estos.
De esta forma, no es necesario que el hecho constituya delito, pudiendo, incluso, seguir
operando el régimen de responsabilidad disciplinario laboral, aunque haya habido una
absolución o sobreseimiento, "ya que los niveles de conductas contractuales no son los
mismos que los que exige la defensa de la comunidad general". 904Entenderlo de otra forma
"implicaría asimilar la infracción a la mera comisión de un delito".905El orden laboral se
ocupará en exclusiva de los efectos que la conducta del trabajador produce en la relación
laboral, teniendo en cuenta las características de la prestación e independiente de si los
hechos constituyen o no delito.906
En efecto, cuando se trata de ataques a la honra, los criterios generales son análogos en
todos los órdenes jurisdiccionales y así, en cualquier caso, se tiene en cuenta el contenido
de las imputaciones y la gravedad de estas, dependiendo de la forma en que se verifiquen y
la finalidad perseguida.908
4. LA CONDUCTA PROHIBIDA
En términos más estructurados, es entendida como una expresión proferida o una acción
ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de aquel o de sus representantes en la
línea de mando y que incluye, por ende, la inequívoca intención de lograr ese fin. 910De esta
forma, se ha estimado que puede ser aplicada a una serie de manifestaciones o
comportamientos más o menos ofensivos, suponiendo ofensas verbales o por escrito que
difamen, deshonren o menosprecian al empleador, que dañe el honor, prestigio o valor del
afectado.911
Por su parte, un sector de la doctrina nacional entiende por injuria los agravios, ultrajes o
insultos al empleador mediante palabras u obras,912desvinculándose implícitamente del bien
jurídico protegido. No obstante, desde otra perspectiva, también ha sido entendida como
toda expresión proferida o acción ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio a otra
persona.913
Al final del día, hay dos visiones que fijan los contornos del ilícito, en el sentido de
ampliar o restringir su configuración conceptual.
Por nuestra parte, estimamos correcta aquella interpretación que vincula la injuria a
aquellas expresiones proferidas con el propósito de deshonrar o desacreditar al empleador,
afectando su reputación o fama o, en otros términos, su honra. Esto, por cuanto la idea de
injuria como agravios, ultrajes o insultos proferidos al empleador se relaciona más bien a
otros comportamientos que pueden ser considerados como faltas disciplinarias, que
claramente tienen una menor intensidad y que podrían ser calificados como ofensas
verbales o simples faltas, teniendo una canalización disciplinaria de naturaleza
conservativa.
En este punto, se presenta una segunda afirmación relacionada con la anterior, referida a
una bifurcación entre dos formas de entender la injuria: la injuria contumeliosa y la injuria
difamatoria. Esto, por cuanto la injuria contumeliosa consiste, esencialmente, en el
menosprecio u ofensa al sentimiento de la honra en sentido subjetivo, en cambio, la injuria
difamatoria consiste en una acción en descrédito o deshonra del ofendido, vinculado a la
fama o reputación, esto es, honra en sentido objetivo. 914Por lo mismo, teniendo en cuenta
que el bien jurídico es la honra en su aspecto externo de la personalidad y no la autoestima,
la injuria contumeliosa no opera en nuestro sistema sancionador laboral, por lo que
también, en principio, podría afirmar que aquellas actuaciones que por su gravedad o
configuración teórica no vulneren la honra en su sentido objetivo estarían fuera del núcleo
causal de la injuria laboral.
Por otra parte, en general, la doctrina nacional no se ha detenido con mayor reflexión a
determinar su modo de comisión.915
Dentro de las formas de comisión, esto es, si la injuria laboral se produce por acción u
omisión, poco se ha dicho. En principio, existe claridad con respecto a que su configuración
se produce por medio de acciones como resultado de un hacer, pero no así con respecto a
un no hacer. Sobre el punto, Irureta, con bastante laxitud, indica que la injuria puede
configurarse tanto por una acción como por una omisión, señalando que, "en el caso de la
omisión, será necesario que el trabajador se encuentre en una posición de garante con
relación al empleador", efectuando una serie de precisiones ejemplificadoras.917
Por nuestra parte, afirmamos que la injuria solamente puede manifestarse por la vía de la
acción, de manera verbal o escrita. 918En primer lugar, por una cuestión propia de la
redacción de la causal, en la que el verbo rector —proferir— expresa el despliegue de una
actuación, de un hacer y no de una omisión. En segundo lugar, por cuanto no es posible
concebir la posibilidad de que un trabajador se encuentre, positivamente, obligado a rendir
alguna especie de homenaje a su empleador, o bien realizar determinados actos de honra o
cortesía, los que, claramente, exceden la prestación laboral. Entenderlo de otra manera sería
exceder el ya criticado contenido ético del contrato de trabajo a límites neoserviles que
colisionan con los derechos fundamentales del trabajador. Finalmente, y por una cuestión
derivada de la ponderación y de la gradualidad de esta causal, las situaciones que
eventualmente podrían considerarse como injurias encubiertas, oblicuas o simbólicas,
constituyen realmente formas típicas y atípicas de ofensas, que no cumplen con el estándar
de gravedad que exige esta hipótesis de despido como máxima expresión del poder
disciplinario. Refuerza esto la circunstancia de que el tipo causal se delimita por el sujeto
pasivo al calificarlo, lo que implica la exigencia de que sea directa, manifiesta, en términos
claros e inequívocos, concretos y determinados, impidiendo formas indirectas.
En este esquema, para nosotros la injuria laboral debe ser entendida como un ilícito de
resultado. Esto, por cuanto su calificación como conducta indebida se vincula a la
vulneración de la honra del ofendido en términos objetivos. En tal contexto, por resultado
de las conclusiones sobre la bifurcación de la injuria, 919se debe destacar que, en su forma
difamatoria, solo se consuma cuando terceras personas, distintas al ofensor y al ofendido,
toman conocimiento de estas: de otro modo, no es posible que se produzca el efecto de
restar crédito o fama al ofendido, ya que tal crédito o fama radica en el concepto de los
demás.920
En cuanto a la forma, nuestra legislación nada indica. En abstracto, la injuria podría ser
directa cuando se dirige en forma inmediata contra el ofendido e indirecta cuando se dirigen
a este a través de otros. Así, las injurias pueden ser manifiestas, esto es, hechas en términos
claros e inequívocos, o bien encubiertas, cuando se efectúa bajo una apariencia inocente. A
su vez, esta puede ser simbólica, oblicua o larvada.921
No obstante, y con respecto a ilícitos laborales, se indica que esta debe ser concreta y
determinada, no ambigua, debiendo estar su destinatario claramente delimitado, 922pudiendo
agregarse que, además, las injurias deben ser directas y manifiestas, conclusiones que
podrían alcanzarse en nuestro ordenamiento jurídico, atendiendo a que el sujeto pasivo de
la injuria es calificado y que el bien jurídico protegido refiere a la honra del
ofendido,923como señalamos en los párrafos anteriores.
Por lo mismo, y sin mayores reparos, en una primera lectura podría entenderse que las
injurias laborales solo son sancionables cuando se realizan en el lugar de trabajo o durante
la jornada laboral, limitándose a un criterio locativo y temporal.
Por nuestra parte, creemos que es irrelevante para estos efectos las actuaciones ejecutadas
por el trabajador fuera del contexto laboral, quedando vedado para el empleador ejercer su
poder disciplinario por expresiones proferidas en lo extralaboral.
Desde un punto de vista normativo, a diferencia de las vías de hecho, el tipo infraccional
no autoriza a conectar la ocurrencia de las injurias a un marco espacial o temporal
determinado, sino que solamente se limita a precisar en contra de quién deben dirigirse. De
esta forma, la circunstancia realmente trascendente es si las injurias se han producido a
causa o con ocasión de la relación laboral, siendo dirigida contra el sujeto pasivo.
Es así como no es suficiente que la injuria sea proferida en el lugar u horario de trabajo
para ser calificada de laboral, sino que se requiere que traiga su causa de la propia relación
de trabajo. Por lo mismo, y a contrario sensu, si las injurias son proferidas fuera de la
empresa y de la jornada pactada, solo adquirirán relevancia disciplinaria cuando sean
motivadas por una circunstancia laboral, y no cuando se enmarcan en el ámbito de la
relación privada entre el ofendido y el ofensor.928
Como señala Irureta, quien por lo demás es partidario de este criterio, sustentar esta tesis
"exige reconocer que el acto injurioso tiene por causa exclusiva el contrato de trabajo", por
lo que, necesariamente, "la vida extralaboral no puede llegar a tener relevancia
disciplinaria",929delimitando causalmente los dos ámbitos.
En tal caso, se deberá probar "una conexión con el trabajo mismo", 930cuestión que, en
virtud de las reglas probatorias del despido, corresponderá acreditar al empleador. Así, no
podría afirmarse la presunción de existencia de un motivo laboral por la sola circunstancia
de que la injuria se produzca dentro del horario o lugar de trabajo. Tal postura no encuentra
sustento legal, siendo contraria a lo establecido en los artículos 454 y 162 del Código del
Trabajo.
La postura aquí sustentada no nos parece extrema, sino, por el contrario, garantista. Las
injurias extralaborales no quedan impunes ni tampoco la tutela al honor del empleador. Para
tal efecto, debido a la diferenciación de órdenes jurisdiccionales, el empleador cuenta con
una intensa tutela penal que permite cautelar sus intereses personales, pudiendo ejercer las
respectivas acciones para determinar la responsabilidad que le asiste al trabajador por las
injurias proferidas, sometiéndose a los estándares y tipos fijados por la judicatura penal.
Así, por cuanto una misma palabra, un mismo acto o gesto puede tener la misma
trascendencia y gravedad en una determinada situación y carecer de ella en otra. De esta
forma, queda claro que, si no hubo intención de ofender, no habrá responsabilidad.943
Con respecto a la prueba, si bien este debe ser probado en sede judicial, progresivamente
se ha ido flexibilizando su prueba, en la medida en que en muchos casos las ofensas
proferidas pueden ser tan deshonrosas que dejan apenas margen de duda a la existencia del
propósito injurioso, terminando por presumirse el animus injuriandi por la gravedad de la
expresión.945
En segundo lugar, si entendemos este animus injuriandi como una forma de dolo, bajo
ningún respecto debería presumirse, rigiendo en su plenitud el principio de presunción de
buena fe, no existiendo regla contraria, por lo que quien alega la mala fe debe probarla.
En tercer lugar, tal postura es contraria a lo establecido en los artículos 454 y 162 del
Código del Trabajo, por cuanto dichas normas imponen el peso de la prueba del despido al
empleador.
De un análisis normativo se desprende que el sujeto activo viene dado por la figura típica
de trabajador dependiente, esto es, toda persona natural que preste servicios personales,
intelectuales o materiales bajo dependencia o subordinación y en virtud de un contrato de
trabajo con el empleador. 947En dicho supuesto, la figura es amplia, con independencia del
cargo o jerarquía en la organización empresarial.
Existe una tendencia doctrinaria que pretende extender la figura del sujeto activo a otros
supuestos, como el caso de aquellos trabajadores que, si bien no participaron directamente
en la ejecución material de la injuria, sí lo hicieron indirectamente como inductores o
instigadores948o, incluso, ampliarlo a supuestos en los cuales ha existido una omisión de
auxilio.949
No concordamos con tal criterio. Como vimos, la acción típica ha sido circunscrita a la
ejecución material de la conducta, que viene determinada por la acción de "proferir", la que
se configura por un actuar directo y manifiesto que excluye otras formas de comisión y
autoría. De igual forma, cabe hacer presente que, a diferencia de lo que ocurre en materia
penal, la legislación laboral no contempla otras hipótesis de autoría ni figuras típicas
residuales que permitan concluir la extensión del ilícito de la injuria a formas no
reconocidas expresamente.
Por lo mismo, creemos que la norma hace alusión al autor directo y no a otras formas de
autoría, las que, no obstante, pueden tener otro tipo de responsabilidad que podría
encauzarse por canales disciplinarios de menor intensidad.
Entenderlo de otra forma extralimitaría los márgenes de esta causal, pudiendo aplicarse
con respecto a las injurias realizadas a cualquier trabajador que tenga jerárquicamente una
posición superior al sujeto activo, lo que desvirtuaría los límites de este supuesto
habilitante, contrariando el efecto deseado por la reforma de 2001.
Una primera tesis, en términos bastantes amplios y flexibles, entiende que es posible
subsumir dentro del sujeto pasivo a la empresa como entidad o institución organizada,
calificando como conducta indebida aquellas actuaciones o acciones ejecutadas en
desprestigio de esta, siempre y cuando afecten su buen nombre o crédito. 961Bajo esta
hipótesis, se acepta que el acto injurioso provoca descrédito y menoscabo en la integridad
del patrimonio moral que resulta de la actividad empresarial.962
Por nuestra parte, creemos que no es posible sostener, ni por vía directa o indirecta, la
tutela de la personalidad jurídica del empleador por el supuesto habilitante de despido de
injuria laboral. En efecto, el artículo 160, Nº 1, letra d), del Código del Trabajo, tiene como
bien jurídico protegido la honra del empleador, pero solo cuando se trata de una persona
natural, por cuanto tal ilícito tiene fundamento inmediato en el atributo moral de la
dignidad, derecho personalísimo que solo es aplicable a la personalidad humana.963
Por nuestra parte, con respecto a esta tesis restringida, más que calificarla como una
posibilidad de tutela de la honra de la persona jurídica del empresario creemos que es un
supuesto asociado a la defensa del honor de la persona natural que representa al empleador,
siendo una hipótesis infraccional típica, ajena a la problemática y que subsume en el
encuadre normativo.
Para esta tesis es preciso el examen individualizado de cada supuesto, precisando los
factores que han concurrido, tanto objetivos como subjetivos.
Esto exige distinguir aquellos casos en que el trabajador ejerce legítimamente su derecho
fundamental a la libertad de expresión de aquellos en que, por el contrario, su actitud rebasa
los límites establecidos y se convierte derechamente en un acto injurioso,984más aun cuando
tal garantía supone un conjunto de prohibiciones con respecto al empleador que se
expresan, por una parte, en la prohibición de censura de cualquier restricción previa del
ejercicio del derecho, como también en la prohibición de represalias por su ejercicio en un
sentido amplio.985
Dicho esto, creemos que dos son las pautas fundamentales que resuelven el problema y
que se expresan en dimensiones distintas: la primera, asociada a la forma de interpretación
del tipo y la segunda, a la resolución ante una colisión y su relevancia en un plano
preferente.
Con respecto al primer aspecto que podríamos denominar límite interno, el supuesto
habilitante de despido de la injuria, por tratarse de una restricción legal de libertad de
expresión a favor del empleador, debe ser "leída de modo estricto y restringido", siendo
justa causa de despido en aquellos casos "especialmente graves" 986y no para la generalidad
de esta.
En segundo lugar, pero ahora con respecto a su formulación externa y frente a la colisión
de otros derechos, la idea del interés público categoriza la libertad de expresión como un
derecho de prima facie, que le otorga preferencia ante otros derechos, lo que, en materia
laboral, se combina con "la tutela del discurso crítico y conflictivo como una forma de
atemperar el inhóspito escenario que para ese derecho configura el espacio empresarial". 987-988
La primera refiere a hechos cuyo conocimiento tenga interés para los ciudadanos, ya sea
por las personas que intervienen como por las instituciones que trata, teniendo
transcendencia social las que pueden relacionarse con el ámbito empresarial cuando se
refiere a situaciones de ilegalidad. Por su parte, la segunda versa sobre el discurso que se
conecta con el interés común de los trabajadores y que trasciende a los involucrados por la
centralidad del trabajo en términos sociales y políticos.989
De este modo, aunque si bien los derechos fundamentales no son de carácter absoluto y
toda limitación debe respetar el contenido esencial de cada derecho, en determinados
contextos se produce la predominancia de uno por sobre el otro mientras exista un motivo
suficiente que justifique su relevancia, la que, en este caso, vendrá dada por el interés
público del mismo que la configura como garantía preferente.
V. LAS NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES: ARTÍCULO 160, Nº 2, DEL CÓDIGO DEL TRABAJO
Desde un punto de vista normativo, nuestra legislación social solo hace referencia a la
concurrencia laboral o competencia desleal990mientras el contrato de trabajo se encuentre
vigente, regulando expresamente su infracción como una hipótesis de despido subjetivo.991
Actualmente, esta causal extintiva está regulada en el artículo 160, Nº 2, del Código del
Trabajo, que preceptúa que el contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización por
las
"negociaciones que ejecute el trabajador dentro del giro del negocio y que hubieren sido
prohibidas por escrito en el respectivo contrato por el empleador".
Ahora, desde un punto de vista histórico y general, los antecedentes normativos de esta
causal son reconducidos a la legislación mercantil, en particular a la regulación del trabajo
de factores y dependientes de comercio, la que, por efecto expansivo, alcanzó otros órdenes
regulatorios, entre estos, el laboral.993
En este contexto, como factor común normativo histórico, en los albores del derecho del
trabajo la regulación mercantil, si bien en principio era propia de una sociedad
"preindustrial" y "paleocapitalista" de empresas de reducida dimensión, admitía la plena
licitud de todas las conductas externas al trabajo que no incidieran negativamente con la
propia prestación, tratando de conciliar y garantizar el respeto a la libertad de trabajo y la
iniciativa económica del individuo.995
Esta cuestión no es menor. Las posiciones que se asuman, por una parte, determinan la
forma en que se proyectan las limitaciones a la libertad del trabajador durante la prestación
laboral y, por otra parte, interceden en la definición de las restricciones o preferencias en el
diseño de los mecanismos de protección de los intereses empresariales en el régimen
sancionatorio laboral.
El efecto criticado del contenido ético del contrato de trabajo es aquí extrapolable, ya
que, en los hechos, la buena fe mantiene la idea de sumisión y subordinación indeterminada
"aunque haya sido con la dulcificación"1006que supone hablar de tal principio.
Por lo mismo, creemos en la necesidad de reformular el rol de la buena fe en la
determinación del contenido obligacional del contrato de trabajo, en el sentido de que más
que ser fundamento de la obligación y tener una función integradora, representa la forma en
la que esta debe cumplirse. Por esta razón, una vez determinados los alcances de la
prohibición de competencia, la buena fe otorgara´ los parámetros según los cuales,
razonablemente, el trabajador debe abstenerse de incurrir en la conducta prohibida, 1007pero
no imponer obligaciones no escrituradas o implícitas.
Por nuestra parte, estimamos que la causal en estudio debe ser entendida desde el
conflicto de derechos fundamentales y la noción de competencia, estando determinada su
funcionalidad desde una perspectiva constitucional que contraponga la libertad de empresa
y la libertad de trabajo, siendo incompatible con conceptos jurídicos indeterminados —
como la noción de fidelidad y buena fe— que no tienen relevancia en nuestro orden social a
nivel constitucional.
La doctrina laboral en Chile ha asumido que la causal contenida en el artículo 160, Nº 2,
del Código del Trabajo es una hipótesis de competencia desleal, sin diferenciar la
incidencia de la noción de competencia ilegal y sus fórmulas de regulación. En este
contexto, se indica que el fundamento de este motivo disciplinario se encuentra en el
contenido ético del contrato, en particular en que "el deber de confianza conlleva la
prohibición para el trabajador de competir deslealmente con su empleador".1014
En función de lo anterior, creemos que la opción correcta es entender la causa del artículo
160, Nº 2, del Código del Trabajo, desde el foco de la prohibición de negociaciones, es
decir, como una obligación de no concurrencia de carácter relativo.
En primer orden, desde un estricto punto positivista, la estructura del tipo laboral no
describe la conducta prohibida como una hipótesis de competencia desleal, sino que
expresamente se delimita al incumplimiento de una obligación de no hacer, configurada por
la prohibición de ejecutar negociaciones dentro del giro del negocio que expresamente se
consigne en el contrato de trabajo.1016
En tal supuesto, la configuración del ilícito viene dada por la infracción de una
obligación de abstención en la que el trabajador, como deudor de la prestación de trabajo,
debe observar la ejecución de un comportamiento negativo, delimitado subjetiva, pero
relativamente, a no realizar determinadas actividades comerciales o laborales que estén
dentro del giro del negocio. De esta forma, desde un punto de vista normativo, lo
sancionado no es un comportamiento desleal, sino el incumplimiento de una obligación de
no hacer.
Por otra parte, en un segundo nivel, la noción de competencia desleal se contradice con
las funciones de la tipicidad como límite al ejercicio del poder disciplinario. La tipicidad
busca determinar claramente la selección de comportamientos relevantes para el régimen
disciplinario y la descripción de los hechos sancionables, buscando garantizar que solo
podrán castigarse las conductas que se hallen descritas previamente en algún cuerpo
normativo,1017el cual, según sus estándares de configuración normativa, no puede ser tan
vago y difuso que atribuya al empresario una facultad incondicional para ejercer el poder
disciplinario.1018
Pues bien, a partir de la idea de buena fe y el contenido ético que da sustento a la noción
de competencia desleal, la función garantista de la tipicidad se ve afectada por cuanto la
lealtad y la fidelidad, como estándares de conducta, no solo ascienden como un criterio de
valoración jurídico, sino también como una fuente integrativa del contenido obligacional
del contrato de trabajo, extendiendo su alcance al incorporar obligaciones implícitas que
justificarían un poder disciplinario de contornos ambiguos e imprecisos.
En esta perspectiva debemos partir de un supuesto básico, que es asumir la licitud del
pluriempleo en nuestro ordenamiento jurídico como expresión de la garantía constitucional
de la libertad de trabajo y su protección. 1019En esta línea, el artículo 160, Nº 2, del Código
del Trabajo, mediatiza y restringe tal garantía constitucional a favor de la libertad de
empresa y propiedad, pero no de toda actividad o cualquiera, sino de aquella que se dé
dentro de los términos estrictamente legales que permiten su restricción y que, además,
razonable y objetivamente, sitúen al trabajador en un punto de conflicto en relación con los
intereses competitivos del empleador.1020De esta forma, la interpretación de dicha norma,
por constituir una restricción de orden legal de la garantía constitucional de la libertad de
trabajo y su protección, debe realizarse de manera restrictiva, siendo limitado y excepcional
el alcance que debe darse a la misma.
Consideramos que esta tesis es adecuada, por cuanto su estructura se desarrolla dentro de
las coordenadas propias del ámbito contractual. Si bien reconoce que el modelo causal que
mediatiza el derecho de la libertad de trabajo a favor de los intereses empresariales acota su
campo de protección a fin de impedir una pretensión expansiva de una obligación de
abstención desproporcionada, mediante parámetros ambiguos y genéricos, como los que
permite desarrollar la tesis de la competencia desleal.
De esta forma, creemos en la necesidad de asumir una visión finalista, en la que los
criterios ponderativos sean establecidos expresamente por el ordenamiento jurídico
mediante la ley y no subentendidos ni preconfigurados arbitrariamente por la autonomía de
la voluntad.
En este supuesto, la configuración del ilícito viene dada por la infracción de una
obligación de abstención en la que el trabajador, como deudor de la prestación de trabajo,
debe observar la ejecución de un comportamiento negativo. Por lo mismo, para que opere
esta causa, es necesario que la actividad prohibida "se ejecute de manera efectiva, no
bastando las meras insinuaciones u ofrecimientos".1022
Por tanto, "los actos prohibidos al trabajador deben estar configurados por la sucesiva
colocación sobre el mercado del bien o el producto, que suponga la oferta de bienes y
servicios iguales o de similar naturaleza a los del empleador" más allá de la condición
contractual que tenga,1024alcanzando actividades laborales realizadas fuera del horario por el
trabajador que se emplea para la empresa de la competencia a partir de la buena fe.1025
De esta forma, la prohibición alcanza tanto la actividad realizada por cuenta de otros
empleadores como la ejecutada por cuenta propia,1026fundada en que la empresa principal no
solo remunera su trabajo, sino que le facilita medios para adquirir perfeccionamiento y
experiencia profesional que luego el empleado pretende utilizar en propio provecho o de
otros con notorio y evidente perjuicio para los intereses de quien depositó en él su
confianza.1027
terceros.1030
Por nuestra parte, en cuanto a qué entender por negociaciones y a propósito del núcleo
prohibido de la concurrencia, creemos que esta supone, según el uso natural y obvio de las
palabras, la acción o el efecto de tratar, es decir, comerciar, comprando, vendiendo o
cambiando géneros, mercaderías o valores para aumentar el caudal, 1031por lo que, en una
primera lectura, lo que configuraría lo prohibido sería la ejecución por parte del trabajador
de actividades mercantiles que compitan con las que son propias del giro del empleador,
que excluyen relaciones sociales en las que participa bajo subordinación, dependencia y
ajenidad laboral para otros empleadores.
De esta forma, el non facere vendría dado por la abstención de ejecución de actividades
mercantiles o civiles por cuenta propia, autónomas o de carácter asociativo, que se
encuentren dentro del giro del empleador y no así actividades laborales.1032
Por lo mismo, lo sancionado es la organización civil o comercial de empresas o la
realización de actividades mercantiles que pretendan la colocación de bienes y servicios
similares a los ejecutados por la organización empresarial en que presta servicios
subordinadamente, en la que, debido a los conocimientos técnicos laborales y las funciones
desempeñadas para su empleador, entra a competir fuera de los márgenes aceptados en el
tráfico mercantil en el esquema de la libre competencia, excluyendo actividades bajo
términos de subordinación y dependencia, siendo solamente sancionables en la medida que
impidan el cumplimiento de la prestación laboral a la que se encuentra obligado, lo que
excede el contenido de esta causal.
Ahora, más allá del debate anterior, cabe preguntarse qué tan amplio es el contenido de la
actividad concurrente. ¿La concurrencia prohibida exige que el trabajador desarrolle una
segunda actividad productiva en sentido estricto o, por el contrario, también tiene lugar solo
cuando está implicado de una forma indirecta? 1033Nuevamente, el Código del Trabajo nada
indica.
En cuanto a la habitualidad, para la doctrina bastaría una sola negociación que perjudique
los intereses del empleador para concluir que se ha configurado la causal, por cuanto la
gravedad no viene dada por la repetición de los hechos en el tiempo, sino más bien por el
quiebre de la pérdida de confianza, fundado en que la no concurrencia es una hipótesis de
competencia desleal vinculada a la buena fe y a los deberes de fidelidad y lealtad.1035
No obstante, una lectura literal del texto normativo nos llevaría a la conclusión de que lo
exigido por el legislador es una cierta habitualidad, ya que la conducta prohibida es
definida en plural, por lo que, en estricto rigor, un acto esporádico no constituirá una falta
grave punible con la extinción del contrato.
Un segundo elemento normativo viene dado por la exigencia de que las negociaciones
ejecutadas por el trabajador estén dentro del giro del negocio, delimitando el ámbito de la
actividad prohibida.
En cuanto a la definición de esta noción, la doctrina ha dicho que son "aquellas a las que
se dedica la empresa donde [el trabajador] presta sus servicios". 1036En otros términos, el giro
del negocio lo constituye el objeto propio de la actividad que realiza la empresa, el
quehacer de su especificidad como tal1037o, en otros términos, "las operaciones ordinarias
que efectúa la empresa cuya titularidad pertenece al empleador".1038
Para este efecto, su determinación no solo será dada por el sustrato fáctico de la
actividad, sino también por las normas comerciales que regulan la misma, 1039lo que, desde
un punto de vista práctico, se identifica con "el giro que se declara para efectos
tributarios".1040
Aparentemente, dicha tesis sería limitativa del ilícito por cuanto la reprochabilidad de la
conducta vendría dada por la idea de la buena fe. No obstante, como contrapartida, permite
o justifica la sanción disciplinaria incluso en aquellos casos en que no se haya prohibido el
ejercicio de la actividad,1045ya que su configuración viene dada desde los deberes de
conducta morales dictados por el contenido ético del contrato de trabajo.
Por nuestra parte, si bien concordamos con la matización anterior, creemos que su
justificación no deriva de la naturaleza de la negociación incompatible con el giro de la
actividad ni de su tipicidad. La ley laboral no identifica en ningún lugar el ilícito del
artículo 160, Nº 2, del Código del Trabajo, con la noción de competencia desleal, sino que
establece una prohibición de actuación, una obligación de no hacer, la cual, en cuanto regla,
no contempla como elemento del tipo la deslealtad.
Es más, se indica —sin fuente normativa— que "la regla general es la prohibición de
concurrencia desleal, la que solo se puede alterar en caso de autorización del empleador",
agregándose que la prohibición debe entenderse "subsistente salvo que el empleador
otorgue su consentimiento en orden a considerar que la actividad paralela del dependiente
es compatible con el interés general de la empresa".1053
No nos parece prudente entender que las prohibiciones deban ser entendidas como
implícitas, subentendidas o presuntas, ya que, como indicamos, en el régimen sancionatorio
laboral debe existir una tipificación expresa y estricta de las conductas sancionables, por lo
que las cláusulas genéricas y las normas en blanco que fundan la aplicación de una causal
de despido serían contrarias a nuestro modelo causal disciplinario en la medida que la
tipicidad, en cuanto garantía, se satisface con disposiciones reguladoras de
comportamientos específicos y claros.
En este contexto, creemos que la sanción contenida en el artículo 160, Nº 2, del Código
del Trabajo, únicamente se aplicará a las negociaciones que hubieren sido prohibidas por
escrito en el respectivo contrato por el empleador.
De otro modo, se generará una imprecisión adicional a la vaguedad de esta causal que
beneficia a quien detenta una posición de superioridad, máxime si es la propia ley laboral
que obliga la escrituración y la claridad del contenido obligacional y las funciones de la
prestación laboral,1059siendo exigible, por los mismos fundamentos, claridad en el seno del
régimen obligacional y sancionatorio.
De la misma forma, a nuestro juicio, no basta para ascender la conducta como falta
disciplinaria extintiva que se establezca una prohibición de actuación en el reglamento
interno, por cuanto "las infracciones a los reglamentos internos solo están sancionadas con
multas" y, "según los principios generales del derecho, para incorporar nuevas cláusulas a
un contrato se requiere el consentimiento de ambas partes", más aún si expresamente la
1060-1061
3. LA PONDERACIÓN DE GRAVEDAD
a) La estructura y naturaleza del ilícito: Punto de partida
En este caso, la realización del tipo coincide con el último acto de la acción y, por tanto,
no se produce un resultado separable de ella. 1064Así, no sería correcto sostener la exigencia
de un perjuicio como elemento configurante. Cosa distinta, como observaremos, es la
centralidad que juega en la determinación de la gravedad de la conducta y la
proporcionalidad de la sanción.
La proporcionalidad, como límite general del ejercicio del poder disciplinario, se expresa
en sus dos vertientes: gradualidad de la sanción y control de mérito. 1065En este esquema, dos
situaciones merecen especial consideración: el perjuicio económico y la afectación del
funcionamiento de la empresa.
Dicho esto, a renglón seguido, se matiza dicha exigencia: el perjuicio puede asumir
distintas formas más allá de lo material o pecuniario. De igual forma, tampoco se exige que
se haya consumado, siendo suficiente con que potencialmente exista, por lo que bastará su
potencialidad sin que sea efectivo ni real.1067
En esta misma línea, y por efecto de esta matización, con bastante laxitud se ha calificado
este ilícito como de peligrosidad, lo que extiende desmesuradamente su alcance. 1068Por lo
mismo, la sola preparación de la concurrencia es sancionable con el despido, 1069bastando la
"plasmación real de la iniciativa",1070justificándose la sanción extintiva por la posibilidad de
existencia de peligro sin que la conducta se materialice.1071
Por lo mismo, se sostiene que se "prohíbe así una situación de riesgo objetivo (peligro
concreto) y la posibilidad de ocasionar un perjuicio potencial a los intereses competitivos
del empleador",1072pues la esencia de este ilícito está en sancionar el quebranto de la buena
fe y lealtad debida.1073
En segundo lugar, desde la perspectiva de la dogmática penal —de donde emana esta
caracterización—, nos parece extremo calificar el ilícito del artículo 160, Nº 2, del Código
del Trabajo como uno de peligrosidad abstracta. Desde un punto de vista teórico, estos
ilícitos son aquellos en que se castiga una conducta típicamente peligrosa, sin que en el
caso concreto deba producirse un resultado de puesta en peligro. Así, la punibilidad de la
sanción deriva de la gravedad de la conducta en atención al bien jurídico protegido que
justifica el marco sancionatorio. 1075En tal caso, pese a las distintas teorías para justificar
estos ilícitos, existe coincidencia en que pretenden proteger la vida e integridad de las
personas puestas en peligro abstractamente, aunque ello no se exprese directamente en el
tipo.1076
A modo de conclusión, creemos que debe entenderse el daño como una idea intrínseca a
la noción de competencia, estando, por lo tanto, en principio permitido. Por lo mismo, la
simple concurrencia no es suficiente, debiendo existir un perjuicio efectivo. La negociación
prohibida debe estar cualificada por un rasgo distintivo, adicional, que justifique su
calificación como ilícito que, en tal caso, vendrá dado por la lesividad que solamente puede
ser de un daño concreto, descartando hipótesis imperfectas, tentativas o frustradas.
Desde nuestra mirada, este elemento solo podrá ser dado en la medida en que la actividad
de concurrencia, razonable y objetivamente, ponga al trabajador en una situación de
conflicto real con los intereses competitivos del empleador. Esto, debido a que la
prohibición de competencia "no puede proyectarse indiscriminadamente sobre cualquier
prestación de trabajo", siendo únicamente justificable para aquellas prestaciones que sean
susceptibles, objetivamente, de ocasionar un daño a los intereses competitivos del
empleador.1077
Esto se debe a que no todo trabajo o actividad que desempeña un trabajador en una
empresa de la competencia o por cuenta propia genera automáticamente un riesgo de
afectación de los intereses competitivos de su empleador. 1078De esta forma, solo existirá
cuando se presente una correspondencia material entre la actividad principal desarrollada
por el trabajador y las secundarias ejecutadas en el mercado concurrencial, debiendo existir
una identidad sustantiva entre las funciones desempeñadas en virtud de su contrato de
trabajo y las desplegadas en favor de la competencia, las que deberán ser similares en una
dimensión material, espacial y territorial.1079
1. EXORDIO
En este contexto, esta causa de despido constituye una de las más representativas,
particularmente porque se vincula al funcionamiento del proceso productivo, los tiempos de
trabajo y la prestación laboral propiamente tal.
Esta forma de falta laboral es bastante común en los modelos disciplinarios comparados.
En este esquema, la legislación laboral chilena no ha estado ajena a tal lógica normativa,
regulando el absentismo laboral bajo dos modalidades:1085las ausencias y el abandono,
tipificadas respectivamente en el artículo 160, Nº 3 y Nº 4, del Código del Trabajo.
En ambas causales se puede observar un fin común definido desde la racionalidad
disciplinaria: la asunción normativa de la interrupción del proceso productivo como justa
causa de despido, calificando su gravedad, cualitativa y cuantitativamente en la ley.
Para tal caso, la definición del absentismo vendrá dado por la ausencia laboral, mediante
la inasistencia o la falta, o bien, por el abandono, sea por la salida intempestiva o la
negativa a trabajar, todas conjugadas por un elemento subjetivo de justificación.
a) Aspectos generales
De esta forma, las ausencias "transgreden la más primordial de las obligaciones que es la
de asistir a trabajar", implicando que la prestación debida no se está realizando, lo que
"provoca la frustración de la finalidad y objeto del contrato" 1094en atención a su
naturaleza sinalagmática.1095
Dichos planteamientos han tenido eco en nuestra doctrina nacional al sostenerse que el
fundamento de las hipótesis contenidas en el artículo 160, Nº 3, del Código del Trabajo, se
encuentra en la circunstancia de que el trabajo convenido no se esta´ realizando, cuestión
que frustra la principal obligación del trabajador, que es ejecutar sus labores durante la
jornada convenida, lo que implica incumplir con sus deberes para con el otro
contratante.1097El razonamiento parece lógico: la ausencia injustificada implica
incumpliendo de su obligación principal1098al no "prestar servicios"1099a su empleador.1100
Esta cosmovisión se verifica en nuestro modelo normativo, por cuanto las ausencias
tienen definido su estándar de gravedad en la propia ley a partir de la necesidad de someter
el comportamiento laboral a los requerimientos empresariales en el ciclo productivo. En
efecto, con respecto a las "inasistencias", la ley determina un quantum de días en atención
al comportamiento extralaboral del trabajador, predeterminado a partir de la potencial
afectación a la productividad que pueda tener. 1101Lo mismo ocurre con las faltas laborales,
por cuanto su asunción es cualificada a determinados puestos de trabajo y vinculada a un
resultado: la perturbación del ciclo productivo y el perjuicio a la empresa.1102
En este esquema, su fundamento y justificación normativa no serán otra que la defensa
del interés del empleador asociada a la producción y a la organización eficiente de sus
medios en relación con los tiempos y ciclos de trabajo, que pueden verse afectados por las
ausencias o faltas al trabajo. Buscar el origen en la buena fe y la resolución cualificada por
incumplimiento, no tan solo mistifica la relación laboral y el despido, sino también
reconduce su explicación al derecho de los contratos con las imprecisiones y
contradicciones ya comentadas.
En nuestro modelo normativo, los supuestos de las ausencias laborales pueden ser de dos
tipos: las "inasistencias" y las "faltas".
Aunque agrupadas por el legislador bajo una misma hipótesis causal, estas causas de
terminación del contrato de trabajo se diferencian por criterios cuantitativos y cualitativos
representativos de conductas laborales ilícitas en el histórico conflicto laboral por el control
de los tiempos y ciclos productivos, 1103en los que la ley asume una posición determinada,
mediatizando el conflicto laboral a favor de una de las partes, al fijar su sanción al ponderar
la gravedad de la conducta punible.
La norma en estudio que configura la justa causa de despido indica, con respecto a la
inasistencia, que esta justifica la extinción del contrato de trabajo sin derecho a
indemnización cuando se produce la "no concurrencia del trabajador a sus labores sin
causa justificada durante dos días seguidos, dos lunes en el mes o un total de tres días
durante igual período de tiempo". Por su parte, con respecto a la falta laboral, la ley señala
que será reprochable aquella falta que sea injustificada o sin aviso previo, con respecto al
trabajador "que tuviere a su cargo una actividad, faena o máquina cuyo abandono o
paralización signifique una perturbación grave en la marcha de la obra".
3. LA INASISTENCIA
De otro modo, se generaría una imprecisión adicional que beneficia a quien detenta una
posición de superioridad, máxime si es la propia ley laboral la que obliga la escrituración y
la claridad del contenido obligacional y las funciones de la prestación laboral,1111siendo
exigible, por los mismos fundamentos, claridad en el seno del régimen obligacional y, por
consecuencia, sobre los supuestos en que se sostiene la hipótesis sancionatoria.
Una interesante discusión se presenta con respecto a aquellos trabajadores que, por la
naturaleza de su puesto de trabajo o por trabajar sin fiscalización superior inmediata, están
excluidos de las limitaciones de la jornada de trabajo. 1112La problemática se plantea si en
dichos casos también se producen faltas de asistencia sancionadas por la causal de las
inasistencias laborales reguladas en el artículo 160, Nº 3, del Código del Trabajo.
Por lo mismo, estos trabajadores no solo no están afectos a los límites máximos de
jornada en su distribución diaria o semanal, sino que, además, por lo lógico de la exclusión
de limitaciones temporales, tampoco tienen obligación de concurrir en momentos
determinados a sus funciones de manera presencial, ya que su prestación viene dada por
alcanzar un resultado determinado, el cual es el objeto mismo del contrato.
De esta manera, las ausencias que no logren subsumirse en los supuestos planteados en el
artículo 160, Nº 3, del Código del Trabajo, no tienen la virtualidad ponderativa para
justificar la extinción del contrato. En tal caso, las ausencias que se encuentran fuera del
núcleo definido normativamente podrán ser solamente castigadas por medidas
sancionatorias conservativas y no por otros motivos extintivos. En esta línea, la
imposibilidad de subsunción abstracta de un comportamiento en las causales permite
concluir que el despido subjetivo no es la sanción proporcional y adecuada para encauzar el
comportamiento laboral a los fines que prescribe esta forma disciplinaria. Esto, por cuanto
no existe en su tipología normativa la posibilidad de asunción ponderativa de gravedad, no
teniendo la conducta la entidad sustancial para la extinción contractual válida.
Con respecto a la inasistencia, el legislador delimita las unidades temporales que la
configuran en "días" y "mes". Por lo mismo, si la inasistencia no alcanza dos días seguidos,
dos lunes en el mes o un total de tres días durante igual período de tiempo, no podría ser
justa causa de despido. Debido a lo anterior, no pueden subsumirse en este supuesto
comportamientos vinculados a otras figuras de absentismo laboral como el abandono o la
falta de puntualidad.
La ley sanciona las faltas de asistencia diaria ocurridas durante dos días seguidos. La
conducta prohibida se verifica "en una sucesión de actos similares y de la misma entidad,
consistentes precisamente en no concurrir a las labores durante dos jornadas laborales
completas".1124
Resulta necesario determinar qué se entiende por dos días seguidos, particularmente si
consideramos que entre días laborales puede haber días en que el trabajador no se
encontraba obligado a trabajar, ya sea por ser inhábiles o por la distribución de su jornada
contractual.1125
De este modo, se excluye la posibilidad de sanción cuando media entre los dos días
laborales en que se ausentó el trabajador, un día inhábil o día no laboral según la modalidad
de jornada y distribución de la prestación de trabajo.1129
Nos sumamos a la crítica doctrinaria de esta causal, 1139en el sentido de que su objetivo es
influenciar las actividades del trabajador durante el fin de semana, incidiendo en su
comportamiento fuera de los espacios de trabajo, debiendo ser derogada.
En este supuesto, la gravedad cuantitativa viene dada por la inasistencia reiterada de tres
días durante un mes calendario. En tal caso, las ausencias laborales se analizan de forma
aislada, pero se califican globalmente como un solo todo.1140
Al igual que los supuestos anteriores, se trata de días completos, alternados o seguidos,
que corren hasta la medianoche del último día del plazo, en relación con la distribución de
jornada pactada en vinculación con el ciclo productivo.
Por lo mismo, los tres días en el mes deben ser íntegros "sin que el trabajador asista a su
empleo a todas las horas en que el establecimiento está abierto o en actividad durante
dichos tres días. La presencia del trabajador en un supuesto de trabajo, después de registrar
el segundo día no consecutivo de ausencia, determinará una ausencia por un plazo menor a
los días que exige esta causal para tenerla por configurada".1141
4. LA FALTA AL TRABAJO
a) Generalidades
Esta segunda modalidad de ausencia laboral está regulada actualmente en el artículo 160,
Nº 3, del Código del Trabajo, pero en su segunda parte, con una redacción un tanto confusa,
se indica que el contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna por la "falta
injustificada o sin aviso previo de parte del trabajador que tuviere a su cargo una actividad,
faena o máquina cuyo abandono o paralización signifique una perturbación grave en la
marcha de la obra".
No concordamos con la tesis anterior, ya que la idea de falta al trabajo se refiere a una
ausencia total o absoluta en el puesto de trabajo, la que, debido a la naturaleza de la
prestación ejecutada por el infractor, causa un resultado determinado en el orden
productivo, teniendo directa conexión con las funciones que cumple el sujeto activo en el
esquema empresarial.
Doctrinariamente refuerza esta conclusión el que esta forma de absentismo subjetivo está
definida esencialmente por una cuestión circunstancial: la falta de asistencia mira
objetivamente a la ausencia sin consideración del elemento volitivo, en cambio, en el
abandono, se sanciona la intención de dejar el puesto de trabajo, la cual puede ser coetánea
o posterior al hecho en sí, pero siempre puede estar presente. En este último, su centro de
gravedad es el animus específico del trabajador, elemento ausente en esta forma de
despido,1148la que, como indicamos, encuentra una amplia recepción en el artículo 160, Nº 4,
del Código del Trabajo.
La conducta prohibida es la falta injustificada o sin aviso previo. Lo que la ley sanciona
es la ausencia, bien cuando sea injustificada —elemento que estudiaremos al ver el núcleo
subjetivo— o sin aviso previo. En este caso, la falta al trabajo se configura por la ausencia
física del trabajador del lugar en que debe estar contractualmente cumpliendo sus
funciones.
Pues bien, en este aspecto toma relevancia la diferenciación con las inasistencias, por
cuanto este motivo de despido no se encuentra definido por la repetición de la ausencia,
esto no es por elementos cuantitativos temporales de incomparecencia laboral, sino que,
más bien, su calificación y diferenciación deriva del resultado producido por la falta.
Como señala Irureta, "la perturbación implica una alteración o trastorno del orden
habitual de la empresa o de una parte de ella". Se trata de un concepto objetivo, vinculado
con la actividad de la empresa, cuantificable y no hipotético, dependiente de un resultado
medible, que determina la gravedad de la conducta y justifica su castigo.1151
Como requisito adicional, cabe indicar que la ley exige que la falta al trabajo sea
injustificada1153o bien, sin aviso previo, aunque sea injustificada, siendo dos hipótesis
distintas.1154
Creemos que la interpretación de este requisito debe ser matizada, en atención a que el
mismo no puede aplicarse en aquellos supuestos en que el trabajador se encontraba
impedido de comunicar la ausencia laboral, eximiéndose de tal obligación si acredita algún
impedimento de naturaleza imprevisible, irresistible e inimputable que racionalmente
justifique la no comunicación. Por estos motivos, compartimos la tesis de que no es posible
sancionar con despido disciplinario a un trabajador que no pudo avisar a su empleador con
la anticipación debida.1156
Del texto de la norma aparece de manifiesto que el legislador califica al sujeto activo de
la infracción laboral, siendo un trabajador que tiene una determinada responsabilidad en el
ejercicio de sus funciones, pudiendo ser una actividad, máquina o faena.
a) General
Así, el abandono como causal de despido, conjuntamente con las ausencias, constituye
una de las más representativas en el esquema disciplinario, particularmente porque se
vincula al funcionamiento del proceso productivo, el control de los tiempos de trabajo y la
prestación laboral propiamente tal.
Actualmente, la legislación laboral entiende el abandono del trabajo por parte del
trabajador de dos formas: a) la salida intempestiva e injustificada del trabajador del sitio de
la faena y durante las horas de trabajo, sin permiso del empleador o de quien lo represente;
y b) la negativa a trabajar sin causa justificada en las faenas convenidas en el contrato.
En este contexto, para el legislador laboral el abandono se expresa mediante dos hipótesis
diferenciadas. En la primera, la conducta que lo configura es la salida intempestiva,
sancionándose una interrupción de la prestación laboral y, en la segunda, la negativa a
trabajar, como una forma de desobediencia e indisciplina.
En general, podemos decir que esta es una fórmula de absentismo distinta de las
ausencias, tanto en su modalidad de "inasistencia" como "falta", por cuando el trabajador
concurrió normalmente a prestar los servicios y, ya estando ahí, los abandona de manera
abrupta.1172
Debe observarse, como indica Irureta, que la disposición normativa nada indica del "no
retorno". De este modo, "si un trabajador hace dejación de su puesto de trabajo de manera
justificada, pero evadiendo el retorno debido, entonces la causal aplicable no podría ser la
del artículo 160 Nº 4"1173
De igual forma la ley exige, copulativamente, 1174que la salida debe ser intempestiva, esto
es, que ocurra en un momento inconveniente, siendo "indebida e inoportuna", 1175estando
fuera de tiempo y sazón,1176lo cual deja de manifiesto que, para efectos sancionatorios, la
salida debe producir la interrupción en el proceso productivo o una actividad determinada
vinculada a la prestación que ejecuta el infractor.1177
A partir de lo anterior, creemos que el ilícito debe ser calificado de resultado por cuanto
el tipo normativo exige, además de la conducta, un hecho separado de la misma, un cambio
en el mundo exterior. Así, el abandono propiamente tal exige para su configuración la
afectación de la actividad empresarial o su funcionamiento, forma de lesividad a los
intereses empresariales que no se ponderan en abstracto, sino que más bien en concreto y
que se materializa como consecuencia de la misma, en un perjuicio real, concreto y
cuantificable, lo que se condice con su vinculación con las lógicas disciplinarias
productivas antes que las contractuales.
De esta forma, se cualifica esta hipótesis por su resultado, determinado por la afectación
al proceso productivo o el funcionamiento de la empresa.
Por otro lado, en términos subjetivos puede observarse, a diferencia de las ausencias, que
esta se configura por un elemento volitivo, ya que de su texto se desprende que debe existir
la intensión deliberada de dejar el puesto de trabajo, esto es, una conducta explícita y
pertinaz del trabajador de interrumpir, sin causa razonable, la prestación laboral mediante la
salida intempestiva.
Así, en general, podríamos asumir que la faz subjetiva de este ilícito viene dada por el
dolo, en el sentido de que su actuar viene dado por la voluntad deliberada del trabajador a
abandonar, mediante la salida intempestiva, su puesto de trabajo.
Tal observación lleva también a diferenciar el abandono del centro de trabajo del
abandono de funciones, por cuanto la "salida intempestiva" se vincula más bien al "lugar en
que se prestan los servicios, rechazando la posibilidad de relacionar esta causal con el
abandono de una tarea determinada", 1182ya que esta última hipótesis pareciera vincularse
más bien a la negativa de prestar servicios o al incumplimiento de obligaciones laborales,
conclusión derivada de la lógica del principio de tipicidad y subsunción causal.
En cuanto a lo temporal, el código exige que la salida intempestiva sea "durante las horas
de trabajo". Esto se vincula estrictamente a la delimitación contractual de la
jornada,1183entendiéndose por tal al "tiempo durante el cual debe prestarse el trabajo".1184
Creemos relevante esta consideración, por cuanto el legislador impone, dentro del
contenido mínimo del contrato de trabajo, la duración y la distribución de la jornada, en la
que el trabajador debe ejecutar la prestación por la que fue contratado en la forma y el
modo acordado.1185
Finalmente, el artículo 160, Nº 4, letra a), del Código del Trabajo, exige que la salida,
además de intempestiva, fuera del horario de trabajo y del sitio de la faena, sea "sin permiso
del empleador o de quien lo represente".
Dicho requisito exige normativamente una autorización, verbal o escrita, 1188formulada por
la contraparte del contrato de trabajo, esto es, el titular que actúa, como acreedor laboral y
que requiere la prestación continua del trabajador.1189
En virtud del principio de representación aparente, basta que el permiso sea otorgado por
quien ejerza fácticamente el poder de dirección en relación con el trabajador, sea ejercido
por sí o representado por otros, según lo dispuesto en el artículo 4º del Código del
Trabajo.1190
7. LA NEGATIVA A TRABAJAR
Así, como señala Palomeque, tales nociones tienen que ver "esencialmente con las
exigencias del poder de dirección" y "el control de la actividad laboral", en la medida en
que la negativa a trabajar, en cuanto ilícito, impide de modo directo el ejercicio habitual de
la función reguladora que realiza el poder de dirección y control empresarial en el
dispositivo contractual. Entonces, lo que la doctrina denomina "ingenua o interesadamente"
como deberes éticos del trabajador, no son otra cosa que una garantía legislativa a favor del
empleador, una forma de autotutela autorizada para asegurar la plena adecuación de la
prestación laboral al interés económico empresarial que prevalece por sobre el del
trabajador.1198
Con base en lo anterior, el elemento volitivo de la misma viene dado por una conducta
explícita y pertinaz del trabajador de no cumplir con las tareas convenidas, así como dejar
de cumplir las órdenes e instrucciones que imparta el empleador.
Por lo mismo, podríamos asumir que la faz subjetiva de este ilícito viene dada por el
dolo, en el sentido de que su actuar viene configurado en términos subjetivos por la
voluntad deliberada del trabajador a no prestar sus servicios.
Tanto el contenido obligacional y la orden deben ser de forma clara y concreta, pues si no
consta la existencia de un requerimiento previo y expreso, el trabajador no puede incurrir
en esta causal.1208
En cuanto al resultado, el artículo 160, Nº 4, letra a), del Código del Trabajo, omite
referencia a la lesividad como elemento integrante del tipo laboral. Por lo mismo, este
ilícito debe ser calificado como de actividad, por cuanto el tipo normativo solo exige la
conducta del autor para su realización, sin necesidad de un hecho separado de la misma.1210
En tal caso, la realización del tipo coincide con el último acto de la acción y, por tanto,
no se produce un resultado separable de ella.1211Así, a diferencia de la salida intempestiva,
no sería correcto sostener la exigencia de un perjuicio.
El artículo 160, Nº 4, letra b), del Código del Trabajo, limita la negativa a trabajar como
ilícito, exigiendo en su tipicidad que la negativa a trabajar sin causa justificada sea con
respecto a "las faenas convenidas en el contrato".
De esta forma, el abandono por negativa a trabajar se vincula con las funciones que el
trabajador se encuentra obligado según su contrato de trabajo, delimitando su contenido a la
prestación laboral.
Creemos relevante esta consideración, por cuanto el legislador impone dentro del
contenido mínimo del contrato de trabajo regulado en el artículo 10, Nº 3, del Código del
Trabajo, la determinación de la naturaleza de los servicios y del lugar o la ciudad en que
hayan de prestarse. El contrato podrá señalar dos o más funciones específicas, sean estas
alternativas o complementarias.1214
Como señala Irureta, las tareas convenidas delimitan el contenido obligacional exigible al
trabajador y permiten determinar el ejercicio regular del poder de dirección, centrando la
desobediencia al incumplimiento contractual frente al ejercicio regular del poder de
dirección.1215
De otro modo, y como hemos indicado, se generaría una imprecisión adicional que
beneficia a quien detenta una posición de superioridad, máxime si es la propia ley laboral
que obliga la escrituración y la claridad del contenido obligacional y las funciones de la
prestación laboral,1218siendo exigible, por los mismos fundamentos, claridad en el seno del
régimen obligacional y, por consecuencia, sobre los supuestos en que se sostiene la
hipótesis sancionatoria.
Sin perjuicio de los elementos objetivos que integran las distintas formas de ausentismo,
nuestro ordenamiento modela las hipótesis de despido disciplinario como una justa causa
definida estructuralmente por su elemento subjetivo, en la que su configuración no viene
dada solamente por la constatación objetiva de la ausencia o abandono, sino que también y
esencialmente, por su justificación.
En efecto, desde un punto de vista normativo, se observa en el artículo 160, Nºs. 3 y 4 del
Código del Trabajo, que la centralidad de los supuestos de absentismo subjetivo se
encuentra definida por un concepto de textura abierta: la causa justificada.1223
Por lo mismo, con el fin de otorgar seguridad jurídica, lo lógico es preguntarnos cuándo
existe una causa justificada. Conceptualmente, el legislador laboral no la ha definido, ni
tampoco ha establecido elementos que permitan clarificar la naturaleza del impedimento
que lo configura, pudiendo ser "de cualquier tipo".1225
En general, se ha entendido que las causales que pueden dar origen al impedimento que
determina la ausencia laboral es múltiple, ya que la ley no establece un catálogo de
situaciones que expliquen la justificación.
Sobre este, Thayer y Novoa indican que la noción de causa justificada se determinará por
la "prudencia y buen sentido", es decir, habrá justificación cuando el trabajador ha tenido
"un motivo atendible", en términos racionales, para no concurrir a sus labores, teniéndose
presente que "no existe la intención de romper el contrato", interpretándose estas
interrupciones como simples suspensiones.1226
Por su parte, Gamonal y Guidi la conceptualizan como "los motivos que permiten
excusar la falta del trabajador a la luz de la razonabilidad y sensatez del caso". 1227Por lo
mismo, se entiende que puede configurarla cualquier hecho "que, atendida su naturaleza y
entidad, haya hecho imposible al trabajador concurrir a su trabajo normalmente".1228
Por lo mismo, desde un punto de vista inverso, "cada vez que no exista razón alguna o
cuando se aleguen razones inciertas, inadecuadas o insuficientes, no habrá justificación".1229
De esta forma, los ilícitos laborales que se asocian tanto a la ausencia como al abandono
deben ser sin justificación, todo lo cual permite resolver la conducta infraccional desde el
"test de culpabilidad", que exige al trabajador que fundamente las razones de la
inasistencia, la que debe analizarse "en su propia realidad", 1230sin perjuicio de las reglas
probatorias en materia de despido.1231
Agrega lo que orienta hacia la falta de una razón o motivo suficiente que determine que
la ausencia del dependiente a sus labores resulta aceptable, por lo que, en la medida que
exista alguna norma legal o reglamentaria o algún evento o circunstancia de indudable
entidad que permita dispensar su ausencia, la aplicación de la causal en estudio será
improcedente.1233
— El elemento volitivo es central, toda vez que existen circunstancias que, por su
concurrencia, no intervienen la voluntad culpable del trabajador y que lo eximirían de
responsabilidad o viceversa.
Por nuestra parte, creemos que la voluntad en la concurrencia a sus labores es irrelevante,
siendo únicamente central para determinar la ilicitud de la conducta reprochable en el caso
de las ausencias, la justificación. Desde un punto de vista estrictamente normativo, la ley en
ningún momento plantea o hace referencia a la circunstancia de la voluntariedad, sino que
define expresamente como elemento configurativo del tipo laboral la no justificación de la
ausencia.
Como indica la doctrina citada, dicho concepto se refiere a la prudencia y buen sentido a
un motivo atendible que debe apreciarse desde la razonabilidad y sensatez del caso,
ponderando la naturaleza y la entidad del hecho que impide al trabajador concurrir a su
trabajo o interrumpir la prestación, siendo irrelevante en este esquema si concurre al mismo
con su voluntad. Por lo mismo, lo importante es la existencia de un precepto legal,
reglamentario o circunstancia de indudable valor que disculpe la no asistencia, cuestión en
que no influye el elemento volitivo.
a) La enfermedad
Así, la enfermedad puede acreditarse por cualquier medio, tanto por testigos como por
documentos, consistentes estos últimos en certificados médicos, comprobantes de atención
médica, licencias médicas y otros.1245Por lo mismo, la noción de enfermedad como justa
causa de absentismo no debe vincularse necesariamente a una licencia médica, 1246pudiendo
existir "diversos medios para probar tal hecho", siendo tal instrumento "solo uno de
ellos".1247
Una segunda cuestión en esta línea pasa por la comunicación oportuna de la enfermedad
al empleador con el fin de que pueda adoptar las medidas necesarias para reorganizar el
trabajo y evitar la afectación al proceso productivo por la ausencia o abandono del
dependiente.
Sobre tal problemática, pero a partir de la licencia médica, Irureta 1249sintetiza el debate en
dos posiciones: i) el trámite de la comunicación es esencial, por lo que la licencia cuando es
entregada fuera de plazo la comunicación extemporánea no justifica la inasistencia; 1250ii) si
bien es cierto que la concesión de licencias médicas obliga al trabajador a comunicarla
dentro de un plazo determinado, el incumplimiento de esta norma no es suficiente para
justificar el despido.1251
Uno de los requisitos para que la desobediencia como forma de absentismo constituya
causal de despido es que sea injustificada, vinculándose con el ejercicio regular del poder
de dirección por parte del empleador. El poder empresarial se encuentra sometido a límites
sustanciales y formales que constituyen, a su vez, requisitos de validez y eficacia dados por
disposiciones constitucionales y legales, como también por el desenvolvimiento de la lógica
contractual, modulando su aplicación y ejercicio.1252
Una primera posición doctrinaria tiene relación con que el trabajador debe obedecer las
órdenes del empleador, incluso en el supuesto de que constituya una extralimitación del
poder de dirección, quedándole al trabajador el derecho a reclamar de la misma ante los
órganos de control correspondiente, pero con posterioridad al cumplimiento de las
instrucciones y directrices ordenadas.1254
Este correlato es la extrapolación del principio solve et repete del derecho administrativo,
que en materia laboral se expresa bajo el "principio obedece y luego reclama". Es
desarrollada por la doctrina y la jurisprudencia comparada para determinar el ámbito del
deber de obediencia del trabajador1255como clara expresión de la dependencia del trabajador
con respecto al empleador, desarrollándose como un intento a "impedir fisuras en el poder
de aquel".1256
Esto se fundamenta en el temor a que "si se permitiese a los operarios examinar en cada
caso las órdenes de la empresa, sería imposible mantener el orden y la disciplina creando un
verdadero caos en el mundo del trabajo"1257que, derivado de su naturaleza, el derecho a la
resistencia se trata de un "remedio extremo" que atenta "contra la certeza jurídica del
conjunto del tejido empresarial",1258en el que el empleador goza de una presunción de
legitimidad en el ejercicio de sus poderes empresariales.1259
Para esta postura, el "obedece y luego reclama" se basa en la idea de que "el trabajador
no es quien para juzgar ni decidir de antemano que una orden empresarial es irregular, por
lo que la orden empresarial se presume lícita".1260
Esta noción es conceptualizada como "la facultad del trabajador de desobedecer las
órdenes del empleador cuando estas no pertenecen al ámbito de un ejercicio regular de las
facultades directivas del empresario".1261
Por su parte, tampoco existe uniformidad en la doctrina. Por una parte, se ha indicado
que, en general, en nuestro ordenamiento existe una presunción de legitimidad de la orden
empresarial, con lo que se impone un deber de obediencia abstracto del trabajador sin que
pueda valorar por sí la legitimidad de la orden, existiendo solamente un derecho a reclamo
posterior.1269
Ante esta situación, el trabajador tendrá derecho a interrumpir sus labores y, de ser
necesario, abandonar el lugar de trabajo cuando considere, por motivos razonables, que
continuar con ellas implica un riesgo grave e inminente para su vida o salud. El trabajador
que interrumpa sus labores deberá dar cuenta de ese hecho al empleador dentro del plazo
más breve, quien deberá informar de la suspensión de estas a la Inspección del Trabajo
respectiva.1276
Se trata del supuesto de ius resistentiae más importante en cuanto límite al ejercicio de
los poderes empresariales, que "no puede impedir el goce de los derechos fundamentales de
los trabajadores a su servicio".1277En este contexto, "es legítimo que el trabajador se niegue a
cumplir las órdenes del empleador que constituyen un atentado directo de los derechos
irrenunciables de que es titular, entre los que se comprenden los derechos
fundamentales".1278
Lo anterior se condice con los límites al poder disciplinario, el cual viene configurado en
nuestro ordenamiento jurídico por la eficacia horizontal y directa de los derechos
fundamentales y la noción de ciudadanía en la empresa.1279
De igual forma, el trabajador podrá oponerse también tanto a las órdenes ilegales o
abusivas que emita el empleador.
Por su parte, vendrá a ser una orden arbitraria cuando sea otorgada sin un sustento legal o
contractual. Como se indicó, la negativa a trabajar se vincula con las funciones que el
trabajador se encuentra obligado a ejecutar según su contrato de trabajo, delimitando su
contenido a la prestación laboral. Es así como este supuesto de ius resistentiae emana de la
propia causal de despido, la que, en su tipología, se mediatiza con el contenido
convencional que une a las partes.
Se ha planteado como un límite a esta forma de derecho a la resistencia aquella dada por
el ius variandi contenido en el artículo 12 del Código del Trabajo, por cuanto expresamente
tal disposición establece mecanismos tutelares para reclamar ante la orden
ilegal1285excluyendo la autotutela, no obstante que el trabajador pueda ejercer su derecho a
despido indirecto,1286por cuanto el reclamo que se contempla en el artículo 12 del código del
ramo se entiende efectuado dentro de la vigencia del contrato de trabajo y a objeto de
perseverar en él; en cambio, el incumplimiento grave se invoca en la terminación de la
relación jurídica entre el trabajador y su empleador.
Ahora, sin perjuicio de lo anterior, estimamos que, atendiendo la propia racionalidad del
concepto de justificación, el trabajador podrá desconocer legítimamente las hipótesis de
modificación unilateral del contrato, sin perjuicio de la calificación que se efectúe por el
órgano administrativo. Esto, por cuanto en el caso de despido disciplinario o de la
imposición de una sanción conservativa fundada en la desobediencia del trabajo, podrá
discutirse su regularidad dentro de un proceso impugnatorio del acto empresarial, sin que
configure prejudicialidad la existencia de una resolución administrativa que determine la
legalidad o ilegalidad del ius variandi. En este caso, la obligatoriedad vendrá dada por la
racionalidad de la propia resolución y no por su calificación administrativa.1287
c) La huelga1289
Una primera postura1293entiende que tales formas de absentismo carecen de justa causa y,
por lo mismo, son susceptibles de producir la extinción del contrato de trabajo por efecto
del despido disciplinario por ser comportamientos injustificados. Según esta tesis, de
acuerdo con el ordenamiento jurídico nacional, la huelga solamente tiene lugar al interior
de la negociación colectiva reglada con base en las siguientes consideraciones:1294
(ii) La huelga es un acto de autotutela y, por consecuencia, solamente tiene lugar cuando
el legislador la admite, debiendo ejercitarse dentro de los límites que él mismo establece,
admitiéndose únicamente su ejercicio al interior de la negociación colectiva reglada,
conforme a lo dispuesto en los artículos 345 y siguientes del Código del Trabajo.
No obstante, ante la misma problemática existe una segunda postura, la cual entiende que
la huelga es un derecho fundamental que puede expresarse dentro y fuera de la negociación
colectiva. Esencialmente, esta tesis sostiene que la regla general es que la huelga sea lícita y
que esta se expresa bajo distintas modalidades y formas, pudiendo clasificarse por sus
motivos, objetivos, regulación y características, como también por la forma en la que se
efectúa la alteración del proceso productivo.1295
En este escenario, y siguiendo a Ugarte, 1296la ilicitud o licitud de la huelga dice relación
con la sujeción a las condiciones que prescribe el ordenamiento jurídico, siendo su
calificación dependiente de la forma de ejercicio de esta y no, conceptualmente, vinculada
con la forma en que afecte al proceso productivo.1297
No obstante, esta última tesis tiene algunas precisiones. En efecto, desde un punto de
vista tipológico, se pueden observar dos matizaciones: i) la huelga reglada, contractual y
típica, esto es, aquella que se da dentro del contexto de una negociación colectiva reglada,
tiene ciertas condiciones de licitud; ii) en el caso de la huelga atípica, debe ser una acción
colectiva de los trabajadores que tenga por objeto una reivindicación laboral.
Así, la huelga solo puede ser considerada ilegal en circunstancias específicas que se
regulan en la ley, en la que el ejercicio de esta determina su licitud antes que su modalidad
y forma en que se altera el proceso productivo.
De este modo, será considerada ilegal cuando:1299i) se enmarque dentro del tipo penal del
artículo 11 de la Ley de Seguridad Interior del Estado; ii) la huelga típica en la hipótesis de
los trabajadores que se encuentran en una negociación colectiva reglada y que no pueden
declararse en huelga como lo dispone el artículo 362 del Código del Trabajo; iii) la huelga
típica en el caso de trabajadores que se encuentren dentro de un proceso de negociación
colectiva reglada y que no la sujeten al procedimiento previsto en las reglas legales
respectivas; iv) la huelga típica en el caso de trabajadores con contrato por obra o faena
transitoria que se encuentren dentro de un proceso de negociación colectiva reglada y que,
de conformidad a la ley, no gozarán de la prerrogativa de la huelga ni fuero (artículos 365 y
siguientes del Código del Trabajo).
Agregaríamos a esta lista: v) el sabotaje; vi) el boicot; y vii) la huelga de los funcionarios
del Estado y municipalidades, como también la de los trabajadores que presten servicios en
corporaciones o empresas, cualquiera sea su naturaleza, finalidad o función, que atiendan
servicios de utilidad pública o cuya paralización cause grave daño a la salud, a la economía
del país, al abastecimiento de la población o a la seguridad nacional, declarada según lo
prescrito en el ordenamiento jurídico (artículo 19, Nº 16, de la Constitución Política de la
República).
A partir de la redacción del artículo 355 del Código del Trabajo, 1300se produce una tensión
interpretativa con respecto a los efectos de la huelga y a las faltas disciplinarias. Por una
parte, una primera tesis entiende que la huelga suspende absolutamente los poderes del
empleador durante la misma, entre ellos el poder disciplinario. 1301Una segunda posición
entiende que la huelga no suspende el poder disciplinario del empleador, pudiendo, por
tanto, sancionarse las conductas que vulneren el contenido obligacional del contrato durante
la huelga.1302
En este escenario, nos parece irrelevante aquella discusión sobre la suspensión del poder
disciplinario, por cuanto la legalidad de la conducta no derivará de la posibilidad del
empleador de castigar una conducta, sino, más bien, de si el ejercicio de la huelga es
justificado, por cuanto, además, la configuración del poder disciplinario no emana del
contrato, sino de la ley,1308por lo que es indiferente a los efectos suspensivos que generan en
los derechos y obligaciones que derivan del contrato de trabajo.
En este escenario, debido a que el tenor literal del precepto constitucional prohíbe la
huelga en determinados supuestos, "¿cuál es el fundamento de su configuración como
derecho?". Como resume Rojas, dos son las tesis enmarcadas en la problematización del
reconocimiento expreso o implícito.1310Por una parte, al entenderse que con respecto a
determinados supuestos está prohibida, a contrario sensu, corresponde entender que los
demás trabajadores no incluidos en tal prohibición tienen el derecho a declarar y hacer
efectiva la huelga.1311Por otro lado, se plantea que el derecho a huelga se reconoce
expresamente a partir de la idea de la autonomía sindical, en cuanto comprende todos los
elementos de la libertad sindical.1312Una última tesis reconoce la huelga, pero a partir de la
idea del bloque de constitucionalidad, integrado por el Pacto de Derechos Económicos
Sociales y Culturales, como también por los convenios de la OIT.1313
Fuera cual fuera la tesis sostenida, en todos los casos se reconoce la huelga como derecho
fundamental.1314
En este contexto, es preciso tener en cuenta que, en nuestro ordenamiento jurídico, existe
un modelo abierto, no taxativo, meramente enunciativo de las conductas vulneradoras de la
libertad sindical,1322en la que la sola concurrencia de la situación fáctica configura el ilícito,
sin que sea necesario un elemento subjetivo como dolo o culpa.1323
En nuestro ordenamiento jurídico hay un absoluto silencio con respecto a las faltas de
asistencia al trabajo debido a la privación de libertad por tribunales de justicia, por lo que
las respuestas han venido esencialmente de la jurisprudencia.
Con respecto a la primera tesis, esto es aquella que estima que la privación de libertad
constituye una justa causa de ausencia. En un primer orden se indica que las causales que
pueden dar origen al impedimento que determina la ausencia laboral pueden ser múltiples,
ya que la ley no establece un catálogo de situaciones que expliquen el ausentismo, siendo
una de estas el caso fortuito o fuerza mayor. Contempla el artículo 45 del Código Civil, a
vía ejemplar, precisamente "los actos de autoridad ejercidos por un funcionario público",
que configuran un imprevisto al que no es posible resistir.
Dicha conclusión tiene presente que la sede laboral no es la idónea para determinar
eventuales responsabilidades penales del trabajador y que de ella solo se requiere la
ponderación y el análisis de la causa con que se justifica la ausencia a sus labores y,
consecuencialmente, la decisión sobre la procedencia del despido efectuado por el
empleador, es decir, a si es o no justificada la ausencia del trabajador a su lugar de trabajo,
y, por lo tanto, si procede declarar injustificado el despido realizado por el empleador. Es
en la sede penal en la que se debe decidir lo tocante a su participación en el hecho que dio
origen a la investigación criminal.
Así, con respecto a la segunda tesis, aunque si bien también se ha discurrido sobre la idea
de caso fortuito o fuerza mayor, el énfasis ha estado en la imprevisibilidad. En el caso, la
acción voluntaria del trabajador que ha significado su privación de libertad por la
participación culpable en un hecho ilícito puede considerarse como irresistible por cuanto
se trata de la orden de una autoridad, pero no es dable de calificarse de imprevisible, por
cuanto quien ejecuta voluntariamente un acto penado por la ley debió prever los resultados
de esa acción y la posibilidad de ser, en fin, descubierto y sancionado.
En este caso, la ausencia del trabajador a su labor habitual se debió a una conducta
propia, que radicó en su conducta dolosa y no en actos de fuerza mayor justificativa.
Como puede observarse, las tres tesis descansan en la idea de voluntariedad, en concreto
la culpabilidad del trabajador en el ilícito penal, con algunos matices con respecto a la
oportunidad de poner término al contrato de manera justificada, en relación con la
culpabilidad del trabajador y la imputación del delito que justifica la privación de libertad.
Creemos necesario indicar que compartimos la tesis minoritaria que acepta la privación
de libertad como justo motivo de ausencia laboral, rechazando expresamente la que
justifica la extinción del contrato de trabajo por esta circunstancia.
Dicho lo anterior, creemos oportuno manifestar algunas apreciaciones críticas con
respecto a la posibilidad de que la privación de libertad por acto de autoridad pueda
justificar la ausencia laboral.
— Voluntariedad y justificación
En efecto, la ley en ningún momento plantea o hace referencia al aspecto volitivo, sino
todo lo contrario, el elemento configurativo del tipo normativo se centra en la justificación
de la ausencia y no en la voluntariedad de la acción que conllevó la ausencia laboral. Como
observamos, la idea de causa justificada se refiere a la prudencia y buen sentido, a un
motivo racionalmente atendible que debe apreciarse desde la razonabilidad y sensatez del
caso, atendiendo la naturaleza y entidad del hecho que impide al trabajador concurrir a su
trabajo. Por lo mismo, lo relevante es la existencia de un precepto legal, reglamentario o
circunstancia de indudable valor que lo disculpen de la no asistencia, cuestión en la que no
influye la voluntariedad.
Creemos que acá se encuentra el eje central de la discusión, por cuanto, como
comentamos, el desarrollo doctrinario y jurisprudencial en Chile se ha hecho sobre la idea
de la voluntariedad como requisito del modelo causal de despido, cuestión muy vinculada a
su construcción teórica como resolución contractual y no como un acto de disciplinamiento.
La tesis impugnada indica que la acción voluntaria del trabajador no puede calificarse de
imprevisible. Quien ejecuta voluntariamente un acto penado por la ley debió prever los
resultados de esa acción y la posibilidad de ser, en fin, descubierto y sancionado. Por lo
mismo, el despido del trabajador se encuentra justificado en la medida que se acredite que
no se ejecutó la prestación laboral debida, en razón de haber perpetrado un ilícito penal,
debiéndose la ausencia del trabajador a su labor habitual a una conducta propia. En otros
términos, "lo que es causa de la causa es una causa del mal causado".1334
Lo anterior, junto con partir de la errada idea de la voluntariedad como elemento del tipo
normativo y desde una equivocada oportunidad de ponderación del acto sujeto a control
judicial, razona, a su vez, que quien ejecuta una acción prohibida es responsable por todas
las consecuencias que derivan de esa acción, incluso aun de las imprevisibles y no
dominables por el autor, idea propia de la versari in re illicita.1335
Dicho principio del derecho canónico parte del supuesto de que se hace responsable al
sujeto por el solo hecho de "encontrarse dentro de un asunto ilícito", 1336sin mediar
culpabilidad, con respecto a un resultado posterior que se ha producido en forma fortuita.
Es la ausencia total de esa posibilidad de prever el resultado mayor lo que da forma a la
versari, lo que a su vez determina, en resumen, que "cualquier persona responderá, aunque
no tenga culpa, de todas las consecuencias que se deriven de su acción prohibida".1337
En concreto, creemos que dicho principio no puede convalidar ni extenderse al derecho
del trabajo al momento de determinar la justificación de la aplicación de la medida
sancionatoria de mayor intensidad como es el despido disciplinario.
Más aún, la complejidad de las normas adjetivas y sustantivas del derecho penal reconoce
un amplio abanico de posibilidades alternativas a una sentencia absolutoria o condenatoria,
lo que priva de operatividad práctica a la tesis planteada.
1. GENERAL
Este supuesto extintivo ha tenido un largo tránsito normativo que puede encontrar su
inicio en las primeras leyes laborales1342que preconfiguraron la codificación en Chile,1343la
que sufrió sucesivos cambios normativos1344que terminaron, no obstante, por volver a su
primitiva redacción,1345encontrándose en la actualidad contenida en el artículo 160, Nº 6, del
Código del Trabajo.
Por nuestra parte, una vez más, no podemos compartir una visión revisionista del despido
subjetivo, vinculada o reconducida al derecho de los contratos, como al incumplimiento de
obligaciones contractuales y deberes de conducta.
A nuestro entender, el contenido de esta causal está relacionado indefectiblemente a la
disciplina laboral, como también a la centralidad de la propiedad y la tutela privilegiada de
los intereses empresariales como fruto de la valoración preferente que hace el ordenamiento
jurídico de su defensa y protección, que consagran, jurídicamente, la primacía social y
económica del capital por sobre el trabajo, mediante la puesta a disposición de instrumentos
jurídicos eficaces para su autotutela privada.1348
Sobre este punto, tampoco ha existido mayor desarrollo del fundamento de esta causal ni
su bien jurídico protegido. En el único estudio sobre la materia, se ha indicado que esta
figura busca "proteger el patrimonio que el empleador ha utilizado para poner en
movimiento la actividad productiva".1353
Por nuestra parte, creemos que el bien jurídico protegido es mucho más limitado. La idea
de patrimonio, en cuanto atributo de la personalidad, lo constituye una universalidad
jurídica indeterminada, integrada por un activo y un pasivo, noción abstracta, virtual e
inmutable, tanto en una dimensión material como moral, que se opone a la individualidad
de los bienes que lo conforman.1354
En esta línea, si nos detenemos en el objeto material de protección definido por la norma,
este se limita a las instalaciones, maquinarias, herramientas, útiles de trabajo, productos o
mercancías, todo lo cual, por su singularidad, se opone a la idea universal de patrimonio.
Por lo mismo, creemos que el bien jurídico protegido es la propiedad, alcanzando
mediante la noción de "cosificación de los derechos",1355las facultades inherentes al derecho
dominio, uso, goce y disposición de determinados bienes del empleador, definidos
expresamente por la norma.
3. LA CONDUCTA PROHIBIDA
— La forma de comisión
Esto, por cuanto, por una parte, el resultado de perjuicio puede ser alcanzado mediante
una acción positiva, expresada por un movimiento corporal dirigido por la voluntad y con
un fin determinado, el cual es alterar, destruir o inutilizar el bien de propiedad del
empleador, en la forma descrita en el artículo 160, Nº 6, del Código del Trabajo.
En este esquema, también creemos que la conducta puede ser ejecutada y configurada por
una forma de comisión por omisión, esto es, por el no hacer, por la no ejecución de parte
del trabajador de un comportamiento determinado que está obligado a realizar en atención a
las funciones que ejecuta en virtud de su cargo y contrato.
Con respecto a esta última forma de comisión por omisión impropia, creemos que el
trabajador solo podría ser sancionado por un comportamiento omisivo en la hipótesis que
tuviese la obligación expresa de intervenir, en atención a las funciones que
contractualmente se encuentra obligado a ejecutar.1358
En tal supuesto, se podrá configurar esta forma de comisión solo cuando exista una
obligación de actuación, una posición de garante, en virtud de la cual el trabajador tenga el
deber jurídico concreto de obrar para impedir que se produzca un resultado ofensivo que
podía ser impedido.1359
En este contexto, podría plantearse una interesante discusión con respecto a formas de
comisión por omisión impropia derivadas de fuentes distintas a la ley y el contrato, 1360como
lo es la injerencia, esto es, "hacer precedente creador de un riesgo". 1361Como señala
Izquierdo, tal noción se fundamenta en quien con su conducta ha creado un riesgo, se
constituye en garante de los bienes jurídicos que ha puesto en peligro, por lo mismo, "quien
la ejecuta queda erigido en custodio de ese bien, surgiendo, en consecuencia, el deber
jurídico de actuar a fin de sustraerlo a los riesgos así generados, de suerte que, si no lo hace,
el resultado típico le es imputable a título de comisión por omisión".1362
Ahora, la pregunta es si el ilícito laboral contenido en el artículo 160, Nº 6, del Código
del Trabajo, puede configurarse por tal forma de comisión por omisión. Por nuestra parte,
creemos que no es posible.
En primer lugar, en las hipótesis de injerencia no puede apreciarse una omisión, sino solo
una acción. En efecto, si el daño efectivo sobreviene como consecuencia del riesgo creado,
el mismo no proviene de la mera omisión de limitar el riesgo, sino de su actividad positiva
cuando lo creó, existiendo una relación de causalidad que viene iniciada por una acción.1363
Una segunda vertiente, más contemporánea, observa también el perjuicio desde un punto
de vista funcional, "que vincula el daño con la pérdida en el valor de uso o bien con la
inutilización del objeto", perdiendo sus cualidades y utilidades intrínsecas, demostrando
ineficacia productiva o falta de rentabilidad, sin que exista necesariamente un deterioro o
menoscabo material. 1367-1368
Igualmente, se señala que debe "tratarse de un detrimento concreto sobre la cosa y, desde
luego, que provoque la disminución real y efectiva del patrimonio del empleador".1371
Sin perjuicio de las ambigüedades propias del concepto, una primera conclusión es la de
calificación de este ilícito como de resultado, por cuanto el tipo normativo exige, además de
la conducta, un hecho separado de la misma, un cambio en el mundo exterior.
Se debe recordar que en materia laboral no existe normativamente una distinción del iter
sancionable que justifique la punibilidad de conductas laborales en etapas anteriores a la
consumación, como la tentativa y frustración. En esta línea, el tipo laboral solo sanciona la
conducta consumada al exigir el perjuicio material, por lo que no parece razonable, desde la
técnica de la tipicidad, sancionar hipótesis de actos preparatorios de la ejecución con la
extinción del contrato.
En efecto, en esta causal "el perjuicio tiene que ser de cierta gravedad", 1375debiendo ser de
"entidad relevante y sobre un bien que tenga importancia necesaria para el buen desempeño
de la actividad y poductividad",1376por lo que perjuicio irrelevante quedaría fuera del
supuesto extintivo.
En este caso, nos encontramos ante una hipótesis de daño que carece de antijuridicidad y
se encuentra permitido por una causal de justificación, 1381como es la obtención de fines
constitucionalmente relevantes: la igualdad, la libertad y la participación política.
La problemática se centrará en este contexto sobre los límites del derecho a huelga y su
colisión sobre la protección de terceros,1382como también sus modalidades de ejercicio.1383
La doctrina parece tener una posición uniforme, en el sentido de que la norma exige
"perentoriamente que debe ser un acto intencional", 1385requiriendo "un propósito previo de
causar el perjuicio",1386una "intención de dañar",1387configurándose el ilícito por la "acción u
omisión dolosa o mal intencionada del trabajador".1388
Por lo mismo, se "requiere una acción u omisión dolosa o mal intencionada del
trabajador", lo que, en este contexto, "sin lugar a duda excluye la imprudencia temeraria o
negligencia inexcusable",1397en resumen "acciones dolosas"1398con la intensión de dañar.1399
A pesar de lo anterior, la situación puede ser más compleja, en cuanto si bien se entiende
que la subjetividad viene dada en su intencionalidad por el dolo, habrá que distinguir si es
una hipótesis cualificada o bien una genérica la que configura la causal.
Por nuestra parte estimamos que, por la naturaleza del ilícito, la conducta reprochada y el
objeto protegido solo puede configurarse por determinadas formas específicas de dolo, esto
es, aquella dada por la intención o propósito directas, como también como aquel
determinado por las consecuencias seguras, excluyéndose el dolo eventual.
Esto, por cuanto de la estructura del tipo se observa que satisface el resultado solamente
la intencionalidad dirigida a producir un perjuicio a determinados bienes del empleador,
incluyéndose así, en la faz subjetiva, aquellos supuestos en que el trabajador se representa
el hecho típico como consecuencia segura de su actuar y, no obstante, decide obrar.
El artículo 160, Nº 6, del Código del Trabajo, indica expresamente el objeto de
protección, poniendo énfasis en determinados bienes: instalaciones, maquinarias,
herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías.
Como señala la doctrina, "en todas estas hipótesis subyace la idea de bienes vinculados a
la actividad productiva",1401lo que, en cierta medida, permite delimitar el bien jurídico
protegido y el ámbito de ejecución de la infracción, entendiéndose que la misma debe
producirse con ocasión del contrato de trabajo.1402
Se indica, por una parte, que "la referencia es amplia y, de cierta forma, denota una
vocación generalista como si se intentara enumerar a título ejemplar".1404
Para una primera postura —extrapolada desde el derecho penal a propósito del delito de
daños— la configuración del ilícito requiere que la cosa sea ajena, por cuanto el daño en
cosa propia no esta´ castigado, fundado en la idea de que la propiedad y sus atributos son
esencialmente disponibles.1406
En esta misma línea argumental, se ha indicado que la definición del sujeto pasivo viene
dada por la condición de titular sobre los bienes objeto de protección, la cual surge de la
titularidad que se tenga sobre el dominio o sobre cualquier otro derecho que reconozca su
condición, como el del poseedor, arrendatario, usufructuario o incluso prestatario. Así, lo
que se exige, es que el empleador tenga una determinada capacidad o poder de decisión
sobre el bien y cuya alteración o destrucción lo perjudica, pudiendo, por tanto, ser de
propiedad de un tercero.1408
En cuanto a los productos o mercancías, "se refiere a los frutos, bienes o mercancías del
empleador y que son susceptibles de valor comercial".1410
672GÓMEZ ABELLEIRA, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario, ob. cit., p. 130.
673Ibid., p. 133.
674Art. 160 Nº 7 Código del Trabajo "El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga
término invocando una o más de las siguientes causales: (...) Nº 7 Incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato".
675Ley Nº 4.093 del Contrato de Trabajo de 29 de septiembre de 1924, en su artículo 5º indicaba que: "el contrato de trabajo termina con las
causales jenerales de separación de los contratos, y, en especial por las siguientes: cuando una de las partes falta gravemente a sus obligaciones
relativas a la ejecución del contrato" (sic).
676En su artículo 9º señalaba que: "el Contrato de Trabajo termina: Nº 9 por faltas graves a las obligaciones que impone el contrato de
trabajo".
677V. MELLA, P. (2001). "El despido indirecto o resolución del contrato de trabajo por incumplimiento patronal". Revista de Derecho
Universidad de Concepción (210); BARAHONA, F. (2008). Despido indirecto. Santiago: PuntoLex.
678NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 253. En similar sentido, VARGAS MIRANDA, R. (2014). Terminación
del contrato de trabajo, t. II, ob. cit., p. 333.
679En la Encuesta Laboral (ENCLA) se ha indicado invariablemente en sus diversas versiones que tratan el despido (2011, 2008, 2006, 2004,
2002, 1999 y 1998) que la causal de necesidades de la empresa (artículo 161 del Código del Trabajo) ha sido más utilizada que la causal de
despido disciplinario (160 del Código del Trabajo) incluso incorporando a esta última los diversos motivos de despido imputables a la conducta
del trabajador.
680NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 253 y VARGAS MIRANDA, R. (2014). Terminación del contrato de
trabajo, t. II, ob. cit., p. 333.
681THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo, ob. cit., t. IV, p. 54.
683GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 102, 277 y ss.
684V. FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit.
685Con extensión nos referimos a la discusión de su naturaleza jurídica y su encuadre en el ordenamiento jurídico nacional. Supra Capítulo II.
686MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 131.
688ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 425.
690Lizama indica, con base en criterios jurisprudenciales, algunas hipótesis: los atrasos reiterados, estado de ebriedad, protesto de cheques,
incumplimiento de metas de rendimiento. LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 183-184. En similar sentido, reconociendo tal
utilización. MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., pp. 132 y ss.
691Según la Jurisprudencia configuran incumplimiento grave: la presentación al trabajo en estado de ebriedad (sentencia Corte de Apelaciones
de Puerto Montt, 3 de noviembre de 2006, rol Nº 139-2006; sentencia Corte Suprema, 14 de octubre de 2002, rol Nº 2982-2002; sentencia Corte
de Apelaciones de Santiago, 14 de enero de 2016, rol Nº 1705-2015); realización de trabajos o negocios de la misma actividad comercial del
empleador (sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 17 de julio de 2009, rol Nº 1780-2008); ausencias sistemáticas al trabajo (sentencia Corte
Suprema, 13 de junio de 2013, rol Nº 1242-2013); atrasos en la presentación al trabajo (sentencia Corte Suprema, 11 de octubre de 2007, rol
Nº 599-2007; sentencia Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 1 de agosto de 2006, rol Nº 28-2006; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago,
4 de julio de 2008, rol Nº 4534-2007), entre otros.
692FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 65. En similar sentido lo señaló GAETE, A. (1967). Tratado de
Derecho del Trabajo y Seguridad Social, (t. I), Santiago: Editorial Jurídica, p. 243.
693Ver, por ejemplo, versión del Código del Trabajo (Ley Nº 18.620) artículos 156 y 157; en el mismo sentido han ido las modificaciones
introducidas por las Leyes Nºs. 19.010, 19.759, 20.005 y 20.607.
694Sobre el punto ver Sentencia Corte Suprema 8 de septiembre de 1981, RDJ, 2ª parte sección 3ª (1981), p. 98. Corte de Apelaciones de
Santiago, 25 de agosto de 1986, rol Nº 1317-1986, GJ Nº 74 (1986), p. 66, citadas por FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del
empleador, ob. cit., pp. 176 y ss. Ver también Corte de Apelaciones de Valparaíso, 28 de marzo de 2014, rol Nº 3-2014 y Sentencia Juzgado de
Letras del Trabajo de Colina, RIT M-161-2018, 28 de septiembre de 2018.
695Se fundamenta lo anterior con base en lo dispuesto en el artículo 1546 del Código Civil chileno. ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo.
Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 425. En este sentido ver Sentencia Corte Suprema, 5 de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010; Corte de
Apelaciones de Santiago, rol Nº 367-2020, 30 de noviembre de 2020; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 12 de noviembre de 2002,
rol Nº 2954-2002. En similar sentido, sentencia Corte Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago,
11 de enero de 2005, rol Nº 1861-2003; sentencia Corte Suprema, 5 de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010; sentencia Corte de Apelaciones de
Rancagua, 3 de diciembre de 2001, rol Nº 3713-2001; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 3 de marzo de 2006, rol Nº 3350-2005;
sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de octubre 2004, rol Nº 8624-2004; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 3 de marzo de
2006, rol Nº 3350-2005; sentencia Corte de Apelaciones de Iquique, 3 de septiembre de 2007, rol Nº 69-2007; sentencia Corte Suprema, 13 de
mayo de 2008, rol Nº 1003-2008; sentencia Corte Suprema, 4 de diciembre de 2008, rol Nº 6072-2008; sentencia Corte Suprema, 13 de junio de
2013, rol Nº 1242-2013; sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 7 de noviembre de 2013, rol Nº 119-2013; sentencia Corte de Apelaciones
de Santiago, 14 de noviembre de 2014, rol Nº 610-2014; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de noviembre de 2014, rol Nº 1276-2014;
Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1502-2016 de 15 de noviembre de 2016.
698En sentido contrario, GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 279.
699Ibid.
702Sobre su reconocimiento en nuestro ordenamiento jurídico: Sentencia Corte Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; sentencia Corte
de Apelaciones de Concepción, 12 de noviembre de 2002, rol Nº 2954-2002. Desde el punto de vista de los derechos del trabajador y la condición
más beneficiosa como fuente de obligaciones y derechos tácitos o subentendidos, v. BALLESTER, F. (2011). La condición más beneficiosa.
Caracterización y eficacia de las mejoras contractuales, ob. cit., pp. 131 y ss.
703FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 433 y ss.
704MONEREO, J. y FERNÁNDEZ, J. (1997). La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
705En este sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de abril de 2011, rol Nº 355-2010. "El incumplimiento, entonces, debe
tener una conexión necesaria y directa con el contrato de trabajo. Ello impide extender la sanción a cualquiera otra fuente, privilegiando la de
carácter contractual, y que corresponde a aquella que cae directamente bajo los sentidos de los contratantes".
706En un similar sentido se ha resuelto que "para establecer si el demandante incumplió gravemente las obligaciones que le impone su contrato
de trabajo, resulta básico tener certeza acerca de la exacta naturaleza de los servicios que debía prestar para su empleador". En dicho fallo se indica
que no cumple esta exigencia el contrato que no contiene la descripción del cargo ni señala las tareas que debe cumplir el trabajador. Sentencia
Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de septiembre 2002, rol Nº 7069-2001.
707Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo.
709En esta línea, NADAL, D. (2001). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit.; VARGAS,
R. (2014). Terminación del contrato de trabajo, ob. cit.; THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit.
711Sentencia Corte Suprema, 23 de abril de 1992, rol Nº 5699; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de enero de 2009, rol
Nº 438-2008; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 853-1999, citados por VARGAS MIRANDA, R., cit. (n. 29), I, pp. 393 y ss.;
sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, 12 de octubre de 2005, rol Nº 159-2003. En sentido contrario, sentencias Corte de Apelaciones de
Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 594-2007 y Corte de Apelaciones de Valdivia en rol de ingreso Nº 129-2015.
713Dirección del Trabajo, Dictamen Ord. Nº 766/317, 21 de noviembre de 1995. Citado por VARGAS MIRANDA, Rafael. Terminación del
contrato de trabajo, ob. cit., I, p. 393. Ver también dictamen Dirección Nacional del Trabajo Nº 3.659/180, 2 de octubre de 2001, Ord.
Nº 5.073/082 de fecha 16 de diciembre de 2014. Reconociendo dicha posibilidad: Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre
de 2007, rol Nº 594-2007.
716GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 22.
717UGARTE, J. (1996). "El contenido del contrato individual de trabajo". Boletín Oficial de la Dirección del Trabajo (94), p. 18.
719Sobre el punto ver sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 12 de noviembre de 2002, rol Nº 2954-2002. En similar sentido,
sentencia Corte Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de enero de 2005, rol Nº 1861-
2003; sentencia Corte Suprema, 5 de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010; sentencia Corte de Apelaciones de Rancagua, 3 de diciembre de 2001, rol
Nº 3713-2001; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 3 de marzo de 2006, rol Nº 3350-2005; sentencia Corte de Apelaciones de
Santiago, 29 de octubre 2004, rol Nº 8624-2004; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 3 de marzo de 2006, rol Nº 3350-2005; sentencia
Corte de Apelaciones de Iquique, 3 de septiembre de 2007, rol Nº 69-2007; sentencia Corte Suprema, 13 de mayo de 2008, rol Nº 1003-2008;
sentencia Corte Suprema, 4 de diciembre de 2008, rol Nº 6072-2008; sentencia Corte Suprema, 31 de mayo de 2012, rol Nº 8099-2011; sentencia
Corte Suprema, 13 de junio de 2013, rol Nº 1242-2013; sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 7 de noviembre de 2013, rol Nº 119-2013;
sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 14 de noviembre de 2014, rol Nº 610-2014; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de
noviembre de 2014, rol Nº 1276-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1502-2016 de 15 de noviembre de 2016.
720BORRAJO, E. (1973). Derecho del Trabajo. Madrid: Doncel, pp. 95 y 96. En esta misma línea ALONSO, M. (1960). Derecho del Trabajo
(vol. II). Barcelona: Bosch, p. 364; CHACÓN, G. y PÉREZ, E. (1959). Manual de Derecho del Trabajo. Madrid: Librería General Victoriano Suárez,
p. 211; DIÉGUEZ, G. (1969). La fidelidad del trabajador en LCT. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, p. 1969, pp. 43 y ss.
721MANCINI, G. (1957). La responsabilità contracttuale del prestatore di lavoro, Milano: Giuffrè, p. 25; ICHINO, P. (2003). "Il contratto di
lavoro (III)", en CICU, A.; MESINEO, F.; MENGONI. Trattato di diritto civile e commerciale, Milano: Giuffrè, p. 473.
726TRINONI, G. (1982). L' obbligo di fedeltà nel rapporto di lavoro, Milano: Giuffrè, p. 251.
728Sobre la influencia de la doctrina alemana e italiana en este aspecto, ver GARCÍA, J. (2001). La buena fe en el contrato de trabajo, ob. cit.,
pp. 90 y ss.
731Así lo hemos sostenido en la falta de probidad, las negociaciones incompatibles y, en mayor y menos medida, en las ausencias laborales.
732DOMÍNGUEZ, Á. (2012). "Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación", ob. cit., pp. 19-59.
735GONZÁLEZ, S. (1978). "La fidelidad a la empresa como obligación del trabajador: sentido y alcance en el marco de la relación laboral".
Revista de Política Social, 118, pp. 249 y 250.
737NEVADO, M. (1998). Las restricciones a la competencia en el contrato de trabajo. Madrid: Tecnos, p. 67.
738V. DOMÍNGUEZ, Á. (2012). Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación, ob. cit., pp. 45 y ss.; MARTÍN,
A. (1978). "Ideologías jurídicas y contrato de trabajo", en AA. VV., Ideología y relaciones de trabajo. Sevilla: Publicaciones Universidad de
Sevilla.
739BAYLOS, A. (1977). "El deber de lealtad del trabajador a la empresa, obligación cualitativa y de carácter absoluto". Revista de Política
Social, 115, p. 354.
740Vid. CALVO, F. (2008). Códigos Éticos y Derechos de los Trabajadores. Una aproximación a la práctica en las empresas española.
Albacete: Bomarzo.
743DOMÍNGUEZ, Á. (2012). "Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación", ob. cit., p. 47.
745Sobre el punto la doctrina nacional mayoritaria ha seguido tal postura. Vid. PEÑAILILLO, D. (2003). Las obligaciones. Santiago: Editorial
Jurídica de Chile, p. 409.
746FUEYO, F. (1990). Instituciones de Derecho Civil Moderno. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 194; FUEYO, F. (1992). Cumplimiento
e incumplimiento de las obligaciones. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 306; PEÑAILILLO, D. (2003). Las obligaciones, ob. cit., p. 409.
747Vid. LÓPEZ, J. (2015). La extinción del contrato como última ratio: los mecanismos de protección del contrato de trabajo. Albacete:
Bomarzo, pp. 13 y ss.; 32 y ss.
748Sentencia que puede encontrarse en Gaceta Jurídica Nº 40, 1983 (oct.), p. 113. Sentencias Corte de Apelaciones de Valparaíso, enero de
2000, Gaceta Jurídica Nº 262 (2002), p. 169. En similar sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, 30 de abril de 2009, rol Nº 40-
2009; sentencia Corte Suprema, 30 de julio de 2008, rol Nº 2164-2008; sentencia Corte Suprema, 21 de octubre de 2008, rol Nº 5087-2008.
749V. GONZÁLEZ-POSADA, E. (2009). "La noción de incumplimiento contractual grave y culpable en la Jurisprudencia", en AA. VV., El
despido disciplinario: Homenaje al Profesor Juan Antonio Sagardoy Bengoechea. Madrid: Cinca, p. 113.
751Sentencia Corte de Apelaciones de San Miguel, 8 de junio 2004, rol Nº 34-2004. En similar sentido, sentencia Corte Suprema, 13 de agosto
de 2002, rol Nº 1734-2002.
752Sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 25 de agosto de 2010, rol Nº 82-2010. Sentencia Corte Suprema, 13 de agosto de 2002, rol
Nº 1734-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 6 de septiembre 2002, rol Nº 4082-2001; sentencia Corte de Apelaciones
Concepción, 12 de noviembre 2003, rol Nº 2954-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de julio de 2014, rol Nº 195-2014. No
obstante, este criterio no es uniforme. En sentido contrario Corte de Apelaciones de Concepcio´n, rol Nº 319-2007, sentencia de 28 de noviembre
de 2007, Corte Suprema, rol Nº 4560-2006, sentencia de 17 de octubre de 2007, Corte Suprema, roles Nºs. 1723-2010 y 1722-2010, 18 de octubre
de 2010, Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 6189-2007, sentencia de 5 de agosto de 2008.
755Sentencias Corte de Apelaciones de Rancagua, noviembre de 2011, Gaceta Jurídica Nº 281 (2003), pp. 172 y ss.; sentencia Corte de
Apelaciones de Santiago, 3 de septiembre 2002, rol Nº 7069-2001. En el mismo sentido, sentencias Corte de Apelaciones de Concepción,
noviembre de 2002, Gaceta Jurídica Nº 269 (2002), p. 186.
758Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de abril de 2007, rol Nº 3754-2007 y sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 20 de
noviembre de 2020, rol Nº 544-2020.
763WALKER, F. (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 52-53.
770Sentencia Corte Suprema, 14 de abril de 1993, rol Nº 7966, citada por ITURRA TAPIA, M., "Aspectos laborales relacionados con el cheque
con especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales", ob. cit., p. 41.
771Sentencia en Manual de Consultas Laborales y Previsionales Nº 193, 1997 (abr.), pp. 331 y ss.; citada por ITURRA TAPIA, M. Aspectos
laborales relacionados con el cheque con especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de
cheques personales, ob. cit., p. 41.
772Entre muchas otras: sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 3497-9; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de
septiembre de 2000, rol Nº 1295-2000; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre 2002, rol Nº 6660-2001; sentencia Corte de
Apelaciones de Santiago, 11 de diciembre de 2002, rol Nº 6660-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2006, rol
Nº 2363-2005.
773Sentencia Corte Suprema, 30 de enero de 1995, rol Nº 6053; citada en Ord. Dirección del Trabajo, Nº 1.753/40. En similar sentido
sentencia Corte Suprema, 3 de septiembre de 2002, rol Nº 2705-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 17 de octubre de 2005, rol
Nº 2198-2005.
774Sentencia Corte Suprema, 17 de abril de 2000, rol Nº 2449-1999; sentencia Corte Suprema, 31 de mayo 2001, rol Nº 866-2001.
775En un sentido similar, sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 15 de septiembre, rol Nº 1295-2000; sentencia Corte Suprema, 30 de
enero de 2006, rol Nº 2703-2005.
776Dirección del Trabajo, Ord. Nº 1.851/0085, 22 de mayo del 2001; Ord. Nº 1.753/40, 5 de mayo de 2003; en idéntico sentido, sentencia
Corte de Apelaciones de Arica, 15 de septiembre de 2008, rol Nº 94-2008.
778Sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 25 agosto de 2010, rol Nº 82-2010. En sentido contrario, sentencia Corte de Apelaciones de
Iquique, 3 de septiembre de 2007, rol Nº 69-2007.
779AGUILERA IZQUIERDO, Raquel. Las causas del despido disciplinario y su valoración por la Jurisprudencia, Aranzadi Editorial, Madrid,
1997, pp. 47 y ss.
780Sobre el punto, la doctrina civilista nacional entiende como requisito del incumplimiento que este debe ser imputable al deudor, es decir,
que se deba a dolo o culpa suya, aún incluso cuando el texto no lo exige expresamente. PEÑAILILLO, D. (2003). Las obligaciones, ob. cit., p. 410.
783SARAZÁ, J. (2014). La transgresión de la buena fe contractual y figuras afines. Una aplicación práctica. Pamplona: Thomson Reuters,
Aranzadi, p. 58.
784GARCÍA, J. (2001). La buena fe en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 137. En Chile dicho estándar viene dado por el artículo 44 del Código
Civil.
785Indica García Viña "vistas estas cuestiones, no queda más que definir el concepto de culpa o negligencia. Ahora bien, en vez de establecer
un significado único, es preferible, porque va a poder ser aplicado al contrato de trabajo con mayor facilidad, determinar cuatro notas
características (...)". GARCÍA, J. (2001). La buena fe en el contrato de trabajo, ob. cit., pp. 138 y ss.
787Vid. GONZÁLEZ-POSADA, E. (2009). La noción de incumplimiento contractual grave y culpable en la jurisprudencia, p. 118. En Chile dicha
hipótesis puede encontrar su fundamento en el artículo 184 bis del Código del Trabajo, como una forma cualificada de derecho a la resistencia por
motivos de peligrosidad.
788Contextualizando tales nociones y conceptos en el despido, V. AGUILERA, R. (1997). "Las causas del despido disciplinario y su valoración
por la Jurisprudencia", Capítulo II, Causas de despido disciplinario relativas al deber de disciplina en el trabajo o deberes conexos al mismo, ob.
cit.; GUERRERO, J. (2009). "La desobediencia e indisciplina en el trabajo", en AA. VV., El despido disciplinario: Homenaje al Profesor Juan
Antonio Sagardoy Bengoechea. Madrid: Cinca, pp. 127-145.
789MONTOYA, A. (1985). "Dirección y Control de la actividad laboral", en AA. VV., Comentarios a las leyes laborales. El estatuto de los
trabajadores, (vol. V). Madrid: Edersa, p. 138.
790MEJÍAS, C. (2013). "La excepción de contrato no cumplido y su consagración en el Código Civil chileno". Revista Chilena de Derecho,
40(2), p. 408.
791MORATO, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 91.
792Ibid., p. 92.
793Esta alternativa podría observarse como una tercera opción dentro del esquema de la imputabilidad. Señala al respecto Peñailillo: "puede
ocurrir que el deudor incumpla sin dolo, sin culpa y sin caso fortuito. Fue diligente, pero no logró efectuar la prestación. ¿Queda liberado? En
Chile está discutido. Si se estima que la sola ausencia de culpa (sin caso fortuito) no libera al deudor, entonces aquí habría que añadir una tercera
posibilidad en que también se podría pedir la resolución: 1º cuando se incumplió con dolo; 2º cuando se incumplió con culpa; y 3º cuando
simplemente se incumplió sin culpa y no hubo caso fortuito. Dicho en sentido inverso, con esa tesis de que la ausencia de culpa no libera, la
resolución estaría impedida: sólo cuando hubo caso fortuito. Incluso más, aunque se estime que la ausencia de culpa libera, es posible sostener que
es admisible la resolución, sólo que sin indemnización de perjuicios: la facultad resolutoria surge (objetivamente) por el hecho del incumplimiento
y ella no implica responsabilidad, de modo que la liberación por la ausencia de culpa constituiría precisamente en que el deudo no indemnizaría
por los perjuicios que puede haber sufrido el acreedor". (PEÑAILILLO, D. (2003). Las obligaciones, ob. cit., p. 412).
794BARROS, E. (2005). La culpa en la responsabilidad civil. Santiago: Universidad Alberto Hurtado, pp. 10 y ss.
795Las únicas normas vigentes sobre la materia corresponden a los artículos 161 inciso tercero y 161 bis del Código del Trabajo, referidos a
causales económicas. Respectivamente "Las causales señaladas en los incisos anteriores no podrán ser invocadas con respecto a trabajadores que
gocen de licencia por enfermedad común, accidente del trabajo o enfermedad profesional, otorgada en conformidad a las normas legales vigentes
que regulan la materia" [artículo 161 inciso 3º del Código del Trabajo] y "La invalidez, total o parcial, no es justa causa para el término del
contrato de trabajo. El trabajador que fuere separado de sus funciones por tal motivo tendrá derecho a la indemnización establecida en los incisos
primero o segundo del artículo 163, según correspondiere, con el incremento señalado en la letra b) del artículo 168" [art. 161 bis].
796La discapacidad, se encuentra definida en el ordenamiento jurídico chileno en términos amplios, englobando las hipótesis en que un
trabajador se encuentra afectado por una incapacidad física, mental, intelectuales o sensoriales, de origen laboral o común, ya sea que sus efectos
sean totales, parciales, transitorios o permanentes, con independencia si de ellas deriva alguna pensión de invalidez, derivada de la articulación de
normas internacionales y nacionales sobre la materia. Vid. PINTO, M. (2015). Despido discriminatorio del trabajador con discapacidad. Santiago:
Librotecnia, pp. 25 y ss.
797Entendemos por ajustes razonables las modificaciones y adaptaciones necesarias y adecuadas que no impongan una carga desproporcionada
o indebida, cuando se requieran en un caso particular, para garantizar a las personas con discapacidad el goce o ejercicio, en igualdad de
condiciones con las demás, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, definida en el artículo 2º de la Convención de las Naciones
Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por Chile y promulgada por Decreto Supremo Nº 201 de 25 de agosto de
2009.
798Convención de las Naciones Unidad sobre el Derecho de las Personas con Discapacidad, artículos 27 y ss.
800De la configuración del encuadre normativo, la doctrina y jurisprudencia concluye la existencia de hay un modelo antidiscriminatorio de
sospecha abierta, siendo los únicos criterios o motivos lícitos para fundar una distinción de trato la capacidad o idoneidad personal, estando
cualquier otro prohibido, existiendo uniformidad en entender que estamos ante un catálogo abierto. En este sentido LIZAMA, L. y UGARTE, J.
(1998). Interpretación y derechos fundamentales en la empresa, ob. cit., p. 239; IRURETA, P. (2006). Constitución y orden público laboral, ob. cit.,
p. 87; CAAMAÑO, E. (2003). "La tutela del derecho a la no discriminación por razones de sexo durante la vigencia de la relación laboral". Revista
de Derecho (Valdivia), 14; UGARTE, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo, ob. cit. En la jurisprudencia Dirección Nacional
del Trabajo, Dictamen Nº 3.704/134, de 11.08.2004 y Corte Suprema, rol Nº 23808-2014, fecha 5 de agosto de 2015.
801Tales vienen dadas actualmente por aquellas contenidas en las Leyes Nºs. 21.015 de 15 de junio de 2017 y 20.422 de 10 de febrero de
2010, las que, no obstante, razonan o construir sus disposiciones normativas sobre la base de la inclusión, formación y capacitación, no regulan
expresamente las vicisitudes sobrevenidas por motivos de discapacidad en relación con la extinción del contrato de trabajo.
802NOGUEIRA, H. (2006). "El derecho a la igualdad ante la ley, no discriminación y acciones positivas". Revista de Derecho (Coquimbo),
13(2), p. 90.
803PINTO, M. (2015). Despido discriminatorio del trabajador con discapacidad, ob. cit., p. 58 y NÚÑEZ, C. (2014). Prevención de riesgos
laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 152.
807AGUILERA, R. (1997). Las causas del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 108.
808BARROS, E. (2005). La culpa en la responsabilidad civil, ob. cit., p. 8.
809En general se entiende que tal cláusula "no es abusiva si respecta los límites normales del ejercicio del derecho, no siendo exagerados los
resultados mínimos pactados". IZQUIERDO, R. (1997). Las causas del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 301
y ss.
810Supra.
812La E. Corte Suprema, en sentencia de fecha 8 de enero de 2018, rol Nº 35742-17, asumió tal postura, objetivizando la causal. Sobre el
punto ha indicado que "la interpretacio´n correcta de la norma contenida en el arti´culo 161 del Co´digo del Trabajo es aquella que postula que el
empleador puede invocarla para poner te´rmino al contrato de trabajo, siempre que la desvinculacio´n del trabajador se relacione con aspectos de
cara´cter te´cnico o econo´mico de la empresa, establecimiento o servicio, y que al ser objetiva no puede fundarse en su mera voluntad, sino que en
situaciones que den cuente que forzosamente debio´ adoptar procesos de modernizacio´n o de racionalizacio´n en el funcionamiento de la empresa,
también en circunstancias econo´micas, como son las bajas en la productividad o el cambio en las condiciones de mercado".
813LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., 2010, p. 283; THAYER, W. y NOVOA, P. (2010). Manual de Derecho del
Trabajo, t. IV, ob. cit., pp. 47-48; LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 184-185; GAMONAL, S. y GUIDI, C. (2015). Manual del
contrato de trabajo, ob. cit., pp. 387-388.
814Así se ha resuelto expresamente por los tribunales de justicia. Ver sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-206-2015,
17 de julio de 2015; sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Iquique, RIT T-10-2014, 27 de mayo de 2016; I. Corte de Apelaciones de
Santiago, rol Nº 1014-2011, fecha 15 de noviembre de 2011.
815DOMÍNGUEZ, Á. (2018). "El despido por necesidades empresariales en los procesos de subcontratación en Chile", en AA. VV.,
Problemáticas en torno a la subcontratación. Santiago: Librotecnia.
816La inclusión de la Falta de Probidad en nuestro ordenamiento jurídico como causal de despido, fue con la Ley Nº 4.053 sobre contrato de
trabajo de obreros, en su artículo 5º Nº 6. Por su parte, fue Código del Trabajo de 1931 quien sistematizó en un cuerpo unitario de sanciones, tanto
para obreros como empleados, en sus artículos 9º Nº 6 y 164 Nºs. 6 y 8. Posteriormente la Ley Nº 16.455, eliminó la distinción entre obreros y
empleados, consagrándola como causal común de despido en su artículo 2º Nº 2, manteniéndose así en el D.L. Nº 2.200, como también en los
posteriores Códigos del Trabajo de los años 1987, 1994 y 2003, sin perjuicio de algunas modificaciones asociadas a los requisitos comunes de las
causales de despido disciplinario.
817Esta causal también es considerada en otros ordenamientos jurídicos, como por ejemplo: Ecuador en el Código del Trabajo en su artículo
172 Nº 3; Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo 79 letra a); México, en la Ley Federal del
Trabajo en su artículo 47 II).
818LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 273, GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo.,
ob. cit., p. 280. En la jurisprudencia, entre otras, sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 594-2020, 26 de enero de 2021; sentencia
Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de noviembre de 2010, rol Nº 11370-2009; sentencia Corte Suprema, rol Nº 272-2010, 15 de abril de 2010.
819LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 273; NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.,
pp. 153 y 158.
820NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 155; SIERRA, A. (2013). "Las cláusulas de confidencialidad en el
contrato de trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, (41), pp. 170 y ss.; THAYER, W. y
NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 48; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 60.
En el mismo sentido vid. Sentencia Corte Suprema, 16 de abril de 2004, rol Nº 61-2004; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre
de 2007, rol Nº 114-2007; Corte de Apelaciones de Temuco, rol Nº 86-2014, 11 de junio de 2014; Corte de Apelaciones de La Serena, rol Nº 51-
2005, 3 de mayo de 2005; Corte de Apelaciones de Valparaíso, 13 de marzo de 2019, rol Nº 95-2019; Corte de Apelaciones de Santiago, 8 de
noviembre de 2017, rol Nº 1374-2017; Corte de Apelaciones de Santiago, 20 de abril de 2018, rol Nº 2473-2017.
821A nivel latinoamericano, ver CUEVA, M. (1975). El nuevo derecho mexicano del trabajo. DF: Porrúa, pp. 244-245. Por su parte en el
Derecho español en relación con la dogmática alemana y española, CARRO, A. (1984). El despido disciplinario. Barcelona: Bosch, pp. 133 y ss. En
Francia, JAVILLIER, J. (1982). Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 299 y ss.
822Por ejemplo, en relación con la falta de probidad y la competencia desleal, incumplimiento de obligaciones de confidencialidad y el
incumplimiento grave de obligaciones.
Por su parte en la jurisprudencia: Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 594-2020, 26 de enero de 2021; Corte de Apelaciones de
Antofagasta, rol Nº 242-2005, 16 de enero de 2006; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 16 de enero de 2006, rol Nº 242-2005; Corte de
Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 178-2014, 5 de diciembre de 2014; Corte de Apelaciones de Concepción, 16 de abril de 2003, rol Nº 207-2003;
Corte de Apelaciones de Temuco, 11 de septiembre de 2014, rol Nº 169-2014; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de enero de 2010,
rol Nº 3367-2008; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1926-2013, 5 de junio de 2014; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 588-2014,
15 de septiembre de 2014; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 2147-2017, 23 de febrero de 2018; Corte de Apelaciones de Santiago, rol
Nº 429-2020, 20 de noviembre de 2020; Corte de Apelaciones de Temuco, rol Nº 86-2014, 11 de junio de 2014; Corte de Apelaciones de Valparai
´so, rol Nº 369-2012, 3 de diciembre de 2014; Corte de Apelaciones de Valparai´so, rol Nº 488-2014, 30 de enero de 2015; sentencia Corte
Suprema, rol Nº 272-2010, 15 de abril de 2010; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 124-2018, 25 de julio de 2018.
825ETCHEBERRY, F. (2011). Derecho Individual del Trabajo. Santiago: LegalPublishing, p. 192, GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del
contrato de trabajo, ob. cit., p. 280.
826IRURETA, P. (2012). La falta de probidad como causa de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 365.
827NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 157; MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en
los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit.; VALENCIA, Cristián; SÁEZ CARLIER, Felipe, El contrato individual de trabajo en los
dictámenes de la Dirección del Trabajo, p. 121. En similar sentido sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso, 14 de julio de 2010, rol Nº 197-
2010.
828GONZÁLEZ, J. (1969). "Fraude, la deslealtad o el abuso de confianza", en AA. VV., Dieciséis lecciones sobre causas de despido.
Universidad de Madrid, pp. 142 y ss.
830Los ejemplos indicados son parte de la sistematización jurisprudencial realizada por LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit.,
p. 174; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., pp. 62 y ss.; GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit.,
p. 280; ZAVALA, L. (2016). La terminación del contrato de trabajo: casos y jurisprudencia. Santiago: PuntoLex, pp. 77 y ss.
831ALVARADO, D. y DAHER, H. (2010). "La falta de probidad o conducta inmoral del trabajador como causal de despido: un breve análisis juri
´dico-axiolo´gico sobre el tema". Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (6).
832PIERRY, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 131. En la jurisprudencia se ha sostenido esta tesis, vinculándolas a que la
conducta indebida se dé en el cumplimiento de la jornada de trabajo o con ocasión de las actividades laborales. Vid. Corte de Apelaciones de
Santiago, rol Nº 2147-2017, 23 de febrero de 2018; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1708-2017, 7 de diciembre de 2017; Corte de
Apelaciones de San Miguel, rol Nº 443-2009, 16 de noviembre de 2009; Corte Suprema, rol Nº 547-2004, 26 de abril de 2005; Corte de
Apelaciones de Santiago, rol Nº 124-2018, 25 de julio de 2018.
834ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., pp. 412 y ss. En la jurisprudencia se ha indicado que tal
cuestión es eminentemente de carácter casuístico, quedando entregada su ponderación a la discusión de instancia, lo que hace improcedente el
Recurso de Unificación de Jurisprudencia. Vid. Sentencia Corte Suprema, rol Nº 37201-2017, 8 de noviembre de 2017. En similar sentido, pero
enfocado en lo fáctico, sentencia Corte Suprema, rol Nº 888-2018, 2 de abril de 2018.
835SIERRA, A. (2013). Las cláusulas de confidencialidad en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 173. En similar sentido, pero respecto del
incumplimiento grave de las obligaciones MUNITA, E. (2014). "El perjuicio económico como elemento de configuración de la gravedad del
despido". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, 5(9); ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho Individual del Trabajo, ob. cit.,
p. 192.
836Señalan Gamonal y Guidi que la jurisprudencia ha entendido que, según su entidad, no es necesario probar habitualidad o un perjuicio para
el empleador. GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281.
837LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 274; NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.,
p. 154; ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 192. En términos generales, CUEVA, M. (1975). El nuevo derecho
mexicano del trabajo. DF: Porrúa, pp. 244-245.
838Sentencia Corte Suprema, 9 de junio de 2010, rol Nº 482-2010. En similar sentido, Corte de Apelaciones de Santiago, 5 de diciembre de
2007, rol Nº 114-2007; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 114-2007; Corte de Apelaciones de Santiago, 13 de
mayo de 2014, rol Nº 426-2014; sentencia Corte de Apelaciones de Rancagua, 4 de diciembre de 2013, rol Nº 119-2013; Corte de Apelaciones de
Santiago, 24 de julio de 2015, rol Nº 779-2015.
839Sentencias Corte Suprema, 16 de septiembre de 2010, rol Nº 3775-2010 y Corte Suprema, rol Nº 591-2011, 12 de enero de 2012. En la
misma línea Corte de Apelaciones de Concepción, 3 de noviembre de 2004, rol Nº 1940-2004; Corte de Apelaciones de La Serena, 3 de mayo de
2005, rol Nº 51-2005; Corte de Apelaciones de Valparaíso, 27 de octubre de 2010, rol Nº 354-2010.
840MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 122; LIZAMA, L.
(2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 173; IRURETA, P. (2012). La falta de probidad como causa de extinción del contrato de trabajo, ob. cit.,
pp. 119 y ss.
841La sanción, en este caso el despido, debe ser idóneo, apto para castigar la conducta al infractor; la medida debe ser necesaria, debiendo
reservarse el despido para los ataques más graves e intolerables y, por último, que la medida deba ser ponderada o equilibrada, por derivarse de
ella más beneficios o ventajas para el interés empresarial, que perjuicio sobre otros bienes o valores en conflicto.
842En la casuística se indican la sustracción de dineros al empleador u otros trabajadores, defraudaciones reiteradas, hurtos en la empresa,
falsificación de registros contables, entre otras. Al respecto GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 280;
LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 174; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit. Esta situación de deslinde entre el
orden laboral y penal a propósito de la falta de probidad no es propia en nuestro ordenamiento jurídico, sino que es generalizada en la doctrina.
Sobre el punto ver ALONSO, M. (1982). Derecho del trabajo. Madrid: Universidad de Madrid, p. 320 y BARAJAS, S. (1998). "La falta de probidad
en el Derecho del Trabajo y en el Derecho Penal", en Liber ad Honores a Sergio Garci´a Rami´rez. DF: UNAM, pp. 95-113.
843IRURETA, P. (2012). La falta de probidad como causa de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 131.
844Por ejemplo, en el ordenamiento jurídico peruano, en el artículo 26 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral Nº 728, se señala
expresamente que las faltas graves, en cuanto causas de despido, "se configuran por su comprobación objetiva en el procedimiento laboral, con
prescindencia de las connotaciones de carácter penal o civil que tales hechos pudieran revestir".
845NEZARD, H. (1903). Les principes généraux du droit disciplinaire, Thèse, Paris. Reafirmando esta tesis contemporáneamente KOUKEZIAN,
T. (2014). Sanction pénale, sanction disciplinaire, Thèse, Rennes.
846THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 53; MELIS MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El
contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit.; PIERRY, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo.
Santiago: DER, p. 131.
848MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 121.
849MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 122.
850Corte de Apelaciones de San Miguel, 5 de enero de 2014, rol Nº 417-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, 19 de junio de 2015, rol
Nº 166-2015; Corte de Apelaciones de Valparaíso, 10 de mayo 2019, rol Nº 769-2018; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de
2007, rol Nº 114-2007; Corte de Apelaciones de Santiago, 13 de mayo de 2014, rol Nº 426-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, 13 de mayo
de 2014, rol Nº 426-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de enero de 2010, rol Nº 3367-2008.
852Por lo demás, así se ha resuelto por la jurisprudencia nacional. Por todos Sentencia Corte Suprema, rol Nº 272-2010, 15 de abril de 2010:
"esta Corte ha sen~alado reiteradamente, que ambas responsabilidades son absolutamente independientes, de manera que la falta de
responsabilidad penal de los demandantes no puede significar que esa conducta configure una causal de caducidad, como la invocada por el
empleador al finalizar el contrato de trabajo".
853En esta línea, un pronunciamiento en similar sentido y respecto de la misma cuestión, recomendamos ver las sentencias 62/1984, de 21 de
mayo y 204/1991, de 30 de octubre, del Tribunal Constitucional español que se pronunció sobre esta materia.
855No obstante, esta tesis ha sido discutida. Para un sector doctrinario, la sanción disciplinaria es de la misma naturaleza que la sanción penal,
por cuanto tiende al mismo objetivo. La represión disciplinaria y la represión criminal tienen la misma base y, cada uno en un ámbito diferente, el
mismo objeto: asegurar el orden dentro de una comunidad establecida, siendo de la misma naturaleza. De hecho, la sanción disciplinaria es de la
misma familia que la sanción penal, en el sentido de que ambas tienen la función de hacer cumplir los estándares de un grupo social mediante la
represión e intimidación, todo al mismo tiempo. La sanción penal y la sanción disciplinaria tienen una finalidad represiva, castigan la conducta
considerada defectuosa por la sociedad en su conjunto en un caso, por el empleador en el otro. Por tanto, algunos han podido considerar que la
medida disciplinaria es una sanción, "cuya función dentro de la sociedad profesional no es no ajeno a algunas de las funciones que desempeña en
la sociedad estatal: enmienda del culpable, ejemplaridad, retribución, lo que necesariamente exige o vincula, en cierto punto, una coincidencia de
legitimidad cuando los hechos revisten además la naturaleza de delito. Sobre el punto Vid. BRETHE DE LA GRESSAYE, J. et al. (1938). Le´gal, Le
pouvoir disciplinaire dans les entreprises prive´es, Sirey, Paris; MOURGEON, J. (1967). La re´pression administrative, LGDJ; SALON, S. (1969).
De´linquance et re´pression disciplinaire dans la fonction publique, LGDJ; OLLIER, P. (1967). Re´flexions sur le droit de se faire justice a` soi-
me^me dans les rapports de travail, Droit Social, p. 496.
856Supra.
857LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 277. Reseñando jurisprudencialmente tal posibilidad LIZAMA, L. (2005).
Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 176 y ss.; THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., pp. 53 y ss.;
NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 199.
858THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo, t. IV, ob. cit., p. 53. No obstante, Melis y Sáez entiende que no es
posible extender de tal forma la causalidad de la Falta de Probidad, por cuanto no parece razonable la configuración de un llamado contenido
ético-jurídico en el contrato de trabajo MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del
Trabajo, ob. cit., p. 284.
860Entendemos como cláusulas de confidencialidad, un acuerdo bilateral suscrito entre empleador y trabajador, cuyo objeto consiste en
imponer a este último la obligación de que determinada información, de la cual tome conocimiento con ocasión de su labor en una empresa, sea
mantenida oculta a terceros. Concepto desarrollado por Alfredo Sierra Herrero en SIERRA, A. (2013). Las cláusulas de confidencialidad en el
contrato de trabajo, ob. cit.
862SIERRA, A. (2013). Las cláusulas de confidencialidad en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 171, THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual
de Derecho del Trabajo, t. III, ob. cit., pp. 204 y ss.
863Sentencia Corte de Apelaciones Santiago, de 17 de julio de 2009, rol Nº 1780-2008 y Sentencia Corte de Apelaciones Chillán, de 3 de abril
de 2009, rol Nº 12-2009.
864Para efecto de este trabajo asumimos un concepto objetivo y subjetivo de la honra, ya sea en su dimensión interna como externa. Vid.
UGARTE, José Luis, Derechos Fundamentales, Tutela y Trabajo, Thomson Reuters, 2019, Santiago, pp. 186 y ss.; LIZAMA, Luis y LIZAMA, Diego.
Manual de Derecho Individual del Trabajo, DER, Santiago, 2019, pp. 186 y ss.
865FERNÁNDEZ, Raúl. El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 317 y ss.; FUENTES OLMOS, Jessica. La defensa de las partes, ob. cit.,
p. 148.
867FERNÁNDEZ, Raúl. El poder disciplinario del empleador, pp. 316 y 317; FUENTES OLMOS, Jessica, La defensa de las partes, p. 148.
869FERNÁNDEZ, Raúl. El poder disciplinario del empleador, pp. 316 y 317; FUENTES OLMOS, Jessica. La defensa de las partes, ob. cit., p. 148.
870En este sentido sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 887-2014, 19 de agosto de 2014.
871En materia laboral, la sanción se encuentra determinada por la finalidad de la medida en su función punitiva, como así también, en el hecho
ilícito justificativo de la misma vid. FERNÁNDEZ, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 229; CREMADES, B., La sanción
disciplinaria en la empresa. Madrid: Instituto de Estudios Constitucionales, 1999, p. 171. No obstante, no existe uniformada en el sentido de
entender que la función disciplinaria sea punitiva, sino que más bien correctiva. Por todos ver GIL Y GIL, J. Autotutela privada y poder
disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 114 y ss.
872Vid. FERNÁNDEZ, M. El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 228. Para un resumen de los fines del poder disciplinario empresarial
y su contextualización en Chile, recomendamos FERNÁNDEZ, R. El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 38 y ss., del cual tomamos la
conceptualización de los tipos de fines que cumple el mismo en el contexto del poder disciplinario en los párrafos que siguen.
873Ver ROXIN, C. Derecho Penal. Parte General (vol. I). Madrid: Thomson Civitas, 1997, pp. 78 a 108.
874Así, "es sanción toda medida empresarial, perjudicial para el trabajador, y de alcance individual, que tiene como finalidad castigar un
incumplimiento actual, y prevenir otros futuros, del trabajador afectado y del resto de la plantilla, asegurando así el buen orden dentro de la
empresa" Vid. FERNÁNDEZ, M. El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 228. En particular, por cuando el despido conlleva "una
disminución punitiva de algún bien jurídico del trabajador en cuestión" CREMADES, B. La sanción disciplinaria en la empresa, ob. cit., p. 171.
875En Chile, según el artículo 163 del Código del Trabajo, la única posibilidad legal para acceder a la indemnización por años de servicios es
cuando la extinción es producto de aquellos supuestos del artículo 161 del Código del Trabajo, sin perjuicio de las posibilidades de
indemnizaciones pactadas individual o colectivamente.
876"La libreta obrera fue un instrumento de control ampliamente extendido en otros países para todos los trabajadores o para grupos concretos
(servidores domésticos, marinos) con esa u otra denominación". En este contexto, "las funciones de la libreta obrera son, pues, de una triple
naturaleza: garantizar que las nuevas formas de trabajo quedan bajo 'la policía de las manufacturas', o sea, bajo el férreo control de la
Administración; vigilar la prohibición de formar 'coaliciones' entre obreros y, finalmente, la libreta cumple el importante papel de dar seguridad a
las relaciones privada, garantizado al empresario las deudas por anticipos de salarios. Sin embargo, la verdadera función fue una: estabilizar el
mundo obrero. Tan duro fue el papel de libreta que, en la práctica, irá transformándose en un dispensable documento de identidad". ÁLVAREZ, M.
La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, 1999, p. 119.
878Vid. Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-886-2015; Juzgado de Letras de Chillán, T-26-2017; Juzgado de Letras
del Trabajo de Puerto Montt, RIT T-70-2019.
880Por ejemplo, Perú en el artículo 25 letra f) de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral; Argentina en el artículo 242 de la Ley de
Contrato de Trabajo; Bolivia en el artículo 9º letra h) Decreto Reglamentario de la Ley de trabajo; México, en la Ley Federal del Trabajo en su
artículo 47 II); Ecuador en el Código del Trabajo en su artículo 172 Nº 4; Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las
Trabajadoras, artículo 79 letra c), entre otros.
881Existió, primariamente, una doble vía de regulación según la distinción de las formas de trabajo y experiencia técnica de los trabajadores,
encontrándose esta causal de despido regulada de manera diferenciada tanto para los obreros como empleados (Leyes Nºs. 4.053 y 4.059 de 1924),
hasta su posterior unificación. Por su parte, el Código del Trabajo de 1931, regulaba dicha causal en sus artículos 164 Nº 8 y 9º Nº 6.
882La más importante fue aquella introducida por la Ley Nº 19.759 del año 2001.
884IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 90; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 60.
885ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 416.
887Informe de la Comisión de trabajo del Senado en Biblioteca del Congreso Nacional, Historia de la Ley Nº 19.759 Modifica el Código del
Trabajo en lo relativo a las nuevas modalidades de contratación, al derecho de sindicación, a los derechos fundamentales del trabajador y a otras
materias que indica, pp. 312 y 1099.
888Sentencia Corte Suprema, rol Nº 7698-2008, 28 de enero de 2009; Corte Suprema, rol Nº 644-2005, 17 de agosto de 2006.
889Sentencia Corte Suprema, rol Nº 7698-2008, 28 de enero de 2009; sentencia Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 385-2016, 24 de
noviembre de 2016.
893PIERRY VARGAS, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo, Cuadernos Jurídicos de la Academia Judicial, 2018, DER, Santiago, p. 132.
894IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., pp. 87 y ss. No obstante lo anterior, debemos reconocer que
Irureta matiza sus expresiones, indicando "con todo, habrá que reconocer que dentro de los fundamentos generales se alza como telón de fondo la
protección del honor del afectado, pues se parte de la base de que el acto injurioso perjudica injustificadamente la propia imagen, la reputación y la
autoestima del sujeto pasivo de la infracción". (Ibid., p. 88).
895BAYLOS, A. (1991). Derecho del Trabajo: Modelo para armar, ob. cit., p. 91.
896Para una sistematización de criterios doctrinarios y jurisprudenciales españoles ver: GARCI´A, J. (1992). "Ofensas verbales o físicas al
empresario o a otras personas del entorno empresarial", en F. CARMONA. Estudios sobre el despido disciplinario. Madrid: Acarl, pp. 168 y ss.; GA
´RATE, J. (1980). "Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del estatuto de los
trabajadores". Revista de Política Social (128), pp. 186 y ss.; AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencial. Madrid: Thomson Reuters Aranzadi, pp. 185 y ss.; SAAVEDRA, J. (1969). "Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa
de despido", en AA. VV., Dieciséis lecciones sobre causas de despido. Madrid: Universidad de Madrid, pp. 99 y ss. Actualizando dichos criterios
SÁNCHEZ, C. (Dir.) y HIERRO, J. (coord). (2018). Las causales del despido disciplinario en la jurisprudencia. Pamplona: Thomson Reuters-
Aranzadi.
897SAAVEDRA, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 99.
898En esta línea se ha indicado: "Debe tratarse de ofensas concretas y determinadas, no ambiguas, cuyo destinatario se encuentre claramente
delimitado. Desde esta perspectiva, la referencia del Código busca proteger el honor y la dignidad de las personas que trabajan en la empresa (en
particular el empleador) en el entendido que la ofensa menoscaba estos bienes jurídicos". Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 20 de
abril de 2016, rol Nº 5-2016.
899CEA, J. (1998). "Derecho Constitucional a la intimidad y a la honra". Revista Universidad Católica del Norte (5), pp. 35 y ss.; FUENTES, J.
(2012). "La defensa de las partes en el procedimiento de tutela laboral fundado en el derecho a la honra del trabajador". Revista de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, (39), p. 145; PFEFFER, E. (2000). "Los derechos a la intimidad o privacidad, a la honra y a la
propia imagen. Su proteccio´n frente a la libertad de opinio´n e informacio´n". Ius et Praxis, 6(1), p. 469.
900SILVA, A. (2006). Tratado de Derecho constitucional (vol. IX). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 193; EVANS, E. (1999). Los
derechos constitucionales (vol. I). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 227; FUENTES, J. (2012). La defensa de las partes en el procedimiento
de tutela laboral fundado en el derecho a la honra del trabajador, ob. cit., p. 145.
902GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 61.
903LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo. Santiago: DER, p. 243.
904ALONSO, M. y CASAS, M. (2009). Derecho del Trabajo. Madrid: Thomson Reuters, p. 599. En similar sentido SALA, T. (1994). Derecho
del Trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 557.
906AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 191.
908AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., pp. 191 y 192.
910Sentencia Corte Suprema, rol Nº 2654-2009, 1 de julio de 2009. Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 24 de octubre de 2003.
Causa Ingreso Corte Nº 2663-2003, sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 20 de abril de 2016, rol Nº 5-2016.
912GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; PIERRY, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo,
ob. cit., p. 132; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 61; LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de Derecho Individual del
Trabajo, ob. cit., p. 243; ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 416.
913LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275; NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.,
p. 181.
916ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 195; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit.,
p. 275; NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 181; IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral,
ob. cit., pp. 95 y 107; AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., pp. 192 y ss.
917Señala Irureta, "por ejemplo, cabri´a dentro de esta alternativa (vinculada a la omisio´n) la circunstancia de que el trabajador deje al
empleador con la mano estirada, en aquellos casos que esta´ obligado a guardar ciertas formalidades de respeto o tratamiento respecto a este.
Tambie´n podri´an incorporarse dentro de este grupo la ridiculizacio´n simuladamente lu´dica o la ejecucio´n de morisquetas. Lo relevante, es que
el acto en cuestio´n tenga un cara´cter marcadamente ofensivo o vejatorio, aun cuando no necesariamente se requiere la obtencio´n de un resultado
lesivo propiamente tal. Es decir, la expresio´n se presenta rodeada de tal nivel de elementos que objetivamente habra´ de concluirse la existencia
de un acto indebido que perjudica la convivencia al interior de la empresa. En este contexto, cabri´an dentro de la hipo´tesis las denominadas
injurias encubiertas tales como los movimientos, las alegori´as, caricaturas emblema´ticas o alusiones vejatorias en contra del empleador; las
denominadas injurias oblicuas o simbo´licas, y las injurias larvadas". IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit.,
p. 96.
918Señala la jurisprudencia, "no cabe duda que la injuria, en materia laboral, se vincula con expresiones del trabajador que supongan ofensas
(verbales o por escrito)". Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 20 de abril de 2016, rol Nº 5-2016.
919Supra.
922IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 94. En este sentido Sentencia Corte de Apelaciones de
Concepción, 20 de abril de 2016, rol Nº 5-2016.
923Para Irureta, también se comprenden las injurias encubiertas. IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit.,
p. 96.
924Ibid.
925GA´RATE, J. (1980). Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del
estatuto de los trabajadores, ob. cit., p. 188; IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 95.
926GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 176.
927ESCRÍBAR, H. (1944). Tratado de Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 374; IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral,
ob. cit., p. 90; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 60; ROJAS, I. (2015). Derecho del trabajo. Derecho individual del trabajo,
ob. cit., p. 416; WALKER, F. (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 55. En la jurisprudencia, por todos ver Corte
de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 1-2013, 25 de enero de 2013.
928AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 201.
932NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 181; ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit.,
p. 195; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo,
ob. cit., p. 281.
933NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 181; IRURETA, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral,
ob. cit., p. 98.
934En similar sentido lo ha planteado la doctrina clásica en la materia: "la injuria no se tipifica con sólo las palabras pronunciadas, sino que
requiere la intención de denostar". DE LA CUEVA, M. (1975). El nuevo derecho mexicano del trabajo, ob. cit., p. 245.
940AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 196.
941GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 201.
942AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 195.
943GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 201.
944ETCHEBERRY, P. (2005). Derecho Penal, ob. cit., p. 168. En materia laboral reconociendo tales propósitos LANATA, R. (2010). Contrato
individual de trabajo, ob. cit., p. 275; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; IRURETA, P. (2012). El
estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 99.
946AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 199.
949Ibid.
950En el caso español, respecto de las ofensas verbales, la definición del sujeto pasivo es sumamente amplio, refiriéndose no sólo al
empresario, sino que a las personas que trabajan en la empresa e incluso a los familiares que convivan con ellos. Señala tal artículo: 1. El contrato
de trabajo podrá extinguirse por decisión del empresario, mediante despido basado en un incumplimiento grave y culpable del trabajador; 2. Se
considerarán incumplimientos contractuales: c) Las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los
familiares que convivan con ellos".
959IRURETA, P. (2014). "La noción jurídica de empleador ante el derecho del trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso (42).
960En materia penal, en general, se rechaza la admisibilidad de la injuria de personas jurídicas, salvo en los casos en que excepcionalmente el
texto legal expresamente se refiere a ella. En nuestro ordenamiento nacional, dicha situación en general es rechazada, contradiciendo expresamente
el modelo español. Vid. ETCHEBERRY, P. (2005). Derecho Penal, ob. cit., pp. 154 y ss.
961GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit.
962VIDAL, M. (1984). El derecho a la intimidad en la ley orgánica de 5 de mayo 1982. Madrid: Montecorbo, p. 38.
964UGARTE, J. (2018). Derechos fundamentales, tutela y trabajo. Santiago: Thomson Reuters, p. 175.
965Ibid.
966GA´RATE, J. (1980). Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del
estatuto de los trabajadores, ob. cit., p. 192. En similar sentido SALA, T. (1994). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 557; MARTÍN, A. E. (2016).
Derecho del trabajo. Madrid: Tecnos, p. 276.
967Vid. GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 180.
968SAAVEDRA, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 104.
969GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 202.
970BAYLOS, A. (1978). "La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto".
Revista de Política Social (119), p. 247.
971GA´RATE, J. (1980). Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del
estatuto de los trabajadores, ob. cit., p. 191.
972BAYLOS, A. (1978). La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto,
ob. cit., p. 249.
973Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 5-2016, 21 de abril de 2016; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol
Nº 1750-2013.
974SAAVEDRA, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 104; GARCI´A, J. (1992). Ofensas
verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 202; GA´RATE, J. (1980). Algunos criterios
jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del estatuto de los trabajadores, ob. cit., p. 191;
AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., pp. 204 y ss.; BAYLOS, A. (1978). La
valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto, ob. cit., pp. 243 y ss.
975GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 199.
977Para una profundización en el sentido desarrollado vid. NOGUEIRA, H. (2018). Derechos fundamentales y garantías constitucionales, t. III,
ob. cit., pp. 65 y ss.; SILVA, M. (2015). "El incierto futuro de la libertad de expresión en el sistema interamericano de derechos humanos". Revista
chilena de derecho, 42(3); LOVERA, D. (2015). "Libertad de Expresión, derecho a reunión y protesta en la Constitución", en AA. VV., La
constitución chilena. Santiago: LOM.
979Sobre el punto indica el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos señalando: "1. Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección; 2. El
ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar
expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b) la protección de la
seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas; 3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos,
tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en
la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones; 4. Los
espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral
de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2º; 5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra
y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra
cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional".
980Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, indica en su artículo 19, lo siguiente: "1. Nadie
podrá ser molestado a causa de sus opiniones; 2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o
artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección; 3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y
responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por
la ley y ser necesarias para: a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás; b) La protección de la seguridad nacional, el
orden público o la salud o la moral públicas".
981Corte IDH. La colegiación obligatoria de periodistas (arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva
OC-5/85 de 13 de noviembre de 1985. Serie A Nº 5.
984Ibid.
986Ibid., p. 174.
987Ibid., p. 170.
988En este contexto, incluso dentro de los aspectos subjetivos del tipo laboral, se indica por la doctrina que "la existencia de un 'clima de
tensión' provocado por conductas antijurídicas de la empresa", han sido aceptados como atenuantes o eximentes de la falta cometida IRURETA
Pedro, El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 110. Incluso, es más, la doctrina ha indicado que, bajo este criterio, "se descarta la
simple crítica del actuar". LANATA, R. (2010). Manual de contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275.
990Existen una serie de distinciones semánticas con respecto a la idea de no concurrencia, no competencia y competencia desleal, entre otras
expresiones, como concepto unitario. Sobre el punto, ver CASTIÑEIRA, Jaime. Prohibición de competencia y contrato de trabajo, Ministerio del
Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1977, pp. 115 y ss.
991SIERRA, Alfredo. "La cláusula de no competencia post-contractual en el contrato de trabajo", Ius et Praxis, 2014, Nº 2, pp. 110 y ss.
992IRURETA, Pedro. "La prohibición de competencia y buena fe contractual", Estudios Laborales, 2007, V.I, pp. 54 y 55.
993En Chile, IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 52 y ss. En el ordenamiento jurídico español,
entre otros, NOGUEIRA, Magdalena, La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1997, pp. 40 y
ss.; CASTIÑEIRA, Jaime. Prohibición de competencia y contrato de trabajo, ob. cit., pp. 51 y ss.; BAYLOS, Antonio. "La prohibición de
concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial", Temas Laborales, 1986, Nº 8, pp. 9-26.
995RODRÍGUEZ-PIÑERO, Miguel (1977). "Límites a la competencia y contrato de trabajo", Revista de Política Social, Nº 116, p. 9.
996RODRÍGUEZ-PIÑERO, Miguel. Límites a la competencia y contrato de trabajo, ob. cit., p. 5; ORTEGA, Pompeyo (2020). Poderes
empresariales y resolución del contrato de trabajo por incumplimiento del trabajador, Comares, Granada, pp. 221 y ss.
998En esta línea, THAYER, William; NOVOA, Patricio (2019). Manual de Derecho del Trabajo, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, t. 4, p. 28;
ETCHEBERRY, Françoise (2011). Derecho individual del trabajo, LegalPublishing, Santiago, p. 196; LANATA, Gabriela (2010). Contrato
individual de trabajo, LegalPublishing, Santiago, p. 276; NADAL, Daniel (2003). El despido en el Código del Trabajo, LexisNexis, Santiago,
p. 197; GAMONAL , Sergio; GUIDI, Catherina (2011). Manual del contrato de trabajo, LegalPublishing, Santiago, p. 282.
999Corte Suprema, 16 de noviembre de 2010, rol Nº 5531-2010. En similar sentido, Corte de Apelaciones de Santiago, 31 de enero de 1995,
rol Nº 336-1994.
1000IRURETA, Pedro, La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 55; PIERRY, Lucía, Derecho individual del trabajo,
Ediciones Der, Santiago, 2018, p. 133.
1001IRURETA, Pedro, La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 57 y ss.
1002NOGUEIRA, Magdalena, La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., pp. 142 y 143.
1003DOMÍNGUEZ, Álvaro (2014). "Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación", Ius Novum, pp. 19-59.
1005PEDRAJAS, Abdón (1976). "La prohibición de concurrencia postcontractual. Estudio crítico del artículo 74 de la ley de contrato de
trabajo", Revista de Trabajo, Nº 56, p. 191.
1006NEVADO, María José (1998). Las restricciones a la competencia en el contrato de trabajo, Editorial Tecnos, Madrid, p. 67.
1007CAJAS, Alejandra (2012). "La prohibicio´n de competencia desleal en el contrato de trabajo", Actas II Congreso Nacional Estudiantil de
Derecho del Trabajo.
1008BAYLOS, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., p. 9.
1010BAYLOS, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., p. 23.
1011BAYLOS, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., pp. 9-10. Se hace la
observación de que en los siguientes apartados seguiremos el razonamiento tipológico del autor con el fin de situar la perspectiva de debate en el
ordenamiento jurídico chileno.
1012BAYLOS, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., pp. 9-10.
1013BAYLOS, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., pp. 10-11.
1014GAMONAL, Sergio; GUIDI, Catherina. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 282. En similar sentido aludiendo a expresiones
vinculadas a deberes de conductas de fidelidad y lealtad, THAYER y NOVOA, cit. (n. 15), p. 28; ETCHEBERRY, Françoise. Derecho individual del
trabajo, ob. cit., p. 196; NADAL, cit. (n. 15), p. 197; IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 63 y ss.;
VIVANCO, Manuel. El despido laboral, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1994, p. 67; LIZAMA Portal, Luis; LIZAMA Castro, Diego. Manual de
derecho individual del trabajo, DER, Santiago, 2019, p. 246.
1015IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 63; LIZAMA PORTAL, Luis; LIZAMA CASTRO, Diego.
Manual de Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 246. En similar sentido, en el derecho comparado, AGUILERA, Raquel. Las causas de
despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, Thomson Reuters Aranzadi, Madrid, 1997, pp. 82 y ss.
1016En otros casos, la legislación chilena expresamente ha calificado los ilícitos que atentan contra la competencia como de "competencia
desleal", como ocurre con la Ley Nº 20.169.
1017GIL Y GIL, José Luis. Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia, Madrid,
1993, pp. 37 y ss.
1018FERNÁNDEZ, María. El poder disciplinario en la empresa, Civitas, Madrid, 1991, pp. 40 y ss.
1019Al respecto, ver CAJAS, Alejandra. La prohibicio´n de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit. En la jurisprudencia
reconociendo el pluriempleo como elemento interpretativo de esta causal, Corte de Apelaciones de San Miguel, 9 de noviembre de 2015, rol
Nº 308-2015.
1020Esta reflexión no es propia de nuestro ordenamiento jurídico. Se observa en figuras similares de otros ordenamientos, como es el caso del
español. Sobre el punto NOGUEIRA, Magdalena. La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., pp. 200 y ss.
1022ETCHEBERRY, Françoise. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., pp. 196 y ss. En similar sentido, Corte de Apelaciones de Puerto Montt,
13 de noviembre de 2006, rol Nº 156-2006.
1023GAMONAL, Sergio; GUIDI, Catherina. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 283; IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y
buena fe contractual, ob. cit., p. 59; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 67. En la jurisprudencia, Juzgado de Letras del Trabajo
de Iquique, 29 de agosto de 2012, rol Nº O-49-2012; 1 Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 6 de noviembre de 2013, rol Nº O-3016-2013.
er
1025VERGARA, Rafael (2014). Terminación del contrato de trabajo, Editorial Metropolitana, Santiago, t. II, p. 247. En un sentido contrario en
la jurisprudencia, 1 Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 23 de diciembre de 2011, rol Nº O-3002-2011.
er
1026Similar circunstancia se observa en el derecho español. Sobre el punto, ver AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su
valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 83.
1027AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 82.
1028SEMPERE, Antonio (1991). "Despido disciplinario y preparación de la competencia desleal", Aranzadi Social, Nº 5, pp. 27 y ss.
1029No obstante, nuestra jurisprudencia ha sido vacilante. Así, se ha resuelto que "lo que prohíbe el artículo 160 Nº 2 del Código del Trabajo
es efectuar negociaciones que caigan dentro del giro del negocio, en tanto forma parte de una sociedad no es lo mismo que efectuar o ejecutar
negociaciones, por ser la calidad asociativa distinta de la operativa o negociadora". Véase Corte de Apelaciones de Santiago, 21 de octubre de
2004, Gaceta Jurídica, Nº 292, octubre de 2014, p. 263. En sentido contrario, Corte Suprema, 28 de mayo de 2002, rol Nº 747-2002.
1030SEMPERE, cit. (n. 45), p. 30. Asumiendo en Chile esta postura IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual,
ob. cit., pp. 59-60; GAMONAL , Sergio; GUIDI, Catherina. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 283; NADAL, cit. (n. 15), p. 197.
1031En la jurisprudencia, véase Juzgado de Letras del Trabajo de Chillán, 15 de enero de 2016, rol Nº O-272-2015; 2º Juzgado de Letras del
Trabajo de Santiago, 3 de julio de 2012, rol Nº O-1073-2012; 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 30 de julio de 2011, rol Nº O-602-
2011; 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 8 de enero de 2015, rol Nº T-303-2014; Juzgado de Letras del Trabajo de Iquique, 25 de junio
de 2012, rol Nº O-63-2012; Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 6 de abril de 2015, rol Nº O-4581-2014.
1032En un sentido similar, pero no de manera expresa, MACCHIAVELO, Guido, Derecho del Trabajo, Fondo de Cultura Económica, México,
1986, t. I, p. 520.
1033Esta misma interrogante es planteada con respecto al modelo disciplinario laboral español por AGUILERA, R. (1997). Las causas de
despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 90 y ss.
1034Sobre el punto, véase AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 91.
Sosteniendo esta tesis amplia en Chile IRURETA, Pedro, La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 58 y ss. En la
jurisprudencia, sosteniendo la tesis restrictiva, Juzgado de Letras del Trabajo de Puente Alto, 31 de agosto de 2015, rol Nº O-86-2015; Juzgado de
Letras del Trabajo de Valparaíso, 6 de mayo de 2010, rol Nº O-731-2009; 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 30 de julio de 2011, rol
Nº O-602-2011; Corte de Apelaciones de Valparaíso, 10 de marzo de 2016, rol Nº 16-2016.
1035IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 61; GAMONAL, Sergio; GUIDI, Catherina, Manual del
contrato de trabajo, ob. cit., p. 283.
1036WALKER, Francisco (2003). Derecho de las Relaciones Laborales, Editorial Universitaria, Santiago, p. 56. En la jurisprudencia, Corte de
Apelaciones de Concepción, 2 de julio de 2015, rol Nº 100-2015.
1037GAMONAL y GUIDI, cit. (n. 15), p. 283; IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 62.
1040LANATA, cit. (n. 15), p. 276; NADAL, cit. (n. 15), p. 198. En la jurisprudencia, Corte de Apelaciones de Concepción, 2 de julio de 2015, rol
Nº 100-2015.
1046ROJAS, Irene (2015). Derecho individual del trabajo, Editorial Thomson Reuters, Santiago, pp. 418 y ss.; PIERRY, cit. (n. 17), pp. 133 y
ss.; THAYER y NOVOA, cit. (n. 15), p. 54.
1047GAMONAL, Sergio; GUIDI, Catherina, Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 284; ETCHEBERRY, Françoise, Derecho Individual del
Trabajo, ob. cit., p. 196; WALKER, Francisco (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo, p. 56.
1048GAETE, Alfredo (1967). Tratado de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Editorial Jurídica, Santiago, t. I, p. 243, LANATA, cit. (n. 15),
p. 277.
1049En esta línea, IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 58 y ss.; LANATA, cit. (n. 15), p. 277.
THAYER y NOVOA, cit. (n. 15), p. 53; NADAL, cit. (n. 15), p. 199. Reseñando jurisprudencialmente tal posibilidad, véase LIZAMA, Luis (2003).
Derecho del Trabajo, Editorial LexisNexis, Santiago, pp. 176 y ss.
1050GAMONAL, Sergio; GUIDI, Catherina, Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 284.
1052THAYER y NOVOA, cit. (n. 15), p. 408; NADAL, cit. (n. 15), p. 199. No obstante, Melis y Sáez entienden que no es posible extender de esta
forma la causalidad de la falta de probidad, por cuanto no parece razonable la configuración de un llamado contenido ético jurídico en el contrato
de trabajo. Véase MELIS, Cristián; SÁEZ, Felipe (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo,
LegalPublishing, Santiago, p. 284.
1054SUPPIEJ, Giuseppe (1982). Il rapporto di lavoro. Costituzione e svolgimento, Cedam, pp. 147 y ss.
1058Así se ha sostenido por la Corte Suprema, de quien tomamos su razonamiento. Véase Corte Suprema, 28 de diciembre de 1995, rol
Nº 4814-1995, citada por CAJAS, cit. (n. 24).
1059Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo.
1061En el mismo sentido, véase Corte de Apelaciones de Valdivia, 23 de diciembre de 2013, rol Nº 129-2015.
1062MODOLELL, Juan (2016). "El tipo objetivo en los delitos de mera actividad", Política Criminal, Nº 11, p. 369.
1063AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 83.
1064ROXIN, Claus (1997). Derecho Penal. Parte General, Thomson Civitas, Madrid, t. I, p. 328.
1065LUJÁN, José, "Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido", en: GÁRATE, F. (coordinador),
Cuestiones actuales sobre el despido disciplinario: Estudios ofrecidos al profesor Manuel Alonso Olea, con motivo de su investidura como doctor
"honoris causa" por la Universidad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 1997, p. 27. Para un mayor desarrollo, véase LUQUE,
Manuel (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, Bosch, Barcelona, pp. 619 y ss.; TERRADILLOS, Edurne
(2004). El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías, Tirant lo Blanch, Valencia, pp. 45 y ss.
1066IRURETA, Pedro, La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 65. En la jurisprudencia, véase Corte de Apelaciones
de Valparaíso, 10 de marzo de 2016, rol Nº 16-2016; Juzgado de Letras del Trabajo de Puente Alto, 31 de agosto de 2015, rol Nº O-86-2015.
1067IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 65 y ss. En la jurisprudencia, refiriéndose a la
eventualidad del perjuicio, véase Corte de Apelaciones de San Miguel, 9 de noviembre de 2015, rol Nº 308-2015. Similares observaciones se
plantean en el ordenamiento jurídico español. Sobre el punto AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencial, ob. cit., p. 84 y ORTEGA, cit. (Nº 13), pp. 227 y ss.
1069GÓMEZ, Francisco (2009). "Las causas disciplinarias", en SEMPERE, A.; MARTÍN, R., (eds.), El despido, Thomson Reuters, Aranzadi,
p. 260.
1071IRURETA, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 66; GÓMEZ, cit. (n. 86), pp. 261 y ss.; SEMPERE, cit. (n.
45).
1073Así se reseña por la jurisprudencia comparada AGUILERA, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencia, ob. cit., pp. 84 y ss.
1074BAYLOS, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., p. 10.
1077Sobre el punto, véase NOGUEIRA, Magdalena. La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 239 y ORTEGA,
cit. (Nº 13), pp. 222 y ss.
1078En este sentido, véase 1 Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 31 de julio de 2014, rol Nº T-165-2014. En un sentido contrario, 1
er er
1079NOGUEIRA, Magdalena. La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 252 y ORTEGA, cit. (Nº 13), pp. 222 y
ss.
1080En esta línea, se ha resuelto expresamente que la "protección de la estabilidad relativa en el empleo", en esta causal, igualmente
condiciona el despido como "la última alternativa que tome el empleador, una vez agotado otros recursos como una amonestación o sanción, es
decir, debe ser aplicada la causal invocada por la demandada única y exclusivamente como última ratio". Véase Corte de Apelaciones de Valdivia,
23 de diciembre de 2016, rol Nº 132-2016, (sentencia de reemplazo).
1081CASTILLO, C. (1991). "Estudio Introductorio", en J. DE GAUDEMAR, El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de
fábrica, ob. cit., p. 20.
1083DE LAS HERAS, F. (1982). "El absentismo laboral, sus causas y tratamiento jurídico". Revista de Política Social, 136, p. 191.
1084En particular respecto de las ausencias laborales, Vid. GODOY, E. (2016). "Moralización, temperancia y disciplinamiento productivo en la
minería del carbón. 1920 y 1950", en AA. VV., El orden fabril: paternalismo industrial en la minería chilena 1900-1950. Valparaíso: Editorial
América en Movimiento, pp. 103 y ss.; YÁÑEZ, J. (2004). "Legislación laboral y organización productiva: Jornada de trabajo y descanso dominical
en Chile: 1901-1925". Revista de Estudios Histórico-Jurídicos (26). En un plano comparado THOMPSON, E. (1984). Tradición, revuelta y
conciencia de clase. Barcelona: Grijalbo, capítulo "Tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo industrial".
1085Utilizaremos este concepto en un sentido te´cnico-juri´dico, relacionado a la justificación o no del incumplimiento por parte del trabajador
de su deber básico de acudir al lugar trabajo y ponerse a disposición del empresario. Vid. LUJÁN, J. (2008). Absentismo. Aranzadi Social (7), p. 13.
1086Vid. YÁÑEZ, J. (2004). "Entre el Derecho y el Deber: El 'San Lunes' en el Ideario Laboral chileno (1900-1920)". Revista de Historia y
Geografía (18). AA. VV. (2008). Alcohol y trabajo: el alcohol y la formación de las identidades laborales: Chile siglo XIX y XX. Osorno:
Editorial Universidad de Los Lagos, en particular, VENEGAS, H. (2008). Trabajo y alcohol: Una relacio´n conflictiva. La experiencia minera de
Atacama en el siglo XIX, ob. cit.
1087IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 40.
1088Un sector de la doctrina entiende que las ausencias se encuentran, además, contempladas en el artículo 160 Nº 4 del Código del Trabajo y
que algunos de los supuestos del 160 Nº 3 son realmente hipótesis de abandono. Sobre el punto ver IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al
trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 40 e IRURETA URIARTE, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del
trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit., pp. 87 y ss. No concordamos con la agrupación anterior, puesto que la
configuración normativa permite diferenciar y sostener dos órdenes de causales independientes, por cuanto el primero —las ausencias—, se
diferencian del segundo —el abandono—, ya que el elemento esencial viene dado por el incumplimiento, total o parcial, de la prestación laboral,
conjuntamente, con la voluntad de dejar de prestar servicios en las funciones encargadas. En efecto, en las ausencias hay un incumplimiento total
de la prestación de trabajo y la voluntad se constituye en irrelevante para efectos de su tipificación; por su parte, en el abandono, hay un
incumplimiento parcial de la obligación y existe una voluntad expresa para dejar de prestar servicios. En este sentido y como señala Delgado
Ucelary, la no asistencia es independiente de la voluntad del trabajador, distinta del abandono que exige voluntad de ruptura por parte de este, sin
que sea necesaria una manifestación formal en tal sentido. DELGADO, I. (1992). "Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo", en AA.
VV., Estudios sobre el Despido Disciplinario. Madrid: Acarl, p. 126.
1089A diferencia de otros ordenamientos jurídicos, en Chile el absentismo laboral constituye una causa de despido disciplinario, definida
estructuralmente por su elemento subjetivo, en la que su configuración no viene dada por la constatación objetiva de la ausencia, sino por su
justificación.
1090"No concurrencia del trabajador a sus labores sin causa justificada durante dos días seguidos, dos lunes en el mes o un total de tres días
durante igual período de tiempo".
1091"La falta injustificada, o sin aviso previo de parte del trabajador que tuviere a su cargo una actividad, faena o máquina cuyo abandono o
paralización signifique una perturbación grave en la marcha de la obra".
1092Es necesario advertir que pueden existir diferencias en la fundamentación del absentismo laboral, que dependerán de su configuración
normativa en lo que en términos subjetivos refiere. Por ejemplo, en aquellas hipótesis de absentismo laboral como causal de despido objetiva, su
fundamento puede encontrarse tanto, en la excesiva onerosidad sobrevenida, como también, en la protección del resultado útil que se espera de un
trabajador y no en el incumplimiento de las obligaciones del contrato y la buena fe. Vid. POQUET, R. (2017). Análisis del despido objetivo en los
momentos actuales. Navarra: Aranzadi, pp. 133 y ss.; ALZAGRA, I. (2011). "El absentismo del trabajador como causa de despido objetivo". Revista
Española de Derecho del Trabajo (150), p. 392; GARCÍA, M. (1980). "El rendimiento debido en la relación de trabajo", Revista Española de
Derecho del Trabajo, (3), pp. 392 y ss.
1093CAVAS, F. (2018). "Las causas de despido disciplinario en el Tribunal Supremo", en AA. VV., Las causas del despido disciplinario en la
jurisprudencia. Pamplona: Aranzadi, p. 150.
1094MONEREO, J. y ORTEGA, P. (2018). "Las causas del despido disciplinario en el Tribunal Constitucional", en AA. VV., Las causas del
despido disciplinario en la jurisprudencia. Navarra: Aranzadi, p. 123. En similar sentido, DELGADO, I. (1992). Faltas repetidas e injustificadas de
asistencia al trabajo, ob. cit., p. 125; CARRO, A. (1984). El despido disciplinario, ob. cit., pp. 49 y ss.
1095GÁRATE, J. (1981). "Las faltas de asistencia o puntualidad como incumplimiento contractual justificativo del despido disciplinario".
Revista de Política Social (129), p. 206.
1096ALBIOL, I. (2011). La extinción del contrato de trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 901.
1097IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit. De manera implícita THAYER, W. y
NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 57; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 277.
No obstante, también la doctrina, aunque sin mayor desarrollo ni argumentación, que su fundamento está en el "disciplina laboral". LANATA, R.
(2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., 277; ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 197.
1100En similar sentido GAMONAL , S. y GUIDI C., Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 284.
1101En Chile ver GODOY, E. (2016). Moralización, temperancia y disciplinamiento productivo en la minería del carbón. 1920 y 1950, ob. cit.,
p. 103; YÁÑEZ, J. (2004). Entre el Derecho y el Deber: El "San Lunes" en el Ideario Laboral chileno (1900-1920), ob. cit. En un plano histórico
comparado THOMPSON, E. (1984). Tradición, revuelta y conciencia de clase, ob. cit., pp. 263 y ss.
1102El artículo 160 Nº 3 del Código del Trabajo lo señala expresamente.
1103YÁÑEZ, J. (2004). Entre el Derecho y el Deber: El "San Lunes" en el Ideario Laboral chileno (1900-1920), ob. cit. En un plano histórico
comparado THOMPSON, E. (1984). Tradición, revuelta y conciencia de clase, ob. cit., pp. 263 y ss.
1104IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 42.
1105GÁRATE, J. (1981). Las faltas de asistencia o puntualidad como incumplimiento contractual justificativo del despido disciplinario,
ob. cit., p. 205. En similar sentido AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit.,
pp. 241 y 242.
1106Este ha sido el sentido que un sector de la doctrina y jurisprudencia comparada ha dado a la falta de asistencia. Reseñando y
sistematizando tales postulados: AGUILERA, R. (1997). Las causas de Despido Disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 214
y DELGADO, I. (1992). Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo, ob. cit., p. 125; GÓMEZ, F. (2009). Las causas disciplinarias,
ob. cit., p. 175. En sentido contrario GÓMEZ, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario, ob. cit., p. 135.
1107Artículo 160 Nº 4 del Código del Trabajo. "El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnizacio´n alguna cuando el empleador le
ponga término invocando una o más de las siguientes causales: Nº 4) Abandono del trabajo por parte del trabajador, entendiéndose por tal: b) la
negativa a trabajar sin causa justificada en las faenas convenidas en el contrato.
1108Vid. Capítulo IV, del Título I, del Libro I, del Código del Trabajo.
1110Podemos llegar a esa conclusión por aplicación de los artículos 1563, 1564 y 1566 del Código Civil.
1111Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo.
1112Indica el artículo 22 del Código del Trabajo que "La duracio´n de la jornada ordinaria de trabajo no excedera´ de cuarenta y cinco horas
semanales".
Quedara´n excluidos de la limitacio´n de jornada de trabajo los trabajadores que presten servicios a distintos empleadores; los gerentes,
administradores, apoderados con facultades de administración y todos aquellos que trabajen sin fiscalizacio´n superior inmediata; los contratados
de acuerdo con este Co´digo para prestar servicios en su propio hogar o en un lugar libremente elegido por ellos; los agentes comisionistas y de
seguros, vendedores viajantes, cobradores y dema´s similares que no ejerzan sus funciones en el local del establecimiento.
Tambie´n quedara´n excluidos de la limitacio´n de jornada de trabajo los trabajadores que se desempeñen a bordo de naves pesqueras.
Asimismo, quedan excluidos de la limitacio´n de jornada, los trabajadores contratados para que presten sus servicios preferentemente fuera del
lugar o sitio de funcionamiento de la empresa, mediante la utilizacio´n de medios informa´ticos o de telecomunicaciones.
La jornada de trabajo de los deportistas profesionales y de los trabajadores que desempen~an actividades conexas se organizara´ por el cuerpo
te´cnico y la entidad deportiva profesional correspondiente, de acuerdo a la naturaleza de la actividad deportiva y a li´mites compatibles con la
salud de los deportistas, y no les sera´ aplicable lo establecido en el inciso primero de este arti´culo".
1113IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 58; MACCHIAVELLO, G. (1986).
Derecho del Trabajo, t. I, ob. cit., p. 307.
1114Entre otros, Dictámenes Nºs. 576/8, de 17.01.1991; 7.313/246, de 11.11.1991; 2.195/071, de 14.04.1992; 4.429/172 de 15.10.2004.
1115LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 91, citando Dictamen DT Nº 6.761/315 de 17 de noviembre de 1994.
1116IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 44.
1117DELGADO, I. (1992). Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo, ob. cit., p. 126. En similar sentido IRURETA, P. (2013). Las
inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 43.
1118GÓMEZ, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario, ob. cit., p. 125; AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario
y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 241 y ss.
1119Supra e Infra.
1120AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 245.
1121Ibid., p. 245.
1124IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 59.
1126IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 59. NADAL, D. (2003). El despido en
el Código del Trabajo, ob. cit., p. 208; LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 177.
1129En un sentido contrario NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 209. Estima el autor que la idea de dos días
consecutivos entiende aquellas hipótesis en que exista la obligación de asistencia, esto es, días laborales.
1133LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 278. En sentido similar NADAL, D. (2003). El despido en el Código del
Trabajo, ob. cit., p. 209.
1134IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 60 y LANATA, R. (2010). Contrato
individual de trabajo, ob. cit., p. 278; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 285 y ss.
1135NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 209 y ss.; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit.,
pp. 278 y ss.
1136En este sentido ver Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 566-2019, 31 de julio de 2019 y Corte de Apelaciones de Santiago, rol
Nº 912-2017, 25 de julio de 2017.
1138LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 278, NADAL, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.,
p. 210.
1139GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 286 y WALKER, F. (1991). Nuevas Normas. Terminación del
contrato de trabajo, ob. cit., p. 57, pie de pág. 3.
1140IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 62.
1142Artículo 9º del Código del Trabajo de 1931. Indicaba tal norma que el contrato de trabajo terminar por "La falta injustificada o sin aviso
previo, de asistencia al trabajo de parte del obrero que tuviere a su cargo una faena o máquina cuyo abandono o paralización signifique una
perturbación en la marcha del resto de la obra".
1143Luego se consagra en la Ley Nº 16.455, de 1966, regulándose conjuntamente con las inasistencias, manteniendo tal regulación hasta
nuestros días.
1144Es el Decreto Ley Nº 2.200 (de 1978) el único que establece una modificación de relevancia de esta causal, al incluir dentro de su
tipificación que la conducta ilícita conlleve una perturbación que debía ser grave.
1145Vid. IRURETA, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob.
cit.
1148ARIAS, Á. (2005). El despido objetivo por causas atinentes al trabajador. Pamplona: Thomson-Aranzadi, pp. 206 y 207. En similar
sentido, GÓMEZ, F. (2009). Las causas disciplinarias, ob. cit., p. 178.
1150En sentido contrario, Irureta, quien asimila esta forma de ausencia laboral al abandono. Indica al respecto "el hecho de dejar de atender los
deberes del cargo cuestio´n que trae como consecuencia el no proseguir con la actividad o con el funcionamiento de las ma´quinas o faenas. Ese
seri´a el caso, por ejemplo, de un trabajador que decide no reintegrarse a las labores despue´s de terminado el tiempo de colacio´n, permaneciendo
en aquellos lugares que la empresa tiene destinado como comedores ma´s alla´ del peri´odo correspondiente. O bien, aquella persona que decide
retirarse anticipadamente afectando de ese modo el funcionamiento normal de la empresa". IRURETA, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso
previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit., p. 82.
1151IRURETA, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit.,
p. 86 y 87.
1155IRURETA, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit.,
p. 81.
1159Ibid.
1160IRURETA, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit.,
p. 83.
1161Parte de la doctrina laboral entiende que el abandono realmente se regula de manera asistemática en distintos cuerpos normativos. En este
escenario, Irureta, entiende como formas de abandono las inasistencias injustificadas y las faltas indebidas reguladas en el artículo 160 Nº 3 del
Código del Trabajo, como también, formas particulares, como el abandono naviero contenido en el artículo 120 del mismo texto legal. Finalmente,
el autor señala, abriendo el espectro causal basado en la criticada caracterización genérica y residual del artículo 160 Nº 7 del estatuto laboral, que
el abandono puede canalizarse como una forma de incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato de trabajo. Vid. IRURETA,
P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 899. En similar
sentido, pero con algunas matizaciones Vid. IRURETA, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente
la marcha de la empresa, ob. cit., p. 82.
1162Señalaba el artículo 5º Nº 11 de la Ley Nº 4.053, de 1924, lo siguiente: "Art. 5º. El contrato de trabajo termina por las causales jenerales
de espiracion de los contratos y, en especial por las siguientes: 11) Por abandono del trabajo de parte del obrero".
1163Señalaba el artículo 9º Nº 11 del Código del Trabajo de 1931: Art. 9º. El contrato del trabajo termina: 11. Por abandono del trabajo de
parte del obrero. Se entiende por abandono del trabajo: a) La salida intempestiva e injustificada del obrero del sitio de la faena y durante las horas
de trabajo, sin permiso del patrón o de quien lo represente; b) La negativa de trabajar en las faenas a que ha sido destinado, siempre que ésta esté
de acuerdo con el respectivo contrato; y c) La falta injustificada o sin aviso previo, de asistencia al trabajo de parte del obrero que tuviere a su
cargo una faena o máquina cuyo abandono o paralización signifique una perturbación en la marcha del resto de la obra.
1164IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 898.
1165Ibid., p. 900.
1166THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., pp. 57 y ss.
1167Así lo resume uno de los mejores exponentes en materia de despido en una obra clásica sobre la materia: "(...) el trabajador, para dar
cumplimiento de la prestación a que se ha obligado, tiene que estar físicamente en un determinado lugar y permanecer en él durante el tiempo
fijado en el contrato o en las normas generales sobre jornada de trabajo que residen en éste. Un incumplimiento de esta obligación es un
incumplimiento del contrato; y, si tal incumplimiento es imputable a culpa o negligencia del trabajador, es una causa en virtud de la cual el
empresario puede resolver unilateralmente el contrato de trabajo (...)". ALONSO, M. (1959). El despido, ob. cit., p. 137.
1168Es más, la explicación contractual puede abrir la puerta a los deberes de conducta derivados del contenido ético del contrato de trabajo, los
que incluso podrían justificar el fundamento del absentismo en el incumplimiento "al deber que el trabajador tiene de mejorar la productividad de
su empresa". SAGARDOY, J. (1996). "Ineptitud, falta de adaptación y absentismo", en AA. VV., Estudios sobre el despido: homenaje al profesor
Alfredo Montoya Melgar en sus veinticinco años de Catedrático de Derecho del Trabajo. Madrid: Universidad Complutense, p. 148.
1169WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 58.
1170LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit.; PIERRY, L. (2018). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 135.
1171IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 900.
1172ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 199; MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo
en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 130; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 279.
1173IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 901. En la misma línea Corte de Apelaciones de Rancagua, rol Nº 200-2007, 19 de octubre de 2007.
1176LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 248; IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y
la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 900. Jurisprudencialmente, Corte de Apelaciones de
Rancagua, rol Nº 200-2007, 19 de octubre de 2007.
1177LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 279; ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit.,
p. 199; GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 287.
1178GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 287 y MACCHIAVELLO, G. (1986). Derecho del Trabajo, t. I,
ob. cit., p. 521.
1179IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 904.
1180LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249; LANATA, R. (2010). Contrato individual de
trabajo, ob. cit., p. 280; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 74.
1181ARIAS, Á. (2005). El despido objetivo por causa atinentes al trabajador, ob. cit.
1182IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 905.
1183Vid. Capítulo IV, del Título I, del Libro I, del Código del Trabajo.
1184LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249.
1186IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 905.
1187Podemos llegar a esa conclusión por aplicación de los artículos 1563, 1564 y 1566 del Código Civil.
1188GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 287.
1189IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 905.
1193IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 907.
1194AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 123 y ss.
1195GORELLI, J. (1998). "Deber de obediencia y despido por desobediencia". Revista Española de Derecho del Trabajo (87), p. 74.
1196MORATO, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., pp. 16 y ss.
1197GARCÍA, J. (1979). "El deber de obediencia en el contrato de trabajo". Revista de Derecho Privado, 63(9), pp. 862 y ss.
1198PALOMEQUE, C. (1992). "La indisciplina o desobediencia en el trabajo", en AA. VV., Estudios sobre el despido disciplinario. Madrid:
Acarl, pp. 145 y ss.
1199AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 126.
1200POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 146.
1201AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 126.
1202POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 147.
1203SÁNCHEZ-RODAS, C. (1997). "La indisciplina y la desobediencia como causas de extinción del contrato de trabajo", en J. CASTIÑEIRA,
Presente y futuro de la regulación del despido. Pamplona: Aranzadi, p. 416.
1204IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 907.
1205Ibid., p. 908.
1208AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 143.
1210MODOLELL, J. (2016). El tipo objetivo en los delitos de mera actividad, ob. cit., p. 369.
1212GORELLI, J. (1998). Deber de obediencia y despido por desobediencia, ob. cit., pp. 108 y ss.
1213PALOMEQUE, C. (1992). La indisciplina o desobediencia en el trabajo, pp. 159 y ss.; GORELLI, J. (1998). Deber de obediencia y despido
por desobediencia, ob. cit., p. 104.
1216Podemos llegar a esa conclusión por aplicación de los artículos 1563, 1564 y 1566 del Código Civil.
1218Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo. En este mismo
sentido VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 74.
1219IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 915.
1220WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 58.
1222LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249.
1223En el caso de las inasistencias la configura la "no concurrencia del trabajador a sus labores 'sin causa justificada'" y en el caso de la falta,
su asunción se produce cuando esta es "injustificada". Por su parte, respecto del abandono, la ley exige que la salida sea intempestiva e
"injustificada" y, a su vez, que la negativa a trabajar sea "sin causa justificada".
1224PÉREZ, J. (2013). El despido disciplinario. Albacete: Bomarzo, p. 50; GIL Y GIL, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la
empresa. Madrid: Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia, p. 58; GARCÍA, J. (1991). "La extinción de la relación de trabajo", en AA.
VV., Derecho del Trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 532 y ss.; ALBIOL, I. (2011). Despido disciplinario, en AA. VV., Extinción del contrato de
trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 894 y ss.; GIL, J. y SAGARDOY, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario. Madrid: Cinca,
p. 37; entre otros.
1226THAYER, W. y NOVOA, Patricio. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 55.
1227GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo. Santiago: LegalPublishing, p. 284.
1228MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo. Santiago: Editorial Jurídica
ConoSur, p. 138.
1229IRURETA URIARTE, Pedro (2016). "La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la
empresa". Revista de derecho (Valdivia), 29(1), pp. 77-89.
1230IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 44. En similar sentido IRURETA,
P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., pp. 901 y ss.
1231El artículo 454 Nº 1, inciso segundo, del Código del Trabajo indica "en los juicios sobre despido corresponderá en primer lugar al
demandado la rendición de la prueba, debiendo acreditar la veracidad de los hechos imputados en las comunicaciones a que se refieren los incisos
primero y cuarto del artículo 162, sin que pueda alegar en el juicio hechos distintos como justificativos del despido". Por su parte, el artículo 162
inciso primero del Código del Trabajo, señala "si el contrato de trabajo termina de acuerdo con los números 4, 5 o 6 del artículo 159, o si el
empleador le pusiere término por aplicación de una o más de las causales señaladas en el artículo 160, deberá comunicarlo por escrito al
trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato, expresando la o las causales invocadas y los hechos
en que se funda".
1235IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 45.
1236Vid. IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 45 y 46. No ocurre lo mismo
respecto del abandono, el que siempre es voluntario.
1237Entre otros, SAGARDOY, J. (1969). El despido laboral y los expedientes de crisis, ob. cit., pp. 65 y ss., p. 68; CAVAS, F. (2018). Las causas
de despido disciplinario en el Tribunal Supremo, ob. cit., p. 152; DELGADO, I. (1992). Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo,
ob. cit., pp. 131 y ss.; CARRO, A. (1984). El despido disciplinario, ob. cit., p. 54; ARIAS, Á. (2005). El despido objetivo por causa atinentes al
trabajador, ob. cit., p. 191. En esta línea también, por parte de la doctrina nacional, IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa
de terminación del contrato, ob. cit., p. 63 (conclusión 1).
1238Vid. IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 46, quien plantea
hipotéticamente esta tercera alternativa.
1239ARIAS, Á. (2005). El despido objetivo por causas atinentes al trabajador, ob. cit., p. 191.
1240LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 247.
1242Por todos. Vid. IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento
contractual, ob. cit., pp. 50 y ss.
1244Vid. IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual,
ob. cit., pp. 902 y 903; IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 50 y ss.; LANATA, R.
(2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., pp. 277 y ss.; LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit.,
p. 247; ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 420; ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del
trabajo, ob. cit., p. 197; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 285.
1245IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 51.
1246GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 285; MELIS, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de
trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 128.
1247ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 420.
1248GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 285; LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho
individual del trabajo, ob. cit., p. 247; ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 420; IRURETA, P. (2013).
Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 51; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit.,
p. 277.
1249IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 52 y 53.
1250Corte de Apelaciones de Arica, rol Nº 74-2020, 15 de octubre de 2020; Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 424-2020, 13 de
octubre de 2020; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1157-2018, 11 de marzo de 2019; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 367-
2010, 30 de diciembre de 2010, entre otros.
1251Corte Suprema, rol Nº 3729-2019, 20 de febrero de 2020; Corte Suprema, rol Nº 23163-2019, 29 de julio de 2020; Corte Suprema, rol
Nº 21429-2016, 4 de octubre de 2016; Corte Suprema, rol Nº 300-2018, 9 de julio de 2018; Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 50-2020, 1
de junio de 2020; Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 544-2017, 7 de marzo de 2018, entre otras.
Una variante de esta tesis, señala que si bien la presentación extemporánea justifica la ausencia, no libera al trabajador de la carga de la prueba
destinada a justificar la tardanza de dicha presentación, puesto que media norma expresa que le señala un plazo para tal efecto. V. Corte de
Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 424-2020, 13 de octubre de 2020.
1252Para una profundización vid. LUQUE M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit.
1253POQUET, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 152.
1255Sobre el punto ver AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 127 y
ss.; GORELLI, J. (1998). Deber de obediencia y despido por desobediencia, ob. cit.; PALOMEQUE, C. (1992). La indisciplina o desobediencia en el
trabajo, ob. cit.; MORATO, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., pp. 137 y ss. Para una
sistematización de criterios jurisprudenciales en la judicatura española, vid. AA. VV. (2018). Las causas del despido disciplinario en la
jurisprudencia, ob. cit.
1256AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 127.
1257DIÉGUEZ, G. (1971). "Sobre la obediencia debida". Revista de Política Social (91), p. 94.
1258MORATO, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 195.
1260RODRÍGUEZ-PIÑERO, M. (1988). "Obediencia debida y desobediencia justificada". Relaciones Laborales (2), p. 5.
1261GUERRERO, J. (2009). "La desobediencia e indisciplina en el trabajo". En El despido disciplinario. Homenaje al profesor Juan Antonio
Sagardoy Bencoechea. Madrid: Cinca, p. 131.
1262MORATO, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 191.
1263GORELLI, J. (1998). Deber de obediencia y despido por desobediencia, ob. cit., pp. 82 y ss.
1266Como señala Fernández, "de modo implícito solamente trata el derecho de resistencia a propósito del despido disciplinario en el artículo
160 Nº 4, al establecer como causa de despido disciplinario el: "Abandono del trabajo por parte del trabajador, entendiéndose por tal: [...] b) la
negativa a trabajar sin causa justificada en las faenas convenidas en el contrato". Disposición que, a contrario sensu, implica que si las órdenes del
empleador no son justificadas ni legales, el trabajador puede no cumplirlas; desobediencia que no puede configurar una falta laboral fundante del
despido disciplinario, porque solamente lo es la negativa a trabajar sin causa justificada mas no la justificada, como ocurre precisamente cuando se
imparten órdenes ilegales al ejecutar el trabajo. Fuera de esta norma no existe ninguna otra manifestación del derecho de resistencia, no
encontrándose reguladas las consecuencias jurídicas derivadas de las órdenes e instrucciones ilegítimas que imparte el empleador a sus
dependientes". FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador. Santiago: Thomson Reuters.
1267MORATO, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 143.
1268Exponiendo y reseñando la jurisprudencia. IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono
por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 911.
1269THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 120.
1270LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 112. En similar sentido FERNÁNDEZ, R. (2016). El
poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 130.
1271BAYLOS, A. (2002). "Autotutela del trabajador frente a las extralimitaciones del poder de dirección del empresario", en AA. VV., Las
limitaciones de los poderes empresariales y las responsabilidades por su utilización ilegítima. Granada: Comares, p. 40.
1272Tal es el caso de ius variandi reconocido en el artículo 12 del Código del Trabajo.
1273Sobre el punto Vid. ROSAS, Diego. "Elementos para la caracterización del riesgo grave e inminente en el ordenamiento laboral chileno",
en Derecho del Trabajo y los efectos laborales de la crisis y emergencia sanitaria en Chile, coord. DOMÍNGUEZ, A. y ROSAS, D., Thomson
Reuters, Santiago, 2020.
1274MORATO, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 131; AGUILERA, R. (1997). Las
causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 131 y 132.
1275Cuestión similar a la ocurrida en el modelo español. Sobre el punto ver SOLÁ, X. (2015). La protección de los trabajadores frente a
situaciones de riesgo grave e inminente. Albacete: Bomarzo, p. 45.
1276Sobre el punto, a propósito del Covid-19 y las ausencias fundadas por incumplimiento de la obligación de seguridad, Vid. Dirección del
Trabajo, Dictamen Nº 1.239/005 de 19 de marzo de 2020.
1277BAYLOS, A. (2002). Autotutela del trabajador frente a las extralimitaciones del poder de dirección del empresario, ob. cit., p. 36.
1281IRURETA, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit.,
p. 915.
1282MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 130; LIZAMA, L.
y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249.
1283WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 58; MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato
individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 130.
1284Lo que se vincula con lo dispuesto en el artículo 1545 del Código Civil.
1287En un sentido contrario Fernández. Señala el autor "El trabajador puede oponerse a las órdenes ilegales del empleador sin incurrir en un
incumplimiento laboral. La única excepción estaría constituida por el ius variandi abusivo, es decir, por el supuesto de la alteración de las
condiciones de trabajo que no cumplen los requisitos del artículo 12 del Código del Trabajo, desde que el trabajador debe ejecutar la alteración de
las funciones ordenada por el empleador, sin perjuicio del derecho de reclamar de la misma ante la Inspección del Trabajo con sujeción al
procedimiento regulado en el mismo artículo 12 del Código del Trabajo, o bien, autodespedirse en conformidad al artículo 171 del Código del
Trabajo luego de cumplida la orden ilegal". FERNÁNDEZ, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit.
1288Artículo 20.- "Los empleadores cuyas empresas o establecimientos que, durante la vigencia de las normas del título I de la presente ley,
deban continuar funcionando, conforme a la resolución a que se refiere el inciso segundo del artículo 1º, para garantizar la prestación de servicios
de utilidad pública, la atención de necesidades básicas de la población, incluidas las relacionadas con la vida, la salud, el abastecimiento de bienes
esenciales, la alimentación o la seguridad de las personas, y para garantizar la prevención de daños ambientales y sanitarios, Una vez finalizado el
plazo establecido en el inciso anterior se restablecerán, de pleno derecho, las condiciones contractuales originalmente convenidas teniéndose por
no escrita cualquier disposición en contrario".
1289Se efectúa la observación que, de manera aislada, tanto de los supuestos del artículo 160 Nº 3 como del Nº 4, del Código del Trabajo, se
ha desarrollado la misma problemática, por lo que, con la finalidad de uniformar y resolver la misma problemática, utilizaremos la misma doctrina
y jurisprudencia para justificar las tesis en conflicto, ya que, al final del día, ambas discurren sobre una problemática común que se enmarca en el
debate de la justificación de la conducta sancionada.
1290Planteando dicha problemática FERNÁNDEZ, R. (2018). "El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas". Revista Laboral
Chilena, pp. 54 y ss.
1291MARTI´N, A. (1977). "Huelga laboral y huelga política: un estudio de modelos normativos", en AA. VV., El Derecho del Trabajo ante el
cambio social y político. Zaragoza: Instituto de Relaciones Laborales, p. 76.
1292Para una profunda discusión del tema ver ROJAS, I. (2017). "Los derechos de libertad sindical en la Constitución chilena". Revista de
Derecho de Valdivia, 30(1), 2017.
1293Esta es la tesis sostenida por FERNÁNDEZ, R. (2018). "El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas". Revista Laboral Chilena,
ob. cit.; FUENZALIDA, P. (2017). "El derecho a huelga y su contenido en el derecho laboral chileno: los límites de la huelga", en AA. VV.,
Negociación colectiva. Estudios en homenaje al profesor Emilio Morgado Valenzuela. Santiago: Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social. FERNA´NDEZ, R. y CASTRO, J. (2017). "Poder disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga", en AA. VV., Los
derechos del trabajo en la constitucio´n, en especial el de huelga. Santiago: Ediciones Juri´dicas de Santiago.
1294La agrupación siguiente es un resumen de los argumentos vertidos por aquel sector que estima que la Huelga solo procede en el contexto
de una negociación colectiva reglada y fuera de ella sería ilegal. Para mayor detalle ver FERNÁNDEZ, R. (2018). "El derecho de huelga en Chile:
dos cuestiones discutidas". Revista Laboral Chilena, ob. cit., pp. 56-58; FUENZALIDA, P. (2017). El derecho a huelga y su contenido en el derecho
laboral chileno: los límites de la huelga, ob. cit., pp. 212-217.
1295En este contexto, se pueden sintetizar en la siguiente tipología: a) Huelga típica: corresponde a la suspensión colectiva y total de la
prestación de trabajo por parte de los trabajadores; b) Huelga atípica: modalidad que busca la alteración de la normalidad de la actividad
productiva de la empresa; c) Huelgas regladas: son aquellas que sus condiciones de ejercicio, requisitos y efectos se encuentran reguladas por la
ley; d) Huelgas no regladas: corresponde a modalidades de huelga que no tienen una forma de regulación para su ejercicio; e) Huelga Legal:
Aquella que se adecua a los parámetros normativos dispuestos por el ordenamiento jurídico; f) Huelga Ilegal: modalidad de acción colectiva de los
trabajadores contraria a los límites dispuestos por el ordenamiento jurídico; g) Huelga contractual: tiene por objeto la negociación de un
instrumento colectivo; h) Huelga laboral: aquella modalidad que tiene por fin una reivindicación laboral distinta a la suscripción de un instrumento
colectivo.
1297Es así, en general, que a partir de la descripción de nuestro modelo legal, como también, del reconocimiento de la Huelga como Derecho
Fundamental, se pueden observar las siguientes modalidades: (i) La Huelga expresada dentro del procedimiento de una negociación colectiva
obligatoria o forzosa, puede ser caracterizada como una modalidad típica, reglada y contractual; (ii) La Huelga ejercida fuera en el contexto de una
negociación colectiva voluntaria, con la finalidad de suscripción de un convenio colectivo, será calificada como atípica, no reglada y contractual;
(iii) La Huelga ejercida con la finalidad de una reivindicación laboral distinta a la suscripción de un instrumento colectivo, será atípica, no reglada
y laboral.
1298En efecto, a nivel internacional, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, reconoce a la Huelga, indicando
que "1. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar: d) El derecho de huelga, ejercido de conformidad con las leyes de
cada país".
En similar sentido, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y su Protocolo Adicional en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, señala en su artículo 8.1.b, que "los Estados partes garantizarán: b. el derecho a la huelga".
Por su parte, la Carta Internacional Americana de Garantías Sociales, reconoce en su precepto 27 que "los trabajadores tienen derecho a la
huelga. La ley regula este derecho en cuanto a sus condiciones y ejercicio".
En la misma línea, los Convenios 87 (Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación) y el 98 (Convenio sobre el
derecho de sindicación y de negociación colectiva), si bien no mencionan expresamente el derecho a huelga, el Comité de Libertad Sindical y la
Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones, estiman que el reconocimiento del derecho a formular el programa de
acción de las organizaciones de trabajadores y empleadores, como también, el reconocimiento del derecho al fomento y defensa de los intereses de
los trabajadores y empleadores, implica la posibilidad de recurrir a la huelga como derecho fundamental de los trabajadores y sus organizaciones.
GERNIGON et al. (2000). La negociación colectiva. Normas de la OIT y principios de los o´rganos de control. Ginebra: OIT, pp. 8 y 9.
1300El arti´culo 355 del Co´digo del Trabajo regula la suspensio´n del contrato de trabajo durante la huelga. Señala dicha norma "Suspensio´n
del contrato de trabajo y efectos de la huelga (...) Durante la huelga (...) se entendera´ suspendido el contrato de trabajo respecto de los trabajadores
que se encuentren involucrados en ella o a quienes afecte el cierre temporal. En consecuencia, los trabajadores no estara´n obligados a prestar sus
servicios, ni el empleador al pago de las remuneraciones, beneficios y regali´as derivadas de dicho contrato".
1302En este sentido FERNÁNDEZ, R. (2018). El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas, ob. cit., pp. 59 y FERNA´NDEZ, R. y
CASTRO, J. (2017). Poder disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga, ob. cit., pp. 189 y ss.
1303FERNA´NDEZ, R. y CASTRO, J. (2017). Poder disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga, ob. cit., pp. 189 y 191.
1304FERNÁNDEZ, R. (2018). El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas, ob. cit., p. 61.
1305FERNÁNDEZ, R. y CASTRO, J. (2017). Poder disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga, ob. cit.; FERNÁNDEZ, R. (2018).
El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas, ob. cit.; IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del
contrato, ob. cit., p. 57.
1306Esta tesis es la extrapolación de los argumentos ya señalados respecto de la "primera cuestión controvertida".
1307MARTI´N, V. (1977). Huelga laboral y huelga política: un estudio de modelos normativos, ob. cit., p. 76.
1308Sostener la tesis contraria justificaría que un trabajador golpee a otro, lo acose sexual o laboralmente y su conducta quedaría impune.
Respecto de la tesis de la configuración y fuente del poder disciplinario, Supra. Capítulo 1.
1309Para una profundización de esta discusión ver ROJAS, I. (2017). Los derechos de libertad sindical en la Constitución chilena, ob. cit.
1310ROJAS, I. (2017). Los derechos de libertad sindical en la Constitución chilena, ob. cit., p. 22. En similar sentido ver GAMONAL, S. (2013).
"El derecho de Huelga en la Constitución chilena". Revista de Derecho (Coquimbo), 20(1), pp. 116 y ss.
1311MACCHIAVELO, G. (1986). Derecho colectivo del trabajo, ob. cit., p. 443; IRURETA, P. (2006). Constitución y Orden Público Laboral. Un
análisis del art. 19 Nº 16 de la Constitucio´n chilena. Santiago: Universidad Alberto Hurtado, p. 187) y CAAMAN~O, E. y UGARTE, J. (2008).
Negociacio´n colectiva y libertad sindical. Un enfoque cri´tico. Santiago: LegalPublishing, p. 78.
1313TAPIA, F. (2012). "El Reconocimiento Constitucional de la Libertad Sindical y el Derecho de Negociacio´n Colectiva", en AA. VV.,
Negociacio´n Colectiva en Chile: la Debilidad de un Derecho Imprescindible. Santiago: Dirección del Trabajo.
1314IRURETA, P. (2006). Constitución y Orden Público Laboral. Un análisis del art. 19 Nº 16 de la Constitucio´n chilena, ob. cit., p. 188;
CAAMAN~O, E. y UGARTE, J. (2008). Negociacio´n colectiva y libertad sindical. Un enfoque cri´tico, ob. cit., p. 79; GAMONAL , S. (2013). El
derecho de huelga en la Constitución chilena, ob. cit., pp. 112 y ss.; UGARTE, J. (2016). Huelga y Derecho, ob. cit., pp. 91-101; TAPIA, F. (2012).
El reconocimiento constitucional de la libertad sindical y el derecho de negociacio´n colectiva, ob. cit., pp. 160-167; VARAS, K. (2014). "La
huelga, un derecho fundamental", en AA. VV., Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile. Santiago: Universidad Diego Portales, pp. 63 y
ss.; LEYTON, J. (2017). "El derecho a la huelga como un derecho humano fundamental: reconocimiento y limitaciones en el Derecho
Internacional", Revista Chilena de Derecho, 44(3), pp. 781-804.
1315Dictamen de la Dirección del Trabajo Nº 5.346/92 de 28 de octubre de 201; Nº 441/7 de 25 de enero de 2017; Nº 448/6 de 24 de enero de
2018.
1316Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 142-2014, 11 de marzo de 2014; Corte Suprema, rol Nº 3514-2014, 4 de diciembre de 2014;
Corte Suprema, rol Nº 10444-2014, 29 de enero de 2015; Corte de Apelaciones de Rancagua, 5 de enero de 2012, rol Nº 159-2011; Corte de
Apelaciones de San Miguel, 9 de julio de 2014, rol Reforma Laboral Nº 183-2014; sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de
octubre de 2015, rol Reforma Laboral Nº 1144-2015; sentencia de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, 24 de septiembre de 2015, rol Reforma
Laboral Nº 91-2015; sentencia Corte de Apelaciones de Copiapó, rol Nº 154-2018, 5 de noviembre de 2018, entre otras.
1317En este esquema encontramos la Carta Internacional de Derechos Humanos, que está compuesta por la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y por el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, el último de los cuales fue adoptado en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966, fue suscrito por Chile
el 16 de septiembre de 1969 y entró en vigencia el 3 de enero de 1976. Su artículo 8º 1. d) protege el derecho a la huelga en los siguientes
términos: "Artículo 8º 1. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar: d) El derecho a huelga, ejercido de conformidad
con las leyes de cada país".
Por otra parte, tenemos que el 5 de junio de 2001 Chile suscribió el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado en San Salvador el 17 de noviembre de 1988.
Sus dos primeras disposiciones obligan a los Estados Partes a adoptar "las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias" para
"la plena efectividad de los derechos que se reconocen en el presente Protocolo", entre los cuales el de huelga, consagrado en su artículo 8º 1. b):
"8 1. Los Estados partes garantizarán: ... b. el derecho a la huelga".
Finalmente, la Carta Internacional Americana de Garantías Sociales, que contiene principios de interés para esta convocatoria. El precepto 27
establece que "Los trabajadores tienen derecho a la huelga. La ley regula este derecho en cuanto a sus condiciones y ejercicio". Sobre esta lectura
integrada de la Huelga en nuestro ordenamiento jurídico ver, Corte Suprema, 4 de diciembre de 2014, rol Nº 3514-2014 y Corte Suprema, 29 de
enero de 2015, rol Nº 10444-2014.
1318En tal sentido Vid. Corte de Apelaciones de Antofagasta, 16 de febrero de 2015, rol Nº 197-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, 7 de
noviembre de 2012, rol Nº 594-2012; Corte Suprema, 8 de abril de 2008, rol Nº 588-2008; Corte de Apelaciones de Concepción, 16 de agosto de
2011, rol Nº 205-2011; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 3 de agosto de 2005, rol Nº 115-2005.
1319Corte de Apelaciones de Rancagua, 5 de enero de 2012, rol Nº 159-2011; Corte de Apelaciones de San Miguel, 9 de julio de 2014, rol
Nº 183-2014; sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de octubre de 2015, rol Reforma Laboral Nº 1144-2015; sentencia de la Corte
de Apelaciones de Antofagasta, 24 de septiembre de 2015, rol Reforma Laboral Nº 91-2015.
1321A partir de lo dispuesto en el artículo 292 del Código del Trabajo, dependiendo de la forma bajo la cual se configure el despido
antisindical.
1322GAMONAL, S. (2011). El derecho colectivo del trabajo, ob. cit., p. 468; TOLEDO, C. (2013). Tutela de la libertad sindical. Santiago:
Abeledo Perrot, pp. 124 y ss. Por la jurisprudencia ver Corte Suprema, rol Nº 1867-2003, de 23 de marzo de 2004 y rol Nº 6123-2006, de 19 de
diciembre de 2006.
1325Sobre la materia discutida, la jurisprudencia ha sido vacilante en el sentido de aceptar o rechazar tal hipótesis de ausencia como
justificada. Vid. Corte Suprema, rol Nº 26487-2018, 11 de noviembre de 2020, Corte Suprema, rol Nº 35153-2017, 14 de febrero de 2018, Corte
Suprema, rol Nº 38196-2016, de 31 de enero de 2017, Corte Suprema, rol Nº 7351-2015, 6 de abril de 2016; Corte Suprema, rol Nº 23799-2014, 1
de septiembre de 2015; Corte Suprema, rol Nº 1673-2009, 2 de junio de 2009; Corte Suprema 3721-2008, 12 de agosto de 2008; Corte Suprema,
725-2005, 17 de agosto de 2006, entre otros.
1326Para una sistematización de criterios e identificación de las posturas jurisprudenciales vid. ROJAS I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho
individual del trabajo, ob. cit., p. 421, y ZAVALA, J. (2016). Terminación del contrato de trabajo, pp. 101 y ss.
1327Vid. Corte Suprema, rol Nº 1673-2009, 2 de junio de 2009; Corte Suprema 3721-2008, 12 de agosto de 2008; Corte Suprema, rol Nº 725-
2005, 17 de agosto de 2006.
1328Vid. Corte Suprema, rol Nº 7351-2015, 6 de abril de 2016 (con voto disidente de Ricardo Blanco); Corte Suprema, rol Nº 23799-2014, 1
de septiembre de 2015.
1329En este sentido se ha pronunciado la Dirección del Trabajo frente a las ausencias fundadas en medidas sanitarias decretadas por autoridad.
Vid. Dictamen Nº 1.283/006 de 26 de marzo de 2020.
1330Vid. IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 63.
1331Una excepción a lo anterior es lo expresado por Gamonal y Guidi, quienes, criticando el criterio jurisprudencial que entiende como
injustificada la ausencia, lo entienden incorrecto por cuanto no "considera el principio constitucional de presunción de inocencia". No obstante, no
desarrollan mayores argumentos. Vid. GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 285. A diferencia de la
doctrina comparada, esta ha tenido una problematización desde hace décadas. Sobre el punto Vid. MORAIS, C. (1972). "Privación de Libertad del
Trabajador como causa suspensiva de la relación de trabajo". Revista Política Social (93); DEL PESO Y CALVO, C. (1969). "Las faltas repetidas e
injustificadas de puntualidad o de asistencia al trabajo como causa justa de despido", en AA. VV., Dieciséis lecciones sobre causas de despido.
Madrid: Universidad de Madrid, pp. 75 y ss.; BAYLOS, A. (1977). "La diferente valoración del auto de procesamiento en los supuestos de
deslealtad y de inasistencia. Algunas reflexiones sobre la detención y la prisión como causa de despido por faltas de asistencia al trabajo". Revista
de Política Social (113).
En este punto estimamos irrelevante considerar o no la aplicación del principio de presunción de inocencia, por cuanto de tal razonamiento
podría extraerse que, en el caso de que el trabajador sea culpable de ilícito imputado y que se justifica la privación de libertad, sería injustificada la
inasistencia. Como señalamos, la voluntad no es un elemento determinante en este supuesto, sino la justificación, todo lo cual desarrollaremos en
los próximos apartados.
1332IRURETA, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 53-55.
1333BAYLOS, A. (1977). La diferente valoración del auto de procesamiento en los supuestos de deslealtad y de inasistencia. Algunas
reflexiones sobre la detención y la prisión como causa de despido por faltas de asistencia al trabajo, ob. cit., p. 338.
1334En este sentido DEL PESO Y CALVO, C. (1969). Las faltas repetidas e injustificadas de puntualidad o de asistencia al trabajo como causa
justa de despido, ob. cit., pp. 75 y ss.
1335POLITOFF, S. et al. (2009). Lecciones de Derecho Penal chileno. Parte General. Teoría de la culpabilidad. Santiago: Editorial Jurídica de
Chile, p. 250.
1337Ibid., p. 335.
1338Ibid.
1339La doctrina nacional se encuentra uniforme en entender que estamos ante un catálogo abierto. En este sentido LIZAMA, L. y UGARTE, J.
(1998). Interpretación y derechos fundamentales en la empresa. Santiago de Chile: Editorial ConoSur, p. 239; IRURETA, P. (2006). Constitución y
orden público laboral, ob. cit., p. 87; UGARTE, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo. Santiago: LegalPublishing. AA. VV.
(2018). La discriminacio´n en la legislacio´n social chilena. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso.
1342Puede observarse su primera consagración en el artículo 5º Nº 7 de la Ley Nº 4.053, de 1924, que prescribía "el contrato de trabajo
termina por las causales jenerales de espiracion de los contratos y, en especial por las siguientes: 7) Por un perjuicio material causado
intencionamente durante o con ocasion de la ejecucion del contrato".
1343Así el Código del Trabajo de 1931 indicó en el artículo 9º Nº 7, que el contrato de trabajo termina "por un perjuicio material causado
intencionalmente en las máquinas, herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías", redacción similar a la de nuestros días.
1344En el periodo de dictadura se encuentran una serie de normas que ampliaron los supuestos extintivos asociados a conductas en contra de
los bienes de la empresa. Esto puede observarse en los artículos 15 Nº 2, 3 y 5º del D.L. Nº 2.200, de 1978, que pasaron a formar parte del artículo
157 del Código del Trabajo de 1987, las que habían sido vinculados al orden penal y extralaboral. Así indica Walker "la primera innovación de
esta disposición es la de suprimir el antiguo artículo 157 del Código del Trabajo que se refería, en general, a hechos de carácter penal
correspondientes a circunstancias de orden político, referidas al momento que se vivió en 1973. Hoy se considera que no se justifican estas normas
de excepción, propias de un periodo ya superado de nuestra vida institucional". WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de
trabajo, ob. cit., p. 51.
1345Así, en 1990, se reconfiguran las causales del Código de 1987, por cuanto "en un sistema democrático de relaciones laborales, normas de
esta naturaleza simplemente no tienen cabida". IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de
trabajo, ob. cit., p. 150.
1346En similar sentido V. Bolivia en el artículo 9º letra a) Decreto Reglamentario de la Ley de trabajo; México, en la Ley Federal del Trabajo
en su artículo 47 V); Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo 79 letra g).
1347IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 153.
1348BAYLOS, A. (1991). Derecho del Trabajo: Modelo para armar, ob. cit., p. 103.
1349Destaca por su rigurosidad el estudio de IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato
de trabajo, ob. cit.
1350LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 251; LANATA, R. (2010). Contrato individual de
trabajo, ob. cit., p. 281; GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 288; PIERRY, L. (2018). Derecho individual
del trabajo, ob. cit., p. 136; WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61; NADAL, D. (2003). El
despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 208; LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 248. En el mismo sentido Sentencia Corte
de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 145-2011, 10 de agosto de 2011. "Que el artículo 160 Nº 6 del Código del Trabajo dispone que 'el contrato
de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga término invocando una o más de las siguientes causales: 6.
El perjuicio material causado intencionalmente en las instalaciones, maquinarias, herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías, de
donde fluye que se trata de hechos graves, que implican la idea de un sabotaje por parte del trabajador". En similar sentido, sentencia Corte de
Apelaciones de Concepción, rol Nº 605-2007, 27 de diciembre de 2007 y Corte de Apelaciones de La Serena, rol Nº 154-2010, 24 de diciembre de
2010; Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 145-2011, 10 de agosto de 2011; Corte de Apelaciones de Iquique, rol Nº 56-2015,16 de
septiembre de 2015.
1351IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 152.
1352Ibid., p. 169.
1353Ibid., p. 153.
1354ALESSANDRI, A. et al. (1998). Tratado de Derecho Civil: Partes Preliminar y General. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 476 y ss.
1355La idea de la "cosificación de los derechos" o "propietarización de los derechos" se desarrolla en el ordenamiento jurídico chileno a partir
del artículo 19 Nº 24 de la Constitución Política de la República y los artículos 565, 576 y 583 del Código Civil, que permite concebir la idea de
"derechos sobre derechos", en el sentido que, por la vía de la titularidad de la propiedad, es posible abarcar y dar protección a los derechos en
cuanto abstracciones jurídicas, produciéndose su incorporación al patrimonio del titular. Sobre el punto PEÑAILILLO, D. (2019). Los bienes. La
propiedad y otros bienes reales. Santiago: Thomson Reuters.
1356Por lo mismo, se excluyen del objeto de protección, el perjuicio material causado intencionalmente que se provoquen en bienes del
trabajador o de otros trabajadores.
1357En este sentido Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 6854-2007, 9 de octubre de 2008.
1358Es el caso de un guardia de seguridad o quien debe efectuar reparaciones.
1359En efecto, esta infracción laboral se vincula, como ha señalado la jurisprudencia, con la intencionalidad en el acto que el trabajador ejecute
en perjuicio del empleador en el ámbito de su contrato. En este sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Coyhaique, rol Nº 28-2009, 14 de
octubre de 2009.
1360En Chile, en materia penal, existe un amplio reconocimiento en la doctrina. Vid. POLITOFF, S. et al. (2009). Lecciones de Derecho Penal
chileno, ob. cit., p. 201; GARRIDO, M. (2003). Derecho Penal. Parte General. Nociones Fundamentales de la Teoría del Delito (vol. II). Santiago:
Editorial Jurídica de Chile, p. 188; CURY, E. (2005). Derecho Penal, Parte General. Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, pp. 681-
682.
1361IZQUIERDO, C. (2006). "Comisión por Omisión: Algunas consideraciones sobre la Injerencia como fuente de la posición de garante".
Revista Chilena de Derecho, 33, p. 330.
1362IZQUIERDO, C. (2006). Comisión por Omisión: Algunas consideraciones sobre la Injerencia como fuente de la posición de garante,
ob. cit., p. 330.
1363ETCHEBERRY, A. (1998). Derecho Penal, Parte General (vol. I). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 206. Un ejemplo clásico de la
doctrina y que podríamos extrapolar en lo laboral podría servir para ilustrar nuestra posición: si un trabajador ocasiona un incendio por culpa en las
dependencias de la empresa y termina por destruirla, no se convierte en autor doloso porque no lo apaga.
1364Incluso, es más, no podría aplicarse la extrapolación o relación entre la imprudencia temeraria y el dolo. Como ha señalado la
jurisprudencia, con la intencionalidad en el acto que el trabajador ejecute en perjuicio del empleador en el ámbito de su contrato, tanto porque la
ley laboral es especial y priman sus normas sobre las reglas generales. De haber querido el legislador asimilar la culpa grave al dolo lo habría así´
dicho expresamente, pues siendo el legislador uno solo no ha podido ignorar que en el derecho común consagro´ esa equiparación. En este sentido,
sentencia Corte de Apelaciones de Coyhaique, rol Nº 28-2009, 14 de octubre de 2009.
1366IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 158.
1367Ibid., p. 158.
1368En este sentido Vid. Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 605-2007, 27 de diciembre de 2007 y Sentencia Corte de
Apelaciones de Santiago, rol Nº 6854-2007, 9 de octubre de 2008.
1370WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61. En idénticos términos, LANATA, R. (2010).
Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 281 y ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 201.
1371IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 160.
1372Ibid., p. 162.
1373Ibid., p. 157.
1374Señala la norma que "perjuicio material" deba ser causado "en las instalaciones, maquinarias, herramientas, útiles de trabajo, productos o
mercaderías".
1376IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 162.
1377En este sentido sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 145-2011, 10 de agosto de 2011.
1378CÉSPEDES, C. (2018). "El daño lícito reparable y su proyección en el sistema chileno: concepto y naturaleza". Revista Ius et Praxis, 24,
pp. 131 y 132.
1381CÉSPEDES, C. (2018). El daño lícito reparable y su proyección en el sistema chileno: concepto y naturaleza, ob. cit., pp. 247 y ss.
1382Sobre el punto vid. VARAS, K. (2018). El derecho a huelga: los límites derivados de la protección de terceros. Santiago: DER.
1383Sobre este punto nos reconducimos a lo indicado respecto de la huelga y su relación con el absentismo laboral.
1385THAYER, W. y NOVOA, Patricio (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 60.
1386WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61. En similar sentido, LANATA, R. (2010).
Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 281.
1389VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 80. En similar sentido, ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo,
ob. cit., p. 201.
1391LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2018). Manual de derecho individual, ob. cit., p. 251, GAMONAL , S. y GUIDI, C. (2012). Manual de contrato
de trabajo, ob. cit., 288.
1393WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61.
1394NADAL SERRI, Daniel, El despido en Código del Trabajo, ob. cit., p. 247. En similar sentido, ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual
del trabajo, ob. cit., p. 201.
1395Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 24-2003, 6 de junio de 2003, sentencia Corte de Apelaciones de Coyhaique, rol
Nº 28-2009, 14 de octubre de 2009.
1396Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 605-2007, 27 de diciembre de 2007. En similar sentido Corte de Apelaciones de La
Serena, rol Nº 154-2010, 24 de diciembre de 2010.
1399Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 513-2008, 29 de enero de 2009; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1740-2014, 2 de
marzo de 2015.
1400IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 162.
1401Ibid., 167.
1402Supra.
1403En el mismo sentido IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit.,
pp. 156 y ss.
1404Ibid., p. 167.
1405Señala el artículo 19 inciso 1º del Código Civil: "cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal, a pretexto de
consultar su espíritu".
1406POLITOFF, S. et al. (2009). Lecciones de Derecho Penal chileno, ob. cit., p. 481; ETCHEBERRY, A. (1998). Derecho Penal, Parte General
(vol. I), ob. cit., p. 478; MONTT, M. (2000). Derecho Penal, Parte Especial (vol. IV). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 432.
1407WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61. En idénticos términos, LANATA, R. (2010).
Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 281.
1408IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 154.
1409Lo anterior se desprende a partir del artículo 19 Nº 24 de la Constitución Política de la República y los artículos 565, 576 y 583 del
Código Civil.
1410IRURETA, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 167.
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injurias
I. TIPOLOGÍA CAUSAL
Cualquiera que sea la clasificación que se escoja, siempre será susceptible de crítica, ya
que "todas presentan ventajas e inconvenientes, por la razón fundamental de que sobre
muchas acciones u omisiones constitutivas de incumplimientos se proyectan múltiples
conceptos e instituciones, que carecen de perfiles definitorios indubitados o universalmente
aceptados".1411
En este esquema, si bien en todas las causales existe un fin último, esto es, la adecuación
productiva del comportamiento laboral de los trabajadores a los fines de la empresa, en
algunas causales coexisten fines secundarios y heterogéneos, que se vinculan a derechos de
titularidad distinta de quien ejerce el poder disciplinario.
Así, a partir de los bienes jurídicos tutelados por cada causal y del objeto de protección,
diferenciamos los supuestos habilitantes de despido disciplinario en causales de interés
simple y de interés compuesto. En el caso de las primeras, el criterio de agrupación se basa
en las causales que, de forma preponderante, asumen la defensa del interés del empleador y,
en el caso de las segundas, se encuentran las causales en que la finalidad del interés y de los
derechos de quienes se pretenden proteger atienden tanto al empleador como a otros
trabajadores y terceros.
Bajo este criterio, desarrollaremos las causales de acoso sexual, las vías de hecho, el
acoso laboral, la conducta inmoral y los actos, omisiones o imprudencias temerarias.
Tal fenómeno no es ajeno al acoso sexual, el que encuentra sus primeros antecedentes en
la denuncia generalizada por los movimientos feministas norteamericanos en la década del
setenta al manifestarse en contra de las conductas de intromisión indeseada de los hombres
en la vida de las mujeres. De esta forma, se impugnaron ciertas prácticas y actitudes
discriminatorias que las infantilizaban en el trabajo, obstaculizando su integración o
negando su valor como profesionales, produciendo un efecto de visibilización de las
relaciones de desigualdad y de violencia en el marco de los vínculos entre mujeres y
hombres, lo que repercutiría en el debate público y político. 1412-1413
En esta situación, las prácticas de acoso sexual expresan "una cultura en que la
masculinidad incluye la definición de las prácticas sexuales y el ejercicio de la sexualidad
con prescindencia de la voluntad de las mujeres. Esta concepción de subordinación
femenina cruza toda la sociedad y tiene expresión particular en el ámbito del trabajo, donde
no es ideológicamente clara la pertenencia de las mujeres por propio derecho, sino que, más
bien, son solo aceptadas".1417
En tal esquema, el origen del reconocimiento institucional del acoso sexual se produce
después de un largo tránsito social de entenderlo desde una lógica masculina provocada por
el atractivo físico de la mujer o como una de las consecuencias derivadas de las sutilezas de
una relación discordante entre hombres y mujeres, a una concepción civilizatoria, que le
concibe como una forma de discriminación por género, 1418cuyo objeto no solo es emplear el
sexo como un medio para conservar el poder y el estatus, sino también para subordinar la
autonomía sexual a la estabilidad en su puesto de trabajo.1419
Estos aportes han incidido a nivel internacional en distintos niveles. Según la OIT, el
acoso sexual es "un comportamiento de carácter sexual no deseado por la persona afectada
y que incide negativamente en su situación laboral provocándole un perjuicio".1423
En Chile, esta causal de despido disciplinario apareció con la Ley Nº 20.005 del 18 de
marzo de 2005,1429la cual "tipificó y sancionó el acoso sexual" luego de un largo tránsito
legislativo,1430en el que, sin la existencia de legislación expresa, la jurisprudencia de la
época reconoció tal figura como una infracción contractual.1431
En concreto, esta causal de despido disciplinario tiene directa relación con la tipificación
del acoso sexual como ilícito laboral, por lo que la estructura del comportamiento punible y
su relación con la extinción del contrato de trabajo se relaciona directamente tanto con la
fisonomía normativa como con los alcances interpretativos de tal figura.
Por lo anterior, el estudio de esta causal y la delimitación de sus alcances no solo se debe
efectuar a partir del núcleo de la conducta prohibida, sino también con la concurrencia del
interés del empleador con una contemporánea situación obligacional de protección que
recae sobre él.
Es más, en la legislación chilena existe una alusión expresa a tal idea en el artículo 2º del
Código del Trabajo:
"las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con la dignidad de la
persona. Es contrario a ella, entre otras conductas, el acoso sexual".
Con respecto a la infracción a la intimidad, se ha dicho que "el acoso sexual en el trabajo
implica un manifiesto atentado contra la intimidad de la trabajadora o del trabajador que es
víctima del hostigamiento, pues estas conductas implican invadir, contra su deseo y
voluntad, una esfera esencialmente privada y reservada de la persona, como lo es su
sexualidad, abusando de una posición de poder o de un ambiente laboral hostil que
repercute negativa y perjudicialmente en la víctima",1446cuestión reconocida por la
jurisprudencia.1447Es más, incluso se ha entendido que el tipo normativo parece dirigirse
únicamente a la protección del bien jurídico de la libertad sexual, entendida como "aquella
parte de la libertad referida al ejercicio de la propia sexualidad y, en cierto modo, a la
disposición del propio cuerpo".1448
En efecto, "el acoso sexual conlleva una situación en la que la víctima casi siempre es
mujer, por lo que este comportamiento debe caracterizarse también como expresión de una
cultura que discrimina a las mujeres y les asigna un rol subordinado en el mundo del
trabajo. Para este criterio, el acoso sexual supone una situación de discriminación en la que
una mujer, sólo por el hecho de serlo, puede ser objeto de asedio sexual, exponiéndose a
situaciones que amenazan su trabajo y su integridad física y psíquica" 1450por lo que el asedio
sexual constituye, además, una conducta discriminatoria por género, a pesar de que
conceptual y jurídicamente sean distintas.
En este contexto, ya sea por el fundamento mismo del acoso sexual en atención a los
bienes jurídicos que cautela, como por el cúmulo de obligaciones laborales que entrega la
ley al empleador en materia de seguridad y protección, se puede sostener que la
discrecionalidad del despido disciplinario cede ante la necesidad de protección regular y de
seguro desenvolvimiento de la prestación de trabajo al interior de la organización
empresarial.
De esta forma, en este escenario, y en particular en materia de acoso sexual, parece fuera
de toda duda que, si normativamente se le asigna al empleador un deber de vigilancia, su
indiferencia o inactividad supone la vulneración de un derecho fundamental y, por
extensión, la implicación directa de la figura empresarial en la misma, 1454debiendo, por
aplicación de la obligación de velar por la salud de los trabajadores, ejercer su poder
disciplinario sobre el trabajador acosador.1455
a) Delimitaciones tipológicas
2) "La petición insistente de favores sexuales, en el lugar de trabajo, sin tomar en cuenta
el rechazo manifiesto del solicitado";
El chantaje sexual1457—o acoso quid pro quo— es una forma de hostigamiento sexual que
"fuerza a un trabajador a elegir entre someterse a los requerimientos sexuales o perder o ver
perjudicados ciertos beneficios o condiciones del trabajo".1458
En tal hipótesis, "se requiere que el acosador tenga una ubicación jerárquica superior que
la víctima, existiendo un ejercicio abusivo del poder en el ámbito laboral".1459
Por su parte, acoso sexual ambiental es aquel en que "el acoso se constituye por una
conducta de hostigamiento sexual que genera para la víctima un entorno laboral humillante
y hostil, sin que se requiera que el acosador ofrezca ventajas laborales de ningún tipo. A
diferencia del anterior, este tipo de acoso sexual puede tener como sujeto activo o
victimario a un compañero de trabajo no superior jerárquicamente".1460
En otro plano, se ha clasificado 1461el acoso sexual como horizontal y vertical. Se entiende
por acoso sexual horizontal "aquel que se origina entre compañeros de trabajo de igual
jerarquía y en casos en que el acosador tiene menor jerarquía". Así, por acoso sexual
vertical se entiende "aquel que se configura por conductas de superiores jerárquicos de la
afectada, sea el empleador o un mando superior".
En cuanto a los sujetos activos del acoso sexual, existe consenso doctrinario en que el
acoso puede ser por parte de un superior jerárquico, lo que se denomina acoso vertical, o
bien por parte de compañeros de trabajo, lo que recibe la denominación de acoso
horizontal. Es más, puede englobar a trabajadores de inferior jerarquía, los que subsumen
dentro del acoso ambiental y horizontal en términos más amplios en incluso un tercero que
tenga alguna relación con aquel, de cualquier tipo que sea,1463lo que configuraría una
hipótesis de acoso ambiental por transformar en hostil el espacio de trabajo.1464-1465
El sujeto activo puede ser cualquier trabajador con independencia de su categoría, rango
o jerarquía en la empresa, teniendo en particular consideración lo previsto en el artículo 2º
del Código del Trabajo y el artículo 160, Nº 1, letra b), como hipótesis de despido
disciplinario que configura una noción más amplia de menoscabo en las condiciones de
trabajo, las cuales evidencian que pueden verse perjudicadas por un grupo de trabajadores
que no necesariamente ejerzan funciones o tareas como superiores jerárquicos del
acosado.1466-1467
Con respecto al sujeto pasivo, no existe duda de que claramente debe ser un trabajador, el
cual, para efectos de la figura en comento, es indistinta la jerarquía que tenga dentro de la
organización empresarial, cuestión que se extrae de consideraciones doctrinarias y de texto,
por cuanto no existe una suerte de sujeto pasivo calificado por su puesto de trabajo, sino
que basta con que sea trabajador en los términos del artículo 3º del Código del Trabajo,
como también con respecto a aquellos a los que se hace extensiva la legislación laboral.
Por otro lado, con respecto al género del sujeto pasivo, no existe distinción alguna, por lo
que este puede ser tanto un hombre como una mujer, sin perjuicio de que, históricamente, el
acoso sexual es una norma que evidencia un conflicto de género.
En su inciso 2º, la norma indica que "las relaciones laborales deberán siempre fundarse
en un trato compatible con la dignidad de la persona. Es contrario a ella, entre otras
conductas, el acoso sexual, entendiéndose por tal el que una persona realice en forma
indebida, por cualquier medio, requerimientos de carácter sexual no consentidos por quien
los recibe y que amenacen o perjudiquen su situación laboral o sus oportunidades en el
empleo".
En tal esquema, esta conducta puede ser física, verbal o no verbal. Así, comúnmente se
considera que la conducta física de naturaleza sexual equivale al contacto físico no deseado,
que varía desde tocamientos innecesarios o roces con el cuerpo, en la que "gran parte de
ellas equivaldrían a un delito penal si tuvieran lugar en la calle entre desconocidos".1470
Por su parte, una conducta verbal de naturaleza sexual consiste en incluir situaciones
sexuales molestas, proposiciones o presión para llevar a cabo actividades sexuales, como
también insistencia para una actividad social fuera del lugar de trabajo, flirteos ofensivos,
comentarios insinuantes, indirectas o comentarios obscenos.1471
Sobre este punto, una cuestión problemática es la forma en que debe manifestarse o
exteriorizarse el rechazo. Se ha dicho que debe ser "una reacción inmediata, explícita y
categórica de la víctima".1476Por otro lado, se ha matizado dicha exigencia, indicando que "el
rechazo no requiere una acción frontal y explícita de la víctima, basta que del contexto en
que se produce se deduzca inequívocamente la no aceptación del requerimiento, por
ejemplo, denunciar la situación al empleador, no contestar las insinuaciones, comunicar los
hechos al sindicato, etc.".1477
Creemos que tal actitud, con respecto al sujeto pasivo, no siempre puede ser exigible, ya
que, en aquellas hipótesis de acoso sexual coercitivo, 1478"el sujeto activo está en una
posición de poder en relación con el sujeto pasivo, posición desde la cual puede adoptar
decisiones desfavorables en relación con las condiciones de trabajo de la víctima. Un
justificable temor de represalias laborales puede inhibir al acosado de adoptar una conducta
activa, de rotundo e instantáneo rechazo, ante los avances o requerimientos del superior. En
tales circunstancias, la indeseabilidad puede también manifestarse a través de un
comportamiento evasivo o dilatorio de la víctima. No se debería, pues, hacer recaer todo el
peso de la determinación de este elemento en la actitud que adopte el acosado".1479
En este contexto, e insertando las precisiones anteriores, se pueden derivar dos cuestiones
centrales con respecto a la configuración de esta conducta. Por una parte, que la cercanía de
las partes no justifica ni aminora un acto de acoso sexual y, por otra, que la falta de
respuesta de la víctima no constituye aceptación o consentimiento tácito.
Nuestro concepto legal de acoso sexual incluye una redacción que pareciera exigir o
configurar una especie de ilícito de resultado al señalar que las conductas sexuales o de
connotación sexual "amenazan o perjudican la situación laboral o las oportunidades en el
empleo".
La Dirección del Trabajo ha dicho que la ley ha entendido, "al utilizar la expresión
'amenacen o perjudiquen su situación laboral', que se configura la conducta de acoso sexual
no solo cuando la persona afectada sufre un perjuicio o daño laboral directo en su situación
al interior de la empresa, sino que también cuando por la creación de un ambiente hostil y
ofensivo de trabajo se pone en riesgo su situación laboral u oportunidades en el empleo".1482
En la misma línea, y "a pesar de las dudas que podría generar su redacción literal, es
indudable que nuestra ley sanciona no solo el chantaje sexual, sino también el señalado
acoso ambiental.
Esta última hipótesis se ve reforzada por lo dispuesto en el artículo 153 del Código del
Trabajo que obliga al empleador a "garantizar un ambiente laboral digno y de mutuo
respeto entre los trabajadores", norma que determina un reconocimiento al acoso sexual
ambiental que no necesariamente exige un resultado para su materialización.
Esto, por cuanto es común que estas conductas ocurran a solas entre quien realiza el acto
de acoso sexual y la víctima, pudiendo incluso ocurrir fuera de la faena u horario laboral.
Precisamente, esa circunstancia debe tenerse en cuenta al momento de calificar el acoso
sexual dentro del ámbito laboral, ya que lo determinante será si existe una conexión con la
relación laboral, aunque geográficamente no este´ en el ámbito de control del empleador, ya
que puede configurarse igualmente el acoso sexual.1484
Con respecto a las obligaciones que ha fijado la ley al empleador en materia de acoso
sexual, podemos desprender a lo menos dos obligaciones: i) tanto el deber de protección en
materia de acoso sexual como el establecimiento de normas para su prevención; y ii) la
regulación de un procedimiento frente al acoso sexual, las medidas de resguardo y un
régimen de sanciones.
Una de las principales y genéricas obligaciones del empleador en materia de acoso sexual
consiste en mantener un ambiente laboral digno y de mutuo respeto entre los trabajadores
que prevenga el acoso sexual en sentido amplio, el cual viene dado por expresa regulación
del artículo 153, inciso 3º, del Código del Trabajo, 1485que indica que en el Reglamento
Interno "especialmente, se deberán estipular las normas que se deben observar para
garantizar un ambiente laboral digno y de mutuo respeto entre los trabajadores", obligación
que se desprende, por lo demás, del artículo 2º y 154, inciso 2º, del Código del Trabajo,
normas que fijan como eje central el respeto a la dignidad del trabajador.
Además, la ley regula los mínimos que debe cumplir tal procedimiento al consagrar, en el
Título IV del Libro II, que regula la investigación y sanción del acoso sexual, otorgando
beneficios para el empleador respectivo.
Con respecto a esta última, son relevantes las observaciones formuladas en relación con
la proyección del debido proceso en el ejercicio de poder disciplinario siendo, bajo los
estándares indicados, una clara expresión de la expansión de esta garantía procesal al
ámbito privado.
Este modelo estructura un modelo de garantías tanto para el trabajador afectado como
para el sujeto activo del acoso sexual, conciliando ambos intereses, siendo un supuesto de
validez y eficacia del despido.
Al ser el empleador el titular del poder disciplinario, solo será él, a menos que la ley
indique lo contrario, a quien le corresponda la calificación de la conducta y su sanción. En
este contexto, si bien la ley sanciona y tipifica expresamente la conducta de acoso sexual
como un ilícito laboral, en ningún momento otorga, exclusiva o compartidamente,
competencia para su determinación y calificación previa a los tribunales de justicia. Por
otro lado, la ley laboral no regula la suspensión de los poderes empresariales cuando un
órgano jurisdiccional entra a conocer de una acción que contiene, como pretensión y objeto,
la declaración de tal ilícito.
En general, en el plano normativo no existe disposición expresa que límite el ejercicio del
despido disciplinario como acto de autotutela privada en relación con este ilícito, más allá
de las reglas propias del desafuero.
En este contexto, la decisión del término del contrato de trabajo es adoptada por el
empleador, bastando solamente la expresión de su voluntad dirigida con tal fin. Esta
manifestación se encuentra libre del sometimiento a otra instancia y produce sus efectos en
el plano sustancial sin que sea necesaria la intervención previa de un tercero, salvo
determinadas excepciones normativas expresas que confirmen la regla general, en las que
no se encuentra el acoso sexual como ilícito laboral.
Esto último otorga garantías, tanto para la parte trabajadora que se vea afectada por las
conductas de acoso como para el denunciado y el empleador, estableciendo un modelo
equilibrado de derechos, que permita conciliar las pretensiones asociadas a la satisfacción
de los intereses y valores propios de la proscripción de conductas de acoso sexual como, a
su vez, las de un modelo garantista de tutela judicial efectiva y debido proceso.
6. LA APLICACIÓN DEL PROCEDIMIENTO DE INVESTIGACIÓN Y SANCIÓN DEL ACOSO SEXUAL:
SU RELACIÓN CON EL DESPIDO DISCIPLINARIO
En el contexto planteado, se requiere, antes del ejercicio del despido disciplinario por una
conducta indebida de acoso sexual, la existencia y la aplicación de tal procedimiento de
investigación y sanción de tales conductas. En dichos aspectos, estas consideraciones
constituyen un presupuesto de validez y eficacia del acto extintivo.
Sobre el punto, la ley realiza una distinción con respecto a los montos
indemnizatorios,1495pero nada indica, a lo menos expresamente, con respecto a la validez y a
la eficacia del despido, cuando se omite la aplicación del procedimiento de investigación y
la sanción de tales conductas.
Nosotros distinguiremos dos aspectos. Por una parte, la aplicación del procedimiento de
investigación del acoso sexual y, por otra, la legitimidad y la justificación en la calificación
de la conducta en relación con el citado procedimiento.
Por otra parte, la sentencia que declara la legalidad del despido no resuelve el vínculo
laboral, sino que reconoce o desconoce la legitimidad del acto que ya produjo sus efectos
en el plano sustancial, características propias de un acto con eficacia constitutiva, por lo que
la no reglamentación y aplicación del procedimiento mantiene tanto la validez y como la
eficacia de la terminación.
La actuación del empleador, antes de la imposición de una sanción por una conducta de
acoso sexual, debe ceñirse al mandato legal que le obligaba a substanciar la referida
investigación en consideración al procedimiento que exige la ley bajo reserva y a garantizar
el derecho de las partes a ser oídas y de poder fundamentar sus dichos, como traducción de
los principios de contradicción y de bilateralidad de la audiencia, de manera que, durante el
curso del proceso investigativo, los involucrados pudieran hacer sus observaciones y
acompañar nuevos antecedentes mientras se encontrare abierto.
Ahora, reforzando esta conclusión, se debe tener presente que normativamente se exige
que la conducta esté debidamente comprobada, requiriéndose, para la justificación del
despido, no solo las meras suposiciones o indicios, sino que los actos o actitudes
respectivas sean verificados y, en cuanto a la gravedad, revistan de una entidad tal que lleve
necesariamente a un quiebre de la relación laboral. Como resumen, en los tribunales de
justicia se exige la "verificación y calificación", idea que jurisprudencialmente se relaciona
con la justificación del despido.1497
Este principio es impuesto "por la propia lógica del sistema", en la medida en que una
sanción "desproporcionada" o "arbitraria" "no cumpliría de manera plena su función
correctiva y disuasoria, provocando el rechazo del colectivo destinatario del ordenamiento
sancionador".1503De esta forma, el principio de proporcionalidad se constituye como una
norma de "orden público",1504la que, incluso en un ordenamiento jurídico, puede ser
calificada de transversal y general del derecho.
Dicho esto, queda la duda de cómo se debe ponderar el acoso sexual a propósito de la
determinación de la medida disciplinaria a adoptar a fin conciliarla con la adecuada
protección del trabajador o la trabajadora afectada y, a su vez, respetar las garantías propias
contra el ejercicio del poder disciplinario. Esta observación es de vital importancia, por
cuanto se ha fijado por la jurisprudencia una pluralidad de criterios para la calificación de la
intensidad del incumplimiento que incide en la determinación de la legalidad de la medida
disciplinaria adoptada por el empleador.1505
De esta forma, la conducta de acoso sexual solamente puede ser encauzada por este
supuesto, impidiendo la posibilidad de disposición de sanción mediante vías disciplinarias
conservativas de menor intensidad. También, y desde otra perspectiva, aquellas conductas
que no logran configurarse en los términos predeterminados por el legislador para constituir
una hipótesis de acoso no pueden ser sancionadas mediante otros canales disciplinarios
extintivos, ya que, en estricto rigor, lo sancionado es un resultado y no una actividad.
De acuerdo con lo anterior, no creemos correcto sostener que tal conducta indebida pueda
ser castigada y encauzada por otras vías disciplinarias, ya sea de menor intensidad —a
través de medidas disciplinarias conservativas— u otros supuestos habilitantes contenidos
en el artículo 160 del Código del Trabajo, cuando esta no alcance su completa ejecución.
Dicho así, según la estructura del tipo y su naturaleza, al exigir un resultado que acaece
en tiempos y lugares distintos de los de la completa ejecución de la acción descrita por la
norma, se excluye de su punibilidad hipótesis imperfectas o frustradas. En otros términos, si
no produce el resultado o el despliegue de la conducta no está consumada, no es posible
entender que configura la conducta punible, garantía jurídica tanto para el sujeto activo
como pasivo de la conducta.
III. LAS VÍAS DE HECHO COMO CAUSAL DE DESPIDO DISCIPLINARIO:1508ARTÍCULO 160,
Nº 1, LETRA C), DEL CÓDIGO DEL TRABAJO
Las vías de hecho como causal disciplinaria en el ámbito laboral están presentes en
nuestro ordenamiento jurídico desde las primeras leyes sociales, 1509y siguen vigentes con
algunas modificaciones que circunscribieron su ámbito de aplicación.1510 1511
-
Desde sus orígenes, esta hipótesis de despido disciplinario ha sido agrupada con otras
conductas indebidas de carácter grave, encontrando actualmente su consagración normativa
en el artículo 160, Nº 1, letra c), del Código del Trabajo.
Por nuestra parte, creemos que el tema es más complejo. El bien jurídico tutelado por la
tipificación y la sanción de las vías de hecho no está únicamente delimitado a la disciplina
laboral y al orden empresarial, aunque sí fuertemente vinculado con esta. En esta causa
coexisten diversos fundamentos, como la tutela de la disciplina jerárquica laboral, la
convivencia y la armonía, el respeto mutuo entre compañeros de trabajo y la dignidad e
integridad física de la persona afectada.
Por lo mismo, diferimos de aquella doctrina que atribuye como único bien jurídico
tutelado la preservación de la disciplina básica que debe regir en la actividad laboral, 1527por
cuanto la norma busca la satisfacción de intereses múltiples, 1528los que incluso son más
trascendentales que la idea asociada al orden fabril, como lo son la integridad física y la
dignidad de los trabajadores que prestan servicios, directa o indirectamente, en el centro de
trabajo o faena respectiva, y que se ven afectados por la conducta indebida de otros
trabajadores.
De esta forma, las vías de hecho encuentran una conexión directa con el cumplimiento de
la obligación de seguridad en sus diversas facetas en relación con los trabajadores que
prestan servicios en la empresa, que se ven afectados por la conducta del sujeto agresor.
Basado en lo anterior, en este supuesto nos encontramos ante una hipótesis específica de
despido en la que el ejercicio del poder disciplinario va dirigido a evitar que el empleador
incurra en una situación de incumplimiento de sus propias obligaciones, 1529y en los cuales ya
no concurre exclusivamente la satisfacción de un interés subjetivo propio, sino que también
recae sobre obligaciones con sus trabajadores.
Esta posición es coincidente con la jurisprudencia nacional, que entiende que la causal de
vías de hecho exige para su configuración, por una cuestión conceptual, una agresión física,
es decir, un acto por el cual se acomete a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño físico,
quedando el núcleo del ilícito laboral limitado a la corporalidad del sujeto pasivo,
excluyendo las faltas de respeto, las groserías y los maltratos verbales.1539
Creemos que esta postura no es correcta porque, en primer lugar, nuestro sistema
jurídico, a diferencia del modelo de referencia de la tesis anterior, no contempla las vías de
hecho con las ofensas verbales de manera conjunta como una hipótesis disciplinaria, sino
que las limita a las ofensas materiales 1544e incluso las trata por separado, 1545por lo que no
corresponde una extensión "por analogía" que amplíe sus contornos de aplicación.
En segundo lugar, entre líneas se puede observar que la mayoría de la doctrina nacional
ha entendido las vías de hecho como un ilícito de resultado, que se ha de verificar en la
medida que se alcance la vulneración de la integridad física de la persona, la cual solo
puede materializarse mediante actos físicos. Esta aseveración es coincidente con la
jurisprudencia de nuestros tribunales, que indica que las vías de hecho tienen cabida cuando
existe un contacto o una agresión física1546que mortifique o lesione la integridad corporal del
sujeto pasivo,1547con independencia de su intensidad.
En tercer lugar, pero ahora desde el derecho penal, cabe tener presente que todas las
formas de lesiones han sido entendidas como ilícitos de resultado y no de mera actividad,
diferenciándose así los delitos de lesiones con los de peligro concreto, siendo tal
caracterización totalmente coherente con las vías de hecho, más aun cuando la protección
de la integridad física es uno de los bienes jurídicos protegidos por ambos tipos de ilícitos.
Al igual que otros supuestos habilitantes disciplinarios, existe una problemática con
respecto a la concurrencia de las vías de hecho y su ponderación como causal extintiva, en
el sentido de si basta su sola concurrencia o si también es necesario que dicha conducta sea
calificada conjuntamente con otras circunstancias, con el fin de determinar la gravedad de
esta.
Lo anterior encuentra su fundamento en que las "agresiones físicas son siempre graves en
el ámbito laboral, como lo son también en la convivencia social, por lo que la empresa tiene
derecho a despedir al trabajador que ha agredido físicamente a otro".1548En Chile, de manera
aislada, se ha indicado que "resulta irrelevante determinar las causas que provocaron la riña
por no exigirlo la causal, de manera que, en principio, habiéndose configurado el hecho
objetivo de las vías de hecho empleadas, dará motivo al empleador para invocarla, pues se
ha alterado de manera indebida el buen desarrollo del clima laboral". 1549La norma en tal caso
no contempla ningún otro requisito para su concurrencia, ya que lo único que exige el
legislador es una agresión física que lesione la integridad corporal de otro.1550
Una segunda posibilidad, a la que por lo demás adherimos, es contraria a la tesis anterior,
ya que asigna relevancia a las circunstancias subjetivas concurrentes al momento de
producirse los supuestos fácticos que configuran las vías de hecho.
Dentro del mismo esquema, incluso, se acepta que las circunstancias en que el trabajador
se limite a repeler una agresión por medios racionales 1564o aquellas peleas en que no se
puede determinar el autor inicial de la agresión no configuran vías de hecho.1565
Como criterio adicional, pero dentro de la tesis subjetiva, creemos que además se debe
considerar, de manera conjunta a los criterios formales de graduación de las faltas y
sanciones, el principio de proporcionalidad como mecanismo de control de los presupuestos
de justificación y validez que se tuvieron en cuenta para despedir por esta causal,
analizando así el mérito de la medida adoptada en relación con la pluralidad de bienes
jurídicos tutelados por la vías de hecho a fin de determinar la gravedad de la conducta.
En efecto, el juez deberá ponderar si el despido es idóneo o apto para castigar la conducta
al infractor, si este es necesario para alcanzar el fin perseguido y, por último, ponderado,
por una parte, de la afectación al orden productivo y, por otra, de la integridad corporal y
dignidad del ofendido.1566
Adicionalmente, las circunstancias fácticas que podrían configurar las vías de hecho, esto
es, una conducta desplegada objetivamente por el trabajador, perfectamente podría ser
irrelevante en determinadas circunstancias para la empresa y para la preservación del clima
laboral de armonía general al interior de esta. Sin embargo, no cabe duda de que sí sería
relevante y de importancia si las vías de hecho hubiesen producido un daño que dé a la
conducta la gravedad y la trascendencia que la ley exige. En tal caso, el juez, dentro de sus
facultades y deberes de apreciación de la prueba, debe ponderar las consecuencias del
hecho y su gravedad en el presente caso, elemento subjetivo que no puede omitir el juez,
debiendo discernir entre la trascendencia o la falta de importancia o significación de una
situación del todo compleja.1570
Esta conclusión se ve reforzada por el propio texto del artículo 160, Nº 1, letra c), del
Código del Trabajo, y el contexto que determinó tal configuración a limitarla al ámbito de
la empresa,1571esto es, a lo locativo o topográfico.
En esta línea se inclina la doctrina nacional, ya que entiende que debe realizarse "en la
empresa y dentro de la jornada",1572teniendo una aplicación "restringida",1573por lo que si el
hecho ocurre fuera de la faena o del lugar en que se prestan servicios, evidentemente no
"podrá invocarse como causal",1574toda vez que no se cumplen "las condiciones que la ley
exige para ello".1575
Sobre el punto, se indica que este elemento locativo "no debe ser confundido con una
simple referencia a las instalaciones físicas del empleador; más bien, debe vincularse con
aquel ámbito organizativo, cuya titularidad le corresponde al empleador. De igual modo, la
referencia a la jornada se entiende íntimamente asociada al espacio de tiempo que el
trabajador destina a ejecutar las obligaciones que le impone el contrato".1576
De esta forma, si la agresión se produce fuera del lugar y del horario de trabajo, pero se
vincula causalmente con hechos acaecidos nítidamente en el marco de la relación laboral,
puede perfectamente justificar el despido por esta causa, aunque se haya realizado en lugar
y tiempo ajeno a la jornada laboral, ya que esta relación exige un trato que, si no es cordial,
al menos debe ser cabalmente respetuoso por ambas partes. Así, la circunstancia realmente
trascendente es si las vías de hecho se han producido a causa o con ocasión de la relación
laboral, con completa independencia del lugar físico o geográfico, o incluso de los tiempos
de trabajo.
Sobre este punto, Sagardoy indica que "el hecho de que lo topográfico desvirtúe, en unos
casos, a lo funcional y viceversa, no es un contrasentido, ya que en los dos casos se atiende
a la ratio essendi de la causa de despido".1579
Esta fundamentación olvida los otros fundamentos de las vías de hecho que tienen
relación con la obligación de seguridad, tanto en su faceta preventiva como contingente, la
que, no obstante, sí es abordada por aquella tesis que otorga cobertura a las vías de hecho
como justo motivo de despido, en supuestos en que la agresión tiene su origen o causa en
una cuestión laboral.
Esta segunda tesis también plantea inconvenientes que pueden ser criticados desde la
eficacia horizontal y directa de los derechos laborales inespecíficos, por cuanto extiende el
poder disciplinario fuera del lugar y de los tiempos de trabajo.
Con anterioridad a la reforma introducida por la Ley Nº 19.759 de 2001, el Código del
Trabajo no indicaba los sujetos pasivos de esta causal disciplinaria, siendo posible que las
vías de hecho se aplicaran en contextos de agresiones físicas, "por sus contornos abiertos",
con respecto a clientes de la empresa, de familiares del empleador o de cualquier persona
que se relacionara directa o indirectamente con la actividad productiva, 1580como ocurre en
otros ordenamientos jurídicos1581a diferencia de hoy, que podemos hablar de sujetos pasivos
calificados.
Con respecto al primer sujeto pasivo, este se refiere a la figura del empleador. El Código
del Trabajo chileno define qué debe entenderse por tal, conceptualizándolo como "la
persona natural o jurídica que utiliza los servicios intelectuales o materiales de una o más
personas en virtud de un contrato de trabajo",1582el que debe entenderse como el "titular
conjunto de derechos que le reconoce el sistema jurídico y, a la vez, el único centro de
imputación de responsabilidades empresariales".1583
En este escenario, según el concepto tradicional del contrato de trabajo, "el empleador
coincide con el titular de la empresa, quien contrata a un conjunto de trabajadores para su
funcionamiento. En una perspectiva laboral tradicional, el empleador plantea una serie de
características",1584pero que, atendida la situación y el contexto de las relaciones laborales,
se produce el efecto de despersonalización de la empresa en relación con la persona del
empleador, es decir, de la titularidad de la misma, 1585produciéndose dos problemas: la
evanescencia de la persona del empleador, esto es, la pérdida del mismo para hacer
efectivas sus obligaciones y, por otra, la escisión del empleador por la configuración de una
pluralidad de sujetos que, eventualmente, pueden ser obligados, 1586debate que podría
trasladarse en la identificación del sujeto pasivo.
En este contexto, la legislación laboral nacional establece, en el artículo 4º, inciso 1º, del
Código del Trabajo,1587una presunción de derecho para facilitar la identificación del
empleador para hacer efectivas sus obligaciones en juicio.
Dicha disposición consagra una presunción forzosa del empleador, con el fin de facilitar
la interposición de reclamos y acciones,1588configurando, en términos amplios, un "principio
de presunción de representación del empleador", 1589el cual permite ejercer válidamente los
derechos y las obligaciones laborales que el ordenamiento franquea cuando se trata de
situaciones de hecho que constituyan la única realidad que puedan conocer, 1590presunción
que, por lo demás, no puede ser alterada por el intérprete.1591
Esta regla modifica las normas comunes sobre representación, estableciendo la validez y
la suficiencia de la "representación aparente", "visible", más cercana a la realidad del
trabajador sin exigir el examen rígido y técnico del derecho común. 1592De la redacción de
esta norma, se observa que no es taxativa, ya que agrega una cláusula general, siendo su
elemento central el que se ejerzan habitualmente funciones de dirección o administración
por cuenta o representación de una persona natural o jurídica. Esto quiere decir que se trate
de personas que ejercen las potestades propias del empleador.1593
Para estos efectos, creemos necesario hacer hincapié en lo que la doctrina denomina la
"noción refleja o traslaticia de empleador",1594en el sentido de que, dada la tipificación del
contrato de trabajo por la subordinación y dependencia, el trabajador se vuelve referencia
nuclear en la explicación central de la figura empleadora, por lo que toda noción sobre el
sujeto que ocupe la posición de acreedor de trabajo tendrá que estructurarse de forma
refleja a las características propias de la prestación de servicios sujeta a un vínculo de
subordinación y dependencia laboral.
Por tanto, para configurar la noción del empleador no basta cualquier prestación de
servicios, sino solo aquella que se ejecute en las condiciones y circunstancias que permiten
catalogar laboralmente a un individuo como trabajador dependiente. Dicho de otra manera,
para poder conceptualizar a un sujeto como trabajador —y deducir de allí la existencia de
un empleador— es preciso que los servicios prestados por el primero se ejecuten bajo
subordinación o dependencia, de forma voluntaria, retribuidos, por cuenta ajena, y dentro
del ámbito de organización y dirección del titular de la actividad, debiendo acreditarse
debidamente todos estos requisitos.1595
Por lo mismo, también entendemos como involucrados dentro de los sujetos pasivos de la
infracción a los trabajadores que tienen un vínculo indirecto o de tercerización con el
empleador, ya que también tienen la calidad de trabajador y se desempeñan en la
empresa.1598
Una cuestión discutida, y planteada por Irureta, 1600es el asunto con respecto a terceros que
se vinculen con el empleador, como mandatarios, clientes o proveedores del empleador, y
personas que mantienen contratos a honorarios o que se relacionan por actividades
meramente comerciales. Creemos que no es posible extender tal supuesto a dichos sujetos,
ya que, a diferencia de otros modelos, el sujeto pasivo se encuentra calificado, aunque de
manera amplia, a personas que detenten la calidad de trabajadores y se desempeñen en la
empresa, por lo que se extendería injustificadamente el rango de acción, lo cual no quiere
decir que tal conducta quede indemne, pudiéndose sancionar mediante sanciones
disciplinarias conservativas de menor intensidad.
El caso es menos complejo que con respecto a los sujetos pasivos. Acá, el sujeto activo
viene dado por la figura típica de trabajador dependiente, esto es, toda persona natural que
preste servicios personales intelectuales o materiales bajo dependencia o subordinación y
en virtud de un contrato de trabajo con el empleador,1601ya que lo que autoriza el ejercicio
del poder disciplinario es la relación laboral existente con el trabajador.
Un sector doctrinario pretende extender la figura del sujeto activo a otros supuestos,
como el caso de aquellos trabajadores que, si bien no participaron directamente en la
ejecución material de las ofensas físicas, sí lo hicieron indirectamente como inductores,
instigadores1602o, incluso, ampliarlo a supuestos en los cuales ha existido una omisión de
auxilio.1603
No concordamos con este criterio, ya que, como vimos, la acción típica ha sido
circunscrita a la ejecución material de maltratos de obra o de agresión física provocada por
el trabajador, lo que se entiende en alusión al autor directo y no a otras figuras, las que, no
obstante, pueden tener otro tipo de responsabilidad que podría encauzarze por otros canales
disciplinarios de menor intensidad y bajo otros supuestos habilitantes.
Desde un punto de vista histórico y disciplinar, el acoso laboral "se trata de una hipótesis
cuyo origen no se encuentra en el campo del derecho, sino de la etología, psiquiatría y la
psicología", por lo que su estudio, interpretación y diseño tutelar desde lo jurídico,
1604-1605
En dicho contexto, esta forma de violencia privada se entiende como un actuar deliberado
y continuado tanto de maltrato moral como verbal que recibe un trabajador por parte de uno
o varios compañeros de trabajo de distintas jerarquías y su empleador, que busca su
desestabilización emocional con vistas a deteriorar y disminuir su capacidad laboral o
empleabilidad, y poder eliminarlo del lugar de trabajo que ocupa en la organización.1608
En general, desde la psicología laboral y la sociología industrial, al buscar las causas del
acoso laboral se pone énfasis en diversos factores, destacando la forma organizacional del
trabajo,1612los conflictos abiertos personales no verbalizados, 1613las rivalidades personales y
profesionales,1614como también los factores estrictamente psicológicos-patológicos del
sujeto agresor,1615donde, al no existir canales jurídicos formales que permitan la protección
del trabajador, se favorece el ejercicio de tales prácticas.1616
El acoso laboral —aunque el marco normativo nos diga otra cosa— "es tan antiguo como
el trabajo".1617Es un fenómeno de larga data, pero reciente desde un punto de vista jurídico
laboral.
En cuanto a las formas de regulación, los ordenamientos jurídicos han prestado atención
a la temática del acoso laboral de maneras muy distintas. Se pueden observar modelos
normativos que van desde la tipificación heterónoma a aquellos en los que la regulación del
acoso laboral viene dada por la autonomía colectiva. Incluso, en algunos casos, se observa
su inclusión en instrumentos de gestión unilateral de responsabilidad social empresarial, sin
perjuicio de que, ante la ausencia normativa, finalmente sea la jurisprudencia y la doctrina
quienes han delimitado sus contornos.1619
En dicho escenario, se observa un tránsito desde la "traslación automática" a la
"reflexiva" de interacción entre la psicología y el derecho, que ha oscilado en torno a dos
cuestiones fundamentales: los elementos que deben ser considerados en la construcción del
tipo de acoso laboral que se quiere reprimir y, segundo, la conveniencia de construir un
ilícito de actividad o resultado.1620
Entre otras cosas, dicha normativa modificaba el inciso 2º del artículo 2º, el Nº 1 del
artículo 160 y los incisos 2º y 6º del artículo 171 del Código del Trabajo, los que, en
concreto, definen la conducta típica y consagran su asunción como una hipótesis de despido
disciplinar y despido indirecto.
La "vuelta de tuerca" en la observación del derecho del trabajo estuvo dada por "la
publificación de las relaciones privadas y el redimensionamiento de la persona", lo que ha
permitido redefinir las relaciones de trabajo y, por lo mismo, facilitar el desarrollo y la
conceptualización de figuras destinadas a la limitación de la violencia privada en los
espacios abiertos a la arbitrariedad, cuestiones de las cuales debe arrancar cualquier estudio
contemporáneo de las instituciones laborales.1627
En el caso del acoso laboral, a nivel doctrinario existe uniformidad en vincular este ilícito
con una hipótesis pluriofensiva de derechos fundamentales inespecíficos, 1628constituyendo
"el sustento jurídico conceptual de una política de prevención y sanción de conductas
constitutivas de acoso moral laboral en el derecho chileno", 1629cuestión que motivó el
proyecto de ley1630y que vio su consagración en el resultado final al reconocer expresamente
al acoso laboral como una conducta contraria a la dignidad de la persona, "idea que opera
como fundamento axiológico de la noción misma de acoso".1631
En este contexto, creemos que coincide tanto el fundamento del ilícito como el bien
jurídico protegido, lo que trae importantes repercusiones en la definición de su estructura
normativa, en el sentido de que el tipo de resultado exigido, desde un punto de vista político
legislativo, fue el de la vulneración o la afectación de uno o varios derechos fundamentales
de la víctima y no con un daño psíquico en concreto.1634
A nuestro entender, la definición de tal bien jurídico, conjuntamente con los elementos de
la descripción del tipo laboral, permite concluir que la estructura de la conducta indebida se
corresponde con los ilícitos de resultado y no de actividad, por cuanto se reconoce un
evento material como consecuencia causal de la conducta, que podría llegar a acaecer en
tiempos y lugares distintos de los de la completa ejecución de la acción descrita
normativamente.
La agrupación recogida por el legislador en el artículo 160, Nº 1, del Código del Trabajo,
es más que nada histórica antes que jurídica, optándose por un catálogo casuístico y
genérico donde su racionalidad viene dada por una cuestión de agrupación temporal antes
que causal, por lo que difícilmente podría argumentarse un fundamento monolítico y
coherente de estos supuestos, teniendo cada uno de estos una fisonomía, extensión y
contornos diferenciados que, desde un punto de vista causal, se diferencia del principio de
autoridad y jerarquía como fundamentación, como también del incumplimiento de los
deberes de conducta genéricos derivados del contenido ético.
En este contexto, ya sea por el fundamento mismo del acoso laboral en atención a los
bienes jurídicos que cautela, como también por el cúmulo de obligaciones laborales que
entrega la ley al empleador en materia de seguridad y protección,1635se puede sostener que la
discrecionalidad del despido disciplinario cede ante la necesidad de protección regular y de
seguro desenvolvimiento de la prestación de trabajo al interior de la organización
empresarial.
Esto se concluye toda vez que, si el empleador no lo ejerce, está incumpliendo tanto su
obligación de seguridad como la de garantizar el respeto de los derechos fundamentales de
los trabajadores durante la ejecución de la relación de trabajo, que puede originar no solo la
imposición de una sanción por los órganos del Estado, sino también que el trabajador
lesionado por una falta laboral pueda ejercer los derechos que la ley pone a su disposición
ante un incumplimiento por parte del empleador.1636
De esta forma, parece fuera de toda duda que normativamente se le asigna al empleador
un deber de vigilancia. La indiferencia o inactividad de este supone la vulneración de un
derecho fundamental y, por extensión, la implicación directa de la figura empresarial en la
misma, debiendo, por aplicación de la obligación de velar por la salud de los trabajadores,
ejercer su poder disciplinario con respecto al trabajador que acosa.1637
"agresión u hostigamiento reiterados, ejercida por el empleador o por uno o más trabajadores,
en contra de otro u otros trabajadores, por cualquier medio, y que tenga como resultado para el
o los afectados su menoscabo, maltrato o humillación, o bien que amenace o perjudique su
situación laboral o sus oportunidades en el empleo".1638
De esta forma, la conducta de acoso laboral solamente puede ser encauzada por este
supuesto, impidiendo la posibilidad de disposición de sanción mediante vías disciplinarias
conservativas de menor intensidad. También, y desde otra perspectiva, aquellas conductas
que no logran configurarse en los términos predeterminados por el legislador para constituir
una hipótesis de acoso no pueden ser sancionadas mediante otros canales disciplinarios
extintivos, ya que, en estricto rigor, lo sancionado es un resultado y no una actividad.
Basado en lo anterior, no creemos correcto sostener que tal conducta indebida pueda ser
castigada y encauzada por otras vías disciplinarias, ya sea de menor intensidad —a través
de medidas disciplinarias conservativas— o bien, otros supuestos habilitantes contenidos en
el artículo 160 del Código del Trabajo cuando esta no alcance su completa ejecución.
En efecto, tal postura indica que si bien la causal del artículo 160, Nº 1, letra f), del
Código del Trabajo, solo operaría cuando el acoso ya se ha materializado si el empleador
detecta oportunamente alguna conducta que pudiera estar dirigida a configurarlo, podría
invocar la causal contenida en el artículo 160, Nº 5 o Nº 7, del Código del Trabajo,
visualizándola desde una perspectiva preventiva, encauzando hipótesis imperfectas o en las
cuales no existe conclusión de la ejecución de la conducta indebida.
Creemos que esta conclusión no es posible, ya que, en primer lugar, la estructura del tipo
y su naturaleza, al exigir un resultado que acaece en tiempos y lugares distintos de los de la
completa ejecución de la acción descrita por la norma, excluye de su punibilidad hipótesis
imperfectas o frustradas. En otros términos, si no produce el resultado o el despliegue de la
conducta no está consumada, no es posible entender que configura la conducta punible.
En segundo lugar, según la naturaleza del acoso, este se encuentra conformado por una
serie de actuaciones, siendo un ilícito de composición compleja en el que la reiteración
define su fisonomía, permitiendo su diferenciación con situaciones de ordinaria ocurrencia
en el trabajo, pero que, por su carácter aislado o singular, no puede verificar la conducta
indebida. Por lo mismo, al permitir la sanción preventiva mediante otras causales, se estaría
aplicando un castigo a ilícitos futuros e imperfectos o bien a conductas, que si bien
indebidas, merecen, a partir del principio de gradualidad, sanciones conservativas.
Dos de las exigencias que con mayor claridad pueden identificarse son la caracterización
y los elementos del comportamiento indebido de acoso. Esto, por cuanto la ley indica
expresamente que constituyen tal "la agresión u hostigamiento", los que pueden "efectuarse
por cualquier medio".
De esto se desprende que el acoso laboral "se constituye como una conducta
polimórfica".1642Por consiguiente, "comprende acciones tanto de carácter verbal como
escrito, gestual o de contacto físico, actitudes y también omisiones".1643
Según la Dirección del Trabajo, es posible inferir que las conductas constitutivas de
acoso laboral han sido configuradas en términos amplios, de forma que permita considerar
como tales todos aquellos comportamientos que impliquen una agresión física hacia el o los
trabajadores afectados o que sean contrarios al derecho que les asiste, así como las
molestias o burlas insistentes en su contra, además de la incitación a hacer algo, siempre
que dichas conductas se ejerzan en forma reiterada, cualquiera sea el medio por el cual se
someta a los afectados a tales agresiones u hostigamientos.1644
Con respecto a las acciones descritas, se entiende por agresión el acto de acometer a
alguien para herirlo o hacerle daño, acto contrario al derecho de otra persona. En segundo
lugar, referido al hostigamiento, este se entiende como la acción y el efecto de hostigar, es
decir, molestar a alguien o burlarse de él insistentemente e incitar constantemente a alguien
para que haga algo no deseado.1645
En efecto, "aun cuando lo habitual y típico es que las conductas se produzcan durante la
jornada laboral y en el centro de trabajo, nada impide que alguna de las manifestaciones de
estas conductas se realice fuera de ese ámbito o momento".1647
b) La reiteración
Es esta circunstancia, tanto para la doctrina como para la jurisprudencia, 1654la que permite
distinguir el acoso de situaciones de ordinaria ocurrencia en el trabajo, pero que, por su
carácter aislado o singular, no puede verificar la conducta indebida, sin perjuicio de que
podrían configurar otro tipo de ilícitos de menor intensidad.
Creemos que ambas perspectivas no son excluyentes, ya que deben ser matizadas a la luz
del núcleo teleológico del acoso laboral: la protección de la dignidad del trabajador y la
eficacia de sus derechos fundamentales inespecíficos, permitiendo compatibilizar la
ponderación de la reiteración por su intensidad y sistematicidad.
Por nuestra parte, sostenemos que esta noción debe ser comprendida estructuralmente
desde lo cuantitativo y, ponderativamente, desde lo cualitativo, siendo el acoso laboral una
conducta sistemática y continua, configurada por una pluralidad de actuaciones y omisiones
que se determinan en su intensidad o gravedad desde su apreciación individual o colectiva
en atención a su fundamento y sus bienes jurídicos protegidos.
Esto, ya que, desde un punto de vista estructural, el acoso se compone de una serie de
comportamientos hostiles, los que evaluados de forma aislada o por sí solos podrían parecer
anodinos, pero cuya repetición constante es la que produce los efectos perniciosos en la
víctima.1657Así, lo que caracteriza al mismo es su conformación continua, configurada por
una serie de actuaciones y omisiones en las que su frecuencia y persistencia temporal son
determinantes para alcanzar el resultado lesivo. Es por lo mismo que se distinguen, tanto
desde un punto de vista organizacional 1658como de las víctimas,1659diversas etapas o
fases,1660referidas a incidentes críticos, estigmatización, intervención de la dirección,
solicitud de ayuda especializada externa y diagnóstico incorrecto, para concluir con la
salida o expulsión de la organización.1661
Por lo mismo, si bien estructuralmente creemos que la noción de reiteración debe leerse
con un enfoque cuantitativo, esto no significa la exclusión del análisis cualitativo. Lo
anterior se debe a que este último permite calibrar la ponderación de la temporalidad
mediante la determinación de la intensidad, individual o colectiva, de los actos que
conforman este ilícito compuesto.
Así, la repetición de las acciones u omisiones hostigadoras deberá ser valorada no solo
por su reiteración temporal, sino también por su intensidad, siendo su verificación dual
efectiva tanto desde una lectura cuantitativa como cualitativa.
c) El resultado
De esta forma, la estructura típica de la conducta indebida se corresponde con los ilícitos
de resultado y no de actividad, ya que se reconoce un evento material como consecuencia
causal de la conducta, que podría llegar a acaecer en tiempos y lugares distintos de los de la
completa ejecución de la acción descrita por el tipo laboral.
En este mismo esquema, según el resultado exigido, el acoso laboral puede ser calificado
tanto como un ilícito de lesión como de peligrosidad. En efecto, por una parte, es
considerado como un ilícito de lesión porque el objeto de la acción, el bien jurídico
protegido, ha de ser dañado mediante un hecho consumado, consistente en el menoscabo,
en el maltrato o la humillación para el o los afectados, o bien con el perjuicio de su
situación laboral u oportunidades en el empleo. No obstante, a su vez, también puede ser un
ilícito de peligrosidad que se materializa con una conducta que suponga una amenaza ma´s
o menos intensa para el objeto de la acción, en este caso, una amenaza concreta a su
situación laboral u oportunidades en el empleo.
Una cuestión interesante sobre este punto son las observaciones realizadas en cuanto a la
exigibilidad de un daño efectivo a la salud. Indica la doctrina comparada —observaciones
que pueden trasladarse a nuestro modelo— que "este resultado no es un elemento del tipo
jurídico. Puede haber acoso moral sin daño a la salud, aunque naturalmente siempre habrá
daño moral. En términos jurídicos, este no puede confundirse con aquel, aunque ambos
puedan concurrir. No compartimos, pues, la línea doctrinal y, sobre todo, judicial, que
entiende necesaria la producción de unos daños a la salud psíquica de la trabajadora o el
trabajador acosado para que podamos hablar de mobbing. Esta posición nos parece que no
se corresponde con el carácter de riesgo laboral que desde su origen se atribuye al
mobbing".1666
Así, entendiendo que el modelo causal chileno se inclina por la idea de resultado en
relación con la afectación de uno o varios derechos fundamentales de la víctima y no con
un daño psíquico en concreto, como también por la prescindencia en su tipo de la
intencionalidad como elemento subjetivo, podríamos calificar la conducta de acoso laboral
como un ilícito de resultado objetivo.
El legislador determina expresamente el sujeto activo del acoso, pudiendo ser la conducta
indebida ejercida por el empleador o por uno o más trabajadores. A partir de lo anterior,
podemos distinguir diversas clases de acoso en relación con la posición jerárquica o
paritaria entre el acosador y acosado, pudiendo ser vertical, horizontal o mixto.1672
La primera hipótesis trata del acoso vertical, el que, a su vez, puede ser descendente o
ascendente. En el primero, el agresor es un superior jerárquico del trabajador afectado.
Constituye la hipótesis usual de hostigamiento en la relación laboral. En el segundo, la
víctima es acosada por sus subalternos. Por otra parte, se distingue una segunda categoría,
denominada acoso horizontal. Por este, se entiende el que tiene lugar entre trabajadores de
un mismo nivel jerárquico.1673
Finalmente, la doctrina ha indicado que existe la posibilidad de que el acoso sea mixto.
Este "comienza como un acoso horizontal, en el que luego la jefatura o los empleadores
toman conocimiento y no adoptan ninguna medida para que la situación se solucione", al
decir que "hay una verdadera complicidad entre los agresores, trabajadores de similar
posición del acosado y del jefe o empleador. Puede ocurrir también a la inversa, en el
sentido de que el acoso comience como vertical descendente y luego se unan al victimario
uno o más trabajadores de similar jerarquía que la víctima".1674
En cuanto a la cantidad, este puede ser realizado por una o más personas, siendo
indiferente el número de sujetos activos, lo que incluso es indistinto en términos de
graduación de responsabilidad o formas de autoría, teniendo el mismo nivel de
responsabilidad.
En cuanto al sujeto pasivo, esto es la víctima del acoso, la ley es clara al indicar que el
destinatario de la conducta indebida es otro u otros trabajadores.
Como primera observación, un tanto obvia, no será posible que un empleador sancione a
trabajadores de otra empresa por no existir una relación laboral derivada de un contrato de
trabajo que los ligue jurídicamente y permita desplegar su poder sancionador.
No obstante, creemos que es posible que el empleador del trabajador sujeto activo, por
expreso mandato legal, se encuentre obligado a ejercer su poder disciplinario en aquellos
casos en que uno de sus dependientes ejerza la conducta de acoso laboral con respecto a
trabajadores dependientes de otros empleadores, siendo este responsable de la vulneración
de los derechos fundamentales de la víctima en el caso de que no ejerza oportunamente su
poder disciplinario.
En efecto, el artículo 183 E del Código del Trabajo señala, en su inciso 1º, que la
empresa principal deberá adoptar las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida
y la salud de todos los trabajadores que laboran en su obra, empresa o faena, cualquiera sea
su dependencia. Dispone la misma que al trabajador en régimen de subcontratación con
respecto al dueño de la obra, empresa o faena gozará de todos los derechos que las leyes del
trabajo le reconocen en relación con su empleador.
Por su parte, el artículo 66 bis de la Ley Nº 16.744 señala que los empleadores que
contraten o subcontraten con otros la realización de una obra, faena o servicios propios de
su giro deberán vigilar el cumplimiento por parte de dichos contratistas o subcontratistas de
la normativa relativa a higiene y seguridad, debiendo, para ello, implementar un sistema de
gestión de la seguridad y la salud en el trabajo para todos los trabajadores involucrados,
cualquiera sea su dependencia, cuando en su conjunto agrupen a más de 50 trabajadores.
Finalmente, el artículo 3º del Decreto Supremo Nº 594 señala que la empresa esta´
obligada a mantener las condiciones sanitarias y ambientales necesarias para proteger la
vida y la salud de los trabajadores en los lugares de trabajo, sean estos dependientes
directos suyos o de terceros contratistas que realizan actividades para ella.
Similar estatuto normativo rige con respecto a la empresa usuaria y a la empresa de
servicios transitorios a partir de lo ordenado en el artículo 183 Y del Código del Trabajo,
norma que le reconoce como límite al ejercicio de las potestades de la empresa usuaria el
respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran
afectar la intimidad, la vida privada o la honra de estos, todos bienes jurídicos protegidos
por la figura de acoso.
Se agrega a lo anterior lo ordenado por el artículo 183 AB del mismo texto legal, que, en
su inciso 2º, prescribe que será de responsabilidad directa de la usuaria el cumplimiento de
las normas referidas a la higiene y la seguridad en el trabajo, incluidas las disposiciones
legales y reglamentarias relativas al Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del
Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Ley Nº 16.744, especialmente las medidas de
prevención de riesgos que deba adoptar con respecto a sus trabajadores permanentes.
Asimismo, deberá observar lo dispuesto en el inciso 3º del artículo 66 bis de la Ley
Nº 16.744.
Todo esto, ya que el ejercicio del poder disciplinario va dirigido a evitar que el
empleador incurra en una situación de incumplimiento de sus propias obligaciones y en los
cuales ya no concurre exclusivamente la satisfacción de su interés subjetivo propio, sino
que también recae sobre obligaciones con sus trabajadores. En dichos supuestos, la
discrecionalidad cede ante la obligación de garantizar el regular y seguro desenvolvimiento
de la prestación de trabajo al interior de la empresa en relación con otros trabajadores
inmiscuidos en el ciclo productivo.
Al igual que en el acoso sexual, un debate interesante se plantea con respecto al ejercicio
del poder disciplinario asociado al despido fundado en el ilícito de acoso laboral. Esto, a
propósito de la intervención previa de un juez del trabajo en lo referido a la calificación de
la conducta punible, en el sentido de si se requiere previamente que la conducta indebida
sea calificada por un órgano jurisdiccional, o bien que sea el empleador quien, en el
ejercicio unilateral de su poder autotutelar, decida autónomamente la calificación de la
conducta y su castigo.
Al ser el empleador el titular del poder disciplinario solo será él, a menos que la ley
indique lo contrario, a quien le corresponda la calificación de la conducta y su sanción. En
este contexto, si bien la ley sanciona y tipifica expresamente la conducta de acoso como un
ilícito laboral, en ningún momento otorga, exclusiva o compartidamente, competencia para
su determinación y calificación previa a los tribunales de justicia. Por otro lado, la ley
laboral no regula la suspensión de los poderes empresariales cuando un órgano
jurisdiccional entra a conocer una acción que conlleve, como pretensión y objeto, la
declaración de tal ilícito.
En este contexto, la decisión del término del contrato de trabajo es adoptada por el
empleador, bastando solamente la expresión de su voluntad dirigida con tal fin. Esta
manifestación se encuentra libre del sometimiento a otra instancia y produce sus efectos en
el plano sustancial sin que sea necesaria la intervención previa de un tercero, salvo
determinadas excepciones normativas expresas que confirmaran la regla general, en las que
no se encuentra el acoso laboral como ilícito.
Dicho esto, queda la duda de cómo se debe ponderar el acoso laboral a propósito de la
determinación de la medida disciplinaria a adoptar con el fin de conciliarla con la adecuada
protección del trabajador o trabajadora afectada y, a su vez, respetar las garantías propias
contra el ejercicio del poder disciplinario. Esta observación es de vital observancia, ya que,
por la jurisprudencia, se ha fijado una pluralidad de criterios para la calificación de la
intensidad del incumplimiento, que inciden en la determinación de la legalidad de la
medida disciplinaria adoptada por el empleador.1684
De esta forma, la conducta de acoso laboral solamente puede ser encauzada por este
supuesto, impidiendo la posibilidad de disposición de sanción mediante vías disciplinarias
conservativas de menor intensidad. También, y desde otra perspectiva, aquellas conductas
que no logran configurarse en los términos predeterminados por el legislador para constituir
una hipótesis de acoso, no pueden ser sancionadas mediante otros canales disciplinarios
extintivos, ya que, en estricto rigor, lo sancionado es un resultado y no una actividad.
Sobre la base de lo anterior, no consideramos correcto sostener que tal conducta indebida
pueda ser castigada y encauzada por otras vías disciplinarias, ya sea de menor intensidad —
a través de medidas disciplinarias conservativas— o bien otros supuestos habilitantes
contenidos en el artículo 160 del Código del Trabajo, cuando esta no alcance su completa
ejecución.
Dicho así, según la estructura del tipo y su naturaleza, al exigir un resultado que acaece
en tiempos y lugares distintos de los de la completa ejecución de la acción descrita por la
norma, excluye de su punibilidad hipótesis imperfectas o frustradas. En otros términos, si
no produce el resultado o el despliegue de la conducta no está consumado, no es posible
entender que configura la conducta punible, garantía jurídica tanto para el sujeto activo
como pasivo de la conducta.
1. ASPECTOS GENERALES
El Código del Trabajo nacional regula como justa causa de despido, de modo similar a lo
establecido en otras legislaciones latinoamericanas,1686las conductas inmorales cometidas
por el trabajador.
La conducta inmoral ha sido una causal que ha estado presente en nuestro ordenamiento
jurídico desde nuestras primeras leyes sociales. Primeramente, se contemplaba en el
artículo 5º, Nº 6, la Ley Nº 4.053 sobre Contrato de Trabajo de Obreros, y en el artículo 35,
Nº 1, del Decreto Ley Nº 356 de 1925 para empleados particulares.
Por su parte, el Código del Trabajo de 1931 sistematizó, tanto para obreros como
empleados, un cuerpo unitario de sanciones, estableciendo como causal de extinción del
contrato de trabajo la "conducta inmoral grave debidamente comprobada" regulada en su
artículo 9º, Nº 6.
Por una parte, se sostiene que esta causal tiene una identidad propia que la diferencia del
resto de los supuestos habilitantes de despido subjetivo, particularmente del artículo 160
Nº 7 del Código del Trabajo, por cuanto la conducta reprochada, en estricto rigor y en
términos abstractos, no constituye un incumplimiento de las obligaciones, como tampoco se
vincula a la ejecución de los contratos de buena fe, toda vez que el ilícito no tiene relación
alguna con la prestación debida, con las obligaciones pactadas ni, menos aún, con aquellas
que por ley o la costumbre le pertenezcan.1687
De esta forma, se hace necesario delimitar conceptualmente los límites y los alcances de
esta causal de despido, en la medida que constituye una situación difusa y de difícil
determinación, por cuanto nos encontramos ante una discusión en torno a "valores que
aunque comúnmente aceptados como estereotipos de comportamiento social no tienen otro
peso que el de las consolidadas convicciones" 1693y que, por cuestiones normativas y propias
del conflicto en las relaciones de trabajo, encuentran un terreno abierto para su
problematización.
Por parte de la doctrina laboral, se ha indicado que una conducta inmoral implica "una
actuación reñida con la moral socialmente aceptada", 1699conductas "opuestas a los cánones
considerados como normales por la sociedad".1700
Esto, por cuanto otorga un amplio margen para la predeterminación del comportamiento
reprochable, como también en la calificación de la conducta, ya sea en la definición y en la
ponderación primaria de su punibilidad, oportunidad en la que no intervienen terceros,
salvo el control judicial posterior que, por regla general, no revierte la decisión
empresarial.1707
Basado en lo anterior, creemos que las conductas inmorales deben ser entendidas como
"aquellas acciones u omisiones que se opongan a un modo habitual de obrar en un
determinado colectivo de personas y que dicho actuar se encuentre revestido por una
sanción de carácter social".1708
b) La afectación
Esto plantea dos problemáticas. La primera, si la idea de afectación debe relacionarse con
la de perjuicio, en el sentido de si esta debe ser de orden patrimonial o de otra naturaleza.
La segunda, pero vinculada con la anterior, es si la noción de afectación exige un perjuicio
económico para hacer procedente la causal, apreciándose materialmente, o bien que,
ejecutada la conducta, la afectación se observa en un plano abstracto y meramente
hipotético, lo que en otros términos nos reconduce a la idea de daño real y eventual.
Sobre el punto, por una parte, se indica que, en atención a la naturaleza de la causal, esta
debiese objetivarse considerando el perjuicio económico negativo para el empleador, en
cuanto parámetro de gravedad que se fija en general en la causal, 1709debiendo estar
apropiadamente comprobada y no basarse en meras sospechas.1710
Por otra parte, se estima que, en razón del contenido ético del contrato de trabajo y la
naturaleza misma de conducta reprochada, esta no supone como premisa esencial un
perjuicio patrimonial, por cuanto las conductas inmorales pueden producir un profundo
impacto en la organización y, en específico, en las personas que conviven en esta, efecto
que, en principio, no genera un daño patrimonial alguno a la empresa, pero que pueden ser
profundamente dañinas para el conglomerado de personas, pudiendo, por tanto, tener una
naturaleza extrapatrimonial.1711
Por nuestra parte, creemos que tal requisito debe sistematizarse de manera coherente con
los fines que pretende cautelar esta causal dentro de las lógicas disciplinarias.
Estimamos que esta causal exige como requisito un resultado positivo de perjuicio, un
daño de naturaleza económica, que excluye la idea de afectaciones extrapatrimoniales o
morales, por cuanto, a partir de la idea de gravedad y el bien jurídico protegido, como
también de la exigencia de certeza y seguridad jurídica en el ámbito sancionatorio, la
afectación patrimonial delimita el espacio privado del productivo, permitiendo, a su vez, la
adecuada correlación de proporcionalidad entre la falta y sanción, la cual solo vendrá dada
por un parámetro objetivo y cuantificable de medición.
Sin perjuicio de lo anterior, y para el caso que se acepte la tesis de la afectación eventual,
esta debe ser aplicada restrictivamente en atención a la propia naturaleza de la causal,
quedando limitado a casos de extrema gravedad en el que efectivamente exista una
oposición a la noción de moral en su dimensión pública,1715excluyendo, por tanto, la
valoración privada que tenga el empleador sobre la situación. En tal caso, su
parametrización vendrá dada por las relaciones entre los trabajadores, de ellos con sus
jefaturas o con terceros que se relacionan con la empresa.
En los términos expuestos, se plantea una problemática del todo compleja, que se
enmarca en el debate del ámbito de aplicación de este supuesto extintivo, debido a que su
contenido causal se cruza con el ejercicio de los derechos fundamentales del trabajador, en
especial su privacidad.
Como se identifica por la doctrina, pueden observarse dos tendencias: la primera niega la
posibilidad de despedir a un trabajador por una conducta inmoral realizada fuera del lugar
de trabajo, al constituir una intromisión indebida del empleador a la vida privada del
trabajador; y la segunda permite la posibilidad de despedir a un trabajador por una conducta
inmoral realizada fuera del lugar de trabajo, en la medida que dicha conducta ocurra por
causa o con ocasión del trabajo.1716
Por otra parte, desde un punto de vista preceptivo, a diferencia de lo que ocurre en otras
causales,1724la redacción del supuesto extintivo no limita su ocurrencia necesariamente al
marco físico del lugar de trabajo ni tampoco a la jornada. El texto no autoriza a conectar la
ocurrencia de la conducta inmoral a locativo o temporal, sino que se limita a precisar quién
comete la conducta y la forma de afectación para su asunción justificada.
Así, del tenor literal del artículo 160, Nº 1, letra e), del Código del Trabajo, en concreto,
de la existencia de la locución que "se desempeña", referida al "trabajador", impide
entender la expresión "que afecte a la empresa" como referencia a una exigencia espacial o
temporal determinada, sino que más bien propicia su entendimiento como un requisito
propio de la conducta típica en cuanto ilícito de resultado. 1725De este modo, al parecer no
resulta determinante a efectos de juzgar la justificación del despido que se realice fuera del
lugar y el horario de trabajo.1726
Dicho lo anterior, estimamos que un correcto elemento definitorio vendrá dado por dos
factores: el primero, la laborización de la falta y, segundo, la privacidad como límite
externo al ejercicio del poder disciplinario.
Con respecto a lo primero, creemos que lo determinante será que la falta afecte a la
empresa y, en la misma línea, que esta sea realizada con causa o con ocasión del trabajo,
con indiferencia del lugar y tiempo en que se realice, siendo el elemento determinante los
contornos causales fijados por el contenido obligacional del contrato de trabajo, en el
sentido de que su parametrización objetiva vendrá dada por las funciones cumplidas.1727
Esto, por cuanto debido a las últimas reformas a esta causal, la procedencia de los
supuestos disciplinarios se limitó a los actos y comportamientos del trabajador en el ámbito
de la relación laboral, restringiendo la reprochabilidad de la conducta al desempeño de sus
funciones o, en otros términos, a aquellas faltas ejecutadas con ocasión de la prestación de
servicios. En la propia historia de la ley se hizo "hincapié en que todas estas conductas
deben relacionarse con la actividad de la empresa, puesto que la ley actual no lo deja
claramente de manifiesto, corriéndose el riesgo que algún empleador pudiera intentar
acciones en contra de un trabajador por actos realizados fuera del ámbito de la empresa".1728
Esto significó un cambio de paradigma que excluyó de las lógicas disciplinarias aquellas
conductas que estén, por una parte, fuera del ámbito de las obligaciones de su contrato de
trabajo y que no afecten a la empresa.1729
Con respecto al segundo factor determinante, este está constituido por la eficacia de los
derechos fundamentales en las relaciones de trabajo, entendidos como límite el ejercicio del
poder disciplinario, teniendo particular relevancia la privacidad en sus dos dimensiones:
como esfera secreta de la vida y como autonomía.
3. LA PRIVACIDAD COMO LIMITACIÓN A LA CONDUCTA INMORAL
Sobre su contenido protegido, se pueden observar dos líneas generales de protección: por
una parte, "el derecho a un espacio vital cuyo acceso queda vedado a terceros y, por la otra,
una dimensión de autonomía, reflejada en el derecho a adoptar decisiones con respecto a la
propia vida sin injerencia de otros",1738en la que "una exige opacidad, la otra supone lo
contrario: visibilidad".1739
Así, la privacidad tendrá una dimensión negativa y positiva, como defensa de la persona
frente a los demás y como derecho de control sobre la información y los aspectos privados
relativos a la propia persona.1744
De este modo, en términos generales, el límite causal vendrá dado por la dimensión de
opacidad o secreto de este derecho, constituyendo "la intromisión a la vida privada una
vulneración del derecho de intimidad".1748
Esta observación se sostiene por la idea de la eficacia horizontal y directa de los derechos
fundamentales inespecíficos en las relaciones de trabajo, como también por expreso
mandato legislativo. El Código del Trabajo prescribe que el ejercicio de las facultades que
la ley le reconoce al empleador tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales
de los trabajadores, en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la
honra de estos.1749
No obstante, ¿cuándo estamos ante un ámbito protegido por la privacidad y, por lo tanto,
indemne ante los poderes empresariales en el contexto de esta causal? ¿La privacidad es
una regla absoluta o relativa? ¿De carácter estático o dinámico?
Para Castro, resolver estas problemáticas es de suma relevancia, por cuanto serían dos las
hipótesis en que el empleador podría inmiscuirse razonable y justificadamente, pero de
manera excepcional de manera lícita en la vida extralaboral del trabajador: "la especial
naturaleza de la relación laboral" y "las graves consecuencias o repercusiones en el
prestigio o imagen de la empresa".1754
A nuestro entender, y siguiendo a Ugarte, la respuesta viene dada por el reconocimiento
de la tesis externa de los derechos fundamentales que los entiende, por regla general, como
normas de principios. Por lo mismo, sus eventuales problemas de colisión con otros
principios se resuelven por la vía de la proporcionalidad, que supone admitir restricciones
inicialmente no previstas por las normas que los contemplan, siendo necesaria la
determinación del contenido del modo más amplio posible, asumiendo que dicho contenido
no será el definitivamente protegido en determinados contextos, siendo la resolución
variable, contingente y dinámica, por ser su primacía derrotable por la vía de la
ponderación y la proporcionalidad, según las circunstancias del caso concreto.1755
Pues bien, la privacidad tiene tres ámbitos protegidos: personal, espacial y virtual. Para
estos efectos, tiene relevancia el ámbito espacial, entendido como "aquellos ámbitos de la
vida individual y social con respecto a los cuales se puede, según las convenciones sociales
dominantes, erigir una pretensión de privacidad u opacidad, esto es, de exclusión del
conocimiento de terceros, particularmente del empleador".1756
En dichos supuestos corresponderá realizar, según las circunstancias del caso, un examen
de proporcionalidad que enfrente el derecho a la privacidad y la propiedad privada. Esto es,
se deberá ponderar de conformidad a los principios de necesidad, idoneidad y
proporcionalidad, teniendo en consideración las convicciones sociales dominantes acerca
de aquello que debe ser excluido de la legítima expectativa de privacidad, a fin de
determinar si la conducta inmoral puede ser o no sancionada en sede laboral.
Entenderlo de otro modo significaría que la determinación del estándar moral causalizado
en el supuesto extintivo se expresaría únicamente en la voluntad y la moralidad del
empleador para calificar, directa o indirectamente, la reprochabilidad de una conducta no
laboral y no así bajo un parámetro o una dimensión pública de aquello que la sociedad está
en condiciones de reconocer como privado.
Por lo mismo, con base en los límites internos, el despido debe ser idóneo, apto para
castigar la conducta al infractor, lo que se observará en el fin que pretende alcanzar; la
medida debe ser necesaria, esto es, que la conducta sea lo suficientemente grave para
descartar medidas conservativas; y, por último, que la medida deba ser ponderada o
equilibrada por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés empresarial que
perjuicios sobre otros bienes o valores en conflicto, en caso de que, debido a la misma
gravedad de la conducta, se privilegie el interés empresarial por sobre la estabilidad en el
empleo, vinculando esto último a los intereses de los propios trabajadores o terceros ajenos
al negocio.
Una vez superado lo anterior, habrá que enfrentarse a la noción de privacidad. Esto es, si
la conducta empresarial afecta una dimensión reservada o restringida de la misma, siendo
ponderada según la casuística del caso, en cuanto si la conducta inmoral constituye un
aspecto de la vida individual y social con respecto al cual se puede, según las convenciones
sociales dominantes, erigir una pretensión de exclusión del conocimiento de terceros,
particularmente del empleador y, por lo mismo, infranqueable ante los poderes
empresariales.
1. ENCUADRE REGULATORIO
El Código del Trabajo regula los efectos extintivos de los actos, omisiones o
imprudencias temerarias que afectan la seguridad de la empresa o de las personas que en
ella trabajan, resolviendo la resolución del vínculo laboral sin derecho a indemnización,
configurando una hipótesis de despido disciplinario.
Actualmente, esta causal se regula en el artículo 160, Nº 5, del Código del Trabajo, el que
prescribe que el contrato termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador
le ponga término invocando "actos, omisiones o imprudencias temerarias que afecten a la
seguridad o al funcionamiento del establecimiento, a la seguridad o a la actividad de los
trabajadores, o a la salud de estos".
Al igual que el resto de las causales disciplinarias, los actos, las omisiones o las
imprudencias temerarias no han concitado mayor interés en la doctrina, existiendo un único
estudio de corte sistemático y coherente sobre la materia,1765lo que complejiza su discusión.
2. FUNDAMENTO
empresarial.1774
De este modo, "configuraría esta causal cualquier contravención del trabajador a las
normas de seguridad en el trabajo; vale decir, aquellas que se refieren a la prevención de
riesgos".1775-1776
Como indica Gorelli, el trabajador debe "poner cuidado suficiente y necesario para
cumplir su prestación de trabajo y dentro de una prestación de trabajo diligente se encuentra
también que el trabajador no ocasione actos u omisiones que generen sobre el mismo
circunstancias dañosas".1777
Esta obligación de orden no patrimonial determina una de las dimensiones del poder de
dirección,1778en la que el empleador "adoptará medidas y establecerá procedimientos de
trabajo que, imbuidos de una carácter preventivo, resultan obligatorios para el trabajador en
virtud de la subordinación jurídica a que se encuentra sometido mientras se encuentre
vigente el contrato de trabajo", lo que obliga al dependiente, por cuenta ajena, a "poner en
ejercicio los procedimientos de trabajo seguro que le indique el empleador y a utilizar
correctamente los elementos de protección personal".1779
Por lo mismo, con respecto al trabajador, "también se exige observar estas medidas para
que las faenas sean seguras, evitándose así la concurrencia de riesgos profesionales". 1780De
esta forma, "está obligado a colaborar con el empresario en su propia seguridad", lo que
conlleva "no solo que debe cumplir de modo diligente" la obligación de seguridad, sino que
también le impone una obligación de cooperación, en la que el trabajador debe aportar con
su "expertís profesional, su formación y su sentido común para mejorar, en lo que esté a su
mano, las condiciones que pueden afectar su propia salud".1781
En este plano, la causal de despido puede ser observada desde una dimensión individual
y contractual, en la que se vincula al incumplimiento de la obligación de seguridad 1782y
desde una dimensión colectiva, orientada preceptivamente desde la ley como fuente
heterónoma de integración del poder disciplinario y el contrato.
A nuestro entender, creemos que el énfasis de esta causal debe ser encontrado en esta
última vertiente, por cuanto la obligación de seguridad es una obligación que emana de la
propia ley1783y su determinación no queda entregada a la voluntad de las partes, sino que
comprende una serie de pautas cuyo contenido, forma y extensión se encuentran regulados
por normas de orden público,1784constituyendo un "deber ético superior"1785que "mira a la
prevención de los riesgos profesionales, lo que importa a sus trabajadores, a sus familias y a
la sociedad toda, tanto para proteger la vida y la salud de los trabajadores, como por
razones éticas y sociales".1786
De esta forma, el supuesto habilitante extintivo no solo se calibra desde la relación entre
el empleador y el trabajador, sino también desde una dimensión colectiva que pretende
asegurar bienes como la seguridad y el funcionamiento del establecimiento, o bien, la
seguridad, actividad o salud de los trabajadores, los que extienden su forma de
interpretación y que encuadra en las lógicas disciplinarias preventivas generales.1787
Es así como esta causal "implica un rasgo subjetivo en la cual se imputa al trabajador que
no cumple con sus labores con la intensidad y cuidado debidos", exigiéndose la afectación
de "la integridad física de otro trabajador o los bienes de la empresa".1788
En este contexto, por el fundamento y los bienes jurídicos que cautela, como también el
cúmulo de obligaciones laborales que entrega la ley al empleador en materia de seguridad y
protección, se puede sostener que, en este supuesto, la discrecionalidad del despido
disciplinario cede ante la necesidad de protección regular y de seguro desenvolvimiento de
la prestación de trabajo, lo que califica este supuesto de despido en una hipótesis de
ejercicio obligatorio.1789
3. LA CONDUCTA PROHIBIDA
Con respecto al actuar positivo, su alcance resulta bastante obvio, por cuanto el resultado
exigido por la norma puede ser alcanzado mediante una acción, expresada por un
movimiento corporal dirigido por la voluntad del trabajador con un fin determinado,
afectando la seguridad o el funcionamiento del establecimiento donde se prestan los
servicios, y la seguridad, actividad o salud de los trabajadores.
De este modo, lo que se sanciona es "una acción del trabajador, una actividad de hecho
en el sentido de que él ejecuta un movimiento corporal que trae como consecuencia un
determinado resultado o un cambio en el mundo exterior".1791
En este esquema, igualmente por expreso mandato normativo, también la conducta puede
ser ejecutada por una forma de comisión por omisión, esto es, por el no hacer, por la no
ejecución de parte del trabajador de un comportamiento determinado que está obligado a
realizar en atención a las funciones que ejecuta en virtud de su cargo y contrato.
Por ello, la omisión que se reprocha es el "no realizar una conducta pudiendo haberlo
hecho", por lo que "resulta esencial que el trabajador se encuentre ante un imperativo de
cumplimiento de una conducta, cuestión que permite separar la simple existencia de una
obligación del no cumplimiento correspondiente".1792
Sobre el punto, se plantea la interrogante de si, además, podrían ser concebidas como
forma de comisión las omisiones impropias, esto es, en aquellos supuestos en que el
trabajador no tenga una obligación de actuación, pero que, no obstante, la sola creación del
riesgo sea sancionado por este supuesto, cuestión del todo relevante, ya que la norma
introduce un elemento indeterminado calificador: la imprudencia temeraria.
4. EL ELEMENTO SUBJETIVO: ENTRE EL DOLO Y LA CULPA
Sobre el punto, conforme al texto legal, los actos deben ser voluntarios. No obstante, se
plantea la disyuntiva de si la falta laboral exige una intencionalidad determinada, esto si se
configura solo por la imprudencia temeraria o bien puede darse por dolo o culpa calificada.
Por una parte, se ha sostenido que el ilícito laboral puede ser realizado con dolo o con
imprudencia temeraria,1795sancionándose tanto las conductas dolosas como culposas1796o
incluso, única y exclusivamente por dolo.1797
Desarrollando esta idea, pero de una manera un tanto confusa y en relación con la forma
de la imputación subjetiva, se ha sostenido que la causal no exige una intencionalidad
determinada,1798sino "una falta de prudencia o negligencia del trabajador", 1799que signifique
un olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia común aconseja1800sin que sea
necesario probar, por parte de la empresa, que el trabajador actuó con dolo para esgrimir
esta causal,1801lo que no clarifica si, por tal consideración, se excluye al dolo.
A nuestro entender, la imputación subjetiva de esta causal puede ser configurada tanto
por dolo como por culpa calificada, lo que se desprende, como observaremos, por la noción
de la imprudencia como composición estructural del supuesto habilitante en lo pertinente a
sus formas de comisión.
El artículo 160, Nº 5, del Código del Trabajo, indica que el ilícito puede configurarse por
la "imprudencia temeraria" siempre y cuando alcance el resultado exigido por la
disposición.
Entonces, la imprudencia consiste en "un obrar sin aquel cuidado que, según la
experiencia corriente, debe tenerse en la realización de ciertos actos", un comportamiento
"defectuoso resultante de una respuesta al estímulo que la provoca sin que el sujeto haya
realizado la suficiente valoración sobre la oportunidad o inoportunidad, conveniencia o
inconveniencia de la reacción y, desde luego, sin la suficiente graduación de la intensidad
de su efecto". En este caso, se trata de "una falla de la esfera intelectiva del sujeto, que lo
lleva a desplegar una conducta sin las precauciones debidas en el caso concreto".1815
Esto representa algunos problemas interpretativos, entre otros, que la falta laboral viene
configurada, en su comisión, por la acción u omisión cometida con imprudencia temeraria,
excluyendo, en su faz subjetiva, al dolo, calificando así subjetivamente la conducta, o bien,
la acción u omisión puede ser sancionada tanto si concurre dolo o culpa.
Por nuestra parte, creemos que una forma armónica de resolver y conciliar tal
problemática es entender que las formas de comisión del ilícito vienen dadas por acciones y
omisiones dolosas, como también por imprudencias temerarias entendidas como una
conducta integrada por acciones y formas de omisión impropias, configuradas por la noción
de injerencia.1820
En esta óptica, la imprudencia incorpora tanto las acciones como las omisiones propias e
impropias, configurándose la omisión por fuentes distintas a la ley y el contrato. Como
señala Izquierdo, el concepto de injerencia envuelve aquel que con su conducta ha creado
un riesgo, constituyéndolo en garante de los bienes jurídicos que ha puesto en peligro,
quedando "erigido en custodio de ese bien, surgiendo, en consecuencia, el deber jurídico de
actuar a fin de sustraerlo a los riesgos así generados, de suerte que, si no lo hace, el
resultado típico le es imputable a título de comisión por omisión".1821
En materia laboral, esto se expresa cuando el trabajador obra sin el cuidado que, según la
experiencia corriente, debe tenerse en la realización de ciertos actos, que tengan que ver o
no con el cumplimiento estricto de sus obligaciones, integradas o no por su contrato o la
ley, siendo un comportamiento defectuoso producido por insuficiente valoración sobre la
oportunidad, conveniencia y graduación de su actuar, infringiendo un estándar de cuidado y
previsibilidad de resultado.1822
Estimamos que el ilícito laboral regulado en el artículo 160, Nº 5, del Código del
Trabajo, se aplica tanto a las acciones y omisiones, propias e impropias, diferenciándose
por el elemento subjetivo que, en el caso de acciones u omisiones dadas en el marco de la
imprudencia, solo podrá ser calificado por una forma especial de culpa.
De esta forma, la noción de impudencia temeraria se define preceptivamente como una
forma de comisión integrada y, a su vez, como un criterio de imputación subjetivo
cualificado, que configura la falta por acciones u omisiones derivadas de la prestación
laboral ejecutadas con dolo o bien acciones u omisiones propias e impropias cometidas con
imprudencia temeraria.1823
Para observar tal cuestión y determinar cuándo le cabe responsabilidad al trabajador por
su comportamiento, es necesario distinguir dos categorías conceptuales: las conductas
previsibles y las conductas imprevisibles.
Un tipo de conducta que afecta a la seguridad son las "imprudencias simples", conductas
derivadas del cansancio, los despistes o las distracciones. En tal circunstancia, el infortunio
laboral no se pretende sufrir, sino que se incurre en el mismo por una negligencia o
descuido por una conducta poco cuidadosa del trabajador, pero, en cualquier caso, exenta
de temeridad y desvinculada de la prestación de servicios.1825
En dicha circunstancia, nos encontramos ante una conducta previsible, por cuanto su
carácter, si bien es esporádico, no significa que no se pueda prever, por cuanto forma parte
del comportamiento habitual, siendo posible calcular su acaecimiento y las consecuencias
que tiene un descuido en cada puesto de trabajo.1826
Esta forma de imprudencia engloba los supuestos en que las tareas del trabajador se
vuelven monótonas por resultar habituales, de modo que no hay conciencia del riesgo al
que puede verse expuesto en la ejecución de sus funciones, considerando razonablemente
improbable que acaezca un accidente, lo que conduce a pérdidas momentáneas de atención
susceptibles de causar el accidente.1829
En ambos casos, nos encontramos ante hipótesis previsibles para el empleador, por
cuanto la posibilidad de conocer "forma parte de los factores de riesgo a tener en cuenta en
la evaluación y en la planificación preventiva",1830lo que obliga al empleador a adoptar, de
conformidad al artículo 184, las "medidas necesarias" para evitar tal comportamiento.1831
Es en este supuesto donde se plantea la diferenciación en la calificación de la conducta
imprudente, en el sentido de si esta es temeraria o no, en otros términos, imprevisible o
previsible para el empleador, conjugándose la obligación de seguridad y la obligación de
observar las medidas de higiene y seguridad.
En estricto rigor, solo podrían ser sancionadas aquellas conductas imprevisibles del
trabajador, como las cometidas con dolo e imprudencia temeraria, quedando indemnes
tanto las simples imprudencias como las imprudencias profesionales, lo cual constituye una
cuestión de calificación jurídica según las circunstancias del caso.
6. LA AFECTACIÓN
Por una parte, por la doctrina se ha sostenido que esta causal "no implica que deba
producirse necesariamente un resultado positivo de perjuicio", por lo que no se requiere un
"daño específico"1832ni un "daño cierto", bastando con "el peligro y la eventualidad del
mismo".1833
La jurisprudencia ha seguido dos líneas. Para una primera tesis, la noción de afectación
debe ser interpretada ampliamente. Tal requisito no puede entenderse como sinónimo de
producción cierta de un daño, sino como la posibilidad concreta de que ese perjuicio se
produzca, lo que se vincula con el artículo 184 del Código del Trabajo, que obliga al
empleador a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y la salud
de los trabajadores.1834
No obstante, puede también observarse una segunda lectura, con un criterio más
restrictivo que entiende que la norma solo permite la sanción ante un perjuicio, excluyendo
la lesividad por peligrosidad. En efecto, los actos, omisiones o imprudencias temerarias a
que alude la norma deben afectar real y efectivamente a la seguridad o al funcionamiento
del establecimiento, o a la seguridad, a la actividad de los trabajadores o a su salud. La
norma exige que afecten y no que puedan afectar. Esta diferencia no es solo semántica,
pues implica que el daño es parte de los elementos que tipifican la causal, por lo que el juez
debe ponderar la entidad de ese daño y, sobre esa base, determinar si la imprudencia fue
temeraria o no.1835
Esta forma de afectación como daño potencial es entendida como una hipótesis de daño
que no se ha materializado, pero que existe como una importante posibilidad de que ocurra,
o bien, que esta´ latente la posibilidad que suceda en un futuro.1836Esto no debe ser
confundido con meras proyecciones hipotéticas carentes de asidero real. La idea del daño
eventual implica la existencia de una causa presente, real y acreditable, en la que el
elemento preventivo se construye sobre una base actual que puede ser pronosticada sobre
hechos existentes y probabilísticos, y no sobre supuestos o hipótesis contrafactuales.
Finalmente, a nuestro entender, el ilícito debe ser calificado de resultado, por cuanto el
tipo normativo exige, además de la conducta, un hecho separado de la misma, un cambio en
el mundo exterior, el cual consiste en la afección, traducida en un daño cierto o eventual
dependiendo de la tesis que se siga, en el que no basta la sola ejecución de la conducta, sino
el perjuicio o lesividad de los objetos materiales de protección.
7. EL OBJETO DE PROTECCIÓN
Según el artículo 160 Nº 5, del Código del Trabajo, la conducta debe afectar la seguridad
o el funcionamiento del establecimiento, la seguridad o la actividad de los trabajadores, o la
salud de estos, lo cual permite definir el fundamento y los bienes jurídicos protegidos por la
causal.
En tal caso, se debe vincular este supuesto con las obligaciones de colaboración
instrumental en materia de prevención de riesgos laborales, los que se expresan en medidas
de autoprotección, cumplimiento de medidas generales de protección y colaboración, 1841pero
no desde una perspectiva individual, sino de una dimensión colectiva, que es finalmente el
fundamento superior de este ilícito en vinculación con su sustento normativo.
1411GÓMEZ ABELLEIRA, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario, ob. cit., p. 133.
1412PERNAS, B. et al. (2000). La dignidad quebrada. Las raíces del acoso sexual en el trabajo. Madrid: Fundación 1 de mayo, pp. 15 y ss.
1413Revisando las estadísticas oficiales de la Dirección del Trabajo, según el informe de denuncias por acoso sexual del primer semestre de
2019, el 94,1% de las denuncias corresponde a mujeres según distribución de denuncias del sexo del trabajador afectado, siendo 311 hasta la fecha
registrada.
1414Constatando tal realidad en Chile: FARÍAS, P. y GÓMEZ, M. (1999). "Acoso sexual en el trabajo: De la impunidad a la acción". Aportes al
Debate Laboral (7); AA. VV. (1997). "Acoso sexual en el trabajo: Análisis de grupos focales". Aportes al Debate Laboral (2); CARRASCO, C. y
VEGA, P. (2009). Acoso sexual en el trabajo, ¿denunciar o sufrir en silencio?, Análisis de denuncias. Santiago: Estudios de Dirección del Trabajo.
1415CARRASCO, C. y VEGA, P. (2009). Acoso sexual en el trabajo, ¿denunciar o sufrir en silencio?, Análisis de denuncias, ob. cit., pp. 19 y ss.
1416STOCKDALE, J. (s.f.). "Acoso sexual en el Trabajo", en AA. VV., Las mujeres en el mundo del trabajo (p. 1993). Madrid: Editorial
Morata, pp. 78 y ss.
1417HENRÍQUEZ, H. y. (1997). "Asedio sexual en el trabajo. Una política para su erradicación". Temas Laborales (6).
1418PERNAS, B. et al. (2000). La dignidad quebrada. Las raíces del acoso sexual en el trabajo, ob. cit., pp. 168 y ss.; CALLE, J. et al.) (1988).
Discriminación y acoso sexual a la mujer en el trabajo. Madrid: Largo Caballero, p. 20; SÁNCHEZ, C. (2010). Del acoso sexual. Aspectos penales.
Madrid: Thomson Reuters, pp. 69 y ss.
1419En esta línea, fueron determinantes los aportes teóricos de MacKinnon y Farley, quienes asentaron, en el constructo del acoso sexual, la
idea de la existencia de una discriminación por género. Al respecto Vid. MACKINNON, C. (1979). Sexual Harassment of Working Women: A case
of sex discrimination. New Haven: Yale University Press y FARLEY, L. (1978). Sexual Shakedown. New York: Warner Book.
1420PERNAS, Begoña et al. La dignidad quebrada. Las raíces del acoso sexual en el trabajo, ob. cit., p. 16.
1421Ibid., p. 169.
1422Posteriormente, en 1986, la Corte Suprema norteamericana, en el caso "Banco de Ahorros Meritor con Vinson", determinó el acoso sexual
como una de las conductas discriminatorias por sexo prohibidas en el Título VII, de la Ley de Derechos Civiles de 1964, sentencia que "da por
inaugurada una inédita etapa de represión jurídica sobre este tipo de conductas en los países más avanzados del mundo" LIZAMA, L. y UGARTE, J.
.
1424Ginebra, 108ª reunión CIT (21 junio 2019) - Estatus: Instrumento actualizado (Convenios Técnicos).
1425Cita de LIZAMA, L. y UGARTE, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 11 y ss.
1426Referencia tomada del Informe sobre "Acoso sexual y moral en el lugar de trabajo" en XX Congreso Mundial del Derecho del Trabajo y
la Seguridad Social, que tuvo lugar en Santiago de Chile en septiembre de 2012, realizado por los relatores Sergio Gamonal Contreras y José Luis
Ugarte Cataldo. V. GAMONAL, S. &UGARTE, J. (2012). Acoso sexual y moral en el lugar del trabajo, Santiago: AbeledoPerrot - Thomson Reuters.
1427Este es el caso de Francia, Suiza, Bélgica, Finlandia, España, Austria, Uruguay, República Dominicana, Filipinas, Lituania, Australia,
Italia, Colombia, Chile, Gran Bretaña, entre otros.
1428Estados Unidos de América, Canadá, Suecia, Japón, entre otros.
1429Esta misma causal se contempla en otros ordenamientos jurídicos, por ejemplo: Ley Federal del Trabajo, que señala en el artículo 47 VIII;
Perú, en el artículo 25, letra i), de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral; Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores
y las Trabajadoras, artículo 79, letra k), entre otros.
1430El proyecto de ley que posteriormente dio a lugar la citada ley, ingresó al congreso con fecha 24 de octubre de 1994.
1431Ver Sentencia Corte Suprema, de 9 de abril de 2003, rol Nº 2704-2002, resolviendo una cuestión de despido indirecto y acoso sexual.
Sobre el punto ver CARVAJAL , G. (2005). "Antecedentes de la legislación sobre acoso sexual: jurisprudencia y tramitación legislativa", en AA.
VV., El acoso sexual en la empresa: Análisis de la Ley Nº 20.005. Santiago: LexisNexis.
1432Artículo 2º, inciso 2º, del Código del Trabajo: "Las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con la dignidad
de la persona. Es contrario a ella, entre otras conductas, el acoso sexual, entendiéndose por tal el que una persona realice en forma indebida, por
cualquier medio, requerimientos de carácter sexual, no consentidos por quien los recibe y que amenacen o perjudiquen su situación laboral o sus
oportunidades en el empleo".
1433Artículo 153, inciso 2º, del Código del Trabajo, "Especialmente, se deberán estipular las normas que se deben observar para garantizar un
ambiente laboral digno y de mutuo respeto entre los trabajadores".
1434Artículo 154, Nº 12, del Código del Trabajo: "El procedimiento al que se someterán y las medidas de resguardo y sanciones que se
aplicarán en caso de denuncias por acoso sexual". En el caso de las denuncias sobre acoso sexual, el empleador que, ante una denuncia del
trabajador afectado, cumpla íntegramente con el procedimiento establecido en el Título IV del Libro II, no estará afecto al aumento señalado en la
letra c) del inciso 1º del artículo 168.
1435Se crea el Título IV "De la investigación y sanción del acoso sexual", que regula desde el artículo 211-A al artículo 211-E el
procedimiento al cual se debe adecuar la investigación de acoso sexual.
1436Artículo 160, Nº 1, letra b), quedando configurado de la siguiente forma: El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización
alguna cuando el empleador le ponga término invocando una o más de las siguientes causales: (CAAMAÑO, Acoso Sexual: concepto, clases y bien
jurídico protegido, 2005) 1. Alguna de las conductas indebidas de carácter grave debidamente comprobadas que a continuación se señalan:
B) "Conductas de acoso sexual".
1437Se intercalan las siguientes disposiciones: artículo 168, inciso 3º, del Código del Trabajo: "En el caso de las denuncias de acoso sexual, el
empleador que haya cumplido con su obligación en los términos que señalan el artículo 153, inciso 2º, y el Título IV del Libro II, no estará afecto
al recargo de la indemnización a que hubiere lugar, en caso de que el despido sea declarado injusto, indebido o improcedente". Artículo 171, inciso
2º, del Código del Trabajo: "Tratándose de la aplicación de las causales de las letras a), b) y f) del Nº 1 del artículo 160, el trabajador afectado
podrá reclamar del empleador, simultáneamente con el ejercicio de la acción que concede el inciso anterior, las otras indemnizaciones a que tenga
derecho". Artículo 171, inciso 3º, del Código del Trabajo: "Cuando el empleador no hubiera observado el procedimiento establecido en el Título
IV del Libro II, responderá en conformidad a los incisos 1º y 2º precedentes". Artículo 171, inciso final del Código del Trabajo: "Si el trabajador
hubiese invocado la causal de la letra b) o f) del Nº 1 del artículo 160, falsamente o con el propósito de lesionar la honra de la persona demandada
y el tribunal hubiese declarado su demanda carente de motivo plausible, estará obligado a indemnizar los perjuicios que cause al afectado. En el
evento que la causal haya sido invocada maliciosamente, además de la indemnización de los perjuicios, quedará sujeto a las otras acciones legales
que procedan".
1438Artículo 160, Nº 1, letra b): "El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga término
invocando una o más de las siguientes causales: 1. Alguna de las conductas indebidas de carácter grave, debidamente comprobadas, que a
continuación se señalan: B) Conductas de acoso sexual".
1440Se intercalan las siguientes disposiciones: Artículo 168, inciso 3º, del Código del Trabajo: "En el caso de las denuncias de acoso sexual, el
empleador que haya cumplido con su obligación en los términos que señalan el artículo 153, inciso 2º, y el Título IV del Libro II, no estará afecto
al recargo de la indemnización a que hubiere lugar, en caso de que el despido sea declarado injusto, indebido o improcedente"; artículo 171, inciso
2º, del Código del Trabajo: "Tratándose de la aplicación de las causales de las letras a), b) y f) del Nº 1 del artículo 160, el trabajador afectado
podrá reclamar del empleador, simultáneamente con el ejercicio de la acción que concede el inciso anterior, las otras indemnizaciones a que tenga
derecho"; artículo 171, inciso 3º, del Código del Trabajo: "Cuando el empleador no hubiera observado el procedimiento establecido en el Título IV
del Libro II, responderá en conformidad a los incisos primero y segundo precedentes"; Artículo 171 inciso final del Código del Trabajo: "Si el
trabajador hubiese invocado la causal de la letra b) o f) del Nº 1 del artículo 160, falsamente o con el propósito de lesionar la honra de la persona
demandada y el tribunal hubiese declarado su demanda carente de motivo plausible, estará obligado a indemnizar los perjuicios que cause al
afectado. En el evento que la causal haya sido invocada maliciosamente, además de la indemnización de los perjuicios, quedará sujeto a las otras
acciones legales que procedan".
1441Cita de PALAVECINO, C. (2006). "El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno". Revista de Derecho (Valdivia),
19(1), p. 111.
1442CAAMAÑO, E. (2004). "El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo". Revista de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 25, p. 105.
1443CAAMAÑO, E. (2004). El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo, ob. cit., p. 111; LIZAMA, L. y
UGARTE, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 3 y ss.; ROJAS, I. (1998). "¿Por qué se debe legislar sobre el acoso sexual?". Revista
Laboral Chilena, pp. 68 y ss.; Dictamen Nº 1.133/36, de 21 de marzo de 2005. ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit.,
192 y ss. MELIS, C. y SÁEZ, F. (2010). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, p. 123. En contra,
PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 114, no obstante, reconoce que los bienes
jurídicos infringidos —en un nivel doctrinario— son los mismos indicados anteriormente.
1444CAAMAÑO, E. (2005). "Acoso sexual: Concepto, clases y bien jurídico protegido", en AA. VV., El acoso sexual en la empresa: Análisis
de la Ley Nº 20.005. Santiago: LexisNexis, p. 25.
1445CAAMAÑO, E. (2004). El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo, ob. cit., pp. 105 y ss.
1446CAAMAÑO, E. (2005). Acoso sexual: Concepto, clases y bien jurídico protegido, pp. 30 y 31.
1447"Ha sido vulnerado cuando el empleador ha accedido a la esfera más privada de las trabajadoras, cual es su propio cuerpo, al realizar
tocaciones y avances no permitidos por la trabajadora, efectuando requerimientos de tipo sexual que, al ser efectuados bajo la amenaza tácita de
represalias, afectan también la libertad sexual de la trabajadora, que forma parte de la intimidad y la honra de la trabajadora, inmiscuyéndose así el
empleador, de manera ilegítima, en una esfera de la vida y de la propia personalidad de la trabajadora, que se encuentra fuera del ámbito laboral y
a la que solo es posible acceder cuando ello se es expresamente autorizado o invitado a ello". Sentencia del 2º Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago, 16 de abril de 2010; RIT T-16-2010.
1448Señala Palavecino que "a esta conclusión lleva, por una parte, el que la acción típica consista en realizar 'requerimientos de carácter
sexual', vale decir, solicitar favores de tal naturaleza y, por otra, la exigencia que tales requerimientos no sean consentidos por su destinatario".
Incluso, el autor estima que "tal como está redactado, el tipo aparece estructurado claramente como un atentado contra un bien jurídico específico:
la libertad sexual de la víctima. Por tanto, no veo cómo se pueda extraer de la norma el pródigo listado de bienes jurídicos que ofrecen los
comentaristas nacionales". PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 114.
1449PÉREZ, T. (1990). "El acoso sexual en el trabajo: Su sanción en el orden social". Relaciones Laborales, II, p. 187.
1450CAAMAÑO, E. (2004). El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo, ob. cit., p. 110.
1451PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 112.
1452Infra.
1454VALLEJO, R. (2016). "El acoso sexual en el trabajo: La independencia de los órdenes laboral y penal". SJS nu´m. 2 Palma de Mallorca, de
9 octubre 2015 (AS 2015, 2395). Revista Española de Derecho del Trabajo, 188.
1456PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 106.
1457Palavecino —siguiendo a Bascuñán— indica que tal calificación es del todo impropia, por cuanto por "chantaje" se entiende, en sentido
propio, un caso especial de coerción mediante amenaza, caracterizado por la particular naturaleza del medio empleado y el fin perseguido: en el
chantaje se amenaza con revelar información confidencial para obtener un provecho patrimonial. Ninguna de estas dos características se cumple en
el acoso sexual. La víctima de chantaje debe pagar dinero para asegurar el silencio; en cambio, la víctima del acoso sexual coercitivo debe realizar
un acto sexual para no sufrir un perjuicio relacionado con su actividad laboral (PALAVECINO, C. [2006]. El nuevo ilícito de acoso sexual en el
derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 107).
1458CAAMAÑO, E. (2005). Acoso sexual: Concepto, clases y bien jurídico protegido, ob. cit., p. 12.
1459LIZAMA, L. y UGARTE, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 12 y 13.
1460Ibid., p. 13.
1465"El acoso no es necesariamente un abuso de poder al interior de una relación de poder, sino un hostigamiento lesivo de la dignidad de la
persona que puede configurarse entre sujetos ubicados en planos de igualdad jerárquica, dando lugar al denominado acoso ambiental u horizontal.
LIZAMA, L. y UGARTE, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 13 y ss. Palavecino estima que la figura de acoso sexual ambiental no es
una figura reconocida en nuestro ordenamiento jurídico, sino cuando "conlleva una invitación dirigida a quien los padece de satisfacer una
pretensión o un deseo sexual", PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 115.
1466PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 115.
1467Se ha dicho por la jurisprudencia —resolviendo la aplicación de causal de despido disciplinaria del 160, Nº 1, letra b), del Código del
Trabajo— que "el trato compatible con la dignidad de las personas, exigido en toda relación laboral por el inciso segundo del artículo 2º del
Código del Trabajo, no solo es exigible entre empleador y trabajador, sino también entre los trabajadores que laboran para el mismo empleador".
Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de febrero de 2010, rol Nº 6358-2009. Por su parte, se ha dicho que —al momento de distinguir
los tipos de acoso sexual— se infiere que la legislación actual, regula ambos tipos de acoso, al emplear la expresión "que amenacen o perjudiquen
su situación laboral o su oportunidad en el empleo". Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 27 de mayo de 2008, rol Nº 4475-2007.
1468PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 108.
1470OIT. INSTITUTO NACIONAL DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO (1997). La lucha contra el acoso sexual en el trabajo. Madrid:
GETAFE, p. 18.
1471Ibid.
1472Ibid.
1474PRADO, P. (2005). "Breves reflexiones en torno al mobbing". Revista Laboral Chilena. En el mismo sentido, GAMONAL, S. y PRADO,
P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., pp. 36 y ss.
1475Erradamente, se ha extrapolado el mismo criterio del acoso laboral al acoso sexual. Se ha dicho que "el acoso sexual debe necesariamente
implicar conductas, es decir, varias, no se trata de hechos aislados, deben ser de connotación sexual no deseados por la afectada y, que amenace su
situación laboral, entendiendo la jurisprudencia que va dirigido en el sentido de producir un ambiente laboral hostil, incómodo, desagradable para
el acosado o afectado con tales conductas". Sentencia del Juzgado de Letras de San Bernardo, 11 de enero de 2010, RIT T-08-2009.
1476Ibid., p. 109.
1478Esto es "la petición de favores sexuales conectada a una promesa de mejora de las condiciones de trabajo del solicitado, si este acepta, y/o
a una amenaza de menoscabo de tales condiciones, o derechamente de despido, si aquel la rechaza".
1479PALAVECINO, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 110.
1480Vid. Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo, RIT T-309-2018, 7 de junio de 2018.
1481ZAMORA PICCIANI, Rebeca. "Acoso Sexual en los sistemas de integridad, corporativa: buenas prácticas y perspectiva de género". Revista
Laboral Chilena. Noviembre de 2019, p. 58. En la Jurisprudencia Vid. 1 Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-37-2018, 19 de junio
er
de 2018 y Sentencia del Juzgado de Letras del Trabajo de Iquique, 31 de julio de 2018.
1483En el mismo sentido LIZAMA, L. y UGARTE, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 16 y 17.
1484ZAMORA PICCIANI, Rebeca. "Acoso Sexual en los sistemas de integridad, corporativa: buenas prácticas y perspectiva de género". Revista
Laboral Chilena. Noviembre de 2019, p. 59. En la jurisprudencia vid. 1 Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-37-2018, 19 de junio de
er
2018 y Sentencia del Juzgado de Letras del Trabajo de Iquique, 31 de julio de 2018.
1485Se ha dicho por la doctrina que tal norma consagra el reconocimiento del acoso sexual ambiental. LIZAMA, L. y UGARTE, J. (2005). Nueva
Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 19 y ss.
1486Ver sentencia de Corte de Apelaciones de Valparaíso, de 3.03.2003, rol Nº 773-02, confirmada por la Sentencia de la Corte Suprema, de
9.04.2003, rol Nº 2704-02.
1488Código práctico de conducta para combatir el acoso sexual en el trabajo. Comisión Europea. Diario Oficial L 49 del 24 de febrero de
1992.
1489JIMÉNEZ, P. (2005). "Las obligaciones del empleador frente al acoso sexual". En AA. VV., El acoso sexual en la empresa. Análisis de la
Ley Nº 20.005, Santiago: LexisNexis, pp. 52 y ss.
1490Supra.
1491"Que la parte pertinente del Reglamento interno de la empresa, que fue incorporado a la audiencia, deja en claro que la empresa informa el
derecho a denunciar por escrito los hechos definidos como 'acoso sexual', sin embargo no establece de un modo claro a quien se debe recurrir para
efectuar la denuncia respectiva ya que alude a la 'gerencia y/o administración superior de la empresa', percatándose esta juez con motivo de la
absolución de posiciones que no existe, por el ejemplo, el cargo de Gerente de Recursos Humanos, pero sí el de 'subgerente' que tiene facultades
de administración. Esta situación cobra relevancia, toda vez que tratándose de denuncias sobre hechos tan comprometidos con la honra y dignidad
de las personas no es fácil decidirse a denunciar y por lo tanto se debe tener certeza que lo hago en la forma y con la persona correcta. Por lo
demás los testigos de la demandante, en especial el Sr. Bustos, señalaron que no existía conocimiento por parte de los trabajadores de qué hacer
frente a un hecho de este tipo". Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 16 de noviembre de 2009, RIT T-4-2009.
1492Respecto de las medidas, estas deben ser interpretadas en armonía con el artículo 12 del Código del Trabajo. Se ha dicho que en "un
examen más detenido del ejercicio de esta potestad por el empleador, nos llevará a concluir que éste tendrá como límite el respeto de los derechos
fundamentales y los derechos irrenunciables del trabajador imputado". LIZAMA, L. y UGARTE, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit.,
p. 39.
1493En el caso que quien lleve la investigación sea la Dirección del Trabajo, se rige por procedimiento de investigación especial de denuncias
por acoso sexual regulado mediante Orden de Servicio Nº 8, de 3 de julio de 1997.
1494Las posibles sanciones a que puede ser objeto el trabajador acosador se debe regir expresamente por las establecidas en el Reglamento
Interno respecto del acoso sexual, aunque conforme al artículo 154 Nº 10 del Código del Trabajo, estas solo pueden ser amonestación verbal,
amonestación por escrito y multa de hasta el 25% de la remuneración diaria del trabajador.
Podrá también optar el empleador por la separación física definitiva de los trabajadores involucrados mediante la modificación unilateral del
lugar donde debe prestar sus servicios el responsable de acoso sexual.
De igual modo, el empleador puede disponer la alteración de la distribución de la jornada laboral respecto del acosador, a fin de evitar que
trabaje junto a la víctima. Igualmente, y como medida más grave, el empleador podrá despedir, de conformidad al artículo 160 Nº 1 letra b) del
Código del Trabajo, al trabajador responsable de las conductas constitutivas del acoso sexual si los hechos son especialmente graves y resultan
comprobados en el curso de la investigación.
1495El artículo 154 Nº 12, inciso 2º del Código del Trabajo, indica que "En el caso de las denuncias sobre acoso sexual, el empleador que, ante
una denuncia del trabajador afectado, cumpla íntegramente con el procedimiento establecido en el Título IV del Libro II, no estará afecto al
aumento señalado en la letra c) del inciso primero del artículo 168".
1497Corte Suprema, rol Nº 3100-2010, de 1 de septiembre de 2010; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 438-2016, de 6 de enero de
2017; Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 44-2011, 23 de junio de 2011.
1498Ibid., p. 25.
1499FERNÁNDEZ-COSTALES, J. (2005). Poder disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 57.
1500GAMONAL, S. y GUIDI C., Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 103 y FERNÁNDEZ, R. (2018). "Los principios de proporcionalidad,
non bis in idem e inmediatez como límites del despido disciplinario", en AA. VV., Estabilidad en el empleado, estudio en homenaje al profesor
Francisco Walker Errázuriz. Santiago: Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, pp. 108 y ss.
1504Ibid., p. 278.
1506Así, por ejemplo, Sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Rancagua, RIT O-134-2018, 31 de diciembre de 2018.
1507Sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Ovalle, RIT O-28-2016, 5 de diciembre de 2016.
1509Existió, primariamente, una doble vía de regulación según la distinción de las formas de trabajo y expertise técnica de los trabajadores,
encontrándose esta causal de despido regulada de manera diferenciada tanto para los obreros como empleados (Leyes Nºs. 4.053 y 4.059 de 1924),
situación que se mantuvo hasta la unificación de categorías de trabajador con la Ley Nº 16.455 de 1966.
1510La Ley Nº 19.759 de 2001, delimitó este ilícito laboral configurándolo como una conducta indebida de carácter grave, consistente, según
su actual redacción de la siguiente forma: "las vías de hecho ejercidas por el trabajador en contra del empleador o de cualquier trabajador que se
desempeñe en la misma empresa". Como puede observase de la historia de la ley, y en particular de la intervención del Senador señor Ruiz de
Giorgio, "el único objetivo del cambio propuesto es hacer hincapié en que todas estas conductas deben relacionarse con la actividad de la empresa,
puesto que la ley actual no lo deja claramente de manifiesto, corriéndose el riesgo que algún empleador pudiera intentar acciones contra un
trabajador por actos realizados fuera del ámbito de la empresa". Historia de la Ley Nº 19.759, Primer Trámite Constitucional, Senado, 2001,
p. 332.
1511Esta causal es quizás de las más clásicas y comunes en los modelos causales disciplinarios comparados, por ejemplo: México, en la Ley
Federal del Trabajo en su artículo 47 II); Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo 79 letra e);
Bolivia en el artículo 9º letra h) Decreto Reglamentario de la Ley de trabajo; Perú en el artículo 25 letra f) de la Ley de Productividad y
Competitividad Laboral; en España, artículo 54, Nº 2 letra c del Estatuto de los Trabajadores.
1512IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 181.
1513Sentencias Corte Suprema, rol Nº 788-2003, 30 de octubre de 2003; CA de Valdivia, rol Nº 85-2005, 9 de agosto de 2005; Corte de
Apelaciones de Concepción, rol Nº 514-2007, de 30 de noviembre de 2007; Corte Suprema, rol Nº 2601-2010, 8 de julio de 2010; Corte de
Apelaciones de Talca, rol Nº 67-2011, 24 de mayo de 2011; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 181-2016, 25 de agosto de 2016; Corte de
Apelaciones de Arica, rol Nº 95-2017, 28 de noviembre de 2017, entre otras citadas en este apartado.
1514Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 521-2010, 27 de agosto de 2010. Destacamos este fallo, por cuanto seccionar y analizada cada
una de las palabras utilizadas por el legislador para configurar esta causal. "Que, como adjetivo, es 'indebido' lo que es 'lícito, injusto y falto de
equidad', y, como adverbio, 'indebidamente' es 'sin deberse hacer', o 'contra derecho o justicia'. 'Grave', a su vez, indica 'grande, de mucha entidad
o importancia, molesto, enfadoso', y 'conducta', finalmente, es la 'manera con que los hombres gobiernan su vida y dirigen sus acciones'. 'Vía' es el
'modo regular y común de hacer una cosa', es la 'facultad que se elige o toma para hacer una cosa', significa 'en curso, en trámite, en camino', es la
'forma', 'manera' o 'modo' de hacer una cosa. 'Hecho', en el sentido de la expresada norma, es proceder 'arbitrariamente por vía de fuerza y contra lo
prescrito en el derecho'".
1516AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 185.
1517Respecto de las posturas sobre su fundamento ver: GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del
entorno empresarial, ob. cit., p. 168; SAAVEDRA, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 95.
1518MERCADER, J. (2014). Lecciones de Derecho del Trabajo, Valencia: Tirant lo Blanch, p. 584.
1521Al respecto ver el desarrollo efectuado por GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno
empresarial, ob. cit., p. 168; AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 185.
1522En algún momento, la Corte Suprema al momento de caracterizar esta causal —cuando formaban un todo las faltas de probidad, vi´as de
hecho, injurias o conducta inmoral grave— señaló que tenía por objeto "proveer a que las relaciones laborales deben llevarse a efecto en un clima
de confianza, cumplirse de buena fe las obligaciones que de ella emanan, asi´ como observar el deber de fidelidad y lealtad que les afectan y el
respeto mutuo que debe imperar entre ella". Sentencia Corte Suprema, rol Nº 5058-2004, 26 de enero de 2006.
1523LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275, IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho
como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 182, sin perjuicio que luego también la atribuye a la Buena Fe al referirse a las "agravantes".
1526Así también se ha resuelto también por la jurisprudencia de los tribunales de justicia españoles. Sobre el punto ver ALBIOL, I. (2011). La
extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 921; AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencia, ob. cit., pp. 185 y ss.; CAVAS, F. (2018). Las causas de despido disciplinario en el Tribunal Supremo, ob. cit., pp. 156 y ss.
1527IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 182, sin perjuicio que
en el citado artículo también refiere a un contenido contractual de esta causal.
1528Expresamente, en sentido contrario a nuestra posición, GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas
del entorno empresarial, ob. cit., p. 168.
1530IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 181.
1531MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 124, LIZAMA, L.
(2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 174.
1533Al respecto seguimos el concepto construido por MONEREO, J. y ORTEGA, P. (2018). Las causales del despido disciplinario en el Tribunal
Constitucional, ob. cit.
1534En efecto, por una parte, Lanata entiende que configuran vías de hecho situaciones como las "riñas" o "peleas" y, por otro lado, las
circunscribe a actos de la violencia física, sin distinguir que tales conceptos pueden no incluir actos de violencia material (LANATA, R. [2010].
Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275). Situación similar ocurre con Irureta, quien, por una parte, define la vía de hecho con base en la
violencia física, pero, a renglón seguido, indica que el simple ánimo o intención de crear en el amenazado el temor a sufrir un daño específico
puede configurar esta causal, por lo que estima que "no necesariamente las vías de hecho deben traer aparejado un contacto físico ya que la causa
disciplinaria perfectamente producirse por actos de coacción o provocaciones que no implican una riña propiamente tal". IRURETA, P. (2013). La
configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., pp. 186, 187 y 188.
1538Sobre el punto, seguimos la postura de Sagardoy, en SAGARDOY, J. (1969). "Riñas o Pendencias", en AA. VV., Dieciséis lecciones sobre
causas de despido. Madrid: Universidad de Madrid, p. 201.
1539Corte Suprema, rol Nº 2601-2010, 8 de julio de 2010; Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 67-2011, 24 de mayo de 2011; Corte de
Apelaciones de San Miguel, rol Nº 181-2016, 25 de agosto de 2016; Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 514-2007, de 30 de noviembre
de 2007, entre otras.
1540Esta posición es sustentada por IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario,
ob. cit., pp. 185, 186 y 187.
1541En esta línea IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., pp. 185,
186 y 187, quien sigue la respuesta de la jurisprudencia española y doctrina ante la causal de despido disciplinaria de ofensas verbales o físicas.
1542AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 185 y ss.
1543Esta también ha sido la postura de los tribunales superiores de justicia españoles. Al respecto ver la obra colectiva AA. VV. (2018). Las
del despido disciplinario en la jurisprudencia, ob. cit.
1544Señala artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores (Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre), que "1. El contrato de trabajo
podrá extinguirse por decisión del empresario, mediante despido basado en un incumplimiento grave y culpable del trabajador. 2. Se considerarán
incumplimientos contractuales: c) Las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que
convivan con ellos".
1545Podría dentro de estas contenerse en las injurias y calumnias, contenida en la causal 160 Nº 1 letra d) del Código del Trabajo.
1548AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 211.
1551ALCÁZAR, S. y DE VAL, Á. (2018). "Las causas del despido disciplinario en el TSJ Aragón", en AA. VV., Las causas del despido
disciplinario en la jurisprudencia. Pamplona: Aranzadi, p. 250.
1553BAYLOS, A. (1978). La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto,
ob. cit., p. 249.
1554MONEREO, J. y ORTEGA, P. (2018). Las causales del despido disciplinario en el Tribunal Constitucional, ob. cit., p. 131.
1555AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 198 y 212.
1556Eso se observa al momento de desarrollar la casuística de la justificación de las vías de hecho. Ver GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011).
Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281, LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit. 174 y 175, MELIS MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009).
El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 124; VIVANCO, M. (1994). El despido laboral, ob. cit.,
p. 61; THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), pp. 50 y 51. Distinto es el escenario jurisprudencial, en el que
existen pronunciamientos vacilantes. Ver Sentencia de Corte Suprema, rol Nº 6995-2009, de 24 de noviembre de 2009 y Corte Suprema, rol
Nº 2601-2010, 8 de julio de 2010; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 521-2010, 27 de agosto de 2010.
1557Por todos IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 196;
GARCI´A, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., pp. 198 y ss.
1559Dentro de las que se incluye aquellas producidas por droga y alcohol. Vid. IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de
hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 201.
1560AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 213.
1561AGUILERA, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 205.
1562FOLGOSO, A. (2018). "Las causas del despido disciplinario en el TSJ Andalucía/Granada", en AA. VV., Las causas del despido
disciplinario en la jurisprudencia. Pamplona: Aranzadi, p. 183.
1563BAYLOS, A. (1978). La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto,
ob. cit., p. 248.
1564GAMONAL, S. y GUIDI C., Manual del contrato de trabajo, ob. cit. 281; LIZAMA, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 174 y 175.
Esta hipótesis podría resumirse como legítima defensa. Al respecto otros sistemas sancionatorios indican, como el caso mexicano, con la Ley
Federal del Trabajo, en el artículo 47, que son causas de rescisión de la relación de trabajo, el incurrir el trabajador, durante sus labores, en actos
de violencia "salvo que medie provocación o que obre en defensa propia". En concreto, pronunciándose sobre la legítima defensa y los elementos
subjetivos Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 3429-2019, 9 de julio de 2020.
1565IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 200.
1566Desde un punto doctrinario, pero no expreso, ver ETCHEVERRY, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 195, GAMONAL , S. y
GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes
de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 124; THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), p. 50; IRURETA,
P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 198. En materia jurisprudencial
reconociendo el perjuicio económico y la alteración como factor preponderante para determinar la gravedad de la conducta: Corte de Apelaciones
de San Miguel, rol Nº 181-2016, 25 de agosto de 2016; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 521-2010, 27 de agosto de 2010; Corte de
Apelaciones de Santiago, rol Nº 2608-2004, 18 de julio de 2005.
1567En sentido contrario IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit.,
p. 191; IRURETA, P. (2011). "La vigencia del principio de buena fe en el Derecho del Trabajo chileno". Revista Ius et Praxis, 17(2), p. 180.
1569Confirma la aseveración anterior, el artículo 456 del Código del Trabajo, que contiene precisamente las directrices que debe seguir el Juez
al apreciar la prueba conforme a las reglas de la Sana Crítica. Señala tal norma que el tribunal apreciara´ la prueba conforme a las reglas de la sana
cri´tica. Al hacerlo, el tribunal debera´ expresar las razones juri´dicas y las simplemente lo´gicas, cienti´ficas, te´cnicas o de experiencia, en cuya
virtud les asigne valor o las desestime. En general, tomara´ en especial consideracio´n la multiplicidad, gravedad, precisio´n, concordancia y
conexio´n de las pruebas o antecedentes del proceso que utilice, de manera que el examen conduzca lo´gicamente a la conclusio´n que convence al
sentenciador.
1574MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 124.
1576IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., pp. 188 y 189.
1577Sentencias Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 142-2008, 29 de octubre de 2008; rol Nº 18-2009, 17 de abril de 2009; rol Nº 33-
2012, 23 de marzo de 2012.
1578En Chile tal postura puede ser observada en Irureta, quien indica que las vi´as de hecho deben producirse en un contexto laboral, que no se
explica necesaria o exclusivamente por la circunstancia de que la infraccio´n se haya ejecutado en el lugar de trabajo o durante la jornada laboral.
Señala "lo que se exige es que las vi´as de hecho se hayan producido a causa o con ocasio´n del trabajo, cuestio´n que permite ampliar los
contornos del a´mbito en el cual se lleva a cabo el ili´cito. Este criterio exible del tiempo y del lugar permite incorporar dentro de la causal todos
aquellos hechos que se han producido a causa o con ocasio´n del trabajo, independientemente de si ellos se han verificado al interior del lugar fi
´sico donde funciona la empresa o bien durante el cumplimiento de una determinada jornada". IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de
las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 203.
1580IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 192.
1581Es el caso del modelo español, en el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores (Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre),
señala que "1. El contrato de trabajo podrá extinguirse por decisión del empresario, mediante despido basado en un incumplimiento grave y
culpable del trabajador. 2. Se considerarán incumplimientos contractuales: c) Las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que
trabajan en la empresa o a los familiares que convivan con ellos". Situación similar se da en México, con la Ley Federal del Trabajo, que señala en
el artículo 47, que son causas de rescisión de la relación de trabajo, sin responsabilidad para el patrón: "II. Incurrir el trabajador, durante sus
labores, en faltas de probidad u honradez, en actos de violencia, amagos, injurias o malos tratamientos en contra del patrón, sus familiares o del
personal directivo o administrativo de la empresa o establecimiento, o en contra de clientes y proveedores del patrón, salvo que medie provocación
o que obre en defensa propia".
1583ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 87.
1584ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 88.
1586ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 89.
1587"Para los efectos previstos en este Código, se presume de derecho que representa al empleador y que en tal carácter obliga a éste con los
trabajadores, el gerente, el administrador, el capitán de barco y, en general, la persona que ejerce habitualmente funciones de dirección o
administración por cuenta o representación de una persona natural o jurídica".
1589MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 137.
1594Ideas y desarrollo tomado del texto de IRURETA, P. (2014). "La noción jurídica de empleador ante el derecho del trabajo". Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 42.
1595Ibid.
1596IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 192.
1598IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 193.
1599SAAVEDRA, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 101; GARCI´A, J. (1992). Ofensas
verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 192. A nivel nacional, IRURETA, P. (2013). La
configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 193.
1600IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 194.
1602IRURETA, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 195.
1603Ibid.
1604GAMONAL, S. y PRADO, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral. Santiago: LexisNexis, p. 7.
1605Con mayor profundidad, Vid. LORENZ, K. (1985). El comportamiento animal y humano. Barcelona: Plaza & Janés; LORENZ, K. (1985).
Sobre la agresión: el pretendido mal. Madrid: Siglo Veintiuno de España; HEINEMANN, P. (1972). Mobbning-grupvald bland barn och vuxna.
Estocolmo: Natur och kultur; BRODSKY, C. (1976). The Harassed Worker. Lexington: D.C. Health and Company; LEYMANN, H. (1996). La
persécution au travail. Paris: Seuil.
1606Entre otros, cómputo de plazos, bienes jurídicos protegidos, forma de afectación, prueba, daño, tipicidad.
1607HIRIGOYEN, M. (1999). El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana. Barcelona: Paidós, p. 48. En otra oportunidad lo
define como "toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud...) que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad
o la integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo"; HIRIGOYEN, M. (2001). El
acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso. Barcelona: Paidós, p. 19.
1608PIÑUEL Y ZABALA, I. (2001). Mobbing: cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo. Bilbao: Sal Terrae.
1609No es baladí indicar que existe una disparidad terminológica y conceptual para referirse al acoso laboral, reflejando distintos ángulos de
observación como también, diversas cargas culturales, destacándose entre otras las expresiones "mobbing", "bossing", "bullying", "harassment",
"acoso moral", "presión laboral tendenciosa", "acoso psicológico" y "psicoterror laboral", entre otras, para referirse al mismo fenómeno. Por
nuestra parte, y en atención a que el legislador nacional utiliza la expresión acoso laboral, utilizaremos tal para efectos de diferenciarlo de su
noción jurídica con el de otras disciplinas.
1611Ibid.
1612JURADO, Á. (2008). Acoso Moral en el Trabajo. Madrid: Editorial La Ley, p. 34; PIÑUEL Y ZABALA, I. (2003). Mobbing. Manual de
autoayuda. Madrid: Aguilar, p. 65.
1613HIRIGOYEN, M. (2001). El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso, ob. cit., pp. 25 y ss.
1615PIÑUEL Y ZABALA, I. (2001). Mobbing: cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, ob. cit., pp. 151 y ss.
1617DEJOURS, C. (2009). Trabajo y violencia. Cuando la injusticia se hace banal. Madrid: Modus Laborandi, p. 196.
1618Sobre el punto ver "Informe sobre acoso sexual y moral en el lugar de trabajo", en XX Congreso Mundial del Derecho del Trabajo y la
Seguridad Social, realizado en Santiago, Chile, septiembre de 2012, correlatores GAMONAL, Sergio; UGARTE, José Luis, como así también los
informes específicos por país. De igual forma ver ZARZALEJO, M. (2007). "El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y
comunitaria (I): concepto y responsabilidad jurídica", en AA. VV., Los medios de tutela frente al acoso moral en el trabajo. Granada: Comares, y
SANTOS, M. (2007). "El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y comunitaria (II): prevención, reparación y represión de la
conducta", en AA. VV., Los medios de tutela frente el acoso moral en el trabajo. Granada: Comares.
1619Ver ZARZALEJO, M. (2007). El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y comunitaria (I): concepto y responsabilidad
jurídica, ob. cit., pp. 3 y ss., pp. 16 y ss.; SANTOS, M. (2007). El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y comunitaria (II):
prevención, reparación y represión de la conducta, ob. cit., pp. 41 y ss. Igualmente VALDÉS, B. (2007). "El tratamiento del Acoso Moral desde la
Autotutela Colectiva", en AA. VV., Los Medios de Tutela frente al Acoso Moral en el Trabajo. Granada: Comares.
1620UGARTE, J. (2012). "El acoso laboral: entre el Derecho y la Psicología". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, 39.
1621GAMONAL, S. y UGARTE, J. (2012). Informe sobre Acoso sexual y moral en el lugar de trabajo. Santiago: XX Congreso Mundial del
Derecho del Trabajo y la Seguridad Social.
1622Inicia la tramitación legislativa con mocio´n de los sen~ores Diputados don Fidel Espinoza Sandoval, Enrique Jaramillo Becker y las
sen~oras Diputadas Adriana Mun~oz D'Albora, Ximena Vidal La´zaro, con fecha 4 de marzo, 2003, que finalmente vio la luz con la Ley
Nº 20.607, publicada en el Diario Oficial con fecha 8 de agosto de 2012.
1623Vid. Ya comentando la figura de acoso laboral en nuestro país antes de la entrada en vigor de la Ley Nº 20.607 (publicada 8 de agosto de
2012), entre otros: GUIDI, C. (2006). "El acoso moral o psicoterror en el ámbito laboral (I)". Revista Laboral Chilena, 6; CAAMAÑO, E. (2011). "La
noción de acoso laboral o mobbing y su reconocimiento por la jurisprudencia en Chile". Revista de Derecho de la Pontifica Universidad Católica
de Valparaíso, 37(2); PALAVECINO, C. (2004). "La Protección Contra el Acoso Psíquico Laboral en el Ordenamiento Jurídico chileno". Revista de
Derecho de Valdivia, 17; PLANET, L. (2010). "Eficacia del procedimiento de tutela laboral como protección contra el mobbing en Chile". Revista
Chilena de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, 1(1).
1624Entre otras, ver Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 665-2006, 6 de septiembre de 2006; Corte de Apelaciones de Rancagua, rol
Nº 224-2007; Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 375-2007; Corte Suprema, rol Nº 8798-2010, 23 de junio del 2011; en tal sentido,
resolviendo conflictos laborales anterior a la reforma legal, acogiendo o rechazando la concurrencia de supuestos de una conducta de
hostigamiento, ya sea durante la relación o con ocasión del despido, entre otros, ver: Corte Suprema, rol Nº 8798-2010, 28 de septiembre de 2010;
Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 179-2009, 16 de abril de 2009; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 65-2010, 3 de junio de
2010; Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 228-2010, 10 de diciembre de 2010; sentencia del Tribunal del Trabajo de Iquique, RIT T-20-2010,
de fecha 27 de agosto de 2010; sentencia del Tribunal del Trabajo de Temuco, RIT T-4-2009, de fecha 2 de febrero de 2010; sentencia del
Tribunal del Trabajo de Valparaíso, RIT T-55-2009, de fecha 24 de febrero de 2010; sentencia del Tribunal del Trabajo de Iquique, causa RIT T-
12 2009, de fecha 28 de septiembre de 2009; sentencia del Juzgado de Letras del Trabajo de Osorno RIT T-6-2010, de fecha 24 de septiembre de
2010; sentencia del Juzgado de Letras del Trabajo de Temuco, RIT T-10-2012, 24 de abril de 2012; sentencia del Juzgado de letras del Trabajo de
San Antonio, de fecha 28 de junio de 2012, causa RIT-1-2012; sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-63-2009, 12 de
febrero de 2010; sentencia Juzgado de Letras de Iquique, RIT T-4-2008 de 20 de febrero de 2009. Para un estudio sistemático ver CAAMAÑO, E.
(2011). La noción de acoso laboral o mobbing y su reconocimiento por la jurisprudencia en Chile, ob. cit.
1625Opinión del profesor Sergio Gamonal, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad Adolfo Ibáñez. Historia de la Ley Nº 20.607,
pp. 117 y ss.
1626Opinión del profesor Dr. Alfredo Sierra, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de los Andes. Historia de la Ley Nº 20.607,
p. 121.
1627URRUTIKOETXEA, M. (2014). Acoso Laboral y Lesión de Derechos Fundamentales. Albacete: Bomarzo, p. 17.
1628GAMONAL, S. y PRADO, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., pp. 41-46; PLANET, L. (2010). Eficacia del procedimiento
de tutela laboral como protección contra el mobbing en Chile, ob. cit., p. 102; PALAVECINO, C. (2004). La protección contra el acoso psíquico
laboral en el ordenamiento jurídico chileno, ob. cit.; CAAMAÑO, E. (2011): "La noción de acoso laboral o mobbing y su reconocimiento por la
jurisprudencia en Chile", ob. cit., p. 218; UGARTE, J. (2018). Derechos fundamentales, tutela y trabajo, ob. cit., p. 135.
1630En relación con la discusión parlamentaria producida con ocasión de la ley que consagra el acoso en la legislación chilena, se dejó expresa
constancia de la complejidad del concepto, indicándose que "las prácticas de acoso laboral o psicoterror, conforman un contorno complejo difícil
de describir, pero definiéndolo desde la víctima, éste consiste en el hostigamiento realizado en el ámbito o contexto laboral en el que un sujeto se
convierte en blanco del grupo al que pertenece, siendo sometido por éste o por alguno de sus miembros —con la permisividad del resto—, a una
persecución que le va a producir importantes trastornos en su salud, tanto física como psíquica, siendo necesario en muchos casos la asistencia
médica y psicológica". Historia de la Ley Nº 20.607, p. 6.
1632"La lesión de la dignidad de la persona no se va a presentar en abstracto, sino a partir de la delimitación de los concretos derechos
fundamentales y libertades públicas en sentido estricto que, incluidos dentro de este concepto, como la integridad física y moral, el honor, la
libertad de comunicación, la igualdad, se ven tan directa e intensamente violados por las distintas modalidades de acoso. En última instancia, el
acoso atenta a la dignidad de la persona". ROJAS, G. (2005). Delimitación, prevención y tutela del acoso laboral. Madrid: Bomarzo, p. 16.
1633Como sostienen Nogueira y Silva, la proteccio´n constitucional del trabajador abarcari´a derechos tales como remuneración equitativa,
condiciones satisfactorias de trabajo, igual salario por trabajo igual, seguridad e higiene en el trabajo, limitacio´n de las horas de trabajo,
vacaciones pagadas, remuneracio´n de los di´as festivos e, incluso, la proteccio´n contra el despido arbitrario. Vid. NOGUEIRA, H. (2009).
Derechos fundamentales y garantías constitucionales, t. III, ob. cit., pp. 399 y ss.; SILVA, A. (2010). Tratado de Derecho Constitucional, t. XIII,
ob. cit., p. 231.
1634Evidenciando tal problemática UGARTE, J. (2012). "El acoso laboral: entre el Derecho y la Psicología". Revista de Derecho (Valparaíso),
39, p. 228.
1635Vid. LANATA, R. (2018). "El acoso laboral y la obligacio´n de seguridad en el trabajo". Revista de Derecho, 31(1), p. 122.
1637ARBONÉS, H. (2014). Acoso moral en el trabajo y su tutela preventiva. Albacete: Bomarzo, p. 84.
1638Concepto por lo demás muy similar al utilizado en la sicología. Ver HIRIGOYEN, M. (1999). El acoso moral. El maltrato psicológico en la
vida cotidiana, ob. cit., p. 48.
1640LANATA, R. (2018). "Vi´as juri´dicas para obtener la reparacio´n del dan~o causado a la vi´ctima de acoso laboral en Chile". Revista Ius et
Praxis, 24(2), p. 269.
1641DOMÍNGUEZ, Á. et al. (2015). "El acoso en el trabajo: algunos aspectos doctrinarios, jurisprudenciales y legales del acoso moral y sexual
en Chile". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 5(10).
1643PALAVECINO, C. (2012). "El nuevo ilícito de acoso laboral en el derecho del trabajo chileno". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y
de la Seguridad Social, 3(6), p. 14.
1645Ibid.
1646JURADO, Á. (2008). Acoso moral en el trabajo, ob. cit., p. 132.
1647URRUTIKOETXEA, M. (2014). Acoso laboral y lesión de derechos fundamentales, ob. cit., pp. 143 y ss.
1648En similar sentido UGARTE, J. (2018). Derechos fundamentales, tutela y trabajo, ob. cit., p. 130.
1649GAMONAL, S. y UGARTE, J. (2012). Informe sobre Acoso sexual y moral en el lugar de trabajo, ob. cit., ibid., p. 39.
1650Sobre este aspecto cabe destacar que la jurisprudencia, incluso antes de la reforma del año 2012, ha llegado a similares conclusiones y que
se mantienen debido a la redacción de la conducta indebida, siendo determinado por la "prudencia". Vid. Corte de Apelaciones de San Miguel, rol
Nº 65-2010, 3 de junio de 2010.
1651VILLALÓN, J. (2013). "¿Es el procedimiento de tutela de derechos fundamentales una adecuada herramienta de control y sanción del acoso
laboral?: Reflexiones a partir de la dictación de la Ley Nº 20.607". Revista de Derecho (Coquimbo), 20(1), p. 256.
1652Por todos, con anterioridad a la reforma: GAMONAL, S. y PRADO, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., Con posterioridad
a la reforma, ver PALAVECINO, C. (2014). El nuevo ilícito de acoso laboral en el derecho del trabajo chileno, ob. cit. A nivel comparado, por todos
ver URRUTIKOETXEA, M. (2014). Acoso laboral y lesión de derechos fundamentales, ob. cit., pp. 93 y ss.
1653En general, con anterioridad a la reforma ver CAAMAÑO, E. (2011). La noción de acoso laboral o mobbing y su reconocimiento por la
jurisprudencia en Chile, ob. cit. Con posterioridad, entre otras, Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 218-2017, 6 de septiembre de 2017.
1654LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual, ob. cit., p. 245. "La circunstancia de disparidad de criterios entre
empleador y trabajador, los conflictos o discrepancias que pueden ocurrir en una relación laboral, no constituyen por sí solo una manifestación de
acoso laboral". Sentencia Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 228-2010, 10 de diciembre de 2010. Sentencia Corte de Apelaciones de
Valparaíso, rol Nº 343-2018, 28 de junio de 2018, sentencia Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 117-2012, 18 de octubre de 2012.
1655Caamaño y Ugarte constatan tal realidad, indicando que "en la práctica jurisprudencial se aprecia la extraordinaria importancia que se le
da a este componente y el efecto que genera es, con frecuencia, negativo, pues se condiciona la noción de acoso y las demandas son rechazadas por
no demostrarse la reiteración de la agresión u hostigamiento. La consecuencia de que los tribunales eleven este elemento a la calidad de "esencial"
es clara: al no configurarse la persistencia temporal de la agresión, el análisis de la lesión de los derechos fundamentales del trabajador, que es el
verdaderamente relevante y que constituye el núcleo del acoso laboral, termina siendo minimizado o, peor aún, simplemente soslayado".
CAAMAÑO, E. y UGARTE, J. (2014). "El acoso laboral: tutela y prueba de la lesión de los derechos fundamentales". Ius et Praxis, 20(1), p. 83.
1656UGARTE, J. (2018). Derechos fundamentales, tutela y trabajo, ob. cit., p. 130. En este sentido, sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de
Antofagasta, RIT T-20-2018.
1658Se habla generalmente de: a) Fase de conflictos o de incidentes críticos; b) Fase de acoso y estigmatización; c) Fase de intervención de las
autoridades de la empresa; d) Fase de solicitud de ayuda especializada externa y diagnóstico incorrecto; e) Fase de exclusión o marginación de la
vida laboral.
1659Comúnmente se dice que estas son: a) Fase inicial de acoso; b) Fase de conflicto abierto y c) Fase de escape.
1660ABAJO, F. (2004). Mobbing: El acoso psicológico en el ámbito laboral. Buenos Aires: Depalma, pp. 41 y ss. y PIÑUEL Y ZABALA, I.
(2001). Mobbing: cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, ob. cit., pp. 66 y ss.
1661PIÑUEL Y ZABALA, Iñaki, Mobbing: cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, ob. cit., pp. 66 y ss. Esta misma clarificación es
realizada en idénticos términos por GAMONAL, S. y PRADO, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., p. 17.
1662ESCUDERO, J. y POYATOS, G. (2004). Mobbing: análisis multidisciplinar y estrategia legal; adaptado a la Ley Nº 26/2003, de 30 de
diciembre. Comentarios y formularios, Barcelona: Bosch, p. 59.
1665En esta línea CAAMAÑO ROJO, E., y UGARTE CATALDO, J. (2014). El acoso laboral: tutela y prueba de la lesión de los derechos
fundamentales, ob. cit., pp. 75 y 76 y Dictamen de Dirección del Trabajo, Nº 3.519/034 de fecha 9 de agosto de 2012.
1666Observatorio Vasco sobre acoso y discriminación. Documento "Informe del Observatorio Vasco moral en el trabajo. El acoso moral
'mobbing' en los lugares de trabajo: comprender para intervenir". Disponible en
https://www.observatoriovascosobreacoso.com/wp-content/uploads/2011/08/el%20acoso%20moral%20mobbing%20en%20los%20lugares%20de
%20trabajo.pdf
1669En Chile, ver LANATA, R. (2018). Vi´as juri´dicas para obtener la reparacio´n del dan~o causado a la vi´ctima de acoso laboral en
Chile, ob. cit.
1670En este sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 1-2017, 8 de marzo de 2017.
1672Sobre el punto ver: SAGARDOY, J. (2005). Los derechos fundamentales y el contrato de trabajo. Pamplona: Civitas, ob. cit., pp. 100-101;
GAMONAL, S. y PRADO, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., p. 23; MANUEL, M. (2006). Mobbing en Chile: Concepto,
tratamiento legal y juicio. Concepción: Icaro, pp. 34 y ss.; PLANET, L. (2012). Eficacia del procedimiento de tutela laboral como protección
contra el mobbing en Chile, ob. cit., p. 98; PALAVECINO, C. (2014). El nuevo ilícito de acoso laboral en el derecho del trabajo chileno, ob. cit.,
p. 16.
1673ROMANIK, K. (2011). El mobbing y su tratamiento en la legislación laboral. Santiago: Informe de Actualidad Laboral. Dirección del
Trabajo, ob. cit., p. 11.
1674GAMONAL, S. y PRADO, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., pp. 23-25. En similar sentido se ha dicho que "en este
supuesto, el acoso comienza como horizontal, vale decir, el agresor es uno o varios de los compañeros de trabajo de la víctima, pero en un
momento posterior, toma conocimiento de la situación la jefatura o el empleador y, en vez de intervenir en favor de la víctima, no adoptan ninguna
medida para solucionar la situación. En estos casos existe claramente una omisión negligente por parte del empleador, sin perjuicio de que puedan
presentarse también situaciones de hostigamiento directo por su parte. Por lo tanto, se configura una situación de complicidad entre todos los
agresores. No obstante, es posible a su vez que el acoso laboral mixto tenga lugar a la inversa, esto es, que comience como un tipo de mobbing
vertical descendente, para ver sumado luego el comportamiento hostil de uno o más trabajadores de similar jerarquía de la víctima". CAAMAÑO
ROJO, E., y UGARTE CATALDO, J. (2014). El acoso laboral: tutela y prueba de la lesión de los derechos fundamentales, ob. cit., p. 73.
1677Ibid., p. 25.
1678FERNÁNDEZ-COSTALES, J. (2005). Poder disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 57.
1679GAMONAL, S. y GUIDI C. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 103 y FERNÁNDEZ, R. (2018). "Los principios de proporcionalidad,
non bis in idem e inmediatez como límites del despido disciplinario", en AA. VV., Estabilidad en el empleo, estudio en homenaje al profesor
Francisco Walker Errázuriz. Santiago: Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, pp. 108 y ss.
1681LUQUE, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit., p. 618 y ss. MONEREO, J. y
FERNÁNDEZ, J. (1997). La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
1683Ibid., p. 278.
1686Así, por ejemplo, indica la Ley Federal del Trabajo de México en su artículo 47 que son causas de rescisión de la relación de trabajo, sin
responsabilidad para el empleador: "VIII. Cometer el trabajador actos inmorales en el establecimiento o lugar de trabajo". Por su parte, el Código
Sustantivo del Trabajo de Colombia contempla como motivo de terminación del contrato la conducta inmoral del trabajador, en su artículo 47,
letra a), Nº 5, que señala "todo acto inmoral o delictuoso que el trabajador cometa en el taller, establecimiento o lugar de trabajo o en el desempeño
de sus labores".
1691MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 238.
1693GOÑI, J. (1988). El respeto a la esfera privada del trabajador: un estudio sobre los límites del poder de control empresarial, Madrid:
Civitas, pp. 271 y ss.
1694Precisamente esta caracterización es lo que justifica que "debiera ser derogada por el legislador. Mientras tanto su aplicación debe ser
restrictiva". GAMONAL, S. y GUIDI C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 282. En un sentido contrario ODE, R. (2016). "La causal
del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde se desempeña".
Revista Laboral Chilena, 1, p. 70. "Es perfectamente legi´tima la existencia en nuestro ordenamiento juri´dico positivo de la causal de
desvinculacio´n en ana´lisis, puesto que si bien existen una serie de conductas que, ajusta´ndose a la causal, pueden ser subsumidos en otras de las
causales existentes, hay algunas hipo´tesis que de no existir esta causal, no podri´an ser sancionadas".
1695Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1125-2011, 2 de mayo de 2012; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 9255-2009,
29 de junio de 2010.
1696En este sentido Sentencia Corte Suprema rol Nº 322-2010, 18 de marzo de 2010; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1355-2009, de 13 de
mayo de 2009.
1700LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 276. En similar sentido MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato
individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit.
1701LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., pp. 243 y 244. Sobre el punto ver sentencia Corte
Suprema rol Nº 322-2010, 18 de marzo de 2010, sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 116-2011, 9 de agosto de 2011, sentencia
Corte Suprema, rol Nº 1355-2009, de 13 de mayo de 2009; sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso. Rol Nº 211-2012, 25 de julio de 2011.
1702ODE, R. (2016). La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte
a la empresa donde se desempeña, ob. cit., p. 67.
1705Sobre la gravedad como elemento ponderativo vid. Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 9255-2009, 29 de junio de 2010 y Sentencia
Corte Suprema, rol Nº 5901-2011, 12 de enero de 2012. Sobre el punto "Quinto: Que, en la especie, el empleador puso término a la vinculación
que lo unía con el demandante, fundado en que este, el día 27 de febrero del año 2009, hurtó dos cervezas del refrigerador y se las bebió durante
las horas de trabajo, incurriendo en las causales contempladas en el artículo 160 Nº 1 letras a y e) y 7º del Código del Trabajo (...) Octavo: Que los
jueces del fondo explicitaron conforme a la lógica y las máximas de la experiencia, las razones que los llevaron a decidir que el despido del actor
resultó injustificado, en especial, porque el empleador decidió que tales hechos ameritaron que, primeramente, le aplicara una amonestación al
trabajador; Noveno: Que el reproche del empleador se erige entonces sobre un error único, falta que en concepto del mismo, solo ameritaba la
aplicación de una sanción de carácter administrativo, situación que conlleva necesariamente a concluir, en primer lugar que se agotó su facultad
sancionatoria y, en segundo término, que esta no estaba revestida de la entidad necesaria para producir el quiebre de la relación laboral,
considerando además los diez años en que tal vinculación estuvo vigente sin acreditarse que, con anterioridad, el actor haya incurrido en conductas
que ameritaban, como última medida, el término de la relación laboral".
1706DUCCI, C. (2005). Derecho Civil. Parte General. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 192, 193 y 194.
1707Es precisamente uno de estos elementos los que refuerzan los contornos limitativos del despido disciplinario, como también, en materia de
reparación, justifica la aplicación del principio de reparación integral del daño cuando afecta derechos fundamentales. Al respecto ver
DOMÍNGUEZ, R. (1998). "Reparación del daño moral por despido injustificado". Revista Chilena de Derecho, 25(2), p. 437.
1708ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 417. En similar sentido GAMONAL, S. y GUIDI C.
(2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 282.
1709ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 417; GAMONAL , S. y GUIDI C. (2011). Manual del
contrato de trabajo, ob. cit., p. 282; CASTRO, F. (2020). La protección de la intimidad del trabajador, ob. cit., p. 213.
1711ODE, R. (2016). La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte
a la empresa donde se desempeña, ob. cit., pp. 69 y ss. En similar sentido Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 116-2011, 9 de agosto de
2011.
1714MUNITA, E. (2014). El perjuicio económico como elemento de configuración de la gravedad del despido, ob. cit., p. 73. En este punto
parece interesante resaltar la Sentencia Corte de Apelaciones de Punta Arenas, rol Nº 68-2006, 23 de enero de 2007. Señala la sentencia "Que con
los medios de prueba allegados a estos autos, se encuentra debidamente acreditado el hecho que motivó el despido de los demandantes, consistente
en que el día 11 de septiembre de 2005, mientras se encontraban contratados para desempeñarse en una embarcación de la demandada, en alta mar,
fueron sorprendidos a bordo en manifiesto estado de ebriedad por el capitán de la nave, hecho que fue reconocido por los demandantes ante la
autoridad marítima, según oficio de fs. 122, y que debe considerarse de suma gravedad porque atendido el lugar en que se desarrollaban sus
trabajos, en que, además de poner en riesgo su propia vida, pusieron en peligro la de los demás tripulantes, tipificando así la causal de terminación
del contrato de trabajo, sin derecho a indemnización alguna, prevista en el Nº 1 letra e) del artículo 160 del Código del Trabajo, pues su actuar
constituye una conducta inmoral grave que afectó a la tripulación de la embarcación y la responsabilidad de la empresa empleadora, sin perjuicio
de la sanción que les corresponde por infracción a las leyes de navegación".
1715Así, por ejemplo, es el caso de un jardín infantil que cuenta con la presencia de un auxiliar que ha cometido abusos en contra de menores.
Sobre el punto ver: ODE, R. (2016). La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador
que afecte a la empresa donde se desempeña, ob. cit., pp. 70.
1716SANHUEZA, R. (2016). "Ana´lisis de Sentencia: ¿cua´ndo la conducta inmoral de un trabajador pasa a afectar la empresa en la que se
desempen~a?", Revista Laboral Chilena, 4, p. 71.
1718WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 55.
1720En un sentido contrario Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 4782-2007, de 14 de mayo de 2008. "La conducta que se
sanciona es aquella que se aparta de los cánones considerados como normales por la sociedad en atención al tiempo y cultura de que se trata y no
extiende a la vida privada del trabajador, pues opera en el ámbito laboral, por lo que debe configurarse dentro de la jornada o con ocasión de
actividades laborales".
1721Lo que Mercader denominó, parafraseando a Foucault, la empresa panóptica. MERCADER, J. (2001). "Derechos fundamentales de los
trabajadores y nuevas tecnologías ¿hacia una empresa panóptica?", Relaciones Laborales (10), pp. 11-31.
1724Como es el caso, por ejemplo, de las vías de hecho y las faltas de probidad.
1725Sobre el punto, se ha indicado que "el espectro de la conducta inmoral se amplía al adjetivar "que afecte a la empresa donde se
desempeñe", lo que puede ocurrir extramuros de ella". Sentencia Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 27-2012, 2 de abril de 2012.
1726En similar sentido se ha resuelto por la Corte Suprema, que indica "que la entidad y significación de la actitud y conducta descritas no se
ve alterada por el hecho de haberse desplegado fuera del horario y lugar de las labores de su autor y de las destinatarias de ellas, en tanto suceden
entre y frente a dependientes de la demandada, en las cercanías de las faenas, mientras esperan la locomoción de acercamiento provista por la
misma y determinan una dinámica de relaciones que no condice con la arriba referida, tanto de parte del que la genera o propende hacia ella, como
de quienes, como compañeros de labores, la apoyan, la presencian o definitivamente la sufren. Así, se suma en la persona del actor, mirado como
operario, la impropiedad en el trato, la vulgaridad en el lenguaje, la intencionalidad ofensiva para con los que prestan servicios a su misma
empleadora y la disposición, como consecuencia, a intervenir severamente la convivencia laboral". Sentencia Corte Suprema, rol Nº 1355-2009, de
13 de mayo de 2009.
1727En este sentido vid. Corte Suprema, rol Nº 186-2007, 25 de enero de 2007.
1728Historia de la Ley Nº 19.759, indicación parlamentaria Nº 153. Sobre el punto vid. Historia de la Ley Nº 19.759, Primer Trámite
Constitucional, Senado, 2001, p. 332.
1729Sosteniendo un criterio similar en la jurisprudencia Vid. Sentencia dictada por Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-560-
2015, 13 de noviembre del an~o 2015 y sentencia de nulidad de la Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1953-2015, 7 de marzo de 2016. Un
comentario al respecto SANHUEZA, R. (2016). Ana´lisis de Sentencia: ¿cua´ndo la conducta inmoral de un trabajador pasa a afectar la empresa
en la que se desempen~a?, ob. cit.
1730Para efectos de profundización en materia laboral en Chile V. CASTRO, F. (2020). La protección de la intimidad del trabajador, ob. cit.
1731Prescribe el artículo 17 "1. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su
correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación; 2. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o
esos ataques".
1732Artículo 5º. Derecho a la protección a la honra, la reputacio´n personal y la vida privada y familiar. Toda persona tiene derecho a la
proteccio´n de la Ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputacio´n y a su vida privada y familiar.
1733Artículo 11. Proteccio´n de la Honra y de la Dignidad. 1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su
dignidad; 2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su
correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputacio´n; 3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o
esos ataques.
1735No obstante la regulación internacional es mucho más amplia, teniendo un carácter universal. Sobre el punto ver MAQUEO, M., et al.
(2017). "Protección de datos personales, privacidad y vida privada: la inquietante búsqueda de un equilibrio global necesario". Revista de Derecho
de Valdivia, 30(1), pp. 80 y ss.
1736Sobre el punto ver NOVOA, E. (1981). El derecho a la vida privada y libertad de información. D.F.: Siglo Veintiuno Editores, pp. 30 y ss.
1737CASTRO, J. (2014). "La intimidad del trabajador y las medidas de vigilancia y control a través de medios audiovisuales: El caso chileno".
Revista Laboral Chilena (2), pp. 53-63.
1738Corte Suprema, rol Nº 35159-2017, de fecha 12 de abril de 2018. Para un estudio jurisprudencial sobre la materia, vid. ANGUITA,
P. (2006). "Jurisprudencia Constitucional sobre el Derecho a la propia Imagen y la Vida Privada en Chile (1981-2004): un intento de
sistematización", en AA. VV., Libertad de Expresión en Chile. Santiago: Facultad de Derecho, Universidad Diego Portales, pp. 319-521;
RODRÍGUEZ, M. (1999). "Protección de la vida privada: Líneas jurisprudenciales". Revista Chilena de Derecho, 26(3); FIGUEROA, R. (2013). "El
derecho a la privacidad en la jurisdicción de protección". Revista Chilena de Derecho, 40(3).
1740NOGUEIRA, H. (1998). "El derecho a la privacidad y la intimidad en el ordenamiento jurídico chileno". Ius et Praxis, 4(2), pp. 65-106.
1742UGARTE, J. (2011). "Privacidad, Trabajo y Derechos Fundamentales". Estudios Constitucionales, 9(1), p. 16.
1743Ibid., p. 17.
1744CASTRO, J. (2014). La intimidad del trabajador y las medidas de vigilancia y control a través de medios audiovisuales: el caso chileno,
ob. cit., p. 56.
1747WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 55.
1748ROJAS, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 417.
1751Así, por ejemplo, es el caso de un jardín infantil que cuenta con la presencia de un auxiliar que ha cometido abusos en contra de menores,
o bien, una empresa de valores que tiene como custodio de sus dineros a una persona que forma parte de una banda delictual dedicada al robo y
falsificación de dinero. Ambas conductas, por el solo hecho de que hubieren ocurrido en el contexto de la privacidad y en el tiempo en que tenían
una relación laboral vigente, en principio, según la lógica expuesta quedarían indemnes. Ejemplos tomados de ODE, R. (2016). La causal del
artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde se desempeña,
ob. cit., pp. 70.
1753Para un análisis de las empresas de tendencia en Chile Vid. LÜER, N. (2013). Empresas de tendencia en Chile. Santiago: Thomson
Reuters. Sobre el punto, es interesante destacar la opinión de la autora respecto del conflicto planteado, pero a la luz noción de no discriminación:
"la legislación nacional no regula especialmente la situación de las empresas de ideológicas, específicamente, el hecho de si pueden o no
considerar las creencias o ideologías del trabajador o potencial trabajador en sus decisiones de empleo. Como hemos visto, no obstante lo anterior,
estos empleadores de todas formas podrían realizar tratamiento diferentes entre trabajadores en base a su ideología en relación a las tareas de alto
contenido ideológico que realizan en su interior, sin por ello cometer un acto ilegitimo de discriminación". LÜER, N. (2013). Empresas de
tendencia en Chile, ob. cit., p. 159.
1755UGARTE, J. (2011). "Los derechos en su nueva hora: la teoría externa de los derechos fundamentales" (vol. 18). Revista de Derecho
(Coquimbo), ob. cit., p. 372.
1757En efecto, a priori, el hecho de que la conducta del trabajador sea en ámbito privado, no es inconciliable con la idea de afectación. Sobre
el punto la Corte Suprema ha indicado, sentencia Corte Suprema, rol Nº 3945-2008, de fecha 16 de septiembre de 2008, que "Sexto: Que, en tercer
lugar, en cuanto a la causal establecida en la letra e) del Nº 1 del artículo 160 del Código del ramo, sin duda, que la conducta inmoral desarrollada
por el dependiente a que dicho precepto se refiere, debe afectar a la empresa, así lo establece la ley, de modo que por el hecho de haberse señalado
en el fallo de que se trata, que la conducta de los trabajadores se ubica dentro de su ámbito privado, no se advierte la vulneración a la norma antes
citada".
1760El artículo 5º de la citada ley, prescribía: "El contrato de trabajo termina por las causales jenerales de espiracion de los contratos y, en
especial por las siguientes: 8) Por actos u omisiones que afecten a la salud o a la seguridad de los obreros o a la seguridad del establecimiento".
1761El artículo 9º del Código del Trabajo de 1931 indicaba que el contrato de trabajo terminaba por "por actos, omisiones e imprudencias
temerarias, que afecten a la seguridad del establecimiento o de los obreros o a la salud de éstos".
1762Artículo 2º Nº 4 señalaba que "serán causas justificadas de terminación del contrato de trabajo las siguientes: 4.- Los actos, omisiones e
imprudencias temerarias que afecten a la seguridad del establecimiento o de los trabajadores o a la salud de éstos".
1763No obstante, se vinculaba la misma al artículo 157 del Código del Trabajo de 1987, que sancionaba la "comisión de actos que produzcan
la destrucción de materiales, instrumentos o productos de trabajo o mercaderías, o disminuyan su valor o causen deterioro". Vid. IRURETA,
P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., pp. 462 y
463; MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 131 y WALKER, F.
(1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1764MELIS, C. y SÁEZ, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 131 y WALKER,
F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1765Nos referimos al estudio realizado por IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de
actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit.
1766WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59. En idénticos términos; LANATA, R. (2010).
Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 280.
1767IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., p. 463. En similar sentido, respecto a la afectación, ROJAS, Irene, Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo,
ob. cit., p. 423.
1768Reconociendo expresamente la vinculación entre la obligación de seguridad y la causal de despido Vid. NÚÑEZ, C. (2014). Prevención de
riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo. Santiago: Librotecnia, pp. 120 y 121; GAJARDO, M.
(2015). Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales. Santiago: LegalPublishing-Thomson Reuters, p. 36; ETCHEVERRY, F. (2011).
Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 200; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 280.
1769LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 111.
1770Esta obligación deriva incluso de cuerpos normativos laborales con vocación de universalidad, como es el Convenio Nº 155 (artículos 19
y 20) y la Recomendación 184 de la OIT sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981.
1771WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59. Para un análisis detallado se recomienda Vid.
DIEZ, J. (2005). "La culpa del empresario por accidentes del trabajo: modernas tendencias jurisprudenciales", en AA. VV., Cuadernos de
Extensión Jurídica. Santiago: Universidad de los Andes, pp. 79 y ss.
1772Como el reglamento interno de la empresa y el reglamento específico de prevención de riesgos laborales LANATA, R. (2010). Contrato
individual de trabajo, ob. cit., p. 280.
1773En este contexto, complementan también su contenido el Decreto Supremo Nº 40, de 1969, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social,
en su Reglamento de Prevención de Riesgos Profesionales, que indica en sus artículos 18 y 19 el cuerpo normativo y las obligaciones que deberá
comprender todas aquellas materias cuyas normas o disposiciones sean de carácter imperativo para los trabajadores. En la misma línea determina
el contenido de la regulación de las prohibiciones y actos o acciones que no se permitirán a los trabajadores por envolver riesgos para sí mismos u
otros o para los medios de trabajo.
1774GAJARDO, M. (2015). Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, ob. cit., p. 36; NÚÑEZ, C. (2014). Prevención de riesgos
laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 121.
1775WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1776Por lo mismo, como señala la Corte Suprema, la sola imprudencia temeraria inexcusable que pone en una situación de alto riesgo a otro
trabajador puede configurar, indistintamente, medidas disciplinarias conservativas o extintivas. En este supuesto no se trata que el reglamento
interno incorpore una obligación al contrato, que eventualmente justifica la extinción por incumplimiento contractual, sino más bien, que la propia
ley construye el marco de tipicidad, permitiendo la aplicación discrecional de todo el cuadro sancionatorio. Sobre el punto ver Sentencia Corte
Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013.
1777GORELLI, J. (1996). "Obligaciones y responsabilidades del trabajador en materia de seguridad e higiene en el trabajo", en AA. VV., La
prevención de riesgos laborales. Aspectos claves de la Ley Nº 31/1995. Pamplona: Aranzadi, p. 211.
1778En este sentido Vid. FERNÁNDEZ, R. (2019). Configuración de Poder de Dirección del Empleador: denominación, naturaleza jurídica,
fundamento y contenido, ob. cit.
1779GAJARDO, M. (2015). Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, ob. cit., pp. 36 y ss. Señala al respecto Gajardo, "de no ser
así, se tornaría ilusorio el cumplimiento del artículo 184 del Código del Trabajo para el empleador, al sujetarse el cumplimiento de su deber de
seguridad a la sola voluntad del trabajador".
1781NÚÑEZ, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit.,
pp. 120 y 121.
1782En este sentido, GARCÍA, J. (1997). "Los incumplimientos del trabajador en materia de seguridad y salud en el trabajo como causa de
despido disciplinario", en J. GÁRATE, Cuestiones actuales sobre el despido disciplinario: estudios ofrecidos al profesor Manuel Alonso Olea, con
motivo de su investidura como doctor "honoris causa" por la Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela: Santiago de
Compostela, pp. 59 y 62 y ss.
1783Corte de Apelaciones de Concepción, 26 de diciembre de 2003, rol Nº 1899-2003; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 6 de agosto de
2004, rol Nº 103-2004; Corte Suprema, 7 de octubre de 2004, rol Nº 3786-2003; Corte Suprema, 25 de junio de 2007, rol Nº 2710-2006; Corte de
Apelaciones de Puerto Montt, 28 de noviembre de 2007, rol Nº 149-2007; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de marzo de 2008, rol Nº 502-
2007; Corte Suprema, 31 de mayo de 2007, rol Nº 5830-2005; Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 24 de agosto de 2007, rol Nº 17-2007; Corte
Suprema, 24 de septiembre de 2007, rol Nº 748-2006; Corte Suprema 20 de agosto de 2008, rol Nº 3337-2008; Corte de Apelaciones de
Concepción, 30 de noviembre de 2010, rol Nº 676-2010; entre otras.
1784Corte de Apelaciones de Santiago, 30 de enero de 1996, rol Nº 4313-1997; Corte Suprema, 27 de mayo de 1999, rol Nº 4313-1997; Corte
de Apelaciones de Concepción, 6 de octubre de 2005, rol Nº 424-2006; Corte Suprema, 27 de diciembre de 2006 rol Nº 224-2005; Corte de
Apelaciones de Concepción, 5 de marzo de 2008, rol Nº 502-2007; Corte Suprema, 27 de diciembre de 2006, rol Nº 2224-2005; Corte de
Apelaciones de Punta Arenas, 22 de octubre de 2002, rol Nº 1093-2002; Corte Suprema, 28 de abril de 2011, rol Nº 934-2009.
1787En un sentido distinto se ha entendido la obligación de seguridad desde un punto de vista individual. Vid. NÚÑEZ, C. (2014). Prevención
de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., pp. 120 y ss.
1789En esta línea pareciera ser que lo entiende la jurisprudencia, al indicar que este supuesto "se trata de una causal subjetiva y supone en
primer término que los hechos ejecutados por el dependiente sean extremadamente imprudentes o con una negligencia considerable. No se
requiere entonces una intencionalidad especial, sino un olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia común aconseja y que conduce a
la realización de hechos que, de mediar malicia, constituirían delito. Deberán, además, afectar los bienes jurídicos establecidos en la norma
referida, expresión que no puede entenderse como sinónimo de producción cierta de un daño, sino sólo como la posibilidad concreta de que ese
perjuicio se produzca, atendido que en el caso en que lo amenazado sea la salud de otros dependientes la disposición del artículo 184 del Código
del ramo prevé la obligación esencial del empleador de adoptar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los
dependientes". Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 326-2014, de fecha 17 de diciembre de 2014; sentencia Corte Suprema, rol
Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013.
1790WALKER, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1791URIARTE, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., p. 464.
1792URIARTE, Pedro. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., pp. 464 y 465.
1795THAYER, W. y NOVOA, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 59.
1796IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., pp. 465 y ss., p. 487; LANATA, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 281.
1797Ver Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 505-2020, 26 de enero de 2021 que hace suyos los argumentos de la causa RIT O-
4060-2019, del Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, en el que centra su análisis en una intencionalidad dolosa.
1798Sentencia Corte Suprema, rol Nº 3916-2006, 27 de agosto de 2007; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010;
sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 225-2016, de 26 de agosto
de 2016.
1800Sentencia Corte Suprema, rol Nº 3916-2006, 27 de agosto de 2007; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010;
sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013.
1801LIZAMA, L. y LIZAMA, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 111.
1805REYES, Í. (2016). "Una aproximación a la imputación a título de imprudencia en el Código Penal chileno". Revista de Derecho
(Valparaíso), 47, pp. 249 y 250.
1806San MARTÍN, C. (2009). "La imprudencia del trabajador en el accidente de trabajo: claves jurisprudenciales". Revista del Ministerio del
Trabajo e Inmigración, 84, p. 57.
1807En similar sentido lo ha indicado la Corte Suprema, al señalar que "la prudencia conlleva en sí tanto la previsión como la prevención, y
ambos conceptos forman parte del cuidado". Sentencia Corte Suprema rol Nº 2197-2010, 21 de diciembre de 2012.
1808Sobre el punto, Vid. BARROS, S. (2014). "La institucio´n civil de la exposicio´n imprudente al dan~o y el alcance de su aplicacio´n a los
accidentes del trabajo". Revista de Derecho Universidad San Sebastián, 20; BARAHONA, J. (2011). "La culpa de la vi´ctima en los accidentes del
trabajo, dogmática y jurisprudencia chilenas", en AA. VV., Responsabilidad civil del empresario por accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales. Tendencias actuales. Cuaderno. Santiago: Universidad de los Andes.
En general, desde una perspectiva civil, Vid. BAHAMONDES, C. y. (2012). "La exposición de la víctima al daño: desde la culpabilidad a la
causalidad". Revista de Derecho (Valparaíso) (39), pp. 39-52; DOMÍNGUEZ, R. (1966). "El hecho de la víctima como causal de exoneración de
responsabilidad civil". Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, 135.
1809BARRIENTOS, M. (2012). "La obligación de seguridad en la subcontratación laboral: previsibilidad del hecho y del daño". Revista Chilena
de Derecho, 39(1), p. 102.
1810IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., pp. 466 y 467.
1811Sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013. En similar sentido sentencias Corte Suprema, rol Nº 775-2004, rol
Nº 3916-2006, rol Nº 3715-2010, rol Nº 8456-2010 y rol Nº 292-2013.
1812Sentencia Corte Suprema, rol Nº 3916-2006, 27 de agosto de 2007; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010.
1815Sentencia Corte Suprema, rol Nº 2197-2010, 21 de septiembre de 2012. En sentido similar Sentencia Corte Suprema rol Nº 26534-2014,
de fecha 23 de junio de 2015.
1817IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., p. 468. En este sentido Sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 273-2016, 10 de febrero de 2017.
1819En el encuadre normativo histórico el artículo 9º Nº 8 del Código del Trabajo de 1931, incorporó el concepto de imprudencia temeraria.
1820Sobre la injerencia en Chile y sus discusiones en materia penal, Vid. IZQUIERDO, C. (2006). Comisión por Omisión: Algunas
consideraciones sobre la Injerencia como Fuente de la Posición de Garante, ob. cit., p. 330.
1821Ibid., p. 330.
1822Cabe hacer presente que jurisprudencialmente la Corte Suprema ha distinguido el concepto de imprudencia, negligencia e impericia, como
también su forma de comisión. Se indica "La imprudencia consiste entonces en un obrar sin aquel cuidado que según la experiencia corriente debe
tenerse en la realización de ciertos actos; es un comportamiento defectuoso resultante de una respuesta al estímulo que la provoca sin que el sujeto
haya realizado la suficiente valoración sobre la oportunidad o inoportunidad, conveniencia o inconveniencia de la reacción y, desde luego, sin la
suficiente graduación de la intensidad de su efecto. Así vemos que se trata de una falla de la esfera intelectiva del sujeto, que lo lleva a desplegar
una conducta sin las precauciones debidas en el caso concreto. Si bien la imprudencia se define como un hecho en el cual no media la intención de
dañar, el acto imprudente precede a la calamidad pues se acompaña de falta de previsión o de ausencia de precaución. Cuando el acto es de tipo
omisivo, prima la negligencia. Cuando se debe a falta de conocimiento de lo que debería saberse, la hipótesis culposa se basa en la impericia. Sin
embargo, puede haber violaciones simultáneas (impericia, negligencia e imprudencia) del deber de cuidado que la sociedad exige a cada uno de
sus miembros". Sentencia Corte Suprema, rol Nº 2197-2010, 21 de septiembre de 2012.
1823En un sentido contrario, IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o
imprudencias temerarias, ob. cit., p. 488.
1824NÚÑEZ, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit.,
pp. 121 y ss.
1825San MARTÍN, C. (2009). La imprudencia del trabajador en el accidente de trabajo: claves jurisprudenciales, ob. cit., p. 84.
1826NÚÑEZ, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 123.
1827BARROS, S. (2014). La institucio´n civil de la exposicio´n imprudente al dan~o y el alcance de su aplicacio´n a los accidentes del trabajo,
ob. cit., p. 187.
1828SAN MARTÍN, C. (2009). La imprudencia del trabajador en el accidente de trabajo: claves jurisprudenciales, ob. cit., p. 59.
1829Ibid., p. 60.
1830NÚÑEZ, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 124.
1831Entre estas encontramos: a) Evaluar permanentemente los riesgos de la empresa; b) Definir las funciones en razo´n de su peligrosidad;
c) Seleccionar a los trabajadores de acuerdo con esta realidad; d) Instruir y capacitar a los trabajadores conforme con las contingencias advertidas;
e) Ofrecer a los trabajadores los equipos e instrumentos ido´neos para operar; f) Mantener sistemas de reaccio´n eficientes y eficaces, en caso de
que se decrete una emergencia; h) Evaluar frente a cada accidente las causas de este, para evitar su ocurrencia futura; i) Respetar todas las normas
legales, reglamentarias e internas, que norman aspectos de seguridad laboral; g) Evaluar permanentemente el estado fi´sico de sus trabajadores.
Vid. BARROS, S. (2014). La institucio´n civil de la exposicio´n imprudente al dan~o y el alcance de su aplicacio´n a los accidentes del trabajo,
ob. cit., p. 181.
1832IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., pp. 473 y 474.
1834Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 326-2014, de fecha 17 de diciembre de 2014; sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-
2013, 23 de mayo de 2013; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010; Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 365-
2019, 27 de septiembre de 2019.
1835Sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 85-2015, fecha 2 de abril de 2015, sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol
Nº 32-2017, 16 de mayo de 2017. Recientemente a propósito del COVID-19 V. Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT M-
2120-2020, 30 de octubre de 2020.
1836MUNITA, E. (2014). El perjuicio económico como elemento de configuración de la gravedad del despido, ob. cit., p. 73.
1837IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., pp. 474 y ss.
1838Ibid., p. 488.
1839Ibid., p. 488.
1840En este contexto, la jurisprudencia indica que la causal se aplica incluso si el único afectado por la conducta ilegal es el trabajador
destinatario de la sanción. Vid. Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 2830-2019, 7 de mayo de 2020.
1841IRURETA, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., p. 488.
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injurias
Conclusiones
CONCLUSIONES
Creemos que, según sus fines y funciones, la explicación de la naturaleza jurídica del
despido subjetivo debe encontrarse en la manifestación de un poder empresarial que se
expresa como sanción. En este esquema, el despido asume la naturaleza de un derecho
potestativo que se acomoda en la estructura de los actos de autotutela privada.
Así, en atención a la relación con su origen histórico, sus funciones, los efectos sociales,
económicos y políticos que produce, y también con su incapacidad de resarcir el daño
causado, creemos que debe entenderse como una hipótesis de expresión del poder
disciplinario.
De esta forma, esta hipótesis de extinción subjetiva debe ser caracterizada como un acto
discrecional, por cuanto el empleador podrá o no aplicar una sanción cuando se producen
los supuestos de autorización para su imposición. En este contexto, la discrecionalidad
significa que el empleador detenta plena libertad en la decisión para imponer una sanción a
un trabajador que comete una falta laboral, lo que no quiere decir que pueda aplicar
sanciones diferenciadas en atención a criterios arbitrarios o basados en diferencias
discriminatorias. Esta limitación no aparece solamente desde la proyección de los derechos
fundamentales como límite al ejercicio del poder disciplinario, sino también desde su
propia racionalidad a partir de la noción de interés legítimo y de los supuestos de ejercicio
obligatorio, como el cumplimiento de la obligación de seguridad y las faltas cometidas por
el trabajador que lesionan derechos fundamentales de compañeros de trabajo.
Por otra parte, el despido puede ser calificado como un negocio jurídico unilateral, por
cuanto la decisión de término del contrato de trabajo es adoptada por el empleador,
bastando solamente la expresión de su voluntad para tal fin. Esta manifestación se
encuentra libre de sometimiento a otra instancia y produce sus efectos en el plano sustancial
sin que sea necesaria la intervención previa de un tercero, salvo determinadas excepciones
que confirman la regla general.
Así también, el despido debe ser caracterizado como un negocio con eficacia constitutiva,
ya que produce sus efectos de manera directa e inmediata sobre la relación laboral, sin que
la eventual impugnación ante tribunales de justicia suspenda o difiera su eficacia, lo que se
debe a su naturaleza como acto de autotutela privada.
Un primer límite viene dado por el principio de legalidad que se proyecta al ámbito
laboral, con la prevención de que no puede transfundirse sin más desde su dimensión
pública al ámbito privado, en atención a su propia naturaleza y a las particularidades de la
relación de trabajo. En este esquema, su traslación al contexto laboral refiere a la selección
de comportamientos relevantes para el régimen disciplinario y a la descripción de los
hechos sancionables, buscando garantizar que solo podrán castigarse los comportamientos
que se hallen descritos previamente en algún cuerpo normativo.
Un segundo límite vendrá dado por la proyección del debido proceso y sus garantías a las
relaciones entre privados con algunas matizaciones lógicas, en atención a las diferencias de
los órdenes sustantivos que abordan. Este límite se concretiza en la configuración del
derecho a una investigación y a una defensa previa a la imposición de la sanción de despido
basado en la conducta del trabajador que, dependiendo de la ordenación normativa, se erige
como una condición de validez y eficacia de este.
Un tercer límite viene dado por la temporalidad en el ejercicio del despido disciplinario,
en el sentido de que tal prerrogativa se encuentra sujeta a límites temporales, por lo que el
titular del poder sancionatorio no puede aplicarla en cualquier momento con independencia
de la época de la falta. En este contexto, se habla de principio de inmediatez en la
materialización de la sanción disciplinaria, debiendo ser la extinción del contrato efectuada
en un breve y determinado período, que estará dado por la construcción jurisprudencial del
perdón o de la condonación de la falta.
En este esquema, reconocemos que en todas las causales existe un fin último: la
adecuación productiva del comportamiento laboral de los trabajadores a los fines de la
empresa, que coexiste con fines secundarios y heterogéneos, vinculados a derechos de
titularidad distinta de quien ejerce el poder disciplinario.
Así, podemos diferenciar dos órdenes sistemáticos: las causales de interés simple y las
causales de interés compuesto. En las primeras, se desarrollan las justas causas de despido,
cuya finalidad es defender preponderantemente el interés del empleador, agrupando la falta
de probidad, la injuria laboral, las negociaciones incompatibles, las ausencias, el abandono,
la afectación de bienes de la empresa y el incumplimiento de las obligaciones que impone
el contrato de trabajo. Con respecto a las segundas, tienen relación con los supuestos de
ejercicio obligatorio del poder disciplinario, enfocado en la obligación de seguridad y en la
eficacia de los derechos fundamentales en las relaciones de trabajo. Bajo este criterio
agrupamos las causales de acoso sexual, las vías de hecho, el acoso laboral, la conducta
inmoral y los actos, omisiones o imprudencias temerarias.
Como primera observación, podemos indicar que el legislador ha utilizado una técnica de
tipificación criticable, en la que el núcleo definitorio de las faltas laborales ha sido
configurado por conceptos jurídicos abiertos e indeterminados, de contenido axiológico y
variable, que permiten al empleador, en el ejercicio de sus potestades, administrar y
someter la voluntad del trabajador mediante el disciplinamiento de su comportamiento
laboral con base en consideraciones subjetivas asociadas a la buena fe, como también a los
deberes de lealtad y fidelidad que, a fin de cuentas, reconducen su justificación al contenido
ético del contrato de trabajo, mistificando las lógicas disciplinarias.
En una segunda línea, también puede observarse la ausencia de una descripción y de una
estructura uniforme de las conductas laborales reprochadas por las justas causas de despido,
en el sentido de que, si bien existe claridad con respecto a las formas de comisión y sujetos
intervinientes, no sucede lo mismo con respecto a su estructura, en el sentido de si son
faltas calificadas de mera actividad o resultado.
A nuestro entender, las causales disciplinarias tienen por finalidad delimitar hipótesis
conductuales graves y, debido a su particularidad, tipificarlas. La fijación de las conductas,
en términos amplios, validaría la sanción de cualquier acción u omisión, otorgando a la
parte empleadora un amplio margen de discrecionalidad, tanto en la determinación de la
conducta como en la aplicación de sanciones.
Sobre esta base, proponemos una interpretación del modelo causal en clave
constitucional que opte, en términos políticos, por el trabajo como un valor central,
desplegándose como pilar modelador de los mecanismos de tutela contra el despido bajo
límites y estándares de ponderación, proyectándose en una doble dimensión: como
principio y como expresión del contenido esencial de un derecho fundamental.
Novena. Por otro lado, teniendo en cuenta la insuficiencia del modelo normativo de
fuente legal y de orden individual, creemos que la regulación colectiva se debe imponer
como un mecanismo de solución al conflicto entre el ejercicio de los poderes empresariales
y la estabilidad en el empleo.
En este esquema, una posibilidad es que las partes, es decir, sindicato y empleador,
establezcan, de común acuerdo y mediante instrumentos colectivos, la disposición de las
causales de despido disciplinario, en el sentido de eliminar determinados factores causales
que configuren una hipótesis de justa causa de término de la relación laboral.
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