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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS


LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA
Cátedra: Antropología
Alumnos: Gerardo, Juan Ignacio | Solari, Florencia | Reible, Mauro Tomás
Profesoras: Dra. María Alicia Serafino | Dra. María Eugenia Martinez
Trabajo Práctico 1° 29/04/2023

Recuperando el texto de Krotz, responda las siguientes consignas:

1) ¿Cuáles son esas situaciones de encuentro?, describa muy brevemente cada una.

En el texto "Alteridad y pregunta Antropológica" de Krotz (2004), se exploran las diferentes


situaciones de encuentro que se presentan entre distintos grupos a lo largo del tiempo. Estas
situaciones pueden dar lugar tanto a interacciones interculturales enriquecedoras como a conflictos y
tensiones culturales. En este trabajo se analizan tres situaciones de encuentro.
A lo que denominamos encuentro de frontera, se vincula al tipo de encuentro que sucedía en las
sociedades cazadoras recolectoras nómadas. Cuando se producía el encuentro entre uno o varios
miembros de distintas comunidades humanas. De este encuentro surge la pregunta por la igualdad en
la diversidad y de la diversidad en la igualdad.
En un segundo encuentro, se refiere a la situación en la que una cultura intenta imponerse sobre otra a
través de la colonización. En esta relación asimétrica del poder, la cultura dominante impone su forma
de vida, lengua y valores a la cultura colonizada, lo que puede generar resistencia y conflictos.
Como tercer encuentro, podemos identificar el momento en que dos o más culturas tienen contacto y
se influyen mutuamente. Cada cultura aprende de la otra y surgen nuevas formas de expresión
cultural. No obstante, también pueden presentarse malentendidos y conflictos culturales. De este
modo, en esta etapa la sociedad se complejiza y el contacto intercultural se expande.

2) ¿Qué es la alteridad para el autor? ¿Cómo se vincula con la Antropología?

La alteridad según Krotz surge como una categoría antropológica para dar nombre a la diferenciación,
al distanciamiento que ocurre cuando dos individuos de culturas totalmente distintas se encuentran.
Este concepto no es una simple distinción consecuencia del choque individual, sino que se remite a
una experiencia de lo extraño. En este sentido, paisajes, climas, animales, colores, olores y sonidos
surgen en este espacio desconocido, pero lo relevante que nos trae la alteridad en la antropología se
encuentra vinculado al choque en el cual un individuo perteneciente a una cultura determinada se
relaciona con un nuevo grupo humano. De este modo ocurre una confrontación entre lenguas,
costumbres, fiestas, ceremonias, en donde los individuos de dos grupos humanos diferentes se
reconocen y diferencian entre sí.
Es importante destacar que la alteridad no es solo una diferenciación superficial que recae en la
construcción de un otro diferente. Este concepto hace énfasis en la existencia de un “otro”, que
físicamente se asemeja pero a la vez se diferencia cultural y socialmente. Un “otro” semejante que a la
vez es ajeno, comparte unas características físicas similares pero se diferencia en hábitos, costumbre,
vestimenta. En este sentido, los individuos no se diferencian por sus características particularmente
individuales, sino que entra en juego la característica social que incorporan los grupos para
diferenciarse. Cada grupo es portador de una cultura heredada que trae consigo la distinción que el
concepto de alteridad nos brinda.
Por último, no podemos dejar de lado la idea de que la construcción de un “otro” es posible a causa
del reconocimiento de los individuos como pertenecientes a una cultura propia. Se enfatiza el
sentimiento de pertenencia y en consecuencia, se diferencia de la ajena. El etnocentrismo entendido
como la tendencia a ver el mundo y a evaluar los valores y comportamientos de otras culturas desde la
perspectiva de la propia cultura es la base de la alteridad. Etnocentrismo y alteridad son la clave para
la construcción de un otro. “Etnocentrismo es la condición humana de la alteridad” (Lewis, 1976:13).

Lea atentamente el capítulo de Chiriguini y resuelva:

1) ¿Cómo debe abordarse y entenderse el encuentro entre dos culturas, en términos generales?

En el encuentro entre dos culturas debe tenerse en cuenta, en primer lugar, las posibles similitudes y
diferencias que presenten una de otra representadas por los sujetos que encarnan dicho encuentro. En
este sentido, en la observación de las similitudes/diferencias se reúnen características que surgen del
esfuerzo por interpretar y asignar significado a la otro emparentado con lo cercano o con lo lejano; en
otras palabras, en el encuentro de dos individuos desconocidos se busca comprender si las apariencias
que porta pertenecen a un mundo con el que se está familiarizado. Ahora bien, en este punto es
importante señalar que tal encuentro no se da espontáneamente; los encuentros culturales se enmarcan
en procesos socio-históricos específicos relacionados con motivaciones del tipo que movilicen al
desplazamiento, al desafío de explorar y conocer el margen de acción y oportunidades. Teniendo esto
en cuenta y sin ánimos de entrar en la discusión de cuáles podrían ser las motivaciones que movilicen
a la acción, es posible señalar que en la mayoría de casos en los que una cultura se encuentra con otra
la precondición es el afán de hallar una situación de ventaja que mejore las condiciones de existencia
de aquellos sujetos movilizados, representantes de una cultura específica. Asimismo, es probable que
ambas sociedades tengan interés en conservar, apoderarse o recuperar situaciones de ventaja que
mejoren sus condiciones de existencia; dos maneras básicas de conseguir esto bien pueden ser la
negociación en las que ambos grupos culturales obtengan ventaja, o la dominación, en la que uno de
los grupos impone sus intereses sobre el otro. Entendido esto se deduce que el sustento de la
imposición de los intereses de unos sobre otros es, antes que nada, distinguir quiénes son unos y
quienes son otros que corre, fundamentalmente, por las vías de la clasificación de los rasgos de la
otredad con significados desvalorizantes desde el punto de vista de quien clasifica. Por ejemplo, el
dominado y sus rasgos culturales suelen significarse como inferior, salvaje, irracional, primitivo en
contraste con quién domina que suele (auto)significarse como superior, civilizado, racional, moderno.
Dicha diferenciación funciona como vehículo de la dominación en la manera que el estado de cosas
inferiores-irracionales-salvajes-primitivas reclama una intervención rectificadora de aquél que porte la
superioridad, la racionalidad, lo civilizado y lo moderno en lo que a la cosmovisión e idiosincrasia de
la cultura dominante respecta y cree necesario. Para ser más precisos, la intervención rectificadora
puede darse de las siguientes maneras: el control poblacional, económico, de recursos, riquezas y
territorios de la cultura dominada; la imposición de un estatuto de normas y leyes afines al sistema de
organización de la cultura dominante; imposición de dogmas, instituciones, creencias y formas de
interpretación de los dominantes. Tales procesos generan una situación de humillación en el plano de
lo afectivo y sentimental y de desposesión y dependencia en el plano de lo material, con lo cual los
márgenes de acción se hallan disminuidos. Por si fuera necesario aclararlo, la intervención e
imposición de dominio se da por medio de la violencia física y psicológica sobre los afectados
negativamente en todos aquellos casos en los que se halle alguna resistencia por parte del pueblo al
que se intenta someter; esto, a su vez, es posibilitado por el desarrollo tecnológico y/o industrial de los
pueblos dominantes, quienes orientaron su capacidad de desarrollo al poderío militar como recurso de
dominación.
El tipo de encuentros culturales descrito en el párrafo anterior se dió, en la generalidad de los casos,
en el encuentro de sociedades europeas occidentales con sociedades americanas, africanas y asiáticas
en momentos históricos específicos que tuvieron lugar entre los siglos XV y XX. Naturalmente, en
más de quinientos años de historia los procesos implicados en los encuentros de tales culturas
tuvieron rasgos específicos dados por la época y las culturas implicadas. Asimismo, los rasgos
específicos de cada caso son posibles de subsumir a las caracterizaciones generales hechas hasta aquí.

2) ¿Cuándo la Antropología “encuentra su objeto de estudio”, para la autora?

Al responder esta pregunta es necesario recordar algunas líneas de la consigna anterior (1.) en cuanto
a que el asombro por la otredad cultural no tiene lugar a partir del siglo XX. Es más, es posible
sostener que este fenómeno es tan antiguo como las primeras formaciones socio-culturales de nuestra
especie. Sin embargo, también es posible señalar que los encuentros culturales simbólicamente más
relevantes en relación a la construcción de nuestras identidades socio-culturales y occidentales
sucedieron, como se dijo, entre los siglos XV y XX; quizá el “descubrimiento” de América, y su
significancia, sea el proceso más ilustrativo en este sentido. De modo que el sentido de esta salvedad
no es negar la afirmación sobre que a inicios del siglo XX la antropología como disciplina
“encuentra” su objeto de estudio, pues lo hace en cuanto a que formaliza la descripción teórico-
científica de la diversidad cultural de sociedades no europeas a través del método de trabajo de
campo, pero lo que se trata de señalar es que el suceso ha tenido lugar con anterioridad; dicho de otra
forma, el objeto de la disciplina siempre estuvo ahí, sin embargo, a inicios del siglo XX las potencias
europeas, además de colonizar y someter, estudian las formaciones socio-culturales no europeas, sus
sistemas de creencias y organización, adoptando una postura científica que intenta no impregnar el
análisis con los sistemas de creencias y organización europeos; si esto se logra y en qué medida es una
discusión posible.

3) ¿Qué significa que a partir de la década del 50 del siglo XX la Antropología asume una
mirada crítica?

A mitad de siglo XX comienzan a tener lugar una serie de procesos de liberación en muchos países de
África y Asia como resultado de las prácticas colonialistas que sufrieron en su contacto con los
reconocidos países potencias, europeos e imperialistas. El objetivo de la liberación fue despojarse de
la identificación impuesta por parte de los países colonizadores, recuperar su identidad de ser humano
en los términos significantes de su propia historia y cultura; en otras palabras, definirse bajo
concepciones nativas de esas mismas personas que, además, sufrían constantemente abusos de todo
tipo.
Como resultado de los procesos de descolonización la antropología reflexiona sobre su práctica como
disciplina, revisando concepciones y categorías en cuanto a su objeto de estudio: los pueblos en
proceso de descolonización. En tal sentido, la antropología adopta mayor interés en los efectos de
prácticas colonizantes en relación a la construcción de identidad, desarrollo productivo y económico,
prácticas de sometimiento y violencia que afectaron sobremanera a las naciones colonizadas. Es así
que la concepción del contacto cultural no se indica como un encuentro meramente, se incluyen sus
consecuencias en términos de dominación en todas sus formas. En este sentido, la visión analítica
abandona el concepto de seres humano primitivos, estáticos y aislados de las sociedades colonizadas;
en su reemplazo adopta un análisis histórico-diacrónico en el que se contemplan las transformaciones
socio-culturales de los pueblos sometidos, sus conflictos y la interpretación de estos a través de la voz
de sus protagonistas. En otras palabras, el individuo como ejemplar es reemplazado por la noción de
un sujeto capaz de concebir y comunicar los significados que porta a raíz de los efectos de las
prácticas colonizadoras.
4) En términos generales, ¿qué características tiene la disciplina en tiempos de globalización?
¿dentro de qué marcos, aborda la diversidad cultural?

A lo largo del siglo XX en variadas disciplinas científicas, y especialmente las ciencias sociales, se es
cada vez más consciente de la necesidad de un desarrollo analítico montado sobre la concepción de
fenómenos y problemáticas que tengan como referentes especificidades locales insertadas en el marco
conceptual del denominado sistema mundo. En tal sentido, y en relación a la mirada autocrítica
mencionada en apartados anteriores de este trabajo, la antropología abandona una visión de su objeto,
la diversidad cultural, como algo estático, aislado, con desarrollos particulares situados y expande el
horizonte de argumentaciones a una escala global como resultado de problemáticas de índole política,
económica, étnico-cultural. Como parte de estas nuevas concepciones es posible señalar una
recategorización de la diversidad de las distintas culturas ya no como un estadío anterior del progreso
industrial/capitalista que han recorrido las sociedades europeas occidentales, sino como desarrollos
paralelos, no menos complejos, no menos interesantes.
Paradójicamente, las nuevas concepciones antropológicas instauran una modalidad científico-política
de tolerancia y defensa de la diversidad cultural en las formaciones socio-culturales estudiadas, lo cual
incluye la no intervención hasta el punto de la aceptación de situaciones de desigualdad y violencia.
Este posicionamiento es objetado por parte de los cientistas sociales ya que se acepta que se deba
preservar rasgos culturales particulares, sin embargo, desde una perspectiva ética, resulta necesario
reconocer situaciones de opresión e injusticia que afectan el desarrollo y goce de una vida saludable.
Naturalmente, bajo tales perspectivas, el criterio ético profesional, los valores y los posicionamientos
se relativizan en la medida de la especificidad del caso que se estudie como formación socio-cultural
inserto en el sistema mundo bajo el patrón del modelo de acumulación capitalista.

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