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DIPLOMATURA EN PATRIMONIO CULTURAL COMUNITARIO

MODULO 1: Valores Patrimoniales


Clase 1. Patrimonio cultural. Teorías de la Cultura
Profesor y tutor: Lic. Gabriel Lewin

Con el Módulo de Valores Patrimoniales damos inicio a la Diplomatura en Patrimonio


Cultural Comunitario. En este espacio desarrollaremos algunos acercamientos teóricos,
y propondremos bibliografía complementaria, para quienes deseen ampliar la propuesta
y conocer algunos autores que trabajan la temática. Iremos también ofreciendo ejemplos
y algunas ejercitaciones para complementar la lectura.
En este primer módulo, intentaremos presentar algunas problemáticas actuales sobre
valores patrimoniales, las tensiones y complementaciones entre patrimonio tangible e
intangible, la relación patrimonio-ciudadanía; y analizaremos experiencias que nos
permitan reflexionar críticamente sobre la temática.
A lo largo de este espacio curricular se encontrarán con el desarrollo general de las
principales Teorías de la Cultura que le permitirán contextualizar los procesos
culturales, la conformación del campo cultural en América Latina, y las políticas
culturales relacionadas con la protección del patrimonio tangible e intangible. Esta
propuesta pretende explorar las potencialidades de la formación en valores
patrimoniales.
Asimismo se pretende investigar analíticamente las condiciones de desarrollo y
sustentabilidad de los proyectos culturales comunitarios, provinciales, nacionales y
regionales históricos y actuales.
Por medio de los contenidos propuestos nos proponemos acceder al reconocimiento y
caracterización de los valores patrimoniales en diversos proyectos artístico-culturales,
comprender los procesos sociales identitarios y la posible puesta en valor del patrimonio
cultural, reflexionando sobre sus diversas prácticas sociales; permitiéndonos considerar
la producción artística en relación a las condiciones de su revalorización en términos de
identidad cultural.
TEORÍA DE LA CULTURA Y PROCESOS CULTURALES
Siguiendo a Mariano Garreta, nos preguntamos ¿Cuál es el papel de la cultura?, a lo que
responde que, desde un punto de partida etimológico en su origen la polisémica palabra
está relacionada al cultivo de la tierra (cultus) con todas sus implicancias, la
transformación de la naturaleza a partir de contar con técnicas y herramientas,
continuidad en los cuidados por parte de un grupo humano, que con una determinada
organización interna, ha generado un sistema de convivencia, que entre otras cosas
ofrece rituales a sus dioses y ha observado el firmamento y memorizado un orden
astronómico, en el que reconoce regularidades que le permite predecir los cambios
estacionales, festeja la cosecha anual y sacrifica ante deidades para aventar los temores
a la desgracia o la catástrofe. Al mismo tiempo el término está ligado a collo, habitar, en
el sentido de ocupar un mundo -un orden- creado por la comunidad que humaniza un
territorio, un suelo que es modificado a través de un complejo sistema de apropiación
material y simbólico. (Garreta, 2004)

Con el tiempo, esta visión se fue restringiendo, hasta instituir a la cultura clásica
Renacentista, en una lógica aristocratizante, como única civilización racionalmente
"cultivada"; justificando la expansión del Occidente sobre América, Asia y Africa,
como pueblos "excluidos" de la civilización.
A mediados del siglo XVIII se generaliza el empleo de lo "cultural", como opuesto a
natural y el término cultura se afirma como sinónimo de perfección espiritual
incorporándose al discurso hegemónico aportando la idea que la humanidad pasa
naturalmente por tres estadios evolutivos que se suceden linealmente: salvajismo,
barbarie y civilización. En este decurso se produce la estrecha relación entre cultura y
civilización. Una forma particular de expresión cultural, la estética, en correspondencia
con una determinada civilización, la de la sociedad europea occidental en sus versiones
victoriana inglesa o burgués republicana francesa. (Garreta, 2004)

Gustav Klemm (1855) define a la cultura como:

"las costumbres, información y destrezas, vida doméstica y pública, en la guerra y en la


paz, religión, ciencia y arte… (y que) se manifiesta, en las ramas de un árbol si están
deliberadamente conformadas, la fricción de maneras para obtener fuego, la cremación
del cadáver del padre fallecido, la pintura decorativa de un cuerpo humano, la
transmisión de la experiencia pasada a la nueva generación”.

Edward Tylor (1871) inspirado en la anterior afirma que la cultura es:

"ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, ley, costumbres y
toda otra capacidad y hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de una
determinada sociedad''.

Cien años después (KROEBER.Y LUCKHOHN: l952) en una obra ya clásica, registran
y sistematizan 164 definiciones de cultura. Estos autores distinguen seis tipos de
definiciones, como el resultado de agruparlas de acuerdo a sus orientaciones principales:

Descriptivas: cuyo ejemplo paradigmático es la definición que hemos citado de Tylor.


Históricas: las que enfatizan la importancia de la herencia cultural en el marco de la
tradición.
Normativas: en las que la cultura resulta un ideal orientador de conductas.
Psicológicas: que privilegian el estudio de la cultura en los comportamientos de los
miembros de un grupo.
Estructurales: en las que la cultura resulta un significante universal, respecto del que
cada una de las culturas particulares históricas son como significados.
Genéticas: definiciones que se centran en el estudio del origen y el proceso evolutivo de
los elementos que conforman la expresión cultural.

De entre esta diversidad Kroeber y Kluekhohm concluyen que:


"La cultura consiste en patrones explícitos o implícitos, de y para la conducta,
adquiridos y trasmitidos mediante símbolos, constituyendo los logros distintivos de los
grupos humanos, incluyendo sus expresiones en artefactos; el núcleo central de la
cultura se compone de las ideas tradicionales y especialmente de los valores que se les
atribuyen; los sistemas culturales pueden, por otra parte ser considerados como los
productos de la acción; por otra parte como elementos condicionadores para otras
acciones”.

Según UNESCO "La cultura definida únicamente a partir de criterios estéticos no


expresa la realidad de otras formas culturales. Hay una tendencia unánime a favor de
una definición socio antropológica de la cultura que abarque los rasgos existenciales, es
decir, concretos, de pueblos enteros: los modos de vida y producción, los sistemas de
valores, las opiniones, las creencias, etc."
Resaltando tres aspectos:
# Su universalismo, esto es, todos los grupos humanos tienen una cultura, afirmación
que reafirma el carácter común de lo humano sin más.

# La cultura es una evidencia de organización, ya que todas poseen una coherencia y


una estructura propias, donde la generalidad de lo común a lo humano se traduce en la
especificidad de los elementos, instituciones, lengua y costumbres propias de cada
grupo.

# La misma capacidad creativa del hombre, cada cultura es el producto, como resultado
de un proceso temporal, del trabajo sostenido por sentimientos y esfuerzos para
materializar los valores del grupo, la tribu, la comunidad, la región, la etnia o la nación.

Desarraigo y reapropiación cultural


Nos interesa tensionar el concepto de cultura en los debates clásicos y contemporáneos,
proponiendo una mirada desde América Latina. Como señala Mariano Garreta (2004),
"América Latina nació como síntesis cultural entre la Amerindia y las culturas ibéricas
en el momento del desarrollo de la modernidad renacentista y barroca. Su situación
conflictiva desde los orígenes estuvo signada por la necesidad de asumir una
modernización que amenazaba su identidad, esfuerzo potenciado por avatares de una
modernidad cambiante en sus centros generadores".
En función de lo anterior, debemos considerar que en la sociedad compleja
contemporánea se producen procesos de desterritorialización simbólica que potencian el
desarraigo de las propias tradiciones culturales de grupos (aún en sus territorios
originales) por la apelación que otras formas de vida producen desde la comunicación o
la anomia. La implementación de valores trascendentes es responsabilidad de todos los
educadores, para lo cual es necesario agudizar la capacidad perceptiva, el sentido
crítico, las facultades creativas y la capacidad para repensar en un marco cambiante de
aplicación de los mismos.
La construcción de valores patrimoniales nos permite repensar el patrimonio cultural en
términos de disputa simbólica de los procesos culturales. En efecto, se puede afirmar
que “los bienes tradicionalmente preservados corresponden a las clases más favorecidas
de la sociedad que logran imponer su herencia a todo el conjunto social. La élite al
hablar con autoridad lleva a los demás a tomar el enunciado como verdad imponiendo
una visión de mundo social. Y lo que se enuncia es una imagen de nación y su
correspondiente identidad”. (Teixeira, 2006)
Durante el siglo XX surgieron en la región formas de modernización promovidas desde
un imaginario nacionalista y popular. Llegamos al momento actual en la que
enfrentamos una modernidad neoliberal en lo económico y posmoderna en lo cultural.
Entendiendo el proceso de globalización como el fenómeno cuya característica principal
consiste en la relativización de valores, sumado al desarraigo cultural de grupos que
migran en busca de un sentido de la vida perdido, pero afirmando que la referencia
identitaria de lo nacional es irremplazable, así como es importante la visibilización de
procesos culturales subregionales; y de nuevas visibilidades multiétnicas y
multiculturales que cobran importancia día a día.
Otras transformaciones a tener en cuenta se relacionan con el impacto de las industrias
culturales, los medios masivos de comunicación y las nuevas culturas digitales.

...la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que


hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente
comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través
de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un
proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente
nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.
(UNESCO, 1982: Declaración de México)
Cultura y política.
Según Luis Bonet (1999), las políticas culturales surgen y se desarrollan a partir de el
valor estratégico de la cultura como difusor de estándares simbólicos y comunicativos;
las identidades colectivas, y por tanto las identidades de las naciones y de los estados;
por tener efectos positivos, tanto económicos como sociales, al desarrollar la
creatividad, la autoestima y una imagen positiva de las personas y los territorios; y
finalmente por la necesidad de preservar el patrimonio colectivo de carácter cultural,
histórico o natural.
El fenómeno de la globalización ha tenido dos efectos de signo bien contrario, por un
lado, ha conducido a una homogeneización cultural en las formas y manifestaciones
culturales y, por otro, ha propiciado la coexistencia de diferentes grupos sociales dentro
de un mismo territorio en donde, poco a poco, una cultura hasta ahora más o menos
común y homogénea reconocible por todos, va perdiendo su carácter de cultura única
porque en un mismo territorio conviven un mosaico de culturas y de realidades diversas.
Estos fenómenos deben entenderse tanto en su conflictividad; como en valor de
diferencia, riqueza de la diversidad, la multiculturalidad, etc.
Para reflexionar sobre el campo de acciones vinculado a la promoción cultural en la
Argentina, retomaremos algunos conceptos de Ana Wortman, quien propone que en
Argentina, como también en el resto de los países latinoamericanos, existe una larga
tradición intelectual de reflexión sobre la llamada cultura nacional realizada desde
variados géneros discursivos ―como el ensayo, el periodismo ficcional, la literatura, la
dramaturgia, entre otros― la cual se propone dar cuenta de los problemas políticos
nunca resueltos en nuestros países, textos en los que a su vez prevalecen las vivencias
subjetivas del autor. (Wortman, 2002)
Señala que, a partir de fines de la dictadura y la recuperación del proceso democrático
en los `80, comienza a generarse una reflexión de otro orden en la Argentina vinculada a
la necesidad de intervención en el plano de la cultura, a partir del reconocimiento de
reconocimiento de nudos temáticos referidos a políticas culturales, consumos culturales,
la presencia dominante de los medios de comunicación en el campo de la cultura y el
papel de los intelectuales de la cultura. Considerando que estos teman convocaron a
intelectuales y artistas a reflexionar sobre quiénes eran los actores de la cultura,
posicionamientos, concepciones ideológicas, etc. Surgiendo el debate sobre la necesidad
de delimitar un campo de los productores de la cultura, esto es un campo intelectual.

Argentina se había caracterizado, hasta mediados de la década del setenta, por una
trama densa de las relaciones entre los intelectuales de izquierda y sectores del
peronismo[...]. Las instituciones formales e informales del campo intelectual eran
expresión pública de esta vida cultural rica y articulada. Además, tanto la izquierda
como las tendencias radicalizadas del peronismo, mantenían un sistema de lazos lábiles
pero relativamente estables con sectores populares: corrían los años en que los grupos
teatrales independientes se proponían su camino hacia el pueblo con representaciones
en las villas miseria, en que los artistas plásticos organizaban acontecimientos en
sindicatos o sedes partidarias [...] Se había impuesto el ideal de un intelectual
vinculado estrechamente con los sectores populares. Esta trama compleja y también
conflictiva, fue destruida por la dictadura militar en 1976.
(Beatriz Sarlo, citada por Wortman, 2002)

Acompañaremos a Wortman en su lectura del debate entre Oscar Landi y Beatriz Sarlo:

Ana Wortman señala que los actores del campo cultural siempre habían desconfiado del
Estado y de sus estructuras, cuya intervención se caracterizaba por la censura. A su vez,
Landi (1984, 1988) sostenía que fue la persecución militar la que le otorgó a las pocas
actividades culturales públicas, como recitales de rock, el carácter de verdaderas
estrategias de sobrevivencia del sentido. Por eso su preocupación en esos años giró en
torno a la necesidad de generar un Estado democrático, transformando un Estado
pregnado por la lógica autoritaria militar. Diferenciando a Landi de Sarlo, porque el
primero reivindica la tradición de pensamiento nacional-popular y las culturas
subalternas, en contraposición a la mirada más elitista de Sarlo. Esta vinculación entre
intelectuales y los sectores subalternos permitiría a aquellos tener una visión de la
producción de bienes culturales más amplia que la que se supone tributaria de los
intelectuales como la denominada cultura culta. (Wortman, 2002)

Wortman analiza el fracaso del discurso cultural y se pregunta cómo pensar las políticas
culturales en una sociedad pautada por el mercado, en el marco de la flexibilización
económica de los `90, del discurso hegemónico sobre la "ineficiencia" y desregulación
de las políticas del Estado, y la privatización de los medios de comunicación.
Generando una sobre-determinación del mercado, y una privatización de la vida social

Los nuevos consumos culturales (TV por cable, video) implican una retracción al
ámbito privado, y una caída del consumo cultural público, generando otra cultura en
relación al consumo de cine, al uso del tiempo libre y a los usos de la ciudad, en un
contexto de acentuación de las desigualdades sociales y de acrecentamiento de la
inseguridad urbana.

Argumenta Landi que la conformación de un escenario massmediático incide en la vida


cotidiana y redefine la política, las prácticas de los políticos y sus lenguajes, así como
también la relación de la sociedad con la cultura, con el tiempo libre y los usos de los
espacios vitales, generando nuevas formas de hacer política y de lo político en general.

En contraposición, Sarlo se posiciona en relación a las transformaciones tecnológicas,


como algo neutro y adopta cierto discurso celebratorio del fin de las ideologías, en el
marco de la llamada cultura massmediática.

"Han quedado desplazados al menos por el momento ciertos debates, como el papel
del arte en la sociedad, la cuestión de la desigualdad cultural, etc. La crisis político
cultural argentina es societal y también intelectual. Aquí nos resultan útiles para dar
cuenta de este proceso cultural, el concepto de tradición selectiva formulado por
Williams en torno a cómo un poder hegemónico hace una construcción determinada del
pasado en función de los valores del presente. Si bien el debate cultural no podría estar
nunca obturado, dado que la creatividad social es permanente, y como dice Williams,
nunca se agota toda la energía humana, no podemos dejar de advertir la crisis de la
polémica en el campo del pensamiento, la crisis de la confrontación y del
reconocimiento social del espacio intelectual" (Wortman, 2002)

Hacia fines de los `90, Wortman observa dos crisis complementarias, la crisis de
hegemonía cultural y la crisis social; y se pregunta en relación al campo cultural:

"¿De qué manera la reflexión sobre la cultura puede incidir en la construcción de una
hegemonía cultural opuesta al neoliberalismo, cómo los intelectuales provenientes del
progresismo pueden construir un discurso o contribuir a construir un discurso político
que regenere el interés por la política en una sociedad profundamente enojada con los
políticos?"

“Las políticas culturales son el conjunto de intervenciones realizadas por el Estado, las
instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el
desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener
consenso para un tipo de orden o transformación social”.
Néstor García Canclini

Continuaremos en la próxima clase.


Nos vemos en el foro de tutoría!

Bibliografía de consulta
Cuatro tesis sobre la identidad cultural latinoamericana una reflexión sociológica
Vergara Estévez, Jorge; Vergara D., Jorge
Revista de Ciencias Sociales (Cl), núm. 12, 2002,
https://www.redalyc.org/html/708/70801206/

Teorías culturales posmodernas de Latinoamérica (y su importancia para la etnología)


Bettina E. Schmidt, 2002, 2003
https://www.iai.spk-berlin.de/fileadmin/dokumentenbibliothek/...19.../02schmidt.pdf

América Latina: identidad y diversidad cultural. El aporte de las universidades al


proceso integracionista
Carlos Tünnermann Bernheim, 2007
https://journals.openedition.org/polis/4122

Las políticas culturales en América Latina en el contexto de la diversidad


Eduardo Nivón Bolán, 2013
biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20130718114959/eduardo_bolan.pdf
Bibliografía de referencia
“Espacio Cultural Contemporáneo: Una reflexión sobre la diversidad multiétnica en la
sociedad democrática”, Lic. Mariano Juan Garreta
http://www.oei.es/cultura4.htm#debate
Vaivenes del campo intelectual político cultural en la Argentina, Ana Wortman. En
libro: Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder.
Daniel Mato (compilador). CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales,
Caracas, Venezuela. 2002.:
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/cultura/wortman.doc

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