niña de 0 a 6 años de edad con trastornos del desarrollo o con algún riesgo de padecerlo, su familia y su entorno más próximo. En esta se trabaja con diversos profesionales como: medico, psicólogo, psicoterapeuta, psicomotricista, logopedas, trabajadoras sociales y educadores. Con la estimulación Temprana los niños ponen al máximo el desarrollo de sus capacidades individuales, facilitan la maduración del Sistema Nervioso Central, ayudando a que sean niños y niñas autónomas son facilidad de adaptación e integración en el medio en el que vive.
La estimulación temprana y la atención
temprana, son dos herramientas fundamentales que trabajan en mejorar las habilidades de los niños. Y estas herramientas se aplican para que los niños puedan tener un mejor desarrollo y mejorar su calidad de vida. De allí su importancia y el por qué muchos padres deben estar atentos a sus niños. Así lograrán detectar si estos requieren de un mayor estímulo para su desarrollo y podrán buscar ayuda profesional.
La estimulación temprana durante los
primeros años de edad es la base sobre la cual se da el desarrollo posterior; por lo tanto, es fundamental aprovechar la capacidad de aprendizaje y adaptabilidad del cerebro en beneficio del niño. Y desarrollar al máximo sus potencialidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales.
Según Piaget, los niños construyen
activamente su conocimiento a través de la interacción con su entorno, por lo que se debe proporcionar un ambiente que desafíe y estimule su pensamiento.
La etapa de 0 a 3 años es la base del
desarrollo del niño, donde se da una mayor plasticidad cerebral, y mediante la estimulación temprana se puede conseguir un gran éxito a la hora de fomentar las distintas inteligencias del niño. Es fundamental darle vital importancia a todo lo sensorial. Ya que a través de los distintos sentidos, el niño va descubriendo su alrededor y así mismo.
Y esta estimulación temprana, se debe
realizar en periodos breves de tiempo, durante los tres primeros años de vida. Estos periodos de estimulación pueden repartirse en distintos momentos del día, considerando las particularidades de cada niño (a) y su disponibilidad para ser estimulado.
Debido a que el niño es muy propenso a la
fatiga cognitiva, pues sus neuronas aun no poseen una alta capacidad de trabajo y necesitan un tiempo prudencial para su recuperación funcional. Por lo tanto conviene dosificar la estimulación para preservar la salud del niño.
Es por ello que el primer año de vida es de
gran importancia, ya que constituye la base del desarrollo psicomotor del niño para ir dando lugar a un adecuado aprendizaje, autoestima, autocontrol, confianza en sí mismo, y habilidades para organizar.
Por eso que la estimulación temprana
comprende un conjunto de acciones que, en calidad y oportunidad adecuada, tiende a proporcionarle al niño las experiencias necesarias para desarrollar sus potencialidades, esta debe realizarse como un juego. Primero provocar en el niño el “deseo de hacer” aquello que debe realizar. Saber “escuchar” al niño en vez de dirigirlo, estar “alerta” a sus estados internos, deseos y demandas. Durante la estimulación, es más importante la “forma” como se hace y se le habla al niño.
Los programas de estimulación temprana no
solo resuelven el déficit o la carencia en la etapa inicial de la vida del niño en riesgo; sino que también posibilitan efectos educativos duraderos que se siguen evidenciando muchos años después de haberse implementado las intervenciones estimuladoras. Esto se debe a que la aplicación de estos programas se realiza en períodos más sensitivos y receptivos del desarrollo de los niños que comprenden la etapa más temprana de la infancia.
El desarrollo infantil en los primeros años
se caracteriza por la continua adquisición de funciones tan importantes como: el control postural la autonomía al desplazarse el lenguaje verbal, la interacción social Esta evolución está estrechamente ligada al proceso de maduración del sistema nervioso, ya iniciado en la vida intrauterina y a la organización emocional y mental. El sistema nervioso se encuentra en la primera infancia en una etapa de maduración y de importante plasticidad. Esta plasticidad del sistema nervioso, se puede explicar que cuando los niños vienen al mundo aún no han terminado madurar, lo que deriva en una gran sensibilidad a los estímulos ambientales, que se da sólo en los primeros años de vida. Es por eso la importancia de los estímulos ambientales en el desarrollo del infante. Por lo que cualquier causa que provoque una alteración en la normal adquisición de los hitos que son propios de los primeros estadios evolutivos puede poner en peligro el desarrollo armónico posterior. Pero esa plasticidad ofrece al Sistema Nervioso una mayor capacidad de recuperación y reorganización orgánica y funcional, que decrece de forma muy importante en los años posteriores. La evolución de los niños con alteraciones en su desarrollo dependerá en gran medida de la fecha de la detección y del momento de inicio de la Atención Temprana. Cuanto menor sea el tiempo de ausencia de los estímulos mejor aprovechamiento habrá de la plasticidad cerebral y potencialmente menor será el retraso.
En este proceso resulta crucial la implicación
familiar, elemento indispensable para favorecer la interacción afectiva y emocional así como para la eficacia de la estimulación.
La Atención Temprana: aspectos generales
Definición. Fundamentos teóricos de la Atención Temprana. Principios básicos y objetivos. Niveles de actuación. Población a la que va dirigida. Entornos competentes en Atención Temprana. Fundamentos de la atención temprana El escepticismo que, en un principio, había sobre la importancia de los primeros años en el desarrollo del individuo, dio paso a una creciente aceptación de la influencia decisiva de la experiencia temprana en ese desarrollo. Este cambio de mentalidad se operó en los años 50 y fue posible gracias a la presencia de varios factores. En primer lugar, hemos de referirnos a la importancia progresiva que se le iba dando a la educación temprana de la infancia, que recogía la influencia de autores como Comenius, Locke o Rousseau, y, a partir de 1800, de los kindergarten, de las escuelas para niños de María Montessori y de los servicios de salud materno-infantil. Pioneros de la Educación Especial, como Seguin, insistían en la importancia de la educación temprana, ya a mediados del siglo XIX. De otro lado, el estudio y la investigación sobre el desarrollo del niño empezaba a aportar resultados concluyentes, sobre todo en dos apartados (Meisels y Shonkoff, 2000):