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Curso: 3° año.
Para conocer la historia de la lingüística, debemos saber que los orígenes de la reflexión
acerca de los hechos lingüísticos datan de la Antigüedad en Oriente, Grecia y Roma. En
la filosofía griega se sistematizó y se establecieron dos corrientes: una racionalista,
teórica y especulativa, donde se cuestionaba si el lenguaje era natural o convencional; y
la otra empirista, práctica o descriptiva, que buscaba establecer categorías gramaticales
basándose en los datos.
Otro de los planteos en relación con las problemáticas que surgen en torno al lenguaje
es la distinción de partes de la oración. Por una parte, Platón plantea que está el logos
que sería la oración y por otra están el ónoma que es el nombre o sujeto y el rhéma que
es lo que se dice o el predicado. Luego, con Aristóteles aparece el sýndesmos que es la
unión, la cópula. Más tarde, fueron apareciendo distintas divisiones que fueron las que
dieron origen a las clases de palabras tal y como las conocemos en la actualidad. Otros
autores que formaron parte de ello fueron Estoicos, Téchné y Prisciano. Esta discusión
planteada, se dio en el marco de la construcción de la gramática griega que se formó a lo
largo de siglos de reflexión y sentándose en las bases de la lógica. De esta manera,
Protágoras distingue los tres géneros del griego, Platón divide las palabras en nombres y
verbos, Aristóteles añade a la distinción platónica la conjunción y reconoce la categoría
temporal de los verbos, y los estoicos y alejandrinos siguieron explayando en todos esos
conceptos.
Las dos obras de los alejandrinos que permitieron el acceso a la lengua griega y se
imitaron hasta la Edad Media fueron “La Téchne grammatike” de Dionisio de Tracia y
“La sintaxis” de Apolonio Díscolo. Según la Téchne el objetivo de la gramática es
conocer el griego correcto y literario para acceder a las obras de los clásicos griegos; el
rango de la gramática es habilidad, conocimiento práctico, arte y ciencia; muestra la
palabra entendida como la parte más pequeña de la oración y esta es definida como la
unión de palabras que posee sentido completo y está conformada por: nombre, verbo,
participio, artículo, pronombre, preposición, adverbio y conjunción. Además, menciona
tres géneros: masculino, femenino y neutro, hay tres números: singular, dual y plural y
el nombre tiene cinco casos: recto, genitivo, dativo, acusativo y vocativo. El verbo
posee tiempo, personas, números, actividad y pasividad. Hay tres personas: primera,
segunda y tercera y tres tiempos: presente, pasado y futuro, además de cuatro grados del
pasado: pasado, imperfecto, perfecto, pluscuamperfecto y aoristo.
Cabe mencionar que Lyons escribió acerca de cuáles fueron los errores de los
alejandrinos. En primer lugar, prevaleció la lengua escrita, esto puede ser visto
perfectamente en que el término “gramática” proviene de la palabra que significa “el
arte de escribir”, además consideraron a la lengua de los escritores áticos del siglo V
como más correcta que el habla coloquial, promoviendo que la pureza de una lengua se
mantiene debido al uso de los hablantes instruidos.
Siguiendo con la gramática de Roma, esta dejó abierto el acceso a los textos escritos en
Grecia y Roma por medio de sus gramáticas. Los gramáticos latinos fueron transmisores
gramaticales, tradujeron, imitaron, compilaron ejemplos y sistematizaron paradigmas,
protegieron a sus antecesores del olvido y sentaron las bases de las obras medievales y
del Renacimiento. En algunas ocasiones, intentaron forzar los paradigmas latinos para
asimilarlos a los de los griegos. Sin embargo, su gramática tiene sus debidos exponentes
como lo fueron: Varrón, Cicerón, Julio César Quintiliano, Donato y Prisciano. Varrón
escribió “De lingua latina” y se refiere a la gramática como “arte, ciencia, literatura”;
Donato escribió “De octo partibus orationis ars minor” que es una gramática muy
didáctica, se centró en la práctica; Prisciano escribió “Las institutiones grammaticae" y
basa su método y teoría en modelos griegos.
En la época medieval, se siguieron estudiando las gramáticas de Donato y Prisciano
debido a que el latín era la lengua de la cultura, además de que no se avanzó mucho más
que eso en gramática. Sin embargo, hubo un gran aporte en lo filosófico, donde se
suponía que el estudio del lenguaje ayudaba a interpretar la realidad, además postularon
el ser, el entender y el significar y esto se da en torno a los modistas. Ellos intentaron
establecer una relación simétrica entre el mundo de los objetos y el de los signos. Las
cosas aprendidas a través del entendimiento determinan el modo de significar de las
palabras y ellas se concretan en un conjunto de sonidos vocales articulados, que tiene
doble dimensión semiótica: de significado y de modo significar. Los modistas, definen a
la gramática como la ciencia del lenguaje, asimismo definen a los nombres como las
palabras que significan el modo de la sustancia más una cualidad; los pronombres son
los que significan únicamente el modo de la sustancia; los verbos son los que significan
el proceso temporal con referencia a la actividad o pasividad; los adjetivos son los que
significan los accidentes del nombre; y así sucesivamente. Thomas de Erfurt plantea
como condición indispensable para que una oración estuviera bien formada que las
palabras seleccionadas para una construcción sintáctica debían ser apropiadas, por
ejemplo, nombre y adjetivo está bien, pero preposición y verbo no. Otra de sus
condiciones, es que se debían aplicar las oportunas correlaciones flexivas entre las
palabras que integraban una construcción, por ejemplo: árbol grueso, sí; pero árbol
gruesas, no. Por último, las palabras asociadas debían ajustarse al principio de
colocabilidad, por ejemplo: día lluvioso, sí; día impertinente, no.
En cambio, uno de los casos específicos que es distinto en esta época es el anónimo
irlandés, que realizó el primer tratado conocido de una lengua no clásica, escrita en el
siglo XII, acerca de la ortografía de la lengua islandesa. Al hacer un tratado acerca de
una lengua vulgar, le da estatuto. Otro de esos casos es Dante Alighieri, que plantea que
la lengua vulgar es más noble porque es la que saben emplear todos, es la que primero
se aprende, a diferencia de la otra que es producto del arte.
Más tarde, a mediados del siglo XV, se abre otro período lingüístico que se extiende
desde el siglo XVI hasta el XVII. Se pueden separar tres etapas: una de gramática latina
de corte tradicional, que es la recuperación del latín de Cicerón; otra es la de gramática
de lenguas vulgares, como la “Grammatica Castellana” de Nebrija; y la última es la
especulación lingüística o reflexión sobre los fundamentos del lenguaje, sobre las bases
del latín y otras lenguas. De esta manera, en el Renacimiento, vuelve la civilización
humanista de Grecia y Roma, se vuelven a estudiar Virgilio y Cicerón y a escribir
nuevas gramáticas del latín clásico. Aparece, luego de Dante y el anónimo irlandés, el
interés por las lenguas vernáculas y se escribe una serie de gramáticas de esas lenguas,
que son más bien gramáticas escolares hechas a semejanza de la latina para ayudar a la
enseñanza de la lengua. Los objetivos de las gramáticas renacentistas de orientación
práctica, acometen a la descripción gramatical de la lengua a partir de sus partes, a
otorgar a las lenguas vulgares un prestigio semejante al del latín, a facilitar la
comprensión del latín para extranjeros y fijar la lengua. Su estructura tiene la ortografía,
el estudio de la sílaba y la prosodia, la etimología o estudio de las partes de la oración,
la sintaxis y un manual esquemático para el aprendizaje de la lengua vulgar de la que se
trate, dirigido a los extranjeros.
Después, en el marco del siglo XVIII, aparece el interés por el origen del lenguaje con
autores como Condillac, Rousseau y Herder. Algunos realizan comparaciones simplistas
y preparan el terreno para la lingüística comparada e histórica del siglo XIX. Condillac,
en su “Curso de estudio para la educación del príncipe”, establece que el primer objeto
de la lengua es el de analizar el pensamiento y expresa que el arte del lenguaje es el arte
de pensar y de razonar. Rousseau, establece que, del gesto, se pasó al grito y gemido y
finalmente a las palabras. Condillac, puso en orden el objeto (fruta), luego el verbo
(fruta querer) y luego el sujeto (fruta querer Pedro). Herder, señala tres estadíos: uno es
desde el grito hasta la expresión en la que se menciona al actor, otra es la mención de la
acción y otra es la mención del objeto. Además, comienzan a darle importancia a las
diferentes lenguas por la necesidad de comerciantes y artesanos de aprenderlas y, así,
advierten las diferentes semejanzas entre una y otra lengua y establecen relación entre
nación y lengua.
En el siglo XIX, aparece la lingüística histórico-comparativa, con diversos exponentes
como lo son Shlegel, Bopp, Rask, Rimm. Este período fue de gran importancia debido a
que aportaron nuevas concepciones de las lenguas y las relaciones que establecen las
mismas, se aceptó el estudio lingüístico de las lenguas extintas, se identificaron familias
de lenguas y se postuló el indoeuropeo como lengua original, además de que se
sirvieron del uso de una metodología científica similar a la biología. De esta manera, se
avocaron al estudio de la evolución y de la historia.
Bopp, fue quién estudió las lenguas orientales en París, donde escribió su sistema de
conjugación del sánscrito. Quería reconstruir el estado primitivo de la lengua a través
del estudio del sánscrito y de los morfemas comunes de este con otras lenguas. Buscaba
reconstruir las palabras primitivas, raíces monosilábicas que manifestaban la relación
directa entre el sonido y el significado correspondiente. Rechazó el término
indogermánico, utilizaba indoeuropeo. Su mérito principal fue que, al buscar la
protolengua, se apoyaba en la comparación de lenguas muy diferentes. Sentó las bases
de la lingüística comparativa, el método histórico-comparativo que consistía en el
descubrimiento, en el mantenimiento y en la diferenciación de consonantes entre
lenguas como el griego, el gótico y el antiguo Alemán. Este método, riguroso, se
considera positivista porque rompe con las especulaciones guiadas por la mera razón de
siglos anteriores y buscan centrarse en datos concretos y muestras de lenguas reales que
se confrontan entre sí. Desde los datos se hacen inducciones y generalizaciones, además
de extraer leyes fonéticas o correspondencias entre palabras de diversas lenguas o entre
etapas de una misma lengua. Buscaron centrarse más en lo histórico que en lo
comparativo, para así encadenar los hechos en un orden cronológico e insistieron en
identificar leyes y establecer analogías.
En el mismo siglo aparece un filólogo que se distinguió un tanto de los demás. Wilhem
vom Humboldt tuvo como objetivo crear la antropología comparada y el estudio de las
lenguas fue un medio para ello. Estudió la estructura de las lenguas con el fin de
clasificarlas, por lo que se lo toma como el precursor de la moderna tipología
lingüística. Fue gran precursor de la lingüística del siglo XX, sobre todo por su énfasis
en el lenguaje creativo. Trataba de explicar el origen del lenguaje y, acorde con el
romanticismo, pensaba que las lenguas eran reflejo del espíritu de las diferentes
naciones. La lengua para él no fue un producto, sino una fuerza activa y consideró a la
lengua como un sistema de combinación de elementos combinables de infinitas
maneras.
Otro aspecto por destacar del siglo XIX en la historia de la lingüística fueron los
neogramáticos, que eran alumnos interesados en los baches de la lingüística histórica.
Trajeron consigo conocimientos y métodos científicos empíricos, se dedicaron a los
cambios fonéticos y a la concepción histórica de la lengua, se interesaban en la relación
lengua-pensamiento. Su tesis postulaba la inevitabilidad de las leyes fonéticas y
admitieron una sola excepción: la analogía. Los neogramáticos fueron positivistas.
Por último y pasando al siglo XX, comienzan los inicios de lo que fue la lingüística
moderna, donde continua la gramática escolar normativa y el positivismo lingüístico.
Inspirados en cierta manera de los neogramáticos, inicia el estructuralismo con
Ferdinand de Saussure con su “Curso de Lingüística general” que ubica a la lingüística
como una disciplina de la semiología y estudia específicamente el signo lingüístico,
además de diferenciar lengua y habla y desarrollar diferentes acepciones en torno a la
temática y Jespersen. Por otra parte, la maduración de la metodología estructuralista se
da con Troubetzkoy y Hjelmslev y la lingüística norteamericana anterior a Chomsky
tiene aportaciones de Whitney y una lingüística antropológica y un estructuralismo de
base conductista desarrollado por Boomfield y sus seguidores.
FILEMI. (15 de abril del 2020). Filosofía, letras y misceláneas [Archivo de video].
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=3OfSH8nzF3c
FILEMI. (14 de mayo del 2020). Filosofía, letras y misceláneas [Archivo de video].
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=_jGXgm8cGQw&t=1528s