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-Juicio previo y principio de inocencia son dos caras de una misma moneda:
“Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en
ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o
sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”
Declaración Universal de Derechos Humanos
(art. 11.1)
Art. 1 “Nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los designados de
acuerdo con la Constitución y competentes según sus leyes reglamentarias, ni
penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso y
sustanciado conforme a las disposiciones de esta ley, ni considerado culpable
mientras una sentencia firme no desvirtúe la presunción de inocencia de que
todo imputado goza, ni perseguido penalmente más de una vez por el mismo
hecho”.
Códigos procesales (CPPF)
ARTÍCULO 3°.-
La persona debe ser tratada como si fuera inocente mientras no exista una
sentencia penal de condena
CPPN: Art. 3° - En caso de duda deberá estarse a lo que sea más favorable al
imputado.
CPPF: Art. 11.- In dubio pro imputado. En caso de duda, se estará a lo que sea
más favorable para el imputado. La inobservancia de una garantía no se hará
valer en su perjuicio. Las normas procesales no tendrán efecto retroactivo, a
menos que sean más favorables para el imputado.
Repercusiones:
Onus probandi
Onus probandi
Resulta decisivo que el juez, aun frente a un descargo que pudiera estimarse
poco verosímil, mantenga una disposición neutral y contemple la alternativa de
inocencia seriamente, esto es, que examine la posibilidad de que la hipótesis
alegada por el imputado pueda ser cierta; así la presunción de inocencia
consagrada en el artículo 18 de la Constitución Nacional puede ser vista, en
sustancia, como el reverso de la garantía de imparcialidad del tribunal.
CARRERA (Fallos: 339:1493)
En función del principio in dubio pro reo cabe dilucidar si, con las pruebas adquiridas en el proceso,
puede emitirse un juicio de certeza sobre que la finalidad invocada -tenencia de estupefacientes para
uso personal- de ninguna manera existió. Lo contrario deja un resquicio a la duda, tratándose, cuanto
mucho, de una hipótesis de probabilidad o verosimilitud, grados de conocimiento que no logran
destruir el estado de inocencia del acusado con base en aquel principio (art. 3 del Código Procesal
Penal de la Nación).
La valoración de los hechos o circunstancias fácticas alcanzadas por el in dubio pro reo incluye
también los elementos subjetivos del tipo penal, cuya averiguación y reconstrucción resulta
imprescindible para aplicar la ley penal. La falta de certeza sobre estos últimos también debe
computarse a favor del imputado.
MIGUEL (Fallos 329:5628)
No basta con la existencia de una ley previa que autorice la coacción estatal con fines
procesales, sino que esta autorización legal debe ser respetuosa de las libertades
individuales aseguradas por la Constitución (Voto de los Dres. Julio S. Nazareno,
Eduardo Moliné O'Connor y Ricardo Levene [h.]).
Toda vez que la coerción procesal se lleva a cabo sobre quien goza de un estado de
inocencia que todavía no ha sido destruido por una sentencia condenatoria es necesario
que las medidas restrictivas de la libertad y, en especial, las restrictivas de la libertad
ambulatoria, sean ejecutadas conforme a la ley (Voto de los Dres. Julio S. Nazareno,
Eduardo Moliné O'Connor y Ricardo Levene [h.]).
Corte IDH y presunción de
inocencia
Ruano Torres y otros Vs. El Salvador
127. Este estado jurídico de inocencia se proyecta en diversas obligaciones que orientan el desarrollo
de todo el proceso penal. Así, la demostración fehaciente de la culpabilidad constituye un requisito
indispensable para la sanción penal, de modo que la carga de la prueba recae en la parte acusadora y
no en el acusado. En este sentido, el acusado no debe demostrar que no ha cometido el delito que se
le atribuye, ya que el onus probandi corresponde a quien acusa y cualquier duda debe ser usada en
beneficio del acusado. Por otro lado, el principio de presunción de inocencia implica que los
juzgadores no inicien el proceso con una idea preconcebida de que el acusado ha cometido el delito
que se le imputa. A su vez, exige que el Estado no condene informalmente a una persona o emita
juicio ante la sociedad, contribuyendo así a formar una opinión pública, mientras no se acredite
conforme a la ley la responsabilidad penal de aquella.
J. Vs. Perú
244. “Si bien en el marco del proceso penal en sí mismo, los señalamientos de
culpabilidad por parte de […] fiscales y procuradores no constituyen una
violación a la presunción de inocencia , las declaraciones de estos funcionarios
a la prensa, sin calificaciones o reservas, infringen la presunción de inocencia
en la medida en que fomenta que el público crea en la culpabilidad de la
persona y prejuzga la evaluación de los hechos por una autoridad judicial
competente ”; por ende, la Corte “advierte que la presunción de inocencia exige
que las autoridades estatales sean discretas y prudentes al realizar
declaraciones públicas sobre un proceso penal”.