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Le Varieté, gesto de hospitalidad

Autores/as: Santiago Campos, Analía Devalle, Natalia Gregorio, Luz Vidal, Federico Villar 

“Cada uno pone en juego lo propio y lo comparte (...) ustedes dan la palabra para que cada uno cuente”,
“...es un acontecimiento transformador, que marca un antes y un después”.

Con estos dichos de participantes del evento iniciamos este escrito, ya que creemos que los efectos de
la práctica se verifican, cuando construimos con otros/as un relato respecto de lo que acontece. 

Le Varieté es un festival que se realiza varias veces al año, llevado a cabo de manera transdisciplinaria
por un equipo de profesionales y artistas independientes que nos desenvolvemos en el ámbito de la
salud mental, actuando desde la sociedad civil en diálogo con las políticas de inclusión y de salud
mental. Nuestro objetivo es intervenir en el territorio cultural y valorizarlo como espacio de participación
subjetivo y social, generando una propuesta inclusiva para niños/as, adolescentes y jóvenes que
habitualmente son excluidos del escenario cultural. Proponemos un lugar de encuentro social y familiar
desde el arte y en la cultura que se lleva a cabo en un centro cultural. Convocamos a quienes se
desempeñen en alguna rama artística para exponer en alguno de los espacios generados. Participan
artistas, instituciones de salud mental, colegios y talleres, entre otros. Realizamos distintas exposiciones
y actividades: música, artes visuales, instalaciones interactivas, murales colectivos, mesas abiertas de
creatividad plástica, intervenciones teatrales, feria de productos artesanales y más. Proponemos así un
evento en el que dialoguen variadas disciplinas artísticas y genere un espacio de encuentro y juego que
haga lugar a diferentes presentaciones subjetivas e instituciones, con el objetivo de alojar la diversidad y
de interpelar imaginarios constituidos. 

“Yo me quedé con la nena de los cumpleaños, la que se acuerda todas las fechas. (...) Nos enseñan a
pensar en diagnósticos, a etiquetar. En ese lugar no pensé de esa manera. ¿Por qué la diferencia
siempre es en negativo?” (joven artista musical participante del evento)

Nos gustaría transmitir la experiencia recurriendo al concepto “gesto de hospitalidad” que propone Juan
Mitre, ya que entendemos que para alojar no alcanza con abrir las puertas de un espacio. El autor lo
explica del siguiente modo: “el lugar del que se trata en la hospitalidad no pertenece ni al anfitrión ni al
invitado, sino al gesto. Hay gestos que alojan e inventan lugares.” 1

¿Cuáles son aquellos “gestos” que hacen al dispositivo?, ¿qué lugar para el arte en este entramado?

Lo primero que pensamos es que un gesto hospitalario surge de considerar al otro como tal, con todo lo
que ello implica. Y en este sentido, entendemos a Le Varieté como un dispositivo que en sí mismo,
surge y toma la forma de gesto de hospitalidad. Es la invención de un lugar que emerge a partir de
puntuaciones y trazas en el espacio cultural, orientado a crear experiencias que apunten a deconstruir
convenciones. Por un lado, nace de la conversación entre discursos en el abordaje de situaciones
complejas, que buscan el armado de un colectivo que reconozca lo singular de cada caso. A su vez,
oferta una zona de encuentro a través del arte, abierta a todos/as, también a quienes han sido
segregados/as o exiliados/as histórica y políticamente del derecho al acceso y uso del territorio cultural.
El espacio surge como respuesta a diferentes necesidades y demandas relacionadas a la inclusión
social de niños/as, adolescentes y jóvenes cuyas presentaciones subjetivas resultan inhabituales.   El 
formato varieté posibilita que sucedan cosas en simultáneo, habilitando que cada participante pueda
hacer su propio camino, a su tiempo y ritmo; advertidos de que el “para todos” del principio político de la
inclusión, produce en sí mismo un efecto segregativo en tanto se lo considere como un “para todos lo
mismo”. Incorporamos actividades de producción durante el evento para interpelar posicionamientos
pasivos, propiciar dinámicas de intercambio entre el público y crear objetos de representación colectiva. 

Al mismo tiempo, incluimos anfitriones clowns que operan lúdicamente como interventores durante el
festival, generando predisposición desde el humor, significando y dándole un tratamiento a posibles
situaciones incómodas u hostiles que puedan ocurrir y, también, organizando a la gente entre tanta
propuesta. Realizar el evento en un centro cultural asegura que sea considerado una oferta de la cultura
hacia la comunidad, un lugar a habitar socialmente. La coordinadora de un Centro Educativo
Terapéutico transmite: 

“En el trabajo con adolescentes, para nosotros la dificultad mayor es la exogamia. Vamos al afuera,
plazas, natación; la diferencia es que acá hay gente nueva, intercambio con pares.” 

Ubicamos otro gesto de hospitalidad en nuestra idea de arte. Ponemos el foco no sólo en el proceso
creativo y en la obra en sí misma, sino en la experiencia artística como territorio de encuentro: espacios
de diálogo y juego alrededor de las obras,  procesos de creación sobre temáticas particulares o
creaciones conjuntas, entre otras. Corroboramos que estas instancias de participación cultural facilitan
el lazo y crean nuevos lugares de pertenencia e identificación para las infancias, adolescencias y
juventudes. 

“El arte produce algo. Lo artístico genera una expresión y estamos ahí atravesados por eso, ahí es el
encuentro, no es la discapacidad. La cosa no pasaba por lo bello o lo feo, por la identidad, sino por la
producción.”, (joven artista visual participante del evento)

El potencial de la obra se ubica en los efectos que genera sobre el mundo que la rodea (y los mundos
que genera sobre la persona que la crea) y no sólo en su valoración estética como forma. Esto no
significa que cualquier cosa pueda ser expuesta, sino que se  intenta generar un código compartido
junto a los/as participantes en donde se valora la pared del centro cultural como espacio de lo público y
de lo artístico. Además, la curaduría no es únicamente por cuestiones estéticas sino también por los
efectos subjetivos que una exposición pública implica.

Para finalizar, otro gesto que rescatamos, es el carácter de la invitación y de la creación conjunta. Le
Varieté invita a una apropiación del espacio, abriendo la convocatoria para que infancias, adolescencias
y juventudes tomen un lugar de participación. Se generan las condiciones y se proponen ideas, se abren
preguntas y se esperan respuestas. Se ofertan lugares para que puedan ser asumidos por otros.
Retomando las palabras de Juan Mitre, el lugar se inventa a partir de gestos que crean puentes entre
instituciones, artistas y el espacio de lo público en la cultura.

1 Mitre, Juan (2020), “Una experiencia de transformación”, en página web La libertad de la pluma, ap. V. Link: http://lalibertaddepluma.org/juan-mitre-una-experiencia-de-transformacion/?fbclid=IwAR00N7p10Vedk-
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