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MARIÑO - TJD Tomo I CAUSALIDAD
MARIÑO - TJD Tomo I CAUSALIDAD
Jurisprudencial
y Doctrinario
Derecho de daños
u
Tomo I
Tratado
Jurisprudencial
y Doctrinario
Derecho de daños
u
Prólogo
Arturo Caumont
© Andrés Mariño López, 2018
Impreso en Uruguay
Printed in Uruguay
Uruguay
CAPÍTULO CUARTO
RELACIÓN DE CAUSALIDAD
SUMARIO
En una segunda fase, el perjuicio debe estar vinculado en relación causa-efecto con un hecho
o conducta que lo ha producido. Se verifica la relación de causalidad o nexo causal.
A su vez, en una tercera etapa, el evento dañoso que ha causado el daño debe ser atribuido,
por medio de un factor de atribución subjetivo u objetivo, al sujeto a quien se le asigna la res-
ponsabilidad. Se configura la relación de atribución.
La relación de causalidad es, en definitiva, uno de los elementos funcionales del proceso
de asignación de responsabilidad civil, el cual, se configura como una relación de causa-efecto
entre el daño y el evento dañoso. Éste debe producir el perjuicio. Es una vinculación de ante-
cedente y consecuente (1).
La inhibición de una determinada conducta o hecho parte de la base que dicha circunstancia
puede causar un daño. Para obtener una medida preventiva que active la tutela inhibitoria
(1) MARIÑO LÓPEZ, A., Los fundamentos de la responsabilidad contractual, Carlos Álvarez Editor,
Montevideo, 2005, pp. 86 y ss.
del daño es necesario constatar que existe una relación causal entre ese posible perjuicio y la
conducta que se pretende prohibir.
(2) MARIÑO LÓPEZ, A., “La función de prevención del Derecho de daños y el impacto de principio
precautorio”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 14- 2017, pp. 867.
(3) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, p. 310. En el
mismo sentido, entre otros: PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, Temis, Bogotá, 1979,
pp. 401 y ss.; BUERES, A. J., Responsabilidad civil de los médicos, T. 1, Hammurabi, Buenos Aires, p. 297;
VÁZQUEZ FERREYRA, R. A., Responsabilidad por daños, Depalma, Buenos Aires, 1993, p. 220; LÓPEZ
HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2006, p. 199.
Para la causalidad natural, todo fenómeno (es decir, cualquier supuesto de hecho) es pro-
ducto de la suma total de condiciones positivas y negativas que concurren a su realización. Desde
dicha perspectiva, causa es el total de las contingencias de la naturaleza que, siendo realizadas,
hacen que siga necesariamente el consiguiente (4).
La causa jurídica en el ámbito del derecho de daños tiene bases diferentes. El daño, como
toda entidad fenoménica, es el resultado de un conjunto complejo de circunstancias. Como
señala Alterini: “El efecto no siempre aparece unívocamente atribuible a su causa: concurren, en
una u otra medida, de una u otra manera, otras circunstancias que se encadenan en la relación
que deriva en el efecto” (5). El sistema jurídico establece determinados criterios para determinar
qué circunstancias de hecho deben considerarse en conexión causal con el daño acaecido.
Como señala Gamarra, la condición es un antecedente que no produce el daño, aun cuando
materialmente pudiera favorecer el acaecimiento del hecho dañoso (7). No obstante, pueden
presentarse diversas “condiciones” que pudieran ser causas del daño sucedido. Como se verá
infra, dicha situación amerita diferentes posiciones respecto de si se debe asignar la responsa-
bilidad civil a todas las “condiciones” que serían, entonces, todas “causas” del daño (teorías de
la equivalencia de las condiciones) o si se debe escoger como causa o causas del daño a una o
más de las “condiciones” causales (teorías individualizadoras de la causalidad) (8).
Las condiciones son eventos que intervienen en la producción del daño. De acuerdo con
las teorías individualizadoras, de todas las condiciones que han intervenido en el acaecimiento
del daño, solo una o algunas son causa o causas del daño. A partir de la individualización de
una o más condiciones como causa o causas, las restantes condiciones pasan a ser consideradas
como antecedentes que no provocan el daño. La ocasión es el conjunto de circunstancias en
cuyo contexto se da el evento dañoso. La causa es, propiamente, el evento que produce el daño.
En uno u otro significado de la expresión concausa, ésta puede actuar en el proceso causal
en forma parcial y concurrir con una o más causas. En efecto, en el primer significado indicado,
la concausa puede exonerar parcialmente de responsabilidad civil en tanto desvíe en forma
parcial el curso causal, o, en el segundo significado expuesto, la concausa puede concurrir
con otras concausas en la producción del daño y la responsabilidad civil asignada en forma
proporcional, in sólidum o concurrente, o solidaria.
Un daño puede ser causado por un hecho dañoso y no existir dificultades para dicha deter-
minación. No obstante, en la producción del daño pueden haber participado diversos hechos
y plantearse problemas para determinar la relación de causalidad.
(9) LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, cit., p. 200.
(10) ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, cit., p. 140.
Con relación a la pluralidad de causas, Peirano Facio expresa: “(…) No se suelen plantear
problemas para establecer la ligazón entre el hecho ilícito y el daño; un auto va por la calle con
exceso de velocidad y atropella a una persona, que muere: no existen dificultades en este caso
para afirmar que el daño (muerte de peatón) se encuentra claramente ligado al acto ilícito (atro-
pellamiento por exceso de velocidad) de modo tal que, sin éste, aquél no hubiera sucedido. (…)
Pero no siempre los problemas se presentan con esta simplicidad. Supongamos, en el ejemplo
propuesto, que el peatón sufre la fractura de una pierna y que al ser transportado por la am-
bulancia es víctima de un nuevo choque a consecuencia del cual fallece; en este caso, ¿puede
afirmarse que el primer hecho ilícito fue causa de la muerte del peatón no obstante que de no
haber mediado aquél, ésta no se hubiera producido?; y todavía, si el accidentado es llevado
sin inconvenientes al instituto traumatológico, y produciéndose en éste un incendio, muere
quemado por no haber podido huir a consecuencia de las fracturas que sufrió en el primitivo
atropellamiento, ¿será posible afirmar que el autor que causó el atropellamiento ilícito es, tam-
bién, indirectamente responsable por la muerte a causa del incendio, bajo el razonamiento de
que no habiendo mediado aquella fractura el accidentado habría podido librarse de éste?” (11).
Para la solución del problema que plantea la relación de causalidad en el aspecto referido,
se han construido diferentes teorías, las cuales pueden agruparse en dos sistemas teóricos.
Un primer grupo de teorías no distinguen una o más causas entre las diversas condiciones
causales (12). Todas ellas tienen como fundamento en común considerar que todas las condi-
ciones concurrentes a la producción del daño son causas de éste por igual, sin que haya que
distinguir entre ellas (equivalencia de las condiciones o conditio sine qua non).
En un segundo sistema teórico, se agrupan las teorías individualizadoras, las cuales se cons-
truyen sobre la base de considerar que debe necesariamente procederse a una distinción entre
las diferentes condiciones y seleccionar la causa o las causas que hayan causado jurídicamente
el daño. La selección entre las diversas condiciones causales, permite determinar la conexión
causal entre el hecho dañoso y el daño; de dicho fundamento parten un conjunto de posturas
que se diferencian por el criterio adoptado para la referida selección (13).
la postura positiva, el daño es producido por el conjunto de condiciones y por cada una de
éstas en particular (Von Buri). Para la posición negativa, si el daño no se produce excluyendo
la condición, ésta forma parte del nexo causal (Von List). Como se verá infra, otros desarrollos
flexibilizaron la teoría de la equivalencia de las condiciones; en efecto, dichas posturas excluyen
algunas condiciones, aún cuando, las que no son excluidas, responden por partes iguales. Entre
ellas, se destacan la teoría de las condiciones relevantes e irrelevante (Traeger) y la teoría de las
condiciones positivas, negativas e indiferentes (Thyren) (14).
El perjuicio es causado por cada condición, pues cada una de ellas es la causa que las
demás causen el resultado dañoso. Por ello, cada condición produce positivamente toda la
consecuencia (15).
Las condiciones que integran el vínculo causal son causa del daño generado: todas son
causa del daño y todos lo causan por igual. Es causa toda condición, sin la cual el daño no se
habría producido (conditio sine qua non) (17).
(14) Según el desarrollo de PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 410-415.
(15) PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 411.
(16) En la versión más conocida de esta teoría, es decir, la formulación de Von List de la posición creada
por Von Buri. Cfme. PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 410-412. Según señala
dicho autor en el lugar citado, Von Buri adoptó una postura “positiva”: es causa del daño el conjunto de
concausas y cada concausa en particular (causa causae est causa causati). Von List sostuvo una postura
“negativa”: si la condición no puede ser eliminada sin que el daño se frustre, es causa por igual junto a las
restantes condiciones que participan de la relación causal.
(17) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., p. 314.
Peirano Facio señala que, de acuerdo con esta postura, ubicada dentro de la teoría de la
equivalencia de las condiciones, una condición puede integrar el iter causal, pero no ser causa
“jurídica” relevante. Así, según dicho autor, Traeger “decía que, si en el incendio de una casa
alguien arrimaba un montón de paja, esta condición no era jurídicamente relevante” (18).
Expresa Peirano Facio, haciendo referencia a esta posición: “De ese modo, si una persona
quiere apuñalar a otra por la espalda y con la intervención de un tercero que desvía el golpe
solo logra rasguñarle un brazo, es evidente que la intervención del tercero aún cuando fue una
condición que contribuyó al rasguño, debe considerarse como una condición negativa” (19).
por toda la indemnización contra cada uno de los responsables por ellas. La responsabilidad
es in sólidum.
No obstante, el beneficio es parcial, puesto que, si la condición es un caso fortuito que tiene
escasa incidencia en la producción del daño padecido, la responsabilidad es por partes iguales
y la víctima se ve perjudicada. Por ejemplo, si en el daño interviene una condición no fortuita
y una condición fortuita (rectius: una condición y un caso fortuito), la responsabilidad será por
partes iguales. Si el caso fortuito tuvo una incidencia menor a la condición, la responsabilidad
es por partes iguales. La víctima recibe la mitad de la indemnización de quien ha causado en
mayor parte el daño.
Una primera crítica consiste en sostener que la teoría de equivalencia de las condiciones
extiende en forma desmesurada el ámbito de la responsabilidad civil. Según Gamarra, de
acuerdo con dicha postura “habría que remontarse hasta el traspié de Eva o el descubrimiento
de América, como conditio sine quanon de nuestros actuales infortunios” (21). La Suprema Corte
de Justicia, en su sentencia No. 91/2003, de 19 de marzo de 2003, con cita de su sentencia No.
440/2000, de 13 de octubre de 2000, ha rechazado la aplicación de la teoría de la equivalencia de
las condiciones. Para la Corporación, en el fallo citado, “(…) podría decirse que toda condición
o todo factor que ha intervenido en la producción del evento, es su causa. Con lo cual, entonces,
la serie causal sería ilimitada, no habría criterio para excluir alguna de ellas por más alejada
que esté en el tiempo (…)”. Asimismo, más adelante en la sentencia en cita, la Suprema Corte
de Justicia señala: “Entre todos los acontecimientos que concurren a la realización de un daño,
que son condiciones de él, todos no son su causa desde el punto de vista de la responsabilidad.
No todos le obligan a su autor a su reparación. Solo pueden ser considerados como causas de
un perjuicio los acontecimientos que deberían producirlo normalmente (…)” (22).
(21) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., p. 314. Véase la crítica en la misma
línea expuesta por PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 413.
(22) Suprema Corte de Justicia, sentencia No. 91/2003, de 19 de marzo de 2003, La Justicia Uruguaya
Online, cita online UY/JUR/691/2003.
(23) PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 414.
Una tercera crítica afirma que, aun cuando las condiciones sean igualmente necesarias
para la producción del daño, de ello no se infiere que todas concurran en igual proporción a
producirlo (24).
Tanto Peirano Facio como Gamarra han sostenido que el artículo 1331 inciso 2 del Código
Civil establece la inadmisibilidad de la equivalencia de las condiciones. Dicha disposición
prevé que en caso de cuasidelito cometido por dos o más persona, “sus autores responderán
proporcionalmente”.
Si cada causa responde proporcionalmente, no responde por partes iguales, como lo sostiene
la teoría de la equivalencia de las condiciones. Los autores del daño serán responsables por la
parte que les corresponde en la incidencia causal del perjuicio (25).
El artículo 1331 inciso 2 del Código Civil rechaza la equivalencia de las condiciones y admite
la individualización de una o más causas del daño. Luego, como se verá infra, entre las teorías
que seleccionan una o más causas del daño, admite aquellas que aceptan la concurrencia de
varias causas y descarta las que se inclinan, como se verá infra, por sostener que debe indivi-
dualizarse una de ellas.
2. Teorías que seleccionan una o más causas del daño (teorías indivi-
dualizadoras).
Las teorías individualizadoras consideran, a diferencia de la teoría de la equivalencia de las
condiciones en sus distintas versiones, que la relación de causalidad se debe imputar a los he-
chos que específicamente ocasionaron el daño (no todas las condiciones son causa), de acuerdo
con la participación que hayan tenido en la producción de éste (no todas las causas por igual).
(24) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., pp. 316-317.
(25) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., p. 318; PEIRANO FACIO, J., Res-
ponsabilidad extracontractual, cit., pp. 426-427.
indiferentes) realizan una distinción y descartan algunas condiciones por no configurar causa
del daño.
La distinción entre las condiciones para determinar la condición o las condiciones que se
configuren como causa o causas del daño se hace sobre la base de criterios o pautas que cons-
tituyen las bases teóricas de las diferentes doctrinas.
Las posiciones doctrinarias se agrupan de acuerdo con la postura teórica sostenida respecto
de los criterios o pautas a adoptar para la individualización de la causa, la exclusión de otras
condiciones y la existencia de concausas.
La posición se basa en el aforismo “in jure non remota sed proxima causa spectatur”, atri-
buido a Bacon, para quien el efecto se atribuye al último suceso con el cual se conectó (26).
La determinación de la causa de las causas y las influencias de unas sobre otras sería infinita,
por lo cual, se debe individualizar la causa más próxima al efecto, “sin elevarse a un grado más
remoto” (27). La causa es la inmediata en el tiempo a la producción del daño (proximate cause);
no es necesario remontarse a grados más distantes (too remote) (28).
Como señala Soba Bracesco, “se propugna un criterio mucho menos amplio en la identifi-
cación del factor causal que el sostenido a través de la equivalencia de las condiciones (…) Se
visualiza como un criterio que intenta matizar o superar las dificultades prácticas de la equiva-
lencia de las condiciones, pues –como se dijo- sería tarea infinitiva detenerse en las causas de
las causas, en una concatenación interminable” (29).
Esta posición, acogida por Dumoulin y desarrollada por Pothier, dejó su rastro en las dispo-
siciones normativas de la Codificación, particularmente en el Código Civil de Uruguay. Así se la
observa en el artículo 1323 del Código Civil uruguayo, según el cual, en sede de responsabilidad
extracontractual, deben repararse los daños que sean consecuencia directa e inmediata del
evento dañoso y en el artículo 1346 inciso 2 parte final del mismo cuerpo normativo, en sede de
(26) DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 1999, p. 337; ALTERINI, A. A., Responsabi-
lidad civil, cit., p. 147; PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 415-416.
(27) Cfme. PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 416, quien cita a Bacon sobre
la base de una cita de A. Orgaz, “La relación de causalidad entre el acto ilícito y el daño”, periódico La Ley,
Buenos Aires, 5 de agosto de 1949, p. 3.
(28) YZQUIERDO TOLSADA, M., Sistema de responsabilidad contractual y extracontractual, Dyckin-
son, Madrid, 2001, pp. 190-191.
(29) SOBA BRACESCO, I., op. cit., pp. 56-57.
Sin embargo, dichas disposiciones no refieren a la relación de causalidad entre evento dañoso
y daño, sino a la extensión del daño que es consecuencia del evento dañoso. Se establecen los
límites del daño resarcible, pero no se indica qué causa es la que produjo éste (31).
(30) Cfme. GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., pp. 327-328; PEIRANO FA-
CIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 417, nota al pie 2, con citas de ORGAZ, A., “La relación de
causalidad entre el acto ilícito y el daño”, cit., p. 3 y DESCHIZEAUX, J., De l’influence du fait de la victime
sur la responsabilité civile délictuelle, Grenoble, 1934, p. 34.
(31) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, pp. 326-328.
(32) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, pp. 315-316; LÓPEZ HERRERA, E.,
Teoría General de la Responsabilidad Civil, cit., p. 202.
(33) Sobre la base de la existencia de una obligación de seguridad objetiva a cargo de los proveedores
de servicios médicos respecto de los pacientes consumidores de éstos. La prestación de servicios médicos
es una relación de consumo.
debe responder. Al contrario, Pablo aconseja a las once de la noche a Pedro que haga el paseo
por determinado lugar; a las once y media Juan hace un pozo. Es Juan quien rompe el equilibrio
preexistente y es él quien debe responder. ¿Qué diferencia hay en uno y otro caso? Plantear la
cuestión equivale a proclamar la insuficiencia del criterio propuesto (…)” (34).
Alterini aporta otros casos, en los cuales, la teoría de la causa próxima pierde firmeza: “El
caso en que se coloca una barrera cruzando una ruta, con la que tropieza un jinete que galopa
con su caballo: se niega al jinete derecho a reclamar daños por cuanto puso la causa próxima
de ellos, ya que habría podido sortear la barrera de haber galopado más lentamente. O el de la
enfermera que deja por un instante la jeringa hipodérmica cargada, cuyo contenido es cambiado
por otro venenoso y aplica la inyección al paciente: la acción de ella –aplicar la inyección- es
también la causa próxima del daño” (35).
En efecto, la rigidez de la causa próxima fue morigerada en el derecho inglés a partir del
caso Rigby vs. Hewitt (36), de 1850, en el cual se exigió la existencia de una relación directa
entre el hecho y el daño, sobre la base de la determinación de quien tuvo the last claer chance
de prevenirlo y la previsibilidad del daño en la conducta del ofensor (foreseeable consequences
of defendant's conduct) (37).
(34) AMÉZAGA, J. J., Obras esenciales. De las nulidades en general. Culpa contractual. Culpa aquiliana,
La Ley Uruguay, Montevideo, 2011, p. 630. El texto transcripto es tomado también por PEIRANO FACIO,
J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 416.
(35) ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, cit., pp. 147-148. El caso del jinete es citado también por
PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 416, nota al pie 4.
(36) [1850] 5 Ex. 243, 155 Eng. Rep. 104 (Ex.)
(37) KELLEY, Patrick J., “Proximate Cause in Negligence Law: History, Theory, and the Present Dark-
ness”, Washington Univerity Law Review, Vol 69, junio 1991, pp. 75-78; ALTERINI, A. A., Responsabilidad
civil, cit., p. 148; DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, cit., p. 337.
(38) Sobre el caso Palsgraf, véase ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, cit., p. 148, en especial nota al
pie 229; YZQUIERDO TOLSADA, M., Sistema de responsabilidad contractual y extracontractual, cit., p. 191,
en especial nota al pie 6; GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, p. 314, en nota al pie 3.
Los tribunales mantienen la denominación proximate causa, pero su desarrollo actual tiene
diferencias conceptuales importantes con la postura sostenida en su origen con esa misma
denominación (39).
Esto lleva al problema de qué debe entenderse por “eficiencia” de las condiciones y, en
definitiva, cómo se selecciona la causa entre las condiciones. De acuerdo con la construcción
del concepto de eficiencia que se realice, se desarrollan diferentes líneas doctrinarias.
(39) ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, cit., p. 148, nota al pie 229. Véase también MOORE, M.
S., Causalidad y responsabilidad, Marcial Pons, Madrid, 2011, pp. 223 y ss.
(40) TAC 2º. Turno, sentencia No. 66/2003, de 9/04/2003 (Sassón, Chediak, Sosa –r-), La Justicia
Uruguaya T. 128, caso 14712, cita online UY/JUR/103/2003.
(41) TAC 2º. Turno, sentencia No. 14/2012, de fecha 15/02/2012, (Sosa, Pérez Brignani, França –r-),
La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/1368/2012.
(42) TAC 2º. Turno, sentencia No. 59/2012, de fecha 11/04/2012, (Sosa –r-, Pérez Brignani, França),
La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/983/2012.
Según Birkmejer, todas las condiciones inciden en la consecuencia, pero entre ellas debe
seleccionarse como causa a la más activa, mientras que el resto continua siendo una condición
pura y simple. El ejemplo es el siguiente: en la producción de un incendio, Juan proporciona
los fósforos a Pedro, quien incendia el objeto quemado, Juan y Pedro son condiciones sine qua
non del efecto incendio, pero la causa eficiente, es decir, la más activa no es la conducta de Juan,
sino la de Pedro (45).
Las críticas que atacan los cimientos de la mencionada postura son, principalmente, dos. La
primera afirma que la teoría de la condición más activa no explica qué criterio se debe adoptar
para determinar la actividad de la condición. Se selecciona una condición por ser la más activa,
pero no se señala qué criterio se adopta para determinar la actividad (46). La segunda crítica
considera que, en el supuesto de condiciones concurrentes a la producción del daño, la teoría de
referencia no fundamenta por qué debe seleccionarse, de todas las condiciones que concurren
a producir el resultado, una de ellas por tener más actividad causal que las demás.
Un segundo criterio para determinar la eficiencia es desarrollado por Kholer, sobre la base
de la construcción de Birkmejer. Al igual que éste formula la distinción entre causas y condi-
ciones de acuerdo con la eficiencia del antecedente para producir la consecuencia. Sin embargo,
difiere en el criterio para determinar la eficiencia de la causa. Kholer sostiene que dicho criterio
(43) Se opta por incluir las posiciones de Birkmajer y de Kholer dentro de la teoría de la causa eficiente
como lo hacen ORGAZ, A., “La relación de causalidad entre el acto ilícito y el daño”, cit., p. 3 (citado por
PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 422-423, nota al pie 1, y LÓPEZ HERRERA,
E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, cit., p. 202). En una posición diferente, se encuentran quie-
nes sostienen que deben diferenciarse estas posiciones de los autores mencionados, por una parte, de la
teoría de la causa eficiente en sentido estricto sostenida por los belgas Pirson y de Villé, por otra. Para esta
última postura, Birkmajer y Kholer admiten que el resultado se produce por incidencia de la totalidad de
las condiciones, entre las cuales una se selecciona por su actividad. En cambio, Pirson y de Villé sostienen
que la causalidad puede darse por causas concurrentes, pero que la causa es siempre la que por su propia
acción produce un efecto determinado. Cfme. PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit.,
pp. 422-426; ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, cit., pp. 148-150. Sin embargo, todas las posiciones
indicadas coinciden en las bases de su construcción teórica, pues se individualiza una causa dentro del
conjunto de condiciones y se selecciona una por su mayor eficiencia en la producción del daño. Luego,
cada una de las posturas señaladas adopta un criterio diferente para definir la eficiencia.
(44) PIRSON et DE VILLÉ, Traité de la responsabilité civille extra-contractuelle, T. II, Bruselas, 1935,
p. 37 y ss., citados por PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 425-426; ALTERINI,
A. A., Responsabilidad civil, cit., pp. 139-140, 150.
(45) PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., p. 423.
(46) Alterini da el siguiente ejemplo: “el domador encierra a un sujeto en la jaula del león; este animal
mata al sujeto del caso, pero aun siéndole atribuible la condición más activa, no puede negarse que el
domador haya puesto una condición anterior a ese resultado. Tocar el órgano –ha dicho Frank- es siempre
más que tirar del fuelle”. ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, cit., p. 149.
Más allá de las críticas a la teoría de la causa eficiente que se indicaron supra, se plantean
un conjunto de objeciones a la postura de Peirano respecto a que el sistema jurídico uruguayo
haya adoptado a la causa eficiente en el artículo 1331 inciso 2 del Código Civil.
En efecto, la previsión contenida en el referido inciso 2 del artículo 1331 establece que, en
el supuesto de pluralidad de causas en el cuasidelito, cada una de ellas responde proporcio-
nalmente, según la medida de incidencia causal que han tenido en la producción del daño.
Se infiere de dicha norma que se rechaza la teoría de equivalencia de las condiciones, pues
si responden en forma proporcional, no responden cada uno por partes iguales. Asume a la
teoría individualizadora: no todas las condiciones son causas; es necesario determinar cuál de
ellas ha tenido el efecto causal y cual no.
Sin embargo, el artículo 1331 inciso 2 no asume ninguna posición teórica respecto a la
causalidad. Como expresa Gamarra: “hay una solución legal negativa; es inaceptable la teoría
de la equivalencia. Pero la ley no va más allá y no toma partido por ninguna teoría o doctrina.
Y ello es muy evidente porque también la teoría de la causalidad adecuada admite el reparto
proporcional” (55).
En definitiva, el texto del artículo 1331 inciso 2 del Código Civil excluye la equivalencia
de las condiciones y opta por las teorías individualizadoras. A su vez, dentro de éstas, rechaza
las que seleccionan una causa única –como la teoría de la causa próxima- y consagra aquellas
que admiten el reparto proporcional de la relación causal. No obstante, no impone utilizar
ninguna de las teorías individualizadores que postulan la concurrencia causal en proporción
a su incidencia en el efecto.
El TAC 3º Turno, en su sentencia No. 66/2015, de 30 de abril de 2015, expresa: “La Sala
especialmente integrada no encuentra de recibo los agravios formulados respecto a la res-
ponsabilidad. Las alegaciones de la apelante que apuntan al mantenimiento del camión y su
habilitación para circular, no enervan la imputación de responsabilidad, en tanto resultan en
la especie ajenas a la causa eficiente que provocara el accidente. La causa eficiente del siniestro
-según dictamen del Gabinete de Accidentología de Policía Técnica- fue el desprendimiento de
dos ruedas del tercer eje flotante de la zorra del camión, propiedad de la empresa demandada,
impactando una de ellas en el automóvil que conducía el Sr. Kemayd, provocando la pérdida
(55) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., p. 318. Sin embargo, no se comparte
la postura de Gamarra para quien el artículo 1331 inciso 2 cierra el paso a la reparación integral del daño
por cada uno de los autores. El texto en mención rechaza la equivalencia de las condiciones y admite la
distribución proporcional entre los autores causantes del daño, pero no expresa que la víctima no pueda
ir contra cada uno de ellos por el todo. Dado que todas las causas inciden en el resultado daño, el perjudi-
cado puede accionar por el todo contra cada una y luego, en las relaciones internas entre los causantes del
daño, quien pagó la deuda dispone de acción de regreso contra los restantes causantes por subrogación
legal, sobre la base de lo dispuesto por el artículo 1472 No. 2 del Código Civil.
(56) Suprema Corte de Justicia, sentencia N° 41/2016, de fecha 3/03/2016, (Martínez, Chediak, Hounie,
Larrieux –r-, Pérez Manrique), La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/223/2016.
(57) Suprema Corte de Justicia del Uruguay, Sentencia N° 85/2016, de fecha 06/04/2016, (Mar-
tínez, Hounie, Larrieux, Pérez Manrique, Chediak -r-), La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/
JUR/436/2016.
de control y posterior impacto contra un camión que circulaba en sentido contrario, con el fatal
resultado de cuatro fallecimientos” (58).
Para esta posición, desarrollada en su origen por el fisiólogo alemán Von Kries a fines del
siglo diecinueve e introducida en Uruguay por Amézaga en su clásica obra Culpa aquiliana de
1914, se debe determinar como causa del efecto dañoso a la condición que más probablemente
lo haya ocasionado (61).
(58) Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 3er. Turno, sentencia N° 66/2015, de fecha 30/04/2015,
(Cardinal, Alonso Flumini -r-, Opertti), La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/2551/2015.
(59) Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 6to. Turno, sentencia N° 9/2015, de fecha 11/02/2015,
(Martínez -r-, Klett, Hounie), La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/2636/2015.
(60) Tribunal de Apelaciones en lo Civil del 7mo. Turno, sentencia N° 144/2012, de fecha
27/08/2012, (López Ubeda –r-, Couto, Hounie, França), La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/
JUR/1361/2012.
(61) AMEZAGA, J. J., Obras esenciales. De las nulidades en general. Culpa contractual. Culpa aquilia-
na, cit., pp. 632 y ss. Según señala Barros Bourie,”su formulación original pertenece al fisiólogo Von Kries,
Según dicha línea de pensamiento, causas son los acontecimientos que producen regular-
mente la consecuencia. La regularidad está dada por la probabilidad (frecuencia estadística);
la causa es adecuada cuando se presenta como probable (62). En definitiva, del conjunto de
circunstancias antecedentes es causa o causas del daño aquel o aquellos hechos que, de acuerdo
con una razonable probabilidad, produzcan dicho resultado (63). La adecuación de la causa
está dada por su probabilidad de producir el efecto.
De acuerdo con una posición subjetiva, la previsibilidad con la cual se determina la ade-
cuación de la causa es la del propio agente causal. Si éste conocía o debía conocer que era
previsible por su probabilidad regular que el hecho produjera el efecto, la causa es adecuada.
quien la desarrolló teniendo en vista los tipos penales calificados por el resultado. En el derecho civil fue
incorporada a comeinzos del siglo XX, bajo la influencia de Rümelin y Träger, pero su formulación más
influyente se debe a la obra de juventud de Larenz”, BARROS BOURIE, E., Tratado de responsabilidad
extracontractual, Editorial Jurídica, Santiago de Chile, 2012, p. 395, nota al pie 72.
(62) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., pp. 319-321; ALTERINI, A., Respon-
sabilidad civil, cit., pp. 150-153; PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 418-422;
DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, cit., pp. 338-340; CAUMONT, A., “Análisis jurídico de la historia clínica
y del peritaje sobre nexo causal”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 2-2005, p. 221.
(63) YZQUIERDO TOLSADA, M., Sistema de responsabilidad contractual y extracontractual, cit., p. 191;
GOLDEMBERG, I., La relación de causalidad, La Ley, Buenos Aires, 2000, p. 23, cit. por LÓPEZ HERRERA,
E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, cit., p. 203.
(64) VAZQUEZ FERREYRA, R., Responsabilidad por daños, cit., p. 224.
(65) GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, cit., p. 319.
(66) PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 419-420; ALTERINI, A. A., Res-
ponsabilidad civil, cit., pp. 152-153; YZQUIERDO TOLSADA, M., Sistema de responsabilidad contractual
y extracontractual, cit., pp. 191-192.
(67) PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, cit., pp. 418-419; ALTERINI, A. A., Respon-
sabilidad civil, cit., pp. 151-152; YZQUIERDO TOLSADA, M., Sistema de responsabilidad contractual y extra-
contractual, cit., pp. 191-192; LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, cit., p. 204.
En primer lugar, la causa adecuada no proporciona un criterio firme, pues, más allá de
la probabilidad objetiva, la estimación de previsibilidad depende de la apreciación de quien
examine la causalidad (68). Respecto de dicha crítica, debe señalarse que, en realidad, siempre
queda un margen de discrecionalidad al juez, sea cual sea la teoría que adopte para determinar
la conexión causal.
La causa pertenece al ámbito de la relación de causalidad que vincula el daño acaecido con
el hecho que lo produjo. El hecho que ha ocasionado el daño (hecho dañoso) debe ser atribuido
por la relación de atribución al sujeto responsable; para esto, es necesario analizar si se cumple
el factor de atribución que el sistema jurídico ha determinado. Los factores de atribución pueden
ser subjetivos u objetivos. En los factores de atribución subjetivos (culpa, dolo), se considera
para la atribución la conducta del sujeto, es decir, si actuó con intención o no, y en este último
caso, si actuó con la diligencia debida. En los factores de atribución objetivos, basta que el
hecho haya causado el daño para que la responsabilidad se atribuya al sujeto determinado por
el sistema jurídico. La culpa, en consecuencia, pertenece al ámbito de la relación de atribución
y no al ámbito de la relación de causalidad.
Esta segunda crítica se ha morigerado con la antes mencionada posición objetiva de la cau-
salidad adecuada. La previsibilidad no es la del sujeto específico autor de la condición analizada,
sino la que surge de analizar en forma general y abstracta la probabilidad que dicho antecedente
produjera el daño ocasionado. Señala Alterini: “La relación causal presupone la previsibilidad
en abstracto, según la normalidad de las consecuencias en sí mismas de acuerdo con la expe-
riencia vital, mientras la culpabilidad pondera la previsibilidad en concreto, de acuerdo con la
situación propia del autor frente al acto” (70). Lo previsible en la teoría de la causa adecuada es
que el hecho sea probablemente productor de un daño.
La sentencia citada sigue la línea trazada por el TAC 4º, en su sentencia No. 134/1998, de 4
de noviembre de 1998. En dicho fallo, se ha sostenido: “No hay civilmente responsable cuando el
daño sufrido por la víctima no está causalmente ligado al comportamiento del reclamado, para
el caso la administración, debiéndose deslindar en el plano jurídico los antecedentes o condi-
ciones del evento dañoso y la causa del mismo, configurándose ésta por los acontecimientos
que producen normalmente la consecuencia, según criterios de regularidad o probabilidad,
que en el fondo se confunden con la previsibilidad, posibilitándose la conclusión, de que la
causa es adecuada cuando se presenta como probable, y por tanto regular, razonablemente
previsible” (72).
La precaución, si bien actúa en el ámbito anterior a la producción del daño, contiene una
postura respecto a la relación de causalidad. En efecto, si es probable que una conducta o hecho
produzca un daño, entonces la posible víctima tiene derecho a solicitar su inhibición (tutela
inhibitoria). Es necesario probar la causalidad entre la conducta prohibida y el daño.
Sin embargo, por la puerta de los daños al medio ambiente, se ha incorporado en los sis-
temas jurídicos, la posibilidad que la causalidad se considere desde otra perspectiva. El artículo
6 literal B de la Ley No. 17.283, de 28 de noviembre de 2000, de protección del medio ambiente,
prevé el principio precautorio para inhibir conductas que puedan producir daños al medio am-
biente, aun cuando no exista certeza científica absoluta de que ello suceda. Si bien debe existir
probabilidad que un hecho produzca un daño, basta que una parte de la comunidad científica
(71) Suprema Corte de Justicia, sentencia N° 91/2003, de fecha 19/03/2003, (Parga, Cairoli, Guillot,
Van Rompaey –r-, Gutiérrez), La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/691/2003.
(72) Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 4to Turno, sentencia N° 134/1998, de fecha 4/11/1998,
(Larrieux, Tobía, Turell), La Justicia Uruguaya Online, t. 119, suma 119036, cita online UY/JUR/354/1998.
La precaución se ha expandido hacia otros bienes colectivos conexos con el medio am-
biente, como, en especial, las relacionadas con la salud humana y, particularmente, el derecho
del consumo de alimentos y medicamentos (73). E, incluso, corresponde su aplicación a otros
bienes colectivos, como, por ejemplo, el patrimonio histórico y cultural, el interés de niños,
niñas y adolescentes, etc.
Del principio precautorio, nace la causalidad verosímil. En el ámbito de los daños al medio
ambiente, si para prevenir la conducta, no es necesaria la certeza científica respecto que la
conducta cause el daño, tampoco lo debe requerir la reparación del daño ambiental, en la cual
se debe utilizar el mismo criterio (74). En efecto, para inhibir una conducta se debe probar la
causalidad entre ella y un daño. En la precaución al medio ambiente, basta que una parte de
la comunidad científica sostenga que la conducta produce daños al medio ambiente, para que
se deba prohibir. De la misma forma, producido el daño al medio ambiente, si una parte de la
comunidad científica sostiene que dicho daño es producido por una determinada conducta,
se debe imputar causalmente el daño al medio ambiente a esta última.
(73) Véase SOZZO, G., “Riesgo de desarrollo y sistema de derecho de daños (hacia un derecho de daños
pluralista)”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 4-2007, pp. 527 y ss., en especial, pp. 543-545, 560, 562-
564; MARIÑO LÓPEZ, A., “La transformación de la obligación de informar al consumidor. Incidencia del
paradigma de la precaución en el Derecho del consumo”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 6-2009,
pp. 879 y ss.; MARIÑO LÓPEZ, A., “La función de la prevención del Derecho de daños y el impacto de la
precaución”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 14-2017, pp. 867 y ss. y en LJU T. 155, pp. D-189 y ss.
(74) MARIÑO LÓPEZ, A., “Bases del Derecho de daños al medio ambiente. Aportes para la construcción
de acuerdos regionales en América Latina”, ADCU T. XXXVII, pp. 655 y ss.; MIRANDE, S., “Análisis concep-
tual del derecho aplicado, El rechazo del cultivo de transgénicos en el marco del riesgo de desarrollo y la
perspectiva múltiple del nexo causal: la causalidad tóxica”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 7-2010,
pp. 927 y ss; DÍAZ FERNÁNDEZ, H.,“El principio precautorio en el derecho de daños al medio ambiente”,
Revista Crítica de Derecho Privado No. 8-2011, pp. 298-303. Este último autor denomina a la causalidad
del paradigma precautorio como “causa posible” (sería la “causa verosímil”).
En la sentencia del TAC 4º Turno, No. 203/2008, de 17 de setiembre de 2008, se hace re-
ferencia a la causalidad verosímil. En dicho lugar, el referido tribunal analiza la teoría de la
causalidad verosímil y llega a la conclusión que el accionante no ha probado la amenaza de la
conducta a la salud humana o al medio ambiente, para lo cual no requirió la necesaria prueba
pericial. Afirma el fallo indicado: “El apelante sostiene -y en tal sentido se apoya en prestigiosa
doctrina- que cuando una actividad amenaza con dañar la salud humana o al medio ambiente
deben adoptarse las pertinentes medidas precautorias aun cuando no se hayan establecido de
modo científico relaciones de causa a efecto (Cafferatta, Néstor. "El principio de Prevención en el
Derecho Ambiental ..." en Revistas de Derecho Ambiental, Lexis Nexis, noviembre 2004, pág. 38
a 46, y 5, enero-marzo 2006, págs. 79, 85, 86 y 93). Obsérvese en este sentido que, justamente, el
presupuesto de dicha posición que la actividad amenace con dañar la salud humana o al medio
ambiente -no surge acreditado, con el grado de verosimilitud exigible: no se ha probado que las
radiaciones electromagnéticas existentes en, las inmediaciones de la subestación mencionada
sean una amenaza para la salud humana ni para el medio ambiente. Tampoco en relación a este
aspecto- cuya adecuada apreciación y valoración exige, sin duda, especial idoneidad científica
y técnica- se ha solicitado prueba pericial (…)” (75).
Según la teoría en estudio, desde el punto de vista material, es decir, de la causalidad física,
solo la teoría de la equivalencia de las condiciones es admisible para determinar la relación
causa-efecto entre una conducta y un daño. Todas las causas concurren físicamente a la pro-
ducción del daño, por lo tanto, todas deben ser consideradas causas materiales del perjuicio.
Sobre dichas bases físicas o materiales, la única certeza alcanzable para la determinación de
la causalidad es que, si se suprime la o las condiciones concurrentes en análisis, el daño no se
produce (condición sine qua non).
b) Prohibición de regreso.
El criterio denominado de “prohibición de regreso” impide retroceder en la cadena causal si
en ésta interviene la conducta dolosa o con culpa grave de un sujeto en la producción del daño.
En dicho supuesto, la conducta que inicia el proceso causal no tiene conexión directa con el
daño acaecido por la conducta intencional o gravemente culpable posterior de un tercero (80).
El criterio de la prohibición de regreso no rige si quien dio origen al proceso causal tenía el deber
(77) DÍEZ PICAZO, L., Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, T. V, cit., pp. 371-372.
(78) DE ÁNGEL YAGUES, R., Causalidad en la responsabilidad extracontractual: sobre el ámbito ju-
dicial, la {imputación objetiva} y otros extremos, Civitas Thomson Reuters, Cizur Menor (Navarra), 2014,
pp. 224-226.
(79) DÍEZ PICAZO, L., Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, T. V, cit., p. 372; YZQUIERDO
TOLSADA, M, Responsabilidad civil extracontractual, cit., p. 198.
(80) DE ÁNGEL YAGUES, R., Causalidad en la responsabilidad extracontractual: sobre el ámbito
judicial, la {imputación objetiva} y otros extremos, op. cit., p. 227.
c) Criterio de la provocación.
El criterio de la provocación permite excluir de la imputación causal a la conducta que,
realizada razonablemente con la finalidad de evitar un daño, causa a su vez un daño.
El referido criterio puede funcionar también para imputar la causalidad a una condición y
no para excluirla como en el ejemplo anterior. Se trata del caso de una víctima que intentando
escapar de un hecho delictivo se causa daños a sí misma, supuesto en el cual se deben imputar
los daños a quien provocó el evento dañoso (82).
De acuerdo con la postura en cita, no toda conducta que infrinja una norma puede ser
calificada per se como causa de un daño. Así, según Pantaleón Prieto, las normas que imponen
el descanso dominical de los trabajadores, no tienen por finalidad que éstos no sufran daños
los días domingo. Como consecuencia, de acuerdo con el criterio de referencia, no se puede
imputar al empleador que hace trabajar a sus empleados un domingo por los daños padecidos
por éstos a causa de la explosión de una fábrica ubicada en un predio lindero (85).
(81) DÍEZ PICAZO, L., Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, T. V, cit., p. 372; YZQUIERDO
TOLSADA, M, Responsabilidad civil extracontractual, cit., p.198.
(82) DÍEZ PICAZO, L., Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, T. V, cit., pp. 372-373; YZQUIERDO
TOLSADA, M, Responsabilidad civil extracontractual, cit., pp. 198-199.
(83) YZQUIERDO TOLSADA, M, Responsabilidad civil extracontractual, cit., p. 199.
(84) SALVADOR CODERCH, P., “Causalidad y responsabilidad”, InDret 03/2002, p. 12.
(85) PANTALEÓN PRIETO, F., “Causalidad e imputación objetiva: criterios de imputación”, cit., p. 1987.
Una aplicación de este criterio podría sostenerse en la sentencia del TAC 1º Turno, No.
183/2014, de 29 de octubre de 2014, la cual, considera que la infracción de las normas que
prohíbe conducir habiendo bebido alcohol, no significa que el haber consumido alcohol sea
la causa del daño. En la especie, el tribunal citado no le imputa parcialmente la causalidad a la
víctima por haber consumido alcohol, pero sí por ir conduciendo sin casco.
Díez Picazo explica el criterio en cita: “No puede imputarse un daño a una conducta, si,
suprimida idealmente ésta, el daño se habría producido también con altísima probabilidad
rayana en la certeza, y si la conducta no ha incrementado el riesgo de que se produzca el evento
dañoso” (86).
Una aplicación del criterio de referencia parece encontrarse en la sentencia del TAC 5º
Turno, No. 24/2008, de 12 de marzo de 2008 (87), en la cual, se exonera de responsabilidad al
Ministerio del Interior por la muerte de una persona privada de libertad que, durante el horario
de visita, estando junto a familiares suyos, corre y se golpea en forma suicida contra un vidrio,
se corta la carótida y muere.
f) Criterio de la adecuación
La doctrina de la imputación objetiva de la causalidad sostiene que, fuera de los criterios
antes indicados y para los supuestos en que no se encuentra solución con ellos, se aplica el
criterio de la adecuación.
Es decir, el criterio residual, que opera como regla de clausura, es la causalidad adecuada,
basada en la probabilidad dada por previsibilidad: la causa es la probable, que, a su vez, es la
previsible.
(86) DÍEZ PICAZO, L., Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, T. V, cit., p. 374.
(87) TAC 5º. Turno, sentencia No. 24/2008, de 12 de marzo de 2008, (Simón –r-, Fiorentino, Presa), La
Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/166/2008.
(88) DÍEZ PICAZO, L., Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, T. V, cit., pp. 374-375.
(89) DE ÁNGEL YAGUES, R., Causalidad en la responsabilidad extracontractual: sobre el ámbito ju-
dicial, la {imputación objetiva} y otros extremos, Civitas Thomson Reuters, Cizur Menor (Navarra), 2014,
pp. 221-222.
propuestos por la referida doctrina de imputación objetiva, entonces se debe resolver por la
doctrina de la causalidad adecuada.
De acuerdo con esta última teoría citada, como se ha indicado supra, la causa es la más
probable, la cual, es, a su vez, la previsible. Los criterios de la doctrina de la imputación ob-
jetiva, se basan, en definitiva, en pautas de probabilidad y previsibilidad para seleccionar la
condición o condiciones causales respectiva. La teoría de la imputación objetiva presenta la
misma crítica que la teoría de la causalidad adecuada: la subjetividad sale por la puerta, pero
entra por la ventana (90).
Con respecto al criterio de riesgo general de vida, las soluciones que se proponen sobre su
base quedan comprendidas en las que ofrece la causalidad adecuada. En efecto, respecto del
ejemplo planteado al tratar dicho criterio, no es probable que, quien causa lesiones leves a una
persona en un accidente de tránsito, haya previsto que con su conducta le ocasionaría la muerte
a la víctima, quien, transportado por una ambulancia que colisiona con otro vehículo, muere
en este último accidente (91).
(93) Sobre el problema mencionado existe una amplia bibliografía. En la doctrina uruguaya puede
verse, AMÉZAGA, J. J., Obras esenciales. De las nulidades en general. Culpa Contractual. Culpa Aquiliana,
La Ley Uruguay, Montevideo, 2011, pp. 627 y ss., PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual,
Temis, Bogotá, 1979, p. 409 y ss., GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, FCU, Montevideo,
1988, pp. 312 y ss.; SOBA BRACESCO, I., Relación de causalidad y prueba pericial. Probabilidad, certeza y
conocimiento científico en la formación del convencimiento jurisdiccional, La Ley Uruguay, Montevideo,
2016, pp. 47 y ss.
(94) ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999, pp. 164-166; LÓPEZ
HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2006, pp. 214-215.
Si las condiciones son determinadas, aun siendo determinable la proporción causal de cada
una, y uno o más de los agentes causales actúa con dolo, no rige la regla de la proporcionalidad
en la participación causal, sino que, de acuerdo con lo previsto por el artículo 1331 inc. 1 del
Código Civil, responden todos quienes participan de la producción del daño en forma solidaria.
A su vez, el artículo 1319 inc. 2 del Código Civil prevé que actúa con dolo quien actúa con inten-
ción de dañar. Así, por ejemplo, si dos personas golpean a otro con palos, produciendo lesiones
graves a la víctima, existe intención de dañar en sus conductas y los victimarios responden
solidariamente.
(95) LORENZETTI, R. L., “La responsabilidad civil”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 1-2004, p. 95.
en autos en el que participan dos sujetos, quienes contribuyen causalmente a perpetrar el hecho
ilícito. En este caso, la conducta de uno sólo de ellos es inidónea e insuficiente para producir
el resultado lesivo, pero ambos actuando conjuntamente son los responsables del infortunio, y
lo son en la medida y proporción en que participaron para que el evento final ocurriera por lo
que es de aplicación, como correctamente se decidiera en el grado precedente, la norma que
edita el art. 1331 del C.C.” (96).
Como ejemplo de causalidad acumulativa o concurrente, Alterini señala: “(…) si dos per-
sonas administran separadamente veneno a otro, se podría eliminar mentalmente cada uno
de los factores por sí solo sin que se eliminase el resultado, de manera que éste es igualmente
atribuible a todos” (97).
Para el Tribunal, ambos demandados son responsables por la totalidad del daño padecido
por la víctima y responden in sólidum. En efecto, según el fallo citado, los hechos ilícitos de cada
uno de los demandados, hubieran causado el daño por sí mismo y, por tanto, “debe concluirse
que ambos demandados deben contribuir in solidum a la reparación de los daños y perjuicios
causados” (98).
(96) TAC 5º Turno, sentencia No. 22/2014, de 24/02/2014 (Fiorentino -r-, Gradín, Simón), en ADCU
XLV c. 640.
(97) ALTERINI, A. A., Responsabilidad civil, cit., p. 165.
(98) Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 4° Turno, Sentencia N° 133/2016, de fecha 28/09/2016,
(Maggi -r-, Pereyra, Turell), La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/JUR/1701/2016.
hecho que se origina en un grupo de individuos, pero que no se identifica cuál de ellos lo ha
producido. Es la denominada causalidad anónima. Por ejemplo, de un grupo de cazadores,
armados con armas similares, sale un disparo que hiere a la víctima.
En dichos supuestos, responden todos los miembros del grupo, a menos que se individualice
al autor del hecho dañoso. La causalidad no es del grupo, es individual, pero la responsabilidad
se atribuye al colectivo, si no se identifica al responsable.
Dicha solución es la dispuesta por el artículo 1330 del Código Civil para el supuesto de cosa
que se arroja o cae de edificio. Según dicha disposición normativa, “el daño causado por una
cosa que cae o se arroja de la parte superior de un edificio, es imputable a todos los que habitan
la misma parte del edificio y la indemnización se dividirá entre todos ellos (…)”, a menos que se
identifique “alguna persona exclusivamente”.
Sin embargo, si bien la analogía corresponde para hacer responsable al colectivo, todos
los integrantes del grupo están obligados a indemnizar a la víctima y ésta puede reclamar in
sólidum la totalidad de la indemnización a cada uno de ellos; luego, en las relaciones internas,
cada miembro del colectivo responde por su proporción (101).
(99) PICASSO, S. – SAENZ, L. R. J., “Comentario al artículo 1761 del Código Civil y Comercial de la
Nación”, en LORENZETTI, R. L. (Director), Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado”, Tomo VIII,
arts. 1614 a 1881, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, pp. 607-608.
(100) DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 2000, pp. 163-168; GAMARRA, J., Tratado
de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 311-312.
(101) Cfme. LORENZETTI, R. L., “La responsabilidad civil”, cit., pp. 91-96. En el derecho argentino,
el Código Civil y Comercial de la Nación, en su artículo 1761, prevé la “causalidad anónima” y establece
la responsabilidad solidaria de todos los integrantes del grupo. Dicha disposición normativa preceptúa:
“Autor anónimo. Si el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado responden
solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha contribuido a su produc-
ción”. Véase, PICASSO, S. – SAENZ, L. R. J., “Comentario al artículo 1761 del Código Civil y Comercial de
la Nación”, cit., pp. 608-609.
(102) Cfme. BARROS BOURIE, E., Tratado de responsabilidad extracontractual, Editorial Jurídica,
Santiago de Chile, 2012, pp. 426-427; DÍAZ FERNÁNDEZ, H., “La causalidad plural en los daños ambien-
tales”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 13 – Año 2016, p. 381.
DES, la cual, destinada a prevenir abortos espontáneos, produjo cáncer en los sistemas repro-
ductivos de las hijas de las mujeres a quienes se les suministró el medicamento. La enfermedad
se manifestó al llegar dichas hijas a su edad adulta. Las demandantes fueron, precisamente, las
hijas que padecieron dicha enfermedad por el suministro a sus madres de la droga mencionada.
El medicamento fue fabricado y comercializado por un número limitado de laboratorios. Las
damnificadas no pudieron probar con precisión cuál medicamento producido por cuál labo-
ratorio habían ingerido sus madres.
4. Causalidad colectiva
En la causalidad colectiva, el daño es producido por un conjunto de causas provenientes de
diversos sujetos. La autoría es colectiva y también la causalidad. A diferencia de la causalidad
disyuntiva, el sujeto no se exonera de responsabilidad identificado a un responsable, pues él
también participa de la relación de causalidad. Sólo podría exonerarse probando que no integra
el colectivo desde el cual se origina la causalidad (104).
En la casualidad colectiva, existe identificación de las causas y los agentes causales, pero no
existe determinación de la proporción con la cual cada causa actúa. Se trata de una situación
especial de la causalidad conjunta o común, en la cual, el daño es causado por un conjunto de
causas cuyo grado de participación no es posible determinar específicamente (105). Así, por
ejemplo, la contaminación de un recurso hídrico por el vertido de residuos por un conjunto
especificado de empresas, pero cuyo grado de participación no es posible determinar. Lo mismo
sucede en la contaminación por agroquímicos, la cual se verifica por la sumatoria de diversas
conductas contaminantes sin que se pueda determinar en qué proporción participa cada una,
en lo que se ha denominado causalidad tóxica (106).
(103) VÁZQUEZ FERREYRA, R., Responsabilidad por daños, Depalma, Buenos Aires, 1993, pp. 229-
230; LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, cit., pp. 214-215.
(104) LORENZETTI, R. L., “La responsabilidad civil”, cit., pp. 95-96.
(105) La diferencia es muy fina entre causalidad conjunta o común y causalidad colectiva, pues en
ambas el daño se produce por la sumatoria de conductas causales, pero en la primera (causalidad con-
junta o común) es posible determinar la proporción en que incide causalmente cada una en el daño, en
tanto en la segunda (causalidad colectiva) no es posible determinar el grado de participación causal de
cada una. Por dicho motivo, algunos autores ubican a la causalidad colectiva como causalidad conjunta
o “coadyuvante”. Véase, DÍAZ FERNÁNDEZ, H., “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista
Crítica de Derecho Privado No. 13 – Año 2016, p. 386.
(106) AZAGRA, A., “Causalidad tóxica y responsabilidad por cuota de incremento de riesgo”, Indret.
Revista para el análisis del Derecho, www.indret.com, julio 2006; MIRANDE, S., “Análisis conceptual del
derecho aplicado. El rechazo del cultivo de transgénicos en el marco del riesgo de desarrollo y la perspectiva
múltiple del nexo causal: la causalidad tóxica”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 7-2010, pp. 932-937.
En los supuestos de causalidad colectiva, todos los agentes causales son causantes del daño
y responden in sólidum frente a la víctima por el todo, sin perjuicio de las relaciones internas
que pudieran darse entre quienes han dado causa al perjuicio (107).
(107) LORENZETTI, R.L. “Responsabilidad colectiva, grupos y bienes colectivos”, La Ley, Año LX No.
150, 1996, p. 2; DÍAZ FERNÁNDEZ, H., “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado No. 13 – Año 2016, pp. 386-387.
(108) LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, cit., p. 215.
(109) DÍAZ FERNÁNDEZ, H., “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado No. 13 – Año 2016, p. 388.
por la conjunción de causas, sin que una de ellas pudiera causar el daño en forma autónoma.
En la causalidad acumulativa o concurrente, los co-causantes responden in sólidum; cada uno
de ellos puede ser demandado por la totalidad del daño.
BIBLIOTECA
SOBA BRACESCO, I., Relación de causalidad y prueba pericial. Probabilidad, certeza y cono-
cimiento científico en la formación del convencimiento jurisdiccional, La Ley Uruguay,
Montevideo, 2016.
SOZZO, G., “Riesgo de desarrollo y sistema de derecho de daños (hacia un derecho de daños
pluralista)”, Revista Crítica de Derecho Privado No. 4-2007.
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YZQUIERDO TOLSADA, M, Responsabilidad civil extracontractual, Dyckinson, Madrid, 2015.
YZQUIERDO TOLSADA, M., Sistema de responsabilidad contractual y extracontractual, Dyc-
kinson, Madrid, 2001.
ANÁLISIS DOCTRINARIO
“Para expresar una primera aproximación a lo qué es causalidad debemos decir que es una
noción que no es jurídica, sino propia de la filosofía y de las ciencias naturales. (…) es con el
concepto de causa del filósofo y economista inglés del siglo XIX John Stuart Mill, quien definió
a la causa como la suma total de condiciones positivas y negativas que tomadas en conjunto
concurren a producir un resultado, que se comienza a plantear el problema desde el punto de
vista jurídico. (…) El concepto jurídico que nos ocupa es entonces aquella relación de causa a
efecto que existe entre un determinado hecho, negativo o positivo, contractual o extracontrac-
tual, y un perjuicio. Esa relación de producción es la que permite afirmar, por un lado, que una
persona es autor de una conducta dañosa, y además de qué daños es causante.”
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, pp. 198-199.
tructiva, unido a la continuidad física de los individuos, a la mayor amplitud de las actividades
económicas y a las estrechas relaciones existentes entre éstas. Se plantea así el problema de
fijar límites oportunos a la responsabilidad, el principal de los cuales es el de la selección de
las consecuencias dañosas, cuya finalidad consiste en afirmar la responsabilidad en alguno de
los casos y negarla en otros. (…) Cuando para debatir estos problemas se utiliza el concepto de
causa, no puede perderse de vista que en la idea de causa confluyen elementos de origen pro-
bablemente teológico y metafísico junto con otros de metodología de las ciencias. (…) Siendo
la existencia del mundo y de todos los elementos que lo integran (…) puramente contingente,
se llega a la conclusión de que todo ser en el tiempo es siempre un ser causado (…) toda causa
se halla dotada de una virtualidad interna, en cuanto contiene in potentia el efecto que está
llamada a actualizar (…) entre la causa y el efecto se da una relación de necesidad, impuesta
por la naturaleza misma de las cosas. (…) este orden de necesidad tiene como origen un acto
libre de su causa primera, y que, además, y como dato significativo para el Derecho puede ser
igualmente interferido por actos libres puestos por los sujetos humanos. (…) nos encontramos
ante un orden de necesidad y un orden de libertad que conviven, de manera que dentro de
cada uno de ellos puede señalarse con toda precisión, la relación de la causa con su efecto. (…)
Aunque la utilización del concepto de causa por los juristas haya tenido su origen en conside-
raciones de orden filosófico, al trasladarlo después a un lenguaje usual, parece muy probable
que la apreciación causal en materia jurídica se comenzara haciendo de una forma artesanal,
de acuerdo con las normas de experiencia de que disponían.”
DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 1999, pp. 331-333.
“Para castigar hay que averiguar la causa del daño; por lo tanto la doctrina se preocupa
mayormente por aquellos aspectos vinculados con el origen “causal” del daño, y menos por
sus efectos. (…) La función de la causalidad se desenvuelve principalmente en el plano de la
autoría, ya que en la extensión del resarcimiento son el dolo y la culpa los que cumplen el rol
fundamental en la determinación del daño resarcible. (…) Se trata de averiguar la causa más
próxima, la eficiente, reconstruyendo desde el hecho hasta su causa. (…) Este proceso se rea-
liza en base a datos reales, tomados de la experiencia, y no en relación a modelos estadísticos
(…) el “pronóstico objetivo póstumo”, importa retrotraerse al momento en que obró el sujeto y
averiguar su poder de previsión causal.”
LORENZETTI, R. L., “La responsabilidad civil”, en Revista Crítica de Derecho Privado Nº 1- Año
2004, pp. 74-76.
“La relación de causalidad presenta dos aspectos: 1. La causalidad a nivel de autoría, trata
de determinar el vínculo existente entre la actuación del sujeto y el resultado dañoso. 2. La cau-
salidad a nivel de extensión del daño resarcible, se ocupa de fijar el espectro de resarcibilidad:
se repara todo el daño causado o algunas consecuencias, en especial las inmediatas, mediatas
previsibles y las casuales. Las principales características del análisis jurídico sobre la causalidad
son las siguientes: 1. Es retrospectivo y prospectivo, ya que el Juez no solo reconstruye lo que
sucedió, sino que examina los efectos futuros que tendrá su decisión sobre la conducta del
agente involucrado y de otros sujetos similares. 2. Es abstracto, (…) se ocupa de la regularidad
(…). 3. (…) es siempre objetivo, en el sentido de que se toma en cuenta la conducta media de
las personas. (…) La causalidad a nivel de autoría estuvo impregnada de un “aura filosófica” que
lleva a la consabida cita de las distintas escuelas. (…) la cuestión es en definitiva, disponer de un
criterio para establecer quien es responsable y hasta qué punto lo es. (…) conviene cotejar los
datos con una hermenéutica de la intención del legislador en materia de asignación de riesgos
y cargas indemnizatorias. (…) La causa verdadera, en la realidad, involucra una multiplicidad
de factores, pero el Derecho solo toma algunos, estableciendo una selección. (…) se orienta la
tarea hacia la causa temporalmente más próxima, o a la más eficiente, o a la más adecuada. (…)
Esta idea “policíaca” de la causalidad a nivel de autoría se ha relativizado bastante en nuestros
tiempos. (…) La pregunta actual no es tanto si causó o no el daño en el plano de la averiguación
policial, sino si es justo o no que el autor responda por tales consecuencias. Con estos funda-
mentos, aparecen en el plano jurídico, una serie de sujetos (…) que son declarados autores en
virtud de una decisión legislativa, que no se asienta en un supuesto de hecho: la relación causa
efecto real. (…) Permanentemente “nacen” nuevas doctrinas causales (…) no se trata de nuevos
descubrimientos de hechos o de nexos causales, sino de intentos de justificar que alguien que
no causó el evento, sea responsabilizado.”
LORENZETTI, R. L., “La responsabilidad civil”, en Revista Crítica de Derecho Privado Nº 1-2004,
pp. 91-93.
“La condición es el antecedente de un resultado; cuando era indispensable para que éste
se produjera, se la llama ‘conditio sine qua non’.
El derecho no responsabiliza a quien coloca una simple condición del daño, aunque sea
necesaria, si no es, además, ‘adecuada’ o ‘idónea’ para ocasionarlo. Por tanto, si bien la causa es
siempre una condición del daño, no toda condición es causa, a pesar de que sea una condición
‘culpable’”.
adoptar un criterio demasiado estricto, porque al damnificado “le es imposible aportar una
prueba matemática”, dado que no puede saberse con absoluta certeza que habría ocurrido si
el ofensor se hubiera comportado de otra manera, y por ello hay que atenerse a la experiencia
ordinaria, y a las secuencias de hechos que ocurren en ciertas ocasiones. (…) Como se trata de
un elemento esencial de la responsabilidad civil, la falta de prueba de su existencia impone
desestimar la pretensión indemnizatoria.”
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 309-311.
“El sentido común se niega a admitir la existencia de un daño que deba ser soportado por
quien no ha contribuido a su realización: debe darse, necesariamente, cierta relación entre el
daño causado y la conducta del que está llamado a responder por el mismo (…)
A esta relación de causalidad se alude, precisamente, cuando se habla del nexo causal
como elemento de la responsabilidad extracontractual. El nexo causal señala la necesidad de
un ligamen de causa a efecto entre la acción humana y el daño producido”.
“(…) la relación de causalidad puede ser definida como el lazo que se establece entre dos
fenómenos cuando uno de ellos debe su existencia al otro.
Aplicada esta noción al mundo jurídico podemos afirmar que entre dos fenómenos existe
relación de causalidad, cuando uno de ellos existe o subsiste en razón de la existencia del otro.”
“(…) hay causa cuando una cosa ocurre después de otra, pero de modo tal que sin la primera,
la segunda no habría sucedido: en este sentido, causa de un resultado es aquello que removido
hace desaparecer dicho resultado.”
“Puede definirse la relación de causalidad plural como la conexión causal existente entre un
daño y una pluralidad de hechos que concurren de manera coadyuvante, acumulativa o disyun-
tiva a causar ese daño. Se verifica cuando el daño se conecta causalmente con una pluralidad
de condiciones que fáctica o jurídicamente son elegibles como causa del daño.
DÍAZ FERNÁNDEZ, H., “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado N° 13-2016, pp. 381-396.
“Los daños también pueden ser causados por omisión de actuar. (…) La cuestión no es
determinar si alguien es responsable porque ha hecho algo, sino porque no ha hecho nada,
porque ha permanecido quieto, inerte, inactivo, frente a la producción de un daño.(…) La omi-
sión es sumamente importante para la responsabilidad civil. Prueba de ello es que casi todas
las responsabilidades por el hecho de otro tienen como base la causalidad omisiva, por ejemplo
la responsabilidad del principal por el dependiente, la de los padres por el hecho de sus hijos
(…). Incluso la obligación de seguridad siempre tiene como base la omisión de toma de aque-
llas medidas que hubieran evitado el daño. En la responsabilidad profesional la causalidad por
omisión es también prácticamente la regla. El primer paso que se debe dar para analizar si el
daño causado originará un deber de responder es verificar la antijuridicidad de la conducta
omitida. Pero no debe ello llevar a confusión y mezclar el requisito de ilicitud con el de causa.
Que una persona haya incurrido en una omisión antijurídica no implica automáticamente
que se la tenga por causante del daño, aunque podemos decir que, a diferencia de la comisión
por acción, la omisión ilícita crea una fuerte presunción de causalidad. El paso siguiente será
verificar si esa omisión ilícita tiene eficacia causal con el resultado dañoso. En términos más
claros, la omisión, además de ser ilícita, debe tener aptitud causal suficiente. (…) Trazando un
paralelo con la antijuridicidad por omisión (…) podemos decir que la causalidad por omisión
tiene dos formas: la comisión por omisión y la omisión pura. Hay comisión por omisión cuando
el sujeto realiza una acción, desencadenando un proceso dañoso que podría evitar si actuara,
pero no lo hace. (…) La omisión pura es la que más problemas trae (…). El primer paso es en-
tonces encontrar un deber de actuación (…). En algunas circunstancias el deber es claro, como
cuando hay una obligación de sacrificarse (…). Pero (…) la omisión ilícita puede no tener nexo
adecuado de causalidad con el daño, (…) si, por ejemplo, la Municipalidad no hubiera ejercido
el poder de policía edilicio (…) pero la ruina se produce por un terremoto de fuerte intensidad
y no por la omisión de los inspectores que no controlaron la obra.”
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, pp. 215-216.
“La relación de causalidad en nuestro régimen tiene fundamental importancia en dos as-
pectos: a) Permite determinar quién es el autor material de un daño (…) b) Permite también,
una vez establecida la autoría de una conducta, determinar hasta dónde va a responder, qué
consecuencias de esa conducta le son imputables o, hablando un poco más claro, qué daños
deberá indemnizar. Es lo que también se denomina extensión del resarcimiento.”
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, p. 199.
“(…) ningún evento es el efecto de una sola serie causal y de cada evento se derivan una
pluralidad de series causales. Por ello el problema de la causalidad es sustancialmente un pro-
blema de selección; entre una pluralidad de condiciones o factores de un resultado es menester
aislar uno o varios (en caso de concurso o pluralidad de causas) y descartar otros. (…) Para la
teoría de la equivalencia de las condiciones la respuesta es muy sencilla: es causa toda condi-
ción, antecedente o factor, sin el cual el daño no se habría producido (conditio sine quanon).
Una vez individualizadas las condiciones que son necesarias, concluye que todas son equiva-
lentes, porque si alguna de ellas es eliminada, el efecto no tiene lugar. (…) A este razonamiento
se le reprocha, en primer término, extender desmesurada e inadmisiblemente el ámbito de la
responsabilidad. (…) Pero donde la teoría de la equivalencia revela sus mayores fallas es en el
plano de la reparación del daño, porque conduce al resarcimiento integral (la reparación por
entero de todo el perjuicio sufrido) a cargo de cada uno de los participantes (…) Esta conclusión
favorece notablemente a la víctima, la cual dispone, entonces, de una pluralidad de sujetos
pasivos, pudiendo reclamar el todo a cualquiera de ellos; (…) Sin embargo, el razonamiento es
erróneo; dando por admitido que las condiciones son igualmente necesarias para la producción
del evento, de ello no se deduce que todas concurran en igual medida a producirlo. Además,
lleva a consecuencias aberrantes en caso de concurso entre causa humana y fortuita, porque
aunque el efecto sea causado por la condición humana en una mínima parte, la reparación es
integral. Por otra parte, en caso de culpa de la víctima la división de la responsabilidad tendría
que hacerse siempre por partes iguales. Y finalmente, el art. 1331, que consagra una responsabi-
lidad proporcional para el caso de cuasidelito, es incompatible con la teoría de la equivalencia.”
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 313-314,
316-317.
“La equivalencia de las condiciones fue desarrollada en 1860 por el penalista alemán Maxi-
milian Von Buri, para quien si desde el punto de vista filosófico todas las fuerzas tienen alguna
eficacia para causar el nacimiento del fenómeno, lo mismo debería suceder en lo jurídico. Por
ello concluía que todas las condiciones son equivalentes, ya que si faltase una de ellas el hecho
no habría acontecido. Para Von Buri el resultado material del acto era indivisible, por lo que cada
condición era a la vez causa de todo el resultado. Esta teoría tiene como fundamental crítica que no
distingue entre causa y ocasión, por lo que la responsabilidad puede extenderse hasta el infinito,
transformándose en una carga impagable para el responsable. Además no permite invocar la
culpa de la víctima ni mucho menos la culpa concurrente. Tampoco el caso fortuito es eximente.
(…) La teoría de la equivalencia de las condiciones también es llamada por algunos teoría de la
condición sine qua non, para la cual la causa es aquella conducta que suprimida mentalmente,
lleva a que el resultado, en su configuración concreta, no se habría producido jamás. Tiene al
igual que la anterior la indudable ventaja de su fácil aplicación. (…) Se formulan tres objeciones a
esta teoría, que se suman a las ya formuladas a la teoría de la equivalencia de las condiciones, 1)
No resuelve el problema de la causalidad concurrente, la que se da cuando “dos cursos causales
de distinto origen (uno puesto en marcha por el posible responsable y otro, por las fuerzas de
la naturaleza, un tercero o el dañado) concurren simultáneamente a la producción del evento
dañoso; y cualquiera de los dos hubiese bastado para producirlo en la misma forma, tiempo y
lugar” (Pantaleón Prieto, Fernando, “Causalidad e imputación objetiva en la responsabilidad
extracontractual”, en Responsabilidad penal y responsabilidad civil de los profesionales, Romeo
Casabona, Universidad de La Laguna, Tenerife, 1993, p. 247). (…) 2) También falla en los casos
de causalidad hipotética, “en los que el curso causal productor del evento dañoso (causa real o
‘adelantada’) puesto en marcha por el posible responsable impida al otro curso causal (causa
hipotética o ‘de reserva’) llegar a producirlo en la misma forma, tiempo y lugar” (Pantaleón
Prieto, Fernando, “Causalidad e imputación…”, cit, p. 247). 3) Por otro lado esta teoría tiene como
inconveniente que sólo puede ser utilizada cuando ya los hechos han acontecido, es decir que
la mentada supresión intelectual de la condición solo es posible una vez que se conoce cómo ha
sucedido el hecho, al que se tiene por causa, pero no cómo sucede en la generalidad de los casos.”
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, pp. 200-202.
“Esta doctrina fue forjada, especialmente para el Derecho penal, por VON BURI en 1855
(…). Es científica, porque rompe con cualquier connotación teológica o metafísica y establece
un examen de los fenómenos en sí mismos considerados. Cuando un resultado aparece tras un
conjunto de condiciones, el método experimental exige suprimir mental o empíricamente cada
una de ellas. (…) causa es la condición sine qua non del daño, es decir aquél de los elementos o
de las condiciones, que, si hubiera faltado el resultado dañoso no se hubiera producido. (…) la
suma de todas las fuerzas que tienen alguna eficacia para el nacimiento del fenómeno, debe ser
considerada como causa del mismo (…). De lo anterior se sigue que todas las condiciones (…)
son equivalentes y todas tienen el mismo valor. (…) Causa es, de esta manera, toda condición sin
la cual el efecto no se habría producido. Y, tratándose de omisiones, la omisión es condición sqn
cuando producido el hecho positivo omitido, el daño no se habría producido. (…) La fórmula
de la condición sqn peca (…) además de por exceso, por defecto, ya que no comprende dentro
del nexo de causalidad, ciertos daños que sería injusto no poner a cargo del autor de un hecho,
como ocurre en la hipótesis de (…) causalidad acumulativa o alternativa en los daños causados
por miembros indeterminados de un grupo.”
DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 1999, pp. 334-335.
“La teoría de la causa próxima es, por el contrario, una tentativa tendiente a circunscribir la
responsabilidad a aquellas causas íntimamente vinculadas con el resultado (las más cercanas en
el tiempo y espacio) (…). Pero la teoría (…) no solo debe rechazarse porque (…) coloca todo el
énfasis en el factor física o mecánicamente más cercano, sino porque también omite demostrar lo
único que realmente interesa: que ese antecedente más cercano es la causa (…) desemboca en una
causalidad ciega y arbitraria, totalmente inadecuada. Solo sirve (…) para no extender desmesura-
damente, en el tiempo y el espacio, la influencia causal de los factores. Además (si bien permite
descartar los antecedentes remotos) no aporta soluciones tranquilizantes al caso de la concausa.”
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 314-315.
“La teoría de la causa próxima se atribuye a Francis Bacon (…). La causa sería la última o más
próxima al resultado, las demás son condiciones. Esta teoría, si bien no es desechable del todo,
tiene el inconveniente de que no siempre es fácil saber cuál ha sido el último acontecimiento
en la cadena causal. Además, no siempre el último antecedente es el determinante (…). Otras
críticas que se le pueden formular es que no sirve para los casos de concurrencia de causas, o
de daños que se manifiestan tardíamente.”
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, p. 202.
DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 1999, pp. 337-338.
La causa eficiente.
el todo cada uno de ellos; por ende, las condiciones no son necesariamente equivalentes. Vale
decir que hay una solución legal negativa; es inaceptable la teoría de la equivalencia. Pero la
ley no va más allá y no toma partido por ninguna teoría o doctrina.”
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 317-318.
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, p. 202.
“(…) la situación a la que alude el término proporcionalmente del inciso 2° del art. 1331 del
Código Civil, es el daño causado: los coautores del cuasidelito responderán proporcionalmente
a su intervención en la producción del evento dañoso. Siendo así, nuestra ley civil consagra la
tesis de la causalidad eficiente, ya que como destaca ORGAZ, sostener que el daño debe ser re-
parado por varias partes coautoras del mismo en la proporción en que cada una ha contribuido
a la producción de él, importa aplicar el criterio de las condiciones más o menos eficientes, y
por ende, de la causa eficiente.
Esta interpretación del sistema del Código Civil referente a la causalidad material se
encuentra confirmada asimismo, por la jurisprudencia dominante en nuestro país, que aún
cuando no se pronuncia en favor de este criterio de un modo expreso, lo supone al recoger las
consecuencias que de él derivaran (…)
cada ofensor, y no discrimina la forma en que éstos deben tenerse por coautores del daño. Desde
tal punto de vista, la situación debe solucionarse de acuerdo al principio que el Código Civil
recoge respecto de la causalidad material, que no es sino el criterio de la causalidad eficiente.
De tal manera nos encontramos que la verdadera inteligencia de este art. 1331 lleva a in-
vertir el orden de sus preceptos: la norma general es, en efecto, que los coautores del hecho
ilícito responden proporcionalmente a su intervención en la producción del evento dañoso (inc.
2°), con la aclaración de que, tratándose de un delito y en lo que se refiere a la relación con el
ofendido, la responsabilidad de los ofensores es solidaria.”
PEIRANO FACIO, J., Responsabilidad extracontractual, La Ley Uruguay, Montevideo, 2015, pp.
574 a 577.
Causalidad adecuada.
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 319-320.
“La teoría de la causalidad adecuada (Kries) ha sido aceptada por la mayor parte de los
comentaristas del Código alemán, y defendida con entusiasmo por numerosos autores ita-
lianos. Su mayor mérito y lo que ha favorecido su éxito, es su falta de precisión. Basta decir esto
para anticipar la crítica de la doctrina y para señalar su punto vulnerable. En la producción de
un fenómeno pueden intervenir muchas causas. La posibilidad de que dados determinados
antecedentes se produzca un cierto efecto puede ser calculada, aunque no siempre lo sea
exactamente. Basta para llegar a este resultado, poder establecer que tales condiciones pro-
ducen tal efecto en un gran número de casos, mientras que otras condiciones producen ese
efecto muy raramente, para que pueda afirmarse que las primeras crean una gran posibilidad
objetiva de que el acontecimiento se produzca. Si la condición era apta en la generalidad de
los casos para producir un resultado idéntico al ocurrido, esa condición es la causa adecuada
del acontecimiento y este es el efecto adecuado de aquélla. En el caso contrario, si la condición
no era de aquellas que generalmente producen tal efecto, estaremos en presencia de un caso
(…)
AMÉZAGA, J. J., Obras esenciales. De las nulidades en general. Culpa contractual. Culpa aqui-
liana, La Ley Uruguay, Montevideo, 2011, pp. 632 a 637.
“Esta teoría fue desarrollada por el fisiólogo alemán Von Kries en 1888. Al igual que en
la causa eficiente, sostiene que no todas las condiciones son equivalentes ni conducen en la
práctica al mismo resultado. Para esta teoría lo que permite diferenciar una causa de otra es
lo que sucede en la generalidad de los casos. (…) Los autores dicen que para esta teoría no
hay causalidad del caso singular, porque lo que determina la idoneidad del antecedente para
producir el hecho es la regularidad apreciada conforme a las reglas de la vida misma. (…) Para
saber cuándo un hecho normal o regularmente acontece es preciso un juicio en abstracto, lo
que también se conoce como una prognosis, o prognosis póstuma. Este juicio se realiza “pres-
cindiendo de lo efectivamente sucedido y atendiendo a lo que usualmente ocurre y al grado
de previsión que cualquier hombre razonable podría haber tenido por razón de su profesión
o de cualquier otra circunstancia. …El juez debe establecer un pronóstico retrospectivo de
probabilidad…preguntándose si la acción que se juzga era por sí sola apta para provocar nor-
malmente esa consecuencia” (Yzquierdo Tolsada, Mariano, Responsabilidad civil contractual
y extracontractual, vol. I, Reus, Madrid, 1993, p. 237). El juicio en abstracto no debe juzgar lo
que este hombre previó, sino lo que era previsible de acuerdo a la normalidad de la vida y que
no se hizo. (…) La regularidad de que se habla debe existir en todo el iter causal, de lo contrario
hay fractura del nexo o cadena de causalidad. La normalidad se predica siempre de acuerdo a
varios acontecimientos que se relacionan, por lo que la falta de alguno de ellos perjudica a esa
generalidad. Es lo que Goldenberg llama proceso atípico o inadecuado. Por ejemplo, si normal-
mente conducir alcoholizado causa accidentes, ello no será así si el conductor ebrio cruza con
luz verde y es atropellado por un vehículo que circula a toda velocidad y cruza con semáforo en
rojo. Esta teoría, si bien es la más aceptada (…) no está exenta de críticas. (…) en algunos casos
puede conducir a injusticias cuando lo que normalmente acontece no sea el caso que se está
juzgando, o cuando se trate de daños sumamente extraños, difíciles de prever. Pero la crítica
más fuerte que se le puede hacer es que a veces es imposible disociar el juicio en abstracto de
la previsibilidad del juicio en concreto de culpabilidad. Por último, muchas veces la teoría se
presta a la arbitrariedad del juzgador (…) la subjetividad del juez –inintencionadamente las
más de las veces- puede colarse en el pretendido juicio objetivo y aséptico de probabilidad (…)
se corre el riesgo de que termine siendo regular y ordinario aquello que no lo es, sino lo que al
juez le pareció en ese momento.”
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, pp. 203-205.
“(…) la probabilidad entendida como frecuencia de la relación entre dos clases de eventos,
es un dato a tener en cuenta a la hora de establecer relaciones causales. (…) la fuerza de proba-
bilidad es un juicio objetivo, que tiene en cuenta las uniformidades naturales y sociales cientí-
ficamente establecidas en el momento en que el juicio se emite, de manera que éste se realiza
sobre la base de una descripción generalizadora que comprenda las circunstancias del caso.
El pensamiento fundamental de la teoría de la causalidad adecuada es, de este modo, que para
imponer a alguien la obligación de reparar el daño sufrido por otro, no basta que el hecho haya
sido, en el caso concreto, condición sqn del daño, sino que es necesario además que, en virtud
de los referidos juicios de probabilidad resulte una causa adecuada para ello. (…) Para establecer
científicamente un juicio de probabilidad, hay que elaborar una descripción del primero de los
eventos y poder así establecer su probable relación con el resultado dañoso. Es claro que esta
descripción puede ser más o menos completa y (…), que modificando la descripción se modifica
también la relación de frecuencia. Si en la descripción se acumulan elementos descriptivos,
la relación de frecuencia disminuye y si se acortan, aquella puede aumentar. (…) No es difícil
comprender las dificultades con que de este modo tropezó la teoría. Había que decidir si el
juicio de probabilidad ha de fundarse sobre todas las circunstancias del caso concreto, aunque
estas solo resultaran conocidas a posteriori y no hubieran sido conocidas ni cognoscibles por el
sujeto que actuó o si solo debe fundarse el juicio de probabilidad sobre las circunstancias del
caso concreto existentes en el momento de la acción y conocidas por el actor. (…) la solución
es diversa si el juicio de probabilidad se pone a cargo de la misma persona que había actuado y
si se pone a cargo de una tercera persona. Para tratar de resolver todas estas cuestiones Traeger
propuso que el juicio de probabilidad se fundase sobre hechos conocidos y cognoscibles ex ante
y, (…) que se tuviesen en cuenta no solo aquellos datos o elementos de hecho conocidos por el
sujeto responsable, sino también todas las circunstancias que resultaran cognoscibles para un
ideal observador experimentado. Sobre la base de todos esos elementos de hecho, el juicio de
probabilidad se formula objetivamente tomando en consideración las características uniformes
de tipo natural y social que son patrimonio de la cultura y de los conocimientos humanos en el
momento en que el (…) juicio de probabilidad se emite. (…) la propuesta de Traeger fue en su
momento la más seguida, ya que, por una parte, se presentaba como un punto de vista idóneo
para limitar equitativamente la responsabilidad y, por otra parte, aparecía como un criterio
objetivo que podía aplicarse a supuestos muy diferentes. (…) sin embargo, (…) se había obje-
tado que el juicio de probabilidad o el juicio de adecuación remitido a los conocimientos ex
ante del idea observador experimentado, más se parece al juego de un omnisciente, que cierra
uno de sus ojos para no llegar a prever todo lo que ocurrirá. (…) se ha señalado también que el
pretendido hallazgo de un criterio inevitablemente aplicable, con validez tanto para el derecho
penal como civil (…) contractual y extracontractual (…) termina siendo una cabal ficción. (…)
subsiste el arduo problema, (…) de los criterios con arreglo a los cuales se debe formar el juicio
de probabilidad del resultado, pues el juicio se modifica ostensiblemente, (…) según se sumen
o se resten características o elementos caracterizables al supuesto de hecho.”
DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 1999, pp. 338-340.
“Según la teoría de la causalidad adecuada, causa de un hecho es una condición que incre-
menta significativamente la probabilidad de que ese hecho suceda. Entre las condiciones sin
las cuales no se habría producido determinado efecto, se individualiza la causa con un criterio
de probabilidad. Una condición es causa cuando es una conditio sine qua non y además incre-
mente significativamente la probabilidad de producción del hecho. Para medir ese incremento
DÍAZ FERNÁNDEZ, H.; “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado N° 13-2016, pp. 381-396.
“Para VON BURI, al lado de la causalidad natural y paralelo a él debe existir un nexo de vo-
luntad que viene dado no solo por la previsibilidad del resultado, sino también la previsibilidad
de todo el desarrollo causal que conduce al evento dañoso. (…) se trata (…) de un juicio que
actúa directamente en la formación del poder de una manera positiva o negativa. Este juicio
(…) no es el resultado de una valoración meramente subjetiva, sino de una valoración objetiva
que debe hacerse de acuerdo con el criterio general que cualquier hombre medio se hubiera
debido formar acerca de la posibilidad y la probabilidad del daño que habría de originarse.
(…) tiene el mérito de plantear el problema como una cuestión de delimitación del ámbito de
las consecuencias resarcibles excluyendo que el sujeto que pone en marcha un curso causal,
tenga que responder de todas las consecuencias por muy extraordinarias y alejadas que sean.
Sin embargo, el punto de vista adoptado no está exento de críticas. (…) no resulta satisfactorio
plantear el problema en términos psicológicos exclusivamente, olvidando considerar explíci-
tamente la objetiva idoneidad del acto para causar daño. El discurso sobre la previsibilidad (…)
pertenece al terreno de la culpa (…)”.
“Cierto que culpa y relación causal son dos elementos diferentes; el nexo causal pertenece a
la imputación material u objetiva, a la cual puede o no acompañarse la imputación psicológica
(culpa). Hay relación causal cuando el comportamiento del demandado produjo el hecho da-
ñoso; la culpa, en cambio, requiere un análisis de ese comportamiento, valorado según el modelo
del buen padre de familia, y entonces habrá que decidir si esa acción u omisión que causó el
daño tuvo su origen en una conducta imprudente, negligente, etc. Puede un sujeto conducir a
velocidad excesiva, pero si el daño que sufren las personas que transporta es ocasionado por
la caída de un rayo, hay culpa y falta el nexo causal; y también puede haber relación de causa-
lidad sin culpa, en la obediencia debida o en el acto dañoso de un inimputable. Por otra parte,
en un sistema de responsabilidad objetiva basta la relación de imputabilidad material, con
prescindencia de la imputabilidad subjetiva. (…) la relación de causalidad no se puede apreciar
exclusivamente en base a su aspecto meramente material, sino que está permeada y confundida
con el elemento culpa, que atiende a la previsibilidad; no es raro que la relación de causalidad
adquiera relevancia jurídica solo si existe culpa. Y el propio Código lo subraya en el art. 1319:
“…por cuyo dolo, culpa o negligencia ha sucedido…”. Además el derecho positivo uruguayo tiene
una solución concreta para este problema, que no puede pasarse por alto; el art. 4 del Cód.
Penal explícitamente incluye la noción de previsión en el campo de la relación de causalidad,
exonerando de responsabilidad por la concausa que no se pudo prever, y la reduce cuando la
concausa pudo ser prevista y no lo fue. Esta norma, si bien forma parte del Cód. penal, también
tiene aplicación en nuestro tema, (…) la solución del problema causal no puede ser sino única
para todas las ramas del derecho. (…) Respecto de los diversos factores causales la norma opera
una selección en base al criterio de la regularidad o normalidad, que es la solución específica
para esta cuestión; se apartan unos factores (los atípicos o anormales) y se conservan otros (los
regulares u ordinarios), no porque haya que pensar que el ofensor previó los segundos y no los
primeros, sino porque, debiendo limitarse de alguna manera la incidencia de una serie infinita
de factores (principio de índole política), este mecanismo de selección puede patrocinarse sin
legítimas resistencias. (…) Las críticas esgrimidas contra la teoría de la causalidad adecuada
carecen de valor en derecho positivo uruguayo, ante la presencia del art. 4 del Cód. Penal. (…) la
selección operada en base a la normalidad o regularidad, es una manera de resolver el problema
impuesta por la necesidad de limitar la causalidad (…)”.
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 321-324.
“(…) para que haya culpa es menester que el sujeto esté en condiciones de prever determi-
nado acontecimiento. (…) este elemento (la previsión del daño) no atañe a las consecuencias
del evento dañoso, sino únicamente a éste, esto es, al acontecimiento naturalísitico (o primer
evento dañoso), pero no al daño-consecuencia (daño ulterior o daño en sentido técnico). (…) se
deslinda el evento o evento dañoso, que es el resultado del comportamiento del ofensor (efecto o
consecuencia), y únicamente respecto del cual es que se plantea el problema causal, y el daño,
que está fuera del hecho y consiste en sus consecuencias desfavorables. Cuando A. compor-
tándose negligentemente (hecho) causa una lesión a B, éste es el evento dañoso; el daño son
las consecuencias perjudiciales de ese acontecimiento: gastos de asistencia médica, pérdida de
ganancias por el tiempo de inhabilitación, etc. (…) la relación de causalidad pertenece a la zona
del comportamiento (del ofensor) y del evento dañoso causado al perjudicado por esa conducta
(hecho + evento). Lo cual en el plano del derecho positivo uruguayo está contemplado por el
art. 1319: Todo hecho ilícito del hombre que causa a otro un daño, impone a aquél por cuyo
dolo, culpa o negligencia ha sucedido (…) Mientras que, en cambio, el art. 1323 no atañe a la
disciplina de la relación de causalidad (…) la cual, por lo contrario, presupone ya establecida
de antemano. El art. 1323 contiene una regla tendiente a limitar (…) el contenido de la obli-
gación de reparar el daño; esto es, legisla respecto de las consecuencias resarcibles del evento
dañoso. (…) En materia de responsabilidad contractual el art. 1345 “describe” el daño a través
de sus dos modalidades (emergente y lucro cesante), y luego previene que aportará “modifi-
caciones” (restricciones o excepciones) a esta regla. Una de ellas es la norma sobre previsión
contenida en el art. 1346, que es ajena a la relación de causalidad, y (…) a la zona del contenido
del daño extracontractual; las consecuencias del hecho dañoso deben resarcirse siempre, haya
habido o no previsión a su respecto por parte del ofensor. (…) el art. 1323 incluye la segunda
excepción, referente también al área del daño reparable, por la cual únicamente se deben
resarcir los daños y perjuicios que sean consecuencia directa e inmediata del evento dañoso
(…); no son resarcibles las consecuencias mediatas o indirectas. (…) el propósito que inspiró
a Narvaja fue, sin duda, el de trasplantar al ámbito de la responsabilidad extracontractual una
de las “modificaciones” que sufrían los principios generales de la reparación del daño. (…). En
este aspecto el Código uruguayo se aparta de los demás; pero si se tiene en cuenta el criterio
que campea en la interpretación de esta regla (todo daño que sea necesaria consecuencia del
hecho dañoso debe repararse) su incorporación de la responsabilidad aquiliana prácticamente
carece de consecuencias.”
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 326-328.
“a) Inmediatas: son las que acostumbran a suceder de acuerdo al curso natural y ordinario
de las cosas (…). La previsibilidad en estos casos está fuera de duda, está implícita, se presume
porque cualquier persona sabría que de tal acto se sigue tal efecto. (…) b) Mediatas: son las que
resultan de la conexión del hecho con un acontecimiento distinto (…). c) Casuales: se caracte-
rizan por la imprevisibilidad, no tienen nexo de causalidad. Están muy lejanas del nexo causal,
por lo que son inimputables (…). d) Remotas: son aquellas que ‘no tienen con el hecho ilícito
nexo adecuado de causalidad’. No son jamás imputables al autor del hecho cuando no tienen
nexo de causalidad. (…) Creemos que las remotas no son ontológicamente otra categoría más,
sino que son las mismas consecuencias que se denominan “casuales”. (…) dentro de las con-
secuencias mediatas, existen dos tipos de consecuencias cuyo grado de relación causal es más
alejado o de segundo orden las que tienen con el hecho ilícito nexo adecuado de causalidad,
que vendrían a ser las causales, y las que no tienen ningún nexo de causalidad, que son las que
ahora se denominan remotas. (…) El caso fortuito es ejemplo de una consecuencia casual o
remota, que no será indemnizado si no tiene relación de causalidad con el hecho ilícito (…)”.
“La regla es que las consecuencias de los actos se aprecian en abstracto, esto es, no teniendo
en cuenta las particulares condiciones del agente, sino la de un sujeto medio. Por excepción
se aprecian en concreto. (…) esto es, analizando la actuación del victimario, únicamente las
consecuencias previstas (…)”.
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, pp. 206-209.
“(…) existen críticas no tanto a la causalidad adecuada sino en última instancia a la exigencia
de causalidad como criterio de imputación de daños (…) Los estudios realizados por la (…)
psicología aplicada al derecho (…), nos demuestran que no siempre las limitaciones humanas,
las cognitivas por sobre todo, están ausentes de los juicios valorativos jurídicos. (…) Los expe-
rimentos han demostrado que en la decisión jurídica en que no debería haber prejuicios, sí
los hay, y muchos. Esto arroja mucha incertidumbre sobre los operadores jurídicos, lo que ha
llevado (…) a postular la sustitución del criterio de causalidad por el de imputación objetiva.
(…) Yzquierdo Tolsada dice que ‘si hay o no causalidad es algo constatable, con mayor o menor
dificultad (…). Nada tiene que decir aquí el legislador… Lo que sí resulta desde una perspectiva
una auténtica cuestión de derecho es la constituida por el paso siguiente. Una vez decidido que
existe relación causal, resta ver si, existiendo varios protagonistas en la secuencia, ha de ser uno
u otro el que responda. Y para ello podrán servir el criterio de la adecuación, el de la eficiencia,
el de la proximidad…Pero esto es ya un problema de imputación objetiva, no de causalidad.’ (…)
se plantea la necesidad de prescindir de la causalidad y adoptar, en cambio, la llamada teoría
de la imputación objetiva, nacida en Alemania para ser utilizada en el derecho penal, siendo su
exponente más notorio Günther Jakobs. La teoría (…), adaptada al derecho de la responsabilidad
civil, parte, como criterio para considerar a una persona como autor de un daño, de la teoría de
la equivalencia de condiciones, o de la causa próxima. (…) tienen la innegable ventaja de que
proporcionan más certeza sobre la autoría, aunque son criticadas porque conducen a injusticias
(…). Conscientes de ello, los autores proponen matizarlas con los siguientes criterios: a) Riesgo
general de la vida (…). No hay imputación cuando el daño se produce como consecuencia
de la realización de un riesgo asociado a la existencia natural del dañado. (…) b) Prohibición
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, pp. 216-221.
“La teoría de la adecuación puso de relieve que el propósito que se persigue no es el de una
genuina teoría causal, sino una teoría de la imputación. (…) no se busca establecer si un ele-
mento de hecho es la causa de un resultado, sino que se intenta dar respuesta a la pregunta
sobre si determinados hechos causantes deben ser considerados jurídicamente como relevantes
y si permiten la imputación objetiva del hecho a una determinada persona. (…) El problema
consiste entonces en encontrar los fundamentos de la imputación y tipificar los supuestos que
permitan verificarla o excluirla a través de criterios que sean de carácter puramente normativo.
(…) Para JAKOBS las garantías normativas que el Derecho establece no tienen como contenido
el que todos intenten evitar todos los daños posibles, porque si así fuese, se produciría una
paralización inmediata de la vida social. Las mentadas garantías normativas adscriben a deter-
minadas personas, que en un contexto de interacción social ocupan determinadas posiciones,
unos ciertos cometidos, que pueden ser calificados como estándares o roles. (…) Así, los seres
humanos se encuentran en un mundo social en función de portadores de un rol o, (…) como
personas que han de administrar un determinado segmento del acontecer social conforme a
un determinado estándar. De este modo el objetivo es imputar las desviaciones respecto de las
expectativas que suscita el portador del rol. Como toda defraudación de estas expectativas, en
toda lesión o en todo daño, pueden participar, además de la víctima y el pretendido autor, ter-
ceras personas. La labor consiste en determinar a quién competía el acontecer relevante, es
decir, quién quebrantó su rol administrándolo de modo deficiente. (…) En el ámbito de la
omisión (…) Solo está obligado quien es titular de una posición de garantía. (…) Por esto, en el
ámbito de la omisión, los límites de los roles funcionan como límites de responsabilidad y quien
se mantiene dentro de los límites de su rol, no responde de un curso lesivo conducente a un
daño, aun en el caso de que hubiese podido perfectamente evitarlo. (…) En cambio, cuando del
campo de la omisión se pasa al de la comisión, se hace necesario describir los límites de los
roles, de modo parecido a lo que ocurre con las posiciones de garantía, de suerte que la impu-
tación de un curso lesivo, aun cuando haya sido causado de un modo perfectamente evitable,
solo se produce si dichos límites se han traspasado. Para proceder a esta delimitación, propone
JAKOBS cuatro figuras: 1ª. El riesgo permitido. Existen, en toda sociedad y en todo momento
de su historia, zonas de riesgo en ámbitos vitales y no forma parte del rol de cualquier ciudadano
eliminar cualquier riesgo de lesión de otro. 2ª. El principio de confianza. (…) no forma parte del
rol de cada uno controlar de manera permanente a los demás, porque en otro caso resultaría
por completo imposible la división del trabajo. (…) Es el hecho de que otro revise la conducta
de una persona responsable, lo que justifica la expectativa de que vaya a actuar conforme a su
responsabilidad y lo que, por regla general, exonera de responsabilidad a quien actúa en virtud
de una fundada confianza. (…) puede presentarse bajo dos modalidades. En primer lugar si
alguien genera una situación inocua, no es responsable si puede confiar que el que actúa a
continuación cumplirá sus deberes (…). En segundo lugar, la confianza se puede dirigir a que
una determinada situación preexistente haya sido preparada de un modo correcto por el tercero
a quien corresponda, de manera que quien hace uso de ella si cumple sus deberes o roles, no
le es imputable el daño que causa (p. ej., el cirujano puede confiar en que el material que utiliza
ha sido convenientemente esterilizado). 3ª. Prohibición de regreso. (…) fue un intento de reducir
las ampliaciones a que conducía la teoría de la equivalencia de las condiciones (…). Los límites
de la prohibición de regreso (…) pueden discutirse, pero el principio tiene que ser aceptado por
todos aquellos que pretendan seguir garantizando que la libertad de perseguir los propios
objetivos no puede quedar ahogada en la masa de los posibles contactos sociales. Una sociedad
que está necesitada de que se ofrezcan prestaciones estereotipadas y que requiere condiciones
estereotipadas de comportamientos sociales no puede renunciar a la prohibición de regreso.
4ª. Competencia de la víctima. La configuración de un contacto social puede hacer que el con-
trol de una situación no le competa solo al autor del daño, sino también a la víctima. A veces es
el mismo comportamiento de la víctima el que funda que sea a ella a quien haya de imputarse
una consecuencia lesiva. Para entender los (…) criterios de imputación objetiva, que la mayor
parte de las veces son criterios de exclusión de la imputación (…) Hay que partir de que en el
terreno de la causalidad la única dirección lógica y dogmática es la denominada equivalencia
de las condiciones, que hace preciso excluir la imputación objetiva a una causa anterior inme-
diata, cuando concurren circunstancias que así lo aconsejan. Los criterios propuestos para
establecer o excluir la imputación objetiva son los siguientes: 1.° Riesgo general de la vida. Si el
curso causal que conduce a un resultado lesivo, ha sido puesto en marcha por una autor mediato,
pero en él, posteriormente, han intervenido acciones de terceros que resultan modos de actua-
lización del riesgo habitualmente ligado a la existencia natural del dañado o a los que se des-
encadenan en la existencia humana en la forma de socialización y civilización correspondiente,
no se deben imputar los daños al autor mediato. (…) 2.° Prohibición de regreso. (…) no se puede
‘regresar’ desde el tercero que dolosa o culposamente intervino causando el daño, hasta el que
desencadenó el curso causal, por más que hubiera sido condición sqn del daño. (…) 3.° El criterio
de la provocación. (…) desarrollado para resolver los problemas de imputación objetiva en dos
grupos de casos (…). En el primero, una persona resulta lesionada (o lesiona a un tercero) en
un accidente sufrido en la persecución (…) de un dañante que huía del lugar de los hechos. Los
daños derivados de tales lesiones son objetivamente imputables a quien huía, siempre que
pueda estimarse que la persecución fue ‘provocada’ por él (…). Se da por supuesto que el acci-
dente sufrido por el perseguidor ha sido realización del riesgo aumentado típico de la persecu-
ción: si podría haberle sucedido igual aun no persiguiendo a nadie, la imputación objetiva
quedará excluida por aplicación del criterio del riesgo general de la vida. En el segundo (…) el
dañado asume el riesgo del que finalmente resulta víctima (o causa daño a un tercero) en su
intento de salvar su vida, integridad física o bienes, o la vida, integridad física o bienes ajenos,
de una situación de peligro cierto, creada culpablemente por el responsable. (…) habrá que
afirmar la imputación objetiva del daño, con independencia de que el intento de salvamento
tenga o no éxito, salvo que el mismo haya de considerarse altamente irrazonable, por existir
una enorme desproporción entre el riesgo asumido y el valor del bien en peligro, en relación
con la probabilidad de salvarlo. (…) Junto al creador culpable de la situación de peligro, quedará
obligado, en su caso, a indemnizar al dañado, el titular del bien amenazado. 4.° El fin de protec-
ción de la norma. No pueden ser objetivamente imputados a la conducta del autor aquellos
resultados dañosos que caigan fuera del ámbito o finalidad de protección de la norma sobre la
que pretenda fundamentarse la responsabilidad del demandado. (…) 5.° El criterio denominado
de incremento del riesgo o de la conducta alternativa correcta. No puede imputarse a una deter-
minada conducta un concreto evento dañoso, si, suprimida idealmente aquella conducta, el
evento dañoso en su configuración totalmente concreta se hubiera producido también con
seguridad o probabilidad rayana en la certeza, y si la conducta no ha incrementado el riesgo de
que se produzca el evento dañoso. La misma regla es aplicable, en los casos en que el evento
dañoso se impute a una omisión, si la acción debida no hubiera impedido el resultado dañoso
y tampoco hubiera incrementado el riesgo de que se produzca. 6.° Los supuestos de competencia
de la víctima. (…) si en la configuración de un contacto social, el control de la situación corres-
ponde a la víctima, es a ella a quien deben imputarse las consecuencias lesivas y no al compor-
tamiento del autor mediato. (…) Fuera de estos criterios, y para resolver los problemas que no
encuentren solución a través de ellos, F. PANTALEÓN propone utilizar todavía, como criterio
de imputación, el de la adecuación (…) no se puede imputar objetivamente un concreto resul-
tado dañoso a la conducta del autor cuando la producción de este evento hubiera sido descar-
tada como extraordinariamente improbable, por un observador experimentado, que hubiera
contado con los especiales conocimientos del autor y hubiese enjuiciado la cuestión ex ante
(…).”
DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 1999, pp. 340-349.
en cuenta el factor tiempo y la noción de generaciones futuras, así como también una reflexión
sobre el concepto de prescripción; la causalidad multiplicadora a partir de la cual un pequeño
hecho generador puede desencadenar grandes efectos por reacción en cadena; la causalidad
diluida que da cuenta de la dificultad en la identificación del generador del daño; la causalidad
circular que pone el acento en la inseparabilidad e interdependencia de los factores de riesgo;
la causalidad probable que tiene en cuenta las incertezas científicas asumiendo un modelo de
ciencia diferente del paradigma iluminista; la causalidad insospechada desconocida en prin-
cipio y revelada luego, considerando el tópico del riesgo del desarrollo. Desde otra tradición
se apuntan otras ideas: la causalidad difusa que tiene que ver, por un lado, con un problema
espacial y, por otro, con un problema temporal que impide fijar con precisión la causa del
daño. En este último caso, puede ocurrir que los daños hayan sido originados en un conjunto
de acciones que ocurren en una dimensión espacial amplia que o bien no puede determinarse
o bien es global; o que el daño se origine en acciones que de distribuyen en un arco temporal
muy amplio, de varios años, décadas o incluso siglos.”
SOZZO, G. y BERROS, M. V.; “Una agenda para el principio precautorio”, Revista Crítica de
Derecho Privado N° 6-2009, pp. 763-793.
“No existe total acuerdo en doctrina acerca de cuáles son los presupuestos de la responsa-
bilidad civil. (…) No obstante ello, parece existir consenso doctrinal sobre al menos tres ele-
mentos de la responsabilidad civil: el daño, la relación de causalidad y el factor de atribución.
Para que pueda predicarse la calidad de responsable de una persona sería necesario, al menos,
que exista un perjuicio; que entre éste y la acción del sindicado como responsable, de una cosa
de la que éste es dueño o guardián, o de una persona por la que debe responder, haya un vínculo
de causalidad; y finalmente, que la reparación de ese daño le sea imputable sobre la base de
algún factor de atribución subjetivo u objetivo. Es dable preguntarse, sin embargo, si la relación
causal es realmente un elemento indispensable de la responsabilidad civil, o si, en ciertos casos,
puede prescindirse de ella a la hora de poner a cargo de una persona el deber de reparar. La
cuestión, que así formulada resulta a primera vista chocante, ha sido sin embargo objeto de un
interesante debate en la doctrina francesa, a raíz de la ley del 5 de julio de 1985 sobre la indem-
nización de las víctimas de accidentes de la circulación. Basándose en ciertas normas de la ley,
la mayoría de los autores galos, seguidos por la jurisprudencia de la Corte de Casación, consi-
deran que la misma instituye un sistema de indemnización –ya que no necesariamente de
responsabilidad- que sustituye la concepción clásica de la relación causal por la novedosa
noción de “implicación”, más abarcativa y de diferente naturaleza. (…) A) La concepción au-
tonomista. (…) de acuerdo al régimen de la ley de 1985, el conductor o guardián serían res-
ponsables aún en ausencia de un vínculo de causalidad entre el daño y el hecho del vehículo.
(…) la ley ha querido operar una ruptura con la concepción tradicional de la causalidad y por
consiguiente de la responsabilidad, de la cual aquélla constituye uno de los pilares esenciales.
Estaríamos pues en presencia de un “régimen de indemnización”, y no de responsabilidad: más
que de encontrar un responsable se trataría de seleccionar un “deudor de indemnización”, que
en último término no sería otro que la compañía de seguros del conductor o guardián del au-
tomóvil, en virtud del juego del sistema de seguro obligatorio. La causalidad vendría pues a ser
reemplazada (…) por el concepto de “implicación”, que serviría para determinar, a la vez, los
daños cubiertos por el seguro, y el asegurador que deberá hacerse cargo de la reparación. Se
trataría entonces de un sistema muy próximo al que rige la indemnización de los accidentes
sunta de forma irrefragable, que sólo cede, en principio, ante la demostración de la culpa de la
víctima. (…) B) La concepción “clacisista”. (…) Desde esta perspectiva, la noción de implicación
no cumple otro rol que el de determinar el campo de aplicación de la ley. (…) los antecedentes
parlamentarios de la ley no contienen una sola mención a su supuesto carácter autónomo, sino
que inclinan más bien a pensar lo contrario; (…) decir que el casus no exime sólo significa, en
realidad, que puede existir responsabilidad aún sin causalidad desde el punto de vista de la
teoría de la causalidad adecuada. Dicha teoría, como es sabido, predica que sólo es causa de
un daño aquel hecho que suele producir tal resultado de acuerdo al curso natural y ordinario
de los acontecimientos. En otras palabras, el daño debe ser objetivamente previsible. De allí
que la existencia de un caso fortuito o de fuerza mayor –esto es, de un acontecimiento impre-
visible e irresistible- impida la existencia de causalidad desde el punto de vista de dicha teoría.
(…) la cuestión adquiere un matiz distinto si se la aprecia a la luz de la teoría de la equivalencia
de las condiciones. En esta tesitura, la causa de un daño es todo acontecimiento sin el cual
dicho nocimiento no se habría producido; poco importa el carácter previsible o imprevisible
del resultado. (…) el acaecimiento de un caso fortuito o de fuerza mayor no descarta la posibi-
lidad de que el hecho del sindicado como responsable pueda ser también la causa del daño,
siempre que se concluya que, de no haber tenido lugar ese hecho, el perjuicio no se habría
producido. Tal posición extiende evidentemente el marco causal con respecto a la teoría de la
causalidad adecuada, pero continúa apoyándose sobre la causalidad “natural” entendida desde
el punto de vista de las ciencias físicas. (…) la ley de 1985 descarta evidentemente la posibilidad
de aplicar, en el marco de ese régimen, la teoría de la causalidad adecuada, pero no impide en
cambio el mantenimiento de la exigencia de un vínculo causal entendido en el sentido más
laxo que le asigna la teoría de la conditio sine qua non. (…) más allá de lo que ocurre en materia
de accidentes de la circulación, pueden encontrarse varias situaciones en que la ley impide
invocar la fuerza mayor como eximente de responsabilidad. (…) La objeción señalada nos
parece determinante. (…) deja subsistente la posibilidad de predicar la existencia de una rela-
ción causal desde el punto de vista de la teoría de la equivalencia de las condiciones, por lo que
la afirmación según la cual la ley se aparta de los presupuestos exigidos comúnmente por el
derecho de la responsabilidad civil –y particularmente la relación de causalidad- carece de
fundamento teórico. (…) la jurisprudencia francesa se ha visto en la imposibilidad de prescindir
por completo de algunas de las normas y principios del derecho común. (…) pese al declarado
carácter autónomo de la ley de 1985, la idea de relación causal se filtra en sus aplicaciones
prácticas. (…) la adopción de la postura autonomista, y el consiguiente reemplazo de la causa-
lidad por la implicación, ha llevado a la doctrina y la jurisprudencia francesas a distinguir entre
la implicación del vehículo en el accidente, y la denominada “imputabilidad del daño al acci-
dente”. Así, mientras el primer concepto vincularía al vehículo con el accidente de la circulación
en sí mismo, el segundo establecería una relación entre este último y el perjuicio sufrido por
la víctima. Ahora bien, mientras –en teoría- la implicación excedería la concepción clásica de
la relación de causalidad, esta última sería mantenida a la hora de imputar el daño al accidente,
en el sentido de que éste debería ser la condición necesaria para la causación de aquél. (…)
aún admitida como principio teórico, la autonomía de la ley y del concepto de implicación no
permite descartar completamente toda referencia a la causalidad, que reaparece a la hora de
vincular el daño al accidente. Y lo que es mucho más trascendente, paralelamente a esa reapa-
rición confesa de la causalidad en el régimen de los accidentes de la circulación, tiene lugar en
los hechos una aplicación velada de criterios causalistas a la hora de caracterizar la noción
misma de implicación. (…) la causalidad juega un rol fundamental: es valiéndose de ella, y con
ayuda de la técnica, que el hombre actúa sobre el mundo para transformarlo y apropiárselo.
La idea de causalidad está por ende incorporada a la raíz misma de nuestra visión del mundo,
lo que explica que resulte prácticamente imposible prescindir de ella a la hora de pensar un
sector determinado de la actividad humana –en nuestro caso, el derecho de la responsabilidad
civil.- La causalidad es así supuesta como algo inherente al orden de las cosas, exterior a nues-
tros designios, y como tal, brinda un parámetro objetivo y razonable a la hora de vincular un
daño con un eventual responsable. (…) la imputación de la obligación de resarcir a una deter-
minada persona encuentra como límite el principio constitucional –base del modelo demo-
crático liberal- de respeto de la propiedad privada. (…) la sustracción de una porción del pa-
trimonio de una persona para afectarla a la reparación de un nocimiento ajeno debe estar
justificada (…). La calidad de causante de ese daño expresa ese vínculo de manera evidente, y
descarta el riesgo de soluciones arbitrarias que podrían vulnerar el citado principio constitu-
cional. Cuando se intenta en cambio reemplazar a la causalidad por criterios meramente jurí-
dicos, sin apoyo sobre lo que se percibe como un fenómeno consustancial al orden del mundo,
el riesgo de arbitrariedad se extiende considerablemente. (…) La mera posibilidad de relación
causal no tiene límites precisos, es un criterio vago y ubicuo (…). He ahí la causa de la derrota
en la práctica de la concepción autonomista, y de la necesidad de retornar a los criterios cau-
salistas (…) sólo la causalidad es vista como un fenómeno objetivo y exterior a la voluntad de
los sujetos; tal calidad –que no puede ser suplida por concepciones meramente jurídicas sin
apoyo en lo que se percibe como la realidad de las cosas- permite erigirla en una valla a la ar-
bitrariedad y en una razón válida para imputar a un sujeto la obligación de reparar un perjuicio.”
PICASSO, S., “Responsabilidad civil y relación de causalidad. A propósito de la ley francesa del 5
de julio de 1985 sobre la indemnización de las víctimas de accidentes de la circulación”, Revista
Crítica de Derecho Privado N° 1-2004, pp. 148-157, 159-161, 163-165.
La causalidad tóxica.
determinen que un daño haya sido previsible y/o probablemente provocado por uno o más
hechos dañantes. Asimismo, se han presentado distintas variantes de la teoría de la causalidad
adecuada en función de la subjetividad u objetividad del juicio de probabilidad. En la primera
de ellas, el juicio de probabilidad depende de que el sujeto dañante en particular conozca o
pueda conocer las consecuencias dañosas. Por el contrario, la causalidad adecuada objetiva
toma como referencia un parámetro o modelo abstracto de sujeto para dicha verificación pro-
babilística. Sin embargo, la sistemática de funcionamiento de la causalidad adecuada frente a
los nuevos daños y riesgos del desarrollo comienza a ser insuficiente. (…) frente a los nuevos
daños y riesgos en desarrollo la doctrina ha planteado nuevos criterios respecto de la relación
de causalidad. Por ejemplo, con relación al subsistema de daños al medio ambiente los nuevos
criterios se han basado en la ‘verosimilitud’ de la producción de un daño. Estas teorías basan
sus conclusiones causales en series estadísticas y en juicios de probabilidad ‘considerable’. (…)
estos nuevos criterios comienzan a tener en cuenta la mera posibilidad de la producción de
un daño. La falta de certeza científica tiene ahora mayor incidencia en la verificación del nexo
causal ante nuevos eventos dañosos. (…) Lo normal, regular, previsible y probable comienza
a ser sustituido por lo meramente plausible, eventual y potencial. La causalidad material o
fáctica adopta mayor trascendencia y comienza a desplazar a las ficciones jurídicas que han
fundamentado la elaboración de las históricas teorías causales. En este contexto consideramos
que emergen nuevos subtipos de relación de causalidad aplicables en forma respectiva a cada
uno de los nuevos supuestos de daños o riesgos en desarrollo. En esta perspectiva múltiple de
la relación de causalidad, la toxicidad constituye un particular enfoque causal denominado
causalidad tóxica. Como provisoria convención lingüística (…) tomamos por tóxico a ‘toda
sustancia (físico-química y/o biológica) ajena a un organismo vivo que produce alteración en
su fisiología’ (definición de la 23era. Edición del Diccionario de la Real Academia Española).
En esta hipótesis ubicamos preliminarmente a los siguientes supuestos: Efectos secundarios de
Medicamentos autorizados (Farmacovigilancia); los productos alimenticios peligrosos (Orga-
nismos Genéticamente Modificados – Transgénicos); los agroquímicos (Insumos industriales,
agropecuarios y veterinarios. (…) algunas consecuencias y características que constituyen la
base conceptual y normativa de este subtipo de enfoque causal aplicable a la reparación de
daños o a la adopción de medidas precautorias en supuestos de toxicidad: 1) Mayor relevancia
jurídica de los cursos causales anómalos y difusos en atención a la aparición de consecuencias
dañosas tóxicas cuya identificación causal resulta cada vez más difícil para el conocimiento
científico. (…) 2) Abandono de los resabios de la causalidad adecuada (…). La gravedad y la
irreversibilidad de los daños provocados en supuestos de toxicidad nos impiden aguardar a
que el conocimiento científico nos provea de series o conclusiones basadas en la probabilidad,
por más mínima que ésta sea. 3) Sustitución de dichos resabios por una mayor trascendencia
de la causalidad fáctica o material ante la anomalía causal de los eventos de los cuales derivan
los daños tóxicos. De esta manera, la mera presencia de una actividad en la que se manipulen
sustancias tóxicas que coincida temporal o espacialmente con la existencia de consecuencias
dañosas justifica su imputación objetiva. La pluralidad y la consecuente dificultad de precisar
cual de los sujetos haya contribuido en mayor o menor medida a la dañosidad tóxica no impide
la adopción de medidas precautorias que paralicen la realización de la actividad en cuestión
así como tampoco la imputación objetiva de la producción de un daño tóxico. 4) Aplicación
inobjetivada de los textos normativos que aluden a la relación de causalidad (…) las normas
jurídicas en torno a las cuales se constituye el eje sistemático e intersistemático de la precaución:
art. 6 de la ley de protección del medio ambiente (Nro. 17.283…) y art. 9 de la ley de defensa del
consumidor (Nro. 17.250…). En base a dicha interpretación intersistemática es posible la ela-
boración de subtipos de teorías causales que no deban basar sus conclusiones y consecuencias
en juicios de previsibilidad y/o probabilidad (…) la aplicación combinada de los mencionados
arts. (…) constituyen la base normativa que justifica la adopción de medidas precautorias ba-
sadas en criterios distintos a los que propone la causalidad adecuada. (…) La eventualidad de
la producción de un daño grave e irreversible para la salud humana y el medio ambiente en
general justifican la adopción de este tipo de medidas.”
MIRANDE, S.; “Análisis conceptual del derecho aplicado. El rechazo del cultivo de transgénicos
en el marco del estudio del riesgo de desarrollo y la perspectiva múltiple del nexo causal: la
causalidad tóxica”, Revista Crítica de Derecho Privado N° 7-2010, pp. 930-937.
“El problema de las concausas o de las causas adicionales aparece en dos tipos de hipótesis
que (…) conviene mantener distintas. En la primera, el daño es producido por la conjunción o
yuxtaposición de una serie de condiciones, de manera que solo la suma de todas ellas deter-
mina el resultado dañoso. (…) es indiferente que cada una (…) haya seguido con anterioridad
un curso independiente o que se haya puesto en juego mediante una acción de consuno. El
segundo tipo de supuestos, que se puede denominar cadena causal, aparece cuando cada una
(…) produce por sí misma un daño y este daño es el que a su vez es causa de un daño posterior
y así sucesivamente. (…) En uno y otro caso la pregunta es quién debe indemnizar, pero tam-
bién hasta dónde el autor de una de las sucesivas condiciones o daños tiene que indemnizar
los subsiguientes.”
DÍEZ PICAZO, L., Derecho de daños, Civitas, Madrid, 1999, pp. 331-332.
“El número, e incluso la naturaleza de las causas intervinientes, así como también la inten-
sidad de las mismas, puede variar: concurso entre el acto humano y el hecho de la naturaleza;
concurso entre varios ofensores; entre el acto del ofensor y el de un tercero o la culpa de la víctima.
La doctrina francesa, ampliamente dominante, acompañada por la posición tradicional de la
jurisprudencia, se pronuncia por la responsabilidad plena o integral (esto es, contra la división
de la obligación resarcitoria), lo cual significa que la víctima puede elegir a cualquiera de los
autores y reclamarle la reparación total del daño que ha sufrido, sin perjuicio de que luego, en las
relaciones internas, los deudores lleguen a un ajuste de cuentas que reparta proporcionalmente
el peso de la responsabilidad entre ellos (obligación llamada in solidum).
Va se suyo que, cuando el concurso tiene lugar entre el hecho humano y el de la naturaleza,
la responsabilidad sigue siendo total (…) Dos son las razones que inspiran este criterio; en primer
lugar se dice que es imposible determinar la parte en que cada causa incidió en la producción
del resultado; además puesto que sin el hecho del responsable el daño no se habría producido,
cada uno debe considerarse como habiendo causado el daño en su totalidad. Ninguna de las
razones convence; (…) establecer la medida de la participación de cada causa (…) siempre será
preferible a la falta de todo criterio, (…) no es posible prescindir de la división en la acción de
regreso, cuando se trata de las relaciones internas, de los deudores entre sí. Contraviene además
el principio general de la responsabilidad por el cual el ofensor debe reparar el daño que ha
causado, y no más allá. (…) admitiendo que todas las condiciones concurren necesariamente
a la producción del resultado (proposición correcta), de ello no se deduce que todas lo hacen
con la misma intensidad o eficacia.
La razón más plausible para esta obligación solidaria parece encontrarse, entonces, en el
propósito de mejorar la situación de la víctima. (…) la posición jurídica del damnificado resulta
extraordinariamente fortalecida cuando puede ir contra cualquiera de los deudores y reclamarle
el pago total. El punto, como se advierte, es de política. Nuestro derecho positivo únicamente
consagra la solidaridad en caso de delito, esto es, cuando media un comportamiento doloso de
los causantes del daño (art. 1331); en los demás casos la responsabilidad es proporcional (…)
La división de la responsabilidad es, por tanto, el principio general (…) el art. 1331 no es
interpretable según lo entiende Peirano Facio como consagrando la teoría de la causa eficiente,
y con el tácito rechazo de la causalidad adecuada, porque esta última no es incompatible con la
división de la responsabilidad. (…) tampoco le asiste razón al ilustrado profesor cuando afirma
que la causalidad adecuada significa elegir un factor y descartar los restantes, porque pueden
existir varias causas adecuadas de un mismo evento, y nada impide determinar la proporción
o diferente medida en que hayan operado en la producción del mismo.”
GAMARRA, J., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, T. XIX, FCU, Montevideo, 1988, pp. 324-326.
“a) Causalidad conjunta o común. Tiene lugar cuando varias personas cooperan para llegar
a un resultado. (…) No debe, confundirse los casos de causalidad común con la responsabilidad
indistinta (…). La diferencia esencial es que los responsables indistintos no tienen solidaridad
sino que responden in solidum. b) Causalidad acumulativa o concurrente. En estos supuestos
no hay acuerdo previo ni complicidad, sino que las partes actúan de tal modo que el resultado
igualmente se habría producido aún en casos de actuación aislada. La responsabilidad es
solidaria. c) Causalidad alternativa o disyuntiva. Es la causalidad que tiene lugar cuando el
hecho puede ser atribuido a una u otra persona, porque cualquiera podría haber cometido el
hecho. A diferencia del anterior, no es la sumatoria lo que produce la responsabilidad. (…) Una
aplicación novedosa de la causalidad disyuntiva, aunque no se la mencione así, es la teoría de
la participación o cuota de mercado o market share, que nace con el caso “Sindell v. Abbott
Laboratories”, en el cual un grupo de mujeres demandó al fabricante de una droga llamada
DES, que la tomaban para prevenir abortos espontáneos y que producía varios tipos de cáncer
en los sistemas reproductivos de sus hijas cuando llegaban a la adultez. El medicamento (…)
fue fabricado por un número limitado de laboratorios, pero a la época de demandar las dam-
nificadas no recordaban cuál habían tomado sus madres, y si lo recordaban era dudoso que lo
pudieran probar. (…) El tribunal falló (…) apartándose de las reglas clásicas de causalidad, e
hizo pagar el daño a todos los fabricantes en la proporción de participación de mercado en la
época presunta de consumo del remedio.”
LÓPEZ HERRERA, E., Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2006, pp. 214-215.
LORENZETTI, R. L., “La responsabilidad civil”, Revista Crítica de Derecho Privado Nº 1-2004,
Carlos Álvarez Editor, Montevideo, 2004, pp. 95-96.
Causalidad coadyuvante.
“(…) varias condiciones concurren de manera coadyuvante a causar un daño que de manera
individual no habrían podido causar. La causa del daño se encuentra integrada por la pluralidad
de condiciones concurrentes. El daño es el resultado del concurso de la pluralidad de condi-
ciones que integradas constituyen su causa. La relación de causalidad conecta el daño con un
conjunto de condiciones que solo integradamente constituyen su causa. Si no concurrieran
todas las condiciones, el daño no se produciría.”
DÍAZ FERNÁNDEZ, H.; “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado N° 13-2016, pp. 381-396.
Causalidad acumulativa.
DÍAZ FERNÁNDEZ, H.; “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado N° 13-2016, pp. 381-396.
“Concurren varias causas probables de un daño, pero este es causado por una sola de ellas
que es imposible de identificar. Estos supuestos se conocen como casos de daño anónimo. El
ámbito de la causalidad disyuntiva supone que el daño es causado por un integrante indeter-
minado de un grupo determinado. (…) este es un supuesto de pluralidad de posibles causas
pero de causalidad individual, entre una pluralidad de posibles causas es imposible identificar
cual es la causa singular.”
DÍAZ FERNÁNDEZ, H.; “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado N° 13-2016, pp. 381-396.
(…) El ámbito de la causalidad anónima supone que el daño es causado por un integrante
indeterminado de un grupo determinado. La investigación causal permite concluir que el daño
fue causado por el integrante de un grupo determinado pero no permite individualizarlo.
DÍAZ FERNÁNDEZ, H.; “La causalidad plural en los daños ambientales”, Revista Crítica de
Derecho Privado N° 13-2016, pp. 381-396.
“(…) conviene recordar que este elemento nexo causal entre la culpa y el daño, es un ele-
mento completamente independiente de la culpa. Puede existir un acto imprudente o culpable,
sin consecuencias, sin perjuicios. En tal caso no hay acción de responsabilidad, porque falta
el segundo de los elementos que hemos estudiado: el perjuicio. Puede ocurrir que se ejecute
un acto no culpable ni negligente y que simultáneamente, sucesivamente con él, se produce
un perjuicio. Aun cuando el perjuicio sea consecuencia del acto ejecutado, no habrá lugar a la
acción de responsabilidad porque falta el elemento culpabilidad. Y, finalmente, puede ocurrir
que se ejecute un acto culpable y que a este suceda un perjuicio que no es efecto de dicho acto
sino de otras causas. Habrá perjuicio, culpa, pero no habrá acción de responsabilidad porque
falta el nexo causal entre una y otra.”
AMÉZAGA, J. J.; Obras esenciales. De las nulidades en general. Culpa contractual. Culpa aqui-
liana”, La Ley Uruguay, Montevideo, 2011, p. 629.
“(…) existe entre culpa y causalidad una diferencia esencial que se funda en un diferente
criterio de imputación. Tanto una como otra son distintas maneras de establecer un ligamen
entre dos fenómenos o seres independientes, pero la causalidad se refiere a la simple imputa-
ción física (que los prácticos de la Edad Media llamaban imputatio facti), en tanto que la culpa
se refiere a la imputabilidad moral o jurídica (en el lenguaje de la escuela imputatio juris); por
la primera indagamos cuándo un sujeto ha materialmente realizado un acto; con la segunda,
obtenemos el dato de si también debe ser considerado autor moral del mismo.”
Es cierto que no se encuentra en el derecho positivo nacional, una norma que establezca
una presunción de causalidad, con carácter general. (…)
Sin embargo, la dogmática jurídica inició un camino hacia la reformulación de aquel ele-
mento estructural, apareciendo en escena construcciones tales como: la causalidad probable y
la causalidad verosímil. Exigiéndose un complejo de estudios establecidos acerca del impacto
ambiental de determinadas actividades o comportamientos y del acaecimiento de eventuales
daños, adoptándose como criterio rector una ‘considerable probabilidad’ de producción.
AMORÍN, M. y PÍRIZ, J.; “Daño ambiental, concepto, nexo causal y tutela inhibitoria”, ADCU,
Tomo XL, FCU, Montevideo, 2010, pp. 1024 - 1027.
“En la nueva manera de abordaje del Nexo Causal como componente estructural del esta-
tuto de convocatoria de la responsabilidad civil por daños cuya complejidad asume condición
dinámica en virtud de la correlativa condición dinámica que por su parte poseen los fenómenos
de gestación de los perjuicios y a mérito de la variedad de dimensiones del Daño moderno en
sí propio.
daños diferentes a los que ocurrían cuando las condiciones sociales y económicas poseían
condiciones no parangonables a la que la actualidad presenta.
En el caso a estudio, no puede perderse Sentencia S.C.J. No. 144/015, también dictada
de vista que el tiempo que transcurrió entre la por esta Corte).
fuga y el homicidio que dio razón a la demanda
civil, fue de más de tres meses y, durante ese En esa discordia señalé que si de acuerdo
con la teoría de la causalidad adecuada, la
lapso, existieron diversos eventos que fractu-
causa es adecuada cuando se presenta como
raron el nexo causal.
probable y, por tanto, regular y razonable-
Este tipo de eventos son disociantes, pues mente previsible (cf. Gamarra, Tratado de
interfieren en el curso originario del proceso Derecho Civil Uruguayo, T. 19, Vol. 1, edición
interrumpiéndolo. En tales hipótesis queda 1981, p. 319), la fuga del menor, por incumpli-
excluida la imputatio facti entre el resultado miento del deber de cuidado del INAU, es un
final y el suceso desencadenante de la trama hecho que no formó parte del curso regular
del acontecimiento (Cfme. GOLDENBERG, o normal de los acontecimientos y que, por
Isidoro H.: ‘La relación...’, pág. 26). ende, no puede considerarse para fundar la
responsabilidad del INAU por el hecho dañoso’.
Claramente esa ruptura del nexo causal es
Lo expuesto determina que no pueda
lo que se produjo en el caso en examen, con
atribuírsele al referido organismo -y menos ín-
diversos eventos en los que, la participación de
tegramente- la responsabilidad por la muerte
la víctima, tuvo particular relevancia. A saber:
del familiar de los reclamantes.”
(i) el concierto criminoso para cometer un
delito contra la propiedad; (ii) la traición de Suprema Corte de Justicia, sentencia Nº
la confianza depositada por su compañero de 2.034/17, de 20/12/2017 (Martínez -d-, Che-
fechorías -el a la postre homicida Daniel MIRA- diak -d-, Hounie, Minvielle -r-, Turell), La
son elementos que ciertamente desviaron la Justicia Uruguaya Online, cita online UY/
relación de causalidad entre la fuga del INAU JUR/1444/2017.
y el fallecimiento de JJ.
Responsabilidad in sólidum.
La causa de la muerte de JJ, antes que en
“Al respecto, se considera que la solución
la falta de servicio imputable al INAU, se ubica
adoptada por la Sala es correcta, ajustándose a
en la decisión de GG de asesinarlo a raíz de su
los estudios específicos sobre el punto.
incumplimiento con el acuerdo delictivo que
tenían pactado, y este hecho no puede serle En tal sentido, se ha señalado: ‘Para que
atribuido al INAU. exista solidaridad perfecta debe haber unidad
de causa fuente en las obligaciones y no la hay
La Corte en mayoría hace suya la línea si una es contractual y la otra delictual. El con-
argumental expuesta por el Sr. Ministro Dr. tratante deudor debe la totalidad del perjuicio
Felipe HOUNIE ante un caso análogo, en y el tercero cómplice también. Este no puede
la discordia estampada a la Sentencia Nº ser responsable solidario por la distinta causa
404/2017, en la que el referido integrante del fuente de su obligación, pero lo es por la tota-
Cuerpo consignó: lidad’ (PIÑON, Benjamín P. ‘Lesión al crédito’,
en obra colectiva ‘Derecho Privado. Libro
‘...lo que determina la tentativa de homi-
homenaje a Alberto J. Bueres’, Hammurabi, Bs.
cidio no es la fuga del adolescente, sino el
As., 2001, pág. 1.240).
designio criminal del agente del delito y, en
dicho designio, el INAU no tiene ninguna res- El Tribunal en el Considerando V, esta-
ponsabilidad (cf. Sentencia S.C.J. No. 323/997 bleció el alcance de la condena al expresar que
de la Corte y discordia extendida por mí en la lo que hubiera debido establecerse en primera
tado el riguroso embate crítico de la más reci- De este modo, el accionar del Banco se
bida doctrina civilista. En efecto, enseña Ga- coloca entre la conducta de la Intendencia
marra que para la teoría de la equivalencia de y el daño que se generó a los actores para
las condiciones ‘(...) es causa toda condición, interrumpir el nexo entre una acción y la
antecedente o factor, sin el cual el daño no se subsecuente.
habría producido (...) Una vez individualizadas
las condiciones que son necesarias, concluye Al haberse determinado que si los actores
que todas son equivalentes, porque si alguna hubieran conocido las condiciones del bien
de ellas es eliminada, el efecto no tiene lugar no habrían contratado, el accionar de la Inten-
(...) A este razonamiento se le reprocha, en dencia, ya sea por otorgar la habilitación para
primer término, extender desmesurada e inad- la construcción como por las obras realizadas,
misiblemente el ámbito de la responsabilidad ninguna incidencia tiene en la ocurrencia de
(...) el razonamiento es erróneo; dando por los daños padecidos.”
admitido que las condiciones son igualmente
Suprema Corte de Justicia, N° sentencia
necesarias para la producción del evento, de
143/2018, de 05/03/2018, (Martínez, Chediak,
ello no se deduce que todas concurran en igual
Hounie -r-, Minvielle, Turell), La Justicia Uru-
medida a producirlo’ (...)’ (T.D.C.U. t. 19, págs.
guaya Online, cita online UY/JUR/28/2018.
315 y 318).”
Pluralidad de causas.
Suprema Corte de Justicia, sentencia N°
91/2003, de 19/03/2003, (Parga, Cairoli, “Por tanto, la grave imprudencia relevada
Guillot, Van Rompaey –r-, Gutiérrez), La del conductor del vehículo de la demandada,
Justicia Uruguaya Online, cita online UY/ tuvo indudable incidencia causal en el insu-
JUR/691/2003. ceso, impidiendo, ante la presencia súbita del
motociclista, una maniobra útil para evitar la
Teoría de la causa adecuada.
colisión. Y tal como lo señala Zavala de Gon-
“Asiste razón a la recurrente cuando ex- zález: ‘... quien coloca una causa adecuada del
presa que la atribución de incidencia causal daño, responde a pesar de que aquélla se haya
en los perjuicios padecidos al accionar del conectado con otros factores causales ajenos,
Gobierno Departamental no resulta conforme si éstos eran igualmente adecuados y no anor-
a la teoría de la causalidad adecuada. males y extraordinarios...’ (Resarcimiento de
daños, v. 4, ed. Hammurabi, p. 257) (cf. Sent.
La sentencia de segunda instancia hizo Nº 389/03).
lugar a la resolución del contrato por haber
tenido por acreditado el incumplimiento del En el mismo sentido, expresa Gamarra:
Banco Hipotecario del Uruguay de la obliga- ‘...hay dos causas que concurren a producir
ción de entregar el bien en condiciones para un daño único; el ofensor, en la proporción
su uso y de la obligación de actuar de buena del daño que fue consecuencia de su acto,
fe en el período precontractual. responde como todo ofensor, esto es, queda
obligado a repararlo; en cambio, en la parte
La Sala tuvo por probado dos hechos: que que no lo causó su responsabilidad no nace,
las inundaciones se debían al accionar de la In- puesto que no es el autor de ese daño...’- (autor
tendencia (considerando III, párrafo séptimo, cit., Tratado de Derecho Civil Uruguayo, t. XIX
fs. 1373-1373vto.) y que el Banco, sabiendo que año 1991 p. 335).
las unidades se inundaban, no informó a los
promitentes compradores de tal circunstancia En consecuencia, corresponde casar la
(considerando IV, primer párrafo, fs. 1375 in recurrida en cuanto entendió que la conducta
fine -1375vto. supra). de la víctima constituyó una eximente total de
responsabilidad, excluyente por completo del manipula la cosa, que por principio no sea el
nexo causal entre el accionar del conductor del propietario, no reviste calidad alguna que le
vehículo y el daño padecido por la víctima (…)” vuelva inidóneo para esa tarea, no existe razón
alguna que permita sostener que la guarda la
Suprema Corte de Justicia, sentencia N° tiene persona diversa.-
283/2004, de 22/09/2004, (Van Rompaey, Parga
-r-, Gutiérrez, Rodríguez Caorsi -d-, Troise -d-), De acuerdo con el criterio de imputación
La Justicia Uruguaya Online, cita online UY/ subjetiva que regula la responsabilidad por
JUR/939/2004. el hecho de las cosas (culpa), en la situación
descripta el actuar culposo sólo puede co-
rresponder al que controla y dirige la cosa y
JURISPRUDENCIA DE TRIBUNALES
es también respecto de su conducta que debe
DE APELACIONES EN LO CIVIL apreciarse el nexo causal.-
TRIBUNAL DE APELACIONES EN LO En el caso, está fuera de la controversia
CIVIL DE 1º TURNO que el conductor era el Sr. José María Lete
Olascoaga por lo que, como se ha sostenido
Falta de legitimación en la causa. Ausencia
en anteriores pronunciamientos (sentencias
de relación de causalidad con el accidente.
Nos.293/2004, 11/2005, 61/2005, 353/2005,
“Sin dejar de reconocer la opinabilidad 15/2007, entre otras), ya se adhiera a la po-
del punto en cuestión, la Sala entiende que, sición de Gamarra que presume guardián al
en este caso, hubo desplazamiento sin culpa propietario, no por el mero hecho de ser ti-
de la guarda y que, por eso, el propietario no tular del dominio sino porque por esa calidad
debe responder.- es quien tiene habitualmente sobre la cosa
el poder característico de la guarda (TDCU,
Esto es así porque nada se le puede repro- T.XXI, Vol.3º, Parte V, 3ª Ed. actualizada con
char a un hijo que presta su automóvil a su modificaciones, p.249-252), ya se entienda que
padre, habilitado para conducir y que no tenía debe presumirse guardián a quien conduce el
antecedentes –al menos acreditados- de ser un vehículo, en consonancia con el concepto de
conductor imprudente o imperito.- guardián entendido como aquél que dirige la
No se puede soslayar que en nuestro actual cosa y tiene su señorío o gobierno cuando se
sistema, fundado en la culpa, no se puede produce el daño, el apelante carece de legiti-
responsabilizar a quien actuó sin culpa y sin mación pasiva.
relación de causalidad con el accidente.-
En el enfoque de Gamarra, porque la pre-
En efecto, ni siquiera en la demanda se le sunción de guarda se ve destruída por el hecho
imputa culpa al Sr. Lete Sosa puesto que lo que no controvertido que el propietario no era el
se sostiene es que, en su calidad de propietario conductor del vehículo y, como ni siquiera se
se servía de la cosa y que por eso, siguiendo a articula actuación culpable en la transferencia
Szafir y a Venturini, debía responder (véase de la guarda, no es posible sostener que dicho
fs. 17 y vto).- desplazamiento no se produjo.
Ahora bien, si se entiende que es guardián En el otro enfoque, porque menos aún
aquél que tiene el poder efectivo de dirigir y puede comprometerse la responsabilidad
controlar la cosa pareciera que dicho poder del titular del dominio cuando se parte de la
–en lo que respecta al comportamiento- lo base que el guardián es el conductor y no se
tiene quien conduce el vehículo. En otras pa- acreditó circunstancia alguna que destruyera
labras, cuando el sujeto que maneja, dirige o esta conclusión.-
Como ya se ha dicho en sentencia antes Siempre resulta útil recordar, como enseña
citada Nº 15/2007, el Tribunal no comparte la Gamarra, que el no preferente debe asegurarse
lectura que del art.1324 C.C. hacen las Dras. de las condiciones del tránsito para permitir
Szafir y Venturini porque no luce compatible el paso del prioritario, esto es, que ‘la norma
un régimen de responsabilidad dual en el debería ser: cruzar solamente en caso de tener
ámbito del hecho de las cosas con distintos absoluta seguridad de poder hacerlo sin el más
criterios de imputación según el sujeto se mínimo riesgo’ (TDCU, T. XXII, p. 26).
sirva de la cosa o la tenga a su cuidado, y ello
por cuanto dicha interpretación atenta contra En este enfoque, incumbía al no preferente
la congruencia del sistema con fundamento la destrucción de la presunción de culpa que
en la culpa y no resulta respaldada (en cuanto le gravaba, acreditando su ausencia de culpa
postula un criterio de imputación objetivo) con o la configuración (total o parcial) de causa
el correlato de la acción de regreso prevista por extraña.’
el art.1326 del mismo cuerpo normativo (véase Si bien, según el relevamiento efectuado
más ampliamente Gamarra, Jorge, op.cit., por la Policía Técnica, no se pudo estimar la
p.149-159). velocidad al no ubicarse huellas de frenada
De modo que se irá a la revocatoria de (fs. 76 vto del expediente penal agregado) y
la recurrida en este aspecto y, en su lugar, tampoco la pudo estimar el Gabinete de Ac-
se desestimará la demanda deducida contra cidentología de la DNPT (fs. 111-112 de dicho
el Sr. Lete Sosa por falta de legitimación pa- expediente) y, si bien, como se ha dicho en
siva.” múltiples pronunciamientos, la velocidad es
un fenómeno físico de difícil percepción sen-
Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 1º Turno, sorial, de lo que se deriva que no es suficiente
sentencia N° 183/2014, de 29/10/2014, (Salvo la prueba testimonial a fin de acreditarla, no
-r-, Castro, Vázquez), La Justicia Uruguaya se puede soslayar la conclusión a la que llegó
Online, cita online UY/JUR/2337/2014. el perito en accidentología vial (UTN) Diego
Puyol, que estableció que la moto circulaba a
Concurrencia causal. Ingesta de alcohol. 84 km/h (fs. 197).
“Han de examinarse ahora los agravios En este enfoque y sin ignorar que quien
que dirigen su embate crítico a la atribución dio causa al accidente fue el conductor del
de contribución causal que se hizo en la im- automóvil que se interpuso en la trayectoria del
pugnada. birrodado, se coincide con lo a quo en la confi-
III.1) Es de verse que el vehículo condu- guración de hipótesis de contribución causal.
cido por el codemandado Lete Olascoaga Luego, no corresponde otorgar incidencia
ostentaba la calidad de no preferente porque, a la imputada inobservancia de un cartel de
como lo admite al contestar, intentaba hacer Ceda el Paso y de un cruce peatonal señalizado
un giro en U, a cuyos efectos había ingresado con cebra puesto que, como surge de fs. 156 del
el automóvil a la explanada perteneciente a agregado, se encuentran antes del lugar en el
la Gomería Huentala (ubicada a la derecha) que se produjo la colisión.-
y desde ahí había intentado el cruce de la
Avda. Javier Barrios Amorin (Ruta Nacional Por otra parte, la falta de visión en el ojo
Nº 8) para girar a su izquierda y tomar la senda izquierdo no fue un hecho invocado al con-
testar, por lo que no corresponde introducirlo bajo la ingesta de alcohol implica desarrollar
al apelar (art. 257.2 CGP). conducta culposa, ello no implica necesaria-
mente que haya incidido en la producción del
Finalmente, en lo relativo a la incidencia evento porque, cabe recordar, se puede actuar
del nivel de alcohol en sangre, cabe reproducir con culpa y, no obstante, no haber dado causa
los argumentos esgrimidos por la Suprema al insuceso.
Corte de Justicia en sentencia Nº 14/2008,
publicada en LJU, T. 139, c. 15.788, en la que En el subjudice, la parte demandada se
se expuso que: limita a señalar el comportamiento antirre-
glamentario de la víctima pero no indica cómo
‘No le asiste razón tampoco en este punto repercutió en la colisión, teniendo presente
al recurrente, por cuanto como también des- que fue el automóvil el que se interpuso en la
tacó la Sala, el nivel de alcohol que registraba circulación de la moto, de forma que debiera
el demandado no resulta de una significación haber explicado y probado que, de no haber
tal que de ese hecho ‘per se’, pueda inferirse ingerido alcohol, el motonetista habría evitado
que dicha circunstancia tuvo algún valor como el accidente.
determinante del evento, teniendo en cuenta el
modo concreto en que éste se verificó. Por lo tanto, ninguna incidencia cabía
imputar a la conducta del occiso en la pro-
‘En lo relativo a la incidencia que corres- ducción del accidente, sin perjuicio de lo cual
ponde asignar a las conductas antirreglamen- y como solo apelaron los demandados, no
tarias de los involucrados en eventos como el corresponde modificar la conclusión a la que
de autos, tales como las secuelas de la ingesta se llegó en el fallo de primera instancia.
alcohólica referidas por el recurrente, ha ex-
presado la Suprema Corte de Justicia, citando III.2) Ahora, en relación a la ausencia de
la opinión del ilustre civilista Dr. Gamarra, en casco–tal como resulta del protocolo de au-
Sent. Nº 60/2003: ‘...No toda violación de la topsia glosado a fs. 37 del expediente penal-
ley o el reglamento significa que el autor de la causa de muerte fue ‘estallido de cráneo:
la misma es culpable, la primera precisión fractura frontal, peñasco derecho y occipital,
contusiones hemorrágicas temporales bila-
circunscribe el radio de la especie exclusiva-
terales con aire’ y todas las lesiones, que se
mente a las normas precaucionales, esto es
califican de graves, se produjeron en el cráneo,
aquellas destinadas a prevenir efectos jurídicos
a lo que cabe agregar que según informe de
perjudiciales para los terceros y que para evi-
fs. 24 de dicho expediente, el motonetista no
tarlos prescriben determinadas modalidades
portaba casco.
de conducta...’ (TDCU t. XIX, Ed. FCU 1991, p.
119). Y continúa el autor citado: ‘... La ley o el re- De ahí que sea innegable la relación causal
glamento suministran un elenco (que siempre entre la falta de casco y el fallecimiento del
será forzosamente incompleto) de las que joven.
podríamos llamar 'culpas particulares', tipifi-
cando aquellas conductas culposas que, como III.3) Por lo tanto, aun cuando se debió
lo indican las normas de la experiencia, son las distinguir la contribución a la producción del
que ocasionan daños con mayor frecuencia. Al accidente de la contribución a la producción
mismo tiempo se trata de evitar estos actos, re- del daño muerte, de todos modos y sin dejar
putados nocivos a priori, desalentando al autor de reconocer la dificultad que conlleva la
con la amenaza de una sanción administrativa’. atribución de porcentajes de concurrencia, el
Tribunal se inclina por confirmar la efectuada
Por lo tanto, aun cuando en términos en la recurrida, esto es, a razón del 70% para
generales se puede afirmar que el circular la demandada y del 30% para el motonetista.
precedente se puede relevar la declaración de un efecto dado o sin cuya participación ese
de Jonathan Rodríguez quién manifestó que resultado no hubiera sucedido (véase Suprema
el camión ‘venía normal’ (fs. 127 v.) y en tér- Corte en LJU 13861). Más particularmente,
minos similares también el testimonio de Winz ‘Cuando el daño es el resultado del concurso
(acompañante del chofer demandado fs. 130). de varios acontecimientos, la jurisprudencia
La única declaración discordante que refiere no toma en cuenta, como causas jurídicas, sino
a una velocidad ‘considerable’ es la prestada aquellos que, entre los mismos, han desempe-
por Edilberto Rodríguez (fs. 126 v.) que como ñado un papel preponderante en la realización
se dijera no resulta apta para demostrar el del perjuicio’ (MAZEAUD, H. y L.-MAZEAUD,
exceso de velocidad que debería haber sido J., Lecciones...Parte II vol. II p. 308). La causa-
acreditado por pericia. lidad adecuada (postulada esencialmente por
Von Kries) enseña que no es adecuada la que
Asimismo, se hace caudal en sede de agra- no entraña normalmente las consecuencias
vios a la supuesta distracción del conductor
observadas; reclama una reconstrucción post
del camión (numeral 2º de fs. 17/18, y 17 a 19
factum de los antecedentes del daño y la bús-
de fs. 20) sin embargo tampoco obra en autos
queda de la ‘razonabilidad’ para la determina-
prueba de ello y conviene recordar que éste se
ción de la causa. Además, es esencial el criterio
desplazaba por vía preferencial.
de la proximidad de la causa: el daño debe ser
Ahora bien, lo que no queda duda alguna imputado a quien tiene la última chance de
para la Sala, como bien lo señala el Dr. Tabaré evitarlo (la ‘dernière chance de l’éviter’, al decir
Sosa Aguirre en su voto, es de lo siguiente (…) de STARCK-ROLAND-BOYER, Obligations I, 5
la causa del accidente fue la irrupción de la éd. p.448).’
cabalgadura (equino en el que cabalgaba la
A partir de los conceptos precedentes y
víctima) en la calzada cuando por la misma se
fundamentalmente de tener por acreditado
desplazaban vehículos, entre ellos, el camión
que el factor desencadenante del accidente
que lo embistió.
fue la intempestiva irrupción en la calzada del
Se desconoce si el equino actuó desman- jinete con su cabalgadura es que corresponde
dado o si existió culpa del jinete, razón por la ratificar la desestimación de la demanda en
cual el análisis no puede limitarse a la culpa de todos sus términos. Máxime no cabe más que
la víctima como se hizo en la primera instancia. compartir el análisis de la prueba realizada por
la siempre correcta Magistrado A quo.
Lo relevante es aplicar correctamente
el concepto de relación de causalidad (no Entonces, o se da culpa de la víctima (del
es relevante el régimen reglamentario para jinete al conducir al equino) o el fortuito (1322
cabalgar en zona urbana o suburbana y sus del CC), hecho extraño tanto al demandado
prohibiciones de palmaria ilegalidad en un como a la víctima, irresistible e imprevisible
país como el nuestro). que ha ocasionado el daño y en la medida
que falte la prueba de culpa de la víctima la
‘Es insoslayable al respecto aplicar en solución desestimatoria no se verá alterada
forma correcta la relación de causalidad, ya que tendremos que tener por probada la
ya se postule la teoría de la ‘causa eficiente’ causa extraña.
(PEIRANO FACIO, Resp. extracont. p. 425)
o se sostenga que es más propia del sistema La presunción de culpabilidad y causa-
nacional, la teoría de la ‘causalidad adecuada’ lidad del artículo 1324 CC pueden ser des-
(GAMARRA, Trat... XIX p. 322), lo real y con- truidas por la existencia de causa extraña entre
creto es que se exige que el accionar que se im- otras circunstancias tal como se ha admitido
puta o atribuye a alguien haya sido el productor por la jurisprudencia (ADCU Tomo XXXVI TAC
4º caso 1014 pag. 469 ; ADCU Tomo XXXV TAC (Sosa, Pérez Brignani, França -r-), La Jus-
7º caso 799 pag. 403 y caso 896 pag. 446 ). En ticia Uruguaya Online, cita online UY/
el caso, surge acreditado que la víctima fatal JUR/1368/2012.
no contaba con preferencia de cruce ya que
pretendía cruzar ‘Propios’ alcanzando a llegar Causalidad jurídica.
al cantero central y lanzándose al cruce de la
“VI) Respecto a si la colocación del tacho
otra acera (conclusión 2º de fs. 102 en carpeta
determina la responsabilidad de la codeman-
de Policía Técnica) sin observar que venía el
dada Colier cabe señalar que la imputación del
camión conducido por el demandado. Pero
daño es una cuestión normativa en el sentido
para el caso de no tener probado tal extremo,
de que el juicio de responsabilidad arriba a la
la otra explicación posible al accidente se
imposición de un deber de resarcimiento al
puede extraer de las declaraciones del testigo
sujeto que, con su comportamiento ha provo-
Jonathan Rodríguez quién depuso a fs. 127 v.
cado el daño. Por lo tanto, hay que distinguir la
que la víctima ‘no miró para atrás que venían
reconstrucción ‘material de la concatenación
autos’, que el caballo no le respondió, que no
le hizo caso, largándose el equino para la calle de los eventos que han producido, el daño (la
de forma sorpresiva sin que al chofer del ca- llamada causalidad material y la reconstruc-
mión embestidor le diera el tiempo de frenar. ción jurídica de los hechos y de la imputación
Esto se compadece con lo que surge de fs 128 (la llamada causalidad jurídica). El nexo de
en cuanto se afirma que la víctima no pudo causalidad cumple diversas funciones, no
contener al caballo que ‘arrancó de golpe’. solo sirve para reconstruir los eventos y la
Todo ello es coincidente con la declaración del coligación entre daño y responsabilidad, sino
acompañante del chofer del camión (Winz, fs. también para seleccionar el área de los daños
130/131) cuando depone que ‘el caballo se le resarcibles’. (Cfm Alpa, Guido; Nuevo Tratado
fue del cantero para la calle delante del camión, de Responsabilidad Civil, jurista editores, 2006,
y no tuvo tiempo de nada’. Instantes luego dijo pág. 415, 416).
que vio ‘al caballo arriba del cantero y cuando
En tal sentido, tenemos que la ubicación
se le fue’ al jinete. Tal declaración es conteste
del tacho en el medio de la ruta así como su
con la brindada en el parte policial a fs. 10.
falta de señalización, implica el desconoci-
En definitiva, la abrupta e intempestiva miento de pautas mínimas de seguridad que
forma en que el caballo con su jinete ingresó a claramente contribuyeron a la producción del
la vía preferencial (sea por la causa que fuere) accidente. En efecto era perfectamente pre-
debe ser catalogada como imprevisible e irre- visible y no fortuito o imprevisible que dada
sistible y enmarcada en la configuración de la su ubicación, y falta de señalización, en las
una causa extraña interruptiva del nexo causal. circunstancias temporo espaciales en que se
Como bien señala el Dr John Pérez Brignani, desarrollaron los hechos , no fuera advertido
‘…ya sea que consideremos culpa de la víctima por los vehículos que se desplazaban en la
como la recurrida o hecho extraño e imprevi- ruta y se produjera una colisión como la que
sible como sostiene el Dr. Tabaré Sosa lo que en los hechos ocurrió.- La demandada no solo
surge palmariamente de la prueba producida no debió dejar el mismo en la ruta, ya que no
es la irresponsabilidad de la demandada por se demostró que tuviera una finalidad especi-
la producción del accidente ya que el jinete fica en dicho lugar, sino que en su caso debió
irrumpió intempestivamente y no pudo evitar señalizarlo adecuamente.
el accidente’.”
Tales omisiones fueron las que en defini-
Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 2º tiva determinaron la producción del accidente.
Turno, Sentencia N °14/2012, de 15/02/2012, No debemos perder de vista que en la hipótesis
de omisión debe examinarse, a la vista de ticia Uruguaya Online, cita online UY/
toda la cadena causal, si la conducta omitida, JUR/226/2016.
habría interrumpido la producción del evento
dañoso. Teoría de la causa inmediata o próxima.
sucedido (véase Suprema Corte en LJU 13861). cuenta de las circunstancias especiales de este
Más particularmente ‘Cuando el daño es el caso, también debe tenerse en cuenta que está
resultado del concurso de varios aconteci- prohibido el doble adelantamiento.
mientos, la jurisprudencia no toma en cuenta,
como causas jurídicas, sino aquellos que, En suma, se asiste a pluralidad de causas
entre los mismos, han desempeñado un papel en la producción del accidente pero se estima
preponderante en la realización del perjuicio’ que la concurrencia causal de la víctima fue
(Mazeaud, H. y L. - Mazeaud, J.: Lecciones .., única causa del daño resultante aplicando
Parte II vol. II p. 308). La causalidad adecuada el criterio de distinguir pluralidad de causas
(postulada esencialmente por Von Kries) en- concomitantes y pluralidad de causas suce-
seña que no es adecuada la que no entraña sivas que postula MALINVAUD (Droit Des
normalmente las consecuencias observadas; Obligations, 10ª. ed. p. 486 y ss), esto es, se debe
reclama una reconstrucción post fáctum de los responder por la causa inmediata y directa y
antecedentes del daño y la búsqueda de la ‘ra- en el caso esta no es otra que la irrupción e
zonabilidad’ para la determinación de la causa. interposición súbita del actor que pretendió
Además, es esencial el criterio de la proximidad rebasar a todos los partícipes en ese giro a la
de la causa: el daño debe ser imputado a quien derecha.”
tiene la última chance de evitarlo. Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 2º Turno,
Todo ello permite concluir que el perjuicio sentencia N° 59/2012, de 11/04/2012, (Sosa -r-,
final es imputable al profesional.” Pérez Brignani, França), La Justicia Uruguaya
Online, cita online UY/JUR/983/2012.
Tribunal de Apelaciones en lo Civil del 2º
Turno, sentencia N° 66/2003, de 9/04/2003, Causalidad en daños por productos con de-
(Sassón, Chediak, Sosa –r-), La Justicia Uru- fectos de información. Causalidad por pre-
guaya, Tomo 128-2003, caso 14712, cita online sunción.
UY/JUR/103/2003. “(…) Se tiene pues por parte del pro-
Teoría de la causa inmediata o próxima. ductor, así como del vendedor del producto
la obligación de advertir de los peligros que
“Se advierte que no se configura giro en pueden entrañar su utilización y de sus po-
doble fila puesto que fueron los birrodados, sibles beneficios de tal forma que el consu-
en especial el del actor que se colocó junto midor pueda tomar la decisión de utilizarlo o
al ómnibus a su lado derecho provocándose no con pleno conocimiento de los beneficios
culposamente una artificial doble o triple fila o posibles efectos adversos que conlleva su
con la irrupción del actor. Siendo cierto que uso. Y en la especie a juicio de la Sala no se
las motos estaban junto al bus, es de toda ha advertido por parte de la demandada de
evidencia, lo que no es de dudar que el actor la posible relación entre el uso del producto y
pretendió adelantarse, lo que está prohibido el contraer aplasia medular. En efecto, si bien
por la derecha y asimismo se subraya la prohi- no se encuentra totalmente comprobado, no
bición en las intersecciones porque como dice es menos cierto que, según se desprende de la
GAMARRA (Trat...T. XX p. 98) no sólo porque deposición del testimonio del Dr. Muxi, existe
esta zona permite el tránsito peatonal, por lo un estudio de la FDA, que es una institución
cual los transeúntes pueden resultar víctimas, que rige medicamentos y alimentos en Amé-
sino porque el vehículo que es rebasado obs- rica del Norte, la cual habla en un trabajo de
truye la visual del que lo adelanta, ocasionando una posibilidad de un 0.05 del eventual rela-
colisiones con otros que están realizando la ción entre el Roaccutan y la aplasia medular
maniobra del cruce por la transversal; habida (fs. 657). Dichas conclusiones también son
dirse sobre la causa, alegando que permanece procesos por reclamaciones por afectación a
oculta, desconocida, no manifestada de ma- la salud y tomar nota de sus resultancias, in-
nera suficiente (Cfm. Sentencia 296/2011 de teresarse, venir a las audiencias y conocer las
la Sala). En este orden, es dable señalar que es sentencias que se dicten.”
difícil en el caso de los productos de la salud
acreditar el rol causal de este producto. Por Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 2º Turno,
consiguiente, una atenuación del concepto sentencia Nº 95/2017, de 21/06/2017, (Sosa,
de causalidad se impone a propósitos de pro- França, Pérez Brignani -r-), La Justicia Uru-
ductos de medicamentos porque no es posible guaya Online, cita online UY/JUR/134/2017.
de establecer realmente un nexo de causalidad Pluralidad de causas.
directo y necesario. Por consiguiente, debe
contentarse con una presunción suficiente “Descartado el equivocado enfoque de la
basada en presunciones, graves, precisas y reclamante el Tribunal es de la opinión que en
concordantes (Cfm. Droit de la Responsabilite la especie no se configura responsabilidad por
et des contrats, Reimes d’indemnisation 2014- ausencia de un elemento esencial de la misma
2015, Edit Dalloz, 2014, pág. 1296-1297). Y en cual es la relación de causalidad entre el ilícito
la especie, de un análisis de las probanzas pro- culposo (infracción a norma legal o regla-
ducidas emergen una serie de presunciones, mentaria) y el daño, sin necesidad de ingresar
graves y concordantes que avalan la hipótesis siquiera al análisis de la eximente (ubicada
de la producción del daño como consecuencia en el plano de la relación de causalidad) del
de la utilización del medicamento a saber: 1) hecho de tercero.
De la Historia clínica surge que el paciente
solo recibió Roaccutan; 2) Existen en Uruguay Como ha señalado reiteramente esta Sala:
tres casos de aplasia frente al consumo del ‘Es insoslayable al respecto aplicar en forma
fármaco; 3) El caso se encuentra dentro de los correcta la relación de causalidad, ya se pos-
parámetros analizados en la información de fs. tule la teoría de la causa eficiente (PEIRANO
32; 4) La aplasia tiene un origen toxico (fs. 660); FACIO, Resp. extracont. p. 425) o se sostenga
5) Existe una relación temporal con la toma del que es más propia del sistema nacional, la
medicamento declaración de Muxi ( fs. 657); teoría de la causalidad adecuada (GAMARRA,
6) Ningún profesional ni siquiera la Dra. Cin- Trat... XIX p. 322), lo real y concreto es que se
cinelli dependiente de la demandada puede exige que el accionar que se imputa o atribuye
descartar en forma absoluta que pueda dar a alguien haya sido el productor de un efecto
aplasia medular (fs. 837); 7) La aplasia puede dado o sin cuya participación ese resultado
producirse como consecuencia de una falla de no hubiera sucedido (véase Suprema Corte
las tres series que pueden verse alteradas por en LJU 13861). Más particularmente ‘Cuando
el medicamento. el daño es el resultado del concurso de varios
acontecimientos, la jurisprudencia no toma
V) Respecto a la comunicación al MSP: en cuenta, como causas jurídicas, sino aque-
no es de recibo el agravio desde que al igual llos que, entre los mismos, han desempeñado
que la obligación de comunicar delitos, se un papel preponderante en la realización del
debe poner en conocimiento de la policía de perjuicio’ (MAZEAUD, H. y L.-MAZEAUD, J.,
la salud que incumbe al MSP lo concerniente Lecciones...Parte II vol. II p. 308). La causa-
a una posible existencia de principio activo lidad adecuada (postulada esencialmente por
en un medicamento autorizado, que sea Von Kries) enseña que no es adecuada la que
riesgoso para la salud. Cabe señalar, además, no entraña normalmente las consecuencias
que los procesos judiciales son públicos y los observadas; reclama una reconstrucción post
inspectores del MSP bien pueden conocer los factum de los antecedentes del daño y la bús-
conducta tuviera relevancia para su produc- Entonces, si el conductor del camión bajó
ción. Razones estas que conducen a la revo- a realizar el control de rutina, kilómetros antes
catoria de la impugnada, con la consecuente del accidente, tal como lo declara el Sr.Tabarez
desestimatoria de las demandas de ambos e indica en Sede penal el testigo Pereira, evi-
acumulados.” dentemente no actuó en la ocasión con la
diligencia del buen padre de familia, dado que
Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 3º
no realizó el ajuste de tuercas en las ruedas que
Turno, sentencia N° 202/2014, de 20/10/2014,
(Cardinal –r-, Alonso Flumini, Opperti), La poco después se desprendieron.-
Justicia Uruguaya, T. 150/2014, suma 150076, Era carga de la parte demandada probar
cita online UY/JUR/790/2014. que, se obró en la circunstancia con la dili-
Teoría de la causa eficiente. gencia de un buen padre de familia para pre-
venir el daño (art.1324 del C.Civil), lo que no
“En primer término, la Sala especialmente se ha cumplido.”
integrada no encuentra de recibo los agravios
formulados respecto a la responsabilidad. Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 3º
Turno, sentencia N° 66/2015, de 30/04/2015,
Las alegaciones de la apelante que apuntan (Cardinal, Alonso Flumini –r-, Opertti), La
al mantenimiento del camión y su habilitación Justicia Uruguaya Online, cita online UY/
para circular, no enervan la imputación de res- JUR/2551/2015.
ponsabilidad, en tanto resultan en la especie
ajenas a la causa eficiente que provocara el
accidente. TRIBUNAL DE APELACIONES EN LO
CIVIL DE 4º TURNO
La causa eficiente del siniestro -según
dictamen del Gabinete de Accidentología de Responsabilidad in sólidum.
Policía Técnica- fue el desprendimiento de
dos ruedas del tercer eje flotante de la zorra “VIII) En lo sustancial, interpretada la
del camión, propiedad de la empresa deman- demanda de conformidad con los criterios ge-
dada, impactando una de ellas en el automóvil nerales de aplicación en la materia (Odriozola,
que conducía el Sr. Kemayd, provocando la Judicatura, Nº 10, Año I, pág. 244 y ss.) surge
pérdida de control y posterior impacto contra que se pretende indemnización por daños y
un camión que circulaba en sentido contrario, perjuicios ocasionados al menor Ignacio el
con el fatal resultado de cuatro fallecimientos. 26 de junio de 2010 en esa fecha de 13 años
de edad en el accidente ocurrido cuando se
Tal como lo expresó el Sr. Juez a-quo en
encontraba practicando fútbol para el Club
impecable análisis, no estamos ante una falla
Atlético Peñarol en la cancha de la Fuerza
de mantenimiento o contralor, ni cabe la ex-
cusa de que se cumplieron con las exigencias Aérea (MDN) cuando uno de los arcos de
inspectivas administrativas. El accidente se hierro se cayó encima del menor que estaba
produjo porque no se colocaron debidamente en su puesto de arquero ocasionándole graves
las tuercas de fijación de las ruedas. daños en la cabeza y en la boca.
Por otra parte existía entre los padres de El MDN afirmó en el escrito presentado en
Ignacio y el Club mencionado una relación oportunidad de la intimación practicada que
de instrucción deportiva en virtud de la cual el ‘no cuenta con arcos móviles’ (fs. 251).
menor practicaba en el Club Atlético Peñarol
Dicha afirmación resulta contradicha por
como aspirante (fs. 37) haciéndolo el día del
los testimonios de N. Goncálvez (fs. 288 vto.) y
accidente en la cancha arrendada.
R. Lima (fs. 292 vto.) atribuyendo la propiedad
Lo antedicho determina que existiendo de los arcos a la Fuerza Aérea no habiéndose
una obligación preexistente que vincula a los aportado prueba eficaz en contrario por parte
representantes legales del menor lesionado del MDN.
con el Club Atlético Peñarol resultan aplicables
a su respecto las disposiciones legales que ‘Esos arcos móviles son de la Fuerza Aérea,
regulan la responsabilidad contractual. estaban puestos ahí’. (fs. 289) ‘Ellos nos de-
signan el lugar y ya está armado cuando lo en-
En relación a los familiares accionantes la tregan a Peñarol, menos la utilería de Peñarol
pretensión reparatoria encuadra en el ámbito que tienen un utilero que lleva las pelotas, la
de la responsabilidad extracontractual, así ropa. La cancha y donde están los arcos nos en-
como, también en relación al MDN (Respon- tregan la Fuerza Aérea. Estos arcos móviles es
sabilidad del Estado). común que estuvieran son arcos que se ponen
para hacer un espacio reducido’. (fs. 289 vta.).
X) En este contexto debe verse, inicial-
mente, por su relevancia en el caso, que la Preguntado: ‘Es habitual o pasa que un
prueba es contradictoria respecto a si en la cuadro cuando alquila una cancha lleve arcos?
cancha donde se desarrolló el partido de fútbol A mí no me pasó. Supongo que será algo muy
existían arcos fijos o móviles y cuál de las partes trabajoso, no sé otros cuadros. En Peñarol
los proporcionaba. nunca pasó.’ (fs. 290).
Al contestar la demanda el MDN expresó Y Robert Lima Fonseca expresó: ‘Cuando
que de acuerdo al contrato suscripto entre las llegamos a las canchas, se hace el calenta-
partes el mismo debía tener las canchas dis- miento. Los arcos ya estaban ahí. En el caso
ponibles para su utilización ‘con sus ARCOS eran arcos móviles. Es común que se entrene
FIJOS y reglamentarios’ y así se le entregó a en arcos móviles. (fs. 292 vta., 293).
Peñarol para que hiciera la práctica (fs203 vto.)
y ‘Peñarol recibe la cancha con ambos arcos Preguntado si sabe si los arcos móviles
fijos, nada más ‘ (fs. 205 vto.), afirmando que la los puso Peñarol o se los dio quien les alquiló
FAU nada tiene que ver con los arcos móviles. las canchas contesta; ‘Ya estaban puestos, la
misma gente de la Fuerza Aérea’.
Lo antedicho debe interpretarse como una
admisión de que se entregó la cancha con arcos Preguntado si es común que un equipo
fijos, pese a que en el contrato entre el Club cuando alquila una cancha tenga que llevar
Atlético Peñarol y el Ministerio de Defensa los arcos contesta: ‘No. Los elementos que
llevamos nosotros son las pelotas, chalecos, El negocio es un acto humano de impor-
conos. Los arcos ya están en el alquiler’ (fs. tancia social, fruto de consciente iniciativa
293 vta.). y por tanto de libertad, es un acto a cuyas
consecuencias aún onerosas, debe el autor so-
Los declarantes son testigos necesarios meterse en el mundo social y, por tanto, fuente
por su conocimiento directo de los hechos de auto responsabilidad’ (Extracto de Teoría
al encontrarse en el lugar en el momento del General del negocio jurídico en IUDAU, Año
accidente y brindar una versión razonable VII, N°20, págs. 69-70); sentencias Nos. 38 y
de los hechos y conforme con la regla de la 165/09 y 201/11 de esta Sala’ Sent. N° 286/2011
experiencia. de 12 de octubre de 2011.
El traslado de los arcos en cada partido por La valoración unitaria y racional del mate-
parte de quien arrienda la cancha, es una cir- rial probatorio incorporado (arts. 140 y conc.
cunstancia que por su excepcionalidad debió C.G.P.) conduce a la conclusión de que el Club
resultar claramente acreditada por parte del Atlético Peñarol es responsable en relación a
MDN, lo que en definitiva no ocurrió. las consecuencias dañosas del accidente aun
cuando los arcos fueran proporcionados por
Y a lo expresado se agrega que, contraria- la Fuerza Aérea, en virtud de la relación con-
mente a lo que expresa el MDN, los términos tractual que lo vincula con el lesionado y de
del contrato no son claros. la obligación de seguridad respecto al menor
de edad (13 años) que no fue debidamente
En este sentido, resulta esclarecedor lo
observada.
expresado por el TAC de 6° Turno: ‘En sede
de negocios jurídicos se trata al decir de Betti En cumplimiento de la obligación de se-
de las cargas de sagacidad y claridad que per- guridad que nace del contrato, ‘el titular del
filan la necesidad de una cierta y determinada establecimiento ... deberá, en consecuencia,
forma de comportamiento a riesgo de soportar adoptar todos los medios y precauciones que
las consecuencias desfavorables de su actuar resulten necesarios para que el daño no se
negligente’. produzca’ (Reyna, pág. 25).
En las palabras del jurista: ‘Para evitar ‘La diligencia que debe desarrollar el
luego que la eficacia del negocio se entienda centro educativo en la ejecución de la obli-
más allá de los confines previstos incumbe gación de prevenir daños a los alumnos, está
a la parte un ejercicio vigilante y sagaz de la determinada por el art. 1344.
autonomía que el Derecho le reconoce, desde
luego en su favor, pero también a su propio El inciso segundo prevé que es la corres-
pondiente al buen padre de familia y el inciso
riesgo. Al describir la carga de la sagacidad
tercero gradúa esa diligencia de acuerdo a las
dice el autor de la cita que en el acto que da
circunstancias específicas del contrato de que
vida a un negocio jurídico le incumbe a la parte
se trate.
‘estar atenta a cuanto dice o hace, además de
conocer los términos y el significado de la Como consecuencia, el centro educativo
declaración que emite y representarse exacta- debe desarrollar una diligencia superior a la
mente la situación de hecho sobre suya base se media, correspondiente al profesional que
determina el negocio; le incumbe, sobre todo, toma a su cargo el control de niños y adoles-
una carga de claridad, en el sentido de fijar de centes en forma profesional con los riesgos que
manera inequívoca y fácilmente reconocible, ello conlleva’. (Mariño, A. ‘La responsabilidad
en cuanto le interesa, el valor vinculante del de los centros educativos...’, A.D.C.U., T. XXXV,
negocio que concluye. págs. 769 y ss.).
abrupta corrida hacia vidrios, rotura y autoin- En suma, estima el Tribunal que no se
flicción de la herida que resultara mortal, en ha acreditado comportamiento negligente u
lugar que por la natural seguridad carcelaria, omiso del Estado, no se ha comprobado falta
no podía ser inmediatamente alcanzado por de servicio, pero además, aún cuando se exa-
la guardia. minaran con rigor extremo las condiciones de
reclusión y de traslado, y pretendiera allí ubi-
Tampoco resultó acreditada tardanza en la carse factor de atribución de responsabilidad,
atención en el lugar, en el traslado o al arribar parece claro que el nexo directo de causalidad
al centro de atención, adonde llegó aún con con la muerte se verifica con respecto a la con-
vida, pero con una herida de tal índole que ducta de la propia víctima, que es calificada por
según el informe pericial de fs. 195/196 del los técnicos de irresistible, y que tuvo lugar en
acordonado, hubiera determinado la muerte condiciones concretas que asi lo evidenciaron.
de todos modos, pues se indica allí que con
compresión o sin ella, el tiempo de sobrevida La no constatación de nexo causal entre
era de escasos minutos y mayor el necesario el proceder activo u omisivo del Estado y la
para realizar el traslado desde la cárcel hasta muerte del Sr. Albístur, determina a su vez la
un centro adecuado para atender tan grave no configuración de responsabilidad, tal como
herida. se concluyera en el grado precedente; porque
aún si se considerase incumplida obligación de
La Junta concluye también que la esqui-
seguridad y se la estimase de resultado, de la
zofrenia padecida por el recluso determinaba
propia causa, declaraciones de familiares de la
que no existía posibilidad de disuadirlo de su
víctima y del agregado penal, surge fehaciente-
propósito de autoeliminación, y en base al
mente acreditada interrupción del nexo causal
examen de todas las circunstancias, entiende
provocada por el comportamiento irresistible
que no medió omisión de asistencia.
de la víctima en el momento de herirse con
Tal conclusión resulta compartible para la propósito suicida, en forma tal que tornó in-
Sala, careciéndose de elementos que permitan viables los intentos de curación correctamente
apartarse de la misma: al contrario, todos los emprendidos.”
obrantes en la causa confluyen en ese sentido,
Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 5º Turno,
particularmente los antecedentes de la víctima
sentencia N° 24/2008, de 12/03/2008, (Simón
aún en libertad, las circunstancias tempo-
–r-, Fiorentino, Presa), La Justicia Uruguaya
rales y topográficas en que se hirió, la causa
Online, cita online UY/JUR/2166/2008.
de muerte catalogada por los técnicos como
‘degüello suicida’. Concurrencia causal.
También se acreditó que en parte fueron “6º. La concurrencia causal determina
atendidos los reclamos del recluso para su la decisión de la responsabilidad en función
traslado a diferentes secciones, en dos oca- del grado de incidencia de la conducta de los
siones. Pero ha de comprenderse que existen copartícipes en la producción del hecho lesivo
límites para la atención pasible de brindar, (art. 1331 inc. 2º C. Civil).
y que una persona de las características del
occiso, padecería bajo cualquier forma de El resultado muerte es consecuencia del
reclusión, porque hasta en libertad había te- concurso de concausas insertas en la cadena
nido intentos de autoeliminación y planteos causal a cuyo respecto el hecho inicial asume
persecutorios, problemas de medicación y de clara preponderancia y mayor jerarquía. En
conducta, habiendo cometido un grave ilícito, efecto, si bien el ‘apretamiento’ y caída deter-
no hallándose cuestionada su imputabilidad y minó directamente un hematoma glúteo sub-
consecuente reclusión legítima. cutáneo, la posterior infección que sobrevino y
Precisamente, ha dicho la redactora, sobre ciación de las pruebas, ps. 163 y 462 y Taruffo,
la apreciación de la prueba: Así, ‘adquiere M., ‘Probabilidad y prueba judicial’, ponencia
vital importancia el proceso de valoración de presentada al XXVI Congreso Colombiano de
la prueba, entendido como el conjunto de ac- Derecho Procesal, Bogotá, Setiembre de 2005,
ciones tendientes a apreciar el material fáctico, ps. 1086-1091)’.
que constituirá la base del pronunciamiento
judicial. El proceso de valoración de la prueba En definitiva, se coincide con el fallo
constituye un método crítico que procura salir atacado en la responsabilidad exclusiva pro-
de la incertidumbre, reconociendo la verdad veniente de la conducta del dependiente de
de una proposición considerada en principio la demandada que fuera condenada, habida
dudosa, al eliminar el error y al excluir la duda. cuenta de que ninguno de los medios proba-
Podría decirse que al momento de juzgar es torios diligenciados permite confirmar una
necesario abandonar el plano de las posibi- versión diversa.
lidades de triunfo de la pretensión o defensa Luego, fue la conducta inadecuada del
para pasar al plano del mayor grado de certeza conductor condenado la causa única y directa
posible’. del infortunio, que dispara la responsabi-
lidad del patrón, porque, tratándose del no
‘Gorphe señala que ‘tras el examen crítico
preferente debió adoptar todas las medidas
de cada categoría de prueba, faltará enlazarlas,
necesarias para evitar el impacto, situación
para examinar sus relaciones y desprender, de
que se robustece dada su conducta displicente
la concordancia, la conclusión probatoria, que
asumida en este proceso.
consentirá la reconstrucción sintética de los
hechos con suficiente certeza o verosimilitud, Estas conclusiones permiten desechar el
al desechar las hipótesis desmentidas’. agravio de la coactora fincado en la ausencia
de consideración de la responsabilidad del
‘Más modernamente refiere Taruffo al cri-
conductor y de los propietarios del vehículo,
terio de la probabilidad lógica preponderante a
Sres. Gabriel Carvalho Pérez y Antonio Car-
efectos de que el juez formule la elección final
valho Calcagno y Marta Pérez Ponce de León,
en torno a los enunciados de hecho que coloca
respectivamente.
como fundamento de su decisión. Este criterio,
según el autor, combina dos reglas: la primera, En efecto, para que se active la responsa-
que indica que es racional escoger la hipótesis bilidad del guardián –en tanto propietario del
que es confirmada en un grado mayor que la vehículo- es menester que se hayan acreditado
hipótesis contraria; la segunda regla opera dos circunstancias, cuando menos: a) que la
cuando existen, respecto del mismo hecho, más guarda no se había transferido válidamente al
hipótesis diversas; en este caso debe procederse conductor que era quien ejercía los poderes
a la elección de la hipótesis sostenida por un de control y dominio de la cosa; y, b) que
grado de confirmación relativamente superior se demuestre que el conductor –aunque no
a aquel de cualquier otra hipótesis (en ambos guardián- incurrió en un supuesto de respon-
casos vale la regla del ‘más probable que no’)’. sabilidad extracontractual, es decir, por haber
realizado un hecho ilícito que causó un daño.
‘Se trata entonces de lograr una certeza
razonada, objetiva y objetivada en la funda- Pues bien, ya se estableció que la prueba
mentación de la sentencia’ (Klett, S., Hacia una obrante infolios demuestra la ausencia de con-
sentencia justa: valoración de la prueba y perfil currencia causal de la conducta del conductor
del juez, Judicatura, Nº 44, ps. 229 y sgtes., en Gabriel Carvalho en el accidente. Por ello,
particular, ps. 234-251; las citas de Gorphe, F. debe descartarse su propia responsabilidad
y de Taruffo son, respectivamente, De la apre- y la de sus padres, a quienes se les atribuye
rencia le asistía a la actora, existiendo carteles intentar frenar no logró detenerse, perdiendo
de ‘Ceda el Paso’ en contra de su adversario, su conductora el dominio del rodado, esti-
según resulta de fs. 101 vto., 104 y 573, lo que mando la velocidad a la que ésta circulaba en
verifican su versión. 53 km por hora (fs. 536), lo que superaba el
límite urbano en condiciones óptimas (45 km
La Sala se afilia a la teoría de la primacía por hora), recomendando además el perito
definida del derecho de prioridad, que surge que debe reducirse la velocidad a 35 km por
claramente de un régimen de tránsito con hora en el cruce, atendiendo a las condiciones
preferencias jurídicas (cf. LJU c. 13207). Ello no climáticas y características del lugar (fs. 537).
exime al no preferente de observar las normas
de tránsito y actuar con prudencia y diligencia De las consideraciones referidas se extrae
en uso de las vías de tránsito. que la moto se desplazaba a velocidad anti-
rreglamentaria y si bien tenía preferencia de
La doctrina y jurisprudencia ha enten- cruce, al llegar al lugar del hecho no cuidó
dido que en dichos casos se configura una de aminorar la velocidad, abusando de su
presunción simple contraria al interés del no derecho de prioridad. El taxi, con su parte
preferente, que éste debe relevar mediante la delantera invadiendo la senda contraria, era
prueba adecuada a tales efectos. Aún cuando posible de ser visto por quienes circulaban
esta hipótesis no sea aplicada por no estar por Grecia, pero la moto no supo esquivarlo.
expresamente dispuesta en la normativa apli-
cable, surgen de autos elementos suficientes Sobre la ubicación del taxímetro, cabe
para considerar que existió una violación del indicar que, de acuerdo a la normativa de
derecho de preferencia de que gozaba la ac- tránsito, el paso debe cederse antes de entrar
tora, lo que le hace incurrir en responsabilidad en la confluencia, no después. El choque
en el siniestro que nos ocupa. ocurre porque el taxi se introduce en la línea
de trayectoria de la moto. De no producirse
Si bien la A-quo interpreta el peritaje ingre- dicha intromisión, el siniestro no habría exis-
sado en primera instancia, como habilitante tido. ‘Ceder el Paso’ no es avanzar en el cruce
para tener por configurado el hecho de la y detenerse allí, sino que se debe ceder el paso
víctima que exonera totalmente de responsabi- antes de llegar a sobrepasar la intersección. Si
lidad a su contrario, el Tribunal habrá de apar- la esquina no permitía al no preferente, debió
tarse de la citada interpretación, considerando extremar aún más los cuidados.
que de la prueba referida surgen elementos
para establecer la concurrencia causal de En consecuencia, se estima la concu-
ambos conductores en la producción del daño, rrencia causal de ambos rodados en el 50 %
conforme a los elementos que se analizarán. para cada uno de ellos.”
El informe del Sr. Roberto D´Aiello que Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 7º Turno,
luce a fs. 531-540 y su declaración en audiencia sentencia N° 111/2015, de 22/07/2015 (Ca-
contenida a fs. 577-580, da cuenta de que los brera –r-, Couto, Ettlin), La Justicia Uruguaya
protagonistas del choque circulaban en la Online, cita UY/JUR/257/2015.
forma descripta en sus actos de proposición. Responsabilidad in sólidum.
Pero al llegar a la calle Grecia, el taxi detuvo o
aminoró su marcha (fs. 536), permaneciendo “II) El actor en su demanda (fs. 25-32)
con la parte delantera parcialmente en la zona reclama bajo la premisa (accidente de tránsito
de intersección, destacando que hay mala ocurrido el 19.9.2010) de que Carreras Nacio-
visibilidad desde la calle Japón respecto a los nales tiene preferencia sobre la calle Galvani,
vehículos que circulan por Grecia. La moto, al así como que existe un cartel de ‘PARE’ sobre
IV) En tal marco, por razones lógico-jurí- asistencia; existe entre ellos una relación de
dicas corresponde ingresar en primer término causalidad adecuada, de modo de habilitar a
al examen de la excepción de falta de legitima- quien lo padece a accionar en forma directa,
ción activa interpuesta por el demandado. Tal sin necesidad de alegar representación o trans-
defensa habrá de desestimarse ratificando lo misión de derechos de la víctima, afiliada a la
resuelto en la atacada por adherir el Tribunal institución médica, como sostuvo el TAC 5º
a la misma posición de la A quo respecto de la Turno en sentencia publicada en A.D.C.U. T.
legitimación de las mutualistas para reclamar XX c. 620 y pags. 460 y ss. (en sentido similar,
el reintegro de gastos médicos extraordinarios, Tomo XXIV c. 1018; Tomo XXIII c. 1132; Tomo
según criterio sostenido en casos idénticos al XXV c. 797, entre otros).
aquí debatido en anterior integración (sent.
295/05, 339/05, 311/07, 278/08, 177/09, Se trata entonces del denominado ‘daño
92/2011, 153/11 entre otras) que se ratificará de rebote’ indemnizable mediante la aplica-
infolios siendo de destacar que en la actualidad ción de la sistemática general en materia de
es la postura mayoritaria en jurisprudencia responsabilidad por hecho ilícito, del principio
(ADCU Tomo XXXVI c. 786; Tomo XXXVIII c. de reparación integral, pues quien provoca un
801/802; Tomo XXXIX c. 690/691; Tomo XL c, daño debe repararlo (arts. 1319, 1342 y concor-
701 los más recientes). dantes del Código Civil).
afiliada – será esa tercera por subrogación o atribuyéndole al peatón haber ingresado al
bien por derecho propio (GAMARRA, Tratado cruce a mitad de cuadra, por detrás de otro
de Derecho Civil Uruguayo Tomo XIX, ed. 1988, bus detenido en la parada existente donde
pags. 246 y ss.).’ estaban los menores, apareciendo el lesionado
en forma sorpresiva y desatenta, golpeando
‘De otra forma, el sistema conduciría a la contra el bus.
exoneración del causante del daño, ya que el
perjuicio lo enjugaría el organismo asistencial En tal marco, es de ver que, de las actua-
(op. cit.) y en puridad, este último reviste la ciones relevadas por la Policía Técnica (Carpeta
calidad de damnificado directo, por existir agregada en el acordonado IUE: 87/14/2007 fs.
un nexo de causalidad adecuada, en relación 54/67), el accidente ocurre en lugar con buena
de necesidad entre el comportamiento ilícito visibilidad (fotografías fs. 57, 58), no estando
y el menoscabo o detrimento patrimonial controvertido que los tres menores intentaban
sufrido al tener que enfrentar – estando con- cruzar Batlle Berres rumbo al refugio peatonal
tractualmente obligado a ello – las erogaciones ubicado por esta Avda. al norte.
provocadas por el tratamiento de las lesiones
padecidas por la víctima como consecuencia No existieron testigos presenciales que
del accidente de tránsito, que no se habrían no fueran los partícipes del hecho (guarda y
devengado de no haber sucedido ese hecho’. chofer del bus y Sabrina Arias (joven prima del
actor). Ésta, en sede penal, reconoce que iban
‘Proceder de otro modo y admitir que cruzando por la mitad de la calle (fs. 37 de los
en virtud de la existencia del contrato entre acordonados) donde no hay parada. Ven que
afiliado y mutualista el daño fue reparado por un vecino para el 494 (el bus de autos) y em-
este última, tercera respecto al accidente, im- piezan a cruzar. El (por Enzo) cruza primero y
plicaría contradecir aquel principio general y ahí lo agarra el ómnibus. Pensaban que el 494
exonerar al responsable, pues ‘el mecanismo iba parar pero siguió. Al declarar en estos autos,
del resarcimiento del daño está apuntando cae en claras contradicciones (93/94; 145/146).
hacia el sujeto designado por la ley, en calidad Por su parte, el conductor accionado afirma
de responsable, por ser el autor del perjuicio’.
haberse cruzado con un bus de CUTCSA que
No parece una solución lógica ni justa que el
va en sentido contrario y el niño se tira a cruzar
causante del insuceso se libere ‘si le tocó en
por detrás del mismo golpeándose contra el
suerte dañar a quien estaba asegurado; en
ómnibus.
cambio, será responsable cuando lesiona o da
muerte a quien no tenía seguro, ni derecho a Como bien se anota en la hostigada existe
pensión estatal, o a la prestación de servicios discordancia entre lo declarado por ambos
de una mutualista, etc.’ (op. cit. pag. 247).” respecto del bus de CUTCSA, en tanto Arias
sostuvo ya desde sede penal que ya se había
Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 7º
ido de la parada, Marichal insiste en que estaba
Turno, sentencia N° 139/2015, de 16/09/2015,
detenido y por ello no vio a los niños. A ello
(Couto –r-, Ettlin, Cabrera), La Justicia Uru-
haya que agregar que la testigo Tropiane – que
guaya, T. 152-2015, caso 17101, cita online UY/
JUR/433/2015. no ve el accidente por estar de espalda aunque
está con los menores – no vio al bus de CUTCSA
Presunción de causalidad. (fs. 65 y vto. de los acordonados), lo que ratifica
en autos a fs. 147.
“La presunción compleja (causalidad y
culpabilidad) que grava al conductor del vehí- A la luz de tales probanzas, no puede mas
culo embestidor, pretende ser desvirtuada en que coincidirse con la valoración efectuada
esta causa invocándose el hecho de la víctima, por la A-quo puesto que indubitablemente
debe tenerse por acreditado que Enzo en clara ticas acreditadas y razonables, lo que conduce
contravención con la normativa vigente cruza a ratificarlos en la alzada.”
a mitad de cuadra, en zona no habilitada para
hacerlo, no pudiendo soslayarse que el cruce Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 7º Turno,
de la calzada es objeto de una precisa y rigurosa sentencia N° 211/2012, de 5/10/2012, (López
reglamentación (arts. 51/60 de la Ordenanza Ubeda, Ettlin, Couto-r-), La Justicia Uruguaya
General de Tránsito). Online, cita online UY/JUR/945/2012.
en una conducta netamente negligente e ‘... este equipo realizó en varias oportunidades
irresponsable. pruebas empíricas sobre el seguro de la puerta
no pudiendo con solo la fuerza desde el interior
Tal circunstancia, con clara relevancia al exterior lograr su apertura. La única forma
causal, no fue debidamente abordada, ni pudo de lograr su apertura al encontrarse correcta-
ser controlada por los coordinadores, muy mente cerrada, fue siempre haciendo girar la
jóvenes algunos y sin experiencia previa en la palanca de apertura’.
materia –testigo Faggiani, fs. 91-, cuestión que
debió ser relevada en forma oportuna por los 4) Por consecuencia, no se pueden deter-
padres de los menores. minar en forma fehaciente cuales fueron las
circunstancias en que los adolescentes cayeron
En efecto, es de verse que el informe pe- al exterior, pero resulta claro que no incidió
ricial practicado en el lugar, y en forma inme- la circunstancia de que el conductor del bus
diata al insuceso –fs. 175-, resulta concluyente circulara a 80 km/h por Ruta 1, al abordar la
en punto a determinar que el ómnibus VOLVO, Radial Juan Lacaze, habida cuenta que si los
del año 2006, se encontraba en buenas condi- menores hubieren viajado sentados, como
ciones, presentando la apertura y cierre de la reglamentariamente debían, ninguna conse-
puerta de emergencia en buen estado, y ‘que de cuencia hubiere derivado del aludido hecho.”
acuerdo al sistema de cierre y apertura, ambos
verificados por este equipo pericial, no permite Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 7º Turno,
la apertura accidental desde el exterior, al igual sentencia N° 144/2012, de 27/08/2012, (López
que desde el interior sin que este sistema sea Ubeda -r-, Couto, Hounie -d-, França, Sosa
manipulado previamente, desde el tablero -d-), La Justicia Uruguaya Online, cita online
delantero por el chofer o guarda’. Agregando UY/JUR/1361/2012.