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1

Noviciado María Auxiliadora

TESIS
Preventividad:
La pedagogía de Dios en el Nuevo Testamento

PRESENTA
Laura Vanessa Vanegas Corredor

PRESENTADO A
Sor Estella García y Comunidad del noviciado

Manizales-Colombia
2019
2

CONTENIDO
Presentación…………………………………………………………………........................................1
Contenido……………………………………………………………………………………………………...2
Objetivo…………………………………………………………………………………………………………3
Introducción………………………………………………………………............................................4

El seguimiento de Jesús,
Constitutivo de la espiritualidad salesiana…………………………………………………5
1.1 Jesucristo fuente de nuestra espiritualidad
II

La revelación de Dios en Jesucristo y el Sistema Preventivo


desde la Parábola del sembrador ………………………...................................................10
1.1 Una parte de esta semilla cayó por el camino, donde pronto fue comida por las
aves.
1.2 Otra parte de la semilla cae en terreno pedregoso, solo se vislumbra una leve
capa de tierra, germina pronto, pero al no haber suficiente tierra, no echa raíces y
en pocos días el esperanzador retoñ o es quemado por el sol.
1.3 Otras de las semillas cayeron, sí en tierra profunda, pero no bien preparada y
entonces al mismo tiempo que el buen germen crecieron los cardos y las espinas,
que poco a poco fueron ahogando la semilla dejá ndola imposibilitada para dar
frutos.
1.4 El resto de la bolsita es vaciado en un terreno bueno y abonado, allí la simiente
da fruto en abundancia, unos del treinta, otros del sesenta y otros hasta del ciento
por uno.
III

Maestro carismático popular………………………………………………………………………19

IV

Interpretación de los elementos del S.P: razón, religión, amorevollezza desde


la pedagogía de Jesús…………………………………………………………………………………23
4.1 PRIMER PILAR: La razón como valor humanizante de la vida.
4.2 SEGUNDO PILAR: La religió n como la revelació n del rostro misericordioso de
Dios.
4.3 TERCER PILAR: La amorevolezza como la nueva de ley que dignifica y
humaniza.

Conclusión…………………………………………………………………………………………………..32

Bibliografía…………………………………………………………………………………………………33
3

Objetivo
La acció n catequística, pastoral y educativa de los cristianos a lo largo de los siglos
nos ha llevado al acercamiento profundo de las Sagradas Escrituras, descubriendo
así la pedagogía liberadora del Padre Creador, del Hijo Redentor y del Espíritu
Santificador.

Con este trabajo busco una re-lectura de la Sagrada Escritura, má s concretamente


de los Evangelios con una nueva ó ptica y un nuevo criterio hermenéutico: en clave
de Sistema Preventivo.
4

INTRODUCCIÓN

Este trabajo está motivado por la necesidad urgente de acercarme a las Sagradas
Escrituras, concretamente al Nuevo Testamento. He querido hacerlo dá ndole un
enfoque nuevo, diná mico y carismá tico.

Si bien he decidido seguir a Jesucristo tras las huellas de San Juan Bosco y en la
profundizació n y asimilació n de los contenidos propios del carisma surge
indudablemente como espiritualidad y metodología pedagó gica el Sistema
Preventivo inspirado en la caridad de Dios, que acompañ a y precede a toda
criatura con su amor providente, entregando hasta la propia vida por su salvació n.

Don Bosco nos ha dejado un gran patrimonio espiritual y educativo, pues má s que
tesis, discursos y teorías estructuradas es una pedagogía eminentemente narrativa,
lo vemos diá fanamente en sus hechos de vida, en sus experiencias cotidianas, el
arte con el que educó en positivo y en la valentía paternal con la que amó sin
medida, es esto lo que me llena de convicciones y me impulsa a darle profundidad
a mi fe en Jesucristo, el Maestro de maestros.

Don Bosco crea y da vida a su sistema bebiendo día a día del amor providente del
Padre, leyendo en clave de fe las experiencias que Dios le hacía vivir, mirando
detalladamente la misió n por la cual Jesú s había sido enviado a vivir en nuestra
finitud. Don Bosco mira su realidad con los ojos de Dios Padre.

Para este trabajo de profundizació n utilizamos los elementos propios del sistema
preventivo, los pilares que lo sostienen: razó n, religió n y amor, en clave
interpretativa, haciendo una re-lectura con enfoque carismá tico, volviendo a la
base teoló gica de este patrimonio espiritual y pedagó gico-educativo que nos ha
dejado nuestro Padre Don Bosco. Para mí ha sido apasionante descubrir en
flagrancia al inspirador de tal sistema, pues fue É l quien amó , previó y dio la vida
PRIMERO.

Para poder captar el sentido y la profundidad del sistema preventivo como


metodología educativa y espiritual, debemos empaparnos en las fuentes vivas de la
Sagrada Escritura, es allí donde se descubre toda la riqueza y el sentido de Jesú s
como Buen Pastor, ese Pastor que siente predilecció n por los pequeñ os y los
pobres, que sana y salva pues siente en sus entrañ as una compasió n visceral.
5

El seguimiento de Jesús, constitutivo de la espiritualidad


salesiana
El seguimiento de Jesucristo es el fundamento de la espiritualidad cristiana, por lo
tanto es vida siempre movida por el Espíritu, es una forma coherente de vivir el
evangelio, y dicha coherencia se ve permeada por una entrega total y radical al
seguimiento del Maestro de manera que se convierta en una opció n definitiva, sin
volver la vista atrá s.

Cristo constituye aquella realidad má s amplia a la que todos nosotros estamos


incorporados como miembros de su Cuerpo Místico “con carismas diferentes, según
la gracia que nos fue dada… según la medida de nuestra fe” (Rm 12,6). Esta
inagotable riqueza de carismas, distribuidas segú n la medida de la fe, es el origen
de las muchas maneras de expresar la ú nica espiritualidad cristiana, como formas
distintas de vivir el seguimiento de Jesucristo.

Es el Espíritu de Jesú s Resucitado, fuente de todos los carismas, quien suscita en


determinados periodos de la historia y de la Iglesia, hombres con el corazó n
abierto a la experiencia fundante del ruah de Dios, que no hace cosas nuevas, sino
“que hace nuevas todas las cosas” (Ap 21:5), interpelá ndolos ante las situaciones
agobiantes del mundo. Todas las espiritualidades tienen en comú n el modelo que
el Evangelio propone a toda persona: Cristo.

Por eso al hablar de espiritualidad salesiana nos referimos entonces: “a aquella


síntesis orgánica y vital del Evangelio, a aquella manera original de encarnar en
nuestra vida personal y comunitaria algunos rasgos de la persona de Jesús de
Nazaret, rostro humano de Dios y rostro divino del hombre, y de ponernos en su
seguimiento tras las huellas de Don Bosco”1

Jesucristo fuente y fundamento de nuestra espiritualidad

Nuestras Constituciones proponen nuestra “regla de vida”, nuestro camino a la


santidad, nuestro proyecto de vida personal y comunitario en el seguimiento de
Jesú s.

El Artículo 8 de nuestras constituciones resalta el cará cter Cristocéntrico de nuestra


espiritualidad, Siguiendo a Cristo apóstol del Padre:

Vivimos nuestra vocación de Hijas de María Auxiliadora como respuesta al


Padre que en Cristo nos consagra, nos reúne, y nos envía.

En la gracia del Espíritu Santo nos donamos a Dios sumamente amado,


siguiendo más de cerca a Cristo en su misión salvífica. 2

1
Educar con el corazón de Don Bosco. Por Mario L. Peresson Tonelli SDB, Librería Salesiana. Pág. 57
2
Constituciones y reglamentos de las Hijas de María Auxiliadora. pág. 45. Art. 8
6

También Don Bosco nos deja un patrimonio espiritual basado en el seguimiento y


la imitació n de Jesucristo:

“Vuestro primer Rector ha muerto. Pero nuestro verdadero superior, es Cristo


Jesús, no morirá. El será siempre nuestro maestro, nuestro guía, nuestro
modelo, pero recordad que, a su tiempo, Él mismo será nuestro juez y
recompensará nuestra fidelidad en su servicio”. 3

“Siempre me hizo pensar la conducta del Señor para con San Pablo,
cuando aún este estaba respirando iras y amenazas contra los cristianos. Y
paréceme ver en ella nuestra norma a seguir cuando nos encontremos con
corazones reacios a nuestra voluntad. No lo derriba, del caballo súbitamente
Jesús sino después de largo caminar, después de haberle brindado ocasión de
reflexionar acerca de la misión encomendada y lejos de cuantos hubieran
podido azuzarle a perseverar en su resolución persecutoria contra los
cristianos. (…) Sobre este divino modelo quisiera yo calcar a mis
salesianos, para que con inspirada paciencia e ingeniosa caridad,
esperaran, en nombre de Dios, el momento oportuno para corregir a sus
alumnos”.4

Don Bosco describe en muchos de sus escritos que el verdadero modelo del
cristiano y por consiguiente de todo miembro de la familia Salesiana es Jesucristo,
digno de toda imitació n, y má s que eso de la profunda asimilació n de su vida y de
su mensaje liberador. Debemos encarnar totalmente su persona humana y divina
para poder decir con San Pablo: “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi”
(Gálatas 2:20):

“El modelo que todo cristiano debe copiar es Jesucristo. Ninguno puede
preciarse de pertenecer a Jesucristo si no se esfuerza por imitarlo. Por eso en
la vida y en las acciones de un cristiano se debe reconocer la vida y las
acciones del mismo Jesús. El cristiano debe rezar como oró Jesucristo en la
montaña, con recogimiento, con humildad, con confianza. El cristiano debe ser
asequible, como lo era Jesucristo, a los pobres, a los ignorantes, a los niños (…)
Se hace todo para todos para ganarlos a todos a Jesucristo. El cristiano debe
tratar a su prójimo como trataba Jesús a sus seguidores: su manera de tratar
debe ser edificante, caritativa, plena de decoro, de dulzura, de simplicidad. El
cristiano debe ser humilde, como lo fue Jesucristo (…). El verdadero cristiano
se considera como el menor de todos y como el servidor de todos. El cristiano
debe obedecer como obedeció Jesucristo (…). El verdadero cristiano obedece a
sus padres, a sus patronos, a sus superiores (…). El verdadero cristiano en el

3
Constituciones y reglamentos de los salesianos de Don Bosco. Madrid: Editorial CCS, 1985, P.260.
4
Bosco, Juan. Carta circular sobre los castigos. 29 de enero de 1883. Fiesta de San Francisco de Sales.
En: Obras fundamentales. Madrid: BAC,1978,pp.601-602.
7

comer y en el beber debe ser como Jesucristo, en las bodas de Caná de Galilea y
en Betania (…). El buen cristiano debe además ser con sus amigos, como lo era
Jesucristo con S. Juan y S. Lázaro. (…). El verdadero cristiano debe sufrir con
resignación las privaciones y la pobreza como sufrió Jesucristo (…). Sabe
tolerar las contracciones y las calumnias (…). Sabe tolerar las afrentas y los
ultrajes como hizo Jesucristo (…). De manera que el verdadero cristiano debe
estar pronto a tolerar las penas del espíritu (…). El buen cristiano debe estar
dispuesto a acoger con paciencia las persecuciones, la enfermedad y la
muerte, como lo hizo Jesucristo (…). De manera que el verdadero cristiano
debe decir con el apóstol S. Pablo: “No soy yo quien vivo, sino que es Jesucristo
quien vive en mi”. Quien seguirá a Jesucristo según el modelo aquí descrito,
debe estar seguro de ser un día glorificado con Jesucristo en el cielo, y reinar
con Él eternamente”. 5

Diá fanamente se concluye que para Don Bosco la santidad tiene su fundamento en
la plena configuració n con Cristo. Lo es también para la Madre Mazzarello,
cofundadora de nuestro Instituto quien con su tenor de vida tan sobrio y sencillo
supo proponer a sus hijas como forma de vida, el actuar apostó lico de Jesucristo,
vivir su pasió n y muerte con las fatigas de cada día y su resurrecció n en la alegría
plena de la Eucaristía, pero sobre todo propuso vivir integralmente en su amor
esponsal:

Empiezo por sor Filomena. ¿Estás alegre? Procura estarlo siempre. Vive
estrechamente unida a Jesús, trabaja por agradarle a Él sólo, esfuérzate
por hacerte cada día más santa y estarás siempre alegre. ¡Viva Jesús! No te
olvides de rezar por mí.6

Sor Juana estudias mucho ¿no es verdad? Creo que estudiarás también la
manera de hacerte santa. Recuerda que para ser santa y sabia hay que hablar
poco y reflexionar mucho. Hablar poco con las criaturas, poquísimo de las
criaturas y nada de nosotras mismas. Hay que conservar el recogimiento
del corazón si queremos oír la voz de Jesús. Así es que procura vivir
recogida y humilde y te harás una gran santa. No me olvides en tus
oraciones.7

La mística con la que la Madre Mazzarello impregnó a sus hijas habla sobre todo
del seguimiento de Cristo crucificado, este sería el grito que resume toda su vida,
aquí está el secreto de su riqueza y profundidad interior. Ella no consintió
sentimentalismos baratos o simples zalamerías, su vida estuvo radicada

5
BOSCO, Giovanni. Le chiave del paradiso in mano al cattolico che practica i doveri di buon cristiano.
Torino: 1856, pp. 20-23. OE VIII, pp. 20-23
6
CAVAGLIÀ, P. - COSTA, A. - POSADA, M.E. La sabiduría de la vida. Cartas de Madre Mazzarello. Madrid:
1994, pp. 200 # 8
7
CAVAGLIÀ, P. - COSTA, A. - POSADA, M.E. La sabiduría de la vida. Cartas de Madre Mazzarello. Madrid:
1994, carta 22 # 15
8

totalmente en la cruz de Cristo aceptada, cargada con dulzura, hecha instrumento


de amor y de comunió n:

El último recuerdo que te doy es éste: cuando la cruz te parezca pesada, da


una mirada a la cruz que llevamos al cuello y di: ¡oh Jesús, vos sois toda mi
fuerza y con vos las cargas se hacen ligeras, las fatigas suaves y las
espinas se convierten en dulzuras! Pero, querida mía, debes vencerte a ti
misma: si no, todo se hace pesado e insoportable. 8

La Madre Ivonne Reugoat en la circular 965 Anunciar, testimoniar, servir el


Evangelio, nos invita hoy a seguir tras sus huellas, a dejar que el Evangelio de
Cristo permee nuestras vidas, a vivir nuestra misió n con el estilo de Jesú s
anunciando la Buena Noticia a toda la humanidad:

Nuestra misión se lleva a cabo según el estilo de Jesús, que es un estilo


misionero. Para anunciar el Reino de Dios, Él recorría pueblos y ciudades,
enseñaba en las sinagogas, anunciaba la "buena nueva del Evangelio" en las
calles, en lugares conocidos y en otros poco conocidos o pasando por aquellos
hostiles, como Samaría (cf. Mt 9,35-36). En todas partes, su paso se
caracterizó por una toma de conciencia de la realidad, del conmoverse
cuando veía la multitud hambrienta o sin pastor, hasta llorar ante la angustia
y la muerte de personas queridas. En estas situaciones, Jesús interviene para
sanar, llamar a la vida, consolar, acoger, perdonar y reenviar con el corazón
libre.9

Má s adelante nos dirá que es Jesú s el verdadero centro de nuestras vidas, pues
acogemos el proyecto de santidad propuesto en las bienaventuranzas evangélicas:

Insertas en el dinamismo de santidad de la Iglesia, proclamamos que Jesús


es el todo de nuestra vida porque vivimos radicalmente el proyecto de
santidad expresado en las bienaventuranzas evangélicas y expresamos
plena disponibilidad al Padre y a los hermanos. 10

A su vez, el texto constitucional, en el artículo 7, al hablar de nuestro estilo de


evangelizació n: El Sistema Preventivo Pone a Cristo como fuente de nuestra
espiritualidad: “Característica de nuestra vocación en la Iglesia es el Sistema
Preventivo, nuestra especifica espiritualidad y método de acción pastoral. Es una
experiencia de caridad apostólica que tiene como fuente el mismo Corazón de
Cristo”

A partir de la identidad del Instituto, el texto de las constituciones se va


entretejiendo entorno a Cristo eje de nuestra espiritualidad:

8
CAVAGLIÀ, P. - COSTA, A. - POSADA, M.E. La sabiduría de la vida. Cartas de Madre Mazzarello. Madrid:
1994, carta 64 # 5
9
RENGOAT, Ivonne. Circular 965 Anunciar, testimoniar, servir el Evangelio.
10
RENGOAT, Ivonne. Circular 965 Anunciar, testimoniar, servir el Evangelio.
9

En el Artículo 11 “Con el vínculo de los votos las Hijas de María Auxiliadora hacen
suyo el género de vida casta, pobre y obediente que el Hijo de Dios ha elegido para
sí”

En el artículo 18 que habla del significado evangélico de nuestra pobreza:


“Para seguir a Cristo con corazón más libre, impulsadas por el Espíritu Santo,
abrazamos voluntariamente la pobreza evangélica. Nos insertamos en tal modo, en el
misterio de anonadamiento del Hijo de Dios que, siendo rico, se hizo pobre para
enriquecernos con su pobreza”

En la profesió n religiosa, acto en el que manifestamos sacramentalmente nuestra


Alianza con el Señ or, y en el que voluntariamente decidimos responder a su
llamada de seguimiento, abrazamos un tenor de vida que quiere intimar con Cristo
en su misió n redentora, viviendo con parresia las bienaventuranzas del reino y
anunciando la Buena noticia a todos los que nos son confiados,

Dios Padre, tú me has consagrado en el


Bautismo
y ahora me llamas, con la fuerza de tu
Espíritu, a seguir a Jesucristo más de cerca
para participar más íntimamente
en su misión salvífica en la Iglesia.

Como respuesta a tu amor,


me comprometo a vivir con radicalidad
las bienaventuranzas del Reino,
en comunión con las hermanas,
anunciando a Cristo a las jóvenes y a los
jóvenes según el espíritu de San Juan Bosco
y de Santa María Dominga Mazzarello. (Art. 10)

La profesió n religiosa nos impulsa a negarnos a nosotras mismas para decir sí al


abrazo del Padre con el corazó n del Hijo:

Con plena libertad me entrego totalmente a ti;


hago voto de castidad, pobreza y obediencia

“La séquela Christi como consecuencia de la llamada personal y comunitaria que nos
hace Cristo Jesús para que colaboremos con Él en la construcción del Reino, es la raíz
y el fundamento de nuestra espiritualidad; a partir de ella tenemos una peculiar
experiencia de Dios y sentimos la presencia y la acción del Espíritu Santo, principio
vital de nuestra espiritualidad” 11

La contemplació n del Rostro de Cristo y nuestra forma particular de seguir al


Señ or como lo revelan los Evangelios, como carismá ticamente lo señ alan nuestros
11
Seguir a Jesucristo tras las huellas de Don Bosco. Por Mario L. Peresson Tonelli SDB, Librería Salesiana.
Pág. 45
10

elementos constitutivos nos comprometen al anuncio alegre de la Buena Noticia


desde la misió n educativa-pastoral que nos ha sido confiada, la niñ ez y juventud
má s pobre y abandonada.

Es necesario dejarnos envolver por el carisma para poder leer el Evangelio con los
ojos de Don Bosco y de la Madre Mazzarello, recibir en el corazón oratoriano el
impulso del Espíritu de los orígenes y plantearnos así una Cristología Salesiana,
constitutivo de nuestra espiritualidad como ya lo hemos demostrado
anteriormente.

La revelación de Dios en Jesucristo


y el Sistema Preventivo
desde la Parábola del sembrador
Dios en su infinita bondad, movido por el amor y la misericordia habla como un
amigo fiel y personal, a través de una historia de salvació n, se escoge un pueblo en
particular al cual confía sus promesas y establece con él una alianza de amor
“Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios” (Ex 6,7). La admirable condescendencia
de Dios educa a su Pueblo, É l como perfecto pedagogo parte de la realidad
concreta, adapta su lenguaje con providencia solícita por nuestra naturaleza 12;sin
coacciones, se manifiesta gradualmente, esperando un cambio, un proceso de
metanoia para que su Pueblo elegido se convierta en custodio de su Palabra y
pueda preparar en él la Encarnació n de su Hijo Jesucristo la revelació n plena de su
amor.

Antes de adentrarnos en Jesús, el Maestro carismático del pueblo, quiero que


contemplemos a grandes rasgos la fuente pedagó gica de donde É l bebe: El Abba y
có mo su Padre se fue revelando paulatinamente al Pueblo hasta llegar a la plenitud
de la revelació n de su amor en Cristo, que ha de concretarse en el proyecto de Dios
y su realidad má s profunda: La instauración de su Reino como propuesta de vida en
abundancia.

Se desarrolla este tema usando la pará bola del sembrador recogida en los
evangelios sinó pticos (Marcos 4, 3b-8; Mateo 13, 3b-8; Lucas 8, 5-8a); ella nos
ayudará a conocer los distintos terrenos donde la semilla de la Palabra de Dios a lo
largo de la historia de salvació n ha caído, sin perder de vista que parte de la
simiente va a dar al camino, otra cae en terreno pedregoso, otra parte cae en tierra
profunda pero no bien preparada, a pesar de tanto fracaso, la mayor parte cae en
tierra buena. La plantita crece, se reproduce y da frutos del treinta, el setenta y
hasta el ciento por uno:

“Otra vez Jesús se puso a enseñar a orillas del lago. Se le reunió tanta gente
junto a él que tuvo que subir a una barca y sentarse en ella a alguna distancia,

12
San Juan Crisóstomo.
11

mientras toda la gente estaba en la orilla. Jesús les enseñó muchas cosas por
medio de ejemplos o parábolas. Les enseñaba en esta forma: «Escuchen esto:
El sembrador salió a sembrar. Al ir sembrando, una parte de la semilla cayó a
lo largo del camino, vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó
entre piedras, donde había poca tierra, y las semillas brotaron en seguida por
no estar muy honda la tierra. Pero cuando salió el sol, las quemó y, como no
tenían raíces, se secaron. Otras semillas cayeron entre espinos: los espinos
crecieron y las sofocaron, de manera que no dieron fruto. Otras semillas
cayeron en tierra buena: brotaron, crecieron y produjeron unas treinta, otras
sesenta y otras cien. Y Jesús agregó: El que tenga oídos para oír, que escuche.
(…) Jesús les dijo: « ¿No entienden esta parábola? Entonces, ¿cómo
comprenderán las demás? Lo que el sembrador siembra es la Palabra de Dios.
Los que están a lo largo del camino cuando se siembra, son aquellos que
escuchan la Palabra, pero en cuanto la reciben, viene Satanás y se lleva la
palabra sembrada en ellos. Otros reciben la palabra como un terreno lleno de
piedras. Apenas reciben la palabra, la aceptan con alegría; pero no se arraiga
en ellos y no duran más que una temporada; en cuanto sobrevenga alguna
prueba o persecución por causa de la Palabra, al momento caen. Otros la
reciben como entre espinos; éstos han escuchado la Palabra, pero luego
sobrevienen las preocupaciones de esta vida, las promesas engañosas de la
riqueza y las demás pasiones, y juntas ahogan la Palabra, que no da fruto.
Para otros se ha sembrado en tierra buena. Estos han escuchado la palabra, le
han dado acogida y dan fruto: unos el treinta por uno, otros el sesenta y otros
el ciento.» (Marcos 4 1-,9.13-20)

La pará bola narra, có mo de su casa sale el campesino con su bolsita de semillas, y


llegando a un lugar ya preparado comienza a sembrar:

1. Una parte de esta semilla cayó por el camino, donde pronto fue picada por
las aves:

Segú n los primeros capítulos del Génesis, desde los orígenes de la humanidad Dios
ha querido manifestarse como Padre creador del universo. En el segundo relato
de la creació n (Gn 2, 4b-3, 24) este Padre amoroso demuestra gran interés por la
formació n del hombre, tanto que aparece modelando su cuerpo con sus manos y
como un gran escultor diseñ a su obra má s sublime, luego “sopla sobre él aliento de
vida y resulta el hombre un ser viviente” (Gen 2 ,7b), formado a imagen y semejanza
de su creador (Gen 1,26a). Dios piensa también en las necesidades del hombre, así
que diseñ a un hermoso jardín, con á rboles frondosos, agradables a la vista y al
gusto; y como si fuera poco en su infinita sabiduría discierne que “No es bueno que
el hombre este solo”, decide entonces hacerle una ayuda adecuada y crea animales
de toda clase y especie, luego hace caer al hombre en un sueñ o profundo y de su
costilla diseñ a la má s perfecta compañ ía: Dios forma a la mujer.
12

Dios da al hombre un mandato, prohíbe comer del á rbol del bien y del mal, si este
es incumplido traerá sobre sí la pena de muerte; el hombre y la mujer seducidos
por la serpiente que “era la más astuta de los animales” rompen aquella orden
divina, son expulsados del jardín y se condenan a “volver a la tierra de donde
habían sido tomados”

Dios amigo, perfecto diseñ ador del amor, autor de una ecología integral, Padre
condescendiente con su creatura deja caer con esperanzada ilusió n su semilla-
creadora en un terreno en que la simiente no podrá dar fruto debido a que su
Palabra ha sido escuchada, recibida pero no aprehendida en el corazó n por eso en
cuanto es recibida, “viene satanás y se la lleva” tal como sucedió con Adan y Eva
representantes de toda la humanidad.

En el ser humano expresió n má xima de la bondad divina, irrumpe el pecado


alienante y desfigurador de su dignidad, el amor de Dios se ve ofendido ante su
actuació n como un terreno en que la semilla-creadora del amor, no podrá dar
frutos debido al vuelo rapaz de aquellas aves que no hacen má s que robar el
germen de felicidad y de intimidad que el creador soñ aba para su á rbol, dejando al
hombre perdido en el triste drama del pecado.

El trabajo del sembrador ha sido un aparente fracaso hasta ahora, ¿qué sucederá
en los demá s terrenos donde la semilla ha sido esparcida?

“Contra el pecado que desfigura la Creación, Dios continúa trabajando y creando,


educando a la humanidad para preservar, desarrollar y restaurar su obra creada,
de acuerdo con su naturaleza y vocación”13

2. Otra parte de la semilla cae en terreno pedregoso, solo se vislumbra una


leve capa de tierra, germina pronto, pero al no haber suficiente tierra, no
echa raíces y en pocos días el esperanzador retoño es quemado por el sol:

Dios Padre es un sembrador que sabe que parte de la siembra se echará a perder,
pero eso no lo desalienta, tiene claro que lo importante es la cosecha final. Su
Palabra de amor no siempre será bien acogida, no faltará n obstá culos ni
resistencias, tendrá que tener mucha paciencia con su creació n un tanto
desfigurada por el pecado mas sabe que la fuerza de su amor en la cumbre del
camino dará fruto abundante.

El Sembrador deja caer su semilla, colocá ndose en comunicació n con el ser


humano, pronuncia su Palabra re-creadora llevando los insumos necesarios al
terreno que acoge al germen naciente, espera a que la tierra absorba los
nutrientes incondicionalmente. En la espera paciente del sembrador se pone a
prueba la bondad del terreno, es ahí donde el terreno se turba y desconfía.

13
La pedagogía de Dios. Por Eli Chaves dos Santos, CM.
13

Mas Dios se descubre de nuevo, actú a como Padre y Madre, desde su profundo “ser
comunitario” con un amor creativo y esperanzador, suave y fuerte a la vez, se
encuentra sediento de la confianza profunda, de la perseverante fidelidad, de la
cotidiana adhesió n del ser humano a su perfecto plan de salvació n. “Ese Dios
aparece como fértil en promesas: Él abrió desde antiguo un gran itinerario de
esperanza y libertad, de tierra y plenitud para los humanos” 14, así que establece una
promesa con Abrahá n, promesa que se expresa en el mismo camino de la vida
humana:

“El Señor dijo a Abrán:


-Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu Padre y vete a la tierra que yo te
indicaré.
Yo haré de ti un gran pueblo,
te bendeciré y haré famoso tu nombre,
que será una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan.
Por ti serán benditas
todas las naciones de la tierra” (Gen 12, 1-5)

Dios se manifiesta así vinculado íntimamente a su Pueblo, camina con él, lo guía, y
lo protege, irrumpe en su nomadismo y en su descendencia con gran
omnipotencia haciéndose el Dios de la tierra y el Dios de la familia:

“- Yo soy el Señor que te saco de Ur de los caldeos para darte esta tierra en
posesión.
Abrán le preguntó:
-Señor, Señor, ¿Cómo sabré que voy a poseerla?
El Señor le respondió:
-Tráeme una ternera (Para el sacrificio)…
Aquél día hizo el Señor una alianza con Abrán es estos términos:
- A tu descendencia le daré esta tierra….” (Gen 15, 7 ss)

“Después de esto, el Señor habló a Abrán en una visión y le dijo:


- No temas, Abrán, yo soy tu escudo. Tu recompensa será muy grande.
Abrán respondió:
- Mi Dios y Señor, ¿Para qué me vas a dar algo, si voy a morir sin hijos y el
heredero de mi casa será Eliezer de Damasco? No me has dado
descendencia, y mi heredero va a ser uno de mis criados.
Pero el Señor le contestó:
- No, no será ese tu heredero, sino un hijo que tú engendrarás.
Después lo llevó afuera y le dijo:
- Levanta la mirada al cielo y cuenta, si puedes las estrellas.
y añadió:
- Así será tu descendencia.
Creyó abrán al Señor, y el Señor se lo tomó en cuenta.” (Gen 15, 1-6)

14
PICASSA, Xabier. Para descubrir el camino del Padre, nueve itinerarios para el encuentro con Dios.
Navarra 1999.Editorial Verbo Divino. pág.27.
14

Dios es el dueñ o de la tierra y de la descendencia, suyo es todo cuanto existe, bien


nos lo dirá Xabier Pikaza: “Estas promesas patriarcales han unido y fecundado la
experiencia del camino de la vida (…) Estos son sus valores primordiales, estos son los
signos fundantes de Dios: una tierra (Campo, casa) una familia (Mujer, hijos que
sigan); estos fueron para los hebreos más antiguos los signos primordiales de Dios en
este mundo”

El ser humano sigue caminando hacia la verdad que lo sobrepasa, el pueblo sabe
que su esperanza está radicada en la promesa Dios.

Después de confrontar al Yo Soy, como el Dios de la esperanza, la cercanía y la


acogida, pasemos al recuerdo del éxodo donde Dios se muestra como el amigo que
habla cara a cara, como el protector de los débiles y el liberador de un pueblo que
ha sido sometido a la esclavitud.

Dios actú a misteriosamente con su Pueblo y lo hace recorrer aparentes caminos de


obscuridad y de muerte, sufre con él y por eso escoge a Moisés como Lider,
Legislador y Profeta enviá ndolo al faraó n para sacar a Israel de Egipto:

"Yahvé dijo: «He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado


sus gritos cuando los maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus
sufrimientos, y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder de
los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una
tierra que mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los heteos, de
los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos. El clamor de los hijos de
Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los egipcios los oprimen. Ve,
pues, yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos
de Israel.» Moisés dijo a Dios: « ¿Quién soy yo para ir donde el Faraón y sacar
de Egipto a los israelitas?» Dios respondió: «Yo estoy contigo, y esta será
para ti la señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado al pueblo de
Egipto, ustedes vendrán a este cerro y me darán culto aquí” (Ex 3, 7-12)

Llegado el momento oportuno Dios se manifiesta con gran sabiduría en la historia


humana. Moisés después de tantas peripecias logra con la mano poderosa de Dios,
reunir el pueblo disperso y ponerlo en camino hacia la tierra de donde mana leche
y miel (É xodo 3,8). Dios libera a su pueblo de la esclavitud, y salidos de Egipto
cruzan el mar Rojo sobre tierra firme, y en tres meses, llegan al monte Sinaí. Aquí,
Dios hace una alianza solemne con Israel para confirmar y afianzar el pacto que
hizo con Abraham, Isaac y Jacob:
"Ustedes han visto cómo he tratado a los egipcios y que a ustedes los he
llevado sobre las alas del águila para traerlos hacia mí. Ahora, pues, si
ustedes me escuchan atentamente y respetan mi alianza, los tendré por mi
propio pueblo entre todos los pueblos. Pues el mundo es todo mío, pero los
tendré a ustedes como un reino de sacerdotes, y una nación que me es
consagrada.» Entonces Moisés bajó del cerro y llamó a los jefes del pueblo, y
les expuso todas estas instrucciones que Yahvé le había dado. Todo el pueblo a
15

una voz contestó: «Haremos todo lo que Yahvé ha mandado.» Luego


Moisés llevó a Yahvé la respuesta del pueblo." (Exodo19,4-8)

En (Éxodo 24) Dios le dice a Moisés que suban con él al monte los sacerdotes y los
ancianos, luego le informa al pueblo “todo lo que le había dicho el Señor y todas sus
leyes” (vs.3a). Nuevamente ellos aceptan los términos del pacto: "Haremos todas
las palabras que el Señor ha dicho" (vs.3b). Moisés escribe todas las palabras que
ha recibido en un libro, construye un altar, sacrifica varios bueyes y sella el pacto
con sangre, “Tomó en sus manos el código de la alianza y lo leyó en presencia del
pueblo, el cual dijo: Cumpliremos y obedeceremos todo lo que ha dicho el Señor.
Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo diciendo: Esta es la sangre de la
alianza que el Señor ha hecho con ustedes, según las disposiciones dadas” (Éxodo
24,7-8)

Luego Moisés, Aaró n, Nadab y Abiú y los setenta ancianos subieron a medio
camino del monte, tuvieron una fiesta y contemplaron al Dios de Israel. Mas, Dios
llama a Moisés y le pide que suba aú n má s arriba para recibir "las tablas de piedra"
escritas por É l. Entonces, Moisés subió dentro de la nube y permaneció allí
cuarenta días. Cuando terminó de hablar, Dios le da a Moisés las dos tablas del
testimonio escritas por el mismo dedo de Dios para que se las lleve al Pueblo.

Pero, durante los cuarenta días, este Pueblo que ya había acogido la Palabra de
Dios y se sentía pleno con ella, empieza a actuar como un terreno lleno de piedras
y con poca hondura para echar raíces pues bien pronto se olvida de la alianza que
Dios había querido trazar con ellos. Mientras Moisés los acompañ aba
contemplaron la mano poderosa de Dios y fenó menos nunca antes vistos, que
encendían su fe y despejaban sus temores, aceptando con alegría y jubilo la
alianza de amor propuesta por Dios pero en el momento de la prueba y de la
incertidumbre el terreno se muestra reseco y poco profundo y como la semilla de
la Palabra de Dios no se había arraigado en ellos, la crisis de la fe empieza a
traspasar sus corazones y la simiente empieza a desvanecerse:

“Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió el
pueblo en torno a Aarón y le dijeron: «Anda, haznos un dios que vaya delante
de nosotros, ya que no sabemos qué ha sido de Moisés, el hombre que nos sacó
de la tierra de Egipto.» Aarón les respondió: «Quitad los pendientes de oro de
las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y vuestras hijas, y
traédmelos.» Y todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que llevaba en las
orejas, y los entregó a Aarón.
Los tomó él de sus manos, hizo un molde y fundió un becerro. Entonces ellos
exclamaron: «Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de
Egipto.» Viendo esto Aarón, erigió un altar ante el becerro y anunció:
«Mañana habrá fiesta en honor de Yahveh.» Al día siguiente se levantaron de
madrugada y ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios de comunión.
Luego se sentó el pueblo a comer y beber, y después se levantaron para
solazarse” (Exodo32,1-7)  
16

El pueblo rompe la alianza en cuanto sobrevino la prueba de la fe y dice Dios a


Moisés: "Bien pronto se han desviado del camino que yo les mandé" (Éxodo 32,8)
Moisés ora por el pueblo y Dios se arrepiente de su destrucció n (32:11-14).
Cuando Moisés bajó al campamento (v.19), destrozó las tablas para demostrar
có mo el pueblo había roto la alianza, pero Dios siendo un Padre compasivo y
clemente, paciente, lleno de amor y fiel; que mantiene su amor eternamente, que
soporta la iniquidad, la maldad y el pecado (Éxodo 34, 6-7) renueva la alianza y
promete acompañ ar fielmente a su Pueblo realizando grandes prodigios a su favor
(vs. 10).

Y he aquí que el sembrador descubre como aquél terreno no estaba listo para
acoger su semilla de salvació n, sin embargo enamorado de la siembra se muestra
paciente y perseverante pues sabe que al final el terreno dará sus frutos. La
pedagogía de Dios se basa en la preventividad y en la progresividad, comprende
que es un camino que exige una confianza total y por eso continú a educando
integralmente a su pueblo con la vida, desde la vida y para la vida, poniendo de
relieve la metodología del amor y la libertad.

3. Otras de las semillas cayeron, sí en tierra profunda, pero no bien


preparada y entonces al mismo tiempo que el buen germen crecieron los
cardos y las espinas, que poco a poco fueron ahogando la semilla dejándola
imposibilitada para dar frutos.

Dios sigue regando su semilla de amor y salvació n por medio de hombres que
consagrá ndose enteramente a É l proclaman con valentía sus designios salvíficos.
Dios anima al pueblo, pues no desea su perdició n, así que llama, envía y habla a
través de los profetas. Como colaboradores de Dios educador, y verdaderos
proclamadores de la verdad deben armonizar su vida con la fe inquebrantable a
Yahvé y el cumplimiento radical de lo que anuncian y denuncian.

Los profetas, en nombre de Dios, dejan caer la semilla de la salvació n en terreno


sediento de amor, de justicia, y de consolació n, pero esta tierra aunque profunda
se encuentra contaminada debido a que “El país está prostituido y alejado del
Señor” (Os 1, 2-3). El germen no puede crecer y dar fruto invadido por los cardos y
las espinas, Israel es infiel a la alianza, se vuelve un pueblo idó latra, donde el culto
se practica sin un sincero espíritu religioso, todo se vuelve vacío y sin sentido, sin
embargo Dios sigue enamorado de su Pueblo:

“Cuando Israel era niño, lo amé,


y desde Egipto llamé a mi hijo.
Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí;
ofrecían sacrificios a los baales
y quemaban ofrendas a los ídolos.
Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos,
y ellos sin darse cuenta de que yo los cuidaba.
Con correas de amor los atraía, con cuerdas de cariño” (Os 11, 14)
17

Y a pesar del cuidado amoroso de Yahvé y los insumos providentes con que nutría
su terreno, Israel seguía siendo infiel:

“Y ahora continúan pecando;


se funden imágenes, se hacen ídolos de plata con destreza,
obras de pura artesanía.
En su honor inmolan corderos,
les dan a beber sangre de novillos” (Os 13,2)

Mas la contaminació n y el pecado no son solo los mensajes de este profeta. Oseas
contempla el perdó n de Dios e invita al Pueblo a una conversió n del corazó n:

“Curaré su apostasía, los querré sin que lo merezcan,


mi cólera ya se ha apartado de ellos.
Será rocío para Israel:
Florecerá como azucena y arraigará como álamo;
echará vástagos, tendrá la lozanía del olivo y el aroma del Líbano (Os 14,5-7)

Isaías narra la historia del pueblo elegido en un hermoso poema, el Canto de la


Viña, que deja en claro el amor apasionado de Dios por su Pueblo y el anhelo de
que vuelva la vista É l:

“Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña:


Mi amigo tenía una viña en fértil collado.
La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas;
construyó en medio un torreón y cavó un lagar.
Y esperó que diera uvas, pero dio agrazones.
Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá,
por favor, sean jueces entre mí y mi viña.
¿Qué más cabía hacer por mi viña que no haya hecho?
¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? (Is 5,4-7)

Ezequiel mediante el símbolo de la prostitució n, nos hará ver diá fanamente que el
pecado principal de Israel es la idolatría y que este pueblo elegido se manifiesta
ante Dios como un terreno en el que su Palabra es escuchada pero son má s fuertes
las inseguridades y preocupaciones de la vida, las promesas engañ osas de las
riquezas y de las pasiones efímeras y momentá neas que la misma ternura y
compasió n de Dios:

“Pasando de nuevo a tu lado, te vi en la edad del amor;


extendí sobre ti mi manto para cubrir tu desnudez;
te comprometí con juramento; hice alianza contigo
- Oráculo del Señor- y fuiste mía.
Lucías joyas de oro y plata
y vestidos de lino, seda y bordado;
comías flor de harina, miel y aceite;
estabas lindísima y prosperaste más que una reina.
18

Cundió entre los pueblos la fama de tu belleza,


completa con las galas con que te atavié
- Oráculo del Señor-.
Te sentiste segura de tu belleza
y, amparada de tu fama, fornicaste
y te prostituiste con el primero que pasaba” (Ez 16, 8. 13-15)

De entre todas las naciones, Dios se escoge un pueblo para su propiedad, hace
alianza con él, deseando que manifieste su gloria. Pero Israel no corresponde a su
amor divino:

“Los saqué de Egipto y los llevé al desierto.


Les di mis preceptos y les enseñe mis mandamientos,
que dan vida al que los cumple.
Pero se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto,
no caminaron según mis preceptos,
rechazaron mis mandamientos,
que dan la vida al que los cumple” (Ez 20, 10-11.13)

Israel ha sido elegido como el Pueblo cumbre, dueñ o de las promesas, pero a causa
de su infidelidad será dispersado. Ezequiel consuela a su pueblo diciendo que Dios
algú n día lo congregará , pues tiene misericordia del pequeño “resto” que ha
permanecido fiel a su alianza.

4. El resto de la bolsita es vaciado en un terreno bueno y abonado, allí la


simiente da fruto en abundancia, unos del treinta, otros del sesenta y otros
hasta del ciento por uno.

Dios es fuente de vida, Agua viva que se desborda en amor, en justicia, en libertad y
en igualdad para todos, torrente que descuaja por completo los deseos de
monopolizació n y dominio. Dios no se olvida de aquellos que a pesar de la
esclavitud, el maltrato y la injusticia, han confiado con parresía, en su amor de
Padre-Madre. Dios entrega a su pueblo la plenitud de las promesas y en É l un
camino a seguir y una verdad de redenció n que al ser abrazada ofrecerá vida
abundante para los pequeñ os y perdidos de la tierra:

“El Señor es refugio del oprimido.


Él no olvida jamás al pobre
ni la esperanza del humilde perecerá.
Levántate, Señor, extiende la mano,
no te olvides de los humildes” (Sal 9, 10. 19; 10,12)

Los pobres de Yahvé son aquellos hombres y mujeres que esperanzados en el


Señ or, han hecho de su Palabra su ú nica riqueza. Ellos actuando como aquel
terreno preparado y abonado, listo para escuchar y acoger su semilla, han dado
fruto en abundancia. Dios Abba los ha hecho portadores de su amor y de su
19

fidelidad. Tenían su fe cimentada en Dios y ensanchado el corazó n, solo É l les


bastaba para vivir: “Esta fe y esperanza inquebrantable, los hacía únicos entre su
pueblo. Se convertirían en el resto fiel, en el pueblo escogido del cual vendría el
Mesías”15

En estos pobres del Señor deslumbra la figura de María, quien despojada de sí


misma, lo esperaba todo de Dios anhelando con un corazó n ardiente la liberació n
de su pueblo Israel: “Acogió a Israel, su humilde siervo, acordándose de su
misericordia, como había prometido a nuestros padres, a Abrahán y descendencia
para siempre” (Lc 1 54-55) Por eso María concibe la semilla de la Palabra de Dios
primero en su mente y corazó n y luego en su cuerpo virginal. María de Nazaret es
penetrada por la gracia del Espíritu Santo, Dios ve en ella el terreno propicio para
hacer fecundo el mensaje de la salvació n: Cristo Jesús, revelador de Dios, Mesías del
Reino del Amor. Decide Dios entonces entretejer en su vientre su Verbo encarnado
de Salvació n.

Jesú s hará de la pobreza en todo orden la base de su predicació n y demostrando


que ha nacido en el seno del Amor revelará a toda la humanidad el rostro
misericordioso del Padre que le ha enviado a anunciar la Buena Noticia de la
salvació n:

“Le entregaron el volumen del profeta Isaías y, desenrollándolo,


encontró el pasaje donde está escrito: «El espíritu del Señor está sobre
mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena noticia a los
pobres.»” (Lc 4,17-18)

Contemplando a grandes rasgos la fuente de Agua Viva de donde bebe Jesú s, la


bondadosa pedagogía de Dios y su acció n misericordiosa con el Pueblo elegido,
adentrémonos pues en la revelació n plena del rostro educador del Padre:
Jesucristo.

Maestro carismático popular


Dios Padre-Madre, bueno y misericordioso, amante siempre fiel del ser humano
creado a su imagen y semejanza; como ya lo describimos anteriormente, anhela
con ardor la convivencia fraterna y el amor recíproco de sus hijos. Dios quiere que
los hombres sean hermanos, por eso decide venir a vivir con ellos, para enseñ arles
que la perfecció n no radica en el cumplimiento estricto y escrupuloso de la ley,
sino en el reconocimiento del otro como lugar sagrado por excelencia. Envía pues
a su Hijo ú nico como Profeta itinerante de su anuncio gozoso y liberador, quiere
ser para la humanidad ese Pastor amoroso que busca incansablemente la ovejita
perdida, quiere revelarse no como un juez castigador, que vive en espera de la
caída del hombre para condenarlo, sino como una Madre tierna y cariñ osa que

15
Fray Nelson
20

comprende y está atenta para prevenir cualquier paso que pueda ser dado en
falso.

Hace dos mil añ os atrá s, Jesú s Maestro, Rostro perenne del Padre, arrastrado por el
Espíritu Santo, comunicaba con alegría la experiencia del profundo amor que
moraba en su corazó n: «El Reino de Dios está en medio de ustedes.» (Lc 17,21b)
Jesú s deseaba llegar hasta la gente má s pobre y sencilla, hasta los enfermos y
desvalidos, los atormentados por espíritus inmundos, las mujeres y los niñ os, las
prostitutas y leprosos; quería llegar hasta aquellos que para el pueblo eran los má s
despreciables pues anhelaba proclamarles con gozo una respuesta esperanzadora
ante la injusticia que los oprimía. Con este Maestro diná mico y comprensivo, Israel
empezaba a experimentar la cercanía de Dios, Jesú s era para ellos “como una fuente
de agua viva en la que podían lavar sus cansancios, limpiar sus suciedades y saciar su
sed más profunda. Era una Luz que guiaba sus pasos por caminos de esperanza y
plenitud. Era Sal que le daba sabor a la vida. Era Pan que alimentaba y daba fuerzas,
Vino que alegraba los corazones” 16. Jesú s Maestro, pregona con su vida que la
plenitud y la felicidad no se encuentran en el poder o en las riquezas sino en la
construcció n de un Reino de fraternidad, de justicia y de verdadera paz.

En Jesú s se reconocía un Maestro completamente diferente, la gente intuía que su


enseñ anza era totalmente renovadora:

“Y sucedió que cuando Jesús acabó estos discursos (El sermón de la montaña),
la gente quedó asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien
tiene autoridad; y no como los escribas” (Mt 7, 29)

Su doctrina tiene un tinte de locura, de radicalidad y revolució n, quiere darle un


giro de ciento ochenta grados a la Palabra revelada por su Padre y tergiversada por
los hombres, es por esto que se muestra tan poco convencional e incluso incó modo
para muchos maestros de su tiempo, bien nos lo dirá José Antonio Pagola:

“Aunque Jesús vive enraizado en lo mejor de esta tradición, su enseñanza tiene


un carácter subversivo, pues pone en cuestión la religión convencional. De su
enseñanza se desprende una conclusión: está llegando el Reino de Dios. No se
puede seguir viviendo como si nada ocurriera; hay que pasar de una religión
convencional a una vida centrada en el reino de Dios. Lo que se está
enseñando en Israel no sirve ya como punto de partida para construir la vida
tal como la quiere Dios. Hay que aprender a responder de manera nueva a la
nueva situación creada por la irrupción de Dios”17

La gente no comprendía de donde le venía a Jesú s tanta sabiduría, el pueblo se


encontraba ató nito e incluso confundido pues dudaban que de Nazaret, caserío
pequeñ o e inhó spito, pudiese salir algo bueno:
16
Antonio Pérez Esclarín, JESÚS MAESTRO Y PEDAGOGO Aportes para una cultura escolar desde los
valores del evangelio.
17
José Antonio Pagola. Jesús aproximación histórica.
21

“Cuando volvió a su tierra, se puso a enseñar, el día sábado en la sinagoga. La


gente de su pueblo que lo conocía, al oírle, quedaba maravillada, y decía: ¿De
dónde le viene esto? ¿Y qué sabiduría, es esta que le ha sido dada? ¿Y esos
milagros, hechos por sus manos? ¿No es este el carpintero? y hermano de
Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas entre nosotros?” Y se
escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: “Un profeta solo en su tierra, entre
sus parientes y en su casa carece de prestigio” (Mc 6, 1-4; Mt 13, 54-56)

Su sabiduría y el carisma que emanaba de su testimonio de vida, brotaba


indudablemente de una profunda experiencia de Dios como Abba- Papaíto: “Todo
lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn 15,15). Jesú s a lo largo de su
vida fue descubriendo su realidad de Hijo de Dios por medio de la oració n que le
enseñ ó a leer la realidad de su pueblo con el amor visceral y compasivo del Padre;
la confianza, que lo envolvió en una profunda experiencia de amor filial,
descubriendo ser el primogénito entre todos los hermanos; la disponibilidad y la
fe que lo hace discernir a cada minuto la perfecta voluntad de su Padre“Yo no he
hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que
tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, las palabras
que yo hablo las hablo como el Padre me lo ha dicho a mí” (Juan 12, 44-50). Su
experiencia profunda de la bondad infinita de Dios lo hace proclamar un mensaje
de amor y reconciliació n, se sabe amado por un Padre que se comunica a través de
la experiencia íntima del corazó n: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me ha
enviado. El que quiera cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o si hablo
yo por mi cuenta. El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que
busca la gloria del que le ha enviado, es veraz, no hay impostura en él” (Juan 7, 16-
18). Esta profunda experiencia es la que nos hace encontrar el origen y
fundamento de la enseñ anza carismá tica de Jesú s como Maestro. É l proclama lo
que ha oído de su Padre, lo que ha escuchado en la oració n, lo que ha leído en el
corazó n de los pobres y marginados.

Jesús maestro popular dirigía su acció n educativa prioritariamente a los excluidos


dentro de la sociedad judía. Cuando proclamaba el reino de Dios lo hacía buscando
despertar una respuesta de cambio, de conversió n del corazó n; no quería
implantar nuevas normas; buscaba darle un impulso a la ley, regulado por la
irrupció n del reino de su Padre. Jesú s supo proclamar de manera sencilla y clara
toda esta experiencia por medio de las pará bolas; forma creativa y amena de
seducir a sus oyentes con el toque utó pico de la cotidianidad de su pueblo. Jesú s les
enseñ a por medio de ellas a descubrir la presencia salvadora de Dios desde la
profundidad de la existencia: la fuerza re-creadora de Dios ya está actuando, sin
escá ndalos; sin signos aparatosos y vacíos, sino desde el silencio fecundo de la
armonía consuetudinaria que esconden los campos y lagos; pescadores y
campesinos de Galilea.
22

Las enseñ anzas del Maestro denotan que Jesú s era un apasionado por la vida y que
esta era para É l una gran pedagoga: “El trabajo y la vida, el contacto con todo tipo
de gente, le enseñaron a descubrir y valorar la profunda sabiduría de los simples y
sencillos, y a despreciar y rechazar todos esos estudios y títulos que se utilizan para
oprimir y creerse superior a los demás”. 18 Jesú s conoce a su gente; comparte con
ella; sufre sus fatigas y sus realidades resecas de dignidad, conoce la vida del
campo, la siembra y la cosecha, sabe del cuidado de la tierra, no le son indiferentes
las faenas de los pescadores junto al lago, lee muy bien el tiempo; goza con el cielo
y sus estaciones, los tiempos y modos de podar las vides, disfruta el oficio de los
pastores y contempla con agrado sus rebañ os, conoce muy bien el oficio de las
madres en casa, dejando listo el pan por las mañ anas, sin olvidar el arte de la
levadura que eleva la masa; la alegría que sienten al encontrar mientras barren
aquella monedita perdida entre tantas distracciones; conoció muy bien los rituales
y celebraciones, los problemas familiares con la repartició n de las herencias, las
leyes y formas de gobierno, y sobre todo “la condición de marginación y exclusión
social a que eran condenados los enfermos (ciegos, mudos, epilépticos, endemoniados,
leprosos, etc.) y las condiciones de explotación e injusticia a que eran sometidos los
pobres, campesinos y asalariados por parte de los ricos y poderosos; conoció la
explotación sufrida por las viudas hasta quitarles lo poco que tenían para vivir y todo
cubierto con un ropaje religioso (Marcos 12, 38; 13,4); sabía de la situación de
opresión a que era sometida la mujer en una sociedad patriarcal. Pero de manera
especial conocía muy bien las estructuras económicas, sociales, ideológicas y de
poder ejercido por los grupos dominantes económica, política e ideológicamente, en
torno al Templo; los grupos sociales que conformaban la sociedad judía en su época y
los mecanismos de dominación y explotación, a través de la ley, el culto, los
impuestos, los diezmos, etc. Tuvo conciencia de la ocupación romana y de las formas
de ejercer su presencia y dominio sobre el pueblo judío. 19

Jesú s enseñ a a sus interlocutores que la vida es má s de lo que se ve, utiliza las
pará bolas de la siembra y el hallazgo del reino para revelar de forma sencilla que
la salvació n ya está llegando: el sembrador (Mt 13, 4-9); el trigo y la cizaña ( Mt 13,
24-30); la semilla y el grano de mostaza (Mc 4, 26-32), para hablar de la infinita
misericordia de su Padre presenta a los pecadores la pará bola de la oveja perdida
(Lc 15, 1-7); el padre misericordioso (Lc 15, 11-32); al manifestarnos que en la
verdadera justicia prima el perdó n y la paz: el buen samaritano ( Lc 10, 30-35); el
fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14); al dejarnos en claro cuá les son las actitudes con
las que herimos en nuestra vida la instauració n del reino: los niños en la plaza (Mt
11, 16-19); Los dos hijos (Mt 21, 28-32); Los pérfidos viñadores (Mc 12, 1-8); El gran
banquete (Mt 22, 2-14); y al manifestarnos cuá les será n los frutos cosechados por
aquellos que han sido fieles en lo poco y en lo pequeñ o: El rico y Lázaro (Lc 16, 19-
31); los talentos (Mt 25, 14-30); la red (Mt 13, 47-51) . Jesú s trata de responder a

18
Antonio Pérez Esclarín
19
Mario Peresson, op.cit. pág. 573-574
23

todas las inquietudes y resistencias de sus amigos por medio de las parábolas más
bellas y conmovedoras que salieron nunca de sus labios. Sin duda las trabajó
largamente en su corazón. Todas ellas invitaban a intuir la increíble misericordia de
Dios.20

Jesú s, Maestro Carismá tico popular, desarrolló su ministerio en continua acció n


educativa, su vida es la lecció n magisterial y definitiva que debemos aprehender
para ser testigos gozosos del mensaje de la salvació n. Toda ella fue un libro
abierto de la cual se desprendieron las má s hermosas cá tedras de misericordia, de
perdó n, de humanidad y de preventividad que diá fanamente nos dejan contemplar
el rostro amante del Padre. Jesú s siendo el Maestro, también se hace la enseñ anza,
la pauta de aprendizaje y hasta la metodología necesaria para alcanzar la libertad,
É l se hace el camino, la verdad y la vida, el Todo para otorgá rnoslo todo: salud
integral, bienestar completo, convivencia dichosa en familia, paz irrevocable…. a su
Padre como reino de vida y de paz en abundancia:

“Se llevaban mis monedas rodando por el mundo, mis historias pequeñas con
la estampa de un sembrador con pájaros, o de una vieja barriendo, o de un rey
que casaba a su hijo, muy dorado y en colores…. Yo les daba mis cuentos, mi
palabra que podía ser llave de la vida al de ojo puro y corazón derecho; pero
también ser trampa de oro, dura piedra que masticar, para el henchido de su
propio saber, que la pondría al trasluz, sopesándola, dudando si tirarla” 21

Interpretación de los elementos del SISTEMA


PREVENTIVO: razón, religión, amorevollezza, desde la
pedagogía de Jesús
“Este sistema descansa por entero en la Razón, la Religión y el amor” 22

La acció n pastoral y espiritual de Don Bosco estuvo inspirada en lo que él llamo


Sistema Preventivo, fruto de su rica experiencia como educador de la juventud má s
pobre y abandonada. Toda su vida es un libro abierto en el que se puede
contemplar diá fanamente la má s completa manifestació n del amor preventivo de
Dios. El mejor tratado de pedagogía es verlo pues en acció n en la sencillez
cotidiana de su vida.

El artículo 66 de las constituciones de las Hijas de María Auxiliadora presenta el


Sistema preventivo como un regalo de Don Bosco a la Familia Salesiana:

“En nuestra acción apostólica,


el Sistema Preventivo
20
José Antonio Pagola.
21
José María Valverde.
22
San Juan Bosco: El sistema preventivo en la educación de la juventud.
24

-herencia de Don Bosco a la Familia Salesiana


a la que no podemos renunciar-,
se convierte en experiencia de comunión,
vivida entre nosotras y las jóvenes
en un clima de espontaneidad, amistad y alegría.

Sus elementos fundamentales


-razón, religión y amabilidad”-
inspiran un proyecto educativo
que responde plenamente
a las exigencias de evangelización del mundo juvenil.

Este sistema requiere que sepamos proponer a las jóvenes


y compartir con ellas
los valores auténticos,
basados en el Evangelio,
recurriendo a las fuerzas interiores de la persona,
en actitud de optimismo,
respeto y bondad,
como expresión del amor del Padre.

El Sistema Preventivo, practicado de esta forma,


ofrece la posibilidad de experimentar
el poder liberador de la gracia de Cristo,
favorece la maduración de sólidas convicciones
y dispone a la entrega generosa de sí mismo.”

En la tradició n Salesiana se denomina, entonces, como Sistema Preventivo a “la


experiencia espiritual y educativa vivida por Don Bosco, y en seguimiento suyo, por
toda la Familia Salesiana”23

Cuando hablamos de Sistema Preventivo nos referimos al arte de educar en


positivo, el cual busca evitar la aparició n de experiencias negativas que puedan
maltratar la semilla del reino de Dios sembrada en el corazó n de hombres y
mujeres. Por esto se propone el desarrollo asertivo de las potencialidades del ser
humano impulsando un crecimiento desde dentro, que oriente a cada persona
hacia la plena realizació n de su vocació n como hijo e hija de Dios.

La caridad pastoral es el corazó n del Sistema Preventivo, la cual se fundamenta en


Jesucristo, Buen Pastor: “Yo soy el Buen Pastor y doy mi vida por mis ovejas”
(Jn 10,14-15)

Don Bosco al igual que Jesú s desea introducir en la vida de toda persona la
compasió n, pero no una compasió n que hace sentir lastima al mirar desde fuera,
sino, una compasió n visceral, que remueve desde dentro e impulsa a mirar con
ojos de misericordia a todos a los que la sociedad considera despreciables, pues
estos a quienes llamamos “perdidos” le pertenecen íntimamente a Dios; É l los
23
Mario Peresson. Educar con el corazón de Don Bosco.
25

busca como una madre busca al hijo de sus entrañ as y, cuando los encuentra su
gozo es inefable.

Al aproximarnos a los Evangelios vemos que Jesú s mismo se considera el Buen


Pastor, una imagen muy querida por la tradició n del pueblo judío pues, Moisés,
Saú l, David y otros grandes líderes habían sido pastores. Al reconocerse Jesú s de
tal manera manifiesta su preocupació n por aquellos “pecadores” que no observan
los preceptos y prescripciones, los leprosos, las viudas, los huérfanos, los
extranjeros, las prostitutas “ Sus sentimientos, su acción evangelizadora, su práctica
educativa como Maestro carismático popular a la manera de los profetas, se inspira
en aquél icono veterotestamentario en el que se condena a los pastores mercenarios y
se presenta la imagen del Buen Pastor que debía conducir al Nuevo Pueblo de Dios” 24

“¿Quién de ustedes que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la
encuentra?

Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa,


convoca a los amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque he
hallado la oveja que se me había perdido”.

Les digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por noventa y nueve
justos que no tengan necesidad de conversión” (Lc 15,4-7; Mt 18,12-14).

Jesú s tiene corazó n de Pastor, y en él, el rostro de cada uno de los que el Padre le
ha confiado, parece una locura dejar en el desierto a las noventa y nueve e ir solo
tras una o ¿es que acaso esta un vale má s que las otras? quien tiene corazó n de
Pastor no se entretiene en razonamientos equívocos, sale en bú squeda apasionada
de la perdida porque siente que le PERTENECE. “Para entrar en el reino de Dios es
importante que todos sientan como suya la preocupación de Dios por los perdidos y
su alegría al recuperarlos”25

A partir de este texto Bíblico podemos descubrir los rasgos fundamentales del
Buen Pastor que es Jesú s, lo que está en lo má s profundo de su corazó n, lo que le
lleva a tener entrañ as de misericordia, buscando incansablemente a la ovejita
perdida, vendá ndole sus heridas, recostá ndola sobre sus hombros y devolviéndola
nuevamente al rebañ o. Por eso la caridad pastoral es el corazó n del Sistema
preventivo y el conglomerado de la espiritualidad salesiana, porque solo
compartiendo los mismos sentimientos del Pastor podremos vivir la compasió n y
la misericordia como principio y fundamento de nuestra misió n y espiritualidad
educativa.

En la base de este fundamento y metodología educativos; nos dirá el Padre Mario


Peresson; está para Don Bosco una comprensión peculiar de la persona, una
24
Mario Peresson. SDB. Educar con el corazón de Don Bosco.
25
José Antonio Pagola.
26

antropología cristiana, cuyas dimensiones se convierten en las columnas del Sistema


Preventivo: la razón, la religión y el amor.

PRIMER PILAR: La razón como valor humanizante de la vida.

Para Don Bosco la persona está dotada de razó n, es decir, es un ser reflexivo, capaz
de pensar, de tomar decisiones, de conocer y analizar la realidad, optando siempre
con plena libertad por un bien mejor y adecuado que le hace responsable de sus
actos. Es creada a imagen y semejanza de Dios, capaz de sentir, de esforzarse, de
descender a las profundidades del ser y de encontrarse en dialogo abierto consigo
mismo.

Con este pilar Don Bosco pretende tocar el espacio profundo y humano del ser, tal
como lo hizo Jesú s el Maestro liberador de la humanidad. Si consideramos su
manera de hablar y de proceder, descubriremos siempre una espiritualidad que
desciende hasta lo íntimo del ser y desvela las verdaderas intenciones del corazó n,
por eso Jesú s siente predilecció n por los pecadores, porque los encuentra abiertos
a la acció n amorosa del Padre.

Con las bienaventuranzas (Lc 6, 20ss; Mt 5, 3-12) Jesú s toca lo íntimo de la persona,
lo que ella es en sus motivaciones, valores, ideales y opció n fundamental y la
introduce en una profunda interiorizació n de su velada biografía interior.

“Jesús levantando los ojos hacia sus discípulos…”

La mirada de Jesú s es penetrante y liberadora, cada una de las afirmaciones de las


bienaventuranzas nacen de la introspecció n que Jesú s hace a sus discípulos cada
vez que posa sus ojos sobre sus situaciones reales: pobreza, hambre, tristeza, odios
y persecuciones. Jesú s sondea sus corazones.

A pesar de la situació n de marginació n que viven los despreciados del pueblo, Jesú s
ilumina sus amenazas con la luz que viene del Padre “Las bienaventuranzas son una
paradoja: se invierten los criterios del mundo apenas se ven las cosas en la
perspectiva correcta, esto es, desde la escala de valores de Dios, que es distinta de la
del mundo. Precisamente los que según los criterios del mundo son considerados
pobres y perdidos son los realmente felices, los bendecidos, y pueden alegrarse y
regocijarse, no obstante todos sus sufrimientos” 26

"Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus


discípulos se reunieron a su alrededor. Entonces comenzó a hablar y les
enseñaba diciendo: «Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de
ellos es el Reino de los Cielos. Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que
tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los compasivos,
porque obtendrán misericordia. Felices los de corazón limpio, porque verán a
26
Joseph Ratzinger. Jesús de Nazaret.
27

Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos
de Dios. Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es
el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los
persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense
contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues
bien saben que así persiguieron a los profetas que vivieron antes de
ustedes" (Mt5,1-12)

Jesú s educa a sus discípulos desde la libertad. Percibe en sus corazones una
creciente aspiració n de personalizació n, socializació n, dignidad y liberació n; muy
tergiversada en el entorno judío; pero que se vuelve bú squeda real de presencia y
acció n en el conocimiento y hacer de su propia historia. Las bienaventuranzas
como prá ctica de libertad impulsan a la progresiva toma de conciencia y
superació n de todas las formas de alienació n y exclusió n con las que se degrada al
hombre. La educació n liberadora de Jesú s transforma las cadenas en lazos de
atracció n hacia la plenitud, con É l la alegría permea la tribulació n y por lo tanto
empieza a cambiar la manera de mirar la realidad, ahora se contempla con los ojos
de la fe, bien nos dirá San Pablo: “Somos los impostores que dicen la verdad, los
desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están vivos, los sentenciados
nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobres que enriquecen a muchos,
los necesitados que todo lo poseen” (2 Co , 8-10)

Bien podemos afirmar que Jesú s educó desde el pilar de la Razó n cada vez que hizo
sentir a sus hermanos má s humanos, “Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos?
¿Ninguno te ha condenado? Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo:
Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más” (Jn 8, 10-11), cada vez
que se encarnó en sus situaciones de angustia y sufrimiento “Al ver a la gente,
sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y abatidos, como ovejas que no
tienen pastor” (Mt 9,36), cada vez que tendió la mano al pecador y le devolvió su
dignidad de hijo de Dios “Jesús le dijo: "¿Quieres curarte?" Le respondió el enfermo:
"Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando
logro llegar, ya  otro ha bajado antes que yo". Jesús le dijo: "Levántate, toma tu
camilla y anda". (Jn 5, 1-16). Jesú s actú a como un amigo cercano, que acoge, que
perdona, que ofrece su amistad y encamina hacia el encuentro profundo con el
Padre.

SEGUNDO PILAR: La religión como la revelación del rostro misericordioso de


Dios.

Don Bosco en su opú sculo afirma: “La práctica de este sistema está apoyada en las
palabras de San Pablo: La caridad es benigna y paciente… Todo lo sufre, todo lo
espera y lo soporta todo (1Cor 13, 4.7). Por consiguiente, solamente el cristiano
28

puede practicar con éxito el Sistema Preventivo. Razón y religión son los medios de
que ha de valerse continuamente el educador, enseñándolos y practicándolos “ 27

Para Don Bosco la religió n es la vivencia sobrenatural y la acogida plena de la


vocació n divina, es la bú squeda del sentido profundo de la vida en apertura a lo
trascendente, tomando como fundamento el infinito amor de Dios. “La religión es
uno de los pilares de la preventividad, ya que la fe en Dios y la vivencia de sus
mandamientos, la fe en Jesucristo como identificación de vida y de acción con Él y la
vivencia del mandamiento nuevo del amor, son una fuerza muy profunda para
transformar a las personas y una eficaz motivación ética para llevar una vida
plenamente humana”28

Jesú s vive en sentido profundo el pilar de la religió n entendido desde la vivencia


insondable del Dios trascendente, pues siendo É l la plenitud del amor del Padre,
asume en su carne la revelació n de su Rostro de misericordia, perdó n y salvació n.
É l es el Verbo encarnado de Dios “la Palabra eterna de Dios, todo se hizo por ella y
sin ella no se hizo nada de cuanto existe. Y la Palabra se hizo carne y puso su morada
entre nosotros” (Jn 1, 1-2.14). “Él es la imagen del Dios invisible” (Col 1, 15).

Jesú s quiere hacerle entender al pueblo quien es É l, quiere gritar a los cuatro
vientos que es la presencia humana de Dios, por eso este Maestro que seduce con
sus palabras, se identifica con las realidades sencillas de la vida, mostrando las
semejanzas que existen entre ellas y su persona. Estas comparaciones comienzan
afirmando “Yo soy” la cual evoca la revelació n del nombre de Yahvé a Moisés (Ex
3,14; Jn 8, 24.28).

 “Yo soy el Pan de vida” ( Jn 6,35)


 “Yo soy la Luz del mundo” (Jn 8, 12)
 “Yo soy la Puerta de las ovejas” (Jn 10,7)
 “Yo soy el Buen Pastor” (Jn 10,11)
 “Yo soy la Vid Verdadera” (Jn 15,1)
 “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6)
 “Yo soy la Resurrección y la Vida” ( Jn 11,25)

Todas estas analogías revelan lo que es Cristo como Palabra encarnada del Padre,
ellas nos ayudan a aprehender quien es É l realmente, rostro perenne de Dios,
anunciador del Reino, del cual É l mismo es la presencia visible:

“Le dice Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Le dice Jesús:
“¿Tanto tiempo estoy con ustedes y no me conoces, Felipe? El que me ha visto
a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que
yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no se
las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las
27
San Juan Bosco.
28
Mario Peresson.
29

obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, crean


por las obras que hago” (Jn 14, 8-11)

“Llevo tanto tiempo con vosotros” quiere decir: “me habéis visto actuar, hablar,
curar, predicar, sanar, ¡y habríais tenido que comprender ya que soy signo, presencia
de la misericordia del Padre, que soy transparencia del Padre!”. 29

La vida entera de Jesú s, la amistad sincera que le brinda a la gente, su modo


transparente de amar, se pueden definir; como nos lo dirá el Padre Mario
Peresson; como la “Parábola del Padre”. Jesú s acoge en su vida el pilar de la
religió n cuando abraza con inefable amor la voluntad de Dios y la transparenta con
radicalidad, hasta el punto de entregar su propia vida por amor a la humanidad.

TERCER PILAR: La amorevollezza como la nueva de ley que dignifica y


humaniza.

La razó n, la religió n y el amor son tres pilares que se conjugan y se complementan


recíprocamente, pero para Don Bosco, el corazó n está en el centro de su sistema.
Es en el corazó n del ser humano de donde surgen las motivaciones, los
sentimientos, los anhelos y esfuerzos, es el lugar del encuentro con Dios y por
consiguiente consigo mismo. Todo lo má s profundo y verdadero del ser humano
brota de su corazó n; es ahí donde se encuentra inscrito el deseo de Dios y desde su
misma bondad, brota el amor al pró jimo.

“Para Don Bosco, la amorevolezza traducida en amor, amabilidad y bondad, es el


principio supremo que configura y fundamenta el método educativo de su pedagogía;
es la norma suprema de vida y acción de un educador salesiano; es el camino para
alcanzar la meta que él se propone a través de la educación: formar al creyente,
seguidor de Jesús, comprometido con el cambio liberador de la sociedad, y que tiene
en el centro de su vida el ideal del hombre nuevo y de la mujer nueva proclamados
por Cristo Jesús y realizados en Él: La caridad pastoral, que inspira, motiva y
condensa la acción educativa salesiana, es el alma de todo el Sistema Educativo de
Don Bosco; es la esencia, la síntesis y el rasgo más original de su pedagogía. Por esta
razón se le ha dado al Sistema Preventivo el nombre de “Pedagogía del amor”. 30

La amorevolezza no es un recurso pedagó gico, es el fundamento teologal del


Sistema Preventivo, que se inspira en Jesucristo Buen Pastor, educador
apasionado, que actú a movido por el auténtico amor de Dios.

Es Jesú s ese educador que “ama porque ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1Jn 4,7-
8) y es este amor el que lo inspira a entregar segundo a segundo su vida por los
que el Padre le ha confiado «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has
dado, para que sean uno, como nosotros» (Jn 17, 11-19). Don Bosco, fiel imitador de
29
MARTINI, Carlo María, op. cit., pág.151.
30
Peresson, Mario. Educar con el corazón de Don Bosco.
30

Jesucristo, descubre en su actuar que para É l lo decisivo es el Amor, Jesú s vive con
intensidad la amorevolezza, la ternura, la amabilidad, la bondad, pues es É l la
encarnació n de estos valores fundamentales para el ser humano.

Jesú s poeta de la compasió n y la misericordia exhorta a sus seguidores a llevar una


vida segú n el corazó n amante del Padre. Nada puede agradar má s a Dios que la
construcció n de una sociedad humana, justa y solidaria, y esto solo será posible si
se hace del amor una ley radical y fundamental. “Jesús asocia de manera íntima e
inseparable dos grandes preceptos que gozaban de gran aprecio en la tradición
religiosa del pueblo judío: el amor a Dios y el amor al prójimo” 31

«El primer mandato es: “Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único
Señor, amarás al Señor, tu Dios, con todo su corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
No hay otro mandamiento mayor que estos» (Mc 12, 29-31).

Para Jesú s, el amor que manifiesta la humanidad es una respuesta al amor inefable
de Dios, pues es É l quien nos ha amado primero ofreciéndonoslo como un
verdadero don. Al dar una respuesta en fidelidad a su mandamiento de amor, el
hombre lleva a cabo el plan de Dios para su vida “He venido para que tenga vida y la
tengan en abundancia (Jn 10,10), y logra encontrar la felicidad y la alegría, en el
amor recíproco que ofrece a Dios amando a sus hermanos. Jesú s quiere que los
hijos e hijas de Dios, amen a su Padre con todo el corazó n, con toda el alma y con
todas sus fuerzas, que el amor sea sincero y sin fingimiento, no por obligació n o
por miedo, sino con docilidad, disponibilidad y apertura. Estos mismos valores son
los que llevan, por tanto, a amar a Dios deseando ardientemente lo que É l quiere y
amando incondicionalmente a los que É l ama. Es ahí en el amor a los hermanos
donde se descubre la verdad del amor a Dios.

Es el amor compasivo de Dios, lo que Jesú s busca implantar en el corazó n del


hombre, haciéndole ver que el Padre no es violento, sino compasivo, ama incluso a
sus enemigos y no busca destruir a nadie “Hace salir el sol sobre buenos y malos, y
manda la lluvia sobre justos e injustos” (Lc 6,35), no discrimina a nadie, su amor es
gratuito, para todos, por eso Jesú s nos exhorta a “amad a vuestros enemigos para
que seáis dignos de vuestro Padre del cielo” (Mt 5, 43-45). La implantació n del reino
de Dios y su novedad de amor y misericordia exigen un cambio de vida, que
supone dejar atrá s la violencia y la injusticia y abrazar por completo la diná mica de
la compasió n y la paz.

Indudablemente Jesú s vivía el pilar de la amorevolezza, pues su acció n educativa y


redentora estaba impregnada de una sola fuente e inspiració n: El amor preventivo
del Padre, el cual se revela a los hombres cotidianamente a lo largo de la historia.

31
PAGOLA, José Antonio. Jesús aproximaciones históricas.
31

Conclusión

Para mí el desarrollo de esta tesis ha significado un acercamiento íntimo y


profundo a las Sagradas Escrituras. Siento haber respondido asertivamente a las
inquietudes planteadas al comienzo de este trabajo. La investigació n, las consultas
y asesorías han sido vitales, pues han enriquecido sobremanera las temá ticas
planteadas a desarrollar.

Una pregunta surgió como inspiració n para lo descrito anteriormente ¿Ha creado
Dios al hombre para la felicidad? y hoy indiscutiblemente puedo dar una respuesta
32

afirmativa: en su infinita misericordia Dios ha creado al hombre para que tenga


vida y vida en abundancia (Jn 10,10), ha soplado sobre su nariz aliento de vida, lo
ha modelado segú n su imagen y semejanza y lo ha dotado de voluntad, libertad e
inteligencia, para que en todo obre segú n su divino proceder.

Mas esta realidad de vida en abundancia ha sido un camino desarrollado


progresivamente por la pedagogía preventiva con la que actú a Dios. É l no irrumpe
en nuestra historia violentamente, ni coacciona en la libertad que nos ha dado, no,
Dios es un gran Maestro, que tiene en sus manos el florecimiento de la creació n,
cada caricia dada, aunque parezca ante los ojos humanos un rasguñ o, es signo
inenarrable de su revelació n preventiva que llega a la plenitud del amor en
Jesucristo su Hijo. La semilla del Amor sembrada a lo largo de la historia por el
Padre germina y florece en la entrega generosa de Cristo por la humanidad.

Me siento miembro de una familia, que es heredera de un precioso patrimonio: EL


SISTEMA PREVENTIVO, el cual debemos encarnar día a día sin dejar de beber de la
fuente pura de donde mana toda razó n, religió n y amor: JESUCRISTO.

Bibliografía

 Peresson Tonelli, Mario Leonardo (2010): Educar con el corazón de Don Bosco.
Bogota, Kimpres Ltda.
 Peresson Tonelli, Mario Leonardo (2006): Seguir a Jesucristo tras las huellas de
Don Bosco. Bogota, Kimpres Ltda.
33

 Cavaglià , p. - Costa, a. - Posada, m.e. (1994): La sabiduría de la vida. Cartas de


Madre Mazzarello. Madrid, Editorial CCS.
 Pagola, José Antonio. (2013): Jesús aproximación histórica. Bogotá , PPC,
Editorial y distribuidora, SA.

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