Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cristo
TeSli~caf
El método de
Cristo para
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina
Segunda edición
MCMXCV - 2,5M
ISBN 950-573-532-4
l. Cristo en nosotros .... .... .. .... .. ...... .. ... .. ... .... ... .. ... .... .. .. ..... 13
5. El Cristo compasivo....................................................... 58
11. La estrategia de infiltración ... ... .. .. .. ... .. ....... ... .. .. ... .. .. .. .. 140
~/V__/)
cg- muchos años, me encontré en una universidad
~ ~~rteamericana con un estudiante de psicología
que cursaba estudios de posgrado. Después de haber charlado con
él por algunos momentos, me confió que muchos de los psicólo-
gos con quienes había estudiado lo habían dejado frío, confundido
y vacío. "Realmente necesito ubicar a alguien con un enfoque que
me ayude a encontrar sentido y propósito en la vida", afirmó. Al
decir esto sus ojos buscaron los míos: "¿Alguna vez usted estudió
las obras de un psicólogo que le haya dado un sentido de satisfac-
ción interna?", fue la pregunta que me hizo con mucho énfasis.
Mientras yo lo escuchaba, pude detectar una verdadera hambre
espiritual, por lo que comencé a hablarle de Jesús; del Jesús histó-
rico que vivió en nuestro mundo hace dos mil años, y que estaba
cabalmente familiarizado con todos los intrincados detalles de la
personalidad humana. Sintiendo que toda su atención estaba
puesta en mis palabras, continué: "Fundado en mi experiencia y
en mi estudio, he descubierto que él es el mayor psicólogo que ha
existido, alguien que entendió profundamente a las personas como
tú y yo; alguien que llenó las vidas de sentido, amor genuino y sa-
tisfacción".
A medida que nuestra conversación continuaba fui invitando a
este estudiante a descubrir a Jesús por él mismo en base a las de-
claraciones del evangelio. Al final, con un dejo de ansiedad en su
9
10 EL METODO DE CRISTO PARA TESTIFICAR
Referencias
1
EGW, MC, p. 37.
2
Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, p. 63.
3
EGW, DTG, p. 621.
CAPITULO
UNO
CRISTO EN NOSOTROS
. -U ~e~
( { ] ) /verano trabajé como colportor en varios pueblos
interior de Idaho. Las primeras semanas fueron
deprimentes y terribles ya que en mi segundo año de nivel tercia-
rio yo era todavía un inseguro estudiante que trataba de vender li-
bros cristianos a gente totalmente extraña. Un incidente de aquel
caluroso verano queda aún grabado en mi mente. Solo y lejos de
todos los que conocía, subí a mi destartalado auto (un Volkswagen
"escarabajo") para ir a trabajar a un determinado pueblito.
Por alguna razón, no conseguí abandonar la seguridad de mi
auto para empezar a golpear puertas. Por eso, terminé recorriendo
una y otra vez la calle única y principal del pueblo hasta que la
gente del lugar comenzó a desconfiar, y optaron por llamar a la
policía para que me vigilara. Al interrogarme y tratar de entender
mis explicaciones, el agente de policía me autorizó a retirarme
con la clara advertencia: "Joven, ¡decídase de una vez! Comience
a trabajar o váyase de este pueblo!"
Considerando ese consejo, me dirigí rápidamente a mi habita-
ción del hotel buscando el refugio de sus cuatro paredes. Allí me-
dité dolorosamente en mis experiencias de ese día, y percibí cuán
intensa era la necesidad que tenía de una ayuda de parte de Dios.
Sí, yo conocía perfectamente varias maneras para acercarme a la
gente, pero me faltaba la seguridad de la presencia de Cristo y su
13
14 EL METODO DE CRISTO PARA TESTIFICAR
Referencias
1
EGW, PVGM, p. 115 (ed. PPPA).
'EGW, DTG, p. 622.
3EGW, CC, pp. 69, 70.
4fbíd., p. 70.
5EGW, HAp, pp. 46, 47.
6EGW, MC, pp. 409,410.
7
EGW, DTG, p. 215.
8Lawrence Richards, Youth Ministry, p. 39.
9
EGW, DMJ, p. 34.
20 EL METODO DE CRISTO PARA TEsTIFICAR
~~ecería
~;---~uas
que escuchamos ahora más que nunca conti-
quejas acerca de cuán malograda está nuestra
sociedad. A cada paso, las personas suspiran llenas de frustración
y resignación, impotentes frente a problemas colosales que apa-
recen con la facilidad y rapidez de los hongos: el delito, la violen-
cia, las drogas, la decadencia moral, la destrucción de la familia, el
SIDA, la contaminación ambiental-por nombrar unos pocos-,
que están rasgando la trama de nuestra sociedad.
Muchos reaccionan ante tan complejos problemas con una
gran indiferencia emocional, quizá tratando de protegerse de la
autodestrucción.
Recientemente conocí a un hermano de iglesia que manifestó
que se retraía cada vez más de realizar actividades de testificación
debido "a todos los problemas complicados con que me encontra-
ba en casi cada uno de los contactos que hacía". Luego explicó:
"Yo acostumbraba comprometerme con una gran cantidad de es-
tudios bíblicos. Ya no me comprometo tanto porque, en una ma-
nera muy notoria, cada vez me encuentro lidiando más y más con
problemas personales de la gente, complicados a tal punto que
muy raramente me sobra tiempo para estudiar la Biblia".
Más que nunca antes siento en mí una gran necesidad del
amor de Cristo, su sabiduría y poder en mi testificación. La
psicología y las ciencias sociales pueden ayudar en cierta manera,
21
22 EL METODO DE CRISTO PARA TESTIFICAR
Referencias
1W. Phillip Keller, Salt for Society, p. 96.
3 Keller, Ibíd., p. 11 O.
4
EGW, DMJ, pp. 21, 22.
5/bíd., p. 34.
9
EGW, DTG, p. 766.
10f:GW, DMJ, p. 34.
14
Monte Sahlin, "Where Are our Missing Members?" [¿Dónde están nuestros feligre-
ses que han apostatado?], Adventist Review, 4 de mayo de 1989, p. 19.
15William G. Johnsson, Adventist Review, 7 de septiembre de 1989, p. 10.
16
Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, p. 130.
17EGW, DMJ, p. 35.
CAPITULO
TRES
SOLAMENTE EL METODO
DE CRISTO
Referencias
1
Rebecca Pippert, Out ofthe Saltshaker, p. 13.
2
EGW, MC, p. 102.
3
Robert Co1eman, The Master Plan of Evangelism, p. 112.
4
EGW, CM, p. 377.
5
Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, p. 228.
6
Co1eman, Ibíd., pp. 78, 79.
7
EGW, MC, pp. 105, 106.
8
Wayne McDill, Making Friendsfor Christ, pp. 13, 14.
9Jbíd., p. 15.,
10
EGW, TM. p. 168.
11
EGW, ce, p. 83.
12
McDill, Jbíd., pp. 98, 99.
13
EGW, PVGM, p. 32 (ed. PPPA).
14
Danie1 Taylor, "The Fear of Insignificance", Signs of the Times, noviembre de 1989,
p. 31.
15 /bíd.
16
EGW, OE, p. 531.
SOLAMENTE EL MtTODO DE CRISTO 43
11
lbfd., p. 532.
1sCo1eman, lbfd., pp. 102, 103.
1
'lEGW, MC, p. 102.
CAPITULO
CUATRO
CRISTO, EL ACOMPAÑANTE
portante punto cuando nos dicen: "Es correcto que la iglesia esté
en el mundo, siempre y cuando éste no esté en la iglesia. El barco
no se hunde mientras está en el agua; se hunde cuando el agua en-
tra dentro de la nave ... A medida que la mundanalidad invade la
iglesia, el trabajo de rescate de ésta decrece". 13
Referencias
1EGW, MC, p. 68.
2Jbíd., p. 398.
3Paul Little, How to Give Away Your Faith, p. 28.
'Jb{d., p. 70.
5EGW, OE, p. 45.
6
EGW, DTG, p. 605.
7EGW, MJ, p. 403.
EL CRISTO COMPASIVO
~general
f(J ;~ción
Dwight D. Eisenhower no solamente ganó repu-
por su coraje durante la Segunda Guerra Mundial,
sino también por la manera como trataba a sus soldados. Siendo
comandante de las Fuerzas Aliadas, se mezclaba con sus tropas
para darles ánimo y apoyo. Se cuenta que durante una de las ma-
yores luchas ofensivas contra las fuerzas nazis, el general Eisen-
hower estaba caminando cerca del río Rin, cuando, de pronto,
avanzó precipitadamente hacia un soldado que parecía estar desa-
lentado y abatido.
-¿Cómo te sientes, hijo? -le preguntó.
-General, estoy terriblemente nervioso -fue la respuesta.
-Bueno, entonces tú y yo formamos una dupla, porque me
siento exactamente igual. Creo que si hacemos una caminata jun-
tos nos haría bien a ambos.
La manera como Eisenhower se relacionó con aquel deprimido
soldado ilustra lo que significa demostrar simpatía por el prójimo.
El general escuchó empáticamente, se identificó, compartió abier-
tamente sus propios sentimientos, y caminó junto a aquel joven,
no sintiendo pena por él, sino con el propósito de animarse
mutuamente.
La palabra simpatía viene del término griego sumpátheia, que
deriva de dos raíces: sún, "juntos, y páthos, "sentir profundamen-
te". Entonces, simpatía significa literalmente "sentir juntos o con-
58
EL CRISTO COMPASIVO 59
Referencias .
'Douglas Cooper, Living God's Love, p. 153.
2Jbíd., pp. 154, 155.
3
Harvie M. Conn, Evangelism, p. 45.
4
George Sweeting, How to Witness Successfully, p. 83.
5
EGW, Testimoniesfor the Church, t. 6, p. 115.
6
EGW, SC, p. 148.
7
EGW, PVGM, p. 37 (ed. PPPA).
8
Arthur McPhee, Friendhip Evangelism, p. 56.
9
David Watson, 1 Believe in Evangelism, p. 17.
10
Sweeting, Ibíd., p. 83.
"McPhee, Ibíd.
"EGW, MC, pp. 192, 193.
13
/bíd., p. 121.
14
EGW, Medica[ Ministry, p. 251.
15
Ray C. Stedman, Body Life, pp. 108, 109.
16Myron Widmer, "My Fiends, the 'Missing' ", Adventist Review, 4 de mayo de 1989,
p. 5.
17
EGW, MC, p. 115.
18
George E. Knowles, How to Help Your Church Grow, p. 81.
1
0Wayne McDill, Making Friendsfor Christ, p. 65.
20
/bíd., pp. 65, 66.
''Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 984.
22
Stedman, Ibíd., p. 109.
23
Dietrich Bonhoeffer, Life Together, pp. 79-99.
24
Paul Toumier, The Meaning of Persons, citado por B. Larson en Ask Me to Dance, p.
64.
25
Keith Miller, A Second Touch, pp. 62, 63.
26
McDill, Ibíd., pp. 61, 62.
2
1Jbíd., pp. 62-64.
28
Jard De Ville, The Psychology of Witnessing, pp. 84, 85.
CAPITULO
SEIS
·CRISTO, LA RESPUESTA
A NUESTRAS NECESIDADES
~evista
~~ess de Roma. La noticia informaba que Concetta
Times publicó hace años una noticia de United
cía, sin ser besado, el príncipe con forma de sapo. Como los mila-
gros son posibles, un día, una preciosa niña lo alzó y le dio un
estruendoso beso. ¡Crash! ¡Boom! ¡Zap!, apareció un príncipe
hermoso. Usted puede imaginar el resto. Vivieron felices para
siempre. ¿Cuál es la tarea de la iglesia? Besar sapos, naturalmen-
te" .1 5
Cierta vez, presenté esta historia en una reunión de jóvenes de
un colegio para animarlos a ayudar y amar a quienes estuviesen a
su alrededor para que se operara la milagrosa transformación en
príncipes de Cristo. Poco después, me encontré en la biblioteca
con dos señoritas que nerviosamente se reían sin parar mientras
miraban una revista que tenían en las manos. Curioso por saber
qué era eso tan divertido, insistí en verlo. Negándome la revista,
me dijeron:
-¡Usted no lo va a creer! ¡Es tan divertido!
Finalmente, me mostraron un chiste en cuatro cuadros. El pri-
mero mostraba un horrible sapo, completamente solo. El segundo
contenía una hermosa princesa que se aproximaba al feísimo sapo.
En el tercero, ella tenía al sapo alzado y lo besaba. Comenté:
-Bueno, no veo nada de inusual o divertido.
-Espere un momento --dijeron.
Muy divertidas me mostraron el último cuadro, que no era del
un hermoso príncipe y la linda princesa viviendo felices para
siempre, sino que eran ¡dos horribles sapos!
Es figurativamente cierto que la tarea de la iglesia es besar sa-
pos. Pero, debemos agregar que antes de hacerlo, necesitamos ser
"besados" por el Príncipe de Vida. Sólo entonces podremos trans-
formarlos en sus príncipes y princesas.
Referencias
'Bruce Larson, Ask Meto Dance, pp. 9, lO.
2James H. Jauncey, One-on-One Evangelism, p. 11.
3/bíd.,pp. 37, 38.
4
Abraham Maslow, Motivation and Personality, pp. 88-106.
5Carl Kromminga, Bringing God's News to Neighbors, p. 141.
6
EGW, DTG, p. 482.
7
EGW, MC, p. 17.
86 EL METODO DE CRISTO PARA TESTIFICAR
PODEMOS CONFIAR
EN CRISTO
Referencias
1David Crockett, "God, I Want to Live", Time, 2 de junio de 1980, p. 26.
2Jbíd.
3EGW, TM, p. 189.
4
EGW, MC, p. 101.
5Phillip W. Keller, Saltfor Society, p. 134.
9
EGW, Testimoniesfor the Church, t. 9, p. 41.
10Ralph Neighbour, Witness, Take the Stand, p. 42.
12
EGW, Ed, pp. 75, 76 (ed. ACES).
13 EGW, JJT, p. 514.
PODEMOS CONFIAR EN CRISTO 101
14
/bíd., p. 510.
15EGW, DMJ, p. 60 (ed. ACES).
16
Keller, Ibíd., p. 133.
17
/bíd., pp. 134, 135.
18
Henry Stimson, "The Bomb and the Opportunity", Harper's Magazine, marzo de
1946.
19
EGW, MC, p. 387.
2
0f:GW, PVGM, p. 112 (ed. PPPA).
21
EGW, MC, p. 115.
22
Wayne McDill, Making Friendsfor Christ, p. 86.,
CAPITULO
ÜCHO
SIGUEME
Referencias
'EGW, DTG, pp. 219,220.
2Jbíd., p. 264.
3lbíd., p. 445.
s~~~'ro
113
S íd., p. 313.
6 E ,W, MC, p. 67.
"EG)V, DTG, p. 115.
'EGWl MC, p. 80.
9
EGW~TG, p. 258.
10EGW)!bíd., p. 215.
"Ibfd.
12
Dietricb Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, p. 63.
13 Wayne McDill, Making Friendsfor Christ, p. 108.
4
' EGW, DTG, p. 754.
CAPITULO
NUEVE
PESCADORES DE HOMBRÉS
Referencias
1John Drescher, "A Fish Story", Ministry, abril de 1979, p. 9.
3
R. J. Fish y J. E. Conant, Every-Member Evangelism, pp. 34, 35.
4
EGW, DTG, p. 329.
5/bíd.
6
Juan Ortiz, Disciple, p. 111.
7EGW, DTG, p. 264.
8Jbíd., p. 215.
'Ibíd., p. 213.
'"EGW, MC, pp. 410,411.
11 /bíd., p. 386.
13 /bíd., p. 263.
14
V. W. Schoen, God's Need, pp. 7-12.
' 5Charles M. Laymon, ed., The lnterpreter's One- Volume Commentary on the Bible, p.
640.
16
EGW, DMJ, pp. 65, 66.
17 /bíd., p. 35.
diciembre de 1989, p. 6.
19EGW, CC, p. 78.
20 /bíd., p. 81.
132 EL METODO DE CRISTO PARA TESTIFICAR
''Ibíd., p. 80.
22
lbíd.
23
Robert Coleman, The Master Plan of Evangelism, p. 80.
24
Paul Tournier, en Bruce Larson, Ask Meto Dance, p. 32.
CAPITULO
DIEZ
LA ESTRATEGIA
DE REPRODUCCION
Referencias
'Juan C. Ortiz, Disciple, pp. 102, 103.
'Ibíd., p. 103.
3
/bíd.
4
/bíd., p. 106.
5James D. Smart, citado por Osear Feucht en Everyone a Minister, p. 25.
6
EGW, Se, p. 75.
7
EGW, DTG, p. 216.
8EGW, Ce, p. 81.
9
EGW, OE, p. 192.
10
/bfd., p. 204.
"EGW, DTG, p. 115.
12 0scar E. Feucht, lbfd., p. 146.
14
Robert Coleman, The Master Plan of Evangelism, p. 106.
15
/bíd., p. 110.
CAPITULO
ÜNCE
LA ESTRATEGIA
DE lNFILTRACION
corazón de Jesús ante otras personas. Para que un plan tenga éxito
y consiga su propósito no depende de cuán superior sea, sino de
personas idóneas que estén en el lugar correcto. Allí se encuen-
tran los hijos de Dios cada día de su vida como agentes suyos.
Richard Halverson describe a estos agentes comparándolos
con "cabezas en el reino en los negocios, la educación, el gobier-
no, el trabajo y las profesiones". Especifica que dichas "cabezas"
son la influencia acumulativa de Cristo en el mundo. "El auténtico
impacto de Jesucristo en el mundo es la influencia colectiva de
individuos cristiaHos allí donde están, día a día. Doctores, aboga-
dos, comerciantes, granjeros, maestros, contadores, agricultores,
estudiantes, políticos, atletas, vendedores, ejecutivos ... silenciosa,
firme, continua y consistentemente influyendo en el mundo donde
viven con la contagiosa testificación del Cristo contemporáne~y
su relevancia para vida". 13
Algunos cristianos asumen que la testificación real tiene lugar
en cualquier parte excepto donde ellos están, y mientras piensan
en llegar hasta las personas más alejadas, dejan de hacer un im-
pacto en quienes están a su lado, en su propio medio. Por ejemplo,
¿puede usted imaginar a un cristiano que en su afán de testificar
ante un distante ateo, pase por alto a quienes lo rodean: esposa,
hijos, miembros de iglesia, vecinos y compañeros de trabajo?
¿Puede usted imaginar a alguien que, por apurarse para llegar a
tiempo a un seminario de testificación, ignore totalmente a los in-
dividuos que están en su camino y que desesperadamente necesi-
tan su testimonio? "No necesitamos ir a tierras de paganos, ni si-
quiera dejar el estrecho círculo del hogar -si es ahí donde el de-
ber nos llama- a fin de trabajar por Cristo. Podemos hacerlo en
el seno del hogar, en la iglesia, entre aquellos con quienes nos
asociamos y con quienes negociamos". 14
De este modo, la testificación personal pasa a ser una parte in-
tegral de los contactos de nuestra vida diaria como lo es respirar.
Definidamente, no se trata de un tipo de negocio que caprichosa-
mente tomamos o abandonamos. Aquellos con quienes nos en-
contramos en nuestras actividades diarias forman un grupo único.
Nadie tiene capacidad de influir de la misma manera. Ellos nos
observan en el diario vivir, y progresivamente desarrollan una re-
lación significativa. No consideran extraño que hablemos e inter-
cambiemos ideas con ellos, y si sucede que alguna vez no coro-
148 EL METODO DE CRISTO PARA TESTIFICAR
Referencias
1EGW, ce, p. 76.
2Kenneth J. Holland, "Truth Must Also Move Hearts", These Times, septiembre de
1980, p. 26.
3
Wayne McDill, Making Friendsfor Christ, p. 119.
4
/bfd.
SJbfd., p. 118.
6
Arthur McPhee, Friendship Evangelism, p. 76.
1fbfd., pp. 76, 77.
8EGW, ce. p. 81.
9
EGW, PVGM, p. 273 (ed. PPPA).
10
/bfd.
11
Hans Küng, Why Priests?, pp. 13-15; 17-23.
12
0scar E. Feucht, Everyone a Minister, p. 80.
13 Richard Halverson, "The Tragedy of the Unemployed", Christianity Today, 12 de
11.
16EGW,DTG,p.l15.
PoR SU ESPIRITU
fl'~
- ucedió durante la terrible tempestad de nieve en fe-
brero de 1899. Las calles de Brooklyn, Nueva York,
estaban bloqueadas por la nieve, y los tranvías, imposibilitados de
andar. Durante varios días no se hizo ningún intento de limpiar
las calles, excepto la principal. Vivíamos en una calle lateral y, en
algunos lugares, la nieve nos llegaba hasta la cintura... y no paraba
de nevar. '
''Nuestra hijita de 18 meses enfermó y ardía de fiebre. Pasó la
noche entera pidiendo agua. Estaba débil y no quería comer. A la
tarde siguiente, se encontraba en el regazo de su mamá cuando de
pronto miró hacia arriba y, abriendo sus resecos labios, dijo: 'Ma-
má, manzana'. Mi esposa me miró con una expresión de dolor y
dijo: 'Papá, no tenemos ni una manzana en casa'.
''Al escucharla, la niñita se deslizó del regazo de mi esposa y,
tambaleándose, llegó hasta donde yo estaba sentado. Puso sus
manos sobre mis rodillas, me miró con sus cansados ojos celestes
y me dijo: 'Papá, manzana'. Ella no pensaba en las imposibilida-
des; no veía la tormenta de nieve; sólo miraba a su papá y clamaba
por una manzana.
''Sentí una sensación demasiado profunda para ser verbalizada,
que sólo podía ser expresada en acciones. Inmediatamente me pu-
se en pie, me coloqué el sobretodo y me arrojé en la ventisca. Por
mornentos avanzaba con dificultad, y parecía que nadaba, pero
152
POR SU ESPIRITU 153
que los visitamos, estábamos bien preparados para recibir sus ar-
gumentos. Pero, para nuestra sorpresa, esta vez no tenían ninguno.
Preguntaron cuándo podían ser bautizados y pertenecer al cuerpo
de Cristo. Al preguntarles a qué se debía el cambio de actitud, di-
jeron que durante esa semana habían sentido con mucha fuerza y
claridad que debían entregar su corazón a Cristo.
Creo más que nunca en la importancia crucial de la oración
intercesora al aplicar el método de testificación de Cristo. Me ma-
ravillé muchas veces al ver cuán efectiva era la oración. Dios ama
a su pueblo, envió a su único Hijo a morir por él y constantemente
trata de salvarlo.
¿Cuál es la obra de la oración intercesora por la salvación?
¿Practica usted la oración intercesora por los que necesitan en-
contrarse con Cristo? ¿Le suplica a Dios que haga lo que él ya se
ha comprometido a hacer?
Ante todo, debemos recordar que Cristo mismo es el gran su-
plicante. Debemos seguir su ejemplo de interceder ante otros me-
diante nuestras oraciones. Lucas lo describe en Hebreos como in-
tercediendo siempre en favor de los seres humanos (Heb. 7: 25).
También el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras oraciones y se
une a Cristo para interceder por nosotros delante del Padre: "Y de
igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles" (Rom. 8:
26).
Lucas 22: 31 y 32 registra que Jesús oró por Pedro para que
hiciera frente a los asaltos de Satanás. Meditemos en las emotivas
palabras de Jesús hacia sus discípulos: "Simón, Simón, he aquí
Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he
rogado por ti, que tu fe no falte". ¿Cuántas veces prometimos orar
por alguien y luego olvidamos o ignoramos el asunto?
Cristo nunca se olvida de nosotros y de las luchas que enfren-
tamos; ora por nosotros como lo hizo por Pedro. Elena de White
dice que Cristo era "él mismo una fuente de bendición y fuerza,
podía sanar a los enfermos y resucitar a los muertos ... Sin embar-
go, oraba muchas veces con fuerte llanto y lágrimas. Oraba por
sus discípulos y por sí mismo, identificándose así con los seres
humanos. El era poderoso en la oración. Como Príncipe de la vi-
da, tenía poder con Dios, y prevalecía". 14
POR SU ESPIRITU 161
llos con quienes mora Cristo serán rodeados de una atmósfera di-
vina".31
Referencias
1
A. F. Ballenger, Power for Witnessing, pp. 149, 150.
2
EGW, TM, p. 174.
3EGW, 2MS, pp. 65,66 (carta 27, 1894).
4
Philip Samaan, Retratos de Jesús, p. 52.
5/bfd.
6
John Seamands, Tell it Well, p. 120.
7
EGW, MC, p. 116.
8
R. J. Fish y J. E. Conant, Every-Member Evangelism, p. 97.
"EGW, se, p. 1os.
10Neal C. Wilson, "Time for Reviva!", Adventist Review, 4 de enero de 1990, p. 2.
11
EGW, Ev, p. 392.
12
EGW, SC, p. 321.
13EGW, Testimoniesforrhe Church, t. 9, p. 126 (citado en SC, pp. 177, 178).
14
EGW, OE, pp. 269, 270.
!S fbíd., p. 66.
16EGW, Medica/ Ministry, p. 244.
18
Wayne McDill, Making Friendsfor Christ, p. 92.
19
/bíd., pp. 96, 97.
20
Arthur Porritt, John Henry Jowett, pp. 262, 263.
21
Citado en Richard E. Day, Man of Like Passions, pp. 126, 127.
22
Citado en Harold L. Calkins, Master Preachers, p. 130.
23 /bíd .. p. 137.
30lbíd.. p. 111.
31 EGW, DMJ, p. 114.
BIBLIOGRAFIA
LIBROS
White, Elena de. Los hechos de los apóstoles. Buenos Aires, Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 1977.
White, Elena de. Mensajes para los jóvenes. Mountain View, Ca-
lifornia, Pacific Press Pub. Assn., 1977.
PUBLICACIONES PERIODICAS
4 de mayo de 1989.
VERSIONES DE LA BIBLIA
BD = Paráfrasis La Biblia al día
BJ =Biblia de Jerusalén
DHH = Dios habla hoy
TLB = Today ~ Living Bible
El método de Cristo
para testificar
La misión que hemos recibido como pueblo de
Dios es la de ser testigos del evangelio ante los que
no conocen personalmente al Señor.
En el Sermón del Monte, Jesús dijo que debe-
mos ser la sal de la tierra y la luz del mundo. El
apóstol Pablo agrega que debemos ser el aroma y
la fragancia de Cristo.
Nuestro testimonio es la manera que Dios tiene
de llegar a cada corazón de este mundo sufriente.
Para ser sus testigos necesitamos una relación viva
con Cristo, como él la tuvo con su Padre cuando vi-
vió entre los hombres.
Cristo creó y aplicó el método de la testificación
personal más perfecto que se conoce desde sus días
hasta hoy. En las páginas de este libro, usted en-
contrará ese método. Si lo aplica, podrá ser un tes-
tigo fiel y verdadero del reino de los cielos.
El autor, Dr. Philip G. Samaan, nació. en Siria.
Cursó sus estudios superiores en las universidades
de Loma Linda (California) y Andrews (Michigan).
Además de servir como pastor local y capellán uni-
versitario fue director de los Ministerios de la Igle-
sia en la División del Africa y Océano Indico. Es
autor de varios libros, entre ellos: Retratos de Jesús
y Hermanos de sangre. Actualmente es profesor de
Teología en la Universidad Andrews.