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Capítulo 2
Dios es poderoso

“Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. 10 Entonces dijo: De
cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara
escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. 11 Y Abraham y Sara eran viejos, de
edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. 12 Se rió, pues, Sara entre
sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? 13
Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a
luz siendo ya vieja? 14 ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según
el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. 15 Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo
miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído” (Génesis 18:9-15).

“Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia” (Job 12:13).

“Con él está el poder y la sabiduría; Suyo es el que yerra, y el que hace errar” (Job 12:16).

“El lleva despojados a los príncipes, Y trastorna a los poderosos” (Job 12:19).

“He aquí que Dios es excelso en su poder; ¿Qué enseñador semejante a él?” (Job 36:22).

“Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; Y en juicio y en multitud de justicia


no afligirá” (Job 37:23).

“Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al


enemigo” (Éxodo 15:6).

“Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los
consumió como a hojarasca” (Éxodo 15:7).

“Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque
¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas?” (Deuteronomio
3:24).

“Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y
temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho” (Deuteronomio 10:17).

“Y comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de
Jehová vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido” (Deuteronomio 11:2).

“Para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que
temáis a Jehová vuestro Dios todos los días” (Josué 4:24).

“Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las
cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso
sobre todos” (1Crónicas 29:11).
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“Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a
causa de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viniere y orare hacia
esta casa” (2Crónicas 6:32).

“Y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre
todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te
resista?” (2Crónicas 20:6).

“Engrandécete, oh Jehová, en tu poder; Cantaremos y alabaremos tu poderío” (Salmos 21:13).

“¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla” (Salmos
24:8).

“Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le
rodeará” (Salmos 50:3).

“Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder” (Salmos 62:11).

“Tú, el que afirma los montes con su poder, Ceñido de valentía” (Salmos 65:6).

“El señorea con su poder para siempre; Sus ojos atalayan sobre las naciones; Los rebeldes no serán
enaltecidos” (Salmos 66:7).

“Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus
enemigos” (Salmos 66:3).

“Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; He aquí dará su voz,
poderosa voz” (Salmos 68:33).

“El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas. 4 El cuenta el número de las
estrellas; A todas ellas llama por sus nombres. 5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; Y
su entendimiento es infinito. 6 Jehová exalta a los humildes, Y humilla a los impíos hasta la tierra.
7 Cantad a Jehová con alabanza, Cantad con arpa a nuestro Dios. 8 Él es quien cubre de nubes los
cielos, El que prepara la lluvia para la tierra, El que hace a los montes producir hierba. 9 El da a la
bestia su mantenimiento, Y a los hijos de los cuervos que claman. 10 No se deleita en la fuerza del
caballo, Ni se complace en la agilidad del hombre. 11 Se complace Jehová en los que le temen, Y
en los que esperan en su misericordia” (Salmos 147:3-11). 8

“Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder” (Proverbios
8:14).

“Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu
sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias” (Isaías 11:15).

“He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa
viene con él, y su paga delante de su rostro” (Isaías 40:10).

“Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a
todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su
dominio” (Isaías 40:26).
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“Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a
tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo” (Isaías 62:8).

“No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío” (Jeremías
10:6).

“El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los
cielos con su sabiduría” (Jeremías 10:12).

“Por tanto, he aquí les enseñaré esta vez, les haré conocer mi mano y mi poder, y sabrán que mi
nombre es Jehová” (Jeremías 16:21).

“Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y
con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise” (Jeremías 27:5).

“¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo
extendido, ni hay nada que sea difícil para ti” (Jeremías 32:17).

“Que haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de
ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre” (Jeremías 32:18).

“Él es el que hizo la tierra con su poder, el que afirmó el mundo con su sabiduría, y extendió los
cielos con su inteligencia. 16 A su voz se producen tumultos de aguas en los cielos, y hace subir las
nubes de lo último de la tierra; él hace relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos”
(Jeremías 51:15-16).

“Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el
poder y la sabiduría. 21 El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría
a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22 El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que
está en tinieblas, y con él mora la luz. 23 A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo,
porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has
dado a conocer el asunto del rey” (Daniel 2:20-23).

“Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus
adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. 3 Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y
no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son
el polvo de sus pies. 4 El amenaza al mar, y lo hace secar, y agosta todos los ríos; Basán fue
destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida. 5 Los montes tiemblan delante de él, y
los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él
habitan. 6 ¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿y quién quedará en pie en el ardor de su
enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas. 7 Jehová es bueno, fortaleza
en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían. 8 Mas con inundación impetuosa
consumirá a sus adversarios, y tinieblas perseguirán a sus enemigos. 9 ¿Qué pensáis contra
Jehová? El hará consumación; no tomará venganza dos veces de sus enemigos. 10 Aunque sean
como espinos entretejidos, y estén empapados en su embriaguez, serán consumidos como
hojarasca completamente seca. 11 De ti salió el que imaginó mal contra Jehová, un consejero
perverso. 12 Así ha dicho Jehová: Aunque reposo tengan, y sean tantos, aun así serán talados, y él
pasará. Bastante te he afligido; no te afligiré ya más. 13 Porque ahora quebraré su yugo de sobre
ti, y romperé tus coyundas. 14 Mas acerca de ti mandará Jehová, que no quede ni memoria de tu
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nombre; de la casa de tu dios destruiré escultura y estatua de fundición; allí pondré tu sepulcro,
porque fuiste vil” (Nahúm 1:2-14).

“Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su
poder” (Habacuc 3:4).

“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor,
se regocijará sobre ti con cánticos” (Sofonías 3:17).

“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria,
por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:13).

“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mateo
22:29).

“Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el
poder de Dios?” (Marcos 12:24).

“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las
tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran
gloria” (Mateo 24:30).

“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria” (Marcos
13:26).

“Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mateo 26:64).

“Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y
viniendo en las nubes del cielo” (Marcos 14:62).

“Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre” (Lucas 1:49).

“Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con
autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?” (Lucas 4:36).

“Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley,
los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor
estaba con él para sanar” (Lucas 5:17).

“Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos” (Lucas 6:19).

“Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí” (Lucas
8:46).

“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria” (Lucas
21:27).

“Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios” (Lucas 22:69).
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“Que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de
entre los muertos” (Romanos 1:4).

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la
creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa” (Romanos 1:20).

“Mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”
(1Corintios 1:24).

“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1Corintios 4:20).

“En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de
nuestro Señor Jesucristo” (1Corintios 5:4).

“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para
con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en
mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas
de la gloria de su herencia en los santos, 19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para
con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20 la cual operó en
Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre
todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en
este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por
cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo
llena en todo” (Efesios 1:15-23).

“Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder” (2Tesalonisenses 1:7).

“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta
todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros
pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3).

“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por
tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).

“Que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la
sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:12).

“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a
todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la
alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:13).

“Diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir,
porque has tomado tu gran poder, y has reinado” (Apocalipsis 11:17).
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“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino
de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10).

“Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el
templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles” (Apocalipsis 15:8).

“Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder
sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (Apocalipsis 16:9).

“Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con
su gloria” (Apocalipsis 18:1).

“Por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con
fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga” (Apocalipsis 18:8).

“Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: !!Aleluya! Salvación y
honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro” (Apocalipsis 19:1).

“El Dios del cielo, el poderoso Gobernador del universo, tomó por su cuenta el asunto del
encarcelamiento de los discípulos, porque los hombres guerreaban contra su obra. Por la noche, el
ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y dijo a los discípulos: “Id, y estando en el templo,
hablad al pueblo todas las palabras de esta vida” (Elena G. de White - HAP 66).

“Para muchos el origen del pecado y el por qué de su existencia es causa de gran perplejidad. Ven
la obra del mal con sus terribles resultados de dolor y desolación, y se preguntan cómo puede
existir todo eso bajo la soberanía de Aquel cuya sabiduría, poder y amor son infinitos. Es esto un
misterio que no pueden explicarse. Y su incertidumbre y sus dudas los dejan ciegos ante las
verdades plenamente reveladas en la Palabra de Dios y esenciales para la salvación. Hay quienes,
en sus investigaciones acerca de la existencia del pecado, tratan de inquirir lo que Dios nunca
reveló; de aquí que no encuentren solución a sus dificultades; y los que son dominados por una
disposición a la duda y a la cavilación lo aducen como disculpa para rechazar las palabras de la
Santa Escritura. Otros, sin embargo, no se pueden dar cuenta satisfactoria del gran problema del
mal, debido a la circunstancia de que la tradición y las falsas interpretaciones han obscurecido las
enseñanzas de la Biblia referentes al carácter de Dios, la naturaleza de su gobierno y los principios
de su actitud hacia el pecado” (Elena G. de White - CS 546).

“Con todo, la inteligencia limitada de los hombres resulta inadecuada para comprender los planes
del Dios infinito. Nuestras investigaciones no nos harán descubrir jamás las profundidades de Dios.
No debemos intentar con mano presuntuosa levantar el velo que encubre su majestad. El apóstol
exclama: “¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Romanos 11:33.
No obstante podemos comprender lo bastante su modo de tratar con nosotros y los motivos que
le hacen obrar como obra, para reconocer un amor y una misericordia infinitos unidos a un poder
sin límites. Nuestro Padre celestial dirige todas las cosas con sabiduría y justicia, y no debemos
vivir descontentos ni desconfiados, sino inclinarnos en reverente sumisión. El nos revelará sus
designios en la medida en que su conocimiento sea para nuestro bien, y en cuanto a lo demás
debemos confiar en Aquel cuya mano es omnipotente y cuyo corazón rebosa de amor” (Elena G.
de White - CS 581-582).
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“La santa pareja eran no sólo hijos bajo el cuidado paternal de Dios, sino también estudiantes que
recibían instrucción del Omnisciente Creador. Eran visitados por los ángeles, y se gozaban en la
comunión directa con su Creador, sin ningún velo obscurecedor de por medio. Se sentían
pletóricos del vigor que procedía del árbol de la vida y su poder intelectual era apenas un poco
menor que el de los ángeles. Los misterios del universo visible, “las maravillas del Perfecto en
sabiduría” (Job 37:16), les suministraban una fuente inagotable de instrucción y placer. Las leyes y
los procesos de la naturaleza, que han sido objeto del estudio de los hombres durante seis mil
años, fueron puestos al alcance de sus mentes por el infinito Forjador y Sustentador de todo. Se
entretenían con las hojas, las flores y los árboles, descubriendo en cada uno de ellos los secretos
de su vida. Toda criatura viviente era familiar para Adán, desde el poderoso leviatán que juega
entre las aguas hasta el más diminuto insecto que flota en el rayo del sol. A cada uno le había dado
nombre y conocía su naturaleza y sus costumbres. La gloria de Dios en los cielos, los innumerables
mundos en sus ordenados movimientos, “las diferencias de las nubes” (Job 37:16), los misterios de
la luz y del sonido, de la noche y el día, todo estaba al alcance de la comprensión de nuestros
primeros padres. El nombre de Dios estaba escrito en cada hoja del bosque, y en cada piedra de la
montaña, en cada brillante estrella, en la tierra, en el aire y en los cielos. El orden y la armonía de
la creación les hablaba de una sabiduría y un poder infinitos. Continuamente descubrían algo
nuevo que llenaba su corazón del más profundo amor, y les arrancaba nuevas expresiones de
gratitud” (Elena G. de White - PP 32-33).

“Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las
cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos—mundos a los
cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que
entonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida. Con indescriptible dicha los
hijos de la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los
tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de
las obras de Dios. Con visión clara consideran la magnificencia de la creación—soles y estrellas y
sistemas planetarios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de la Divinidad. El nombre
del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más
grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza de su poder” (Elena G. de White - CS 736).

“Dios es amor.” Su naturaleza y su ley son amor. Lo han sido siempre, y lo serán para siempre. “El
Alto y Sublime, el que habita la eternidad,” cuyos “caminos son eternos,” no cambia. En él “no hay
mudanza, ni sombra de variación.”
Cada manifestación del poder creador es una expresión del amor infinito. La soberanía de Dios
encierra plenitud de bendiciones para todos los seres creados. El salmista dice: “Tuyo el brazo con
valentía; fuerte es tu mano, ensalzada tu diestra. Justicia y juicio son el asiento de tu trono:
misericordia y verdad van delante de tu rostro. Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte:
andarán, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrarán todo el día; y en tu justicia
serán ensalzados. Porque tú eres la gloria de su fortaleza; ... Porque Jehová es nuestro escudo; y
nuestro rey es el Santo de Israel.” Salmos 89:13-18 (Elena G. de White - PP 11).

“De esa manera somos inducidos a adorar al Creador, y confiar con inteligencia en su Palabra.
Ninguna mente finita puede comprender plenamente la existencia, el poder, la sabiduría, o las
obras del Infinito. El escritor sagrado dice: “¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú a la
perfección del Todopoderoso? Es más alto que los cielos: ¿qué harás? es más profundo que el
infierno: ¿cómo lo conocerás? Su dimensión es más larga que la tierra, y más ancha que la mar.”
Job 11:7-9. Los intelectos más poderosos de la tierra no pueden comprender a Dios. Los hombres
podrán investigar y aprender siempre; pero habrá siempre un infinito inalcanzable para ellos.
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Sin embargo, las obras de la creación dan testimonio de la grandeza y del poder de Dios. “Los
cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos.” Salmos 19:1. Los
que reciben la Palabra escrita como su consejera encontrarán en la ciencia un auxiliar para
comprender a Dios. “Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de
ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas.” Romanos 1:20
(Elena G. de White - PP 109-110).

“En todo vuestro trabajo, haced como el labrador cuando trabaja para obtener los frutos de la
tierra. Aparentemente desperdicia la simiente; pero, oculta en el suelo, ella germina. El poder del
Dios vivo le da vida y vitalidad, y se ve “primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la
espiga”. Marcos 4:28. Estudiad este proceso maravilloso. ¡Oh, hay tanto que aprender, tanto que
comprender! Si perfeccionamos nuestra mente hasta lo máximo de nuestra capacidad,
continuaremos durante las edades eternas estudiando los caminos y las obras de Dios, y sabiendo
más acerca de él” (Elena G. de White - Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 239; 192 -
1913).

“Sólo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su
cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel
efectuada por el pecado. El profeta, al contemplar a Cristo en su gloria, dice: “Su resplandor es
como el fuego, y salen de su mano rayos de luz; y allí mismo está el escondedero de su poder.”
Habacuc 3:4 (VM). En sus manos, y su costado heridos, de donde manó la corriente purpurina que
reconcilió al hombre con Dios, allí está la gloria del Salvador, “allí mismo está el escondedero de su
poder.”
“Poderoso para salvar” por el sacrificio de la redención, fue por consiguiente fuerte para ejecutar
la justicia para con aquellos que despreciaron la misericordia de Dios. Y las marcas de su
humillación son su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario
proclamarán su alabanza y declararán su poder” (Elena G. de White - CS 732-733).

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