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En la mayoría de los casos las personas que crean conflictos lo hacen porque están
disconformes con algún aspecto de su vida, se sienten poco escuchadas,
incomprendidas y/o necesitan hacerse oír. Otros motivos generadores de conflictos
son la necesidad de demostrar poder, la de ganar o simplemente la de tener razón.
1. Mantén la calma
Reduce la tensión. No entres al trapo. Lo que nos lleva a un conflicto es una escalada
de la ira que empieza a perturbar a la gente. La mayoría de nosotros, a medida que nos
enfadamos dejamos de escuchar para entender y empezamos a escuchar para discutir.
Es esencial mantener la calma para gestionar bien un posible conflicto.
8. Se creativo
Es importante recordar que todo es negociable y que cualquier idea puede ser buena a
la hora de intentar resolver un conflicto. Mantener una perspectiva de ganar-ganar y
una actitud proactiva y colaborativa ayudará a encontrar una solución rápida y
satisfactoria para las partes implicadas.
9. Celebra el acuerdo
A veces la gestión de los conflictos se puede convertir en un proceso largo y duro.
Requiere que dos personas permanezcan en una posición incómoda, potencialmente
conflictiva durante mucho tiempo, para reconstruir la confianza y ser creativos
mientras tratan de encontrar la mejor solución en lugar de la más rápida. Una vez que
se ha logrado, es bueno felicitarse mutuamente y celebrar de alguna manera el éxito
en la resolución del problema.
Durante todo este proceso no olvides visualizar a la persona que tienes enfrente en su
mejor faceta así, independientemente de la situación siempre estarás hablándole a
una cara amable.