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los Derechos
Humanos por
Perico
Karen Machuca
1°C Profesorado
IFD Comenio
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Luis Pérez Aguirre (Perico), reconocido sacerdote jesuita, comprometido con los
derechos humanos, activista social a favor de las mujeres que ejercían la prostitución,
fundador del Serpaj (El Servicio Paz y Justicia Uruguay), uno de los tantos uruguayos
detenidos en plena dictadura cívico-militar, miembro de la comunidad La Huella,
integrante de la Comisión para la Paz.
Perico tenía sensibilidad y solidaridad para ponerse del lado de los oprimidos, de las
víctimas que fueron despojados de su dignidad y derechos. Dejo su propia vida,
renunciando a las comodidades de su origen familiar y a las que hubiera accedido por
su educación y su condición de sacerdote.
Para Perico, el sistema de los DDHH “tienen ciertas lagunas que deben ser llenadas
por la comunidad de los derechos humanos” (Si digo derechos humanos, Luis Perez
Aguirre, 22).
Los DDHH de las personas adineradas tienen mayor prioridad que las comunidades
pobres, lo que es necesario extender el cumplimiento de los DDHH a los derechos de
las no personas. Recién allí es cuando podemos decir que se estarán ocupando de los
derechos de los pobres, de sus derechos económicos, sociales y culturales.
Según la opinión de Perico, hay “una necesidad urgente de desarrollar una educación
para los derechos humanos como estrategia preventiva a fin de impedir la violación de
los derechos humanos. La educación para los derechos humanos aparece como una
exigencia primera del proceso.” (Si digo derechos humanos, Luis Perez Aguirre, 22)
Perez Aguirre hace referencia a que todo ser humano, de ser tal, tiene que defender y
promover los derechos humanos, no dejar esta tarea a los maestros y profesores
únicamente.
Perico Pérez Aguirre se apoya mucho en los conceptos y teorías de Paulo Freire en
cuanto a educar y educación; “Educar no es “introducir” en la mente y el corazón de la
persona (infantil o adulta) unos contenidos, conceptos, conocimientos... sino
justamente al revés. Eso fue lo que vino a combatir hace años Paulo Freire con su
descripción de la educación bancaria, aquella que concibe la persona como si fuera un
recipiente vacío en el que depositamos conocimientos, principios y hábitos. La misma
palabra educación nos está negando toda posibilidad de una actitud bancaria: porque e
ducere quiere decir conducir hacia fuera, hacer aflorar, sacar a la luz. En el término
nada permite referirse a “meter”, “depositar”, “inyectar”...” (Si digo educar para los
derechos humanos, DEHUIDELA, 50)
El educar, para Perico, no es un acto que termina, sino que es para toda la vida, de esa
forma las personas pueden desarrollarse como tal y tener “una vida más plena y
humana por la solidaridad y el espíritu fraternal.”
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Educar en Derechos Humanos no es una tarea fácil, en primer lugar se tiene que
adoptar el lugar social de las víctimas, ya que educar en Derechos Humanos no se
puede hacer desde cualquier lugar ni de cualquier disposición interior. “Es pertinente
recordar al respecto aquella frase de Engels, convertida ya en un refrán popular, de que
«no se piensa lo mismo desde una choza que desde un palacio» (Educación y
derechos humanos ante los desafíos del siglo XXI, Luis Pérez Aguirre, 27)
Hay factores que influyen desde los cuales no se puede educar para los derechos
humanos. Perico decia, “Nunca será posible educar en los valores de la compasión y la
solidaridad desde la óptica del centro y la imposición, ni siquiera desde una pretendida
neutralidad.” (Educación y derechos humanos ante los desafíos del siglo XXI, Luis
Pérez Aguirre, 28)
Podemos buscar experiencias desde una posición neutral y alejarme de la teoría de los
Derechos Humanos. El educar nos permite transitar un camino y contemplar los
derechos de las personas como propios.
Educar es ponerse en el lugar del otro, comulgar con el otro y al hacerlo, hacerlo con
creatividad y entusiasmo para poder pensar y pensarnos.
Aquí me hace pensar como futura docente, a no ser indistinta, a saber escuchar esos
ruidos y accionar con lo que suceda a mi alrededor.
Para Perico, tener compasión por la otra persona es uno de los principales valores para
poder afrontar la violencia que se vive hoy en día.
Lo que esto me lleva a reflexionar en que la mejor manera es que las nuevas
generaciones tengan una mayor conciencia en el campo de los Derechos Humanos, y
esto solo lo podemos lograr trabajando en conjunto desde el hogar y las instituciones,
cambiando la visión que tenemos sobre los Derechos Humanos creando así mejores
personas, respetuosas y voluntariosas. Haciendo que todo aquello que ya fue aceptado
como Derechos Humanos pase del papel a la realidad.
Ella, en su experiencia con Perico hacia énfasis en que hay varias formas de educar
sobre los Derechos Humanos, entre ellos esta el juego, es aquí cuando se dan las
condiciones reales para desarrollarse de manera liberadora y humanizadora, es una
practica que une de manera progresiva el trabajo y el sufrimiento con el juego y la
alegría.
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Bibliografía
● Luis Perez Aguirre, Educación y derechos humanos ante los desafíos del siglo
XXI. Montevideo: Editorial Cátedra UNESCO, Derechos Humanos, Universidad
de la República.
● Luis Perez Aguirre, Si digo derechos humanos. Montevideo: Editorial Gega SRL