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Mecanismo Sináptico

El sistema nervioso consta de un gran número de neuronas que se unen entre sí


para formar vías de conducción funcional. El sitio en el que dos neuronas se ponen en
estrecha proximidad y se produce la comunicación interneuronal funcional recibe la
denominación de sinapsis.

La mayoría de las neuronas realizan conexiones sinápticas con unas 1000 o más
neuronas, y pueden recibir hasta 10000 conexiones de otras neuronas. La comunicación
en una sinapsis, en condiciones fisiológicas, tiene lugar tipo más habitual es el que se da
entre un axón de una neurona y la dendrita o el cuerpo celular de una segunda neurona. A
medida que el axón se aproxima a la sinapsis, puede tener una expansión terminal (botón
terminal) o puede tener una serie de expansiones (botón de transmisión), cada una de las
cuales establece contacto sináptico. En otros tipos de sinapsis, como las sinapsis axónicas,
el axón establece contacto sináptico sobre el segmento inicial de otro axón –es decir,
proximal al lugar en que comienza la vaina de mielina– o puede haber sinapsis entre
expansiones terminales de diferentes neuronas. Dependiendo del sitio de la sinapsis, se
denominan con frecuencia como axodendríticas, axosomáticas o axoaxónicas.
La forma en que termina un axón varía considerablemente en las diferentes partes del
sistema nervioso. Por ejemplo, un axón único puede terminar en una neurona única, o un
axón único puede establecer contacto con múltiples neuronas, como en el caso de las
fibras paralelas de la corteza cerebelosa que establecen sinapsis con múltiples células de
Purkinje. Del mismo modo, una neurona única puede tener uniones sinápticas con axones
de muchas neuronas diferentes. La disposición de estas sinapsis determina los medios por
los que una neurona puede ser estimulada o inhibida. Las espinas sinápticas, extensiones
de la superficie de la neurona, forman sitios receptores para el contacto sináptico con
botones aferentes.

Las sinapsis son de dos tipos: químicas y eléctricas. La mayoría de las sinapsis son
químicas, y en ellas una sustancia química, el neurotransmisor, pasa a través del estrecho
espacio entre las células y se fija a una molécula de proteína en la membrana
postsináptica denominada receptor. En la mayoría de las sinapsis químicas puede haber
varios neurotransmisores. Un neurotransmisor suele ser el activador principal, y actúa
directamente en la membrana postsináptica, mientras que los otros transmisores
funcionan como moduladores y modifican la actividad del transmisor principal.

Sinapsis químicas

Ultraestructura de las sinapsis químicas

En el análisis con el microscopio electrónico, las sinapsis se observan como áreas de


especialización estructural. Las superficies yuxtapuestas de la expansión axónica terminal
y la neurona reciben la denominación de membranas presináptica y postsináptica,
respectivamente, y se encuentran separadas por una hendidura sináptica que mide
aproximadamente de 20 a 30 nm de anchura.

Las membranas presináptica y postsináptica se hallan engrosadas, y el citoplasma


subyacente y adyacente muestra una mayor densidad. En la cara presináptica, el
citoplasma se desdobla en grupos: en la cara postsináptica, la densidad se extiende con
frecuencia en un retículo subsináptico. En el citoplasma, en la proximidad de la
membrana presináptica hay vesículas presinápticas, mitocondrias y lisosomas ocasionales

En la cara postsináptica, el citoplasma contiene con frecuencia cisternas paralelas. La


hendidura sináptica contiene polisacáridos.

La terminal presináptica contiene muchas vesículas presinápticas pequeñas que


incorporan moléculas del neurotransmisor o de los neurotransmisores. Las vesículas se
fusionan con la membrana presináptica y liberan el neurotransmisor, o
neurotransmisores, en la hendidura sináptica por un proceso de exocitosis.

Cuando se forman primero las sinapsis en el embrión, se reconocen como pequeñas zonas
de densidad separadas por una hendidura sináptica. Más tarde, maduran a estructuras
bien diferenciadas. La presencia de sinapsis indiferenciadas simples en el sistema nervioso
posnatal ha llevado a sugerir que se pueden desarrollar las sinapsis en la medida en que
son requeridas y, posiblemente, pueden sufrir atrofia cuando son redundantes. Esta
plasticidad de las sinapsis puede ser de gran importancia en el proceso de aprendizaje y
en el desarrollo y mantenimiento de la memoria.

Modificación en la conducta mediante la estimulación de neurotransmisores ¿y cómo?

Se han realizado pocos intentos para estudiar los cambios bioquímicos asociados con los estados de
conducta. Aun para estudios simples, los investigadores deben proponerse seleccionar
cuidadosamente medidas neuroquímicas sensibles y apropiadas, y diseñar además un sistema en el
cual estas medidas se puedan obtener de manera confiable en asociación con una conducta específica.
La elección de una conducta específica requiere la aplicación de un criterio de confiabilidad y validez en
el contexto del repertorio específico de las especies animales. Los estados de conducta y los procesos
conductuales necesitan una delineación y articulación tan cuidadosa como los procesos neuroquímicos.
Los ejemplos seleccionados y descritos más adelante excluyen mucho de la actividad conductual, pero
nosotros creemos que ilustran principios por los cuales la conducta y la neuroquímica se pueden
estudiar.
En muchos estudios, el tejido cerebral se obtiene en diferentes tiempos relacionados a un evento
elegido; se presume que la diferencia neuroquímica entre los grupos refleja una relación entre los
neurorreguladores y la conducta o estados de conducta que están bajo investigación. Por ejemplo, la
investigación de la utilización de neurorreguladores y metabolismo asociado con la conducta agresiva
en los animales, sugiere cambios en la velocidad de utilización y en las vías metabólicas a través del
tiempo, que son específicos para la región estudiada. Estos cambios son dependientes de las
situaciones psicológicas y sociales bajo las cuales el animal se estudia.
Si a ratas en parejas se les proporcionan estímulos adversos (un paradigma que resulta en conducta de
lucha), los cambios neuroquímicos son bastante diferentes de aquéllos que ocurren en animales
similares a quienes se les da la misma cantidad de estímulo adverso, pero en aislamiento.
También existen profundas diferencias neuroquímicas en los efectos producidos por estímulos
adversos de los cuales se puede o no se puede escapar.
Además de los cambios inmediatos en la formación, concentración y vía del metabolismo de los
neurorreguladores, pueden resultar cambios a largo plazo en los mecanismos bioquímicos como
consecuencia de estados conductuales. Ciertos procesos que producen "stress", tales como la
exposición a estímulos adversos, parecen alterar los mecanismos de reabsorción de la noradrenalina,
un hallazgo que sugiere que hay cambios en la manera en la cual un neurorregulador funciona en la
sinapsis con alteraciones potenciales en sus efectos sobre el receptor. Así, un cambio conductualmente
inducido en el mecanismo de reabsorción podría conducir a cambios conductuales subsecuentes a
largo plazo, debido a alteraciones del receptor que ya no responde más a cambios conductuales
inmediatos. Aún hay que determinar si tales mecanismos son importantes en los procesos de
depresión, que es un desorden que se trata efectivamente con drogas que alteran la reabsorción de
este compuesto.

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