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[Las casas diseminadas por el puerto. Personas realizando actividades cotidianas. Entra el LEÑADOR cargando leña
en su espalda.]
Narrador: Yo tuve la suerte de conversar en esa época muy niña todavía con un señor que tenía cerca de noventa
años de nombre Don Amador y él nos aseguraba una leyenda que había sucedido en Ilo. En esa época Ilo era una
caleta, un caserío se puede decir, porque era un grupo muy pequeño; las casas estaban diseminadas, casi aisladas en
ciertos sitios del puerto. Así que esa gente, en esa época, solamente se conocía la manera más rústica de cocinar que
era a leña.
Leñador: [EL LEÑADOR va al valle y en el camino recoge higos, pasa un tiempo y se da cuenta que se le hizo tarde,
empieza a recoger la leña]
(El LEÑADOR camina por la orilla del mar. Escucha una voz de mujer.)
(El LEÑADOR se detiene y se da cuenta de que la voz viene del mar. Observa una figura en el agua.)
Leñador: ¿Una mujer bañándose a estas horas y sin la luz de la luna? Creo que de tanto esfuerzo me está fallando la
vista..
(De repente, una mujer emerge del agua. EL LEÑADOR se sorprende al verla.)
Leñador: (Monologo) Después de una larga y bonita conversación todo tiene su final, ¿verdad?)
Sirena: (Sumerge sus manos en el agua y llena las manos del LEÑADOR con perlas.)
Leñador: (Guara las perlas en el bolsillo sin fijarse en que recibió) Esto no lo puedo contar en el puerto, porque si lo
cuenta me van a decir que estoy loco, que estoy chiflado; nadie me va a creer porque no hay otra persona que la
haya visto.
Leñador: Buenas noches Leo, deme lo mejor de este lugar! (Monologo) hoy lo necesito.
Leñador: [Saca perlas, piedras y un higo] ¿Qué es esto? [lo guarda asustado]
Narrador: Pero dicen que «en pueblo chico infierno grande»; voló la noticia y todo el mundo se enteró, hasta las
autoridades de esa época.
(La noticia se extiende por el pueblo. La gente se reúne para discutir sobre las perlas.)
Persona 2: Seguro las robó. Pobre diablo, si el solo vive de la leña. (enojado)
[El pueblo lo saca de su casa y lo amarran a un árbol, para pegarle y echarle agua)
Clara: ¡Mejor llevémoslo al mar y que lo pruebe!
(El LEÑADOR es enviado al lugar donde vio a la sirena, custodiado por soldados.)
(El LEÑADOR intenta llamar a la sirena en varias ocasiones, pero sin éxito. Recibe castigos por su supuesta mentira.)
Escena 9: La confirmación
(Una noche sin luna, el LEÑADOR se acerca al mar nuevamente. Escucha el canto de la sirena y la ve en el agua
sobre una roca.)
(EL LEÑADOR le cuenta a la sirena cómo sufrió por su encuentro. Le pide perlas.)
Leñador: (Usando gestos) (Agarrando las puntas de la camisa formando una bolsa) Dame perlas, por favor.
(EL LEÑADOR llama a las autoridades para mostrarles las perlas. La sirena se asoma del agua.)
(Algunos ven a la sirena y ella se sumerge de nuevo. El LEÑADOR hace caer las perlas a la arena y todos se
arrodillan para recogerlas.)
Narrador: Y así, la historia del leñador y la sirena se convirtió en leyenda del pueblo de Ilo, donde las perlas y la
misteriosa criatura marina dejaron una marca imborrable en la memoria de sus habitantes.
(Fin)