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Las Magistraturas en la Antigua

Roma
Las magistraturas romanas, son el conjunto de cargos de naturaleza política, que los
romanos desarrollaron tras la caída de la monarquía, para ejercer l a administración
de la civitas.

Estos cargos, fueron de creación paulatina, a partir de las funciones que antes
correspondían al rex, especialmente aquellas derivadas del imperium ─soberanía
administrativa─, y conforme lo requirió la expansión de los dominios romanos,
llegando a tener al menos 6 ordina rias, 3 provinciales, y 1 extraordinaria.

Se destaca su elección periódica, que garantizaba la imposibilidad de concentrar el


poder de los funcionarios, en sí mismos; y su sistema de carrera honoraria, o cursus
honorum, por lo que para acceder a las magistraturas superiores debía ejercerse
primero como magistrado inferior.

1. Definición de Magistrado
Aunque nos puede parecer que los magistrados romanos eran funcion arios públicos,
lo cierto es que los romanos no desarrollaron un sistema burocrático sino hasta bien
llegado el Imperio, alrededor del siglo I d. C., pero antes, la estructura estatal
romana se ejercía exclusivamente por autoridad y honor.

Magistrado: Ciudadano romano que ejercía un cargo público de forma gratuita.

Así, a definir un magistrado romano, debemos entender tres aspectos: (a) primero,
que estos eran simplemente ciudadanos romanos con una encomienda específica y
generalmente corta ─un solo año─, y que no tenían mayores privilegios que los que
el mismo cargo les pudiera recompensar.

Segundo (b) que estas funciones constituían una carga, pues el ciudadano que los
ejercía no recibía dinero ni auxilio es tatal para su ejercicio, sino la responsabilidad
de hacer por los demás una labor concreta.

Y por tanto (c) estos eran ejercidos ad honorem, esto es, de forma gratuita, por lo
que lo único que ganaban era el honor o el prestigio ─y lo que pudieran conseg uir─
por ocupar aquel cargo.

2. Carrera del Magistrado


Luego de la expulsión de Tarquino II (el Soberbio), los romanos tuvieron que diseñar
su propia forma de acercarse a los valores republicanos, pues el área de influencia
en la que se desarrolló la ciudad de Roma estaba fuertemente influida por los modos
etruscos, predominantemente monárquicos.
 Cuestor

 Edil

 Tribuno

 Pretor

 Cónsul

 Censor

Fij. 1:
Elección de los magistrados romanos

Precisamente por ello, debió enviarse una delegación a las ciudades griegas, y tras
esto, los romanos implantaron un sistema de dos cónsules, anuales, personales y
rotativos, que ejercían en su persona todas las responsabilidades que antes
pertenecían al rey.

Sin embargo, conforme Roma fue expandiéndose, estos cónsules terminaron por
delegar su poder en otras nuevas magistraturas, ediles, pretores, etc. para lograr
atender los asuntos públicos.

2.1. Cuestor
Los cuestores son las magistraturas más antiguas de la antigua Roma, se remontan a
la época de la monarquía, donde cumplían funciones de persecución penal, ya
creada la república su papel cambió, para convertirse en los guardianes del erario
público y en general del funcionamiento del estado.

2.2. Edil

Los ediles surgieron con la necesidad de la república romana de administrar los


espacios de todos, ante lo que se crearon estas magistraturas para supervisar
plazas, templos y en general todos aquellos bienes que por su uso o función eran
asunto público. Existieron en total tres (3) tipos de ediles, los ediles plebeyos,
encargados de supervisar lugares como calles , o la vigilancia policial en las curias,
los ediles curules, quienes debían ser patricios y custodiaban espacios como
templos, plazas de mercado, termas, posadas, entre otros. Y por último los ediles
cereales, que fueron los adjudicados a supervisar que e l suministro de grano fuera
estable.

2.3 Pretor
La magistratura de la pretura fue siempre una institución romana hecha y creada
como una forma de auxiliar a los cónsules con sus cargas de administración de
justicia, por lo que, si bien no eran propiamente jueces, sí cumplían la función de
administradores de la justicia y de instancia obligatoria y previa de todo proceso.
Todo proceso romano era presidido al menos por un pretor.

2.4. Cónsul

Una de las magistraturas más conoci das de la Antigua Roma, es la magistratura del
consulado, que fueron los primeros cargos designados como sucesores del poder
que anteriormente ostentaba el monarca, ya luego las demás magistraturas se
fueron añadiendo (salvo los cuestores) con posteriorida d.

El papel de los cónsules, que siempre debían ser dos, era el de ser los máximos
representantes de la administración pública.

2.5. Censor
Desde la creación de los censos durante la monarquía romana de Servio Tulio, el
censo se convertiría en la herramienta por excelencia para agrupar a los ciudadanos
de acuerdo a sus capacidades económicas, por ello, aunque el cargo de censor era
inferior jerárquicamente que la magistratura del cónsul, los censores gozaban de
mayor dignidad, pues eran la puerta de entrada a todos los derechos que
correspondían con el estatus de ciudadano adinerado, como la inclusión en las listas
para el senado, o la capacidad de votar en una tribu o centuria, y eran quienes en
general supervisaban las costumbres romanas.

3. Características de las Magistraturas


Las magistraturas estuvieron en funcionamiento hasta la caída de Roma en el año
476 d. C., y aunque variaron en nú mero, y en las funciones que podía desempeñar
cada magistrado, compartieron siempre algunas características, como la titularidad
de la magistratura a título personal, o la necesidad de un proceso de elección
popular para legitimar al magistrado.

En términos generales, tuvieron las siguientes características:

1. Gratuidad

2. Personalidad

3. Responsabilidad

4. Periodicidad
5. Colegialidad

6. Efectividad

3.1. Gratuidad
En la Antigua Roma las magistraturas no implicaban el pago de un salario a quienes
ocuparan el cargo, de por sí el concepto mismo de salario no sería tan conocido a lo
largo de la historia romana, sino eventualmente aplicado a los soldados conscriptos
que requerían algún sustento para mantenerse en su actividad.

Así quienes desempeñaban los cargos lo hacían por el honor de serlo, y por el
contrario podia ser muy oneroso ser magistrado, pues los gastos asociados corrían
por cuenta del funcionario. Esto en parte hizo que, aunque ser magistrado pudiese
ser una actividad a la que la m ayoría podía postularse, ejercerla era algo que
naturalmente iba a limitar las aspiraciones de cualquiera .

Las magistraturas a pesar de ser gratuitas tenían asociados derechos que podían o
bien llenar de nuevo las arcas de quien conseguía llegar o bien ga rantizarse acceso a
mercados, tierras, esclavos, etc.

3.2. Responsabilidad
Una de las cuestiones que pretende resolver la creación de los magistrados en la
Antigua Roma es la de la posibilidad de que volviese a gobernar un tirano entre los
romanos, por ello las magistraturas implicaban un control social y político para
quienes se desempeñaban en el cargo de magistrados.

El procedimiento penal en la antigua roma surge en gran medida impulsado por


normas que criminalizan los actos contra la cosa pública, c omo el peculado o los
sobornos.

Por lo que los magistrados estaban obligados a rendir cuentas p or todos sus actos,
incluso por los actos que hubiesen hecho durante su magistratura aún cuando ya no
estuvieran desempeñando el cargo.

3.3. Periodicidad
Todas las magistraturas, salvo el excepcionalísimo caso del príncipe -emperador
romano, eran obligatoriamente periódicas, ello por la naturaleza misma de origen,
como una forma de limitar el poder que podrían tener las personas dedicadas a
administrar lo que en esencia no es suyo.

El periodo en general sería de un (1) año, pero las habían de más, como en el caso
de los censores, quienes eran elegidos cada cinco (5) años.

3.4. Colegialidad
Si bien no existía la figura de los órganos de control, de veeduría o los check &
balance, los romanos comprendía la importancia de promover que quien ocupara el
cargo tuviera una supervisión de alguien que tuviese por lo menos su mismo estatus,
por lo que todas las magistratur as debían ser colegiadas, con al menos dos personas
que ocuparan el cargo en calidad de colegas. Fueron por obvias razones una
excepción a la regla la magistratura del dictador y la del príncipe -emperador.

3.5. Electividad
Y, por último, la característica principal de las magistraturas romanas, y por la cual
Roma se convierte en un referente histórico, social y político, e s la electividad por
parte de órganos ciudadanos. Los magistrados eran elegidos siempre, ya fuera por
los comicios centuriados, que elegían las magistraturas mayores, o por los comicios
por tribus, que elegían las magistraturas menores, pero siempre eran c argos electos.
Incluso la magistratura de dictador era escogida por elección, aunque con un trámite
diferente. Salvo por supuesto la magistratura de príncipe -emperador, que era
electiva, pero por el predecesor.

4. Potestades de los Magistrados


Los magistrados estaban investidos por dos facultades legales que los distinguían
del resto de ciudadanos, por un lado estaba la potestas, que era la autoridad que
tenían los magistrados hacia los ciudadano s, por el solo hecho de ser representantes
del ejercicio del poder estatal.

 Imperium
 Potestas
 Ius edicendi

Y por otro lado estaba el imperium que era una herencia de la monarquía romana, y
designaba los poderes que tenía el monarca, y luego los magistrado s, para actuar en
el nombre del estado con vinculatoriedad jurídica y política, como mandar ejércitos,
juzgar, convocar y presidir al senado y a los comicios.

4.1. La Potestad de Imperium


Las magistraturas superiores, como la del cónsul y el procónsul, estaban investidas
de una autoridad denominada imperium.

Este imperium era un concepto de origen etrusco, adoptado por los romanos como
parte del proceso de intercambio cultural en las zonas del lacio y la toscana italiana.

Representaba el poder indivisible que ejercían los gobernantes, como líderes


absolutos tanto en lo militar, como en lo civil.

Esta representación nace por las condiciones en las que se desarrollaron los pueblos
del centro y centro-norte de la península itálica, como los etruscos, los latinos y los
romanos ─antes de su expansión militar─.

Estos pueblos se organizaron en forma ciu dades-estado gobernadas por un líder con
funciones políticas, militares y religiosas, cuyo poder estaba fuertemente limitado
por las élites oligárquicas de cada ciudad; en Roma esto se reflejaría con su
particular monarquía electiva.
De allí que, no se explicara el poder del gobernante en término exclusivamente
míticos-religiosos, Como ocurriría en el caso de los faraones egipcios, o de los Reyes
persas, sino de potestades terrenales.

En lo jurídico este imperium implicaba la facultad de los magistrados m ayores


(magistratus maiores) de gobernar de forma amplia y disponer de la fuerza militar
irrestrictamente, teniendo dos modos en que podía manifestarse este poder: (i) el
imperium domi: dentro de los límites de la ciudad de Roma, y con atribuciones
predominantemente ceremoniales y religiosas (fas), siendo un símbolo de unidad del
poder del pueblo romano: "imperium populi Romani".

Ejemplo de ello es la posibilidad del magistrado de convocar al pueblo Romano a las


armas (exercitus imperatus).

Y (ii) fuera de las murallas romanas su naturaleza era de mando militar, imperium
militiae, pudiendo el magistrado imponer disciplina castrense de forma arbitraria.

4.2. El Ius Edicendi


Otra de las facultades que tuvieron los magistrados romanos, fue el derecho de
decretar edictos, esto es, de hacer proclamaciones públicas, con fuerza vinculante,
para los asuntos que estos atendían; además de sus prerrogativas para aplicar ─y
crear─ derecho internamente, al resolver las tareas que les eran encomendadas.

Ius autem edicendi habent magistratus populi Romani. Sed amplissimum ius est in edictis
duorum praetorum, urbani et peregrini

(Por su parte, los magistrados del pueblo romano tienen el derecho a decretar edictos. Y este
amplísimo derecho está en los edictos de ambos pretores, urbano y peregrino).

Los edictos permitían a los ciudadanos relacionarse con el magistrado de forma


impersonal, pues, aunque estos no acudiesen a su despacho, sí podían saber qué
esperar de dicho magistrado, qué fórmula aplicar al acudir a él, o cómo iba su labor.

Y su fuerza sería la misma que tendrían las propias decisiones del magistrado en su
instancia, por lo que podían tenerse como un derech o cierto por parte del público.

Esta, es quizá una de las innovaciones más interesantes que hizo el derecho romano,
pues gracias a ella se profesionalizó la labor jurídica, por lo que luego tanto las leyes
─véase las XII tablas─, como la información judicial, se separaban hacia una
disciplina totalmente laica y predecible.

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