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CAPITALISMO
Evolución histórica
En la Europa de la Edad Media las estructuras económicas eran bastante
básicas.
La riqueza se basaba, fundamentalmente, en la tierra y la producción agrícola
de autoconsumo y los intercambios monetarios eran muy limitados.
Ya en la Baja Edad Media aparece el mercantilismo con el desarrollo de
algunas estructuras económicas complejas, banqueros, negocios financieros,
letras de cambio...
Sin embargo las estructuras mentales durante toda la Edad Media y, también,
en buena parte de la Moderna, veían el negociar con dinero como algo indigno
y poco cristiano.
En el renacimiento, sobre todo a partir del Siglo XV existe un relanzamiento
económico y un surgimiento de las ciudades como centros importantes,
también, en el ámbito financiero.
La reforma protestante supuso un cambio importante en la mentalidad, sobre
todo en su variante calvinista, que ayudó a crear sociedades abiertas al tráfico
económico en lo bueno y en lo malo, también se inventó la burbuja financiera.
Desde finales del Siglo XVIII con las revoluciones burguesas y, sobre todo, con
la revolución industrial aparece ya el mundo mercantil que tenemos hoy, con
empresas que producen bienes y servicios.
En este siglo, los estudios de Adam Smith hablando de libre competencia, de
división del trabajo, de iniciativa de los individuos para el bienestar general y de
la corrección de ineficiencias a través de una mano invisible ya nos colocan en
un mundo capitalista.
El estado liberal que surge en Europa durante todo el Siglo XIX y el principio
del XX supone la aparición de un capitalismo duro, en el que los empresarios
tenían todos los resortes en sus manos y que creó una sociedad urbana muy
desigual, con condiciones de vida de los obreros absolutamente inaceptables.
Como reacción a un mundo que estaba plagado de injusticias aparece
el socialismo y, más adelante el marxismo como filosofía materialista en la
que se perseguía un paraíso socialista a través de la revolución; los
experimentos marxistas en los países que se llamaron de socialismo
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real fueron un gran fracaso económico y político, donde la libertad se limitaba


demasiado.
En la convulsa primera mitad del Siglo XX, con las dos Guerras Mundiales y las
revoluciones comunistas en Rusia y, más tarde, China y otros lugares apareció
un mundo diferente al capitalista.
El capitalismo es el sistema socioeconómico imperante en Occidente
después de la caída del feudalismo medieval, y dominante en el mundo
entero en la actualidad del siglo XXI. Es un sistema propio de
las sociedades industriales burguesas.
Sus dos rasgos principales y definitorios son: la propiedad privada de
los medios de producción y el libre ejercicio económico. Su nombre
proviene de la idea del capital, esto es, del rol central del dinero en las
relaciones de producción y de consumo.
 El capitalismo propone que el dinero marque la medida del intercambio
de bienes y servicios, y que sea obtenido de diferentes formas:
 Como remuneración del trabajo, en el caso de los trabajadores.
 Proveniente de las rentas, en el caso de los propietarios.
 Como resultado del riesgo y la inversión, en el caso de
los empresarios o emprendedores.
Para que todo ello sea posible, es necesario que exista la propiedad privada, y
que el ejercicio productivo y comercial sea libre, o sea, que cada quien invierta
en lo que quiera y coseche los frutos o las pérdidas que el mercado le depare.
En las sociedades capitalistas, por lo tanto, las relaciones de producción y
trabajo, y de consumo de bienes y servicios, están determinadas
respectivamente por un sistema salarial y un sistema de precios. De esa
manera, los individuos consumen lo que la cantidad de dinero que producen les
permite.
La sociedad entera funciona, entonces, buscando obtener un beneficio, esto
es, un ingreso económico mayor a los egresos, que permita un excedente de
capital (con el cual consumir, invertir o ahorrar).
En el capitalismo es central la “autorregulación” del mercado que marca la
relación entre la oferta y la demanda: los productos más demandados (y por
ende más escasos) encarecen, mientras que los menos demandados (y por
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ende más abundantes) se abaratan. Esta idea es objeto de numerosos


debates. A menudo es conocida como la “mano invisible” del mercado.
Por otro lado, el capitalismo construye una sociedad dividida en clases
sociales de acuerdo a su ingreso económico y posesión de capitales (o
propiedades). Dichas clases sociales son, de acuerdo a la mirada marxista del
capitalismo:
 La burguesía y alta burguesía. Dueña de los medios de producción
(fábricas, tiendas, etc.), o de los grandes capitales de inversión.
 La clase trabajadora. Cuya participación en la sociedad es vender su
capacidad de trabajo, sea calificada (profesionales, técnicos) o no
(obreros).
 El lumpen. El sector improductivo de la sociedad.
Origen e historia del capitalismo
El capitalismo no siempre ha operado de la misma forma en que hoy lo hace.
Aunque sus inicios formales datan del siglo XVI y XVII, hubo importantes
antecedentes en diversos momentos y lugares de la historia.
Su antecedente más directo se ubica hacia el final del Medioevo, a medida que
surgía de la sociedad feudal una nueva clase social dominante: la burguesía,
cuya actividad comercial permitía la acumulación de dinero u otros activos
(mercancía, y después maquinaria), lo cual es un rasgo fundamental para el
surgimiento de la lógica capitalista.
El origen del capitalismo estuvo fuertemente determinado por la expansión
de la industria textil inglesa a partir del siglo XVII, gracias a la masificación
del trabajo. En el siglo XVIII, con las primeras máquinas artesanales, comenzó
el modo industrial de producción.
El surgimiento de los primeros Estados-nación y la Revolución
Industrial fueron elementos clave en la instauración en Europa del nuevo
sistema.
El espíritu del capitalismo clásico de la época fue comprendido por el
economista y filósofo escocés Adam Smith (1723-1790). Fue plasmado en
su La riqueza de las naciones (1776), de donde surgió el fundamento central
del libre mercado, que aconsejaba la menor intromisión del Estado posible.
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Sus ideas fueron luego parte de la filosofía del Liberalismo del siglo XIX,


época que presenció el desarrollo del sistema de fábricas, y el
gigantesco éxodo de las regiones rurales a las urbanas que éste ocasionó,
dando origen así a la clase obrera o proletariado.
En adelante, el capitalismo sufrió enormes cambios en su modo de
funcionamiento, impulsado por las catástrofes económicas del siglo XX y sus
dos guerras mundiales. Además, la constante innovación tecnológica que
marcó la segunda mitad de ese siglo, hasta que el capitalismo se volvió
global de inicios del siglo XXI
Críticas al capitalismo
El capitalismo ha sido duramente criticado desde dos perspectivas,
principalmente: la marxista y la ecológica.
De acuerdo al materialismo histórico propuesto por Marx, el capitalismo es un
sistema de producción inherentemente injusto, en el que las clases
proletarias son explotadas por la burguesía como mano de obra. A cambio,
obtienen un salario que usan para consumir, entre otras cosas, los bienes que
ellas mismas produjeron.
O sea, que el trabajo de los obreros es capitalizado por la burguesía, que
extrae de ello una plusvalía o ganancia, eximiéndose así de tomar parte en el
trabajo.
Esta mirada, nacida en el seno de la brutal sociedad capitalista del siglo XIX,
proponía que el capitalismo reproducía la pobreza, yendo en beneficio
únicamente de las clases pudientes, que necesitaban de grandes cantidades
de trabajadores que explotar.
El capitalismo del siglo XX logró un desarrollo económico y un estado de
bienestar que elevó inmensamente los estándares de vida en Europa y
Estados Unidos, suavizando allí los efectos nocivos del capitalismo y
desplazándolos hacia las naciones subdesarrolladas, creando así un mundo
desigual. Además, este desarrollo se logró gracias al colonialismo y el
saqueo de los recursos naturales del llamado Tercer Mundo.
Por otro lado, la crítica ecológica apunta a que la actividad industrial y el
consumo de energía que sostiene el modelo capitalista de producción es
inviable e insostenible en el tiempo, ya que impone un altísimo costo
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ecológico al planeta. El cambio climático, la contaminación ambiental y la


destrucción de ecosistemas son parte de las responsabilidades que se le
achacan al modelo capitalista mundial.
Capitalismo, socialismo y comunismo
Durante todo el siglo XX, el capitalismo en occidente y en otras partes del
mundo se defendió como la alternativa socioeconómica al comunismo.
Este último era desarrollado por los totalitarismos del bloque oriental.
El conflicto entre ambos modos de organización económica y social, conocido
como la Guerra Fría, enfrentó a Estados Unidos y la URSS como líderes de
cada grupo, en los campos de la economía, la innovación tecnológica, la
influencia política y la fuerza militar. Sin embargo, fue un enfrentamiento
indirecto: ninguno de estos países le declaró la guerra al otro.
La posición tradicional, heredada del conflicto, destaca del capitalismo
sus libertades, su innovación y su modelo de competitividad, frente a la
opresión y la pobreza vividas en los regímenes comunistas de Asia y Europa
del Este. A su vez, el comunismo aspiraba a una sociedad sin clases sociales y
sin las injusticias de los países capitalistas.
Por otro lado, hoy en día el socialismo se considera una doctrina que, inserta
en el mundo capitalista, intenta manejar a través del Estado el ejercicio del
mercado para obligarlo a responder a las necesidades económicas y sociales
de la población.
Muchos países capitalistas de relativo éxito poseen modelos tildados de
socialistas o, a lo sumo, de socialdemócratas. Es decir que procuran
“domesticar” el capitalismo para darle un rostro más humano.
Los pilares del capitalismo
La base fundamental del capitalismo está en los siguientes pilares:
 Propiedad privada tanto las empresas como las familias poseen bienes
de todo tipo: materiales, inmateriales y dinero.
 Egoísmos todos actúan persiguiendo su propio interés y se entiende
que este actuar de manera egoísta hace funcionar la economía de
manera eficiente y sana, haciendo posible que todos consigan sus
objetivos.
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 Libre mercado en el que los precios se determinan por la concurrencia


de la oferta y la demanda sin ninguna intervención exterior.
 Competencia las empresas pueden entrar y salir libremente del
mercado y concurrir ofreciendo a los compradores su producción, al
concurrir unas con otras deben competir lo que hará más eficiente la
actividad de la empresa.
 Libre elección los consumidores pueden comprar o no un producto o
comprarlo en otro sitio, los productores también pueden producir y
ofrecer o no unos productos u otros de manera absolutamente libre.
 Limitación de la intervención pública el Estado se limita a crear
normas básicas pero no interviene en el mercado.
¿Qué es Capitalismo o Sistema Capitalista?
El capitalismo es un método económico y social que está basado en los medios
de la producción que deben ser privados. En el mercado es útil como
mecanismo para señalar los bienes escasos de manera eficiente y el capital es
útil como fuente para crear riqueza.
LAS CARACTERÍSTICAS DEL CAPITALISMO:
 Puede crear desigualdad social al dar salarios u oportunidades
laborales insuficientes.
 El capitalismo solo se puede ejecutar cuando los medios sociales y
tecnológicos son suficientes para garantizar el consumo y juntar
capitales.
 Incrementa la rivalidad en la oferta y demanda de los bienes y
servicios.
 Los factores importantes son el capital y el trabajo.
 Los 3 que actúan en el capitalismo son los capitalistas, los trabajadores
y los consumidores.

LAS VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL CAPITALISMO SON LAS


SIGUIENTES:

Ventajas:
 Lo positivo es el gran talento que tiene el capital personal para crear
riquezas por medio de la producción.
 Tienen una gran capacidad para auto reformarse.
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 Fomentan habitualmente la iniciativa de cada persona, es decir la


iniciación de un ejercicio para así obtener beneficios en un futuro.
Desventajas:
 El capitalismo internacional financiero fue un gran agitador de las
guerras y mostró una insensibilidad frente a los pueblos.
 Pone delante la libertad propia, encima de los derechos humanos.
 El reparto de la riqueza no es igual.

SOCIALISMO
¿QUÉ ES EL SOCIALISMO?

El socialismo es una corriente filosófica de pensamiento económico, social


y político, así como un conjunto diverso de teorías políticas, movimientos y
sistemas socioeconómicos que en dicho pensamiento se han inspirado.
Todas ella tienen en común la defensa de la propiedad pública, colectiva o
cooperativa de los medios de producción de la sociedad, en lugar de su
propiedad en manos privadas. Además, propone la planificación y organización
de la vida social y económica desde las fuerzas que componen al Estado.
El socialismo es un sistema de organización económica y social que se
basa en el control de los medios de producción y del patrimonio público, con el
fin de alcanzar una sociedad más equitativa.
El socialismo contempla que todas las personas son iguales, con la
necesidad de acceder a los mismos bienes y recursos naturales de un país.
Por eso propone que el control social sea la base para la prosperidad y para
garantizar la igualdad y la libertad.
Se opone al capitalismo que defiende a la propiedad privada de los medios
de producción y que permite las decisiones individuales en el mercado.
Considera al capitalismo como un sistema injusto en el que el poder y la
riqueza recaen en una minoría.
Es decir, se trata de un conjunto de modelos filosóficos, políticos, sociales y
económicos cuyo objetivo es construir una alternativa al capitalismo y a la
acumulación de capitales y de propiedad privada que lo caracteriza. Esto con el
deseo de construir una sociedad sin clases, percibida como una sociedad más
justa y con una distribución más justa de las riquezas.
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No hay, sin embargo, una forma única de socialismo. Ni siquiera hay un


consenso respecto de qué es exactamente o cómo se debería implementar en
lo político, social o económico.
Así, existen formas más radicales (que suelen llamarse comunistas) que
proponen la abolición de la propiedad privada, y otras en cambio que proponen
la convivencia con la economía de mercado, aunque bajo formas de control y
espíritu social. Lo mismo ocurre en lo político con el respeto a la democracia y
a la diversidad de los partidos: hay quienes proponen la dictadura del
proletariado, y otros que defienden la socialdemocracia.
ORIGEN DEL SOCIALISMO
Las raíces intelectuales del socialismo se remontan a las ideas del filósofo
griego Platón y su obra llamada “La República” en la que hablaba sobre lo
justo y lo injusto de la sociedad, en la que unos pocos tenían el poder.
La palabra “socialismo” fue empleada por primera vez en 1766 por el monje
Ferdinando Facchinei. La usó para hacer referencia al concepto planteado en
la obra de Juan Jaques Rousseau sobre el “contrato social” entre el Estado y
la comunidad (pacto que defendía la libertad y la igualdad social).
El origen del socialismo científico ocurrió durante la Revolución
Industrial. Fue una idea política elaborada en 1848 por Karl Marx y Friedrich
Engels en su Manifiesto Comunista que instaba a los trabajadores (llamados
proletarios) a unirse y a destituir del poder a los capitalistas.
CARACTERÍSTICAS DEL SOCIALISMO
Si bien los rasgos del socialismo pueden variar enormemente de acuerdo a su
puesta en práctica, generalmente se consideran como sus características las
siguientes:
 Debilitamiento de la propiedad privada en favor de modelos sociales
o comunitarios de propiedad, especialmente en lo referido a los medios
de producción (fábricas, por ejemplo).
 Modelo económico que apunta a la producción, más que en la
generación y acumulación de capitales y está dirigido por el Estado.
 Aplicación de diversos métodos de redistribución de la riqueza,
como impuestos a los que más tienen y planes de ayuda para quienes
menos tienen, para tratar de uniformar económica y socialmente a la
sociedad.
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 Empoderamiento del Estado que, dependiendo del caso, puede o no ir


en detrimento de la democracia y de los partidos políticos.
 Fuerte intervención del Estado en los asuntos económicos y sociales.
 En las variantes más utópicas, plantea la sociedad sin clases
sociales: ni pobres ni ricos, sino una gran masa trabajadora auto
gestionada.
 La propiedad pública. Es la característica central de
una economía socialista en la que los medios de producción y de
distribución, son controlados y regulados por el Estado con
el objetivo de mantener una sociedad justa (a diferencia del capitalismo
donde la propiedad privada se reparte de manera desigual entre
los ciudadanos).
 La planificación económica. En la economía socialista todas las
actividades económicas (producción, distribución, intercambio y
consumo) son planificadas y coordinadas por una autoridad central del
Estado para producir solo lo que es necesario y evitar remanentes. No
está impulsada por las leyes de la oferta y la demanda como ocurre en
el capitalismo, donde existe una sobreproducción innecesaria.
 La sociedad igualitaria. En el sistema socialista la riqueza es
distribuida de manera igualitaria entre los ciudadanos para que no
recaiga en manos de una minoría. De esta manera, pretende desintegrar
las clases sociales y equiparar el acceso a los bienes y servicios para
toda la sociedad.
 La falta de competencia en el mercado. En el mercado socialista no
existe la competencia dado que el Estado es el único emprendedor y
quien controla los precios. No existe la elección del consumidor, solo
puede comprar lo que el Estado provee. Este tipo de intervención
pretende evitar la explotación laboral y el monopolio del mercado.
El sistema socialista se caracteriza por el Estado que administra los medios de
producción de toda la sociedad de modo que, son las empresas estatales o
las cooperativas (con autogestión de la clase obrera) las que se ocupan de dar
impulso a la economía. El objetivo primordial del socialismo es construir una
sociedad justa con un reparto igualitario de la riqueza. Para eso, necesita que
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los medios productivos sean administrados por una autoridad central y no por
la propiedad privada.
Sin embargo, existen opiniones contrapuestas entre los socialistas respecto a
la extensión y al tipo de propiedad pública que la sociedad debería controlar.
Algunos han sostenido que casi todo debía ser propiedad social, excepto los
artículos personales como la ropa. Otros, como los denominados social-
demócratas, suelen aceptar el libre mercado como sistema económico
básico, junto con una considerable intervención del Estado para corregir
desigualdades sociales.
HISTORIA DEL SOCIALISMO
El socialismo nació como movimiento en el seno de la sociedad industrial,
aunque su filosofía posee antecedentes muy anteriores. Se pueden rastrear
ideas socialistas o comunistas en textos tan antiguos como los escritos sobre
la República de Platón (c. 427-347 a. C.), en las prácticas comunitarias de los
primeros cristianos, o en la forma de organización socioeconómica del Imperio
Incaico (1438-1533).
El uso del término “socialista” con el sentido contemporáneo data de alrededor
de 1830. Se usó para describir al ala más radical de los diversos movimientos y
filosofías políticas nacidos durante los estallidos revolucionarios del siglo
XVIII, que asociaban al capitalismo naciente los malestares sociales de la
época, en especial los seguidores de Robert Owen y Henri de Saint-Simón.
Algunos más pragmáticos y otros más idealistas, estos movimientos
compartían visiones mayormente agrarias del socialismo.
Con la Ilustración, que abogaba por el uso de la razón humana en la
comprensión y el mejoramiento de la sociedad, nació el primer socialismo
moderno, industrial, que hoy en día conocemos como socialismo clásico. Sus
dos cunas fueron Francia e Inglaterra. Aunque carecieron de un cuerpo de
ideas en conjunto, contaron con importantes pensadores y militantes que
allanaron el camino para la llegada en el siglo XIX del marxismo.
El socialismo marxista revolucionó para siempre el modo de comprender la
sociedad y la historia. A su vez, le dio al socialismo una teoría unificadora y de
espíritu racional, “científico” en palabras del revolucionario alemán Federico
Engels (1820-1895). Desde entonces, el socialismo o comunismo cobró
vigencia dentro de numerosos partidos y organizaciones obreras de Europa.
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Alcanzó su apogeo político a inicios del siglo XX, con la Revolución


Rusa de 1917 que, bajo la conducción de Vladimir Ilych Lenin (1870-1924),
puso fin para siempre a la monarquía zarista. Así se fundó el primer país
socialista (marxista-leninista) de la historia, la Rusia soviética, que después se
convirtió en la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS).
Los acontecimientos de Rusia avivaron los sentimientos reaccionarios
europeos. Así, fueron utilizados para justificar ideológicamente el nacimiento
del fascismo, un movimiento político dictatorial y fundamentalmente
anticomunista, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial.
Al término de la guerra a mediados del siglo XX el mundo asumió
formalmente la división en dos bloques, a lo largo de lo que se llamó la
Guerra Fría: el bloque capitalista liderado por Estados Unidos e Inglaterra, y el
bloque comunista o socialista liderado por la URSS y China, que tras
la Revolución Comunista China (1949) había instaurado su propia visión del
socialismo, el maoísmo.
Eventos semejantes ocurrieron en otras naciones del mundo, como Vietnam (la
Revolución de Agosto de 1945), Corea (tras la Guerra de Corea de 1950-1953),
Cuba (la Revolución cubana de 1959), Camboya (tras la Guerra Civil
Camboyana de 1967-1975), entre otros.
Nacidos en la violencia, muchos de estos regímenes dictatoriales estuvieron
involucrados en guerras, o cometieron genocidios y atrocidades en nombre
del “hombre nuevo” o de la sociedad utópica futura.
Sin embargo, hacia el término del siglo XX, y sobre todo tras la disolución de la
Unión Soviética en 1991, la mayoría de los países socialistas se habían
sumergido en la crisis y se habían visto obligados a reinventarse y asumir más
o menos formalmente una economía de mercado. La última década del siglo
XX anunció la muerte del socialismo y el supuesto “Fin de la historia”, en
palabras del pensador japonés Francis Fukuyama.
Aun así, un nuevo experimento político tomó el título de “Socialismo del
siglo XXI”, un término del economista alemán Heinz Dietrich Steffan. Comenzó
a ganar renombre mundial gracias a su evocación en el V Foro Social Mundial
por parte del entonces presidente venezolano, Hugo Chávez Frías (1954-
2013), en el marco de su autodenominada Revolución Bolivariana.
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SOCIALISMO UTÓPICO
El socialismo utópico es el nombre empleado para referirse a los movimientos
socialistas y revolucionarios que se opusieron al capitalismo temprano, a lo
largo de los siglos XVIII y XIX, y que son previos a la aparición del marxismo.
Se trató de vertientes muy distintas entre sí, surgidas a raíz de los ciclos
revolucionarios cercanos al 1800.
Algunos de los más importantes socialistas de esta tendencia aparecieron tras
la Revolución Francesa de 1789. Diversos militantes radicales, como el
periodista francés François-Noël Babeuf (1760-1797), denunciaron que la
Revolución había fracasado en el cumplimiento de sus
ideales de libertad, igualdad y fraternidad.
En consecuencia, esto militantes abogaron por la disolución de la propiedad
privada, así como el equitativo reparto y disfrute de las tierras. Estas ideas
condujeron a Babeuf a la ejecución, acusado de conspirar contra el gobierno,
lo cual hizo de él un mártir para la causa socialista durante el siglo XIX.
Otro nombre importante fue el de Claude-Henri de Saint-Simon (1760-1825),
fundador del socialismo cristiano. Este movimiento no abogó por la
eliminación de la propiedad privada, sino que propuso la planificación
centralizada de la producción.
Así, el socialismo cristiano buscaba anticiparse las necesidades sociales y
económicas de la población gracias a los saberes conjuntos de científicos,
industriales e ingenieros, pero también de la clase trabajadora, quien sería la
responsable de conducir la producción económica para el bienestar de la
sociedad entera.
SOCIALISMO CIENTÍFICO
El socialismo científico es la corriente teórica del socialismo que
desarrollaron Friedrich Engels y Karl Marx, así denominada por sus propios
autores. Fue el fundamento de toda la doctrina marxista posterior y así la
distinguió de las vertientes previas, que pasaron a denominarse “socialismo
utópico”.
El término «socialismo científico» ya había sido usado por Pierre-Joseph
Proudhon en su ensayo ¿Qué es la propiedad? de 1840 para bautizar a un
modelo de sociedad gobernada por la razón y dirigida por científicos.
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La distinción entre el socialismo científico y sus antecesores tiene que ver


con la incorporación de la metodología científica ideada por Marx: el
Materialismo histórico. Dicho método propone una mirada histórica y
empírica de la sociedad humana, a partir de la conformación de los medios de
producción y de su control por una clase social determinada.
Así, Marx y Engels combatieron, a través de una mirada científica, tanto a las
ideas burguesas tradicionales de la historia como resultado de grandes
hombres y grandes ideas, como a las visiones socialistas más abstractas, que
giraban en torno a las ideas de justicia, libertad e igualdad.
SOCIALISMO Y COMUNISMO
Hoy en día no existe una diferencia clara y universal entre los términos
“socialismo” o “socialista” y “comunismo” o “comunista”. Sin embargo, se
asocia el término comunismo a las vertientes más radicales o
extremistas, mientras que el socialismo se reserva para formas más laxas o
más combinadas con la democracia.
Sin embargo, el término “comunismo” es previo al de “socialismo”, y fue
de uso corriente por los neobabuvistas (seguidores del legado de François
Babeuf). Entre ellos se encuentran franceses como Jean-Jacques Pillot y
Étienne Cabet.
Ambos organizaron un enorme banquete con presencia de más de mil
comensales casi todos obreros, en las afueras de París el 1 de julio de 1840.
Allí se discutió la necesidad de cambios profundos para alcanzar la “igualdad
real”, que no pasaba únicamente por lo político.
En esos tiempos, los “comunistas” y “socialistas” se distinguían entre sí,
justamente, en su grado de radicalismo y el compromiso que mostraran con las
ideas de lucha de clases. Es justamente por eso que Marx y Engels eligen el
término “comunismo” y no “socialismo” para desarrollar sus tesis filosóficas y
para nombrar la asociación que fundaron en 1847, la liga de los Comunistas.
Sin embargo, tanto Engels como Marx consideraban que socialistas y
comunistas tenían un objetivo común: alcanzar la sociedad sin clases
sociales. En ese sentido, el socialismo era un primer estadio, más laxo, que le
abriría las puertas al comunismo, venciendo al Estado y superando la
democracia burguesa.
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DIFERENCIAS ENTRE SOCIALISMO Y COMUNISMO

El socialismo y el comunismo suelen ser términos que se confunden o que se


emplean como sinónimos. Lo cierto es que estas corrientes se diferencian por:
 El origen de la ideología. El socialismo surge en respuesta a las
enormes fallas del capitalismo (como la explotación laboral o la
inequidad de las riquezas). El comunismo busca terminar con el
capitalismo y con la propiedad privada en su totalidad.
 El tipo de sistema. En el socialismo la autoridad central de la economía
(sea el gobierno o una cooperativa) es elegida de manera popular. En el
comunismo no existe la elección popular y el gobierno se impone de
manera autoritaria.
 La propiedad privada. En el socialismo los medios de producción son
de propiedad pública, aunque los individuos tienen el derecho de
comprar algunos bienes. En el comunismo, todo es propiedad pública,
tanto los medios de producción como los bienes manufacturados.
 La participación ciudadana. El socialismo pretende que todos los
ciudadanos se involucren en la administración de los medios de
producción, mediante la representación del Estado. El comunismo no
permite la participación ciudadana.
Sin embargo, ambos sistemas se confunden porque tienen algunas
similitudes, como la búsqueda de la igualdad social, el concepto de propiedad
pública y el control del Estado. Además, se emplean como sinónimos porque
algunos estudiosos sostienen que el socialismo es necesario para pasar de un
sistema capitalista a uno comunista, es decir, pasar de un sistema donde
la burguesía tiene poder sobre el proletariado, a uno donde los medios de
producción no recaigan en una minoría burguesa.
Lo cierto es que, en la actualidad, ninguna nación considerada socialista o
comunista, ha logrado llevar a la práctica estas ideologías de manera pura
debido a la corrupción. El representante de la autoridad nacional termina
abusando del poder en lugar de ayudar a la sociedad a la que sirve (y se
rehúsa a devolver ese poder al pueblo).
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SOCIALISMO Y CAPITALISMO

Desde mediados del siglo XX, el socialismo y el capitalismo se consideran


doctrinas enfrentadas en su tesis filosófica central.
Socialismo. Aboga por la propiedad pública o social, por una economía
dirigida desde el Estado y tiende a la concentración del poder en las figuras
políticas.
Capitalismo. Defiende la propiedad privada, tiende hacia el libre mercado y
hacia la descentralización del poder político, empoderando la iniciativa privada,
como las empresas.
Sin embargo, desde finales del siglo XX no existe realmente una potencia
socialista que se oponga al capitalismo y la globalización, sino algunas
naciones con modelos más o menos separados del resto del mundo. Entre
ellas se encuentra China (cuyo socialismo sui generis contempla, desde finales
de la década de 1970, una economía de mercado), Corea del Norte, Cuba.
PAÍSES SOCIALISTAS
En la actualidad son pocos los países que se proclaman a sí mismos
“socialistas”. La lista incluye a los siguientes:
 República Popular China.
 República Popular Democrática de Corea.
 República de Cuba.
 República Democrática Popular Lao.
 República Socialista de Vietnam.
 República Bolivariana de Venezuela.
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