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El sexto sentido:
¿Qué significa percibir al Creador en esta vida? ¿Significa acaso que voy a percibirlo a través
del gusto, la audición o el color, es decir, a través de los cinco sentidos? Está escrito:
“Prueba y siente cuán bueno es el Creador" (Baal HaSulam, Introducción al Talmud Eser
Sefirot, punto 3). ¿Qué significa probar y sentirlo?
Tenemos cinco órganos sensoriales y a través de ellos recibimos la información. Los ojos
son para la vista, los oídos son para la audición, la nariz para el olfato, los dedos para el
tacto y la lengua para el gusto. Eso es todo.
Esta es la forma en que percibimos nuestro mundo. Además de esto, sin embargo, existe
otro órgano sensorial denominado Kli (vasija) o alma. Éste percibe de la misma manera que
lo hacen nuestros cinco sentidos naturales.
Nuestros órganos sensoriales están construidos de tal manera que sus vibraciones interiores
coinciden con las vibraciones externas, y percibimos la percepción externa de acuerdo con
esta frecuencia general.
Supongamos que las ondas visuales tienen una frecuencia específica, las ondas sonoras
tienen una frecuencia específica, los receptores olfativos reaccionan a una frecuencia
específica, y es lo mismo con los receptores del tacto y el gusto.
Estas frecuencias, así como mis órganos, están construidas con el fin de igualar mi
percepción interna, frecuencia o atributo a los parámetros exteriores.
Lo mismo es cierto para el alma o Kli. Si equilibra sus atributos o la frecuencia interior con
la frecuencia externa, recibe y percibe lo que está sucediendo en el exterior. Lo que recibe
entra al “proyector” de la persona y le describe una imagen específica.
¿Cuál es la diferencia? En nuestro mundo, nacimos con atributos internos ya hechos. Estos
atributos o vibraciones internos están predeterminados de antemano, por lo que nos
percibimos automáticamente en este mundo y esta percepción nos entra a través de
nuestros cinco órganos sensoriales.
No sucede así con nuestra alma. En lo que respecta a nuestra alma, no nacemos
simplemente como animales o robots automáticos. Por el contrario, tenemos que
adecuarnos nosotros mismos. Tenemos que desarrollar la frecuencia que corresponda a la
frecuencia exterior, y tenemos que desarrollarla gradualmente. Primero, desarrollamos
frecuencias pequeñas y, después, más y más grandes, y así continúa hasta el infinito.
(Esto es, mi atributo es la máxima frecuencia que mi alma es capaz de reproducir. Soy
capaz de percibir toda imagen del grado correspondiente. Naturalmente, no puedo percibir
una imagen superior a mi máximo atributo, o más grande que mi frecuencia más alta.)
Es posible que exista otro reino que no percibo, de la misma manera que no percibo otro
gran reino del universo con mis cinco sentidos que los perros pueden percibir mediante su
sentido del olfato, o lo que las águilas perciben con su sentido de la vista, lo que los delfines
pueden oír, así como los otros animales. Yo no percibo estos reinos del universo.
Es exactamente lo mismo en los mundos espirituales: no percibo ningún reino del universo
distinto al que pueda afinar mi sexto sentido o mi sexto órgano.
Mi tarea es afinarlo tanto como sea posible. Además, la naturaleza me obliga a hacerlo.
La naturaleza me creó con cinco sentidos. Me los proveyó para mi existencia actual. El sexto
órgano, sin embargo, se encuentra dentro de mí en el estado de “embrión” con el fin de
desarrollarlo y utilizarlo correctamente en el curso de mi vida.
Si empiezo a ajustar o arreglar este órgano sensorial, este proceso se denomina: comienzo
a realizar el trabajo espiritual. De la misma manera, comienzo ya a percibir algunas
vibraciones leve y gradualmente.
Todos los cambios que ocurren fuera de mí (como yo lo percibo) me influyen positiva y
negativamente de tal manera que, dentro de mí, descubro habilidades inmensas para
cambiarme a mí mismo o para afinarme a una mayor percepción.
La naturaleza, o el Creador (es lo mismo) nos obliga a desarrollar este sentido al máximo.
Esta es la tarea del hombre. Cuando la desarrollamos al máximo, se le llama: “la corrección
final” (G’mar Tikkún). Estar en este estado significa percibir lo que esta fuera de nosotros
llamado “el Creador”.
¿Por qué “el Creador”? Porque Él creó precisamente este reino del universo, y a mí como
un simple órgano para percibirlo. Entonces, ¿qué es un ser humano? Muy sencillamente, él
o ella es quien percibe al Creador. La naturaleza, en su totalidad, es la ley de la naturaleza
que existe en todo el universo, y es llamada “el Creador”. Él obliga al hombre a descubrirle
y comprenderle plenamente.
¿Por qué este refrán se refiere a probar? El sabor es el receptor más natural y más primitivo
del hombre. Usted puede ver que un niño de inmediato se lleva a la boca cualquier cosa que
se encuentra. ¿Por qué? Porque esta es la mejor y más fácil manera de familiarizarse con
cada objeto. Todavía no entiende lo que ve, pero de inmediato, aun sin verlo, lo coloca en la
boca. Sabiendo esto los Cabalistas dicen: “¡Prueba y siente!”
Además de esto, se refiere a trabajar con la pantalla, porque nuestra pantalla se compone
de Pé de Rosh, o el interior de la boca del Partzuf espiritual. Por lo tanto, se dice: “probar”
Otra razón es que la Luz que entra a través del Pé de Rosh, o que entra en el Partzuf a
través de esta pantalla, se denomina Ta’amim o “sabor”.
Por lo tanto: “probar” significa poner algo dentro de usted, es decir, permitir a la Luz
Superior pasar a través de su sensor y probarlo en el grado de su pantalla o en el grado de
la afinación de su sexto órgano hacia la percepción de la manifestación externa. En otras
palabras, significa recibir la Luz del Creador dentro de usted. Esto es precisamente lo que el
Creador es: Él es la Luz interior que alcanzamos y percibimos.
Una persona en nuestro mundo no puede existir sin tener algunos conocimientos básicos
sobre la estructura de este mundo, cómo le afecta, y cuáles son las leyes de los niveles
inanimado, vegetativo, animado, y humano de la naturaleza. Sin duda, entre más la
persona comprenda el mundo que le rodea, le será más fácil y seguro existir en él.
Nadie se atrevería a negar que, si el destino arrojara a una persona citadina moderna al
desierto, que no está familiarizada con las condiciones del desierto, simplemente perecería.
Es decir, a fin de existir en cualquier medio ambiente, es necesario saber cómo funciona
este entorno, cuáles son sus leyes y atributos, y que es propicio, o nocivo y peligroso para
la vida.
Además, para una existencia menos dolorosa en la sociedad, la persona tiene que saber lo
que está en el corazón del prójimo, entender a aquellos que le rodean. Sin esta capacidad,
no puede ser miembro de pleno derecho de la sociedad.
Si colocamos entre nosotros a un hombre primitivo, que no conoce las leyes de nuestra
sociedad, sus problemas, los pensamientos de la gente a su alrededor y sus relaciones
mutuas, ¿cómo podría existir?
De esta manera, la persona que carece de estos dos tipos de conocimiento: la naturaleza y
la sociedad - es incapaz de existir en nuestro mundo.
Así como una persona en nuestro mundo no puede existir sin el conocimiento de nuestro
mundo, el alma de una persona no puede existir en el mundo espiritual, al no haber
adquirido cierto conocimiento de sus leyes y naturaleza.
Sin embargo, a fin de ganar conocimiento sobre el mundo espiritual, uno debe tener un
alma. Sólo entonces le resulta importante comprender la naturaleza del mundo espiritual,
pues eso es lo que da el alma la capacidad de existir en él.
El alma es un órgano espiritual que nace gradualmente en la persona que existe en nuestro
mundo.
El nacimiento del alma significa un surgimiento progresivo de la sensación de fuerzas
espirituales que le afectan, nuevos deseos altruistas, y la aparición de una mínima
sensación del Creador.
De esta manera, junto con el cuerpo fisiológico de la persona que conduce una vida
fisiológica, surge un cuerpo espiritual que vive en el mundo espiritual.
Al igual que sin conocer las leyes de la naturaleza y la sociedad no podríamos existir
físicamente en este mundo, nuestra alma o cuerpo espiritual no puede existir en el mundo
espiritual sin la comprensión de la naturaleza del mundo espiritual.
Sólo una persona que es capaz de actuar espiritualmente, que está plenamente consciente y
familiarizada con el funcionamiento del ambiente espiritual revelado a él, adquirirá la
percepción del mundo espiritual.
Puesto que todo en la creación está estructurado de acuerdo a un único principio - las cinco
etapas de desarrollo - el nacimiento del cuerpo espiritual (el “alma”) en una persona es
equivalente al nacimiento de nuestro cuerpo fisiológico.
La comprensión del mal es el pleno entendimiento del hecho de que carece de los deseos
por la espiritualidad, o de lo que está más allá de los límites del beneficio del cuerpo.
Una vez que esta comprensión se ha producido, tiene lugar el nacimiento. La Luz Superior
otorga a la persona fortaleza o las fuerzas para reconstruir completamente su naturaleza,
para reprimirla y no utilizar sus propios deseos. Es decir, para crear una pantalla encima de
ellos, o aceptar las condiciones de la Primera Restricción.
Este estado se llama “concepción” y “nacimiento del deseo -Kli espiritual”: a pesar de que
deseos cada vez mayores surgen en la persona como resultado de su revelación del
inmenso placer espiritual, sin embargo, la persona prefiere permanecer en el estado de un
embrión.
El alma que ha adquirido un adulto que vive en nuestro mundo se denomina “recién
nacido.”
Después de que la persona ha nacido espiritualmente y está en este estado, ¿Cómo puede
existir en la espiritualidad? Sólo debido a sus padres - igual que en nuestro mundo.
¿Qué significa esto? A pesar de todas las fuerzas que interfieren y las circunstancias, la
persona debe adherirse a sí mismo a un Partzuf superior y, con todos sus esfuerzos, tratar
de evitar ser separado de éste a pesar de todos los obstáculos egoístas que le tienten con
sus placeres o deducciones razonables.
Si una persona “se pega” a sí mismo al Partzuf Superior a pesar de todo esto, entonces
crece, porque supera los obstáculos que se encuentran en su camino.
La misma Fuerza Superior le envía estos obstáculos a propósito, y Él lo hace de tal manera
que el inferior no siente su intención. El Superior envía al inferior diversos obstáculos a su
progreso espiritual, a fin de que el inferior se convenza de su propia inhabilidad para hacer
cualquier cosa y rogarle a Él que le ayude.
Por lo tanto, el Superior necesita demostrarle al inferior que no es nada. Esta necesidad
surge de la necesidad de desarrollar a Su bebé recién nacido - el alma - desde el deseo
egoísta.
¿Qué significa “crecimiento” en lo espiritual? ¿Significa ser más robusto o más alto como en
nuestro mundo? Sí: “robusto” con respecto a la Luz de Jasadim significa incrementar el
deseo de otorgar. “Más alto” con respecto a la Luz Jojmá significa que la persona adquiere
una inmensa capacidad de recibir la Luz por el bien del Creador.
De esta manera, la Luz Jojmá es capaz de entrar en los deseos altruistas, y esta es la Luz
que nos da el conocimiento acerca de cómo resistir las fuerzas impuras.
¿Qué significa cuando decimos “fuerzas impuras”? Creemos que nuestros deseos nos son
otorgados para nuestro beneficio, porque el tener deseos nos permite recibir y percibir
placeres.
Por lo tanto, creemos que todas las cosas que “brillan” y nos atraen con sus placeres son
benéficas para nosotros. Y, en general, creemos que “placer” y “bueno para nosotros” son la
misma cosa.
En los mundos BYA, las fuerzas espirituales impuras le dicen a la persona acerca de los
grandes placeres espirituales que recibirá si sigue sus deseos (es decir, los deseos que le
dan las fuerzas impuras como si fuesen sus propios deseos.)
Si una persona es capaz de darse cuenta o ver el mal por sí mismo, entonces esta
comprensión se convierte ya en parte del próximo estado superior.
En cada paso de su camino espiritual, de abajo hacia arriba, la persona debe pasar por
todas las siguientes etapas: debe ver que el Ego es malo y, por este motivo, debe adquirir
la capacidad de soportarlo, debe admitir su propia debilidad o inhabilidad para hacer algo
independientemente, y tiene que querer acudir al Superior en busca de ayuda.
La persona es capaz de pasar por estas etapas sólo con la ayuda de la iluminación o el brillo
de la Luz Superior en él. La Luz que viene del Creador permite a la persona percibir que el
egoísmo es malo, que él mismo es insignificante y que el Superior es el salvador.
Cuando una persona pasa por estos estados, siente cómo sus padres (o
el Partzuf Superior) velan y cuidan de él. Ellos le salvaguardan, le proporcionan todo lo
necesario desde todos los lados y le muestran lo que es bueno y qué es malo.
Poco a poco, el inferior se da cuenta de que todo lo que percibe - bueno y malo - proviene
de sus padres. Él está ahora en condiciones de lograr ciertas cosas por sí mismo,
recordando lo que sus padres le han enseñado. Gradualmente, al adquirir más fuerza
espiritual y conocimientos, crece aún más.
El crecimiento espiritual consiste al menos dos etapas: cuando la persona es capaz de hacer
algo por el Creador, debe hacerlo por su cuenta. Cuando le sea imposible - debe pedírselo al
Superior.
En su nivel actual, la persona es capaz de hacer todo por su cuenta. Sin embargo, con el fin
de alcanzar un nivel superior, debe pedirle todo al Creador. Así es como crece.
Esta etapa: el crecimiento por cuenta del Superior y el alcance de la naturaleza espiritual,
se llama Katnut Bet, o el segundo estado pequeño.
La tercera etapa - Gadlut (el estado grande). Este es el estado adulto. El conocimiento que
la persona ha adquirido le da la fortaleza para existir independientemente, y esto es
equivalente a un adulto en nuestro mundo.
El objeto espiritual (alma) atraviesa por los mismos procesos espirituales como lo hace una
persona de este mundo, o por procesos que corresponden a los que pasa una persona en
nuestro mundo.
La diferencia es sólo el material: ya sea que sea egoísta o altruista. Sin embargo, es
precisamente esta diferencia que hace que todos los eventos espirituales sean
completamente incomprensibles para nosotros. La razón de esto es que nos falta por
completo todo el entendimiento de la naturaleza altruista.
El alma de toda persona encarna repetidamente o regresa a este mundo (o se viste en un
cuerpo de este mundo). Esta reencarnación continúa hasta que el alma ha alcanzado todo el
conocimiento cabalístico plenamente, porque sin este conocimiento, el alma no puede crecer
y recibir todo lo que el Creador ha designado darle.
La razón por la que el alma tiene la obligación de alcanzar la Ciencia de la Cabalá no es que
el conocimiento en sí amplía el alma. Más bien, el alma debe alcanzar esta ciencia a causa
de la naturaleza del alma: sin tener conocimiento - Or Jojmá (la Luz Jojmá) - el alma no es
capaz de alcanzar el nivel o altura para la que fue creada por el Creador.
Así pues, el alma de una persona no crece por la adquisición de conocimientos. Más bien el
alma de una persona tiene un atributo interno que no le permite crecer por su cuenta con
sus dos manos antes de que él haya asimilado toda la naturaleza espiritual y adquirido
todos los conocimientos espirituales.
El crecimiento del alma depende totalmente del grado de conocimientos que adquiere.
Si el alma pudiese crecer sin la recepción de la Luz Superior o conocimiento del Creador,
entonces se dañaría a sí misma.
Adquiriría deseos cada vez más grandes sin saber cómo usarlos correctamente. Esto
equivale a una persona en nuestro mundo: si el nivel de desarrollo intelectual de una
persona de 20 años sigue estando al nivel del desarrollo de un año, entonces él puede hacer
cosas horribles. Esta sería fuerza sin razón, y es peligroso para la persona y para la gente
que le rodea.
La edad de la persona está determinada por el grado de su recepción de Luz espiritual. Por
lo tanto, la persona que no se ha desarrollado espiritualmente vive y muere físicamente sin
haber empezado a vivir espiritualmente.
Existen cuerpos que no han dado a luz a almas y que no han logrado la creación de
un Kli espiritual. Por lo tanto, nuestro mundo está lleno de cuerpos de dos piernas, pero
desgraciadamente hay muy pocas almas entre ellos.
Puede existir en una posición tendido, como un recién nacido: las piernas, brazos, torso y
cabeza se encuentran en el mismo nivel. La cabeza no tiene ventaja sobre las piernas:
todas las partes del cuerpo espiritual o todos los deseos tienen sólo una pantalla mínima y,
en consecuencia, una mínima Luz.
Las extensiones, o los extremos de los deseos para recibir placer aún no se han corregido.
Aún no cuentan con una pantalla y no pueden crear límites o restricciones a su propia
recepción de gran Luz.
En el estado espiritual “tendido”, todos los 10 Sefirot del alma de una persona son
evaluados como poseedores de una única de Luz, o una pantalla mínima. Un bebé recién
nacido no tiene conocimiento, por lo tanto, no tiene, y no debería tener, la fuerza para
moverse.
“Buenas obras” - significa recibir la Luz con ayuda de la pantalla, en lugar del propio
egoísmo. Nuestra habilidad para hacerlo depende del alcance personal de la Cabalá. Es
decir, el factor principal de crecimiento es la función de buenas obras, y éstas dependen de
la asimilación de la Cabalá, o la recepción de conocimiento del Partzuf superior.
El conocimiento de cada alma le permite alcanzar todas las otras almas: comenzando con su
estado inicial llamado “el alma de Adám” y terminando con la corrección final de todas las
almas.
Esto equivale a la forma en que una persona alcanza todo el mundo: alcanza la naturaleza
de la humanidad, la mentalidad, los hábitos y todo lo que le rodea. Basándose en este
conocimiento, se salvaguarda de los daños que pueden provenir de la naturaleza y de las
personas que le rodean, y se conecta y se acerca a las personas que le asisten en su
crecimiento.
No debería ser sorprendente que una sola persona sea capaz de alcanzar todas las almas.
Lo mismo se aplica a una persona en nuestro mundo: si él es sabio, él es capaz de alcanzar
la naturaleza de toda la humanidad al alcanzarse a sí mismo, porque cada parte de la
creación incluye los elementos de todas sus otras partes.
Una persona no tiene un atributo único que otras personas no tienen. Toda persona tiene
todos los atributos de la humanidad, incluso si los tiene en un grado mínimo.
Cada persona es un poco asesino, un poco violador, mujeriego, científico, tonto, santo,
ateo, etc. ¡Todo está contenido en cada persona!
¿Con qué frecuencia vemos a personas que poseen atributos negativos, sin embargo, ni
siquiera lo sospechan y no lo ven dentro de sí? Al mismo tiempo, no puede tolerar estos
atributos en los demás.
¿Por qué se vuelve tolerante de los demás? Porque percibe que no son capaces de
deshacerse de sus atributos negativos. Empieza a amar a los demás en la medida en que se
da cuenta de su propia insignificancia, porque se ve a sí mismo en ellos.
Puesto que todas las partes de la creación consisten de todas las otras partes (después de
todo estamos separados sólo por intenciones egoístas, mientras que nuestras almas
comprenden un solo cuerpo espiritual llamado “el alma de Adám”), cuando una persona se
corrige a sí mismo, corrige al mundo entero. Esto se aplica a cada uno de nosotros.
Cuerpo y Alma
Cada cuerpo (en la Cabalá, cuerpo no se refiere al cuerpo físico, sino a los deseos de la
persona) está lleno de impaciencia e ira, porque se somete a fases acumulativas de carencia
y hambre, que se alternan con fases de sensación de placer. Estos estados se alternan
mutuamente o a veces le dan al cuerpo la capacidad para percibir los placeres más
pequeños y los mayores, así como los deseos de recibir esos placeres.
El placer entra en la persona y se percibe sólo en el lugar donde había percibido antes el
deseo de recibir este placer. El hambre es una condición necesaria para la percepción del
placer.
Por otra parte, tan pronto como el placer se convierte en constante, es decir, no cambia y
alterna con la percepción de hambre o el ansia por ella, entonces, inmediatamente deja de
ser percibida como placer. La constante alternancia es necesaria, o el cambio entre el
llenado y su ausencia.
Cuando la Luz o el placer salen de la Sefira o el Kli, queda un recuerdo, es decir, el deseo
por el placer que ya no está allí. Son precisamente estos Reshimo o recuerdos de la Luz
anterior los verdaderos Kli, el deseo de recibir la siguiente Luz.
-Los recuerdos del sabor se llaman Tagin, y le dan una percepción del placer anterior.
Por lo tanto, el llenado por el placer-Luz, la salida de la Luz, la aparición del recuerdo-
Reshimot; todas estas son condiciones necesarias o etapas para la aparición de la aspiración
de placer anterior.
Cuando surge el placer por primera vez, se percibe como placer inconsciente. Sin embargo,
cuando ya se ha percibido y luego se va, creando un deseo para sí, al ser deseado por
adelantado, se percibe completamente diferente.
Sin embargo, tan pronto como la pantalla acepta una parte de la Luz, la Luz que queda
fuera le golpea por un el lado: “Acepta más.” El Kli no está en condiciones de tomar más
Luz por el bien del Creador, y decide vaciarse completamente.
Sin embargo, la Luz “presiona” de nuevo y pide al Kli vacío que acepte una pequeña porción
de la Luz. De esta manera, la Luz golpea la pantalla y crea nuevas percepciones,
nuevas Kelim, o nuevas posibilidades para la futura recepción de la Luz.
El cuerpo espiritual constantemente sufre estas circulaciones. Esto puede compararse con
una piedra que se pule al ser bañada por las olas del mar, como si adquiriese la suavidad
del agua; como si el agua transformase el exterior de la roca y la hace parecerse a ella. Así
es como la Luz realiza el trabajo sobre el Kli y lo adecua a la recepción de la Luz. La Luz da
al Kli sus propios atributos.
No obstante, además del hecho de que las sensaciones y recuerdos desagradables invalidan
completamente los agradables, sin dejar nada de esto último como si nunca hubiese
existido, hay un atributo más del egoísmo: cree que los otros tienen lo que él no tiene, o
que los otros tienen más de lo él que tiene. El Kli adquiere un sentimiento de envidia y la
percepción de que el estado de la otra persona es mejor que el suyo.
Esto viene del hecho de que el alma misma es neutral y que se encuentra entre dos fuerzas
llamados “ángeles,” o entre dos sistemas - fuerzas puras e impuras, o el origen del bien y
del mal.
Ellos tocan el alma, como si la lanzaran de uno al otro entre las palmas de las manos por
turnos. Así es como se siente la persona durante su desarrollo espiritual.
En primer lugar, la persona debe tratar de investigarse a sí mismo y entender qué fuerzas
están ejerciendo una influencia sobre él ahora. A continuación, sobre la base de este
entendimiento, la persona debe tomar una decisión
Ascenso espiritual
La persona que asciende por los niveles espirituales alcanza sus propios Kelim, los cuales
han permanecido en él en todos los niveles de la cadena del descenso de su alma del
mundo del Infinito a nuestro mundo, en cada nivel por los que su alma descendió a nuestro
mundo.
Ya que todo se conoce comparándolo con su contrario, sin haber conocido el mundo
espiritual no podemos conocer nuestro mundo. Ambos mundos no son más que nuestros
estados subjetivos, y los conocemos simultáneamente.
Percibimos sólo nuestro propio sufrimiento, pero nunca el de los demás. No vemos el
sufrimiento del otro porque está “adentro.” Sin embargo, podemos ver los placeres del otro
porque están “afuera.” Por lo tanto, nos llenamos de envidia.
Esta es la envidia por Luz que ha entrado en otra persona. Sin embargo, gracias al hecho de
que el Creador ha creado un sentimiento de envidia en nosotros, esa misma Luz ha entrado
en mí también y formó una Kli-deseo dentro de mí.
Quiero que el mismo placer que la persona a quien envidio siente. Adquiero mi propio deseo
por ese placer. Por lo tanto, como todos los demás atributos de la persona (incluyendo los
“peores”), la sensación de envidia es necesaria para el progreso espiritual
Todo lo que sucede con nuestra alma y cuerpo viene de la misma Fuente - el Creador,
Quién se manifiesta a través de la naturaleza material o espiritual.
Las personas que no perciben la espiritualidad, que sólo perciben nuestro mundo, afirman,
“No hay Creador. Todo es naturaleza.” Aquellos que reciben un alma o la Luz Superior
sienten de otra forma: todo proviene del Creador y, al pasar a través de los Mundos
Superiores, desciende hasta nosotros.
La persona recibe placer, ya sea de la naturaleza material, es decir, el nivel final de toda la
creación, o desde el nivel más alto. Dependiendo de qué nivel la persona lo recibe, es
llamado, ya sea simplemente una persona de nuestro mundo, o un Cabalista. Esto se debe
a que la Cabalá es la ciencia de la recepción de la Luz Superior (del verbo Lekabel - recibir).
La naturaleza que nos rodea se alcanza incluso sin el necesario alcance de sus leyes, o la
esencia de lo que está ocurriendo.
Podemos vivir en este mundo sin entender lo que está ocurriendo en la naturaleza, en la
sociedad y en nuestro mundo, sin conocer el pasado y el futuro y sin saber lo que nos está
ocurriendo a nosotros y encima de nosotros, así como adónde va la humanidad. La
existencia bajo la influencia del universo circundante es una existencia inconsciente o
animal. Sin embargo, en el mundo espiritual es imposible entender el estado de uno sin
tener la comprensión de su causa y consecuencia.
El alcance espiritual es ideal, es decir, es completo y perfecto en cada una de sus etapas.
Por lo tanto, la persona puede recibir su estado futuro en la medida en que alcance las
causas iniciales de la naturaleza espiritual.
En cuanto la persona asciende, primero que todo alcanza los niveles por los cuales su alma
descendió. Es decir, alcanza su propio Kli vacío que ya está situado en un nivel
determinado, puesto que ha permanecido allí durante la ascensión del alma.
Ahora, sin embargo, al ir ascendiendo, la persona misma alcanza o crea el Kli o deseo. Él lo
corrige, le añade una pantalla y la llena de Luz.
En cada peldaño de la escalera – desde nosotros hasta el Creador - hay una vasija vacía
que espera a cada persona. A medida que la persona asciende, la llena de Luz. Mientras lo
hace, alcanza su pasado o el descenso, junto con su crecimiento a partir del momento del
nacimiento hasta el nivel actual.
Tenemos que llegar al nivel más alto posible, donde el alma se une con todas las otras
almas en el mundo del Infinito, alcanzando así nuestra Fuente, el Creador y se llena con Su
Luz. De esta manera, el final y el principio de nuestro camino se encuentran.
Por lo tanto, un Cabalista pasa en sí mismo (o en sus percepciones) todos los estados de
alcance de su egoísmo verdadero o de su naturaleza. Es decir, él tiene que vivir y sentir
cada uno de sus propios deseos egoístas por placer.
Además tiene que sentir cada deseo en sí mismo a tal grado que sienta odio por éste, y tal
medida de odio que le permitirá rechazar completamente este deseo en el futuro.
Sólo en este caso, la persona se libera gradualmente de su propio deseo egoísta: los
placeres animales, la riqueza, el poder y el conocimiento. Debe sentir que los deseos por
estos placeres le traen dolor, pérdida y que lo dañan. Sólo al haber percibido su maldad, la
persona voluntariamente los rechaza y se libera.
Sin embargo es necesario recordar que todo fue creado sólo para nuestro progreso
espiritual y con el propósito de alcanzar la Meta de la creación. “El Creador creó todo sólo
para Sí Mismo, o para el alcance de Su propio objetivo. Además, Él no creó nada en vano.”
La Ocultación Atrae
La persona fue creada de tal manera que desea saber lo le que está oculto, para ser más
precisos, lo que percibe que existe pero se le oculta. La razón de esto es que no percibimos
de ninguna manera lo que realmente está oculto.
Si el Creador quiere atraer a la persona a algo, se lo revela u poco. Es decir, le muestra que
hay algo oculto, y esto despierta su deseo de revelarlo él mismo. Además algo que está
medio oculto nos atrae más que lo que está revelado.
El interés en lo que está medio oculto nos da la fuerza para revelarlo. Cuando lo revelamos,
de nueva cuenta se hace necesaria la búsqueda de lo que está medio oculto. No hay
satisfacción en lo revelado.
Con el fin de percibir el placer, debe haber interrupciones en la percepción. Sólo entonces
somos capaces de comprender toda la magnificencia del placer.
¿Por qué Maljut del Mundo del Infinito crea la primera restricción? Después de todo, estaba
en el estado de completa unión con el Creador, en el estado de aparenta plena perfección.
Realizó esa restricción porque no tenía otra salida: si hubiera recibido la Luz
constantemente, se hubiera llenado completamente de Luz, y entonces, habría cesado de
percibirla como placer.
Por lo tanto, realizó la primera restricción y ahora recibe todo por el bien del Creador. En
todo momento tiene la oportunidad de comprobar su relación con el Creador: “¿Puedo hacer
algo por el Creador en este momento?” Se realiza una renovación constantemente y el
placer se percibe constantemente. La razón de esto es que no puede haber ninguna
limitación en el otorgamiento o el deseo de dar a otro.
El trabajo: todo lo que se hace por el bien del Creador no se considera trabajo. El trabajo es
la acción contra las fuerzas impuras, Klipot o nuestro deseo egoísta. Es el apartarlos muy
lejos de nosotros.
Todo lo que ocurre abajo de Parsa, dentro de los mundos BYA, se llama “los días de la
semana.” Allí, en esos niveles, la corrección de los deseos se lleva a cabo, luego, su ascenso
al mundo Atzilut.
El sábado es el estado del Mundo de Atzilut. Mientras que la persona todavía no está en
condiciones para recibir esta Luz (es decir, sólo está corrigiendo sus Kelim por ahora) se
encuentra en el mundo BYA o en el estado llamado “trabajo” o “los días de la semana.”
Por lo tanto, el estado final (G’mar Tikkún) es un estado cuando ya tienes todas las
pantallas y puedes recibir la interminable Luz-placer.
Gradualmente usted inspecciona sus acciones: si se están realizando por el bien del
Creador. Y se deleita en la infinita y eterna renovación de placer. Aquí constantemente
añade a los Partzufim anteriores que quedan. Por lo tanto, usted se percibe ascendiendo.
Completo descanso. Este estado se llama “Menujat Olamim” o descanso eterno. Este estado
se percibe dentro de los deseos corregidos totalmente.
Dentro de los deseos egoístas cuando todo está lleno hasta el borde, se empieza a percibir
el vacío -no hay alegría de vivir. Los países con mayor prevalencia de suicidios son
específicamente los que tienen el más alto nivel de vida.
Entre más oportunidades tenga la persona, más fácilmente puede recibir lo que quiere de
inmediato, y más rápido pierde el placer de lo que recibe.
Esto ocurre porque no hay ocultamiento o inaccesibilidad. Por lo tanto, el gusto y el placer
se pierden. La fuerza del Creador se expresa precisamente en el hecho de que Él nos lanza
en la dirección opuesta a Él. Luego, poco a poco Se revela, y empezamos a anhelarlo.
El Creador no se oculta de nosotros. Más bien Sus leyes ocultan a nuestro egoísmo de Él.
Tan pronto como el segundo acepta voluntariamente la ocultación del Primero, al alterar sus
atributos, el Primero se revela.
El Creador no está oculto de nosotros. Él nos obliga a cambiar nuestros atributos al grado
que nos permita percibirle. Al ocultarse nos muestra los caminos para revelarlo.
La Luz y Kli están conectados entre sí. Es imposible percibir la Luz sin deseo. Y cuando hay
deseo, está presente porque la persona prevé un posible placer en el futuro, o la Luz a su
alrededor.
Dentro de nuestras percepciones, ya sea que percibo deseo y trabajo contra él, o que
percibo el placer y trabajo contra el placer.
Todo nuestro trabajo a pesar del conocimiento, el material, todos los obstáculos egoístas,
las leyes y normas de la sociedad - todo esto se unifica, en última instancia, en el trabajo
contra nosotros mismos.
Para contrarrestar esta situación, debemos tener fe en el hecho de que todos nuestros
obstáculos y todo fue creado por el Creador, fe en el hecho que el Creador está oculto y que
sólo en este estado puedo revelarlo al transformar todos los “obstáculos” en mis aliados.
Tan pronto como el Creador nos muestra que está oculto, empezamos a aspirar por Él.
Lo único que tenemos que hacer es percibir ligeramente el Creador, incluso aunque no se
haga de forma aparente. Esto inmediatamente nos da una fortaleza inmensa o fuerzas,
porque fuimos creados con el deseo de sentir placer. La Luz del Creador es una enorme
Fuente de placer, y comenzamos a añorarla.
Cuando tiramos una piedra al aire, no sentimos la fuerza de gravedad. Inmediatamente ésta
disminuye el movimiento de la roca y la detiene en el punto más alto de su vuelo. No
obstante, la fuerza misma se manifiesta en una forma oculta, o en el hecho de que frena el
movimiento hacia arriba.
El Creador construyó la creación por medio del descenso desde Él hasta nosotros, al
ocultarse más y más, como la roca que fue lanzada hacia arriba y se aleja de la tierra.
Además es más difícil para el Creador ocultarse y no dar, que dar; porque está en contra de
Sus deseos y atributos para hacer esto. Es equivalente a como los padres sufren en nuestro
mundo cuando no pueden darle algo a su hijo.
La roca que vuela hacia arriba va por su camino hasta un cierto punto, y se detiene. Este
punto es el lugar donde tiene lugar nuestro nacimiento espiritual.
Empezamos a revelar quiénes somos, de dónde venimos, y quienes son nuestros padres
espirituales (antes de esto, no teníamos consciencia de nada). Luego, una fuerza interior de
atracción al Creador, surge en nosotros. Esta atracción surge automáticamente.
¿Qué hizo el Creador en el transcurso de 6000 años? Se ocultó a Sí Mismo y nos mostró
distintos grados de su ocultación. Deseos espirituales de revelarlo nacieron en nosotros.
En el séptimo milenio, el Creador termina Su ocultación. Tan pronto como lo haga, llegará la
perfección y nos convertimos en una parte del Creador.
El alcance espiritual
Cualquier alcance espiritual consta de dos atributos necesarios: 1 - nunca debe, en ningún
grado, ser el producto de nuestra imaginación, sino que debe ser genuino. 2 – no debe
causar ni la más mínima duda, de la misma manera que su propia existencia no levanta
dudas en él.
La misma palabra “espiritual” se refiere al hecho que es equivalente al espíritu, algo que es
como el aire que nos rodea: es algo que existe, pero es imposible de entender y que no
tiene forma concreta.
A pesar de ello todos saben lo que es el aire, y nadie duda de su existencia, porque cada
persona sabe que su vida depende del aire.
Cuando falta el aire morimos inmediatamente. Este es precisamente el motivo por el que la
presencia del aire es tan evidente y está por encima de cualquier duda.
El grado de la vida en la creación siempre es medido sólo al grado en que uno siente la
percepción de la carencia espiritual o la falta de vida espiritual.
La salud y el crecimiento espiritual de la persona dependerán por completo del grado que
perciba su carencia. Lo mismo ocurre con nuestro cuerpo animal: cada persona que es
físicamente más saludable, siente un mayor apetito, por lo tanto, come más, lo que
aumenta su fuerza.
Todas las faltas o carencias que alma inteligente de la persona percibe puede resumirse
como una razón o un deseo: el deseo de percibir al Creador, o la sensación de la falta de
percepción del Creador.
Si una persona adquiere el deseo de percibir al Creador, elimina todo vestido de placeres
anteriores, como el estatus, poder, riqueza etc., y sólo aspira al Creador.
Los deseos de la persona se “duplican,” desea tanto este mundo como el mundo futuro. La
persona comienza a actuar no por la recompensa en el mundo futuro, después de que deje
nuestro mundo, como las personas que creen en la recompensa en este o en el mundo
futuro por cumplir los mandamientos. Más bien lo hace con el fin de percibir el Creador en
este mundo y en esta vida.
Este deseo surge en él porque en la naturaleza misma del alma inteligente, fue colocada
originalmente la aspiración de conocer al Creador.
Lo podemos ver en este ejemplo. Si nada existiese en el mundo aparte del hombre, o, si el
hombre hubiese sido creado solo, no hubiera tenido otra aspiración más que la de encontrar
su fuente.
Todos los demás deseos llevan a la completa clarificación de este deseo genuino, que le es
oculto, a pesar de que es el deseo más importante.
Incluso si el hombre hubiera sido creado como la única creación, continuaría aspirando a la
percepción del Creador y sencillamente no tendría otros deseos.
Nuestro cuerpo exige la satisfacción de nuestros deseos animales, pero la sociedad nos da
nuestros deseos humanos.
Trabajo inconsciente
En la medida en que la persona comienza a percibir Or Makif o el Creador que le rodea,
comienza a aspirar a Él.
Este es el motivo de todo lo que sucede, tanto en general o lo que ocurre con todas las
naciones, así como, en particular, o a cada uno de nosotros. Sin embargo, esto se revela de
acuerdo al grado de corrección de la persona, y no se revela a nadie más que a él.
Por ejemplo, los conductores de transporte público realizan un trabajo difícil para beneficio
de la sociedad porque quieren ayudar en todo, con todas sus fuerzas, para que todos se
sientan bien y puedan viajar a cualquier lugar que deseen, para que todos los pasajeros, a
su vez, otorguen a los demás después de que hayan llegado a su destino. Es decir, otorgar
a los demás desde el fondo de su corazón y servirles con todo su deseo.
El mundo entero está ocupado sólo con esto: otorgar y hacer el bien al prójimo.
La persona toma este cebo, engañándose al creer que trabaja por dinero, estatus, poder o
placeres animales. De esta manera, todos trabajan inconscientemente para el Creador.
Por lo tanto, sólo en la medida de nuestra corrección, la verdadera imagen del mundo que
se revela a cada uno de nosotros se llama “el mundo espiritual y el Creador Quien gobierna
todo”.
Cuanto más grande es una persona, mayores son sus deseos egoístas. Los animales e
insectos tienen pequeños deseos. Grandes personas tienen grandes deseos.
Las personas que se están desarrollando espiritualmente tienen deseos aún mayores, pero
ya en forma abstracta. No son deseos de placeres vestidos en una imagen de nuestro
mundo (poder o dinero). Más bien, es el deseo de percibir al Creador.
La persona no tiene que corregir sus atributos anteriores. No tiene que entrar en sí, pensar
en lo que debe corregir, en lo malo que es y por lo tanto, tan alejado del Creador.
Todo esto le llegará gradualmente por sí solo según el grado de su necesidad de corrección.
La persona debe transferir todos sus pensamientos al Creador. Se debe pensar en sí mismo
máximo media hora al día, como escribe Baal HaSulam.
La persona se encuentra en donde están sus pensamientos. Por lo tanto, al pensar sobre el
Creador, la persona se separa de su naturaleza.
El resto del tiempo debe pensar en la creación del Creador y Sus caminos. En este caso, va
a desarrollar la necesidad de percibir el Creador dentro de sí mismo a un grado aún mayor.
Este estado se llama Ibur o concepción. En este estado una persona sólo quiere pensar en
su nivel superior, se unifica con éste y se anula a sí mismo por completo. Su desarrollo
intrauterino y nacimiento espiritual comienza.
¿Cómo podemos ver al Creador? ¿Cómo podemos imaginar algo que no es nuestra
naturaleza y que no puede ser percibido dentro de nuestros órganos sensoriales? Después
de todo, nuestra imaginación es el producto de nuestra conciencia y nuestra conciencia está
limitada por las fronteras de nuestra naturaleza.
Hemos sido creados de acuerdo con una norma específica, y no podemos concebir nada
fuera de sus fronteras. Si el Creador es invisible e imperceptible dentro de nuestros sentidos
egoístas, ¿cómo podemos alcanzarlo? ¿Cómo podemos concebirlo?
Además, incluso cuando corregimos nuestra naturaleza para que sea como su opuesto, la
naturaleza altruista, ¿dónde está la garantía en el hecho de que estamos alcanzando al
Creador en nuestras nuevas percepciones altruistas?
Sólo percibimos nuestras reacciones a Ella. ¿Es ésta la percepción del Creador? Mientras
hacemos esto al mismo tiempo nos auto-percibimos, nos auto-revelamos, y a través de
nosotros mismos, revelamos algo que supuestamente nos influye desde el exterior.
Esta es una cuestión puramente filosófica: ¿cuál es el límite del alcance? Naturalmente, no
podemos siquiera pensar que existe una encarnación material del Creador. Esta es la
prohibición mayor en nuestra enseñanza: imaginar al Creador en las imágenes de nuestro
mundo.
El Creador no tiene cuerpo, Él no tiene volumen y está fuera de los límites de tiempo,
espacio y nuestras percepciones.
En este caso, una persona pone cierta fuerza espiritual inanimada como base de la creación
o como su creador, o un robot llamado “ángel” en la Cabalá. Se trata de un mensajero o un
ejecutivo automático.
Pero si el Creador es todo, entonces ¿por qué no puedo adorar algo que Él creó? Después de
todo, se trata de Él o Su fuerza.
Dado que la Luz viene del Creador, por lo tanto, el deseo más fuerte y más genuino de la
persona es el deseo de alcanzarlo. La Luz crea el deseo de recibir y aumenta con el grado
de nuestra cercanía con el Creador.
Nunca puede un deseo surgir de algo que no exista en la naturaleza en cualquier forma. Si
surge un deseo, significa que existe un objeto capaz de llenar este deseo. Por lo tanto, la
Luz crea un Kli para sí, o el deseo de tener placer en éste.
Ya hemos dicho que en todos los niveles de nuestro desarrollo, la meta – alcanzar al
Creador - se viste en diversas formas: la primera comprende los deseos animales, luego, su
aspiración por poder y honor, y después la aspiración de conocimiento y finalmente, la
aspiración de la percepción del Creador.
Sólo estos últimos deseos se denominan “espirituales.” Aspiraciones por poder, honor y
conocimiento son llamados “humanos,” y los deseos del cuerpo se refieren a nuestro nivel
animal. En este sentido, la persona no se diferencia de un animal.
Todos estos deseos son los niveles de aspiración al Creador, porque su desarrollo gradual
trae a toda la humanidad al deseo de unificarse con el Creador.
Cambio de aspiraciones
- Ayer estudió ciencia. Pensó en convertirse en un gran científico y vio la verdad en esto.
Hoy está desilusionado de la ciencia, ya que ha visto la falsedad en la misma;
- Ahora él quiere tener mucho dinero, la verdad de la vida radica en eso para él. Sin
embargo después esta verdad se transforma en falsedad;
Así, en cada nivel específico, el siguiente nivel niega al anterior. Esto ocurre hasta que una
persona es capaz de aceptar el altruismo como verdad.
Sólo cuando una persona puede decir con plena seguridad que toda la espiritualidad es la
verdad genuina, ese momento se convierte en el momento de su concepción espiritual.
Todo el desarrollo interior de la persona consiste en su capacidad para sentir en dónde está
la verdad y dónde la falsedad. De la agudeza de esta percepción podemos elegir a quien
consideramos que es el Creador en un momento dado. El Creador es nuestra verdad en
cada momento.
Es imposible dar el siguiente paso y liberarse del pasado sin negarlo, o sin darse cuenta de
que es completamente malo para usted.
Cuando la persona aún no siente sus opiniones pasadas, gustos -en breve deseos- como
deseos que traen maldad, entonces teniendo un significado para él y no puede dejarlos
todavía. Se aparta de ellos sólo cuando empieza a negarlos u odiarlos.
El rechazo del atributo anterior como falso o malo es el motivo de separación del mismo.
Alcanzando la verdad
Puede comprobar en usted mismo que, tras haber comenzado a estudiar la Cabalá, ya no
puede tomar en serio cualquier otra ciencia como la filosofía. Esto se debe a que la ciencia
de la Cabalá desarrolla en una persona una fina percepción del análisis de la verdad.
Para que una persona pueda avanzar constantemente a lo largo de los niveles, debe percibir
el nivel en el que está actualmente (o su estado interior actual), así como el nivel superior.
Es decir, debe recibir una percepción tanto de las luces interiores y circundantes.
Son sencillamente diferentes niveles de desarrollo y educación, pero no podemos decir que
el mundo del niño es falso.
Maljut es la creación cuando está en el nivel superior, pero se convierte en el creador del
nivel inferior. ¿Dónde adquiere estos atributos? Después de todo, sólo tiene el deseo de
recibir. ¿De dónde surge el atributo de otorgamiento en ella?
Aquí podemos entender que dentro de egoísmo también existe un atributo auténticamente
altruista del Creador.
Por lo tanto, la persona tiene la habilidad de determinar lo que es verdadero y lo que es
falso. Puede percibir al Creador y percibirse a sí mismo para comprender el enorme
contraste que existe entre Maljut y Kéter.
Lo más importante en la persona, durante todo su camino de abajo hacia arriba, es percibir
en sí mismo la habilidad de evaluar correctamente la verdad y la falsedad en cada etapa. Es
decir, ser capaz de negar por lo que ha pasado, que es falso, y más bien aspirar a la
Suprema verdad.
Aunque nos parece que esto depende de la mente, en realidad, depende exclusivamente del
Creador.
La persona puede haber sido creada con los peores atributos y cualidades. De repente,
desde lo Alto recibe la oportunidad de reanalizar su punto de vista de la verdad y la maldad,
y a partir de este momento comienza a avanzar, pues ya posee la verdadera percepción.
Lo que la voz interior de la persona le dice -si la persona la escucha y sabe como
escucharla- es lo principal y más importante en su trabajo sobre sí mismo. Él nunca debe
escuchar a los demás, sino sólo a sí mismo.
Para entrar al mundo espiritual (en su percepción), la persona tiene que ir a través de
muchos estados, debido a que el Creador revela la entrada al mundo espiritual de la
persona. Sin embargo, esto sólo lo hace cuando la persona tiene una oración o plegaria
genuina.
A fin de alcanzar el deseo genuino por el estado espiritual en su corazón, el cual se llama
“oración,” la persona debe pasar por una ruta específica.
Al principio, recibe un inmenso deseo por la espiritualidad y todos sus pensamientos son
sólo acerca de esto. Esto le sucede porque el Creador atrae a la persona hacia Él y le envía
Su Luz, y la persona inconscientemente corre hacia ella, porque la Luz suprime todos los
demás deseos a tal grado que no permanecen en él otros deseos que no sean los
espirituales. Esta es la primera etapa de todas las personas que están en la búsqueda.
Después de esto se produce la fase de buscar cómo llevar a cabo el deseo dado por el
Creador. La persona busca lecciones y libros, y si él estaba destinado a hacerlo de acuerdo
a su predestinación en la encarnación de su alma, gradualmente llega a la Cabalá y
comienza a estudiarla.
Como resultado del estudio y la interacción en el grupo, los celos y la vergüenza se revelan
en él. Estos atributos son positivos porque aumentan su deseo y añaden fuerza.
Trabaja e interactúa con el mundo entero, pero mientras tanto se convence internamente
de que no logrará el objetivo deseado por su cuenta, y la necesidad de que el Creador le
ayude se desarrolla en él.
Es extraordinariamente difícil para el egoísmo estar de acuerdo con esto, y por lo tanto, sólo
las circunstancias llevan a la persona a un callejón sin salida, a partir de la cual él comienza
a rogar ayuda al Creador.
En el grupo cabalístico a la persona le está prohibido hablar con otros acerca de sus
estados. Las personas estudian el material juntos y discuten y estudian todo lo que no esté
relacionado con los estados personales de cada quien.
Está prohibido imponer sus propios deseos y opiniones a los demás: hoy usted se siente
bien, tiene una buena evaluación de lo espiritual y mañana se siente mal, tienen una baja
evaluación de lo espiritual. Hay muchos estados de este tipo.
Hablar de sus estados a una persona causa un doble daño: se daña al revelar lo que hay en
su corazón y, por lo tanto, da a los otros la capacidad de influir en esto. Al mismo tiempo,
perjudica a su amigo porque le impone su propia opinión, privándole de su libre albedrío
para analizar la verdad y la falsedad.
Por lo tanto, la persona fue creada sola y siempre esta sola: aunque sepa que el alma se
rompió en 600.000 almas, no obstante, cada alma tiene su papel en este mundo y debe
seguir su propia corrección. Por supuesto, interactúan entre sí e influyen en las otras almas,
pero sólo para corregir su parte mediante la interacción interna.
En nuestro mundo, por otro lado, la interacción tiene lugar en el plano físico. Al servir a los
demás material o físicamente, la persona avanza espiritualmente.
Lo único que no está prohibido es consultar con el Maestro y pedir su consejo. En principio,
sin embargo, el trabajo y el estudio consisten en estar en contacto con el Creador.
La persona debería bajar su cabeza sólo ante el Creador y temer sólo a Él. El punto del
Creador arriba, o el embrión de la persona del Kli espiritual de la persona - este es el punto
individual. El grupo y el Maestro son necesarios sólo para alcanzar la unión con el Creador.
Usted puede hablar con la persona más inteligente, que conoce toda la Torá de memoria,
pero no es capaz de separar la verdad espiritual de la falsedad espiritual porque para ello la
persona debe tener el punto en el corazón o una percepción espiritual especial que se le ha
dado desde el mundo Superior.
Sólo la persona que lo posee es capaz de determinar con su sensación interior dónde está la
verdad espiritual.
Fe (otorgamiento) y razón
La mente no interfiere con el alcance espiritual. La persona puede primero analizar todo con
su mente y, después de este análisis, puede decir que no se comportará de la forma que el
sentido común le diga, sino que se comportará de acuerdo a su fe en lo que los libros y el
maestro le han dicho.
Si, después de haber comprobado todo, la persona sigue la fe por encima de la razón,
avanza y sube más alto. Recibe una mayor percepción de lo espiritual, un punto más grande
en el corazón, y, en consecuencia, una mayor mente.
Si decide ir incluso más por encima de la razón, entonces avanza de nuevo. La razón se
basa en egoísmo puro, sabe y ve todo sólo dentro de los límites de nuestro mundo.
Nuestra mente, que se basa en egoísmo puro, sólo revela aspectos del egoísmo
aparentemente mayores y más positivos, y nos asegura y demuestra por qué tenemos que
escucharle.
El Creador, por otra parte, da su parte o una parte de Su Luz de lo Alto, que corresponde a
lo que la persona está tratando de corregir dentro de sí.
Después de haber intentado todos los medios posibles de lucha contra sí mismo, entonces la
persona se percibe en un estado totalmente desesperado, o que no tiene esperanza de
lograr la entrada al mundo espiritual por su cuenta. Sólo entonces se somete a la necesidad
de recurrir al Creador en busca de ayuda: al final, impotente, levanta las manos y se da por
vencido, porque no es capaz de hacer nada en contra de su razón. Él mismo se entrega al
Creador, como en un campo de batalla, para que el Creador luche con su egoísmo y para
que el Creador anule su “Yo.” Este nivel se llama “Ubar” o feto.
O de tres fuentes - el Creador, el egoísmo, y entre ellos la persona que percibe las dos
fuerzas opuestas, la altruista y egoísta, la persona entre ellos siendo neutral.
Significa que es feliz en este momento por el hecho de estar avanzando espiritualmente y
justifica al Creador, incluso si no se da cuenta de su objetivo.
Por otro lado, si llora durante todo el tiempo, lo que les sucede a muchos novicios, al hacer
esto, le reprocha al Creador en su corazón por Su creación y por lo que el Creador le está
haciendo.
Con todo su corazón y todo su sentimiento, maldice al Creador por lo que le está dando. Es
decir, el camino espiritual por el cual el Creador le está llevando en contra de su voluntad.
Si la persona se siente mal, significa que está revelando la genuina relación del egoísmo con
el alcance del Creador. Esto significa que la persona ya ha comenzado a percibir la verdad.
Debe estar agradecido que esta percepción se le haya revelado.
Si él siempre mira a su egoísmo, el cual no contiene nada, y sufre de las preocupaciones del
egoísmo, si no es capaz de separarse de egoísmo, entonces se detiene y no aviva la chispa
que el Creador le ha dado.
“Hay muchos pensamientos en el corazón de una persona, pero el Creador nos salvará de
todos ellos...” esto fue proclamado por sabios quienes habían experimentado la ascensión
espiritual. La persona no es capaz de comprenderlo por sí mismo.
Sólo a pesar de sus percepciones egoístas, si una persona supera la fuerza de su cuerpo y
no le presta atención a su influencia, avanza con fe en lo que el Maestro y los libros le están
diciendo, y sólo al haber superado ese nivel y ascendido al siguiente, descubre que no
estaba en lo correcto al escuchar a su egoísmo.
Además, debe darse cuenta inmediatamente de que era el Creador quien lo ayudó a
ascender de ese estado y le ayudó a decidir que necesitaba ir por el camino de la fe por
encima de las afirmaciones de la razón - y debe agradecerle por ello.
El punto en el Corazón
Sin este punto dentro de él, la persona no es siquiera capaz de oír hablar de algo espiritual,
porque es contrario a él.
En nuestro mundo, en nuestra generación, en nuestro tiempo, nos hemos vuelto aptos para
que el Creador coloque este punto en muchas personas, por consiguiente están buscando lo
espiritual.
¿Por qué se llama este punto una parte del Creador desde arriba? Es realmente el embrión
de la futura vasija espiritual. Es la forma en que el Creador muestra que la persona debe
llegar a ella.
Glosario de Términos
125 niveles - desde el más bajo hasta el nivel más alto de los mundos (5 mundos x
5 Partzufim x 5 Sefirot)
1995 - el año que marca el inicio de la época en que el egoísmo de las almas que bajan a
nuestro mundo exige corrección
5 niveles de deseo - la creación engendrada por el Creador consta de 5 niveles del deseo
de sentir placer
6000 años - el período de corrección de las almas en la Tierra a partir de Adám. Los
niveles de los mundos BYA (Beria, Yetzirá, Assiyá).
Hod - Maljut en el Partzuf
Idolatría - relacionar lo que está sucediendo como algo que no viene del Creador
Nétzaj - ZA en Partzuf
Sexto órgano de percepción - el alma, el deseo de sentir el placer de la Luz del Creador