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1 PERMANENTE DEL RUMBO
Por Eduardo Aldana Valdés
Magister en Dirección Universitaria – Universidad de los Andes
Noviembre de 1989
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Eduardo Aldana Valdés
objetivos sobrevalora su concepto básico. Sallenave[1985] trata detenidamente este punto y concluye:
Conviene reconocer la ambigüedad de los objetivos que subtienden las decisiones estratégicas de las
empresas. La ambigüedad proviene no solamente de la diversidad de motivos de los actores y de la
configuración de poder en el seno de la empresa, sino también del hecho de que, en último análisis,
algunas veces se toman decisiones estratégicas, es decir, decisiones que afectan el futuro de la empresa
sin darse cuenta o sin objetivo explícito.
A partir de estos nuevos puntos de vista, la respuesta a la pregunta de ¿Para qué planificamos? consistiría
en establecer que los propósitos centrales de un buen esfuerzo planificador son:
Identificar un espacio para la acción de la empresa y facilitar a su gerencia la determinación de la
dirección del esfuerzo dentro de ese espacio.
Capacitar a los niveles directivos de una organización para comprender mejor los factores que
determinan su funcionamiento como entidad y sus relaciones con su medio ambiente.
Establecer mecanismos de comunicación que faciliten la obtención de información vital para la toma
de decisiones críticas.
Mantener una unidad de propósito institucional así éste sea amplio y borrosamente definido y
aglutinar rápidamente la voluntad y la capacidad de los miembros de la organización alrededor de
ciertos proyectos institucionales.
Preparar a todos los niveles organizacionales para anticipar el cambio y aprovechar constructivamente
las experiencias vividas y las nuevas oportunidades.
No se trata, por consiguiente, de que el proceso de planificación identifique unos objetivos precisos y la
forma de lograrlos, sino más bien de que establezca un sentido de dirección y un ambiente propicio para
una gestión empresarial informada e innovadora, dentro de un espacio delimitado por las características
institucionales y la dinámica del entorno.
En esta concepción se acepta que toda entidad tiene como requerimiento básico supervivir, crecer y
producir utilidad (requerimientos orgánicos). En algunas instituciones, la utilidad producida está
representada por ganancias financieras que se capitalizan o reparten entre los accionistas y, en otras, la
utilidad es la diferencia entre el valor de su producción social y sus costos, diferencia sin la cual
difícilmente podría conservar un respaldo político o comunitario para su permanencia.
La búsqueda permanente del rumbo consiste, entonces, en el diseño e introducción de estrategias
temporales, difusas en su comienzo y su final y por ello mismo superpuestas, que le permitan a la entidad
satisfacer simultáneamente sus tres requerimientos orgánicos y su finalidad institucional o misión.
La gestión que hace posible llevar a la práctica tales estrategias puede denominarse apropiadamente
gestión estratégica, manteniendo el nombre de planificación estratégica para el proceso que la apoya y
orienta y cuyo resultado, como ya se expresó, es el establecimiento de una disposición institucional para
adaptarse a cambios en el entorno y de una capacidad para identificarlos y aprovecharlos oportunamente.
Estas distinciones tienen el problema de no ser precisas pues tanto la gestión como la planificación van
cambiando de naturaleza e intercambian papeles a medida que la estrategia pasa por sus diferentes etapas
de concepción difusa, incubación, adopción, consolidación, debilitamiento y disolución.
Qué caracteriza a la Planificación Estratégica?
El concepto de planificación estratégica que se desea presentar considera a esta última como un proceso
férreamente empeñado en mantener la libertad de acción de la institución para satisfacer su razón
existencial y sus requerimientos orgánicos. Pero mantener libertad de acción en un mundo cambiante
significa capacidad para anticipar y percibir el cambio y enfrentarlo constructivamente. Ahora bien, la
satisfacción de la razón de ser o misión de una entidad, se justifica si ella responde efectivamente a las
necesidades reales de comunidades que viven en transformación permanente.
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Documento de investigación
De otra parte, la libertad de acción de hoy debe utilizarse para asegurar la libertad de acción de mañana.
Por lo tanto, es necesario que el proceso de planificación proporcione guías para lo que se debe hacer cada
día en la creación y fortalecimiento de ventajas comparativas y promueva la voluntad empresarial de
hacerlo bien y oportunamente.
Los objetivos del proceso planificador y las exigencias que se le hacen determinan que éste deba moverse
en las siguientes dimensiones:
Humanística, para permitir la confrontación de diversas escalas de valores y perspectivas y la
conformación, a través del debate, de un amplio consenso alrededor de los propósitos institucionales y
de una cultura positivamente hacia la innovación y el cambio.
Científica, para ser capaz de interpretar la historia institucional y la dinámica del entorno económico y
socio-cultural y de anticipar las consecuencias de las alternativas de acción.
Artística o creativa, para diseñar futuros deseables e identificar los medios para moverse hacia ellos.
Tecnológica, para convertir los diseños acordados, cuando se entra de lleno a adoptar una estrategia, en
planes ajustados a la realidad institucional y para establecer los mecanismos de ejecución y control que
aseguren el cumplimiento de los objetivos previamente establecidos.
En términos más pragmáticos, la experiencia sugiere que un esfuerzo de planificación de esta naturaleza
debe organizarse como un proceso permanente con las siguientes características:
Orientación estratégica. Esta orientación se propone identificar y evaluar los distintos rumbos que se
abren a una empresa; lograr mediante la adopción de decisiones con efectos duraderos y la utilización
de los recursos disponibles, una adaptación favorable de la empresa a su medio ambiente y, como
consecuencia, obtener y mantener para la organización una posición con sólidas ventajas competitivas
[Ogliastri, 1988].
El concepto es aplicable no sólo a una empresa privada sino también a un establecimiento público o a
una entidad sin ánimo de lucro. En efecto, en el caso de un organismo público la competencia se da en
relación con la distribución del presupuesto estatal y en el caso de una fundación, en la consecución de
donaciones o contratos y en el mantenimiento de condiciones favorables para su funcionamiento por
parte del Estado. En cualquier caso, la orientación estratégica debe interpretarse como la atención a
aquellas decisiones vitales para mantener una sólida presencia de la institución en el campo de acción
que ha seleccionado o le ha sido asignado, ante los cambios que se producen en su entorno.
Dirigido por el máximo nivel ejecutivo. El proceso de planeación es, como ya se dijo, un instrumento
de la empresa para ayudar a la gerencia en la identificación, diseño e implantación de proyectos
estratégicos que le aseguren su vitalidad en el futuro. Esta función de incubar y desarrollar estrategias,
por ser de naturaleza política, es indelegable y requiere el liderazgo visible de su gerente o presidente
quien, por una parte, le confiere un sentido de legitimidad e importancia al proceso y por otra, la utiliza
para informar mejor su juicio y para crear consenso alrededor de decisiones críticas.
Participativo. El proceso de planificación, como ya se insinuó, debe diseñarse como una dinámica de
capacitación y comunicación en el interior de la empresa, la cual mueve información en todos los
sentidos y promueve una más amplia percepción de la problemática empresarial y cambios favorables
en valores y actitudes a todos los niveles. Obviamente, el proceso debe estar íntimamente ligado a la
estructura y al estilo de gobierno de la entidad pero, cualesquiera que éstos sean, es importante
asegurar una activa participación de los ejecutivos, profesionales y empleados no sólo como fuentes de
ideas e información sino también para lograr su apoyo y compromiso con la ejecución de planes y
programas gestados concertadamente.
Flexible. Puesto que en el proceso de planeación se establecen supuestos sobre desenvolvimientos
futuros de la entidad y de su entorno y se formulan hipótesis tentativas, todo su andamiaje prospectivo
está sujeto a un alto grado de incertidumbre. Ello hace necesario que se organice como un esquema
flexible en el cual los planes y programas admitan y contemplen opciones y variantes y sean
constantemente revisados para adaptarlos a las nuevas circunstancias. No se trata, a este nivel de
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Documento de investigación
secuencia de acciones escogidas y los recursos necesarios para llevarlas a cabo definen el plan
estratégico. Este plan debe ser de largo plazo (por lo menos cinco años) y usualmente no requiere un alto
grado de detalle. Es preferible más bien adoptar un esquema rodante mediante el cual en cada ciclo de
planificación se amplíe el horizonte del plan y se detallen sus componentes más próximos. La estrategia
institucional así definida se convierte en el instrumento crítico para el logro de la finalidad orgánica de
supervivir, crecer y producir utilidad y, por lo tanto, debe inducir un reacondicionamiento oportuno de la
entidad, dentro de su campo de acción, para adaptarse a la dinámica de sus fuerzas internas y de su medio
ambiente.
Presupuestación. En esta etapa del proceso se escoge el conjunto de actividades del plan que se
ejecutarán durante el año siguiente y se le asignan recursos.
Resumiendo, el proceso se inicia en una atmósfera política con la clarificación de la misión de la entidad y
la apreciación subjetiva de los valores y preferencias de la institución y de sus miembros y, a la luz de la
mejor información disponible sobre la entidad y su entorno, el proceso continúa transformando estos
juicios de valor, deliberada e incrementalmente, en proposiciones operacionales, asignándoles recursos.
El segundo aspecto del proceso se relaciona con la conveniencia de su adecuación a la estructura
organizacional de la entidad. Específicamente se ilustrará la situación para el caso de organizaciones
gubernamentales o privadas sin ánimo de lucro con estructuras de tres niveles. Al nivel más alto se le
denominará nivel institucional; el intermedio, nivel ejecutivo y al inferior, nivel operativo. El nivel
institucional debe encargarse de establecer directrices de carácter general, de examinar el producto del
trabajo planificador del nivel ejecutivo, para eliminar inconsistencias y llenar vacíos, y de consolidar
agregados. El nivel ejecutivo ajusta sus objetivos a los del nivel institucional o sugiere modificaciones y se
encarga de orientar, revisar y consolidar los resultados del trabajo al nivel operativo. Finalmente, el nivel
operativo ajusta sus planes y programas a las directrices del nivel ejecutivo y elabora presupuestos
detallados.
ETAPAS
NIVELES Clarificación Conformación de Presupuestación
de la Misión la Estrategia
Institucional 1 2 3
Ejecutivo
Operativo
1. Adopción 2. Adopción Plan 3. Adopción
Misión Presupuesto
Por último, el tercer momento del proceso trata de lograr, a través de la reflexión y el mejor conocimiento
de las directivas y de todo el personal con la estrategia seleccionada. Esta interiorización de actitudes sólo
puede lograrse a través de la participación y el intercambio intenso de información que se presenta
cuando, en un esquema de doble vía, se combinan armónicamente el punto de vista institucional con los
intereses particulares y el conocimiento especializado de quienes ejecutan las actividades cotidianas. Por
este motivo, es fundamental que en una estructura de varios niveles, como la que se ilustró en la sección
anterior, los niveles inferiores tengan una oportunidad real de influir sobre las decisiones que se adoptan
en los niveles superiores.
Qué otros pasos integran el proceso de Planeación?
Se supone, por simplicidad, que el proceso sucintamente descrito se lleva a cabo durante el período
anterior a aquel para el cual regirá el presupuesto que se prepara y aprueba en la tercera etapa. En realidad
esto sucede cuando ya existe una estrategia definida que sólo requiere ajustes menores. La formulación de
una estrategia radicalmente diferente es un proceso mucho más complejo y bastante más largo que
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usualmente pasa desapercibido para la mayor parte de los miembros de una organización. Sin embargo, la
existencia de un proceso formal de planificación estratégica generalmente contribuye a crear las
inquietudes iniciales que lentamente van haciendo germinar el nuevo enfoque.
A la aprobación del presupuesto se inicia un nuevo ciclo. Paralelamente al proceso descrito, y como parte
integral del mismo, se desarrolla una cuarta etapa que comprende el seguimiento, control y evaluación del
plan en ejecución. La información producida por estas actividades ha venido alimentando todas las etapas
anteriores, pero se supone que en este momento se revisa y sintetiza para que sirva de insumo al esfuerzo
de clarificación de la misión institucional. La Figura 2 esquematiza las relaciones predominantes entre las
cuatro etapas enunciadas.
MISION
EV A LUA CION
ESTRA TEGIA
CON TROL Y
PRESUPUESTO
Como primer paso, a menudo resulta conveniente crear un pequeño grupo interno, compuesto por los
funcionarios y administradores más respetados por sus colegas, para que revise el sistema de planificación
de la entidad y aconseje las modificaciones necesarias con el fin de incrustarlo dentro de su proceso de
toma de decisiones rutinario. Como resultado de su trabajo, el grupo deberá presentar un diseño del
proceso de planeación e, inclusive, determinar su calendario.
Alternativamente puede optarse por iniciar el proceso mediante un taller en donde participen los altos
directivos de la entidad (Miembros de la Junta Directiva y sus principales ejecutivos). En este taller se
puede intentar cubrir de una manera explorativa la etapa de clarificación de la misión y adentrarse en la
conformación de la estrategia hasta el punto de definir los lineamientos básicos del plan estratégico. Como
seguimiento del taller se deben asignar responsabilidades concretas a diferentes unidades de la entidad en
lo relacionado con la puesta en marcha de algunas acciones claramente identificadas como factibles y
convenientes y a la oficina de planeación, o a un grupo creado para el efecto, la función de elaborar un
primer borrador del plan estratégico. Tal esbozo debe presentarse a los altos directivos en un taller
posterior para revisar las decisiones tentativas de la primera reunión de trabajo y señalar nuevas directrices
para el plan estratégico. En otra publicación del autor [Aldana, 1989] se presenta una guía para el
desarrollo del taller inicial.
En razón de que el mayor beneficio de este enfoque de planificación se deriva, como ya se afirmó, del
aprendizaje que resulta de la participación en su desarrollo, es fundamental que la Junta Directiva y todas
las instancias de dirección reserven un tiempo en su calendario anual para ciertas actividades críticas del
proceso. Por ejemplo, debe quedar establecido que en la reunión del mes X la Junta Directiva examinará y
adoptará la declaración revisada de la misión que le presentará la Gerencia.
Por supuesto éstas, que se han denominado políticas institucionales, tienen su fundamento en los estatutos
de la entidad y en su tradición y su cultura. Sin embargo, lo que sucede es que estos fundamentos no son
suficientemente concretos o explícitos en relación con la orientación y definición distintiva que requiere
toda entidad. Es conveniente, por lo tanto, imaginar qué podría hacer la entidad, en el largo plazo, por el
país o por su área de responsabilidad, dentro del campo de acción que le establecen los mandatos
superiores, y contrastar ese ideal con lo que efectivamente está realizando. Usualmente, al revisar por
primera vez la misión, no se dan las condiciones para introducirle modificaciones a fondo. No importa,
este estilo de planificación no es impositivo sino consensual y espera tener siempre la oportunidad de
aproximarse a definiciones más apropiadas. De todas formas, el debate habrá ilustrado los factores que se
oponen al cambio y la gerencia tendrá tiempo para examinar detenidamente los varios puntos de vista y
trazar un plan de propósitos y acción que le permita resolver el conflicto identificado. Lo que sí es
importante es evitar propósitos y políticas estrechas y mal concebidas que acorralen el accionar futuro de
la institución y, al mismo tiempo, procurar que las que se establezcan [Quinn, 1980]:
Enfaticen valores ampliamente compartidos para promover la cohesión de los empleados entre sí y
con la empresa.
No cohiban ni restrinjan la creatividad.
Proporcionen un sello de distinción a la entidad.
Estimulen el sentimiento de grupo y su disposición a superarse continuamente.
En la conformación de la estrategia de la empresa también es útil partir de la forma como ha venido
utilizando y asignado sus recursos en el pasado recientemente. De ahí se puede proyectar lo que estaría
haciendo la empresa si no introdujesen cambios en su orientación. Combinando estas proyecciones con un
análisis de la posible evolución normal del entorno se puede llegar a lo que se ha denominado un
escenario de referencia [Ackoff, 1986]. Este escenario mostraría la situación de la empresa si se
continuase con las prácticas vigentes.
El siguiente ejercicio usualmente consiste, también utilizando la tecnología de Ackoff, en elaborar un
rediseño idealizado, es decir, en establecer la posición que se desearía para la empresa en el futuro. La
comparación entre el diseño idealizado y la proyección de base servirá para identificar los problemas,
entendiendo por problema la brecha o distanciamiento entre un ideal ambicionado y una realidad percibida
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Eduardo Aldana Valdés
PROBLEMAS
ESTRATEGIA
PLAN
DISEÑO CONTROL
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ackoff Rusell L., Elsa Vergara Finnel y Jamshid Gharajedaghi, Guía para Controlar el Futuro de la Empresa, Limusa,
México, 1986.
Ackoff, Rusell L. Redesigning the Future, John Wiley and Sons, New York, 1974.
Aldana, Eduardo, Guía para Definir Políticas y Lineamientos Estratégicos en Entidades sin Ánimo de Lucro, FES, Bogotá,
1989.
Anthony, Robert N., Sistemas de Planeamiento y Control, El Ateneo, Buenos Aires, 1974.
El Sawy, Omar A., Understanding the Process by which Chief Executives Identify Strategic Threats and Opportunities,
Documento del Center for Futures Research, University of Southern California, Los Ángeles, 1984.
INVEPLAN, Instituto Venezolano de Planificación, Guía Metodológica para el VII Plan de la Nación, Caracas, 1984.
Lorange, Peter, en Hax, Arnold C. (Editor), Studies in Operation Management, North Holland, Amsterdam, 1978.
Matus, Carlos, Política, Planificación y Gobierno, Sin editar, 1987.
Nanus, Burt, QUEST - Quick Environmental Scanning Technique, Long Range Planning, Vol. 15, No. 2, Pergamon Press,
Londres, 1982.
Ogliastri, Enrique, Manual de Planificación Estratégica, Tercer Mundo Editores, Ediciones Uniandes, Bogotá, 1988.
Quinn, James B., Strategies for Change: Logical Incrementalism, Richard D. Irwing, Homewood, Illinois, 1980.
Sallenave, Jean-Paul, Gerencia y Planeación Estratégica, Norma, Bogotá, 1985.
Ulrich, Hans, Principios de Estrategia Empresarial, Verlag, Berna, 1978 (Traducción Librería El Ateneo, Buenos Aires, 1983).
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PUNTOS DE REFLEXIÓN
1. Analice 3 deficiencias de los llamados departamentos de planeación, a la luz de hoy y en lo posible
desde su propio entorno organizacional.
2. En su consideración cuáles son los beneficios que se deberían generar de un buen enfoque al
planificar.
3. Cómo definiría usted gestión estratégica?
4. Cuál es el qué hacer de la planificación estratégica en un ambiente tan cambiante como el nuestro. En
su fin, qué debería propiciar?
5. Quién debe desarrollar el proceso de planeación?
6. Qué se entiende por memoria institucional?
7. En que aspecto de la planificación estratégica se elabora el plan estratégico?
8. Dentro del proceso de planeación a que se dedica el control y evaluación?
9. Formule una estrategia de cambio institucional, adecuada a su entorno (cite al menos 3 elementos
dados por el autor y cómo los desarrollaría).
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