Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Actividad N°7
Corte III
“fueron tan buenas como cuando él nos la contaba. Era como ver a todo color y en
“cinemascope” los viejos y repetidos filmes en blanco y negro, como ver realizado todo lo
que el director quiso pero que alguna razón no pudo hacer”
“Pedro era un actor extraordinario que representaba con igual soltura el papel del
muchacho y del jefe de los bandidos”
Tanto al momento que tenia como director destallaba por su increíble trabajo en los
efectos y recursos cinematográficos siendo superior a los directores de la industria;
representando momentos de acción con lujo al detalle y cámara lenta para poder dramatizar
mejor las escenas
“Tenía una capacidad tan insólita para crear recursos cinematográficos, que se
adelantó a grandes directores de la industria. Le vimos usar el movimiento en cámara
lente para dramatizar la violencia mucho antes que a Peckinpah se le ocurriera hacerlo:
sin dejar de narrar la acción, se contorsionaba con exageradas lentitud cuando se
disponía a golpear al bandido con todas sus fuerzas y parecía levitar en el aire antes de
desplomarse al piso después de haber recibido un disparo. Poseía, además, una gran
habilidad para crear y realizar efectos especiales: imitaba el galope de los caballos y el
tintineo de las espadas al cruzarse en los duelos; reproducía el chasquido metálico de las
balas al chocar contra las piedras, ese zumbido particular que hacían los disparos de las
películas vaqueras ante la llegada del spaghetti western, al tiempo que recreaba el
soundtrack del filme para acompañar la acción”
“como cuando contaba sus propias películas. Aquellas tremendas producciones que
nadie, ni siquiera él, había visto. En esas ocasiones Pedro desplegaba el poder de
incontenible fantasía cinematográfica y, cual un Charles Chaplin del cine oral, creaba el
guion, producía, dirigía y actuaba sus propias películas. Con un añadido que ni el mismo
Chaplin tuvo la suerte de poner en práctica”
“Le insistíamos que la película resultaba mejor si la bala que había disparado el
bandido con su Winchester desde un escondite, acertándole en el pecho, se detenía al
chocar con una moneda de un dólar que llevaba en el bolsillo de la camisa. Que, por esa
razón, cuando el amigo del muchacho había caído al suelo, no estaba muerto sino
desmayado”
Las conclusiones de sus películas eran toques a la realidad que el veía, no a los finales
felices dándonos giros de trama y de narrativa que les quitaban el sabor amargo a las
conclusiones sin el final feliz. Al igual que su gusto por incluir a sus amigos a las historias
como protagonistas reales que le ayudaban a desarrollar la narrativa
La cúspide de sus historias llegaría con su obra maestra, recordada por todos sus
amigos. Unos de sus compañeros de escuela (Andresito) y de juegos contrajo una
enfermedad la cual le arrebato la vida, velándolo en el barrio donde vivían.
En esta película todos participaban, incluidos Andresito que, aunque no los podían
ver igual ayudaba a sus amigos en sus aventuras
“sería él quien colocaría a nuestro alcance la pistola salvadora cuando los bandidos
nos pillaran desarmados; o quien haría aparecer el caballo imprescindible para ir al
pueblo a avisar que ya los indios se acercaban a atacar; y sería Andresito quien al final se
encargaría del jefe de los bandidos, un malvado que tenía poderes sobrenaturales, las
balas lo traspasaban sin hacerle nada”
““que era idéntico a como ver a Andresito cuando llegue a grande”, aseguró
Leonét. Hecho que ocurriría en un momento indeterminado en el futuro, cuando, para
sorpresa de todos quienes lo creían muerto, regresaría a casarse con ella. “Porque no
estaba muerto, sino que era algo desconocido lo que le había pasado y, aunque estaba
vivo, nadie se daba cuenta, ni siquiera él””.
Todos tienen la esperanza de que Leonet vuelva a contar sus historias llenas de
acción, fantasía, amor y realidad, ya que como el no hay ninguno.