Está en la página 1de 137

1

Bad ∞ End ∞ Night es una novela de dos volúmenes escrita por


Hitoshizuku-P, basada en su serie de canciones con Vocaloid “The
Night Series” (Serie de la noche). Su argumento gira en torno a ocho
actores atrapados en una obra interminable, que buscan una forma
de escapar. La novela muestra toda la historia con muchos detalles y
acciones paralelas que no se mencionan en las canciones.
ADVERTENCIA DE CONTENIDO: En esta obra se narran actos de crueldad, no
es apta para personas sensibles. Lean bajo su propia discreción.

La siguiente traducción de la novela ligera de Bad ∞ End ∞ Night, exactamente


del volumen 2. Es una traducción de fans para fans hecha por PrinceScans, la cual
en ninguna manera pretende ser la oficial y puede ser adquirida completamente
GRATIS en princescans.blogspot.com.

PrinceScans no pide donaciones, ni ningún otro requerimiento para descargar


estas traducciones. Si pagaste por esto, has sido estafado. Lo único que pedimos es
que no roben los créditos y no saquen este PDF fuera de nuestra página. Si quieren
compartirlo solo pongan un enlace a nuestra página. Por favor, notifíquennos si
ven nuestro trabajo usado con fines monetarios.

Los derechos del contenido de este PDF pertenecen a su respectivo autor original,
Hitoshizuku-P, y las ilustraciones de la portada y de los capítulos a Suzunosuke.
PrinceScans solo lo ha traducido y editado en español.

Recalcando de nuevo, esta es una traducción hecha por aficionados a la serie, NO


ES LA TRADUCCIÓN OFICIAL. Siempre es mejor comprar el libro original para
apoyar al autor.

Para descargar más PDF en español de esta y otras novelas, visiten nuestra página
de traducciones: princescans.blogspot.com.
4

Presentación de los personajes........ 5

Glosario............................................ 6

Capítulo 8......................................... 7

Capítulo 9......................................... 24

Capítulo 10....................................... 43

Capítulo 11....................................... 59

Capítulo 12....................................... 109

Capítulo 13....................................... 113


5

Miku
Actriz prometedora de la Compañía Burlet.
Fue la elegida para el papel protagonista de
Crazy ∞ nighT.

Meg
Actriz de la Compañía Burlet que también
escribe en su tiempo libre. Es un poco
excéntrica.

Len
Hermano gemelo de Rin. Un niño prodigio
tímido. Muchos de sus fans son peces gordos
de la nobleza.

Rin
Hermana gemela de Len. Tiene un club de
fans fanáticos. Es una niña prodigio de la
compañía.

Kaito
Líder de la Compañía Burlet. Es actor y
director de escenario.

Gack
Posee una granja independiente aparte de
ser actor en la Compañía Burlet. Tiene una
personalidad diligente y gentil.

Meiko
Actriz de la Compañía Burlet. Es bastante
conocida por sus cautivadoras, precisas y
detalladas actuaciones.

Luka
La actriz estrella de la Compañía Burlet,
tremendamente atractiva. También trabaja
como modelo.
Crazy ∞ nighT
Un guion perdido de la Compañía Burlet del que solo se conoce el título. Fue
descubierto en el sótano de la Compañía Burlet.

Villa Zacry
La ciudad natal de Miku y el dramaturgo Sr. Burlet.

Sr. Burlet
Un dramaturgo legendario que hace un siglo impulsó la edad dorada del teatro.
Andando en busca de la perfección, un rumor alrededor de él es que “cualquiera
que profane una obra suya se encontrará con una muerte anarga”.

Compañía Burlet
Un elenco de actores fundado por el Sr. Burlet. Mientras que tuvo su época de
gran prosperidad, ha perdido mucha gloria pasada y el negocio no le va bien.

Mapa de la casa
7

∞ Discrepancia ∞

First nighT

Una noche, el viento soplando feroz, con siete actores en el teatro una obra se celebró.
Animada la fiesta estaba. Entonces una octava mujer, amiga de ellos, les visitó.

La mujer dijo que había encontrado una carta que contaba de los siete un pecado.
Y que su secreto sería contado...

Los amigos quedaron desconcertados, perplejos.


Tenían un asunto muy importante del que ocuparse, pecado ni de lejos.

Los actores culparon a la mujer. Si lo revelaba eso sería clara traición.


Pero la mujer firme se mantuvo. Insistía en que tenía la razón.

Se dio por vencida y aparentó abandonar la batalla, los siete la trataron de detenerla.
Pero no consiguieron torcerla.

Las negociaciones empezaron, sin ir a ningún lugar.


Al final, un cuchillo de su bolsillo la mujer sacó para a los siete amenazar.

Ellos vacilaron con temor.


Sin embargo, ahora no podían apagar su furor.

Si la verdad en la carta, su pecado, era revelada, sus esfuerzos en vano habrían sido.
Hubo disputa, riña, una pugna nefasta y luego... un ruido.

Quizás el destino se la había jugado... ¿Milagro o accidente? La diferencia era poca.


La rueda de la tragedia empezó a girar como loca.

La mujer cayó por la escalera.


Cuando llegó abajo... el cuchillo se clavó en la delantera.
Murió... qué muerte tan certera.

Los actores lamentaron el desafortunado acontecimiento.


Y tuvieron un pensamiento.
8
“Ojalá esta tragedia fuera igual que las obras de teatro, una escena de un mundo...
Oh, ojalá el tiempo pudiera detenerse un segundo.”

Pero la obra de su vida, el que ella dirigía, a su fin llegado ya había.

Y decidieron consignar su trágica muerte al olvido así.


Para ocultar todo en el sótano secreto del teatro, dentro de un ataúd allí... ∞

El sudor corría por mis dedos mientras pasaba la página final. Ese grueso libro tan
repleto de palabras... Cada vez que volteaba sus páginas, las letras saltaban hacia
mí como si estuvieran escribiéndose directamente en mi cabeza.

—Esto... me sue... ¡Esto me suena!

—¿Hm...?

Lo recordaba claramente ahora. Los acontecimientos de “First nighT” eran exac-


tamente los de la pesadilla que había tenido esa mañana. Siete hombres y mujeres
estaban juntos celebrando una fiesta, una llegaba tarde y hacía una declaración
que causaba alboroto, trataba de huir corriendo, en discordia con sus amigos... y
moría en el acto. El sueño que había tenido era ciertamente ese. Pero si este libro
era el mismo que mi sueño, entonces ¿los siete trataron de encubrir su muerte, y
después ocultar su cadáver en un ataúd... en una sala en el sótano del teatro...?

—Es definitivamente lo mismo... No hay duda.

—¿Qué es lo que te pa-re-ce lo mi-smo...?

—Esta mañana tuve un sueño. Estaba dando vueltas en la cama y no podía dormir... y
lo olvidé todo por completo hasta ahora. Pero ahora... puedo recordarlo vagamente.

—¿Re-cor-dar-lo...?

—Es lo que está escrito en este libro. Había ocho hombres y mujeres... Siete perse-
guían a una de las mujeres, y ella moría. Creo que fue un accidente, pero... siento
que podría interpretarse como si la hubieran matado también.

—¿Ocho ac-to-res...? Justo como no-so-tros, ¿no?


9
—...

Sí, era exactamente igual. El guion de Crazy∞nighT, y este mundo. ¿Qué conexión
tenían con mi sueño y First nighT? ¿Fue mi sueño una premonición...? O…

—Pero, va-ya, sí que re-cuer-das los sue-ños con cla-ri-dad... Nosotros, los mu-ñe-
cos no po-de-mos soñar, así que no co-noz-co esa sen-sa-ción. Pero que in-clu-so
re-cuer-des el número de per-so-nas que había en tu sue-ño...

—No sueño muy a menudo... así que no sé si suelo recordar tanto detalle o no...

—¿Y los sie-te per-se-guían a la chica...?

—Sí...

—¿En se-rio? Cuánta me-mo-ria. No pa-re-cía tan lis-ta, se-ño-ti-ta aldeana.

—Agh...

—Oiga, ¿qué más re-cuer-da? ¿Vio sus ca-ras? ¿Sus vo-ces?

—No... No vi nada. Bueno, quizá sí los vi, pero no lo recuerdo. No recuerdo nada...
Ni siquiera cómo sonaban sus voces.

—Hmm. Pero, veamos, si se con-tó a us-ted mis-ma como par-te del sue-ño, enton-
ces sin us-ted serían sie-te per-so-nas... ¿o no?

—¿Eh?

Concentré mis pensamientos en mis recuerdos del sueño de nuevo, pero... Como
pensé, no podía recordar nada más al respecto. El muñeco me miraba seriamente,
no era una indirecta burlona.

—Creo que... No veía el sueño desde la perspectiva de nadie en particular. Es como


si fuera una obra de teatro... No estaba sentada entre el público, sino junto a los
actores, pero lo veía todo desde fuera. Así que si me incluyo a mí misma, puede
que fuéramos nueve... No estoy muy segura. Eso es todo lo que puedo recordar...
Creo que los sueños no suelen vivirse en primera persona... era un punto de vista
ambiguo.

—Ya-a...
10
El muñeco se llevó la mano izquierda a la barbilla, soltando un “Hmm” pensativo.

—Dijo que no podía re-cor-dar sus ca-ras o vo-ces, pero... ¿cree que podríamos
ha-ber sido no-so-tros?

Inclinó su linda cabecita hacia un lado y esbozó una sonrisa. Mientras, la expre-
sión de sus ojos comenzaba a ser algo curiosa. Como si esa curiosidad se hubiera
transformado en una avara tenacidad, ahora me miraba obstinadamente con una
pizca de locura. Su mirada era afilada y cortante, y me volví para escapar de ella.
Si me atrapaba profundamente en esos ojos... sentí que los secretos más profundos
de mi corazón, los que ni siquiera yo sabía, podrían estar expuestos. Mi garganta
seca finalmente se movió.

—Umm... No lo sé. Es decir, no recuerdo nada de la gente que aparecía en él. Solo
recuerdo que... la persona que murió...

Sí, recordaba que habían llamado a la mujer que murió “protagonista”.

—¿Era la pro-ta-go-nis-ta...?

—¡...!

¡¿Cómo lo sabía?! El libro no decía nada de eso...

—Si la pro-ta-go-nis-ta muere en medio de la ac-tua-ción...

—...

—¿Cree que la his-to-ria ter-mi-na-ría ahí...?

Dudé, sin tener una respuesta inmediata a la pregunta. Por lo general, la protago-
nista no moría a media obra. Si moría, eso se solía dejar para el final de la histo-
ria... y solo cuando el final era trágico. En el caso de un libro, no habría nadie para
contar la historia, y ciertamente, en una obra de teatro no es común seguir como
si nada después de la muerte del papel principal. La respuesta común sería perder
el interés.

—...

—¿No lo sa-be? Es us-ted un poco len-ta, se-ño-ri-ta aldeana, ¿no cree? Aunque
esa es una bue-na cua-li-dad para una pro-ta-go-nis-ta...
11
—...

No estaba segura de si el cruel muñeco me estaba halagando o insultando.

—La pro-ta-go-nis-ta nor-mal-men-te no muere. Si no, la his-to-ria ter-mi-na-ría.


Pero hay una ma-ne-ra de que pueda seguir...

—¿Ah, sí...?

—Sí. Es... reemplazando a la pro-ta-go-nis-ta. Si muere pero le pa-sa la ba-tu-ta al


si-guien-te pro-ta-go-nis-ta, no pasa na-da. La his-to-ria puede continuar el tiem-
po que sea.

—¿Reemplazando...?

—Se cam-bia de pro-ta-go-nis-ta y la his-to-ria adquiere un nuevo pro-ta-go-nis-


ta. ¿No cree que eso ocurre to-do el tiem-po en el mun-do hu-ma-no? La his-to-
ria... Todo el mun-do tiene una his-to-ria detrás. Si la pro-ta-go-nis-ta muere...
sim-ple-men-te se busca a otra para que la sus-ti-tu-ya. Y esa nue-va per-so-na no
de-be-ría saberlo. Habría que lle-var-lo como algo na-tu-ral. Si la nueva per-so-na
in-ten-ta pa-re-cer-se a la antigua, todo acabaría, no sería na-tu-ral. La his-to-ria
dejaría de ser in-te-re-san-te. No pasa nada si el siguiente ca-pí-tu-lo tiene otro
pro-ta-go-nis-ta. Si la obra tiene ocho per-so-na-jes... se pre-pa-ra un no-ve-no
com-po-nen-te y ya está.

—Un noveno...

Buscar un nuevo protagonista, y sustituir al primero. Al que ha muerto. Tener pre-


parada a una novena persona en una obra con ocho personajes... No podía dejar
de darle vueltas. La persona en mi sueño estaba destinada a morir y entrar en un
ataúd... ¿Pero quién era...?

Inconscientemente me llevé la mano al pecho. El tiempo restante en la obra había


disminuido un poco más. ¿Y ahora qué? No había tiempo. Tenía que darme prisa y
hacer algo. ¿Pero hacer qué? ¡Cierto, la página! Tenía que salir de aquí y buscarla.
¡Y pensar...!

—Tengo al-go bueno que de-cir-le.

—Um... Debería...

—No tie-ne por qué apre-su-rar-se.


12
—¿Que no me apresure...? Pero, ¡el tiempo restante...! Seguro que ha pasado más
de la mitad de la obra, no puedo...

—¿Y si no se ter-mi-na? ¿De-sa-pa-re-ce-ría-mos?

—¿Eh...?

—Se-gu-ra-men-te, ahora de-sa-pa-re-ce-ría-mos. Pero solo sería el fi-nal de es-ta


fun-ción. Podría con-ti-nu-ar otra noche.

¿Continuar…? La muñeca había dicho algo similar. “El día de hoy no cesará.” En
su momento me pregunté qué significaba. Miré al muñeco a los ojos, y su mirada
decía: “Ven conmigo.” Se dirigió a una librería en el lado opuesto a la anterior, a
la derecha de la puerta. Buscó entre algunos de los gruesos libros, pero parecía
incapaz de encontrar el que estaba buscando. Como con los demás, no había nada
inscrito en los lomos de ninguno de los libros, por lo que se hacía difícil buscar.

Después de verlo buscar entre los libros desde detrás un tiempo, noté que uno de
los osos de peluche elegantemente sentado en un sillón de cuero sostenía uno.
Qué extraño. Me acerqué y miré el libro. Su título era Bad∞End∞Night.

Al hojear las páginas, me pasó lo mismo que antes; las palabras fluyeron directa-
mente a mis pensamientos como un torrente. Las olas que comprendían esas pala-
bras se estrellaron contra mi mente. La inesperada onda de choque estuvo a punto
de hacerme perder el conocimiento. Al final se retiró, di la vuelta a la última pági-
na, y luego bajé las manos sin poder. El libro se estrelló sobre la alfombra granate.

—...

Una tempestad de emociones se arremolinaba sobre mí. Me faltaban las palabras.


Esto tenía que ser... algún tipo de broma elaborada, ¿verdad? Esperaba que lo
fuera.

—Ahhh... Iba a re-co-men-dar-le algo me-nos in-ten-so pri-me-ro...

El muñeco se me acercó sosteniendo una pequeña pila de libros. Pero después de


haber sido arrastrada por esa ola de palabras, apenas me mantenía en pie. No me
habría sorprendido que me hubieran devorado esos feroces rápidos. Estaba ha-
ciendo todo lo posible por aferrarme a la vida, aunque el lazo fuera poco seguro,
para no caer redonda. No tenía tiempo para juntar las palabras arremolinadas.
Con manos temblorosas, agarré mis hombros.
13
La actriz que interpretaba a la aldeana había sido absorbida repentinamente por un
mundo de la obra extraño, y estaba muy confundida. Mientras corría por la mansión
en busca de una salida, encontró un sótano. Y ocho ataúdes. Esto la asustó más que
nunca, e intentó huir, pero los siete habitantes de la mansión... no, los siete actores
que una vez fueron sus compañeros y amigos, la persiguieron persistentemente. Solo
la actriz que interpretaba a la aldeana sabía que eso era una obra de teatro... No po-
día comunicarse con ellos; sus amigos se habían vuelto locos. Corrió por toda la man-
sión, pero los demás persiguieron a la aldeana hasta que esta se detuvo. Convencida
de que este ritmo también la mataría y la llevaría a la tumba... la aldeana recordó
que la manecilla de las horas del reloj parado era un cuchillo, y entonces...

—Es mentira... Es todo mentira... Yo no recuerdo nada de esto... ¡No fui yo!

—La me-mo-ria es un libro muy abu-rri-do. Sus pá-gi-nas no siempre se abren...

—No puede ser... Pero...

—Si esta obra ter-mi-na, puede em-pe-zar otra. Y así una y otra vez. Para si-em-
pre.

Siempre. Este mundo irreal... en el que pensé que había quedado atrapada de re-
pente después de recoger esa carta extraña en el escenario... ¿En realidad ya se ha-
bía repetido una y otra vez? ¿Era “Bad∞End∞Night” simplemente una repetición
de una noche interminable...?

—Estas li-bre-rí-as son una obra de arte, ¿no cree...?

—¡¡...!!

No podía ser... Todos esos libros sin título en el lomo. ¡¿Serían esas librerías que
llenaban las paredes de la estancia...?! ¡¡No...!!

—Entonces, ¿First nighT también...? Es que...

—No. Ese es di-fe-ren-te. Eso no su-ce-dió en esta obra...

—...

—Si no re-cu-er-das nada, bueno, es me-jor así...

—¿Eh...?
14
El muñeco bajó la cabeza de manera que no podía ver su expresión. Su mirada era
diferente ahora... ese chico que solo me llegaba a las caderas. Era la misma mirada
que cuando sostuvo ese ramo azul y se burló de mí. No como el otro él.

Me preguntaba si lo recordarían. Esta noche se repetía una y otra vez. Yo era la


única que sabía que este mundo no era la realidad. Y, sin embargo, ¿también había
sido la única en olvidar que se estaba repitiendo una y otra vez...? ¿Y qué signifi-
caba que First nighT era un libro que no pertenecía a esta obra?

Una luz brillante destelló en la habitación y me dejó aturdida por un momento.


La sala no tenía ventanas. Me volví hacia la entrada. La puerta que seguramente
el pequeño había cerrado antes estaba ligeramente abierta. La iluminación había
entrado por la gran ventana al final del pasillo.

Salí de la biblioteca, aún aturdida, y bajé las escaleras. Fui detrás de ellas, al pasillo
entre el vestíbulo de entrada y la sala de estar, encendí la luz, seguí adelante y, des-
pués de pasar la habitación de invitados #1, a mi izquierda vi el pasillo que tenía
esa pintura gigante cubriendo una de sus paredes. Caminé rápidamente, sin parar,
como si algo me atrajera. Continué escuchando solo mis propios pasos.

Justo cuando esa pintura de Twilight∞nighT entró en mi visión y miré hacia ella,
el varón apareció al final del pasillo. Estaba segura de que aún estaba revisando
las habitaciones del segundo piso que le asignaron; ¿por qué estaba tan lejos de
ellas...?

—Ey. ¿Puede echarme una mano? Quiero comprobar una cosa del desván del pri-
mer piso.

—Err...

—No es muy grande, pero tiene muchas cosas. Es ideal para esconder algo. Puede
que le tome algún tiempo... pero rebusque tanto como pueda. Parece que los de-
más están terminando con sus últimas habitaciones.

—¿En serio? Bueno...

—¿Qué...? ¿Iba a algún sitio?

Su pregunta me hizo preguntarme por qué estaba parada ahí en ese momento. ¿No
15
me estaba dirigiendo al estudio en el segundo piso para buscar al varón...? Pero
cuando salí de la biblioteca vagué distraídamente en ninguna dirección en particu-
lar y terminé ahí... como si mi destino hubiera sido la pintura de Twilight∞nighT.
¿Por qué rayos...?

—Solo estaba buscando a alguien...

—Ya veo... Bien. Por ahora, me gustaría que fuera al desván. Cuando acabe, en-
cuéntrese conmigo en el estudio de arriba y dígame lo que ha encontrado. Voy a
avisar al resto.

—De acuerdo...

Así como el varón me dio instrucciones, me dirigí rápidamente a la habitación en


la esquina sureste del primer piso. Era un desván bastante amplio.

Por ahora, había notado como la mayoría de los objetos eran solo fondo para la
obra; papel maché, por así decirlo. Por ejemplo el jarrón de lirios blancos sobre
la mesa de cristal en la sala que me había parecido tan real. Se veían exactamente
como flores reales en un jarrón, con agua. Pero no tenían más propiedades que
dar la impresión de que “había un jarrón allí”, por lo que ni siquiera podías sacar
las flores del recipiente. Mientras buscaba a través de la sala llena hasta arriba de
tales accesorios, comencé a predecir que no encontraría la página siguiente. Mis
manos en movimiento fueron parando gradualmente.

Probablemente debería haberle preguntado al varón cuando nos encontramos en


el pasillo. ¿Por qué nadie me había dicho que este mundo se estaba repitiendo?
¿Todos lo sabían? ¿O acaso solo el muñeco asignado a la biblioteca? ¿Por qué no
habíamos buscado los cuerpos de las personas mientras buscábamos la página?
¿Por qué no encontramos ningún signo de la página siguiente después de toda
esta búsqueda?

Leí algunos de los otros libros que el muñeco trajo de las estanterías, además de
ese repulsivo Bad∞End∞Night. Eran todos eventos que no recordaba. Pero su-
pongo que eran Crazy∞nighT que se habían realizado. Si el muñeco estaba en lo
cierto, entonces yo... todos nosotros habíamos repetido el guion de Crazy∞nighT
una cantidad insensata de veces. Y en los libros que me mostró, como era de espe-
rar, todos estaban buscando una página robada también. Justo como ahora. ¡Pero
en ni uno de solo se encontraba la página a tiempo...!

—Siempre... Estoy sola, eh...

Todos habían olvidado el mundo real, y se habían hecho parte de este. Por mu-
16
cho que intenté contarles ese hecho desde el comienzo de este absurdo acto, no
parecían comprenderlo. Lo significaba que en realidad era solo yo la que estaba
atrapada en este mundo, ¿no? Estas personas no eran más que creaciones ficticias
del mundo, y las reales estaban en otra parte... Sí, todavía en la realidad. Era solo
yo quien había aparecido a este mundo como invitada... como protagonista.

En ese caso, creo que podía entender por qué simplemente perdía la memoria cada
vez. Si todo menos yo era papel maché, e incluso los personajes fuesen puramente
falsos, entonces ni siquiera tendría que sentirme sola. Y el libro horrible que ni
siquiera me atrevía a recordar...

Bad∞End∞Night...No creía para nada que eso fuera algo que realmente había
hecho yo. Incluso si fueran falsos, ¿cómo podría matarlos...? Matar a mis amigos
con mis propias manos. Abrí mis manos poniéndolas frente a mi cara, mirándolas
lo suficientemente fuerte como para perforarlas. No tenía absolutamente ningún
recuerdo de eso. Pero cuando cerré los ojos, pude imaginar brevemente mis manos
manchadas de sangre.

Era solo mi imaginación, seguramente... una debilucha como yo nunca podría


hacer tal cosa. Negué con la cabeza para sacarlo de mi cerebro, pero la intensa y
espantosa imagen no desaparecía fácilmente. La culpabilidad se apoderó de mí
por algo que ni siquiera recordaba haber hecho. Tenía la garganta completamente
reseca.

Esto no iba a funcionar... Me volvería loca por sospechar de mí, culparme y odiar-
me. Necesitaba algo para cambiar mi estado de ánimo y calmarme un poco... Algo
para calmar mi corazón...

El té de nuestra sirvienta es verdaderamente magnífico. Calma el corazón, ¿no cree...?

De repente, me pasaron por la cabeza las palabras de la varonesa. Las había re-
petido tres veces, palabra por palabra, como un lavado de cerebro, y estaban bien
arraigadas en mi mente. ¡Sí, el té...! Pero... Recordé los principios de este mundo.
Solo la sirvienta podía hacer té. La aldeana, una invitada, seguramente no podría
ir a la cocina, hervir agua, y hacer su propio té. No tenía ganas de buscar a la sir-
vienta ahora y pedirle que me lo hiciera. Mi mente todavía estaba en desorden; no
quería encontrarme con nadie.

Tenía que hacer algo para recuperarme de esta angustiosa inquietud, por muy pe-
queña que fuera... Entonces lo comprendí, solo un poco, cómo debió de sentirse la
aldeana protagonista de Bad∞End∞Night. Este estado mental en el que estaba era
muy peligroso. Habían sucedido tantas cosas en una noche, y no tenía a nadie con
quien compartirlas, consultarlas, o de quien depender... Esa situación en realidad
17
había durado mucho, mucho más de lo que era consciente, y cada vez lo olvidaba...
aprendía lo que había olvidado y lo olvidaba de nuevo... Todo eso en un ciclo. No
sabía si sería capaz de volverme loca en un momento de debilidad. Ni siquiera po-
día evitar temerme a mí misma, a la única en quien pensé que podía confiar desde
que vine a este mundo.

El mayordomo dijo que el mundo es lo que percibimos. Si era así, entonces yo


y el mundo que estaba percibiendo ahora eran reales. Pero entonces, ¿las cosas
“reales” que estaban separadas de mi percepción, y que había olvidado, ya no eran
reales? ¿Había olvidado que Bad∞End∞Night era una actuación, y pese a saber
que solo podría haber sido real en algún momento del pasado, no podía aceptarlo
y se había vuelto mi realidad? Y lo mismo con el mundo real...

Mientras divagaba incesantemente en mis recuerdos desde que vine a este mundo,
de repente lo recordé. Cuando estaba hablando con el mayordomo, ¿no nos había
sobrado un poco de vino? El alcohol me vendría bien. Podía beber un poco para
alegrarme. Corrí hacia la bodega.

Crucé la puerta de la bodega, que estaba abierta. El mayordomo no estaba allí.


¿Dónde había guardado esa botella de vino sin terminar? Busqué la única botella
con un culo de vino real entre todas las falsificaciones.

—¡Aquí está...!

Encontré una cantidad tan minúscula de vino que apenas era suficiente para una
copa. Pero como no aguantaba bien la bebida, podría emborracharme bastante.
La botella estaba cerrada. Tomé un sacacorchos cercano, lo atornillé en el tapón
y lo retorcí lentamente. Una vez que salió el corcho, floró un aroma como a rosas
frescas.

En el sótano no había copas. Dudaba de ir a la cocina, por si habría la sirvienta o


la varonesa. Podría parecerles de malos modales, así que decidí simplemente beber
de la botella. No me estaba mirando nadie. La sostuve con ambas manos, la levanté
por encima de mi cabeza y lo volteé hacia abajo.

Por un instante, un trueno sacudió toda la habitación. Sonó en el momento tan


preciso que parecía estar tratando de impedirme hacer lo que estaba a punto de
hacer.

—¡Uahhh!
18
Asustada por el repentino sonido, derramé el vino.

—Ohh...

Otra de mis torpezas. Solo quería la más mínima posibilidad de escapar de mi


estado deprimido y desesperado... Pero ni siquiera eso fue como yo quería. En de-
finitiva, solo me sentí peor. Sin siquiera molestarme en suspirar, miré hacia donde
se había derramado el vino. Parte estaba en el suelo de piedra, y parte me había
manchado un poco la falda. Cuando alcancé el pañuelo que llevaba en el bolsillo,
noté que la carta que había dentro también se había mojado un poco de vino.

—Ah... La carta se manchó...

Estaba ligeramente teñida del color del vino. Y ¿era yo o las partes cubiertas de
vino en realidad eran un poco más blancas que el resto del papel marrón descolo-
rido...? Acerqué mis ojos. Efectivamente, no se había vuelto más blanco, el papel
en sí estaba emitiendo una luz tenue.

—¡Esto es...!

Era igual que cuando había estado a punto de coger First nighT en la biblioteca;
el libro había brillado débilmente por un momento. Y me sorprendió lo suficiente
como para hacer caer la escalera. ¿Por qué estaba brillando...? ¿Qué pasaría si hu-
biera algún punto en común entre la First nighT y esta carta? Recordé lo que dijo
el muñeco: que First nighT no era parte de esta obra. Luego, por su título... pude
hacer algunas predicciones.

Tal vez ese libro no era parte de este mundo de ficción y había salido de la reali-
dad... O tal vez eran los eventos escritos en ese libro que tuvieron lugar en otro lu-
gar, en el mundo real. Sin embargo, tenía algún tipo de conexión con este mundo...
Si First nighT y esta carta tenían relación con “el mundo real”, ¿y si la carta fuera
la clave para volver a la realidad? Si pudiera usarla como “Copia FinaL”, como de-
cía el sobre, ¡quizás podría terminar la obra y volver a la realidad!

De repente mi estado de ánimo pasó de estar oprimido a excitado. ¿Qué pasaría si


escribía un final en el que volvía a la realidad en esta hoja en blanco? Por ejemplo,
¿si escribía “La obra terminó, los actores recuperaron sus recuerdos y cuerpos, y
todos volvieron al mundo real”... realmente sucedería así? ¿Teníamos que actuar
como la mente maestra que nos selló en este mundo y escribir el final de esa ma-
nera? ¿Y si escribiéramos lo que escribiéramos, no íbamos a volver a la realidad?
19
Si este mundo operaba bajo unas leyes, entonces lo que estaba escrito en el guion
sería lo absoluto, y todo y todos actuarían en consecuencia...

Bueno, solo tenía que intentarlo. ¡De acuerdo...!

Mojé el dedo índice derecho en el vino del suelo y dibujé líneas en el papel. Esta
vez no brilló. Como prueba, escribí en pocas palabras: “Todos volvieron a la reali-
dad”. Pero, por desgracia, no pasó nada. Tal vez no empezaría a tener efecto hasta
que se incluyera como última página del guion. O bien las palabras escritas con el
vino se veían demasiado poco, y si tenías que forzar la vista para distinguirlas no
servía. O tal vez incluso tenía que estar escrito con tinta de verdad. No sabía cómo
funcionaba, pero si probaba todas las posibilidades, entonces tal vez...

Pero... ¿Y si no llevaba razón?

Toda la información que había reunido desde que me desperté volvería a ser una
hoja en blanco. ¿Olvidaría todo nuevamente y repetiría las mismas acciones? Me
despertaría en un lugar desconocido, me daría cuenta de que estaba en un mundo
extraño, me invadiría el pánico y el miedo... Entonces aparecerían los otros sin
recordar quiénes eran y que eran parte de una obra... Me desesperaría, y querría
ayudar a que todos volviéramos a la realidad... Todo mientras me diese cuenta de
que este mundo se repetía una y otra vez...

No estaba garantizado que cada detalle de la noche sucediera de la misma manera


todo el tiempo. Una sola de mis acciones podría cambiar todo el desenlace; resul-
tando en un final diferente cada vez. Después de incontables noches, finalmente
podría haber encontrado una pista importante para regresar a la realidad, así que
no quería tirar la toalla.

Tenía que salvarlos a todos...

Todavía me quedaba tiempo. Me llevé la mano al pecho para comprobarlo; habían


pasado dos tercios de la obra aproximadamente.

En el fondo de mis pensamientos, imaginé las expresiones de todos que había


visto desde que llegué a este mundo. Era posible que ellos siempre hubieran sido
parte de este mundo y, por lo tanto, hubieran sido completamente falsos desde el
principio. Pero por mucho que lo intentase, no podía pensar en ellos como meras
invenciones.

Hubo muchos instantes en los que sus acciones, palabras y expresiones se super-
pusieron con los hábitos de sus representantes del mundo real. Por lo que debían
ser los verdaderos, adaptados a los sistemas de este mundo, que olvidaron sus
20
nombres reales y otros recuerdos... Esta me parecía la explicación más probable.
Por lo tanto, la única que podía salvarlos de este mundo loco era yo, Miku, la que
no había perdido de vista su pasado, la verdadera yo. Para evitar que otra Bad∞En-
d∞Night tuviera lugar aquí... tenía que creer firmemente en Miku, en mí misma.

Me limpié la falda mojada con el pañuelo. El nuevo que acababa de darme Luka.
Pero ahora que sabía que había pasado años en este mundo y que simplemente
me había olvidado de él, vi que el nuevo pañuelo estaba gastado. Qué extraño...
Obviamente, el simple hecho de conocer la realidad no podía cambiar nada física-
mente. Sabía que solo podía ser mi manera de pensar lo que había cambiado. Sin
embargo... No podía creer lo diferente que me parecía.

Las hojas verdes estaban teñidas del color pálido del vino. Las rosas que anterior-
mente habían sido rosas habían absorbido el color, luciendo como si estuvieran en
plena floración. Tendría que lavarlo una vez llegase a casa... Apreté con fuerza el
pañuelo mojado, metiéndolo en mi bolsillo con cuidado, y me puse de pie.

Para reunir pistas sobre cómo terminar esta obra y regresar a la realidad, primero
tenía que conocer todo el panorama. Había muchos libros en la biblioteca, y aun-
que podía haber pistas acumuladas en todos esos eventos pasados... después de
un poco de vacilación, negué con la cabeza. No tenía tiempo de leerlos uno por
uno. En este momento, era mejor aprovechar al máximo las posibilidades de que
disponía y resolver los misterios que tenía delante. Tenía que investigar los puntos
de interés a fondo...

Seguí por el pasillo después de salir de la bodega, y a mi izquierda apareció la ha-


bitación prohibida fuera de la cual colgaba la pintura de Twilight∞nighT. Cuando
salí de la biblioteca en mi estado de ánimo estupefacta, deambulando, de alguna
manera me encontré allí. Tenía que haber una razón para eso. Había olvidado
cuánto tiempo había pasado en este mundo, pero seguramente mi cuerpo lo re-
cordaba.

Cuando Meg me sirvió té con leche por primera vez aquí en la sala de estar, estaba
segura de que se me había resbalado de la mano la taza, pero eso en realidad no
sucedió. Sorprendente incluso para mí, tomé la taza hábilmente y sin vacilar y
bebí el té. Esa extraña discrepancia... fue por la pérdida de mi memoria. Mi cuerpo
lo recordaba, pero mi mente lo olvidó. Entonces mi mente pensaría “¿por qué?”
acerca de las acciones naturales en mi subconsciente que había olvidado. En ese
caso, podría dejar de pensar y dejar que mi cuerpo se transmitiera a sí mismo pis-
tas que había reunido en el pasado... Con suerte.
21
Miré la pintura de Twilight∞nighT en la pared sin pensar. Mi mano derecha, que
parecía saber la verdad, extendió la mano hacia la palma izquierda de la chica que
bailaba en el centro de la pintura, que miraba hacia adelante. Dado que la niña es-
taba dibujada a tamaño real, parecía algo así como que estaba poniendo mi mano
en un espejo. Ella por dentro y yo por fuera. Entonces noté que había una ligera
muesca en esa palma y, ​​como si intentara entrar en la pintura, me incliné hacia ella.

Hubo un repentino movimiento y aparté mi mano. ¿Había cambiado la hendidura


que había en su palma? La pared retrocedió lenta y silenciosamente hacia la “ha-
bitación prohibida”. Cuando finalmente terminó, apareció una escalera de caracol
que conducía al sótano. Así que esta habitación prohibida no era una habitación
para empezar, solo una escalera de caracol secreta.

Observé la oscura escalera. Las lámparas a lo largo de la pared proporcionaban


una luz tenue. Se sentía una suave brisa que venía desde abajo; tal vez el sótano
tenía ventilación de algún tipo que conducía afuera. Todavía confiando en mi
cuerpo, bajé paso a paso. ¿Sería muy profundo...? La larga escalera se prolongaba
tanto, que ni siquiera sabía cuánto había bajado.

Después de andar un rato, vi una gran puerta vieja de madera ante mí. Definitiva-
mente tenía pinta de ser pesada, pero puse todo mi peso contra ella y la hice crujir
lentamente.1 Daba a una habitación de piedra mohosa bañada de luz por pequeñas
lámparas en las paredes. Al entrar y mirar alrededor, vi muchos ataúdes. Temero-
sa, los conté.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... ocho. Ocho ataúdes...

Me acerqué al que estaba en la parte posterior y puse lentamente la mano sobre su


cubierta. Parecía estar cerrado, no cedería. Lo mismo para el que estaba a su lado,
y el que está al lado de este... Revisé cada uno, pero ninguno se abría. Hice resonar
un suspiro fuerte y desalentado en la habitación silenciosa.

En ese momento, volví a mí. Pensando en las acciones inconscientes que acababa
de hacer, me alejé del ataúd que tenía delante. Había intentado abrir estos ataúdes.
Cuando dejé que mi cuerpo tomara el control, de una manera extremadamente
natural, revisé cada ataúd, anhelando algo dentro de ellos. Como si algo dentro de
los ataúdes me atrajera hacia ellos...

Si bien esto podría haber estado relacionado con una pista sobre el regreso a la
realidad, ya que no recordaba nada, había querido abrir los ataúdes cerrados sin
un objetivo claro. Me alegré de que estuvieran cerrados... Fue una suerte que no

1
Es una puerta “doble” o que se abre en dos.
22
se abrieran, pensé con profundo alivio.

Pero al mismo tiempo, una vaga intuición de que tenía que abrirlos rápidamente
comenzó a girar en mi cabeza. Los dos pensamientos se mezclaron, y dudé de
cómo actuar durante un instante. Pero de cualquier manera, los ataúdes parecían
estar bien cerrados, por lo que no podría abrirlos por el momento. Miré por enci-
ma alrededor pero no se me ocurrió nada.

Entre los libros que leí en la biblioteca, ninguno mencionaba que los ataúdes se
abrieran. El varón había repartido las habitaciones entre todos ordenando que
buscaran diligentemente la siguiente página, pero por alguna razón omitió esta
sala, ni siquiera la mencionó. ¿Querrían ocultar la existencia de esta habitación a
la aldeana? ¿Era eso una parte natural de su papel como residentes de la mansión?
De hecho, en guiones anteriores, el varón me había dicho que me mantuviera ale-
jada de esta zona, diciendo que era peligrosa. Pero tenía la sensación de que había
algo importante escondido en estos ataúdes. Como decía libro de First nighT...

Pero la obra de su vida, el que ella dirigía, a su fin llegado ya había.


Y decidieron consignar su trágica muerte al olvido así.
Para ocultar todo en el sótano secreto del teatro, dentro de un ataúd allí... ∞

Un sótano secreto con ataúdes; en First nighT, solo se decía que la mujer muerta
estaba escondida allí. Pero aquí había ocho ataúdes, todos cuidadosamente cerra-
dos... Al lado de cada uno había un orificio delgado y rectangular que, supuse,
servía como un ojo de cerradura, que parecía del tamaño de una carta de naipes
gruesa. ¿Habría algún objeto perfecto para eso en algún lugar de la mansión?
¿Tendría que buscar eso también en el corto tiempo restante?

Por ahora, no parecía haber nada más que pudiera hacer en esta habitación sub-
terránea. Giré sobre mis talones, me dirigí a la entrada, y puse toda mi fuerza en
abrir la pesada puerta de nuevo, esta vez tirando. Luego, por el rabillo del ojo, noté
una gruesa barra de madera para la puerta apoyada contra la pared al lado. Ajá. La
habitación podía cerrarse desde dentro. ¿Debía usar este pestillo? Miré al otro lado
de la puerta y no vi ninguna cerradura o forma de bloquearla desde el exterior.

Después de pensarlo un rato, decidí dejar la pesada puerta abierta. Tener que
abrirla de nuevo me tomaría tiempo. Salí de la sala de ataúdes y subí corriendo por
la escalera de caracol. Antes de ir a buscar la llave de los ataúdes, me encontraría
con los demás. Ni siquiera había estado a punto de terminar el encargo del varón
de buscar en el almacén, pero seguramente la próxima página no estaría allí en
realidad... Así lo sentía.

Había algo más importante de que quería informarles: que podría haber una pista
23
que condujera al final en esos ataúdes subterráneos. Y todos iban a reunirse en
el estudio e informar a los demás cuando terminasen de buscar. Entonces, quién
sabe, tal vez alguien habría encontrado ya la siguiente página. Estábamos presio-
nados por el tiempo, pero aún había algo de esperanza. Si juntábamos nuestro
conocimiento, seguramente... podríamos pensar en algo. Tratando de mantener
mi excitación esperanzadora, subí corriendo la gran escalera hasta el vestíbulo de
entrada y me dirigí directamente al estudio.
24

∞ Traición ∞

Cuando llegué al estudio, la puerta estaba entreabierta, y escuché una voz de dentro.

—Venga, Len, sabes que no podemos llevarla a la biblioteca. ¿No lo descubrirá?

Esas palabras, que escuché sin siquiera intención de hacerlo, hicieron que mi mano
derecha se congelara en la manija de la puerta. Esa era la voz de la varonesa. Y dijo algo
que no debería haber escuchado. ¿Lo había oído mal? Las voces en la sala resonaban
en el techo, las paredes de madera y el suelo, y también se extendían ligeramente
hacia afuera. Acerqué mi rostro al hueco de la puerta y miré dentro de la sala. Los
siete ya se habían reunido. Estaban dispersos por la habitación, manteniendo la dis-
tancia el uno del otro. Estaban medio a oscuras, así que pensé que no podrían verme.

La varonesa estaba de pie al lado de la chimenea a la izquierda, la damisela, sen-


tada en el gran sofá frente a la chimenea, a la derecha estaba el mayordomo mi-
rando por la ventana. Sentados en dos sillones más cercanos a la puerta estaban
los muñecos. Justo delante de la puerta estaba la sirvienta, sentada en la silla del
escritorio. Y en el centro de la sala, bajo el extravagante candelabro, estaba el va-
rón con los brazos cruzados. Las caras de todos eran severas.

—No nos precipitemos. Centrémonos en la actuación. ¿De acuerdo? No podemos


dejar que abra los ataúdes.

—Solo pensé que podría tener algunos “efectos” interesantes contárselo. Y quería
preguntarle un par de cosas directamente...

—¿Y si eso la puso en guardia, eh?

—Oye, te he dicho “lo siento”...

—¡Cielos! Len, ¿en serio lo sientes? Te estuve escuchando hablar con ella fuera de
la habitación. Le contaste demasiadas cosas, y lo sabes... ¡Casi te vas de la lengua!

—Ya me pareció que había alguien ahí... Así que eras tú, ¿eh?

—¡Sí! ¡S-iem-pre tengo que estar con un ojo p-ues-to en lo que ha-ce-s!
25
—Es todo tan poco emocionante... ¿Por qué no dejarnos llevar de vez en cuando?
Se habría dado cuenta de que todos estamos cansados de esto... Este... juego tonto.

—Eso es dejarse llevar demasiado. Todos nos lo tomamos en serio. Me alegro de que
por lo menos Rin no te haya seguido la corriente. Pero si hubiera sucedido algo...

—¡Meiko tiene razón! Pasaba por el pasillo y pensé que estaba sucediendo algo ahí
arriba, ¡por eso subí a echar un vistazo! Y entonces, ¿qué has descubierto...?

—Si quieres sermonear a alguien, hay mucha más gente que ha hecho cosas peo-
res. Como tú, que te quedas en la penumbra sin participar en la discusión. Tan
nerviosa... Eso sí que fue convincente.

—...

—¿Luka...? ¿Estás bien...?

—¿Eh...?

—Todo lo que puedan aportar influirá en el transcurso de las cosas. Luka, estoy segu-
ro de que estás agotada, pero eres nuestra amiga. ¿No vas a contarnos qué te pasa?

—Kaito tiene razón, Luka. ¡Levanta la cabeza! ¿Por qué estás tan apagada? Si te
preocupa algo, podemos hablar de ello...

—No es nada, de verdad...

—¿Estás deprimida por tu actuación? ¿Es eso? “Tal vez esto es la vida después de
la muerte...” Si hubiera sido yo, me hubiera ido enseguida después de una línea tan
peligrosa. Pero de todas formas está muy bien que lograras engañar a esa idiota.
Con esa frase tan cutre, obviamente yo me hubiera dado cuenta, pero...

—¡¿Q... Qué has dicho?! Len... ¿Con quién te has creído que estás hablando?

—Con nuestra actriz estrella... Pero yo tengo mejor currículum, ¿no crees?

—Sí, Len tiene más experiencia que Luka, ¡y bastante más talento! Y también es
más atractivo...

—Meg... ¿Te pasa algo conmigo a ti también? ¡A mí no me vengas con esa prepo-
tencia, cabeza de chorlito!
26
—¡¿Q-Qué tiene eso que ver?! ¡Eres una víbora!

—¡Siempre tenemos que sacarte las castañas del fuego, incluso cuando la estába-
mos buscando! ¡Tan solo vas de lista! ¿Te pesa la cabeza de lo lista que eres?

—¡Chicos, cálmense! Este no es un buen momento. Todavía no tenemos la carta, y...

—¡Sí, chicos! Comprendo vuestra prisa pero... Bueno, tampoco queda mucho tiempo...

—Fue tu error lo que nos demoró, Rin...

—¿Qué...?

—Tú tenías que robar la carta, ¿no? Si no puedes hacerlo, ¿por qué no dejas que
lo haga otro?

—¡S-Sí que puedo...! Es solo que... no fue el mejor momento...

—¿Y antes de eso? Tampoco fue el mejor momento. Si no puedes hacerlo, lo haré
yo. No nos vas a joder.

—¡...!

—Oye, Len, genial. Rin también está cansada. Las mujeres son más delicadas de lo
que piensas, ¿sabes...?

—Jajajaja... Muy gracioso. Por tu mirada afilada, pensé que podrías humillarte así,
señor bien- queda.

—Ahm... Len...

—Todos nos hemos cansado alguna vez... No tiene nada que ver con ser mujer,
Kaito. Si hay algo con lo que tenga que ver, es con esta noche de locos.

—Len...

—De locos... Sí, y tan de locos. Len, tú no deberías hablar tanto en este mundo,
¿no? Siempre estás haciéndote el chulo y nunca sé lo que piensas. Pero creo que
realmente encajas en el papel de muñeco perturbado parlante, ¿no crees, lindo
muñequito? Te has metido muy bien en el papel, ¿eh? Jajajaja...

—Luka, cálmate tú también. Nunca se habían peleado así... No sacamos nada de


27
señalarnos y culparnos entre nosotros. Primero pongamos en común lo que he-
mos encontrado. Uno por uno.

—Aghh... ¡Está bien! A mí también me está agotando esto... Claro que tendrá con-
secuencias en el mundo real, pero he preparado este té con leche tantas veces que
ya he perdido la cuenta. Es sieeeeempre lo miiiiismo. ¡Podría hacerlo con los ojos
cerrados!

—Ah, tienes razón, Gack. Ahora la dejaste sola en vez de vigilarla, ¿no? Cuan-
do terminaste tu intervención se suponía que debías traerla de vuelta aquí. Pero
como la dejaste, primero fue al vestíbulo y los preparativos de Rin se retrasaron.
Era predecible, teniendo en cuenta las reglas de este mundo: si la dejas sola, se
sentirá atraída hacia ese lugar. Tendrías que haberla vigilado...

—Lo siento, Meiko. De hecho, fue un descuido por mi parte. Sin embargo...

—¿...?

—Sé que no soy el único que siente que estos métodos dejan mucho que desear...

—¿Qué...? ¿Tú también, Gack...? Len, ¿qué le has contado?

—Como si me importara algo. Simplemente hice lo que me dio la gana.

—Len, Gack, no molesten en el trabajo en equipo. Aún puede irse todo al demonio
con un solo paso en falso. Hasta que no hayamos intervenido todos...

—¿No han intervenido todos? Yo he practicado con las escaleras una y otra vez. ¡Y
esta vez lo hice justo en el momento perfecto! Siento que casi lo tenemos.

—No te adelantes, Luka. Todavía no podemos hablar con certeza, aunque estemos
obteniendo cada vez más resultados. No podemos relajarnos hasta el final... o nada
tendría sentido.

—¿No ves que todo ese optimismo insoportable se esfumará si se da cuenta? Len,
Gack, no se andan con rodeos, ¿eh? Me irrita, pero tengo que alabar a Len por eso.
No es que quisiera hacer lo mismo...

—Len, Luka y Gack en el equipo revolucionario y Kaito, Meiko y Rin en el equipo


moderado... ¡Tres contra tres, eh! Y están bastante igualados... ¡Esta promete ser
una buena partida!
28
—Meg... Ya estás otra vez...

—Meg, ¿no exageras un poco con el equipo revolucionario? Solo trato de hacer
algo diferente...

—Por supuesto, el rarete misterioso actúa como un detective y toma una posición
moderada... Debe ser agradable ser tan despreocupado. Como dice Gack, no ha-
bríamos llegado tan lejos. Solo estábamos experimentando. Hicimos algo más que
el resto de ustedes.

—¡Len! Yo también estoy cumpliendo con mi parte, ¿sabes? ¡Los estoy observando
a todos de la manera más neutral posible! Una obra de teatro necesita a alguien
así, ¿no?

—Ciertamente, sí... si esto fuera simplemente una historia de detectives. Pero si de


cooperar entre todos se trata, no necesitamos a nadie neutral.

—¡No seas boba, Meiko! ¡Es imposible pedirles a todos que piensen de la misma
manera!

—¡Meg! ¿Olvidaste todo lo que hemos practicado? Siempre hemos ido todos a la
una...

—Es cierto, Rin. Meg y Len han arruinado el trabajo en equipo.

—Hablando de “todos” y centrándonos en la totalidad de esto... De hecho, hay


una cláusula que no nos permite ser como nosotros mismos seríamos. La suma de
habilidades individuales puede parecer magnífica, pero cuando pasamos a ser un
grupo, perdemos la capacidad de demostrar todo nuestro potencial...

—Quién iba a pensar que oiría eso de ti, Gack... Oigan, ¿podemos tomarnos un
descanso? Creo que nos estamos estancando en esta discusión.

—Me encantaría, pero... desafortunadamente, no tenemos mucho tiempo. Nos


queda menos de un tercio del tiempo. Empieza a ser preocupante...

—Oye, Kaito... ¿Qué le vamos a hacer? ¡Chicos...! Escuchen... ¿Esto es culpa mía...?

—No lo es, Rin. En esta obra nadie tiene culpa de nada.

—¿Ah... no? Es peor mantener esta pantomima. A veces va bien un toque de atención.
29
—Len, te estás pasando. Deberías...

—Ahh, ¡¿no ven que así no avanzamos?! Siempre hacen lo mismo últimamente.
Puede que el equipo revolucionario tenga razón. ¿Deberíamos cambiar de estrate-
gia? Además, aunque nadie dijera nada, si alguien le enseñara la car...

—Meg, es suficiente. Y también va para el resto. Dejen de pelearse. En cualquier caso...

—¡AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

De repente, Luka se puso a reír a carcajadas. La pelea se detuvo y todos la miraron


fijamente. Monopolizando la mirada de la audiencia momentáneamente, tenía una
sonrisa trastornada. Sentí la ilusión de que había una luz de cañón enfocándola.
Tenía un carisma abrumador... En lo que me preguntaba su risa duraría para siem-
pre, se detuvo repentinamente, y se calló en seco como una muñeca de cuerda.

—¿Luka...?

—Ahh. Qué divertido...

—...

—Odio esta obra... ¡La o-di-o!

Se levantó y abalanzó su mano izquierda sobre un jarrón de rosas en la mesa fren-


te a ella. El cristal se hizo añicos con un sonido ensordecedor y molesto, y el agua
se derramó alrededor de sus pies. Las rosas azules dormían dolorosamente en una
cama de fragmentos de cristal. Se hizo el silencio durante un tiempo. Finalmente,
con un ligero silbido, se desplomó sin fuerzas en el piso mojado. Se llevó las manos
temblorosas a la cara y gritó, dolida.

—Simular esta misma noche... una y otra vez... ¡de esta obra que nadie ve! ¡Estoy
harta, ya no me importa! Quiero volver a la realidad... A mi escenario, ¡con mi
audiencia...! Todos quieren lo mismo, ¡¿no es cierto?! ¡¿NO ES CIERTO?!

Nadie abrió la boca. Una fuerte lluvia resonó en la habitación. Si la lluvia estaba
cayendo con más fuerza, las nubes también deberían haberse espesado, pero por
alguna razón la luz de la luna era más brillante que antes. Una gran rama golpeaba
de vez en cuando contra la ventana por el viento, produciendo un sonido irregular
como el de alguien que llama desde afuera. Me presioné el pecho con las manos,
como para silenciar mi pulso latiendo en medio del silencio.
30
—Luka... ¿Qué estás diciendo? Mira, necesitamos descansar. No paro de repetirlo,
pero se te ve mal. No te fuerces más...

Meiko habló para romper el silencio, preocupada, se acercó a Luka mirando a la


nada y le tendió la mano. Luka continuó mirando aturdida y triste al vacío y, como
si no entendiera por qué había una mano allí, habló.

—¿Qué...? Honestamente, dije lo que estaba pensando. Lo que todo el mundo pien-
sa en el fondo... Lo dije por ti, como representante...

—¿Representante...? Bueno... mentiría si dijera que no pienso lo mismo, un poco.


No puedo evitar pensar en la cerveza que tenía en el vestíbulo. ¡Y a veces tengo
tanto antojo de esos sándwiches de queso que a menudo teníamos para cenar...!
Me encantaría volver a tener una de esas noches divertidas en que bebíamos cer-
veza barata para celebrar cualquier cosa. Pero... no solo. Una vez regresemos,
quiero hacerlo con todos ustedes.

—Meiko... Estoy de acuerdo. Escucha, Luka, ¿te olvidaste de la promesa? Nos ha


costado mucho llegar hasta aquí...

—Por supuesto que no he olvidado esa noche abominable... Aunque quisiera, la


tengo grabada en la cabeza como si hubiera sido ayer. Me hace querer olvidarlo
todo como... ella. Y volverme loco... Una noche de locos... ¡El título ya lo dice!

—¡¿Qué?! No, lo que quería decir era...

—Viéndolo como la misma obra... la belleza decadente del final podría considerar-
se una obra de arte perfecta. Magnífico.

—¡Oye, vale ya! No digas eso, Gack... ¡Ey, Kaito!

Rin se levantó, corrió hacia Kaito, que estaba en el centro, y se agarró a su brazo
izquierdo. Era común en ella... Siempre estaba aferrada a su brazo, como una niña
que se aferra a su padre. Desde su pequeño cuerpo de muñeca, apenas podía al-
canzar su brazo. Él se inclinó ligeramente y le dio unas palmaditas en la cabeza,
diciendo que todo estaría bien. Su mano casi cubría la cabeza de la muñeca. Rin te-
nía la misma mirada de miedo que cuando me mostró el gato callejero que recogió.

—Luka, eres bastante débil de mente, ¿eh? ¿Cómo pudiste ceder ante esto...?

—Porque no soy tan tonta como tú. Apuesto a que podrías arreglártelas bien solo,
atrapado en un lugar como este. Desvergonzado... Te encanta, este mundo de locos...
31
¿no es así?

—¡No me gusta en absoluto! Claro que me gusta conjeturar e inventar historias en


mi cabeza, pero esto...

—...

—Cuando se vuelven realidad, entonces no, gracias.

—¿Eh? Bueno, parece que te gusta mucho teniendo en cuenta... He estado pensan-
do. ¿Podría ser que tú... tú...

—¡Te digo que no me estoy divirtiendo nada! Solo sé que un personaje graciosillo
es necesario en una situación tan tensa...

—Personaje graciosillo, ¿eh...? Más bien “bicho raro”, ¿no?

—¿Tú también, Len?

—Ajaja, lo has dicho tú. Todos los guiones que escribes tienen personajes así, ¿no?
Ayudan a mantener el equilibrio. ¿Pero no crees que estar siempre en equilibrio de
esa manera es un poco monótono... un poco aburrido? El verdadero arte, ya sabes,
¡es mucho más penetrante!

—¡...!

—Yo también estoy a favor de eso. Está bien. Si no, no pasa nada interesante.

Meg se mordió el labio con pesar por los comentarios de Luka y Len.

—Vaya, ¿entonces tú también te sientes así, Len? A ver, es verdad, no me gusta


pensar siempre con la cabeza. Seguir la intuición, nuestros sentidos naturales...
eso nos hace sentir vivos. ¡No serviría para algo tan aburrido como “trabajar para
los resultados”!

Meiko hizo una mueca y amonestó a Luka.

—Luka, lo sé... No, todos sabemos que has estado cooperando con nosotros. Por
favor, no lo remuevas más...

—Cierto... Entonces todos nos volveremos locos juntos.


32
—A propósito, yo creo que ya...

—Me di cuenta en el punto donde Gack dejó de regañarme por mis errores...

—En la realidad, no había discutido nunca con ustedes. Qué extraño se ha vuelto
esto. Pero... no está mal.

—Deténganse... Basta... Chicos...

—¡Ajajaja! ¡Sí, estamos enfadados! ¡Todos nosotros! ¡Ahh, qué gracioso!

—¡Ey, Luka! Para ya.

—Dime, Kaito, ¿siempre tuviste una cara tan melancólica? No eres nada seductor
ahora mismo... Solías estar tan brillante todo el año. Pero ahora, eres el dueño
estricto de la mansión... Siempre con esa cara de pesar aburrida y arrugada. Qui-
zás ya no sea una actuación. ¿O... tal vez no puedas luchar contra tu naturaleza,
después de todo? ¿Actuaste de mujeriego desaliñado para bajarnos la guarda... y
así es como eres realmente?

—¡¡...!!

—Oh, no... ¿Tengo razón? Lo siento mucho.

Kaito tendió la mano derecha para castigar a Luka pero se detuvo. La miró como
si la hubieran mordido.

—Bueno, es bueno que tengas un papel tan apropiado, Luka. Acabas de darle una
vuelta a tu actitud egoísta y eres más maliciosa que nunca. ¡Serías una villana líder
perfecta!

—Mira quién habla...

—¿Una villana líder? Eso es muy cursi. Un villano siempre está en una posición
de poder. Villano o héroe, ¡es todo lo mismo! Hacer un papel es convertirse en
alguien que no eres tú... Y para hacer eso, necesitas engañar a todos los que te
rodean... incluso engañarte, ¿no? Por tanto, siempre nos hemos engañado a no-
sotros mismos... ¡y hemos olvidado hace tiempo lo que realmente somos! ¡Oh,
COMEDIA! ¡AJAJAJAJAJA!

Luka volvió a abrir la boca y rió en voz alta, con los ojos llenos de locura. Había
roto la cuerda estirada hasta el límite. Había provocado que todos se lanzaran
33
calumnias los unos a los otros. Incluso se despreciaron, se rechazaron y se mo-
lestaron entre ellos. Un acecho detrás de una fachada hermosa y ordenada que
nunca se mostraría en el escenario: sus verdaderas caras, toscas y humanas. Qué
asqueroso y feo era. Mientras veía esta escena repulsiva, mis ojos y oídos estaban
fijos en ellos, como si estuviera atada a mi asiento.

—Estás pálida... Luka, que alguien te acompañe, vuelve a tu habitación esta noche...

—Oh, estoy bien. Vamos a poner fin a esto ahora... Sí, vamos a poner fin a todo, ¡a
toda esta noche!

Luka gritó con los ojos abiertos de par en par. Todos se congelaron con sorpresa
cuando dijo de “poner fin” a aquello. El silencio volvió a caer. Rin, que había visto
la pelea aferrada a Kaito, avanzó lentamente hacia Luka.

—Oye... ¿De verdad quieres desperdiciar todo nuestro esfuerzo? Es una tontería.
Te juzgué mal, Luka...

Rin estaba de pie a la misma altura que Luka sentada en el suelo, y se encontró con
su mirada trastornada directamente. A diferencia de cuando tenía miedo, su cara
ahora tenía una mirada fría, y emitía un aura amenazadora difícil de imaginar en
su pequeño cuerpo. Se miraron el uno al otro, y Luka fue el primero en alejarse.
Como si reajustara su postura, suspiró haciendo ruido, se puso de pie y habló mi-
rando a la pequeña chica muñeca.

—Rin... siempre la buena chica... Pero sé que no puedes evitar sentirte sola. Sé que
quieres escapar de aquí...

—Ha sido difícil para mí, y mi cuerpo se convirtió en esto... Es más de lo que puedo
soportar. Pero todos los demás están aquí, así que aún no puedo darme por vencida,
¿no?

Las chica muñeca movió sus manitas para agarrar algo escondido debajo de su collar.

—Hmm. Bueno, ¿podrías vivir aquí toda tu vida?

—Bueno, quiero decir... Estoy segura de que algún día...

—Ese relicario... Siempre le hablas cuando lloras, ¿no?

—¡¡¿D-De qué estás hablando...?!!


34
A Rin le temblaban los hombros.

—Mi disposición es el pasillo del segundo piso y las escaleras... Puedo verte desde
el pasillo fácilmente. Cada vez que ella no está, siempre estás de cuclillas y habán-
dole a esto... “No puedo soportarlo, ven a ayudarme, lo siento...”

—¡...! Yo... Mi padre...

—Ah, entonces es tu padre. Estaba demasiado lejos para ver la foto de dentro. ¿Quie-
res que tu padre venga a salvarte? Ah, pero... ¡quién sabe siquiera si iría a ver a alguien
como tú actuar!

—Q... Q...

Rin se puso pálida. Estaba temblando y se cubrio el rostro con sus pequeñas ma-
nos. Poco a poco, comenzó a respirar pesadamente, como si acabara de correr una
maratón.

—¡¡Rin!! ¡¿Estás bien?! ¡Por favor, respira despacio!

Meg respondió al instante y sostuvo a Rin, que parecía a punto de desmayarse.

—Ahh, incluso ese cuerpo de muñeca puede hiperventilar. ¡Qué divertiiiiido...!

Flas. Un sonido seco retumbó. Meiko se había acercado a Luka y la había golpeado
con fuerza en la mejilla izquierda.

—Te has pasado. ¿No sabes ver el límite de las cosas?

—Jejejeje... Oh, auuuch. Duele mucho... ¡Como si fuera real!

—...

Meiko y Luka se miraron en silencio. Luka sonrió con desesperación, como si ya


no le importara nada, y Meiko ni siquiera trató de ocultar su intensa furia hacia
ella. Fue una situación explosiva.

—Ajaja. No he visto a Rin rebajarse de esa manera en mucho tiempo.

—Len... Ya basta de burlas. Tan solo nos separan aún más.

Meiko reprendió a Len por su comentario sobre la tensa situación entre los dos,
35
manteniendo su mirada severa. Había tenido una vida difícil y respondía a cual-
quier pelea que fuera con ella. Ahora, estaba más preocupada por los que la rodea-
ban y trató de suavizar la situación, pero si la disputa se convertía en una pelea...
ella probablemente sería la vencedora.

Miró fríamente a Len. Esa mirada debió de ser desagradable. La temperatura en


la habitación pareció disminuir. Incluso yo, escondida detrás de la puerta, tem-
blaba un poco. Su enojo era aterrador. Pero ¿por qué había sido...? Cuanto más
se enojaba y más se peleaban los demás, una exaltación indescriptible brotaba en
mi corazón. Me sentía como si estuviera viendo una obra de teatro emocionante.

—¡Qué miedo…! Pero no estoy tratando de separar a nadie en particular. Ahh... ya


veo. Ese es su objetivo...

—¿Qué es...? ¿Estás tratando de hacer que cambie de opinión?

—No, no. No tengo ninguna intención de causar discordia. Solo estoy haciendo
lo que puedo. Tal vez hacer lo mismo una y otra vez durante un tiempo absur-
damente largo nos ha vuelto locos. Pero eso parece obvio, dada la situación. No
importa lo fuertes que seamos, cuando te encuentras en una situación como esta,
lo más extraño es mantenerse sano. Pero ahora las cosas finalmente se vuelven
interesantes.

—Hah... Te estás ganando un bofetón...

Los ojos rabiosos de Meiko ardían como el fuego. Giró su cuerpo hacia Len y dio
un paso hacia adelante, pero una pequeña mano lo agarró. Rin, que todavía res-
piraba con dificultad, la miró en silencio con lágrimas en sus grandes ojos. Al ver
esto, las llamas se apagaron, sin ningún lugar adonde ir. Meiko respiró profunda-
mente para calmarse.

Meg, acariciando la espalda de Rin a su lado, aprovechó la oportunidad para hacer


una pregunta.

—Uhm... Len, ¿a quién te referías con lo de “su objetivo”...?

—Me refiero al maestro titiritero. Las historias necesitan acción. Una obra de tea-
tro que es todo calma y ningún conflicto, todo comodidad y amistad simulada, es
simplemente aburrido, ¿no crees? Él nos está observando de cerca... Es necesario
que haya más emoción.

Len se levantó lentamente de su sillón y se movió al centro de la habitación.


36
—He estado pensando en esto por un tiempo...

Los ojos azules, redondos y vidriosos del muchacho muñeco oscilaban inquietan-
temente en la suave luz anaranjada de la araña de luces.

—El maestro titiritero... ¡Está realmente entre nosotros?

—¿Eh...? Len, ¿qué...?

—El que nos invitó de la realidad a Crazy∞nighT... El que escribió la carta de invi-
tación esa noche... El legendario dramaturgo, Burlet.

Las palabras dirigidas a nadie en particular hicieron que los seis restantes mira-
ran hacia Len con un sobresalto, con rostros llenos de sorpresa y miedo. Todos se
congelaron como estatuas de piedra mirándole la boca, esperando sus próximas
palabras. Pero durante un tiempo, él no las tuvo.

Kaito recuperó la compostura más rápido, y habló en un tono serio.

—¿Qué quieres decir, Len...?

—Siempre pensé que era extraño. Esa noche, solo estábamos nosotros ocho allí.
Nadie más. Y ahora, también... somos solo nosotros.

Mi corazón saltó. ¿Sabían que estaba aquí, escondida detrás de la puerta...? Apreté
más las manos y cerré los ojos.

—Es cierto. Aunque fui el último en entrar... Esa noche, también, todos los demás
se fueron a casa antes que nosotros...

—Pero... Estamos hablando de alguien capaz de cosas verdaderamente extrañas. Él


ni siquiera parecía una persona normal. Tal vez pueda, por ejemplo, hacerse invisi-
ble a voluntad. ¿O tal vez no es humano? Como... un fantasma o un ser sobrenatural.

—Tal vez... Está claro que no es una persona común. Pero también es un hecho que
existió como ser humano en el pasado. Aunque... entonces, también, su rostro, per-
sonalidad, edad, descendencia... La mayoría de la información sobre él estaba oculta.
Pero siento que falta algo más que eso. Siento como si alguien nos estuviera mirando
de cerca... Con la perspectiva de un miembro de la audiencia que simplemente dis-
fruta de la obra.

—¿Un miembro de la audiencia... de cerca? ¿Sientes que nos está mirando?


37
—En esa carta, el maestro escribió: “Estaré observando la obra de cerca.” Pero no
dijo dónde exactamente. Digamos que este era un mundo dentro de un libro, y
podría pasar las páginas cuando quisiera... viéndonos desde el mundo exterior.
Consideré que podría ser un tipo de visión muy desacoplada. Pero...

Len se detuvo para pensar. Luego se llevó el dedo índice izquierdo a los labios y
giró la mirada hacia la derecha y hacia abajo. Miró las rosas azules que Luka ha-
bía tirado de la mesa antes, durmiendo inquietas en los trozos blancos del jarrón
destrozado.

—Si fuera yo... Si fuera el maestro, ¿desde dónde vería esta obra...? Me colaría
entre los actores, me convertiría en uno y los observaría mientras actuaba junto a
ellos. Eso sería más agradable...

—¡...!

Un silencio pesado cayó con la sugerencia de Len, y el tiempo pareció detenerse.

¿El maestro estaba entre nosotros? ¿El mismo Burlet...?

El tiempo, detenido temporalmente por el miedo y la tensión, se reanudó con un


suspiro. Kaito, el mayordomo, se había criado para convertirse en un líder, por lo
que podía recuperar la compostura incluso en las situaciones más impactantes.

—Tu intuición a menudo es correcta, así que me asusta... ¿Pero podrías decirnos
qué pruebas te llevaron a pensar eso?

—Por supuesto... Cuando Rin comenzó a hiperventilar, y Meiko le dio una bofeta-
da a Luka... lo sentí. Cuando lo haces bien actuando, sientes el deleite y la emoción
de la multitud... Algo completamente diferente de la emoción de una pelea. Una
emoción llena de pura expectativa y curiosidad... Y estoy seguro de que sentí que
venía de algún lugar de esta sala. Aunque no puedo identificar de quién.

—¡No puede ser...! ¿De uno de nosotros…? ¡¿Alguien de nosotros estaba disfrutan-
do de esta terrible discordia?! —replicó Meiko a Len con enojo.

—Bueno... quién sabe si estaba disfrutando. Tal vez lo disfrute como una obra de teatro.

—Ya lo veo...
38
Kaito habló con una sonrisa amarga.

—Hemos estado en esto juntos, ¿no es así? No puede suceder algo así. Hemos sido
amigos durante años, y todavía podemos recordar con cariño el tiempo que ha pa-
sado desde esa reunión hasta ahora... Eso es indudable, ¿no? No estarás sugiriendo
que alguien ha estado todo este tiempo poseído por el fantasma de Burlet, ¿verdad?

—Quién sabe... Tuve la corazonada de que estaba entre nosotros. No dije que tenía
pruebas sólidas. Por eso las he estado buscando.

—En realidad, yo también lo pensé. La noche del incidente. No había nadie más
que los que estamos aquí ahora, ¿verdad que no?

Meg musitó y añadió sus propias suposiciones.

—Si suponemos que Burlet está entre nosotros, entonces tendría más de cien
años... Significaría que puede cambiar su forma a voluntad. Pero, determinar la
personalidad de una persona y las experiencias pasadas solo por sus acciones es
difícil, ¿no? ¿Sería posible que hubiera inventado todo el comportamiento de esa
persona y todo lo que hizo en el mundo real?

—Solo es una conjetura, ¿vale? No es seguro que esté aquí... —insistió Meiko, nerviosa.

—Si podemos imaginarlo, entonces es una posibilidad. —dijo Gack cortante, con
preocupación.

—Tal vez sea como nuestro engaño a Miku... Él podría estar engañándonos del mis-
mo modo.

Las palabras cortantes me golpearon como un cuchillo en el pecho. Inmediata-


mente, salí de mi submersión en la obra que estaba viendo desplegarse ante mí, de
vuelta a la realidad.

Todo este tiempo, había anhelado que alguien finalmente dijera mi nombre, pero
tan pronto como lo escuché, la tenue luz de esperanza que veía desapareció. Había
intentado mantener esa temerosa posibilidad fuera de mis pensamientos desde
que se me ocurrió... Que todos los demás me daban la espalda, y me engañaban...
Esa terrible idea ahora se confirmaba como realidad. Miku, te falta ingenio. Eres in-
genua y fácil de engañar... Serías un buen miembro de la audiencia. Era justo como
me habían dicho.

Me incorporé a la comedia que estaba teniendo lugar, y pensé que me converti-


39
ría en una actriz del mismo nivel que ellos. Pero esa niña tonta no era su amiga
y compañera, solo su audiencia. Y ciertamente no era la estrella del espectáculo.
Pero si estaban siendo engañados por un maestro titiritero superior... ¡¿Qué farsa
más absurda era esta?!

—Pero ahora hemos demostrado que somos capaces de considerar la posibilidad.


Tal vez podamos aguarle la fiesta, ¿no creen?

—No… —Kaito negó la sugerencia de Meiko con una profunda arruga en su fren-
te.— Estoy seguro de que está encantado en el fondo... Estará pensando “por fin se
dieron cuenta”...

Len siguió después de Kaito. Por enésima vez, un silencio opresivo invadió la ha-
bitación.

—Pero... En serio, ¿quién podría ser...? —murmuró Rin, con la cabeza baja.

Las caras de todos se tensaron y, no queriendo mirarse el uno al otro, concentraron


sus oídos en el silencio inquietante. Si alguien hacía un pestañeo, un suspiro, una
mirada, un gesto, un comentario equivocado... incluso un latido irregular. En esta si-
tuación, haría que los otros seis lo notaran a la vez. Todos aguzaron sus sentidos para
prestar atención a cualquier indicio, como una bestia vagando en un coto de caza que
permanece quieta hasta que los humanos se marchan; su tensión era muy evidente.

—Todo el mundo es sospechoso... Es cierto. Por supuesto, creen que yo lo soy tam-
bién, por lo que su silencio es realmente doloroso para mis oídos...

Meg abrió la boca primero. La amante de los misterios y los clásicos, que había traba-
jado en sus propios guiones, era la sospecha más fácil a simple vista. Estaba tratando
de llenar la distancia antes de que todos los demás la señalaran. Meiko la miró, bajando
las cejas.

—Agh... Lo dijiste tú misma cuando nos sentamos a tomar el té. La mayoría de


las veces, la persona más sospechosa no es la culpable. Entiendo que no lo eres y,
honestamente, no quiero sospechar de nadie. Digamos que el maestro está entre
nosotros. Entonces, ¿qué pasa? ¿Qué cambia eso? Solo hay un final que buscamos.
Eso no cambiará, ¿no?

Meiko mintió. Meg le había dicho que la persona más sospechosa, que siempre se
consideraba primero como asesino, a medida que transcurría la historia, las dudas
parecían erróneas, pero sin embargo, un patrón común en los misterios era que, en
última instancia, incluso eso era parte del plan y la persona que se había considerado
sospechosa al comienzo era, en realidad, la culpable. Yo misma había escuchado la
40
conversación entre Meiko y Meg. Sí, detrás de una puerta, en secreto, como ahora.

—Vaya, eso espero —dijo Luka. Sus ojos parecían dudar de todos los demás en la
habitación.

—Si hay un titiritero entre nosotros, engañándonos... Identificar quién es puede


no tener ningún impacto en su objetivo, ni en la realización de nuestro objetivo.
Seguramente saben por qué, ¿no?

Los ojos dudosos de todos se ensancharon de repente. Las palabras de Kaito les
habían recordado algo. Lentamente, se volvieron inquietos y temerosos.

—Sí... Kaito tiene razón. Aunque descubramos quién es, no creo que sea de mucho
beneficio para nosotros —comentó Gack con tono angustiado.

—Hmm... ¡Y es posible que nuestra meta sea la misma que la suya!

—Es bueno que lo sepamos, ¿saben? Poco a poco estamos alcanzando nuestro ob-
jetivo. Con cada repetición aprendemos más sobre las reglas que gobiernan este
mundo de la obra.

Kaito resumió su opinión para controlar la situación que pronto podría volverse
amarga. Meg y Gack agregaron sus propios comentarios persuasivos. Incluso sa-
biendo que el maestro que los atrapó en este mundo podría estar entre ellos, de
alguna manera estaban recuperando su ética de equipo habitual.

Rin levantó la cabeza, se puso de pie y habló con luz en sus ojos.

—Casi lo tenemos. Siento que vamos por buen camino. Solo que... hay algo que aún
se nos escapa... Estoy segura.

—Sí, es cierto. Nuestras acciones están causando desviaciones menores. Poco a poco,
el tiempo en el mundo real se acorta. Gradualmente, esa noche está interfiriendo
con este mundo. Pero, por supuesto, no podemos medir con precisión el efecto que
está teniendo en la realidad. Aun así, hemos aprendido que no es insignificante.

—Es verdad... Pero sigo pensando que debemos evitar tropezarnos por las prisas.
No podemos permitirnos otro error como el de esa noche otra vez...

—Sí, lo sé...

La mención de “esa noche” pareció cambiar el estado de ánimo en la sala. Sus expresio-
41
nes serias estaban casi trastornadas, y el grupo parecía unido en el logro de un objetivo
específico. Asombrada por esa impresión, mis manos apretadas comenzaron a sudar.

—Lo importante es la carta. Rin falló esta vez. ¿A alguien se le ocurre algún plan?

—...

—Debemos actuar rápidamente, antes de que se acabe el tiempo. —Gack miró su


brazo izquierdo como si estuviera mirando un reloj que no llevaba puesto.

—Está bien, llegados a este punto... Puede ser un poco duro, pero no importa cómo
lo hagan. Solo consigan la carta.

—Sabes, esta vez parece mucho más cautelosa de lo habitual. Estoy pensando que
después de un final así, aún tiene algunos fragmentos de sus recuerdos olvidados,
influenciando sus pensamientos. Ni siquiera bebió mi segunda taza de té...

—Ah, es cierto... Esquivó por completo la colaboración entre Meg y yo. Y como Len
le mostró los guiones anteriores, probablemente ahora esté aún más en guardia.

—Bueno, no hay tiempo... Esta noche puede terminar mal también si la próxima
vez lo logramos. Fue una apuesta peligrosa llevarla a la biblioteca... Pero personal-
mente, obtuve algo de buena información.

—Pero... tengo miedo. Oye, Kaito... Si acaba como antes...

En algún momento, Rin había regresado al lado de Kaito.

—Sí. No nos dejaremos matar... El verdadero final no requerirá nuestras muertes.

—Tenemos que proteger el hecho de que ella murió... y el contenido de los ataú-
des. Si no podemos hacerlo, nunca volveremos a la realidad. Cueste lo que cueste,
Miku no puede saber la verdad. Ella no puede volver a la realidad así.

—Meiko tiene razón. La protagonista de esta obra morirá, diga o haga lo que quie-
ra. Ese es su destino... Es la ley de este mundo ...

—Cielos, lo siento por ella...

—Es inevitable si queremos revivirla de la tumba. Ese es nuestro objetivo, ¿no es así?

—Len... Tienes razón. Sí, lo entendemos.


42
—Bien. Terminemos la reunión aquí. Probablemente estará terminando su búsque-
da en el almacén y vendrá pronto. Está lleno de basura, así que estoy seguro de que
le tomará un tiempo buscar cuidadosamente, pero...

Estaba tan sorprendida que incluso olvidé respirar, escuchando atentamente la


larga conversación.

Toc.

—¿Miku..................? ¿Está ahí?

El viento afuera aullaba como de costumbre. La rama junto a la ventana la golpea-


ba de vez en cuando, produciendo un sonido como de golpe.

—Parece que es solo el viento. Es parte del guion que la tormenta externa se vuelva
más intensa en este momento. El clímax se acerca... ¿Es hora del efecto del trueno...?

Gack se quedó mirando por la ventana. Pero ya me había dado la vuelta y solo
escuché parte de sus palabras.
43

∞ Soledad ∞

Al abrir la puerta, un montón de alfombras y muebles se derrumbaron ante mí


bloqueando la entrada. Bajé la cabeza y vi una pierna reposando inmóvil sobre el
polvoriento suelo. Su rodilla derecha estaba sangrando un poco. Mi propia pier-
na... No sabía cuándo me había hecho daño.

Mi cabeza comenzó a ponerse al día y volví atrás recordando lo que había estado
haciendo. Me perdí por querer alejarme de ese lugar lo más pronto posible y co-
rrer sin ningún destino. Luego tropecé en el pasillo. Levanté la cabeza y enfoqué
mi mirada, luego comprobé a mi alrededor.

Este fue el primer trastero donde busqué con Kaito... Él había movido los viejos
escritorios, burós, alfombras, escobas y cubos, dejándolos apilados cerca de la en-
trada. Se podía entrar sin problema, pero salir parecía un auténtico reto.

Pero esto era mucho mejor que los largos pasillos por los que había corrido, o
cualquiera de las habitaciones de invitados. En caso de que vinieran a buscarme,
sería difícil encontrarme aquí.

La primera conmoción fue cuando la varonesa llamó al muñeco “Len”. Eso solo
me confundió. Simplemente me pregunté: “Espera, ¿qué?” Pero a medida que su
conversación continuó, mi confusión se convirtió en tristeza... y miedo... ira y re-
sentimiento. Todas mis emociones se mezclaron, y sentí que iba a explotar.

Sin embargo, cuando alcanzaron su punto máximo, la intensidad desapareció re-


pentinamente. Comencé a sentir que estaba viendo una obra de teatro: un drama
humano ambivalente que se enredaba con amor, odio e intriga. Mi mente dejó de
pensar y admiré la escena que se estaba desarrollando ante mí a modo de función.
Cuánto desearía que fuera solo eso.

—Ajaja... Qué cruel... —mi voz ronca resonó sin ánimos en la habitación vacía.—
Que alguien me diga... que es mentira...

Extendí un brazo para agarrar a algo y solo toqué aire. Veía una mano en mi visión
borrosa. Pero solo era mi propia mano... solo era yo. Nadie tomaría mi mano tem-
blorosa.
44
Estaba triste. Arrepentida. Dolorida. Sola. Qué miserable. Recordé la conversación
que había escuchado detrás de la puerta pieza por pieza, y las emociones intensas
que ardían en mi pecho se acumularon en mi garganta, y me puse a llorar. Me sos-
tuve firmemente la boca con ambas manos para evitar hacer ningún sonido. Pero
aun así, mi intenso llanto por haber deseado que alguien respondiera resonó en
la habitación vacía, volviendo a mis oídos. Cuanto más lloraba, más vacía parecía.

Había creído en los demás sin cuestionarlos, como amigos. Esperaba que alguien
me acariciara la cabeza mientras lloraba sola, o una voz que me regañara por llorar
por algo así, una mirada que me observase en silencio, o un delicioso té con leche
que me calmaría, pero no había nada como eso... nunca lo había habido. Los acto-
res de primera clase que podían manipular todos los sentidos ya no me ofrecerían
ese consuelo.

Nunca había sido realmente amiga de esos profesionales. Ni siquiera me habían


traicionado; tan solo me había convencido a mí misma de que era su amiga. Qué
idiota... Qué error tan tonto, miserable e impúdico. No vi que desde el principio
nunca podría convertirme en un amiga para ellos. Hice mi propia suposición es-
túpida y me enorgullecí de ello.

—La protagonista de esta obra morirá, incluso si no dice o hace nada. Ese es su
destino... Porque es la ley de este mundo.

Antes, había tropezado en el pasillo vacío mientras corría. Siempre tropezaba tor-
pemente, así que estaba segura de que tan solo era una vez más. Pero estaba equi-
vocada. ¿Cuántas veces había sentido miedo a la muerte desde que vine a este
mundo? La escalera que se rompió, la caída por las escaleras. Por no mencionar la
espada que me cayó encima. El té con leche que me ofrecieron justo en el momen-
to adecuado: después de escuchar la historia sobre el crimen perfecto del veneno
oculto. Todo parecía muy desafortunado. Pero no fueron solo accidentes; todos
fueron eventos planificados e intencionales...

La actriz estrella que desapareció de repente, palabras tabú, la que murió, el reem-
plazo de la protagonista, la novena persona, el karma de la muerte, una muerte ne-
cesaria, traerla de regreso de la tumba, Miku no puede saber la verdad, o regresar
a la realidad, el objetivo, la invitación del maestro, la audición repentina, el sueño
de esta mañana, First nighT.

Ahora, las piezas del rompecabezas encajaban... Todo sobre lo que había sentido
dudas finalmente se unió para formar una sola historia.

Tenía que separarme de ellos. Del afecto, la confianza y los lazos que sentía. Y tenía
que estar decidida a luchar contra ellos. Tenía que pensar en una forma de evitar
45
que las cosas fueran según el guion, o me quedaría sola en este mundo para morir...

Toda mi tristeza por haber sido engañada cambió a enojo y odio. Justo como en
Bad ∞ End ∞ Night. Estaban peleando, hasta el punto de experimentar una muerte
temporal en este mundo ficticio, para llevarme hacia la muerte que deseaban. Así
que también tendría que estar decidida y acabar con ellos antes de que me termina-
ran. Esta vez, les pediría que interpretaran el guion que había pensado, sin dejarles
darse cuenta de que había notado la verdad, y al terminar esta obra repetitiva con
un último acto, los actores saldrían del escenario para dar paso a los aplausos.

Kaito dijo que la carta era importante. Lo más probable es que fuera la Página fi-
naL, como lo había predicho. Y utilizando la Página finaL podría crear una escena
que no querían: la salvación de la protagonista y la vuelta a la realidad. Y las cosas
de las que trataron de mantenerme alejada... Probablemente estaban relacionadas
con usar la Página finaL.

Primero, la botella de vino. Cuando busqué en la bodega, había una sola botella
que no era falsa, con un poco de vino real. Gack naturalmente desvió mi atención
del vino. Debía de estar muy interesado en este frasco único que ocultaba el poten-
cial de ser utilizado para algo... Pero antes de darme cuenta, divagó sobre el vino
en general y luego cambió de tema a algo completamente diferente. Tal vez sería
la tinta. Ya que cuando lo derramé en la Página finaL, brilló. Ahora la otra parte...

Revisé frenéticamente mis recuerdos. Mientras buscaba cosas ocultas detrás de to-
das las acciones que había presenciado desde que llegué aquí, me vino a la mente
una escena en particular. Rin siempre estaba en el pasillo, frente al reloj... ¡Sí, las
manecillas del reloj...! Cuando traté de acercarme a ellas, ella dijo que era peligro-
so, y sus ojos amenazaban cuanto más me acercaba... ¡Tenía que apresurarme y
tomar esas manecillas!

Cuando me puse de pie, el dolor en mi rodilla derecha se disparó. Tomé el pañuelo


que Luka me dio de mi bolsillo y lo envolví con fuerza alrededor de mi rodilla. Se
empapó un poco con la sangre que aún no se había detenido.

Tomé una bocanada profunda de aire y cerré los ojos. Detrás de mis párpados, me
imaginé otra yo.

Ella llegó tarde a la reunión y entró en la habitación oscura con una mirada de
disculpa. Todos la miraron con cierta duda y malestar por lo tarde que era. Ella
también parecía que se moría por preguntar algo a los demás, tenía un poco de
curiosidad por lo que había visto en esos libros en la biblioteca... Lentamente, el
ambiente en la sala se puso tenso. Cada parte quería sondear a la otra... Ella hizo
una mueca de inquietud, sin embargo, confió en ellos, y se acercó diciendo que
46
había encontrado una pista para encontrar la página siguiente. Actuar de manera
estúpida y fácil de engañar, sí, como un miembro de la audiencia... Su objetivo era
robar su guion.

Sí, yo no sabía nada. Ignoraba por completo que era el número nueve, el doloroso
reemplazo. Bailaría para ellos.

Oculté las manecillas del reloj en el bolsillo de mi falda, sostenía la botella de vino
en mi mano izquierda y, con la derecha abierta, llamé ligeramente a la puerta del
estudio.

—Has tardado un poco en investigar el trastero. Todos te estábamos esperando.

La varonesa, sentada en el sofá más cercano a la puerta, me recibió con una sonri-
sa preocupada. Solo abriendo un poco la extravagante puerta de madera, puse mi
pie en la habitación.

—Um... Terminé de revisar el trastero hace un momento. Pero recordé algo de


cuando estaba buscando en la bodega con el mayordomo. Dijiste que preferirías
beber cerveza antes que té, así que traje algo...

—¡Anda, así que todavía queda! Me alegro.

—Este no es momento para beber... ¿de acuerdo?

El varón regañó a la varonesa regocijada, con arrugas más profundas en su frente


que de costumbre. Podría interpretarlo como una expresión de cierta inquietud;
porque la aldeana trajo la botella de vino, una clave para progresar en la historia. Al
entrar, me acerqué a la pared de la derecha... hacia la pequeña mesa con el guion.
El sillón al otro lado estaba vacío, así que pude sentarme allí de forma natural.

Sin prestar atención al guion, la aldeana parecía inquieta por algo más; no podía
evitar sentir curiosidad por las cosas que escuchó en la biblioteca antes... pero
estaba reflexionando sobre cómo sacar el tema. Mientras tanto los habitantes pro-
bablemente habrían estado formulando un plan para robar la carta.

—Oh, ¿encontraste la página? Por desgracia, no he tenido nada de suerte. No he


encontrado ni un trozo de papel...

La señorita abrió el tema. La palabra “página” tenía la intención de causar tensión.

—¡Sí, yo igual! ¡La cocina no tenía más que servilletas de papel para cenar!
47
—Y los periódicos en la sala de estar tenían cosas escritas... No sirven. Pensar que
encontrar una sola hoja de papel supone tanto esfuerzo...

—¡Pero…! ¡Di-cen que si bus-cas al-go está siem-pre delante de tus na-ri-ces! ¡Ja-
jaja-jja!

Sabía que estaban haciendo que la conversación fluyera natural para obtener la
página en blanco que tenía la aldeana. Comenzando con la varonesa, la señorita, la
sirvienta y la muñeca formaron una cadena perfecta sin silencios. La aldeana que
no sabía nada seguramente se habría dejado seducir por eso para decir “Ah, si bus-
can un pedazo de papel en blanco, yo tengo uno...” y sacar la carta de su bolsillo.

Solo tenía una oportunidad. Debía actuar como la aldeana inquieto e ignorante... No,
como la idiota Miku con el papel de aldeana. Debía dar la respuesta más natura...

—Busqué tanto como pude, pero... No encontré nada. Es un poco deprimente... Pero hay
algo sobre lo que tengo curiosidad... Me preguntaba, ¿esta carta es parte del guion...?

—¡...!

Lentamente saqué la carta de mi bolsillo. Sus ojos me miraron con deleite. Pero
como los cazadores que buscan un conejo atrapado, ocultaban su verdadera ale-
gría interior, mostrando expresiones de sorpresa y expectativa como si fuera la
primera vez que la obra los atrapara en esa trampa, y luego actuaron lenta y cui-
dadosamente para procurar el juego sin dejarlo escapar.

—Yo... Ni siquiera lo había considerado. ¿Lo has tenido todo el tiempo?

—Sí. Me había olvidado, pero estoy bastante segura de que siempre ha estado en
mi bolsillo...

Tomé la hoja en blanco doblada del sobre y la abrí para mostrarla a todos. Me mi-
raron con sorpresa como si nunca antes la hubieran visto.

—¡Yo también la vi eso en el re-ci-bi-dor! ¡Parecía jus-to del ta-ma-ño correcto!


¡Ja-jaja-jja-ja! “

—Sí, ¡es per-fec-ta! ¡Ja-jaja-jja!

—No hay nada escrito, ¿verdad? Solo papel... ¿no? Aunque parece bastante antiguo...

—La siguiente página del guion está rota. Y más bien torpemente, por lo que segu-
48
ramente debería haber un margen irregular. Parece que el tamaño es el correcto...
pero si no lo es, quizá intentar usarla como la página siguiente sería peligroso...

—¡...! Oh, ya…

Convencida por Meiko, la aldeana obedeció su consejo, bajó la vista con un poco
de desesperación y se la guardó en el bolsillo como si hubiera perdido completa-
mente el interés.

Inmediatamente, hubo muy pocos disturbios en el aire. “Si tomamos la carta de la


aldeana, inevitablemente nos llevará a tener que probar ahora mismo si se puede
usar como parte del guion o no... Eso es bastante peligroso... Si nos quedamos sin
tiempo, ganamos, ¿cierto?” “Necesitamos cogerla por la fuerza, ¿no? Debemos
robarla ahora... Todavía tiene algo de inquietud... ¿Quién sabe qué hará después?”
Pude ver esos dos puntos de vista volando por la sala sin palabras.

Al no darse cuenta de esta confrontación, la aldeana estaba visiblemente depri-


mida porque su idea de esperanza había sido inútil. Mientras se preguntaba cómo
decir a todos lo que había aprendido en la biblioteca, el mayordomo le habló.

—Quizás deberíamos al menos intentarlo... Aunque sea, comprobemos solo si el tama-


ño realmente encaja.

Los otros involucrados en la guerra sin palabras lo miraron sorprendidos. “No te


arriesgues así. ¿En qué estás pensando?” Casi podía escuchar al varón, la varone-
sa y la muñeca gritar. Mientras tanto, la señorita y e muñeco siguieron enviando
miradas que decían “Date prisa.” Ignorando la culpa silenciosa, el mayordomo que
estaba junto a la ventana recogió el guion consagrado en la mesita y me lo acercó.

Poniéndome de pie casualmente, apoyé la botella de vino que llevaba contra el res-
paldo del sillón, y mientras la colocaba cuidadosamente para evitar que se cayera,
eché un vistazo a la ruta entre yo y la puerta, confirmando la distancia. Estaba
bien, no había nadie allí.

—No, espera. Echemos un vistazo a esto primero...

El varón fortaleció su tono, y con la sonrisa de preocupación que le mostraría a


un niño que no te escuchaba, vino hacia mí con sus largas piernas. Al señorde la
mansión nunca le molestaba nada ni alzaría la voz por algo tan insignificante. Al
ocultar su preocupación interna, su papel como varonesa se desmoronaba. No de-
mostrando ningún aviso de ese hecho, saqué la carta del bolsillo y moví la mano
para abrir el sobre. Varias miradas penetrantes se juntaron en esa mano.
49
La saqué lentamente, llevándola hasta la mitad para mostrarla tentadoramente.
Entonces… La volví a meter y sellar el sobre.

Al unísono, todos me miraron con perplejidad, pareciendo olvidarse de interpretar


sus papeles. Ahora era el momento, para que la aldeana bailara como protagonista.

—No, tienes razón... Si es peligroso, tal vez no deberíamos. Quién sabe qué pa-
sará... Puede que... el guion podría estar procediento de la manera correcta... y
esto podría ser la Página finaL, la última página. Si es así, tenemos que encontrar
la página siguiente, ¿no? Omitirla y forzar un final podría no terminar esta obra
correctamente... y desaparecería...

—S-sí...

Puse la carta en mi bolsillo. El mayordomo se paró frente a mí, con el guion en


sus manos, y solo parpadeó, sin comprender la razón del repentino cambio de
ánimo de la aldeana. Pero optaron por no cuestionar el pensamiento detrás de su
sorprendente acto; estaban seguros de haber logrado la victoria, y el alivio barrió
la habitación. Sin dudas, preocupaciones o inquietud, solo alivio y un poco de
amabilidad, un estado de ánimo nostálgico. Y…

—Bueno, me la guardo, ¿de acuerdo? —dijo la aldeana con una sonrisa.

Antes de que nadie pudiera reaccionar, tomé el guion de las manos del mayordo-
mo. El guion cedió ante mis ojos sin defensas. Con la mano derecha, giré, agarré la
botella que descansaba sobre el sillón y corrí hacia la puerta. Abordé la puerta que
quedaba ligeramente abierta sin disminuir la velocidad, giré por el pasillo y corrí
hacia las escaleras. Así, pillados por la sorpresa, los otros no pudieron reaccionar
con rapidez; escuché sus pasos bastante lejos detrás de mí.

—¡Espere! ¡¿Adónde va?!

Gack era rápido. Y era el más cercano a mí... el más cercano a la puerta. Si bajaba
la velocidad tan solo un poco, me atraparía rápidamente.

—¡Es mío! ¡Soy la protagonista de la obra, después de todo!

—Señorita aldeana, ¡espere! ¡Me disculpo por negarme a su idea!

—Ugh... Ya es suficiente. ¡Lo sé todo! Su plan... ¡¡y la persona que mataron!!

—¡¿?!
50
Cuando llegué al pasillo y estaba apunto de bajar corriendo las escaleras, Luka gritó.

—¡Espere, por favor! ¡Deténgase! ¡Cálmese! ¿Qué demonios está diciendo? ¡Aaaa-
gh, nooo!

—Soy la novena persona, el reemplazo de alguien, ¿verdad...? Ella iba a ser la prota-
gonista... Pero murió, ¡así que me convertí en su suplente! Y ahora quieren matarme
para revivirla, ¿no es cierto?

—¿...?

Sus voces que gritaban sin parar para detenerme se detuvieron. No podía darme el
lujo de mirar atrás. En el techo del gran salón solo resonaban los pasos corriendo
por los pasillos, fomentando aún más ese aire de sed de sangre. Mi carrera ince-
sante pronto me hizo jadear. Era una gran mansión...

En el primer piso, giré a la izquierda, abrí la puerta del pasillo detrás de las esca-
leras y me aseguré de cerrarla con fuerza. Corrí directamente por el largo pasillo
a mi derecha. Poco después, oí que alguien abría la puerta que acababa de cerrar.
Está bien, a esta distancia... ¡podía escapar...!

Tan pronto como estuve a punto de huir al sótano por las escaleras de caracol
detrás de la pintura del crepúsculo, de alguna manera, Kaito, Rin y Len ya estaban
allí esperándome. Rápidamente frené mis piernas a toda velocidad.

—Es una lástima, Miku —dijo Rin, luciendo como si realmente sintiera pena.

Estaba segura de haber tomado la ruta más corta desde el estudio del segundo piso
hasta la habitación prohibida del primero. Antes de ir al estudio, ¡incluso revisé
todos los pasajes y lo simulé repetidamente en mi cabeza...!

—¿Recuerdas la habitación prohibida encima de ti donde busqué? Sí, también tie-


ne una pintura de un crepúsculo fuera, exactamente como esta...

—Gah... Gah... ¡No puede ser...! —murmuré, respirando pesadamente. El resto que
llegó antes que yo no estaban sin aliento. ¡¿Por qué...?!

—Las escaleras secretas no solo iban desde el primer piso hasta el sótano. Sin em-
bargo, las escaleras desde el segundo piso hasta el primero no se podían abrir desde
el primer piso...

Kaito miró detrás de él. Miré hacia atrás y, efectivamente, había una escalera que
51
conducía a un lugar donde antes solo había habido una pared. Lo pasé por alto
completamente. Pensando en ello, debería haber notado la posibilidad de inmedia-
to. Argh... Aún recuperando el aliento, miré a los tres.

—Si nos descubriste, bueno... Aun así, ciertamente nos engañaste con ese acto
apresurado. Caímos completamente... Bravo, número nueve.

—Gh...

Len ya no tenía la sonrisa imperecedera del cruel muñeco. Había vuelto a su ha-
bitual expresión neutral que hacía difícil leer sus pensamientos. Los pasos en la
distancia se hicieron más fuertes; alguien se detuvo, luego dos más. Luego, consi-
derablemente más tarde, llegó la última persona. Los siete me rodeaban.

—Ahh... Uff... ¡Los atrapé!

—Uhm... ¡Meg! No estás nada en forma. Has ido muy leeeenta.

—¡¿Y tú, Luka?! Ugh, ugh... ¿No estás sin aliento también?!

Nadie intentó tomarme la carta, el guion o la botella de vino de inmediato. Man-


teniéndose a distancia, parecían estar aún elaborando una estrategia. Yo tenía las
manos ocupadas con el guion y la botella, así que no podía sacar la carta de mi
bolsillo fácilmente. Pero recelosos después de haber sido engañados, me rodearon
con una formación sólida. Parecía que podían someterme en cualquier momento.
Tendría que estar atenta para encontrar una oportunidad. Tenía que concentrar
mis sentidos y ponerme en una actuación tan sutil como enhebrar un hilo en una
aguja. Primero…

—Lo siento mucho, de verdad —estaba a un paso de caer en sus garras. La idiota
Miku se mordió el labio inferior pero, tratando de mantener la compostura, obser-
vó silenciosamente el próximo movimiento de sus enemigos.

—Bueno... ¿Y ahora qué? Te sacrificaremos e intercambiaremos tu muerte con la de


ella; la mujer de la que te hablé aquella vez. ¿Lo recuerdas, no? Todos intentamos
ocultarlo con todas nuestras fuerzas. Nuestra querida amiga, perdida antes de que
te unieras al elenco... Nuestra actriz estrella, de repente se había ido... Más bien
despertó tu interés, ¿verdad? Tu intuición es bastante aguda. Tenía que ser ella,
no tú, la protagonista de Crazy∞nighT. Y para traerla de vuelta hemos tratado de
matarte una y otra vez en formas que parecieran accidentes... como has deducido.
Y hasta que tu muerte tenga éxito en la forma en que este mundo lo desea, la no-
che se repetirá sin fin.
52
—¿Pero qué vas a hacer sabiendo eso? Según las leyes de este mundo, el destino
de tu muerte está vinculado a ti, lo que facilita que ocurran los accidentes. Las
espadas firmemente sostenidas caen repentinamente, las escaleras se rompen ac-
cidentalmente, tropiezas y caes, no te para nada. Además, eres de inteligencia y
habilidad completamente promedio. En contra de nosotros siete: actores profesio-
nales agudos, capaces y con una visión mucho mejor que la tuya. Las probabilida-
des están en tu contra.

—Aunque hay uno de nosotros que es claramente inferior en capacidad física...

—¡L-Lukaaa...!

—...

Odiaba admitirlo, pero no podía responder; todo era verdad. Por instinto, apreté
más el vino.

—Hah... ¿No te lo dije, lo de esa noche? No eres nada avispada. No entiendes tu


propio valor. Estás tan absorta en ti misma que no te das cuenta de cómo te ven
los demás. De sus verdaderos sentimientos. Pueden engañarte y hacer contigo lo
que quieran fácilmente. Pero bueno, cosechas lo que siembras.

—¡¡Ya lo sé...!! Lo sé tanto que duele... Entiendo el consejo que me diste. Fingiste
que me estabas dejando ser informal y amigable contigo porque me aceptabas...
pero fue solo para llenarme de alivio y afecto, así no dudaría de ti, ¿verdad? Y... to-
dos ustedes, me abrieron sus corazones justo antes y después del primer acto. Era
mi primera obra de teatro, yo era la protagonista. Y para ustedes, era una obra más
importante que ninguna, que no podía fallar... Creí que se mostraban preocupa-
dos y alentados para ayudarme a que tuviera éxito. ¡Pero incluso eso era solo una
preparación para asegurarse de que cuando me atraparan en este mundo extraño,
confiara en ustedes como amigos y no intentaría nada gracioso...!

>Preparar un sacrificio e intercambiarme por mi predecesora muerta... No sé qué


clase de magia puede hacer eso, pero debe ser obra de la persona que creó este
extraño mundo. Entonces conspiraron para preguntarle a Burlet... No. Hicieron
un trato, ¿verdad? ¡Darían un espectáculo divertido para que él lo disfrutara, y él
reviviría la verdadera protagonista a cambio! Todo comenzó cuando me eligieron
para la audición... No, antes de eso. Cuando de repente sacaron la audición para
un suplente. ¡La Compañía Burlet nunca habría elegido para el liderazgo de su
obra perdida a una principiante total, una chica normal sin cualidades destacables!
Cualquiera podría resolver eso con solo pensarlo un poco... ¡Nunca podría ser la
protagonista! ¡Ajajajajajajajajajajajaja...!
53
—...

La risa trastornada de Miku hizo que todos dudaran un poco. No había nada gra-
cioso en lo que decía... pero su risa seca no se detenía.

—Ahh... Los admiré todo ese tiempo. Apenas podía ir al teatro todos los días con lo
que ganaba en mi trabajo... Hasta hace apenas medio año. No hace mucho tiempo,
pero ya es tan nostálgico... Fui elegida para unirme a la compañía, y trabajé hasta
la muerte tratando de ponerme al día rápidamente y cumplir sus expectativas...
Pero todo fue inútil... Nunca fue necesario desde el comienzo... porque solo era un
reemplazo desechable.

Murmuraba estas palabras como si me las estuviera diciendo a mí misma. La lluvia


silenciosa de lágrimas se convirtió en un pequeño río, luego aumentó en volumen
a una corriente audible. Las emociones negativas no se detendrían hasta llorar un
mar.

—Sí... ¡Solo soy un reemplazo! ¡La número nueve, su reemplazo, estúpida, misera-
ble y patética...!

—Exacto... Lo has entendido, ¿eh?

—¡Len! No hables así... Espera un momento, Miku. No es eso. Realmente no esta-


mos haciendo esto porque queremos...

—Es inútil suavizar las cosas ahora, Meiko. Sus ojos dan muuucho miedo. Nos ha
descubierto, así que ¿qué sentido tiene esconderse? Sí, solo eres una sustituta. ¿No
te lo dije antes? La compañera con quien lo hacíamos todo. Pero de repente nos
dejó... Sí, murió... En el teatro, poco antes de unirte. Pésimo, ¿no? Fue porque la
arrinconamos... Así que lamentamos ferozmente su muerte. Y luego ocurrió un
milagro. Descubrimos que podíamos atraer a la gente utilizando a otra persona
como sustituto... Así que estamos tratando de hacerlo por ella. Y tú... fuiste elegida
como sacrificio. Esa es la verdad. ¿Lo captas?

Las palabras de Luka me apuñalaron en el estómago. Me estampé contra la verdad,


y lo entendí lo suficientemente bien, pero mi corazón no estaba listo para el im-
pacto. Mi visión se empañó con lágrimas, y se me hizo más difícil respirar.

—Oh, Luka... Estás siendo excesivamente dura... Mira, no voy a intentar inven-
tarme excusas, pero no disfrutamos engañándote, Miku. Al menos créenos en esa
parte, ¿de acuerdo?

—...
54
—Diciéndolo así, Meg, suena como si te estuvieras burlando de ella.

—Rin tiene razón. Estás dando pie a malentendidos, Meg. Causando problemas
innecesarios una vez más...

—Entonces, bueno, debes darte cuenta. No queda casi tiempo. Hagas lo que hagas,
pierdes.

—Jaja... Ahora que lo pienso, Len... Me diste rosas azules. Querías revivirla sí o sí.
Entonces, ¿el significado de esas flores era tu manera de implicar que me confiaste
un milagro... el de revivirla...? ¿Amabas a esa chica muerta?

—¡...!

La corriente gradualmente se asentó, estabilizándose a un agua tranquila y sin


olas. Cuando saqué la cabeza fuera del agua, solo hubo un poco de movimiento;
el ondulado estaba llegando a su fin. Ahora era la hora de provocar un tsunami.

Puse suavemente la botella de vino en el piso. Un momento después de que todos


miraran hacia abajo, saqué la aguja de la hora del reloj, el cuchillo, escondida en
mi bolsillo, y corrí hacia la pared que hacía una intersección en T en el pasillo.
Luego me di la vuelta. Desde esta posición, todos estaban parados en la misma
dirección. Un momento después de que me liberé de su cerco, Luka y Meiko an-
teriormente detrás de mí corrieron a los pasillos a la izquierda y derecha de la
intersección, tratando de rodearme nuevamente.

—¡Luka, Meiko! ¡No se muevan! Si se acercan...

Por un instante, todos quedaron asombrados. Con el guion debajo de mi brazo iz-
quierdo, estiré la mano hacia Rin, la persona más cercana, y la apunté con el borde
afilado y deslumbrante de la manecilla del reloj en mi mano izquierda hacia ella.

—Lo digo en serio. ¡Que nadie se acerque!

Un misterioso silencio dominó la escena. Todos debían de saber que la manecilla


de las horas del reloj en el pasillo era un cuchillo.

—Es inútil. Rin es una muñeca ahora. No servirá de nada...

—Tendremos que ver si es inútil o no, ¿no creen...? Jejejejeje.

Con una sonrisa espeluznante, miré a los demás. La pequeña muñeca en mi mano
55
temblaba ligeramente, y podía sentir su pulso.

—Estás temblando... Qué pena, ¿eh, Rin...?

—¡Para! ¡Miku, por favor! ¡Suelta a Rin!

—¿Para que me maten sin cuidado...? Jajajaja.

—¡¡...!!

—Tomaré la botella de vino también. Se suponía que debía beberla durante el pri-
mer acto.

Kaito tomó la botella de vino del suelo con su mano izquierda.

—...

—Kaito...

—¿Podrías decirnos por qué necesitas esta botella? ¿Qué ibas a hacer con eso?

—Estoy seguro de que no tengo que decírtelo, ¿verdad?

—No puedo dártela...

—¿Entonces no te importa lo que le pase a Rin?

—Kaitooo...

Puse el cuchillo justo contra la cara de Rin, pero Kaito no se movió. La situación
inesperada hizo que nos envolviera un poco de malestar. Si trataba de tomarla por
la fuerza, él podría contraatacar. Sin vino... No podría escribir el final. ¿Qué debía
hacer? Tenía que pensarlo bien. Calma…

—Para de hacer el tonto y danos el guion.

Kaito dio un paso adelante para cerrar la distancia. Para incitarles a tener más mie-
do, acerqué el borde afilado a los ojos de Rin. Las lágrimas fluían de los ojos de vidrio
de la muñeca. Si pudiera llorar incluso como muñeca, seguramente apuñalarla le
causaría un dolor mayor similar al de morir de verdad, pensé débilmente en un rin-
cón de mi mente. El mismo dolor que había sentido al morir repetidamente en este
mundo. No recuerdo ninguna de esas muertes, pero ellos sí. Lo recordaban todo...
56
Grandes lágrimas brotaron en los ojos de Rin, pero Kaito continuó acercándose.
Las muertes en este mundo ficticio serían muertes falsas... así que aunque los ma-
tara aquí, vendría otra noche. Por mucho que doliera, podrían soportarlo sabiendo
que era una mentira... Ni siquiera temían a la muerte.

Parecía que yo, como protagonista, no podía ser asesinada correctamente a menos
que se recreara a la perfección la escena de la muerte real. Y ellos tampoco mori-
rían apuñalados con el cuchillo, sino que revivirían para la noche siguiente. Ya que
sus recuerdos permanecían, seguramente su miedo a la muerte también lo haría,
pero sabían que era solo temporal... Kaito, tan fuerte de voluntad, podía soportarlo
y seguir adelante obstinadamente.

Dejé de hacer temblar a Rin y giré el cuchillo hacia Kaito. Pero él todavía no estaba
desconcertado. No podía dudar más. Con el cuchillo en mi mano izquierda, abordé
a Kaito y alcancé la botella de vino en su mano izquierda con la derecha.

Justo cuando casi la tenía, Kaito levantó su mano, tirando la botella. El líquido rojo
de dentro se sacudió, y algunas gotas volaron detrás de él en una parábola limpia.
Una descarga sorda me recorrió la mano izquierda. El cuchillo estaba atascado en
el antebrazo derecho de Kaito. La sangre roja bailaba ante mis ojos, mezclándose
con el profundo carmesí de la alfombra de abajo.

—¡AAAAAAAAAAH!

Rin gritó. Todos estaban inmóviles, con la mirada fija en el sangriento Kaito. Su
rostro se tensó por el dolor, vaciló y cayó de rodillas. Después de un breve momen-
to, el tiempo se reanudó. Deslizándome hacia el lado de los demás, corriendo hacia
Kaito, corrí hacia las escaleras ahora desguarnecidas que conducían bajo tierra.

—¡Maldición...! ¡Espera!

El muñeco respondió rápidamente y me persiguió. Pero al bajar las escaleras, la


diferencia en nuestros pasos amplió gradualmente la distancia entre nosotros. Los
pasos se hicieron más silenciosos, y aceleré para llegar a la puerta que había al
final de las largas escaleras.

Justo después de cruzar las pesadas puertas que había dejado abiertas, las cerré
con todas mis fuerzas bloqueándolas con la viga de madera que las atravesaba.
Unos segundos más tarde, oí detrás de mí golpes en la puerta. Al parecer lo hice.
A través de la puerta, podía escuchar débilmente sus voces apagadas. Len y Luka,
Gack, y luego Meg. Rin y Meiko estaban probablemente al lado de Kaito. Si los
siete la empujaran a la vez, podrían abrirla... Era pesada, claro, pero no dejaban de
ser una puerta de madera y una cerradura simples. Tenía que lograr mi objetivo
57
antes de que eso sucediera...

Me volví de frente a los ataúdes de nuevo. El golpeteo en la puerta desde el exte-


rior continuó molestando. Pero había algo extraño. Cuando escuché atentamente,
pensé que también podía escuchar ese sonido desde el interior de la habitación.

Los ocho ataúdes se alineaban en dos filas ordenadas. Me detuve frente a uno, el
que estaba en la parte de atrás. Me puse en cuclillas y puse mi oreja en la madera de
alta calidad. Pam, pam, pam. Pude escuchar un sonido dentro, como si golpeasen
la tapa del ataúd. ¿Era el mismo sonido que pensé que estaba imaginando cuando
desperté en este mundo extraño porque no provenía de nada en particular...?

De repente, un temor desconocido se apoderó de mí. ¿Realmente podría abrir es-


tos ataúdes? ¿Y si un zombi salía y me atacaba...? Los golpes continuaron como si
alguien estuviera pidiendo ayuda. No tenía ninguna duda; en ese ataúd estaba la
mujer que habían escondido... la antigua protagonista.

Si buscaban cambiar su muerte por la mía, tendría que hacer que su cuerpo fuera
imposible de intercambiar. Mi única opción era hacerla morir nuevamente, en
este mundo, para siempre. Me sentí mal por eso... Pero según ellos, era inevitable
dadas las leyes de este mundo. Eso me dije, regañando a mi cuerpo que empezaba
a temblar. Estaba a punto de matar a alguien. Pero ella estaba muerta hacía mucho
tiempo... Sí, estaba destinada a estar muerta, así que estaba bien, todo bien... Había
visto mucha sangre desde que vine aquí, la mía y la de todos los demás.

¿Sangre…? Así es... Kaito se hizo sangre. Recordándolo, cerré los ojos fuertemente
para sacudir esa imagen de mi mente. Esa era otra cosa que simplemente tenía que
aceptar. Me habían asesinado una y otra vez. Su objetivo era cambiar mi muerte
con la de la mujer que dormía en este ataúd... En realidad, era en defensa propia.
También cuestioné si una persona muerta podía revivir usando un sacrificio...
pero ya había pasado todo este tiempo sellada en este extraño mundo. No era ex-
traño pensar que fuera posible.

No logré recuperar la botella de vino. Pero después de la escena anterior, tuve una
nueva idea.

Puse mi mano en mi pecho para verificar la hora. Solo quedaban unos diez mi-
nutos en la obra. Me calmaría por un momento. No me perdonaría a mí misma
cometer un error ahora por estar nerviosa. Si fallara aquí, todos mis esfuerzos
habrían sido en vano, perdería mis recuerdos, y todo comenzaría de nuevo desde
el principio. Y con ellos manteniendo sus recuerdos, continuarían engañándome
con noches más difíciles aún. Antes del nacimiento de la próxima yo... esa pobre,
pobrecita. Aquí, esta noche, tendría que poner fin a todo esto.
58
Deslicé el minutero de mi bolsillo hacia el ojo de la cerradura en el ataúd. En efec-
tivo... se ajustaba perfectamente.

Mientras me concentraba para calmarme, los golpes en la puerta se hicieron más


fuertes; parecía que los otros tres, Kaito, Meiko y Rin, habían llegado. Todos ha-
bían comenzado a cargar contra la puerta juntos.

—¡Miku! ¡¡Abre!!

—¡Escucha, por favor, no abras ese ataúd! ¡Te diremos la verdad, todo!

Crás. Se escuchó un sonido de vidrio rompiéndose afuera de la puerta.

—¡Ey, ¿estás escuchando?! La botella de vino está rota, y la moqueta está absorbien-
do todo el líquido. Ahora no queda nada para usar como tinta. ¡Ríndete y ven aquí!

—¡Len tiene razón, Miku! Aunque intentes escribir un final en la Página finaL,
tienes que hacerlo correctamente o el tiempo no avanzará... ¡Es imposible hacerlo!
¡Lo juro! ¡La próxima noche no te dejaremos fuera! ¡Por favooor!

Rin gritó amargamente, y parecía estar llorando. Su acto convincente hizo que
mi pecho se tensara brevemente. Pero no podía dejarme engañar más. Tenía que
calmar mi mente conmocionada. No podía escuchar sus amables palabras. Me ha-
bían enseñado de la peor manera que mi mayor debilidad era confiar demasiado y
dejarme engañar fácilmente.

Ya había tenido suficiente de esta extraña y triste noche.

—No, es demasiado tarde. Demasiado tarde para nada de eso. Jejeje... ¡Ajajajajaja-
jajjajajajaja!

No tenía idea de si estaba feliz, enojada, triste o pletórica. Mi corazón herido había
excedido sus límites. Después de pasar por innumerables y dolorosas repeticiones
de la misma noche, todo se reducía a esta escena. Mi mente lo olvidó todo, pero
mi cuerpo, mi mano sobre la tapa del ataúd, recordaba bien ese pasado largo y
doloroso, y temblaba de placer.

Agarré la manecilla de los minutos y lo giré a la izquierda. El clic de la abertura


de la cerradura se hizo eco a través de la habitación oscura. Con un agudo crujido
como el llanto de un pájaro, abrí la tapa del ataúd.

—Lo encontrééé.
59

∞ Verdad ∞

En el escenario vacío, recogí una carta sospechosa que había visto brillar y la leí.
Había escrito algo muy sorprendente en ella. Mis manos temblaban y mi pulso
latía fuertemente. Cuando terminé de leer, los sentimientos emergentes que había
tenido se desvanecieron. Si hubiera alguien más aquí, probablemente les parecería
que estaba practicando para el segundo acto de mañana.

—No... Esto no es verdad, ¿no...?

Todos admiraban profundamente a este magnífico dramaturgo, y seguramente se


convirtieron en actores de la Compañía Burlet para realizar sus obras. Todo era
por su pasión... seguramente. Y todavía…

Si lo que decía esta carta era verdad, ¿no podía considerarse traición, sacrilegio
contra Burlet? Sin mencionar que yo... para ellos, ¡solo estaba...! Tristeza, ira, des-
esperación, odio: las emociones recién nacidas de repente echaron raíces en mi
corazón. Antes de darme cuenta, corría con la intensidad de esas emociones.

¡Tengo que descubrir la verdad rápidamente! ¡Necesito que me digan que esta car-
ta es solo una mentira...! Salí del escenario, corrí del pasillo a la gran escalera, subí
por ella y giré a la derecha, hacia la antesala #1 en el otro extremo. El personal de
escenario se había ido a casa para prepararse para el día siguiente, por lo que no
había nadie más que nosotros, el elenco. Las únicas luces en el pasillo eran débiles
lámparas de pie. Entrecerré ojos corriendo por los pasillos oscuros, y abrí forzosa-
mente la puerta de la antesala que emitía una ligera luz.

Slam. Con el fuerte sonido que provoqué abriendo la puerta, las personas feste-
jando dentro de la sala se voltearon lentamente. Meiko con jarras de cerveza en
ambas manos y su rostro sonrojado, pero aún tomando sorbos; Kaito con ella; Meg
concentrada en una conversación, sus ojos brillando de emoción; Len pretendien-
do que la escuchaba; Rin cantando y Luka bailando; y, por último, Gack inclinando
tranquilamente su copa.

Todo el mundo estaba celebrando el maravilloso éxito de la obra de anoche en su


propio modo. Nadie se había cambiado por el momento; aún vistiendo sus disfra-
ces. Incluso podría verlo como una continuación de la tan divertida fiesta en el
acto uno de la obra.
60
Gack, el más cercano a la puerta, quien estaba relajado y tomando vino en un sofá
de tres plazas para él solo, se dio cuenta de mi llegada y paró para saludarme.

—Llegas tarde. Bien, ¿qué te parece un brindis por nuestro primer día? Todos he-
mos empezado ya, ¿lo ves?

—...

No pude conseguir pensar en una respuesta, así que me quedé parada silenciosa-
mente, sin decir ninguna palabra. Gack pensativo llenó una copa vacía en la mesa
con vino de una botella, y me incitó a que me acercara.

—Es la expectación perfecta que la actriz principal llegue elegantemente tarde.


Esto es para ti. Ven, hagamos un brindis.

La copa que recibí estaba llena de delicioso vino tinto. Débilmente miré hacia el
líquido rojo vibrando en mi mano. Mis primeras palabras podrían ser cruciales.
Podrían establecer el tono de las cosas. Pero ninguna frase buena vino a mi men-
te. “Algo conciso, que no los haga temblar, y podría tomar la iniciativa hacia la
siguiente conversación...” pensé desesperadamente, pero no se me ocurrió nada.

Mientras me quedaba allí parada sosteniendo silenciosamente la copa, notando mi


raro comportamiento, el resto del grupo se volteó hacia mi dirección. Sus amables
miradas, llenas de anticipación y optimismo, se quedaron atascadas en mi corazón
y apagaron mi resolución. Pero tenía que decirlo. Cerré mis ojos firmemente, de-
cidida levanté la copa, y tomé el contenido rojo todo de una vez. Mi nariz se llenó
de olor a rosas frescas.

—¡Ahh, esa es nuestra actriz principal! Chicos, venga, terminen sus copas como ella.

—...

Sin encontrar ninguna culpa en mí, que dejé vacía la copa antes del brindis, Kaito
se me acercó con una cara roja de estar borracho y una buena sonrisa natural.

—¿Podrías decir algunas palabras también?

Todos se voltearon para verme y se reunieron alrededor de mí. El primer acto apenas
había terminado, pero todos estaban rebosantes de alegría como si tuvieran la ben-
dición de las musas del arte en ellos mismos, y pusieron caras de alivio. Ninguna pis-
ta de duda, profundo alivio y deleite... yo tendría que arruinar su fabricada felicidad.
61
—¿...No me dirán la verdad?

Mi primera línea, después de mucho agonizar. Sin dar vueltas al asunto. Ya lo había
dicho.

—¿La verdad...?

Un feliz y borracho Kaito, sonriéndome, abrió sus ojos lentamente. Luego parpa-
deó dos o tres veces.

—Esta carta... dice la verdad sobre esta obra.

Mientras dije esto, acercando la carta de mi mano izquierda hacia el lado de mi


cara, el aire en la sala se congeló. Manteniendo exactamente las mismas sonrisas
que tenían momentos atrás, todos en la sala se quedaron mirándome. Sin cambiar
ninguna emoción. Ni siquiera parpadeando. Solo manteniendo sus respiraciones.
Permanecieron quietos y cuestionaron cuál sería mi próximo movimiento. Des-
pués de un silencio considerable, Meiko bajó su cerveza lentamente, poniéndola
encima de la mesa, y habló.

—Dime, ¿qué quieres decir con... la verdad?

En contraste con la casual naturaleza de sus palabras, sus labios se pusieron un poco
rígidos.

—Tiene que ver con nosotros... haciendo este guion en una obra.

—¿Y...? ¿Qué quiere decir eso exactamente?

—Por favor... no se hagan los tontos. Está todo escrito en esta carta.

Me giré hacia la izquierda para ver la carta blanca que sostenía en mi mano.

—¿De dónde la has tomado exactamente?

—Estaba en el escenario.

—Bueno, entonces... ¿qué es concretamente lo que dice? ¿Puedo verla un segundo?

Kaito puso una mirada severa muy diferente a la de antes, bajó su taza, y se acercó a
mí lentamente.
62
—Creo que ya sabes lo que dice, ¡así que no tengo por qué mostrártela...! Si lo que
dice esta carta es cierto, ¿no es esta producción un “sacrilegio” en contra de ella?

—¡...!

En el momento en que dije la palabra “sacrilegio”, todos temblaron con miradas


nerviosas. Viendo esta reacción, supe que lo que decía la carta era cierto. No tuve
duda alguna en mi mente de que esto era un paraíso. Sentí que el suelo que pen-
saba que era sólido estaba destruyéndose debajo de mí. Desesperación... el senti-
miento era como si me hubiesen empujado hacia dentro de un hoyo.

Sin ser capaz de aguantarlo más, sentí algo subiendo por mi garganta. Subí mi
mano para tapar mi boca, y la mantuve así. Sin querer mirar a cualquiera de ellos
a los ojos, lentamente aparté mi mirada y agaché la cabeza.

—Entonces era cierto... Me siento... muy horrible. ¿Y por qué...?

¿Por qué... me han engañado, y han tratado de involucrarme en el crimen que han
cometido?

No pude articular esa frase. En mi mente, sabía que debí preguntarles eso directa-
mente, pero tenía miedo de decirlo y que lo confirmaran como verdad. La verdad
de que, desde el mismo momento en que todo comenzó, ellos nunca pensaron en
mí como nada más que un conveniente, un peón desechable...

Estaba escrito en la carta. Hablaba de su intención de poner toda la responsabili-


dad —el pecado de esta obra, este sacrilegio contra Burlet— en la actriz principal,
Miku, para decir que todo lo hizo ella. Era una trama para hacerme crecer que era
actriz en la compañía de teatro, para profanar su guion, guardar silencio acerca de
la verdad, engañarse a ellos y al mundo, y crecer como estrellas. Esa era su retirada
si la verdad sobre el sacrilegio salía a la luz; decir que todo lo había tramado sola.

Abrí mi boca, queriendo confirmarlo, pero vacilé en decir las palabras. Tenía mie-
do de escucharlo de sus bocas.

—Simplemente pasó de esta manera... Por favor, entiende que... nosotros...

—¡No quiero sus excusas! Creo que todavía estamos a tiempo. Por favor, ¡tienen
que anunciar la verdad al mundo! Si lo hacemos ahora, no será demasiado tarde.
Yo creo que... No. ¡Estoy segura de que lo podemos hacer!

—¿¡De qué estás hablando!? ¿Qué dices? En el momento en que revelemos la verdad,
63
¿no ves que será nuestro fin y el de esta compañía de teatro? —Meiko se acercó a mí
con su cara llena de enojo.

Ella era la más veterana del grupo, así que seguramente era la más preocupada
acerca del futuro de la compañía. Aun así, estaba conmocionada de que se hubiese
negado tan rápido. Miré hacia otro lado, evitando su mirada acusadora.

—¿Quién pudo haber escrito una carta como esa? ¿Debe ser alguien entre nosotros,
no es así...?

Len, quien estaba descansando encima de un sofá individual, miró alrededor de la


ala como si estuviera llevando a cabo una búsqueda. Pero nadie confesó. En el mo-
mento en que Len abrió su boca para seguir buscando al culpable, Meiko lo inte-
rrumpió para continuar donde lo había dejado.

—Eso no importa ahora mismo. Lo importante es que no podemos dejar que la


verdad en esa carta se haga pública. ¿Lo entienden?

—De verdad... ¿no lo reconsiderarás? Todos estamos juntos en esto como amigos,
¿no es así? Tú no eres una excepción.

Amigos.... Para ellos, fue la mitad de un año como mucho. Para mí, fueron seis
meses irremplazables en la compañía y con el elenco al que había aspirado unirme
durante mucho tiempo como fan. Estar en el mismo escenario con ellos... Hasta
ahora mismo pensaba que mi sueño se había hecho realidad. Pero todo fue fingido.
Esta carta hizo que me diera cuenta. Fui poco más que una conveniente marione-
ta para prolongar la compañía. Me daba miedo ver la cara de Kaito al oírlo decir
“amigos”... Me mantuve en silencio, sin ser capaz de mirarlos.

—¡Así es! Si haces algo como eso, será muy malo... Oye, ¡reconsidéralo! ¡Por favooor!

Rin, mirándome preocupada a mí y a sus amigos, habló con un quejido. Las lágrimas
fueron acumulándose en sus ojos. El ambiente feliz de la fiesta se había ido com-
pletamente, y en medio la salvaje tensión, me atacaban a mí a diestro y siniestro.
Llovía terriblemente afuera, y el pesado sonido de las gotas resonaba en la sala. Me
mantuve en silencio por un tiempo, mirando por detrás de la ventana, escuchando,
pero no oyendo la pesada lluvia ni el conflicto.

La tormenta de palabras cesó, y el silencio se hizo paso. Todos habían caído sumi-
dos en silencio, determinando que yo no tenía ninguna respuesta a sus ataques, y
ahora pensando su siguiente movimiento. Aun cuando me habían bañado en crí-
ticas, quise creer en ellos. Seguramente estaban confusos acerca de esta repentina
situación.... al igual que yo. Así que, si pudiéramos hablarlo, podríamos entender
64
cómo nos sentíamos. Teniendo una pequeña cantidad de esperanza de que no fue-
ra demasiado tarde, empecé otra batalla con ellos.

—Um... Por favor, ¡escuchen! Esto es, de verdad.... De verdad, lo digo en serio.
Esto será para el bien de la compañía. ¡Pensé en la manera perfecta de hacer esto,
pero...! Pero hay razones por las que aún no puedo contarles los detalles. Aun así...
¡definitivamente resultará bien!

—No podremos recuperarnos una vez que el mundo sepa qué hay en esa carta que
has tomado. Todos nuestros sueños, todas nuestras esperanzas, idas. Será el final
de todos nosotros...

—¡Eso no es verdad! Por favor, créanme... ¡Por favor!

Kaito, aún preocupado, cruzó sus brazos pensando y apartó su mirada de mí.

—Bieeeen... ¿Puedes contarnos esos detalles o no? Me gustaría saber, ya sabes, las
probabilidades de éxito.

Meg se subió sus gafas, parpadeando, cuando recordó que no las tenia puestas en
el momento, dejando su mirada oscilar alrededor de la sala para esconder su error.

—Bueno, yo... Aún no puedo hacerlo...

Me agarré el brazalete de la muñeca izquierda. Si esto fuera de verdad una anti-


güedad de Burlet, como mi abuela dijo... tal vez podría hacerlo vendiéndola. Era
una posesión de Burlet, y aunque se había decolorado durante un siglo, fue uno
de sus accesorios favoritos que usaba todo el tiempo. En los retratos que sobre-
vivieron de él, este una vez hermoso brazalete estaba representado en una forma
que demostraba su antiguo brillo. No cabía duda, se vendería por una muy buena
gran cantidad.

Pero en el caso de que fuera falso... No quería dudar de mi abuela, pero el brazalete
que usaba era muy antiguo, y no tenía alguna prueba decisiva de que de verdad
fuera de Burlet. No podría decir con certeza que fuera real o no hasta que un ex-
perto en antigüedades lo examinara.

Además, ¿de verdad podría dejar ir un recuerdo tan importante de mi abuela...?


No, no puedo permitirme vacilar acerca de eso. Tenía que hacer algo por el crimen
de profanar a Burlet y engañar al mundo. Tenía el deber de proteger su historia
también. En su lecho de muerte, mi abuela me dejó este brazalete y la misión de
preservar su legado —al principio, sus últimas palabras me dejaron sorprendida.
Pero, si fueran verdad, entonces debo proteger la historia de mi gran predecesor,
65
como alguien que lleva su sangre.

Mi abuela me dijo que usara el brazalete cuando estuviera en problemas. Muy


bien... Esto iba en serio. Pero debía negociar con los administradores del teatro y
patrocinadores para ver si ellos aceptarían este plan que he pensado. Me pregun-
taba... Podría ser capaz de lograrlo en cuanto al dinero, pero probablemente no
sucedería de la noche a la mañana. En el peor de los casos, podría tomar meses.

Aun así, debía tomar el riesgo. Mientras confiáramos en la fuerza que nos trajo
tan lejos, entonces esta sería la única manera de proteger la Compañía Burlet en
cualquier sentido verdadero.

—Aún... Entonces ¿quieres decir que algún día serás capaz? —cuestionó Gack in-
tencionalmente mientras yo lo ponderé.

—Solo denme tiempo. Esto...

—¿Con un poco de tiempo estás segura de que podrás hacerlo?

Añadió Meg en otra pregunta. Sus ojos decían que no aceptaría mi respuesta sin
ser “certera”.

—B-Bueno... No lo sabré hasta que lo intente... Necesito confirmar algunas cosas...


No puedo decirlo con certeza por ahora, ¡pero...!

—Uhh... —Meg retorció su cuello. Dudaba de mi respuesta.

—Bien entonces. No puedes pedirnos que creamos en ti sin ninguna garantía...

—Pero yo... ¿Por qué...?

Meiko, quien pensé que sería la que más estaría de mi lado, siguió negando todo lo
que yo decía, y me dolió todas las veces. Bajé la cabeza tristemente. Esta vez Luka,
quien había estado en silencio escuchándonos conversar, suspiró, se paró, y me
fulminó con una mirada penetrante.

—¿Preguntas por qué...? ¿Crees que eres la buena aquí? Has visto todo lo que nos
hemos esforzado para llegar tan lejos, ¿no es cierto? ¿Cuánto crees que hemos
buscado esta oportunidad? Lo que dices de intentarlo de nuevo algún día es un
sueño. Nadie se creería una afirmación tan egoísta.

—Es verdad... Es desafortunado, pero si no puedes ofrecernos algo que sea digno
66
de confianza, no será posible. No llegamos tan lejos para dejarlo a medias... Esto
no es un juego, ¿sabes?

Meiko se agregó al interrogatorio de Luka, y yo estaba abrumada por sus amena-


zas. Pero tenía que reunir un poco de coraje y responderles. No podía perder.

—Entiendo... Pero lo sigo diciendo, ¡todo lo que puedo decir ahora mismo es que
crean en mí!

—Solo eres una simple chica, que difícilmente tuvo problemas en su vida y no sabe
el significado de cooperar. Sin experiencia, ignorante de la verdadera dureza del
mundo... ¡Una blanda patética!

—Yo... Yo nunca quise... Es verdad, no tengo mucho historial, pero estoy dando lo
mejor de mí...

Las palabras de Luka penetraron profundamente en mi corazón como un cuchillo.


Lo que estaba diciendo... Era todo cierto. Todavía era una novata que no conocía
nada. Siempre causándole problemas al resto. En el show de esta noche... si no
fuera por ellos que cargaron con el peso, yo lo hubiera arruinado todo. No era mi
intención negar ese hecho. Pero intenté dar lo mejor de mí para poder alcanzarlos.
De ninguna manera estaba tratando de quebrantar el trabajo en equipo de todos
y entrar en una disputa.

Tal vez estos eran los métodos usuales de Luka. Al igual que antes... sus palabras
fueron duras y cortantes, pero ella siempre dejaba un camino hacia su corazón.
Gentilmente tomé la parte de arriba de mi falda, de modo que nadie pudiera darse
cuenta que estaba apretando el pañuelo que Luka me había dado.

—¿No pueden pensarlo de nuevo una vez más....? ¡Por favor! Aún hay....

—Te lo seguimos diciendo, ¡no creeremos en algo si todo lo que tenemos son tus
sentimientos! Eres una verdadera tonta, ¿no es así? Suena como si tu quisieras
abandonarnos justo en el final, ¿hm? ¡¡Traidora!!

—¡...!

Desesperadamente traté de ocultar cuán efectivas eran sus duros ataques, que tan
herida estaba. Para mi, y para ellos. Aun así en el momento en que escuche la pa-
labra “traidora”, mi último pequeño punto de apoyo se desmoronó, me desplome
en la desesperación oscura, y toqué el fondo.
67
En el extraño silencio, un trueno rugió, y luz iluminó los rostros enojados de los
demás. Cerré mis ojos y me enfoqué en mis pensamientos. Mi batalla con ellos
aún no terminaba. Me di ánimos, diciéndome a mi misma que esto apenas había
comenzado.

No debo preocuparme; no estoy sola. La voluntad que Brulet habia dejado atras
fluye en mi cuerpo. Absolutamente él no hubiera querido esto. Si viera la situa-
ción, seguramente lloraría. Tenía que hacer algo. Después de una corta contempla-
ción, lentamente abrí mis ojos, luego mi boca.

—Lo entiendo. Entonces enviaré esta carta a los tabloides.

Miradas afiladas se posaron sobre mí. Sus bocas se abrieron con sorpresa.

—Al principio pensé que podría solo esperar después de todas las actuaciones, y
presentarlo al final de la llamada de paneles. Porque pensé que eso aún sería a
tiempo. Pero, no... es muy malo. Y yo les pedí que me creyeran, pero ninguno de
ustedes puede. No tengo nada más que decirles. Gracias por todo. ¡Adiós!

Rápidamente me di la vuelta e hice mi camino hacia la puerta detrás de mí. En


poco tiempo los demás me siguieron por detrás, gritando cosas para hacerme pa-
rar. Persiguiendome. No voltee hacia atrás, corriendo lo más rápido que podía en
la oscuridad, el edificio sin luz. Las lágrimas que estuve conteniendo hasta ahora
fluyeron como cascadas, haciendo borrosa mi visión.

—¡Espera! Oye, ¡espera!

— Ustedes dos, ¡tomen las escaleras del este y cubran las entradas de enfrente y
atras! El resto de ustedes, dividanse y busquen en el segundo piso. Llamen a los
demás cuando la encuentren. Las luces están apagadas, ¡así que no pudo haber
llegado lejos!

—¡Entendido!

— ¡Bajaremos!

Con las direcciones de Kaito, los perseguidores se dispersaron. Por las voces, pa-
recía que Rin y Len estaban bajando. Sí bajará ahora, seguramente sería atrapada
rápidamente por ellos debido a su astucia y buenos reflejos. Todos gritaron mi
nombre fuertemente. La voz de Rin estaba ligeramente quebrada; tal vez estaba
llorando. Aún cuando yo debería ser quien estuviera dolida y herida. Miré hacia
afuera, y miré que la ligera lluvia se había vuelto una tormenta torrencial.
68
Abrí la puerta hacia el almacén sobre el borde del segundo piso, y cerré cuidadosa-
mente para no hacer algún sonido. Mi respiración acelerada causada por mi llanto
fue difícil de volver a la normalidad. Aguantando mis lágrimas, llevé mi mano
hacia abajo en mi bolsillo, apretando el brazalete fuertemente. Sentí la suave tela,
y el duro metal.

Tap, tap. Percibí a alguien caminando cerca de mi. Ellos vinieron directo hacia la
puerta.

—Dime... ¿estás ahí?

—¡...!

Era la voz de Meiko. Tal vez ella había escuchado mis llantos. Seria malo quedarme
aquí... me arriesgué y silenciosamente caminé hacia la puerta... Ok, no hay nadie
detrás de ella. Abrí la puerta y corrí hacia el pasillo de nuevo, pasando por una
aturdida Meiko.

—¡Hey! ¡Ella estaba aquí arriba! ¡En el vestíbulo del segundo piso! ¡Se dirige hacia
las grandes escaleras!

Escuché a los demás, prestando atención a Meiko, dirigiéndose hacia las grandes
escaleras uno a uno. Bajando las escaleras me llevarán directo a la sala... pero en
poco tiempo, los pasillos que rodeaban las escaleras estaban llenos, y mis rutas de
escape de alrededor estaban obstruidas. Estaba sola en el descenso , tomando mi
distancia como si fuera un animal rodeado de cazadores. Una pared detrás de mí,
las escaleras defrente - Rin y Len en el piso de abajo, Kaito, Meiko, y Gack hacia
mi izquierda, Meg y Luka hacia mi derecha. No podía escapar.

—Ahora... se acabó el tiempo de correr. No hemos terminado de hablar aún. Vaya-


mos hacia los bastidores.

Kaito tomó un paso hacia mí.

—¡Aléjense...! Es en serio. ¡No se acerquen a mí!

La luz de la luna de la gran ventana de atrás, hizo a el hermoso cuchillo de oro


brillar. Cerré mis ojos por su resplandor. La lluvia había parado. Saqué mi brazo iz-
quierda con el cuchillo - la manecilla de la hora del reloj que yo había roto - apun-
tando hacia Kaito. Jadeos resonaron en el pasillo. Kaito lo miro, y su manzana de
Adán se movió nerviosamente . El afilado borde de la manecilla del reloj brilló con
la luz de la luna. Y pensar que tendría que recurrir a esto... de verdad era como un
animal arrinconado. Me di cuenta que aquellas lágrimas que habían fluido de mis
69
ojos habían parado.

Kaito parecía asustado por mi desesperada amenaza, pero enseguida recuperó su


compostura y demostró que tal cosa no lo asustaría. Dio un paso hacia mí lenta-
mente... luego otro, cerrando la distancia. Su andar engreído era casi como el de
un depredador.

Retrocedí hacia el centro del pasillo con cada uno de sus pasos, pero no tenía
adónde correr. Mirando hacia atrás, vi a Luka y Gack frunciendo el ceño y blo-
queando el camino. En cuanto a bajar las escaleras, miré por las grandes escaleras
a mi derecha y vi a Rin y Len que ya estaban esperando al pie de ellas. Mi mano
comenzó a temblar ligeramente.

En un momento de negligencia, la carta en mi mano derecha, tal vez deslizándose


por el sudor, se agitaba escaleras abajo. Abajo, Len observaba atentamente a los
demás en silencio y se detuvo.

—¡La tenemos!

—¡N-No sirve de nada! ¡Tener la carta no va a cambiar la verdad!

Apreté el cuchillo que sostenía con las dos manos. Sin elección. Tenía que apro-
vechar la amenaza y salir corriendo. Rin y Len... Si les engañaba apuntando el
cuchillo a Rin, probablemente Len se asustaría y la protegería... Aprovecharía esa
oportunidad. Giré la punta afilada directamente hacia Rin escaleras abajo. Sus ojos
se agrandaron, y se estremeció de miedo.

—¡¡...!! ¡Espera! ¡Cálmate! ¡Podemos hablarlo!

Al darse cuenta de mis intenciones, Kaito echó a correr de repente y se lanzó hacia
mí. Fui demasiado lenta para apartar el cuchillo, y él lo agarró con sus grandes
manos. Quería robarme el cuchillo, mi última defensa.

—¡Suéltalo!

—¡No!

Sacudí desesperadamente las manos a izquierda y derecha para despistarlo. Len-


tamente, los otros en el piso superior empezaron a encerrarnos a los dos. Kaito les
gritó que no se acercaran más, ya que el cuchillo podía salir volando y era peligroso.

—¡Suéltalo! Que alguien... ¡me ayude! —grité, frenética.


70
Tal vez los miembros del público todavía esperaban afuera. Si alguien oía el clamor
y entraba...

—No lo voy a permitir. Si viene alguien...

—Venga, ¡cálmate ya!

—¡No! ¡Que alguien me AYUDEEE!

—¡Está demasiado oscuro para ver nada! Por favor, ¡dejen de ponerse en peligro!

¡A este ritmo me va a empujar! Finalmente aflojé mis fuerzas y dejé de resistirme.


Al mismo tiempo, Kaito debilitó ligeramente su control sobre mí. Aproveché la
oportunidad para girar con fuerza mi cuerpo a la izquierda. Liberado involun-
tariamente de mi mano, el cuchillo cortó su brazo derecho, arrojando una línea
parabólica de sangre fresca. Su rostro se contrajo de dolor, y vaciló. Lo aparté de
mí de un empujón...

—¡YAAAAAAAAAH!

A continuación, Rin gritó. Giré a mi derecha y miré hacia abajo. Len se estaba
aferrando desesperadamente a la mano de Rin tratando de subir las escaleras y
ayudar a Kaito. Len estaba ocupado conteniendo a una Rin en pánico... Ahora era
mi única oportunidad. Puse mi pierna derecha para correr por las escaleras, pero
un momento después Kaito me agarró de las dos muñecas. Con solo su mano iz-
quierda ilesa, estaba intentando inmovilizarme de nuevo.

Con las escaleras detrás, y Kaito frente a mí con una sola mano sosteniendo mis
muñecas, ni siquiera podía mover mis manos con el cuchillo. Tuvimos un tira y
afloja, pero me acercó lentamente a él. Vi a Gack, Meg, Luka y Meiko acercarse a
Kaito con tensión y cuidado desde atrás para brindarle ayuda.

—Ríndete... ¡Ven con nosotros!

—No... ¡No!

—¡¿Por qué?! Hablemos... Y luego...

Incluso después de haberle apuntado con un cuchillo y herirlo, esos ojos parecían
confiar en mí y tener una profunda compasión. Mi corazón se aceleró. ¿Por qué
estaba haciendo una mueca así en un momento como este...? ¿Era solo otro acto
convincente para domesticarme? Sabía que no podía dejarme engatusar y enga-
71
ñar, pero por alguna razón, una vez más, yo... Mis conductos lagrimales cerrados
fluyeron nuevamente.

—¡¿Quién es el verdadero traidor aquí...?! ¡No... no quiero confiar más en ustedes!

Kaito se estremeció con sorpresa. Por un momento, aflojó sus manos. Y yo, que
estaba tirando desesperadamente hacia atrás con mis manos, me quedé sin nada
de lo que tirar hacia atrás.

—¡Miku...!

Su mano grande se extendió frente a mí. Cuatro manos más llegaron por detrás.

Mis ojos se encontraron con los de Kaito, que no podían estar más abiertos. Acto
reflejo, empujé mis manos, aún sosteniendo el cuchillo, hacia él. Pero me quedé
corta para cortar algo más que un espacio vacío.

El breve momento de caer por las escaleras pareció transcurrir en cámara lenta,
como si estuviera encerrada eternamente en una escena de una pesadilla eterna.
No sé si sentí algún dolor o algo así. Cuando mis sentidos se desvanecieron, solo
escuché el sonido de un aplauso.

Ella yacía boca arriba al pie de la escalera. Sus ojos estaban vacíos. Rodeados de
lágrimas, brillaban a la luz de la luna que entraba por la ventana sobre su cabeza.
Sumergido en lo profundo de su pecho estaba el cuchillo dorado que había soste-
nido hasta el final.

El aplauso parecía resonar desde algún lugar, como si fuera una escena de una
obra trágica. Todos se quedaron mirando la horrible vista estupefactos. Hubo un
silencio, como si el mundo se hubiera detenido alrededor del cuerpo inmóvil de
Miku. El momento se sintió como la eternidad.

—¡¡YAAAAAAAAAAAAAAH!!

—¡NOOOOO! ¿Q-Qué es esto...? Díganme... ¿Qué es esto...?

El silencio que parecía que iba a perpetuarse para siempre se rompió con un grito
de Rin, seguido de gritos de locura de Luka.
72
—¡¡Miku!!

—N-No puede ser... Señorita Miku...

—...

Meiko y Meg, seguidas por Kaito, bajaron corriendo las escaleras. Meiko se arro-
dilló cerca de la niña desmayada y tomó su muñeca.

—Se le ha parado el pulso...

—¡¡...!!

Kaito la miró congelada, sin palabras. Detrás de ellos, Gack apoyó a la temblorosa
Luka mientras bajaban las escaleras lentamente.

—¡Rápido! ¡Tenemos que llevarla a un hospital! No le late el corazón, ¡pero tal vez
todavía hay tiempo!

La cabeza de Rin se levantó en respuesta a Meiko, y corrió hacia la puerta principal.

—Podría hacerle la RCP, pero quién sabe qué pasará cuando le retire este cuchi-
llo... Pero tenemos que intentarlo... ¡¡Está muy oscuro aquí!! ¡¿Puede alguien en-
cender las luces?! ¡¡Y que alguien me ayude a detener la sangre!!

—¡Voy!

—¡Y-Yo te ayudo...!

Len asintió rápidamente a las instrucciones de Meiko y corrió por el pasillo. Solo
la luz de la luna permanecía inmóvil en la ténue estancia. Meg se sentó junto a
Meiko, vacilando ligeramente.

—No es culpa tuya, Kaito... Se ha resbalado... Ha sido un accidente...

—....

—¡Y no podemos rendirnos todavía! Meg, hay un pañuelo que no uso en mi bolsi-
llo. Cuando saque el cuchillo, apriétalo contra la herida. Yo te sustituiré después.

Meiko, quien afirmó tener un poco de conocimiento médico, tocó nerviosamente el


cuchillo en el pecho de Miku. Respiró hondo y se lo quitó lentamente. Meg se inclinó
73
sobre el cuerpo, apartó un poco los ojos y se preparó para la sangre que se derramaría.

El cuchillo salió sin problemas. Pero extrañamente, no salió sangre del lado iz-
quierdo del pecho de Miku. De hecho, una vez que retiraron el cuchillo por com-
pleto, no quedó ni rastro de la herida, ni siquiera el corte en la ropa.

—¿Qué está pasando...? No salió sangre... Su ropa no tiene ni un rasguño... ¿Esto


no es un cuchillo de mentira, no?

Kaito se quedó allí aturdido, y agarró el cuchillo tímidamente. Para probar, tocó la
hoja con la punta de su meñique, y sangró ligeramente.

—¿Lo habremos visto mal...? Estoy seguro de que estaba clavado junto al corazón
de Miku...

—Lo estaba... Yo también lo vi. No nos hemos podido equivocar... No... —Luka
habló con voz entrecortada detrás de Meg, todavía temblando.

—¡...! ¡¿Su corazón?! Se ha... ¡¡¡detenido!!!

Meiko intentó hacerle la RCP y respiración artificial. Kaito, Meg, Luka y Gack ob-
servaban sin comprender. Meiko intentó la RCP una y otra vez, pero Miku estaba
ahí totalmente inmóvil.

—¡¡Por favor, por favor!! ¡Miku, despierta!

El resto de ellos solo podía observar con tensión la desesperación de Meiko. Luego
Rin, que había corrido hacia la puerta principal, apareció por alguna razón en el
segundo piso y llamó a todos los que estaban abajo. Su expresión había cambiado;
tenía los ojos bien abiertos y la cara rígida.

—¡Uh, hah...! ¡Ey, aquí pasa algo raro! ¡No hay puerta de entrada! Esto era el teatro
pero... ¡parece que ya no!

Después de haberse distraído por los intentos de resucitar a Miku, todos finalmen-
te miraron con calma a su alrededor.

—Es raro... Estábamos en el teatro cuando salimos de la antesala para ir con la


señorita Miku... —musitó Gack con una mirada hostil.

—Las luces del pasillo estaban apagadas, así que casi no veíamos, ¡pero no hay
duda de que estábamos en el teatro! ¡Podría rehacer mis pasos hasta esa habita-
74
ción con los ojos cerrados! —gritó Luka, con un enfado evidente.

—¿Entonces cuándo...? —preguntó Kaito, recuperando algo de compostura y mi-


rando atrás y a su alrededor.

—Bueno... No lo sé. Pero estoy seguro de que esto no es el teatro. ¡Miren afuera
por las ventanas! El teatro está justo en medio del West End, ¿no? ¡No hay un
bosque a su alrededor!

Meg hizo que todos miraran simultáneamente hacia la gran ventana sobre el re-
llano. Afuera, el viento aullaba a través de un bosque oscuro de frondosos árboles.

—¿Entonces dónde carajo estamos...?

—¡Oigan, he traído una lámpara! Quizá ya se han dado cuenta, pero... No estamos
en el teatro, y no hay interruptores de luz... De hecho, no hay electricidad. Así que
por ahora usaremos esto...

Len regresó con una pequeña lámpara y se acercó a Meiko que todavía estaba rea-
lizando la RCP a Miku. Meg, ayudando a su lado, vio las piernas de Len iluminadas
por la tenue luz de la lámpara, y después, de un golpe, cayó de espaldas con un grito.

—¡Qué...!

—¿Q-Qué te pasa...?

—S-S... Señor Len, ¡s-sus piernas...!

Len bajó la mirada hacia sus piernas. Sus rodillas, las que tenía entrenadas por ha-
ber jugado mucho a fútbol, ahora eran hermosas articulaciones de bola redondas.

—¡¡QUUUÉÉÉ!!

—¡Len! ¡¿Qué ocurre?!

—Qué ra... ¡Qué rayos...! ¡¡M-Mi cuerpo...! —estaba demasiado aturdido para ter-
minar la frase.

—¡No puede ser...! Te has convertido en un muñeco...

Rin se apresuró a bajar las escaleras y se acercó inestable a Len.


75
—¡¿Eres tú, no?! ¡¿Eres Len?!

—......

Len siguió sacudiendo la cabeza, todavía sin poder hablar por la conmoción. Rin
comenzó a poner su mano en su pecho como si se sintiera aliviada, pero su peque-
ña mano se detuvo en el aire y lentamente se subió su vestido negro. Su rostro se
volvió pálido.

—Yo... También...

—¿Rin también...? No...

—¡NOOOOOOOOOOOOOO!

El grito de Rin volvió a sonar por el pasillo. Rin y Len, tanto en construcción cor-
poral como en tamaño, se habían convertido en muñecos. El mismo tamaño que
parecían tener con el truco de perspectiva que utilizaban en el primer acto... Llega-
ban hasta las caderas de una persona de tamaño normal. Pero todos estaban dema-
siado desorientados por la muerte de Miku como para notarlo de inmediato. Una
vez que Miku cayó, Rin y Len se escaparon rápidamente, y cuando estaban arriba,
un truco de perspectiva similar indujo la ilusión de que tenían un tamaño normal.

—Señorita Rin, ¡cálmese!

—No, no, ¡NOOOOO!

—Mi... cuerpo...

—¿Estaremos... soñando...? ¿Es la maldición de Crazy ∞ nighT, por lo que hicimos...?

—¡...!

Todos callaron ante las palabras de Luka. “Lo que hicimos...”

—Por nuestra culpa... Rin y Len se convirtieron en muñecos... Y nos llevaron a


esta extraña mansión en el bosque... Una mansión como la que describe la obra. Y
Miku, que intentó condenarnos por lo que hicimos, murió...

Todos callaron. Incluso las manos de Meiko que intentaban repetidamente la RCP
se detuvieron. En ese momento, algo brilló en el oscuro pasillo. Desde lo alto de
una vieja mesa de madera, colocada junto a un reloj justo en el borde del pasillo
76
después de bajar las escaleras.

—¿Qué es eso...?

Kaito se acercó lentamente al objeto sospechosamente brillante.

—¡Esto es...!

Cogió delicadamente el objeto y se dio la vuelta. Sus grandes manos sostenían un libro.

—Crazy ∞ nighT...

De hecho, la portada decía, con letras descoloridas:

“Crazy ∞ nighT”. Una tenue luz pálida como una luna creciente brotó de ella. Kaito
abrió lentamente el libro. Y leyó el contenido en voz alta para que los demás lo es-
cucharan.

—”Prólogo”...

—...

—”¡Qué cosa más rara! ¡Estaban dentro de la obra pero ahora actúan fuera de ella!”

—¿Qué...?

Ahora, nos encontramos a las puertas del mundo de una historia particular.
Dejen que este cuento pueda narrar.

En un pueblo tranquilo, en la montaña, una joven vivía.


Junto a su abuela se crió. Ni padre ni madre conoció.

Se distraía de su soledad llenando sus pensamientos con mundos fantásticos.


Su abuela, viendo que esto era su pasión, un día la llevó a ver una función.

Allí, los mundos de ensueño que había imaginado aparecieron ante ella como si los
hubieran calcado.
77
A partir de ese día, por el teatro quedó fascinada.
Y pronto quiso convertirse en actriz de portada.

Cuando la niña tenía quince años, su abuela falleció.


Y ella huérfana se quedó.

La tristeza se apoderó de ella, y terminó abandonando su morada.


Para cumplir su promesa... para ver su aspiración de convertirse en actriz realizada.

La joven partió lanzándose al bullicio de la gran ciudad.


Después de trabajar, iba al teatro a diario... para ver la Compañía Burlet, que le
gustaba de verdad.

Un día, un milagro sucedió en esa compañía.


Se encontró un guion que era una preciada posesión.
Era Crazy ∞ nighT, conocido como el libreto perdido de Burlet.

La noticia por todo el mundo se esparció y una audición para el papel principal se celebró.
Por pura casualidad, la joven fue elegida.
Qué milagro... A la compañía se vio unida.

Después de mucho ensayo y mucha presión, finalmente llegó el momento de la actuación.

Ella asumió su papel protagonista, se convirtió en la Aldeana que vagaba en un bosque


misterioso una noche insana...
Fue “invitada” por los extraños habitantes de una mansión y disfrutó de un “convite”.
En la obra tenía lugar una magnífica noche de celebración.

El primer acto tuvo una gran acogida.


Y luego, el intermedio tomó vida.

Una carta en el escenario la joven recogió.


Por sorpresa suya, vio que a ella se dirigía.

Decía algo realmente horroroso y sin sentido.


El libreto perdido por los siete actores profanado había sido.

Un acto imperdonable. Una mancha en la historia, reputación y dignidad de la compañía.


Sintió resentimiento, tristeza, desesperación e ira.

Y al final de la carta...
78
En el caso de que el sacrilegio de los siete se revelara al mundo...
La protagonista se llevaría la culpa.

“Había estado actuando desde el principio...


Lo hizo todo para asegurarse de que su nombre resonara en todo el mundo como el
de una estrella.”

Cuando terminó de leer la carta, se sintió profundamente herida por la traición de sus
amigos...
Y pensó... ¿Cómo puedo corregir este crimen que contra Burlet han cometido?

La respuesta a la que llegó fue: una disculpa.


Después de realizar la obra hasta el final... haría que ante el público asumieran su culpa.

Y su pulsera, un recuerdo de su abuela...


Como antigüedad de Burlet la vendería.
Podría recaudar dinero suficiente para pagar a todos los que la obra engañados visto
habían.

Pero no podía saber de inmediato si su idea funcionaría.


Intentó proponer el plan a los actores, pero no lo oyeron, atacando con clamores.

No podía fiarse del todo de ellos... Y ellos no podían fiarse del todo de ella...
No llegaron a conocerse en profundidad... Y así nunca se contaron su respectiva verdad...
Eso fue el desencadenante de su destino cruel.

Al no poder convencer a los siete, la joven de traidora fue tildada.


Su pobre esperanza aplastada, en las profundidades de la desesperación, su amor y
confianza se convirtieron en odio y decepción...
Por ese motivo se reafirmó en su hostilidad.

Pero...
La joven murió.

Así... en un abrir y cerrar de ojos, la cortina final la obra hizo terminar.


La obra no pudo continuar.
La protagonista había fallecido...

Los siete actores lamentaron la infeliz muerte de la actriz principal.


Y desearon: que su muerte sea sepultada.
Sí, ojalá esta tragedia fuera solo una escena actuada.
79
Y luego... algo extraño sucedió.
Su sangre cesó, e incluso la herida se desvaneció...

¿Su muerte se detuvo...? No.


La escena de su muerte de la realidad se eliminó.

Al mismo tiempo, se dieron cuenta de que estaban en un mundo diferente.


Sus cuerpos ya no eran la misma versión, se transformaron en los personajes del guion.
Los humanos, en humanos... pero los muñecos se convirtieron en polichinelas.

El grupo entró en pánico.


Luego vieron un guion brillante... Sí, el que ellos antes...
No, el que no pueden sacar de sus mentes.

Esto es un mundo ficticio por los hechos de esa “muerte” delirante nacido.
El mundo de la obra donde el momento de la “muerte” eternamente es repetido.
El mundo del guion profanado de Crazy ∞ nighT, el libreto perdido...

¡Qué cruel...!
¡Quieren lo antes posible de esta locura escapar!
¡A la realidad regresar...!

De repente cayeron en que, sin embargo...


Si volvían, entonces la escena que quisieron eliminar para convertir en letargo...
¿La muerte de Miku volvería a correr a su cargo?

Reanudar el tiempo significaría revertir de esa escena la desaparición.


Cuando regresaran a la realidad, el primer momento que vivirían sería la defunción...

Menuda tontería.
Solo quedándose aquí ella sobreviviría.
Viviendo en un mundo donde cada día moriría...

Pero ella aquello no lo sabía.


En este mundo donde su corazón latía, no recordaba perecer.

Renacía sin memoria del ayer.


De su muerte real y del temor de vagar eternamente liberada...
Probablemente agradecida por su nueva realidad aislada.
Pero volver...

Una de dos opciones había que escoger.


80
¿Volverán a la realidad, aceptando su muerte?
¿O permanecerán en la ficción de Crazy ∞ nighT por toda la eternidad viéndola morir
igualmente?

¿Qué elegirán?

Una decisión tan difícil debe de haberles tensado. Pobres insanos.


Tienen que elegir con cuál quedarse...
Hay que hacer realidad la elección... ¿No les queda otra opción, verdad?

No saben la respuesta.
¿Si hubiera alguna sería más emocionante?
Piénsenlo. Tienen toda la vida por delante.

Por muy perturbante que sea una eternidad aquí...


En el mundo real es tan solo un instante.

En los libros, cuando el autor escribe “por siempre jamás”...


Solo tarda un momento en terminar la oración.
Pero en la ficción, el momento dura un poco más.

¿Entienden ahora?

La ficción dura eternamente... Mientras que esos momentos no existen, pueden ejercer
en el mundo una fuerza interferente.

Es la obra de un solo instante.


Pero a las leyes de causa y efecto todo está sujeto.

La conexión entre la realidad y la ficción no se rompe fácilmente.


En cualquiera de los dos mundos, ella tiene un destino.
Ejercen sobre ella influencias... que la llevan hasta el fin de su camino.

¿Pero pueden estas influencias interceptarse?


Cabe la posibilidad.
Después de todo, aquí todo es inventado.

Aquí no existe ni el presente ni el pasado.


Son ustedes, los actores...
Quienes hacen que el tiempo avance y el accidente ocurra.

Pero incluso dejan que el curso de la obra transcurra...


Puede que un final inesperado esté por venir.
81
Repetir tantas veces el final no se puede hacer siempre igual, y esto ejerce una influen-
cia en el mundo real...
Podría tratarse de eso... No suena tan mal.
O puede ser un sueño muy, muy ideal...

El paso del tiempo ∞ en el mundo ficticio, a una distorsión hace propicio...


¿Pero durante cuánto tiempo debe repetirse el vicio?
Todo por un solo momento de la realidad llevar a juicio...

Solo pensar en lo aterrador que suena, parece imposible.


El símbolo ∞ no es fácilmente entendible.
De hecho, es más de lo que su imaginación puede soportar.
Por eso es tan bello de admirar...

Es una locura. Como la que quieren hacer. Abandonen a la chica para poder volver...
El final de esta tragedia lo puede merecer.
Mientras la protagonista exista, ∞ finales la historia puede tener.

Pero locura tiene otro significado, ¿no es así?


Los miembros de la audiencia esperan frenesí.
Y yo mismo les vigilo. La escena me tiene en vilo.

La escena tiene lugar entre los actos uno y dos.


La página que lo describe ya ha dicho adiós. En los ataúdes del sótano, con sus cuerpos
dormida.
Al mismo tiempo que el sueño, la ficción tomó vida.
Y su realidad también está allí por siempre escondida.

Para volver a la realidad deben despertar. Y este mundo donde el tiempo no existe parar.
En la página finaL el desenlace escribir, el tiempo retomar, la realidad de los ataúdes
sacar...
Y la escena de su muerte desenterrar.

Por supuesto, la protagonista de esto es la encargada.


Al comenzar segundo acto, la página en blanco debe serle entregada.
Pero ustedes escogen la ruta adecuada.

Tal vez esto también sea un efecto de la realidad...


Para hacer que el tiempo marque una vez más, las manecillas del reloj usar deberán.
Dos de ellas hay... Si son listos, para qué sirven sabrán.

Ahora, les daré una pista.


Quiero deleitarme la vista... Me perdonarán.
82
Tan solo les deseo lo mejor para que tengan esta obra lista... una sugerencia del autor.
No es una orden, solo un consejo, así que no tienen por qué hacer caso a este viejo.

Les recomiendo que mientras ella esté cerca no hablen de la verdad.


Si recordara el momento de su muerte... todo se volvería hostilidad.

Recordar haber muerto estando ahora viva sería extraño.


Perdería la cabeza y se haría daño.

Este mundo es inestable, se mantiene por una balanza vulnerable.


Si se da cuenta de que murió, eso sería lo único fiable.
Y perder a la protagonista de la historia no les echa un cable.

Sin protagonista, fin de la función.


Sin orden, tan solo habrá perdición...

Las leyes de causa y efecto son muy delicadas.


Ambiguas, frágiles y fácilmente perturbadas.
Lo único que mantiene el orden es la cordura.
Así que, por favor, no abran esa cerradura.

Ahora volverán a actuar igual como lo recuerdan.


Dejen que los acontecimientos en un libro escritos se pierdan.

Entre todos ellos, aquí hay uno solo.


El de esta noche... la primera noche, cuando empezó todo.

El guion perdido que nunca escribí...


Estoy deseando ver lo que pasará aquí.
Estaré observando, noche y día, la actuación final esperando.

Ustedes, como yo, siguen en la antesala, en el intermedio.


Pronto los espectadores por el segundo acto empezarán el asedio.
¿Saldrán a ponerle remedio...?

Oh, ¿oyen ese aplauso, pueden creerlo?


Escuchen atentamente y vayan a verlo.

Les invito, actores, a un mundo lleno de fulgores.


A una obra ∞ que les hará mejores...

Firmado: el autor.
83
Como este trozo estaba en verso, me he tomado unas cuantas libertades al traducir. No me gustaría
que se perdiera el significado original, así que les dejo el texto en inglés al final de este documento.
Aunque tampoco sé si la traductora inglesa fue estrictamente fiel al significado... -Xeniaxen.

Kaito terminó de leer el prólogo. Todos estaban boquiabiertos, congelados como si


se hubiera detenido el tiempo. Meg fue la primera en recuperarse.

—El “guion perdido” que nunca escribió... El autor...

—Sí... De hecho, lo que hicimos no es otra cosa que un sacrilegio contra él... contra
Burlet...

Después de murmurar algo como burlándose de sí mismo, Kaito se tambaleó. Gack


fue a sujetarlo rápidamente. Kaito se disculpó y se quedó en silencio con la mirada
sombría.

—Un mundo donde lo que pasó se repite eternamente en otra realidad... Y... esta es
la realidad de Crazy ∞ nighT... ¿verdad? Y... no ha empezado todavía...

Como Kaito todavía estaba desconcertado, Meg tomó su lugar y comenzó a resu-
mir y analizar tímidamente la situación, llevando la batuta.

—Sí... No puedo imaginar qué tipo de poder usó, pero... Parece que salvó a Miku,
manteniéndola alejada de la realidad que no queríamos aceptar. Es por eso que su pe-
cho está completamente ileso después de ser apuñalado con un cuchillo... ¿no es así?

Meiko habló con un ligero alivio ya que Miku, acostada frente a ella, no estaba ne-
cesariamente muerta.

—Este es un mundo ficticio. Nos ha atrapado aquí para siempre. Y tenemos que ac-
tuar como el elenco de esta obra en la que ella es la protagonista, destinada a morir.
Mientras nos vigila día y noche desde quién sabe dónde...

—Entonces... ¡¿Entonces tendremos que actuar en esta obra hasta que muramos?!
—gritó Luka aterrorizada al procesar lo que dijo Rin.

—No creo que sea eso... Mientras interpretemos este prólogo tal como está escri-
to... Ni siquiera nuestras muertes en este mundo harán que la obra termine.
84
—¿Eh...? ¿Qué quieres decir con eso, Len...?

—Quiero decir que no terminará, no importa quién muera. Dice que seguiremos
repitiendo esta noche. También dijo que el tiempo en la obra sigue pasando, ¿no...?
Así que hay una cantidad de tiempo fija para realizar la obra. En ese tiempo, te-
nemos que actuar como los personajes de Crazy ∞ nighT. Luego, cuando se acabe
el tiempo, comenzará la siguiente actuación. Y volveremos a representar la misma
historia... Así es como tiene que ser. Y nosotros siete lo recordaremos todo. Pero
Miku lo olvidará cada vez...

Len juntó sus palabras lentamente con los ojos cerrados. Luka se puso pálida
cuando lo oyó.

—¿Actuar...? Pero, ¿qué se supone que debemos hacer? Y... si Miku recuerda haber-
se caído por esas escaleras... Si recuerda haber muerto... Este mundo terminará...

La forma en que Rin expresó sus dudas fue la misma que Len: cerró sus ojos y se
concentró en sus pensamientos.

—...

Todos se callaron para pensar. Estaban tratando de comprender la situación y de-


terminar qué hacer a continuación.

—Así que lo que hicimos fue un sacrilegio contra él... Burlet... El autor. Y se eno-
jó... Sí, eso es todo, ¿no es así? —Luka habló distraídamente, con los ojos vacíos.

—¿Todo porque nos inventamos la mentira de haber encontrado su guion perdi-


do... e hicimos una falsa obra con su nombre?

Rin agachó la cabeza y apretó los puños. Su brazo derecho tembló ligeramente. To-
mando suavemente su mano, Len habló, como tratando de mantener algo dentro.

—Mira esto, la carta que Miku recogió... Miente... Dice que la culpamos a ella para
que el mundo no se enterara de nuestro engaño. ¿Por qué Burlet querría que Miku
viera una carta como esta? ¿Para separarnos? No lo sé... Pero está claro ha preparado
todo esto para que Miku no se fiara de nosotros. Pero aun así, ella... Ella todavía con-
fiaba en nosotros, y trató de persuadirnos. Y nosotros... ni siquiera la escuchamos.

—Todo es culpa nuestra... Miku no lo sabía. ¡Ella no tenía nada que ver, no hizo nada
malo...! Lo siento, Miku... ¡Lo siento...!
85
—...

Meiko sostenía la cabeza de Miku, todavía en su regazo, con manos temblorosas.


De repente gritó. El flujo interminable de lágrimas en sus ojos humedeció las pá-
lidas mejillas inmóviles de Miku. Detrás de ella, Luka, allí de pie, aturdida, cayó al
suelo. Mirando al vacío, habló entre lágrimas.

—Jajaja... Es mi culpa... No tuve consideración, la llamé traidora... Yo...

El aire estaba cargado de tristeza, arrepentimiento y desolación. Solo se escuchaba


el sonido de los lamentos y la intensa lluvia de afuera. Después de un tiempo, Meg
logró ser la primera en abrir la boca.

—Um... Entonces este es un mundo ficticio, no la realidad, ¿verdad? Incluso esta


Miku de aquí está en la obra... Así que, si volvemos a la realidad...

—¡...!

Todos jadearon. Gack continuó con voz dolorida.

—Tanto nosotros como Miku estamos encerrados en este mundo para siempre.
Sin embargo, si todo lo que hemos leído es verdad, entonces podemos volver a la
realidad en cualquier momento. Pero cuando lo hagamos...

Gack vaciló, y la muñeca trató de continuar desde allí.

—Cuando volvamos a la realidad, Miku...

Ninguno de ellos podía soportar decir la siguiente palabra...

—...

Algunos miraban hacia abajo con rostros taciturnos y pálidos. Algunos cerraban
los ojos para concentrarse en sus pensamientos. Algunos parecían sin emociones,
como si no estuvieran pensando en nada. El silencio opresivo habló por sí mismo
durante un minuto, una hora, una eternidad.

—Ahh... ¿No lo ven? Al fin.

Una voz neutral rompió el silencio. Habló con indiferencia, pero con un toque de
alegría. Len, que estaba desorientado por el hecho de haberse convertido en mu-
ñeco, abrió la boca.
86
—Al fin... podemos realizar el verdadero Crazy ∞ nighT. El sueño con el que siem-
pre soñamos... Una obra genuina hecha por el propio Burlet.

Los otros lo pensaron y lo miraron. Con sus miradas posadas en él, mostró una
sonrisa intrépida. No había rastro de miedo o desesperación en sus ojos.

—Ahh, Dios... ¡Len siempre golpea de nuevo!

Rin hinchó sus mejillas, como un animalito que las tenía llenas de comida, y con-
tinuó.

—Me da un poco de vergüenza pero... siempre me han gustado las muñecas. ¡En
este mundo puedo ser una niña linda para siempre! ¿No está bien? Quiero decir, el
antienvejecimiento es un problema eterno para las mujeres. Será mejor que dejen
de preocuparse tanto. El estrés hará que les salgan arrugas.

Rin le guiñó un ojo a Luka con mucha alegría. Su voz animada dio un soplo de aire
fresco al ambiente pesado, y la desesperación se desvaneció lentamente de la cara
de todos.

—Rin...

Luka, sollozando en el suelo, rápidamente se limpió las lágrimas, escondiendo sus


ojos detrás de largas pestañas. Rin la observó de cerca con ojos de fuerte intención.
Luka se levantó lentamente, se puso la mano derecha en la cadera y, inclinando
un poco la cabeza hacia atrás, la miró, con su postura habitual. Con una sonrisa
hechizante en sus labios, le lanzó una mirada desafiante a Rin.

—Cariño, ¿no es un poco pronto para que una niña como tú hable de arrugas?
Especialmente cuando estás tan poco desarrollada que tienes el pecho plano.

—¡Qué...! Pensé que te habría hecho gracia, ¡¡pero ya estás otra vez con lo mismo,
Luka!!

—¿Qué dices? ¿Acaso no es verdad? ¡Y no tengo ni una sola arruga todavía!

Meg intervino entre Rin y Luka cuando recobraron su actitud habitual.

—¡Ejeeem, Rin! ¡El alma de la fiesta siempre he sido yo! No me sigas arrebatando
las escenas en las que tendría la oportunidad de brillar.

—¡¿Qué?! Bueno, es que... ¡Tú te has puesto a hacer el papel de Kaito!


87
—¡Cállate, Meg! Molestas...

—Ustedes dos ya han vuelto a la normalidad, eh... ¡Qué malos! Miren, Kaito parecía
bastante triste, ¡así que pensé que tenía que ser yo quien le alegrase...! De hecho,
he estado pensando... ¿No soy el personaje más encantador?

Meg puso los hombros caídos.

—Hemos vuelto a la jerarquía habitual... ¡Ah, esta rápida recuperación es verda-


deramente magnífica!

—Jejejeje... Es bueno que puedas animarte tan rápido. Sí, no es bueno hundirse
para siempre... Debemos ser positivos ahora más que nunca.

Gack y Meiko sonrieron pacíficamente al ver a las tres chicas regresar a sus accio-
nes normales.

—Bueno, sé lo que estás diciendo, Meg. Quiero decir, alguien nos está haciendo
bajar los ánimos, así que puedo imaginar que no está de humor.

—...

Rin se cruzó de brazos y se volvió hacia Kaito con los ojos todavía cerrados, luego
se volvió hacia Len. Len suspiró un poco, luego se rascó la cabeza y habló.

—Básicamente hemos hecho de nuestras vidas una representación de las obras


de Burlet. Para la Crazy ∞ nighT que creamos... investigamos todo sobre dónde
vivía, se nos ocurrió un guion indudablemente interesante... pensamos en una
forma perfectamente dramática para que fuera “encontrado”... y casi milagrosa-
mente, fuimos capaces de seleccionar una pista que lo pintaría como la historia de
una Cenicienta. No nos ahorramos crear una historia realmente dramática. Nos
arrepentimos de que fuera un sacrilegio, y teníamos la intención de cargar con el
peso de ese pecado toda nuestra vida... Así que no podemos arrepentirnos de esta
historia perfecta en la que se basa el avivamiento de la compañía. Excepto por un
detalle... que la dejamos morir.

Len lanzó una mirada agresiva, como un animal listo para saltar en cualquier mo-
mento, hacia Kaito, cuyos ojos aún estaban cerrados.

—...

—...
88
Kaito abrió los ojos y habló.

—Miku... Nuestra querida amiga... No dejaremos que muera.

El líder, que era el más afable y se sentía más responsable por no haberlo evitado,
aceptó su error y estaba decidido a expiarlo.

—Kaito... Ninguno de nosotros piensa que tienes la culpa. La perseguimos en pri-


mer lugar debido a esa pelea en la antesala. Y si nos remitimos más atrás, todo em-
pezó cuando nos inventamos el guion de Burlet... La compañía cayó tan bajo como
para necesitar un guion falso... ¡Argh, si empiezas a pensar en ello no acabas!

—Tienes razón. Pero como líder tengo el deber de proteger esta empresa, el culto a
Burlet... y a todos los miembros de la compañía. Y en este mundo, les compensaré
por fallar en ese deber. Y por no creer en ella...

—Sí... Todos lo haremos, ¿verdad? La salvaremos juntos. No estás solo en esto. Nos
volveremos a ganar su confianza.

—Meiko...

Los siete, recuperando su firme unidad, comenzaron a pensar en cómo salvar a Miku
de este mundo. Kaito, con el vigor recuperado, se puso en el centro y retomó el con-
trol.

—Primero debemos entender la situación al completo. La escena de la muerte de


Miku debería estar durmiendo en la habitación subterránea de los ataúdes. Junto
con nuestros cuerpos reales.

—Así que estos cuerpos en los que estamos ahora son realmente falsos, ¿eh? Bueno.
No es elegante en absoluto ser una muñeca. Aunque me gusta poder girar el cuello.

—¡Ah, sí! Yo también lo intenté. Práctico, ¿eh? Y compraría poder ser joven para
siempre. ¡Tal vez deberíamos aceptar que jueguen con nosotros!

Los dos se convirtieron en muñecos, a pesar de haber estado más preocupados


que el resto, ambos bromearon sobre las instrucciones de Kaito. Kaito se aclaró la
garganta y habló de nuevo.

—Escúcheme, ustedes dos... Cuando Miku despierte, habrá olvidado incluso que se
acercó a la muerte. Luego actuará en esta obra como protagonista, sin saber nada
sobre el mundo que se repite, y se encontrará una nueva noche cada vez. Y cada vez
89
lo olvidará. Bueno... parece mejor que recordarlo todo. Pero no, si piensas en un
período infinito de tiempo, es espeluznante... Y no es nada comparado con morir.

—Cada vez que hacemos algo aquí, esto la conducirá hacia su muerte accidental.
Pero Burlet escribió que podría haber una posibilidad de obstruir eso, ¿no?

—Si es así, tal vez nosotros siete podamos dividirnos alrededor de la mansión para
permanecer a su lado y protegerla... Para mantener la guardia de las estaciones
asignadas.

—Es una buena idea, Luka. Es posible que el contacto con nosotros haga que Miku
sea más susceptible al peligro... Pero conocemos esos peligros de antemano, por
lo que podremos responder rápidamente si ocurre algo.

—Cierto... Tendremos que inventarnos alguna razón para poder vigilarla y hacer
las cosas tan seguras como podamos.

—Pero... ¿Cómo deberíamos actuar para que Miku no se dé cuenta de que hemos
sido absorbidos por este extraño mundo con ella? Parece bastante difícil. ¿Segui-
mos fingiendo que no sabemos nada aunque nos pregunte? No me gusta... Sería
como dejarla al margen.

Aunque por lo general era reticente y no particularmente apasionado, excepto


cuando estaba en el escenario, en ese estado de emergencia, Len estaba contribu-
yendo activamente a la conversación y mostrando emociones que normalmente
nunca expondría. Luka expresó rápidamente su acuerdo con Len.

—Pienso lo mismo. Me sentiría mal manteniéndolo en secreto todo el tiempo...

—Supongamos que le explicamos que todos estamos en las mismas circunstan-


cias. ¿Qué crees que nos preguntará? “¿Por qué nos ha absorbido este mundo?” y
“¿Cómo salimos?” ¿Cómo se lo explicamos? Te perseguimos en el mundo real y
moriste... Y, probablemente a consecuencia de la ira de Burlet, como recompensa
para él y para ti, se nos ha dado un papel en esta obra de teatro justo antes de tu
muerte... Cuando le expliquemos la verdadera historia, volveremos a la realidad.
Y decirle que está muerta... No es tan tonta. Seguramente se dará cuenta de la in-
congruencia. Es demasiado peligroso.

—Sí, es muy arriesgado. Me gustaría darle alguna explicación, aunque fuese inven-
tada, de por qué estamos en este mundo... Pero si nos vamos de la lengua será el fin.

Kaito y Meiko hablaron estaban en contra de la opinión de Len y Luka. Todos vie-
ron que tenían que pensar a largo plazo y empezaron a tomárselo en serio.
90
—¿Y si le decimos... que estamos atrapados en este guion falso que escribimos para
Crazy ∞ nighT... y también nos hemos visto convertidos en parte de la obra, pero
no recordamos nada sobre la realidad? Actuemos siguiendo el guion de nuestros
personajes... Sí, ciñá-mo-nos al pa-pel. Si con-si-deramos que es tea-tro, ¡tal vez
nos sal-ga bien!

—Ya veo... Bien pensado, Rin.

—¡Jeje-je-jej-ejeje!

Kaito asintió a la idea de Rin, y la chica muñeca se rió feliz.

—No podemos cometer otro error... ¿Verdad, Len y Luka...? Puede que sea difícil,
pero será la mejor manera de protegerla.

—Entendido...

—Bueno, mi personalidad no cambia mucho en la obra y en la realidad. Puedo actuar


con naturalidad, ¿no?

—Mm... ¡Evidentemente! ¡Hicimos el guion intencionalmente con personajes simi-


lares a nosotros para que fuera más fácil actuar! —Meg respondió rápidamente a Luka.

—Si los siete vamos a ser los personajes de la obra... entonces tendremos que seguir
el guion —dijo Gack, acariciando su barbilla e inclinando su cabeza pensativo.

—Quieres decir que tendremos que hacer que parezca que solo podemos actuar de
acuerdo con el guion de Crazy ∞ nighT, ¿no? Pero lo que realmente tenemos que
hacer es proteger a Miku de la muerte durante toda la obra e intentar interferir con
la realidad... Así que no ayudaría mucho seguir realizando el segundo acto como tal
como es, ¿verdad? Si consideramos que esta mansión tiene un vínculo con la fun-
ción... Lo mejor es que Miku se mueva libremente de un lado a otro. Como antes.

—Rin tiene razón... Cuando antes tratamos de perseguirla, fue difícil atraparla...
Probablemente se escondió en una habitación para que no la encontrásemos. Pero,
¿qué habitación de este mundo será...? ¿Estará vinculada con alguna? ¿O tal vez
debemos interferir directamente y ya...?

—Len, creo que lo que dices es un poco enrevesado... Hazlo un poco menos abs-
tracto para que podamos entenderlo, ¿quieres?

—Claro, para que lo entiendas, Luka... lo que digo es que por mucho que pasen años,
91
décadas o siglos en este mundo, la equivalencia del tiempo en la realidad podría no
ser más que un segundo.

—¡¿Qué?! ¿Quieres decir que...? —Luka abrió la boca sorprendida.

—Pero eso no quiere decir que pasar tiempo aquí sea inútil en la vida real. Podría-
mos ver qué sucede si nos deshacemos de todo lo que representa una amenaza
para la vida de Miku aquí... Eso podría evitar que tenga que morir en el mundo
real. Solo es un ejemplo, pero Burlet escribió que también hay un reloj en este
mundo. Podríamos destruir la manecilla del reloj que es un cuchillo. Eso podría so-
brescribir los hechos en la realidad y hacer que el arma del crimen se rompa... tal
vez. Pero pensándolo bien, Burlet dijo que necesitaríamos el cuchillo para volver
a la realidad, así que no haremos eso. No podemos destruirlo.

—Mm... Ya veo. Sí... Hmm, entonces es eso, ¿no? Mhm, sí — Luka se cruzó de bra-
zos y asintió enérgicamente.

—¿Seguro que lo entiendes...? De todas formas... interferir repetidamente con la


realidad provocará una retroalimentación, y una vez veamos que vamos por el
buen camino, todos usaremos las llaves del final para escapar: las dos manecillas
del reloj, la carta que tiene Miku, el guion y los ataúdes... Una vez que lo tengamos
todo, lo usaremos en orden.

—Hmm... Bueno, entonces tendremos que pensar en un escenario efectivo. Y, mmm,


en uno que sea una especie de disculpa hacia Miku... por lo que sugiere Len..

Meg tomó el guion de las manos de Kaito y lo hojeó. El Prólogo era lo que Kaito
había leído antes, con la información escrita por el maestro titiritero. Después de
eso, desde el Capítulo 1, era la historia de Crazy ∞ nighT, el guion que Meg había
escrito con las sugerencias de los otros seis.

—Hmmmm...

—Es difícil... Si estamos atrapados en el mundo de la obra, debemos actuar como


dicta el guion... Siempre que no haya ningún tipo de accidente... —Gack se volvió
a llevar la mano a la barbilla y puso una mirada seria.

—¿Un accidente, dices...?

—Básicamente, tenemos que convencer a Miku de que somos fruto de este mundo,
que somos parte del decorado. No podemos salirnos del guion de Crazy ∞ nighT.
Nuestras personalidades, acciones, todo, tiene que ser lo que está en este guion.
¡Qué mal! Ojalá hubiera alguna manera de evadir esa regla...
92
—A ver, Miku tiene recuerdos del segundo acto en adelante... Si no nos movemos
según lo que ha ocurrido, sospechará. ¿Qué podemos hacer...?

Kaito hizo un resumen de lo que Meg estaba diciendo para que los demás com-
prendieran mejor y suspiró preocupado.

—Oigan... Hay algo que me gustaría probar.

—Cuéntanos, Luka.

—Meg, ¿me dejas ver el guion?

—¿Eh...? Aquí tienes.

Meg se acercó a Luka y le entregó el guion.

—Esto... Mm... La página entre los actos uno y dos... estaba aquí, ¿verdad?

—...

Los dedos largos y bien formados de Luka hojearon el guion. Al llegar a la página
que estaba buscando, su mano se detuvo, agarró la página y tiró con fuerza hacia
la izquierda y hacia abajo.

Con un agradable sonido, arrancó la página.

—¡¡...!!

Nadie pudo responder a la acción tan repentina. Los otros seis la miraron fijamen-
te, con los rostros congelados por la profunda conmoción.

—¿Ven? ¡La he arrancado! Ahora, incluso nosotros... ¿Verdad? No podemos recor-


dar nada sobre el acto dos en adelante.

—¡¡...!!

Todos se tragaron sus palabras, demasiado aturdidos por la acción precipitada de Luka.

—¡Ejem! ¿Qué piensan? ¿Qué les parece?

—Realmente eres un genio. No tengo palabras.


93
La boca de Len se torció elogiando a Luka.

—¡Oh, gracias! Qué bien que un genio me llame genio.

—C-Claro... Al arrancar la página del guion, como somos parte de este mundo, olvi-
damos lo que estaba escrito en ella... Y dado que tenemos que proceder de acuerdo
con el guion... No podemos continuar desde el primer acto, ya que hemos olvidado
el resto... Pero...

—¡Joder! Luka, ¿por qué no nos has contado tu plan antes de hacerlo...?

Kaito y Meiko hablaron con una mueca de dolor.

—Porque si lo hacía, quizá habríais intentado detenerme. ¿No es así? Tenía que
actuar rápido para hacerlo.

—Es cierto que esa brillante idea nos salvó. Gracias. Pero la próxima vez, habla con
nosotros primero, ¿vale?

—Vale, vale...

—Bueno, por ahora... gracias a la, emm... contundente epifanía de Luka, tenemos
relativa libertad para actuar en la obra... —dijo Kaito con una pizca de exasperación
y una mueca temblorosa.

—¿Qué hacemos con esta página? ¿Decir que alguien la ha robado? Entonces creo
que podríamos movernos como queramos, pero aún con algunas restricciones.

La avispada Rin consideró y propuso rápidamente su siguiente acción.

—Ajá... Si decimos que alguien robó la página, podemos simular que sospechamos
los unos de los otros y fingir que la buscamos. Pero, ¿alguien debería llevarla con-
sigo en todo momento, o debería estar escondida en algún lugar...?

—Kaito es el líder, ¿por qué no la lleva él?

—Bueno, sí, pero...

—¿...?

—En caso de que me pase algo, hay que procurar que no llegue a las manos de Miku...
94
—Sí... Entonces la esconderemos en algún lugar donde no pueda encontrarla.

—¿Qué tal en un ataúd con uno de los cuerpos?

—Rin... Eso es demasiado perturbador. ¿En un ataúd, de verdad...?

—A ver... los ocho tenemos nuestros cuerpos reales en esos espeluznantes ataúdes
subterráneos del sótano. ¡La estaríamos poniendo con nuestros cuerpos! No tiene
nada de aterrador.

—Esto... Yo-o... ¡No soportaría ver a un fantasma o un espectro ni nada de eso! ¡No!

Luka gritó, como si estuviera a punto de romper a llorar en cualquier momento.

—Los fantasmas y los espectros son lo mismo... ¡Rayos! ¡No seas egoísta! Y es como
dice Kaito... Habrá repeticiones largas, muy largas... Algo podría pasarnos a cual-
quiera de nosotros. Necesitamos considerar los peores escenarios... Incluso tene-
mos que considerar la posibilidad de morir en el acto. Pero si eso sucede, este mundo
es falso. Nuestra última baza, la realidad que estamos tratando de proteger, está en
los ataúdes. Pero si Miku abre uno y regresa al mundo real... Esa historia en la que
ella es realmente la protagonista... Su vida terminará...

Las cejas de Rin bajaron con tristeza.

—Podríamos salirnos con la nuestra viendo nuestros cuerpos, en el peor de los casos.
Pero el ataúd de Miku, ciertamente no. Hagamos de eso nuestro último as bajo la
manga. El simple hecho de tener la idea de que ya está muerta, o suponer que esta
es la otra vida, pondría en peligro la estabilidad de este mundo. Pase lo que pase...
protegeremos el ataúd de Miku con nuestras vidas. Y ocultaremos esta página del
intermedio en él.

—¡Genial! Bueno, ¿vamos? —dijo Meiko, levantando el puño en el aire.

—¿Qué...? Mei, ¿vas a ir... ahora? ¿A los ataúdes subterráneos?

—¡Claro! El tiempo apremia. Y no tiene sentido prolongar la conversación aquí. Una


vez que hayamos visto este mundo con nuestros propios ojos... ¡planearemos nues-
tros siguientes pasos!

Siguiendo el ejemplo de la proactiva Meiko, todos decidieron ir a los ataúdes del sótano.

—Mm... Bueno, entonces me pondré la primera, ¡síganme! Me conozco la obra de


95
inicio a fin, por lo que probablemente más o menos sepa por dónde ir... Yo escribí
los fundamentos de este mundo y dibujé la distribución de la mansión. Así que
vayamos a ese sótano, ¿de acuerdo? Me pregunto si esa escalera de caracol secreta
está ahí con el mismo truco y todo eso...

Meg tomó la iniciativa y guió a los demás. Kaito levantó a Miku y la siguió. Todos
entraron en el pasillo detrás de las escaleras, giraron a la derecha, avanzaron y
se detuvieron frente a la pintura de Twilight ∞ NightT que cubría la pared a su
izquierda. Meg puso su mano derecha en la palma izquierda de la chica del cua-
dro, la pared se replegó hacia la habitación prohibida y apareció una escalera de
caracol que conducía al subterráneo.

—¡E-Esto es...! ¡Una escalera secreta! ¡Oh, Dios mío!

—¿Qué tipo de mecanismo es este...?

—Estos dos son tan ingenuos...

Rin y Len dieron un salto y corrieron emocionados escaleras abajo. Meg luego co-
menzó a examinar el funcionamiento del sistema, pero Gack le dijo que bajar era
su prioridad en ese momento y la arrastró a regañadientes.

Todos bajaron por la escalera de caracol. Finalmente llegaron a un callejón sin


salida con puertas resistentes. Eran bastante pesadas, ya que estaban hechas de
madera. Kaito y Gack lo comentaron mientras las abrían lentamente. Atravesando
las puertas, había una habitación bañada por la luz de las velas, que contenía ocho
ataúdes en filas ordenadas. Sin siquiera tener que abrirlos, todos parecían saber
cuál contenía su cuerpo.

—Siento como si me estuviera llamando... Oh, Len, ¿es tuyo el de la izquierda?

—¿Este es su extraño vínculo entre gemelos?

Cada uno de ellos se detuvo ante sus respectivos ataúdes, como atraídos hacia ellos.

—¿Qué hacemos con Miku...?

Kaito, sosteniendo a Miku en sus brazos, se dirigió hacia... el ataúd de la otra Miku.

—Supongo que cuando llega el momento de abrirlo... da un poco de miedo.

—¿Qué te dije, Rin? Siempre tan negativa.


96
Kaito se quitó la chaqueta, la tiró al frío suelo de piedra y suavemente colocó a Miku
sobre ella. Luego fue a abrir el ataúd. Pero...

—No se abre... ¿Está bloqueado?

Al mirar alrededor del exterior del ataúd, notó un agujero largo y delgado. Len trató
de abrir su propio ataúd igual, pero descubrió que tampoco se abría y miró a un lado.

—Supongo que necesita una llave. Algo del tamaño de una tarjeta gruesa.

—¿Una tarjeta? ¿Dónde quieres que la encontremos? Si no se abren, ¿qué tal si los
dejamos como están?

—Uh, Luka... Si eres así, te quedarás atrás cuando sea el momento de dejar este
mundo —dijo Len amargamente mientras Luka seguía visiblemente asustada.

—¡N-No! ¡No quiero!

—Esto... Una llave, ¿no...?

Todos deambularon por la habitación en busca de una llave. Algunos cerraron los
ojos y se pusieron a pensar seriamente.

—Miku... todavía no se ha despertado, ¿verdad?

Meiko acercó la oreja al pecho de la dormida Miku y comprobó su pulso con pre-
ocupación.

—Parece que el tiempo sigue detenido para ella...

—Mmm... Tal vez despierte una vez que abramos la invitación de Burlet a la obra
y comience el tiempo aquí, como dijo...

—¿Esa invitación será la carta que tiene? —preguntó Luka, ahora sentado junto a
Meiko y mirando a Miku con preocupación.

—Sí... Puede que esa sea la invitación. Pero tenemos que ocultar la página arran-
cada antes de abrirla y despertar a Miku.

Luka tomó la carta de la mano de Miku lentamente.

—¡E-Espera, Luka! No me digas que... No vas a abrirla todavía, ¿no? ¿No?


97
La voz de Meiko se quebró apresuradamente cuando se acercó a Luka.

—Por supuesto que no, solo la estaba mirando. Me preguntaba si llevaría algo más...

Luka comenzó a buscar entre la ropa de Miku. En los bolsillos de su falda, encontró
un pañuelo y el minutero de un reloj. El pañuelo era el que le había dado a Miku
antes del primer acto. Luka lo miró en silencio, lo apretó con fuerza y luego se lo
guardó suavemente en el bolsillo.

—¿Qué? Oigan, ahora que lo pienso, ¿dónde está la manecilla de las horas? Kaito,
¿la tienes?

—¿Hm? Sí, después de sacársela, me la he guardado. Aquí.

—¡Muéstramela!

Rin corrió hacia Kaito como si hubiera tenido una revelación, tomó la manecilla de
la hora de su mano y la miró fijamente. Luego se acercó a Miku y tomó el minutero
que Luka encontró.

—Estos son los del mundo real... del reloj que Kaito compró en esa tienda de anti-
güedades... Después de buscar y buscar por encontrar el mejor...

—Por supuesto.

—Miku rompió el reloj y le quitó las manecillas... Tal vez no lo pudo arreglar des-
pués del primer acto, así que se las guardó en el bolsillo para preguntarle a Kaito.

—...

—Es solo, bueno... un poco aterrador, supongo. Que esto le sucedió a Miku fue...
realmente todo por casualidad... como si un dios invisible lo hubiera querido...

—Accidente, milagro y coincidencia son lo mismo que probabilidad, Rin. E incluso


si estamos todos en manos de... algún maestro titiritero... nos merecemos el castigo.

—Tienes razón, Len...

—Adjudicarle el crimen... Si se supiera... No lo planeamos así, pero la carta lo de-


cía. Queríamos lastimarla y hacer que perdiera la confianza en nosotros... y al mis-
mo tiempo, sin saber qué le había hecho pensar de esa manera, tampoco podíamos
confiar en ella. Estoy seguro de que este debe ser un castigo de Burlet.
98
—Si lo es, lo está consiguiendo... Creo que no podría estar más triste, tengo el co-
razón hecho añicos... Es una magnífica venganza —murmuró Meiko con tristeza,
bajando las cejas y tocándose el pecho.

—Venganza... Sin embargo, nos ha dado tiempo para arrepentirnos y la oportuni-


dad de intentarlo de nuevo... Quizás solo quiera lo mejor para la compañía. Siento
que no solo pretende ver y disfrutar de nuestra actuación...

Kaito puso una sonrisa preocupada. Pero su voz no tenía una pizca de pesimismo.

La pequeña muñeca que estaba en cuclillas junto al ataúd de Miku deslizó la ma-
necilla de las horas en el ojo de la cerradura. Todos miraron con sorpresa. La llave
no giraba. A continuación, insertó el minutero.

—Ah... Se abrió...

El clic de la apertura de la cerradura resonó en la habitación. Rin dudó en quitar


la tapa del ataúd abierto. Así que Meiko, a su lado, la levantó con fuerza. Dentro
estaba Miku, durmiendo como un muerto. Todos tragaron saliva y compararon su
cuerpo real y el falso que dormía en el suelo.

Meiko sacó el minutero, lo puso en el ataúd junto al de Miku y abrió la tapa. Su


cuerpo real estaba dentro, la viva imagen de ella. Suavemente puso una mano en
la mejilla de la dormida Meiko.

—Duerme un poco más...

Len tomó el minutero para abrir su ataúd y el de Rin. Rin se unió a él sin decir
palabra y abrieron sus ataúdes al unísono. Dentro yacían sus cuerpos humanos de
tamaño normal. Con una mirada de tristeza en sus ojos, como si quisiera regresar
a casa, Rin rápidamente volvió a cerrar la tapa. El rostro de Len no mostró ningu-
na reacción y le entregó la llave a Gack. Gack abrió dos ataúdes más con la llave,
revisó su cuerpo y el de Luka. Luego Meg y Kaito revisaron el estado de los suyos.

—Creo que no deberíamos volver a esta habitación hasta la última noche, ¿vale?

Rin levantó la cabeza, todavía agachada, y habló.

—¡Nos entristece mirar demasiado! He... he decidido que hasta que llegue ese mo-
mento, ¡no volveré a entrar en esta habitación!

Todos aceptaron a regañadientes y fueron cerrando los ataúdes con determina-


99
ción, prometiendo librar una batalla despiadada en este mundo... El sonido pesado
de las cerraduras reverberó contra el techo alto y se desvaneció.

—Bien...

Kaito puso suavemente la página arrancada cerca de la mano de Miku, descan-


sando cerca de su pecho. Todos observaron con detalle su pacífica cara dormida
mientras la tapa se cerraba lentamente. Para cambiar el estado de ánimo, Kaito
respiró hondo y quiso llevar la situación.

—Ahora, decidamos qué hacemos. Hay mucho en qué pensar, pero tenemos mu-
cho tiempo... así que vamos a aclararnos las ideas.

—Sí, tenemos que decidir el curso de nuestras acciones una vez que Miku despierte
—enfatizó Gack.

—Ajá. Cuando la señorita Miku despierte, le haremos pensar que está en este mundo
extraño, el mundo de Crazy ∞ nighT, y que todos menos ella hemos sido absorbidos
por la obra. Luego le haremos saber que este es un mundo donde hay que seguir el
guion, ¡pero que una página ha desaparecido! Entonces, emm... Le decimos que te-
nemos que encontrar la página robada y hacer que el guion vuelva a la normalidad...
Sí, solo necesitamos una forma natural de explicárselo. Mmm...

Meg, tomando diligentemente la tarea de resumirlo de una manera que todos pu-
dieran entenderlo, explicó rápidamente cómo irían las cosas.

—Por su personalidad... si se despierta y somos lo primero que ve, probablemente


entre en pánico. Ya saben, se preguntaría “¿Por qué son muñecos...?” y todo eso.

—Vale... Y si la golpeamos con un gran impacto como ese de entrada, comprenderá


rápidamente la situación y no importa lo que suceda después, ¿no? Tendrá una
especie de tolerancia. Creo que es una buena introducción.

—Exactamente, Rin. Será una gran sorpresa para ella, pero haremos que ustedes
sean lo primero que vea al despertar, así le entrará el miedo... Con eso verá que esta-
mos en un mundo distinto. Puede que le resulte más fácil evitar su fatídico destino.

—Mientras simulamos buscar la página, tendremos una excusa para buscar en cada
rincón y grieta de este mundo... ¡Magnífico! Es más, podemos seguir protegiendo
a Miku. También creo que habría que dejarla sola en algún momento y reunirnos...

—Buen punto, Gack. No podemos saber con certeza si acompañarla y protegerla


100
siempre será la mejor dirección a seguir. Si los eventos en este mundo y la realidad
están vinculados, tenemos que esperar a que ella se enfrente al peligro algunas ve-
ces. Y la protegeremos lo mejor que podamos. Poco a poco iremos contribuyendo
a su salvación.

—Pero... ¿cómo vamos a contribuir, exactamente? Creo que deberíamos ir a ver dón-
de están las cosas, y comprender el diseño en detalle...

—Incluso si nos escondiéramos y no hiciéramos nada, dejándola sola, la posibili-


dad de que ella muriera es alta... ¿no es así? Mientras camina, ¿no podría tropezar
y caerse por las escaleras de nuevo?

—Cierto. No podemos saber qué probabilidades tiene hasta que empecemos...


Creo que las escaleras son especialmente peligrosas. Pero aunque Miku muera, no
será real... sino solo una noche que se repite una y otra vez. Pero estamos tratando
de cambiar la realidad. Sea real o no, tampoco podemos dejarla morir en la obra.

—Entonces, experimentemos cómo nuestras acciones pueden reducir el riesgo de


muerte de Miku, y en qué medida.

—Sí. Hagamos como sugirió Meg, primero exploremos a fondo esta mansión... o
este decorado. Veamos dónde está todo, cómo podemos usarlo, y qué representa
un peligro. Luego pensaremos en si está vinculado con la realidad y trataremos de
mantenerla alejada de las cosas que la llevarían a la muerte.

Después de que Kaito tomase la iniciativa de avanzar en la discusión, los demás


intervinieron.

—Los elementos que hacen que Miku muera provienen de la realidad. Serán nues-
tra forma de causar interferencia con el mundo real. Y la vi en el vestíbulo; eso
también podría ser una pista.

—Entonces... ¿Deberíamos mantenerla alejada de las escaleras, por ejemplo? Eso


parece bastante difícil, ¿no? No podemos esperar que se quede en un solo lugar.

—Supongo que siempre deberíamos tener a alguien vigilándola para protegerla


cada vez que se acerque a las escaleras.

—Ajá... Pues yo me encargaré de eso.

—¿Eh? ¡¿L-Luka ?! ¿Podrás hacer un papel tan importante...? ¿Estás segura?


101
—¡Rin! ¡Me ofendes...! Ah, ¿querías hacerlo tú? Pero, oh, ahora solo eres una pe-
queña muñeca. Cuando Miku vaya a caer por las escaleras, ¿podrías detenerla?
Eres más bajita que ella.

—Jum.

—Es verdad. Entonces dejémosle las escaleras a Luka. Tiene buenos reflejos y es
rápida pensando. Lo hará bien. Quédate haciendo guardia cerca del pasillo del
segundo piso.

—De acuerdo, cuenten conmigo.

—Además, tenemos que pensar en la carta en blanco que Burlet dijo que ella ten-
dría, donde se puede escribir el final. Es peligroso que lo escriba ella, por lo que
deberíamos quitársela lo antes posible.

—Mmm. En la obra, la tenía en el bolsillo de su falda, así que... ¿no estará en su


bolsillo cuando despierte también?

—En ese caso, ¿qué tal si alguien se encarga de robar la carta de su bolsillo? Yo...

—¡¡!! ¡Sí! ¡¡Sí, sí, sí, s-sí!! ¡De eso me encargo yo, la brillante muñeca!

—...

—D-De acuerdo... está bien, ¿no, Len? De hecho, creo que Rin podría hacerlo bien.
Las dos son chicas.

—Bien. Pero no la cagues, ¿vale...?

—Jijijiji... ¡Déjamelo a mí, querido hermano! “

—Uf...

—Además, el cuchillo. Eso es lo más peligroso de todo... Alguien debería llevarlo,


creo.

—Sí... Pero si consideramos el vínculo con la realidad, estas manecillas probable-


mente deberían permanecer en el reloj, ¿no? Luego, cuando regresemos a la rea-
lidad, el cuchillo estará fuera de las manos de Miku, de nuevo en el reloj, tal vez...

—¿Pero qué pasa si ve el reloj y vuelve a coger las manecillas...?


102
—...

—El reloj está cerca del final de las escaleras. Luka estará en guardia en el piso de
arriba, y asignaremos también a alguien frente al reloj para vigilarlo.

—Los efectos que un instante en este mundo tiene sobre la realidad serán extre-
madamente menores, ¿no? Incluso si paramos el tiempo aquí, ¿puede eso influir
en el flujo del tiempo en la realidad...? No quiero volver a ver ese cuchillo en su
pecho nunca más...

El rostro de Meiko se ensombreció al recordar esa trágica escena.

—Mientras exista la posibilidad, tenemos que intentarlo. Definitivamente existe


el riesgo de dejarlo abierto de esa manera. Captará su interés y podría intentar
cogerlas. Pero alguien la estará vigilando cerca y evitará que eso suceda. No, todos
lo haremos. Cambiaremos de tema para evitar que se interese demasiado e inven-
taremos temas que no tengan relación para despertar su interés más que el reloj.
Esto también podría tener un efecto en la realidad.

—Ya veo...

—Yo vigilaré el reloj. Después de todo, estoy segura de que mi forma de muñeca le
dará más miedo a Miku que a cualquier otra persona, así que la mantendrá alejada.

—Bien pensado. Está bien, Rin. ¿Alguna otra opinión?

Meg rápidamente levantó la mano para hablar.

—Um, me gustaría probar algo mínimamente distinto. Antes de que huya de noso-
tros y llegue a las escaleras... ¿podríamos ganar tiempo para retrasar un poco el
momento de la tragedia?

—¡Ajá...!

—Vale la pena intentarlo, ¿no, Len?

—Sí. Y dada la conexión de los mundos, eso podría tener un buen efecto.

—¿Cómo? A ver, cerebritos, están hablando de cosas incomprensibles de nuevo...


¿Podrían hacerme un resumen simplificado? ¡Trabajo en equipo, chicos!

—Vaya... Nunca pensé que esa palabra saldría de la boca de Luka...


103
Rin la picó, pero Luka no le prestó atención e instó a Len a hablar.

—Es verdad, veamos... Cuando ella huía de nosotros por el teatro, la perdimos de
vista. Probablemente, Miku se escondió en alguna parte. Está claro que existe un
vínculo entre el segundo piso del teatro y el segundo piso de esta mansión. Así
que tenemos que averiguar dónde se esconde aquí y preparar algo allí todas las
noches. Algo para evitar que siga deambulando por toda la casa.

—¡Eso es! Tenemos que hacer que se quede quieta más tiempo. Así, llegará a las
escaleras más tarde y el punto temporal que corresponda a ese momento en la
realidad también se retrasará...

Meg miró a Len.

—Kaito estaba inmovilizando a Miku... y Gack, Meg, Meiko y Luka estaban detrás
de él. Cuando Miku estaba a punto de caer, los cinco intentaron agarrarla. Podría-
mos lograr que uno de ellos lo consiguiera.

—Retrasemos un poco las acciones de Miku. Con eso debería bastar. Entonces po-
dremos hacer que nuestra respuesta sea más rápida.

— Ya veo... Entonces, nuestro objetivo es que, en ese momento, ¿actuemos justo a


tiempo?

—¡Así es, Meiko!

—Claro, de acuerdo... más o menos lo entiendo, creo. ¿Entonces vamos a provocar


su torpeza?

—Bueno, a ver, no te equivocas...

Luka no parecía entenderlo del todo, pero llegó a su propia interpretación inde-
pendiente. Meg estaba atónita, pero lo afirmó.

—Lo primero que tenemos que hacer es inspeccionar las habitaciones del segundo
piso con más diligencia.

—Ahora que lo pienso, ese almacén donde Rin siempre se escondía para practicar
actuar como una muñeca… Ese sería un escondite ideal. Miku estaba en ese vestí-
bulo cuando de repente salió corriendo, así que tal vez...

—¿Eh?
104
—¡Ajá! Es del tamaño adecuado para esconderse. Si Miku estaba allí, ¡entonces
deberíamos desordenar el almacén!

—¿Hum? ¿Por qué?

—Si lo desordenamos, le será fácil entrar, pero le tomará un tiempo salir. Eso nos
hará ganar mucho tiempo. Y retrasará ligeramente el curso de sus acciones. Si lo
hacemos, ¡ella llegará un poco más tarde a ese instante en la realidad!

—Entendido, vayamos a desordenar el almacén. Cuando termine la primera noche


y comience la siguiente, probablemente, el almacén volverá a estar ordenado. Pero
si este mundo está vinculado con la realidad, desordenarlo cada vez puede tener
un efecto en la realidad eventualmente. Y esos efectos también se mostrarán en
la obra. Si lo hacemos una y otra vez, quizá el almacén esté desordenado desde el
comienzo alguna noche.

—Aunque, como dijo el dramaturgo, los efectos pueden ser abrumadores. Tal vez
todo lo que podamos hacer sea desplazar ligeramente una escoba apoyada contra
la pared. Y no sabemos cuántas noches tardaremos en lograrlo... ni cuánto tiempo
pasará hasta que veamos si realmente podemos interferir... No lo sabremos hasta
que lo intentemos...

—Todavía es solo una hipótesis que Miku se escondió en el almacén. Pero es posi-
ble... —asintió Gack, escuchando en silencio la explicación de Meg y Kaito.

—Sí... Agotaremos todas las posibilidades potenciales. ¿Y si se escondía en una de


las otras antesalas? ¿O en la habitación de descanso? En ese caso, experimentare-
mos provocando interferencias en todas las posibles habitaciones correspondien-
tes de la mansión.

—Bueno, entonces... Deberíamos asignar quién se encargará de qué zonas.

—Hm... No tenemos ningún mapa de la mansión, pero nos hemos convertido en


sus residentes, ¿no? Ya somos parte del funcionamiento de este mundo. Aunque
nunca hemos estado aquí ni lo hemos visto... ¡Sí, intentémoslo! Cuando pienso un
poco en ello, ¡sé dónde están las cosas! Sin embargo, supongo que Miku no sabrá
nada, ya que se supone que no reside aquí. ¡Eso nos da ventaja! También sabemos
cuánto tiempo ha pasado en la obra... En este momento, sí, todavía estamos en la
sala de espera, todavía no ha empezado.

—¡...! Es verdad...

Después de que Meg señalase eso, todos se quedaron en silencio y se concentraron


105
en tratar de recordar el interior de la mansión. Poco después, Kaito emitió órdenes.

—Como decidimos antes… Luka y Rin tomarán vigilarán las escaleras y el reloj de
abajo. Los demás ocuparemos cada una de las áreas alrededor de las habitaciones
prohibidas que conducen al subterráneo en ambos pisos. Repartámonos equitati-
vamente entre el primer piso y el segundo. Nos pondremos en contacto con los
compañeros que estén cerca si sucede algo.

—También necesitaremos un tiempo para poner en común todo lo que ocurra cada
noche. Tendremos que dejar a Miku sola, por lo que podemos hacerle buscar la
página robada en la habitación con menos probabilidades de causar su muerte.

Kaito asintió con la cabeza a la sugerencia de Gack.

—Me duele engañarla... pero solo así podremos conseguirlo. Para que podamos
interferir con la realidad desde la ficción, y ajustar los engranajes del tiempo en la
loca realidad...

Todos parecían completamente unidos para sobrevivir a este mundo.

—Oigan, yo...

—¿Qué ocurre, Len?

—Burlet... No creo que le moleste que hagamos nuestra la “obra perdida de Burlet”.

—Len...

—Quizá crean que eso es solo lo que nos conviene pensar, no me importa... Pero
opino que si estuviera realmente enfadado por lo que estábamos haciendo y qui-
siera detenernos, nos habría detenido mucho antes de que llegáramos a esto. No
me creo que esa carta apareciese inmediatamente después del primer acto. Quizás
lo que la hizo aparecer fue nuestro júbilo por el éxito del primer acto. Porque es-
tábamos hablando de que, si volvíamos a tener problemas financieros, podríamos
hacer lo mismo... Y... si la carta no hubiera contenido esa mentira sobre la inten-
ción de acusar falsamente a Miku de nuestro crimen, tal vez ella se hubiera dejado
llevar por la difícil situación de nuestra compañía y se hubiera unido a nosotros
en el crimen.

—Así que tal vez le dejó esa carta a Miku para que, antes de que volviéramos a co-
meter el mismo error... tuviéramos la oportunidad de hablar, incluyéndola a ella,
sobre si estaba realmente bien seguir por ese camino. Pero... no, por supuesto que
106
no se sentía nada bien con el hecho de que pusiéramos su nombre en una obra que
no es suya...

Len habló con miedo y empezó a temblar. Parecía querer expresar sus sentimien-
tos de arrepentimiento por traicionar a Burlet, a quien respetaba infinitamente.
Gack, a su lado, se puso en cuclillas para encontrarse con el pequeño muñeco a la
altura de los ojos y le palmeó el hombro silenciosamente de manera alentadora.
Kaito los miró y respondió con una mirada molesta.

—Es cierto... Todos estábamos extasiados por el éxito del primer acto. Ignoramos
el peso de nuestro crimen y... discutimos sobre hacerlo de nuevo, si tenía éxito. Y
estoy seguro de que lo habríamos hecho...

Asintiendo con la cabeza a Kaito, Meiko y Meg agregaron sus propias opiniones.

—Pensándolo bien, este es un buen lugar para reflexionar. Aquí tenemos mucho
tiempo.

—Quizás estábamos a punto de perder algo importante que nos hacía ser quienes
somos. Quizás nos habíamos vuelto un poco arrogantes...

Luka esbozó una sonrisa amarga.

—Vaya, bueno... tendríamos que pedirle a Burlet que nos diga lo que realmente
piensa. Si yo fuera él, no obstaculizaría a las personas que intentan proteger mi
compañía y mi trabajo tan desesperadamente. De hecho, solo lo hicimos porque
teníamos que hacerlo, para mantener viva la compañía. Lo respetamos; no es que
quisiéramos profanarlo a propósito. Yo creo que lo entendía y le gustaba vernos.
Pero fuimos demasiado lejos. Insinuando la posibilidad de seguir falsificando sus
obras... El objetivo de la carta era evitarlo.

—Nos dio esperanza...

—¿Esperanza...?

Kaito se sorprendió un poco cuando Gack dijo la palabra “esperanza”, y luego


continuó.

—Sí... Ciertamente, si hubiéramos confiado en Miku y la hubiéramos escuchado...


y si ella también hubiera creído en nosotros más que en la carta, y nos la hubiera
mostrado... seguramente el futuro habría sido diferente.
107
—Nos equivocamos... y resultó en una tragedia increíble. Pero deberíamos ver el
lado positivo; Burlet nos dio mucho tiempo para reflexionar y la oportunidad de
rehacer el pasado para que Miku pueda seguir viva.

—¡Así es! ¡Bien dicho, Meiko! Reflexionaremos mucho y alcanzaremos un futuro


en el que Miku no tenga que morir... ¡Será un final feliz!

—Rin... ahora sonríes, pero no será un camino fácil, lo sabes, ¿no? No tenemos
la menor idea de lo que puede pasar en este mundo. La vida de Miku estará en
constante peligro. Y tenemos que actuar distantes mientras tratamos de salvarla.
Si sentimos lástima por ella y nos rendimos a decirle la verdad sin cuidado, todo
se estropeará en un instante. Incluso si llegamos a ese final feliz, una vez que vol-
vamos a la realidad, tendremos que encargarnos de anunciar la verdad de nuestra
falsificación y demás... y aun así no sabemos si Burtlet nos perdonará.

—Hm, Rin, Luka. Que Burlet no esté enojado por nuestra falsificación es solo una
teoría mía, ¿de acuerdo...? No se lo tomen muy en serio. Yo solo... prefiero pensarlo
de esa manera...

—De lo contrario, es muy aterrador, ¿verdad? Te entiendo, Len... Todos estamos


asustados. Finalmente nos hemos dado cuenta de la envergadura de nuestro crimen
y nuestro miedo. Tenemos que esforzarnos, o no servirá de nada arrepentirnos.
¿Estamos?

Kaito puso una mano en su corazón y habló como si estuviera jurando.

—Yo no lo llamaría expiación... Pero solo espero que Miku encuentre la paz en este
mundo...

Era el momento de decidir.

Todos tenían rostros solemnes y serios, como si estuvieran realizando un ritual sa-
grado. Cada uno de ellos tuvo sus últimos pensamientos sobre la realidad a la que
aún no sabían cuándo podrían regresar.

—¡Uhh, muero de hambre! Me tendré que conformar sin comer picante por un tiem-
po... Qué triste.

—¿Luka...? Antes hablabas valiente y responsable... ¿Por qué dices eso ahora? ¡Te has
cargado el ambiente serio! Bueno, está bien... ¡iremos todos a comer picante juntos
cuando volvamos a la realidad!
108
—Jaja... Pero la mía que pique poco.

—Kaito... Si te pasas de la raya se te volverán a hinchar los labios, te lo advierto.


Jejeje...

—La comida que le gusta a Luka es deliciosa, pero... es tan picante... Tendré que
prepararme.

—Las comidas no son una batalla, Gack... Yo no iré, gracias.

—¡No digas eso! ¡Tienes que aceptar el desafío junto con tu hermana, hermano!

—A ver... nadie está obligado a venir. De verdad, soy la única que puede comer tan
picante... ¡Ya sé! ¡Invitaré a Miku e iremos las dos! Nunca hemos quedado fuera del
teatro... pero estoy segura de que le encantará. Pero antes... debemos regresar sanos
y salvos...

Luka se cruzó de brazos y se sonrojó. Todos miraron a la dormida Miku con son-
risas amables.

—No te preocupes. Regresaremos algún día. Nosotros... y Miku.

Rin habló con una sonrisa grande y alegre, cuando se dieron cuenta de que la carta
en la mano de Miku brillaba débilmente.

—Abramos la carta... Cuando se despierte, será la primera escena del segundo acto...

Se habían vuelto a poner serios. Meiko abrió lentamente el sobre.


109

∞ Decisiones ∞

El pedazo de papel que saqué del ataúd... En el momento en que lo toqué, me vi-
nieron recuerdos a la mente tan claramente como si estuvieran sucediendo frente a
mí. Hasta la mitad, fueron mis recuerdos... y luego, cuando me caí por las escaleras,
cambiaron. Tal vez eran los recuerdos de esa persona entre los siete... el titiritero...

La siguiente página que habíamos estado buscando era la escena de mi muerte


en la realidad. Abajo, en el ataúd, estaba Miku, vestida como aldeana, durmiendo
plácidamente... mi propio cuerpo.

—Jajajaj... Debe de ser una broma...

Probablemente no pudieron oírme murmurar fuera de la puerta. Había un silencio


sepulcral afuera. El sueño que tuve esta mañana... No, hace mucho, mucho tiempo.
Eran mis recuerdos. Fui yo quien murió. La actriz que vino antes que yo nunca tuvo
nada que ver con eso. Len lo transformó en una historia sobre ella como una “no-
vena persona”, pero era mentira, era para que no me diera cuenta de que yo misma
había muerto. Y todos siguieron su ejemplo para actuar de acuerdo con ese ardid.

Ciertamente, había una actriz estrella en la compañía antes de que yo llegara, que
asumió muchos papeles principales. Y ella desapareció de repente un día. Así que
pensé que la persona a la que buscaban revivir con la actuación de esta noche de
locura no era yo, una actriz novata y torpe, sino su talentosa amiga. Pero como
esos siete dijeron una cantidad inconcebible de mentiras, me engañaron a mí y a
todos, y sus mentes sufrieron por eso, siempre creyeron en un resultado en el que
podría vivir, y siempre me tendieron la mano.

Una sola persona no puede hacer una obra de teatro. Cada persona está ahí para la
obra y la obra está ahí para ellos. Una frase que la compañía repetía bastante. Sus
corazones eran uno para mí, y por mí, han soportado la misma noche una y otra vez
durante mucho, mucho tiempo, volviéndose locos, sufriendo. Y sin embargo, yo...

“Yo” no existo.

Y este mundo, creado para salvarme cuando debería haber muerto, no existe. Es un
mundo hecho porque todos lo deseaban. Un mundo donde esa noche fue sellada.
Tengo que demostrárselo. Si no hubiera dudado en mostrarles el contenido de la car-
ta... Si no me hubiera rendido y confiado en ellos un poco más... Si nos hubiéramos
110
encontrado a mitad de camino, tal vez el futuro podría haber tenido un final feliz.

Para volver a empezar en la realidad, tengo que matarme, a la falsa yo, para que
ella no pueda revivir más. La ausencia de la protagonista acabaría con este mundo.
Pondría fin al sueño de los cuerpos reales, y los ocho podrían regresar al momento
anterior a mi muerte. Si me quedara aquí para siempre... seguiría reviviendo esta
noche una y otra vez. Muriendo una y otra vez aquí, a pesar de no estar muerta
realmente. Sí, tengo que llegar a ese verdadero final.

Incapaz de confiar en todos, sospechosa y enloquecida... hubo noches en las que


los maté a todos con mis propias manos. Debió de ser aterrador. Doloroso. Ser ase-
sinado en una obra de teatro que estaban montando por mi bien, por la persona a
la que estaban tratando de salvar... Q-Qué triste...

Con la confirmación de que estaba destinada a morir, ahora sabía que “yo” era fal-
sa. Pero todavía tenía miedo... miedo de morir. Mi mano, que sostenía el cuchillo,
tembló. Justo cuando pensé que finalmente lo había logrado... Todo lo que había
visto hasta ahora era un mundo de amables mentiras. La verdad es que estaba sola,
completamente sola...

No pude aguantar más las lágrimas. Durante todo este tiempo, todos ellos me ha-
bían ofrecido su protección amable y cálida...

No tenía forma de saber cuánto tiempo se había repetido este mundo. Porque no
podía recordar nada de eso. Me levanté y abrí un ataúd cercano.

Meiko... durmiendo con esa sonrisa brillante. ¿Cuánto tiempo había aguantado
sin su amada cerveza y todas estas penurias? Poco a poco fui abriendo los ataúdes
restantes uno por uno.

Gack... Su rostro era severo y serio incluso mientras dormía. Como si estuviera
ocupándose de sus responsabilidades...

Kaito... ahora había asumido por completo el aspecto del líder. No debe haber po-
dido sonreír desde que llegó a este mundo.

Meg... yacía boca abajo en su ataúd... Era incluso más absurda de lo que pensaba...
Me hizo reír sin querer, recordando los momentos juntas.

Luka… estaba llorando. Quería limpiarle las lágrimas, pero había manchado de
sangre el pañuelo que me dio... Siempre quise comer picante con ella.

Rin… Len… Me limpié las lágrimas que estaban bloqueando mi visión.


111
Esperen... los devolveré a sus cuerpos... a su mundo.

Mis oídos recuperaron lentamente el sonido. Pensé que todo estaba en silencio,
pero evidentemente estaba sumida en mis pensamientos. Los escuché gritar afue-
ra y golpear algo contra la puerta. Parecían tener la intención de derribarla.

“Lo siento”, le susurré a mi cuerpo, descansando pacíficamente en el ataúd.

Con la manecilla de las horas del reloj, corté suavemente mi brazo izquierdo. Con
un poco de dolor, mi sangre empezó a salir fresca de la herida. Sí, herir a Kaito
antes me había hecho darme cuenta de este método... Usaría la sangre como tinta
y el minutero como un bolígrafo para escribir en la página final en blanco. El bo-
lígrafo encajaba fácilmente en mi mano y se movía con suavidad.

Para que esta obra no se repitiera de nuevo, escribí un final dramático, en el que
todos salían de esta mansión. A diferencia de mi prueba con el vino, las gruesas
letras de sangre empezaron a brillar poco después de escribirlas. Comencé a ver
el techo y las paredes torcerse hacia adentro. La historia estaba empezando a dis-
torsionarse, acercándose a su fin. Debía ser porque había aceptado mi muerte en
la realidad.

Puse la página terminada al final del guion. Encajaba perfectamente entre la con-
traportada y la última página escrita. El libreto emitió una luz pálida.

Gracias por todo, de verdad... Me alegro de haber podido ser su amiga en esta
magnífica noche...

Mi cuerpo se movió por sí solo, agarrando la manecilla de la hora con ambas ma-
nos. Lo empujó hacia la parte izquierda de mi pecho. El dolor me atravesó. Empecé
a sufrir... no podía soportarlo...

—¡Miku! ¡¿Qué has...?!

Con un fuerte estruendo, oí que muchos pasos se acercaban hacia mí.

—¡El guion...! Esto... ¡¿Qué dice?! ¡Oh, no! ¡Habrá un incendio en la cocina! ¡Tene-
mos que sacarla de aquí...!

Sí, era lo mejor. Ahora todo el mundo debía seguir el nuevo guion. Tenían que salir
afuera. En Bad∞End∞Night, pensé que era mejor poner fin a la obra por la fuerza y
112
los maté a todos. Pero aun así la obra no terminó. Esta vez, destruiría la obra en sí.
La mansión del dramaturgo se desvanecería en una ilusión... se incendiaría entera.

—¡¡¡Miku!!! ¡¡¡Resiste!!!

—¡Estúpida, Miku! ¡¡¡Eres muy estúpida!!!

Creí escuchar a Luka y Rin gritarme. Quería al menos ver esta última actuación,
pero mi visión comenzó a nublarse. Ah, el dolor... ¿Me había dolido tanto cuando
morí en la realidad? ¿O sería solo un instante y luego se apagaría el dolor? Lo re-
cordé por un instante, pero simplemente lo olvidé de nuevo.

Vi una figura en mi visión mayoritariamente cegada. ¿Quién era...? Era como si


me estuviera mirando a través de la niebla. Extendí la mano para tratar de alejarla.
Exprimí lo último de mi energía. Pero la niebla no se despejó. Mi mano cayó, sin
vida, y alguien me la agarró con fuerza.

—¡¡¡No te dejaremos morir de nuevo!!! ¡No...!

Tenía que morir, o no podrían volver a la realidad... Pensé eso, pero no podía ar-
ticular palabra.

—¡Corran hacia la entrada! ¡¡¡Deprisa!!!

Mi cuerpo se levantó y se balanceó ligeramente. ¿Me estaban cargando...? Hacía


calor. Escuchaba el sonido de llamaradas feroces.

—¿Están todos aquí?

—¡Tenemos que arriesgarnos! Es hora del evento principal...

—Hemos practicado más que suficiente...

Escuché el crujido de una puerta vieja.

Uno para todos, y todos para uno... Gracias a todos. Si, en realidad, finalmente vol-
vemos a... Si solo un momento después de eso, el telón final cae sobre mi actuación...
Aun así, me alegro de haber sido elegida como protagonista...

Mis sentidos se nublaron y se hundieron. Ahh... tal vez fuese cosa de todas esas
noches de insomnio. Ha sido tan largo. Tenía... mucho sueño...
113

∞ Último capítulo ∞

Arrojé las rosas sobre la cómoda de un arrebato. El hombre detrás de esa grue-
sa puerta, al que se referían como el “caballero de las rosas”, se alejó con paso
triunfal. Suspiré molesta. Era así todos los días... Tenía mucha influencia en esta
industria —era una celebridad, por así decirlo—, por lo que no podía rechazar des-
caradamente el deprimente “regalo de apoyo” que decía haber traído con toda su
buena voluntad.

Aún sintiéndome un poco triste, me desplomé en un lujoso sofá de cuero y vi por


el rabillo del ojo el ramo que había tirado. Meiko seguramente me hubiese gritado
al ver los malos modales con los que había hecho ascos a ese regalo pero, afortu-
nadamente, no había nadie en la antesala.

El hombre me había traído todas las variedades de rosas. Hoy las mismas que ese
día... un ramo de rosas azules maravillosas. Debió de haber decidido que solo me
daría rosas azules en las ocasiones más importantes. No quería admitirlo, pero era
bastante previsor. Tenía ojo para ver las oportunidades. Su mirada decía “Es ahora
o nunca”.

Mañana sería el acto final de El silencio de la noche nevada, una reinterpretación


moderna del antiguo clásico de Burlet. Las rosas significan que me desea suerte. Si
tenemos éxito, la compañía Burlet se dirigirá a otro gran punto de inflexión.

El éxito de la primera función, Crazy ∞ nighT, hace dos años, convirtió a la com-
pañía en líder de un renacimiento del teatro en el West End. Recuperamos poco
a poco nuestra liquidez; ahora nuestro negocio es el doble de lo que era hace dos
años. Y nuestros grandes patrocinadores también atraen a nuevos talentos.

Mientras preservamos el legado histórico del teatro, también nos esforzamos en


crear versiones renovadas de los guiones, adaptándolas mejor al estilo de vida
actual y atrayendo así a los jóvenes de hoy en día. Esta idea pronto se extendió de
nuestra compañía a todo el West End, comenzando una revolución cultural deno-
minada neoclasicismo.

En lugar de simplemente recordar el pasado, heredamos las grandes reliquias y las


llevamos a la próxima generación... un objetivo muy relevante y ambicioso. Los
miembros de todas las compañías teatrales ya no parecen resignados por sus com-
pañías desmoronadas, sino animados y llenos de esperanza por este renacimiento
114
cultural. Y todo esto comenzó con el incidente de esa noche.

Hoy se cumplen exactamente dos años desde la primera presentación de Crazy ∞


night. En los agitados días que pasaron desde entonces, todos maduraron y mejo-
raron mucho su actuación, yo incluida…

—¡Voy a entrar, Len! ¡Te traigo las maletas! Oh... ¡Ese traje te queda bien! ¡Seguro
que lo bordas! Eh... ¡jajaja-EJEM!

Toc, toc, toc.

—...

Después de entrar y decirme lo que quería, mi hermana de repente recordó algo.


Se aclaró la garganta exageradamente y, disculpándose, llamó a la puerta. Ni si-
quiera sabía por dónde empezar.

—Por lo menos acuérdate de llamar a la puerta, Rin...

—¡Ahh, lo siento, lo siento! Como trabajamos juntos y vivimos juntos... ¡a veces


me confundo! Jajajajaja...

Con su habitual sonrisa alegre, Rin no parecía para nada arrepentida. Dejó cui-
dadosamente las maletas que llevaba en la mesa de centro de vidrio, hizo un gran
estiramiento y se sentó en el sofá frente a mí, con la mesa entre ambos.

Mi hermana y yo dejamos la casa de nuestros padres para vivir juntos hace siete
años. En casa teníamos mucha complicidad; no nos llamábamos a la puerta para
entrar y salir de nuestras habitaciones, y no nos importaba. Pero en el trabajo,
nuestra relación era de compañeros. Aunque a ella le faltaban maneras a veces. Y
más siendo mujer, a pesar de ser hermanos, debería ser más delicada... Es decir...
no quiero que sea clavada a ella, pero...

—A ver si aprendes algo de Luka, ¿eh...?

—...

—¡Jajajaja! ¡Sé toooodo lo que piensas, Len! ¿No ves que soy tu hermana gemela?

—Uh... Ya. Es que debería servirte de ejemplo.

—Bueno, ya hablé con Luka. Y me dijo “Con dieciséis años, es demasiado pronto
115
para que te vean como una mujer. El instinto seductor vendrá a ti de forma natu-
ral. No pasa nada por ser tan efusiva como eres”.

Rin imitó la postura de Luka —la mano derecha en la cadera, la cabeza hacia atrás
y mirándome con aires de superioridad— y su forma de hablar, exagerándolas un
poco.

—Tan efusiva como eres, ¿eh...?

De hecho, tanto los inversores como la compañía querían que siguiera siendo así.
Es difícil encontrar actrices infantiles con talento.

—¿Pero ella no empezó a ser modelo a los quince...?

—Uf...

—Pero bueno, es importante tener a una actriz infantil con talento... Sería un gran
alivio para el grupo que te quedases así para siempre.

—¡¿Cómo que ASÍ?! ¡Ya soy mayor! ¡No quiero hacer papeles de niña! ¡Solo cedo
en hacer el papel de muñeca de Crazy ∞ nighT!

—Casi no has cambiado en dos años. Yo creo que puedes seguir haciendo de niña.

—Grrr. Len, eres un...

—Quién diría que podría haber tanta diferencia entre gemelos... Lo siento por ti.
Te saco una cabeza o más, ¿no, hermanita...?

—¡Ehhh! Pero yo te llevo ventaja en inteligencia. ¡Soy de crecimiento tardío, pero


voy a ser más alta que tú!

Seguí picando a mi hermana mientras me miraba enfurruñada, y pronto se alejó


con un puchero. Realmente pensaba que su actuación mejoraría en estos dos años,
pero su aspecto y sus pensamientos seguían siendo tan infantiles como siempre.
Tendría que animarla o no sería capaz de soportarlo. Me di cuenta de que tenía la
mirada clavada en cierto punto, todavía dándome la espalda.

—Oye... ¿Me lo dices en serio?

—...
116
Su soprano serio hizo eco, no separaba la mirada de las rosas azules en el tocador.
El hombre probablemente me las había dejado como regalo de despedida. Con el
final de la obra de mañana, renunciaría como actor. Y no es porque ya no tenga
ganas de hacer teatro, o porque odie esta compañía, o porque quiera cambiarme a
una profesión diferente.

—En dos días me voy. Ya tengo los billetes de tren.

—Ya...

El evento que lo cambió todo… La interpretación de Crazy ∞ nighT, el libreto


perdido de Burlet, finalizó con éxito. Tuvo tal repercusión que incluso una vez
terminado el primer día del espectáculo, ya había fans que clamaban por más ac-
tuaciones. Y no se detuvo en West End; las habladurías se extendieron por todo el
mundo, provocando un gran movimiento.

Las interpretaciones asombrosamente creíbles de los actores, el escenario prepa-


rado con el más mínimo detalle y el guion con diferentes interpretaciones según
cada espectador. Las críticas decían que todo esto hacía parecer que presenciabas
otro mundo en el escenario, y nos aplaudieron de todos los campos.

Sin embargo, durante este apogeo de la compañía, anunciamos la verdad sobre el


guion falso, nos disculpamos y devolvimos las entradas vendidas en su totalidad.
Esta impactante revelación hizo que los medios de comunicación dieran un giro de
180º y nos criticaran. Despreciaban nuestro sacrilegio de Burlet gritándonos en la
calle fuera del teatro. Los patrocinadores, desconcertados, se sintieron engañados
por nuestras verdaderas intenciones y nos dejaron.

El nombre de la compañía Burlet, que tanta fama había ganado, se desplomó al


instante. Además de nuestras deudas pendientes, ahora debíamos pagarles las en-
tradas y las indemnizaciones a nuestros patrocinadores. De repente necesitába-
mos reunir una gran suma de dinero de la noche a la mañana.

Pero luego, al mismo tiempo... la opinión que acabó dominando fue que no era
correcto dejar morir una obra tan magnífica. Algunos se negaron a recibir el re-
embolso de sus entradas, comenzaron a hacernos donaciones, crearon grupos de
apoyo. El impulso para apoyar a la compañía se volvió más apasionado cada día
y, antes de que nos diéramos cuenta, no se trataba solo de nuestra compañía, sino
de todo el teatro de West End.

Se consideró de nuevo a los teatros como una atracción cultural que debía sobrevi-
vir para las generaciones futuras, lo que llevó al movimiento neoclásico. Empuja-
da por esa marea revolucionaria, la compañía se recuperó financieramente, hasta
117
el punto de llenar durante días seguidos, lo que nos obligaba a trabajar muy duro.

Fuimos honestos con el mundo, nos disculpamos sinceramente y reflexionamos,


seguimos esforzándonos y tuvimos una segunda oportunidad. Ese es el futuro al
que Miku nos había guiado... es justo como ella dijo.

Nuestro sacrilegio fue un error que nunca se olvidará. Pero mantenerlo en nues-
tros corazones para reflexionar y darlo todo por ser reconocidos de nuevo fue
nuestro resurgir. Errar es humano; ninguno de nosotros es perfecto. Por eso so-
mos capaces de aceptar y superar nuestros errores. Quien nos lo aclaró y nos
persuadió no fue otra que Miku en su papel de protagonista.

—Ahh, seguro que el público se pondrá a llorar... cuando digas que te vas de viaje...

—...

—Además, como has crecido tanto y te has vuelto más guay... ¡pobres chicas que
querían verte seguir madurando! Bueno, ¡adelante! Haz que lloren... Eh... No, es-
pera. Olvidé por completo que hay otro grupo que va a llorar más... Los que siem-
pre te dan ramos de flores, relojes lujosos y... Seguro que el caballero también
estará triste. Eso, ¡vete ya! Haz que lloren...

—Calla o me voy a cabrear, en serio...

Rin se calló rápidamente sin apartar la mirada de mí. Parecía estar preocupada
burlarse de mí, y fingí estar realmente enfadado para vengarme de ella. Se vuelve
adorable cuando le hago eso, pero realmente no me gusta molestarla de esta ma-
nera. Incluso sabiendo que era broma, mi columna se estremeció un poco.

—¡S-Solo bromeaba! ¡Bromeaba! Pero, a ver, irte de repente después de haber tra-
bajado con nosotros durante tantos años... Nadie se lo espera, y te van a echar de
menos. Ya has pensado en eso, ¿no?

—Supongo...

—Me ha hecho pensar “Es el tercero”... Sinceramente, me da miedo que se vaya


alguien más después de ti...

Soy el tercero... Más que cualquier otro actor en la compañía, el elenco principal
hemos sido amigos durante años y confiamos profundamente los unos en los otros.
Que uno de nosotros se vaya repentinamente es muy doloroso para los que deja
atrás. Rin, especialmente, era la que más miedo tenía de las despedidas. La primera
118
que nos tocó vivir… Fue hace unos tres años, cuando la compañía casi quiebra.

Nuestra actriz estrella lideró el movimiento de los rebeldes que buscaban un cam-
bio en la compañía. Decir su nombre todavía es tabú... especialmente entre no-
sotros, el elenco principal. Antes de nuestros problemas financieros extremos, la
adoraban como representante principal de la compañía junto a Kaito. Incluso yo
la admiraba como actriz y como persona. Pero…

“Las obras de la compañía Burlet son un quiero y no puedo” dijo el día que se
anunció que nuestra audiencia había alcanzado un mínimo histórico. Y ahí fue
cuando rompimos, en cierto sentido. Ella propuso una revolución: descartar las
obras de Burlet que habíamos protegido desde su creación y cambiar a otras nue-
vas, para mantener viva la compañía.

Pero nos habíamos unido a esta compañía para representar las obras de Burlet y
proteger su legado. Si solo quería actuar, tenía la opción de irse a otra compañía
en cualquier momento o irse al cine. Ella había olvidado esa firme determinación.
No tenía sentido que hiciéramos lo que decía siendo la compañía Burtlet, así que
era difícil aceptar su punto de vista.

Empezando por nuestro líder, Kaito, el elenco principal que actuábamos en Crazy
∞ nighT (Meiko, Luka, Gack, Meg, Rin y yo), nos opusimos unánimemente a ella
y luchamos contra los revolucionarios, como conservadores. Ninguno de los dos
bandos cedía para encontrar puntos en común, y muchos días había discusiones
que no llegaban a ninguna parte, eran solo gritos y más gritos.

La situación favorecía a los rebeldes. Todos se dejaron influir gradualmente por


la opinión de su líder y, además de eso, algunos empezaron a despreciar a Burlet,
a quien antes admiraban, como si lo culparan por los problemas de la compañía.
Hasta que finalmente, hubo un incidente. Una mañana, cuando llegué a trabajar
como de costumbre, encontré estatuas, retratos y otros artefactos de Burlet des-
trozados en la entrada del teatro. En el momento en que lo vi, me decidí: tenía
que proteger las obras y la historia de Burlet, esta compañía y todos los que aún
creíamos en ella.

Me fui directo a buscar a Meg, que en ese entonces solo había estado en la com-
pañía poco más de dos años, y le pedí que me mostrara el guion del que estaba
más orgullosa y que aún no había publicado. Me mostró un misterio fantástico
sobre siete personajes peculiares que vivían en una mansión extravagante en un
bosque espeluznante, que una noche recibían la visita de una chica; luego ocurrían
incidentes extraños y todos trabajaban para descubrir al culpable. La historia era
un poco torpe, pero tenía algo que me atrapó, así que pronto se la mostré a Kaito.
119
Kaito era un gran admirador de su Twilight Night. Su aprobación fortaleció mi
resolución de ejecutar el plan. Falsificamos el guion como el libreto perdido de
Burlet, Crazy ∞ nighT, y anunciamos su repentino descubrimiento fortuito, atra-
yendo la atención del mundo para intentar revivir la compañía. Todo lo que se sa-
bía de Crazy ∞ nighT era el título; no había información sobre qué tipo de historia
era en realidad. De hecho, era bastante conveniente.

Cuando le conté mi plan a Kaito, al principio me miró como si estuviera loco. To-
davía lo recuerdo diciéndome “Siento haberte dado esta responsabilidad, siendo
tan joven” y “Les diré a todos que fui yo quien ideó el plan, así que no digas nada”,
disculpándose conmigo al borde de las lágrimas. Me molestó que me tratase como
a un niño. Pero ahora que han pasado tres años, creo que su sincera amabilidad
fue muy útil.

Kaito reunió a todos los miembros conservadores para discutirlo. Sin saber si la
compañía Burlet tendría un mañana, nos preparamos y llevamos a cabo el plan en
secreto sin que los rebeldes lo supieran.

Después de la entrevista sobre el descubrimiento de Crazy ∞ nighT, aceptamos de


nuevo a los ex rebeldes como amigos y el conflicto se disipó. Pero su líder no esta-
ba convencida del todo. Kaito le extendió la mano, ofreciéndole otra oportunidad
de ser amigos; trató de persuadirla apasionadamente. Pero cuando ya casi estaba
a punto de aceptar... le dije:

—Es demasiado tarde para pasar página. Esta compañía ya no te necesita.

En ese entonces, simplemente no podía perdonarla por haber roto sin pensar esas
reliquias de Burlet. Ella nunca respondió; simplemente se fue bastante afectada.

—..., ¿no crees? En serio... ¡Len! Len, ¿me estás escuchando?

Rin puso mofletes con disgusto y me miró con los brazos cruzados.

—...

—Caray. ¿Otra vez te estás poniendo sentimental pensando en ti mismo? ¿Sigues


preocupado por esa chica? Porque dudo que a ella todavía le importe que le dijeras
“¡Nadie te necesita! ¡Vete, vieja tonta!”. Además, el otro día escuché que ella no le
importa a nadie.
120
—Bueno, lo que tú digas. Pero no pongas falsamente en mi boca ese insulto tan
infantil. Además, aunque a ella no le importe, no significa que no pueda... Espera,
¡¿QUÉ?! ¿Dónde... cómo sabes...?!

—¿Eh? Justo después de que ella se fuera hace tres años, diablos, casi parece su
reemplazo, ese caballero con las rosas de repente comenzó a venir, ¿recuerdas?
Entonces…

—¿Qué...? ¿Ahora qué tiene que ver él...?

—¡Ey! ¡Déjame terminar! Bien, el día después de que se fuera, el caballero empezó
a venir al teatro... Y por alguna razón, te trae rosas cada día desde entonces. Mi
intuición me dijo... No, mi olfato de detective me dijo que algo escondía... ¡Y en-
tonces me di cuenta! ¿Podrían ser... padre e hija?

—¡...! Imposible...

—¡Eso es! Tuve una corazonada, así que se lo pregunté en secreto. Y, ¿sabes qué? Es
tal y como predije. Luego hablamos de un montón de cosas, como “¿Le está yendo
bien a su hija?” y “Lamento que Len le dijera eso tan terrible”. Y dijo “No, no. Mi
hija tiene la culpa de haberos molestado” y “Ahora me ayuda con las tareas de casa”.

—¿Por qué carajo nunca me has dicho nada de esto...?

—¿Eh? Bueno, a ver, Len, ¡la tachaste por completo y la expulsaste cuando ella iba
a hacer las paces con vosotros! Pensé que sería más divertido que siguieras pen-
sando: “Herí a alguien que tenía un futuro prometedor y la obligué a renunciar...
¡Qué mal! ¡Me arrepiento!”

No podía creer que era el único que no sabía absolutamente nada de esto, me habían
engañado completamente. A menudo pensaba que tenía que haber algo detrás de las
visitas de ese caballero, pero esta explicación inesperada me hizo explotar el cerebro.

—¿Todavía tienes contacto con ella, entonces...?

—Si te interesa, pregúntale directamente al caballero. Él te dirá cómo le va la vida a


su hija. Aunque supongo que si todavía estás enfadado por lo que hizo, no podrás
hablar con él tan fácilmente. Pero si quieres contactar con ella de todos modos,
puedes decirle que la compañía tomó el camino conservador y superó sus proble-
mas financieros.

—Ahora puedo entender lo que trataba de hacer en ese entonces... Pero si hubiéra-
121
mos cedido y eliminado el Burlet de la compañía Burlet... O, al revés, si nos hubié-
ramos empeñado en hacer obras puristas de Burlet... De cualquier modo, creo que
la compañía habría estado condenada. La razón por la que todavía continuamos en
pie... es porque después de irse ella vino Miku. Todo es gracias a Miku.

—Sí...

—Miku nos mostró una posibilidad intermedia. Nos enseñó la importancia de lle-
gar a un acuerdo. Encontró la sintonía entre los argumentos revolucionarios y
conservadores... Y lo hizo destacando lo mejor de cada postura.

—Así es. Todos tratamos de detenerla, pero Miku no dudó en vender ese brazalete
de Burlet… Era un recuerdo de su abuela, ¿no?

—Sí...

—Tiene que ser duro deshacerte de un recuerdo de tu único pariente. Pero Miku
tomó la iniciativa y nos arrastró con su determinación… A pesar de que solo era
una novata y estuvo aquí por seis meses, creía y apostaba mucho por nosotros. Así
que nos aseguramos de disculparnos por nuestro error y nos dimos cuenta de lo
que era realmente importante, lo que deberíamos estar haciendo.

—Estábamos bastante desesperados… Kaito soltó todas sus antiguallas y fue a ro-
garle dinero a su padre, al que tanto detestaba…

—Y tú vendiste casi todas las cosas de Burlet que habías coleccionado. Estabas bas-
tante fuera de ti... Todos hicimos lo que pudimos para recaudar esa enorme suma.
Pero... al final, la mayoría de la gente no quiso aceptar el reembolso, así que fue en
vano. Nos quedamos con una cara... Me siento tan mal, que aún ni siquiera me hace
gracia...

Rin me miró con ojos de compasión mientras lo recordaba, sonriendo amargamente.

—Para... Deja de meter el dedo en la llaga.

—¡Para todos parecía el fin del mundo! Especialmente para Kaito y tú. Abristeis
tanto los ojos que creo que parecía que no hubierais dormido en toda la noche.

—Ahora que lo pienso, Meg y tú lo superasteis enseguida.

—¡Ejem! Para empezar, yo no tenía nada de valor que vender. Meg dio un montón de
libros viejos raros, creo, pero dijo que podía ir a la biblioteca en cualquier momento
122
para releerlos. Según ella, las versiones simplificadas son mucho más fáciles de in-
terpretar que las originales, y le pareció bien para hacer limpieza en su casa. En eso
tengo que darle la razón.

Mi hermana asintió mientras recordaba lo desordenada que era Meg. Espero no


vivir nunca en una casa como la suya.

—En fin... No tenéis ni una pizca de sensibilidad...

—¿Y eso es malo? ¡Se llama ser práctico! Cambiando de tema, Len, antes de que te
vayas, creo que deberías hablar con ese caballero y su hija...

—Lo sé. Sigo sin creer que sean familia, pero... Iré a hablar con ellos mañana antes
de irme.

—¡Genial! Piensa bien qué les dirás. Creo que al caballero siempre le han gustado
las obras de Burtlet, y por eso su hija quiso ser actriz. Quizá podrá volver a perse-
guir su sueño si la perdonas.

—Le diré que vigile la nueva compañía Burtlet...

Rin sonrió y cruzó los dedos.

—Pero, jolín… Ha sido muy repentino, no me lo esperaba. ¿Ya has avisado a los demás?

—Aún no... Pero...

—Bueno, ¡no pasa nada! Al principio les sorprenderá, pero serán comprensivos y
te desearán lo mejor. ¡No te preocupes, Len!

—Eso espero...

—Lo entenderán. Porque te vas por ti y por la compañía, ¿verdad? Siempre lo has
dicho. Quieres ver, oír y experimentar más del mundo. Para mejorar tu perspicacia
y tus habilidades de interpretación... Es lo que dices desde hace muuuucho tiem-
po. No tendrás que dar explicaciones... ¡son tus amigos, lo saben!

—Rin...

Mi hermana bajó la mirada, un poco triste, y luego se volvió hacia mí con una son-
risa amable.
123
—Esto... Me llegó una carta hace poco...

—¿Una carta?

—Sí. De papá...

—¡...!

Una carta suya... ¿Qué demonios podría ser? Y Rin probablemente ya la había leí-
do... La miré con preocupación, pero no parecía asustada o contrariada.

—No te preocupes, Len... No sigo siendo una niña. He cambiado desde esa vez que
no podía parar de llorar porque a papá no le importaba. Antes o después, los pollitos
se van del nido y hacen su vida, ¿no...?

—Sí... Esto... ¿Qué decía la carta?

—Quiere quedar conmigo...

—¿Qu...? ¡¿En serio?! ¿Cara a cara? ¿Cuándo...

—No voy a ir.

—¿Por qué no...? —no podía creer lo que me estaba diciendo, así que respondí sin
pensar.

—Ya le escribí respondiéndole que no quiero verlo y se lo envié.

—¿Cómo...? ¿Cómo has...?

—¿Querías verlo tú, Len...?

—...

Mi padre... Mentiría si digo que no quiero conocer a uno de los mejores actores del
mundo. Viéndolo como el reputado actor que es, no como mi padre, me lanzaría de
cabeza a la oportunidad de conocerlo... Pero nunca pensé que llegaría el día en que
dijera que quería conocernos. Nunca tuvo ningún interés en nosotros, siempre
estaba demasiado ocupado con la vida de artista; solo se amaba a sí mismo. Pero
cuando lo vi actuar a través de una pantalla, como alguien de la misma profesión,
no pude negar su abrumador carisma. Todos los actores aspiraban a sus interpre-
taciones perfectas y fluidas, y deseaban ser como él.
124
—Creo que lo conoceré cuando sea una actriz en toda regla. ¡Con mi marido!

Rin puso una sonrisa de oreja a oreja con un posado aún más confiado que el de Luka.

—¿Ya tienes en mente casarte...?

—¿Qué? ¡Claro! Se lo presentaré por sorpresa en plan “¡Me caso!”.

—Te estás adelantando un poco... Ni siquiera tienes novio aún...

—Qu... ¡Mira quién habla, Len! Hasta entonces, ¡urdiré el plan perfecto para ena-
morar a mi futuro esposo!

—Un plan maestro que solo existe en tu cabeza... Compadezco a tu futuro esposo...

—Eh... ¡¿Qué quieres decir con eso?!

—Ya pareces entusiasmada por tenerlo a tu merced. Hasta quieres presentárselo a


tu familia...

—¡Por supuesto! ¡No renunciaré al título de Milord!

—Uf... En serio, me compadezco de él, sea quien sea. Entonces, ¿eso es todo lo que
querías decirme? Es casi la hora.

Volví mi mirada a una caja de madera en la mesa de cristal entre nosotros.

—¡Oh, casi me olvido! ¿Sabes ese chico que reserva los asientos especiales todas
las noches? Ese con el sombrero de seda y el flequillo que le cubre la cara, como
si fuera Burlet...

—¿El barón del sombrero?

—¡Sí, ese! ¡Nos ha felicitado por el segundo aniversario de Crazy ∞ nighT.

Dentro de la caja había una botella de vino tinto. Miré la etiqueta.

—Parece muy antiguo... Seguro que es caro.

—Sí, quizá dé para comprarse una casa... Es increíble. Pero me pareció de mala
educación rechazarlo, y él me agradeció que no lo hiciera. Y como hoy volvemos
125
a reunirnos todos los de entonces y daremos una fiesta después de la función, ¡po-
demos abrirlo! ¡Nos lo beberemos entre todos! Seguro que sabe genial...

Rin se abrazó a sí misma mientras se le iluminaban los ojos.

—Hmm...

—¿Eh...? ¡No pareces contento!

—Bueno, no me gusta especialmente el vino. Toda la ceremonia de abrirlo, servirlo


y decir a qué te sabe cuando lo pruebas... es demasiado sibarita. No es mi estilo.

—¡Rayos! No seas ridículo y sigue la corriente, que no hay para tanto. A veces vas
de exquisito y eres más vulgar de lo que crees, Len. Pero, ah... Él amaba el vino...
Si estuviera aquí, seguro que le gustaría probarlo.

“Él”… Sí, amaba el vino lo suficiente como para hacerlo con sus propios viñedos.
Seguro que le relucirían los ojos con este.

—Bueno, ¿puedes avisar a todos de que la fiesta está lista?

—Claro. Pero no sé si todos van a poder venir. Así, sin avisar...

—¡Sí, se lo he comentado a todos antes! ¡Los siete están libres!

—¿En serio...? Aunque hay alguien de quien no estoy segura, si hablamos del elen-
co de Crazy ∞ nighT... No sé si llegará tarde, como en los viejos tiempos...

—¡No te preocupes! Meg ya hace horas que está aquí. Creo... Creo que ahora es bas-
tante autosuficiente. Después de ese día no ha vuelto a llegar tarde, incluso si viene
sola.

—Ah… Sí... No ha llegado tarde ni una vez desde entonces...

A partir de cierto día, Meg aprendió a ser puntual, pese a su historial de tardona.
Según ella, porque ya no hay nadie que vaya a buscarla si llega tarde…

—¿Y él, dónde supones que está ahora?

—Quién sabe…

Los recuerdos cruzaron por mi mente. La segunda gran despedida que vivimos.
126
Justo después de la presentación de Crazy ∞ nighT, desapareció sin previo aviso.
Todo lo que dejó fue una carta que decía “Ha estado muy bien. Gracias por todo.”
Registramos su casa y su finca, pero nadie sabía adónde había ido.

Su marcha repentina nos pilló por sorpresa y nos entristeció, pero tomando en serio
las palabras de “Ha estado muy bien”, los siete restantes decidimos seguir adelante.
Quién sabe si fue su ausencia o qué, pero... especialmente después de la primera
noche de la actuación de Crazy ∞ nighT, los lazos entre nosotros se estrecharon.

Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos. Abrí.

—Uh... Len, ya casi es la hora.

—Miku, te veo muy nerviosa... ¿Estás bien?

—Bueno... Esto...

Miku entró. Llevaba un abrigo grueso con la capucha puesta. Era su atuendo para
la escena nevada, aunque parecía darle calor en la época del año actual. Miku ha-
bía estado en la compañía durante dos años y medio, pero aún se ponía nerviosa
antes de un espectáculo. Estaba temblando como si estuviera a punto de colapsar,
y su rostro se puso rígido.

—¡Mucha mierda a los dos! Ya terminé mi parte ayer, así que veré el epílogo desde
el público... ¡Tu... tu última vez, Len!

—No será la última... Volveré. Cuenta con ello.

Guiñándonos un ojo y palmeando a Miku en la espalda, Rin salió de la antesala.


Miku se quedó con el ceño fruncido. ¿Tan fuerte la había golpeado?

—¿Te quitó los nervios? A mí siempre me funciona... Me los quita de golpe.

—¡Sí...! Ahora en vez de pensar en los nervios, ¡pienso en el dolor!

Me sentí aliviado por la primera sonrisa que había visto de ella hoy. Esta vez no te-
nía un papel importante, pero actuaba conmigo, el protagonista, en la escena final
del último acto en la que llorábamos a los muertos. Era la escena más exigente de
la obra; una en la que ella y yo siempre habíamos querido actuar, nuestra favorita
127
entre las historias de Burlet. Y en esta versión, adaptada a la audiencia actual, los
personajes eran ligeramente más adultos. Estaba tan nervioso como emocionado.
Pero Rin, viniendo y hablando conmigo, alivió la mayoría de mis nervios.

—Ah... ¿Rin dijo que será tu última vez...?

—...

Traté de ocultarlo, pero naturalmente ella se dio cuenta. Hubo un tiempo en el


que siempre estaba demasiado concentrada en sí misma para prestar atención a
las conversaciones de las personas y los motivos de sus acciones. Realmente había
madurado en menos de tres años.

—No es nada. Concentrémonos en la obra por ahora.

—Es verdad... ¡Vale!

Brevemente inquieta, confió en mí y dibujó una amplia sonrisa. Podía leer los senti-
mientos de los demás en situaciones así, y como muestra de confianza, nunca hacía
más preguntas de las necesarias... También había mejorado mucho en leer entre
líneas. Había madurado. Podría arreglárselas perfectamente sin estar yo cerca.

Poniéndome un abrigo blanco, me miré en el espejo por última vez. Listo. Las
rosas en el tocador brillaban con la luz de la luna que entraba por la ventana. Las
rosas azules significan milagros... Cada vez que las miro, de alguna manera, siem-
pre recuerdo el momento único de esa noche.

Discutimos con Miku, hubo discordia entre nosotros, así que Miku se escapó y la
perseguimos... Nos lanzó un cuchillo, que hirió a Kaito, y cuando estuvo a punto
de caerse por las escaleras...

Todo sucedió en un instante. Kaito y los demás lograron agarrar la mano de Miku
a tiempo, por lo que no pasó nada grave, pero luego... Los ocho de repente comen-
zamos a llorar sin saber por qué. Sin ningún motivo aparente, seguimos llorando.
Nos disculpamos mutuamente con Miku y hablamos las cosas. Le pedimos discul-
pas por negar obstinadamente su opinión, y ella hizo lo mismo, por creer en una
carta misteriosa más de lo que creía en nosotros.

En solo un momento, se formaron fuertes lazos entre nosotros. Siempre he pensado


que hubo algo especial en ese momento, algo mágico, pero todavía no sé qué fue.

De repente, vi que había un pequeño trozo de papel en el fondo de la caja del vino.
128
Parecía un mensaje del remitente. Sabía de quién se trataba: el hombre que nos
miraba desde los asientos especiales casi todos los días. Con un sombrero de seda
y un largo flequillo que le cubría la cara, un imitador de Burlet que ciertamente se
parecía a los retratos de mi colección.

Fue el primero de nuestros admiradores, y ahora tenemos muchos más. Pero aun
así, los que nos han brindado su apoyo durante tanto tiempo me hacen sentir más
agradecido y feliz que cualquier otra cosa. Tomé la pequeña nota con una escritura
elegante y la miré.

—¿Eso es... del barón del sombrero del que Rin hablaba...?

Supuse que Miku quería leerla también; se puso de puntillas para mirarla.

—No, no lo leas.

—¡¿Q-Qué...?! ¡Déjame verlo!

—Vale, vale.

Había crecido bastante, y ahora le sacaba una cabeza. Sostuve la tarjeta lo suficien-
temente baja para que ella la viera.

Encontré un vino magnífico, así que por favor pruebenlo todos. ¿No es magnífico
acompañar con vino una “noche loca”...? Aplausos y gracias por tan estupenda
noche. Firmado: el Mayordomo Fantasma.

Sorprendido, leí cuidadosamente cada palabra. No podía ser. Pero pensándolo


bien, se saltaba los ensayos a menudo, se iba cuando nadie lo veía y luego regresa-
ba de repente. ¿Era él, el que ya no estaba con nosotros, ese barón del sombrero...?

Si fuera así, en los días que no salía a escena, ¿se disfrazaba para venir a ver nues-
tras obras como público...? Pero, ¿con qué posible propósito?

—Len... Este mensaje es del barón del sombrero, ¿no...? Pero, el Mayordomo Fan-
tasma... y la forma en la que dice “magnífico”, ¿crees que...?

—...

—Ey, incluso esta firma es la que usaba Burtlet... Qué elegante, ¿no?

En la parte inferior de la nota había un sello de cera. Era exactamente como el que
129
yo conocía. Desde que era joven, coleccionaba artículos del legendario dramatur-
go Burlet. Usaba un sello muy característico para firmar. Tenía una calidad tan
impresionante que incluso yo tuve que llamarlo “magnífico”. La forma en que el
barón del sombrero podía imitar su apariencia hasta el más mínimo detalle tam-
bién era magnífica. ¿Cómo había logrado recrear este sello que, cien años después,
ni siquiera los coleccionistas tienen?

—No puede ser el real, ¿no...? No... No puede ser... Han pasado cien años.

Me vino a la mente una teoría absurdamente irreal, que descarté de inmediato. Era
ridículo. Si estuviera vivo, tendría más de ciento cincuenta años. Inconcebible. La
descripción utilizada comúnmente para elogiarlo, que creaba mundos abrumado-
ramente realistas en el escenario, no tenía poderes mágicos.

—Me pregunto si está bien...

—Seguro que sí. Estará haciendo vino con sus viñedos.

Nuestro amigo misterioso probablemente nos observaba desde fuera de la compa-


ñía como un amante más de las obras de Burlet. Y esa noche, disfrutando del vino
de alta calidad que nos había regalado, hablaríamos sobre él.

Desde ese día... desde ese momento, algo cambió. Todos, yo incluido, aprendimos
de nuestros errores del pasado y tratamos de cambiar. Sí, gracias a Miku, nuestra
cenicienta, que maduró hasta convertirse en la actriz estrella de la compañía en
tan solo dos años. Como siempre, a veces todavía cometía errores en el escenario,
pero después de ser la protagonista de Crazy ∞ nighT pareció ganar mucha con-
fianza en sí misma y mejoró notablemente su interpretación. Lo suficiente para
hacerme sentir que no podía quedarme sentado.

—Es hora de irse...

—Sí... ¡Vamos a darlo todo!

Ya había anochecido. El cielo estaba oscuro y sin nubes. Soplaba un fuerte viento
contra la ventana, pero no llovía. Una noche con una hermosa luna. Respiré hondo
y me acerqué a la puerta metálica de la antesala que me conduciría a la obra de
esta noche.
Now, we find ourselves at the entrance to a certain story’s world. 
Let this narrator tell you a tale. 

In a quiet, rural village, there lived a girl. 


She lived together with her grandmother. From a young age, she had no father nor
mother. 

She distracted herself from her loneliness by filling her thoughts with imaginary worlds. 
Her grandmother, seeing her do this, one day took her to see a play. 
There, the dream worlds she had imagined all alone appeared before her with such realism.

Beginning that day, she became entranced by theater. 


And soon enough, she came to dream of becoming an actress herself. 

When the girl was fifteen, her grandmother passed away. 


Now, she was left without a single relative. 

No sooner had sadness come upon her than she left the village. 
To fulfill her promise made with her grandmother… to realize her dream of becoming
an actress. 

Throwing herself into bustle of the big city, the girl toiled away. 
In the time between work, she daily went to the theater… to see the Burlet Company
she so aspired to. 

One day, a miracle happened in that troupe. 


A script that had much historical value to the troupe was found. 
It was Crazy ∞ nighT, the script referred to as Burlet’s lost libretto. 

The news spread like wildfire around the world, and an audition was held for the lead part. 
And by pure chance, the girl was chosen in the audition. 
What a miracle… She joined the troupe, and began practicing furiously.

After much difficult practice, it was finally time for the main event. 

She assumed her lead role, became the Villager who wandered into an eerie forest
one night… 
She was “appraised” by the strange inhabitants of a mansion, and enjoyed a “party.” 
A play that made a magnificent, celebratory night come true. 

Act one was received superbly. 


And then, intermission. 

The girl picked up a letter left on stage after the show ended. 
It was addressed to her. 

There, it said something truly horrifying. 


Unbelievably, the lost libretto had been profaned by the seven actors. 

Naturally, this was an unforgivable act, a stain upon the company’s history,
reputation, and dignity. 
She felt resentment, sadness, anger, and despair. 

And at the end of the letter… 

In the event that the seven’s sacrilege were to be revealed to the world… 
It was written that they would pin the crime on the lead role alone. 

“Every part of it was all her scheme… 


She did it all to ensure her name would echo across the globe as a miraculous
breakout star.” 

…When she finished reading the letter, she was deeply hurt by her friends’ betrayal. 
And she thought… How can I right this crime they’ve committed against Burlet? 

The answer she came to was: an apology. 


After they performed the play to the end… They would earnestly apologize to the
audience. 

And her bracelet, a memento of her grandmother… 


She would sell the Burlet-related antique, which she treasured nearly as much as her life.
She thought they might be able to raise money for the vast expenses spent on the
play, and pay back all those who bought tickets. 

But she couldn’t know right away whether her idea would work. 
She tried to propose the plan to the actors, but they wouldn’t hear it, lashing out
with attacks on her. 

She couldn’t fully believe in them… And they couldn’t fully believe in her… 
They were unable to search inside each other… And thus never exchanged their
respective truths… 
And it became the trigger to set fate awry. 

Failing to convince the seven, the girl was branded as a traitor. 


Her meager hope crushed, in the depths of despair, her love and trust became hate
and disgust… 
She solidified her resolve to fight against them. 
But… 
The girl died. 

Just like that… in the blink of an eye, the final curtain fell on the play she starred in. 
The play would no longer be able to go on. 
Because the lead was dead… 

The seven actors grieved the unhappy death of the lead actress. 
And they wished: let her death be buried away. 
Yes, if only this tragedy were just a scene in a play. 

…And then, something strange happened. 


Her bleeding stopped, and even the wound had completely vanished… 

Was her death stopped…? No. 


The scene of her death was excised from reality. 

At the same time, they noticed they were now in an entirely different world, one not
their own. 
Their bodies were no longer their real ones, transformed into those of the
characters in the play. 
The human roles became human… but the dolls became real living dolls.

The group was in a panic. 


Then they saw a glowing script… yes, the one they… 
No, the book you are reading now. 

This is a fictional world born from the event that took place on this night, “her death,”
being buried away from reality. 
A play world, where “her death” will be repeated over and over for eternity. 
The world inside the script of Crazy ∞ nighT which they profaned… 

Oh, the cruelty…! 


We want to escape this crazed world as soon as possible! 
We must get back to reality…! 

…However, it suddenly occurred to them. 


If they returned to reality, then that scene which dodged into a world of fiction in
order to vanish from reality… 
Would the buried moment of “Miku’s death” not re-awaken and occur? 

Time resuming would mean reverting the scene’s excision from reality. 
Upon all returning to reality, the next moment that arrived would be her death…
that tragic instant. 
Ah, what a conundrum. 
If they stayed in this fictional world, the poor girl would escape the reality of her death. 
By living in a world where the instant of her death repeatedly circled around… 

But she wouldn’t know of this repetition. 


The memory of her death was contrary to this world where she was alive. 

In this world, she would repeatedly be reborn without her memories. 


Freed not only from her death in reality, but also from the fear of wandering this
world’s eternal moment… 
She could likely be appreciative for her fabricated life. 
But if they returned to reality… 

A strict two choices. 


Do the actors return to reality, and accept the moment of her death? 
Or do they stay in the fictional world, and perform Crazy ∞ nighT for eternity
alongside the lead role saddled with the fate of death? 

Which will you choose?

Faced with such harsh choices, your faces must be stricken with fear. Poor you. 
You must choose one or the other… 
But is there really no other option…? 

No one knows the answer to that. 


But searching for one could be a bit of amusement. 
After all, you do have plenty of time. 

Even if a mind-numbing eternity passes in this fictional world… 


In real time, it is only a brief moment. 

When one writes “They spent an eternity there” in a book… 


For the author, there is only that one moment of finishing the sentence. 
But in the world of the book, it causes that “eternity in a moment” to exist. 

Do you understand, now? 

An eternally-lasting fiction… It’s possible its repetitions could have interference on


the real world instant. 

This is a play world made from a single moment in reality. 


All things… the world is bound by laws of cause and effect. 

The connection between reality and fiction is not easily broken. 


Even in this world, in lack of anything else, she will be drawn to her coffin. 
She is influenced by the reality… guided to the EndinG of death. 

But can that influence be obstructed? 


There’s a possibility. 
Because this is fiction; a world of lies. 

Here, time in the play will pass. 


You, the players in this instantaneous world… 
You make the time of this play, where she dies in an accident eternally.

But even if a play follows the exact same lines and actions… 
It won’t turn out exactly the same way. 

By the accumulation of repeating EndinGs, irregularities are born, and it exerts an


influence on the real world… 
For this to be the case… is not inconceivable. 
However, it may be a very, very distant dream… 

Until, with the passing of ∞ time in the fictional world, a distortion is made in reality… 
For how enormous a quantity of time must the same thing be repeated? 
And all this repetition can change only a single moment of reality… 

Just giving real thought to that hair-raising terror makes me feel like I’m going mad. 
Because ∞ is not something humans can understand easily with just a glance at that symbol. 
Indeed, it is more than their imaginations can even handle. 
That is what makes it so beautiful… 

For you to be taken by the madness of this everlasting night, despair, and abandon
her to return to reality… 
That, too, would be a perfect finish to this magnificent tragedy. 
As long as the lead role exists, ∞ many EndinGs can be made to the story. 

But “crazy” has a second meaning, does it not? 


I am a member of the audience, hopeful that Crazy ∞ nighT will be a magnificent,
outrageous night. 
I will always kindly watch over your performances. 

The scene of her death takes place, in reality, during the intermission between acts
one and two. 
The PagE describing it has already been ripped out, and sleeps in the coffins
underground, along with your real bodies. 
And this world was created at the same time that sleep began. 
Your reality, too, is in an eternal sleep in the coffins. 
To return to reality requires waking from that sleep and ending this world stopped in time. 
To write on the blank End roLL the EndinG moment, to take the stopped, lost reality
out of the coffins… 
And to take back the buried scene of her death. 

And fundamentally, it is the duty of the lead role to guide the story to an EndinG. 
So at the start of act two, let us make the End roLL a blank letter, and leave it with her. 
Of course, it is entirely up to you what will you do with her letter afterward. 

Perhaps this too is an effect from the scene in reality… 


To make time tick once more, you must use the clock hands. 
There are two hands… Bright ones like yourselves should quickly realize their usage. 

Now, I have a piece of advice. 


To make this play more interesting… ahem, excuse me. 
To better reward you for your brave will to put on this play for her… a suggestion
from the playwright. 
This is not an instruction, only advice, so you need not follow it exactly. 

It would likely be better not to speak of the truth while she is around. 
If she remembered the moment of her death from reality… that would be a very
dangerous thing for this world. 

She would notice the oddity of being alive when she recalls already dying… 
And she would lose sight of her “life” in this world that keeps her alive. 

This world is unstable, kept up by a balance of her simultaneous life and death. 
Her becoming aware of her death would cause it to be confirmed as reality. 
That would cause the absence of the lead from the story. 

A story can’t do without a lead, now can it? 


With order lost, the world would crumble… 

Yes, the laws of cause and effect are very delicate. 


Terribly ambiguous, brittle, and easy to destroy. 
The world is propped up by that single support known as cognizance. 
So please, take care that doesn’t come to be. 

Now, as for your memories of the nights you’re about to perform. 


They will be stored as past performances, each a book in the library. 

Among the many shelves, at present, there is currently only one book. 
The events of tonight… First nighT. 
This lost play that I never wrote… 
Yes, I’m very much looking forward to seeing what kind of story you’ll make it. 
I’ll be gladly observing, each and every night, to see what Crazy ∞ nighTs you put on. 

Currently, we’re still in the waiting room during the intermission. 


Soon, the buzzer for act two will sound. 
Have you come to an answer…? 

Oh my, don’t you hear that applause, coming from nowhere? 


Well, open up that invitation and take a look. 

I invite you, the cast, to a strange world where a moment lasts for eternity. 
As soon as you open my invitation, into the ∞ play world you will go… ∞ 

From: the Mastermind.

También podría gustarte