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DERECHO PROCESAL I.

TEMA 6. El proceso: concepto y teorías acerca de su naturaleza jurídica; - Clases de


procesos; -Procesos declarativos: ordinarios y especiales. Determinación del tipo de
proceso; -Contenido del proceso: derechos, deberes y cargas procesales; - Función del
proceso; - Proceso y procedimiento; - Principios del proceso: dualidad de posiciones,
contradicción e igualdad. Dispositivo-acusatorio; - Aportación a instancia de parte o de
oficio. Congruencia. Libre valoración o valoración legal de la prueba: - Buena fe procesal.

1. CONCEPTO Y TEORÍAS ACERCA DE SU NATURALEZA JURÍDICA.

El proceso es un instrumento que ha creado el legislador y que lo pone en manos de los


titulares de la potestad jurisdiccional (¿quienes son los titulares? los Jueces y Magistrados a los
cuales se les atribuye de manera exclusiva el juzgar y hacer ejecutar lo juzgado) para que puedan
ejercitar la potestad jurisdiccional, y que puedan definir de manera definitiva e irrevocable
cuantos conflictos que se le planteen. Tanto como si se trata de conflictos intersubjetivos
(conflictos entre particulares) como sociales (propios de un proceso penal). Esto sería una primera
definición de lo que se entiende por proceso.

Además, es un método heterocompositivo para resolver controversias jurídicas, en la cual


el Juez, ese tercero imparcial, está sujeto supraparte, superior a las partes, e impone de manera
coactiva e imperativa la decisión o la resolución de ese litigio.

Si tuviéramos que dibujar la estructura de un proceso dibujaríamos un triángulo. Un


triangulo en el que en la parte de arriba va ese Juez o Magistrado, y luego en los otros dos
vértices inferiores lo ocuparían uno la parte actora o demandante y la otra la parte demandada.
Esa situación triangular surge como consecuencia del ejercicio del derecho de acción o de
“tutela” (art. 24.1 CE).

-Primera apreciación del arbitraje (se explica en una lección posterior, pero aquí la
profesora lo señala igualmente de manera resumida).

También hay otro método heterocompositivo para resolver conflictos, que es el arbitraje.
Esto se tratará en la lección 8 a través de un caso práctico. ¿El arbitraje qué tiene en común con
el proceso? Ambos son métodos heterocompositivos para resolver las controversias, en la cual
resuelve una controversia un tercero, pero existen claras diferencias entre un proceso y un
arbitraje. A priori, ¿qué diferencias existen entre uno y otro?

1. En primer lugar el origen, de dónde procede el arbitraje y de dónde procede el proceso.


Para llegar a un arbitraje, puede ser que las partes que estén en conflicto privan específicamente
un contrato de arbitraje para resolver el conflicto, o bien dentro del negocio jurídico, dentro del
contrato general que han suscrito entre ellos aparezca una cláusula en la que diga que en caso
de controversia o conflicto se someten a arbitraje. Es decir, cabría las dos opciones, o bien un
contrato específico de arbitraje, o bien dentro de esos contrato o negocio jurídico que hayan
podido suscribir entre esas partes que están enfrentadas (entre las otras muchas cláusulas de
ese contrato) se incluya como una cláusula la de sumisión al arbitraje, para en el caso de que a la
hora de cumplir, de llevar a efectivo cumplimiento ese contrato surgieran controversias o
problemas, en vez de someterse a los Tribunales, al proceso, acuerdan que se van a someter a
una arbitraje. Este sería la causa o el origen del arbitraje. En cambio, ¿cuál es la causa u origen
del proceso? En el proceso nos vamos a encontrar con unos jueces y magistrados que van a
ejercer un oficio de derecho público, por tanto, la razón de ser o la causa de una u otra figura,
siendo ambos métodos heterocompositivos para resolver controversias jurídicas es totalmente
distinta.

2. En segundo lugar, los sujetos. El árbitro puede ser cualquier persona, tanto física como
jurídica. En cambio, los Jueces y Magistrados, ya sabemos que son titulares de los 1 de los 3
poderes del Estado, y además que tienen su propio status jurídico contemplado o regulado en la
LOPJ, del que ya hemos hablado en la lección 3.

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3. Luego también habría una tercera diferencia entre el proceso y el arbitraje, el objeto. Es
decir, sobre qué puede versar el arbitraje y sobre qué puede versar el proceso. Es más limitado
en el caso del arbitraje que en el caso del proceso, porque el arbitraje solo resuelve conflictos
intersubjetivos de derecho privado, y además no sólo conflictos entre particulares y de derecho
privado, sino además conflictos que sean de naturaleza disponible (no todas las materias o no
todos los conflictos son susceptibles de ser resueltos a través de la vía del arbitraje, por ejemplo,
temas de filiación, temas de paternidad NUNCA podrían ser resueltos por arbitraje, ya que son
materias indisponibles, pero un contrato sí puede ser resuelto por la vía del arbitraje porque es
materia disponible). En cambio, el objeto del proceso es amplísimo si lo comparamos con el
objeto del arbitraje, porque en un proceso se pueden resolver tanto conflictos intersubjetivos
como conflictos de carácter social, es decir, podemos a través del proceso resolver conflictos de
derecho privado, basado en normas de derecho civil y mercantil, como podemos resolver
conflictos sociales, como sería el proceso penal, como conflictos contra las Administraciones
Públicas, en el proceso contencioso-administrativo, conflictos entre trabajadores y empresarios,
o sobre convenios colectivos, sobre derechos que afectan a los trabajadores a través del proceso
laboral.

- Características del proceso.

Yendo con el proceso, sabiendo que es un método heterocompositivo para resolver


conflictos, vamos a desatacar 3 notas o características de él.

1. En primer lugar, ya hemos señalado la primera característica, el proceso es un


instrumento. Pero hay que tener en cuenta que es un instrumento que crea el legislador, que lo
crea tanto para los órganos jurisdiccionales, es decir, para los Jueces y Magistrados, como para
las partes (demandante y demando en el proceso civil, acusador y acusado en el proceso penal)
que pueden actuar en un proceso concreto y específico. ¿Por qué decimos esto? Sirven para los
titulares de la potestad jurisdiccional, Jueces y Magistrados, porque ellos van a ejercer esa
potestad jurisdiccional, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado siempre a través del proceso
(NO se puede ejercer potestad jurisdiccional sino a través del proceso). Y luego, sirve para
las partes porque a estas se les permite que ejercitan su derecho a la tutela judicial efectiva, que
inicien un proceso para la defensa de esos derechos que consideran que han sido atacados o
mermados. Por tanto, 1º característica, el proceso es un instrumento que sirve tanto para el
órgano jurisdiccional como para las partes que acuden al proceso.

2. En segundo lugar, los procesos son una creación artificial del Derecho. ¿Esto qué
significa? Los procesos no existen en la realidad social, los procesos los crea el legislador, por
eso hablamos de que es una creación artificial del Derecho, no existen con anterioridad a que
exista el conflicto, los procesos los ha ido regulando el legislador a medida que se han ido
produciendo circunstancias sociales que lo han requerido. Por tanto, 2º los procesos son
producción artificial del Derecho.

3. En tercer lugar, el proceso es un instrumento, pero hay que señalar que es un


instrumento eminentemente técnico, es decir, si algo caracteriza al Derecho Procesal es su
carácter eminentemente técnico. Ese instrumento que ha creado el legislador de manera artificial
que lo pueden ejercer los órganos jurisdiccionales para ejercer potestad jurisdiccional, que lo
pueden utilizar los ciudadanos, los particulares, para ejercer su tutela judicial efectiva. 3º Se trata
de un instrumento de naturaleza técnica, y el derecho Procesal es un derecho
eminentemente técnico.

*Recuerden una cosa, la asignatura lleva el nombre de “Derecho Procesal”, porque se


consideró que este era el concepto básico. Nosotros hasta ahora hemos estado hablando de los
3 pilares del Derecho Procesal, hemos hablado de la jurisdicción, hemos hablado de la acción y
hemos hablado del proceso. Tradicionalmente esta disciplina se ha ganado esa denominación,
“Derecho Procesal”. Sin embargo, el profesor Montero Aroca, autor de uno de los manuales
recomendados para la asignatura, denomina esta rama como “Derecho Jurisdiccional”, porque
en su opinión, de esos 3 concretos básicos (jurisdicción, acción y proceso) el básico y
fundamental es la jurisdicción. Lo que sí nos interesa señalar es que los tres conceptos están
íntimamente relacionados, porque la jurisdicción, o el ejercicio de la potestad jurisdiccional solo
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puede hacerse a través del proceso, y la ejercitan los particulares utilizando el derecho de acción,
ejercitando su derecho a la tutela judicial efectiva. Por ello, con independencia de que utilicemos
la denominación de jurisdiccional o utilicemos la denominación clásica, que la de “derecho
procesal” (porque esta se lleva empleándose para referirse a esta asignatura desde 1927).

- Naturaleza del proceso. Una vez que hemos visto las características del proceso,
debemos hablar de la naturaleza jurídica del proceso.

Cuando se pretende hallar la naturaleza jurídica de la institución que fuere, se está


buscando la categoría jurídica general (el género) en la que encuadrar la especie que se está
estudiando. Es decir, si tratáramos de adivinar la naturaleza jurídica de un contrato de
compraventa, el género sería el contrato, las características que tiene cualquier contrato, y la
especie sería el contrato de compraventa. Tendríamos esa especie inserta dentro del género. El
concepto es amplio es el género (el contrato en general) y el concepto estricto es la especie (un
contrato específico, como el de compraventa, transporte, etc). ¿Por qué es importante hablar de
la naturaleza jurídica de la institución? Porque puede ser que el legislador no haya regulado
ampliamente esa institución, y sabiendo cual es su naturaleza jurídica sabríamos cuales son las
normas supletorias que tendríamos que aplicar en caso de que nos encontráramos con una
laguna o con un vacío legal, de ahí deriva la importancia del estudio de la naturaleza jurídica de
una institución.

En cuanto al proceso, que es la institución que estamos analizando, podemos ver que el
proceso Aroca dice que hay dos tipos de teorías: (1) Una teoría privatista de Derecho Privado
(mucho más antigua), y (2) otra teoría de Derecho Público (mucho más moderna), o teoría
publicista.

1. Dentro de las teorias privatistas, se intentó explicar la naturaleza del proceso:

1.1. Desde el prisma de una primera teoría, definiendo el proceso como un contrato.

1.2. Desde una segunda teoría, definiendo el mismo como un cuasicontrato (hablamos de
la figura del cuasicontrato regulada en el CC como aquella que no contiene todos los elementos
necesarios para considerarse un contrato).

2. Dentro de las teorías de Derecho Público, habla el profesor Montero Aroca de:

2.1. Una primera teoría que entiende el proceso como una relación jurídica.

2.2. Una segunda teoría que entiende el proceso como una situación jurídica.

No es necesario entrar más en esta cuestión porque ni siquiera el profesor Montero Aroca
lo explica en su manual. Pero lo que sí interesa aclarar es la siguiente pregunta: ¿Cual es la
mayoritaria o la que más se ha defendido? Dentro de la teorías de Derecho Público, la que
entiende el proceso como una relación jurídica.

El proceso es realmente una relación jurídica, pero tenemos que diferenciar dos relaciones
jurídicas distintas. Una de ellas es una relación jurídica material de Derecho privado, por ejemplo,
un contrato de compraventa, un contrato de arrendamiento. Esta sería la relación jurídica material
o de Derecho privado, y la misma tiene unos sujetos, un objeto, unas clausulas, unas
condiciones, que vienen reguladas en ese contrato. Esta relación jurídica privada puede dar un
salto y convertirse en una relación jurídica de Derecho Público, si incumplida alguna de las
condiciones de la misma, alguna de las partes decide ejercitar su derecho a la tutela judicial
efectiva e iniciar un proceso. Si se produce esa situación abandonamos esa relación material de
Derecho privado y entramos en una relación procesal de Derecho Público. Es la relación jurídico-
procesal. ¿Por qué es una relación jurídico procesal de Derecho Público? Porque interviene un
órgano del Estado, esa relación jurídica procesal de Derecho Público va a tener unos sujetos, una
parte demandante y otra demandada, pero va a resolver el conflicto un tercero, un sujeto de
Derecho Público, el Juez o Magistrado, ese tercero imparcial situado supraparte.

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Por tanto, esta teoría es la más ampliamente defendida, la que entiende que la naturaleza
jurídica del proceso es la de una relación jurídica (distinguiendo esas dos relaciones jurídicas, la
relación jurídica material de derecho privado [cualquier negocio jurídico de Derecho privado] y la
relación jurídica procesal de derecho público [a la que llegaremos siempre y cuando haya algún
conflicto o controversia cuando hay que cumplir esa relación jurídica material de Derecho
privado]). Evidentemente, en el caso del contrato de arrendamiento que hemos puesto de
ejemplo, o de compraventa, etc, si las partes cumplen el contrato en las condiciones
establecidas, nunca existiría la segunda relación jurídica, la de Derecho Público. Sólo aparece
cuando hay un incumplimiento contractual y una de las partes decide que va a optar por el
método herecompositivo del proceso para resolver y para ejercitar su derecho a la tutela judicial
efectiva interpone una demanda. A partir de ese momento se inicia la relación procesal, que es
una relación jurídica de Derecho Público.

*RECUERDA. La denuncia es en el ámbito del Derecho Penal (en este ámbito no existe una
relación jurídica material de Derecho Penal, como sí ocurre en el proceso civil, porque en el
proceso penal quien ocupa la posición de la parte acusadora no ostenta un derecho
subjetivo, el único que en el proceso penal es titular de un derecho subjetivo es la parte
pasiva, el investigado (posteriormente acusado), que es titular de un derecho fundamental
que es la libertad, único sujeto titular de un derecho subjetivo en el proceso penal, pero no
existe una relación jurídico material de Derecho Penal. Los Jueces nunca inician de oficio
un proceso civil, el proceso civil siempre se inicia a instancia de parte.

Para terminar con la naturaleza jurídica el profesor Montero Aroca habla de las teorías
privatistas, teorías publicistas, y que en el ámbito del Derecho Procesal la primordial es la que se
acaba de explicar. Este acaba aclarando que al proceso no se le puede determinar una naturaleza
jurídica porque el proceso ya es por sí mismo una categoría (categoría es el concepto amplio, y
dentro de eso incluimos la especie a la cual se refiere la institución en particular), por lo que si el
proceso es una propia categoría no tiene naturaleza jurídica.

2. CONTENIDO DEL PROCESO.

Si entendemos el proceso como una relación jurídica de Derecho Público, debemos


conocer el contenido de ese proceso. Y para hablar de ese contenido tenemos que hablar de las
cargas, las obligaciones, deberes y posibilidades.

- La carga. La carga es un imperativo en interés propio que tiene una de las partes del
proceso frente a la cual la otra parte del proceso no tiene derecho a exigir su cumplimiento. O,
dicho de otro modo, se trata de acto procesal que incumbe o debe realizar la parte interesada a
fin de que pueda prevenir una desventaja procesal o, en último término, evitar una sentencia
desfavorable.

Hay dos cargas esenciales en cualquier proceso, una de ellas es la carga de comparecer
(algunos hablan de obligación, pero la profesora cree que es más bien una carga) y la otra es la
carga de la prueba. Al tratarse de un imperativo en interés propio sin que la otra parte puede
exigirme nada, quien asume las consecuencias negativas de no cumplir con ese imperativo serán
únicamente para la parte que no cumple con el mismo. Ejemplo: yo soy la parte actora de un
proceso, interpongo una demanda, me posiciono como parte demandante. De mi demanda se da
traslado a la parte demandada. Ahora el demandado tiene la carga de comparecer en el proceso,
es un imperativo de interés propio, en interés del demandado. Y yo, que soy la parte actora, no
tengo derecho para exigir que el demandado comparezca, pero si ese demandado no
comparece, va a asumir las consecuencias negativas o los perjuicios que se puedan derivar por
no comparecer. ¿Cuál sería ese perjuicio que se le presenta al demandando que teniendo la
carga de comparecer no lo hace? Que se le declare en situación de rebeldía y va a perder
muchas posibilidades a lo largo del proceso.

Con respecto a la carga de la prueba volvemos a poner un ejemplo. Como parte actora,
demando a la otra parte en base a un contrato de compraventa con el motivo de que no se me ha
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pagado lo estipulado, por ejemplo, si quiero que el Juez estime mi demanda tengo la carga de
aportar las pruebas de la acusación, y si no lo hago (no pruebo que efectivamente existe un
contrato de compraventa entre esas partes, que ha habido un incumplimiento) la sentencia la van
a desestimar. La carga de la prueba la tiene la parte actora si quiere ver estimada o favorecida las
pretensiones que ha hecho valer.

- Obligaciones procesales. ¿Qué ocurre cuando existe una obligación procesal? La parte
contraria sí tiene derecho a exigir que cumpla la obligación (yo puedo cumplir o no con esa
obligación procesal, pero la otra parte tiene el derecho a exigirme el cumplimiento). Esa es la
diferencia entre carga (la parte contraria no tiene el derecho a exigir nada) y obligación.
Mayoritariamente se entiende que en nuestro proceso civil no existen obligaciones, sino
excepcionalmente (es una opinión que la profesora comparte).

Según Gimeno Sendra, en un orden cronológico, la primera de las obligaciones es la de la


comparecencia a la llamada del Juez de todos los sujetos que intervienen en el proceso. Una vez
dentro de él, tiene la obligación de veracidad y probidad y, en general, la de actuar con buena fe
procesal y de colaborar con los órganos jurisdiccionales para una buena marcha del proceso,

Para la profesora Ana Afonso, como ejemplos de obligaciones como tal se encuentran la
obligación de exhibir ciertos documentos. Existe una institución que denomina diligencias
preliminares, propia del proceso civil, y estas se solicitan antes de que la parte actora interponga
la demanda, con la razón de conocer datos o bien del futuro demandado, o bien del futuro objeto
del pleito antes de presentar mi demanda. Una de las diligencias preliminares de las que habla el
art. 256 de la LEC que puedo exigir como parte actora es que obliguen al demandado a exhibir la
cosa objeto del litigio, lo cual debe asumir el futuro demandado porque tiene derecho el actor a
hacerlo cumplir a través de que el Juez le imponga una multa. Otro ejemplo de obligación es por
ejemplo, en un proceso de paternidad, cuando se presenta una demanda de paternidad o una
demanda de filiación, la ley exige que presentes un principio de prueba (obligación a someterse a
las pruebas de paternidad, art. 757 LEC). Por tanto, una cosa son las cargas y otras las
obligaciones. De estas últimas hay mucho menos cantidad a lo largo de un proceso.

- Los deberes. Estos son comportamientos de carácter general que pueden venir
impuestos por el órgano jurisdiccional, y cuyo incumplimiento puede llevar aparejado una
sanción. El deber típico o por excelencia es el deber de actuar con buena fe, que ha positivizado
nuestro legislador. Este consiste en un comportamiento general para cualquiera que actúe en un
proceso para que lo haga con la buena fe debida, que puede ser impuesto por el órgano
jurisdiccional y cuyo incumplimiento lleva aparejado una sanción de carácter pecuniario. Este se
recoge en el art. 247 de la LEC, pues este precepto habla del respeto de las reglas de la buena fe
procesal, y contempla la posibilidad de que se puedan imponer multas en caso de
incumplimiento.

- Las posibilidades. También forman parte del contenido del proceso. Estas pueden
definirse como oportunidades u ocasiones procesales que ofrece el legislador a las partes en el
curso del proceso, y mediante cuyo ejercicio a través de los correspondientes actos procesales
obtienen determinadas ventajas o acrecientan sus expectativas de una sentencia favorable.
¿Cómo se plasman o cómo se manifiestan esas posibilidades? Pues a través de la realización de
los distintos actos procesales o actos que configuran un proceso. Por ejemplo, es una posibilidad
que en un determinado momento del proceso yo solicite que en el pleito se reciban pruebas,
porque así tengo la posibilidad u oportunidad de convencer al juez con mis pruebas y que dicte
una sentencia favorable (posibilidad de que se abra el periodo probatorio). Igualmente, tengo la
posibilidad de realizar o no conclusiones (resumen final), la ley me permite realizar un resumen
que establezca que todos los hechos y pruebas que se han practicado en el proceso han
quedado probados, entre otras cosas. Esas conclusiones son, después del juicio y antes de que
se dicte sentencia, un mecanismo para convencer al juez y que se dicte sentencia favorable.

Estos 4 elementos son los que integran el contenido de esa relación jurídica procesal.
Todas ellas, cargas, obligaciones, deberes y posibilidades, son para las partes que forman el
proceso, para la parte actora y para la parte demandada. Por tanto, surge la pregunta de, y el
Juez, el titular de la potestad jurisdiccional, el que tiene que resolver ese conflicto, ¿este qué
tiene, derechos o deberes? Para el Juez todo son deberes, no solo porque tiene el deber de
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conocer la norma a aplicar, sino también el deber de resolver, el deber de tramitar el proceso. Es
decir, en el momento en el que la Administración de Justicia admite una demanda surgen una
serie de deberes para los Jueces que van a tramitar el proceso (deber de que avance el proceso,
deber de resolver, deber de pronunciarse, deber de escuchar a las partes, etc), en este caso los
Jueces no tendrían derechos.

3. FUNCIÓN DEL PROCESO.

Para hablar de la función del proceso primero lo haremos desde una perspectiva genérica,
a lo que le seguirá una función específica.

La función genérica del proceso es la que hemos venido comentando desde el principio
de la asignatura. Esta función consiste en resolver de manera definitiva e irrevocable los
conflictos que se han planteado, y estos pueden ser conflictos intersubjetivos (entre particulares)
o conflictos sociales, a través del uso de las normas aplicables al caso concreto (tienen que
determinar que normas van a aplicar para resolver ese caso). Hay que traer a colación la
estructura de una norma, esta tiene un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica, yo como
parte del proceso tendré que demostrarle al juez que se da ese supuesto de hecho para que
opere la consecuencia jurídica, para que se de el “silogismo jurídico”.

Sin embargo, esta función genérica del proceso la podemos reducir a una función
específica del proceso, y esta es la de satisfacción de pretensiones (de la parte actora, que
siempre va a haber, pues es quien inicia el proceso, es quien formula la demanda) y resistencias u
oposiciones, si hubiere, (que pueda plantear la parte demandada) que se planteen en un proceso
(el juez debe resolver tanto las pretensiones como las resistencias, pues hay que recordar que el
derecho a la tutela judicial efectiva no sólo lo tiene la parte actora, la parte demandada también
dispone de él).

El profesor Fairén Guillén, catedrático muy antiguo de Derecho procesal, maestro del
profesor Gimeno Sendra, es el que defiende esta teoría de la función específica, y explica como
tiene que ser esa satisfacción, más bien determina cuales son las características que debe
cumplir esta satisfacción. Estas son:

- En primer lugar, la satisfacción debe ser jurídica. Esto porque debe estar fundada en las
normas de Derecho objetivo (toda sentencia o auto tiene fundamentos jurídicos). Así se encarga
de establecerlo el art. 248.3 de la LOPJ, en cuya virtud las sentencias contendrán una
declaración de hechos probados, “los fundamentos de derecho y, por último, el fallo”.

- En segundo lugar, esa satisfacción debe ser razonada o motivada. El art. 120 de la CE
obliga a motivar o a razonar las resoluciones que pongan fin al litigio, pues la aplicación del
Derecho no puede efectuarse de una manera arbitraria. Esto se manifiesta únicamente en el
deber de motivar la resolución, sino que también le está vedado al Juez seleccionar
caprichosamente la norma aplicable, pues tan solo puede aplicar la norma reclamadle al caso
concreto. Para garantizar ese requisito de la sentencia existen motivos de impugnación (el
recurso de apelación por vicios in iudicando) y, en última instancia, el recurso de amparo por
infracción al derecho a la tutela.

- En tercer lugar, esa satisfacción debe ser completa. Esto debe vincularse a la
característica de que deba existir una sentencia de fondo o motivada y congruente (en hilo con la
obligación de congruencia del juez, pues este debe pronunciarse sobre todas las cuestiones que
haya planteado la parte actora y sobre toda oposición o resistencia que haya impuesto la parte
demandada).

- En cuarto lugar, la satisfacción debe ser estable, en cuanto ha de ser permanente e


irrevocable, de lo contrario la sentencia no tendría otro valor que el de un consejo y la
insatisfacción podría reproducirse inmediatamente (con esto se hace referencia a permanencia en
el tiempo). Esto porque una vez que se resuelve un litigio y ya tenemos sentencia firme, opera el
principio de seguridad jurídica [art. 9.3 CE] (debe llegar un momento en el que ya no quepa
formular más recursos). Ese carácter de estabilidad hay que poner en relación al efecto que
produce la sentencia. Cuando una sentencia es firme (ya no se puede interponer más recursos
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contra la misma) se produce el llamado efecto de cosa juzgada material. Esto viene a tiene como
fundamento -el sentido negativo del principio de cosa juzgada- el principio de non bis in idem.

- Como última característica, esta satisfacción tiene que ser práctica. Esto implica que
tiene que ser llevada a su efectivo cumplimiento. Es decir, no solo se trata de obtener una
sentencia firme (juzgar) sino que esta debe ser llevada a cabo en su efectivo cumplimiento (hacer
ejecutar lo juzgado). Esta característica se determina en el art. 117.3, cuando se habla de lo que
consiste la potestad jurisdiccional no consiste solo en juzgar sino en ejecutar lo juzgado, así
como en el art. 118 de la CE, con la obligación de cumplir con las resoluciones judiciales (también
se determina en el art. 18.2 de la LOPJ).

4. PROCESO Y PROCEDIMIENTO.

El proceso es lo que hemos visto hasta ahora, es el instrumento técnico que ha creado el
legislador, poniéndolo en manos de los jueces y magistrados para que aplicando las normas de
Derecho Objetivo resuelvan los litigios que se le vayan planteando a cada caso concreto.

En cambio, el término procedimiento no es un término exclusivo del ámbito judicial o


jurisdiccional, pues si bien hablamos de procedimiento judicial podemos hablar de
procedimientos con respecto a otras funciones del Estado [procedimiento legislativo para
elaborar leyes y normas, procedimiento administrativo (existe una ley de procedimiento
administrativo, pero no puede existir una ley que regule el proceso antela administración)].

Por su parte, el procedimiento es la forma, la sucesión de actos procesales -aplicable


tanto al procedimiento judicial como al administrativo, legislativo, etc-.

No obstante, no podemos olvidarnos de diferenciar lo que significa por sí solo el


procedimiento judicial. Cuando hablamos de procedimiento judicial estamos hablando de la
forma que reviste la actividad jurisdiccional. Ante todas estas afirmaciones podemos llegar a una
serie de conclusiones -que nos ayudan a diferenciar proceso de procedimiento-:

1. La potestad jurisdiccional sólo se puede ejercitar a través del proceso.

2. Si no hay proceso, no hay actividad (o función) jurisdiccional.

3. Todo proceso se desarrolla formalmente o tiene su procedimiento. Pj., un proceso de


divorcio. Ese proceso de divorcio es el que ha creado el legislador para solventar el problema de
la disolución conyugal. Este proceso de divorcio tiene su propio procedimiento, divorcio que
puede ser por mutuo acuerdo, sin mutuo acuerdo, con unos trámites, una sucesión de actos
concretos y específicos. El ejemplo típico que admite esta tercera conclusión que admite que a
todo proceso le acompaña su propio procedimiento es el del tren y las vías del tren. El tren sería
el proceso (el instrumento) y las vías o raíles por las que circula el tren serían el procedimiento (la
forma).

4. Cabe la posibilidad de que haya un procedimiento que englobe varios procesos. Y, al


revés, es posible que varios procesos se tramiten en un sólo procedimiento. Esto ocurre cuando
se da el fenómeno de acumulación de procesos. Esta posibilidad la puede pedir indistintamente
cualquiera de las partes. Esto quiere decir que encontramos ante varios procesos que se van a
tramitar en un solo procedimiento. Pj., imaginemos que somos socios del club náutico y en la
Junta General de accionistas se adopta un acuerdo. Ana no está de acuerdo con ese acuerdo
porque piensa que le perjudica, pero no es la única, lo piensa también otro socio, por ejemplo
Josy. Por ello, Ana Afonso, como persona individual interpone una demanda. Josy también
interpone una demanda individual. Puede ser que la sentencia de Ana recaiga en el Juzgado de
primera instancia nº1 de Santa Cruz, pero la de Josy recaiga en el número 3.

Ambas estamos impugnado el mismo acuerdo, por lo que en este caso se podría pedir la
acumulación de procesos, con el motivo de no obtener sentencias contradictorias, principio de
seguridad jurídica(1º), así como por el principio de economía procesal (2º). Por ello, esos dos
procesos con sus respectivos procedimientos se tramitarán en un solo Juzgado con un solo
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procedimiento -lo único que al final la sentencia que ponga fin al pleito tendrá que tener
pronunciamientos acerca de todas las pretensiones de cada uno de ellos-.

Existe otro concepto que tampoco debe confundirse, que es el juicio. En sentido estricto el juicio es
la vista, la audiencia pública. En un proceso ordinario hay una demanda, una contestación a esa
demanda, la audiencia previa y en último lugar el juicio (donde las partes practican las pruebas que
han propuesto, formulan sus conclusiones y se dicta sentencia -último acto procesal por el que juez
pone fin a ese litigio que se ha planteado).

5. CLASES DE PROCESOS.

1. Una primera clasificación tradicional de los procesos es por razón de la materia. Al


haber hablado en su momento de que existen 4 órdenes jurisdiccionales, podemos razonar que
van a existir 4 tipos de procesos.

1.1. PROCESO CIVIL. Durante ese cuatrimestre solo se va a hablar del proceso civil,
aunque se mencione de vez en cuando el proceso penal.

La primera clasificación que podemos distinguir en el proceso civil es:

1.1.1. Proceso declarativo o de conocimiento. Se identifica con el art. 117.3 de la


Constitución, pues este habla de que el ejercicio de la potestad constitucional consiste en juzgar
y hacer ejecutar lo ejecutado. Se entiende que el proceso declarativo se correspondería con el
juzgar. Este viene a tener por objeto, de conformidad con la naturaleza de la pretensión:

* Pretensiones meramente declarativas. Estas son aquellas que persiguen un


pronunciamiento del órgano judicial en el que declare la existencia o inexistencia de un derecho,
de una relación jurídica o una situación jurídica. Pj., una acción reivindicatoria, una acción
declarativa de dominio.

* Pretensiones constitutivas. Estas son aquellas en las que se persigue que en órgano
judicial que declare la constitución, modificación o extinción de una situación o relación jurídica.
Pj., una sentencia de divorcio -extinción de relación jurídica-, una acción de filiación, etc.

* Pretensiones de condena. Cuando se condena a alguien a dar, hacer o no hacer alguna


cosa, que es a lo que se refiere las obligaciones del art. 1088 del CC.

- Dentro de este proceso declarativo vamos igualmente a distinguir entre proceso


ordinario, procesos especiales y sumarios.

* Proceso declarativo o de conocimiento ordinario. Estos son aquellos que sirven para
conocer cualquier tipo de controversia para los cuales no se haya creado un procedimiento
especial. El art. 248 de la LEC habla de clases de procedimientos declarativos, “toda contienda
judicial entre partes que no tenga señalada por la Ley otra tramitación, será ventilada y decidida
en el proceso declarativo que corresponda.” Dentro de ese procedimiento declarativo o de
conocimiento hay 2 procesos, a los que también se refiere el art. 248 de la LEC:

1º. Juicio ordinario. Esto es un procedimiento declarativo o de conocimiento


ordinario en la modalidad de juicio ordinario. Regulado en el art. 249 de la LEC.

2º. Juicio verbal. Esto es un procedimiento declarativo o de conocimiento ordinario


en la modalidad de juicio verbal. Regulado en el art. 250 LEC.

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Para determinar cuando se da uno u otro existe, primero, (1º) el criterio de la materia,
siempre preferente, art.249.1 para ordinario y 250.1 para verbal, o (2º) el criterio de la cuantía,
supletorio, art. 249.2 para ordinario y 250.2 para verbal.

* Proceso declarativo o de conocimiento especial. Son especiales porque el legislador


para un controversia concreta ha creado un proceso específico. La especialidad radica en el
objeto, un objeto de tramitación especial. A diferencia de los ordinarios los que, como se ha
dicho, se puede deducir cualquier género de objeto procesal, en los procedimientos especiales
tan sólo se puede debatir la relación jurídico material para cuya protección fue creado un
determinado procedimiento especial. Pj., proceso especial de filiación, proceso especial de
divorcio. Dado que se ha creado un proceso especial se tramitará por sus normas especiales, no
por los ordinarios.

Tanto el proceso ordinario como el especial tiene en común que son plenarios. Esto
significa que no hay ningún tipo de límite, el Juez conoce acerca de toda la realidad material de la
cual se está discutiendo, no hay límites en cuanto a la alegación de las partes, acerca de las
pruebas que puedan proponer, el Juez conoce acerca de toda la realidad jurídico-material del
Derecho privado, además de que en ambos, la sentencia que se dicta tiene efecto de cosa
juzgada.

* Procesos declarativo o de conocimiento sumarios. Este proceso tiene limitaciones ya


que sólo se conoce una parte de la relación jurídico-material. Y como consecuencia a esto están
limitadas las alegaciones que puedan realizar las partes y las pruebas que puedan proponer las
partes. Además, la sentencia no produce efecto de cosa juzgada material (ojo. Produce efecto de
cosa juzgada material sólo sobre la parte de la relación jurídica que se la permitido conocer, para
el resto de la relación no). El proceso sumario es totalmente lo contrario a los procesos plenarios
(ordinario y especial). Pj., un desahucio, aquí solo se discute sobre si se ha pagado la renta o no,
solo puede conocerse una parte de la relación jurídico-material (no se va a entrar en sí se ha
tenido un buen mantenimiento el piso, si se le han arreglado las cosas, etc).

1.1.2. Proceso de ejecución. Se identifica con el art. 117.3 de la Constitución, pues este
habla de que el ejercicio de la potestad constitucional consiste en juzgar y hacer ejecutar lo
ejecutado. Se entiende que el proceso de ejecución se corresponde con el hacer ejecutar lo
juzgado.

1.1.3. Proceso cautelar. Al proceso cautelar no se refiere el art. 117.3 de la CE, y es lo que en
la doctrina procesal se conoce como “tercer género”. El proceso cautelar es un proceso de
aseguramiento, donde se pide que se adopten o tomen medidas cautelares con una finalidad
concreta y específica, que es asegurar la efectividad de la sentencia que en su día recayó. Pj., en
un proceso civil Ana Afonso interpone una demanda contra nosotros en la que nos reclama una
determina cantidad de dinero. Como Ana desconfía de que nosotros podamos poner nuestras
cuentas a nombre de terceras personas de tal manera que cuando caiga la sentencia y vayan a
buscar nuestro dinero nosotros seamos insolventes, ella puede pedir como medida cautelar un
embargo de las cuentas corrientes.

1.2. PROCESO PENAL (esto no se porque lo desarrolla Ana Afonso, no es temario de


Procesal I).

*La diferencia entre el proceso civil y el penal es, en primer lugar, la materia. En el ámbito
del proceso civil se dilucidan controversias del derecho privado, mientras que en el ámbito del
derecho penal conflictos de derecho público. También se diferencian estos por los principios que
informan uno y otros, pues el principio básico del proceso civil es el principio dispositivo,
mientras que el principio básico -hay más- del proceso penal es el principio acusatorio.

¿Cuántos procesos penales existen? Nuestro legislador penal configura los procesos
utilizando dos criterios: en primer lugar, la gravedad de la pena (1º), o bien sobre la materia sobre
la que versa ese proceso (2º). Por ello encontramos:

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DERECHO PROCESAL I.

- 1.2.1. Proceso ordinario o por delitos graves. ¿Cuando se sigue un proceso penal por
delitos graves? Cuando el hecho delictivo lleva aparejada una pena privativa de libertad de más
de 9 años.

- 1.2.2. Proceso abreviado. Para el enjuiciamiento de delitos cuya pena privativa de


libertad sea hasta 9 años.

- 1.2.3. Proceso por juicio rápido. Por esta vía se enjuician delitos no por su pena, sino por
razón de la materia. Determinados delitos se enjuician por la vía del juicio rápido. Para que se de
este proceso es necesario que se trate de un delito previsto para este proceso, además de que
se inicie siempre en virtud de un atestado de la policía, que haya una persona presunta
responsable de la comisión del hecho delictivo -detenida o que se tenga identificada-. Combina
la materia y la pena.

- 1.2.4.Proceso por delito leve. Los antiguos delitos de falta.

- 1.2.5. Proceso ante el Tribunal de Jurado. Cuando vimos la institución del Jurado, vemos
cuál era el ámbito de aplicación del proceso del Tribunal del Jurado, el art. 1 LOTJ determina
cuales son los delitos que se enjuician a través del Tribunal del Jurado, por lo que es un proceso
por razón de materia.

-1.2.6. Proceso de aceptación por decreto. Creado en 2015, que en la práctica cree la
profesora que no se ha aplicado nunca, porque aquí el papel es el de los fiscales que pueden
emitir un decreto…

Todos estos son los procesos penales ordinarios. También existen otros procesos
especiales. Pj., contra diputados y senadores en el ejercicio de sus funciones (la especialidad se
basa en que hay que pedir un suplicatorio a la Cámara), etc.

1.3. PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO. Proceso público, en la medida en la


que se enfrenta una Administración Pública.

1.4. PROCESO LABORAL O SOCIAL. Proceso de derecho privado.

6. PRINCIPIOS DEL PROCESO.

Si quisiéramos hacer una clasificación de los principios que informan el proceso:

1º. PRINCIPIOS QUE AFECTAN A LA ESTRUCTURA DEL PROCESO, rigen para cualquier tipo
de proceso (en civil, penal, contencioso o laboral).

- Principio de dualidad de posiciones. Rige en cualquier proceso, estemos ante un


proceso civil, ante uno penal, en un contencioso-administrativo o en un laboral. Es esencial saber
que para que exista un proceso es porque existen dos posiciones enfrentadas, dos partes
enfrentadas perfectamente determinadas (un proceso con una sola parte evidentemente no tiene
sentido). No confundirse y decir que rige el principio de dualidad de partes, NO, es dualidad de
posiciones.

Hay dos posiciones. Si nos encontramos en un proceso civil, existe la posición de la parte
demandante o parte actora y la posición de parte demandada o parte pasiva. Como ya se dijo,
ese proceso lo completa el tercero imparcial que va a resolver el litigio, que se encuentra en una
posición de superioridad con respecto a las partes.

En un proceso penal sería exactamente igual, estaríamos antes una parte acusadora y
otra parte acusada, dos posiciones (no puede haber terceras o cuartas posiciones).

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DERECHO PROCESAL I.

1. Parte actora proceso penal.

Pero la singularidad que tiene el proceso penal español es que la acusación no es


monopolio exclusivo de un órgano del Estado. En nuestro sistema procesal penal español la parte
acusadora estará siempre el Ministerio Fiscal (1), cuando se trate de un delito público (si vamos
al CP de 1995 la mayoría de los delitos que se integraban en el Código eran delitos públicos).

Pero también existen otros acusadores, tenemos, pj., la figura de la Acusación Popular (2)
-ya hemos hablado de esto anteriormente, pero recordar que se le pide, para la interposición de
una querella en el proceso penal, la realización de fianza -proporcional al nivel económico, art.20
LOPJ) para evitar así querellas calumniosas o querellas por venganza-. El acusador particular
puede ser tanto persona física como jurídica de nacionalidad española, que no siendo ofendido ni
perjudicado por la comisión del hecho delictivo (por ello no puede pedir responsabilidad civil),
decide ejercitar la acción penal.

Asimismo, aparte del Ministerio Fiscal y de la Acusación Popular, podemos encontrar la


figura de la acusación particular (3). La acusación particular es cualquier persona física o jurídica,
nacional o extranjera, que sea perjudicada u ofendida por la comisión del hecho delictivo.

Luego también podemos tener, en el proceso penal, en la posición de parte actora la


figura del acusador privado (4). Ahora bien, si hay acusador privado no hay nadie más. El
acusador privado sólo interviene en delitos privados (y delitos de este tipo, en nuestro CP solo
existen los de injurias y calumnias contra particulares, art.215 CP).

Por último, cabe la posibilidad, en el proceso penal, de que la parte acusadora la ostente
la figura del actor civil (5) -el perjudicado u ofendido solo exige responsabilidad civil-.

* Nuestro legislador en, la LECrim (1882), no tiene una buena terminología porque a
veces habla de ofendido, a veces de perjudicado, pero en puridad si pueden diferenciarse
esas dos figuras. Ofendido es el titular del bien jurídico atacado (en el caso de un homicidio,
la persona fallecida es el ofendido), mientras que los perjudicados (si seguimos con el
ejemplo del homicidio, son los padres del fallecido, los hermanos, los hijos, etc). Pero ambos,
si quieren intervenir en el proceso, se pueden englobar de igual manera en la acusación
particular.

2. Parte pasiva proceso penal.

LIBRO. Acusado: Aquí la situación es muy diferente. Siendo posible que existan varios
acusados por el mismo delito, nunca podrá decirse que la parte acusada es única pero compleja,
porque cada uno de los acusados ha de ser enjuiciado individualmente. En realidad en este
supuesto lo que ocurre es que existe un proceso respecto de cada uno de los acusados; aunque
todos los procesos se realicen conjuntamente en un procedimiento único.

PROFE. Con respecto a la parte acusada, también puede ser ocupada por una pluralidad
de figuras en el proceso penal. Porque en la posición de acusado puede ser ocupada por un solo
sujeto, u pueden ser varios los partícipes (unos como autores, como cooperador necesario,
cómplice, etc).

Hablamos de dualidad de posiciones y no de partes porque en cada una de esas


posiciones puede haber una pluralidad de partes (podemos encontrarnos en un proceso en el
que hay un demandante frente a tres demandados, por ejemplo, pudiendo existir un
procedimiento con pluralidad de partes). La dualidad es condición indispensable para laexistencia
del proceso y condiciona su estructura.

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DERECHO PROCESAL I.

- Principio de contradicción. Este principio no se encuentra positivizado como tal, pero


sí podemos encontrarlo inserto en dos preceptos. Uno es el art. 24.1 de la CE, que no solo
reconoce el derecho a la tutela judicial efectiva, sino que añade al final la coletilla de que “en
ningún caso se podrá producir la indefensión”, siendo esta una manifestación del principio de
contradicción. La segunda manifestación de este principio se encuentra en el 24.2 de la CE, que
recoge una serie de garantías procesales, pero que en este caso interesa cuando se habla de “un
proceso con todas las garantías”, pues un proceso con todas las garantías incluye también la
posibilidad de la contradicción.

Este principio viene a significar que ambas partes, ya estemos en un proceso civil o en un
proceso penal, tienen el derecho a acceder efectivamente o libremente al proceso para hacer
valer su pretensión o su resistencia y su defensa -acceder sin ningún tipo de obstáculo al órgano
judicial para poder ejercer su derecho a la tutela judicial efectiva-, además de plantear las
alegaciones de hechos y la proposición de pruebas, pero también tienen derecho a la última
palabra.

*Este derecho a la última palabra sólo se aplica al proceso penal, se recoge en el art. 739
de la LECrim, referido al procedimiento ordinario, al procedimiento por delitos graves (aparejada
pena privativa de libertad de más de 9 años), pero que rige para todos los procesos penales, no
únicamente para el ordinario. En todos los procesos penales, antes de finalizar el proceso, tiene
que concederse al acusado el derecho a la última palabra. Es un derecho de ejercicio potestativo,
si quiere el demandado hace uso de él o no.

Si ambas partes tienen derecho a acceder al órgano judicial, desde el momento en que
una de las parte accede interponiendo una demanda, surge una obligación para el órgano
jurisdiccional de admitir a trámite la demanda y de dar traslado a la parte pasiva de la existencia
de la misma. Esto es importante porque la primera comparecencia o el primer emplazamiento
que se le hace al demandado para que sepa que existe un proceso en su contra exige que se
haga una citación personal, pero no solo para el demandado en el proceso civil, sino que si
estuviéramos en un proceso penal el primer acto por el que te imputan presentada la denuncia -
supuestamente la comisión de un hecho delictivo- debe ser notificado personalmente.

Cosa distinta es que el demandado sepa que existe un proceso en su contra porque le
han notificado personalmente o siendo investigado conoce los hechos que se le están
imputando, y decida comparecer o no en el proceso. Esto no afecta al principio de contradicción,
pues se garantiza la contradicción desde que el demandado conozca la existencia de un proceso
en su contra o con el hecho de que el investigado sepa que hay un denuncia o querella en su
contra, independientemente de lo que haga este desde que es notificado sobre ello. No obstante,
tiene la carga de comparecer, y si no cumple con esa carga tiene que asumir los perjuicios o
consecuencias que se le deriven del incumplimiento de la misma, en el proceso civil, la
consecuencia es que se le declare en rebeldía. En cambio, en el proceso penal, la consecuencia
de que el investigado al que le hemos dado traslado de la denuncia decida no comparecer, es
que el Juez de Instrucción dicte una orden de búsqueda y captura.

Además, el principio de contradicción va a suponer que se adquiera, una vez que acudes
libremente al proceso, te han citado personalmente -sabes que hay una demanda (civil), o una
denuncia (penal) en tu contra-, el status de parte procesal, ya estás dentro del proceso.

- Principio de igualdad de armas. El principio de contradicción ha de ser


complementado en el proceso contemporáneo con el de igualdad de armas, porque no es
suficiente que exista contradicción en el proceso, sino que, para que ésta sea efectiva, se ha
preciso también que ambas partes procesales, actor y demandado, acusación y defensa,
ostentan los mismos medios de ataque y de defensa o, lo que es lo mismo, tengan idénticas
posibilidades y cargas de alegación, prueba e impugnación.
Partimos del artículo 14 de la CE, que determina la igualdad ante la ley, prohibiendo todo
tipo de discriminación por razón de sexo, edad, raza, etc. Este se constituye como el principio de
igualdad con carácter general. Ese principio de igualdad llevado al proceso es lo que se
denomina principio de igualdad de armas, y supone que ambas partes en el proceso, -
demandante y demandado si estamos en el proceso civil- -o acusador y acusado en el proceso
12
DERECHO PROCESAL I.

penal- tienen las mismas posibilidades y cargas a la hora de formular alegaciones, a la hora de
proponer y practicar medios de prueba y a la hora de impugnar o recurrir cualquier resolución que
les sea perjudicial. Por tanto, no podemos primar o privilegiar a una parte frente a la otra.

No obstante, ese principio de igualdad de armas hay que matizarlo. Nos vamos a
encontrar en el proceso con una serie de privilegios, pero que deben tener una fundamentación
objetiva y razonada. Es decir, puede haber privilegios que excepcionen ese principio de igualdad,
pero que el TC ha justificado y avalado en base a razones objetivas y razonables, como por
ejemplo el cargo, el empleo, la función pública que se desarrolle. Aquí algunos privilegios
procesales:

1. Inviolabilidad absoluta del rey plasmada en la CE. El rey no tiene responsabilidad ni civil
ni penal en el ejercicio de sus funciones (no en el ejercicio de su vida privada).

2. Inmunidad e inviolabilidad parlamentaria.

3. Determinados aforamientos.

4. Secreto de las actuaciones. Sólo se produce en el ámbito del proceso penal. Antes se
llamaba secreto de sumario, pero después de la reforma procesal de 2015 pasa a denominarse
secreto de las actuaciones. Esto suele verse en el día a día cuando por los medios de
comunicación, ante una muerte violenta, pj., el Juez de Instrucción dicta secreto de las
actuaciones. Esto significa que todas las diligencias que se realizan van a ser secretas para evitar
que se frustre la investigación que se está llevando a cabo -para que no desaparezcan pruebas,
sospechosos, etc-. Sin embargo, ese privilegio nunca comporta al Ministerio Fiscal, para el
Ministerio Fiscal nunca hay secreto de las actuaciones, se da para las demás partes, la
acusadora y para la parte investigada pero nunca para el Juez Instructor que lo acuerda ni para
el Ministerio Fiscal. Mientras estén secretas las actuaciones, que en principio este secreto dura
un mes, pasados 30 días, o se prorroga o se tiene que levantar el secreto de las actuaciones. Una
vez que revoque y se levante ese secreto de actuaciones ya las partes pueden tener acceso a
todas esas actuaciones que hasta ese momento tenían carácter secreto.

5. Los depósitos o cauciones para el ejercicio de recursos, o la obligación de pago de


intereses en una cuantía superior a la normal cuando aparece objetivamente justificada (STS
76/1990). Regulado en la Disposición Adicional 15º de la LOPJ.

2º. PRINCIPIOS QUE AFECTAN AL OBJETO EL PROCESO.

Aquí tenemos que distinguir de una parte el principio dispositivo, y de otra el principio
acusatorio.

- Principio dispositivo. Propio del proceso civil.

El principio dispositivo entraña, como su nombre indica, un poder de disposición por las
partes del derecho de acción y del objeto del proceso. Su fundamento hay que encontrarlo en la
disponibilidad jurídico material de los derechos subjetivos en conflictos, por lo que no ha de
causar extrañeza alguna que este principio esté presente en todos los procesos en donde
discutan relaciones jurídicos-privadas (proceso civil y laboral) e incluso en aquellos de Derecho
público en los que puedan estar comprometidos derechos e interés de la titulada de los
particulares (proceso contencioso-administrativo). Más concretamente, puede decirse que un
proceso está regido por el principio dispositivo cuando:

a) Las partes son dueñas de los derechos e intereses materiales que se discuten en el
proceso y ostentan, por lo tanto, la plena titularidad del derecho de acción. Al tener el dominio
absoluto de esos derechos, nadie puede obligar a los particulares para ejercitar su derecho a la
tutela judicial efectiva, pueden o acudir al proceso o solucionarlo fuera de él, por ejemplo
mediante el arbitraje. Esto determina que ningún juez puede de oficio entablar un proceso entre
las partes.

b) Asimismo, son absolutamente dueñas de la pretensión y, por ende, de la continuación


del procedimiento. Esto quiere decir que pueden ocasionar las partes la terminación anormal, sin
sentencia y con anterioridad a ella, el procedimiento.

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DERECHO PROCESAL I.

c) Vinculan mediante sus pretensiones la actividad decisoria del juez. El juez tiene la
obligación de congruencia con respecto a la pretensión del actor y la resistencia del demandado.

- Principio acusatorio. Propio del proceso penal.

El principio acusatorio informa el objeto del proceso penal. A través de él podemos


determinar bajo qué distribución de roles y bajo qué condiciones se efectuaría el enjuiciamiento
de la pretensión penal. Un proceso penal está presidido por el principio acusatorio cuando las
fases de instrucción y de juicio oral se encomiendan a dos distintos órganos jurisdiccionales y la
acusación es encomendada a un sujeto distinto al órgano jurisdiccional, que ha de dictar su
sentencia con absoluto respeto al principio de congruencia con la pretensión penal. De este
principio se infieren las siguientes notas esenciales:

a) Desdoblamiento de la función instructora y decisoria. Las funciones de instrucción, de


un lado, y las de enjuiciamiento y decisión, de otro, han de estar encomendadas a dos órganos
distintos: al Juez de Instrucción o Ministerio Público la primera, y al Jurado, Tribunal o Juez de lo
Penal, la segunda.

A partir de la reforma operada por la LO 7/1998, la fase instructora es encomendada al


Juez de Instrucción, a quien fundamentalmente se le atribuye dicha fase dirigida a la
investigación del hecho punible y la de su presunto autor, en tanto que la fase de juicio oral y la
sentencia es conferida, bien a los Jugados de lo Penal (que pueden imponer penas menos
graves, hasta cinco años), bien a las Audiencias Provinciales (para la imposición de penas
superiores).

b) Distribución de las funciones de acusación y decisión. El principio acusatorio exige


también el desdoblamiento de las funciones de acusación y de decisión. Aun cuando lo normal
es que un proceso penal se inicie mediante denuncia o querella de los particulares, nuestro
ordenamiento también conoce la iniciación de oficio (art. 303 y 308 LECrim). Lo importante es,
por tanto, que exista una parte, distinta al tribunal decisor, que formalice y mantenga a lo largo de
todo el juicio oral la acusación o pretensión penal. Esta función se otorgó a un órgano imparcial el
MF, pero no se le atribuye a este el ejercicio de la acción penal en régimen de monopolio (ya se
vio anteriormente, también existe al figura de la acusación popular y particular).

c) Congruencia. Al igual que en el proceso civil, también se constituye en el penal una


determinada vinculación entre la pretensión y la sentencia penal. Sin embargo, subsisten
determinados diferencias con el proceso civil. La primera es que la correlación del fallo a la
pretensión penal lo es esencialmente a su fundamentación y, dentro de ella, al hecho punible y a
la identidad del acusado. Asimismo, la congruencia penal opera en la segunda instancia mediante
la prohibición de la reoformatio in pejus, de manera que no se pueda gravar más a un apelante de
lo que ya lo estaba por la sentencia recorrida, salvo que el apelado impugne también la sentencia
recurrida o se adhiera a la apelación ya iniciada.

3º. PRINCIPIOS REFERIDOS A LA APORTACIÓN DEL MATERIAL FÁCTICO -referido a cómo


se aportan los hechos al proceso-.

- Principios de aportación a instancia de parte. Propio del proceso civil. Este principio
se recoge en el art. 216 de la LEC -este artículo recoge el principio de justicia rogada-. Este
precepto viene a decir que los Tribunales civiles resolverán con base a las alegaciones de hechos
de las partes, las prueban que propongan y las pretensiones que hagan valer ante el órgano
jurisdiccional. Por tanto, son las partes las que tienen que aportar los hechos al proceso. Las
partes aportan los hechos al proceso mediante la formulación de la demanda -el demandante-, y
mediante el escrito de contestación a la demanda -la parte demandada-. En relación a la
aportación de hechos hay que distinguir dos conceptos que son distintos. Una cosa es el objeto
del proceso y otra cosa es el objeto del debate.

1. El objeto del proceso es la pretensión procesal (a esto se le dedica la lección 12 del


programa), y quien formula la pretensión es el actor, que en el escrito de demanda puede formular
una o varias pretensiones. La pretensión tiene un “petitum” -lo que se pide-, y una causa de
pedir, que es el fundamento de la petición.

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DERECHO PROCESAL I.

2. Mientras, el objeto del debate es un concepto más amplio- es todo aquello sobre lo que
el juez tiene que se congruente y resolver-. Y es que a la pretensión que plantee la parte actora
hay que añadir la postura que adopte frente a la misma la parte demandada. Se amplía el objeto
del proceso porque tenemos que tener en consideración a la oposición, los hechos que pueda
proponer la parte demandada, las alegaciones.

Ojo. Quién no puede aportar ningún hecho al proceso es el órgano jurisdiccional, pues
cómo bien se denomina el principio “principios de aportación a instancia de parte”. No sólo
significa el principio de aportación a instancia de parte que las partes deban aportar los hechos,
sino que además tienen la carga de probar esos hechos. Cuando hablamos de la carga de la
prueba ha de distinguirse dos conceptos distintos:

- Una cosa es la solicitud de que el pleito se reciba a prueba. Las partes son las que
tienen que solicitar al Juez que en el pleito se reciban pruebas. Es decir, la inicia probatoria reside
en las partes, art. 282 de la LEC. Una vez pedido que en el pleito se reciban pruebas, hay que
proponer los medios de prueba de los que vas a valerte.

- Otra cosa es la práctica de la prueba.

Los medios de prueba en el proceso civil se recogen en el art. 299 de la LEC, pero no es
una lista cerrada.

- Principio de investigación de oficio. Propio del proceso penal. En el proceso penal


está actuando el ius puniendi del Estado. En este, a diferencia del proceso civil -se inicia siempre
a instancia de parte con la demanda que interpone la parte actora-, se puede iniciar de oficio.
Además, en el proceso penal el juez investiga, y cuando el Juez instructor está realizando esas
funciones de investigación del hecho delictivo, puede ordenar hechos, e incluso ordenar que se
practiquen pruebas, cosa que no puede hacer el juez que dirige un proceso civil.

4º. PRINCIPIOS RELATIVOS A LA VALORACIÓN DE LA PRUEBA.

- Principio de prueba legal o tasada. Con este principio, el propio legislador le indica al
Juez cómo tiene que valorar los resultados de la actividad probatoria. Es decir, es prueba legal o
prueba tasada (son lo mismo) porque el legislador fija una serie de criterios que son los que tiene
que tener en consideración el juez a la hora de valorar los resultados de dicha actividad
probatoria.

- Principio de libre valoración de la prueba. Este principio, frente al de la prueba legal o


tasada, supone que el juez valorará los resultados de la actividad probatoria de manera libre, lo
que nuestra ley denomina conforme a las reglas de la sana crítica. Ahora bien, que se le permita
al Juez, en ciertos casos, decidir o valorar libremente con arreglo a la lógica o a las reglas de la
sana crítica no significa que deba valorar de manera arbitraria ni de manera discrecional. Si se
llega a la conclusión de que un hecho está probado, debe aportarse la justificación de por qué se
ha considerado que el mismo está probado -determinado el medio de prueba usado en cada
uno-. El TS ha ido explicando que ya no vale decir eso de la valoración conjunta de la prueba,
debe explicarse por qué se considera que el hecho está probado, cual es el iter lógico que se ha
empleado para llegar a esa conclusión, etc. Por tanto, esto nunca supone arbitrariedad ni
discrecionalidad.

Si estamos en un proceso penal, todos los medios de prueba son de libre valoración. Y
además, son pruebas que se han practicado en un acto concreto y específico. En cambio, si nos
vamos al proceso civil, de estos dos principios que rigen la valoración de la prueba, nos vamos a
encontrar con que, el interrogatorio de partes y la prueba documental -púbica o privada- es
prueba legal o tasada, y los demás medios de prueba -la testifical, la prueba pericial, los medios
mecánicos de reproducción, cintas, grabaciones, etc- todos ellos, sin ser el interrogatorio y la
prueba documental, son de libre valoración.

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DERECHO PROCESAL I.

- Prueba documental, pública (art. 319 LEC) o privada (art. 326 LEC). Si entablamos un
contrato entre la profesora y nosotros, redactado en un folio, eso sería una prueba documental
privada, que sólo es prueba plena entre nosotros siempre y cuando no lo impugnemos, que no es
lo mismo que un documento público, elevado a escritura pública y firmado por un notario. Ambos
medios de prueba, documental pública o privada, se consideran como prueba legal o tasada.

- También se valora como prueba legal o tasada el interrogatorio de las partes. Siempre
que se refiera a hechos que le sean perjudiciales y que esa parte sea consciente de que esos
hechos le son perjudiciales. Concretamente, es a lo que se refiere el art. 316.1 de la LEC.

7. PRINCIPIO DE LA BUENA FE PROCESAL.

La buena fe procesal es una presunción iuris tamtum (admite prueba en contrario). El


principio de buena fe consiste, por tanto, en la presunción de que las partes integrantes del
proceso están actuando conforme a la ética, etc. Se recoge en el art. 247 de la LEC, y contempla
lo que ocurre si se vulnera el principio de buena fe procesal. Según este:

1. Los intervinientes en todo tipo de procesos deberán ajustarse en sus


actuaciones a las reglas de la buena fe.
2. Los tribunales rechazarán fundadamente las peticiones e incidentes que se
formulen con manifiesto abuso de derecho o entrañen fraude de ley o procesal.
3. Si los Tribunales estimaren que alguna de las partes ha actuado conculcando
las reglas de la buena fe procesal, podrán imponerle, en pieza separada, mediante
acuerdo motivado, y respetando el principio de proporcionalidad, una multa que podrá
oscilar de ciento ochenta a seis mil euros, sin que en ningún caso pueda superar la
tercera parte de la cuantía del litigio.
Para determinar la cuantía de la multa el Tribunal deberá tener en cuenta las
circunstancias del hecho de que se trate, así como los perjuicios que al procedimiento
o a la otra parte se hubieren podido causar.
En todo caso, por el Letrado de la Administración de Justicia se hará constar el
hecho que motive la actuación correctora, las alegaciones del implicado y el acuerdo
que se adopte por el Juez o la Sala.
4. Si los tribunales entendieren que la actuación contraria a las reglas de la
buena fe podría ser imputable a alguno de los profesionales intervinientes en el
proceso, sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado anterior, darán traslado de tal
circunstancia a los Colegios profesionales respectivos por si pudiera proceder la
imposición de algún tipo de sanción disciplinaria.
5. Las sanciones impuestas al amparo de este artículo se someten al régimen
de recursos previstos en el Título V del Libro VII de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

El problema está en que, si decimos que es una presunción iuris tamtum, y se quiere
alegar que el demandado o el demandante ha actuado faltando a las reglas de la buena fe
procesal, tendré que probarlo o acreditarlo.

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