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poco mejor tus emociones negativas. Esta simple técnica de psicoterapia centrada en la
Cualquier persona es capaz de realizarla y suele requerir muy poco esfuerzo. Sirve para
Puedes hacer el ejercicio de manera completamente privada una vez comprendas su lógica
interna. La mejor forma de realizar este ejercicio es usando tu propia voz, ya que te sonará
hacerlo, te recomiendo grabarte a ti mismo repitiendo los pensamientos que estoy a punto
profundizar la experiencia.
Antes que nada, busca un lugar privado y cómodo, asume una postura que te
permita estar tranquilo, cierra los ojos, respira profundo y pon la grabación de tu
propia voz. Utiliza tu nombre propio con frecuencia en medio de los pensamientos y trata de
Funciona como una estrategia de recuperación mental para tranquilizarte, distraerte de tus
problemas, aquietar tus emociones más negativas y controlar tu reacción inmediata frente a
eventos problemáticos. Igualmente, resulta útil para refrescar y reiniciar tu estado de ánimo.
Además, te permite gestionar mejor tus emociones sin tener que enfrentarlas directamente o
emociones negativas que puedas estar experimentando. No tienes que trabajar sobre tus
ese momento.
No te preocupes si te sientes mal por sentirte mal. Recuerda que es normal y útil que sientas
cosas malas. Las sensaciones y emociones negativas son las alarmas y los recordatorios de
que algo no anda bien y que debes prestarle atención a eso. Nadie puede pensar y sentirse
Ahora, imagina que vas a construir un lugar imaginario, un lugar donde te puedas
refugiar las veces en las que te sientas mal. Construye un refugio, tan grande o
tan pequeño como puedas. Puede ser un universo, un planeta, un continente, un
país, una ciudad o un lugar mucho más específico. Es posible que quieras imaginar
un lugar que ya existe. Trata de recordar un lugar que te brinde mucha paz,
alegría, felicidad y tranquilidad. Recorre ese lugar. ¿Es una playa, un bosque, una
habitación?
¿De qué tamaño es este lugar? ¿Qué colores predominan? ¿Qué se siente caminar
por ese lugar? ¿Es de día o es de noche en ese lugar? ¿Hace calor o hace frío? ¿Qué
aromas son más intensos en ese lugar? ¿A qué sabe el aire de ese sitio? ¿Qué
sonidos hay?
Recorre con tus sentidos ese lugar. Explóralo. Haz lo que más te gusta hacer en ese
sitio. Ya que es un lugar imaginario, las leyes de la física no cuentan. Puedes
crear y hacer lo que quieras con tan solo pensarlo. Puedes volar, respirar bajo
el agua, saltar muy alto. Adelante, haz lo que se te ocurra. Prueba lo que te
apetezca.
En este lugar no sientes cansancio, sueño, frío, calor, hambre o dolor. En este lugar
no hay espacio para la irritabilidad, el miedo, el estrés, las preocupaciones
excesivas. Allí no tienes expectativas negativas, rumiación, pensamientos
distorsionados e importunos, dudas, sensación de confusión, tendencia a recordar
cosas desagradables o a sobrevalorar pequeños detalles desfavorables. En este
lugar estás seguro, física y emocionalmente. Nada puede dañarte ni
herirte.
Nada ni nadie puede entrar e invadir este espacio sagrado, que es solo tuyo, que
únicamente tu conoces y sabes cómo entrar. Es un espacio privado e impenetrable
para el resto del mundo.
Agrégale cosas que te gusten. Agrégale animales y cosas. Tócalas. Siéntelas con
tus manos y con la piel de todo tu cuerpo. Tal vez quieras que un animal o una
cosa favorita te acompañen siempre. Agrega cualquier cosa que te ayude a
sentir ese lugar como algo vivo, como algo importante y especialmente
tranquilizador.
Una vez hayas disfrutado unas pequeñas vacaciones mentales en ese lugar, dale un
nombre y escríbelo en una pequeña hoja. (Si lo prefieres, puedes dibujar ese
lugar).
Después de que hayas escrito el nombre del lugar o lo hayas dibujado, dobla la
hoja y apriétala en tu puño. Repite mentalmente el nombre del lugar y
convéncete de que estas allí. Este es tu refugio mental, tu lugar seguro. El sitio
al que vas con la velocidad del pensamiento para sentirte mejor.
Cada vez que te agobien los pensamientos, cada vez que te sientas demasiado
preocupado o tu cabeza esté inundada de cosas, busca este papel, enciérralo en tu
puño, repite mentalmente el nombre de tu lugar seguro y viaja hasta allí.
Permanece el tiempo que quieras. Quédate en ese lugar hasta que te calmes y te
sientas mejor.
Cuando sientas que es momento de salir. Echa un vistazo rápido a todo lo que has
construido y promete volver. Cada vez que visites este lugar seguro, crea más
cosas. Hazlo más vívido, más detallado. Cuánto más lleno de detalles esté, más
fácil te será obtener los beneficios de este ejercicio.
Al principio, te costará mucho imaginar el lugar y recorrerlo. Notarás que hay muchas cosas
que tienes que crear y mantener en tu mente y te será difícil conectar algunos sentidos,
especialmente el tacto, el olfato y el gusto. Sin embargo, con la práctica conseguirás hacerlo
entrar más rápido a tu lugar seguro. Cada vez te será más fácil imaginar y
complementar esos lugares y descubrirás que tan sólo te bastan algunos segundos en tu
Fuentes y referencias
Pontificia de Salamanca.