Está en la página 1de 11

LEYES Y LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO DE ENSEÑANZA –

APRENDIZAJE.
Oscar Ginoris Quesada
Doctor en Ciencias Pedagógicas
Profesor Titular. ISP “Juan Marinello”. Matanzas, Cuba.
oscarginoris@yahoo.com

Las transformaciones de la teoría y la práctica del proceso de enseñanza –


aprendizaje plantean ante la comunidad profesional pedagógica nuevas e
importantes interrogantes científicas. Hoy la Didáctica, ciencia pedagógica que
estudia el proceso de enseñanza – aprendizaje en su integridad, coloca en el
centro de sus problemas epistemológicos su propio carácter científico. Se
argumenta la necesidad de desarrollar la teoría del proceso de enseñanza –
aprendizaje, de la Didáctica como ciencia pedagógica.
Esta exigencia está expresando necesidad de una penetración aún más
profunda en la esencia y los factores influyentes y determinantes del proceso
de enseñanza – aprendizaje, que permiten interpretarlo, explicarlo, planearlo,
desarrollarlo e investigarlo con objetividad científica. El logro de este desarrollo
científico de la Didáctica es ya una evidente necesidad. La diversidad de
criterios, opiniones, consideraciones y hasta apreciaciones personales sobre
qué es, cómo debe ser, cómo argumentar y cuándo es adecuado o no el
proceso de enseñanza – aprendizaje es tan marcada en la literatura
especializada y en la práctica que con frecuencia hace dudar del carácter de
ciencia de la Didáctica.
Hay preguntas científicas que poseen importancia central para comprender las
características, la esencia y el desarrollo del proceso de enseñanza -
aprendizaje escolarizado. Una de estas interrogantes es la categorización de
una relación de este proceso como ley o como principio didáctico. ¿Cuándo
una relación Didáctica, es decir una relación en el proceso de enseñanza –
aprendizaje, es ley científica general y universal de este proceso y cuándo
considerarla principio? A este cuestionamiento, se dedica este artículo, a su
análisis con la pretensión de contribuir a la unidad teórica de la Didáctica, a una
mayor cientificidad de la planeación, desarrollo y valoración del proceso de
enseñanza – aprendizaje.
Leyes generales del proceso de enseñanza – aprendizaje escolarizado.
Se comparte que es posible asumir profesionalmente el proceso de enseñanza
- aprendizaje con fundamento científico, pero que se materializa con muchos
elementos subjetivos, personalizados y técnicas de quien lo planifica y
conduce. Es así que se presenta la paradoja de un proceso que es a la vez
científico, técnico y artístico. Lo científico se haya en sus fundamentos, en las
teorías sobre las cuales se diseña y desarrolla; lo técnico en los recursos
materiales, organizativos y operativos para materializarlo; lo artístico en la
manera más o menos bella, y por lo tanto subjetiva, en que cada docente lo
hace realidad.
La Didáctica es la teoría científica de este proceso, y tal condición está
asociada al reconocimiento en el proceso de enseñanza – aprendizaje de
leyes. Estas siempre expresan relaciones objetivas y universales, estables de
un fenómeno o proceso dado. Las leyes científicas no dependen de la voluntad
humana, son inherentes a la esencia del fenómeno o proceso al cual
pertenecen y en el cual se manifiestan siempre; no tienen excepciones. Es
decir, no existe proceso de enseñanza - aprendizaje en que sus leyes no se
manifiesten, de hecho, ellas hacen que muchas de las características, las más
generales del proceso de enseñanza - aprendizaje escolarizado, estén siempre
presentes.
Como en toda ciencia, las leyes que se identifican en el proceso de enseñanza
- aprendizaje escolarizado rigen en todas las características, relaciones y en el
desarrollo de este proceso. Esta cualidad de las leyes científicas posee enorme
valor metodológico para comprender, explicar, predecir o planear, conducir y
evaluar y hasta investigar el proceso de enseñanza – aprendizaje. Estas leyes
al ser conocidas y consideradas permiten la conducción científica del proceso
de enseñanza - aprendizaje escolarizado en las instituciones docentes; tarea
de la Didáctica.
Vale apuntar que en el proceso de enseñanza – aprendizaje estas leyes podrán
ser ignoradas en la actuación del docente, más con ello no dejarán de
manifestarse. El docente que ignora estas leyes entorpece, dificulta el proceso;
pero con ello no podrá impedir la acción determinante de las leyes del propio
proceso de enseñanza – aprendizaje. Lo contrario tiene lugar si en la dirección
del proceso estas leyes son consideradas, si se facilita su manifestación.
Pueden, como convencionalmente se exponen las ideas científicas, distinguirse
estas leyes según su importancia y sus relaciones internas. Aunque no es
intención en este artículo una jerarquización de las leyes del proceso de
enseñanza – aprendizaje, es decir, las leyes Didácticas. Aquí se presentan en
una primera aproximación a sus relaciones de interdependencia.
Como primera ley del proceso de enseñanza – aprendizaje se descubre su
condicionalidad social: todo proceso de enseñanza - aprendizaje escolarizado
está determinado, en todos sus elementos, por el contexto histórico - social al
que pertenece. Esta ley, que es una expresión concreta de la relación entre la
base económica y la superestructura de la sociedad, hace inevitable que toda
organización social, para un momento dado de su desarrollo histórico, tenga en
el proceso de enseñanza - aprendizaje una imagen pedagógica de sus
problemas, necesidades, aspiraciones, nivel de desarrollo social y económico,
cultura, historia y naturaleza en que se desenvuelve.
Si aceptamos al proceso de enseñanza - aprendizaje escolarizado como parte
del proceso educativo que tiene lugar en la sociedad, entonces lo expresado
por Antonio Blanco Pérez nos permite comprender la ley de la determinación
socio-histórica de este proceso: “En un sentido amplio podemos entender la
Educación como el conjunto de influencias recíprocas que se establecen entre
el individuo y la sociedad, con el fin de lograr su inserción plena en ella, o sea
la socialización del sujeto.....Por su contenido tiene un marcado carácter
histórico y clasista, mientras que su esencia se manifiesta en la socialización
del individuo, mediante el desarrollo armónico y multifacético de la
personalidad.”(1997; p. 26)
Según esta ley no es posible que podemos concebir ni interpretar que pueda
existir, por determinación de personal alguna, un proceso de enseñanza –
aprendizaje que pueda ser apolítico; siempre es un espejo selectivo y clasista
de la realidad social a la cual responde. La historia de la educación demuestra
la vigencia universal de esta ley para todo proceso de enseñanza –
aprendizaje. Y esto se expresa en todos los componentes del proceso, en sus
categorías y teorías, en las consideraciones paradigmáticas dominantes y
puestas de manifiesto en la interpretación e instrumentación del proceso de
enseñanza – aprendizaje.
De aquí se deduce que es importante asumir el trabajo profesional pedagógico
desde esta consideración porque asegura una interpretación científica del
proceso de enseñanza – aprendizaje. Permitirá, además de interpretar
correctamente las características y las funciones sociales de este proceso, el
que cada profesional concibe y desarrolla y el de otros contextos socio -
históricos. Considerar todo el tiempo esta ley hace posible su planeación,
conducción, investigación y evaluación con fundamentos y rigor científicos.
Una segunda regularidad estable del proceso de enseñanza - aprendizaje está
en estrecha relación dependiente con la anterior y basada en un conocimiento
psicológico: la unidad de lo cognitivo y lo afectivo en la formación y desarrollo
de la personalidad.
Sin motivo no hay actividad, en la actividad el sujeto entra en un proceso que
implica el conocer al objeto y sentir sobre el objeto. Es inevitable esta relación
de unidad e interdependencia. Es evidente que esto tiene su expresión en una
ley didáctica del proceso de enseñanza - aprendizaje: la unidad dialéctica de la
instrucción y la educación.
Al tener lugar dicho proceso siempre se manifestará una relación de
interdependencia entre la formación de conocimientos y habilidades y la
formación de valores, gustos, sentimientos, aspiraciones, intereses, ideales que
se materializan en actitudes. Esta unidad indisoluble e inevitable expresa la ley
de la unidad dialéctica entre la instrucción, la educación y el desarrollo en el
proceso de enseñanza – aprendizaje. La acción de esta ley es claramente
reconocible en todos los componentes del proceso y determina muchas de sus
características, particularmente la de ser un proceso docente, educativo y
desarrollador.
No siempre esta relación es reconocida con carácter de ley (Addine Fernández,
F. 2002). Otros sí la asumen como relación objetiva, universal siempre
presente. (Calzado Jahera, Delci. 2004) En este artículo se comparte que la
relación instrucción – educación – desarrollo es inevitable en el proceso de
enseñanza – aprendizaje; es ley didáctica, pues es una relación universal,
estable, objetiva e independiente de la voluntad humana. Es una relación
siempre manifestada en el proceso de enseñanza – aprendizaje, que el
profesional que dirige este proceso puede o no ignorar, pero le será
omnipresente.
No es posible lograr un proceso de enseñanza - aprendizaje aséptico de una
posición axiológica específica, de un enfoque ideológico determinado. Si así se
declara y en el propio proceso se intentara, ya, de hecho, se estaría ejerciendo
una influencia educativa determinada, formando una criterio, una convicción, se
podrían formar determinadas actitudes, se quisiera ser apolítico en una relación
social, lo que no se lograría nunca. Es evidente que esta ley está determinada
por la primera lo que subraya su valor metodológico. Ambas leyes son
integrantes de un sistema de relaciones estables y universales en el proceso
de enseñanza – aprendizaje. Es así, que interpretar el proceso a la luz de las
dos leyes apuntadas, permite comprender, que cada sociedad da al proceso
de enseñanza - aprendizaje su contemporaneidad histórica, que cada docente,
en correspondencia con ello, imprime al proceso que planea, conduce y evalúa
su condición social. Esto no solo en los objetivos y los correspondientes
contenidos, sino también, como expresión de leyes científicas, en los restantes
componentes del proceso: métodos, medios, evaluación, la actividad del
alumno y del docente, resumido todo en las formas organizativas del proceso;
más aún, en las teorías didácticas y los paradigmas sobre las que se
sustentan.
El estudio profundo de la esencia del proceso de enseñanza – aprendizaje
evidencia una tercera regularidad no menos importante que las dos anteriores.
La tercera ley es funcional y expresa que todo proceso de enseñanza –
aprendizaje posee estructura y funcionamiento sistémico y multifactorial.
En este proceso interviene un conjunto de elementos o componentes que están
interconectados. La modificación de uno de ellos genera la modificación, en
mayor o menor medida, de los restantes y todos están bajo la acción
simultánea de las restantes leyes y de los factores influyentes, tales como
comunidad, familia, medios masivos de información. Esto da a este proceso
gran complejidad, diversidad y contextualidad.
Esta ley, al igual que las dos anteriores, posee enorme importancia tanto para
el desarrollo del proceso como para su investigación científica. Es una ley que
materializa en el proceso de enseñanza - aprendizaje escolarizado la estructura
de sistema, lo que se traduce en un recurso metodológico de la actuación
profesional docente e investigativa.
El valor de esta ley se observa también en el desarrollo de la propia teoría
didáctica al exigir que sobre el proceso de enseñanza – aprendizaje no pueden
expresarse contradicciones en una misma concepción científica sobre el
mismo. Las categorías y las teorías didácticas surgidas en un contexto social e
histórico determinado no pueden ser eclécticas, esto restaría su valor científico
al no poseer unidad sistémica interna y, por lo tanto, no podrían explicar
científica y operativamente el proceso de enseñanza – aprendizaje. Es esta ley
una de las razones que permiten dar fuerza teórica y práctica a la Didáctica
mediante la unidad en su sistema conceptual.
Al penetrar en la esencia del proceso de enseñanza - aprendizaje se logra
identificar otra cualidad estable y universal. Se llega aquí aceptar que todo
proceso de enseñanza - aprendizaje es la unidad de una diversidad. Los
siguientes ejemplos dan testimonio de ello: la variedad de disciplinas y
asignaturas tributa a únicos objetivos formativos generales, lo cual puede ser
reconocido a escala social, curricular o institucional; el claustro o cuerpo
docente es diverso en las características y actuación profesional de cada
profesor más le es común la misma función social educadora; el grupo escolar
es un conjunto diverso de personalidades más en ellos se logra la formación de
un grupo en comunidad de intereses. Muchos pueden ser los ejemplos, pero el
más significativo es el que se apoya en el enfoque histórico – cultural de
Vigotski, L. S., quién explicó lo personológico y lo grupal (social) del
aprendizaje e introdujo los conceptos de “desarrollo actual” y “zona de
desarrollo próximo” como expresión clara que como consecuencia de una
influencia de enseñanza se producen tantos aprendizaje como individuos
aprenden de aquella. No es posible concebir el proceso de enseñanza –
aprendizaje sin esta relación estable. Otra posición llevaría a interpretarlo como
un proceso tecnológico y uniforme y no esencialmente humano y, por tanto,
diverso y a la vez único.
En un estudio científico del proceso de enseñanza – aprendizaje se llega a
reconocer otras relaciones también estables, universales y objetivas que
pueden se categorizadas como leyes del proceso. Si aplicamos
consecuentemente el descubrimiento de Vigotski, L. S., el cual demostró la
relación entre comunicación, actividad, aprendizaje y desarrollo, entonces
surge la pregunta ¿es posible que tenga lugar un proceso de enseñanza -
aprendizaje en el que no se produzca la unidad entre la comunicación, la
actividad y el desarrollo? No, no es posible. Otra interrogante: ¿puede un
docente lograr el desarrollo de la personalidad de sus educandos sin que estos
entren en actividad y comunicación? Tampoco esto es posible. Entonces se
arriba a una conclusión: esta relación es ley del proceso de enseñanza –
aprendizaje. Con este análisis, además, se demuestra el servicio de otras
ciencias al desarrollo de la Didáctica; en este caso particular de la Psicología.
La aplicación consecuente de estas leyes en la dirección y en las acciones
educativas e investigativas del proceso de enseñanza - aprendizaje es
considerada esencial y estratégica para conducir con éxito la labor profesional
educativa, pues solamente con así el profesional de la educación logrará hacer
del proceso de enseñanza - aprendizaje un proceso científicamente concebido.

Principios didácticos del proceso de enseñanza – aprendizaje escolarizado.


Al conocer estas leyes didácticas puede llegarse a pensar que poco lugar
queda a la voluntad del hombre y su sociedad para conformar, a su modo, el
proceso de enseñanza - aprendizaje. Más este razonamiento es errado, pues
este proceso es esencialmente humano y bajo la acción permanente de las
leyes didácticas se diseña y desarrolla el proceso de enseñanza - aprendizaje
en las instituciones docentes de todas las sociedades.
Un análisis tradicional y limitado de la relación entre las leyes y los principios
didácticos y entre ambos y las características del propio proceso de enseñanza
- aprendizaje adolece de no dejar sentadas, con suficiente claridad, las
relaciones y diferencias entre las leyes y los principios didácticos. Con
frecuencia lo que unos valoran como principio otros lo considera ley y
viceversa. Aquí se intenta ofrecer una contribución al justo lugar de los
principios didácticos en el proceso de enseñanza - aprendizaje escolarizado.
Si todo proceso de enseñanza - aprendizaje está social e históricamente
determinado, es un sistema y en él se da la integración inevitable de la
instrucción, la educación y el desarrollo de la personalidad del alumno y que es
siempre la unidad de la diversidad, entonces surge la pregunta ¿puede adquirir
ese proceso cualidades específicas, no universales que le distinguirían de otro
proceso de enseñanza – aprendizaje?
Son precisamente las leyes ya analizadas las que hacen que los principios
didácticos expresen lo que la sociedad quiere que sea su proceso de
enseñanza – aprendizaje, lo que se quiere lograr de la educación en una
organización social determinada.
Los principios didácticos son voluntades humanas sobre este proceso, a la vez
dichos deseos no están fuera de la acción de las leyes del proceso de
enseñanza - aprendizaje. Es por eso, que se reconoce una relación directa
entre las leyes y los principios didácticos. Estos últimos, en primera instancia,
son consecuencias de aquellas.
A diferencia de las leyes didácticas, los principios son circunstanciales y
dependientes de las voluntades de los hombres que viven en determinadas
condiciones socio – históricas, son deseos sociales, grupales. Son variables en
el tiempo y en el espacio, de un momento a otro, de un país o unidad territorial
e histórico – social a otra. Lo que se desea del proceso de enseñanza -
aprendizaje en una sociedad y lugar dado no tiene que ser lo que se espera en
otras. He aquí la expresión de la ley de condicionalidad socio - histórica del
proceso de enseñanza - aprendizaje en la determinación de los principios a
cumplir en el diseño y desarrollo del proceso.
Los principios son, por lo tanto, temporales, subjetivos, susceptibles de ser o no
cumplidos en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Cuando se cumplen,
entonces se contribuye a dar al proceso de enseñanza - aprendizaje las
cualidades que socialmente son deseadas, de lo contrario, las cualidades del
proceso pueden estar muy distanciadas de la necesidad social, expresar, en
consecuencia, criterios personales.
Si se aplican las leyes didácticas analizadas se entiende entonces que los
principios conforman un sistema, expresan siempre las intenciones instructivas,
educativas y desarrolladoras; pero, además, son diversos aunque en ellos se
reconoce la unidad de responder a una misma intención socializadora del
proceso de enseñanza - aprendizaje contextualizado a determinadas
condiciones socio – históricas.
Los principios didácticos deben ser cumplidos, pero a diferencia de las leyes
del proceso de enseñanza - aprendizaje escolarizado que no son subjetivas,
los principios pueden ser ignorados, modificados o violados. Estas son
diferencias y características esenciales entre las leyes del proceso y sus
principios. Las leyes tienen manifestación espontánea, los principios hay que
hacer que se cumplan. Leyes y principios didácticos no se igualan, aunque se
relacionan. De aquí se desprende la radical importancia metodológica que
posee llegar a discriminar con exactitud unas – las leyes – de otros – los
principios.
Si esto último se logra en la teoría y en la práctica, entonces se avanza seguro
por un camino científico para planear, desarrollar, evaluar, interpretar e
investigar el proceso de enseñanza - aprendizaje escolarizado propio y los de
otras sociedades y épocas.
Las consideraciones planteadas permiten ahora comprender que los principios
didácticos penetran y se deben manifestar en todo momento y en todos los
componentes del proceso de enseñanza – aprendizaje. Es axiológico que cada
profesional de la educación trabaje por cumplir los principios didácticos que la
sociedad determine, pues a ella sirve. Si se cumplen todos se favorece el
proceso de enseñanza - aprendizaje y, consecuentemente, el logro de sus
fines. Por el contrario, no tenerlos presentes, incumplir o modificar el sentido y
la intención pedagógica de uno de ellos conduce, sin poderlo evitar, a
entorpecer el proceso.
Si se quisiera llegar a establecer cuáles son los principios didácticos
universales ello no podría ser logrado porque están dados por la
condicionalidad implícita e inevitable del proceso de enseñanza - aprendizaje a
las condiciones políticas, sociales, históricas, económicas, culturales
dominantes y a las cuales responde de manera inexorable el proceso.

LEYES DEL
PROCESO DE PRINCIPIOS
ENSEÑANZA - DIDÁCTICOS
APRENDIZAJE

CARACTERÍSTICAS, FUNCIONAMIENTO Y DESARROLLO


DEL PROCESO DE ENSEÑANZA - APRENDIZAJE

Los principios didácticos de un sistema educativo dado pudieran ser


considerados errados o imposibles, si son trasladados a otros sin tener
presentes las condiciones socio - históricas. Estructurar un sistema de
principios didácticos es tarea exclusiva de cada sociedad, no se pueden
encontrar “omniprincipios” ni “principios didácticos universales” a cumplir en
todos los procesos de enseñanza - aprendizaje. Los sistemas educativos,
incluso sus instituciones, deciden sus principios didácticos y serán válidos si se
corresponden con la demanda social que les determina. Este es un análisis
objetivo, universal y real de la relación entre leyes y principios didácticos y del
carácter y contenido potencial que estos principios puedan adquirir en un
mosaico de sociedades. Así se pueden comprender ejemplos como los
siguientes:
- En unos países es posible organizar el proceso de enseñanza -
aprendizaje según el sexo (escuelas de señoritas o mujeres, escuelas
de varones u hombres); en otros no. Y, sin embargo, en cada uno de
ellos esto se considera positivo.
- Existen procesos de enseñanza - aprendizaje obligatoriamente
religiosos, y se considera en determinadas sociedades un valor; otros
son obligatoriamente laicos y también es reconocido como lo adecuado.
- Para un grupo importante de sociedades es factible y valorado como
correcto que el proceso de enseñanza - aprendizaje sea tanto público
como privado; para otros no, y se considera en estos como obligación y
derecho exclusivo del estado y logro social.
- El proceso de enseñanza - aprendizaje en determinadas condiciones
socio – históricas es excluyente, no todos tienen ese derecho; en otras
es concebido como un derecho universal sin distinción social o humana.
- Existen concepciones curriculares diversas, unas responden a un
principio espiral y ascendente; otras hacen que el proceso de enseñanza
- aprendizaje sea lineal y ascendente.
Y así, es posible seguir nombrando sistemas diferenciados de principios
didácticos, que solamente pueden comprenderse en un marco político,
social, histórico y económico para el cual responden; lo que es expresión
clara y precisa de la acción de la ley de condicionalidad socio – histórica del
proceso de enseñanza – aprendizaje.
Lo analizado posee una importante significación teórica y metodológica para
comprender los diferentes procesos de enseñanza – aprendizaje que forman
parte de las influencias educativas que cada sociedad ejerce con fines de
socialización e individualización de sus miembros. De igual forma se explica el
tipo y del carácter del aprendizaje, este tanto visto como proceso y como
resultado.
Las consideraciones anteriores explican parcialmente las diferencias, la falta de
unidad y posiciones diferentes en la teoría didáctica y en la práctica escolar,
entre países, regiones y momentos históricos diferentes. Sin embargo, la
comprensión de la existencia de leyes inherentes a todo proceso de enseñanza
- aprendizaje y la necesaria y consecuente diversidad de sistemas de principios
didácticos ya es un avance hacia el desarrollo de la Didáctica como ciencia del
proceso de enseñanza - aprendizaje

Bibliografía:
1. Addine, Fernández, Fátima, Ana Ma. González Soca, Silvia C. Recarey
Fernández. Principios para la dirección del proceso pedagógico. En
Compendio de Pedagogía. compilación de Gilberto García Batista.
Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 2002.
2. Álvarez de Zayas, Carlos M. Hacia una escuela de excelencia. Editorial
Academia. La Habana, 1996.
3. Blanco Pérez, Antonio. Introducción a la sociología de la educación.
Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 2001.
4. Calzado Lahera, Delci. La ley de la unidad de la instrucción y la
educación. En Didáctica: teoría y práctica. Compilación de Fátima Addine
Fernández. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 2005.
5. Ginoris Quesada, Oscar. Didáctica General. IPLAC. La Habana, 2004.
6. Silvestre Oramas, Margarita. Aprendizaje, educación y desarrollo. Editorial
Pueblo y Educación. La Habana, 2001.

También podría gustarte