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2. Definición
a. Distinguir los aspectos de la iglesia. ¿Cómo puede aplicarse esta enseñanza bíblica? Hay
organizaciones que falsamente han pretendido ser la iglesia, así como iglesias que se han
vuelto apóstatas. Es necesario distinguir la iglesia verdadera y entender su naturaleza y
ministerio.
La iglesia puede definirse como la ve Dios, la llamada “iglesia invisible”. Está compuesta de
todos aquellos cuyos nombres están en el libro de vida del Cordero (Apoc. 21:27). La “iglesia
visible”, por otro lado, es la iglesia como la vemos nosotros, la familia de creyentes. Esta
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distinción nos evita comparar los miembros de la iglesia visible con la salvación o, por otro
lado, descuidar la identificación pública con el pueblo de Dios.
La iglesia puede definirse como local, de manera que solamente la iglesia local es propiamente
la iglesia, y las reuniones más amplias sólo pueden ser asociaciones de iglesias o de cristianos.
Por otro lado, la iglesia puede definirse como universal, de manera que la iglesia local es
solamente una porción de la iglesia, una parte del todo. Parece que ninguna de estas posturas
exclusivistas toma en cuenta la flexibilidad del uso neotestamentario; se aplica el término
tanto a iglesias en las casas o las ciudades como a todo el pueblo de Dios (1 Cor. 16:19; Col.
4:15, 16).
La iglesia puede conceptuarse también como un organismo, en que cada miembro funciona y
se asocia con los otros miembros, y también como una organización, en la que se ejercitan los
diferentes dones del Espíritu.
b. Definir los atributos de la iglesia. El Credo* Niceno confiesa “una santa iglesia católica y
apostólica”.1 La apostolicidad de la iglesia se refiere a su establecimiento sobre la enseñanza
de los apóstoles. La iglesia se edifica sobre el fundamento de los apóstoles* y los profetas (Ef.
2:20), como receptores de la revelación (Ef. 3:4, 5). Como los apóstoles fueron testigos
oculares de la resurrección (Hech. 1:22), así como transmisores de la palabra de Cristo (Juan
14:26; 15:26; 16:13), su oficio fundamental no puede continuarse (1 Cor. 15:8), aunque su
tarea misionera sigue vigente.
La santidad de la iglesia cumple el simbolismo de limpieza ceremonial del AT mediante una
pureza moral obrada por el Espíritu (1 Cor. 6:14–7:10). La separación de la incredulidad y el
pecado, unida a la dedicación al servicio de Dios en toda área de la vida, deben caracterizar la
vida corporativa de la iglesia. El amor en el Espíritu vincula a los santos a Dios y los une a los
otros.
La iglesia del NT es católica* o universal: no está limitada geográficamente como lo estuvo
Israel y une en un compañerismo a toda clase de personas. La iglesia no puede excluir de sus
miembros a ninguna persona que confiesa a Cristo de manera creíble. El sectarismo que limita
la integración de la iglesia a cualquier raza, casta, o clase social niega la catolicidad.
La iglesia es la única familia de Dios el Padre (Ef. 4:6); es una en el Señor Jesucristo (Ef. 2:14,
16; 1 Cor. 10:17; Gál. 3:27; Juan 17:20–26) y es un compañerismo en el Espíritu (Ef. 4:3; Hech.
4:32). Cuando la división denominacional amenazaba la iglesia de Corinto, Pablo clamó: “¿Está
dividido Cristo? ¿Acaso fue crucificado Pablo por vosotros?” (1 Cor. 1:13). El único cuerpo del
sacrificio de Cristo proporciona salvación en un compañerismo (Ef. 4:3). Los santos están
unidos por las gracias unificadoras del Espíritu (Ef. 4:15, 31, 32; Col. 3:14). Cuando la iglesia
está dividida, está herida y se debilita, pero no necesariamente está destruida. La tarea de
recuperar la unidad escritural requiere un retorno al fundamento apostólico con un ferviente
amor.
1
NO CONFUNDIR CON LA RELIGIÓN CATÓLICA APÓSTOLICA Y ROMANA con cede principal en el Vaticano
(Italia) – Leer el PUNTO C (a continuación)
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c. Las señales de la iglesia como las definió la Reforma protestante no podían encontrarse
en la unidad exterior con la sede papal y su pretensión a la sucesión apostólica, sino que debe
venir de la apostolicidad bíblica. La predicación* pura de la palabra de Dios, la celebración
apropiada de los sacramentos* y el ejercicio fiel de la disciplina* eclesiástica distinguen a la
verdadera iglesia de Cristo.
FUENTE
E. P. Clowney, «IGLESIA», ed. Sinclair B. Ferguson, David F. Wright, y J. I. Packer, trans. Hiram Duffer,
Nuevo diccionario de Teología (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2005), 481–484.