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Kantuta

Anónimo

Hombre fuerte era un Inca de esbeltez extraordinaria inteligencia clara y sonrisa


alegre, gobernaba el Tawantinsuyo con magnanimidad y sabiduría, llegó el tiempo en
que Hombre Fuerte debía casarse y eligió como novia a Kantuta, la más buena de las
bellezas de su corte de quien se había enamorado y además era descendiente de nobles
incas.
Kantuta tenía una hermana mayor llamada
Ojos Verdes y aunque era de rara simpatía y
también atractiva se estaba quedando soltera
por su carácter fuerte, que se notaba a simple
trato con ella.
Ojos Verdes veía con envidia la felicidad de su hermana
y quería para sí, el amor de Hombre Fuerte. Un día la
maldad cegó a Ojos Verdes, y con un brujo del imperio
asistió; mandó a matar a su bondadosa y hermosa
hermana y de la pobre mujer ningún rastro jamás se oyó.
Hombre fuerte desde entonces tenía una intensa y
profunda melancolía, una sonrisa de hiel, pues el dolor
de su amada “desaparecida”, día a día lo consumía. Ojos
verdes sin dilatar más su objetivo empezó a conquistar
en toda forma al infeliz Inca.
Como su pueblo le exigía contraer nupcias, Hombre Fuerte no tuvo más que casarse
con Ojos Vedes. Efectuada la boda en la casa imperial, todos los atardeceres, Hombre
Fuerte solía tocar melodías melancólicas, ya sea en el patio de la casa o caminando por
sus jardines, aunque esa práctica la venía realizando hacia tiempo atrás, recién
entonces un Huaychú al que empezó a observar, acudía a un árbol o una ventana a
escuchar al desdichado joven, quien lo miraba con ojos muy tristes.
El joven monarca empezó a tomarle cariño y siempre tocaba para aquella ave, y el
pajarito parecía corresponderle con
miradas casi humanas.
Ojos verdes sospechando una traición se fue loma arriba a la
casa de aquel brujo el cual le confesó
que no se atrevió a tronchar tanta
hermosura y bondad y que a la bella
Kantuta la convirtió en Huaychú en
vez de matarla, negándose a hacerle
más daño.
Ojos verdes con la certeza de que el diminuto pajarito era su
hermana, tuvo celos enfermizos y
empezó primero a prohibir a su
esposo que tocara la quena, luego
que mirara a aquel pajarillo y finalmente temerosa de que en
cualquier momento su hermana volviera a su estado natural,
exigía diariamente a Hombre Fuerte que matara al Huaychú.
Pasó el tiempo y el joven esposo cansado de tanta
insistencia por su
mujer, templó su arco
y flechó al pequeño
Huaychú quien herido
fue saltando de rama
en rama, y al volar fue
tiñendo con su sangre
la planta y brotaron
flores del color de su
sangre, la sangre de
Kantuta, y por eso
llevan su nombre. El
yatiri, sintiendo que el
Huaychú moría, corrió
tras el ave y con la
esperanza de salvarlo,
dio su forma natural a
Kantuta quien cayó en
los brazos de Hombre
Fuerte que arrepentido
por el flechazo dado al
pajarillo , también
había corrido tras él.
Pero Kantuta murió
dejando en su lugar las
florecillas.
Hombre Fuerte, sabedor de todo lo ocurrido mandó
castigar severamente a ojos verdes. En aquellos tiempos el joven Inca triste de ojos
siempre dormidos y sonrisa de hiel se dio en guerrero sin encontrar remedio a su
terrible desconsuelo.

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