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Conferencia en Portugal - Dic 2022

Tema General: Nuestra Misión: Edificar


el Cuerpo de Cristo

Mensaje 30. Todo vivirá por donde quiera que


pase este Rio
LB: Ez 47.1-12

Enlace a este mensaje en el canal IVPT


https://www.youtube.com/watch?v=9GJ7ABu1oMs

Central de Ofertas
http://institutovidaparatodos.org.br/central-de-ofertas/

Palabra dada por el hno. Pedro Dong, transmitido el 25/12/2022 por el Instituto Vida
para Todos, impartido directamente desde Torres Vedras, Portugal, el 12/10/2022. Texto
no revisado por el autor.

1. Hemos hablado que estamos viviendo en un momento muy especial: la era del Apocalipsis,
de los Siete Espíritus, el tiempo en que Dios quiere acelerar sus pasos, usar la Iglesia para concluir
Su Plan y hacer Su voluntad de encabezar todas las cosas en Cristo a través de la iglesia. Este es
el momento del Salmo 110:3, donde Dios llama a un ejército de jóvenes santos listos para luchar
por el Señor.

2. Los jóvenes más maduros deben ser el centro operacional de la iglesia, obedeciendo a los
ancianos y la supervisión de los hermanos, además de cuidar a los más jóvenes. Estos son los que
estarán al frente de la batalla. Nuestros adolescentes y niños también se están formando como
parte de este ejército. Que los hermanos mayores den espacio para que estos hermanos menores
cumplan la comisión que se les fue confiada. Los jóvenes maduros deben seguir la Palabra de
cerca, amar reverentemente esta palabra y reconocer que Cristo debe dirigir todas las cosas. No
es nuestra obra ni nuestra manera de hacer, pero es el Señor quien hace las cosas. Deben saber
que el encabezamiento de Cristo viene a través de una línea de hermanos hasta llegar a nosotros
y aprende a someterse, incluso si tenemos una opinión diferente. Si hay una actitud correcta de
sumisión, la vida superará y eliminará cada error. Depende de nosotros tener una actitud correcta.

3. La parte de Ezequiel 47 es otra que habla sobre el camino por el que pasaba el río. Pero es
importante ver todo el camino desde este río, que comienza en Genesis.

Génesis 2:10; Ex 17:6; Jo 19:33


4. ¿Por qué los cuatro brazos del río salían del jardín incluso después de que el hombre había
sido expulsado del Edén? Porque la intención de Dios seguía siendo recuperar al hombre,
buscarlo dondequiera que estuviera. Este es el amor del Señor. La roca herida en Éxodo
representa a Cristo, y de esta roca salió agua. Cuando Cristo murió en la cruz, la sangre salió de
su costado, para la redención y el agua, para convertirse en este río de gracia para que Dios
alcanzara al hombre.

1 Corintios 10:4; Sl 36:8, 46:4; Zc 14:8-9; Jn 4:14, 7:37-39; AP 21:1, 17


5. Miren que el agua siempre ha acompañado al pueblo de Dios. El Señor siempre se ha
preocupado por darnos de beber del agua de la vida, y quien beba de esta agua nunca más tendrá
sed. Cada vez que se hable del río, tenga certeza que tiene relación con el Trono, para Reinar.
¡Este mismo río atraviesa toda la Biblia! ¡El río de la gracia es el río de agua de vida!

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6. Ezequiel 47 habla de las aguas que salían del umbral de la puerta del templo. Estas aguas
necesitaban aumentar. Es por eso que ese hombre vino hacer las mediciones, para que el agua
pudiera aumentar en su intensidad y volumen. ¿Por qué Ezequiel describe la necesidad de
aumentar el nivel, la corriente y el fluir de agua? Es porque hemos llegado al final de los
tiempos. Dios debe cerrar esta era haciendo cumplir todas las profecías. Y la iglesia es la
cargada de hacer esto, restaurando por la vida, en la condición de la iglesia en Filadelfia. Tenemos
la responsabilidad de cerrar esta era. Pero para cerrar esta era, el agua del río necesita aumentar
el volumen y la intensidad.

7. He enumerado algunos motivos acerca de la necesidad de Dios de aumentar el fluir del río
de gracia al final de los tiempos:
a) Dios necesita completar la edificación de Su casa.
b) El pueblo de Dios alcanza un vivir de acuerdo con el patrón de Dios. Solamente por
la palabra profética, el fluir del río, esto es posible. Las leyes y estatutos de la casa
(Ezequiel 43:10-11) revelan que Dios tiene un modelo, un patrón. Pero la casa de Israel
y el pueblo están en medio de la iniquidad y no alcanzan el patrón impuesto por Dios.
Para esto he repetido que el fluir del río descrito en el libro de Efesios tiene como objetivo
suplirnos de gracia, lo que hace que los miembros crezcan y maduren y ocurra la
edificación del cuerpo de Cristo. El fluir de la gracia trae la verdad y llena todos nuestros
vacíos. No queremos seguir viviendo apenas con fachadas. En el tiempo final nuestra
vida tiene que ser consistente con el patrón de la Palabra de Dios. Este río tiene que
fluir más fuerte llenándonos de realidad en nuestras vidas. Es por eso que Cristo es
el que llena todo en todas las cosas. Él es la verdad. Así, vivimos llenándonos del espíritu,
haciendo inmersión, día a día en nuestro vivir, inconscientemente, cambia y las personas
que nos rodean perciben la consistencia de este vivir de gracia, verdad, amor y luz por
medio del espíritu.
c) Restaurar el servicio sacerdotal (Ez 44). Es decir, durante 19 siglos de degradación de
la iglesia el sistema clerical ha dañado la función sacerdotal de todos los miembros de
corpo de Cristo. Cada uno de los que rescatamos en la calle, tenemos que perfeccionarlo
y ponerlo a servir en la iglesia para que perciba que es un miembro que funciona. Sólo
de esta forma es que la iglesia es edificada.
d) Normalización de todas las ofertas y fiestas (Ez 45-46).
El ministerio de la palabra necesita el ministerio de los servicios y, para que los servicios
funcionen correctamente, necesita el ministerio de ofrendas de riqueza material. Gracias
a Dios hoy, cuando hablamos de ofrendas, los hermanos responden y corresponden.
¡Y las fiestas son nuestras reuniones! No pueden ser funerales o servicios religiosos
llenos de rituales y tradiciones. ¡Gracias a Dios nuestras reuniones están cambiando! La
verdadera fiesta es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). La
inmersión, el loor, el funcionamiento del Cuerpo de Cristo son comida y bebida
espiritual. ¡Cada miembro trae alguna cosa, hablando entre nosotros hay contribución y
entonces tenemos una fiesta!

Ez 47:1, 43:1-2; 1 Ts 2:12; Ef 1:17-18; Cl 1:25-27; Rom 5:2; Jo 17:5; Rom 1:4
8. ¿Cómo sale el agua del umbral del templo? Es debajo de la puerta. De ahí salen las aguas.
El agua sale hacia el oriente porque, como en Ezequiel 43, ¡del oriente viene la gloria del Señor!
¡El agua va en dirección a la gloria de Dios! Esto se repite en 1 Tesalonicenses 2:12, con Dios
llamándonos a su reino y gloria. Dios nos está guiando a un patrón de vivir de un modo digno para
ser hechos herencia de Dios y tener a Dios por herencia. En esta herencia la riqueza de la gloria
está reservada para nosotros. Nuestra esperanza es alcanzar la gloria de Dios, y así seremos uno
con el Padre. La gloria es el Padre mismo, la fuente de gloria. Por eso Jesús pide ser glorificado
con el Padre como el Hijo del primogénito, llevando la humanidad. A través de la muerte y la
resurrección, el hombre Jesús fue glorificado en el Padre. A partir de ahí, Él se hizo el Espíritu,
que es un río de agua viva que fluye por quien creen.

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9. ¿Y cómo ocurrió eso? Jesús, como hombre, fue designado Hijo de Dios con poder, según
el espíritu de santidad y por la resurrección de los muertos, introduciendo a Jesús en Su gloria.

Hb 2:7-9; Rom 8:17-23


10. Fuimos creados más pequeños que los ángeles en poder, pero fuimos coronados con gloria
y honra sobre las obras de las manos de Dios. Jesús, como hombre, también fue hecho menor que
los ángeles, ¡pero debido al sufrimiento de la muerte fue coronado con gloria y honra para
que pudiera conducir a los muchos hijos por del rio de la gracia en dirección al oriente!. Él
es el autor, el precursor, y nos está llevando a la gloria. ¡Nosotros, los otros hombres, estamos
siguiendo este camino hacia la gloria! Somos herederos de la glorificación. Nuestro destino es la
plena redención de nuestro cuerpo. Aunque hoy estamos en el proceso, en lucha espiritual, pero
nada puede compararse con la gloria que recibiremos. Cuando nos desconectamos de la verdad,
también desconectamos la creación. Cuando alcancemos la gloria, la creación también será
liberada de toda la corrupción y vanidad en la que está sujeta.

11. A través del flujo del río de gracia, Dios completará lo que está propuesto para esta era.
Queremos decirle al Señor "aquí estamos, envíanos". Estamos listos para cooperar con el Señor
para cooperar con el plan de Dios para esta era. Es por eso que el nivel del agua en Ezequiel 47
necesita crecer.

12. El proceso sólo estará completo cuando todas las partes del hombre tripartito sean
glorificadas: espíritu, alma y cuerpo.

Ez 47:1, 3, 40:3; Ap 11:1; Zc 2:1-2; Sl 84:10; 2 Pe 3:8


13. El río de gracia tiene el efecto de la cruz, que mortifica a nuestro viejo hombre y no le permite
actuar. El hombre que salió con la cuerda de medir es Cristo (Ezequiel 40:3; Apocalipsis 11:1) y
aparece tanto en Ezequiel como en Apocalipsis. Todo lo que Dios cuida Lo toma por posesión.
Su apariencia era de bronce, que tipifica a Cristo, quien pasó la prueba del juicio de Dios.
Aprobado, Él está calificado para medir, es decir, juzgar, para que, a través del juicio, Dios
tome posesión de lo que se mide. Dios solo va a tomar posesión cuando algo sea aprobado
después del juicio. El Señor quiere medirnos y poseernos a través del río de la gracia que
está pasando. Mil significa una unidad completa y un período en el que Dios nos mide para ser
aprobados (Sl 84:10). Dios no quiere medirnos para reprobarnos, sino para aprobar. Así que
Él espera que dependamos completamente del Espíritu.

Ez 47:3-5; 2 Rs 5:13
14. Según Ezequiel 47, la experiencia completa de aquellos que quieren ser vencedores pasa
por cuatro etapas, o períodos, de medición. La primera etapa son los primeros mil codos, que aún
permiten pasar por las aguas, cuyo nivel era en los tobillos. Esto nos muestra que aún no somos
controlados por el río. Cuando estamos recién convertidos, este es el primer período de nuestra
medición.

15. En el segundo período, todavía pasamos por las aguas, aún hay ese control propio. En ese
momento, las aguas están sobre las rodillas. En el tercer período, el agua da por los lomos, pero
todavía era posible pasar. En el último periodo, no logramos pasar. ¿Por qué pasar si todo el
beneficio está en el río? ¡En el río es donde debemos estar! ¡Tenemos que entender que
rendirse al Señor es la mejor opción!

16. En la experiencia de Naamán, se negó a hacer algo simple de lo que el profeta había
hablado. En el momento en que lo hizo, ¡renunció a sus recursos naturales y fue sanado! Se
sumergió en el río siete veces. Esta palabra "sumergir" significa inmergir, hundir. ¡Debemos perforar
las boyas que no nos permiten sumergirnos en el río, para que podamos vivir para el hombre nuevo!

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Ez 47:7-11; Ap 3:15-19
17. Estas aguas llegan hasta el Mar Muerto, que fue nuestra experiencia. Habíamos estado
durante tantos años acumulando y recibiendo la gracia de Dios sin llevarla a otros. Es por eso que
estábamos perdiendo nuestras vidas. ¡Pero gracias a Dios, incluso el Mar Muerto todavía tiene
esperanza! ¡Cuando las aguas de este río llegan a las aguas del Mar Muerto cobran vida! ¡Esto
debe suceder en todo el mundo! No seamos como estanques y pantanos. Esto tiene que ver con la
apariencia: tiene agua, pero no es río. No hay canal fluyendo. Debido a que no fluye a ninguna
parte, no es saludable. Esta es la situación de la iglesia en Laodicea (Ap 3:15-19). Arrepentámonos
para salir de esa situación y el Señor pueda hacernos un río de gracia saludable.

Ez 47:12; Ap 22:1-5, 12-14, 17


18. Hemos perdido el acceso al árbol de la vida en el jardín del Edén, pero el río de la gracia de
Dios nos da la esperanza de tener acceso a él de nuevo. Con el fluir de este río llegamos a este
árbol, que da fruto de mes en mes (Ezequiel 47:12; Ap 22:1-5). No podemos aferrarnos a lo que
hemos hecho ahora, porque quizás el próximo mes habrá un nuevo fruto. Es por eso que
siempre necesitamos renovarnos. No conformarnos con lo que ya hemos ganado. Siempre
abiertos al trabajar y dirección del Señor. Las hojas de este árbol pueden curarnos, y donde
quiera que lleguemos, puede sanar a las personas. Al final, esto está en Apocalipsis 22, donde se
concluye el fluir de este río: brillante como el cristal, es vida y suple la vida de Dios. ¡Este río sale
del trono de Dios y del Cordero, y por donde quiera que pase el río, lleva vida y autoridad de
Dios para poner todas las cosas en orden! Donde hay orden y gobierno de Dios no hay maldición,
¡todo es bendición! Seguiremos sirviendo al Señor y ya no necesitaremos una antorcha o palabra
profética, porque Él mismo nos guiará.

Y quien quiera, reciba de gracia el agua de vida.

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