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Central de Ofertas
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Palabra dada por el hno. Pedro Dong, transmitido el 25/12/2022 por el Instituto Vida
para Todos, impartido directamente desde Torres Vedras, Portugal, el 12/10/2022. Texto
no revisado por el autor.
1. Hemos hablado que estamos viviendo en un momento muy especial: la era del Apocalipsis,
de los Siete Espíritus, el tiempo en que Dios quiere acelerar sus pasos, usar la Iglesia para concluir
Su Plan y hacer Su voluntad de encabezar todas las cosas en Cristo a través de la iglesia. Este es
el momento del Salmo 110:3, donde Dios llama a un ejército de jóvenes santos listos para luchar
por el Señor.
2. Los jóvenes más maduros deben ser el centro operacional de la iglesia, obedeciendo a los
ancianos y la supervisión de los hermanos, además de cuidar a los más jóvenes. Estos son los que
estarán al frente de la batalla. Nuestros adolescentes y niños también se están formando como
parte de este ejército. Que los hermanos mayores den espacio para que estos hermanos menores
cumplan la comisión que se les fue confiada. Los jóvenes maduros deben seguir la Palabra de
cerca, amar reverentemente esta palabra y reconocer que Cristo debe dirigir todas las cosas. No
es nuestra obra ni nuestra manera de hacer, pero es el Señor quien hace las cosas. Deben saber
que el encabezamiento de Cristo viene a través de una línea de hermanos hasta llegar a nosotros
y aprende a someterse, incluso si tenemos una opinión diferente. Si hay una actitud correcta de
sumisión, la vida superará y eliminará cada error. Depende de nosotros tener una actitud correcta.
3. La parte de Ezequiel 47 es otra que habla sobre el camino por el que pasaba el río. Pero es
importante ver todo el camino desde este río, que comienza en Genesis.
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6. Ezequiel 47 habla de las aguas que salían del umbral de la puerta del templo. Estas aguas
necesitaban aumentar. Es por eso que ese hombre vino hacer las mediciones, para que el agua
pudiera aumentar en su intensidad y volumen. ¿Por qué Ezequiel describe la necesidad de
aumentar el nivel, la corriente y el fluir de agua? Es porque hemos llegado al final de los
tiempos. Dios debe cerrar esta era haciendo cumplir todas las profecías. Y la iglesia es la
cargada de hacer esto, restaurando por la vida, en la condición de la iglesia en Filadelfia. Tenemos
la responsabilidad de cerrar esta era. Pero para cerrar esta era, el agua del río necesita aumentar
el volumen y la intensidad.
7. He enumerado algunos motivos acerca de la necesidad de Dios de aumentar el fluir del río
de gracia al final de los tiempos:
a) Dios necesita completar la edificación de Su casa.
b) El pueblo de Dios alcanza un vivir de acuerdo con el patrón de Dios. Solamente por
la palabra profética, el fluir del río, esto es posible. Las leyes y estatutos de la casa
(Ezequiel 43:10-11) revelan que Dios tiene un modelo, un patrón. Pero la casa de Israel
y el pueblo están en medio de la iniquidad y no alcanzan el patrón impuesto por Dios.
Para esto he repetido que el fluir del río descrito en el libro de Efesios tiene como objetivo
suplirnos de gracia, lo que hace que los miembros crezcan y maduren y ocurra la
edificación del cuerpo de Cristo. El fluir de la gracia trae la verdad y llena todos nuestros
vacíos. No queremos seguir viviendo apenas con fachadas. En el tiempo final nuestra
vida tiene que ser consistente con el patrón de la Palabra de Dios. Este río tiene que
fluir más fuerte llenándonos de realidad en nuestras vidas. Es por eso que Cristo es
el que llena todo en todas las cosas. Él es la verdad. Así, vivimos llenándonos del espíritu,
haciendo inmersión, día a día en nuestro vivir, inconscientemente, cambia y las personas
que nos rodean perciben la consistencia de este vivir de gracia, verdad, amor y luz por
medio del espíritu.
c) Restaurar el servicio sacerdotal (Ez 44). Es decir, durante 19 siglos de degradación de
la iglesia el sistema clerical ha dañado la función sacerdotal de todos los miembros de
corpo de Cristo. Cada uno de los que rescatamos en la calle, tenemos que perfeccionarlo
y ponerlo a servir en la iglesia para que perciba que es un miembro que funciona. Sólo
de esta forma es que la iglesia es edificada.
d) Normalización de todas las ofertas y fiestas (Ez 45-46).
El ministerio de la palabra necesita el ministerio de los servicios y, para que los servicios
funcionen correctamente, necesita el ministerio de ofrendas de riqueza material. Gracias
a Dios hoy, cuando hablamos de ofrendas, los hermanos responden y corresponden.
¡Y las fiestas son nuestras reuniones! No pueden ser funerales o servicios religiosos
llenos de rituales y tradiciones. ¡Gracias a Dios nuestras reuniones están cambiando! La
verdadera fiesta es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). La
inmersión, el loor, el funcionamiento del Cuerpo de Cristo son comida y bebida
espiritual. ¡Cada miembro trae alguna cosa, hablando entre nosotros hay contribución y
entonces tenemos una fiesta!
Ez 47:1, 43:1-2; 1 Ts 2:12; Ef 1:17-18; Cl 1:25-27; Rom 5:2; Jo 17:5; Rom 1:4
8. ¿Cómo sale el agua del umbral del templo? Es debajo de la puerta. De ahí salen las aguas.
El agua sale hacia el oriente porque, como en Ezequiel 43, ¡del oriente viene la gloria del Señor!
¡El agua va en dirección a la gloria de Dios! Esto se repite en 1 Tesalonicenses 2:12, con Dios
llamándonos a su reino y gloria. Dios nos está guiando a un patrón de vivir de un modo digno para
ser hechos herencia de Dios y tener a Dios por herencia. En esta herencia la riqueza de la gloria
está reservada para nosotros. Nuestra esperanza es alcanzar la gloria de Dios, y así seremos uno
con el Padre. La gloria es el Padre mismo, la fuente de gloria. Por eso Jesús pide ser glorificado
con el Padre como el Hijo del primogénito, llevando la humanidad. A través de la muerte y la
resurrección, el hombre Jesús fue glorificado en el Padre. A partir de ahí, Él se hizo el Espíritu,
que es un río de agua viva que fluye por quien creen.
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9. ¿Y cómo ocurrió eso? Jesús, como hombre, fue designado Hijo de Dios con poder, según
el espíritu de santidad y por la resurrección de los muertos, introduciendo a Jesús en Su gloria.
11. A través del flujo del río de gracia, Dios completará lo que está propuesto para esta era.
Queremos decirle al Señor "aquí estamos, envíanos". Estamos listos para cooperar con el Señor
para cooperar con el plan de Dios para esta era. Es por eso que el nivel del agua en Ezequiel 47
necesita crecer.
12. El proceso sólo estará completo cuando todas las partes del hombre tripartito sean
glorificadas: espíritu, alma y cuerpo.
Ez 47:3-5; 2 Rs 5:13
14. Según Ezequiel 47, la experiencia completa de aquellos que quieren ser vencedores pasa
por cuatro etapas, o períodos, de medición. La primera etapa son los primeros mil codos, que aún
permiten pasar por las aguas, cuyo nivel era en los tobillos. Esto nos muestra que aún no somos
controlados por el río. Cuando estamos recién convertidos, este es el primer período de nuestra
medición.
15. En el segundo período, todavía pasamos por las aguas, aún hay ese control propio. En ese
momento, las aguas están sobre las rodillas. En el tercer período, el agua da por los lomos, pero
todavía era posible pasar. En el último periodo, no logramos pasar. ¿Por qué pasar si todo el
beneficio está en el río? ¡En el río es donde debemos estar! ¡Tenemos que entender que
rendirse al Señor es la mejor opción!
16. En la experiencia de Naamán, se negó a hacer algo simple de lo que el profeta había
hablado. En el momento en que lo hizo, ¡renunció a sus recursos naturales y fue sanado! Se
sumergió en el río siete veces. Esta palabra "sumergir" significa inmergir, hundir. ¡Debemos perforar
las boyas que no nos permiten sumergirnos en el río, para que podamos vivir para el hombre nuevo!
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Ez 47:7-11; Ap 3:15-19
17. Estas aguas llegan hasta el Mar Muerto, que fue nuestra experiencia. Habíamos estado
durante tantos años acumulando y recibiendo la gracia de Dios sin llevarla a otros. Es por eso que
estábamos perdiendo nuestras vidas. ¡Pero gracias a Dios, incluso el Mar Muerto todavía tiene
esperanza! ¡Cuando las aguas de este río llegan a las aguas del Mar Muerto cobran vida! ¡Esto
debe suceder en todo el mundo! No seamos como estanques y pantanos. Esto tiene que ver con la
apariencia: tiene agua, pero no es río. No hay canal fluyendo. Debido a que no fluye a ninguna
parte, no es saludable. Esta es la situación de la iglesia en Laodicea (Ap 3:15-19). Arrepentámonos
para salir de esa situación y el Señor pueda hacernos un río de gracia saludable.
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