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BIOGRAFÍA DE

MARIO VARGAS LLOSA

(Arequipa, Perú, 1936) Escritor peruano. Con la publicación de la novela La ciudad y los perros
(1963), Mario Vargas Llosa quedó consagrado como una de las figuras fundamentales del
«boom» de la literatura hispanoamericana de los años 60. Al igual que otros miembros del
mismo grupo, su obra rompió con los cauces de la narrativa tradicional al asumir las
innovaciones de la narrativa extranjera (William Faulkner, James Joyce) y adoptar técnicas
como el monólogo interior, la pluralidad de puntos de vista o la fragmentación cronológica,
puestas por lo general al servicio de un crudo realismo.

Mario Vargas Llosa

Por otra parte, se deben también al novelista peruano importantes aportaciones


críticas y hondas reflexiones sobre el oficio de escribir, como su teoría sobre los
"demonios interiores", que intenta explicar la escritura como un acto de expulsión,
por parte del creador, de los elementos de la conciencia capaces de incubar
perturbaciones que sólo el hecho de escribir puede exorcizar. La concesión del
Nobel de Literatura en 2010 coronó una trayectoria ejemplar.

Biografía

Mario Vargas Llosa pasó su infancia entre Cochabamba (Bolivia) y las ciudades
peruanas de Piura y Lima. El divorcio y posterior reconciliación de sus padres se
tradujo en frecuentes cambios de domicilio y de colegio; entre los catorce y los
dieciséis años estuvo interno en la Academia Militar Leoncio Prado, escenario de su
novela La ciudad y los perros. A los dieciséis años inició su carrera literaria y
periodística con el estreno del drama La huida del Inca (1952), pieza de escaso
éxito.

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BIOGRAFÍA DE
MARIO VARGAS LLOSA

Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios de
literatura. Desempeñó múltiples trabajos para poder vivir sin abandonar sus estudios: desde
redactor de noticias en una emisora de radio hasta registrador en el Cementerio General de
Lima. En 1955, el escándalo que provocó al casarse clandestinamente con su tía política Julia
Urquidi (episodio que inspira la novela La tía Julia y el escribidor) agravó aún más su situación,
y hubo de recurrir a algunos amigos para aliviar su penosa situación doméstica.

En la capital peruana fundó Cuadernos de Composición (1956-1957), junto con Luis Loayza y
Abelardo Oquendo, y luego la Revista de Literatura (1958-1959), erigiéndose en estas
publicaciones como abanderado de un grupo que reaccionaba contra la narrativa social y
documentalista de aquel entonces. A finales de los años 50 pudo finalmente viajar y
establecerse en Europa, donde empezó a trabajar en la Radio Televisión Francesa y fue
profesor en el Queen Mary College de Londres.

Mario Vargas Llosa

Publicó su primera obra, Los jefes (1959), con veintitrés años apenas, y con la novela La ciudad
y los perros (1963) se ganó ya un prestigio entre los escritores que por aquel entonces
gestaban el inminente «boom» literario iberoamericano. Vargas Llosa acabaría figurando entre
los autores esenciales de aquel fenómeno editorial, y se le situó por su relevancia en primera
línea, junto a narradores de la talla del colombiano Gabriel García Márquez, los mexicanos
Juan Rulfo y Carlos Fuentes, los argentinos Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sábato o
el uruguayo Mario Benedetti.

El éxito de esta novela y el espaldarazo que supuso a su carrera literaria le permitió dejar atrás
una etapa de precariedad y bohemia. En el viejo continente, Vargas Llosa estableció su
residencia primero en París y luego en Londres (1967), de donde se trasladó a Washington y a
Puerto Rico.

La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja en ensayos como García
Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975).
En 1976, con José María Gutiérrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela Pantaleón
y las visitadoras. En 1977 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua y
profesor de la cátedra Simón Bolívar en Cambridge.

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En el terreno político, su ideario sufrió con los años profundas mutaciones. El rechazo visceral
a toda dictadura y el acercamiento a la democracia cristiana caracterizaron su juventud; en los
años 60 pasó desde un explícito apoyo a la Revolución cubana del Che Guevara y Fidel Castro
hasta un progresivo distanciamiento del comunismo, llegando a la ruptura definitiva con el
gobierno de Fidel Castro (1971) a raíz del llamado Caso Padilla.

Vargas Llosa en la campaña presidencial de 1990

Con el tiempo acabó convertido en un firme defensor del liberalismo, aunque sin renunciar a
los avances sociales conseguidos por el progresismo, y en los 80 llegó a participar activamente
en la política de su país. Impulsor del partido Frente Democrático, cuyo programa combinaba
el neoliberalismo con los intereses de la oligarquía tradicional peruana, Mario Vargas Llosa se
presentó como cabeza de lista en las elecciones peruanas de 1990, en las que fue derrotado
por Alberto Fujimori.

Decidió entonces trasladarse a Europa y dedicarse por completo a la literatura; publicó


artículos de opinión en periódicos como El País, La Nación, Le Monde, Caretas, The New York
Times y El Nacional. En 1993 obtuvo la nacionalidad española, y un año después fue nombrado
miembro de la Real Academia Española. Mario Vargas Llosa ha sido distinguido, entre otros
muchos galardones, con los premios Príncipe de Asturias de las Letras (1986), Cervantes (1994)
y Nobel de Literatura (2010). El máximo galardón de las letras universales le llegó como
reconocimiento a "su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre
la resistencia, la revuelta y la derrota individual".

La obra de Mario Vargas Llosa

Formado en el marco generacional del cincuenta (su primer libro es de 1959: la colección de
cuentos titulada Los jefes), Mario Vargas Llosa es uno de los novelistas hispanoamericanos de
mayor fama mundial, y acaso el que ha escrito el mayor número de novelas de altísima calidad.
Como narrador, Vargas Llosa maduró precozmente: La ciudad y los perros (1963) es la primera
novela peruana completamente "moderna" en recursos expresivos. La Casa Verde (1966), Los
cachorros (1967) y Conversación en La Catedral (1969) lo ungieron como uno de los
protagonistas del «boom» de la novela hispanoamericana de los años sesenta y como el más
característicamente neorrealista del grupo, con un virtuosismo técnico de enorme influencia
internacional.

Sus novelas posteriores, excepción hecha de la más ambiciosa de todas, La guerra del fin del
mundo (1981, agudo retrato de la heterogeneidad sociocultural de América Latina),
abandonaron el designio de labrar "novelas totales" que hasta entonces lo obsesionaba, y
optaron por la reelaboración (irónica o transgresora) de formas o géneros subliterarios o
extraliterarios, planteando con gran frecuencia una reflexión sobre los límites de la realidad y
la ficción que recrea aspectos de la literatura fantástica y el experimentalismo narrativo, sin
caer en ellos totalmente: la farsa, en Pantaleón y las visitadoras (1973); el melodrama, en La tía

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Julia y el escribidor (1977); la política-ficción anticipatoria, en Historia de Mayta (1984); el
relato de crimen y misterio, en ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986) y Lituma en los Andes
(1993); la narrativa erótica, en Elogio de la madrastra (1988) y Los cuadernos de don Rigoberto
(1997); y la política, en La fiesta del chivo (2000).

Obra narrativa

No cabe duda de que la narrativa ocupa el lugar central de su abundante producción. Su


magistral destreza técnica, su capacidad para hacer de cada una de ellas un mundo sólido
capaz de autosostenerse y el hecho de otorgar una total autonomía al quehacer narrativo son
sus virtudes centrales. En todos sus libros, inclusive los que como Pantaleón y las visitadoras o
La tía Julia y el escribidor podrían ser considerados menores, la forma adquiere el más alto
grado de importancia.

Su producción narrativa se inició en 1959 con los cuentos de Los jefes y alcanzó resonancia
internacional con la novela La ciudad y los perros (1963, premio Biblioteca Breve de 1962),
reflejo y denuncia de la organización paramilitar del Colegio Leoncio Prado, donde el autor
había realizado sus estudios secundarios. El ambiente cerrado y opresivo de aquel colegio
militar de Lima parece compendiar toda la violencia y corrupción del mundo actual; los
"perros" del título son los alumnos del primer año, sometidos a crueles novatadas por parte de
los mayores.

Dejando a un lado su problemática social y ética, la novela muestra una asombrosa madurez
por el trazo ambiguo y mudable de los personajes, por la precisa descripción de los ambientes
urbanos, por su trama sinuosa y por el hábil tratamiento del tiempo narrativo. Lejos de
atenuar, el experimentalismo y la superposición de tiempos, personajes y acciones intensifica
su brutal e impactante realismo y el retrato de una violencia explícita o subyacente.

Mario Vargas Llosa

Su consolidación literaria llegó con La casa verde (1966), verdadera exhibición de virtuosismo
literario cuya prosa integra abundantes elementos experimentales, tales como la mezcla de
diálogo y descripción y la combinación de acciones y tiempos diversos. El relato, que
transcurre principalmente en un burdel, presenta varias historias paralelas con un montaje
sumamente complejo, con yuxtaposición de planos temporales y cambios de punto de vista.

Tales recursos se emplean también en parte en Los cachorros (1967), cuyo asunto, un
internado, nos remite en su fase inicial a la temática de La ciudad y los perros; y en
Conversación en La Catedral (1969), amplio retablo histórico-político del Perú (con sugerencias
de libelo contra el régimen del dictador peruano Manuel Odría) compuesto a través de los
diálogos sostenidos entre un periodista y el guardaespaldas negro de un dictador. Tales

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diálogos tienen lugar en "La Catedral", nombre del modesto bar de Lima en el que comparten
sus vidas fracasadas.

En las dos novelas siguientes, Vargas Llosa pareció renunciar a los grandes temas para abordar
una vía más lúdica, en busca de nuevas posibilidades para su narrativa. Pantaleón y las
visitadoras (1973) es una sátira humorística de la burocracia militar que añade a su siempre
lúcida visión del poder un componente brutal y grotesco, emparentable con el esperpento
hispano. La tía Julia y el escribidor (1977), acaso influida por los relatos del argentino Manuel
Puig, desarrolla en contrapunto las vivencias sentimentales y el mundo de los seriales
radiofónicos.

La guerra del fin del mundo (1981), en cambio, pretende ser de nuevo una obra "total". En ella
abordó la problemática social y religiosa de Hispanoamérica a través del relato de una revuelta
de fondo mesiánico; la obra se inspira en un clásico del periodismo brasileño de principios de
siglo, el libro Os Sertões de Euclides da Cunha, a partir del cual reconstruye y elabora la trama
novelesca.

Escritor de oficio y trabajador infatigable, que ha sido galardonado con numerosos premios a
lo largo de su carrera, su prosa fue adquiriendo en sus posteriores novelas un tono medio o
periodístico, que tal vez suponga cierto descenso respecto a obras anteriores, pero que ha
incrementado su audiencia entre el público lector.

En esa dirección cabe destacar Historia de Mayta (1984), encuesta sobre un antiguo
compañero del colegio que, en 1958, protagonizó una sublevación en una localidad andina;
¿Quién mató a Palomino Molero? (1986), que es en sí mismo un proceso narrativo bajo
pretexto de una investigación policial; y El hablador (1987), sobre un contador de historias
entre las tribus primitivas de Latinoamérica. Esta última obra reveló su fascinación por la
tradición oral de la selva, región que siempre ha motivado su imaginación literaria; resulta
llamativa tal comunión con las raíces indígenas en un escritor normalmente tan cosmopolita.

Su novela Lituma en los Andes (1993) mereció el Premio Planeta; un año después recopiló sus
colaboraciones periodísticas en Desafíos a la libertad (1994). En 1997 apareció su novela
erótica Los cuadernos de don Rigoberto, en la misma línea de su anterior Elogio de la
madrastra (1988). En la tradición de la novela de dictadores, Vargas Llosa publicaría también
una obra ambiciosa y total, La fiesta del chivo (2000), en la que reconstruye con absoluta
maestría la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Seis años
después dio a la imprenta Travesuras de la niña mala (2006), una historia entre lo cómico y lo
trágico en la que el amor se muestra dueño de mil caras. El héroe discreto (2013) es por ahora
su novela más reciente.

Ensayo y teatro

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Aparte de su obra narrativa, Vargas Llosa ha desarrollado una sostenida labor crítica y es autor
de originales y profundos estudios sobre diversos autores y cuestiones literarias. Entre ellos
destacan García Márquez: historia de un deicidio (1971), dedicado a una singular
interpretación del autor de Cien años de soledad; La orgía perpetua: Flaubert y Madame
Bovary (1975), sobre el novelista francés Gustave Flaubert, el gran estilista del realismo; La
verdad de las mentiras (1990), una colección de ensayos sobre veinticinco novelistas
contemporáneos; La utopía arcaica: José María Arguedas y las ficciones del indigenismo
(1996), donde analiza la vida y obra José María Arguedas; Cartas a un novelista (1997), una
especie de propedéutica de la novela, dirigida especialmente a escritores jóvenes, y El viaje a
la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (2008), donde analiza en profundidad la vida y la
obra del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti .

Su incursión en el teatro, aunque menos exitosa, ha sido frecuente: La señorita de Tacna


(1981), Kathie y el hipopótamo (1983), La chunga (1986), El loco de los balcones (1993), Ojos
bonitos, cuadros feos (1996), Odiseo y Penélope (2007) y Al pie del Támesis (2008) son las
piezas dramáticas que ha publicado hasta hoy y en las que explora, preferentemente, destinos
individuales. Los tres volúmenes de Contra viento y marea (1983-1990) recogen una selección
de sus crónicas, artículos y otros trabajos periodísticos. En 1993 apareció El pez en el agua,
libro de memorias en el que traza un doble relato: las peripecias de su campaña presidencial
en 1990 y un recuento desde su infancia hasta el momento en que decide partir a Europa para
consagrarse a la escritura.

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