Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Alumnos: Ichiro Luis Chinen Fukuhara; Vanessa Elvira Díaz León; Lyzbeth Luque Rodríguez
Hidatidosis
Es una parasitosis producida por quistes hidatídicos, larvas enquistadas del metacéstodo del
céstode Echinococcus granulosus. El parásito requiere de distintos hospederos: intermedios
(ovinos, cerdos o bovinos) y definitivos (perros y lobos) para completar su ciclo de vida. Se debe
resaltar que el ser humano es un hospedero accidental.
Los quistes hidatídicos tienen un crecimiento irregular, su crecimiento depende del órgano
afectado y en el pulmón suele crecer rápido, generando síntomas en poco tiempo.
La infección por Echinococcus se ha descrito en todos los continentes, siendo una de las regiones
con mayor prevalencia América del Sur sobre todo en las zonas rurales. La enfermedad existe en la
mayoría de los países pero Argentina, Bolivia, Brasil, Perú y Uruguay, son aquellos donde la
hidatidosis constituye un importante problema de Salud Pública. La infección suele ser más común
en niños, sin embargo, por el lento crecimiento quístico, la mayoría de los pacientes se encuentran
asintomáticos por mucho tiempo y la enfermedad se descubre accidentalmente al realizar un
estudio de imágenes por otro motivo. En los Andes del Perú, las tasas de prevalencia observada en
un estudio entre los humanos, los perros y ovejas eran 9, 46, y 32 por ciento, respectivamente.
Manifestaciones Clínicas:
Los pacientes con quistes pulmonares se pueden diagnosticar casualmente al hallar una imagen
quística en una radiografía de tórax o también pueden consultar por diferentes síntomas como:
dolor torácico, tos crónica, disnea, fiebre, cuadros de broncoespasmo, hemoptisis. También
pueden presentarse neumonías periquísticas, en forma secundaria a la compresión del
parénquima pulmonar y de los bronquios periquísticos.
La vómica (eliminación del contenido del quiste por un acceso de tos) es patognomónica por el
relato del paciente (expectoración de membranas como clara de huevo y un líquido transparente y
salado). En lo posible, si se cuenta con el material expectorado hay que realizar un examen
microbiológico para confirmar el diagnóstico.
Diagnóstico:
En el pulmón el quiste no complicado presenta síntomas discretos como: dolor vago, tos,
expectoración o disnea y al examen físico signos de tumoración como matidez, disminución del
murmullo vesicular y soplo. Puede presentar sintomatología de insuficiencia respiratoria. En la
mayoría, los síntomas comienzan cuando el quiste tiene 5 a 6 cm de diámetro. Los quistes
pulmonares se suelen descubrir durante una exploración radiológica del tórax efectuada por otras
razones.
Las pruebas serológicas deben ser utilizadas e interpretadas en correlación con datos
epidemiológicos, manifestaciones clínicas y el diagnóstico por imágenes.
Las técnicas de ELISA o Western Blot, son de elección para obtener la confirmación serológica de
los casos sospechosos. Estas técnicas pueden presentar resultados falsos negativos, siendo de un
10-20% en el caso de quistes hepáticos, de un 40% en quistes pulmonares y con muy baja
respuesta cuando los quistes se localizan en otros órganos.
Tratamiento quirúrgico:
El tratamiento quirúrgico está indicado en todo quiste hidatídico pulmonar, sea sintomático o no.
Se debe elegir la técnica quirúrgica más adecuada para cada caso, para lograr la extirpación del
quiste, junto con la menor posibilidad de complicaciones post operatorias.
• Erradicar el parásito.
• Evitar la recidiva.
• Presentar la menor morbimortalidad.
En todas las técnicas quirúrgicas se debe hacerse todo lo posible para evitar el derrame de líquido,
que puede conducir a la siembra secundaria de la infección y / o anafilaxia.
Tratamiento médico:
Usualmente se indica terapia farmacológica en el pre y post operatorio para ayudar a la cirugía y
en algunos casos, cuando la enfermedad persiste luego de algunos meses de terapia.
Es una infección Pulmonar supurativa que provoca la destrucción del parénquima pulmonar;
constituyendo una membrana necrotizante. Usualmente el absceso se desarrolla como una
complicación de una neumonía por aspiración, la que es común en pacientes
inmunocomprometidos y con predisposición a bronco aspiración. Se debe resaltar que los
mecanismos para la formación de abscesos pulmonares varían y se pueden formar por aspiración
de bacterias provenientes de la mucosa gingival, por bacteriemia o embolia séptica secundaria a
endocarditis bacteriana.
Clasificación
Epidemiología
Durante la primera mitad del siglo pasado, una tercera parte de los pacientes con absceso
pulmonar se curaban, otro tercio morían y el restante quedaba con secuelas pulmonares graves.
Durante los últimos 50 años se ha observado una reducción concomitante de la mortalidad,
excepto en casos de inmunosupresión. Esta disminución se podría deber al incremento y mejora
de antibióticos bactericidas y al tratamiento oportuno de la cirugía. Esta patología se presenta más
en hombre que en mujeres en proporción de 5:1.
Factores Predisponentes
Broncoaspiración
o Alteración de la conciencia, alcoholismo, crisis convulsivas, eventos vasculares
cerebrales, drogadictos
Enfermedad periodontal o gingivitis
Endocarditis de válvulas derechas, tromboflebitis pelviana y propagación desde abscesos
sub-diafragmáticos.
Inmunodepresión
Patogenia
El primer daño al pulmón ocasionado por la aspiración del material de la cavidad oral o del sistema
digestivo puede ser causado por un daño químico directo sobre el epitelio, debido al material
ácido del estómago, o a las áreas obstruidas por las partículas aspiradas, posteriormente se
presenta la sobreinfección bacteriana.
Las características patológicas específicas de la neumonía por aspiración incluyen edema alveolar e
infiltración con células inflamatorias. Las bacterias aspiradas llegan al pulmón debido al efecto de
la gravedad; el bronquio principal derecho tiene mayor diámetro, es más corto y es menos
angulado que el izquierdo; por lo tanto los abscesos pulmonares se presentan con mayor
frecuencia de manera unilateral y principalmente en el segmento posterior del lóbulo superior
derecho, seguido por el mismo segmento del pulmón izquierdo y en tercer lugar los segmentos
superiores de los lóbulos inferiores
Etiología
Los casos de abscesos pulmonares múltiples, son probablemente de origen hematógeno, ya sea
como resultado de bacteriemia o de embolización séptica. El absceso pulmonar hematógeno más
característico se observa en la bacteriemia por estafilococo.
Otros organismos que pueden causar abscesos pulmonares se mencionan en la siguiente tabla:
Los síntomas típicos incluyen tos productiva, fiebre, escalofrío, leucocitosis (>15 000 células/mm3),
pérdida de peso, fatiga, malestar, dolor torácico pleurítico y disnea. Los abscesos pulmonares
también pueden presentarse en forma más indolente, con semanas a meses de tos, malestar,
pérdida de peso, febrícula, transpiración nocturna, leucocitosis y anemia. Después de una
neumonía por aspiración, casi siempre pasan una a dos semanas antes de que haya cavitación; 40
a 75% de estos sujetos produce esputo pútrido y fétido. Las complicaciones graves, como
hemoptisis masiva, diseminación endobronquial a otras partes de los pulmones, rotura hacia el
espacio pleural y desarrollo de neumotórax o choque séptico e insuficiencia respiratoria son
menos frecuentes en la era moderna de los antibióticos.
El diagnóstico clínico es muy difícil, generalmente se requiere del apoyo de diversos estudios
como:
Placa de tórax: se observa una cavidad pulmonar con líquido, evidenciada por un nivel
hidroaéreo.
Tomografía computarizada (TC): Tiene más sensibilidad, es útil para detectar cavidades
pequeñas, observar lesiones endobronquiales obstructivas y distinguir los abscesos
pulmonares de derrames pleurales. La imagen más característica de un absceso pulmonar
observada en la TC es una lesión redondeada, radioluminiscente, de paredes engrosadas
con márgenes irregulares, y poco diferenciados del resto del parénquima pulmonar, con
ángulo agudo en relación con la pared torácica.
Estudios microbiológicos: Incluyen frotis y tinción de Gram del esputo, cultivos especiales
para anaerobios
Tratamiento
Debido a que el absceso pulmonar suele drenar espontáneamente hacia el árbol bronquial, se
realiza tratamiento médico exitoso, en la mayoría de los pacientes (80-90 %), con antibióticos de
amplio espectro y drenaje postural. Quedan reservados los procedimientos quirúrgicos, en caso de
falla del mismo o complicaciones.
La duración del tratamiento antibiótico aún está en discusión. La evolución clínica favorable, la
mejoría en el laboratorio y principalmente la radiología del paciente son fundamentales para
definirlo.
La administración por vía parenteral se indica hasta que el paciente se mantiene afebril y se
comprueba tolerancia oral constante. Posteriormente se puede completar el ciclo terapéutico
mediante vía oral, el que debe extenderse de 4 a 6 semanas.
Las resecciones pulmonares son necesarias en menos del 10% de los casos, quedan reservadas
para aquellos casos de abscesos neoplásicos resecables y operables, o si existe una grave
destrucción pulmonar que se considere irreversible y con capacidad de generar complicaciones
evolutivas graves. Desde el punto de vista técnico puede llevarse a cabo una segmentectomía si el
absceso es de tamaño limitado. De lo contrario, la resección más efectiva es la lobectomía del
lóbulo afecto, a no ser que exista una afectación masiva que haga inevitable una neumonectomía.
Empiema pleural
Ocurre cuando hay una invasión bacteriana del espacio pleural, o en otras palabras acumulación
de pus en el espacio pleural, proveniente de una infección pulmonar.
Si el empiema ocurre de manera secundaria a una infección supurativa del pulmón, que se origina
por cambios en la presión hidrostática u oncótica, (como neumonía, absceso o bronquiectasis) se
le conoce como empiema paraneumonico (aproximadamente 60% de los casos). Otras causas son
post cirugía (20%), trauma (10%), ruptura esofágica, infecciones del mediastino o pared torácica,
fistula broncopleural, instrumentación en el espacio pleural (toracocentesis, colocación de drenaje
de tórax, etc).
Los factores de riesgo incluyen: neumonía bacteriana (principal causa de exudado pleural, sin
tratamiento adecuado se desarrolla un empiema), trauma torácico, absceso pulmonar, cirugía
torácica.
En pacientes con un empiema crónico mal tratado, pueden ocurrir erosión hacia la pared torácica
(empiema de necesidad), condritis, osteomielitis de las costillas o cuerpos vertebrales, pericarditis
y abscesos del mediastino.
3. Etapa organizativa (4ta semana en adelante): En esta etapa existe una proliferación de
fibroblastos en las capas pleurales que impide que el pulmón se expanda correctamente y
creando un espacio pleural persistente con potencial a una infección continúa. El exudado
es un pus espeso con un contenido de proteínas >3g, pH <7,20, glucosa <40mg/dL.
Diagnóstico
Las manifestaciones clínicas incluyen el esputo fétido, dolor precordial pleurítico e intensa
hipersensibilidad de la pared torácica, fiebre persistente a pesar del uso de antibióticos. Ante este
cuadro se debe realizar control radiológico.
En una radiografía de tórax el hallazgo más temprano de derrame pleural es la obliteración del
ángulo costofrénico. Se necesitan más de 75 cm3 de líquido para que pueda verse
radiológicamente. Las radiografías en decúbito lateral pueden revelar pequeñas cantidades de
líquido, no visibles con los radiografías de rutina. Los líquidos libres (no tabicados) se movilizan
fácilmente y los cambios de posición del paciente pueden ser muy útiles para aclarar imágenes
sospechosas en los rayos x de rutina.
Se puede obtener un exudado fétido mediante toracocentesis, el cual ayuda para determinar la
terapia farmacológica.
Tratamiento
Las metas del tratamiento del empiema son: drenaje de pus, reexpansión del pulmón, y la
erradicación de la infección.
Sin embargo, los derrames pleurales no siempre requieren de drenaje, sobre todo si no hay
bacterias en el fluido pleural. La decisión se debe tomar luego de realizar una toracocentesis y
examinar el líquido extraído del paciente. Si se observa un líquido transparente, el drenaje no es
necesario por el momento y se debe realizar terapia farmacológica y seguimiento del paciente.
Pero si el líquido tiene características de pus (oscuro, con pH menor de 7,2, presencia de bacterias
y células, etc) o luego de haber iniciado la terapia farmacológica no se ve mejoría del paciente
luego de 7-10 días y en una nueva toracocentesis el líquido se torna purulento; se debe realizar el
drenaje mediante un tubo torácico y continuar con antibióticos.
El empiema pleural en la fase exudativa puede ser tratado con tubo torácico y antibióticos. El
tratamiento en la etapa fibrinopurulenta podrá exigir agentes intrapleurales fibrinolíticos y debe
hacerse en consulta con un cirujano de tórax. La uroquinasa es un poco más eficaz y tiene menos
efectos secundarios que la estreptoquinasa en el tratamiento de empiema pleural. Para tratar
adecuadamente a los derrames tabicados es necesario el tratamiento quirúrgico, que incluye el
lavado de la cavidad pleural y cuando se encuentra en la fase crónica (organizada) deberá
realizarse decorticación pleural (la eliminación de la cáscara fibrosa). Otras opciones quirúrgicas
incluyen la Videotoracoscopia, toracotomía abierto, resección costal y drenaje abierto
(Toracostomía o Ventana torácica) para facilitar el drenaje y prevenir la sepsis crónica recurrente.
Clasificación y tratamiento de derrame paraneumónico y empiema:
Tratamiento médico
El tratamiento antibiótico inicial debe proporcionar cobertura para los patógenos esperados. Un
esquema antibiótico típico, del estadio agudo, generalmente paraneumónico, incluiría una
cefalosporina de tercera generación (cefotaxima o ceftriaxona) y vancomicina. La terapia con
antibióticos puede ser ajustado de acuerdo a los resultados del cultivo del fluido. El tratamiento
antibiótico inicial para el empiema subagudo o crónica debe incluir la cobertura anaeróbica, y un
régimen típico sería la clindamicina y una cefalosporina de tercera generación (cefotaxima o
ceftriaxona).
Tuberculosis Pulmonar
Es una enfermedad respiratoria de gran importancia en nuestro medio puesto a que la población
es muy susceptible a la infección por esta bacteria. Antes de desarrollarse los medicamentos
actuales, el tratamiento de la tuberculosis era quirúrgico basándose en la propiedad de la bacteria
de ser aerobia estricta. Se realizaba mediante colapso alveolar dejando así al bacilo sin oxígeno,
produciendo su muerte.
Patogenia
La reactivación de una tuberculosis previa suele darse en los segmentos pulmonares más aireados.
Si el paciente es inmunocompetente, se producirá una necrosis caseosa en una zona localizada del
parénquima pulmonar, que evolucionará a absceso. Este absceso tuberculoso puede comunicarse
con el árbol bronquial, lo cual ocasiona una expectoración bacilífera y la cavitación del absceso
debida a la entrada de aire. A partir de este momento la enfermedad puede quedar controlada,
involucionando a un colapso de la cavidad (esta cavidad puede ser asiento de sobreinfecciones,
siendo típica por Aspergillus), o puede progresar a mayor destrucción parenquimatosa y/o
comunicación con el espacio pleural (produciendo un empiema tuberculoso).
Por otro lado, debido a la intensa inflamación con hipervascularización periférica que se produce
en la zona, puede existir erosión vascular y necrosis parenquimatosa, lo que desembocará en
cuadros de hemoptisis que pueden ser mortales. En caso de que el paciente se encuentre
inmunodeprimido se producirá la diseminación hematógena micobacteriana, con consecuencias
sistémicas y en otros aparatos.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas en los pacientes con tuberculosis primaria se han observado
aproximadamente en un tercio de los casos. Los síntomas incluyen fiebre y dolor en el
pecho. También se puede observar dolor retroesternal y el dolor interescapular, los cuales se han
atribuido a ganglios linfáticos bronquiales agrandados. El examen físico es generalmente
normal. La anomalía radiográfica de tórax más común es la adenopatía hiliar. Otras
manifestaciones incluyen derrames pleurales e infiltrados pulmonares.
Diagnóstico:
La detección mediante cultivo suele ser muy lenta debido a que la bacteria demora de 30 a 90 días
en crecer. Por lo general se utiliza el medio de cultivo Löwenstein-Jensen, incubando a 37°C y en
atmósfera con dióxido de carbono. Por otro lado, la detección mediante baciloscopía se realiza de
forma seriada durante 3 días. Debido a que el bacilo tiene un alto contenido lipídico en su
membrana, se debe usar una tinción especial para poder observarlo. Esta tinción es conocida
como tinción Ziehl Neelsen.
Otras técnicas de tamizaje que ayudan al diagnóstico temprano de la enfermedad son el PPD y la
radiografía de tórax. El PPD es una prueba cutánea que consiste en detectar reacción hacia las
proteínas del bacilo, indicando si el paciente ha tenido o no contacto con el bacilo. En cuanto a
radiografía, las lesiones que se esperan encontrar en un paciente con TB son cavidades que por lo
general se encuentran en las zonas apicales.
Actualmente se han incluido las Técnicas de amplificación de ácidos nucleicos (NAA) como la
prueba Xpert MTB / RIF, debido a la lentitud del cultivo de las micobacterias, estas técnicas de
biología molecular permiten la amplificación de secuencias de ADN y de ARN específicas del
complejo M. tuberculosis se desarrollen ampliamente en el diagnóstico de la tuberculosis,
permitiendo un diagnóstico rápido. La prueba Xpert MTB / RIF es un ensayo de amplificación de
ácidos nucleicos automatizado que puede identificar de forma simultánea M. tuberculosis y la
resistencia a la rifampicina en dos horas
Tratamiento médico:
Gracias a los avances actuales de la medicina, ahora se cuenta con tratamientos farmacológicos
altamente efectivos en combatir la enfermedad. El tratamiento consiste en un cóctel de drogas
por dos razones. La primera es que el uso de una sola droga lleva a la selección de bacilos
resistentes contra esa droga, desarrollando resistencia hacia la misma. La segunda es que nada
garantiza que solo exista una cepa presente en el paciente, pudiéndose encontrar cepas
resistentes a un fármaco pero no a otro.
Los fármacos de segunda línea se utilizan en caso de TB resistente o cuando los de primera línea
producen efectos secundarios en el paciente.
Tratamiento quirúrgico
En los casos de TB resistente (MDR y XDR), en pacientes en los que los fármacos solos no surten
efecto, y paciente con BK (+) persistente, se indica la cirugía de resección pulmonar, que puede
ser: neumonectomía, lobectomía y segmentectomía.
Primarias: Las indicaciones primarias del tratamiento quirúrgico son por la presencia de
mycobacterias en esputo. La indicación se establece por fracaso del tratamiento médico con un
margen de tratamiento de 6 meses con presencia continuada del germen en lesiones tuberculosas
pulmonares destructivas. Este cuadro es muy raro y se suele asociarse a mycobacterias atípica
como M. kansasii y M. avium complex. Otras indicaciones primarias son: presencia de una
neoplasia concomitante, hemoptisis masiva, neumotórax, fístula broncopleural no solucionable
con tubo de drenaje pleural y un empiema.
Aspergilosis
El Aspergilus es un hongo que está ampliamente distribuido por el suelo y el aire. Los agentes
causales de la enfermedad en humanos son A. fumigatus, A. niger y A. flavus, de los cuales el
Aspergillus fumigatus -complex es el agente etiológico más frecuentes, independientemente de su
forma clínica o estado básico.
Diagnóstico
Se debe mencionar que el diagnóstico de la aspergilosis suele ser difícil y requiere la demostración
de Aspergillus en biopsias o cultivos, aunque el riesgo de contaminación por hongos del ambiente
es alto.
También indican que si se sospecha aspergilosis pulmonar invasiva en un paciente, se debe realizar
una tomografía computarizada de tórax, independientemente de los hallazgos en la radiografía
torácica. Así mismo, se recomienda la broncoscopia con lavado broncoalveolar en estos pacientes,
a menos que los trastornos concomitantes importantes (como la hemorragia o la hipoxemia grave)
lo impidan.
Métodos serológicos:
ELISA para detección del antígeno galactomanano tiene un rendimiento del 80%, y se
considera diagnóstico para niveles superiores a 0.5-0.8 nanogramos por mililitro, siendo
además, indicación de tratamiento precoz (aún sin clínica). Este test puede ser falsamente
positivo en algunos pacientes que hayan recibido poco tiempo antes algunos antibióticos,
productos intravenosos que contengan gluconato o una transfusión de plaquetas.
La PCR es más sensibles que el cultivo en la detección del hongo en la sangre y en los
líquidos de las vías respiratorias. Pero estos análisis no se han normalizado ni validado
para la utilización clínica sistemática
KOH: Es una técnica sencilla que permite la observación inmediata de la muestra clínica ya
que disuelve más rápidamente los elementos celulares de los hongos (protegidos por la
pared celular).
Tratamiento médico:
El voriconazol y la anfotericina B liposomal son el patrón oro en pacientes que requieren terapia, y
el posaconazol, el itraconazol, la caspofungina y otras equinocandinas son alternativas eficaces.
Tratamiento quirúrgico:
En cuanto a la aspergiliosis invasiva, ésta es una complicación grave que ocurre generalmente en
pacientes inmunodeprimidos y que se caracteriza por una bronconeumonía necrotizante e
invasión de vasos pulmonares, provocando trombosis y hemorragia. El pronóstico es fatal en la
mayoría de casos, por lo que la detección temprana de la enfermedad juega un papel importante.
Indicaciones relativas para la intervención quirúrgica en el tratamiento de la aspergilosis invasiva.
Referencias Bibliográficas