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BIBLIOTECA NACIONAL
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Quilo-Ecuador .1
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En nuestros tiempos las riquezas son el fundamento
~ Aníbal alognbu •1uc tnclos snA triunfos los babia debido it su. móri!o
/llll'¡;oonal 1 y quo pot' !auto ora .:C:ti{WL'iur ú t\!Ajorlllm. 'Lw:rAN0 1 Diálogo tle
ltM muertos.) ·
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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
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éstas :i la democracia el tlaco servicio de decir que las
obras de la Comuna son Ja encarnacion de sus ideas? No
es fL culpa de los principios si los hombres pierden la
raz;on : l:1 Acrópolis no fué deslruida por los demócratas
de Aténas sino por los bárbaros. :Mazzini ha imperado
en Roma, y San Pedro y el Vaticano están en pié. Las
enfermedades sociales son tonibles : cuando se les va
el juicio, los nobles hacen otro tanto rp1e los plebeyos.
ln San Brwtolomé no fué proeza do socialistas, comu-
nistas ':l rlemagogos : reyes manrlahan y nobles ejecu-
taban. Lct rovolucion de IR Mnntaí"ífl y la Gi1·omla lo dió
un golpe morlal á la RL"istocracia europea; la de Belle-
ville no hirió sino fi la demoemcia misma. A la demo-
cracia no; it la demagogia : e1 escorpici~ tuet·ce la col:.l y
se hinca en la nuca su pua envonenmla. Por rlesdicha
ese escorpio'í1 es como la hidm de Lerna ; tiene den
cabezas y nunca mnere del torio. Miéntm:-; hayQ cLespo-
tismo.y lieaní::t de uno ó Lmos pocos, ha de haber despo-
tismo y tiranía de muchos : la realclnd necesita un con-
trapeso; la demagogia nace de la oligat·quía. Se quejan
de los hechos del puehlo los r¡no sostienen y fomentan
el absolutismo tir~.nico do uno l:lolo; y no ostán en lo
just~\f.uando todos se mirlan eon la razou, y los dolwres
y de1·eehos do torios pongan lct sociedad humana eu per-
feetu equilibrio, los pueblos serán fflliees. La gran revolu-
eion francesa fué monslruo bienhechor : la, do la Co-
muna, la ehiquita, r-o media sangl"illlnta, y Jmda n)ás. En
la primem ardió el fuego de la libertad ; en la Regumla,
la Oomuua alargan lo~ lusilos snbru úl, cae r1[} rotliltLS y echa la bondicion
ü ~us \'Crdugns, Lulivu su a(lelauta luír:io. él y le apagcL su mvólvm· ou u!
pecho: Toma, lo dir.n, us{fl e; mi bJm.Hc;ion.
~ P.l ilrbol dahajo rk1l cual \Vellin glon e3lab[!. coutmnplando (u lmlnlla dR
Vhi'~rloo, y, llfJraudo, segnn dicon, no flxi~le ya: lo c.orntH'Ó un ingJo-; no
lla mnchu 1 y so lo llevO á su c:um.. 1. t:uaudo nlm inglos quiso 1.::omprar el
t\lcAzar do Sevilla par~ llavúrscto a !nghle•·ra 1
EPISODIO
(}J'~, (§?:0;~\;
porio.
•.. \ i
\\j' ./ / \(-~·\\ '. ·)),r,))
A ley de cl'istianos prescindiríamos de haiil~(~ ,la,, //· i
(,
-80 ~
COMENTARIOS
EN EL GÉNERO HUMANO
¡
Los gl'iegos poseían el arto de imprimÜ' direccion á la
belleza, y mm crearht, medümte cierlo:-~ procedimientos
y reglas aplicadas al cuerpo humano, cuando éste, gra-
cias á la doeilidacl de los wiembros, era aun capa~ <.le
reeíhír la moeioG exterior que le forzab-a {t rlesimvolv:er
sus formas de la mnncra mús adecuada pant C[LW resul-
tase un conjunto serlnctor. Ese }},¡:t~ se ha perdido
"""':J.
~·,,..,.-·
·<
mortales asombrarlos como Genio superior ~t los séres
que pueblan la tir.r·ra.
\ \ \.,
A J'uerza de suposicion1~s esl.oy en un tris de dar ~·on, · '·
el arte cuya dosaparirion nos üaliamos lamentando :
mucho es que no lo dé yo por descubi81'to, con lo cual,
pasando de investigador sensato, daria en solista anda;.:
ó en gracioso parlanchin que hace fisga ele ws bené-
volos lectores ..Pues no ha querido el ol.ro dia un gentil
8
feo¡.; han de vivir en los infiemus los que solll'e feos son
tontos y pícaros. Los que, si no con las virtudes práeti-·
cas, con la. buena int.eneiou nos estamos recomonclanrlo
á Dios de i.lia y dr, nuehe, y poniendo de nuestra parte
p,l huir d(J crimene:> y vicios, no seremo:> como los espí-
ritus de belle;.:a perfecta tlenlro de Jos cuales habita el
señor, pAru dejat'emiB ele ser feos y desgraciados, y se-:
remos itngeles de feliciüall y hAnnu~;ura. i-\
Así él está bañado del fresco rocío ele las montañas ele
Inisfail en las heroínas do Ossian, esas mujeres nubes
que descienden sobre sus adoradores, los cii·ctryen en
forma de niebla sobrenatmal, brillan como el íl'is ele las
c.::.~::oas de M01·ven, y se pierden por el espacio desvane-
cidas en ~uspieos que quedan resonando en los oidos de
los guerrel'Os, semejantes al murmurio de los manan-
tiales invisibles que corren por los bosques. Todo es
espíritu en esas bárbaras encantadoras : aman á sus
héroes, les infumlen valor con su aliento, los siguen á
la batalla pat·a verlos mot'ir, ó los esperan en una roca
donde ellos las hallan muertas. Por las heridas mismas
de los amantes y las amadas corre un fluido sutil, como
Echo ele ver ahom que tiré por largo cuando dije que
una mujer podia llamarse jóven hasta los cuarenta años.
Pero en realidad de verdad no elije eso, sino que podía
ser hermosa, dando de barato que cierta madurez de
corazo~ -y abundancia de mundq, demonio y carne
suplan ventajosamente el frescor de la rosa que empieza
á desabotonarse. y romper hácia afuera, embelesándonos
1
l
ri1anos y uúas lat·gas, y piés que están chorreando po- 1
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hijas de Eva en esos semilleros de gracias que hemos
.designado con los nombres ele Páfos, Chipre, Gnido,
Corinto, Lésbos y Amatonte. Preguntad á los sabios de
<< El Banquete » cuál es el objeto ele la aclmiracion que
EPISODIO
EL OTRO 1\IONASTICON
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)
Como el suceso que voy á referir: es v~rdadoro en sus-
tancia, seeá misel'icoedia ocultm· lo~-ííombres, bien así
de la ciudad donde ocmrió, como de los personajes que
actúan en él con violacion atorrante de las leyes divinas
y humanas. Y para rehuir la enojosa inicial con que
suele indicarse un pueblo ó un individuo, tomaré do la
nada la donom,inacion ele una ciudad perdida y muerta
en el seno de los bosques del Nuevo Mundo. Entt'e las
que los conquistaclol'es fundaron con más fama ele gmn-
cleza, recordando pot· ventura o tras del antiguo con ti-
nente, hallábanse Logeoúo y Zamoea, sólo de nombre
conocidas en nuestro siglo. Es fama que los abot·ígenes,
saliendo á deshora de lo profundo de las sol vas adonde
se habian retirado, degollaron varones, viejos y nii'íos,
y cal·garon con las mujeres á las impenetra,bles guaridas
O déesse immortclle,
Ecoute done ma voix,
Toi qui tiens en Lutelle
1\lon pouvoir sous tes lois,
Afin que si ma vie
Se voit en bref tarie,
Ta crnauté
La confesse périe
Par ta seule bcauté.
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DE LA BELLEZA ARTIFICIAL
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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
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mos en un hospicio, si hospicio hubiera donde os sir-
viesen re-yes á la mesa -y reinas os quitasen los chapine::;.
El blanco anexo á la mujer es como el blanco natural
en la leche: si lo cubl'is por mejorarlo, echais á perdet·
el acierto de la naturalezay.Las obras maestras de escul-
tura, las gmndes fábricas de Aténas, el templo de Júr .-
.ter, el Parthenon ponian la fachada al mundo, limpia
de ingredientes superficiales que ocÚltaran la sublime
belleza que los ha vuelto célebres: ni cal, ni estuco, ni
yeso. Así el rostro de Minerva, el de la Vénus púdica
no admite las ridículas embarraduras con que las mu-
jeres, más bellas que esas divinidades sin alma, viven
empefíadas en afearse y envejecerse ántes de tiempo.
Qué delirio es ese, niña? La azucena se contenta con
sus gracias propias, y no pasa por la vergüenza de pe-
dirle á la tiza una misericordia de blancura : el armiño
no se queja del Hacedor, ni va á hurtar lo que le falta:
la paloma, con lo que es suyo la ayude Dios, satisfecha
se halla, y no procura volverse blanca la azul, ni la
azul blanca. Dice por ventura una de estas avecitas: A
mí·nü me ha puesto collar la naturaleza; yo me he de
envolver un arco íl'is en el cuello? Dice otra: A mí no
me gusta este importuno tornasol; yo quiero pecho y
cuello como la nieve? Todos los séres vivientes se hallan
conformes con lo que han sacado del vientre de sus
madres; la mujer, la mujer tan so.lo, el más bello y
seductor, no está contenta con sus incentivos, y va á
. postrarse ante las más ruines sustancias, para labrar
una belleza despreciable con la cual mata lw que ambi-
cionan los ángeles del cielo.
_~ Joann., vz.
• Apologético.
16
' En Wieslmden. El Gouiomo pone las dos tercems partos; lo3 oKlmnjoros
llenan el presupuesto do osa lmnéfica ins!itucion.
EPISODIO
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comunican uno como calor divino, vuelve al convento
cnn-- santa melancolía. No lee sino dos horas por la
noche: su sueño, como de varon justo, es el de un
niño. Torna la auml'a, loma él á sus obligaciones y cos-
tumbres.
Este es el sacerdote evangélico, el cura perfecto.
' \
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magia. Este era un propietario que se daba maña en
sacat· de una heredad reducida cosechas más abundantes
y mejoees que los deos de sus extensas posesiones.
Cómo, decían éstos, el miserable Cayo Fmio Cresino,
esclavo ahora cuatro clias, obtiene ele su puí'íaclo de
tierra más fmtos y de mejor calidad, que nosotros de
nuestms graneles heredades ? Esta no puede ser sino
obra del demonio; y le acusaron de arte 11.1ágica. El edil,
sentado en su alta silla, está espe-rando al reo : el pueblo
inunda el Foro : Cayo Furio Ceesino se peesenta eodeado
de sus gañanes, seguido üe sus bueyes, aaastranclo en
pos ele sí las herramientas y los utensilios de su labranza.
La gente, bien vestida, es robust.a, gracias á los buenos
y abundantes alimentos: los bt·ar.os J.e esos gallardos
campesinos, gmesos, nervudos, son los de Hércules. El
timon del arado, un árbol entero, no los aflige, ni al
buey que lo tira, ni al mozo que oprime la reja contra
el suelo. La cerviz de esos animales pueüe sustentar
un monte y armstrae una ciudad : así es que los surcos
que ellos abren son ·profundos. Cada azada pesa una
arroba: las hoces parecl:)n eimitanas. Romanos! dijo
Cayo Furio Cresino, hé aquí mi magia: estos jornaleros,
estos animales, estas heemmientas son las malas artes
ele que me valgo pam obligarle á mi pegujal ú producir
más que sus grandes haciendas á mis malquel'iontes. En
cuanto ú mis dias sin descanso, mis noches sin suei':io,
mis fatigas y sudores, üo me es dable poneeos á la vista.
Rompen los circunstantes en ap1ausos: el reo es ab-
suelto poe unanimidad; y los acusadores, conidos, se
escmren por allí, huyendo la rechifla del pueblo. No se
trabaja en Roma?
1
~ Des ccmses de ln g¡•rtnrlcm· et ele ln clécctilence tlu peuple romain, Mol'i-
TESQUIEU.
!
se quieren castigar, porque no se resuelven todavía)
{t tener por buenas las leyes del Redentor ciertas na{
ciones que ponen la monta en el nombre, y no
en la esencia de las cosas. No quereis ir á Roma,
por no oir los alcfridos del esclavo ; pues no vayais
tampoco al Brasil, nacion cristiana; no vayais á Cuba,
católica-apostólica-romana. A los Estados-Unidos, desde
ayer, ya pocleis ir: Lincoln os ha abierto las puertas.
¿ Pol'que afeais á Roma con esa excl'ecencia que así des-
lustra á los antiguos como á los moclemos? El cristia-
nismo acabará por extil'pal' ese nefando abuso : el Evan-
gelio no suft·e la esclavitud: el Salvador muere por el
género humano. No, no iremos á Roma á buscar la es-
clavitud, pues el hombre de bien no busca en ninguna
parte sino lo justo y lo bueno. Y echad de ver una cosa,
que yo he querid0 ir á Roma, y de ningLin modo á la
infame Capadocia; que el pueblo romano es quien me
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• DioiJisio de Halicaruaso.
~·\:, ':}}~/
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como Antonio, os tmigan su cabeza y sus manos. Le
. alcanzaron, le cogiemn·: ya le llevan al profeta manía ..
taclo. Mas él ciega á los veeclugos pM la fuerza de la
oracion, y les dice : Venid acá conmigo. Y cuanc\postán
en la plaza ele S<1maria, se clil'ige á Dios exclfrrri"~ndo : ·
Abrid, Set'íor, los ojos á estos desgraciados pam que
vean donde están. El pode¡· de la santidad no sufre
contraresto : Lot huye de Sodoma do úrLlt:a del Altí-
simo: Elíseo ciega á los esbirros: á Ciceron no lo alcanza
el fuego do las ciudades malditas. Ni cómo le ha de
alcai12~r, cuando es casto? ni cómo le ha ele alcanzar,
cuando si viviera en tiempos posteriores á Jesus
hubieea sido canonizado? ni cómo lo ha de alcanzat·,
cuando ni cometió crímon ni conoció vicio en el
mundo? (( Al gl'an maestl'O, al mayo¡· ele los doctores,
al. santo, 1> ésta es la inscripeion que, tomada ele la
China, hil puesto el género humano on la fachada del
templo invisible que ha el'igido á Cir.el'On. Si el infamo
tt'iunviro uó buhiese dispuesto arbitrariamente ele la
vida do! grande hornbre, ésto, como Eclipo, no habría
tenido muel'te naLL1l'al : desvanecido en presencia do los-
hombt·es: habría subido al cielo on alas ele los ángeles.
Enoc desaparece anebatado poi' la palalmt divina : Elías
se encumbra sobro un globo de fuego misterioso. El
que al morir puede exclamar : (( l\'Ie siento cqnvertit· en
un dios! )) seguro está que su ángel do la guarda, ó su
Genio, le ha guiado siempt'e por caminos opuestos á los
do Socloma y Gomorra, donde c.rímenes y' vicios llevan
adelante un carnaval peri)etuo. Puesto que la virtud di-
vina óbra en vosotl'os, segun clecis con sobrada impie-
dad, haced descender por la fuerza rle la. omeion lns
" Nusquam solus cum solo progrcderetur, nec solus puer secretius illi
lor¡ui ausus essel.
COMENTARIOS
Ese cmiclt·o que pinté, no ele tan mala mano como us'-
tecles piensan, no solamente es fiel, pero tambien tiene
sú objeto. Contemplo á mis pt"S el Foro Romano : las
hiinas del Coliseo se encumbran allá solitarias y funes;.
tas : un buho está gritando entre la paja que ha crecido
en sus totlts paretles : el templo de la Paz, no ménos
gránde, se me presenta de niás cerca. Los m·cos de Tito
'y'cle Severo; los escombros del monumento dé Jan o;;
la oscura lJoca por donde sé clesdeilcle al palacio de
Augüsto ;. una Mlumna érguicla ella sola: entre monto-
nes ele casco te ; un pedazo ele arco que se sostiene: á lb
largo de veinte siglos; y al frente, allá más léjos, el
Qué tieile que ver nuestro clulcí~imo Jesus con las alter-
caciones gl'ama.ticales el-e dos pedantes como nosqtros?
Conque Jesus hasta para echar mentiras y t~ntadas?
Hombre que no está en gracia, ningun túmino ha de
proferir ménos que ese tan lleno de verdad y dulzura.
COMENTARIOS
ser útil, salvo que seré permcwso para los que juzgan
funestas la propagacion de la verdad y la clifusion de las
luces. He acumulado sobre uno solo la crítica ele muchos
hombres de mala candencia, ponrue al fin preciso es
que haya un chibo emisario, ó uno que cargue con los
pecados de todos. Sin la resistencia que solemos oponer
algunos he1·ejes, como nos llaman en América los cléri-
gos á los que algo estudiamos y nada robamos, religion,
'"moeal, política, literatura, perdidas fueran. Todos esos
á quienes se clirigela Réplica ú un sofista son miembros
correspondientes de la Acaclemb Española, mentira pa-
rece. Un pobre hombre de cuyas virtudes literarias yo
no hacia caudal, vino un dia á mi casa y me dijo : «El
Cosmopolita >> está bueno; pero en adelante yo he de
poner la puntuacion. >> No me he consolado de esta
desgmcia sino cu.anclo he sabirlo que á escritores de
más fuste que yo les ha ofrecido tambien su puntuacion,
como hizo con don Tomas Cipriano ele Mosquera en
Lima. No sea usted tonto, !lon Juan, me dijo otra vez el
· mismo académico de la Al'gamacilla; no se puede decir
que le huimos al diablo, ni que el diablo nos huyo. Está
bien : no le huimos al diablo; pero al cocodrilo sf; y al
orador do Capmany pochán muy bien huido las pala-
bras, lo mismo que á los Argm;usolas el tiempo. Cuando
ignorantones como ése son miembros correspondientes
ele la Academia, y se conceptúan abonados para vendet'
sus conocimientos y regalar su puntuacion, ¿qué espe-
ranza le queda á un pueblo ele llegar á set· sabio ni culto?
Pobre historia en manos de un embusterq, pobres hu-
manidades en poder ele un menguado presuntuoso!