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II Y ÚLTIMO
(1) James Brown Scott; The Spanish Origin of International Law. Francisco
de Vitoria and his Law of Nations. Washington, 1932.
(1) He aquí los principales fragmentos del Acta de Fundación :
fEl día 14 de julio de 1926, se reúnen en Madrid los abajo firmantes,
respondiendo a una invitación de los señores José de Yanguas, Benja-
mín Fernández y Medina y Eduardo Callejo, para examinar un pro-
EX IV CKNTENARIO DK LAS REFECCIONES DE VITORIA 115
Dije antes que el libro del Sr. Brown Scott, sobre las doctri-
nas de Vitoria constituye un anticipo del homenaje internacional
De la exactitud de esta aseveración, habla la obra toda del pro-
fesor de Washington, y, singularmente, el pasaje en que compara
las Relecciones Teológicas con el tratado De Jure belli ac PacL;,
del jurisconsulto holandés Grocio, considerado indiscutiblemente
hasta reciente fecha como el padre del Derecho internacional mo-
derno :
«Vitoria dibuja —como diría un arquitecto— el templo de la
Justicia internacional, al que Grocio había de agregar los detalles
del dibujo acabado.» Y continúa : «De este breve e imperfecto
sumario de los principios expresados o innatos en la ley de las
Naciones de Vitoria, vemos que es en parte la ley actual de las
Naciones, y en parte no pequeña, la ley futura de las Naciones.
Francisco de Vitoria, profesor de Prima de Teología en la Uni-
versidad de Salamanca, no fué solamente el fundador de la ley
de las Naciones, sino el profeta del más moderno Derecho inter-
nacional.*
El tratadista anglosajón y protestante, termina con esta frase
escueta pero expresiva : «Vitoria, el español, nació en 1483. Cien
años más tarde, Hugo Grocio nacía en Delft» (1).
ENVIÓ:
JOSÉ DE YANGUAS
Hacia u n a España corporativa
III
EL RÉGIMEN SINDICAL
gando cada vez más entre los obreros, y las primeras fuerzas
políticas favorables a sus reivindicaciones se dibujan en el hori-
zonte. Al compás de estas realidades, el socialismo desciende de
los campos especulativos, para adoptar actitudes más combativas
y eficientes. Luis Blanc (1813-1882), en su libro La reorganiza-
ción del trabajo, propugna por la estatificación de las industrias
privadas, formando con ellas talleres nacionales confiados a la co-
operación de obreros e ingenieros, quienes debían distribuir los
productos en tres partes : una, en forma de participación directa,
que beneficiaría a sus miembros según su capacidad ; otra, para
la acción social, y otra, para mejora de material, útiles y fondo
de reserva. Tal sistema, ensayado durante las jornadas revolucio-
narias de Í848, fracasó estrepitosamente, y el blanquismo, con sus
inclinaciones democráticas, fué cediendo paso a las teorías ultra-
individualistas de Proudhon (1809-1865), padre del anarquismo
contemporáneo, por su enemiga contra las formas de gobierno,
cualquiera que éstas fuesen. Ante los afanes socializadores, cuya
persistencia sólo podía engendrar un Estado absorbente y tiránico,
Proudhon se mostró favorable a la descentralización máxima, de-
clarándose igualmente enemigo del comunismo que de la propie-
dad particular ilimitada. Su ideal era que la sociedad humana se
organizase en cooperativas de producción y consumo, ensambladas
armónicamente por medio de Bancos populares, al objeto de atri-
buir todo el beneficio al trabajo, reconocido como única y verda-
dera fuente de riqueza. El cam.ino que aconsejó seguir a los obre-
ros, para el logro de tales aspiraciones, consistía en la práctica
de la sindicación, oponiendo al despotismo del Estado, el frente
único de las clases trabajadoras.
Todas estas doctrinas crearon un ambiente propicio para que
el proletariado europeo sintiese el estado de inferioridad en que
vivía, preparándose a luchar en defensa de sus intereses privativos.
Si durante la reacción que sucedió a las revoluciones de 1848 pudo
decir un publicista francés (Luis Reybaud) que el socialismo había
muerto, no más allá de 1860 demostró la realidad todo lo con-
trario. Del socialismo utópico e idealista ciertamente cabía afir-
mar la desaparición, pues tan sólo algunos novelistas contempo-
ráneos habían de rememorar sus disquisiciones especulativas, em-
pujados por un designio más o menos literario ; pero tal desapari-
HACIA UNA ESPAÑA CORPORATIVA 127
t a n l ^ ' e ^ ^ r í ' ' " ^ ' ' ^ ' * ^ " ' ^ " ° ^ ' ^ ^^^^ ^" ^ ^ ^^^ el legislador
deck Rn? "" ^^^"^ P ^ " '•^^°^''^^ ^"^^ problema. La ley Wal-
^1920 T ' ' ' ^^'^° ' ° ° ' "^^^^fi'^^^^ P°^ ^^ d^l 12 de mar.o
nales fr ' ^ ^ ' ^ ° '^^ ^^"^ •'""'^^'^^ ^ ^^« asociaciones profesio-
es írancesas, siendo el modelo en que se inspiraron casi tcdos
áiJr.- ° ° ' - -^'^ ' ° ^ " " ° " admitida por la primera de estas
recon rru^"^"^*^"" ''''^ ^"P^"^ ^ ' compromiso, pues si bien
oce Ja libertad sindical, no proporciona los medios suficientes
para que las entidades creadas a su amparo puedan vivir con
maependencia y plena autoridad. El restringido alcance de sus
nciones; la obligada subordinación de la vida colectiva al in-
lít^r '^""^^ ^^ ^°^ asociados, mácula propia del régimen po-
o^ci° ""'^7*^ ' ^" ^°*^^ divorcio con las más altas necesidades del
J lo; todo se confabula para dar al sindicato un carácter agre-
hZ V " ' " " ' ^ ^ ^ " ' - ^' ""^'^^^ ^^^ 1^ l^y d^l 25 de marzo de 1919
cZ°A /T^""' ^ ^ ' ' ^ ° ' ^''''^''°' ^ ^^' convenciones que estable-
an desde hacia tiempo los sindicatos patronales y obreros, v que,
c ? a 7 ^ ^ " r ? o T '" '^'^'^'^ " ^" '^^""^'^ ^' ^^ gobernantes, la
]\L A ™^"° ^^ ^^^ ampliaba las atribuciones de aqué-
os, determinándose más acusadamente los contornos de su per-
sonalidad colectiva ; pero aun así no bastaban a borrar el es-
ago producido por el sistema liberal, con más de medio siglo
cabt ? " ""'""^^ ^ '^''^^ ^^ " " =íg^° ^^ persecución impla-
«^o^ a las asociaciones profesionales.
mania ^^"^''f'' "^^^ ^^S^"^^'^ ^^g^l d« dichas asociaciones en Alc-
tos dét°° ^ "^^^ ^^''^''^^- caracteres aparentemente muy distin-
idéntico*^T-°^ ^^ "^*^™° fenómeno de inadaptación al ambiente e
perdura ^"° ^" ^"^ resultados. Las corporaciones medievales
a causa T i T ^^^™^"^^ ^^^^^ ^^ ^^^i^^o tercio del pasado siglo,
gran indust • ^^''^°^^°' ^^^^^ entonces relativamente escaso, de la
extinguidlV^l' ^' ^" ^^^^^^^^' ^"" ^°y "<' están completamente
tuvo su má -^^^^ ^^^ movimiento revolucionario de 1848, que
citado hace 1 ^ ° ! ^f^^"" ^" ^^ manifiesto de Marx y Engels,
tivo continuó vi^ent. ^ ! ^^^^ manteniendo el régimen corpora-
protestataría si ^ ^^"^'^ ^^^"'^ contenido la avalancha
coper ht p«n,v/^^ ^^ anquilosadas normas hubiesen sabido re-
EDUARDO ATTNÓS
(Contintíará.)
I I Y ÚLTIMO
n. MATERIA NOVELÍSTICA.
dre. El amor ao les sirve sino de careta para castrar las bolsas de
sus incautos enamorados. Toda una casuística de estafas se en-
cierra en estos libros, que muy bien pueden formar la biblia de
Caco.
MIGUEL I I E R R E R O - G A R C I A
a concepción económica
del fascismo
VICENTE G A Y
Breve historia de Cataluña
republicana
* * *
Era algo muy hondo y muy grave lo que hizo a Bossuet empezar
su obra más famosa con estas palabras dirigidas al Delfín de
Francia : nAunque la historia fuese inútil a los demás hombres,
habría que hacerla leer a las príncipes. No hay mejor medio de
descubrirles lo que pueden las pasiones y los intereses, los tiem-
pos y las coyunturas, los consejos buenos y malos.i>
El ex coronel D. Francisco Maciá, presidente de la Generali-
dad de Cataluña y presidente efímero de la efímera República libre
del Estado Catalán en 1931, ha incurrido en el mismo error que
debe imputarse a los monárquicos actuantes en los últimos tiem-
pos de la Monarquía española : la indiferencia ante las realidades
de la Historia.
El señor Maciá, aspirante a príncipe sin corona, no ha leí-
do, según parece, a Bossuet. Tampoco ha leído a Maquiavelo,
ni a San Agustín, ni siquiera a Hegel, tan traído y llevado hoy
BRBVB HISTORIA DE CATALUÑA REPUBLICANA 153
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« * *
* * *
1^ ACCIÓN SSPAfiO&A
* * *
XV Y ULTIMO
i Pero cuáles serán los guías y los maestros de esta opinión pú-
blica?
No lo serán, de fijo, los explotadores que por todas partes ha-
ce surgir la demo-plutocracia. No lo serán, tampoco, aunque otra
cosa pensara Renán, nuestros pedantócratas.
La ciencia, lo que ordinariamente se entiende por ciencia, ni
es ni puede ser una doctrina. Es un procedimiento.
Es el sable de José Prudhomme que puede atacar a las iusti-
LA MDLTITüD Y LA OPINIÓN PÚBLICA 165
VIII.—iNSUnOENCIA DE IX COACaÓN
eran útiles, sobre todo para las naturalezas vulgares cuya influen-
cia social positiva es casi nula en las épocas orgánicas. Las san-
ciones personales jamás han sido suficientes. Cuando había opo-
sición entre ellas y la opinión o la costumbre, ellas eran las que
se quebraban. En uno de sus más bellos impulsos cordiales, Santa
Teresa llega a aceptar el infierno para ella, con tal de evitárselo
a los pecadores. Aún en la edad media persiste ese duelo. Se acep-
taba la condena para granjearse la opinión pública.
XII.—CONCLUSIÓN
GEORGES D E H E R M E
LAS IDEAS y LOS HECHOS
Actualidad española
JOAQUÍN A R R A R A S
Política y Economía
* * «
i » s e íWti «»8a
Un día cualquiera...
* * *
Corrientes monárquicas.
El conde Guttemberg, presidente de la Liga monárquica bávara
ha hecho pública su confianza en la benevolencia de los «nazis»
para con el propósito de restauración monárquica en Baviera.
ACTUALIDAD INTERNACIONAL 19Q
«Hay
numerosos «nazis», —dijo a un periodista—incluyendo
personalidades de importancia, que pertenecen a nuestra Liga. Una
encuesta entre las autoridades «nazis» nos dio Ha convicción de que
los hombres encargados del Gobierno de Baviera no pondrán obs-
táculos en el camino del movimiento monárquico de Baviera ni
en el resto de Alemania. Alemania no podrá reponerse comple-
tamente de los efectos posteriores al crimen de la revolución de
1918 sin la restauración de la Corona. La victoria eJectoral de los
«nazis» en Baviera refleja la energía de la determinación de los bá-
varos de acabar con el bolchevismo; pero no hemos encontrado ras-
tro de oposición al Rey. E s imposible pensar que el comisario deft
Reich, general Von Epp, que fué comandante de un regimiento de
la guardia real bávara durante la gran guerra, tenga un punto de
vista distinto al de cualquiera de nosotros, monárquicos.»
Sin embargo no se ve fácilmente realizable esta restauración
aislada.
* * *
Parece que el movimiento monárquico brasileño—del que otro
día se dirá algo más por extenso—encuentra portaestandarte en el
príncipe Enrique de Orleans Braganza.
El príncipe Pedro Enrique Alfonso, tiene en la actualidad po-
co más de veintitrés años y es hijo de Luis María Felipe, que casó
con una princesa de Borbón Sicüía.
El legítimo pretendiente al trono del Brasil fué el príncipe
Pedro de Alcántara hasta el 30 de octubre de 1908 fecha en que re-
nunció a sus derechos en favor de su hermano Luis Miaría FeUpe,
El príncipe Pedro Enrique—nieto, por consiguiente, de la prin-
cesa imperial del Brasil, Isabel de Braganza—se ha dirigido, según
informes de la prensa diaria, a la Asociación Monárquica Brasile-
ña reivindicando sus derechos.
Conciencia y Patria.
JORGE V I G O N
Actividades culturales
M. H. G.
Lecturas
De Madrid a Oviedo pasando por las Azores, por José María Pe-
mán. (Madrid, 1933.)
—De modo que ¿ este libro es algo así como la crónica humorís-
tica de la revolución española?
—^Algo así, aunque no exactamente eso.
—Y entonces, eso De Madrid a Oviedo pasando por las
Azores....
—^Eso se lo explica uno perfectamente en cuanto lee el libro.
(1) Es justo sefialar entre las excepciones, tan escasas como merito-
rias, la obra de D. Juan Barja Quiroga tLa crisis del capitalismo y la
capitalización del trabajoi. (Madrid, 1980).
A.CCIÓN ESPAÑOLA 221
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