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CAPÍTULO V

LA ESCOLASTICA ESPAÑOLA

Max Silva Abbott

En el lapso que va desde el siglo XVI al XVII se produjo en España un renacimiento de


la Escolástica luego del período en que languideció a continuación de la muerte de Santo Tomás, en
que se vio abocada a las disputas entre los intelectualistas y los voluntaristas, de los que ya se ha
hablado.
El reino de España, ya unificado y luego de conquistar el último bastión de los moros,
Granada, el mismo año del descubrimiento del Nuevo Mundo, pasará a ser no sólo la primera potencia
política y económica de Europa, sino que la cabeza de un movimiento cultural tanto filosófico como
teológico que tendrá su manifestación en la corriente que estamos comentando, además del protagónico
papel de los españoles en el Concilio de Trento.
La nueva Escolástica se amoldó a las necesidades de los tiempos, particularmente en lo
que se refiere al derecho natural en relación a los nuevos pueblos conquistados y al Derecho
Internacional, que tendrá aquí su cuna. Por cierto que este renacer se enmarca en un movimiento más
amplio que abarca a otros países del Viejo Continente, lo que se vio favorecido por los amplios
territorios que dominaba la Casa de Austria, dándose principalmente en Italia; pero es en España, donde
es más patente este renacer, que durará un siglo y medio.
Como se dijo, se pretendió aplicar los principios generales de teología y de derecho
natural -que se distinguen sin separarse ni confundirse-, a las nuevas situaciones de la época. "La
Neoescolástica española de los siglos XVI y XVII no es mera reiteración sino renovación auténtica del
pensamiento escolástico con agudo sentido histórico y muy viva preocupación por los problemas
candentes." 1
El descubrimiento de América fue fruto de acaloradas polémicas ante las situaciones a
veces inéditas que salían al paso. Particularmente valioso es el hecho de haber considerado al indio
como una persona, lo que contrasta con la actitud de otros pueblos que sobre todo en el siglo siguiente
serían potencias coloniales. Y la fuente de inspiración, además de la teología fue el derecho natural.
Ello los llevará a una serie de conclusiones que, miradas desde nuestros días y considerando la época,
resultan sorprendentes, como veremos al analizar al iniciador de este movimiento, Francisco de
Vitoria.
Una vitalidad sorprendente, sin duda, que no se quedó en la mera repetición de
fórmulas del pasado. "Supieron estos españoles forjar armas para superar a los espíritus estáticos, y
encontrar siempre procedimientos con los que ir apartando los obstáculos que impiden el desarrollo
progresivo de la sociedad y sus formas. Fundamentalmente laboran sobre bases aristotélicas al amparo
de la labor aquiniana; pero añadieron a la misma, en el campo de la filosofía del derecho, numerosos
resortes, dotándola de mayor afinamiento (...) Estos efectuaron una espléndida labor de adaptación de

1 José Corts Grau; "Historia de la filosofía del derecho", Tomo I, pág. 435.
1 LA ESCUELA CLASICA DEL DERECHO NATURAL

los principios generales de la moral cristiana a las circunstancias concretas de la época, dando solución a
un número ingente de casos determinados, esto es, de conflictos particulares de conciencia." 2
No dejó de haber sin duda elementos extraños a la escolástica. En efecto, recorre gran
parte de este movimiento cierta veta voluntarista, heredada de Ockham, que hace que algunos de sus
protagonistas se vean cautivados por ella, en especial Suárez. Pero, a pesar de lo anterior, hay una base
intelectualista general, y un rechazo hacia el voluntarismo extremo. "Contra las tesis nominalistas y
voluntaristas de Scoto y Ockham y contra las de Lutero, lo cierto es que un sector muy considerable de
pensadores del siglo XVI retornó a Santo Tomás (...) La escolástica española restauró con esplendor la
idea de un derecho natural extraído por la razón humana, de la contemplación del mundo y de su orden
universal, racional aunque no voluntario. Derecho natural que si bien es confirmado por la Sagrada
Escritura, es accesible al conocimiento profano, plenamente laico. Esta restauración no se realiza sin
que implique novedades, a los que la filosofía tan sutil y tan abierta de Santo Tomás no cerraba de
ninguna manera las puertas. Los escolásticos españoles se abrieron generosamente a los nuevos aportes
de la ciencia profana, entretejiendo relaciones con el humanismo, se interesaron en la renovación de la
filosofía estoica, insistieron sobre el progreso posible del derecho natural en el curso de la historia,
desarrollaron la visión de la libertad del individuo. Defendieron el derecho natural de los indígenas de
las colonias y sobre todo combatieron los excesos del absolutismo." 3
Pero tal vez se laicizó demasiado, "estuvo la excesiva humanización del derecho
natural. De esta manera se abría el puente a la hipótesis casi atea ya recordada y se dejaba une entrada a
la visión antropocéntrica de la Historia." 4 Pero esta hipótesis -el “etiamsi darenus” de Grocio-, era
concebida aquí como imposible de ser cierta, como comentaremos en su oportunidad, por la teoría de la
participación. Tendrá que ser en ambientes protestantes, en los que dicha noción no cabe, en que surja
la tesis que hizo famosa Grocio y que desde ese momento sería creíble, precisamente por faltar el ancla
de la participación.
La actual concepción de los derechos humanos puede tener en la Escuela de Salamanca
su origen primigenio o embrionario, mezclado con derecho de gentes; es por ello que, a la luz de la
época, los indígenas no podían carecer de todos los derechos inherentes al ser humano, lo que se debió
al hecho de haberlos considerado como persona. El humanismo cristiano tuvo en la Escolástica Espa-
ñola un excelente ejemplo. Lo que hoy llamamos derechos humanos, la democracia, la propiedad y la
limitación del poder del Estado son sólidamente basados en el derecho natural cristiano, sin tener que
ver con el Racionalismo inmanentista que después tomó como suyos esos ideales.

***

2 Giorgio del Vecchio; Luis Recasens Sichés; "Filosofía del derecho y curso de filosofía del
derecho", Tomo II, pág. 72.
3 Michel Villey; "Los fundadores de la escuela moderna del derecho natural", pág. 14.
4 Giuseppe Graneris;"La filosofía del derecho a través de su historia y de sus problemas",pág.86.

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