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Neuroeducación Física. Aprendizaje-memoria, factores neurotróficos y


ejercicio físico

Book · March 2021

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1 author:

Fernando Maureira Cid


Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación
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Neuroeducación física

Neuroeducación Física
Aprendizaje-Memoria, Factores Neurotróficos y
Ejercicio Físico

1
Fernando Maureira Cid

2
Neuroeducación física

FERNANDO MAUREIRA CID

3
Fernando Maureira Cid

© Fernando Maureira Cid


Neuroeducación Física. Aprendizaje-Memoria, Factores
Neurotróficos y Ejercicio Físico.
ISBN libro en papel: 978-84-685-5605-5
ISBN eBook en PDF: 978-84-685-5606-2
Impreso en España
Editado por Bubok Publishing S.L
Marzo, 2021

4
Neuroeducación física

Sobre el autor

Fernando Maureira Cid es PhD en


Educación, Máster en Neurociencia,
Máster en Neuropsicología y Profesor
de Educación Física. Sus líneas de
investigación son la neurofisiología no-
lineal de las funciones cognitivas y los
efectos del ejercicio físico sobre la
actividad eléctrica del cerebro. Autor
de 127 publicaciones científicas, inclu-
yendo 110 artículos en revistas naciona-
les e internacionales, 7 capítulos de
libros y 10 libros sobre neuroeducación
física, neuropsicobiología, inteligencia, bases cerebrales del amor y las
orientaciones sexuales, estadística y metodología de la investigación.
Actualmente es el investigador principal del laboratorio de
Neurofisiología, Ejercicio Físico y Teoría del Caos del Departamento de
Educación Física, Deportes y Recreación (DEFDER) de la Universidad
Metropolitana de Ciencias de la Educación en Santiago de Chile.

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Fernando Maureira Cid

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Neuroeducación física

Dedicado a mi amor Elizabeth y


a mis hermanas Miriam y Yessenia

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Fernando Maureira Cid

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Neuroeducación física

Prefacio

A fines del siglo XIX, Camilo Golgi creía que el cerebro se


comportaba como una red de conexiones ininterrumpidas. Sin embargo,
tiempo después Santiago Ramón y Cajal observó que estas
enmarañadas conexiones estaban compuestas por neuronas separadas
unas de otras. Los educadores de aquella época ignoraban los secretos
que estos sabios estaban descifrando y la importancia que tendrían para
la educación.
Actualmente, el volumen de conocimiento sobre neurociencias
es muy abundante en el mundo. Gracias a la investigación científica de
las últimas décadas, se han revelado detalles impensados acerca del
funcionamiento del órgano más importante para el aprendizaje. Sin
embargo, la gran mayoría de los profesores de los distintos niveles
educativos chilenos siguen estando muy distanciados de estos
conocimientos y sin entender de manera cabal las implicancias que tiene
el funcionamiento del sistema nervioso en el aprendizaje, la educación y
la crianza. Por esta razón, considero que es muy necesaria la producción
de textos que faciliten la comprensión de este contenido dentro del
profesorado.
En ese sentido, este escrito del Dr. Fernando Maureira Cid
significa un gran aporte. Las virtudes de este libro son varias: describe
de manera clara y precisa aspectos fundamentales del tejido nervioso, el
potencial de la membrana, la sinapsis, así como el rol que juegan los
neurotransmisores y sus receptores. Aborda las diferentes expresiones
de la memoria y el aprendizaje y sus finos mecanismos moleculares.
Finalmente, presenta las implicancias del ejercicio físico en las funciones
cognitivas, asunto investigado experimentalmente por el autor.
Si bien es cierto queda mucho por conocer acerca de nuestra
especie, del funcionamiento del cerebro, los procesos mentales como la
inteligencia, la personalidad, y la creatividad, es necesario acercar los
conocimientos existentes de la neurociencia a los docentes. Todas las
evidencias indican que la evolución humana ha sido el resultado de la
influencia constante de la interacción social y del ambiente imperante
sobre nuestro sustrato biológico.

9
Fernando Maureira Cid

Por todo lo anterior, recomiendo este texto y agradezco la


dedicación del profesor Fernando Maureira Cid, colega y amigo, quien
hace varios años viene haciendo esfuerzos personales -y con sus propios
medios- para producir literatura para este cometido.

Mg. Prof. Valentina Bahamondes Acevedo


Docente del Departamento de Educación Física, Deportes y Recreación.
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Santiago de
Chile
Febrero de 2021

10
Neuroeducación física

Índice de contenidos

Introducción 13

Capítulo 1. Citología de la neurona 15


Medidas en estudios celulares y moleculares 16
La neurona 18
Dendritas 23
El axón 24
Canales iónicos 25
Potencial de membrana y potencial de acción 28
Sinapsis 30
Neurotransmisores 32
Receptores 34

Capítulo 2. Aprendizaje y memoria 41


Memoria de corto plazo 42
Memoria de largo plazo 43
Neuroanatomía de la memoria de trabajo 49
Neuroanatomía de la memoria explícita 51
Neuroanatomía de la memoria implícita 57

Capítulo 3. Bases moleculares del aprendizaje y la memoria 65


Estudios en invertebrados 65
Estudios en mamíferos 70
Potenciación de largo plazo 70
Depresión a largo plazo 73
Receptores AMPA y NMDA 74
Bases moleculares de la potenciación a largo plazo 76
Bases moleculares de la depresión a largo plazo 81
Consolidación de la memoria 81

Capítulo 4. Factores neurotróficos 87


Factores de crecimiento 87
Factores neurotróficos 89

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Fernando Maureira Cid

Neurotrofinas 90
Factor de crecimiento nervioso (NGF) 93
Factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) 97
NT-3, NT-4/5 y NT-6 100

Capítulo 5. Funciones cognitivas y ejercicio físico 107


Ejercicio físico anaeróbico y aeróbico 107
Mejoras cognitivas y ejercicio físico 112
Hipotálamo y control hormonal 116
Hormona del crecimiento 119
Factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) 121
IGF-1 y cognición 122

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Neuroeducación física

Introducción

La primera vez que se utilizó el concepto de neuroeducación


física fue en el año 2014 en el texto “Principios de neuroeducación
física” del mismo autor del presente libro. Posteriormente, en el año
2018 se publicó la 2° edición de aquel libro y desde entonces el uso de
dicho concepto ha ido aumentando a través de libros, seminarios,
cursos, etc. La neuroeducación física es un intento de aunar los
conocimientos alcanzados por la ciencia del cerebro con los cimientos y
prácticas de la Educación Física, entregando bases firmes y evidencias
empíricas que sustenten la relación mente sana en cuerpo sano,
desentrañando la relación existente entre la práctica de ejercicio físico y
las funciones cognitivas como la atención, planificación, resolución de
problemas, memoria, etc.
El presente libro aborda los conceptos generales sobre la
neurona, la unidad fundamental del sistema nervioso, ya que nuestra
conducta es generada y modulada por el funcionamiento de estas
células y la capacidad que tienen para comunicarse unas con otras,
formando gigantescas redes que dan origen al comportamiento.
También se abordan las bases neuroanatómicas y moleculares que
subyacen a los procesos de memoria y aprendizaje, que gracias a
grandes investigadores como Brenda Milner, Eric Kandel, Tim Bliss,
Terje Lomo o Rita Levi-Montalcini, ahora son fenómenos un poco más
comprensibles, aunque aún queda mucho para entender a cabalidad
dichos procesos.
Posteriormente, se describen las moléculas que permiten la
sinaptogénesis, proceso que permite generar nuevas conexiones entre
las neuronas y que resulta fundamental para la memoria y aprendizaje,
estas moléculas son llamadas factores neurotróficos. Finalmente, se
aborda el tema del ejercicio físico y sus efectos sobre la cognición,
centrándose en los procesos biológicos que permiten llegar desde la
contracción muscular a la sinaptogénesis, descubrimientos realizados en
las últimas dos décadas.
Esperamos que el presente texto sirva de guía para los
estudiantes y docentes de Educación Física, entregando las bases
biológicas de procesos fundamentales en el contexto educativo y de

13
Fernando Maureira Cid

cómo la práctica de ejercicio físico permite la mejora de la calidad de


vida en forma integral, incluyendo una salud cerebral y cognitiva.

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Neuroeducación física

Capítulo 1

Citología de la neurona

El sistema nervioso humano está compuesto por 80 mil millones


de células especializadas llamadas neuronas, las que en su conjunto
permiten realizar actividades motoras, sensoriales, emocionales y
cognitivas, desde reflejos que alejan un segmento de una fuente de
dolor, hasta los procesos más complejos como el aprendizaje, memoria,
lenguaje y pensamiento. Además de las neuronas, existen otras células
que constituyen el sistema nervioso: las glías, neuroglías o células
gliales. En los seres humanos existen entre 10 y 50 glías por cada
neurona (Haines, 2003). Estas células realizan diversas funciones vitales
para el sistema nervioso (Kandel et al., 2013): sostienen las neuronas,
dando estructura al encéfalo; un tipo de glía (astrocitos) extraen el
oxígeno y glucosa desde los capilares y se lo entregan a la neurona para
su funcionamiento; dos tipos de glías (oligodendrocitos y células de
Schwann) producen la mielina en los axones neuronales; algunas glías
son fagocitos que eliminan los desechos; otras glías dirigen las
migraciones de neuronas durante el desarrollo cerebral; otras glías
ayudan y regulan la señalización entre neuronas, etc.
Las neuronas conforman gigantescas redes de comunicación
que permiten procesar información y generar respuestas a estímulos del
entorno (Kandel et al., 2013). Las neuronas también pueden agruparse
formando núcleos con funciones específicas como los centros del bulbo
raquídeo que controlan la frecuencia cardíaca y respiratoria, o los
ganglios basales que se relacionan con el control del movimiento y los
sistemas de recompensa.
De una manera didáctica el sistema nervioso se suele dividir en:
a) sistema nervioso central (SNC) compuesto por el encéfalo
(constituido a su vez por el diencéfalo, los ganglios basales y el cerebro),
el tronco encefálico, el cerebelo y la médula espinal (Fig. 1.1) y; b)
sistema nervioso periférico (SNP) compuesto por nervios raquídeos y
nervios craneales (Maureira y Flores, 2016).

15
Fernando Maureira Cid

Figura 1.1 Algunas estructuras del sistema nervioso central y periférico


(sacado de Maureira y Flores, 2016, pág. 34).

Para el estudio del sistema nervioso resulta fundamental el


conocimiento de las características estructurales y funcionales de la
neurona, y para ello se mencionarán algunos aspectos importantes
sobre los tamaños a nivel celular y molecular, ya que representan
unidades de medida diferentes a los que utilizamos habitualmente.

Medidas en estudios celulares y moleculares

A nivel celular un milímetro (mm) es una gran longitud, así que


fue necesario la creación de otros sistemas de medida para hacer
referencia a células, organelos celulares, macromoléculas, moléculas y
átomos (Fig. 1.2).
El micrómetro (µm) corresponde a 0,001 milímetro y se suele
utilizar para describir células, bacterias y grandes organelos celulares
como el retículo endoplasmático, el aparato de Golgi, el núcleo celular,
etc. Una célula humana suele tener entre 30 y 50 µm, por lo tanto, en un
milímetro caben por lo menos 20 de ellas (Karp, 2019). El nanómetro
(nm) corresponde a 0,000001 milímetro y se utiliza para describir

16
Neuroeducación física

Figura 1.2 Escalas de tamaños utilizados en biología celular y molecular. El


microscopio óptico permite ver objetos con un tamaño entre varios milímetros y
50 nanómetros. Por su parte, el microscopio de transmisión electrónica permite
observar estructuras de hasta unos pocos Ángstrom (modificado de Karp,
2019).

pequeños organelos celulares como ribosomas y la membrana


plasmática, los virus, viroides, proteínas, ADN, etc. Por ejemplo, las
proteínas suelen medir entre 5 y 10 nm, por lo tanto, en un milímetro
caben cien mil de ellas (Albert et al., 2011).
El Ángstrom (A) es una medida utilizada a niveles atómicos y
de pequeñas moléculas como el agua. Un Ángstrom corresponde al
diámetro de un átomo de hidrógeno (Karp, 2019).
La microscopía corresponde a un conjunto de técnicas que
permiten observar células y pequeñas estructuras. En la actualidad es
posible diferenciar entre la microscopia óptica y la electrónica. El
holandés Anton Van Leeuwenhoek (1632-1723) fue el gran impulsor de
la microscopia óptica (Stewart, 2003), la cual se basa en la utilización de
luz natural o luz generada por una ampolleta que permite aumentar la

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Fernando Maureira Cid

imagen en base a la capacidad del lente ocular y lente objetivo del


aparato (Fig. 1.3). El aumento del ocular es generalmente 10x (aumento
de 10 veces) y del objetivo es de 4x, 10x, 40x y 100x. Por lo tanto, utilizar
un ocular 10x y un objetivo 100x permite una imagen ampliada 1.000
veces (Maureira, 2018).

Figura 1.3 Partes de un microscopio óptico (sacado de Maureira, 2018, pág.


37)

El límite de resolución (capacidad para distinguir dos puntos y


no percibirlos como uno sólo) de un microscopio óptico es de 525 nm
para un objetivo de 40x y de 273 nm para un objetivo de 100x (Maureira,
2018).
El microscopio de transmisión electrónica fue desarrollado en
1932 por Max Knoll y Ernst Ruska, el cual utiliza un haz de electrones
en lugar de luz natural, razón por la cual permite ampliar una imagen
hasta 450 mil veces, con un límite de resolución de 0,5 nm. Esto permite
observar las membranas plasmáticas, las proteínas, vesículas, etc.
(Allen, 2008).

La neurona

Las neuronas son las células estructurales y funcionales del


sistema nervioso, las que poseen una gran diversidad de formas y
tamaños, sin embargo, todas poseen tres estructuras en común: a) el
soma o cuerpo neuronal; b) las dendritas; c) el axón (Fig. 1.4).

18
Neuroeducación física

Figura 1.4 Principales estructuras de la neurona (sacado de Maureira y Flores,


2016, pág. 35).

El soma de la neurona contiene los elementos básicos para


procesar y generar proteínas, que luego serán ocupadas en la misma
zona o serán transportados a otras regiones de la célula. En el soma
encontramos el citosol, los organelos (que se encargan del metabolismo
celular), el citoesqueleto y la membrana plasmática (Maureira, 2018).
El cuerpo de una neurona suele medir unos 20 µm de diámetro,
con un líquido acuoso en su interior llamado citosol, una solución
salina rica en potasio y de consistencia gelatinosa (Bear et al., 2016). El
núcleo celular posee forma esférica, de unos 5-10 µm de diámetro,
envuelto por una membrana doble (envoltura nuclear) que posee poros
nucleares por donde se mueven proteínas, carbohidratos y lípidos hacia
el núcleo, y ARN y ribosomas hacia el citoplasma (Karp, 2019). En el
núcleo se almacena la información genética en el ADN y dirige la
síntesis de proteínas mediante sus ARN (Albert et al., 2011).
El retículo endoplasmático rugoso (RER) o cuerpos de Nissl
está compuesto por una red interconectada de tubos aplanados, con
gran cantidad de ribosomas unidos a él. Los ribosomas son estructuras
globulares que traducen las instrucciones contenidas en el ARNm para
ensamblar proteínas (Bear et al., 2016). El retículo endoplasmático liso
(REL) llamado así porque no contiene ribosomas, está implicado en la
síntesis de lípidos y esteroides, además es el lugar donde las proteínas

19
Fernando Maureira Cid

son cuidadosamente plegadas. El REL también desempeña un papel


importante en la concentración del calcio intracelular (Redolar, 2013). El
aparato de Golgi corresponde a un conjunto de sacos discoidales de
membrana que funciona como un almacén transitorio de proteínas,
donde éstas son empaquetas en vesículas. En este organelo también se
pueden generar glicoproteínas (Maureira, 2018).

Figura 1.5 Principales organelos en el soma neuronal. RER=retículo


endoplasmático rugoso; REL=retículo endoplasmático liso.

Las mitocondrias son organelos muy abundantes en la neurona,


poseen forma alargada con 1 µm de longitud. Está constituida por una
membrana doble, donde la interior se invagina hacia la matriz
formando las crestas mitocondriales. Este organelo genera la mayor
parte de la energía que requiere la célula a través del proceso de
respiración celular (ciclo de Krebs y cadena de transporte de electrones)
produciendo adenosín trifosfato (ATP) que se utiliza como molécula
energética en casi todos los procesos celulares. La mitocondria posee su
propio ADN y ARNm, razón por la cual se cree que en un tiempo

20
Neuroeducación física

remoto en la evolución una célula eucariota fagocito a una procariota


que generaba energía a partir de oxígeno (mitocondria) fusionándose y
produciendo una simbiosis que se mantiene hasta hoy en día (Albert et
al., 2011).
Los lisosomas corresponden a vesículas formadas en el aparato
de Golgi que miden entre 0,02 y 0,5 µm. En su interior se encuentran
enzimas hidrolíticas (donde el agua se divide y sus átomos se unen a
otras moléculas permitiendo disolver sustancias que reaccionan con el
agua) y proteolíticas (que permite degradar proteínas). Cuando los
lisosomas degradan sustancias extracelulares recibe el nombre de
digestión heterofágica y cuando se degrada proteínas y se reciclan
organelos intracelulares recibe en nombre de autofagia (Albert et al.
2011).

Figura 1.6 Citoesqueleto de una neurona. En la figura A se observa la


distribución de los neurofilamentos, en la figura B los microtúbulos y en la
figura C los microfilamentos (Modificado de Kandel et al, 2013).

El citoesqueleto corresponde a un micro-cuerpo y no a un


organelo propiamente tal, debido a que no presenta membranas
(Maureira, 2018). Estas estructuras sirven para dar forma y resistir
fuerzas que deformen a la célula, sirven como sostén de los organelos,
además de permitir la movilización de estos y de vesículas por el
citoplasma neuronal (Karp, 2019). En las células nerviosas el
citoesqueleto está formado por tres estructuras de diferentes diámetros
(Fig. 1.6): a) microtúbulos, que posee de 25 a 28 nm de diámetro y 4 nm
de grosor. Su función es el transporte de organelos y vesículas; b)
neurofilamentos, fibras de 10 nm, siendo los más abundantes en la
neurona. Son estructuras resistentes, pero poco flexibles cuya función es
formar el citoesqueleto de los axones y ayudar a dar forma y resistencia
mecánica al soma; c) microfilamentos, son polímeros de 3 a 5 nm
formados por monómeros de actina globular. Estas estructuras se

21
Fernando Maureira Cid

encuentran ancladas a la membrana plasmática de la neurona por un


conjunto de proteínas fibrilares (Bear et al., 2016, Kandel et al., 2013 y
Karp, 2019).
La membrana plasmática es una barrera selectiva que contiene
el citoplasma en su interior (Fig. 1.7). La membrana es una bicapa
lipídica delgada con unos 6-10 nm de grosor, repleta de proteínas,
glucoproteínas, colesterol y glucolípidos (Maureira, 2018). La
composición proteica de la membrana neuronal varía en función de su
ubicación: soma, dendritas o axón (Bear et al., 2016). Las funciones de
las membranas plasmáticas incluyen: a) compartimentalización,
envoltura y separación de diversos organelos; b) andamiaje para
procesos bioquímicos que permite ordenar las interacciones de muchas
moléculas; c) barrera semipermeable que permite el intercambio de
moléculas específicas entre el interior y exterior de la membrana; d)
transporte de solutos, maquinaria de transporte de aminoácidos, iones,
azucares, etc.; e) respuestas a señales externas e interacción celular, con
receptores que permiten transducir señales del entorno e interactuar con
otras células (Karp, 2019).

Figura 1.7 La membrana plasmática es una estructura compuesta por una


doble capa lipídica (A), proteínas (B y C), glucolípidos (D) y proteínas
integrales (E y F). (sacado de Maureira, 2018, pág. 46).

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Neuroeducación física

Dendritas

Las dendritas corresponden a extensiones del soma neuronal en


forma de ramificaciones. La palabra dendrita proviene del griego
déndron que significa árbol y suele llamarse árbol dendrítico a la suma
de todas las dendritas de una neurona (Bear et al., 2016). En ellas se
encuentra la mayor cantidad del citoplasma de estas células y su
función es recibir la información proveniente de otras neuronas. Cada
una de estas células puede tener contacto (sinapsis) con otras 10 mil
neuronas.
Las dendritas son relativamente cortas, contienen muchas
mitocondrias, ya que necesitan gran cantidad de energía y poseen
vesículas relacionadas con la sinapsis (Squire et al., 2008). Además,
poseen proteínas especializadas llamadas receptores, las cuales se unen
a sustancias químicas liberadas por otras neuronas, permitiendo la
comunicación entre ellas (Bear et al., 2016). La activación de estos
receptores produce un cambio en la polaridad de la membrana de las
dendritas llamado impulso nervioso (excitabilidad), el cual puede
alcanzar el soma, viajando a través de su membrana y llegar al axón de
la neurona (conductibilidad).

Figura 1.8 Espinas dendríticas de una neurona, lugar donde ocurre la sinapsis.

En la superficie de las dendritas se encuentran protuberancias


llamadas espinas dendríticas (Fig. 1.8) que es el lugar específico donde
ocurre la sinapsis. El citoplasma de la base de las espinas presenta una
gran cantidad de polirribosomas (ribosomas libres unidos a una cadena

23
Fernando Maureira Cid

de ARNm) que permiten mayor síntesis proteica en esta región, ya que


la transmisión sináptica regula dicha síntesis lo que permite cambios
funcionales o estructurales en las espinas dendríticas (Bear et al., 2016).
Estos cambios son la base de la plasticidad neuronal proceso que
permite generar la memoria y el aprendizaje (Squire et al., 2008).

El axón

El axón es una prolongación única de la neurona encargada de


transmitir el impulso nervioso. Comienza en el soma en una región
llamada cono axónico, con muchos microtúbulos que formarán la red de
sostén del axón (Maureira, 2018). Este cono se continúa con el segmento
inicial (región entre el cono axónico y la primera vaina de mielina) y
luego se observa el cuerpo del axón, el cual puede medir desde menos
de 1 milímetro hasta más de 1 metro (Bear et al., 2016). En el extremo
distal del axón se encuentran engrosamientos llamados botones
terminales o botones sinápticos, que poseen vesículas con sustancias
químicas, llamadas neurotransmisores que permite la sinapsis con otras
neuronas o fibras musculares. El axón esta generalmente cubierto de
una sustancia proteica-lipídica llamada vainas de mielina, cuya función
es aumentar la velocidad de conducción del impulso nervioso
(Maureira, 2018). Las vainas de mielina no son continuas, existiendo
entre ellas un espacio donde el axón se encuentra desnudo, esta región
recibe el nombre de nodos de Ranvier y corresponde al lugar donde se
produce el potencial de acción en el axón (Haines, 2003). El espacio
cubierto por la mielina recibe el nombre de internodos, siendo la
mielina un aislante eléctrico que facilita la conducción a lo largo del
axón (Bear et al., 2016).
Los axones no contienen retículo endoplasmático rugoso ni
ribosomas, con una composición proteica de la membrana diferente a la
membrana plasmática del soma. La carencia de ribosomas obliga al
axón a recibir sus proteínas desde el soma a través de transportes
mediados por el citoesqueleto (Bear et al., 2016).
Los botones terminales hacen contacto con las dendritas, somas
o axones de otras neuronas (algunas lo hacen con las fibras musculares
permitiendo el movimiento) a través de la sinapsis y se dice que una
neurona inerva a la otra. El citoplasma de los botones terminales no
posee microtúbulos, pero si muchas mitocondrias para dar energía,

24
Neuroeducación física

además de las vesículas con neurotransmisores que miden unos 50 nm


de diámetros (Bear et al., 2016).

Canales iónicos

En las neuronas siempre existe una distribución asimétrica de


iones entre el lado interno (citoplasma) y el lado externo (líquido
extracelular) llamando a esta situación potencial de membrana (Fig.
1.9). Cuando esto ocurre, se dice que la membrana está polarizada, ya
que posee un polo negativo (al interior) y uno positivo (al exterior) y
dicha diferencia de potencial se mide en milivoltios (mV). En una
neurona, un valor de -70 mV, indica que existe una diferencia de 70 mV
entre el interior y exterior de la membrana (Silverthorn, 2008).

Figura 1.9 Diferencia de concentración de iones dentro y fuera de la membrana


neuronal. En estado de reposo dicha diferencia es de -70 mV (sacado de
Maureira y Flores, 2016, pág. 38).

En la membrana existen proteínas que actúan como canales


iónicos (Fig. 1.10) que, al entrar en contacto con un ion, cambian de
forma transportándolo desde el espacio extracelular al citosol o
viceversa. Otros canales se abren y permiten la entrada o salida de iones
cuando ocurren cambios de voltaje en la membrana plasmática (Haines,
2003).
Como toda proteína, los canales iónicos están constituidos por
cadenas de aminoácidos que se enrollan en alfa hélice (representadas
con espirales) la que recibe el nombre de segmento transmembranoso.
Varios de estos segmentos se unen formando una subunidad o dominio.
Finalmente, varios dominios forman el canal. Los dominios pueden
tener cadenas peptídicas que salen hacia el espacio extracelular o hacia

25
Fernando Maureira Cid

Figura 1.10 Estructuras que conforman un canal iónico.

el citoplasma, las cuales son de naturaleza hidrófila y ayudan al proceso


de apertura y cierre del canal. También existen cadenas peptídicas
denominadas asa P o H5 que salen de los dominios y proyectan hacia el
poro del canal (apertura central formada por las subunidades),
sirviendo de agente regulador para los iones que lo atraviesan (Kandel
et al., 2013).
El conjunto de estructuras que forman el poro del canal recibe el
nombre de subunidad α (alfa). Dicha apertura esta rellena de agua, por
donde los iones atraviesan la membrana plasmática a una velocidad de
más de un millón de iones por segundo. Además de la subunidad α es
posible que un canal posea proteínas auxiliares (subunidad Beta β y
Gamma γ) que ayudan al canal en su proceso de apertura y cierre (Fig.
1.11).

26
Neuroeducación física

Figura 1.11 Esquema de un dominio y de las subunidades alfa y beta de un


canal de sodio (Na+).

Figura 1.12 Canales iónicos abiertos y cerrados. Arriba se observa un cierre de


canal por cambio de estructura y abajo por una partícula bloqueadora (cadena
peptídica).

27
Fernando Maureira Cid

Los canales iónicos poseen un estado abierto y otro cerrado, los


cuales son producido por una modificación en la estructura del canal o
por una partícula bloqueadora (Fig. 1.12). La apertura o cierre de estos
canales permiten clasificarlos en: a) canales iónicos dependientes de
voltaje, que se abren y cierran en base al voltaje de la membrana
plasmática; b) canales activados por ligandos, que se abre y cierran en
base a transmisores químicos; c) canales iónicos dependientes de
elementos intracelulares, que se abren y cierran en base a fosforilaciones
del canal; d) canales iónicos regulados mecánicamente, que se abren y
cierran en base a presión o estiramiento mediado por el citoesqueleto
(Kandel et al., 2013).

Potencial de reposo y potencial de acción

El potencial de reposo corresponde a la diferencia de -70 mV


entre el interior y exterior de la membrana neuronal. En esta situación
existen mayor concentración de potasio (K+) en el interior y de sodio
(Na+) y K+ en el exterior. En este período hay difusión pasiva de K+ hacia
el exterior, en tanto el Na+ entra en muy pequeñas cantidades. También
existe un sistema de transporte activo, una proteína de membrana, la
Bomba Na+ /K+ que transporta iones Na+ desde el interior al exterior de
la membrana y K+ en sentido opuesto. La bomba saca tres iones Na+ por
cada dos K+ que entran manteniendo una diferencia de iones y, por
ende, de cargas entre ambos lados de la membrana neuronal (Maureira,
2018).
El potencial de membrana puede fluctuar bajo o sobre el
potencial de reposo. Cuando los cambios provocados por un estímulo
sensorial o de otra neurona son pequeños recibe el nombre de potencial
local o potencial electrotónico. Estos cambios ocurren por la apertura de
los canales de Na+ dependientes de voltaje que permite la entrada de
este ion a la célula. Los potenciales locales son graduados, pueden ser
grandes o pequeños, pero jamás llegan al umbral de excitación
(diferencia de potencial entre el interior y exterior de la neurona de -55 o
-50 mV), debido a ello el potencial no se propaga (Squire et al., 2008).
En otra ocasión, un estímulo de gran intensidad puede provocar
que la diferencia de potenciales llegue a su umbral. En este momento
comienza el potencial de acción, con la entrada de Na+ llevando a la
membrana a una polaridad de +35 mV proceso conocido como

28
Neuroeducación física

despolarización. Esta apertura de los canales de Na+ se produce todo a


la vez, a estos se conoce como la ley del todo o nada, ya que una vez
superado el umbral siempre se alcanza el máximo potencial de acción
(Bear et al., 2016). Los canales de Na+ estan abiertos menos de 0,5
milisegundo (ms) y se cierran nuevamente. En ese momento se abren
los canales de K+, lo que provoca la salida de ese ion y la disminución de
la carga interna de la membrana, que regresa a su potencial de reposo,
en un proceso llamado repolarización (Kandel et al., 2013). El tiempo
entre el inicio de la despolarización y final de la repolarización es de 0,5
a 1 ms.
La salida excesiva del K+ y los canales de Na+ cerrados provocan
una hiperpolarización de la membrana que llega hasta los -90 mV. Tras
esto los canales de K+ se cierran y la membrana regresa al potencial de
reposo (Fig. 1.13).

Figura 1.13 Potenciales de membrana. En celeste se pueden observar los


potenciales locales que no llegan al umbral de -55 mV. En rojo, potencial de
acción con sus etapas: a) reposo; b) despolarización; c) pick; d) repolarización; e)
hiperpolarización; f) reposo.

29
Fernando Maureira Cid

El tiempo entre el disparo del potencial de acción hasta un


tercio de la repolarización recibe el nombre de período refractario
absoluto, donde ningún estímulo puede provocar un nuevo potencial
de acción. El tiempo entre un tercio de la repolarización hasta el final de
la hiperpolarización recibe el nombre de período refractario relativo
donde sólo un estímulo de gran intensidad provocará un nuevo
potencial de acción (Barco et al., 2020). El tiempo entre el inicio de la
despolarización y la vuelta al potencial de reposo es de 4,4 ms.
El potencial de acción suele comenzar en las espinas de las
dendritas (aunque es posible que ocurra en cualquier parte de la
membrana neuronal) y avanza por el soma y por el axón hasta alcanzar
los botones terminales. En los axones amielínicos (que no poseen vainas
de mielina) la velocidad de propagación del impulso nervioso es más
lenta (entre 1 y 100 mts/seg) ya que el proceso de despolarización-
repolarización debe ocurrir a lo largo de toda la membrana. En cambio,
en los axones mielínicos (que posee vainas de mielina) la velocidad de
conducción puede llegar a los 400 mts/seg. Esto se produce por una
conducción saltatoria del impulso nervioso (Fig. 1.14). La
despolarización de la membrana se produce sólo en los nodos de
Ranvier, ya que el resto de la membrana está envuelta en mielina lo que
impide la entrada y salida de iones. Esta situación incrementa la
velocidad de conducción al no tener que despolarizar toda la fibra
nerviosa (Maureira, 2018).

Sinapsis

La sinapsis es el paso de un impulso nervioso de una neurona a


otra o a una célula muscular. Cada neurona recibe alrededor de 10.000
conexiones de otras neuronas, de esta manera se forman gigantescas
redes en el sistema nervioso. Las sinapsis son fundamentales para
transportar la información sensitiva desde la periferia hasta el encéfalo
y la información motora desde el encéfalo hasta los músculos.
Las sinapsis pueden ser eléctricas o químicas. La primera
permite respuestas rápidas, ya que el impulso pasa directamente de una
neurona a otra (como las vías eléctricas del corazón que permiten la
frecuencia cardíaca). En cambio, la sinapsis química (Fig. 1.15) necesita
de mediadores para estimular la neurona siguiente, son más lentas, pero
permiten la modificación de la conexión entre neuronas, proceso

30
Neuroeducación física

Figura 1.14 Conducción saltatoria. La despolarización sólo ocurre en los nodos


de Ranvier lo que aumenta la velocidad de conducción del impulso nervioso
(sacado de Maureira y Flores, 2016, pág. 41).

Figura. 1.15 Sinapsis química (sacado de Maureira y Flores, 2016, pág. 43).

31
Fernando Maureira Cid

denominado plasticidad sináptica. Este último tipo de sinapsis es la más


común en los vertebrados (Kandel et al., 2013).
Una sinapsis química esta constituida por la superficie
presináptica de los botones terminales, donde se encuentran grandes
cantidades de vesículas que contienen el neurotransmisor (sustancia
química que permite estimular a la neurona postsináptica o la fibra
muscular). Estas sustancias son liberadas cuando el potencial de acción
alcanza el botón terminal abriendo los canales de calcio (Ca2+)
dependientes de voltaje de la membrana, esto permite la entrada de Ca2+
al citosol lo que provoca la migración de las vesículas hacia la
membrana, donde se fusionan a ella y liberan el neurotransmisor a la
hendidura sináptica, que corresponde al espacio entre la neurona pre y
postsináptica (de unos 20 nm). Finalmente, existe una membrana
postsináptica (generalmente una espina dendrítica de otra neurona)
que posee proteínas especializadas llamadas receptores, cuya función es
captar el neurotransmisor, con lo cual se abren canales iónicos y
permiten el potencial de acción en la neurona postsináptica (Squire et
al., 2008).
Las sinapsis químicas pueden ser: a) excitatorias, cuando la
membrana postsináptica reacciona con el neurotransmisor aumentando
su excitabilidad; b) inhibitorias, cuando la membrana postsináptica
reacciona disminuyendo su excitabilidad. De esta forma los estímulos
no serán suficientes para generar un potencial de acción (Maureira,
2018).
Una vez utilizado el neurotransmisor, éste debe ser removido
de la hendidura sináptica, esto se logra mediante las bombas
recaptadoras que se ubican en la membrana presináptica y que reciclan
estas sustancias reincorporándolas a vesículas secretoras. Otra forma es
a través de la hidrólisis de los neurotransmisores (Haines, 2003).

Neurotransmisores

Los neurotransmisores son sustancias químicas que permiten la


comunicación entre neuronas o de una neurona y las fibras musculares.
En la actualidad se conocen más de 60 de estas sustancias, incluyendo
aminoácidos, nucleótidos, neuropéptidos, etc. (Maureira, 2018).
Las neuronas que liberan glutamato (Glu) se denominan
glutamatérgicas, siendo esta sustancia el principal excitador del sistema

32
Neuroeducación física

nervioso central, presente en el 80% de las neuronas, se relaciona con la


memoria y el aprendizaje, emociones, neuroplasticidad, etc. Las
neuronas que liberan ácido-gamma-aminobutírico (GABA) se
denominan gabaérgicas, siendo esta sustancia el principal inhibidor en
el sistema nervioso central, reduciendo la excitabilidad de las neuronas
(Fig. 1.16).

Fig. 1.16 Estructura molecular de algunos neurotransmisores.

Otros grupos más pequeños de neuronas liberan diversos tipos


de neurotransmisores con funciones específicas. Las que liberan
acetilcolina (Ach) se denominan colinérgicas y se relacionan con la
contracción de la fibra muscular, actúa en los circuitos de la memoria,

33
Fernando Maureira Cid

regula la función de vísceras, está relacionado con la etapa del sueño


MOR, etc. Las neuronas que liberan noradrenalina (NA), también
llamada norepirefrina, se denominan noradrenérgicas y actúa en el
incremento del ritmo cardíaco y de variadas funciones metabólicas, se
relaciona con la focalización de la atención, participa en el estado de
vigilia (estar despierto), mantiene la respuesta de lucha/huida frente a
eventos estresantes, etc. Las neuronas que liberan adrenalina, también
llamada epirefrina, se denominan adrenérgicas y actúa en diferentes
funciones relacionada con la supervivencia, aumenta la frecuencia
cardíaca, descompone el glucógeno, aumenta la frecuencia respiratoria,
dilata las pupilas y los vasos sanguíneos etc. (Maureira, 2018).
Las neuronas que liberan dopamina (DA) se denominan
dopaminérgicas y están involucradas en la actividad motora, la
motivación, los estados de recompensa, en la adicción a drogas, en la
atención, en procesos de aprendizaje, etc. Las neuronas que liberan
serotonina (5-HT) se denominan serotoninérgicas y se relaciona con los
estados de ánimo, la percepción, el apetito, la memoria, la atención, la
sexualidad, etc. también existen neuronas que liberan otros
neurotransmisores como el aspartato (Asp), Glicina (Gly), taurina,
péptidos opioides, encefalinas, etc.

Receptores

Los neurotransmisores liberados en la hendidura sináptica


deben actuar sobre un receptor en la membrana postsináptica, en
algunos casos para excitar y otra para inhibir. Los receptores son
específicos para cada neurotransmisor y tras la unión a este, se produce
apertura de canales iónicos como el Na+ (que despolariza la membrana)
o el cloro Cl- (que hiperpolarizar la membrana postsináptica). Estos
receptores pueden ser de dos tipos: ionotrópicos o metabotrópicos.
Los receptores ionotrópicos están unidos al canal iónico y la
unión del neurotransmisor provoca la inmediata apertura del canal, lo
cual da origen al cambio de polaridad de la membrana postsináptica
(Fig. 1.17). El canal continúa abierto hasta que el neurotransmisor se
separa del receptor (Squire et al., 2008).
Los receptores metabotrópicos se encuentran separados del
canal iónico y la unión del neurotransmisor provoca la activación de
una proteína G en el interior de la membrana (Fig. 1.18) lo cual activa

34
Neuroeducación física

Figura 1.17 Receptor ionotrópico de GABAa asociado a canal de Cloro (Cl-)


con sus 2 dominios α, 2 dominios β y 1 dominio γ. También se aprecia el sitio
de unión del GABA con el dominio β.

Figura 1.18 A la izquierda los 7 segmentos transmembranosos de un receptor


metabotrópico. A la derecha el receptor se une a una proteína G, que está
constituida por tres subunidades, la α, β y γ.

una cascada molecular que finaliza con la apertura del canal. Debido a
esto la apertura y cierre del canal iónico es más lento que con los
receptores ionotrópicos (Squire et al., 2008).
Las cascadas moleculares activadas por proteína G puede seguir
dos caminos que finalmente abren el canal iónico. La vía del AMPc

35
Fernando Maureira Cid

Figura 1.19 Vía del AMPc. En estado inactivo el GDP está unido a la proteína
G (A), pero cuando el neurotransmisor se une al receptor, el GTP se une a la
proteína G (B), una subunidad se separa y activa la adenililciclasa que
convierte el ATP en AMPc (C), lo cual activa la PKA que abre el canal iónico
(D).

(adenosin monofosfato cíclico), que comienza en un estado inactivo


donde la proteína G se encuentra unida al receptor y al GDP (guanosin
difosfato) en su subunidad α, pero con la unión del neurotransmisor la
proteína G libera al GDP y se une a GTP (guanosin trifosfato), lo que

36
Neuroeducación física

provoca que la subunidad α se separe del resto del complejo βγ de la


proteína G y se una a la adenililciclasa que comienza a transformar el
ATP (adenosin trifosfato) en AMPc. Sin embargo, esta unión de α y la
adenililciclasa es de corta duración, ya que el GTP es hidrolizado por la
GTPasa y convertida en GDP con lo que la subunidad α deja la
adenililciclasa (que se inactiva) y vuelve a unirse al complejo βγ. El
AMPc resultante de este proceso se convierte en un segundo mensajero
cuyo objetivo es la PKA (proteína cinasa dependiente de AMPc), la cual
fosforila el canal iónico provocando su apertura (Fig. 1.19).
El otro camino metabotrópico de apertura de canales iónicos es
la vía del diacilglicerol-inositol-polifosfato, donde la unión del
neurotransmisor con el receptor produce la activación de la proteína G,
su subunidad α activa la fosfolipasa C, la cual fragmenta el
fosfatidilinositol 1,4,5-bifosfato (PIP2) en dos segundos mensajeros: el
inositol 1,4,5-trifosfato (IP3) y diacilglicerol (DAG). El IP3 se une a un
receptor en el retículo endoplasmático y libera Ca2+ que se une a la
enzima calmodulina, la cual activa la cinasa dependiente de
calcio/calmodulina (CaMK) que fosforila el canal iónico provocando la
apertura de este. Por otra parte, el DAG activa la proteína cinasa C
(PKC) en la membrana que al unirse al Ca2+ liberado del retículo
endoplasmático permite la apertura del canal iónico (Fig. 1.20).
Cada neurotransmisor puede tener un receptor ionotrópico, un
metabotrópico o ambos. Además, existen muchas variedades de cada
subgrupo de receptores para un neurotransmisor. Por ejemplo, el
glutamato posee tres receptores ionotrópicos: N-metil-D-Aspartato
(NMDA), acido-alfa-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico
(AMPA) y kainato, siendo los tres de tipo excitatorios. También posee
receptores metabotrópicos: mGluR1A, mGluR1B, mGluR1C, mGluR1D
y mGluR1E, todos excitatorios; mGluR2, mGluR3, mGluR4A y
mGluR4B, todos inhibitorios; mGluR5A y mGluR5B, ambos excitatorios;
mGluR6, mGluR7A, mGluR7B, mGluR8A y mGluR8B, todos
inhibitorios (Maureira, 2018).
Otro ejemplo podría ser la dopamina que no posee receptores
ionotrópicos, pero cuenta con 5 receptores metabotrópicos: D1, D2, D3,
D4 y D5, todos de tipo inhibitorios.

37
Fernando Maureira Cid

Figura 1.20 Vía del diacilglicerol-inositol-polifosfato. Al unirse el


neurotransmisor con el receptor se activa la fosfolipasa C (A) que divide el PIP2
en IPE y DAG (B). El IP3 libera el Ca2+ (C) lo que activa la calmodulina y
CaMK que abre el canal iónico (D). Por otra parte, el DAG puede activar la
PKC que abre el canal (E).

Referencias bibliográficas

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Neuroeducación física

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39
Fernando Maureira Cid

40
Neuroeducación física

Capítulo 2
Aprendizaje y memoria

El aprendizaje es el resultado de la interacción de los genes y


del ambiente en el cual se desenvuelve el organismo, y corresponde a la
adquisición de nueva información o conocimiento (Bear et al., 2016).
Todos los seres vivos aprenden, ya que, de no ser así un organismo no
podría adaptarse a los cambios en su entorno y moriría. Los procesos de
aprendizaje permitirán un mayor nivel de adquisición de conocimiento
según mayor sea la complejidad del sistema nervioso del organismo,
entendido como la cantidad de neuronas y el número y funcionalidad
de las redes neurales que constituyen (Maureira, 2018). Todos los
mamíferos poseen cerebros altamente organizados, con aprendizajes
más complejos que permiten conductas también más complejas que sus
pares aves, reptiles o peces. La ausencia de sistema nervioso no
restringe la posibilidad de aprendizaje, como en el caso de bacterias,
protozoos, amebas, etc., sin embargo, las conductas desplegadas por
estos organismos son más simples, que aquellos que cuentan con un
sistema nervioso.
El aprendizaje es una parte del proceso de memoria, el cual
corresponde a la adquisición, retención, almacenamiento y evocación de
la información o conocimiento. La memoria es la base biológica de
nuestros procesos de adaptación y de individualización, ya que nuestro
yo o quienes somos es el resultado de la información y acontecimientos
de nuestra ontogenia, lo cual queda registrado y almacenado gracias a
nuestra memoria (Maureira y Flores, 2016). El estudio de la memoria
puede ser abordado desde una perspectiva funcional, con una memoria
declarativa y otra no declarativa; una perspectiva regional, memorias
dependientes y no dependientes del hipocampo; y perspectiva
temporal, con una memoria de corto plazo y otra de largo plazo
(Redolar, 2013).
Durante la primera mitad del siglo XX los psicólogos y
neurólogos se dividían en aquellos que creían que la memoria debía
ubicarse en una región específica del cerebro (localizacionistas) y
aquellos que creían que la memoria se distribuía por todo el cerebro

41
Fernando Maureira Cid

(anti-localizacionistas). El caso del paciente H.M. en la década de 1950


dejó en evidencia una región específica para la formación, de al menos,
un tipo de memoria. Tras la extirpación bilateral de la formación
hipocampal, la amígdala cerebral y parte de la corteza temporal, H.M.
no podía almacenar nueva información (solo retenerla por breves
períodos de tiempo), sin embargo, podía recordar su nombre, su trabajo,
su infancia, etc. (Kandel et al., 2013). Esto mostró que la región del
hipocampo, al menos se relacionaba con la generación y
almacenamiento de algunos tipos de memoria a largo plazo.

Memoria de corto plazo

Este tipo de memoria corresponde a la capacidad de almacenar


información durante algunos segundos o minutos. La información
almacenada es limitada y generalmente es cercana a los 7 dígitos (7±2).
Después de unos instantes, esta memoria se desvanece, además de ser
muy susceptible a interferencias, ya que cualquier interrupción provoca
la pérdida de la información (Morgado, 2005). Por ejemplo, si tratamos
de recordar un número mientras lo guardamos en nuestros teléfonos
celulares y somos interrumpidos por algún comentario o pregunta a la
cual prestamos atención, lo más probable es que olvidemos el número
que estábamos registrando.
La memoria de corto plazo suele dividirse en memoria
inmediata o sensorial, que sirve para registrar las sensaciones (visuales,
auditivas, táctiles, odoríferas, etc.) durante muy breves períodos de
tiempo, cercanos a un 1 segundo. Esta memoria puede funcionar en
paralelo registrando todas las modalidades sensoriales al mismo tiempo
(Ballesteros, 1999); y memoria de trabajo, que corresponde a un
almacenamiento temporal de la información para la resolución de tareas
complejas como la comprensión del lenguaje, resolución de problemas,
planificación, razonamiento, etc. De esta forma la idea de la memoria de
corto plazo se orienta más a un sistema operativo temporal para la
ejecución de tareas cognitivas (López, 2011).
En la actualidad el modelo de Baddley y Hitch (1974) es el más
aceptado para explicar la memoria de trabajo. Dicho modelo es
multicomponente con un bucle fonológico, una agenda visuoespacial y
un ejecutivo central (Fig. 2.1). El bucle fonológico esta implicado en
tareas lingüísticas como la lectoescritura, el manejo de palabras, la

42
Neuroeducación física

conversación, etc. (Maureira, 2018). Este dispositivo para el lenguaje se


divide a su vez en un almacén temporal de información acústica y un
sistema de mantención del habla (López, 2011). Este bucle es el más
desarrollado de la memoria de trabajo. La agenda visuoespacial está
encargada de manipular la información visual y espacial, si bien ambas
informaciones se procesan por separado interactúan muy fuertemente
(Baddeley, 1996). Todo esto se relaciona con la utilización de mapas,
discriminación de formas, ubicación, apariencia y uso de objetos, etc. El
ejecutivo central está encargado del control de la atención durante
procesos de memoria de trabajo, además se relaciona con la selección y
ejecución de estrategias, y la focalización y alternancia de la atención
durante una tarea cognitiva (López, 2011). El ejecutivo central controla
al bucle fonológico y la agenda visuoespacial.

Figura 2.1 Clasificación de la memoria de corto plazo.

Posteriormente, Baddley incorpora un cuarto componente al


modelo de memoria de trabajo: el búfer episódico (Baddley, 2000). Este
componente esta supeditado al ejecutivo central, pero se ubica
jerárquicamente sobre el bucle fonológico y la agenda visuoespacial
(Fig. 2.2). El búfer episódico permite que los componentes interactúen
integrando la información, además de procesar directamente la
información de gusto y olfato (Cárcamo, 2018).

Memoria de largo plazo

Corresponde al almacenamiento de información que podemos


evocar días, meses o años después de adquirirla. Esta memoria cuenta

43
Fernando Maureira Cid

Figura 2.2 Esquema del modelo de cuatro componentes de Baddley, 2000


(modificado de Cárcamo, 2018).

con gran capacidad de datos, pero posee poca precisión, ya que es


posible recordar información o situaciones ocurridas hace mucho
tiempo, pero con pocos detalles, situación que aumenta en tanto más
tiempo ha pasado desde la adquisición de la información (Maureira,
2018). Las etapas de la memoria de largo plazo son: a) codificación,
relacionada con la integración de la nueva información asociándola a
conocimiento ya adquirido; b) consolidación, que corresponde al
proceso de transformación de información reciente a memoria de largo
plazo; c) almacenamiento, relacionada con la retención de la nueva
información; d) recuperación o evocación, que corresponde al acceso a
la información almacenada (Maureira, 2018).
La memoria de largo plazo se divide en memoria
explícita (también llamada memoria declarativa, que corresponde a la
información consciente de fechas, objetos, experiencias, rostros, etc.) y
memoria implícita (también llamada memoria no declarativa, que
corresponde a la información inconsciente del tipo como hacer algo, como
manejo de herramientas, andar en bicicleta, movimientos de baile,
destrezas deportivas, etc.). En la figura 2.3 se observa la clasificación de
los tipos de memoria.
Tulving (1972) fue el primer investigador que dividió la
memoria explícita entre memoria episódica, relacionada con eventos
como las vacaciones, el día de tu cumpleaños, la reunión de amigos del
fin de semana pasado, etc., siendo información organizada
temporalmente, y la memoria semántica, relacionada con hechos,

44
Neuroeducación física

Figura 2.3 Clasificación de la memoria de largo plazo (modificado de Maureira


y Flores, 2016, pág. 180).

fechas, conceptos, significados, etc. A este grupo pertenecen memorias


como tu nombre, fecha de tu cumpleaños, tablas de multiplicar, reglas
ortográficas, etc. Esta información no posee una organización
espaciotemporal, ya que está organizada conceptualmente. La memoria
episódica se adquiere a través de una única experiencia, en tanto, la
memoria semántica se suele adquirir con experiencias reiteradas
(Redolar, 2013).
La memoria procedimental es un tipo de memoria implícita,
que hace referencia a destrezas motoras, hábitos y ejecución de uso de
objetos. Esto se aprende a través de vivencias motoras reiteradas
(Maureira, 2018). Otro tipo de memoria implícita es el priming, que
corresponde a una memoria que facilita el procesamiento de
información al cual el sujeto ya ha sido expuesto, de esta forma facilita
la detección o identificación de estímulos similares a los presentados
anteriormente (Redolar, 2013). Por ejemplo, si a una persona le
entregamos una lista con nombres de países entre los que esta Colombia
y posteriormente preguntamos nombre de un país que comiencen con
Co es más probable que el sujeto conteste Colombia después de haber
leído la lista que si no la hubiese leído. El priminig puede ser
perceptivo, que se basa en las características físicas de los objetos, o

45
Fernando Maureira Cid

puede ser semántico, que se basa en el significado de los estímulos


(Maureira, 2018). El priming se evoca automáticamente, no necesita
procesos conscientes (Redolar, 2013).
La memoria implícita también se divide en aprendizaje no
asociativo, que corresponde a un cambio en la conducta frente a un
único tipo de estímulo. Este se divide a su vez en habituación y
sensibilización (Bear et al., 2016). La primera de ellas se relaciona con la
disminución de una respuesta frente a un estímulo que se presenta
muchas veces o durante mucho tiempo, por ejemplo, cuando escucha
un fuerte ruido se produce una focalización inicial de la atención hacia
él, pero si el ruido persiste lentamente se perderá la atención sobre él y
se continuará realizando otras actividades. La habituación se asocia a un
estímulo específico y puede prolongarse en el tiempo (Redolar, 2013).
Este proceso ocurre por una disminución de la excitación de las
neuronas sensoriales sobre las interneuronas y neuronas motoras
debido a la persistencia o acostumbramiento al estímulo (Fig. 2.4).

Figura 2.4 Mecanismo celular de la habituación (modificado de Kandel et al.,


2013).

La deshabituación corresponde a la recuperación de la


respuesta habituada debido a un estímulo extraño o novedoso. Por

46
Neuroeducación física

ejemplo, si nos hemos habituado a un ruido la incorporación de otro


estimulo (como una luz fuerte) volverá a provocar una reacción de
sobresalto.
La sensibilización corresponde a la potenciación de una
respuesta a un estímulo inmediatamente después de un estímulo
intenso (Maureira, 2018). Por ejemplo, si en la oscuridad escuchamos un
ruido nos generará miedo y si inmediatamente alguien nos habla
tendremos una respuesta más sobresaltada de lo habitual. La
sensibilización es generalizable a una gran variedad de estímulos y
respuestas, ocurre tras la aparición única de un estímulo con gran carga
emocional, pero se prolonga por poco tiempo (Redolar, 2013). Este
proceso ocurre porque un nuevo grupo de neuronas sensitivas e
interneuronas facilitadoras se suman a la excitación normal de
interneuronas y neuronas motoras provocando una respuesta exaltada a
un estímulo (Fig. 2.5).

Figura 2.5 Mecanismo celular de la sensibilización (modificado de Kandel et


al., 2013).

47
Fernando Maureira Cid

Finalmente, otro tipo de memoria implícita es el aprendizaje


asociativo, el cual corresponde a la asociación de dos estímulos. Aquí
encontramos el condicionamiento clásico y el condicionamiento
operante. El primero de ellos fue planteado por Pavlov, quien comienza
a estudiar este fenómeno en 1902 y cuyos resultados publica en el libro
Conditioned reflexes en 1927. El condicionamiento clásico relaciona un
estímulo condicionado con uno no condicionado, permitiendo predecir
el segundo con la aparición del primero. Pavlov mostró esto con sus
clásicos estudios en perros, donde el estímulo no condicionado consistió
en un trozo de carne y la salivación del perro al ver la comida y el
estímulo condicionado consistió en un sonido que inicialmente no
provocaba ninguna respuesta, pero al presentar el sonido de la campana
poco antes de presentar la carne, y hacer esto reiteradamente, el perro
aprende a asociar el sonido (que ahora es condicionado) con la comida,
comenzando a salivar aún antes de ver la carne (Bear et al., 2016).
Cuando el estímulo no condicionado es grato se denomina
estímulo apetitivo y cuando es doloroso, estímulo defensivo. Una vez
establecido el aprendizaje condicionado, es posible extinguir dicha
asociación, presentado reiteradamente el primer estímulo sin la
presencia del segundo (Maureira, 2018).

Figura 2.6 Mecanismo celular del condicionamiento clásico (modificado de


Kandel et al., 2013).

El condicionamiento operante o instrumental fue descubierto


por Thorndike, quien formuló la ley del efecto (1911) que plantea que
cualquier conducta que genera un estímulo agradable se reitera en el

48
Neuroeducación física

tiempo. Este fenómeno fue estudiado por Skinner publicando el libro


The behavior of organisms: an experimental analysis en 1938. El
condicionamiento operante asocia una conducta o comportamiento con
un estímulo, por ejemplo, una rata que presionando una palanca
(comportamiento) recibe comida (estímulo), pronto aprenderá dicha
asociación y presionará la palanca cada vez que tenga hambre (Bear et
al., 2016). Existen cuatro tipos de condicionamiento operante: a)
refuerzo positivo, cuando una conducta provoca un estímulo agradable,
lo que incrementa que la conducta se reitere. Por ejemplo, un niño que
recibe un regalo por ordenar su pieza; b) refuerzo negativo, cuando una
conducta interrumpe o evita un estímulo aversivo (desagradable o
doloroso), lo que incrementa que la conducta se reitere. Por ejemplo, un
padre que regala un helado a su hijo para que deje de llorar; c) castigo
positivo, cuando una conducta se evita porque conlleva un estímulo
aversivo. Por ejemplo, un niño que realiza las tareas del colegio para
evitar que lo regañen; d) castigo negativo, cuando una conducta
interrumpe o evita un estímulo agradable. Por ejemplo, un niño que se
porta mal y la madre deja de prestarle atención aislándolo por un rato.

Neuroanatomía de la memoria de trabajo

La memoria de trabajo suele clasificarse como parte de las


funciones ejecutivas o control ejecutivo, donde además se encuentra la
planificación, regulación y control, flexibilidad mental, resolución de
problemas, etc. (Tirapu y Muñoz, 2005). Al igual que todas las funciones
ejecutivas, la memoria de trabajo posee su fundamento neuroanatómico
en la corteza prefrontal, la región cerebral más reciente evolutivamente.
Esta región incluye la corteza dorsolateral, la orbitofrontal y la
frontomedial (Fig. 2.7). La corteza dorsolateral incluye la corteza
motora, premotora, prefrontal dorsolateral y prefrontal anterolateral. En
tanto, la corteza frontomedial incluye la corteza supero-medial,
prefrontal medial e infero-medial (Flores-Lázaro y Ostrosky, 2008).
El bucle fonológico parece depender del área de Broca y la
región perisilviana del hemisferio izquierdo (López, 2011). El área de
Broca (llamada así en honor a su descubridor Paul Broca en 1861) es una
región de la corteza motora encargada de la ejecución del habla,
también actúan en la expresión y comprensión de los verbos. Esta área
se ubica generalmente en el hemisferio izquierdo y se ha relacionado

49
Fernando Maureira Cid

Figura 2.7 Esquema de las diversas regiones de la corteza frontal (sacado de


Maureira y Flores, 2016, pág. 158).

con trastornos en la expresión del lenguaje verbal (Trejo et al., 2007). La


región perisilviana se ubica alrededor de la cisura de Silvio e incluye
porciones del lóbulo frontal, temporal y parietal (Ardila et al., 2016).
La agenda visuoespacial depende de regiones cerebrales
relacionadas con la visión (corteza visual de asociación), el giro
supramarginal del hemisferio derecho y la corteza prefrontal
dorsolateral. La corteza visual de asociación, corteza visual secundaria
o V2 se ubica en el lóbulo occipital y recibe aferencias de la corteza
visual primeria o V1 y su función trata del procesamiento del contorno
de los objetos e influye en la memoria visual (Haines, 2019). El giro
supramarginal se ubica en la parte inferior del lóbulo parietal, sus
funciones incluyen la lectoescritura, reconocimiento táctil y memoria de
movimiento y posición de las extremidades (Squire et al., 2008).
El ejecutivo central está vinculado a la corteza prefrontal
dorsolateral. Esta región se ubica delante de la corteza motora y
premotora, siendo la estructura cortical más desarrollada en humanos.
Posee una gran cantidad de conexiones funcionales con otras cortezas y

50
Neuroeducación física

núcleos subcorticales. Se relaciona con procesos de planificación,


flexibilidad mental, resolución de problemas, control ejecutivo, etc.
(Flores-Lázaro & Ostrosky, 2008).

Figura 2.8 Esquema de regiones asociadas a la memoria de trabajo.

Neuroanatomía de la memoria explícita

Tal como sucedía con el sujeto H.M., experimentos en monos


han demostrado los efectos sobre la memoria explicita cuando se
lesionan diversas regiones del lóbulo temporal medial (Kandel et al.,
2013). Una región fundamental para generar este tipo de memoria es la
formación hipocámpica, la cual está constituida por el hipocampo, el
giro dentado, el subículum, el presubículum, el parasubículum y la
corteza entorrinal (Fig. 2.9). Si bien la amígdala cerebral almacena
componentes relacionados con las emociones, su lesión no provoca
efectos sobre la memoria explicita (Maureira, 2018).
La información sensorial es procesada por cortezas de
asociación, las cuales proyectan a la corteza parahipocampal y corteza
perirrinal, y ambas proyectan sus axones a la corteza entorrinal. A
través de la vía perforante la corteza entorrinal se comunica con la
circunvolución dentada, que a su vez proyecta sus fibras musgosas
hacia la región CA3 del hipocampo y este, a través de la vía colateral de
Schaffer, a la región CA1. Este camino continúa en el subículo que
proyecta devuelta a la corteza entorrinal, quien se conecta con la corteza
parahipocampal y entorrinal, ambas proyectan de vuelta a las cortezas

51
Fernando Maureira Cid

Figura 2.9 Estructuras de la corteza temporal medial asociadas a la memoria


explicita (sacado de Maureira y Flores, 2016, pág.185).

Figura 2.10 Vías de la memoria explícita (modificado de Kandel et al, 2013 y


Redolar, 2013).

52
Neuroeducación física

sensoriales de asociación (Fig. 2.10). Todas las regiones del hipocampo


proyectan axones, denominados fórnix, hacia los cuerpos mamilares, de
ahí al tálamo y a las cortezas de asociación (Kandel et al., 2013 y
Redolar, 2013).
La corteza entorrinal posee una doble función, por una parte, se
constituye como la principal vía de entrada de información hacia el
hipocampo y por otra, es la principal vía de salida desde el hipocampo
hacia las cortezas sensoriales de asociación. Es por esto, que esta zona se
considera una de las más importantes en todo el circuito de formación
de la memoria explícita, de hecho, las alteraciones anatomopatológicas
de la enfermedad de Alzheimer se producen en esta corteza (Solís &
López, 2009).

Figura 2.11 Circuito hipocámpico. Las cortezas sensoriales de asociación se


proyectan a la corteza parahipocampal y perirrinal (A) y estas a la corteza
entorrinal (B). La vía perforante se conecta con las neuronas granulares del
giro dentado (C), las fibras musgosas se conectan con neuronas piramidales de
CA3 (D), la vía colateral de Schaffer se proyecta a las neuronas piramidales de
CA1 (E) y estas al subículo (F). El circuito vuelve a la corteza entorrinal (G) y
a la corteza parahipocampal y perirrinal (H) y de vuelta a las cortezas
sensoriales de asociación (sacado de Maureira, 2018, pág. 224).

53
Fernando Maureira Cid

La consolidación de la memoria explícita ocurre en este circuito


hipocampal y luego la memoria es almacenada en las mismas cortezas
de asociación sensoriales desde las cuales se envió la información
inicialmente. Esto explica porque la lesión del hipocampo evita la
generación de nuevos recuerdos, pero no provoca la pérdida de
recuerdos anteriores a la lesión (Olivares et al., 2015). Esta pérdida de
memoria recibe el nombre de amnesia de hipocampo y corresponde a
una amnesia anterógrada inespecífica. Cuando es producida por
lesiones unilaterales del hipocampo derecho se presentan trastornos de
la memoria espacial y lesiones unilaterales del hipocampo izquierdo
provocan alteraciones de la memoria verbal, de objetos y personas
(Kandel et al., 2013 & Portellano, 2005).
El almacenamiento de la información recibe el nombre de
engrama o rastro de memoria. En la década de 1920 Karl Lashley
concluyó que lesiones en las cortezas cerebrales de ratas afectaba sus
recuerdos, asociando la pérdida de memoria al tamaño de la lesión. En
1949 Donald Hebb publica su libro The organization of behavior, donde
propone que la representación de un objeto consiste en un grupo de
neuronas que son activadas por dicho estímulo y cuya representación se
conserva mientras exista reverberación de las conexiones neuronales.
También postuló que, si la actividad de estas neuronas se mantiene lo
suficiente, las conexiones entre ellas se hacían más eficientes (Fig. 2.12).
Después sería suficiente activar algunas neuronas para que todo el
circuito volviese a activarse recuperando la información (Bear et al.,
2016).
La corteza temporal medial parece ser un lugar de codificación
y almacenamiento de la memoria explícita. Lesiones de esta región y el
hipocampo provocan amnesia anterógrada grave (incapacidad de crear
y almacenar nuevos recuerdos), pero sin daños en la memoria implícita
o la memoria de trabajo (Bear et al., 2016). La memoria semántica
permite el conocimiento de objetos, hechos y conceptos, y posee una
organización y flexibilidad que permite asociar muchas características
con una codificación. Por ejemplo, al decir perro podemos pensar en la
imagen del animal, en sus características, en el concepto de perro o
recuerdos de un perro de nuestra infancia. Para cada categoría de
objetos existen regiones cerebrales específicas para su almacenamiento,
los dibujos de animales activan el surco calcarino, las circunvoluciones
fusiformes de ambos hemisferios del lóbulo temporal, y las regiones

54
Neuroeducación física

Figura 2.12 Formación de un engrama. Un estímulo externo provoca la


activación de un grupo de neuronas, las cuales mantiene dicha actividad
momentos después de que el estímulo ya no está presente (reverberancia). Esto
puede provocar un refuerzo de las conexiones entre este grupo de neuronas
formando el engrama. Si después se activan algunas neuronas, todo el circuito
se activa y evoca el recuerdo (modificado de Bear et al., 2016).

izquierdas del putamen, la ínsula y región frontal, además del cerebelo


derecho y medial. En el caso del dibujo de herramientas se activan
regiones de la corteza motora izquierda asociadas al movimiento de las
manos y la generación del habla (Kandel et al., 2013).
Las lesiones de cortezas de asociación conllevan pérdida del
reconocimiento de objetos o incapacidad de darle un significado y, por
lo tanto, de reconocer el uso de dichos objetos (Maureira y Flores, 2016).
La agnosia visual aperceptiva corresponde a un trastorno donde el
sujeto es incapaz de distinguir formas, por lo que no puede copiar
objetos, pero puede nombrarlos (Portellano, 2005). Esto se produce por
lesiones en la región inferomedial del lóbulo occipital derecho o atrofia
cortical posterior (Maureira y Flores, 2016). La agnosia visual asociativa
se presenta como un trastorno donde el sujeto puede copiar o describir
objetos, pero es incapaz de reconocerlos. Esto se produce por una
desconexión entre la memoria visual y el sistema semántico (Perea y
Ladera, 2015). Este trastorno es causado por lesiones del lóbulo occipital
izquierdo o el cuerpo calloso (región que une el hemisferio derecho y el
izquierdo) impidiendo la denominación semántica del objeto
(Portellano, 2005).
Por su parte, la memoria episódica se relaciona con áreas de
asociación del lóbulo frontal y prefrontal, donde se almacenan los
recuerdos autobiográficos y de experiencias (Maureira, 2018). Esto

55
Fernando Maureira Cid

explica porque la pérdida de memoria episódica no necesariamente


conlleva un olvido de la memoria semántica. La amnesia de la fuente
ocasiona pérdida del contexto (tiempo y lugar) de la adquisición de la
información, pero no de la información misma (Kandel et al., 2013).

Figura 2.13 Modelos de la memoria. En el modelo estándar no existen


modificaciones de los engramas una vez consolidada la memoria. Por el
contrario, en el modelo de huella múltiple cada vez que se recuerda una
información el engrama se modifica. Las líneas continuas representan la
información consolidada y las líneas de puntos la misma información recordada
y modificada (modificado de Bear et al., 2016).

La recuperación de la información de la memoria explícita


requiere reunir distintos tipos de información almacenadas en
diferentes regiones de la corteza cerebral y luego su utilización como
memoria de trabajo (Kandel et al., 2013). Cuando una memoria es
evocada se vuelve propensa a cambiar debido básicamente a las
condiciones sensoriales, de tiempo y espacio, donde el sujeto recupera
la información. Este proceso recibe el nombre de reconsolidación, ya
que la información se vuelve a guardar con algunas modificaciones,
proceso en el que vuelve a intervenir el hipocampo. Esta situación
provocó el cuestionamiento del modelo estándar de la memoria y abrió

56
Neuroeducación física

la puerta para el modelo de huella múltiple (Fig. 2.13). En el primero la


memoria se forma en el hipocampo y luego los engramas se desarrollan
y almacenan en la corteza cerebral. La evocación de la información sólo
requiere de la corteza. En el caso de la huella múltiple los engramas
dependen de la corteza y del hipocampo, y cada evocación requiere de
ambas regiones con un nuevo almacenamiento de la información (Bear
et al., 2016).

Neuroanatomía de la memoria implícita

Recordemos que la memoria implícita se divide en


procedimental, priming, aprendizaje no asociativo y aprendizaje
asociativo y cada una de ellas depende de estructuras cerebrales
diferentes (Fig. 2.14). La memoria procedimental hace referencia a los
actos motores y para ello es necesario generar un plan, un programa y
una ejecución motora. El primero depende de la corteza prefrontal,
cortezas de asociación y sistema límbico; el segundo de la corteza
premotora, motora primaria, motora suplementaria, tálamo, ganglios
basales y cerebelo (Fig. 2.15); finalmente, la ejecución motora depende
de las vías descendentes de la médula espinal y de los nervios
raquídeos (Maureira, 2018).

Figura 2.14 Cuadro resumen de las estructuras cerebrales que sustentan los
diferentes tipos de memoria implícita.

La ejecución de un movimiento se puede corregir en base a la


información sensitiva que surge durante su realización, ajustando la

57
Fernando Maureira Cid

fuerza, la velocidad y la dirección. Esto recibe el nombre de retroacción


y ocurre durante los movimientos lentos. Por el contrario, los
movimientos de ejecución rápida (como los lanzamientos) no son
posibles de corregir durante su ejecución, sino que su ajuste se realiza
previamente con la información sensorial de experiencias anteriores.
Esto recibe el nombre de anticipación (Maureira, 2018).

Figura 2.15 Movimiento voluntario. Con flechas rojas las estructuras


relacionadas con el plan motor, con flechas azules estructuras relacionadas con
el programa motor y con flechas verdes estructuras relacionadas con la
ejecución motora (sacado de Maureira y Flores, 2016, pág. 87).

La memoria y aprendizaje procedimental requiere de circuitos


cortico-estrio-corticales y cortico-cerebelo-corticales. El núcleo estriado
(formado por el núcleo caudado y el putamen) forma parte de los

58
Neuroeducación física

ganglios basales (Fig. 2.16), recibe aferencias de la corteza frontal y


parietal, y proyecta sus axones hacia el tálamo y cortezas motoras.
Lesiones de este núcleo provoca grandes dificultades de aprendizaje de
conductas motoras (Bear et al., 2016). Por su parte, el cerebelo (Fig. 2.17)
está constituido funcionalmente por tres regiones: el
vestíbulocerebelo relacionado con el equilibrio y movimientos oculares,
el espinocerebelo que controla la musculatura esquelética y el
cerebrocerebelo que participa en la planificación y ensayos mentales de
los movimientos (Kandel et al., 2013).

Figura 2.16 Ganglios basales. El cuerpo estriado formado por el núcleo


caudado y el putamen es una estructura fundamental en el aprendizaje
procedimental (sacado de Maureira y Flores, 2016, pág. 72).

59
Fernando Maureira Cid

Figura 2.17 Cerebelo. En la imagen superior ubicación del cerebelo tras el


tronco encefálico. En la imagen del centro se aprecian las regiones funcionales
del cerebelo. En la imagen inferior los núcleos profundos relacionados con el
control motor (sacado de Maureira, 2018, pág. 158).

Lesiones del núcleo estriado y el cerebelo conllevan un gran


deterioro en los aprendizajes procedimentales (Redolar, 2013).
El priming posee como base neuroanatómica la corteza
cerebral, variando la región implicada según el tipo de estímulo, por
ejemplo, el priming semántico visual activa áreas occipitotemporales, el

60
Neuroeducación física

priming semántico auditivo regiones inferotemporales y el priming


semántico conceptual activa la corteza prefrontal izquierda (Redolar,
2013).
El aprendizaje asociativo, que incluye el condicionamiento
clásico y operante, depende de la amígdala cerebral o complejo
amigdalino, compuesto de 10 núcleos íntimamente relacionados con las
emociones como el miedo, la ira y la agresividad (Maureira, 2018). Estas
regiones participan en procesos de asociación de estímulos cuando estos
incluyen castigos o respuestas dolorosas. La corteza y los núcleos
profundos del cerebelo también están relacionados con este tipo de
aprendizaje sobre todo el condicionamiento clásico. Otras regiones
involucradas son el cuerpo estriado y la corteza prefrontal (Redolar,
2013).
El aprendizaje no asociativo (habituación y sensibilización)
depende de las vías reflejas, las cuales están constituidas por axones de
neuronas sensoriales y motoras. Un estímulo doloroso provoca la
activación sensorial que envían su potencial de acción hacia la médula
espinal donde realizan sinapsis con interneuronas, la cual sinaptan con
neuronas motoras que envían axones a las fibras musculares
provocando la contracción del músculo y así se aleja el segmento del
estímulo doloroso (Fig. 2.18).

Figura 2.18 Vías reflejas. El estímulo doloroso activa la neurona sensitiva que
provoca la respuesta motora alejando la mano del fuego.

61
Fernando Maureira Cid

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63
Fernando Maureira Cid

64
Neuroeducación física

Capítulo 3
Bases moleculares del aprendizaje y
memoria

Las bases del aprendizaje y la memoria deben buscarse en las


neuronas y en la conectividad entre ellas. Cada neurona realiza sinapsis
con otras 10 mil, lo que constituye enormes redes, las cuales pueden
sufrir modificaciones en base a las experiencias. Donald Hebb en 1949
estableció que la conexión de dos neuronas se reforzará si ambas se
activan al mismo tiempo en forma reiterada. Esto se conoce como
principio de Hebb (Redolar, 2013). Esta situación ocurre a lo largo de
toda la red, de manera que los cambios no ocurren en una conexión
específica, sino que se distribuyen ampliamente.
Este almacenamiento distribuido de la información permite
fortalecer los recuerdos, ya que diferentes neuronas reaccionan en
forma moderada o alta al mismo estímulo, observándose neuronas más
especializadas en un objeto en particular, acompañada de otras que
reaccionan en forma moderada a dicho objeto (Fig. 3.1). De esta forma,
la pérdida de la neurona principal no conlleva necesariamente la
pérdida del recuerdo. Esto se conoce como memoria distribuida (Bear
et al., 2016).

Estudios en invertebrados

En 1954 Brenda Milner publicó un artículo titulado “Función


intelectual de los lóbulos temporales” donde reveló la importancia de
esa región y del hipocampo para la formación de la memoria. Los
estudios posteriores intentaron dilucidar que ocurría en ese grupo de
neuronas, pero la complejidad de sus conexiones y el alto número de
células en el hipocampo de vertebrados impidió un avance significativo.
Entonces Erick Kandel y sus colegas adoptaron un enfoque
reduccionista, asumiendo que, si la neurona era la base de todos los
procesos cognitivos, estos podrían estudiarse en animales
invertebrados, debido a que poseen sistemas nerviosos más simples,
donde es posible registrar con mayor precisión lo que ocurre en un

65
Fernando Maureira Cid

Figura 3.1 A la izquierda red neuronal frente a la estimulación de tres objetos.


A la derecha gráficos de respuesta, donde se aprecia que antes de aprender las 3
neuronas reaccionan en forma moderada, pero después de aprender la neurona
A se activa de mayor manera al objeto A y las neuronas B y C reaccionan
moderadamente (modificado de Bear et al., 2016).

Figura 3.2 Respuesta de la Aplysia a un estímulo no nocivo (chorro de agua)


en su sifón.

grupo neuronas. Así utilizaron, desde la década de 1960, al caracol


marino Aplysia como modelo.
Este animal posee una branquia cubierta por un manto y un
sifón por donde expele agua y desechos (Fig. 3.2). Cuando el animal
recibe un estímulo (chorro de agua) en el sifón contrae la branquia, sin

66
Neuroeducación física

embargo, si el estímulo se aplica reiteradas veces el caracol disminuye


su respuesta frente al estímulo no nocivo. Esto se conoce como
habituación, un aprendizaje no asociativo, que corresponde a la forma
de aprendizaje más simple.
Kandel y su equipo mostraron que este fenómeno se producía
por una disminución de la transmisión sináptica entre las neuronas
sensitivas del sifón y las neuronas motoras de la branquia y entre las
neuronas sensitivas del sifón y las interneuronas que también excitaban
a las neuronas motoras (Fig. 3.3). Dicho decrecimiento en la fuerza de la
sinapsis se produce por una disminución en el número de vesículas que
liberan el neurotransmisor glutamato a la hendidura sináptica (Kandel
et al., 2013).

Figura 3.3 Esquema del proceso de habituación (modificado de Kandel et al.,


2013).

Durante la habituación, si el estímulo es reiterado a través de


varios minutos la conducta observada comienza a disminuir, esto
corresponde a una memoria de corto plazo. Si los estímulos son
reiterativos pero espaciados en el tiempo (varias horas o días) la

67
Fernando Maureira Cid

conducta puede mantenerse a través de días y semanas. Esto


corresponde a una memoria de largo plazo (Kandel et al., 2013).
La sensibilización es un proceso más complejo que la
habituación, donde un estímulo nocivo provoca una respuesta más
enérgica del animal a un estímulo inocuo posterior. En Aplysia una
descarga eléctrica en la cola produce estimulación de interneuronas que
sinaptan con los axones de neuronas sensitivas del sifón a través del
neurotransmisor serotonina (5-HT) lo que produce que un estímulo no
nocivo emparejado en el sifón genere una retracción mayor de la
branquia que la provocada por la estimulación no nociva única del sifón
(Fig. 3.4).

Figura 3.4 Esquema del proceso de sensibilización (modificado de Kandel et al.,


2013).

Una sola descarga eléctrica en la cola de la Aplysia es suficiente


para crear sensibilización de corto plazo, lo cual dura varios minutos.
Una serie de cinco o más descargas produce sensibilización de largo
plazo que puede durar días o semanas (Kandel et al., 2013).
Una vez que la interneurona facilitadora libera la 5-HT y se une
al receptor que activa una proteína G dentro de la membrana

68
Neuroeducación física

postsináptica que aumenta la actividad de la adenilciclasa que convierte


el trifosfato de adenosina (ATP) a monofosfato de adenosina cíclico
(AMPc). Este aumento de AMPc activa la proteína cinasa A dependiente
de AMPc (PKA). De aquí en adelante es posible seguir tres vías: a) La
subunidad de la PKA fosforila canales de K+, prolongando el potencial
de acción y aumentado la entrada de Ca2+, lo cual provoca aumento en
la liberación del glutamato desde la neurona sensitiva a la motora (Fig.
3.5); b) la PKA provoca un mayor movimiento de vesículas con
glutamato a la membrana presináptica aumentando la liberación del
neurotransmisor; c) la PKA activa canales de Ca2+ tipo L y el receptor de
5-HT activa la proteína G que activa la fosfolipasa C (PKC) que a través
del diacilglicerol también abre los canales de Ca2+ tipo L. Este Ca2+
provoca el aumento de la liberación de glutamato (Kandel et al., 2013).

Figura 3.5 Cascadas moleculares durante el proceso de sensibilización. Con


flechas rojas la vía de la adenilciclasa, con flechas verdes vía de la PKA y con
flechas azules vía de la PLC (modificado de Kandel et al., 2013).

69
Fernando Maureira Cid

Estudios en mamíferos

Estudios sobre la memoria explícita en mamíferos han utilizado


el hipocampo de rata como modelo. Los experimentos clásicos consisten
en la resolución de laberintos, ya que a medida que aumentan las
prácticas, los tiempos de finalización de la prueba son menores, lo que
indica un aprendizaje por parte del animal. El laberinto acuático de
Morris (desarrollado por Richard Morris en 1984) es uno de los más
utilizados en estos estudios. Trata de una piscina de unos 2 metros de
diámetro y unos 50-60 cm de profundidad, la cual se llena con agua
oscura y se ubica una plataforma a ras del agua. Para la orientación
sobre la ubicación de la plataforma se utilizan pistas espaciales, por
ejemplo, una estrella, cuadrados o cualquier figura geométrica llamativa
que se ubique cerca de la plataforma y así pueda indicarle al animal su
ubicación.
El protocolo de esta prueba consiste en dejar a la rata en el agua
durante 60-120 segundos. Esta nadará en todas direcciones tratando de
salir hasta que encuentra la plataforma, entonces rápidamente subirá a
ella. Las pistas espaciales servirán de referencia al animal para situar la
plataforma, la cual se ubicará siempre en el mismo lugar. En sesiones
consecutivas la rata es liberada en diferentes lugares de la piscina y pese
a ello los tiempos de búsqueda disminuyen hasta que el animal, una vez
colocado en el agua, nada directamente a la plataforma (Fig. 3.6). Esto
corresponde a un aprendizaje de tipo espacial.
Diversos estudios han mostrado que lesiones en el hipocampo
de ratas impide que naden directamente hacia la plataforma,
independiente de las veces que practiquen. Esto debido a que el
hipocampo es fundamental para generar la memoria explícita, a través
de un proceso conocido como potenciación de largo plazo (Kandel et al.,
2013).

Potenciación de largo plazo

En las redes neuronales se producen aumentos y disminuciones


de la fuerza de las sinapsis en base a la experiencia. En 1973, Tim Bliss y
Terje Lomo, descubrieron que la respuesta de una neurona
postsináptica del hipocampo aumenta producto de un cambio duradero
de su conexión sináptica cuando se estimula con un breve tren de

70
Neuroeducación física

Figura 3.6 Laberinto de Morris. En la 1° sesión se observa una búsqueda por


toda la piscina, situación que disminuye a medida que aumenta el número de
sesiones, donde la rata nada directamente a la plataforma. En una sesión
posterior se puede sacar la plataforma y se observa que la rata nada sobre todo
en el cuadrante donde se ubicaba la plataforma.

descargas eléctricas de alta frecuencia (Redolar, 2013). Esto se conoce


como potenciación a largo plazo y se constituye como el principal
fenómeno que explica el aprendizaje y la memoria.
La potenciación a largo plazo (PLP) es una forma de
neuroplasticidad, donde se fortalece la sinapsis en forma duradera entre
dos neuronas, para lo cual es necesaria la activación simultánea de la
neurona pre y postsináptica (Medina & Escobar, 2004). La PLP posee
tres fases secuenciadas: la potenciación de corta duración, la fase
temprana de la potenciación a largo plazo (E-PLP) y la fase tardía de la
potenciación a largo plazo (L-PLP). Las dos primeras etapas no
requieren de síntesis proteica, ocurre con un tren único de estímulos de

71
Fernando Maureira Cid

1 segundo de duración y sus efectos pueden durar desde segundos


hasta 2 horas. La fase tardía involucra transcripción génica y síntesis
proteica, requiere varios trenes de estímulos con varios minutos de
intervalo y sus efectos pueden durar horas, días, meses o años (Aguirre,
2015 & Alvarado, 2006).
Los estudios de la PLP en el hipocampo de ratas se han
centrado en la vía colateral de Schaffer y en las neuronas piramidales de
CA1. Un experimento clásico es aplicar un tren de estímulos (entre 50 y
100 por segundo), conocido como tétano, a un haz de axones
presinápticos y luego medir el potencial excitador postsináptico (PEPS)
en neuronas de CA1 (Fig. 3.7). Estos PEPS son de mayor intensidad tras
la tetanización. Este efecto puede durar meses o años (Bear et al., 2016).

Figura 3.7 Potenciación de largo plazo. Un tétano aplicado en la colateral de


Schaffer (A) aumenta los PEPS en las neuronas piramidales en CA1 (B). La
amplitud de los PEPS se mantiene estable antes de la tetanización, pero tras
ella aumentan y se mantienen a través del tiempo.

Actualmente se sabe que la PLP se logra cuando la sinapsis esta


activa al mismo tiempo que la neurona postsináptica de CA1 esta
despolarizada (Bear et al, 2016). Esto se logra a través de la sumación

72
Neuroeducación física

espacial y temporal. La primera ocurre cuando varias neuronas


presinápticas estimulan al mismo tiempo a una neurona postsináptica
provocando un PEPS. Esto es necesario, ya que habitualmente la
estimulación de una sola neurona no es suficiente para producir una
despolarización de la neurona postsináptica. Por otra parte, la sumación
temporal ocurre cuando una o varias neuronas presinápticas estimulan
reiteradamente en un breve período de tiempo a la neurona
postsináptica provocando un PEPS (Fig. 3.8).

Figura 3.8 Esquemas de sumación espacial y temporal. En la izquierda 5


neuronas presinápticas estimulan simultáneamente a una neurona
postsináptica. En la derecha dos neuronas presinápticas estimulan reiteradas
veces a una neurona postsináptica.

Depresión a largo plazo

La depresión de largo plazo (DLP) corresponde a un tipo de


plasticidad neuronal, donde se produce un debilitamiento en la
sinapsis. La estimulación tetánica prolongada de las colaterales de
Schaffer a frecuencias bajas (1-5 Hz) producen debilitamiento sináptico
(Bear et al., 2016).
Al igual que la PLP, en la DLP es necesario que la estimulación
de las neuronas presinápticas ocurra al mismo tiempo que la
despolarización débil de la neurona postsináptica.

73
Fernando Maureira Cid

La DLP puede ser: a) homosináptica cuando el evento que


debilita la sinapsis ocurre en la misma sinapsis que se activa; b)
heterosináptica cuando el debilitamiento de las sinapsis ocurre en
neuronas inactivas, por ejemplo, en las neuronas cercanas a las
neuronas donde ocurren los potenciales de acción; c) la despotenciación
que ocurre después de la PLP. Si bien todas las DLP son similares, sus
mecanismos moleculares y funciones son diferentes (Collingridge et al.,
2010).
El hipocampo y el cerebelo han sido las regiones donde más se
ha estudiado la DLP. En el primero, este fenómeno ocurre en las vías
colaterales de Schaffer que sinaptan en CA1 y depende de la activación
de receptores NMDA y posteriormente, fue descubierto que también
puede ocurrir por activación de los receptores metabotrópicos de
glutamato. Aquí el proceso no requiere de un aumento del Ca2+
intracelular, pero el mismo proceso en el cerebelo si lo requiere,
situación que ocurre entre la fibra escalonada y las células de Purkinje
(Bear et al., 2016). Los procesos moleculares de la PLP y DLP se tratarán
más adelante en este capítulo.

Receptores AMPA y NMDA

El glutamato es el principal neurotransmisor excitador del


sistema nervioso, se sintetiza a partir de la L-glutamina y es
fundamental en los procesos de aprendizaje y memoria. Los receptores
postsinápticos del glutamato se dividen en ionotrópicos y
metabotrópicos. Los primeros se dividen en receptores acido-alfa-
amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico (AMPA), N-metil-D-
Aspartato (NMDA) y kainato (KA). En relación con los receptores
metabotrópicos, el glutamato posee 8 grupos (desde mGluR1 hasta
mGluR8) con varias subdivisiones en cada grupo (Maureira, 2018).
En esta ocasión nos centraremos en los receptores AMPA y
NMDA, ya que están directamente relacionados con la PLP y DLP. Es
interesante mencionar que el glutamato y estos receptores también están
implicados en enfermedades como la epilepsia, esquizofrenia,
enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer, corea de
Huntington, depresión, trastorno de ansiedad, etc. (Moreno & Zarain,
2006).

74
Neuroeducación física

El AMPA es un tetrámero hetero-oligomérico, es decir, posee


cuatro subunidades y todos ellos son diferentes (un receptor homo-
oligomérico posee todos los dominios iguales), siendo el receptor más
abundante en el sistema nervioso central (Moreno & Zarain, 2006). Las
cuatro subunidades del receptor se denominan desde GluA1 hasta
GluA4, sin embargo, existen isoformas que carecen de alguna
subunidad y presentan dos veces otra. Por ejemplo, durante las
primeras etapas del desarrollo predominan los receptores que carecen
de la subunidad GluA2 y que son permeables al K+, Na+ y Ca2+. En la
etapa adulta predominan receptores AMPA con dicha subunidad y que
son permeables al Na+ en su mayoría, sin embargo, existen algunos
receptores que son permeables para Na+ y Ca2+ (Caicoya, 2016).

Figura 3.9 Esquema de los receptores AMPA y NMDA, ambos fundamentales


en los procesos de aprendizaje y memoria.

Los receptores NMDA también son tetrámeros hetero-


oligoméricos que posee tres tipos de subunidades: NR1, NR2 y NR3. La
primera posee 8 isoformas, NR2 posee 4 isoformas (NR2A hasta NR2D)
y NR3 posee 2 isoformas (NR3A y NR3B). Para que el receptor sea
funcional es necesario que el complejo posea por lo menos una
subunidad NR1 y una subunidad NR2 (Martínez et al., 2020). Otra
característica importante es que el canal de los receptores NMDA esta
bloqueado por un ion de magnesio, de manera que el glutamato se une
a receptores AMPA y NMDA, pero sólo el primero abre su canal y
permite la entrada de Na + a la neurona. Sin embargo, si antes de 1

75
Fernando Maureira Cid

segundo la neurona presináptica vuelve a liberar glutamato y este une


al receptor NMDA se libera el ion de magnesio, permitiendo la apertura
del canal y dejando pasar el Ca2+, el cual actúa como segundo mensajero
activando diferentes cascadas moleculares en la neurona postsináptica
(Caicoya, 2016).

Bases moleculares de la potenciación a largo plazo

La PLP temprana ocurre cuando el glutamato liberado desde la


neurona presináptica activa los receptores AMPA y los NMDA lo que
produce la entrada de Ca2+ que activa la proteína quinasa C (PKC) y de
la proteína quinasa 2 dependiente de calcio/calmodulina (CaMK II), esto
produce inserción de nuevos receptores AMPA en la membrana
postsináptica (Fig. 3.10) lo que aumenta la fuerza de la sinapsis
(Maureira, 2018). Otro camino es la fosforilación de receptores AMPA a
través de la CaMK II que aumenta la conductancia iónica del canal (Bear
et al., 2016).
Durante la PLP tardía se produce síntesis de proteínas, lo cual
activa procesos de plasticidad con aumento del número de conexiones
sinápticas a través de generación de nuevas espinas dendríticas
(Alvarado, 2006). Los receptores NMDA permiten la entrada de Ca2+ lo
que impulsa diversas cascadas moleculares que provocan la expresión
de genes en el núcleo de la neurona postsináptica. Estas vías pueden
comenzar con la activación de la proteína quinasa C (PKC) que a su vez
activa a Rats sarcoma (RAS), está a serina/treonina quinasa (RAF), que
afecta a la MAP quinasa/ERK quinasa (MEK), la cual activa a la proteína
quinasa activada por mitógenos (MAPK) que se encuentra dentro del
núcleo. MAPK activa la proteína de unión a elementos de repuesta al
AMP cíclico (CREB) que provoca la expresión de elementos de
respuesta al AMP cíclico (CRE). Estos genes sintetizan factores de
crecimiento, proteínas como ARC (proteína asociada a citoesqueleto
regulada por actividad), FMRP (retardo mental X frágil 1), C-fos (proto-
oncogén), Egr1 (proteína de respuesta temprana a crecimiento 1), etc.
Todas estas son moléculas que viajan a las dendritas y provocan el
crecimiento de las espinas y modulan la PLP tardía (Fig. 3.11). El Ca2+
también puede activar a la proteína quinasa 4 dependiente de
calcio/calmodulina (CaMK IV) que activa la proteína MAPK (Maureira,
2016).

76
Neuroeducación física

Figura 3.10 PLP temprana. El glutamato (Glu) activa los receptores AMPA y
NMDA, estos últimos permiten la entrada de calcio (Ca2+) que activan a CaMK
II y PKC. Ambas pueden mejorar la eficacia de AMPA (flecha azul) o pueden
movilizar nuevos receptores AMPA a la membrana postsináptica (flechas
rojas). Finalmente, ambas cinasas liberan óxido nítrico, ácido araquidónico y
factor de agregación plaquetaria que funcionan como mensajeros retrógrados
para estimular la liberación de Glu (flechas verdes) (modificado de Derkach et
al., 2007 & Maureira, 2016).

77
Fernando Maureira Cid

Figura 3.11 PLP tardía. El Ca2+ dentro del citoplasma neuronal puede activar
tres rutas que finalmente activarán genes que expresen proteínas para
aumentar la densidad de las espinas dendríticas. La vía de la proteína quinasa
C (PKC) se observa con flechas rojas, la vía de Rats sarcoma + factor de
intercambio de guanina (RasGrf) se observa en azul y la vía de la Calmodulina
(CaM) que a su vez de divide en dos caminos (ERK y RAP1) se observa en
verde (modificado de Caruso et al., 2014 & Maureira, 2016).

78
Neuroeducación física

Otra vía es a través de RasGrf (Rats sarcoma + factor de


intercambio de guanina) que una vez activada por el Ca2+ afecta a RAS,
continuando con la cascada hasta activar la proteína CREB. Una tercera
vía comienza con la activación de Calmodulina (CaM) que impulsa a la
adenilciclasa (AC) a producir monofosfato de adenosina cíclico (cAMP)
que activa la proteína quinasa A (PKA) la cual puede seguir dos
caminos: a) influir en la quinasa regulada por señales extracelulares
(ERK) que activa la quinasa ribosomal S6-2 (RSK2) que se encuentra
dentro del núcleo y que activa la proteína CREB; b) activar la RAS
relacionada con la proteína 1 (RAP1), que influye en fibrosarcomas de
rápida aceleración-B (BRAF) y esta estimula a MEK, que vía MAPK
activa CREB (Maureira, 2016).
Una vez que los genes CRE envían sus instrucciones al retículo
endoplasmático comienza el ensamblado de proteínas. Estas se
movilizarán hasta las dendritas donde comenzarán el proceso de
formación de nuevas espinas, mejorando de esta forma la sinapsis (Fig.
3.12). La proteína ARC provocará la polimerización de filamentos que
constituirán el citoesqueleto de la espina dendrítica, actividad donde la
proteína cofilina participa activamente (Bramham y Wells, 2007). La
proteína relacionada con la actina 3 (ARP/3) iniciará el proceso de
prolongación del filamento (Soria & Pérez, 2012), donde también
participa la proteína neuronal del síndrome de Wiskott-Aldrich
(WASP).
La activación de los genes CRE también provocarán una
disminución en la síntesis de Egr1, con lo cual aumentará la
concentración de la proteína de densidad postsináptica 95 (PSD-95), esto
conlleva a una disminución de la endocitosis de receptores AMPA en la
nueva espina (Quin et al., 2015). La proteína FMRP cuya función es la
señalización para otras proteínas, aumenta su producción, movilizando
a proteínas asociadas a microtúbulos 1B (MAP-1B), PSD-95, ARC,
proteína de unión arginina-2 (ARGBP2), Sustrato 1 de toxina botulínica
C3 relacionada con Ras (Rac1), etc. hacia las nuevas espinas dendríticas,
provocando su estabilización y maduración (Bagni y Greenough, 2005).
Los genes CRE también activan la formación de factores
neurotróficos (como el BDNF) que ayudarán a la formación de la nueva
espina dendrítica y al anclaje de receptores AMPA y NMDA en la
membrana postsináptica. La familia de estos factores de crecimiento
neuronal es muy amplia y se verá en detalle en el capítulo 4.

79
Fernando Maureira Cid

Figura 3.12 Crecimiento de espina dendrítica. En el esquema A comienza el


crecimiento del filopodio, gracias a las proteínas ARP/3 y WASP. En el
esquema B el filopodio crece con participación de miosina y cofilina. En el
esquema C comienza la formación de la cabeza de la nueva espina dendrítica.
En el esquema D ya finalizado la formación de la espina, con el anclaje de
receptores para glutamato (modificado de Hotulainen y Hoogenraad, 2010 &
Soria y Pérez, 2012)

80
Neuroeducación física

Bases moleculares de la depresión a largo plazo

En la actualidad se conocen dos mecanismos de DLP en sinapsis


de la vía colateral de Schaffer y las neuronas piramidales de CA1 en el
hipocampo. La primera necesita de los receptores NMDA y, por ende,
de un aumento de calcio en el citoplasma neuronal. Estos receptores
presentan dos niveles de apertura: cuando ocurre una gran
despolarización de la neurona postsináptica el ion magnesio se desplaza
por completo, dando paso a la PLP; cuando la neurona postsináptica es
despolarizada levemente, pero en forma prolongada, se produce una
pequeña entrada de Ca2+. Esta diferencia de concentración de Ca2+ en el
tiempo provocará la activación de cinasas en el caso de la PLP y de la
proteína fosfatasa en el caso de la DLP (Fig. 3.13). La proteína fosfatasa
2B activará a la proteína fosfatasa 1 la cual produce una desfosforilación
de los receptores AMPA, lo que conlleva la endocitosis del receptor de
la membrana. Esta situación produce una disminución de la eficacia de
la sinapsis (Bear et al., 2016).
La otra vía de la DLP comienza con la activación de receptores
metabotrópicos de glutamato (mGluR) acoplados a proteína G. La
fosfolipasa C (PLC) hidroliza el fosfatidilinositol 4,5 bifosfato (PIP2) que
puede seguir dos caminos: a) generar el inositol trifosfato (IP3) que abre
los canales de Ca2+ del retículo endoplasmático aumentando la
concentración de este ion en el citoplasma. Esto activa la proteína
quinasa C (PKC) que produce una desfosforilación de los receptores
AMPA y su salida de la membrana postsináptica (Fig. 3.14); b) activar el
diacilglicerol (DAG) que actúa sobre PKC que produce una
desfosforilación de los receptores AMPA (Pinar et al., 2017).
La activación de los mGluR también puede provocar la
activación de proteínas tirosinfosfatasa (PTP) que desfosforila los
receptores AMPA (Pinar et al., 2017).

Consolidación de la memoria

La PLP y la DLP son los procesos más aceptados como


causantes de la memoria y aprendizaje, debiendo existir un equilibrio,
donde una alta estimulación de los receptores de NMDA provocan PLP
y una baja estimulación DLP, sin embargo, una activación moderada de
estos receptores no produce ningún cambio (Bear et al., 2016).

81
Fernando Maureira Cid

Figura 3.13 DLP por acción de receptores NMDA (modificado de Pinar et al.,
2017).

La consolidación de la memoria conlleva el problema que las


proteínas que producen la memoria de largo plazo no presentan una
fosforilación permanente, por lo tanto, su actividad decae y el recuerdo
se borra. Sin embargo, existen cinasas como la CaMK II que permanece
activa tras la PLP aun cuando el Ca2+ se ha eliminado, ya que esta
molécula se fosforila a sí misma, ayudando a la memoria de largo plazo.
Otra proteína cinasa implicada en el mantenimiento de la PLP es la M

82
Neuroeducación física

Figura 3.14 DLP por acción de receptores mGluR (modificado de Pinar et al.,
2017).

Zeta (PKMζ) la cual tras un fuerte aumento de Ca2+ permanece activa


autofosforilándose (Bear et al., 2016).
La proteína CREB y su activación de CRE regula la expresión de
genes para factores de crecimiento que permite la formación de nuevas
espinas dendríticas. La proteína CREB-1 activa la transcripción de CRE
y la proteína CREB-2 la inhibe. Los estudios con moscas knockout para
estas proteínas revelan que no es posible generar aprendizaje y
memoria sin ellas (Bear et al., 2016).
Recordemos que el almacenamiento de la memoria explícita

83
Fernando Maureira Cid

ocurre en diferentes cortezas cerebrales, de una forma distribuida,


donde también se aprecian estos aumentos de espinas dendríticas.
Debido a esto, lesiones de estas regiones provocarán pérdida de
recuerdos de largo plazo, pero no afectan a los nuevos recuerdos que se
forman en el hipocampo, y viceversa, lesiones del hipocampo impiden
generar nuevas memorias explícitas, pero no afectan los recuerdos
almacenados en las cortezas.
Siempre se ha asumido que la memoria de largo plazo resulta
de la consolidación de memorias de corto plazo, sin embargo,
investigaciones recientes parecen señalar que ambos son procesos
paralelos que ocurren en el hipocampo y no un continuo. La inhibición
farmacológica de la CaMK II y de la PKC impiden la formación de
memoria de largo plazo, pero no la de corto plazo. Por el contrario,
inhibición de proteínas como proteína cinasa activada por mitógeno
(MAPK), cinasa de extremo aminoterminal de c-jun (JNK) o p38 impide
la memoria de corto plazo, pero no la de largo plazo.
Aún queda mucho para comprender en su totalidad los
complejos procesos de aprendizaje y memoria en los mamíferos.

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85
Fernando Maureira Cid

86
Neuroeducación física

Capítulo 4
Factores neurotróficos

Factores de crecimiento

Los factores de crecimiento (FC) corresponden a proteínas y/o


péptidos biorreguladores cuya función es modificar las respuestas
celulares, incluyendo la proliferación, la diferenciación y la migración
celular (Cornejo, 2011). Los FC son primeros mensajeros que se unen a
receptores glicoproteícos de la membrana celular y así inician la
transducción de una señal (Barbeito y Andrés, 2005). El primer FC
conocido fue el factor de crecimiento neuronal (NGF, por sus siglas en
inglés) descubierto por la neuróloga Rita Levi-Montalcini en 1952 y por
lo cual recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1986.
En la actualidad se conoce una gran variedad de estas
moléculas, como el factor de crecimiento de plaquetas (PDGF) cuya
función es promover la quimiotaxis en un lugar de fractura, estimular la
proliferación de células del músculo liso, endotelio, fibroblastos, etc.
También posee un efecto angiogénico (González et al., 2013); el factor
de necrosis tumoral (TNF-alfa) causante de gran variedad de respuestas
celulares como inducción de citocinas y moléculas inmunorreguladoras,
necrosis tumoral, proliferación y diferenciación celular, y apoptosis
(Falfán, 2002); el factor de crecimiento de fibroblastos (FGF) que posee
más de 23 miembros (FGF-1, FGF-2, KGF, etc.) y más de 96 receptores
diferentes. Las funciones de FGF se relacionan con la cicatrización,
angiogénesis, diferenciación de células sanguíneas, la hematopoyesis, el
desarrollo embrionario, la captación de glucosa por adipocitos etc.
(Giménez, 2002); el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β)
que presenta varios miembros (TGF-β1, TGF-β2, TGF-β3, TGF-β4, TGF-
β5, TGF-β1.2, etc.), es producida por células como los macrófagos,
células T, fibroblastos, miocitos, condrocitos, astrocitos, plaquetas, etc.
Esta proteína tiene como función inducir la transformación e inhibir la
proliferación de una gran variedad de células (Peralta et al., 2001); el
factor de crecimiento epidérmico (EGF) descubierto en 1962, es un
polipéptido producido por la mayoría de las células del epitelio y por

87
Fernando Maureira Cid

células salivales, renales, queratinocitos, monocitos, macrófagos,


fibroblastos y plaquetas. Esta molécula estimula la diferenciación
celular de la epidermis, produce síntesis del tejido vascular endotelial y
estimula la regeneración de nervios periféricos (Gama et al., 2014); el
factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) cuya estructura es
semejante en un 50% a la insulina y es producido principalmente por el
hígado, siendo liberada al torrente sanguíneo por estimulación de la
hormona del crecimiento (GH). Su acción permite aumentar la masa
muscular (actividad sinérgica con GH), incrementar la utilización de
glucosa, ayudar a la mantención ósea, aumentar la producción de
testosterona e inhibir la producción de GH (Conchillo et al., 2007); el
factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) cuya función es
inducir la proliferación de células endoteliales, siendo también un
mediador importante en la angiogénesis y la permeabilidad vascular. Se
han descrito varias isoformas de este factor (VEGF-121, VGEF-145,
VGEF-165, VGEF-206, etc.) y dos receptores que median el efecto de
estas moléculas (Infanger et al., 2008); el factor de crecimiento nervioso
(NGF) es el factor trófico mejor estudiado, actúa en la supervivencia y
desarrollo de las neuronas durante el período embrionario y en el
cerebro adulto actúa sobre neuronas noradrenérgicas y colinérgicas,
ayudando a la sinaptogénesis (Kandel et al., 2013); y muchos otros
factores de crecimiento.

Figura 4.1 Representación de dos factores de crecimiento. Las espirales


representan alfa hélices, las flechas hojas plegadas beta y las líneas los giros
beta.

88
Neuroeducación física

Factores neurotróficos

Los factores neurotróficos son proteínas endógenas que


promueven la diferenciación y supervivencia neuronal, la neurogénesis
y la sinaptogénesis. Existen varias familias de estos factores: a) la familia
de las neurotrofinas, donde se encuentra el factor de crecimiento
nervioso (NGF), el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), la
neurotrofina 3 (NT-3), la neurotrofina 4 (NT-4/5) y la neurotrofina 6
(NT-6); b) la familia de las citosinas o citoquinas, proteínas que regulan
la función de gran variedad de células, donde algunas de ellas actúan
sobre el sistema nervioso. Estas se dividen a su vez en la familia factor
neurotrófico ciliar (CNFT) que contiene al mismo CNFT, el factor
inhibitorio de leucemias (LIF) y la interleucina-6 (IL-6), y un grupo de
citoquinas que incluyen la interleucina-11 (IL-11), oncostatin M (OSM),
cardiotrofina-1 (CT-1), citocina parecida a cardiotrofina (CLC) y
neuropoetina; c) la superfamilia del factor de crecimiento transformante
beta (TGF-β) que incluye la familia TGF-beta, la familia de la proteína
morfogénica ósea (BMP) y la familia del factor neurotrófico derivado de
la glía (GDNF) que contiene al GDNF, persepina (PSPN), neurturina
(NRTN) y artemina (ARTN).

Figura 4.2 Clasificación de los factores neurotróficos (modificado de


Kalinowska & Jerzy, 2012)

89
Fernando Maureira Cid

Los factores neurotróficos pueden afectar distintos grupos de


neuronas, tal como una misma neurona puede ser afectada por diversos
factores neurotróficos. Los mecanismos de liberación y captación de
estos factores pueden ser: a) retrógrados, cuando la diana libera las
proteínas y son captadas por los terminales axónicos y viajan hacia el
soma; b) paracrinas, cuando las células que liberan las proteínas se
ubican en las cercanías de la neurona; c) endocrinas, cuando las células
que liberan las proteínas se ubican lejos de la neurona y los factores
neurotróficos son transportados por la sangre; d) autocrinas, cuando la
propia neurona produce el factor de crecimiento y posee los receptores
que permiten la acción de la proteína, en estos casos se dice que la
neurona se auto-estimula; e) mecanismo anterógrado, donde la neurona
presináptica libera los factores neurotróficos y estimula a la neurona
postsináptica (Gavalda, 2005).

Figura 4.3 Mecanismos de acción de factores neurotróficos.

Neurotrofinas

Las neurotrofinas son proteínas, que en etapa embrionaria


estimulan el crecimiento y diferenciación celular, y en etapa adulta
favorecen la supervivencia neuronal (Arévalo y Wu, 2006). Las
neurotrofinas maduras están constituidas por dímeros de unos 13.500

90
Neuroeducación física

Dalton, donde ambos monómeros se encuentran unidos por tres enlaces


disulfuros, estructura denominada nudo de cisteína (Fig. 4.4). Esta
situación se observa en varios factores de crecimiento como los TGF-
beta y PDGF (Bothwell, 2014).

Figura 4.4 Estructura molecular del factor de crecimiento nervioso (NGF).

Las neurotrofinas son sintetizadas inicialmente como un


precursor pro-neurotrofina la cual es escindida en el retículo
endoplasmático y luego son transportadas al aparato de Golgi donde
son empaquetadas en vesículas secretoras, aquí son escindidas por la
enzima furina produciendo la forma madura de la neurotrofina (β-
neurotrofina). También se ha observado que las pro-neurotrofinas
pueden ser secretadas al medio extracelular (Bothwell, 2014, Lee et al.,
2001).
Los mamíferos poseen cuatro tipos de receptores para las
neurotrofinas: tirosina-kinasa A (TrkA), tirosina-kinasa B (TrkB),
tirosina-kinasa C (TrkC) y p75NTR. Los receptores Trk se denominan
receptores de alta afinidad donde las β-neurotrofinas se unen con
mayor facilidad que las pro-neurotrofinas. El TrkA es receptor del NGF,
el TrkB del BDNF y de NT-4/5, el TrkC es receptor NT-3, aunque este
último puede unirse con menor afinidad a los otros receptores. El p75NTR
es denominado receptor de baja afinidad, ya que las pro-neurotrofinas
se unen con mayor facilidad que las β-neurotrofinas (Mendoza, 2012).
Los receptores Trk poseen un dominio extracelular
aminoterminal que está constituido por dos regiones ricas en cisteína
(C1-C2) con tres regiones ricas en leucina (LLR), también posee dos

91
Fernando Maureira Cid

dominios parecidos a inmunoglobulinas (Ig1 e Ig2) siendo este último el


lugar que interactúa con las neurotrofinas (Fig. 4.5); un dominio
transmembrana y un dominio intracelular con un extremo
carboxiloterminal, siendo este dominio el que interacciona con proteínas
en el citosol (Wehrman et al., 2007, Huang y Reichardt, 2003). Los genes
NTRK codifican receptores Trk de unos 800 aminoácidos, donde el gen
NTRK1 (ubicado en el cromosoma 1q21-q22) sintetiza la proteína TrkA,
el gen NTRK2 (ubicado en el cromosoma 9q22.1) la proteína TrkB y el
gen NTRK3 (ubicado en el cromosoma 15q25) la proteína TrkC (Amatu
et al., 2016).

Figura 4.5 Estructura cristalizada del receptor TrkA y de p75NTR (modificado


de Liu et al, 2018 y He & García, 2004).

La unión de β-neurotrofinas a los receptores Trk permite su


dimerización (unión de los dos monómeros en una estructura), lo cual
produce autofosforilación de tirosina intracelular, que a su vez
comienza una cascada de señales que producirá actividad

92
Neuroeducación física

transcripcional en el núcleo neuronal que produce neurogénesis y


plasticidad sináptica (Maureira, 2018, Meeker & Willimas, 2014). Estos
procesos se describirán en detalle más adelante.
Los receptores TrkA se distribuyen en las neuronas colinérgicas
de la región basal del cerebro, el estriado, el tálamo, los ganglios de la
raíz dorsal y nervio trigémino. Por su parte, los receptores TrkB y TrkC
están ampliamente distribuidos en todo el sistema nervioso central y
periférico (Barbacid, 1995).
El receptor p75NTR pertenece a la familia del receptor de necrosis
tumoral, presenta una región extracelular compuesta por 4 dominios
ricos en cisteína (CR1 a CR4), un dominio transmembrana y una región
citoplasmática donde se encuentra el dominio de muerte (Fig. 4.5). Este
receptor puede actuar en forma aislada o puede asociarse a los
receptores Trk y así modular la afinidad con las neurotrofinas (He &
García, 2004, Bibel et al., 1999). Se han identificado 235 genes asociados
a receptor p75NTR (Sajanti et al., 2020). Este receptor activa cascadas
moleculares que producen supervivencia neuronal (cuando, por
ejemplo, se encuentra unido al receptor Trk aumentando su afinidad a
β-neurotrofinas), sin embargo, su respuesta más característica es la
producción de apoptosis celular al unirse a pro-neurotrofinas (Kraemer
et al. 2014 & Pérez, 2018).
El receptor p75NTR puede asociarse a la proteína sortilina, que
esta codificada por el gen SORT1 en el cromosoma 1. Esta proteína
actúa en el transporte de proteínas entre el aparato de Golgi, los
lisosomas y la membrana plasmática (Kjolby et al., 2015). La activación
del complejo p75NTR y sortilina por pro-neurotrofinas generan efectos
neurotóxicos y la muerte neuronal (Volosin et al., 2006). p75NTR también
puede unirse a la proteína NOGO (proteínas transmembranas asociadas
al retículo endoplasmático que presenta 3 variantes: NOGO-1, NOGO-2
y NOGO-3) cuya unión a ligandos produce una inhibición del
crecimiento de dendritas y axones (Pérez, 2018).

Factor de crecimiento nervioso (NGF)

Los factores neurotróficos se descubrieron de manera azarosa


estudiando células de sarcoma (un grupo de cánceres), las cuales
secretaban una sustancia que promovía el crecimiento de las fibras
nerviosas, la primera de estas sustancias se denominó NGF. Esta

93
Fernando Maureira Cid

molécula se sintetiza como pre-proteína de 241 aminoácidos, la cual


puede permanecer en su forma original o puede ser escindida por la
enzima furina en forma intracelular o por metaloproteinasas en forma
extracelular, formando en ambos casos un NGF maduro (β-NGF). Este
polipéptido presenta 118 aminoácidos. En el sistema nervioso de
mamíferos existe más pro-NGF que β-NGF (Ioannou & Fahnestock,
2017).
Cuando el β-NGF se une al receptor TrkA produce una
dimerización del receptor, una autofosforilación y desencadena
cascadas moleculares de señalización intracelular a través de tres vías:
MAPK/ERK, PI3K/Akt o PLCγ.
La vía MAPK/ERK comienza con la activación de la proteína
adaptadora Shc que forma un complejo proteico con Grb2 (proteína 2
unida al receptor del factor de crecimiento) y con SOS (factor de
nucleósido guanidina). Este complejo activa la proteína GTPasa Ras
(rats sarcoma) que a su vez estimula a la serina/treonina quinasa (Raf)
que comienza con la vía de la proteína quinasa activada por mitógeno
(MAPK) y la quinasa reguladas por señales extracelulares (ERK). Esta
vía influye en la proteína Ets LiKe gene1 (ELK 1) que es un factor de
transcripción que ayuda a la diferenciación y supervivencia neuronal.
Por otra parte, ERK 1/2 puede activar a la proteína quinasa S6 ribosomal
(RSK) que a su vez activa el factor de transcripción CREB que se
encuentra en el núcleo de la neurona (Fig. 4.6). Este factor actúa sobre el
gen CRE que produce la transcripción de factores neurotróficos que
provocan supervivencia, proliferación y diferenciación neuronal.
La vía PI3K/Akt comienza con la activación de la proteína
adaptadora Shc que forma un complejo proteico con Grb2 (proteína 2
unida al receptor del factor de crecimiento) y con la proteína de unión
asociada a GRB2 1 (GAB1). Este complejo activa la vía del PI3K
(fosfoinositol-3-quinasa) que finalmente activa la Akt (proteína serina-
treonina cinasa) y está a la GTPasa Rac, de esta forma comienza la vía
MAPK. También Akt inactiva proteínas pre-apoptóticas como BCL-2
antagonista de muerte celular (BAD). Esta vía promueve la
supervivencia neuronal y el crecimiento dendrítico y axonal.
La vía de fosfolipasa Cγ (PLCγ) que produce hidrolización de la
enzima inositol polifosfato 5-fosfatasa (PIP2) que se separa en
diacilglicerol (DAG) e inositol trifosfato (IP3), este último implica un
aumento de calcio intracelular y ambas moléculas permiten la

94
Neuroeducación física

Figura 4.6 Vías de señalización del β-NGF al unirse al receptor TrkA.


Explicación en el texto.

activación de la proteína quinasa C (PKC) que a su vez activa la


proteína quinasa dependiente de calcio/calmodulina (CaMKs). Esta
última activa el factor de transcripción CREB que actúa sobre el gen
CRE produciendo supervivencia y plasticidad neuronal.
El β-NGF también puede unirse al receptor p75NTR activando el
factor asociado a receptor TNF 6 (TRAF 6) que forma un complejo con la
quinasa asociada al receptor de interleucina (IRAK). Este complejo
activa la proteína quinasa C (PKC) que activa el complejo multiproteico

95
Fernando Maureira Cid

Figura 4.7 Vías de señalización del β-NGF y pro-NGF al unirse al receptor


p75NTR y al receptor p75NTR-sortilina respectivamente. Explicación en el texto
(modificado de Sinobiological, 2020).

IKK, quien actúa sobre el factor nuclear potenciador de las cadenas


ligeras kappa de las células B activadas (NF-kB) el cual atraviesa la
membrana nuclear activando una gran variedad de genes de
supervivencia neuronal (Fig. 4.7). También puede ocurrir que la unión
de β-NGF al receptor p75NTR produzca activación de la proteína
inactivadora de ribosomas 2 (RIP2) que actúa directamente sobre NF-
kB.

96
Neuroeducación física

Finalmente, el pro-NGF puede unirse al receptor conformado


por p75NTR y sortilina. En este caso activan la proteína adaptadora
NRAGE también llamada MAGED1 quien actúa sobre la quinasa c-Jun
N-terminal (JNK). La unión del pro-NGF al receptor p75NTR y sortilina,
también puede activar el factor de interacción del receptor de
neurotrofina (NRIF), el cual también activa a JNK. Esta quinasa actúa
sobre la proteína supresora de tumores 53 (p53), la proteína 4 similar a
BCL-2 (BAX) y la proteína BCL-2 antagonista de muerte celular (BAD).
Esta actividad provoca la liberación del citocromo C desde el espacio
intermembranal de la mitocondria hacia el citoplasma de la neurona,
modulando las vías dependientes de caspasas. El citocromo C activa la
caspasa 9 que a través de una cascada molecular da lugar a la caspasa 3,
la cual entra al núcleo celular y activa genes de apoptosis, induciendo
una fragmentación del ADN y produciendo la muerte celular.

Factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF)

El BDNF es la neurotrofina con mayor expresión en los


mamíferos, sobre todo en el hipocampo y la corteza cerebral (Armas et
al., 2010). Esta proteína en su forma inmadura (pro-BDNF) está
constituida por 249 aminoácidos y en su forma madura (mBDNF) por
118 aminoácidos. Esta proteína es codificada por el gen BDNF ubicado
en el cromosoma 11 (Zhang et al., 2000). El BDNF es expresado
principalmente en las células nerviosas, pero también se produce en casi
todas las células del sistema inmune periférico (Armas et al., 2010).

Figura 4.8 Estructura molecular del factor neurotrófico derivado del cerebro
(BDNF).

97
Fernando Maureira Cid

El pro-BDNF es sintetizado en el retículo endoplasmático, luego


es plegado y empaquetado en vesículas secretoras que pueden ser
movilizadas a los botones terminales a través de un transporte
anterógrado para ser liberado en la hendidura sináptica, otras son
liberadas en las dendritas y producen una auto-estimulación a través de
los receptores de su membrana (Mowla et al., 1999). Esta proteína puede
ser liberada en su forma inmadura o puede producirse un clivaje
proteolítico de su predominio a cargo de la enzima plasmida o
metaloproteinasa, adquiriendo su forma madura (Lee et al., 2001).
El mBDNF se une al receptor TrkB con quien posee gran
afinidad o con el receptor p75NTR con quien posee baja afinidad. Al igual
que el β-NGF, el mBDNF unido al receptor TrkB estimula la
supervivencia neuronal y la neuroplasticidad (Maureira, 2016).
La unión de mBDNF al receptor TrkB produce la activación de
la proteína adaptadora Shc que forma un complejo proteico con Grb2
(proteína 2 unida al receptor del factor de crecimiento) y con SOS (factor
de nucleósido guanidina). Este complejo activa la proteína GTPasa Ras
(rats sarcoma) que comienza con la activación de la vía MAPK/ERK
(Fig. 4.9), la cual provoca, por una parte, la supervivencia, crecimiento,
desarrollo y plasticidad neuronal, y por otra, activa el factor de
transcripción CREB que promueve la transcripción del gen CRE que da
origen al BDNF mRNA que viaja al retículo endoplasmático y provoca
el ensamblaje de pro-BDNF con lo cual comienza nuevamente el ciclo
(Maureira, 2016).
La unión de mBDNF al receptor TrkB también puede provocar
que Shc siga la vía que activa fosfoinositol-3-quinasa (PI3K) terminando
en Akt (proteína serina-treonina cinasa) que produce supervivencia y
plasticidad neuronal, y la activación del factor de transcripción CREB.
La tercera vía tras la fosforilización del receptor TrkB puede producir
reclutamiento de fosfolipasa Cγ (PLCγ) lo que conduce a la formación
de IP3 (inositol trifosfato) con un aumento en el calcio (Ca2+) intracelular
y la activación de la calmodulina dependiente de quinasa (CaMKs) que
produce plasticidad neuronal y activación del factor de transcripción
CREB (Cunha et al., 2010, Maureira, 2016).
El mBDNF también puede unirse al receptor p75NTR activando el
factor asociado a receptor TNF 6 (TRAF 6) que forma un complejo con la
quinasa asociada al receptor de interleucina (IRAK). Este complejo
activa la proteína quinasa C (PKC) que cuya vía finalmente activa el

98
Neuroeducación física

Figura 4.9 Vías de señalización del mBDNF al unirse al receptor TrkB.


Explicación en el texto (modificado de Cunha et al., 2010, Maureira, 2016,
Reichardt, 2006).

factor nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B


activadas (NF-kB) que activa una gran variedad de genes de
supervivencia neuronal (Fig. 4.10). También puede ocurrir que la unión
de mBDNF al receptor p75NTR produzca activación de ceramida, un
esfingolípido, que puede activar directamente NF-kB.
Finalmente, el pro-BDNF puede unirse al receptor conformado
por p75NTR y sortilina. Esta vía activa la quinasa c-Jun N-terminal (JNK)
que a su vez puede activar la proteína supresora de tumores 53 (p53) y
la vía de caspasas o puede activar la proteína p39 de unión a Fos (c-Fos),
pero en ambos casos se induce la apoptosis.

99
Fernando Maureira Cid

Figura 4.10 Vías de señalización del mBDNF y pro-BDNF al unirse al


receptor p75NTR y al receptor p75NTR-sortilina respectivamente. Explicación en
el texto.

NT-3, NT-4/5 y NT-6

La neurotrofina 3 (NT-3) fue el tercer factor neurotrófico


descubierto (Fig. 4.11). En estado inmaduro (pro-NT3) esta proteína está
constituida por 258 aminoácidos y en su forma madura (NT-3) por 119
aminoácidos (Maisonpierre et al., 1990). Su acción la ejerce uniéndose al
receptor TrkC y uniéndose con menor afinidad a TrkA y TrkB. Su forma
madura también puede interactuar (con menor afinidad) con el receptor
p75NTR y pro-NT3 se une con mayor afinidad a dicho receptor. NT-3 se

100
Neuroeducación física

asocia con crecimiento, diferencias y supervivencia de neuronas del


hipocampo, neuronas sensoriales y del sistema nervioso simpático
(Hernández, 2020).
La neurotrofina 4/5 (NT-4/5) posee un estado inmaduro (pro-NT
4/5) constituida por 210 aminoácidos y un estado maduro (NT 4/5) con
130 (Fitzgerald et al., 2001). Esta proteína se une al receptor TrkB, pero
también puede hacerlo con menor afinidad TrkA. Al igual que las otras
neurotrofinas, NT 4/5 maduro posee baja afinidad por el receptor
p75NTR, pero su precursor pro-NT 4/5 posee gran afinidad por dicho
receptor. NT-4/5 se asocia a la supervivencia de neuronas motoras y
sensoriales.
La neurotrofina 6 (NT-6) descubierta en la década de 1990, es
una proteína presente sólo en peces y que parece no tener sus
homólogos en aves o mamíferos (Huang y Reichardt, 2001). Tiene una
acción similar al NGF en neuronas sensoriales y del sistema nervioso
simpático, pero con menor potencia. Parece ser que la unión de NT-6
con heparina (un anticoagulante) modula su acción en el sistema
nervioso (Götz et al., 1994).

Figura 4.11 Estructura de la neurotrofina 3.

Las cascadas moleculares activadas por NT-3 y NT-4/5 al unirse


a sus respectivos receptores son similares a las mencionadas para NGF
y BDNF. La unión de proteínas maduras de estas dos neurotrofinas a
receptores Trk se asocia con crecimiento, diferenciación y supervivencia
neuronal. Misma situación cuando se unen a receptores p75NTR. En
cambio, la unión a pro-NT3 y pro-NT4/5 al receptor p75NTR y sortilina se
asocia a muerte neuronal.

101
Fernando Maureira Cid

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105
Fernando Maureira Cid

106
Neuroeducación física

Capítulo 5
Funciones cognitivas y ejercicio físico

Ejercicio físico anaeróbico y aeróbico

La actividad física se suele definir como el aumento del gasto


energético o de la tasa metabólica por encima del estado basal (Vidarte
et al., 2011). Por su parte, el ejercicio físico hace referencia a un tipo
particular de actividad física que es planificada, estructurada y
reiterativa, además de estar orientada a una meta (Kenney et al., 2014).
Desde el punto de vista de la duración e intensidad el ejercicio físico se
clasifica en anaeróbico y aeróbico.
Cuando se realiza cualquier movimiento es necesario utilizar
una fuente de energía que permita la movilidad de los elementos
contráctiles (actina-miosina) que finalmente desencadenen la
contracción muscular, esta fuente energética es la molécula de trifosfato
de adenosina (ATP) que libera energía cuando la enzima ATPasa separa
un fosfato, transformando el ATP en difosfato de adenosina (ADP). No
es la finalidad de este libro explicar los procesos celulares que permiten
la obtención de energía a través del ATP, así que sólo se mencionarán
algunos aspectos generales.
Las células constan de dos grandes procesos para la obtención
de ATP, el primero de ellos permite obtener energía en ausencia o
deuda de oxígeno, razón por la cual se denomina sistema anaeróbico.
Este a su vez se divide en dos: a) sistema anaeróbico aláctico, donde se
metabolizan fosfágenos (como la fosfocreatina) que a través de la
enzima creatín kinasa separa la creatina y un fosfato liberando energía
que se utiliza para resintetizar ATP, a través de la unión del fosfato al
ADP circulante (Fig. 5.1). Durante el ejercicio físico la fosfocreatina
disminuye, por lo cual esta fuente de energía se agota tras 8-10
segundos, tendiendo una corta duración, pero permitiendo esfuerzos de
alta intensidad; b) sistema anaeróbico láctico, donde se metabolizan
hidratos de carbono (como la glucosa) en un proceso denominado
glucólisis anaeróbica. Una molécula de glucosa transita por 10 procesos
donde diversas enzimas van degradando la molécula cuyo producto

107
Fernando Maureira Cid

Figura 5.1 Sistema energético anaeróbico aláctico.

Figura 5.2 Glucólisis. A partir de una molécula de glucosa se obtienen 4 ATP


y dos piruvatos.

108
Neuroeducación física

final son dos moléculas de piruvato que gracias a la enzima lactato


deshidrogenasa se convierte en lactato (Fig. 5.2). Durante este proceso se
obtienen 4 moléculas de ATP. Esta fuente de energía se utiliza desde los
10 segundos hasta 3-5 minutos, con una duración media permite
esfuerzos de elevada intensidad (López & Fernández, 2006 & Kenney et
al., 2014).
El otro proceso que permite la obtención de ATP recibe el
nombre de sistema aeróbico. Esto ocurre en presencia de oxígeno,
cuando el piruvato de la glucólisis se transforma en acetil coenzima A
(acetil CoA) y entra al ciclo del ácido tricarboxílico (ciclo de Krebs).
Finalmente, algunos productos de ese ciclo sufren un proceso de
fosforilación oxidativa. Los dos últimos procesos también ocurren con
los lípidos y proteínas (López & Fernández, 2006).
El piruvato atraviesa la membrana de la mitocondria gracias al
piruvato deshidrogenasa que lo transforma en acetil CoA (Fig. 5.3).
Luego esta molécula se une al oxalacetato y comienza un ciclo en la
matriz mitocondrial que finaliza con la transformación nuevamente a
oxalacetato (Fig. 5.4). A través del ciclo de Krebs se extraen los
hidrógenos del Acetil CoA que serán oxidadas posteriormente, también
se generan tres NADH, una forma oxidada de flavín adenín
dinucleótido (FADH), dos CO2, un guanosín difosfato (GDP) se
transforma en guanosín trifosfato (GTP) y se utilizan tres moléculas de
agua. El resultado de energía neto es de un ATP por cada molécula de
Acetil CoA (López & Fernández, 2006).

Figura 5.3 De piruvato a Acetil CoA. El piruvato más la nicotinamida adenina


dinucleótido (NAD) y la coenzima A son transformados en Acetil coenzima A
más el dióxido de carbono (CO2) y la forma oxidada de NAD (NADH) gracias
al complejo piruvato deshidrogenasa.

109
Fernando Maureira Cid

Figura 5.4 Ciclo de Krebs.

Finalmente, la cadena de transporte de electrones es un proceso


que ocurre en la membrana interna de la mitocondria y corresponde a la
última fase del sistema aeróbico de producción de energía. En una
primera etapa ocurre un proceso de oxidación, donde los hidrógenos
(resultados de la glucólisis y ciclo de Krebs) son transportados por NAD
y FAD en la matriz mitocondrial y al ser liberados se descomponen en
H+ y e-. Los electrones pasan de un complejo proteico a otro en la
membrana interna de la mitocondria, liberando energía. Este proceso
recibe el nombre de cadena respiratoria (Fig. 5.5). El producto final de
este proceso son 28 ATP sumando los ATP resultados de la glucólisis y
el ciclo de Krebs, se tiene un total de 32 moléculas energéticas por cada
molécula de glucosa. El sistema aeróbico permite realizar un esfuerzo
de mediana intensidad, pero por mucho tiempo.
Ejemplos clásicos de ejercicios anaeróbico-alácticos son los
sprint (carreras de mucha velocidad y poco tiempo, como 50, 100 y 200

110
Neuroeducación física

Figura 5.5 Cadena de transporte de electrones. CoQ= coenzima Q; Cit


C=citocromo C.

mts planos) y los levantamientos de pesas. Ejercicios anaeróbicos


lácticos corresponden a esfuerzos de intensidad alta y mediana
duración como carreras de 400, 800 y 1.500 mts planos, natación de 200
y 400 mts., etc. Los ejercicios aeróbicos corresponden a esfuerzos de
mediana intensidad, pero larga duración como carreras de 10.000 mts y
maratón. Para determinar la intensidad del ejercicio aeróbico se suele
utilizar un porcentaje del consumo máximo de oxígeno (% VO2 máx.)
entre 65% y 85% o un porcentaje de la frecuencia cardíaca máxima
(FCmáx.) entre 60 y 75% (Kenney et al., 2014).

111
Fernando Maureira Cid

Mejoras cognitivas y ejercicio físico

En las últimas dos décadas se ha reunido abundante evidencia


de los efectos positivos del ejercicio físico sobre diversas funciones
cerebrales (Maureira, 2018). La atención suele ser definida como la
focalización selectiva de la percepción, centrándose en una información
en particular del entorno, desechando la restante (Estévez et al., 1997).
La atención necesita que el receptor capte activamente lo que percibe y
se fije en parte de ello, para así centrarse solo en algunas cosas del
ambiente (Fuenmayor & Villasmil, 2008). En la actualidad se sabe que
en los procesos atencionales están involucradas estructuras
subcorticales como el sistema reticular ascendente, ganglios basales
como el núcleo caudado y el putamen, el tálamo, los colículos
superiores, la sustancia negra reticulada, etc. (Fig. 5.6), y estructuras
corticales como la corteza frontal, la corteza prefrontal, la corteza
orbitofrontal, la zona temporal inferior, la corteza parietal posterior, etc.
(Maureira, 2018).

Figura 5.6 Estructuras corticales y subcorticales involucradas en la atención


(sacado de Maureira y Flores, 2016, pág. 130).

112
Neuroeducación física

Un estudio de Altenburg et al. (2016) muestra que 20 minutos


de ejercicio moderado mejora los niveles de atención en niños. Iuliano et
al. (2015) revelaron que 12 semanas de ejercicio aeróbico mejora los
niveles de atención en adultos mayores. Rosa et al. (2019) mostraron
relación entre la capacidad aeróbica y la atención selectiva en un grupo
de escolares de 9-10 años. Hsieh et al. (2016) estudiaron el efecto de una
sesión de ejercicio anaeróbico, consistente en 8 ejercicios con pesas al
70% de una RM, mostrando mejoras en el control atencional. Un estudio
de Gallotta et al. (2015) mostró que intervenciones con ejercicio físico
coordinativo más actividades cognitivas mejoran los niveles de atención
en niños de primaria.
Una revisión sobre los efectos del ejercicio físico sobre la
atención mostró que de 25 investigaciones realizadas entre los años 2010
y 2016 el 62,5% de los estudios donde se aplicaron varias sesiones de
ejercicio físico presentaron mejoras, el 93,3% de los estudios donde se
aplicó una sola sesión de ejercicio presentaron mejoras y el 100% de los
estudios que relacionaron condición física y atención presentaron
mejores niveles de atención cuando mejor fue la condición física de los
evaluados (Maureira y Flores, 2017).

Figura. 5.7 Porcentajes de estudios que muestran efectos positivos de una o


varias sesiones de ejercicio físico sobre la atención. También estudios que
relacionaron la condición física con los niveles atencionales (modificado de
Maureira y Flores, 2017).

113
Fernando Maureira Cid

Las funciones ejecutivas corresponden a un conjunto de


actividades cerebrales que permiten asociar ideas simples y combinarlas
para resolver problemas, planificar estrategias para el logro de objetivos
y flexibilidad para cambiar dicha estrategia tras la evaluación de los pros
y contras. Estas funciones permiten optimizar los procesos cognitivos
(Tirapu y Muñoz, 2005).
Las bases cerebrales de las funciones ejecutivas se ubican en la
corteza frontal, la estructura más reciente filogenéticamente, que se
divide en tres regiones: a) corteza frontal dorsolateral, que incluye la
corteza premotora y motora, encargadas de la planificación,
organización y ejecución de movimientos voluntarios, la corteza
prefrontal dorsolateral, relacionada con la fluidez verbal, solución de
problemas complejos, flexibilidad mental, memoria de trabajo,
estrategias de trabajo, etc. y la corteza prefrontal anterolateral, que se
relacionada con la autoevaluación, el control de actividades, la
cognición social y el autoconocimiento; b) la corteza orbitofrontal, que
se relaciona con el procesamiento y regulación emocional; c) la corteza
frontomedial, que se relaciona con inhibición, solución de problemas en
conflicto, regulación de la atención, de la agresión y de los estados
motivacionales (Flores-Lázaro y Ostrosky, 2008 y Maureira, 2018). Para
ver las regiones cerebrales asociadas a las funciones ejecutivas dirigirse
a la figura 2.7 en la página 59.
Un estudio de Reigal y Hernández-Mendo (2014) mostraron que
un programa de ejercicio físico aeróbico complementado con
estimulación cognitiva aplicado durante 20 semanas mejora la
flexibilidad cognitiva y la inhibición de la interferencia en adultos
mayores. Browne et al. (2016) aplicaron una sesión de 30 minutos de
ejercicio aeróbico entre el 65% y 75% de la frecuencia cardíaca, lo cual
provocó mejoras en la inhibición de la interferencia en adolescentes. Un
estudio de Tsukamoto et al. (2016) evidenció los beneficios de una
sesión de entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT, en inglés)
con cuatro minutos al 90% del VO2 máx., seguidos de tres minutos al
60% del VO2 máx., sobre la inhibición de la interferencia, aun 30
minutos después de finalizado el ejercicio en un grupo de hombres
jóvenes. Van der Niet et al. (2015) evaluaron la actividad física diaria en
niños de entre 8 y 12 años, encontrando una relación positiva entre
cantidad de actividad física y planificación.

114
Neuroeducación física

Una revisión sobre los efectos del ejercicio sobre las funciones
ejecutivas mostró que de 47 investigaciones realizadas entre 2010 y 2016
el 83,3% de los estudios donde se aplicaron varias sesiones de ejercicio
físico presentaron mejoras, el 61,6% de los estudios donde se aplicó una
sola sesión de ejercicio presentaron mejoras y el 82% de los estudios que
relacionaron condición física y funciones ejecutivas presentaron mejores
niveles de planificación, flexibilidad mental, inhibición de a
interferencia, fluidez verbal, etc. cuando mejor era la condición física de
los evaluados (Maureira, 2016).

Figura 5.8 Porcentajes de estudios que muestran efectos positivos de una o


varias sesiones de ejercicio físico sobre las funciones ejecutivas. También
estudios que relacionaron la condición física con las funciones ejecutivas
(modificado de Maureira, 2016).

En relación con la memoria de trabajo, un estudio de Hawkes et


al. (2014) reveló que sujetos que practicaron taichí y ejercicios de
meditación durante los últimos 5 años, presentaron mejores resultados
en memoria de trabajo. Chapman et al. (2016) aplicaron un protocolo de
entrenamiento cognitivo y otro de entrenamiento físico, durante 12
semanas a un grupo de adultos de entre 56 y 75 años. El primer grupo
mejoró las funciones ejecutivas y el grupo con intervención con ejercicio
mejoró la memoria de trabajo. Basso et al. (2015) aplicaron una sesión de
50 minutos de ejercicio físico aeróbico a hombres y mujeres con edades
entre 18 y 35 años, revelando mejoras en el funcionamiento cerebral de

115
Fernando Maureira Cid

la corteza frontal, incluida la memoria de trabajo, cuyos efectos duraban


hasta dos horas después del ejercicio.
Una revisión sobre los efectos del ejercicio sobre la memoria de
trabajo mostró que de 15 investigaciones realizadas entre 2009 y 2016 el
100% de los estudios donde se aplicaron varias sesiones de ejercicio
físico presentaron mejoras y el 100% de los estudios donde se aplicó una
sola sesión de ejercicio presentaron mejoras en la memoria de trabajo
(Rathore & Lom, 2017).

Hipotálamo y control hormonal

Para comprender como la práctica de ejercicio físico puede


ayudar a la mejora de la atención, la planificación, la resolución de
problemas, la memoria y aprendizaje, etc. es necesario recordar algunas
estructuras y funciones del hipotálamo y su capacidad de controlar la
secreción de hormonas, algunas de las cuales están relacionadas con
estos procesos de mejora cognitiva.
El hipotálamo se ubica en el diencéfalo, debajo del tálamo,
formando las paredes inferiores laterales del tercer ventrículo. Es una
estructura de unos 7 gramos formado por numerosos núcleos (Fig. 5.9),
que integran respuestas somáticas y viscerales según las necesidades del
encéfalo (Bear et al., 2016).
El hipotálamo posee tres regiones funcionales: lateral, medial y
paraventricular. Las dos primeras reciben y envían conexiones con el
tronco encefálico y el telencéfalo. La región paraventricular posee
núcleos que sincronizan los ciclos circadianos, controlan el sistema
nervioso autónomo y controlan la actividad de la hipófisis (Bear et al.,
2016).
Algunos de los núcleos del hipotálamo son: el preóptico, con
funciones parasimpáticas; el supraóptico, que produce la hormona
antidiurética; el supraquiasmático, que regula el ciclo circadiano de
sueño/vigilia; los núcleos laterales, que están relacionados con el
hambre; el paraventricular, que produce la hormona oxitocina; el
ventromedial, relacionado con el comportamiento defensivo; el
dorsomedial, centro de la saciedad; el arcuato, que participa en las
emociones y libera la hormona liberadora de gonadotrofina; los cuerpos
mamilares, que participan en la memoria; el hipotalámico anterior, que
regula la elevación de la temperatura corporal y la sudoración) y el

116
Neuroeducación física

Figura 5.9 Hipotálamo e hipófisis (sacado de Maureira y Flores, 2016, pág.


68).

hipotalámico posterior, que regula la baja de la temperatura corporal


(Maureira, 2018).
El hipotálamo se conecta con la glándula hipófisis mediante una
extensión llamada infundíbulo. Las células neurosecretoras
magnocelulares del hipotálamo se ubican alrededor del quiasma óptico,
bajan por el infundíbulo y entran en la neurohipófisis (región posterior
de la hipófisis), liberando en la sangre las hormonas oxitocina y
vasopresina (Fig. 5.10). La primera se relaciona con los vínculos sociales
y el apego, y la segunda también conocida como hormona antidiurética
(ADH, por sus siglas en inglés), regula el volumen de sangre y su
concentración de sal (Bear et al., 2016).
Las células neurosecretoras parvocelulares del hipotálamo
secretan hormonas hipofisotropas a vasos sanguíneos que descienden
hasta la adenohipófisis (circulación portal hipotalamohipofisiaria)

117
Fernando Maureira Cid

Figura 5.10 Células neurosecretoras que controlan la neurohipófisis


(modificado de Bear et al., 2016).

provocando la secreción o cese de secreción de hormonas al torrente


sanguíneo (Fig. 5.11). La adenohipófisis secreta la hormona
foliculoestimulante (FSH) que actúa sobre las gónadas permitiendo la
ovulación y la espermatogénesis; la hormona liberadora de prolactina
(PLRH) que actúa sobre las glándulas mamarias permitiendo su
crecimiento y la secreción de leche; la hormona luteinizante (LH) que
actúa sobre las gónadas y permite la maduración ovárica y espermática;
la hormona liberadora de tirotropina (TRH) que actúa sobre las tiroides
que permite la secreción de tiroxina; la hormona adrenocorticótropa
(ACTH) que actúa sobre la corteza suprarrenal que secreta el cortisol y;
la hormona del crecimiento (GH) que actúa sobre todas las células del
cuerpo provocando una estimulación de la síntesis de proteínas (Bear et
al., 2016 y Maureira, 2018).

118
Neuroeducación física

Figura 5.11 Células neurosecretoras que controlan la adenohipófisis


(modificado de Bear et al., 2016).

Hormona del crecimiento

La hormona del crecimiento (GH) es un polipéptido de 191


aminoácidos que es secretado por la adenohipófisis (Fig. 5.12) cuya
función es regular el crecimiento, aumentar la lipólisis, mantener la
masa muscular, regular el metabolismo y mantener el equilibrio de
iones. La GH prácticamente afecta a todas las células del organismo
(Guyton y Hall, 2011). Las dos hormonas hipotalámicas que regulan la
secreción de GH son la hormona liberadora de hormona del crecimiento
(GHRH) que estimula su secreción y la hormona somatostatina que
cumple una función inhibitoria.
En condiciones normales, la adenohipófisis contiene entre 5 y 10
gramos de GH (Arce et al., 2010), la cual es secretada de manera
pulsativa durante todo el día, con intervalos cada 3 a 5 horas, siendo las
horas de sueño el momento de mayor producción.

119
Fernando Maureira Cid

Figura 5.12 Hormona del crecimiento.

La duración del ejercicio físico aeróbico se relaciona con la


secreción de GH en las 20 horas posteriores a su realización,
observándose que una sesión de 2 horas es suficiente para aumenta la
secreción de esta hormona. Por otra parte, 2 horas de ejercicio
anaeróbico de fuerza no presenta el mismo resultado (Nindl et al., 2014).
La secreción de GH durante el trabajo de fuerza depende del volumen
de trabajo, del tiempo de recuperación y de la intensidad, donde 3 series
de 10 RM con períodos de recuperación de 1 minuto son eficientes para
aumentar su concentración sanguínea (Kraemer et al., 1990).
El piruvato que resulta de la glucólisis es transformado en acetil
CoA a través de la enzima piruvato deshidrogenasa y así ingresa al ciclo
de Krebs. Cuando la necesidad de energía sobrepasa la disponibilidad
de oxígeno el piruvato comienza a acumularse y comienza su
transformación en lactato a través de la enzima lactato deshidrogenasa.
El lactato sale de la célula muscular y circula por el torrente sanguíneo
llegando hasta el hígado, donde comienza un proceso de creación de
glucosa denominado gluconeogénesis, de esta forma es posible contar
con nueva glucosa que viaja a las células musculares y continua con el
ciclo de formación de ATP. El lactato también viaja hasta el cerebro y
estimula la secreción de la hormona liberadora de hormona del
crecimiento en el hipotálamo la cual produce un aumento de secreción
de GH la cual es secretada al torrente sanguíneo (Guyton y Hall, 2011).

120
Neuroeducación física

Factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1)

La GH sanguínea estimula la secreción del factor de crecimiento


insulínico tipo 1 (IGF-1) sobre todo desde el hígado, aunque también se
secretan pequeñas cantidades desde el riñón, el bazo, el corazón, el
intestino, la médula ósea, etc. (Guyton y Hall, 2011). El IGF-1 es una
proteína constituida por 70 aminoácidos (Fig. 5.13) que posee una
función anabolizante en casi todas las células del organismo, es decir, el
IGF-1 es la molécula que permite las acciones de la GH. Otro efecto de
esta proteína es un feedback negativo hacia la GH, ya que el IGF-1
estimula la secreción de somatostatina en el hipotálamo, la que a su vez
inhibe la secreción de GH.

Figura 5.13 Factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1).

El IGF-1 se une a la proteína transportadora de IGF-1 (IGFBP)


que posee seis subtipos desde el IGFBP-1 hasta el IGFBP-6, siendo el
más abundante el IGFPB-3 al que se une el 80% del IGF-1 que viaja por
el torrente sanguíneo (Hwa et al, 1999). Cuando llega a su lugar de
acción, esta proteína actúa sobre dos tipos de receptores: el IGF-1R un
receptor transmembrana tirosina quinasa, con el cual posee una gran
afinidad y un receptor de insulina, con el cual posee baja afinidad
(Rodríguez et al., 2007).
El ejercicio físico estimula indirectamente la secreción de IGF-1
desde el hígado (a través de la secreción de GH desde la
adenohipófisis). El aumento de la concentración de esta proteína en
sangre se ha observado tanto, tras la realización de ejercicios de tipo
aeróbico de mediana intensidad en todas las edades, aumentando hasta
4 veces (López & Fernández, 2006, Kenney et al., 2014 & Zueger et al.,

121
Fernando Maureira Cid

2011), como trabajo anaeróbico de resistencia sobre todo en mujeres


mayores de 60 años (Jiang et al., 2020).
El IGF-1 viaja por el torrente sanguíneo hacia células
musculares, óseas, epiteliales y nerviosas. En estas últimas ejerce una
importante función en la plasticidad sináptica, neurogénesis y
mielinización (Maureira, 2016).

IGF-1 y cognición

Cuando el IGF-1 que viaja por el torrente sanguíneo (unido a


IGFBP) llega a regiones cerebrales con receptores IGF-1R se une a él y
comienzan cascadas moleculares dentro de las neuronas como la vía
MAP cinasa (ERK) o la vía proteína serina-treonina cinasa (AKT). La
primera de ellas comienza con la autofosforilación de la proteína
adaptadora Shc que forma un complejo proteico con Grb2 (proteína 2
unida al receptor del factor de crecimiento) y con SOS (factor de
nucleósido guanidina). Este complejo activa la proteína Ras (rats
sarcoma) que a su vez activa la proteína quinasa específica para
serina/treonina (Raf) que influye en la proteína MAP cinasa-cinasa
(MEK) y está en la proteína MAP cinasa (ERK) la cual provoca
supervivencia, desarrollo y plasticidad neuronal, además de activar el
factor de transcripción CREB en el núcleo de la neurona (Fig. 5.14). Esta
proteína promueve la transcripción de CRE que potencia la síntesis de
factores de crecimiento como el BDNF.
La otra vía comienza con la activación de las proteínas
adaptadoras IRS1 e IRS2 que estimula la al fosfatidil-inositol 3 quinasa
(PI3K) que convierte el inositol difosfato (IP2) en inositol trifosfato (IP3).
Esta conversión activa la proteína piruvato deshidrogenasa quinasa 1
(PDK1) que fosforila en treonina 308 (Thr308) que junto con la
fosforilación en serina 473 (Ser473) por el complejo proteico insensible a
la rapamicina 2 (mTORC2) activan a la proteína serina-treonina cinasa
(AKT). Esta molécula inhibe la proteína de esclerosis tuberosa 1 y 2
(TSC1 y TSC2) que a su vez inhibe el complejo proteico insensible a la
rapamicina 1 (mTORC1) y así regula la fosforilación de la proteína
ribosomal S6 quinasa 1 (S6K1) y de la proteína 1 de unión al factor de
iniciación de la traducción eucariota 4E (4EB-P1), ambas relacionadas
con la síntesis de proteínas en la célula.

122
Neuroeducación física

Figura 5.14 Vías de señalización activadas por IGF-1 en las neuronas


(modificado de Jung & Suh, 2013).

AKT también inhibe la proteína glucógeno sintasa quinasa 3


beta (GSK3β) relacionada con el metabolismo de la glucosa, a la
proteína p27 relacionada con el ciclo celular y la proteína BCL2 agonista
asociada a la muerte celular (BAD) relacionada con la apoptosis. AKT
también activa proteínas como forkhead box clase O (FoxO) que regula
la expresión de genes involucrados en el crecimiento, proliferación y
longevidad celular, y la proteína linfoma de células B-2 (BCL-2) que
regula los procesos de permeabilización mitocondrial y las vías de
apoptosis celular. AKT también activa el complejo proteico inhibidor

123
Fernando Maureira Cid

del factor nuclear kappa-B quinasa (IKKs) que a su vez activa el factor
nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B
activadas (NF-kB) que en el núcleo celular regula la expresión de genes
de supervivencia neuronal. Finalmente, AKT puede activar la proteína
CREB que regula la expresión de CRE y, por ende, de factores de
crecimiento neuronal.
Los circuitos metabólicos-moleculares que se han descrito
explican como la realización de ejercicio físico (sobre todo aeróbico de
moderada intensidad) activan rutas que finalmente pueden terminar
con la generación de factores de crecimiento neuronal como BDNF,
FMRP, ARC, c-Fos, Egr1, etc. lo que permite la creación de nuevas
espinas dendríticas, lo cual representan en la actualidad la mejor
explicación de la mejora de funciones cognitivas como la atención,
planificación, inhibición, memoria y aprendizaje tras la realización
de ejercicio físico agudo (una sesión) o crónico (varias sesiones).
Los receptores IGF-1R se encuentran ampliamente distribuido
en el cerebro de mamíferos, como en el hipocampo, septum, complejo
amigdalino, hipotálamo, cerebelo, corteza frontal, núcleo tegmental
ventral, núcleo del tracto solitario, etc. (Fernández & Torres, 2012,
Maureira, 2016). Todos estos lugares pueden ser afectados por la
práctica de ejercicio físico, mejorando su irrigación sanguínea y
aumentando la producción de factores de crecimiento, que repercuten
en mejores conexiones sinápticas y, por ende, mejores desempeños
cognitivos.

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Fernando Maureira Cid

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