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“El arte callejero surge bajo este punto de vista, por ser una expresión directa desde lo
subjetivo y emocional hacia lo objetivo y visible, el cual se presta para ser un indicador
susceptible para el entorno. El arte callejero constituye una racionalidad que ve más
allá de una producción inmóvil para emerger como devenir.” (Herrera; Olaya, 2011,
pág. 5).
Los grafitis y pinturas son una expresión popular con distintos significados para cada
sociedad, que sirve como herramienta masiva en lo cual hacen una representación gráfica
hecha sobre propiedades públicas y privadas, donde las paredes son el lienzo de ideas,
pensamientos, expresiones propias, ideologías y hasta mensajes, todo con el fin de dejar
huella ante el público o comunidades.
“Los grafitis se han convertido en una forma de comunicar diferentes situaciones en la
que el sujeto se ve inmerso y ha traspasado las barreras comunicacionales impuestas
por los sistemas, lo que ha generado búsqueda de lugares donde puedan expresar y
plasmar su arte.” (Temmy; Jiménez, 2018, pág. 8).
Según Temmy el arte, la pintura y los grafitis se toman como una forma de expresión
cultural que pueden enriquecer, embellecer la ciudad, provincia, país o continente en el que
se represente estas figuras o artes artísticos. Los grafitis y murales han transformado
algunos barrios y espacios públicos, aportando colores brillantes y mensajes artísticos en
las calles de Guayaquil.
El arte callejero se maneja en una delgada frontera entre la expresión estética, política o
social, con el vandalismo y otras formas de intervención ilegal de la fachada pública de las
ciudades. Esto se debe a que a menudo, en su afán por visibilizar su mensaje, los artistas
callejeros trepan a superficies elevadas, intervienen señales del marcaje urbano o anuncios
gubernamentales, traspasan los límites de la propiedad privada e incluso, para algunos, son
responsables de una forma de contaminación visual. Por esa razón, los artistas callejeros
suelen ocultar su identidad y emplear seudónimos artísticos, pero algunos se hacen de valor
y muestran su arte ante el público.
Los artistas y personas que se dan con el don de pintar dichas paredes, con sus obras de
arte en las calles, además de ser un simple grafiti, pared con color, ellos nos demuestran
que vemos colores y no solo paredes grises o por ser entretenido, nos hacen transmitir
dichos mensajes que quieren dar a expresar a través de esas pinturas.
Herrera, Olaya (2011). “Ciudades tatuadas: arte callejero, política y memorias visuales”.
Universidad de las Artes. p.p 60.