Está en la página 1de 4

Constructo del tema

Tema: Arte urbano y el feminismo

Título: “La voz de las mujeres a través de las paredes”

El arte ha sido reconocido durante mucho tiempo como una herramienta poderosa para la
sociedad, pues este definiéndose como una manifestación de la actividad humana mediante
la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado a través de recursos plásticos,
lingüísticos o sonoros funge como un papel mediador y motor de la comunicación.

Las diferentes formas de representación artística corresponden a la característica


fundamental de expresarse que poseen los seres humanos, y este, al ser utilizado como una
herramienta provocativa y estimulante se puede utilizar para transmitir ideas y emociones
complejas de una manera que sea accesible fomentando la sensibilización y empatía, que si
bien, desde una perspectiva social, se explota el poder que esto conlleva, se logra inspirar la
acción de desafiar las normas sociales provocando el debate público y nuevas formas de
pensar.

Un gran ejemplo de esto es el arte urbano, donde particularmente se utiliza el espacio público
al aire libre en entornos urbanos para comunicar o expresar ya sea una crítica social, una
expresión cultural o comentarios políticos, apropiándose de este ya sea con la técnica del
graffiti, murales, stencil art, wheatpasting, entre otras; desafiando al sistema artístico
tradicional, acercando el arte a un público más amplio. Aparte de capturar la atención,
embellecer espacios públicos o crear un sentimiento de comunidad e identidad busca
generar un diálogo con la sociedad y el espacio urbano, donde a través de sus obras, los
artistas pueden generar conciencia y sensibilización en la sociedad sobre estos temas
promoviendo la acción y la reflexión.

Puesto que desde siglos atrás ha sido utilizado como una herramienta para abordar
problemas sociales y promover el cambio. Tal es el ejemplo de los graffitis en la ciudad de
Pompeya donde se plasmaban frases de índole político o social en el año 79 a.C., o la década
de los sesenta en París al llenarse de mensajes políticos hechos con esténcil por los
estudiantes universitarios y sindicales a causa de las protestas, o en la década de los dos mil,
cuando el arte urbano empezó a aparecer de forma masiva en los periódicos, internet y la
televisión de todo el mundo, y fue así como llegó a México, inicialmente en Tijuana y
consecuentemente esta corriente artística se fue esparciendo al en ese entonces Distrito
Federal, Aguascalientes y Guadalajara.
Está claro que en las últimas décadas, el arte urbano en México ha evolucionado y se ha
diversificado incluyendo una amplia gama de estilos y técnicas, desde graffitis y esténciles
hasta murales y arte callejero interactivo. Siendo uno de sus principales atractivos su
capacidad para reflejar las problemáticas sociales y políticas que enfrenta el país, así como la
riqueza cultural y la diversidad de las comunidades mexicanas.

Es una forma de resistencia, y se ha convertido en una herramienta poderosa para la


transformación y el cambio social. Afortunadamente, en la actualidad este ha resultado a
favor como medio de comunicación para las mujeres y su lucha por la igualdad de derechos
con el fin de transformar las estructuras sociales, culturales y políticas que perpetúan la
desigualdad y la discriminación de género desde la perspectiva y vivencia de la artista propia
hasta para la sociedad a quien va dirigido el arte pues es claro que el arte urbano ha sido
históricamente un espacio dominado por los hombres.

Sin embargo, en México durante los últimos años, se ha visto una creciente de mujeres
artistas urbanas y un aumento en el número de murales, graffitis y otras formas de arte que
desafían este espacio dominado por los hombres y utilizan su arte para abordar cuestiones de
desigualdad de género y promover ideales feministas.

Esto gracias a que esta corriente artística le brinda al feminismo visibilidad al contar con
plataformas muy visibles para expresar las ideas y sensibilizar sobre los problemas llegando a
un público más amplio cumpliendo con el objetivo de generar conversaciones.
Del mismo modo, causa empoderamiento ya que las artistas lo utilizan para reclamar
espacios públicos y desafiar al grupo de poder artístico dominado por los hombres
desafiando los roles y estereotipos de género tradicionales. Trayendo como consecuencia la
defensa pues al hablar a través de los muros y concientizar sobre cuestiones como los
derechos reproductivos, la violencia doméstica y el acoso sexual ayuda a impulsar cambios
políticos y una mayor justicia social. Finalmente, esto propicia la creación de una comunidad
segura donde las artistas fomentan un sentido de pertenencia y crear oportunidades para que
las mujeres se conecten y colaboren.

A todo esto, lamentablemente, la aceptación por parte de la sociedad al uso del arte urbano
como herramienta de activismo al movimiento feminista se mantiene en constante debate
debido a la línea supuestamente delgada entre conceptos como iconoclasia, yendose al
extremo de categorizarlo como vandalismo. Pero, ¿en qué parte del concepto y de la acción se
pierde o confunde la verdadera intención del movimiento?
Primeramente basta con comprender el significado de vandalismo para dejar de generar una
opinión despectiva ante el múltiple trabajo de diversas muralistas feministas que luchan
contra la desigualdad de género y la violencia hacia las mujeres. Aunque el arte urbano y el
vandalismo sean formas de intervención en el espacio público su principal diferencia es la
intención (el arte urbano busca transformar y embellecer el espacio público a través de una
obra que tiene una idea detrás mientras que el vandalismo se enfoca en dañar y destruir
propiedades sin una intención estética o artística), la autorización, sobra decir que el
vandalismo es ilegal y no cuenta con el permiso para intervenir en el espacio público.
También se considera la técnica y calidad, es obvio que el arte suele ser realizado con técnicas
y materiales con una vasta atención al detalle, por el contrario del vandalismo que es
realizado rápidamente y sin calidad. Y por último, el mensaje. Está demás explicar que el arte
urbano transmite un mensaje de índole social, político o cultural, mientras que el vandalismo
en su mayoría es hueco y absurdo.

Aún con estas diferencias tan claras y sencillas de comprender, existe la mala interpretación
donde se confunden aquellos actos que buscan destruir o modificar símbolos culturales o
políticos en una sociedad, ya sea de forma violenta o pacífica, como vandalismo, siendo lo
correcto denominarlo “iconoclasia”, un movimiento que si bien no va aunado al arte tiene el
propósito de protestar política o culturalmente en busca de cuestionar la construcción social
de los íconos y símbolos.

A pesar de considerarlo como una forma de censura y violencia simbólica contra la cultura y la
libertad de expresión, dirigiendo el concepto hacia un entorno feminista, este no solo se
enfoca en la destrucción de símbolos y obras de arte que perpetúan la opresión, la
desigualdad y violencia de género sino que también se trata de una forma de activismo que
busca transformar la cultura y la sociedad a través del arte y la deconstrucción de los valores
patriarcales.

Aunque sea claro que la iconoclasia feminista se enfoca en la destrucción de símbolos que
representan la opresión de género mientras que el arte urbano se enfoca en la creación y
transformación de espacios públicos para fomentar la reflexión y la crítica social, esto no
quiere decir que no tengan objetivos en común

es claro que la iconoclasia feminista y el arte urbano son dos formas de expresión y acción
que ya sea de una manera u otra buscan cuestionar y visibilizar la violencia y la discriminación
de género presentes en la cultura y la historia, y fomentar un diálogo y una reflexión crítica
acerca de estas cuestiones.

El cual finalmente es el objetivo general que comparten tanto el arte y movimientos como el
feminismo y la iconoclasia, es la importancia en que todas las mujeres contemos con las
herramientas que están a nuestro derecho para hacer escuchar de una u otra manera la voz
que tanto se ha hecho el esfuerzo por mantenerla callada. Se trata de hacernos escuchar
aunque quieran encerrar nuestros gritos en paredes.

También podría gustarte