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RESUMEN FALLO DROMI

“Dromi, José Roberto (Ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación) s/ avocación en autos:
Fontela,

Moisés Eduardo c/Estado Nacional”

Año 1990

HECHOS: Moisés Fontela “por sí y por el carácter de representante del pueblo” promovió amparo
a

efectos de que se ordene al Estado Nacional que la forma societaria que deberá
adoptar la empresa

“Aerolíneas Argentinas” como consecuencia del trámite de adjudicación en curso, se encuadre en


los tipos

vigentes del art. 6 Ley 23.696. El Ministro (Dromi) al evacuar el informe requerido, cuestionó la
legitimación

del actor, así como la consistencia de sus alegaciones.

En Primera Instancia se considera legitimado al demandante, sobre la base de admitir la viabilidad


de

“acciones públicas o populares”, e hizo lugar a la demanda, ordenando al Estado Nacional lo


requerido.

El Estado deduce apelación directamente ante la CSJN, que resolvió suspender los efectos del fallo
en

función a la cuestión federal que por su trascendencia, exhibía gravedad institucional y surgir que
de la

resolución apelada podían traducirse agravios de difícil o imposible superación posterior.

RESOLUCIÓN CSJN:

Que la refla se encuentra expresada en el art. 6 de la Ley 4.055: “La CSJN conocerá, por último, en
grado

de apelación, de las sentencias definitivas pronunciadas por las Cámaras federales de apelación,
en los casos

previstos del art. 14 de la Ley 48…”

Que su aplicación rigurosa se impone a los efectos del buen funcionamiento del Alto Tribunal;
que

empero, se avala un ámbito de excepción, que las Cámaras Federales, se crearon con el explícito
propósito de
preservar el funcionamiento del Tribunal evitando el ingreso de causas que, si bien por su
naturaleza serían

propias de su competencia, podrían recibir solución en otras instancias.

Síguese de ello que, cuando las cuestiones federales exhiban inequívocas y


extraordinarias

circunstancias de gravedad y demuestren con total evidencia que la necesidad de su definitiva


solución

expedita es requisito efectivo y adecuado para la tutela del interés general, deben
armonizarse los

requerimientos procesal.

Lo contrario importaría sostener que en las mismas normas tendientes a realzar la función
jurisdiccional

de la Corte, se halla la fuente que paraliza su intervención. En consecuencia, ha de ser desechada


toda

inteligencia con base al estricto apego a las formas procedimentales.

La armonización tendrá lugar siempre que se resguarden los propósitos de la Ley 4.055 y no
resulte la

actuación del Tribunal tardía y por ende ineficaz.

Los aspectos meramente procesales no son necesariamente óbice al otorgamiento de la apelación,


en

los supuestos de existencia de interés institucional bastante al efecto.

Sin embargo, tal consideración no entraña la extensión de la competencia del Tribunal a casos no
previstos

por ley.

Sólo en las causas de competencia federal, con gravedad institucional y en las que se acredite que
el R.E.

es el único medio eficaz para la protección del derecho federal comprometido, se autorizará
prescindir del

recaudo de tribunal superior.

Respecto a los agravios, la condición de ciudadano que esgrime el actor para deducir el amparo no
es

apta para autorizar la intervención de los jueces, dado que dicho carácter, es una generalidad tal
que no
permite tener por configurado un interés concreto, inmediato y sustancial que lleve a considerar la
presente

como “caso” o “causa”.

No confiere legitimación a Fontela en “representación del pueblo” con base a la calidad de


diputado

nacional, pues el ejercicio de lo mencionado encuentra su quicio constitucional en el ámbito del


P.L., para cuya

integración en una de sus Cámaras fue electo y en el terreno de las atribuciones dadas a ese
Poder.

Tampoco lo legitima para actuar “en resguardo de la división de poderes” ante un eventual
conflicto

entre normas dictadas por el P.E. y leyes sancionadas por el Congreso toda vez que, sin perjuicio
de que este

último cuerpo posea o no tal atributo procesal, es indudable que el demandante no lo representa
en juicio.

Que la decisión tomada por el a quo repercutía en el marco de políticas cuya elección corresponde
a los

Poderes E. y L, y el reconocimiento de legitimación profujo una indebida e injustificada ampliación


de las

facultades del PJ, traducido en una inmotivada interferencia en la marcha de negocios públicos.

Sólo compete al PJ decidir sobre legalidad y no sobre el acierto, oportunidad o conveniencia. Por
ello, se

deja sin efecto lo resuelto por el juez federal interviniente.

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