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Escuelas ambulanmtes El texto hace referencia a la experiencia de educación

indígena en Bolivia y México en diferentes épocas. En Bolivia, se menciona


que en 1905 se fundaron las primeras escuelas indigenales, llamadas
"escuelas ambulantes", que se enfocaban en enseñar el alfabeto y doctrina
cristiana. Estas escuelas, a pesar de ser pasivas y limitadas en su enfoque,
cuentan con recursos y maestros cuidadosamente seleccionados.
En México, se señala que la revolución y la reforma agraria condujeron a un
enfoque más integral en la educación indígena. En 1911, se autorizó la
creación de "escuelas de instrucción rudimentaria", pero la revolución no
modificó significativamente la educación indígena hasta 1921, cuando José
Vasconcelos creó un Departamento de Educación y Cultura Indígena, que
introdujo principios socialistas en la educación rural, relacionándola con
actividades agropecuarias e industriales.
El texto compara esta evolución con la situación en Bolivia. En 1910 se fundó
una escuela normal para indígenas en La Paz, pero no tuvo éxito debido a un
enfoque equivocado ya la falta de comprensión de las costumbres indígenas.
Ambos países experimentaron cambios en su enfoque de la educación
indígena, pero se destaca que México perjudicó una transformación más
integral y progresiva, vinculando la educación con el desarrollo económico y
social de las comunidades indígenas
Peregrinación
El fracaso de la escuela indígena en Bolivia se interpretó como evidencia de
que no podía funcionar fuera de su entorno natural. Para abordar esta
situación, se trasladaron la institución a Guaqui, una aldea cerca del Lago
Titicaca, junto con sus profesores y equipamiento, pero sin los estudiantes,
quienes habían regresado a sus comunidades. Aunque Guaqui tampoco
representaba el entorno natural de los indígenas, la escuela mostró un
enfoque agrícola y cambió su nombre a "Escuela de Agricultura", con el
propósito de formar maestros para las escuelas indígenas. Sin embargo,
irónicamente, la escuela carecía de tierras para la agricultura.
En esta nueva ubicación, un poeta, posiblemente Juan Francisco Bedregal,
publicó un poema humorístico titulado "Primera lección dictada por Raúl
Jaimes Freyre en la Escuela de Agricultura de Guaqui". Aunque los detalles
específicos del poema no se garantizan, esta anécdota ilustra la situación
cómica y paradójica de la escuela, donde un profesor de literatura estaba
destinado a enseñar sobre agricultura en un entorno inapropiado.
La falta de tierras disponibles llevó a una enseñanza basada en libros y
palabras en lugar de una práctica concreta. A pesar de sus limitaciones, solo
seis maestros lograron titularse, pero su eficacia fue cuestionable. Algunos de
ellos tuvieron que continuar sus estudios en la Normal de Sucre, lo que los
desconectó aún más de la vida rural.
La escuela experimentó más cambios y fue trasladada nuevamente a una
hacienda llamada Kullta, situada cerca de Patacamaya, estación del
ferrocarril La Paz - Oruro. La hacienda estaba bien equipada con maquinaria
agrícola, semillas y ganado, y la escuela mostró su enfoque agrícola y
ganadero. Aunque el potencial parecía prometedor, en 1916, cuando el autor
visitó a Kullta, la dirección estaba descuidada y la educación y el trabajo
habían sido prácticamente eliminados. La hacienda no pudo estabilizarse ni
siquiera para alimentar a sus propias mulas debido a la falta de forraje. Este
fracaso marcó el final del único intento efectivo de revalorizar la educación
indígena.
La historia de Kullta ilustra cómo un enfoque dinámico y bien dirigido podría
haber tenido un impacto positivo en la educación y el desarrollo
socioeconómico de los indígenas, pero debido a la negligencia y la falta de
compromiso, la oportunidad se perdió.

Avelino siñani y la primer escuela ayllu


l pasaje narra la experiencia del autor en el año 1917, cuando era inspector
del Departamento de La Paz y visitó escuelas indígenas en el distrito,
incluyendo una en Saracho que se había vuelto permanente en una
comunidad. Durante esta visita, conocí a Avelino Siñani, un indígena que
dirigía una escuela particular en la región de Warisata.
Avelino Siñani se presenta como un ejemplo excepcional de virtudes
humanas. Aunque su educación era elemental, poseía una profunda
sabiduría arraigada en la cultura de los antiguos amautas del Imperio Incaico.
Siñani tenía un objetivo ambicioso: liberar a su gente a través de la educación
y la cultura. Reconociendo las luchas de los campesinos sublevados pero
creyendo en una senda diferente, Siñani deseaba preparar a su comunidad
para un futuro mejor.
Impulsado por la admiración por Siñani y su visión, el autor le brindó apoyo,
incluso llevándolo a Copacabana para equipar su escuela con el material
escolar necesario. A pesar de que este acto podría parecer pequeño,
representaba un esfuerzo tangible por ayudar a Siñani en su misión.
El autor reflexiona sobre cómo, en ese momento, las autoridades educativas
actuaron con más responsabilidad y previsión, y las escuelas fiscales en todo
el país recibieron el apoyo necesario para su funcionamiento. Aunque los
objetivos gubernamentales pudieran haber sido distintos, el autor señala que
los maestros eran más valorados y atendidos en comparación con la época
actual.
Este encuentro con Avelino Siñani se presenta como un antecedente crucial
que influyó en la fundación de la escuela de Warisata, indicando que este
evento marcó el inicio de la inspiración para emprender ese proyecto
educativo.
Geneswis de warisata
En abril de 1931, el autor fue nombrado Director de la Escuela Normal
Indigenal de Miraflores, con la tarea de preparar maestros para el campo. Sin
embargo, renunció al cargo después de solo quince días al descubrir que la
escuela era una simulación y no cumplió con su objetivo de educar a los
indígenas.
La escuela impartía una enseñanza teórica y libresca que no preparaba a los
futuros maestros para trabajar en el campo indígena. El autor creía que la
educación debería ser más activa, con un contenido social y económico, y
estar ubicada en el mismo ambiente indígena. Su conversación con el
Ministro Bailón Mercado reveló su perspectiva y su compromiso con este
enfoque.
El autor viajó a la región andina en busca del lugar adecuado para establecer
una escuela campesina. Aunque le ofrecieron tierras y recursos en Santiago
de Huata, rechazó la oferta ya que buscaba crear una escuela en el corazón
de la comunidad indígena, en un ayllu. No quería repetir los errores de
Miraflores, donde la escuela beneficiaba principalmente a hijos de gamonales
y no a los indígenas. Su objetivo era fundar una escuela que se llamara
efectivamente "escuela indigenal" y que beneficiara directamente a los
indígenas y sus hijos. Esta decisión marcó el inicio del proyecto de la escuela
de Warisata y su enfoque revolucionario en la educación indígena.
Como llegamos a warisata y fundación de la escuela
El autor continuó su búsqueda para encontrar el lugar adecuado para
establecer la escuela campesina. Exploró diferentes poblaciones como
Kalaque, Tiquina, Copacabana y otras, pero encontré dudas y desconfianza
por parte de las comunidades indígenas. Sabía que no sería fácil convencer al
pueblo indígena de participar en la construcción y apoyo de la escuela.
Finalmente, llegó a Warisata, donde había conocido a Avelino Siñani en 1917.
Al pasar por Achacachi, las autoridades y los vecinos le expresaron su interés
y disposición para colaborar en la construcción de la escuela. El autor explicó
su plan de buscar la cooperación del indígena en términos de tierras y
trabajo, y mencionó que se dirigió a Warisata para continuar con su proyecto.
En Warisata, la comunidad recibió al autor con entusiasmo y solidaridad.
Avelino Siñani, a quien ya había conocido en 1917, fue uno de los presentes.
El encuentro entre ellos fue emotivo y marcó el inicio de su colaboración en
la creación de la escuela campesina.
El autor se invitó a la multitud en aymara, después de que las autoridades
locales explicaron el propósito de su visita. Es en este punto que la narración
del fragmento se detiene. El relato parece estar centrado en el proceso de
fundación y colaboración para la creación de la escuela de Warisata,
destacando la importancia de la participación de la comunidad indígena en el
proyecto educativo.
Esfuerzo y trabjo fundamentos de nuestra pedagogía
El fragmento narra los desafíos y sacrificios que enfrentó al autor y su equipo
al trabajar en la construcción de la escuela en Warisata. El horario de trabajo
era agotador, comenzando a las cinco de la mañana y durando hasta que
oscurecía. Se relata cómo cargaban arena desde una distancia de kilómetro y
medio para las labores diarias, utilizando carretillas y la ayuda de la
comunidad.
El autor enfatiza la indigencia en la que comenzaron a comenzar la obra, ya
que no había fondos suficientes y los materiales iniciales fueron adquiridos
con su propio dinero. A medida que la comunidad indígena vio el esfuerzo y
la dedicación del autor y su equipo, consiguió confiar en ellos ya involucrarse
en el proyecto. Avelino Siñani, quien había realizado una efectiva
propaganda, jugó un papel fundamental en ganar la confianza de la gente.
Para obtener más materiales y herramientas necesarias para los talleres de
carpintería y cerrajería, el autor se encontró con dificultades financieras y
burocráticas en La Paz. Finalmente, su hermano Arturo Pérez le brindó la
ayuda necesaria para conseguir dos camiones y transportar diez toneladas de
cemento, madera, fierro y otros materiales a Warisata. La llegada de estos
materiales marcó un hito en la construcción y terminará un entusiasmo
renovado en la comunidad.
El autor describe cómo estas dificultades y logros iniciales se cerraron en dos
grandes batallas ganadas en su lucha contra la ignorancia y el sistema feudal.
A través del trabajo arduo, el ejemplo personal y la dedicación a la causa,
lograron ganar la confianza y el compromiso de la comunidad indígena en la
tarea de su propia redención. El espíritu del indio se unió a la misión de
construir la escuela y transformar su realidad.

Ganar la voluntad del indio, después de la primera etapa de hostilidad y


desconfianza; lograr los más indispensables materiales de construcción y
algunas herramientas, fueron factores que nos aseguraron la posibilidad de
un trabajo acelerado, con resultados significativos tanto en lo material
cuanto en lo espiritual, y sobre todo, nos ayudó a enfocar una organización
realista, acorde con el medio en el que trabajábamos. El indio aprendió así el
uso de la plomada, del nivel, del metro, la escuadra, la regla y la lienza; se
enteró de la manera de preparar el cemento, el barro para los adobes y para
los ladrillos; adquirió nociones de arquitectura y construcción, y en fin, se
plasmó en su espíritu un nuevo concepto acerca de lo que es y debe ser una
vivienda. Del mismo modo, todas las necesidades vitales del desarrollo de la
escuela, en sus múltiples aspectos, estaban sistemáticamente asistidas y se
incorporaban a la vida misma de la comunidad. No hubiera bastado, no
obstante, el simple entusiasmo del Director y su constancia para producir en
los ayllus aquellas saludables eclosiones espirituales, si en el fondo mismo de
nuestra obra no hubiera palpitado una auténtica gesta libertaria. La
educación del campesino sometido a la servidumbre implica no obstante una
condición de libertad. El educador del indio, si es sincero, no puede eludir el
planteamiento de este problema; sólo que nosotros queríamos valernos de
instrumentos de combate algo distintos a los que utiliza la demagogia
política: nuestros medios eran el esfuerzo y el trabajo, elementos que
incorporados a la personalidad del indio, le permitieran las más atrevidas
empresas. Nuestro culto a ambas disciplinas alcanzaba una categoría mística.
Nadie debia estar desocupado, y para cada uno habia alguna actividad, de
acuerdo a sus aptitudes ya sus energias. ¡Sobrehumana gesta la de nuestros
maestros de taller, en su infatigable accionar! ¡Qué prodigios de abnegación
los del maestro albañil, requeridos por todos y en todas partes! En ese
ambiente dinámico, de movimiento constante, la voluntad lo suplía todo. El
deseo de superación nos brindaba recursos para la solución de los problemas
que a cada momento se nos presentaban, aunque no usaron ingenieros, ni
capataces, inspectores, sanitarios, cocineros, agrónomos, profesores
especializados y en fin nada de esa burocracia que caracterizó y sigue
caracterizando nuestras instituciones docentes. Surgíamos a la vida
templándonos Nadie debia estar desocupado, y para cada uno habia alguna
actividad, de acuerdo a sus aptitudes ya sus energias. ¡Sobrehumana gesta la
de nuestros maestros de taller, en su infatigable accionar! ¡Qué prodigios de
abnegación los del maestro albañil, requeridos por todos y en todas partes!
En ese ambiente dinámico, de movimiento constante, la voluntad lo suplía
todo. El deseo de superación nos brindaba recursos para la solución de los
problemas que a cada momento se nos presentaban, aunque no usaron
ingenieros, ni capataces, inspectores, sanitarios, cocineros, agrónomos,
profesores especializados y en fin nada de esa burocracia que caracterizó y
sigue caracterizando nuestras instituciones docentes. Surgíamos a la vida
templándonos Nadie debia estar desocupado, y para cada uno habia alguna
actividad, de acuerdo a sus aptitudes ya sus energias. ¡Sobrehumana gesta la
de nuestros maestros de taller, en su infatigable accionar! ¡Qué prodigios de
abnegación los del maestro albañil, requeridos por todos y en todas partes!
En ese ambiente dinámico, de movimiento constante, la voluntad lo suplía
todo. El deseo de superación nos brindaba recursos para la solución de los
problemas que a cada momento se nos presentaban, aunque no usaron
ingenieros, ni capataces, inspectores, sanitarios, cocineros, agrónomos,
profesores especializados y en fin nada de esa burocracia que caracterizó y
sigue caracterizando nuestras instituciones docentes. Surgíamos a la vida
templándonos ¡Sobrehumana gesta la de nuestros maestros de taller, en su
infatigable accionar! ¡Qué prodigios de abnegación los del maestro albañil,
requeridos por todos y en todas partes! En ese ambiente dinámico, de
movimiento constante, la voluntad lo suplía todo. El deseo de superación nos
brindaba recursos para la solución de los problemas que a cada momento se
nos presentaban, aunque no usaron ingenieros, ni capataces, inspectores,
sanitarios, cocineros, agrónomos, profesores especializados y en fin nada de
esa burocracia que caracterizó y sigue caracterizando nuestras instituciones
docentes. Surgíamos a la vida templándonos ¡Sobrehumana gesta la de
nuestros maestros de taller, en su infatigable accionar! ¡Qué prodigios de
abnegación los del maestro albañil, requeridos por todos y en todas partes!
En ese ambiente dinámico, de movimiento constante, la voluntad lo suplía
todo. El deseo de superación nos brindaba recursos para la solución de los
problemas que a cada momento se nos presentaban, aunque no usaron
ingenieros, ni capataces, inspectores, sanitarios, cocineros, agrónomos,
profesores especializados y en fin nada de esa burocracia que caracterizó y
sigue caracterizando nuestras instituciones docentes. Surgíamos a la vida
templándonos El deseo de superación nos brindaba recursos para la solución
de los problemas que a cada momento se nos presentaban, aunque no
usaron ingenieros, ni capataces, inspectores, sanitarios, cocineros,
agrónomos, profesores especializados y en fin nada de esa burocracia que
caracterizó y sigue caracterizando nuestras instituciones docentes. Surgíamos
a la vida templándonos El deseo de superación nos brindaba recursos para la
solución de los problemas que a cada momento se nos presentaban, aunque
no usaron ingenieros, ni capataces, inspectores, sanitarios, cocineros,
agrónomos, profesores especializados y en fin nada de esa burocracia que
caracterizó y sigue caracterizando nuestras instituciones docentes. Surgíamos
a la vida templándonos
. A través del esfuerzo y la perseverancia, así como la adquisición de
materiales y herramientas necesarias, se estableció una base sólida para el
progreso tanto material como espiritual.
El indio fue instruido en diversas habilidades prácticas, como el uso de
herramientas y técnicas de construcción, lo que ayudó a una transformación
en su comprensión de la vivienda y la arquitectura. Además, se destaca que
la educación del campesino, que vivía bajo la servidumbre, era un medio para
lograr la libertad. Los autores buscaban promover la libertad a través del
esfuerzo y el trabajo, en contraposición a la demagogia política, y se valían
del esfuerzo y el trabajo como medios para empoderar a los indígenas y
permitirles llevar a cabo emprendimientos audaces.
La organizacion de la comunidad y la presuncion de tareas a cada individuo
eran fundamentales para el funcionamiento exitoso de la escuela y la
construccion. Se menciona la dedicación de los maestros de taller y del
maestro albañil, así como la colaboración de todos en un ambiente de
movimiento constante y dinámico. A pesar de la falta de recursos y
especialistas, el deseo de superación y la voluntad de resolver los desafíos en
cada momento impulsaban el progreso y la adaptación continua.
En general, este fragmento resalta la importancia de la acción, el esfuerzo
conjunto y la participación activa de la comunidad en la construcción y
desarrollo de la escuela, y cómo estos valores fundamentales contribuyen a
la transformación de la mentalidad y las condiciones de vida de los indígenas
en Warisata.
Hemos olvidado un tanto a los llokallas (niños) que en bullicioso conjunto se
ubicaban en la capilla, junto al cementerio. Al lado, en una choza pircada de
piedra, de no más de cuatro metros cuadrados, funcionaba el taller de
mecánica y cerrajería. Y en ambos lugares el maestro mecánico alternaba el
golpe del martillo con el uso del silabario. No vamos a criticar las poco
apropiadas condiciones del local que nos sirven de escuela, de apenas 4 x 9
metros de superficie, sin suficiente luz ni ventilación y con el piso al natural.
En él improvisamos y bancos de adobe donde los niños copiaban las frases o
palabras normales que les ponía de muestra por la mañana. El mecánico
cuidaba del orden haciendo escapatorias del taller. Menos mal que quedará
poco del año escolar y ya vendrían las grandes vacaciones para que se
acabará esa tortura para los muchachitos. No fui a Warisata para machacar el
alfabeto ni para tener encerrados a los alumnos en un recinto frente al
silabario. Fui para instalarles la escuela activa, plena de luz, de sol, de oxígeno
y de viento, alternando las ocupaciones propias del aula con los talleres,
campos de cultivo y construcciones. Pero la comunidad indígena no discurría
aún en esa forma: el indio estaba con la mentalidad de Saracho y del
“normalismo”, y creía que la escuela consistía en el alfabeto únicamente. Se
oponían a que los niños dejaran sus ocupaciones escolares para colaborar en
la obra constructiva. “Para eso estamos nosotros” decían los indios,
Desapareció a realizar cualquier trabajo con tal que a los niños no se les
distrajese en tareas que, según ellos, eran pérdida de tiempo. Lentamente
vencimos esas resistencias, mediante la persuasión y los ejemplos que nos
llevaron la vida. En nuestras reuniones vespertinas discutimos extensamente
y por mucho tiempo esta cuestión. Había que hacerles entender que el
alfabeto únicamente no solucionaba nada en absoluto. Aunque desfigurando
un poco la realidad, les ponía el caso de Avelino Siñani, que sabiendo leer y
escribir, tenía una situación económica y social exactamente igual a la de
Juan Quispe, que no lo sabía, y que en el pueblo o en cualquier otro centro
urbano, eran objetos de igual tratamiento. Los mismos abusos se cometían
con ambos sin que la letra los diferenciara gran cosa. “Esta escuela, les decía,
tiene que equiparlos de todos los conocimientos para levantarlos en su
condicion por medio del trabajo y del esfuerzo que producen bienestar y
riqueza y elevan la dignidad del individuo. Quiero que ustedes, sus hijos y sus
nietos y todas las generaciones por venir, mejoren sus condiciones de vida
habitando en casas cómodas y limpias, durmiendo en catre y cama
confortable, utilizando buena ropa, comiendo mejor y más abundantemente.
Todo esto se obtendrá trabajando en el campo para extraer los mejores
resultados de los recursos que brindaba, con el empleo de técnicas y
herramientas modernas, complementando el arte de edificar con el de la
industrialización de la riqueza regional, etc. En nuestras aulas, que
construiríamos con gran amplitud, llenas de luz, con hermosos ventanales,
superiores a los que había en Achacachi y aún en la ciudad de La Paz, los
niños y los jóvenes abrieron su espíritu dando vuelo al pensamiento,
superando al mero alfabeto y conociendo disciplinas superiores. Eso no era
todo: orientaríamos nuestra actividad educadora para que fueran los mismos
indios los conductores de este movimiento social profundo, y para ello, en su
momento se abriría la sección normal. De ella saldrían los maestros indios,
fueran o no hijos de Warisata, para educar a este pueblo; pero también se
abrirían para ellos las universidades, a fin de que los que por su capacidad lo
merecieran, podrían dedicarse a estudios superiores, como lo permitía su
condición humana. A la realización de este programa, les decía, había que
anteponer los hechos, convertidos en trabajo y en esfuerzo desde la edad
más tierna del hombre, para adquirir hábitos y disciplina. Si no se actuaba en
este plano, nuestros esfuerzos fueron vanos porque ¿con qué elementos
especializados realizaríamos esta obra de progreso? ¿Importándolos? No.
Tenían que ser los hijos de la comunidad quienes tomaran a su cargo la tarea
de ejecutarla. De este modo conquistaríamos el porvenir. Yo no quiero,
decía, preparar doctores y curas tan explotadores los unos como los otros.
Nuestra misión era formar hombres aptos, hombres íntegros y capaces, para
sacar de la postración a este pueblo. Eso es lo que queremos, y lo que, en
realidad, ustedes aspiran”. El ambiente que me rodeaba, mis observaciones,
la miseria del indio, las injusticias de que era víctima; y además su favorable
reacción al progreso, su sentido de responsabilidad y sus cualidades en lo
organizativo, su espíritu luchador y amante de la libertad; y por último, su
amor por las instituciones, o mejor dicho, por lo institucional y por lo patrio,
constituían para mí un mundo de revelaciones. Me daba cuenta de todo esto,
y comprendía cómo los intelectuales lo habían calumniado, ¡aún aquellos que
se titulaban indigenistas y hasta los poetas! Porque la verdad es que al indio
solía alabárselo, siempre con repugnante sensiblería, no en su eclosión
libertaria, no en sus titánicas gestas, sino en su condición de sometido, de
paria y de vencido. El análisis de tales realidades me llevó a reflexionar acerca
de la unidad étnica, geográfica y política que era Bolivia, país de trabajadores,
de sufridas gentes fortalecidas en la lucha constante por la vida; bajo el
amparo de sus leyes, sin embargo, el pigmento blanco se imponía por
imperio natural, por rémora colonialista, sobre el pigmento cobrizo,
manteniendo un predominio despótico y envilecedor. Nuestra sensibilidad
social repugnaba tal estado de cosas antihistórico, y por eso empezábamos a
creer que la educación del indio debía ser el comienzo de una unidad
pedagógica nacional, basada en sus raíces agrarias, para crear una misma
filosofía y una misma técnica educativa para el boliviano de los campos como
para el de las ciudades. Teníamos que crear la escuela boliviana con
elementos propios de nuestro cosmos; uso que crear al maestro boliviano
con elementos propios de nuestra necesidad, y todo esto nos imponía una
alta exigencia patriótica: la de conservar entre los sistemas ancestrales de
organización social aquellos que, modernizados, podrían dar carácter a
nuestra condición de pueblo y ponernos en estado de recibir las más nuevas
corrientes del progreso humano. Por ello anunciamos ya a los indios un plan
de acción futura, que estábamos extrayendo de los factores del ambiente, y
por eso insistíamos tenazmente en la necesidad de educar al niño en la
escuela del trabajo y del esfuerzo, en contacto íntimo con la naturaleza. Los
indios me escuchaban con atención e interés. Comenzaron a modificar su
criterio sobre la concepción que tenían de la escuela, y lentamente
comenzaron a percibir la importancia del trabajo consagrado como práctica
educativa; al cabo, se identificaron de tal modo con estas ideas, que ya no
concebían escuela de otro género, y en más de una ocasión se permitieron
criticar a maestros que “sólo enseñaron a leer y escribir”. y por eso
insistíamos tenazmente en la necesidad de educar al niño en la escuela del
trabajo y del esfuerzo, en contacto íntimo con la naturaleza. Los indios me
escuchaban con atención e interés. Comenzaron a modificar su criterio sobre
la concepción que tenían de la escuela, y lentamente comenzaron a percibir
la importancia del trabajo consagrado como práctica educativa; al cabo, se
identificaron de tal modo con estas ideas, que ya no concebían escuela de
otro género, y en más de una ocasión se permitieron criticar a maestros que
“sólo enseñaron a leer y escribir”. y por eso insistíamos tenazmente en la
necesidad de educar al niño en la escuela del trabajo y del esfuerzo, en
contacto íntimo con la naturaleza. Los indios me escuchaban con atención e
interés. Comenzaron a modificar su criterio sobre la concepción que tenían
de la escuela, y lentamente comenzaron a percibir la importancia del trabajo
consagrado como práctica educativa; al cabo, se identificaron de tal modo
con estas ideas, que ya no concebían escuela de otro género, y en más de
una ocasión se permitieron criticar a maestros que “sólo enseñaron a leer y
escribir”.
ChatGPT
Este fragmento describe la evolución en la percepción de la educación en la
comunidad indígena de Warisata y cómo se superaron las resistencias
iniciales hacia un enfoque educativo más amplio y práctico.
En un principio, los autores establecen que las condiciones de la escuela eran
poco apropiadas, con falta de luz y ventilación, y un espacio limitado donde
los niños copiaban palabras del silabario. Sin embargo, los autores enfatizan
que no estaban allí para enseñar únicamente el alfabeto o mantener a los
alumnos encerrados en un aula tradicional. Su objetivo era instaurar una
educación activa y participativa, que combinara las ocupaciones del aula con
talleres, trabajo en el campo y construcción.
Se menciona que la comunidad indígena inicialmente tenía una mentalidad
arraigada en la idea de que la escuela se limitaba a aprender el alfabeto.
Hubo resistencia a permitir que los niños participaran en actividades
constructivas, ya que se creía que distraería su tiempo. Sin embargo,
mediante la persuasión y ejemplos de vida, los autores lograron cambiar
gradualmente este punto de vista.
Se comunicó a la comunidad la importancia de adquirir habilidades prácticas
y conocimientos más allá del alfabeto. Se les ilustró cómo Avelino Siñani, a
pesar de saber leer y escribir, no tenía una mejor situación económica y
social que alguien que no sabía hacerlo. Los autores enfatizaron la necesidad
de equipar a los niños con conocimientos que les permitieran mejorar sus
condiciones de vida, como construir casas cómodas, cultivar, utilizar
herramientas modernas y desarrollar disciplinas superiores.
La visión de los autores era más allá de simplemente alfabetizar; buscaban
empoderar a los indígenas, dotándolos de habilidades y disciplina desde una
edad temprana para que ocurran los mismos actores de su propio progreso.
Se mencionaba la idea de abrir secciones normales y universidades para los
indígenas, lo que refleja un enfoque integral de la educación.
Los autores también reflexionan sobre la unidad étnica, geográfica y política
de Bolivia, y cómo la educación indígena podría ser el inicio de una unidad
pedagógica nacional que respetara las raíces agrarias y creara una filosofía y
técnica educativa comunes para el país, tanto en el campo como en la
ciudad. La transformación en la percepción de la comunidad indígena hacia
esta visión demuestra la capacidad de cambio y adaptación a través de la
persuasión y el ejemplo.

Aunque incidentalmente nos hemos referido a algunos aspectos posteriores,


el balance que antecede corresponde en su mayor parte a las labores
realizadas en los primeros meses de trabajo, es decir, en lo que va de agosto
a diciembre de 1931, etapa verdaderamente fecunda por la experiencia que
obtuvimos y por el impacto que la escuela produjo en el espíritu de los
indios. Al ingresar a 1932, se nos dio la nueva de que la escuela figuraba ya
en el Presupuesto de la Nación, hecho que aseguraba su estabilidad futura.
Después nos referiremos al suministro de fondos correspondiente. Nuestra
primera preocupación fue la de reclutar maestros, y para ello, hube de
hacerme el propósito de prescindir de los normalistas, pues, dígase lo que se
quiera, no confiaba en sus aptitudes para la ruda vida del campo, educados
como estaban en una escuela del todo diferente en espiritu y finalidades.
Preferí, por eso, un joven conocido con el ambiente rural y que demostraran
disposición al esfuerzo y al sacrificio, puesto que su actividad principal no era
la del aula, sino que estaba vinculado a las tareas de jardinería, cultivos,
construcciones, elaboración de ladrillos , estuco, etc., y además al desarrollo
de una labor social fuera del recinto de la escuela, en el mismo ambiente de
la comunidad. Los maestros elegidos fueron tres: Eufrasio Ibáñez, Anacleto
Zeballos y Félix Zavaleta. Una referencia acerca de cada uno de ellos: El año
1928, encontrándome en el centro minero de Corocoro con asuntos
relacionados con mis actividades agropecuarias, visité la escuela municipal de
la localidad, de la que había sido directora en 1921 – 1922. Así conocí al
señor Ibáñez, que interpretóba un preceptorado, habiéndome impresionado
favorablemente su actuación. Años después volví a encontrarme con él en
Achacachi, lo reconocí y le solicité sus servicios. Después de que lo llevé a
Warisata, me enteré de que Ibáñez había ido a dar a Corocoro como oficial
de la policía local, en la época en que el Presidente Saavedra reclutaba
agentes para realizar funciones represivas en defensa del “orden público”, ya
los cual el humor popular siempre certero, había designado con el nombre de
“ovejas de Achacachi”, de triste celebridad. Anacleto Zeballos tenía una
escuelita particular sostenida por los indios, en Chiquipa, el lugar donde
presencié la escena de los ladrillos. Era hombre de campo y de grandes
condiciones. Los indios lo apreciaron y se captó el cariño de sus alumnos, con
quienes, en los primeros días de Warisata, visitarme arrimando el hombro en
las construcciones o trasladando arena y piedras. Como se ve, desde el
comienzo sintió gran atractivo por nuestra obra, y como ha podido ver el
lector, su firma está en el Acta de fundación de la escuela. A Félix Zavaleta lo
define una anécdota. Cuando yo era Director de la Escuela de Corocoro,
como tengo dicho, al mismo tiempo tenía a mi cargo el quinto curso de
primaria. Organicé con los alumnos un gobierno escolar a fin de crearles
sentido de responsabilidad y ejercitarlos en esta clase de funciones
democráticas donde la minoría se somete a la mayoría. Un día, como de
costumbre, se presentaron los alumnos a las ocho de la mañana, pero
equipados para ir de excursión. Cuando me disponía a dictar mi clase, un
muchacho de 11 ó 12 años se puso de pie y en nombre de sus compañeros
me hizo saber que habían resuelto pasar ese día en el campo. Le respondí
que tal cosa no me parecía bien porque necesitaba mucho trabajo, y que
aplazaran la excursión; a lo que el muchacho, que se tiene de pie, golpeó el
pupitre con la palma de la mano, exclamando con energía: - ¡Señor, el pueblo
manda y usted obedece! Tuve que obedecer… Aquél muchacho era Félix
Zavaleta. Este trío de hombres funcionó denodadamente, siempre dispuesto
a cualquier esfuerzo aunque fuera superior a sus posibilidades. Si había que
pisar barro, abrir zanjas con el agua hasta las rodillas, pasar la noche atizando
el horno de estuco o de ladrillos, levantarse a las cinco de la mañana para
acumular materiales y luego atender el aula; si hubiera que plantar arbolitos,
llenar de flores las avenidas,
ChatGPT
Este fragmento narra la selección y compromiso de los primeros maestros en
la Escuela de Warisata, destacando su disposición al esfuerzo y al sacrificio en
un entorno rural y práctico.
Después de que la escuela fuera incluida en el Presupuesto Nacional en 1932,
la primera tarea fue reclutar maestros. Los autores mencionan que eligieron
no confiar en los normalistas, aquellos educados en un entorno escolar
diferente, y en su lugar optaron por los jóvenes que se beneficiaron de la vida
rural y dispuestos al trabajo duro. Estos maestros no solo estarían
involucrados en el aula, sino también en tareas de jardinería, cultivo,
construcción y labores sociales en la comunidad.
Los tres maestros elegidos fueron Eufrasio Ibáñez, Anacleto Zeballos y Félix
Zavaleta. A través de anécdotas y recuerdos, los autores brindaron
información sobre sus perfiles y cómo se involucraron en la escuela.
Eufrasio Ibáñez fue conocido inicialmente por su papel como preceptor en
Corocoro y su actuación favorable. A pesar de que trabajó en la policía local
en un momento de represión, se convirtió en un defensor comprometido de
la educación en Warisata.
Anacleto Zeballos, un hombre de campo con fuertes cualidades, tenía una
escuela propia en Chiquipa y se interesó desde el principio en la escuela de
Warisata, incluso ayudando en las construcciones.
Félix Zavaleta, un niño en la escuela de Corocoro cuando los autores eran
directores, mostró su valentía y sentido de responsabilidad al liderar una
decisión colectiva de los estudiantes. Esta anécdota ilustra su compromiso
desde una edad temprana y su posterior participación activa en la Escuela de
Warisata.
Los tres maestros trabajaron increíblemente, participando en una variedad
de tareas, desde la construcción hasta la enseñanza en el aula, pasando por
actividades agrícolas y sociales. Su dedicación y disposición a hacer cualquier
esfuerzo necesario para el éxito de la escuela demuestra su compromiso con
la visión educativa y los valores de Warisata.
DAME 5 PREGUNTAS FACILES DE SELECCION MULTIPLE SOBRE WARISATA
ESCUELA AYLLU
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Por supuesto, aquí tienes cinco preguntas de selección múltiple sobre la
Escuela-Ayllu de Warisata:
¿En qué año se fundó la Escuela-Ayllu de Warisata? a) 1900 b) 1920 c) 1931
d) 1950
¿Quiénes fueron los tres maestros seleccionados para trabajar en la Escuela
de Warisata? a) Juan, Pedro y María b) Eufrasio Ibáñez, Anacleto Zeballos y
Félix Zavaleta c) Luis, Ana y Carlos d) Marta, Jorge y Raúl
¿Cuál era uno de los principales objetivos de la Escuela de Warisata? a)
Fomentar la competencia entre los estudiantes b) Enseñar únicamente
alfabetización c) Promover el trabajo y el esfuerzo en la educación d) Excluir
las prácticas actividades y artísticas
¿Qué tipo de enseñanza estaba vinculada al trabajo y la vida práctica en la
Escuela de Warisata? a) Enseñanza exclusivamente teórica b) Enseñanza
religiosa c) Enseñanza militar d) Enseñanza agrícola y artesanal
¿Cuál fue uno de los desafíos iniciales de la Escuela de Warisata para ganarse
la confianza de la comunidad indígena? a) Ofrecer premios en efectivo a los
estudiantes b) Contratar maestros extranjeros c) Convencer a los indígenas
de la importancia del alfabeto d) Superar la desconfianza y demostrar su
compromiso a través del trabajo y el esfuerzo
Recuerda que estas preguntas tienen fines educativos y pueden requerir
referencias adicionales para proporcionar respuestas precisas.

MAS
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Por supuesto, aquí tienes algunas preguntas adicionales de selección múltiple
sobre la Escuela-Ayllu de Warisata:
¿Qué tipo de construcción se llevó a cabo en la Escuela-Ayllu de Warisata? a)
Edificios de varios pisos b) Cabañas tradicionales de paja c) Casas de adobe y
ladrillo d) Tiendas temporales
¿Qué papel desempeñó Avelino Siñani en el desarrollo de la Escuela de
Warisata? a) Director de la escuela b) Director de obras de construcción c)
Líder indígena y propagandista d) Maestro de talleres
¿Cuál era la visión educativa de la Escuela-Ayllu de Warisata en relación con
el trabajo y la formación de los estudiantes? a) Enfocada únicamente en la
educación teórica b) Integración de la educación teórica y el trabajo práctico
c) Enseñanza religiosa exclusiva d) Enfocada en la educación militar
¿Qué tipo de materiales de construcción y herramientas fueron necesarias
para establecer la Escuela de Warisata? a) Materiales importados b)
Materiales reciclados c) Madera y arcilla d) Cemento, ladrillos, herramientas
y más
¿Cuál fue el enfoque principal de la educación en la Escuela-Ayllu de
Warisata? a) Preparar a los estudiantes para trabajos en la ciudad b)
Fomentar la competencia académica entre los estudiantes c) Capacitar a los
estudiantes para el liderazgo en la comunidad d) Enseñar exclusivamente
habilidades agrícolas
Recuerda que estas preguntas son para multas educativas y pueden requerir
referencias adicionales para proporcionar respuestas precisas.

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Por supuesto, aquí tienes algunas preguntas adicionales de selección múltiple
sobre la Escuela-Ayllu de Warisata:
¿Cuál fue la importancia del trabajo y el esfuerzo en la educación de la
Escuela de Warisata? a) El trabajo y el esfuerzo no tuvieron relevancia en la
educación. b) Fueron fundamentales para el aprendizaje de los estudiantes.
c) Solo se enfocaron en el trabajo intelectual. d) Fueron considerados
secundarios en comparación con la teoría.
¿Cuál fue la actitud inicial de la comunidad indígena hacia la propuesta de la
Escuela de Warisata? a) Aceptaron la propuesta de inmediato. b) Mostrar
entusiasmo y cooperación. c) Demostraron desconfianza y dudas. d)
Rechazaron por completo la idea.
¿Qué tipo de educadores fueron seleccionados para trabajar en la Escuela de
Warisata? a) Exclusivamente normalistas de la ciudad. b) Jóvenes con
experiencia en el campo y disposición al esfuerzo. c) Profesores extranjeros
especializados en educación rural. d) Maestros con formación religiosa.
¿Cuál fue el objetivo principal de la educación en la Escuela-Ayllu de Warisata
en relación con las comunidades indígenas? a) Promotor de la asimilación
cultural. b) Fomentar el abandono de las tradiciones indígenas. c) Fortalecer
la identidad cultural y mejorar las condiciones de vida. d) Imponer un modelo
educativo extranjero.
¿Qué logro importante se menciona en relación con el año 1932 en la historia
de la Escuela-Ayllu de Warisata? a) Se completó la construcción de todos los
edificios escolares. b) La escuela recibió financiamiento del Gobierno
Nacional. c) Se estableció una universidad en Warisata. d) Se realizaron
elecciones de líderes comunitarios en la escuela.
Espero que estas preguntas sean útiles y te ayuden a aprender más sobre la
Escuela-Ayllu de Warisata. Si tienes alguna otra o necesitas más información,
no dudes en preguntar.
Primeros resultados
En este fragmento, se resalta la importancia de ganar la voluntad del indio y
superar la desconfianza inicial para lograr un trabajo acelerado y significativo
en la construcción de la escuela en Warisata. A través del esfuerzo y la
perseverancia, así como la adquisición de materiales y herramientas
necesarias, se estableció una base sólida para el progreso tanto material
como espiritual.
El indio fue instruido en diversas habilidades prácticas, como el uso de
herramientas y técnicas de construcción, lo que ayudó a una transformación
en su comprensión de la vivienda y la arquitectura. Además, se destaca que
la educación del campesino, que vivía bajo la servidumbre, era un medio para
lograr la libertad. Los autores buscaban promover la libertad a través del
esfuerzo y el trabajo, en contraposición a la demagogia política, y se valían
del esfuerzo y el trabajo como medios para empoderar a los indígenas y
permitirles llevar a cabo emprendimientos audaces
La organizacion de la comunidad y la presuncion de tareas a cada individuo
eran fundamentales para el funcionamiento exitoso de la escuela y la
construccion. Se menciona la dedicación de los maestros de taller y del
maestro albañil, así como la colaboración de todos en un ambiente de
movimiento constante y dinámico. A pesar de la falta de recursos y
especialistas, el deseo de superación y la voluntad de resolver los desafíos en
cada momento impulsaban el progreso y la adaptación continua.
En general, este fragmento resalta la importancia de la acción, el esfuerzo
conjunto y la participación activa de la comunidad en la construcción y
desarrollo de la escuela, y cómo estos valores fundamentales contribuyen a
la transformación de la mentalidad y las condiciones de vida de los indígenas
en Warisata.

En un principio, los autores establecen que las condiciones de la escuela eran


poco apropiadas, con falta de luz y ventilación, y un espacio limitado donde
los niños copiaban palabras del silabario. Sin embargo, los autores enfatizan
que no estaban allí para enseñar únicamente el alfabeto o mantener a los
alumnos encerrados en un aula tradicional. Su objetivo era instaurar una
educación activa y participativa, que combinara las ocupaciones del aula con
talleres, trabajo en el campo y construcción.
Se menciona que la comunidad indígena inicialmente tenía una mentalidad
arraigada en la idea de que la escuela se limitaba a aprender el alfabeto.
Hubo resistencia a permitir que los niños participaran en actividades
constructivas, ya que se creía que distraería su tiempo. Sin embargo,
mediante la persuasión y ejemplos de vida, los autores lograron cambiar
gradualmente este punto de vista.
Se comunicó a la comunidad la importancia de adquirir habilidades prácticas
y conocimientos más allá del alfabeto. Se les ilustró cómo Avelino Siñani, a
pesar de saber leer y escribir, no tenía una mejor situación económica y
social que alguien que no sabía hacerlo. Los autores enfatizaron la necesidad
de equipar a los niños con conocimientos que les permitieran mejorar sus
condiciones de vida, como construir casas cómodas, cultivar, utilizar
herramientas modernas y desarrollar disciplinas superiores.
La visión de los autores era más allá de simplemente alfabetizar; buscaban
empoderar a los indígenas, dotándolos de habilidades y disciplina desde una
edad temprana para que ocurran los mismos actores de su propio progreso.
Se mencionaba la idea de abrir secciones normales y universidades para los
indígenas, lo que refleja un enfoque integral de la educación.
Los autores también reflexionan sobre la unidad étnica, geográfica y política
de Bolivia, y cómo la educación indígena podría ser el inicio de una unidad
pedagógica nacional que respetara las raíces agrarias y creara una filosofía y
técnica educativa comunes para el país, tanto en el campo como en la ciudad. La
transformación en la percepción de la comunidad indígena hacia esta visión demuestra la
capacidad de cambio y adaptación a través de la persuasión y el ejemplo.

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