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INTRODUCCIÓN A LA CLÍNICA

DE D. W. WINNICOTT
Un recorrido cronológico por todas sus obras
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SEBASTIÁN LEÓN PINTO

SEMINARIO DE EXTENSIÓN ICHPA

Selección Bibliográfica
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«Los procesos de maduración y el ambiente facilitador:


Estudios para una teoría del desarrollo emocional» (1965b [1957-1964])
{«The maturational processes and the facilitating environment:
Studies in the theory of emotional development»}

1. LOS PROCESOS DE MADURACIÓN Y EL AMBIENTE FACILITADOR. INTRODUCCIÓN


[1964]. “Los trastornos psiquiátricos se relacionan con fallas del desarrollo en la infancia. (…) La
enfermedad (…) se muestra como el negativo de los procesos positivos de maduración (…). La
dependencia en la temprana infancia es un hecho (…). La emergencia del yo depende al principio
casi absolutamente del yo auxiliar provisto por la figura materna y de la falla de la adaptación,
cuidadosamente graduada por la madre. Esto forma parte de lo que he denominado «quehacer
materno suficientemente bueno» (…). Un aspecto de la perturbación de la emergencia del yo
producida por la falla ambiental es la disociación, observable en los «casos fronterizos», en términos
de self verdadero y falso. (…) En un vivir sano (…) el self privado (…) se reserva para la intimidad,
y el self público [está] adaptado a la socialización (…). En el extremo de la enfermedad veo el self
verdadero como una potencialidad oculta y preservada por un falso self acomodaticio (…)
[Promuevo] la satisfacción de la necesidad de dependencia que tiene el paciente en la relación y la
situación analíticas. (…) La tendencia antisocial (…) es una reacción a la deprivación (…) que
corresponde a la etapa de la dependencia relativa (…). Los trastornos psicóticos se consideran
estrechamente relacionados con factores ambientales, mientras que la psiconeurosis es más
esencialmente natural, un resultado del conflicto personal, que no puede evitarse con una crianza
(atención y cuidados) satisfactoria. (…) Estas nuevas consideraciones encuentran su aplicación
práctica en el tratamiento de los casos limítrofes” (Winnicott, 1965b, p. 11-12).

2. PRIMERA PARTE. ESCRITOS SOBRE EL DESARROLLO. LA CAPACIDAD PARA ESTAR SOLO [1958].
“La capacidad para estar solo es un fenómeno (…) estrechamente relacionado con la madurez
emocional. La base de la capacidad para estar solo es la experiencia de estar solo en presencia de
alguien (…) gracias al yo auxiliar confiable” (op. cit., p. 45). DE LA DEPENDENCIA A LA
INDEPENDENCIA EN EL DESARROLLO DEL INDIVIDUO [1963]. “He optado por describir el crecimiento
emocional en los términos del recorrido desde la dependencia hasta la independencia. (…) Me parece
útil pensar por separado en: la dependencia absoluta [0-6 meses]; la dependencia relativa [6-24
meses]; hacia la independencia [desde 2 años]. (…) El ambiente facilitador hace posible el progreso
constante de los procesos de maduración, pero el ambiente no hace al niño. En el mejor de los casos
permite que el niño advierta su potencial. (…) Los padres dependen de las tendencias heredadas del
infante. (…) Los adultos (…), en cuanto han hallado un nicho en la sociedad gracias al trabajo, y tal
vez se han casado o llegado a una solución de transacción entre copiar a los progenitores y la
identidad personal desafiante, una vez, entonces, que se han producido estos desarrollos, puede
decirse que se inició la vida adulta” (op. cit., p. 108-111; 120).

3. SEGUNDA PARTE. TEORÍA Y TÉCNICA. EL ANÁLISIS DEL NIÑO EN EL PERÍODO DE LATENCIA [1958].
“No tiene por qué haber ningún contraste entre el psicoanálisis y la psicoterapia (…). Ambas
expresiones pueden significar lo mismo, y a menudo lo hacen. (…) Después de la superación del
complejo de Edipo, se desarrollan defensas enormes. (...) Niños de esta edad (…) han logrado un
grado de cordura y abandonado el proceso primario. El desempeño de su yo no debe ser violentado.
(…) Yo soy económico en mis interpretaciones, y si no estoy seguro de que hay que interpretar, no
vacilo en ganar tiempo (…) jugando, construyendo con el niño (…). Lo que le importa al paciente no
es tanto la exactitud de la interpretación como la disposición del analista a ayudar, la capacidad del
analista para identificarse con el paciente y creer en lo necesario, y para satisfacer la necesidad en
cuanto ésta es indicada verbalmente o por medio del lenguaje no verbal o preverbal” (op. cit., p. 150-
158).

4. LA DISTORSIÓN DEL YO EN TÉRMINOS DE SELF VERDADERO Y FALSO [1960]. “Nos hemos referido a la
importancia de reconocer la personalidad del self falso cuando está realizándose un diagnóstico (…).
En el análisis de una personalidad falsa debe reconocerse el hecho de que el analista sólo puede
hablarle sobre el self verdadero al self falso del paciente. Ocurre como si al principio el analista
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discutiera el problema del niño con la niñera que lo llevó, sin tomar un contacto directo con éste. El
análisis no se inicia hasta que la niñera ha dejado a solas al niño con el analista, y el niño tolera esa
situación y empieza a jugar. (…) En el punto de transición, cuando el analista empieza a entrar en
contacto con el self verdadero del paciente, debe haber un período de dependencia extrema (…): el
paciente tiene una enfermedad, o de algún otro modo le da al analista la oportunidad de asumir la
función de self falso (niñera). (…) En uno de estos casos, (…) mi trabajo con él comenzó realmente
cuando le planteé con claridad que yo reconocía su no-existencia. (…) Él sintió que se había
comunicado por primera vez” (op. cit., p. 196-197).

5. LA CONTRATRANSFERENCIA [1960]. “No soy un intelectual (…). Hago personalmente mi trabajo (…)
partiendo del yo corporal (…). La palabra contratransferencia puede designar los rasgos neuróticos
que malogran la actitud profesional y perturban el curso del proceso analítico tal como lo determina
el paciente. (…) Pero (…) el paciente diagnosticado como psicótico o esquizofrénico, (…) con la
transferencia dominada por la necesidad (…) de hacer regresión a una dependencia infantil, (…)
gradualmente atraviesa las barreras que yo he denominado la técnica del analista y la actitud
profesional, y obliga a una relación directa de tipo primitivo, incluso al extremo de la fusión. Esto se
hace de un modo gradual y ordenado, y la recuperación es consecuentemente ordenada, salvo
cuando, como característica misma de la enfermedad, el caos debe reinar supremo tanto dentro como
fuera. (…) Sería mejor (…) permitir que el término contratransferencia recobre su significado y
designe lo que esperamos eliminar (…). [A lo] que los analistas pueden hacer con los pacientes
psicóticos en regresión temporal y dependientes, (…) podríamos aplicarles la expresión (…): la
respuesta total del analista a las necesidades del paciente” (op. cit., p. 212-216).

6. LOS FINES DEL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO [1962]. “Al hacer psicoanálisis me propongo:
Mantenerme vivo. Mantenerme sano. Mantenerme despierto. Pretendo ser yo mismo y comportarme
bien. Una vez iniciado un análisis, espero continuarlo, sobrevivir a él, ponerle fin. Disfruto
analizando y siempre espero con esperanza el final del análisis. El análisis por el análisis mismo no
tiene sentido para mí. Analizo porque es lo que el paciente necesita y le conviene. Si el paciente no
necesita análisis, hago otra cosa. En el análisis uno se pregunta cuánto puede permitirse hacer. Y, en
contraste, en mi clínica el lema es hacer lo mínimo necesario. (…) Al principio siempre me adapto
un poco a las expectativas del individuo. No hacerlo es inhumano. (…) La mayor parte de lo que
hago tiene la índole de una verbalización de lo que el paciente me trae para usarlo el día de la sesión.
Hago interpretaciones por dos razones: (1) Si no interpreto, el paciente tiene la impresión de que lo
comprendo todo. En otras palabras, al interpretar logro conservar una cierta cualidad externa por no
dar totalmente en el blanco, o incluso por equivocarme. (2) La verbalización en el momento
oportuno moviliza las fuerzas intelectuales. Movilizar los procesos intelectuales sólo es malo cuando
ellos se han vuelto seriamente disociados del ser psicosomático. Mis interpretaciones son parcas; es
lo que espero. Una interpretación por sesión me deja conforme si se refiere al material producido por
la cooperación inconsciente del paciente. Digo una cosa, dividida o no en dos o tres partes. Nunca
utilizo oraciones largas, a menos que esté muy cansado. Si estoy al borde del agotamiento empiezo a
enseñar (…). [En un] análisis de investigación (…) el peligro consiste (…) en que las necesidades
del paciente, en términos de dependencia infantil, se pierdan en el curso del desempeño del analista.
(…) Si nuestro fin sigue siendo verbalizar la conciencia naciente en términos de transferencia,
estamos practicando análisis; en caso contrario, somos analistas que practican alguna otra cosa que
consideramos apropiada para la ocasión. Y, ¿por qué no?” (op. cit., p. 217-222).

7. LA PSICOTERAPIA DE LOS TRASTORNOS DEL CARÁCTER [1963]. “La expresión «trastorno del carácter»
(…) resulta específicamente valiosa en la descripción de la distorsión de la personalidad generada
cuando el niño necesita hacer lugar a algún grado de tendencia antisocial. (…) La tendencia
antisocial proviene de una deprivación y representa el reclamo del niño que quiere volver a antes de
la deprivación y recuperar el estado de cosas del que él disfrutaba cuando todo estaba bien. (…) Lo
que yo denomino «tendencia antisocial» (…) se encuentra regularmente en la disección del trastorno
del carácter. (…) [Implica] una esperanza (…) y la necesidad de hacer que la sociedad reconozca y
repare (…) una falla de la crianza. (…) El acting-out [S.O.S.] es la alternativa a la desesperación.
(…) Fases de acting-out son intrínsecas del trastorno y pueden tener un valor positivo. (…) La meta
(…) del tratamiento es llegar al trauma original [vía] regresión a la dependencia (…). El
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reconocimiento de la falla del analista (…) le permite al paciente experimentar la rabia conveniente,
en lugar de quedar traumatizado. El paciente necesita retrotraerse a través de la transferencia al
estado de cosas que había logrado antes del trauma originario. (…) La reproducción en el
tratamiento de (…) la falla ambiental (…) libera los procesos de la maduración (...). Los casos
tratados sólo mediante manejo son innumerables” (op. cit., p. 267-275; 283).
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«Los bebés y sus madres» (1987a [1950-1970])


{«Babies & their mothers»}

1. LOS BEBÉS Y SUS MADRES. LA MADRE DE DEVOCIÓN CORRIENTE {LA MADRE DEDICADA COMÚN
Y CORRIENTE} [1966]. “Me gustaría hablarles a las madres sobre lo que hacen correctamente, por el
simple hecho de que cada una de ellas realiza con devoción la tarea a su cargo, que consiste en cuidar
a un niño (…). La Madre de Devoción Corriente (…) corrientemente (…) entra en una fase de (…)
identificación con (…) un bebé (…) (de la que corrientemente se recupera durante las semanas y los
meses que siguen al nacimiento del bebé) en la cual, en gran medida, ella es el bebé y el bebé es ella.
(…) Me conformo con utilizar la palabra sostén y con extender su significado a todo lo que la madre
es y hace en este (…) período crítico. (…) Lo esencial es la más simple de todas las experiencias,
aquella basada en el contacto en ausencia de actividad, en la cual existe un espacio para el
sentimiento de unidad entre dos personas. (…) Todo esto es sumamente sutil, pero su continua
reiteración constituye la base de la capacidad de sentirse real del bebé. (…) Con el tiempo, el bebé
comienza a necesitar que su madre falle en adaptarse, siendo esta falla también un proceso gradual
(…). El fracaso de las madres en actuar con devoción corriente es uno de los factores en la etiología
del autismo. (…) Mencionaré (…) tres tipos de problemas (…): una madre se enferma y muere, y no
puede evitar faltarle a su hijo (…). O vuelve a quedar embarazada en un plazo menor que el que
había considerado apropiado. (…) O una madre se deprime y siente que no le está dando a su hijo lo
que necesita, (…) esta íntima adaptación a las necesidades (…), pero no puede evitar tal estado de
ánimo, que bien puede ser una reacción ante algo que ha irrumpido en su vida privada” (Winnicott,
1987a, p. 19-26).

2. SABER Y APRENDER [1950]. “La comprensión intuitiva de la madre (…) le permite cuidar a su hijo sin
haber aprendido a hacerlo. (…) Es natural (…). Quiero que ustedes confíen en su capacidad como
madres (…). Ustedes poseen (…) conocimientos (…) simplemente porque son especialistas en esta
cuestión particular del cuidado de sus niños. (…) Sólo si conservan aquello que es natural en ustedes
podrán, sin peligro, aprender cualquier cosa que tengan para enseñarles los médicos y las
enfermeras” (op. cit., p. 34-40). LA LACTANCIA NATURAL COMO UNA FORMA DE COMUNICACIÓN
[1968]. “Todo lo natural suele tener muy buenos fundamentos. (…) La supervivencia de un pecho, que
es una parte de la madre, tiene un significado completamente diferente del de la supervivencia de una
mamadera de vidrio. Estas reflexiones me inducen a considerar a la alimentación al pecho como uno
más de aquellos fenómenos naturales que tienen su justificación, aun cuando pueden, si es necesario,
ser dejados de lado” (op. cit., p. 41-53). EL RECIÉN NACIDO Y SU MADRE [1964]. “«Preocupación
maternal primaria» (…) es la (…) capacidad para identificarse con el bebé (…). El desarrollo
emocional primitivo (…) incluye tres tareas principales: integración del yo, establecimiento de la
psique en el cuerpo, y formación de relaciones objetales. Con ellas se corresponden (…) las tres
funciones de la madre: sostén, manejo y presentación de objetos” (op. cit., p. 55-59).

3. EL COMIENZO DEL INDIVIDUO [1966]. “(1) Fantasía. Los hijos comienzan a ser cuando son
fantaseados. (…) (2) Concepción. (…) Materialización de la fantasía o bien un accidente. (…) (3) El
cerebro como órgano. (…) Formación del cerebro. (…) (4) Percepción de los movimientos del feto
por parte de la madre. (…) Pruebas de que el feto está vivo y «patea». (…) (5) Viabilidad. (…) Si
nace prematuramente, tiene posibilidades de sobrevivir. (…) (6) La psicología se torna significativa.
(…) El momento adecuado para el nacimiento en sentido psicológico es aquel en que (…) ha llegado
el momento de que el feto abandone el útero. (…) (7) El nacimiento. (…) Más relacionado con los
cambios (…) en la madre (…) y en el padre que con los cambios en el bebé. (…) Se trata de un bebé,
que todo el mundo reconoce como individuo. (…) (8) Yo/no-yo. (…) A partir de este punto no
tendremos que ocuparnos de la fisiología. (…) La psicología que nos interesa aquí es la que se ocupa
de los factores emocionales de la constitución de la personalidad y de la transición gradual desde la
dependencia absoluta, pasando por la dependencia relativa, hasta la independencia. Gran parte de
esto depende del aprovisionamiento ambiental (…). Llega un momento en el cual, si el niño pudiera
hablar, diría «yo soy». (…) Este momento (…) [es] el comienzo de la existencia del individuo (…).
(9) Objetividad. (…) Éste acepta el principio de realidad (…). Capacidad del niño para aceptar (…)
un mundo que es externo al niño y que podríamos denominar real (…), aunque (…) sigue siendo
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personal (…). (10) Código moral. (…) Se siente responsable por sus ideas y por sus actos. (…) (11)
El juego y la experiencia cultural. Como premio (…) a la combinación satisfactoria de las
influencias ambientales con los procesos madurativos heredados, se constituye un área intermedia
(…) de gran importancia en la vida del individuo. (…) (12) La realidad psíquica personal. (…) El
individuo, según sus experiencias y su capacidad de acumularlas, desarrolla una capacidad de
creer… o de confiar” (op. cit., p. 73-81).

4. SALUD AMBIENTAL EN LA INFANCIA [1967]. “Mucho más importante que el tratamiento de los
trastornos psiquiátricos (lo que ha constituido mi trabajo) es su profilaxis; esta última puede ser
instituida inmediatamente, no enseñándoles a las madres cómo ser madres, sino haciendo que los
médicos y las enfermeras comprendan que no deben interferir con los delicados mecanismos que
intervienen en el establecimiento de relaciones interpersonales como la del bebé con su madre. (…)
Sostén y manejo. (…) Agresión es la palabra que expresa el efecto de un sostén inadecuado del
bebé, y puede decirse que la mayoría de los bebés transcurren sus primeras semanas o meses sin
recibir agresiones. (…) No lo duden; estas agresiones tienen importancia. Contribuyen, según lo
comprobamos en nuestro trabajo con niños mayores y con adultos, a provocar un sentimiento de
inseguridad, y también sucede que el proceso de desarrollo se demora debido a las reacciones ante la
agresión, las cuales fragmentan el hilo de continuidad que es el niño. Relaciones objetales. (…)
Cuando la madre y el bebé se amoldan recíprocamente en la situación alimentaria, ello constituye el
comienzo de una relación humana. Se establece así el modelo para la capacidad del niño de
relacionarse con objetos y con el mundo. (…) Manejo de las excreciones. (...) Los padres permiten
que los bebés encuentren su propia manera de ser (…) «limpios»” (op. cit., p. 83-94).

5. LA CONTRIBUCIÓN DEL PSICOANÁLISIS A LA OBSTETRICIA [1957]. “Debe recordarse que la habilidad de


la partera, basada en el conocimiento científico de los fenómenos físicos, es lo que hace que los
pacientes depositen en ella su confianza, por otra parte tan necesaria. Sin esta habilidad básica en el
terreno físico, será inútil que estudiara psicología, ya que la comprensión psicológica no puede
reemplazar al conocimiento de qué es lo que debe hacer cuando se presenta una complicación como
la placenta previa. Pero si cuenta ya con los conocimientos y la habilidad necesarios, no cabe duda
de que la partera puede cumplir con mucha mayor eficacia su tarea si además adquiere una
comprensión de su paciente como persona. (…) En nuestro trabajo, si todos nos convertimos en
personas, lo que hacemos se torna más interesante y grato. (…) La partera (…) no sólo es una
técnica sino también un ser humano; tiene sentimientos y estados de ánimo, excitaciones y
decepciones; quizás desearía ser la madre, o el bebé, o el padre, o todos ellos sucesivamente. En
general se siente satisfecha, y a veces un tanto frustrada, por ser la partera” (op. cit., p. 95-97).

6. LA DEPENDENCIA EN EL CUIDADO DEL NIÑO [1970]. “Detrás de estas necesidades [de dependencia] se
halla el hecho de que los bebés están expuestos a sentir las ansiedades más severas que puedan
imaginarse. Si se los priva del contacto familiar y humano durante demasiado tiempo (horas,
minutos) tienen experiencias que sólo podemos describir con palabras como éstas: partirse en
pedazos; caída interminable; morir, morir y morir; total desesperanza de que se renueven los
contactos. Un hecho importante es que la mayoría de los bebés atraviesa las primeras etapas de la
dependencia sin tener estas experiencias, y ello es así porque su dependencia es reconocida y
satisfechas sus necesidades básicas, y porque la madre o la figura materna adapta su modo de vida a
estas necesidades. Es posible apreciar que, con buenos cuidados, estos terribles sentimientos se
convierten en buenas experiencias, que son el fundamento de la confianza en la gente y en el mundo.
Por ejemplo, el partirse en pedazos se convierte en relajación y en sosiego si un bebé está en buenas
manos; la caída interminable se convierte en el goce de ser llevado en brazos y en la excitación y el
placer que se asocian con el hecho de ser transportado; el morir, morir y morir se convierte en una
deliciosa conciencia de estar vivo; la pérdida de la esperanza con respecto a las relaciones se
transforma, cuando la dependencia es correspondida por la constancia, en un ceñimiento de
confianza en que, aun estando solo, el bebé tiene a alguien que lo cuide” (op. cit., p. 115-116).

7. COMUNICACIÓN DEL BEBÉ CON LA MADRE Y DE LA MADRE CON EL BEBÉ:


COMPARACIÓN Y CONTRASTE [1968]. “Hablaré de la comunicación entre el bebé y la madre.
(…) No mencioné la palabra inconsciente. La razón es obvia: la palabra inconsciente sólo se
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aplicaría a la madre. Para el bebé, aún no existen un consciente ni un inconsciente en el área que
deseo examinar. Lo que hay es una brazada de anatomía y fisiología, y además, un potencial para el
desarrollo de una personalidad humana. Hay una tendencia general hacia el crecimiento físico, y una
tendencia hacia el desarrollo en la parte psíquica de la unidad psicosomática; hay, tanto en el área
física como en el área psicológica, tendencias heredadas, y en el aspecto psíquico, estas tendencias
heredadas incluyen aquellas que conducen a la integración o adquisición de la totalidad. (…) Para
que el potencial heredado tenga oportunidad de actualizarse, en el sentido de manifestarse en la
persona del individuo, el aprovisionamiento ambiental debe ser adecuado” (op. cit., p. 119-120).

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