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UNIVERSIDAD NACIONAL EVANGELICA

(UNEV)
Nombre:
Eliannys Hernández Guzmán.

Matricula:

: 2022-3300482

Asignatura:

Antropología bíblica.

Tema:

La dinámica volitiva humana.

Profesor:

Inocencio Samboy.
La dinámica volitiva humana.

1. La experiencia de la voluntad en el hombre.


La experiencia de la voluntad en el hombre, desde la perspectiva de la dinámica volitiva
humana, se refiere a la vivencia subjetiva de tener control y poder sobre nuestras
acciones y decisiones. Es la sensación interna de ser capaces de elegir y actuar de
acuerdo con nuestras intenciones y metas.
La experiencia de la voluntad implica la capacidad de deliberar sobre diferentes
opciones, sopesar las consecuencias de cada una y tomar una decisión consciente. A
través de esta experiencia, sentimos que somos agentes activos en nuestras vidas y que
tenemos la capacidad de influir en nuestro entorno y en nosotros mismos.
Además, la experiencia de la voluntad puede estar asociada con sentimientos de
autodeterminación, libertad y responsabilidad. Nos sentimos libres cuando percibimos
que nuestras acciones y elecciones no están determinadas por fuerzas externas o
circunstancias inevitables. Asimismo, la experiencia de la voluntad puede generar un
sentido de responsabilidad personal por las decisiones y acciones que emprendemos.
Es importante tener en cuenta que la experiencia de la voluntad puede variar de una
persona a otra y puede estar influenciada por factores individuales, como la educación,
la cultura, las creencias y las experiencias de vida. Además, las limitaciones externas y
las restricciones sociales también pueden afectar la experiencia de la voluntad.
En resumen, la experiencia de la voluntad en el hombre, desde la dinámica volitiva
humana, se refiere a la sensación subjetiva de tener control y poder sobre nuestras
acciones y decisiones. Implica la capacidad de elegir conscientemente, actuar de
acuerdo con nuestras intenciones y experimentar autodeterminación y responsabilidad
en nuestras vidas.

2. Entendimiento y voluntad.
En la dinámica volitiva humana, el entendimiento y la voluntad son dos facultades
interrelacionadas y fundamentales en la experiencia humana.
El entendimiento se refiere a la capacidad de comprender y conocer el mundo que nos
rodea. A través del entendimiento, adquirimos conocimiento, procesamos información y
entendemos las situaciones y circunstancias en las que nos encontramos. Esta facultad
nos proporciona la base para tomar decisiones informadas y evaluar las consecuencias
de nuestras acciones.
Por otro lado, la voluntad es la capacidad de elegir y actuar de acuerdo con nuestras
intenciones. Es la facultad que nos permite ejercer control sobre nuestras acciones y
decisiones. La voluntad nos impulsa a establecer metas, tomar decisiones y llevar a cabo
acciones para alcanzar esos objetivos.
El entendimiento y la voluntad están estrechamente relacionados. El entendimiento
proporciona información y opciones, mientras que la voluntad determina qué opción se
elige y se pone en acción. A medida que comprendemos mejor una situación o un
problema, nuestra voluntad se ve influenciada y nos permite tomar decisiones más
informadas y conscientes.
Además, el entendimiento puede influir en la formación de nuestras intenciones y
metas. A través del conocimiento adquirido, podemos establecer objetivos realistas y
tomar decisiones que estén alineadas con nuestras creencias y valores. La voluntad, a su
vez, nos permite perseguir y trabajar hacia esas metas con determinación y esfuerzo.
En resumen, en la dinámica volitiva humana, el entendimiento y la voluntad son dos
facultades interdependientes. El entendimiento nos proporciona información y opciones,
mientras que la voluntad nos permite elegir y actuar de acuerdo con nuestras
intenciones. Estas dos facultades trabajan en conjunto para ayudarnos a tomar
decisiones informadas y ejercer control sobre nuestras acciones y decisiones.

3. El acto voluntario: volición, decisión y acción externa.

El acto voluntario, desde la perspectiva de la dinámica volitiva humana, implica varios


elementos interrelacionados: la volición, la decisión y la acción externa. Estos
componentes desempeñan un papel fundamental en el proceso de ejercer la voluntad y
llevar a cabo acciones conscientes.
Volición: La volición se refiere al impulso interno o deseo de realizar una acción
específica. Es el surgimiento de una intención o propósito en nuestra mente. La volición
es el inicio del proceso volitivo, donde se manifiesta la motivación y el deseo de llevar a
cabo una determinada acción. Por ejemplo, si decidimos estudiar para un examen, la
volición sería el deseo interno de adquirir conocimiento y obtener buenos resultados.
Decisión: Una vez que surge la volición, se produce el proceso de toma de decisiones.
La decisión implica elegir conscientemente entre diferentes opciones disponibles. Es el
resultado de un proceso de evaluación, donde consideramos las diversas alternativas y
sopesamos los pros y los contras de cada una. La decisión puede basarse en el
razonamiento lógico, nuestros valores personales, nuestras metas y las circunstancias en
las que nos encontramos. Continuando con el ejemplo anterior, la decisión sería el acto
de elegir estudiar en lugar de realizar otra actividad en ese momento.
Acción externa: Una vez que se ha tomado la decisión, se lleva a cabo la acción externa.
Esta etapa implica manifestar físicamente la decisión tomada a través del
comportamiento observable. La acción externa es la ejecución de la voluntad en el
mundo real, donde se traducen las intenciones y decisiones en acciones concretas. En el
ejemplo mencionado, la acción externa sería sentarse a estudiar, leer libros o tomar
apuntes.
Es importante destacar que la dinámica volitiva humana implica una conexión continua
entre estos componentes. La volición desencadena la toma de decisiones, y la decisión a
su vez influye en la acción externa. Además, a medida que llevamos a cabo la acción,
podemos experimentar retroalimentación y ajustar nuestras decisiones y acciones en
consecuencia.
En resumen, el acto voluntario, desde la perspectiva de la dinámica volitiva humana,
involucra la volición como el impulso interno, la toma de decisiones como la elección
consciente y la acción externa como la manifestación física de la voluntad. Estos
elementos trabajan en conjunto para permitirnos ejercer nuestra voluntad y llevar a cabo
acciones conscientes y planificadas.

4. La ejecución de la acción.

La ejecución de la acción es el proceso en el cual se lleva a cabo físicamente la acción


que se ha decidido y planificado previamente. Es la fase en la cual se pone en práctica la
voluntad y se realiza la acción externa.
Durante la ejecución de la acción, es necesario superar cualquier resistencia interna o
externa que pueda obstaculizarla. Esto puede incluir factores como la procrastinación, la
falta de motivación, el miedo al fracaso o las dificultades externas que puedan surgir. La
fuerza de voluntad y la determinación juegan un papel fundamental en este proceso, ya
que nos permiten mantenernos enfocados en nuestros objetivos y superar los obstáculos
que puedan surgir en el camino.
Es importante mencionar que la ejecución de la acción puede requerir habilidades,
capacidades y recursos adecuados. Estos pueden incluir conocimientos específicos,
destrezas físicas, herramientas, apoyo de otras personas, entre otros. La planificación y
la preparación previa son aspectos importantes para asegurar una ejecución exitosa de la
acción.
Durante la ejecución de la acción, también es posible experimentar diferentes
emociones y sentimientos. Estos pueden variar desde la satisfacción y la alegría por
estar avanzando hacia nuestros objetivos, hasta la frustración o la ansiedad si
enfrentamos dificultades o contratiempos. La capacidad de regular nuestras emociones y
mantenernos enfocados en el objetivo puede ser fundamental para lograr una ejecución
exitosa.
En resumen, la ejecución de la acción es el proceso en el cual se lleva a cabo
físicamente la acción que ha sido decidida y planificada previamente. Requiere superar
resistencias internas y externas, emplear la fuerza de voluntad y contar con las
habilidades y recursos necesarios. Durante este proceso, pueden surgir emociones y
sentimientos que pueden influir en la experiencia y el resultado de la ejecución de la
acción.

5. Afectividad, subjetividad y exterioridad.

En el contexto de la dinámica volitiva humana, la afectividad, la subjetividad y la


exterioridad son aspectos relevantes que influyen en la experiencia de la voluntad y en
la ejecución de las acciones. Veamos cada uno de ellos:
Afectividad: La afectividad se refiere al conjunto de emociones, sentimientos y estados
afectivos que experimentamos. La afectividad desempeña un papel importante en la
dinámica volitiva, ya que nuestras emociones y sentimientos pueden influir en nuestras
decisiones y acciones. Por ejemplo, si nos sentimos felices y entusiasmados con un
objetivo, es más probable que tengamos una mayor motivación y dedicación para
lograrlo. Por el contrario, si experimentamos emociones negativas como el miedo o la
tristeza, pueden obstaculizar nuestra voluntad y nuestra capacidad para llevar a cabo
acciones.
Subjetividad: La subjetividad se refiere a la experiencia individual y personal de la
voluntad y las acciones. Cada persona tiene su propia perspectiva y vivencia subjetiva
de la voluntad, la toma de decisiones y la ejecución de acciones. La subjetividad implica
que cada individuo puede tener diferentes motivaciones, valores y preferencias, lo que
influye en cómo ejercemos nuestra voluntad y en las acciones que emprendemos.
Además, la subjetividad también puede influir en cómo interpretamos las situaciones y
cómo percibimos nuestras capacidades y limitaciones.
Exterioridad: La exterioridad se refiere al impacto de nuestras acciones voluntarias en el
entorno y en otras personas. Nuestras acciones no se limitan a nosotros mismos, sino
que también pueden afectar a los demás y al mundo que nos rodea. La exterioridad
implica que nuestras decisiones y acciones pueden tener consecuencias y generar
reacciones en nuestro entorno. Por lo tanto, al ejercer nuestra voluntad, es importante
considerar las implicaciones éticas y sociales de nuestras acciones y cómo estas pueden
influir en los demás.
En resumen, la afectividad, la subjetividad y la exterioridad son aspectos importantes en
la dinámica volitiva humana. La afectividad, en forma de emociones y sentimientos,
puede influir en nuestras decisiones y acciones. La subjetividad reconoce que cada
individuo tiene su propia experiencia y perspectiva de la voluntad y las acciones. La
exterioridad destaca que nuestras acciones voluntarias pueden tener impacto en el
entorno y en otras personas. Considerar estos aspectos puede ayudarnos a comprender
mejor nuestra propia voluntad y a tomar decisiones conscientes y responsables.

6. Emociones y sentimientos.
Las emociones y los sentimientos son aspectos intrínsecos de la experiencia humana y
juegan un papel importante en la dinámica volitiva. A continuación, se explicarán
brevemente cada uno de ellos:
o Emociones:

Las emociones son respuestas afectivas intensas y breves que se producen en respuesta
a estímulos o eventos específicos. Son reacciones automáticas que pueden surgir de
manera instintiva o aprendida. Ejemplos comunes de emociones son el miedo, la
alegría, la tristeza, la ira, la sorpresa y el asco. Las emociones están estrechamente
relacionadas con la activación fisiológica, los cambios en el estado de ánimo y las
respuestas conductuales. Por ejemplo, el miedo puede generar una respuesta de
evitación o escape, mientras que la alegría puede provocar expresiones de felicidad y
una mayor energía.
o Sentimientos:
Los sentimientos son estados afectivos más duraderos y generales que las emociones. A
diferencia de las emociones, que son respuestas específicas a estímulos, los sentimientos
son más estables y persistentes. Los sentimientos se desarrollan a partir de nuestras
experiencias, pensamientos y creencias, y pueden influir en nuestras actitudes y
comportamientos a largo plazo. Algunos ejemplos de sentimientos son el amor, la
tristeza, la gratitud, el enojo y la felicidad. Los sentimientos son más conscientes y
pueden ser expresados verbalmente.
Tanto las emociones como los sentimientos desempeñan un papel en la dinámica
volitiva. Pueden influir en nuestras decisiones y acciones, ya que pueden motivarnos,
condicionar nuestras preferencias y afectar nuestra perspectiva y valoración de las
situaciones. Por ejemplo, una emoción como el miedo puede llevarnos a evitar ciertas
acciones o situaciones, mientras que un sentimiento de amor puede impulsarnos a tomar
decisiones que beneficien a las personas que amamos.
Es importante destacar que las emociones y los sentimientos son experiencias subjetivas
y pueden variar de una persona a otra. También pueden ser regulados y gestionados a
través de estrategias de regulación emocional, lo que puede influir en nuestra capacidad
para ejercer la voluntad y tomar decisiones conscientes.

7. Características de las emociones.


Las emociones presentan varias características que las distinguen y definen. A
continuación, se enumeran algunas de las características comunes de las emociones:
o Respuestas automáticas: Las emociones suelen surgir de forma automática en
respuesta a estímulos o eventos específicos. No necesitamos hacer un esfuerzo
consciente para experimentar una emoción.

o Intensidad: Las emociones suelen ser experiencias afectivas intensas. Pueden


variar en términos de su grado de intensidad, desde emociones leves hasta
emociones más intensas y poderosas.
o Brevedad: Las emociones son estados afectivos transitorios. A menudo, no se
mantienen durante un largo período de tiempo, sino que surgen, alcanzan su
punto máximo y luego disminuyen.
o Activación fisiológica: Las emociones están asociadas con respuestas
fisiológicas en el cuerpo. Pueden provocar cambios en el ritmo cardíaco, la
respiración, la tensión muscular y la liberación de hormonas relacionadas con el
estrés o el bienestar.
o Expresiones faciales y corporales: Las emociones tienden a manifestarse en
expresiones faciales y corporales reconocibles. Por ejemplo, una sonrisa suele
ser indicativa de alegría, mientras que el ceño fruncido puede indicar enojo o
frustración.
o Relacionadas con eventos específicos: Las emociones suelen estar vinculadas a
eventos o estímulos particulares que los desencadenan. Pueden surgir en
respuesta a situaciones, personas, pensamientos o recuerdos específicos.
o Subjetividad: La experiencia emocional es subjetiva y puede variar de una
persona a otra. Cada individuo puede experimentar y percibir las emociones de
manera única, aunque algunas características generales pueden ser compartidas.
o Funciones adaptativas: Las emociones cumplen funciones adaptativas en
nuestras vidas. Nos ayudan a evaluar situaciones, tomar decisiones, movilizar
recursos y responder de manera adecuada a las demandas del entorno.
o Influencia cognitiva: Las emociones también pueden influir en nuestros procesos
cognitivos, como la atención, la memoria y el pensamiento. Pueden afectar
nuestra percepción y evaluación de las situaciones, así como nuestra toma de
decisiones.

8. Características de los sentimientos.

Los sentimientos comparten algunas características con las emociones, pero también
presentan particularidades propias. A continuación, se enumeran algunas de las
características comunes de los sentimientos:
o Duración prolongada: A diferencia de las emociones, los sentimientos tienden a
ser más duraderos en el tiempo. Pueden perdurar durante horas, días e incluso
más tiempo, en contraste con las emociones que son más efímeras.
o Estabilidad: Los sentimientos son estados afectivos relativamente estables. A
diferencia de las emociones, que pueden cambiar rápidamente en respuesta a
estímulos cambiantes, los sentimientos son más consistentes y menos
susceptibles a fluctuaciones momentáneas.
o Experiencia subjetiva: Al igual que las emociones, los sentimientos son
experiencias subjetivas y personales. Cada individuo puede experimentar los
sentimientos de manera única, y la forma en que se interpretan y se
experimentan varía de una persona a otra.
o Reflexión y evaluación: Los sentimientos implican un proceso de reflexión y
evaluación más profundo que las emociones. Los sentimientos están
relacionados con nuestras creencias, valores y experiencias pasadas, y pueden
estar influenciados por el pensamiento y la cognición.
o Expresión verbal: A diferencia de las emociones, que a menudo se expresan a
través de expresiones faciales y corporales, los sentimientos suelen ser más
fácilmente comunicados verbalmente. Los sentimientos se pueden expresar a
través de palabras y lenguaje, permitiendo una mayor comunicación y
comprensión.
o Evaluación valórica: Los sentimientos a menudo están asociados con una carga
valórica o evaluativa. Pueden implicar una valoración positiva o negativa de una
situación, persona o experiencia. Por ejemplo, los sentimientos de amor, gratitud
o felicidad son considerados positivos, mientras que los sentimientos de tristeza,
ira o disgusto pueden ser percibidos como negativos.
o Influencia en la toma de decisiones: Los sentimientos pueden influir en nuestras
decisiones y acciones a largo plazo. Pueden afectar nuestra motivación, nuestras
preferencias y nuestras metas. Los sentimientos pueden ser una fuerza impulsora
en la toma de decisiones y pueden influir en nuestras elecciones y acciones
posteriores.

9. Clasificación de las emociones, pasiones y sentimientos.

La clasificación de las emociones, pasiones y sentimientos puede variar según diferentes


teorías y enfoques.
o Emociones básicas: Esta clasificación se basa en la teoría de las emociones
básicas propuesta por Paul Ekman y otros investigadores. Se considera que
existen seis emociones básicas universales que son reconocidas en diferentes
culturas: alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa y disgusto. Estas emociones
básicas son consideradas como respuestas automáticas y se caracterizan por
tener expresiones faciales específicas y patrones fisiológicos distintivos.

o Emociones complejas: Además de las emociones básicas, existen emociones


complejas que son el resultado de combinaciones, variaciones o mezclas de las
emociones básicas. Estas emociones pueden incluir el amor, la vergüenza, la
culpa, la envidia, el orgullo y la gratitud, entre otras. Las emociones complejas
son más sutiles y pueden tener una mayor carga cognitiva y evaluativa.

o Pasiones: Las pasiones son estados emocionales intensos y duraderos que están
relacionados con ciertos dominios específicos de la vida humana, como el amor
apasionado, el odio, la admiración, el deseo y la envidia. Las pasiones suelen
estar más orientadas hacia objetos o individuos particulares y pueden influir
poderosamente en nuestro comportamiento y en nuestras relaciones
interpersonales.

o Sentimientos: Los sentimientos son estados afectivos más duraderos y generales


que pueden surgir a partir de nuestras experiencias, pensamientos y creencias.
Algunos ejemplos de sentimientos son el amor, la felicidad, la tristeza, la
gratitud, el miedo y la ira. Los sentimientos son más estables y persistentes que
las emociones, y pueden influir en nuestras actitudes, preferencias y acciones a
largo plazo.

10.temperamento, carácter y personalidad.

o Temperamento: El temperamento se refiere a los rasgos innatos y


biológicamente determinados de una persona. Está relacionado con la forma en
que una persona tiende a reaccionar y responder a los estímulos del entorno. Los
aspectos del temperamento incluyen la actividad, el ritmo biológico, la
adaptabilidad, la emotividad y la sociabilidad. El temperamento tiene una base
genética y puede ser evidente desde edades tempranas.

o Carácter: El carácter se desarrolla a partir de la interacción entre el


temperamento y las experiencias y aprendizajes individuales a lo largo de la
vida. Representa los patrones estables de pensamiento, comportamiento y
emoción que caracterizan a una persona. El carácter refleja la forma en que una
persona se relaciona con el mundo y afronta los desafíos y las situaciones de la
vida. Incluye aspectos como la ética personal, la autodisciplina, la perseverancia,
la responsabilidad y la integridad.

o Personalidad: La personalidad es un concepto más amplio que abarca tanto el


temperamento como el carácter, junto con otros aspectos psicológicos
individuales. La personalidad se refiere a los patrones consistentes y
relativamente estables de pensamiento, emoción y comportamiento que
caracterizan a una persona a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones. La
personalidad incluye aspectos como las tendencias emocionales, las preferencias
cognitivas, las motivaciones, los valores, las creencias y las metas. La
personalidad se considera una combinación única y distintiva de rasgos y
características que definen a una persona.

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