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Vivian Blumenthal
5°A
Personajes
Cuadro I
Cocina en casa de Caperucita Roja que se encuentra permanentemente en un practicable a un lado del
escenario. Suena el teléfono. Entra la mamá y lo contesta.
Mamá de Caperucita: ¿bueno? ¿casa de la familia Rojas del Bosque? ¡ah mamá! ¿tan pronto y ya se te
acabaron los panecillos integrales, los de moléculas ultravitaminadas? ¡Es terrible! eso quiere decir que en
cualquier momento te quedarás sin fuerzas. No te preocupes, Caperucita Roja me va a ayudar y la mandaré a
toda prisa a tu casa... Sí, mamá... no, mamá... sí, sí, sí, no, no, no. Adiosito. (cuelga) Bueno pues ahora sólo
me falta que esté aquí Caperucita Roja, pues a ella le encanta ayudarme en la cocina. ¿Dónde estará? (Al
público) ¿ustedes la han visto? ¿me ayudan a llamarla? ¡Caperucita Roja! ¡Caperucita Roja!
Mamá: su trabajo de protectora del medio ambiente, le exige demasiada energía y las ultra vitaminas de estos
panquecitos le ayudan. ¡No hay tiempo que perder!... preparemos tu canasta, no olvides llevarte tu celular y
ten cuidado con los lobos en el bosque.
Caperucita: pero mamá, ¿en qué mundo vives? no ves que ya casi ni quedan lobos. ¿qué no sabes que es una
especie en peligro de extinción?
Mamá: los voy a poner en tu canasta. Por ningún motivo te vayas a entretener, ni siquiera con tus amiguitos
silvestres, porque tu abuelita tiene mucha urgencia de que le lleves esto. ¿De acuerdo?
Caperucita: de acuerdo, mamita, adiós.
Mamá: adiós. Caperucita, ten mucho cuidado, no hables con desconocidos, cualquier problema me llamas
por teléfono.
Caperucita: sí mamá.
Caperucita da una vuelta por entre el público con la cancón anterior, mientras en el escenario se ven tres
árboles sumamente maltratados y espantados por una fogata que hay muy cerca de ellos
CUADRO II
En el bosque
Roble: ¡miren quién viene allá!
Ahuehuete: Hola Caperucita, que bueno que estas aquí ¿me podrías hacer un favor?
Ahuehuete: puedes levantar ese nido y vuélvelo a acomodar entre mis ramas, alguien lo tiró a pedradas.
Caperucita: no
Ahuehuete: es un animalejo muy extraño, desde que era apenas un árbolito pequeño, como que me acuerdo
de haber visto de esos ejemplares aullándole a la luna.
Los tres árboles: ayúdanos caperucita, no nos abandones, no nos podemos defender solos.
Caperucita: todo lo que me dicen es muy grave, ahorita voy a platicarle a mi súper abuelita, pues ella es la
presidenta de la Asociación recicladora y ecologista del bosque.
Caperucita: es como un club de personas que aman nuestro planeta, que luchan contra la destrucción que
provocan las personas sin educación.
Roble: Caperucita, alégranos un poco tocándonos algo de música con tu flauta, ya nos parece monótona la
del viento.
Caperucita: no puedo, le prometí a mi mamá que no me entretendría, pues me dijo repetidamente que me
fuera derechito y sin escalas.
Ahuehuete: aunque sea una cancioncita chiquita, eso nos servirá de medicina y nos aliviará ¿sí?
Caperucita: está bien. (Caperucita toca una melodía con su flauta mientras los árboles cantan)
Ahuehuete: aplaudiríamos si pudiéramos, pero ya ves qué tiesos son nuestros brazos.
La ardilla: se me rompieron, pues desde que hay tanta basura en el bosque nos encontramos todos aquí muy
desorientados. Confundí una corcholata con una bellota, y ese fue el fin de mis atractivos dientotes.
La ardilla: y no soy la única que lo padece. ¿Te acuerdas de orejotas? el conejo de las orejas largas largas.
Caperucita: ¡cómo olvidarlo! tiene las orejas más largas que jamás he visto
La ardilla: pues no es que sea chismosa, pero fíjate que con todo y sus orejotas se está quedando sordo.
La ardilla: fíjate que el mismo individuo que anda tirando toda esta basura trae una grabadora a todo
volumen, así que con lo sensible que son sus orejotas, está perdiendo su sentido del oído, y no creas
Caperucita, a los demás también ya nos zumban.
Caperucita: necesito ver a orejotas, esto no le puede suceder a él (llamando) ¡orejotas, orejotas!
La ardilla: ¡uy! no caperucita, ni de chiste te puede oir, necesitas un micrófono o que alguien te ayude a
llamarle a gritos.
Caperucita: (al público) por favor, ayúdenme a llamarle a orejotas, a la una, a las dos y a las tres ¡orejotas!
¡más fuerte, orejotas!
Orejotas: como que oí que una lejana voz me llamaba. ¡ah! eres tú caperucita. Disculpa que no te haya ido a
recibir a la entrada del bosque, pero es que no oí tus pasos como otras veces.
Orejotas: ¿qué?
Caperucita: que ya casi no puedes escuchar.
Orejotas: ¿qué me tengo que marchar? sí, en eso estaba precisamente pensando, porque francamente aquí ya
no se puede vivir.
Caperucita: no orejotas, no será preciso que te marches, porque pienso que pronto todo se va a solucionar, yq
que pediré que entre en acción nada menos que mi superabuelita.
Orejotas: ¿que me vaya ya ahorita? (caperucita y la ardilla se voltean a ver con impaciencia) No puedo
Caperucita, pues antes necesito buscar a dónde ir, en la ciudad están muy caras las rentas pues escasean los
árboles.
Caperucita: tengo que darme prisa y platicarle todo esto a mi superabuelita. (se escucha un quejido)
Armadillo ¡ayy!
Armadillo: pues fíjate que ando todo adolorido porque, pues tú sabes caperucita, que nosotros los armadillos
somos algo lentos para caminar y cuando se acerca ese malvado, me agarra a mí o a alguno de mis hermanos
y con una moneda nos raspa la espalda y hace ritmo cual si fuéramos güiros. ¡ya estamos hartos de sus
abusos!
Caperucita: está bien, solo una cancioncita, sirve y aprovecho para recoger algunos papeles y basura. No
soporto ver tan sucio este bosque que es su casa.
Se escucha música tropical o salsa, y mientras cantan le dan pamba a los niños, mientras recogen papeles que
hay entre el público.
Canción
En seguida se escucha música de rap a todo volumen que se escucha por detrás del público.
Caperucita: ¡es un lobo! qué extraño, hací mucho tiempo que ya no había lobos en este bosque ¿de dónde
habrá salido?
Armadillo: tú no preguntes y mejor escóndete detrás de un árbol como nosotros y no se te ocurra darle una
pamba, porque es un tipo muy brabucón.
Caperucita se esconde tras de un árbol. Los animales salen corriendo, aparece el lobo aullando y gritando
"yea", viste un overol anaranjado que dice en la espalda "zoológico Guadalajara limpieza" trae lentes
obscuros, una grabadora y unas bolsas de plástico llenas de basura que se encarga de ir esparciendo a su
paso. Este lobo es primo hermano de brozo, el payaso tenebroso.
yo soy un lobo,
muy listo y nada bobo
algo desubicado
nada sofisticado
ahora puedo hacer
lo que me de placer
tirar esta basura
pues no tengo que hacer
¡yeaa!
si tiras la basura,
será tu sepultura
¿que hora crees que son?
ya es hora de comer
un niño en mi barriga
yo ya deseo tener
y como cochinadas
y papitas enchiladas
la comida chatarra
a mi nunca me cansa
aunque me de dolor
de panza e hinchazón
¡yea!
dicen que estoy chaparro
por culpa del cigarro
y que estoy tan panzón
por ser tan glotón
dulces de todo tipo
yo puedo consumir
aunque el dolor de muelas
no me deje ni dormir.
Lobo: (bajando el volumen) ¿alquien me habla? (se quita los lentes y esculca en sus bolsas de plástico) mmm
¿qué comeré? ¡huy! estos "gachitos" ya se acabaron (tira la envoltura) ¿y las galletas rellenas? ¡chale! ¡ya no
hay! y los refrescos, y los dulces, los cigarros, ¡ya se acabó todo! (al público) oigan batos, ¿ustedes no traen
algo que me den? de preferencia cochinadas. ¡Ah! y no se les olvide tirar los papeles en el suelo, digo si
quieren entrar a la onda desubicada.
Se escucha nuevamente el rap, el lobo tira un cigarro encendido y continúa su baile. Caperucita sale
indignada de su escondite y apaga el cigarro.
Caperucita: acabas de tirar un cigarro en el suelo sin haberlo apagado. ¿Qué, quieres ocasionar un incendio?
Lobo: ¡hey niña, qué te traes! te voy a suplicar de la manera más atenta que cuando te dirijas a mí, me digas
"señor don lobo" ¿qué es eso de andarme tuteando? ¿qué no te han enseñado a respetar a tus mayores?
Caperucita: mira, yo no puedo respetar a un ser que no tiene nada de educación ni de conciencia. ¡Mira
cuanta basura! ya me han dado bastantes referencias de ti y te voy a acusar con mi super abuelita.
Lobo: (burlándose) ¡uy que miedo! no me vaya a acusar con su abuelita chimuela.
Lobo: oye niña, ¿de casualidad tu abuelita no es una señora gordita, jamoncita?
Caperucita: vive atrás del ... (al público) oigan amigos, ¿le digo a este lobo dónde vive mi abuelita? no
verdad (al lobo) ¿qué me crees tan tonta? claro que no te voy a decir, ya mero te voy a andar dando el
domicilio de mi superabuelita, para nada bueno lo has de querer.
Lobo: ni modo, entonces solamente te voy a poder comer a ti. (la persigue, un árbol interpone una rama y el
lobo se tropieza, caperucita saca el celular de su canasta)
Lobo: no, no, no, te lo suplico, no hables al zoológico, además como son burócratas, de seguro ni están en su
oficina. ¡Por favor no pidas auxilio!
Lobo: que no haya fijón, ¡ay muere! ¿no comprendes que ya se me acabó mi reserva de comida chatarra? ya
me crujen las tripas... (se pone a llorar) auu! sufro mucho
Caperucita: ¿del zoológico? con razón te me hacías cara conocida. Así que te escapaste lobo malo.
Lobo: no me juzgues así niña. Te voy a contar la historia de mi vida. Cuando era apenas un lobito morrito,
vivía en un bosque muy quitado de la pena, hasta que un día, unos traficantes de animales me robaron y me
separaron de mi papá y mi mamá... ¡auuu! ¡auuu!
Lobo: luego, los que me robaron, me vendieron (imita a un traficante extranjero) "pásele harbanus, pásele,
tenemus alefantes, jarafas, colotes, pájarus exoticus, lléguele por su león, su lobo, los últimos en peligro de
extinción". Luego pasó por ahí un tipo medio raro, un funcionario del zoológio de Guadalajara. (imitándolo)
"oiga, ¿a cómo los lobos? ¿tan caros? cuánto es lo menos, porque mire, este está todo flaco y gacho, no es un
ejemplar como el de los albumes de estampitas, este está re feo". ¡Me dijo feo! a mí, que era el guapo de la
familia, el lupus adonis, el lobo con perfil griego. (muestra su chueco perfil)
Lobo: me llevaron al zoológico, me encerraron en una jaula. Ya iba para un lado, ya para el otro. ¡ya hasta
parecía lobo enjaulado!
Lobo: sí verdad?
Caperucita: ¿y para qué? ¿para destruirlo? mira nada más cómo lo tienes: lleno de basura.
Lobo: como yo no tuve mamá ni papá que me educaran, sigo el ejemplo de ustedes, los humanos. Crecí
vendo su comportamiento y esa fue mi escuela. Cuando vivía en el zoológico, los niños se burlaban de mí,
me aventaban comida chatarra y me faltaban al respeto... todo el día tenía que soportar música a todo
volumen de cada uno de los juegos mecánicos que se encontraban junto al parque zoológico, lo que
constituía una verdadera tortura para mí.
Lobo: si no soy un lobo malo, solo soy un lobo desubicado. Y ahora, yo, que soy uno de los pocos
especímenes lobos que quedan en este mundo, me voy a morir de ¡este maldito dolor de barriga que me
cargo!
Caperucita: pues cómo no te va a doler la panza con tanta porquería que comes
Lobo: no seas malita y traeme de esa medicina sicodélica que anuncian en la tele
Caperucita: no sé de qué medicina me hablas, pero por aquí cerca crecen unas flores de manzanilla, con eso
te sentirás mejor.
Lobo: (quejándose) ¡ayyy) (cambiando la voz de tono y aleteando con las manos) ¡ayy qué tonta! qué fácil la
engañé (al público) ¿a poco ustedes se la creyeron que deveras me dolía la panza? si soy buen actor, hasta
debería trabajar en esos programas que ven sus mamás ¿cómo se llaman? ¡ah sí! las taranovelas. Ahora
ustedes van ha desembuchar: dónde vive la abuelita de esta mocosa, para írmela a comer también, con
chilito, salecita (se saborea) ¿qué, no me van a decir? ¿ya as´nos llevamos gachos? (suena el teléfono) ¿qué
pasó? ¿quién anda suelto del estómago? ¡ah no, es el teléfono! ¡cállense metiches dejen oir! (luz en la cocina
de la mamá) ¿Bueno?
lobo: (rápidamente finge la voy) sí mamita soy yo, Caperucita roja en persona.
lobo: mmm... es que me dio un golpe de aire y me puse malita de la tos ¡cajum! ¡cajum!
lobo: ay mami, fíjate que no me lo vas a creer, pero todavía no llego a su casa.
Mamá: ¿cómo que todavía no llegas? te dije que no te entretuvieras en el camino, ¿ves cómo eres
desobediente?
Lobo: si no soy desobediente, lo que pasa es que ya se me olvidó dónde vive mi abuelita...
Mamá: ¿cómo voy a creer que ya no te acuerdes que vive justo antes de terminar el bosque, junto al
riachuelo seco?
lobo: (tapa la bocina y se ríe malevolamente) ¡ah! sí ya me acordé.
Lobo: (oliéndose las axilas) no mami, si me bañé el año pasado cuando cayó un aguacero en el zoológico.
Lobo: nada mami, ya voy a colgar porque ya se me hizo tarde. ¡Adiosito! (cuelga)
Lobo: qué fregón soy, ni hablar, ahora ya sé dónde vive la abuelita (comienza a olfatear) huele como a
pastel, vamos a ver, ¿qué hay en esta canasta? ¡umm! ¡panecillos! (los prueba y los escupe) ¡uy! estos no
están rellenos como de "crema de rasurar" como los "mensitos" (sigue esculcando) ¿qué más? una flauta (se
la lleva a la boca y hace una trompetilla y luego se ríe) un pedazo de tela roja (la avienta e inmediatamente
chasquea los dedos con una idea) ¡yea! (la recoge) esto va a funcionar muy bien para mis planes. (se pone el
trapo rojo sobre su cabeza y canta fingiendo la voz) "soy caperucita roja" (ríe) debo darme prisa antes de que
llegue la mocosa roja. (finge la voz) "con sus flores de manzanilla".
Lobo: ¿quién habló? (al público) ¿qué pasó señor, así nos llevamos?
Lobo: órale, no sean coyones, ¡díganmelo a lo macho en mi cara! (al público) ¡andas tocado hijo, los árboles
no hablan. Miren mocosos, pongan mucha atención: al que le diga a la caperuza para dónde me fui, oíganlo
bien porque no repito: me lo voy a comer en salsa verde y sin tortilla (prende su rap, y sale cargando su
grabadora y la canasta mientras baila)
Roble: se fué
Caperucita: me dio lástima, parecía sincero. Tengo que recuperar esa canasta, porque si el lobo se llega a
comer los panecillos, desarrollará una fuerza tan grande que ni diez superabuelitas podrían ponerlo en su
lugar. (al público) ¿para dónde se fue?
Ahuehuete: el lobo es un ser muy peligroso y te puede causar daño. Es preferible que pierdas tus cosas, que
al fin son sólo cosas y como tales se pueden sustituir, a que caigas en las garras de ese malvado.
Caperucita: mi mamá me va a regañar por no haberla obedecido y haberme distraído en el camino. Ella tenía
razón.
Caperucita: tienes razón, además por fortuna mi mamá es de las que cuentan hasta 10 antes de dar las
nalgadas.
El telón se cierra mientras se acomoda la casa de la superabuelita, mientras tanto se enciende la luz de la
cocina donde se encuentra la mamá.
Mamá: no estoy tranquila, algo me dice que Caperucita roja está en peligro. ¡ardilla dientotes!
Ardilla dientotes: (asomándose por la ventana) ¡hola! si me va a regalar nueces, le suplico que me las dé
molidas, pues se me franturaron mis dientotes.
Dientotes: no se vaya a enojar con ella, al cabo no se dilató mucho, porque en eso llegó el lobo.
Dientotes: sí, el que se escapó del zoológico ¡a poco no ha oído las noticias?
Mamá: ¡no!
La mamá enciende la televisión -una televisión regular se distingue perfectamente en el teatro- y por medio
de vídeo aparece el lobo, quien se encuentra en un paisaje boscoso natural tirando basura. El fundo musical
es de rock. El lobo enciende un cigarro y tira el cerillo, la cámara sigue su trayectoria hasta el suelo para
luego continuar con las imágenes de un incendio tomadas de alguna noticia. La voz de una reportera informa
al público que urge la presencia de la señora Agueda Rojas del Bosque, mejor conocida como superabuelita,
y de la cual se ignora su ausencia para que controle a un lobo destructor que está acabando con el último
bosque de la zona, presuntamente un fugitivo del zoológico. Una vez terminado el resportaje, la mamá de
Caperucita apaga el monitor.
Mamá: ¡ay, mi niña está en peligro! notificaré de inmediato al zoológico para que vengan por él. Y tú
dientotes, corre hasta dónde está ella y dile que de inmediato se ponga a salvo en casa de su superabuelita.
Superabuelita: cómo tarda caperucita con mis panecillos integrales con moléculas ultravitaminadas. Sin ese
alimento no tengo fuerzas. Ya me comí mis espinacas, pero pues soy superabuelita y no popeye, a mí lo que
me da fuerza es el salvado de trigo y los alimentos naturales. ¡Qué débil me siento! y tan sólo me queda un
pedacito de pan integral y yo necesito muchas energías para poder meter en cintura a esos niños traviesos
que según tengo entendido, andan quemando el Bosque de la Primavera (al público) ¿ustedes saben algo?
¿un lobo? ¡ah, pero no se preocupen, que yo lo solucionaré todo, porque, así como me ven, yo no soy una
abuela tradicional.
Canción de la superabuelita
Superabuelita: ¡ay, me marié! rápido, mi último pedazo de pan. (se lo come y suenan unas fanfarrias
espectaculares y superabuelita se suelta la greña)
al terminar la segunda canción, superabuelita se dispone a levantar las pesas, pero al tenerlas arriba, la
presión hace que se le escape una ruidosa flatulencia.
Llaman a la puerta
TELON