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JUAN SEBASTIAN VARGAS RODRIGUEZ HERMENÉUTICA JURÍDICA

ENSAYO- LAS CLAVES DE LA ARGUMENTACIÓN

POR ANTHONY WESTON

¿Cómo argumentar? ¿Cómo lograr que los argumentos propios sirvan para convencer a los
demás? “Las claves de la argumentación”, libro de Anthony Weston, se propone ser una guía
para lograr este propósito.

En sus ocho primero capítulos, el autor introduce a aquellos que quieran acercarse al arte de
la argumentación, a los conceptos básicos necesarios para poder realizar este oficio y poderlo
aplicar en diferentes contextos.

Lo primero que se debe aclarar es que la argumentación no es una expresión de los prejuicios
propios de una manera convincente y nueva, volviendo inútiles los argumentos, que entonces
se convertirían en meros discursos sin sentido. Esto es muy común en la vida cotidiana,
justificando como argumentos simples expresiones de prejuicios, sobre todo en redes
sociales, donde cualquiera tiene algo que hablar sobre cualquier tema.

Para entender entonces qué es un argumento, se debe comprender que si es un argumento.


Un argumento es un conjunto de razones o de pruebas que apoyan una conclusión y que
tienen un orden lógico. No es una mera opinión ni una simple disputa de ideas.

El primer paso expresado por Anthony consiste en saber qué se está tratando de probar ¿Cuál
es la conclusión a la que se quiere hacer que el interlocutor llegue? En este orden de ideas, lo
primero que se debe buscar es la conclusión esperada y partir de allí para construir los
argumentos que sustenten la misma.

Estos argumentos que buscan darle base a la conclusión se llaman “premisas”. Estos son de
carácter afirmativo a favor de la conclusión buscada.

Este hilar de premisas y conclusiones puede hacerse de dos maneras. La primera expone la
conclusión y luego las premisas; la segunda se orienta de manera que primero se muestran
las razones y luego se llega a la conclusión final; pero manteniendo en común que deben ser
de carácter lineal, que permita a los interlocutores un hilo lógico que haga entendible la línea
de pensamiento.

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Estos argumentos deben tener bases sólidas y fiables, porque, aunque el proceso de
razonamiento se lleve de manera lógica, sin alguna de las premisas es débil, la conclusión
también lo será. En este sentido vale la pena hacer un proceso de investigación y apoyar sus
premisas con fuentes de autoridad (conocimiento del tema) y que estén de acuerdo con la
conclusión objetivo.

Esto debe ser expresado de manera concreta, sin recurrir a termino vagos, abstracto o muy
generales, que expresen la idea de manera directa y sin ambigüedades o recovecos
idiomáticos. Esto incluye evitar un lenguaje emotivo, que recurra a las emociones del
interlocutor, solo deben utilizarse premisas directas, que no ataquen al opositor ni busquen
la mera “empatía” del oyente.

Tampoco deben cambiarse los términos, así los nuevos sean sinónimos, porque hará difícil
seguir el hilo conductor de la argumentación. Las premisas están hechas de términos y
muchas veces se puede caer en usar un mismo termino en diferentes sentidos, de manera que
puede confundirse la conclusión esperada.

En los siguientes capítulos, el autor propone los tipos de argumentos que se pueden dar; el
primero de ellos, los argumentos con ejemplos, teniendo en cuenta que, si la conclusión a la
que se quiere llegar es una generalización, un solo ejemplo no bastará para sustentar esta.
Estos deben ser representativos y deben tener un trasfondo (contexto), que lo haga pertinente
a la hora de ser usado en el proceso argumentativo. Un ejercicio sencillo es comprobar si los
ejemplos utilizados tienen contraejemplos que puedan ser usados para ser desvirtuados.

Los ejemplos por analogía son otro de los tipos que el autor muestra en el libro, definiéndolos
como la comparación de dos ejemplos, mostrando los elementos que los hacen iguales, y
aprovechando esto para su sustentación. Pero estos deben ser relevantes, deben tener
suficientes elementos en común que permitan la comparación, para poder der utilizables en
el proceso argumentativo.

El siguiente tipo de argumentos presentados, son los argumentos por autoridad. Estos son
aquellos que recurren a fuentes externas que tienen más conocimiento relacionado con el
argumento a defender. A este tipo de fuentes se les llama “autoridad”. No se puede
argumentar sobre el aborto (a favor o en contra) si la fuente utilizada es un mecánico

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industrial, porque su campo de experticia es diferente al necesitado por el argumento. Estás


deben aparecer citadas en el argumento, para que el interlocutor pueda recurrir a ellas y
comprobar su fiabilidad e imparcialidad, ejercicio que el argumentador debe tener en cuenta
antes de emitir sus premisas. Los ataques personales a las fuentes no descalifican a la
autoridad, estas pueden ser descalificadas por falta de información por parte de la fuente,
falta de idoneidad o falta de imparcialidad.

Los argumentos acerca de las causas, otro de los expuestos en el texto, hablan de las
correlaciones existentes entre hechos, causas y consecuencias. Los buenos argumentos según
el autor explicitan el porque las correlaciones existen y son necesarias, y por lo tanto validas
en el proceso argumental.

Por último, el autor expone los argumentos deductivos y sus formas, ya que un argumento
deductivo bien logrado, no puede ser refutado tan fácilmente como un ejemplo o una fuente
que este equivocada. Encontramos entonces los silogismos y sus diversos tipos y estructuras.

Ahora bien, entendiendo que la labor del litigante es argumentar, la lectura de estos textos le
permite al autor de este ensayo, comprender la importancia de realizar un buen argumento
para llegar a la conclusión objetivo. Por lo tanto, es una herramienta indispensable en el
desarrollo del proceso formativo, en aras de conocer y comprender la manera correcta de
argumentar y lograr que los interlocutores entiendan las ideas que el argumentador está
presentando.

El derecho siempre ha de buscar la verdad a través de las pruebas y la razón, que le permitan
al hombre el acceso a la justicia, entendida como la máxima afirma: “que cada quien reciba
lo que merece”; es posible bajo un proceso correcto de argumentación, en el cual este texto,
por lo menos para el autor de este texto, toma gran importancia, al presentar de manera
práctica los diversos tipos de argumentos y herramientas en la construcción de un solido
proceso argumentativo.

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